Title: Archivos de Literatura Contemporanea.
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Title: Archivos de Literatura Contemporanea.
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Volume ID: VID00030
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JUNTA PARA AMPLIACI6N DE STUDIOS E INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
CENTRO DE STUDIOS HIST6IuCOS

ARo Iv ARCHIVES DE NJM. vmI
LITERATURE
CONTEMPORANEA


INDICE










,O/i, -
, J


LITERARIO










OCTUBRE
S9 3 5R
MADRID




ARCHIVES DE LITERATURE CONTEMPORANEA

iNDICE LITER RIO

Publicard al afio diez cuadernos, correspondientes a los meses
de enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, agosto, octubre, no-
viembre y diciembre. Se propone informal puntual y objetivamen-
te, a los estudiosos de nuestra literature y al piblico en general,
sobre la producci6n literaria espafiola contemnpoiinea, dando re-
sefias o anaisis sumarios de libros de reciente aparici6n, incluy6n-
dose asimismo, en su caso, en cada numero de iMDICE LITERARIO,
trozos de las critics mis importantes que hayan suscitado en-la
preisa, al salir a luz, las obras resefiadas.

PRECIOUS DE SUSCRIPCION

ESAN.A .................................. 10 ptas. (afio).
EXTRANJERO. ................. ................ 12 ( ).
Espana.... 1,-
Niirero suelto.......... . E.spa .... 1,-
E/ xtraniero.. 1,25

CENTRO DE STUDIOS HISTORICOS.- MADRID
MEDINACELI, 4.


SUMARIO DEL NOMERO VIII
PAginas
1. Pio Bargja en la Academia............... 169
2. Reseiias:
a) Novela y narraciones .............. 175
b) Poesia ........................... 177
c) Ensayos literarios ................. 178
l Antologias ....................... 185
) DramAtica. Obras publicadas ........ 186
Literature hist6rica:
f) Memorias........................ 188
g) B .;: '. ................... 189
h) Ter~; contest poraaeo ........... 192








ARCHIVES DE LITERATURE CONTEMPORANEA


INDICE LITERARIO




ARo IV. N6. VIII CENTRO DE STUDIOS HISTORICOS OCTUBRE 1935.
MEDINACELI, 4.-MADRID.






PiO BAROJA EN LA ACADEMIA


El ingreso del novelist Pio Baroja en la Academia Espafiola
tuvo una resonancia, no ya s6lo en los medios literarios, sino en
el Ambito social, que rara vez suele acompaiiar a estos actos,
envueltos de por si en una discreta media luz. El sal6n de la Aca-
demia se vi6 como nunca repleto de p6blico variado y, por espa-
cio de un mes, en la prensa de Madrid y de provincias se han
sucedido las informaciones y comentarios del discurso y las entre-
vistas con su autor. En este caso la atenci6n pdblica, al subrayar
la entrada de Baroja en la Academia, ha sido muy certera. En
efecto, nadie tacha ya en Espaiia a los escritores de la generaci6n
del 98 de revolucionarios ni de extravagantes, como se los llamaba
treinta afios ha. Algunos de los escritores del grupo, Azorin, An-
tonio Machado, Ramiro de Maeztu, estaban ya en la Academia.
El coro de insultos, de incomprensiones y hostilidades que aquel
gran movimiento spiritual despert6 en sus comienzos esti ya
mudo para siempre en la zona de lo irremisiblemente olvidado.
Una vez mas se confirm el dicho de que en literature los revolu-
cionarios de hoy son los clisicos y hasta quidn sabe si los aca-
d6micos, de pasado mariana. Pero Baroja se ha sefialado siem-
pre, dentro de sus compafieros, por condiciones de las que suelen
tenerse por esencialmente antiacad6micas: selvatica independencia
intellectual, desd6n por todos los valores jerArquicos y ceremonia-
les (ese vago conjunto que 61 denomina cfarsa), absolute libertad









de juicios y opinions literarias sobre los escritores mis respeta-
dos, expresadas sin ningin rebozo ni atenuante, e indiferencia, por
no decir insensibilidad u hostilidad, hacia lo que parece ser el
norte de todo lo acad6mico, el pasado literario, el clasicismo,
como noci6n ejemplar y rectora de la actividad literaria y, en
general, de la vida. Podria, pues, interpretarse la expectaci6n
p6blica frente a la entrada de Baroja en la Academia como la
curiosidad del que acude a ver lo que pasa cuando se encuentran
cara a cara, en cualquier ruedo o estadio, dos fuerzas antag6nicas:
por ver qui6n gana. En el caso de que tratamos no ha habido, sin
embargo, vencedor ni vencido. La Academia ha recibido a su
nuevo miembro con la mayor comprensi6n y cordialidad, repre-
sentadas en las palabras tan inteligentes y serenas de Marafi6n.
Y en cuanto a Baroja, ha entrado en la Academia tal y como debia
entrar, como es, sin soberbia ni humillaci6n, con esa natural gallar-
dia de su independencia, que nunca le ha abandonado en sus
obras. El ingreso del novelist en la Academia es una nueva afir-
maci6n de si mismo.
Asi lo prueba el tema y el tono del discurso; parece que Baroja
no puede entrar en ningfin g6nero ni en ning6n recinto mental sin
romper algo: lo que rompe son siempre lo que 61 llama conven-
clones. Asi el discurso de ingreso de Baroja en la Academia es la
rotura mis rotunda del concept del discurso acad6mico. El dis-
curso acad6mico era antes un verdadero genero literario ajustado.
a normas inflexibles y que tenia que endosarse el escritor, quisiera
o no, como un uniform de rigor; cierto que hubo quien rompi6,
con los sumos derechos de la primacia literaria, esta costumbre;
recuerdese el discurso en verso de Zorrilla y, no hace much
tiempo, en la entrada de Azorin, su lectura de una primorosa obra
de evocaci6n hist6rica, Una hora de Espania, que por ninglin lado
que se la tomara podia asemejarse a discurso. Pero esas liberta-
des Ilegan a lo maximo en el discurso de Pio Baroja. Lo titula La
formacidn psicoldgica de un escritor. Pero, en realidad, es una series
de capitulos autobiograficos, entreverados de divagaciones sobre
sus concepts del arte, de la moral, de la vida espafiola y de la
existencia en general, que recuerda a veces, con singular fidelidad,
los capitulos semejantes de Juventud y egolatria. En suma, litera-
tura de tipo familiar, confidential, repaso y confesiones de un
period de la propia vida, hechos sin sentimentalismo ni vanidoso
realce, en un fluir caprichoso como de conversaci6n. Todo lo









opuesto al empaque, la gravedad, el tono, falso o sincere, de
altura, patrimoniales del clasico discurso acad6mico.
Baroja nos da en estas piginas muchos y muy interesantes datos
sobre su personalidad, no nuevos quiza todos ellos, pero que co-
rroboran los trazos con que ya el escritor, en varias ocasiones, se
veia retratado a si mismo. Baroja se tiene por un ingenio lego; la
palabra no le interest nunca mas que como signo, y reconoce que
el ritmo y la sonoridad s61o le atraen en el verso, pero no los oye
en la prosa. El no tiene, dice, cultural en el sentido gramatical,
filol6gico o lingiiistico y desconfia de la propiamente literaria,
porque ha sido de acarreo y no se ha desarrollado con lentitud y
seguridad. En estas palabras de Baroja se confirm su categoria
de escritor natural, espontaneo, que no acude a la pluma movido
por grandes ideales humans o est6ticos y en quien el ejercicio de
escribir es funci6n primaria y elemental de un espiritu y no una
vocaci6n o esfuerzo heroico. Baroja nos cuenta sus dias de escue-
la, los de su infancia, en San Sebastian y luego en Madrid, ciudad
que le da una impresi6n siniestra y amenazadora. Desde su casa
de Madrid ve pasar a dos reos de muerte, camino del patibulo; en
otras varias parties de su discurso nos dice Baroja haber asistido a
ejecuciones o a desfiles de condenados, dato muy encajado en el
ambiente de Espaiia negra de la literature y el arte de entonces.
Despu6s de Madrid pasa a Pamplona, donde cursa el bachillerato.
La impresi6n mis tipica de estos afios de adolescencia es la bru-
talidad y la violencia birbaras con que vivian los chiquillos, entire
pedreas y rifias. Declara Baroja que no tuvo nunca guia en su ma-
nera de estudiar, ni siquiera en la de leer. El joven de entonces
estaba perdido, tenia que entregarse a si mismo: se explica su au-
todidactismo. Lo que mis le dolia de la vida juvenile de entonces
era la inacci6n, el no tener nada que hacer, ninguna obra en que
colaborar. Ese fue uno de los motives que le condujeron con avidez en la vida refleja de la literature.. Sin embargo, Baroja
nos afirma que no sentia rebeldia contra su ambiente; esto le sirve
para aclarar uno de los rasgos de su caricter que mis frecuente-
mente se le sefiala: la rebeldia. Nos asegura que 61 no es un rebel-
de temperamental; al contrario, le gusta la discipline, someterse a
ella lo tiene como prueba de superioridad humana. La rebeldia de
su juventud era una rebeldia forzada, provocada por la extrava-
gancia y el capricho reinante. Cuenta luego sus recuerdos de la
carrera de Medicina que emprendi6, y en la que fue, como en el









bachillerato, estudiante de escasa brillantez; de los recuerdos de
Baroja surgeon, apenas esbozadas, pero vividas muchas veces, figu-
ras de profesores de la Facultad de entonces, visions fragmenta-
rias de la vida estudiantil de su 6poca, pobre y mon6tona. Sus
ideas empiezan a cambiar, deja el credo republican y evoluciona
hacia el anarquismo de tipo schopenhaueriano. Su actividad prin-
cipal, fuera de los studios, era la lectura, especialmente la de no-
velas, completamente desordenada y sin norma; ley6 much, pero
hacia los cuarenta aiios se di6 cuenta de que se le habian escapa-
do las obras literarias mis importantes de la Humanidad. Se per-
cibe muy bien su preocupaci6n por las ideas sobre la sociedad y
las formas politics de la vida. Baroja, solitario tipico, ha sido
siempre un preocupado por el problema de las relaciones sociales
entire los hombres. En estas nuevas confesiones, y en el capitulo
titulado espiritu frente a los diversos credos sociol6gicos, ninguno de los
cuales le atrae de un modo absolute. Empieza luego a ejercer su
profesi6n de m6dico; ningin entusiasmo por ella se transparent
en las confesiones de Baroja, mas bien.el fracaso de una supuesta
vocaci6n. Entonces, precisamente, es cuando comienza a anotar
sus impresiones y a escribir cuentos. Y conforme se le hunde una
vocaci6n professional, se le alumbra la verdadera de escritor: KLa
mayoria de los dias era indispensable andar a caballo, visitando
caserios lejanos, entire la lluvia y la nieve. A veces, en el campo,
a la luz de la luna, los troncos de los arboles y las races le hacian
a uno ver visionss, Estas visions son seguramente las que engen-
draron las primeras obras literarias de Baroja. Se traslada a Ma-
drid, donde, por un lado, ejerce de pequeiio industrial, y por otro
comienza a tratarse con j6venes aficionados a la literature. Lo que
a todos les dominaba, dice Baroja, era el afan de ver las cosas sin
prejuicio. El ambiente era deprimente: falta de tension, political
sin prestigio, cuqueria y ret6rica en la vida piblica. Baroja hace
en estos tiempos una vida bohemia fragmentaria, sin tomar la
bohemia muy en serio. Frecuenta las redacciones de los peri6di-
cos y las tertulias de Madrid, por las que desfilaba la escasa huma-
nidad pintoresca hispinica. Lugar predilecto de sus correrias son
los barrios bajos de Madrid, donde se trata con el mundo subur-
bano. En general, la impresi6n que se desprende de todos estos
retazos autobiogrificos de la juventud del novelist es de una
atm6sfera spiritual de pobreza, de sordidez, de malgastadas y









dispersas energies. Aun contindonos tan al desgaire e inconexa-
mente las andanzas de su mocedad, se ve surgir de las palabras de
Baroja un ambiente exactamente parejo de ese en que se mueven
en sus novelas tantos personajes de vidas quebradas. El valor de
estas confesiones de Baroja sobre su juventud esti en dar verosi-
militud a la hip6tesis de que lo vivido y visto por el novelist en
estos afios es lo que decidi6 el tono de su mundo novelistico.
Y sobre este fondo tonal, su vision entera de la vida, sobre la que
encontramos en esta obra palabras dignas de recogerse por el
valor interpretativo que encierran: funimbulo en la cuerda floja y sobre el abismo insondable. Tiene
sentido cuando se rige por el instinto y la pasi6n. Cuando pre-
tende ser completamente consciente, es cuando comienza a pare-
cer rota, inconexa, contradictoria, y hasta c6mica.,
Contest a Pio Baroja Gregorio Maraii6n, cuyo discurso se
contiene tambi6n en el libro que resefiamos, y que abunda en agu-
das piginas critics sobre el nuevo acad6mico. Baroja represent
el escritor de la calle en el cual conviven la ficci6n de la fantasia
y los hechos sencillos y humildes de la vida diaria. En sus libros nos
quedari una documentaci6n sobre la Espafia de nuestro tiempo,
mis veraz y profunda que las consignadas en discursos o articulos
altisonantes. Su acierto ha consistido en traducir ese subsuelo de
la vitalidad espaiiola en el lenguaje que mejor le pertenece: espon-
tineo, libre, con fas incorrecciones del hombre de la calle, y tan
pr6ximo a la palabra hablada. Esta espontaneidad no es rudeza;
require, por el contrario, asi lo demuestran los dialogos barojia-
nos, que Maraii6n encuentra admirables, una sensibilidad. Ni hay
que dar tampoco much fe a lo de que Baroja no cree en las
bellezas del lenguaje: la claridad, aspiraci6n de Baroja, es una her-
mosura supreme. De las obras de Baroja se podria sacar una
estupenda antologia de prosa, lo mismo por su valor expresivo
que por su ritmo. En cuanto al Tlugubrismo o el ,pesimismo de
Baroja, acaso proceda del clima hist6rico en que se form: el de la
famosa generaci6n del 98; casi todos los que la forman, Baroja
mismo, han reaccionado mas tarde y se inclinan a la esperanza.
Maraii6n aprovecha la oportunidad para tratar, no por breve-
mente con menos vigor y convicci6n, un punto muy debatido en
la historic de nuestras letras contemporineas: la existencia de la
generaci6n del 98. Para 61 es indudable, aunque Baroja la niegue.
Una generaci6n ces simplemente un trozo de humanidad que,








174

cuando se empieza a ver desde la lejania, aparece limitado por un
cierto niimero de figures ingentes, como las zonas de mar marca-
das por altos arrecifes>. Sus protagonistas no se dan cuenta exacta
a veces de lo que tiene de fatal e hist6rico su obra, y por eso la
niegan, como la niega Baroja. Pero no cabe desconocerla, como
no cabe tampoco negar que por much que se haya hablado de su
exceso de critical y de su flaqueza patri6tica, en ellos empez6 la
obra constructive de la nueva Espafia. Termina Maraii6n sefia-
lando como la virtud suma de Baroja su persistencia en la postura
con que inici6 su vida de escritor. Ac6ptese o no su repertorio
ideol6gico, siempre impondri respeto su integridad de escritor.
Y aun podria aducir Marafi6n, precisamente como la 6ltima prueba
de esa afirmaci6n de una personalidad arriscada e independiente
a lo largo del tiempo, que no cede ni siquiera a la autoridad o al
halago de la pompa acad6mica, el discurso que con tanta dignidad
contest.











RESERAS
DB LIBROS PUBLICADOS DE SEPTIEMBRE A OCTUBRE DE 1935


A) NOVELA Y NARRACIONES

ARIAS CAMPOAMOR (J. F.)-La fragata rebelde.-Edito-
rial Bergua.-Madrid, 1935.-222 paginas, 8.-Pesetas 5.
Alejandro Ord6iiez, comandante del dia siguiente de proclamarse la segunda rep6blica en Espaiia y se
aisla en su casona de Penalba. Pero en el Ministerio conocen sus
dotes de energia y valor personal, y como le necesitan para conte-
ner el estado de indisciplina que reina en los barcos, resuelven
encargarle del mando del tambi6n destinado el cabo Hernandez, hombre politico de nuevo
cuiio, con gran autoridad en los centros revolucionarios. Este es
hijo de Rosa -la Chiclanera y de Ord6ioez, a quien odia porque
no fu6 reconocido por 61 como hijo legal. El partido comunista
prepare un alzamiento simult6neo en various barcos, y el Democra-
cia, donde casi todo el personal esta ganado para la causa rebel-
de, es el barco elegido para que estalle alli la insurrecci6n. El
cabo Hernandez hace el amor a Emma, joven arist6crata, y decide
utilizarla para los fines que persigue. El comandante Ord6iiez se
ve envuelto en una intriga amorosa; Emma le atrae con halagos
falsos a una fiesta que se propone celebrar en su casa de campo.
Mientras tanto la revoluci6n de la Armada se inicia en el cracia,, anclado en la bahia de Cadiz. Cuando Ord6iiez se da
cuenta del engafio de que ha sido objeto se acerca s6lo en un bote
al barco. El cabecilla del motion le invita por tres veces a que siga
mandando el crucero y se incorpore a las filas comunistas. Como,
desdefioso, volviera la espalda, es arrojado al mar en un saco.
Fermin, su criado, le salva, y recogidos ambos por un falucho lle-
gan a la costa asturiana. En Penalba, el comandante Ordoiiez se
aparta por complete del mundo y se dedica a cultivar la tierra. El
cabo Hernindez march a Madrid a gozar de su triunfo. Un estilo
claro, sencillo, con minuciosidad y movimiento en los relates, sos-
tiene la amenidad a lo largo de todas las paginas. [146]


MELIDA (Julia).-El sobrino de Isabel.-La Novela Rosa.-
Editorial Juventud, S. A.-Provenza, 101.-Barcelona, 1935.-
88 paginas, 8.-Pesetas 1,50.
Isabel cuenta los primeros aiios de su vida. El inico compafie-
ro de juegos y travesuras que tiene es Miguelin, su sobrino, al que








176

Ileva s61o tres aiios de edad. Tras una series de desgracias familia-
res, Isabel queda huerfana y pasa a vivir con su tutor, un solter6n
de caricter rigido; bajo su vigilancia las relaciones de la huerfana
con la familiar de Miguel quedan reducidas a una correspondencia
deremoniosa. Miguel cursa brillantemente la carrera naval, y cuan-
co, hu6rfano tambi6n, emprende el primer viaje de practices alre-
dedor del mundo, manda mensajes desde cada puerto que toca a
la rtita Sabel-. Ella los recibe con la ilusi6n de los primeros suefios
en medio de su vida mon6tona y triste. Miguel conoce, a su paso
por Canarias, a una bella islefia con la cual entabla relaciones, pa-
reciendo que va a contraer matrimonio; pero tras un desengafio
que la islefia le proporciona, pide su traslado a Madrid. Aqui en-
cuentra a Isabel, a la que no habia vuelto a ver desde nifio. Des-
pues Miguel mantiene devaneos amorosos con Lucila, vecina de
Isabel, y 6sta aparenta corresponder a los galanteos de que le hace
objeto un poeta francs. La inconstante Lucila abandon a Miguel,
en tanto que Isabel le asiste maternalmente en el curso de una
grave enfermedad. En el primer paseo del convaleciente, tia y so-
brino descubren mutuamente el sentimiento amoroso que les une
y acuerdan fijar la fecha de su pr6xima boda. j [147]



RETUERTO (Marcial).-Dos conquistadores mds.-(Nove-
la).-Sucesores de Rivadeneyra, S. A.-Madrid, 1935.-326 pigi-
nas, 8."-Pesetas 6.
El libro se desarrolla en forma de soliloquio a cargo de un
anciano paralitico, que es uno de los Kconquistadores- regresado
a Espafia. Este recibe un dia una carta de su viejo amigo Pedro
y, antes de resolverse a abrirla, se entrega de Ileno al malabarismo
de las asociaciones de imigenes y de ideas), en el continue fluir
de un mon6logo que ya no se interrumpe hasta el final del libro.
Recuerda c6mo 61 y Pedro embarcaron juntos hacia la Argentina.
Desde alli pasaron a Santiago de Chile, donde la vida de ciudad
desagradaba a Pedro, que se encontraba descentrado. El autor as-
pira a personificar en los dos protagonistas dos tipos de humani-
dad contrapuestos y que llevan vidas distintas: el hombre del
campo y el hombre de la ciudad. Una tarde de fiesta, a prop6sito
de la cual el autor hace una animada descripci6n de los Kro-
deos, o festejos populares chilenos, encuentran los dos amigos el
rumbo definitive de sus vidas, gracias a una mujer extraiia, bella y
misteriosa, que se interest por ellos. Pedro pasa a administrar una
granja donde halla ancho campo para desarrollar sus energies. En
uni6n de sus familiares y amigos se entrega al trabajo con tal
ahinco que antes de un afio posee abundantes fuentes de rique-
za. Los dos conquistadores logran verse al frente de una impor-
tantisima empresa commercial con s61o aplicar a ella un esfuerzo










decidido. La brevedad del argument propiamente novelesco, en
contrast con la extension del volume, y la multiplicidad de re-
flexiones semifilos6ficas que surgeon a cada paso sobre variados
temas politicos y sociales, darian motivo para calificar a este libro
mis bien de ensayo que de novela. [148]


B) POESIA

GRAU (Mariano).-Dintel.-Poemas, 1926-1932.-Universi-
dad Popular Segoviana.-1935.-73 paginas, 8.-(s. p.)
Las sugerencias del paisaje castellano, y los estados de alma
que con 61 se relacionan, son los motives temiticos esenciales de
este libro. Castilla con sus crep6sculos, sus tierras, sus figures,
aparece aqui reiteradamente reflejada en sus rasgos liricos mas
conocidos quizi, pero tambi6n mis permanentes y veridicos. Las
cuatro parties de que consta el libro, en rigor pueden reducirse a
una. Varia solamente, y en parte, la forma expresiva. Mientras que
en las composiciones iniciales predomina el romance, en las siguien-
tes dicho metro alterna con otros menos regulars. [149]


HERNANDEZ (Rem6e de).-El pozo de los amores eternos
(poema oriental).-Libreria Sousa y Pereda.-Plaza de Fermin
Galin, 1.-Madrid, 1935.-104 piginas, 8.o-Pesetas 5.
En la noche del desierto, perdidos entire las arenas sin fin,
dialogan poeticamente los amantes Amar y Uridah. El primero
quiere conducir a su amante al
para beber su agua maravillosa, la que exalta los corazones
y aleja el olvido*. Ella, Uridah, intent frenar esta pasi6n, de-
teniendose en morosidades contemplativas ante el paisaje que
les rodea. En el segundo canto, Uridah pretend rechazar las
nuevas solicitaciones del amado, incitindole a continuar su ruta
de pasi6n y siguiendo ella con sus penas. Amar reconoce que ha
marchado muchos dias sin descanso, persiguiendo la felicidad. En
otro tiempo crey6 haberla tenido entire las manos, pero no la co-
noci6, dejandola marchar. KNo apreciamos-agrega-la luz del
sol mis que cuando estamos en tinieblas>. Finaliza luego el colo-
quio, marchando juntos los dos amantes por el camino que les
traza su pasi6n. Todos los temas del amor, la espera, el recuerdo, el
abandon, la posesi6n, desfilan a lo largo de las breves estancias
que constituyen este poema en prosa. Su deliberado caricter
orientalista se acusa, mas que en referencias concretas, en suges-
tiones indirectas y simbolos vagos. [150]









ROMERO (Marina).-Poemas.-Asociaci6n de Alumnas de
la Residencia.-Vifietas de Delhy Tejero.-1 vol. sin pagina-
ci6n, 4.-Madrid, 1935.-(s. p.)
Esta colecci6n de poesias comprende, en su mayor parte, bre-
ves romancillos de aire ingenuo y sencillas motivaciones. La noche,
el viento, la soledad, el viaje son algunos de sus elements mis
caracteristicos como n6cleos temiticos. Apoyada en ellos una sen-
sibilidad inequivocamente femenina, compone armonias de ritmos
e imigenes simples, dejando aparecer casi desnuda la emoci6n
inspiradora. duelo!-Se me march el coraz6n-con los alamares puestos,-
dejindome la alegria-desnuda de luz y sueiio,. En cierto roman-
ce no es dificil percibir reminiscencias de alguno de los poetas
que mis diestramente ban cultivado esta forma en los l6timos
tiempos. Tal acontece con versos como: cla niebla reta a la luna-
en un advance de brava; y cia almidonada*. En las poesias finales aparecen otros metros,
buscando una expresi6n mis ripida y concentrada. [151]


C) ENSAYOS LITERARIOS

AGUILERA (Emiliano M.).-Las pinturas negras de Goys.
(Historia, interpretaci6n y critica).-Enciclopedia de Formaci6n
Cultural.-Ediciones Nuestra Raza.-Madrid, 1935.-120 paginas
y 15 grabados, 8.-Pesetas 3.
Las liamadas pinturas negras de Goya no figuran en ninguna
de las salas de honor del Museo del Prado. Estin un poco arrin-
conadas, como si se quisiera preservar a los visitantes de su tene-
brosa factura y sus horripilantes temas. Tampoco habian sido
estudiadas, por lo general, hasta la fecha con el cuidado que me-
recen su singularidad y su valia. A reparar esta desatenci6n tiende
la pequefia monografia del Sr. Aguilera. Para 61 estos lienzos que
decoraban la casa del artist en las riberas del Manzanares, cono-
cida bajo el nombre de aspects mis fuertes y expresivos del genio goyesco. Hace, en
primer t6rmino, una historic minuciosa de su emplazamiento ori-
ginal. Un ano antes de las jornadas del 2 de mayo de 1808 el ar-
tista se habia retirado a aquel lugar: una humilde huerta y una casa
de dos plants. Seis pinturas de dicha indole decoraban el come-
dor; las ocho restantes se encontraban en el sal6n del piso supe-
rior. Alli siguieron hasta bastantes afios despu6s de la muerte del
artist, hasta que un banquero francs, el bar6n D'Erlanger ad-
quiri6 la casa procediendo a salvar las pinturas negras. Fueron
6stas trasladadas a lienzos y enviadas a la Exposici6n Universal









celebrada en Paris en 1878, en el Palacio del Trocadero. Afios
despues su adquirente hizo graciosa donaci6n de ellas a Espafia.
A continuaci6n el Sr. Aguilera efectda una minuciosa descripci6n
de todas y cada una de las pinturas negras. Trata de ver en ellas
un reflejo de las preocupaciones amargas y del espiritu revolucio-
nario que dominaron en Goya durante los 6ltimos afios de su vida.
Insiste en este calificativo de revolucionario aplicado al Goya pos-
trero, en contrast con el Goya sonriente y acad6mico de los pri-
mitivos cartones para tapicerias. La revoluci6n goyesca se mani-
fiesta, a juicio del autor, en tres direcciones: afrontando lo
popular, imprimiendo al arte tendencies edificantes y descubriendo
valores est6ticos en lo feo. cGoya-escribe-pone su prestigio y
su genio al servicio de lo feo. Y prueba c6mo puede ser objeto y
fin del arte lo feo. De un lado, sugiriendo la idea de que no a
humos de paja lo cultivaba alternindolo con lo bello. De otro,
porque nadie se siente capaz de negar como obra artistic cual-
quiera de sus pinturas negras., Finalmente, insinda las relaciones
del arte goyesco con las modalidades esteticas sobrevenidas aiios
despu6s. Su influjo sobre el impresionismo es evidence, y aun pu-
diera buscirsele un entronque, por el lado de sus pinturas negras,
con el expresionismo alemin. Fue necesario que surgiese el mo-
vimiento renovador del 98, el descubrimiento y la exaltaci6n del
Greco, para que se concediese tambi6n a Goya todo su valor. Hoy
dia la figure del artist se agiganta y gran parte de esa gloria
creciente corresponde a una faceta de la obra goyesca que no
fu6 antes apreciada en todo su valor: la faceta sombria de las
pinturas negras. [152]



BAROJA (Pio).-Discurso leido ante la Academia Espaiiola
en la recepci6n puiblica del Sr. D... -el dia 12 de mayo de 1935.
Contestaci6n del Excmo. Sr. D. Gregorio Maraii6n. Espasa-
Calpe, S. A.-Madrid, 1935.-126 piginas, 8.-(s. p.)
V. INDICE LITERARIO, aiio IV, n6m. VIII, pigs. 169-174. [153]

BARGA (Corpus).-[La Naci6n. Buenos Aires, 23 de junior
de 1935.]--Baroja acadimico?-se preguntaba la gente. jPero
verdaderamente serd ya academico Baroja?
> A esta pregunta sujestiva hay que contestarla dejando la letra
y pasando al espiritu de Baroja y de toda una epoca. De ello ha
tratado el nuevo acadimico en su discurso de ingreso sobre La for-
maci6n psicol6gica de un escritor. Los acadimicos, qae no deben
desconcertarse por nada, se desconcertaron con los aplausos reite-
rados y fervorosos que levant la lectura del discurso.
>Hay que leerlo de nuevo antes de hablar de el. Es un docu-









mento esencial de esta iltima dpoca de Espaiia y se emparenta con
la obra del mismo autor, Juventud, egolatria.
MOURLANE MICHELENA (P.). [El Sol. Madrid, 27 de
abril de 1935.] g Cdmo el hecho de que Pio Baroja vaya a la
Academia ha podido sorprender y hasta contrariar? Porque si hay
en Espaiia un escritor de raza que deba estar en la Academia es el
novelist de Zalacain y de El gran torbellino del mundo. Su culto
a la historic, su macho saber, su nostalgia de alta sociabilidad, que
estd latiendo en sus libros; pero sobre todo, su manera de escribir,
de la que toda prosopopeya, todo aire togado, toda afectacidn estdn
ausentes, manera de escribir con abolengo en Memorias de grandes
seiiores que recatan la expresidn o temen al menos exhibirla, le
abonan.>
SANCHEZ MAZAS (Rafael).-[Ahora. Madrid, 21 de mayo
de 1935.]--Aparecid alld en el estrado como lo que realmente es:
un antiguo senior y un aldeano... Baroja no quiere mds que trajes
de casa. Se refugia en la literature como en una enfermedad paci-
fica, como en un reuma, que no le permit las bellas aventuras ni
las grandes normalidades. Quisiera-ha dicho-ser un modesto na-
rrador del Renacimiento. Se consolaria con esto de no haber escri-
to La Odisea, El poema de Ariosto, Los tres mosqueteros y los
Ensayos del senior de Montaigne. Pero, en fin, es el escritor mds
elegant de Espaiia, o, lo que todavia result mds claro, el menos
inelegante de los escritores espaiioles. Su gran secret es ese: la in-
tachable elegancia, la profunda, sencilla y misteriosa aristocracia.
ZULUETA (Luis de).-[La Vanguardia. Barcelona, 21 de mayo
de 1935.]--En esas confesiones de Pio Baroja, que constituyen su
discurso de la Academia, revivimos la triste pedagogia de su moce-
dad. Mal estudiante, los por las aulas ingratas del Instituto y de la Facultad de Medicina,
donde cdtedras y textos le alejaron de la Biologia, para la que acaso
no le faltaban positivas aptitudes, dejdndole en cambio, como sal-
vadora reaccidn individual, el vagar por las librerias de viejo, la
lectura solitaria y el mondlogo sobre las cuartillas.
>Los hombres del 98, en general, se hicieron a si mismos, auto-
diddcticamente, en rebeldia frente a sus maestros y contra el am-
biente de su epoca.,



DELEITO Y PIRUUELA (Jose).-El rey se divierte.-(Re-
cuerdos de hace tres siglos).-Espasa-Calpe, S. A.-Madrid, 1935.
318 piginas, 8."-Pesetas 8.
En la advertencia preliminary explica el autor claramente sus
designios. Ha pretendido trazar la historic intima del reinado de









Felipe IV, con exclusion complete de los hechos hist6ricos que se
conocen bajo el nombre de historic externa. Ha querido acercar a
nuestra curiosidad de lectores modernos todo un sector de aquella
Espafia a la vez solemne y frivola, relajada y caballeresca, fastuo-
sa y misera, observindola en su ordinario vivir: en la casa y en la
calle, en el temple y en la tertulia, en la cimara regia y en el corral
de representantes; en suma, en todos sus aspects mas intimos,
curiosos y pintorescos. Para ello divide met6dicamente su libro en
una series de capitulos donde se estudian con todo pormenor los
extremes enunciados y otros muchos semejantes. La vida particu-
lar del cuarto de los Felipes se desenvuelve en un marco brillante
de espectaculos, fiestas bulliciosas, comedies, deportes, cacerias y
aventuras amatorias, atendiendo tan s61o esporidicamentc a los
negocios del Estado. El cindir un punto de aquella f6rrea etiqueta austriaca que regulaba
por modo meticuloso los actos ostensibles del soberano y de su
corte. Y aunque testigos pr6ximos de su tiempo coincide en
asegurar que nunca vieron a Felipe IV cambiar de asiento ni de
postura, ni haber en su cuerpo otra cosa movible que los labios y
la lengua, el Sr. Deleito Pifiuela acierta a demostrar, estudiando
los flacos humans de aquel monarca de dos mundos, que caratula rigida y solemne habia una naturaleza inquieta, vibrant y
apasionada,. Sus devaneos amorosos fueron innumerables y las
an6cdotas sobre el libertinaje del monarca se multiplican. El autor
refiere puntualmente los amores de Felipe IV con cuyo fruto fu6 el famoso bastardo Don Juan de Austria el segun-
do. Mas paralelamente la devoci6n religiosa del rey se manifes-
taba en el influjo que sobre 61 ejerci6 Sor Maria de Agreda me-
diante el epistolario famoso. Tras presentar someramente algunos
miembros de la familiar real, tales como los hermanos de Felipe IV
y los hijos de sus distintos matrimonios, el Sr. Deleito Pifiuela es-
tudia tambi6n a los bastardos reales, especialmente al ya nombrado
Don Juan de Austria. Bajo el titulo coming de KLa vida palatina
viene luego una series de capitulos donde se estudia minuciosa-
mente, con agil amenidad, con acierto reconstructive, lo que era
la existencia palatina. Hay asi piginas consagradas a describir el
Alcazar por dentro, la etiqueta que alli regia, las guardias y la
servidumbre del monarca, el oficio de la mesa-, las comidas
reales y las recetas culinarias del cocinero Montiio, las audiencias
y recepciones, las grandes ceremonies de corte, etc. Al hablar de
los dependientes de Palacio, se hace menci6n especial de Veliz-
quez, ya que, en rigor, como prueba el autor, aquil no era alli
sino un ciones palatinas restasen tiempo a su genial trabajo artistic, mas
reconociendo que merced a sus pinceles adquirieron inmortalidad
hist6rica gran nimero de personajes de aquella 6poca. Se expone
tambi6n la participaci6n palaciega de los bufones, idiotas y mons-
truos a cuya compafiia fue tan dada la corte de Felipe IV. Poste-










riormente se described las fiestas cortesanas en Madrid, la funda-
ci6n del Buen Retiro, con los especticulos que alli se daban, y las
diversas fiestas celebradas con motivo de diversos hechos, tales
como el enlace de Felipe IV con Mariana de Austria, la conme-
moraci6n de la Paz de los Pirineos y los festejos por el natalicio
de Carlos II. Tambi6n son descritos los sitios reales tal como
estaban en aquella 6poca: la Casa de Campo, El Pardo y La Zar-
zuela, El Escorial, Aranjuez; finalmente, la celebraci6n de diversas
fiestas en provincias. Felipe IV, agotado fisicamente por su vida
de placeres y deportes y resentido por los quebrantos morales de
sus aiios iltimos, muri6 contando sesenta afios, y habiendo reinado
cuarenta y cuatro, el 17 de septiembre de 1665. Justifica el autor
el titulo de su libro-ya utilizado, como es notorio, por Victor
Hugo, aunque con referencia a un monarca franc6s-porque el
rey se divertia ajeno al clamor del pueblo hambriento, al disgusto
de los territories mal gobernados, a la ruina del imperio military
y maritime. El Sr. Deleito Piiiuela anuncia nuevos libros donde completari el
studio de la 6poca de Felipe IV, narrando la vida del pueblo en
todas sus classes, condiciones y lugares. La obra, pese a su predo-
minancia anecd6tica, esti escrita con todo rigor hist6rico, y con-
trastadas sus fuentes documentales, donde alternan las referencias
indigenas con los testimonios de viajeros extranjeros que vieron
de cerca la corte de Felipe IV. La certera reconstrucci6n ambien-
tal y de 6poca, junto con la abundancia de noticias que contiene
el libro, aumentan el positive interns de su lectura. [154]

BUENO (Manuel).- [A B C. Madrid, 12 de septiembre de
935].-<... Pocas veces se muestra un escritor tan cuidadoso de
respetar lo que puede sorprender de objetivo entire las yertas irreali-
dades del pasado, como el eminente professor. Su obra El rey se di-
vierte, no es una interpretacidn de acontecimientos que se reflejan
de distinto modo en cada epoca, como si la mente de cada genera-
cidn se desentendiese de la experiencia critical que le fue transmiti-
da por sus antecesores. El Sr. Deleito Pifiuela es como un arqui-
tecto que reconstruye lo que dejd de set, con los escombros disper-
sos que han quedado de la ruina de lo que se derrumbd...
>Si la obra del Sr. Deleito Pifiuela merece perdurar es no sola-
mente por la autenticidad de los materials que ha acarreado su
erudicidn, sino por el arte con que los ordena y utiliza, atento a que
la preocupacidn estetica inherente a todo intent de reconstruccidn
no usurpe ni invada los'derechos de la historic.>

CASTROVIDO (Roberto).--[Heraldo de Arag6n. Zaragoza,
14 de julio de 1935].-- Es en todo plausible la obra del Sr. Delei-
to. La risa es comunicativa; la alegria es contagiosa, y por no di-
vertirse verdaderamente el rey, produce dolor por el, por sus hijos
y por sus vasallos, la relacion de los noviazgos, de las cacerias, de










las corridas de toros, de las mascaradas, de los bailes, de las cafias,
las sortijas y los estafermos, de las representaciones de comedies y
de las improvisaciones podticas con que el rey procuraba olvidar,
hacienda como que se divertia, y aun cregendo que estaba en ver-
dad divertido. Gran libro es iste, al que sdlo al titulo se le puede
poner reparo, mds por paliar el ardor de la alabanza que por ser
imperdonable defecto.


ROMERO FLORES (H. R.).-Perfil moral de nuestra hora.
Ediciones Yunque.-Madrid, 1935.-273 piginas, 8.-Pesetas 6.
Comprende este libro una series de ensayos de tema y extension
diverse, pero referidos todos ellos unanimemente, en lo esencial, a
la preocupaci6n de sefialar, como indica el titulo, los rasgos mora-
les mis peculiares de nuestro tiempo. Pretende asi el autor extraer
de los hechos que comenta su representaci6n en el seno de una
6poca, bajo cuya apariencia de torbellino cree advertir un fondo
de dramatismo irreductible. El primer ensayo, titulado -A la de-
riva, es una critical de ese mismo espiritu de vertigo que caracte-
riza a la sociedad actual. no posar en nada... Tales son los imperatives que dominant nues-
tra 6poca, en la cual el mds ha sustituido al mejor, y el pronto al
bien.> Estudia luego, bajo el epigrafe de cLa tristeza espaiiola,,
algunas caracteristicas de nuestra raza, observadas especialmente
en la literature. Esta se halla traspasada enteramente por la as-
pereza idiomitica; nuestro idioma es inflexible; mas que suavizar
el pensamiento, lo que hace es endurecerlo y darle una expresi6n
agria. Se queja tambi6n el autor de que la lengua espafiola pinte
y describe con precision, pero sea insuficiente para definir estados
de conciencia. Sefiala luego la condici6n disidente de cualquier
espafiol frente a todo program que persiga el minimo de coope-
raci6n para cualquier mejora. En piginas siguientes, bajo el titulo
de to de las conversiones efectuadas por m6viles extra-espirituales,
manifestando que la religion no puede ser instrument manejado
al servicio de bienes temporales. Tras otros trabajos titulados
-La political y los partidos, -Campo y ciudad,, portiva, encontramos el que Ileva por nombre chico, quizd el mis representative y logrado del conjunto. En
sus paginas el autor desenvuelve el contrast de dos genera-
ciones, con referencia a su mundo dom6stico. En tanto que el
mundo para un chico de 1908 era poco menos igual que para otro
de 1858, hoy las cosas han variado profundamente y la atm6sfera
en que se mueve un nifio actual de cinco o seis afios esti influida
por las nuevas conquistas de la mecinica, de la civilizaci6n. La ra-
diodifusi6n, el cinemat6grafo, la prensa, le ofrecen en nuestros dias,
por contagio del ambiente de sus padres, mayor cantidad de repre-










sentaciones del universe, que poseia el hombre maduro de hace
un cuarto de siglo. Asi mientras el padre actual-personificado en
el autor-se siente atraido hacia un mundo de sosiego, su hijo
prefiere los especticulos turbulentos y abre sus ojos ante las
fuertes conmociones del mundo. Tras divagar sobre los temas
-Capital y trabajo> y ,Los regimenes desp6ticos de la actuali-
dad,, el autor concluye su libro con unas paginas abiertas en una
interrogaci6n, KZQu6 va a pasar?, donde examine la situaci6n
actual del mundo en su aspect espafiol e international. En todos
los ensayos del volume predomina un espiritu reposado y discur-
sivo; antes que la originalidad en los puntos de vista o la brillan-
tez de estilo, persigue el autor la claridad expositiva, la honestidad
critical. [155]
*

VILLEGAS-LOPEZ (Manuel).-Espectador de sombras.-
(Critica de films.)-Exclusiva de venta: Libreria Pro-Cultura.-
Alarc6n, 3.-Madrid, 1935.-170 piginas, 8.-Pesetas 4,50.
Colecci6n de critics y resefias cinematogrificas que en su
mayor parte fueron emitidas ante el micr6fono de una estaci6n
radiodifusora madrilefia, a raiz de estrenarse los films a que se
refieren. En un breve pr6logo explica el autor las condiciones de
rapidez a que ha debido someterse para redactar sus trabajos;
de ahi que haya atendido a la claridad en la forma y a la simpli-
ficaci6n en las ideas, dados por otra parte los vastos y mezclados
auditorios a que se dirigia. En treinta y tres capitulos examine
numerosisimas peliculas de muy divers caricter: los noticiarios,
los films humoristicos, diversas cintas alemanas, algunas espaiiolas
y otras norteamericanas. No s61o define el autor puntualmente las
caracteristicas de cada film, sino que tiende a situarlo en su cua-
dro hist6rico, en su moment cronol6gico, dentro de la evoluci6n
acelerada del cinemat6grafo. Acierta a discernir los valores est6-
ticos y cinematograficos de las diversas peliculas producidas en
estos ultimos afios, sefialando cuales son las capitals y dejando
de lado toda la producci6n de orden puramente industrial, exenta
de originalidad. Asi otorga su atenci6n a films como los titulados
Las maletas del Sr. 0. F,, Muchachas de uniformed, la joven rusa, Extasis>, (La ninfa constante, da-, (Eskimo), dia,, entire otras. Tales resefias estin escritas con un lenguaje cla-
ramente expositivo y evidencian en todo moment un conoci-
miento minucioso del s6ptimo arte. [156]











D) ANTOLOGIAS

CANTERA BURGOS (Francisco).- Abraham Zacut.-
Siglo xv.-M. Aguilar, editor.-Madrid, 1935.-225 piginas, 8.o-
Pesetas 6.
Abraham bar Samuel bar Abraham Zacut fu6 el nombre com-
pleto del famoso astr6nomo medieval salmantino. Aunque no esta
determinada exactamente la fecha de su nacimiento, se cree que
fu6 hacia 1440. Hijo de un hombre docto, y que habia recibido
la Cabala de benem6ritos sabios, Abraham Zacut pas6 los aiios
juveniles en su ciudad natal. Acudi6 a aquella Universidad, de la
que mis tarde fu6 nombrado professor. Luego parti6 de Salaman-
ca, buscando la generosa protecci6n de un amigo, hacia Gata (Ca-
ceres). Se ignora el tiempo que permaneci6 a la vera de su pro-
tector, un maestre de AlcAntara, sabi6ndose 6nicamente que, con
motivo del edicto de expulsion de los judios, Abraham Zacut tras-
lad6se, junto otras muchas families hebreas, a Portugal. Pero no
obstante los meritorios servicios que hubo de prestar a las em-
presas y descubrimientos trasoceinicos y, entire ellos, su ayuda a
Vasco de Gama, fu6 expulsado de Portugal por Don Manuel I
en 1496. Estableci6se entonces en Tdnez, donde pas6 various afios
dedicado especialmente a la ensefianza. Algunos afios despu6s,
cuando la conquista espafiola amenaz6 aquella costa africana, Za-
cut march a Turquia, pasando el final de sus dias en Damasco,
donde muri6. En cuanto a sus obras, 6stas pueden agruparse en
tres ramas: lexicogrificas, hist6ricas, astron6micas y astrol6gicas.
Estas ultimas son las que han alcanzado mayor notoriedad, y entire
ellas merecen mencionarse: Tesoro de vida, Juicios astroldgicos,
Tratado de las influencias del cielo, Juicio de los eclipses y Compila-
cidn magna. Todas ellas no ban dejado de ejercer considerable
influencia en la evoluci6n de los concepts astrol6gicos. Al impulse
y trascendencia de la obra de Zacut debe la navegaci6n astron6-
mica hispana elements nuevos, que permitieron en ella mayores
perfeccionamientos. La exposici6n de su vida, sus obras y su idea-
rio es seguida en este manual de una abundante bibliografia y de
various capitulos que contienen una antologia de sus trozos mis
representatives. [157]


DIAZ-PLAJA (Guillermo).-Visiones contempordneas de
Espaiia.-(Textos descriptivos).-Selecci6n, pr6logo y vocabula-
rio por...-Depositaria: Libreria Bosch.-Ronda de la Universi-
dad, 11.-Barcelona (s. a.).-269 paginas, 8.-(s. p.).
Como su titulo indica comprende este libro una series de tro-










zos literarios extraidos de los principles autores contemporaneos,
y referentes todos ellos a ciudades y paisajes espafoles. La agra-
paci6n de tales textos esti hecha por regions. Entre los autores
incluidos alternan los mis significativos del dia con algunos otros
del siglo xlx. [158]


E) DRAMATIC

1. Obras publicadas.

AUB (Max).-Espejo de avaricia.-Caricter en tres actos
y siete cuadros.-Ediciones del Arbol.-Cruz y Raya.-Ma-
drid, 1935.-147 piginas.- Pesetas 7.
En un breve pr6logo, titulado recer>, el autor, que ya anteriormente habia publicado dos tomos
-Narciso y Teatro incompleto-con obras escenicas no repre-
sentadas, precisa los motives que alejan sus creadiones del tea-
tro al uso. En tanto que 6ste obedece a la taquilla y sus autores
se acomodan a todas las transigencias, Max Aub, negindose a ple-
garse al gusto com6n, se ve obligado a encerrar sus engendros
en la via muerta del libro, siendo 6stos, por lo demis, perfec-
tamente representables. Eusebio es un caracter en la acepci6n
absolute del t&rmino. Es un avaro que vegeta miserablemente
recontando su oro y hallando en ello no s6lo una gran fruici6n,
sino el motivo central de su existencia. Vive acompaiiado de su
vieja criada Margarita, tasando hasta los granos de arroz que les
sirven de alimentaci6n. Se le present el notario, dindole cuenta
de haber sido favorecido con una herencia copiosa. Podra de esta
forma cambiar de casa, tener criados, disfrutar de la vida. Pero
Eusebio no se da por convencido. Para l1 lo esencial es la pose-
si6n de oro. Teni6ndolo, dice, se posee al verlo, al tocarlo, al gus-
tarlo, todo. eso: una gota de oro, de un oro nunca visto, verdadero>. Tras un
soliloquio de esta naturaleza se le aparecen various personajes
irreales, los siete enviados: el de los pirates, el de los jesuitas, el
de Creso, el de los buscadores de oro, el de Rockfeller, el de la
casa Cooks y Andrews (desenterradora de los toros sumergidos con
los barcos), el de los Incas. Todos ellos le ofrecen sus riquezas fa-
bulosas. En el segundo acto sobreviene Juan, el hijo del avaro. Es
un joven derrochador, mala cabeza, que reclama de su padre di-
nero para pagar sus deudas. Es in6til. Eusebio se niega, alegando
que no lo tiene. Exasperado, el hijo le amenaza con matarle. Le en-
cafiona con un revolver y casi Ilega a obligar a su padre a que
firme un document, simulando su suicidio y dejando a Juan como
heredero. Amedrentado, el avaro propone una transacci6n. Quiere










conocer a la mujer para la cual su hijo necesita dinero, su amante
Mariquita. En el cuadro siguiente aparece 6sta. Se extraiia del as-
pecto misero, desguarnecido, que ofrece la casa. No hay luz el6c-
trica, no hay velas siquiera. En un dialogo de fino ingenio y gra-
cioso movimiento se disefia el caricter moral de la amante. Esti
ligada a Juan por el mero interns. Ante el avaro, Mariquita refuer-
za la petici6n de Juan. El avaro insisted en sus negatives vehemen-
tes elocuentemente. El oro es su poder. No quiere traspasarlo
con ning6n fin filantr6pico para gloria de los vicios ajenos. Llega
Triponcio, el recaudador de contribuciones. A costa de muchas
s6plicas e intimaciones consigue que el avaro, tras vendarle los
ojos, para que no yea donde tiene su tesoro, vaya a un arc6n y
saque unas monedas. Pero Zqu6 es eso? Don Triponcio se ofende
de la broma. Las monedas son falsas. En el siguiente cuadro,
Eusebio se muestra desesperado por el engaiio de que ha sido
victim. Acusa a su hijo de haber cambiado el oro. Este niega toda
culpa. Por un diilogo entire la vieja criada y su amante, el sargen-
to, venimos en averiguaci6n de que 6ste ha sido el autor del true-
que. En el cuadro final, el avaro esti delirante, enfermo, aplastado
por el robo. No aparece el culpable. S61o se han encontrado dos
monedas de oro en el jerg6n de la criada. Llega un m6dico, quien
comienza a tomar el pulso al enfermo. Al oir 6ste contar en voz
alta las pulsaciones, al conjuro de los nfmeros, revive un tanto.
Repite los niumeros el avaro, Ilega a contar millones y muere deli-
rando. Toda la comedia tiena un aire de farsa de la buena estir-
pe. Max Aub ha podido dar nueva, modern encarnaci6n a un
Los dialogos son sobrios, recortados, subrayindose asi mejor al-
gunos moments fantisticos, irreales, de la farsa. [159]

VALLEJO (Carlos Maria de).-[El Mercantil Valenciano. Va-
lencia, 8 de noviembre de 1935.]--Su Espejo de avaricia-sin de-
trimento para su originalidad-tiene entronque cldsico. Por tanto,
las figures que animaron su tablado pueden may bien hallar su pa-
ralelo en los series reales o ficticios de la comedia del arte. En las
palabras preliminares que nos ofrece Max Aub, a manera de prd-
logo, el espiritu de Moratin se hace present. Sus personajes vienen
de mug lejos, acusando-con su psicologia-el parentesco que les
une al teatro antiguo.
Max Aub va hacia la renovacidn del teatro por medios calde-
ronianos adaptados a nuestro tiempo. No estard cerca de la com-
prensidn del ptiblico o del dxito incondicional de las representacio-
nes, pero Max Aub da cuerpo-en forma originalisima-a aspi-
raciones de la misma indole, las cuales-a pesar de su filiacidn
medieval-se orientan perfectamente dentro de las tendencies mo-
dernas.,









LOPEZ RUBIO (H.).-gEs justicia o caridad?.-Poema dra-
mitico-social en cuatro actos.-Tipografia Maucci.-Barcelona
(s. a.).-104 piginas, 8."-Pesetas 2.
A la salida del trabajo discuten unos obreros sobre el plantea-
miento de una huelga. Se dirigen en tono amenazador al secretario
de la fibrica. Una obrera, Oliva, trata de imponer sus ideas de
paz y concordia de classes. Los trabajadores se exaltan ante la
actitud intransigente del secretario. Este dispara un arma y Oliva
cae herida. En el acto segundo, los encargados de sala piden una
mejora de salaries. Oliva, que ya es ayudante del patrono, no lo
cree convenient y logra disuadir de su prop6sito a unos cuantos
obreros. Los demis pretenden destituirla de su cargo. El patrono
munstrase muy abatido por la enfermedad de su hijo Fernando y
porque Oliva desaparece. El primero se salva merced a una des-
conocida que se prest6 a darle su sangre. El doctor le present a
esa persona y ve con asombro que es Oliva, a quien 61 ha ofendi-
do. El patrono cede sus bienes a Oliva, que se casa con Fernando,
y 6ste crea un sindicato obrero. Termina la obra con una escena
de agradecimiento por part de los trabajadores, que sienten el
entusiasmo de la confraternidad. [160]



LITERATURE HISTORIC:

F) MEMORIES

BALCAZAR Y SABARIEGOS (Jose).-Memorias de un
estudiante de Salamanca.-Con un pensamiento inedito, a modo
de prl6ogo, de D. Miguel de Unamuno.-Primera parte.-Con
145 fotograbados.-Libreria de Enrique Prieto.-Madrid, 1935.-
314 pAginas, 4.-Pesetas 6.
Comienza sus memories el autor con una evocaci6n de los
afios 800 al 91 del siglo pasado. Alternando la parte puramente
personal con los recuerdos universitarios, traza rapidas semblan-
zas de algunos de los catedraticos mis ilustres que en esos afios
finiseculares profesaron en dicha Universidad, tales como los se-
fiores Esperab6, Gil Robles, Dorado Montero, Maldonado y otros.
Mas adelante agrupa recuerdos de su 6poca en la Universidad
central. Y posteriormente, con motivo de sus actividades periodis-
ticas, describe el ambiente de' la prensa espaiiola en aquellos
afios, particularmente de El Imparcial, diario del que fu6 redactor.
A este prop6sito compone un bosquejo biogrifico del Sr. Ortega
Munilla, director de aquel diario, contandonos diversas interiori-
dades de la redacci6n y hacienda desfilar sus personajes mis fa-










mosos. Con estos capitulos se entremezclan otros que described
diversos viajes por el extranjero. Las memories concluyen poco
antes de la guerra europea, prometiendo el autor completar en
un tomo final el relate de la obra personal y literaria del Sr. Orte-
ga Munilla y de los hechos que supo o presenci6 desde 1911 has-
ta 1934. El relato autobiografico esta escrito en una prosa senci-
Ila, no exenta de atracci6n, y abunda en datos curiosos sobre los
personajes que el autor trat6 de cerca. [161]


G) BIOGRAFIAS

GOMEZ DE LA SERNA (Ram6n).-El Greco-El vision
nario de la pintura.-Los hombres de nuestra raza.-Ediciones
Nuestra Raza.-Madrid, 1935.-176 paginas, 8."-Pesetas 3.
En un pr6logo ya muy expresivo del tono de gran exaltaci6n
lirica e imaginative que domina en todo el libro expone el autor
su concept de la present biografia. Quiere escribir una vida del
Greco dejada en su mayor parte a la inspiraci6n, sometida a la
videncia. Pretende que el Greco vuelva a aparecer en una tatm6s-
fera de delirio>, la misma en que viven sus cuadros. Dejando,
pues, de lado todo aparato erudito, sefiala las fuentes de los datos
indispensable que incluye, haciendo la debida pleitesia ante la
obra famosa de Cossio. Luego, en breves capitulos, fija los hechos
esenciales de la vida del Greco en sus primeros aiios, antes de la
Ilegada a Espaiia. Traza a continuaci6n el ambiente de la 6poca
en que el Greco se estableci6 en Toledo. EEl Greco-escribe-
encontr6 la pefia firme en el Toledo eterno, models a todas
horas y una vida reservada, recoleta, en la que el misterio vivia
tembloroso y dramatico>. El acento de Espafia estaba en Toledo
y el Greco fue un exasperado de la ciudad, intuy6 sus agonias;
fu6 el revelador de su cimara oscura, el eslab6n de su piedra de
fuego. Tratando de identificar el autorretrato del Greco entire sus
numerosas obras, el Sr. G6mez de la Serna confiesa sus vacilacio-
nes y cree establecer un mismo rostro entire el Caballero de la
mano al pecho, el retrato del pintor conservado en el Museo de
Sevilla y personajes de La Curaci6n del ciego y arrojados del templo. Examina mis adelante otras series de obras
del Greco, tales como los retratos de conocidos y desconocidos, las
pinturas religiosas, haciendo epigrafe aparte para elucidar tierro del Conde de Orgaz,. En un capitulo referente a su vida in-
tima, insinfa la sospecha de que el Greco fuese judio, merced al
detalle de la colocaci6n amanerada de las manos, que pinta con los
dedos abiertos, sugiriendo una clave secret. Reanudando la cono-
cida expresi6n barressiana, el Sr. G6mez de la Serna apunta que el
secrett> del Greco esti en el valor inmortal de sus cuadros, en










la manera como 6stos abocan a otro mundo, en el mis alli de la
realidad. El capitulo peniltimo, titulado , es
un perfect ejemplo de la vision tan personal con que en este
libro es encarado el Greco y su arte. Subrayando el caricter sin-
gularisimo de sus lienzos viene a escribir que en los cuadros del
Greco -hay fiebre, hay salida del baiio fanitico en liberaci6n de
playas, blasfemia de exaltaci6n y delirio, proclamaci6n de la eva-
si6n. A este espiritu corresponde la exclamaci6n final con que le
gratifica, tras una letania de admiraciones: bacalaos celestiales!. Todo el libro, como podra deducirse de las
frases trascritas, rebosa de una encendida devoci6n por la obra
del Greco, aparece atravesado de intuiciones marginalmente adi-
vinatorias y esti escrito con el estilo imaginista y el lenguaje
torrencial privativo de Ram6n G6mez de la Serna. [162]

MARANON (Jose Maria).-[Heraldo de Madrid. Madrid, 19
de septiembre de 1935.]-... Hay otras cosas. Exactamente lo que
estdbamos deseando que Ramdn nos dijese de Goya. Cosas, no
tdcnica ni erudicidn, la cabriola precise y necesaria del espiritu de
Ramdn inspirado por el viento goyesco. Asi, al abrir este nuevo
libro sayo biogrdfico nos preguntamos: aQue camino cogerd: trocha
o atajo? El mejor, el mds suyo. Aunque con gran seriedad nos
seiiala sus su franqueza habitual en las primeras lines del prdlogo nos da el
tono del libro. Ofrece llegar a tal o cualfrase que pueda ser la clave
del signo que explica al Greco, y cumple con exceso su promesa y
no hard nadie que lo lamente. En cada capitulo hall la frase
estricta, adecuada para fijar una interpretacidn original de los
various moments de la vida del pintor."

OTERO SECO (Antonio).--[Diario de Madrid. Madrid, 20 de
septiembre de 1935.]--No entiende Ramdn la obligacion del bid-
grafo como una labor de acarreo, con la consecuencia de aplicar al
biografiado la ducha fria de unos datos o unas papeletas manosea-
das en los archives. Al Greco hay que ir con la mirada limpia de
tdpicos, porque ha sido precisamente el tdpico el que le ha envuelto
en anchos estratos eruditos. Ramdn le mira y le remira, le palpa y le
ausculta, toma el pulso al Greco sobre la arteria de su locura
y nos devuelve un hombre sano y salvo de contaminaciones vulga-
res, fabricante de su propia enfermedad genial, mddico de su honra
de soberbia. No desdefia, sin embargo, el dato personal y externo,
la fecha, el detalle pueril cuando vienen a llorar luz de claridad
sobre las sombras interesadas de una vida que alentd siempre sobre
ejes de negruras y de incomprensidn.
"Habrd que decir que esta nueva biografia de Ramdn es mag-
nifica? Mejor, much mejor que la de Goya. Ramdn, con la mano
en el pecho, ha vertido en ella, con la sal y pimienta de su ingenio,
maduros zumos de genialidad.>









VEGUE Y GOLDONI (Angel).-[La Voz. Madrid, 9 de sep-
tiembre de 1935.]--~Ramdn, si no el primero, al menos de los pri-
meros en amparar los comienzos del cubismo, mira hacia el Greco,
mds vivo de dia en dia, para emprenderla con el arte de hoy, que
traslada la fealdad de los hombres contempordneos, < el trastorno
de su cara, la anfractuosidad de sus facciones. Merece estos nom-
bres el cubismo.>
SEsperamos de Gomez de la Serna todavia el libro relative a
Gutidrrez Solana. En el del Greco, su pluma inagotable ha sabido
volar, describiendo giros inverosimiles, al travis de etereas regions,
al igual que las alas de los dngeles que animan los celajes, excelsos
poemas del Greco. Pedirle mds seria demasiado.>



SAN JOSE (Diego).-Godoy. Grandeza y servidumbre de an
valido.-Ediciones Nuestra Raza.-Madrid (s. a.).-181 piginas,
8..-Pesetas 3.
El libro comienza con el incident de un caballo que se enca-
brit6 en la escolta real, camino de La Granja, originando que Ma-
ria Luisa de Parma, entonces Princesa de Asturias, se interesase
por un guardia de Corps. Este era un mozo extremeiio, Manuel
Godoy, que bien pronto gan6 la voluntad de Maria Luisa y aun la
de su marido, ya que consigui6 reemplazar al Conde de Aranda,
favorite de Carlos IV. El nuevo ministry triunf6 plenamente entire
la aristocracia, pero el pueblo no perdon6 medio de zaherirle,
echindole en cara su humilde origen. Godoy ascendi6 a capitin
general de los ej6rcitos del rey y, como tras algunas derrotas con-
siguiera la paz, Carlos IV le concedi6, a instancias de Maria Luisa,
el titulo de Principe de la Paz-. Los enemigos del favorite se
propusieron a toda costa hacerle caer, y aun llevarle al cadalso.
El autor public el relate, escrito por el mismo Godoy, de la situa-
ci6n desdichada que ofrecia el gobierno, al hacerse cargo del
misino, asi como un program politico de ideas sensatas. Un
an6nimo colocado en la servilleta delat6 a Carlos IV los amores
de la reina y el favorite. El rey qued6 convencido de que se tra-
taba de una calumnia y, para atajar maledicencias, cas6 al favorite
con su sobrina Maria Teresa de Borb6n. Pero el encono contra
Godoy seguia, y el rey se vi6 obligado a destituirle. Espaiia habia
Ilegado a situaci6n lamentable, mientras Napole6n seguia adelante
con sus planes de conquistar a Espaiia, y el rey procuraba tran-
quilizar a la naci6n. Por el mismo tiempo estall6 en Aranjuez un
tumulto popular contra Godoy; la multitud saque6 su palacio y el
poderoso valido fu6 encarcelado, librandose a duras penas de las
iras populares. Godoy, tratado miserablemente en la carcel, se
uni6 en Francia a los reyes desterrados y despu6s los sigui6 a Tu-
rin, donde vivian entire estrecheces econ6micas y afioranzas del










pasado. Carlos IV hizo un viaje a Napoles lamado por su herma-
no, quien demostr6 la infidelidad de su mujer. Esta muri6 a poco,
atacada de pulmonia, y no tard6 much en seguirla a la tumba
Carlos IV. Fernando VII no respet6 el testamento de su madre en
favor de Godoy, y entonces empez6 para el iltimo una vida de
miseria angustiosa. Volvi6 a Francia, donde escribi6 sus Memo-
rias. Cuando a la muerte de Fernando VII le concedieron en Es-
pafia su antiguo sueldo military, nunca consigui6 cobrarlo integra
ni puntualmente. Muri6 anciano, pobre y abandonado, sin que Es-
paila se diera cuenta; sus bienes, declarados legitimamente adqui-
ridos por el gobierno de Isabel II, fueron puestos en venta por la
primera Repiblica y su product destinado a los gastos de la gue-
rra del Norte. Las cartas, descripciones y detalles anecd6ticos
en que abunda el libro ofrecen al lector incuestionable amenidad.
[163]

H) TEMAS CONTEMPORANEOUS

CUBER (Mariano).- Melquiades Alvarez.-El orador. El
hombre. El politico. Sus ideales. Su consecuencia. Su integridad.-
Editorial Reus, S. A.-Madrid, 1935.-268 paginas, 8.-Pesetas 5.
El autor comienza presentando a D. Melquiades Alvarez como
el perfect arquetipo del orador, y apoyando su juicio en aje-
nos testimonios. El Sr. Alvarez cre6 en 1913 el partido refor-
mista, que hoy se llama republican liberal dem6crata. Para situar
al dia su ideologia, el autor describe la situaci6n political de Espa-
fia en los dias iniciales de la Repiblica, cuando los grupos que se
aduefiaron en el primer moment del poder produjeron, a su jui-
cio, un ambiente de inseguridad y violencia. Melquiades Alvarez
se alz6 contra tal estado de cosas en dos discursos pronunciados
en el Teatro de la Comedia, en enero de 1932 y mayo de 1933. El
autor recoge luego, en lines generals, el program del partido
melquiadista, y hace una detallada exposici6n de su desenvolvi-
miento. Sefiala el caricter accidental de las formas de gobierno, y
apunta como principios indispensables para la subsistencia de los
pueblos la libertad, la justicia y la honradez. Analiza los concep-
tos de democracia y parlamentarismo, junto con el sufragio uni-
versal. Fija la posici6n del partido en cuestiones de capital interns
como la ensefianza y la religion. Propugna aqu6l la separaci6n de
la Iglesia y el Estado, pero respetando en absolute todas las
creencias. En cuanto a la autonomia de las regions, sostiene un
criterio autonomista del Estado. Ve la necesidad de armonizar intereses y aspiracio-
nes para acabar con las huelgas; de fomentar la pequefia propie-
dad evitando la concentraci6n de la tierra, y de declarar a los
funcionarios judiciales completamente independientes de todo otro
poder. [164]






PU BLICACIONES PERIODICAS
,DO .OE -. E. y- -'- R.T- cos





VISTAA : FILOL(iG4 ESP.'3. -
DIRECTOR: R. MENENDEZ PIDAL
PRECIOUS:
ESPANA, 20 pesetas afo. EXTRANJERO, 22 pesetas ano,
Se public en cuadernos trimestrales, que formnm al a:io un
tomo de unas 450 piginas. Van publicados veinticuatro voli-
menes, 1914-1934.





ARCHIVO ESPANOL
DE ARTE Y ARQUEOLOGiA
DIRECTORS:
M. G6MEZ MORENO v E. TORMO MONZO
PRECIOUS:
ESPARA, un aio, 30 pesetas. PORTUGAL y AMERICA, 35 posetaa
Otros paises, 40 pesetas. Numero suelto, 15 pesetas
Se public en cuadernos cuatrimestrales.





ANUARiO DE HISTORIA
DEL DERECHO E SP OL
PRECIO DE SUSCRIPCION, 22 pesetas; niimero su -to, 25 pesctas




Todas estas l.t1L ii.',ci oe.-, estlin edi .. . i entro
de Estudios Histdricoso .. .eddinace 1. ,ilMadrid.





































































S. Aguirre, impresor.-Goneral Alvarez de Castro, 4o.-Te1lfono 3o,66.




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