-ANDRES GELOY BLANCO
OBRAS COMPLETES
TOMO V ENSAYOS
EDICIONES DEL CONGRESS DE LA REPUBLICAN
CARACAS/VENEZUELA/1973
ANDRES ELOY BLANCO naci en Cuman, Estado Sucre, Venezuela,
el 6 de agosto de 1897 y muri en Mxico, el 21 de mayo de 1955.
Orador, escritor, poltico, humorista y, fundamentalmente, poeta, todo
ello a niveles de excelencia. Y por encima de sus virtudes intelectuales,
un hombre cabal en su conduct personal y ciudadana. En el moment
en que se haca necesario renovar la lrica national, o a la hora de
consolidar la legislacin democrtica del pas en el Parlamento de 1946,
Andrs Eloy Blanco se comport siempre como el hijo p edilecto de la
patria. As lo conoci Venezuela, de quien es su orgullo y regocijo.
A muy temprana edad comenzo Andrs Eloy Blanco a cosechar triunfos
en todos los predios donde se hizo sentir con su inteligencia: a los
15 aos se publicaron versos suyos en "El Universal" de Caracas; a
los 19 aos el primer galardn literario; a los 26 aos, el ms impor-
tante, en el concurso international de poesa promovido por la Real
Academia Espaola, el primer premio con su "Canto a Espaa" (1923).
Desde su adolescencia todo fue en Andrs Eloy un incesante trabajo
creador. Pronunci extraordinarios discursos, de los mejores que se
han escuchado en tierra nuestra durante el present siglo. Escribi
innumerables crnicas y artculos en los diarios "Ahora" (1937), "El Na-
cional" (1943), "El Universal" (1944) y "El Pas" (1944-46). Fue de
los fundadores y colaboradores del semanario humorstico "El Morro-
coy Azul" (1941-43). Public una docena de libros entire teatro, ensayo y
poesa. En este ltimo gnero sus obras capitals ("Poda" 1934 y "Gira-
luna" 1955), lo ubican entire las grandes figures literarias de Venezuela.
De' la mano del poeta iba tambin el hombre de ideas polticas Su
lealtad hacia ellas y hacia el pueblo lo llevaran a "La Rotunda" de
Caracas y al Castillo de Puerto Cabello (1928-1931) como preso de una
dictadura y al trnsito del confinamiento en las regions andinas (1932).
Despus a elevados cargos de representacin popular: Concejal por la
Parroquia San Juan (1937), Diputado del Congreso Nacional (1939),
President de la Asamblea Nacional Constituyente (1946), Ministro
de Relaciones Exteriores (1948). Ms tarde otra dictadura lo llevara
al ltimo exilio (1949-1955).
La cultural del pas tiene en Andrs Eloy Blanco el representante mejor
logrado del ser venezolano. De ah su carisma, de ah su fuerza. Por
eso el pueblo repite sus versos, celebra su ingenio y lo lleva en el
recuerdo como un hijo de la casa.
Con la edicin de estas Obras Completas que tratan de recoger todas
las expresiones de su capacidad creadora, el Congreso de la Repblica
ofrece su mejor homenaje a la memorial de ANDRES ELOY BLANCO.
ANDRES ELOY BLANCO
OBRAS COMPLETES
TOMO V ENSAYOS
EDICIONES DEL CONGRESS DE LA REPUBLICAN
CARACAS/VENEZUELA/ 1973
PRLOGOS:
JUAN LISCANO
DOMINGO MILIANI
FONDO CULTURAL ANDRES ELOY BLANCO
TAuLLB Gl4PICOS BEL CONumSO DE La REPBmLC
CaACAs / VENEZUBu / 1973
PORTICO
ANDRES ELOY BLANCO, PROSISTA
Ms que ensayista sistemtico y dotado de pensamiento
especulativo, de poder de penetracin en abstractos temas inte-
lectuales, Andrs Eloy Blanco fue cronista gil e ingenioso, glosador
ameno e inteligente, bigrafo lrico, narrador convincente y pole-
mista sin amargura pero con buena esgrima. De estos rasgos -y
de otros ms- dan muestra fehaciente los textos en prosa reunidos
en este volume. Por ejemplo, Vargas, albacea de la angustia, de
la angustia civil en pugna con el poder military, confrontacin que
Andrs Eloy Blanco eleva a una categora alegrica de trminos
contrapuestos de nuestra nacionalidad y a travs de la cual vuelca
su propia vocacin ciudadana de hombre tolerant, respetuoso de
la Ley y de las forms institucionales de vida. Por ejemplo, esa
cmica y admirablemente escrita caricature de Alfonso el Sabio,
representacin cabal de aquella lapidaria afirmacin de Romero-
garca cuando deca que nuestro pas era el de "las reputaciones
consagradas y las nulidades engredas". Por ejemplo, su mito de
Malvina, en que lo potico y el humor establecen un contrapunteo
de encantadora validez literaria.
Jos Francisco Sucre, en la introduccin al dcimo volume
de las obras de Andrs Eloy Blanco (Feria del libro venezolano,
Editorial Cordillera, 1960), escribi: "En pocos venezolanos la
palabra ha adquirido tanta jerarqua por la comunicacin de un
sentido y por la capacidad maravillosa de conmover. En su dilogo
del peridico y en su dilogo de la calle, la expresin es un des-
lumbrante contagio human. Porque Andrs Eloy Blanco naci para
contar sus cosas a otros, para darle a su pueblo el corazn de su
idea y la idea de su corazn, como l hubiese dicho". Y aade a
este clido iuicio afectuoso: "Andrs Eloy Blanco es un hombre de
su historic y de su pueblo. La palabra es Venezuela en el largo
trnsito de sus bsquedas". Y, en efecto, nuestra patria en funcin
de su historic, de su clima, de su geografa, de su realidad social,
de la idiosincrasia de su gente criolla, alimenta la obra toda
de Andrs Eloy Blanco, inclusive cuando intent desbordar los
lmites nacionales, como en Abigafl, cuyas proyecciones evanglicas
de amor a la humanidad y a la supreme liberacin invitan simbli-
camente a una superacin del drama venezolano.
El volume que nos ocupa contiene un haz de prosas diver-
gentes en form y estilo, pero pertenecientes a una misma plant:
la pasin o la comprensin venezolanista. La biografa de Vargas,
figure seera de la Universidad nacida de la Independencia, luego
Primer Magistrado frustrado por las ambiciones del clan military,
cuya admirable exposicin -aqu incluida- sobre Instruccin
Pblica seala ya la conveniencia de fundar escuelas normales y
fomentar la instruccin popular, se enlaza sutilmente con esa
galera de tipos venezolanos dibujados en el conjunto de cuentos
que compuso, los llamados por l mismo "episodios" de La aero-
plana clueca (Editorial Caribe, Caracas, 1935), entire los que sobre-
salen, adems de Alfonso el Sabio, una admirable pieza de humor
y captacin del carcter pueblerino criollo, escrita con el donaire
de un Daudet o de un Dickson, La gloria de Mamporal, y otra
narracin direct y magistralmente despojada en su dramatismo
final, culminacin sabia de una progresin mediante la cual se
aboceta todo un "tempo" venezolano, Jess Napole6n Bollvar.
Entre la biografa de Vargas y los episodios de La aeroplana clueca,
destella el texto vagamente vanguardista de Malvina recobrada,
escrito en la prisin del Castillo de Puerto Cabello, en 1931, cuando
llevaba a cabo experiments similares en Barco de piedra y
Baedeker 2000, y La siembra (1935), una alegora de profundo
impulso lrico y trascendentalista apoyada casi enteramente en un
dilogo evocador de una accin de ascenso fatigosa y empecinada,
VIII
por una montaa simblica, volcn y cumbre. La belleza de las
metforas se conjuga con el dilogo entire los dos personajes que
suben del valle hacia la montaa y dudan y discuten si seguir o
bajar, hasta que culminan la hazaa para descubrir la gran pasin
de la solidaridad y el sufrimiento de los hombres.
Dentro de su diversidad temtica y structural, estos textos
confirman el gran don de escritura que tena Andrs Eloy Blanco,
en particular en el campo de la evocacin y de lo narrative, de la
creacin en prosa. Sin duda, por sobre el hedonismo artstico
prevaleca siempre el propsito edificante, la intencin ductora y
hasta pedaggica, objetivos similares a los de Rmulo Gallegos.
su amigo y compaero de partido, de vida y de exilio. Recordemos
que Gallegos declar, sin ambages: "No soy un simple creador de
casos humans, puramente, que tanto pueden producirse en mi
tierra como en cualquier otra de las que componen la redondez
de la Tierra, sino que apunto hacia lo genrico caracterstico que
como venezolano me duele o me complazca. O sea: no soy un
artist puro que se observe, combine y construye, por pura y
simple necesidad creadora, para aadirle a la realidad una forma
ms que pueda ser objeto de contemplacin". La misma vocacin
de proponer situaciones o alegoras para que en ellas miraran los
venezolanos las deformaciones nacionales y se quitaran del alma,
como peda Gallegos, lo que de ellas tuvieran, alienta la obra de
Andrs Eloy Blanco y refrena el impulso que hubiera podido
entregarle, en una dimension rigurosamente artstica, al juego
gratuito de crear literature. Sin embargo, se advierte en aquel
sentido, su capacidad creative, su regusto por la palabra, por la
forma y cabe imaginar que hubiera desarrollado una obra cualita-
tivamente superior y ms extensa de haber nacido en un medio
menos condicionado que el nuestro por la evidencia constant del
drama social del subdesarrollo y la miseria, por la barbarie y la
arbitrariedad de mando imperantes durante gran parte de su vida,
por la angustia civil, por el sentido de misin pregonado por
Gallegos y otros escritores venezolanos, por la poltica y la accin
pblica.
Se impone, por eso, penetrar en la creacin de Andrs Eloy
Blanco no ya en funcin solamente interpretativa, destacando
siempre sus intenciones ductoras y su voluntad de crtica social y
poltica, sino valorando desde un punto de vista structural, su escri-
tura y su estilo, la primera a veces coloquial, el otro a menudo dis-
cursivo como corresponde a un tribune del pueblo enamorado, como
estaba l, de la gesta emancipadora y de los ejemplos proceros. Gran
hacedor de metforas, gran constructor de alegoras, ni aqullas ni
stas han gozado de los anlisis especficamente literarios que se
merecen, despojados esta vez de los significados grvidos de inten-
cin orientadora civilista, de propsito moralizante, de proposiciones
evanglicas y mesinicas, de idealismo humanstico y de aliento
romntico. Tampoco su obra ha sido estudiada cronolgicamente,
en funcin biogrfica estilstica, en relacin con los movimientos
y tendencies imperantes en su formacin. De modo que este gran
venezolano y este gran escritor, sobre quien tanto se ha publicado,
cuya frente exornaron tantos laureles, cuyas imgenes y versos cala-
ron profundamente en el sentimiento popular, no ha merecido an
el studio integral o parcial que supere el ditirambo vaco o el elogio
preconcebido. En cierto modo, la obra de Andrs Eloy Blanco, en
las facetas diversas que ofrece -poesa, prosa narrative o perio-
dstica, humorismo, teatro, biografa- reclama con insistencia una
valoracin sistemtica y calificada, exenta de apreciaciones fciles,
de redundancias y reiteraciones laudatorias y de nfasis declama-
torios. Sin duda saldra de una prueba semejante, renovada, forta-
lecida y entonces, el tribune cediendo el paso al artist, descu-
briramos a un nuevo Andrs Eloy Blanco: al mago del lenguaje.
JUAN LSCANO
ANDRES ELOY BLANCO
LA PROSA DEL POETA
El trabajo continue que el poeta mantiene sobre las sonori-
dades de la lengua adiestra su escritura para que esa artesana
musical trascienda tambin a la prosa. No ocurre as con los pro-
sistas predominantes, quienes pueden llegar a versificar aceptable-
mente, pero no a penetrar las ondulaciones meldicas, subyacentes
ms all de la palabra escrita.
Andrs Eloy Blanco, poeta esencialmente, fue prosista de
elevado virtuosismo. La escritura no versificada le sirvi como
vehculo para exteriorizar sus cualidades de narrador (La aero-
plana clueca, 1935), de combatiente poltico (Navegacin de
altura, 1941) y de orador multiple. Su prosa se carga de lirismo
juguetn, cristaliza en una sintaxis poblada de retrucanos, como los
propios versos. El humorista que fue siempre, el ingenioso tribune
y periodista, marcan sus cuentos, escritos en una poca sobre-
abundante de narradores tragicistas, cuyos relatos se presentaban
al lector, casi siempre, con ceo adusto.
Pero hay sobre todo una vertiente de su produccin en
prosa, un libro que pas poco menos que inadvertido y est
pidiendo revalorizacin. Es la biografa de Vargas, el albacea de la
angustia (1947). El libro es singular por muchos motivos.
Venezuela, pas desmemoriado por excelencia, ha sido poco
dado a la conservacin viva de sus altos varones. Somos un pas
de ejemplos humans admirables, pero desledos en la estatua o
el nombre de la calle y la avenida, no fijados en las biografias
escritas para ejemplo transmisible de una a otra generacin.
Minsculas e inaccesibles excepciones de nuestro tiempo fueron
las no continuadas Biografas Escolares de la Fundacin Eugenio
Mendoza, donde se registraron cuarenta y dos figures.
Juan Vicente Gonzlez, patriarca de la pasin biogrfica en
las Mesenianas, o en la Biografa de Jos Flix Ribas, observaba
esa ausencia de memorial referida a los arquetipos espirituales y
morales, cuando proyectaba su Historia del Poder Civil en Colom-
bia y Venezuela. De su labor pionera en adelante hubo un vaco,
cubierto apenas en forma espordica por otros romnticos que
acometieron empress similares: Felipe Larrazbal, ocupado con
la vida de Bolvar, y Felipe Tejera, dibujante de controvertidos
Perfiles Venezolanos.
El siglo XX ha sido, en cambio, un perodo de cierto auge
en el cultivo de las biografas, muy bajo influjo, primero de
Sainte-Beuve, con quien tiene amplia deuda nuestra crtica de
identificacin, desde Luis Correa hasta Andrs Eloy Blanco. Los
models de Zweig y Maurois fueron patrons relatives para otros
labradores de vidas ajenas, en volmenes cuya tersura expresiva
los ha llevado a categora de obras maestras: el Guzmn, de Daz
Snchez; el Pedro Claver, de Picn Salas; El Libertador, de
Mijares; la Vida ejemplar de Bolvar, de Key Ayala; El Regente
Heredia, de Briceo Iragorri y otros ttulos cuya enumeracin
no cabe.
La tentative de Andrs Eloy Blanco fue ardua, como han
sido las mltiples acometidas para captar la personalidad cabal de
Bolvar, compleja y resbaladiza como la de Vargas.
La estatura seera del cientfico iba en contrast con el
civilista de ejemplo varonil, frustrado en la tarea pblica del
President sin espada. La bondad del mdico y la discipline del
naturalist alternaban con la severidad del reformador universi-
XII
tario. Su biografa no pudo ser llevada a un solo campo. Ah
estuvo la fall esencial de Juan Vicente Gonzlez cuando intent
referir la vida del gran hombre. Por otra parte, la movilidad del
viajero y su adentrarse en campos heterogneos del pensamiento
especulativo y del saber experimental de su tiempo, exigan un
acopio de conocimientos muy amplio, a tiempo que promova el
riesgo de convertir el trabajo biogrfico en grueso y viscoso dis-
curso de erudiciones y datos de archivo; el perfil del hombre se
habra esfumado en esa forma. Finalmente, el politico de seria
conviccin americanista, pero de escasa produccin escrita para
formular su doctrine, haca esquiva la penetracin en los niveles de
una conduct pblica. Todos estos escollos fueron sorteados airosa-
mente por Andrs Eloy Blanco.
El Vargas de Andrs Eloy Blanco est construido sobre la
double estructura de la ancdota contada con gracia y agilidad de
cuentista, y la reflexin analtica dirigida a reconstruir la fiso-
noma intellectual del forjador cientfico y del asceta de la reform
universitaria o del poltico romntico. No incurre en la superficia-
lidad del mero recuento vital del personaje, ni en las fatigosas
reconstrucciones catalticas -que aceleran o retardan el desarrollo
bsico- de ambientes y poca. Ese es el secret de una equili-
brada obra que el lector recibe como un relato, pero asimila
mediante un continue llamado a meditar sobre la densidad de
doctrine que se ampara detrs de la metfora del poeta-bigrafo
o del retrucano manejado por un prestidigitador de la palabra.
Bigrafo y biografiado se identifican en el espacio histrico
de nuestro pas por su vision optimist del mundo national y del
hispanoamericano, en la pasin civilista, en la inmolacin dentro
de la lucha. Uno cientfico, otro poeta, la obra de ambos, el
talent de ambos se dilapid en no pocas reserves existenciales
sobre el combat menudo del parlamento y de la tribune pblica.
El mtodo de identificacin de Sainte-Beuve, actualizado ahora
en Francia por George Poulet y otros crticos, dot a Andrs
Eloy Blanco del instrument que requera para aprehender la
silueta del hombre en su dimension plural. La frescura lrica
XII
impresa por el poeta en el desarrollo del texto, oculta bien la
investigacin documental donde se apoya el fondo contextual del
protagonist.
Estas razones, apenas enumeradas como gua para una re-
lectura del Vargas, permiten afirmar, sencillamente, que Andrs
Eloy Blanco, el gran prosista, se expresa de modo ntegro en un
libro cuya permanencia y actualidad merecan que se le tomara
muy en cuenta. En la tierra de la desmemoria es positive y salu-
dable entregar en manos a generaciones de hoy el patrimonio
moral involucrado en la vida que da razn al libro y en el libro
que da vida al hombre proyectado en sus pginas. Si la inteligencia
es un recurso natural no renovable, si vivimos una era de inversin
o revs de los valores espirituales, reeditar una biografa semejante
parecera casi un reto, un desafo al olvidadizo transente de las
opulencias y las contaminaciones de cuerpos y cerebros. Si el
cuestionamiento de las instituciones educativas est proclamado
hoy a cuatro vientos, porque es necesario reactualizarlas, aqu se
muestra un camino, remoto en el tiempo, es verdad, pero muy
similar en los propsitos de instrumental una descolonizacin
mental de nuestro habitante y de nuestro devenir de pueblo.
En horas muy duras para el debate de patria recin emanci-
pada, Vargas fue un rbitro. En una hora en que se saba ya
urgente el revigorizar la democracia y reeducar al gladiador pol-
tico, Andrs Eloy supo desarmar las vociferaciones con la sonrisa
del poeta-parlamentario. Hoy, en una etapa de encrucijadas terrible
para el suelo cada vez ms rico, donde transit un alma national
cada vez ms pobre, alienta retornar a ambas figures en un libro
que las consolida y hermana para recriminar, entire lneas, la falta
de consecuencia con el hacer y meditar desinteresados sobre suelo
y hombre, sobre present nebuloso y future desconcertante.
Caracas, febrero 1974.
DoMINGO MILANI
XIV
ANDRES ELOY BLANCO
VARGAS, ALBACEA
DE LA ANGUSTIA
LA CUARTA CARABELA
-En Cumanm, la noche de luna es un don de la sal; el secre-
to de esta esplndida noche debe estar en la sal.
De la salina de Araya el viento trae un polvillo impalpable
y lo acuesta sobre la sabana, sobre las copas de los rboles, sobre
la piel de las cosas. Y viene la luna y su luz es devuelta y espar-
cida por esos millones de cristales de sal, hasta llenar la noche
con esta vacilacin luminosa que se queda entire el azul y el blanco...
Lenta la voz, rimada al paso y al vahdo lunar en la media
noche de fin de ao. Y confidence, como si no quisiera ser oda
sino por Magdalena Sucre. Ella va a su lado, escondidas las manos
en el ligero manto. El lvido azul logra un metal reciente en la
tiniebla de los ojos y en las vueltas de los canelones dejados a la
brisa sin fuerza.
Van por la sabana, hacia Caigire. Fueron veinte a cenar en
el ancho comedor de paredes encaladas, frente al mantel rielado
de iris que goteaba de las cuentas de la araa central, en los altos
sillones de caoba y cuero claveteados de brorce, frente al ven-
tanal intervenido de rojos y oscurecidos verdes, en la irrupcin
de la trinitaria que corona ya las sobrepuertas.
----S-limos?
-Salgan ustedes. Tengo sueo. C6mo va el dedo?
-Duele menos ahora. A ver, quines son los madrugadores>
Don Vicente Sucre, dueo de la casa, ha de quedarse con
el Padre Liendo. Otros se despiden, ya vacilantes de sueo. Las
once es hora desusada para quienes comen siempre a las cinco y
se acuestan a las nueve. Pero la partida de nocharniegos se forma
con unos quince valientes; y va Aguasanta Sucre, la reciente es-
posa del gallego Cortegoso; y Magdalena, su hermanita, rubia,
cimbreante, de sentenciosa gracia; y los dos Alcaldes, Francisco
Javier Mayz y Francisco Illas, con Pepita Bujanda y Jos Jess
Alcal, con Francisco Escalante y Vicente Sucre, el hijo. Y el joven
doctor del dedo hinchado... Ya a la puerta, Aguasanta se vuelve
para rechazar la compaa de un zagal desvelado.
-T, te quedas.
-Por qu? No tengo sueo. Djame ir.
-Es muy tarde para ti. Ya deberas estar acostado.
-Magdalena tambin. Por qu no voy a ir yo? Soy un
hombre.
-Un hombre! -Rien todos y el mocito se engalla.
-Yo voy. Pap me deja.
Y el doctor intervene.
-El es un hombre. Vamos.
Aguasanta reprocha.
-Usted lo va a perder ms de lo que est. A los csaw
afos un hombre es un nio. Desde que usted est-
quiere que le digan Antoito. Y4 vrao -
Antonio Jos!
^--
Ya metido en la faja de luna, el mozalbete la remira, con-
ciliador. Tiene catorce aos y luce gil, magro; una montaa de ri-
zos castaos le desborda sobre la frente atrevida, haca la nariz
que avanza, delgada, curva, entire los ojos difanos de certera y
quieta irradiacin. Es un gaviln de oro en el claror lunar.
Cruzan Santo Domingo, para ascender por la calle de la Er-
mita, torcer luego haca el ro y bajar por la margen derecha. De
las "charas" se alza la voz nocturna de las siembras, hasta verterse
en el rumor de varillaje que los altos cocales en fulvo rebrillar
dejan caer sobre el arrullo intermitente del Manzanares.
Van as: Adelante, un grupo de hombres graves con Don
Pancho Mayz y Don Jos Jess; luego Illas y su mujer, con Agua-
santa y rezagados en lnea de tres, Antonio Jos, el doctor y Mag-
dalena.
Antes de Cantaura, tuercen a la derecha para cruzar Chiclana
y meters por la boca de la sabana, entire los "yaques" y el Pan
de Azcar, que ahora es una nube varada con percances azules
en las lomas dormidas al sereno.
Ya en la sabana, la afrontan por el centro; a la izquierda,
los cocales del Dique; a la derecha, la fila del Pan de Azcar que
va a perderse en la penumbra del Pen; al frente, el Golfo ru-
moroso; y en l descansa el friso remoto de la peninsula; arriba,
al paso, en todas parties, la vaharada azul y tibia de la luna con
sal; y las siluetas cobran halos que tiemblan sobre el fondo de mica
de la sabana fulgurante.
El future mariscal est pendiente de los labios del doctor. Le
saca las palabras con la mirada ansiosa. Pero hace rato se ha hecho
un silencio que ninguno se atreve a profanar. Estn entire la noche,
respetuosos de su radiante majestad, recogidos a la presencia de
la naturaleza en reposo. De aquel reposo fecundo, la voz de Agua-
santa, devuelta hacia los otros, despite una palabra que refulge en
la noche, como emanada de los prismas lunados:
-Vargas!
El doctor acude y con l, los dos nios. Por un moment,
su perfil se adelanta, solo, entire el vaho azulado. Va sin sombrero,
alto y hermoso, hacia la voz. Veintitrs aos de costa caliente en la
melena, que rueda ondulada y metlica por el pavn de luna,
sobre el quieto azabache que avanza, hasta caer en un mechn,
a un lado de la frente; enjutos los temporales y el frontal en de-
clive noble, rezumado de pensamiento, hasta encauzarse por el filo
de la nariz osada, que en las finas aletas acusa un palpitar de sen-
sibilidad; atrevido el labio, lleno y voluntarioso; todo el rostro
alargado en ngulos enrgicos; la barbilla fina de terco y de sen-
sual; ancho el trax; todo el cuerpo vigoroso, marcado al travs
del ceido casaqufn, algo encorvadas las espaldas y un tanto cafdo
el hombro derecho, pero suelto y gallardo el alto porte; y en los
oscuros ojos, bajo cejas negrisimas, en los hermosos ojos tomados
de vigilia, una mirada quieta y al par lejana y anhelante, una mi-
rada apta para conducir el ansia de revelacin de su mundo.
Aguasanta invitaba a torcer el rumbo, dejando la va de Cai-
gire Abajo para arrimarse a los Castillitos, all donde naciera la
ciudad caminante, all donde la puso Gonzalo de Ocampo; de don-
de se la llev6 Jcome Castelln para que el terremoto la abatiera de
nuevo hasta que Diego Fernndez de Serpa la dejara en su asiento
definitive, para ser cuna de veras, de esas que se mecen como se
mece ella cuando la tierra se sacude.
Ya en la nueva ruta, Antoito Sucre inquiere acerca de las
posibilidades de ir a otro pals a estudiar. Vargas le contempla,
complacido del zagal insistente y preocupado.
-Cuando yo tenga veintitrs aos, como usted, si he podido
estudiar en otro pas, ser matemtico; pero si me quedo en Ca-
racas o en Cuman, ser capitn de milicias o Secretario de Cabildo.
Quiero ser military, pero no un matachn, sino de los que saben.
Ya est al terminar su curso de ingeniera military en el Ins-
tituto que dirige en Caracas el Coronel espaol Mires. Y l mismo
no sospecha que desde el ao de 1810, que est llegando y a los
15 de edad ya empezar su fulgurante carrera de soldado.
-Es difcil adquirir buena preparacin en estas tierras. S61o
una fuerte voluntad, una decidida resolucin de aprender y de ser
til puede hacernos possible la adquisicin de algunos conocimientos
en nuestro pas. Esa es la Escuela que te espera -dice Vargas.
Ahora evoca su corta vida de joven colonial, su adolescencia
asfixiada en el ambiente negador de horizontes.
-De mi padre canario me viene tal vez el empecinamiento.
Nac el 86 en La Guaira, y a los doce aos mi padre pidi para m
la beca de colegial porcionista en el Seminario; all estuve tres
aos y en 1802 renunci Diego Urbaneja su beca seminarista y se
la gan a Juan Francisco Padrn, a Pablo Alavedra, a otros. Al
ao siguiente fui bachiller en Artes y Filosofa. Despus, el ao
seis, Maestro en Artes; entire tanto, dos aos de Medicina y cuatro
como practicante de hospital; y finalmente, en 1808, fui Bachiller,
Licenciado y Doctor en Medicina. Soy mdico hace un ao; pues
bien, pasarn muchos aos an para que yo me consider un ver-
dadero mdico.
Curiosas, las mujeres le piden el relato de las graves cere-
monias de grado.
-Demasiadas ceremonies. Para ser mdicos tenemos dema-
siada liturgia y poca ciencia. Con latines y solemnidades, no se cu-
ran enfermos.
Pero conviene en referir los ritos de la investidura. Y ren
de buena gana con los disparates del "vejamen", lo nico que
animaba "la rancia morosidad de aquellas aulas". El vejamen era
un discurso que pronunciaba el doctor ms modern de la facultad
en el acto de otorgarse el grado "sin que pueda ste excusarse
de pretexto alguno, ni encomendarlo a otro, si no fuere en caso
de enfermedad, con certificado de mdico, so pena de perder la
propina y cuatro pesos ms que se aplican para el Arca".
Afirma el paso con un golpe en que el tacn se hunde enter
y le encalla un instant todo el cuerpo erguido en la llanura
desolada.
-Ignorancia es coloniaje! Y los gobernantes espaoles lo
han comprendido muy bien. A ellos les precise tenernos como a
islas. La idea de tierra firme, la idea de continent que hay en
Amrica, no le interest al gobierno espaol, sino como expresin
geogrfica. En lo politico y lo human, nos quieren y nos man-
tienen archipilagos. Les aterra el pensar en una Amrica asida
al resto del mundo por istmos de cultural, por caminos de ciencia.
Somos un hato, una hacienda. Ellos cuidan de que el ganado no se
resabie para que el negocio no merme. Pasividad, esa pasividad
que s61o da la ignorancia, es la regla para mantenernos quietos.
Y as, no s61o sacrifican a la criollada, sino tambin al espaol
que viene joven y aquf se hace cabeza de ganado... Explica, ya no
con rabia, sino con pausada seguridad que va cindose al hilo de
la tesis. El problema parece estar all, desnudo y tendido en la s-
bana blanca como la mesa operatoria bajo los ojos del cirujano.
-Todo eso nos lo puede explicar el librito que estamos tra-
duciendo. En su primer estado de libertad el hombre vive en una
situacin de esclavitud. La escena es esta: la fruta es del ms fuerte,
la mujer del ms bravo, la presa, del mejor armado. Los hombres
convinieron en limitar cada uno aquella libertad en beneficio de
un orden, esto es, en beneficio de todos. Pues bien, aquel contrato
tcito no se ha cumplido hasta ahora sino en beneficio de unos
pocos. No siendo aqul un contrato expreso, sino tcito, es de
suponer que los indios de Amrica y los negros de Africa fueron
tambin contratantes. A todos corresponde la oportunidad de me-
jorar y superarse. Esa inconformidad con el mal cumplimiento del
contrato social, unida a la necesidad en que estn los que lo han
violado, los privilegiados, de sostener sus posiciones en detriment
de los otros, eso es lo que ha producido los descubrimientos.
Su palabra explore ms all y ms ac de su tiempo. Dos
classes de hombres vienen en las carabelas de Coln: los que traen
la consigna real de dominio para los pocos, y los inconformes de un
mundo donde el orden contractual se ha roto, por obra de castas
y oligarquas. Unos traen la misin de prolongar un orden fac-
cioso, inhumano, acreciendo el poder de la clase que tiene la pro-
duccin en sus manos y la hegemona international de una nacin
en el viejo hemisferio; otros vienen en busca de su mundo, del
mundo en que ellos puedan vivir con oportunidad de realizarse
como humanidad, en un orden leal al pacto, leal al respeto human
y leal al future de la especie.
Ya no van disgregados, sino en un solo grupo, los noctm-
bulos. Dan dos pasos y se detienen, embebidos en el aire griego
de la ctedra peripattica. Todos inmersos en las palabras nuevas
que arriban, como a la playa, en la complicidad de la noche, des-
lizadas en el susto de un santo contrabando.
-Los politicos, los empresarios de la Conquista y del colonia-
je, tienen inters en conservarnos aislados.
-Ya en los navos han venido gentes de contrabando, esas
mismas gentes inconformes con el mundo aqul, que trataron de
realizarse humanamente en este mundo virgen. Pero no es ese el
camino que conviene a los privilegiados. La esclavitud es hija de
la ignorancia. Dejar abiertas al mundo extranjero las puertas de
estas factoras era el advenimiento de la conciencia, la llegada de
la luz y en seguida, la competencia del hombre para reclamar el
pacto. La persecucin del contrabando tiene una double finalidad:
conservar el monopolio econmico y evitar a today costa el desem-
barco de la conciencia.
-Esta tierra la descubrieron los que no podan vivir en
aqulla.
La descubri el derecho a vivir, elevado a la categora bblica
de xodo. Fue una fuga, una evasin de humanidad descontenta
y desesperada. Fue el instinto de conservacin transformado en
riesgo, resuelto en temeridad, decidido al suicidio. El factor eco-
nmico: vivir; y el factor spiritual: realizar una forma de vida,
lanzaron a los hombres a travs del mar. Pero los ms poderosos
no vieron sino la mina de oro que habra de sustentar su hegemo-
na en el mundo viejo. Y para ello, los mineros no habran de
saber otra cosa que buscar oro y entregarlo a cambio de miseria.
-Y es as como en este mundo, hijo del derecho a la vida,
no se puede vivir...
Regresa a su adolescencia claustral, en disgregada evocacin.
Con todo el rostro azul, de luna y de mirar a lo lejos, a lo alto.
Se ha detenido como en un susto ribeteado de orgullosa videncia:
-A veces me alarma y a veces me complace pensar en cunto
me pareco a esta tierra. Mi infancia ha sido tan islea en Costa
Firme como la de mi padre en su isla. Pocas horas de hogar; toda
mi primera educacin fue amargura. Todo ha sido un anhelo de
revelarme. S61o mis primeros doce aos me hacen amar mi primer
juventud. "Luego, el deseo de aprender, estudiando desesperada-
mente, pero sin maestros, sin mtodos, sin establecimientos, sin
oportunidades. Aprenda lo poco, la miseria que aqu nos dejan
aprender, latn, filosofa experimental sin experiments, matem-
ticas sin matemticos, medicine con un maestro inepto, sin ciencias
accesorias, sin conocimientos de Anatoma, Qumica ni Botnica.
Mi vida ha sido siempre incierta, llena de deseos y de obstculos
para llenarlos; esto es, infeliz. Incertidumbre, deseos, versatilidad
en mi modo de vivir, vindome insensiblemente prximo a la edad
propiamente viril, sin haber establecido un sistema de subsistencia,
un modo fijo de vivir, ni un pas".' Habr nada ms parecido
a mi propia tierra? Slo la voluntad de realizarme va llevndome.
Y cuando pienso en aquella semejanza con esa tierra, mi voluntad
se encauza en un designio casi fatal: tengo que ser y realizarme
como si la fuera realizando a ella en mi. Tengo que prepararme,
tengo que ganar cada da ms luz. Cada uno de nosotros ha de ir
realizando a la Patria en si mismo, paralela en sufrimiento y per-
feccin. Tengo que estar preparado para el pacto; y si no me al-
canza la vida para verla a ella preparada, he de dejar un molde;
cuando en uno de nosotros se haya realizado un ciudadano, ese
ciudadano contendr un pas. La hora de este pas ser la hora de
su ms perfect ciudadano.
-Se necesita un hombre.
1 Diario de Vargas.
-No! No es eso lo que he querido decir. El estado social
que depend de un hombre o de un modelo, es el viejo estado
indeseable. El siglo de Pericles! El siglo de Carlomagno! El si-
glo de Luis XIV! El poder condensado en una mano le da nom-
bres de uno a lo que es hecho por todos. Las personalidades no
hacen rdenes sociales! Son producidas por ellos. A un hombre
grande lo produce la necesidad anterior y contempornea. Asimismo
se produce las grades leyes. Antes de que ellas sean dictadas,
se siente su necesidad, se dama por un ordenamiento acorde con
esa necesidad; si el sistema o el gobierno se oponen a consagrar
aquel anhelo general, al cabo de un tiempo ms o menos largo, el
gobierno o el sistema, se desrrumban; la ley se produce fatalmente.
Asimismo se revelan los grandes hombres.
All est el mar, quieto, como auditorio. Han llegado a la
orilla del Golfo y en un bote encallado se sientan. Ahora Vargas,
de pie, cobra la seguridad del aula, tiene ya la voz del maestro y
se recrea en el comentario:
-Dentro del ser fsico, cuando el cuerpo se hace inepto para
contener la actividad fisiolgica, para actuar conforme a los deseos
y conforme a las necesidades, el hombre o el animal buscan curarse,
amputar el rgano enfermo. O muere. Pero si puede salvarse am-
putando, o adaptando un nuevo regimen, un nuevo alimento, en
una palabra, una nueva economa orgnica, lo har indudablemente.
Es intil seguir obligando a ese cuerpo a sostenerse y a producer
con el mismo sistema anterior. O la muerte o el cambio. Igual
cosa ocurre en el orden social. Llega un moment en que la so-
ciedad no puede llenar su actividad, cada da ms compleja, cada
da ms llena de necesidades, si no se cambia el rgimen de ali-
mentacin, si no se extirpa el tumor que consume todas las fuer-
zas, si no se extrae la espina que estorba al caminar, si no se amputa
el miembro que amenaza con gangrenarlo todo y se adopta un
nuevo modo de moverse.
La pequea audiencia clandestine va exprimiendo los gajos
del comentario.
-Un cuerpo de la edad de piedra poda vivir con una piel
y unas frutas. Un cuerpo de hoy require infinidad de otras cosas.
La fuerza de las naciones est en los pueblos; el rendimiento de
los cerebros y de los corazones est en el bienestar de los ms
remotos rganos. La humanidad que vivi oscura y conforme con
los sistemas feudales no podra perdurar hoy cuando los sistemas
industriales, la fuerte economa de las naciones requieren el con-
curso de masas incontables. De los hombres sin suerte, algunos van
elevndose hasta plans superiores; all encuentran a los privile-
giados; de abajo vienen ascendiendo los luchadores sin fortune.
Estos no han hecho sino procurar el bienestar de aqullos; pero
algo es evidence: que stos produce y que la relacin de su es-
fuerzo con su beneficio es injusta.
Piden, claman. Es un hondo fermento en el que van deba-
tindose posibilidades y distancias. Un hecho es cierto: que los
seores de la tierra quieren conservar la tierra y tambin la abso-
luta disposicin de los brazos y del esfuerzo de los otros. Para
ello, aspiran a conservarlos en la ignorancia. El clamor es apenas
un rezongo en la faena. Pero de la zona intermedia, de aquellos que
fueron parias y luego alcanzaron cierto bienestar, surge la luz. Ellos
supieron de la injusticia. Pero ahora han podido educar a sus hijos;
sus hijos pudieron escribir o explicar a los hombres cosas apenas
presentidas por ellos; la lucha se hace entonces ms clara; el re-
zongo se transform en voz incorporada, en pausa amenazante.
Durante afios y aos, aun sin que lo sepan los privilegiados,
el fermento de lucha se ha encauzado. Los dueos del orden an-
terior pretenden, al percatarse del peligro, sostener con viejos ele-
mentos de lucha, con viejas normas, todo el sistema; entretanto,
el alma se cultiva, el comercio y el intercambio entire los pueblos
exigen mayor cooperacin de fuerzas, de brazos, de voluntades; la
mayor parte de las fuerzas rendidoras est precisamente en el sec-
tor supeditado; la lucha sigue, sorda; el orden ya caduco quiere
meter entire su vieja caja la nueva vida exhuberante, pretend
solucionar, apretando, contener, empujando; ya no entiende cmo
aquel organismo est clamando por un nuevo alimento. .
De un lado, la humanidad es otra, nueva, fuerte, crecida en
rendimientos y en necesidades, en ciencia y en voluntad, en pensa-
miento y en accin; del otro, el sistema social permanece inmvil;
el mundo pide trajes nuevos, leyes nuevas. Para los dominadores,
la defense de sus privilegios es la forma exacerbada del instinto
de conservacin; today la tierra, todo el zumo del trabajo ajeno,
para ellos. La lucha es larga, sorda. Es la lucha social. En sus l-
timas etapas, empieza a producirse el mtodo y la ciencia de la
lucha en los supeditados. Es el studio.
El hombre preparado sale al frente, a ser gua, a ser ilumina-
dor. Pero l no ha sido sino un product de la hora; en l se vaca
toda la aspiracin, en l se hace ciencia. El pueblo hace su autorre-
trato; es el filsofo, copia exacta de la hora de evolucin de la
sociedad. Es la mejor clula del pensamiento popular que lo dio,
que lo sud, que casi lo llor6. Flor de la hora, l no es la raz. La
raz est, amarga, en la entraa social que busca, horadando piedra
y siembra vieja, florecer y frutecer a la vida nueva.
Hasta que la costra se rompe, la espina salta del pie cami-
nador, la mano tira el viejo traje y por los campos corre la nueva
ley que va a regar el rbol en cuya copa florece el hombre de la
hora.
La lucha sorda y tarde va preparando la explosion de la lucha
poltica. Mientras tanto, ella va dando de si sus elements, sus
mrtires, sus apstoles, sus filsofos, sus capitanes. Pero stos no
produce el problema; el problema los produce a ellos.
-Es idiota la actitud en los dominantes cuando, al produ-
cirse una agitacin, como en el caso de Don Jos Espaa, eliminan
a los cabecillas y creen ya solucionado el asunto, pensando que
son ellos la fuente de la agitacin. Ellos son la floor del rbol so-
cial; y estn tambin en la raz. Cuando pienso en aquella semejan-
za ma, he de pensar que en la raz estoy, amargo y he de hacer,
hasta la flor, el mismo camino que la tierra ha de hacer. Por eso
he dicho que para hacer la Patria, cada ciudadano ha de ir siendo
ella y realizando en s la ascension fatal que har ella. Muertos
estaremos todos cuando la Patria llegue a la hora de nosotros.
Pero aun entonces se dir que ella nos hizo en el moment en que
su entraable fermentacin humana estuvo a punto de transfor-
macin y reclam el alumbramiento.
-La independencia... -insina Illas.
-Vendr. Est a punto de llegar. Pero todava faltar much;
much calvario y much coloniaje dentro de la misma Patria Libre.
De los que ayer emigraron de Espaa, de los inconformes,
de los segundones, muchos han venido a former la nueva clase
dominant criolla. En sus manos est la Independencia. Hasta
ahora la han rechazado porque no les convena. Ahora la harn,
porque son ms fuertes que todos. Pero el sistema, el monopolio
del disfrute no har sino trasladarse todo a ellos. Son ellos los
que ahora estn leyendo a escondidas este pequeo libro de
Rousseau. Lo usarn, lo utilizarn; pero la luz no alumbrar sino
un rincn; el sol del alba no iluminar sino lo alto de la mon-
taia. Al travs de ese traslado y de la lucha siguiente por el me-
joramiento de los otros, se realizar el ascenso amargo. Vargas
afirma:
-Y un solo element podr hacer la obra.
Goloso, casi egosta, saca del pecho el manuscrito. Es el Con-
trato Social, traducido por l para leerlo en tertulias clandestinas,
en rincones de sabana o recodos de ro, en altas horas de la noche,
a los iniciados cumaneses. Bien sospecha el violent Gobernador
Escudero que el doctor Vargas anda en tapujos y lectures; pero
la condicin mdica de ste le hace siempre justificado y resbala-
dizo. Ya la traduccin est concluida y alli est, para el repaso.
-Esto, el libro, es la salvacin. El libro es el aceite de las
transformaciones. Hacen falta hombres, si, pero algo hace ms
falta que los hombres. El mtodo. Este librito es el fruto magn-
fico de una filosofa donde el hombre ocupa su lugar en el mtodo.
Es la filosofa de la naturaleza. La filosofa de la experiencia.
Ha recobrado el equilibrio. Su voz se desliza entire pausas
evocadoras. Relata el estupor de un antiguo compaero porcionista,
cuando en 1803 el seminarista Jos Vargas, pupilo de dominicos,
present las siguientes conclusions en su examen de bachiller en
Filosofa: "En generacin: Elijo la teora de Juan Bautista Lamarck,
alumno del Instituto Nacional de la Repblica Francesa, acerca
del origen, explicacin y desarrollo y destruccin de los cuerpos
vivientes, del ao de 1802 y cuyos teoremas son los siguientes:
1?- Existe un germen de fecundidad disperso en toda la tierra;
20- Por ste y la naturaleza, este germen viene a la vida y se or-
ganiza; 3?- Los progress de los series durante today la vida, de-
penden del alimento modificado de la accin orgnica, de la cual
proceden ya los movimientos naturales, ya vitales del hombre".
Y encadena aquellas conclusions con sus frases anteriores
acerca de los progress de los grupos sociales, dependientes tambin
del alimento modificado de la accin orgnica. Y refiere cmo su
camarada se asombraba y le interrogaba cmo pudo 1 estar al tanto
de las teoras desarrolladas un ao antes por el joven Lamarck.
Y cmo l recomendbale la frecuente correspondencia con Euro-
pa, a fin de que cada bergantn le trajera la ltima palabra en el
ltimo libro.
Ahora entra de lleno en las doctrinas. Para arribar a Lamarck
se remonta al alba de la filosofa positivista. Arranca de Telessio,
donde los ingleses van a tomar antes del Siglo de Oro, el valor del
experiment. Con regodeo verbal llega al canciller Bacon. En r-
pida y certera descripcin explica el Novum Organum. Dice cmo
el espritu investigator reclam una reform de las ciencias, cmo
rechaz el apriorismo y la especulacin; cmo rechaz al hombre
como fuente de la verdad y cmo pidi el enfoque del anlisis ha-
cia la naturaleza. Que hablen las cosas! Que se interpreted a la
naturaleza! Que el hombre no sea la media de todas las cosas!
Relata cmo Bacon aconseja procurar la armona del hombre
con el ambiente, hacendo la diseccin del hombre mismo, qui-
tndole los espejos deformadores. Dice cmo en el espritu yacen
causes de error, ilusiones pticas, fantasmas de la "tribu humana".
Hace desfilar, explicndoles, los "idola tribus", los "idola specus"
y los "idola theatre" del Canciller de Verulam y resume el pos-
tulado de que el espejo del espritu human desfigura, al refle-
jarla, la naturaleza de las cosas. Y concluye asegurando que esos
errors no se destruyen sino mediante un nuevo rgano, el Novum
Organum, que no es ms que el mtodo experimental seguido del
mtodo inductivo. Es la ley de los fenmenos, la ley de la relacin
entire fenmenos. Y de all se eleva al corolario social que reduce
los cambios, las luchas, los estallidos y las transformaciones so-
ciales a exigencia de leyes de relacin.
Va ms lejos que el Canciller; porque ya la filosofa positi-
vista se ha ensanchado y magnificado entire Bacon y l. Por eso,
dilata las conquistas del mtodo experimental hasta el campo social
y hasta el campo de las ciencias naturales. Y entra gozoso, en su
atisbo juvenile del Bachillerato, para explayar all en una costa ve-
nezolana, la teora de Lamarck, precursor de la gran doctrine
evolucionista. Ya en sus conclusions est vigente el principio de
la transformacin de las species. Acaso ha ledo al viejo Erasmo
Darwin, precursor de su nieto Carlos y muerto un ao antes de
que Vargas presentara sus conclusions lamarckianas; y no puede
presentir que en este mismo ao de 1809, en que l ha venido a
Cuman a curar enfermos, a traducir el Contrato Social a hurta-
dillas del Gobernador Escudero y a explicar y anunciar la nueva
ciencia positive, nada en Inglaterra Carlos Darwin. Y no sos-
pechaba que su vocacin positivista, le arrastrara hacia Edimbur-
go, alma mater de los Darwin. Y llevado de su inquietud ameri-
cana, regresa al tema de las transformaciones sociales, por ana-
loga al del progress de las species. Cuando concluye, ha desem-
bocado en la Enciclopedia y en su mano tendida ofrece, como fruta
madura o borona caliente, el haz de hojas de su traduccin. Va a
comenzar la lecture. Pero en la pausa se hace sitio la voz de Agua-
santa; es como un po que se intercala, tmido y angustioso:
-Y Dios?
Certero ha sido el cndido reclamo. Y el materialista se dobla
hacia la arena para recogerse un moment. La cabeza se mueve
en lento balance que hace danzar los pavones en el mechn
rebelde. Y cuando alza los ojos, no obstante la seguridad del tono,
silba una angustia recndita en la palabra. Ya est todo en el
pilago salobre, entire las aguas dulces de su tradicin y las aguas
amargas de su cienca. Y cuando se afirma, para recobrar el equi-
librio de su argument, an se queja all, en la raz del equilibrio
mismo, la angustia recogida. Y las palabras del Canciller de Ve-
rulam resbalan, mitigativas.
-La religion no ha de mezclarse con la ciencia. Nuestra cien-
cia ha de preferir las leyes de los fenmenos, no sus causes pri-
meras. El Cmo, no el Porqu. El studio de las causes finales,
los fines del Creador, y el studio de las causes eficientes, la
esencia del Creador pertenecen a la metafsica. Para la ciencia, esa
investigacin es estril como la Virgen, consagrada al Seor.
Sobre el libro abierto se detienen sus ojos; como despus de
un viaje a pie, descansa un poco el viajero, para pisar el estribo
del caballo. Todos los ojos convergen a la pgina fresca; y la lec-
tura comienza.
Asi leen pginas y pginas hasta que un lejano caracol guai-
quer llama a los pescadores al lance madrugador.
-Ests dormido?
-Dormido? No tengo sueo- y Antoito Sucre levanta los
ojos de la arena, despabilado y fresco.
-Maana tendrs que repasar con el Padre Liendo para que
cuando regreses a Caracas no hayas olvidado tus materials.
-El Padre Liendo no conoce lo que yo studio; no le ensea
a uno sino las cuatro reglas; y yo las s; la Historia Sagrada, las
declinaciones y cuatro cosas ms. Ni con el Padre Liendo ni en
Caracas se aprende nada.
-El tiene vocacin para hombre de lucha- apunta Agua-
santa.
-Para hombre de accin -repite Vargas-. Pero es bueno
que sepa varias cosas. Hay dos classes de hombres de accin; unos,
los ms brillantes, los guerreros, los tribunos, los conmovedores
de masas, los caudillos; otros, los filsofos, los maestros de escuela,
los formadores de espritus, de ms oscura presentacin, pero no
de menor importancia. Estos preceden y siguen a los primeros. Y
todos sern aprovechados por los puros y por los impuros. As
como la honrada y espontnea solicitud de la hora los produce,
asimismo los interests ms opuestos los utilizan.
En ese instant, la humanidad americana, llegada al trance
histrico de un fenmeno natural, encuentra escrita su ley en el
Contrato Social y la usar para conducirse; pero al mismo tiempo,
los privilegiados que han de deducir de la Independencia el afian-
zamiento de su predominio y la emancipacin econmica de su
seoro, necesitan de ese libro. Lo esgrimirn al frente de la lucha.
El Filsofo es el hombre de accin lenta, pero inicial e imprescin-
dible. Al entrar en escena el hombre de accin rpida, el guerrero,
el tribune, a la vez que los pueblos se sirven de su genio, aquellos
mismos privilegiados tremolarn su espada o su palabra.
-Yo soy hombre de accin de los menos brillantes; Antoito
ser de los guerreros. Ambos seremos usados para el bien y para
el mal. Algn da, estoy seguro, realizada la independencia, me
negarn mi calidad de hombre de accin, porque no fui del vivac.
Pero en la vision de conjunto que el hombre del porvenir tienda
sobre la patria, seremos inseparables como los dos movimientos
de un acto: preparacin y consumacin. Sangre, desvelo, espanto...
Cunto horror van a ver estas sabanas y estos montes y estos
mares!... Y detrs del espanto, vendrn los filsofos, los maestros
de escuela, los tribunos y los guerreros, alzando muertos para la
accin...
La frase fallece en un calofro. Aguasanta mira al mar, que
se la va tragar con sus ocho hijos en 1812; Magdalena mira a la
ciudad donde va a morir en 1814, entire las hordas de Boves;
Vicente mira a la sabana done va a ser sacrificado por esas mis-
mas hordas. Y Antonio, el zagal, mira a los ojos del Filsofo,
con la tranquila y resuelta aceptacin del pacto. Hasta que la
pausa se rompe en un alerta de Illas:
-Ha pasado la hora del contrabando.
-Con poco que se apure, el Gobernador Escudero nos va a
descubrir --bromea otro.
-No sera extrao --agrega don Pancho Mayz-. Esta es la
costa de los descubrimientos.
-Y debe seguir sindola. Tambin hay dos classes de descu-
brimientos. Los espaoles realizaron la aventura geogrfica, pero
no la completaron. Aquel espontneo movimiento hacia un mun-
do nuevo se qued en la empresa econmica. El descubrimiento
de una forma de vida nueva se qued en el fondo de los msticos
y en el instinto de las muchedumbres. Por eso, falta an el ver-
dadero descubrimiento. Ahora se trata de descubrirnos a nosotros
mismos, de descubrir a Venezuela, a Amrica, en cada cual, y de
sondearla y abrirle puertos y surcarla de caminos humans. Este
mundo, como nosotros, es un anhelo de revelacin. El movimiento
que empuj a las tres carabelas se perdi en el traslado de este
mundo a las normas del viejo. Cuando todos embarcaron, algo
se iba quedando en tierra. Es ahora cuando viene, de contrabando.
Barcos y barcos zarpaban y la filosofa iba perdiendo y perdiendo
ocasiones. Ahora est llegando la cuarta carabela.
Y muestra el libro abierto contra el fondo del golfo todava
en penumbras. Magdalena mete un poco los dedos en las pginas
y las agita a la brisa del alba. Tiemblan las hojas como velas al
pairo y todo el libro cabecea en la mano como barco en el puerto.
Fondeado est el libro en la mano y listo a la zarpada en la
ltima noche de 1809, en la primera aurora de 1810.
Y le cabe el gran equipaje; caben los hondos golfos y los profun-
dos mariners, los montaeses y la espesa montaa; cabe la errante
llanerada perdida y en la sabana sin rumbos; caben las puertas
cerradas de las ciudades y los pueblos clavados en el desierto;
cabe la luz sin patria y la patria sin luz.
TRES CABALLEROS CERCA DEL LAGO
Roberto Liston aguarda a que su camarada termine de es-
cribir. Ha examinado ya todas las cosas en el pequeo gabinete
de studio; se ha detenido con inters en las pequeas vasijas
recin llegadas de Amrica. Son totumas labradas, un sombrero
tejido y un chinchorro diminuto, enviado por Miguel Vargas. Y
en las totumas, las bolas de cacao olorosas a viajes calientes, evo-
cadoras de velorios estrellados.
Roberto Liston vuelve de vez en cuando los ojos hacia el
compaero que, inclinado sobre el papel, describe en taquigrafa.
El ingls sonre, entire burln y comprensivo. Estn en el studio
de Mr. Joseph Vargas, Mr. Joseph Vargas describe su Diario. A
su espalda, una ventana se abre sobre los tejados negros de Edim-
burgo, y al fondo, bajo el gris de octubre, el Firth of Forth -cun
distinto este golfo mustio, y fro, de aquel Golfo de Cariaco, que
baa a Cuman, sonoro, azul y chubasqueado, frente a la salina
encandilada-; a un costado, en penumbras, libros nuevos, al
centro de la mesa, el busto de Walter Scott; a la mano, el London
Director, recin comprado; al frente el retrato de la madre, doa
Ana Teresa Ponce, y junto a la puerta, en el ancho silln clavetea-
do, Roberto Liston, el mejor pulso de la clase.
Vargas ya tiene 28 aos; Liston, apenas veinte. Pero en ste
el aplomo es ms despreocupado. No es ms que un pulso se-
guro, desvestido de inquietud; no es ms que una mano firme,
que va a empuar muy pronto el ms insigne bistur del Reino
Unido. Le place estar al lado de este joven que le lleva ocho aos,
que le gana en madurez y profundidad, pero en cuyo sosiego adi-
vina retenidas angustias. Ama el contrast de su espiritu en paz
con el Anima tensa de aquel criollo elusivo. A veces quisiera saber
de qu angustia distant ha venido esta otra, que casi lo vigila
desde los ojos del compaero, cuando se crubren de pronto de
un aura de regreso, de una grave luz rememorante, de un estan-
cado clima ultramarino. Por eso viene siempre a pedirle que le
traduzca lo que lleva escrito de su Diario. Ya le conoce la vida
que el otro ha querido confiar al papel; ya ha ledo su itinerario
de viaje, desde La Guaira hasta Edimburgo. Ya lo sabe de prosa-
pia islea como l. Ya conoce el quebranto de sus primeros es-
tudios entire sombras adversas. Con infantil dificultad recita el
nombre de los viejos, entire alusiones familiares.
-Y fue mi padre don Jos Antonio Vargas Machuca...
iOh, my boy, muy largo! No caba en Canarias!
Tambin conoce Liston de los ltimos aos de Vargas y de
las noches de Cuman, con sus tertulias y sus lectures subversi-
vas; y se sabe de la remota guerra en que se debate la libertad
de las nuevas tierras. Y le acompaa con fervor de ingls, con el
fervor de que fue padrino de la Enciclopedia. Pero adivina que su
angustia est aun ms all de la guerra misma, que su inquietud
se proyecta all lejos, hasta el destino human de un mundo en
estado de gnesis; y quiere penetrarle, en su instinto de cirujano,
y llegar a la clula donde aquel mundo reposa, vivo y minimo en
la raz de la filosofa. Porque presiente que aquella angustia viene
de all y no de la perentoria suerte de los bandos en lucha. Y an
ms, sospecha un conflict despiadado entire los remanentes de
filosofa especulativa y la invasion arrolladora de la filosofa expe-
rimental; un conflict por la posesin del espritu y el espectculo
de un alma en fraccin, metodizada de sistemas; y sin saber por
qu, traslada el combat americano a la proyeccin del mundo
remoto, de la patria naciente. Pero no es su fuerte aquella clase
de investigaciones y a poco de pensar abandon la exploracin
para regresar al otro da con ms de turista que de clnico.
Es un poco turista frente a Vargas y le admira al travs de
su sedimento marino; gusta de seguirle en sus viajes, a los cuales
atribuye riesgos exagerados. Es ms ingls al navegarlo, al embar-
carse en la investigacin para explorer el espritu del criollo. Le
respeta. Vargas es latinista, retrico, sabio en teologa, familiar
con los clsicos. Y proyecta su vida como en una misin irradiante,
como algo ajeno que ha de cuidar, como algo que le han confiado
muchos hombres para que lo devuelva prosperado y rendidor. Por
eso va leyendo aquella corta vida y asindole el aroma extico,
que compare con el de las bolas de cacao.
Desde aquella noche final de 1809, la vida de Vargas ha
entrado ya plenamente en su funcin de raz. Sus lecciones, sus
lectures, hicieron patriots y mrtires. Cuando lleg6 a Cuman
la noticia de los sucesos del 19 de abril de 1810 en Caracas, Var-
gas fue el cerebro del movimiento correlativo local. Sin vacila-
ciones, alent, predict, empuj los espritus en favor de la inde-
pendencia.
El gobernador Escudero, el mismo de quien se ocultaban para
leer a Juan Jacobo en las noches del golfo, a la luz de la luna con
sal, fue arrestado por los patriots de Cuman en la accin que
respondi a la de Caracas. Preso Escudero, congrgase el pueblo,
nmbrase la Junta con sus ediles y ocho diputados populares, con-
fase la presidencia a don Pancho Mayz, levntanse recursos para
respaldar las decisions de la Junta Suprema de Caracas.
Vargas, incansable, no cesa de alentarles. Acepta cuantas co-
misiones se le confan; encrgase, sin sueldo, de la direccin e ins-
peccin de los hospitals militares; es vocal de la Junta y luego,
diputado a la Asamblea Federal del Estado de Cuman. Mientras
tanto, no descuida a sus enfermos, no abandon sus studios; va
a Cariaco a curar a un paciente; baila y galantea, porque es muje-
riego. En 1811 pasa a La Guaira, despus de agrios desacuerdos
con la Junta cumanesa.
El 26 de marzo de 1812 es un dia crucial en su itinerario.
"El de 1812 se consume mi desgracia; y desde el 26 de marzo
en que acaeci el espantoso terremoto que arruin de todos modos
mi desgraciada patria, yo beb a grandes tragos la amarga copa que
la Providencia me haba preparado". En ese prrafo se constata
plenamente el traslado de la Patria a l, la intraobjetivacin de su
nima al motivo entraable, la virtud csmica de identificacin de
destino con la tierra. Y en las horas del terremoto, Vargas se
multiplica entire las ruinas, para el transport de los heridos, para
la cura y el aliento; establece un hospital, trepa a los cerros, va y
viene entire los cuatro mil muertos y los incontables lesionados.
El Ayuntamiento de La Guaira proclama el 1o de mayo sus
eminentes servicios, le nombra mdico de Sanidad de la Villa, con
los derechos de visit a los barcos y 25 pesos mensuales de sueldo
y lo propone al Poder Ejecutivo para el cargo de mdico del Hos-
pital General.
Asi dice el acta de la Municipalidad de La Guaira: "En pri-
mero de mayo de 1812, reunida la Municipalidad en el muelle,
compuesta de los regidores ciudadanos Jos Juan Goenaga, Salva-
dor Eduardo y Manuel Antonio Frisarry, con el Procurador cu-
dadano Gerardo Patrullo, sin asistencia de los dems miembros
ausentes y enfermos, acordaron: que la Municipalidad, que ha
estado a la mira de los que ms se distinguieron en la calamidad
y confusion del terremoto del 26 de marzo por la tarde, vio con
much satisfaccin que entire various que socorrieron la humanidad,
sobresali uno de sus hijos, el ciudadano doctor Jos Vargas, acu-
diendo desde la misma hora del desgraciado acontecimiento a sacar
de entire las ruinas los heridos y moribundos, cargando muertos
en compaa de sus hermanos y da y noche socorri con medica-
mentos y continue asistencia a cuantos heridos y contusos encon-
traba, salvando la vida a muchos infelices, y estableciendo un
hospital en la misma plaza, donde reuni y cur a muchos de ellos,
sin dejar de asistir a los que salieron fuera de puertas, conti-
nuando como lo est an en el da, asistindoles, por ser el nico
facultativo que la Providencia salv de la terrible catstrofe. Tan
distinguidos services hacen al doctor Vargas acreedor a la gra-
titud de la humanidad, y la Municipalidad no halla otro modo
de recompensar estos rasgos de generosidad hacia sus semejantes
que nombrndole Mdico de Sanidad de la Villa, sealndole por
dotacin, por ahora, los derechos acostumbrados de visitar las em-
barcaciones, y 25 pesos ms, mensuales, de fondos de propios,
como gratificacin por la asistencia grauita a los enfermos pobres
de la Villa, proponindole al mismo tiempo al R. P. E. que se
digne aprobar este nombramiento en recompensa de tan distin-
guidos servicios, suplicando que se le tenga tambin present para
Mdico del Hospital General que va a ser el military, por haber
fallecido el que lo ejerciera y exigir la asistencia de ms de un fa-
cultativo por el nmero de enfermos que entrarn. La Municipa-
lidad cree de su deber dar en nombre del pueblo una prueba del
aprecio que hace de los que tanto se distinguen en servicio de la
humanidad y espera que el R. P. E. se dignar acceder a su s-
plica". Acordaron igualmente pasar copia al ciudadano doctor para
su inteligencia y otra al R. P. E., con lo cual se concluy el acta
y firmaron. Jos Juan Goenaga. Salvador Eduardo. -
Manuel Antonio Frisarry. Jos A. Sabogal, secretario. Es copia
fiel. Fecha ut supra. Jos Angel Sabogal, secretario".
A esta nota contest Vargas:
"2 de Mayo de 1812.
He recibido vuestro oficio fecha de ayer, con la copia ad-
junta del acta que el Cuerpo Municipal ha tenido a bien celebrar
espontneamente en mi favor. La gratitud a que he dado motivo
es ms el efecto de sus sentimientos filantrpicos que la prueba
de mi merecimiento. En los lastimosos moments de azote tan
espantoso, nadie, sino los perversos, dej de aplicar today su posi-
bilidad al consuelo de la humanidad doliente. A no haberlo yo
hecho, con respect a mi facultad bienhechora, yo habra sido el
hombre ms criminal; y en el desempeo de un deber tan sagra-
do, no soy acreedor a alabanzas ni a recompensas.
Yo continuar siempre llenando mi obligacin hasta la per-
fecta curacin de los estropeados que an restan por sanar, sin
que sea preciso cargar los fondos de propios con el nuevo grava-
men de 25 pesos mensuales. Por lo que respect a las visits de
sanidad, las har por no haber otro facultativo; advirtiendo que
he recibido una carta del Poder Ejecutivo de Cuman, en que se
ha dignado nombrarme Mdico de aquel Hospital y ciudad, y que
es necesario hacer entender los motivos que me impiden ponerme
en march para corresponder con mi presencia en aquel pas de mi
eleccin. Las atenciones con que me honra esa Municipalidad sern
un ttulo de ms para consagrarme con todas mis fuerzas al ser-
vicio del pueblo, que ha tenido la felicidad de nombrar tan justos
y sabios representantes. Dios os guard muchos aos. Jos
Vargas".
A poco regresa a Cuman, donde contina al frente del hos-
pital military, en el ejercicio de su profesin.
Se derrumba la primera Repblica.
El coronel Emeterio Urea, gobernador sustituto de Escu-
dero, es hombre liberal, estimado de los mismos patriots, con
quienes observa una benvola actitud de tolerancia y de consejo.
Pero semejante cordialidad es denunciada, por lo menos, como
negligente connivencia. Y Urea es sustituido por Cerveris, coronel
de sanguinaria celebridad. A su llegada, Cuman se cubre de te-
rror; casi todas las casas de la ciudad son allanadas; un buen n-
mero de patriots cae en manos de los esbirros. Entre ellos est
Vargas, con Illas, con Francisco Escalante, con muchos otros; es
enviado a las Bvedas de La Guaira, la ms tenebrosa de las pri-
siones espaolas de Venezuela.
El triunfo de la Campaa Admirable y la entrada de Bol-
var a Caracas les sacaron de all en los ltimos meses de 1813; y
entonces puede realizar por fin su viaje a Europa. En Edimburgo
se entrega afanoso e incansable al studio. Sus maestros son la
flor de la escuela inglesa: Simpson, Jameson, Rutherford, Barclay.
Quiere aprender todo lo que no se sabe en Venezuela; quiere
volver a su tierra pletrico de principios y abrirse all, como un
libro. Nada le es ajeno: la oftalmologa, la odontologa, la obste-
tricia, la qumica, la zoologa, la botnica, la mineraloga, el griego,
la literature, los poetas, los artists, las lenguas vivas. En su itine-
rario recoge preocupaciones de todo orden; describe los nuevos
caones ingleses del sistema Congreves; penetra el carcter briti-
nico; llora en la inhumacin de un pasajero ingls que muri por
glotn y describe emocionado el moment en que echan al mar el
cuerpo; apunta la formula que recet al Capitn para un fuerte
hipo con dolor en el pecho: "le di 20 gotas de pepermino exce-
lente en azcar, le frot las sienes y las narices con agua de co-
lonia, le met las manos en agua muy fra, y pasados diez minutes
de la primera aplicacin, calm todo absolutamente".
Hace un recuento de su vida, relata sus Pascuas sucesivas;
su aficin de bailarn; la Pascua de 1807, bailando tres das se-
guidos, el primero en casa de Julin Aristiguieta y en los amores
con C. M., el segundo en casa del Padre Liendo y el tercero y el
da de Inocentes, en Maiqueta, "bailando y naturalmente, disipan-
do, de lo que estuve bien enfermo en La Guaira".
Se repiten las juergas en 1808, en casa de Teresa Aristiguieta,
en casa de Don Luis Rosales "pero con la pena de la enfermedad
de Beln Aristiguieta. Y el 1809, est en Cuman, con su dedo
enfermo y con su Juan Jacobo aliviador. Apunta, graciosamente
cmo, a los dos aos de estancia en Cuman, crey "de necesidad
indispensable pasar a La Guaira, ya para escudarme de las grandes
mortificaciones que causaban a mi espritu las mutaciones y tur-
bulencias del gobierno, ya para impedir la ruina de mi libertad,
por medio del matrimonio o de una nueva tentacin".
Critica y celebra costumbres y servicios ingleses, comenta
la situacin poltica de Europa; apunta detalles acerca de las cos-
tumbres sociales observadas en Greenock, describiendo trajes y
maneras: "pauelo blanco, liso, sin ningn bordado, para el cuello;
chupn de casimir blanco, con casaca que no sea negra y la ms
de moda es verde; chupn negro con casaca negra, cuyo traje es el
ms elegant; nunca cotn de seda; pantaln de pao de color ne-
gro, que es el ms de moda, o de mezclillas oscuras; botas, nunca
zapatos, en invierno, para los caballeros. Jams se visit a las se-
oras sino con corbata blanca".
Relata, pasmado, el caso de la seora Beffin, sin brazos ni
muslos, conducida en un carro y quien dibuja admirablemente con
la boca, borda y cose, haciendo el nudo con la lengua. Y, golosa-
mente, resentido tal vez de la larga abstinencia sexual del viaje y
de la influencia de los yodos marines, lament la condicin de
estatua y al mismo tiempo elogia el mascarn de proa del bergan-
tn "Mara": "una bellsima estatua de una hermosa joven, vestida
de blanco, ceida por la cintura con un cordn de punz, los ojos
y pelos negros y ste desmelenado sobre el hombro izquierdo des-
cubierto y un ligero capotillo azul celeste. Sexo encantador! la
imaginacin se volcaniza con la sola presencia de una virgen muda
y sin alma que le d realce a estos atractivos".
Y all est, en su Gabinete, con Roberto Liston. Va a ser
titulado del Real Colegio de Cirujanos de Londres, va a seguir,
vidamente, los sesgos del pensamiento universal; es y va a ser
una angustia de cultural; pero ahora, est dejando en el papel la
aventura de un insecto o la manera de "entrarles" a las campe-
sinas.
Ya ha terminado de escribir. Han almorzado juntos en casa
del doctor Barclay, el ms ilustre de los anatomistas ingleses. Y
han de salir con l para un paseo por los alrededores. De la casa,
que est "muy cerca del colegio y a veinte varas del Museo del
Dr. Barclay", van en busca del Maestro.
Barclay es amigo de excursions; les hace andar hasta can-
sarles. A pesar de sus cincuenta y siete aos, tiene piernas de
acero. Bajo los altos sombreros, los dos jvenes llevan fuertes capas
negras de esclavina, y el Profesor amplia hopalanda verde. Tras
un largo deambular han dejado el Castillo y descienden por la
vieja calle de Lawn Market; siguen por la Alta y Cowgate hasta
Holyrood, el palacio de Mara Estuardo, y de all tuercen al Sur
para meters por el Paseo de la Reina; y as han llegado a reposar
a la orilla del Lago de Santa Margarita.
-La march es saludable. iOh, jvenes, estis cansados!
Bah! Y tenis la suerte de que os ha tocado andar con Barclay,
el ms cansino de los Barclay. No habis odo hablar de Barclay
Allardice? Roberto, claro, le conoce, pero Mr. Vargas no. Pues
eso es andar. Hace pocos aos, en 1809, en Newmarket, estuvo
andando mil horas consecutivas, con pequesimos intermedios de
alimentacin y de sueo. Hizo un total de mil sesenta millas. Bar-
clay, el Mdico, es otra cosa.
-Por fortune -apunta Liston.
-Ha de haber algo superado, exacerbado, por encima de la
fuerza fsica, en ese hombre. Elementos de poderosa musculatura,
de agilidad probada, no podran realizar semejante hazaa. Y a lo
mejor ese hombre es un ser de median corpulencia, de msculos
normales.
A esta observacin de Vargas, el Profesor le mira atentamente.
Su sistema es provocar el debate, poner frente a frente a los dos
jvenes, excitar su dialctica, adentrarlos en la gimnasia mental y
permanecer de espectador hasta el moment en que su intervencin
sea necesaria. De vargas pasa a Liston.
-Eh, Roberto, y esa superacin vital dentro de un organis-
mo que no es ni ms ni menos fuerte que otro fuerte organismo
en qu consistira?
-En buena disposicin del aparato; buena mquina, buena
composicin qumica de los tejidos, buen funcionamiento fsico de
los rganos.
Ahora Barclay excita al criollo, con leve movimiento de
cabeza.
-No -replica Vargas,- Roberto tiene la vocacin despia-
dada del cirujano; pero del cirujano total. Y ese concept le ser-
vir de much. No tendr nunca el temor de que su escalpelo
pueda rasgar, matndolo, el repliegue incognito donde se esconde
el secret de la vida. Necesita la seguridad y la frialdad mecnica
del ejecutante. Por eso se esfuerza en convencerse de mecanicismo.
-No hay ms que composicin y movimiento -repite Lis-
ton- no hay ms que agregacin qumica para la resultante org-
nica y orden fsico para la accin orgnica. Lo mismo en el hombre
que en la plant, lo mismo en el animal que en la semilla.
-Buenos cirujanos habran sido, con los progress actuales,
los jnicos, los eleticos, todos los prearistotlicos; para ellos la
fuente vital indita est, ya no en el cosmos, sino en parte deter-
minada de . O en el fuego, o en el agua; nunca en la tierra;
nunca en el ser. Pero cuando se trata de descomponer un fen-
meno, no es possible invocar fuerzas, llmense fsicas o quImicas,
y atribuirles a ellas mismas el principio de su propia actividad.
-Muy comprensible en el tomismo y en todo el escolasti-
cismo injertado de Aristteles y Pablo; muy comprensible, muy
laudable el esfuerzo por introducir en el plano de las fuerzas fsi-
coqumicas un principio vital que presida, una especie de hlito
mgico, misterioso como la cbala y del cual nadie ha podido ex-
plicar la naturaleza.
-No hay forma an de definido. Pero la presencia de una
causa original, de un principio endgeno de la accin viva, ya en
los series como en las plants, sea la entidad aristotlica, sea fluido,
slido o filamento, no es possible negarla.
-En ms de una ocasin he odo a Vargas, el baconiano,
a Vargas, el paladn de la filosofa experimental. Y este ltimo
mtodo rechaza la doctrine vitalista tanto como Descartes.
-Grave error. Como toda exageracin. El mtodo experi-
mental no excluye la admisin del principio vital y viceversa. No
todos los que celebramos el vitalismo de Montpellier coincidimos
en las exageraciones. De Stahl a Barthez hay diferencias. El joven
Berard no es ya un vitalista, es un hbrido de vitalista y animista.
En lo que estn todos de acuerdo es en que la mecnica y la qu-
mica no bastan a explicar la actividad vital. Finalmente est Bichat,
ese joven genio malogrado. Sera un grave error, lo repito, decir
que se es vitalista "como Stahl y Bichat". No hay que confundirlos.
Tan lejos est el fundador de la anatoma general, el investigator
por excelencia, el fisilogo perspicaz, el mago de los tejidos, el
maestro de la anatoma patolgica, tan lejos est Bichat del fi-
brismo o yatromecanismo del holands Boerhave, cartesiano exa-
gerado, como del animismo de Stahl. Y una cosa es indudable:
que precisamente, el mtodo experimental ha conducido a la preo-
cupacin por los studios de la biologa y de los embriones, y estos
studios, que ponen al investigator en presencia de los ntimos
fenmenos inexplicables, han sido precisamente los que han hecho
retoar en el espritu de los hombres de ci.ncia la fe vitalista, la
fe en el principio primero de la animacin vital.
-Pero, bien, ese principio es anterior o posterior a la ener-
ga?, en cul de las dos entelequias de Aristteles radica la nueva
esencia vitalista? O bien, es una energa?, es lo que me interest.
O es un accident?
-Nada de eso; ni es un cuerpo. No importa cul sea la esen-
cia o el material. Es una propiedad vital.
El doctor Barclay ha sorprendido la vacilacin angustiosa
en las pupilas del discpulo. Se alza, con una mano tendida entire
los dos. Da el frente al lago; y algo, que no es su hopalanda flo-
tante, ni sus patillas encrespadas, ni su mismo mirar asido a las
lejanas crestas de Salisbury Craigs, algo en su voz, trasuda el mismo
quebranto y padece el mismo vaivn pesaroso de la otra voz.
-As es, muchachos. Son propiedades vitales, es el huerto
cerrado del tejido; como en los mares no surcados, como en las
islas sin navegantes, como en las costas no descubiertas, la vida
tiene todava tierras propias. Pero hay un hecho cierto; que la
accin vital es la revelacin de la estructura orgnica; los rganos
son construcciones de tejidos diversos, cada uno con sus propieda-
des. Algunas combinaciones de esas diversas propiedades en accin,
son qumicas, otras son fsicas. Pero junto con ellas, junto a su
actividad, hay una fuerza incognita, que a veces lucha hasta contra
las mismas energas fsicoqumicas, cuando stas se produce en
forma contraria a la expresin vital. En la diseccin ms perfect,
frente al tejido intacto, frente a la membrana muerta y exacta
a una membrana viva, nos sobrecoje sin duda la ausencia de un
element mvil. Qu es? Dnde est? En los mares sin nave-
gantes. Mirad all, muchachos.
Seala al Sur, al travs del Lago, las ruinas de la Capilla de
San Antonio, y ms all, la estupenda arquitectura de basalto de
la Roca de Arturo.
-Esta capilla la hicieron los hombres. Conocemos su causa
remota y primordial. Aquello, la roca, lo hizo la naturaleza. Un
da esta capilla estuvo viva; hoy es un escombro. Es igual a una
capilla, pero est muerta, no por su ruina fsica, sino por su falta
de funcin. Si all actuara la gente, esas ruinas seran una capilla
viva. All, la roca, la silla de Arturo, es solitaria, nada hay que
anime su basalto; y sin embargo, no hay nadie capaz de decir que
est muerta. Su funcin en el paisaje no es tan triste como la de
las ruinas. No hay nadie que diga que esa es la ruina de una roca.
Es una roca, vieja, nueva adolescent y madura. S61o se dice la
palabra "muerto" de las cosas donde ha vivido algo. Esta capilla
conserve sus materials, sus propiedades fsicas, su equilibrio, y
est muerta, porque all no estn los que estuvieron. As el tejido
orgnico, con todos sus filamentos, con todo su material, con
todos los elements de fuerza para la accin, est muerto cuando
se ha ido el husped que all estaba, cuando el principio anima-
dor ha escapado.
Roberto Liston se ha alzado tambin. Sonre, respetuoso pero
penetrante.
-Y en las reacciones de los cuerpos no orgnicos?
-Es una prueba ms de que no debe confundirse la fuerza
qumica o la accin con el principio vital de los organismos.
Roberto Liston permanece en silencio, mirando al professor; en
su mirada sigue flotando la sonrisa, amable y fra. Barclay est
cansado. Sbitamente, Liston dispara la pregunta final.
-Y no sera menos cruel para vosotros, entregaros a los
fenmenos y olvidar el problema de la causa initial? No sera
menos angustioso?
Ha llegado hasta el fondo, el cirujano, sin piedad. Ha visto
ya lo que buscaba. Y ahora, cuando habla, logrado ya su intent,
una dulce piedad unta su voz.
-Doctor Barclay: Ha ledo usted las notas de Vargas, sus
recuerdos de juventud, la historic de su patria? Es algo interesante.
Tierra que nace de una hazaa; tierra de descubridores, mal descu-
bierta; tierra encontrada y sin encontrarse. Los hijos de esa tierra
se estn buscando todava. Ni el ms helado materialismo podr
quitarles ese anhelo de ms all, ese afn de descubrimiento que
es un deber innato de sus almas. Dese usted cuenta de la lucha,
de la angustia entire la conviccin cientfica materialista y el des-
tino trascendental de un grupo human tan cercano al porqu,
al caos embrionario, al mito de los Dorados y a la duda del Des-
tino; sobre todo, si ese pueblo tiene en sus manos la tarea de su
propia creacin. Es un mundo que va a entrar al mundo de la
mano de la filosofa nueva, pero que lleva todava el aceite de
msticas entraables. iOh, cmo envidio eso! Esplndida vida
en lucha, como un pequeo mundo!
De Vargas al Maestro, la mirada comienza por tantear la ca-
lidad de correspondencia, hasta que el sabio, todo dulcificado, la
recibe en triste y sonreda complicidad.
-No hay que exagerar. Eso no destruye nuestras argumen-
taciones. Pero, en realidad... hay much de cierto, much de cierto
en eso. Conozco el problema. Lo he ido superando -y vacila al
decirlo-. Y esa lucha es ms ardua en el maestro, en el creador
de pueblos, en el hombre irradiante. Cuando se piensa en lo di-
fcil que es echar fuera de un cerebro sabio las viejas ataduras,
espanta suponer lo que costar desarraigarlas de las masas incultas.
El que aspire a crear, a perfeccionar, ante lo arduo de su propia
edificaci6n, llega a medir, horrorizado, la cantidad de fuerza que ha
de emplearse para la edificaci6n de muchedumbres hundidas en
abismos de sustos, en simas mitol6gicas... Pero nada de esto tiene
que ver... La afirmacin del principio vital es ya una afirmacin
cientfica. El problema de angustia individual, la duda de los jus-
tos, no es ms que la sublimacin gradual del pensamiento... Yo
tambin he dudado de m mismo. Usted y yo, Vargas, tenemos
muchos puntos de contact. En usted, el problema es ms com-
plicado, pero tambin el alcance es ms noble. Hermoso destino
el suyo Vargas! Encontrar material virgen para realizar un mundo
con una filosofa y un mtodo! Lo mo, ya est viejo; hay que
rehacerlo. Pero ambos hemos tenido el hermoso don de la angustia.
Su primer educacin fue religiosa, verdad?
-S.
-La ma fue ms que religiosa; fue de lucha religiosa. Yo
empec por ser clrigo, y fui un alma golpeada en el cruce de un
cisma. Ha odo usted hablar de mi to Juan?
-S.
Mi to Juan tambin fue clrigo; un buen pastor, un orador.
Pero fue un torturado, hasta que los presbiterianos se dieron cuen-
ta. Se alz6 con sus discpulos, fund la secta de los bereanos o
barclayistas y gobern su iglesia hasta su muerte. Yo nad en la
desembocadura de dos ros de filosofa, encrespados. La ciencia
me salv. Es curioso, que usted haya venido a m.
La ancha mano cae fraternal sobre el hombro del discipulo.
Vargas alza el rostro y mira al lago terso, a los trigos mansos,
a la roca lejana.
-Las fuerzas fisicas, las fuerzas qumicas, today la mecnica
y todas las combinaciones juntas podran llegar a mover el ms
pesado de los cuerpos; pero ellas, todas juntas no alcanzaran
a producer una angustia. Hay sentimientos sublimes, ms all del
tejido. Cuando todo est en reposo, cuando todo est en equilibrio,
cuando se ha llegado al equilibrio supremo, que es el alma del
sabio, entonces es cuando la angustia cobra todo su alcance creador.
No hay nada igual a la angustia en el equilibrio.
Barclay echa sus manos a la espalda; se aleja hacia la ciudad.
Las primeras rachas de la noche otoal hinchan, pliegan y tre-
molan, como a cosa vacia, su hopalanda verde. Va, como un rbol,
en las manos del viento. Los discpulos le siguen, lentos, mientras
se erizan las plegadas esclavinas, como cuellos de gallo.
A media march, Barclay se vuelve, agitando los brazos.
-Ah! Qu es eso de primeras causes? Andar! Marchar!
Roberto Barclay! Ah, Barclay Allardice! Mil horas marchando
sin pensar; mil millas sin un "porqu". Lo mejor de los Barclay!
CROMO DEL CAMPO Y EL HERBOLARIO
Van sudadas las dos mulas y con sed los jinetes, metidos
bajo sombreros blancos, por tierras de Humacao, entire Patillas y
Guardarraya. Vienen de Caguas y se encaminan a Ponce, despus
de doce das en Patillas.
Es abril de 1823 y desde marzo estn cazando hojas y flores
al travs de Puerto Rico, el francs Augusto Ple y el venezolano
Jos Vargas. Se han conocido en San Juan. Viene Ple en comisin
del Gobierno de Francia. Vargas, de Inglaterra pas a Pars, siem-
pre detrs de la sabidura. En Puerto Rico, es dueo de la hacienda
de Aguas Prietas, heredada de su padre junto con doa Ana Teresa
y sus hermanos. All se ha congregado toda la familiar; pero el
mdico siempre anda de salida. Cuando no est con un enfermo,
est descifrando una flor.
No descansa; de toda la isla se le llama ya a todas parties
acude; como cirujano general, como oftalmlogo, como toclogo,
se hace imprescindible; realize amputaciones, asombra su pericia
en intervenciones peligrosas, en la talla perineal, en la reseccin
del maxilar superior, en la paracentesis; su mayor inquietud, como
patlogo y terapeuta, es el studio de las enfermedades tropicales,
de los azotes de su tierra y de sus gentes, de la fiebre biliosa, de
las afecciones hepticas, del tifus, de la fiebre amarilla, corrigiendo
todo lo hecho hasta entonces en el tratamiento de este ltimo mal.
De Puerto Rico va a San Thomas y a las Antillas menores,
siempre aliviando, siempre escarbando plants. Sobre el cuerpo del
hombre o sobre el cuerpo de la tierra, ya sus ojos no son ms
que gavieros de descubrimiento. Ha estudiado las propiedades
de las aguas de Coamo, las riquezas minerales de toda la Isla;
ansia desentraar las tierras, como si aspirara a dejar a los hom-
bres la ntima vocacin de la naturaleza americana y el secret de
todas sus posibilidades.
Y el destino de Venezuela es su obsesin. "...lo que ms
deseo y forma el colmo de mis aspiraciones -dice a su hermano
Miguel- esto es, establecer en nuestra patria las primeras bases
de un institute cientfico, a nivel de la riqueza y magnificencia de
su suelo, de su valor y de la figure que hace ya por sus talents
y esfuerzos militares y de la sagacidad y espritu que marcan tan
bien a sus habitantes. Si yo llego a verme en cualquier capital de
Colombia, dejando entire mis paisanos mis pocas luces, mis libros,
mis trabajos y cuanto he hecho con mi perseverancia y mi industrial,
poco o much que sea, til o indiferente, yo me creer del todo
satisfecho. Puedes creerme que me contemplo aqu como en ex-
pectacin o en preparativos, siempre para trasladarme a mi pas".
Est esperando a Venezuela y hacindola en l: "Cun ajeno
estoy de seguir enteramente la vida de hacer fortune prescindiendo
de mis libros!".
Comentando la usurpacin de Iturbide, dice a Miguel, en
carta de 12 de agosto de 1822: "Iturbide se ha coronado Empera-
dor en Mxico, como vers por la adjunta Gaceta... Mucha am-
bicin es la del seor Iturbide; muy pronto ha subido; iquin
sabe si caer tambin! Cunto ms grande, ms glorioso, ms
digno del respeto y veneracin de las presents y futuras genera-
ciones fue Washington y ser Bolvar, si contina en su noble en-
tusiasmo de parecrsele! Muchos mritos, muchos trabajos, sufri-
mientos y sacrificios y que los pueblos recompensen. Pero el seor
Iturbide s61o se bati una vez, la poltica hizo la guerra y con tan
poco trabajo y a despecho de muchos que han trabajado much,
sube de Coronel a Emperador en menos de ao y medio. Vicisitu-
des tan sbitas no las sufren los pueblos, much menos en el actual
siglo...".
Sigue con ansiedad la suerte de las armas; en mayo de 1825
dice a su hermano: "Actualmente nos debemos a nuestra Patria,
a nuestros conciudadanos, a nosotros mismos; y entonces, no hay
sacrificio, aun el de la vida, que no sea just, necesario y placen-
tero... Ojal, mi amado Miguel, pueda yo ver cuanto antes el sus-
pirado da en que principle a pagarle el tributo de mi deber, con-
tribuyendo, aunque muy poco, a sus adelantamientos en mi ramo".
No se limit a sentir a Venezuela; siente a Amrica toda.
"Por lo que hace a mis proyectos, stos no varan de lo que fueron
desde el ao de 1813, en que me fui a Europa; esto es, adquirir
algunas luces que perfeccionen mi profesin, para ser til a cual-
quier pas de Amrica, ya siguiendo mi prctica, ya planteando un
sistema de enseanza".
Y en esa misma carta estampa esta frase de estupenda ori-
ginalidad: "Celebro much que te ocupes en el servicio de nuestro
pas. Ojal llenes todo el hueco de tus deberes".
Y mientras tanto, sigue estudiando y explorando, el mine-
ralogista, el mdico, el qumico, el botnico. Est recorriendo con
Ple today la Isla; ya estar con el doctor Bestero y este insigne
naturalist consagrar su nombre bautizando una plant nueva con
el nombre de "Vargasia". Y los bosques y las playas de San Tho-
mas, de Antigua, de Martinica, vern pasar al hombre que lee en
la mano de las cosas.
Ahora est con Ple, durante una de aquellas excursions
que hacan por tierras de Puerto Rico en busca de flores, hierbas
y hojas para sus studios botnicos. Augusto Ple habla de su hijo
Len, el future historiador.
-Har usted una segunda edicin del Joven Botnico y
reanudar los dilogos entire el padre y el hijo acerca de las ciencias
naturales. Y volver usted a Amrica.
-Irremediablemente. Cuntos han venido a hacerla suya!
Y ella hace suyos a los que vienen. Un da he de volver. Quisiera
traer a Len. Si llega a tener en sus manos mis colecciones, har
como yo, como l, como todos los nios: correr detrs de las
mariposas.
-Como los conquistadores y descubridores. El Dorado... los
tesoros materials y la codicia detrs... Pero ms all de El Do-
rado est el alma del mundo nuevo, la ilusin de la vida intuida
por los series; ellos no saben cmo se van detrs de ella y se inter-
nan cada vez ms en la nueva delicia geogrfica. Unos por el oro,
otros por la flora nueva, otros por el ave singular; todos, sin darse
cuenta, por la nueva vida.
-Por la Libertad. Aqu yace. Usted y yo buscamos flores,
plants, rocas, mariposas. Todos, todos, estamos ensayando un
mundo sabio, culto, pleno, maravilloso, en cuya selva florece la li-
bertad, la flor de todos los herbolarios.
-Bolvar est invadiendo el Sur. Va al Per. Cuntas flo-
res de sas lleva ya recogidas!
Se han detenido. Mientras el francs cruza las manos sobre
el pico de la montura, el criollo tiene el rendaje pegado al pecho
y mira al frente, a lo lejos.
-iOh! No slo el destino de Colombia, ni de Amrica; la
suerte de la nueva vida, la dignidad de los series, el fuero de la
naturaleza van con l! Bolvar! iMe estremece pensar que no haya
un da en el future para juntar a las suyas mis pequeas cam-
paias! Junto a sus batallas, junto a sus marches estupendas, junto
a sus grandes sacrificios, mis vigilias obscuras, mis caminatas por
las hojas, mis pequeas batallas con las flores!
-Todo es el mismo trabajo. La media de la hazaa debe
ser la media del rendimiento til para el mundo que se prepare.
Estudio, culturizacin, conocimientos de la tierra, del ambiente y
de la posibilidad; y despus, enseanza, preparacin de los hom-
bres para recibir el mundo que el guerrero le traiga...
-S, se trata de captar el alma de Amrica libre, no s61o
de librarla de sus conquistadores.
Se trata de obtenerla, ya no en su libertad poltica, sino en
su ms profunda libertad, en la conciencia de su espritu nuevo;
se trata de perseguirla y asirla y ofrecerla al mundo, que ya no
podr librarse de su adorable tentacin y ella no podr librarse
tampoco de su grave destino frente al mundo; se trata de perseguir
y apresar el ejemplar de nueva libertad. Y en su misin future tal
vez quede clavada como las mariposas, ofrecida a sus hombres y al
mundo.
Amrica misma significa libertad. Y es eso lo que han de
comprender sus hombres. Es esa la misin de sus naturalistas, de
sus sabios. Estos ros inmensos, estas llanuras infinitas, estas selvas
intocadas, estas montaas eternas, no pueden ser vencidas por
el esfuerzo de uno ni de pocos. Esto no poda ser de una corona
ni de una oligarqula. Un Amazonas, un Missisipf, un Orinoco, re-
quieren humanidades para someterse. Concurso de millones de bra-
zos en armoniosa cooperacin. Sin un esfuerzo colectivo, Amrica
no ser nunca de nadie. O de todos o sola, ingente, como un mito.
Por eso, la ciencia de los naturalistas explicar la fuerza y la calidad
de los recursos. La cencia de los educadores acopiar la fuerza hu-
mana al inmenso material. Y la ciencia y s61o la ciencia encauzar
en las gentes de Amrica el sentido real de la forma de vida que
reclama su naturaleza. Hija, al parecer, de una aventura, y en rea-
lidad, Canan de un xodo, ella, ha de recobrar su misin de refu-
gio de la justicia. Democracia es una palabra que vena con los
descubridores; huy a las selvas, perseguida por las oligarquas
de mineros, de politicos y de terratenientes; y detrs de ella, van
ejrcitos y sabios solitarios. El da del encuentro ser el da del
nuevo Descubrimiento. Tierra apta para suministrar trabajo a todo
el mundo, tiene de sobra para remunerar ese trabajo. Hija de una
honda sed de justicia, hija de un hambre secular, parece mentira
que las palabras hambre y sed puedan pronunciarse siquiera junto
a sus selvas, junto a sus costas o junto a sus ros.
El mismo da de la ltima batalla comenzar la guerra de
la responsabilidad americana. Leyes sabias y justas, el estatuto
de un plantel ofrecido a los tiempos, la formula de un orden hijo
del pacto original, que reivindique el respeto de los hombres y la
consecuencia con la naturaleza.
-Ah! Detrs de Bolvar... cunta gloria! iY adelante de
Bolvar, cunta angustia!
-Y al mundo politico espaol suceder un mundo de H-
roes, un Olimpo que todo querr tenerlo entire sus manos.
-Y el brazo del Paladn se agotar en la lucha y ya no ten-
dr fuerzas para traer al cauce los ros desbordados. Tal vez en su
ltima hora se perder su mirada detrs de la mariposa escapada.
-Pero ser alcanzada un da.
-Despus de una larga noche. Descubridores, conquistado-
res, misioneros, libertadores, maestros, naturalistas, sabios, nios
de la niez de Amrica, detrs de la mariposa o de la floor.
All va Bolvar, clavando banderas en su escaparate de her-
bolario; all va, trepando y bajando, cruzando ros y llanos aluci-
nados, entire las alas de fuego, persiguiendo la mariposa nueva.
Aqu van los dos leyendo hojas, abriendo capullos, tradu-
ciendo selvas, persiguiendo tambin la mariposa, descubriendo la
Amrica por descubrir, ntimos de la montaa en busca de la nueva
floor. Y as es toda nuestra Amrica, campo y estancia del herbo-
lario.
Pero queda un camino seguro. El cultivo de la flor en si
mismo. Sentirse Amrica y explorarse y regarse y cosecharse, her-
bolario y campo. Pequeas Amricas en busca de Amrica.
Augusto Ple va a morir en Martinica, envenenado. No mo-
rir como prometi morir en su carta a Vargas en 1824: "Si no
muero en Pars, ir a terminar mis das en su bello pas, que amo
ms que nunca". No volver a Francia; Len Ple, su hijo, ser
historiador; no har la historic de las cosas sino la historic de los
hombres.
Y Vargas, el herbolario, va a cruzar el Caribe para el ha-
llazgo de la flor amarga y para el incansable andar hacia la angustia
de la flor escondida.
LA NOVIA DE LOS VIUDOS
La sala vaca, regada de hojas y flores viejas. Un postigo
abierto deja entrar al sol, que pone una alfombra amarilla en me-
dio de la estancia. La araa y las briseras tienen lazos negros. De
la sala va escapndose el ltimo aroma de las flores transitorias
que estuvieron all con la muerta.
El patio entire los anchos corredores. Granados, pltanos, tri-
nitaria. En las paredes, mapas, estampas anatmicas, sillas todava
enfiladas del velorio. Al fondo, un tinajero con piedra de Araya
festoneada de helechos; ms all, trajn de cocina.
Es la casa N? 11, entire Muoz y La Pedrera; tiene flores
en el zagun y olor de farmacia en las alcobas. En la galera, jun-
to a la cama, ante un pequeo velador, el hombre describe: "Cara-
cas: 27 de mayo de 1827. Amado Miguel: por fin sucumbi la
pobre Encarnacin. El viernes 25, a las siete y media de la maana,
expire de repente, sin agonizar ms que dos o tres segundos. He
llenado mis deberes tributndole en cuanto he podido los honors
fnebres a una mujer que am...".
Casi lo esperaba la paisana, como puerto final, en aquellos
das de 1825. Todo lleg6 como los vendavales a la costa. All, el
doctor ya famoso, que hablaba idiomas, que vena de Europa, que
amaba el baile y traa la elegancia inglesa, la gracia francesa y la
cadencia antillana en el esbelto talle, que juntaba al vigor, la sa-
bidurfa y al mpetu la plenitud que da la vecindad de los cuarenta
anos; y a su lado, la viuda hermosa y joven. Encarnacin Maitn,
recin salida del luto de don Jos Mara Castillo. Est convale-
ciente, pero finge quebrantos mayores para prolongar la visit del
mdico. Y nada mejor que el ejercido, por las tardes, con el pa-
drinazgo del mar y el rumor de los cocales de Camur y el fresco
de la vieja arboleda junto a los muros del cerro del Avila, ponti-
fical en el tramonto. Y siempre con el mdico, en previsin de
recadas. Hasta que lleg6 el caso del sabroso contagio spiritual; y
el enredijo de calls de La Guaira vio pasar al doctor desenre-
dando caminos, perdido y suspirante, haciendo guardia de misa de
seis o charla de farolero.
Y un da de 1826 se casaron; ella, siempre enfermiza; l,
siempre desvelado. Juntos, hacan excursions. Ni un moment
ces la actividad del sabio; y an quedaban madrugadas y tardes
para escarbar los campos y preparar acaso la coleccin del hijo,
como la que soaba Ple para Len.
Pasaron a Caracas, donde Vargas era mdico-cirujano del
Hospital Militar. Su presencia era signo de reform; mejora del
servicio, higiene y humanidad. Y al mismo tiempo, surga la oca-
sin que pondra en presencia al hombre nuevo con la vieja forma,
al espritu del mundo por venir con el hlito del antiguo mundo
carcomido, pero no difunto. Fue La Serpiente de Moiss.
La Serpiente de Moiss fue un folleto editado en Bogot y
reimpreso en Caracas por el reverendo Miguel Santana, respaldado
por el Den, drigos y cabildantes. Era la apologa de la intole-
rancia religiosa y la crtica violent de las conquistas liberals de
Colombia en el campo de la libertad de pensamiento.
"Monstruo horrendo, el tolerantismo...", comenzaba diciendo;
y un comentarista pesca con certera gracia esta frase: "y los cris-
tianos como Isaac", observando: "Naci Isaac el ao 2.108 del
mundo, 1892 antes de Jesucristo, y sin embargo, la Serpiente
dice que fue cristiano. El sindico municipal don Toribio Iribarren
acus de sedicin al folleto; nombrse un jurado compuesto por
Vargas, Felipe Mejas, Lzaro Caras, Juan Jos Garca, Carlos Cor-
nejo, Pedro Porras y Esteban Molowny. El Jurado declare a La
Serpiente incurso en el tercer grado de sedicin y el Prebendo San-
tana fue a la crcel. Armose el escndalo. Los clrigos, respaldados
por doctors plumarios emprendieron la ofensiva; la gente nueva se
agrup en torno al Jurado y los jvenes ofrendaron al sindico una
palma en premio al servicio prestado "a la causa de la Filosofa".
Vargas era cristiano; era catlico. Pero ya lo habia dicho su
maestro. No hay nada igual a la angustia en el equilibrio. El vi-
talista y el baconiano, el catlico y el materialist, vivan frente a
frente en su espritu; y s61o el ansia de dacin, la concencia irre-
ductible de su misin forjadora y ejemplar mantenan el equilibrio
dentro del nima en faccin. Su voto no est todo de acuerdo con
el del resto del Jurado. Va ms all del liberalism; se adelanta
en magnifica leccin ms all de los que vinieron despus. Es la
consagracin del principio en una absolute afirmacin. Es la ple-
nitud del respeto a los fueros del pensamiento human, es la floor
superada del liberalism, contenida en advertencia a la vez reposada
y enrgica.
Vargas condena las ideas sostenidas en el folleto, pero se
niega a castigar a su editor, proclamando que ste tiene derecho
a critical "hasta las leyes fundamentals de Colombia". Sus "Re-
flexiones Imparciales" acerca de La Serpiente, son un monument
de austeridad republicana' Hace la ardiente defense de la toleran-
cia; se atreve a pedir que no se confunda la religion de Jess con
la del Pueblo de Israel, porque "el ejrcito israelita era llamado
ejrcito del Seor; Dios era su primer caudillo y no es possible
comparar un sistema religioso que mantiene las bases para una
sociedad teocrtica con los que preconizan una religion puramente
spiritual, sin ms relacin con los negocos politicos y civiles que
la que pueda derivarse de las mximas generals de virtud y ca-
ridad universal que dictan a los hombres; Jess no eligi ni sena-
1 Vase el Apndice.
does, ni jefes, ni capitanes del pueblo, sino unos pescadores des-
autorizados que publicasen su doctrine, para separar de ella today
idea de poder y dominio temporal". Proclama la sustitucin del
nombre del Dios de los Ejrcitos, "ttulo estrepitoso", por el apa-
cible y dulce de Dios de la Paz.
El autor, en el amontonamiento indigesto de autoridades
y ejemplos en favor de la intolerancia, no se detiene en arrastrar
hechos verdaderos o fabulosos de santos y beatos que a lo sumo
prueban el fervor exagerado de su creencia. Asimismo podra pro-
banos el de la caridad y penitencia por prcticas de una austeridad
extraordinaria, como por ejemplo, la de estar muchos aos sobre
un pilar, la de mutilarse los miembros, y aun castrarse. Se deduce
de aqu que todos los cristianos debamos hacer lo mismo, so pena
de dejar de serlo o de condenacin? Lgica singular! Pues tan
ridicula sera la imitacin de aquel celo de creencia e intolerancia
de parte de todo un pueblo de cristianos, como la de estas prc-
ticas austeras. Sin duda que tal pueblo presentara un aspect
singular.
Invoca en apoyo de su tesis el caso de Jess, la crucifixin
del fundador del Cristianismo, victima de la misma intolerancia. Y
proclama: "Desengamonos: el horror a los extranjeros, la rigu-
rosa intolerancia que se observa en estos pauses de la Amrica Es-
paola, era un resultado necesario de la poltica del gobierno es-
paol, abusando de la santidad de la religion para sus miras de do-
minacin perpetual y exclusive". "Los crmenes pblicos, la inmo-
ralidad de los pueblos, no nacen de la profesin de esta o aquella
religion. Si tuviramos que acusar a la religion exclusive o uni-
versal del pas de los crmenes de los hombres, no quedara muy
bien la cristiana, apostlica, romana.
Luego entra a calificar el folleto en el campo de la Ley y
conclude afirmando que su contenido ataca la constitucin funda-
mental de Colombia, sus leyes y sus tratados. Pero al punto ex-
clama: "Pero escribir contra las leyes fundamentals de Colom-
bia es excitar a la religion? Creemos que no, con tal que s61o se
discuta la justicia o injusticia, la conveniencia o perjuicio... Cree-
mos ms: que una de las preciosas ventajas de la libertad de im-
prenta es hacer llegar a la noticia de los legisladores y dems
funcionarios pblicos los verdaderos efectos de las leyes y dems
providencias, para modificarlas o anularlas... Luego, es libre dis-
cutir la utilidad o conveniencia de la tolerancia civil y poltica o la
prosperidad de las naciones. Para nosotros, esta es una verdad
demostrada en poltica, fundada sobre los principios ms liberals,
sobre los hechos, sobre experiencia uniform de todos los pueblos
ms civilizados; constitute, en la opinion de la mayor parte de los
publicistas y economists polticos, la base principal de la pros-
peridad de las naciones mis florecientes, y en nuestro juicio es
una de las fundamentals del fomento de Colombia, es un dere-
cho sagrado de las gentes y ejercido de hecho para todos los pue-
blos cristianos, an en mayor latitud que por el gobierno de esta
Repblica... la libertad de imprenta basta; ella produce por s
el lleno de sus efectos... los ataques a la libertad de los escritores
exaspera los espiritus, obliga a recurrir a tiros indirectos, a la cir-
culacin de producciones clandestinas, infinitamente ms peligro-
sas". Y concluye: "Hemos, pues, presentado bajo su verdadera
fuerza las razones que militan en favor del folleto como un im-
preso y las que lo condenan como revestido con un carcter de
malvolo y sedicioso".
Y de aquel document quedan para el frontispicio de toda
una profesin de fe estas frases de diverse intencin: "A la verdad
que predicar tolerancia contra la misma intolerancia es una para-
doja ridcula; valdra tanto como predicar el respeto a la conserva-
cin del hombre en favor de un asesino que nos asestase sus tiros.
La libertad de pensar y la de creencia son correlativas. La libertad
de imprenta y la tolerancia civil y poltica son pues, hermanas y
bien identificadas".
Y quien esto escriba, oa misa los domingos en Las Mercedes,
se confesaba con el Padre Jacinto Madelaine todos los meses y
le daba dos pesos para limosnas.'
1 En el Apndice se inserta el trabajo de Vargas, imprescindible para el
buen conocimiento de aquella conciencia singular.
Por esos mismos das emprenda el ejercido de su profesin;
pero lo que ms poda en l era el ansia de exteriorizacin, el
afn de irradiar en sus compatriotas sus propios conocimientos.
Expuso al doctor Avila, rector de la Universidad, las necesidades
de reformar el Instituto, incompatible con las necesidades de la
Patria; a sus propias expenses abri una ctedra de Anatoma
en su casa, predict por doquiera la necesidad de incorporar las
instituciones al plano de las corrientes contemporneas.
Entre los precursores de la Reforma Universitaria, no es
possible negarle la primera fila. Anacrnica y arruinada la encontr
y su empeo primero fue darle la base primordial de toda reform:
la base econmica. Fue incansable en su empeo de dotarla de
fondos propios, nica raz hist6rica de todas las autonomas.
Comenz el ao de 1827 con la reunin del claustro uni-
versitario para la eleccin de nuevo rector. La reeleccin de Jos
Cecilio de Avila, varn insigne, precursor de la Reforma, era apo-
yada por escasos votos; la eleccin de Vargas era adamada por
la juventud. Pero -y he aqu la primera reforma- los mdicos
no podan ser rectores. Se decidi suspender la sesin para pedir
al Libertador la derogatoria de semejante clusula de los estatutos.
Era la presin de gente nueva. Bolvar estaba en Caracas. Al da
siguiente, derog las viejas Constituciones Universitarias. Vargas
fue electo rector y Bolvar haba llevado al mdico, no slo a la
cabeza, sino a la cabecera de la cultural national.
La Universidad rindi homenaje al Libertador; ella acababa
de recibir de sus manos los bienes de los Conventos. Desde ese
da marchaban juntos los desvelos del Padre y del Maestro. Var-
gas emprende su labor de reforms. Su principal objetivo es soli-
dificar la existencia econmica de la Universidad, dndole recur-
sos independientes; organize las rentas; se hizo un fantasma de los
deudores del Instituto, cobrando a toda costa; redact los estatutos
y un program de enseanzas que remozaba todo el sistema ya
caduco; supli nuevas ctedras. Aquel claustro transitado por lentos
repetidores de latines lleg6 a asumir en el rectorado de Vargas
su primera fisonoma universitaria; se pagaron las deudas y ense-
guida se emprendi la reform de los studios; se nombraron Co-
misiones para redactar un proyecto de materials.
Resultado de los desvelos de Vargas fueron los Estatutos de
1827, que rigieron hasta el 43, en que fueron sustituidos por
otros redactados por el mismo Vargas como president de la Di-
reccin Nacional de Instruccin Pblica. Entraron a la Universidad
ciencias que alli no se cursaban: Anatoma, Ciruja, Obstetricia.
Qumica, Botnica, Farmacia. Era la poca en que para recibir el
grado de Boticario, el candidate deba ser catlico, blanco, hijo le-
gtimo, y juraba no vender a precious excesivos, no cobrar nada a
los pobres, obedecer las leyes, guardar los preceptos del Tribunal
y defender la pureza original de Mara Santsima...
Y por el esfuerzo de Vargas, Bolvar sustituy ese Tribunal
con la Facultad Mdica de Caracas. Y se reform el viejo Protome-
dicato, donde los cirujanos "romancistas" eran como los "chopo
de piedra" de la ciruja. Y se proveyeron ctedras de Derecho
Civil, de Derecho Pblico, de Derecho Prctico, Instituciones de
Justiniano, Ciencia Administrativa, Derecho Internacional, Legis-
lacin Penal, Economa Poltica, Elocuencia y Lenguas Vivas, Ana-
toma General y Descriptiva, Patologa General, internal y externa,
Medicine Legal, Materia Mdica. Se hizo obligatoria la asistencia
a las clnicas de los hospitals y a la Academia de Bellas Artes, a
las classes de francs e ingls; las classes de Anatoma deban darse
sobre el cadver o modelo anatmico; se obligaba a disecciones
de animals para el studio de la Anatoma comparada; se estable-
cieron los certmenes pblicos, se fund la Biblioteca de la Uni-
versidad. Con los recursos de la poca, el paso dado por la Uni-
versidad durante el rectorado de Vargas equivale a una revolucin
en su sentido social tanto como en su sentido administrative.
Emprende tambin la labor de organizer Gabinetes de fsica
y qumica, honra la memorial de Baltasar Marrero, fundador de la
filosofa modern en Venezuela, install classes de higiene y fisio-
logia; entroniza en la Biblioteca de la Universidad los libros le-
gados por Miranda, y abre, en fin, las puertas de la ciencia a todos
los venezolanos, sin distincin de classes ni de procedencia.
Y en medio a su labor, no polariza la angustia en un solo
sentido. Nunca fue monocorde. Era el policultivo del espiritu
americano. Est enfocando claramente el moment social. Ya se
adentra en el drama venezolano del que va a ser l mismo, prxima
encanacin. Pintarle en esa hora hace imprescindible pintar el
moment social que le escogi como trasunto de la Patria; y en
ese moment, ms que nunca recuerda aquella angustia de seme-
janza con su tierra, que le encantaba y le estremeca al par en las
noches de Cuman.
Bien saba l que el hecho histrico no tiene otro inters que
el que pueda representar como element de revolucin, esto es,
como element de fenmeno; pero tambin saba que las revolu-
ciones son fenmenos vitales, fenmenos de fisiologa, fenmenos
de salud humana, as como las grandes regresiones son fenmenos
de patologa, esto es, de enfermedad humana.
El hecho regresionista interest como reverso patolgico de
la presencia del element vital, del element de defense social,
como prueba de la existencia del element superador; no se le ocul-
taba que la conmocin poltica significa el "climax" o moment
convulsivo de la revolucin econmica progresiva, despaciosa en la
historic. Es el paso de la preparacin a la creacin, del pensamien-
to a la palabra, de la subconciencia a la accin consciente. Y sa-
biendo todo esto, sabia tambin que el pueblo venezolano haba
sido relegado en la colonia a la condicin de implement de tra-
bajo; que el trnsito realizado por la independencia fue simple-
mente un cambio de seoro, la reivindicacin de la riqueza para
las manos de los seores criollos; y comprenda algo peor: que
la independencia habia creado un nuevo tipo: el guerrero ascen-
diendo a libertador.
Lo que poda aprender la masa de ese guerrero no era sino
lo mejor para su fortune personal, pero lo peor para su fortune
social: era el ejemplo de la hazaa glorificada, de la oportunidad
gloriosa para mandar a los dems, rompiendo el hilo anterior que
les una a los de abajo. El general salido de las filas populares iba
a tener ms parentesco con sus nuevos iguales, los seores, con sus
viejos iguales, los mesnaderos.
Y de todas esas circunstancias induca que los movimientos
autonmicos que siguieron a la Convencin de Ccuta no eran
la expresin de un nuevo sistema, no eran el sistema de una nueva
vida, sino el proemio de un caos y la prolongacin de los ltimos
das coloniales; en una palabra, que la revolucin no se haba rea-
lizado sino que sus postulados haban servido de fundamento a
una prerrevolucin de arriba. Los seores necesitaron su indepen-
dencia econmica de Espaa y lo lograron; Bolivar concibi un
orden americano e intent la realizacin de un todo orgnico; pero
eso tampoco favoreca a los oligarcas de Venezuela; la hegemona
granadina les resultaba tan pesada como la hegemona de la Com-
paa Guipuzcoana en el siglo XVIII. Ellos saban aprovechar
los elements puros de las revoluciones y disfrazar con ellos sus
propios medios de llegar a sus propios designios finales.
Por ello, en el anhelo separatist, todo lo supieron apro-
vechar; saltaron limpiamente, cuando fue precise, de su aversin
a los militares recin hechos, a la utilizacin y consagracin de
esos mismos valores. Ellos adivinaban el sentido paecista de "pa-
triecita"; saban que Pez en la Gran Colombia tendra que su-
peditarse a generals ilustres, pero que en Venezuela era el amo;
y supieron explotar aquel regionalismo; teman ellos el monopolio
de los ayuntamientos y supieron hbilmente transformar el noble
anhelo de fuero municipalista en la extralimitacin de funciones
de esos cuerpos.
Si de los militares se trataba, supieron hacerlos suyos, arras-
trando a la masa por un fenmeno natural: Pez representaba los
fueros militares y a la vez era el trasunto del military preferido
por las masas guerreras venezolanas; hombre de ancdotas ins-
litas, de gestos singulares, de riesgoso convivir con sus llaneros, de
astucias proverbiales, era el paradigma del soldado para las masas
ignorantes; era el tipo de imitacin. Teniendo a Pez, se tendra
a la masa adicta a l, porque ante todo, Pez encarnaba para el
pueblo el espritu igualitario de los Jefes de la pradera.
No les importaba la aversin que adivinaban en el caudillo.
Pez no la ha disimulado tampoco; bien claro lo ha dicho: "Ellos
no son los que han de hacer la guerra; halagan a los militares cuan-
do estn posedos del temor y los injurian en la prosperidad de
la paz".
El sentido de hazaa cunda en la ignorancia. Cada teniente
aspiraba a ser un Pez y a mandar. Los militares celaban a los
terratenientes civiles y quisieron repartirse las tierras. Ahora bien,
haba dos problems para los intelectuales de la independencia:
Bogot y los militares. Bogot era, econmica y polticamente el
ms grave.
Y rodearon a Pez. Empezaron por echarle encima el Ayun-
tamiento de Caracas; y luego a la Cmara de Representantes, que
pidi ante el Senado el enjuiciamiento del caudillo; Valencia quiso
acatar al Parlamento; pero ya los oligarcas haban enmendado su
tctica: Pez era el Gobierno y permaneciendo leal a Bolvar, les
habra aplastado y al mismo tiempo les habra concitado la impo-
pularidad entire las masas de la patriecita. Cambiaron de guardia;
Valencia desacata al Congreso; Pez, se deja llevar por el oleaje
que le asegura su predominio military y politico, hacindole rbitro
nico. Por eso jura no obedecer a Bogot. Los letrados se engarzan
en proyectos; unos tratan de atraer ms y ms a los tenientes y
a las masas para usarlos mejor, hasta llegar a resucitar los proble-
mas de casta; Caracas se hace federalista con muchos de los que
luego seran conservadores; Pez se encuentra convertido en Cau-
dillo federal y amenaza castigar a los que vayan contra ese sis-
tema que ms tarde, en una revolucin de mayor estructuracin
social, va a dar al traste con la vocacin centralista del lancero.
Al par de esos movimientos, la miseria se enseorea del pas.
Nadie sabe realmente lo que ha de hacerse. Se teme la aproxima-
cin de Bolvar; Pez vacila y empieza a jugar a dos carts; mien-
tras por un lado anuncia la llegada del Libertador como final de
todas las desdichas, por el otro ordena a sus tenientes prepararse
para resistirle, le acusa de venir con pual en la mano, levantando
horcas y patbulos y el lenguaje que ms impresiona a los ignoran-
tes annciales que Bolvar viene a prenderlos para llevarlos amarra-
dos a Bogot. Prepara, en una palabra, el espritu regionalista.
Llega Bolvar. Su carta de Coro a Pez puede contarse entire
sus mejores batallas. Venci a Pez por la grandeza y aplaz la
disolucin por la energa. Se encuentra en Puerto Cabello; la paz
se ha hecho; pero Colombia est liquidada. El mismo da de la
entrada a Caracas, Pez describe a Domingo Montes una carta
que, presentada en unin de su anuncio filial de 15 de diciembre
y de su carta subversive a Corelio Muoz, nos ofrece el ejemplo
de ms estupenda versatilidad o de mayor debilidad poltica en
manos de los separatists, que pueda concebirse.
La carta a Muoz es de 29 de diciembre de 1826 y es una
orden de guerra a muerte contra Bolvar: "Mi querido compare.
El velo se ha descorrido. El general Bolvar, despus de las pro-
testacones ms sinceras de amistad, y del deseo de salvar la patria,
viene con el pual en la mano. Acaba de llegar de Barquisimeto
el coronel Torrellas, quien ha sido sorprendido por un edecn del
general Bolvar (Frguson) con un corto nmero de hombres sedu-
cidos del pas, y le ha intimado arrest; mis comisionados Pea
y Cistiaga han corrido la misma suerte, con la desgracia de no ha-
ber podido escapar como Torrellas. Viene en nombre del Gobierno
de Bogot hacindoles rendir homenaje a todos, y amenazando a
los rebeldes. Ha llegado, pues, el instant de obrar; preprese
usted y ponga al pas en una actitud guerrera y a cubierto de cual-
quier invasion, sea de fuerza o de seduccin. Firmeza, compare;
esta es la que nos va a salvar; esta es la que nos ha salvado en
las pocas de apuro y de conflict. Nadie tiene ms experiencia del
valor de los apureos que yo; este valor, este herosmo ha salvado
la patria en otras ocasiones; ahora la afirmar su dicha. El punto
de mis operaciones es el Apure; con l pienso vencer, teniendo a
mis compaeros antiguos. Cuidado, compare, no se dejen aluci-
nar; horcas y patbulos viene levantando contra nosotros; opon-
gmosle firmeza, lanzas y espadas, y derribaremos su poder; l es
una sirena que piensa halagarnmos con palabras de miel; los hombres
fuertes no se rinden a esta arma dbil. Seale sta a todos nues-
tros compaeros, y digales que cuento con todos, todos, todos,
y que no se fen del nombre de Bolivar, porque con l vienen sor-
prendindonos para llevamos amarrados a Bogot".
La carta a Montes es de 11 de enero de 1827 --trece das
despus- y dice as: "Coronel Domingo Montes: Mi querido
amigo y compaero: al recibo de sta supongo a Ud. instruido
del feliz desenlace conque han terminado nuestras disensiones po-
lticas. Al siguiente da de haber llegado el Libertador a Puerto
Cabello, dio su Decreto de 1o del corriente, sepultando con l
todo lo pasado en un eterno olvido. Los pueblos tienen todas las
garantas que puedan apetecer para su seguridad y a ningn com-
prometido en la causa de las reforms le deben quedar recelos
de resultados de ninguna clase. Yo doy a Ud. mil parabienes por
este feliz acontecimiento, porque la Repblica se ha salvado y por-
que la paz, la unin, la fraternidad vuelvan a nacer en el corazn
de todos los venezolanos. Me hallo en esta capital en compaa
del Libertador. Ayer hizo su entrada triunfal a las 4 de la tarde,
en medio de un pueblo inmenso y enajenado de placer hasta el
extremo del delirio. An estamos en fiestas, pero yo sin embargo,
hago un parntesis a la alegra pblica para comunicar a Ud. tan
plausible noticia. El lenguaje del Libertador a los pueblos y en
todas las reuniones ha sido constantemente la paz, la confianza y
la uniformidad de sentimientos y es de absolute necesidad que
todos correspondamos a sus puras y benficas intenciones. Hemos
alcanzado un triunfo que bajo todos aspects colma nuestras espe-
ranzas; sin la efusin de sangre, sin los horrores de la anarqua,
nos dar la Gran Convencin y en ella los pueblos ejercern libre-
mente sus derechos, estableciendo aquellas mejoras que estimen
convenientes a su future bienestar. Esto es cuanto se deseaba y
es lo que Venezuela ha obtenido para si y para todos los dems
departamentos. Lo que conviene ahora, mi querido amigo, es que
nuestra amistad salga purificada de este contratiempo, para estre-
charnos mutuamente con nuevos y ms fuertes vnculos y aun
esto no bastar, sino que adems se require que todos estemos
con el Libertador, porque l con nosotros y nosotros con l debe-
mos hacer una masa indisoluble, en que consiste la gloria, el en-
grandecimiento y la prosperidad de la Repblica".'
Estas cartas parecen un modelo dedicado a repetirse centena-
res de veces a todo lo largo de la historic political de Venezuela.
Vargas es liberal; es de los precursores de ese movimiento.
Estima que la esplndida epopeya ha despertado estmulos que
revelan la proximidad de una conciencia de Nacin; preconiza el en-
cauzamiento de esa preconciencia por medio de la educacin y de
la vigorizacin de la virtud civil. Pero sabe muy bien que lo nico
formado definitivamente es la conciencia de una sola clase, que no
quiere actuar sino en su exclusive beneficio; reconoce las ventajas
de la separacin de Colombia, pero al considerar que el triunfo
de 1827 slo ha sido el triunfo de una autonoma parcial, de la
autonoma de un partido oligrquico ansioso de conservar a toda
costa la direccin poltica y la exclusividad de la produccin; al
considerar que el nuevo pacto entire Pez y los letrados ha de
mantenerse a costa de la evolucin social, se afirma en su espritu
la necesidad de conservar la influencia de Bolvar. Bolvar signi-
fica un orden americano, un vasto conjunto, no un orden regional.
La idea de ese orden bolivariano es una idea ensanchada, integra-
dora, ajena al estrecho sentido de casero.
Ahora, con Pez vendr el mismo espectculo del predominio
military, pero encerrado en horizontes domsticos y con una vision
menos generosa del destino americano. Ni por un moment llega
a career que Pez haya hecho todo esto. Pez no quera sino el re-
conocimiento de su autoridad venezolana; Pez ha sido sucesi-
vamente atacado y utilizado por los autonomistas intelectuales;
stos, rodeando al grupo military, exaltndolo para ponerse a su som-
1 El original de esta carta es propiedad del autor del present trabajo.
bra, ganaban el prestigio popular. Para el conglomerado social,
todo iba a ir lo mismo; supersticin, miseria, brazo esclavo, mitos
vigilantes en cada rincn del rancho, sueos de mando cantonal
y el aplazamiento traditional de la cultural y por ende, de la con-
ciencia colectiva.
Vargas apreciaba lo bueno que haba en el esfuerzo de los
civiles por neutralizar, dominndola, la avalanche military; pero
nunca desconoci la magna obra de los soldados de la libertad;
vela claramente que si los esfuerzos no eran encaminados a cul-
turizar las masas y despojarlas de sus mitos con la revalorizacin
de las virtudes civiles y militares; si la obra no se encauzaba por
la exaltacin de la virtud y del valor del trabajo; si se dejaba a las
masas detrs del caudillo y se usaba, nicamente al caudillo, de-
jndolas a ellas como reata oscura, en lugar de quitrsela, en cual-
quier moment al Jefe encabritado podra sacudirse toda influen-
cia y mandar a su antojo. Y es as cmo, al aliarse, "las dos fuer-
zas polticas que venan determinando desde los ltimos aos de
la Colonia la evolucin constitutional de Venezuela, a saber, la as-
piracin de la oligarqufa civil e intellectual a dictar leyes para una
sociedad en formacin y la voluntad de un guerrero prestigioso,
que represents, segn las circunstancias, o el mando de hecho entire
dos revoluciones o la dictadura o la autocracia, factors que armo-
nizados unas veces y otras en pugna, empujaron a la masa popular
en todo el siglo XIX por rumbos no bien definidos todava" (Gil
Fortoul), al consumarse el primer triunfo separatist de 1827,
Vargas comprendi que el Libertador desapareca del orden ve-
nezolano, que de su fuerte concepcin continental quedara un
reflejo domstico en manos de un grupo civil privilegiado y de un
grupo military inferior al bolivariano; que el orden de cosas resul-
tante sera la consolidacin del ltimo traslado colonial y que en
fin, el fenmeno de 1826 no tena las caractersticas del fenmeno
revolucionario, esto es de fenmeno vital, de defense social.
Pero no por eso quiso hurtarse a su parte de responsabilidad.
En el caos ha de estar flotando el element de creacin y l se
dispuso a sumergirse en la corriente. Su actuacin sera all, si no
una fuerza capaz de vencer, s un signo ejemplar, una leccin que
habra de repercutir ms que ninguna en la conciencia naciente
de las masas, para resurgir despus como paradigma en la con-
ciencia ya plena de los pueblos futuros. As realizaba, realizndose,
su encarnacin, su trasunto de Patria, aceptando para sus pies la
primer sangre de la march.
"Particpalo a nuestra madre y a tu esposa. Di a la primera
que falleci despus de un ao de una vida la ms cristiana e ino-
cente...".
Es la hora para una cita. Va a ver al hombre con quien ha
estado en contact casi diario desde que unieron sus esfuerzos en
tomo a la Universidad. Dobla la carta, para Miguel y va recorrien-
do la casa llena del alma de las flores. En la sala, en el sitio en
que estuvo la muerte, la alfombra amarilla del sol; un turbin de
mundos mnimos flota en el rayo oblicuo. El enlutado va metiendo
las sillas a la sala y las ordena en filas paralelas. A su frente co-
loca una mesita y un silln. Ya ha vuelto a ser el aula. En el za-
gun, hasta la puerta, le acompaa el ltimo perfume del entierro.
Va en busca del hombre.
Detrs de la mesa cubierta de papeles, el hombre se levanta
y viene a l. Los ojos son vigilias, la frente es fiebre, la palabra
es ausencia. Tiende la mano, pero enmienda el gesto y le abraza.
-Doctor...
-General...
-Algo ms descansado, eh?
-He reposado un poco.
-A usted le ha ocurrido a una edad reflexiva. Cuando muri
mi esposa, yo era casi un adolescent. Quise morir. Pens que el
mundo haba terminado para m. Despus he soado con que en
mi comience un mundo...
Sonre. De ese modo comienzan a hablar. Se hunden en la vi-
sin desoladora. Cada palabra de Bolivar suena a despedida. Un
siglo despus, un poeta pudo haber expresado la desolacin de su
mirada: "revela un alma casi today ausente".
Se internal en la consideracin de la hora declinante de Co-
lombia y de la trayectoria desorbitada del pensamiento integra-
dor. Pausas ms elocuentes que las frases, les acercan ms y ms.
Reposan los ojos del luchador inaudito en los ojos del Sabio, como
en una sombra de rbol manso. Todo el destino, toda la Patria,
todo el encuentro del espritu creador con el espritu de la crea-
cin va y viene entire los ojos del Padre y los ojos del Maestro.
Como en la barca de papel de la noche oriental, en el coloquio
cabra el criollaje abandonado y el nio ciego en manos de la
horrenda mitologa y el arco de espritu que ha de former Am-
rica en la redondez spiritual del mundo por venir.
Vargas rompe el dilogo, temeroso del tiempo que roba al
Magistrado.
-He venido por la cuestin de Tcata.
-Ya est arreglado. La hacienda Tcata ya es propiedad de
la Universidad. Reclame usted los papeles.
Estn de pie, bajo el arco, entire la sala y el patio. Enmarcado
en el dintel, el rostro de Bolvar se hace lejano, como un re-
trato. Quebrada la voz, pero afirmada en recndito estribo de pro-
feta, le dice:
-Siento que no volver. No me recibirn ms en mi casa.
De Colombia quedarn dos cosas: el sueo y el principio de soli-
daridad continental. De toda la obra quedar la esperanza, lo que
Alejandro guardaba siempre para s. Pero, nada podrn las adversi-
dades contra lo que ha de llegar. Nada podrn los hombres con-
tra el pensamiento nuevo que viene arrollando posiciones. Los
nios guardian el secret de la palabra final. Y eso, lo nico que
queda de la obra, lo dejo en manos de usted. Poder politico, for-
tuna transitoria, predominio military, turno de mando y hegemona,
todo lo adverso ha escapado de nuestras manos; pero he puesto
en las de usted la ltima palabra; la juventud, la infancia. Cuando
el entierro de su esposa, pens, sin sombra de egosmo, que el des-
tino me ofreca el Depositario de mi tesoro. Pens en la coinci-
dencia de su viudez, contempornea con un instant definitive
de la obra. Usted y yo somos los viudos del destino venezolano.
A un lado de la tumba, ya nos sale al paso la nueva novia. Qu
novia la ma y qu noviazgo! Venezuela! Amrica! La novia
de los viudos! Ahora le toca a usted; al lado mismo de la tumba,
recibe usted a la Universidad; recibe usted a la juventud de Vene-
zuela para la boda del Destino. Prosprela usted; todo un Calvario
lo espera; yo estoy ya bajando del otro lado del cerro, hacia los
campos del eterno descanso. All lo esperar a usted; all juntos,
esperaremos la hora de la vuelta. No volver vivo a Venezuela.
Volver muerto y estoy seguro de que encontrar en usted las
manos ms gozosas de recibirme. Le dejo a usted la Universidad,
le dejo el campo para que lo siembre y el dolor de la Patria, para
que lo sufra. Quin sabe si muy pronto tenga algo ms que con-
fiarle.
Lo abraza. Es la primera vez, como Mdico, que ha auscul-
tado un corazn con el corazn. Luego, al darse las manos, se mi-
ran frente a frente. En un largo trasiego, los ojos del Maestro
reciben la emocin y el Depsito.
Sale; ya est en la calle; march como un sonmbulo; de
su garganta asciende, sin romperse, el nudo de la angustia.
Sbitamente, se detiene, afirma el pie. Y echa a andar otra
vez, seguro, a paso largo y resonante, calle arriba, luminoso de
frente y de mirar, resuelto, como un estudiante, orgulloso, como un
Creador.
EL ALBACEAZGO
"Repblica de Colombia. -Corregimiento 1l del Cantn.-
Presidente de la Junta Reguladora.- Caracas, junio 23 de 1829.
Sr. Dr. Jos Mara Vargas.- Del escrutinio practicado por la Jun-
ta Reguladora establecida con arreglo a los artculos 18 a 19 del
Decreto de 24 de diciembre ltimo, ha resultado Ud. el quinto
Elector de este Cantn, con la mayora de mil trescientos nueve
sufragios"... "El Prefecto del Departamento de Venezuela -Pre-
sidente del Colegio Electoral- Caracas, 4 de julio de 1829.-
Seor Dr. Jos Mara Vargas.- El document adjunto que tengo
el honor de transmitir a Ud. le impondr de la eleccin recada
en su persona por el Colegio Electoral del Departamento de Vene-
zuela para Cuarto Diputado Suplente en el Congreso Constitu-
yente...".
Tiene sobre la mesa de su cuarto, en Saint Thomas, el 16 de
marzo de 1831, esas dos comunicaciones de 1829 y se complace
en compararlas con la que hace unos das recibiera de Laurencio
Silva. No falta desdn en el pliegue de los labios sonrientes. La
primera de las comunicaciones es el prlogo de su vida poltica
en la nueva organizacin venezolana; la segunda le design Dipu-
tado Suplente al Congreso Admirable. En esta eleccin, realizada
el primero de julio del 29, Laurencio Silva es elegido tambin
junto con Vargas.
Y ahora tiene en sus manos y lo compare con los otros pape-
les, una copia del testamento de Bolvar, en el cual se designan
albaceas testamentarios a Briceo Mndez, a Juan de Francisco
Martin, a Vargas y a Laurencio Silva. Son dos albaceazgos y en el
fondo, uno mismo, el de Venezuela naciente y el de Bolvar ago-
nizante.
-Quin sabe si muy pronto tenga algo ms que confiarle.
Como confiada por l recibi la llamada del Cuerpo Electoral de
1829. Una enfermedad le impidi concurrir a las sesiones del Con-
greso. Pero desde el Colegio Electoral reclam el sostenimiento
de la forma popular y representative de Gobierno, la libertad de
prensa y cultos, la inmigracin, el control de la Hacienda.
Pocos meses despus, en diciembre del 29, Piez le nombra
Prefecto del Departamento de Venezuela. Su negative a aceptar
tan algo cargo es una definicin de su espiritu y una leccin que
todava no se han aprendido los venezolanos: "Mi gratitud a Vues-
tra Excelencia por la opinion con que me honra, s61o puede ser ex-
cedida por mi sentimiento de sorpresa al verme objeto de la elec-
cin de V. E. para tan arduo cargo. Mas la idea sola de aceptarlo
sera en m un crime contra la confianza y el bien pblico, que
llevara en s mismo el castigo con el oprobio y ridculo con que
sera vista mi necia presuncin. Nada entiendo, Excmo. Seor, de
administracin de rentas ni de gobierno; ignore (lo digo con ver-
genza pero con sinceridad) hasta las atribuciones de un prefecto:
nada s fuera del crculo de mi profesin mdica en la que trabajo
constantemente por saber algo, para consagrarlo a mi patria y a mis
semejantes, y poder desempear dignamente los encargos que en
ella V. E. y mis otros superiores me ordenen. Adems, es un prin-
cipio social, que por honroso que sea el puesto a que se nos eleve,
si falta un mrito adecuado para llenarlo, s61o sirve para hacer
resaltar nuestra incapacidad y colmaros de oprobio, o por lo
menos de ridculo. Estoy convencido, como de mi existencia, de
que perjudicara al pblico por impericia, atraera su desprecio,
deslucira el Gobierno de V. E., traicionando las buenas intencio-
nes con que me haba encargado de un empleo de tanta responsa-
bilidad, y yo mismo verla consumada mi humillacin. Identificado
con estos sentimientos suplico humildemente a V. E. me permit
no aceptarlo, y no dude por eso de que en mi poca capacidad pro-
fesional y como un ciudadano particular estoy enteramente some-
tido a las rdenes de V. E.".
Pez insisted; su carta es la apologa del sabio: "Conozco que
la moderacin de Ud. le hace desconocer su propio mrito y los
grandes y tiles servicios que con sus talents y virtudes est en
aptitud de hacer a su Patria, en una poca en que el civismo debe
estimular a cada uno a ceder a todos los dems. Muchos concep-
tos pudiera aadir en su elogio, si el mejor de Ud. no se encon-
trara en la reputacin sin reserve con que el pblico le distingue.
Pregunte Ud. a sus compatriotas si debe servir la Prefectura y
sometindose a su juicio, acptela o d el primer ejemplo de una
negative sensible. Por mi parte, no veo en las razones que contiene
su contestacin del da de ayer, sino la timidez laudable de su alma
que no est tocada de la ambicin y que inesperadamente se en-
cuentra excitada a poner en ejercico los resorts de una capacidad
sobre que no haba meditado. En una poca nueva, en que ser
mayor nuestro trabajo para olvidar las leyes y reglamentos que
para aprenderlos, es ventajoso ignorarlo todo. Ud. lleva a la Prefec-
tura, junto con su patriotism, un recurso poderoso en el caudal
de sus conocimientos, para difundir el bien sin las trabas que pre-
sentan a la razn, los hbitos envejecidos, de una administracin
colonial. Mucho bien prometo a la Patria de su designacin: la
eleccin es ma, es la eleccin de mi juicio y de mi corazn. Si
esto puede ser un motivo ms para su deferencia, espero que sin
ms dilacin pase a tomar posesin de la magistratura".
La respuesta de Vargas es inmediata: "V. E. puede estar
cierto de que el da de hoy es uno de los ms pesarosos de mi vida,
slo por no poder acceder a la voluntad de V. E. El no aceptar este
encargo nace de un convencimiento de m mismo, de la arduidad
del destino, de la trascendencia de su desempeo, y mi deber de
honor y de civismo. Esta negative ma no puede dar un mal ejem-
plo, porque el civismo en cuanto a los servicios, debe ser puesto
en accin segn la posicin y capacidad de cada individuo, y la
temeraria ingerencia en asuntos que comprometen la causa pblica,
con el pleno conocimiento de haber de dirigirlos mal, lejos de ser
civismo es un crime contra la patria, la cual no exige de cada uno
ms servidos que los que estn dentro de los limites de su capa-
cidad. Aceptar una magistratura sin poder desempefarla sera tan
temerario como aceptar el mando de un Cuerpo de tropas con el
convencimiento de ir a sacrificarlo. Yo no imploro otro Juez en
mi caso, que el buen juicio y el corazn de V. E. No sea yo quien
consulate la opinion de mis compatriotas, sino la razn de V. E.
quien la interpreted y entonces hallar que ellos prefieren mis ser-
vicios profesionales, con los que puedo salvarles alguna vez la vida,
librarlos con los recursos de mi arte, de conflicts y riesgos in-
minentes, y tributarles en sus dolencias consuelos que, en algunos
ramos del arte, aunque sin fundamento, no esperan de otros y que
hacen ms caso de mis tareas en la carrera de la enseanza que
desempeo y como catedrtico de la Universidad y de mi asistencia
al Hospital como Cirujano, que en la Magistratura". Los pretextos
aducidos en esas carts no podran convencer a quien conociera
la capacidad de su redactor. Tipo enciclopdico, apto en filosofla,
en economa poltica y en cultural general, no era possible que Var-
gas supusiera en el todava inculto Pez las dotes que negaba 1
mismo poseer.
Una profunda irona reposa en el fondo de esas cartas. Y
ellas le sirven para excusarse de una actuacin que no era grata a
sus propsitos. No era esa la clase de sacrificios que l juzgaba
digna de su destino. En la desintegracin de Colombia 1 fue
antiseparatista, siendo liberal, fue boliviano, siendo reformist.
Era politico en el alto sentido filosfico; desdeaba la tortuosa
politiquera que rodeaba al Jefe Militar de Venezuela. Dispuesto
estaba a acompaar a Pez en cuanto significara empeo de cultural,
esfuerzo por la revelacin ansiada de la Patria; pero ser Prefecto
del Departamento de Venezuela era ser rgano de Pez, precisa-
mente en la parte ms poltica en el sentido tortuoso, menos po-
ltica en el sentido especulativo; acaso el astuto llanero pens anu-
larle hacindole agent de su poltica domstica; acaso, atrado por
su virtud, pens en como en honrado apoyo para el encauza-
miento del civismo lejos de las influencias palaciegas.
Pero no era aquel el sitio para la funcin ejemplar. La Uni-
versidad, el Hospital, el Parlamento, deban ser su campo todava.
Los que pensaran en que su renuncia a aceptar el cargo de
Prefecto se debiera a temor, incapacidad o falta de energa, haran
bien en recorder su actitud en el Hospital Militar. Desde all, el
6 de julio del 29 haba dirigido una comunicacin al Comandante
de Armas de la Provincia, denuncindole la muerte en el hospital
de un soldado de nombre Manuel Garca, observando que la muer-
te se ha debido a un castigo de cincuenta palos y a haber sido con-
ducido a la ciudad atravesado en un asno andando a la intemperie;
y de seguida manifiesta:
"Sin mezclarme de modo alguno en la justicia del castigo,
s6lo observar que la ley, siempre humana y protector del hombre
y del servidor de la patria, aun cuando castiga los crmenes, des-
cribe menudamente las circunstancias de cada pena, para no con-
vertir una en otra, esto es, la de azotes en la capital, que es qui-
zs ms cruel y lastimosa que la ejecutada en un pronto suplico.
Permtame usted que aproveche de esa oportunidad para llamar
su atencin y la de los dems seores jefes superiores haca la hi-
giene o rgimen military de los soldados, y por lo que hace a algunos
tratamientos impropios, de los que estoy cierto que usted no tiene
noticia alguna, pero que desgraciadamente suceden todos los das
bajo la autoridad de algunos subalternos. Estas son las marchas
forzadas e innecesarias al sol, llevadas a efecto por la vara de los
cabos, aun con respect a hombres de conocida incapacidad, y
aplicada con sevicia; no cuidar de su recogimiento para dormir;
en fin, otros descuidos que al mismo tiempo ofenden la humanidad
y se oponen a la conservacin del soldado. Si me he atrevido a ha-
cer estas indicaciones es porque frecuentemente he inspeccionado
hombres muertos en este hospital, con vehementes inflamaciones
del corazn, lesiones de los pulmones, etc., que indican de un
modo claro la influencia que el rgimen de vida ha tenido en ellos.
Es trazando por estos resultados sus causes, y revelando a los
dignos jefes de nuestro Ejrcito, los objetos a que pueden dirigir
su atencin humana, que puede conseguirse algn bien; y los que
estamos ms al alcance de aquellos resultados, tenemos el deber
de manifestarlos a las autoridades capaces de remediar las causes.
Esto s61o es lo que me gua en hacer a usted esta exposicin".
El comandante Lino de Clemente, respndele noblemente,
agradeciendo las indicaciones y promete el castigo. Y pasarn los
aos y vendrn los progress del mundo y aquellos tratamientos
inhumanos se ejercern, no s61o en los soldados, sino hasta en los
nios y ancianos; y la voz de Vargas permanecer solitaria en el
remolino de las pasiones y un da, el mismo Vargas se desvelar
por la educacin del soldado, adquirir material para ello, redactar
cartillas y cuadernos para la educacin de la tropa. Y otro da,
unos hombres uniformados lo sacarn de su casa, lo depondrn
del cargo que legalmente ejerca y lo llevarn "como criminal, por
el camino de la Guayra para deportarlo a St. Thomas, porque era
un Magistrado, dijeron, perjudicial a la felicidad de la Repblica"
(L. Villanueva).
Haba sido electo Presidente de la "Sociedad Amigos del
Pas", que realize el Anuario Estadstico de Caracas, que hizo
Memorias sobre diversos temas de Agricultura, estimulando la in-
tensificacin de los cultivos, la importacin de semillas y de m-
quinas, la fundacin de un Banco de redescuento, la escuela nor-
mal, la descripcin del Avila, la fundacin de la Academia de Pin-
tura y Dibujo y de la Msica; la Escuela de taquigrafa e idiomas;
abriendo certmenes, prohijando la instruccin gratuita.
Del discurso pronunciado por Vargas en la Junta General
de 3 de febrero de 1833, como primer Censor Conciliario, son
los siguientes prrafos:
"El amor al trabajo o a una honest ocupacin es la base
principal de la comodidad individual, as como de la felicidad y
orden pblicos; y este amor al trabajo es en todos los climas y pue-
blos del globo el resultado de la estructura misma del gobierno,
de sus leyes e instituciones acertadas, y de la til cooperacin de
los gobernados por un sistema de asociacin. Asi como una na-
cin es el conjunto de todos los ciudadanos, as la felicidad na-
cional es la suma de todas las felicidades individuales... De aqu
es que la sabidura de los gobiernos debe dirigir sus miras a que
ningn ciudadano necesite de un trabajo demasiado penoso para
proveerse de lo indispensable, que aqul nunca sea estril, y que
las riquezas heredadas o adquiridas, no dejen al rico, por opulento
que sea, entregarse al ocio y la molicie sin cargar con la ignominia
pblica y el desprecio de sus conciudadanos.
Es necesario asociar en el corazn de cada venezolano, el
gusto del trabajo, con la esperanza de su remuneracin, el dulce
goce de sus necesidades satisfechas, con el ms dulce todava de
la esperanza fundada de asegurar la satisfaccin de las venideras.
Entonces, esa alternative de trabajo y descanso, de lisonjeras espe-
ranzas y satisfacciones, de goces anticipados y goces posedos, for-
marn una felicidad sin interrupcin en todos ellos, un orden y un
bienestar national. Cuando el Gobierno haya conseguido este im-
portante fin, habr formado ya la ventura pblica, a pesar de que
ni en los particulares ni en el Estado existe la opulencia, porque
no son las grandes riquezas de algunos lo que constitute la for-
tuna de un pueblo gobernado segn la forma del nuestro. En los
gobiernos monrquicos y much ms en los despticos, aqullas
son necesarias y a veces indispensables a las comodidades de la
vida, pues en donde quiera que la ley sin fuerza no puede prote-
ger al dbil contra el poderoso, la opulencia viene a ser un medio
de asegurarse contra la injusticia y las vejaciones del fuerte, y
contra el menosprecio, compaero inseparable de la debilidad.
Una gran fortune es en tales casos un escudo contra la opresin,
un ttulo eficaz para enseorear a los dbiles. El pas donde exis-
te este orden de cosas, no import la nomenclatura de sus insti-
tuciones, cierto es que sufre de hecho un rgimen desptico... El
ejemplo brillante de una Repblica todava joven' y ya el asombro
del mundo, de ningn modo contrara la exactitud de estos prin-
cipios, bien que la avidez de las riquezas sea ya el carcter promi-
nente de sus habitantes; porque el amor al trabajo fue su instru-
1 Estados Unidos.
mento y origen, y su entusiasmo es el resultado del conato a la
superioridad del rango, tan natural en el hombre. Mas, este co-
nato, saliendo de lmites, puede establecer a la larga una desigual-
dad prominent y duradera, puede crear de hecho una aristocracia
trascendental que, ejerciendo su influencia en una ocasin oportu-
na, conmueva la estructura del Gobierno, o al menos desenvuelva
o arraigue insensiblemente esa turba de hbitos perniciosos de
mala fe, de inconsideracin a los medios de adquirir, de un lujo
fantstico y vicioso, de la misma molicie, y la ociosidad que en-
venenan las virtudes cvicas, fundamento el ms slido de los go-
biernos populares...".
Estas palabras y las que siguen encierran toda la situacin
spiritual de Vargas, today su angustia, toda su vision del problema
venezolano; y en descarnada videncia exhiben la historic poltica del
pas.
"En vano invocaremos para disimular la apata y consolaros
de las desgracias que sta amontona sobre nosotros el ponderado
obstculo de la influencia del clima. Hay ciertos errors o preo-
cupaciones que consagran como verdadera una aquiescencia pasiva,
o la desidiosa indiferencia de su examen; pero que se desploman
desde que se entra en la investigacin de sus fundamentos. A
fuerza de oir decir o de leer que la naturaleza del clima influye
en la religion, forma de gobierno, costumbres y leyes de los pue-
blos, hemos dado por sentado que esta influencia ejerce sobre los
hombres tal podero que sus diversas condiciones en estos puntos
pueden marcarse por las latitudes del globo, o explicarse por las
circunstancias de la localidad. "Asombrados igualmente (dice el
autor del "Espritu") del peso insoportable del despotismo orien-
tal, y de la larga y cobarde paciencia de esos pueblos, sometidos
a tan odioso yugo, los occidentales, orgullosos de su libertad, han
ocurrido a causes fsicas para explicar este fenmeno politico. Oja-
l se borre del alma de los venezolanos, tan errnea cuanto infausta
creencia! Permitaseme detenerme en su refutacin, porque es fun-
damental de las verdades que inculco...".
"De las verdades que inculco". Es frase de educador. Es frase
de Albacea, de Creador. As se antepona a los falsos postulados del
Gendarme Necesario. All est l, en la misin que recibiera el
ao 27. Y al hacer la refutacin prometida, tras una excursion
por tierras del mundo entero, manifiesta:... "Mas, no slo es en
el norte ni en los pauses fros donde las instituciones acertadas y
las buenas leyes en vigor cambian la costumbre y la fisonoma de
los Estados. Seran acaso los chinos antes de Fohi y de Confucio
tan amantes del trabajo y tan industriosos como despus de estos
legisladores? En qu podran parecerse los peruanos sencillos,
ingenuos y laboriosos despus que Manco-Cpac les dio las pri-
meras leyes, y bajo los zucas sus primeros sucesores a sus ascen-
dientes y sus mismos contemporneos, menos afortunados de las
otras regions de Amrica?...
Las leyes del Egipto a nadie permitan ser intil al Estado,
obligaban a cada uno a inscribir su nombre en un registro decla-
rando su profesin y la falsa declaracin era castigada con la
muerte. Las de Soln, imitando las de Egipto, forzaban a todos
los ciudadanos a dar cuenta al Arepago de su fortune y recursos:
La ociosidad cargaba con la nota de infamia. Nunca, bien persua-
dido de que la extrema pobreza apaga el amor a la patria y dis-
pone a la sedicin, dividi la tierra conquistada y elev las ocu-
paciones agrarias a tal honor, que much tiempo despus los ilus-
tres generals y los primeros Magistrados de la Repblica se glo-
riaban de conducir el arado y emplear en el cultivo de los campos
las mismas nobles manos que haban sostenido la balanza de la
justicia o empuado la espada de la victoria. Ved aqu al imperio
de las buenas instituciones, much ms poderoso que el de las
leyes, para dar costumbres a los pueblos nacientes".
Y Pez oa este discurso. Y le oan tambin los oligarcas de
la autonoma guipuzcoana y colombiana. Y en ese discurso estaba
la ms grave advertencia, la ms several admonicin que han escu-
chado los venezolanos...
"Iguales medios adoptaron Confucio en la China y Manco-
Cpac en el Per. Qu extrao es que aquel Imperio sea el pas
ms agrcola e industrioso del mundo! Y con raz6n eran los pe-
ruanos al tiempo de la conquista, los primeros agricultores de la
Amrica, y bastante laboriosos en aquellos ramos de la industrial
que permita su estado de civilizacin. Qu chino, despus de
asistir a la gran festividad del 15 de la primera luna y ver desple-
garse en ella toda la magnificencia de la corte del Emperador en
la capital y de los virreyes en las provincias, para invocar las ben-
diciones del cielo sobre sus trabajos y los del pueblo, tributar sa-
crificios a Dios y arar y sembrar la tierra por las mismas manos
del hijo del cielo y del gran padre, no se entregar con noble en-
tusiasmo al trabajo que le ha de dar la subsistencia? Y qu pe-
ruano, enseado por el mismo Manco Cpac a cultivar la tierra
y por su mujer a bailar y tejer sus vestidos, podra descuidar este
deber de buscar los objetos de su bienestar, santificado por tan
alta misin y ennoblecido por el ejemplo de los dos hijos del
Sol?...".
Tras estas palabras prorrumpe en una increpacin semejante
a la de Bolvar en 1811: "Ya era tiempo!" dama repetidas veces,
"ya es tiempo de ir formando los semilleros de las generaciones
venideras!..."; y para que no se confunda nadie acerca de sus
ideas sobre la vagancia, se apresura a advertir: "An suponiendo
que pudiera ser la ociosidad delincuente puntualmente castigada
y la vagancia conducida y forzada al trabajo, esta coaccin rgida e
inexorable tendra a veces todos los caracteres de la injusticia y
crueldad, si a la vez no se ofreciera a todos los venezolanos alguna
industrial capaz de producirles, con una regular consagracin al tra-
bajo una mdica subsistencia. Tales leyes aisladas, sin los medios
de cumplir con ellas, no haran ms que crear, para castigar, los
delitos o contravenciones ep vez de prevenirlos. Es indispensable
procurar antes ocupacin a todos; ir creando de da en da nuevos
ramos de industries, de cuyos elements es fecundo nuestro pas.
Conviene arreglar esas industries adaptando sus diversos grados
a las varias condiciones de la Sociedad y metod;zar en lo possible
la economa de los diferentes gremios de artesanos, y protegerlos.
Esta empresa es peculiar al sistema asociado de luces y recursos
de los cuerpos econmicos, siendo por su estructura los nicos
establecimientos que, sin excitar los recelos y alarmas que comn-
mente inspira toda autoridad gubernativa, pueden atraer a su seno
luces de todas parties, discutirlas, depurarlas, y ya metodizadas con
claridad y sencillez, radiarlas simultneamente a todos los puntos
de la Repblica. Este feliz acuerdo entire las leyes, su ejecucin y
la cooperacin asociada de todos los hombres de algn influjo y
luces, inspirados de una misma conviccin, animados de un mismo
sentimiento, obrando en un mismo sentido, muy pronto empezara
a dar el preciso fruto de una industrial generalizada y benfica, de
un bienestar progresivo, del orden, content y comodidad univer-
sal". Y ya al finalizar su discurso, prorrumpe en desoladora excla-
macin frente a la indiferencia del ambiente: "Y este estupor du-
rar ms tiempo? Y este fenmeno de aberracin vendr a ser
en nuestra infortunada Patria el orden natural?...".
Es el discurso del Albacea, an antes de la Muerte del Testa-
dor. Es el hombre en quien ya ha encarnado la Patria con sus
tropiezos y sus esperanzas; es la hora adelantada que suena desde
su moment no llegado.
Dispuesto estuvo siempre a acompaar a cuantos quisieron
llevar luz a las tierras, alivio al dolor, al hambre y a la sed. Pero
su responsabilidad no dej de estar ni un moment alerta. En
medio de las protests de los separatists fue elegido Diputado a
la Constituyente de Valencia. Fue al Congreso, perfectamente defi-
nido por los postulados de gobierno popular, responsible y alter-
nativo; por la Confederacin con Nueva Granada y Quito.
No vacil en la defense de Bolvar, cuando otros ms obli-
gados le volvan la espalda. Plantese la cuestin de tratos con
la Nueva Granada. Propsose como condicin esencial para tratar
con los granadinos, la expulsion de Bolvar del territorio de la
antigua Colombia; Vargas rebati repetidas veces semejante mons-
truosidad, y cuando fue aprobada la proposicin de no entrar en
relaciones con Bogot mientras existiese en su territorio el Liber-
tador, Vargas salv su voto; lo salv dos veces, valientemente. Pre-
tendieron algunos representantes, una vez derrotada la proposicin
de ostracismo de Bolvar, llegar a su designio expulsionista me-
diante una treta parlamentaria. Este voto de Vargas hizo fracasar
esa intentona.
Al discutirse el Proyecto de amnista lo apoy, pero le neg
su voto al indulto de los setembristas, por considerar que aquel
asunto era de la competencia de la Nueva Granada, sitio donde se
cometi el hecho; en cambio apoya el indulto de cuantos han cons-
pirado contra el Gobierno de Venezuela.
El 26 de mayo pronuncia un discurso pidiendo la inviolabi-
lidad de la correspondencia. Al discutirse el proyecto de Consti-
tucin que ha venido a llamarse compromiseo centrofederal de
1830", Vargas obtiene la insercin de notables modificaciones: el
numeral 49 del artculo 11 por el cual son tambin "venezolanos
por naturalizacin los nacidos en cualquiera de las otras dos Sec-
ciones que formaban la Repblica de Colombia que estn domici-
liados o se domicilien en adelante en Venezuela" -disposicin
de profundo sentido americano-. Hizo extender los derechos del
ciudadano hasta los propietarios de finca cuya renta annual sea de
cincuenta pesos; en esto logr lo que pudo, aunque prevaleci
siempre el principio que delata la raz oligrquica de aquellos libe-
rales de la oportunidad. En esa misma proposicin consigui Var-
gas elevar a los jornaleros a la categora de ciudadanos. El ttulo
que trata de "Las Elecciones" es obra de Vargas.
Propsose en agosto un Decreto para expulsar y confinar a
los ciudadanos que no fueran afectos al Gobierno. Vargas luch
encarnizadamente contra ese Decreto y al ser vencido, present su
voto salvado, fundado en las siguientes razones: primeroo, por-
que he credo que expone la libertad de los ciudadanos a los abu-
sos del poder: segundo, porque habiendo en el proyecto de Cons-
titucin, que ha pasado ya por discusiones, cuanto basta para pre-
caver las consecuencias de la sedicin, juzgo ms propio atenernos
a los principios, que dictar leyes de circunstancias: tercero, en fin,
porque han sido las facultades extraordinarias las que han hecho
tanto mal a Colombia; por ellas se hizo la revolucin de Vene-
zuela, para sostener la libertad contra la opresin, cualquiera que
sea el opresor; y para conseguir cmodos beneficios que de ella
adems puedan derivarse, es que se ha consagrado este Cuerpo de
Representantes; dispuesto est a marchar por la senda de los prin-
cipios, cualquiera que sea el peligro que tenga que arrostrar".
Pocos das despus surge una nueva infamia: una proposicin
de comprometimiento a fin de que algunos Diputados no pudieran
salir del pas mientras Bolvar permaneciese en Colombia. Airada,
casi violent es la portesta de Vargas; declara que ni aun todo el
Congress podr impedirle salir del pas y que as lo har cuando
le convenga. Y as lo hizo; sus ltimas labores en el Congreso
fueron en la Comisin de los Cdigos Penal y de Procedimiento
y la redaccin de la Alocucin para presentar la nueva Constitu-
cin a los pueblos. Al terminar esas labores, pas a St. Thomas.
Y all viene a buscarle el Albaceazgo. Bolvar le nombra en
su testamento albacea fideicomisario, tenedor de sus bienes. El
est frente al balcn, mirando al mar. Tiene destino costanero.
Frente al bravo Caribe, evoca el lago de Santa Margarita. A veces
da una ojeada a los nombres de Bricefo Mndez y Laurencio Silva.
El sabe muy bien, que es el nico que sabe el alcance del Albace-
azgo. Es la Universidad, es la niez detrs de la mariposa, es Co-
lombia disuelta, es Amrica escondida en el corazn de un solita-
rio. Es la herencia gloriosa y tremenda. Y all, frente al mar, listo
al recibo del depsito, afirmados los hombros para el peso, des-
dobla lentamente el papel y describe en su margen una nota que ha
de enviar a Silva: "Esta no es la poca propicia de conducir los
restos del General Bolvar a su patria; poca de pasiones no es
poca de imparcialidad, ni de tributar honors a quien los me-
r~eca> .
Y vuelve a mirar al mar... "All lo esperar a usted... No
volver vivo a Venezuela; volver muerto y estoy seguro de que
encontrar en usted las manos ms gozosas de recibirme...".
Ya est de viaje el Albacea. Lleva el tesoro; y lleva lo que
Alejandro guardaba para s. Contra el azul de la ventana, la mano,
sostiene el papel. Ya est izada la vela de la supreme angustia.
INTERMEDIO
Lo que en la vida pblica de Vargas aparece como un des-
canso -sus aos de 1831 a 1835- es, por el contrario, un inter-
medio febril, un parntesis de lucha entire dos luchas. El hombre
regresa a sus studios, a su profesin, a su labor social, como el
que vuelve a su huerto y se entrega al afn de desbrozarlo, de
resembrarlo, de regarlo.
El Congress de 1831 le nombra Consejero de Estado. Desde
St. Thomas, renuncia ese cargo. Aduce, como excuses, su salud,
su vista en peligro de perderse. En febrero del 32, las Cmaras
aceptan su renuncia.
Y se entreg a sus viejos amores, bajo la fronda de Juan
Jacobo, por las veredas de Linneo. La Facultad Mdica de Caracas,
bajo cuya sombra se inici la clase legal de Anatoma en 1827,
la ctedra de la Universidad, el ejercido professional, la Sociedad
Mdica de Caracas, fundada desde 1827, en la cual redact los
Estatutos, fund un peridico y trabaj en forma que certificaba
su ttulo de Fundador de los Estudios Mdicos en Venezuela; los
diversos trabajos publicados, sus classes de Anatoma, sus studios
sobre la Fiebre Amarilla, su Eptome sobre la Vacuna, su Memoria
sobre la Viruela, sobre Oftalmologa, sobre las fiebres del Pao,
sobre la peste de las bestias o Derrengadera, su colaboracin con
Codazzi, sus studios sobre el tifus, las enfermedades venreas, la
disentera; sus traducciones, su labor de Bibliotecario, su comuni-
cacin a la Junta de Sanidad de Caracas, sobre Higiene Pblica,
cementerios, cloacas, mataderos, curtiembres, etc., su trabajo sobre
la pesca con barbasco, sus proposiciones sobre examen diario de
alimentos, creacin de Dispensarios, aseo y ventilacin de colegios,
asilos, crceles, cuarteles, sobre mendicidad; su dedicacin a las
enfermedades tpicas de Venezuela; su apostolado de la vacuna,
su campaa contra las sangras y drsticos y en pro de la Qumica
como auxiliar del diagnstico; su recomendacin incansable del
mtodo experimental; su impulso a la Farmacopea, sus monogra-
fas de Patologa y Ciruja Dentaria; sus premios a los mejores
alumnos, pagados de sus propios recursos, todo eso y ms signi-
fican las horas de su regreso al campo y a la casa.
Y era la intense correspondencia con los sabios; era el afa-
noso intercambio de luces, el traslado de la flora americana a los
lobarotorios de Europa, como si quisiera mostrar a los hermanos
de los navegantes y de los conquistadores el verdadero Dorado de
Amrica. Era la presentacin de su mundo fsico a la contempla-
cin del viejo mundo; era el mostrar su jardn y envanecerse del
adornado encanto de su campo.
Desde 1826 hasta 1834 mantuvo con el sabio de Candolle
intense correspondencia. Vargas enviaba plants, de Candolle en-
viaba libros; centenares de species export Vargas, que an figu-
ran en museos de Europa. De Candolle lo cita en su "Memoria"
y da el nombre de Vargas a diversas plants criollas. Vargas es-
cribe amorosamente cuando describe sobre Botnica. Tambin en-
tra en relaciones con Felipe Mercier; le enva quinientas species
vegetables; se comunica asimismo con Wydler y Hamilton. Pasa
de su profesin a su juego de luces con los sabios del extranjero.
A la Sociedad de Amigos del Pas enva su studio sobre el man;
redacta sobre la Barrilla; reclama mayor frecuencia en sus cartas
al sabio peruano Pedro Abada; de la casa del enfermo va a los
campos y de all a escribir cartas, a pedir ms luz para regarla.
Uno de sus grandes amores fue la Qumica. Mientras se es-
forzaba en la creacin del Colegio de Guanare o escriba su trabajo
sobre el Clera o su Memoria sobre la Epilepsia, o su "Clasifica-
cin que deben llevar los studios mdicos", reclamaba la funda-
cin de la clase de Qumica, examinaba las aguas minerales de
Ro Chico o realizaba su magna clasificacin de minerales vene-
zolanos y de algunos extranjeros, donde seala sitios de yacimien-
tos y procura orientacin a la future explotacin de nuestras ri-
quezas; anunciaba la importancia del oro de Guayana, del cobre
de Aroa, de la plata de la Sierra, presentando una coleccin de 244
piezas minerales venezolanas y americanas; o informaba sobre el
alcoholmetro de Gay Lussac o realizaba el anlisis del Urao; mien-
tras deca haber encontrado granates en el Avila, preconizaba la
importancia de la Qumica en el progress de las naciones. Y a
la vez iban creciendo sus laboratories y su Museo de Mineraloga
y de Geologa, que alcanz a ms de tres mil ejemplares.
En un hermoso prrafo, don Laureano Villanueva dijo: "Lo
que constitute el carcter histrico de un hombre de misin tras-
cendental son las obras llevadas a ejecucin con la sublimidad de
un mrtir o con la abnegacin de un hroe o la perseverencia de
un sabio, para cambiar perdurablemente y con ventajas para el
progress indefinido de la humanidad, el modo de ser, de vivir,
de pensar, de career, de desenvolverse, en suma, en su multiple acti-
vidad poltica o cientfica, moral o religiosa, una sociedad, un pue-
blo, una porcin cualquiera de la humanidad... As el sobresa-
liente mrito de Vargas... es haber instituido en Venezuela la
Filosofa experimental, con lo cual cambi radicalmente los estu-
dios... Tal es el sistema de investigacin de Galileo y de Bacon,
al cual debe sus adelantos la ciencia moderna...".
Para Vargas el cadver es el mejor libro; "preguntar a la
Naturaleza y escuchar sus respuestas", es el mtodo; "es un error
pernicoso career que la ignorancia hace a los hombres obedientes
y apacibles; a proporcin que la educacin primaria se extiende,
disminuyen los delitos", es la bandera. Feliz, como una maana
de victoria campal era para l la ocasin de instalar una clase. En
tales ocasiones anunciaba siempre el advenimiento de un gran
da human. En la inauguracin de su clase de Anatoma, ex-
clamaba:
"Recordemos el estado de las ciencias naturales en la Europa,
hada el siglo XVI: No s61o faltaban los conocimientos tiles,
fundados en la observacin y en la experiencia; sino que era pre-
ciso rehacer el entendimiento human. Vanas teoras que embro-
llaban los pocos hechos y algunas naciones, sin duda maestras, de
los antiguos sabios; preocupaciones tan groseras como respetables,
gusto depravado por el frrago de doctrinas quimricas, la intole-
rancia del espritu de partido, el despotismo escolar. Cuntos obs-
tculos al nuevo plantel de los conocimientos sobre bases slidas!
Abri la puerta Galileo, se consult entonces a la Naturaleza, si-
guieron sus sendas Descartes y Newton, el genio trascendental del
Canciller Bacon concibi el plan, tan grande como l mismo, de
hacer de todo el mundo sabio una sociedad sin lmites, que aun-
que compuesta de muchos y diferentes Estados, estuviese en el
ms estrecho enlace y correspondencia, trazando en su Nueva
Atlntida el cuadro de una sociedad filosfica sobre un plan in-
menso. La imaginacin no alcanza a contemplar el resultado de
tan sublime idea en menos de dos siglos... Esta march rpida,
cuanto asombrosa de la civilizacin de los pases nuevos, esa trans-
plantacin tan fcil como pronta de los conocimientos de un pas
en otro, es el resultado necesario de los mismos progress de su
sistema social, de la sencillez de los mtodos, de una clasificacin
ms natural, de un saber ms generalizado, ms franco, ms libe-
ral. Quin puede fijar un trmino a los progress de las ciencias
fsico-mdicas en lo future? Este torrente de luces, de Filosofa
universal y de civilizacin, perfecciona las instituciones polticas,
as como las cientficas, se lleva de calle las barreras que les opone
el despotismo, al mismo tiempo que esparce los conocimientos y
pule los sentimientos de los hombres. Esta es la poca brillante que
ha preparado y completado la obra trascendental y majestuosa
de la libertad de este nuevo mundo. S61o sta poda corresponder
al desarrollo politico, moral e intellectual de pases que figuran
de un modo tan grande, tan sublime en el inmenso cuadro de la
naturaleza".
Y el 31 de octubre de 1832, al inaugural la clase de Ciruga,
su palabra evoca la dialctica de su colega Liston, segura, como
un buen pulso: "El mismo orculo de Cosnos encarga tener pre-
sente: que la experiencia sola es menos peligrosa que la teora
desnuda de la experiencia; que ni en los bancos de las escuelas, ni
slo en las obras de los sabios se aprende el arte de preguntar a
la naturaleza, ni el arte todava ms difcil de escuchar sus res-
puestas; que debis consultarla en esas mansiones del dolor donde
la hallaris a veces cubierta de las sombras de la muerte, luchando
otras con los ataques violentos del enemigo; que las nociones por
s solas no bastan en medio de las escenas de conflict; que en-
tonces la experiencia y el hbito, asociando a un entendimiento
ilustrado y a un juicio recto, un ojo acostumbrado a ver, una mano
firme y ejercitada y un nimo sereno que supera las palpitantes
zozobras del corazn, son los nicos medios capaces de penetrar
de pronto en los arcanos de sus necesidades y recursos".
En toda la trayectoria de su vida se percibe al hombre cs-
mico.
Su policultivo, su adhesin a la naturaleza, su concept del
mdico, proclamaban el contact entire la medicine y la poltica;
y deca: "el mdico debe saber de todo, hasta economa poltica".
Aprendi hasta el dibujo, para pintar sus estampas anat-
micas. La Qumica y en general las ciencias naturales le ayudaron
a ser el "hombre naturaleza", que senta con su mundo, que ger-
minaba con su mundo, que era su mundo anticipado; de all que
sintiera, comQ en un fenmeno de "cenestesia" su semejanza or-
gnica con Venezuela, antes de expresar su semejanza histrica.
Y en su anhelo de explicarse y en la angustia de la presencia
de las causes primeras, era tambin el nuevo mundo que ansiaba
exteriorizarse. Esa angustia es today su vida. Est en vigencia
perenne en el hombre de ciencia; es la misma que hizo marchar a
Barclay frente al lago escocs. Como Amrica, lucha entire su tra-
dicin providencial y su conviccin materialista. Cree en la seme-
janza de las species, en el encadenamiento progresivo y ascendente
de unas a otras, tiene fe en el poder productor de la Naturaleza,
en la evolucin de los grmenes, en el hombre fsil y en "los
ltimos anillos de la cadena animal". Pero al llegar a los orgenes,
se revuelve impotente y pronuncia la palabra fatal: "Incompren-
sible", y ante el ritmo de las clulas, se refugia en la fe: "la ca-
sualidad no pudo hacer eso"; y vuelve los ojos al Constructor Pri-
mero. Dios llega a ser la mano de la primer piedra; despus de
El, padre de la libertad, las species sern independientes y evo-
lucionarn por si mismas. Hecho el primer germen, Dios se retire
definitivamente a su signo de entidad moral.
Un da, fatalmente presentido y serenamente esperado, la Re-
pblica toc a la puerta del Sabio. La tierra sin descubrir fue a
llamar ella misma a la proa del barco. Acudi el descubridor que
anhelara descubrirse. La nueva Repblica se hizo carne. Y entr
definitivamente en la cuesta del Albaceazgo.
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