A CALETA
JOYA ARQUEOLOGICA
ANTIL.ANA
r.- L
'PR. REN HERRERA FRITOT
: COL. CHARLES LEROY YOUMANS
i_ ._: -- *
LA CALETA:
JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
Esta obra es propiedad de los autores.
La responsabilidad de lo manifestado
en el texto corresponde exclusivamente
a los propios autores.
Para todo lo relacionado con la obra,
dirigir la correspondencia al
DB. RENA HERRERA FRITOT,
San Lfzaro 820, Vibora,
La Habana, Cuba.
LA CALETA:
JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
Exploraci6n y studio de un rico yacimiento
indigena dominicano, y comparaci6n de los
ejemplares con los de Cuba y otros lugares.
Craneografia, Craneometria y Craneotrigonometria
de los restos humans descubiertos
POR
DR. RENt HERRERA FRITOT
y
COL. CHARLES LEROY YOUMANS
LA HABANA
1946
THIS VOLUME HAS BEEN
MICROFILMED
BY THE UNIVERSITY OF
FLORIDA LIBRARIES.
LATIN AMERICA
IMP. "EL SIGLO XX". A. MUAIZ Y NNO.. BRAZIL 153-137. LA HABANA
PROLOGO
Antes de referirnos a los autores y al genesis de esta obra, que tengo la honda
y legitima satisfacei6n de prologar, cumpliendo el deseo de ellos, y en cierto
modo, como una dedieatoria de su parte, dire unas breves palabras sobre el
GRUPO GUAMA, que es midula y aliciente de las investigaciones cientificas que
realizamos todos sus eomponentes, cumpli6ndose asi uno de los fines principles de
la Instituei6n.
El GauPo GUAMx, centro eientifico de investigaci6n y de difusi6n cultural,
fundado por los Dres. Ren6 Herrera Fritot, Oswaldo Morales Patifo y Fernando
Royo Guardia a mediados del afio de 1941 y oficialmente organizado en La Ha-
bana el 20 de mayo de 1942, pese a sus eseasos cuatro afios de existencia, ya se
ha ganado un s61ido y alto prestigio entire los nieleos culturales patriots y extran-
jeros, por la actividad y constant labor de sus miembros que, seleecionados entire
los mis preclaros y estudiosos, hoy constituyen una extensa red que explore con-
tinuamente el territorio cubano y alcanza por sus Delegados Extranjeros a las
otras islas del Archipi6lago e importantes lugares del Continente. Sus eomponentes
han presentado numerosos y medulares trabajos en los cuatro Congresos Nacionales
de Historia, celebrados en los cuatro dltimos afios, respeetivamente en La Habana,
en Trinidad y en Santiago de Cuba, Congresos que han prestigiado a nuestro pais
y eolocan muy alto el nombre de sus organizadores, a cuya cabeza esti uuestro
comin amigo, el historiador Dr. Emilio Roig de Leuchsenring. Otros studios han
presentado los miembros del Grupo en instituciones cientificas afines, publicados
unos, y otros pendientes de publicaci6n, en las revistas respectivas.
El MuSEO ETNoL6oICo DEL GRUPO GUAMI, con un modern sistema de exhibici6n
por tipos seriados, ya posee una extensa y valiosa colecci6n en continue aumento,
especialmente en ejemplares de la cultural material indoantillana, y es muy visi-
tado por investigadores, profesores y alumnos de colegios e institutes, y piblico
en general, que alli toman los datos que necesitan o reciben una adeeuada ense-
fianza objetiva.
En euanto a esta obra, referente a La Caleta, pero de 6rbita general, el autor,
Dr. Ren6 Herrera Fritot, es bien eonoeido en los eentros cientificos para que
podamos aiadir aqui algo a su reputaci6n, por lo que sintetizaremos su biografia
en unas pocas lines generals, eseritas mas bien para el lector profano que para
el professional.
Paciente y euidadoso investigator, comienza desde muy joven los studios
geol6gicos, aunando los conocimientos te6ricos con los pricticos en eontinuas ex-
ploraciones euyos aportes materials nutren su Museo Geol6gico privado hasta
IUegar a ser el mis important en ejemplares eubanos. Pronto los studios geol6-
gieos son seguidos por los antropol6gicos, especializindose ademas en la Arqueo-
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
logia Indoantillana cimenta sus conocimientos con el Doctorado en Ciencias Natu-
rales, que curs6 en la UNIVERSIDAD DE LA HABANA, donde acto seguido ocupa un
prestigioso puesto de Profesor de Antropologia de dieho alto centro docente. Tres
afios en los Estados Unidos, urgando en los museos, nutri6ndose de conocimientos
bhsicos y afines en las bibliotecas, y visitando a los especialistas, completan su
bagaje cientifico con el que reanuda, apenas vuelto a su patria, los studios del
suelo y de las 6pocas pret6ritas que ya, desde ese instant, van a oeupar toda su
vida. Reorganiza el MUSEO ANTROPOL6GICO MONTANt, de la Universidad de La
Habana, y por muchos afios lo atiende y lucha por su engrandecimiento como
Conservad'or Oficial del mismo. Recientemente funda con sus mfs adictos compa-
fieros el GRUPO GUAMA, centro cultural independiente, dedicado a las investiga-
ciones eientificas, que culmina con la creaei6n del MUSEO ETNOL6GICO, muy visi-
tado, de cuya direcei6n se hace cargo.
Lleva publicados hasta la fecha y sin contar esta obra que hoy prologamos,
veinte trabajos de Antropologia y seis de Geologia. Puede decirse sin hip6rbole,
que ha explorado la Isla de un extreme a otro, con los resultados pricticos de
importantes descubrimientos en Arqueologia, Geologia y Mineralogia, entire los
que recordamos el de tres tipos de iastrumentos de concha en la cultural inferior
o Guanahatabey, que son el "plato", la "cuehara" y el "pico de mano", que
no eran conocidos hasta su magistral studio sobre la Cueva y pietografias de
Punta del Este, Isla de Pinos; el tipo de instrument Ciboney que llamamos
gubia de dedo''; estableei6 la relaci6n entire los gladiolitos o dagas liticas y las
esferolitias o bolas liticas en Cuba, como tipismo de una cultural intermedia, la
Ciboney; regularmente present ejemplares ind'oarqueol6gieos, con su studio co-
rrespondiente, que van siendo fitiles jalones para el conocimiento de las cultures
antillanas; deseubre y report el primer volcen cubano que se conoce; present por
primera vez el studio complete de la evoluci6n de los minerales cupriferos en el
terreno, cuyo trabajo recibe el honor de ser vertido al ingl6s y ponerse de texto
en una important Escuela de Minas de los Estados Unidos; y con los mineralo-
gistas Rieardo de la Torre y Jorge Morl6n deseubre la Ilmenita en Cuba, done
era desconocida hasta entonces.
Es, en resume, un active y serio investigator con larga experiencia en sus dos
especialidades, cuyos studios estin basados siempre en la observaci6n material o
prietica, y podemos agregar que no describe eircunserito a su gabinete, sino sobre
el propio terreno, repudiando toda fantasia o cualquier malabarismo pseudocien-
tifico.
El coautor, Teniente Coronel Charles Leroy Youmans, veteran aviador de la
guerra mundial del catorce, y hasta haee poco destacado Agregado Militar de
Aviaci6n en la Embajada Americana de La Habana, se ha hech'o acreedor a la
estimaci6n y el earifio de los cubanos, tanto en los altos eirculos sociales y guber-
namentales en su labor diplomftica, como entire los cientificos donde se le tiene
como distinguido y active compafiero. Asimismo, en las veeinas repdblicas her-
manas de Haiti y Dominicana, que visit regularmente y donde cuenta con grandes
simpatias y numerosas relaciones, habiendo recibido condecoraciones y honors de
esos paises agradecidos.
De otra parte, el BUR6 DE ETNOLOGIA DE LA REPIYBLICA DE HAITf, representado
por su Director Mr. Kurt A. Fisher, ha invitado al Coronel Youmans y al Dr. He-
rrera Fritot, para publiear una obra en colaboraci6n sobre la Cultura Taina y sus
aspects en las tres repiblicas, Santo Domingo, Haiti y Cuba, lo que no dudamos
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
constituirf un 6xito arqueol6gico, y prueba la elevada estima en que se tiene
alli a nuestros compafieros.
Aunque Youmans, modestamente, se consider a si mismo como un ''amateur"
en estas disciplines, lo cierto es que posee no poca experieneia en Arqueologia y
muchas de sus observaciones enriquecen este trabajo. Profesor durante el period
de paz que medi6 entire las dos grandes conflagraciones que han enlutado al Mundo,
en los Estados Unidos se estA agotando la euarta edici6n de su libro How to make
sky pictures, ilustrado por John Martin, y en el que por .un simpatico e ingenioso
sistema se ensefia astronomia prietica a los nifios, demostrando la experiencia del
autor en los m4todos pedag6gicos modernos. Ha publicado dos interesantes tra-
bajos de divulgaci6n en la revista Cahiers d'Haiti, titulados Un Archeologue
amateur dans les Antilles (vol. II, No. 9, Port-au-Prince, abril, 1945), y An Appre-
ciation of the Pre-Columbian Taina Civilization in Haiti (traducido al franebs,
en un nfimero posterior).
Podemos anotarle en su haber las siguientes exploraciones: Dos a la elebre
Laguna del Tesoro en la Cinnaga de Zapata, en las que, como expert piloto que
es, acuatiz6 en ese lugar, pequefio mundo desconocido para el naturalista, por ser
casi inaccesible por tierra debido a los pantanos que lo eircundan, llevando en la
primer al Dr. Ricardo de la Torre y al Capitin Antonio Ramos, ambos miembros
del GRUPo GUAMi, y en la segunda, al tiltimo y al Dr. Herrera Fritot. Los datos
y observaciones alli captados, serin temas de un trabajo que publicaran en su
oportunidad. En otra ocasi6n visit con el Capitan Ramos, la notable Cueva de
Punta del Este, rica en pictografias, que fue sefialada por el Dr. Ortiz en el 1922,
y cuidadosamente estudiada por Herrera Fritot en su "Informe" del 1938. Ha
formado parte active en las exploraciones del 1945, de un yacimiento indigena al
pareeer Ciboney, descubierto en Soroa, provincia de Pinar del Rio, por los miembros
de este Grupo, Capitan Antonio Ramos y Alf6rez Antonio Garcia, efectuadas con
4stos, el Capitin Ernesto Tabio y el Dr. Herrera Fritot que present el studio
correspondiente ante la SOCOEDAD CUBANA DE HISTORIC NATURAL FELIPE POEY, en
enero 27 de 1945, y que serA publicado en sus Memorias y en Contribuciones '
del Grupo GuamA. Y por dltimo, las directs y mis importantes exploraciones de
Youmans en el pueblo de La Caleta, Repdblica Dominicana, eerradas con una en
que le acompafiaron los Dres. Herrera Fritot, Carlos Garcia Robiou y Francisco
PNrez de la Riva, con el hallazgo en total de un riquisimo material de factura
indigena, precolombino, cuya presentaci6n y studio constitute el present volume.
Las relaeiones entire el Coronel Youmans y el Grupo Guama comenzaron en
enero de 1944, cuando su presentaci6n a 6ste por el Dr. Ricardo de la Torre
(Asociado No. 6 del Grupo), en cuya ocasi6n y en otras sucesivas, Youmans sirvi6
de valioso intermediario entire el BUR6 DE ETNOLOGIA DE LA REPIBLICA DE HAITI
y nuestra Instituei6n, estableeiendo estrechos lazos entire ambas y creando un active
intercambio de ejemplares que ha contribuido al enriquecimiento del Museo de
dicho Bur6 y del MUSEO ETNoL6GICO DEL GRUPO GUAMA.
Todo el abundante y select material recogido en La Caleta, fu6 depositado
provisionalmente en dicho MUSEO ETNOL6GICO, en La Habana, y su studio com-
pleto encomendado, por el propio Coronel Youmans, al Dr. Herrera Fritot, Director
y Conservador de aqual. Las observaciones in situ sobre los hallazgos, asi como los
datos sobre el yacimiento y el pueblo, fotografias areas del lugar, etc., aportes
del Explorador, son vertidos en el trabajo, y Aste se complete con la invaluable
colaboraci6n de los compafieros Ernesto Tabio y Alberto Me Grigor: el primero
aportando los datos meteorol6gicos de la region y eneargindose de nl revision
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
de las obras de Krieger, Fewkes, Sven Lov6n, Rouse y otros, facilitando extensas
notas euidadosamente vertidas al espafiol en relaci6n con los temas tratados, que
fueron de gran utilidad y ahorraron considerable tiempo al studio. El segundo,
verdadero artist de la camara, hizo todas las fotografias de los objetos, segin
las series y seleceiones establecidas por Herrera Fritot, en cuya cuidadosa labor
se emplearon muchas notches en prolongadas sesiones, donde actuaron como efi-
caces ayudantes los compafieros Tabio y Ramos.
Aunque el Coronel Youmans dona al MUSEO ETNOL6GICO DEL GIUPO GUAMA
una buena series de los ejemplares recogidos, equivalent a mis del tereio del total,
como tambi6n es su prop6sito haeer un buen donativo de los mismos al DARTMOunr
COLLEGE MusEUM, de Hanover, New Hampshire, perteneciente al centro donde 61
curs6 sus studios, el miembro y Director Artistico del Grupo Guam,, Ivan Gun-
drum Ferich, con la maestria que le caraeteriza, ha hecho fieles reproduceiones en
barro cocido, de las principles piezas, para que de este modo pueda nuestro Museo
eonservar complete la series escogida de los tipos eoleetados en La Caleta. Ademfs,
la experiencia de Gundrum en el arte en general y como ceramista, ha sido de
valiosa ayuda en easos diversos, como por ejemplo, en la determinaci6n de la
thenica que debi6 de seguir el indigena al confeceeionar sus eacharros, etc.
La obra en si no necesita presentaci6n, tiene el er6dito de sus autores, y mis
que nuestras palabras encomiasticas su lectura, en cualquiera de sus parties, denota
su calidad. Aunque en sus numerosos y variados capitulos se basa en los ejem
plares o datos del propio yacimiento, deriva siempre a un studio general, amplis
y utilisimo, a la comparaci6n con ejemplares o tipos anflogos de otros lugares y
revision de las opinions de los autores mis destacados en la material. Encontramos
en ella infinidad de conceptos nuevos o la discusi6n razonada de otros preestable-
cidos, la utilizaei6n de bases firmes dAndole prefereneia siempre a las objetivas, y
en todo el texto se aprecia la seriedad y cuidado del studio, sin apartarse de la
verdad cientifica, que es una de las cualidades que ya conoeiamos en Herrera
Fritot. De otra parte se ve un euidado especial en mantener un lenguaje sencillo,
liberado en lo possible de teenicismos que lo coloquen fuera del alcance de los no
espeeializados, sin eludir repeticiones o insistencia sobre un tema, cuando el autor
lo juzga oportuno; pero en esta "vulgarizaci6n" del texto que lo pone al aleance
de todos, se logra mantener los mis estrictos cinones eientifieos, de tal modo que
el Professional no eneontrari la obra ni elemental ni deficiente. Constituye tambi6n
un verdadero acierto la profusa ilustraci6n que acompafia al trabajo, easi toda
fotogrifica, que en muchos easos evita una tediosa deseripci6n y ayuda considera-
blemente al investigator en un studio comparative.
R6stanos felicitar calurosamente a los autores, y augurarles el mis franco 6xito
de su obra, que llena muchos claros, y de la que podemos deeir que no es ya un
eslab6n mis, sino todo un important tramo en la cadena de los modernos studios
antillanos, tendientes a despejar las brumas que envuelven el pasado precolombino
de estas islas.
Da. FERNANDO ROYO GUARDIAN.
La Habana, 15 de febrero de 1946.
LA CALETA:
JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
HISTORICAL DE LA EXPLORACI6N
La riqueza arqueol6gica de La Espafiola o Santo Domingo, dejada
en su suelo por una densa poblaci6n indigena, hacen de esta Isla la
region mis apropiada para estudiar la Cultura Taina en su mis alto
desarrollo y apreciar su variado ajuar tan rico en manifestaciones
artisticas admirables: la talla en piedra con sus grandes e intere-
santes collares monoliticos, las graciosas piedras triciispides, cuyo
significado, asi como el de los anteriores ain desvela a los arque6logos,
las cabezas petreas de Macoris, tan perfectas que han hecho pensar
se trata de retratos, los guayos de piedra en figure de escudo, tan
abundantes en esa preciosa tierra antillana y que acusan un intense
cultivo de la yuca o mandioca por aquellos primitivos islefios, y los
notables majaderos de durisimas piedras terminados en eabezas antro-
pomorfas o zoomorfas donde representaron todos los dioses de su
pante6n y que forman de por si una interminable series desde las mis
finas estilizaciones hasta las mas grotescas figures; las sim6tricas y
pulimentadas hachas petaloides, algunas con figures grabadas o en
alto relieve, Ilegando hasta las enmangadas monoliticas; las curiosas
espdtulas v6micas labradas en hueso, las finas tallas en concha, los
idolillos pendientes acuclillados en su mayoria; las preciosas tallas
en maderas durisimas, de las que por desgracia s61o se conservan unos
pocos ejemplares, idolos, vasijas o dujos antropomorfos, para no citar
mis, y en fin, la alfareria con multitud de formas en sus cacharros,
que produjeron en cantidad abrumadora, de tan variada ornamen-
taci6n que puede decirse no hay dos piezas iguales, y en cuyo element
de la cultural material de aquel pueblo es donde.mis campo tienen
el Arque6logo y el Artista para sus studios.
Los numerosos hallazgos vistos en los museos o conocidos a travys
de los various autores que han estudiado las cultures antillanas, y
LA CALETA:
JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
HISTORICAL DE LA EXPLORACI6N
La riqueza arqueol6gica de La Espafiola o Santo Domingo, dejada
en su suelo por una densa poblaci6n indigena, hacen de esta Isla la
region mis apropiada para estudiar la Cultura Taina en su mis alto
desarrollo y apreciar su variado ajuar tan rico en manifestaciones
artisticas admirables: la talla en piedra con sus grandes e intere-
santes collares monoliticos, las graciosas piedras triciispides, cuyo
significado, asi como el de los anteriores ain desvela a los arque6logos,
las cabezas petreas de Macoris, tan perfectas que han hecho pensar
se trata de retratos, los guayos de piedra en figure de escudo, tan
abundantes en esa preciosa tierra antillana y que acusan un intense
cultivo de la yuca o mandioca por aquellos primitivos islefios, y los
notables majaderos de durisimas piedras terminados en eabezas antro-
pomorfas o zoomorfas donde representaron todos los dioses de su
pante6n y que forman de por si una interminable series desde las mis
finas estilizaciones hasta las mas grotescas figures; las sim6tricas y
pulimentadas hachas petaloides, algunas con figures grabadas o en
alto relieve, Ilegando hasta las enmangadas monoliticas; las curiosas
espdtulas v6micas labradas en hueso, las finas tallas en concha, los
idolillos pendientes acuclillados en su mayoria; las preciosas tallas
en maderas durisimas, de las que por desgracia s61o se conservan unos
pocos ejemplares, idolos, vasijas o dujos antropomorfos, para no citar
mis, y en fin, la alfareria con multitud de formas en sus cacharros,
que produjeron en cantidad abrumadora, de tan variada ornamen-
taci6n que puede decirse no hay dos piezas iguales, y en cuyo element
de la cultural material de aquel pueblo es donde.mis campo tienen
el Arque6logo y el Artista para sus studios.
Los numerosos hallazgos vistos en los museos o conocidos a travys
de los various autores que han estudiado las cultures antillanas, y
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
especialmente la isla de Santo Domingo, hicieron proyectar al Col.
Charles Leroy Youmans una exploraci6n en la misma, por su propia
cuenta y con el double objetivo de estudiar la forma yacente de esos
restos indigenas y el de colectar un buen nfimero de ejemplares
para nutrir las colecciones de los dos museos por los que se interest
especialmente: el DARTMOUTH COLLEGE MUSEUM de Hanover, New
Hampshire, donde realize sus studios, y el MusEo ETNOL6GICO DEL
GRUPO GUAMA, en La Habana, Cuba, en el que colabora como miem-
bro active.
Por razones de su cargo, el tiempo de que disponia para estas
exploraciones era necesatiamente muy breve y, por lo tanto, ellas no
podian pasar de esporidicas y cortas visits a los lugares escogidos:
se hacia pues necesario localizar un sitio que poseyera ricos yaci-
mientos y que a la vez fuese de facil acceso para que no hubiere
p6rdida sensible de tiempo en los viajes. Puerto Principe (Port-au-
Prince) en la Repfiblica de Haiti y Ciudad Trujillo (Sto. Domingo)
en la Repfiblica Dominicana, eran los lugares que visitaba mfs a
menudo, por tanto en sus cercanias era donde debia buscar para que
las exploraciones fuesen compatibles con las obligaciones emanadas
de su cargo.
Por Mr. Remy Basti6n y Mr. Kurt A. Fisher, Secretario y Di-
rector, respectivamente, del Bur6 de Etnologia de la Repfiblica de
Haiti, conocia buenos lugares que despertaban su interns, pero o bien
ya habian sido explorados y se corria el albur de que resultasen em-
pobrecidos o alterados, o bien quedaban situados a distancias relati-
vamente grandes o en lugares de dificil comunicaci6n.
La gran planicie sureste de Santo Domingo, por debajo de la
gran Cordillera Central, aparecia como una region arqueol6gica ideal,
y precisamente en Andr6s, relativamente cerca de Ciudad Trujillo,
menciona Krieger importantes hallazgos de ceramica.<') Con vista a
esta region intensific6 sus indagaciones, que fueron al fin coronadas
por el Bxito: En Ciudad Trujillo supo por un amigo, miembro del
Gobierno, el Col. George Me Laughlin, que de un pueblo de la costa
sur situado a pocos kil6metros de la Capital y muy pr6ximo al de
Andr6s, procedian muchos restos de ceramica, que 61 en distintas
ocasiones habia recogido. El pueblo indicado es el de La Caleta, de
ficil acceso por carretera desde la Ciudad, el que fu6 visitado por
primera vez en el mes de julio de 1944, por el Col. Youmans aeom-
(1) Herbert W. Krieger. Aboriginal Indian Pottery of the Dominican Re-
public, United States National Museum, Bull. 156, Smithsonian Institution, Wash-
ington, 1931.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
pafiado por su amigo e informant, el Col. Me Laughlin. Alli pudo
comprobar la existencia de muchos restos de alfareria indigena, dis-
persos por la superficie del terreno, enterarse por los vecinos de que
los hallazgos eran corrientes al escarbar el suelo, y trazar el plan de
las excavaciones a realizar acorde con los datos y la topografia local.
A partir de esta ocasi6n, cada vez que el Col. Youmans visitaba
Ciudad Trujillo, dedicaba sus ratos libres a realizar excavaciones en
La Caleta, a cuyo lugar se trasladaba en autom6vil, recogiendo siem-
pre numerosos y selectos ejemplares, asi como importantes observa-
ciones. Cierto dia vol6 sobre el lugar tomando una series de fotografias
areas, del pueblo y del Cabo Caucedo, que son de un gran valor en
detalle para el conocimiento de esta zona arqueol6gica, y de una de
las cuales se ha trazado el plano del pueblo, que aparece en este
trabajo, y donde se precisan los lugares de las excavaciones mis
efectivas.
Desde julio de 1944, hasta el 1 de febrero de 1945, habia rea-
lizado Youmans unas treinta visits a La Caleta, durante las cuales
efectu6 excavaciones sistemAticas en cinco lugares diferentes del pue-
blo y muchas mas como calas de pruebas de menor importancia, reco-
giendo una buena cantidad de restos materials de la Cultura Taina,
en su manifestaei6n artistic mas elevada, principalmente de alfa-
reria, entire los que se cuentan muchos ejemplares completes. Ade-
mis, restos humans correspondientes a 12 individuos aislados, cada
uno acompafiado de buena cantidad de objetos.
De los vecinos del pueblo, a quienes expuso su interns por los
objetos indigenas locales, se adquirieron muchas piezas que conser-
vaban, recogidas en el lugar al efectuar la roturaci6n de las tierras
para los cultivos o buseadas especialmente, pudiendo contar en todo
moment con la amable colaboraci6n de los de alli, algunos de los
cuales fueron contratados para los trabajos de excavaci6n, siempre
bajo su direcci6n y observaci6n direct para no perder un detalle.
Asimismo se debe al Sr. Jose Garcia Ortiz, Alcalde de La Caleta,
una buena acogida y numerosas atenciones para con el explorador y
sus acompaiiantes. Los autores queremos por este medio, trasmitir
nuestro mayor agradecimiento a todos estos colaboradores en la Re-
piiblica Dominicana, y especialmente a su Gobierno que di6 las ma-
yores facilidades y otorg6 amplios permisos a nuestro estimado com-
pafiero Youmans para estos studios locales, cuyos resultados forman
un valioso eslab6n mas en el conocimiento de la mas elevada cultural
de las Grandes Antillas.
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
Recientemente, en el mes de mayo de 1945, los autores, Col.
Youmans y doctor Herrera Fritot, tuvieron la oportunidad de efec-
tuar juntos una nueva exploraci6n en La Caleta, y el placer de que
los acompafiasen los Dres. Carlos Garcia Robiou y Francisco Perez
de la Riva, reunidos todos en la Repiblica Dominicana como miem-
bros del Patronato Interamericano Pro Restauracidn de La Isabela,
bajo los auspicios de la Sociedad Colombista Panamericana. Unas
pocas horas pudimos dedicar, el 21 de mayo, a esta iltima explora-
ci6n, pero fue tiempo suficiente para juzgar de la enorme importancia
del yacimiento, sus caracteristicas y las especiales condiciones de
preservaci6n de los restos en el material arenoso que los envuelve.
La opinion unanime es que dicho lugar no correspond precisamente
al primitive asiento del pueblo indigena, y si a una important ne-
cr6polis utilizando las dunas costeras: aquel debi6 de estar no muy
distant y seguramente mas al interior, donde las tierras son mis
fertiles. El material colectado en esta ocasi6n fu6 numeroso y va-
riado en cuanto a la alfareria, con una sola pieza litica, dos craneos
humans y parte del esqueleto de uno de ellos.
Tambi6n pudimos visitar el MUSEO NACIONAL, en Ciudad Trujillo,
y realizar numerosas observaciones en la extensa y valiosisima colec-
ci6n indo-arqueol6gica, quedando sumamente agradecidos a su com-
petente Director, el Sr. F6lix M. P6rez SAnchez, por las facilidades
y atenciones que nos dispense.
Durante las reuniones del Patronato Interamericano Pro Restau-
racidn de La Isabela, en la UNIVERSIDAD DE SANTO DOMINGO, conti-
nuadas con el mayor 6xito por las obras iniciales en las ruinas de la
hist6rica y primer Ciudad fundada por el Gran Almirante, tuvimos
los autores de este trabajo sobre La Caleta, la inolvidable oportuni-
dad de relacionarnos y establecer estrechos lazos de confraternidad
con los demis Patronos, todos valiosos intelectuales y entusiastas
historiadores que, en comin y coordinado esfuerzo, van sacando a la
luz de las generaciones actuales los sillares del glorioso pasado de la
Am6rica. Entre los miembros dominicanos, todos los cuales se ga-
naron plenamente nuestras simpatias y admiraci6n por su valer, y
nuestro imperecedero agradecimiento por las innumerables atenciones
e inmerecidos honors que nos dispensaron, conocimos a dos compa-
fieros relacionados con la Arqueologia Aborigen local: los ingenieros
Jos6 Antonio Caro, Profesor de la Universidad de Santo Domingo,
y Emile de Boyrie Moya, de Obras Pdblicas en la hermana Repuiblica,
puyas magnificas construcciones, del primero en la nueva Ciudad Uni-
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
versitaria, y del segundo en las atrevidas carreteras que disfrutamos
al cruzar las montafias de la Vega Real, hemos admirado.
Caro se inclina al studio de los motives artisticos tainos, con
miras a su aplicaci6n al arte modern y acogi6 con entusiasmo Ia
obra ya iniciada por el Director Artistico del Grupo Guami, el com-
pafiero Ivan Gundrum Ferich, creando el arte que hemos denominado
Neotaino, en una series de preciosas tallas en madera que exhibi6 el
Grupo Guami en el LYCEUM, en La Habana, y cuyas fotografias le
dejamos al escuchar sus cilidos elogios. Como alli se conserve una
gran reserve forestal de las mas preciosas maderas. y cuentan con
artesanos que tienen una notable habilidad para la talla y barnizado
de las piezas, creemos que, bajo la inteligente direcci6n del Ing. Caro
en relaci6n con Gundrum, sera en la Repiblica Dominicana donde
Sse desenvuelva con mAs auge este precioso arte vernAculo, el Neotaino,
creado por dicho incomparable artist de nuestro Grupo, y asi reco-
geremos y utilizaremos hoy, despues de various siglos de suefo, la
preciosa herencia artistic que nos legaron aquellos admirables indi-
genas insulares que inmisericorde aplast6 la "civilizaci6n" europea
de la 6poca.
De Boyrie, es el verdadero Arque6logo, apasionado por todo ese
inmenso tesoro material indigena que almacena la tierra dominicana.
Posee una select y extensa colecci6n de la Cultura Taina, con pre-
eiosas series de tallas liticas y de alfareria, y a su afectuoso carfcter
y desprendimiento debemos valiosas fotografias, un mayor conoci-
miento del menaje de esta cultural y hasta algunos preciosos ejem-
plares que para el MusEO ANTROPOL6oIco MONTANA de la Universidad
de La Habana, y para el MUSEo ETNOL6GICO DEL GRUPO GUAMi, tuVO
la bondad de donarnos.
De Boyrie ha efectuado recientes exploraciones en La Caleta, y
de alli posee una buena colecei6n de vasijas enteras y tiestos de alfa-
reria, y en este trabajo presentamos algunas fotografias de las pri-
meras, como valioso complement a las otras de Youmans.
El material colectado por Youmans en La Caleta, ha sido traido
a La Habana en lotes sucesivos, depositandose provisionalmente en
su totalidad en el MUSEo ETNOL6GICO DEL GRUPO GUAMA, donde ha
sido cuidadosamente limpiado y agrupado por tipos y subtipos o
modos, efectuAndose su studio particular y comparative por el doctor
Ren6 Herrera Fritot.
Para la publicaci6n del trabajo se han tenido en cuenta todas las
observaciones y datos tomados por el Col. Charles Leroy Youmans
durante las exploraciones y de los ejemplares vistos in situ, y se ha
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
procurado que el documental fotogrifico fuera lo mis complete po-
sible y siguiendo el plan desarrollado en el texto. Esta important
labor fotogrifica fu6 realizada por el expert compafiero Alberto
Mc Grigor, asesorado por el propio Herrera Fritot en cuanto a los
tipos y posici6n de los objetos, asi como los detalles que debian re-
saltar con preferencia.
En el studio de la ticnica y acabado de la cerAmica, se ha con-
tado con las observaciones realizadas en los ejemplares y la opinion
del expert escultor y ceramista, IvAn Gundrum Ferich, miembro del
Grupo y Director Artistico de la Instituci6n, que a la vez ha hecho
fidelisimas reproducciones de los principles objetos de la colecci6n,
para asi facilitar su reparto entire los museos favorecidos.
Otro miembro del Grupo Guama, el Cap. Ernesto Tabio, estudioso
y distinguido meteorologist de la Compafiia Cubana de Aviacion,.
se hizo cargo de los datos sobre las condiciones climat6ricas de la
region, colaborando ademas en la revision y traducci6n de los textos
de arque6logos consultados, cuyas observaciones habia que tener en
cuenta en el desarrollo de este trabajo.
SITUATION GEOGRAFICA Y CONDICIONES METEOROLOGICAL
El pueblo de La Caleta, esti situado a unos 25 kil6metros de
Ciudad Trujillo (Santo Domingo), en la costa sur del actual Distrito
de Santo Domingo, Repiblica Dominicana, en la segunda de las Gran-
des Antillas, o sea la Isla de Santo Domingo primitivamente llamada
La Espafola. (Ver plans de las figures 1 y 2).
Este pueblo es en la actualidad el mis important de una series
de sitios o aldehuelas que, a corta distancia entire si, se extienden cos-
teramente desde la Ciudad Trujillo hasta Andres, hacia el este, eri-
gido precisamente ante el inico embarcadero que en una regular ex-
tensi6n de costa rocosa y abrupta, de mares fuertes, present un lugar
abrigado para un corto nimero de embarcaciones, con 5 a 12 metros
de agua y una playa arenosa en arco, de facil varadero para embar-
caciones menores; por ambos lados y en muchos kil6metros, la costa,
de altos arrecifes, forma farallones de hasta seis metros sobre el nivel
del mar, cavernosos y continuamente batidos por las olas. Superior-
mente, despu6s de una estrecha faja de "dientes de perro" o arre-
cifes desnudos, se extiende paralela al mar una larga y simple cadena
de dunas no muy altas, de arenas blancas, que por el lado interno
continijan en suave declive y se mezclan paulatinamente con la tierra
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
vegetal, negra, de la region. Dichas dunas estin casi en su totalidad
cubiertas por las plants costeras entire las que se destacan las de
"Uva caleta" (Coccoloba uvifera, Jacq.), y en raras ocasiones des-
nudas o con una hierba rala.
Corresponde la region al borde maritime sur de la extensa planicie
que se extiende al sureste de la Isla, por debajo de la gran Cordillera
Central, algo Arida al oeste y fertil y hasta pantanosa en algunos
lugares en su extreme oriental, siendo su porci6n mis feraz y apta
para los cultivos la central, que comprende hoy el Distrito de Santo
Domingo, la Provincia de San Pedro de Macoris y la porci6n sur de
la de Seibo.
Con respect al Cabo Caucedo, que como una gran lengua de con-
torno poco accidentado penetra en el mar Caribe y limit por el oeste
la gran Bahia de Andr6s, el pueblo de La Caleta queda en su base,
al oceidente, simetricamente situado al de Andres al oriented, donde
ya hemos indicado se hicieron importantes hallazgos arqueol6gicos,
muy semejantes a los de La Caleta, descritos por Krieger. (Ver la
fotografia area de dicha cabo: LAmina I).
Las condiciones meteorol6gicas de esta costa sur y extreme sureste
de la isla de Santo Domingo, principalmente en la zona entire Ciudad
Trujillo y San Pedro de Macoris, son afectadas de modo considerable
por la orografia local, y goza de un clima muy parecido al de Santiago
de Cuba.
Como ya vimos La Caleta se hall en esos llanos del sureste, que
a su vez estAn limitados al norte por la Cordillera Central, que viene
a quedar como a unas 20 millas en sus primeras estribaciones tierra
adentro, y que se extiende desde el Macizo del Cibao hasta el Cabo
Engafio. El alisio del NE queda modificado y encontramos que la
acci6n del "terral" (vientos del NNE al NE) se hace sentir desde
poco despubs de la puesta del Sol hasta las 8 o las 9 de la mafiana.
Desde esa hora sopla la brisa del mar "viraz6n" (vientos del S al
SSW) hasta poco antes de la puesta del Sol. Aparte de estos vientos,
que constituyen su regimen normal, se pueden sentir otros variables,
tanto en fuerza como en direcci6n, acompafiados casi siempre de mares
muy gruesas.
Esta costa es muy peligrosa, especialmente para barcos de vela,
desde noviembre a marzo a consecuencia de los sures duros que pre-
ceden a los nortes; y desde julio a octubre, temporada de los sures
francos, pues en ambas ocasiones arbola tanto la mar que se corre el
riesgo de ser arrojado a una costa bravisima, pefiascosa y sin playas.
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
La estaci6n de las lluvias se extiende desde mayo hasta noviembre
y la media annual es del orden de las 50" (1270mm.), es decir algo
menor a la de La Habana, por ejemplo. Por lo general y al comienzo
de la estaci6n las aguas se presentan continues por various dias, para
despues espaciarse algo en fuertes aguaceros que se suceden general-
mente en la tarde y produce noches en calma pero frescas y hMmedas.
La Isla queda dentro de la trayeetoria media de los huracanes
antillanos, de la segunda quincena de agosto a la primer de octubre,
y aunque en este tramo de costa de que nos ocupamos no hay peligro
de ras de mar por la altura de los arrecifes, han de hacerse sentir
con gran intensidad en l vasta planicie, y para los aborigenes debi6
de constituir un pavoroso fen6meno testigo de la furia de su deidad
Juracdn (Hurac&n).
En resume podemos decir que el clima es tipicamente sub-tropical,
con algunas modificaciones introducidas por el relieve terrestre; que
los sembrados de esta zona son y eran bien favorecidos por el regimen
pluvial, y que debido a lo bravo de las costas y a las mares gruesas
prActicamente todo el afio, los costefios, tanto del present como del
pasado, han de ser buenos y valientes marines para Ilevar sus pequefias
embarcaciones hasta el precario refugio proporcionado por la caletica
que da nombre al lugar.
EL POBLADO ACTUAL
El pueblo de La Caleta esta formado en la actualidad por un
grupo de unas noventa casitas, distribuidas con cierta regularidad,
pero sin un preconcebido plan de urbanizaci6n, en ambos lados y a
lo largo de la carretera. Entre esta y el mar, por ser una estrecha
faja de terreno, s6lo hay una series de moradas bien separadas entire
si, entire las que se destaca la iglesia que es una de las mayores y la
mis pr6xima a la caletica arenosa; al otro lado de la earretera, por
haber terreno ilimitado, el poblado se ha extendido mks, en unas tres
filas irregulares de viviendas, pero sin un trazado de calls, efectuAn-
dose las comunicaciones por estrechos trillos sinuosos que han hecho
con su cruce los peatones.
La mayoria de las viviendas son riisticos bohios con paredes de
"embarrado", es decir de palos y barro, y techo de "guano" (hojas
de palmas), no muy diferentes por cierto a lo que debieron ser las
de los indios. La mejor construeci6n es la iglesia, toda de madera
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
Fig. 1. Piano de situaei6n de La Caleta.
Fig. 2.- Piano del pueblo actual de La Caleta.
Las cruces indican los lugares de las excavaciones prineipales.
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
con una pequefia torre piramidal y techo a dos aguas, si no recordamos
mal, cubierto de planchas de zinc corrugado.
La carretera, que viene desde Ciudad Trujillo bordeando la costa,
es estrecha y a tramos de macadin o bien utilizando el suelo natural
flano y s6lido. EstA muy bien conservada en la actualidad, como la
mayoria de los caminos de la Isla, y forma el important circuit o
ramal costero de la principal que cruza por el interior del Distrito
Nacional o de Santo Domingo y llega hasta San Pedro de Maeoris.
Volviendo a la carretera de la costa, diremos que alcanza hasta Boca
Chica, cerca de cuyo lugar efectfia el enlace con la de mas al norte,
y cruza por el important' centro azucarero de ese lugar, la "Com-
pafiia Azucarera Boca Chica", y antes por el pueblo de Andr6s, donde
existen importantes almacenes de dicha industrial, precisamente de-
lante de los cuales esta el yacimiento indigena que refiere Krieger en
su trabajo ya mencionado. Esta carretera se bifurca en el propio
pueblo de La Caleta, estableciendo un segundo circuit que bordea
todo el Cabo Caucedo para entroncar de nuevo en Andr6s.
La poblaci6n actual, casi toda de la raza negra, consta aproxima-
damente de unos cuatrocientos habitantes, en su mayoria pescadores,
carboneros o pequefios agricultores de frutos menores. Hasta hace
pocos aios el corte y embarques de madera por La Caleta era bastante
important, pero en la actualidad casi ha desaparecido en.aquella
zona, en parte por mejores comunicaciones a puertos mis aptos y
tambi6n por agotamiento de los bosques pr6ximos. El carbon vegetal
y la pesca constituyen los mis importantes medios de vida del pueblo,
y asi pueden verse al interior los hornos de carb6n y en el miniisculo
puerto una doeena de botes de vela, que varan ficilmente en la playa
cuando el mar se enfurece demasiado. El pueblo es pobre, y sus cul-
tivos menores quedan reducidos a pequefias parcelas individuals que
seguramente no produce much mAs que lo del consume local. Hay
una sola bodega ("colmado" en la terminologia local) o estableci-
miento de viveres, etc., proporcionada al pueblecillo, y no se ban
observado otros comercios o industries, ni tampoco canteras o tejares,
por los que indagamos especialmente, en nuestro intent de localizar
el terreno arcilloso de donde el indio obtuvo el barro para la con-
fecci6n del incalculable nfimero de piezas que alli ha dejado. Hay
una escuela bien atendida, y en general se observe orden y limpieza,
bajo la autoridad que nos pareci6 algo patriarcal del Sr. Alcalde, Jos6
Garcia Ortiz, hombre de trato afable y median edad, blanco, en cuyos
ojos se lee la energia de un caricter necesario para mantener la dis-
ciplina en su comunidad. La religion es la Cat6lica, siendo de este
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
culto la pequeiia iglesia, bien conservada, que junto al puertecillo en
lo alto de las rocas debe verse desde alguna distancia en el mar, como
familiar punto de refereneia para embocar la rada.
Diseminados entire las viviendas y a todo el largo de la ruta ob-
servamos muchos cocos, y tambi6n abundan los naranjos y limoneros.
Descontando la estrecha faja litoral por cuyo centro cruza la ca-
rretera y que es arenosa, el resto hacia el interior es de tierras f&rtiles,
pero en este lugar no hay corrientes de agua superficiales, pues el rio
mas pr6ximo es el Tosa, que desemboca en la Bahia de AndrBs, a cerca
de diez kil6metros de alli. El agua potable se toma de casimbas na-
turales o de pozos, abundantes las primeras en este terreno rocoso del
litoral.
Aunque el pueblo es viejo, no hay una fecha precisa de su fun-
daci6n: debi6 de formarse paulatinamente junto al camino y al trav6s
de los afios, cuando los embarques de madera por La Caleta estaban
en su apogeo y atraian obreros para esa labor. Esta zona embarcaba
much madera, asi como en otro embarcadero de Cabo Caucedo, en el
afio 1875, segfin se indica en el "Derrotero de las Antillas", publi-
cado por el Negociado de Hidrografia de la Marina de Guerra Es-
pafiola.
Podemos decir que el pueblo de La Caleta forma hoy dia como
una cuenta de algfin relieve, en un largo rosario de pueblecillos o
sitios minfsculos, ensartados en la carretera entire Ciudad Trujillo
y Boca Chica, y que son de occidente a oriented: San Bartolo, Isa-
belita, La Viva, Los Frailes, Tamarindo, Mameyito, La Cana, La
Urefia, Valiente, La Golondrina, La Ternera, Los Ligeros, LA CALETA,
La Florida, La Guaraquera, El Rdnchito, Carranclfn, La Calavera,
Afidr4s y Boca Chica.
Ningdn dato o leyenda se ha podido recoger entire los vecinos del
lugar con respect a los pret6ritos habitantes: s61o saben del asiento
indigena que alli, existi6 por los restos que da la tierra. El hombre
de la 6poca hist6rica lleg6 alli probablelnente muchos afios despu6s
de haber desaparecido el asiento indigena como tal, cuando ya s61o
era un grupo de reliquias piadosamente ocultas por las arenas: Como
es el caso general en las Antillas, "cuando renace el interns por el
indio ya este es arqueologia", para repetir la frase del Dr. Fernando
Ortiz que mas nos ha impresionado y que encierra la mas dolorosa
verdad que palpamos los que intentamos algiin estudio sobre aquel
interesante pueblo desaparecido.
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
EL YACIMIENTO ARQUEOL6GICO
A mis de algunos ejemplares recogidos superficialmente y otros
adquiridos de los vecinos del pueblo, se efectuaron por el Col. Youmans
cinco excavaciones regulars, de unos 5 X 20 pies eada una: cuatro
de ellas (como se indican por una X en el piano adjunto) en el
espacio comprendido entire la parte posterior de las viviendas y el
mar, a unos 40 pies entire si; y la quinta al otro lado de la carretera,
mis al interior, tambien en un espacio sin viviendas o sembrados,
todas al oriented de la caleta o playa, quedando sin explorer la parte
occidental. Otras excavaciones menores, no ya sistemiticas sino de
simple bisqueda fueron realizadas por Youmans, y cuando nos reu-
nimos alli en el mes de mayo pr6ximo, se hicieron dos excavaciones
mis, a diez y catorce metros, respectivamente, de la carretera entire
esta y el mar, como a cincuenta metros de la iglesia y al este. Siempre
se escogi6 para las excavaciones lugares en que no se perjudicase a
los vecinos y no precisamente los que resultasen mis apropiados para
los hallazgos, muchos de los cuales quedarin debajo de las viviendas
o en los huertos que no es possible destruir. El residuario debe ocupar
todo el perimetro del pueblo, siguiendo desde luego la cordillera de
dunas, y el hecho de que a pesar de la poca proporci6n de lo explo-
rado, hayan aparecido catorce esqueletos, nos hace pensar que esta
zona arenosa junto al mar era la necropolis de un gran asiento, cuya
ubicaci6n desconocemos ain, perd que no creemos distant, y si mas
al interior, en terrenos de mis fertilidad. El gran nimero de frag-
mentos de burenes que se encuentran por todo el terreno, ademas de
los de vasijas, son pruebas de vivienda de una gran comunidad.
La profundidad excavada oscil6 entire los 3 y los 5 pies, Ilevadas
siempre hasta alcanzar el subsuelo o nivel estgril, comprobandose en
todas las calicatas que el terreno en toda su altura es uniform, pardo
grisaceo algo mis blanco por debajo del primer pie, mezela de arena
y tierra vegetal negra, en mayor proporci6n la primera y mis limpia
segfin se profundiza; muy seco y suelto, de tan ficil remoci6n que
los objetos podian extraerse con gran facilidad sin deterioro alguno.
Repetimos que no se observaron capas o estratificaci6n alguna, y sola-
mente en la parte inmediata a los restos humans se notaba un color
mis blancuzco, como si el terreno contuviese alguna ceniza. Otra
observaci6n efectuada por Youmans, es que al remover la tierra are-
nosa inmediata a un esqueleto, se nota un olor especial distinto al
del resto del terreno, probablemente debido al hecho de contener mayor
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
cantidad de sustancias orginicas: del propio individuo y de los ali-
mentos que le pusieron al sepultarlo.
Aunque esta porci6n del terreno donde estin los enterrorios co-
rresponde a la mas alta, y forma una series de monticulos largos y
estrechos, no creemos que constituyan mounds u obras intencionales
por el indigena, sino que son dunas naturales del litoral, de formaci6n
e6lica, al barrer el viento sur el farall6n costero, y que fueron uti-
lizadas por aquel para enterrar sus muertos.
No han aparecido en estas excavaciones muchos objetos liticos del
extenso menaje taino, y si una gran cantidad de tiestos de barro
cocido, entire los que figuran numerosisimas asas decoradas, antropo-
morfas y zoomorfas, asi como vasijas enteras de preciosas formas,
bien cocidas y de perfect modelado, que hablan en favor del alto
nivel artistic alcanzado por aquellos alfareros. S6lo aparecieron tres
objetos de hueso: una especie de cucharilla, una preciosa espdtula
v6mica y una cuenta anular. Por lo expuesto podemos deducir que
en este pueblo se acostumbraba a poner junto al cadaver unos pocos
instruments de piedra (que de mas dificil hechura eran conservados
por los vivos), y s6lo los de cerAmica los prodigabah en esto.
La gran cantidad'de fragments de alfareria, sin que se encuen-
tren dos que concuerden, aparte de las vasijas enteras, lo que ya es
un caso observado en los yacimientos explorados en Cuba, hacen
pensar en alguna ceremonia relacionada con el entierro, en la que
rompieran las vasijas dejAndole al finado s6lo una parte de ellas y
conservando el resto de los tiestos los deudos, o bien dispersindolos
por el terreno.
EL ASIENTO INDIGENA DE LA CALETA
La Caleta y Andris fueron dos lugares, en los tiempos precolom-
binos, en que florecieron dos importantes asientos indigenas de igual
nivel cultural y que formaban parte de una series de pueblos costeros
similares en toda esa zona, pertenecientes al cacicazgo o provincia de
Higiey, Ilamado Caizimt por Pedro Martyr en su obra "De Orbe
Novo", que era el mis oriental de los cinco en que estaba dividida
la Isla (Jaragua, Maguano, Magud, Marien y Higiiey), y que se ex-
tendia desde el Cabo Engafio al E, hasta el rio Hozama (Ozama) al
0, junto al cual hoy se encuentra la capital de la Republica, la his-
t6rica Santo Domingo, residencia del cruel Ovando, autor de la ma-
tanza de Jaragua en que perecieron cruelmente inmolados por los
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
espafioles mis de ochenta caciques, y algo mis tarde la famosa Ana-
caona. Dicho cacicazgo de Higiiey quedaba limitado al norte por las
abruptas montafias de la Cordillera Central, que segfin Pedro Martyr
los naturales Ilamaban Haiti, limited a su vez del cacicazgo de Magud,
regido por Guarionex. Respecto al Cacique de Higiiey cuando el
Descubrimiento, se observa una gran confusion entire los cronistas.
que seguramente recogieron los nombres de various jefes que se suce-
dieron durante la Conquista: Asi, el Padre Las Casas menciona a
Cotabanamd (Krieger), Cotubanda segin Sven Lovin; Charlevoix,
en "Historia de L'Isla Espagnola", Paris, 1730, llama Cayacoa al
cacique de esta provincia, y para otros escritores fu6 la reina Higua-
namd. El Dr. Luis Padilla D'Onis, en su magnifica obra HiSTORIA
DE SANTO DOMINGO,(2) precisa la sucesi6n de estos caciques, y dice
"e Higiiey del que fui soberano Cayacoa, luego la Cacica IguanamA
y por filtimo el heroic Cotubanama".
Estos pueblos pertenecian a la gran Cultura Taina, que como ya
esta plenamente aceptado, eran de origen Aruaco (Arawaco), prose-
dentes de la region que hoy ocupan las Guayanas, que cruzaron toda
la cadena de islas de las Antillas Menores hasta alcanzar las Mayores,
donde en el transcurso de los afios y aislados por la subsiguiente
invasion, la de los Caribes, evolucionaron en forma particular, dife-
reneiindose de sus ancestros y constituyendo el tipo que llamamos
Taino.
Esta vasta planicie en que radicaba el Caeicazgo de Higiiey, debi6
de ser muy rica en la ppoca del indio, sobre todo en su mitad oriental
y en los valles centrales inmediatos a las vertientes del macizo central.
Tambi&n seria f6rtil y pr6diga, aunque en menor grado, en la porci6n
costera del sur de que nos estamos ocupando. Las propias mesetas
altas de la cordillera, en el limited norte del Cacicazgo, que son cal-
cireas del Terciario, forman terrenos casimbosos con abundante tierra
vegetal roja, ideal para el cultivo de la yuca o mandioca, principal
alimento de aquel pueblo. En la mitad oriental numerosas lagunas
y terrenos bajos anegadizos, eran ricos en aves acukticas, y en los
bosques que seguramente abundaban desde alli hasta la porcion cen-
tral, serian numerosisimas las jutias, excelente caza para cualquier
pueblo. S61o la porci6n extrema occidental del Cacicazgo aparece
como un terreno algo irido y seco, mis impropio para los cultivos.
(2) Luis Padilla D'Onis. Historia de Santo Domingo; Primera parte, "Pre-
historia Dominicana", Inst. Panamericano de Geografia e Historia; Public. No.
71, M6xico, 1943; pig. 239.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
La pesca debi6 de ser abundante y de calidad en esta costa rocosa,
ademAs de los crustaceos y moluscos que podian recoger.
En general esta planicie esta regada por un buen niimero de
corrientes superficiales que nacen de la vertiente de la Sierra, distri-
buidas hacia el sur casi regularmente en toda su extension, y donde
faltan son numerosas las casimbas u oquedades rocosas que almacenan
el agua de lluvia, como cisternas naturales. Las grandes forests de
la Apoca harian el regimen de las lluvias mas abundante y regular
que hoy dia, propiciando la agriculture primitive y haciendo mis
numerosos y potentes los rios y arroyos. El clima que disfrut6 el
indigena fu6 sensiblemente igual al actual, quizis un poco mas hfi-
medo y fresco, por las razones que acabamos de exponer.
Todas estas ventajas que les suministr6 la pr6diga naturaleza
tropical, facilitaron medios de vida a una numerosa poblaci6n con
relative poco esfuerzo, y el indio tuvo tiempo y energies para des-
arrollar una gran labor manual en la alfareria y la talla de madera,
la concha, el hueso y la piedra dura, donde imprimi6 un arte que
hoy nos admiral, y plasm6 las fantasticas creaciones de su mente en
atrevidas lines.
Debi6 de vivir en paz por varias generaciones y s6lo en los filtimos
tiempos ya pr6ximos al Descubrimiento, tuvo que luchar y rechazar
las esporadicas invasiones de los fieros Caribes. Pero en esas oca-
siones demostr6 que la tranquila vida de agricultor no habia embo-
tado sus arrests guerreros, pues en toda la region no pudo estable-
cerse un solo asiento tipico Caribe: parece que pudo siempre ani-
quilar a los invasores, a quienes conocia bien por las tradiciones de
sus mayores que recordarian las 6pocas duras en que aqu6llos los irra-
diaron de las Antillas Menores. Las pesadas armas de piedra, hachas
de hoja ancha en su mayoria, de formas bien distintas a las puli-
mentadas y finas petaloides tainas, que por la casi totalidad de los
arqueblogos son consideradas de procedencia Caribe y que se encuen-
tran a menudo en la isla de Santo Domingo, principalmente al sur,
parecen ser las que quitaron a los invasores y que conservaron como
trofeos, muchas quizAs heredadas de sus antepasados que las adqui-
rieron cuando el contact en las pequefias islas del arco antillano.
.Su conocimiento y temor a los caribes era tal que asi se lo comu-
nicaban a los espafioles, y ante 6stos se llamaban asimismos "Tainos',
que segfin Las Casas queria decir hombres buenos, para diferenciarse
de aquellos, que aunque casi hermanos en el origen eran sus peores
enemigos... hasta la llegada de los espafioles que los superaron en
fuerza y crueldad, llegando hasta el exterminio total de una raza
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
*
noble, buena y valiente, cuyas solas manifestaciones artisticas nos
haeen inclinarnos reverentes ante sus restos.
En cuanto a la antigiiedad del yacimiento, es decir de esta necr6-
polis, puesto que el asiento propiamente dicho estimamos que ain no
se ha encontrado, podemos remontarla a no menos que anterior a la
Conquista, basindonos en las siguientes observaciones: No se han
encontrado con los restos indigenas otros correspondientes a objetos
de manufacture europea, como es propio de los lugares donde existi6
transculturacidn o influencia de otra cultural, en este caso de la es-
pafola. Asi, por ejemplo, en ciertos lugares de la provincia de Oriente
en Cuba, como en Guirabo, Holguin, o en Yaguajay, Banes, es co-
rriente encontrar mezclados con los objetos indigenas y en su mismo
nivel, herraduras anchas y tipicas, asi como clavos, etc., de hierro,
monedas antiguas espafiolas y fragments de cerAmica vitriada de
los Colonizadores. Aqui en La Caleta, por el contrario, todo el me-
naje es puro taino, sin un solo ejemplar que indique contact con, el
espafiol, y es mas ni en sus tallas ni en sus modelados se nota in-
fluencia alguna, que podamos asignar a los Conquistadores, y recor-
demos la relative proximidad de esta region a la ciudad de Santo
Domingo, fundada al principio de la Colonizaci6n y centro de la po-
blaci6n espafiola de la Isla en la 6poca.
De otra parte, la cantidad y la calidad de los ejemplares de alfa-
reria en La Caleta y en Andrbs, demuestran la obra intense de un
pueblo en la plenitud de su desarrollo, usando de sus facultades
artisticas en toda su fuerza y pureza y con sus manifestaciones reli-
giosas o animisticas en complete libertad sin temores o frenos, y ya
sabemos cuan pronto intervino la "civilizaci6n" europea en las cos-
tumbres del indio y principalmente en su religion, coartandoles sobre
todo en sus representaciones idolAtricas, y destruy6ndoles despiada-
.damente (para ellos y para nosotros) cuantos objetos tuvieran un
character de tal.
Por el estado o conservaci6n de los restos 6seos y de los de objetos
de barro, no puede llegarse a conclusions precisas sobre su antigiie-
dad, pero si nada se opone a considerarles cinco o seis siglos, pues las
arenas de esas dunas, secas y aislantes, constituyen un precioso medio
conservador en el que perduran, lejos de los cambios atmosfiricos. y
de la humedad, los huesos y hasta la madera si la hubiese, y no diga-
nos de la alfareria que, especialmente en este caso, esti heeha con
un buen material, templada convenientemente con arena, etc., y per-
fectamente cocida, asi que ain a la intemperie su duraci6n seria muy
larga.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
Otra gran ventaja de estos arenales, para el arque6logo, ha sido
la limpieza de los ejemplares, que s6lo con un sencillo lavado en agua
clara han mostrado sus superficies con el aspect y colorido original,
y s61o en unos pocos tiestos de alfareria las raicillas de las plants
han dejado pequefias huellas lineales blancuzcas.
Es de lamentar que no se haya podido efectuar un cernido met6-
dico de las arenas en los lugares removidos, pues ello seguramente
hubiera dado un buen nfimero de objetos pequefios, como cuentas
por ejemplo.
Hemos observado en el studio de la alfareria de este yacimiento,
el predominio de ciertas formas o tipos, caso general que ya hemos
sefialado en diversas ocasiones para los de Cuba, y que le -imparten
a cada uno un sello especial tan marcado a veces que puede inclinar
a considerarlos como de cultures diferentes, cuando en realidad no
son mAs que modalidades locales, desarrolladas en el aislamiento re-
lative de los asientos, o en su distancia en el tiempo. Tambi6n se han
observado various ejemplares que por su disefio y tcenica pueden con-
siderarse como hechos por el mismo individuo, y aqui en La Caleta
hay various ejemplos de este caso.
Practicaron estos indigenas la deformaci6n artificial de la cabeza,
la fronto-occipital, como se observa en todos los craneos descubiertos
en esta necr6polis, de cuyo tema nos ocuparemos mas extensamente
en su lugar.
La region f6rtil, y el gran nfimero de fragments de burenes, nos
hablan de un pueblo agricultor, y su ubicaci6n costera y pr6xima a
un buen embarcadero son pruebas de que tambien eran pescadores
y buenos marines para poder luchar con aquel mar inquieto casi todo
el afio.
STUDIO DE LOS EJEMPLARES DE LA CULTURAL MATERIAL RECOGIDOS
EN LA CALETA
Pese a lo cortas y espaciadas que han sido las exploraciones en La
Caleta, el material recogido, en general, ha sido muy abundante, de
alta calidad y con gran variedad de tipos en su ceramica. Sin contar
las piezas de barro constituidas por fragments lisos, sin ornamen-
taci6n, o aquellas pocas muy deterioradas, se han recogido en total,
por nosotros, unos mil y pico de ejemplares. Su agrupaci6n es de 46
ejemplares liticos, 1 de concha, 3 de hueso, y mas de mil de alfareria
que puedan considerarse como buenos ejemplares por su conservaci6n.
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
AdemAs en la colecci6n arqueol6gica del ingeniero dominicano Emile
de Boyrie Moya, ya mencionado, habia cuando le visitamos, 24 vasijas
de barro completes o casi completes, de las que, gracias a su genero-
sidad, poseemos excelentes fotografias tomadas por 61 y que hemos
incluido en este studio.
MATERIAL LITICO
Asi como los ejemplares de barro cocido aportados por estas ex-
cavaciones en La Caleta han sido numerosisimos, los liticos ban sido
pocos y los de hueso afin en menor nimero; los de concha tallada y
madera faltan en absolute. Creemos que esta aparente anormalidad
se debe, como ya hemos apuntado, a las costumbres funerarias locales,
y como la finica zona excavada ha sido la del borde costero, la de
las dunas de arena, correspondiente a la necr6polis del asiento, de ahi
la clase de material encontrado, y tenemos la intuici6n que el pueblo
debi6 de estar mis tierra adentro, y alli se encontrarin las piezas
cuya ausenci4 nos extrafia.
Los ejemplares liticos recogidos en estas exploraciones suman 46,
de los cuales 33 son instruments, y los restantes son piezas de adorno
corporal: once cuentas de collares y dos pendientes sencillos. (La-
mina II).
Nueve de las cuentas estin talladas en Sienita, que es una roca
formada por Feldespato y Hornblenda, en mayor proporci6n el pri-
mero; una decima cuenta, la de mayor diimetro, en Diorita, roca
tambien de Feldespato y Hornblenda, pero en que predomina este
filtimo anfibol negro. La dureza en ambos casos es, como mAximo, 6
en la escala de Mohs, es decir, un punto inferior a la del cuarzo, que
es el material mas corriente usado por los indigenas antillanos de
origen aruaco para las cuentas de sus collares. Una cuenta larga y
el pendiente mayor han sido tallados en Nefrita, verde en la primer
y gris verdoso en el segundo, material algo traslicido, de gran belleza
y con una dureza de 5 a 6 en la escala de Mohs. Estos silicatos son
compactos, susceptibles de gran pulimento e inatacables por los Acidos,
y como su dureza es algo inferior a la del cuarzo (7), fueron aptos para
una ficil talla o grabado con instruments de silex, sin que en el
future sufrieran alteraci6n perceptible por el uso corporal, no ata-
cAndoles el sudor ni el roce de la piel. Por filtimo, el pendiente mis
pequefio es de una cuarcita granular compact y grishcea, y por
tanto el de material mis duro.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
El Taino tuvo un conocimiento empirico de los minerales de su
region, que no se observa en las otras cultures, la Ciboney y la Gua-
nahatabey, dando preferencia en sus tallas a las piedras mis duras,
con lo que trabajaba mas pero garantizaba su duraci6n y acabado.
El mis interesante de estos ejemplares liticos, es una cuenta zoo-
morfa que constitute un diminuto idolo acuclillado (A, de la fig. 3),
muy parecido en su forma y tamafio a otro encontrado hace algunos
afios en Baracoa, Oriente de Cuba, y que pertenece a la colecci6n
del Dr. Juan Cros Capote, Miembro Correspondiente (Delegado) de
este Grupo, y del que poseemos una reproducci6n hecha por el autor,
en el Museo Etnol6gico (B, de la fig. 3). Comparando ambos ejem-
plares notamos que la cabeza es sensiblemente igual, variando s61o en
la representaci6n de las piernas; mis perfect y simitrico el de Ba-
racoa que 6ste de La Caleta, cuya descripci6n sigue.
La cabeza es trilobulada, pareciendo corresponder los dos l6bulos
laterales a las orejas y el del frente a la cara, cuyo iinico detalle es
la boca formada por un surco transverse, formando el conjunto una
especie de hocico prominent; no se aprecian los ojos, y la parte su-
perior ha sido, como la inferior, desgastada en un piano (detalle igual
en ambos ejemplares), como es corriente en todas las cuentas termi-
nadas. Por el frente las piernas aparecen juntas y s6lo un fino surco
vertical las distingue, apreciAndoselas plegadas en el perfil, dando a
la figure una actitud acuclillada. Una perforaci6n longitudinal, ci-
lindrica y bastante perfect, que atraviesa toda la pieza, es lo que
les da el caracter de cuenta. En vista frontal, el de Baracoa pre-
senta la base mis ancha, y las piernas no estan separadas por un
surco vertical como en 6ste, sino por una excavaci6n triangular.
Para comparar damos a continuaci6n, en forma tabular, las me-
didas de ambos ejemplares, sefialando sus pequefias diferencias.
La Caleta Baracoa Difer.
Altura total. . . .... .. 13.5 mm. 12.3 mm. 1.2 mm.
Anchura del cuerpo por las rodillas. 6.6 6.9 0.3
DiAmetro antero-posterior en las rodillas. 8.0 7.0 1.0
Altura de la eabeza. . . ... 4.5 4.4 0.1
Anchura de la cabeza por las orejas. 8.2 8.3 0.1
DiAmetro antero-posterior de la cabeza. .. 8.7 7.3 1.4
Anchura del cuello. . . ... 5.8 4.8 1.0
DiAmetro antero-posterior del cuello. 7.0 5.5 1.5
Anchura de la base, o pies. . ... 5.0 7.0 2.0
DiAmetro antero-posterior de la base. 7.7 7.4 0.3
Peso. . . ... .... 1.1 gr. 0.7 gr. 0.4 gr.
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
En la colecci6n del doctor Cros, y tambi6n procedente de Baracoa,
Oriente, hay otro de estos idolillos (verdaderas miniatures), un poco
mayor que los descritos, pero de forma cilindrica y con perforaci6n
transversa, es decir que por este detalle corresponde a un verdadero
pendiente y no a una cuenta como parecen ser aquillos: guard mas
parecido con los idolillos acuclillados pendientes, de mayor tamafio,
que se han colectado en buen nfimero en la provincia oriental de Cuba,
en Banes y en Baracoa.
Las demas cuentas de La Caleta son de distintos tipos, lo que ha
permitido conocer las varfantes en forma u ornamentaci6n. La de
mayor diAmetro es de diorita, blanca y negra en fino moteado (C, de
la fig. 3), y tiene en la superficie cilindrica una ornamentaci6n incisa
formada por dos lines longitudinales, alternas con otras dos trans-
versas, como puede apreciarse en el desarrollo de la misma que hemos
dibujado encima. Las dos cars extremes son plans y sus hordes
redondeados; una perforaci6n central, algo exc6ntrica por defecto,
la atraviesa totalmente con mayor diAmetro en un lado que en el otro,
es decir, francamente c6nica, demostrando que el trabajo se realize
en una sola direcci6n, del lado mas ancho al estreeho.
Sus dimensions son: DiAm. 11.7 mm.; altura 7.5 mm.; la perfo-
raci6n present un diametro de 4.8 mm. por un lado y 2.5 mm. por
el otro; pesa 1.8 gramos.
Otra cuenta (D, de la fig. 3), es cilindrica, de sienita blanca ama-
rillenta, con una mancha parda. Podemos considerarla casi en su
totalidad de feldespato (Albita probablemente), de ficil talla con
cuarzos o con arenas siliceas. Present una decoraci6n muy intere-
sante en la superficie cilindrica, formada por dos hoyuelos c6ncavos,
que no atraviesan hasta la perforaci6n central, alternos a dos lines
incisas, profundas y transversales, como se indica en el dibujo acom-
pafiante. Una perforaci6n central atraviesa entire los dos pianos de
la cuenta, segin su eje, bien c6ntrica en este caso, y cuyas emboca-
duras no presentan forma c6nica y son de horde vivo, lo que prueba
que estas cars extremes fueron rebajadas y pulidas despubs de hecha
la perforaci6n central, detalle que tambien se observa en las demas
cuentas de esta series. Sus dimensions son: Diam. 8.4 mm.; altura
4.4. mm.; perforaci6n central algo c6nica en su totalidad, con 3 mm.
de diAmetro en un lado; 2 mm. en el opuesto; pesa 0.6 gramos.
Analoga a esta cuenta que acabamos de describir, hay otra del
mismo material, algo mis blanca, con dos perforaciones opuestas en
la superficie cilindrica que penetran hasta la central, sin presentar
las lines o surcos transversos intermedios. Estas perforaciones trans-
LA CALETA: JOYA AROUEOLOGICA ANTILLANA
La Cale/a, Slo.DomAgo
A
I --- I
Baracoa, Orte.
e q)qwm
Pesarro//o de /awuperJ//le.
I\I
IeTI1f
p
Cuendas de co//ares, de ped a La Cale /a, S.D.
Fig. 3
~
:I;i
G
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
versas al eje, son francamente c6nicas y fueron hechas individual-
mente de la periferia hacia el centro, a pesar de lo cual su coinci-
dencia es perfect. Mide 9 mm. de diametro y 4.5 mm. de altura, con
un peso de 1 gramo.
En la series de cuentas liticas de nuestro Museo Etnol6gico, hay
una analoga a 6stas, que present dos perforaciones opuestas, en la
superficie cilindrica, que penetran hasta el canal central: precede
de Pesqueria, T. M. de Mor6n, en la provincia de Camagiiey. Cuba.
Otra, procedente de Cayo Ocampo, Cienfuegos, S. C., de double altura
que las anteriores, present entire las perforaciones el surco inter-
medio, que en este caso Illga hasta las mismas formando un cuello
central a la cuenta. Ambas son de cuarzo lechoso, algo rojiza la
primer por coloraci6n adquirida de las tierras que la cubrian.
Hay tres cuentas mAs, aproximadamente del mismo diAmetro y
altura (unos 9 X 4 mm.), de sienita blanca con manchas negras, que
son sencillas, es decir, sin ornamentaci6n; una de ellas, sin embargo,
present el inicio de una perforaci6n transversa (E, de la fig. 3);
como las dos compafieras tiene la perforaci6n central perfect, cilin-
drica y de 2.5 mm. de diAmetro. Su peso exacto es de 0.7 gramos.
Tomando esta cuenta iiltimamente indicada como el tipo medio
de ellas y calculando un collar formado por una sarta de 70 cm. de
longitud, que sin ser exageradamente largo podia colgar hasta el
pecho y pasar por la cabeza, se necesitarian unas 170 de ellas para
completarlo, y tendria un peso aproximado de 119 gramos (4.2 oz.),
sin contar con el pendiente terminal, que es creencia general Ilevaban
estos collares, lo que no ha sido comprobado.
La octava cuenta de esta series, es un precioso ejemplar semi-
cilindrico, de nefrita verde brillante con maculas amarillentas y semi-
traslicida (F, de la fig. 3). Es alargada, mis estrecha al centro que
en los extremes; perforada en toda su longitud con gran precision,
y presentando en la superficie, en dos lados opuestos, tres perfora-
eiones equidistantes que alcanzan a la longitudinal. Estas perfora-
clones transversales, por no coincidir exactamente con las opuestas,
se ve que fueron hechas individualmente por cada lado y despues de
terminado y pulimentado el cuerpo de la cuenta, pues sus emboea-
duras son c6nicas y ligeramente elipticas por estar hechas sobre la
superficie de un cilindro; una de ellas no ha sido terminada com-
pletamente, es decir, no Ilega al canal o perforaci6n longitudinal.
Sus dimensions son: difmetro en un extreme 7 mm.; diAmetro en el
otro extreme 6.5 mm. (lo que constitute una pequefia asimetria, no
intencional sino por defecto de talla); diametro del centro 5.5 mm.;
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
longitud o altura 20.5 mm. La distancia entire las perforaciones trans-
versas es de 5 mm., y su peso de 1.1 gramos.
Las perforaciones transversales que presentan estas cuentas, pu-
dlieran ser simplemente ornamentales, sobre todo cuando no atraviesan
la pieza, pero en el otro caso pudieran servir para colocar en ellas
otros adornos, plumas por ejemplo.
Las tres filtimas cuentas de esta series que nos quedan por des-
cribir, son atipicas, rectangulares en vez de cilindricas, y todas de
sienita con mayor proporci6n de feldespato blanco. Las tres son de
distinto tamafio, y la mayor y mis perfect (G, de la fig. 3) mide
5.8 mm. de altura o longitud, segin el eje de la perforaci6n; grueso
maximo 9.1 mm.; grueso minimo 4.8 mm.; perforaci6n de 3 mm. de
diametro muy perfect; y tiene un peso de 0.6 gramo. Por tener
las caras mis pequefias ligeramente curvas, creemos que fueron he-
chas originalmente cilindricas, como las tipicas, y despu6s desgastadas
por frotamiento en dos lados opuestos, hasta darles la forma rectan-
gular definitive.
Todas estas cuentas fueron encontradas en diversos lugares del
yacimiento, y su variedad demuestra que pertenecieron a distintos
collares, pues es de suponer en buena 16gica, que estos generalmente
fuesen de cuentas iguales o del mismo tipo.
Los dos pendientes cilindricos, aunque sencillos ambos, presentan
diferencias notables, tanto en su forma como en el tamafio y el
material: El mayor es una pieza bellisima por su simetria y perfec-
ci6n, tan regular que parece hecho a torno. Es de nefrita de color
gris verdoso claro, con pequefias motas salteadas de un verde mis
oscuro. Por reducirse suavemente su diAmetro en los extremes, afecta
una figure husiforme, pero toda la parte central es cilindrica. Como
ornamentaci6n tiene dos pares de lines incisas, muy delicadas, pr6-
ximas a cada extreme, y 6stos a su vez son redondeados; ademas una
perfect perforaci6n transversal, de unos 2 mm. de diAmetro, con las
embocaduras c6nicas, esta situada a 5 mm. de uno de los extremes
y corta a una de las lines circulares de ornamentaci6n sim6trica-
mente por dos lados opuestos. Es hueco, es decir, que esti atravesado
longitudinalmente por una gruesa perforaci6n, de 4.7 mm. de diAme-
tro en el extreme superior (el de la perforaci6n transversa para
colgarlo), y 2.5 mm. de diametro en el opuesto, con una embocadura
alli ensanchada a 4 mm. Sus dimensions son: longitud total 38 mm.,
diAmetro al centro 11 mm., y diametro en los extremes 9 mm. Su
peso es de 7.2 gramos.
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
Un pendiente similar, pero macizo y no hueco, de cuarzo lechoso,
y con dos finos surcos circulares en el extreme superior cortados por
la perforaci6n transversa, mis uno incomplete en el extreme inferior,
fue encontrado en Banes, Oriente de Cuba, y se conserve en el Museo
de otro distinguido Miembro Correspondiente de este Grupo, el senior
Orencio Miguel Alonso, en dicha localidad. (De esta pieza se ha hecho
por el autor una reproducci6n por vaciado director que se conserve
en el Museo Etnol6gico del Grupo GuamA.)
Y recientemente en nuestra visit a la Repiiblica Dominicana, el
Dr. Francisco Perez de la Riva adquiri6 en La Isabela, una preciosa
pieza de este tipo, que nos don6 para el Museo Etnol6gico del Grupo:
este ejemplar estA en process de eonstrucci6n, con la perforaci6n lon-
gitudinal iniciada hasta s61o 13 mm. de profundid.d y por un solo
lado; es de mirmol blanco finamente veteado de gris; husiforme de
extremes truncados; de 64.6 mm. de longitud, 17.5 mm. de diAmetro
al centro, y pesa 34.2 gramos. En este lugar, La Isabela, existi6 un
important asiento indigena, cuyos restos aparecen hoy en gran nil-
mero a la par de otros de manufacture europea, pertenecientes estos
a los Conquistadores y fundadores de la primer ciudad en el Nuevo
Mundo. Recogimos alli algunos sumergidores de redes (?), consti-
tuidos por guijarros pianos y elipticos con dos muescas opuestas en
los bordes, que aceptados como accesorios de pesca, demuestran por
su abundancia que aquellos indios eran esencialmente pescadores. Hay
gran nimero de tiestos de barro cocido: fragments de cuerpos de
vasijas altamente decorados con motives incisos, asas antropomorfas
y zoomorfas, cuellos de botellas con cars grotescas en alto relieve, etc.
Hemos notado que en various de los tipos de esta cerAmica, asi como
en su tenica hay una gran similitud con los ejemplares de La Caleta,
lo cual estimamos un dato de importancia toda vez que dichos asientos
pertenecieron a distintos cacicazgos, y quedan separados por una
gran distancia, uno en la costa norte (La Isabela) y el otro en la
costa sur.
Estos dos pendientes, de La Caleta y de La Isabela, nos recuerdan
tambi6n a ciertas cuentas alargadas de nefrita o jade, de las elevadas
cultures indigenas mexicanas, una de las cuales (original) poseemos
en el citado Museo Etnol6gico, y que fue traida por el Dr. Oswaldo
Morales Patifio, Miembro Fundador de este Grupo, con una valiosa
colecci6n de ejemplares de las cultures Maya y Azteca.
El otro pendiente de esta series de La Caleta, que como ya dijimos
esta laborado en el material mis duro del lote, en una cuarcita gra-
nular grisfcea muy compact, es largo y eilindrico, perforado en toda
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
su extension, segin el eje del cilindro, y con una segunda perforaci6n
transversa de menor diimetro, cerca de uno de los extremes, que ser-
viria para colgarlo posiblemente al extreme de un collar de cuentas
pequeias. Es perfect y sin ornamentaci6n alguna adicional. En la
perforaci6n longitudinal se aprecia claramente la hechura en dos
parties por progresiones opuestas, es decir, por ambos extremes hacia
el centro donde su diametro es menor. Mide 26.7 mm. de longitud
y 6.6 mm. de diametro, con una distancia de 6 mm. de la perforaci6n
transversa al extreme superior, y pesa solamente 1.7 gramos.
Este ejemplar, por su sencillez y poco volume, hubiera sido con-
siderado como una cuenta de collar si no fuera por la perforaci6n
transversa que le da caracter de pendiente.
Las piezas liticas que acabamos de describir pertenecen todas al
adorno corporal, que debi6 ser muy variado, y en el que forzosamente
habia objetos de concha y hueso, de los que desdichamente s61o se
ha recogido una cuenta anular, hasta ahora. Pasaremos inmediata-
mente a describir los tipos de instruments hallados, que son: un buril,
tres escofinas de coral, un morterito tint6reo, una pequefa mano de
mortero, un percutor semi-antropomorfo, un hacha petaloide de ex-
tremo romo retocado, ocho fragments de hachas petaloides, un pu-
lidor esf6rico, y 15 guijarros.
El buril, de una roca silicea y compact, de grano fino, de color
Sgris verdoso que creemos sea una felsita, es simplemente una herra-
mienta de trabajo, puramente utilitaria, sin ningin detalle de arte
u ornamentaci6n. Un poco asimetrico, es de contorno rectangular,
plano y con las aristas laterales biseladas para facilitar el agarre. En
ambos extremes se lo ha dotado de un filo arqueado como el de las
hachas petaloides, que acusa retoques sucesivos. Por su longitud se
amolda perfectamente a la mano, pudiendo utilizarse como una trincha
o buril, si se actfia de frente, o como un cuchillo, si sostenido verti-
calmente se lo mueve en el sentido de la hoja. Uno de los filos es
perfect y cortante, el otro algo romo por uso. Las dimensions de
este ejemplar son: 108 mm. de longitud; 29.5 mm. de ancho; y 11 mm.
de grueso. Pesa 78 gramos.
El otro tipo de instrument que le sigue, la escofina, esti repre-
sentada en este lote por tres ejemplares de dos y media a tres pul-
gadas de longitud, constituidos por simples fragments rectos de un
coral arboreseente (Madrepora cervicornis), cuyas ramas cilindricas
estfn erizadas con numerosos cAlices prominentes, de hordes cortantes
como los dientes de una escofina actual de carpintero. El indigena
utilize este product natural, abundant en las costas, sin mas pre-
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
paraci6n que partir el pedazo escogido, que asi le serviria como un
poderoso raspador para diversos menesteres. El doctor Morales Pa-
tiiio ha indicado 16gicamente que, entire los muchos usos de este ins-
trumento, pudo emplearse para raspar o descortezar la yuca (man-
dioca) antes de rallarla. En toda la region oriental de Cuba, tanto
en Baracoa.como en Banes hasta Puerto Padre, y en otros lugares,
se encuentran estas escofinas con los restos materials de los tainos,
presentando mis o menos desgaste de los cilices o dientecillos, segfin
el mayor o menor uso a que fueron sometidas.
El morterito, es ilna pieza sumamente interesante por el material
en que esti tallado, se trata del mineral verde conocido por Proclorita,
compact pero de poca dureza, y es la primera vez que confrontamos
este caso. El objeto no pudo tener otro uso que el de preparaci6n
de colorante, suministrando el propio ejemplar la material tint6rea:
al frotar su superficie c6ncava con una mano de piedra mas dura
y agregandole un poco de agua, se desprenderian particular que for-
niarian una especie de lechada verdosa, con la que probablemente se
pintaron el cuerpo. Asi que a este ejemplar le corresponderia mis
16gicamente la denominaci6n, de piedra tint6rea, pese a su forma de
mortero. Es de contorno irregular, semi-circular, de poca altura y
con el borde grueso y redondeado; la cavidad es c6neava, de poeo
fondo y se extiende pricticamente por toda una cara de la piedra;
externamente el fondo es ligeramente convexo, con una pequefia de-
presi6n central, como si por este lado se hubiese iniciado el frota-
miento alguna vez. Mide 77 X 83 mm. de superficie de las cars;
26 mm. de altura mAxima; y la profundidad de la cavidad es de s6lo
9 mm. La superficie no es completamente lisa sino irregular, como
granulosa y se aprecia en su contorno que no fuW dotado de una talla
intentional.
La mano de mortero, es muy pequefia y pudo ser el complement
del ejemplar anteriormente descrito. Es gruesa y e6nica, de base ancha
y redondeada, y puede abarcarse ficilmente entire los dedos para
producer el frotamiento circular sobre el morterito citado, por ejemplo.
Es de peridotita verde clara, de superficie pulida pero sin brillo. El
extreme superior es redondeado y present claras huellas de percu-
si6n: con 61 podia "picarse" la superficie de la piedra tintorea para
procurar mayor proporci6n de particular coloreadas, que se comple-
tarian de moler con la base ancha y sobre la misma piedra. Mide
38 mm. de altura; su base, algo eliptica es de 27.5 X 23.6 mm.; y
su peso es de 37 gramos.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
El percutor que hemos llamado semi-antropomorfo, es alargado,
de una roca compact de color gris oscuro, caliza, y parece un gui-
jarro natural algo modificado por una talla muy rudimentaria. En
su conjunto hay un esbozo de figure antropomorfa, en que pudieran
sefialarse la porci6n de la cabeza, la del cuerpo con abultamientos
correspondientes a los brazos, y ]a base gruesa y redondeada, que
present claras huellas de percusi6n y desgastes por rozamiento, como
si hubiera servido tambi6n para mano de mortero. No hay un solo
detalle, salvo los abultamientos y estrechecee, que permitan identificar
la figure: es en resume un ejemplar muy tosco. Tiene 94.5 mm. de
altura; un diAmetro en la porci6n superior de 30 mm., a la que si-
gue un estrechamiento de 28 mm., una porci6n central o ventral de
31 X 36 mm., otro estrechamiento de 26 mm., y por fltimo la base
de 35 mm.; pesa 160 gr.
El hacha petaloide de esta series, que podemos considerar com-
pleta, es un ejemplar que perdi6 su punta y fud retocado o usado
por este lugar como pulidor, redondeandola en una forma ancha y
roma aunque mis estrecha que la hoja; 6sta se conserve intacta con
todo su filo, que es muy perfect y arqueado regularmente. Esta
tallada en una peridotita verde claro, y sus dos cars laterales estin
pulidas y brillantes: la parte retocada, de los hordes y extreme agudo,
son mates y blancuzcos. Mide 54 mm. de longitud, 37 mm. de ancho
cerca del borde eortante, y 26 mm. de grueso en el extreme opuesto.
A juzgar por su forma y guiindonos por las hachas tipicas tainas
debi6 romperse aproximadamente por su mitad, asi que boy aparece
desproporcionadamente ancha para su longitud. En Cuba, principal-
mente en la region oriental, se han recogido varies ejemplares ana-
logos a 6ste, que presentan igual retoque, es decir, una utilizaci6n
o aprovechamiento del hacha rota de la que s61o se ha perdido la
punta aguda.
Los fragments de hachas petaloides que se han recogido iiltima-
mente en La Caleta, por el propio Youmans, son como ya dijimos
ocho: 3 correspondientes a la porci6n de la punta, y 5 a la de la pala
o corte. Except en un caso en que aparece de un material esquistoso,
los otros siete fragments son de peridotita de colors gris al verde
y presentando una perfect talla y un buen pulimento. Todos los
fragments, correspondientes en su generalidad a la mitad del hacha,
aproximadamente, estan acordes con los ejemplares tipicos que cono-
cemos, y como no tienen otro particular, no nos extenderemos en su
descripci6n, dejando s61o sefialado que correspondent a ejemplares de
tamafio median, 'mAs bien chicos que grandes.
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
El pulidor esf6rico,- que de primera intenci6n pudiera tomarse
como una bola litica de otra cultural inferior, visto en detalle se
aprecia como un pulidor franco, con numerosas facetas de trabajo:
no tiene la regularidad de aquellas esferolitias de la Cultura Ciboney.
EstA hecho de una roca arenisca silicea, de grano medio, muy buena
para el desbaste o pulimento de otros objetos. Este instrument mide
50 mm. de diametro maximo y 48 mm. de diametro minimo, siendo
por tanto bastante esf6rico. Tiene un peso de 164 gramos. En la
Cultara Taina son corrientes estos pulidores esf6ricos o semi-esf6ricos,
y en el MUSEO ANTROPOLOGICO MONTANA de la Universidad de La
Habana, se conservan various traidos de la region oriental de Cuba
por M. R. Harrington, cuando su exploraci6n en 1915.
Los pequefios guijarros que se han recogido en La Caleta, son
naturales sin otra talla adicional, y en su mayor parte son de jaspe
negro y de peridotita verde o gris verdosa. Unos son triangulares
y otros mas o mehos elipticos, pero siempre asim6tricos y con los
bordes y extremes redondeados naturalmente por las aguas. Parece
ser que estos pequefios objetos naturales fueron recogidos por los in-
dios, de algiin arroyo pr6ximo y utilizados para grabar los motives
ornamentales de su cerimica cuando son agudos, y los mis redon-
deados o de bordes mis romos para pulir las superficies del barro,
en el retoque final de las paredes de las vasijas ya grabadas. Se han
recogido en total quince, de los cuales cinco son triangulares con un
extreme agudo pero no punzante, nueve elipticos y uno piriforme.
Recientemente hemos recibido del compafiero Emile de Boyrie,
tres fotografias (Lamina III) de un precioso majadero de diorita,
de figure acampanada y base circular muy ancha, terminado supe-
riormente en una figure antropozoomorfa de cuerpo horizontal y gran
relieve; sus extremidades posteriores forman una gasa vertical de
perforaci6n gruesa y transversa, a modo de agarradera; la cara de
la figure es humana, de marcado prognatismo y p6mulos salientes,
con dos orejas prominentes absolutamente zoomorfas. El ejemplar,
de una talla perfect, mide 178 mm. (7") de alto, con un diametro
en la base de 127 mm. (5"). Fu6 encontrado en La Caleta, junto con
una ollita de barro, de dos cuerpos superpuestos y asas zoomorfas
(Lamina III), por De Boyrie, el 13 de enero de 1946.
En su illtima visit a la Repiblica Dominicana, el Col. Youmans
recibi6, como un obsequio del propio De Boyrie, uri majadero ana-
logo al anterior y tan buen ejemplar como aqu61, tallado en peridotita
gris oscura, de cuerpo cilindrico y base ancha acampanada, regular-
mente convexa por debajo; en la part superior lleva, labrada en alto
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
relieve, una figure complete de un animal (quizAs una rana) con
cara semi-humana, y en posici6n horizontal con respect a la pieza.
Tiene una altura de 120 mm. (43%") ; un diametro al centro de 45 mm.
(13/"), con 68mm. (211/16") en la base; y la figure .superior mide
horizontalmente 72 mm. (2as/16") de longitud, y 62 mm. (2'/16") de
ancho. Hemos considerado convenient su menci6n en este trabajo
por ser procedente de un lugar muy pr6ximo a La Caleta, de Boca
Chica, donde han aparecido ejemplares de tan alta cultural como
en aqu6lla.
MATERIAL DE CONCHA
Aparte de varias conchas de moluseos marines que, sin ninguna
huella de trabajo o utilizaci6n, se han encontrado en este yacimiento,
s6lo hay un ejemplar que pueda considerarse como instrument: es
un raspador de concha (Codakia orbicularis) de tamafio median,
con el horde en bisel, gastado por el uso.
Estos fitiles instruments han sido usados por todas las cultures
indigenas antillanas, y asi se los encuentra en Cuba, con gran abun-
dancia en casi todos los yacimientos: Son especialmente abundantes
en la region de Banes, generalmente de valvas de Codakias, y mas
raras de las de otros moluscos bivalves, como Loripinus chrysostoma,
Lucina jamaicensis, etc., o cualquier otra circular cuya pared sea
lo suficiente gruesa para resistir el trabajo y adquirir un borde cor-
tante a bisel.
Pudieron usarse en-el raspado de la yuca, para despojar esta raiz
de su corteza, en forma analoga al uso que dejamos indicado para
las escofinas de coral; tambien en el escamado de los peces y hasta
en el acabado superficial de los objetos de madera, es decir, en tra-
bajos que no ofrecieran much resistencia. Ademis el molusco, co-
mestible en la mayoria de las species, fu6 seguramente una parte
en la alimentaci6n de estos pueblos costeros.
Los pendientes de oliva (Oliva reticularis), tanto los simples como
los sonoros, tan corrientes en Cuba, son hasta ahora muy raros en
la isla de Santo Domingo y s61o han sido reportados unos pocos ejem-
plares de la region noreste, por Krieger, y filtimamento uno por De
Boyrie.
Esperamos que futures exploraciones en La Caleta, aporten al-
gunos ejemplares de concha tallada, que hasta ahora no han aparecido.
HERRERA FRITOT Y LEROY YOCM11ANS
MATERIAL DE HUESO
Los ejemplares de hueso colectados en estas exploraciones se redu-
cen a una preciosa espdtula vdmica (Swallow-stick -J. W. Fewkes-),
completa, un cucharoncillo de mango cilindrico y una cuenta discoidal.
La espdtula v6mica es zoomorfa, de figure arqueada, larga y es-
trecha, representando un cocodrilo (el Crocodilus americanus, o el
C. rhombifer, muy parecidos ambos), -que aunque muy estilizado por
el artifice, con una cuidadosa observaci6n puede apreciarse hasta su
actitud en reposo, con'las patas contraidas y pegadas all cuerpo. La
talla se ha efectuado en una costilla de manati (Manatus americanus),
y con excepci6n de un pequefio deterioro en la extremidad anterior,
el ejemplar esta complete y muy bien conservado, con la superficie
de la hoja pulida y brillante. (Limina II).
En el ejemplar pueden distinguirse dos porciones bien definidas:
la pala u hoja y el mango o empufiadura, y aunque su forma general
recuerda la de un pufial, o mas bien la de una gumia Arabe por su
curvatura, la poca resistencia del material lo excluye del uso como
arma.
La pala ocupa poco mis de la mitad de la pieza; es de' secci6n
convexa por el lado superior y en amplia canal por el inferior, es-
trecha y aguzandose suavemente haeia el extreme, que aunque agudo
en proporci6n, forma una punta roma. Dicha hoja constitute la
cola del reptil representado, y tiene una pequefia excavaci6n semi-
circular en su base, por la parte inferior, que pudiera representar
la abertura cloacal.
El mango, mas grueso que la pala, es semicilindrico, formando
la cabeza y patas delanteras del animal, pudi6ndose estudiar en 61
tres porciones: el hocico, la region de los ojos y las patas anteriores.
El hocico es alargado (39 mm. de longitud, por 13.7 mm. de an-
chura media), de secci6n casi cilindrica, pues su parte inferior es
aplanada y con un fino surco y depresi6n longitudinal; el extreme
es grueso y levantado, formando la nariz y la boca eon bien marcados
surcos que las detallan; en su parte media hay un fuerte surco trans-
verso que lo rodea except por debajo, y toda la parte superior y
la de los lados, por detrAs del surco transverse, esta reticulada por
un fino dibujo inciso de cortas lines verticales y oblicuas, regular-
mente alternadas, motivo ya bastante borrado por desgaste y que
debe representar las rugosidades naturales de las cabezas de esos rep-
tiles. La porci6n que le sigue, correspondiente a los ojos, es de mayor
LA CALETA; JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
relieve, cibica y de aristas redondeadas; de 15 mm. de longitud,
17 mm. de ancho y 11 mm. de alto; lleva a los lados los ojos sencillos,
formados, cada uno, por una concavidad circular muy perfect, de
6.5 mm. de diAmetro, sin pupilas u otros detalles. A continuaci6n
esta la parte mas ancha de la pieza, la correspondiente a las patas
delanteras contraidas, pegadas al vientre, que dan a la figure esa
actitud de reposo, pero alerta, tan tipica del cocodrilo y que, a nuestro
juicio, es la mas feliz interpretaci6n lograda por el artifice en este
ejemplar. Dos surcos longitudinales, uno superior muy marcado y
otro inferior mas suave, separan y delimitan ambas patas; con tres
finas lines incisas paralelas, a los lados, han indicado los pliegues
y el acodado de cada pata, y por la parte inferior estan sefialadas
las garras o dedos de cada mano por finas lines incisas.
El ejemplar no tiene representadas las patas posteriores, ni tam-
poco esta provisto de perforaci6n para colgarlo como es corriente en
otras espatulas v6micas de esta cultural taina, y suponemos que era
amarrada por el sureo transverse de la mitad del hocico, lo que
explicaria su presencia ali, finico detalle en desacuerdo con la mor-
fologia del animal.
Las dimensions de este ejemplar son: Longitud total (siguiendo
el arco superior) 230 mm. (9") ; euerda del arco (longitud rectilinea)
204 mm. (8"); anchura mAxima, en las coyunturas de las patas,
24mm. (15/ie"); grueso mAximo o altura del cuerpo, al nivel de las
patas, 12.8 mm. (/2"), longitud de la pala u hoja 135 mm. (55/16");
anchura mAxima de la pala 22 mm. (7/s") y longitud total del mango
o empufiadura 95 mm. (3/4"). Su peso es de 48 gramos.
Estos curiosos instruments, tallados en hueso, concha o madera,
se los encuentra en much menor proporci6n que otros objetos tainos,
y aunque esto pudiera ser debido a la menor conservaci6n del mate-
rial, creemos que sd uso, o mejor su tenencia, debi6 de quedar limi-
tada a los behiques o sacerdotes y a los personajes de cierta alcurnia
de la tribu. Segfin los datos dejados por los Cronistas, eraa usados
para ciertas ceremonies de purificaci6n ante el dios o idolo a que
era devota la tribu, en las que se limpiaban interiormente provocan-
dose el v6mito con diehas espitulas, cuya hoja introducian hasta la
garganta. A continuaci6n reproducimos el capitulo que sobre este
tema trata el cronista G6mara en su HISTORIA DE LAS INDIAS, 1554
(Capitulo XXVII, pag. 22, 2" edici6n).(3)
(3) Reprodueido por J. W. Fewkes en The Aborigines of Porto Rico, pfg. 66,
Acompanying Paper, 25th Annual Report bf the Bureau of American Ethnology,
1903-04, Smithsonian Institution, Washington, 1907.
HERRERA FRIIOT Y LEROY YOUMANS
Quando el cacique celebraba la festividad de su devoto, i principal Idolo,
venian al Oficio todos. Atabiaban el Dios mui garridamente; ponianse los Sacer-
dotes como en coro junto al Rei, i el cacique A la entrada del Templo con vn
atabalejo al lado. Venian los Hombres pintados de negro, colorado, agul, i otras
colors, o enramados, i con Guirnaldas de Flores, 6 Plumages, i Caracolejos i
Conchuelas en los bragos i piernas por Cascaveles.(4) Venian tambien las Mugeres
con semejantes Sonajas; mas desnudas, si eran virgenes i sin pintura ninguna;
si casadas, con solamente vnas como bragas. Entraban bailando, i cantando al
son de las Conchas: saludabalos el Cacique con el Atabal, asi como legaban.
Entrados en el Templo, vomitabon, metiendose un palillo por el garguero, para
mostrar al Idolo, que no le quedaba cosa mala en el estomago. Sentavanse eneu-
clillas, i reqaban, que parecian Avejones, i asi andaba un estraflo ruido. Llegaban
entonees otras muchas Mugeres con cestillas de Tortas en las Cabegas, i muchas
Rosas, Flores, i Iveras olorosas encima: rodeaban los que oraban, i comengaban A
cantar vno como Romance viejo, en loor de aquel Dios. Levantabanse todos A
responder, en acabando el Romance, mudaban el tono i decian otro en alabanga
del Cacique: i asi ofrician el Pan al Idolo, hincados de rodillas.(5) Tomabanlo
los Sacerdotes, bendecianlo, i repartianlo, i con tanto cesaba la fiesta: guardaban
aquel Pan todo el Afio, i tenian por desdichada la Casa, que sin 61 estaba, i sujeta
A muchos peligros.
La ornamentaci6n o figure que presentan en sus empufiaduras las
espdtulas vdmicas son variadisimas, unas antropomorfas, otras zoomor-
fas y algunas con simples motives geom6tricos. En algunas raras
ocasiones tienen aspect filico, como una de Manzanillo, Oriente de
Cuba, que se conserve en la colecci6n del Dr. Utset Macia. Una bice-
fala, tallada en concha como la anterior, procede de Banes, Oriente,
y estA en la eolecci6n de nuestro compafiero el Sr. Orencio Miguel
Alonso, que posee una magnifica series de ellas, procedentes de la
misma region, y entire las que se destacan ademas, una de hueso que
terminal, como la de La Caleta, en una cabeza de reptil, pero que en
este caso se trata de un lagarto o "lagartija", probablemente un
Anolis, por la fineza de sus lines; y otra muy notable, tambien
tallada en una costilla de manati, que terminal superiormente en una
cabeza zoomorfa prominent, con la boca abierta y la lengua proyec-
tandose afuera, en verdadera actitud del v6mito, que constitute un
interesante objeto comprobatorio del uso que le daban los tainos.
(De esta series de espdtulas v6micas se han hecho fieles reproducciones,
por el autor, para el Museo Etnol6gico del Grupo Guami y para el
Museo Antropol6gico de la Universidad de La Habana.)
(4) Interesante dato sobre el uso de las olivas sonoras, tan bien estudiadas en
el trabajo del Dr. Oswaldo Morales Patifio, publicado en las "Contribuciones"
del Grupo Guama: Antropologia No. 2, La Habana, 1942.
(5) Se refiere sin duda al casabe, torta hecha de yuca rallada y tostada.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
La otra pieza de hueso de La Caleta es a modo de un pequefio
cuchar6n de cavidad profunda y eliptica, provisto de un mango ci-
lindrico que cerca de su extreme tiene iniciada una perforaci6n, des-
tinada seguramente a colgarla. El ejemplar esti bastante alterado,
muy poroso y sin pulimento, clareandose ya el fondo de la cavidad
por destrucci6n del hueso, pero se aprecia que originalmente fu6 una
perfect talla, sencilla, pero de gran simetria bilateral, seguramente
con la superficie bien pulida. (Lamina II.)
Las dimensions de este cucharoncillo son: Longitud total 75 mm.
(3"); anchura maxima exterior 21mm. (13/16"); grueso o altura
maxima exterior 13.5mm. (1/2"); longitud de la cavidad 40mm.;
anchura de la cavidad 16.5 mm.; profundidad de la cavidad 11.0 mm.;
longitud del mango 34.5 mm.; y diAmetro del mango cerca del extreme
10 mm. El ejemplar pesa actualmente 9.2 gramos, pero su peso ori-
ginal debi6 ser un poco mayor cuando el material no estaba tan
alterado. Tiene una capacidad de 3 cc., en media rasa con el borde,
equivalent a la de una cucharilla para cafe o te (tea spoon). (Esta
media de capacidad la obtuvimos directamente con arena cernida.
finisima y bien seca, llevada despues a una pequefia probeta gra-
duada.)
El uso de este utensilio se desconoce, pues como una cucharilla
dom6stica para ingerir alimentos es muy problematica, no s61o por
su pequefio tamafio en este caso, sino por la costumbre indigena de
no servirse de instruments para ello, utilizando los dedos simple-
mente, o tomando los liquids directamente de la vasija en que los
preparan. Estos cucharoncillos son ejemplares muy raros, quizas
pertenecientes a los behiques para sus practices de curanderismo o
algfin uso de ritual. De las sustancias que contuvo no han quedado
ni vestigios, pues observada la superficie con el microscopic no se
aprecian ni colorantes, ni materials grasas, ni ahumado o sefiales de
fuego, nada en fin que pueda guiarnos: Los siglos en que permaneci6
enterrado han borrado toda huella y ahora s61o podemos emitir hip6-
tesis sin una base firme.
Sabemos por los Cronistas que los behiques despues de aspirar el
humd del tabaco por las narices, mediante un tubo en Y que era el
que verdaderamente llamaban tabaco,'(6 caian en un fuerte sopor
con alueinaciones, lo que no podia producirles la hoja sola de aquella
(6) Un precioso ejemplar de dicho tabaco en Y, fu6 eneontrado en Haiti y
dado a conocer por M. Edmond Mangones y el Mayor Louis Maximilien, en L 'Art
Pricolombien D'Haiti. Catilogo de exposici6n cuando el Tercer Congreso del
Caribe; Port-au-Prince, 1941. (Hay una reproducei6n, hecha por Gundrum, en
nuestro Museo Etnol6gico.)
41
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
solanicea a la que se habitfia el hombre ripidamente, y opinamos
que la debieron mezclar con eierta proporci6n de otra plant narc6-
tica. Y se nos ocurre que los cucharoncillos como el que nos ocupa,
pudieran ser medidas para coger determinada cantidad de picadura
de la hoja de cohoba o cojoba ("tabaco"), yl de la otra plant nar-
c6tica, para hacer la mezcla adecuada. Y ya en este terreno de la
hip6tesis, permitasenos otra sugerencia con esta ceremonia del tabaco,
que se nos oeurri6 hace algiin tiempo al observer otras raras piezas
encontradas en Cuba: Se trata de unos pequefios morteros o algo
asi, tallados con gran simetria y perfecci6n en piedras duras, como
diorita por ejemplo, y de muy escaso fondo. El que hemos podido
estudiar mejor, se encuentra en las colecciones cubanas del Museo
Etnol6gico del Grupo Guama, procedente de la finca "El Maguey",
barrio provincial de Santa Clara, S. C., como un donativo del Sub-
delegado Sr. Catalino Davila: mide 72mm. de diAmetro externo,
26 mm. de altura, y s6lo 7 mm. de profundidad al centro; en su
porci6n c6ncava persiste aiin una gran mancha grasosa product de
combustion. Estos recipients podian servir para quemar los narc6-
ticos que hemos indicado y aspirar de alli el humo por el extreme
sencillo del tabaco en Y, aplicando las narices en las dos ramas supe-
riores. Asi, hipot6ticamente y resumiendo, tendriamos un juego com-
pleto de instruments para la ceremonia de la aspiraci6n del tabaco:
La cucharilla o media para preparar la mezela de las picaduras de
cohoba y de la otra plant narc6tica; el braserillo o pequefio reci-
piente de piedra de poco fondo para quemarlas ; y el tabaco o tubo
de madera en Y, para aspirar el humo.
Volviendo al cucharoncillo de La Caleta, nos rest compararlo
con otros dos ejemplares que conocemos: El primero, procedente tam-
biBn de la isla de Santo Domingo, lo present J. Walter Fewkes
en "A Prehistoric Island Culture Area of America",(7) como finica
forma en la Colecci6n Heye. Es como la que describimos, de hueso,
con el mango cilindrico, mis corto y grueso, grabado todo alrededor
con un motivo geom6trico que forma una greca de finas lines incisas,
decoraci6n esta que aboga en favor de su importancia y nos inclina
a considerarlo mis de ritual que dombstico. Mide 70 mm. de longitud,
20 mm. de anchura, y su cavidad es de 50 mm. de longitud por 7 mm.
de profundidad: como puede verse, es de proporciones muy seme-
jantes al de La Caleta. (Del dibujo presentado por Fewkes, hizo el
(7) Accompanying Paper, 34th Annual Report of the Bureau of American
Ethnology, 1912-1913, Smithsonian Institution, Washington. 1922, pig. 234 y
PI. 117, F.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
compafiero Gundrum una reproducci6n para el Museo Etnol6gico
del Grupo Guama, que nos ha permitido una comparaci6n direct
muy convenient para este studioo)
La segunda pieza con que podemos comparar este ejemplar de
La Caleta, es como las otras de hueso, procedente de los alrededores
del Ingenio "Yaguajay", Banes, Oriente, Cuba, pertenecientes al
MUSEO GARcfA FERIA de Holguin, en el que lleva el nfimero 6494, y
hemos tenido la oportunidad de estudiarla directamente comparandola
con aqu6lla, gracias a la gentileza del compafiero Arque6logo Dr. Jos6
Garcia Castafieda, que nos la envi6 al conocer nuestro interns. Es
casi de double ancho, de forma analoga y dotada de un mango much
mis corto, pero cuya longitud original no puede saberse por estar
roto en esa parte. En esta porci6n remanente del mango cilindrico,
hay dos perforaciones cruzadas, que aunque el doctor Garcia Casta-
.ieda supone que fueron hechas por el cue recogi6 el ejemplar, a
nosotros nos parecen de la misma 6poca de la talla general, y al estilo
primitive, es decir, con las embocaduras c6nicas, y ademis estin
tefiidas, como el resto de la superficie, por las tierras rojizas del lugar
donde apareci6. La talla, al igual que el de La Caleta, es perfect
y sim6trica, y aunque present el deterioro de los afios, afin puede
apreciArsele en algunos lugares que tuvo una superficie de alto puli-
mento. Mide actualmente 78.5 mm. de longitud total, 44 mm. de an-
ehura externa, y 22.2 mm. de altura; la cavidad eliptica como toda
la pieza y con la pared del fondo muy gruesa, mide 56 X 35 mm.,
con 12 mm. de profundidad. Su capacidad es aproximadamente el
double que la del ejemplar de La Caleta.
Otra pieza analoga por su forma, pero tallada en piedra con
igual perfecci6n, nos la envi6 tambi6n el compafiero Garcia Casta-
fieda: lleva en su colecci6n el niimero 11082, y procede de la zona
de Manzanillo donde han aparecido otras semejantes de various ta-
mafios, algunas de las cuales se conservan en la Colecci6n del Dr. Ber-
nardo Utset, en aquella localidad. En este ejemplar litico del MUSEO
GARcfA FERIA, el cuerpo de la eucharilla es casi circular, de paredes
gruesas, y su mango es cilindrico con el extreme redondeado, y de
una longitud igual a la del cuerpo. Mide 63 mm. de longitud total,
33 mm. de anchura y 15 mm. en su porei6n mis gruesa que corres-
ponde a la uni6n del mango con el cuerpo; la cavidad de 28 mm. de
diametro, tiene 8 mm. de profundidad al centro.
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
Cuin importantes debieron ser estos sencillos cucharoncillos en
la vida del Taino, para que se esmerara tanto en su construcci6n, y
si su talla en hueso requiri6 habilidad y paciencia qu6 diremos del
ejemplar en piedra durisima que acabamos de describir?
El tercer ejemplar en hueso hallado en La Caleta, es una cuenta
discoidal muy perfect, con una perforaci6n central amplia que le
da aspect de anillo. Sus caras plans y circulares estan finamente
pulidas, y el borde suavemente redondeado, algo poroso hoy dia. Tiene
19 mm. (3/4") de diametro externo; 5 mm. (/16") de espesor o grueso;
y la perforaci6n central mide 6.3 mm. (1/4") de diimetro, con los
hordes redondeados, dejando un anillo de 6.3 mm. alrededor. El ejem-
plar s6lo pesa 1.2 gramos.
Ejemplares analogos se han encontrado en Cuba, con otros de la
Cultura Taina, pero los que conocemos estin laborados en vertebras
de peces; el mis parecido al que acabamos de describir tiene un dia-
metro total de 15 mm. con un grueso de 7.5 mm., y la perforaci6n
central de igual diAmetro que el de La Caleta, es decir, 6.3 mm. y pro-
cede de Puerto Padre, 'Oriente, formando parte de las colecciones
del MUSEO ETNoL6OICO DEL GRUPO GUAMA.
Estas cuentas de hueso son ejemplares bastante raros, siendo por
el contrario las de cuarzo muy abundantes, sobre todo en la provincial
oriental de Cuba. Creemos que estas cuentas de hueso, de perfora-
ci6n gruesa, no formaron parte de un collar con muchas de ellas,
sino que fueron usadas individualmente o combinadas con las cilin-
dricas liticas mas corrientes, quizis como un rodete horizontal sobre
alglin pendiente terminal.
Cuentas discoidales de concha tambi6n son corrientes entire los
indigenas antillanos, rfisticas en la cultural inferior o Guanahatabey,
y perfectas en las dos mas superiores, la Ciboney y la Taina, pero
hasta ahora las observadas de este material tienen la perforaci6n de
muy poco diAmetro, s61o el necesario para ensartarlas en un fmno
cordel o cabuya.
Observando la cuenta de La Caleta, parece que ha sido tallada en
un hueso piano de tortuga, y teniendo en cuenta que en su religion
este animal era un dios de importancia, por las muchas representa-
ciones que de 61 se encuentran, no seria muy aventurado suponer que
este objeto fuese un amuleto protector, como es hoy dia para el vulgo
una cuenta de azabache, por ejemplo.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
ALFARERIA
Por el limited que necesariamente tenemos que dar a este trabajo
y por su indole, no podemos extendernos en un studio amplio y
general de la alfareria taina o de origen aruaco de las Antillas. Ello
ha sido desarrollado con bastante amplitud en la magistral monogra-
fia de Krieger,(8) de imprescindible consult para quien investigue
sobre la cerfmica de las Grandes Antillas; y tambi6n recomendamos
una publicaci6n anterior, del mismo autor, que, aunque limitada a
una region, Samana, y con studio extendido a toda la cultural ma-
terial, en la parte correspondiente a la alfareria hay buena fuente
para el conocimiento de la misma.(9) De otra parte los clasicos tra-
bajos de Fewkes,(o0) con la presentaci6n del buen material arqueo-
16gico conocido en su 6poca (fines del siglo pasado); la obra de Sven
Lovn,(11) con riquisima recopilaci6n de datos y studios compa-
rativos, encaminada a establecer las relaciones continentales de las
cultures antillanas, especialmente la Taina, que salvo en algunos
errors como el de incluir los hallazgos de la Boca del Purial, Cuba
(Montan6, 1888), en la cultural taina, es una buena obra que debe
estudiarse; las recientes de Rouse,(12) con modernos metodos de es-
tudio, tendientes, basindose en la alfareria, a subdividir la Cultura
Taina en Subtaina y Taina, lo que no ha sido aceptado ain por
gran nfimero de arque6logos antillanos y continentales, y de cuyos
extremes nos ocuparemos en breve, pero en cuyas paginas hay un
valioso aporte al conocimiento de la cultural en general y de sus va-
riaciones locales tan interesantes. Otrbs autores mas se han ocupado
de la Arqueologia Antillana, entire ellos Theodoor de Booy, Thomas
Huckerby, T. A. Joyce, J. Alden Mason, Froelich G. Rainey, en cuyos
trabajos, principalmente en "Pottery from Certain Caves in Eastern
(8) Herber W. Krieger. Aboriginal Indian Pottery of the Dominican Bepublic;
United States National Museum, Bull. 156, Washington, 1931.
(9) H. W. Krieger. Archeological and Historical Investigations in Samand,
Dominican Bepublic; U. S. Nat. Mus., Bull. 147, Washington, 1929.
(10) J. Walter Fewkes. The Aborigines of Porto Bico and Neighboring Is-
lands; 25th Annual Report, 1907; y A Prehistoric Island Culture Area of America;
34th Ann. Rep., 1922. Bureau Amer. Ethnol. Smithsonian Inst., Washington.
(11) Sven Lov6n. Origins of the Tainan Culture, West Indies, Giateborg, 1935.
(12) Irving Rouse. Prehistory in Haiti, a study in method, Nim. 21; y Cul-
ture of the Ft. LibertM Region, Haiti, Nim. 24. Yale University Publications in
Anthropology. New Haven, 1939 y 1941, respectivamente.
(13) T. De Booy. Pottery from Certain Caves in Eastern Santo Domingo;
Contributions from the Heye Foundation, Museum of the American Indian, No. 9-
Reimpreso de American Anthropologist"', n.s., Vol. 17, No. 1, 1915.
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
Santo Domingo", por De Booy,(13) hay importantes datos sobre la
ceramica antillana.
Como Krieger es imprescindible para el studio de la ceramica
de Santo Domingo, para la de Puerto Rico es Adolfo de Hostos,
cuya recopilaci6n de trabajos ha publicado en un volume titulado
"Anthropological Papers"(14) en el cual, el primero "Prehistoric
Puerto Rican Ceramics", es un cuidadoso studio de los tipos de alfa-
reria borinquefia, y ademis en el propio volume desarrolla un estu-
dio comparative de las figures, sus ojos, bocas, orejas, altitudes, etc.,
en las tallas tainas, de positive ayuda en nuestro tema.
Para Cuba, intimamente relacionada en sus cultures precolombi-
nas con Santo Domingo, tenemos la obra "Cuba Before Columbus"
de Mark Raymond Harrington,(1) que estableei6 6poea en nuestros
studios arqueol6gicos; y de estos tiempos la obra de Irving Rouse
"Archeology of the Maniabon Hills, Cuba",(l6) en que nos present
la ceramica de la region de Banes, que 61 estima como Sub-Taina en
un studio demasiado parcial de la misma para esa conclusion.
Es de lamentar que hasta el present no tengamos una obra que
estudie particularmente la alfareria indigena de Cuba, a pesar de que
el material colectado es ya incalculable y variadisimo, mueho del cual
se conserve en colecciones o museos de facil acceso, y cuyo studio
en detalle aclararia muchas dudas y terminaria ciertas controversial
surgidas recientemente.
En el studio que estamos desarrollando nos atendremos a las ob-
servaciones sobre el material ceramieo colectado en La Caleta, estu-
diado en forma seriada y comparAndolo con el de otros lugares cuando
lo creamos oportuno en el ejemplar o tipo. Y como complement al
preAmbulo general de este capitulo, diremos algo sobre la diferen-
ciaci6n existente entire la alfareria de las Pequefias y las Grandes
Antillas, y sobre el debatido tema de las cultures, expresando nuestra
opinion, que no es exclusive, sino de un numeroso grupo de arque6-
logos o estudiosos de estas disciplines, en cuyo sector por tener el
edificio sobre bases firmes, sobre realidades comprobadas y compro-
bables materialmente, no hay disparidad de criterios.
(14) Adolfo de Hostos. Anthropological Papers, Government of Puerto Rico,
Office of the Historian, San Juan. Puerto Rico, 1941.
(15) M. R. Harrington. Cuba before Columbus, Part I: Indian Notes and
Monographs, Museum of the American Indian, Heye Foundation. Dos vol6menes.
New York, 1921. Y Cuba antes de Coldn, tradueei6n de A. del Valle y F. Ortiz.
Colecci6n de Libros Cubanos, Vol6menes XXXII y XXXIII, La Habana, 1935.
(16) Yale University Publications in Anthropology, Nfm. 26, New Haven,
1942.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
Existe una marcada diferencia, no local sino de conjunto, entire
la alfareria precolombina de las Antillas Menores y la de las Mayores,
que permit, sin la menor duda, asignarlas a dos cultural, o mis co-
rrectamente a dos grupos culturales, el Caribe y el Taino, respec-
tivamente.
La ceramica caribe es mas gruesa y de mejor modelado y cocido
que la taina: podiamos decir de ella que hay un mayor dominio de
la material. Los motives decorativos cubren en muchos casos todo el
cuerpo de la vasija, hasta el fondo, mientras que en la segunda siem-
pre quedan limitados a la parte superior del recipient. Una distin-
ci6n ain mis marcada es en el uso de disefios geom6tricos policro-
mados en la ceramica de las Antillas Menores (Krieger), asi como
ciertos detalles del modelado, hordes gruesos predominates, por ejem-
plo, y peculiares formas de las vasijas en que son corrientes las do-
tadas de pie o fondo anular profundo, generalmente c6nicos formando
un estrechamiento en la base. Tienen mayor proporei6n de vasos-
efigies, en que todo el cuerpo forma el animal, las mis de las veces
una tortuga complete, o bien dos aves cuyas cabezas forman las asas,
y las alas quedan constituidas por el propio borde y espaldar del
recipient, y hasta hay uno, presentado por Fewkes, en que se repro-
duce el cuerpo de una crisalida de mariposa. Como bien observe
Krieger, las figurines aplicadas como embellecimiento a las vasijas
de Santo Domingo, y por extension en la Cultura Taina, son en su
mayor parte antropom6rficas, mientras que en las earibes son zoom6r-
fleas. Y en estas figurinas earibes hay un estilo propio, con formas
gruesas y macizas, de cars mofletudas y amplios rodetes auriculares,
y "excrecencias bulbosas sobre la nariz". En los tipos de asas en
arco, hay tambi6n notables diferencias entire las dos cultures: en
las de las pequefias islas son abundantes las formadas por amplias
gasas en! cinta, con una simple prominencia c6nica sobre ella o bien
una cabeza zoomorfa, corrientemente un ave, y nunca eneontramos
el tipo, tan corriente en las Antillas Mayores, del asa breve y con
ornamentaei6n de surcos longitudinales, situada encima, debajo o por
detrAs de las cabezas y formando un detalle de ellas. En las repre-
sentaciones zoomorfas caribes, las figures, aunque estilizadas gene-
ralmente, son mas fieles o menos desfiguradas y por ello puede reco-
nocerse con facilidad el animal reproducido.
En la alfareria taina, de Puerto Rico a Cuba incluyendo a Santo
Domingo y Jamaica, la t6cnica del modelado y decorado de las vasijas
ofrece muy poca variaci6n, aunque el nimero de tipos distintos es
incalculable. En general tiene un caricter tipico que permit agru-
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
parla en una sola manifestaci6n cultural de conjunto, en una unidad
en fin, cualesquiera que sean las localidades de que se hayan torado
en estas cuatro islas mayores: caricter que resume determinados
detalles y permit distinguirla, ipso facto, de la caribe; y esta dife-
rencia es much mayor y notable hasta para el profano, si se la com-
para a cualquiera de las correspondientes a las cultures continentales
americanas, incluyendo las mis pr6ximas y relacionadas con ella en
el origen, de la porci6n norte de Suram6rica bordeantes del Mar
Caribe.
Estudiada en detalle se nos present con variaciones locales, casi
tantas como asientos tuvieron estos indigenas, y esta mutaci6n, co-
rrespondiente principalmente al predominio de uno o various tipos
distintos para cada yacimiento, se acentfia mis cuanto mayor sea la
distancia de los poblados en el tiempo y en el terreno; pero en todos
los casos quedan abundantes elements para reconocer, entire ellos su
pertenencia a un fuerte tronco comin, a un solo grupo cultural, cuya
pretendida desmembraci6n s6lo puede traer la confusion (como ya
esta ocurriendo) en los studios arqueol6gicos antillanos.
Para fijar concepts, repetiremos en este capitulo lo que ya dijimos
al tratar del asiento de La Caleta, o sea, que este Grupo Cultural
Taino, es aceptado como procedente del tronco Aruaco o Arauaco
(Arawak), que se extendia por toda la region que hoy ocupan las
Guayanas hasta mis al oeste de la desembocadura del Orinoco, y lleg6
del Continente pasando de isla en isla, por ese largo rosario de las
Antillas Menores, hasta ocupar las cuatro islas mayores: Puerto Rico,
Santo Domingo, Cuba y Jamaica, y hasta las propias Lucayas o
Bahamas en su progresi6n mas avanzada hacia el noroeste. Los mis
recientes studios, que ya permiten precisar otro grupo cultural
antillano, este sin alfareria pero con tallas liticas, totalmente dife-
rente al Taino, y que para nosotros, acordes con otros muchos inves-
tigadores en el terreno te6rico y en el practice, como Krieger, Pi-
chardo Moya, Fisher, Royo, Harrington, Miguel Alonso, GonzAlez
Mufioz, etc., corresponde al Ciboney,(17) que menciona Fray Barto-
lom6 de las Casas como de condici6n inferior al Taino y sometido
a 6ste, y que tambi6n se diferencia notablemente del pueblo n6mada
(17) RenB Herrera Fritot. Las Bolas y las Dagas Liticas, nuevo aporte cul-
tural indigena en Cuba; Aetas y Documentos del Primer Congreso Hist6rico Muni-
cipal Interamericano, Oct. 23-28, 1942; Primer Tomo, La Habana, 1943. Rene
Herrera Fritot. Tipos de la cultural material indigena en los yacimientos cubanos
sin cerdmica; Ponencia al Segundo Congreso Nacional de Historia, Oct. 8-12,
1943 en La Habana. Felipe Pichardo Moya. Caverna, Costa y Meseta; Biblioteea
de Ilistoria, Filosofia y Sociologia, Vol. XVII, La Habana, 1945.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
y mis antiguo de Cuba, el Guanahatabey esencialmente de la cultural
de la concha y con grandes similitudes con los antiguos habitantes
Sde los cayos de la Florida, nos llevan a considerar que la invasion
taina fue la segunda ola inmigratoria procedente del continent sur,
pues el Ciboney parece proceder tambien de alli en tiempos mis re-
motos, y al parecer, directamente de.las costas venezolanas o no mis
al este que de el Delta del Orinoco, quizas a trav6s del Mar Caribe
sin utilizar el puente de las Antillas Menores.
Asi pues, los Aruacos fueron los segundos invasores para el Gua-
nahatabey primitive, y su propia inmigraci6n qued6 cortada por los
Caribes subsiguientes (tercera ola inmigratoria de Surambrica), que
ya los habian desalojado de las Antillas Menores cuando el Descu-
brimiento; y este aislamiento en que permanecieron en las grandes
y pr6digas islas, hizo que se produjera en ellos una evoluci6n par-
ticular a trav6s de los afios y bajo un nuevo ambiente, produciendose
un nuevo tipo cultural, el Taino, bien distinto al de sus progenitores
continentales, a pesar de lo cual, un cuidadoso studio descubre las
races del antepasado aruaco.
La existencia de tres Grupos Culturales, ademAs del Caribe, en las
Antillas, ya fu6 indicado por Fewkes a fines del siglo pasado y por
Harrington en el 1921 ("Cuba before Columbus" -obra citada--),
pero ya estaban claramente definidos en el "Memorial" del Padre
Las Casas,()s> en que dice:
los indios de los Jardines... que no aeostumbran comer sino pescado solo... y
tambi6n para unos indios que estan dentro de Cuba, en una provincial al cabo
della, los euales son eomo salvajes, que en ninguna cosa tratan con los de la
Isla, ni tienen casas, sino estan en cuevas de continue, sino es cuando salen a
pescar; llfmanse guanatahabeyes; otros hay que se llaman siboneyes, que los
indios de la misma Isla tienen por sirvientes, y asi son casi todos los de los
Jardines...
Y por considerarlo de suma importancia en este tema y de una
claridad meridiana, copiamos a continuaci6n el pirrafo del Dr. Felipe
Pichardo Moya, en que analiza el de Las Casas, tomandolo de su re-
ciente obra "Caverna, Costa y Meseta", en la pagina 28:
El texto del "Memorial" es bien claro: Hay en Cuba un indio que Las
Casas llama de la misma Isla -seguramente el que en su ya citada Historia
de las Indias" dir que era el.poblador general de la Isla, pasado de la Espa-
fiola-, y que tiene a su servicio a otro indio llamado siboney -lo que repite
en la ya referida "Historia", afindiendo que dicho siboney era el natural de
(18) Fray Bartolomb de las Casas. Memorial sobre Bemedios de las Indias,
Colecci6n 'Mufioz' de Documentos del Archivo de Indias. Tomo LXXV, folio 380.
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
Cuba-, que es como el de los Jardines -esto es, peseador y no agricultor-;
y hay finalmente al cabo de Cuba, en el extreme oeste, un indio salvaje llamado
guanatahabey, que no tiene contact con los demas y vive en cuevas. El
" Memorial", escrito contemporaneamente a la Conquista, concuerda con la
"Historia de las Indias", escrita a muchos afios de distancia. Sobre los gua-
natahabeyes y su g6nero de vida, concuerdan del todo el "Memorial" del
Padre Las Casas y la earta de Velazquez de 1514.
En resume tenemos dos grupos culturales sin cerimica propia,
y un tercero con alfareria bien desenvuelta, que podemos llamar sin
crear confusiones, desde los Cronistas hasta hoy, Guanahatabey o
Guanatahabey al primero y mas antiguo en plena cultural de la
concha sin tallas liticas sim6tricas; Cboney o Siboney al segundo,
con uso mAs restringido de la concha, gran abundancia de silex, y
tallas liticas sim6tricas sin ornamentaci6n adicional o representacio-
nes zoomorfas; y por iiltimo el Taino, con una activisima producci6n
de cerAmica, tallas liticas de gran simetria, con ornamentaci6n y
representaciones zoomorfas (a las que hay que agregar las tallas en
concha, hueso y madera, superiores a veces a las ya notables de pie-
dra), y en fin un desarrollo artistic elevadisimo que se aprecia mis
en su alfareria que en otra manifestaci6n. Entre los dos primeros
grupos hay similitudes que los acercan, pero entire ellos y el tereero,
la diferencia es total y no admite relaciones de ningi~n g6nero.
Concretandonos a este pueblo con cerdmica, en las Grandes An-
tillas, y procediendo con la mesura y pie firme que debe caracterizar
a todo studio cientifico serio, no podemos aceptar mAs que una sola
cultural para l1, la que se ha denominado Taina. En la determinaci6n
de una cultural, y aiin de un grupo cultural (mas apropiado, en nues-
tro sentir, para las Antillas), precisamente por la amplitud de estos
t6rminos, no puede tomarse un objeto o tipo de objetos exclusiva-
mente, ni los de una sola clase de material, sino que es necesario una
amplia vision de conjunto que abarque todo el trabajo material del
pueblo o grupo en studio, asi como todos los datos que puedan
reunirse de su vida psiquica y social, aspect fisico individual, ori-
genes, dieta, etc. Son factors determinantes el lenguaje, la forma
de agrupaci6n, la vivienda y construcciones en general, sus alimentos
y tipo de agriculture si la tuviera, la religion, costumbres funerarias,
forma de gobierno o de agrupaci6n colectiva con sus leyes, morfologia
de los individuos (con deformaci6n o no de los craneos, que es un
dato important aqui), y la cultural material en si, por lo general
lo mis palpable de que se dispone con el descubrimiento de su menaje
por la Arqueologia, pero todos estos factors aunados, y en cuya
LA CALETA: JOYA AROUEOLOGICA ANTILLANA
recopilaci6n y studio hace falta una larga experiencia, una perspicaz
observaci6n y una prudencia o freno para no dejarse arrastrar por
exageraciones, dando a una variaci6n o forma poco important en
el conjunto un valor que no tiene, y lo mismo podemos decir de un
dato aislado, aun los hist6ricos, por ejemplo, cuya interpretaci6n se
hace dificil a veces.
No nos cansaremos de repetir que mientras mas estudiamos los
restos arqueol6gicos de las Antillas Mayores, al trav6s de las descrip-
ciones de los diversos autores o por nuestros propios trabajos de ex-
ploraci6n e investigaci6n, mis convencidos estamos de que los cera-
mistas de estas grandes islas pertenecen todos exclusivamente al
Grupo Cultural Taino, y que las variaciones que encuentran various
autores modernos, que siguen a Rouse, y cuyas conclusions estable-
ciendo una pluralidad de cultural con cerimica, se basan en predo-
minios o ausencias de un tipo de objeto o decoraci6n, o en pequefias
variaciones de t6cnicas, no son mAs que modificaciones locales, que
a lo sumo nos autorizarian a establecer subdivisions por asientos o
poblados del gran grupo taino: Asi nosotros diriamos Asiento tipo
Meillac, Asiento tipo Carrier, Taino; o mejor, Taino de aspect
Meillac, Taino de aspect Carrier, para usar el t6rmino textual de
Rouse (Aspecto) cuando trata de dos facies locales, de una sola cul-
tvrs, eneontradas por l1 en sus studios arqueol6gicos en la Repiiblica
de Haiti.09) Es mas, si aceptAramos el "mktodo" de la disecci6n
meticulosa en cada yacimiento, objeto por objeto y detalle por detalle
de una determinada series, con miras a establecer un grupo cultural
o una cultural, en cuanto el predominio de un tipo de ornamentaci6n,
por ejemplo, nos mostrara una diferencia, que resaltaria considera-
blemente en tabulaciones o estadisticas del material colectado (esta-
disticas de gran valor local, pero sin uno positive cuando siendo asi
le damos aplicaci6n general), podriamos establecer, s6lo en Cuba, mis
de seis cultures con alfareria hasta ahora: tanto mis diferenciadas
cnanto mis distantes esten los yacimientos entire si, como por ejemplo
entire el Potrero del Mango en Banes, Oriente, y el Asiento Cantabria
en Cienfuegos, Santa Clara; y nos atrevemos a asegurar que los
asientos de La Caleta y Andr6s, en la Repfiblica Dominicana, darian
otra bien distinta y superior al aspect mis elevado que sefiala Rouse,
el Carrier.
Cada yacimiento arqueol6gico Taino nos present un aspect o
facie caracteristica de 6l: asi, en detalles de ornamentaci6n de la ce-
(19) Irving Rouse. Obras eitadas en reference No. 12.
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
rdmica y hasta en t6cnica del modelado, predominantes, son bien dis-
tintos los asientos de Pueblo Viejo en Baracoa, Potrero del Mango en
Banes, Santa Maria 2 en Puerto Padre, El Yayal en Holguin, el de
Manzanillo en Oriente, Cantabria en Cienfuegos, etc., cuyas diferencias
resaltantes, en ocasiones mayores que las que se han indicado entire
el Aspecto Meillac y el Carrier, o entire el Subtaino de Banes (Rouse),
que el Ingeniero J. A. Cosculluela llama Ciboney, y el Taino que ellos
aceptan para Baracoa, hemos observado repetidas veces y que no po-
demos enumerar aqui pues su sola descripci6n llenaria muchas piginas.
Aceptemos si, estas diferencias locales como particularidades de una
misma cultural, que pod6mos explicar, como ya hemos sefialado, por
antigiiedades distintas de los respectivos asientos y por su relative
aislamiento posterior a su fundaci6n, y hasta establecer, como lo hace
Rouse, distintos periods, pero no tratemos de desmembrar 1a Cultura
Taina, apartandonos de la realidad, como hariamos con un rayo de
luz que descompusi6ramos con un prisma, que en ese caso seria una
tabla de frecuencias.
Cifi4ndonos a Cuba, veamos el dilema que han creado los autores
modernos, sobre todo para aquellos no especialistas, sin experiencia,
que s6lo leen en los libros y no hojean el otro tan veridico y fecundo
de la propia tierra: Para Rouse, en su obra "Archeology of the
Maniabon Hills, Cuba", 1942, hay tres cultures, la Ciboney, de la
concha y sin ceramica, en la que funde las dos de que hemos hablado,
la una muy riistica sin tallas liticas y la otra con tallas entire las que
estin las esferolitias (bolas liticas) y los gladiolitos (dagas liticas);
la Subtaina, sobre la que desenvuelve principalmente su trabajo, con
an tipo de cerAmica avanzada en cuyos motives ornamentales encuentra
la diferencia para separarla de la Taina, que es su tercera cultural,
ubicando esta en Baracoa y la anterior en la region de Banes y otros
lugares mas al oeste. Para Cosculluela son tres tambien, siguiendo
casi totalmente a Rouse, pero hace un radical cambio de nombres: al
Ciboney de Rouse le llama Guanahatabey, al Sub-Taino lo toma como
un Aruaco primitive y con las mismas caracteristicas que le sefiala
Rouse, le llama Ciboney, y acepta con aquel autor el Taino para la
region extrema de Baracoa solamente. Para Ortiz, las cultures son
cuatro: la "Cultura primera o-aborigen" que denomina Auanabey,
y es la de la concha, sin tallas liticas ni ornamentaei6n, de possible
origen norte-americano; la "Cultura segunda" o Guanajatabey, tam-
bi6n sin alfareria, pero con tallas liticas sin ornamentaci6n ni repre-
sentaciones zoomorfas (en ambas esta acorde con nosotros en cuanto
a sus faces distintas, no asi en los nombres puestos que consideramos
LA CALETA: JOVA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
a la primera como Guanahatabey y la segunda como Ciboney); la
"Cultura tercera" o Ciboney; y la "Cultura cuarta" o Taina, opi-
nando en estas dos filtimas con Cosculluela. o0)
Y ya discutido en demasia este tema, en que hemos tratado de
encauzar al lector, volvamos al capitulo de la cerimica de La Caleta,
que es nuestro asunto principal, comparindola con el de la Taina en
general.
En ella las formas circulares y naviculares son las mis, con fondos
esfericos que raramente presentan un aplanamiento como base, y mis
raramente ain llegar a former un disco poco prominent de la linea
externa del fondo.
Los tipos triangulares o rectangulares en los cuerpos de las vasijas,
son tan escasos que se los consider como "ejemplares iinicos", y lo
mismo podemos decir de las vasijas gemelas o doubles en sentido hori-
zontal. Aunque se han encontrado un regular nimero de vasos-efigies,
quizis lo mis interesante en las formas de su alfareria, en proporci6n
con el resto son pocos y sin una pauta o modelo, verdaderas formas
aisladas en que unas veces suelen representar s6lo la cabeza y la parte
posterior (cola y extremidades) del animal, en extremes opuestos y
aplicados a la vasija en forma aislada, como si 6sta no tuviera relaci6n
direct con la figure, pero que sin embargo constitute el cuerpo de
la misma (de este tipo nos trae Fewkes un precioso ejemplo en su
obra "A Prehistoric. Island Culture Area of America", 34 Ann. Rep.,
Bureau of Amer. Ethnology, pg. 238 y P1. 118, B, como procedente de
Santo Domingo en la Heye Collection). Otras veces modelan la figure
complete del animal mis o menos estilizado,.que forma en si toda la
vasija, como uno representando un murcielago y otro un ave, tambien
presentados por Fewkes, como procedentes de Puerto Rico, en "The
Aborigines of Porto Rico and Neighboring Islands" (25th Ann. Rep.,
Bureau of Amer. Ethnology; Pls. LXXVIII y LXXIX, respectiva-
mente). Buenos ejemplos de vasos-efigies se han encontrado en Cuba,
representando pieces, uno en Banes y otro en el Asiento Cantabria, Ojo
de Agua, Cienfuegos: el primero se conserve en el Museo Orencio Mi-
guel, de Banes, y el segundo en el Museo Etnol6gico del Grupo Guami.
En el Museo Nacional de Santo Domingo, en Ciudad Trujillo, hay
(20) Irving Rouse. Archeology of the Maniabon Hills, Cuba; Yale University
Publications in Anthropology, Number 26, New Haven, 1942. Juan Antonio
Cosculluela. Sincronismo de las culturas indo-antillanas; trabajo presentado ante
el Segundo Congreso Nacional de Historia, en La Habana, octubre 8-12 de 1943.
- J. A. Cosculluela. El Ciboney Cubano y su Cultura; trabajo presentado ante el
Tercer Congreso Nacional de Historia, en Trinidad, 2-4 de septiembre de 1944.
- Dr. Fernando Ortiz. Las Cuatro Culturas Indias de Cuba; Biblioteca de Estudios
Cubanos, Vol. I, La Habana, 1943.
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
preciosos ejemplares de vasos-efigies antropomorfos, y tambi6n los he-
mos visto en la Colecci6n de Andres G. Socias, en Monte Cristi, Rep.
Dominicana, y en otras colecciones particulares de aquella repuiblica.
De Hostos public en sus "Anthropological Papers", 1941, dos muy
notables procedentes de Puerto Rico: uno zoomorfo formado por dos
lagartos cuyas patas envuelven al recipient y le sirven de apoyo en
la base, y otro antropomorfo de figure femenina.
Los tipos de botellas de cuerpo global voluminoso y provistas de
un gollete estrecho y prolongado, terminado en un ensanchamiento
o corona, esferico o semi-esferico, son corrientes en Santo Domingo,
especialmente en su porci6n sureste, donde la alfareria se nos present
en sus formas mis elevadas y con la mejor tienica, y analogas las
encontramos en Cuba, principalmente en la region de Banes, Oriente.
En la Repiblica Dominicana Ilaman a estas botellas indigenas "po-
tizas", y hemos visto preeiosos ejemplares de ellas en el Museo Na-
cional y en colecciones particulares, casi siempre ornamentadas con
motives antropomorfos o zoomorfos en el inicio del cuello y mis rara-
mente en el extreme superior, como un ejemplar que nos don6 el com-
pafiero De Boyrie.
En general la decoraci6n en las asas y en los cuerpos de las vasijas,
es incisa, a base de motives geometricos sencillos, combinando lines
rectas paralelas o en Angulos. circulos sencillos o doubles y puntos, y
ademts asas mis o menos prominentes, casi siempre dos opuestas para
cada vasija, desde el simple bot6n hasta elaboradas figures antropo-
morfas las mis, y zoomorfas humanizadas (antropozoomorfas) las
otras: unas sencillas y de gran estilizaci6n y otras grotescas o alta-
mente complicadas con crestas festoneadas y arabeseos geometricos;
en un gran nimero de casos, un asa en gasa es adicionada a la figure
antropomorfa, por debajo de la barba, encima de la cabeza o por detris
de la figure, o bien haeen perforaciones relacionadas con el detalle
ornamental, que a veces servian tambien para colgar la vasija. La
ornamentaci6n con motives fitoformes es muy rara: conocemos unos
pocos ejemplos entire los que citaremos uno en que han representado
flores alternas con lines sencillas, en el cuerpo de una vasija circular,
que se conserve en las colecciones del Museo Antropol6gico Montane,
procedente del Potrero del Mango, en Banes, Oriente de Cuba.
Las vasijas pintadas son abundantes sobre todo en la porci6n sur-
este de Santo Domingo, pero esta pAtina blanca o de color, es un
"engobe" dado antes de cocerlas y fijado por el fuego sin constituir
un verdadero vitriado; siempre son monocromadas con el engobe
extendido por today la superficie external e internal, dado probable-
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
mente por sumersi6n en el colorante; y los colors son el blanco de
caolin, un crema claro, y los rojos salmon, anaranjado y marr6n de
los 6xidos de hierro, que en la mayoria de los casos se presentan en
la misma pieza con diversidad de tonos, en forma irregular, dando
una falsa impresi6n de policromado. Un solo caso conocemos, y pro-
cedente precisamente de La Caleta, en que existe un verdadero pin-
tado parcial, con lo cual la vasija resultaria bicromada: es un asa
antropo-zoomorfa gruesa, representando una cara ancha de grandes
orejas perforadas y ojos unidos en cuencas tan profundas, que la
figure result prActicamente hueca. El barro es naturalmente rojo,
y toda la porci6n anterior de la cara ha sido pintada de blanco (al
caolin), en una lechada gruesa cuyos limits laterales se aprecian
claramente y en algunos lugares forman gota. Esta patina fu6 fijada
al fuego como las anteriores, y no se desprende ni con un lavado
fuerte a cepillo, como hemos podido comprobar en una prueba a que
la sometimes. Es de sentir que s6lo se encontrase este asa sin la vasija
a que correspondia, lo que nos impide saber si tambi6n en el cuerpo
de 6sta se hicieron pinturas parciales en blanco.
Otro caso curioso de La Caleta, es una cabeza o asa antropomorfa
modelada en un barro blanquisimo, con una gran proporci6n de
caolin, templado con arena fina y con la superficie pulida. El temple
debidamente proporcionado impidi6 que la pieza se cuartease, como
es la tendencia de esta clase de material, y su cocido fu6 tambi6n
perfect pues tiene igual dureza y sonido que en los demis casos. Esta
elase de material constitute una excepei6n, como una hermosa botella
o "potiza" de la Colecci6n De Boyrie, que es igualmente blanca, y
los barros de este color son muy raros en la alfareria taina. En Cuba
s61o conocemos unos pocos ejemplares procedentes de Banes, Oriente,
en la Colecci6n de Orencio Miguel Alonso.
Las vasijas no pintadas, que son las mas comunes, se presentan
desde el gris oscuro casi negro, al gris claro; desde el pardo oseuro
al color arena o cremoso, y, como acabamos de ver, raras veces de
blanco caolin; y desde el rojo ocre al rojo pardo, segfin los barros
utilizados y la temperature que pudieron alcanzar al cocerlos en
fogata abierta, pues no conocieron el horno de alfarero, como tampoco
el torno, pese a lo cual la cocci6n es bastante buena en la mayoria
de los easos y las formas circulares son perfectas. Krieger sefiala que
los barros que produce color rojo 6xido se encuentran cerca de la
superficie, mientras que los que dan lugar al color cremoso o al gris,
se han obtenido de una profundidad de 3 a 6 pies o mas. "Una forma
caracteristica de tierra usada para haeer estos cacharros, que pre-
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
sentan una textura tosca y porosa, es la que se recoge, de color negro,
en tierras que han sido cauces de arroyos (o fondos de lagunas) y
que presentan restos de materials organicas, ademis de estar templadas
naturalmente con arena y pequefios guijarros. Esta pasta es usada
en la ceramica dominicana (y en la de Cuba) sin otro temple adicio-
nal, y cuando es cocida esta arcilla toma un color salmon (Krieger),
si lograron elevar la temperature suficientemente, afiadimos. Tambi6n
opina que la ceramica negra fue ahumada de exprofeso, sofocando
el fuego con hojas verdes y ceniza.
Aunque Krieger menciona el uso del caolin en el patinado de las
vasijas no describe ningin caso en que la pasta sea de este material
blanco, lo que se explica por ser ejemplares raros, que sin embargo
hemos observado no s6lo en Santo Domingo, sino en Banes, Oriente
de Cuba, segfin ya vimos. Importantes yacimientos de caolin de buena
calidad, se ban reportado no hace muchos afios en Cuba, y debe ha-
berlos muy buenos en la Repfiblica Dominicana. (En el pueblo de
Calabazar, cerca de La Habana, se ha estado fabricando una buena
porcelana con caolin del pais.)
Las pastas eran templadas con la adici6n de arena, mica, pequefios
fragments de esteatita, cuarzo o conchas, y ocasionalmente pequefios
guijarros redondeados u otro material (Krieger); y nosotros hemos
observado tambi6n, fragments molidos de ceramica vieja, de lo que
hay muchos ejemplos en los tiestos procedentes de La Caleta. En unas
poeas piezas de este lugar la cantidad de arena agregada al barro, se
ve que ha sido exagerada y la vasija (generalmente gris con el gra-
nulado blanco) result tosca, de superficie Aspera, y menos consistent
que aqu6llas en que el temple ha sido mas moderado.
El alisado de la superficie se observa en casi todos los ejemplares
'de La Caleta y de Andr6s, y en muchos casos el pulimento es de un
:acabado que sustituye a un vitriado, sellando perfectamente los poros
,de la masa que asi es muy poco absorbente, ademas de reaizar la
belleza de los recipients con una superficie semi-brillante.
Generalmente en la alfareria de estos indigenas antillanos, que
no conocieron el horneado en camara cerrada, se observa que la por-
ci6n media de la masa de sus modelados, afin en paredes de relative
poco espesor, tiene una cocci6n muy inferior al resto mas externo,
y asi hay un contrast muy marcado con el colorido de la superficie,
ademis de haber absorbido los humos de la combustion que produ-
cen una zona central negra: no creemos como Krieger ("Aboriginal
Indian Pottery of the Dominican Republic"; pAg. 8), que en esto
pueda apreciarse la experiencia o destreza de este ceramista, toda vez
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
que en todos los casos aplic6 el calor sin poderlo regular, a lo mag
con un conocimiento empirico del volume de fuego y del tiempo de
la cocci6n, segin el tamafio de las piezas a la clase de barro, y la
operaci6n sometida a factors externos como corrientes de aire, hu-
medad atmosf6rica, etc.; asi que el mismo individuo obtendria unas
veces piezas mejor cocidas que otras.
En la tecnica del modelado en si, subsiguiente a la preparaci6n
del barro, el indigena antillano se vale exclusivamente de sus manos
para former el recipient: unas veces desplazando el material, en
pasta suave, a partir de una masa redondeada que con los dedos se
le llega a dar la forma del casquete deseado; y otras por el sistema
de enrollado (coil), sobre todo en vasijas muy altas o de gran dii-
metro, en el cual largos y fins cilindros de barro se van superpo-
niendo anularmente y uniendolos por presi6n hasta alcanzar la altura
convenient, siendo necesario despues regular el espesor presionando
por ambas caras y alisar las superficies hasta que desaparezcan las
lines de uni6n entire los cilindros o rollos. La operaci6n subsiguiente
para dar la necesaria consistencia al barro, seria la de golpear o sobar
con habilidad las paredes por el lado externo, con una piedra o ma-
dero piano mientras se sostiene por el interior con la mano, logran-
dose asi una compresi6n de las particular de arcilla y la expulsion
del agua en exceso que las impregnaba. Se terminaba la operaci6n
con el retoeado y alisado de la superficie, para pasar a la decoraci6n
si la llevaba. El artist IvAn Gundrum, que ha modelado para el
Museo Etnol6gico del Grupo Guama infinidad de copias en barro, ha
seguido en ellas la propia t6enica indigena con notables resultados,
y ha observado la gran dificultad que surge al hacer las grandes ollas,
en lo que se refiere al apoyo del fondo convexo mientras se levantan
las paredes sobre 61, por lo que estima que el ceramista taino debi6
de valerse de un soporte de forma adecuada, que pudiera ser de forma
anular, de madera o de piedra, en este caso como esos grandes mor-
teros desfondados, generalmente c6ncavos por ambos lados, que se
ban encontrado repetidamente en Cuba, principalmente en su region
oriental, y que han sido interpretados hasta ahora como tales morteros
que por el uso han perdido el fondo, pero cuyo desgaste regular hasta
alcanzar una abertura de bastante diAmetro a veces, result inexpli-
cable puesto que el instrument quedaba inutilizado para la tritura-
ci6n tan pronto se produjera el hueco. Nosotros, sin discutir esta
razonable hip6tesis de Gundrum, creemos que el indigena pudo valerse
mis sencillamente de una ligera excavaci6n en el propio terreno donde
HERRERA FRIT01' Y LEROY YOUMANS
trabajaba, cuya forma aproximada a la del fondo de la vasija en
construcci6n permitiria apoyarla mientras se la terminaba.
Volviendo al tema de la decoraci6n, 6sta puede consistir sencilla-
mente en la forma regular y arm6nica de la vasija, sin otro detalle
adicional, como various ejemplares traidos de La Caleta: vasos de
cuerpo globular y cuello c6nico abierto hacia arriba, en la forma de
un jarr6n actual; una vasija navicular de extremes levantados; o
escudillas con un fino reborde en forma de cintillo. Ejemplares todos
de una gran belleza pese a su sencillez y que contrastan notablemente
con las demis piezas profusamente decoradas, sin que por ello sea
sensato el considerarlos como de otra cultural, puesto que formaban
parte del menaje total del yacimiento y, mis afin, se encontraron, en
distintas ocasiones, con otros de refinada ornamentaci6n, junto a los
restos humans de uno u otro individuo de aquella gran necr6polis
taina, seguramente objetos de la pertenencia del difunto o como
ofrendas de los deudos. Tampoco cabe el considerar estas formas
simples como objetos intrusivos, pues no es 16gico que adoptaran de
otra cultural vasijas a todas luces inferiores a las suyas y cuya utilidad
practice no era mejor.
Pero estos ejemplares lisos son los menos en esta region, la gene-
ralidad posee una decoraci6n adicional mas o menos complicada, en
que, a nuestro juicio, se llega a lo mis elevado en el arte taino. En
otros lugares de la Repfiblica Dominicana, como en las regions mon-
tafiosas del interior, en la Cordillera Central de la provincia de La
Vega, por ejemplo, se encuentran con abundancia formas sencillas
sin decoraci6n, y en el lugar mencionado predominan formas de grue-
sas paredes y fondo piano, sin disefios decorativos, asociadas con
artefactos "aruacos" y restos humans de craneos deformados
(Krieger), es decir asignables al grupo cultural taino. Asi tambi6n
ocurre en Cuba, en diversos lugares, como en el asiento Santa Maria 2,
en Delicias, Puerto Padre, donde una mitad, por lo menos de los
ejemplares son lisos y los otros bien ornamentados; en Yaguajay,
Banes, donde ocurre lo mismo; y en Cayo Ocampo, en Cienfuegos,
donde predominan las formas sencillas sin ornamentaei6n alguna.
La decoraci6n de las vasijas es en dos formas: sobre el cuerpo
de la misma, siempre limitada de la mitad hacia arriba; y por asas
adicionales, generalmente un par de ellas en extremes opuestos y en
raras ocasiones cuatro simetricamente dispuestas.
La decoraci6n sobre el cuerpo, siempre limitada a la porei6n ex-
terna y de la mitad hacia arriba, como ya indicamos, puede ser por
tres metodos: el mas comfin por incision, algunas veces por grabado,
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
y excepcionalmente por entalle. Un cuarto m6todo, que se aparta
completamente de los tres indicados, podemos agregar, y es el de
aplicaci6n de relieves, generalmente en forma de mamelones o conos
prominentes, las mis de las veces colocados en una o dos filas siguiendo
el ecuador de la olla. Suelen dotar a estas pequefias prominencias
de una depresi6n u oquedad en el extreme, que las asemeja much
a las ventosas de un brazo o tenticulo de oct6podo (pulpo o calamar),
que es lo que nos parece quieren representar. El Dr. Erwin W. Palm,
especializado en Arte ClAsico y Profesor de la Universidad de Santo
Domingo, que visit recientemente nuestro Museo Etnol6gico en La
Habana, opina que representan mamas (o mis bien pezones de pechos)
que dan un caricter sexual a la vasija, sugerencia que anotamos como
otra possible raz6n.
Otra ornamentaci6n que debemos tener en cuenta en los cuerpos
de las vasijas, es el corriente reborde adicional, bien de secci6n cilin-
drica, triangular, o formado por un simple cintillo piano; y otras
veces, muy raras por cierto, la existencia de una cresta o arista media
que destaca en el recipient el borde de un cuerpo inferior, de dii-
metro distinto al superior.
El uso de cintillos o cordones superpuestos sobre el cuerpo de las
vasijas es much mas corriente en los asientos cubanos que en los de
la isla de Santo Domingo, y este tipo de ornamentaci6n aplicada
embellece tanto al recipient que el propio indigena, estimandolo se-
guramente asi, no le agreg6 otros motives, como asas por ejemplo;
a lo sumo suele picarlos con unas breves muescas, quizAs tratando de
darles la apariencia de cordones trenzados o cabuyas. Estos cordones
generalmente rodean toda la pieza, formando una line continue
ondulada, ejemplos de los cuales tenemos en el MUSEO ANTaoPOL6oICO
MONTANA, traidos por Harrington de la provincia oriental de Cuba;
hay otros analogos en la Colecci6n de Oreneio Miguel, en Banes; y
Fewkes present uno,(21) que es una ollita algo eliptica con un grueso
cord6n con muescas, ondulado, alrededor, ejemplar que fu6 reprodu-
cido por Gundrum, para el Museo Etnol6gico del Grupo Guama, y
cuyo original, segin Fewkes era de la Colecci6n del Arzobispo Merifio,
procedente de Santo Domingo. En La Caleta, hasta ahora, no han
aparecido vasijas o tiestos con este tipo de ornamentaci6n aplicada.
En el Asiento Cantabria, en Ojo de Agua, Cienfuegos, S. C., Cuba,
se han recogido un gran nfmero de tiestos correspondientes a pe-
(21) Jesse Walter Fewkes. The Aborigines of Porto Rico and Neighboring
Islands, Accompanying Papers, 25th Annual Report of the Bureau of American
Ethnology, 1903-04; Washington, 1907; pig. 183, Pl. LXXVI, e.
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
quefias olias con una ornamentaci6n aniloga, es decir, de aplicaci6n
de cintillos o cordones sobre el cuerpo de la vasija, formando hermosas
grecas de arcos consecutivos, o una double line ondulada entreeru-
zada, y hasta arabescos formados por Angulos curvilineos en ancha V,
cuyos extremes se recurvan y hacen contact con los inmediatos de
la series.
Las vasijas con ornamentaci6n incisa en los cuerpos, generalmente
estfn provistas de asas geom6tricas, antropomorfas o zoomorfas, que
ya sefialamos como la segunda forma de decoraci6n. Asi, que en re-
sumen, tienen cerAmica lisa sin ornamentaci6n adicional; con orna-
mentaci6n en el cuerpo de la vasija y desprovistas de asas; lisas con
asas ornamentales; y aquellas, las mis, con el cuerpo ornamentado
y con asas.
La ornamentaci6n incisa, desde el simple punteado, a motives geo-
m6tricos de lo mis complicados, formados por lines rectas paralelas,
cruzadas o en angulos, lines curvas, circulos cone6ntricos, etc., la
efectuaban con el material afn blando, antes de que secase, mediante
una series de instruments como palillos de secci6n cuadrada y cilin-
drica, cafiitas tubulares, piedras filosas o puntas agudas de pedernal
o silex generalmente, cuya huella es ficil de reconocer en los surcos
o incisiones de los dibujos: asi una linea con su fondo piano,
de extremes rectos acusa un palillo de seeci6n rectangular; una
con el fondo en U y extremes redondeados indica que fu6 hecha
con un palillo cilindrico o con una cafia; un surco de fondo en V,
que fu6 hecho con una arista, probablemente un silex cortante; una
pequefia excavaci6n triangular, corresponde a una punta de igual
forma con la que se arranc6 la pequefia porci6n de barro; y un punto
o depresi6n circular, anular o con un levantamiento en el fondo estA
indicando que fu6 hecho con el extreme de un tubito, una cafia, que
fue el objeto de esta forma con que pudieron eontar. Como al hacer
la incisi6n sobre el barro blando 6ste se proyecta a los lados y fuera
de la misma, el ceramista taino retoeaba despu6s la superficie, alisfn-
dola cuidadosamente, y segfin la mayor habilidad o paciencia del ar-
tifice asi los surcos son mas regulars o presentan excrecencias rema-
nentes que alteran las lines. Es muy corriente que a los surcos li-
neales los terminen con un punto profundo, caso .que se observa
much en La Caleta y tambi6n en Banes, Cuba.
En La Caleta se han recogido una buena series de pequefios gui-
jarros naturales, mis o menos redondeados, unos triangulares con
punta aguda y otros elipticos aplanados como pequefias espitulas,
asi como un objeto de barro muy pequefio y de figure c6nica, que
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
pudieran haber servido como instruments para hacer las incisiones
en el barro y tambi6n como alisadores de la superficie.
El grabado lo efectuaron sobre el barro ya seco pero afin sin
cocer, y se caracteriza por la fineza de las lines y su poca profun-
didad: es verdaderamente un arailado de la superficie, con alguna
piinta dura y muy aguda, probablemente una espina de pescado, una
esquirla de concha o mejor afin una punta muy final de silex. Esta
forma de ornamentaci6n no es corriente, sobre todo en La Caleta, pero
si abunda en el Asiento Cantabria de Cienfuegos, Cuba, tantas veces
mencionado, y en el Museo Etnol6gico posee el Grupo un buen ejem-
plar recogido en Yaguajay, Banes, Oriente de Cuba, por una explo-
raci6n del doctor Morales Patiiio y el autor, en abril de 1943. En
este ejemplar de Yaguajay el dibujo, sobre una ollita globular, con-
siste en una greca formada por una linea en zigzag cuyos Angulos
superiores se continfan por una voluta que se envuelve siempre en
una direcci6n, hacia la derecha, y parece un motivo fitoforme, que
ya vimos es rare en las Antillas.
El entalle o rebaje amplio de la masa para de este modo producer
relieves intermedios, es ain menos corriente que el grabado, y s6lo
conocemos ejemplos aislados, ninguno de ellos en La Caleta, en cuer-
pos de vasijas, donde toda la ornamentaci6n es incisa. Un ejemplar
de Banes, Oriente de Cuba, en la colecci6n de Orencio Miguel, es un
recipient bajo, de figure romboidal, que en cada una de sus caras
laterales Ileva un amplid rebaje en forma oval que hace resaltar por
encima el reborde y en su centro una banda ancha con una line
incisa media; desde luego sus paredes son gruesas para permitir dichas
excavaciones sin debilitarlas. Otro es procedente de la Repfblica de
Haiti, presentado en el catalogo "L'Art Pr6colombien d'Haiti",(22)
y consiste en una cazuela circular de fondo esferico liso y con un
ancho espaldar recto, algo inclinado al interior, profusamente ador-
nado con unos finos cordones paralelos que forman una series de 6valos
concentricos resaltados en sus extremes por amplios rebajes, y entire
los cordones por surcos lineales profundos. (De ambos ejemplares
posee el Museo Etnol6gico del Grupo GuamA, magnificas reproduc-
ciones hechas por el compafero Gundrum.)
El moldeado de las paredes de las vasijas y aun el de las eabezas
de sus asas, por impresi6n, o sea con moldes, no fu6 usado en las
Antillas: como bien dice Krieger, "invariablemente las figures de
cabezas decorativas aplicadas fueron hechas por mano libre en la
(22) Edmond Mangones y Louis Maximilien. Pourt-au-Prince, 1941; Planche
XXXVI, A.
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
alfareria post-arcaica antillana, asi como practicamente todos aquellos
elements decorativos incisos". "Unos pocos ejemplares de tiestos
de vasijas mostrando el uso de un sello de paleta con dibujo de lines
cruzadas, fueron recogidos en 1928 en la Peninsula de Samani", lo
que constitute una excepci6n a la regla. En toda la America esta
prfctica del moldeado en la ceramica aunque muy difundida, se pre-
senta esporidicamente en casi todos los lugares, con excepci6n de las
cultures mexicanas y regions altas de Surambrica.
Aunque se han encontrado muchos sellos de barro, unos discoi-
dales y otros cilindricos en las Antillas Mayores (tres de ellos en La
Caleta), su empleo parece que debi6 quedar limitado a los tatuajes
o pintado sobre el cuerpo human y no a la impresi6n decorative
sobre la alfareria, ademAs de presentar unos disefios en los que a
pesar de reconocerse el estilo taino, son bien diferentes a los que
encontramos en su ceramica, y en todo caso s6lo los sellos cilindricos
o de rodillo servirian para el estampado de las vasijas y en ningin
modo los discoidales.
Las asas, que ya hemos dicho constituyen el segundo motive or-
namental de sus eacharros, son de tan variadisimos tipos que aun
estableciendo grupos o series con las mas similares, seria una ardua
y larga tarea la descripci6n de los mismos: en el solo yacimiento de
La Caleta la variedad es enorme, y practicamente no se encuentran
dos asas iguales, como no scan el par correspondientes a la misma
vasija. Debido a ser mis macizas que el cuerpo de los recipients y
de much menor volume, son ellas las que perduran en mayor pro-
porci6n y permiten al arque6logo y al artist, conocer las maravi-
llosas creaciones de aquellos alfareros de una mente Agil y una mano
habilisima, que supieron captar de la Naturaleza formas y lines,
combinadas hasta el infinite o estilizadas en sencillas figures o en
complicadas y grotescas efigies. En lugares tan propicios como estas
dunas de arena de La Caleta, que han conservado admirablemente los
ejemplares y permiten su extracci6n sin gran esfuerzo y sin que se
deterioren, la proporci6n de las vasijas enteras que se recuperan con
la de las asas no es mayor de un dos por ciento.
En cuanto a su tecnica, las asas pueden ser de dos formas: mo-
deladas directamente de la masa del recipient, o modeladas aparte
y aplicadas sobre el mismo antes de aue el barro se endurezca. Las
primeras correspondent a formas sencillas o de poco relieve, y son las
menos en el asiento de La Caleta, no asi en otros yacimientos donde
su proporci6n es mayor y en algunos casos pueden llegar a predo-
minar sobre las aplicadas.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
Su situaci6n con respect a la vasija puede ser, indistintamente,
en el borde como una prolongaci6n del mismo, a su nivel pero aparte,
o sobre el cuerpo lateral y por debajo del borde. Su posici6n es unas
veces vertical, otras inclinadas en diversos angulos, y otras, en fin,
horizontales; si son antropomorfas o zoomorfas, la cara de la figure
mira unas veces hacia el exterior, que es lo mis corriente, y otras
al interior del recipient. Las geometricas, son en la mayoria de los
casos tabulares, y hemos observado que correspondent en un noventa
por ciento de ellas, a bandejas o recipients pianos, bien horizontales
u oblicuas, con el dibujo, como es natural, hacia arriba.
Las asas en gasa o arco, son corrientes, aunque menos que los
otros tipos. Afectan formas y situaciones diversas, generalmente com-
binadas con alguna figure: de secci6n cilindrica o en forma aplanada
en cinta gruesa, aisladas las menos, o por debajo de la figure conti-
nuando su ment6n como brazos unidos o ligeramente separados; o
encima de la cabeza formando un peinado; o por detris de la figure,
ligadas a esta en su espalda, o algo mis baja y con cierta indepen-
dencia. En todos los casos es muy rara el asa en gasa lisa, sin orna-
mentaci6n propia: generalmente esti ornamentada con una series de
puntos, con muescas, o con lines paralelas longitudinales. Casi,siem-
pre son verdaderas, o lo que es lo mismo estin separadas de la pared
en un arco mis o menos amplio; pero en contadas ocasiones son
simuladas, es decir, formando el arco por el exterior, pero maeizas
con la pared, sin el hueco intermedio, o a lo sumo con dos depresiones
laterales que no se comunican y le dan el aspect deseado.
El uso de ellas nos parece en primer t6rmino ornamental, sin que
impliquen necesariamente puntos de agarre, pero ello no excluye que
sirvieran realmente como asas de sosten, y podemos suponer que las
en forma de gasa o las que presented ciertas perforaciones sirvieron
ademas para colgar la vasija sobre el fuego, o para aislar de este
modo los alimentos del ataque de los insects.
Las asas mis sencillas consistent en un bot6n o mamel6n cilindrico,
unas veces liso y otras con un punto central o un circulo, o ambos;
otras presentan various puntos y muy raramente legan a tener una
decoraci6n mis complicada. Estos botones generalmente son sencillos,
uno por cada lado del recipient, pero tambien los usan doubles, por
parejas, como hay various ejemplos de la provincia de Oriente en Cuba;
en La Caleta se recogieron dos cazuelas circulares, bastante seme-
jantes, que tenian un solo bot6n cilindrico en los extremes de un
diimetro: en una era sencillo, sin ornamentaci6n en B1, pero con el
cuerpo de la vasija "on una complicada y perfect ornamentaci6n
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
geom6trica incisa; en la otra, cuyo cuerpo tambi6n es decorado simi-
larmente, el bot6n tiene su extreme piano con un punto y un circulo
conc6ntrico. En Banes y otros lugares de la provincia oriental de
Cuba, se han recogido asas en gasa, prominentes, que en la parte
superior llevan un bot6n adicional, o un par de ellos, ademis de estar
ornamentadas con motives incisos. En t6rminos generals la situaci6n
de los botones o mamelones, es en los lados del recipient, por debajo
del borde, y son poco salientes, un centimetro o.centimetro y medio
a lo sumo.
En una pequefia vasija circular y de poca altura, recogida en
La Caleta, y que tiene dos botones laterales opuestos, uno de ellos
estA perforado en su eje totalmente, comunicando el interior con el
exterior por ese lado, y constituyendo asi una especie de pit6n o
boquilla por el que puede tomarse el liquid contenido. Un vaso-efigie,
con igual caracteristica y procedente tambi6n de este yacimiento
(U. S. Nat. Museum, N? 349356), describe Krieger,/28) en su men-
cionada obra, pero en este caso la vasija es mayor y mAs globular
que la anterior, y el bot6n se prolong formando el hocico de una
figure zoomorfa. Estos vasos para beber son comparable a un tipo
que describe De Hostos,(24) en que el recipient, en forma de fuente
de poca altura, se prolonga en una boquilla acanalada, y que 61
llama textualmente "shallow clay dish": nosotros suponemos que la
porci6n estrecha del mismo no actuaria como un mango sino como
un pico para beber.
Otro tipo sencillo de asa de este Grupo Cultural Taino, es el for-
mado por una o por un par de cortas crestas, verticales u horizontales,
de borde redondeado, que unas veces es liso y otras aserrado por
varias muescas ornamentales y menos comfinmente punteado con
hoyuelos. Como el tipo de bot6n, estan situadas generalmente en el
cuerpo de los recipients, lateralmente por debajo del borde, mode-
ladas directamente de la pieza o aplicadas sobre ella. Una modifica-
ci6n de este tipo de asa es la cresta tabular, perpendicular al borde,
o bien siguiendo el plano de 6ste como su continuaci6n prominent.
En este caso evoluciona hasta llegar a complicadas formas ornamen-
tales, con calados o perforaciones, borde en volutas o festonado, y
grabados incisos lineales y punteados. Otra modificaci6n es el tipo
que llamamos de cornamusa, en que el borde de la cresta se prolonga
(23) H. W. Krieger. Aboriginal Indian Pottery of the Dominican Bepublic;
United States National Museum, Bull. 156; pig. 101, P1. 54, inferior.
(24) Adolfo de Hostos. Anthropological Papers. Prehistoric Puerto Rican
Ceramics, San Juan, Pto. Rico, 19.41; pag. 14, fig. 10, c.
LA CALETA: JOYA ARQUROLOGICA ANTILLANA
en los extremes, separadamente del cuerpo de la vasija, en forma del
accesorio que en los barcos lleva ese nombre y sirve para amarrar las
cuerdas. Hay asas de cornamusa lisas, y con decoraci6n incisa o pun-
teada y, aunque constituyen un tipo corriente, en La Caleta no ban
aparecido todavia: los ejemplares que conocemos proceden todos de
Cuba, de various yacimientos, desde Baracoa hasta Cienfuegos inclu-
sive. Sin embargo en aquel lugar de Santo Domingo, hemos recogido
varias preciosas asas tabulares de gran ornamentaci6n incisa y buen
tamafo, cuyo disefio superior forma una extensa cornamusa, pero que
no es la tipica.
Un tipo de ornamentaci6n aplicada sim6tricamente en dos lados
de las vasijas, que por su poca prominencia no pueden considerarse
como asas propiamente dichas, consiste en una cresta fina en arco,
sencilla o con muescas, o con una linea incisa media. En muchos casos
envuelve o cubre una cara antropomorfa muy simple: ojos, nariz y
boca aplicados sobre la pared de la vasija, sin modelar en relieve la
eara. Uno solo ha sido desenterrado en La Caleta, y conocemos algunos
de la Repfiblica de Haiti, y muchos de la porci6n oriental de Cuba,
de Baracoa a Puerto Padre.
El tipo de asa que acabamos de sefialar, que puede aceptarse mis
bien como un simple adorno aplicado, deriva en una series de subtipos
o modos (para emplear este feliz termino de Rouse), que ameritan
el que nos detengamos un poco en ellos.
Comenzando por el mas sencillo, sin que por ello se tome al pie
de la letra esta secuencia como la evoluei6n real del tipo, repetiremos
que consiste en un arco simple, en relieve poco acentuado y con la
concavidad hacia abajo, que puede ser totalmente liso o estar orna-
mentado con escotaduras perpendieulares u oblicuas, asemejandolo a
una cuerda trenzada, o bien lo decoran con una series de puntos o
con lines incisas longitudinales, una o varias, siguiendo su propio
horde o a los lados. Este arco cuyos extremes generalmente mueren
suavemente fundi6ndose con la pared de la vasija, lo modifican a
veces terminindolo en manos estilizadas, o en un ensanchamiento que
las represent, y el conjunto pasa a ser una figure simb6lica con brazos
abiertos, cuya cara puede estar o no representada debajo.
En otras ocasiones el arco sufre una modificaci6n radical: sus
extremes son levantados en dos nuevos arcos invertidos, formando
el conjunto una breve linea ondulada de tres vientres, que puede tener
todas las modificaciones indicadas para el arco normal. Un ejemplo
de ese subtipo lo recogimos iltimamente en La Caleta, correspon-
diente a la mitad de un recipient o cazuela baja, cuyas paredes
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
tienen, ademis, una complicada decoraci6n lineal incisa, y el asa
present la particularidad de cubrir o border, con el vientre medio
de la cresta ondulada, a un bot6n cilindrico mis prominent cuyo
centro present una profunda depresi6n; el triple arco esta orna-
mentado en toda su extension por hoyuelos bien marcados y circu-
lares, y aunque no hay representaci6n de manos en los extremes, ni
de cara propiamente dicha debajo, y en detalle todo es mis bien
geom6trico, creemos ver en ellos la simbolizaci6n de una cara con
brazos levantados, como en un ejemplar complete, procedente de
la provincia de Monte Cristi, Repiblica Dominicana, que present
Krieger(25) en su ya mencionado trabajo, y en el cual.la actitud de
los brazos es analoga, aunque parten de la porci6n inferior del bot6n
central, siendo mas detallada toda la figure, pues, aunque muy esti-
lizada ain, ya se distinguen las manos en los ensanchamientos circu-
lares de los extremes, y en los dos botones que tiene la pieza se han
perfilado los ojos, bien reconocibles como tales. Los brazos (esta vez
en U), estan decorados por un surco medio longitudinal a ellos, y
como en el de La Caleta, la porci6n del cuerpo intermedia entire las
asas, tiene una profusa decoraci6n incisa de liheas sinusoidales com-
binadas con puntos.
En el tipo que le sigue en complicaci6n, el arco se continia por
debajo, cerrAndose en un 6valo o una elipse cuyo eje mayor es hori-
zontal. La cara incluida, como en los easos anteriores, puede estar
representada exclusivamente por un par de grandes ojos sin otro
detalle, y asi se recogieron various ejemplares en La Caleta; por ojos
y nariz, sin la boca; por ojos y boca sin la nariz; y en muchos casos
con estos tres detalles de la cara, faltando siempre las orejas, y siendo
este caso mis corriente en los tipos de arco superior que en los de
6valo. Ejemplos de todos estos tipos y subtipos los tenemos en La
Habana en el Museo Antropol6gico Montane, procedentes unos de
Baracoa (Exploraci6n de Harrington), y otros de Banes, Oriente de
Cuba (Colecci6n Baisi Facci), sin marcada diferenciaci6n entire ellos
para subtipos anilogos, y esto ha sido uno de nuestros sillares para
asegurar una unidad de cultural entire ambos lugares, en contraposi-
ci6n de la idea de Rouse y de otros autores que lo siguen.
Generalmente estas cars adosadas, llevan, como hemos visto, el
arco por encima, o el 6valo circundante, pero tambien las presentan
(25) H. W. Krieger. Aboriginal Indian Pottery of the Dominican Bepublic;
U. S. Nat. Mus., Bull. 156; PI. 46, foto. inferior izquierda. (Ejemplar reprodu-
eido para el Museo Etnol6gico del Grupo Guami por el artist y miembro Ivan
Gundrum.)
LA CALETA: JOYA AROUROLOGICA ANTILLANA
solas, aunque en mis raras ocasiones, como en un ejemplar del "Po-
trero del Mango", Banes, Oriente, de la indicada Colecci6n de Baisi
Facci. En este caso la boca ha sido modelada muy grande en relaci6n
con los ojos y la nariz, y en el espacio que dejan entire si los labios
han representado los dientes por finas lines incisas dispuestas en
Angulos.
Las vasijas que tienen estas caras vienen a ser, en cierto modo,
como vasos-efigies bicefalos, pues proporcionalmente al recipient las
cars son bastante grandes y el cuerpo globuloso de aquel queda en
segundo t4rmino, como un complement a las figures.
Un caso exceptional de este tipo de arco, lo constitute un ejemplar
de Banes, Oriente de Cuba, de la Colecei6n de Orencio Miguel y del
que poseemos una restauraci6n por Gundrum en el Museo Etnol6gico,
correspondiente a un vaso de cuerpo bic6nico y cuello cilindrico
recto, que leva sobre la mitad superior o espaldar, un arco aplicado,
de forma simple y que cubre esta vez no a una cara antropoforma
como en los casos anteriores, sino a un pececillo complete y estilizado,
en posici6n vertical y de gran relieve.
Para terminar con los motives ornamentales o simb6licos, faterales
y con poco relieve sobre el cuerpo de las vasijas, sefialaremos un tipo
muy interesante recogido por Youmans en La Caleta y que se aparta
completamente de la series anterior. Se trata de una representaci6n
mamiforme, double, en la porci6n lateral extrema de una cazuela que
debi6 de ser navicular (s61o se conserve parte de la misma) y mas
elevada en esta porci6n que en el medio. Las mamas, casi circulares
y de convexidad regular, estan separadas entire si por una profunda
depresi6n vertical, y ornamentadas cada una con dos circulos con-
centricos, interrumpidos por puntos poeo profundos arriba y abajo,
y que envuelven a un punto e6ncavo central, mayor que los otros y
que simula el pez6n. El resto de la vasija estaba decorado con un
complicado motivo geom6trico de lines rectas oblicuas con puntos,
que ligan con circulos cone6ntricos, todos incisos; las paredes son
gruesas, y las mamas no son aplicadas, sino modeladas directamente
de aqu6llas, apreciandose por el interior las concavidades corres-
pondientes a las mismas que le dan el suave relieve externo. Este es
un ejemplar de elevada tecnica, modelado en un barro de color pardo
elaro y muy bien cocido, cuya superficie esti muy pulimentada. Este
motive mamiforme lo encontramos tambien en una botella o "potiza"
del Museo Nacional de Santo Domingo, que perteneci6 a la Colecci6n
del Arzobispo Merifio, y que reproducen Fewkes y Krieger en dos de
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
sus trabajos respectivos:(26) El cuerpo de esta botella, algo deprimlo
en el sentido frontal, se prolonga lateral y superiormente en s
grandes mamas con el pez6n bien marcado y prominent, con hoyuelo
central y rodeado de un bello motivo geometrico de circulos concen-
tricos rotos por dos intervalos opuestos, en los que hay dos cortas lines
paralelas perpendiculares a los circulos; al centro, entire las mamas
se eleva el gollete, terminado, como es corriente, en un grueso pico
o corona de aspect falico, y por debajo, en su porei6n media hay
una cara antropo-zoomorfa de grandes orejas prominentes. (En el
Museo Etnol6gico del Grupo Guama hay una buena reproducci6n de
este ejemplar hecha por el compafiero y artist Ivan Gundrum.)
Este motivo mamiforme, a pesar de su rareza, se present por
segunda vez en La Caleta, en una preciosa olla de contorno triangular,
que en dos de sus esquinas terminal en sendas mamas con el hoyuelo
central y los circulos conentricos en la forma que ya conocemos, sin
presentar el pez6n prominent; dos asas antropomorfas con gasa in-
ferior estAn colocadas una en la tercera esquina de la vasija, y la otra
en la porei6n media entire las dos mamas; el resto de la superficie
esta decprado con motives lineales incisos. En la colecci6n de Emile
de Boyrie, en Ciudad Trujillo, Repfiblica Dominicana, hay otra
vasija cuadrangular, de cuatro mamelones en las esquinas, en que dos
de ellos presentan la decoraci6n de los circulos concentricos interrum-
pidos, y que a todas luces representan mamas; creemos que este
ejemplar tambi6n procede de La Caleta o de un lugar muy pr6ximo.
V6ase Lam. XX.
Podemos sugerir, en vista del sistema decorative en estos casos
indubitables de representaci6n de mamas, que cuando en la alfareria
taina aparezcan motives incisos de circulos conc4ntricos con un punto
central, 6stos representan aquel 6rgano femenino mas que un simple
decorado, aun cuando no exista la convexidad correspondiente en
forma realista, que a lo sumo la puede sugerir la propia curvatura
o abombamiento del cuerpo de la vasija. Desde luego hay que hacer
la distinci6n de aquellos casos en que el dibujo represent ojos, en
una forma andloga, lo que es relativamente ficil si observamos el
resto de la composici6n. En el material cerfmico de La Caleta hemos
encontrado repetidas veces ambos casos, aparte de las propias repre-
sentaciones de mamas que hemos sefialado, y las de mamelones apli-
(26) J. W. Fewkes. The aborigines of Porto Rico and Neighboring Islands;
25th Annual Report of the Bureau of Amer. Ethnol. (1903-04), Washington, 1907;
Pl. LXXX, a, a', a"; y descrito en pfigina 186. H. W. Krieger. Aboriginal Indian
Pottery of the Dominican Republic; U. S. Nat. Mus., Bull. 156; Pl. 7, parte su-
perior, derecha.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
eados en series, que segin el doctor Palm pueden representar pezones
de mamas, segin ya vimos.
Continuando el studio de las asas adosadas al cuerpo de la vasija,
veremos ahora un tipo, muy abundante en La Caleta, y que tam-
bien hemos visto entire la alfareria de Banes, Oriente de Cuba,
aunque en menos proporci6n en este lugar: Se trata de prominentes
cabezas zoomorfas, generalmente del tipo de murci6lago humanizado
("monkey face" o "monkey type" con que las conocen algunos
arque6logos norteamericanos, Krieger por ejemplo), casi siempre de
hocico prominent con aberturas nasales bien marcadas, que por su
parte posterior forman un ancho arco separado de la pared del reci-
piente, al que se fijan por los extremes de aquel; asi que entire esta
cabeza zoomorfa y la vasija queda una amplia abertura vertical.
Generalmente el borde superior de este, arco lo decoran con puntos
o muescas, o bien es un reborde grueso cuyos extremes forman manos,
es decir como dos brazos que parten de encima de la frente hacia
los lados. En otros casos, a los extremes superiores del arco, y en
su lugar correspondiente, modelan orejas altas, haciendo mas recono-
eible la figure del murci6lago. Este tipo, que deriva de las cabezas
aplicadas totalmente a las paredes de los recipients, puede ser el
progress en una thenica de modelado con la que logran un mayor
relieve o volume a la figure, disminuyendo su masa e impidiendo
con ello la possible fracture al cocerla.
Sin apartarnos afin de las aplicaciones en relieve, laterales al
cuerpo de la vasija, en los numerosos ejemplares recogidos en La
Caleta, tenemos la figure zoomorfa o antropomorfa constituida por
una cabeza sola o por esta y dos o cuatro extremidades, segfin los
casos, en cuya series encontramos various tipos que describiremos a
continuaci6n. Estas cabezas generalmente son inicas para cada lado
de la vasija, pero en mas raras ocasiones se presentan en parejas o
gemelas, una al lado de la otra, o superpuestas, en cuyo filtimo caso
pueden alcanzar hasta el nfimero de tres.
Con esta complicada series se pueden establecer dos grupos segfin
la posici6n de las figures: verticales u horizontales, con respect al
recipient, siendo las primeras las que mfs abundan, y las segundas
eseasas en la generalidad de la alfareria taina, pero relativamente
abundantes y el primero y finico lugar en que las hemos encontrado,
en La Caleta. Con respect al nimero de cabezas para un mismo
lado, podemos former tres grupos: el de cabezas sencillas (una sola
por cada lado del recipiente, el de las doubles o gemelas en situaci6n
lateral entire si, y el de las superpuestas en nfmero de dos o de tres.
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
Y, por filtimo, en relaci6n con sus detalles, tenemos dos tipos: aquel
en que la cabeza esta sola, y el en que tiene aditamentos de extremi-
dades, brazos o piernas indistintamente, o ambos a la vez.
El tipo de una sola cabeza, con o sin extremidades, y en posici6n
vertical, es el mis corriente, y concuerda perfectamente con los tipos
altos y prominentes por encima del borde del recipient que aparecen
en La Caleta en cantidades notables y que ya constituyen verdaderas
asas o agarraderas. Estas cabezas adosadas, generalmente son del tipo
de murci61ago (antropozoomorfas) que hemos indicado hace poco, y
en contadas ocasiones r.epresentan otros animals, como tortugas o
ranas, de las que podemos citar dos preciosos ejemplares recogidos,
uno mis estilizado que el otro, que ya no estan limitados a la cabeza,
sino que representan el cuerpo en total de un batracio con sus ex-
tremidades extendidas y hasta en actitud. Se recogieron tambi6n,
various ejemplares que parecen ser cabezas de tortuga, con los ojos
laterales y comunicados entire si por una perforaci6n transversa, por
la que pudo pasarse una cuerdecilla o cabuya para suspender la vasija.
Cuando las cabezas llevan aditamentos de brazos o piernas, 6stos
suelen ser muy estilizados y su posici6n muy arbitraria, partiendo
ae encima de la cabeza o apartados de 6sta como formas puramente
simb6licas. En otros easos menos comunes, los brazos 'estin bien
representados y guardian una posici6n correct, con altitudes, como
por ejemplo con las manos sobre la cabeza o apoyadas bajo la barbilla,
o con los brazos partiendo de la parte inferior de la figure con las
manos en alto, formando dos Angulos rectos laterales. Notamos una
relaci6n estrecha entire las correctas disposiciones de las extremidades
y la perfecci6n en detalle de estos modelados, como si en estos casos
el artifice fuese mis habil o mis inteligente, tanto en su t6cniea como
en la observaci6n. 'El tipo con extremidades que mis abunda en La
Caleta, es el formado por una cara incluida entire dos cortos cordones
paralelos, arriba y abajo, que interpretamos como brazos y piernas,
respectivamente, y que terminan por sus dos extremes en pequefios
discos o anillos que simularAn las manos. De esta forma tan elemental
van derivAndose tipos mis complejos, en que ya son distinguibles,
sin duda alguna, las extremidades con manos en que cortas ranuras
sefialan los dedos, y posiciones mis propias para los brazos. MAs
adelante nos ocuparemos con mayor extension de este interesante
tema de las extremidades.
Las cabezas gemelas, aplicadas en los costados de las vasijas,
tambi6n constituyen un tipo caracteristico del yacimiento de que nos
estamos ocupando, y alli por lo general son simples, es decir, sin
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
extremidades o detalles extras, situadas pr6ximas la una a la otra
pero sin tocarse; en un solo caso aparecen algo mis apartadas y lle-
vando en el espacio intermedio un 6valo en cord6n con cuatro depre-
siones simitricas, que envuelve a un circulo inciso con un punto
central, de muy dificil interpretaci6n, aunque pudieramos conside-
rarlo como una mama. Este tipo bicefalo aparece ademas como asa
prominent sobre el horde de los recipients, y en este caso las eabezas
estan unidas entire si por un arco superior cuando estin de frente,
o posterior cuando su posici6n es de lado y opuestas. Estos tipos
tampoco los conocemos de otro lugar que de La Caleta.
Las asas biefalas o tricefalas superpuestas, son formas rarisimas
de La Caleta, en que cada eara esta tan pr6xima a la anterior que
su frente forma el ment6n de aqu6lla; en dos ejemplares su posici6n
es vertical y son bicefalas; en un tercero, tricefalo, su posici6n es
horizontal, por debajo del borde de la cazuela. Un cuarto ejemplar,
relacionable con el iltimo, parece una simplificaci6n de este en que
se ban suprimido los ojos de las cars y s6lo quedan las protube-
rancias correspondientes a las frentes o barbillas, formando el con-
junto una gruesa cresta horizontal de cuatro picos.
Estas figures bie6falas, euya representaci6n en la ornamentaci6n
de la cerAmica s6lo la conocemos en ejemplares de La Caleta, apa-
recen esporidicamente en tallas liticas y de concha de la misma cul-
tura: asi, en la propia isla de Santo Domingo hay majaderos de
piedra, como uno, tallado en diorita, de la colecei6n del ingeniero
Emile de Boyrie, que terminal superiormente en dos cabezas humans,
opuestas y muy bien representadas; de Cuba podemos sefialar various
ejemplos, como una espatula v6mica de contorno petaloide, con dos
cabecitas opuestas en su extreme superior, y una daga litica (gla-
diolito o estenolito): la primer tallada en concha y procedente de
Banes, Oriente, en la colecci6n del compafiero Orencio Miguel, y la
segunda en esquisto gris, procedente de Gibara, Oriente, en el "Museo
Garcia Feria" de Holguin.
No hay duda de que estas representaciones bicefalas, no son un
simple eapricho decorative, sino que estan relacionadas con la mito-
Jogia de aquel grupo cultural, y para explicarlas, aun en el caso de
tres, encontramos admirable un parrafo de la reciente obra del
Dr. Fernando Ortiz "Las Cuatro Culturas Indias de Cuba",(27) que
copiamos aqui:
(27) Dr. Fernando Ortiz. Las Cuatro Culturas Indias de Cuba. Biblioteca de
Estudios Cubanos, volume I, La Habana, 1943; pags. 61 y 62.
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
La binariedad permit suponer un coneepto cosmog6nico o antropog6nico. Por
suggestion de la bisexualidad zool6gica, la mitologia de la creaei6n suele partir
siempre en esas cultures primitivas de una dualidad popular que proerea. Los
mundos, los animals, los hombres, se original del engendro por una pareja mitica,
Jo cual a veces da lugar a un diteismo, o se sintetiza en una deidad andr6gina, como
el Obatald de los negros yorubas, o en una cueva a manera de antro sexual
materno de donde salieron los series humans, segin la cosmogonia indoantillana
que nos trasmiti6 confusamente fray Ram6n Pand. Pero la binariedad se concibe
en funci6n dinAmica creadora, por lo cual surge de ella un tercer element: la
criatura. Dos son la creaci6n active, tres son los creadores y la ereaci6n realizada;
los que crean y lo ereado, es deeir, la trinidad.
En cuanto a las figures horizontales con respect al recipient,
que ya vimos constituyen algo tipico del yacimiento de La Caleta, las
podemos estudiar en dos grupos: las adosadas al cuerpo de la pieza,
por debajo del borde, y las prominentes sobre 6ste. En el primer
grupo se nos presentan dos tipos: el de una cara ancha aquillada,
con ojos rebordeados y laterales, que Ileva extremidades por ambos
lados, es decir, por encima y por debajo de la misma (recordemos
que la figure esti acostada, horizontal), y que recuerda a una rana;
el otro tipo es mis antropomorfo, aunque la cara sigue siendo muy
semejante, ahora s61o tiene piernas largas y flexadas por su lado
inferior y hasta ombligo y 6rgano genital en un caso, y superior-
mente esti rematada en una sencilla tiara o diadema punteada. En
el segundo grupo, la figure queda de perfil, en el mismo piano de la
circunferencia del borde, y la cabeza, de un estilo parecido a la
anterior, Ileva por detras un aditamento arqueado con perforaci6n
transversa, es decir una verdadera asa en arco, o bien una barra
recta, parecida a un hueso largo; en un caso muy notable por cierto,
por detris de la cabeza hay un animalejo cuadrtipedo, muy estilizado
para reconocer la especie, cuya cabeza globular y de grandes ojos
laterales se apoya sobre la mayor; el cuerpo del animal queda levan-
tado y hueco por debajo, sostenido sobre el borde por las cuatro patas
separadas entire si. Estas figures correspondent a recipients bajos
de forma navicular, a juzgar por el fragmento remanente del cuerpo
en cada tiesto; y por su situaci6n exc6ntrica al eje mayor, en la
mayoria de los casos debieron ser doubles, es decir, con otra sim6tri-.
camente dispuesta en el propio lado: en cada vasija debi6 de haber,
por lo tanto cuatro figures, por parejas en los extremes algo mis
elevados que la porci6n media. Pero esto no debe tomarse como la
disposici6n tipica para esta clase de asa, puesto que, procedente del
yacimiento pr6ximo de Andres, present Krieger en su obra ya
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
citada,(28) un ejemplar complete de olla globular de dos cuerpos su-
perpuestos, el inferior circular y el superior algo navicular de ex-
tremos levantados, con un estrechamiento entire ambos, que Ileva en
sus extremes dos figures largas y tabulares, prominentes, que corres-
ponden al tipo de la cara con una prolongaci6n recta posterior, en
el que ban indicado las patas traseras en actitud de animal echado:
asi que en este caso la vasija es bastante alta y s6lo tiene en total
dos figures horizontales, una en cada extreme y en posiciones encon-
tradas. Tambien en esta obra de Krieger hay varias asas zoomorfas
representando figures completes de un animal echado sobre el borde,
pero en todos los casos con una sola cabeza y no el animal apoyando
la suya propia sobre una cabeza mAs o menos humana, como en el
caso de La Caleta que describimos mas arriba. (En P1. 19, centro y
en 22, arriba, dos procedentes de la provincia de Monte Cristi; y
en P1. 55, inferior izquierda, otra procedente de cerca de Constanza,
provincia de La Vega [Krieger].) En Banes, Oriente de Cuba, se
ha recogido un ejemplar, que se conserve en la Colecci6n de Orencio
Miguel, y que figure un animal de cola encorvada, muy parecido a
un perrillo de lanas, pero su posici6n es vertical con respect al borde.
En las asas zoomorfas y antropozoomorfas de la alfareria taina,
la representaci6n que mis se encuentra es la del murcielago. En
Puerto Rico, Santo Domingo y Cuba, son innumerables las que se
han recogido, pero esta profusion corresponde a reproducciones de
la cara o cabeza del animal solamente, desde una forma tan simpli-
ficada que s6lo reproduce, en una masa de tres picos, el hocico y las
orejas, hasta figures ricas en todos los detalles y con tendencia a una
humanizaci6n-que, como ya vimos, las hacen parecer cars de mono,
que no existieron en las Antillas, pero que conocieron en Tierra
Firme los antepasados de este pueblo, los Aruacos, y cuya imagen,
trasmitida y desfigurada por las generaciones sucesivas aisladas en
estas islas, era analoga a la del murci6lago que aqui copiaban.
Las formas en que a mas de la cabeza se representan las alas del
quir6ptero, son much menos corrientes, y es en la isla de Santo
Domingo donde las encontramos en mayor nimero. Las hemos visto
en varias colecciones de esa Isla, y Krieger las report de las pro-
vincias de Monte Cristi, Samana y en el Distrito de Santo Domingo,
a mfs del buen niimero que hemos recogido en La Caleta. Este lugar
aport6 una extensa series de este tipo alado, en la que pudimos es-
tudiar sus notables variaciones y establecer subtipos que evolucionan,
(28) Herbert W. Krieger. Aboriginal Indian Pottery of the Dominican Re-
public; U. S. Nat. Mus., Bull. 156, Washington, 1931; P1. 54, segunda foto.
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
a partir de una forma realistic y detallada del animal, pasando por
todas las fases intermedias, en dos sentidos: hacia una complicada
figure de cabeza antropomorfa y alas laterales transformadas en un
adorno geom6trico; y hacia una sencilla asa en gasa, ancha y plan,
en donde ya no hay ni vestigios zoomorfos, y en la que no encontra-
riamos su relaci6n con el murci6lago si no dispusi6ramos de la series
progresiva de los subtipos encontrados.
En este tipo "quiropt6rico", con todas sus modalidades, es donde
puede apreciarse bien el exquisite arte del alfarero taino y ver hasta
d6nde pudo llegar en la estilizaci6n de los motives que capt6 a la
naturaleza.
La forma en esta series, que tomamos como tipo central para la
evoluci6n en dos sentidos, consiste en una cabeza bien destacada su-
periormente, en que se reconoce facilmente al murci6lago por muchos
detalles, como son sus orejas altas, sus ojillos, el hoeico prominent
y hasta las excrecencias tipicas de su eara; por debajo, el cuerpo y
las alas quedan constituidas por una amplia pieza plan, doblada
en caballete y abierta en toda su longitud, o sea en el sentido trans-
versal de la figure, y tambi6n en el sentido fronto-posterior, pero
aqui en dos modos distintos: por el frente con una abertura trian-
gular bordeada por dos surcos que destacan asi dos extremidades
inferiores, y por el fondo con otra abertura en amplio arco, que forma
en sus bases los dos pieos de las alas. El conjunto de la figure es
como si el animal tuviera las alas, plegadas hacia atris, lo que se
aprecia muy bien en norma lateral, y formando de este modo una
amplia asa en gasa plan, rematada por la cabeza. Las alas, por
ambos lados, estan ornamentadas con lines ineisas, horizontales en
este caso, pero que tambi6n las presentan verticales otros ejemplares,
ademas de hoyuelos. En todos los casos que hemos observado, los
extremes del caballete que forman las alas, presentan un grueso re-
borde y son mis elevados que la porci6n central donde se inserta
la cabeza, en la forma correct que corresponde a la silueta del mur-
ci6lago. En algunos ejemplares la cabeza tiene una situaci6n menos
elevada, y aparece colocada al frente, directamente sobre la abertura
triangular, sobresaliendo muy poco sobre el nivel central y superior
de las alas, es decir, sobre la arista del caballete. Las aberturas de
6ste, tambi6n varian, reduci6ndose la frontal y la posterior, en un
caso, a simples perforaciones circulares de poco diametro, y en otros
llegando a desaparecer completamente. Con la transversal ocurre
otro tanto: asi hay ejemplares cerrados o macizos completamente en
este sentido, que conservan, aunque reducida, la abertura antero-
,&A CALR2'A: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
posterior; y llegamos, por fltimo, a otros cerrados totalmente en
todos sentidos, que aunque son formas macizas y algo tabulares, con-
servan todas las demAs caracteristicas del tipo.
Siguiendo la series hacia su evoluci6n mis simple, encontramos
subtipos en que la cabeza se va reduciendo en comparaci6n con las
alas y a la vez perdiendo detalles, hasta quedar convertida a un
simple mufi6n, surcado por una o dos lines reminiscencias de los
ojos y la boca, en que ya no es reconocible la figure animal, y que
considerado aisladamente lo tomariamos por un motive ornamental
geom6trico. El extreme de la series, por este lado, es un subtipo en que
la cabeza ha desaparecido totalmente, quedando s6lo una amplia gasa
formada por una cinta recurvada y ancha, que conserve, como inica
reminiscencia de las alas originales, su forma de extremes gruesos
y levantados y el rayado ornamental.
Por el otro lado de la series, hacia la evoluci6n antropomorfa, el
conjunto se aplana, legando a ser un asa esencialmente tabular, mien-
tras la cabeza present un mayor relieve, es decir, viene contraria-
mente al caso anterior, a ser la figure principal. En unos ejemplares
las alas se reduce considerablemente en altura y ganan en longitud,
y su ornamentaei6n es mas complicada, con volutas, hoyuelos, etc.
En unos pocos casos a pesar de su aplanamiento mantienei las aber-
turas b huecos de aquellas que llamibamos de caballete, pero ain en
las macizas simulan la forma de este con ligeras depresiones en los
extremes, y hasta el arco posterior que formaba los picos extremes
de las alas estA ahora indicado por un reborde en esa forma.
En la necr6polis de La Caleta, se. recogieron, ademas, dos ejem-
plares tabulares, parecidos en su forma general a este tipo de mur-
cielago, pero que a todas luces representan aves con las alas abiertas,
con todos los detalles de 6stas.
No hay que confundir estos tipos alados con otras grandes asas,
mis o menos crestadas y altamente ornamentadas generalmente, en
que la cabeza central Ueva a los lados brazos que se apoyan sobre
ella, o contrariamente parten de la misma, con las manos a los lados
en actitud hieritica. Tambien en este tipo pueden establecerse series
extensas de subtipos, pero en La Caleta, aunque han aparecido mu-
chos hermosos ejemplares, son muy variados entire si parj poder en-
cadenarlos, como hicimos con el grupo anterior. Como una muestra
de la complicaci6n que pueden alcanzar estos tipos, tenemos un-
ejemplar de asa vertical de La Caleta, en que el motive central lo
forma una prominent cara semihumana, que lleva por ambos lados
un par de pequefios circulos (orejas y aretes ?), y por encima, coro-
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
nAndola, otra cabeza afin mayor, tipica de murci6lago, y de la que
descienden oblicuamente dos piezas a modo de brazos anchos, que
terminan, respectivamente, en otras dos caras plans y de perfil, en
bajo relieve, con grandes ojos formados por 6valos concentricos, y
boca en igual estilo, con una naricilla circular en el Angulo externo
que forman ambos 6valos. (Esta cara de perfil, es aniloga a la que
apareee en muchos pendientes de concha, que se han recobrado en la
provincia oriental de Cuba.) Los brazos quedan separados de la
cabeza central por dos calados alargados, y todo el conjunto estA
estilizado en una forma geom6trica, con series de 6valos concentricos;
y el contorno superior 'de la figure, que es bastante alta sobre la
vasija, result crestado con cuatro 16bulos: dos superiores que son
las orejas del murcilIago, y dos mas bajos y laterales correspondientes
a los ojos de las caras en perfil.
En contraposici6n, por sus motives rectos y sencillos, otro ejemplar
del mismo lugar, esta vez un asa horizontal, aun siendo agrupable
en el mismo tipo, es tan diferente que comparindolos entire si parecen
de dos cultures distintas: Aqui una cabeza central, prominent, de
grandes ojos hundidos, queda incluida en una placa de contorno tra-
pezoidal, ornamentada con surcos cortos y rectos terminados por
puntos. El conjunto luce como una cabeza egipcia con su tocado
fara6nico, pero analizando con cuidado no es otra cosa que la efigie
de un ave de rapiia, con las alas extendidas y ese antropomorfismo
que le imparten a casi todas sus representaciones zoomorfas.
Uno de los tipos mis interesantes en la alfareria, y que constitute
un eslab6n de enlace ancestral con Tierra Firme, es el asa-sonajero,
o asa con figurilla sonora. Su proporci6n entire las asas zoomorfas
o antropomorfas normales es en general muy limitada, pero en la
necr6polis de La Caleta es donde, hasta ahora, parece alcanzar su
mayor auge. A pesar de ello, alli la proporci6n alcanza s6lo al 1.7%,
aproximadamente, es decir, que hemos recogido diecisiete ejemplares
de este tipo sonoro, entire el miller de asas en general que aport6
el yacimiento. De Cuba s61o conocemos ocho ejemplares, tras de
reiteradas indagaciones, todos procedentes de la provincia oriental
y conservados en diferentes colecciones. (2 en el MusEo ANTROPO-
L6OGCO MONTANA DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA, procedentes del
"Potrero del Mango" en Banes; 1 en la Colecei6n del Dr. Juan
Cros Capote, Delegado de nuestro Grupo, cuyo ejemplar procede de
Baracoa, y del que poseemos una reproducci6n exacta; 4 en la Colec-
ci6n del escultor y asociado del GRUPO GUAMA, Ernesto Navarro
Betancourt, en La Habana, procedentes de Banes; y 1 en el MUsEo
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
ETNoL6GICO DEL GRUPO GUAMA, como un valioso donativo del Cap.
Ernesto'Tabio, asociado de esta Instituci6n, que lo obtuvo de Antilla,
en Bahia de Nipe, Oriente.) Esta rareza para nuestro pais, nos hizo
considerarlos, hace algiin tiempo, como ejemplares inicos, y motive
que los presentaramos en el TERCER CONGRESS NATIONAL DE HISTORIC,
como uno de los tres capitulos de un trabajo sobre piezas raras indo-
cubanas. 29)
En toda la America Central los sonajeros de barro son corrientes,
pero donde mis abundan es en Costa Rica y Nicaragua, principal-
mente en la Cultura Chorotega, para cuyo cabal conocimiento remi-
timos al lector a la magistral obra de Lothrop.(30) Alli podemos
considerar dos grupos de estos instruments sonoros: aquellos en
que toda la pieza funge como tal, generalmente una figurilla grotesca,
humana o de animal, y hasta un fruto a veces, no siendo raro que
ademas sea un silbato, easo mas propio de figures mexicanas; y el
grupo en que s6lo una o varias parties adicionales de la vasija son
las que actfian como sonajeros, y que pueden ser el mango, las patas
o un par de asas opuestas. (En el MUSEO ANTwoPOL6GIco MONTANA
hay una magnifica series de alfareria chorotega de Costa Rica, con
un buen nimero de ejemplares completes de los tipos sefialados; y
en el MUSEo ETNOL6GICO DEL GRUPO GUAMA, como un valioso dona-
tivo al autor, del arque61ogo costarricense Jorge A. Lines, y otro no
menos important del compafero Ivan Gundrum, pueden estudiarse
varias vasijas chorotegas, originales, con patas o asas sonajeros. Tam-
bien, procedentes de Mexico y traidas con una extensa y notable
colecci6n por el Dr. Oswaldo Morales patifio, en el Museo Etnol6gico
de nuestro Grupo hay figurillas-sonajeros y silbatos, de barro, de va-
riados tipos.)
Entre los ejemplares antillanos, de la Cultura Taina, s61o hemos
encontrado hasta ahora dos de estos tipos centro-americanos: las
asas-sonajeros, aplicadas por pares a los recipients, y las figurillas-
sonajeros, verdaderos idolillos huecos de barro, con bolillas percutoras
dentro, sumamente raros estos iltimos. Otro tipo antillano, del que
no tenemos referencias para el Itsmo, es el sello-sonajero, propio de
(29) Bend Herrera Fritot. Tres notas para la Arqueologia Indocubana: Asas-
sonajeros". Tres 6pocas en un litoglifo. Notable similitud entire dos pendientes.
Trabajo presentado en el Tercer Congreso Nacional de Historia, celebrado en
Trinidad, S. C., Cuba, del 2 al 5 de septiembre de 1944. Publicado en la Revista
de Arqueologia, Segunda Epoca, Afio I, No. 1, La Habana, 1946, y en "Contri-
buciones del Grupo GuamA", Antropologia, Nos. 4, 5 y 6, La Habana, 1946.
(30) Samuel Kirkland Lothrop. Pottery of Costa Bica and Nicaragua; Con-
tributions from the Mus. of American Indian, Heye Found., N. Y., 1926.
HERRERA PRITOT Y LEROY YOUMANS
la isla de Santo Domingo, y del que nos ocuparemos al tratar de los
sellos de barro de La Caleta.
En estas piezas el sonido se produce por el choque de una (caso
mfs general) o de varias bolillas de barro cocido, no mayores que un
guisante, encerradas en el interior del modelado. Observando que
en todos los casos el alfarero indigena puso bolillas de barro y no
piedrecitas, nos hace legar a la conclusion de que conoci6, empiri-
camente, que las piedras, de mayor dureza que la arcilla cocida, ten-
dian a rajar 6sta con el choque continuado, por lo cual us6 cuerpos
del mismo material con lo que obviaba este inconvenient. Tambien
hemos observado dos formas de diversas tecnicas: una en que la pieza
estA totalmente cerrada, sin ninguha abertura al exterior; y otra en
que present perforaciones circulares, o longitudinales como la ranura
de un cascabel, que son mis perfectas aciisticamente, pues su sono-
ridad es much mayor que en las totalmente cerradas, y tambi6n el
espesor de las paredes es un factor important, correspondiendo la
mayor sonoridad a las mis delgadas. En el yacimiento de La Caleta
hay asas-sonajeros de estas tres formas descritas: cerradas totalmente;
con hoyuelos, generalmente en niimero de dos; y con ranura, en forma
de cascabel. Tambien se encontr6 un idolillo, al que le faltan la ca-
beza y las piernas por rotura, hueco y con numerosas bolillas percu-
toras en su interior, visible por la cavidad del cuello remanente. En
los ejemplares procedentes de Cuba, que hemos citado, s6lo tres pre-
sentan aberturas, y son los dos del Museo Montane y el de la Colec-
ci6n Cros, respectivamente de Banes y de Baracoa; y los otro einco
(cuatro de Banes, en la Coleeci6n de Navarro, y uno de Antilla en
el Museo Etnol6gico del Grdpo Guama), son totalmente eerrados.
Las formas de Cuba son mis sencillas que las de La Caleta en Repfi-
blica Dominicana, y en ambos hay figures antropomorfas y zoomorfas,
que debieron ser prominentes y situadas en extremes opuestos de la
cazuela: En La Caleta consigui6 Youmans una vasija easi complete,
de forma navicular, con un asa-sonajero en su extreme elevado, y
en el opuesto la porci6n remanente de la otra, por desgracia perdida;
y el compafiero Ernesto Navarro posee dos identicas, que correspon-
den sin duda a la misma vasija, que no se pudo recuperar, y proce-
dentes del mismo yacimiento en Banes.
Como la sonoridad de estas piezas es relativamente pobre, no
creemos que sirvieran como verdaderos instruments musicales, en
las fiestas o bailes (areitos) de los Tainos, sino, quizAs, en ceremonies
religiosas como vasijas especiales para ofrendas alimenticias a los
dioses, aunque nada se opone a que sean simples caprichos agregados
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
a la complicada ornamentaci6n de su extensa cacharreria dombstica.
Los instruments musicales propiamente dichos, los verdaderos sona-
jeros o "maracas", debieron ser, como indicamos en nuestro trabajo
referido, calabazas o 'giiiros" naturales, secos, ahuecados y con pie-
drecillas dentro. (Tenemos referencias de que al ex-presidente de
Cuba, Gral. Fulgencio Batista, le regalaron un par de "maracas"
de madera, que aseguran son de procedencia indocubana, formadas
por dos trozos alargados, huecos y con ranuras, que llevan en el
interior una porci6n suelta, tambien de madera, que produce fuerte
sonido al sacudirlas. (Lamentamos que tan interesante instrument
haya quedado hasta ahora restado a la observaci6n o studio de los
arque6logos, tanto mis cuanto que los instruments musicales de los
indigenas cubanos son punto menos que desconocidos.)
En La Caleta, y no contadas por nosotros como asas-sonajeros,
ban aparecido varias cabezas huecas y fragmentadas, que pudieran
ser tales, y correspondent al tipo antropozoomorfo de murei6lago, que
ya dijimos conocen los arque6logos norteaiuericanos por "monkey
face" o "monkey type".
En dicho lugar hay asas-sonajeros formadas por cabezas eseneial-
mente humans, algunas con brazos o con piernas adicionales, y dos
de ellas tienen el mismo tipo, ancho y globular, que presentan dos
-de Cuba: la de Baracoa en Colecci6n Cros, y la de Banes en Colec-
ci6n Navarro. Hay otra mixta, es decir, que sobre una cabeza humana
hay otra de un animal con orejas puntiagudas laterales y hociquillo
tambi6n agudo. Entre las zoomorfas, una es indiscutiblemente una
rana, cuya parte inferior rota present dos gruesos tub6rculos coni-
formes con una gran concavidad central, que pudieran ser los ojos
de otra cabeza inferior, o representar unas mamas () ; dos mis, pu-
dieran ser tambien batracios, pero estin muy estilizados para reco-
nocerlos definitivamente como tales: son unas cabezas aplastadas, de
proyecci6n horizontal en extremes de vasijas naviculares, que a los
lados llevan dos 6valos en reborde crestado por escotaduras pr6ximas
y que encierran a los ojos prominentes. En Cuba, una de Banes, la
del Museo Montane, es una cabeza de murcielago; la otra parece un
buho, y en ella los ojos estin perforados hasta el interior en la misma
forma que una antropomorfa de La Caleta.
MAs de las dos terceras parties de los ejemplares cerAmicos reco-
gidos por nosotros en La Caleta, son tiestos que correspondent al tipo
de cabezas solas en funci6n de asas, es decir, prominentes y carentes
de cuerpos, extremidades, gasas u otros aditamentos.
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
En primer lugar, toda esta extensa series es de fragmentop ais-
lados, sin haberse podido recuperar la vasija perteneciente a cada
uno, como tampoco hemos encontrado el asa compafiera. Como acon-
tece tambi6n en otros yacimientos de Santo Domingo y de Cuba, cada
ejemplar es inico, y esto refuerza nuestra hip6tesis de la fragmen-
tacidn y dispersion intencional de la cerdmica en alguna ceremonia,
posiblemente la del entierro del individuo, en que suponemos que
depositaban junto al finado solamente una parte del recipient, prin-
cipalmente el asa que hasta cierto punto fungiria como un amuleto
o idolillo, quizAs si, con cierto simbolismo para los indios, esto equi-
valdria a una complete ofrenda p6stuma por todos y cada uno de la
tribu, a un asa por individuo por lo menos, y hasta por los de
pueblos cercanos que acudieran a los funerales si el falleeido era de
alguna importancia. El resto de la pieza pudo ser arrojado al mar
o en otro lugar mis o menos distant, y eabe la posibilidad, dada su
complete y misteriosa desaparici6n, como se ha comprobado en ex-
tensas y ricas regions, como en Banes, Oriente, por ejemplo, la com-
pleta destrucci6n del remanente de la vasija por trituraci6n y frag-
mentaci6n diminuta, para que asi no quedara entire los vivos, y en
esencia la llevara consigo el muerto, que conservaba la parte principal.
Unos pocos recipients enteros, conteniendo los alimentos y el agua,
completarian con las armas y adornos corporales, el menaje para el.
"viaje a la region de las sombras".
Cada una de estas cabecitas de barro encontradas en La Caleta,
tienen una caracteristica individual, algin detalle que las diferencia
de las otras, pero en general todas, con raras excepciones, tienen el
mismo aspect propio de este yacimiento, son del mismo tipo, debido
principalmente al uso de una misma t6enica y de motives analogos.
Con esta numerosa series hemos podido establecer grupos de es-
tudio, segiin sean francamente zoomorfas, antropomorfas, o antropo-
zoomorfas, siempre estas filtimas grotescas, como una caricature
humana, y jams como una cara normal como las vemos en muchas
de sus tallas p6treas por ejemplo. Con los adornos de cabeza o re-
mates superiores, se pudieron establecer agrupaciones segiin los modos
y sus combinaciones. E igualmente con la forma de los ojos, de la
nariz y de las orejas, siendo estos tres detalles faciales elements
determinantes en las figures, y quedando la boca relegada a un se-
gundo t&rmino en importancia, faltando totalmente en muchos ejem-
plares o representada por un simple surco transverse, hecho como al
descuido y pocas veces en su propio lugar, siendo corriente que apa-
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
rezea muy por debajo del estrechamiento del cuello, fuera por com-
pleto del contorno facial.
En estas asas capitals, su forma o aspect general queda deter-
minado por el adorno superior y por las orejas, dando segin los
casos cars anchas o altas, rectangulares u ovales, festoneadas, trilo-
badas o en arco sencillo, etc.
Comenzando por el adorno superior, que en ciertos casos no hay
duda que trata de reproducir un tipo de peinado y hasta con surcos
que representan el pelo, tenemos la forma mis simple en un reborde
o abultamiento arqueado de la frente que corona la cara, y que prfc-
ticamente mas que corresp6nder a un adorno o tiara sirve para deli-
mitar mfs precisamente la cara. El verdadero adorno comienza por
un simple bot6n superior liso, que se complica en otros ejemplares
por la adici6n de un punto o depresi6n central, una line o surco
transverso en su parte anterior, o un punto conentrico a un circulo
en la parte superior. Cuando el surco anterior rodea completamente
al bot6n terminal, es claro que este se duplica, formando como un
rodete con el bot6n encima; y tambi6n poseemos un ejemplar en que
los circulos son doubles, es decir que aparecen dos rodetes superpuestos
y el bot6n final: la figure aparece de este modo coronada como por
un turbante.
Al subtipo anterior de un bot6n sobre la cabeza, sigue el de dos,
separados entire si por un surco sencillo o triple, que situados algo
lateralmente sobre la frente parecen cortos cuernos, o mis bien (por
la forma de gl6bulos con punto central) los ojos saltones de un ba-
tracio. Esta forma se modifica notablemente al pasar los botones a
una posici6n mis lateral (siempre encima de la cabeza), aplastarse
y convertirse en fin en dos crestas verticales, paralelas y de hordes
gruesos, entire las cuales los surcos descritos vienen a ocupar mayor
espacio y a constituir un complicado dibujo, que en norma superior ve-
riamos como un rectingulo o un 6valo, segfn los casos, que encierra una
line con puntos en los extremes: este dibujo forma una banda en
arco, que cruza del frente a la parte posterior de la cabeza, y en
algunos casos aparece 61 solo sin los botones o crestas laterales. De
este subtipo se pasa a otro ancho y generalmente mas sencillo, en
forma de U muy abierta, cuyos extremes redondeados van hacia atrAs
y sustituyen a los botones antes dichos; casi siempre en el borde an-
terior de esta U, han grabado un surco transverse y en los extremes
dos puntos u hoyuelos y el conjunto vuelve a tomar el aspect de
una cabeza de batracio, coronando a la antropomorfa principal. Otra
modalidad, por el contrario, es cerrandose la U por sus extremes,
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
Ilegando en algunos casos a former un triingulo sobre la frente, y
cuando se duplica por la parte posterior vuelve al subtipo o modo
de las erestas laterales y constitute el inicio del tipo con gasa abierta
sobre la cabeza, del que s6lo se han conseguido unos pocos ejemplares
en La Caleta.
Hay tambi6n el tup6 o compete sobre la cabeza, formado por un
grueso rodete s6lo en la parte anterior, que detris y encima tiene un
pequefio bot6n equivalent a un mofio; y el bot6n hendido por surcos
antero-posteriores que muchas veces es ancho y de poca altura, apa-
reciendo como la representaci6n del pelo. En ambos creemos ver las
verdaderas representaciones de peinados.
Todos estos modos que hemos descrito se combinan en otras piezas
y con ellas pueden establecerse series en que se pasa de un motive a
otro sin soluci6n de continuidad, y cuyos extremes son ejemplares
bien distintos entire si aparentemente. Otra complicaci6n es la com-
binaci6n con las orejas de la figure, a veces tan altas como el adorno
superior, y hasta sustituyendo a 6ste, como en casos zoomorfos de
murci6lagos mis o menos humanizados, lo que hace que el contorno
general tome formas muy variadas.
Las orejas en su forma mfs simple, aparecen como dos inicos
rodetes laterales con una depresi6n u hoyuelo central. En otros casos
son alargadas en sentido vertical, con dos rodetes iguales uno encima
del otro, y llegan a ser modeladas con mis realismo o perfecci6n cuando
los dos rodetes son diferentes: el superior representando con bastante
fidelidad el pabell6n de la oreja, y el inferior al 16bulo, cuya depresi6n
central sugiere a un arete inserto en l1. 'Otro tipo simple y que forma
cabezas de contorno rectangular y anchas, es el de oreja recta y ta-
bular, alargada en el sentido vertical, con un surco frontal a todo
su largo, que puede ser sencillo o con hoyuelos en sus extremes, recto
o ligeramente arqueado, y a veces double formado por dos lines para-
lelas. En un solo caso, observado en la series de La Caleta, las orejas
tabulares y de borde grueso, forman por su parte anterior dos cilindros
gruesos con tres puntos en line.
En un tipo de cabeza ancha y c6nica, de amplia frente triangular
con adornos lineales, las orejas aparecen muy altas, alargadas, tabu-
lares y en posici6n oblicua, prominentes como dos aspas: el conjunto
parece la caricature de un guerrero con un casco alado. Este tipo
poco corriente en la cerimica taina, lo eneontramos, sin embargo,
repetido en various ejemplares de La Caleta; tiene tambi6n la caracte-
ristica de que la cara se proyecta muy poco hacia el frente (prActi-
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
camente no hay nariz), y parece haber correspondido a vasijas plans
o de poco fondo, como asas semi-tabulares.
En muchas de estas cabezas, principalmente en las semi-tabulares
que acabamos de describir, la ornamentaci6n de lines, circulos y
puntos, adicionados a los detalles propios de la cara, llegan a ser tan
abundantes y complicados que esta pierde su caracter zoomorfo o
antropomorfo, haciendose dificil distinguir alli una cara, en lo que
parece mas bien un motive geom6trico caprichoso: ellas constituyen
el paso a las grandes asas tabulares puramente geomttricas, de las
cuales hemos encontrado un buen y variado nimero en el yacimiento
de que nos estamos ocupando.
Dos ejemplares hemos observado que se apartan de los anteriores
en cuanto al adorno de cabeza: son cabezas voluminosas, cuya parte
superior es semiesferica, como un crineo normal sin protuberancias,
y alli han grabado un fino dibujo inciso de caricter geomttrico, que
en ambos consiste en un par de circulos concentricos doubles, con un
punto central cada uno y tangentes a una line recta sagital, inter-
media. Ambos ejemplares tienen un modelado muy perfect y rico
en los detalles de la cara. De la colecci6n del compafiero Emile de
Boyrie, y procedente tambi6n de la Repiblica Dominicana hemos
estudiado una cabeza voluminosa analoga en su decoraci6n superior
a las dos antes descritas, y que present la particularidad de que
los puntos centrales al par de circulos (triples en este caso), estin
perforados hasta el interior, comunicando con la amplia cavidad que
forman las profundas cuencas oculares unidas.
Otros dos ejemplares atipicos nos quedan por describir de esta
series de cabezas de La Caleta. El mis sencillo lleva como adorno
superior una prominent cresta o quilla curva, que desde la frente
va hasta el occipucio en arco continue; por ambos lados de ella y
hacia atris hay cuatro lines o surcos rectos, poco profundos que sin
duda simulan el pelo. La cara de la figure es tambien notable: de
cuencas unidas y profundas, con las pupilas al fondo mareadas por
un hoyuelo cada una; estas cuencas estan bordeadas por un double
sureo, y a los lados las orejas son simples mufiones que con igual
proyecci6n que la cresta superior dan a la cara un contorno rom-
boidal. Agregaremos que este ejemplar es de los que tienen una patina
o engobe al fuego, blanco al caolin, siendo su barro interior negro,
templado con arena.
El otro ejemplar es tan raro y coiplicado que amerita un studio
especial. Corresponde a un asa antropomorfa de prominencia oblicua
sobre el borde ineurvado de una gran vasija, a juzgar por el frag-
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
mento remanente de la misma. Es double, es decir que present una
cara por el lado anterior y otra por el posterior, y con respect al
recipient, la primera miraba al exterior y algo hacia abajo, y la
segunda al interior y arriba: la principal por sus detalles es la pri-
mera. Corresponde a un tipo nuevo que hemos denominado de visera,
pues la porci6n superciliar avanza exageradamente sobre la cara
hasta igual nivel que la nariz, ya bien prominent de por si, en una
placa horizontal en arco amplio, cuyos extremes se levantan en dos
picos (finales superiores de las orejas), como techo de pagoda china,
ornamentada superiormente con surcos cortos, y rematada al centro
por un alto bot6n c6nico al que rodea otro surco y-lleva un hoyuelo
arriba. La nariz es un mamel6n grueso y prominent, por debajo de
la cual se estrecha la cara y lleva un largo surco correspondiente a
la boca, sin otro detalle; el ment6n, algo mis prominent y grueso
que la nariz, lleva por ambos lados dos preciosas volutas fuertemente
incisas, que nacen, cada una, de un surco inferior y lateral, paralelo
al de la boca. Los ojos son dos grandes y simples concavidades a
los lados y por detrAs de la nariz, que hacen resaltar mis a esta, y
esthn rodeados por un surco continue. Las orejas son rectas y tabu-
lares, terminadas por encima en los dos picos que ya vimos combinan
con la visera superciliar, y ellas dan a la cara un contorno rectan-
gular en su mitad superior (la boca y el ment6n quedan en la porci6n
estrecha del cuello de la figure). Por la parte posterior, que es
aplanada, Ileva otra cara mis sencilla, formada por un amplio 6valo
inciso que encierra al par de ojos de la misma tecnica que los del
frente, es decir, dos simples concavidades amplias. De la colecci6n
del ya citado amigo Emile de Boyrie, hemos estudiado comparativa-
mente otra cabeza de este tipo de visera, que es como el otro un
ejemplar raro e interesante. Consiste en una cabeza corta y ancha,
de ojos alargados y situados en el fondo de una sola cuenca profunda,
por eneima de la cual se repliega la frente en una amplia visera de
horde grueso, interrumpido al frente por dos circulos y una cresta,
todos pequefios. La cara replegAndose inferiormente, como la frente,
y en much mis advance, forma la boca y el ment6n, en un amplio
arco de horde grueso y redondeado que es continuaci6n del superior;
la boca esta indicada por un grueso surco en arco horizontal. Por
encima de la cabeza hay una cresta gruesa con puntos anchos en
cadena, y envuelta por una banda oval que llega hasta el occipucio.
El ejemplar procede de Constanza, en la Repfiblica Dominicana, en
cuyo lugar Krieger sefiala interesantes ejemplares, muchos de los
cuales son analogos a los que hemos estudiado en La Caleta.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
Los alfareros indigenas que modelaron estas dos 1ltimas piezas
descritas, demuestran en ellas una gran firmeza y atrevimiento en su
t6cnica y una mente especial, para llegar a tan caprichosas concep-
ciones, bien distintas de las corrientes en su pueblo: fueron revolu-
cionarios que con un arte "futurista" (como diriamos hoy), rom-
pieron con lo clasico y se apartaron de la figure rutinaria, yi cuin
interesante seria conocer la reacci6n que produjeron entire sus con-
vecinos al presentar sus obras!
Ocup6monos ahora de las caras y sus detalles, en esta series de
La Caleta. Aunque las hay plans y anchas, es decir, con poca pro-
minencia nasal, las mas son sobresalientes en este sentido, en una
forma aquillada vertical; la porci6n occipital de la figure es, gene-
ralmente, aplanada y hasta c6ncava, y en raras ocasiones con algin
motivo ornamental (con excepci6n de las que hemos agrupado en otra
series y que llevan un asa en gasa, occipital).
Ya vimos que su contorno queda afectado por la forma de las
orejas, y asi las hay de silueta festoneada, romboidal, rectangular,
triangular u oval; altas y estrechas o cortas y anchas; gruesas y
macizas, bien esf6ricas, cilindricas o aquilladas, y las plans casi
tabulares en ciertos ejemplares.
La nariz y los ojos son elements determinantes en el aspect
general, y asi hemos observado que predomina en este yacimiento,
en una proporci6n de cerca del 75%, las del tipo que hemos llamado
de cuencas unidas, en las que los ojos quedan incluidos en un 6valo,
que en las caras aquilladas es doblado hacia atras, y cuyo borde grueso
y continue a todo alrededor, forma por encima la frente y por debajo
el ment6n o la nariz, segin los casos, prominentes hacia delante en
tal forma que vista la cara de perfil tiene la figure de una semilla
de "marafi6n" (fruto conocido en la Repfiblica Dominicana por
"cajuil", y cuyo nombre cientifico es Anacardium occidentale L.);
vista de frente aparece como con un par de anteojos por la uni6n
de los ojds. En los casos mis sencillos la boca no esta representada
especialmente, y hay que deducirla como en el surco inferior del 6valo
que rodea las pupilas; entonces las dos prominencias de aquel, hay
que tomarlas como la frente, la superior, y el ment6n o barbilla la
inferior; pero cuando la figure es mis complete, por debajo de la
prominencia inferior avanza otra analoga, donde estA representada
la boca, y entonces la que tomabamos antes por ment6n pasa a ser
la propia nariz, en posici6n intermedia.
En estos tipos de cuencas unidas, hay una buena variedad de
modos, segin la progresiva profundidad de las cuencas orbitarias,
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
que en algunos ejemplares son tan exageradas que la cabeza result
prActicamente hueca, como en el caso del ejemplar de barro rojo
pintado parcialmente de blanco, del que nos ocupamos en paginas
anteriores; y tambien las variaciones ocurririn segin las formas de
los ojos dentro de las cuencas, y la de la nariz.
Las pupilas que Ilevan estos ejemplares de cuencas unidas son de
seis formas: Las constituidas por simples concavidades independien-
tes hechas en el fondo de la cuenca inica y oval; aquellas en que
estas concavidades son oblicuas y comunican entire si por detrAs de
la nariz, de modo que 6sta queda como un puente vertical, y siendo
aptas para pasar por esa.perforaci6n una cuerdecilla o cabuya que
permit suspender la vasija; un tercer modo corresponde a un ho-
yuelo al fondo de cada concavidad lateral de la cuenca; un cuarto
modo, a un bot6n con una depresi6n central, sobresaliente por entalle
debido al surco que forma la cuenca general; un quinto modo, que
no es otra cosa que una modificaci6n del anterior, en que el bot6n
pupilar esta rodeado por otro anillo concentrico a mas del normal de
la cuenca; y por iltimo el mis abundante de todos en La Caleta,
aquel en que las pupilas son tambien sobresalientes, pero alargadas
con un surco central y unidas entire si por un puente en el centro
de la cuenca finica, como unos espejuelos. Hay casos en que no existe
pupila alguna, de cuenca finica profunda cuyos bordes, acercAndose
p uniendose al frente, forma los ojos vacios en una real representa-
ci6n de una calavera: asi la pieza, antes citada de La Caleta, de barro
rojo y pintura parcial blanca, y otras que pueden verse en la LA-
mina VIII, en que tambien presentamos un ejemplar de este tipo,
sumamente raro, pues el fondo de la cuenca iinica ha sido rayado con
tres finos surcos paralelos horizontales (en este ejemplar puede verse
ademas un rayado de delante hacia atras sobre la cabeza triciispide,
que seguramente represent el pelo).
El ojo con pupila del tipo "grano de caf6", podemos decir que
no existe en este yacimiento. En ciertas asas tabulares hay ojos con
la pupila taladrada a todo el espesor de la pieza, y de igual modo
el 16bulo de las orejas y ciertos puntos de la decoraci6n incisa, com-
parables estos casos a los calados que separan los brazos de la cabeza
en algunos ejemplares.
La nariz puede quedar constituida, sin forma especial y sin apenas
relieve, por el puente entire las pupilas horadadas. En el caso de las
cuencas oculares unidas, y mis apreciable cuando existe una promi-
neneia inferior para el ment6n, queda constituida por el bode inferior,
prominent, al que suelen agregarle dos rodetes laterales o dos simples
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
hoyuelos que simulan las aberturas nasales, y hasta en un caso un
grueso cilindro horizontal, en forma como de martillo muy destacado.
En las cars llamadas simiescas la nariz esti modelada en una forma
mfs realista.
Aunque en esta numerosa series de cabecitas de oarro de La Caleta,
se hace bastante dificil distinguir cuando se trata de una represen-
taci6n genuinamente humana, por lo grotesco de las mismas, o cuando
se trata de un animal definido, hemos podido separar en cierto modo
las antropomorfas de las zoomorfas y ver asi su proporci6n con res-
pecto a las antropozoomorfas en que estin ligados caracteres esencial-
mente humans con los de algfin animal, y teniendo en cuenta que el
indio, con raras excepciones al representar un murcielago o una tor-
tuga, por ejemplos, no lo hace fielmente sino que de una parte lo es-
tiliza y de otra tiende a humanizarlo. En los grupos que hemos
podido establecer aparecen los antropomorfos en una pequefia pro-
porci6n, no mis de un diez por eiento; los zoomorfos en un veinte
por ciento aproximadamente, y los antropozoomorfos en la proporci6n
mayor, un setenta por ciento por lo menos.
En todos los casos que hemos observado, y en general en toda la
alfareria taina, el modelado de la figure humana es siempre grotesco,
como una caricature del hombre, y esto no puede achacarse a defi-
ciencias del artifice en todos los casos, sino que parece mas bien hecho
de prop6sito. Ademis tengamos present que el taino en sus tallas
liticas, muchisimo mis dificiles de realizar que el modelado, lega a
producer figures humans de un gran realismo y hasta verdaderas
esculturas-retratos como las cabezas p6treas de Macoris, en la propia
isla de Santo Domingo.
En las cabezas zoomorfas de La Caleta, hemos podido distinguir,
ranas, tortugas, lechuzas y murcielagos, que no ofrecen dudas, y el
tipo mis abundante en este yacimiento, el de una cabeza puramente
simiesca, que de representar realmente a monos, hay que aceptar que
su imagen se trasmiti6 a trav6s de las generaciones sucesivas de este
pueblo taino, de sus antepasados sudamericanos, pues en las Antillas
no habia este animal. Pero ya lo indicamos anteriormente, la cara
del murci6lago algo humanizada aparece como una cara simiesea, y
probablemente 6se es el caso de diehas figures.
En unos pocos ejemplares de este yacimiento encontramos la aso-
eiaci6n entire una cabeza humana y otra de animal, en la misma asa,
relacionable esta forma con los tipos de cabezas gemelas de que ya
nos ocupamos en pfrrafos anteriores, y recordamos el ejemplar que
representaba una cabeza humana con un animalillo complete, situado
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
detrAs de ella y cuya propia cabeza quedaba encima, en tal forma
que visto de frente aparece como una figure de dos cabezas super-
puestas.
Anteriormente nos referimos brevemente a las extremidades, im-
portantes complementos a la figure que dan a 6sta una actitud defi-
nida de que carecen las cabezas solas. Abordaremos de nuevo dicho
tema, con mis amplitud, refiriendonos especialmente a la extensa
colecci6n ceramica de La Caleta, estudiando como se presentan dichas
extremidades o miembros, su situaci6n con respect al cuerpo de la
figure, las actitudes y su paso o evoluci6n a las asas en gasa.
Como ya vimos, en gran niimero de casos las figures que acom-
pafian al recipient, constituyendo pricticamente sus asas, carecen
de cuerpo o extremidades y quedan reducidas exclusivamente a la
cabeza humana o de animal. Pero en una proporci6n algo menor, la
figure esti dotada de sus extremidades: generalmente las superiores
o brazos; en algunas ocasiones las superiores y las inferiores; y muy
raramente los miembros inferiores solamente. Tambi6n las manos
solas sin representar los brazos correspondientes, pese a lo cual son
un valioso complement a la figure y le proporcionan actitud, movi-
miento, como diriamos en el lenguaje artistic.
Pese a que en la mayoria de los casos las extremidades estLn re-
presentadas convencionalmente, la observaci6n en una extensa series,
como la que estudiamos, permit su precisa interpretaci6n como tales
miembros y ver en ellos las actitudes definidas que dan expresi6n
al conjunto. Y creemos ver algo mas que un simple capricho deco-
rativo en esa nuinerosa variedad de posiciones, que en el caso de La
Caleta, pueden reducirse y agruparse en unas treinta formas distri-
buidas en cinco classes, cada una de cuyas disposiciones la vemos
repetirse con mis o menos abundancia en los ejemplares colectados:
tal parece como si constituyeran una clave jeroglifica precise, con la
que el artifice representaba, valiendose de ciertos rasgos faciales y
de la posici6n de los miembros, a un determinado individuo, human
o animal mAs o menos mitol6gico, y quizas si hasta una fase o hecho
conocido en la leyenda o en la realidad. Como por ejemplo, esa ac-
titud de las dos manos apoyadas en la boca o muy proxima a ella,
que se prodiga tanto, podria referirse a un determinado motive co-
nocido del indigena y en relaci6n con la palabra o con los alimentos.
Otras veces la posici6n de los miembros s6lo parece completar el rea-
lismo de la figure, y asi por ellos reconocemos al batracio, la tortuga
o el murci6lago, en casos en que la desfiguraci6n o la estilizaci6n de
la cara la ban hecho prActicamente irreconocible.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
Deciamos que la representaci6n de las extremidades llega a ser
conventional, y asi en muchos ejemplares sefialan manos o pies, a
veces muy apartados de la cabeza sin que aparezcan los brazos o
piernas, y sin embargo, pese a su aislamiento estos miembros guardian
intima relaci6n con la cabeza mis o menos distant y le dan al con-
junto una actitud en todo semejante a las figures completes. Excep-
cionalmente la situaci6n de estas manos aisladas es tan absurd que
parecen ajenas a la figure: son un element clave agregado para com-
pletar el significado de la pieza, parece como si fueran imprescindi-
bles para su interpretaci6n sin importar el que no esten en el lugar
adecuado. Estos easos en general, constituyen, a nuestro juicio, una
superaci6n artistic en el modelado de la imagen, comparable a otras
estilizaciones de este admirable pueblo taino, como por ejemplo aque-
llas cabecitas de murci6lago de la region oriental de Cuba, de que ya
hablamos en otro capitulo, y que en la simplificaci6n de sus linear
ban dejado reducidas inicamente a tres picos (el hocico y las orejas
erectas), lo que no impide que se vea claramente en ellas la porci6n
capital del quir6ptero. Es decir, que el indio suprime en el modelado
elements que aportarian mis realismo a la figure y que no tendria
dificultad en hacer, pero que no son imprescindibles a la represen-
taci6n buscada.
En esta simplificaci6n de los elements de la figure no se incli-
naban al menor esfuerzo, como pudiera pensarse, pues muchos ejem-
plares hay que teniendo las manos apenas indicadas por un par de
simples rodetes aislados, poseen una cabeza rica en detalles y pro-
fusamente adornada, sin contar un complicado motivo ornamental
inciso sobre el cuerpo de la vasija. Vemos en estos casos una prueba
mis de que esas figures no son simples motives decorativos, que cada
una encierra en su actitud y en el conjunto de ciertos elements
precisos, una verdadera clave interpretable por ellos, que pudiera
ser una invocaci6n, por ejemplo, a determinada divinidad propicia-
toria a la cosecha o a la caza, o hasta a la salud del que tomase los
alimentos condimentados en la vasija.
Cuando son representados los brazos o las piernas (muy rara-
mente estas jiltimas), lo hacen mediante un cord6n en relieve, en cinta
o en media cafia, resaltado las mis de las veces por surcos marginales
incisos con estilo o profundidad igual que el resto de la ornamentaci6n
del recipient. Dicho cintillo generalmente es liso, pero en muchas
ocasiones esta adornado con uno o dos finos surcos a todo el largo
del miembro, o por muescas transversales, y en un solo caso observado
aqui, por puntos u hoyuelos equidistantes. Las manos son formadas
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
por un ensanchamiento en una extremidad del cintillo, con dos, o a
lo sumo tres cortas lines incisas para former los dedos en una forma
asaz rudimentaria. Y esta pobre forma es tambi6n la usada cuando
se trata de las manos solas, sin los brazos: Es notable el contrast
existente entire caras ricas en detalles, con sus manos tan grosera-
mente representadas, con ese error en el nfmero de los dedos y sin
indicar siquiera las ufas, part 6sta de los dedos que no pudo escapar
a la observaci6n del ceramista, que capt6 detalles menos sobresa-
lientes en la cara, como son los 16bulos o aletas de la nariz, por
ejemplo.
Es curioso el observer en estas series de ejemplares, la transfor-
maci6n de los brazos en verdaderas asas en gasa, puramente geom6-
tricas en su forma y ornamentaci6n, colocadas bajo el ment6n, sobre
la cabeza, o detris de 6sta, segin los tipos. Tomando, por ejemplo,
el tipo de brazos inferiores, bajo la boca o el ment6n, que nacen de
esta region o por el contrario suben a ella y alli apoyan las manos,
ordenamos series en que, comenzando por dos brazos con sus matios,
bien tipicos y reconocibles, Ilegamos en pasos sucesivos sin soluci6n
de continuidad a prominentes asas arqueadas, en forma de cinta
gruesa y ancha, decoradas con motives geom6tricos, y donde nunca
reconoceriamos a las extremidades de la figure si observaramos el
ejeniplar aisladamente. En esta series vemos sucesivamente evolucionar
los brazos, acercandose entire si y haci6ndose mis paralelos cada vez,
llegar hasta tocarse y fundirse en un solo cuerpo, pero conservando
an surco o depresi6n media que los distingue ain, y por filtimo des-
aparecer este detalle en un arco finico mis perfect, que forma una
agarradera o amplia asa en gasa, raramente cilindrica, que suelen
alcanzar grandes dimensions con respect a la cara adjunta y des-
tacarse como motivo principal.
Las dimensions de esas asas en gasa son muy variables en pro-
porci6n con la figure o con el recipient: las hay. amplias y promi-
nentes, verdaderas agarraderas de indiscutible utilidad para coger
la vasija, pero en numerosos easos son diminutas y hasta falsas o
simuladas, es decir, que aparecen como un simple aditamento orna-
mental de la figure, adosadas totalmente a la pared del recipient
sin su perforaci6n o cavidad posterior, estando alli como una remi-
niscencia de los brazos pero con su aspect. de gasa y no de aqu6llos.
A veces estas gasas son doubles para la misma figure, que posee una
inferior delantera y otra encima o por detras de la cabeza. En estos
casos, generalmente la mayor y mas propia es la frontal inferior, siendo
la otra mas pequefia o simulada.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
En la disposici6n de los brazos a los lados de la cabeza, hemos
observado que, aunque posean perforaciones intermedias con la figure
(en ciertos casos prominentes sobre el borde de la vasija), nunca
llegan a evolucionar al tipo de asas en gasa, sino que conservan su
apariencia de brazos, y analogamente aquellos tipos, ya descritos, de
alas de murcielago, que pasan a formas tabulares festoneadas, muy
ornamentadas con volutas geometricas, pero no a la cinta en arco
como la hemos estudiado.
En el numeroso material cerimico de La Caleta, no hemos obser-
vado mAs que un solo caso de asa en gasa aislada, y fu6 aqu6l pro-
cedente de la evoluci6n del tipo de murcielago con alas semi-plegadas,
descrito en su oportunidad. Es un asa much mis ancha y distinta
al tipo de que-nos estamos ocupando ahora, a mas de ser su genesis
tambi6n distinta. En otros lugares de la isla de Santo Domingo, asi
como en Cuba, no son raras las vasijas con asas simples, sin otra
figure, variando como estas notablemente en sus proporeiones y con
un caracter tanto ornamental como de agarre.
Unos pocos ejemplares fueron recogidos en La Caleta, que sepa-
ramos de estas series, por presentar una t6enica de modelado distinta:
Son figures antropomorfas o antropozoomorfas, indistintamente, mis
perfeetas que las anteriores y. mis realistas, como verdaderas cari-
caturas con las extremidades en relieves naturales, independiente un
miembro del otro, es decir, sin esa simetria bilateral que presentan
los demas casos que hemos estudiado filtimamente. MAs naturales, en
ellas la actitud o movimiento que imparten al cuerpo es mis resal-
tante. Asi, observamos una figure que con una mano se tapa un ojo;
otra que lleva ambas manos a la boca en graciosa actitud; otra, en
fin, que un brazo lo eleva con la mano sobre la cabeza mientras el otro
debi6 de apoyarse en el ment6n, a juzgar por la huella dejada, pues
falta por rotura. Ejemplares de estos tipos han aparecido en Banes,
Oriente de Cuba, y en la colecci6n del compafiero Orencio Miguel
hay dos de aquella zona, reproducidos ademas por Gundrum para
el Grupo Guama. Uno de ellos represent una figurilla humana com-
pleta, en alto relieve, con los brazos en jarras, apoyando las manos a
los lados del vientre; pertenece a una vasija navicular de grandes
proporciones y se eleva de pie en el extreme de ella. El otro, mis
notable ain, es una figure complete, de un hombre sentado, con el
brazo derecho doblado y descansando sobre las rodillas, mientras el
izquierdo sube tapandose con la mano el ojo de ese lado.
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
Krieger,(31) tambien present cuatro ejemplares de estos tipos,
procedentes de la provincia de Monte Cristi, Repfblica Dominicana,
que denomina "caricature figurines", en los cuales uno lleva la mano
derecha a la frente, otro la izquierda a tapar con ella el ojo de
ese lado, y los dos restantes llevan una mano a la boca.
En todos estos casos filtimos de La Caleta, Banes y Monte Cristi,
los miembros described arcos o forman ingulos separados del cuerpo,
con gran realismo.
Sin apartarnos de los ejemplares de La Caleta, y para. la mejor
comprensi6n de esta series de las extremidades sim6tricas en las figures,
evitindonos de paso largas y engorrosas descripciones, hemos con-
feccionado el cuadro adjunto (Fig. 4), con todos los tipos coleetados
alli, distingui6ndolos segfin su situaci6n y actitud.
En este cuadro, para su unificaci6n esquematica, hemos escogido
un solo tipo de cara, el mAs corriente en sus figurinas, pero t6ngase
present que esto es s6lo en el esquema, donde nos ocupamos exclusiva-
mente de la posici6n de las extremidades en relaci6n con las cabezas,
y que en realidad 6stas, antropomorfas o zoomofas, son muy variadas
en los distintos ejemplares.
La series esti distribuida en cinco grupos segiin la region de donde
nacen los miembros, por filas sefialadas por letras de la A a la F,
correspondi6ndole dos filas (E y F) al quinto grupo que es el mis
variado con mayor nfimero de tipos, los que se han dispuesto en
columns sefialadas por niimeros del 1 al 7, procurando, en lo possible,
colocar los tipos similares de cada grupo en la misma column. Po-
demos asi ver rapidamente la relaci6n entire un tipo y otro, atenien-
donos, insistimos, s6lo a la posici6n de las extremidades, sin ocuparnos
del detalle facial u ornamental de la figure o del recipient, lo que
seria de un gran interns, pero complicaria este studio en demasia
y le daria demasiada extension para el plan que seguimos.
En el grupo A, los brazos parten de encima de la cabeza, y esta
posici6n tan an6mala tuvo sin duda un claro significado para los
indigenas, cuya interpretaci6n se nos escapa y nos intriga: & Se tra-
taria de una divinidad a la que imaginaran con los brazos naciendo
de ese lugar? (Los tentAculos oculares de los moluscos gaster6podos,
.por ejemplo, err6neamente interpretados por los indios como brazos,
pudo sugerirles la imagen). Aunque tambien pudiera tratarse de un
intent por representar a la figure en posici6n echada y vista de
frente, con los brazos en esa disposici6n tratando de obtener una
(31) Herber W. Krieger. Aboriginal Indian Pottery of the Dominican Be-
public. U. S. Nat. Mus., Bulletin 156; LAm. 18. Washington, 1931.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
perspective que no logran. Esta dltima suposici6n es mis plausible
en los tipos A-4, 5 y 6. En los que no hay duda con respect a esa
posici6n echada, es en los correspondientes a D-5 y D-6, E-4, E-6
y E-7, F-2 y F-7.
El grupo B es mixto, es decir, que represent las cuatro extre-
midades y no dos solamente como en los restantes, colocadas unas por
encima de la cabeza, que interpretamos como los brazos, y otro por
debajo, que l6gicamente correspondent a las piernas. En algunos
ejemplares, las inferiores forman un arco abierto con los extremes
hacia abajo, en curva mis marcada que el esquema presentado, y
manteniendose las superiores en una forma casi recta y horizontal.
En ciertas figures horizontales con relaci6n al borde de la vasija, los
.cuatro miembros, forman pares encima y debajo de la cabeza, en
angulos mas o menos abiertos, como si reunieramos en una sola cara
los tipos A-2 y C-2, y acostiramos la figure. Observando los ejem-
plares reales de este grupo B, nos parece que la mayoria de ellos,
incluyendo muchas de las figures horizontales, representan a la rana
(Toa), que era una de sus divinidades, a pesar de que algunos pre-
sentan demasiado humanizada la cara.
El grupo C corresponde a los tipos en que los brazos nacen por
debajo del ment6n, unidos en su origen o ligeramente espaciados.
Como puede verse, muchas de sus formas correspondent con las del
grupo A, de los que nacen sobre la frente; y tambien con los del
grupo E y F, pero las manos en mis correct posici6n aqui, junto
a la cara.
En el grupo D, pasamos de un tipo de miembros laterales, pero
echados hacia atris (D-5) a los francamente posteriores que nacen
de la region occipital y apoyan sus manos o pies (?) sobre la espalda
de la figure, constituida en muchos casos por el propio cuerpo del
recipient (D-6, presentado en el esquema de perfil). Este es el tipo
de que ya dijimos proceden las asas en gasa posteriores, asi como del
A-1 procede la gasa superior, y del C-1 y E-1 se original la gasa
inferior, que es la mis corriente.
En el quinto y filtimo grupo (E y F), los miembros nacen sepa-
radamente aunque en muchos casos unan sus manos, y en situaci6n
lateral a la cabeza o a la linea media inferior. En este grupo hemos
podido reunir catorce tipos, siendo por tanto la disposici6n mas usada,
a la vez que encierra los mis normales puesto que los brazos nacen,
mis o menos, en el lugar que les corresponde anat6micamente.
Vemos como en los grupos A, C, E y F, los brazos pasan de una
disposici6n paralela a una divergente, y por filtimo a una recta hori-
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
zontal; y come los tipos A-3 y C-3 dan el de cuatro miembros B-3,
que es el que mis abunda en el yacimiento de La Caleta, y que llega
a simplificarse, con desaparici6n total de los brazos y reducci6n de
las manos y pies a cuatro simples y pequefios rodetes con depresi6n
central (B-7), tipo 6ste que podemos relacionar tambien con el E-7
propio de las figures de tortugas, asi como la disposici6n del tipo
F-7 corresponde a la rana, en los ejemplares observados.
Los tipos E-l, E-2, E-3, F-l, F-3 y F-4, se los encuentra indis-
tintamente con las manos apoyadas sobre el ment6n, o tapando la
boca. El tipo E-4 nos recuerda a la figure de los brazos en S, que
se ha encontrado repetidas veces en la provincial oriental de Cuba,
tanto en cerimica como litoglifos, y que tomamos como emblema de
nuestro Grupo Guami, pero en este caso de La Caleta los dos brazos
bajan en arcos sim6tricos y no en arcos revertidos o en aspas como
en los cubanos citados. El Dr. Fernando Royo, que hizo un studio
de estas figures con brazos en S,(82) observando los ejemplares que
se conservan en el Museo Bacardi de Santiago de Cuba, otro del
Museo Antropol6gico Montane de la Universidad de La Habana, y
el que present Harrington en su obra "Cuba Before Columbus",
lleg6 a la conclusion de que es un tipo propio y exclusive de la
region oriental de Cuba, y opina que se trata de un ideograma
"asociado precisamente a la fecundidad" una representaci6n fetal,
que aparece en la region ventral de idolos femeninos y que "bien pu-
dieran ser dioses a los que los tainos dirigieran sus ruegos para evitar
la esterilidad femenina o favorecer la fecundidad". Cuando aparece
en vasijas de barro pudieran estas ser "destinadas a usos relacio-
nados con la maternidad o a dep6sitos de ofrenda" para favorecerla.
El tipo E-5, fu6 torado de una vasija complete, extraida por
Youmans de La Caleta, que present dos peculiaridades: la de poseer
dos asas muy grandes para el reducido recipient central, y la de
que 6stas tengan las cars diferentes, no asi los brazos que estin en
la disposici6n del esquema, con largas aberturas intermedias que los
separan de la cabeza. En una de las asas la cara no tiene mas detalles
que dos grandes ojos muy pr6ximos, formados por dos perfectos
rodetes sobresalientes; el asa opuesta, por el contrario, tiene la nariz,
la boca y los ojos, que ahora son elipticos. (Ver LAm. XVIII).
Los ejemplares de que tomamos el tipo E-7, tienen los brazos, ge-
neralmnnte, en Angulos como en el esquema, pero en mis raras oca-
(32) Fernando Royo Guardia. Possible significacin de un ideograma taino;
Memorias de la Soeiedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey, Vol. XIII,
Nfim. 1, febrero de 1939; pAgs. 13-16, lim. 3.
LA CALETA: JOYA ARQUEOLOGICA ANTILLANA
siones puede 6ste ser mis abierto o former un arco perfect, simu-
lando con bastante fidelidad las patas-aletas delanteras de una tortuga
marina, el Carey (Chelone imbricata) y con la cabeza de este quelonio.
En el tipo F-2, el nacimiento de los brazos se confunde con las
orejas de la figure, y la cara es antropozoomorfa, apareciendo el con-
junto como el de un animal en actitud expectante y visto de frente.
El tipo F-3, a pesar de la proximidad de los brazos a la cara,
debido al poco espacio de que dispusieron por debajo de la cabeza,
que es aplicada a la pared del recipient, corresponde sin duda a la
figure de las manos apoyadas en el vientre, tan corriente en las tallas
liticas tainas, en los idolillos colgantes por ejemplo.
En el tipo F-6 se da el caso de que los brazos sean much mis
largos y suban en U hasta algo mas alto que la mitad de la cabeza,
asemejAndose "entonces al tipo A-6.
El original de dicho tipo A-6, es un caso raro en que la cara no
existe como tal, quedando reducida a un simple bot6n algo oval, pro-
minente y con una amplia depresi6n central; los brazos tambien son
atipicos, sin una clara representaci6n de las manos y con una series
de hoyuelos equidistantes a todo el largo del cintillo que lo forma.
S61o por comparaci6n con ejemplares del tipo A-5, del A-4 y del F-6,
puede Ilegarse a determinarlo como una cabeza con brazos.
La .aplicaci6n de un punteado fuerte a lo largo de los brazos, o
seccionAndolos con muescas transversales, como en various ejemplares
de estas series, ha dado lugar a que algunos autores considered estos
miembros como representaciones de serpientes, confundiendo las ma-
nos con las cabezas de ellas, sobre todo en los casos en que la repre-
sentaci6n es ondulada como en el A-6. En todos estos casos de La
Caleta, no tenemos dudas que se trata de cabezas con brazos, pero esto
no quiere decir que no haya verdaderas representaciones de serpientes
en la eeramica de este pueblo, asi, por ejemplo, tenemos la que cita
y reproduce en dibujo Adolfo de Hostos,(3) y el tipo que, proce-
dente de Monte Cristi, Reptiblica Dominicana, present en fotografia
Krieger.(34) Ambos ejemplares tienen el cintillo que forma el cuerpo
seceionado por una series regular de muescas: el primero tiene una
cabeza casi rectangular de cuya porci6n inferior bajan divergentes
los dos cintillos, que se recurvan en espiral hacia los extremes y
terminan cada uno en sendas cabecitas, tambi6n rectangulares y con
dos lines cortas centrales, que parecen representar los ojos; el se-
(33) Adolfo de Hostos. Anthropological Papers: Prehistoric Puerto Rican
Ceramics, phg. 13, fig. 8, San Juan de Puerto Rico, 1941.
(34) Herbert W. Krieger. Aboriginal Indian Pottery of the Dominican Re-
public. United States Nat. Mus., Bull. 156, Washington, 1931; 1Am. 22 centroo).
HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
gundo forma un arco grueso, aplicado sobre la pared de la vasija,
con surcos transversales a todo su largo, y que lleva en cada extreme
una cabeza de ofidio muy bien representada, con ojos laterales re-
dondos, boca transversa en el extreme y una linea longitudinal en-
cima. Otra representaci6n de serpiente, y tambi6n de Monte Cristi,
vemos en el horde de un plato, que present Krieger en la misma
obra y en Lim. 38. Es de notar que todas estas representaciones de
serpientes sean bicefalas, y que en el caso presentado por De Hostos
nazcan de la parte inferior de una cabeza como hemos visto en los
brazos de ciertas figuras'de la series estudiada, lo que autoriza a pensar
que el indio pudo establecer cierta relaci6n ideogrifica entire los brazos
y las serpientes.
LAS OLLAS MINIATURE DE LA CALETA. En este yacimiento el ta-
mafo de las vasijas es muy variado y lo mismo ocurre con sus formas.
Gracias a las dos importantes colecciones extraidas de dicho lugar,
por el Coronel Youmans y por el Ingeniero De Boyrie, respectiva-
mente, hemos tenido la oportunidad de estudiar comparativamente
un buen nimero de recipients enteros o en porciones no menores
que la mitad del ejemplar.
Las formas mAs abundantes son los recipients circulares y los
naviculares, prAeticamente en igual proporci6n unos que otros: los
primeros, generalmente, mis altos que los segundos, de boca ancha
(cazuelas) o reducidos en esta parte y con el cuerpo globuloso (ollas).
Los recipients muy bajos y anchos (escudillas, plates y bandejas),
se eneuentran alli en una proporci6n sensiblemente menor, y mis
escasos ain las formas doubles superpuestas, en que la mitad superior
de la olla es navicular, mientras que la mitad inferior es circular
con un estrechamiento intermedio. Los tipos rectangulares o trian-
gulares que alli han aparecido, constituyen ejemplares raros, no s6lo
para dicho yacimiento sino para la alfareria general taina.
Midiendo los diAmetros de los ejemplares circulares recogidos en
La Caleta, podemos establecer los. limits minimo y mAximo que al-
canzan hasta ahora: Asi, hay ollas desde 60 mm. (23/%") de diAmetro,
verdaderas miniatures, hasta piezas de 355 mm. (14"), con toda una
series de tamafios intermedios. En las formas naviculares, la menor
que hemos observado mide 102 mm. (4") X 120 mm. (43/"), y la
mayor, que es una bandeja de cuatro asas, en la Colecci6n de Emile
de Boyrie, alcanza 317 mm. (12/2") X 355 mm. (14").
Considerando de tamahio practice para el uso domestico, solamente
aquellos recipients superiores a los 80mm. (unas 3") de diametro,
o con la boca de esta media en adelante, surge la interrogaci6n con
11
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JASPO$/C/OW/il#S X5 XTWRE/NIO/DwM EH N/I.q5 F/R CER//MIC,5 A I4 CALET4
Fig. 4
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del.ds do/a c/~hza Z A A
SA---s M"i I
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HERRERA FRITOT Y LEROY YOUMANS
respect al destiny que dieron a las mis pequefas, impropias por
sus exiguas proporciones para el cocido de los alimentos.
La Caleta ha proporcionado dos tipos de estas pequefias piezas,
que podemos denominar ollas miniature: uno tosco e irregular, que
aunque es un remedo de las mayores, su modelado es poco cuidadoso,
como hecho con rapidez, sin adornos o con dos o tres lines decorativas
sin precision alguna; podemos considerarlas como verdaderos juguetes
que construyeron para los nifios de la tribu, o quizas si-hechas por
los mismos muchachos imitando a los ceramistas o practicando en el
important arte. En el otro tipo son muy perfectas y s6lo diferentes
por su exiguo tamafio de las mayores que presentan mejor decoraci6n.
Armoniosas en sus lines y ricamente ornamentadas, algunas con asas
antropomorfas prominentes, se ve en ellas la mano expert de los
mejores ceramistas, que no hubieran puesto ese cuidado si se tratase
de simples juguetes. Es un caso anAlogo al que palpamos al estudiar
las hachas petaloides y encontrarnos diminutos ejemplares absoluta-
mente inadecuados para el uso dom6stico o el guerrero, y sin embargo
su perfecci6n y acabado es igual o superior a las de tamafio utilitario,
por lo que son consideradas como hachas votivas y no como juguetes.
Creemos que la funci6n de estas ollitas fu6 otra de mis impor-
tancia, en raz6n de su esmerado modelado. Veamos varias hip6tesis,
una vez descartada la del coeido de los alimentos y la de juguetes.
Para De Hostos,(35) "evidentemente no fueron destinadas para
la cocina" y "es possible que en ellas guardaran la bixa (bija: Bixa
orellana L.) o sustancia vegetal con la cual los indios tenian el hibito
de embadurnarse sus cuerpos". Agrega este autor, que algunos de
los "sellos" encontrados se adaptan bien en tamafio y forma, como
tapas o covertores de estas pequefias ollas, con las que guardian "cier-
tas similaridades morfol6gicas", considerando que con ello gana fuerza
la teoria de que los "asi llamados sellos fueron usados en conexi6n
con el pintado de la cara y el cuerpo". Aceptamos esta hip6tesis de
que las pequefias ollas sirvieran para conservar el tinte, como plau-
sible, en ciertas ocasiones pero no con caricter general por las razones
que expondremos mas adelante, lo que no alcanzamos a ver es esa
relaci6n de forma entire los sellos y las ollas miniature: ninguno de
aqu6llos (incluyendo los que el propio De Hostos present en su
obra -fig. 12, pag. 27-), tiene hechura adaptable como "tapa" a
ninguna de las ollas de referencia, ni su dibujo guard relaci6n con
la ornamentaci6n de las mismas. En los sells discoidales, el dibujo
ocupa toda la cara ligeramente convexa de aplicaci6n, sin un reborde
(35) Adolfo de Hostos. Anthropological Papers: Prehistoric Puerto Rican
Ceramics, pigs. 11 a 13; figs. 8 y 9 i, j. San Juan de Puerto Rico, 1941.
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