Citation
El diálogo de Falcón y la doctrina del respeto mutuo

Material Information

Title:
El diálogo de Falcón y la doctrina del respeto mutuo
Creator:
Rodríguez, Luis I., 1905-
Place of Publication:
México
Publisher:
Ediciones Humanismo
Publication Date:
Language:
Spanish
Physical Description:
30 p. : ; 17 cm.

Subjects

Subjects / Keywords:
Foreign relations -- United States -- Mexico ( lcsh )
Foreign relations -- Mexico -- United States ( lcsh )

Record Information

Source Institution:
University of Florida
Rights Management:
All applicable rights reserved by the source institution and holding location.
Resource Identifier:
000745583 ( ALEPH )
ADT8371 ( NOTIS )
60033213 ( LCCN )

Full Text











LOS MONUMENTOS NACIONALES
DE LA
REPUBLICAN DE CUBA


Vol. I

LA PLAZA DE ARMAS
CARLOS MANUEL DE CESPEDES,
DE LA HABANA







LOS

MONUMENTOS NACIONALES

DE LA

REPUBLICAN DE CUBA


Vol. I

LA PLAZA DE ARMAS


CARLOS MANUEL DE CESPEDES,
DE
LA HABANA
Por
EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING




PUBLICACIONES DE LA
JUNTA NATIONAL DE AROUEOLOGIA Y ETNOLOGIA
LA HABANA
1957

















PROLOGO


En la sesidn ordinaria celebrada por los miembros
litulares de la JUNTA NATIONAL DE ARQUEOLOGiA
Y ETNOLOGiA, el 10 de julio de 1956, se acord6 edi-
tar una obra, en various volimenes, con el titulo de
Ios MONUMENTS NACIONALES DE LA REPUBLICAN
DE CUBA, encomendando su publicaci6n al arqui-
tecto Emilio Vasconcelos, Presidente de la Secci6n
de Arqueologia Colonial, y a nosotros, teniendo
a nuestro cargo la preparacidn, organizacidn y re-
dacci6n de los trabajos consagrados a historiar cada
uno de los Monumentos Nacionales declarados por
la Junta; obra que deberd ser ilustrada con gra-
bados antiguos, fotografias y pianos.
La Junta resolvi6 destinar de sus fondos propios
las cantidades necesarias para sufragar el imported
de la impresidn de los volimenes que se editen, asi
como de la confecci6n de los grabados.
A propuesta nuestra, se acord6 que el primero
y segundo volimenes estin dedicados, respectiva-
mente, a la Plaza de Armas Carlos Manuel de Cis-
pedes y a la Plaza de la Catedral, de La Habana.
Con este primer volume iniciamos esa labor.
Pero hemos creido oportuno precisar en este
prdlogo lo que hasta ahora se ha legislado sobre la
material.
No se encuentran preceptos especificos sobre de-
claracid6 de Monumentos Nacionales en la Consti-
tucidn de 1901 ni en las reforms a la misma adop-
tadas en 1928, ni en los Estatutos para el Gobierno
Provisional de 1933, ni en la Ley Constitucional de
1934 con sus adiciones y modificaciones posteriores,
ni en las Normas Provisionales de gobierno de 1935,
ni en la Ley Constitucional de ese mismo aio.
Pero no obstante esa carencia de regulaciones
constitucionales, ya en 1913 el Poder Ejecutivo cred
una comisidn para que realizase trabajos cientificos
en la Ciinaga de Zapata, con motive del descubri-
miento de un cementerio indigena; y aios despuis,
en 1928, por otro decreto presidential, se estable-


cieron reglas generals para efectuar exploraciones
y former colecciones arqueoldgicas.
Hasta entonces la accidn official no se babia pre-
ocupado de la proteccidn de nuestra riqueza artis-
tica e histdrica. Comenzard a efectuarlo en 1928,
al autorizar, por la Ley de 24 de julio, al Presidente
de la Replblica para hacer declaratoria de Monu-
mentos Nacionales y dictar los reglamentos y dis-
posiciones para la mejor y mds eficaz proteccidn
de los mismos.
En 1934 se declare, por un decreto-ley, Monu-
mento Nacional la Plaza de la Catedral y los edifi-
cios que la rodean, en la ciudad de La Habana. En
1935, por sendos decretos-leyes, se tomaron andlogas
medidas en favor del pueblo de Mantua, en la pro-
vincia de Pinar del Rio, y de la ciudad de Bayamo,
en la provincial de Oriente; y en 1937, del Cemen-
terio de Santa Ifigenia, en la ciudad de Santiago
de Cuba.
El primer organismo encargado de la conserva-
ci6n y studio de los monuments precolombinos
y coloniales, se crea per decreto presidential, el aio
1937, con el nombre de Comisi6n Nacional de Ar-
queologia. Sus miembros logrardn, al correr de los
anos, que el Ejecutivo perfeccione su organizaci6n
y amplie y refuerce sus atribuciones, al amparo de
los preceptos contenidos sobre el particular en la
Constitucidn de 1940.
En efecto, por el articulo 47 de vista se declare
que "la cultural, en todas sus manifestaciones, cons-
tituye un inters primordial del Estado"; y el 58
confiere al Estado, por medio de la Ley, "la conser-
vaci6n del tesoro cultural de la Naci6n, su riqueza
artistic e hist6rica", encomenddndole, asimismo,
especialmente, la proteccidn "de los monumentos
nacionales y lugares notables por su belleza natural
o por su reconocido valor artistic e hist6rico". Por
el articulo 87, aun reconociendo la Constitucidn la
existencia y legitimidad de la propiedad privada,
teniendo en cuenta el amplio concept de funci6n
social que se le atribuye, le impose las limitaciones








que por motives de necesidad o utilidad priblica
o interns social establezca la Ley.
Ajenos habian permanecido hasta entonces los
imunicipios de la Reptiblica a toda actuacidn sobre
la riqueza artistic e histdrica existence en sus tjr-
minos. El Municipio de La Habana rompid esta
indiferencia, al crear, por decreto alcaldicio, dictado
cn 26 de noviembre de 1940, a sugerencia del His-
toriador de la Ciudad, la Comisidn de Monumentos,
Edificios y Lugares Hist6ricos y Artisticos Haba-
neros, asesora de la Oficina del Historiador de la
Ciudad en todo cuanto se refiera a la defense, con-
servaci6n y restauracion de monuments, edificios,
plazas, calls, barriadas, rincones y demds lugares
de valor histdrico o artistic del Tirmino Municipal
de La Habana. Dicha Comisi6n fui reorganizada
en 3 de octubre de 1944.
Dos reorganizaciones ha experimentado la Conti-
sio6n Nacional de Arqueologia, la primer el anio
1941, transformdndola en Junta Nacional de Ar-
queologia, y la segunda, al siguiente anio, en Junta
Nacional de Arqueologia y Etnologia.
El decreto presidential No. 3630, de 25 de no-
viembre de 1942, es el cuerpo legal vigente que rige
nuestra actual Junta. En 1l se fijan sus atribuciones,
jurisdicci6n, organizacidn y reglamento y se desig-
nan los miembros que deben integrarla.
Gobierna la Junta un Consejo de Gobierno y se
compone de tres Secciones: de Arqueologia Abo-
rigen, de Monumentos Histdricos y de Arqueologia
Colonial, y de Etnologia Cubana; y estd integrada
por miembros titulares por derecho propio y por
designaci6n de instituciones y organismos culturales
' miembros correspondientes, delegados de la Junta
en diversas localidades de la Repiiblica.
Pero como los referidos delegados solo lo eran en
material de Arqueologia Aborigen, la Junta, en
sesi6n de 28 de julio de 1943, creyd necesario cons-
iituir tambidn delegaciones que la representaran en


a'untos de Arqueologia Colonial y Monumentos
Nacionales, ddndole tal cardcter, en la ciudad de La
Habana, a la Comisi6n de Monumentos, Edificios
y Lugares Histdricos y Artisticos Habaneros, y a las
Contisiones andlogas ya constituidas en los Muni-
cipios de Trinidad, Santiago de Cuba y Sancti Spi-
ritus, y a las que se constituyesen en lo adclante en
otros tlrminos municipales.
Como complemento de esos acuerdos, la Junta,
a partir de 1944, ha consagrado buena parte de sus
actividades a la defense de los edificios y los lugares
de valor histdrico o artistic, logrando que el Eje-
cutivo dicte las disposiciones oportunas para la de-
claracion de Monumentos Nacionales y conserva-
cion de los mismos bajo la inmediata vigilancia e
inspecci6n de la Junta, con establecimiento de las
correspondientes sanciones. Tal es la finalidad del
decreto presidential No. 1932, de junior 15 de ese
ano. En el, ademds, se reglamenta el decreto-ley
No. 613 de 23 de octubre de 1934, que declared
Monumento Nacional la Plaza de la Catedral.
La inminente demolici6n, por sus propietarios, de
la Iglesia de Paula, en la ciudad de La Habana, obliged
a la Junta en 1944 a recabar fuese amparada me-
diante la declaracidn de Monumento Nacional y se
ordenase la expropiacidn de ese inmueble.
Durante ee mismo afio obtuvo la Junta se decla-
mase la ciudad de Trinidad, en la provincia de Las
Villas, de excepcional riqueza artistic e histdrica,
dlivididndose, al efecto, en zonas y haciendose los
pronunciamientos de Monumentos Nacionales en
pro de diversos lugares y edificaciones de dicha
ciudad.
Iguales disposiciones se alcanzaron respect de
la part de la ciudad de La Habana comprendida
cntre el mar y las antiguas murallas.
Y, por iltimo, ha sido reglamentado el decreto-
Icy de 1935 que declared Monumento Nacional la
ciudad de Bayamo.












LEGISLATION SOBRE LA JUNTA NATIONAL
DE ARQUEOLOGIA Y ETNOLOGIA
y
LAS DECLARACIONES
DE MONUMENTOS NACIONALES



















SE AUTORIZA AL PRESIDENT DE LA REPUBLICAN PARA HACER

DECLARATORIAS DE MONUMENTOS NACIONALES.


LEY

Julio 24, 1928.
Gaceta Oficial, julio 25, 1928,
p. 1,493.

ARTicuto I.-La Ley de quince de julio de mil
novecientos veinte y cinco, publicada en la Gaceta
Official el dia diez y seis del mismo mes y afo, edi-
ci6n extraordinaria, se modifica y adiciona por la
present Ley, en la siguiente forma:

El Ejecutivo Nacional queda autorizado para
hacer la declaratoria de "Monumento Nacional",
dictando los Reglamentos y disposiciones que crea
convenientes para la mejor y mis eficaz protecci6n
de dichos monumentos, bien sean de caricter hist6-
rico, artistic o patri6tico; asi como para la con-


servaci6n de las riquezas y bellezas naturales del
Pais.
ARTICULO II.-Todos los demis preceptos y dis-
posiciones de la referida Ley de quince de julio de mil
novecientos veinte y cinco, quedan ratificados por
la present Ley, en todo aquello que no se oponga
a las modificaciones o adiciones ya expresadas.
ARmicuLo III.-Esta Ley comenzar2 a regir desde
el dia de su publicaci6n en la Gaceta Oficial de la
Repiblica.
Dado en el Palacio de la Presidencia, en La Ha-
bana, a 24 de julio de 1928.

GERADO MACHADO
President

C. M. DE CESPEDES
Secretario de Obras Pfblicas




















CREACION DE LA COMISION NATIONAL DE ARQUEOLOGIA.

SUS FINES. CONCESSION DE CREDITS PARA SUS LABORES.

PERSONAS QUE DEBEN INTEGRARLA.


DECRETO NUM. 3057


Agosto 9, 1937.
Gactca Oficial, octubre 25,
1937, ler. pliego, p. 6831.

POR CUANTO: Es deber de todo gobierno con-
tribuir a la creaci6n de un ambiente propicio a las
empresas de alta cultural.
POR CUANTO: Se han realizado en Cuba investi-
gaciones de importancia que permiten afegurar el
valor esencial de la arqueologia precolombina y de
la colonial, como fuentes de historic patria.
POR CUANTO: Por Decreto Presidencial numero
1306, publicado en la Gaceta Oficial de 7 de agosto
de 1928, se design una Comisi6n para que evitase
la dispersi6n de la riqueza arqueol6gica de Cuba;
Comisi6n que no lleg6 a cumplir sus funciones tec-
nicas por las vicisitudes political de la naci6n.
POR CUANTO: Las empresas de investigaci6n rea-
lizadas con relaci6n a la arqueologia cubana per-
miten asegurar la existencia de una tradici6n cien-
tifica que el Estado debe estimular, por todos los
medios.
POR CUANTO: Es necesario dar a estas empresas
de investigaci6n la coordinaci6n necesaria para el
mayor exito de su finalidad critical y restauradora.
POR TANTO: En uso de las facultades que la
Constituci6n y las leyes me confieren, y a propuesta
del Secretario de Educaci6n,


Resuelvo:

ARTICULO I.-Crear en La Habana una Comisi6n
Nacional de Arqueologia.
ARTiCULO II.-La Comisi6n Nacional de Ar-
queologia tendri estos fines esenciales:
a) La conservaci6n y studio de los monumentos
precolombinos y coloniales.
b) La conservaci6n y examen critic de los ob-
jetos precolombinos que se encuentran en yaci-
mientos o dep6sitos estatrigrificos.
c) La conservaci6n y studio de los restos hu-
manos precolombinos.
d) La formaci6n del Mapa Arqueol6gico de
Cuba.
e) Contribuir al desarrollo del Museo Arqueo-
logico Nacional.
ARTiCULO III.-Se concede a la Comisi6n Nacio-
nal de Arqueologia con cargo al Presupuesto de la
Direcci6n de Cultura, Capitulo VII, Articulo I, la
cantidad de MIL PESOS ($1,000.00) anuales que
se dedicaran a la publicaci6n de un Boletin y al
inicio de excavaciones en las zonas que el nuevo
organismo estime de mayor inter.s.
ARTiCULO IV.-Formarin la Comisi6n Nacional
de Arqueologia: un miembro designado por la Aca-
demia de Ciencias, un miembro designado por la
Academia de la Historia, un miembro designado
por la Facultad de Ciencias de la Universidad de
la Habana, un miembro designado por la Facultad
de Ingenieros y Arquitectos de la propia Univer-
sidad, un miembro designado por el Colegio Na-









cional de Arquitectos y los sefiores siguientes: Dr.
Carlos de la Torre, Dr. Aristides Mestre, Dr. Rafael
Azcirate Rosell, Dr. Felipe Pichardo Moya, Dr.
Salvador Massip, Dr. Carlos Garcia Robiou, Dra.
Teresa Gurri Aguilera, Dr. Manuel Perez Beato,
Dr. Emeterio Santovenia, Ing. Jose Antonio Cos-
culluela, Arq. Joaquin Weiss, Dr. Ren6 Herrera,
Dr. Pedro Garcia Valdes, Arq. Silvio Acosta, Arq.
Evelio Govantes, Sr. Eduardo Garcia Sierra, Arq.
Luis Bay Sevilla, Ing. Ernesto Segeth. Como De-
legados de la Comisi6n Nacional de Arqueologia
en las distintas provincias de la Repitblica se de-
signa a los siguientes sefiores:

Pinar del Rio: Dr. Pedro Garcia Valdis y Sr.
Augusto Fornaguera;
Matanzas: Dr. Carlos P6rez Chousa;

Santa Clara: Dr. Laudelino Trelles;

Camagiiey: Dr. Felipe Pichardo Moya y
Dr. Antonio R. Martinez;


Oriente: Dr. Jose A. Garcia Castafieda,
Dr. Fernando Utset Macii y
Dr. F. Garcia Peralta.
ARTCcuLO V.-Las vacantes que se produjeran en
el seno de la Comisi6n serin cubiertas por designa-
ci6n de la misma, verificindose la elecci6n segsin las
pricticas academicas establecidas.
ARTICULO VI.-Para su desenvolvimiento inte-
rior y para cumplir su finalidad t6cnica, la Comi-
si6n Nacional de Arqueologia elaborari un Regla-
mento que seri sometido a la aprobaci6n del senior
Secretario del Ramo.
Dado en La Habana, en el Palacio de la Presi-
dencia, a los nueve dias del mes de agosto de mil
novecientos treinta y siete.

FEDERICO LAREDO BRU
President

FERNANDO SIRGO
Secretario de Educaci6n




















CORRESPONDE AL ESTADO REGULAR, POR MEDIO DE LA LEY,

LA CONSERVATION DEL TESORO CULTURAL DE LA NACION

Y PROTEGER LOS MONUMENTOS NACIONALES.


CONSTITUTION DE LA REPUBLICAN

Julio 1, 1940.

ARTiCULO 47.-La cultural, en todas sus manifes-
taciones, constitute un interns primordial del Es-
tado.
ARTICULO 58.-El Estado regular por medio de
la Ley la conservaci6n del tesoro cultural de la Na-
ci6n, su riqueza artistic e hist6rica, asi como tam-
bidn protegeri especialmente los monuments na-
cionales y lugares notables por su belleza natural
o por su reconocido valor artistic e hist6rico.
ARTICULO 87.-El Estado cubano reconoce la
existencia y legitimidad de la propiedad privada en
su mis amplio concept de funci6n social y sin mis


limitaciones que aquellas que por motives de nece-
sidad p6blica o de interest social establezca la ley.
ARTiCULO 24.-Se prohibe la confiscaci6n de bie-
nes. Nadie podri ser privado de su propiedad sino
por autoridad judicial competence y por causa justi-
ficada de utilidad publica o interns social y siempre
previo el pago de la correspondiente indemnizaci6n
en efectivo, fijada judicialmente. La falta de cum-
plimiento de estos requisites determinari el derecho
del expropiado a ser amparado por los Tribunales
de Justicia, y, en su caso, reintegrado en su pro-
piedad.
La certeza de la causa de utilidad piblica o in-
terds social y la necesidad de la expropiaci6n, co-
rresponder~ decidirla a los Tribunales de Justicia,
en caso de impugnaci6n.



















SE CREA POR EL ALCALDE MUNICIPAL DE LA HABANA

LA COMISION DE MONUMENTOS, EDIFICIOS Y LUGARES

HISTORICOS Y ARTISTICOS HABANEROS, ASESORA DE LA

OFICINA DEL HISTORIADOR DE LA CIUDAD.


DECRETO NUM. 116

Noviembre 26, 1940.

POR CUANTO: El Historiador de la Ciudad,
Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, me ha sugerido
la conveniencia de que por esta Alcaldia se design
una comisi6n que asesore las labores de la Oficina
a su cargo, en lo que se refiere expresamente a la
defense, conservaci6n y restauraci6n de las riquezas
hist6ricas y artisticas existentes en el Tirmino Mu-
nicipal de La Habana.
POR CUANTO: Es indudable que La Habana
posee tesoros arquitect6nicos y escult6ricos, de apre-
ciable mirito artistic o tipico caricter colonial los
unos, y otros de excepcional valor hist6rico, que
merecen la constant e inteligente atenci6n de la
Administraci6n Municipal, con objeto de que se
les mantenga o restituya en el primer caso, el aspect
que mejor pueda realzar su belleza o tipicidad, y en
el segundo, el que poseian en la epoca en que se
desarrollaron los hechos que los convirtieron en lu-
gares hist6ricos.
PoR CUANTO: Esta Alcaldia estima que la co-
misi6n propuesta por el Historiador de la Ciudad
reportaria beneficiosos resultados para la defense
de esas riquezas hist6ricas y artisticas habaneras,
contribuyendo con ello a la exaltaci6n de esos altos
valores culturales de la Ciudad, ante nacionales
y extranjeros.


POR TANTO: En uso de las facultades que me
conceden las leyes vigentes,

Resuelvo:

PRIMERO: Crear una Comisi6n que se denomi-
nari de Monumentos, Edificios y Lugares Hist6ricos
y Artisticos Habaneros, asesora de la Oficina del
Historiador de la Ciudad en todo cuanto se refiera
a la defense, conservaci6n y restauraci6n de mo-
numentos, edificios, plazas, calls, barriadas, rin-
cones y demis lugares de valor hist6rico o artistic
del Termino Municipal de La Habana.
SEGUNDO: Dicha Comisi6n recomendari a esta
Alcaldia, por conduct del Historiador de la Ciu-
dad, la adopci6n de las medidas y disposiciones que
juzgue oportunas para dichas defense, conservaci6n
y restauraci6n.
TERCERo: La Comisi6n de Monumentos, Edi-
ficios y Lugares Hist6ricos y Artisticos Habaneros
star! integrada por las siguientes personalidades que
ya en los cargos que ocupan, ya en la labor desen-
vuelta en las asociaciones a que pertenecen han
demostrado su capacidad, interns y entusiasmo poi
estas cuestiones y que han expresado particular-
mente a esta Alcaldia su conformidad en former
parte de dicha Comisi6n, con caricter honorifico:
sefiores Emilio Vasconcelos, Jefe del Departamento
de Urbanismo del Municipio; Jose M. Bens Arrarte,
del Colegio de Arquitectos de La Habana; Mario









Guiral Moreno, de la Academia Nacional de Artes
y Letras; Enrique Gay Calb6, de la Academia de
la Historia de Cuba; Joaquin Weiss y Sinchez, pro-
fesor de Historia de la Arquitectura, de la Univer-
sidad; Elias Entralgo, professor de Historia de Cuba,
de la Universidad; Juan Jos6 Sicre, professor de la
Escuela Nacional de Bellas Artes de San Alejandro;
Enrique Caravia, professor de la Escuela Elemental
de Artes Plisticas Anexa a San Alejandro; Raquel
Catali, de la Sociedad Cubana de Estudios Hist6-
ricos e Internacionales; Juliin Martinez Castells,
director de la Sociedad Colombista Panamericana;
Jos6 L. Franco, de la Comisi6n Organizadora del
Primer Congreso Hist6rico Municipal Americano;
Bartolomi S. Padilla, del Centro de la Propiedad
Urbana de La Habana; Domingo Ravenet, del Ins-
tituto Nacional de Artes Plisticas; Jos6 M. Perez
Cubillas, del Club Rotario de La Habana; Evelio


Govantes, de la Sociedad de Ingenieros; Manuel A.
Ramos, del Club de Los Leones de La Habana.
CUARTO: La Comisi6n de Monumentos, Edifi-
cios y Lugares Hist6ricos y Artisticos Habaneros
sera presidida por el Historiador de la Ciudad,
Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, quien pondri a
disposici6n de la misma el local, los empleados y el
material de su Oficina.
QUINTO: El Secretario de la Administraci6n
Municipal, queda encargado del cumplimiento de
todo lo que por el present se dispone.
Dado en el Palacio Municipal, en La Habana,
a veintiseis de noviembre de mil novecientos cua-
renta.
RAOL G. MENOCAL Y SEVA
Alcalde Municipal

















5


SE DISPONE QUE LA COMISION NATIONAL DE ARQUEOLOGIA

SE DENOMINE JUNTA NATIONAL DE ARQUEOLOGIA.

SU JURISDICCION Y FUNCIONAMIENTO.


DECRETO NUM. 1392

Mayo 3, 1941.

Gaceta Oficial, mayo 26,
1941, 2a. ed., p. 8671.
PoR CUANTO: La vigente Constituci6n de la Re-
pfiblica impone al Estado el deber de velar por la
conservaci6n del tesoro arqueol6gico, hist6rico y ar-
tistico national;
PoR CUANTO: Se han realizado en Cuba investi-
gaciones de importancia que permiten asegurar el
valor esencial de la arqueologia precolombina y de
la colonial, como fuentes de la Historia patria; si
bien muchas veces los frutos de aquellas se han per-
dido para el pais por falta de una adecuada regla-
mentaci6n de la material;
POR CUANTO: Mas de una vez tanto algunos
Ayuntamientos como distintas Instituciones y en-
tidades de la Republica se han dirigido al Ejecutivo
Nacional, excitando su celo en beneficio de la con-
servaci6n de algunos monumentos de valor arqueo-
16gico, hist6rico o artistic, que enriquecen el te-
rritorio national;
PoR CUANTO: Por Decreto Presidencial nimero
1306, publicado en la Gaceta Oficial de la Repi-
blica de 7 de agosto de 1928, se dispuso que para
hacer exploraciones arqueol6gicas en el territorio
cubano, seria precise obtener autorizaci6n del Eje-
cutivo Nacional;
POR CUANTO: Por Decreto Presidencial nuimero
3057 de 9 de agosto de 1937, se cre6 la Comisi6n


Nacional de Arqueologia, fijindose entire sus fines
esenciales de la conservaci6n y studio de los monu-
mentos precolombinos y coloniales;
PoR CUANTO: Se hace necesario dar a estas em-
presas de investigaci6n la coordinaci6n y seriedad
indispensable para el mayor ixito de su finalidad
cientifica y restauradora, sin lesionar por ello la per-
sonal iniciativa de quienes se dediquen a tales es-
tudios;
POR TANTO: En uso de las facultades que me
estin conferidas por la Constituci6n y las leyes,
a propuesta del Ministro de Educaci6n y asistido
del Consejo de Ministros,

Resuelvo:

ARTicuto I.-La Comisi6n Nacional de Arqueo-
logia, creada por Decreto Presidencial No. 3057 de
9 de agosto de 1937, se llamari en lo sucesivo Junta
Nacional de Arqueologia, adscrita a la Direcci6n
de Cultura del Ministerio de Educaci6n, conser-
vando la organizaci6n aut6noma y las facultades
que por el citado Decreto se le otorgaron.
ARTiCULO II.-La jurisdicci6n de la Junta Na-
cional de Arqueologia, como organism atento a la
conservaci6n del tesoro arqueol6gico national y
coordinator de su studio, se extender a todos los
monuments, objetos, enseres, artefactos y restos
aborigenes que se encuentren en el territorio na-
cional; y no podrin realizarse exploraciones indo-
arqueol6gicas sin autorizaci6n por escrito de la
Junta Nacional de Arqueologia, a la que en todo









caso y dentro del plazo mis breve possible, deberi
darse cuenta de la labor realizada, con relaci6n de
los hallazgos obtenidos. La Junta otorgari el per-
miso siempre que la seriedad y vocaci6n cientificas
de quien lo solicite sean garantias de que no se hace
la exploraci6n con fines comerciales, y se garantice
que los objetos encontrados serin debidamente con-
servados en lugar accessible al piblico y a los estu-
diosos de tales disciplines.
ARTICULO III.-Los Alcaldes Municipales y las
autoridades y agents de autoridad, asi como los
propietarios de fincas en que hubiere yacimientos
aborigenes, deberin dar cuenta a la Junta Nacional
de Arqueologia, por conduct de la Direcci6n de
Cultural del Ministerio de Educaci6n, de las explo-
raciones y hallazgos de caricter indoarqueol6gico
que ocurran en sus respectivas demarcaciones o pro-
piedades, de que tengan noticias; y exigirin en todo
caso a quien realice exploraciones, la autorizaci6n
escrita de la Junta Nacional de Arqueologia, sin
la que no permitirin se leve a cabo exploraci6n
alguna.
ARTiCULO IV.-Las colecciones privadas y los
museos de caricter indo-cubano existentes actual-
mente en Cuba, y los objetos del mismo caricter
que se encuentren en futuras investigaciones, conti-
nuarin en posesi6n de sus propietarios; pero estos
deberin facilitar su studio a quienes lo soliciten, y
remitirin a la Junta Nacional de Arqueologia, por
conduct de la Direcci6n de Cultura del Ministerio
de Educaci6n y dentro de un plazo de noventa dias
a contar de la promulgaci6n de este Decreto, una
relaci6n o catilogo de dichas colecciones o museo e
igualmente le avisarin de cualquier traspaso de la
propiedad de los mismos, tan pronto como se for-
malice.
ARTICULO V.-La Jurisdicci6n de la Junta Na-
cional de Arqueologia, como organism atento a ve-
lar por la conservaci6n y restauraci6n de toda clase
de arquitectura de valor arqueol6gico, hist6rico o


artistic, se extiende a todo el territorio national. La
Junta deberi llevar un Registro de todos los edifi-
cios y monumentos existentes que estime con dicho
valor, informando al Ejecutivo Nacional, por con-
ducto de la Direcci6n de Cultura del Ministerio de
Educaci6n, cuando tenga noticias de que en algunos
de ellos se realicen o vayan a realizar obras de cual-
quier clase para las que no se haya solicitado la
previa aprobaci6n de la Junta Nacional de Arqueo-
logia; sugiriendole a la vez las medidas que a su
juicio deban tomarse en cada caso.
ARTiCULO VI.-Los Alcaldes Municipales, cuan-
do en sus respectivos Municipios se solicite el debido
permiso para realizar obras de cualquier clase en al-
guno de los edificios o monuments de sus tirminos
que estimen con valor arqueol6gico, hist6rico o ar-
tistico, deberin informarlo a la Junta Nacional de
Arqueologia por conduct de la Direcci6n de Cul-
tura del Ministerio de Educaci6n.
ARTICULO VII.-Deberi requerirse el previo in-
forme de la Junta Nacional de Arqueologia para
toda declaraci6n official reconociendo el valor ar-
queol6gico, hist6rico, o artistic de cualquier edi-
ficio o monument existente en el territorio nacio-
nal, asi como para declararlo monument national.
ARTIcuLO VIII.-Los Ministros de Educaci6n,
Gobernaci6n y Defensa Nacional velarin por el
cumplimiento de este Decreto en cuanto concierna
a sus respectivas atribuciones.
Dado en el Palacio de la Presidencia, en La Ha-
bana, a los tres dias del mes de mayo de mil nove-
cientos cuarenta y uno.
F. BATISTA
President
CARLOS SALADRIGAS
Primer Ministro
JUAN J. REMOS
Ministro de Educaci6n





















REORGANIZATION DE LA JUNTA NATIONAL DE ARQUEOLOGIA

CON EL CHARACTER DE JUNTA NATIONAL DE ARQUEOLOGIA

Y ETNOLOGIA.


DECRETO NUM. 3630
Noviembre 25, 1942.

Gaceta Oficial, diciembre 16,
1942, 3a. ed., p. 22-499.
POR CUANTO: Por los Decretos Presidenciales de
fecha 9 de agosto de 1937 y de 3 de mayo de 1941
se cre6 y reorganize la Junta Nacional de Arqueo-
logia que ha venido funcionando como corporaci6n
aut6noma adscrita a la Direcci6n de Cultura del
Ministerio de Educaci6n, de acuerdo con los fines
y facultades que se le fijaron por dichos Decretos:
POR CUANTO: Hay una intima relaci6n entire
los studios arqueol6gicos propios de la citada Junta,
sobre todo en relaci6n con el pasado aborigen cu-
bano, y los studios etnol6gicos, no atendidos hoy
en la Repiblica por ning6in organismo official;
POR CUANTO: De acuerdo con la vigente Cons-
tituci6n, corresponde al Estado regular la conser-
vaci6n del tesoro cultural de la Naci6n y su riqueza
artistic e hist6rica, y es 16gico crear a tales efectos
aquellos organismos, que puedan asesorar al Estado
en dicha regulaci6n y ejercerla en su parte tecnica:
POR TANTO: En uso de las facultades que me
estin conferidas por la Constituci6n y las Leyes,
a propuesta del Ministro de Educaci6n y asistido
del Consejo de Ministros,

Resuelvo:
ARTfCULO I.-La Junta Nacional de Arqueologia
creada por los Decretos Presidenciales de 9 de agosto


de 1937 y de 3 de mayo de 1941, es reorganizada
por el present como Junta Nacional de Arqueo-
logia y Etnologia, reconociendosele personalidad
juridica como organism aut6nomo adscrito a la
Direcci6n de Cultura del Ministerio de Educaci6n,
con los fines, facultades y organizaci6n que se fijan
por este Decreto.
ARTICULO II.-Corresponde a la Junta Nacional
de Arqueologia y Etnologia la investigaci6n y estu-
dio del tesoro arqueol6gico cubano precolombino,
y el hist6rico colonial y republican, asi como del
acervo etnogrifico de Cuba, y velar por su debida
conservaci6n en la forma que se establece por este
Decreto.
ARTiCULO III.-La jurisdicci6n de la Junta Na-
cional de Arqueologia y Etnologia como organism
atento a la investigaci6n y conservaci6n del tesoro
arqueol6gico precolombino cubano y del acervo et-
nogrifico national y coordinator de su studio, se
extender a todos los yacimientos, monuments,
piezas y ajuares de caricter aborigen o de valor et-
nogrifico existentes en el territorio national. No
podrin realizarse exploraciones indoarqueol6gicas
sin autorizaci6n de la Junta Nacional de Arqueo-
logia y Etnologia, a la que en todo caso, y dentro
del plazo o en los plazos que ella fije, deberi darse
cuenta detallada de la labor realizada, con relaci6n
de los hallazgos obtenidos. Si este requisite no se
cumpliese, la Junta podri revocar su autorizaci6n
y requerir el auxilio de las autoridades o sus agents
para suspender la exploraci6n. La Junta otorgari
el permiso siempre que la seriedad y vocaci6n cien-
tificas de quien lo solicite sean garantias de que no









se hace la exploraci6n con fines comerciales, y se
garantice que los objetos encontrados serin debida-
mente conservados en lugar donde se permit su
studio a las personas a quienes interest. En todo
caso, la Junta podri, si lo estima oportuno, designer
un miembro o delegado suyo que presence las ex-
ploraciones, como requisite indispensable para con-
ccder la autorizaci6n pedida.
ARTiCULO IV.-Los Gobernadores, Alcaldes, Je-
fes de Distritos y Puestos Militares y Navales, las au-
toridades y agents de la autoridad, asi como los
propietarios y encargados de fincas en que hubiese
monuments o yacimientos aborigenes, deberin dar
cuenta a la Junta Nacional de Arqueologia y Et-
nologia, por conduct de la Direcci6n de Cultura
del Ministerio de Educaci6n, de todo monument
o yacimiento aborigen de cuya existencia tengan
noticias, y de toda exploraci6n o hallazgo de caric-
ter indoarqueol6gico de que tengan conocimiento,
dcntro de sus respectivas demarcaciones, propie-
dades; y exigirin en todo caso a quien realice la
exploracion, si no fuere miembro o delegado debi-
damente acreditado de la Junta, la autorizaci6n es-
crita de esta para realizar dicha exploraci6n, sin la
que no permitirin que se Ileve a cabo. Si la explo-
laci6n no autorizada hubiese sido comenzada, la
autoridad o agent de la autoridad que de ella tenga
noticia deberi suspenderla, ocupando todo lo obte-
nido, que pondri a disposici6n de la Junta Nacional
de Arqueologia y Etnologia, a la que dari cuenta
a la mayor brcvedad possible por conduct de la
Direcci6n de Cultura del Ministerio de Educaci6n.
Sos funcionarios y autoridades arriba citados, y las
autoridades judiciales en su caso, que por cualquier
motivo ocupasen objetos de valor etnogrifico, de-
beran remitir a la Junta una relaci6n de dichos
objetos; y una vez terminadas las investigaciones o
procedimientos que originaron su ocupaci6n, y de
no ser devueltos a quienes tuvieran derecho a ello,
serin puestos a la disposici6n de la Junta, por con-
ducto de la Direcci6n de Cultura del Ministerio de
Educaci6n.
ARTiCULO V.-Los museos de objetos aborigenes
cubanos, o de piezas de caricter etnogrifico, que
existan actualmente en Cuba, continuarin en pose-
si6n de sus propietarios; pero estos, ya sean personas
juridicas o naturales, deberin participar a la Junta
Nacional de Arqueologia y Etnologia cualquier
traspaso de la propiedad de dichos museos, o de al-
gunos de sus especimenes, tan pronto como se for-
malice. Igualmente remitirin a la Junta por con-
ducto de la Direcci6n de Cultura del Ministerio de
Educaci6n y dentro de un plazo de noventa dias
a contar desde la vigencia de este Decreto, una re-
laci6n de los especimenes existentes en dichos mu-


seos, lo mis detallada possible y con expresi6n del
lugar geogrifico y forma de su hallazgo.
ARTICULO VI.-No podri extraerse del territorio
national, bajo ninguln concept, ningin resto abo-
rigen ni objeto alguno perteneciente a las cultural
precolombinas cubanas, ni objeto alguno o pieza de
valor etnogrIfico, sin la autorizaci6n express de la
Junata Nacional de Arqueologia y Etnologia. Sin
esta autorizaci6n, tampoco podra extraerse del te-
rritori nacio nal ningun monument ni objeto his-
t6rico cubano que conste inscripto en el Registro
a que se refiere el articulo VIII de este Decreto.
ARTiCULO VII.-La Jurisdicci6n de la Junta Na-
cional de Arqueologia y Etnologia come organism
atento a velar por la conservaci6n del tesoro arqueo-
16gico o hist6rico colonial cubano, se extiende a todo
el territorio de la Repuiblica.
ARTICULO VIII.-Ademis de la relaci6n que con-
serve, de acuerdo con lo dispuesto en el articulo V de
este Decreto y con los otros medios que tenga a su
alcance, de los monuments, objetos y restos abori-
genes o de valor etnogrifico existentes en el terri-
torio national, la Junta Nacional de Arqueologia
y Etnologia llevari un Registro done consten ins-
criptos todos los inmuebles o muebles existentes en
la Repsiblica que estime con valor arqueol6gico
o hist6rico. El m6rito de los inmuebles inscriptos
en este Registro se clasificari en la siguiente forma:
1--De interns arqueol6gico o hist6rico y utilidad
ptiblica.
2-Monumento Nacional.
De interest arqueol6gico o hist6rico y utilidad pci-
blica seran considerados aquellos inmuebles que
ofrezcan alguna lecci6n objetiva a la ensefianza de
nuestro pasado, sean de importancia national o local.
Para hacer la declaraci6n de monument national
a favor de algion inmueble, la Junta deberi tener
en cuenta el informed favorable de una comisi6n de
sus Miembros que al efecto se design, y la decla-
raci6n deberi aprobarse en una sesi6n extraordinaria
de la Junta, convocada al efecto, y por votaci6n de
las dos terceras parties de los miembros asistentes.
En ninguin caso podri hacerse una declaraci6n de
monument national a favor de ninguno del terri-
torio national sin el informed favorable de la Junta
y su inscripci6n como tal en el Registro de la
.unta.
ARTiCULO IX.-Todo monument national que-
dark bajo la protecci6n de la Junta Nacional de Ar-
queologia y Etnologia, que en caso necesario deberi
recabar el auxilio material de las autoridades que
deberi serle prestado, para hacer efectiv.- esta pro-
tecci6n; y no podrin realizarse obras de ninguna
clase en un monument national, o en relaci6n con









un monument national, sin la aprobaci6n de la
Secci6n de Arqueologia Aborigen, de Monumentos
Hist6ricos o de Etnologia Cubana, segsin corres-
ponda por el caricter del monument, de la Junta
Nacional de Arqueologia y Etnologia. Esta podra,
si lo tuviere a bien, designer uno de sus ticnicos
para que supervise dichas obras.
ARTiCULO X.-Cuando deba realizarse alguna
obra en un monument national, o en relaci6n con
un monument national, se presentari a la Junta
Nacional de Arqueologia y Etnologia la solicitud de
autorizaci6n para dicha obra, acompafiada de su
memorial descriptive y plano correspondiente, por
conduct de la Direcci6n de Cultura del Ministerio
de Educaci6n. Esta Direcci6n remitiri la solicitud
y documents acompafiados a la Junta, dentro de
las cuarenta y ocho horas de haberla recibido; y la
Junta deberi resolver la solicitud en el plazo mis
breve possible, que no deberi exceder de treinta dias.
Transcurridos istos sin la resoluci6n de la Junta, se
cntenderi que la obra ha sido autorizada.
ARTicuLO XI.-Cuando la Junta Nacional de
Arqueologia y Etnologia inscriba en su Registro al-
grin monument national, deberi participarlo al
propietario, sea persona natural o juridica, o el Mu-
nicipio, la Provincia o el Estado, a los efectos de los
dos articulos anteriores.
ARTICULO XII.-Los archives de cualquier clase,
civiles, militares, judiciales y eclesiisticos, ya sean
nacionales, provinciales o municipales; los Archi-
veros de Protocolos Notariales; los Notarios en
cuanto a los Protocolos corrientes a su cargo; los Re-
gistradores de la Propiedad y Mercantiles; los Regis-
tros de Identificaci6n y de Penados, facilitarin
gratuitamente a los miembros y delegados de la
Junta Nacional de Arqueologia y Etnologia que
acrediten estar especialmente autorizados por la
Junta para ello, las busquedas y studios que nece-
sitaren hacer en los citados Archivos, Protocolos y
Registros.
ARI iCULO XIII.-Los propietarios de museos in-
doarqueol6gicos y etnol6gicos que no cumplieren
intencionalmente con lo que dispone el articulo V
de este Decreto, serin reos de una contravenci6n ad-
ministrativa e incurririn en la sanci6n especificada
en el articulo 578 del vigente C6digo de Defensa
Social. Todo aquel que intencionalmente oculte,
altere, destruya o export alglin monument o ya-
cimiento o pieza aborigen o de valor etnogrifico,
o impida maliciosamente su studio, o que inten-
cionalmente altere o destruya o export algun mue-
ble o inmueble registrado por la Junta Nacional de
Arqueologia y Etnologia en el Registro a que se
refiere el articulo VIII de este Decreto, seri reo
de una contravenci6n del regimen de las poblacio-


nes, e incurriri en la sanci6n especificada en el ar-
ticulo 572 del citado vigente C6digo de Defensa
Social.
ARTICULO XIV.-La Junta Nacional de Arqueo-
logia y Etnologia estari integrada por miembros ti-
tulares y miembros correspondientes; y formara
ademis parte de la misma, como unico Miembro
Fundador, con voz y voto, el Dr. Josi Maria Cha-
c6n y Calvo. Los miembros Titulares serin en nu-
mero de treinta, sin contar los designados por las
instituciones que tienen representaci6n en la Junta,
y que son la Academia de Ciencias Medicas, Fisicas
y Naturales de La Habana, la Academia Nacional de
Historia, la Sociedad Econ6mica de Amigos del Pais,
la Facultad de Ciencias de la Universidad de La Ha-
bana, la Facultad de Arquitectura de la misma Uni-
versidad, el Colegio Nacional de Arquitectos y la
Sociedad Geogrifica de Cuba. Son miembros corres-
pondientes los elegidos para representar a la Junta
fuera de La Habana y colaborar con sus fines, pu-
diendo asistir a las sesiones y deliberaciones, pero sin
voto. La Junta podri designer miembro o Presi-
dente de Honor a cualquier personalidad cientifica,
literaria o artistic que estime digna de tal distin-
ci6n. Ningsun miembro de la Junta podri ser dado
de baja sino por conduct impropia o falta mani-
fiesta de cooperaci6n, comprobada en expediente
en que sea oido; pero en todo caso se entendera que
renuncian a pertenecer a la Junta y cesarin auto-
miticamente de sus cargos aquellos miembros titu-
lares residents en La Habana, que habiendo faltado
sin excusarse a tres sesiones consecutivas, y notifi-
cados de ello, falten igualmente a la cuarta.
ARTiCULO XV.-La Junta estari gobernada por
un Consejo de Gobierno, elegido en sesi6n extraor-
dinaria convocada al efecto, y por votaci6n secret
entire todos los miembros asistentes y por un period
de dos afios; pero un Consejo en funciones, conti-
nuara ejerci6ndolas hasta que se realice la elecci6n
y toma de posesi6n del que deba sucederle. El Con-
sejo de Gobierno estari formado por un Presidente
y dos Vices, un Tesorero y su Vice, un Secreta-
rio y su Vice, los Presidentes y Secretarios de las
Secciones en que la Junta se divide, y un Director
Ejecutivo, que tendri a su cargo autorizar y realizar
los acuerdos ejecutivos de la Junta y las demis fun-
clones que se le fijen por este Decreto. Los miem-
bros del Consejo de Gobierno tendrin las funciones
propias de los cargos que desempefian en las corpo-
raciones de la indole cientifica de la Junta, sin
perjuicio de las encomendadas al Director Ejecutivo.
ARTICULO XVI.-La Junta tendri tres secciones:
de Arqueologia Aborigen, de Monumentos Hist6ri-
cos y de Arqueologia Colonial y de Etnologia Cu-
bana; y todo miembro titular de la Junta seri, a su









propia petici6n, clasificado en alguna o algunas de
dichas secciones. Estas podrin celebrar separada-
mente las sesiones que estimen necesarias. La Junta
Nacional de Arqueologia y Etnologia celebrari por
1o menos una sesi6n ordinaria mensual, a cuyo efecto
su President library la correspondiente citaci6n. El
President de la Junta y el Director Ejecutivo po-
drin citar, tanto a la Junta como a las secciones, a
sesiones extraordinarias cuando lo estimen oportuno,
y deberin hacerlo siempre que lo pidan no menos
de siete miembros. En todo caso y para todas las
sesiones de la Junta, sera quorum bastante en pri-
mera citaci6n el de la tercera parte de los miembros
titulares existentes y en segundas o posteriores cita-
ciones, cualquier numero de asistentes.
ARTiCULO XVII.-La Junta Nacional de Ar-
queologia y Etnologia quedari integrada por los
miembros que se relacionan con este Decreto. Toda
vacant de miembro titular sera cubierta en sesi6n
extraordinaria, a propuesta de dos miembros titu-
lares, por votaci6n secret entire los asistentes, y de-
beri tener para su aprobaci6n el voto de las dos
terceras parties de dichos miembros asistentes. Los
miembros correspondientes serin electos en la misma
forma, pero por mayoria de votos de la mitad mis
uno de los miembros presents. Los miembros de
honor serin electos, como los titulares en sesi6n ex-
traordinaria convocada al efecto.
ARTiCULO XVIII.-Se concede a la Junta Nacio-
nal de Arqueologia y Etnologia, con cargo al presu-
puesto de la Direcci6n de Cultura del Ministerio
de Educaci6n Credito del Capitulo VII, articulo
I, sub-concepto de "Premios, Concursos, etc.," la
cantidad de dos mil pesos ($2,000.00) anuales, pa-
gaderos en una sola entrega al Tesorero de la Junta;
los que se dedicarin exclusivamente a la publica-
ci6n de un Boletin, a investigaciones y excavacio-
nes arqueol6gicas o etnol6gicas, y a otros gastos
especificos en que la Junta pueda incurrir en el
cumplimiento de sus fines tecnicos. El Ministro de
Educaci6n designara un empleado de dicho Minis-
terio para que preste servicios de oficina a la Junta
Nacional de Arqueologia y Etnologia, a las 6rdenes
del Director ejecutivo de dicha Junta.
ARTiCULO XIX.-Los Ministros de Educaci6n,
Gobernaci6n, Hacienda, Justicia y Defensa Nacio-
nal velarin por el cumplimiento de este Decreto en
cuanto concierne a sus respectivas atribuciones.
ARTiCULO XX.-Los miembros que integran la
Junta Nacional de Arqueologia y Etnologia, son los
que aqui se nombran; y toda vacant que ocurra por
cualquier motivo, en exceso sobre los treinta miem-
bros titulares de que debe constar la Junta de


acuerdo con el articulo XIV de este Decreto seri
amortizada.
Son miembros titulares: Ilmo. Sr. Dr. Manuel
Arteaga Betancourt, Arq. Silvio Acosta Perez Cas-
tafieda, Dr. Rafael Azcirate Rosell, Arq. Luis Bay
Sevilla, Arq. Jose Maria Bens Arrarte, Ing. Juan
A. Cosculluela, Dr. Raimundo de Castro Bachiller,
Delegado de la Academia de Ciencias Medicas Fi-
sicas y Naturales de La Habana, Srta. Lidia Ca-
brera, Dr. Miguel A. Campa, Dr. Miguel A. CUs-
pedes, Dr. Jos6 Maria Chac6n y Calvo, Dr. Juan
M. Dihigo, Dr. Carlos Garcia Robiou, Dr. Pedro
Garcia Valdes, Dr. Jose Garcia Castafieda, Arq.
Evelio Govantes, Dra. Maria Teresa Gurri, Dr.
Rene Herrera Fritot, Dr. Luis Howell Rivero, De-
legado de la Sociedad Geogrifica de Cuba, Dr. Julio
Morales Coello, Miembro designado y ademis De-
legado de la Facultad de Ciencias de la Universidad
Nacional, Arq. Pedro Martinez Inclan, Delegado
por la Facultad de Arquitectura de la Universidad
National y por el Colegio Nacional de Arquitectos,
Dr. Aristides Mestre, Dr. Salvador Massip, Dr. Os-
valdo Morales Patifio, Dr. Antonio R. Martinez,
Dr. Fernando Ortiz, Ing. Rafil Otero Galarraga,
Dr. Manuel Perez Beato, Dr. Felipe Pichardo
Moya, Dr. Jose M. Perez Cabrera, Delegado por
la Academia de la Historia, Dr. Emilio Roig de
Leuchsenring, Dr. Fernando Royo, Dr. Emeterio
S. Santovenia, Dr. Luis de Soto, Dr. Carlos de la
Torre, Srta. Celia de Velasco, Arq. Emilio Vascon-
celos, Arq. Joaquin Weiss.
Son miembros correspondientes: Dr. Augusto
Fornaguera, Pinar del Rio; Dr. Carlos Perez
Chousa, Matanzas; Dr. Antonio Gonzilez Mufioz,
Cienfuegos; Dr. Bartolome Selva Le6n, Camagiiey;
Sr. Rail Acosta Rubio, Camagiiey; Dr. Fernando
F. Grave de Peralta, Santiago de Cuba; Dr. Pedro
Cafias Abril, Santiago de Cuba; Dr. Bernardo Utset
Macii, Manzanillo; Dr. Manuel Sinchez Silveira,
Manzanillo; Dr. Giraldo Jiminez Rivery, Sagua de
Tinamo; Sr. Crescencio Miguel, Banes; Ing. Er-
nesto Segeth.
Comuniquese lo dispuesto a quienes corresponda
para su cumplimiento.
Dado en La Habana, a los veinticinco dias del mes
de noviembre de mil novecientos cuarenta y dos.

F. BATISTA
President


RAM6N ZAYDIN
Primer Ministro

RAMON VASCONCELOS
Ministro de Educaci6n
















LA PLAZA DE ARMAS

CARLOS MANUEL DE CESPEDES,

DE

LA HABANA
Por
EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING


















LA PLAZA




















ARRIBO DE COLON A CUBA. EXPLORACIONES DE VELAZQUEZ,

NARVAEZ Y LAS CASAS.


Muy escasas son las noticias de los primeros aiios
de la historic colonial de La Habana que han lle-
gado hasta nosotros.
De las dos fuentes documentales de investigaci6n
de que podemos echar mano los Libros de Actas
del Cabildo habanero y el Archivo General de In-
dias, de Sevilla -, nada encontramos en los primeros
antes del 30 de julio de 1550, en que comienzan
los Libros existentes, pues los anteriores a esa fecha
se perdieron al ocurrir el incendio de la poblaci6n
por el pirata francis Jacques de Sores, en 1555. En
el Archivo de Indias, segfin investigaciones de la
historiadora norteamericana Irene A. Wright"', no
son muy abundantes los documents que tengan
fecha anterior al afio 1550. Declara dicha historia-
dora que no ha encontrado document alguno rela-
tivo a las expediciones de Narviez en 1513-1514,
ni tampoco referente a la fundaci6n de La Habana
ni a su traslaci6n a la costa septentrional.
Descubierta la isla de Cuba en 1492, Crist6bal
Col6n explore entonces parte pequefia de su costa


None, y dos afios mis tarde, en 1494, la costa Sur,
hasta mis alli, por el Oeste, de la Isla de Pinos.
A fines de 1510 o principios de 1511, Diego Ve-
lizquez, atraido por las noticias que habian pro-
palado algunos marines que antes naufragaran en
sus costas o en sus cercanias, sobre la riqueza de
la Isla, trat6 de explorarla, partiendo, al efecto, con
una expedici6n, de Salvatierra de la Sabana.
En 1513, Pinfilo de Narviez, con Fray Barto-
lome de las Casas y un grupo de espafioles, em-
prendi6 la conquista de Cuba
con el solo hecho de atravesarla, penetrando por la
parte occidental hasta la regi6n que constitute ac-
tualmente la provincia de La Habana, donde lle-
garon antes de Navidad. Esta expedici6n volvi6 a
Xagua a pasar las fiestas en compaiia de Velazquez,
en las isletas de la bahia de Cienfuegos. Muy poco
tiempo despues, Narviez y unos sesenta hombres
establecieron en la costa sur la poblaci6n que, an-
dando los afos, habia de set la ciudad de San Cris-
t6bal de la Habanam'.





















FUNDACION DE LA VILLA DE LA HABANA EN LA COSTA SUR DE


LA PROVINCIA DE ESE NOMBRE.




Basindose en una comunicaci6n del Gobernador
y Oficiales Reales dirigida al Rey desde Santiago
de Cuba, en 10 de agosto de 15r15"',

parece dice Miss Wright, especulando con los da-
tos que ofrece este document fijar la fecha de la
fundaci6n de Cuba en 25 de julio de 1515. Afirma
que en 1" de agosto habia site iglesias en la Isla;
se sabe que una era la de la Asunci6n de Baracoa,
y otra la del Bayamo, y es 16gico suponer que las
demas fueran las de la Trinidad, Sancti Spiritus,
Puerto Principe y La Habana, respectivamente. La
septima y ultima estaria probablemente en la s6p-
tima y ultima poblaci6n establecida, que era San-
tiago de Cuba. La Habana debi6 haber sido fundada,
con su Iglesia, entire enero de 1513 y 19 de agosto
de 1515. En vista del nombre que lleva es 16gico
suponer que fue fundada en el dia de San Crist6bal,
que es el 25 de julio, y necesariamente del ano 1514,
porque, dada la distancia que media entire La Ha-
bana y Santiago de Cuba, si hubiera sido del afio
1515, no era possible informar al Gobernador y Ofi-
ciales que alli estaban en el breve period de tiempo
entire 25 de julio y el 19 de agosto.

No fu6, como se ha visto, la hoy capital de la Re-
publica de Cuba, la primera de las poblaciones fun-
ddads en la Isla por su primer teniente gobernador
Diego Velizquez de Cuellar, ni se encuentra si-
tuada, tampoco, actualmente, en el primitive lugar
que para erigirla escogi6 Velizquez.
En efecto, en la fecha probable ya citada, erigi6
este, con la autoridad de su alto cargo, en nombre de
los Reyes de Espafia, la villa de San Crist6bal de la
Habana, en la costa Sur del Cacicazgo indio de La
Habana, junto a la desembocadura del rio Giiines,
Mayabeque u Onicajinal. Necesidades de la navega-


TRASLADO A LA COSTA NORTE.




ci6n hicieron que La Habana se fundara en la costa
Sur, de manera que su puerto sirviera de refugio a
los barcos niufragos que regresaban del Istmo de
Dari6n y de base de operaciones y aprovisionamiento
a los navios que iban en busca de oro. Se le di6 ese
nombre en atenci6n, como indica Miss Wright, a la
fecha en que tuvo lugar el acontecimiento, y tam-
bien al nombre del Primer Almirante y a la deno-
minaci6n que de los siboneyes recibia aquella co-
marca.
Pero bien pronto pudo comprobarse que el lugar
clegido era inadecuado, ya por lo bajo y malsano,
ya por la existencia de plagas de hormigas y mos-
quitos, ya por otras causes poderosas, que hacian
impossible la vida de sus habitantes y por ende la
probabilidad de que la nueva poblaci6n creciera
y progresara; y en vista de todo ello se traslad6 la
villa a la desembocadura del rio Caciguaguas, Cho-
rrera o Almendares.
Mas no pareciendo tampoco reunir este sitio las
condiciones que sus moradores anhelaban para su se-
guridad y vida tranquila y stable, resolvi6 Velaz-
quez trasladar, esta vez definitivamente, la villa de
San Crist6bal de La Habana al puerto de Carenas,
descubierto por el capitin Sebastian de Ocampo en
la expedici6n que por 6rdenes del encomendador
don Nicolas de Ovando emprendi6 en 1508 con
objeto de averiguar si Cuba era o no una isla; puerto
que era conocido de Fernindez de C6rdoba, Gri-
jalva y otros marines.
Solemnemente debi6 celebrarse en 1519 el esta-
blecimiento de la Villa en este lugar, que es el mismo
que hoy ocupa nuestra capital. Seg6n la tradici6n,
so eligi6 para festejar ese suceso el 16 de noviem-
bre, por ser 6sa la nueva fecha de la festividad de
San Crist6bal, patrono de La Habana. Sobre csta
nueva fecha refiere Alvaro de la Iglesia, en uno de










sus Cuadros Viejos, titulado San Crist6bal Patr6n
de La Habana, que la festividad de este santo "la
celebra la iglesia griega el 9 de mayo, y la cat6lica
el 25 de julio"; y agrega que la fiesta del patrono
de La Habana, "por no aparecer junta con la del
Ap6stol Santiago, patr6n de Espaiia, el 25 de julio,
fu6 trasladada al 16 de noviembre por un breve
pontificio". Y cuenta la misma tradici6n que con-
sisti6 ese trascendental acto en la celebraci6n, al pie
de corpulenta ceiba, de una misa y un cabildo, en
el mismo sitio, donde, para rememorarlos, se levant6
en 1754 una pilastra, y despues, un templete inau-
gurado el 19 de marzo de 1828, segin a todo ello
nos referimos pormenorizadamente en este trabajo.
Ademis de ese acto solemne inaugural debieron
tomarse por Velizquez aquellas disposiciones acos-
tumbradas en la 6poca para la creaci6n de villas en
el Nuevo Mundo.
Emeterio S. Santovenia"41 ha dejado grificamente
descrito c6mo se creaba una villa en los dias de la
conquista.

Lo primero- dice- consistia en escoger el pa-
raje, que no siempre resultaba el mis adecuado.
Luego, sobre el terreno, quien hacia de cabeza en
el grupo de pobladores castellanos, trazaba las
calls perpendicularmente, aunque sin cuidarse mu-
cho de hacerlo con absolute exactitud. Al centro,
en la convergencia de las vias principles, se dejaba
espacio para una plaza. En torno a la plaza eran
elegidos sendos solares para la casa del gobierno
municipal, para un temple del culto catolico y para
un edificio destinado a las granjerias reales. De
esta manera, en la disposici6n de cada villa, los tres
soportes de la conquista- el Rey, la Iglesia y el
Municipio tenian asiento fijo y preference. Por
iltimo, cuando iban alzandose las sencillas casas de
la villa- casi todas, si no todas, de tabla y guano
o yagua y paja -, en lo cimero de cada una se cla-
vaba una cruz. La cruz anunciaba que alli contaba
con sefiorio propio la doctrine de la fe cat6lica,
unica admitida y propagada por los virreyes, gober-
nadores, justicias, oficiales, caballeros, escuderos y
hombres buenos de los tiempos en que los mo-
narcas espaioles empezaban a acostumbrarse a que
el sol no se pusiera en sus dominios.

Asi ocurri6 en la fundaci6n de la villa de San
Crist6bal de La Habana.
Velizquez, gobernador, asign6 vecindades y en-
comiendas en las inmediaciones de la actual Habana.
Y con ellas, el primer favorecido fu6 su primo Juan
de Rojas, pensando Miss Wright que fuera ademis
este designado teniente de guerra, en 1519, y que
el tener Rojas mis intereses en la costa Norte que
en la Sur influyera en la traslaci6n de La Habana


a su emplazamiento definitive. Afirma la mencio-
nada historiadora, basindose en documents del Ar-
chivo de Indias, que en 1519 Grijalva encontr6
vecinos en la costa Norte que le vendieron basti-
mentos, y Cortes tambien, en la costa Sur los en-
contr6, y entire ellos a Juan Nufiez Sedefio, uno de
los primeros nombres de vecinos que ha llegado
hasta nosotros.
Hasta 1538 no se decidi6 la Corona a fortificar
La Habana, segun document por Miss Wright ci-
tado, que se guard en el Archivo de Indias, de fecha
20 de marzo de 1538, encomendando la Reina al
adelantado don Hernando de Soto, gobernador de
la Isla, la construcci6n de una fortaleza en La Ha-
bana, segin veremos al hablar del Castillo de La
Fuerza.
Dos motives poderosos contribuyeron a que el
nuevo lugar elegido para el establecimiento de la
villa de La Habana tuviese el caricter de perma-
nente y definitive: la magnificencia del puerto, do-
tado de admirables condiciones de amplitud y se-
guridad, asi como su estrat6gica colocaci6n; y las
condiciones topogrificas del terreno, Ilano en una
gran extension, y de clima benigno y saludable para
los extranjeros y con inmediato acceso a la bahia
y boca del puerto, lo que facilitaba el embarque
y desembarque de las mercancias.
La peninsula donde se asent6 definitivamente La
Habana, era tan frrtil que dice Jose Maria de la
Torre'",

no s6lo abundaban en ella arbustos como tunas,
hicacos, uvas caletas y otros frutales, sino aun ar-
boles mayores como jaguas, anones, mamones, ceibas
y aun cedros, jobs y caobas.

Tambien eran abundantes las tortugas y los can-
grejos. Sobre estos iltimos cita dicho autor que,
segun un viajero, en 1598

abundaban tanto que bacian ruido como las tropas
cuando de noche iban a la poblaci6n en busca de
desperdicios, Io que no debe extraiar -agrega -
al que los haya visto por el puente de Chavez y sus
cercanias (que tomaron el nombre de los Cangrejos);

y en cuanto a las tortugas, relata Pdrez Beato"' que

era uno de los ramos de mas consume en la Isla,
y en forma de tasajo para las tripulaciones de los
buques... en diferentes ocasiones tuvo el Cabildo
que dictar providencias para que no se mataran las
tortugas en parajes inmediatos a la poblaci6n, y en
1590 se mand6 que no se matasen en la proximidad
de San Francisco, sino mas adelante, por el perjuicio
a la salud y el mal olor de sus despojos;









esta abundancia de tortugas di6 lugar a que durante
el siglo XVI se Ilamara Playa de las Tortugas a la
playa donde despues estuvo, al comienzo de la calle
dL Cuba, la Cortina de Valdis.
De los documents encontrados en el Archivo de
Indias por Miss Wright puede deducirse que"71

los primeros alcaldes y regidores fueron nombrados
probablemente por Velazquez o su teniente de La
Habana... que Diego de Castafieda era alcalde de
La Habana cuando Juan Ponce murio alli; Juan de
Obas era tenedor de difuntos. En 1532 Domingo
de Quexo y Francisco de Madrid eran alcaldes; re-
gidores, Juan de Rojas y Juan de Bazan... en 1533
Juan Bono de Quexo era teniente de gobernador...
y se le habia acusado de embarcar el oro para Es-
pafia de manera que defraudaba a la Corona. Los
Quexcs (Domingo era hijo de Juan) parecen haber
sido conquistadores de la region de La Habana. Eran
poderosos y pr6speros; y eso tal vez explica por que
eran tambien reaccionarios.


Presume la historiadora que "un alcalde primero
y otro segundo y tres regidores constituian el pri-
mitivo cabildo, el cual lo presidia el teniente a gue-
rra"; que habia escribanos y alguacil, pues de un
document aparece que Diego de Calzadilla fue
nombrado escribano del numero y consejo de La
Habana en 12 de octubre de 1523. El procurador
era elegido por el Cabildo. Despu6s de 1578 S. M.
nombraba regidores perpetuos. En 1528 la Corona
dispuso la elecci6n de procurador por sufragio po-
pular el primero de cada afio, sin que ello se cum-
pliese estrictamente, pues el Cabildo sigui6 eligien-
dolo, convertido, como lo estuvo, en una pequefia
oligarquia dictatorial, contra la cual se levant6, en
la primavera de 1528, una asamblea reunida en
Santiago de Cuba, que recurri6 en protest a la Co-
rona. La camarilla de esta dictadura oligirquica
habanera, imitada despues tantas veces en la colonial
y en la rep6blica, estaba dirigida por los Quexos,
por Juan de Rojas y por Juan de Bazin.




















PRIMERA, SEGUNDA Y TERCERA PLAZA DE LA VILLA.


La Habana de entonces era un pobre caserio de
)ohios que Miss Wright coloca "a lo largo de la
rilla de la bahia", desde el sitio donde estuvo, en
a antigua calle de Tac6n, la Secretaria de Estado
lestruida por el gobierno del president Gerardo
rachado, hasta donde se encuentra la Lonja. Los
,ecinos principles moraban en los alrededores de
a plaza. Las ocupaciones preferences de los habi-
antes eran la ganaderia y la agriculture. La came
le vaca era adobada para exportarla, y de las cose-
:has de sus estancias se aprovisionaban los navios
le transit que hacian escala en la bahia de La
-abana.
Al hecho de elegir el Dr. Gonzalo Perez de An-
;ulo, que desde 1550 era gobernador de la Isla, la
,illa de San Crist6bal de La Habana para su resi-
lencia, y de que despubs, en 1556, el entonces go-
eernador capitin Diego de Mazariegos, cumpliendo
o dispuesto por el Rey, fijase su residencia official
n La Habana, "por ser el lugar de reuni6n de las
laves de todas las Indias y la llave de ellas", y asi
omo a las ya mencionadas condiciones topogrificas
specials del lugar y principalmente de su puerto,
e debe el que quedase ya convertida definitiva-
nente La Habana en capital de la Isla, morando
n ella ininterrumpidamente todos los sucesivos go-
lernadores, representantes de los Reyes de Espaiia.
Pero a pesar de esto no fu6 muy notable que di-
;amos el progress alcanzado por La Habana, pues
n las elecciones para alcaldes y regidores celebradas
n 1I de enero de 1554 s6lo votaron 34 vecinos, in-
luyendo entire ellos al propio gobernador Gonzalo
'rez de Angulo, segin consta en el acta del cabildo
orrespondiente.
En cabildo de 3 de marzo de 1559 se serial6 nueva
laza de la villa,

pues que la fortaleza que se hace ocupa la que de
antes habia 6 para ello digeron que sea la plaza de


cuatro solares tanto en ancho como en largo en que
estin los bujios de Alonso Indio la calle en medio
6 qued6 que hoy la estacasen para que ninguno se
meta en ella a hacer casa 6 que lo sefale el sefor
tenience Juan de Rojas e Antonio de la Torre 6 to-
dos los dems justicia 6 regidores hoy dicho dia.

Esta nueva plaza fue abandonada tambiin, seg6n
aparece de las declaraciones que hizo el gobernador
Francisco Carrefio en el cabildo celebrado el 13 de
septiembre de 1577, recogidas en el acta de dicho
cabildo, en la siguiente forma:
En este dia el Sefior Gobernador que ya sus
mercedes saben como la plaza que esta seia-
lada pars esta villa esti llena de monte y que
al presence parece que el pueblo se va esten-
diendo acia la fortaleza vieja 6 que la plaza que
esta junto a la Iglesia acia la fortaleza con las casas
que se ban de derribar por razon de la dicha forta-
leza sera muy bastante plaza para esta villa aunque
tenga muchos vecinos mas 6 le parece que todos los
solares que fueren en la dicha plaza dejando sos
calls formadas en ella se d6n a censo perpetuo
para propios desta villa para que si fuere necesario
andando el tiempo que aquella sea plaza quede a
esta villa la propiedad de los dichos solares; que
en esto se prove por los dichos Sefores lo que les
pareciere que conviene.
El Cabildo se mostr6 de acuerdo con estas indi-
caciones del Gobernador, y despu6s de
visto e platicado sobre lo susodicho digeron los di-
chos Sefores Justicia 6 Regidores que les parece ser
cosa convenience al bien 6 pro desta villa el que se
sefialen los dichos solares en la dicha plaza 6 se den a
censo para los dichos propios 6 que para seialar los
dichos solares los pueda sefalar el diputado que es
6 fuere 6 que para hacer esto se desmonte la plaza 4
costa de la villa 6 los Sefores Alonso de Rojas 6 Fran-










cisco de Avalos 6 Rodrigo Carrefo e Bartolom, Ce-
pero despues de la limpia tracen los solares que
hubiere en ella por la media que les pareciere en
que mis aprovechamiento sea desta villa e ansi mis-
mo mandaron el procurador desta villa tengo cargo
de hacerlo desmontar e limpiar luego.

Como dice La Torre8', la Plaza de Armas, o Plaza
de la Iglesia,
fue el centro de donde irradi6 la poblaci6n. Exten-
didndose primero desde alli por las calls de los Ofi-


cios y de los Mercaderes, como mas pr6ximas al
punto de desembarque de los bajeles: por la calle
Real (Ilamada despues de la Muralla), que daba sa-
lida al campo en un principio (no por la Calzada
del Monte, sino por el Camino de San Antonio o sea
calle de la Reina); en seguida por la parte None
de la calle de la Habana y despues por las de Aguiar
y Cuba, porque conducian al torre6n de la Caleta,
donde de dia y noche habia vigilantes para avisar
la legada de pirates, y ademis servia entonces de
paseo su Calzada, orillada de uveros y otros arbustos.





















NOTABLE PROGRESS DE LA VILLA. CONCESSION REAL DEL TITULO

DE CIUDAD Y DE ESCUDO DE ARMAS.


Notable era el progress que, dentro de la ppoca,
habia alcanzado ya la villa de San Crist6bal de La
Habana a fines del siglo XVI. Frecuentado su
puerto, por el refugio seguro que ofrecia a los bar-
cos que regresaban a Espafia y la facilidad de hacer
aguada y aprovisionarse; resguardada, mejor que las
demis villas de la Isla, de los ataques de pirates y cor-
sarios, gracias al castillo de La Fuerza, terminado
de construir hacia el afio 1577; ventajas que, como
expresa Guiteras"9 produjeron que

la poblaci6n afluy6 a vivir en ella y sus cercanias,
donde ya empezaban a dedicarse al cultivo del ta-
baco y la caia con auxilio de negros esclavos; y de
catorce a diez y seis mil almas que quizas tenia en-
tonces la Isla, la mayor part se hallaba concentrada
en esta jurisdicci6n;

establecido en La Habana el Gobierno y Capitania
general, como residencia official de los gobernadores;
comenzada ya la construcci6n de las fortalezas de
El Morro y La Punta, que prometian hacer inex-
pugnables el puerto y la ciudad; prestos a terminarse
los trabajos de la Zanja Real para proveer de agua
abundance a los habaneros y a los navios que hi-
cieran escala en su puerto; por todos estos pro-
gresos, mejoras y ventajas que a moradores y visi-
tantes ofrecia La Habana, colocindola como una
de las primeras poblaciones de Amirica, el Rey de
Espafia, Felipe II, resolvi6 acceder a los reiterados
ruegos que tanto los vecinos de La Habana como
sus autoridades le habian hecho de que se le conce-
dieran los honors y prerrogativas de ciudad, los que
al efecto le fueron otorgados por Real Cidula de
20 de diciembre de 1592, que copiada a la letra
dice asi:


Don Phelipe, por la gracia de Dios Rey de Casti-
la, de Le6n, de Arag6n, de las dos Sicilias, de Jerusa-
len, de Portugal, de Navarra, de Granada, de Toledo,
de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de
Cerdefa, de C6rdova, de C6rcega,de Murcia, de Ja6n,
de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las
Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occiden-
tales, Islas y Tierra Firme del Mar Oceano, Archi-
duque de Asturias, Duque de Borgoia, de Bravante,
y Milan, Conde de Abspurg, de Flandes y de Tirol
y de Barcelona, Seior de Vizcaya y de Molina, etc.
Por cuanto teniendo consideraci6n a lo que los ve-
vinos y moradores de la Villa de S. Christoval de la
Habana de la Ysla de Cuba me ban servido en su
defense, y resistencia contra los enemigos, ya que la
dha. Villa es de las principles Poblaciones de la dha.
Ysla, y donde resident mi Gobernador y Oficiales de
mi Hacienda, deseo que se ennoblezca, y aumente.
Por la present quiero y es mi voluntad que ahora y
de aqui adelante para siempre jamas, nl dha. Villa
sea y se yntitule la Ciudd. de Sn. Christoval de la Ha-
bana de la dha. Ysla de Cuba, y asi mismo quiero
que sus vecinos gocen de todos los privilexios, fran-
quezas y gracias de que gozan y deben gozar todos
los otros vecinos de Semexantes Ciudades y que esa
pueda poner el dho. Titulo y se ponga en todas las
scrituras Auttos, y lugares pfiblicos y ansi se lo lla-
men los Reyes que despues de mi vinieren a los
quales encargo que amparen y favorezcan esta nueva
Ciudad, y se le garden y hagan guarder las dichas
gracias y privilexios y mando a todos mis sibditos
y Naturales de mis Reynos y de las dhas. Indias ecle-
siasticos y seglares de cualquier dignidad, preeminen-
cia y calidad que sean, que llamn e yntitulen a la
dha. Villa la Ciudad de Sn. Christoval de la Havana
y que ninguno vaya ni pase contra estate mi privi-
lexio el qual hagan guardar todas y qualesquiera









justs. de estos dhos mis reinos y de la dhas Yndias
como si en particular fuera dirixido a qualquiera
de ellas, a quien fuere mostrado, y pedido su cum-
plimiento: De lo qual mand6 dar la preste. firmada
de mi mano y sellada con mi sello en Heras, a veinte
de Dire. de mil quinientos nobenta y dos afos.-
Yo El Rey Yo Joan de Ybarra, Secretario del Rey
nro Sor la hize escribir por su mandate.

Con esta extraordinaria merced recibi6 tambien
La Habana otra no menos sefialada: la del escudo
de armas.
Por causes que no se han podido esclarecer,
desapareci6, sin que tampoco se sepa en que fecha, el
document o prueba de esta distinci6n, por lo que
despu6s de largas gestiones realizadas por el Cabildo,
S. M. la Reina Gobernadora dofia Maria de Austria,
viuda de Felipe IV, confirm aquella merced reco-
nociendo como autentico escudo de armas de la ciu-
dad de La Habana, el que venia usando de los tres
c.istillos y la Ilave en campo azul, representatives
aquellos de las tres primeras fortificaciones que po-
,sey6 y simbolizando esta el de ser su puerto la llave
del Nuevo Mundo antemural de las Indias Occi-
dentales, todo segun consta de la siguiente Real Ce-
JIla de 30 de noviembre de 1665:

La Reyna Gobernadora: por cuanto la ciudad de
S. Crisrobal de la Habana en carta de 22 de mayo
de este afio ha representado que con el transcurso
del tiempo no se ha podido hallar, aunque se habia
buscado, el origen de la merced que le esta hecha
de tener por armas tres castillos y una lHave en
campo azul, serial de su fortaleza y del valor con
que sus naturales y vecinos la defendieron en las
ocasiones que se ofrecieron; y para honor y lustre
de dicha ciudad en los siglos venideros suplicaba
que en premio de su lealtad se le confirmase la dicha


merced, pues el descuido que habia habido en guar-
dar los papeles de su origen, no habia de defraudarla
de este honor, que habia merecido. Y habiendose
visto por los del Consejo de las Indias, teniendo con-
sideraci6n a los servicios de la ciudad de la Habana
y a la fineza con que los ha continuado, he tenido
por bien hacerles merced, como por la present se
la hago, de que de aqui adelante use y pueda usar
de las mismas armas que constase haber usado hasta
aqui, en la misma forma y manera que se ha refe-
rido, que yo lo tengo asi por bien; y mando que
ninguna persona le ponga impedimento a ello, que
asi precede de mi voluntad. Fecha en Madrid a 30
de noviembre de 1665.-Yo la Reyna.-Por mandate
de S. M.- D. Pedro de Medrano.

Posteriormente, el Ayuntamiento de la Ciudad
de La Habana, dirigi6 instancia al Monarca supli-
cindole la concesi6n de la gracia de que al escudo
de armas de que ya gozaba la ciudad

se le afiada la banda y cruz de la Real Orden Ame-
ricana que ha tenido a bien crear, a fin de que esta
distinci6n y honor sirva de simbolo y timbre res-
plandeciente de la lealtad imperturbable del vecin-
dario de esta Isla.

Pero el Rey, visto el escrito en el Consejo Su-
premo de las Indias, y de acuerdo con el dictamen
del Fiscal, no accedi6 a la gracia que solicitaba el
Ayuntamiento habanero, "por no ser propia de un
cuerpo sino de personas particulares el obtener las
de esta clase"; pero, no obstante esta dificultad que
motive tal negative, "teniendo en consideraci6n los
distinguidos servicios y constant lealtad de ese
pueblo", el Soberano, por Real Cedula de 14 de
marzo de 1676, acord6 "conmutar dicha gracia en
la de una orla con el mote de "Siempre Fiel" u otra
equivalent conforme a los usos del blas6n".
























DESENVOLVIMIENTO DE LA AROUITECTURA EN LA HABANA.


Silvio Acosta, de relevantes miritos como arqui-
tecto y urbanista y professor de la Escuela Superior
de Artes y Oficios de La Habana en el valioso es-
tudio Resumen hist6rico arquitectdnico de La Ha-
hana, publicado el afio 1937, al relatar el desenvol-
vimiento de la arquitectura en esta capital, express:

A la llegada del Conquistador, no poseia Cuba,
como Mexico, Peri y otros passes americanos, una
arquitectura aborigen, Ilamada Pre-Colombina, s6lo
encontraron los bohios de guano donde moraba el
indio. Toda nuestra Arquitectura por lo tanto, es
posterior al descubrimiento y, resultante de la po-
breza constant de nuestro medio. Fue tardia su
evoluci6n; siendo Mexico y Peru mas favorecidos
por la Metr6poli, pudieron ofrecer al native mis
oportunidades de fusionar las corrientes imperan-
tes de la epoca, que importaban de allende los
mares, con la espiritualidad indigena para comuni-
carles modalidades propias que dieron lugar a ex-
presiones nuevas dentro del mismo "Barroco Espa-
iiol". Cuba tuvo que esperar para crear su arte
colonial a que las influencias mexicanas y espaiolas
filtradas por la mezquindad fueran modeladas por
lo rudimentario de nuestra mano de obra.
Nuestra Arquitectura Colonial es pobre en ele-
mentos decorativos. Es un Barroco product de una
serenidad "herreriana" y de un dinamismo "churri-
gueresco", y su principio queda marcado en la se-
gunda mitad del siglo XVII para florecer verdade-
ramente despues de la "Toma de La Habana por los
Ingleses" en la segunda mitad del siglo XVIII; pues
la Arquitectura del siglo XIX se aparta del barro-
quismo para adoptar las lines several del Neo-
Clisico.
Los estilos no son creados por la intenci6n; son
la expresi6n de vacilaciones, torpezas, puerilidades,
del medio, que lentamente forman conjuntos simi-
lares que legan a la posteridad su modo de sentir.


Al analizar nuestros edificios por su anrigiiedad,
encontramos en ellos, columns deformadas, volutas
mal trazadas, bases que quieren ser d6ricas o iticas:
errors para el tcoico, pero emocionantes para el
artist. Esto constitute nuestra Arquitectura Colo-
nial, cuya evoluci6n muy resumida me propongo
exponer.

Y mis adelante, refiere:

Durante el mando del Gobernador don Felipe de
Fonsdeviela, nombrado en 1771, se ciment6 La Ha-
bana como verdadera ciudad, de la cual s6lo era una
caricature. Empedr6 sus calls principles, y cuando
carecia de piedra las hacia de madera dura. Llev6
a efecto el primer censo para La Habana: 75,618 ha-
bitantes; construy6 puentes (Almendares, rio de Co-
jimar y otros); embelleci6 y ampli6 paseos: Alameda
de Paula y parre de la Alameda Nueva, conocida
posteriormente con el nombre de Isabel II; muelles;
cuarteles; calzadas; carreteras, etcetera. No exis-
tiendo ningdn teatro, inici6 la edificaci6n de uno
en la Alameda de Paula. Despues de hermosear las
plazas, traz6 la que ain existe con el nombre de
Plaza de Armas. "En su primer proyecto se propuso
simetrizar los cuatro frentes de esa plaza con cuatro
edificios de un orden y una magnitud en el pais no
conocida": "Un cartel de infanteria; una Aduana;
una Casa Municipal con alojamiento para los gober-
nadores y sus oficinas, y a su espalda la circel; el
cuarto para la Administraci6n de Correos". Algunas
de estas obras las comenz6 en 1776, dejandolas sin
terminar.
Gran importancia tiene para la Arquitectura Co-
lonial Cubana la construcci6n emprendida por el
Marquis de La Torre del Palacio Municipal.
Es uno de nuestros mejores ejemplos del Barroco
Colonial de Cuba y que mis ha influido en la pre-
sente arquitectura Neo-Colonial.




















ARREGLO Y MEJORAMIENTO DE LA PLAZA DE ARMAS POR EL

GOBERNADOR MARQUES DE LA TORRE.


La necesidad de instalar la casa del gobernador
y la de los capitulares en edificio adecuado, y la
concesi6n que hizo el Soberano, por Real CCdula
de 11 de julio de 1772, de la Iglesia del Colegio de
la Compaiiia de Jes6s para Parroquial Mayor, pro-
voc6 el arreglo y mejoramiento de la que hasta en-
tonces s6lo tenia de plaza el nombre. A este empeio
se consagr6 el gobernador y capitin general Felipe
Fonsdeviela, marquis de La Torre, quien en cabildo
extraordinario de 28 de enero de 1773 di6 a conocer
una representaci6n en la que se daba cuenta del
prop6sito real, ya citado, de demolici6n de la an-
tigua Parroquial Mayor de la Plaza de Armas y
construcci6n, en el terreno que esta ocupaba, de

las casas capitulares y carcel, con agregaci6n de vi-
viendas para los gobernadores, ocupando el testero
principal de la citada Plaza, a imitaci6n de la Real
Casa de Correos, que se esti construyendo magni-
fica en el lado norte, con que mejoraran de situaci6n
respect a la que hoy tienen,

y otra parte de dicho terreno se consagraria "para
extension de la Real Plaza de Armas". Aunque el
marques de La Torre anunci6 al Cabildo que estas
cbras se realizarian de acuerdo con un piano, se re-
serv6 manifestar el modelo y circunstancias del
mismo, lo cual no fu6 obsticulo para que los sefiores
capitulares felicitasen al Gobernador por ese pro-
yecto y por estar el Gobierno de la Isla en mano
"diestra, active e infatigable".
De las investigaciones practicadas el afio 1929 en
los Archivos Municipales por los sefiores Jose Ma-
nuel de Ximeno y Evelio Govantes, 6stos legan a la
conclusion de que aunque unos historiadores indi-
can a Silvestre Abarca, otros a Fernandez Trevejos
y otros al arquitecto Pedro de Medina, fue el ha-


banero don Antonio Fernandez de Trevejos y Zal-
divar, teniente coronel del Ejcrcito espaiiol, que ya
se habia distinguido brillantemente por sus hazafias
militares y por su direcci6n en varias obras p6blicas
habaneras, el autor de los pianos que se reserve el
marques de La Torre y del proyecto del Palacio
Municipal, seguin veremos oportunamente00o.
Refiriendose a estas obras de reconstrucci6n de
la Plaza de Armas, dice el propio marquis de La
Torre, en el capitulo 23 de la memorial de su mando,
que este gobernador entreg6 a su sucesor en 11 de
junior de 1777"":

al mismo tiempo que solicited de la Corte la apro-
baci6n de las casas capitulares propose la formaci6n
de una plaza donde ahora esti la de Armas, con edi-
ficios uniforms e iguales al que se esti haciendo
para administraci6n de Correos, entire los cuales ha-
bian de estar un Cuartel de infanteria, la Aduana
y la Contaduria.

El proyecto para estas obras en la Plaza de Armas,
presentado por el marques de La Torre, fu6 apro-
bado por el Rey en 26 de junio de 1774, y comuni-
cado asi en 21 de diciembre del mismo afio por el
B. Fr. Julian de Arriaga al marques de La Torre,
segun aparece en el expediente que se conserve en
el Archivo Nacional de La Habana con el titulo de
"Piano No. 4 y esplicaci6n No. 5 de la plaza de
armas de La Habana en la epoca del Sor. Marquis
de la Torre y otros antecedentes sobre el particular.
Originales""l21
En ese document se expresa que S. M. aprob6
cl proyecto para las obras de

extenci6n de Plaza de Armas en el terreno destinado
para ella y construcci6n en los restantes de Casas









de Cabildo, Aduana, Carsel y Quarrel con decent
habitaci6n para su Gobernador y demise oficinas,

ordenando
se escecute esta idea con arreglo a la demostraci6n de
los pianos que include V. S. dando principio a las re.
feridas Fabricas pr. la mas urgente y subcesivamente
con proportion al fondo de los arvitrios propuestos
pr. esta Ciudad en que igualmente conbiene S. M.
y a fin de que tenga efecto la importancia de co-
menzar y seguir dhas. obras, se ha servido resolverse
prevenga al Yntendente de RI. Hacienda de esta
Ysla, como se escecuta pr. orden de esta fecha, en-
tregue todo el product del dro. de sisa de Zanja,
establecido el Afio 1563 con objeto de Obras Pfbli-
cas qe. en el de 763 aplic6 su antecesor a la RI. Ha-
cienda en concept de Ramo de ella y lo que rindiese
en adelante: queriendo S. M. que asi estos caudales,
como los qe. procediesen de los demis arvitrios con-
signados a beneficio de la construcci6n se ponga en
caxa de 3 Llaves y manejen con economic dando
cuenta de ello en la forma que se practice en los
otros de RI. Hacienda dirigiendo a esta via de 6 ed
6 meses Relacion de Estado y cost de las esce-
cutadas.

En el mismo expediente aparece la transcripci6n
del proyecto referido que formula el marques de
La Torre y aprob6 la Corona para la realizaci6n de
obras en la Plaza de Armas.
Por el interns extraordinario que dicho proyecto
tiene lo ofrecemos a continuaci6n, integramente:

Proyecto para la formaci6n de una Plaza en la
Ciudad de La Habana proporcionada a su numeroso
vecindario y a los magnificos edificios que los par-
ticulares van construyesdo con demostracidn de la
bermosura de ella y utilidades que se seguirds al RI.
servicio y al bien pfblico.
A.-Casa de Correos magnifica que se esta cons-
truyendo y debe servir de modelo para las otras que
se ban de fabricar en la plaza todas uniforms en sus
fachadas para mayor hermosura.
B.-Iglesia Mayor como hoy existed, la que se debe
demoler y dividiendo su terreno en dos parties, la
una que es C queda para aumentar la Plaza de Ar-
mas, y la otra ha de venderse a beneficio de la
fibrica de la Iglesia Mayor que se construye en la
que pertenecia a los Regulares de la Compafia. En
este terreno que es K agregindole la isleta L se puede
former la Casa de Ciudad y Circel aprobado por S.
M. y a mis construir una Casa para el Gobernador
y de este modo se liberta al RL Herario de pagar
dos mil pesos anuales para habitaci6n de dho. Go-
bernador. La compra de este terreno no aumenta
gasto, antes bien puede hacerse con alguna utilidad


pues el valor del que ocupan actualmente la Carcel
y la Casa de Ciudad import much mas que aquel
y habra various compradores a causa de ser el paraje
uno de los mejores y mis c6modos de la Poblaci6n
y al valor de este Terreno se aiade el que producira
la venta del que se agrega al quarto lado de la Plaza
y va sefalado con la letra N. Las casas de Ciudad,
Gobernador y Carcel unidas formaran una Isleta de
que results mis segura la prison que en el Terreno
antiguo que se abandon por tener este casas con-
tiguas que siempre son perjudiciales y arriesgadas
a las circeles publicas. Este edificio formara un lado
de la Plaza y se pondrin en el los oficios publicos
de escribanos pa. utilidad y conveniencia de la Ciu-
dad, asi como se proyect6 en el otro terreno.
E.-Terreno perteneciente a S. M. anexo al Cas-
tillo de la Fuerza en el que ningun particular puede
fabricar. F. Almacen de Viveres que es de S. M. G.
Casas de particulares de muy poco valor. En este
terreno V se puede hacer un cartel para un Ba-
tall6n y con la Casa de Correos quedara formado
el segundo lado de la Plaza y parte del terreno como
se demuestra sobre el Piano. Con este Cuartel se
redime al RI. Herario de 1780 ps. que paga de al-
quiler anualmente por las casas que ocupa un Ba-
tall6n del Regimiento Fixo que esta con much in-
comodidad como se dexa conocer en la poca salud
de las Tropas, pues solo este Batallon suele tener
mas enfermos que el Regimiento entero de Lom-
bardia, y la causa de esto segun la opinion de los
Medicos y la experiencia, es la estrechez del Aloja-
miento y la humedad de sus piezas baxas. Agregare
que como ha de ser precise en brebe que en el Morro
y Cavaia exist siempre un Batall6n, servira el
nuevo Quartel para que la guarnici6n se pueda
mudar con comodidad sin que sea necesario que los
batallones anden variando cada seis meses de vi-
vienda, pero ain sera much mayor la utilidad de
este edificio quando league el caso de aumentarse,
como es indispensable, en esta Plaza otro Batall6n,
pues escusara a la RI. Hacda. el alquiler de las casas
suficientes a su alojamiento y al vecindario la es-
casez que ya empieza a sentirse de viviendas por el
grande incremento que ha tenido el numero de los
Habitantes.
Lo restante del tercer lado de esta Plaza que va
distinguido con la letra J y actualmente esta ocu-
pado con las casas, en que con much incomodidad
e indecencia imponderable estin las oficinas de la
Contaduria genl. de esto. y RI. Hazda. Aduana y Ad-
ministraci6n de Correos, se destina para Casa de
Aduana. La situaci6n no puede ser mas aproposito
a este intent, pues esta sobre los Muelles del desem-
barcadero, y el corto pedazo de playa que hay entire
estos y aquel Terreno es muy until para la provisional
colocacion de los efectos, y frutos que se embarcan









y desembarcan de continue por el gran trifico que
se hace actualmente en este Puerto. Este edificio
deberd tener todas las oficinas necesarias para el Des-
pacho de la Administraci6n genl. de Rentas y del
oficio de Rexistros, y podran a mas hacerse Alma-
cenes para el deposit de Comisos y Presas, y tam-
bien de Viveres y Pertrecho para la Plaza, y escu-
sari a la RI. lazda. el gasto de setecientos pesos que
paga anualmente por alquileres de la casa qe. en el
dia se emplea en estas oficinas, el que ocasionan los
continues reparos que es necesario hacer en ella por
ser muy vieja, y estar amenazando ruina; y el im-
porte de los alquileres de otros Almacenes, que se
calcula no bajaran de tres mil pesos. Podra hacerse
habitacion para el Administrador Genl. y el frente
de este edificio formara el tercer lado de la Plaza,
quedando su espalda mirando a los Muelles sefa-
lados con la M.
El cuarto lado que es H lo ocupan unas casas arrui-
nadas pertenecientes al Mayorazgo de Oquendo, de
las cuales hay muchos compradores; y se venderan
con la condition de que deban former el frente igual
al de las casas de Ciudad, Aduana, Correos y Quar-
teles. Y de esta forma quedard una Plaza de Armas
muy capaz y magnifica con edificios proporcionados
a la grandeza de esta ciudad, y con la efectiva uti-
lidad de site mil quatrocientos ochenta pesos a favor
del RI. Herario que dexara de satisfacer los Alqui-
leres de las Casas del Gobernador, de la Adminis-
tracion y Contaduria, del Quartel del Batall6n fixo
y de los Almacenes de Viveres y Pertrechos de la
Plaza que ascienden a esta cantidad.

Tambi6n en el mencionado expediente se encuen-
tra el piano del proyecto a que se refiere la memorial
que acabamos de copiar.
De este proyecto s6lo se construyeron las Casas
Capitulares o Casa de Gobierno, o sea el actual Pa-
lacio Municipal, residencia entonces del Gobernador
y de las oficinas del Ayuntamiento y otras depen-


dencias, y el edificio destinado a la Administra-
ci6n de Correos y la Intendencia, mis tarde Palacio
del Segundo Cabo, residencia, en la Republica, pri-
mero del Senado, y despuis del Tribunal Supremo.
Hasta 1793, durante el gobierno de don Luis de
las Casas, no se terminaron esas obras. Los gober-
nadores marques de Someruelos y Juan Ruiz de
Apodaca hermosearon la Plaza de Armas con fa-
roles, bancos de piedra y arboles.
Durante el gobierno de don Francisco Dionisio
Vives se realizaron tambidn obras de embelleci-
miento de la Plaza de Armas, confiadas por dicho
Gobernador a don Jose Bulnes, segsin aparece del
expediente que obra en el Archive Nacional de La
Habana, con el titulo de Documento sobre nom-
bramiento de don Jose Bulnes para la composicidri
de la plaza de Armas.'"1
En este document, que es la minute de la co-
municaci6n official, se le participaba al referido se-
fior Jose Bulnes, con fecha 23 de mayo de 1826,
que habia sido nombrado "como persona apro-
poxito" para la direcci6n de la obra

de la composici6n de la Plaza de Armas para her-
mosura del frente del RI. Palacio del Gobo. y como
primera entrada a la Ciudad, esperando desempefle
este cargo con el mismo celo, esquisito gusto, eco-
nomia e inteligencia con que en otro tiempo de un
basurero inmundo hizo un paseo delicioso.

En dicha comunicaci6n se hacen resaltar los pro-
p6sitos que se perseguian con la realizaci6n de esas
obras:

Decorar, como correspond uno de los sitios mas
preciosos de esta ciudad, donde puede el vecindario
gozar el fresco saludable de las tardes y noches, pro-
porcionindose un punto de recreo y reuni6n, ha sido
hace much tiempo objeto de mis deseos en bene-
ficio de esta capital.






















IMPORTANTES OBRAS DE EMBELLECIMIENTO REALIZADAS

EN LA PLAZA EL ANO 1813.


Durante el gobierno del teniente general don Ni-
colas de Mahy se realizaron en la Plaza de Armas
importantes obras de embellecimiento, segfin apa-
rece en el acts del Cabildo de 12 de noviembre de
dicho aiio:

[Margen] Los Sres Zaldivar y Arms presentaron el
cost de la plaza de armas.
Los Sres Conde de Zaldivar y Dn Pedro de Ar-
menteros consecuente a su encargo en el asunto
presentaron su informed sobre el cost de la plaza
de armas, cuyo tenor se copia a continuaci6n de esta
acta. Y oyda con el mayor agrado la anterior expo-
sici6n crey6 indispensable el Exmo Ayuntamiento
recorder que esta obra public se debe principalmte
al notorio interest que su Exmo president toma en
fabor de cuanto puede contribuir en utilidad de esta
poblaci6n, cuyo recomendable deseo ha dictado a su
Exi entire las primeras ideas desde su ingreso en el
gobierno la de hermosear la plaza de armas, lugar
que puede decirse el mas public de esta ciudad, asi
porque es el primero que se present a la vista de
cuantos forasteros desembarcan en este puerto como
por que forms el frente de la Casa de gobierno que
comprende las salas del Ayuntamiento y dela Exmi
Diputaci6n Provincial, las secretaries de aquel y de
esta corporaciones constitucionales, como tambien
todas las Escribanias publicas y del numero de esta
Jurisdiccion, hallandose a demas en uno de los cos-
tados de la Plaza la Casa de Correos y en el otne
el Consulado de esta isla, circunstancias que al par
que demuestran la publicidad de un sitio en cuyo
circuit se reunen las principals autoridades dela
Provincia, y de esta municipalidad, hacen ver si-
multaneamente el continue transit y necesaria con-
currencia de toda clase de personas a este punto.
Nada por tanto parecia tan impropio dela buena


policia como qe permaneciese aun siendo tan molesto
en tiempo de seca por las nuves de polvo qe sin cesar
se levantaban de el, como intransitable en el de las
aguas por los lodazales que se formaban y nada por
lo mismo mas precise que remediar cuanto antes
una falta no menos incomoda al vecindario qe con-
traria a la hermosura y buen aspect de una capital
como la Habana. Asi que habiendose conseguido
con las ventajas y ahorro que se evidencian en el
informed de remosion de aquellos perniciosos defects,
proporcionando un agradable y hermoso paseo, cuya
placentera y util transformation redunda en just
honor del digno promoter dela obra, se convino una-
nimemente enque este Cuerpo estaba en la obliga-
cion de mostrar su agradecimiento al Exmo sor Gefe
superior politico, su president, acordandose que al
efecto se dirija a su Exa en la forma de estilo por
los sres. Regidores comisarios copia certificada de
este acuerdo. Se acord6 asi mismo de conformidad
con el parecer dela comisi6n que el recomendable
zelo y eficacia qe con gran beneficio del interest co-
mun ha mostrado el Sor Regidor Da Jose de Bulnes
en cuantas comisiones se han puesto a su cargo y
particularmente en la de esta obra le hacen muy
acreedor del reconocimiento de esta Corporacion
y del piblico en gral. dandole como se le dan las
gracias merecidas por su laudable actividad y buen
desempefo debiendo tambien darse i Dn Pascual
Pluma, Dn Pedro Oliver, Dn Franco Canalera, y de-
mas individuos comprendidos en la list qe se acom-
paia y qe se imprimiri en el Diario del gobierno
por la parte con qe cada uno respectivamente ha
contribuido ala formacion de una obra tan until. Con
lo cual se concluy6 el acto que firmaron los sres.
arriba mencionados y yo el secretario del Exmo
Ayuntamto.
Exmo Sor. Enterada la Comisi6n por los documents








qe present el Sor Regidor D. Jose Maria Bulnes
a este Exmo. Ayuntamto. en el Cabildo ordin9 ppdo.
hallarse concluida la Alameda de la Plaza de Armas
qe se puso i su cargo, el cost que ha tenido la obra,
y el abaluo qe de ella hizo el Alarife V. de la Ciudad
Da Pedro Sanchez de su just valor. Para cumplir
con nuestro informed haremos la demostraci6n si-
guiente, tanto para lamas facil inteligencia de VE.
como para satisfaction del Sor interesado.


Del abaluo he-
cho por el Ala.
rife D. Pedro
Sanchez distin-
guiendo cada
una de las par-
tes de qe. se
compone la
dha. obra, apa-
rece ascender
a . .. 25.450...4.
En dha. obra se
gast6 solamen-
e . .. 13.652...5.

Exeso ahorrado 11.737...9
Y aunque se
gastaron en
dha. obra los
13652 p. 5 rrs.
expresados, los
2825 con 1 los
proporcion6 el
citado Sor. Bul-
-


14.623 1


nes entire otros
various indivi-
duos concu-
rrentes en una
lisa qe. tam-
bien acompa-
fa,ypr.lomis-
mo debia en-
trar en la clase
de ahorro 2925...1


Unico desem-
bolso de la Ciu-
dad ..


25.450.. .4


15.827.4]j


Comparado por el mismo Sanchez el cost que hu-
biera tenido el cuadrilongo que forma la obra con
solo las parres de losa de los cuatro lados empedrin-
dose 1o demis con arreglo a la contrata de Da Joa-
quin Perez de Urria subiria su valor i 16.962...2

Se han gastado laminas .... 13.652...5

Hubiera exedido empedrada en 3.309...5

Como puede verse en los anteciendos documti .
La hermosura y area de la obra se debe a los cono-
cimientos y buen gusto del Sor. Bulnes, su perfection
y economic & su eficaz zelo y faltariamos a la jus.
ticia si no recomendaramos a VE. le de las gracias
por su exacto desempefio acreditado en todas oca-
siones-Haba y Novw 15 de 1813-E1 Conde De
Zaldivar-Pedro Arments Castellon--






















PROCESS EVOLUTIVO DE NUESTRA ARQUITECTURA COLONIAL

EN EL TERCER CUARTO DEL SIGLO XVIII.


El arquitecto Joaquin Weiss y Sanchez, en su
notable obra, Arquitectura Cubana Colonial"", al
estudiar el process evolutivo de nuestra arquitec-
tura colonial en el tercer cuarto del siglo XVIII,
que 6l califica de period central o barroco, dice:
La Habana, creciendo hasta alcanzar unos 75,000
habitantes, se extiende hacia el sur y el oeste, re-
basando ya, pricticamente, las murallas; se multi-
plican intramuros los edificios de dos altos; las obras
publicas y privadas suscitan la intervenci6n de maes-
tros de cierta experiencia y reputaci6n algunos ti-
tulados arquitectos cuyos nombres de vez en
cuando nos transmiten los documents contempora-
neos: Ignacio Jose Balboa, Jose Arcis, Jose Quir6s,
Jose Peera, Felipe Camacho, Antonio Fernandez
Trevejos, Pedro de Medina, etc. Los magnates del
azicar, del tabaco, del cafe y del ganado, construyen
o reconstruyen sus palacetes de piedra, que se le.
vantan como sendos jalones a lo largo de las estrechas
calls, entire las mis modestas viviendas de la epoca
anterior, muchas de tapia, y algunas, posiblemente,
aun de tabla y guano. Pero prefieren las plazas pi-
blicas- la plaza de Armas, la plazuela de la Cie-
saga, la plaza de San Francisco y la plaza Nueva -
por su mayor desahogo, y por la posibilidad pronta-
mente realizada, de erigir a expenses de aqu6llas los
amplios y frescos soportales que el clima hacia tan
convenient. Las sucesivas solicitudes de licencia
para reedificar o levantar "de dos altos" las casas
de la entonces aristocritica plaza Nueva (mis tarde
Vieja), indican que alli por Io menos, las residen-
cias de la dlite pronto formaron un cerco homogfneo
en torno de la plaza.

Y agrega:
La aureola nobiliaria que hist6ricamente enaltece


a estas casonas, habitadas en un tiempo por el Conde
de Jaruco, el Conde de Lagunillas, la Marquesa de
la Real Proclamaci6n, el Marques del Real Agrado,
el Marquis de Arcos, etc., no ha podido impedir que,
alejadas de dia en dia en barrios que dejaban de ser
residenciales, hayan legado a nosotros dedicadas
mayormente a almacenes y casas de vecindad, arras
veces sin alteraci6n, aunque complementandose unas
a otras en sus elements originals.
El soportal, si lo hay, esti constituido casi inva-
riablemente por una anchurosa arcada de medio
punto apeando sobre columns toscanas; correspon-
diindole, en el piso alto, los grandes vanos a me-
nudo arcos tambien de una loggia o de otros apo-
sentos de recibo o vivienda. La gran portada de
ingreso, monumentalizada por contrast con los pe-
quenos vans laterales de la plant baja y, general-
mente, del entresuelos, se exorna con una rica
modenatura sinuosa, tipica del barroco gaditano, y
sun a veces recibe columns o pilastras flanqueantes.
Con la multiplicaci6n de las residencias de alto,
desarr6llase y refinase el balc6n, corridor en el prin-
cipal, aislado en el entresuelos, conjugando entire si
sus ricas forms de madera torneada. Volados sobre
las extremidades de las vigas del piso inferior, y cu-
biertos por el tejado que avanza apoyado sobre los
pies-derechos de la balaustrada, ofrecen estos dos
grandes balconies del setecientos, un marcado con-
traste en importancia,composici6n y elaboraci6n con
los toscos balconcillos de la 6poca precedent; mien-
tras que, arqueol6gicamente, plantean un interesante
dilemma: 1Derivan acaso de las lejasas solanas del
note de Espaia -con la que guardian mayor seme-
janza o de las galerias lefiosas g6tico-moriscas de
los patios castellanos y andaluces, mas cercanas, pero
de distinta aplicaci6n y caricter? (! De todos modos,
estos grandes balcones no constituyen injertos ais-










lados en la residencia contemporinea; con ellos se
compaginan las macizas portazas claveteadas, las her-
mosas rejas y cierres torneados verdaderos palcos
abiertos sobre la calle -, los gruesos barandajes de
escalera, los ingeniosos artesonados de los techos,
amen de otros elements secundarios, en que los
maestros contemporaneos aprovecharon hasta el li-
mite las posibilidades de las excelentes maderas crio-
las, y afiadieron movimiento y colorido a nuestro
barroco colonial, privado de la riqueza de la piedra
labrada.
Interiormente, alcanza en estas casas el patio su
maximo desarrollo, del que declinari mas tarde por
consideraciones de espacio y cost. Circundado de
arcadas en los mejores ejemplares verdadero patio
claustral constituia no s6lo el agent fundamental
de la iluminaci6n y ventilaci6n de la casa--cuyos
diversos aposentos se agrupaban en su torno- sino
el foco de la vida domestic. Asi, aun en el actual es-
tado de abandon, su mera contemplaci6n, a traves
de los marcos sucesivos que le ofrecen la gran por-
tada principal, los arcos mixtilineos del anchuroso
zaguan, y los medios-puntos de las galerias, con su
fuente central y tiestos de flores, despierta en el vian-
dante un vivo sentimiento de intimidad y refrigerio.
En resume, aunque podamos referir aisladamente
los distintos components de esta pintoresca arqui-
tectura domestic a determinados prototipos Penin-
sulares, no se traca de una trasplantaci6n literal y ar-
bitraria, sino de una selecci6n y revision total e
inteligente, de acuerdo con las condiciones ambien-
tes: el clima, severamente calido, pero atemperado
por una brisa fresca y persistent; la vida sedentaria
de la familiar, que comportaba amplios lugares de
estar, 6rganos adecuados para comunicarse con el
mundo exterior, que apenas frecuentaba; y la abun-
dancia de excelentes maderas criollas. Asi, una com-
posici6n independiente, una distinta proporcionali-
dad, y un caricter propio, permiten afirmar que nos
hallamos frente a un product, si modesto, entera-
mente nuevo, genuinamente cubano...


Un breve lapso de prosperidad general y de buena
adminisrraci6n determinaron en el 6ltimo tercio de
este siglo el auge de la arquitectura civil capitalina.
Una Casa de Gobierno, otra de Correos (luego Inten-
dencia) un Teatro, una Aduana, una Casa de Bene-
ficencia, y un Cuartel de Milicias, dotaron a estos
servicios nacionales de edificios adecuados, aunque
de interns arquitect6nico divers. El teatro Coliseo,
levantado (1775) en la nueva Alameda de Paula, en
su tiempo, segun se afirma, "el mis amplio y lujoso
de la monarquia"(2), ha desaparecido, y apenas noa
dan alguna idea de 61 los grabados y dibujos de la
epoca; la Aduana(3 y la Casa de Beneficencia (1792-
94), ambas ampliadas despues, carecen de interns ar-
quitect6nico; mientras que el Cuartel de Milicias
(1787)(1) s6lo nos ofrece dos portadas movidamente
barrocas. En cambio, los antiguos palacios de Go-
bierno (1776-92) y de Correos (1772-92), que vinie-
ron a sumarse al Castillo de la Fuerza en torno de
la plaza de Armas, rectificada y hermoseada, consti-
tuyen quizis los mis substanciales exponentes de
nuestra arquitecrura barroca; si bien, comparados
con la Catedral, dan la sensaci6n de hacer cierras
concesiones al vitrovianismo, como preludiando la
pr6xima reacci6n neoclisica.
No nos detendremos en la arquitectura military,
que como secuela de la conquista inglesa conoci6 una
amplia demand de fuertes y defenses a la cabeza
de las cuales figure la vasta fortaleza de San Carlos
de la Cabanta (emp. 1763), en La Habana -, salvo
para Ilamar la atenci6n c6mo a veces el sentido in-
nato de la proportion y del character de nuestros
maestros coloniales, logr6 introducir en ella elemen-
tos de positive interest arquitect6nico.

(1).-Ejemplos del segundo caso hallaremos en el patio
de la Posada de la Sangre, en Toledo, en el de la casa conocida
por "del Chapiz", en Granada; en el Patio de los Cipreses de
la Alhambra, etc.
(2).-J. M. de la Torre, La Habana antigua y modern.
(3).-Hoy Secretaria de Agricultura.
(4).-Hoy Jefatura de Policia, Monserrate y Empedrado.






















CRONISTAS, HISTORIADORES Y VIAJEROS RECONOCEN

UNANIMEMENTE LA IMPORTANCIA EXTRAORDINARIA

QUE TUVO LA PLAZA DE ARMAS.


Asi encontramos que Ildefonso Vivanco"'1, dice
que

su posici6n aparente por estar en el centro de la po-
blaci6n comerciante y sobre todo, su bella perspec-
tiva y dukce ambience hacen de la Plaza de Armas el
rendez-vous, de todos los extranjeros residents en
La Habana de intramuros,

y que el viajero que visit por primera vez La Ha-
bana, si desembarca, como era antafio lo que regu-
larmente acontecia, por el muelle de Caballeria,
apenas pise tierra y encamine sus pass hacia el in-
terior de la ciudad,

quedari sorprendido al verse en medio de un bo-
nito jardin y arbolado, eternamente verde y florido
a influjos de la dulce temperature del clima tropical.

Agrega el cronista Vivanco que

s6lo en noches de retreta la encantadora misica tan
amada de los hijos de la zona t6rrida lleva a la Plaza
de Armas una linda y elegance concurrencia que
entire el susurro de la brisa en los arboles y las flores,
el murmullo de las fuentes y los sones de la m6sica,
discurre dulce y apaciblemente por sus calls depar-
tiendo, bien de amor, bien de empresas mercantiles.

De esas noches de retreta, los dias mis concu-
rridos en aquella epoca 1841 eran el Jueves y
Viernes Santo, acudiendo entonces a la Plaza de
Armas enorme concurrencia a oir el concerto sacro
que alli se daba, y sin que se permitiera, como en


los demrs dias del afio, el paseo de carruajes por sus
calls laterales.
Nada hay comparable -termina Vivanco--al
golpe de vista y a la inmensa concurrencia que acude
en estas dos noches a la Plaza de Armas; si la luna,
como suele acontecer con frecuencia, en estos dias,
ilumina el cuadro, nada hay mis sorprendente, nada
mis agradable. La music toca melancolicamente,
como lorando la muerte del hombre Dios, ni un ca-
rruaje viene a alterar el sordo murmullo que s6lo
se percibe: todo alli es igualdad y fraternidad, dulce
recuerdo de la santa ley que instituy6 aquel muerto
sacrosanto. Los arboles parecen susurrar mis lin-
guidamente, las fuentes no corren sino lloran gota
a gota y la luna derrama sobre todo aquel conjunto
su blanca y sulfurosa luz, formando en las flores,
en los grupos y en las fuentes sombras vaporosas que
hacen concebir la bella idea de un jardin de hadas.

Nuestra compatriota Maria de la Merced Santa
Cruz y Montalvo, condesa de Merlin""', dedica elo-
giosas frases a las retretas que en 1840 se celebraban
en el parque de la Plaza de Armas:

Al volver de paseo-dice-nos dirigimos a la
Plaza de Armas, donde el gobernador da todas las
noches en frente a su palacio un concerto de musica
military. Alli se reune la poblaci6n blanca de todas
classes. Hermosos arboles, una fuente de saltadores,
y los palacios del gobernador y del intendente, cir-
cundan este grande espacio, formando de 6l un paseo
encantador y enteramente aristocritico. Las reunio-
nes p6blicas tienen aqui un aspect de buen gusto
exclusive del pais; nada de chaqueta ni de gorra;










nadie viste mal; los hombres van de frac, con cor-
bata, chaleco y pantalones blancos; las mujeres con
trajes de lin6n o de muselina. Estos vestidos blancos
que respiran coqueteria y elegancia, armonizan per-
fectamente con las bellezas del clima, y dan a estas
reuniones el character de una fiesta.

Como puede descubrirse por las palabras de la
condesa de Merlin, no era solamente la poblaci6n
de color, esclava, la excluida de estas retretas, sino
tambien la clase popular blanca, quedando, por
tanto, consagrado el parque al esparcimiento de la
rica burguesia espafiola y cubana, y elements ofl-
ciales peninsulares, civiles y militares.
De las retretas nos da Alvaro de la Iglesia este
pintoresco cuadro de costumbres coloniales haba-
neras"7:

Estamos en la Plaza de Armas en una hermosisima
noche estival del ano de gracia de 1828.
El Templete acaba de salir de entire las manos de
albariiles y pintores, la estatua del desdichado mo-
narca que fue malo hasta con sus propios padres para
no serlo con su pueblo, tambien esta flamante con-
templando desde su pedestal la estupidez de sus sub-
ditos; el palacio de los virreyes de la colonia es una
ascua de oro con los millares de bujias que constelan
sus tres salones centrales; frente a el, tanto o mas
brillante, la lujosa casa del conde de Santovenia con
todos los balcones abiertos, muestra una iluminaci6n
fantistica. En el patio del viejo castillo de la Fuerza,
todo un tomo de historic antigua, cuyas piginas son
sus denegridos sillares, la banda del regimiento de
Napoles que acaba de Ilegar en el navio de S. M.
Heroe, deja oir con algunos trozos de 6pera, cosa
nunca oida en Cuba, las tonadillas insulsas, entonces
de moda.
Bajo los irboles que una blanda brisa mueve, en
un cord6n que rodea los jardines, como canastillos
de flores se ven numerosos quitrines ocupados por
las mujeres mas bellas y mas elegantes de la ciudad.
Es noche de retreta.
La luz no es much: aun no ha nacido el gas.
El crecido numero de faroles de aceite, los hachones
que alumbran la banda y la claridad que se escapa
de los balcones y los establecimientos, que cubren
toda la acera Sur desde Baratillo a Mercaderes, no
consiguen templar sino a medias la oscuridad de una
noche tropical en que el firmamento es una co-
cuyera.
El bondadoso general Vives esta asomado al bal-
c6n, tal vez recreandose en su obra del Templete
con la que supo reformar el primitive y pobre pen-
samiento de Cagigal. A su lado se hallan sus dos
tiernas hijas privadas del amor maternal casi desde
la cuna la mayor y en el seno materno la l6tima, pues
fu6 extraida del mismo al morir, victim de la fiebre


amarilla, su santa madre. Multitud de uniforms
brillantes se ven cruzar por el sal6n central en cuyos
muros tapizados de rojo, se destacan los marcos de
oro de los gobernadores de la colonia.
Por las calls que encuadran el paseo y por las
que van a morir al pedestal en que ain dormita hoy
aquel monstruo coronado que se llam6 Fernando
VII, grupos de mariners de la escuadra surta en
puerto, de oficiales de la guarnici6n y de comercian-
tes de la vecindad, discurren apaciblemente o des-
cansan sobre los duros bancos de piedra. En aque-
Ilos tiempos de nuestra abundancia, de nuestra
riqueza positive, no se le habia ocurrido aun al
Ayuntamiento habanero inventar el rematador de
sillas, usurpando, este es el tcrmino, el derecho in-
discutible que tiene el ciudadano a sentarse en los
paseos publicos sin pagar un centavo.
La isla estaba entonces opulenta. Cuba empezaba
a despertar de la parilisis de tres siglos de restric-
ciones comerciales absurdas. El intendente Pinillos
con su sapientisima administraci6n, con su reform
arancelaria que fue como encender una antorcha en
una caverna, centuplicaba las rentas publicas facili-
tando a la vez el desenvolvimiento de todas las ini-
ciativas. El estanco y el monopolio del tabaco ha-
bian caido para siempre despues de haber labrado
estupendas fortunes arrancadas al pais y empobre-
cido al veguero. La riqueza public se manifestaba
por mil ingenios, mas de dos mil cafetales, mas de
cien plantaciones de cacao y algod6n y mis de 6,000
vegas de tabaco. La exportaci6n de azucar alcanz6 en
el segundo afo de administraci6n de Pinillos, la fa-
bulosa suma de doscientos sesenta millones de reales.
Este breve esbozo econ6mico, que al parecer no
guard congruencia con el titulo y el caricter de
este articulo, se encamina a demostrar que el pais
nadaba en la abundancia; pero entiindase, el pais,
no unos cuantos especuladores en azucar como ocu-
rre hoy, en tanto el pueblo cubano, en masa, se
muere de hambre.
Cada quitrin, tan parecido a la calesa andaluza que
descubre su pr6ximo parentesco, es como ya dijimos,
un canasto de flores animadas. Las mas lindas mu-
jeres, sencillamente vestidas de lin6n, nipe o batista,
dominando en general el color blanco, dejan ver sus
pies de almendra calzados con finos zapaticos blan-
cos o negros, sujetos con galgas, por ambos lados,
desde la parte pr6xima al enfranque. El vestido es
sencillisimo, repetimos, aun cuando se trate de ricas
herederas. La falda completamente lisa leva por
unico adorno un delantero formado por dibujos ca-
prichosos con cintas, puntas y lazos. El escote es
recto, de hombro a hombro, dejando descubierto el
busto como hoy se acostumbra en los bailes de gran
etiqueta, singularmente en la corte.










El cuerpo del vestido es de la misma tela que la
falda, de mangas excesivamente anchas, ajustadas al
pufio con un adorno identico al de todo el vestido,
ahuecado por enagua muy almidonada o tambien
de crinolina para que la falda presence pocos plie-
gues dindole una rigidez que recuerda el cuadro de
las Meninas de Velizquez.
Muchachas y sefioras de cierta edad Ilevan el pei-
nado alto, recogido el pelo sobre la part superior
de la cabeza dejando descubierto el cuello y las
orejas donde cuelgan larguisimos pendientes. En
torno de cada quitrin mariposean los j6venes vis-
tiendo pantal6n y chaleco blancos, frac azul o negro
y sombrero de copa alta. Todos Ievan guantes, ge-
neralmente amarillos. La conversaci6n domina en
todos los grupos, haciendo el gasto las uiltimas no-
ticias de Espatfa, la comedia estrenada en el coliseo
de la Alameda o el amago de los corsarios de Sud-
America.
Un trozo de La Vestales de Pasini o La Represaglia


de Mercadante, 6peras en boga entonces en los tea-
tros madrileios, dirige la public atenci6n a la ban-
da de Ndpoles, dejindose oir algunas palmadas de
los inteligentes. El fervor de los diletantti se trueca
en regocijo picaresco cuando a tales melodies suce-
den el Tripili o El torero y la maja, insulsas tona-
dillas de moda.
Al dar las diez los carruajes van desfilando para
detenerse a las puertas de las confiterias mas acre-
ditadas donde no hay mozos suficientes para servir
a las damas, sin bajar del quitrin, quesitos helados,
charlotas rusas, sorbetes de todas classes y vasos de
leche. La animaci6n, el bullicio, el rumor de los
grande abanicos siempre en movimiento dura hasta
las once, hora en que la plaza va quedandose de-
sierta y casi a obscuras. Pero aun flota durante unos
moments en el ambiente una nube de perfumes en
que se mezclan el Patchouli, el agua de la Vanda,
el azahar y la Colonia, como una estela que han de-
jado tras de si la elegancia y la belleza.



















POR INICIATIVA DEL CONDE DE VILLANUEVA ES ERIGIDA EN EL

PARQUE DE LA PLAZA DE ARMAS, EL ANO 1833,

LA ESTATUA DEL REY FERNANDO VII.


Habiendo concebido el intendente don Claudio
Martinez de Pinillos, conde de Villanueva, desde
1827 el proyecto de honrar publicamente la me-
moria del Rey Fernando VII en La Habana, no
quiso que ese monument fuese colocado en el lugar
que definitivamente eligi6, el parque de la Plaza
de Armas, sin realizar en el mismo obras que lo
transformasen, embelleciendolo. Para ello cont6
con la colaboraci6n de los sefores coronel Manuel
Pastor, Ignacio Gonzilez Cadrana y Ram6n de la
Sagra. Sacadas a subastas las obras, alcanz6 la el-
cuci6n de las mismas el senior Gumersindo Corral.
Se levantaron las losas de San Miguel que tenia el
parque en las calls del centro y se colocaron de
nuevo en las laterales, arreglindose el nivel de stas
para que las aguas cayeran a los cuadros o a la plaza
a fin de que no se formasen hoyos ni lagunas que
impidiesen el transito. Tambien encarg6 el conde
de Villanueva cuatro fuentes pequefias de mairmol
blanco, que se instalaron, aunque afios mis tar&d
desaparecieron, sin que hayamos podido descubrir
el motivo de su desplazamiento ni el lugar adondc
fueron destinadas; cuatro canapes de mirmol blanco
con bocel redondo y filete en la curva interior y
costados; diversas piezas de mirmol para la ban-
queta y zocalo en que habia de colocarse la estatua.
El costo total de las obras ascendi6 a $21,000. Por
la estatua se le abonaron a don Antonio Sola 3,171
pesos 12 reales y 28 maravedis y 26,660 reales con
23 maravedis. Don Gumersindo Corral obtuvo
por las obras de reparaci6n del parque la suma de
2,400 pesos. El descubrimiento de la estatua de Fer-
nando VII y la inauguraci6n de las obras de embe-
lecimiento del parque de la Plaza de Armas se


celebraron solemnemente el 24 de julio de 1834,
con la presencia del capitin general don Miguel
Tac6n, autoridades militares y civiles y numeroso
public. En el frente principal del pedestal de dicha
estatua se leia la siguiente inscripci6n, que segln
refiere el Diario de la Habana, al dar cuenta del
acto de develamiento de aquella, fue dictada por
el mismo monarca:
Ferdinandus VII Rex / Habanensi Populo / Desi-
dcrio Fidelitate Clarissimo / Imagine Corde / Per-
petuo Adesse Voluit. MDCCCXXXIII.

En la parte superior de los patios de la verja de
hierro que circundaba el pedestal aparecia la si-
guiente inscripci6n:
La siempre fiel ciudad de La Habana al Rey Fer-
nando VIIo8'.

(Quien fue Claudio Martinez de Pinillos, conde
de Villanueva?
A este personaje de la burocracia colonial nos lo
va a retratar admirablemente Enrique Gay-Calb6
- historiador acucioso y veraz, miembro de la So-
ciedad Cubana de Estudios Hist6ricos e Internacio-
nales y de la Academia de la Historia de Cuba y
president que fu6 del D6cimo Congreso Nacional
de Historia -en trabajo que con el titulo de La es-
tat/a de Cespedes y la de Fernando VII public en
la revista Accidn Ciudadana, de Santiago de Cuba,
en el numero de enero-marzo de 1955:

Ciento veintiun afios ha permanecido en la Plaza
de Armas de la capital de Cuba la estatua de Fer.










nando VII. En 1834 la hizo colocar alli frente al
palacio de los capitanes generals de la Colonia, el
Gral. Miguel Tac6n. Fue obra del escultor Antonio
Sola, y segun los enterados parece que no es del
todo mal ejemplar en el aspect artistic. Algunas
peripecias sufri6 la estatua al traves de su perma-
nencia en ese lugar, pues desde hace much tiempo
le falta un pedazo de la caracteristica nariz borb6-
nica, y el cetro sostenido en la mano derecha se par-
ti6 y esti ahora sujeto con un tornillo. Es que ni
los monarcas mis poderosos pueden eludir las aco-
metidas de las horas que se acumulan hasta hacerse
incontables, a la vez que los ataques de la intemperie
en el largo desfile de lluvias y ventoleras inmise-
ricordes.
La estatua no fue debida al general Tac6n, sino
al intendente de Hacienda cubano de nombre Clau-
dio Martinez de Pinillos, primer conde de Villa-
nueva.
Intent Martinez de Pinillos demostrar la adhe-
sion profunda que sentia hacia su amo el rey de
Espaia, y puso en movimiento y contribuci6n a los
comerciantes, banqueros, hacendados, navieros y fun-
cionarios que en la oficina de Hacienda resolvian
y habian resuelto cuantiosos asuntos, con lo que sin
dilaci6n reuni6 lo necesario para pagar a un buen
artist que le hiciera una estatua decorosa del Bor-
b6n hijo de Carlos IV. Destinaba para el monu-
mento el espacioso patio del admirable edificio en
que frente al mar se hallaba la Intendencia, preci-
samente el mismo impiadosamente derribado, hace
pocos afios, al impulse de la dinamita para fabricar
el que hoy ocupa el Estado Mayor de la Marina de
Guerra de la Republica.
Era Martinez de Pinillos un funcionario de suerte
exceptional en una epoca de ascensiones y caidas
mete6ricas. Cuando los capitanes generates de Cuba
se sucedian sin interrupci6n, segun el capricho de
los reyes o el interns de sus camarillas, el soportaba
victorioso los cambios de humor del jefe de la mo-
narquia y hasta se aventuraba sin riesgo a contrariar
al militarote de turn dueio y senior de esta isla
con mando castrense de plaza sitiada. El secret de
tal inconmovible situation consistia en las remesas
constantes de muy apetecibles millones con rumbo
hacia las cajas del monarca absolute. Hasta media
centuria antes, o menos, habia sido necesario el envio
de los famosos situados con que el virreinato de la
Nueva Espania contribuia en Cuba y en estas islas
a la defense del imperio colonial. Desde la indepen-
dencia de los paises americanos, fue dejada la Co-
lonia a sus propios recursos, y muy pronto se des-
cubri6 la industrial productive de los sobrantes. Todo
1o que sobrara de la recaudaci6n de los infinitos
impuestos era enviado a Madrid. Este descubri-
miento ocurrio en los felices dias de Fernando VII,


quien habia tenido tambien la gloria de dar fin a
la herencia territorial americana dejada por sus
mayores.
Los maestros mis experimentados y tiles en la
aplicaci6n de los sobrantes, a lo menos en aquellas
iniciales fechas, fueron Alejandro Ramirez y Claudio
Martinez de Pinillos. Ramirez atendi6 con creces
a las necesidades metropolitanas y a la vez a los
inmensos gastos de las expediciones de reconquistas
que salieron de Cuba contra Mexico y otras pro-
vincias independizadas. Martinez de Pinillos fue
proveedor sin tasa d-l insaciable huesped del palacio
real. En cambio, tenian una ticita autorizaci6n para
las mis estupendas negociaciones, como las tuvieron,
entire otros, el conde de Ricla y el despufs primer
conde de Revillagigedo, opulentisimos magnates en-
riquecidos en Cuba durante el siglo XVIII, Mar-
tinez de Pinillos lo fiscalizaba todo en la vida eco-
nomica national: la importacion y la exportaci6n,
el trafico negrero, las transacciones del mercado, los
transport, la producci6n del pais, y los rescates,
como se llam6 en los primeros siglos al contrabando.
En una sola mano, y con poderes omnimodos, tan
pr6vidos manantiales de fortune habian de dar al
conde de Villanueva la fuerza incontrastable que
siempre disfrut6.
Pero este conde de Villanueva, que acab6 disgLs-
tado con Miguel Tac6n y logro al fin su relevo. en
los dias en que lleg6 recien acabadita y complete
la estatua de Fernando VII estaba bien avenido con
el Capitan General y accedi6 a los deseos de este de
situar el flamante monument en la Plaza de Armas,
lugar que estaba solo destinado al desfile de tropas
y al cambio de la guardia de los distintos mandos
militares. Lo que pudo ser homenaje en un inten-
dente de Hacienda reverente y agradecido se trocaba
en un acto de servidumbre colonial, con satisfacci6n
y merito para el jefe maximo y para los negociantes
contribuyentes. Nunca basta entonces habia sido
aquella plaza de estatua, y la de Fernando VII vine
a modificar su fisonomia.
Alli estuvo el padre de la reina de los tristes des-
tinos. La nariz qued6 incomplete a consecuencia de
una rifaga o de un golpe, y el suceso parece estar
a extramuros de la historic porque nadie tiene idea
de cuindo ocurri6. El cetro se torn en un trozo
de marmol reconstruido. Pero mantenia erecto y
pugnaz el cetro. Y el manto real, el collar del toison
de oro y la arrogancia que el artist insufl6 en la
figure, eran como la representaci6n de otros tiempos
idos casi de la memorial de los hombres de hoy. Des-
pues de Fernando, el carlismo ensangrent6 las tierras
peninsulares, cay6 su iltima esposa Maria Cristina
y vino Espartero, rein6 Isabel II con su cohorte de
generals bonitos y de espadones, ocurri6 el destro-
namiento, y luego la exaltaci6n de Amadeo de Sa-










boya, y la Republica. Mis tarde, la restauraci6n
borb6nica. En Cuba, las conspiraciones, los inten-
tos de rebeldia, las guerras de independencia, y por
fin el gobierno propio. En la Plaza de Armas de
La Habana seguia Fernando VII indiferente e im-
perturbable ante las mutaciones acaecidas en todo
el que fue su vasto imperio. Es verdad que ni ain
en los territories peninsulares habia quedado una
sola huella escult6rica de su paso por el mundo,
pues en todas parties se habia considerado como un
respeto al pudor y a la dignidad de la especie hu-
mana suprimir cualquier vestigio suyo. Sin em-
bargo, en La Habana era intangible el monument
que la gratitud interesada levant al que entire sus
meritos tuvo el de clausurar universidades y abrir
academias de toreo, sin duda porque son mis efi-
caces manifestaciones de la cultural que el hombre
demuestra al veneer en limpia lucha con las fieras.
Los hombres de Cuba, los que se estiman here-
deros de los forjadores de su independencia, se atre-
vieron a pedir que en la Plaza de Armas estuviera
en efigie Carlos Manuel de Cespedes, el patriarca
de la rebeldia victoriosa, primer Presidente de la
Republica, en lugar de Fernando VII. Una ley, hasta
ahora no derogada, dispone que asi sea. Han pa-
sado por la Alcaldia numerosos personajes, atentos
algunos de ellos a engrandecer sus haciendas pro-
pias, como otros Riclas o Revillagigedos. Pero nin-
guno crey6 prudent enfrentarse con el pasado que
aquel cetro roto simboliza, ni resolver la possible mal-


querencia de los que en nuestros dias puedan aforar
las facultades omnimodas, del jefe military de plaza
sitiada. Asi qued6 en ridicule esa ley republican,
como en sus dias se bumedecieron al cruzar el mar
las Reales Ordenes y las Leyes de Indias, que los
virreyes y los capitanes generals acataban, vene-
raban hasta el extreme de ponerlas sobre sus cabezas
y no cumplian.
...Y despues de ciento veintiin afos de estitica
ubicaci6n en ese destacado sitio, y al cabo de mas
de treinta afios de haber sido promulgada la ley para
desplazar la estatua y poner alli la de Carlos Manuel
de C6spedes, Padre de la Patria, la Comisi6n del
Cincuentenario de la Republica, el Ayuntamiento
habanero y su alcalde Justo Luis Pozo ban hecho
el traslado y la colocaci6n de una digna y monu-
mental obra, de estilo clasico, en homenaje al que
vivi6 entire grandezas y supo morir peleando, des-
pues de haber comenzado la contienda libertadora
y presidido la primera Republica y pasado sus ul-
timos dias en funci6n voluntaria de maestro de
escuela.
La alta calidad de hombre del nuevo personaje
y el valer que el pueblo de Cuba le reconoce augu-
ran mayor permanencia, de siglos, de Carlos Manuel
de Cespedes en la Plaza de Armas que rambien Ileva
su nombre y frente al palacio de los capitanes ge-
nerales, que fue luego residencia del primer jefe del
Estado cubano como naci6n independiente.





















HACIA 1859 SE CONSERVABA AUN LA COSTUMBRE DE LAS

RETRETAS NOCTURNAS EN LA PLAZA DE ARMAS.


Lo confirm asi el viajero y cronista espafiol An-
tonio de las Barras y Prado, en sus memorial, publi-
cadas en 1926 por su hijo Francisco de las Barras
de Arag6n"9' al referirse a la Plaza de Armas en la
6poca en que visit esta ciudad califica aqu6lla de
"bonito paseo con jardines", y dice que

en este paseo hay retreta todas las noches de 8 a 9,
por una banda military. Durante ella se Ilena la plaza
de gente y los alrededores de carruajes con sefioras,
que van a oir la m6sica. Concluida aquilla, cada
cual desfila por su lado y se queda la plaza desierta,
pero los cafes y casas de refrescos que hay en la
acera de enfrente al palacio conservan su animaci6n
hasta las 10 6 10 y media en que se cierran. Este
es uno de los puntos mis concurridos de la pobla-
ci6n, tanto de dia como de noche, por estar cerca
del muelle de Caballeria y ser uno de los centros
de movimiento mis importantes del comercio.

Mis explicit ain en su descripci6n de la Plaza
de Armas y encomio de sus bellezas y atractivos, es
Samuel Hazard, el cronista extranjero que mis ex-
tensa y fielmente ha relatado los usos y costumbres
cubanos de los tiempos coloniales, quien en su obra
Cuba a pluma y Idpiz~O2) recoge de esta manera sus
impresiones sobre la Plaza de Armas en los meses
anteriores al estallido de la guerra del 68, 6poca en
que visit nuestra isla:

Ya estamos en la Plaza de Armas, que es el prin-
cipal lugar p6blico de la ciudad, ocupando el es-
pacio comprendido entire las calls de Obispo y
O'Reilly, frente at palacio. Forma un bonito cua-
dringulo, a cuyos lados hay bancos de piedras tras
los cuales se eleva una verja de hierro y dentro de
sus limits cuatro jardinillos, separados unos de otros


por cuatro sendas que se retnen en el centro, for-
mando una glorieta o circulo interior, en medio del
cual se ha erigido una estatua de mirmol a Fernando
VII. Los jardines estin Ilenos de plants y flores,
prestando mayor gracia a la escena las alms palmas
reales.

Explica, despubs, Hazard la raz6n de que la Plaza
de Armas fuera en aquel entonces lugar preferido
de esparcimirnto habanero: los ya citados concier-
tos militares nocturnos que alli se celebraban, y los
que se ejecutaban "en beneficio del piblico y para
satisfacci6n del capitin general". Era costumbre
que las sefioras en sus carruajes dieran vueltas alre-
dedor de la plaza en los intervalos de las piezas mu-
sicales o recibieran las atenciones de sus galanes. Los
caballeros paseaban por el parque fumando sus ta-
bacos o permanecian sentados en los bancos o las
sillas de alquiler que alli existian. Algunas sefioras,
si iban acompaiiadas de un caballero, bajaban de
sus volantas y se paseaban por el parque. Hazard
sefiala la extrafieza que le caus6 observer

la falta de atenci6n hacia las damas que mostraban
los hombres, pues es muy raro ver a un caballero
acercarse a los carruajes y charlar con las damas,
como es la costumbre en los Estados Unidos.

Los detalles ceremoniosos con que se celebraba la
retreta military quedan descritos por Hazard en esta
forma:
Todas las noches, poco antes de las 8, un piquete
de alg6n regimiento, compuesto de un sargento y
varies soldados, seguidos de la banda, generalmente
como de unos 50 6 60 m6sicos, marchan al trav6s del
parque y se estacionan en un lugar determinado,
permaneciendo en actitud de "descanso" hasta que









un redoble de tambor proveniente del cercano cuar-
tel da la serial de "arenci6n", en espera del cafionazo
del Morro. Inmediatamente que dste ha sonado co-
mienza el concerto. La guardia, con las armas al
lado, permanece en acritud firme mientras toca la
banda, y de descanso durante los intervalos de una
pieza a otra. La musica que se oye es generalmente
escogida, selecciones de las principles 6peras en
buena parte. A las 9 en punto las corneas y tam-
bores de los diferentes cuarteles tocan a retreta y en
seguida la guardia y la banda marchan hasta situarse
frente a la puerta de palacio, tocando alli la iltima
pieza, como un especial cumplimiento al capitan
general, y como queriendo evidenciar que mientras
la banda toca una hora para el public, s61o se re-
serva una pieza a aqudl para sus goces particulars.
Terminada dsta, la tropa se dirige a su cuartel, a los
sones de una alegre march. La fiesta ha terminado.

Hazard declare que era 6sta "una agradable ma-


nera de pasar la noche". Despuds de la retreta la
mayoria de los concurrentes tomaba un refresco o
comia algo en los caf6s de moda entonces, de los
que era el preferido el cafe El Louvre, por sus he-
lados y granizados exquisitos, "tan buenos como en
los Estados Unidos", y ademis por ser entonces "el
mejor lugar de La Habana para observer la alta
vida social durante la noche".
En los iltimos afios de la dominaci6n espafiola,
la Plaza de Armas y su parque fueron victims de
lamentable abandon. Ni alli se celebraban las re-
tretas de antafio ni los habaneros lo frecuentaban
como lugar preferido de esparcimiento. La ocu-
paci6n military norteamericana y la Rep6blica qui-
taron por complete a aquel parque todas sus carac-
teristicas de bello rinc6n colonial. Desaparecieron
las fuentes, los bancos de piedra, los jardincillos y
hasta tres de las cuatro palmas, conservindose s61o
en el centro la estatua del despota borb6nico.




















OBRAS DE RECONSTRUCTION Y EMBELLECIMIENTO EN LA PLAZA

DE ARMAS DURANTE LOS TIEMPOS REPUBLICANS.


En los edificios circundantes de la Plaza de Armas
se han realizado adecuadas restauraciones: primero
en el palacete de la Intendencia o del Segundo Cabo,
dedicado al Senado, posteriormente residencia del
Tribunal Supremo; despues en El Templete; y por
iltimo en la Casa de Gobierno o Palacio Municipal;
dirigidas y ejecutadas todas esas obras restauradoras
por la pericia y buen gusto de los sefiores Evelio
Govantes y Filix Cabarrocas.
Durante el ejercicio de 1928 a 1929 proyect6 la
administraci6n del alcalde Dr. Miguel Mariano G6-
mez Arias la restauraci6n de la antigua Plaza de
Armas, encomendando los proyectos y pianos a los
arquitectos Govantes y Cabarrocas, quienes los for-
mularon, segin aparece de la copia fotogrifica de
unas y otros publicada en la Memoria Municipal
correspondiente al ya mencionado ejercicio; pero
por falta de cr6ditos adecuados fue impossible llevar
a cabo dichas obras.
La administraci6n del alcalde Dr. Guillermo Belt
y Ramirez tuvo la gloria de convertir en realidad
el proyecto de restauraci6n de la Plaza de Armas,
aunque limitado al parque que se levant en su
centro.
Para ello el Departamento de Fomento de nuestro
Municipio, que dirigia el muy competent arqui-
tecto Emilio Vasconcelos, examine diversos grabados
antiguos de dicho parque que nosotros le brindamos,
entresacandolos de los mejores que poseemos en
nuestro archivo de grabados antiguos cubanos. De
todos ellos fue elegido uno del dibujante F. Mialhe,
del afio 1838, no s6lo por ser el que ofrece mayores
garantias de exactitud respect a la realidad de la
epoca, sino tambi6n porque en 1e aparecen perfec-
tamente reproducidos todos los pormenores del par-
que. S61o fueron alterados o modificados algunos


detalles, por asi exigirlo imprescindiblemente las ne-
cesidades de los tiempos presents.
Por la importancia que tiene esa obra restauradora
del parque de la Plaza de Armas, creemos oportuno
reproducir aqui integramente la memorial de las
mismas, que nosotros publicamos en el segundo de
los Cuadernos de Historia Habanera, consagrado a
dicha Plaza, el afio 1935 "z:

Memoria descriptive de las obras de reconstrucci6n
del parque de la Plaza de Armas.

Antecedenses.
La iniciativa del actual Alcalde de La Habana,
Dr. Guillermo Belt y Ramirez, de embellecer, res-
taurindole su antiguo aspect colonial, la actual
Plaza de Armas Carlos Manuel de CUspedes, ha sido
objeto de un studio detallado por el Departamento
de Fomento, consultando grabados y fotografias de
distintas 6pocas, a fin de que las obras se ajusten lo
mas possible al character y costumbres de nuestros
tiempos coloniales.
En efecto, la Plaza de Armas, tal vez el mias an-
riguo de los centros de reuni6n de los vecinos de esta
Ciudad, esti enmarcada por sus distintos frentes por
los mis importantes edificios de nuestra 6poca co-
lonial; teniendo por su frente a la calle Tac6n el
bello Palacio de los Capitanes Generales, hoy Ayun-
tamiento; el del Segundo Cabo, en el que se ha ins-
talado el Tribunal Supremo de Justicia y el Castillo
de la Fuerza, una de nuestras reliquias de las for-
tificaciones de La Habana, por la calle de O'Reilly;
el legendario Templete y la residencia de los Condes
de Santovenia por la de Baratillo, y finalmente, vi-
viendas de menor importancia por la de Obispo,











con la sola excepci6n de la modern construcci6n
erigida en la esquina de Oficios, que viene a rom-
per, junto con el incesante transitar de 6mnibus,
autom6viles y tranvias, la placidez y quietud de este
rinc6n hist6rico que tan vinculado se encuentra
a nuestra historic.

Trazado.
Hasta los comienzos de nuestra era republican,
su trazado era el cruciforme caracteristico de las
plazas espafolas, con sus paseos exteriores limitados
por un murete de piedra que a modo de banco servia
para descanso de los concurrentes al mismo, y rema-
tado por una verja que servia de respaldo, y las
aristas o canteros rambien enverjados, concurriendo
las calls centrales al lugar de emplazamiento del
monument de Fernando VII, teniendo, ademas,
cuatro pequefas fuentes de piedra en los centros de
cada uno de los canteros. Son las caracteristicas esen-
ciales y que segun hemos expresado constant en los
grabados y fotografias antiguas. Posteriormente por
los gobiernos de la Republica se ban realizado su-
cesivas transformaciones hasta su estado actual.

Pisos.
Aunque en sus antiguos trazados este Parque ca-
recia de todo pavimento, pues sus paseos eran de
tierra y continuaci6n del pavimento de la calle, sin
siquiera una acera o conten, ya que los muretes y pi-
lares tenian guardacantones para evitar su destruc-
ci6n por los vehiculos, sin embargo, las necesidades
de la circulaci6n modern que exige la existencia
de una acera como refugio de los peatones de un
lado y los inconveniences en la epoca de las lluvias
imponen la construcci6n de pavimentos, dejando al
exterior las aceras de hormig6n actual, y al interior
se construiran los paseos y senderos con losas de
"San Miguel", naturales o artificiales, tomando sus
juntas a la manera que se hacia en aquella epoca,
con cemento coloreado en rojo. Estas losas se asen-
tarsn con mortero de cemento sobre un atezado de
hormigun hidriulico.

Muretes.
En todo su perimetro se construira un murete de
piedra de Jaimanitas, de buena calidad, de gran du-
reza, teniendo la forma y perfil disefiados en el
piano; este murete seri interrumpido por las en-
tradas que estaran limitadas por pilares de piedra
de la misma calidad, y terminando por unas copas
o remates que rememoren las existentes en el Tem-
plete. Estos muretes levaran una plancha de 2 y
medio centimetros de espesor, con una ligera incli-
naci6n para mayor comodidad y limpieza de los que
los utilicen.
Adems, secolocari en su parte superior una verja


de hierro formada con cabillas de media pulgada
y planchuelas de una y media por media pulgadas
con sus brazos para que, a modo de respaldo, ofrez-
can mayor comodidad.

Calls y Senderos.
Los paseos exteriores tendrin 8 metros de ancho,
circundando la plaza; en el sentido de los dos ejes
se construiran calls de 6 metros, quedando asi di-
vidida la plaza en cuatro secciones; formindose en
su centro un circulo de 14 metros de diametro, coin-
cidiendo su centro con el de la estatua de Fer-
nando VII. Se construirin pequefos senderos de
1.50 metros en cada uno de los cuatro canteros.
Todos estos paseos y senderos se pavimentaran en la
forma que ya se deja explicado.

Verjas.
Ademis de la exterior, se colocaran verjas en los
bordes de cada una de las calls centrales y paseo
exterior, limitando los canteros, a los que se tendri
acceso por una pequefa puerta colocada en una de
las called interiors; esta verja tendra el mismo di-
sefio de la antes descripta.
Igualmente se colocara otra verja, de mayores di-
mensiones e importancia, alrededor de la estatua.
Se ha tenido much cuidado, al proyectar estas
verjas, de ajustarse en un todo a los models anti-
gucs, copiindolos de los grabados y descripciones
antiguas.
Estas verjas seran pintadas con una mano de minio
y otra de pintura de color verde antiguo.

Canteros.
Los cuatro grandes canteros, serin, a su vez, divi-
didos en cuatro mis pequefios para plantar en ellos
flores y arbustos de nuestra flora tropical, tales como
"embelesos, adelfas, marpacificos", etc. Estas espe-
cies tiene la ventaja de florecer en todas las esta-
ciones del aio, por lo que la variedad del colorido
le darin alegria al conjunto. Tambi6n se restable-
cerin las cuatro palmeras que existieron alrededor
de la estatua.

Fuentes.
Siguiendo los antiguos grabados, se restablecerin
las pequefias fuentes que existian en el centro de
cada cantero. Estas fuentes serin de piedra de Jai.
manitas y de la forma adecuada, con sus correspon-
dientes entradas de agua, desagie y rebose, conec-
tados al alcantarillado de la Ciudad.

Alumbrado.
Pars el alumbrado de esta Plaza, tanto interior
como de las calls limitrofes, se ban emplazado 20










farolas del tipo de los primitives poses de gas que
existieron en los distintos parques de la Ciudad,
adaptindoles una farola de estilo colonial con cris-
tales esmerilados y bombillos de 200 watts, dando
una iluminaci6n perfect a todos los lugares, en
cuanto al interior; para las calls exteriores se ban
provisto las 12 farolas que recientemente fueron re-
tiradas de este mismo parque por la Compania Cu-
bana de Electricidad, restaurindolas y rematindolas
con el mismo tipo de farol antes descrito.

Arbolado.
Aun cuando en los grabados antiguos el arbolado
del parque estaba por su part exterior, debido a la
amplitud de las calls y a las pocas necesidades del
trinsito de la epoca, es lo cierto que en la actua-
lidad es pricticamente impossible, por lo que se ban
situado, en el interior, aproximadamente en el
mismo sitio que ocupan los "Ficus Benjaminus", re-
cientemente plantados; estimando que o bien pueden
ser de esta misma clase o bien los "Ficus Nitida",


o sea el vulgarmente conocido por "Laurel de
Indias".
Las obras expresadas en la anterior Memoria se
presupuestaron por el Departamento de Fomento
del Municipio, en la cantidad de $15,748.67.
El 2 de julio de 1935 se realize el acto de la
subasta, adjudicindose la ejecuci6n de las obras
a los arquitectos contratistas sefiores Pascual de
Rojas y Fernando Martinez Campos, por la suma
de $14,832.05.
Se iniciaron los trabajos en 20 de agosto inme-
diato.
La inauguraci6n de las obras tuvo lugar el 16 de
noviembre, dia de San Crist6bal, celebrindose con
ese motive diversos festejos organizados por el al-
calde Dr. Guillermo Belt y Ramirez.
En la present obra reproducimos el grabado de
Mialhe ya citado y el disefio de A. Fernindez Pla,
dibujante del Departamento de Fomento del Mu-
nicipio de La Habana, que ofrece una perspective
de la forma y detalles en que se realizaron las obras
restauradoras del Parque de la Plaza de Armas.



















DESDE EL CESE DE LA DOMINACION ESPANOLA LA CIUDADANIA

IDENTIFICADA CON LA REVOLUTION LIBERTADORA PROPUGNO

CONSAGRAR LA PLAZA DE ARMAS AL PADRE DE LA PATRIA

CARLOS MANUEL DE CESPEDES.


Como final de este capitulo vamos a referir los
detalles relacionados con la imposici6n a la Plaza de
Armas del nombre del Padre de la Patria y primer
President de la Repulblica de Cuba Libre, Carlos
Manuel de Cespedes, y el desplazamiento de la es-
tatua de Fernando VII y erecci6n de la del gran
patricio iniciador de la Guerra Libertadora Cubana
de los Treinta Afos.
La idea de levantar un monument a Carlos Ma-
nucl de Cespedes en la ciudad de La Habana, como
Capital de la Isla, surge de las entrafias de nuestro
pueblo, apenas se produjo el desplome de la sobe-
rania espaiiola, conjuntamente con el proyecto de
tributar anilogo homenaje a Jos6 Marti.
Y se inici6, desde entonces, como lugares de em-
plazamiento de una y otra estatuas, los que eran
considerados en aquella 6poca como los mis cons-
picuos de La Habana: el Parque Central y la Plaza
de Armas, de mayor preponderancia el primero que
el segundo, pues este en los ultimos tiempos de la
colonia, no obstante encontrarse alli el Palacio resi-
dencia de los Capitanes Generales y sede del Ayun-
tamiento-despues de fundidas La Habana anti-
gua y la nueva en una sola poblaci6n, con el derribo
de las murallas que las separaban -no gozaba ya
esta ultima plaza de la preferencia del piblico como
sitio de esparcimiento, ni en ella se celebraban las
retretas que antafio tanta concurrencia atraian en
las noches sefialadas para esta diversion popular.
Se demostr6 la predilecci6n de los habaneros por
el Parque Central sobre la Plaza de Armas con el
desplazamiento, el 12 de marzo de 1899, por dis-


posici6n del Ayuntamiento, de la estatua de Isa-
bel II, que se envi6, como trasto inservible o aban-
donado, a los Fosos Municipales, hasta que, en 1903,
el Director del Museo de Cardenas la reclam6 para
conservarla en su local. Y alli se encuentra desde
entonces. No aparece en los peri6dicos de la 6poca
reclamaci6n o protest alguna por ese desplaza-
miento. Y los voluntarios y guerrilleros, que al cesar
oficialmente la dominaci6n espafiola el 1 de enero
de 1899, no abandonaron la Isla con las autoridades
civiles y fuerzas regulars de Espafia, creyeron pru-
dente guardar silencio sobre ese agravio inferido
a su exsoberana, hija de Fernando VII y abuela del
que mis tarde reinaria, como ultimo representante
de la dinastia borb6nica, con el nombre de Al-
fonso XIII.
Conviene recorder que esta remoci6n de monu-
mentos elevados en honor de monarcas ha sido cosa
corriente en Espafia y en sus colonies. Sirvan como
ejemplos los casos de Fernando VII e Isabel II. A la
muerte del primero, en 1833, desaparecen en la
Peninsula todas sus estatuas. En Cuba, a la caida
de los Borbones en 1869, el capitin general don
Francisco Lersundi orden6 el desplazamiento de la
estatua de Isabel II del lugar (Parque de Isabel II,
mis tarde Parque Central) en que la habia colocado
en 1857 el desp6tico capitin general Jose Gutifrrez
de la Concha, y su traslado a la capilla de la Circel.
Restaurados los Borbones en 1875, al ser procla-
mado en Sagunto Alfonso XII, volvi6 Isabel a su
antiguo pedestal.
Y, no solamente en Espaiia y en Cuba ha ocurrido









ese desplazamiento de estatuas al cambiar el regimen
politico del pais, sino tambien en diversos paises
europeos y en los Estados Unidos.
Ya definitivamente desplazada de nuestro Parque
Central la estatua de la soberana que Perez Gald6s
denomin6 "la de los tristes destinos" y que Pedro
de Ripide en su studio biogrifico Isabel II Reina
de Espaina, publicado el afio 1932 en la colecci6n
Vidas espariolas e hispanoamericanas del siglo XIX,
de Espasa-Calpe, S. A., present en toda su degra-
daci6n moral como mujer, esposa, madre y reina,
pensaron los habaneros levantar en ese lugar prin-
cipalisimo de la urbe la estatua del pr6cer mis ca-
racterizado de nuestra lucha por la independencia.
Para designarlo, la revista ilustrada El Figaro abri6
en sus piginas, durante el mes de abril de 1899, una
encuesta entire las personalidades revolucionarias e
intelectuales de la Isla. Marti alcanz6 el primer
lugar; Cispedes el segundo.
Pero que la voluntad popular queria unir en ese
tribute a los que fueron, respectivamente, inicia-
dores de las dos etapas de la Guerra Libertadora Cu-
bana de los Treinta Aiios, lo revela elocuentemente
el hecho de que, constituida desde 1900 una agru-
paci6n para llevar a cabo ese patri6tico empefio,
6sta se denomin6 Asociacidn Monumentos Marti-
Cispedes. Y fud tal la identificaci6n que imper6
entire los integrantes de esa entidad que, resuelto
fuera Marti el primero en recibir este homenaje
popular y no habiendo alcanzado la suscripci6n rea-
lizada al efecto la recaudaci6n suficiente para ambos
monuments dado el agudo estado de penuria
que padecia la Isla, debido a la guerra recien termi-
nada un grupo de patriots manzanilleros que
habia logrado algunas cuestaciones en pro de la es-
tatua de Cespedes envi6 la suma recogida a la Aso-
ciaci6n de La Habana a fin de engrosar los fondos
para la estatua de Marti.
Y esta, que ejecut6 en mirmol blanco de Carrara
el escultor cubano Jos6 Vilalta de Saavedra, por la
cantidad de $4,500.00 en moneda americana, fu6
inaugurada por el Presidente de la Repiblica, To-
mis Estrada Palma, y el General en Jefe del Ejercito
Libertador, Miximo G6mez, el 24 de febrero de
1905. Como primer monument erigido a Marti
en Cuba, constitute una reliquia hist6rica inapre-
ciable, que ha de ser conservada en el lugar donde
se encuentra, aun despues de terminado el fastuoso
monument que se construye en la llamada Plaza
de la Republica.
Al cumplirse en 1919 el centenario del naci-
miento del Padre de la Patria, el Dr. Cosme de la
Torriente, coronel del Ej6rcito Libertador, present
en el Senado de la Rep6blica, al que pertenecia, un
proyecto de ley, que fu6 aprobado por dicho cuerpo
colegislador y por la Cimara de Representantes,


sancionado por el Presidente de la Repiblica, Mayor
General Mario G. Menocal, el 12 de abril de dicho
afio, y publicado en la Gaceta Oficial del dia 14,
en donde se disponian los festejos conmemorativos
de esa memorable efemerides, y entire los homenajes
que debian tributarse al Primer Presidente de la
Repfblica de Cuba figuraba la erecci6n de un mo-
numento a su memorial, previo concurso interna-
cional de artists, destinindose para la ejecuci6n del
mismo la cantidad de $175,000.00.
Respecto al lugar de la capital de la Repdblica
donde debia erigirse ese monument a Carlos Ma-
nuel de Cespedes, afirma el Dr. Torriente:

Entendi siempre que el emplazamiento debia ser
en la Plaza de Armas, pero no lo consigned en la ley,
para dejar libertad a la comisi6n que la misma ha
creado. Era mi opinion que si el Capitin General
espaiiol como Gobernador General gobernaba la
Colonia desde el Palacio de dicha Plaza, alli frente
a C1 deberia erigirse el monument a Cespedes, re-
moviendo de su puesto y enviando a un museo, no
para honrarla, sino como una curiosidad hist6rica,
la estatua del mis incapaz, indecoroso y funesto de
los monarcas de la casa de Borb6n, Fernando VII.
Por cierto que en las plazas publicas de Cuba, que
yo sepa, s6lo se levantan aun tres monumentos de
monarcas espaioles. El uno esti bien donde
esti-, el del rey Carlos III, por lo que signific6
en la historic de nuestra Isla despues de la conquista
de La Habana por los ingleses, y los dos de Fernando
VII, que ademis del de La Habana, tiene otro, por
irrisi6n del destino, al final del Paseo de Marti, en
Matanzas. No hace much tiempo logre disuadir
a unos buenos cubanos que querian arrojar la estatua
de la Plaza de Armas al mar, porque creia que el
actual gobierno haria el monument a Cespedes,
y no se debia sin necesidad faltar a las leyes y a las
ordenanzas de la Ciudad.

Aunque nunca Ilegaron a situarse los credits ne-
cesarios para la ejecuci6n de la Ley Torriente, no
se extingui6, sin embargo, el fervoroso anhelo de la
ciudadania, que ansiaba ver alzarse en la Plaza de
Armas de La Habana la estatua de Carlos Manuel
de Cespedes.
Otra feliz iniciativa fud la calorizada por la be-
nemerita revista Cuba Contempordnea, que funda-
ron en La Habana, el afio 1913, Carlos de Velasco,
Julio Villoldo, Jose Sixto de Sola, Mario Guiral Mo-
reno, Ricardo Sarabasa y Max Henriquez Urefia,
y a la cual nos honramos en pertenecer precisamente
desde el mismo afio 1923 en que se impuso el nom-
bre de Carlos Manuel de Cespedes a la Plaza de
Armas. Cuba Contempordnea dej6 de publicarse en
1927, despues de haber rendido magnifica labor pa-









tri6tica y cultural, considerindosela, muy justa-
mente, como continuadora, en la Repiblica, de la
obra cubanisima que realizaron durante la colonia
la Revista de Cuba, de Josa Antonio Cortina, la Re-
vista Cubana, de Enrique Jose Varona y las Hojas
Literarias, de Manuel Sanguily.
En el numero de marzo de 1921 de Cuba Con-
tempordnea lanz6 su director, Mario Guiral Mo-
reno, la idea de un homenaje a la memorial de Cis-
pedes:

Por uno de esos olvidos, tan frecuentes, que de-
muestran la ingratitud de los pueblos respect de
sus grandes hombres, Carlos Manuel de Cespedes, el
patriot insigne que lanz6 el grito de La Demajagua,
en la fecha memorable del 10 de octubre de 1868;
el pr6cer que sacrifice vida y hacienda en aras de
la libertad de Cuba; el Martir de San Lorenzo, que
prefiri6 la muerte antes de caer prisionero en poder
de los dominadores de su patria, por el tan amada,
no tiene aun en nuestra Republica, a los diecinueve
afios de constituida esta, un recuerdo digno de su
augusta memorial.
Cuba Contempordnea, que en 1917 sugiri6 la idea
de un homenaje al Libertador de la America nues-
tra, el inmortal Bolivar, proponiendo que se diera
su nombre a la avenida de esta capital que ain en-
tonces se denominaba "de la Reina", iniciativa que
tuvo exito complete, al acordarse, pocos meses des-
pues, dicho cambio de nombres por el Ayuntamiento
de La Habana, estima cumplir ahora un deber pa-
tri6tico al sugerir la idea de que se de el nombre
glorioso del iniciador de la Revoluci6n de Yara a la
llamada Plaza de Armas de esta Capital, y que sea
alli, frente al Palacio que sirvi6 de residencia a los
Gobernadores Generales de la colonia, done se erija
la estatua que Cuba ha de levantar a Carlos Manuel
de Cespedes.

La primer parte de ese proyecto fu6 convertida
en realidad cuando el Ayuntamiento de La Habana,
el 8 de enero de 1923, a moci6n del concejal y gran
periodista y literate Ruy de Lugo Vifia, acord6 im-
poner a la citada plaza el nombre de Carlos Manuel
de Crspedes. Y asi se efectu6 a las 10 de la mainana
del 24 de febrero de ese afio, uni6ndose en la con-
memoraci6n patri6tica las dos contiendas indepen-
dentistas del 68 y el 95 que constituyen como
ya queda apuntado--lo que los historiadores cu-
banos contemporineos hemos denominado la Gue-
rra Libertadora Cubana de los Treinta Afios, y los
nombres gloriosos de Cespedes y Marti.
Con ocasi6n de ese acto, Cuba Contempordnea
insisti6 en la necesidad de cumplir la segunda part
de la sugerencia hecha por ella dos afios antes: la
erecci6n de una estatua al Mirtir de San Lorenzo.


El 3 de septiembre de 1941, el concejal Sr. Angel
Bertematy present al Ayuntamiento de La Ha-
bana una moci6n por la que se disponia la conser-
vaci6n, en el mismo sitio en que se encontraba en-
tonces, de la estatua del rey Carlos III, "erigida por
el pueblo de La Habana como gratitud por los be-
neficios de toda indole que durante su reinado ob-
tuvo de sus ministros liberalss; que

se retire de la antigua Plaza de Armas hoy
Plaza de Armas Carlos Manuel de Cespedes- la
estatua que alli se erigi6 al despota espaiol Fer-
nando VII, y se envie al Museo Municipal de La
Ciudad de La Habana; y que recogiendo un antiguo
y cubanisimo proyecto, se erija en la Plaza de Armas
Carlos Manuel de Cspedes, y sobre el mismo pe-
destal en que ha estado la de Fernando VII. una
estatua al primer Presidente de la Republica de Cuba
en Armas, para 1o cual la Administraci6n Municipal
dispondra del credit que sea necesario, sacandola
a concurso, convocado por el Sr. Alcalde.

Por acuerdo de la Comisi6n de Cultura del Ayun-
tamiento, de 17 de junior de 1942, ratificado por el
Ayuntamiento el 4 de marzo de 1943, se pidi6 in-
forme sobre el particular al Historiador de la Ciu-
dad de La Habana.
Asi lo rendimos en extenso y documentado escrito
en el que nos pronunciabamos decididamente por
la conservaci6n de la estatua de Carlos III en el
Paseo de su nombre, la remoci6n de la estatua de

Fernando VII de la Plaza de Armas Carlos Manuel
de Cespedes, y la erecci6n en 6sta de la del Padre de
la Patria y primer Presidente de la Republica de
Cuba.
El Dr. Cosme de la Torriente envi6 al Alcalde
Municipal, Dr. Ra6il G. Menocal, una carta, ma-
nifestindose, una vez mis, en favor de ese proyecto.
La Sociedad Cubana de Estudios Hist6ricos e In-
ternacionales, en sesi6n de 21 de abril de 1943,
acord6 por unanimidad adherirse, en todas sus par-
tes, al informed por nosotros presentado al Ayun-
tamiento.
En el Primer Congreso Nacional de Historia, ce-
lebrado en La Habana del 8 al 12 de octubre de
1942, los congresistas sefiores M. Isidro M6ndez,
Julio Villoldo y Jos6 Antonio Portuondo presen-
taron en la Secci6n de Historia de Cuba una moci6n
pidiendo fuese retirada del lugar en que se encon-
traba en esta ciudad la estatua de Fernando VII, y
enviada a un museo. Al discutirse dicha moci6n,
nosotros dimos cuenta de que en el Cabildo haba-
nero existia, pendiente de aprobaci6n, una moci6n
en la que se pedia lo indicado por los citados com-
pafieros, y que se erigiese alli la estatua de Carlos








Manuel de Cispedes, y pedimos se recomendara al
Ayuntamiento fuese aprobado ese cambio de mo-
numentos. El Dr. Jos6 A. Treserra solicit se hiciese
extensive esa demand a Matanzas, "donde existed
otra estatua de Fernando VII, por ironia colocada
en el Paseo de Marti". La Secci6n aprob6 la moci6n
antes referida con las adiciones del Dr. Treserra
y nuestra. Y la plenaria ratific6 este acuerdo.
Y el Tercer Congreso Nacional de Historia, efec-
tuado en La Habana, del 8 al 12 de octubre de 1943,
conoci6 en su Secci6n de Historia de Cuba de una
moci6n nuestra, la cual fu6 aprobada por dicha
Secci6n y confirmada por la plenaria, reiterando
a los Ayuntamientos de La Habana y Matanzas los
acuerdos del Congreso anterior sobre remoci6n de
las estatuas de Fernando VII que en esas poblaciones
se encontraban, y colocaci6n en la Plaza de Armas
de La Habana de la estatua de Carlos Manuel de
Cespedes.
La Junta Nacional de Arqueologia y Etnologia,
al declarar en 1941 Monumento Nacional la Plaza
de Armas, expresamente excluy6 a la estatua de
Fernando VII, teniendo en cuenta que alli se eri-
giria la del primer Presidente de la Repiblica en
Armas, y que la referida estatua de Fernando VII
no constitute excepcional obra de arte; que jams
represent un tribute popular habanero a aquel in-
digno monarca que conden6 a muerte a uno de los
mis ilustres hijos de la ciudad: al gran pensador y
precursor revolucionario Felix Varela; y que dicho
monument no formaba parte integrante indispen-
sable, ni much menos, del conjunto colonial de la
Plaza.
No es cierto que la estatua de Carlos Manuel de
Cespedes rompa la armonia de la Plaza de Armas.
Si es exacto que la Plaza de Armas, desde la cons-
trucci6n de los Palacios de Gobierno y del Segundo
Cabo a la fecha, experiment, tanto en su parque,
como en sus alrededores muy numerosas transfor-
maciones, que el lector podri comprobar en los gra-
bados que ilustran esta obra.
Asi, se rodearon de verjas los espacios abiertos del
Castillo de La Fuerza; se construyeron El Templete,
el Palacio de Santovenia, ademrs de diversas casas
vulgares de dos plants, y, ya en la Repiblica, una
caricature de rascacielos el edificio Horter- de
estilo modern commercial, adefesio semejante al le-
vantado en la Plaza de la Catedral, junto a esta, para
casa de hu6spedes, y propiedad del Obispado des-
puis Arzobispado de La Habana.
El Parque de la Plaza de Armas ha sido, pues,
construido, reconstruido, destruido, y construido
de nuevo y reconstruido mis tarde. Tal como se
encuentra hoy, no es el creado en 1834, sino la re-
producci6n aproximada de lo que entonces existi6.
Las cuatro fuentes de sus jardines no son las primi-


tivas de mirmol, sino otras, de piedra, imitaci6n
de aquillas.
Los edificios de los Palacios de Gobierno y del
Segundo Cabo, y de El Templete han sido privados
del repello que originalmente tenian, lo que fue
objeto de numerosas polemicas, en las que nosotros
terciamos a favor de dicha modificaci6n por enten-
der que, poniendo al descubierto la nobleza de las
piedras primitivas, que no sabian trabajar debida-
mente arquitectos y operarios de entonces, se ha
realzado el valor arquitect6nico de esas edificacio-
nes; de igual modo que, al ser retirada del Parque
la estatua, carente de valor artistic, del mis de-
gradado de todos los monarcas borbones que reina-
ron sobre Espaiia y Cuba, y quien nada hizo en
beneficio de esta isla, sino tan s6lo en provecho eco-
n6mico de sus abyectos lacayos negreros aqui resi-
dentes, y sustituirla por la bellisima concepci6n
artistic de Carlos Manuel de Cespedes, el Padre de
la Patria, libertador de los esclavos y primer Presi-
dente de la Repdblica de Cuba simbolo de toda-
las virtudes como hombre, como patriota, como re-
volucionario y como gobernante la Plaza de Ar-
mas de La Habana se ha transformado en acropolis
de la capital de la Repiblica.
La Comisi6n Organizadora de los Festejos del
Cincuentenario de la Independencia, a iniciativa de
su President el Sr. Justo Luis Pozo y del Puerto,
Alcalde Municipal de La Habana, tom6 el acuerdo,
en 6 de abril de 1952, de perpetuar la conmemora-
ci6n de tan tra'cendental efemerides, erigiendo una
estatua al Padre de la Patria y Primer Presidente de
la Rep6blica de Cuba Libre, Carlos Manuel de Cis-
pedes en la Plaza de Armas de La Habana que desde
1923 llevaba su nombre glorioso. Se destin6, al
efecto, la cantidad de diez mil pesos, y se convoc6
a los artists cubanos a concurso de maquetas de
dicho monument, designindose un jurado inte-
grado por Isabel Chappotin, Profesora de Modelado
de la Escuela Elemental de Artes Plisticas; Enrique
Caravia, Profesor de Dibujo de Estatuaria de la Es-
cuela Nacional de Bellas Artes, Presidente Asesor
del Colegio de Profesores de Dibujo de La Habana;
Carlos Maruri, Director General del Departamento
de Arquitectura y Urbanismo Municipal; Manuel
I. Mesa Rodriguez, Miembro de la Academia de la
Historia de Cuba y de la Sociedad Cubana de Es-
tudios Hist6ricos e Internacionales; y J. M. Bens
Arrarte, Director de la revista Arquitectura, 6rgano
del Colegio Nacional de Arquitectos.
Las maquetas se exhibieron durante quince dias
en el Museo Municipal de la Ciudad, donde pudie-
ron ser examinadas por numerosisimos visitantes.
Efectuadas amplias deliberaciones, el 18 de sep-
tiembre emiti6, por unanimidad, su fall el Jurado
en estos terminos:









Considerando que Cespedes debe representar la
arrogante figure del lider que encarn6 la jornada
gloriosa de ocrubre de 1868, y por estimar que su
actitud en este sentido y su expresi6n estin con-
tenidos en la presentada por el escultor Sr. Sergio
L6pez Mesa, estima es la que debe ser erigida defi-
nitivamente en el lugar propuesto en las bases del
concurso, y le otorga el premio.

Dictamin6, igualmente, que el segundo lugar co-
rrespondia a la del Sr. Mario Santi, el tercero a la
de la Sra. Jilma Madera y el cuarto a la del Sr. Cris-
pin Herrera. Este fallo fue ratificado por la Co-
misi6n del Cincuentenario de la Independeicia, y
comunicado por su Presidente, Sr. Justo Luis del
Pozo, al Sr. Sergio L6pez Mesa el 23 de septiembre
de 1953.
I.a Junta Nacional de Arqueologia y Etnologia
y cl Ayuntamiento de La Habana aprobaron reite-
radamente cl desplazamiento de la estatua de Fer-
nando VII y su conservaci6n en el Museo Municipal
de la Ciudad, y la colocaci6n de la eatatua de Ces-
pedes en la Plaza de Armas de su nombre.
La Academia de la Hisroria de Cuba y la Sociedad
Cuban. de Estudios Hist6ricos e Internacionales re
pronunciaron tambin, favorablemente, a la erec-
ci6n de la estatua de Cespedes y remoci6n de la de
Fernando VII; y, en igual sentido se manifest c!
Conejo Nacional de Veteranos de la Independencia.
Y. a las once de la mafiana del domingo 27 de fe-
brero de 1955, en que se cumplia el octogesimo pri-
mer aniver-ario de la epica inmolaci6n del Padre de
la Patria que entr6 en la inmortalidad aquella
mafiana de dolor y gloria del 27 de febrero de 1874,
luchando el solo contra las fuerzas espafiolas, en la
prefcctura que tenia el Ejercito Libertador en el
predio de San Lorenzo, a la vera del rio Contra-
maestre, provincia de Oriente-se efectu6 el de-


velamiento de su estatua, con extraordinaria solem-
nidad y brillantez y fervoroso entusiasmo popular.
A las once en punto de la mainana, la Fortaleza
de la Cabafia hizo las salvas de 21 cafionazos, cual
correspondia a la altisima graduaci6n que ostent6
Carlos Manuel de Cespedes en nuestra Guerra Li-
bertadora de los Diez Afios como primer Presidente
de la Repiblica y primer Mayor General del Ej6r-
cito Libertador.
Y mientras la Banda del Ejercito ejecutaba el
Himno Nacional, el Sr. Alcalde Justo Luis del Pozo
develaba la estatua, que se hallaba cubierta por una
gran bandera cubana, la que fue recogida por cuatro
alumnos de las Escuelas Municipales, dos nifias y dos
nifos, blancos y de color, estrechamente unidos en
su participaci6n en este homenaje a Cespedes, como
unidos estuvieron en la lucha independentista por lI
iniciada en La Demajagua todos los elements t-
nicos de la poblaci6n cubana.
Los mis efusivos elogios mereci6 la contempla-
ci6n de la bellisima obra de arte ejecutada en fini-
simo mirmol de Carrara por el notable escultor
cubano Sergio L6pez Mesa.
Cuando se apag6 el eco de los aplausos y ovaciones
que al gran cubano tribute el numerosisimo public
alli congregado, ocuparon la tribune levantada al
pie de la estatua, el Alcalde Municipal Sr. Justo
Luis del Pozo y el Dr. Jos6 Manuel Cortina.
Finalmente, las fuerzas del Ejercito, la Marina
y la Policia se retiraron de la Plaza, desfilando frente
a la estatua del Primer Presidente de la Republica
de Cuba en Armas.
La Oficina del Historiador de la Ciudad public,
a comienzos de 1956, un libro, por nosotros redac-
tado, que lleva el titulo de Biografia de la Primera
esta!ua de Carlos Manuel ite Cespedes crigida en la
Ciudad de La Habana, donde se relata detallada-
mente el process que culmin6 en este hermosisimo
acto de justicia y de patriotism.





















EL REINADO DE FERNANDO VII FUE CATASTROFICO, NO SOLO

PARA ESPANA Y LOS ESPANOLES, SINO TAMBIEN

PARA CUBA Y LOS CUBANOS.


Como el desplazamiento de la estatua de Fer-
nando VII por la del Padre de la Patria Carlos
Manuel de CUspedes, propugnado desde el afio 1900,
o sea el siguiente al cese de la dominaci6n espafiola
en Cuba, el 1 de enero de 1899, y realizado el 27 de
febrero de 195 5 como ya hemos referido mo-
tiv6 algunas protests, carentes todas de veraz fun-
damento hist6rico como queda comprobado con
la copiosa documentaci6n que ofrecemos en nuestro
libro de 1956, Biografia de la primtera estatua de
Carlos Manuel de Cispedes erigida en la ciudad de
La Habana nos creemos en el deber de ilustrar
a los lectores de la present obra sobre las repercu-
siones que realmente tuvo para Cuba y los cubanos
el reinado de Fernando VII, y el supuesto valor
artistic de su estatua.
Citaremos, primero, el juicio que uno y otro me-
recen a un distinguido historiador, nacido en Espafia,
y resident desde muy largos afios en nuestra patria
- Manuel Isidro Mendez bi6grafo ilustre de
Marti y miembro de la Sociedad Cubana de Estudios
Hist6ricos e Internacionales:

En la Cronica de las Antillas, de Jacobo de la Pe-
zuela, p. 131, se dice:
"Se alza la estatua de Fernando VII, median
obra del escultor Soli, erigida en este sitio en 1828
a instancia del Conde de Villanueva, Superinten-
dente general de Hacienda, Claudio Martinez Pi-
nillos".
Se ha querido hacer ver que Fernando VII malo
hasta para sus padres-, fu6 un buen rey para la
Gran Antilla. Tuvo amigos en Cuba los ne-
greros y percadores (pescadores en el sentido mar-


tiano) de concesiones inmorales (Vease mi Inten-
dente Alejandro Ramirez...) Fernando VII. que
nunca honr6 su palabra, sentia una delicia borbonica
en burlar el compromise con Inglaterra de 1817 para
impedir el inhumane comercio. Los negreros de
Cuba quisieron inmortalizar "a este canalla coro-
nado" -, y le levantaron la estatua ("obra media-
na", como dice Pezuela) que por respeto a la con-
ciencia universal y respeto a los libertadores debie-
ra estar en los s6tanos de un museo... porque en
arte no debe haber sentido politico... se ha dicho,
In cual no compartimos.
Respecto a que abri6 a Cuba al comercio uni-
versal, hay much que recortar y recorder. La gue-
rra con Napole6n, todo el mundo sabe que oblig6
a admitir el comercio, por carencia de seguridad
en el mar. El monarca en exilio, no tuvo nada que
ver: fud la pura necesidad. El Intendence Ramirez,
sigui6 tolerando el comercio, pues era su escuela
econ6mica y la de su suegro Villaurrutia, y las prin-
cipales medidas--cual el desestanco del tabaco,
fundaci6n de pueblos, etc., etc., la enemiga contra
las concesiones de importaci6n insignes atracos
a la economic y persecuci6n de la trata, a 61 se de-
ben, no al rey incapaz de hacer nada en bien de
nada ni de nadie.

En efecto, el monument que nos ocupa obra,
como se ha dicho, de Antonio Soli, que no pas6
como escultor de una discreta mediocridad -, es la
expresi6n mis acabada del espiritu de lisonja servil
de que estaban imbuidos los gobernantes de Cuba
en las epocas de opresi6n rencorosa y cruel que ca-
racterizan y dan triste celebridad a este monarca.









Fernando VII, tanto en 1814, como en 1823,
ahog6 y mat6 en sus propios comienzos las ansias
liberals claramente expresadas por la poblaci6n ha-
banera en los periods constitucionales (1812-1814
y 1820-1823), sustituyendo una y otra vez los
ayuntamientos del pueblo por otros de hombres per-
sonalmente adictos: nobles, titulos de Castilla, mi-
litares services y grandes traficantes coloniales.
En 1814, al ser abolida la Constituci6n, el
Ayuntamiento anticubano y antihabanero que pa-
deci, esta capital, se apresur6 a felicitar al Monarca
traidor al pueblo que muriendo por "el Deseado",
le salv6 una corona y un imperio que el habia ven-
dido en una especic de almoneda continental; le
acord6 un donativo de 8,150 pesos para "sus gastos
particulars" (esi6n de 10 de noviembre de 1815);
encarg6 al pintor Escobar dos retratos del tirano,
que fueron colocados uno en la sala capitular y otro
en la casilla de la Diputaci6n de la hoy Plaza del
Vapor y entonces Mercado de Fernando VII; llev6
su espiritu de adulaci6n al extreme de solicitar se
cambiara el nombre traditional de la Isla de Cuba
por el de Fernandina, no en recuerdo siquiera de
haberlo llevado efimeramente en el siglo XVI. sino
como homenaie lisoniero a Fernando VII (19 de
abril de 1816); y hubo de ser el propio monarca
auien rechlaara con derprecio tal insensatez (27
de mayo de 1816); y tom6 el acuerdo, a propuesta
y por empefio del conde de Santa Maria de Ioreto
(sesi6n de 22 de agosto de 1817), de encargar a Ita-
lia, p.ra erigir en la Plaza de Armas, una estatua
ecuestre de Fernando VII. Fue comisionado el pro-
pio Conde por el Ayuntamiento para realizar las
gestioncs y administrar e invertir los fondos (60,000
pesos) destinados al proyecto. Tales prop6sitos
y monumento, cuyo costo estaba ya por cierto pa-
gado en gran parte por lo menos, quedaron arrin-
conados, pero no olvidados, por lo que veremos, en
la mente de sus propugnadores, con motive de la
nueva proclamaci6n de la Constituci6n el 17 de
abril de 1820, y la reinstalaci6n del Ayuntamiento
popular depuesto en 1814, sin que se vuelva a hablar
de ello en ade!ante.
Pero bast6 que la reacci6n triunfara de nuevo para
que en 1827 (sesi6n de 22 de diciembre) es decir, en
pleno desarrollo del segundo period de opresi6n ab-
solutista de Fernando VII, D. Claudio Martinez de
Pinillos, Intendente de Hacienda y conde de Villa-
nueva, se propusiera erigir una estatua al tirano
como homenaje personal e interesado. Realiz6 las
gestiones oficiales convenientes, busc6 y pag6 de
su peculio particular artists, material, transport
e instalaci6n, y al cabo de los aios vi6 realizado su
prop6sito, pero ya demasiado tarde para obtener
beneficios personales puesto que Fernando VII aca-


baba de morir (29 de septiembre de 1833) cuando
la obra qued6 terminada.
Pend entonces en capitalizar politicamente el
desembolso realizado y en 1834 (sesi6n de 25 de
abril) propone que a la instalaci6n de la estatua
que estaba para llegar a nuestro puerto, se le diese
caricter de homenaje a la Reina Gobernadora Dfia.
Maria Cristina, viuda de Fernando VII, en cuyo
cumpleafios, el 27 de abril, deberia inaugurarse. No
pudo ser asi por retraso en el envio desde Cidiz,
pero se inaugur6 el 24 de julio siguiente, dia de la
Reina, habi6ndose celebrado la ceremonia a las seis
de la mafiana, con asistencia de autoridades y guar-
nici6n y con el piblico alejado puesto que s6lo se
le reservaron las lejanas bocacalles de la plaza. Fue
el pretexto alegado, la existencia de una epidemic
de c6lera que habia azotado La Habana y la nece-
sidad de evitar aglomeraci6n de ptblico; pero bien
se ve que lo que buscaba el despota Tac6n, que
gobernaba por entonces la Isla, era evitar la pre-
sencia del pueblo y las posibles manifestaciones por
parte de iste, de repulsa al rey detestado por todos.
Es decir, que esa estatua en contrast con la
de Carlos III no es ni fue jams, ni significa ex-
presi6n de la voluntad del pueblo de La Habana (al
que es just library de una vez de este reproche que
se le ha hecho) sino de la adulaci6n de un servidor
personal en complicidad con un Gobernador de co-
raz6n endurecido, y al amparo de las sombras de
la noche.
En los moments en que iban desapareciendo,
o habian ya desaparecido de toda Espaia las efigies
aborrecidas del tirano, los espafioles reaccionarios de
La Habana, el sometimiento personal de un haba-
nero influyente, le imponen al pueblo retrato (se
coloc6 otro en la sala capitular con motivo del fa-
Ilecimiento: sesi6n de 3 de diciembre de 1833) y es-
tatua de Fernando VII, simbolo ya entonces y en
todos los tiempos hasta boy, no s61o de la opresi6n
colonial en su expresi6n mis extrema y ruin, sino
del obscurantismo mis acusado en la Metr6poli y en
la Colonia: lo contrario exactamente que su abuelo
el Rey Carlos III.
Y cuando de todas parties se ha hecho desaparecer
los retratos de Fernando VII y su recuerdo, hasta el
punto de que en la propia Espana no se exhibe nin-
guno en p6blico (porque seria provocador y pe-
ligroso) ni en privado siquiera, en La Habana
se perpetua y sobrevive una manifestaci6n de lo
mas detestable de lo detestable: la Colonia del pe-
riodo reaccionario, tirinico y anticubano de Fer-
nando VII.
Identificado por complete el capitan general
Francisco Dionisio Vives con el absolutismo de Fer-
nando VII, fue como afirma Ramiro Guerra -
"decidido partidario de un regimen arbitrario y dic-










tatorial en Cuba y contribuy6 de modo firme y
tenaz a implantarlo", logrando que se invistiera de
facultades extraordinarias y absolutas, como las
concedidas a los gobernadores de plazas sitiadas por
el enemigo, a los capitanes generals de la Isla, muy
de acuerdo con los sentimientos desp6ticos y bajeza
moral de Fernando VII, que asi se lo concedi6, no
obstante el voto en contra del Consejo de Indias de
20 de abril de 1825, razonado en los siguientes ter-
minos:

El Consejo, Sefior, no puede menos de hacer pre-
sente a V. M. que si en circunstancias extraordinarias
y de convulsiones political son indispensables me-
didas proporcionadas a los peligros para evitar que
el espiritu revolucionario, que tanto, por desgracia
ha cundido en estos tiempos, altere la tranquilidad
y obediencia al legitimo gobierno de S. M.; no lo
es menos el que, restablecida la calma se contengan
las autoridades respectivas dentro de los limits pres-
critos por las leyes, para que al paso que el criminal
experiment su castigo, el d6cil y pacifico no sea
incomodado arbitrariamente, y se le inspire por estos
medios aquella confianza protectora y just que
tanto contribute a la estabilidad de los gobiernos.

De nada valieron esas sanas advertencias del Con-
sejo de Indias, y Fernando VII satisfizo, complaci-
disimo, la arbitraria y desp6tica solicitud de su field
representante en esta isla, Francisco Dionisio Vives.
El historiador espaiiol Antonio Pirala, en su obra
Anales de la Guerra de Cuba (t. I, p. 161), refi-
riendose a esta resoluci6n de Fernando VII, adop-
tada contra el criteria del Consejo de Indias, afirma
que "prescindi6 de su informed por serle contrario",
muy de acuerdo "con la absolute y desp6tica vo-
luntad de Fernando VII". Y agrega: "no era de-
fendible, seguramente, la famosa Real Orden de 28
de mayo de 1825", y consider que, "aunque lo exi-
giera la necesidad de apremiantes circunstancias
y se considerase la funesta fecha en que se di6, debi6
haber sido ya revocada".
Y el historiador cubano Emeterio S. Santovenia,
en Del pasado glorioso (p. 80), al presentar la do-
lorosa realidad que ofrecia Cuba en aquellos tiem-
pos del despotismo de Fernando VII, dice:

Mientras el suelo patrio estaba a merced de manos
torpes, codiciosas e impuras, los cubanos de buena
ley o arrastraban su existencia proscriptos en tierras
extranjeras, como el ilustre Felix Varela, o para es-
capar de la persccuci6n, tenian que buscar refugio
en la oscuridad o en el silencio, o, si osaban luchar
por la redenci6n propia, sucumbian en el cadalso,
cual Francisco de Agiiero y Velasco y Andres Ma-
nuel Sanchez.


Y asi Fernando VII le concedi6 a Vives esas ili-
mitadas facultades omnimodas para disponer, a su
capricho y conveniencia, de la vida y la hacienda
de los moradores de esta isla, peninsulares y criollos,
por Real Orden de 28 de mayo de ese afio de 1825:

Bien persuadido S. M. de que en ningun tiempo
ni por ninguna circunstancia se debilitaran los prin.
cipios de rectitud y de amor a su real persona, que
caracterizan a V. E. y queriendo al mismo tiempo
S. M. precaver los inconvenientes, que pudieran re-
sultar en casos extraordinarios de la division en el
mando y de la complicaci6n de las facultades y atri-
buciones en los respectivos empleos, para el impor-
tante fin de conservar en esta preciosa Isla su legi-
tima autoridad soberana y la tranquilidad p6blica,
ha tenido a bien, conformindose con el dictamen
de su Consejo de Ministros, autorizar a V. E. ple-
namente confiriendole todo el lleno de las facultades
que por las Reales Ordenanzas se conceden a los
Gobernadores de plazas sitiadas.
En consecuencia da S. M. a V. E. amplia e ili-
mitada autorizaci6n no tan s6lo de separar de esa
Isla y enviar a esta Peninsula a las personas cm-
pleadas, cualquiera que sea su destino, rango, clase
o condici6n cuya permanencia en ella sea perju-
dicial o que le infunda recelos su conduct public
o privada, reemplazandola interinamente con ser-
vidores files a S. M. y que merezcan a V. E. toda
su confianza, sino tambien para suspender la eje-
cuci6n de cualesquiera 6rdenes o providencias ge-
nerales, expedidas sobre todos los ramos de la admi-
nistraci6n- en aquella parte en que V. E. lo consider
convenience al Real servicio, debiendo ser en todo
caso provisionales esas medidas, y, dar V. E. cuenta
a S. M. para su soberana aprobaci6n.

iEse si que fue el mis maravilloso "beneficio",
la incomparable "bienandanza", que proporcion6
a Cuba y a los cubanos, la muy Cat6lica Majestad
del "dulce, sensible, generoso, benevolente" y to-
dos los demis sin6nimos de la palabra "bonda-
doso" Fernando VII, tan amado y reverenciado
por unos pocos criollos fernandinos de la Repfiblica!
Y para juzgar debidamente la significaci6n y tras-
cendencia que tuvo para Cuba y los cubanos esa
concesi6n de facultades omnimodas otorgada a los
capitanes generals de la Isla de Cuba de que podian
hacer uso siempre que a bien lo tuvieran, de acuerdo
con "los principios de rectitud" de S. M., es ne-
cesario tener en cuenta que esa "rectitud" no la
inspiraba mis que el desenfrenado absolutismo de
Fernando VII, y, desde luego, "el amor a su Real
persona" del desp6tico capitin general Francisco
Dionisio Vives.
Pero, ademis, es indispensable no olvidar que di-
chas facultades omnimodas, iguales a las que "por










Las Reales Ordenanzas se conceden a los Gober-
nadores de plazas sitiadas", las utilizaron, no s6lo
Vives, sino tambien itodos los Capitanes Gene-
rales sucesores de aquel hasta el cese de la domi-
naci6n espaiola en Cuba!
Lo cual significa que la barbarie desp6tica de
Fernando VII, a traves de los capitanes generals
que representaban en esta isla a la Monarquia Ca-
t6lica de Espafia, continuaron padeciendola los cu-
banos desde el 28 de mayo de 1825 hasta el 1" de
enero de 1899.
Herminio Portell Vila, docto historiador, profe-
sor de Historia de America y Moderna del rest del
mundo, en la Universidad de La Habana, y miembro
de la Sociedad Cubana de Estudios Hist6ricos e In-
ternacionales, enjuicia certeramente lo catastr6fico
que fue para Cuba el reinado de Fernando VII, en
trabajo publicado con el titulo de Cuba y Fer-
nando VII en la revista Bohemia de esta capital
(marzo 13, 1953):

Los apologistas que por aca le han salido a Fer-
nando VII no se han torado el trabajo de averiguar
c6mo pudo ser que el "rey fel6n", como se le llama
en la Historia de Espaila, pudiese ser y fuese en
realidad, todo eso para Espafia, y al mismo tiempo
resultase un buen monarca para Cuba, que era part
de los dominios espafioles, como ellos pretenden.
La inica explicaci6n, sin embargo, es la reprelcn-
tada por los extravagantes elogios que el dictador
Franco acaba de tributar a los reyes de Espafia de
la dinastia borbonica con ocasi6n del decimoquinto
aniversario del fallecimiento de Alfonso XIII. como
parte de la nueva political franquista encaminada
a la restauraci6n de los Borbones en el trono de
Espafia. Lo que leemos y escuchamos por aca en
homenaje a Fernando VII seria, pues, el eco de lo
que dice Franco, y una prueba mas de c6mo vuelve
a funcionar en Cuba la propaganda franquista, que
habia quedado acallada en parte durante ia II Gue-
rra Mundial.

Y, refutando "las supuestas bienandanzas que
Fernando VII derram6 sobre Cuba" -afirma-
que

el monarca titular de Espaiia era "el rey felon",
cuando se descubri6 la llamada Conspiraci6n de
Aponte, reprimida en su nombre con espantosa
crueldad. Alguien pudiera poner en duda la re-
laci6n entire Fernando VII y aquellas atrocidades,
porque en esos moments l6 se encontraba en el
disfrute de su diverrido "cautiverio" de Valencey;
pero todo 1o relacionado con el gobierno corrom-
pido y corruptor del general Francisco Dionisio
Vives, que dur6 desde 1823 hasta 1832, o sea bien


dentro de la epoca del gobierno personal y absolute
de Fernando VII, le es atribuible.

Refiri6ndose directamente a c6mo cumpli6 Vives
las instrucciones de Fernando VII para conservar
a Cuba bajo el despotismo de este monarca, declare
Portell Vili:

Vives fue aquel desalmado gobernante que cuando
le presentaron ciertas quejas acerca de la insegu-
ridad de las calls de La Habana, en horas de la
noche, contest con el mayor descaro: "Hagan como
yo, que me quedo en casa y no salgo de noche".
Quien podia tener esa tolerancia de los robos, los
secuestros, los asesinatos y todos los des6rdenes de
las genres de mal vivir, era, por otra parte, un fun-
cionario diligentisimo, eficaz e implacable en la per-
secuci6n de las ideas political que tendiesen a la
liberrad, la ilustraci6n y el progress. Fue bajo su
mando que fracasaron las conspiraciones de los Soles
y Rayos de Bolivar, del Aguila Negra y otras.
En el abandon y la ignorancia en que ha caido
la Historia de Cuba, es possible que algin tenden-
cioso escritor pretend sostener, en nuestros tiempos,
la tesis de que el capitan general Vives, identificado
con Fernando VII, no fue sanguinario en la re-
presi6n de los movimientos politicos de los cubanos
de la 6poca. La verdad es muy otra, sin embargo.
En la Conspiraci6n de los Soles y Rayos de Bolivar
veintenas de cubanos, tanto de los mis ilustres, como
el poeta Jos6 Maria Heredia, como de los mis hu-
mildes, en los casos de los "pardos" Balmaseda y
Acosta, fueron perseguidos, encarcelados, multados
o deportados, si no pudieron ocultarse o escapar,
como logr6 hacerlo Heredia. Es un hecho, sin em-
bargo, que uno de los mas distinguidos conspira-
dores, el doctor Juan Jose Hernandez, de Matanzas,
a quien Heredia dedic6 inolvidables versos, fue en-
venenado en su prisi6n del Morro de La Habana
y sali6 de su celda para ir a morir en la casa en la
que le dieron albergue.
En el process de la Expedici6n de los Trece, en
1826, cuando gobernaba Vives en Cuba y reinaba
Fernando VII en Espafia, fueron condenados a la
horca Alonso y Fernando de Betancourt, Santiago
Zambrano, el doctor M. A. Silva y el capitin Dolphy
que les trajo a Cuba. En ese mismo aio fueron
ahorcados en la Plaza Mayor de Camagiey Fran-
cisco de Agiiero y Andres Manuel Sinchez, consi-
derados los protomartires de la independencia de
Cuba, y en este caso concrete se conoce que el fu-
nesto Calomarde, el bajuno instrument de Fer-
nando VII, comunic6 desde el Real Sitio de San
Ildefonso, con fecha 13 de septiembre de 1826, a la
audiencia de Puerto Principe, que Fernando VII
habia quedado enterado de las sentencias de muerte










y que las aprobaba. Esta informaci6n puede que
sirva de algo a los defensores que le ban salido
a la estatua de Fernando VII y a la tenebrosa me-
moria del monarca. Finalmente, en la Conspiraci6n
del Aguila Negra, cuando el creador de la funesta
Comisi6n Militar Ejecutiva y Permanente, que lo fue
el general Vives, en tiempos de Fernando VII, aprob6
las sentencias dictadas contra los patriots acusados
en el sensacional process, entire ellas habia las de
seis condenados a la horca, diez enviados a los pre-
sidios de Africa y otros muchos confinados en las
prisiones de Espaia y de Cuba y multados.
No s6lo el P. Varela, Heredia, Teurbe Tol6n,
Valdes, Hernandez, Tanco, Gener y otros muchos
cubanos fueron perseguidos en tiempos de Fernando
VII por estar mezclados en conspiraciones, sino que
un numero mayor de ellos se vieron obligados a ex-
patriarse por sospechas de que eran demasiado libe-
rales o amantes del progress o enemigos de la
esclavitud. Entre estos ultimos, hay que recorder que
la primera expatriaci6n de Jose A. Saco fu6 en esa
6poca terrible.
Quizis estos antecedentes sirvan para ilustrar a la
opinion public verdaderamente cubana a fin de que
pueda desmentir con los adecuados arguments a los
defensores de Fernando VII y de la reacci6n, quie-
nes en torno a la estatua del malhadado monarca,
que a lo sumo pertenece a los museos como curio-
sidad hist6rica, estin acumulando una buena can-
tidad de patrafas al querer presentarlo como un
buen gobernante para Cuba. Franco se encarga de
defender a los Borbones en Espania y de acusar at
noble pueblo espafiol de sus desdichas y de su de-
cadencia; pero aci en Cuba tiene quienes los defien-
dan por dl, en el caso de la estatua de Fernando VII.


NOTAS:

(1).-Irene A. Wright, Historia Documentada de San Cris-
tdbal de La Habana en el siglo XVI, basada en los documents


originales existences en el Archive General de Indias en Sevilla,
La Habana, 1927, 2 t.
(2).-Irene A. Wright, ob. cit. t. I, p. 5-6.
(3).-Irene A. Wright, ob. cit. t. I, p. 6.
(4).-El destino histdrico de La Habana antigua, Univer-
sidad de La Habana, La Habana, 1935, n6m. 8-9, p. 58.
(5).--Jos Maria de la Torre, Lo que fuimos y lo que somos
o La Habana antigua y modern, La Habana, 1857, p. 8.
(6).-Manuel Perez Beato, Habana historic y traditional,
En Archhos del Folklore Cubano, La Habana, 1925, vol. I,
n6m. 3, p. 216.
(7).-Irene A. Wright, ob. cit., t. I, p. 8-10.
(8).-Ob. cit., p. 17
(9).-Pedro Jose Guiteras, Historia de la isla de Cuba, La
Habana, Ed. de 1928, t. II, p. 90.
(10).-Memoria de los trabajos realizados por la Adminis-
traci6n del alcalde Dr. Miguel Mariano G6mez Arias, durante
el ejercicio de 1929 a 1930. Departamento de Fomento, La
Habana, 1930, p. 139.
(11).-Jacobo de la Pezuela, Diccionario geogrdfico, esta-
distico, histdrico de la isla de Cuba, Madrid, 1863, t. Ill, p. 70.
(12).-Archivo Nacional Gobierno General, leg. 321, num.
15512.
(13).-Archivo Nacional, Gobierno General, leg. 1309,
nim. 50856.
(14).-Joaquin Weiss y Sinchez, Arquilectura cubaha co-
lonial, La Habana, 1936, p. 11-14.
(15).-Pasco pintoresco por la Isla de Cuba, La Habana,
1841, p. 129-132.
(16).-Condesa de Merlin, Viaje a La Habana, La Habana,
1922, p. 67.
(17).-Alvaro de la Iglesia, Cosas de Antano, La Habana,
1917, p. 125-130.
(18).-Eugenio Sinchez de Fuentes y Peliez. Cuba mo-
numental, estatuaria y epigrdfica, La Habana, 1916, p. 515-
529.
(19).-Antonio de las Barras y Prado, La Habana a media-
dos del siglo XIX, Memorias publicadas por Francisco de las
Barras y Arag6n, Madrid, 1926, p. 60.
(20).-Samuel Hazard, Cuba a pluma y ldpiz, traducido
del ingles por Adriin del Valle, La Habana, 1928, t. I, p. 211.
(21).-Emilio Roig de Leuchsenring, La Habana antigua:
la Plaza de Armas, p. 29-32.


















LA PARROQUIAL MAYOR



















LA PRIMERA IGLESIA DE LA HABANA: UN BOHIO, LA SEGUNDA:

UN EDIFICIO DE CAL Y CANTO.


La destrucci6n de los Libros de Cabildos ante-
riores a 1550, a consecuencia del asalto, toma e in-
cendio de La Habana por el corsario francs Jacques
de Sores en 1555 nos impide conocer los pormenores
de la construcci6n de la primitive iglesia parroquial
de esta villa en el tercero y definitive lugar elegido,
hacia 1519, para su emplazamiento.
Las muy escasas noticias que de esa iglesia tene-
mos dibense a datos existentes en el Archivo Ge-
neral de Indias en Sevilla, recogidos y publicados
por la historiadora norteamericana Irene A. Wright
en su Historia Documentada de San Cristdbal de
La Habana en el siglo XVI.

La primera iglesia de La Habana -dice0) -era
un bohio. Consta que en 1524 le fueron destinados
32 pesos; desde el afio 1519, por lo menos, se cobra-
ban diezmos.

Manuel Pirez Beato, en su Habana Histdrica
y Traditional"', afirma que

el misero bohio en que se celebraron los oficios di-
vinos antes de 1550 tuvo su localizaci6n en el terreno
que ocupa hoy el Senado (actualmente el Tribunal
Supremo), que estuvo destinado a los Tenientes de
Gobernadores en 6poca del Gobierno espafol.

Durante el accidentado gobierno del "muy mag-
nifico sefor Gobernador y Justicia Mayor de esta
Isla", doctor don Gonzalo Pirez de Angulo, fu6
destruido el bohio que servia de iglesia, iniciindose
despu6s de agosto de 1550 obras para la construc-
ci6n de una iglesia de cal y canto que, segsn el
propio Angulo al atribuirse la iniciativa de esas
obras, "en cuerpo della tiene cien pies antes mis


que menos y la capilla mayor cuarenta pies y de
ancho cuarenta pies". Miss Wright3', que nos
ofrece estos datos, agrega que la sacristia se encon-
traba a espaldas de la capilla y que a fines de no-
viembre de 15 52 las paredes se hallaban a dos estados
sobre el suelo. Los enemigos de Angulo sostenian
que cuando 61 lleg6 a La Habana ya estaba empe-
zada la iglesia y que 61 no habia hecho sino entor-
pecer la obra, y lo acusaban tambi6n de haberse
embolsado los fondos de aquilla. Angulo se de-
fendia sosteniendo que empez6 la construcci6n de
la iglesia con trescientos noventa y cinco pesos que
le entreg6 el mayordomo, mis las limosnas recau-
dadas de los vecinos y transeuntes de la Villa. Mien-
tras se construia la iglesia, parece que la misa se
cantaba en el hospital, existente antes de 1538
aproximadamente en el sitio que ocup6 afios mis
tarde la iglesia de Santo Domingo.
En el cabildo de 22 de agosto de 1550 que pre-
sidi6 el gobernador Angulo se nombr6, a propuesta
de iste, mayordomo para que tuviese a su cargo
las cuentas de la obra de la iglesia, a Juan de Rojas;
y en el cabildo siguiente, del dia 29, los alcaldes
ordinaries Juan de Rojas y Pero Blasco exhibieron
la memorial de dicha obra y dieron cuenta de tener
como fondos recaudados para ella 786 pesos de oro,
"con los cuales les parecia que se puede comenzar
muy bien la dicha obra 6 ansi propusieron se di
con toda brevedad comensamiento". La iglesia seria
edificada "de piedra 6 teja 6 de manera que mejor
6 mas al servicio de Dios nuestro senor sea 6 pro 6 au-
toridad desta villa". En cabildo de 10 de octubre
se sustituy6 a Juan de Rojas, debido a "su enfer-
medad y ocupaciones que ha tenido e tiene", por
Alonso de Aguilar, como mayordomo de la recau-
daci6n y recta distribuci6n de las obras de la iglesia.
El 31 se acord6 comprar 8 negros para los trabajos









de fabricaci6n por career mis convenient hacer
esta obra de esta manera,

e no a jornales ni destajo... e despues de acabada la
dicha obra los dichos negros queden por de la dicha
iglesia para que se disponga dellos como mis con-
viniere al provecho y utilidad de la dicha iglesia.

El R. P. Francisco de Ledesma, "cura e vicario
desta dicha villa... hallose present a este acuerdo
6 dijo que era muy bien acordado".
En 1 de enero de 1553 no estaba asn terminada
la parroquial, pues las elecciones de ese afip fueron
celebradas "en el hospital desta dicha villa donde al
present se celebran los divinos oficios".
Asaltada la villa el 10 de julio de 1555 por el fa-
moso corsario Jacques de Sores, valiente y experi-
mentado marino que habia sido almirante con
Francois Le Clerq (Pie de Palo), el gobernador An-
gulo huy6 cobardemente, refugiindose en la aldea
de indios de Guanabacoa, con su familiar y algunos
vecinos, por lo que el regidor Juan de Lobera tom6
a su cargo la defense de la poblaci6n, rechazando
heroicamente tres ataques de los asaltantes que se
habian hecho fuertes, seguin copia Miss Wright, de
los documents ineditos del Archivo de Indias1'4,
en la ermita de la villa, derribando la bandera que
los franceses habian izado alli, pero al fin Lobera,
muy contra su voluntad, mas obligado por su gente,
se rindi6 en condiciones honrosas, asegurindosele su
vida y la de los suyos y el respeto al honor de las
mujeres, ya que Sores se habia asombrado del valor
de Lobera, Ilegando a preguntar si era loco el que
mandaba la fortaleza de la villa. Concertada una
tregua para acordar la ascendencia del rescate, An-
gulo la quebrant6, intentando, infructuosamente,
sorprender a Sores, quien indignado por esa traici6n
y por "los miserables mil pesos" que le ofrecieron
los vecinos, prendi6 fuego a la poblaci6n, destru-
ydndolo todo, inclusive la iglesia, quemando las em-
barcaciones que habia en el puerto, y las estancias
vecinas, colgando a los negros de ellas, ultrajando
las imigenes de los santos y las sagradas vestiduras:
asi fu6 como se perdieron, en el incendio los ar-
chivos del Cabildo Habanero anteriores a 1550.
En 5 de junio de 1556 recibi6 el Cabildo al cle-
rigo Agustin PNrez, designado por don Fernando
Uranga, obispo de Cuba, resident en Bayamo, para
hacerse cargo de la iglesia parroquial; y el 25 de
septiembre de 1556 nombr6 el Cabildo mayordomo
de la iglesia a Antonio de la Torre, y atendi6 al
pago de sueldo reclamado por el sacristan Rodrigo
Martin.
Hacia 1560, y ya gobernando la Isla, desde 8 de
marzo de 1556, Diego de Mazariegos, el pueblo es-
taba aun sin iglesia, debido a la pobreza de los ve-


cinos, y hasta se carecia de ornamentos y demis
objetos necesarios al servicio religioso.
En el acta del cabildo de 28 de mayo de 1574
hallamos la noticia de haberse terminado ese afio
la obra de la iglesia, reanudada tres afios antes por
el alcalde ordinario Ger6nimo de Rojas Avellaneda,
pues en dicho cabildo se tom6 el siguiente acuerdo:

que por cuanto la flota de que es General Francisco
de Luxan esti de camino para los Reinos de Espaia
que se escriba una carta por este Cabildo a Su Ma.
gestad hacienda relaci6n del beneficio que ha reci-
bido esta republican e su Magestad servido de Ger6-
nimo de Rojas Avellaneda de haber hecho obra tan
sefalada, como ha sido de cubrir e acabar la Santa
Iglesia desta villa a su costa en que ha tardado tres
aios e gastado nueve o diez mil ducados,

dindole tambi6n la villa poder al mismo Avellaneda
para que gestionase en la Corte, a donde pasaba, "se
haga merced a esta Isla de las cosas contenidas en
un memorial que se le dara". En sustituci6n de
Avellaneda se nombr6 alcalde ordinario por el resto
del aio a Bartolome Cepero.
Esta nueva iglesia ya no se encontraba en el lugar
que ocup6 en el primitive bohio, sino en parte del
sitio en que se levant6 mis tarde la Casa de Go-
bierno, pues desde 1559, segiun nos enteramos por
el acta del Cabildo de 3 de marzo de ese afio, se di6
nuevo emplazamiento a la plaza de la villa, por
ocupar el anterior lugar la fortaleza que se estaba
construyendo, eligiindose para emplazamiento de
la nueva el espacio formado por

cuatro solares tanto en ancho como en largo en que
estin los bujios de Alonso Indio la calle en medio
e quedo que hoy la estacasen para que ninguno se
meta en ella a hacer casas.

Ya en 1574 nos encontramos, seguin datos exis-
tentes en el Archivo de Indias, recogidos por la
historiadora Wright"', con la opinion del obispo
Castillo sobre esta iglesia, "puesta en perfecci6n
a much costa". En 1575 dicho obispo proyect6
la edificaci6n de una torre y se inici6 la construc-
ci6n de la sacristia y tribune, contribuyendo el Rey
con limosna de cal y ladrillo y el uso de una docena
de esclavos de la Fuerza; pero aun la iglesia no
tenia "ni retablos ni libros ni ornamentos ni cam-
panas". Conseguida una campana, los vecinos qui-
sieron tener tres mis. En 1579 la renta de la iglesia
no alcanzaba a quinientos ducados al afio. Exis-
tian dentro del temple sepulturas que se vendian,
teniendo sus propietarios el derecho, mientras vi-
vian, de sentarse sobre ellas durante los servicios;
pero el obispo Castillo se opuso a que las mujeres









utilizasen en vida como asientos los sepulcros, aun
poseyendo alguno, pues creia que aquellos asientos
debian ser reservados para "personas ilustres que
han tenido oficios preeminentes".
Por esta ipoca, las fiestas principles celebradas
en La Habana eran las del culto cat6lico, organi-
zadas por la iglesia. La celebraci6n de la misa los
dias festivos constituia un acontecimiento social de
importancia, al que asistian las autoridades, tropas
y vecinos. Las procesiones se realizaban con gran
esplendor y solemnidad, con el aditamento de co-
rridas de toros y juegos de cafias. S61o la Parroquial
mayor celebraba, segfin Arrate, 57 festividades
religiosas en el afio"6 "con visperas, salvas, misas
y sermones, y otros requisitos de mucha grave-
dad y pompa".
Casi un siglo despues, refiere el propio Arrate7",
"la reedific6 y ampli6 el senior obispo Don Juan de
Santos Matias, con auxilio y limosnas de los vecinos
por los afios 1666".
Se componia este temple en 1761, cuando Arrate
escribi6 su historic,

de un cafi6n principal y un orden de capillas a la


parte del Norte, anchuroso y capaz, y aunque no
a lo modern, fue para aquella edad, como dice el
maestro Gil Gonzalez, noblemente edificado... tiene
coro alto y bajo y un reloj en su torre... hay fun-
dadas en ella siete cofradias... tiene esta parroquial
dos curas beneficiados cuya renta excede de dos mil
pesos, y dos tenientes que asisten por semanas para
la administraci6n de los sacramentos, un sacristan
mayor que goza de casi igual rent que la de los
curas, doce capellanes de coro y cuatro cl6rigos pres-
biteros para Ilevar las varas del palio siempre que
Su Divina Majestad sale en p6blico a visitar a los
enfermos, con dotaci6n de capellanias para esto; hay
en ella cuatro mozos para el servicio de la sacristia
y demis concerniente a la iglesia, los cuales y el
teniente de cura asistente tienen habitaciones con-
tiguas al cementerio de dicha iglesia.

Entre los tesoros que poseia se contaba "un sa-
grario hermoso de plata que cost mis de diez mil
pesos y es correspondiente a la limpara mayor, que
es muy exquisite y ostentosa", donado por Fr. Juan
Lazo, quien la enriqueci6 de alhajas y de ornamen-
tos y de un retablo dorado primoroso".






















PROYECTOS DE TORRE-CAMPANARIO PARA LA PARROQUIAL

MAYOR Y DE UNA CATHEDRAL.


El meritisimo arquitecto y urbanista Jose M. Bens
Arrarte, director de la magnifica revista Arquitec-
tura, 6rgano del Colegio Nacional de Arquitectos,
public en el n6mero de marzo de 1946 un notable
studio sobre La Habana del Siglo XVII, del que
extractamos las siguientes noticias y juicios sobre
un proyecto de torre-campanario para la Parroquial
Mayor y otro de una Catedral:

Cuando en octubre del pasado afo presentabamos
al IV Congreso Nacional de Historia celebrado en
Santiago de Cuba, un studio sobre La Habana del
Siglo XVII, estabamos lejos de sospechar que otros
nuevos pianos o copias de documents graficos del
Archivo de Indias, importantisimos para nuestro
trabajo, iban a permitirnos comprobar algunas de-
ducciones que en el hicimos, asi como establecer
otras, que dieran un poco de luz sobre el process
arquitect6nico de la villa en esos primeros tiempos.
Y deciamos en nuestro studio: "Lastima que no
hayan aparecido todavia los primitives pianos de
los conventos e iglesias de la misma manera como
ya disponemos los de las fortificaciones". Tambien
cuando nos referimos a las obras de los maestros
mayores Francisco de Calona y Juan de la Torre,
sosteniamos que no era possible, conociendo su par-
ticipaci6n en las fabricas de los castillos, que hu-
bieran dejado de actuar en la construcci6n de los
conventos.
Felizmente ya se conocen, el proyecto de torre
que para la Parroquial Mayor hizo Calona y tam-
bien tres plants para una nueva cathedral que se
proyect6 en La Habana en el 1608 por Juan de la
Torre cuando el Obispo Fray Juan de las Cabezas
y Altamirano deseaba trasladar la di6cesis de San-
tiago de Cuba; lo cual parece motiv6 el primer


concurso arquitect6nico celebrado en esta antilla,
pues ademis de los proyectos citados se present otro
del maestro Francisco Silleros y Alarejo.
Estos documents grificos los ha publicado el
Profesor Diego Angulo Ifiguez, de la Universidad
de Madrid, en su valiosa Historia del Arte Hispano-
Americano que apareci6 en el 1945, y en ella nos
dice, "que la unica representaci6n grifica de edi-
ficio no military que se conserve de La Habana del
Siglo XVI, se refiere a la Iglesia Mayor. y aunque
este dato no es muy consolador, esperamos que en
los archives de las comunidades religiosas aparez-
can algunos mis.
El proyecto de Calona, de un campanario para
la Parroquial es una composici6n muy simple de trees
cuerpos con cadenas de sillarejos en los ingulos,
descansando sobre una ancha franja tambiin de pie-
dras irregulares, la cual a su vez tiene como sub-
basamento una alargada molduraci6n. Dos estrechas
fajas horizontales con unas pocas molduras de mu-
cho vuelo indican los niveles de los pisos, y un
hueco de medio punto, de ladrillos destinado a con-
tener las campanas constitute el motivo principal.
En estos elements Calona trat6 de combinar el color
de las piedras y el de la mamposteria con el rojo
de los ladrillos. Un front6n clisico indicando la
techumbre a dos aguas de la torre, remata la com-
posici6n. Podemos decir que es demasiado simple,
reflejandose en ella el estado de penuria de la villa
y la costumbre que adquiri6 Calona en las obras
del Castillo de la Fuerza, de levantar muros con
piedras irregulares, en vez de silleria. Pero de todas
maneras nos da alguna indicaci6n de c6mo traba-
jaba aquel maestro, que es renacentista y pintoresco,
y gustaba de molduras alargadas con much vuelo.
Este proyecto lo realize en las postrimerias de su
vida.









El ladrillo para encerrar el iltimo hueco de Il
torre pot su form nos parece que seria ladillo
sevillano, aunque ya eistis on tejar.
En cambio Juan de la Torre se nos revela en la
divers plants para la Catedral, que no s lleg6
a construir, como u verdadero arquitecto; pero esos
mismos proyecto nos hacen pensar que el Gober-
nador Maldonado, no tuvo necesidad de pedir a Es-
paia los pianos para el Hospital que luego se llam6
de San Juan de Dio. Tenia aqui en La Habana
quien se los hicier ripidamente, pues desde el 1589
acompaiando al Ingeniero Baptista Antonelli habia
Ilegado tan notable maestro.
Pot estos pianos y pot sus trabajos en el Castillo
del Morro nos parece superior a Calona cuyo pesto
ocup6 a la muerte de ste. Ann mis, estudiando las
composiciones que reproducimos nos salta a la vista
la similitud de la plant de una nave con capillas
y crucero, con la que tenia la Iglesia del Hospital
nuevo, y pensamos que no es my aventurado acha-
carle la paternidad del mismo a Juan de la Torre.
Pero al igual que so antecesor sufiria los ataques
de la mediocridad y de la envidia.
El Profesor Diego Angulo Ifiiguez en so obra
antes citada, al tratar de la nueva Catedral que se
intent construir en el 1608, en el mismo empla-


zamieto de la Parroquial Mayor, y de las valiosas
trash que se hicieron nos dice lo siguiente: "Tres
de las proyectos fueron obras de Juan de la Torre
y el cuarr, el means interesante de todos, de Fran-
cisco Silleros Alarejo. Ani pereneciendo ya al siglo
XVII son pt su estilo renacentista, y constituyen
la aporaci6n mis important de Cuba a la arqui-
tectura espaiola de ese period, sobre todo a la his-
toria de las catedraes". Despuds analizs los pro-
yectos y sefiala que indudablemente el author tuvo
presence en el primero la cathedral de Ja6n; y en
el segundo se dej6 influenciar por la de Valladolid,
donde como es sabido se construoy por primer vez
en Espafia un gran temple con cuatro tortes, uan en
cada angulo; pero Juan de la Torre introdujo en
este proyecto la novedad del cambio de los pilares
interiors por columns, como ya se habia hecho en
la Catedral de Merida, por Juan Miguel de Agiiero,
maestro que tambien trabaj6 en las fortificaciones
de La Habana.
Del tercer proyecto nos dice Angulo Iaiguez que
tal vez sea una de Ias primeras plants de iglesia
jesultica que se traz6 en Amdrica y terminal so ana-
lisis con Is plant de Francisco Silleros que fue un
proyecto de tipo corriente de tres naves sobre pi-
lresc con cpula en el rucero y dos torres.























SAN CRISTOBAL, PATRON DE LA HABANA.


La iglesia estaba dedicada a San Crist6bal, patr6n
de la ciudad y su titular, y desde que se estable-
cieron las parroquias del Espiritu Santo, del Cristo
del Buen Viaje y del Santo Angel Custodio, tom6
el nombre de Parroquial Mayor.
Sobre San Crist6bal nos dice Alvaro de la Iglesia
en sus Cuadros Viejos(':

San Crist6bal, que tan singular veneraci6n me-
reci6 siempre al pueblo espafiol y a otros pueblos
europeos, no naci6 en Espafa, pero tampoco en
Europa. Su origen, a tenor de lo que rezan los sa-
grados textos, no tiene nada de ilustre. Descendia
de cananeos, antropdfagos o cinocefalos. Es decir,
sus antepasados comian gente, vivian en los arboles,
como corresponde a la distinguida familiar en que
Darwin ha buscado y creido encontrar el eslab6o
de la especie humana.
La historic no va tan alli como el Flox Santorum
en busca de la ejecutoria de nobleza de nuestro santo
patrono. Dice que naci6 en Siria o Palestina, que
fue bautizado por San Babilas obispo de Antioquia
y que muri6 hacia el afio 250 de nuestra era.

Hablemos ahora de la imagen de San Crist6bal
que se venera en La Habana, fue destruida por los
pirates en 1538. No tuvieron much que destruir,
porque era una casa de guano. Pero tal vez se ala-
bara alli a Dios con mis devoci6n y fe que en
nuestros dias bajo las b6vedas de una magnifica
basilica.
Estaba situada donde boy se alza el palacio pre-
sidencial y alli mismo, con donativos del vecindario
y un legado de Juan de Rojas, se construy6 la nueva
iglesia, concluida en 1581. Tampoco era mis que
una pobre casita de aquellos tiempos. Sin embargo,
para ella fue encargada a Espafia la imagen de San
Crist6bal. Se comision6 para la direcci6n de esa
obra a don Sim6n Fernindez Leyton, procurador


general de la ciudad de la Habana en la villa y corte
de Madrid, durante el reinado de Felipe II. Este
Fernindez Leyton, fue uno de los regidores haba-
neros que suscribieron el acts pidiendo la canoni-
zaci6n de San Francisco Solano, religioso del con-
vento de San Francisco de esta ciudad. El acts Ileva
la fecha de 19 de febrero de 1632.
Fu el escultor de la imagen de San Crist6bal,
Martin Andujar- natural de Chinchilla en la Mancha
y la ejecut6 en Sevilla, que entonces reunia en su
seno los mis reputados artists.
El grupo escult6rico consta de ciento setenta y tan-
mas piezas. El santo era tan corpulento, que se hacia
en extreme trabajoso su transport en las proce-
siones. Lleg6 a la Habana segfin aparece de docu-
mentos de aquella remote ppoca, en 1633, y algo
despues se le encomend6 al maestro escultor Jose
Ignacio Valentin Sanchez que rebajara la imagen,
1o que, aun hecho con gran habilidad, no deja de
notarse por la visible desproporci6n que ostenta
entire la cabeza y el cuerpo.
Al realizar Sanchez este trabajo, encontr6 en un
hueco abierto en el pecho de San Crist6bal, un papel
en que el escultor sevillano Andijar pedia rogasen
a Dios por su alma. El Cabildo orden6 entonces
a su mayordomo don Gaspar Pren y Gato, que, de
los fondos propios, mandase aplicar cien misas en
sufragio del alma de Andijar.
La imagen habia costado en Espafa 402 pesos,
5 reales, y a ese cost, hubo que afiadir 450 pesos
entregados a Luis Esquivel por su pintura y barni-
zado, con mis, 382 pesos, 4 reales, invertidos en oro
y otros adornos, de manera que el imported total
de la obra ascendi6 a 1,235 pesos, 1 real.
San Crist6bal figure ya en la nueva iglesia pa-
rroquial terminada bajo los auspicios del obispo
Santo Matias y que fue inaugurada en 1666.
Ocupaba el mismo lugar de la anterior. Al norte
estaba el Cementerio cercado de tapias con puer-









ta a la calle del Sumidero (hoy O'Reilly) y la torre
al oeste, a la izquierda de la puerta principal de la
iglesia que abria a Mercaderes.
Tan humilde temple contenia, empero, muchas
y muy valiosa alhajas y ricos ornaments. El sa-
grario, todo de plata, que regal el obispo Lazo
de la Vega y Cancino, tenia un valor de diez mil
pesos, correspondiendo esa riqueza con la gran lim-
para central que alumbraba el taberniculo.

El historiador Antonio Jose Valdis'"9, censura con
dureza expresiva la falta de arte que caracteriz6
a esta Parroquial Mayor.
Su exterior dice era tan ordinario que por
la parre oriental y meridional mis bien parecia casa
de cualquier particular que temple de Dios. El in-


terior por si solo mirado, tampoco encerraba objeto
en que la curiosidad pudiese detenerse; y en una
palabra, en aquella iglesia se port6 tan grosera-
mente la mano de su artifice, que desnuda del or-
nato del culto, se tomaria por una hermosa bo-
dega, mis adecuada para parroquial del puerto de
Carenas que para la 61tima parroquia de La Habana.

Cuando Ger6nimo de Rojas termin6 la construc-
cion, con el dinero que para ello dej6 su pariente
Juan de Rojas, uno de los vecinos mis ricos de La
Habana de aquellos tiempos, puso el escudo de armas
de la familiar Rojas en la fachada, sobre el sitio mis
prominent, dando ello lugar a una ruidosa contro-
versia con el Cabildo, la que termin6 con la susti-
tuci6n de aquel escudo por el de S. M. el Rey.





















PARTICULARIDADES DIGNAS DE MENCION DE LA

PARROQUIAL MAYOR.


Entre las particularidades interesantes y dignas
de menci6n que ofrecia la antigua Parroquial Ma-
yor de La Habana debemos citar las siguientes:
El monument funerario erigido en 1557 a la me-
moria de dofia Maria Cepero, hija del gobernador
don Diego de la Rivera y Cepero.
De este monument trataremos mis extensa-
mente en el capitulo consagrado a la Casa de Go-
bierno o Palacio Municipal, donde se encuentra
actualmente.
Aunque no ha llegado hasta nosotros el dato pre-
ciso de la inscripci6n sepulcral, afirma Arrate o),
que en la Parroquial Mayor existi6 el sepulcro de
Ant6n Recio,
manifiesta la inscripci6n que sirve de orla a la pie-
dra de su huesa, y se labr6 el afio de 1572, que fue
uno de los principles pobladores de la Isla, y por
consiguiente de la Habana, en done fund casa
y mayorazgo, y sirvi6 el oficio de Regidor y depo-
sitario general, desde muy principios.

A pesar de no encontrarse perfectamente escla-
recido, puede sostenerse, como lo ha hecho el ar-
quitecto Evelio Govantes"", que en la Parroquial
Mayor fu6 sepultado el gobernador Gonzalo Perez
de Angulo, que falleci6 antes del 25 de septiembre
de 1556, casi seguramente en La Habana, pues la
noticia de su fallecimiento aparece en el cabildo de
esa fecha, en que se adopt el acuerdo siguiente:
En este dicho cabildo fud acordado por sus mer-
cedes de los dichos Seiiores Justicia Regidores que
por cuanto el doctor Gonzalo Perez de Angulo, Go-
bernador que fue desta Isla de Cuba por Su Ma-
gestad fu6 el que trat6 de egecutar la Iglesia de
piedra que esta emprencipiada e fundada en esta
villa, hasta en el estado en que esti, y el por su per-


sona ha andado pidiendo limosnas e por haber siem-
pre hecho buenas obras a la dicha Iglesia. por tanto
que por la sepoltura que se le dio en el Coro no se
pide ni pague cosa alguna della a sus herederos, que
se le hace gracia della.

Segin nos refieren los historiadores Arrate y Val-
des, el obispo Fr. Juan Lazo de la Vega, que rigi6
la Di6cesi' de Cuba de 1732 hasta su muerte, en
1752, pretendi6 derribar la Parroquial, constru-
yendo otra en su sitio, pero sin conseguirlo. De este
proyecto poseemos nosotros tres interesantes copias
fotogrificas de los pianos que existen en el Archivo
General de Indias de Sevilla (Sec. 5', Aud. de Sto.
Domingo, leg. 531), que fueron remitidos con carta
del Obispo de Cuba de 20 de julio de 1735 y pre-
sentan, respectivamente, una vista general del "pro-
yecto del piano de la Yglessia mor. que se pretend
hacer en la ciudad de la Havana", "Frontispizio que
deve mirar al Oriente", y "Perfil por todo el Largo
dela Yglesia". La construcci6n proyectada tenia
dos torres iguales, cupula central y tres naves, y fue
gran suerte que no llegara a realizarse pues, por lo
menos en su frontispicio era de un mal gusto que
Ilegaba a darle caracteres de verdadero adefesio ar-
quitectonico.
El 30 de junio de 1741, seg6n cuenta el histo-
riador Pezuela"'2,

estando anclada en el puerto la escuadra de Torres,
sobreviene una torment, y cae un rayo que incendia
al navio Invencible, donde arbolaba aquel general
su insignia. No se pudo cortar el fuego que se co-
munic6 a la Santa Birbara e hizo volar al buque
a las 4 y cuarto de la tarde; con su voladura oca-
sion6 la muerte a 16 personas y heridas a 21. Ade-
mas se resquebrajaron muchos edificios de la ciudad,









entire otros el de su Parroquial Mayor, que ocupaba
los mismos solares donde hoy se alza la Casa de Go-
bierno. Qued6 amenazando ruina, y afios despues
fui necesario derribarla.

Que este accident no impidi6 se continuaran ce-
lebrando los cultos religiosos en dicha Parroquial
Mayor, lo demuestra el hecho de que no hemos en-
contrado en las Actas Capitulares de los afios inme-
diatos a 1741 noticia alguna reference a la clausura
y traslado de la Parroquial a otra iglesia; y, por el
contrario, hallamos noticias que demuestran que
continue aquilla abierta al pdblico para todos los
actos y ceremonies religiosos.
En efecto, en el cabildo de 15 de febrero de 1742
se ley6 una petici6n de Don Bartholome Garcia
Menocal, mayordomo de propios y rentas, partici-
pando que el Preb. D. AndrCs L6pez le habia mani-
festado
tener en su poder cien pesos destinados por elYllmo.
Sr. Obispo de esta Di6cesis para hazer una Palma
de Plata al glorioso Martir Sor. Sn. Xptoval, dig-
nisimo Patrono de esta Ciudad y que haviendo con-
sultado con muchos mrs. de plateria esta obra que-
dando perfect y con conbiniencia han resuelto ser
necesarios cinquenta pesos mis:

lo que comunicaba al Ayuntamiento para su reso-
luci6n. Acord6se ordenar la entrega de dicha can-
tidad, del caudal de propios y rentas, por "ser muy
conform que el dignisimo Patrono Sefior Sn. Xpto-
val tenga una alaxa tal".
Ese mismo aiio vemos tambien, leyendo el acta
del cabildo extraordinario de 18 de diciembre, que
se celebrarian exequias "en la Yglesia Parroquial
Mayor de Sn Christoval", seg6n expresamente se
hace constar en dicha acta, el jueves 20 de ese mes,
en sufragio por el alma del teniente coronel don
Joaquin de Horcasitas y Giiemes, sobrino carnal del
gobernador don Juan Francisco de Giiemes y Hor-
casitas, acordindose que los sefiores comisarios asis-
tiesen a las exequias.
Tambidn consta que recibiera sepultura en la an-
tigua Parroquial Mayor el obispo Pedro Agustin
Morell de Santa Cruz, famoso prelado que escribi6
la Historia de la Isla y Catedral de Cuba, y fue el
primer obispo que fij6 su residencia, hacia 1756,
en la ciudad de La Habana, distinguidndose, ademis,
por su actitud de violent y sistemitica oposici6n
mantenida en 1762 contra las autoridades militares
britinicas que ocuparon La Habana, la que le vali6
su prisi6n y deportaci6n de la Isla, regresando de
nuevo a esta ciudad el 3 de mayo de 1763 y falle-
ciendo el 30 de diciembre de 1768, siendo enterrado,
seg6n aparece de la partida de defunci6n publicada
por el historiador F. de P. Coronado"" "en esta


Yga Parroql mor. de Sn Xptovl, en la pared del
Presbyterio al lado del Evangelio". Los restos de
dicho prelado se supone, sin que exist constancia
plena, que fueron trasladados afios despues por el
obispo Hechavarria, su protegido, a la Catedral,
aunque se ignora el lugar exacto donde alli se en-
cuentren.
Cuando en 1762 fui aprobada, por Real Cedula
de 12 de julio, la instalaci6n de la Parroquial Mayor
en la iglesia del colegio de la Compafia de Jes6s,
y la demolici6n de la antigua Parroquial para la fa-
bricaci6n, en el terreno que ocupaba, de un edificio
destinado a Casas Capitulares, Casa del Gobernador
y Circel, se traslad6 provisionalmente el culto al
oratorio de San Felipe de Neri, que qued6 trans-
formado en parroquial, hasta que en 9 de diciembre
de 1777 se realize el traslado de la Parroquial Mayor,
de este oratorio a la mencionada iglesia de los Padres
Jesuitas, transformada mis tarde en Catedral, en
el mismo sitio que ocupa en la Plaza que hoy lleva
su nombre.
En el Archivo Nacional de La Habana se con-
serva un expediente del Gobierno General (Leg. 45,
nim. 1905) en el que aparece la transcripci6n del
oficio dirigido en 18 de marzo de 1775 al Obispo
Diocesano, acompafilndole copia de la Real Orden
de 21 de diciembre de 1774, ya citada,

a fin de que pueda imponerse radicalmente de todo
el proyecto y tomar con este conocimiento las me-
didas oportunas para concurrir en lo que respect
a V. S. Y. con el celo y eficacia que acostumbra al
cumplimiento de la supreme voluntad de S. M.

Le agrega el Gobernador al Obispo que lo mis
urgent de esas obras, y por lo que, seg6n la R.O.
se debe empezar, son

las casas de Cabildo por estar amenazando ruina las
que hoy existen y las de la Carcel por no haberlas
en el dia y estar sirviendo de tal unas casas par-
ticulares nada propias a este intent, debiindose
construir una y otra en el sitio que ahora ocupa la
Iglesia Parroquial Mayor, trasladindose 6sta a la que
fu6 de los regulars extinguidos.

Por ello,

ruego a V. S. Y. quiera providenciar que con la bre-
vedad possible quede aquel terreno en disposici6n
de poderse comenzar en 61 los edificios en que ha
de emplazarse despues de profanado; y de practi-
carse las medidas y tasaci6n para pagar su valer
a favor de la nueva Parroquial que se esta constru-
yendo con arreglo a lo dispuesto en la Real Cedula
de 11 de julio de 1772.









Tambidn existe en nuestro Archivo Nacional"14
una Real Orden de 18 de noviembre de 1776 por
la que se resuelve la petici6n que en 9 de agosto
hizo el Obispo Diocesano al Rey de que se le in-
demnizase por la apropiaci6n de los terrenos colin-
dantes con la Iglesia Parroquial Mayor, en la Plaza
de Armas, a fin de poder disponer de fondos su-
ficientes para la terminaci6n de las obras que se
realizaban en la antigua iglesia del Colegio de la
Ccknpaiiia de Jesis, dedicada a Parroquial Mayor,
ordenando el Rey que,

en inteligencia de todo lo referido, he venido en
aprobar que la venta del terreno de que trata el
nominado Prelado se haga por el precio legal de la
tasaci6n y en conceder para el precise y piadoso
obgeto de la conclusion de la mencionada Iglesia
Quatro mil pesos por una sola... del Ramo de Va-
cantes Mayores y menores de esa Isla. Y en su
consecuencia os mando dispongais lo convenient
a fin de que se entregue por esas Caxas a la Persona
que destinase el propio Obispo la expresada cantidad
del product del citado Ramo.


NOTAS:

(1).--Ob. cit., t. I, p. 20-21.
(2).-Archbios del Folklore Cubano, La Habana, 192, vol.
I, nmu. 3, p. 204.
(3).-Ob. cit., t. I, p. 21.
(4).-Ob.-cit., t. I, p. 24-31.
(5).--O. cit., p. 77-78.
(6).--Ob. cit., p. 478-479.
(7).-Ob. cit., p. 387-389.
(8).-Alvaro de la Iglesia, Cadros Viejos, La Habana,
1915, p. 214-221.
(9).-Antonio Jose Valdis, Historia de la isi de Cuba y en
especial de La Habana, La Habana, 1877, p. 451-452.
(10).-Jose Martin Filix de Arrate, Llw del Nuvo Mun-
do antemural de ls Indies Occidentaes. La H bsa descripta:
noticias de su fundaci6n, aumentos y estado, 1761, La Habana,
1876, p. 48.
(11).--Memoria de los trabajos realizados por la Adminis-
tracion del Alcalde Dr. Miguel M. G6mez Arias durante el
ejercicio de 1928 a 1929. Departamento de Fomento, La Ha-
bana, 1929, p. 168.
(12).-Diccionario cit., t. III, p. 26.
(13) .-Prefacio a la Historia de la IsLa y Catedral de Cuba,
La Habana, 1929, p. XXVII-XXVIII.
(14).-Boletin del Archivo Nacional, La Habana, 1909, t.
VIII, 135-136.


















EL CASTILLO DE LA FUERZA
























LA PRIMITIVE FORTALEZA. SU INUTILIDAD.


Desde los primeros tiempos de la colonizaci6n es-
pafiola en America constituy6 una de las mis graves
preocupaciones de los gobernantes de estas tierras
y de los propios monarcas los dafios enormes que
causaban, principalmente en las poblaciones mari-
timas, los frecuentes asaltos y saqueos de los pirates
y corsarios extranjeros, que no s6lo robaban e in-
cendiaban los indefensos poblados, sino que tambiin
asesinaban a sus habitantes.
Pero las medidas para precaverse de estos dafios,
a pesar de la gravedad e importancia de ellos, tar-
daron muchos afios, como todo cuanto tocaba a re-
solver al Gobierno de la Metr6poli en relaci6n a sus
colonies de Indias, y fueron objeto de largas y a ve-
ces enconadas polemicas.
A ello se debe que La Habana sufriera reiterados
ataques y saqueos antes de poseer fortificaciones
adecuadas para su defense.
Y fu6 necesario, para que la Corona se decidiese
a fortificar esta villa que, en 1538 unos pirates
asaltaran La Habana, matando a muchos de sus ha-
bitantes y arrasando con cuanto hallaron a su paso,
robando lo de valor y utilidad, incluso las imigenes
de los santos, e incendiando, por iltimo, la pobla-
ci6n, dejindola, al retirarse, casi toda reducida
a cenizas.
Ante este desastre, y segfin document que se
conserve en el Archive de Indias, de Sevilla, y cita
la historiadora Miss Wright'", la Reina, en 20 de
marzo de 1538, encomend6 al adelantado don Her-
nando de Soto, gobernador de la Isla, la construc-
ci6n de una fortaleza en La Habana, "asi para
guard della como para amparo y defense de los
nauios que van y vienen a las yndias... con toda
breuedad", encargindole le informase

si seria cosa mis convenient hazer en lugar de la
dicha fortaleza vn cortijo a manera de cibdadela en
el morro que esta cerca del puerto do se Recogesen


o poblasen los moradores que alli hoviese... y es-
cogendo lo mis seguro y menos costoso aquello
porneys por obra.

Despubs de varias dificultades con que tropez6
De Soto en lo que se refiere a la recaudaci6n del
dinero ofrecido por la Corona y a la oposici6n que
hizo el Cabildo de Santiago de Cuba al proyecto
de fortificar La Habana, por estimar que Santiago
y no La Habana "es lo que ha de permanecer en
esta Isla", De Soto, al embarcarse en La Habana
con direcci6n a la Florida, en mayo de 1539, para
no volver mis, dej6 encomendada la obra de la for-
taleza al vecino de Santiago, Mateo Aceituno, con
un sueldo de cien mil maravedis al afio, quien la
construy6 en siete meses, dejindola, seg6n su propio
dicho, en 12 de marzo de 1540, "acabada y para
se poder habitar y morar y fender y defender".
Esta primitive fortaleza de La Habana se encon-
traba a trescientos pasos del sitio que ocupa La
Fuerza, "a la banda del puerto", y no obstante
los elogios que de ella hizo su constructor y despues
"alcaide y tenedor" Aceituno, el gobernador Juanes
de Avila, sucesor de De Soto, declar6 en 31 de marzo
de 1545 que de fortaleza no tenia mis que el nom-
bre, encontrindose, ademrs, mal situada, pues que-
daba dominada por un cerro que se supone fuera
la ilamada Pefia Pobre, desaparecida posteriormente
con el ensanche y construcciones de la ciudad, asi
como que era innecesario alcaide para mandarla,
y en efecto, Avila sustituy6 a Aceituno por Fran-
cisco de Parada, como representante del Gobernador
en La Habana.
Juan de Lobera, hermano politico de Juan de
Rojas, que fui alcaide antes de 1548, particip6
tambi6n del pobre juicio piblico que se tenia de
la fortaleza.
De 1539 a 1550 fueron suministradas por la Co-
rona, en diversas ocasiones, ballestas, arcabuces, fal-









conetas, balas, una culebrina grande y un cafi6n de
47 quintales de peso que llamaron "el salvaje". El
imported de lo pagado por Sevilla de la artilleria que
compr6 Lobera en Espafia por este tiempo ascendi6
a 576,470 maravedis.
La importancia que con el descubrimiento del
canal de Bahamas adquiri6 el puerto de La Habana
como lugar donde se congregaban las flotas y na-
vios sueltos, mercantes y de guerra, que hacian la
ruta desde Santo Domingo, Nombre de Dios, Hon-
duras y Mexico a Sevilla, y la actividad demostrada
por los corsarios franceses, impulsaron a la Corona
a mejorar las defenses de La Habana, acordindose
primero, hacia 1550, reparar o reconstruir la for-
taleza existente, cuya obra fu6 confiada a Juan de
Rojas y a Juan de Lobera, inspeccionando la exis-
tente los capitanes generals Diego L6pez de Roelas,
en 1550, y Sancho de Viezma en 1551, originindose
largas discusiones sobre si debia reconstruirse la
existence o construirse una nueva fortaleza.
Durante el borrascoso gobierno de don Gonzalo
Perez de Angulo se tomaron diversas medidis por
el Gobernador y Cabildo sobre la fortificaci6n, vi-
gilancia y seguridad de La Habana, con motivo de
la guerra con Francia.
Asi, en el acta del Cabildo de 30 de marzo de
1552, encontramos la constancia de que el go-
bernador

trat6 e platic6 con los dichos sefiores Alcaldes y Re-
gidores cerca de la prevenci6n y buen aparejo que
es menester tener cerca de la buena guard desta
villa y fortaleza,

transcribi6ndose en el acta de esa sesi6n municipal
las 6rdenes detalladas de Perez de Angulo tendientes
a esos fines, estableciendo guards permanentes en
la altura de El Morro para que avisasen la presencia
de navios, servicio de recorrido a caballo por la
noche en la villa, obligaci6n de portar armas todos
los vecinos y de acudir a la serial de navio a la
vista, y prohibici6n de salir de la villa sin licencia
del Gobernador, y otras mis anilogas.
Durante la ausencia de Angulo en Santo Do-
mingo, en 1553, el Cabildo se preocup6 tambien de


la fortificaci6n de la villa, y en la reuni6n de 8 de
marzo de ese afio se acord6 hacer un repartimiento
entire los vecinos para la terminaci6n del baluarte
en la playa, que requeria "alzarle el pretil de delante
para que la artilleria que en 1e esti [4 piezas],
pueda aprovechar", contribuyendo cada vecino con
sus negros y "herramientas, bateas, azadones e ma-
chetes", y los que no tenian negros, con dinero,
a raz6n de un real diario, encargindose a Juan Diaz
"que d6 la forma como se ha de hacer la obra
o ande sobre la dicha obra". Se acord6 tambi6n en
dicho cabildo que una vez terminado el baluarte,
toda la gene de a pie "no sefialada para ir a la for-
taleza, cuando se tire tiro" a la serial de navios,
"vaya e acuda con sus armas al dicho baluarte para
que estin en guardia de la artilleria", designindose
capitin de esta gene al vecino Juan de Inestrosa.
En los cabildos de 15 y 22 de abril se tomaron me-
didas sobre la mejor defense de la loma de El Morro,
adquiri6ndose dos pasamuros y un quintal de p6l-
vora y construyendose una casilla de tejas.
Ya en La Habana Perez de Angulo, desde enero
de 1554, y resueltas a su favor las acusaciones que
contra il formularon sus enemigos, el 19 del mes
citado present al Cabildo, y iste aprob6, nuevas
medidas de vigilancia. En el cabildo de 18 de mayo
ley6 el Gobernador una cedula de su Majestad que
contenia otras disposiciones adicionales sobre la
guard de los puertos y pueblos de la Isla, y orden6
que fuesen cumplidas. En el cabildo de 22 de junio
se acord6 "suplicar a su magestad que la fortaleza
desta villa se haga con toda brevedad".
El asalto y toma de La Habana por el corsario
frances Jacques de Sores, el 10 de julio de 1555,
sirvi6 para comprobar 1o inadecuada que era la for-
taleza entonces existence, para defender La Habana,
pues no obstante la tenaz y heroica resistencia que
hizo su alcaide Juan de Lobera, se vi6 obligado a ren-
dirse, quedando aquella pricticamente destruida,
ya que en 1565 el gobernador Garcia Osorio la en-
contr6 en tan pesimas condiciones que era utilizada
camo corral para guardar el ganado que se destinaba
al sacrificio, con s6lo un terraplen sobre la boca
del puerto y cuatro piezas de bronce, mis otras
cuatro que dicho gobernador coloc6.





















CONSTRUCTION DEL CASTILLO DE LA FUERZA.


Por Real Cedula de 9 de febrero de 1556 se or-
den6 por la Corona la construcci6n de una forta-
leza. El gobernador Diego de Mazariegos eligi6
como sitio de emplazamiento el de las casas de Juan
de Rojas, o sea el lugar que ocupa actualmente La
Fuerza. La historiadora Wright"2, basindose en
documents del Archivo de Indias, cree poder afir-
mar que la fortaleza vieja, o sea la primitive, ocu-
paba el sitio donde estuvo hasta el gobierno de Ma-
chado la Secretaria de Estado, al comienzo de la
calle de Tac6n.
Para realizar la obra de la nueva fortaleza, la
Corona nombr6 a Bustamante de Herrera, "persona
de confianga platico y de esperiencia en estas cosas
de fortificaci6n", que no pudo llegar a Cuba por
haberle sorprendido la muerte, designindose en su
lugar, con el sueldo de 500,000 maravedis por afio,
a Bartolom6 Sinchez, quien lleg6 a La Habana en
noviembre de 1558, segin se da cuenta en el ca-
bildo de 29 de ese mes, y empezindose las obras en
1' de diciembre. Sinchez traia las herramientas ne-
cesarias, y Mazariegos debia proporcionarle los tra-
bajadores. Al efecto, iste exigi6 primero 30 esclavos
a los vecinos, pero ante las protests generals, el
Cabildo acord6 en marzo de 1559 utilizar a los va-
gabundos negros, mestizos y mulatos, so pena de
diez pesos o cien azotes de castigo. Tambien se em-
ple6 a catorce franceses capturados en la costa
Norte de Matanzas, de los cuales, doce se escaparon
el 6 de abril, seg6n se di6 cuenta en el cabildo de esa
fecha; y a los press y a los indios de Guanabacoa;
pero esto ultimo ocasion6 una reprensi6n de la Co-
rona, ordenando a Mazariegos que s6lo utilizase
a los indios si libremente querian hacerlo, y pa-
gindoles.
Las casas expropiadas para levantar La Fuerza
en el lugar que hoy ocupa fueron ademis de las
de Juan de Rojas -, las de Melchor Rodriguez,
Juan Gutierrez, Ant6n Recio, Alonso Sinchez del


Corral, Diego de Soto, Juan de Inestrosa, Isabel
Nieto y el sacerdote Andres de Nis, vecinos de los
mis distinguidos y ricos, que de aquel lugar habian
hecho la barriada aristocritica de la Villa. No todas
las casas se derribaron inmediatamente, y de algunas
s6lo pudieron cobrar indemnizaci6n sus poseedores
despues de various aios. Muy lentamente marcharon
las obras, a pesar de los prop6sitos y esfuerzos de
Mazariegos. Este acusaba a Sinchez de ser persona
"de much trabajo y poco provecho", y los oficiales
de las obras lo censuraban, ademis, de pendenciero,
dilapidador, "hombre de estrafia condici6n que no
se abiene ni abendri con nadie". Fue destituido en
1560, encargindose a Mazariegos la continuaci6n
de la obra y designindose "maestro cuerdo" a Fran-
cisco de Calona.
En el cabildo de 19 de marzo de 15 58 se di6 cuenta
de haberse recibido 12,000 pesos, enviados por la
Corona, para la obra. En 2 de diciembre de 1560 el
Cabildo, a petici6n del Gobernador, nombr6 a Juan
de Rojas, Alvaro Sinchez del Corral y Ger6ni-
mo de Rojas Avellaneda, respectivamente, tesorero,
contador y factor, por no haber llegado de Santiago
los oficiales de la Real Hacienda. En julio de 1562
se habian gastado 19,000 pesos de los 132,000 reci-
bidos en diversas partidas hasta entonces, sin que
ain estuviera colocada una sola piedra. En ese afio
se colocaron las primeras. De Cartagena se reci-
bieron distintas partidas de negros, y la Corona en-
vi6 8,000 pesos mis. Sin embargo, al terminar su
period Mazariegos, su sucesor Garcia Osorio de
Sandoval, encontr6 (diciembre de 1565) que la
obra iba muy despacio, pues "por la parte donde se
ha leuantado mas esta ygual con la tierra y por al-
gunas no tanto".
Mientras se realizaban, con la lentitud que hemos
visto, los primeros trabajos para la construcci6n de
la fortaleza, Mazariegos, no pudiendo lograr auxilios
de Sevilla para la defense de La Habana, adquiri6 de




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Missing
From
Original









de febrero de 1577 para sucederle, el capitin Fran-
cisco Carrefio, quien al legar a La Habana, se en-
contr6 efectivamente que ya en 27 de abril
por la tarde se acab6 de cerrar el capialada de la
puerta principal de la fortaleza... con que se aca-
baron de cerrar todas las capillas y bobedas de los
caualleros de la dicha fortaleza.

Y en 28 de agosto del mismo afio pudo Carrenio
informar al Rey que la guarnici6n dormia en La
Fuerza, venciendo la oposici6n que los hombres que
la formaban habian hecho para vivir en dicha for-
taleza, pues la mayoria de ellos tenia otros oficios
y veinte eran casados en la poblaci6n. En 10 de
diciembre escribi6 el Gobernador que tenia la for-
taleza "avituallada de care de monteria y maiz".
En efecto dice la historiadora Wright, de la
que tomamos los datos que nos han servido, con-
juntamente con los que aparecen en las Actas del
Cabildo habanero, para narrar la historic y las peri-
pecias de la fabricaci6n del castillo de la Fuerza" -
ya esta fortaleza estaba acabada, "con un cost de
veinte afios de tiempo y una cantidad de dinero que
los archives existences no nos permiten conocer".
Pero, apenas terminada, se iniciaron las critics
contra ella, y fu6 la primera la existencia de la loma
de La Cabaiia, "que la seforea toda y con pieces
muy pequefias pueden matar la gente que tubiere
jugando el artilleria por ser el cerro grande y muy
alto". En cuanto a la fortaleza en si, la censur6
Antonio Manrique, comisionado por el Rey para
inspeccionarla en 1577, por tener el patio muy pe-
quefo, faltarle escaleras, parecer sus puertas mis
bien de ciudad que de fortaleza, career de agua,
tener la fosa tan alta que "si no se baja conform
a la marea no podri tener agua aunque se la echen
a mano". Ademis,
los cubos que tiene que sirven de casamatas estaban
altos y abiertos y tenian las bobedas tan altas y del-
gadas que entrando las pieias tiembla toda la ca-
pilla y en pocos anos podrian benir al suelo;

no obstante, Manrique terminaba su informed decla-
rando que
la fortaleza esta en terminos que artillindola v per-
trechindola de municiones se puede muy bien de.
fender y offender... al present tiene pocas muni-
clones y son las ocho piegas de artilleria medianas
y la vna quebrada por la boca,

ninguna de las cuales alcanzaba mis alli de la boca
del puerto. Al terminarse La Fuerza, su guarnici6n
se componia de 50 hombres, de los que diecinueve
eran portugueses; los artilleros, dos flamenco y un
alemin; y el tambor, un viejo negro esclavo. El


Gobernador hizo a su hijo, de catorce afios, capitin
de La Fuerza, aunque asegur6 que su mando era
nominal. Sobre la discipline de la guarnici6n puede
juzgarse por el hecho pintoresco de que el Gober-
nador la encerraba por la noche guardando la Have
bajo su almohada.
En 1578 se nombr6 capitin de La Fuerza a Mel-
chor Sardo de Arana, quien tom6 posesi6n de su
cargo al ailo siguiente. En julio de 1579, conside-
rando la Corona que La Fuerza estaba "ya en de-
fensa", se di6 orden que fuese saludada por los
navios que entraban en el puerto. En 2 de enero
de 1582 se nombr6 al capitin Diego Fernandez de
Quifiones alcaide de La Fuerza, a fin de que esta
tuviese un official de responsabilidad al frente de
clla. Con motive de este nombramiento, surgieron
graves disensiones entire el entonces gobernador, Ga-
briel de Lujan, y el alcaide, Quiiones, que tuvieron
eco en la Corte, pues el Rey creia que el Gober-
nador y el Alcaide debian ser una misma persona,
y el Consejo de Indias opinaba que debian estar
_eparados dichos cargos. Fueron initiles las re-
comcndaciones que el Consejo hizo a Gobernador
y Alcaide para que guardaran entire si arm6nicas
relaciones, y desde la llegada de Quinones a La Ha-
bana, en 13 de julio de 1582, se sucedieron las dispu-
tas entire este y Lujin, sin que ello impidiese al
primero realizar beneficiosas modificaciones en la
fortaleza. A Sardo de Arana lo nombr6 Quiiiones
su segundo, sustituyindolo en 1 de febrero de 1584
por Tomis Bernardo de Quir6s. Quifiones -e hizo
fuerte contra Lujin, respaldado en una decision de
la Audiencia de Santo Domingo, de diciembre de
1584, que privaba a Lujin del gobierno en La Ha-
bana y sus alrededores, conminandolo Quiiones
a que abandonase la Villa y se retirase a Bayamo
y Santiago, lo que al fin realize este, encargindose
del gobierno el Cabi!do y los Alcaldes Ordinarios
hasta 20 de diciembre de 1585 en que lleg6 a La
Habana Pedro Guerra de la Vega con el titulo de
Justicia Mayor de la Villa de La Habana, que pre-
sent6 al Cabildo en su reuni6n de 21 de diciembre,
asi como el de Alguacil Mayor recaido en la persona
de Pedro Colina, nombrados ambos por la Audien-
cia de Santo Domingo, a fin de resolver "las dife-
rencias y disensiones que ha habido y hay entire
Gabriel de Lujin Gobernador de la dicha Isla de
Cuba y el capitin Diego Flores de Quifiones alcaide
de la fortaleza de esa Villa". Guerra, aunque dis-
cutido al principio por el Cabildo, al fin fu6 acep-
tado por este, asi como el alguacil Colina, despues
que ambos prestaron las fianzas correspondientes,
en la sesi6n del 27 de diciembre,

por la reverencia y respeto que al dicho titulo se
debe e porque no se les atribuya genero de desacato








y asi en lo que ha lugar de derecho e son parte e no
mas obedecen el dicho titulo y en su cumplimiento
han e reciben por justicia mayor desta villa al dicho
senior Pedro Guerra de la Vega sin que sea visto
en cosa quitalle su jurisdicci6n al sefor goberna-
dor propietario que en esta Isla reside por S. M.

Ante la presencia de Francis Drake y el temor de
un a-alto a La Habana en 1586, Quiiiones y Lujin
olvidaron sus diferencias, para cooperar ambos, en
La Habana y en las regions orientales, respecti-
vamente, a la defense de la Isla. Y aunque al fin
el ingles no se decidi6 al ataque, de los preparativos
result beneficiada La Fuerza con 50 quintales de
p6lvora y 40 de plomo. Y reunidas las autoridades
de I a Habana, el 15 de noviembre, en junta presi-
dida por Lujin y Quiiones, se pidieron al Rey, p61-
vora, cuerda, y municiones para la defense de La
Habana. asi como a Mexico artilleria, municiones,
300 hombres armados y dinero para pagarles sus
sueldos y raciones.
En la inspecci6n que hizo Quifiones, levantin-
dose acta de ella, el 9 de enero de 1587, encontr6
que la fortaleza de La Fuerza se hallaba provista de
13 piezas de artilleria de 29 a 40 quintales, una
de 75 y otra de 50, 5 falcons de bronce, 223 arca-
buces, 95 mosquetes, 87 picas, 59 lanzas para ca-
balleria, mis alabardas, morriones, balas, plomo,
cuerda, etc."'; pero juzgando insuficiente todo este
material de guerra, solicit de sus amigos municio-
nes, polvora, cuerda, balas. De estas 6ltimas s6lo
tenia para los caijones las que habia mandado hacer
de p;edra. S61o logr6 de Sevilla, hacia 1587, algunas
armas, pero no p6lvora ni cuerda.
El 2 de julio de 1587, con la armada de Alvaro
Florel, llcg6 a La Habana el nuevo Gobernador don
Juan de Tejeda, acompaiado del ingeniero military
Bautista Antonelli. La Fuerza fue provista entonces
de 8 piezas de bronce, municiones, p6lvora y cuerda
y se le construy6 "una entrada en cubierta al rrede-
dor de esta fortaleca", que Miss Wright"' supone
se hizo de acuerdo con dibujos de Antonelli.
Con el nombramiento de Tejeda se unieron en
una sola persona los cargos de Gobernador y Al-
caide, por acuerdo de la Corona.
La llcgada de Antonelli, represent, a su vez,
el inicio y desarrollo del vasto plan de fortifica-
ciones para La Habana que culmin6 afios mis tarde
en la construcci6n de las fortalezas de El Morro
y La Punta.
El sucesor de Tejeda, Juan Maldonado Barnuevo,
desde que lleg6 a La Habana el 22 de julio de 1593,
di6 impulse a las obras de fortificaci6n que dirigia
Antonelli. En 1596, y en el informed que sobre las
obras de los fuertes de La Habana di6 el capitin


general Bernardino de Avellaneda, auxiliado por
Luis de Sotomayor, al referirse a La Fuerza express
que era una equivocaci6n costosa, destinable mis
bien que para la defense de La Habana para resi-
dencia del Gobernador'6).
Por el contrario, el gobernador Pedro Valdes con-
sider6 en 1603'7' que La Fuerza debia ser reparada
a fin de "ponerla en el estado q. conuiene Con la
mayor brevedad que pueda", porque

despues que lo este la tengo por de much etfecto
pa la deffensa de la entrada deste Puerto y pa que
en Vn Rebato de necessidad se puedan recoxer a ella
con seguridad la Gente de la ciudad.

Manuel Perez Beato'" supone que la torre de La
Fuerza fue construida en tiempo del gobernador
don Juan Bitrian de Viamonte y Navarra (1630-
1634), porque en ella exirte una inscripci6n que
dice: "Don Yvan Bitran de Bamonte", con una
cruz de Calatrava, a cuya orden, como Caballero,
perteneci6 dicho gobernador. Tambien atribuye al
mismo la colocaci6n en lo alto de dicha torre, que
hace tambien las veces de campanario, de una sen-
cilla y bella estatuita de bronce representando una
india, pues el adorno que tiene en la mano ostenta
igualmente una cruz de Calatrava. Esta estatua se
consider por tradici6n que, como tambi6n la
Fuente de la India, represent aleg6ricamente a la
ciudad de La Habana, al extreme de que un dicho
popular afirma que "muchos han venido a La Ha-
bana y no han visto La Habana", refiriendose
a quienes, ain encontrindose en la poblaci6n, no
han contemplado esa estatua. El autor de la misma
fue, segin aparece en el medall6n que tiene en el
pecho la estatua: "Jer6n:mo Martin Pinz6n. Arti-
fice, fundidor-escultor".
Cuando el cicl6n del 20 de octubre de 1926 azot6
furiosamente nuestra capital, ech6 por tierra la re-
ferida estatua, arracindola del sitio donde estaba
colocada, siendo despues situada de nuevo sobre su
viejo torre6n-campanario.
El historiador Arrate"' describe asi el castillo de
La Fuerza, regun se encontraba hacia el afio 1761:

Esta planificada la referida Fuerza en esta banda
de la bahia que cae al Poniente, frontera a la sierra
de La Cabafa al mismo labio u orilla del mar y raiz
de la poblaci6n opuesta a la boca del puerto que
descubre enteramente. Es una fortificaci6n regular
cuadrilatera, con cuatro baluartes, uno en cada an-
gulo; aunque es algo reducida es muy fuerte, por
ser sus murallas doubles y sus terraplenes de b6veda:
la altura de aquellas sera de 24 a 25 varas, y esta
circundada de un buen foso donde se ha labrado en









estos tiempos una gran sala de armas: tiene en el
ingulo saliente que mira por un lado a la entrada
del puerto, y por otro a la Plaza de Armas, un to-
rre6n con su campana con que se tocan las horas
y la queda de noche, y se repiten las sefas de velas
que hace El Morro, poniendose en el las banderillas
correspondientes al numero de las que ban avistado,


con distinci6n de las que aparecen a Barlovento o se
reconocen a Sotavento.

La campana del torre6n tiene una leyenda que
dice: "Sancte Petre Ora Pro Nobis. Gobernando
el Mariscal de Campo Don Pedro Alvarez de Villa-
rin. Afio 1706".


















LA FUERZA, RESIDENCIA DE LOS GOBERNADORES DE LA ISLA.


Por ser el edificio mis seguro de La Habana en
los tiempos de su construcci6n, a La Fuerza tras-
ladaron su residencia muchos capitanes generals
y gobernadores de la Isla, siendo Tejeda el primero
que la habit6, en 1590, y despubs otros de sus suce-
sores hasta que se construy6 la Casa de Gobierno en
parte del terreno que habia ocupado la antigua
Parroquial Mayor. Cada uno de los gobernadores
le hizo ampliaciones y reforms segun sus gustos
y necesidades familiares. Guazo, en 1718, le cons-
truy6 rastrillo, cuarteles altos y bajos y caballerizas
para el servicio military. El mariscal de campo don
Francisco Cagigal le levant6 una pieza sobre el ca-
ballero que caia al mar, para sala de recibo, ybalc6n
circundante. Tac6n le fabric various cuarteles.
El afio 1850, segin el expediente que se conserve
en el Archivo Nacional"'', procedente de la Direc-
ci6n Subinspecci6n de Ingenieros de la Isla de Cuba,
sobre Estado de las fortificaciones, edificios mili-
tares del Estado y de los tornados en arrendamt. des-
tinados a cuarteles y otros usos militares a cargo de
dho. cuerpo, Departamento Occidental, aparece el
siguiente registro:
Ados 1544-Nombres La Fuerza. Cuartel-Dimen-
siones un cuadrado con baluartes: lado esterior.-
vars. casts. 60--Guarnic. Actualmte. se acuartela
parte delresguardo.-Distancia del Morro-vars.
casts 1.100-Id. a la Cabafia-var. casts 400.
Cuartel de la Fuerza-Hombres: 650-Observacio-
nees: Este edificio, situado intramuros, lindando con
la bahia en el extremo del muelle de caballeria, cerca
de la entrada del puerto, consta de tres parties; 19, del
cuadro fortificado IIamado antiguamente castillo de
la Fuerza, sobre cuyos terraplenes se formaron los
actuales alojamientos: 2", los edificios construidos
sobre la muralla y parte interior, unos y otros, son
ventilados: 3- el edificio que sirve de pabellones
a los Gefes y oficiales construidos en tiempo del
Escmo. Sor. Gral. D. Miguel Tac6n a la inmedia-
cion de la Capitania de puerto, sin patio particular


por corresponder a la tropa el que ecsiste en su in-
terior: estos alojamtos., a escepci6n de la cuadra baja
que da al patio de los pabellones, pueden conside-
rarse como los mis saludables de la plaza. Aun
cuando las fabricas de este cuartel, esceptuando los
pabellones, son antiguas, se conservan en buen es-
tado. Ultimamente se han realizado algunas obras
en el patio y entrada principal, quedando aquel para
las formaciones much mas regular que el antiguo.

En cabildo ordinario de 10 de enero de 1851,
y con motive del proyecto existente para aislar El
Templete, abriendose una calle que lo separate del
Cuartel de La Fuerza, se demoli6 la portada del re-
ferido cuartel, prolongindose la calle de O'Reilly
hasta el muelle y dindosele el nombre de General
Enna al callej6n construido a uno de los costados de
El Templete. El escudo de armas que remataba la
antigua portada del cuartel, despues de una tenta-
tiva de secuestro por el comandante del Real Cuerpo
de Ingenieros, a cuyo cargo estuvo la realizaci6n de
estas obras, fuo mandado colocar, en enero de 1853,
por el Capitin General, en el Castillo del Principe.
En 1851, seg6n consta en el expediente que se
conserve en el Archivo Nacional de La Habana"",
La Fuerza tenia ese afio la siguiente guarnici6n:
infanteria, 650 hombres, 2 caballos; caballeria, 200
hombres, 175 caballos de Lanceros del Rey; arti-
lleria, 350 hombres y 100 caballos; en los pabellones,
21 hombres.
En 1854 el marques de la Pezuela proyect6 su
demolici6n, por considerarla inutil como fortaleza
y constituir ademis un obsticulo al movimiento
commercial de la ciudad en la parte de los muelles.
Ese afo el estado de la fortaleza era"2:

Aino de construcci6n, 1544; nombre, La Fuerza;
cartel; un cuadrado con baluartes; lado exterior,
60 varas castellanas; distancia al Morro, 1,100; a la
Cabafa, 400; guarnici6n: actualmente se acuartela
parte del resguardo; capacidad, 650 hombres.


















ESTADO Y CONDICIONES DE LA FUERZA AL ESTALLAR

LA REVOLUTION DE 1868.


En 1868, al estallar la Revoluci6n iniciada por
Carlos Manuel de Cespedes en La Demajagua, el
estado y condiciones de la mis vieja fortaleza ha-
banera era el siguiente, segun aparece del expedience
que obra en el Archivo Nacional con el titulo de
Ingenieros, Comandancia de La Habana y otras.
Estado de las fortificaciones 3 edificios milifares de
la Isla"":

Esti situado intramuros, lindando con la bahia,
cerca de la entrada del puerto, en el extreme del
muelle nombrado de Caballeria. Consta de tres par-
tes: I'. Del cuadro abaluartado lamado antigua-
mente Castillo de la Fuerza, sobre cuyos terraplenes
se formaron los actuales alojamientos; 2*. De los
edificios construidos sobre la muralla y patio inte-
rior; y 3', una parte del Edificio de tres pisos cons-
truido en tiempo y por disposici6n del Escmo.
Sr. Capitan General D. Jose de la Concha en terre-
nos del mismo Cuartel y del antiguo Cuarteli!lo de
Carabineros que habia al fondo, cuyo edificio tiene
un frente con salida al muelle independiente del
cartel, y otro, que es el mayor, a la prolongaci6n
de la calle de O'Reilly; esta parte consiste en la
mitad del piso bajo ocupada por la Academia de
Caballeros Cadetes, quedando la otra mitad para de-
pendencia de Real Hacienda; los dos pisos altos de
ambos frentes estan destinados a pavellones de Gefes
y Oficiales, inclusa la parte primitive del edificio
frente al muelle construido en 1839 en donde hoy
se halla establecida la Capitania del Puerto. Ade-
mis de los pavellones referidos, escisten tres cuartos
en los patios en que tambien se alojan oficiales.
Este cuartel y pavellones pueden considerarse como
de los mas saludables de la Plaza por su ventilaci6n
y demis condiciones hijidnicas. Tiene un patio de


regular estenci6n a la entrada, otro en los fosos al
lado del Este del cartel abaluartado y much desa-
hogo sobre todo el terraplin y esplanada de la ba-
teria de mar anexa al Cuartel; tiene cocinas bastante
capaces, aunque no libremente venriladas, por ha-
Ilarse en un estremo del foso; los escusados de la
tropa situados sobre la muralla desaguan directa-
mente en el mar, y tiene paja de agua del acueducto
en el primer patio. Respecto a sus fibricas, escepto
la de los pavellones un pequefio trozo de la preven-
ci6n y de emberjado del frente principal, las demis
que correspondent hoy al Cuartel son muy antiguas
pero se hallan en regular estado a beneficio de los
muchos reparos que de pocos afos a esta parte se
han efectuado. Se consideran para el minimum de
camas 1 m. 34 del frente por 2 m. 75 de fondo y para
el maximum 1 m. de frente por 2 m. 30 de fondo.
Seria muy convenient demoler el antiguo cuadro
abaluartado para construir en el solar disponible un
cuartel de nueva plant que cumpliese con todas las
condiciones necesarias.

La capacidad en circunstancias ordinarias y extra-
ordinarias era, en esa fecha, de 650 hombres y 3 ca-
ballos y 840 hombres y 3 caballos, respectivamente.
Estas especificaciones de La Fuerza en el aino de
1868 son las mismas que aparecen en los expedientes
anilogos que se conservan en el Archivo Nacional
correspondientes a los afios de 1858, 64 y 66.
A pesar de las diversas tentativas, que segfin he-
mos visto, existieron para demoler el castillo de La
Fuerza, por su inutilidad como fortaleza, afortuna-
damente esos prop6sitos no prosperaron y el castillo
se conserve durante todo el tiempo de la domina-
ci6n espafiola, utilizindosele para cuartel y oficinas.

















UTILIZACIONES DE LA FUERZA DURANTE LA INTERVENTION

NORTEAMERICANA.


Al ocupar la isla en 1899 el gobierno norteame-
ricano orden6 la mudanza al cuartel de La Fuerza
del Archivo General de la Isla de Cuba, que se en-
contraba instalado en la Aduana, o sea en el tercer
piso del ex convento de San Francisco. El 14 de
septiembre de ese aio-da a conocer el capitin
Joaquin Llaverias en su Historia de los Archivos de
Cuba se entregaron al jefe interino del Archivo,
senior Fernandez Linero, las Ilaves del castillo, orde-
nindosele emprendiese con urgencia la traslaci6n de
los fondos al nuevo local. Ya en esa fecha se puso
al descubierto entire nosotros el abandon que mis
tarde habria de convertirse en conduct, de los go-
bernantes para todo aquello relacionado con la cul-
tura psblica, pues dice Llaverias:

los legajos eran lanzados desde el tercer piso del ex
convent de San Francisco a los carros, que se en-
contraban siados la calle de Oficios, originn-
dose con este proceder que los legajos, rompiendo
las amarras, se esparciesen por dicha calle.

Este bochornoso especticulo habria de repetirse
cuando en 1906 fue trasladado el Archivo desde el
castillo de La Fuerza al edificio que ocup6 despues,
antiguo cuartel de artilleria de montafia, situado al
sur de la calle de Compostela, acera del oeste. Y,
cuando de manera violent fu6 desalojada la Bi-
blioteca Nacional del edificio de la antigua Maes-
tranza de Artilleria, para construir en esos terrenos
una estaci6n de Policia, al trasladarse los fondos de
aquilla al castillo de La Fuerza, volvieron a repro-
ducirse los vergonzosos hechos, reveladores del odio
a la cultural de muchos de nuestros gobernantes,
arrojindose, tambi6n, los libros y revistas de lo alto
de la Maestranza a los camiones de basura de Obras
Piblicas, seguramente porque para dichos sefiores
gobernantes los libros y las revistas de la Biblioteca
Nacional no merecian mejor trato que la basura que
en aquellos carros es recogida diariamente.


Al ocurrir, el 20 de mayo de 1902, el cambio de
gobierno en la Isla con el cese de la ocupaci6n mi-
litar norteamericana y la instauraci6n de la Repui-
blica, ocupaba la direcci6n del Archivo Nacional,
todavia en el castillo de La Fuerza, el ilustre histo-
ri6grafo doctor Vidal Morales y Morales, quien en
atenci6n a que uno de los altos empleados de dicha
dependencia -el capitin Joaquin Llaverias- pro-
cedia del Ejercito Libertador, lo design para que
a las doce del memorable dia, izase en la vieja for-
taleza espafiola, la mis antigua de la Isla, la gloriosa
ensefia cubana, habiindose adquirido al efecto una
bella bandera y colocado un asta sobre la puerta
de entrada del castillo.
Entre las personas invitadas para presenciar desde
alli la ceremonia del cambio de las insignias de los
Estados Unidos y de Cuba en el Palacio de lcs Ca-
pitanes Generales, hoy del Ayuntamiento, se ha-
Ilaba la seiorita Adela Mis y Barquinero, recluida
luego desgraciadamente en el hospital de Mazorra,
quien ayud6 al capitin Llaverias, en medio del ji-
bilo inmenso de aquel moment inolvidable, a co-
locar en esa hist6rica fortaleza colonial la bandera
cubana.
Seguramente, para cubano de tantos merecimien-
tos como el capitin Llaverias, quien, desde los le-
janos dias de su juventud en la manigua insurrecta,
y en los tiempos republicans, supo destacarse por
su noble, desinteresada y fructifera dedicaci6n a la
causa de la libertad y la cultural nacionales, fue
aquil el mis feliz moment de su vida, no sofiado
durante los peligros y penalidades de la campafia li-
bertadora, pues le permiti6 enarbolar sobre la for-
taleza, simbolo del poderio espaiiol en Cuba, la
bandera de la estrella solitaria, amor de sus amores,
a cuya defense en la guerra y glorificaci6n en la paz
habia consagrado, y consagr6 despu6s hasta el il-
timo instant, today su vida de heroic mambi y
ejemplar ciudadano.




















JUICIO DEL ARQUITECTO JOAQUIN WEISS Y SANCHEZ


SOBRE LA FUERZA.


El arquitecto Joaquin Weiss y Sanchez, en su ya
citada obra Arquitectura Cubana Colonial"', en-
juicia asi esta construcci6n castrense habanera:

La primer defense con que cont6 la Habana fue
un pequefio fortin levantado a partir de 1539 a ori-
llas del canal de la bahia por el Capitan y Maestro
Mayor de Obras, don Mateo Aceituno, en evitaci6n
de una nueva capture y saqueo de la ciudad como
los que habia experimentado el afo anterior por
pirates franceses. Lo inadecuado de esta defense,
en vista de las cada vez mis poderosas flotas cor-
sarias que cundian los mares antillanos, revelado en
ocasi6n de los nuevos acaques que sufri6 la ciudad
a mediados del siglo XVI, determinaron la cons-
trucci6n, a partir de 1559 6 1560, de una nueva y
poderosa fortaleza en las inmediaciones de la an-
tigua, que poco a poco se fue abandonando. El
nuevo fuerte, que hered6 el nombre de La Fuerza
de su antecesor, perdura en el cuerpo bajo; y su
construcci6n constitute un ejemplo elocuente del
desgobierno y poca honradez de los servidores de
S. M. Cat6lica en esta tierra. En efecto, diecisiete


aios tard6 en acabarse este sencillo fortin, con un
gasto que mantenia perennemente vacias las arcas
reales, pese a los frecuentes y cuantiosos situados
que para ello afluian de Mexico y de Espafia. De
estos 17 afios, 15 estuvo al frente de las obras el
maestro Francisco Calona, con sueldo de 800 du-
cados al afio, los cuales continue percibiendo hasta
su muerte en 1607, a titulo de maestro de las obras
de fortificacion. No obstante, Calona autorizaba al
rey para que "cuando se hallare que por mi libranza
o consentimiento se gastare un real fuera de la dicha
obra de la fortaleza, made vuestra majestad por
ello me corten la cabeza"''). Eventualmente se agreg6
a la fabric original un piso alto, a donde se hospe-
daron por algun tiempo los gobernadores; y una
torrecilla cilindrica coronada por la estatuilla bron-
cinea dicha de La Habana, relativamente modern,
si hemos de career a los que opinan que de la ori-
ginal dispusieron los ingleses cuando en 1762 to-
maron la ciudad.


(1) Irene Wright, Histora documentada de San Crisrtbal de la
Habna.

















MODIFICACIONES Y UTILIZACION DE LA FUERZA

EN LOS DIAS REPUBLICANS.


Desde 1909 se han realizado distintas modifica-
ciones en La Fuerza, adaptindol a las necesidades
de la Jefatura de la Guardia Rural, primero, y del
Estado Mayor del Ejircito, mis tarde, el que tuvo
alli sus oficinas hasta que despuis del pronuncia-
miento military ocurrido el 4 de septiembre de 1933
que trajo como secuela la disoluci6n de todo el
cuerpo de oficiales, se establecieron las oficinas del
Estado Mayor del nuevo Ejircito Constitucional en
el Campamento de Columbia.
Desde fines del gobierno del Presidente Gerardo
Machado se han ejecutado en los alrededores de La
Fuerza diversas obras, dejando la fortaleza reducida
a los limits propios de la misma y destruyendo los
parapetos que por la parte del mar la unian a las
antiguas murallas, y cercando todos los terrenos a
ella pertenecientes con una verja de hierro y can-
teria.
En 193$ fui destinada a cuartel del batall6n 1 de
Artilleria, del regimiento 7, Mdximo G6mez.
Por acta de 11 de abril de 1938 le fue entregado
el Castillo de la Fuerza al Dr. Francisco de Paula
Coronado, director de la Biblioteca Nacional, para
que fuese instalada alli dicha instituci6n official de
cultural, con motivo del violent desalojo de que fur
victim de la plant alta del edificio de la antigua
Maestranza de Artilleria, done se encontraba desde
17 de julio de 1902, a fin de demoler esta edificaci6n
para construir en sus terrenos el ridicule castillo
de crocante e en e que se encuentra alojada desde
entonces la Jefatura de la Policia Nacional.
Con motivo de haberse iniciado el afio 1940 la
construcci6n, en terrenos del castillo de La Fuerza,
donde existi6, precisamente, el derruido edificio de
la Secretaria de Estado, de una casa para el Colegio
de Abogados de esta ciudad, la Sociedad Cubana de
Estudios Hist6ricos e Internacionales, que nos hon-
ramos en presidir, ante el inaceptable estado de cosas
que creaba dicha edificaci6n, se dirigi6 al senior
Fulgencio Batista y Zaldivar, Presidente de la Re-


pibblica, demandando su actuaci6n inmediata a fin
de poner remedio, a tiempo, al atentado hist6rico
y desaguisado urbanistico que se pretendia Ilevar
a cabo.
En la comunicaci6n que al efecto enviamos al
jefe del Poder Ejecutivo, en nombre y por acuerdo
de esa sociedad, le expresibamos que la referida
construction
atenta a principios e interests de orden esretico e his-
t6rico, poniendo en entredicho nuestra condici6n
de pueblo culto y capacitado para apreciar el dano
que, con proyectos tan il6gicos como este, se pro-
duce a nuestro pais ante el concept public y la
estimaci6n de los extranjeros que lo visitan.

Reforzibamos nuestra argumentaci6n manifes-
tandole que
solamente en un pais donde no existed un plan pre-
viamente estudiado y acordado para el desarrollo
y ensanche de sus poblaciones, y muy especialmente
de la ciudad que es capital de la Repfiblica; par
la conservaci6n y el respeto de los lugares hist6ricos
asi como para impedir que desaparezcan las bellezas
naturales en relaci6n con la perspective del paisaje,
podria haberse concebido el prop6sito de erigir un
edificio cualesquiera que sean su caricter y su eas-
tilo-en el mismo lugar done hace pocos afos
fue demolido un hermoso edificio pteblico,

detallindole los planes proyectados respect a esta
zona de la ciudad, segsin acabamos de referir.
Agregibamos que

lejos de haberse perseverado en ese laudable prop6-
sito, tanto mas recomendable boy, despues de ha-
berse construido la magnifica Avenida del Puerto
y los bellos parques cuya contemplaci6n se ofrece
a la vista del viajero que llega por mar a nuestra










urbe, se ha autorizado y empezado a realizar la cons-
trucci6n de un edificio que anula por complete las
finalidades perseguidas al efectuarse la demolici6n
del que ocupaba la Secretaria de Estado, y que ade-
mis result antiestetico e inadecuado por su empla-
zamiento, al Ilevarse las lines de su fachada hasta
las mismas verjas que rodean aquellos terrenos; edi-
ficio que rompe con la armonia del lugar y que
quita en gran pane la vista que ofrece a los haba-
neros la bellisima entrada de nuestro puerto, in-
terponiendose entire la gran avenida riberefia del
mar, a la entrada de la bahia, y la line de los edi-
ficios cuyas fachadas se contemplan desde a bordo
de los buques que entran en el puerto.

Por todas esas razones pediamos al senior Presi-
dente la suspension de las obras y su consiguiente
demolici6n,

con el fin de que los terrenos que circundan al cas-
tillo de La Fuerza y al antiguo Palacio del Segundo
Cabo sean destinados exclusivamente a rodear ambos
edificios, sin ninguna otra construcci6n que pueda
hacer desmerecer al alto valor est6tico e hist6rico
de aquellos, para que en su dia y tan pronto como
se construya el proyectado Palacio de Justicia, sea
demolido tambi6n el edificio que actualmente ocupa
la Audiencia de La Habana.

El senior Presidente de la Republica di6 inmedia-
tamente cuenta de la demand de la Sociedad Cu-
bana de Estudios Hirt6ricos e Internacionales cn
Consejo de Ministros, resolvi6ndose acceder en todo
a lo solicitado por dicha sociedad, dictando al efecto
el senior Presidente un decreto, el nslmero 3073, de
28 de octubre uiltimo, refrendado por el primer
ministry, doctor Carlos Saladrigas, y el ministry de
Obras Piublicas, senior Francisco Herrero, en el que,
con menci6n express de todos los fundamentos adu-
cidos por la Sociedad Cubana de Estudios Hist6-
ricos e Internacionales, se ordenaba la suspension
de las obras que se venian realizando en terrenos
anexos al castillo de La Fuerza, con destino al edi-
ficio social del Colegio de Abogados,

a reserve de lo que ulteriormente se acordare con
dicha instituci6n sobre la detcerminaci6n de los nue-
vos terrenos que el Estado debe cederle en otro lugar
de la ciudad, para la construcci6n del referido cdi-
ficio y reversi6n al Estado de los que con ese objeto


le habia cedido oportunamente y en los cuales se
ejecutan las obras cuya suspension se ordena.

En el mencionado decreto, el Sr. President de la
Repsiblica recogia, asimismo, los concepts lauda-
torios con que la Soc;edad Cubana de Estudios His-
t6ricos e Internacionales enjuiciaba la labor cultu-
ral y civic desenvuelta por el Colegio de Abogados
en diversas 6pocas de su larga y fecunda historic
social.
Como la mis antigua fortaleza que ha tenido la
ciudad, constitute La Fuerza una de las mis precia-
das joyas hist6ricas que posee La Habana y figure
en el escudo de armas que le concedi6 la Corona,
seg6n ya vimos, al otorgarle el titulo de Ciudad
por Real Cedula de 20 de diciembre de 1592, con-
firmindosele aquella distinci6n a causa de haber
desaparecido el document official de la misma, por
Real Cedula de 30 de noviembre de 1665 firmada
por la Reina gobernadora dofia Maria de Austria,
viuda de Felipe IV. Asi, blasonan el escudo de La
Habana, los tres primeros castillos que vista tuvo:
La Fuerza, La Punta y El Morro.


NOTAS:

(1).-Irene A. Wright, Historis Documentada de San Cris-
Itbal dc La Habana en el siglo XVI, basada en los documents
originals existentes en el Archive General de Indias en Se-
Gilla, La Habana, 1927, t. I, p. 184.
(2).-Ob. cit., t. I, p. 17.
(3).-Ob. cit., t. I, p. 33-70.
(4).-Irene A. Wright, ob. cit., t. I, p. 117 y apindices
correspondientes.
(5).-Ob. cit., t. I, p. 121.
(6).-Irene A. Wright, ob cit., t. I, p. 173.
(7).-Irene A. Wright, Historia Documentada de San Cris-
1dbal de La Habana en la primer milad del siglo XVII, La
Habana, 1930, p. 12.
(8).-Manuel Perez Beato, Inscripciones cubanas de los
siglos XVI, XVII y XVIII, La Habana, 1915, p. 19-20.
(9).-Jose Martin Filix de Arrate, Llave del Nuevo Mun-
do antemural de las Indias Occidentales. La Habana descripta:
noticias de su fundaci6n, aumentos y estados. 1761, La Ha-
bana, 1876, p. 83.
(10).-Archivo Nacional, Bines del Estado, legajo 40,
n6m. 21.
(11).-Archivo Nacional, Estado de las fortificaciones y
edificios militares, legajo 40, num. 34.
(12).-Archivo Nacional, legajo 40, nm. 21.
(13).-Archivo Nacional, cit., legajo 40, n6m. 25.
(14).-Ob. cit., p. 34.

















LA INTENDENCIA
CASA DE CORREOS
CASA DEL SEGUNDO CABO





















SU CONSTRUCTION. SU HISTORIC DURANTE LA EPOCA COLONIAL.


Muy pocos son los datos que existen sobre el Pa-
lacio de la Intendencia, Casa de Correos o Casa
del Segundo Cabo.
Segfin la referencia que ya hemos visto se hace en
los documents relacionados con el arreglo y me-
joramiento de la Plaza de Armas en 1772, durante
el gobierno del marquis de La Torre, ya en esa
6poca se estaba fabricando el edificio conocido des-
puis por la Intendencia o Palacio del Segundo Cabo.
Recordaremos que entonces el referido Gobernador,
al presentar al Cabildo el proyecto de esas obras,
expuso que las Casas para el Gobernador, Capitu-
lares y Circel, que se proyectaban, serian edificadas,
"a imitaci6n de la Real Casa de Correos, que se esti
construyendo magnifica en el lado Norte, con lo
que mejorarin de situaci6n respect a la que hoy
tienen".
Pezuela'", al ofrecernos la biografia de don An-
tonio Fernindez Trevejos de Zaldivar, ya citado por
nosotros como autor de los pianos de las obras de
reforms de la Plaza de Armas y de los del actual
Palacio Municipal, dice que
en 1772 el marquis de La Torre, sucesor de Buca-
relli, le escogi6 por sus conocimientos en arquitec-
tura para trazar y ejecutar pianos de los palacios de
Gobierno y de la Intendencia, del primer teatro que
se conoci6 en la capital y de las primitives Alame-
das de Paula y Extramuros, obras o dirigidas o eje-
cutadas por Trevejos...

El mismo Pezuela, al hacer la descripci6n de este
edificiol', reitera que fui en 1772 cuando se cons-
truy6, y cita como su autor al referido Trevejos.
Veamos las palabras de este historiador:
En 1772, el gobernador marquis de La Torre, re-
conociendo la necesidad de dar importancia y vida
al pueblo, aprovechando los solares que aparecian
yermos en el mejor punto del recinto, discurri6 ar-


bitrios para levantar dos edificios s6lidos y regu-
lares, donde se hospedaran decentemente los dos
primeros funcionarios del pais y las oficinas de su
inmediata dependencia, que fueron las actuales Casa
de Gobierno e Intendencia. Esta es un edificio re-
gular de fachadas sobre sillares, de las cuales, la
principal, reposando sobre arcos por su entrada,
mira a la Plaza de Armas, formando angulo con la
casa de Gobierno. Dirigi6 esta obra sobre pianos
intervenidos por aquel general y por el hibil in-
tendente don Nicolis Rapun, que muri6 antes de
que se ejecutase, el ingeniero don Antonio Treve-
jos, natural de La Habana.

Agrega Pezuela que se estren6 este edificio, ins-
talindose en 1l el Intendente y sus oficinas y, ade-
mis, la Administraci6n de Correos, "cuya renta con-
tribuy6 en much parte al cost de la fibrica".
Aiios mas tarde, cuando el movimiento en las
comunicaciones postales de la Isla adquiri6 amplio
crecimiento, la Real Hacienda se reserve el uso ex-
clusive de todo el edificio,
sirviendo el piso principal de habitaciones, desde
el principio de este siglo, a los Superintendentes de
Ejercito, y los entresuelos fueron ocupados por su
secretariat y el archive, y el piso bajo por la conta-
duria general y la tesoreria.

A fines de 1853 fui declarada anexa la Superin-
tendencia General de Rentas a la Capitania Ge-
neral, confiriindose ambos cargos al marquis de la
Pezuela, quien dispuso, a principios del siguiente
afio, que el Subinspector Segundo Cabo estableciera
sus oficinas en las habitaciones que ocupaban los
Superintendentes, a fin de que quedasen libres para
el colegio de jesuitas las que este funcionario ocu-
paba en el Convento de Bel6n.
Las oficinas de Correos se instalaron en el edificio
llamado del marquis de Arcos, en la Plaza de la










Catedral, donde tambien se estableci6 el Liceo Ar-
tistico y Literario de La Habana, que fund en
1844 el patriota y martir Ram6n Pint6.
En el Archivo Nacional3", hemos encontrado so-
bre el edificio de la Intendencia la relaci6n que del
mismo se hace en un expediente que lleva el titulo de

relaci6n circunstanciada que manifiesta todas las
fincas urbanas y r6sticas y cuantas pertenencias exis-
ten de la Real Hacienda... 1861

En ese expediente se dice lo siguiente del edificio
de la Intendencia:

Antigua Intendencia construida de canteria de una
vara de espesor, azotea con el frente a la Plaza de
Armas. Valor capital 395,000.
Fue construida por la RI. Hcda. y hoy esta ocu-
pada por la Subinspecci6n Gral. de Egto., habita-
ciones del Sor Gobr. Civil, Secrete. de la Subinspec-
ci6n, Admon. de Loterias y la Escribania mayor del
Juzgado de Hcda.

En otro expediente correspondiente al afio de
1870, sobre pertenencia de Real Hacienda"', se da
como valor del edificio 790,000, suponemos que
pesos, aunque no lo especifica, y se dice que ese afio
estaba ocupado por la Subinspecci6n General del
Ejircito, habitaciones del General Segundo Cabo
y del Gobernador Civil, Secretaria de la Subinspec-
ci6n, Administraci6n de Loterias y Monte de Piedad.
En el album Paseo Pintoresco por la Isla de
Cuba"', Antonio Bachiller y Morales ofrece los si-
guientes interesantisimos datos sobre la organiza-
ci6n y funcionamiento de este organismo official:

El primer intedente que hubo en esta Isla fue
D. Miguel Altarriba en 1765, habiendose aumentado
en 1813 las atribuciones del empleo, concediendose
la Superintendencia en 1813 siendo ya Intendente,
D. Juan Aguilar y Amat: su gobierno principi6 en
1808. El Escmo. Sr. conde de Villanueva en cuyo
mando ha llegado a tener una incredible importancia
el destino de jefe de hacienda por la combinaci6n
de las felices circunstancias que nos ban favorecido
y notorias luces de S. E., comenzo a gobernar en
1825, habiendo obtenido antes dos interinaturas, una
en 1821 y otra en 1822 por comisi6n.
El primer intendente que, como hemos dicho, fue
el senior Altarriba le nombr6 el gobierno supremo
a petici6n del Escmo. Sr. Conde de Ricla por Real
Cedula de 5 de febrero de 1764, y comenz6 en el
ejercicio de sus funciones un afio despues en 5 de
febrero. La poca importancia de las rentas de la
Isla hacia antes innecesaria la creaci6n de empleos,
pues entonces los gobernadores desempefiaban los


encargos de la administraci6n, habi6ndose remitido
las cuentas alguna vez a Mijico. Creada en 1605 la
plaza de contador de cuentas de las Islas de Barlo-
vento, fu6 el primer nombrado D. Pedro Beltran
de Santa Cruz, abogado de La Habana. Asi es que
la creaci6n de la intendencia fu6 posterior a la gue-
rra con los ingleses en esta Isla, pues desde entonces
aca fue progresando como veremos.
El motive de la creaci6n de las distintas oficinas
ha tenido el mismo impulse: las necesidades cre-
cientes de una sociedad joven que iba desarrollando
sus recursos.
Limitandonos ahora a la intendencia, debe adver-
tirse que ella enciende en todo lo concerniente a ne-
gocios fiscales y de los aforados del ramo: los con-
tenciosos corren por la escribania y los decide el
Escmo. Sr. Intendente con la consult de su asesor
titular y audiencia del ministerio fiscal, oyindose
las apelaciones por la junta superior contenciosa.
Los econ6micos y gubernativos corren por secretaria,
que se halla en el mismo edificio, y con la audiencia
de los ministros de Real Hacienda cuyo informed
estime S. E. necesario. Si quisieramos extendernos
en el pormenor de las demas oficinas y ramos de
Real Hacienda, tendriamos que hacerlo de los si-
guientes, que s6lo nombramos: de la Junta Direc-
tiva, la superior de ordenanza para conocer de al-
zadas, del tribunal mayor de cuentas, de montepio
de ministros, de almonedas, de diezmos, contaduria
de diezmos, colecturias y administraci6n de anuali-
dades, tribunal de cuentas, contaduria de ejercito
y Real Hacienda, tesoreria, ministerio de interven-
ci6n, comisarios de obras de fortificaci6n, oficina
de liquidaci6n de alcances, administraci6n de arbi-
trios de amortizaci6n, de Rentas Reales maritimas,
de rentas terrestres, resguardo, tribunal de mine.
ria, etc. Estos diversos tribunales y ministerios estin
servidos por los mismos individuos alternativamence,
en su mayor part.
No puede hablarse de los Sres. Intendentes de La
Habana sin recorder a D. Alejandro Ramirez, a cu-
yas excelentes doctrinas econ6micas deben Puerto
Rico y Cuba tan buenos resultados. Tom6 el mando
en 1816 y 1o egerci6 hasta 1821. A su nombre van
unidas siempre las bendiciones de los cubanos y su
recuerdo excitara en las generaciones futures las ala-
banzas y recibira el galard6n de que le privaron
algunos de sus contemporaneos: la educacion, la
agriculture, las bellas arres, hallaron en el ilustre
Ramirez un protector denodado en epocas en que
encontraba una sociedad todavia poco digna de el,
con algunas aunque notables excepciones. Si nuestra
historic civil nos ensefia escrica en sus paginas mas
hermosas la palabra "Ramirez", las cartas de este
a su familiar ponen de manifiesto con todo su candor
la belleza de un alma a quien sofocaba una atm6s-










fera que no podia ser su element. N6; ningun pa-
dre podri leer sin derramar ligrimas las expresiones
dirigidas por Ramirez a sus hijos: ning6n habanero
podri leer sin gratitud sus palabras de balamico
consuelo, ningun espafiol ver sin orgullo la nobleza
de aquella alma castellana que constituia uno de los
adornos de la humanidad. Debo terminar ya este


articulo, pero antes de hacerlo me atrevo a decir que
Ramirez ani no es apreciado en todo lo que le de-
bemos: la gloria del hombre piblico ha ahogado la
del particular; pero bajo ambos aspects debemos
bendecirle y aquellos de nosotros que tenemos hijos,
ensefiar a istos a que le bendigan, trasmitiendo su
nombre de generaci6n en generaci6n.























JUICIO DEL ARQUITECTO SILVIO ACOSTA SOBRE

EL PALACIO DEL SEGUNDO CABO.


En el trabajo ya citado dice el arquitecto Acosta:

Si el Palacio de los Capitanes Generales admit
dudas en relaci6n al lugar donde se realizaron sus
pianos, no result igual con este bello palacio del
Segundo Cabo, cuyo autor logra que una fachada
sencillisima tenga un poder estetico formidable.
En vez de 6rdenes, usa pilastras apenas salientes,
los capiteles sin fustes rompen tambien la mono-
tonia; el friso con sus cuadrifolios; el movimiento
poco violent de los huecos del segundo piso. Un


detalle curioso no puede escapar al anilisis del ob-
servador, que demuestra la gran influencia que el
citado cuadrifolio ha ejercido sobre nuestra arqui-
tectura: asi como los arabes lobularon sus arcos, tiene
el Senado, al igual que muchisimas portadas mexi-
canas y de toda la America, los arcos de sus entradas
formados por porciones de nuestro cuadrifolio, con
una intenci6n, impossible de dudar, quizas, inspi-
rado en el vestibulo de la casa de Calvo de la Puerta.
No queriendo olvidar ese bello sello colonial ame-
ricano, lo colocan en su patio en lugar preference.





















UTILIZACION DEL EDIFICIO EN LA ERA REPUBLICAN.


Durante la era republican en el palacete de la
Intendencia o del Segundo Cabo fu6 alojado el
Senado de la Repiblica con sus dependencias y
oficinas.
Durante el tiempo que ocup6 la presidencia de
dicho cuerpo colegislador el doctor Clemente Vaz-
quez Bello, orden6 la realizaci6n de obras de res-
tauraci6n y embellecimiento del edificio, las pri-
meras de esta indole que se ejecutaban en nuestra
capital, y que se Ilevaron a cabo bajo la direcci6n
de los arquitectos Evelio Govantes y Felix Caba-
rrocas, el aiio 1926.
Entre estas obras figure la erecci6n, en el centro
del hermoso patio de dicho palacio, de una cabeza
en bronce de Jos6 Marti, obra del notable escultor
cubano Juan Jose Sicre, y colocada con acierto ar-
tistico admirable sobre un sencillo pedestal de pie-
dras conchiferas, anilogas a las empleadas en la
construcci6n primitive del edificio.
Al instalarse alli el Tribunal Supremo de Jus-
ticia, y realizarse obras de adaptaci6n a sus nece-
sidades, fue retirada del patio central la cabeza de
Marti con su pedestal, segin nos han informado,
debido a que los sefiores Magistrados de esos tiempos
machadistas creyeron que Marti no debia figurar
en el Tribunal Supremo porque no habia sido ni
magistrado ni abogado en ejercicio.
Efectivamente, habia sido much mis, muchi-
simo mis que eso: Marti.
Esa cabeza del Ap6stol de las libertades cubanas
fu6 colocada en el lugar mencionado despu6s del
derrocamiento de la dictadura machadista, por plau-
sible iniciativa del magistrado Dr. Evelio Tabio.
El arquitecto Weiss(6", hace la critical de este edi-
ficio, despubs de restaurado para alojar alli el Tri-
bunal Supremo de la Repiblica. Y declara que esa
restauraci6n,


no s6lo respet6 el caricter y hasta la distribuci6n
originales del edificio, sino que realz6 6sne librin.
dolo del revoque aplicado a su magnifica silleria
y de los guardapolvos postizos que coronaban las
ventanas; ejemplo elocuentisimo de la adaptabilidad
de estas s61lidas y majestuosas construcciones del pa.
sado, cuando se las consider y atiende con inteli-
gencia y carifio. El edificio, aunque poco movido,
posee una gran personlidad, siendo particularmente
de celebrar la valentia del proyectista, al no tratar
de disimular con adornos o recuadros el ancho
lienzo de muro que queda entire el s6fito de las ven-
tanas y el entablamento, y que corresponde en gran
parte al cielo raso interior.
Nadie imaginaria, que bajo las sombras del so-
portal se oculta esta mayestitica portada, al fondo
de la cual, a traves del arco mixtilineo del zaguin,
se atisba el patio, en una composici6n de puro sabor
andaluz. No puede darse nada mis fantistico y ajeno
a toda formula artistic, que esta rica modenatura
que se retuerce en mil ondulaciones caprichosas, y
que, flanqueada por las enormes pilastras esquinadas,
constitute una verdadera puerta triusfal.
El patio porticado, bastante mis pequeio que el
de la Casa de Gobierso, present, proporcional-
mente, un inusitado desarrollo en altura, tanto que
en la plants baja se ha apelado al expediente de los
pedestales, cuando tal vez arcos de medio punto hu-
bieran resuelto el problems mis satisfactoriamente.
De todos modos, estos grandes puntales de los pala.
cetes coloniales, piblicos y privados, se aprovecha-
ban en plants baja dedicada a oficinas, servicios,
etc.-con "entresuelos"; mientras que en la alta
convenian a los espacioso salones. N6tese el inte-
resantisimo arco del zaguAn, curiosamente angre-
lado, perpetuando en la Habana en pleno siglo
XVIII el influjo agareno de la arquitectura andaluza
del seiscientos.
La vista general de uno de los ingulos superiores









del patio y el detalle, revelan la curiosa balaustrada,
formada, como se ve, por gruesos balaustres de sec-
ci6n romboide.
Por via de comparaci6n, damos easm vistas de la
portada y del patio, cuando aun estaban revocados,
sin la nobleza de la piedra, pero con mayor claridad
de lines, un tanto oscurecidas hoy por las oque-
dades de la piedra conchifera. De ahi que opinemos
que istas fibricas coloniales, aunque de esplendida
silleria, estuvieron revocadas desde un principio; no
obstante, tanto gana la obra en character con la pie.
dra desnuda, que no vacilamos en aprobar las dis-
tintas "restauraciones" de esta naturaleza levadas
a cabo l6ltimamente.

Al ser construido en la Plaza de la Repiblica,
muy pr6ximo al monument a Marti, un vastisimo
edificio destinado a Palacio de Justicia, de acuerdo
con lo que dispone el articulo primero de la ley-
decreto n6mero 25, de 24 de abril de 1952, refren-
dado por el Presidente Fulgencio Batista y el Mi-
nistro de Justicia Miguel Angel CUspedes, publicada
en la Gaceta Oficial del dia siguiente,

al quedar instalados el Tribunal Supremo de Jus-
ticia y la Fiscalia de dicho Tribunal en el Palacio
de Justicia, el edificio del Estado en que actualmente


se hallan alojados dicho Tribunal y su Fiscalia, si-
tuado en la calle Presidente Zayas esquina a la de
Teodoro Roosevelt y lindante con terrenos del an-
tiguo Castillo de La Fuerza, pasari a ser ocupado
por las Academias de la Historia de Cuba, Nacional
de Artes y Letras y Cubana de la Lengua. Los gastos
que ocasione la adaptaci6n de su nuevo uso del men-
cionado edificio y la instalaci6n en el mismo de las
oficinas, archives, bibliotecas y museos de dichas
Academias, serin pagados con cargo a los ingresos
a que se refiere el Articulo IV de esta Ley.


NOTAS:

(1).-Jacobo de la Pezuela, Diccionario geogrdfico, ests-
distico, bist6rico de I Isla de Cubs, Madrid, 1866, t. IV,
p. 596-597.
(2).-Jacobo de la Pezuela, Diccionrio..., cit., t. III,
p. 54.
(3).-Archivo Nacional, Gobierno General, legajo 402,
nim. 19142.
(4).-Archivo Nacional, Gobierno General, legajo 408,
nunm. 19327.
(5).-Paseo pinoresco por la isle de Cuba, La Habana,
1841, p. 69.
(6).-Joaquin Weiss y Sinchez, Arquitectura cubana co-
lonial, La Habana, 1936, p. 19.

















CASA DE GOBIERNO
PALACIO MUNICIPAL






















PRIMERAS CASAS DONDE SE REUNIAN LOS SENORES CAPITULARES.

RESIDENCIAS DE LOS GOBERNADORES.


En los primeros dias de la Villa de La Habana,
despues de haber sido trasladada al lugar que hoy
ocupa, los sefiores capitulares no tenian casa propia
para celebrar sus sesiones, sino que utilizaban al-
gunos de los bohios que servian de residencia al
Gobernador.
Sobre istos encontramos algunas referencias en
las Actas Capitulares. Asi, vemos que en el cabildo
de 19 de abril de 1566 se acord6 el arreglo y re-
paraci6n de

las casas de tabla y guano las cuales son de Su Ma-
gestad 6 sirvieron de apocento a Diego Mazariegos
en tiempo de su gobernaci6n 6 que en todas las par-
tes de las Indias hay casas de Su Magestad en que se
aposenta los gobernadores que Su Magestad envia
a gobernar las dichas gobernaciones y estas dichas
casas estan diputadas para el dicho efecto en el en-
tretanto que la fortaleza que por mandato de Su
Magestad se hace se pone en defense 6 las dichas
casas tendran necesidad de algun reparo para que
esten siempre en pie 6 sirvan a lo susodicho 6 por
no tener Su Magestad en esta villa patrimonio ni
hacienda real pars la gastar en reparos acordaron 6
mandaron que los maravedis 6 pesos de oro que se
han gastado en reparo de las dichas casas desde el
dia que el Sefor Gobernador Garcia Osorio entr6
en el Ilo que se gastare de aqui en lo adelante se
gaste y pague de condenaciones aplicadas a gastos
de justicia con cuenta y raz6n de lo que en ello se
gastare...

Tambiin existen en los documents conservados
en el Archivo de Indias referencias a las casas en
que vivian los gobernadores y se utilizaban al mismo
tiempo como Casa de Cabildo. En comunicaci6n


al Rey del gobernador Pedro Valdis, de 22 de di-
ciembre de 1602, dice aqull'":

Anssimismo Han Hecho sentimiento- las Casas
de Cabildo en q. Viven los Gouernadores por quatro
o ginco parties por ser de terado y trasvenirse con
las muchas aguas y Habiendolas Visto el Ayunta-
miento- y los Alarifes de la Ciudad Con acuerdo
de todos se an comenzado a Reparar porque no
se Cayessen...

Las casas del Cabildo desaparecieron cuando en
1559, se form nueva Plaza de la Villa. Entonces,
como refiere Evelio Govantes"2),

al demolerse las casas capitulares comenzaron los
cabildos a celebrarse en casas alquiladas a Juan de
Talavera, a Juan Bautista de Rojas, a Isabel Nieto
y a Francisca Acevedo, viuda del contador Moncaya,
o en la morada de Juan Recio o en la Aduana o en
el Castillo de la Fuerza. Estas no fueron las inicas
peregrinaciones de los capitulares, que ya en otros
tiempos tuvieron la costumbre de reunirse en la casa
del Gobernador o de su Teniente, o en la Carcel
o en la vivienda del capitular que se encontrase en-
fermo, peregrinaci6n que se repiti6 a fines del si-
glo XVIII.

Despu6s de construida en 1 57 la Casa de Adua-
nas, edificio de 70 pies y de 2 pisos uno bajo para
almacin, oficina y zaguin, y el superior para resi-
dencia de los oficiales reales- el gobernador Ca-
rrefio decidi6 ocupar este piso.

No podia esperarse dice la historiadora Wright,
basandose en documents del Archivo de Indias('3 -
que el Gobernador viviera en un bohio, habiendo


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