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6rbita de la
REVISTA
deAVANCE
6rbita de la
REVISTA
ie ADVANCE
pr6logo y seleccl6n de MarlIn Casanovas
COLECCION ORBITA
LATIN
DERECHOS RESERVADOS
( 1965. EDICIONES UNON
DISERO DE FAYAD JAMIS
E C. A. G. / UNIDAD 206-04 / BENJUMEDA 407 / LA HABANA, CUBA
PROLOGO
I
La Revoluci6n Cubana ha avanzado lo suficiente para que pueda
emprenderse con cierto rigor una revision -revalorizaci6n, si se
quiere- de los movimientos, los acontecimientos y las genes que
en alguna forma puedan relacionarse, causal o circunstancialmente,
con ella, su gestaci6n y su consumaci6n. En 1959 y los afios subsi-
guientes mds inmediatos, en vias de process las transformaciones
ideoldgicas, political y sociales impuestas por la Revoluci6n, cual-
quier intent revalorizador hubiese sido premature, porque la edi-
ficaci6n revolucionaria estaba determinando un cambio radical de
ideas y condiciones y no se encontraba aun el field precise de la
nueva situaci6n. Por falta de distancia y por ley de perspective, y
tambign porque no aparecian adn las formulas que darian forma
concrete al pensamiento y las realidades revolucionarias, no hubiese
sido una empresa fdcil justipreciar debidamente acontecimientos pre-
t&ritos y ya superados, especialmente si fueron realizados cuando
no habian madurado ain las condiciones indispensables para la com-
prensi6n, la decision y las acciones revolucionarias, como lo fue la
etapa vivida por Revista de Avance.
En 1965, en plena vigencia revolucionaria, tal vez haya Uegado
el moment oportuno de proceder a esta revision, con verdadero rigor
dialictico. Revista de Avance forma parte del pasado prerrevolucio.
nario -un pasado algo remoto-, y al juzgarla y sentenciarla, pe-
sando lo que hizo y lo que pudo hacer y no hizo en su tiempo y
dadas las condiciones de su tiempo, debe considerarse especialmente
su efectividad revolucionaria, o sea, lo que aport6 al active de la
Revoluci6n, y tambiin, siempre desde este mismo punto de vista,
sus errors y sus vacios; esto a pesar de que en otros dominios
-los menesteres estiticos y culturales que determinaron su presencia
y marcaron su trayectoria-, su desempeiio haya sido indiscutible-
mente positive. Como todo lo que antecedi6 a la Revolucidn y que
en alguna forma quepa referirla a ella, no importa cudl sea su
campo de acci6n y su indole, Revista de Avance debe ser vista y
juzgada con criteria dialctico. Hacerlo de otra manera, desplazdn-
dola de su tiempo, seria injusto y antihist6rico. En un moment
determinado, ni aun los mds sagaces y avisados pueden prever o
impulsar acontecimientos y situaciones que estdn muy lejos de la
militancia consciente y organizada, aunque pasado el tiempo y creada
otra situaci6n sea fdcil la acusaci6n, sin tomar en cuenta la perspec-
tiva hist6rica. Esto es to que ocurre con Revista de Avance, que
nunca dej6 de exponer su posici6n siempre que to que debia ser
combatido se hacia visible o simplemente sintomdtico.
Teniendo a Juan Marinello como eje y promoter, Revista de
Avance naci6 al calor de la amistad y poco a poco el vago prop6sito
que fue en sus principios tom6 forma y se materialize. Se asociaron
a la idea Jorge Maiach, luego Francisco Ichaso. Nos reuniamos en
el cafi La Isla, lugar de nuestros encuentros, que pas6 a ser nuestra
redacci6n, el scenario de nuestras discusiones, de nuestros acuerdos
y desacuerdos. Alli se redonde6 la idea initial y se traz6 la carta
de ruta de la publicaci6n. AWll se le dio nombre. El rubro Revista
de Avance con el agregado 1927 respondia al afdn renovador que
nos animaba. Si seguia viviendo, cada afio cambiaria el guarismo,
siguiendo el paso del tiempo. El primer cuadro editorial se com-
plet6 con Alejo Carpentier, que por incompatibilidades de indole
professional caus6 baja apenas aparecido el primer ninmero, siendo
sustituido por Josh Z. Tallet. Cuando, a consecuencia del process
comunista de 1927, Martin Casanovas fue expulsado de Cuba, llen6
la vacant Filix Lizaso (No. 11 del 15 de septiembre de 1927), Las
notas editoriales eran suscritas por clos cinco*, que quedaron re-
ducidos a cuatro al desligarse de la publicaci6n Josi Z. Tallet
(No. 26 del 15 de septiembre).
Desde entonces hasta su fin (No. 50, del 15 de septiembre 1930),
Juan Marinello, Jorge Mafiach, Filix Lizaso y Francisco Ichaso l.e-
varon las riendas y compartieron las responsabilidades.
III
Revista de Avance no surgi6 inopinadamente. Tuvo como ante-
cedentes y pasos precursores la aProtesta de los 13- y el Grupo Mi-
norista. La aProtesta de los 13, (18 de mayo, 1923), encabezada
por Rubin Martinez Villena, edio una formula de sanci6n y actividad
revolucionaria a los intelectuales cubanoss, escribi6 el mismo Mar-
tinez Villena, habiendo subrayado Marinello: cla Protesta de los 13
supone una actitud distinta, nueva, en los intelectuales cubanos, que
hasta entonces no habian expresado direct y militantemente, con
riesgo personal, su inconformidad con la corrupcidn administrativa...
ya desde entonces, los escritores y los artists han sentido pesar
sobre si la responsabilidad de sus posturas political.,
Demostraci6n colectiva del estudiantado universitario contra la
corruptela official, la protestt, revisti6 formas mds concretas y
determinantes con la Declaraci6n del Grupo Minorista, fijando entire
sus puntos algunos que descubren ya una actitud franca y decidida
en asuntos de interns capital hasta entonces preteridos, por lo menos
formalmente, por la intelectualidad cubana, pronuncidndose: por la
independencia econ6mica de Cuba y contra el imperialismo yanqui;
contra las dictaduras unipersonales en el mundo, en Latinoamirica
y en Cuba; contra los desafueros de la pseudodemocracia, y por
la participaci6n active del pueblo en el gobierno; por el mejora.
miento del agricultor, del colono y del obrero.
Indudablemente, este esbozo de program, que no planteaba nin.
guna forma de acci6n y no iba mds alli de lo plat6nico, pecaba
de imprecise en lo que respect a los problems politicos y sociales
que el capitalism y el imperialismo imponian a Cuba, pero debe
recordarse que la proclama minorista fue el primer testimonio co-
lectivo de la insurgencia de la intelectualidad cubana, algo asi como
su carta de presentaci6n en la arena political. Aquel entonces, en
el que hay que situarse para medir los alcances y la significaci6n
del minorismo, hubiese sido premature e ilusorio esperar minds de un
grupo de escritores y artists que por el hecho de estampar su firma
renunciaban tacitamente al comodismo y al favoritismo official, ex.
presando abiertamente su oposici6n a las oligarquias gobernantes
y al imperialism norteamericano.
IV
Dentro de esta linea abierta por la aProtesta de los 13, y el
Grupo Minorista, hay que situar Revista de Avance que, inevitable.
mente, no podia sustraerse al clima de su tiempo. Las 'directrices,
(notas editoriales) eran debatidas, a veces redactadas en mesa re-
donda, y expresaban el punto de vista de los cincoa. La primera
de ellas exponia el criteria rector y los prop6sitos iniciales de la
publicaci6n; y decimos iniciales porque mds tarde, en parte, tuvieron
que ser rectificados: tHe aqui un bajel nuevo en los mares de
nuestra inquietud. Lleva al viento un gallardete alto, agudo y azul.
Para la emergencia possible, banderin rojo. Vamos hacia un puerto
-imitico, incierto?- ideal de plenitud: hacia un espejismo tal
vez de mejor ciudadania, de hombria mds cabal.*
Si algzn atisbo de rebeldia tremolaba en este enunciado -mejor
ciudadania, hombria mds cabal-, la preocupaci6n por los pro-
blemas de orden social, y aun la possible emergencia politica a lo
sumo podian leerse entire lineas. Era del todo evidence, y asi pudo
comprobarse despuis, que entire los
equipo editorial y los que le siguieron, no reinaba en muchos as-
pectos, y especialmente el social -que es el que propiamente carac-
teriza una acci6n revolucionaria a fondo y radical-, unanimidad
de pareceres; disparidad imputable a la ipoca y a la desvinculaci6n
de la intelectualidad con estas cuestiones -lo que no pretend ser
una justificaci6n pero si una explicaci6n. Sin embargo, no estard
de mis que recordemos que las opinions y situaciones del grupo
editor chocaban y se contraponian muchas veces, y que las edirec.
trices*, cuya responsabilidad los acinco, aceptaban solidariamente,
en no pocos casos eran product laborioso de enmiendas y arreglos
conciliatorios. Revista de Avance naci6 y vivi6 en un period de
transici6n, de anticipos y aclimataci6n revolucionaria -los afos
del machadato-, y no podia eludir las leyes de su tiempo. Ocurri6
con ella lo mismo que con los e13, y los minoristas: de sus par.
ticipantes, unos temperamentalmente oportunistas, claudicaron y
arriaron bandera, sumdndose a las camarillas political ocupantes
del poder o aspirantes a ocuparlo: otros, empujados por el tiempo
y los acontecimientos, templados y aleccionados por istos, definieron
progresivamente su actitud, asumiendo en el plano politico y social
una posici6n militant, hasta empalmar sin soluci6n de continuidad
con la Revoluci6n y el 19 de enero de 1959.
El process comunista de 1927, primer eslab6n de la represidn
machadista contra la protest insurgente y contra la catalizacin is-
quierdizante de las masas, y con ella de un sector de la intelectualidad,
afect6 a dos editors de Revista Avance, Josi Z. Tallet y Martin Ca-
sanovas, lo mismo que a Alejo Carpentier, los dos iltimos habiendo
sido huispedes de la cdrcel de Prado 1, con otros cincuenta proce-
sados, entire los que se contaba Jose A. Ferndndez de Castro. Rubin
Martinez Villena figuraba tambiin en la list de los acusados. Hoy,
recordamos ain que los dos meses de encierro constituyeron para
muchos de los reclusos una provechosa cdtedra de marxismo. Uno
de tantos dias, al pasar lista sali6 del fondo de un care un banderin
rojo, con la hoz y el martillo. A los dos meses los cubanos fueron
puestos en libertad, y Casanovas, con el guerrillero venezolano ca-
pitdn Carlos Aponte ---que cay6 heroicamente junto a Antonio Gui-
teras en el Morrillo- expulsados de Cuba, saliendo para Mixico,
dnico pais latinoamericano que les abri6 sus puertas.
V
Con el process de 1927 la intelectualidad cubana novecentista
present por vez primera, credenciales revolucionarias antes sus co-
legas latinoamericanos. El process tuvo amplia resonancia. Alfredo
Palacios dio a la publicidad un testimonio de protest. Guillermo
liminez dirigi6 un manifiesto a los intelectuales de America. En
Mixico, la Federaci6n de Artes Grdficas, la Liga de Escritores Re-
volucionarios y un grupo de escritores y artists, entire ellos Celestino
Gorostiza, faime Torres Bodet, Enrique Gonzdlez Rojo, Xavier Vi-
llaurrutia, Diego Rivera, Ismael Cossio Villegas, Jesus Silva Hertzog,
Enrique Gonzdlez Martinez, lose Clemente Orozco, Salvador Novo,
Rafael Heliodoro Valle, se dirigieron a la embajada de Cuba en
Mixico pidiendo la libertad de los detenidos.
En 1930 fue encarcelado Juan Marinello, acusado como insti-
gador de la manifestaci6n estudiantil del 30 de septiembre, en la
que perdi6 la vida Rafael Trejo. El iltimo numero de Revista de
Avance (50, del 15 de septiembre, que sali6 con atraso, posterior-
mente a los acontecimientos) dio la noticia, anunciando que la re-
vista suspendia su publicaci6n, rehusando pasar por las mallas de
la censura gubernamental. En los nimeros 41 y 42 apareci6 un
ensayo de Marinello titulado *Sobre la inquietud cubana,, expo-
niendo una actitud clara y decidida sobre los problems que el ma-
machadato y las oligarquias republicans planteaban al present y
el future cubanos. cNuestra juventud, convencida de que por los
caminos usuales -casi nunca transitados de buena le- no ha de
resolverse en bien de Cuba la agonia antillana, busca nuevos rumbos.
Casi todos parecen Ilevarla a una soluci6n anticapitalista... El acon-
tecimiento del sentido econ6mico, de la apetencia individual y hu-
mana, no puede producirse en Cuba ni en Centroambrica de modo
que signifique un entendimiento con el dominador. Porque ni el
Imperio puede -ni quiere- asegurar bienestar al dominado, sino
su mejor y mds barato sojuzgamiento, ni existe en un estado de su-
peditaci6n nada de lo que de just y liberador tiene el nuevo sentido,
refiido con una economic que no mira a la necesidad de todos sino
al hdbil acaparamiento de lo que falta al mayor namero.. S6lo estos
pdrrafos, entonces, merecian el procesamiento y la cdrcel, y no sin
raz6n. Es muy possible que algunos de sus compafieros de travesia
Irenunciasen a seguir a Marinello en su aventura, o a ser catalogados
Icomo sus c6mplices, y para evitarlo, Revista de Avance muri6.
IVI
Aunque las cinquietudes, de Revista de Avance eran -por lo
menos esta fue su linea y su mds constant preocupaci6n- inquie-
tudes estiticas y literarias, algunas y no pocas veces inevitablemente
sociadas a inquietudes ideol6gicas entire las que ocuparon lugar
referente las preocupaciones gen&ricas de la latinoamericanidad,
Ceslizdbanse entire sus pdginas textos de algunos de sus editors y
olaboradores abordando, directamente, cuestiones especificamente
oliticas y sociales, casi siempre relacionadas con la realidad cubana.
Ya desde el primer ndmero, Luis Araquistain, que mantenia entonces
una postura progresista luego traicionada, rompi6 lanzas con un
articulo cuyo tema, el inmigrante espafiol, le dio margen a conside-
raciones bastante exactas sobre la sumisi6n cubana al imperialismo
yanqui. Algunos escritos nuestros planteaban la tesis de una plastic
antiburguesa, dotada de contenido social y popular. Las cdirec.
trices,, siguiendo el curso de todo cuanto political y culturalmente
ocurria en Cuba, sustentaron siempre una posici6n digna y conse-
cuente, denunciando abiertamente el entreguismo official y el impe-
rialismo. Releyendolas (y en esta recopilaci6n se reproducen las
que subrayan con mayor precision los acontecimientos mds impor-
tantes y significativos de los afios 1927-1930), esta actitud se
present clara y constant. Inevitablemente, dada la heteroginea
composici6n ideol6gica del cuadro editor, unas veces se hablaba en
tono mayor y a plena voz, otras con sordina. Esto dependia espe.
cialmente del encargado de redactar la nota. A media que la re-
presi6n machadista se hizo mds rigurosa y sistemdtica, fue ineludible
referirse a ella, y en 1930 una de las directrices decia asi: ,Malos
consejos dio siempre el hambre -el hambre que preside la mesa de
nuestros hogares proletarios-: pero, jque decir cuando el hambre
se amasa con la injusticia y la opresi6n?"
VII
Debe inscribirse en el active de Revista de Avance el sentido uni-
versal y muy particularmente americano y americanista -latino-
americanista- en que se inspire y pugn6 por fortalecer. Despleg6
un esfuerzo, constant y tesonero, por sacar a Cuba de su insularidad
y de un aislamiento que, si en lo politico la catalogaba como una co-
lonia yanqui, en lo cultural no la habia desprendido ain del cord6n
umbilical que la unia a Espaiia, coartando su propia iniciativa, su
albedrio pensante. Culturalmente, no habia sido ain liquidada la
colonia, poco se sabia de Cuba en el resto de America y poco Cuba
de los paises continentales.; Revista de Avance estableci6, apenas
dio sus primeros pasos, contact e intercambios estrechos con los
escritores e intelectuales latinoamericanos y sus publicaciones mds
representatives. Consideramos que los mds provechosos y aleccio-
nadores, desde los puntos de vista americano y social, fueron los
que sostuvo con Jose Carlos Maridtegui y su revista Amauta, y con
Joaquin Garcia Monje, editor de Repertorio Americano de San Jose
de Costa Rica, publicaciones ambas que tenian por lema y divisa la
unidad latinoamericana y el antimperialismo. Los afios que vivi6
Revista de Avance, persistia latente el rescoldo revolucionario del
Mexico de 1910, y el levantamiento cristero y la amenaza de una
intervenci6n yanqui que parecia amagar a Mixico aquel entonces,
deben mencionarse entire los ingredients que dieron color, en cuanto
a sus orientaciones americanistas, a Revista de Avance.
VIII
El choque y la confrontaci6n de ideas provocadas por los con-
tactos con los escritores e intelectuales de otros paises hemisfiricos,
obraron como un poderoso estimulante y un vivo acicate en el medio
cubano. Justo es decir que prevaleci6 siempre entire los editors de
la revista un constant prop6sito de superaci6n: superaci6n en lo que
afecta a la misma publicaci6n, en el circulo de los escritores cubanos
y dentro del marco latinoamericano. Muchas y muy repetidas veces
tachada de ,exclusivista, y acenacularp, Revista de Avance tuvo que
hacer frente a obstinadas embestidas de los escritores acampados
mds aUld de su circulo. En realidad, lo que hizo fue establecer una
frontera ideol6gica y estetica, de ninguna manera cronol6gica,
guidndose por un criteria selective riguroso, que incit6 a los cex-
cluidos, a la ofensiva y reclam6 de los
En una esfera mds amplia, los intercambios latinoamericanos obli-
garon, puede que subconcientemente, a los editors y colaboradores
de la revista, a acentuar y robustecer todo cuanto denunciase mds
claramente su cubanidad, una cubanidad substantial y medular, su.
perior a la cubanidad anecd6tica y trivial: a establecer, lo mds fi-
jamente possible, el meridiano intellectual de Cuba, prop6sito que por
contagio se proyect6 entire los escritores de aquellos afios. Era del
todo impossible que esta exigencia se limitase a las problemdticas y
especulaciones estiticas y, subrepticiamente si se quiere, por la tras-
puerta, tuvo que asociarse con premises y consideraciones de orden
politico. Una literature desarraigada no puede marcar un meridiano,
porque no express una actitud. Si Cuba queria dejar de ser una
colonia cultural, esto implicaba necesariamente la adquisici6n y la
afirmaci6n de una posici6n bdsicamente cubana. Es innegable que,
al correr de esta linea, Revista de Avance ensanch6 considerable-
mente el horizonte, fungiendo, por su propio impulso y reflejamente,
como un vigoroso aglutinante americanista y contribuyendo en
buena media a superar la insularidad cubana. Revista de Avance
dejose Ilevar por un ambicioso imperative de actualizaci6n, y gracias
a ella muchos escritores tuvieron acceso y amplia divulgaci6n en
Cuba, esparciendo los vientos renovadores que soplaban en otras
latitudes.
IX
Colaboraron a la revista, muchos de ellos regularmente, puede
decirse que casi todos los escritores que aquellos afios contabdnse
en las filas de las vanguardias latinoamericanas (viase, en el apin-
dice, una relaci6n de estos colaboradores). En la mayoria de los
casos, abordaban t6picos estiticos y literarios, otras enfocaban es-
jeras mds amplias y codiciosas, en las que las preocupaciones con-
cretamente americanistas encontraban su lugar. Mds raramente
temas directamente vinculados a los problems fundamentales de la
vida americana, la evolucion social y las cuestiones que de ella se
derivan. Cabe sefialar positivamente en cuanto a este aspect, noto-
riamente, la contribuci6n de 'Jose Carlos Maridtegui y Franz Tamayo.
Contd la revista con las firmas de various escritores espaioles y
catalanes, que nunca rebasaron la esfera limitadamente literaria, y
cuya contribuci6n no pesa much en el balance de la publicaci6n.
4 destacar, por su particular interns, unos poemas iniditos de Fe-
ierico Garcia Lorca, escritos a su paso por Cuba (No. 45 del 15 de
abril, 1930) y otros, tambiin ineditos, de Miguel de Unamuno.
No creemos que merezcan una menci6n especial las traducciones
de algunos escritores franceses, estadounidenses y de otros paises,
por la indole de sus temas, ajenos a los intereses cubanos y latino-
americanos. Sin embargo, caben dos salvedades: Waldo Frank, de
quien fueron publicadas unas cuartillas iniditas, en las que Cuba
y nuestra America -Latinoambrica- constituyeron el eje y el mo-
tivo central, y un sustancioso ensayo de Bertrand Russell, *La Fi-
losofia en el siglo xx*.
x
Revista de Avance terci6 en la polemica que sostuvieron Gaceta
Literaria de Madrid y Martin Fierro de Buenos Aires, provocada
por la primera con su tesis cMadrid, meridiano intellectual de Ami-
rica,. Anteriormente habiase publicado ya en la revista un enjun-
dioso articulo de Franz Tamayo, cerrando el paso al auniversalismo
espafol, preconizado por Ramiro de Maeztu, y oponiendole la
cesencial incompatibilidad existence entire Espafia y Americav.
Aquellos aios el t6pico del hispanoamericanismo conservaba su vi.
gencia. Martin Fierro precis6 asi su posici6n: ,mejor hubiese para
nuestra independencia intellectual que hubiisemos adoptado el idioma
de los conquistados y no el de los conquistadores,. Revista de
Avance pec6 de ambigiiedad: *Hay que estar dispuestos para el viaje
de circunvalaci6n,, sentenci6 una ,directrizv, conclusion evasiva
que nada aclaraba y dejaba la cuesti6n en su planteo original.
XI
A recorder los nimeros dedicados a Waldo Frank (42, del 15
enero 1930), a Jose Carlos Maridtegui con motive de su muerte
(articulos de Waldo Frank, Juan Marinello, Lino Novds Calvo, forge
Maflach, Adolfo Zamora, Filix Lizaso, Medardo Vitier) y el consa-
grado a Mixico (con las firmas de Amirico Castro, Salvador Novo,
Genaro Estrada, Mariano Azuela, Carlos Gutiirrez Cruz, Xavier
Villaurrutia, Eduardo Villaseifor, Jaime Torres Bodet, Enrique Gon-
zdlez Rojo, Bernardo Ortiz de Montellano, forge Cuesta, Celestino
Gorostiza, Manuel Herrera Lasso, Enrique Murguia fr. y Martin
Casanovas).
XII
Los ecos despertados por Revista de Avance a raiz de su apa-
rici6n, hicieron que sus editors planeasen un amplio program de
actividades, que s6lo en parte fue cumplido.
Sucesivamente fueron lanzadas por la revista los siguientes libros:
Juventud y vejez, de Juan Marinello; Tres temas sobre la nueva
poesia, de Regino Boti; Goya, de Jorge Mafiach; Molde, imagen, de
Rafael Sudrez Solis; Indagaci6n del choteo, de Jorge Mafiach; El
renuevo y otros cuentos, de Carlos Montenegro; El latifundismo en
la economic cubana, de Rail Maestri; El document y la recons-
trucci6n hist6rica, de Jose M. Chac6n y Calvo; Kodak-Ensuefio, de
Regino E. Boti; Torre de Babel, de Luis Cardoza y Arag6n; Tr6pico,
de Eugenio Florit; Sobre la inquietud cubana, de Juan Marinello y
Viaje a la Rusia Roja, de Sergio Carb6.
Fue en el campo de las artes pldsticas que la proyecci6n de Re-
vista de Avance tuvo mayores alcances y penetraci6n, dejando
huellas mis profundas y persistentes.
La ,Exposici6n de Arte Nuevo* (del 7 al 31 de mayo de 1927,
celebrada en la Asociaci6n de Pintores y Escultores) ocasion6 una
violent sacudida, y puede ser considerada como el comienzo, o si
se quiere, el primer signo de una nueva era en la pldstica cubana.
Usando todas las armas, se enfrentaron el academismo y el vanguar-
dismo, concientes de que se libraba una batalla decisive. Hoy, el
tirmino evanguardismo, peca de ambigiiedad, por los confusio-
nismos a que da lugar, pero en 1927 invitaba a la combatividad y
sonaba a reto.
Los expositores fueron: Eduardo Abela, Rafael Blanco, Maria
Capdevila, Gabriel Castaiho, Carlos Enriquez, Victor Manuel Garcia,
Antonio Gattorno, Maria Josefa Lamarque, Jose Hurtado de Men-
doza, Luis L6pez Mindez, Ram6n Loy, Alice Neel, Amelia Peldez,
Rebeca Peink de Rosado Avila, Marcelo Pogolotti, Domingo Ravenet,
Lorenzo Romero Arciaga, Alberto Segura y Adia M. Yunkers. No
existia entire ellos un comin denominador, pues cada quien seguia su
propio camino, persiguiendo soluciones formales que, en su conjunto,
caracterizdbanse como una reacci6n antiacadimica. *Es possible,
-decia una adirectriz, anticipdndose a la exposici6n- eque con el
tiempo queden algunos rezagadtos dentro de este grupo, y que tras
la mascara del modernismo se esconda mds de un emboscado. An-
dando serd que quedardn atrds los que no puedan resistir la dureza
de la marchap.
La reacci6n acadimica y burguesa fue violent, porque resinti6
el golpe. Caian muchos tabs y falsos idolos, se atentaba contra el
retratismo oficialesco, los cuadros hist6ricos escenogrdficos y el pai.
sajismo litogrifico, contra una escuela timorata sostenida por el
comodismo republican, y se polemiz6 agriamente. La tExposicion
de Arte Nuevo* constituy6 una verdadera revoluci6n, marcando el
fin del academismo y los primeros pasos del realismo cubano, afin.
cado no en la anecdota pintoresca o los pretextos temdticos, sino en
una emotividad causal y esencial.
La critical, fiel a las ideas y los intereses burgueses, coment5 la
exposici6n los mds de los casos sarcdsticamente, pero sus comen-
tarios denunciaban claramente que el impact habia sido duro. Dos
telas de Carlos Enriquez -desnudos femeninos las dos- que la di-
rectiva de la Asociaci6n de Pintores y Escultores juzg6 ,excesiva-
mente realistas, fueron bajadas de los muros, aunque reinstaladas
dos dias despuis consecuentemente a la protest un poco ruidosa
de los organizadores.
Los dias que permaneci6 abierta la exposici6n pronunciaron
conferencias Jorge Maiiach, Luis G6mez Wangiiemert, Filix Lizaso,
Pedro Sanjudn y Martin Casanovas.
Posteriormente, Revista de Avance auspicid exposiciones de Josi
Segura, Instituto Nacional de sordo-mudos, Pierre Flouquet, Jaime
Valls y Carlos Enriquez.
Viase en el apindice una lista de los artists cubanos y fordneos
que ilustraron las pdginas de Revista de Avance, la cual agregaba a
sus ediciones suplementos grdficos, cuya colecci6n constitute un re-
gistro bastante complete de lo que dio en aquellos aios la pldstica
cubana.
XIII
gQui represent, qua signific6 y c6mo puede situarse hoy Re-
vista de Avance? Viindola a travis de las condiciones creadas por
la Revoluci6n (la cual en los afos 1927-1930, los que vivi6 la revista,
era ain para los luchadores mds optimistas -no intelectuales e in-
telectuales-, si no ut6pica si por lo menos irrealizable en lo pr6ximo
y borrosa en cuanto a su process y sus lines) podria juzgdrsela
como insuficiente y carente de efectividad. Mas, para enjuiciarla,
hay que tener en cuenta la posici6n de la intelectualidad de la dicada
del 20 al 30, y el clima de esta dicada, sin lo cual cualquier examen
y la consiguiente sentencia pecarian de unilaterales y dogmdticas.
La aProtesta de los 13, y el Grupo Minorista abrieron brecha. El
mito, tenido como inconmovible, del intelectualismo apolitico y aso-
cial, fue roto y superado. Mas, para ir adelante y Ilegar a una de-
cisi6n, era precise soltar un pesado lastre y dar vuelta en redondo.
Como en todos los paises de estructuras burguesas, en Cuba los in-
telectuales y los contingentes universitarios, salian de las classes aco-
modadas y medias. Para llevar los intelectuales, los escritores y los
universitarios a los terrenos de la militancia, era menester remo-
delarlos, acercarlos a la realidad, acortar distancias hasta suprimirlas,
y para lograrlo habia que remontarse desde de los lodos de la poli-
tiqueria camarillista y burocrdtica al nivel de la alta political, as.
censo que no s61lo presuponia un cambio ideol6gico, sino tambiin una
renuncia a la empleomania y el favor official que constituian
entonces, en Cuba como en todos los praises politicamente inmaduros,
la trinchera econ6mica de los intelectuales y los profesionistas.
Tras la escaramuza literaria y sus problemdticas accionaba, pu-
jante, una nueva exigencia, y poco a poco los responsables de Re-
vista de Avance vi&ronse impelidos, sin poderlo evadir, a revisar sus
ideas, fijarlas y responsabilizarse de ellas. Las cdirectrices', el tenor
de algunos articulos -del grupo editor y los colaboradores-, el
procesamiento de cuatro de sus editors y el encarcelamiento de
tres de ellos, evidenciaron que surgia, con impulso creciente, una
saludable inquietud, que los estrechos circulos iniciales habian sido
rebasados, y que la experiencia dada por los choques y la furia re-
presiva del machadato obraban como una fuerza estimulante y
dindmica.
Extensivamente, este process catalizador afect6 a un vasto sector
de escritores, el mds representative de aquel entonces. Claro es que
ni entire los editors de Revista de Avance ni entire las filas de la in-
telectualidad la conversion fue undnime: unos avanzaron, acercdn-
dose al frente, otras contramarcharon u optaron por la indecision,
pero esta dispersion ideol6gica y tdctica respondia claramente al
clima, la posici6n y las solicitudes adn imprecisas que vivian los
intelectuales.
XIV
Situdmonos de nuevo, antes de cerrar nuestro balance, en los
dominios estiticos y literarios que fueron los especificamente pri-
vativos o, por lo menos, los que se propuso y cifr6 Revista de
Avance. Sin idea express y deliberada de hacerlo, procedi6 a una
revalorizaci6n que contribuy6 en gran media a sanear cualitativa.
mente la producci6n literaria de aquellos afios, provocando una es-
timulante reacci6n. Acab6, almacenindolos, con algunos mitos y
falsos idolos, con muchos t6picos y lugares comunes; fungi6 como
un poderoso antidote al patrioterismo tribunicio y la ampulosidad
ret6rica, a la pirotecnia del vocablo y del adjetivo, reminiscencias del
modernismo y la grandilocuencia colonial, y con la verbosidad ame-
ricanista hist6rico-geogrdfica. Ensanch6 el horizonte, aportando
nuevas inquietudes y nuevas ideas, imponiendo un lenguaje mds
sobrio y musculado. La contribuci6n de los colaboradores latino-
americanos hizo las veces de un active revulsivo. El criteria que
imper6 siempre en cuanto a la selecci6n del material, pes6 much
en este sentido. Las ideas y, en la poemdtica, las imdgenes hicieron
a un lado la gratuidad y el artificio, porque habia que decir algo.
Esto no Jue obra exclusive de Revista de Avance, pero es innegable
que esta much contribuy6 a que asi ocurriese, por su contenido, el
circulo de sus colaboradores y la acogida a los escritores noveles,
muchos de los cuales lanz6 y dio a conocer.
En to que le fue propio, dentro de su linea, seria absurdo y anti-
hist6rico regatear la ejecutoria y los miritos de Revista de Avance.
Desempeft6 eficazmente el papel que se asign6, y hoy no es possible
hacer un recuento de la cultural cubana sin reconocerle la posici6n
que ocup6 y la funci6n que desempefid, y darle el espacio que se le
debe. En lo literario y to estitico, marc un hito considerable, y asi
lo testifican su lista de colaboradores, la calidad de sus aportaciones,
la ola de inquietudes, fecundas y provechosas, que despert6.
XV
Los procedimientos personales y autocrdticos de Machado, los
primeros sintomas de descontento y las crecientes protests, la vio.
lenta represi6n que les sigui6 y la no menos vigorosa reacci6n ma.
sivamente popular que aquella provoc6, forzosamente debian influir
de una manera no s61o poderosa, sino decisive, sobre la intelectua.
lidad. La renuncia al apoliticismo fue acelerada por los aconteci-
mientos estudiantiles inspirados y guiados por m6viles especifica-
mente politicos, oposicionistas y antioligdrquicos, movimientos que
han sido inscritos, con pleno derecho a ello, en la historic de la
Revoluci6n. El machadato entraba decididamente en su etapa de
liquidaci6n, prolongada hasta 1933, cuando por vez primera desde
la fundaci6n de la Repzblica, un gobierno jue derrocado no por las
camarillas politics rivals o por la intervenci6n yanqui, sino por
un compact movimiento autinticamente popular. Acatando impe-
rativos hist6ricos irrecusables, los intelectuales tuvieron que tomar
el paso y seguirlo. La *Protesta de los 13, fue contra la podre-
dumbre administrative: la sigui6 la renuncia al apoliticismo, y tuvo
por culminaci6n la actividad militant.
Revista de Avance no pudo permanecer al margen de este pro-
ceso, a pesar de la linea que al nacer se habia trazado. Pasar de
los terrenos vedados de la ginteligencia pura, a los de la militancia
political, social y revolucionaria, reclamaba de los intelectuales y los
escritores un riguroso examen analitico y autoanalitico, una escru-
taci6n revisora, y en cuanto a esto, puede afirmarse que Revista de
Avance llen6 el cometido que, dentro de su esfera, le incumbia. No
traicion6 a su tiempo, pues estimul6 y subray6 un process que
muchos escritores e intelectuales vivian individualmente, viendo
c6mo encauzarlo en circulos mds amplios.
En 1930 los hechos, con su impact dialictico irresistible, plan-
tearon a Revista de Avance un dilema ineludible: morir o tomar
otros rumbos. La situaci6n exigia algo mds concrete y radical que
una publicaci6n restrictivamente literaria; la problemdtica estetica y
la introspecci6n tenian que dar paso a la acci6n. Es seguro que los
acuatroN -Marinello, Mafiach, Lizaso e Ichaso-,* en masa y al
unisono, no hubiesen aceptado esta responsabilidad. El encarcela-
miento de Juan Marinello, escritor que quiso ser mds que escritor,
fue un claro signo de la ipoca y demostr6 inobjetablemente que Re-
vista de Avance debia ceder su lugar a otras empresas y otros em-
pefios. Aplazar su muerte hubiese sido un error, un contrasentido.
Hasta 1930, Revista de Avance tenia una misi6n, una tarea que
cumplir, y la cumpli6: desde 1930 nada le quedaba por hacer. Muri6
a la hora debida, sin tener que avergonzarse de lo que hizo y logr6
en sus tres auos de vida.
MARTIN CASANOVAS
Mientras Juan Marinello presidiria despues el Partido Socialista Popular
(comunista), siendo uno de nuestros primeros intelectuales revolucionarios,
los otros tres editors asumirian, en grado variable, una posici6n conser-
vadora. De ellos el de obra mis estimable fue Jorge Mafiach, y el de menos
seriedad, Francisco Ichaso. Ambos murieron en el exilio, despues de 1959.
Filix Lizaso vive fuera de Cuba. En cuanto a Alejo Carpentier, Joss Z.
Tallet y Martin Casanovas, que fungieron tambi6n como editors de Revista
de Avance, son hoy intelectuales al servicio de la Cuba revolucionaria. (N. de
la Editorial)
DIRECTRICES
VEINTICINCO A19OS DE REPUBLICAN
Cimplese en este mes un cuarto de siglo que vieron los cubanos
la cristalizaci6n de su maximo ideal politico. 6Qu6 hemos hecho en
estos veinticinco afios de cruento aprendizaje civico? Vistos en
nuestra externidad, el advance ha sido considerable. Podria, en al-
gunos sectors, tenerse por gigantesco. La cercania y la intima
conexi6n con un pueblo que vive dias de fuerte juventud, han pro-
ducido la transformaci6n material de nuestra vida, incorporindonos
a la corriente de sus increibles improvisaciones. Nuestro progress
spiritual e ideol6gico no ha corrido parejo a esta transformaci6n,
important, pero superficial. A corruptelas coloniales hemos afiadido
lacras de nuevo cufio; a errors pasados, nuevos errors. Empefiados
nuestros politicos en una pugna de bajisimo nivel: --obtener la
posici6n ventajosa y sostenerse en ella- todo advance politico de
amplia perspective y, por ende, de seria y trabajosa elaboraci6n, se
ha estrellado en la impreparaci6n de legisladores y ejecutores.
En lo que toca a nuestra vida intellectual, y dentro de ella, al
esfuerzo puro, la liquidaci6n de este cuarto de siglo no result lison-
jera. Los que regresaron de la guerra libertadora en edad de pro-
ducir obra durable -desentendida del interns pequefio del mo-
mento- habian perdido ya, entire los azares del campamento y las
estrecheces de la emigraci6n, los afios mis preciosos para la for-
maci6n superior. Los que arribaban entonces a la hombria, atur-
didos con el 6xito separatist e ilusionados con las posibilidades
pfblicas en el Estado que nacia, faltos de ejemplos y ensefianzas
magistrales, cambiaron la dificil pero durable gloria del intelectual
por el aplauso versitil de la plaza piblica. Se hizo entonces obra
de arte de baja calidad, si se exceptfia algfin que otro esfuerzo re-
dentor. La condici6n de poeta y de orador, de critic y de periodista
sirvi6 para obtener cargos bien retribuidos tanto como para satis-
facer mundanas vanidades. La originalidad y altura de la labor no
importaban. Se hacian versos y se pintaba, no para complacerse en
la obra misma y superarse en ella, sino para ser acad6mico primero
y senador despues. eDurante cinco lustros hemos hecho literature
como hemos sembrado calia o hecho political: para comer, para
medrar, para vivir, -ha dicho en estos dias, pluma tan purgada de
apasionamientos como la de Ramiro Guerra. En medio transido de
estos bastardos m6viles, se han malogrado facultades genuinas y
muy afinadas sensibilidades. Han sido estos veinticinco afios de
Repiblica, para el artist pleno -siempre hubo algfin depositario
del fuego sagrado- via durisima y espantable.
ZSe ban manifestado en los filtimos tiempos sintomas que mar-
quen una renovaci6n en el amodo, de nuestra producci6n intelec-
tual? La misma pluma ilustre de que hemos hecho menci6n, al
referirse a un gesto, ya casi hist6rico: cla protest de los trece,
dice: -La protest de "los trece", just o injusta individualmente,
eso no hace el caso, revel6 la existencia de una nueva juventud con
el entusiasmo y el brio indispensables para lanzarse, resueltamente,
a fijar una nueva escala de valores morales en la Repfiblica. En
aquel gesto puede decirse que cuaj6 el ideal mis alto de la Revo-
luci6n: libertad para pensar, para ser, para afirmar la personalidad.
Hasta entonces habiamos dispuesto, en nuestros juicios, de una es-
cala de valores pseudo-colonial, a base de convencionalismo, de
respeto, de cobardia frente a lo insincero y lo falso; a partir de
aquel moment tuvimos otra media, llena de audacia y de juvenile
insolencia y, al mismo tiempo, de elevada rectitud moral. Despues
de aquella tarde nadie se sinti6 seguro en la posesi6n de una repu-
taci6n ilegitima. Cada hombre debia ser capaz de resistir los recios
martillazos de la verdad.
Cuatro de los cinco editors de a1927, fueron protestantes en
la memorable tarde de marzo de 1923. En esta revista -que tambien
es una protesta- acendran su esperanza porque el segundo cuarto
de siglo que comenzara a vivir ahora la Repiiblica, sea, en lo
intellectual, sinceridad y fuerza; hondo cubanismo y universal com-
prensi6n.
cl927, N 5. 15 de mayo.
LA AFIRMACION MINORISTA
Un incident pol6mico con motivo de cierto libro cubano re-
ciente, ha dado feliz coyuntura al Grupo Minorista de La Habana
para demostrar su inquebrantada cohesion y para formular piiblica-
mente su program de militancia juveniL La considerable latitud
de esa
nos veda reproducirla integramente en nuestras piginas. S61o trans-
cribiremos, pues, la relaci6n que en ella aparece de los prop6sitos
cardinals en la ejecutoria del Grupo Minorista:
*Colectiva, o individualmente, -dice el manifiesto- sus ver-
daderos components han laborado y laboran:
Por la revision de los valores falsos y gastados.
Por el arte vemaculo y, en general, por el arte nuevo en sus
diversas manifestaciones.
Por la introducci6n y vulgarizaci6n en Cuba de las uiltimas doc-
trinas, teorias y practices artisticas y cientificas.
Por la reform de la ensefianza pfiblica y contra los corrompidos
sistemas de oposici6n a las citedras. Por la autonomia universitaria.
Por la independencia econ6mica de Cuba y contra el imperial.
lismo yanqui.
Contra las dictaduras political unipersonales, en el mundo, en la
America, en Cuba.
Contra los desafueros de la pseudodemocracia, contra la farsa
del sufragio y por la participaci6n efectiva del pueblo en el gobierno.
En pro del mejoramiento del agricultor, del colono y del obrero
de Cuba.
Por la cordialidad y la uni6n latinoamericana.,
Figurando entire los suscriptores de esa Declaraci6n, los cinco
editors de a1927, no necesitamos decir que nos hallamos plena-
mente solidarizados, en nuestro pensamiento y actuaci6n personales,
con ese vitalisimo program. El hecho de que esta revista, como
tal, no aspire sino a realizar los extremos culturales del mismo,
dibese -como ya tenemos declarado- a un imperative de especia-
lizaci6n y no a una parcialidad de convicciones.
<1927> NQ 5. 15 de mayo.
LA TRAGEDIA NICARAGUENSE
El delicado problema international de Nicaragua ha afectado en
estos filtimos dias caracteres gravisimos. Bajo el nicaragiiense sol
de encendidos oros, ha corrido sangre de hombres sajones y de
hombres latinos. Un acto mis de la larga tragedia que vive Ame-
rica y un recrudecimiento de viejos dolores y de rencores latentes.
El final de este acto esti previsto: vencimiento fatal del criollo, pacto
solemnisimo -en que intervendri algfin nicaragiiense ansioso de
materials ventajas y grato a los ojos azules- y un paso mis a la
absorci6n econ6mica y politica'de estas pobrecitas tierras hist6ricas.
Caeri el tel6n y quedara preparada la tragedia del otro dia. Vendri
un moment de cansancio; luego una corta calma; despubs, el hol-
gorio grotesco del politico menudo y del fulanismo de bajo vuelo,
preparatorio de otro acto trigico, bajo Ia vision regocijada de
Wall Street.
Si esta hora de crujir de dientes>, que ha dicho Masferrer,
fuera ensefianza trascendente, valdria la pena haberla sufrido de
modo tan cruel. Seria ilusorio pedir a nuestras Repfiblicas un com-
portamiento civil, una normalidad political que s61lo puede tener su
fundamento en una amplia cultural primaria y en altas capacidades
individuals. Pero no seria much exigir a los elements directrices,
la preocupaci6n perenne por el problema con Norteamirica, y a las
masas, el buen sentido, el instinto defensive que salva a los pueblos.
La realidad y el porvenir inmediato no pueden ser mis desfavorables:
la mayoria de los directors de las pequefias naciones indoib6ricas
se encuentran unidos al poderio yanqui por fuertes intereses econ6-
micos; las masas actdian con buena fe y pasi6n, movidas por el
politiquillo dom6stico que obedece 6rdenes del jefe halagador del
capital nortefio. Los resultados se palpan a diario.
gPodri hacer algo la juventud de ahora contra esta maquinaria
formidable que todos ban contribuido a fabricar y cuyo funciona-
miento dirige una mano rubia?
<1927z N9 6. 30 de mayo.
EL MINORISMO Y NOSOTROS
Este ha sido en Cuba --en La Habana sobre todo- durante los
iltimos cuatro afios, una actitud, un estado de conciencia innegables
e inequivocos, destacando hasta donde le ha sido possible en la vida
cubana y ante la mirada extranjera, un denominador comfin juvenile
de sensibilidad alerta, de inquietud e ideologia renovadoras. Difiri6
del Modernismo, con el que Boti lo vincula como una reacci6n, en
cuanto aqu6l s6lo represent, en su tiempo, un fen6meno disperse,
de indole exclusivamente literaria, mientras que el Minorismo ha
tenido mis amplios y solidarios alcances. Latente en veces, mis
active o explicit otras, ha sido y sigue siendo un movimiento de
opinion militant, perfilado con toda la precision de que son sus-
ceptibles tales movimientos, en la evoluci6n de nuestra cultural. Sus
manifestaciones cenaculares no deben oscurecer su mis honda sig-
nificaci6n hist6rica. Dentro del Minorismo, al cual pertenecen sus
editors, a1927, represent un sector de avanzada, peculiar, inde-
pendiente y nada remiso a la discrepancia si esta fuere necesaria,
pero acorde con lo fundamental de aquel movimiento, que es su
valeroso izquierdismo spiritual.
41927> NQ 7. 15 de junior.
MARTIN CASANOVAS
Ya en prensa esta edici6n, demorada por causes ajenas a nuestra
voluntad, nos enteramos de que, por estimirsele relacionado con
una presunta conspiraci6n comunista en Cuba, ha sido preso y pro-
cesado judicialmente Martin Casanovas, uno de los cinco editors
de 41927.
Consideramos premature negar o afirmar desde luego la exis-
tencia del complot y la participaci6n de Martin Casanovas en el
mismo, asi como la de otros intelectuales cubanos contra los cuales
se ha procedido.
Por lo que hace a esta Revista, nos importa declarar, esta vez
mis especialmente, que <1927, aunque carente de filiaci6n doc-
trinal, admite y estimula el libre examen de ideologia y de sensibi-
bilidad francamente izquierdista. No en balde declararon sus edi-
tores, al iniciar esta publicaci6n, que <1927, venia a recoger las
varias palpitaciones del pensamiento y de la emoci6n contemporineos.
Nada tenemos que afiadir por boy acerca de los sucesos que
motivan esta nota.
<19273 N9 8. 30 de junior.
MARIATEGUI, *AMAUTA,
Noticias muy escuetas, Ilegadas directamente de Lima, nos in-
forman del encarcelamiento del admirable escritor peruano Jos6
Carlos Mariitegui, de la supresi6n de la revista Amauta-, que
Mariategui dirige y de la clausura de los talleres en que esa revista
se editaba. Ni que decir tiene que esas dristicas medidas obedecen
a una orden comin dictada por el president Leguia. Tampoco es
necesario sefialar los pretextos de esa represi6n. Jos6 Carlos Ma-
riategui es el lider inmaculado, austero, abnegado, de la juventud
peruana que desde hace algin tiempo viene abonando doctrinal-
mente la conciencia public del Peru con nueva ideologia political,
social y econ6mica. No se nos oculta el linaje radical de esas ten-
dencias, ni el derecho que los gobiernos burgueses como el de Leguia
tienen de precaverse contra ellas. Pero es triste tener que decir
todavia, en pleno siglo xx, que las ideas s61lo se combaten licitamente
con las ideas. Atinada o equivocadamente, Mariategui y sus amigos
aspiran al mayor prestigio, engrandecimiento y bienestar de la
patria peruana. La valerosa revista Amauta, traducia con fervor
nobilisimo y serena claridad esos honrados anhelos.
a1927,, hace constar su mis enfitica protest contra aquellos
actos del dictador peruano y les envia su mensaje de simpatia a la
revista limefia y a su valeroso inspirador.
c1927> NQ 8. 30 de junior.
SOBRE UN MERIDIANO INTELLECTUAL
Despubs de la contraconquista intellectual efectuada por el mo-
dernismo en tierra de Espafia, parecia natural que nos crey6semos
con derecho a un tratamiento de igual a igual, en piano liso y
uniform, desterrado el tono protector. A ello nos alentaba, tambien,
la beligerancia que a hombres y cosas de nuestra Am6rica habian
concedido grandes espiritus de Espaiia. ZPor que surge ahora esta
cuesti6n de Madrid, meridiano intellectual de Hispanoam6rica-?
ZY por que precisamente desde las piginas de un peri6dico de
gente nueva y liberal como La Gaceta Literaria ?
Un peligro imaginario, tal el de alas turbias maniobras anexio-
nistas que Francia e Italia vienen realizando respect a Am6rica*,
Ileva al articulista a elucubraciones peligrosas y lo que es peor, un
poco sentimentales, que de plano es preciso rechazar evitando aun
las posibilidades de la replica. Ahora menos que nunca es propicio
el moment para polarizar, nuestra atenci6n frente a la gran
imantaci6n que ejerce Paris cerca de los intelectuales hispanopar-
lantes, porque es propio de este instant, de esta inquietud nuestra,
de esta sensibilidad nueva, un cosmopolitismo intellectual que borra
fronteras y ve con ojos desinteresados toda estrecha limitaci6n.
Ademis, esa imantaci6n que ejerce Paris sobre los intelectuales sur-
americanos, la ejerce tambi6n sobre los de otros muchos sitios, sin
olvidar los de Espafia. Prevenci6n semejante podria tenerse con
Rusia, que ha polarizado iltimamente la atenci6n de los intelectuales
de todas parties, y en gran escala la de los espafioles. jNo es sen-
sible asimismo el interns con que se recogen en nuestras revistas
las manifestaciones literarias y artisticas de Inglaterra y de Norte-
america? Sin embargo, el articulista de cMadrid, meridiano inte-
lectual de Hispanoamerica,, con una buena intenci6n que no es
dificil disculpar, nos leva de la mano a una encrucijada de su
propio invento y alli nos plantea una ardua cuesti6n: a~Qu6 vale
mis, qu6 prefieren los j6venes espiritus de Hispanoamerica? ISer
absorbidos bajo el hechizo de una ficil captaci6n francesa, que
ilega hasta a anular y neutralizar sus mej ores virtudes nativas, dej An-
doles al margen de la aut&ntica vida national, o sentirse identifi-
cados con la atm6sfera vital de Espaia, que no rebaja y anula su
personalidad, sino que mas bien la exalta y potencia en sus mejores
expresiones?,
Como el trance no es de muerte, sino de susto -y de susto un
poco teatral-, optamos por la sonrisa y el comentario, ya repuestos.
Algo asi, aunque exagerando la indignaci6n, han hecho los amigos
argentinos de eMartin Fierro. Hace tiempo que estos amigos venian
postulando que hubiera sido much mejor para nuestra indepen-
dencia intellectual que hubieramos adoptado el idioma de los con-
quistados y no el de los conquistadores. Uno de ellos nos decia en
carta: Lo finico apreciable en arte es la originalidad; y nuestros
antecesores no hicieron otra cosa que plagiar a los franceses, a los
ingleses y a todo el mundo. Todo pais original necesita un idioma
original; y nuestra mayor gloria fincari en que dentro de quince
afios los espaioles no nos comprendan cuando hablemos., Esta apre-
ciaci6n, que ahora volvemos a encontrar en ,Martin Fierro, explica
bien que hayan sido ellos los primeros en clamorear su protest,
con innecesaria acritud, sin tener en cuenta que en aquel articulo
de cLa Gaceta habia sus justificaciones y, de fijo, sus buenos
prop6sitos: a...este 'punto cardinal de vitalidad expansive', es abso-
lutamente puro y generoso y no implica hegemonia political o inte-
lectual de ninguna clase,.
Una buena lecci6n sera possible desprender de esta pol6mica: los
meridianos, aun cuando sean intelectuales, no pueden imponerse:
caen por afinidad spiritual. Aun cuando lo mejor, para el buen
navegante, sera poder rectificar la orientaci6n de su nave refiri6n-
dose a un meridiano cualquiera. Asi, unas veces sera el de Paris,
otras el de Londres, y muchas --por qu6 no?- el de Madrid. Hay
que estar dispuestos para el viaje de circunvalaci6n.
<1927 NQ 11. 15 de septiembre.
POR LA INDEPENDENCIA DE PUERTO RICO
Dibamos cuenta en nuestro nuimero anterior de la Ilegada a
La Habana de Pedro Albizu Campos, bravo espiritu portorriquefio,
gran avivador de conciencias, que recorre tierras de America reclu-
tando simpatias y adhesiones para la causa de la independencia
de su pais.
La llegada a nuestra honest y fidelisima ciudad de hombres
como Albizu Campos, suele producer en el ambiente un curioso fe-
n6meno de electr61lisis social. La reacci6n se manifiesta por dos
maneras asint6ticas: actuaci6n e inhibici6n. Un gran sector del
organismo colectivo -los elements llamados series, conservadores,
de orden- se inhibe. Otro sector, menor en proporciones -la in-
quieta minoria joven, rebelde por antonomasia- actfa ante el es-
timulo agudo, viva y misculamente. En medio de ambos polos de
reacci6n, queda la gran zona inerte de la masa, dificil conductor
de estas corrientes de simpatia desinteresada.
gTendremos que decir que nuestros aelementos de orden han
hecho el vacio en torno al mensaje de Pedro Albizu Campos, ir-
guiendo frente a 61 los aisladores de su prudencia o de su panico?
ZAcaso no es 6sa la actitud a que nos tienen acostumbrados?
Ha sido el grupo joven de siempre, con la excepci6n provecta,
tambi6n de siempre, de don Enrique Jos6 Varona, el que ha acogido
con fervor la idea del valiente pionero borinquefio, enderezada a
crear un estado de Animo'continental -y antes que continental
antillano- favorable a los anhelos liberatorios de la patria de Hostos
y Betances. Ese grupo de j6venes, presidido por la egregia ancia-
nidad de Varona, ha constituido la Junta Cubana por la Indepen-
dencia de Puerto Rico, y como primer signo de vitalidad ha lanzado
un sereno y enirgico manifiesto que nos abstenemos de publicar por
sus considerable dimensions y que suscriben tres de los editors
de 41927., en el cual se demand la adhesi6n de todos los cubanos
de buena voluntad a la causa de la independencia portorriquefia.
Quiza piensen algunos espiritus timoratos que es inoportuna la
publicaci6n de este manifiesto en visperas de celebrarse en La Ha-
bana el Congreso Panamericano.
e1927., aparte de reservarse sus opinions particularisimas sobre
el panamericanismo -porque esto si que no seria oportuno, aten-
diendo siquiera a razones de elemental cortesia- no lo entiende
asi. Acaso sea esta la ocasi6n mits propicia para que pensemos en
voz alta sobre el caso de Puerto Rico, caso hondamente preocupador.
Urge llevar al seno mismo del Congreso Panamericano el sentimiento
para toda la America ibera y muy particularmente para las Antillas.
uninime de la America hispanoparlante en favor de la independencia
de Puerto Rico. Si la conciencia antillana, que Pedro Albizu esti
despertando con su Ilamado fervoroso, no se manifiesta decidida y
en6rgica en ese Congreso, a la hora dramitica del balance, Zqu6
podremos cargar en nuestro haber?
Y no hay por qu6 retroceder ante temores fantisticos. ZPuede
temerse acaso hablar de libertades a un pueblo que pretend ser la
cuna de ellas, aunque en tristes ocasiones lo olvide?
<1927, NM 13. 15 de octubre.
EL SEXTO CONGRESS PANAMERICANO
El panamericanismo se apresta a celebrar en La Habana su sexta
representaci6n.
Si el especticulo resultase entretenido podriamos congratularnos
de su verificaci6n en nuestra San Crist6bal, como un aliciente mis de
la temporada internal. Pero las representaciones del panamerica-
nismo suelen ser aburridas. Tienen esa desventaja en relaci6n con
las del hispano, ibero y latinoamericanismo, de cuya comicidad mo-
lieresca tenemos buen conocimiento por estas repfblicas.
No podemos, sin embargo, dejar que empiece la comedia sin
acotar sus implicaciones dramiticas. Veinte naciones de tronco ib6-
rico y de ideales aut6ctonos, testificadoras y protestantes del impe-
rialismo yanqui, concurriendo voluntariamente a hacer viable un
juego escenico cuyo exito s61lo puede halagar al poderoso manager
del Norte.
Dariamos por no escrito lo escrito si la America hispanoparlante
fuera con dignidad a ese acto. Si cada naci6n fuera como prota-
gonista de su propio drama, no como miembro innominado de la
comparseria. Si el movimiento escenico no se realizase desde los
telares del Norte por bramantes tan burdos que todo el mundo ve.
Si la trama no estuviera ya planeada por un director de escena auto-
designado. En fin, si se llevasen palabras de verdad al seno de la
Sexta Conferencia y de ellas se derivasen soluciones concretas de
los problems americanos o una afirmaci6n honrada y valiente de la
conciencia iberoamericana.
Pero tenemos antecedentes de poco fiar. La labor de los con-
gresos panamericanos es, en su mayor parte,
Norteam6rica impone, no propone los temas. Y el coro de repfiblicas
acata si no expresamente al menos con su abstenci6n y su silencio
ticito. En estos moments esta comentando la prensa de habla espa-
fiola el papel hegem6nico que quiere Norteamerica desempefiar en
la Sexta Conferencia. Sobre tres postulados aprioristicos e inconmo-
vibles desea la naci6n de Coolidge que se afinquen los debates:
intangibilidad de la doctrine de Monroe -semilla de imperialismo-,
supervisi6n military -norteamericana, desde luego- en la zona del
Canal de Panami y oposici6n a toda liga continental. Ademas
-afirma la delegaci6n yanqui- se tratarin cuestiones econ6micas
y ensayos pacificadores, en un piano de tenue amiganza. La treta
es inocente: se pretend esquivar a todo trance cualquier tema que
ponga en descubierto a la political yanqui ante los ojos del mundo.
Es claro que de acceder las veinte naciones iberoamericanas a
estas peticiones de principio, huelga todo congress.
Preciso es decirlo en voz alta, con la cortesia que personalmente
nos merecen los delegados cubanos y los extranjeros que ya van
Ilegando; pero tambien con la miscula energia que las cuestiones
americanas demandan. Mientras a los c6nclaves panamericanos no
se eleven con Animo de discusi6n abierta, generosa y valiente los
problems vitales surgidos en las relaciones del Norte con el Sur,
tales como la independencia de Puerto Rico, la Enmienda Platt, el
pretendido derecho de intervenci6n armada, la interpretaci6n impe-
rialista de la doctrine Monroe, la cuesti6n del Canal, la cuesti6n
de Nicaragua, etc., el panamericanismo continuari siendo lo que
hasta ahora ha sido: tema abundante para discursos diplomiticos
y articulos de fondo.
41928, N" 18. 15 d(I nero.
EL IMPERATIVE DEL VICEVERSA
Que es el nuestro un pais contradictorio -pais de viceversa,
segfin la estereotipada expresi6n- se ha repetido tanto que la frase
ha llegado a perder todo su contenido intencional. Sin embargo,
bueno seria que analizisemos y repensisemos estos lugares comunes
que, muy a menudo, constituyen la verdadera caracterologia de
nuestro pueblo.
-Cuba, pais de viceversa,, es una de esas expresiones en que
nuestro pueblo ha volcado el certero sentido que indudablemente
posee de las realidades nacionales. El folklore criollo ha abun-
dado siempre en esas grificas cristalizaciones fraseol6gicas en las
cuales, burla burlando, con el proverbial desenfado de nuestras
gentes, se apunta una dolorosa verdad. No olvidemos aquellos dos
dramiticos versos de un son de moda:
Yo no tumbo calia,
que la tumbe el viento...
ZNo esti contenido en este distico uno de los aspects capitals
de nuestro problema agricola?
Burla burlando tocamos tambien una seria realidad cuando de-
cimos *Cuba, pais de viceversas,. Porque nada sintomatiza tanto
el desequilibrio organico de una colectividad como la flagrant
contradicci6n funcional que en ella se produce. Cuando la mano iz-
quierda se ve precisada a hacer lo que correspond a la derecha, sos-
pechamos que anda muy pr6xima la hora de amputar csta. Cuando
en una sociedad las funciones se subvierten y unas classes asumen
faenas y responsabilidades de otras y se aplican pretensas e inade-
cuadas soluciones a los problems y se da al CUsar Io que cs de Dios
y se vive, en fin, sin contar para nada con la realidad hist6rica,
political y econ6mica del moment, su metabolismo se ha alterado
profundamente y es la hora de adoptar providencias radicales y
salvadoras.
Nos ha sugerido estas consideraciones -de un tono quizA dema-
siado jeremiaco- la portada de uno de los iltimos nfimeros de la
mis regocijada y leida de nuestras publicaciones festival. Y aqui
tenemos otra vez el imperative del viceversa a que estamos aludiendo.
Se trata de una advertidora caritula de -La Semana, en que se
incitaba al ciudadano a no vender su tierra al extranjero, son pena
de erigirse en aguerrillero de la paz*.
Es tan obvia esta cuesti6n y tan lacerante el incivismo con que
le hemos vuelto la espalda, que esa portada de La Semana- tenia
todo el caracter de un llamamiento desesperado a la conciencia ciu-
dadana. Y aqui viene de nuevo a colaci6n la indole contradictoria
de nuestro caricter. Es un semanario festive el que necesita hacer
ese dramitico llamado. Es ese mismo semanario festivo una de
nuestras pocas publicaciones que estai tomando en serio las cues-
tiones series del pais. ZQu6 quiere decir esto? Que la otra prensa,
la que por su condici6n y autoridad esti llamada a enfocar las
cuestiones nacionales, orientar a las autoridades y al pueblo y su-
gerir sus soluciones, esti olvidando hacerlo. Esa portada de
Semana, era de double afecto: nos advertia el peligro y nos denun-
ciaba el silencio hecho en su torno por quienes tienen el deber
ineludible de hablar.
<1928 NQ 22. 15 de marzo.
LA QUESTION DEL NEGRO
Una aelitev inteligente y sensitiva de la raza negra ha comenzado
a disefiar un idearium cuyos focos parecen ser: la superaci6n es-
spiritual del negro, partiendo de un principio de afirmaci6n racial,
y la armonizaci6n de sus aspiraciones con las del blanco para la
constituci6n de un ideal nacionalista fnico.
La
ha sido nunca un problema para el blanco ni much menos para la
nacionalidad- esti sintetizada en esos dos puntos capitals. Una
generatriz de cultural y un indice de comprensi6n -en el fondo, de
cooperaci6n. Nunca han sido otras las bisectrices ideales de toda
convergencia de families, pueblos y razas.
Lo admirable es que sea precisamente el negro quien haya plan-
teado esta vez su cuesti6n en terminos de limpio doctrinarismo,
con un inimo ostensible de honrada sustanciaci6n y sin el menor
viso de resentimiento o recelo. Porque antes de ahora, blancos y
negros nos tenian acostumbrados a abrir la pol6mica de razas como
Vlvulas de desahogo a pasioncillas y rencores, cuando no para sus-
citar primitivos y, por consiguiente, ya anacr6nicos antagonismos
6tnicos. Y aun esto en forma esporidica e intrascendente, pues las
reacciones mis comunes han sido casi siempre un silencio vergon-
zante o resentido en unos y un rezongo inultamente despectivo en
otros. Por apatia o pereza, el blanco se ha inhibido de modo casi
sistemitico del studio y discusi6n de este asunto como de tantos
otros del dramitico cuestionario criollo. Y lo que en los hombres
de tez clara ha podido ser flojedad de espiritu, en los de tez oscura
ha sido orgullo o timidez est6riles. Les ha faltado a unos y otros
-cosa muy corriente entire nosotros- ese impudor clinic que se
necesita para aplicar a las cuestiones la luz dilacerante del anglisis.
Es curioso como ahora ciertas juventudes tropicales, puestas a me-
terse en honduras ktnicas, han preferido construirse un problema
nuevo con materials importados o de gabinete y se han movilizado
para una ut6pica reivindicaci6n del indio americano, como si nuestra
cuesti6n racial tuviera un cariz siboney o caribe y no evidentemente
afrocubano. Siempre que oimos a un cubano hablar del indoameri-
ricanismo como de cosa propia, pensamos en el complejo de igno-
rancia, ingenuidad y esnbbismo que suele dar origen a ciertos
movimientos. MAs que la deificaci6n de Hatuey, creemos sincera-
mente que debe interesarnos el conocimiento de Maceo. Los intereses
de una raza que cooper a nuestra emancipaci6n son doblemente
nuestros: primero, por un espiritu de mera solidaridad humana, for-
tificado por la larga convivencia; despu6s por un sentimiento nacio-
nalista, que arranca de las races mismas de la historic.
Pero importa mis que sea el negro y no el blanco quien d6
muestras de sensibilidad en esta cuesti6n. En 6ltima instancia es
una cuesti6n de cultural y el hacer de su entidad racial una entidad
cultural, con caracteres y valores genuinos, es tarea de las minorias
de color, de esas que ya estan sintiendoz mas que viendo el pro-
blema. Es una trayectoria de dentro a fuera la que hay que recorrer
y no viceversa, como ban podido pensar algunos que ban visto
exc6ntricamente la cuesti6n. Al blanco le toca la contribuci6n del
estimulo, de la expectaci6n fraternalmente acogedora y, sobre todo,
de la noble expeditividad.
Va todo lo dicho en el supuesto de un mutuo coeficiente de inte-
ligencia en ambas parties. No hablamos ni para el blanco ni para
el negro necio. Por encima de todas las diferencias ktnicas y biol6-
gicas, los espiritus inteligentes se hacen sus guifios de comprensi6n.
<1929> N9 30. 15 de enero.
EL MOMENT CUBANO
Los vientos del norte han herido en estos dias con frio crudisimo
nuestra sensibilidad piblica. El ataque, hasta hoy velado y mafioso, a
nuestra tierra, parece que ileva camino de realizarse en lo adelante
a cara descubierta. Mirando s6lo a su interns y al robustecimiento
de su miquina imperial se disponen los gobernantes estadounidenses
a dar las iltimas vueltas al torniquete de oro con que nos ahogan
lentamente.
La actitud de franca hostilidad, la absorci6n no disimulada, or-
ganizada por los politicos yanquis contra Cuba --con toda su
extrema gravedad y su amplia trascendencia- no ha extrafiado a
los editors de c1929-. Tampoco a nuestra mejor juventud, la que
consult el interns de todos y no el bolsillo propio antes de actuar
en nuestros problems politicos. Si a nuestros politicos de ayer y
de hoy. La ayuda norteamericana, --cobrada a interns usurario-
en la contienda por nuestra independencia levanta en muchos sec-
tores de nuestra sociedad enternecidas loas de gratitud. Todavia
se oyen en mitines y asambleas las continues referencias a nuestros
desinteresados vecinos, a los que nos dieron la libertad con su fuerza.
A6n gran parte de nuestro pueblo ingenuo y desorientado pone los
ojos en blanco ante los rascacielos formidable que nos ha dado el
capital de Norteam6rica y ante las playas fastuosas y los bateyes
con jardines y bungalows flamantes. Hemos estado durante afios
y lustros adorando -y labrando- la reja de nuestra prisi6n. Ahora,
cuando ya terminada se dispone su duefio a cerrarla, ponemos el
grito en el cielo, enarbolamos la banderita y el himno y queremos
hallar de improviso la salida.
Es innegable que se acercan --que estamos viviendo ya- dias
critics para nuestra tierra. ZEchados a un lado los antifaces, se
detendran ya los dominadores? Y, anquilosadas nuestras fuerzas
-nuestra virtud- en la actitud beatifica y contemplative, Inos
restaran animos y decision para el gesto salvador? gRecreara
nuestro pueblo en la adversidad, en la indigencia, los arrests pas-
mosos de otros moments quiza no tan dificiles ni tan decisivos?
gNecesitaremos del dolor y del hambre, del caldo de taburete, para
Ilegar a ver claro en nuestra realidad national e international,
para saber que el regalo y el lujo y el refinamiento que se apoyan
en elements ajenos no son siio crime?
A los hombres piblicos de Cuba cabe la gran responsabilidad
del moment present. A los j6venes hallar su soluci6n. Quizis si
ni el studio hondo de nuestra desintegraci6n, ni la energia en la
bisqueda del remedio necesario den el camino. La culpa de ma-
fiana estari mitigada al menos por el anhelo sincero de haber
querido hallarlo.
<1929> NQ 31. 15 de febrero.
UNA TARIFA Y UNA LECCION
Ha sido necesaria la agresi6n direct, sin los usuales eufemismos,
para que nuestros opinadores oficiales hayan variado su actitud
frente a la political de los Estados Unidos. Hasta hace poco la
cantata del agradecimiento henchia los pechos de viejos guerreros
y politicos. Es ahora cuando se empieza a dar cr&dito a alas ma-
jaderias de la muchachada antimperialista, que, curada del ro-
manticismo que tifi6 la ultima generaci6n mambi, ha aprendido a
considerar el problema cubano como una parte del problema con-
tinental. ~Qu6 elements habia para estimar que la actuaci6n del
yanqui respect de Cuba habria de ser otra que la observada con
otras Antillas y con Centroambrica? Si en todo moment el capital
estadounidense ha dado pie a la march imperialista hacia el sur
Ziba a renunciar a una batalla ficil, a la obtenci6n de unas tarifas
que, aun en perjuicio del propio pueblo norteamericano, asegurase
a sus magnates unos millones mis? ZPodia pesar en la decision
de las Cimaras de Washington -mandatarias de Wall Street- el
recuerdo seminovelesco de la buena fe jurada por otros hombres
a otras realidades? No eran pocos los cubanos ingenuos que asi lo
esperaban. Nosotros, hace muchos meses y desde este mismo lugar,
dijimos todo nuestro pesimismo y nos dolimos, una vez entire muchas,
de la candidez inexplicable de nuestros opinadores con clientele.
Nunca ha sido a1929, professional del grito, ni el gesto violent
-tantas veces irresponsable-le ha sido simpitico. Tan serenamente
queremos enrostrar este problema, que no negamos que cualquier
naci6n de las roidas por la codicia capitalist y en igualdad de cir-
cunstancias, hubiera actuado de la misma manera que Yanquilandia,
porque en todas ellas el beneficio econ6mico interno rige las acti-
tudes ptiblicas. Pero si esa es la regla Za que los eternos juramentos
de protecci6n, a qu6 esa fianza que no hemos pedido y que cada
dia asume ante el mundo, respect de nosotros, el gobierno de los
Estados Unidos? Si la norma ha de ser el interns de cada cual,
sabremos de antemano a qu6 atenernos y cada uno hari uso de
sus propias fuerzas.
Sea cual fuere el efecto de las nuevas tarifas norteamericanas en
nuestra economic, siempre les habremos de agradecer esta lecci6n.
<1929> NQ 38. 15 de septiembre.
MENSAJE A PUERTO RICO
ZA qu6 distancia estA Puerto Rico de Cuba, Cuba de Puerto Rico?
Juzgando por el trecho que hoy nos separa de conciencia a con-
ciencia, no se diria que somos de una contigiiidad vecinal -patios
del mismo caser6n antillano. Vivimos cercanos y remotos. Afio a
afo, el siglo ha edificado entire nosotros, con arquitectura yanqui,
treinta pisos de medianeria.
Pocas veces se habra contrariado una mis patente vocaci6n de
solidaridad. Vocaci6n geogrifica, hist6rica, cultural. Somos v6r-
tebras del mismo espinazo. El fuego andino, que invoc6 Marti, al
parecer tan initilmente, nos calienta por igual las dos tierras mu-
latas. Borinquefios y siboneyes debieron hacerse sefias a espaldas
del caribe en los tiempos virgineos. Recibimos juntos el bautizo,
la lengua y el hambre de Espafia. Juntos empezamos a enamorar la
libertad. Tr6pico -aqui y alli- de cafia y plitano, de negrada
y danz6n, de jibaro y guajiro. Morales Lemus, Hostos, Marti, Be-
tances, comprendieron esa hermandad en la sangre y en el sino.
Y nunca pensaron sino en una comfin decencia.
de Cuba y de Puerto Rico...
Vino el 98. La generosidad del yanqui nos separ6. Luego, la
avidez del mismo yanqui nos ha vuelto a igualar; pero no ya en
la vocaci6n, sino en el padecer. gA qui6n que nos juzgue hoy por lo
muy externo se le esconde el parejo destino, la condici6n id6ntica
por debajo de las discrepancies meramente formales y de grado?
S61o nos faltaba la hermandad en el dolor, y ya la tenemos.
Pero estos pueblos nuestros han heredado eso que laman el indi-
vidualismo espaiiol, que es una forma de no darse cuenta, de no
querer darse cuenta de las verdaderas garantias de la individualidad.
Los Estados Desunidos de Am6rica*, ha dicho melanc61icamente
Salvador de Madariaga. Y todavia en el Continente hay species,
hay variedades de geografia, de clima, de tradici6n, de composici6n
6tnica y social. Pero nosotros -Puerto Rico y Cuba- tan vecinos,
tan insulares, tan caribes sometidos, gc6mo podremos cohonestar
esta indiferencia en que vivimos?
Confesamos que la culpa es mis nuestra que de los portorri-
quefios. A Cuba se le subi6 un poco a la cabeza el vino nuevo de
la independencia. Y nos dimos tono: nos permitimos mirar un poco
por encima del hombro oriental a nuestros vecinos. Despues, sobre-
vino lentamente ese ccomplejo de inferioridad, que ha dicho alguien,
con sus gestos compensadores de exclusivismo y de suficiencia. No
pensando mas que en nosotros, queriamos consolarnos de no ser
siquiera nosotros. Y Puerto Rico, el hermano preterido, s6lo recibi6
de nosotros un compadecimiento pueril, porque a 61 no le habian
dejado ponerse tambi6n pantalones largos y salir solo de noche.
Hubo tambi6n, hay que reconocerlo, una equivocaci6n por parte
de los mis vigilantes de aqui. Se supuso a Puerto Rico -a todo
Puerto Rico- encantado de mascar chicle. La visit reciente de
Pedro Albizu Campos contribuy6 a desvirtuar algo esa noci6n gra.
tuita. Y las visits, luego, de algunos espiritus espafioles -Fernando
de los Rios, Amnrico Castro-, que pasaron de isla a isla. Ahora,
nuevas revistas -Hostos, cIndice- nos estin mostrando c6mo
hay en Puerto Rico todavia -Zo seri mejor decir c6mo hay ya en
Puerto Rico?- una juventud que pide, con nueva e inteligente ve-
hemencia, la dignidad de un estado patrio, de una cultural patria.
A esta juventud nos dirigimos. c1929- quiere, en el umbral de
1930, resucitar el suefio de una solidaridad antillana, devolverle sus
fueros a la natural vocaci6n. Buscamos otra vez aquello que quiso
Marti: cla uni6n sutil y manifiesta en todo, sin el asidero de la
provocaci6n confesa, de las islas que ban de sostenerse juntas, o
juntas han de perecer, en el recuento de los pueblos libres. Y ain
desoyendo la admonici6n political del Ap6stol nuestro, quisiiramos
volver a acariciar la ilusi6n -imagen verosimil en los horizontes
sin tasa- de una confederaci6n antillana que, con pauta japonesa,
pudiera ser cierta algin dia. ZDe qu6 han medrado siempre los
mejores impulses, sino de contemplar ut6picas lejanias?
Santo Domingo y Haiti, ahi estin. Esperamos a que despierte
en ellos la juventud dormida. Contamos con ellos. Pero ahora qui-
sieramos s61lo tender manos avidas sobre el Caribe a la juventud
fraterna de Puerto Rico -a la no sobornada ni impasible. Nos
sentimos unidos a su isla por un pasado de ideales y por un pre-
senate de inquietud. Amigos de Puerto Rico, reeditemos el viejo pacto:
-Hagamos por sobre la mar, a sangre y a cariflo, lo que por el
fondo de la mar hace la cordillera de fuego andino..
<1929% NQ 41. 15 de diciembre.
EL PRINCIPIO DEL FIN
El sefor Orestes Ferrara nuestro Embajador en Washington,
hombre de talent y de ironias, ha dicho recientemente refiriendose
a la crisis econ6mica que Cuba padece que ha llegado el principio
del fin. El principio del fin de la crisis, ha aclarado el autor de
Maquiavelo. Lo dice el sefior Ferrara cuando las tarifas contra
nuestro azicar han sido aprobadas por el Congreso norteamericano
y cuando los representantes de la industrial remolachera yanqui han
manifestado con sinceridad muy de agradacer que con las nuevas
barreras aduanales no se persigue otra cosa que la ruina total de
nuestras fibricas azucareras. Es decir, la ruina de toda nuestra
economic.
Pocas veces palabras diplomiticas -que por el hecho de serlo
pueden entenderse en sentido contrario del afirmado por quien las
dijo- han tenido tan cierta y dolorosa realidad. Si la intenci6n
turbia de situarnos en definitive condici6n de mendigos ha encon-
trado eco en los poderes yanquis, ipuede dudarse qu6 estamos en
las pueitas del fracaso final? Alguin politico vivo, de esos que se
mantienen al habla con el americano, alguin abogado honorable y
melifluo de esos que medran con las virutas que el cuchillo del
norte va dejando en su penetraci6n de la came cubana, algfin co-
merciante o industrial de los que consciente o inconscientemente
sirven de agents al capitalism estadunidense y a la maniobra
official cubana que ese capitalism orienta, dirin que la situaci6n
dista de ser desesperada y que la traditional amistad, el tutelaje
jurado en Santiago y los discursos emocionados lo resolveran todo
en nuestro beneficio. No es tan possible que el pueblo, que lo mis
sensible de nuestra gente nueva, siga comulgando con ruedas de
molino remolachero. Las verdades -las grandes verdades dolo-
rosas- no se dicen hoy en alta voz. Pero no se pueden ocultar
cuando se nos echan encima violentamente. Cuando nos las dicen
los hechos y los hombres que determinan esos hechos. Hasta
cuindo mandatarios y poderdantes querrin ignorar la extrema gra-
vedad del caso cubano? lCuindo, quienes pueden, se dispondrin
a encarar nuestra realidad econ6mica en su verdadero caricter, como
realidad tipicamente colonial exigente de medicaci6n en6rgica y gra-
duada a nuestras fuerzas iticas y political? ZNo ha de ser el prin-
cipio del fin el moment determinante de la acci6n maxima?
(1930) NQ 48. 15 de julio.
PIGMENTO Y CIVILIDAD
Hombre es mas que blanco, mas que mulato, mis que negro.
Cubano es mas que blanco, mis que mulato, mis que negro. En
los campos de batalla, muriendo por Cuba, ban subido juntas, por
los aires, las almas de los blancos y de los negros.*
1Habri que recorder una vez mis las palabras de Marti?
Porque no basta condenar la barbarie con que el yanqui del sur
aplica la ley de Lynch en su pais. Hay una forma de linchamiento
moral que tambiin cuenta entire las gentes cultas. La incultura no
estriba en la materialidad del dafio, sino en la afrenta de la poster-
gaci6n, en esa marca de pretensa y gratuita inferioridad que cla-
vamos sobre la piel -diversa, pero no distinta- del hombre de
otra raza.
Compensa algo que la conduct de la sociedad cHabana Yacht
Club, impidiendo el acceso a su edificio a los atletas de color de
la Repiblica de Panama, invitados a los Juegos Olimpicos Centro-
americanos, haya merecido la repulsa de toda la opinion publica.
(Salvo, naturalmente, la de esos pequefos grupos de arist6cratas.
pepillitos que creen todavia en la eficacia de un pedigree.) Pero
es penoso que contra un muro levantado por prejuicios raciales,
que no tienen sentido en una repiblica democritica, edificada con
el esfuerzo parejamente heroico de blancos y negros, se haya estre-
Ilado esta vez la proverbial hospitalidad criolla.
No son, sin embargo, los negros, quienes mis deben dolerse.
Somos los blanco los que tenemos el deber de sentimos avergon-
zados de que hombres de nuestra raza hayan dado tal ejemplo de
intransigencia e incivilidad. Como meros hombres primero, como
blancos despues, hemos sentido dos veces esa bofetada que se ha
querido dar en la cara del negro y que no ha tenido otra virtud
que colorear de rubor nuestra propia cara.
El -Yacht Club, al cerrar su puerta a los negros el dia del triste
incident, dej6 la justicia de la parte de afuera. Dentro qued6, a
lo sumo, un mero prurito fisiol6gico de pigmentaci6n.
<1930. NO 44. 15 de marzo.
COLONOS CONTRA LA COLONIA
Las iltimas deliberaciones de la Asociaci6n Nacional de Colonos
merecen comentario y meditaci6n. Se ban distinguido, por gran
suerte, de las habituales en nuestro organismo de orden econ6mico
y precisa sefialar la orientaci6n inusitada.
Sabemos lo que hacen las Ilamadas fuerzas vivas. Hasta hoy
s6lo se han acordado de Santa Barbara cuando truena en el tejado
propio: sustanciaci6n apasionada y, desde luego, indocumentada, del
problema inmediato, alharaca epil6ptica alrededor de la filtima pe-
ripecia, griteria cuando se here al pequeflo predio de cada cual.
Y pasado el peligro, o consumada la agresi6n a los bolsillos sen-
sibles, vuelta a la despreocupaci6n criolla y a la espera del re-
medio providencial. De otro modo procedieron los colonos en su
filtima asamblea.
El senior Rodriguez Blanca planted a la Asociaci6n Nacional
de Colonos no el conflict intrascendente de algiin asociado ni la
inminencia de un mal pasajero. En un documentado informed dijo a
los colonos la gravedad del caso agricola de Cuba como derivado
de una triste realidad econ6mica, de un estado tipicamente colonial.
La absorci6n por el Imperio del Norte produce rapidamente la
desaparici6n del pequefio agricultor criollo; la existencia de los
subproductos privados en manos del latifundista yanqui decide la
ruina del pequefio comercio, finico ya en manos cubanas; los ferro-
carriles del ingenio lejos de ser vias de intercambio y caminos de
cultural son tentaculos para el dominion sin competidores; el poblado
que crece junto a la fabrica de azfcar esti al margen del Poder
del Estado; el jamaiquino y el haitiano que la Compafiia omnipo-
tente import en cada zafra deja morbos fisicos y morales en nuestra
guajirada; las siembras de cafla tpor administraci6n, reduce al
campesino a miserable bracero trashumante. Y todas estas graves
cosas que analiz6 de modo imparcial y sincere el seflor Rodriguez
Blanca fueron oidas con emoci6n y aprobadas con aplauso general.
Como el informant, estimaron los colonos todos que una energica e
inmediata acci6n legislative pueden detener afin el process destructor.
Sefiales tan elocuentes nos hacen repetir la misma pregunta que
no hace dos meses nos hicimos desde aqui: Ni afin en el principio
del fin nos levantarA unidos el instinto de conservaci6n, el miedo
a morir? Los colonos cubanos deben responder sin tardanza a esta
interrogaci6n haciendo que el politico que le pide el voto y le vuelve
las espaldas se disponga a la defense de sus intereses, que es la
defense de la personalidad criolla. Si el legislator que sonrie al
latifundista sigue dando oidos de mercader -de politico- a la
angustia cubana, sera tiempo de pensar en caminos mis duros y
mis duros.
d193(0 NQ 46. 15 de mayo.
MAQUIAVELADAS
No content con haber defendido y elogiado en la Sexta Con-
ferencia Panamericana, ante el asombro de los representantes libres
de los mis libres pueblos de America, el llamado derecho de inter-
venci6n, nuestro embajador en los Estados Unidos, Orestes Ferrara,
ha venido insistiendo desde entonces en esa opinion y acaba de
explanarla -suponemos que con su habitual especiosidad- en un
libro acerca de la doctrine de Monroe y sus derivaciones conti-
nentales. Libro del cual aun no ha llegado a Cuba mAs que los
ecos satisfechos de la prensa yanqui y de sus trusts distribuidores
de informaci6n.
Nunca nos sorprendi6 en el doctor Ferrara esa opinion, ni le ne-
gamos, como ciudadano te6rico de Cuba, su derecho intellectual a
sostenerla. Ferrara es un pequefio Maquiavelo de aluvi6n, muy
expert en gallardias... parlamentarias. Lo que si negamos es que
sea 16gico, licito o decoroso, que un representante diplomitico de
la Repfiblica insist en propugnar official y oficiosamente una opinion
a la cual la conciencia cubana mis digna -que es la mayoria de
los cubanos-no ha escatimado nunca su abominaci6n.
Por desdicha, la voz de esta conciencia no es la que Ilega al mundo
por las vias impresas. Se allana, en cambio, el camino astuto de
la letra de molde yanqui para esas demostraciones de solidaridad
con el criterio del Norte. que nos present. ante los recelosos o los
dolidos de 6L como un triste pueblo de paniaguados, como an ver-
dadero caso de masoquismo nacionaL <1930, cuya pequefia voz
alcanza a no pocos de los mejores espiritus de America y de Europa,
consigna ante ellos su protest. Los maquiavelismos del embajadoi
italiano de Cuba en Washington no representan sino por contrast
los sentimientos del pueblo de Cuba que siente y que padece.
c1930 NV 48. 15 de julio.
LA AGRESION AL TRABAJO
Se plafie en todos los tonos la crisis del capital Pero al menos
se plafie. Hay otra crisis mis dramitica, mis angustiosa, desde el
punto de vista national, desde el punto de vista human, que no
puede plafiirse, que parece delito mencionarse siquiera.
La industrial y el comercio pueden todavia decir su penuria, di-
latar la hora del desastre con reajustes que suprimen y merman hasta
el hambre el journal del obrero, defenders en el privilegiado reducto
que el estado burgues no niega a las classes capitalistas, aun en las
ipocas de mayor acritud fiscal
Pero el trabajo gqui puede?
Todo se niega al trabajo en el moment en que el trabajo es acaso
nuestro fnico capital. Se persigue y encarcela a los obreros bajo
la acusaci6n c6moda y no comprobada de comunistas; se les impide
organizarse legalmente para la defense de sus intereses; se conduce
a mujeres trabajadoras a la barra del correctional con el imaginario
delito de hacer colectas para mejorar la situaci6n de sus camaradas
press o sin trabajo; se suspended reuniones pacificas de trabaja-
dores; se niega el derecho de reunion de los trabajadores bajo el
pretexto del posibles alteraciones del orden pfiblico; se acosa, en
fin policialmente y por todos los medios a las classes proletarias sin
permitirseles la mis just y elemental reivindicaci6n.
Esta situaci6n cuya resonancia en el extranjero es ya palmaria,
ha llegado a un grado tal que la Federaci6n Americana del Trabajo,
organizaci6n burguesa, servidora del capital estadounidense, ha in.
tercedido mas de una vez cerca de nuestro gobierno para que se
reconozcan al obrero determinados derechos que no se le niegan ni
en aquellos passes, que desde el punto de vista social marchan mns
a la zaga. iTriste cosa que un organismo extranjero tenga que re-
cordarnos cuales son los derechos primaries del hombre que tra-
baja! Lo que nuestra miopia burguesa no ve, conmueve la sensi-
bilidad capitalist de la -Federation of Labor-. El golpe asestado
en la piel del obrero cubano duele en la piel del obrero yanqui antes
que en nuestra piel y se acude primero al remedio donde el sintoma
se refleja que donde escuece como llama viva.
4A d6nde vamos, a d6nde queremos ir con esta political cuya
crueldad solo result levemente atenuada junto a su torpeza?
Malos consejos dio siempre el hambre -el hambre que ya pre-
side la mesa de nuestros hogares proletarios- pero 4qui decir
cuando se amasa con la justicia y con la opresi6n?
<1930 N9 50. 15 de septiembre.
VANGUARDISMO
I
Parece que ya va siendo pertinente afilar la palabra avanguardia
con ese ISMO de militancia. Porque, elementalmente considerado,
todo ISMO es como una proa en que se juntan, fortalecen y afinan
las cuadernas de un velero social. Indica, por lo pronto, la profe-
sionalizaci6n, la corporizaci6n militant de una actitud que, habiendo
sido en su comienzo vaga y dispersa, ha logrado alistar muche-
dumbre de secuaces apasionados y determinar un amplio estado de
conciencia. ISMO vale tanto como decir ixito de una acci6n, o por
lo menos, de un llamamiento. Es el gallardete que se le pone a un
intent doctrinal; es lo que da, a ciertas concepciones hist6ricas,
dejo de clarin. Protestantes o rominticos, por ejemplo, no fueron
nada en tanto no lograron former Protestantismo o Romanticismo,
categories.
Ya lo de vanguardia a secas pertenece a un trivium dejado atris.
El vocablo, con ser tan metaf6ricamente expresivo, sefiala una 6poca
de proposiciones, de tanteos, de entusiasmos apost6licos y aislados.
Pero ya aquella actitud petulante de innovaci6n, aquel gesto des-
abrido hacia todo lo aquiescente, lo estitico, lo prestigioso de tiempo,
aquella furia de novedad que encarnaron Marinetti, Picasso, Max
Jacob, han formado escuela. Termin6 la predica de los manifiestos.
La cruzada es hoy de milicia no digamos organizada, pero si copiosa
y resuelta, con sus campamentos y sus juntas de oficialidad.
Ahora bien: cuando esto sucede, cuando las actitudes indivi-
duales de excepci6n se convierten en avances gregarios de minoria,
ya no es possible tolerar mis la vaguedad inicial de doctrine. Va-
guedad; es decir, puras negaciones o simples sugerencias positivas.
El ISMO es un compromise multiple que exige su credo diafano:
una responsabilidad a la cual le urge precisar sus condiciones.
Se me diri que no es possible que se forme legi6n en torno de
una incertidumbre. Pero, sobre que la historic nos tiene harto de-
mostrado lo contrario, basta recorder la calidad ingenua y confiada
de los entusiasmos del grupo. El individuo aislado es exigente de
concreciones; en compaiiia no lo es, porque siempre presume que
su camarada ve claro lo que a 61 se le figure borroso. Esta con-
fianza, este vago sentido de complementaci6n es lo que hace tan
peligrosas a las multitudes, capaces siempre de ensoberbecerse y
airarse por un mito que sus components, uno a uno, no sabrian
sustentar. MAs que las concepciones claras, mis que las netas con-
vicciones, ban contagiado siempre su lirismo las meras actitudes de
reacci6n o de discrepancia, por cuanto ellas tienen de redentor de
la rutina, es decir, de mera innovaci6n. La simple novedad es, para
muchos espiritus sensibles, una entelequia. De aqui que result de
veras habitual que todo movimiento renovador, como los sistemas
astrales, comiencen por una nebulosa.
Pero a la postre, repito, nutrido el movimiento, por lo mismo
que gana su extension cosmopolita lo que pierde en contacts y en
sugestiones personales de confianza, se impone la urgencia de defi-
nirlo, de formular su teoria.
Ya he apuntado que decir la innovaci6n*, la novedad, asi sin
dismo? ZCuil su raz6n seria de ser?
Ya he apuntado que decir -la innovaci6n, la novedad, asi sin
mias, equivale a posponer el problema con un vocablo. Porque en
seguida cabe preguntar: gY que tipo de novedad es ista? ZNo-
vedad absolute, relative? gNovedad de esencia, o de formas? jQu6
cosa es, en fin de cuentas, lo nuevo? Qu6 busca, qu6 se propone
esta muchachada del dia que hace pinturas vulgarmente tenidas por
cfeas, mfisica ingrata a tantos oidos, literature ininteligible para
muchos espiritus?
Contra la pretensi6n de los j6venes que clamamos por un arte
nuevo, se opondra siempre, con ademain poderosamente esceptico y
peligrosa fuerza de simpatia, la vieja convicci6n de que nihil novum.
sub sole. ZC6mo contestarla?
En faenas sucesivas, quisiera aventurar un ensayo de soluci6n a
este problema que punza a cada instant la probidad de nuestras
conciencias, pues nada hay tan intelectualmente angustioso como
una adhesion spiritual que no acertamos a cohonestar racionalmente.
II
LA FISONOMIA DE LA EPOCA
ZCuil es la raz6n de ser del vanguardismo? jC6mo se explica
y justifica esta inquietud renovadora que todas las generaciones han
conocido en alg in grado, y con particular intensidad, a lo que pa-
rece, las generaciones j6venes de hboy?
Es casi un axioma hist6rico, no poco en boga actualmente, el
que establece que cada ipoca tiene una morfologia, una fisonomia
peculiar. Ciertos grandes acontecimientos, generalmente suscitados
por la concentraci6n de fuerzas sociales de indole muy diversas, han
tenido la virtud de alterar las costumbres, las actividades, las preocu-
paciones de una ancha porci6n de humanidad. Tales, para la civi-
lizaci6n occidental, el Cristianismo, la invasion de los birbaros, el
Renacimiento -con su secuela religiosa, la Reforma, y su secuela
political, el descubrimiento de America-. El tiempo que media
entire estas profundas variaciones es lo que, mis o menos convenida
y conscientemente, solemos llamar una 6poca. La nuestra, como ya
veremos, es el clima de la que se inici6 a comienzos del pasado siglo,
con la Revoluci6n Industrial, acontecimiento mas ligado de lo que
se suele advertir con su concomitante, la Revoluci6n Francesa, y
con su natural reactivo el Romanticismo, erupciones a mi ver del
mismo foco volcinico.
Pues bien: parece un hecho de corriente observaci6n que cada
una de esas epocas present, mas all y por debajo de todas sus
vicisitudes intestines, una sorprendente homogeneidad de contenido,
una obvia asolidaridad consigo misma, segin la frase de Ortega y
Gasset. Sus aparentes contradicciones, sus incertidumbres, sus cis-
mas y rebeldias son las reacciones naturales contra esa unidad car-
dinal de conciencia por parte de las fuerzas conservadoras, afiorantes
de lo anterior, o bien por las fuerzas propulsoras, acuciosas de lo
venidero. Asi mirada, result pues toda 6poca un estado mayoritario
de conciencia -es decir, de ideologia y de sensibilidad- defen-
di6ndose de dos minorias inconformes: una, primeriza y recalci-
trante, que quiere volver sobre lo andado; otra, mas adelantada y
postrera, que pifia contra la rienda que la modera.
Este drama tan evidence, esta guerra civil de las 6pocas, es el
hervor que las salva de estancamiento, la oscilaci6n que les mantiene
su ritmo e impide tanto la precipitaci6n como la inercia est6riles.
Pero lo que import ahora advertir es que, en el fondo de esos
periods hist6ricos, hay siempre un gesto, un estilo, un ritmo pre-
ponderantes que influyen sobre todas las forms no -deliberadas
de conduct; y digo no- deliberadas, para excluir por el mo-
mento las manifestaciones que toman su origen y pergenio en la
volici6n individual, como el pensamiento y el arte, sefialadamente.
Las instituciones de caracter espontineo, las costumbres, las diver-
siones, las modas, los prejuicios o creencias gregarias, las maneras
sociales, las faenas utilitarias y hasta el lenguaje, contraen por la
coetaneidad un parentesco que les da inequivoco aire de familiar.
Unas cuantas fracciones comunes marcan la semejanza. El Cris-
tianismo introduce, o por lo menos fomenta en el vivir cotidiano
un sentido provisional de la existencia terrena, sentimientos de ab-
negaci6n y de piedad, filosofias renunciadoras que, en la misma
media en que tonifican los espiritus, debilitan la contextura social
de la 6poca y facilitan la conquista de los birbaros; 6stos, a su vez,
traen un culto de la fuerza, una ingenuidad primitive y un sentido
militant y jerirquico que dictan el feudalismo e imponen un cariz
organico y pugnaz a la misma Iglesia humilde de Cristo. El Rena-
cimiento y la Reforma vuelven por el albedrio spiritual del indi-
viduo, por los fueron de la curiosidad, de la especulaci6n, de la
aventura --que tambi6n es una suerte de especulaci6n geografica-
y auspician asi el descubrimiento y conquista de America. Ya a
fines del siglo xvm, la Revoluci6n Industrial, poniendo sfibitamente
de manifiesto las maravillosas posibilidades de lucro en la indaga-
ci6n de la material y en el rigor de los m6todos de explotaci6n, im-
pone una subida estima de la utilidad, de la eficacia, de la economic
y del HIamado sentido practice; y esa estima, atacada sin cesar desde
el Romanticismo por las fuerzas renovadoras, se extiende hasta
nuestro tiempo y le imprime su sello hist6rico a la epoca en que
vivimos.
Si se admite como cierto que todas las producciones indeliberadas.
esto es, inconscientes de cada epoca, asumen, por modo mis o menos
ostensible, esa fisonomia comfin, Ise podri decir lo mismo de las
actividades deliberadas, de las que, como las formas normativas
de la cultural, son en gran media una creaci6n de la voluntad in-
dividual? El pensador en su gabinete, el artist en su taller, Ise
conforman tambien con el espiritu o conciencia de la 6poca? ZAsu-
miri su obra, por lo menos, algiin parentesco formal con ella?
Me parece evidence que la respuesta envuelve una cuesti6n de
hecho. Unos pensadores y artists se conforman, se mueven en ritmo
con su tiemp6; otros no. Pero aqui estamos ya en presencia de uno
de los puntos cardinals que urge aclarar. Lo que realmente importa
decidir a todo hombre de conciencia responsible en si su faena in-
telectual o artistic, sus criterios, su tipo de sensibilidad deben o
no ser fieles al moment hist6rico en que se produce, y en caso de
que tal cosa se conceda, c6mo ha de evidenciarse esa simpatia con
la 6poca.
Una aclaraci6n previa se impone, sin embargo, con pareja ur-
gencia. Esa fidelidad a discutir no es lo que habitualmente y con
justificado menosprecio llamamos conformismo. No se trata de
precisar si el hombre de espiritu creador debe o no estar de acuerdo
con determinadas doctrinas o actitudes privativas de la epoca; sino
hasta que punto ha de revelar su obra una preocupaci6n con el sen-
tido general de su tiempo y una asimilaci6n a sus formas expresivas
mis caracteristicas. Pues claro esti que un pensador o un artist
puede vibrar al unisono con la cadencia mas honda y mis amplia
de la 6poca y, no obstante, o tal vez por eso mismo, mantenerse
sordo a ciertas fanfarrias incidentales. Una 6poca se caracteriza
tanto por sus nuevas formas de acci6n como por las reacciones,
tambi6n nuevas, que aquellas provocan. ZQui6n dudari de que
Vigny, romAntico por excelencia fue un poeta muy de su hora?
Mas lo fue, no porque compartiese el s6rdido egoismo de la bur-
guesia maquinista que la Revoluci6n Industrial endios6; antes, pre-
cisamente, porque abomin6 de ella con tan austera elocuencia. Sin
embargo, el opulento John Bell de su drama tChatterton, era tan
cromintico, hist6ricamente, como el mismo poeta del triste des-
tino. ZNo aspiraban aquellos industriales incipientes de 1800 a un
laissez faire econ6mico, con el mismo espiritu hist6rico con que la
gente de Hermani a un laissez faire artistic? ZNo eran ambas ac-
titudes, cada una a su manera, una reacci6n contra el ancient regime
en lo que respectivamente les concernia?
Pero esquivemos los tentadores meandros de la divagaci6n y re-
tornemos a nuestro punto de mira. Sentado sin esfuerzo que cada
6poca tiene una fisonomia peculiar, trWtase de esclarecer ahora si
existe lo que, en t6rminos siempre gratos, pudiera llamarse un im-
perativo categ6rico del tiempo; es decir, si el pensador, el artist,
el obrero intellectual han de ser representatives hasta en sus incon-
formidades. El intent de la pr6xima faena sera, pues, averiguar en
qu6 se funda racionalmente la presunta obligaci6n del hombre de
espiritu creador a marchar con su epocas.
III
EL IMPERATIVE TEMPORAL
Entre pompiers y acad6micos, de un lado, y vanguardistas o,
sencillamente, nuevos,, de otro, anda hoy el juego. Diriase mejor:
el drama.
Porque realmente hay un tono de aspera pugnacidad en el con-
flicto entire unos y otros. Un acento pat6tico en el rezongar de los
apasadistas, que se defienden; un timbre de irritaci6n y de inso-
lencia en los innovadores que atacan. Y, desde luego, la voz senti-
mentalmente mis conmovedora es la de los primeros, tremolo airado
o dolorida reticencia de quienes se sienten victims de una injus-
ticia, mirtires de una fidelidad. Lo que les lastima no es tanto la
urgencia innovadora del mis juvenile ej6rcito, cuanto las negaciones
y desprecios absolutos que esgrime contra ellos. c gQu6 cosa es ser
nuevo? -se dicen desesperadamente-. qPor qu6 ha de haber
novedad en el arte, que es eterno; en la sensibilidad, que esti siempre
hecha de los mismos sentidos, de los mismos nervios?- cY, sobre
todo: Zpor qui no somos tan dignos artists los fieles a las normas
establecidas como estos cultivadores de lo feo y de lo arbitrario?
jPor que es malo ser como Velazquez y bueno ser como Picasso?,
Las preguntas son ingenuas, simplistas, llevan su obvia derrota
en si; pero tambi6n su respetabilidad, por cuanto son sinceras. Nada
se logra, desde el punto de vista de la inteligencia, con desdefiarlas
petulantemente; lo urbano, lo just y lo racional es contestarlas res-
petuosamente o, por lo menos, hacer el intent de ello.
Respetuosamente... He ahi algo dificil. Estamos atravesando
-lo dijo ha poco entire nosotros el pensador espaiol Fernando de
los Rios- una crisis del respeto. Cunden vientos de revoluci6n
political, social, cultural sobre la faz del mundo, y toda revoluci6n
es, gen6ricamente, una acumulada falta de respeto que toma la
ofensiva. Lo que diferencia mis externamente a cpasadistas y
evanguardistas, es que aqu6llos conservan todavia sus respetos, y
6stos, no. Los no-nuevos, por respetar, respetan hasta a sus mismos
enemigos. Tales comedimiento y cortesia hacen su estado de animo
todavia mis simpitico al mero espectador. Su transigencia es lecci6n
de la Historia, maestra de humildad. No desconocen ellos que el
progress de la cultural ha estribado en una larga series de innova-
ciones mis o menos espaciadas, y que todo innovador genuine fue,
como diria Carlyle, primero cafioneado y luego canonizado. Esta
vicisitud reiterada, clisica, es impresionante. Ante ella, conscientes
de ella, los conservadores mis inteligentes no pueden menos que
preguntarse, como los fieles maridos engafiados: c Seri verdad,
Dios mio?, -pregunta angustiosa, en cuya entrafia palpita la in-
certidumbre de si los arbitrarios y
clisicos de mafiana. La duda acaba por conducirles a la admisi6n
del possible m6rito contrario; es decir, al respeto.
No ocurre asi con los nuevos. Revolucionarios al fin, son in-
transigentes a raja tabla y a macha martillo. Aceptan o niegan de
piano; y las mis osadas son sus negaciones. En su furor nihilista,
tachan de hueca o falsa toda la obra del pasado. Repudian hasta a
los mismos dioses; no se salvan de ellos sino, a lo sumo, aquellos
que, como el Greco o Stendhal, tuvieron algo de nuncios o de pre-
cursores. Los demis: jacadimicos! ipompiers!
Ya dejo indicado que hay que disculpar esta falta de respeto,
explicandosela. La mesura es fruto de la paz. Lo que hace tan
abominable la guerra es que no puede haberla sin extremes de en-
safiamiento y de injusticia: es una ilusi6n hip6crita eso que los
grandes cohonestadores politicos llaman aguerra justas.
Ni son excepci6n al exceso de violencias las luchas de la cultural;
pero a quien pretend situarse, con mirada filos6fica, por cima del
combat, no le seri licito compartir la safia de los combatientes ni
en el juicio siquiera; antes le incumbe sefialar su exceso y su im-
procedencia. Hay que decir bien claro, pues, que ser nuevo no es
-ni para ser nuevo se exige- la negaci6n o el menosprecio de toda
la obra prestigiada por el elogio de los siglos. A lo sumo, seri to-
lerable la desestimaci6n de los que, en nuestro tiempo, quieran re-
petirla. Pero Velazquez y Beethoven seguirin siendo inmarcesibles
y ejemplares artists, cualesquiera rumbos tome el arte en lo future.
Ahora bien: lo que nos propusimos decidir es si tales viejos
maestros deben seguir diciendo, hoy dia y para siempre, las normas
a sus artes respectivas, o si, por el contrario, hay que limitarse a
admirarlos como cumbres zagueras y lejanas, siguiendo en seguida
nuestro camino inexplorado. Esa pregunta lleva implicita esta obra,
que concrete ya la fase present de nuestro prop6sito: ZEs licito
hacer arte como el de otras 6pocas, o result por el contrario, impe-
rativo que nuestra obra traduzca la fisonomia peculiar del tiempo
que vivimos?
Contestar6 escuetamente mi sentir. La manera vieja es licita y
justificable; pero ya no es fecunda ni vitalmente interesante. Siempre
seri grato, a no dudarlo, encontrar un hombre de retina tan sen-
sible, de mano tan diestra, de espiritu tan sobrio que pinte como
Velazquez, es decir, que reproduzca, aunque no la renueve, la emo-
ci6n est6tica de asombro ante la fidelidad objetiva que Velazquez
nos dio. Superar esta fidelidad seria punto menos que impossible.
Artista tan egregiamente dotado no pasaria de ser un simple reite-
rador, con una posibilidad de innovaci6n meramente temitica, de
interns s6lo para los espiritus infantiles que buscan en el arte la
fruici6n anecd6tica contra la cual ya nos precavia Te6filo Gautier.
Pero ya ese arte, en lo esencial reproductive, consabido, mim6tico
y traditional, no nos comunicara sino, a lo sumo, una subalterna
delectaci6n en la t6cnica; estara vacio de todo mensaje y, por con-
siguiente, no nos movers vitalmente. Cuando mis noble, el placer
que de 01 derivemos sera puramente plat6nico, como el que nos
infunden las bellas ruinas o, mis justamente los remansos campestres
en que la Naturaleza se nos present absolute, tal cual, desligada
de todo artificio y trajin humans. Y asi como estas visions rurales
tienen un encanto perenne para los espiritus no combativos, que
gustan retirarse del emundanal ruido, asi como una cumbre nevada
seri siempre un Apice de sereno content para todo hombre sensible,
el
las reserves de nuestra predilecci6n. Pretender lo contrario supone
negar una experiencia demasiado reiterada y substanciosa para es-
timarla cosa de sugesti6n, pensar que las revoluciones pueden ser
absolutamente end6genas, sin vinculaci6n con el pasado, cuando re-
sulta indudable que toda revoluci6n no es sino el clima dramatico
de una larga evoluci6n.
El arte viejo sera siempre un t6nico; pero -tolereseme el farma-
copeismo- no pasari de ser un t6nico reconstituyente, y al arte
hay tambi6n derecho a exigirle una tonicidad estimulante. No s6lo
ha de devolvernos la vieja vida; sino tambi6n prepararnos para la
nueva: hacernos Ilevadera, es decir, ineligible, la vida de nuestro
tiempo. Esto, claro esta, s6lo puede lograr el arte nuevo de cada
epoca, el arte que traduce el ritmo y las preocupaciones de su ac-
tualidad; el arte que, sin haber pasado anim por los alambiques se-
culares que lo acendran en esencia eterna, se nos da agrio y picante,
como vino de lagar, con todos sus fermentos primerizos y todas sus
impurezas. ZPor qu6 es ese arte mis estimulante y, por ende, mis
fecundo?
Sabido es que todo problema vital es un problema de adaptaci6n.
Este principio cardinal es tan viejo y esti ya tan generalmente ad-
mitido como cierto, que resultaria ocioso substanciarlo. Adaptarse
a la circunstancia mias real es vivir; desinteresarse de ella u opo-
n6rsele es caducar. ZQu6 raz6n puede haber para que el arte, como
forma plistica o como forma de pensamiento, se sustraiga a esa
ley biol6gica? Todas las actividades individuals o colectivas del
hombre se enderezan, mis o menos conscientemente, a realizar ese
prop6sito instintivo de adaptaci6n como norma de supervivencia.
El arte tambi6n ha de aspirar, pues, a la plasmaci6n, en formas tan
expresivas como sea possible, de lo circunstante -o si se quiere, de
la impresi6n esencial que deja lo circunstante. Su formula es: la
mayor cantidad de actualidad real en la menor cantidad de lenguaje.
Y no importa que este lenguaje sea descriptive o arbitrario: lo que
importa es que tenga una verdadera elocuencia propia. Una pierna
monstruosa de Picasso o de Epstein logra su finalidad actualizante
y emotional tan bien o mejor que una pierna fidelisima de academia.
Aqu6lla, aparte su superior elocuencia plistica, nos dice mis clara-
mente, aunque con mis arbitraria referencia a lo externo, el sentido
de la 6poca desmesurada que vivimos.
Mas no anticipemos el moment de sugerir c6mo se expresa la
fidelidad del arte nuevo a nuestro tiempo. Resumamos por hoy
diciendo que el arte es, cardinal, aunque no exclusivamente, un
medio de adaptaci6n biol6gica mediante el cual nos percatamos
mejor de lo coetaneo y circunstante. El artist de temple revolu-
cionario, de sentido politico, hard, por imperative interno de su
curiosidad, ese arte nuevo o de interpretaci6n temporal Pero siempre
habri artists puramente contemplativos que acudirin a las inspi-
raciones absolutas o naturales. La lucha entire pompiers e innova-
dores serA tan eterna como la de burgueses y romanticos. Contra el
mandate de cada 6poca, que exige al arte su tribute de comprensi6n
y de expresi6n, habri siempre el oido sordo de los ineptos y el oido
displicente de los que entienden que es el arte refugio, y no cuartel.
JORGE MAACH
1927, 15 de abriL
ELOGIO DEL ESTUDIANTE
Dos cadenas detienen, al tirar de cada hombre, el mejoramiento
del mundo: una lo ata al medro de hoy; la otra lo arrastra a las
ventajas de mafiana. Presiente el estudiante el dolor de esas cadenas,
pero afin no se han soldado a sus miembros espirituales. El estu-
diante es el hombre libre. Un pueblo de estudiantes ilevaria en sus
entrafias el germen de un ilimitado perfeccionamiento, porque cada
individuo pondria, sobre su apetito de bajas satisfacciones, la sed
de todos por altas conquistas. En ese pueblo el error puesto a luz
no se vestiria de violencia, porque no habria bajo el error el medro
que no se confiesa. No habria, en un pueblo de estudiantes, ni
libertad en peligro, ni peri6dico en amenaza, ni urna de sufragio
en riesgo, porque la opresi6n crece en la posici6n elevada, pero
asegura tanto como con los intereses gratos pero temerosos.
Las Universidades -dijo Marti- parecen infitiles pero de ellas
salen los mirtires y los heroes. Martirio y heroismo son altas dis-
ciplinas de comprensi6n y de desinter6s. Y I qui6n ha de gozar de
mins cabal comprensi6n de los problems colectivos que el joven a
quien todos los dias abren el Libro y el Maestro caminos de luz y
perspectives de mejores tiempos? jQui6n ha de verse mas libre
de intereses que quien no tiene ninguno? ZQui6n esta dando hoy
en Indoam6rica el santo y sefia de la salvaci6n? ZQui6n, mientras
el poderoso de aca pacta en su provecho con el enemigo de todos y
el diplomitico insensible a fuerza de discreci6n y el politico sordo,
a golpes de ignorancia y de egoismos, se extasian ante el mundillo
de alfefiique'que tienen delante de la luz de la mafiana? gQui6n,
en esta hora de crujir de dientes, dice la magnitude del peligro y
la inminencia del gesto inteligente y fuerte que lo conjure?
Toda revoluci6n de altos fines humans ha visto en su vanguardia
a los abanderados del Libro. Terminado el choque sangriento, los
jefes triunfantes han pasado al campo de la estabilidad. Los estu-
diantes han seguido en el campo de la revoluci6n. Fuerza renovada
todos los dias, necesita y exige el cambio diario. A ocasiones las
corrientes desbordadas han unido al estudiante con el maestro. Pero
el estudiante ha de estar eternamente, ain sin quererlo, frente al
maestro. Quiere 6ste detener el tiempo para acendrar en 61 su doc-
trina. Para el estudiante el minuto que pasa nada significa porque
ha de ser mejor el minuto que esti por ilegar. Y la raz6n y la verdad
siempre estin en el minuto que Ilegarg mafiana.
JUAN MARMELLO
d927, 15 de abril.
UNIVERSALISMO ESPANIOL
El lector cubano atento a cierta indole de faenas ideol6gicas
recordari la interesantisima polimica que hace apenas mis de
un afio mantuvieron en un diario habanero don Manuel Aznar
y nuestro Jorge Mafiach. El motivo de esa polimica, que ha
tenido una repercusi6n duradera en el mundo hispinico, lo
dieron ciertas declaraciones del pensador boliviano Franz Ta-
mayo acerca de la cesencial incomprensi6n entire Espafia y
America", declaraciones que Mafiach dio a conocer en Cuba,
subrayando su importancia. Terminada aquella pol6mica, al co-
nocer de ella Franz Tamayo, dirigi6 a Mafiach una 4Carta de
americano para americanos, que se public en la revista Social
con el titulo
inspire al escritor espaiol Ramiro de Maeztu un articulo de
refutaci6n, insistiendo en el tuniversalismo espafiob. A ese
articulo replica ahora Franz Tamayo con la addenda) que a
continuaci6n publicamos, por parecernos que ain no se ban
agotado -como lo demostr6 una epistola reciente del sefior
Aznar al mexicano Alfonso Reyes- el interns ni la actualidad
de aquel vitalisimo debate.
Entre otros, el punto mis important de un articulo de Maeztu,
que se ha dignado replicarme, es el que sefiala el titulo del present
articulo. Aun cuando no fuera mis que por la cortesia que le debo,
yo deseo marcar algunos pensamientos mios sobre el caso. Dejo el
asunto principal de americanismo propio para otro articulo de res-
puesta a la uiltima carta del cubano senior Mafiach, quien me ha
mandado reparos sutilisimos sobre la material.
Viejo achaque human de individuos como de naciones fue
siempre la pretensi6n de ecumenismo en cualquier manera o forma.
Que el sefior de Maeztu descubra cierto universalismo espafiol que
despues quiera identificar con algun problemitico universalismo
americano, parece que no debe sorprender a quien tenga alguna
experiencia en estas especulaciones.
Es evidence que hay que aceptar cierto universalismo o preten-
si6n de universalismo espafiol, hist6rico, y por ello mismo quizis
caduco, ya que todo envejece y pasa en este mundo sublunar que
habitamos. Ya no urge sefialar tal rasgo espafiol, puesto que estA
consentido, pero tal vez es fitil estudiarlo en sus maneras, compa-
rarlo y diferenciarlo, aunque sea someramente cual corresponde a
un leve articulo de prensa.
La pretension ecum6nica del hombre reviste diversas formas se-
gun los tiempos y los paises. Es objetiva, como entire los fil6sofos
(hasta el gran Schopenhauer) que atribuyen a la filosofia una tras-
cendencia universal por sobre toda otra capacidad humana. Igual
cuando los espiritus religiosos ponderan su religion, como en el
ejemplo de la romana, cat6lica por antonomasia. La pretension se
hace subjetiva cuando una raza, mejor, una estirpe, como la antigua
romana, se cree heroina de un destino universal, y dirige sus pasos
y su palabra urbi et orbi. (El verdadero origen de esta formula no
es papal sino de la antigua Roma). Y sigue siendo objetiva en todos
los casos semejantes y en todos los tiempos anilogos, cuando un
grupo 6tnico por razones que en muchos miles de afios no alcanzara
a desentrafiar nuestra conciencia, asume sobre el globo una funci6n
hegem6nica, mis o menos un predominio organizado y vasto en lo
relative. Si tuvi6semos el pensamiento integro de todos los imperios
desaparecidos, es probable que alcanzariamos las formulas univer-
salistas de todos los Ramseses y Asurbanipales del pasado, como al-
canzamos las formulas de los modernos. Cuando leo al agudisimo
sefior de Maeztu, no lo dice, pero parece que se trataria de afir-
mar que el universalismo espafiol, evidence, es 6nico o casi inico
sobre el planet. Mas, como espiritu y como realidad, tal cosa no es
exacta. El achaque en nuestro tiempo (en todos los tiempos) es
frecuente. Es asi como hemos visto la pretensi6n tudesca de la
Welt-Politik, y la tentative anglo-sajona del English-Speaking-World.
Estas pretensiones ecumenicas valen tanto como las del imperio en
que no se pone el Sol. La clasica diferenciaci6n hel&nica entire todo
lo que era griego y lo que era birbaro, no significa otra cosa que
aquella pretensi6n de universalismo hegem6nico en favor del es-
piritu hel6nico. El tiempo y las realidades se encargan de dar alguna
consistencia relative a todos esos suefios de grandeza, que no otra
cosa significa tal achaque. Vale decir que hasta el yankee infantil,
poderoso y primitive, ha inventado ya el Biggest in the World para
sus cosas y sus afanes.
Ya se ve bien por lo dicho que la misma tendencia humana
halla seg6n los tiempos manifestaciones diversisimas matizindose
infinitamente, pues ninguno de estos brotes de la presunci6n na-
cional y colectiva deja de tener caracteres propios y diferenciales.
Asi en Francia, donde con buen acuerdo el sefior de Maeztu sefiala
cierto universalismo humanista o filantr6pico mis de ciscara que
de fondo, ya que en 6ste late mis bien un nacionalismo verdadero,
creo yo que hay que descubrir el eterno achaque human en otro
campo, con otro matiz, y en verdad con mayor justificaci6n. Al
buen entendedor pocas palabras. Citar6 para el senior Maeztu un
titulo del siglo xvII francs:
caise,. Riverol.-Es en ese campo donde hay que reconocer justifi-
cadamente cierto universalismo francs que el escritor espafiol estaria
autorizado para negar en otro. No en el campo sentimental-volcinico
del 93, o siquiera en el lirico-politico de Victor Hugo o de Briand,
cuando hablaban de los Estados Unidos, etc., etc.
Tengo la viva esperanza de estar de acuerdo con el senior de
Maeztu hasta este punto de mis reflexiones. Pero vengamos al nudo
del asunto: universalismo espafioL 4Qui especie de universalismo
es iste? jUno politico y hegem6nico como el de Bonaparte y el
mismo Luis XIV, y sobre todo como el de Roma o el de Inglaterra?
JUno polemico y cientifico como el de Alemania de antes de 1914?
-Hablemos claro: es universalismo mis que espafiol, romanista-
papal, mahometano en los procedimientos que emplea. Porque di-
gamos una verdad mis: entire los innumerables cristianismos que
la historic ha visto y ve, desde el de Cristo hasta el Morm6n, con
ser pleno romanismo en la forma, tiene el espafiol tales caracteres
psicol6gicos de semitismo innegable, que establece una verdadera
unidad aparte en la Europa cristiana general. Y debo puntualizar
que no me refiero a un semitismo clisico, por asi llamarlo, como el
ciclo de los Profetas o el del cautiverio en Babilonia, sino a uno
posterior de cuando las sangres semiticas reflorecen en tierra nueva,
en plena Africa, muerta o moribunda como esti ya para los semitas
la tierra del Asia exterior. He aqui porqu6 digo yo en mi carta
a Mafiach -Pais asiatico a trav6s del Africa que psiquicamente
integral.
Y venimos al punto de las comparaciones que en manos del sefior
de Maeztu se convertirian en identidades. HablW yo de una tendencia
americana a lo universal, sobre todo en los gustos literarios (trataba
de la experiencia literaria). El senior de Maeztu sefiala otro uni-
versalismo que es espaniol y que en uiltimo anilisis es de caracter
fanitico y religioso, como honradamente lo apunta el mismo escritor.
Y pregunto yo: Zqu6 hay de comiin entire ambos para pretender
identificarlos? ZA algfin americano, pensador o gobernante, se le
ocurriria cerrar la frontera a los libros a titulo de universalismo,
como dice el senior de Maeztu? Ambos universalismos (si es que
hay alguno americano) se excluyen tanto, que al primer analisis
estallan las antinomias y contradicciones. Se diri tal vez que lo
id6ntico es la tendencia que se diversifica y especifica segfin el
tiempo y el lugar; y que lo que en political peninsular Ileg6 a flo-
recer en Cisneros y el Duque de Alba, siglos despues en Am6rica
lleg6 a ser en el campo literario Ruben Dario y Herrera y Reissig.
Todo esto puede ser; pero yo confieso que mi facultad imaginative
y especuladora no llega a tanto.
Yo deseo concretar un poco mi anterior afirmaci6n sobre la ten-
dencia americana hacia lo universal. Ello consiste en career de mi
parte que el alma americana queda siempre, a priori y reflexiva-
mente, abierta a la accesi6n de todo element, de todo factor, de
toda material extrafia y aun antititica con ella misma. Como la pri-
mera manifestaci6n de tal estado es la imitaci6n (intimidad cr6nica
americana), result lo siguiente: desde que la independencia nos
dio la libertad de tender los ojos de la inteligencia donde nos plaza,
en America calcamos y copiamos servilmente todo lo extranjero:
political. sociabilidad, costumbres, literature, cuanto puede darse. De
aqui que nuestra prensa continental -libro o diario-, result tan
mon6tona y cargante, sobre todo para quien tiene alguna memorial,
pues de tenerla, cuanto en America se lee s6lo aparece como una
reiteraci6n desgarbada de algdn clisico antiguo o de alguin europeo
contemporineo. Como toda medalla, 6sta tiene anverso grato-la
revelaci6n de la gran juventud, mejor, de la gran infantilidad del
continent nuevo; y su reverse desagradable, el de hacernos apa-
recer como el de Affenland de que en Alemania hablan sotto voce,
una tierra de jimios pedantescos en verso y prosa. Y iguay! que
del cargo no se libra ni nuestro amadisimo Ruben, al menos en dos
buenos tercios de su obra, para no hablar del resto de escritores que
todavia es inferior.
Vendriamos a que es precise investigar en qu6 consiste lo que
yo he llamado la tendencia americana a lo universal, y lo que el
senior de Maeztu llama -el empeiio espafiol de unir a todos los
hombres bajo una misma ley*. Con venia del senior Maeztu, yo
Ilamaria a esto mas bien el empefio o la tentative de la tirania uni-
versal, y asi fue la political imperialista de Espaina en el pasado.
Ahora bien, lo que me parece descubrirse en America es justamente
cosa muy distinta, tal vez antit6tica con aquella otra espafiola. Esa
tendencia americana par&ceme sobre todo un anhelo incondicional
por incorporarnos de alma y de afecto en todo lo que no es ame-
ricano, especialmente tratindose de cosas del arte de la inteligencia.
Rasgo tipico: la ausencia del yo inmoral, esto es, la ausencia de
toda voluntad de predominio sobre nuestros semejantes, la ausencia
de presuponernos mejores a priori, la ausencia de todo pensamiento
reservado que consiste en vivir lo present sin mas intenci6n que
la de preparar el sometimiento de nuestros semejantes en to por.
venir. En este punto me viene un pensamiento o comparaci6n por
analogia (generalmente las ideas corren interiormente como ama-
rradas por afinidades propias). Pienso en cierto bellaco que go-
bern6 uno de estos paises de Jauja, digo de America, y que hoy
lejos del poder, aconseja gravemente la dictadura a lo Mussolini,
como la sola salvaci6n de la Arcadia lejana. Se calla, pero se en-
tiende que el dictador seria 6L Igual pienso del espiritu universal
espafiol: someter a todos bajo una ley, se entiende a condici6n de
tener Espafia la ley en la mano. De otro modo tal universalismo
para nada sirve.
Como el mal ejemplo se contagia lo mismo que el bueno y afin
quizas mis, ya en nuestra America empezamos a vislumbrar atisbos
de universalismo no a la espafiola, sino a la europea. Porque en
el Brasil y la Argentina la tierra uberrima da much dinero, ya
hay politicos hobos que suefian con hegemonias americanas y pre-
dominios continentales. Aqui tambi6n encontramos el calco y la
monada de lo europeo. S6lo Mexico, el heroic y riquisimo Mexico,
no piensa aun en universalizar su predominio sobre todos sus her-
manos de habla espafiola. La raz6n me parece que reside en los
profundos de la raza. Como M6xico sigue siendo una naci6n india,
su nobleza (su vocaci6n sobre el globo) esti muy por encima del
mestizaje enriquecido y enorgullecido de nuestras costas del Atlan-
tico. Alli hay que buscar las trazas de todas las tareas europeas,
aqui (digo en la America india o casi india), hay que buscar otra
material hist6rica, otras leyes humans, deseo decir, otras promesas
humans.
De hoc satis...
FRANz TAMAYO
Nota: El titulo de mi articulo
tenece a la transcripci6n de ]a revista Social, de la Habana. Yo escribi
una carta a secas al cubano Mafiach.
Otra: Deploro aparecer ante el sefior de Maeztu como un despreciador
del divino Herrera. No me he dejado comprender, y me duele. Siempre
he guardado desde mi infancia para el gran lirico espafiol un fervor ad-
mirativo s61o superado en mi entusiasmo por Pindaro y el latino Horacio,
aunque estos dos iltimos no se parezcan much.
TAMAYO
<1927> 15 de abril.
EL CAPITALISM Y LA INTELIGENCIA
El creciente y exacerbado individualism que desde el Renaci-
miento inspiraba las ideas filos6ficas, morales y political del Occi-
dente europeo, consagradas juridicamente por la declaraci6n de
1789, estimula vigorosamente el sentimiento de la responsabilidad
y del albedrio personal, y el valor del individuo como factor inte-
grante de la sociedad. Iniciase el dualismo entire sociedad y Estado,
y con ello, el individuo, parte de aqu6lla, reclama y adquiere nuevas
prerrogativas.
La personalidad individual, hasta aquel entonces inexistente po-
litica y juridicamente, rev6lase como parte integrante de la sociedad
y en funci6n de sus fines. Pero por lo mismo que la sirve y se
debe a ella, y ella es la que reconoce y ampara su personalidad ju-
ridica, le exige un minimo de garantias y servicios. Para satisfacer
las necesidades y exigencias individuals que resultan del recono-
cimiento de la personalidad juridica individual, requiirese la mul-
tiplicaci6n de servicios, la diversificaci6n professional, la intensifica-
ci6n de la producci6n, es decir, un nuevo regimen econ6mico y
una nueva organizaci6n social.
Pero a media que crece la ambici6n personal, multiplicanse las
exigencias y necesidades del individuo, y por lo mismo, de la so-
ciedad. Para satisfacerlas, para disfrutar de los servicios y bene-
ficios que report esta nueva organizaci6n, nace la sed y el afin
de riquezas, y para conseguirla es necesaria la prestaci6n de un
servicio, es decir, convertirse en agent de la producci6n.
Y asi es como por una multiplicaci6n incesante de las exigencias
individuals y paralelamente a ellas de las necesidades comunes, y
al propio tiempo, por la ambici6n y el afan individual de disfrutar
lo mis possible de los beneficios de la nueva organizaci6n social,
o sea, el afin de riqueza y capitalizaci6n, surge la organizaci6n ca-
pitalista, tal cual hoy existe, cuya base econ6mica y social es el
creciente aumento de la producci6n, que al intensificarse concentra
la riqueza en un nfimero limitado de empresas que, al par que la
riqueza y con ella, centralizan el trabajo y su distribuci6n, erigi6n-
dose en distribuidoras del bienestar social.
El afin de riqueza y poder que dan la posesi6n de la riqueza,
determine y explica a la vez que la organizaci6n social impuesta
por el capitalism, el evidence afan utilitarista que lo invade todo,
el pragmatism filos6fico, la literature estimulante de C. Wagner
y de Marden, propios de una 6poca en que se rinde iinico culto a
la eficiencia, y en que se mide el valor moral de las obras humans
por su valor utilitario. El individuo, aun gozando de la plenitud
de sus derechos politicos, pierde su valor moral al convertirse en
instrument de la producci6n. Su personalidad y actividad pro-
fesional absorben su condici6n moral y su valor individual como
hombre.
Natural es que, y de otra forma no podia ocurrir, de esta or-
ganizaci6n social, en la cual el individuo es, meramente, un factor
de la producci6n, y segfin la cual el valor moral de los actos y ac-
ciones humans se mide por su eficacia, salieran perjudicados y
seriamente quebrantados los valores de la inteligencia. El profe-
sional de las letras que desde mediados del ochocientos, gracias a
la creciente facilidad de los medios de impresi6n y difusi6n de la
palabra escrita, pudo hacer de su profesi6n una profesi6n lucra-
tiva, ensanchando su mercado hasta aumentar ilimitadamente el
n6mero de ejemplares de sus obras, sucumbi6 al imperative de la
nueva 6poca y, acomodindose al nuevo estado de cosas y a las exi-
gencias de este regimen, comercializ6 su producci6n. La comercia-
liz6, en primer lugar, por la presi6n del medio, obligindose a las
condiciones impuestas por la organizaci6n de la sociedad a la ma-
nera capitalist, poniendo precio a su pluma, vendi6ndola, lucrando
con su inteligencia. Una 6poca en la que la moral se mide por la
utilidad, explica y ampara esta venta y esta claudicaci6n. La co-
mercializ6, a la vez con vistas a aumentar el precio de la mer-
cancia, teniendo en cuenta las condiciones y exigencias del mercado,
con prop6sitos y moral de comerciante mas que de escritor, pen-
sando y sucumbiendo a las exigencias de un pfblico banal, en el
que el afin de riqueza ha acabado con toda norma moral, en tanto
que el culto y el servicio a las funciones utilitarias y el desprecio
a toda profesi6n liberal han atrofiado su gusto y su sensibilidad.
De ahi, ese tipo de arte, literature y filosofia burguesas, fruto de
esta venta y esa claudicaci6n.
Dentro de una sociedad capitalist, el obrero intellectual tiene
un lugar y una funci6n como instrument o agent de la produc-
ci6n. Rigen para l61, como para los demAs sectors sociales, las leyes
de la competencia, de la transacci6n, del industrialismo. No goza
de fueros ni privilegios. Y al escritor, al artist y al pensador,
dentro de una sociedad de tal modo organizada, no le cabe otro
recurso que luchar con las mismas armas: valorar su obra dentro
de esa estimaci6n utilitaria, poner precio a su inteligencia, como
uno mas de los obreros de la comunidad.
El intellectual, miembro y parte integrante de esta sociedad ca-
pitalista, reclama, 61 tambi6n a su vez, su derecho a la vida, tiene
sus ambiciones y sus exigencias, y para satisfacerlas, necesita dar
precio a su trabajo y comerciar con 61. Produce y vende escritos,
articulos o cuadros, como produciria o venderia otro articulo in-
dustrial cualquiera. Es un factor mis en la escala de la producci6n,
y como tal debe proceder. Esto en lo que se refiere a su satisface
ci6n personal, egoista; a su ambici6n y afin de lucro. Pero a la
vez, al dar precio a su inteligencia con esta valoraci6n de su tra-
bajo y su especulaci6n, el intellectual persigue un m6vil y una fina-
lidad honrada, y profesionalmente, perfectamente honest y moral.
Pretende y aspira, como todos los demis obreros, comprar con su
trabajo la libertad de su conciencia, y su integridad. Pretende mis
aun: asegurar la incorruptibilidad de su obra. Pero olvida que si
en la t6cnica y el trabajo manual la conciencia queda a salvo y no
sufre menoscabo, en sus labores y en su obra necesita poner a con-
tribuci6n su inteligencia, y es 6sta la que echa al mercado y hace
objeto de transacci6n. Al poner precio a su obra, al tarifarla, tarifa
y pone en venta su propia conciencia.
Y asi ocurre, en efecto. Dentro de este regimen, la producci6n
intellectual se convierte en uno mis de los articulos transaccionables,
y el intellectual en un asalariado. El capitalism para el cual, en
funciones de la capitalizaci6n, trabaja la sociedad, compra y tarifa
s6lo aquellos products que le interesan y responded a sus fines.
Y asi pretend y exige que el intellectual trabaje, no al servicio de
la inteligencia, sino al servicio del capitalism. Ocurriendo que el
intellectual, que al industrializar su trabajo, tarifindolo, pretendia
asegurar la incorruptibilidad de su obra y de su conciencia, que se
convertia en asalariado para salvaguardar su libertad, pronto vio
que lo que se le exigia era el precio y la entrega de su inteligencia.
Y que 6sta, y no su trabajo, era lo que se trataba de asalariar y
la base de la transacci6n.
Su asalaramiento es, por esta raz6n, mil veces mis infamante,
mis denigrante, que la del ticnico o del obrero manual, que guard
y mantiene su libertad, su integridad spiritual. El intellectual con
su trabajo se vende a si mismo, trafica con su inteligencia, finico
capital con que cuenta y con el que acude al mercado. Mientras
el obrero manual con su trabajo compra su libertad, el intellectual
la vende. Dos caminos le caben ante tal dilema: la sumisi6n, po-
ni6ndose al servicio del capitalism y produciendo para el capita-
lismo, o sucumbir, por falta de mercado y la no remuneraci6n de
sus products. 0 en tercer t6rmino, saliendose de este circulo, re-
belarse y engrosar las filas reivindicadoras del proletariado.
El regimen capitalist ha sufrido con esta tactica un grave e
irreparable error. De haber respetado los fueros de la inteligencia,
sin pretender hacer de ella un instrument a su exclusive servicio
y favor, monopolizindola y erigiendola en arma de lucha clasista,
de antagonismo societario, tal vez aqu6lla se hubiera mantenido ale-
jada de las batallas reivindicativas del proletariado. Pero el capital
fue el que arrastr6 a la palestra a los sectors intelectuales; los
asalari6 a su servicio, proletarizandolos, y al propio tiempo exigia
de ellos que escribieran para su prensa, que combatiera al prole-
tariado, y obligaba a sus escritores y artists a que elaboraran un
arte y una literature para el uso de las classes burguesas creadas
en torno al capitalism, y que, a la postre, sirvieran no los intereses
de la inteligencia, sino pretendiendo servir aqu6lla, los intereses
oligarcas del capitalism.
He ahi por qu6 al frente de los movimientos de reivindicaci6n
proletaria y de toda conmoci6n de orden politico o social, march
siempre de avanzada la intelectualidad. De ahi el caricter esencial-
mente minoritario de toda iniciaci6n revolucionaria, y el porqu6
de la dictadura roja de Moscfi. Y el porqu6 Lenin se ocupaba con
preferencia especialisima de la formaci6n de una selecci6n dirigente,
porque sabia que dentro del sector intellectual hallaria los mis con-
vencidos adversaries del regimen, las tropas de avanzada y las fuerzas
de choque para la acci6n revolucionaria.
Por la indole de su labor, el intellectual al servicio del capital.
lismo, debe claudicar consigo mismo, traicionar su conciencia, ser
un desertor de la inteligencia. Al poner precio a la inteligencia,
lo que pretend el capitalism es asociarla a sus responsabilidades,
convirti6ndola en uno mis de sus instruments y de sus armas. Y
el remordimiento de esta deserci6n y esta venta vergonzante es el
germen de toda rebeldia, el incentive a todo grito de libertad y
emancipaci6n. Este remordimiento y esta vergiienza son la replica
a las claudicaciones y al mercadeo que impone el capitalism, cre-
y6ndose impune, a los obreros de la inteligencia.
Pero surge, al llegar a este punto, una nueva cuesti6n. El inte-
lectual Zdebe participar en las luchas sociales a beneficio de
una de las parties litigantes? Y si debe hacerlo Zdebe participar
en ellas por raz6n de principios, o bien por razones estrat6gicas y
circunstanciales? gDesertara del capitalism para abanderarse a las
filas rojas? El arte y la literature Zpueden y deben ser instruments
de propaganda revolucionaria al servicio del proletariado? Dejemos
para otra oportunidad este nuevo orden de averiguaciones.
MARTIN CASANOVAS
MUSIC NUEVA
del maestro Julian Carrillo.
La Orquesta Filarm6nica ha sido para nuestra cultural musical
una ventana perennemente abierta al horizonte. A travis de ella
nos han venido los nuevos sonidos, los nuevos ritmos, las nuevas
armonias. De Pedro Sanjuan, director de la Orquesta Filar-
m6nica, artist inteligente y generoso, espiritu militant de
avanzada, es el siguiente articulo sobre una reciente obra del
maestro Julian Carrillo, aquel mensajero de buena nueva musical
que pas6 fugazmente por nuestro suelo, dejando dos estelas: una
triste y efimera, de incomprensi6n y desdin; otra noble y
duradera, de compenetraci6n y simpatia.
El director de la Filadelphia Orchestra, Leopoldo Stokowsky, ha
dado una prueba mis de su fino espiritu, patrocinando con su alta
competencia de mfisico alert una novisima producci6n de JuliAn
Carrillo, el ilustre maestro mexicano, nuevo Guido d'Arezzo que
con su Sonido 13, sienta en la modern evoluci6n de la mfisica
las bases de un arte redentor, arte que abre el ansia espectante de
tantos avidos concepcionistas, campos hasta hoy insospechados,
prontos a una ripida floraci6n.
Esa obra de ivanguardias con mis derecho que ninguna otra
hasta el dia a ostentar este sugerente titulo, trae en sus materials
novisimos girmenes, materials virgenes que el genio de Julian Ca-
rrillo ha convertido en sonidos: los cuartos, octavos y dieciseisavos
de tono.
La obra ultravanguardista, que Ileva por titulo Concertino,,
fue muy gustada del auditorio a quien Stokowsky habia predis-
puesto con notas explicativas insertas en el program y al cual el
propio Carrillo dirigi6 la palabra a modo de previa iniciaci6n en
las flamantes sonoridades de la revolucionaria m6sica.
Bello exponente de lo que pueden la voluntad y el genio cuando
se unen para colaborar en la creaci6n de una tan important re-
forma como representan las nuevas teorias musicales de Julian Ca-
rrillo.
He seguido paso a paso, azuzado por mi incorregible curiosidad,
toda la labor de propaganda que el eximio mexicano lleva a cabo
en los Estados Unidos en pro de su teoria E1l sonido 13- y prueba
de la eficacia de 6sta es que en corto lapso, poco menos de un
aflo, ha logrado el infatigable luchador llamar la atenci6n de altas
personalidades musicales: Eugenio Goosens, Edgar Varesse, Ottorino
Respighi, etc., etc., hasta llegar a Leopoldo Stokowsky, grande entire
los grandes de la batuta, quien ha levado a vias de realizaci6n los
bellos sonidos, descorriendo asi el velo que envolvia la misteriosa
existencia de esas cautivantes vibraciones que invaden, para remo-
zarlo, el sistema musical de muchos siglos.
Positivamente Julian Carrillo es un genio a quien estin reser-
vados dias de gloria. Sus teorias, sus arguments, todo cuanto ex-
pone en defense y afirmaci6n de sus ideas, va envuelto en una 16-
gica aplastante que remueve cosas presentidas en horas de medi-
taci6n, esas horas en que el espiritu, Avido de saberlo todo, quiere
lanzarse mis alli de lo que viejos y rutinarios convencionalismos
mantienen, merced al conservadorismo sistematico de las gentes;
horas en las que el alma infinita de lo desconocido parece acariciar
nuestro deseo de captar lo presentido; horas, en fin, en las que nos
damos cuenta de ese algo que existe mas alli de lo que conocemos
y que quisi6ramos cautivar, infiltrandolo en nuestro ser, para lan-
zarlo luego al mundo como una verdad deslumbrante.
Son muchas y contundentes las razones que el maestro Carrillo
arguye para demostrarnos que en nuestro actual sistema musical
existen complicaciones y errors que ban retrasado su evoluci6n
creando un mundo extrafio de equivocos lugares comunes.
Al hablar del error de concept que representan los accidentales
que suben o bajan los sonidos sin cambiarlos de nombre, dice el
maestro Carrillo: -El invento del bemol, accident que se conserve
hasta la aparici6n de mi Teoria del Sonido 13, demuestra grifica-
mente que todos los misicos del mundo no nos dimos cuenta en
novecientos afios de que un sonido no es susceptible de subir o
bajar. Sonido es cantidad inalterable de vibraciones; al alterarlas
dejan de ser un sonido para convertirse en otro... y sigue argu-
mentando el maestro: -Ninguno de nosotros supo en novecientos
afios algo que es absolutamente elemental, esto es: que si el sonido
es el resultado de un numero exacto, absolutamnte exacto de vibra-
ciones, tan pronto como aquellas vibraciones se alteren, por mi-
nima que sea la alteraci6n, deja de ser aquel sonido porque ya no
es tal n6mero y, en consecuencia, falso es Do bemol como falso
es Do double bemol; falso es Do sostenido como falso es Do double
sostenido. Aquel error de tantos siglos nos llev6 a otros muchos de
los cuales no es el menor de ellos habernos hecho career que ideo-
16gicamente Do double bemol tiene parentesco con Do Bemol, 6ste
con Do becuadro y 6ste con Do sostenido o Do sostenido double. En
suma, que los cinco sonidos formaban una sola familiar. jNada
mis inexacto!
Tambi6n yo, en esos moments de provechosa meditaci6n a que
aludia anteriormente, he pensado en lo instil de muchas practices
musicales tenidas por exactas... jHay nada mis falso, por ejem-
plo, que la enharmonia? En los tratados se explica este procedi-
miento como uno de los various que existen para efectuar una mo-
dulaci6n y que consiste en tomar por equivalentes exactos un bemol
y un sostenido, y mientras la teoria de la miisica divide un tono
en nueve comas, cuatro para el bemol y cinco para el sostenido,
demostrando que el bemol y el sostenido no son iguales por esa
coma de diferencia que existe entire ambos, los tratadistas de ar-
monia en oposici6n con las verdaderas leyes de la acistica, sientan
las bases de un procedimiento err6neo para llevar a cabo una mo-
dulaci6n que lejos de efectuarse naturalmente repele y molesta, a
veces, por su brusquedad.
Claro esti que este secular error no se advierte en el piano
-instrumento temperado- ni en otros instruments de igual na-
turaleza e incompletos por este hecho. Pero en los instruments no
temperados -la cuerda especialmente, las trompas, trombones de
varas, etc.- un bemol no es lo mismo que un sostenido y donde
se produce un Re bemol con sus cuatro comas, no cabe tomarlo
por un Do sostenido que tiene cinco comas.
Como este error hay muchos que se mantienen contra viento y
area a pesar de sus falsas bases; la rutina es secular y ciega.
Bienvenido El Sonido trece, con sus axiomas, corolorios y
teoremas. Bienvenido, porque ademis de abrir nuevos horizontes
a nuestro afin, nos permitiri marchar por terreno firme, limpio
de embarazosos rastrojos, y sobre campo propicio y firtil.
PEDRO SANJUAN
d1927 30 de abriL
NUEVOS RUMBOS: LA EXPOSICION DE "1927"
Cuando creyendo que habia llegado ya la hora de nuevas orien-
taciones y se imponia la necesidad de emprender nuevos rumbos,
lanzamos la idea de celebrar en La Habana esta primera exposici6n
de arte nuevo; y luego, cuando, auspiciada por <1927, abri6 sus
puertas la exposici6n, con ixito rotundo que muchos no esperaban
ni deseaban, dos problems, que a la vez eran dos preguntas con
que se nos asaltaba e interrogaba, nos salian al paso. ZHabia en
La Habana, hay en Cuba, elements suficientes para nutrir, decoro-
samente, una exposici6n de esta indole? Y, Zqu6 criterio de se-
lecci6n nos imponiamos, y a fin de cuentas, ha sido el que la ha
presidido? Contestar ambas preguntas, justificarlas, es toda la ex-
plicaci6n de nuestros prop6sitos y los de 1927, al celebrar esta
primera exposici6n de arte nuevo.
Toda la enorme aberraci6n del arte contemporineo, hasta llegar
a los primeros afios de este siglo, de replica violent y rotunda,
debese, a nuestro entender, a un predominio total y absorbente del
process de elaboraci6n artistic sobre el process est6tico, hasta des-
truir, completamente, la emotividad y el sentimiento: la tecnica, la
pendolistica, se ha ensefioreado del arte, anulando su valor emotivo
y su expresividad humana. El virtuoso, el hibil, el mafioso, se ha
hecho duefio del campo, y el arte ha dejado de ser en sus manos
una fuente de emociones, un medio de expresi6n, un medio de co-
municaci6n e inteligencia entire los hombres describiendo emociones
comunes a todos ellos, para convertirse en una industrial, que fia
todo su prestigio y sus m6ritos a un culto hiperest6sico de la ha.
bilidad, al manualismo, al virtuosismo professional.
Este process de deshumanizaci6n, es fruto, fatal e ineludible, del
espiritu y el imperative de la 6poca: Epoca de materialismo, que
desprecia todos los valores morales y las prerrogativas del espiritu,
para tender s61lo a la eficacia de los actos y las obras humans;
eficacia que es, en suma, la inica norma moral de la sociedad ca-
pitalista, al amparo de la cual nace y medra ese arte que, olvidando
las fuentes de la emoci6n, se materialize, profesionalizindose, in-
dustrializando la producci6n artistic, limitando sus funciones y su
cometido a una habilidad mis o menos bien administrada, a la
cual concede siempre un valor preponderante y hegem6nico.
Nuestra condena, nuestra negaci6n rotunda para el arte ocho-
centista, instrument servil de la burguesia capitalist --siglo es-
tfipido, segfin exclamaci6n certera-, es absolute, total y definitive.
Nuestra generaci6n abomina de 6l, porque esta herencia, fatal e
inexorable, es el obsticulo, de mayor monta y de mis peso, que
se interpone en su camino.
Y asi, todo el esfuerzo y la maxima aspiraci6n de los artists
j6venes, es olvidar que todo aquello ha existido; olvidar los museos
por los cuales ban desfilado, y olvidar las genialidades pirot6cnicas
de las lumbreras del arte del pasado. Se trata de recomenzar, viendo
en el arte una fuente de emociones, no un campo de especulaci6n pro-
picio a todos los malabarismos, a las habilidades ingeniosas y al
virtuosismo astuto, apto s6lo para deslumbrar la imaginaci6n vi-
ciada y corrompida de la sociedad burguesa. El problema can-
dente del arte modern es volver a la emoci6n: situarse desintere-
sadamente, con pureza de intenciones, ante el especticulo del mundo
y ante la vida, y describir, con lenguaje sencillo y claro, las emo-
ciones de cada dia, emociones vulgares, humans, al alcance de todos
los hombres.
Todo cuanto sea volver a esa fuente pura de emotividades, es
algo que responded al espiritu de la hora present. Este retorno, esa
liberaci6n, son toda la justificaci6n de las corrientes est6ticas im-
perantes en nuestra hora, y es por esto que al intentar reunir en
nuestra exposici6n un conjunto de nombres, hemos intentado, y ci-
benos la satisfacci6n de haberlo logrado, que ese desinter6s y esa
pureza de intenciones fueran la inica norma de clasificaci6n, no
de una manera excesivamente simplista, el estridentismo obligado y
formulista.
Porque ocurre tambi6n que dentro del arte nuevo, o cuando
menos, pretendiendo hacer arte nuevo, se amparan y esconden gentes
cuya finica preocupaci6n es un novedismo de receta, de compromise,
de caj6n. Gentes que desertan del malarismo correccionista para
darse a los malabarismos y pirot6cnicas de una modalidad artistic
que tiene de nueva s61lo la apariencia, pero que en el fondo padece
del mismo mal de origen, de los mismos vicios y el mismo pecado
decadentista del arte viejo, acad6mico, de que pretenden abominar.
Y estos malabaristas, que de nuevo s6lo tienen la etiqueta o la pre-
tensi6n, han sido tambi6n, en lo possible, alejados de la exposici6n
de a1927,, que aspira a ser, no una exposici6n mis, mis o menos
sonada y vanguardista, sino un esfuerzo consciente y desinteresado
de renovaci6n.
gCuil es el balance de esta exposici6n? gQu6 aires nos trae,
y qu6 nos anticipa? Representa, y esto es esencial, la renuncia, la
negaci6n al pasado: es la liberaci6n al materialism, al profesiona-
lismo servil, impuesto al artist por el gusto viciado de la burguesia
capitalist. El arte, se recobra, vuelve a sus fuentes, vuelve a la
emoci6n.
Pero, y esto no solo en nuestro medio, sino como aspiraci6n
comin a todo el arte fruto de este esfuerzo present, hay que avan-
zar mfs alli. No basta con la conquista de esta libertad; hemos
redimido al arte, pero no debemos hacer de 61 un product de mi-
norias y de selecciones, cuando precisamente acabamos de redimirlo
de la sumisi6n a las minorias capitalistas. Debemos perseguir con
61 un gran ideal, un efusivo ideal de solidarizaci6n humana. Ex-
presar, como antes deciamos, las emociones de cada dia y cada hora,
emociones vulgares, que todos los hombres puedan entender y re-
cibir, con medios sencillos y puros. Entonces, comprenderemos
quizas, la perfect inutilidad, de ciertos novedismos ultraistas y
nos explicaremos el gran humanismo de los frescos de Diego Rivera,
ante los cuales desfila el pueblo mexicano, en romeria de devota
y comprensiva admiraci6n.
No olvidemos, finalmente, que nuestra 6poca, de militancia ac-
tiva y agresiva, exige que todos los elements que integran la so-
ciedad se den con ardor a la lucha, porque en esta batalla, el que
no tenga la valentia suficiente para luchar contra el medio y para
el future, seri arrollado y sucumbiri. Nuestra exposici6n es, pues,
por sus prop6sitos y por lo que represent, una exposici6n de
advance y un esfuerzo renovador y militant, prefiado de promesas
para el future.
MARTIN CASANOVAS
<1927> 15 de mayo.
EL FUTURE ARTIST
La conferencia pronunciada por Jorge Mafiach sobre La Nueva
Est6tica, me ha movido a expresar, escribiindolas con la torpeza
propia de quien no es professional de las letras, mis impresiones
sobre lo que yo creo es y la finalidad que persigue, esta que entiendo
yo es una revoluci6n trascendente y profunda, la revoluci6n de las
revoluciones, que dista much de ser una evoluci6n mas en arte,
cambio obligado de postura de quien siente la fatiga de una actitud
continuada y repetida. Yo, humilde espectador de estas cosas, me
permit discrepar abiertamente de mi admirado Mafiach, y si la
discrepancia no fuese advertida, ha de permitirseme, por lo menos,
decir algo que no me ha sido dicho.
Explicaba Jorge Mafiach las caracteristicas, la forma y moda-
lidades de expresi6n de este que Ilamamos arte nuevo, afirmando
que era una necesidad inconstrastable la de que el arte tratara de
tomar nuevas rutas, como asi lo justifica la historic, y aun sefial6
la necesidad de cultivar las normas clasicistas, como freno que obli-
gara el encauzamiento del desbordamiento present. Pero Mafiach
ha resefiado los hechos sin llegar a decirnos la finalidad esencial
de este que a mi entender es algo mis que un movimiento evolu-
tivo, como el que en la esfera political nos habla de liberalismos
y socialisteos, frente a otras doctrinas distintas s61lo en la superficie.
Es, la de nuestra hora, la gran revoluci6n, es la media drastica
promovida no ya por el genio de un artist determinado, que ha
impuesto nuevas formas y modalidades plisticas; -que el arte
deba o no ser anecd6tico, o expresi6n de nuestro panorama interior
en formas sinteticas y meramente subjetivas- porque esto, es s6lo
la piqueta: la finalidad es otra, much mas profunda y esencial, e
inmensamente mis profundas e imperativas las causes que la de-
terminan.
El goce que sinti6 el primer hombre al trazar sobre la piedra
la primera forma, jamis fue superado por los que, sucedi6ndole, a
compis con el progress human, acumularon conocimientos que a
media que aumentaban, crearon una casta de hombres especiali-
zados, artists, los que, merced a esta acumulaci6n de saber, fueron
elevindose sobre los otros que por no haber consagrado su vida al
studio de esta especializaci6n, fueron tildados de -vulgo, a pesar
de que en la flor de sus espiritus libaron todos los ritmos esenciales
de la vida. Y esa casta, esta aristocracia, so pretexto de cultivar
esa flor, cre6 y foment la gran industrial artistic, el infitil, por
no decir deleznable comercio, hoy en franca quiebra, cerrando apre-
suradamente sus puertas.
Pero el pueblo, el comiin de los hombres se ha percatado de
que los selectos, mAs que product de la Naturaleza, lo son del
medio y de la educaci6n. El problema econ6mico nos da la pauta,
y la evoluci6n del arte, corre pareja con la de aqu6l. El nifio es
menos hombre, s6lo porque carece del training de la educaci6n,
pero el encanto que experiment viendo como la alimania alimenta
su cria, o ante el especticulo de la puesta del sol, jams serin
para 61 mas intimamente grandes que lo fueron en su nifiez. Des-
pubs, mayor ya, aprenderg a repudiar los insects, y Wilde le diri
que la puesta de sol es un espectaculo vulgar. Pero, el encanto
inefable de las cosas, abri6ndose virgenes a su imaginaci6n, sen-
cilla e ingenua, ya no se repetiri con 0l.
Y, como el niio, con su imaginaci6n ingenua, abierta y mara-
villosa ante el especticulo inefable de la virginidad del mundo, el
arte es sencillamente amor, pero un amor que se distingue del amor
que sentimos, por su desinter6s, por su penetraci6n en la esencia
vital de las cosas. Por eso creo que el Ticiano, a sus noventa afios
de studio, no hizo mis de lo que hubiese hecho en cualquier otro
moment de su vida, con s6lo la ingenuidad sincera de su tempe-
ramento.
El amor naci6 para sentirse, no para ser dicho, y por eso es
que la t6cnica, la habilidad, la mata y destruye. Concebida y jams
expresada es la obra de arte mis pura y sincera: superiores a todas
las obras llamadas maestras, son las que yo llevo en mi, que jams
sabrin traducir mis pinceles. De ahi, esa inconfesada decepci6n que
todo pintor sufre en los grandes museos, porque aquel cimulo de
maravillas t&cnicas nada dicen a su sensibilidad.
He visto el Museo del Prado, ante las telas de Velazquez, que
los mis apasionados de su arte sefialaban maravillados, los mil pro-
blemas de tecnica resueltos por 6l, cifmulo de sapiencia que, como
montafia de lava, ocultaba la flor de su espiritu, su amor.
La revoluci6n artistic ha derribado la montania, y ahora vol-
vemos a concentrarnos en nosotros mismos. Una profunda conmo-
ci6n de voluntades nos ha despertado. El dique que contenia el
caudal se ha roto, y hasta la filtima plant que se agosta en la
campifia, va a recibir la bienhechora humedad de la obra de Dios.
El artist, o mejor dicho, el hombre sensible, vuelve la espalda a
los hombres para ver la vida, afanindose en volver a vivir, sabo-
reando el inefable encanto de las cosas. Le estorba el pesado fardo
de lo que hicieron los demas, le abruma tanta ciencia, y vuelve
a la virginidad pura de la primera emoci6n.
Con ese retorno, muere el profesionalismo en el arte: las in-
dustrias aplicadas, serin las encargadas de recoger y prohijar, si
es que de algo les sirve, todo esto que ha asfixiado y ha empeque-
fiecido nuestra divina esencia captadora. A nadie se le volveri a
Ilamar genio, por el hecho de que haya realizado una labor de
habilidad, superior a la inexperiencia de los demis, ya que se trata
s6lo de un adiestramiento de la habilidad, no de una facultad es-
piritual inginita, y la acumulaci6n de bienes, tanto materials como
intelectuales, no es una virtud que justifique superioridad.
El future artist, seri el hombre que despues de ganar su sus-
tento, regresari por la tarde a su hogar, y para satisfacer una ne-
cesidad de su espiritu, se recreari pintando las emociones del dia,
como quien describe su diario sin pensar en el editor. Las exposi-
ciones habrin de desaparecer, pues como nadie podri pretender
especular con sus sentimientos, ya que esta facultad no es priva-
tiva de ninguna elite, la labor realizada se guardari en secret
como las cartas de la mujer amada. Las municipalidades y los es-
tados se ahorrarin las sumas que hoy se invierten en becas para
estudiar, al extranjero o en el pais, pues en ningiin lugar se fa.
brican artists, y en cambio, s6lo se dan patents de habilidad para
epatar con nuevas maneras de hacer al pobre pais que los pension,
pretendiendo tener tantas glorias como las que existieron cuando la
fotografia era ignorada.
Es casi seguro que el paciente lector que tropez6 con este mi
pobre articulo y sigue ley6ndome, tendri alguna de las revistas
yanquis, en las cuales se hacen prodigios de arte industrial: pues
bien, jestos anuncios de embutidos y jamones, tienen algo que en-
vidiar a los mil cuadros de las exposiciones? Se me diri que es
el espiritu industrial o la falta de espiritu artistic de los yanquis,
la causa; pero, no, hagamosle justicia a nuestros vecinos, porque
no han hecho ni mas ni menos que los otros: ban industrializado
el arte, que ya lo estaba de por si.
Los que abren la brecha, los que dan la voz de alerta, serin
los 61timos profesionales de nombre, pues ellos son los que mues-
tran la gran verdad, la verdad sencilla y pura. La gloria de Picasso,
por ejemplo, seri la de un demoledor, no la de un constructor, ya
que lo que 61 hace no tiene, no puede tener dificultad. Los nuevos
artists, la gente nueva que con tanta vocaci6n expresa sus emo-
ciones, con estas nuevas formas de pura y absolute sencillez, bueno
es que sepan que no habri ya mis estatuas que perpetfien su obra
y su nombre, y que no habra otra satisfacci6n que aquella que
produce el propio trabajo, fnica que a trav6s de los tiempos han
sentido los verdaderos artists de coraz6n.
EDUARDO ABELA
d927 15 de mayo.
EL TEATRO PROLETARIO RUSO
El teatro para obreros, organizado y dirigido por la *Morsel-
prom, (Secretaria de Educaci6n Ptfblica), ha sido bautizado con
el nombre de la aCamisa azul*, y funciona en las
(t6rmino intraducible, pero que corresponde aproximadamente a
nuestras tabernas).
Los locales de estas Tscrainaias, no tienen nada de elegantes
ni confortables. En las paredes, pintadas con un solo color, pueden
verse pequefios anuncios, como cDespreciad a los borrachos, o
La borrachera es una afrenta para el hombre. Estas son las
finicas decoraciones que ostentan las paredes del Teatro Proletario.
El publico que concurre a las Tscrainaias, para pasar su tiempo
lo mejor possible, obreros, pequefios dependientes agotados por la
jornada cuotidiana, gente forastera, de provincias, que concurre a
ellas para descansar, charlar, beber una copa y solazarse, no son
gente de grandes aspiraciones espirituales, sino mis bien sin ilus-
traci6n y sin cultural, generalmente. El proletariado organizado,
gentes cultas y cultivadas, militants activos, tienen sus Clubs o
Sociedades, magnificamente organizadas. La cCamisa azul, ha
sido especialmente fundada por la Morselprom, para que acudan
a l61 estas gentes dispersas, flotantes, encontrando el incentive de
un espectaculo emocionante y sugestivo que, al propio tiempo, sirva
de instrument de agitaci6n political.
La eCamisa azulp, combine programs y da representaciones de
fuerte colorismo, vivaces, alegres..., nuevas canciones, de intenso
sabor popular, chistes director, de una gran fuerza c6mica, que pro-
ducen una fuerte e intense sugesti6n en el animo del piiblico que
asiste a ellas; gente que casi no conoce el teatro, o que por lo menos,
no tiene el hibito de este especticulo.
Pero 6sta, como toda nueva empresa, tiene que luchar con
grandes dificultades: las representaciones de este teatro deben re-
novarse constantemente, dando siempre temas de actualidad palpi-
tante, de interns sugestivo, y no siempre es possible dar con los
escritores que puedan producer con propiedad para este teatro pro-
letario. Los autores de couplets, canciones o revistas a la vieja
usanza, de teatros de variet6s o music halls, no sirven, porque aun
cuando pretendan adaptarse a las exigencias del nuevo teatro, siem-
pre queda en ellos el viejo autor de
cisamente con lo que hay que acabar: el espiritu del viejo teatro.
Y los escritores nuevos, adscritos a la ideologia proletaria, con un
sentimiento revolucionario puro y sincero, no conocen el teatro y
los secrets de la escenificaci6n, y no siempre son capaces de tramar
un material simple, sint6tico, original y de actualidad palpitante,
como es el que se require para esta clase de representaciones.
El mismo problema se present en lo que hace referencia a los
actors. Los actors de los viejos escenarios, son casi imposibles de
utilizar en una escena modern, porque tienen ya infiltrado el inimo
y el hibito de actuar sobre un scenario burgu6s, amanerados, de-
clamatorios, viciados por las obras del viejo teatro, e incapaces de
expresarse con la intensidad y sencillez humana que requieren las
representaciones de la *Camisa azul.
Es, pues, un esfuerzo enorme el que debe realizar la gente que
dirige y organize el nuevo teatro proletario. Claro que se produce
errors y fracasos, a causa del desconocimiento de la t6cnica esc6-
nica, pero sin embargo, estas dificultades se allanan poco a poco,
y cada dia la instituci6n se arraiga con mis fuerza y solidez, 10o
mismo social que artisticamente.
Estas representaciones del teatro proletario, ban de ejercer una
sugesti6n fuerte e intense para el pfblico que asiste a ellas, dentro
de un medio vulgar de vida, de manera que las emociones que
expresen est6n a su alcance y puedan ser comprendidas por aqu6l.
La atm6sfera de estas Tscrainaias es cargada y densa, por el
humo de los cigarros y las fumosidades de la cocina; la escena se
monta sobre paredes pintadas de colors obscuros, asi que las deco-
raciones deben ser de colors vivos y muy simples, para que puedan
destacarse: las caras de los actors, de lines francas y con sus
expresiones tipicas, deben ser como miscaras, lo mismo que los
vestidos que usan, simples, lo mis tipicos possible y de colors
fuertes, que contrasten; todo teniendo en cuenta que este teatro lo
que pretend es impresionar lo mis intensamente possible la sensi-
bilidad del pfiblico. Esta simplicidad Ilega a tales limits, que muchas
veces los actors ostentan letreros, en los que se dice quienes son,
casi siempre tipos populares, de rasgos caracteristicos y tipicamente
inconfundibles.
No existe tel6n, ni hacen falta en la escena muebles ni accesorios.
Cansado el pfiblico del teatro de ideologia burguesa, este teatro
proletario, que tiene por escena y marco las Tscrainaias, despert6,
por su sencillez, por su intense sugestividad, emociones nuevas,
fuertes y humans. El obrero, despu6s de su trabajo, encuentra en
el teatro soviet, un teatro vivo, lleno siempre de un sentido profundo
de la vida, abierto a todas las sugestiones y reclamos de la 6poca
present.
ADIA M. YUNKERS
<1927 30 de mayo.
PROVERBIOS
Para todo aquello que el cristianismo no ensefia, debe un espiritu
libre y sano buscar en otra parte. Asi el forjamiento y discipline de
la inteligencia, la audacia mental tan necesaria para la ciencia y el
arte, el amor a la vida y su complement el sabio desprecio a la
muerte; la libertad mental con todos sus peligros,-4stas y otras
cosas mas sutiles s61lo pueden aprenderse en la India, en Grecia o en
Roma, pues el cristianismo las ignora o necesita ignorarlas.
-La salud perfect jams habla de salud ni de enfermedad.
Noticia a Nietzche y muchos griegos.
-Hugo, artist de un arte casi libertino, es, en el fondo, mis
religioso que Leconte de Lisle. Es porque el verdadero espiritu re-
ligioso es libertad en el fondo.
-En Am6rica las generaciones deben preparar la vida como si
un dia el viejo mundo debiera sumergirse en el oc6ano, y dejarnos
solos en el planet.
-Hay cierta tonteria con trazas de agudeza. Es la peor por
incurable.
-Es sabio preverlo todo; mis sabio dejar algo al destino.
-Nihil admirari puede ser muy sabio, pero es muy infecundo.
-Cuando una doctrine culmina en un pueblo o en un siglo, hay
que investigar qu6 mal o que necesidad hubo de curarse o satisfa-
cerse en ese pueblo o en ese siglo.
-La verdadera libertad es siempre un hecho interior.
-Todo ideal es una mera idea sentimentalizada. Generalmente
cuanto mas sentimentalizada, tanto mis eficaz y tanto menos
verdadera.
-Cuanto mis intense la vida, mas indeterminada se hace.
-No pidais a los dioses la carencia de males, sino el medio de
combatirlos.
-La versatilidad es tipica de los estados transitorios de cultural.
-Todo ideal es una fatalidad.
-Ignora el positivismo de laboratorio cuinto hay de ensuefio
creative y puro en el origen de toda realidad cientifica. El feti-
chismo de la experiencia proviene de la ignorancia de lo relative
universal y de la ilusi6n que presume lo absolute de toda objetividad.
-La nueva hispanofilia de America y el modern americanismo
de Espafia son est6riles y no obran gran cosa por una fundamental
desinteligencia de sangres, mal grado las mezclas coloniales. El
genio de las tierras sigue opuesto o contrapuesto, y ese genio modela
nuestras humanidades.
-El castellano birbaro de nuestra America, a fuerza de afir-
marse, acabari por crear una grande lengua propia, en su esencia
ininteligible para Espania. Hoy mismo ya ni nos entienden ni los
entendemos.
-Trescientos afios de colonia se esforzaron por hacer nuevas
Espafias, doquiera y en cierta media lo lograron. Hoy nuestra tarea
es inversa: hacer Am6rica de America. Para ello hay dos labores,
una constructive y otra destructive, o inversamente, si se quiere.
-El signo mis agudo de la vida es la pasi6n.
-Siempre se dialoga con alguien: los pensadores con los muertos,
los hombres de acci6n con los vivos, y los acreedores con los ain
no nacidos.
-Casi siempre la grande erudici6n significa una impedimenta
para la inteligencia. Gran fuerza necesita ista para seguir volando
libre bajo el peso de ideas de tantos.
-Casi nunca el deseo de la muerte viene de despego de la vida,
sino de amarla demasiado.
-La decadencia premature de la Am6rica espafiola viene de
indisciplina. La America indigena no la afectaba, ya que pudo
edificar los imperios mas regulars. La indisciplina es, pues, de
origen espaiiol.
-El simbolo oportuno es un ala; inoportuno, una muleta.
-En general, las cosas que viven del present, no trascienden
a la eternidad.
-El mayor dafio que pueden hacer las cultures extrafias, es que
no nos permiten ser nosotros mismos. A veces hay que tener una
extrafia y sublime guerra de independencia para nuestro espiritu.
-Como la tierra en su seno, guardian las razas en sus profundos
las mayores sorpresas de la historic.
-Con la uiltima conquista romana comienza la decadencia. Todo
ideal alcanzado es un comienzo de muerte.
FRANZ TAMAYO
<1927 30 de mayo.