ACHIOTE BE
LA COMARCA
CUENTOS
EDITORIAL DEL MINISTERIO DE EDUCACI6N PIBLICA
"Jose DE PINEDA IBARRA"
Guatemala, CentroamCrica
P438a.
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ibbrartea
Slhe SOft of
PJJULI HER
T"TS VOLUME HAS BEEN
MICROFILMED
BY THE UNIVERSITY OF
FLORIDA LIBRARIES.
AOMIIKM DE LAL CDMLUZau
Colecoi~n Contempor436ov
Impreso en los talleres de la
EDrrORIAL DEL MINISTERIO DE EDUCACI6N PBLIUCA
"JOSt DE PINEDA IBARRA"
,u atemala-Centroam rica
ELEEG
hBEZ CADALSO
iThondurefio)
ACHIOTE DE LA COMARCI
CUENTOS
Segundo Premio en el Certamen Nacional.Permanente
de Letras y Bellas Artes de 1958
Obra presentada bajo el seud6nimo de
"Jesuis Omoa del Castillo".
1959
EDITORIAL DEL MINISTERIO DE EDUCATION PUBLIC
"JOSE DE PINEDA IBARRA"
Guatemala-Centroam rica
?LF3HoK
P: O LOGO
E L L I B R O de Eliseo Pirez Cadalso "Achiote de la
S Comarca", es una colecci6n de cuentos vividos, transpirantes
de realidad ambiental y sicol6gica -circunstancia y hom-
bre.- de esa prodigiosa tierra en que ternura y tempestad
elaboran destiny: Honduras.
Ni mas lirica, ni menos violent tierra he conocido. Un
obscuro sentimiento de sueno, una sonambula condencia
poitica codifican la vida, conducen al hombre como si fuera
el habitante de una provincia edificada entire la realidad y
el sueio. En las tertalias finas, en el corrillo estudiantil, y
adn. en las mAs s6rdidas tabernas de Comayagizela, siempre
palp6 esa neblina enamorada en los ojos del hombre. Era
como un terrible deseo de que la vida sea mas bella. En tal
atm6sfera de magia, los poetas s6lo son una expresi6n cris-
talizada de lo que es patrimonial de todos: la poesia como
rebeli6n, como protest. 0 como program ideal. Yo'fui
ahi poeta y me senti rodeado por hombres iletrados. Nunca
fai tan feliz como cuando diciendo mis poemas, veia aque-
llos hombres tatuados por guarizamas y ametralladoras, que
Sme escuchaban con an silencio tan intense, como para que
en el se les aso~tara el alma. Y com6 hiedra me cenian
sus 'voces, y casi me ahogaban sus silenios solidarios y
S fraternales. Yo no hacia mas que ponerles palabras a sus
* saeios. Tan poetas eran ellos como yo, que no era mas que
PR6 LOGO
el taquigrafo de sus corazones cancionerds. Obscuros cam-
pesinos sin nombre, viejos artesanos de Comayagiiela, peo-
nes otros del ajedrez, de la vida, me quisieron g me recuer-
dan. Lo s6. "Bueno, poeta... vamos a oirle...." me
decian. Y junto al rio, con el fantasma inahogable de Juan
Ram6n Molina, o en la s6rdida, liigubre cantina que la
locura tapiza de alucinaciones, los versos surgian y volaban
sobre las almas de aquellos hombres que no sabian to que
querian o pedian a la *vida: pero que amaban con pasiones
telricas la poesia y encontraban lo que siempre encontri en
ella: el consuelo. Pero ellos, a su vez, pagaban, con algo
que podia equivaler al bon vino de Berceo y con sus relates
de la montonera, sus anecdotas y hastf sus confidencias de
esos dias en que el amor muerde como. alacrAn dorado el
corazon.
-No ande con esos pencos, que son peligrosos_ me
advirti6 paterntal el doctor Manuel Zrifiga Medal. Pero
yo siempre pens6 que los hombres s6lo son peligrosos si son
incapaces de amar la poesia. No son bArbaros quienes se
afelpan de ternura cuando la gracia pasa. Ellos tienen la
inocencia del girasol que no da jams la espalda al sol; y
una fe de arabes para corvarse en la hora sagrada, hacia
la Meca. .Son buenos, dulcemente buenos, los hombres que
pueden Ilorar oyendo un poema.
Pero hay otro polo magnetico de la vida en Honduras:
la mierte. Entre poesia y muerte oscila como un pendulo el
destino del hombre. S6lo eso puede dar significado a la
vida. El suefio, y la verdad del hombre. Son hombres ver-
daderos los que se mueren por su verdad. La tragedia s6lo
puede estallar, encenderse puede nada mis el relampago con -
el fuego de la total sinceridad. Nadie se quiere morir por
mentiras. Y en Honduras se pelea por la convicci6n, y el
hombre prueba, con su cadaver, sus palabras. Esto es s6lo
PR6LOGO
possible con hombres leaves. files a si mismos. Entonces si
son pdigrosos, si se les hiere o magulla el ser esencial, lo
que. ellos estiman como su varonia y el deber de mantenerla
integra. Y el hombre es tanto material como espiritu, cuerpo
como ideas. Esto tambign es grande y afirmativo de la con-
dici6n de seiiorio mAsculo.
De estas cosas hablAbamos en noches rnemorables con
mis amigos. Carias Reyes logr6 recoger en .Cuentos de
Lobos, reflejqs de 14 torment. Yo, alguna vez lo hare.
iHay tanto que escribir, cr6nicas sobre esa tierra alucinan-
'tel En esas noches lejanas, estaba a juventud mia, asom-
brada. ReflexionAbamos bajo las estrellas que ensangren-
taban revoluciones ciclicas. La muerte andaba de guerri-
lera preguntando quidn la amaba. Y entire la poesia y el
sueifo pasaban cosas maravillosas y desconcertantes. La
vid4 diaria, que no toma nunca su cartuchera y su canana
ponia el fondd idilico de pinos esteticos, de pinos liricos que
al amanecer encontraban sus cabellos con rocio de sangre
humana. Las. guitarras y las dulzainas le ponian misica
a la tristeza, que es como la sombra de la muerte, y vaina de
ternura a los machetes. Pasaban cosas terrible, de verdad.
Entre pausita y pausita, entire muerte y cancidn.
Pasaban, pero no deben pasar. Deben quedar en las
paginas de los libros, en la novela que es memorial colecti-
va, y en el cuento y el poema que son recuerdos de testigos.
Y para que no pasen, estdn los escritores.-
Eliseo Pfrez Cadalso es uno de los moradores. Los
cuentos de "Achiote de la Comarca", no dicen todo, pero si
mucho de esa humanidad que se mueve en el campo honda-
refio. MAs se refiere at tiempo de paz, pero en ella esta ese
/ mismo' hombre tempestuoso, como en un cielo sin nubes la
potencialidad de la tormenta... Perez Cadalso es pintor, des-.
criptivo, y a veces, escultor, por la fuerza de relieves, de sus
PR 6 LO G00
temas. Un fondo dramAtico social, permanece en sus cuen-
tos. Como Perez Cadalso no es deliberado, tendencioso, logra
mejores resultados en la critica... Por eso, tambin, sus per-
sonajes aparecen autinticos y se mueven libres en su reali-
dad sustantiva. En algunos trazos, la hondareiiia,' mns
como calidad humana que regional, se afirma vigorosa. En
tinte folkldrico, sin abuso, hace mAs fAcil identificar valores
-vernAculos. Y sobre todo, estin vivos, vivisimos spus tips
humanos. Se asoman a la pAgina, como a una ventana, a
conversar con el lector. Vivos, vivos, vivos; vecinales, rea-
Sles. Perez Cadalso obtiene esta cosecha de ricas vivencias, por
el camino recto: la honestidad literaria, sin falsificaciones.
Vaya nuestra enhorabuena, tanto para el cuentista hon-
durenfo, como para la Editorial del Ministerio de Educaci6n
Publica "Jose de Pineda Ibarra", que se apresura a dar esta
documental artistic, sobre una tierra fascinante y maravi-
llosa.
HUMBERTO IHERNANDEZ COBOS
EL POLICIA DE LA ESQUINA
EGUN el parte de anoche, un agent del orden apare-
ci6 muerto en el barrio "Las Cruces". Estaba copno
siempre: turnando solo y completamente desarmado.
Los asesinos, en numero de cinco probablemente, lo traspa-
saron con una daga,'clavnidolo despues contra el tronco de
un viejo cocotero, posici6n en. que fue hallado por la ronda.
He aqui el :final de un hombre bueno miniature de
Jesus en este siglo_ identificado con el Maestro hasta en
la manera de morir: clavado en el madero.
Entre sus efectos intimos figuraba un cuadernito donde
solia llevar una especie de Diario, borroso en unas parties e
ininteligible en otras. Nosotros los reporters, sabuesos de
fina antena, logramos desentrafiar algunos de tales feroglifi-
cos y he aqui la version que public mi peri6dico:
ARO 1930
17 de enero
Hoy llegue a la ciudad de La Esperanza. Ayer cumpli
-veinte afios en' Guajiquiro, mi pueblo. Voy con otros com-
paieros, camino de Tegucigalpa, amarrado con nudo de reo,
para servir de policia. iQue se haga la voluntad de Dios!
80 de enero
Ayer legamos, desputs de tres dias de march forzada
por el espinazo de esa cordillera que se ve a lo lejos. Es un
EISEO PoREZ CADALSO
.grupo de eincuenta indios, pues los guajiquiros son famosos
por la lealtad, por el valor y, sobre todo, por la resistenda
para aguantar hambre y frio... jVaya Dios a saber!
S2 de enero
Hoy nos asignaron nuestras funciones. Estamos insta-
lados en una pieza enladrillada de cemento. Habitaciones
como 6sta no se ven en mi comarca; lastima que sean tan
pocas las tarimas y tan lenas de chinches, jelepates y pulgas
de perro, que es preferible dormir al duro ras, sobre el ladri-
1lo helado.
25 de enero
Nos han adelantado algunas fichas para comprar lo
indispensable.
Diez pesos, que serviran para zapatos, para peine y
cepillo limpiadientes, para- jab6n, para calcetines, pafiuelos
y ropa interior. Porque aqui s61o el uniform dan, aunque
hay que descontarlo poco a poco.- iAh!, tambien dan una
clava, rodillo de madera que sirve para abrirle las entende-
deras a los borrachos rebeldes. No se todavia c6mo me las
voy a arreglar con tan poco pisto, pero no hay de otra.
80 de enero
La comida es bastante mala. Peor: p6sima. Y poquita.
Dos tortillitas que, puestas al trasluz, dejan filtrar el sol y
no alcanzan medio jeme de diametro. Frijoles parades en los
tres tiempos. AliA de vez en cuando un vaso de agua blan-'
queada, alias leche. Care molida de la peor calidad. Si
dijera que he comido huevo, aguacate, polio, chancho o queso"
EL PoUiiA DE LA ESQUINA
.alimentos que abundan en mi monte_ faltaria a la verdad.
Pero hay que seguir comniendo en esta mesa porque la duefia
vive con el comanvdante de guardia, nuestro jefe inmediato,
y lay! de aquel que no comprenda el sacrificio de la buena
dama "al darnos una comida que no se encuentra por igual
precio en el mejor hotel de la capital".
6 de febrero
Hoy nos ban hecho el primer pago. Es por quincena.
Segin dijo el pagador, yo devengue treinta pesos, pues mi
sueldo es de sesenta. Y despues de hacerme largas cuentas
-.lapiz tras la oreja, antiparras oscuras el abnegado fun-
cionario me entreg6 tires pesos setenta y cinco centavos.
-Tom _me dijo, Ilamando de inmediato al que
seguia.
_Pero senior, respond con toda timidez.
-IFuera, que estoy ocupadol
SY's619 hasta antier, por boca de un compafiero de servi-
co que Ileva aqui muchos aflos, recibi una explicaci6n que,
aunque no me cuadra much, debo aceptarla como buena.
En efecto: se me ha descontado el anticipo de diez pesos,
cosa bien just y clara. Pero yo no sabia que hay que pagar
la entrada que vale otros diez pesos, los cuales se reparten
entire un alto personaje, el director y no s6 quien mas. Creo
que hasta el.gobernador de mi departamento recibe su mas-
cadita por el trabajo que se tom6 en remitirnos por cordillera.
15 de febrero
A prop6sito del gobernador, acaban de contarme que
el propio dia de nuestra salida para esta, puso un telegrama
14 ELISEO PEEZ CADALSO
al ministro del ramo, diciendole: "Esta misma fecha enviole
cincuenta guajiquiros voluntarios. Favor devolverme lazos".
28 de febrero
El servicio es ditto. Y permanent. Desde las cinco
de la mariana estamos en pie, recibiendo gimnasia con un
instructor que es muy severe. El frio cala hasta los huesos.
Pero hay que obedecer, y sin remilgos. Para eso estamos
asimilados al ejercito; la fuerza armada es esencialmente
obediente. Al que puje, ahi le van los castigos, que varian
desde las culucas -que no bajan de cien por cualquier cosi-
ta- hasta el encierro en el calabozo, por various dias, a pan
y agua.
ARO 1932
24 de marzo
Seis horas permanecemos de pie en la cuadra que se
nos asigna. Seis horas todo ojos, todo oidos, sin hablar
con nadie y sin siquiera fumar para distraernos un poco.
A mi me toca asi: hago mi turno comenzando a las seis
de la mariana. Me reconcentro a las doce. Descanso un
rato, si descanso se le puede llamar al tiempo que gasto cui-
dandole las bestias al director alla en su casa.
11 de abril
Hoy falleci6 un compafiero a causa de neumonia. Quiza
por lo helado del ladrillo. Lo enterramos en un caj6n de
pinabete.' Llevaba casi treinta afios de servicio. Al recibir
la noticia de su fallecimiento, el jefe.s6lo se encogi6 de
hombros: -iQu- le vamos a hacer. Un indio menos una
tortilla mas...!
EL POLICiA DE LA ESQUINA
El finado deja cuatro hijos de pan en mano. Y crlando
la viuda se acerc6 a pedir algo en concept de montepio,
nada, nada. Porque para ese efecto la policia no esta
adscrita al ejercito. iBendito modo! La policia est& asimi-
lada para aquello de meter el pellejo defendiendo al gobier-
no;.pero para recibir pensions por invalidez o muerte...
bueno, eso ya es cosa distinta!
84 de diciembre
SLa Navidad es grata para todo mundo, menos para noso-
tros. Los agents del orden s61o miran pasar la dicha de muy
lejos. Todos celebran esta noche, mientras nosotros pone-
mos cordones de seguridad en la alegria ajena. Diciembre es
frio y el policia que no tiene abrigo la pasa muy mal. Pero
los gorgueras, lejos de comprender y estimular nuestra misi6n.
nos saludan con la espalda y nos miran con los pies.
A1O 1936
12s de mayo
Ayer solicits una licencia de ocho dias para visitar a
mis familiares y me fue denegada sin explicaciones. Creia
yo que el tiempo de servicio me daba ese derecho. Mi madre
muri6 hace dos afios y no pude ir a su entierro. Mi novia
se fue con otro. Y ahora que quiero ver aunque sea los
despojos de lo que fueron mis afectos, result que no hay
permiso "por razones de servicio". Lo que pasa en verdad
es que yo no soy servil ni me gusta comprar con chismes
la voluntad de mis superiores. Varios de mis compafieros .
han conseguido de ese modo muchas cosas, incluso ascensos.
ELISEO PaREZ CADALSO
5 de juio
He solicitadd mi baja por una injusticia de que fui vic-
tima. Ya he sufrido muchas y sin chistarme, pero hoy las
cosas Ilegaron a su punto critic. Estaba yo de turno en la
esquina que forman la Primera Avenida y la Cuarta Calle
cuando pas6 el official de ronda. Llovia a cantaros. Y s6lo
porque no estaba a la intemperie, aguantando el aguacero,
me report a la direcci6n, habiEndome caido seis dias de
s6tano a pan y agua por abandon de servicio.
21 de agosto
Nada han resuelto sobre mi solicitud de baja. Parece
que hay riumores de revoluci6n y como la policia es la ceni-
cienta de las fuerzas armadas, no es remote que tengamds
que ir, fusil al hombro, a hinchar el pellejo... /
A1O .1940
2S de marzo
He vuelto a' solicitar mi baja. Esta vez fundandome
en que Ilevo diez afios de servicio y a pesar de mi seriedad
en el cumplimiento de las obligaciones, no se me asciende
ni se mejora mi paga. Diez afios cansan. Esperare.
16 de jmnio
Ademas de cansado me voy sintiendo enfermo. Este
trabajo s61o amarguras produce. Es frecuente encontrarse
con tipos agresivos, particularmente cuando estan borra- -
chos. Hay que tener much tino con ellos, pues si no se
usa la clava, son capaces de matarlo a uno, y si les damos
EL POLIA DE LA ESQUINA 17
fiirteCito, la prntsa p;oe el grito en el cielo, llamandonos
gorillas iffbrmados.' Total que no hay albarda que quede
buena.
ARO 1943
14 de abril
Cada dia me gusta menos este oficio de. police. Ayer,
por ejemplo, se arm6 en Comayagiiela una trifulca. Las muje-
res de la vecindad clamaban a todo pulm6n:
Policiyaa! IPoliciyaa!!!
,Llegue al instant, y los contendientes, en n6mero de
seis, al s6lo verme olvidan sus diferencias y se-vuelven con-
tra mi. Estaban todos armados. Uno de ellos me hiri6
/con punal en el brazo derecho. No me fue possible captu-
rarlos: pero las mujeres, que habian presenciado todo y que
probablemente esperaban una acci6n heroic de esas que s61o
se miran en peliculas, .dijeron a una voz:
-ljUy, que policiya tan cobarde... S61o eran seis y ni
uno agarr6!
85 de Moviembre
En todas las situaciones el gendarme es quien Ileva la
peor part. Acaban de traer ya sin aliento el cuerpo de un
agent, asesinado por un desconocido. Diz que el victima-
rio s ha caracteiizado por una marcada fobia contra la poli-
cia, sin que esta se haya ocupado de el en ningfn tiempo.
Este fen6meno suele presentarse con mayor frecuencia de la
que generalmente se'cree y la causa emana de'los padres
de familiar, particularmente de las madres solteras, quienes,
ante cada desobediencia reaccionan amenazando:
-I Ahi vieie el olicia!... iTe come el Policia!!
Y el pobre agent del orden, que se. acrifica por el
bien de todos, va ganando, sin quererlo, un enemigo en
18 ELISEO PEEZ CADALSO
cada criatura. Muchos crecen con ese complejo de aversi6n
a la autoridad y ia crisis explota el dia menos pensado.
ASO 1944
7 de febrero
En esta zona donde hago turno actualnente, muy raras
veces ocurren escandalos. Es gente trabajadora y poco
adicta a las bebidas. Tal vez porque casi todos son "evan-
gelistas" y la religion no les permit. Tal vez por el nombre
mismo del barrio: "Madre de Dios". Sin embargo, hace
poco sucedi6 algo que si no fuera porque ain me estin
doliendo los golpes seria como para morir de risa: result
que un vecino, en estado de ebriedad, apaleaba a su mujer,
quin sabe por que motives. El lomo de la pobre sonaba
como tambor, mientras el verdugo -olmaba de improperios
y rugidos el cuartito estrecho y maloliente. Desesperada,
la hembra grit6i
-iPoliciya! iPoliciya, me estan matandol!!
Entonces yo acudi; pero el hombre, al s6lo verme, se
me abalanz6, esgrimiendo un alambre que les sirve de asa-
dor. No tuve mAs remedio que usar la clava, y cuando ya lo
estaba dominando senti sobre la nuca una series de golpes.
Volvi la vista, y era la mujer de marras, armada de una
tranca:
_iDejalo, bruto, me lo vas a matar!l
88 de mayo
Cunden rumors de guerra. Los enemigos del gobierno
se apoderaron de Ocotepeque. Un senior con charreteras y
aire de mand6n lleg6 hoy al establecimiento, pidiendole al
EL PoucfA DE LA ESQUINA
director anos cen hombres "de los mas bragados para que
vayan a echar reata en la frontera"... Ha dicho que prefie-
re guajiquiros, y tengo la came de gallina...
18 de agosto
Ya estoy de vuelta, gracias a Dios. Me toc6 pelear en
varias parties. Recibi un balazo cerca de la clavicula, pero
ya estoy curado. Dicen los peri6dicos que "los guajiquiros
probaron una vez mfs su lealtad y su valor"... Valor...
Valor... jNadie es mAs valiente que otrol Lo que pasa es
queialgunos tenemos vergiienza. Esto es todo.
6 de octubre
He insistido en lo de mi baja. Quiero volver a la tierra
de mis antepasados porque no me siento bien. De repente
sufro dolencias desconocidas. Y sobre todo me abruma la
nostalgia. Pienso dedicarme a la agriculture con algunos
lempiras que he ahorrado. La tierra es la inica verdad. En
contact con ella los hombres se vuelven buenos. S61o el
que se consagra a la tierra puede mirar a Dios y entenderle
su lenguaje. Quiero volver cuanto antes, porque me estA
pasando lo que a dertos animals que, al sentirse amorrifia-
dos, buscan el sitio inmediatamente.
9 de dicimbre
En este mes hay much trabajo. Todo el mundo espe-
ra celebrar Nochebuena y Afo Nuevo. Acaban de tras-
ladarme a este barrio _"Las Cruces"- donde la gente
se dedica a lavar ajeno, a tortillear y a labores de matanza,
especialmente fritanga. Ya tave el primer incident: la
senora Josefa, lavandera de oficio y madre soltera de various
20 EUSEO PREZ CADALSO
hijos, sale muy temprano al rio dejando la ciigiiinada al
cuidado del hijo mayor, que ya tiend gquce afos. esnlta que
el cuidador, al s61o dar la vuelta su anana, se va a jugar
pelota con otros cipotes de la vecindad. Por ese descuido
apareci6 uno de los mocbsos con gtandes quemaduras. En,
el colmio de su ira, 1Ra Josefa me pide quele capture al hijo,
pero como 6ste ya se cree gafancito, se me resisti6, por lo
cual tuve que traerlo del pelo. A los chillidos, sale ella echa
una culebra:
-ISoltame al muchacho perro, como vos no lo paristell!
31 de diciembre l. de enero
(Aqui el final que ustedes ya conocen)
w W *r
LOS CAMINOS DE LA CARNE
P ara Colan era la oportunidad, la ansiada oportunidad.
La Esther Vaquero (a) "La Machorra", por fin se
fij6 en 0l.
_Colanooo! jQuerej ir con yo al otro lao?
Y antes de que el hombre tartamudeara la afirmativa,
ella se adelant6:
Llevo una partida a Chinandega.
Segura de si misma, arrend6 la mula por el camino de
los valles. Colan ain no salia de su asombro. ZEra possible
que el acompafiara a la mis garrida amazona de la comar-
ca? Ella antes s6lo habia puesto los ojos en Alfredo Reyes
y Silvestre Guerra, mocetones muy jugaos, a quienes dispen-
saba sus mercedes en viajes a Chichigalpa llevando porci-
nos, y a Le6n arreando vacunos.
Rara personalidad la de esta mujer. Era para todos
un misterio. Le apodaban "La Machorra" debido a su natu-
ral esterilidad.
-Y por qu6 no tens cria?
_Puej porque Dios no quiere, Lidiai? Tal vez pa que no
sufran...
Sera que no hacks la juerza...
_(Humm, vaya que no!
Y aceptaba sin quejarse su destino. Claro que habria
querido ser madre; sentir el vientre gestado de promesas
vibradoras. Pero ya habia perdido las esperanzas. Tenia
treinta afios, y desde los catorce fue mujer porque a esa
ELISEO NPRaEZ CADALsO
edad sufri6 la crucifixion a manos de un mandador sobre
un mont6n de zacate.
Huevo de mosca extranjera injerto en herida criolla,
La Vaquero hered6 la piel blanca, los ojos garzos y el pelo
rubio de su progenitor, a quien nunca conoci6 porque era
vagabundo. Desde jovencita evidenci6 una tendencia irre-
sistible hacia los habitos libres, y aprendi6 a manejar la pea-
lera, el pufial y la pistola tan diestramente como el mejor
campisto.
En sus largas jornadas _dofia barbara de menor juris-
dicci6n_, dormia a campo raso, confiada de su astucia y
valentia, muy a espaidas del peligro que entrafiaban el tigre,
la serpiente y, sobre todo, el hombre.
Siempre montaba cruzada, es decir, sentada sobre la
silla, lo que le permitia lucir su Talda floreada y sus fustanes
bien almidonados con graciosos adornos a la orilla. Prefe-
ria al galApago de alcurnia la democratic albarda por ser
mas amplia y c6moda, posibilitando una mejor agarrada en
cualquier movimiento de la bestia.
Su concept del amor era distinto al de la generalidad.
Se entregaba sin reserves al var6n de su agrado, sin impor-
tarle un pepino el que diran.
-iLo que doy es mio y a naides le importa!
Dos dias despues de la propuesta hecha a Colan, la
Esther volvi6: _Mafiana madrugamos, vos.
Colan no dijo nada. Para 0l era muy tarde madrugar
y de su parte bien pudieron haber salido ayer. Ni siquiera
pregunt6 cuanto iba a ganar, pues su mente estaba absorta
en un mundo de fantasia. Ya se imaginaba el paraiso que
formaria con la caprichosa mujer en algin recodo del cami-
no. Porque 1l habia vivido como San Sebastian: traspasado
por su complejo de .inferioridad. No obstante saber bien
Los CAmmNos DE LA CAkNE
que hablando es como se- arreglan las cosas, result que des-
pus de largos ensayos se aprendia de pe a pa su declarato-
ria de amor, y a la hora de toparse con la hembra se le tran-
caba la lengua y las piernas le temblaban con- reumatica
.aflicci6n. .jAh, pero esta vez no iba a suceder asi, pues el
trayecto daria la ocasi6n para hablar y ella le escucharia!...
Madrugaron, llevando nueire chanchos gordos: sesenta
pesos el de mayor volume y treinta el mas pequefio. Valor
total, quinientos pesos. Un capital. La Esther montada,
el mozo a pie.
_iShh, shhh, shhh, arre cusheeel
Hay que Ilevarlos empujaditos, arrefndolos con suavi-
dad para que no se aparten del camino. Pero maldita
sea_ los paquidermos tienen una marcada tendencia regre-
siva: por cada cinco pasos liacia adelanfe dan ocho para
atras. Y no debe azotarseles porque se amorata su cane
sensible y se arruinan las parties maceradas, lo que viene a
determinar una baja considerable en el mercado. Como son
muy consentidos, el secret para dominarlos es rascarles la
barriga, a cuyo efecto suelen tenderse con femenino aban-
dono...
Legaron a la quebrada de Las Chacaras, donde los
bichos descansaron a la sombra de un chaperno. Mientras
el'sol subia su voltaje, La Machorra, boca arriba sobre el
cesped, la vista proyectada hacia lo lejos y las manos sir-
vi.ndole de cabecera, torturaba sus ojos con fiebre de dis-
tancia. Era algo asi como un complejo de azul gitaneria.
jQue miraba con esas pupilas fijas en el vacio, retratando
una ansia indescifrable? iQue extrafios atavismos presidian
su destino?
Desde joven nifia casi_ inici6 su fatal dromomania
a lo largo de aquellos caminos polvorientos. El paisaje
ELISEO PNREZ CADAAso
entero se le habia ido metiendo hasta los tuetanos. Esos
caminos fueron mis tarde sus rutas de emoci6n y de comer-
cio. Caminos... caminos. jQuien conoce la tumba de los
caminos? Partida que va, partida que viene. Cerdos, vacu-
nos, ovejas. Came para el mercado de las grandes plazas.
Came para taponar las rendijas del hambre. ILos caminos
de la came... iLos caminos de la came!
Luego de aquel parentesis, los gordos prosiguieron su
dilatado kilometraje. Despacito, para no ahogarlos, a'ma-
rrados con nudo especial que se llama nudo de chancho, el
cual ofrece la particularidad de apretar mas y mas a media
que se moja. Pero aun Ilevando un lazo al pie, los bichos son
harto contumeriosos. La parte mas tetelque es la pasada de
Los Calpules, porque el sol castiga severamente a lo largo de
tres leguas. Pero ellos no tuvieron novedad, y al atardecer
estaban ya "del otro lao" consiguiendo posada en un rancho
del camino. La amistad era vieja.
_Giienas noches le d& Dios.
_Giienas las tenga uste. Mandese apiar...
Y hubo giiirilas con cuajada fresca, tiste y cafe de
maiz. A su turno, los marranos tuvieron tambien su raci6n
de guineos chatos, tusas y machigua.
La madrugada siguiente los encontr6 caminando. El
viaje se Ilevaba tres jornales. Los chanchos adplante, el
hombre tras ellos y la mujer mas atras todavia. El sol de
mayo le pintaba las mejillas de un rosa suave sencillamente
seductor. Los cabellos color miel salian en various bucles
y pujnaban por burlar la prisi6n que les hacia un pafiuelo
de seda, amarrado con encanto singular.
Hasta ese moment Colan no habia abierto la boca
mas que para hablar cosas relacionadas con el servicio.
Los CAMINOS DE LA CARNE
Alleide Villanueva almorzaron a la sombra de un carreto.
Colin se qued6 pensando, quizis en la forma de abordar a
la hembra; pero ella, finamente intuitiva, le paviment6 el
camino:
-iTe estas acordando de ella?
--De quien?
De tu mujer.
_jSi no tengo!
-JAh, ve quin no va a tener!
-Pordiosito que no tengo (chupando la serial de la
Cruz).
Todos dicen lo.mismo. 1Y por qu6 no has conse-
guido?
-Porque yo no me amarro con una cualquieka. Agora:
cbn una como ustC, pues ya es otra cosa...
Y a continuaci6n le declare su gran pasi6n, en un dra-
mitico tropel de pensamientos que hicieron temblar a la
mujer, quien, por no dejar de decir algo, respondi6 laconi-
camente:
-iQue va a serl
Colin reforzando la ofensiva, trat6 de abrazarla, pero
ella se puso de pie:
-IBueno, sigamos!
Y no hubo mas.
A las cuatro comenz6 a lover. Mal para la patron y
para el mozo, pero de perlas para los puercos. Gruffian
como vacunados de felicidad. Mas la cosa se puso fea al
Ilegar a Palo Grande, porque el rio estaba por los montes.
Un ruido pesado y fiderte imponia majestad a aquella hora.
El caudal de agua achocolatada arrastraba troncos gigan-
tescos removifndolos caprichosamente entire sus tentaculos
EusEo PAREZ CAD.so ,o.
y todo daba a entender que le estaba bajandocreciente, pot
lo que la noche iba a ponerse peor.
La Esther no se arredro. En llegando a la orilla. del
modo mas natural se quit6 la ropa, quedandole apenas un
camis6n transparent que mostraba al trasluz sus abundan-
tes recursos...
Ai quedate orden6.
Y se fue en viaje de exploraci6n, nadando con sefiorio
de nereida. Primero pas6 a su mula, lUevandola del cabes-
tro; y despues, uno por uno, a los nueve paquidermos, suje-
tandolos de la oreja para imprimirles la adecuada direcci6n,
pues el cerdo gordo es un diestro nadador.
No sospechaba la amazona la crisis de vergiienza que
en tales moments sufria Colan. Para el habria sido prefe-
rible no haber nacido. Por que la tierra no se lo tragaba
alli no mas?. La cosa hizo explosion. cuando ella, victoriosa
como la Estatua de la Libertad, le grit6:
-_Agora paste vos, ooooohhhh!!!
El hombre tuvo que vomitar la verdad, la tremenda
verdad; la verdad que era como un fuego en su boca:
-iSi es que no se nadaaar!!
"Que infeliz", pens6 ella, lanzAndose al agua para
sacarlo del apuro. "Vaya, montAte". Y el entonces se
encaram6, como en anuncio de Emulsi6n de Scott.
Era briosa y valiente aquella hembra, heroin de igno-
ta novela. Nadar con un hombre a cuestas, sorteando la
corriente enfurecida... ivaya, eso si es digno de verse!
Al contact de su cuerpo, elastico y rollizo, de car-
nes apretadas y fragantes, ColAn casi olvid6 su cobardia, y,
ajeno a los peligros del instant, sofiaba, sofiaba, soiiaba...
hasta cuando alcanzaron la otra orilla.
Ain pudieron caminar casi tres leguas, hasta una zona
donde no llovia. La luna los .recibi6 toda vestida. de gala.
Los CASINOS DE LA CARNE
Al pie de un ceibo encendieron la hoguera para recalentar
la comida y ahuyentar las alimafias. En otro sitio armaron
una humareda de burril de vaca para defenders de los
jejenes. La mula qued6 apersogada en un gramalito y los
grufiones se hicieron una pelota en un charco que les impro-
visara Colan..-. Y buenas noches.
El hombre, tatuada en su magin la calcomania de una
noche de amor, s61o esper6 unos minutes para arrastrarse
hasta la mujer; pero ella de golpe lo desinfl6:
-jAcordate lo del rio!!
Una ola de vergiienza lo conmovi6 de pies a cabeza y
no sabia d6nde esconder su humillaci6n.
Fumando grueso puro, con las manos a guisa de almoha-
da y la cara de frente a las estrellas, La Esther pas6 dos horas
como meditando. En el fondo deseaba complacer al var6n,
pero era bueno ensefiarle desde ahora a no propasarse. Pen-
saba en el golpe que acababa de inferir a Colin y le entristecia
admitir que el, desengafiado, no tomaria huevamente la ofen-
siva.
_Colmn, como que hay jejenes..., (dijo con voz
intimaa).
j-Hmj!
-lPor que no te acercaj? Aqui hay cobija suficiente...
Colan no se hizo rogar; y al amparo de una luna que
rompia su cristal contra el ramaje, contempl6 el hermoso
cuerpo en plan de ofrenda; y en alzando el velo que cubre
los altares del pecado, surgieron dos piernas blancas, tor-
neadas y palpitantes... Eran los caminos de la came, los
caminos al Paraiso, ardiendo bajo el dulce temblor de las
estrellas.
* *
POZO DE MALACATE
ADECIR VERDAD, 1e no se explicaba c6mo
habia caido en aquel sitio. Era la sima de un
pozo de malacate sin mas agua que un fango
putrefacto, condecorado de calaveras y atestado de gusanos.
He alli el mas bajo reducto de la podredumbre, donde,
sin duda alguna, las brujas en la alta noche se alimentaban.
Y lo peor es que aquella oscuridad cerraba toda vista, pues
el brocal, el lejano brocal se proyectaba alla encima de un
circulo de hierro.
Hasta cierto lugar del trayecto recorrido el recordaba
algunas cosas: hombres con fusil y bayoneta lo train a
empellones entire un ruido pavoroso de cadenas. Chirriaba
con horridez aquel vasto recinto. El caminaba con dificul-
tad, mejor dicho, ya no caminaba: se arrastraba, y luego le
hundian la bayoneta o le descargaban el culatazo:
jCamin&, pendejo!
Pero despu6s ya no oy6 nada.
Y ahora despertaba aqui, en un tiempo que bien podia
ser la 'novia aurora o la suegra medianoche. Sentia una
sed del inferno y un dolor de toneladas lo aplanaba contra
el piso. Nauseas. Terror. Una como neblina le subia
y le bajaba con asfixiante vapor mefitico como si fuera polvo
de odio, de misterio y de muerte.
Seguramente el venia de la muerte, y ain estaba en
ella. Se asomaba a esta orilla por moments, para volver a la
otra definitivamente. Y como para torturarlo mis, en el fondo
33
EusEo PiREz CADALSo
de aquel pozo lo fnico que entire culatazos y puyones le abria
una agujita de recuerdo, era la idea del Castillo de. Omoa.
Esta noci6n, pese a que le incidia muy resbaladizamente, le
hizo temblar, pues ella arrastraba otras nociones de horror
y de tormento.
Se le vinieron a la memorial algunas cosas feas que
habia escuchado tiempo atras alli en su aldea, cuando &ror
Cipriano, a la luz de un ach6n de ocote, convocaba la curio-
sidad de los comuneros con relates que s6lo 61 conocia...
"Una vez decia el viejo_ hubo un Comandante espafiol
en el Puerto de Omoa que segin cuentan tenia sospechas de
su esposa y se puso a vigilarla. Cierta noche hizo el mate
que salia a combatir unos pirates, pero volvi6 cuando menos
lo esperaba su infiel. Con las pruebas del adulterio, la man-
d6 encerrar junto con el amante en una pieza del Castillo,
tapando con cal y canto la 6nica puerta. Como las paredes
tienen tres varas de espesor, alli se pudrieron. Y dicen que
por la noche se oyen lamentos que hacen temblar al mis
hombrecito..."
Y se fueron viniendo otras visions fantasmag6ricas en
pavoroso desfile. Un sudor frio le perlaba la frente y con-
tracciones espasm6dicas le estaban enloqueciendo... Oia
damores desesperantes Dios sabe en que reconditeces del
Castillo; sentia olor a sangre y pus: le trastornaba el ruido
de los gusanos que arrastraban su ruindad por las b6vedas
ululantes. Presenciaba una danza de esqueletos que pasaban
frente a 61 con risotadas h6rridas, gelatinandole los huesos
de puro miedo. Escuchaba los gritos de las victims bajo
el azote de los guardias. Y unas voices que se acercaban
a decirle:
_iYa' te va a llegar tu turno!
Pozop DE MAACATE ..-
-Mi turn? IY es que queda todavia algo.peor que
esto? .. .
SY su respuesta se perdia formando pndas concentrica.
en la hueca soledad..
Sabia que de mil prisioneros alli fosilizados saldrian
vivos unos tres cuando mis, pues los que ,n- morian'de
hambre sucumbian bajo el rigor del latigo,. o bien los carco-
mia la tuberculosis o los devoraban las ratas. Y los que
intentaban fugarse, si no se despanzurraban al s61o saltar la
tapia, caian en tembladeros, hundiendose para alimento de
las serpientes que habitan aquella miasma...
-.Mi turno? IY que cosa peor pueden hacer con-
migo?
Recordaba el suplicio de la gota de agua: colocan a la
victim en una celda tan estrecha que solamente cabe una
persona de pie, con los brazos pegados al cuerpo, si inmovi-
miento de ninguna clase, mientras una gota de agua desde
una altura de treinta metros le cae sobre la cabeza con ifter-
mitencia de segundos. Al principio la cosa es suave, suavi-
.sima. Pero transcurridas algunas horas el idlaj! iclaj! de la
gota aumenta hasta volverse tan fuerte como el derrumbe
de una montafia, y el prisionero enloquece. iNadie aguanta!
Los ruidos continuaban, mientras el miedo y el frio
consuniaban su obra. Unas figures encapuchadas y fosfo-
rescentes circulaban en forma misteriosa a su redor. con
aspect de demonios, de serpientes, de murcidlagos, en fin. Un.
temblor calenturiento lo iba arrinconando como chide a la
pared. Pero las amenazas se volvian mas aterradoras. Y
lo peor del caso es que no podia ver. Ni correr.. Nimover-
se siquiera. De repente sinti6.que una cosa helada. y larga
se le enrollaba en el cuello y entonces,lanz6 un aullido, barre-
nando las tinieblas:
ELIsEO'PftEz CAmASO
-INo... Noooo!!
Alli ces6 la tenebrosa pesadilla. Estaba en su tarima
de la Celda No. 11. Various compafieros de prisi6n y dos
empleados del Penal le rodeaban, dispuestos a auxiliarlo.
Qui te pasa, Fofo?
Nada, que estaba sofiando cosas feas.
Pero no refiri6 lo del Castillo de Omoa porque ese
nombre era su peor obsesi6n, su tabf. Creia que al pronun-
ciarlo, mas se aproximaba su fatal destino.
En efecto, antes en su aldea y ahora entire las rejas, dia
y noche pensaba en el Castillo porque es alli donde van a
dar los criminals peligrosos, y a l se le tenia como tal. De
ahi su pesadilla. Ese suefio horripilante no era otra cosa
que la sedimentaci6n operada en el subconsciente a traves
de repetidas elaboraciones mentales.
Todo 1l vibraba como atacado de triquinosis: pero mer-
ced a un sedante que le administraron logr6 dormir hasta
cuando los 6ltimos luceros picofearon el cascar6n del alba.
Compartia su celda con Agat6n Guerrero, hombre de
cincuenta y pico de alios, curtido en la experiencia carcela-
ria. Preso en varias ocasiones, ya la prisi6n no s61o no le
causaba miedo sino que, por el contrario, le atraia de veras.
_iLa cArcel es pa los hombres, mijo!
Y poco le faltaba para compararla con las instituciones
de beneficencia.
Alli tends casa y comida de choto... Lo 6nico que
falta es esto... (Y hacia itna sefia obscena para indicar
"mujer"). Pero de algun modo se las arregla uno...
Pozo DE MALACAT .
SEra un criminal espeso, "de los que jieden a pura acac",
segin su propio decir. Pero su especialidad era el crinen
contra personas: asesinatos, lesiones y uno que otro delito
sexual, particularmente violaciones, a las cuales era adicto,
dizque para matar el tiempo alla en la soledad de la mon-
taiia.
Como buen delincuente de sangre era honrado en cuan-
to a la propiedad. Incapaz de apropiarse un alfiler, asi
lo hallara en pleno camino real.
-iPuedo ser muy asesino, pero ladr6n nunca. Mis
manos no se han manchado robando!
Y lo decia con orgullo, como ensefiando la media cara
de su personalidad. Insistia, ademis, en que a todos sus
enemigos los habia matado como hombre, luchando frefite
a frente. Por cierto que uno de ellos le encaram6 una pei-
neta desde la oreja hasta el ojo. Se vio a palitos. Por
nainitas se va al hoyo-..
Como amigo era cabal. Nada de dobleces. Y por
Rodolfo Brizuela, el atormentado de nuestro cuento, sen-
tia una piedad" casi paternal, pues desde la cumbre de sus
cincuenta y pico miraba a este mozo de veinticuatro como
si fuera su propio hijo. Porque el tuvo hijos: dos varones
fornidos, trabajadores y buenos, pero se los mataron.
-iY desde entonces m'hice malo porque el mundo no
quiere por la giiena! isabes?
Esa mafiana, viendo al muchacho en crisis, se le acerc6:
A ver, contame c6mo jue, Vo a aconsejarte antes
que declares. Yo soy gato jugao...
Y Rodolfo relate sin reserves el acaecimiento de la tra-
gedia, seis dias atras, alla en su monte. El casi no se acor-
daba porque fue en noche de borrachera. S6lo al dia
siguiente supo que habia matado a la Juana, su mujer.
ExiSEO PfiEZ CAIMoiso
iMotivo? No tenia hinguno! antes bien, se querian much.
Estaban casados por lo civil por lo edesiastico.
Desde nifios jugaron juntos. MAs tarde fueron a la
escuela, pero s6lo ella aprendi6 un poquiito. El no, porque
era bruto y jams le atrajeron los garabatos. Solia quedar-
se escondido en el monte o pescando en la quebrada. Alli
se comia el bastimento y regresaba coino si tal cosa.
Lo que ella aprendiera en el Libro de Mantilla fue
bastante para las cartas de amor. Tambien le bordaba
pafluelitos. Y l le contestaba con ramas y hojas colocadas
en el pozo. En las fiestas eran el uno para el otro.
Cuando el propuso matrimonio, los tatas de ella se le
opusieron porque era muy bolo, y lo peor es que el guaro
le afectaba el cerebro. Entraba en una locura agresiva
como si Ie soltaran los demonios. interiores. La ronda tenia
-que amarrarlo. Amanecia contra un poste, los biceps ata-
dos por detras, echando baba y muriendose de goma.
El trago era su fnico defect. Muchas dificultades le
habia acarreado. Al solo perder el conocimiento se lanza-
ba, machete en mano, contra el primero que encontraba.
Asi hiri6 de gravedad al renco Pastor Melara, pero l1 le
pag6 la curaci6n y qtiedaron de amigos. Y una noche en
-un velorio arm6 el gran bochinche contra la escolta y, por ir
capeando culatazos, cay6 sobre una olla que hervia en el
patio, viindose obligado a guardar cama por ciertas que-
maduras recibidas en salva sea la parte.
-_Ese trago, Rodolfo, ese trago va a ser tu perdici6n!
Siempre se lo decia llorando torque en verdad ella lo
adoraba. Despu&s de cada parranda _blanda arcilla bajo
el efecto de la goma. el prometit enmendarse. Ya les
venia el primer encarguito y esa era una raz6n mas.
POZO DE ALACATE
:Al subir el sol le preparaba una sopa de huevo bien
-chiluda y-le aplicaba su trago de dos pisos como desengo-
mante, con lo cual el se dormia y asi terminaba la cosa.
Esta vez tenia casi un afio de no probar el maldito guaro.
Pero los amigos, los malos amigos, son los agents de Lici-
fer. Uno de ellos se lo luev6 al velorio y de alla volvi6 hecho
bestial. Y aunque ahora no sabia explicarselo, el caso es que
su mujer apareci6 hecha pedazos. El despert6 en la carcel de
Yusguare,'en cordillera para Choluteca.
"'-Una noticia asi, estando uno de goma, se hunde
Scomo machete en mata de platano. Desputs de cada borra-
'chera la goma es fatal. Se siente una sed horrible acompa-
fiada de jaqueca y de complejo de culpa que lo hace a uno
career que esta sepultandose en un lodazal. (Dios mio:
Ique he hecho?) Y es como quien entra en un pozo de
malacate, sin auxilio en muchas leguas..."
El reo parecia aliviarse al referir el mundo de sus tri-
bulaciones. Suspir6 largamente y despuds guard silencio.
Entonces el otro habl6:
No te aflijas. Dios no desampara a naides...
Hasta de Dios se acord6 aquel lombrosiano encallecido
por tal de Ilevar hasta su joven amigo la limosna de un
consuelo. Acto seguido le di6 consejos de acuerdo con su
propia experiencia:
Si no hay testigos, lo mejor es negar. jSi confess
te jodes. .!
Y se dio vuelta hacia la pared. Preocupado.
Rodolfo rindi6 su declaraci6n indagatoria. Pero sea
porque su conciencia y sti dolor lo atenaceaban, sea porque
olvidara los consejos de Agat6n, lo cierto es que confes6.
Como no podia pagar defensor, le nombraron uno de
oficio; un cagatinta borrachin, quien percatado de la pobre-
za de su defendido, jams se asom6 al juzgado.
ELISEO PiREZ CADALSO
Las atenuantes de responsabilidad brillaron por su
ausencia, y despues de un ano de trAmites advino el fallo
condenatorio.
Rodolfo en este tiempo, bajo el peso de una aplastante
hipocondria, casi nunca hablaba: y por la noche sufria el
asedio de ligubres visions. Su temperament facilmente
irascible le vedaba el trabajo en obras publicas, donde
habria podido dar ventana a su amargura. La crisis subi6
de punto con la partida de Agat6n Guerrero, quien, convic-
to de asesinato, fue destinado a Omoa, de donde no volveria.
Y recomenz6 a martillearle en las sienes la frase obse-
sionante de la primera pesadilla:
-iYa llega tu turn! iTu turno! ITu tuuuurno!!!
Su nuevo compafiero de celda era Calixto Parrales,
procesado por abigeato. Hurtos, robos y estafas configura-
ban su credencial. No era amigable ni confiaba en nadie.
Bajo su mAscara de santul6n se agazapaba una alma perfi-
da. Y siempre llevaba consigo un filoso pufial, escondido
con rara habilidad. Este, al revs del anterior, jactAbase
de que podia, ser- muy ladr6n pero asesino nunca, y de que
sus manos jamAs se mancharon con sangre cristiana:
_-Uy, si eso de matar es un pecado!!
Y se santiguaba inmediatamente.
La vida de la prisi6n se volvia insoportable. La comida
era p6sima, pues la suministraba la mujer del jefe, en condi-
ciones leoninas. jY cuidado con chistarse! El trato para todos
era a base de improperios y azotes. Y la dormida se hacia
sobre un colch6n de chichuizas, jelepates, piojos y carangas
como importados ad-hoc para mortificar a estos pobres que
ya tenian un pie en el cementerio;
Rodollo Brizuela Fuentes vestido cebra No. 34_
fue llamado para oir sentencia. Cruz6 la calle, custodiado
por un cabo y seis soldados; el primero con ametralladora
Pozo DE MALACATE
y los segundos con fusil, pistola y machete. Su estampa
recordaba al hombre de la Caverna, sucio hasta el espanto,
con cabello y barba primitivamente desarrollados. Apenas
podia arrastrar una cadena de sesenta libras. Causaba
pesar en unos, curiosidad en otros e indiferencia en los mas.
Desde la pared de enfrente, la Declaraci6n de los Derechos
Humanos se tenia la barriga para no morir de risa...
El secretario le notific6 el fallo. Desputs de enreve-
sados considerandos, se le condenaba a diez aiios en Omoa.
Qued6 un rato como ausente, como si no hubiera oido
nada. Miraba a su redor como si reciEn Ilegara de Marte.
Por unos segundos se le contrajo la comisura de los labios
en un rictus indescifrable sonrisa o llanto?_ y por fin
estall6 en una carcajada metalica y nerviosa que estremeci6
la vetusta Casa de Justicia...
Poco a poco fue hundiendose en el silencio. En el
silencio de la demencia. De la demencia que es como un
pozo.... iComo un insondable pozo de macalate!
* *
SAL Y PIMIENTA DE JUAN NAMASIGUE
UAN NAMASIGUE es un pe6n de la hacienda "Los
Tolblos", situada en la line fronteriza. Mestizo,
mas alto que bajo; y a pesar de los doce lustros que
le gravitan sobre la espalda, la sonrisa persistent
blanca de dieptes amigos como dijera SalarruL hace
luz bajo un mostacho bien poblado y todavia negro. Los
ojos, que resplandecen con fulgor metlico, se mueven como
foquillos electricos, compensando la ignorancia, pues jams
conoci6 la o por lo redondo.
_iNunca fuiste a la Escuela, Juan?
-Como no, patron; pero no aprendi ni jerga. La Escue-
la quedaba a una legua de mi casa y yo me escondia en el
camino con otros escueleros. Nos sampabamos el basti-
mento y en la tardecita volviamos como si tal...
_Es lastima...
Asi es. Pero ya lo ve: el que nace pa zompopo des-
de chiquito es cul6n.
Juan Namasigiie es valiente, honrado, trabajador, hos-
pitalario y servicial. IAh!, y olvidaba que tambien es sofia-
dor, tomando este concept *como eufemismo de mentiroso.
Su imaginaci6n vivaz forja fantasias a granel: pele6 en la
guerra europea, ha viajado por los mas extrafios mundos y
sabe muchas brujerias, siendo su favorite "la oraci6n del
ELIsEO P zREZ CADALSO
puro". Nadie es mas feliz narrando. Solo hay que darle
un poquito de, cuerda:
-Oye, Juan: 1c6mo fue la pasada de El Chinchayote?
-Pues fijese que andaba yo. al mando de cincuenta
hombres cuando en eso: lel enemigo! Sin saber a que horas
nos habian rodeado. Comenz6 la lucha a puro machete.
Todos mis compafieros murieron, uno a uno, echando
riata...
Como l6 guardara silencio, quiz& rumiando su amargo
recuerdo, yo le interrumpo:
Y a ti, cc6mo te fue?
_-A mi? iA mi tambien me mataron!
Cierta maiana llegue a su rancho. Me gusta hablar
con el porque es catedratico en la Universidad de la Exis-
tencia. Capaba en esos moments un chanchito de cuatro
meses. El pobre animal desfloraba el silencio con su chilli-
do angustioso, y no obstante las amarras bien apretadas.
contorsionabase hasta hacer casi impossible la faena. Esta-
ba, pues, vendiendo cara su renuncia al paraiso terrenal.
Pero una vez finida la operaci6n, el cap6n sali6 cojeando
a mitigar su dolor en un charco putrefacto.
-_Y no se le infecta la herida?
_No, mis bien asi se.cura.
Dudaba de su afirmaci6n; pero tanto aquel como los
que vi capar despues, sufrieron la misma prueba y jams se
engusanaban. Cinco dias, y estaban completamente sanos.
He ahi a un analfabeto que a pura inteligencia natural
descubri6 la existencia de la penicilina, la terramicina y
demas antibi6ticos provenientes de la tierra.
SAL y PIMIENTA DE JUAN NxMAsiGiOE
Muy contadas veces se queja del destiny, porque es
un temperament alegre y optimista. Con su guitarra cin-
quera suele espantarse las penas en las noches estivales.
Gusta de apurar sendos tragos de cususa para calentarse el
gaznate, asi como de arrastrar el ala cuando mira una polla
saramuya... Por cierto que. esa obediencia al mandate de
la came lo ha mantenido soltero. Y pobre.
Juan, ya estas viejo y no has hecho un s6lo ahorro.
Es la iida que he llevado. Ademas, soy muy tor-
cido..,
-_Torcido?
Asi como lo oye. Con decirle que una noche sofiE
que me habia hallado una botija de puras bambas, y al solo
contar: uno... dos... tres, me desperte. Y en cambio otra
vez sofi que el inspector me habia mandado dar doscientos
macanazos con viril de toro. y jure que me desperte: ihasta
que me zamparon el uiltimo!!
La cuesta de Las Cansadas tiene mAs de una legua de
extension y es la prueba del fuego para las bestias de silla
o carga. Hay algunas que no llegan a cruzarla. El camino
es' pisino y se desliza por entire Arboles y lianas, sobre un
lecho pedregoso en el verano y de puros pegaderos en el
invierno.
Juan Namasigiie iba esa vez a pie, al filo de la media-
noche. Un azufre de silencio y un azogue de misterio pesa-
ban sobre el haz de la comarca. S61o el mon6tono ruido de
la quebrada abria flancos en la callada soledad.
ELISEO PmREZ CADALSO
SYa le habian dicho que por ahi asustaban; pero a 1
no iban a meterle miedo asi no mas. Por otra parte, la Her-
lindita, su enamorada de aquellos lejanos afios, lo esperaba
con sus caricias ardientes y bien valia la pena jugarse tama-
fio riesgo... En esas cosas pensaba cuando, en una curva,
estaba un cadaver tendido con mortaja y cuatro velas. La
indumentaria denunciaba una mujer; pero tenia el rostro
cubierto.
Namasigiie sinti6 que el miedo le subia como hormigue-
-o hasta erizarle los cabellos. Acordandose de los consejos
tara casos como aquOl, mordi6 tres veces'la cutacha, dando-
*e despuds de cintarazos en las piernas y la espalda. Luego
4uiso pasar, vadearido el camino, pero se top6 con un espi-
nero a la derecha y un pared6n a la izquierda. En tal situa-
ci6n s6lo tenia dos salidas: regresar o esperar, y opt6 por
esta fltima. Encendi6 un puro, se quit la camisa, poniAn-
dosela al reves, y se sent sobre una piedra a fumar tran-
quilamente. Durante la primera hora no hubo novedad.
La muerta yacia rigida, surcandole la mortaja algunas hor-
migas grandes. Las velas se derretian con lentitud.
La segunda hora transcurri6 igual; pero a la tercera,
cuando cantaron los primeros gallons, Juan comenz6 a sentir
una fuerte tufaz6n a huevos podridos, al tiempo que insur-
gian extrafios ruidos revolviendo el bosque. Incontinenti
las hormigas invadieron por millares y mordian tan de cierto
que le obligaron a ponerse de pie.
-iHmm! jQueres asustarme pero te fregastes! -dijo
increpando al cadaver.
No habia acabado de hablar cuando cerquita de l,
una tras otra, cayeron varias piedras de ignota procedencia.
_jYa me las vas a pagar todas! amenaz6.
Finalmente, a las cuatro y diez minutes, la "muerta"
movi6 el brazo derecho. Namasigiie entonces mordi6 la
SAL Y PIMIENTA DE JUAN NAMASIGiE
cutacha y se castig6 nuevamente para mantenerse en calor.
Y cuando ella alz6 el otro brazo, el pregunt6:
_-Sos de esta vida o de la otra?
_}De la ooooooootra!!! _fue la debil respuesta.
Pues pa que se te acaben las penas, ai te va...!!!
Y la emprendi6 a puros planazos contra la mujer que,
aullando de dolor, sali6. a todo mecate por aquellos caminos
pedregosos. Juan la sigui6 como tres kil6metros, dandole
reata que era un gusto.
-Ayy! iAy! iAaaaaayyyyyy!
Si no me decis quien s6s, pens la vida.
-ISoy la Juana Cusuca... No me mates!
Entonces dej6 de darle; pero la sfiplica fue tardia,
pues al rato la infeliz era cadaver de verdad.
Desde entonces se acabaron los espantos de la Cuesta.
Los mas cars afectos de Juan Namasigiie han sido
siempre su tierra, sus amigos, su caballo y su cutacha.
En cierta ocasi6n, hace muchos afios, lleg6 del "otro
lao" un sujeto camorrista, quien, seg6n contaban, se fug6
de una carcel donde pagaba "algunos medios de mais". Ani
estaba fresca la tension causada por la guerra de las dos
repfblicas hermanas, y persistian ciertas susceptibilidades
capaces de estallar en el moment menos pensado.
El tipo de marras, cuando estaba picao, acostumbraba
echarse una canci6n ofensiva que decia:
"Yo vengo desde Occidente
y con todo disimulo
traigo un asador caliente
pa zamparselo en....
Sal catracho mas valiente.
ELISEO PREZ ADA;LQ
La fama de que gozaba el.-gaznApire,lo hacia- conto)-
nearse en aire.de reto, sin que nadie.hihchara el cuero. Pero
el diablo no duerme; y una noche que Juan Namasigiie, en
un velorio, apuraba un ponche con cususa, el individuo se
le aparece:
-iA ver quin dijo miedol
Juan no se inmut6. Friamente:se acerc6 al otro:
Oiga amig6, 1c6mo es la famosa tonadita?
-_Cual tonadita?
_Aquella... del asador...
Abriendo la boca iba cuando Juan le acomid6 un sopa-
po, haciendolo rodar sobre unas piedras. Al levantarse el
bochinchero, comenzaron una de dame que te doy a puros
gaznatones. Los campesinos boxean de inodo diferente, y
como tienen raices en lugar de pies, para tumbarlos es
menester much dinamita. Nuestros hombres luchaban a
trompada por quintal, pues rodaron varias veces antes de
que la ronda los pegara al poste. 'Y afn amarrados, era de
ver c6mo rugian de impotencia, echando espuma como ani-
males rabiosos. -
Por la mafiana, la autoridad los hizo soltar y, contra lo
que esperaban los curiosos, Juan y el forastero se estrecha-
ron la mano, jurandose amistad.
Pega duro uste, amig6.
No, pega mas ust....!!
Salieron abrazados. Y nunca volvi6 a oirse la canci6n.
*
La otra tarde, Juan venia contrariado. Y con just
motive. Sali6 a sabanear unos terneros, porque el tigre, ya
SAL Y PLIIETA DE JUAN NAMASIGUE 51-
cebado, Ilega a cien varas, de la hacienda a cog Mayoo, fres-
cura. Los perros.lo Iladran, de lejos, pero no. se le aceraan.
porque .-lay de na -ez cozada.! saltaria. por los aires,
despanzurrados. "El fato conecta "jabs y uppercuts" con la
destreza de un campeon. Lo que quiere decir que para tan
pequefios adversaries ni siquiera utiliza los colmillos.
Ya son muchos los terneros desaparecidos. Y la ame-
naza crececada vez _porque al corral entero le ha entrado
crisis de pavor.
Venia Namasigiie acompafiado del compare CAstulo
Perez, cuando en eso hallaron al felido sentado contra una
mata de chupamiel. Agitaba nerviosamente la cola con
gracioso movimiento pendular. El color manchado electri-
co le daba cierta belleza sugestiva...
-IPshh! -(dijo Juan, el indice contra los labios,
haciendo silencio)-. Podemos matar ese jijuepuerca...
-C6mo, Compa?
Pues mire: se va uste por detras y lo agarra de la
cola mientras yo lo pico por delante con el machete...
El otro s6lo hizo: jmmmm!!
10O yo se lo tengo de la cola mientras uste lo pica?
No, Compa, ninguna de las dos cosas... IUste cre
que ese animal es mi tata?
-iNo joda, Compa, uste es mamplora!
Y se alej6 mascullando insultos contra el compare
Castulo, quien, seg in su ver, debia llevar enaguas.
Pero hoy por fin han dado caza al 1Iato. Yace en el
patio, inerme. Es grande, pues mide diez cuartas de la
cabeza a la cola. Y quien lo ha matado es Castulo PNrez
para probarle a su compare que el no es ningin coch6n.
El asombro y la'alegria hacen guirnalda en torno del
bicho muerto. El mas leido de los presents esta diciendo:
52 ELSEO PIREZ CADALSO
.Este no es el tigre propiamente dicho, pues su ver-
dadero nombre es jaguar o tigre de. Amrica...
-_--Un momentol ha interrumpido Juan- nada de
jaguar ni muertos que orinan: ese se llama Tigre-Caim&nil
LOS PIOJOS DE LA PATRIA
ASTA el sal6n de sesiones del Coigreso Nacional
\ H llegd una exposici6n suscrita por los mineros de
"El Quebrachito", pintando con fotogrAfica amar-
gura la situadcin en que trabajaban, y pidiendo mejores con-
diciones:
"Entramos' ala mina a las tres de la maifana y no sali-
mos de ella hasta las cuatro de la tarde. Nunca vemos el
sol: vivimos en la perpetua noche. Los trabajos estan a
una: profundidad de tres. mil metros, donde la humedad
causa derrumbes constantemente, sin que la Compafiia se
preocupe en instalar un buen sistema de ademes para conte-
nerlos. A veces nos Ilega el agua arriba de la rodilla, espe-
cialmente en invierno, raz6n por la cual nos suele atacar el
reuma, pues dada la miseria de nuestros salaries no'podemos
comprar :botas impermeables. Los compafieros nuertos en
Jos-iltimos dias alcanzan n6mero considerable entire reuma-
ticos, aterrados, tuberculosos y silicosos. Los pagos no se
hacen en moneda legal como manda la Constituci6n sino
que en mercaderias al precio que fijan los patrons, y sale
sobrando decir que jams hemos comprado segundo ves-
tido. .."
'-Casi todos los firmantes tenemos familiar que 'mante-
ner. La empresa nos, aloja en bartacones inmundos, sin
servicios,' dealingma : dase. -En cada 'barrac6n viven hasta
ohc "y:Adie personas, -teniendo que dormir unas encimade
otras, como animals. La huelga del afo phsado era jtista;
ELISEO PiREZ CADALSO
pero el Gobierno de la Repeblica, considerandola como sedi-
ci6n, la sofoc6 por medio de los fusiles, ahogando muchas
vidas. Necesitamos, inaplazablemente, un- sistema de leyes
de trabajo y seguridad social..."
Tal el contenido de algunos parrafos. La comparecen-
cia de los mineros terminaba asi: "Pero para que los Hono-
rables Padres de la Patria adquieran una vision exacta
del problema, muy respetuosamente les rogamos hacer una
visit a este centro de trabajo".
Mientras el pliego pasaba a la respective comisi6n para
dictamen, el diputado Carmelo Gamez, alias "El Amigo de
los Pobres", sali6 precipitadamente a informar de los hechos
al gerente Rubio, quien, visiblemente preocupado, pregunt6:
_IY que podemos hacer?
_Pues gestionar pa que nombren una comisi6n de
diputados amigos.
Y c6mo se logra eso?
_Con esto, mire... (hizo serial de dinero). Si usted
me da diez mil pesos, yo me encargo de ese trabajito.
_Convenido.
El diputado negroide sali6 loco de alegria. Culminaba
en el una vieja aspiraci6n, cual era ganarse la simphtia del
amo blanco, desconociendo que este lo despreciaba hasta el
fondo por su composici6n racial, que era: 70% negro y el
resto indefinido.
La regla es que la gente de color tiene siempre el
alma blanca; pero el hombre de nuestro cuento era tan obs-
curo por dentro como por fuera. Comenz6 a planear. Pedi-
ria al president de la CAmara, a quien ofreceria una cena
suntuosa, que nombrara una comisi6n integrada por Te6filo
Andrade, Rosendo Niifez y l, ya que tales sujetos estaban
a sueldo de la compafiia.
Los PIOJos DE LA PATRIA
Pas6 la cena _que no fue la filtima por cierto- y el
diputado Gamez presidi6 la comisi6n legislative para visitar
las Minas de "El Quebrachito".
Carmelo Gamez tenia una historic fea, tan fea como su
figure. Porque era feo hasta llegar al abuso. Ademhs de
prieto tenia una expresi6n harto repulsiva. Al reir
mostraba una total dentadura de oro. Usaba sombrero
pajizo y, con un aire mecido al caminar daba la sensaci6n
de una hamaca en movimiento, por la enorme barriga, vale
decir, el arca de sus mis cars ideales...
Algunos compafieros de camara acostumbraban jugarle
bromas de mal gusto; pero "El Amigo de los Pobres" las
tomaba como reflejo de su arrolladora popularidad. Entre
otras cosas, contaban que cierta vez, yendo de propaganda
diputadil, lleg6 a una aldea seguido de su comitiva. A fuer
de personaje central, ofrecieronle una chinchorra para que
descansara mientras preparaban el almuerzo. Dandose aire
estaba cuando un mocoso de la casa, al verle la barriga pro-
minente, se le acerc6 meloso:
_Diputado: lverda que cuando uste tenga chanchitos
me va a regular uno?
El dia sefialado para la inspecci6n, los tres visitadores
salieron rumbo al lugar de los sucesos. Mejor dicho, los
sucesos vienen despues y pronto ustedes los conocerfn. El
diputado-jefe habia enviado previamente un mensaje a los
jerarcas de la empresa, anunciandoles la llegada. A media
legua de los trabajos se toparon con una delegaci6n de fun-
cionarios y empleados de la misma, quienes alli no mis
ofrecieron champafia y whisky a tan ilustres parlamentarios,
llevhndoselos despues al sitio que se les habia reservado. Era
casi medio dia.
_-A que hora visitarAn la mina?
ELISEO jP3EZ CADALSO
.Despues de almuerzo. respondi6 .Gamez .Que
les. parece, muchachos?, dijo dirigiendose a sus colegas.
-iOkey!, contestaron.los otros, ya carones por los
tragos.
Los brindis prosiguieron. Se bebi6 y se habl6 de todo,
menos del asunto principal. Los padres de la Patria, que
jams abrian la boca en las sesiones, aqui.si hablaban como
cotorras al calor de la embriaguez. Luego pasaron a devo-
rar un pantagruelico almuerzo que. dur6 mas de tres horas.
Atardeciendo, dispusieron ir a la mina. En Ilegando,
vieron a los trabajadores en fila, ya afuera de las cavernas.
Lastima. Porque dentro de ellas estaba lo peor del drama.
Rodeando a los trabajadores yacian sus mujeres y sus nifios,
escualidos y pensativos, hechos una trenza de silencio.
Observando con cuidado, se habria descubierto la presencia
de numerosos matasietes disfrazados de mineros, encano-
nando a los quejosos... jay del que hablara mal de los
patrons!
"El Amigo de los Pobres", en vez de acercarse a la
masa sudorosa y esforzada para hablar directamente con
ella, dio en considerarla como la multitud propicia al
discurso:
-"Hemos venido ante el reclamo de ustedes a favore-
cerlos en todo lo possible porque somos los verdaderos hom-
bres del pueblo.. Pero ustedes no se lo merecen; no recono-
cen lo bueno que son estos sefiores (sefialando al gerente
y demas directives). La Compafiia hace un verdadero sacri-
ficio para pagarles a ustedes mAs que a los chapiadores de
la Costa Norte, mas que a los campistas del sur y mas que a
los indios de IntibucA... y todavia se estin quejando...
ibabosos!..."
Y lo que el padre de la Patria, en su olimpico disgusto,
fue pronunciando enseguida, es para no repetirse, y s61o
Los PIojos DE r PATRIA 59
podemos traer al recuerdo el period final de su discurso,
el mismo que den veces habia espetado a sus adversaries
durante la campana electoral. Por cierto que le habia cos-
tado un mundo prepararlo y aprenderselo de memorial, y esta
vez noiba a perderse de declamarlo ante los hombres rubios,
porque, stos eran desde ya sus grandes benefactores:
"-.La patria es como un organismo. Ese organismo
lo componemos todos. Pero mientras unos somos buenos,
otros son picaros e ingratos. No les gusta trabajar. S6lo
viven pidiendo mejor salario para seguir panza arriba. Uste-
des son los parasitos de la naci6n. Son los piojos de la
patria, y pronto les va a caer el peso de la ley por insubor-
dinados".
La furia del orador cobr6 contornos aterradores. Su
rostro, .su feo rostro de charol, se transfigur6, Ilegando al
color ceniza. Para apagar su Ilamarada fueron menester
various doubles de Bucana... Sabedor del dominio que habia
logrado sobre aquel Ambito de miseria, de ignorancia y
estupor; remach6:
Mejor me voy; no vaya a ser que me toque patear a
alguno...
La comitiva de empleados acompafi6 a los representan-
tes del pueblo hasta el apartamento que ocupaban, en el
mismo edificio de la empresa.
Ni los hombres ni las mujeres bosticaron palabra. Ain
no salian del asombro. S61o un panzoncito pregunt6 a la
india, su madre:
Mama, Ic6mo es la patria?
.Pues... muy buena y muy bonita.
_Asi como la virgencita de Suyapa?
-Asi mero.
_iAhhh!!
60 ELISEO PkREZ CADALSO
Estaba satisfecho de haberlo comprendido todo. Mas,
quien nada comprendia era la nana.
-jPor que preguntas, mijo?
Porque como dicen que ese senior es padre de la
patria, yo tenia miedo de que la patria se pareciera a el...
La noche _la perpetua noche- el frio y el hambre,
que por moments se habian retirado en contubernio de
complicidad, cerraron nuevamente su circulo macabro en
la antesala del cementerio.
CALISTRO MATANZA
* ": ATANZAI Matanzaaaa!!! lquk te hicste, mu-
chacho? _dijo la duefia nerviosa, parada a la
puerta de la casa, una mano en el bolsillo del
delantal y la otra sobre la frente, a guisa de visera;
-Mande, sefiora...
Un doncel fornido, blancos los dientes reidores, apare-
ci6 en el extreme del patio, sin camisa, pantalones de azul6n
amarrados con cabuya, .llevando el hacha a cuestas.
-iCorre, que la 'Cachicumba se horc6!
La Cachicumba era una vaca que habia quedado hacien-
do el turno de dar la leche para la casa, mientras las otras
se han ido al sitio, como quien dice de vacaciones. Solian
llevara .por la mafiana despuds del ordefio, la aguaban a
mediodia y la train por la tarde para que pernoctara en
el patio, siempre amarrada y lejos de su ternerito.
Sobre la llama sali6 Matanza a ver que acontecia. Pero,
antes de todo... jquien es Matanza?
Su .verdadero apellido era Velazquez, y su- nombre
Calixto. Asi mero lo bautiz6 el Tata-padre.. Pero para la
gente era mas facil y hasta mAs pintoresco llamarlo "Calis-
tro Matanza".
Lo de Matanza era un apodo debido a que el fue engen-
drado en una matanza, entire un espinero de chillidos, dieci-
nueve afios atras, como se relata a continuaci6n.
*" *tr
ELISEO P~hMZ CADALSO
-iAloy, Pantucaaa, ya vino el matador. Levantate a
alusar...
La Pantuca tenia entonces trece afios cumplidos, y siem-
pre que mataban chancho o res, la levantaban .a alumbrar
con candil de gas o con ach6n de ocote. Casi siempre el des-
tace duraba la madrugada entera hasta cuando el sol, con su
escoba fluorescent, barria los desperdicios de oscuridad.
Esa vez serian las dos de la mariana cuando lleg6 San-
tos Vargas con su afilado cuchillo. Habia aprendido de
su tata aquel oficio que, aunque no reviste el aparato heroico
de los mataores de redondel, si require cierta habilidad y
no es tan chiches como aparece. Hay que saber d6nde
queda la yugular para meter bien el ptifial, pues s61o con
un degfiello perfect es que la bestia no sufre.
Los chanchos son bulliciosos en extreme. Chillan des-
de el instant en que se les manea para el sacrificio. Las
vacas, en cambio, s6lo se quejan una vez, y lo hacen suave
y lastimeramente como claxon cuando se esta descargando
la bacteria.
Con su acostumbrada destreza, el hombre tumb6 al
marrano, que escandalizaba mas que un condenado. Y en
verdad que 6so era: un condenado, y nada menos que a la
pena capital.
_iAlusa bien, muchacha, alush bien!
La Pantuca, de pie y medio dormida, se limpiaba con
pereza las legafias de los ojos. Su Onica ropa era un cami-
s6n de manta, que le servia para todo. Y pese a que ya
era tiempo de cubrirle algunos pudores a la altura de los
pechos y en el rinc6n de afrodita, poco o ning~in cuidado
se habia puesto en el asunto.
_iAsi... Alusa... asi...!
-_C6mo, pue?
_iAsi, ve, asiii!!!
CAUSTRO MATANZA
Le tom6 el brazo y le indic6 la manera de alumbrar,
poniendo el candil a la debida altura. Pero al acercarla
hacia e top6 con ciertas redondeces que resultaban contur-
badoras en aquellos moments. Rapido, como al influjo
de un iman, alz6 la falda y comenz6 a recorrer la comarca
virgen.
-_Asi, muchacha, alusa... asiii... asiiiii. ..!
Abandonando de moment su faena, tom6 en peso a
la cipota y alli no mis la crucific6 sobre la cama de una
carreta. Los chillidos del animal sacrificado echaron zan-
cadilla al fnico chillido de la nueva mujer.
De esa cama de carreta _poliz6n en el vientre de su
nana_ Calixto sali6 a recorrer caminos de dolor y desen-
gafio. Y cuando a los nueve meses vio la luz del mundo,
ya estaba hecho hombre de tanto aguantar patadas y
humillaciones.
Creci6 debajo del molendero, bebiendo el agua sucia
de la cocina y comiendo basurajes, con un rollo de lombri-
ces en la panza. Pero el que nace para tigre desde chiquito
es pintado. Y asi vino a dar a esta finca de la Duefia,
donde ya era indispensable. C6mo le ajustaba el tiempo
para todos los quehaceres, es cosa que s61o Dios y el sabian.
-jMatanza, trE lefia!
-lMatanza, ordefi!
_-Matanza, un mandado!
Y Matanza jams decia que no. El acarreaba el agua.
El cuidaba las bestias. El chineaba a los cipotes. En fin...
Cuando pequefio, por las noches atendia a la Patrona
_segunda madre para 6_ expulgandola de piojos imagi-
narios, cortandole las ufias y calls de los pies o sobandole
las piernas regordetas hasta que la rolliza duefia comenzaba
a roncar. Pero es el caso que, en mas de una ocasi6n, Calix-
ELISEO REZ CADALSO
to fue el primero en quedarse dormido y la candela con-que
se alumbraba hacia de las suyas en la gorda pantorrilla:
-iAaaayyy, brito, ya me quemaste!!!
Y despu6s de recibir el coscorr6n reglamentario, se iba
derechito a su tapesco para darles de comer a las pulgas,
las chinches y los jelepates.
Al rato volvi6 el inuchacho, trayendo a tuto el ctiero de
la vaca para estacarlo en el patio.
La care se jedi6, patrona...!
A rengl6n seguido, con sencillez filos6fica, coment6:
-iLa hartada que se van a dar los zopes!
-Y cuando ya se alejaba, reaparecieron las voces como
surgidas de un fon6grafo:
-iMatanza, tre lefia!
_-Matanza, un mandado!
iMataaaanza! jMataaaanza!!!
SUFRAGIO LIBRE
A L ROMPER la madrugada, el viejo Zen6n dej6
el tapesco de varas en que dormia y. se dirigi6 al
fog6n, que afn ardia entire cenizas, por obra y
gracia del guarda-fuego, que esta vez era un tronco de zorri-
llo. Jamas habia usado f6sforos, por considerarlos artefac-
tos de lujo. F6sforos solamente usan lps gorgueras, alla
en el pueblo. IPretexto! Puros pretextos de hombre talla-
do a la antigua, pues si bien seguia siendo pobre, al menos
estaba en capacidad de proporcionarse muchos utensilios
Spara su bienestar.
Pero con 1e no rezaban esas carambadas. Seguia fuman-
do cigarros de tusa. Se curaba las dolencias con infusion
de hojas de ciguapate. Las calenturas se le espantaban con
c&scara de jifiocuao y el asma se le hacia humo con sopa de
zopilote. Duefio de salud perfect, solia reirse del Hospital
en la mera nariz de los doctors.
Asi era Zen6n Gonzalez. Y no Ilevaba zapatos porque
no le hacia gracia eso de "que las patas le jiedan a queso".
Preferia ensefiar al desgaire sus dedos de jengibre, entire
los cuales resaltaba uno chachagua.
Ni para que repetirlo: su reloj eran los gallos. Cuando
el filo de ese canto le descabezaba el suefio, l1 se tiraba
del lecho, yendo derechito al fog6n, y, sin siquiera lavarse,
hacia cafe.
Con calzoncillos de manta de los que llegan al ojo del
pie, sin camisa y de espalda a los' zancudos, el viejo Zen6n,
ELISEO PEREZ CADALSO
arqueado junto a las llamas, recordaba a los faquires, si es
que a los faquires algin dia de su vida les dio por hacer
cafe.
_iAloy, Colach6o, qued6 tres piedras...!
Y se refocilaba ante el jarro que hervia de negro espi-
ritu espumante. Luego sorbia ruidosamente, como provo-
cando la gula del dormil6n, cachorro de dieciocho afios.
Era un dia de noviembre, vispera de elecciones presi-
denciales. El viento se colaba por el rancho, barriendolo
palmo a palmo; el viento frio que, aullando en la distancia,
venia a caer como nifio abandonado en los brazos de los
Arboles. El viento que poblaba la noche de fantasmas, fan-
tasmas que solamente los perros ven, porque si algfin huma-
no se colocara en sus ojos las legafias de los chuchos,
miraria cosas, cosas que mejor es no decir... Lo volverian
loco de remate.
Durante toda la noche, el muchacho no habia pegado
los ojos. Era la emoci6n de ir a votar por primera vez. El
estuvo en la escuela y gan6 tres grades. Lo tenian por un
escuelero inteligente. Pero ya la milpa lo esperaba. Su
Nana falt6 y el viejo se habia apajuilado. La milpa vino
a ser su segunda ensefianza; alli se educa la brisa y los
pijaros ensayan lecciones de mecanografia en el teclado de
la mazorca virgen.
Desde chico el siempre le ayud6 al Tata. Antes de
poder desyerbar o tapiscar, hizo su turno pajareando. Con
su honda de cabuya gritaba y apedreaba desde un andamio
de madera rolliza. A cada hondazo saltaba el remolino
de pinchos, arroceros, tordos y urracas, Ilevandose en el
pico media huerta.
_iAuuuuuuhhhhh lero-lero-lerooooo!!!
Y disparaba en rotaci6n centrifuga. Preferia las hon-
das de tornillo. El tornillo se hace con la cabuya entorcha-
SUFRAGIO LIRE
da, y al ser lanzado el guijarro produce un estruendo seco
y fuerte semejante al tiro de veintid6s.
Mas tarde ayud6. al viejo con el. arado. Ya no era
muy necesaria la escuela porque all! estaban los surcos en
primorosa caligrafia. ZY quien no siente deseos de escribir
el mayusculario del maiz y las minfsculas del maicillo?
Asi ha llegado a los dieciocho y este dia va a votar.
Sus nervios estan como cuando rendia examenes:,
_-Y si no lo hago bien? Pero otros lo hacen y 1por
que yo no?
Y toda la noche se mantuvo en un circulo vicioso, hasta
la madrugada, en que logr6 conciliar un suefio ligero, epi-
dermico. Ahora Zen6n lo llamaba. Lentamente y como
saliendo de las masas de un trapiche, se fue desperezando.
Casi no he dormido.
-Asi son estas cosas, mijo; ya te acostumbraras. A
vos te toca a los dieciocho porque sabes ler, yo fui miliciano
a los veintiuno por mi inorancia.
-Papa, iy si no me dejan votar?
-iC6mo se te ocurre! iPor que no van a dejarte?
Bien apuntado que estas en el censo.
Eso si es verda, porque aqui tengo mi boleta...
-Ya ves, pues.
-Pero es que uno se imagine cosas. Asi pedsaba en
la Escuela: ZY si no paso el grado?
El viejo, cambiando de tema, se puso camisa y panta-
16n y comenz6 a ensillar el caballo. Un solo caballo liabia,
bien cuidado, eso si. Zacate y campo abierto durante el
dia; guate y maicillo por la noche. Bajo este regimen toda
bestia acumula fuerza y bravura.
Vaya, mijo, montate.
-No, papa, uste.
Vos, hijo.
72 ELISEO PiREZ CADALSO
No, papa, ust&.
Y por fin el joven convencia al viejo. Eso era siempre
que viajaban juntos.
Esa madrugada salieron rumbo al pueblo. Largo trecho
platicaron sobre diversas cosas: el hijo, a pie, delante:
Zen6n, montado, siguiendolo. El caballo era pequefio, y el
jinete, a horcajadas, parecia un coloso arrancando patatas
con los pies.
El viejo era gran' conversador y sabia muchas pasadas,
pues para ser un erudito de la vida no es menester la Uni-
versidad.
Siempre es mejor escuriar. A esta hora ya los malos
espiritos se estan escondiendo. Las culebras no tienen
ponzofia porque se la quitan a boca de oraci6n. Podemos
caminar sin peligro...
A veces aparecia mis de un pucuyo juguet6n, enhe'-
brando los hilos de su vuelo en la aguja nerviosa del cami-
no. Los gallos con dardos de oro convertian el silencio en
un San Sebastian.
Colacho ya no escuchaba la perorafa de Zen6n por
estar recordando los dias de la escuela, los gratos dias al
lado de sus compafieros, muchos de los cuales harian hoy
_como 1e_ su primera comuni6n en el cabildo, que es la
catedrar de la ciudadania. A decir verdad, el los habia
perdido de vista. S61o de cuando en vez se miraba con
Juan Cancio o con Teyo Matamoros. Por cierto que estuvo
present cuando este, en una fiesta de San Juan, gan6
varias carreras montando un bayo de la hacienda Las Lajas.
Y tambien encontr6 a... (Instintivamente volvi6 la cabeza
como si el viejo le hubiera bido el ruido del pensamien-
to)... a Maruca, quien de nifia fue en la escuela graciosa
y bella como la que mas, y ahora de muchacha era la chi-
fladura de medio valle del sur. Tambien se le vino a-la
SUFRAGIO LBRE
mente la figure del "Maitro", magnifico sujeto que ahora
ya gozaba de los dones del Sefior, el preceptor que escribia
casa con "k", que aseguraba saber ingles porque decia
"mosid" y dominaba el malespin... la capital de La Haba-
na era Ecuador, y asi las cosas. Pero nadie en la aldea
igualaba su saber ni tenia mejor colocado el corat6n.
Bien o mal, sus alumnos aprendieron el abecedario del
civismo.
A ver, Vallejo, digame los sifmbolos nacionales.
Los simbolos nacionales son: la bandera, el escudo
y el himno.
_Muy bien. Y uste, Galindo, 1que deberes tenemos
para con la patria?
Los deberes que tenemos para con la patria son:
amarla, respetarla y defenderla.
_Perfectamente. Agora la alumna Martinez me va
a decir cuales son los derechos del ciudadano.
-Los derechos del ciudadano son: ejercer el sufragio
y optar a los cargos piblicos.
MMuy bien, sientese.
Y el maestro asentia con tal satisfacci6n como si e6
mismo no ignorara lo que es eso de "ejercer el stifragio y
optar a los cargos piblicos".
Solamente despues de haber dejado la escuela fue que
Colacho supo en que consiste eso de ejercer el sufragio.
Por cierto que se lo dijo un muchacho que jams estuvo
en ella.
Llegaron al pueblo. Habia retenes a la entrada. Hom-
bres con fusiles y ametralladoras. Amanecia.
_IQuien viveee?
-IHonduras!
_IQue gente?
_iPaisana!
ELISEO PEREZ CADALSO
Colacho no habia oido semejante cosa, y sentia admi-
raci6n hacia su papa, quien "sin saber ni la o por lo redon-
do", se entendia muy bien con los chirizos.
Un soldado, ametralladora bala en boca, se lleg6 hasta
ellos:
-LPor quin van a votar, muchachos?
Con lo de "muchachos" pensaba halagar a Zen6n,
muchacho de sesenta y pico.
Por el Doutor Banegas.
_iHmmmm! _puj6 el castrense; y rascandose tras la
oreja, fue hacia otro, que parecia jefe. Despues de hablar
en secret, el soldado volvi6:
_Pueden pasar, pero anden con cuidado... A, ver
esa cutachal
Y le quit el machete a Zen6n.
El ciudadano president ya habia demostrado con pal-
.maria evidencia su incapacidad en el manejo de la cosa
piblica. La economic national estaba sufriendo la mas
escandalosa crisis en el curso de su historic. La educaci6n
ocupaba el iltimo lugar en las preocupaciones del satrapa,
quien rodeado de aduladores a sueldo, creia, por las men-
tiras de estos, que la situaci6n era bonancible como nunca.
A 1e le interesaba inicamente su personal enriquecimiento.
El asunto se explica porque el hombre provenia de
la montonera. En los talleres de la guerra civil los sujetos
como 61 son el product standard. En tal situaci6n suele
imponerse el mas sanguinario y perfido. Quien polariza
tan especiales atributos se convierte ipso facto en figure
eje de cualquier movimiento. Por eso el se impuso a san-
gre y fuego, y gan6 las elecciones. Y ahora estaba al final
SuFRAOio LmRE
de su mandate, queriendo reelegirse. Sus services le habian
hecho sentirse providencial e insustituible; mas la con-
ciencia national y extranjera ya habia repudiado tan ins6-
lita conduct. Entonces, perdida toda esperanza de perpe-
tuarse en el poder, ide6 hacerlo por interp6sita persona y
al efecto comenz6 a buscar al hombre-titere que aceptara
sin reserves la "honrosa" designaci6n. De entire el inmen-
so grupo de aspirants _-y quien alli no lo era?_ despu&s
de radiografiarles el alma agazapada detras de tanta mueca,
dio en escoger al coronel Pancracio Cuflar, octogenario
acomodaticio, ambicioso y sin el menor escrupulo. Su hoja
de servicios tenia various borrones, pero eso que importa.
lLas bayonetas lo harian president!
-Don Pancracio, lo he mandado llamar pa probarle
hasta 6nde Ilega mi amisti. Mi candidate es uste.
-jPero, senior presidente...! (Iba a decir algo, mas
el otro interrimpi6).
Ya he dado las instrucciones. Uste sera mi sucesor.
No le costara ni un centavo, porque mi mejor deseo es servir
al pais dejando en el gobierno a un hombre capaz.
Yo... Yo... (Tampoco pudo proseguir esta vez).
_Para mi no exijo nada, porque yo me retirare a des-
cansar. El poder no es ninguna ganga, s6lo dolores de
cabeza le trae a uno. Pero confio en que uste serb con-
descendiente con mis amigos y partidarios, que son mu-
chos... uste sabe.
_Sus deseos seran 6rdenes, senior president. Uste
va a mandar siempre. Le prometo no tocarle un s6lo
empleado...
_|Basta!
Y el mandamas se relamia de gusto, imaginandose que
manejaba el poder tras bastidores, mientras la gente can-
taba:
ELISEO PEREZ CADALSO
Aqui vive el president,
pero el amo vive enfrente.
El candidate abandon el despacho presidential, tremulo
por la sorpresa. iQu6 generosidad la del gobernante!
Comenz6 la propaganda. Las oficinas piblicas, los
parques y jardines, las escuelas y colegios y hasta las pare-
des de las iglesias y los postes de los alambrados en los
caminos reales exhibian aparatosos retratos de Pancracio
Cuellar, paradigma de rectitud y ap6stol de la libertad, a
quien el Congreso Nacional, "poniendo su granite de arena
en causa tan excelsa", recien le habia conferido el grado de
general. Cierto que el jams de los jamases conoci6 academia
alguna; que su coronelato lo gan6 en los cerros, descabezando
hermanos; pero el no tenia la culpa de que ahora lo vivaran
General.
Hasta los pueblos mAs humildes estaban condecorados
de cartelones y afiches como. estos: "Pancracio Cu~llari
Honradez, Patriotismo, Capacidad" "SUFRAGIO LI-
BRE: DEMOCRACIA, PAZ, JUSTICIA!"
A tan burdo insulto la ciudadania respondi6 seleccio-
nando al hombre de su simpatia, titular de trayectoria inma-
culada, gestor sincere de programs redentores: el doctor
Ariel Banegas.
La campafia fue dramatica, enriquecida de episodios
violentos. El pueblo libre se organizaba en manifestacio-
nes, luchaba desde la prensa y la radio, y el gobierno res-
pondia con zarpazos, culateando gente indefensa, decomi-
sando imprentas y radiodifusoras, al tiempo que redoblaba
su acci6n propagandistica por medio de chicles, juguetes,
confites, cajas de f6sforos, gorras y camisas que llevaban
SUFRAGIO LIBRE
pintado el santo de su devoci6n. Las anemicas rentas
del erario se esfumaban porque, como es natural en estos
casos: "unos a la bulla y otros a la cabuya..."
El clima se tiranteaba mas y mas. El pueblo como un
s6lo hombre acentuaba su espiritu de lucha, debilitando
la moral de las huestes oficiales, pues siempre ,los sectors
independientes pelean con mas coraje porque no abrigan las
miras inmediatas de los que, girando alrededor de un pues-
to piblico, se ven obligados a reqlizar equilibrios vergonzo-
sos para no disgustar ni a unos ni a otros...
S61o entonces comprendi6 don Pancracio hasta d6nde
lo habia embarrado su protector y amigo. El habria aban-
donado de mil amores aquella empresa no obstante su ambi-
ci6n desenfrenada. Pero el satrapa y los suyos no eran
hombres para huir con el ruido de los caites.
Que me van a asustar esos cuatro papitos? Jeh; jeh;
todavia no me conocen. Primero va a correr la sangre...!!
SY asi hemos llegado al dia de las elecciones.
Zen6n y Colacho, pasado el reten, se fueron directa-
mente al comity del Partido Popular, para recoger la pape-
leta de su simpatia. A lo largo de la calle principal ancha.
recta y polvorienta flotaba un silencio sospechoso. Nota-
ron muchas caras extrafias al lugar. Caras patibularias,
tatuadas de amenaza, fumigadoras de muerte. Cazas de
asesinos extraidos de todos los centros penales, ganando la
libertad en pellejo de inocentes. En ellos el matar, amen
de distracci6n era un deber para descontar el precio de
su condena.
ELISEO PMREZ CADALSO
El pueblecito, pese a su estampa pintoresca, tenia en
esta ocasi6n much de campo de batalla y much de cemen-
terio. En su vientre ingenuo gestabanse los parts de la infa-
mia. iCaballo de troya de la cobardia!
Los electpres del Partido Popular se compactaban muy
cerca de la plaza, en nfimeio considerable. Inundaban los
solares, empleando la ticnica de los rebafios en moments
de peligro.
Zen6n y su hijo, sin saber lo que hacian dichos hom-
bres, se dirigian alla cuando cinco soldados les salieron al
tope:
_Pasen a la Comandancia; el jefe quiere hablarles.
Y fueron. El comandante, a media asta como siempre,
se dej6 venir sobre ellos con su voz aguardentosa y un
chilillo en la diestra:
_-Conque ustedes son partidarios de ese tal doutor
Ariel? iVea que papos!. Pues sepan de una vez, que el
president va ser mi general Pancracio. Para eso estAn
esas, que son las que arreglan... (Y sefial6 un rinc6n don-
de las ametralladoras acezaban).
Colacho, con su timidez trenzada en la garganta, quiso
advertir:
__Oiga, coronel, pero es que la Constituci6n Politica
dice...
_jQue Constituci6n ni que papada. Aqui mando yo,
y al que se tuerza lo enderezo a cachimbazos!
Padre e hijo salieron, el primero sereno en medio de
su ignorancia; el segundo nervioso pese a su conocimiento
de la ley. El viejo aprendi6 instrucci6n civica en la escuela
de la experiencia, y yarios culatazos en sus carnes le habian
ensefiado la verdad. A el ya no lo asustaban; pero presen-
tia que esta vez "la cosa iba a estar juca". Aparentaba
SumRAio LmB
i
mayor aplomo para mantener la moral de su muchachito
asi le Ilamaba en su jerga paternal pero lo cdrto es
que su olfato adivinaba muchas vainas "color de hormi-
ga ...
_Soy fiato pero las gilelo _pensaba'con la suficiencia
de su edad.
Colacho, por su parte, tocaba llamada general a los
recuerdos de todo lo que aprendi6 en la escuela, particular-
mente aquello de que las fuerzas armadas no deben intervenir
en el process eleccionario, so pena de incurrir en delito.
Por fin lograron sumarse a la multitud. Eran casi tres
mil y escuchaban una arenga del maestro del pueblo. La
presencia de esos hombres, amontonados y sin votar, era el
problema de los matones.
ZY por que no votaban? Pues sencillamente porque
alli en el Cant6n estaba un piquete de chirizos bien arma-
dos, arrebatando papeletas y obligando a votar por don
Pancracio.
Frente a esa realidad, algunos electores se escondian
la papeleta en el ruedo de los pantalones, entire los sobacos
o en salva sea la parte, y otros mas audaces se encaraban
los calzonudos del comandante. A 6stos no les iba muy
bien que digamos, pues resultaban magullados a cintarazos
sin que lograron votar conforme su deseo...
Fue preferable la tactica de aglutinarse en un s6lo
sitio. Alli no entrarian los de kaki bajo riesgo de no salir
con vida. El redondel se ensanchaba cada vez con la afluen-
cia de grupos campesinos. A mediodia la votaci6n estaba
prActicamente agotada porque la gran masa electoral se
resistia a comparecer ante la urna.
Esa resistencia pasiva desconcert6 al comandante.' A
las tres llam6 a un pelot6n de sus sicarios:
ELISEO PREZ CADALSO
-Por filtima vez diganle a esos pufieteros que si no
van por las buenas me voy a parar en ellos!
Y -llegaron los de uniform, para tener por respuesta
un silencio aterrador. Entonces, sacando fuerzas de flaque-
zas, comenzaron a repartir baquetazos, culatazos y planazos.
El viejo Zen6n, cuan alto era, la mirada honda y las
garras en acecho, esperaba quieto. Su estatura aumentaba
con el sombrero de anchas alas que fingia el parasol de toda
la peonada. Mas derrepente su serenidad salt en pedazos
cuando la baqueta de un soldado cruz6 dos veces las virge-
nes espaldas de Colacho, quien rod6 por el polvo, retorcien-
dose.
-iPegame a mi, juepuuuta!!, rugi6.
--iA vos tamb...
No termin6 la frase el pretoriano porque Zen6n lo hizo
order la tierra, pateandolo despues a su sabor. Y alli
comenz6 la de Dios es Cristo. Abrieron fuego las ametra-
lladoras, costurando de puntos. suspensivos el biombo chino
del atardecer. Aull6 ligubremente la multitud herida, y se
fue desenvolviendo una como inmensa sierpe que estrangu-
laba sin piedad a los agents de la imposici6n.
Cierto que por cada chirizo sucumbian diez civiles;
pero el coraje de esos hombres arreciaba mas y mas como
si la falta de armas encendiera su pasi6n. La batalla dur6
una hora. Los asesinos a sueldo segaron muchas vidas
inocentes, pero pagaron con el cacaste la infamia de su
conduct.
En las calls, en la plaza, en los solares baldios y en
los patios familiares, la sangre dibuj6 mapas de desespera-
ci6n. El dolor se retrat6 de cuerpo entero. Rodaban las
cabezas por ahi, las piernas y los brazos por alla; este se
agarraba las tripas evisceradas, tratando de metrselas; aquOl
SuFRAGIo .Lisu
lanzaba quejidos conmovedores; el de aqui pedia agua y
mas agua por.la pfrdida de sangre; alli, dos enemigos, heri-
dos ambos, trataban de liquidarse para no seguir sufrien-
do... Y asi las cosas.
Cesado el fuego, los civiles comenzaron a movilizarse,
unos a pie y otros a caballo. Las bestias esta vez tuvieron
carga double y hasta triple, porque muertos y heridos se
amontonaron en tal forma que fue precise salir de ellos
de cualquier manera.
Colacho despert6 ya anocheciendo. Aun le dolian los
alambrazos de la espalda, lo mismo que un fogonazo en la
cabeza que le arranc6 el cuero cabelludo. Atontado, tamba-
leante, comenz6 a llamar:
_-Papa! iPapaaa!
Nadie respondia. Cambi6 de signo y grit6:
-iZen6oon! iZen6ooonn!!
Y tampoco.
Entonces inici6 la busqueda entire aquella tendalada de
cadaveres. Pronto lo hall, junto a unos cardos que cerca-
ban un solar, rigido y frio el cuerpo, invadido por millares
de hormigas, lo que hacia suponer que el viejo cay6 de los
primeros.
Su dolor, su desesperaci6n, su locura, no pueden repe-
tirse. Sufidente amargura ha estremecido ya estas paginas.
Abrazaba aquel cadaver, como para que dijera la fltima
palabra a su hijo que quedaba aqui en la tierra rodeado de
chacales.
Por que, papita, por que...?
Y no acab6 la frase. Las lagrimas le bafiaron el ros-
tro. Y la noche, piadosamente, le dio sus palmaditas sobre
el hombro.
82 EUSEO PhREZ CADALSO
El viento frio de noviembre batia pertinaz, arrastrando
por las calls polvorientas fragments de cartelones que
decian:
iSUFRAGIO LIBRE!
IDEMOCRACIA!
IPAZ!
iJUSTICIA!!!
*
CRIMINALS DECENTES
L PEDAZO de hierro colgado de una viga, servia
de campana para llamdr a los reos cada tiempo de
comida, lo mismo que a las horas de dormir y salir
a trabajar.
A las siete antemeridiano partisan los camiones balaste-
ros, Ilevando amontonados cuarenta y cinco reclusos, como
sardinas en uniform cuadriculado, con la infamia de un
nitmero a la espalda. Entre ese ejrcito de desventurados,
algunos arrastraban, ademas, tres arrobas de grilletes, o
cadenas de peso idem, como si se tratara de bestias destina-
das al circo o a la noria.
El trabajo, a varias leguas de la carretera, duraba has-
ta el atardecer. De sol a sol, volando cincel en las cante-
ras, los press terminaban realmente fatigados, muertos de
cansancio; para venir a recibir una paga miserrima: veinte
centavos, que ya estaban gastados en comida, en ropa
hecha que les suministraba la mujer de "El Semana", y en
servidos de amor, proporcionado por barraganas a contra-
to, las cuales, mes a mes, llegaban a vender su mercancia,
alli en una caseta instalada ad-hoc en un rinc6n del Penal.
(Para obtener esta merced habia que hacer cola, como en el
estadio o en el cine).
Ya Santos Roca y Pablo Jordan se iban acostumbrando
al regimen. El primero entr6 a la cholpa, condenado a diez
afios por haber matado al amante de su esposa; y el segun-
do a seis por haber levantado una huelga en el mineral de
San Benito. Los habia anudado el infortunio y ocupaban
la celda No. 9 con veinte compafieros mis.
EL!SEO PiREz CADALSO
Enfrente, mediando un largo pasillo, estaba la celda
No. 25, dando albergue a tres gorgueras: Gilberto Barraza,
medico ginec61ogo, convict de administrar abortivos; Ladis-
lao Sevilla, falsificador y chantagista, y Jeremias Gaitan,
autor intellectual de various asesinatos seguidos de robo, para
cuya ejecuci6n disponia de up equipo de sicarios especializa-
dos,. porque a 0l "le repugnaba mancharse las manos".
En tanto que la celda nueve hedia a orines y otras excre-
cencias, la veintincinco olia a myrurgia y a whisky de fina
calidad, pues sus ocupantes, a punta de jugosas propinas,
habian sobornado al Semana para que les sirviera en todo:
desde conseguirles bebida y cigarrillos hasta lavarles los
retretes.
Cada vez que el sabandija visitaba la celda de "sus
sefiores", empinaba los gliteos como alb6ndigas y miraba
con desden a los press de la nueve, pobres diablos incapa-
ces de comprar su simpatia, pero dispuestos, en cambio, a
corresponderle con repulsi6n y rencor.
Cierta vez el nalg6n les orden6 que se acostaran a la
hora en que duermen las gallinas. Los otros preguntaron
la raz6n. Y 0l, no hallando que responder, patale6:
-iPues porque a mi me da la gana!
Los reclusos se le rieron en las meras narices, y sacan-
do la lengua, comenzaron a emitir emanaciones ventosas en
serial de crudo sarcasmo.
El Semana, enfurecido, insultaba en forma hist6rica:
_iChanchos!... ibandidos!... Ipufieteros!... No
aprenden de los sefiores (dijo sefialando la 25). Porque
esos si que me digan: jesos son criminals decentes!!
Y se alej6 por el pasillo, entire rechiflas y salivazos,
moviendo su redondo polo Sur...
* *
MIEL DE PALO
L TAMBORCITO ya redondeaba los once afios.
Calzoncitos de azul6n sujetados con pretales, cami-
sita de zaraza, sombrerito empalmado, y chufias los
piececitos que se sabian de memorial los guijarros de
"los largos caminos retorcidos". Y a fe que ese conoci-
miento le estaba sirviendo much para el desempefio de su
cristiana misi6n. Porque la tambora que le habian dado
era grande y pesada. Perteneci6 al finado Casimiro, su
papa, quien, a fuer de ahijado de El Santisimo, aprendi6 a
tocarla con singular habilidad. Pero ahora Juan de la Cruz,
el tamborcito, lo estaba superando, pues la caja entire sus
manos sonaba de un modo tal que dejaba un vaho de san-
tidad a lo largo de la comarca.
-iVeya que tiene giiena mano el carute!
Y los vjejos gozaban haciendo el comentario.
El mayordomo de El Santisimo era Chencho Maradia-
ga, quien siempre se destacaba entire la procesi6n por ser
alto y vertical como las seis en punto.
-_Apriete Cuchito!
Y Juan Cuche ensayaba entonces alguno de sus mejo-
res aires:
_-Tarari... tata... Tarara... tatd... Tarara....
tata...!
Acto seguido, en Ilegando a la puerta de las casas,
Chencho hacia su rogatoria sacramental, estereotipada:
ELISZO PKREZ CADALSO
A los hermanos y devotos
del Santisimo Sacramento
se les pide una limosna
para su celebraci6ooon!
Luego cantaban todos en coro:
Alabado sea El Santisimo
sacramento del altar
y Maria concebida
sin pecado originaaaal!
Y nadie se escapaba de dar su limosnita: unos dinero,
otros gallinas, y los restantes, maiz y dulce para la fiesta.
Es bueno explicar que algunos no eran ahijados del
Santisimo, porque lo eran de Santa Rosa, del Sefior de
Esquipulas, de San Caralampio y afn de San Benito, el
afortunado inventor del Jazzz... Pero todos contribuian
porque el Patr6n de la Comarca, bravo y exigente como era,
podia vengarse. Al menos eso decia Chencho, y se lo creian.
Tambien afirmaba el mayordomo que ser hermano de El
Santisimo entraiia seria responsabilidad, pues a la hora de
morir sus ahijados tienen que bajarse del lecho y abrazarse
a la Madre Tierra en voto de filial acercamiento... iCosas
de Chencho! Pero nadie se atrevia a dudar. iDios libre!
Entretanto, Juan de la Cruz practicaba nuevos compa-
ses. Parecia llevarlos en el alma y los sacaba para oirlos
al trasluz:
_iPapapara... PapApara... PapApara... Papapa-
ra. ..!!!
O si no, de esta guisa:
_iTuru-tutui... Turt-tutf .... Turfi-tutu... Turi-
tutu... !!
MIEL DE PALO
O asi:
-_Bon-boror6n-bomb6n... Boror6n-bomb6n... Boro-
r6n-bomb6n!!
Y el silencio salia con la cola entire .las patas cuando
el rapaz latigueaba las nalgas a la tambora, herencia de su
tata Casimiro, quien siempre la llev6 cruzada al hombro
como salveque Ileno de parque... de parque santo para
hacerle la guerra a "Mosit" Satanhs.
Todos lo querian con un suave complejo protector, y
lo ataviaban con el atuendo de un joven caballero de El
Santisimo. &Sa Nativa le regal el pantal6n y la camisa,
hechuras de Genar6n el Sastre. Y el sombrerito de a dos
reales fue obsequio de Valentin, su hermano mayor, quien
ya trabajaba en huertas ajenas, desyerbando, tapiscando o
socolando, segfin la estaci6n. La Joaquina Canales le trajo
un escapulario de la Virgen del Carmen. Esa noche no
durmi6 de lo alegre y en la mafiana siguiente le arranc6
nuevos tonos al cilindro hueco y sonador.
Otra tarde pas6 Nacho Mercado, dejAndole la piel de
un gato-mico:
_Cortale la cola y se la pones-al sombrero. Asi no
hay enemigo que te toque ni culebra que te pique. Y el
cuero lo pons. de aljombra en tu tapesco.
Se abrazaron tiernamente y Nacho se fue silbando.
Ahora el tamborcito podia cantar victoria contra la adver-
sidad: del Ufiudo lo libraba el escapulario y de los males
terrenos la cola de gato-mico.
La Caja, le Ilamaba simplemente.
El instrument, que colgaba de una orqueta cerca del
duro tapesco, alias cama, consistia de un cilindro hueco, de
ELsEo PREz CADALSO
madera, forrado en cuero crudo a los extremes. Una correa
que va y viene, contrajusta los bordes de los foiros, hasta
dejarlos bien' tilintes. Es saludable sacarlo al sol para
obtener escalas altas y para librarlo de los ratones. Se
toca con bolillos de madera' que fingen pequefios bates de
beisbol. Los de Cuchito eran de puro laurel, pulidos con
hojas de chaparro, especie de lija vegetal extremamente fina.
Cierta mafiana, cuando las mariposas pegaban calcoma-
nias en la vitrina del aire. llam6 la atenc6n del nifio una
tambora lejana. Habia algo de extrafio en el sonido. Algo
que le daba mhs pulm6n al instrument y mayor duraci6n
a la nota, como dejAndola prisionera entire las mallas del
after. Su coraz6n en suspense, el tamborcito sigui6 escu-
chando, y pensaba: "ISerS la madera"? Pero si la suya era
de cedro real, que s61o tiene par en el hormigo, palo del cual
fabrican las teclas de la marimba... "ISer& el cuero?". Pero
si la suya lo tenia de novillo negro, el mejor segin los
entendidos, porque absorbe los rayos del sol, con lo cual se
consigue un mayor temple...
La procesi6n pasaba a media legua, sobre el camino
real. 'Era de Santa Rosa y no tocaria el ranchito porque
alli todos eran ahijados de El Santisimo. Asi que no tuvo
otro camino que correr, y, con la lengua de fuera, dio alcan-
ce a la comitiva, sumandose a ella. Repuesto de la fatiga
se acerc6 al tambor:
_-Me presta su caja, amig6?
-Como no, aqui est,.
Y comenz6 Juan de la Cruz a tocar con tal pasi6n, que
de inmediato las mujeres se pusieron a cantar. Los pajaros
del bosque saludaron al inedito solista. Entretanto, el sol
filmaba la gran pelicula de la naturaleza en acci6n.
Los virtuosos de la mtisica han logrado ejecutar con-
ciertos en los mas caprichosos instruments: flauta, oboe,
MEL DE PALO
contrabajo, arm6nica, en fin. Pero nadie jams, ni antes
ni despuks, fue capaz de darle vida a concerto alguno en
una simple tambora, acomplado de mujeres y de pajaros,
de mariposas y de nubes, de suspiros y de truenos. iEra
un milagro orquestal!
Al terminar, eXamin6 cuidadosamente la caja y en su
parte posterior hall el secreto:
iChinchines!... Dos -hinchines... y con muchos
anillos!
No podia dormir. Con los ojos abiertos como lampa-
ras. Eran las diez mas o menos. Mas o menos, porque
hasta all no llega el reloj; corset del tiempo. La madre,
al sentirlo en un desasosiego inexplicable, pregnnt6:
-_Te sentis mal, mijo?
No (secamente). Mama: IPor que mi tata no le
puso chinchines a la caja?
Al no responder ella, el insisti6:
Mama: ly no podre yo conseguir un chinchin...
uno anque seyi?
Los cascabeles son bravos. Casimiro se muri6 de
una picada. (Pausa de ambos). Le bian hecho crer que
esos animals se quitan la ponzofia a boca de oraci6n y
que entonces se puen agarrar. Una noche fue a la ronda,
buscando las dichas culebras, aluzandose con ocote. Lue-
guito se top6 con un rollo que parecia mierdevaca pero bri-
Ilante...
Agarr6 la parte del mero chinchin y troz6. Pero
alli mismo ichas! lo agarr6 la bandida. A los gritos llegue,
EusIo PNREz CADAmso
s6lo pa verlo boquiar. Asi, cerquita, estaba el chinchin,
con veintid6s anillos. Es uno por afio...
El muchachito, horrorizad* jur6 no pensar mas en el
asunto. Y en advirtiendo sollozos, desvi6:
Mama: 1cuAndo me voy a confirmar?
-Cuando venga &or Obispo.
-lEn la junci6n de agosto, entonce?
No, en febrero.
Y los dos se durmieron al minute.
_Dias le Dios, Tata Pagre...
Erguido con cerval timidez, sombrerito adornado con
cola de gato-mico, el rapazuelo miraba al obispo sin pesta-
fnear, esperando la respuesta.
-Dios te bendiga, hijo mio (poniendo la santa mano
sobre la infantil espalda).
Aqui le traigo, Tata Pagre (entregandole un cala-
bazo de miel de palo) pa que coma con tortillitas de hari-
na...,.
-_Y quien te ha dicho que yo como tortillas de harina?
_Mi mama. Dice que ustE no come cosas de peca-
dores...
Su ilustrisima sonri6. Y Juan Cuche, viendole amable,
ensay6 a su vez una sonrisita confianzuda.
Tata Pagre, vengo a hacer mi confirm. Ya me s6
la dotrina.
_Esta bien (sentandose al confesionario). Principie-
mos: "Yo Pecador..."
Y despues del Yo Pecador, recitado con fonografica
precision, pasaron al: "Sefior mio Jesucristo..." y al "Padre
Nuestro que estas en los cielos...", hasta terminar.
MIEL DE PALO
Pero luego not6 que al senior obispo le salian alas;
que iba subiendo hacia las nubes, invitandole a que hiciese
otro tanto. Acept6 gustoso, advirtiendo con sorpresa que
tambiin a el le salian alitas y que las chufias se le borra-
ban. El prelado iba delante, llevandolo de la mano. Ya
dejaban la tierra y empezaban a oir coros ang6licos, cuando
una tormenta se desat6 en forma inesperada.
_ZY el tecomate?
._Aqui va.
Pero luego vio que era su caja y se puso a tocar.
Bajahdo venian cuando despert6: sofiaba sentado sobre
una piedra a orillas de la quebrada, mientras la madre lava-
ba el nixtamal.
_jEn que pensis, mijito?
En nada, mama.
La respuesta fue mecanica; pero luego, reparando,
contest:
-Estaba sofiando con el senior obispo...
_La semana que viene es la confirm.
-...que le llevaba miel de palo...
-Tal vez Valentin te ayuda a sacarla.
-Tal vez... Dios quiera...
Aloy, Valentin: jQueres ir a meliar con yo?
-_A meliar? Y di6nde diantre te ha salido eso?
-Es que gua llevar miel al Tata Pagre pa que me
perdone...
Que te perdone... y que es lo que te va a per-
donar?
_iLos pecados, hombre!
ELisizo PREZ -CADAxso
Valentin no pudo contener la risa. Que cosas decia
su hermanito, si a los diez anios once casi era inocente
como el palmito de coyol.
El, Valentin, estaba por cumplir los diecisis. El pobre
se estir6 de espaldas a la escuela .porque desde chico la
necesidad le amarr6 a las mufiecas un machete y ya le eran
familiares todos los desmontes del lugar. El sostenia la
casa. De su brazo colgaban la madre y Cuchito, pues este
nada ganaba por tocar, como no fuera la cena en los velo-
rios, un ponchecito de vez en cuando y uno que otro tragui-
to de mistela que le obsequiaban las viejas beatas para irlo
hacienda hombrecito...
Ante la stiplica, Valentin convino en ir. Hacha al
hombro, se internaron en la montafia en busca de colme-
nares.
lQuiEn gasta colmenas alli? Las hay de diverse clase:
el jimerito, abundante pero amigo de las ramas elevadas;
el prieto, raro y dificil de localizar; la mariola, cenicienta
del reino apicola, y el zoncuan, rico hu6sped de ventrudos
arboles, con una abeja tan brava que pone en fuga a cual-
quier intruso si no se plant como macho. Hay otras que
se ubican subterraneamente, para el caso el culoegiiey, de
abeja s6rdida, y el talnete, que perfora hasta dos metros de
profundidad. Abundante su miel, pero agridulce.
Ahora bien: la pascua de un meliador es el panal
melero, estructura que Ilega a pesar hasta un quintal y
produce torrentes de una miel muy fina y grata. Aqui no
se las ve uno con abejas sino con avispas, lo que, al parecer,
complica el problema. Pero el humo las corre facilmente.
Humo de palo podrido, de comejkn o de burril. ZY quieii
no huye del humo? Hasta el mismo Demonio. Cuentan
que cierta vez...
MIEL DE PALO
Pero volvamos a nuestro caso. *Valentin y Cuchito
recorrieron el dilatado mapa de la dulzura, buscando ja
presa de mas facil access. Por fin hallaron un zoncuan
al pie de un coyote hueco. Desde una joroba del tronco,
proyectaba su pit6n de cera amarilla a la altura del cuadril,
punto propio para el hacha.
Joven ciclope rural, Valentin emprendi6 la obra luego
de escupirse las mufiecas para lubricar el juego de ta mano
sobre el cabo. Cada golpe se hacia acompafiar de un puji-
do, como en rito heredado de titanes.
Ni para que decirlo. Al s61o sentir los primeros impac-
tos, centenares de abejas color cerveza salieron espada
en nalga_ a defender sus derechos. Enredandose en el
cabello, aguijoneando, metiendose entire las ropas, en fin:
el inferno revuelto. Pero Valentin hacia honor a su nom-
bre. Valentin era un valiente y no iba a correrse asi por
que si.
Cuchito, por su parte, ya estaba a buen recaudo. No
en balde lo habian hecho gritar esas malditas abejas en
anteriores incursiones.
El ataque enfurecia al hachero, y por cada piquetazo
salian proyectadas con violencia gruesas esquirlas de made-
ra fina. 1Y que madera la del coyote! Por algo se le
utiliza en la fabricaci6n de trapiches.* Y por eso las abejas,
industriosas y sabias, aprovechan sus huecos naturales para
hacerle un agosto en plena primavera.
Despufs de veinte minutes de combat la dura costra
fue roturada y el arbol ensefi6, tremulo de pudor, la virgi-
nidad de su colmena. La abertura no tenia mas de ocho
centimetros, pero permitia apreciar posibilidades. El zon-
cuan estaba floreando. lo que quiere decir que la miel era
poca. La floor es una material de color amarillo-salm6n proclive
al rojo, que sirve para alimentar a las larvas del colmenar.
EIsEo PiREz CADALso
_iYastuvo ooodbhhh!!
Radiante de jibilo, el hermanito se dej6 venir rodando
sobre la hojarasca para extraer la miel, su tarea favorite,
pues su mano posibilitaba cualquier exploraci6n. De este
modo fue hundiendo poco a.poco la mufieca, y casi Ilegaba
al codo cuando un aullido electriz6 el cansancio del claro
mediodia. Por el conjunto de reacciones instantfneas,
Valentin comprendi6 que algo raro acontecia. Tir6 del
pequeao brazo, y en la crisis de una conmoci6n jams sen-
tida, rugi6:
_iCulebra!
Carg6 con el cuerpecito, que ya comenzaba a hinchar-
se. En Ilegando al rancho, lo deposit en el suelo buen
ahijado de El Santisimo_ y alli mismo vio c6mo se iba
poniendo morado, mientras arrojaba sangre por oidos,
nariz y boca. Los labios y las encias se le tefiian de negro
y los dientes se le iban desprendiendo...
-iAgua!... iAgua!... iAgua...!
Ya no daban esperanza las infusiones de ciguapate.
ni el machete al rojo vivo ni las rogativas al padrino, quien
de estas cosas quiza no entendia nada.
Pasado el estupor, a Valentin se le ocurri6 algo y sali6
como espinic. Tal vez en ello radicaria el secret.
Lleg6 al pie del coyote, inspeccion6 cuidadosamente y
un iajah! triunfal revel6 que habia hallado la boca del gran
hueco. Efectivamente, estaba a ras de tierra, bien disimu-
lado por la hojarasca. Por alli entr6 la serpiente, no en
busca de miel como el vulgo cree, sino a comerse los hijos
o larvas que proliferan en capas superpuestas y constituyen
un manjar de especial exquisitez. iHay que ver al asque-
roso bicho lamiendose de gozo frente al banquet de la
inocencia!
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