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HISTORIC ESTADISTICA DE COJEDES
*:., 1 (DESDE 1771)
*1
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ELOYG. GONZALEZ
De la Academia de la Historia,
Profesor de Anales Patrios en
la Universidad Central.
Historia Estadstica de Coledes
(DESDE 1771)
Decretada por el Gobierno del Estado en la conmemoracin
del Centenario de Venezuela
CARACAS
TrPOORAFIA AMERICANA
911
DECRETO DE PUBLICATION
GENERAL JOS RAFAEL LUQUE,
PRESIDENT CONSTITUTIONAL
DEL ESTADO COJEDES,
Considerando:
Que es propicia la ocasin de publi-
car una obra histrica que contenga
los rasgos biogrficos de los hijos emi-
nentes de esta Entidad Federal.
Considerando :
Que la publicacin de una obra hist-
rica de este gnero sera la mejor ofren-
da que pudiera hacer el Gobierno del
Estado la memorial de nuestros Li-
bertadores, en la oportunidad del Cen-
tenario, y un tributo de justicia la de
algunos cojedefos ilustres, cuyos servi-
cios la causa de la Libertad v sacrifi-
cios por la Patria esperan la glorifica-
cin del bronce del Panten.
vm
DECRETO:
Art. 1V Edtese por cuenta del Go-
bierno del Estado la obra del ilustrado
escritor cojedeo Doctor Eloy G. Gon-
zlez, titulada HISTORIC ESTADSTICA DE
COJEDES DESDE 1771.
Art. 20 La referida obra ser distri-
buida en esta Capital en acto pblico
el prximo 5 de julio.
Art. 39 Erguese por Tesorera Ge-
neral, con cargo Fomento y Obras
Pblicas, la cantidad de mil cuatro-
cientos bolvares, para cubrir los gastos
de edicin de la referida obra.
Art. 49 El Secretario General queda
encargado de la ejecucin del present
decreto.
Art. 59 Comunquese y publquese.
Dado, sellado, firmado y refrendado
por el Secretario General en el Palacio
de Gobierno, en San Carlos, 13 de ma-
yo de 1911.-1029 de la Independencia y
539 de la Federacin.
(L. S.)
JOSE R. LUQUE.
Refrendado.
El Secretario General.
(L. S.)
F. YANES.
INTRODUCCION
INTRODUCTION
Hace apenas cinco aos, el autor
deca en una publicacin de esta ca-
pital (*):
Conquistadores impromovibles de la
llanura; remotos invasores extranje-
ros, que, bajando los repechos occiden-
tales, estamparon su huella, como un
sello eterno de dominio, sobre el suelo
muelle de la pampa, el toro y el caballo
encontraron en mi patria la libertad y
la vida; y de solitarios absortos inmi-
grantes, pronto se tornaron dominado-
res adustos. Aquella naturaleza siente
la pesadumbre de su seoro y con ellos
es sumisa y maternal: nunca ha ejerci-
(*) El Cojo lhustrado, 13 de julio de 1903.
do sobre el usurpador una potestad tan
rigurosa como sobre sus propios hijos.
El llanero es, primero que le today otra
gnesis, el product inmediato de su
ambient: primognito carioso, fidel-
simo, obediente, luchara hasta el exter-
minio y ha luchado contra la civiliza-
cin, para que no le debate el lazo filial,
presurosamente apretado de nuevo, en
cuanto siente el malestar de una relaja-
cin. Manos poderosas, veces invisi-
bles, manlos misteriosas iracundas,
sostienen ese vinculo: es la libertad na-
tiva, amplia y radiant, que canta en
los vientos de la llanura las canciones
lentas y responsorias que arrullaron el
sueo de la cuna; es la mano prvida
de la abundancia, anchamente abierta
como la pampa, que alarga sin usuras
el pan cuotidiano numeroso: es la mira-
da avara insaciable, tendida y veloz
como la luz, sobre un horizonte que
ofrece una patria sin fronteras: son los
nervios rotos, la sensibilidad inofensiva,
que nos amenazan con el dolor de un
reacomodamiento, si intentramos alo-
jarnos en los senos de otros moldes:
son las campanas matutinas y las evo-
cadoras campanas de la tarde, que re-
cuerdan el nico espectculo de nuestra
vida simplista y campesina, las campa-
nas que parecen llamar que nos acom-
paen los manes de nuestros abuelos
difuntos, en cuyos labios temblorosos
sorbimos el amor y las leyendas de la
tierra y de la patria, la hora intense
en que nuestras padres admirables nos
enseaban el herosmo de la fe y el por-
tento de la esperanza. Nadie en Vene-
zuela, nadie se despite de la patria con
lgrimas que salgan del corazn en una
tumultuaria regurgitacin homicide,
como el llanero: se siente el agrio dolor
de un desprendimiento orgnico, la algi-
dez de una ruptura entraable, que no
tendr cicatriz, y cuyo labio viviente est
siempre presto soldarse en un beso
vido al fragment desprendido. Pare-
ce que naciramos con la previsin de
la vacuidad v la melancola de today cosa
extraa nuestro abolengo y nuestro
solar; y que la tierra native nos previ-
niese que slo la naturaleza vive en santi-
dad impeccable y que es el suyo el ms
dulce de todos los regazos de dolor: el
ao veinte y cuatro, creada Colombia,
flameando en las called de Lima el iris
de Venezuela, el llanero se desertaba
desde Arequipa y, ms feliz que Bolvar,
tomaba alegremente el camino de la
repatriacin, y vena sentarse la
lumbre abolenga, comiendo el pan sabro-
so del hogar, impregnado con el nctar
y con el aroma de la gloria y de la
fama. (1)
A qu distancia, adems, nos halla-
mos de los otros hombres? Por razn
de linaje, por razn de acaecimientos,
por situacin geogrfica, somos una
raza social no bien conocida, hasta aho-
ra poco definida. El alma llanera est
ms cerca de la naturaleza que el alma
ciudadana: no son radicales, profundas
ninumerosas las diferencias que los aos
y los hombres han impuesto ni nues-
tro carcter, ni nuestras costumbres.
Las guerras, las enfermedades, la ambi-
cin y cien causes ms- de destruccin y
desarraigo, han aumentado las largas
distancias que ya para el siglo diecio-
cho sembraban la desolacin llanera de
dispersas caravanas: la legua, entire
nosotros, es apenas una denominacin
conventional, pero exageradamente ma-
yor de seis mil varas castellanas. Toda-
va erige el humo del hogar llanero su
voluble penacho sobre la choza primi-
tiva, cubierta de secas hojas de palme-
ra de yerbas forrageras; todava los
caminos son senderos tortuosos, que
(1) Corr. de Bolvar Santander, en Pativilca, 9 de
enero de 1824.
trazan los rebaos ylos jinetes, abatien-
do con sus cascos el yerbal nutrido
invasor; todava el cuero seco para es-
tera recuerda al ancestral migrador de
la pradera y de la selva; y por las no-
ches melanclicas y formidable, la
inmensa sinfona de la naturaleza mece
el letargo de mi pas. Incoercible pas
no bien penetrado, acaso no explorado
por el conquistador: fuera de las vecin-
dades de Barcelona, jams cruji en el
suelo de la llanura, sobre pechos capi-
tanes de la Espaa subyugadora, la
armadura despiadada de los expedicio-
narios de la guerra y del exterminio: el
sistema de colocar un grupo de families
espaolas cerca de las misiones, no hizo
sino fundar extraos feudos, que man-
tuvieron en la servilidad empujaron
hacia las selvas distantes el material
tnico de una nueva nacionalidad. La
misin finge, en aquellos das admicos
de una creacin social, un solitario cam-
pamento agareno: los frailes refieren
(2) cmo en la noche, cuando viaja si-
lenciosa la luna sobre la solemnidad del
desierto, el indio insufla un aliento sau-
doso y de aoranza congnita y heredi-
taria, contra el laberinto de ncar de la
(2) Noticias de los misioneros, Blanco-Azprua, t. I.
doliente guarura, que le gime su cauti-
verio y le habla las voces queridas de
su vida errtil; y el indio se fuga del
aduar, en medio de la solemnidad de la
noche, su selva y su xodo. Se que-
ja tambin, en nuestras almas, la nos-
talgia de la aventura pampera, que nos
envuelve y nos rebuja en los paales
de la cuna, hurtndonos la civiliza-
cin, ponindonos el odio la descon-
fianza de sus fracasos y de sus pesares,
y retenindonos amedrentados en los
pisos medios de la humanidad. Hijos
de la soledad, camaradas de la desola-
cin, lentos infants de la melancola,
nos enferma el bullicio, nos ofende el
movimiento presuroso, nos marea la
muchedumbre sin oriented. De la civili-
zacin no puede llegar nuestros remo-
tos hogares sino la nueva infamatoria
de sus derrotas, el temor de sus agre-
siones y el espanto de sus ignominias;
y preferimos la rusticidad inmunizado-
ra, que es insugestible por su insensibi-
lidad, invulnerable por su ignorancia.
Sin saber que est escrito en libros sa-
grados, el llanero siente que aade
amargura quien aade sabidura. Ri-
cos propietarios y criadores, que guar-
dan en viejos arcones confan la entra-
a de la tierra la cosecha de oro de su
labor y sus esfuerzos, desdean con un
gesto diognico probar otro manjar de
vida que no sea el de la suya, arguyen-
do que sus abuelos llegaron edad cua-
si centenaria y murieron ms acaudala-
dos que ellos, sin haber tenido necesi-
dad de salir de su hato y de su pueblo.
Un viejo guerrero de mi pas, lanza for-
midable de valor y de arrojo, me deca
una ocasin que nadie combata con
ms desprendimiento que l, porque
la hora del triunfo y de la asignacin
de las recompensas eminentes, l no
aceptara ninguna situacin fastuosa
en la ciudad, por no trocar la holgura
de sus indumentos llaneros por la opre-
sin de nuestros trajes de civilizados;
y lo manifestaba en moments en que
se dispona hacerle un desire decisi-
vo al jefe de la nacin, en 1894, si lo
retena un da ms en la cagona de
los boulevares y de los parques.
Dos veces se recorre la Europa v se
regresa Venezuela, en menos tiempo
del que necesita el llanero que mora
bajo los ltimos declives de la cordille-
ra costanera, para trasladarse hacer
transacciones de ganados los hatos
del Alto Apure y del Arauca; de mane-
ra que siendo axiomtico que la ruta
crea el tipo social, es fcil concebir cun
XVIII
distantes nos hallamos del camino
ascendente y cunto ms prximos
la tierra virgen de presencia extranjera.
Es, por tanto, reducida la capacidad
de asimilacin: fuera de las practices
rutinarias de su oficio, nadie ms lerdo
que el llanero para el conocimiento y
el manejo de todos los medios y de
todos los procedimientos de accin sin-
ttica: al poner manos sobre ellos, lo
asedian como un enjambre rapaz, tur-
bador, los inconvenientes y las dificul-
tades; agilsimo y expert en sus faenas
consuetudinarias, de una costumbre se-
cular, siempre la misma, es lastimosa-
mente zurdo en cualquiera otro desem-
peo. Ausentes casi todas las funciones
intelectuales, duermen aquellos cerebros
bajo la pesadumbre de una indolencia
trascendente, nacida de una ociosidad
cerebral de generaciones. La ninguna
necesidad del cambio y de la adapta-
cin, lo hacen idntico s mismo; y
con muy dbiles diferencias, el alma lla-
nera es hoy la misma que, al empinar
la tapara antes de los das de la Patria,
exclamaba:
El pobre con agua just.
Y el rico con lo que gustIa. (3)
La cultural singular de ciertas fami-
(3) Autobiografia del General Pez, t. 1.
XIX
lias, la distincin superior de ciertos
individuos, nada afirman en contra de
esta tesis, sino que antes la confirman
como excepciones. Hay que distinguir,
como advierte Topinard, entire la edu-
cacin de un individuo y la educacin
secular y progresiva de una raza. A este
respect, el autor menciona el caso bien
sabido de los andamanes y de los aus-
tralianos, educados segn la civiliza-
cin europea, que abandonan nuestro
traje la primera ocasin que se les
present y vuelven su vida salvaje;
y, sin embargo, aprenden rpidamente
leer y escribir y son muy observa-
dores. (4)
Como en el estribillo de la golondrina
agorera qu se hace, en efecto, del
hombre civilizado, cuando regresa la
ruda desolacin de la llanura? Cmo
subvertira l slo, con la fuerza de su
cerebro y con el amor de su pecho, las
fbricas de una vida toda ella construi-
da con los materials invencibles de la
propia naturaleza? Arrancado de su
solar, replantado en otro subsuelo, nu-
trido de los jugos de una tierra de
aclimatacin, modificada su estructura
anatmica por hbitos diferentes, y su
(4) Topiiiid, L' Anthropologie.
naturaleza fisiolgica por funciones ms
constantes y numerosas qu anda ha-
ciendo all ese extranjero entire sus her-
manos, que profiere una lengua que no
es la de mi patria, y mira con unos ojos
que ya no son los ojos indagadores del
llanero ? Este traje de civilizacin, bajo el
sol de mi tierra, funde el msculo y calcina
la osatura; esta sangre apacible bajo el
freno de la cultural, burbujea al frvido
rescoldo de aquel suelo; estas ideas que
saben el camino de su diario asilo bene-
volente, quemaran las alas fatigadas
al fuego de nuestro sol, pjaros de Es-
tinfalia que caeran en una lluvia de
cadveres en torno de la vida; y esta
vida perecera en el estrpito de su pro-
pia catstrofe.
A salvarla acude la naturaleza, peren-
nal y providente, que dictar al repa-
triado su tremendo consejo de conser-
vacin: despojo de toda prenda material
y de toda presea spiritual que sean en
mi pas el yugo... y el oprobio!
Semejante situacin y las causes hasta
este punto sealadas, imponen al llane-
ro: la regresin, cuando l mismo vuel-
ve la vida y al ambiente que abandon;
la resistencia, cuando es enviado otra
vida y otro ambiente.
ELOY G. GONZLEZ.
PRIMER PART
ANTECEDENTES
DATOS IIISTOIICOS
Las primeras y ms autenticas noticias rela-
tivas la historic americana hay que solicitar-
las en las relaciones de los Cronistas de Indias,
nombrados por los reyes de Espaa, y que tu-
vieron origen en el cargo de Historigrafo del
Reino, cargo creado por Alfonso XI, en el siglo
catorce.
Descubierta la Amrica, fines del siguiente
siglo, se observe la necesidad de extender las
funciones del historigrafo las cosas del nue-
vo pas; pero la realizacin prctica del pensa-
miento no tuvo efecto hasta el reinado de Car-
los V, principio del siglo dieciseis y slo
despus de haberse escrito y mandado publicar
la primer relacin sistemtica de la conquista,
con detalles relatives los hombres que la efec-
tuaron, su conduct, clase y estado de la po-
blacin indgena, etc.
El author de esta primer relacin sobre la
Amrica recien descubierta, fue Gonzalo Ovie-
do. Sali ste de Espaa el 11 de abril de
-4-
151.4, en la flota que z:rp ese da de Sanlcar
d(e 3arrammeda, mandadt por don Pedro Arias
Dvila, noimlado Gobernador del Mi):,iin
1Paialm.
Ovicdo traia el cargo do Veedor di. las fun-
ciones del oro en Tierra Firme v miy nmbr d.1
Con( sejo del ( Gobernador. iin ( titinpo que le
permltan sus olbligacioies oficiales, se conmsa-
grio tomiir nota de todo, cuanto,, ci la natura-
loza y en la poltica, se relacional a con la
Anirica' ; y co.mo por seis veces tuvo que ir y
venir de Esp::a en el desnimpero de (omisio-
nes que se le in cargd)aln y fue Inuego (bloer-
nador dc C;arlcna de Indias y Alcalde de la
f'orfaleza de Saito Domingo, aqucll;is clnco-
miniodas y estos empleos le suminuistraron
grades facilidades para el acop1io l de datos.
Carlos Y tuvo noticia de los manuscritos (le
Oviedo, y en uno de losk viajes de stO ; Espaa,
en 1525 y hallndose la corte n Toledo,. el rev
manifesto sus deseos de que saliese luz la obr:a.
El author hlii.a dejado en Santo Domingo, resi-
dencia por entouces leo su familiar, una porcin
bastante considerable de sus datos, p1or lo que
no p iblic sino un Suir,'io ie la ,athral histo-
ria de las Indias, en Toledo, el alo 152C, ex-
pensas del tesoro real.
Esta publicacin gan Oviedo el nomhbra-
miento de (Gou/la yto/, r d(e l.s hili.s, por
ILeal Cdula, de 25 de octlbre de 1 5i::. Este
mismo afo fue editada en Sevilla la Histori
general y molural d1e [/ia.l tan aplaudida por
su novedad importancia, que el mionarca es-
timul su cronista continuar la recopilacin
de mayores datos para una historic complete
del descubrimiento y conquista de la Amrica.
Desgraciadamente, sta no se public : Oviedo
muri en Valladolid, en 1557 y sus manuscritos
(Indaron dispersos en las bibliotecas, hasta
1851, ao en que los di al pblico la Real
Academian de Historia de Madrid.
Ocupado el trono espailol por Felipe II, su-
cesor de Carlos V, fue nombrado Cronista de
Indias, Juan Cristbal Calvete de la Estrada,
sabio en lengua latina y protegido del nuevo
soberan o, a quien, cuando prncipe, haba acom-
paado en su viaje por Italia, Alemania y
Flandes, en calidad de cronista de comitiva.
Dcese que no fue do ninguna importancia la
obra que escribi relative Amrica y la cual
qued indita 6 incomplete en la biblioteca del
Colegio Montesacro, de Granada, en cuatro to-
mos titulados Hilloria latina de Indias, los cua-
les no contenan sino una simple relacin de la
conquista del Per, hasta el sitio del Cuzco y
las guerras civiles de Pizarro y Almagro.
En 1571, el mismo Felipe II nombr a Juan
Lpez do Velasco tercer cronista de Indias y
dispuso que se lo suministrasen todos los da-
tos relatives la Amrica, en R.eal Cdula que
dice as:
EL RI,..-Presidente y Oidores de nuestra
Audiencia Real que reside en la ciudad de
Santa Fe del Nuevo Reino de Granada, sabed :
que deseando que la memioria de los hechos y
cosas acaecidas en esas parties se conserve : y
que en nuestro Consejo (le las Indias haya la
noticia que debe haber do ellas, y de las otras
-6-
cosas de esas parties que sean dignas de saberse;
habemos proveido persona, cuyo cargo sea re-
copilarlas y hacer historic de ellas; por lo cual
os encargamos que con diligencia os hagais
luego informal de cualesquiera personas, as
legas como religiosas, que en el distrito de esa
Audiencia hubiere esciito recopilado, tuvie-
re en su poder alguna historic, comentarios
relaciones de algunos de los descubrimientos,
conquistas, entradas, guerras 6 fracciones de
paz de guerra que en esas provincial 6 en
part de ellas hubiere habido desde su descu-
brimiento hasta los tiempos presented. Y as
mismo de la religion, gobierno, ritos y costum-
bres que los indios han tenido y tienen ; y de
la descripcin de la tierra, naturaleza y calida-
des de las cosas de ella, hacienda as mismo
buscar lo susodicho, algo de ello en los ar-
chivos, oficios y escritorios de los escribanos
de gobernacin y otras parties done puede
estar ; y lo que se hallare originalmente si ser
pudiere, y si no la copia de ellos, dareis orden
como se nos enve en la primer ocasin de
flota navos, que para estos reinos vengan. Y
si para cumplir lo que os mandamos, fuere ne-
cesario hacer algiin gasto, mandarislo pagar
de gastos de justicia, en lo cual os encargamos
entendais con much diligencia y cuidado ; y
de lo que en ello hubiedredes nos dareis aviso.
Fecha en San Lorenzo el Rleal 1( de agosto
de 1572.
Yo EL BEY.
Por mandato de S. M.
Antonio de Eraso.
-7-
Es difcil suponer que no se hubiese dado
cumplimiento la orden del Rey, pero lo cierto
es que el tercer cronista no hizo nada en el sen-
tido de su encargo.
El mismo monarca nombr Cronista de Cas-
tilla, con obligacin de escribir sobre Indias,
Antonio Herrera, en 1596, ya reputado por
su historic de Mara Estuardo y de la con-
quista de las Azores por los portugueses.
Despus de ,Oviedo fue el primer verdadero
historiador de este continent. Obtuvo datos
y manuscritos de los virreyes, de los obispos,
de los gobernadores, de cuantos conocan asun-
tos americanos ; recogi los papeles que haba
dejado sin utilizar Juan Lpez de Velasco, en
el Colegio de San Gregorio, de Valladolid, entire
los cuales se hallaba indita una historic de
Indias escrita por Juan Gins de Seplveda y
en 1599 termin los cuatro primeros tomos
de la Historia General de los hechos de los caste-
llanos en las Indias y Tierra Firme del mar
Ocano, publicados en Madrid en 1601; y en
1615 termin otros cuatro. ((La obra de He-
rrera comprende la historic general del Nuevo
Mundo desde su descubrimiento hasta el ao
de 1554. Con ella oscureci cuanto se haba
escrito antes que l sobre el mismo asunto,
por haber hecho una historic complete, por la
verdad de la narracin, la several imparciali-
dad de sus juicios y de su exposicin, la cro-
nologa, la geografa, y por el estilo y el lengua-
je, que veces se remonta hasta los grades
maestros de la antigiiedad. (2).
(2) Diego Barros Arana, Estlio bibliogrifico.
-8-
Despus de Herrera, los cronistas, escritores
historiadores de Indias, sucedironse en el
orden que someramente se expresan :
1. Luis Tribaldos de Toledo, nombrado
Cronista por Felipe IV y que cuando muri
en 1534 slo dej un lijero comentario rela-
tivo la conquista de Chile.
2. El Doctor Toms Tamayo de Vargas, que
se consagr ; la historic de la Iglesia en In-
dias, muerto en 1641.
3. Gil Gonzlez Dvila, author del Teatro
eclesistico de ls Iglesias en Amrica, publicado
en Madrid en dos tomos, en 1649 y 1656 y que
.est mal recomend;ido como obra defectuosa.
4. Antonio de Len Pinelo, letrado y hablis-
ta, nombrado en 16(58, nacido en Lima, segn
unos, en Crdova de Tucumn, segn otros, el
cual dej escrita en parte indita una His-
loria Americana.
5. Antonio de Sols, que se consagr la His-
toria dee la conquista pde ulxico, publicada en 1684.
6. Pedro Fernndez de Pulgar, Doctor en
Teologa, nombrado Cronista por Carlos II y
el cual escribi cuatro obras que no se publica-
ron por no merecer la aprobacin pblica : la
primer era la Historia de Indias, la segunda
sobre Mxico, la tercera sobre la Florida y la
ltima, Amrica eclesidstica.
7. Miguel Herrera de Espeleta, nombrado
por Felipe V en 1735 y quien durante quince
aios que percibi sueldo de tal cronista, nada
hizo ni dej document alguno.
8. Fray Martn Sarmiento, que tampoco se
ocup de su encargo.
-9-
9. Guillermo Robertson, escocs, public en
Edimburgo una Historia de Amrica, cuyos
primeros ejemplares fueron conocidos en Es-
paa en 1777.
10. Por ltimo, en Real Cdula del 17 de
julio de 1779, se dispuso que se facilitasen
Juan Bautista Muoz todos cuantos datos exis-
tiesen para escribir la historic americana. Pa-
rece que el nuevo Cronista tropez con difi-
cultades que le ofreci la Academia de Histo-
ria, cuanto 4 la consult de sus archives, por-
que no fu sino al cabo de tres aos y ya en
el trono Carlos IV, cuando pudo presentar el
primer volume de su obra, que el rey mand
publicar en 1793. Este volume se refiere 4 los
primeros aos de Amrica y fu traducido en
Alemania Inglaterra ; pero Muoz trabaj poco
en la continuacin de su empresa, porque al
morir, en julio de 1799, no se hall entire sus
papeles sino una parte del segundo volume, el
primer libro, que Navarrete public casi n-
tegramente en la introduccin 4 su tomo III
de la Coleccin de viajes de los cspagnoles y cu-
yo original se conserve en la Biblioteca de la
Academia de Historia, en Espaa.
Slo lie querido referirme, en esta lijera no-
ticia, 4 las obras de los Cronistas de Indias
que podran considerarse como oficiales ; pero
son numerosas las relaciones existentes hoy
sobre los orgenes americanos. Agregar la
mencin de algunas muy importantes, tales co-
mo el Aviso histrico-po;', **- .. ":':,':'" publi-
cado en Madrid en 1740, ((con las noticias ms
particulars del Per, Tierra Firme, Chile y
- 10 -
Nuevo Reino de Granada; la IHisoria natural y
moral do las Indias, del P. Jos Acosta, publica-
cada en Pars en 1600; la relacin del descu-
brimiento del ro Apure Jornadas urditicas, de
Fray Jacinto de Carvajal, publicada por primer
vez por la Diputacin provincial de Len, en
1892 ; la Historia de las Ulierras civiles de los
es]pa'oles en las Indias, de Garcilaso de la Vega,
publicada en dos volmenes en Pars, en 1648;
la H.istoria general de las Ildias, por Gomara,
edicin de Amberes en 1554; la Historia generall
de las Indias Occidentales, de liomesal, publicada
en Madrid en 1620; la Hisloria de las mi.siiones
los llanos de Casanare y el Orinoco y el
Mota, en 1735, escrita por Fray Juan Rivero;
y otras nms generalmente conocidas, las cua-
les est reuniendo en seccin especial nuestra
Academia de la Historia, desde 1909.
Cuanto la noticia de antecedentes histri-
cos de Cojedes, ellas no comienzan apare-
cer hasta 1745 y 1771, esto es, desde prome-
dios del siglo dieciocho ; las primeras, hechas
por los misioneros capuchinos andaluces que
salieron de Espaa desde 1654, en trece expe-
diciones hasta 1755 ; y las segundas, en el in-
teresante manuscrito, indito hasta ahora, que
sirve de base esta II[STOrIAI. ESTADSTICA DE CO-
JEDES y que contiene la JRlaci;,. de la Visila
hecha en este Obispado d0 C'aracs por el I lstr[-
simo Sc)or 1Marl.
A este important imanuscrito me referir in-
mediatamente, dejando para el siguiente cap-
tulo la referencia las crnicas noticias de
los frailes.
-11-
II
IRELACIN DEL SEOR MA RTI
El manuscrito de Su Seiora es un infolio de
1380 paginas, ! pliego entero de antiguo papel
espaiol, de 30X15 cm. La portada reza : Rela-
ciGn y testlimonio ntegro de la visit general de
este Obispado de Caracas y Venezuela, hecha por
el Ilastrsimo Seor Dr. Dn. cMariano 31art, en
el espacio de doce anos, tres meses y veinte y dos
das, trascurridos desde ocho de Diciembre de mil
scccientlos setenta y uno, que la comenz en la
Sla. I(lesira Cathedral, hasta treinta de marzo de
mil selecientos ochenta y quatro, que la concluy
en el pueblo de Guarenas: Se ha formado dicha
Relacin de orden de Su Seora Iltma. por su Se-
cretario de Crimara Dn. Joseph Joachin de Soto,
que autoriz las Actas, y le acompa en today la
Visila como Notario de ella.
Sigue un ndice alfabtico de las ciudades,
villas, pueblos y tambin de los sitios en que
hay capillas oratorios, igualmente de los
parages en que se han erigido nuevos cura-
tos, etc .
Abre la relacin el acta del decreto episco-
pal sobre la formacin del libro, y la cual, com-
plementada por site Anotaciones, da cabal idea
del contenido. Dice as el acta : En la ciudad
de Caracas, t diez y ocho de diciembre de mil
-12-
setecientos ochenta y cinco, el Ilustrsimo Se-
or Doctor Don Mariano Mart, mi seor, Dig-
nsimo Obispo de esta Dicesis, del Consejo
de Su Magestad, etc., dijo: que por qiuanto Sn
Seioria Ilustrsima, haviendo comienzado su
Pastoral Visit;La en la Santa Iglesia Catiedral
el da ocho de Diciembre de mil setecientos se-
tenta y umn, y continuadola por todas l':s (iu-
dades, Villas, Pueblos, y 1 gares dc e.-,ta DiD-
cesis, inclusive las ciudades de Mar;aaibo, Co-
ro, y Truxillo, con los Puebl, ds (l s1 respe'-
tivos Districtos, que al ,preslete estn desmiem-
brados (le ella, y agregados al nuevo Obispado
de Merida de Marac;yho, hia logrado Su Se-
ilora llustrsimai par misericordia de Dios, y
su Divino auxilio visitar por su propia Persomna
las Iglesias, Capillas, y Oratorios de esta di-
cha. Dicescs, sus Fabricas, Ornamentos, Al-
tares y Cofradas ; y todo lo dems que su
Pastoral oficio corresponded, dando en cada lu-
gar las providencias omas oportunas ;I quanto
ha parecido digno de remedio, ass en lo nate-
rial y formal de los Templos, sus Curas, Ca-
pellanes, y dems del Clero ; como por lo res-
poctivo la salud Espiritual de sus Diocesanos ;
verificindose la conclusion d de dicha Visita el
da treinta de, Marzo del ano prximo pasado
de ochenta y quatro, ldeslc cio da hasta aho-
ra, sin embargo le las enfermedades que Su Se-
ora Ilustrsima, y sil Familia han padecido
de results do las (Calnturas contralidas en
los ltios Pueblos, seo lani estado arreglinmdo
los Lilbos y demmts papeles correspondientes
la misma Visita, que con efecto estn ya
arreglados, cohordinados, y colocados en su
Secretara ; Por tanto para dar cuenta de todo
al Rey Nuestro Seor (que Dios guard) en su
Real y Supremo Consejo de Indias en puntual
cumplimiento de lo lprevido en las Reales
Cdulas de diez y unel de Julio de mil sete-
cientos quarenta y uno y veinte y nuebe de
Febrero de mil setecientos setenta y seis. De-
ba Su Sefiora Ilustrsima de. mandar, y man-
d ; Que su Secretario de Cmara Don Joseph
Joachin de Soto, quien como tal lna acompa-
ado it Su Seiora llustrsima, y presenciado
dicha Visita,; formeC continuacin de este auto
una razn individual, 6 testimonio ntegro de
todas las Ciudades, Villas, Pueblos, y Luga-
res que se lhan visitado con arreglo los Im-
bentarios, Expedientes de Cuentas, relaciones
juradas, atrulas, tc sy dmnis razones que se
han tomado en cada lugar, de los Libros, y
papeles presentados, y de sus respectivos Ar-
chivos Parroquiales, expecificando los nombres
de cada Poblacin, su antiguedad, extension de
su Territorio, calidades de su vecindario, y es-
tado, y progress de las Misiones, y nuevas
reducciones; refiriendo con today claridad las
providencias que se han dado por Su Seora
Ilustrsima con arreglo los dos Libros done
se hallan copiadas, y los quadernos donde se
han anotado las visits de Testamentos, Cape-
llanas y otras Obras pas; y compendiando
para mayor claridad, resumiendo, al fin de
dicho testimonio por Vicariatos, todas las Ciu-
dades, Villas, y Pueblos, Iglesias, Capillas, Ora-
torios, Cofradas, Curatos, Sacristas, Conven-
--13 -
-14-
los, y el respective nmero de Sacerdotes se-
culares, de Religiosos, y Religiosas, de Casas,
y families de Almas, y de los confirmados por
Su Seora Ilustrsima : Y evacuada dicha ra-
zn trahigase para que examinada y aprobada
por S. S. I. se remita al Real y Supremo Con-
sejo de Indias en cumplimiento de lo dispues-
to en las Reales Cdulas. Assi Su Seora
Ilustrsima el Obispo mi Seor lo provey,
mand, y firm fecha ut supra (3).
En la primera de las notas explicativas con
que precedi el Secretario la Relacin se advier-
te que las antigedades fundaciones de cada
ciudad, villa pueblo y de sus iglesias, cofra-
das y obras pas, se han tomado de los libros
parroquiales y de los de las mismas cofradas y
obras, de los archives de la Secretara y de los
de la Curia Eclesistica; as como de las Reales
Cdulas, en especial lo relative las fundacio-
nes de los Misioneros andaluces, ms las
noticias habidas en las mismas poblaciones
visitadas. Por lo que hace extension de
cada curato, se tomaron los datos del prroco,
de peritos del lugar y de instruments judiciales.
Cuanto la fbrica de las iglesias, se consulta-
ron los inventarios, confrontandolos con lo que
haba ya hecho. Los datos sobre rentas, as
como el padrn de habitantes, se obtuvieron de
las relaciones juradas de los curas, sacristanes
mayores y capellanes. Las leguas andadas de
(3) MS S cit --En (l ejenIplar que tengo la vista
no est la firing del Oeispoh ncaso por ser una de I:s
dos copies que se hicieron del original, el cuil qued
archivado en la Secretara.
-15 -
lugar lugar, por las notas que se tomaban de
peritos de la comarca, calculando cada legua en
5.000 varas castellanas. (Nota 1)
Advierte la tercera nota que no se hace mencin
de las providencias especiales dictadas contra
los delincuentes denunciados, porque todas
fueron dadas verbalmente y ejecutadas luego
con today prudencia y secret; sin estrpito
alguno judicial, oyendo Su Seora en audiencia
secret las parties ; conferenciando el remedio
ms pronto y oportuno, por lo regular con el
Teniente Justicia Mayor y con el cura 6 Vica-
rio forneo de cada lugar, y ponindolo inme-
diatamente en ejecucin sin escndalo alguno.
(Nota 3')
Este manuscrito de Mons. Mart es el docu-
mento autntico ms antiguo que se conoce
sobre estadstica venezolana. Andrs Aurelio
Level dice en la introduccin la Memoria de
de la Direccin General de Estadstica de 1873,
que parece existir otro document autntico de
la mayor importancia, que l en vano se esforz
por adquirir. Se funda en que el Intendente
Aurrecoechea, en opsculo que public en Cdiz
en 1814 y que fu reimpreso en Madrid en
1845, sobre Venezuela, describe: ( Por lo que
hace al Departamento de Venezuela, Don Juan
do Destrestz ha sido el nico que escribi por
principio cuanto hay que desear relative Ve-
nezuela. Este caballero, natural de Luxembur-
go, estuvo avecindado en las inmediaciones de
la Villa de Aragua, jurisdiccin de la Nueva
Barcelona. El sabio anciano, despus de haber
recorrido ambas Amricas y parte de la India
-16 -
Oriental, se retir Venezuela, y all, dedicado
former apuntaciones curiosas y tiles, hizo
una recopilacin de documents interesantes;
pero habindose remitido estos (por encargo
que Destrestz hizo antes de su muerte en
1814 ) la primer autoridad de la Nueva Bar-
celona para enviarlos la Corte de Espaia,
me consta que so extraviaron en dicha ciudad.
('1)
El diecisiete do abril de 1787 concluy de
escribir la Itcilci,, don Jos Joaqun de Soto,
la cual fu aprobada por el Obispo y autenticada
por don Juan Jos Tirado, Notario pblico.
Fu remitida una copia al Reey, junto con un
mapa de la Dicesis, que se trabaj durante la
visit. La Relacia fu encuadernada, en ter-
ciopelo encarnado, con manecillas de plata do-
rada, cerrada en papel grueso, luego en un
cajn de gateado y ste forrado en hule. El
mapa iba en un cain de madera forrado en
hule (5). El rey di las gracias al Obispo, en
Real Cdula fechada en Aranjuez, el 22 de
marzo de 1788.
(4-) Ob. cit., LPrimera pIrt. li(g..J
(5) IMSS, fol. (;j(i
- 17 -
III
LOS MISIONEROS ANDALUCES
Por venir de quien viene, yo respeto debida-
mente la opinion y la admiracin que le mere-
cen los misioneros capuchinos que comenzaron
a salir de Espaia desde la segunda mitad del
siglo dieciseis, con el intent y nimo de redu-
cir otro estado social al indio americano.
Exclama el doctor P. M. Arcaya: i Indivi-
dualidades verdaderamente admirable estos
sacerdotes! Qu los impulsaba ellos, hom-
bres de notable cultural intellectual, venirse
habitar entire brbaros, con riesgo manifesto
de su vida, no slo por los posibles desmanes
de los indios, sino tambin por los efectos mor-
tferos del clima? Qu los mova abando-
nar sus hogares, romper, para siempre, los
dulces lazos de la familiar? Tan slo una gran
virtud : la caridad, el anhelo de salvar, por la
fe de Cristo, los mseros salvajes, las pobres
almas incultas, en cuya oscuridad no haba pe-
netrado jams ningn rayo de luz, cuya dureza
no haba sido nunca tocada por ninguna pala-
bra de afecto. (6)
La cuestin por resolver estara, primero:
en determinar si positivamente era notable la
(6) Papeles viejos 6 ideas modernas, E. C I nme-
ro 337, pg. 38.
cultural intellectual de aquellos sacerdotes;
luego : si su moral era integralmente la de
perfectos civilizadores. Cuanto al primer punto,
es ya un dato cuasi negative el lenguaje y los
concepts de la Noticia del estado de las mi-
siones, escrita en 1745, corridos cien aos de
la llegada Amrica y del ejercicio de reduc-
cin de los primeros catequistas. El mismo
Fray Pedro Simn, que ha estudiado humani-
dades en Cartagena de Espaa, que ha ense-
iado teologa y artes en Santa Fe, que en
1623 se hace historiador de Indias, Fray Pedro
Simn cree inginuamente que el demonio ha-
blaba los piaches en lengua de indio y de
pjaro y que la hoja rota de un misal hace
temblar un dolo indgena: acoje como ver-
dica la especie de un espaol, Juan Martn
de Albujar, perdido en la segunda jornada de
don Pedro de Silva, y que estando muchos
aos entire los indios, hallindose en cierta oca-
sin escondido en el boho santuario done
el Piache entraba consultar el demonio, les
oy hablar al uno con el otro en lengua de
indios y de pjaros, y en otros idiomas que 1l
no pudo entender ni tampoco ver al que habla-
ba con el mdico; si bien ste lo estaba
mirando y vea por entire unas amortiguadas
luces que haba en el boho. Lo mismo han
certificado otros espaoles que por curiosidad
han procurado ocasin de ver esto. (7) Y as
de seguidas. (( Enviando un da un estanciero
(7) Fr- Pedro Sim6n, Noticius historiales, 4'* noti-
cia, cap XXV.
-18 -
- 19 -
espaol, que estaba en uno de estos valles, d
llamar con un indio otro, le di al mensajero
(para que entendiera era cierto lo enviaba
llamar) un pedacito de una hoja de Misal viejo,
puesta en un pedazo de caia hendida; fuese
el indio aquella noche con la caia al santuario
(que acert ser Mohan) esperar al demonio,
que estaba concertado haba de venir hablarle,
y poniendo la caa con el pedazo de la hoja meti-
da en un agujero de la pared, la parte de afuera
del boho, entr dentro y estuvo aguardando
hasta la hora que haba de entrar el demonio,
el cual comenz la hora sealada hablar
al Mohan desde afuera del boho, y dicindole
el indio que porqu no entraba como sola, le
respondi que estaba enojado con l porque
tena la puerta su enemigo; y preguntin-
dole quin era, porque l no saba que hubiese
nadie en ella, respondi el demonio que aquel
papel que le haba dado el espaol; con que se
fu y no quiso ms hablar con el indio; el cual
hacienda la maana su embajada, cuando
volvi al espaol con el mismo papel, le cont
lo que haba pasado, y mirindolo con cuidado,
vieron que estaba escrito en l un pedazo del
Evangelio de San Juan: In principio erat Ver-
bum, etc. (8).
Fray Antonio Cauln, que escribi su Histo-
ria coron/icrica, natural y evangl;ica de la Nueva
Andaluca en 1759, que fue uno de los misione-
ros apostlicos de Pritu y que evangelizaba un
siglo despus de la llegada de los primeros
(8) Ibid., 5k' noticia, cap. XXIII.
-20 -
misioneros, es hombre que asegura que el de-
monio, aunque por su pecado luziferino le que-
d la sabidura tenebrosa y obnuvilada, con
todo eso tiene una exhuberante ciencia de la
medicine y sabe administrar cosas naturales
por s por el fingido brujo, que causan en
los pacientes gravsimos dolores. Puede tam-
bin, con el permiso de Dios, conmover irri-
tar psimamente los humores y slidos del
cuerpo human, como hizo en el Santo Job,
hasta causar la muerte. Propone indica
como remedios para curar las enfermedades
malficas: el bautismo, la confesin, la comu-
nin,
sia, el agua bendita, que tiene especial virtud
contra infestaciones diablicas, las reliquias
de los santos, los agnus-dei, candelas sirios
sagrados, y dems cosas benditas por la San-
ta Iglesia. (9) Esto es, sustituir sortilegio 4
sortilegio, preocupacin preocupacin. A
este propsito, conviene aproximar la ceremonial
del bautismo cristiano, hecha por el misionero,
la del bautismo indio, hecha por el piache.
Este piache bautica los nios con la cere-
monia siguiente : llevan los padres de las cria-
turas una tutuma grande,...... llena de una
bebida que llaman gero: esta la hacen con
cagave quemado y agua caliente.
Despus de haber hablado el piache en
su lengua (que por lo visto entiende lauto el mi-
sionero como entiende el indio el latn), con la
(9) Fr. Antonio Caulin, Historin de hl Nuer Andu-
luca, lib I, cap. XIV, pigs 97, 98 y 9)9.
-21 -
tutuma en su mano izquierda y con la derecha
puesta en la cabera de la criatura, beve el pia-
che y luego se la pone la criatura en la boca
y le hace bever de ella lo que puede, y lo que
queda de aquesta bevida en la tutuma se la
echa el piache en la cabeca la criatura, y la
pone el nombre que el piache quiere, etc. (10).
La impresin de forma de ambas ceremonies,
la cristiana y la indgena, parece no contribuir
con nada la eficacia civilizadora.
El mismo investigator venezolano que he
citado al comienzo, acepta que el mismo hom-
bre europeo, desde tan antigua data civilizado,
ha podido, con razn, decirse que an lleva en
la caverna de su propio corazn, encadenado
dormido, pero siempre vivo, el salvaje primi-
tivo.
Qu procedimientos de civilizacin generosa,
fecunda y progresiva, pueden deducir, para po-
ner en accin, los catequistas que creen en la
comunicacin del piache con el diablo, en la
ciencia mdica de ste y en la virtud especfica
del agua bendita contra las enfermedades infec-
ciosas ?
La historic posee, adems, otros elements
para el juicio de la obra fundamental, creadora
de un future social, del misionero de los si-
glos XVII y XVIII. El aiio 1735 salieron
de Europa las dos comisiones cientficas encar-
gadas de medir, en el norte del hemisferio
oriental y sobre el ecuador del occidental, un
(10) Fr. Jacinto de Carvajal, Relacin del descubri-
miento del ro Apure, pig. 349.
- 22-
grado del meridiano terrestre, para deducir de
la comparacin de ambas medidas la verdadera
figure de la tierra.
Componan la expedicin Amrica los
sabios espaoles Don Jorge Juan y Don An-
tonio de Ulloa, astrnomos y gegrafos ilustres,
miembros de la Real Sociedad de Londres y
de las Reales Academias de Pars, Berln y
Stockolmo. Adems de su encargo cientfico,
estos sabios recibieron instrucciones de los re-
yes de Espaa para que les suministrasen un
informed relative al verdadero estado poltico
de las colonies americanas, y en particular de
los indios.
te lo que haban odo en Europa sobre la opre-
sin de los indios del Per (*), quedaron asom-
brados al ver el trato inhumano que sufran
aquellos infelices bajo el powder de los corregi-
dores, curas y hacendados, en los pueblos,
campos, fbricas y minas. Ulloa y Jorge
Juan viajaron de pueblo en pueblo, informn-
dose de vista, tomando noticias, indagando su-
cesos y depurando referencias. Presentado su
informed al Gobierno espaol, ste pens que su
publicacin no convena ni al Estado, ni la
poltica, ni al nombre de Espaa y las Noticias
Secretas fueron archivadas. Mientras tanto, un
viajero ingls, David Barry, que haba pasado
algunos aos de su juventud en la Pennsula,
vino recorrer todo el litoral de la capitana
(*) En aquel tiempo, cuando en Europa se luician
relToiriciai A mirica, no se leiicioilnaba sino al Perfi,
pero el sistema se extenda todas las posesiones es-
pafolas de este continent.
- 23 -
general de Caracas, desda el Orinoco hasta
Maracaibo. Vuelto Europa y hallndose en
Espaa en 1823, tuvo conocimiento del manus-
crito de los viajeros del siglo XVIII y hall
descritos en l los abusos que l mismo haba
observado.
< Qu especie de religiosos, dice, eran los
que pasaban las Indias de misioneros en
los tiempos primitivos no es fcil averiguar
ahora ; cules eran los que iban cuando escri-
ban los autores lo dejan modestamente en si-
lencio; pero quines eran los que salan de
Espaa fin del siglo pasado (Marti escribia en
1771) y principios del present est bien sabi-
do de todos. El editor de estas Noticias, du-
rante algunos aos de residencia en Cdiz, tuvo
oportunidad de informarse y de ver cmo se
juntaban y partan estas compaas apostlicas
de aquel puerto, que era el sealado por el
gobierno para proporcionarles trasportes, y que
fuesen predicar el evangelio las Indias.
Casi todos los aos delegaban de Amrica
Comisarios misioneros do varias religiones para
llevar refuerzos las comunidades de ultra-
mar: luego se internaban en las provincias de
la Peninsula y daban principio al enganche de
estos reclutas religiosos, cuyas circunstancias
borran la profundidad de esta expresin. Los
dscolos perseguidos por sus superiores; los
refractarios que se negaban la clausura; los
que desterrados de convento en convento eran
el escndalo de la provincial; y los que infor-
mados de la vida de sus correligiosos en el
Per y de las ventajas de la alternative querin
-24-
incorporarse aquellos para gozar stas, acu-
dan al Comisario de la misin, y se alistaban
para pasar las Indias. Complete el nmero
eran llevados Cdiz, done el Gobernador
de aquel puerto forzaba los navieros para
que los trasportasen los puertos de su des-
tino. Aunque el estado pagaba un tanto de
pasaje por cada religioso, teman tanto los
capitanes esta especie de pasajeros, que pre-
feran retardar su partida por algunos meses
para librarse de llos. Regularmente suceda
que los religiosos se empeaban ir en una em-
barcacin, cuyo dueo capitn no los quera
llevar, lo que precisaba frecuentemente al Go-
bernador, mandar guardias bordo para
compeler al capitn recibir los misioneros,
forzar stos con fuerza armada embar-
carse donde no queran . (11)
Barry agrega adelante: Hay una causa
muy efectiva de esta diferencia entire los ecle-
sisticos seculares y regulars, ms conocidos
por los nombres de clrigos y frailes. Los
primeros de stos no pueden ordenarse in sa-
cris sin poseer una cngrua renta eclesistica
propia para mantenerse con decencia. Est
claro que han de recibir el patrimonio de sus
padres sin perjucio de los dems hermanos y
hermanas. Una persona que tiene suficiente
caudal para dotar sus hijos, procura darles
la educacin que est en su powder; y la ma-
dre hijas que poseen cuanto pueden apetecer
(11) Noticias secrets de Amlicai. part segunda,
cap. VIII, pg. 509 y 510, nota del Editor.
-25 -
para su regalo, estn ms lejos de olvidarse
de su honor y buena opinion, que los pobres
que carecen de todo. El clrigo vive general-
mente en la casa de sus padres, y contina en
su estado con la honestidad en que se ha
criado, interesado en el decoro de su famillia.
Lo contrario sucede con los frailes: stos
para tomar el hbito no necesitan renta alguua;
son comunmente hijos de artesanos, sastres,
panaderos, zapateros, etc., los que por su po-
breza no han recibido educacin, y as no han
podido darla sus hijos; criados con la ple-
be, relajada en todos los pueblos, no saben
despus apreciar el porte debido al nuevo ca-
rcter que han asumido. En la comunidad no
hallan ms de una miserable pitanza ; y es pre-
ciso que mendiguen de sus parientes bienhe-
chores, aun la ropa ms necesaria para el aseo,
pues los conventos no les dan ms que el h-
bito exterior. Criados con estos principios y
miserias, es consiguiente que sus ideas de ho-
nor y decencia estn reducidas lmites muy
estrechos. As se ve que en los pueblos don-
de las religiones no estn muy relajadas, los
frailes slo muestran el desaseo y rusticidad
consiguientes su origen, etc.
Hay, sin embargo, algunos religiosos res-
petables, los cuales siendo de buenas families
lan tomado el hbito por vocacin y amor al
retire; pero estas son justamente las excepcio-
nes que se observan entire ellos; prueba que
justifica la distincin que hemos hecho aqu
entire el estado secular y regular. Como ha-
br algunos lectores que no hayan hecho estas
-26-
observaciones con el cuidado que el Editor las
ha considerado, tanto en Espaa como en el
Sud Amrica, se cree justificado en insertar
esta Nota, sin intent de denigrar el estado
religioso, ms slo con el fin de ilustrar este
passage del Manuscrito . (12)
Es necesario y convenient hacer intervenir
estos datos en el studio de nuestros antece-
dentes sociales. Ya hemos visto cmo las
supersticiones del aborigen reemplazan las del
catequista y las ceremonies ndicas las cere-
monias del culto extranjero. Al indio bravo
de la llanura, que no tiene idea de Dios, ni
nociones de gobierno, se le ensea la obedien-
cia por el temor y se le impone por la fuerza
una organizacin; los hbitos de una libertad
que fuerza de ilimitada hace innecesario el
desenfreno, son reemplazados violentamente
por la prdica y la prctica de una esclavitud
progresiva, en el espritu y en el cuerpo, que
va creciendo en grados de rigor hasta invalidar
la f en la supreme misericordia, para suplirla
con el espanto de un castigo sin fin y obtener
como nica preocupacin para el alma el im-
perio pavoroso del Enemigo. El sistema doc-
trinal tiene una eficacia contraproducente: en
las comarcas habitadas por las tribus superio-
res, el ejercicio de catequesis se encomienda
un indio que hace de pasante; ((ste se pone
en medio de todos, y con una tonada que ni
bien es canto ni bien es rezo, va diciendo las
oraciones palabra por palabra, y el auditorio
(12) Ibid, pg. 518
-27-
correspond con su repeticin . Unas veces
la doctrine se dice en lengua indgena, otras
veces se dice en lengua castellana, que para
ninguno de llos es ineligible; este rezo dura
poco ms de media hora, y esto se reduce
today la instruccin cristiana que se da los
indios, de cuyo mtodo se saca tan poco fruto
que los viejos de sesenta aos no saben ms
que los cholitos pequeos de seis aos; y ni
stos ni aquellos aprenden ms que hicieran los
papagayos si se les enseara, etc . (13)
IV
LOS INDIOS
Por lo que actualmente hace los indios
que primitivamente poblaron Cojdes, no
poseemos sino los datos de los misioneros,
que deban hacer intervenir en ellos un apre-
ciable inters por asignarles sus trabajos y
penalidades una convenient magnitude. En el
curso de esta relacin podr verse que los
mismos misioneros se han preocupado bastante
por contestar cargos que en sus empresas se
les hacan, por personas que merecieron ser
odas en Real Consejo.
La Noticia del estado de las misiones de
la provincial de Caracas, desde 1658, fu es-
crita en 1745 por quince de los capuchinos,
(13) Ulloa y Jorge Juan, Noticias secrets, pg. 351.
-28-
con consult de los voluminosos expedientes
que existan sobre el particular. (14). La en-
contr en los archives pblicos el Doctor Fer-
nando Arvelo, quien hizo sacar copia de ella
y la remiti, para su publicacin, al redactor
de El Porvenir, de Caracas, en el mes de julio
de 1866.
Comenzar por mencionar la enumeracin que
hacan los capuchinos andaluces de las tribus
que hallaron en los Llanos. Ellos las denominan
as: achaguas, amaibos, atapaimas, atatures, cu-
cuaros, cherrechenas, chiricoas, chiripas, daza-
ros, galfones, gayones, guaignas, guamos, guara-
naos, guaxivos, gires, mocpueyes, masparros,
otomacos, tamanacos, taparitas y yaruros.
Los achaguas pertenecieron, segn los doc-
tores Alvarado y Arcaya, la gran familiar
maipure nu-arhuacos, cuyas ramas se exten-
dan desde Bolivia hasta las Antillas; los ta-
manacos eran de familiar caribe, cuyas tribus
dominaban desde el centro del Brasil hasta las
Antillas menores; crese que los guamos y la-
parilas estaban emparentados con los oto-
macos; aquellos, los taparitas, fueron quiz
de raza caribe, porque la costumbre que les
di el nombre de usar como guayuco el fruto
del totumo, fu observada en pueblos de esa
raza par los compaeros de los que primero ex-
ploraron las costas del Oriente (Alv.). Se su-
pone, respect de los yaruros, que eran de la
gran familiar betoye, que ocupaba territories de
(14) V. Blanco-Azpura, tomo I, desde la pg.
386.
--29-
la actual Repblica Colombiana, faldas de los
Andes venezolanos y se extenda por lo que es
hoy el Ecuador, parte del Brasil, etc. (Arc.);
y si los Mapueyes de los misioneros son los
mismos Mapoyos de la actualidad, tambin
ellos fueron de raza caribe ) (Alv.). El resto
de las tribus mencionadas por los frailes no
ha podido ser clasificado hasta ahora. (15)
Mostrar desdc luego estas tribus cormo pa-
recieron los frailes, para aproximarnos, por
las impresiones de stos, la probable reali-
dad de la situacin. Para el capuchino, aque-
llos son indios (le tercera clase, que viven en el
pecado, brbaros y brutos, sin conocimiento
de Dios, ni adoracin falsa ni verdadera, ni
subordinacin justicia ni superior alguno, por
que no los tienen, ni aun los hijos la tienen
los padres ....
Todas estas naciones de los llanos andan
desnudas, y en la misma conformidad que sa-
lieron del vientre de sus madres, escepto al-
gunas de estas naciones que usan un corto
pedazo de lienzo de algodn de palma de
Moriche, para cubrir solamente las parties obs-
cenas ...
Son muy flojos, perezosos, y haraganes,
muy dados la ociosidad, y muy amantes
de la libertad, como las fieras de los montes. ..
Tienen todas las mujeres que pueden agre-
gar, sin que entire ellos se guard formalidad
ni ceremonia de matrimonio;. . son muy ren-
corosos y guardian el odio y rencor de gene-
(15) L. Alvarado, P. M. Arcaya, comes. al author.
racin er generacin, hasta que pueden ven-
garse.
(No tienen estos indios pueblo alguno en su
gentilidad, sino es Rancheras, Aduares, y
estos de poca gente, que apenas llegar cada
uno veinte y cinco families; estas son de or-
dinario de su misma parentela....
Dichos pueblos, rancheras 6 aduaares no
son permanentes, que se mueven con sus due-
os siempre que les parece, y slo permane-
cen el tiempo que en aquellos contornos hay
races silvestres, peje cacera (que es de lo
que se mantienen) pues luego se mudan veinte
ms leguas de all, buscando siempre los pa-
rages mis ocultos y condensos ....
No saben estos indios de agriculture, ni
jams por lo comn (d excepcin de los caribes
y tal cual otra nacin) siembran maiz yuca,
que es el pan ordinario de la tierra; pues ni
aun las naciones que lo siembran lo gastan
en pan (porque no lo usan); y todo lo que co-
jen (que es muy poco) lo reduce bebidas,
al modo de la cerveza, con que se embriagan.
Las dems naciones, que son muchas, no siem-
bran cosa alguna pues todo su mantenimiento
pende del arco y flechas con que cazan y pes-
can, y de algunas races y frutas silvestres, de
que hacen bebidas para embriagarse.
No tienen caciques, slo hay entire ellos al-
gunos capitanes, que por valerosos, se sacri-
fican por todos en las guerras, que tienen entire
s unas parcialidades con otras.
El doctor Arcaya ve reproducido, en este
indio descrito por los capuchinos, al hombre
- 3i -
- -1 -
primitive, el lobo inquieto, hambriento y erra-
bundo de que nos habla Taine; perpetuado en
nuestros llanos, hasta la poca en que all lo
hallaron los Misioneros, por efecto, quizs, del
medio fsico. (16).
Si as ha de ser, ninguna eficacia civilizadora
poda tener la predicacin evanglica sobre
aquellos salvajes, ni era el mtodo adoptado
por el misionero el ms propsito para ganar-
los vida y estado superiores.
Veamos cun rudimentario y estril fu el
procedimiento.
LA REDUCCIN
Cuado llegaron i los Llanos, en 1658, los
primeros misioneros, con el objeto de reducir
y doctrinar sus naciones gentiles, dironles
todos el nombre general de Guamontelles
hijos de los montes. Establecieron el sistema
de jornadas excursions lo largo de los
ros y por sus selvas inmediatas, realizando
al principio las ms difciles caceras de
indgenas, porque iban apenas acompaados
de algunos intrpretes ladinos)) len-
guaraces previamente domesticados. El m-
todo de catequizacin era uno mismo para
(16) Papeles viejos ideas modernas, E. C I., nm.
337-
adults y prvulos: enseanza de la lengua es-
paola, que ninguno de los primeros absolu-
tamente llega poder aprender; bautizo, ins-
truccin, maana y tarde, en los misterios de
la fe, en cuya inteligencia jams concuerdan
unos con otros, porque hasta los mismos in-
trpretes, cuando se dan explicarlos, dicen
formales heregas; enseanza del cultivo de
la tierra y fabricacin de chozas, en lo cual
invierten aos, porque si el religioso los apura,
se vuelven al monte y gentilismo.
La jornada se emprende en verano y como el
regreso poblado se efecta en invierno y no
pueden, causa de la estacin, preparar la
tierra para la siembra, aguardan el fin de in-
vierno para rozar, objeto de que el nuevo ve-
rano permit quemar : como la cosecha tarda
seis meses, el misionero invierte ao y medio
en la labor de enseanza agrcola, en sus ms
bastos rudimentos. Se concibe la ineficacia del
sistema; mientras tanto, el indio se aburre y
se fuga, enferma y muere, porque today la
medicacin del religioso consiste en prepa-
rarlo in articulo mortis .
El misionero, en su propia ignorancia, no
discurre sino estriles arbitrios para retener al
indio. Uno de ellos es dejar ya preparadas por
otros indios las rozas en que han de trabajar
los que se adquieran en la jornada, pero el
inhbil catequista da con el inconvenient de
que como no se sabe los indios que se han de
sacar, ni de qu nacin han de ser, no se les
puede sealar el asiento hasta que salgan pa-
ra colocarlos entonces en el pueblo que con-
venga, segn su respective nacin ; pues en ha-
llndose mezclada una nacin con otra, es cierta
indubitable la fuga de alguna de ellas, porque
irremediablemente se matan los unos los otros
con hechiceras y venenos; y aunque sean de
la misma nacin, si son de opuesta parcialidad,
sucede lo mismo y aun peor . Adems, el
indio que se deja en poblado, preparando tra-
bajo para los que han de llegar, ( no hay per-
suacin que baste para hacerle dar un golpe
en la tierra para otros, pues dicen que no son
esclavos de ellos, y aun entonces trabajan con
is lentitud ........ .; nocin y conduct que
contestan el concept absolute de primitivismo
con que los ha pintado el religioso.
Este, imposibilitado para hacer la reduccin
por la fuerza, porque la Real Cdula de 1689
prohibe tal instrument, ni que en la misin
existan siquiera espaioles, much menos mu-
latos negros, discurre otro medio que no
altera, sino antes agrava la situacin: permi-
te que los indios salgan cazar las sabanas
montaas y pescar los ros . Como en
tales caceras y pesca el indio emplea ms de
quince das, cuando el misionero advierte su
tardanza, ya aquellos estn retirados cien le-
guas de poblado y vueltos su paganismo .
Las bases de una reduccin racional y pro-
vechosa las pusieron las ordenanzas proyecta-
das por el gobernador y el obispo de la provin-
cia, aprobadas en lReal Cdula de 1676, dispo-
niendo que (cerca td las misiones pobladas y
que en adelante se poblasen, se fundase un
pueblo de espaoles de hasta treinta cuarenta
- 34 --
vecinos, de buena vida y ejemplo para que
sirviesen de contener los indios en su fuga,
sujetar en sus embriagueces, y reprimir en sus
motines y para que acompaasen dichos espa-
oles los misioneros para la reduccin de los
indios gentiles .
Pero el mal estaba en la condicin, ideas y
procedimientos individuals del capuchino:
encerrado en su escasa cultural, en su dogma
y en la estrechez de preocupaciones de los
reales mandates, que ordenaban como en la
Cdula de 22 de setiembre de 1689, que fuese
la palabra Evanglica la que sujetase y reco-
brase los gentiles y los apstatas , no era
de esperar xitos positivos una empresa que
desde los tiempos de Coln y de Bobadilla
vena viciada de errors y apreciaciones des-
provistas de todo fundamento civilizador y
agenas todos los datos de la posibilidad.
La peocupacin seora del misionero es coho-
nestar sus procedimientos simplistas y rudi-
mentarios y excusar sus fracasos ante la Ma-
gestad Real, sustanciando un largusimo expe-
diente de sufrimientos, trabajos y martirios y
atribuyendo calumnia y persecuciones los ad-
vertimientos racionales y lgicos de sus propios
compatriotas. En stos, el misionero no ve
sino rivals, adversaries enemigos: califican
esos advertimientos de informes siniestros
para quitarles sus pueblos y sus tierras ; acu-
san los clrigos de que las misiones puestas
bajo la mano y gobierno de los obispos y go-
bernadores, han dejado de ser tiles & Su Ma-
gestad y no pagan tributo alguno; claman y
repiten que todo lo han hecho expenses de
la Divina Providencia, sin haber causado cos-
to alguno la real hacienda ; se lamentan
de que ademts de los trabajos, aflicciones y
congojas que padecen en la reduccin, conser-
vacin y manutencin de los indios, les tocan
lo ms vivo del alma, que es la honra, afli-
gindoles de ordinario con calumnias, impos-
turas falsas, ya para con los seores Obispos
y Gobernadores, y ya para con el rey nuestro
seor en su supremo Consejo de las Indias ;
atribuyen las persecuciones y las calumnias
aalgunos malos cristianos que viven en estas
regions como unos atestas y eliogbalos *
De semejante pugna entire frailes y clrigos,
entire la explicacin del Evangelio la buena
de Dios y la preocupacin tirtnica del sub-
sidio, no poda quedar ninguna fundacin ci-
vilizadora, ni ordenarse ninguna discipline pro-
gresiva.
De todos esos agents de la Espaa con-
quistadora, que pretend civilizar por el hierro
y por el misterio, de todos esos codiciosos co-
lonizadores de mitra, sayal y espada, que ase-
dian al Consejo de Indias con monstruosos ex-
pedientes de acusaciones recprocas y de m-
tuas imposturas, aquel Don Manuel de Cen-
turin, gobernador de Guayana, es el nico
que lleva conocimiento y sugestin del go-
bierno espaol, algunas ideas fundamentals de
colonizacin racional y til y el nico que se-
ala la clave primordial de aquellas empresas
sin provecho y sin gloria. Los indios sin
comercio y ejemplo de espanoles, dice, se man-
-86-
tienen retirados en sus pueblos, casi tan des-
nudos, brbaros intiles al Estado como eran
cuando vivan en las selvas antes de su reduc-
cin; y en punto 4 religion, no puede conside-
rarse tal la de los indios que no tienen conti-
nuamente el trato familiar y ejemplo de los es-
paoles, aunque haya muchos aos que se ha-
llen en misiones y doctrinas, porque no es dable
que un espanol solo, por ms activo y celoso que
sea, lldmese Cura Misionero, pueda inspirar
d todo un pueblo el amor y conocimiento ver-
dadero de Dios y de la religion, porque no ha-
biendo ellos tenido antes idea alguna de esto,
ni considerarlo precise para nada, oyen la doc-
trina cristiana mas por miedo del castigo que
por devocin, y si algun parbulillo domstico
del Misionero, mientras le sirve aprende algo
bueno, luego que se casa, vuelve vivir con
sus padres, se le olvida todo, y en pocos das
queda tan gentil brbaro como ellos, y aun ms
vicioso por lo que tiene de mds advertencia y mali-
cia. Los Misioneros no hacen mayores progre -
sos en la reduccin y poblacin de los Indios,
porque sobre la aversin de estos la doctrine
y su amor la poligamia que no se les dispen-
san en los pueblos, no hallan tampoco en stos
la conveniencia del comercio y padecen las inco-
modidades de una sociedad reclusa, porque es tan
austera la poltica de los Misioneros para el
gobierno de los indios, que con el especioso
pretesto de que no los engaen los Espaoles,
impiden estos el comercio con aquellos, y los
miserable indios no teniendo d quien vender sus
frutos los dejan perder, se embriagan con ellos;
y as se ven en esta provincia pueblos de mas
de cuarenta aos de antigedad donde todava
estn los Indios desnudos y tan huraos como
los mismos salvages por la falta de trato y co-
mercio con los espafoles. Para evitar en parte
estos graves inconvenientes, me ha parecido
preciso, que en aquellos pueblos donde hay
cabo soldado escoltando al Misionero y que
no puede haber un ministry Real, de talent y
conduct capaz de gobernarlo por s solo en lo
poltico, lo hagan aquellos bajo las rdenes del
Comandante Juez territorial y con acuerdo del
Misionero del modo que esplica la adjunta ins-
truccin, y al mismo tiempo he facilitado treinta
y cinco casamientos de Espaaoles con Indias prin-
cipales de las naciones Caribe, Guaica y Gua-
rauna de nueva reduccin, con cuya alianza se
nos van uniendo prodigiosamente estas y otras
Naciones, de modo que aun los Indios que con
mas horror oan antes el nombre espaol sa-
len hoy voluntariamente de las selvas donde el
miedo los ha tenido hasta ahora como sepul-
tados y con un gnero de salvaguardia que les
d la noticia de mi amor 4 todos ellos y la
golosina de mi libertad, se vienen en tropas
mas de treinta jornadas de distancia por verme
y pedirme que les d utensilios para poblarse
en sus tierras y algunos han querido quedarse
en estas cercanas para disfrutar de mas cerca
el comercio y trato de los Espaoles. Por es-
tos eficaces medios de provided, no muy del
gusto de todos los Misioneros, se ha conseguido
en mi tiempo acrecentar esta provincia con
treinta y dospoblaciones de Indios y Espafoles,
- 37 -
- 38 -
ocho mil doscientos sesenta y un habitantes, mil
cuatrocientos site fanegadas de tierra labrada y
veinte y nueve mil setecientas ochenta y siete ca-
bezas de ganado mayor, como manifiesta el ad-
junto estado con muchas casas y edificios de mam-
postera que jams se haban conocido en estos
pauses, pues aun la capital no constaba dntes que
de cincuenta barracas 6 casas de paja. El plano
que acompano de esta dilatada provincia, es el
mas exacto que hasta ahora he podido former
para dar al Consejo una noticia geogrfica de es-
te inconnito pas, y de los nuevos establecimientos
que para penetrarlo voy haciendo en lo interior
de l, y en tierras que hasta ahora no haban
sido vistas ni conocidas de los Espaoles, como
son la Paraguay el Erevato, donde ya tengo
algunos Espaoles Indios poblados para fa-
cilitar la comunicacin de esta Capital al alto
Orinoco y ro Negro y la important conquista
de la decantada laguna Parima, cuya empresa
consider de la mayor importancia, as para
contener los Portugueses que se van acer-
cando ella y ganando terreno toda prisa,
como para libertar los Indios que continua-
mente sacan de aquellos contornos para sus co-
lonias los corsarios de Amazonas y de Esequibo,
Berbis y Surinan, y que podemos poblar con
ellos nuestra provincia. Pero como he dicho
ntes, me faltan medios para continuar estos
progress y apenas podr sostener conservar
los ya hechos, si no se me franquean auxilios
para ello y para conducir families de espao-
les pobres que por falta de medios para tras-
portarse de otras provincias no vienen esta-
-39-
blecerse en esta, porque ya tengo agotados to-
dos los arbitrios y recursos que permit este
infante pas y cuanto puede suplir mi corte
caudal y economa. Es necesario que el Rey
libre por espacio de diez aos para las nue-
vas poblaciones del alto y bajo Orinoco diez
mil pesos anuales situados en las Cajas de
Cuman del sobrante que hay del situado
que all viene de Mjico; y que la tropa
de infantera que guarnece esta Guayana y
sus fronteras y escolta las misiones de ella,
las de Barinas, las del Meta y las de Ca-
sanare, se aumente hasta, el complete de un
batalln, para que se logre ver poblado y flo-
reciente el basto territorio de la Guayana, y
al mismo tiempo se conceda esta provincia la
Real gracia de comercio libre establecido por
la instruccin y Real Cdula de ocho de no-
viembre de mil setecientos sesenta y cinco, para
las Islas de Cuba, Santo Domingo, Puerto
Rico, Margarita y Trinidad, y extendida ulti-
mamente la provincia .de Yucatn y Campe-
che por otra Real Cdula de diez y seis de Julio
de mil setecientos setenta, por cuyos medios
me parece que los veinte aos podr la Real
Hacienda haber ya reintegrado estos desem-
bolzos, con lo que producirn las rentas Rea-
les de esta provincia y en sus propias Cajas
habr ingreso tambin para pagar la tropa de
su dotacin, sin, necesidad de que las de Santa-
f, ni otras suplan estas pensions por mas
tiempo . (17).
(17) Manuel Centurin, Informe, Blanco-Azpura,
tomo I, pg. 452,
-40 -
Estimo til y necesario ya al anlisis hist6-
rico, establecer los fundamentos tnicos de
nuestro llano de Cojedes, fin de que apenas
vencido slo un siglo de personera political,
descontemos de mtuas imputaciones las par-
tidas que deben asignarse 4 las supervivencias
de la selva primitive y las que hay que car-
gar cuenta de la calidad y los procedimien-
tos del poblador extrao, europeo y africano,
para haceros la just interrogacin de Arca-
ya: Cuntos siglos necesit el hombre eu-
ropeo para el desarrollo de su civilizacin?
As tambin nos parecera columbrar el alma
national, extraa entidad psicolgica, an no
estudiada, con su faz luminosa vuelta al sol
del ideal y sus lados tenebrosos que miran al
insondable abismo de la barbarie .
VI
ESPAOLES Y CRIOLLOS
Para el siglo XVIII existan en la colonia,
fuera de los indios, seis castas sociales:
1l Blancos europeos.
2* Blancos criollos.
3* Mestizos, descendientes de blanco indio.
4 Mulatos, descendientes de blanco y negro.
5* Zambos, descendientes de indio y negro.
6" Negros, subdivididos en: zambos prie-
tos, product de negro y zambo; cuarterones, de
-41-
blanco y mulato; quinterones, de blanco y cuar-
tern; salto-atrds, de color ms oscuro que el
de la madre. A excepcin de los de raza pura,
blanca, india negra, todos los dems se
les denominaba pardos. (18)
Los blancos europeos ejercan el comercio y
el gobierno; los blancos criollos eran agricul-
tores, clrigos 6 abogados (19); las dems cla-
ses desempeaban los oficios, artes y profesio-
nes no liberals.
Se odiaban profundamente estas castas: el
criollo, sobre todo, dueo de la tierra y por
lla, del esclavo en las labranzas y del indio
en las minas, miraba al europeo con tanta re-
pugnancia y envidia, como recelo y desconfian-
za senta por los pardos, que eran su amenaza
visible, tanto por el nmero como por sus ap-
titudes para las artes y las iudustrias y su
superior capacidad intellectual. Las diferen-
cias eran tan profundas, que en Caracas haba
iglesias especiales para la devocin de estas
castas: concurran los blancos la Catedral,
los isleos la Candelaria, los pardos Alta-
gracia y los negros San Mauricio.
La nica preocupacin de los criollos es-
taba en probar que eran blancos, que su sangre
era pura, que sus ascendientes eran a espaoles,
cristianos viejos, limpios de toda mala raza de
moros, judos mulatos, ni herejes, ni de los
(18) Gil Fortoul, Historia constitutional, tomo I,
pg. 51, cit. de Humboldt, Ensayo politico.
(19) Los criollos conceptuaban como distintivo de
nobleza pertenecer la Iglesia 6 al Foro.
- 42 -
nuevamente convertidos al gremio de Nuestra
Santa Madre Iglesia Catlica; ni castigados ni
penitenciados por el Santo Oficio de la Inquisi-
cin ni por otro algn tribunal, pblica ni
secretamente en pena alguna que les infamase,
ni haber servido ni ejercido oficios viles ni
mecnicos en la repblica, etc. (20) en cuyas
probanzas se gastaban grandes sumas de di-
nero.
Pero, mediaba la circunstancia de que en
el primer siglo de la Colonia fueron pocos los
hidalgos espaoles de solar conocido, como
Pimentel, Bolvar, Fernndez de Serpa . Los
dems blasones venan de ejecutorias no siem-
pre altas y limpias, realizadas como es de
suponer durante las guerras de conquista:
acaso entire los 685 legajos que todava existen
en Simancas, no trasladados Sevilla, y los
2.038 del Consejo de Hacienda, todos sin cla-
sificar, entire las hojas de servicio de los 529
legajos relatives cosas de Indias , se halle
el expediente de cierto linaje criollo, que
obtuvo ttulo de hidalgua por la clara hazaa
insigne servicio de haber suministrado una
rcua para el trasporte de algunos cueros de
ganado mayor, cuyo product tena destino
las cajas reales. (21)
A ms de la observacin le Gil Fortoul, de
que los hidalgos aventureros, para quienes
(20) Informacin d( limpieza de sangre de D. Fran-
cisco Rodrguez, marqus del Toro, 1744 Op. cit.
(21) J. Piernas Hurtado, La casa de la contratacin
de IUs Indias.-Daz Snchez, Gua de la Villa y Archivo
de Simancas.
-43-
no haba regla ni media, saciaban sus m-
petus amorosos con las indias y mestizas, y
negras y zambas , esos hidalgos aventureros
son los mismos caballeros mozos que sir-
vieron de models vivos los escritores espao-
les de los siglos XVI y XVII, (( quienes como
el Rodolfo de La Fuerza de la Sangre, la ri-
queza, la inclinacin torcida, la libertad de-
masiada y las compaas libres les hacan ha-
cer cosas que desdecan de su calidad . Ma-
yores y segundones de Lerma, de Osuna, de
Fernando de Toledo, de Cerralbo, figuran en
las crceles espaolas se marchan Italia y
Flandes, despus de algn desmn que los
dejaba en peligro ; y no haba pocos necesi-
tados de favor que, como hidalgos pobres ,
hallbanse, como D. Diego Duque de Estrada,
llenos de vicios, muertes, heridas...... tra-
yendo mujeres de lugar en lugar, por quien
sucedan los ms de estos casos. . (22)
Unos y otros, europeos y criollos, tienen en
Amrica la poco hidalga ocupacin que descri-
ben Ulloa y Jorge Juan :
Aunque las parcialidades de europeos y
criollos pueden haber originado de muchas
causes, se descubren dos que parecen las ms
esenciales; estas son la demasiada vanidad y
presuncin que reina en los criollos, y el mi-
serable y desdichado estado en que llegan re-
gularmente los europeos cuando pasan de Es-
paa aquellas parties. Estos mejoran de
(22) Francisco A. de Icaza, Las novels ejemplates,
passim.
--44-
fortune con la ayuda de otros parientes ami-
gos, y expenses de su trabajo y aplicacin,
con lo cual dentro de pocos aos estn en
aptitud de recibir por mujer la ms elevada
en calidad de toda la ciudad; pero como aun
no se ha borrado de la memorial el infeliz esta-
do en que lo conocieron, la primera ocasin
de algn disgusto entire el y los parientes, sa-
can al pblico todas las faltas sin la ms leve
reflexin, y quedan enardecidos los nimos para
siempre; los otros europeos se inclinin al par-
tido del paisano ofendido, los criollos al de
sus compatriotas, y as se renuevan en la me-
moria aquellas semillas que se sembraron en
los nimos desde tiempos antiguos.
Es de suponer que la vanidad de los crio-
llos y su presuncin en punto de calidad, se
encumbra tanto que cavilan continuamente
en la disposicin y orden de sus genealogas,
de modo que les parece no tienen que. envi-
diar nada en nobleza y antigedades las pri-
meras casas de Espaa; y como estn de
continue embelesados en este punto, se hace
asunto en la primera conversacin con los
forasteros recien llegados, para instruirlos en la
nobleza de la casa de cada uno, pero investi-
gada imparcialmente, se encuentran en los pri-
meros pasos tales tropiezos, que es rara la
familiar donde falte mezcla de sangre, y otros
obstculos de no menor consideracin. Es muy
gracioso lo que sucede en estos casos, y es
que ellos mismos se hacen pregoneros de sus
faltas recprocamente, porque sin necesidad de
indagar sobre el asunto, al paso que cada uno
procura dar entender y hacer informed de
su prosapia, pintando la nobleza esclarecida
de su familiar, para distinguirla de las dems
que hay en la misma ciudad, y que no se equi-
voque con aquellas, saca luz todas las flaque-
zas de las otras, los borrones y tachas que
obscurecen su pureza, de modo que todo sale
luz; esto se repite del mismo modo por to-
das las otras contra aquella, y en breve tiem-
po quedan todos informados del estado de
aquellas families. Los mismo europeos que to-
man por mujeres aquellas seoras de la
primera gerarqula, no olvidando las interca-
dencias que padecen sus families, tienen des-
pique cuando se les sonroja con su anterior
pobreza y estado de infelicidad, dndoles en
rostro con los defects de la ponderada calidad
de que tanto blasonan, y esto suministra bas-
tante material entire unos y otros para que
nunca se pueda olvidar el sentimiento de los
vituperios que recibe del partido contrario.
Esta misma vanidad de los criollos.....
los aparta del trabajo y de ocuparse en el
comercio, nico ejercicio que hay en las Indias
capaz de mantener los caudales sin descaeoi-
miento......IDe esto se sigue que en muy poco
tiempo dan fin de lo much que sus padres les
dejan, perdiendo los caudales y menoscabando
las fincas; y los europeos, valindose de las
buenas proporciones como las que les presen-
ta el descuido de los criollos, las aprovechan
y hacen caudales......
La preferencia que las criollas dan los
europeos; el ser ser dueos de los caudales ms
-- 4--
-46 -
floridos, adquiridos y conservados por su apli-
cacin y economa; y el tener . su favor la
confianza y estimacin de los Gobernadores
y Ministros, porque su conduct los hace
acreedores ella, no son pequeos motivos pa-
ra incitar la envidia de los criollos, y as se
quejan estos de que los europeos llegan des-
calzos sus tierras, y despus consiguen en
ellas ms fortune que la que sus padres y'
pas les dieron...... Este es el hombre que an-
tes pregonaba por las calls, con un fardillo
en los hombros vendiendo mercancas menu-
das y algunas bujeras que otro le di fia-
das para que empezase traficar...... (23).
No son legin los hidalgos principles y
cristianos viejos, sin mezcla de mala sangre, que
vienen & Amrica fundar linajes de calidad,
pero s abundantes los indianos que antes de
salir de Espaa no duermen por pobres y al
regresar no sosiegan de ricos.
Los europeos chapetones que llegan
aquellos pauses son por lo general de un na-
cimiento -bajo en Espaa, de linajes poco
conocidos, sin educacin ni otro mrito alguno
que los hagan muy recomendables, pero los
criollos, sin hacer distincin de unos otros,
los tratan todos igualmente con amistad y
buena correspondencia: basta que sean de Eu-
ropa para que mirindolos como personas de
gran lustre hagan de ellos la mayor estima-
cin y que los traten como dignos de ella.....
Los criollos no tienen ms fundamento para
(23) Noticias secrets, pg. 417.
observer esta conduct, que el decir que son
blancos, y por esta sola prerrogativa son acree-
dores legtimos tanta distincin, sin pararse
considerar cul es su estado, ni inferir
por el que llevan cul puede ser su calidad.
De este abuso resultan para las Indias los
graves perjuicios que se referirn; el origen
es, que como las families legtimamente blancas
son raras all, porque en lo general slo las
distinguidas gozan este privilegio, la blan-
cura accidental se hace all el lugar que de-
bera corresponder la mayor gerarqua en
la calidad......
De la inconsiderada distincin con que tra-
tan los criollos los europeos, cuando los mi-
ran amistosamente, y particularmente recin
llegados, se original, como ya queda dicho, el
que stos levanten los pensamientos ms all
de los trminos donde, consideradas sus
cualidades y estado, deberan llegar; y de aqu
proviene que los que han aprendido en Eu-
ropa algn oficio, luego que llegan las
Indias no lo quieren ejercitar; y esta es la
causa por qu los oficios y artes mecnicos
no pueden adquirir all ms perfeccin ade-
lantamiento del que tuvieron en el tiempo pri-
mitivo, conservando los indios y mestizos
empleados en ellos exclusivamente. (24)
A mayor abundamiento, Barry trae una
larga nota, de la cual es este prrafo:
El ayuda de cmara de un Secretario de Es-
tado estaba seguro de hallar premiada su
(24) Ibid., op. cit., pg. 420 y siguientes.
-48-
adulacin con un gobierno en Amrica; el her-
mano de una dama cortesana, bajo la proteccin
de algn Grande, iba de intendente una
provincial; el legista intrigante, que ha servido
de instrument para el logro de algn deseo
de un favorecido en la corte, era nombrado
regente oidor de una Audiencia; y el barbero
de alguna persona real estaba seguro de ver
su hijo hecho, lo menos, administrator de
una aduana principal. Si en la familiar de al-
gn Grande haba un official indigno del uni-
forme, por cobardia vileza, luego era envia-
do las Indias con grado de general, ins-
pector, gobernador de alguna plaza; si haba
un eclesistico estpido, era sealado para un
obispado, lo menos dean de alguna cate-
dral: y si alguno incorregible y la desgracia de
su familiar, era enviado la Amrica con algn
empleo de distincin. (25)
Pero si haba insensata envidia al europeo,
de la parte del criollo, haba en mayor grado
intensidad kniedo al ( pardo, disimulando
aqul bajo-speciosas prevenciones. Esta clase
mestiza de color, product vario de Europa,
Africa y Amrica, prosper en nmero y sube en
aptitudes, hasta constituir una notoria amenaza
creciente las pretensiones del blanco nativo.
Aprovecha el europeo los recelos de ste, y los
monarcas expiden leyes especiales contra las
castas inferiores, en etiquetas sociales, al criollo.
Una ordenanza real de 1621 prohibit confe-
rir los hombres de color ningn empleo p-
(25) Ibid., pg. 449, nota.
- 49 -
blico, aunque fuese el de notario, uno de los
mas subalternos en el orden judicial espaol,
y dos cdulas de 1643 y 1654 los excluan de
servir en las tropas permanentes. Prohibise
el matrimonio entire personas blancas y de color
por una pragmtica de 1776, y fundndose en
ella una cdula real de 1785 vigor aquella
disposicin, porque segn parece no se haba
llevado efecto con suficiente severidad. De
tal manera quisieron las leyes espaolas excluir
de toda consideracin la clase de los pardos,
que pusieron trabas al uso de sus bienes, man-
dando que las mujeres no se engalanasen con
oro, seda, chales, ni diamantes. En este punto
la opinion, ms fuerte que las leyes, favoreci
al oprimido, impidiendo la ejecucin de aquel
necio reglamento suntuario; pero en otros fue
aun ms all de lo que ellas queran, como
cuando hizo prevalecer el uso de que las
pardas no se sirviesen de alfombras para hin-
carse sentarse en los templos. (26)
Todava debe el historiador insistir en este
punto, dentro del cual se contuvo, hace apenas
poco ms de un siglo, uno de los aspects ms
interesantes de nuestra evolucin histrica.
(26) Baralt y Daz, Resumen de la Historia de
Venezuela, tomo I, pg. 829
4
VII
CLASSES SOCIALES
El 14 de abril de 1796 se juntaron A cabildo
extraordinario los seores del Ayuntamiento de
Caracas, para conferenciar, con la reflexin y
madurez que corresponde, la material de la
Real Cdula de Gracias al sacar, fechada en
Aranjuez el 10 de febrero de 1795, y resolvie-
ron suplicar Su Magestad se denegase el pri-
vilegio que pretendieron algunos pardos de esta
capital para contraer matrimonios cou personas
blancas, y para ser admitidos las sagrados r-
denes,...porque siendo cierto que dispensados
los pardos y quinterones de la calidad de tales,
quedaran habilitados entire otras cosas para
los oficios de Repblica propios de personas blan-
cas, y vendrian d ocuparlos sin impediment,
mezcldndose igualndose con los blancos y
gentes principles y de mayor distincin en la
Repblica, en cuyo caso por no sufrir este sonrojo,
no habra quien quisiera servir los oficios pblicos
como son los de Regidores, y todo el resto de
todos los que se benefician y se rematan de
cuenta de la Real Hacienda, perdiendo sta,
no solo el ingreso de sus valores, ms tembin
las crecidas sumas de las pujas, que regular-
mente hai cuando son conservados en el lustre
y estimacin que hasta aqu, esclnyndose de
- 50 -
-51-
su admisin 'personas de inferior clase, como
son los mulatos y quinterones. (27)
Apoyaban los seores del Ayuntamiento su
peticin en un informed ledo y aprobado en la
Sala Capitular el 28 de noviembre de 1796 y en
el cual se hallan razones de la siguiente natu-
raleza :
El trnsito de pardo blanco conside-
rado en la Real Cdula tan fcil que se con-
cede por una cantidad pequea de dinero, es
espantoso los vecinos y naturales de Amrica,
porque slo ellos conocen desde que nacen
por el transcurso de muchos aos de trato en
ellas, la inmensa distancia que separa los
blancos y pardos: la ventaja y superioridad
de aquellos y la bajeza y subordinacin de
estos; como que nunca se atreveran career
como possible la igualdad que les pronostica la
Real Cdula, sino hubiera quien protegindolos
para depresin y ultraje de los vecinos y natu-
rales blancos, los animase y fervorizase con la
esperanza de una igualdad absolute con opcin
los honors y empleos que hasta ahora han
sido exclusivamente de los blancos.
Uno de los defects del gobierno espaol,
por lo que mira esta Provincia es la pro-
teccin los Mulatos, y gentes inferiores,
quienes conociendo el designio por el poco disi-
mulo con que se pretend introducir la igual-
dad, procuran esforzar el favor con el servicio
personal y la lisonja que aaden artificiosa-
mente el diablico fuego de species dirijidas
(27) Blanco y Azpura, tomo I, pg. 255 y siguiente.
' la division y de cuentos y chismes que son
las pruebas que regularmente tienen los preocu-
pados para obstinarse en sus temas retirando
de s la luz que los puede conducir very
conocer la realidad de las cosas.
Los Pardos, Mulatos Zambos (cuya dife-
rencia en la comn acepcin no es conocida,
casi es ninguna) proceden precisamente de los
Negros esclavos introducidos en esta Provincia
para el cultivo de las tierras, habiendo hecho
la necesidad lcito un arbitrio censurado antes
y detestado hoy como inhumano, y adoptado
y patrocinrdo aquella especie de rigor, aspe-
reza, y separacin con que han sido tratados
para conservar la subordinacin por los mis-
mos medios con que fu establecida, porque es
impossible que un hombre se sujete ser escla-
vo, si no teme que se le castigue como delito el
deseo de recobrar la libertad perdida.
A ms de este infame origen tienen tambin
el torpe de la ilegitimidad, pues raro es el
Pardo, Mulat* Zambo que en esta provincia
puede contar con legitimidad de sus padres
cuando l no sea bastardo; y ms raro es aquel
que no tiene Padres, Abuelos Parientes cer-
canos que son han sido Esclavos que tal
vez lo estn siendo de alguna familiar de vecinos
Naturales blancos; en trminos que ordinaria-
mente se ve en las calls un Pardo, Mulato
vestido contra las Leyes, que por otra parte
tiene un Hermano actualmente constituido en
servidumbre; que posee un caudal soberbio
con crecido nmero de Sobrinos, y Parientes
esclavos.
- 53 -
Dgnese V. M. considerar Cmo es possible
que los Vecinos, y Naturales blancos de esta
Provincia admitan su lado por individuo do
su clase, para alternar con l un Mulato de-
cendiente de sus propios esclavos de los de
sus Padres, y mayors; un Mulato que pue-
de sealar sus parientes en actual servidumbre:
y un Mulato de un nacimiento afeado por
un encadenamiento de bastardias y torpezas?
Cmo es possible que esta Provincia no se
persuade de que los informes que se han dado
V. M. no son conforme las verdaderas cir-
cunstancias de ella?; y cmo es possible que
vista de la deshonra que result del tras-
torno del orden pblico y del riesgo que se
expone la Dominacion Espaola cierre sus la-
bios y ahogue en el silencio las quejas? Por
ventura no sera deslealtad callar los Vasallos
su Soberano el peligro que los amenaza?
No sera efecto de la desesperacion y desa-
liento no levantar los clamores hasta el trono
de un Rey que ha dado tantas y repetidas
pruebas del paternal afecto y amoroso cuidado
que le merecen los Vasallos de estos Dominios?
S, seor, los vecinos y Naturales blancos
de esta Provincia elevan V. M. el sumo dolor
y sentimiento que les ha causado ver en la
Real Cdula citada abierta la puerta para su
deshonor y lo que es ms digno de llanto fran-
queada la occasion para que entren influir en
el gobierno pblico unos hombres de infame y
torpe linage, faltos de education, fciles de mo-
verse los ms horrendos excess y de cuya
fiereza propia de sus mismos principios y de
-54-
su trato, slo pueden esperarse movimientos
escandalosos y subversivos del orden estableci-
do por las sbias Leyes que hasta ahora nos
han regido, porque no contentndose con las
gracias que ahora se les conceden y poco satis-
fechos del desden con que han de ser siempre
mirados pesar de toda la fuerza de ellas, in-
tentarn mayores cosas y se abrirn paso con la
violencia todas sus pretensiones, para con-
tenerlos harn necesarios los castigos, lstimas
y desastres.
As es que no puede dudarse que la exe-
cucion de la Real Cdula ha de fomentar los
altivos pensamientos de los Pardos, y motivar
una nueva constitution diametralmente con-
traria y de funestas results, formndose en la
Amrica una quarta clase de miembros cuya
continue lucha lejos de mantener en equilibrio
la lealtad por los recprocos zelos de unos
y tros, la debilitar con el general descon-
tento introduciendo el desorden propio de la di-
vision. Vendr ser esta preciosa parte del
universe un conjunto asqueroso y hediondo de
pecados, delitos, y maldades de todo gnero;
se disolver la mquina; llegar la corruption;
y en la reform regeneracin del cuerpo
poltico corren riesgo los vasallos que por s,
y sus mayores han tributado gustosos y con-
tentos obediencia y respeto V. M. y a sus
gloriosos predecesores, gozando de una feliz
tranquilidad baxo el gobierno de tan sabias y
justas Leyes. Temen su desgracia y procuran
remediarla en tiempo para que nunca la poste-
ridad los culpe de omisos deduzca de su si-
- 55 -
lencio conseqencias contra su honor, y acriso-
lada lealtad.
No solo viene el mal de la falta de noticia
con que regularmente llegan la Amrica los
Europeos poseedores de los primeros empleos,
ni de la preocupacion prevention que traen
sobre el carcter de los vecinos y naturales y
las circunstancias interiores del pais de que ja-
mas se instruyen con aquella perfection im-
parcialidad que necesita el que ha de gobernar
con acierto, sino tambin de la mano y poder
que se han adquirido los Pardos con el estable-
cimiento de Milicias regladas y dirijidas por
Ofciales de su misma clase en lo econmico:
maxima que se adopt por bien fundada y que
la experiencia va manifestando que ha de venir
ser la ruina de la Amrica, porque no siendo
capaces de resistir la invasion exterior de un
enemigo poderoso y sobrando las de Blancos
para contener la esclavitud y mantener la paz
interior del pais, solo sirven aquellas para fo-
mentar la soberbia de los Pardos dndoles or-
ganizacion, Xefes y armas para facilitarles una
revolution, y de confundir las personas, como
que muchas veces, adornado un official de su uni-
forme, dragonas y espada, con un poco de color
en la cara se usurpa obsequios equivocados que
elevan sus pensamientos otros objetos mas
altos: y entretenidos en las ciudades y pueblos
con el motivo del exercicio y discipline military
se desdean de cultivar los campos, abandonan
la agriculture solo el trabajo de los Blancos y
Negros esclavos y confian su subsistencia las
artes mecnicas en que al paso que son arbitros
-56-
del precio de sus obras, nunca procuran afinarse
y en la vejez en cualquiera otro impedi-
mento se entregan la ociosidad, la mendi-
cidad y la miseria.
No es possible que se crea la triste constitu-
cion de esta Provincia. Los Espaoles Europeos
que no son vecinos, juzgan necesario para vivir,
ocupar los empleos y sobre este pi se mantie-
nen vagando hasta que se acomodan con pre-
ferencia todo otro mrito: los Espaoles
Americanos vecinos se destinan la labor
de los campos, sufriendo las fatigas y tareas
de esta ocupacion pasan debilitando sus fuer-
zas y talents en la ociosa vanidad y corvup-
cion de las ciudades ignorantes de su inters, i
vctimas del desprecio: los Pardos Mulatos
libres se dedican las artes mecnicas, que ya
muchos desdean parecindoles indecoroso .ser
la vez military y zapatero, barbero, & y los que
mas honradamente piensan nunca salen de un
trabajo grosero y de una vida miserable. Re-
sulta de estor que ningun hombre blanco se
aplica dichas artes por no verse confundido
con los Pardos: que stos no trabajan en ]os cam-
pos por no mezclarse con los esclavos: y en
una palabra, que todos quieren ser caballeros
en la Amrica, ocupar empleos y vivir de las
rentas pblicas, costa de la sociedad sin
contribuir ella.
De ninguna manera puede ser convenient
que los Pardos por una pequea cantidad de
dinero, y sin un antecedente mui sealado ser-
vicio al Estado, pasen ser Blancos, y obte-
ner, ser capaces de los honors y dis-
- 57-
tinciones propias de aquellos que han tenido
el inmenso trabajo de conservar su limpieza por
legtimas sucesiones, porque en efecto cosa mui
dura es que por una suma despreciable logren
unos lo que otros han conservado con el celo
y conduct de tantos siglos.
Habrn informado V. M. que la Provincia
est llena de families mezcladas; que muchos
que son Pardos gozan de la posesion de Blan-
cos: que son innumerables los pleitos que hai
sobre limpieza; que no conviene favorecer las
distinciones en la Amrica. De esta manera
movido el nimo de V. M. al bien de sus va-
sallos se habr dignado abrir puerta las dis-
pensaciones para cortar pleitos y evitar males.
Digno es de tan gran Rey el arbitrio; pero
los informes (si se han dirigido V. M. en
esos trminos) son equivocados, superficiales
mal intencionados, pues aunque es verdad
que hai una, otra familiar, de cuyo origen se
duda, de que vulgarmente se dice que tiene
de Mulato, la misma obscuridad, el lapso de
muchsimos aos con repetidos actos poseso-
rios ha casi borrado de la memorial las espe-
cies, ha hecho impracticable la averiguacion
de la nota, y sus fundamentos: es de aque-
llas families que habitan las extremidades de la
Ciudad, sin influxo y conseqencia en lo p-
blico y general.
Tambin es verdad que hai muchos pleitos
promovidos por Pardos que pretenden acre-
ditar que son Blancos; pero este desrden,
de que hai mui pocos exemplos del ao de
1790 para atras, ha dado causa el oidor Don
-58-
Francisco Ignacio Cortnez, que teniendo po-
derosos particulares motivos para abominarlos
por su atrevimiento, es declarado protector de
ellos con tal ardor y eficacia que comunic
sus ideas don Rafael Alcalde, teniente de
Gobernador de esta Provincia, que sigui ciega-
mente sus pasos y modo de pensar en la ma-
teria: y seduce los otros Ministros de la
Audiencia para que as mismo los protejan
persuadindolos con informes calumniosos que
apadrina baxo el pretexto del conocimiento que
supone haber adquirido en el dilatado tiem-
po que sirve aqu, con que consigue por una
especie de, desprecio de los vecinos lim-
pios y honrados manifestar en los decretos y
sentencias tal adhesion los Mulatos, que
pblicamente se hace burla y escarnio de
ellas, por la injusticia y temeridad de decla-
rar Blancas, en posesion de tales perso-
nas tenidas y reputadas por Pardas sin em-
bargo de las representaciones de este Ayunta-
miento, y deJas de las ciudades de la Provincia;
dando occasion con tal descaro que se pierda
el respeto la pblica autoridad, propalndose
en las %casas y calls los motivos indecentes
de semejante patrocinio, y tenindose al ex-
presado Cortnez por autor de pretensiones tan
repugnantes, y de la ruina del rden de las fa-
milias, sobre lo qual est entendido este Ayun-
tamieinto que el Presidente Gobernador y Ca-
pitn General ha informado V. M. muchas
veces
Si as se ha informado V. M. no han pesado
seriamente los informants las razones contra-
-59 -
das las circunstancias de este pas, ni se han
consultado el bien y la seguridad de los de-
rechos de la Metrpoli ntimamente unidos con
los de esta provincia porque mas de todo lo
que queda expuesto se franquea los Pardos,
y se facility por medio de la dispensacin de su
baxa calidad, la instruction de que hasta ahora
han carecido y deben career en adelante. Hor-
miguearn las classes de estudiantes Mulatos:
pretendern entrar en el Seminario: rematarn y
poseern los oficios concejiles; servirn en las
oficinas pblicas, y de Real Hacienda: tomarn
conocimiento en todos los negocios pblicos,
y privados: seguir el desaliento, y el retiro de
las personas Blancas, y decentes: animar
aquellos su mayor nmero: se abandonarn s-
tos su pesar y desprecio: se acabarn las
families que conquistaron y poblaron con su
sangre, y con inmensas fatigas la Provincia:
se olvidarn los nombres de aquellos leales
vasallos que han conservado con su lealtad
el dominio de los Reyes de Espaa: hasta de
la memorial se borrarn sus apellidos: y ven-
drn los tristes das en que Espafa por medio de la
fuerza se vea servida de Mulatos, Zambos y Negros,
cuya sospechosa fidelidad causar conmociones
violentas, sin que haya quien por su propio inters
y por su honra, por su limpieza y fama exponga
su vida llamando sus Hijos, Amigos, Parientes,
y Paisanos para contener la gente vil, y de-
fender la casa comun y propia.
(Inexplicable es la conmocin que siente el
corazon al anunciar conseqencias no mnos
dolorosas que justamente temidas: y las lgri-
-60 -
mas se asoman los ojos fervorizado el esp-
ritu con la consideration de tiempos tan si-
niestros: Es possible que han de confundirse
los Vasallos limpios, distinguidos y honrados
con unos hombres de linage vil y detestable?
Qu delito han cometido para que se crean
otros nuevos, cuya fidelidad siempre ha de ser
vacilante? y ha de creerse que la intention
de V. M. es entregar la confianza y dexar la se-
guridad de los derechos unos hombres que
ljos de mirar hacia Espaa como al centro de
su felicidad han de fixar su vista en los obs-
curos habitantes del Africa, de donde proceden,
para protegerlos, y sublevarlos contra los espe-
oles de quienes dicen que han recibido mil
agravios? Podran acaso ser ms fieles los
Blancos nuevos que los Viejos? Por ventura
procurarn el bien de Espaa aquellos de ori-
gen Africano, que stos de origen espaol?
Quin ha llegado persuadirse tan erradamen-
te que los Pardos no miran los Negros, de
quienes traen el defecto, con una inclinacion
odiosa os Blancos, cuya clase nicamente
aspiran. por ultraje y menosprecio de stos?
Los Mulatos ven los Negros con afecto, los
Blancos con tedio.
< Profundamente penetrado este Ayuntamien-
to de la solidez de estas razones y de la justicia
y necesidad de sus reclamos para conservar la
paz y tranquilidad de esta Provincia, ocurre
V. M. por el remedio del mal que pueden ha-
ber causado apasionados y superficiales infor-
mes de personas que no procuran la felicidad,
que sin examiner la delicadeza de la material
han dejado correr la pluma sobre pueriles fun-
damentos y la superficie de las cosas, pintando
V. M. mui distinto de lo que es en realidad el
estado de la Provincia, el modo de pensar de
las families distinguidas y limpias, sin faculta-
des intereses, su total separacin en el trato
y comercio con los Mulatos Pardos, la grave-
dad de la injuria que concibe una persona
Blanca en que solo se diga que se roza con
ellos entra en sus casas, la imposibilidad de
que este concept se borre aunque se interponga
la Lei, el privilegio 6 la gracia; porque si es
en vano dictar leyes contra la preocupacin de
los hombres, con mayor razn lo ser promul-
garlas contra lo que no es preocupacin sino
verdad. No tendr la dispensa otro efecto que
erguir 4 los Mulatos y dar ocasin la ruina
con los pleytos y disensiones hasta que cam-
bio de pesadumbres y desastres de los Vasa-
llos, consumidos los bienes y borrado el honor
de los Blancos, obre la Lei triunfando de stos
al frente de aquellos, y de la gente vil. Triun-
far en efecto porque la fidelidad y respeto de
los Blancos ahogar los sentimientos sumer-
gindose en la deshonra y abandonndose al
llanto y al silencio.
El rey de Espaa no prest atencin las
razones expuestas por el Ayuntamiento de Ca-
racas, sino que, antes por el contrario, con
fecha 3 de agosto de 1801, expidi en Madrid
otra Real Cdula, fijando el arancel de las
gracias que se podan obtener mediante dine-
ro. En los 71 captulos que contiene la Cdu-
la, figuran los siguientes:
- 61i-
Por cada uno de los privilegios de hidal-
gua se deber servir con 107.000 reales de
velln. (Captulo 51).
Por la concesin del distintivo de Don, con
1.400. (Captulo 63).
Por la dispensacin de la calidad de pardo,
con 700. (Captulo 69).
Idem. de la calidad de quinteron, 1.100.
(Captulo 70).
Ser siempre interesante nuestra sociolo-
ga y til al anlisis de algunos puntos de
nuestra historic, el process que el Ayunta-
miento de Caracas intent don Sebastin de
Miranda, padre del Generalsimo, porque co-
rran rumors de que su sangre no estaba
limpia de mezcla y llevaba bastn y unifor-
me de capitn reformado de milicias.
VIII
LOS ESCLAVOS
Los esclavos que se refiere la sociologa
venezolana no son los antiguos indgenas suje-
tos servidumbre desde el segundo viaje de
Coln y por rden del mismo descubridor.
Esa esclavitud apenas dur unos aos y fu
la ltima causa de exterminio del indio coste-
o de Venezuela. La autoriz la misma Isa-
bel la Catlica, desde Segovia, el 30 de octu-
bre de 1503 y la realizaron todos los conquis-
- 61 -
-68-
tadores. El padre Las Casas, consultando
mnos la justicia de la cosa que el deseo de
aliviar la suerte de los indios, propuso que los
esclavos negros que se compraban los por-
tugueses para trabajar en Castilla, se llevasen
Indias, done siendo ms tiles para el
cultivo de la caa y el laboreo de las minas,
estorbaran al mismo tiempo la despoblacin
de la tierra y el aniquilamiento de sus habi-
tantes.
Inspirado en las ideas del fraile, Carlos V
concedi privilegio los flamencos, en 1517,
para introducir africanos en Amrica: fue tal
su nmero, en cuatro aos de trfico, que ha-
biendo excedido los habitantes espaoles
de Santo Domingo, se sublevaron en 1522, ma-
taron al gobernador y asaltaron el fuerte cons-
truido en la isla.
Este suceso contribuy disminuir el afn
negrero y ya para 1580 casi haba desapare-
cido la trata. Pero, doce aos despus, en
1592, el rey concedi privilegio don Simn de
Bolvar, procurador general de Caracas, para
introducir, con destino las labranzas, un n-
mero de negros equivalent 100 toneladas
de cada buque mercante.
En 1595, Felipe II concedi igual privile-
gio Gmez Reinel, que lo disfrut hasta 1600.
Juan Rodrguez Coutinho, portugus, gober-
nador de Angola, firm un contrato para surtir
de africanos, durante nueve aos, las colonies
espaolas de Amrica, en nmero de 4.250
negros, pagando al tesoro de Espaa 162.000
ducados (1.053.000 bolivares).
-64-
En 1603 muri Coutinho y pas el contra-
to asiento su hermano Gonzalo Vaez Cou-
tinho, quien el gobierno espaol rebaj 22.000
ducados (143.000 bolvares) de su obligacin.
En 1615 otro portugus, Antonio Fernndez
Delvas, contrat otra introduccin de 3.500
negros cu 8 aos, pagando 747.500 bolvares.
En 1623 se firm otro asiento con Manuel Ro-
drguez Lamego, tambien portugus, para intro-
ducir 3.500 africanos en 8 aos, pagando
830.000 bolvares.
En 1631, nuevo contrato con Cristbal Mn-
dez de Souza y Melchor Gmez Angel, tambin
portugueses, para surtir Amrica de 2.500
africanos, por valor de 617.500 bolvares.
El trfico se interrumpi hasta 1662, ao
en que se hizo concesin Domingo Grillo y
Ambrosio Lomelin, para introducir en el espa-
cio de siete aos 24.500 negros, pagando
Espaa 2.100.000 pesos.
En 1674 tuvieron el asiento Antonio Garca
y Sebastin de Siliceo, quienes deban intro-
ducir cada ao 4.000 negros, pagando 450.000
pesos, durante cinco aos; contrato que se
rescindi por falta de los contratistas, para
celebrar otro, en 1676, con el comercio y con-
sulado de Sevilla, que se comprometan pa-
gar al tesoro real 1.125.000 pesos y una rega-
la de 200.000.
En 1682, nuevo privilegio por cinco aos
Juan Barroso del Pozo y Nicols Porcio,
de Cdiz, por 1.125.000 pesos: este negocio
pas, por quiebra de la casa, Baltazar Coi-
mans, con prrroga de dos aos.
En 1692, le fue concedido privilegio don
Bernardo Francisco Martn de Guzmn, resi-
dente en Venezuela, para introducir durante
cinco aos todos los esclavos que su inte-
rs le permitiera, pagando las cajas reales
13.812.500 bolvares.
La companla portuguesa de Guinea contra-
t en 12 de Julio de 1696 introducir en seis
aos y ocho meses en las posesiones espao-
las de Amrica, diez mil toneladas de escla-
vos estimadas cada una en tres piezas de
Indias de la media regular de 7 cuartas, no
siendo viejos ni defectuosos los negros, pagan-
do por cada una de dichas 10.000 toneladas
112 pesos y medio. Hicieron estos asentis-
tas la anticipacin de 200.000 pesos escudos
de plata. Este contrato pas de los portu-
gueses los franceses, por trato de 27 de Agos-
to de 1701, y por otro de 16 de Marzo de 1713
se traspas los ingleses con intervencin
inters director del Monarca de la Gran Bre-
taa.
La companla de Inglaterra en nombre de la
Reina de la Gran Bretaa pact con el Rey
de Espaa en Madrid el da mencionado 26 de
Marzo de 1713, representada por su Diputado
Don Manuel Manass Gilligan que para pro-
curar por este medio (la esclavitud de negros
para la Amrica), una mutua y recproca
utilidad las dos Magestades y Vasallos de
ambas coronas, ofreca y se obligaba su Ma-
gestad Britnica, por las personas que nombra-
r para que corran y se encarguen de intro-
ducir en las Indias Occidentales de la Amri-
- 65--
-66-
ca perteneciente su Magestad Catlica, en
el tiempo de 30 aos, 144.000 negros piezas
de Indias de ambos sexos y de todas edades,
razn en cada uno de los dichos 30 aos, de
4.800 negros piezas de Indias ; que por cada
negro de media regular de 7 cuartas, no sien-
do viejo ni con defects, pagaran los Asentis-
tas 33 pesos escudos de plata y un tercio de
otro, en cuyo precio se comprende todos y
cualesquier derechos as de alcabala, sisa, unin
de armas, boquern, como otros cualesquiera
de entrada y regala que estuvieren impuestos,
en adelante se impusieren pertenecientes
su Magestad Catlica, sin que se pueda pedir
otra cosa. ...... que anticipar su Magestad
Britnica su Magestad Catlica 200.000 pe-
sos escudos como parte de lo que corresponde
pagar por toda la negociacin. (28)
La caza de los negros en Africa, las leyes
que se dieron sobre ellos y el tratamiento de
los amos, dan trascendentales relieves la con-
dicin de este nuevo element que se introdu-
jo como factor poblador. En Africa, los caza-
dores de negros negreros, incendiaban de
noche aldeas enteras, para aprovecharse del
pnico de los moradores y apresarlos: los
encadenaban con collares de acero y los con-
ducan la costa ltigo limpio. Se calcula
que 30 pg moran en el viaje hasta el puerto
de embarque; 12 p< de los restantes pere-
can atravesando el ocano y 5 pO en el mer-
(28). Blanco-Azpura, t. I, pg. 49.
67-
cado. De suerte que de 100 cautivos slo 50
podan aprovecharse. (29)
El tratamiento del amo era no menos salva-
je: el esclavo viva entire paredes, la manera
del ganado en corrales; el azote y el fuego
eran los instruments de castigo: la historic
del pas y la tradicin estn llenas de las
horribles escenas de la esclavitud y de su
oprobio.
Un esclavo vala trescientos pesos, suma
por la cual poda rescatarse, comprndose
si mismo; y desde el Africa traa en la es-
palda en un brazo, hierro candente, la
marca eterna de su afrenta.
Conviene complementary estos datos con el
esbozo que hace Arcaya de la condicin del
africano que se importa en Amrica :
Veamos ahora las ideas de gobierno de
los Africanos, especialmente de los que ocu-
paban la porcin central del continent ne-
gro, de donde vinieron los esclavos importa-
dos A Venezuela.
En aquellas gentes la evolucin social es-
taba quizs ms adelantada por algunos res-
pectos que en las tribus precolombianas de
Venezuela. En cuanto rgimen politico,
haban pasado del cacicazgo caudillaje vita-
licio la monarqua hereditaria, en pequeos
estados, con cierta organizacin diferenciada
de funcionarios que ejercan determinados
cargo.
(29). GiLFortoul, Historia constitutional, pg. 49,
nota.
- 68 -
Pero el gobierno de aquellos reyezuelos era
terriblemente opresivoy tirnico.
Letourneau ha propuesto denominar zona ser-
vil la region intertropical del Africa, por la pe-
sadsima opresin la cual tenansujetos
sus moradores los reyes de aquellas comarcas.
Al rey de Adra, uno de los minsculos
monarcas negros, haba que servirlo de rodi-
llas. En presencia del de Loango hasta los
grandes de la corte tenan que arrojarse
sus pies y arrastrarse en el polvo en seal de
sumisin; verdadero culto se renda este mo-
narca; en el idioma del pas se le llamaba dios.
En el Dahomey todos los hombres eran
esclavos del rey, todas las mujeres estaban
su disposicin. Esta era la ley del pas.
Uno de los actos ms frecuentes (y consi-
derado como perfectamente legtimo) de aque-
llos soberanos, era la venta de sus sbditos
los comerciantes que hacan el infame trfico
de esclavos.
Podemos llegar, pues, la conclusion de
que en dos de los elements tnicos del pueblo
venezolano, las razas india y negra, fue siempre
absolute el poder de sus gobernantes, sin freno
moral ni poltico de ninguna especie.
En el cdigo de la moral de estas razas,
como en el de todos los pueblos salvajes,
figuraba como primer mandamiento, como nos
dice Letourneau: Obediencia al amo en
todo y por todo. (30).
(30). P. M. Arcaya, La evolucin poltica de Vene
zuela, E. C. I., nmero 340, 15 de febrero de 1906.
-69-
Para la poca de la Independencia se ha
calculado que existan en el pas 62.000 es-
clavos.
IX
DATOS COMPLEMENTARIOS
A pesar del derecho de patronato de que
estuvieron en posesin los reyes de Espaa,
desde comienzos de la conquista, la gente
de Iglesia ejerca una influencia positive y
profunda en el nimo del americano y en
los negocios sociales y de gobierno; haba
sido preocupacin y cuidado del element ecle-
sistico arraigar esa influencia en el espritu del
espaol fanatizado, del indio salvaje y del mes-
tizo inculto: el ministry del culto era para la
casi totalidad de los pobladores el representante
personal y tangible de Dios omnipotente y sin
misericordia: el respeto las investiduras sacer-
dotales era en realidad pavor las iras del
cielo.
El clero y el culto estaban moralmente sos-
tenidos por este miedo y vivan material-
mente de los diezmos y de las primicias.
Los primeros haban sido cedidos los re-
yes catlicos desde los tiempos del papa
Alejandro VI. En 1501, el papa Po III ra-
tific la donacin, con destino la fbrica
de templos y los sueldos de los sacerdo-
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tes; en 1516, los reyes dieron los diezmos
& los obispos para el sostenimiento del cul-
to, el fomento de las localidades y el alivio
de los indios.
Del total del diezmo corresponda un no-
veno al rey, que se deca noveno mayor;
sea.................................... ......1,10
Un cuarto del resto los obispos............2,20
Otro al cabildo.................................2,20
Del resto, un noveno al Rey, noveno
menor................... ......................0,50
Cuatro novenos beneficiales A los curas...2,00
Dos novenos al sagrario de las catedra-
les.............................................1,00
Otros dos para fundacin de beneficios y
hospitales............................. .........1,00
Hubo ao en que el cuarto de los obispos
alcanz 62.000 fuertes, de los cuales tomaba
el rey un tercio.
En tiempos del obispo Mart, adems de
los diezmos, las iglesias tenan tambin como
rentas, las primicias, las obvenciones por
misas cantadas de devocin y por bautizos,
casamientos y entierros.
Las rentas de fbrica consistan en los de-
rechos de sepultura y velaciones.
Haba curas rectores sea de poblacin es-
paola; doctrineros, de poblacin de indios;
y misioneros, de conversion. Los doctrine-
ros tenan un sueldo de 183 fuertes al ao,
ms las primicias de los frutos; y los mi-
sioneros eran pagados por el gobierno.
SEGUNDA PARTE
EL VICARIATO
FUNDACION DE VILLAS Y PUEBLOS DE
COJEDES
Las poblaciones que son hoy cabeceras de
distritos del Estado Cojedes, pertenecan,
fines del siglo XVIII, cuando las visit el
Obispo Mart, al Vicariato de San Carlos.
Haba dos villas: San Carlos y el Pao; dos
pueblos anexos la villa de San Carlos: Tina-
quillo y el Tinaco; cuatro pueblos de misiones
de indios: el Bal Boca del Tinaco, el Jobal
Lagunitas, Cojedes y Caramacate; y un pueblo
de doctrine, San Jos. (1)
El ao de la visit (1779-1781), haba siete
iglesias parroquiales, contadas cuatro de los
pueblos de misin; una iglesia filial; dos su-
fragneas; tres curatos; una sacrista mayor;
diez sacerdotes seculares, inclusos los curas ; un
hospicio de dominicos; un hospicio de merce-
(1) Los pueblos de misin eran gobernados por los
capuchinos independientemente de la autoridad civil;
los de doctrine dependan de sta, para el pago del tri-
buto al rey.
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darios; siete religiosos, entire ellos dos capu-
chinos que servan las misiones; nueve cofra-
das obras pas; dos capillas oratorios
pblicos.
Las rentas de los curatos y misiones alcanza-
ban 4377 pesos anuales; y las de las iglesias
1399.
En todo el Vicariato existan 2.929 casas;
3.172 families; 18.467 habitantes.
El obispo erigi dos nuevos curatos, uno en
Tinaquillo y otro en el Tinaco y concedi li-
cencia para dos nuevas capillas pblicas, una
en San Carlos y otra en el sitio de la Ceiba,
comenzndose tambin las diligencias para la
creacin de un hospital en aquella villa y la
ereccin de dos nuevos curatos en los sitios de
Cao Amarillo y la GuIsima. Se promovi
igualmente el establecimiento de dos escuelas,
una en San Carlos y la ctra en el Pao.
La visit empez por Cojedes y Caramacate,
en 1779, porque se hallaban en el trnsito del
Vicariato de Araure al de Barquisimeto, visita-
dos aquel ao. Los otros pueblos se visitaron
en 1781, despus de la tercera estacin que
hizo el Obispo en Caracas, de donde sali el
13 de junio de 1780, por va de Aragna.
Yo seguir en la descripcin el mismo orden,
4 fin de no alterar la cronologa.
-75 -
I
PUEBLO DE SAN FRANCISCO DE ASS DE COJEDES
El 19 de febrero de 1779 sali Su Seora
del pueblo de Agua-Blanca, en el vicariato de
Araure, y andadas 7 leguas lleg al de Cojedes.
Ese mismo da hizo la visit de la iglesia y de
su fbrica.
El pueblo era de misin viva, esto es, funda-
do expresamente para reduccin de indgenas,
no faltando, por supuesto, de acuerdo con prag-
mtica de los reyes, el ncleo de poblacin es-
paola y algunos pardos; pero no haba ningn
negro, aunque s 2 esclavos, probablemente lle-
vados por los religiosos, que solan economi-
zarse en esta forma los gastos de servicio.
Como en todos los pueblos del antiguo Co-
jedes, antes de la guerra de Independencia, los
campos de ste se hallaban poblados de labran-
zas y hatos de ganado vacuno, mulas y caballos.
En aquella poca, los llanos de Cojedes, esto
es, del actual Estado, contribuan con su ri-
queza pecuaria 4 la formacin de aquella
asombrosa masa de ganados, que cubra desde
Tinaquillo hasta las orillas del Orinoco y los
limites de Maracaibo la extension de las llanu-
ras y que para 1812 sumaba 4.800.000 cabezas,
430.000 caballos y 270.000 mulas (32)
(32) Datos de Depons y clculos de Codazzi.
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El pueblo de Cojdes se comenz 4 fundar
en 1700, por fray Pedro de Alcal, con indios
galfones, guamos y achaguas (33), en territorio
del vicariato de San Carlos. Al principio, los
capuchinos llamaron este pueblo de San Die-
go y escribieron haberlo fundado con indios
otomacos, sacados de los montes y ros cerca-
nos. En 1715, antes de hacer entrega del
pueblo al ordinario, fray Pedro de Alcal, con
gente y soldados de Guanare, capture en las
orillas del ro Santo Domingo, en jurisdiccin
de Barinas, hasta 300 indios achaguas y los
trajo Cojedes (pueblo) de donde se fugaron
antes del ao, no quedando sino unas nueve
families que sumaban 40 individuos.
En 1721, fray Marcelino de San Vicente pe-
netr con 19 hombres de escolta, las rdenes
del capitn don Ignacio Snchez, por el ro
Apure hasta las cercanas del Orinoco y redujo
248 indios de nacin achaguas, los cuales si-
tu en Cojedes, bajo el cuidado de fray Buena-
ventura de Vlez; indios, dicen los frailes, bien
dispuestos y ms blancos que los de las otras
misiones, pero que al cabo de cinco aos aban-
donaron el lugar y se fugaron todos los
montes.
Al ao siguiente, el mismo capuchino acom-
paado por fray Buenaventura y una escolta de
124 hombres, se embarc en varias canoas que
fabricaron en el ro Cojedes hizo una entrada
por el Portuguesa y el Apure, en la cual redujo
(33) V. Primera Parte, Antecedentes, comes. de Alvara-
do y Arcaya.
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