Francisco Hernndez y Urbina
Un Hombre
a Travs de un Libro
Ensayo Histrico-Crtico de la Obra
NIEBLAS
de CARLOS IZAGUIRRE
IPO-LITO "ARISTON"-TEGUCIOALPA, D. C., HONDURAS, C. A.
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UNIVERSITY
OF FLORIDA
LIBRARIES
7 VOLUME HAS BEEN
MIRCRFILMED
BY THE UNIVERSITY OF
FLORIDA LIBRARIES.
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UN HOMBRE
TRAVES DE UN LIBRO
Ensayo Histrico-Crtico de la Obra
"NIEBLAS"
de Carlos Izaguirre
Por FRANCISCO HERNANDEZ
Y URBINA
1943
TIP. "ARISTON"
Tegucigalpa, D. C., Honduras, C. A.
INDICE
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INDICE
PAGINA
Capitulo I.-Metafisismo de la Esttica griega . . . .. 3
Capitulo II.-La Esttica en el pensamiento hondureflo .. .. 7
Capitulo III.-El poeta Izaguirre y el Parnasianismo . . 9
Capitulo IV.-Trascendentalismo en la potica de Izaguirre . 13
Capitulo V.-Filosofa, Metafsica y Esttica en la obra de
Izaguirre . . .. .. .. .. .. .. 17
Capitulo VI.-Consideraciones sobre la poemtica del Siglo XIX 25
Capitulo VIL-La obra madura de Izaguirre, indice para las nue-
vas generaciones hondurenas . . . .. 29
Capitulo VIIL-La fascinacin del yoismo, escollo en que fcil-
mente puede caer la juventud . . . .... 33
Capitulo IX.-Vicios del Romanticismo . . . .... 37
Capitulo X.-Anotaciones critics sobre el formalismo potico
de Izaguirre . . ...... . . .. . 41
Capitulo XI.-Consideraciones sobre la falsa poesa revolucio-
naria . . . . . . . . . . 43
Capitulo XUL-Necesidad de Crtica contra el anarquismo lite-
rario . . . . . . . . . . . 45
Capitulo XIII.-Humanismo'de Izaguirre . . . . . . 47
Capitulo XIV.-Contra la deshumanizacin del Arte . . .. 51
Capitulo XV.-Influencia monista en la potica de Izaguirre . 55
Capitulo XVL-Del zoilismo al racionalismo critic . . . 63
Capitulo XVII.-En busca de lo eternamente actual ...... 67
Captulo XVIII-Izaguirre esteta libertario . . . . ... 73
Capitulo XIX.-El Arte, bandera del porvenir . . . . 77
CAPITULO I
Metafisismo de la Esttica griega
OMO resultado de ese indefinible process de evolucin
universal, surge en nuestro medio un efecto concrete: una
fuerte y clara metamorfosis literaria y potica, ms comprensiva
y beneficiosa, ms social y humana.
Es que en el constant rotar de las generaciones, necesa-
riamente tiene que engendrarse, ms o menos, el tipo genial, el
modelo de perfeccionamiento.
No es que ya entire nosotros est definido ese tipo genial
en alguna de las manifestaciones humans; apenas si se vislum-
bra, en el horizonte mental, un ligero ncleo de perfeccionamiento.
El curso gestativo de nuestras entidades intelectuales contina su
trayectoria. Somos pueblos en formacin, con la gran condicin
de llevar en la entrafla un trascendente poder asimilativo. No
sin razn, los cerebros griegos y latinos, se aventuraron a con-
cebir el modelo destacado en los siglos del present; como que
comprendieron que la mente humana alcanzarfa en estas pocas
un alto grado de vigor y universalidad.
Cuando se pretendi dar la explicacin definitive del pro-
blema de la belleza, los sabios-especialmente Platn-no hicie-
ron acto de reflexin sobre los process puramente humans.
Todo se redujo a la contemplacin metafsica. Si bien es cierto
que tal trmino es de suyo indefinible, pero no es menos cierto
que, cuando pretendamos auscultar uia obra de carcter supre-
mo, no debemos buscar su causa en las regions estelares, por-
que es en la humanidad donde tiene su origen. No llevar el
cerebro hasta el Cielo, pues, para solucionar operaciones que
tienen su asiento en nuestras propias individualidades. He ah
el principio que desde hace much tiempo toda entidad pen-
sante debi haber adoptado.
Existir un criterio de verdad en lo que argumentara- el
clebre idealista Platn, al expresar que la Bondad y la Belleza
haba que buscarlas ms all de nuestro plano; esto es, que por
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
sus caracteres eminentemente csmicos, tan slo podan habitar
en las regions infinitas y que obedeciendo, quiz, a cuestiones
de orden misterioso, seleccionaban humans, y entonces-esos
divinos atributos-bajaban, por decirlo asi, a posarse en cerebros
predestinados? Indudablemente, es una sublime concepcin, pro-
ducto imaginative del maestro Scrates.
Pero es que para Platn, el mundo fisico, el aspect mate-
rial, la realidad objetiva, eran simples ficciones y slo tenan
valor desde el punto de vista de la infinitud, de la inconmensu-
rabilidad. Era la imaginacin, intentando abarcar el casi incon-
cebible sendero que conduce a la Unidad Absoluta.
No podemos negar en forma rotunda la existencia de ese
mundo en que tanto tiempo vivi e investig el divino maestro,
como que el subjetivismo es tambin fundamental en el terreno
de la razn pura; y su valor se aprecia inmediatamente que lle-
gamos a las opuestas consideraciones de ese mundo, tan cienti-
ficamente analizado por el no menos inmortal estagirita, Arist-
teles; mundo real y racionalmente objetivo: Nada hay en la
inteligencia que no haya pasado por los sentidos. Este postu-
lado parece que cada vez adquiere mayor fuerza y comprensin.
El seor Feuerbach ha dicho-como para darle mayor universa-
lidad y realismo al concepto-que hasta la misma Filosofa, que
es la base de todo cuanto se piensa y acontece y que todo cuan-
to nos imaginamos situado en esferas superiores, no son ms
que reflejos de nuestro propio ser.
Me parece-tal mi modest opinin-que hay ms claridad
en las doctrinas aristotlicas, pues se aprecia ms practicismo en
sus cnones, a pesar de ser tan profunda la unidad ideolgica.
Como tratamos de conocer si hay o no belleza en la obra
que ha motivado este sencillo ensayo, he credo oportuno y ade-
cuado revisar los arguments que palmo a palmo se disputaron
aquellos enormes genios griegos-maestro y discipulo-antes re-
feridos. He aqu parte de las doctrinas. Dice Platn: que las
ideas de lo bueno, verdadero y bello no emanan del mundo
visible; que estn latentes en el intelecto del hombre y que se
revelan con ocasin de los objetos externos; que las artes tie-
nen por septentrin reproducir la belleza hasta donde alcancen
los medios materials o prcticos de que disponen, por lo que
las obras artsticas no pueden ser otra cosa que una copia ms
o menos perfect de esos arquetipos ideales. De modo que-
como dijo el gran cubano Silverio Jorrin---con una gran apti-
tud mecnica para el manejo de los instruments plsticos y suma
UN HOMBRE. A TRAVES DE UN LIBRO
perspicacia mental para ver en todo su esplendor el arquetipo
interno, era lo suficiente para llenar las condiciones del artist
concebido por Platn.
Por lo anterior, bien podemos notar que el mtodo del ilus-
tre maestro fu el inductivo: concluy de lo general a lo parti-
cular; de lo absolute a lo relative; del todo a las parties; de la
sntesis al anlisis; de la causa al efecto.
Ahora pregunto: Cmo es possible explicar los arcanos de
la Naturaleza, cuando apenas si nos es dado imaginarnos lo que
puede perdurar en aquellos celestes archives? Las categoras del
pensamiento solamente son, dentro de la inteligencia misma,
objetos de presentimiento.
Aristteles sigui un curso opuesto. Mentalidad tan destaca-
da no poda continuar el camino tantas veces transitado por sus
contemporneos. Mximo opositor al idemismo-tan comn en
la humanidad de aquellos dias-fu de investigacin en investi-
gacin, descubriendo nuevas verdades, sentando principios, hasta
encontrar el regio horizonte que no slo lo distingui en su
poca, sino que, al legarlo a la posteridad, lo inmortaliz. No
se remont hasta el cielo, sino despus de ir agrupando las ver-
dades que iba descubriendo. *El entendimiento-dice-despus
de recibir por los sentidos las impresiones de los objetos exter-
nos, separa las cualidades ms excelentes en ellas diseminadas,
las combine, las reune y obtiene por resultado una abstraccin
image tpica de un objeto que no existe en la realidad, pero
que puede existir; imagen que toma realce de otras ideas que
se le asocian, y que despierta en el alma sentimientos gratos o
apasionados. De ah que las artes impongan al que las profesa
un reflexivo studio de muchas individualidades sensibles, para
abstraer de ellas los elements que deben sugerirle un perfect
tipo ideal...
Bien podemos apreciar que el sublime estagirita se vali del
mtodo deductivo: procedi de lo particular a lo general; de lo
conocido a lo desconocido; del efecto a la causa; de las parties
al todo; del anlisis a la sntesis.
El ya citado seor Jorrin, como para vigorizar los concep-
tos aristotlicos, dice que ese fu el mtodo que sigui el griego
Zeuxis cuando pint la cumplida belleza de Elena, mujer de
Menelao, causa de la cada de Troya; y que fu tambin este
mismo mtodo el que emple Rafael Zancio, cuando decor los
muros del Palacio de La Fornarina, con su famoso fresco de
Galatea...
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
Pero sin duda alguna, la oposicin o antitesis de estas doc-
trinas, es el medio probatorio para expresar que se complemen-
tan. La esencia-inmensa y complete sntesis-muestra una me-
ridiana armonizacin. Creo que hay aparente disparidad en la
forma. Convergencia en el fondo. El mismo Aristteles dijo,
concediendo algo de primaca a la doctrine de su maestro, que
los antnimos correspondent a una sola y misma ciencia.
Revisemos el process de armonizacin: lo bello est en el
hombre y no en el panorama. Si no llevamos en la mente el
ideal de lo bello, el tipo esttico, de nada nos servir apreciar
el grandioso y eternamente cambiante espectculo de la Natura-
leza. Platnico sistema reforzado, posteriormente, con los argu-
mentos de la clebre Escuela Escocesa, una de las cuales fu el
de La Asociacin de las Ideas, en el que campearon, magis-
tralmente, Reid, Hamilton, Dugal Stewart, etc., etc.
Esta escuela declara, que nos parece bello un paisaje bien
pintado porque nos recuerda los placeres del campo, la tranqui-
lidad del espiritu y quiz los aos de nuestra florida juventud.
Y agrega que tenemos un medio exterior, la Naturaleza, nica
que proporciona al hombre el factor principal que lo hace en-
trar en el period reflexivo; que le present el espectculo, para
que con su fantasa-fase mxima de la imaginacin-lo vista,
lo corporice, lo engalane, y por medio de las artes lo reproduzca.
Entonces?, un nuevo sistema: el platnico-aristotlico, que con
paso firme y con modificaciones ms o menos profundas casi
ha llegado hasta nuestros das...
Belleza absolute? Belleza relative? Las dos existencias tie-
nen su razn de ser. Si investigamos en la doctrine de Platn,
muy pronto penetraremos en arcanos metafsicos, que en gracia
a la verdad, son bellos, por misteriosos e inexplicables. Si inves-
tigamos en la doctrine del estagirita, tal vez no descubramos el
fin supremo de una sola vez, porque ante todo, hay que pensar
en el curso indefinido del Arte, de la Ciencia y de la Filosofa,
pero lo presentiremos. En todo caso, por ambos extremos mar-
chamos al Infinito; y la verdad es, que cualquiera de los puntos
de vista justifica la mxima concepcin: LA BELLEZA.
CAPITULO II
La esttica en el pensamiento hondureo
PERO coloquemos la obra Nieblas en el centro de estas con-
sideraciones, para que establezcamos si hay en ella el ideal
esttico exigido por las anteriores doctrinas, y manifestado por
las diversas escuelas artsticas que se han sucedido en el curso
de los siglos. Con ello centralizaremos la trayectoria hacia la que
est orientada respect de la eterna evolucin ideolgica. Y es,
desde este moment, cuando haremos uso de esa pequea facultad
de crtica (pero entindase bien: critical rigurosa, veraz y justi-
ciera) que todos traemos en el alma. Situemos un centro de ope-
raciones en la lnea ecuatorial del actual minuto ideolgico, des-
de donde podamos lograr el enfoque de esas dos fuerzas o mo-
mentos que siempre han formado el pensamiento de todos los
lugares y pocas: el Subjetivismo y Objetivismo.
Apliquemos estas dos corrientes al pensamiento hondureo.
Recorramos el escaln constituido por Adn Canales, Ramn Or-
tega, Adn Coello, Joaqun Soto-fiel cantor de la semidormida
Comayagua-, Manuel Zfiiga Idiquez, etc., etc., caballeros de
cuyas pflolas brotaron floridos versos castellanos; refresquemos
religiosamente fragments de sus bellas creaciones, para que apre-
ciemos la preponderancia de la suave Escuela Romntica. Se
canta y se venera: a los cielos azules y sonrientes; a los das
diamantinos y a las tardes de amaranto; a las vrgenes monta-
as; a los valles silenciosos; a la policroma de los paisajes; a
los lagos lmpidos y vagos; a las costas frtiles y bellas; al xo-
do de las estrellas en noches plenilunares; al encanto de los pa-
noramas; al ciervo y al jaguar; al girasol y al jazmn; a la aurora,
al horizonte y a la plcida niez...
En la segunda corriente, partamos desde Jos Antonio Do-
mnguez-fresco y lozano product de las ubrrimas pampas oan-
chanas, y predilecto discpulo de Herclito-con su profundo
Himno a la Materia>, vida universal que no se agota, intermi-
nable, indestructible, profunda y sagrada, destino indescifrable,
sublime, eterna y varia; causa y efecto de cuanto existe; miste-
riosa; principio y fin, IUniversol, Todol... Crucemos por los
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
fuertemente jugosos predios de Juan Ramn Molina, Rubn Ber-
mdez, Luis Andrs Zfiga, Ramn Padilla Coello, Jos R. Cas-
tro-el cantor marino-, la lrica y feliz Clementina, Medardo
Mejia, el Claudio de la hoz y del martillo, etc. Aqu oiremos
cantar: a los musculosos biceps admirables y a los dedos por el
uso encallecidos, que hbil y silenciosamente manejan la tenaza
dura; a la molcula inerte; a las' ambiciones complejas e ideales;
a la fuerza que en los series se original; al roble y a la encina;
al malecn, a la tierra; al nervio, al azadn; a las Matemticas;
al porvenir; a lo human; a la lucha con empeo; a las pupilas
que brillan con fuego de alturas; a los hombres que se alzan
sobre todos los montes; al basalto y a la alquimia; al huracn
de las ideas, a las manos sangrantes; a los rostros plidos y
adoloridos; al fulgor verde-azul del dolor; a las mujeres que so-
portan el fragor de la carne, el martirio envolvente, la vigilia
ardorosa, vital y desfalleciente y puntual como un axioma; a los
meridianos que arrastran como imanes arcanos hacia el future
inmenso en donde grabado est el poema redentor del Universo;
a la Patria, a la Humanidad; a las torres, esqueletos gigantes
de la Civilizacin, impasibles y yertas, tristes, con esa tristeza
enorme de ser grande y ser alto; a los rieles, elements tendidos
sobre el pardo espinazo de las estribaciones y que despus de
besar montaas y ros y resistir el dolor que les imprimieron
tormentas y soles, van a descansar ah, recompensa!, en la ardien-
te costa, saboreando la esponja amarga y despedazante del mar...!
Por lo anterior podemos apreciar que en Honduras, las es-
cuelas literarias y poticas han sido fundamentalmente espiritua-
les, y materials; esta ltima, que ya predica un realismo emi-
nentemente human, la vemos engrosar sus filas con plumas y
mentes viriles, respondiendo en toda la linea a la intencin y
propsito del siglo actual. Y francamente: si la escuela en refe-
rencia no llevara en si el factor human, si su mdula no tuvie-
ra como punto de vista, la simpatia, tanto fsica como psicol-
gica, dejarla de tener el alto valor con que aureola al flamante
Siglo XX. En la nueva literature existe ese ritmo de humari-
dad y ese acento en que el alma de la tierra se revela'-dice
un comentarista conterrneo-siguiendo los formidable concep-
tos del renombrado Ortega y Gasset; no debe ser de otra ma-
nera: la humanidad es ante todo, nico punto de referencia dig-
no de considerarse, y slo as se justifica la present evolucin.
En cul de los dos trayectos puede situarse la' present obra
Nieblas?
CAPITULO I
El poeta Izaguirre y el parnasianismo
E L Subjetivismo es de naturaleza csmica. El poeta no vive
hacia fuera ni convierte jams su existencia internal en pura
existencia exterior. Me parece-con algunas reservas-que sta
es la verdadera caracterizacin de la poesa subjetiva.
Por el contrario, la poesia objetiva, calorizada por los par-
nasianos, es de naturaleza formal; pero el proselitismo escogi tanto
en aquella escuela que casi lleg a degenerar; asi hemos encontra-
do muchos poemas ms decorativos y plsticos que literarios.
Fu como dijo un eminente critic, un juego de luces de la
vida reflejado en un fondo personal. Creo que tal defecto obe-
deci al exceso de fantasia, pues es un hecho comprobado que
cuando el parnasianismo se convierte en pura fantasia, sin
que las imgenes sean refrenadas por la razn, slo nos encon-
traremos con un lamentable nmero de errores...
Pero ya es tiempo de que enjuiciemos la obra Nieblas,
del seor Carlos Izaguirre.
Queremos volver a recordar-sin hacer alarde de erudicin
ni de moralistas-que nuestro criterio sigue el incondicional
imperative de la vertical, y por eso no concederemos valor al
concept que dice: los poetas no queremos que el secret de
nuestros versos sea conocido; porque entonces-siguiendo la
contrarrplica de un pensador diremos: quiz porque carecen de
la necesaria conviccin de su trabajo. Slo los malos poetas y,
aadamos, los malos filsofos insisted, aun hoy, acerca del ca-
rcter hermtico de la poesia y la filosofa, estableciendo con
ms o menos brillantez, que son cosa exclusive de los poetas y
filsofos,-de ellos y sus amigos en todo caso-, en vez de
serlo del hombre:..
*
Estamos en la portada. Toda obra es un misterio, de ah el
profundo respeto por ellas. El pensamiento y la mirada recorren,
como en un peristilo de un templo antiguo, todo el aspect ex-
terior de la obra. La edicin es nitida, La primera impresin
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
no puede ser mejor. En la parte superior: una sencilla pero sin-
cera dedicatoria a Francisco Hernndez y Urbina; ms abajo,
un interesante grabado: el seor Lpez Rodezno tambin ha con-
tribuido a engalanarla con el privilegio de su vision creadora.
Magnifica ilustracin. Un artistal...
Y ahora, leamos:
Para Alejandro Castro,
como un tributo al amigo,
un homenaje a su memorial
y un pebetero a su recuerdo.
Cuatro renglones, cada uno de los cuales constitute un epi-
tafio significativo y sincero. Y en conjunto, la inmarcesible co-
rona para el inolvidable maestro de la present generacin in-
telectual hondureal
Continuemos: nos sorprende el brillo de un rtulo inmenso:
LA LETANIA DEL ORBE.
El poeta contempla solitaria y msticamente, las multiples y
cambiantes fases de la Humanidad; aprecia su decantado estado
anmico, y situando el pensamiento en la lejana, dice:
Sefor:
Bajo el silencio de mi oracin alada,
voy bordando la clara mansedumbre
que intuyeron Tus ojos-.
Y agrega:
Y fuiste con Tus manos
regando lirios de esperanza en los caminos.
El canto de la Letana sigue desgranando su celestial acen-
to, y hasta parece que el eco de los mundos repite:
T fuiste la nostalgia
en que palpitaba con amor la lumbre.
T fuiste ensoftacin, clarinada, chispa, delirio, broche de
luz, bondad, ternura, fe, inquietud y esperanza; fuiste ruta, ideal
y Verbo; jbilo, paz y alegra; el beso eterno de la Vida... Nada
de rencor, vanidad ni orgullo; lo rastrero, envilecido; lo mez-
quino y lo protervo, rodaron por el .conjuro de tu Verbo, en la
bruma fra del olvido...,
Sigue lamentando al ver cmo las ansias homicidas, cie-
gan, desgarran y destruyen...
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
Slo el poeta, por su nobleza de alma, es el nico que pien-
sa en la actitud del hombre hermano, al hacer de la tumba un
estandarte; y por eso ruega y exhorta para que escuchemos la
Divina Palabra, con el fin de destruir el odio, la maldad y el
egoismo, y romper lar cadenas que hoy como ayer continan
sujetando los pies de los parias...
Profunda, aunque pasiva, es la labor del panida. Slo l
consider, cuando:
de la conciencia del hombre
se juega en calma su suerte.
Pero es el dolor de la humanidad inconsciente la que lo
hace exclamar:
Al beso de sus fulgores
la mesnada se divierte
con las sombras... con la muerte...
Y con la vista en la catstrofe, en las ruinas, en la desola-
cin, desesperadamente media sobre los despojos, en los escom-
bros, en las amarguras, y entonces impreca:
Seor:
Nos falta Tu Fe de alturas'.
Tus sagradas oraciones-.
Tiene razn cuando express, que marchamos sin doctrinas,
que los Templos del Bien los hemos convertido en Templos del
Odio; que ya no sabemos amar porque nos falta corazn. Y pen-
sando que nuestra vida es efmera, que el hombre es fin en el
Universo, y que la perfeccin depend de la consecucin del
soberano bien, nos llama para que unciosamente oigamos, otra
vez, el Padre Nuestro y el Sermn de la Montaa...
CAPITULO IV
Trascendentalismo en la potica de Izaguirre
L AS noches estrelladas, las noches plenilunares, son los mo-
mentos propicios para orar ante el sagrado espectculo de la
Naturaleza. La facultad imaginative puebla de mgicas visions la
comba inmensa en que ruedan millares de lejanos mundos. La
fantasia recorre esos celestes archives, y comprende que slo en la
contemplacin de ese armonioso y vasto panorama, debe existir la
Belleza Infinita, como atributo de la Unidad Absoluta y Suprema...
El poeta es el ms grande y mejor de los astrnomos: su
vision es inmensa, clara y superior; la proyeccin, la perspective
y la forma, el ritmo y el color, slo en la mente de l, en ese
algo sutil y divino-como llamara Platn al espritu potico-tiec
nen complete realizacin.
La ndole sensible del aeda, y la perspicacia en la captacin,
le permit seguir con ojo avizor ya el espectro y la sombra, ya
el brillo fugaz de una piedra meterica. Por eso es que los poe-
tas llevan en la diestra el smbolo de futuros destinos.
Quines, sino ellos, han arrancado el adverbio sibilino del
cfiro, la sublime cadencia del arroyo y el solemne secret de las
horas? Por eso Poe nos habla en lenguaje inolvidable, grabando
en nuestro espritu la realidad potica de una noche de religiosa
contemplacin. El Arte, quintaesenciado, es la expresin ecu-
mnica del sentimiento: la maravillosa manifestacin de la vida.
Y el poeta, o autor, nombre con que fu bautizado por los he-
lenos y consagrado por los latinos, lleva en su mgico haber el
soplo cristalizado de las redenciones humans, y el mtodo, sa-
bio y feliz, con que se aprende a seguir el sendero luminoso de
un mundo trascendental......
Despus de mistificarnos con la esencia sutil y alada de
La Letana del Orbe, musitando en silencio,-y religiosamente,
-imgenes contemplativas, cautelosamente penetramos en
CABELLERA DE LA NOCHE
el poema que es dn de suavidades, velo de ternuras, ruta que-
jumbrosa, entristecida, silenciosa...
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
S es un poema digno de estos atributos; y ms an. To-
dos estamos en capacidad de apreciar los cuadros naturales, ms
no de expresarlos; y es en esta virtud que reside el poder de los
poetas. Carlos Izaguirre ha sentido la presencia de un relmpago
que ilumina. Ha concebido esa noche de macabras pesadillas,
En los ttricos destellos y rojizos resplandores!
que azotaran inclementes el poder de los ciclones.
con la floor de los luceros y las cintas de la luna!
*
Bella concepcin. Esencia iridiscente. Y los astros, cen-
tinelas impertrritos, van abriendo sus diminutos prpados bajo
los cuales fulgen diamantinas pupilas. El Universo va entornn-
dose de una imponente quietud. Y el poeta-tnico ser que ha-
bita en la soledad-como en un mgico sueo, oye la angelical
melodfa del Abismo, serenata exclusive del espritu. Y cmo es
la cancin del Abismo? Cmo se manifiesta?...Oigamos al poeta:
-Apenas un sedoso fru frn de voices vagas
se eleva del callado misterio de las sombras.
Como l tambin es profundo-como el Abismo-ha vaga-
do auscultando,
-en el antro inmenso de ese mar de nieblas.
Quiz, tras algn anhelo infinito, persiguiendo
yo de ala, o para sentir la nostalgia que orara en las tinieblas.
Pero a veces lo vemos sobrecogerse ante el vaho de muerte
que el abismo exhala...
El ha asistido al eterno epitalamio de los mundos, y por eso
piensa en el divino estremecimiento,
-...del plumn sombro
al sentir el beso de la interrogacin.
Nosotros, que muchas veces hemos pensado, sin alcanzar a
comprender la verdadera significacin de los sculos, el portalira
en un magnifico logro nos expresa:
-pero el beso es flecha que va con desvario
buscando entire sus tules la flor del corazn.
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
Y este canto, melodioso y bello, contina en su juego de
arpegios:
Roza el velln inmvil una ternura blanca,
el desfiladero alza su imploracin al cielo.
Y en un desplegar de armonas dolientes y profundamente
filosficas, nos habla de un agrietado risco en que el dolor
descansa.
A veces, ante tanta magnificencia, y despus de fuertes me-
ditaciones, insisted en preguntar:
-Qu dice el abismo?-
Y piensa,
-Misterioso se vuelve
De pronto, veo cmo se desdobla su pensamiento para arran-
car una concisa respuesta:
un tumultuoso reventar de sombras*.
Eso es el abismo: concrecin de silencio, bloque de tinie-
blas, confusion de sombras; predio en donde la vida se extingue;
emanacin de la Naturaleza en donde el pensamiento se dilata..;
La Cancin del Abismo va alejndose; es un coro mel-
dico en la distancia; parece que se pierde en el vasto panorama
de lo innumerable:
Se torna ttrica la hora,
se agudiza el silencio.
El negro mantn de las tinieblas ahora principia a colorearse.
Ya el poeta est en una especie de semisuefo; en la hipsta-
sis suprema-de que nos habla el gran Plotino: lel Extasisi En
ese minuto en que el hombre es imaginacin pura y vislumbra
el contorno mgico de la Belleza Infinita...
Por eso sibilinamente oye:
lo que el alma temblorosa dice
frente al dolor ingrvido,
frente al temblor exttico,
frente al brocal profundo,
frente a la ventana hermtica.
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
Parece que la noche apenas si ha dejado su caudal de ti-
nieblas all en el horizonte; y ahora, el aura es quien levanta
su majestuoso trono en el diamantino oriented:
-Hay un ondulamiento en el velln cetrino.
Todo el ocano negro parece que temblara
ante la caricia del claror divino,.
Y eclosiona la maana rimando,
-las melodas con rumor de fiesta,.
El Abismo ha recogido su fnebre quietud, y ante la her-
mosura y feliz contemplacin, el apolonida dijo:
Ya desde el silencio que me di6 la altura
y abri mi corazn,
sent la fragancia de tu rosa pura
y aprend tu cancin. . .
Nosotros, que tambin perseguimos la esencia, la emocin
y el lirismo, ya encontramos trayectoria y nota en el hondo poe-
ma: La Cancin del Abismo.
CAPITULO V
Filosofa, metafsica y esttica en la obra de Izaguirre
T ODA idea metafsica es corporizable mediante la potencia
Iimaginativa. Por eso, tanto el filsofo como el poeta, estn
en capacidad de objetivar la Verdad y la Belleza. Slo as se ex-
plica que Scrates haya clarificado su inmortal Dialctica; que
Platn haya expresado su mundo divino; que Leibnitz haya en-
juiciado a la hermtica mnada, y que Victor Hugo manifestara,
que el Arte era lo nico eternamente insondable. Por eso fu
que el divino Rubn pudo viajar en coche de oro por los cami-
nos de la supreme poesa, y Flammarin logr conocer y expli-
car la armona de colors de las constelaciones...
El poeta y el filsofo tienden a un mismo fin: al conoci-
miento y realizacin del Bien, la Verdad y la Justicia, del Ritmo,
la Meloda, la Cadencia y la Armonia universales. Tal es la ra-
zn para que digamos, que dentro del Universo, son series pre-
destinados...
Al continuar el anlisis de la obra Nieblas, surge un nue-
vo tipo de poema:. ME DIO SU MELODIA. Considermoslo
meridianamente... La forma casi est reida con los viejos c-
nones literarios, al extremo, que el critico Boileau no hubiera
tardado en dispararle sus demoledores arguments. Tambin el
seor Leopoldo Alas (Clarn) y el polgrafo Menndez y Pelayo,
ya estuvieran volviendo por los fueros de la traditional muralla
literaria espaola. Por fortune, el arte es un organismo, y como
tal, est sujeto a las leyes de la evolucin, por eso nunba
debe hablarse de la. forma; lo que interest es lo substantial del
pensamiento. La forma es un traje-dice Jos Ingenieros-
y cambia con la moda. Pero si esta Iorma la valorizamos como
element no absolutamente necesario del fondo,. perfectamente.
Pero entindse biei:'no es lo ec~ari. Diganos de una sol vez,
que una caparazn informed, lleve o aloje en 'iu fondo-d ii
mante. Que tras una nube terriblemente. obscurs, habitei~5l Sol
y la Luna. .
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
La forma-que son los versos en el caso presente-repito,
que no es lo fundamental. Nunca fui partidario de actos mec-
nicosl Eso es versificar. De ahi que sean tan escasos los poetas
en nuestro medio. Para mi siempre habr poesia, cuando se
me exprese-substanciosamente-la beatitud de la brisa al besar
la fronda, la melodia del arroyo al deslizarse en la montaa, o
el sacrificio por curar el dolor de la humanidad. Busco, pues,
la filigrana del ensueo, unida a la perspective en profundidad.
La justeza en la concepcin.
En el poema Me di su Meloda, hay cadencia potica y
rfaga csmica, manifestaciones exteriorizadas con virtud excelsa,
y que van involucradas en el vasto significado de un trmino:
ila palabral, la genial expresin, la que desde un plano ms
trascendental nos hace expresar el supremo trance.
Izaguirre es el peregrino que vuelve de su mansin nica,
telrica, y nos cuenta:
Vino la palabra
envuelta en la niebla gloriosa de los siglos.
Vino silenciosa,
vaporosa,
hurfana del fuego que ayer la hizo vibrar-.
Cunto tiempo vagar la palabra, buscando meandros ima-
ginativos para tornar trayndonos:
vaguedad de auroras,
ensuetlos de harmonas.,
ecos imprecisos prendindose a las horas.
La palabra! La que se vuelve chispa, con ansiedad de
llama.
Todo aquel que pueda sentir y expresar el hlito de la poe-
sia, trazar para s, y para la humanidad, el destino de una vida
superior. Y cuando ese element lleva fuerzas, matices y tonali-
dades, bien se puede decir con el aeda:
.Como un jardn florido est mi corazn..
Con una impresin profunda seguimos el curso genial y
meldico .de Nieblas.
S Estamos en otro panorama potico. La ilustracin, clara-
mente nos habla de quietud, de apacibilidad.
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
Hay poemas que dejan grabada la idea de un bello paisaje.
El poeta los recoge en el supersensible objetivo de su imagina-
cin, y despus los lanza rebosantes de vida y color. Y tienen
tanto ms valor y significacin, cuando al producirlos lo hace
con espontaneidad y sin delirios.
Asi debe ser. El paisaje es sencillo, como sencillo es en su
origen y en su fondo. Slo debe.exigirse rigurosa severidad en
la extension. Nada ms hermoso que la cabal apreciacin de un
sistemal
En el paisaje se trata de similar policromas, y despus de-
terminar secuencias. Obtener estos dos aspects es aprisionar el
Arte. Y, exteriorizarlos con justeza y sinceridad, es ser'artista.
Todo process es gradual; y en la adquisicin de la gran ver-
dad artistic, la belleza, reside la comprobacin del indicado pro-
ceso. De ah que jams podr la Critica menoscabar los primeros
acentos de un nuevo cantor. El natural deseo de cantar,-de
nuestro Juan Ramn Molina-es siempre el primero:y sublime
mvil con que se anuncia el que, por virtud natural,, trajo una
guzla de oro- en la garganta. Y soltar :esa primitive nota, es agre-
gar un tono ms al armonioso concerto del Universo. Y,
recoger en un pentagrama, esa cadencia primaria, es contribute,
bellamente, a la sinfona: de la Naturaleza...
Se puede culpar por ello? Jamsl Hay critics que:slo
tienen el valor delo incesante. El poema es el alma del poetas
como el cuadro es el alma del pintor. Poema y cuadro respon-
den por la naturaleza del artista...
Est:bien que la humanidad y el studio de la. naturaleza.
vigoricen-la facultad creadora del artist; pero es una: fase pos,
terior. Y ni aun as; lo que ms puede acontecer es dar ana
comprensin ms profunda de los grandes motivos. Tal fu la
causa para que Emerson dijera, que el artist alcanzaba el poder
de despertar en otros espritus-una actividad dada, no primera-
mente por medio de -una dolorosa adquisicin de muchas habili-
dades manuales, mecnicas, sino por el contenido de las primeras
clarinadas. Acepto, eso si en gracia al process evolutivo-que
siempre es de superacin-mayor significado por el robustecimien-
to que adquiere el entendimiento.
Se cree que en arte no siempre se debe laborar por el arte
mismo. Deleznable concept, por cuanto muchas veces es una-
necesidad absolutamente noble; de. lo contrario, traicionariamos'
la desinteresada exteriorizacin del espiritu. Lo que s debemos
hacer-en atencin al orden y la seguridad-es darle itervnncin
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
al limited y al mtodo para no caer en los errors del culto exa-
gerado a las musas, tan comn en los poetas de algn Siglo
de Oro de ayer..., y para que puedan salvarse ciertos poemas de
naturaleza panormica, tales como los que expresan sueflos de
nuestra florida infancia...
Los poetas que solamente rinden pleitesa a la imaginacin,
muy a menudo se ven combatidos, sobre todo hoy, que es la
poca del realismo. Lstima grande, que los crticos-tanto de
Amrica, como de ciertas porciones de Europa-desdeen tan ma-
ravilloso estado animico. No s si por intuicin, o por ignoran-
cia de la ley de la evolucin, pero lo cierto es que constante-
mente me encuentro con opinions condenatorias a las escuelas
que cndida y ntidamente llegan a mover toda la gama de
nuestras emociones.
Y los poetas que slo rinden homenaje a la materialidad,
tambin son el blanco en donde caen los dardos de los expo-
nentes de la sensibilidad. Hay una especie de pugilato literario.
Es el gran efecto del present Siglol Quines tendrn la razn?
He aqu el problema que nunca pudieran dilucidar ni los pensa-
dores de la antigedad, ni los que alborearon hasta fines del
siglo pasado. No me vengan con mendrugos literarios, ni cues-
tiones tan secas deca don Leopoldo Lugones-1 Sin duda
alguna este gran seor de la lrica americana, crey que tan slo
se trataba de simples mendrugos literarios; no quiso apreciar
(o tal vez le fu difcil) que dentro de esos cortos y sintticos ver-
sos se esconde una esencia nueva, esencia orgnica, una esen-
cia de l, de todos y de todo; no quiso valorizar el nuevo y fir-
me mpetu de la ideologa present; ese mpetu que partiendo
de la montaa se refleja en nosotros; esa ansia supreme de
mejores horizontes que vemos retratada en la faz aldeana; ese
dolor y esa desesperante resignacin que vemos en los hombres
que no tienen ms felicidad que vivir olvidados del mundo. Ya
serenas y autorizadas voces del Continente-como Juan Marine-
Ilo, refirindose a lo natural y a las justas demands populares
-han dicho que quien posea esa intimidad, quien alcance esa
calidad, posee el verbo, la palabra con historic y porvenir, fuerza
de invencible poderlo.
La critical bien orientada es edificante,.de lo contrario, mar-
charemos a las primeras edades de la Historia y no tendremos ni
lejano concept del devenir. Y los escritores y poetas que ex-
presen sin aditamentos los hechos y fenmenos del present,
sern los mejores representantes de su tiempo.
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
Albert B. Franklin, robusta voz de Amrica, en su brillante
articulo Crisis de la Crtica, es el que mejor ha interpretado
(la critical) como funcin social; y como un consejo sano y uni-
versal, dice que la literature es la produccin, o mejor dicho la
proyeccin de las pasiones y de los pensamientos del Hombre,
que adems de la forma, del estilo, del xito transitorio, de la
posicin social o econmica del autor, existe una cosa ms im-
portante que todas stas, su valor universal human, como expre-
sin del hombre en la tierra>.
Pues todo este movimiento renovador, pleno de exaltacin,
de generosidad y de amor, ha llegado, y con felicidad, con el
joven y macizo peregrino, que es el siglo XX. Y no slo viene
clarificando concepts, sino que va sentanto pautas para el fu-
turo de la humanidad. Este siglo expresa que nunca fu el hom-
bre como hoy: ms perpendicular en sus determinaciones; ms
acucioso en sus investigaciones; ms imparcial en sus apreciacio-
nes; ms definitive en sus operaciones; y ms human, en fin, en
sus procedimientos. El egosmo de ayer, es el altruismo de hoy!
Y los poetas de hoy-que son sntesis de tiempos, circuns-
tancias y lugares-para gloria de todos, los vemos llenar sus
naves emocionales con los elements definidos de la poca y so-
ciedad actuales. No debe ser de otra manera. El siglo XX trae
en la diestra la antorcha liberadora; y el cortejo de pensadores
y poetas, a su paso, vienen regando, como los grupos de don-
cellas comediantes de las primeras edades griegas, todo el acer-
vo que anuncia un insuperable destino. Siglo de esperanzas ina-
cabables, de superacin constant y de integracin mxima.
*
Las circunstancias de hoy han hecho que el poeta no sea
el rbitro de su propio destino. Su funcin es ilimitada, por-
que opera en servicio de la humanidad, mediante la expresin
artstica.
El poeta de hoy tiene ms capacidad de sntesis; es ms
accessible a los efectos sociales y ms sincero en la captacin de
los hechos y fenmenos naturales.
El poeta de hoy, es la Historia viviente. Tiene much de
montaa: la corpulencia, la elevacin, la vistosidad, la riqueza, y
el acogimiento generoso.
El poeta de hoy tiene much de diamante: se ha formado
mediante fuertes presiones y elevadas temperatures de pocas y
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
caracteres sociales. Tiene much de arcano: su imaginacin es
profunda, como lo es el porvenir hacia donde se encamina;slo
l tiene una manera especial de contornear los sucesos.
Y en definitive, el poeta de hoy, es el que ms alivia los
males engendrados por las incomprensiones del ayer.
Su obra es de alto relieve: por la genuina calidad, por la
trascendente irreverencia, por su potencialidad sinttica, por la
substancia humanamente real, y porque hay la inquietud aguda
y honda que el hombre y el tiempo le brindan. Obra prepo-
tente, y legitimo vocero de nuestro Siglo y de nuestra sociedad...!
La supervivencia es la condicin previa de la supreme poe-
sa. Pero entindase bien: supervivir en el sentido de presentar
cristalizada, adelantndose al present, la naturaleza de maana...
Pero, no divaguemos tanto; prestemos un minuto de aten-
cin al choque de ciertos elements cognocibles, y escuchemos:
hay dentro del sonoro concerto del plano en que vivimos, un
canto peculiar, cristalino; un canto que nos atrae, que nos arro-
ba. Que nos despiertal Y es tal la intensidad de la onda,
que claramente apreciamos una sinfona natural. Es el desbor-
damiento de una fuente. Es el pensador en plena eclosin; el
que no ha resistido el aprisionamiento; el que ambiciona mos-
trarnos en qu consiste la liberacin, y por eso lanza su to-
rrente ideolgico-que son melodas, colors, claridades en estos
hemistiquios que entresaco:
gotas milagrosas...
... ecos siderales...
En el poema de Izaguirre, Se desbord la Fuente, est
la meridiana parbola de los que traen en si concepts trascen-
dentales, y que, semejante: a vasos repletos de algn liquid, al
menor choque se desbordan. Oigmoslo decir:
Al fin de tanto ansiar, la fuente,
la fuente azul y rosa,
la fuente cantarina,
la fuente rumorosa
del meditar callado,
del esperar paciente sobre el rotar del mundo
en.el silencio augusto,
revent...
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
Y fu:
...como una anunciacin de ofrendas,
como un deslumbramient de piedades,
como un serpentear de rojas sendas,
como un loco cabalgar de claridades-.
Luego expresa:
-Pas por bosques y montaflas y llanuras.
Pas sobre los campos grises y sombros,
rastreando en las arenas los plidos estfos;
y sintindose de vrtigos henchida
fuse, llena de superacin hacia lo incierto;
lanz un reto de vida hacia la vida
y hundise rutilante en el desierto>.
Los dos ltimos versos delinean al pensador, al filsofo.
Hay en ellos claridad y esencia, color, vitalidad y luz. Ahora
me pregunto, cul habr sido el motivo para que en forma in-
trascendente hayan censurado la obra Nieblas. Aun no he
concluido este ensayo, y como consecuencia, no se piense que
estoy emitiendo mi ltimo concept sobre este poeta hondure-
o. Pero como una anticipacin-en vista de lo medular del
poema que aun est en el tapete del anlisis-quiero interrogar:
Habr mejor minuto para apreciar en el alma del poeta
apotegma de una nueva, justiciera e irrefutable esttica?. Hay
claro juicio del Arte. Hay naturaleza idealizada. Por cuya ra-
zn, no juzgo dems volver desde mi tranquila torre por los
fueros del pensamiento. Es necesario estimar-como para aho-
gar el egosmo de tanto sabihondo-que los poetas y los filso-
fos son los personajes ms incomprendidos de la poca en que
viven, a pesar de ser los legitimos conductores de la humanidad
de esa misma poca. El caso de que llega un poco tarde.-
como afirm una mentalidad hispanoamericana-es un criterio
hasta cierto punto irreflexivo, por cuanto los poetas y los filso-
fos son faros, guas, norte, etc., de las sociedades e instituciones.
No concibo Civilizacin sin poetas ni filsofos, como no se con-
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
cibe Universo sin Leyesl Poetas y filsofos son los eternos cen-
tinelas de la humanidad, y hay que procurar comprenderles su
obra, antes que resueltos se refugien en lo future:
Lanz un reto de vida hacia la vida
y hundise rutilante en el desierto.
Despus que esos personajes a manera de cometas, han he-
cho su aparicin en el cielo ideolgico de los pueblos, extienden
su cauda luminosa, dejan una impresin inolvidable y siguen
su curso hacia el porvenir infinito...
Llegarn un poco tarde? No; los comprendemos un poco
tarde.
4
CAPITULO VI
Consideraciones sobre la poemtica del siglo XIX
L principio de este ensayo hice alusin, ligeramente, a las
tendencies de las escuelas literarias desarrolladas en nuestro
ambiente. Y al continuar el anlisis histrico-critico de la obra
Nieblas, he tenido que ir asocindole algunos aspects de las
producciones de los poetas, tanto del siglo pasado como del pre-
sente, con el objeto de seguir un process comparative.
Tambin he. ido definiendo la verdadera posicin de los
poetas que correspondent a nuestro siglo; labor que procurar
agotar hasta situar en un plano firme y visible la ideologa po-
tica que ms cuadra a la obra del seor Izaguirre.
Todo aquel que haya tenido la paciencia de auscultar el
fondo de las producciones literarias hondureas, necesariamente
encontrar que aun existe un pequeo resto de'la poemtica del
siglo diecinueve. Esta circustancia me ha impulsado a expresar
que aun tenemos poetas templarios,, los cuales se manifiestan
por su ndole conservadora. Ya en Cuba los llamaron creaccio-
narios,, trmino que a veces me parece cientificamente adecua-
do, por cuanto no se han enfilado en las corrientes contempo-
rneas.
Tambin estn los hiperestsicos, fcilmente impresionables,
demasiado sensibles; viven cantando sus penas; poetas llorones ex-
cesivamente romnticos. De stos, sin embargo, se van presentan-
do casos dentro del actual Modernismo, que el exceso de seosi-
bilidad se va tornando en ensoacin renovadora. Tal vez sea
que la condicin super-sensible la van orientando en la trayec-
toria de la libertad y fraternidad hmanas. Este es otro de los
problems que a ltima hora lo hemos visto aparecer en algu-
nos poetas de la Peninsula Ibrica.
La verdad es (claramente lo express al referirme al Siglo XX)
que para mi todavia hay cultures de la poesia de una dualidad
desconcertante; difciles de centralizarlos; y delinearlos es cues-
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
tin complicada, tanto ms, cuanto que las potencias que los
integran, al intentar separarlas, podria dar origen a errors que
posteriormente tendra que destruir una critica sabia; lo que hace
comprender que tan slo podemos identificarlos exteriormente.
*
*
Cuando en mis andanzas literarias me encuentro con pani-
das de temple mironiano, o chocanesco, sufro un fuerte choque
psicolgico. Por una parte: el hombre hermtico, medio egosta;
pesado en el consejo y en la deliberacin; fanticos-con rela-
cin al amor.que guardian por su torre de marfil-; incapaces
de ceder un palmo a un individuo de ascenso, ni a una corriente
renovadora-aunque ellos mismos estn enfilados en esa corriente.
Son espiritus difciles, en su exclusive esfera; indiferentes, por
egolatria, tanto al progress multitudinario como al de la Filoso-
fia, de la. Ciencia y del Arte. Es un aspect de tales personajes,
o si se prefiere, un modo de ser.
En la otra faceta-que es la elocucin-encontramos: suavi-
dad de terciopelo; musicalidad honda y sensitiva; reflejo ada-
mantino; frescura y perfume de selva odorante y cordialidad in-
confundible; en fin, toda: una expresin fraterna, delicada y sen-
sible. Es el hombre baado en las aguas lustrales...
Como para tener idea de la pluralidad relative, dentro de
la unidad, tambin relativa-que en eso estriba la Belleza, segn
la autorizada opinion de un retrico-justo es manifestar, que el
poeta contemporneo debe reunir las dos condiciones o fases
anteriormente expresadas. Por supuesto, que siempre se debe
operar en consonancia con las necesidades del moment.
Pues al considerar los poetas nuestros, Carlos Izaguirre se
nos present como uno de los cabales en Centro Amrica. Su
obra-que es extensa-tiene la vistosidad del alto relieve y la
maravilla del fondo, lo cual refleja hombria fsica y hombra
mental. Nos interest el segundo element, y sobre todo la parte
puramente sensible, por ser la que ms se relaciona con este
modesto ensayo.
Generalicemos un poco. Situemos un portalira, y analice-
mos el principio de su honda captacin. Esta es una operacin
fcilmente practicable, porque todos nos hemos sentido poetas
ms de una vez. Se asemeja a: un desierto en donde todo: es
silencio, a veces desolacin; el espritu agoniza-digmoslo as--
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
bajo un calcinante sol de ideas infecundas. Es la poca en que
las producciones literarias carecen de valor e inters, pues casi
siempre se canta: a los labios frescos y encendidos; a las son-
risas halageas; a los rizos oscuros y sedeos; a los ojos tristes
y adormidos; al fulgor del cielo y la transparencia del mar; a la
nube que se aleja y al resplandor matinal. Total: gran nmero
de ideas que nada edifican, ni responded por nada ni nadie...
Opuesto a este moment se destaca otro de calidad fecun-
da, de inquietud y esperanza; son esos fugaces moments que
enaltecen a los artists y aureolan eternamente una poca.
Hay, pues, dos estados psicolgicos que bien podemos lla-
mar: debilidad esttica, y plenitud esttica. En el primero, el
poeta est en un plano de espera, y cuando expresa lo concebi-
do, apenas si tiene el valor de lo insignificant. Nada consciente
se puede esperar de un estado catalpticol El mundo es unidimen-
sional, y la vision ni siquiera se aproxima a la Belleza. En el
segundo estado, el poeta va ms all del remanso; la existencia,
el ambiente, la humanidad, son elements contemplados como
panoramas llenos de mltiples atractivos; la vision de la Natura-
leza se torna multidimensional.
Es cuando se habla de pesares y dolores humans; de vidas
puras y sencillas como de aldeanas; cuando se reprochan place-
res y morfinas; se suspira por el heno y la mejorana, y se am-
biciona realizar literaturas y filosofias, como una forma de hacer
verdaderas artes y ciencias. iNuevos concepts del Universo y
de la Vida!...
CAPITULO VII
La obro madura de Izaguirre, ndice para nuevas
generaciones hondureas
CUANDO el poeta est situado en su mundo especial,. vive
sus horas de meditacin, alimentando su facultad creadora.
Y, como en todo perodo gestativo, juzgo que no se debe producer;
que no se debe forzar la imaginacin; pues claramente notamos,
aun en los poetas de algn crdito moral, que cuando lo han
intentado-como un deseo de prolongar la fama-los products
apenas si tienen el valor de un estafermo. INo es as como se
mantiene en llamas el fuego sagradol...
Es preferible madurar completamente el cmulo de ideas
calorizado en el minute gestativo, para que los resultados sean
---como siempre lo han sido-de incalculable valor y significa-
cin para ellos, para la ciencia y para la Humanidad. La Con-
ciencia y la Razn nunca han desnaturalizado lo que l vista y
el odo espirituales han captado en el seno de las sociedades
prsperas, esto es, en aquellas sociedades de genuinos represen-
tantes; porque sus products son sorpresas edificantes por la
riqueza de substancia y color, y porque desde ese moment son
considerados como nuevos y ms altos cimientos desde los cua-
les se puede entrever una necesaria condicin de existencia y
un future esplendoroso...
Es una de las conclusions a que voy llegando,a media
que sondeo la obra Nieblas.
Carlos Izaguirre ha permanecido en su marfilino castillo des-
de hace much tiempo.. Sabemos. que .su primera funcin fu
de maestro de Enseanza Primaria. Y jams-que yo haya sabi-
do-di muestras de hombre capaz de vivir en las celestes habi-
taciones del Olimpo, ni de trajinar por el camino que conduce
a-la Helicoia, ni tamnpoco de contemplar lob naarados orizon-
tes del' Parnaso. iLa paciencia es una de las condiCioes pie-
vias del xito! (Que sirva de mximo ejemptol...
FRANCISCO HERNANDEZ Y UBBINA
Y claro est: Izaguirre permaneci en su torre-tal vez al-
bergando mil sueflos y rarezas-viendo cruzar el fantasma de la
incertidumbre; apreciando esa promiscuidad social de ciertas po-
cas: muchas veces benfica, muchas veces daosa. Y fu en ese
period en donde peregrine en el iris de sus sueos; all logr
interpreter la inquietud de la Vida; vi crueles espejismos; el
rodar de las horas; el ritmo de los -das. Contempl .~sbre gasas
de nubes, arcos de agona tendidos por la tarde. Y aprision
en su espritu ese mundo coloreado y multiple, que tiene la vasta
extension de. lo Infinito: La poesia...
El nos habla mejor en su poema Jbilo:
-Agua mansa del tiempo,
piedad de la noche sobre el fulgor enfermo,
beso de ternura del sol sobre el abismo
y el verbo alucinante
y la plegaria que abre sus alas desoladas
para acoger en sombra el resplandor distant,
y el eco que le traiga las hondas clarinadas.
Y as, con fe y ansia contina exteriorizando el supremo
milagro de mirar las cosas a la distancia y de recoger los ecos
inasibles e imprecisos, refulgente contenido de ese mundo etreo,
ideal, objeto propio de la facultad imaginative:
Efluvio de los vientos.
Temblor imperceptible que anuncia un despertar. .
**
Loco desvaro del velln plateado
por la onda luminosa que empieza a palpitari;'
En el poema Jbilo, cada trmino, cada estancia, son defi-
nitivos y de inapreciable meloda. Y si el poeta no lo hubiera
expresado, dirfamos:
S Cada gota. es una gema
de matices siderales...
.; '. . . . . .
S- Cada gota es un poema
de armonias celestiales..
Cuando los poetas hacen exteriorizaciones subjetivas apare-
cen de cuerpo entero en sus obras. Es cuando nos hablan de
su mundo nico: de su propio yo.
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
De una manera general se ha dicho que el yoismo no es
una virtud del alma; es acceptable. Pero no es tampoco un vicio,
porque ya implica parte de una creencia en si mismo, que como
se comprende, es un ligero adelanto en el amplio espacio de las
nociones trascendentales. Ese yoismo debe estar reforzado
por una mente clara, por una comprensin ms o menos cabal
de las cosas, para que, en vez de eclipsar a su agent, la eleve
a su ms alto grado de superacin. Si no hay en el agent las
condiciones ya expresadas (mente clara y comprensin cabal)
sus products sern siempre sin valor, y sus caracteres sern como
los del hbito: ciegos, invariables, intrascendentes e irreflexivos.
El element psiquico en plena discusin, debe ser, pues,
eminentemente racional, para que no slo pueda ser aceptado
como punto de vista doctrinario dentro de lo actual, sino como
base fundamental, siempre y necesariamente. Si no es as nin-
gn poeta, ningn pensador, y en general, ninguna persona, ir
ms all de la simple divagacin. Ese error tan comn en mu-
chos pensadores contemporneos, parece que procede desde los
tiempos de la Escuela Alejandrina. Y en la desconcertante Edad
Media lo hemos visto robustecerse hasta culminar en la fase dog-
mtica: los escolsticos creyeron que eran la ltima palabra en
todos los rdenes del saber human; craso error, por cuanto no
apreciaron la evolucin, como ley supreme del Universo... Y al
no considerar tan supreme ley, claro est que no podian resistir
el embate de los pensadores posteriores. As fu que el gran
filsofo de Koenisberg, Manuel Kant, de dos tajos certeros di
en tierra con el majestuoso edificio de la escolstica, llegando
a comprobar, que tal edificio no era ms que la suma de inge-
niosos paralogismos...
La verdad es, que para ser legitimo innovador hay que lle-
var en si la soberana idea de la continuacin. Ya Len Daudet,
en su obra El Estpido Siglo XIX, siguiendo a un antiguo
pensador latino, dijo: Nihil innovatur nisi quod traditan est,
postulado que justifica el progress del conocimiento human.
CAPITULO VIII
ta fascinaci6n det yoasmo, escollo er que fdcthnent
puede caer la juventud
E Nt fragments de este ensayo, ya publicados, me referf su-
perficialmente a la jerarqua de los poetas conterrneos,
haciendo resalter las pepitas de oro de sus producciones, y exhor-
tando a los crtticos para que, mediatte un. examen ilustrdo, y
severe, vayan dejando cada obra literaria en la casilla que justa-
mente le correspond.
En la lrica. hondurefa-debemos consider? bien este asue-
to-predomina una nbula yoista, que a veces desconciertt..
Muchos de nuestros apolonidas, aun, sintiendo laI influencia del
present siglo, se esfuerzan por permanecer adheridos a la tradi,
cin de tiempos idos, como si aquella fase literaria.fuese la, niea
digna de perdurar, y tambin, como si hubiera engendrado algot
saludable para la- humanidad de hoy. Nuestra poca es de me-
quinarias, de talleres, de mscutos, de libertades, de herolsmos,
etc., y nunca de distinciones de naturaleza tnica. ..ni para mo-
rirse por una csislida,...
*. *
Si sLo. o vinmos predicando mnestros propios estados psfquicvs,
llegaremos, sinr duda alguna, a formar un sauto-psicologia: espejo
nuestro sin trascendencia par los dems. Ahora, blen; st es&
prdica -es el relejo de lo captado ec el alma de la humanid~d,
so aontenido ser trayectoria de luz para personas e istitKclones.
El yoismo, extremado es torpe egolatra, sobre todo, si no se
tiene vision certera del future. A este respect cuntase que don
Rufino Blanco Fombona, muy a menudo acostumbraba ePplican
la gran creencia que tenia en si mismo; y la ponia de manifesto
cuando con actitud Inteligente y caballeresca nulificaba, en no-
ches de fonda, el concept de algn polemista. En cierta oppr-,
tunidad arrib a Pars un notable escritor cubano, el cul fi
presenrtdw a lRub Dara y: otrs americanos lHustitW^por el
cctbrrtm cronista Eniqoe G mei Corrt kel recdt pr*1setedo
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
probablemente iba haciendo alarde de la facundia intertropical,
aspect que inmediatamente fu notado por el sefor Fombona,
nico a quien no habian presentado el referido escritor cubano;
y antes de estrecharse las manos, don Rufino le dispar una
curva, que segn se dice, estaba en relacin direct con el colo-
nialismo politico-literario de los fomosos escritores cubanos de
aquellos dias; ante tan rpido y seguro tajo, no slo no obtuvo
contestacin sino tuvo que dar, el gran don Rufino Blanco Fom-
bona, una especie de conferencia a su adversario sobre los
problems cubanos; y como el cubano aceptara la clara y sesuda
lgica de Fombona, que equivala a aceptar la derrota-ste le
dijo: No me extraa, caballero, el haberlo vencido: soy Rufino
Blanco Fombonaal. ... Y en otra ocasin, mientras cruzaba don
Rufino por las floridas tierras del bardo Vondel y del eminente
pintor Rembrandt, Holanda, en compaa de dos bellas muchachas
europeas y de una preguntona seora, nuestro destacado amerin-
dio dispuso conducir los caballos del coche en que viajaban.
Resulta, que l no se separaba un tan solo minuto de los ojos
de una de las muchachas, razn suficiente para no controlar de-
bidamente la carrera de las bestias. Y qu aconteci?, sigmosle
su propio relato: Mi reputacin de auriga, no muy bien cimen-
tada, sufri un terrible descalabro con la aparicin sbita de
una florista. Asustse uno de los caballos del tiro; fustigu
con rabia a la bestia y con rabia parti a correr el tronco por
el estrecho callejn, sin que mis fuerzas alcanzacen a detenerle.
Luego de un buen espacio de carrera, peligrosisima por la estre-
chez de la va, salimos fortunosos de la aventura.
Repuestas del visible e inevitable pnico, juran las nias
por todos los santos del cielo una mentira: la mentira de no ha-
berse turbado; y mientras la jamona bermejiza de buen humor
excesivo me declara inadmisible automedonte, de las frescas gar-
gantas parte, vibrando en los aires, la alegre, msica de las risas.
Confiselo Ud. mismo-insiste la rubicunda matrona-, confiselo:
no sabe guiar.
--Seora, SOY CAPAZ DE CONDUCIR LOS CABALLOS
DEL SOL...
Pues en esta clase de declaraciones hay una especie de
yoismo, pero de calidad recomendable: inteligente, conceptuosa,
lgica, aguda y caballeresca. Mxima ejemplaridadl . .
Ser que el modo de ser que he venido comentando pre-
valece en la obra Nieblas de nuestro poeta Izaguirre?. Este fuerte
UN HOMBRE A TRAVES. DE UN LIBRO
seor ha comprendido que la egolatra es un vicio, o si se pre-
fiere, una enfermedad de la personalidad; por eso en sus versos
de ltima hora no hay ni siquiera una ligera manifestacin de tal
estado, asunto que podemos comprobar tan pronto se haya veri-
ficado la diseccin de su poema, El Dolor de la Montaia, uno
de los ms ricos en fondo y en color de cuantos hemos analiza-
do. Principia con una sugestiva definition literaria y con una
metfora atrevida y cabal en donde se destaca una imagen clara,
animada y feliz:
*La montana. La montana que es un himno
de perpetuas oraciones a las nubes . .
Ese coloso formidable, sinnimo de altura, como dijo otro
poeta nuestro, es ahora motivo capital en la imaginacin de los
bardos. El hombre de la ciudad tiene la vista fija en la montafa,
como para ambicionar de sta su elevacin, corpulencia y rique-
za; y sobre todo, porque en la espesura de sus montes viven otros
tantos series humans para quienes el mundo es tan reducido co-
mo sus propios hogares. Pues en la falda de una de esas montaas
que se visten de ignoradas aoranzas por la tarde, el poeta
enfoc, centre el reflejo del crepsculo, una de esas humildes
viviendas tan abundantes en los prados americanos, en donde la
miseria y la muerte constantemente sientan sus reales. Y en el
fondo de esa cabaa
en las lejanas que sus sueos encendieron,.
se alejaba para siempre
tras el claro de la tarde
que en el valle silencioso agonizaba.
Y semejante a las fantsticas narraciones orientales, topogr-
fica y patticamente el poeta contina dibujando el cuadro en-
marcado en la panormica falda de la montaa:
era ttrico el silbido
que pasaba sobre el techo serpenteando . .
Era Mgubre el quejido
que en las alas de los vientos zigzagueando
se adentraba por la puerta
que las manos de la muerta
no pudieron entornar-.
TFRAlCISCO HERNANDEZ Y URBINA -
Aquellas. manro,,
..... que supieron de oraeiones
aprendidas bajo el mstico sonar de las floresta~,
esas manos que sangraron
ea anlido uates, temblorosas, conmovidas
se antaron
Sbajo el temple misterioso de un follje,
S bajo el ala luminosa de un celaje;
para orar frente a la orqudea inaccesible,
eran lirios,
lirios plidos y enfermos
que eubrTn n ,n n xtasis de atsmbro l penumbras . .
Y sus ojos lagos negros; y sus pies, abanicos marfilinos;
y el' finebre lament de los vientos^, y la wintoncienela de
la muerte,; y *aquella puerta que quied vie~ndo la noche como-
un:'signo de reproche frente al mundo IneXoraMte del misterio,
del silencio, de la nada, completan el: cuadro de siempre, el
cuadro eterno que podemos contemplar entire los desheredados
de la fortune: los campesinos . .
.En l poema -l Dolor de la Monta A, estn los grandes
motivos exigidos por la ideologa del Modernismo.
1.. ? ,
CAPITULO IX
Vicious del romanticism
E' N el fragmento N XIX, de este ensayo, ms o menos hice
notar la preponderancia de la escuela literaria modern; y
he venido insistiendo sobre :o inadecuado de los fueros romnti-
cos para el present siglo.
Alguien,,en prolongada polmica literaria, abog, seriamente,
por la necesidad de continuar el romanticism como nica escue-
la potica. No lo creo asi. Al contrario: toda prctica romntica
terminal por echar-no es peregrina la idea-un velo de ,ficcin
en los pueblos. Y el peor caso es, que los que .habitan en ese
mundo de fantasas tienen la apariencia del genio y la novedad,
y casi siempre sin poseer la realidad delgenio .que consiste.en
la superioridad y la claridad del juicio. En cierto modo el ro-
manticismo contina siendo nocivo para las sociedades. Claro
est: todo estupefaciente se propaga rpidamente en los pueblos
dbiles y exaltados, y entire los que flotan entire la salud y la
enfermedad. Si queris pervertir las inteligencias--ha-dicho un
,pensador-seguid predicando la nocividad y la fama romnticas.
Hay que poner dique a la universalidad de la ficcinl.....
Poco a poco hemos llegado a este problema. Y ya que
lo abordamos, procuraremos ensearlo, :o ms claro possible, a
ciertos de nuestros poetas hondureos; a esos que todava.ha-
blan de mares siempre azules como sus anhelos irrealizables y
difanos; de sensaciones que invaden las almas; de -av.esviajeras
y velas blancas; de astrales .luces, de algarabias de ,pjaros; de
collares rotos de estrellas que deambulan; de soles que se reti-
ran; de .ureos camafeos; filigranas de bellos claroscuros; de cri-
sopacios; de cfiros; de largas-noches tristes, febriles por la espe-
ra; de lgubres ausencias; de lgrimas amargas, etc., etc.: casi
siempre er llanto terminal todo...
La razn en estos poetas es inversa de la riqueza aparente
de la forma. .Creo que por un desconocimiento total del origin
y deseavolvimiento del romanticism es que todavia se pretend
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
universalizarlo. Pues a esos continuadores hay que mostrarles,
sistemtica y meridianamente, en qu consiste la escuela en re-
ferencia, para cuyo fin copio un prrafo daudetiano que dice
as: Qu es el romanticismo? De buena gana lo definira psi-
colgicamente diciendo que es una extravagancia mental y ver-
bal a la vez, que confunde las nociones de lo bello y lo feo,
sometiendo la esttica a la ley de lo enorme, y a la sorpresa
del contrast y de la antitesis. Y luego agrega: Su caracteris-
tica principal es la falta de mesura, pues: 1, todo lo coloca en
superlativo y slo toma en cuenta lo excesivo siempre y en todas
las cosas; 20, deja que predomine el sentimiento sobre el pen-
samiento, la sensacin al sentimiento y la expresin verbal y
sintxica sobre uno y otra. Crea as una sublimidad falsa que
corrompe el gusto de cuantos se dejan dominar por ella... Ma-
ravilloso criterio el del sefor Daudet! Ya l comprenda hasta
dnde iba a llegar tan funesta escuela, tan pronto como vi
nacer-a fines del siglo pasado-la otra degeneracin romntica
que impropiamente llamaron naturalismo, y que como la ante-
rior arrib, batiendo palmas, a nuestro siglo. Y qu ha resul-
tado? Lo de siempre. Las mentes frgiles, como las briznas,
fcilmente se dejan arrastrar por cualquier corriente. No recuer-
do cundo ni dnde lei una ingeniosa defense de tan funestas
escuelas. Y no olvidar jams los notables y definitivos argu-
mentos del que las condenaba. Decfa que el romanticismo no
consista en cierta impetuosidad intermitente o crnica del len-
guaje. Que consista en el desacuerdo de un pensamiento pobre y
una expresin rica; en la debilidad del juicio que tan pronto hace de
la piedad, como de la clera, como de la melancola la regla exage-
rada del universe y del estilo. Que por eso se conceba que tal des-
equilibrio condujera rpidamente a la falta de sinceridad, pues
la comedia de la sensibilidad o de la sensualidad es indispensa-
ble a todo el que quiere conmover de continue sin conmoverse
l mismo. El cortejo de romnticos y naturalistas mienten tan-
to en literature como en political...
Escribamos versos que respiren bondad, sin malicias; versos
de cerebro y msculo; y no versos instintivos, ni tonadas, ni de
lgrimas, ni de sueos, ni de ficciones. Escribamos versos hu-
manamente reales, concretos. Ya pas el tiempo de los plfanos
y salterios, de dradas y nereidas. Hoy es el olifante el que
habla a las multitudes, y el pito o sirena el que lleva la pala-
bral Se trata de hacer un arte directo, humano; que hunda
hasta el alma de los indoctos su raigambre divina; arte que todos
UN HOMBRE A TRAVES DE UN IUBRO
lo entendamos y saboreemos, y que descarte ese gusto tradicio-
nal ensefado por fantaseadores sin fantasia. Arte que demuela
falsos cenculos literarios y oscuros y triviales concepts estti-
cos. Arte arrollador, que al destruir, construya; que al pulverizar,
vitalice; que al perforar la arcilla humana, siembre, nazca, crezca
y florezca, y que su cosecha sea substanciosa y toda enter para
la Humanidad. Hay que hacer obra esencial para que nos for-
talezca y aumente nuestro tonus vital. Tal es la clase de arte
que necesitamos! Versos de contenido inmortal como los de
Neruda, que tienen sabor a trigo y fragancia de rosal silvestre.
Si continuamos as daremos idea clara de la potencialidad est-
tica de nuestra poca. Los conciertos de las cigarras son siem-
pre ensordecedores y ridiculosl...
Cantemos en forma serena el cuadro sencillo y puro de la
Humanidad y la Naturaleza, y tambin las relaciones de estos
dos elements. Dejmonos de verbalismos y de opinions adqui-
ridas en la triste cannica de otras pocas. Olvidemos el trilla-
do camino de tanto retrico pasado de moda-falsos profetas de
Ares-creadores de luces absolutamente inadaptables a ningn
panorama vivientel Dmosle el vuelo merecido al lirismo natu-
ral, para hacer comprender que la criptopsicologfa manifestada
en cuestiones literarias siempre ha sido personal y por tanto*
intrascendente...
Ya no juzgo practicable la idea de continuar extorsionando
la lira para arrancarle quejumbrosidades. La obra de los gran-
des hombres ni es con perfumes que se forma, ni es con lgri-
mas que se amasa. Por eso es que debemos inyectarle ms
vigor lrico a various de nuestros poetas, para que nuestro Arte
no sea afsico e insubstancial. Que cante la cuerda lrica con
acento natural y espontneo! Que acte libre de tradicionalis-
mos, fuera de lo personal y circunscrito; que sea universalmente
accessible y notoriamente saludable! El Siglo XX necesita verda-
deros gigantes y nunca liliputienses! Los cuadros de la Natura-
leza y ae la Humanidad requieren ms vision y comprensin;
de ah la precisa seguridad con que debemos enfocarlos. Des-
_FIWi~1OQ. &B*(DBl~Z PI
-caremos los torpes :cenculos que emiulatr, al flahbertiam, y
pasemos a ser coopartcipes del indomable ;batalln capitaneado
.por Federico Garca Lorca, Miguel Hernndez, Antonio Macha-
do, Alfonso Camin, Masip, Altolaguirre, y en fin, de today esa
constelacin que es y seguai siendo document de honor y cr-
dito en la sociedad y ea la literature imaiuersai...
*
Es que la milagrera del arte contemporneo no radica en
sonoridades ni en ficciones. Los caireles de la rima han de-
jado de ser elements esenciales. Es en esta forma que debe
iriterpretarse el criterio del eminente poeta Len Felipe, cuando
declara que la poesia es intrinseca y que al expresatla debe ha-
cerse sin presiones ni aditamentos: lGolpe rotundo al retoricis-
mo de ayerl...
I ,
CAF!TULO X
Anotaciones crticas sobre el formalismo
potico de Izagufire
EN la obra Nieblas hay, a veces, un fuerte deseo -de volver
a los antiguos cnones literarios; una fuerza que fatalmente
lo lleva a rimar un sinnmero de inflexiones verbales, de gerun-
dios y de participios, constituyendo un cuadro de 'tal jaez, que
si no fuera que de mi observacin he borrado toda clase de fr-
amulas y reglas literarias-como las que he venido expresando--
ciertas estancias no tendrian ninguna significacin. Asi pode-
mos apreciar, por ejemplo, que el poema Evocacin Excelsa,
est integrado en sus finales por abundantes inflexiones y otras
formas del verbo, ocasionando al lector una especie de cansan-
cio cristalizado en sonsonete.
Pero, ya lo dije, el contenido es la razn suficiente, la con-
dicin necesaria en la obra de arte. Por eso Evocacin Excelsa
se acredita como poema. Quin recordando su propio pasado
no ha vuelto a vivir? Rememorar es vivir-dice la aguda y
aureolada pola de Vargas Vila. Bello concept, porque el pa-
sado es el cimiento de nuestra vida... A veces no importa el
pasado, pero no por ello debemos echarlo de menos. Carlos
Izaguirre, dice:
Y evoco los soplos que mi ansiedad nutrieron,
los delirios sanos que en mi mente haba
cuando mis suenos divinos presintieron
lo que mi alma vagamente diseerna,
lo que por el esfuerzo de los que se fueron
ante mi angustia con amor se abra.
Este poema-segn parece-es la historic del poeta; es el
desenvolvimiento metdico y en ascensin que lo hace llegar
feliz al plano de los verdaderos poetas, desde donde respetuo-
samente afora:
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
Y en la integracin que yo persigo
brilla como diafanidad de luna en niebla
aqul rincn que me sirvi de abrigo.
Su placidez de excelsitud se puebla,
y en su quietud ani ispirita mendigo
suspira por la llama en la tiniebla.
El vuelo que lo ha llevado al zenit literario de Honduras
ha sido fuerte y sostenido. Y con plena conciencia de su mi-
sin y de su xito, nos express que seguir intensamente la ca-
rrera de la blanca aspiracin que en la penumbra sin cesar
soflaba...
Raros son los poetas que conocen y pueden expresar su
evolucin y su historic; raros son, porque-como dice la meta-
fsica alemana-hay estados psicolgicos tan complejos y tan di-
ficiles de conocerles su origen, que ha habido necesidad de crear
un nuevo mundo: el lado nocturno del alma,.
e^-iC
CAPITULO XI
Consideraciones sobre la falsa poesa revolucionaria
P OR ahora me permitir tocar el problema de lo que esta-
mos llamando literatura revolucionaria, porque en la obra
de Izaguirre, a media que avanzo, encuentro relmpagos de
nuevas formas.
Y puesto que vivo este minuto histrico y participo, hones-
tamente, de sus fluctuaciones, me siento impulsado a detenerme
-siquiera un segundo-en su actual produccin literaria.
Da grima ver cmo han tomado la poesa nueva muchos
de nuestros poetas. Repletos de una soberana incomprensin
predican-esos exaltados primarios--que la poesa consiste en lo
caricatural, profuso, confuso y difuso, sin acordarse que toda
vision sin imagen y sin luz, es vision sin alma y pajiza.
El ideal de lo bello no es cuestin de convencionalismos.
No basta sentir, solamente, el vigor de la potencia creadora, sino-
que hay que saber expresarla, que es la verdadera funcin arts-
tica. Si lo bello se siente bien, y se expresa mejor, he ahi un
esteta. Y si ese ideal de lo bello es provocado en nosotros por
la Naturaleza o la Humanidad, hasta llegar a formarse en nues-
tro interior una especie de cuadro iluminado, la belleza se ca-
racterizar tornndose en element objetivo, supreme forma que
debe tener el arte actual.
El error de algunos poetas nuestros-la critica ilustrada lo
manifiesta-estriba en haber equivocado la vocacin. Mi mesa
est rebasada de romances, poemas y sonetos que cada dia me
abruman ms.
No conocen la funcin histrica del romance, ni la signifi-
cacin como parte de un gnero literario, ni como combinacin
mtrica "del soneto. Y si no destruyo tanto desatino es porque
quiero conservar un pequeflo nmero de los adefesios poticos
que con rimbombancia han ido presentndose en nuestro conse-
cuente cielo literario...
CAPITULO XII
Necesidad de Crtica contra el anarquismo literario
Y la bibliografa crece, pero no adelanta; llena, pero no ilustra
ni mantiene, como la esperanza.
Es que la literature de seleccin funesta, acompaada de
critics inspidas y neutras, ms bien contribute al desorden so-
cial.
Y nosotros, pobres y sufridos lectores! recibimos de ante-
mano la seal de que tal o cual libro que acaba de nacer es
de calidad revolucionaria, como para que operemos en un te-
rreno preconcebido, sin acordarse que no todos coadyuvamos
con falsas hiptesis, ni opinions preindicadas. Y es asi que
vuelvo a leer las nuevas modalidades poticas, y siempre con-
cluyo en lo mismo: que no pude averiguar lo que quisieron
decir...
Comnmente se dice que en lo revolucionario hay.que
ser acucioso y sutil para comprender las metforas y descubrir
las imgenes. Pescar en agua turbia, como deca Claudio Ber-
nard. Tambin esta opinion es sofistica, porque la belleza-que
es supreme expresin-ni es un enigma, ni una obscura entidad.
Baste recordar-y ste es otro golpe para los revolucionarios
nuestros-que la poesa debe ser clara y precisa, y que, cuando
al exptesarla se haga sin nebulosidades, se llega hasta lo subli-
me, fase esta ltima, que no hay que buscarla ms all de nues-
tro mundo-como para abandonar cretinos misticismos--sino en
la Naturaleza y en la Vida Humana. Sublime ser, valga este
ejemplo, el gesto que notamos en una campesina, llevando su
cntaro ligero sobre su espalda redonda, o el de una madre que
re jugando con su pequefio hijo desnudo. Es asi como' debe
considerarse el orgnico cuadro a las madres espaolas, que con
motivo de la Guerra Civil Espaola, dibuj, en maravillosos ro-
mances, el ilustre poeta Alfonso Camin. Y es tambin en esta
forma que debe apreciarse La Cancin del Destierro del mis-
mo poeta.
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
La revolucin literaria no debe ser un cmulo de logogrifos,
de hiptesis linarias, de insanias estereotipadas, de disciplines
absurdas, subyacentes, de juicios ilgicos, de estancias antisint-
xicas, de flats oocisl, en una palabra. Porque si aceptamos
esas modalidades erigiremos leyes y costumbres que maana se-
rn para nosotros y nuestra poca, las contrapruebas de la pre-
sente Civilizacin.
Se ha credo que en literature revolucionaria caben toda cla-
se de inconsecuencias. A menudo nos encontramos con expresio-
nes como stas: el verbo Libertad; la tarde es una vaca pa-
rida de nostalgia; metaforas, dicen; ciertamente, lo son, pero
propias para desequilibrar a cualquier apasible lector. Y para
coronar el extravagant cuadro revolucionario, copio la notable
-por irresistible-seleccin hecha por el erudito Anastasio Fer-
nndez Morera: besos azules, verdes; bocas de granado en flor,
y arroyos que trepan a lo alto de las palmeras y gorjean; y
hasta relatan cmo son las modulaciones. Fcil es comprender
que no hay lgica, ni gramtica, ni mtodo, ni cnones. Podr
haber escuela sin estos elements? Si-dirn los revoluciona-
rios-; pero de tambores y pitos de carrizo, y de sinrazones dirn
los que an no han perdido el hbito de pensar...
Este filn de poetas morirn, estoy seguro, de cansancio
mental, como las mariposas fatigadas de que nos habla el insigne
Nietzsche. Y sus gritos sin substancia y sin articulacin, muy
pronto irn cayendo, por su propio peso, al vaco.
Ya es tiempo de que la Crtica empufe su tizona para que
restituya la Mtrica, medio de expresin ms propia de la poe-
sla-segn la acertada opinion de un editorialista nuestro-para
que vuelva por la eterna consagracin-ahora ignominiosamen-
te usurpada-del acento; para que destruya tanto corte siti sen-
tido y tantos tropos inaguantables...
Que se haga literature revolucionaria, pero con el .fin de
hacer aparecer las condiciones de la vida en general y de Ja vi-
da humana en particular, respetando la Etica, la L6gica, y la
Gramtica. Nuestra Literatura no tiene esfera de accin .conti-
nental, como la peruana, la chilena, la mejicana, la venezolana
-por ejemplo-porque, con raras excepciones, va mal copiando
estilos de los maestros de actualidad...
CAPITULO XIII
Humanismo de Izaguirre
P ERO Nieblas nos est esperando. Est list con su poema
Rutas Milagrosas. El poeta tiene ante si, una inmensa
estela de luz. Y con su imaginacin principia a recorrerla. Y
cules sern esas rutas milagrosas? El xito, la felicidad, el
triunfo, o la satisfaccin de un deber cumplido? Porque yo no
creo que el poeta haya torturado su cerebro ni su estro sonoro
para cantar frivolidades, pues de hacerlo, volveramos al roman-
ticismo, y como consecuencia, no habremos adelantado absolu-
tamente nada.
No: es una verdadera exteriorizacin subjetiva la que hace;
desdobla su personalidad, inmediatamente que ha columbrado la
ruta, y en orden creciente nos dice:
Alzse entire la bruma tu anmico destello
como un presentimiento
de vida en eclosin.
Se abri en tu noche una rosa
blanca, sutil, temblorosa
como una ignota ilusin.
Y contina expresando, parablicamente, la diversidad de
circunstancias con que va topando:
Templos
donde el silencio descifr viejos enigmas.
Valles,
tazas de ensueos, esperando el despertar~.
Nos habla de recodos y remansos por la lucha consagra-
dos. Y plenamente convencido de que adquirir la perfeccin
absolute es impossible, nos dice:
Y ms all...
la curva que va ensenando
la saplencia de sperar.
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
Hay en estos versos una especie de ambicin inacabable.
Es la soberana ambicin de todos aquellos que viven en este
mundo de iniquidades, quemndose en el incienso del ensueflo.
Pero el poeta es el ser noble por excelencia y por eso no deja
que la turbamulta siga desenvolvindose en su cuvano de fata-
lidades. Hay un moment que graba la vista en uno de esos
series abatidos por la desgracia, que sure. como l las inconse-
cuencias de la humanidad incomprensiva. Y por eso almas afi-
nes! vindolo acercarse le dice:
*Qu fuerza milagrosa tu espfritu hif empemado
por la misma rata que abri mi contricin?-
Y nos cuenta la calidad del hermano que llega hasta l:
con fiebre en las pupilas, heridas en las manos y labios con un
rictus doloroso.
A veces cree que ese hermano le ha perdido la fe, y por
eso le dice:
No te asustan mis ojos?
Por qu# eallas~
Por qu lloras?-
No; el Bien es la forma supreme de la moralidad y cuan-
do se brinda todo, entero, sin egosmos, he ahi el poeta en toda
su plenitud y responsabilidad. Izaguirre desciende hasta donde
est ese human que sufre; y con bondad absolute le dice:
'Si es mi sombra tu anhelo
y a tu sombra es coantelo;
si mi soplo de arcano
y mis granos de lumbre
son sedantes hermano,
de tu gran pesadumbre,
si por eso llegaste
tembloroso a mi lado,
sintate y descansa..
Lo* dbthe el f martirio nos- henms' enconrtid
Yo soy lo que t suelas yStl queahe *oaib:.
Hay un humanismo destacado en las estancias anteriores.
La bondad y el deber son los elemeuti viaibless-
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
Habr concept revolucionario? Estarn estos versos en
consonancia con las causes populares? Respirarn verdadera
simpatia social? Claro que sil Son poemas que hablan en de-
fensa de la vida social. Y si en todo debemos preferir lo mejor,
la humanidad debe ser antes que nosotros. De lo contrario no
habremos cumplido con los postulados de la tica altruista, que
son los nobles dictados de la humana conciencia.
Izaguirre prudentemente va enseorendose de las compleji-
dades sociales del present. Con cierta reverenda va regando
su pensamiento sobre las playas desiertas del pasado, y plant
su tienda de peregrino insaciable, con admiracin y esperanza,
sobre las heredades del mundo modern.
Poetizar serena y firmemente en la actualidad; abrirse paso
en la corriente ideolgica contempornea; ponerse a tono, en
fin, con el esfuerzo clentifico de la era en que se vive, es haber
sufrido uno de los grandes process de la Naturaleza: la evolucin.
Y nunca debemos pensar que el triunfo de un poeta, escri-
tor, filsofo, etc., se deba a cuestiones de orden sobrenatural.
No: son los resultados a que forzosamente llegan las facultades
de la substancia organizada.
La investigacin de las causes finales o el esclarecimiento
de la verdad con procedimientos dogmticos en presencia del
Materialismo Histrico, no son ms que insanias o suicidios in-
telectuales.
La Filosofa y la Literatura-como ciencias fundamentales-
deben desarrollar sus funciones: o sobre lo conocido, o sobre lo
conocible. Y para que la poesia llegue a ser paradigma de re-
dencin humana debe separarse de misticismos y religiosidades.
Yo creo, con Lpez Mndez, que en el realismo actual, la poe-
sla debe sustituir a la religion. La Ciencia debe ahogar toda
clase de metafsicas. La Naturaleza y la Humanidad no son
categoras ilusorias; ni tampoco ficciones: son combinaciones de
substancias en plenitud y perpetuo movimiento! Dejmonos de
concepciones fantsticas y hueras mitologas, y reflexionemos
sobre las cosas, los hechos y los seres... En el Universo no
hay ms que casos concretos: sobre ese terreno debe operar la
Ciencia; y sta, por su firmeza y universalidad, no debe dejarse
arrastrar por un mal entendido sentimiento del arte.
Hay estetas que son ms sensibles que verdaderos; de ah
que sus products sean en los siglos en que vivieron como las
60 FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
pavesas: saltaron de un cerebro en plena ignicin, fulguraron un
moment, se convirtieron en cenizas y luego el viento social las
dispers'...
No sucede lo mismo con aquellas cuya misin es derramar
la esencia supreme de su moralidad sobre las masas sociales; ms
an, en las que continan vogando en el turbio mar de los
tradicionalismos.
Hablar de pfanos es acariciar el oldo. Pero hablar en de-
manda de la Humanidad es cristalizar el ideal' moral. Es pro-
bable que los resultados no sean inmediatos, ni que haya just
recompensa para el benefactor. Pero somos ciudadanos de la
gran Nacin Universal y no faltar minuto en que la labor sea
elevada a la ms alta cima del reconocimiento. Y por otra par-
te, no hay que esperar el triunfo en la primera jornada. El ex-
tremo de toda lucha es el principio de la curva que va ense-
fando la sapiencia de esperar...
CAPITULO XIV
Contra la deshumanizacin del arte
CADA uno tiene su manera de apreciar los poetas. Yo los
consider (permitaseme tan desconcertante simil) como los
barmetros: viven midiendo-mejor, sufriendo-las diversas pre-
siones sociales. Por eso son los primeros en lanzar su nota cordial.
Y en las pocas en que las sociedades estn para hundirse en
el caos, ellos, levantan la antorcha redentora, empuan su es-
tandarte, y como verdaderos hroes conducen las legiones hacia
los Urales de la libertad. Moiss y David; Tirteo y Menandro;
Pericles y Demstenes; Julio Csar, Horacio y Virgilio; Mirabeau,
Dantn y Camilo Desmoulins; y Marti, y Bartolom Mitre, y Jo-
s Mrmol y otros, son mis mejores testigos! Por eso es que
siempre debe considerarse como una inconsecuencia el destierro
de los poetas predicado por el idealista Platn. Somos habitan-
tes del Mundo, miembros de la Humanidad, elements del Pue-
blo, parties de la Sociedad.
Pues al Mundo, a la Humanidad y a la Sociedad es que
debemos todo lo que somos y seremos. No hay tales predes-
tinaciones divinasl Nada sucede al azar, ni nada es product
de la fatalidad. Causas de naturaleza externa e internal, son las
que motivan siempre el aparecimiento de un astro en el cielo
intellectual de los pueblos, o el eclipse total de ese astro. No
podramos aceptar, sin contradecirnos, bienandanzas en plans
imaginativos. Que los postulados de la Moral (sancin de ul-
tratumba, inmortalidad del alma y la idea de Dios) establecidos
por Kant, sean objetos de fe, ms no fundamentos cientficos.
Entonces, lo que somos y lo que seremos, necesariamente tiene
su causa en el mundo actual y en nuestras individualidades. Y
ya como express antes, que debemos preferir el bien ms exten-
so y excelente; en el caso present: el pueblo debe ser nuestro
mejor punto de vista.
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
Y los poetas, miembros de avanzada, son los primeros que
deben dirigirse a ese pueblo, interesarse por l, relacionarse con
l. La gloria de los Graco ser eterna e ineclipsable mientras
exist la vox popul. La virtud debe ser la mxima caracters-
tica de todo orientador. Pero esa virtud debe ser ilustrada, re-
flexible, sin pesadumbre, exenta de inconstancia; libre de male-
volencia. Y si acaso hay, que .agregarle inters y clculo, que
sea con el nico fin de redimir a ese ncleo de donde venimos,
porque a l pertenecemos. De lo contrario jams un defensor
operar en funcin de la Humanidad. Pueblos de guias fariseos,
son pueblos que marchan.a la derival Quien no ama la matriz
es indigno de ella... .
Las cuestiones populares desde hace much tiempo han em-
bargado la mente de los pensadores. Problema que nada tiene
de. complejo si lo observamos a la luz de un criterio sano, hon-
rado y leal.
Toda persona que ha desterrado los exclusivismos; que re-
procha, por conviccin propia, toda clase de individualismos; que
cuando habla es para que el timbre de su voz traspase el horizonte
del personalismo, siempre falaz y absolutamente infecundo; toda
persona refractaria a cnones pretritos, que ha comprendido que
la Ciencia como el pensamiento no tienen fronteras, y que como
objetos esenciales de la entidad intelectiva deben ir presentando,
constant y claramente, ese cuadro de contradicciones cada vez
ms ostensibles en la humanidad; esa persona habr hecho mu-
cho bien al mundo, y tambin habr progresado l, pues que no
de otro modo debe interpretarse el concept del filsofo, cuando
dijo que al trabajar para la colmena la abeja trabaja para si
misma ...
Y es muy fcil preguntar cules son los problems que tie-
nen que resolve nuestros hombres de ciencia y de letras. Para
no encarar tales cuestiones-que plumas de otro temple y cali-
bre deberAn hacerlo-bastar decir, que cuando nuestros pensa-
dores resuelvan a base de conciencia moral la multiplicidad de
casos con que diariamente tropezamos, el corolario lgico de tal
esfuerzo ser la libertad popular, la comprensin mutua, el pro-
greso y el bienestar nacionales.
Pero para ver cristalizada tan notable idea es preciso ahondar
en los estratos sociales y analizar su polifacetismo. Slo asi,
los pensadores y los poetas podrn tomar la vanguardia salva-
dora; y de frente con la vista hacia la ms alta cima del bieni
podrn lanzar la fuerte clarinada de la esperanza, que sin duda
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
alguna ir a reflejar sus metlicas notas en el nacarado mura-
lln del ansiado porvenir...
El hombre comn aprecia la voz de los pueblos en una for-
ma escueta, sin vision. El poeta la refleja en su alma, la puri-
fica y la devuelve con esencia de credo redentor; Antn Chejov,
Dostoiewsky, Bogdanov y Gorky; Manuel Machado y Mara Lui-
sa de Len, son inimitables testimonios.
Apoyados en estas consideraciones puedo opinar, que no
me extraa la actitud del poeta Izaguirre cuando expresa-aun-
que ms lrica que doctrinariamente-que hace tiempo viene
oyendo una voz que se asemeja al eco de un cansado oleajes;
voz que le trae,
*la mstica fragancia
de un lrico mensaje.
Pocos son los que pueden apreciar cul es esa voz. Y po-
cos son tambin los que pueden saber que por ser dolorosa va
despertando simpatas. En los poetas esa voz siempre toca la
simpata moral, o sea la que-segn Jos Ingenieros-arraiga en
en la comunidad de ideales. Por esta razn es que Izaguirre dice:
*Ms cerca est esa voz, ms cerca de mi alma
y siento que mi angustia se vuelve nueva angustia
al intuir que los ecos son ecos de mis ecos.
Si el poeta mantiene el alma en perpetua atencin sobre la
vida popular, siempre tendr un gesto destacadamente humani-
tario, y por eso su obra ser inmensamente honorable.
El clamor human es el motivo insustituible de los grandes
pensadores de hoy, porque ellos, como el Hombre de Nazareth,
deben procurar suavizar, por lo menos, los sufrimientos del
mundo...
Izaguirre est en plena realizacin de lo que exige la con-
ciencia moral, pues ya encontr la verdadera SENDA... Oig-
moslo hablar:
Por fin hall la fuente de los ecos sonoros,
la rtmica nostalgia de vocablos canoros
danzando en las plateadas cadencias del oleaje;
y ahora que soy senda de mi propia aforanza
me envuelvo entire los tales de mi clica esperanza
que ofrece a mis angustias el lrico mensaje,.
CAPITULO XV
Influencia monista en la potica de Izaguirre
A veces parece que el poeta se siente seriamente atrafdo por
lo multiple, como manifestacin de la substancia nica: el
Todo. Y hasta intent sentar premises sobre aquello cuyo con-
cepto no necesita del otro concept; esto es, de lo que es en
s, y se concibe por s..
Es tanta la persistencia que casi llega a predicar lo Uno,
sin contingencia, sin libertad: lo Necesario.
Piensa que lo que vemos en el exterior, y experimentamos
interiormente, no son ms que fenmenos de la substancia Unica:
Dios.
Y cree que nada hay que no tenga razn de ser, puesto
que se trata de atributos del Todo.
Es cuando lo vemos campear en una doctrine seria y de.
gran responsabilidad: El Pantesmo.
Digno discpulo del inmortal judo holands, Baruch (Benito)
Spinoza, nuestro poeta Izaguirre principia un poema, refirindose
a la suavidad de cierta hora; de
enlutaba; de la quietud del valle cuando la tarde iba con lenta
mansedumbre tendiendo sus sudarios de paz y de silencio-por
la fronda callada que aguarda conmovida-el beso de las sombras.
Y piensa en el misterio del valle. Y media sobre los:
Susurros, melodas, murmullos y quejumbres.
Todo un mundo de voces, un ondular de ecos,
el noctmbulo encanto de chispas y de lumbres,
las congojas que se alzan de los sombros huecos,
la niebla desolada que cubre la negrura,
la sombra que se arrastra por sobre la maleza,
el viento que desflora su fiebre de ternura
y arrulla con sus notas la comba de tristeza
que aboga el firmamento,
el ave del lamento
que rasga la siniestra quietud de la planada,
cual si su grito fuera
la trgica y postrera
cancin de la existencia... destrozada.
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
Y luego dice:
Visin de pesadilla que surge entrelazada
al vertigo que finge la fiebre de topacios
lanzada hacia el silencio en rftmica eclosin..
El poeta sigue cantando al cielo, al clarort de las estrellas,
*al ansia que rotara
la curva de esperanza
que se abre en el espacio como una inspiracin.
Y su vision contina hablando de nieblas impregnadas de
luces fantasmales, hasta completar el cuadro que responded por
un bello amanecer:
-El valle, bajo el manto de luces se ha dormido.
Apenas si se escucha el rtmico latido
del alba que modula su mistica oracin.
En virtud de una cualidad inherente a la persona humana,
el hombre tiende a explicarse las cuestiones de orden trascen-
dental. Su conocimiento principia espontneo y terminal reflejo.
En el primer caso, conoce sin saber por qu; en el segundo, no
slo conoce, sino que sabe por qu conoce. Los filsofos lan-
zan estos conocimientos en forma de doctrinas, y los poetas cantan
esos estados en el noble lenguaje de los versos. En una u otra
forma la tendencia es propia de almas selectas.
El poeta y prosista Enrique Heine decia: todos nos des-
vanecemos; hombres y dioses, todos nos sumimos en la nada;
todo se pierde en la sombra. Y el hecho de que el alma est
absolutamente unida al cuerpo, y que ste por medio de los sen-
tidos nos suministre el principio del conocimiento sobre lo creado,
fu lo que hizo expresar al gran Gioberti, que la reflexin on-
tolgica no puede realizarse sino mediante un signo sensible
que corresponda a las ideas. No hay razn ms noble que la
razn humana, se viene diciendo desde hace mucho tiempo...
La vision inmediata de, los series y las cosas, es quiz, uno
de los elements fundamentals del Pantelsmo; y su fuerza es-
triba en la pretensin de evidenciar todo lo existente. Para los
filsofos, lo mismo que para los poetas, esa evidencia casi tiene
el valor de la certeza racional; por eso creen, cerebralmente, en
ella. El Pantelsmo es la doctrine que ms ha resistido el tor-
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
bellino critic lanzado por el resto de doctrinas universale; y su
torre es a veces inamovible. Panteistas han sido y continoan
siendo el ochenta por ciento de las personas cerebraless, co-
mo llama Castelnuovo a los fuertes pensadores; y es porque
juzgan necesarias la naturaleza y esencia y manifestaciones fe-
nomnicas de todos los series y las cosas. Y si no fuera que
hay un poco de extremismo, marcharamos al future llevando
en la mente aquel soplo doctrinario. El mismo Gioberti deca
(como siguiendo a Spinoza) cuando escribi a la Joven Italia,
con el pseudmino de Demfilo: yo tengo para mi que el Pan-
tesmo es la nica filosofa verdadera y slida,.
Pues fondos o contenidos de tal naturaleza son los que de
ciertas plans a esta parte vengo clarificando en muchos poe-
mas del bardo Izaguirre. En Arbol de la Vida, por ejemplo,
habla de reminiscencias vagas de ignorados ensueos; rboles
que enderezan sus troncos haca el espacio y vierten en su com-
ba, claridades:
filtros de dolor, de ensueo y de locura;
Sobre tu care sensitive y para
retoza la mordida
y tu sangre encendida
por el fuego que te habla de la altura gloriosa,
se vierte sobre el hacha del odio y la amargura.
Izaguirre ve en el rbol, como en todo, una individualidad
propia, con sentido y capacidad in actu; ve en las cosas y los
series la esencia subsistente, numricamente una, substancial-
mente active y con valor en s misma. De las formas del
Panteismo, el idealista o abstract y el puramente realista, o
simplemente realista, tan combatido por el semiexcptico Ockam;
parece que el poeta se inclina sobre la primera, intentando ex-
presar el conocimiento de las verdades suprasensibles. Asi dice:
Arbol que te diste sin cesar, content,
rasgando la tierra de meditacin.
En las frias ondas del cansado viento
se apag la llama de tu devocl6n~ .
Por la manera de entender las cosas pienso que su crite-
rio podemos respaldarlo con el pensamiento de la Escuela de
Lovaina, por la clara prdica de los fueros de la razn del in-
dividuo y la existencia psquica de todo y en todo. La per.
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
sonificacin de los series (como del rbol, en este caso) es una
de las pruebas ms convincentes para acreditarse como verda-
dero pantelsta idealista. Apreciemos el eterno sentido de la
siguiente estancia:
Arbol de la Vida:
el tiempo entire sus brumas calm tus pesadillas
y fuo con sus vellones borrando tus dolores;
y tu care marchita
y tu sangre contrita
van dando a la tierra sus nuevas semillas
que Irn por el mundo captando rumors
de viejas arcillas
y eternos fulgores.
Cuestin semejante notamos en otro de sus poemas; hay
creencia y fe absolutas en el porvenir, forma nueva que lo des-
taca como hombre de process definido dentro del evolucionismo.
Asi dice En Playa Inmensa del Tiempo, que desea ser eterna-
mente un destello que saltando del pasado lo bese en el pre-
sente y lo tenga al future encadenado. Tambin siente el dolor
retratado en la faz de los siglos:
Playa... playa... playa...
Cmo en tus arenas mi pupila advierte
El dolor de los siglos,
La garra de la muertel
Hay a veces un resentimiento absolute contra la vida y por
eso interroga:
De qu sirve el canto profundo que cincela
en la frivolidad de tus arenas
la musa de las horas,
si la inquietud del viento lo destruye,
si por el dorso de las olas, huye?
Entonces lo vemos refugiarse en el santuario femenino y
pedir dbiles lumbres, gestos que inmolan, signos que liberan;
ruega se le brinden pufados de ideas mustias, temblores que
dieron a los ojos las pesadas distancias. Ensaya,seriamente, ex-
plicar todo lo que de visionario puede haber en la imaginacin
femenina:
*Sorprendiste en la nube la fiebre de tu lira.
Pero hay minutes que habla de la hostilidad de la vida; por
eso dice que l ve, solamente, en la nube, la garra de ItaJra,
UN HOMBRE A TRAVEL DE UN IBRO
Va descubriendo las fases antitticas de la existencla; por
ua ,parte, la tranquilidad en los dems; y por la otra, la des.
esperacin en l. Asi:
T viste entire sus tules la llama, solitaria
que aviv los fervores de tu suave plegaria.
Yo veo entire~ us sombras el trueno que se esaya
para cubrir de espantos las cmas ateridas,
el rayo que en los flancos de la montafa estalla
y deja entire las selvas terrificas heridas.
La desesperanza crece, al extremo que hay momentous en
que el poeta va como un poseso buscando algo que vieron
sus ojos y sus manos quisieron coger. Es cuando adopta su
verdadera posicin y dice:
-Yo voy dorando el dorso de sueeos con el grito
;que vibra en el misterio y envuelve el infinito*.
La profundidad de estos disticos hacen comprender la ca-
lidad del poeta. Y as como hay concepts de un fervor msti-
co, tambin los hay crudamente rebeldes, por ejemplo en esta
estrofa:
-Yo no pido ni imploro.
Yo voy con mazo de oro
desdoblando la curva
de la interrogacidn.
La claridad y simpata de various de estos poemas pueden
servir de models o guias, por estar saturados de optimism. El
aeda en La Vigilia Recndita, va sufriendo una palpable trans-
figuracin. Principia por un presentimiento, que muy pronto es
reconocido como algo inefable, que se abraz a su existencia;
algo como un beso, claro, azul y divino
que estremeci mi esencia
y ensendme la ruta de un clico destino.
Y luego nos lleva a la infra- conciencia para decirnos que
al no poder venter sus inquietudes, se quedar esperando tal-
vez eternamente,
sel inmenso prodfgio de Ser en mi no Ser.
Hasta: obtener, como recompensa;a sus dolores, un *tetn-
blor de excelsitud ...
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
Concepciones tan religiosas y estticas, tomo rfagas inter-
mitentes, van apareciendo en ciertos casos. Surgen como cho-
rros de altura invasora, segn el criterio de un pensador. Y
por el valor del pensamiento y por equilibrio de la diccin, es
que este poeta y su poesia servir para tontar nuestro Siglo.
La Letana del Orbe y La Sinfonta del Silencio son
poemas similares en su esencia. En el primero, nos habla del
ardor de noches saves y tranquilas y del clico destello de
la cumbre ... En el segundo, de los clidos latidos de la gra-
ma que gime y el brote que revienta,.
de ledos despertares de suefnos, perseguidos
por ansias que el misterio de lo inmortal alienta.
En el primero nos habla, del delirio que se incrust en
el Orbe; en el segundo, de desiertos cercanos o distantes que
transforman nuestras fiebres en vastas lejanas.
Este es uno de los pocos poemas que responded por su
nombre. Indiscutiblemente, es una sinfona: duerme el orbe en
el fondo sombro de todo lo que acaba; hay una rfaga ne-
gra que ahoga en su carrera, la gloria de la chispa que la pe-
numbra apaga. Y se oyen clidos latidos,
-Y pensamos entonces que el ritmo de la Vida
va siendo en su silencio la tierra prometida
a donde el sol radiante de nveas fantasas
dirige nuestros pasos, cansados, vacilantes,
sin pensar si desiertos cercanos o distantes
transforman nuestras fiebres en vastas lejanfas~.
Y pensamos entonces en el rbol que dobla sus ramas
angustiadas sobre el rio que lleva quejidos de montaflas... Y en
el cerro, y en el monte, y en el valle, y en el monstruo de la
noche, y en los vuelos de la Vida, y en el soplo divino que
imprime a la existencia:
el devenir eterno que infiltrase en su esenia,
desflora en la penumbra los cantos d su heridas.
La imaginacin del poeta nos lleva a contemplar detalles
agnicos y velos de misterios de amor diafanizados ... Y se-
guimos con l, el curso de las estrellas; y creemos ver en el si-
lencio cmo revienta la flor de la existencia... Hay poemas
UN HOMBRE A TRAVEL DE UN LIBRO
que responded en su totalidad por el pensamiento de un hom-
bre; por un destino: y por un Siglo 1... Nada ms hondamen-
te expresivo que un silencio trocado en Sinfona... 1
Los buenos versos constituyen el mejor manjar para las classes
ilustradas. Y si dejan traslucir moralidad, libertad y accin, pasan
a ser elements de bienestar y felicidad en las colectividades.
Por supuesto que para ello se require que los poetas ten-
gan claro concept de aquellos tres grandes trminos, de lo con-
trario nunca podrn regarlos-digmoslo asi-en el espacio, en
el tiempo, ni en la Humanidad. Puede acontecer, muy a menu-
do lo vemos, que mal pergeados versos lleven en si las tres
brillantes cualidades ya mencionadas, y entonces la Historia-
juez severisimo y digno-los recoja y los site en sus plans
para que sean considerados como tales en la posteridad. Desde
este punto de vista, Fray Luis de Gngora no es el personaje
ridiculo de que nos hablan algunos fanticos y crticos malvo-
los de su tiempo; es el sujeto que, a pesar de su envoltura mis-
tica, comprendi que el pensamiento-noble, puro y rebelde objeto
de la inteligencia-no puede permanecer en el rudo marco de
criterios anquilosados, ni de conveniencias sin sentido, ni de
vacuas ideologas. El pensamiento no es cosa fcil de enclaus-
trarlo: como que de la razn es la nica parte ilimitada y libre;
ms bien exige atributos para vigorizarse, como la amplitud y
la hondura.
El poeta Izaguirre, hubo un moment en que nos habl del
Ser y del no-Ser. Dada la posicin del verso, parece que no
tiene ninguna significacin; pero si vamos al fondo del asunto,
ese verso plantea, dentro del pensamiento, uno de los problems
ms discutidos en el terreno de la Filosofa. Superficialmente
enfocaremos el asunto, para cuyo fin dejo que hablen algunos
pensadores de la Grecia inmortal: Ni el Ser ni el no-Ser son
por si verdad ni falsedad: aqul es simplemente y ste no-es y
nada ms; pero cuando se ponen en relacin con el pensamien-
to, el Ser es la verdad y el no-Ser la falsedad. Tampoco basta
el entendimiento solo; porque st. es el sujeto que ha de poseer
o no la verdad, y que exige un objeto poseido. Luego la verdad
es, en fin, lo que es, conocido segn su esencia... Entonces,
cul es el valor que debemos asignarle al verso en cuestin?: el
de haber resumido, en sntesis maravillosa, el pensamiento sobre
la existencia, tanto verdadera, como idealmente falsa...
CAPITULO XVI
Del zoilismo al racionalismo critico
Sen los versos no hay reflexiones atinadas y profundas,
frases oportunas y felices, pensamientos bellos; si falta en-
tusiasmo y diccin lacnica, nunca podr resaltar el sentido ale-
g6rico de ninguna obra literaria. Por eso es que, por muy pode-
roso que sea el vigor y la intencin de una obra en verso, si no
guard relacin de conformidad con la poesa, nunca ir ms all
de la simple satisfaccin. Sern como ciertas flores: que atraen
pero no satisfacen. La obra literaria require -vehemencia, im,
pulso espontneo, vigor y concisin, para que pueda encantar y
perdurar. Esto no es flechazo que por intencin lanzo al cora-
zn de la produccin literaria de mi terruflo; cualquier critico-
si es que profesa el process depurativo-necesariamente tiene
que poner los puntos sobre las tes. Y desde esta plataforma,
que es la que debemos adoptar los que gustamos no de hacer
versos sino de sondear el alma de esos versos, es que podemos,
perfectamente-a pesar de juicios contrarios-decapitar muchas
de las obras nacidas en diversos tiempos y lugares (incluso el
nuestro), ya que en la critical literaria se procede por compara-
ciones. Por ejemplo: Petrarca y Vittorio Alfieri-padre, este lti-
mo, de la literature toscana-con todo y sus renombres, segn
la opinion de un notable critic (y lo poco que de ellos hemos
conocido lo justifica) escribieron sonetos fros, frivolous y de
muy mal gusto, cuestin que motive el juicio negative de la
posteridad.
Y dice mi predilecto maestro de critica, Lord Macaulay, que
Toreuato Tasso, Maririi y Metastasio muchas veces resultaron d-
biles, lnguidos y difusos. Y que slo se salv de esta condena
el gran Ariosto, el clebre Ludovico Ariostol, quien es cierto
se repos un espacio en medio de flores y fuentes de agua cris-
talina y bullidora, dejndose acariciar de magas; pero posela,
como su'Rogr, un poderoso talismn y un caballo alado para
huir de aquel paraso artificial y falso y remontarse a, la mansin
donde toda luz y verdad tienen su asiento....*
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
En cierta oportunidad le, con asombro, un ataque director
a various versos de la obra Nieblas. Un ataque singularisimo:
no oper el mesurado y cientifico escalpelo, sino el torpe ma-
chete; no se vi el fondo de la obra haciendo uso de las cuali-
dades de Bacon, perspicacia, imparcialidad y paciencia, sino
a ojo de buen cubero, como si no supiramos hasta dnde
nos puede llevar una opinion indocta. Asi fu que de la obra
en discusin, solamente supimos que los verbos tales y cuales
estaban usados en tiempos inadecuados; que los sustantivos no
tenan ningn valor; que los adjetivos, en fin, no correspondan
al asunto. No se dijo si haba juego (bueno o malo) de met-
foras, descripciones, amplificaciones, smiles, paralelos, topogra-
fas, etopeyas, imgenes, etc., etc. Un verso aislado no responded
por una obra, como una sola golondrina nunca podr hacer
verano...
El critic debe tener la vision de conjunto, sobre todo en
las producciones racionalistas de hoy. Es tan cierto que la
belleza de la Naturaleza nos arroba porque imaginamos la plu-
ralidad dentro de la unidad. Ahora comparemos Nieblas con el
resto de las producciones hondureflas y veremos que tal vez en
forma y fantasia haya alguna que la supere. Pero si vamos al
fondo, cul podemos comparable. En Nieblas hay un buen
cuerpo de poemas de valor, y en todos podemos apreciar facilidad
de creacin, fecundidad, polifacetismo y profundidad de su autor.
La mayor parte de las obras literarias de nuestro medio han
alboreado amparadas por varias circunstancias. Mas, no debemos
olvidar que si tales circunstancias pueden ser favorables para
desarrollar el ingenio, no lo son para la Critica. A este respect
Macaulay, ya citado, al hacer la critica sobre la mayor parte de
las grandes obras de la literature universal, fu descargando fuertes
latigazos en el grupo de Zoilos de aquellos das, por considerar,
stos, parties aisladas y dbiles dentro de una obra.
La obra literaria debe apreciarse primero en relacin con
las dems, y despus dilucidar su contenido. El inmenso critic
ingls, que he venido mencionando, corroborando esta mi pos-
terior idea, al analizar la obra de Dante Alighieri, y quiz como
para castigar no slo malos crticos de aquel tiempo, sino los
que pudieran asomar despus, comenta: uno de los filsofos fran-
ceses que acompafaron a Napolen a Egipto, dice que la pri-
mera vez que vi la gran pirmide qued sorprendido de hallarla
tan pequefla. En efecto, la consider aislada, en medio de inmen-
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
sa llanura, sin objeto alguno cerca que le permitiera graduar sus
proporciones; mas cuando a sus pies se plantaron las tiendas
del ejrcito y le aparecieron como puntos imperceptibles, compren-
di la grandeza, la inmensidad de aquel esfuerzo supremo del
poder human.
Del propio modo, slo desde que ha nacido una muchedum-
bre de autores de poca cuenta, se comprende el mrito de los
grandes maestros de la literatura. No es en la pureza ni en la
correccin donde est el quid de una obra literaria, porque en-
tonces dejaramos por fuera la parte creadora. Lo que si se ne-
cesita es estilo potico, que, como sabemos, tiene caracteres tan
peculiares que a veces la poesa adquiere un poder de tal natu-
raleza que casi llega a constituir una especie de segunda lengua
en la lengua de un pas.
El estilo potico es el termmetro de la cultural de los pue-
blos. Y cuando siglos y generaciones literarias carecen de lim-
pieza, robustez y sonoridad, irremisiblemente estn condenados
al olvido. Por eso es necesario darle ms amplitud y lozana a
nuestro siglo; seguir decididamente alimentando su potencialidad
realista; orientar definitivamente su intencin social y cancelar,
en fin, toda cuestin ntimamente religiosa por no concordar con
el curso ideolgico contemporneo.
Aun flotan en nuestro ambiente una regular cantidad de
composiciones literarias, que casi son species de jaculatorias,
como si todava vivisemos en la poca de Sor Juana Ins de
la Cruz. Son muy pocos los poetas que ya van domefando el mis-
tico estilo de aquellos das, convirtindolo en fuerza propulsora
y edificante. Mientras ms oremos, ms contemplativos nos vol-
veremos; y con oraciones y contemplaciones slo conseguiremos
alejarnos de la realidad y sus contradicciones, aspects condensa-
dos en la Naturaleza y en la Sociedad. Tal vez el Cielo con
respect al hombre tenga sus necesidades, pero no son tan im-
postergables como las necesidades humans, base fundamental
del pensamiento actual. Y si este pensamiento solamente lo nu-
trimos de cuestiones metafsicas y mitolgicas, jams lo veremos
destacarse en el plano de las verdades concretas. Si una socie-
dad no es de produccin realista, no podr ni enseflar ni perdu-
rar. El siglo XX exige ms sincerismo en su produccin y ms
practicismo en la exposicin de esa produccin...
CAPITULO XVII
En busca de lo eternamente actual
*Aqu en el estuche sagrado de mis manos,
llevo un tesoro oculto-.
Asi nos habla Carlos Izaguirre en versos de corte modern
aunque con cadencia meldica del siglo anterior.
Yo dijera que en algunos de sus poemas se nos eleva, se
nos pierde, se nos hace icentralizable; insensiblemente penetra
en plans de ndole desconocida:
-ya tiembla en el bosque lustral de mis suefios
el tmido ensayo del vuelo potente
que al Verbo liberta de la soledad.
Ya se abri a mi espritu la omnipresente
fuerza de la inmensidadl-
Y luego baja-digmoslo asi-para entregrsenos sin egos-
mo, sin malicia:
Miro mis manos, mis manos sencillas
cargadas de aroma, candor y semillas;
maravillas
que por sendas tremantes de miedo y locura
yo voy ofreciendo
y voy con ternura
por siempre vertiendo
en la harina blanca de la desventura.
...riego a su paso mis granos de oro
y enciendo en sus noches mi cirio de amor-.
Reconstruye su pasado, ese pasado tan comn en nuestra
vida hondurefa, y nos lo present con formas sencillas y since-
raS. Apreciemos la siguiente optacin:
Quiero con vehemencia
ser lo que ya fui.
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
Pero es en la siguiente estancia donde lo vemos dibujar
su ayer:
-Evoco la selva, me abrazo al abismo
y entire las nieblas me busco a mi mismo.
Recorro las curvas de mis peregrinaciones,
asciendo la cumbre de mis meditaciones
y nadie me dice, ni nada me habla
de lo que yo-fuera,..
iQu hermano pudiera
mostrarme el sendero que ayer recorril
Es cierto que con esos poemas no se traza un nuevo desti-
no a la poesa, pero dentro de la revolucin que est en pleno
desarrollo, Izaguirre, en el medio centroamericano, va cosechan-
do frutos excelentes. Anhela-como todo pensador de actualidad-
vencer la distancia, para llegar a una tierra pletrica de
alegras...
La lucha por el establecimiento del arte contemporneo es
ardua y complicada. Pero hay que avanzar con firmeza, con
intencin y mtodo. Con ello la humanidad comprender su
verdadero estadol...
Es complicado el arte actual, porque el formidable imperio
de la razn est sustituyendo al voluble de la fantasia. Ya lo
express que nuestro siglo es de inmensas proyecciones. Por eso
tendr carcter de eternidad.
De Jacobo Burkard son las siguientes expresiones: elas artes
y la filosofa son los mejores testigos de cada siglo; sus crea-
ciones estn sometidas lo mismo que cualquiera otra cosa terres-
tre, a la suerte, pero lo que subsiste de ellas basta para liberar,
entusiasmar y aproximar moralmente las edades ms lejanas>.
Hace fuerte alusin a la potencialidad del arte, declarando que
tan slo basta un contorno, un fragmento, un trino, para que
mediante la analoga nuestra facultad restauradora pueda re-
construir la obra, casi. perdida, y elevar la mano y la mente del
artifice que la model...
Cmo no han de ser eternamente actuales, versos como
estos?
-Voy trash el conjuro
satil de ese hilo
de liberacin
y sobre ese filo
que rasga la care
de mi exultacin
avanzo, me adentro, me paro o vacilo.
en mi siempre eterna peregrinaciwM.
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
El poeta noe ablea de una mflaana vibrant, cristelWiaciz*
del ideal de hoy. Claramente experiment una especie de su-
blime transformacin:
... se torna el suplicio de mi alma veneid
en brote de Vida
que espera que se abra
la clara, fnlgente, divina palabra
que loca de infinito,
de amor, de excelsitud
le d a ese brote
callado y contrito
temblor de plenitude.
Yo tambin creo que las ciencias son condicionales y pre-
carias con relacin a la Filosofa y el Arte, por ms que algu-
nas veces nos muestren sus verdades. En Filosofa, por ejempplo,
el punto mximo es la supreme ley del sr en cuanto sr, mani-
festacin que presuponemos como causa y como fuerza infinitas.
Y en el Arte tambin hay diferencia con respect a las ciencias:
en la poesa las leyes son eternas; jams podremos variar el
Ritmo, la Cadencia, la Meloda, la Armonia, el Timbre; leyes
que el cerebro human nunca podr presentar como elements
concretos. Esta s la razn por la cual Goethe, Heine, Bcquer,
Milton, Dario, etc., terminaron sus funciones con el resentimien-
to de no haber podido aprisionar en su totalidad aquellas leyes.
Es que la mente humana aun no ha llegado a la fase de
comprender problems de orden absolute. Es preferable apreciar
el Arte en sus manifestaciones, ya que se ros present como un
espejo- en donde para siempre quedan grabados los impulsos y
las vibraciones de la material. Tal es el motivo para que, en el
estado actual de las ciencias, sea susceptible de concretarse en
hechos, condensarse en acciones mediante las ideas.
A este respect el citado escritor Burckard dice que de las
artes nobles (preferentemente de la poesa) podemos aprender
muchas cosas, porque son creadoras denuevas realidades. Y slo
nos separamos un moment de su criterio, cuando express que
las referidas artes no cuentan totalmente lo que existe. Tambin
agrega que, por la manera de pensar y de sentir, la poesa es el
mejor contrapeso y complement de la filosofa.
Crear nuevas realidades? He aqul una trascendental verdad,
porque el Arte no es lo que ha sido siempre: es un majestuoso
ocano cuyas marejadas cada da avanzan ms descubriendo
insospehadas playas; es el sabio peregriio'refietamenttedo de
nuvos horiontes. Bien lo hemos visto pasar edifitbado escuelis
para predicar la vida y la esperanza; en poc s i'atriore y par:
te de la nueMtra ha ido reverenciando la luna y la flor, la mu.
jer y el amor, el paisaje y la msica. Y en el curso de infinitos
siglos, lo hemos visto arribar a la qlue fue estril costa del pre-
sente, empujar murallones y descubrir la estampa contempornea,
que es de lucha por la liberacin.
Temblores de tragedia. en las pupils,
surcos de nostalgia en la frente,
contracciones .buscas de las manos,
Asi nos habla el Arte en la mente de Carlos Izaguirre.
...*fantasmas misteriosos que seo agitan,
labios que se estremecen y musitan
plegarlas que se enredan en las cucel.
El dolor santifica y redime. El martirio es la hoguera su-
blime de las almas selectas...
El Arte es brisa que vivifica y blsamo que restablece. Por
eso las sociedades exnimes cuando experimentan el beso del
Arte, se incorporan y andan.
El poeta lleva en si el especifico que levanta la humanidad.
Y en consonancia con la poca, opera, y isalvaL..
Los poetas de hoy deben saber analizaf el minute histrico,
descartando todo lo fantstico y anticuado. la realidad-no lo
olvidemos-exige respuestas claras y concretas. El mundo exter-
no (Naturaleza y Sociedad) y. nuestra -conciencia no estn aisla-
dos uno de otro. La unidad que venos aqul lo es en el sentido
de que sin un 'mundo material y sin el cerebro del hombre, no
puede existir la conciencia del mundo. Por eso el idealism
debe desterrarse de los concepts del Siglo XX. Enfoquemos los
problems de la naturaleza y la humanidad desde un punto de
.vista. real, positive. Pues. todo.lo que acontece en el universe es
! M~SCO S6'gEEIMAXUZ Y- ~A-.'5fBBi~a:
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
el resultado de cuestiones materialmente dialcticas. De ah que
la funcin primordial de los poetas actuales, es la de lanzarse
al terreno de las autenticidades. Oigamos al poeta:
no dicen claramente
que siendo yo disperso
soy, por eso mismo,
cifra indescifrable de un rtmico Universo?.
Claro que as es, porque nosotros mismos formamos parte
de ese Universo. Porque, as como el alma es la suma total de
todos los fenmenos de la conciencia, as el Universo es la suma
total de todos los cuerpos, desde las estrellas hasta los fotones.
o^^zr
CAPITULO XVII
Izaguirre esteta libertario
IZAGUIRRE, en un intent de descubrir la simiente objetiva,
va al fondo de la sociedad, y con criterio perpendicular, logra
encontrar tres classes de hombres visible en el vasto conglome-
rado human. Helos aqu: Hombre que piensa, Hombre que su-
fre y Hombre que suefla. El primero es aquel que comprende
que el conocimiento es histrico y transitorio, y por eso busca
la verdad:
...en la ruda cancin de Jas miserias,
en los negros escombros de inmolados ideales,
en las sendas cuajadas de dramas y tragedies
y en los infolios grises de olvidados misales..
Esa verdad que segn el poeta es:
*la palpitacin sublime,
la concrecin de anhelos,
lo que eleva y redime
en la tierra y los cielos.
Y el hombre que sufre?... Ah, sobre ste, el siglo XX va
editando vpolmenes ras volmenes...
y vas como sintiendo
tus labios, ateridos
frente al bochorno enfermo da la claudieacin:-
Luego interroga:
Qua sientes cuando mira
romperse ante tus ojos
en brazos de las iras,
los ltimos despojos -
de la liberacin.
Yo creoa que la consign debe ser luchar por esos hombres,
pero luchar tenaz y prolongadaamente.
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
Y el hombre que suea? Casi podemos identificarlo con el
anterior, segn la estancia siguiente:
Qu delirio enfermo te arrastr a la altura
de claridad _qua yverte su eterna pesadumbre
sobre el vaoo imnenso dettricos abismos?
Encontraste acaso la flor de la ternura?
Call sobre tu alma la nvea mansedumbre?
Rompi6ronse a tus-plantas los torvos pesimismos?.
Despus, el apolonida nos present el resto del conglome-
rado como una masa informed, en donde bullen especmenes que
ni piensan, ni sufren, nf sIefan, y que si acaso experimentan
esos process, -al desenvolverse produce odios, tiranlas, maledi-
cencias; incuban tempestades:
*t que fuiste hombre y ahora eres cosa,
nmquina lgubre sin ms voluntad
que aquella que vierte en tu alma brumosa
el que muestra al mundo su ferocidad;
t que no sabes a quienes inmolas
-y sells con plomo la santa protest
que surge de bocas sedientas de amor*;
Sigue el poeta con su ndice acusando a esos series des-
tructores, asesinos, subyugadores, cerradores de bocas que-piden
justicia; que van por el mundo,
ccegando los ojos con sangre y gemidos..
Hombres que son la negacin de la cultural y la civilizacin;
cerebros hostiles a la moralidad; rmoras de los siglos y eternos
azotes del gnero human. El poeta ,los, apellida fama que
alienta las fieras, y pronto los condensa en este cuarteto:
La dicha en oprobio y sangre amasada.
Consuelo y engaflo nadando en horror. -
La Gloria de odio y del cieno manchada.
-:La :ltdea -qu pasa sembrando el teor. -
Y entire resentimiento y protest, exclama:
-Falta que un da las turbas en coro
y aqullos que ensalzan tu odio feroz,
eleven febriles un tempo de oro
y been tus botas, como a un nuevo diosl!
Cuando el arte, como en lo present, recoge o aprisiona la
.realidad del jnjnuto, ycopia sin indiferencias l as fases.de la na-
turaleza y de la sociedad, .justifica plenitutd dezdesar o|lio. i
UN HOMBRE A TRAVES DE UN LIBRO
Nunca, como ahora, el arte fu ms complete, y el artist
ms cabal. Es que el artist de hoy, ha roto esa caparazn
mistica de otras edades para presentrsenos tal como debe ser:
integro, legitimo y human. El artist de hoy comprende que
tanto l, como la humanidad, han llegado a la hora total, hora
de lucha incesante y de mximas perspectives. El poema, EL
GALOPAR DE LAS SOMBRAS, es una interrogacin infinita
para cierta clase de humanidad en que vivimos. Hay originali-
dad y meridiana intencin; concept claro y orientacin defini-
da, y actitud firme y decorasa. Y en forma ascencional, el poeta
Izaguirre en su vigoroso poemario Nieblas, nos muestra sus dos
ltimas creaciones, Anunciacin y Ardo sobre la Cima, la pri-
mera de las cuales, es una potente clarinada para estos tiempos
en march:
Od cmo retumba
la clera sagrada
que va sobre el oleaje
del mar embravecido
de la resurrreccin.
Oid la voz rugiente
que se alza iluminada
como un penacho de oro buscando redencinl-
que se alza en el tumulto de negras tempestades^.
Nuestro tiempo ya no es un misterio; no es un enigma, es
perfect realidad, y sobre ese terreno es que han de operar los
poetas y pensadores contemporneos. Y si la base es inconmo-
vible, el edificio del future ser robusto y slido:
IEspera que en tus muros
se abrirn dos ojos
y bajo de esos ojos
vivir, por siempre, la anunciada palabral!
Renn, o Nieztche, o Brands-si glosamos la opinion de
Vargas Vila-parece que concordaron en la formula de que el
fin de la Humanidad es la produccin de grandes hombres; y
el inimitable panfletario suramericano agreg, que los grandes
Hombres no viven para si, sino para los otros, y que al vivir
un inomento de Humanidad, hacen vivir a la Humanidad su Vi-
da Heroica...
CAPITULO XIX
El arte, bandera del porvenir
DICE el eminent Castelnuovo, que la contemplacin acti-
va que llega hasta la participacin, engendra un arte activo
y dinmico,. El poeta, como todo artista-contina-no es un
cronista que aparece a la vuelta de cada esquina con su mqui-
na y su fotgrafo. Es actor y espectador, a la vez, del drama
que vive y observe,.
*Tenso est el arco esperando el abrazo de la flecha
para abrir-Vida y Esprita-
la luminosa brecha
que enfile a esta tierra loca
por sendas de redencin.
Esta es una de las buenas concepciones que acreditan el
arte actual.
La lira polifnica del poeta, por ahora llena el ambiente'de
nuevas melodias, en tanto su imaginacin va leyendo la benfi-
ca nota en el pentagrama del porvenir:
-Vibra la saeta, la saeta canta,
cruje la cuerda en mis manos
y sin saber, ni cmo, la saeta parte
a fundirse en llamas de mundos lejanos..
Esta es la clase de arte que necesitamos: real, objetivo, des-
nudo de toda gala, sin espectculo, como para que nos ensee
que desnudos y sin espectculos estn los motivos en que va
desarrollando su saludable funcin. Ya en poder del inmortal
Antonio Machado lo vemos corporizarse en el modern, expresi-
vo, sencillo y puro romance castellano. Tambin lo vemos des-
tacarse, gigantesco, en el marco de la prosa contempornea;
agrandarse, soberanamente, para recoger el dolor, la sangre y el
martirio del da; situar su bandera frente a la sufrida, pero mus-
culosa legin de los desheredados; alimentar su cofia en las em-
FRANCISCO HERNANDEZ Y URBINA
blemticas fuentes de salvacin; acariciar las frentes apesadum-
bradas y enjugar las maravillosas perlas que los ojos insomnes
de las madres van derramando.
Vemoslo robustecerse en la mente proletaria, y resolverse
en espiga, tronco y fruto en el predio campesino; vemoslo as-
cender a la montaa y coronarse de panoramas y nubes; y lu-
cir su maravillosa estela, fuerte, como el tronco de la encina.
Ptocuremos comprender su reciente esencia, que tiene sabor a
jugo de manzano salvaje; procuremos apreciar su formacin, que
es red nutrida y vistosa como un paraje de lianas; escuchemos
su cualidad fontica, que es melodiosa y pura como el aire mon-
tas; meditemos en su funcin, que es como la del ncora:
salvadora. Si creemos en l, llegaremos a un destino feliz,
porque el arte de hoy, que es ameno y profundo, ser la gloria
de maana...
Tegucigalpa, D. C., Marzo de 1943.
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