OFICINA DEL HISTORIADOR DE LA CIUDAD DE LA HABANA
Colecd6n Hist6rica Cubans y Americana
7
BANDERAS
OFICIALES
Y
REVOLUCIONARIAS
DE CUBA
por
EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING
929.9
F?741b
MUNICIPIO DE LA HABANA
Administlmcif6 del Alcolde Sr. Nicols Cotellms Rive
1950
BANDERAS OFICIALES
Y REVOLUCIONARIAS
DE CUBA
COLECCION HISTORIC CUBANA Y AMERICANA
DIRIGIDA POR
EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING
HISTORIADOR DE LA CIUDAD DO LA HABANA
7
BANDERAS
OFICIALES
Y
REVOLUCIONARIAS
DE CUBA
Por
EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING
HOMENAJE DEL MUNICIPIO DE LA HABANA
A NUESTRA ENSE1iA NATIONAL
EN SU PRIMER CENTENARIO
1850
19 DE MAYO
1950
MUNICIPIO DE LA HABANA
Wdministracdn del Alcalde Sr. Nicolis Castellanos Rivero
1950
LATrIj
AIWERICX~
LA BANDERA DE CUBA,
SIMBOLO DE IDEALES Y
PRINCIPIOS REVOLUCIO-
NARIOS Y REPUBLICANS
La SOCIEDAD CUBANA DE STUDIOS HISTORICOS E
INTERNACIONALES y la OFICINA DEL HISTORIADOR DE LA
CIUDAD DE LA HABANA, fires en su empeiio de lograr que el
conoimiento de la historic patria league basts el coraz6n mismo del
pueblo, o eve a reafinrmnd permanent de la fe cubans en
la evolu6n hist6rica de I nacionalidad y estimle el mis sao,
dinimico y constuctivo patriotism, al advenir el aio 1950, en que
se comemom a uno de los mis tascendentales acontedmients na-
donales -el Primer Centenario de la Bandera- hace n expresivo
lamamiento a Ia ciudadania, a fin de quse dispo a celebarlo
de modo conscente, acorde coa sm eepcional si cifaci6n.
Nuestra ensefi naconal represent cabalmente, en la eli6n y
combinai6n de as colors y simbolos, por so creador -Narcso
L6pez-- y en s propi historia, el large, crento y, glorioso poceso
forjador y plasmador de la Naci6n cubana.
Esta no es, cmo algunas de las nadones surgidas a la terminad6
de graves conflicts blicos mundiales, la consecuenda de Ias intrigas
o las conveniendas de grades potencias, nadones trazadas sobre d
mapa en la mes de las Conferencias intemp cioales; ni tampoco d
product de la aghtinai6n de regions antag6nicas por s hetero-
geneidad racial, religisa o political; ni debe so existencia a favor
mteresado de otras aones, sin el coal jams hubieran entrado a
former part de la coanidad juridica interacionl.
May pr el contrario, la Naci6n cubana es el resultado del senti-
nento, el pensamiento y la acci6n de los hijos de esta tierra, dn-
rante varias generacones, en busca de nomas e institudones poll-
ticas que resolvieran, de mnediato, pan el futuro y pemanne-
mente, ss ideales y necesidades de libenad y justice, ultray vi-
lizaci6n; process evolutivo, primero y revoldonarno, desps, de
formaci6n de la condenia ban haa la integrd de la naciona-
lidad; plet6rico de conspiraciones expedidones, regado con la
sangre delos protomArtares -e los pro ti -en los cuales Narcso L6pez es la
figure dmera- y que culmina en la Gran Guerra Liberador de
los Treinta Aiios -1868-1898- y el cese de Is dominad6n espaiola.
Y ua Repoblica se estabece, por sobre el desomo paiol de
cuatro siglos y las ambiiones imperialistas yanqmus, dsarlhda du-
S COLECC6N HIST6rCA CUBANA Y AMERICANA
sante la etapa revolucionaria y el period interventor, como counsel
cuencia y obra de la tesonera voluntad del pueblo cubano, de set libre.
Narciso L6pez tuvo el feliz sortilegio de concretar en la bandera
revolucionaria pot 1 creada, antes de que estuviese forjada es con-
encia popular libertadora, los ideales nacionalistas cubanos. Escogi6
los tres colors -azul, blanco y rojo- de las enseias tricolores de
las revoluciones norteamericana y francesa, incorporando asi a la
lucha independentista cubana, las ideas de libertad en que la primera
se inspr6, completadas por las de igualdad y fratemidad que la
segunda hizo tremolar, como divisa, a sangre y fuego, sobre las minas
del viejo regimen absolutist.
Esos tres colors, estampados en la bandera de la Revolucinn cu-
bana, significaban tambien, el repudio por sta de today clase de
privilegios personales o casistas, del domino de la mayoria por mi-
norias que se arrogasen el poder, aupadas en los falsos pedestales
de la sangre, del dinero o de la influencia divina; la repulsa igual-
mente, de la explotaci6n del hombre por el hombre.
Dichos colors --azl, blanco y roao- de la ensefa concebida
por Narciso L6pez, proclamaban esplendidamente que la Naci6n que
se estaba formando, debia set una verdadera soiedad nueva --anti-
tesis de la vieja y podrida monarquia espanola-- fundada sobre los
principios inmortales, basados en las maximas de los fil6sofos fran-
ceses, de la declaraci6n de independencia de las trece coloniasingle-
ss de Amrica, de 4 de julio de 1776, y de la decaradi6n de los
derechos del hombre que la Asamblea Consitaente de la Francia
revoludonaria, public el 12 de agosto de 1789: con la soberania po-
pular, precisada en ana Constituci6 escrita, como norma supreme
naclonal; la libertad de cultos y la separaci6n absolute entire la Iglesia
y el Estado; la igualdad de todos los series humans, sin discrimi-
naciones religiosas, raciales, political, sodales o econ6micas, garan-
tidos en sus personas y sus bienes contra quienes pretendieran ata-
carlos, aun contra los propios gobemantes.
Con ser de tan fundamental trascendeaia, s61o por la selecci6n
de sus colors, el simbolismo de la bandera cubana de Narciso
.6pes, la vision genial del gran revolucionario supo, al combinar
aquillos y componer dsta, prodamar ahora, no ya aspiradones ha-
manas universales, sino ideals y necesidades cubanos. Y escogi6 la
estrella de cico puntas como representaci6n simbblica del Estado
libte, independiente y soberano que Cuba debia ser; reafirmaci6n del
resuelto proposito de separaci6n ideol6gica y material de la metr6-
poli espaiola, y rechazo total y definitive, desde entonces y para
siemre, de cuanto pudiera siga ficar anexi6n, incorporaci6n. depen-
dena o sometimiento politico econ6mico, a otro Estado, por
grande y poderoso que te fuera, asi como de today intervenci6n e
mgerenaa extrafa, en los asuntos nacdonales e internaconales de la
futua Rep6blica cubana.
Esa estrella solitaria fu6 en la etapa revolucionaria libertadora, y
DANDURAS OPICIALUS Y 5ZVOLUCIONP4AIAS DE CUBA
lo es y seri en la Repfblica, permanent afirmaci6n de que ha do
resplandecer siempre ela, sola, en bandera propia. representative de
la Cuba Libre por la que Narciso L6pez ofrend6 so vida, sin que
pueda jams format parte de la constelaci6n de estrellas menores del
paell6n norteamericano, ni much menos verse opacado so simbo-
ismo y convertida en satflite colonial del imperialismo yanqui; pro-
fesi6n de fe patri6tica que supo concretar en versos fielmente inter-
pretativos de las angustaas populates, en los turbios dias de la pri;
mera Intervenci6n, quien por ello se convirti6 entonces en poeta
national, Bonifacio Byrne:
"NNo la vis? Mi bandera es aquilla
que no be sido jamus sercenmria,
y en la cal resplandece una estrella
con ras Ir cumnto Mus solitarid'.
Narciso L6pez segin refiere Cirilo Villaverde, "decidi6 poner la
estrella de Cuba levantindose sobre un campo de sangre para presidir
en la lucha y alumbrar el camino trabajoso y oscuro de la libertad
e independencia de la patria aherrojada". Y al colocada as, q
significar que la independencia habia de conquistarse y la Repbic
consolidarse y engrandecerse, sin ayuda ajena, por el propio efueo
de sus hijos. El mismo Villaverde afirms que para Narciso Upes,
el rojo, ademAs "por so color, represents a uni6n de los cubanos".
Enmarcado esta el rojo, con la estrella por eje, en un tringulo
equiltero, que -acota Villaverde- "por su form indica la fuerz
Ssolidez de pripios" (de los cubanos), agrega, que al pregu-
tarse L6pez: ";Que hacer con el color rojo?", razon6 y resocii6 asi:
"S61o dos forms cabian para presentarlo convenientemnte, a saber:
el cuadrado y el cadrilongo, segun se acostumbrl en los pabellones
nacionales. 6pez, que era fran s6n, naturalmente opt por el trin-
gulo equilUtero, figure eomrica mis fuerte y sigmficativa".
Esa elecd6n por Nardso L6pez, debida a la raz6n apuntada, del
triangulo equilatero, asi como el haber escogido la erella solitaria
y las ,inco franjas, dan a la bandera, segun lo ha declarado el
Octavo Congreso Nacional de Historia, "una evidence composicb
mas6nica". Y el hecho reiteradamente confirmado de que en las logias
mas6nicas, se fraguaron las luchas revoluionarias cubanas ---al igual
que las de today Amrica-- y la verdad hist6rica, reconocida y pro-
clamada por el Primer Congreso Nacional de Historia de que "la
Masoneria cubana ha sido en todos los tiempos, desde sa fundac6n,
la institudin que mis elements ha aportado a la independencia, in
libertad, la cultua y el progress de Cuba, tanto desde el punto de
vista ideol6gico, como por el ejemplo de sacrifico, heroism y per-
severancia ofecidos por sus afiliados, a fin de dar a Cuba una vida
de decoro human, de igualdad y fraternidad social y un rIgimen
de sana democracia"; todo ello revela bien a las claras que la Revo-
10 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
luci6n libertadora y la Rep6blica de Cuba tienen sus races y raren
de existencia en la libertad, la cultural, el progress, la justicia social,
la democracia, la igualdad y fratemidad humans, la soberania po-
pular y el reconodmiento y defense de la dignidad plena del hombre.
Las franjas expresan, en la concepci6n de Narciso L6pez --seg6n
la fiel version de Villaverde- "la pureza o virtud republican, indi-
cada por el campo blanco", y las tires zonas azules, "al mismo tiempo
que marcan los tres departamentos en que estaba entonces dividida
la Isla, revelaban las elevadas o celestiales aspiradones de los patrio-
tas, sus hijos predilectos".
La bandera de Narciso L6pez recibi6 su primera consagraci6n
patri6tico-revolucionaria al ser enarbolada por so propio creador, el
19 de mayo de 1850, en tierra cubana -la ciudad de Cirdenas-, en
acci6n blica triunfante, inicio de un empefo libertador con estrechas
conexiones en otras localidades de la Isla, como Trinidad, Camagiiey,
La Habana y Santiago de Cuba.
Esta bandera fu6 inmediatamente despuls, la de los movimientos
revolucionarios de Agiiero y Estrampes.
Y cuando se produce el estallido de la Gran Guerra Libertadora
de los Treinta Afios, no obstante haber alzado Carlos Manuel de
C6spedes en La Demsaagua, otra ensefia por 61 concebida, los pa-
triotas integrantes de la Cimara Constituyente de Guoimato, en la
segunda sesi6n pfblica, celebrada el 11 de abril de 1869, escogieron
como bandera, que debia simbolizar la Revoluci6n en today la Isla,
"la bandera que levantaron anteriormente 1Zpez y Agiiero".
Y ella ha sido, desde entonces, unico eiblema revolucionaio y
national cubano, la bandera de Cuba Libre, de los patriots de ayer
y los ciudadanos de hoy. La que -no vencida- se pleg6 en El
Zanj6n para mejor ordenarse la continuaci6n de la lucha armada. La
que, parafraseando a Manuel Sanguily, puso Marti de nuevo, junto
con "la espada rota del primer desastre, en la mano de los heroes
desengafiados, reanimando su aliento, para que rompieran el poster
anillo de secular cadena". La que Maximo G6mez enarbol6, victo-
riosa, del 95 al 98. La que Maceo pase6 triunfame, de Oriente a Oc-
cidente de la Isla, en la maravillosa campafia de La Invasi6n. La
que recibi6 las iltimas miradas y los postreros suspiros de los nmr-
tires de nuestra libertad. La que reconoceron las Asambleas Cons-
tituyentes revoludonarias de Jimauayuf y La Yaya. La que adopt,
como ensefia official de la Republica, la Constituyente de 1901. La
que onde6 en El Morro y el Palaco Presidencial de La Habana y
en las fortalezas y edificios p6blicos del resto de la Nai6n, el 20 de
mayo de 1902, al quedar constituido el Estado cubano. Y en el ar-
ticulo quinto de la Constitud6n vigente, de 1940, se declara: "La
banders de la Repfblica es la de Narciso L6pez", el mis just y mis
alto de los homenajes que pudiera tributarse a quien mari6 pot
darnos Patria y nos di6 la bandera de la Patria.
Por serlo, y por Io que ella represent en su concepci6n por Nar-
BANDEZAS OICI&lS Y REVOLUCIONARIA DE CUBA
ciso L6pez y en so historic, la SOCIEDAD CUBANA DE STUDIOS
HISTORICOS E INTERNACIONALES y la OFICINA DEL HIS
TORIADOR DE LA CIUDAD DE LA HABANA, al comenar el
Aro del Cen eario de la Bandera, sediigen a lot benos cubanos
y a los extranjeros verdaderamente identifcados con nuestro pais,
excitindolos a que todos, fraternalmente unidos, conmemoremos, con
plena digidad, tan fausto suceso, y queen todos los Municpios de
la Repblica, como por acuerdo del Cuaro Congreso Hist6rico Mu-
nipal Interamericano, se ha de realizar tambi6n en los mnidpios
del Continente, se celebren actos civicos de exaltaci6n de nestra
enseia nacionaL Que no falte en nuestra tierra -durante todo el
afo 1950- hombre y mujer, niio y anciano, quien no la leave sobre
el pecho ni deje de ostentara en so hogar, encumbrado o modest,
con el orgullo con que se Ileva el retrato de la madre adorada; que
ella ond&e "en el Ilano, en el mar y en la cumbre", segan el poets
la cant6, en el palado y el bohio, pero no como trapo o joya, de
poco o macho valor material, sino como exteiorizad6n de pensa-
mientos y sentimientos, de conscente comprensi6n nacionalista; como
firmisima resoluci6n de no ultrajarla jamis, ni gobernantes ni go-
bemados, con actos atentatorios a la vida y estabilidad republicans;
de tal modo que ella sea, ahora y en el future, perenne profesi6n de
fe en aquella Cuba Libre, por la que su glorious creador la al6 el
19 de mayo de 1850, vibante clarinada patri6tica que lame a la
ciudadania al cumplimiento y defense de los ideals y pincipiosque
ella, la Bandera de Narcso Lpez, simboliz6 para la Revoluci6n -
bertadora y simbolifa ahora para la Rep6blic de Cuba.
La Habana, dicembre 29 de 1949.
BANDERAS OFICIALES
CONCEPT PRIMITIVE
DE LAS BANDERAS
Debemos, en primer trmnino, poner de relieve que el coocepto
primitive de las banderas va unido intimamente, no a los pueblos,
como ocurre de modo ejemplar con nuestra ensefa national, much
menos representaban y simbolizaban, cual ella, ideales populares y
princpios naaonales, sino que, muy por el contrario, las banderas
fueron la reproducc6n del escudo de un monarca, familiar o band,
transformadas despus, en blas6n de an Estado, y usadas, por sobre
todo, para menesteres blicos. Asi, sostiene el general Almrante, al
decr del Diciario Eciclopidico Hispanoaoericmo, Tie "la pri-
mera bandera apareci6 con el primer pueblo, con la prmera tinb
que hizo la guerra".
No existieron tampoco diferencias esenciales entire la bandera y el
pend6n, nombre este iltimo mis usado que aquel otro, pot los espa-
ioles, y ue se aplicaba, tanto al pend6n propiamente dicho, como
a la bandera real el gui6, el estandarte, el pal6n, la grimpola y
el gonfal6n.
Heteroginea multiplicidad de banderas solia existir en an mismo
pals, pues cads regi6n, municipalidad, concejo o cuerpo, o unidad de
ej&rdto, tenia la suay propia, y a cada ana se incorporaba el corres-
pondiente escudo y la formaban sus respectivos colors, siendo
entire aqullos, los primeros y mis usados en Espafa, el castillo y el
le6n, que presamente figuran en el pend6n real de Castilla, la pri-
mera bandera que onde6 en tierras de Cuba. Dicho reino -segfn la
mnima autoridad en la material, Cesireo Fernindez Duro en sus
Disquisicioes ndutica, que siguen las mejores encidopedias- tvo
por colors predilectos el rojo y el amarillo, y esos eran tambidn los
de Arag6n, conservindolos, por tanto, naturalmente, al fusionarse.
En los tiempos colombinos y aan en el siglo XVII, se vi6 ondear
en todas las haaas blicas, incontable multiplicidad de colors y
simbolos.
En Espaa, a partir de los Reyes Catlicos, se usaron en la ban-
dera naaonal las arms de todos los reins que integraron la unidad,
o las privativas de la cas o monarch reiante.
16 COLECC6N HISrTRICA CUBANA Y AMERICANA
Aquela o estas fueron, pues, las banderas oficiales que uvoCb
ya que Espaa no goz6 de bandera exclusive national -la conocda
por gualda y roja- hasta que la implant con tal caricter, el rey
Carlos III, en 1785, seg6n oportunamente refetitemos.
EL PENDON DE CASTILLA
El 28 de octubre de 1492, al desembarcar Cristbal Col6n en tie-
rras de Cuba, enarbolaba el gui6n -distintivo peculiar de los mo-
narcas- de la Reina de Castlla (dos leones y dos castillos, respec-
tivamente cruzados). Esta era la insignia que ondeaba en la popa
de la carabela Santa Maria, y ostentaba en su cimara el Almirante,
seg6n aparece en las fotografias de la replicaa tamano exacto de
dicha nao, construida por el director del Museo Naval de Madrid,
capitin de navio e historiador Julio Guill6n, para la Exposici6n
Iberoamericana de Sevilla, celebrada el afio 1929, y que fu6 anclada
en el rio Guadalquivir, conservindose actualmente en el rio Tinto,
en Huelva, frente al Monasterio de La Ribida.
En cuanto a la afirmaci6n corriente de que el color de la esefia
de Castilla era el morado, al extremo de llamissele "pend6n morado
de Castilla", tanto en el Dicdionario Eciclopidio Hispawoaeri-
ano, como en el de Esar,, y el grueso volume dedicado a Espa ,
en 1925, por la editorial Calpe, se esclarece, en la primer de dichas
obras (t. M p. 151) que dicho Reino "jamis tvo ni us6 tal color
en sus banderas", lo que se explica en Ia iltima (p. 670), del si-
guiente modo: "Minuciosa y documentalmente fue tratada esta cues-
ti6n por Antonio Cinovas del Castillo y por Cesreo Fernndez
Daro, y, no ofrece duds alguna que la onfsi6n del color camnes
(quizi como indica Gonzlez Simancas, el color indio, de tanto re-
nombre en la Edad Media) con el rojo, el purpura y el morado, hizo
que se lease a olvidar que el color carmesi fu el del gui6n real
en Espqan hasta que Felpe V hizo prevalecer en las banderas el
color blan como peculiar de la divisa de la Casa de Borb6n",
agregando que "el pend6n de Castilla, impropiamente Iamado s.o-
redo, no es sino la enseia personal, que Gaspar de Guamn, Conde-
duque de Olivares, diera a terci-coroneli que Felipe IV fundar
y que, por razn de so unifonme, fuo Ilamado Terio de los Morados.
Sin embaro en la prictica se acostumbra a iza un pend6n morado,
con las armas reales, en el buque o edificio done se encuentra el rey".
Fue, pues, el emblem real de Castilla, con sus castillos y leones,
la primera ensea national europea que onde6, como seal de po-
sesion y dominion, en nuestra Isla.
La rproduci6n del mismo que ofrecemos, de Is nao Santa Maria,
concuerda exactamente con la que figure en la ilustrai6n que con
18 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
el titulo Banderas espatolas, aparece en la obra Museo Mitar.
Historia del Ejercito espahol, por Francisco Barado (t. I, p. 472473).
La hazaza portentosa del llamado descubrimiento de un nuevo
mundo, practicamente desconocido para los europeos, es uno de los
grades acontecimientos que, en la historic de Espana, dan fin a la
Edad Media y comienzo a la Edad Moderns, produciendose, tam-
bi6n, coetineamente, el otro hecho trascendental de la unidad na-
cional, gracias, en primer trmino a la uni6n territorial de Castilla
y Le6n, con Arag6n, viabilizada por los reyes dofia Isabel y don
Fernando.
A la muerte de Isabel, el 29 de noviembre de 1504, qued6, como
fnica heredera, Juana (La Loca), hija segunda de aqulla con so
consorte Fernando -fallecidos ya todos sus otros hijos-- la coal se
hallaba casada, desde 1496, con el Archiduque Felipe (El Hermoso),
hijo del emperador Maximiliano de Austria, soberano, a su vez, de
los Paises Bajos.
Por disposid6n testamentaria de Isabel, Felipe debia respetar los
fueros, leyes y costumbres castellanos, y Fernando, despuos de re-
nunciar la. corona de Castilla, ocuparia la regencia, dada la incapa-
cidad mental de su hija, lo que asi se realize en 1505, hasta que,
despuos de numerosos incidents, se vi6 obligado, en 1506, a aban-
donar la regencia, entrando a gobemar a Castilla dofia Juana y don
Felieto ste el 19 de dicembre y ausente don Fernando, se form
un Consejo de Regencia, presidido por Francisco Jimmnez de Cisne-
ros, arzobispo de Toledo, mas tarde Cardenal, hasta que, al regresar
a Espafa don Fernando, ocup6 de nuevo la regencia, que al ocurrir
su muerte, el 23 de enero de 1516, pas6 a manos del cardenal Cis-
neros, desempefindola hasta so fallecimiento en 8 de septiembre del
siguiente afo.
Consumada ya en sus lines generals, la unidad national, duran-
te este largo y accidentado period de la historic de Espana. que se
desenvuelve en torno a la actuaci6n de los Reyes Cat6licos, inica en
1517, el nieto de istos, Carlos, hijo de dofia Juana y don Felipe, con
el nombre de Carlos I y V de Alemania, sa reinado, que sefala al
mismo tiempo el comienzo de la Casa de Austria y de la Edad Mo-
derna, gobemando hasta que dej6, en 1556. la corona de Espafia a
so hijo Felipe H (el afno anterior habia entregado a iste los Paises
Bajos y el Franco Condado y despuos hizo renuncia en so hermano
Fenando del cetro imperial de Alemania), retirindose, hasta el final
de sus dias, al Monasterio de Yuste.
Continfa reinando en Espana la dinastia austriaca hasta 1700, con
el 6ltimo de sus monarcas, Carlos II, en cuyo aio Felipe V inicia el
reinado de la dinastia borb6nica.
LUSARON BANDERAS
NUESTROS ABORIGENES?
Antes de seguir adelante, creemos convenient hacer un breve p-
rentesis para contestar est pregunta que, posiblemente, formlanan
algunos lectures, curiosos de remontarse a nuestro pasado prehist6-
rco: iusaron nuestros aborigenes banderas o algo que pudiera set
considerado como tales?
Anticipindonos a esos deseos, hemos consultado tan interesante
particular con nuestro excelente amigo y my capacitado conocedor
de nuestra prehistoria, doctor Oswaldo Morales Patifio, quien nos
informa lo siguiente:
"Col6n, en sa primer viaje, at Ilegar a la zona de Baracoa, encon-
tr6 indigenas adorados con plumas, con penachos y que blandian
dardos amenazadores amedrentando a los lucayos que Ilevaba en sus
carabels.
"En el segundo viaje, despues de legar a las cercanias de la extre-
midad occidental de Cuba, al regreso, volvi6 a Jamaica. Seg6n Wash-
ington ine (Vida Iy vies de Cristibal Colds), Samuel Eliot Mo-
rison (Admrdal of the Ocean Sea); asi como los cronistas Pedro
artir Angleria (Fuentes Histdricas sobre Colds y America), An-
tonio de Herrera (Historia general de los bechs de los Castellmos
e las islas tierra fire del Mar Ocrano), etc., en Jamaica tuvo
lugar el hecho de presentisele un cacique con su familiar y algunos
sirviente, con la pretensi6n de ir con 61 para Espana. Venian en
tres canoes muy bien talladas y pintadas. En la proa de la principal
se hallaba de pie n indio como herald, tocado con una corona de
plumas rojas y Ilevando en la mano un asta con una banderola
blanca. Detris aparedan otros dos, ataviados con plumas verdes, to-
cando unos tambordllos y Ilevando en la cabeza una especie de
cascos. Tambinn otros con atavio anilogo de plumas blancas.
"El caciqe y s esposa levaban otro atavio que se describe proi-
jamente as como el de sus hijos, etc.
"En la Raccolta di document i e studio publical ddall R. Cosmissione
Colombiana pel quarto Centenario dall Scoperta delf Anirica, Juan
Antonio Cosculluela y yo encontramos la relaci6n de Andris Ber-
nldea, cura de los Palados, y con gran sorpresa vimos que refiere
20 coLacca6N HIT6ICA CUBANA Y AMUICANA
el hecho, no a Jamaica, sino a la costa Sur de Cuba, a un lugar
cercano a Trinidad.
"Bermldez tuvo a Col6n en su casa y consult su perdido diario
sobre el segundo y otros viajes. A l6 se refieren Mrtir Angleria y
otros cromstas. Result, pues, un aporte de importancia. Sin em-
bargo no entendemos c6mo Washington Irving, investigator tan
acucoso, que consult los papeles de Bernldez antes de ser publi-
cados (no lo fueron hasta epoca reciente), puede haber confundido
la referencia. Parece que otros copiaron el error de este.
"Pero, sea en Cuba o en Jamaica, el hecho constituye la primer
referencia al uso de banderas o banderolas, que despu6s se encon-
traron tambien en el Continente (Yucatin-Mdico). Los indigenas
de una y otra isla eran del mismo grupo cultural".
LA BANDERA INGLESA
Veintitres aios antes de me EspaFa tuviese como bandera national
la galda y roja -y fseesta, po tanto, la de Cuba- ora enseia
onde ofidalmente en laa Isdurante algunos meses: la de Inlr
En efecto, el 8 de septiembre de 1762, el Cabildo de LHabna
en nombre de la cudad, ante el conde de Albemarle, jur6 "obe-
dienia y fidelidad a D. Jorge III, rey de la Gran Bretaia, Francia
e Island, durante el tiempo que estviere sjeta a so dominion como
consecuencia de la rend ian de la plaza a las fuerzas unidas del ejir-
cito y la escuadra britinicos, mandadas, respectivamente, por el dicho
Albemarle y Sir Jorge Pocock, que sitiaon y atacaon la ciudad
desde el 7 de junio, episodio el mis sonado de la guerra estallada
ese mismo aio entire Espaia e Inglaterra.
El pabell6n britnico fue plantado en as almenas de El Moro el
30 de julio, por el propio general Keppel, despus de herido mor-
talmente don Luis de Velasco, el heroic comnan te de dicha forta-
leza; muerto, abrazado a su bandera, el marquis Gonzilez y herido
el segundo comandante Bartolomi Montes.
En uno de los diarios ingleses de las operacones contra La Ha-
bans --del que ofrecen sendas traducciones en espafiol Antonio Jose
Valdes, en su Historia de la Isla de Cuba y e especial de La Habad,
1813 (p. 175-188), y Antonio Bachiller y Morales en Cuba: mono-
grafia histdria, 1883 (p. 161-171)- no se recoge el hecho de haberse
iado la bandera inglesa en El Moro, despues de tomado iste, ex-
presindose s, que "la posesi6n de El Morro nos ha costado 44 dias
de constant ucha, desde el primero que comenzamos las operaco-
nes, y en este tiempo los espafoles han perdido mil hombres, aunque
es verdad que tbien se ha derramado bastante sangre nuestra".
En otto diario de un official ingls, editado en Londres ese mism
aro, y cuya traducci6n tambign public Bachiller, tampoco se precis
dicho hecho. Pero el conde de Albemarle, en s cart de 21 de agos-
to, al conde Egremont, dindole cent de la capitulaci6n de La Ha-
bana, al referirse a la toma de El Morro, el dia 30 del mes anterior,
refiere: "Cometeria yo una injsticia respect al honor y crdito de
las tropas de Sn Majestad como al mayor general Keppel, que dirigi6
el ataque, si no los mencionara de an modo particular a so Sefioria.
Nuestras minas se hicieron estallar como a la una, abnendo una
brecha transitable exactamente por una fila de hombres de frente;
22 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
el enemigo se lanz6 sobre la misma, animado por una visible leter-
minaci6n de defenderla; el ataque fu6 tan vigoroso y violent que
el enemigo fu arrojado instantineamente de la brecha y el estan-
darte de Su Majestad qued6 sobre el bastion. No envi6 a su Seforia
ninguna manifestac6n particular con esta buena noticia, porque es-
taba seguro de que lo que ha sucedido pronto seria la consecuencia
de nuestro xito en El Morro".
El historiador Vald6s, en so obra citada, siguiendo la relaci6n de
la toma de El Morro que da Bartolomn Montes, dice (p. 131): "El
dia 30 (de julio) despues del medio dia se rindi6 el castillo de El
Motto... Antes de las tres de aquella tarde se vi6 tremolar el pa-
bell6n ingles en el castillo". Guiteras, basandose en el mismo relato,
express (p. 125): "Sin jefes ya ni fuerzas para combatir los pocos
valientes que all quedaban, el general Keppel, que habia llegado
con gene de refresco y estaba en posesi6n de la bacteria de San Ni-
cols, se adelant6 con los suyos y plant el pabell6n britanico en
las almenas del castillo, anunciando al consejo de guenra que habia
perdido la segunda llave de la defense de la ciudad, y que la hora
se acercaba en que verian tambien endear en sus nmrallas el pabe-
ll6n que acababa de plantar sobre la tumba gloriosa de tantos va-
lientes, dignos de mejores jefes".
Pero la bandera inglesa no flame6 en serial de dominio, en toda
la Isla, sino en parte Imitada de ella, desde el cabo de San Antonio
basta la provincia de Matanzas, en realidad sore los limits de la
cdudad de La Habana.
Los habitantes del rest de la Isla, regido pot el goberador don
Lorenzo Madariaga, con residencia en Santiago de Cuba, continuaron
contemplando la bandera del rey Calos III en fortalezas y edifidos
oficiales.
En la pare de la Isla que pemaneci6 bajo el dominion espafol, so
manifesto anAloga repulsa que en La Habana, contra los ingleses
invasores, sobresaliendo entire todas las polaciones cubanas, en esta
actitud antibritnica, Trinidad.
Emilio SAnchez y Sanchez, Francisco Marin Villafuerte, Gerardo
Castellanos G., los maimos historiadores de dida region villareia,
recogen las noticias de los numerosos asaltos de pirates y corsarios
que la misma sufri6 en Apocas diversas.
El ingles John Springer saque6 la cidad en 1675, imponiendo
crecido rescate a sus moradores. En 1702 otro pirata ingls intent
atacarla, pero los trinitarios la abandonaron, refugindose, con sus
mas valiosas pertenendas, en la loma de San Juan de Letran.
Estas depredaciones y amenazas -dice Castellanos- levantaron el
espiritu blico, que foment6 un estado de defense, asi como la orga-
nizai6n de una flotilla de cuatro embarcaciones artilladas que hacian
guardia fija en Casilda".
No es de esta ocasi6n el citar menudamente todas y cada una de
las que bien pueden calificarse de acciones baicas, libradas pot los
BANDERAS OPICIAI.5S Y REVOLUaKONARIAS DB CUBA
rinitarios contra pirates y corsarios, muchos de ellos ingleses. Baste
iencionar el apresamiento, en 1739, por el sargento mayor teniente
e guerra Martin Olivera, de una balndra y una goleta inglesa; y
a posterior persecuci6n, por el habanero, avecindado en Trinidad,
edro Jos6 Arnenteros y Poveda, de siete barcos ingleses que ame-
nazaron atacar la dudad.
Entrenados ya, como se ve, en estas lides contra los corsarios y
pirates, no es de extraiar que cuando el ataque a La Habana, en
762, de Albemarle y Pocok, el gobernador de Trinidad, Antonio
Maria de la Torre, de familiar habanera, ordenase el envio a nuestra
Capital de dos compafias mandadas por el comandante de guarda-
costas Juan Benito Lujan, que particip6 brillantemente en el asalto
a la loma de La Cabfia, nmentras quedaba encargado de la defense
de Trinidad el sucesor de Lujin, ya citado, Armenteros Poveda, que
levant trincheras en el paso del rio Guaurabo y en la punta de
San Pedro.
Refiere Marin Villafuerte en sa Historia de Trinidad, 1945 (p.
84), que "tan eficaz preparaci6n di6 como resultado que en 4 de
septiembre de 1762 fueran batidos los ingleses al presentarse siete
burues de guerra frente al puerto, dejando en poder de los heroics
milicianos trinitarios un pequefo cafi6n, que vino a dar origen al
escudo de Trinidad conjuntamente con la bandera inglesa que, en
21 de julio de 1797, tambien fuf arrebatada a buques ingleses al
atacar esta plaza".
Envalentonados con su gran triunfo sobre los ingleses, los ediles
trinitarios rechazaron la intimaci6n que en 27 de septiembe de 1762
dirigi6 al Ayuntamiento el conde de Albemarle, dede La Habana,
para que se sometieran a la dominaci6n britinica, manifestindole
que "la capitulaci6n de esa plaza no incluye la de sta... y la guerra
en que estamos nos obliga como fieles vasallos de S. M. Cat6lica
defendemos hasta perder el ultimo extremo de vida, esto executa-
remos si V. pretendiese atacarnos, lo que le participamos como co-
misarios del expresado Ayuntamiento".
Y asi lo cumplieron los trinitarios. El teniente reformado Pablo
Borrell, al cumplir una misi6n que se le confi6 para el aunilio de
La Habana, "se enfrent6 -dice Marin Villafuerte (p. 85)- con un
corsario inglis, apresando el buque enemigo, quemindolo y echando
la gente a Manzanillo".
Deja constancia el citado historiador, de que en las ruins del
fuerte de San Pedro, que defendia la ciudad, entire los caiones que
aun aparecen alli, uno de ellos (p. 89) "tiene en so parte anterior
y en bajo relieve una corona Real inglesa y una inscripc6n que dice
George Rex, lo que hace suponer que es un trofeo de guerra y
que fue una de las piezas de artilleria quitadas a los ingleses". Y se
laments de que "permanezca en una playa abandonada, como aban-
donado tambiin anda por los rincones de la Casa Consistorial, el
caioncto arrebatado a los ingleses en 1762".
24 COLECCI6N HIST6ICA CUBANA Y AMERICANA
En cuanto a la bandera o banderas conquistadas a los ingleses en
1797, a que se alude en el phrrafo que hemos transcrito de Marin
Villafuerte, el mismo historiador da cuenta de que gobernando a
Trinidad el teniente colonel de infanteria don Luis Alejandro Basse-
court, dos bergantines y una fragata de guerra ingleses, a esar de
los cafiones del castillo de San Pedro, penetraron en la bahia de
Casilda, iniciando las hostilidades con bito, pues se apoderaron de
un corsario casildeio y un barco frances, pero Bassecourt reuni6 las
militias, atac6 a los ingleses, impidiendo so desembarco y yndo al
abordaje de los barcos, lo que produjo que los ingleses reembar-
caran su gente precipitadamente, "dejando en powder de los triunfan-
tes trinitarios amas, pertrechos y valiosos trofeos".
Esa bandera fue remitida por Bassecourt al capital general de la
Isla, conde de Santa Clara, para que la enviase a la Corte, pero dicha
autoridad dispuso, que la conservase la dudad de Trinidad. segin
aparece de la comunicaci6n siguiente leida en cabildo de 9 de sep-
tiembre de 1797, y de la que obtuvo en 1949 copia certificada, que
nos ha facilitado, nuestro companero Manuel L Mesa Rodriguez:
"Siendo el dia muy aventurado la Remisi6n a la Corte con motivo
de la Guerra de la Bandera Inglesa que ousted me remiti6, que fue
aprehendida en la retirada en ese Puerto a estos buques de esta
Naci6n el dia 21 de julio anterior, he determinado devolverla a Ud.
como lo hago, para que hadendole present a ese Ayuntamiento, se
pueda poner en la Iglesia Mayor de esa Villa, en memorial de
aquella acd6n, y que la tengan a la vista esos habitantes, an monu-
mento debido a so distinguido m&rito, en defense de las Armas del
Rey y, de su Patria.
Dios Grc. A. Vm. Ms. As. Habana 31 de agosto det 1797.
Conde de Santa Clad'.
De esta bandera y otros trofeos colocados en la Iglesia Parroquial
de Trinidad, afirma Marin Villafuerte (p. 93), "conviene decr une
fueron victims de la incuria de los trinitarios y de la destrmcc6n
del tiempo".
Pero, fue tal la nombradia que por sa heroismo en rechazar a los
enemigos alcanz Trinidad, que al demandar se le concediera escudo
de anmas, en dste se hicieron aparecer, ademis del jigiie bajo el cual
se celebr6 la primer misa, y otros simbolos rememorativos de hechos
hist6ricos, los caiones y banderas apresados a los ingleses.
Asi, la bandera inglesa, aunque no ya como esefia official de esta
Isla ni serial de dominion sobre la misma, sino, poe el contrario,
rememorando heroics victorias alcanzadas sobre la Gran Bretasa,
subsiste en nuestros dias, orlando el escudo de la ciudad de Trinidad,
en la provincia de Las Villas.
Bueno es recorder que jams, durante esos meses de dominaci6n
inglesa, los habitantes de La Habana, ya fueran peninsulares o naci-
dos en la Isla, se consideration sfbditos britnicos ni miraron con
buenos ojos la bandera inglesa, sino que, como espafioles, amantes
BANDIRAS OPICIALBS Y BEVOLUCIONARIAS DI CUBA
de so patria, que todos se sentian, y como cat6licos creyentes y fer-
vorosos que eran, hombres y majeres trataron a los ingleses con-
quistadores como enemigos de su patria y so religion, adoptando
generalmente contra ellos franca hostilidad, que hicieron a6n mas
aguda las exaccones qua la Iglesia y a la ciudad impusieron George
Keppel, conde de Albemarle, y su hermano Guillermo Keppel,
ocuparon el gobierno con el titulo de Capitin General y Goe do
de la Isla.
Asi lo pone de relieve el mis interesante de los documents que
sobre la actitud de los habaneros contra la dominaci6n brithnica, ha
legado hasta nosotros: la carta en que un sacerdote jesuita de La
Habana did cuenta, en 12 de diciembre de 1763, al Prefecto de la
Compaila, en Sevilla, de la toma de la plaza por los ingleses, de la
que entresacamos este parrafo, en el que se hace referenda a la ban-
dera britnica:
"No es ponderable el door que redbi today la ciudad con la pvr-
dida de El Morro: eran las 4 de la tarde y a-n mirando tremolar en
il la bandera de & Jorge no se creia todavia, hasta que por orden
del Gobemador vimos romper el fuego de todas las baterias de la
plaza contra el mismo escudo en que estaban antes nuestras esperan-
zas"; dolor que lleg6 al paroismo cuando se rindi6 la ciudad: "el
dolor de los vecinos y naturales de la plaza al ver entregar so patria,
excede a las palabras, y si bien dudo decir en obsequio d- la verdad,
que con el tiempo ya no se hallaban muchos tan mal entire una nac6n
que se port6 no tan mal con nosotros, sino mejor de lo que nos po-
diamos promoter, sin embargo, fue inexplicable el dolor de estos
primeros dias. Enarbolironse en los navios las banderas inglesas..."
La ensefia britinica fue arriada definitivamente del castillo de El
Morro de La Habana, al verificarse la restauraci6n espafiola el 6 de
julio de 1763, como resultado del tratado de paz, cuyos articulos
preliminaries se firmaron en Fontaineblean el 3 de noviembre de
1762 y fue concertado definitivamente en Paris, el 10 de febrero de
1763, en el que se convenia la devoluci6n a Espafia de La Habana
y otras posesiones sayas que estuviesen en powder de Inglaterra, me-
diante varias cesiones y concesiones que aquella naci6n bacia a ma.
El nuevo capitHn general designado por el rey Carlos III, don
Ambrosio Torres de Villalpando Abarca de Bolea, conde de Rida,
lleg6 al puerto de La Habana -segn aparece en la carta dirigida
en 21 de julio de 1763 por la Administrai6n de la Real Compaiia
de esta ciudad a don Diego Josi de Cosa, secretario de la Comisi6n
establecida en Madrid- el 20 de junio, en horas de la tarde, en
compafiia de la escuadra del Rey. Todos permanecieron en los barcos,
a petici6n del Goberador ingl6s, except el conde de Rica, que
se aloj6 en nna casa de campo en la zona de extramros, donde con-
vino con los generals ingleses la formal en que se realizaria el cam-
bio de mandos. Los dias 4, 5 y 6 de julio desembarcaron las fuerzas
espafolas, quedando todas en extramums. A las cnco del dia 6 en-
26 COLECC6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
traron en la ciudad, ocupando las guardian que iban abandonrndo
los ingleses, y los castillos de El Morro y La Punta, "y antes de la
noche qued6 hecha la entrega total y embarcado el general ingles
con todasus tropas, y los dias 9 y 10 se hiceron a la vela todos
los navios ingleses a excepci6n de cnco embarcaciones comerciantes
que han quedado en este puerto, sin duda por el permiso que se les
ha concedido de diez y ocho meses para despachar sus g6neros".
El conde de Ricia fui recibido por el Cabido de La Habana en
sesi6n extraordinaria de 7 de dicho mes, tomando oficialmente po-
sesi6n de ese alto cargo, celebrandose durante various dias, con ilu-
minacones, bailes y otras fiestas, la restauraci6n del dominion espa-
fol en toda la Isla.
La restituci6n de La Habana a los espafioles, se efectu6 -segun
aparece en la carta antes citada, "sin haber habido el menor albo-
roto, ni encuentro entire nuestras tropas y las inglesas mediante las
acertadas providencias de nuestro Excmo. Sor Comandante, bien no
se ban podido remediar algunas muertes, que ban hecho los negros
espaioles entire los ingleses que encontraban pot las callss.
LA BANDERA ESPAfOLA
GUALDA Y ROJA
Al decir de Cesireo Fernndez Duro, en sus Disquisiioes I-
rica, fuene de se valen quienes en histories o enidclopedias ban
escrito sobe las deras de Espa, son muchas y may enconmadas
las opinions sobre el verdaderm origen de la bandera national, de-
noinada gualda y roja, sosteiendo el autor dctdo, que esos colors
se tomaron de los escudos de Castilla y Len, combinados con los
de Aran y Catlua, aunque afirman algunos historiadores qu
dicha bandera fui l real catalanoaragonesa que Alfonso El Mau-
simo llev6 a Italia (141658), sosteniendo otros que a Carlos in
(1759-1788) se deb la seleci6n y elecci6n del rojogualda, reselho
a poner trmino al confusionismo imperante hasta enwonces. La
nueva banded fin adoptada pot Real Dcreto, expedido en San ide-
fonso el 21 de mayo de 1785, y es an rectnglo dividido en tries
bandas horizontales: la primer y la tercera rojas y la segunda o
central, amarilla: sta tiene de ancho Ia suma de las otras dos.
Precisamente, ha Ilegado a las libredas habaneras -y timov s la
notiia por nuestro companiero y amigo Manuel L Mesa Rodriguez-
una obra, recientemente pblicada por la librea editorial Arcos
S. A, de Barcelona-Buenos Aires, en si colecci6n Esto es EspagS,
impress e Barcelona, didembre de 1949, y escrita pot Miguel
Tormo, con el titulo de La Armuda en el rewido de los Borboses,
uno de cyos capitulos esti dedicado a La bmhtders espaSola. En 1,
despuds de afirmar que "podia dudarse del acerto del rey don Carlos
in al inicia sus empress political y al comprometerse en gueras
de convenienas ajenas", dedara que "no puede ponerse en duda
su inetrds par la marina, y a rectitd con que fuE esta administrada",
y express:
"No puedc saberse quidn condbi6 la idea de dar a la Marina un
bandera que no pudiera confundirse con la que izaban los buques de
otros Reinos. Si no fue del propio Rey, pot to menos dste la acogi6
con gran entusismo, y orden6 que se le presentaran varies models.
Pare que Maanedo, se encarg6 de preparar stos. Y lo que es
indudable es que fe el eay Iqien escogi6 el que babK i de adopt se,
con lo cual demostr6 un aaerto y In buen gusto eatraordiarios,
sobre todo si se onsidera que introdujo Ia acertadisimna modificad6n
23 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
de que en vez de ser tires listas iguales, dos encarnadas y una ama-
rilla, sta fuera tan ancha como juntas las otras dos".
Transcribe, a continuad6n el referido real decreto, que, "al dar
una bandera a la escuadra, cre6 la bandera national":
"Para evitar los inconvenientes y perjuicios que ha hecho ver la
experiencia puede ocasionar la bandera national de que usa mi Ar-
mada naval y demis embarcacones espanolas, equivocandose a largas
distancias o con vientos calmosos con las de otras naciones, he re-
suelto que en adelante, usen mis buques de guerra de bandera divi-
dida a lo largo en tires lists, de las que la alta y la baxa sean encar-
nadas, y del ancho cada una de la cuarta part del total, y la de en
medio amarilla, colocindose en esta el escudo de mis Reales Armas,
reducido a los dos quarteles de Castilla y Le6n con la corona real
encima, y el gallardete con las mismas tres listas y el escudo a lo
largo sobre quadrado amarillo en la parte superior. Y que las demis
embarcaciones usen, sin escudo, los mismos colors, debiendo ser la
list de en medio amarilla y del ancho de la tercera parte de la ban-
dera, y cada una de las restantes parties divididas en dos lists iguales
encarnada y amarilla, todo con arreglo al adjunto disefo. Aranjuez,
28 marzo de 1785. Rubricado de la Real Mano, a Don Antonio
Valdas".
Pone Miguel Tormo este comentario al real decreto:
"Como puede verse, se dice siempre, al sefialar los colors, encar-
nado y amarillo. iQuidn inventaria lo de rojo y gualdd que tantas
veces se ha podido career que eran los colors oficiales de la bandera
espanola?".
En esa misma obra aparece en dos ilustradones en colors, la pri-
nerta bandera national espahola --encarnada y, amarilla- izada en
los navios Rayo y Santa Asa, que tomaron parte en la batalla de
Trafalgar (1805) y otras, ostentando esos colors la banda del rey
Fernando VII.
La bandera roja y gualda o encarnada y amarilla, fue, la bandera
official de Cuba desde 1785.
Coincide esa implantaci6n de la primer ensefa verdaderamente
national que tuvo Espafa, con el disfrute por Cuba de los beneficos
del regimen del despotismo ilustrado, que caracteriz6 el reinado de
Carlos 11 y que en nuestra Isla alcanz6 su apogeo bajo el buen go-
biemo de don Luis de las Casas, figure seinera de today nuestra poca
colonial.
En los meses inmediatamente posteriores a la firm del real de-
creto que estableci6 la nueva bandera, desempefiaton la mis alta go.
bernao6n de la Isla: el conde de Gilvez, s6lo unos dos meses, ascen-
dido al virreinato' de Nueva Espafa, despues de su destacadisima
actuacin como jefe de las operaciones militares, realizadas por las
armas espatolas contra Inglatera y en favor de la independencia de
las trece colonies de NorteamMrica, que culminaron en la toma de
las plazas de Mobile y Panzacola; y los gobernadores interinos Ber-
BANDnRAS OPICIALES Y URVOLUCIONARIAS DE CUBA
nardo Troncoso, Jose de Ezpelets y Domingo Cabello, hasta que el
a de jalio de 1790 iniia Las Casas so feliz administrac6, que lo
acreditaria ante el emocionado reconocmiento de sus contemporanos
y el juicio imparcial de la historic, como el mejor gobernante de
Cuba colonial, salvando, desde luego, las peculiares circmstandas
political y sodales de la po
Seis afios y cnco meses dur el gobiemo de don Luis de las Casas:
del 8 de julio de 1790 al 7 de diciembre de 1796. Lleg6 a Cuba en
an moment critic de nuestra vida colonial, y supo aprovecharlo,
poniendo so talent y so buena voluntad en pro del bienestar y
adelanto morales y materials de la Isla.
En efecto, la conquista y dominaci6n inglesas de La Habana (1762-
1763), tan mal reibidas por los cubanos de la 6poca, proporionaron
a Cuba la libertad de comercio, base del ripido y creciente progress
alanzado desde esa fecha en adelante, sin que al ocurrir la restan-
racidn espafola pudieran ya los gobiernos de la Peninsula volver al
absurd sistema de aislamiento absolute commercial de la Isla, man-
tenido hasta entonces.
Ya la Isla en comunicacin con el mundo por las vias del co-
merdo, quedaba abierto tambiin el camino a la cultural, y con ella,
a la civizad6n.
Y el primerpaso po esta send lo di6 don Luis de las Casas,
pes si bien erdad que desde 1734 habia quedado estableidd en
La Habana la Universidad Pontifica, precisamente a causa de ese
aislamiento en que Cuba vivi6 hasta 1762, y por lo anticuado y res-
trictive de su plan de studios, fueron muy limitadas las influencias
y repercusiones de la Universidad en la cultural general de la Isla,
hasta el advenimiento a su gobiemo y administraci6n de don Luis
de las Casas, a quien bien puede calificirsele, coma lo hace el histo-
riador cubano Pedro Jos6 Guiteras, de "fundador de nuestra cvi-
lizaci6o".
Desde el mismo dia que se encarg6 del Gobiemo, dej6 claramente
raado s rogra administrative y di6 a conocer so relevante
"Yo juro -dijo- loh Habana', consagrar a tu defesa y prospe-
ridad today la sangre que core por mis venas, todos los instances
que exista en to recnto: sera coro ese tempo, y mis recursos may
inferiores a mis deseos, pero si no consiguiere la gloria de hacerte
feliz, tendr6 al menos la complacencia de habete sido ti. Vosoros,
habaneros, auxiliadme con vuestras luces, con vuestra generosidad y
patriotism a ilustrar y a engrandecer la patria".
Y -caso fnico en nuestra historic colonial y republicana- don
Luis de las Casas cumpli6 con creces las promesas que hizo en este
juramento prestado tan democrticamente ante el pueblo al que iba
a gobenar.
En dicho jamento esti la dave de su buen gobieo: prop6si
firme y desintmesado de laborar por la feliddad de la Isla, adeto
30 coLECCI6N mST6RICA CUBANA Y AMERICANA
en rodearse de los hombres mis capaces y honrados a fin de conocer
y satisfacer las necesidades del pals. \
Eso hizo Las Casas y por hacerlo, gobem6 bien. Fui la antithesis
de la gran mayoria de los gobernantes espanoles de Cuba, interesados
en su propio bienestar y en el de sus amngos y compinches politicos,
ciegos y sordos a los clamores criollos por mejoras y reforms, por
justice y libertad.
Tal como lo expuso y demand en so juramento al tomar poesi6n,
Las Casas utiliz6 y encauz6 los esfuemos y pryectos concebidos desde
anos antes, por cubanos tan eminentes por s cultura, por s talent
y por su amor a esta tierra, como Tomas Romay, Francisco Arango
y Parrefio, Nicolis Calvo, Jos6 Agustin Caballero, Luis Pefalver,
Juan Manuel O'Farrill, y otros, que secndaron unas veces y orien-
taron otras, los planes de buen gobieo y administraci6n desenvuel-
tos por Las Casas durante su gobiemo en Cuba.
Segun afirma Guiteras, el gobiemo de Las Cams "recuerda una
de las Cpocas mis brillantes en la historic de Cuba y dispone el nimo
del escntor a espaiarse en la relaci6n de los sucesos memorable que
en 1 tuvieron lugar para bien de la civilizaci6n de esta importance
Isla".
Bastenos aqui decir que por s beneficioso influjo personal --res-
paldado, desde luego, por las progresistas orientaciones political ta-
zadas pot los ministos liberals del rey Calos I, y habiedo con-
tado igualmente con la a citada cooperaci6n efidentisima de ilustres
y sabios hijos de esta terra- se crean en Cuba las Socidedades Pa-
tri6ticas; se fund la Casa de Beneficencia; s inaugural la primer
biblioteca publica; se derogan multitud de impuestos que apinsiona-
ban la industrial; se decreta el comerco libre de Am&rica con Europa;
se suprime el monopolio de la Casa de Conatnaci6n de Sevilla; se es-
tablece la Junta de Agricultura y Comerco; se restablece y asegura
el orden public mediante su Bando de been gobiemo de 30 de junio
de 1792, la Circular de 12 de diciembre de 1793 y la Iostrucci6n d
23 de junio de 1794; y, por 61timo, ve la laz el primer peri6dico
literario fundado en nuestra patria: el Papel Periaddco de la Hasma.
De so interest y altruismo dan buena prueba los donativos qpe hizo
de su peculio a la Casa de Beneficenda -renunciando tambidn a
favor de esta diversas granjerias de que gosaban los gobemadores-
y los socorros monetanos en favor de los damnificados por la inun-
daci6n de que fua victima La Habana en abril de 1791, y de los que
ocasion6 el incendio de Trinidad.
Como certeramente ha notado el doctor Francisco Gonzalez del
Valle, "un hecho nada mas empafi6 la brillantez de so obra: la fad-
lidad que di6 a la introducci6n de esdavos aficanos para fomentar
la riqueza agricola"; pero, como enjuicid dicho hisoriador, Ia res-
ponsabilidad de ese hecho "no cae sola sobre Las Casas, pues en
justicia tienen que compartrila los mis prominentes cubanos de so
tiempo y los hombres que dirigian en Espaita la political colonial".
BANDERAS OPICALES Y REVOLUCIONARIAS DE CUBA
En estas palabras de Jos6 Agustin Caballero en el elogio a su me-
mona, pronuniado ante la Sociedad Patri6tica el 15 de enero de
1801, esti expresado el mis certero de los juicios qu e s ban escrito
sobre su buen gobierno: "osotros no sentirfis movimiento de pi-
rronismo, cuando yo os diga, que fueron muy grandes y vivos los
deseos y el desvelo del Excmo. Senor Casas pot hacernos felices, y
que a este fin practice cuanto estvo en su mano".
Grata fu, como se ve, para los cubanos, la initial contempladi
en la Casa de Gobierno o Palacio de los Capitanes Generales --que
Las Casas inaugur6- y en otros edificios p6blicos y fortalezas, de
la bandera gualda y roja.
Pero bien pronto, variaria la actitud cubana hacia la ensefia repre-
sentativa de la metrpoli, hasta legar a convertirse en el guaramwyo
simbolo, odiado y combatido, con la palabra y la plum, primer y
continuadamente, y con las annas, despus, de despotismo y eaolota-
ci6n, convencidos los hijos de esta tierra, por la palabra admoni-
toriamente enjuiciadora del P. Fix Varela, en las piginas vene-
rables de El Habaero (1824-25), de que era revoluci6n, y no la
evoluci6n, el dnico camino que le! Ilevaria a conistar, con el des-
plazamiento de la soberania espafiola, libertad y justcia.
Y en 1809-1810 se rebelan contra la bandera gualda y roja y en
actitud manifiestamente separatist, Roman de la Luz, Luis F. Ba-
sabe, Manuel Ramirez y Joaquin Infante, presentando este 6ltimo,
frente a aqu~1la, en su proyecto de Costituci6n una bandera nacio-
nal cubana -seg6n veremos mas adelante- con tires franjas hori-
zontales: verde, morada y blanca.
Marca esa conspiraci6n el inicio de continuados movimientos
separti con sus corespodientes emblems que fueron BnOs, con-
cebdossolamente, y enarbolados, otros, frente a la bandera roja y
gualda, hasta que el 19 de mayo de 1850, vista es arriada de la Cas
de Gobiemo de Cirdenas y susttuida pot la enseia creada por Nar-
ciso L6pez y pot sus manos izada en dicho sugar.
Al frustrarse esa memorable tentativa independentist, continio
los cubanos, una y otra vez, organizando movimientos revoluciona-
rios que culminaran en la Gran Guerra Libertador de los Treinta
Aos (188-98), y el pabell6n gualdo y rojo ya no volverA a me-
recer, como en los tiempos dichosos de don Luis de las Casas, e
respeto y reconodmiento de los cubanos, sino que han de anatma-
tizarlo como en su oda A Espaea lo hizo Pedro Santacilia:
"... a la fa esta sombra
de t. pe d6. fabitio y sragrieto,
e la libertad, ces la laiusria,
c l ilustracid6, mere el progress".
Y Antonio Maceo, desprectivamente, lo denominnar en sus de-
daracones al Director de The Sta, de Nueva York, de 27 de enero
de 1896: "El trapo rojo y amarillo de Espana".
LTUVO BANDERA PROPTA
LA REPUBLICAN ESPA&1OLA
DE 1873?
La abdicaci6n del rey Amadeo I, de Saboya, produjo en Espaia el
advenimiento de la Repfblica, el 11 de febrero de 1873.
Fu6 sustituida, la bandera monHrquica gualda y roja por roja,
amarilla y morada republican, com ocurri6 al surgir la segunda
Repfiblica espafiola el 14 de abril de 1931?
iRepercuti6 ese cambio en Cuba?
Son esas, cuestiones que no podemos dejar de abordar en este tra-
bajo al presentar las banderas oficiales que ha tenido Cuba.
Parece 16gico que dada la fundamental transformaci6n que signi-
ficaba dicho cambio de rdgimen politico, e1 llevase implidto el con-
secuente cambio de banderas.
A esdarecerlo nos consagramos.
Consultamos la mis antorizada de las fuentes hist6ricas sobre la
primer Repfiblica espafiola: la Historia de Espaa en el Siglo XIX,
por Francisco Pi y Margall, el insigne rep6blico espafiol, que tan
destacada participai6n tuvo en la vida poltica de su patria en
aquella ipoca y cuya veracidad e impacialidad se hall a salvo de
personalismos y partidarismos.
Pi y Margall form pare, como Ministro de Gobernai6n, del
primer gabinete republican, presidido por Estanislao Figueras, y al
renunciar este, ocup6 la Presidencia de la Repfblica y la carter de
Gobernaci6n, el 11 de junio.
En el minudoso relate que en dicha obra se hace de todo el pro-
ceso de formaci6n y desarrollo de esta etapa de vida republican,
hasta la disolud6n, por la fuerza armada, de las Cortes republicans,
el 3 de enero de 1874, no aparece siquiera menci6n alguna de sus-
titud6n de la bandera national, aunque si se enarbolaron en algunos
lugares de la Peninsula banderas rojas, pero exclusivamente por
grupos extremists; lo que hace deducir que la bandera gualda y roja
continue figurando como ensefia official de la Repfblica.
Y ello no puede parecer extrafio a quien conozca el process de
proclamaci6n y desenvolvimiento de la primer Rep6blica espafiola.
El propio Pi y Margall lo explica y comprueba en su referida obra,
al decir que "vino la Repiblica sola, sin que la trajese nadie; la im-
pusieron las circunstancias".
BANDEBAS OFFICIALS Y REVOLUCIONAIUAS DE CUBA
El estado ca6tico que imperaba en el pais, tuvo s climax en la
renuncia del rey Amadeo, y se ech6 entonces, mano del regimen
republican, porque no se encontr6 otra soluci6n legal: "Habia el
pais repudiado en tres cuartos de siglo -comenta Pi y Margall- la
monarquia absolutista, la constitutional y la democratic. No que-
daba por prober mis que la formal republicans. Se habian los sucesos
desarrollado en tal form, que la Republica habia de venir a ser la
6nica soluci6n de concordia entire todos los partidos". Y agrga:
"Soluci6n national el establecimiento de la Repfblica, no signiic6
una verdadera transformaci6n, una revoluci6n; fui mis una tran-
sacc6n que no podia menos de debilitarla... Fui quizi esta suavi-
dad con que se paso de una forma a otra, como un vicio constita-
cional con que naci6 la Rep6blica y que habia de acelerar su
existencia".
Y al referir la heteroginea constitci6n del primer gobiemo repn-
blicano, acota Pi y Margall: "Naci6 asi aquella Rep6blica entregada
a sus enemigos".
Fu, pues, totalmente impossible que se pensara en cambio de ban-
deras. Y la ensenia gualda y roja, creada en tiempos de Carlos I y
mantenida pot el rey Amadeo de Saboya, fue tambiin la bandera de
la Repblica de 1873 y mis tarde la de Alfonso XII, al restaurare
la dinastia Borb6nica.
Comprobada queda, ademis, esra perdurabilidad, durante la Re
piblica, de la bandera gualda y roja, en los pei6dicos grificos d
la ipoca, come por ejemplo, La flusmtradd Espasol/ y Amerinam4
de aquellos dias. En todo el afio 73, se encuentran numetosos gra
bados de actos oficiales en los que aparece la banders gualda y roja.
Nos toca ahora esdarecer que repercusiones tvo en Cuba ese
cambio de regimen politico espanfo
Al establecerse la Repiblica en Espaia hacia cuatro afos, cuatro
meses y un dia que la Revoluci6n libertadora, inicada en La Deme-
jagua por Carlos Manuel de CUspedes, el 10 de octubre de 1868, la.
chaba, especialmente en las provinias orientales de ls Isla, por
lograr la separacin de la metr6poli.
Se cono6 en La Habana la instaurad6n de la Repbica al dia
siguiente, por cable de Salmer6n, segin refiere Gil Gelpi y Ferro en
su Historic de la Revoluaci6 y Guerra de Cuba, La Haban, 1889
(t I, p. 258 y sigts.), y "aunque el acontecimiento fuese previsto y
esperado de un moment a otto, la noticia domin6 la atenci6n pf-
blica y se olvidaron por complete todos los asmntos particulares y
p6blicos". Hasta los republicans espaoles residents en la Isla,
"estaban come perplejos". Todo qued6 relegado a an piano secun-
dario: "Nadie pens6 en la insurrecd6n, ni en los emprstitos, ni en
los extranjeros que pasaban al campo de los rebeldes".
El relato de Antonio Pirala, en sus Aales de la Guerr de Cuba,
Madrid, 1896 (t. I, p. 543 y sigts.), concuerda hasta en as palabras
con Gelpi y Ferro: "La noticia del establecimiento de la Repiblica
34 COLECa6N HIST6RCA CUBANA Y AMERICANA
en Madrid, sorprendi6 a muchos y embargo la atenci6n de todos...
se recibi6 con estupor, produjo la inmediata paralizaci6n de las 'ope-
raciones mercantiles..."
Hasta el dia 15 no apareci6 en la Gaceta el parte official, mis ex-
plicito, y los inimos se fueron tranquilizando, al comprobar regoci-
jados los espafioles intransigentes y cubanos espafiolizantes, que en
nada se diferenciaria la Rep6blica de la Monarquia, en cuanto a la
actitud respect a la "insurrecci6n".
Pirala recoge ese estado de inimo, al decir: "no dur6 much el
pinico, pues los primeros actos del Ministerio (Figueras, president;
Salmer6n, ministry de Ultramar) hicieron renacer la confianza, y no
escasearon las simpatias a la Repblica, cnyas ideas prodamaban al-
gunos peri6dicos en la Isla: hasta se public que la elevaci6n del
Partido Republicano a las esferas del poder seria favorable a la paz".
El capital general Francisco Ceballos, reuni6 a las autoridades y
istas acordaron, por unanimidad, "resistir a todo trance cualquier
reform que viniera a poner en peligro la integridad del territorio",
telegrafiindolo asi a los departamentos.
Initil conato de rebeldia ante posibles transformaiones political.
Salmer6n -dice Pirala- "se apresur6 a anmmciar a las Antillas estar
dispuesto a sostener con todas sus fuenas la integridad del territorio
nacaonal, sin perdonar para ello sacrificio alguno".
Y Gelpl y Ferro nos da a conocer que los republican espaoles
de la Isla eran tan inconsecuentes con los princpios democracos y
republicans que decan profesar, como sus hermanos los republi-
canos peninsulae: "No faltaron peninsulires, en corto nimero, es
verdad, que trataron de organizer en La Habana un partido repu-
blicano compuesto de peninsulares cbanos, que siendo dem6cratas
y reformistas, no estaban por la independenia. El proyecto fracas6
antes de nacer, "porque no podian disponer de destinos para satis-
facer a los aspirantes, desde que venian cada dia nuevos empleados
de la metr6poli y desde que los cabanos que no eran amigos de los
insurrectos estaban en masa con los espafioles llamados intransigen-
tes". Como se ve, no puede ofrecerse mis field pintura del dima moral
en que vivian hasta los espafioles y cubanos seudo republicans. de
la Isla.
Sobre la moral political de los espaioles y cubanos de la otra
banda, basta citar estas palabras de Pirala al referirse al nombra-
miento de CAndido Pieltain para sustituir, en la Capitania General,
a Francisco Ceballos y Vargas: "Este nombramiento -dice- fud
recibido en ciertos circulos con prevend6n, que leg6 al extreme de
pensar algunos en oponerse a su desembarco, pot odio a la Rep6-
blica, o porque no habian influido en sa elecci6a, que tal pretendian
algunos en provecho propio".
Y sin contratiempo alguno Pieltain tom6 posesi6n, el mismo dia
de su Ilegada a La Habana, del mando supremo de la Isla, como
Capitin General y General en Jefe del Ejircito, "cargo este l6timo
BANDERAS OFFICIALS Y XBVOLUCIOMAR1AS DE CUBA
-afinna Pirala- que hasta entonces a ningun General se confiara
expresamente", en Cabildo extraordinario de 18 de abril de 1873,
integrado por el gobernador politico D. Antonio Perez de la Riva,
y los concejales. Reciido en la Capitania del Puerto, todos lo acom-
palaron hasta el Ayuntamiento. Su antecesor le pregunt6 al abrirse
a sesi6n, puestos de pie y teniendo sobre la mesa presidential,
"la imaen de Nuestro Seior Jesus Cristo y el libro de los Santos
Evangelios":
"--Juriis a Dios y los Santos Evangelios set fiel al gobierno de
la Repiblica, acatar y hacer acatar las lees dadas y que se dieren
para esta Provincia: que no perteneas, i pertenecers a sociedades
secrets reprobad po laes eyes y que os habris bien y cumplida-
mcnte en el cargo de Gobernador Superior Politico y Capitin Ge-
neral paraque habssido nombrado?".
"-Si juro" -contest6 Pieltain.
"-Si asi lo hcidreis, Dios os lo premie y si no os lo demand"
-le replic6 Cebllos.
Los goberadores entrance y saliente pronuniaron los rituales
discrsos.
El primero exterioriz6 "el temor que abrigaba de ue sus aprecia-
clones sobre la situad6n del pals, no fueran apreciadas como el e-
sultado de la impardalidad de so conciencia, sino como una conse-
cuencia 16gica de so manera de ser en political Felicit6 a su sucesor,
expresando que "rogaria siempre a Dios para que le concediese
aderto y fortuna para cmentar la paz en esta hermosa tierra a quien
tanto querla".
Puesto ya por Cebalos en manos de Pieltain "el bast6n que sim-
boliza el mando que acaba de jurar", ste manifesto "que contab
de antemano con la leal cooperacin" de los miembros del Ayunta-
ndento, y promet que gobernara el pais "dentro de as leyes y
de las benificas miras que respect a abriga el Gobierno de la
Rep6blica", explicando: "las coales no son oras que las de que se
le administre sin distinciones de ningn genero y obedeaendo
siempre al criteria del mns elevado patnotismo".
Cerr6 el acto el regidor decano y teniente de alcalde, Marquis do
Ags Claras, quien di6 pot bueno el ofrecimiento hecho pot Plel-
tam, le asegu la cooperaci6n del Cabildo, y arrogandose la repre-
sentad6n de los habitantes de Ia Isla y dando de lao a los patriots
criollos rebelados contra la Metr6poli en los campos de la manigus
insurrecta y en las egradones, afirm6: "en este pals no exisen
mis que espaoles, que har siempre cuanto estin de su parte panr
reandar los indisolubles lazos que une esta Provinda a las demia
de la Madre Patia".
Ya Pieltain en posesi6n del cargo, lanz6. al dia siguiente sendas
prodamas a los "soldedos y marines" y a los "voluntarios", que de-
jaron satisfechos a los mis reacionarios elements integristas, espa-
foles y cubanos espafolizantes, de la colonial, pues clara y enrgica-
36 COLECCION HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
mente reafirm6 su prop6sito de aplastar a sangre y fuego la Revo-
lui6n separatist.
Alborozo especial produjeron sos elogios a los cuerpos de volun-
tarios, formados y capitaneados, como se sabe, pot los magnates de
la colonia, los verdaderos duefios de la Isla, como bien se puso de
relieve con la expulsion por ellos realizada, a mediados de 1869,
del capithn general Domingo Dulce.
Tristemente reveladoras de la actitud de la Repfblica espafiola
frente a la Revoluci6n independentista, fueron para los patriots
cubanos, las palabras de Pieltain, exaltadoras de la "lealtad" de los
voluntarios, y "sus heroicos sacrificios en pro de la honra e inte-
gridad de la patria"; de esos mismos voluntarios, cuyos desafueros
perpetrados dos afios antes en las personas de los estudiantes de
medidna, no se habian olvidado, ni podrian borrarse jams.
Y Pieltain reafirm6 que la Repfibhca -al igual que la Monarquia,
borb6nica o de Saboya- "combatiria sin descanso" todo intent
independentista, "a los ilusos que desgarran las entraias de la patria",
confiando que "el Dios de los ejrcdtos, concede, no lo dudeis,
una pronta y ficil victoria a la causa de Espafia, que es a la vez de
Cuba, como tambien de la justicia y del derecho".
Es interesante recover la vision precisa que tuvo en los dias de
su mando en Cuba, Pieltain, de la fiume voluntad de los cubanos de
set libres, much mis si se tiene en cuenta que la Revoluci6n no
se habia extendido, como no se extendi6 nunca durante la Guerra
de los Diez Afios, a today a Isla. Sin embargo, 6 vi6, lo que enton-
ces, y despus, y, al reanudarse en el 95 la lucha independentista, no
supieron o quisieron ver muchos politicos, gobernantes y militares
espafioles. Asi, le describe a su gobiemo sobre la insurreci6n, en
agosto de aquel afio de 1873: "En las alocuciones dadas por los
jefes que capitanean sus huestes, en las relacones de los prisioneros,
en la correspondencia official y privada con que se comunican entire si,
y que ha caido en manos de nuestras columns, he podido' aprender
pot una parte, que para esta lucba no bay medios do avenencia
duradera, ni mis terminos posibles y, convenientes, que el triunfo por
la fuerza de las armas; y por otra, que so confianza se cifra en que,
agotados nuestros recursos. y princpalmente nuestros soldados pot
los rigores del dima, llegart un dia en que Espafia deje de facilitar
aquEllos y reemplazar estos". iY ese agotamiento del "ltimo hombre
y la iltima peseta", sintesis simb6lica de la political espafiola en
Cuba, se produjo, en efecto, segfin la premonici6n de Pieltain, en
la segunda etapa de nuestra Gran Guerra Libertadora de los Treinta
Afios, a los finales de 1897 y comienzos de 1898!
En las Actas del Cabildo habanero correspondiente a estos tres
primeros meses del regimen republican en Espaia. no aparece men-
ci6n alguna sobre cambio de banderas, ni tampoco en las comuni-
caciones oficiales dirigidas por el Ministro de Ultramar a los gober-
nantes de la Isla.
LA BANDERA REPUBLICAN
DE CUBA LIBRE ONDEO EN
LA REPUBLICAN ESPANOLA
SIN BANDERA
El segundo capitan general que design la primer Repfblica es-
paiola para gobemar la isla de Cuba, y com general en jefe del
ejrcito hacer frente a la Revoluci6n libertadora, fu don Joaquin
Jovellar y Solar.
Impotente para dominarla, su antecesor, don Cndido Pieltain,
dimit6 el mando, y en su alocui6n de despedida a "soldados y ma-
rinos", se vi6 obligado a confesar "el profundo sentimiento de no
haber podido guiaros a la victoria", reconociendo que "los enemigos
han aprendido de vosotros mismos a batirse bien. aunque a su ma-
nera". Su fracaso fue tambiEn el fracaso de la Republica, inconse-
cuente con los princpios e ideales que decia sustentar: "no llev6 a
la Isla -critica Pirala- reform alguna radical en su modo de ser
politico, social y administrativo... Era irrevocable y firme la reso-
luci6n de no transigir, como terminanteente le orden6 el gobiemo
a Pieltain... No se conoda en el Ministerio aquella guerra; ni la
conocian cuantos influian en el gobiemo o en las Cortes, que lo
mismo pensaban".
No espero Pieltain la legada de su sucesor, embarcando para
Espaia el 31 de octubre. Y el 4 de noviembre de 1873, Jovellar jur6
sU cargo ante el Ayuntamiento y el gobernador superior politico
interino D. Cayetano Figueroa, con el mismo ceremonial que su
antecesor y anilogas palabras de salutaci6n y recepci6n demostrativas
de idintica politca colonial de la Repfblica.
Ese mismo dia tom6 posesi6n del cargo de gobernador politico
y civil de la ciudad, por renuncia de D. Antonio Prez de la Riva,
D. Benigno Rebullida y Nicolan, nombrado al efecto por el Go-
biemro de la Repfblica.
Jovellar declare, en alocudi6n a los "habitantes de la siempre fiel
isla de Cuba", que despuis de cinco afios de Revolucidn, "no parece
ya admisible la duda sobre la conveniencia y anI la necesidad de
subordinar todas las coestiones a una sola, la de la guerra".
Pero de nada le sirvi6 a Jovellar su empeflo de Ilevar a la pric-
tica, el prop6sito exterminador de la contienda separatist cubana
38 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
que constituy6 la inica, nefasta y antrrepublicana political, respect
a Cuba, de la primer Republica espanola.
Y en ese afio de 1873, aunque la Revoluci6n sufri6 la p&rdida
dolorosisima de Ignacio Agramonte, se vi6 sacudida por hondas
divergencias internas, que culminaron en la deposici6n de Cspedes,
como president de la Rep6blica en Armas, y se conmovi6 con la
brutal masaae de los expedicionarios del Virgmiar, goz6, en cambio,
de extraordinaria pujanza, que se tradujo en resonantes victorias
militates sobre las fuerzas espafiolas.
El propio Agramonte, alcanz6 en su provincia natal --Camagiley--
repeudos xitos, entire los cuales merecen destacarse: el combat de
Buey Salado; el librado contra el capitan de la Guardia Civil, Manuel
Oleaga, donde aqul ascendi6 por su bravura, en el mismo campo
de batalla, a teniente coronel, a Enrique Reeve El Inglesito; y el de
Cocal del Olimpo, donde aniquil6 a una fuerza de caballeria man-
dada pot el teniente coronel Leonardo Abril, que fu6 macheteado
con otros 45 hombres.
El general Vicente Garcia capture un fuerte de la Trocha del Este,
con abundant parque.
El general Cato Garcia realize ano de los hechos, calificado por
Gerardo Castellanos en su libro Tierras y glories de Oriente. Cdixto
Garia I~iguez, La Habana, 1927 (p. 59), "mis comentados en Cuba
y en el extranjero, por lo decisive, ripido y trascendente: el copo de
la colunma de mis de 500 plazas, mandada por el temible coronel
Angel G6mez Di-guez (El Chato), al que hizo prisionero y a so
segundo el teniente coronel Antonio del Roal, combat del que dice
el historiador espaiol Pirala, que "s6lo pudieron salvarse 270 hom-
bres, pues el resto pereci6", pero, aclara Castellanos quef "casi todos
esos 'salvados" quedaron prisioneros o heridos".
Antonio Maceo, ascendido ese ano a brigadier, asata heroicamente
la ciudad de Manzanillo, llegando hasta su Plaza de Armas.
El general Ma imo G6mez, que a la muerte de Agramonte, assume
el mando de las fuerzas de iste, ataca, toma y saquea las Yeguas,
Nuevitas y Santa Cruz del Sur y libra los triunfales combates de La
Sacra ("la acci6n de guerra mis important de las sostenidas en los
Diez Aios por sus consecuencias en la march ulterior de la nueva
Campafia", como la califica Benigno Souza en so obra Maidmso
Gdmez, el Generafsino, y que le hace decir at general espafiol Ji-
menez Castellanos que "la caballeria ligera del enemigo es capaz de
competir con la mejor que haya"); Palo Seco, done la column
del teniente coronel Vilches, inegrad po 600 hombres del batall6n
de Valmaseda 7 200 de errillas montadas, "fue segada -dice
Souza- por Gomez en quince minutes, haciendo prisioneros a Ma-
riategui, mas tarde teniente general y Ministro de la Guerra en Es-
pafa, y a sesenta oficiales y soldados supervivientes del desastre".
Debe hacerse resaltar que en toda esta trinfal campana mambis
de 1873 dieron los cubanos reiteradas pruebas de trato human y
BaMnDas OPICALiS Y RVOLUCIONARUIS DE CUBA
generoso con los prisioneros, conservindoles la vida y devolviendolos
a sus unidades militares, muy en contrast, por cierto, con la crueldad
con que se ensaaron, ese mismo afo, los militates y goberantes
espafioles, en el campo de la lucha armada, y especalmente coo
motive del apresamiento cerca de Jamaica, del Virgius, buque mer-
cante norteamericano, al servicio de la Revoluci6n cubana, cuando
se diriga con armas y combatientes a nuestras costas, por la corbeta
espao Torndo, mandada pot el comandante Dionisio Casilla.
Conducido a Santiao de Cuba, el gobemador espanol de aquella
plaza Juan M. Bumel, sin tener en cuenta que el barco habia sido
apresado en aguas inglesas, enarbolaba bandera norteamericana y no
se le encontraron pertrechos b6licos, por haber sido arrojados antes
al mar, form consejos de guerra verbales a sus tripulantes, por
pirateria; manifiesta arbitrariedad ya que, segfn aparece en el legajo
eistente en nuestro Archivo Nacional (AsunWos Poliicos. Afo 1869)
formado en el gobierno general, bienio de 1869, y estudiado pot
el doctor Luis FernHndez Marcane en trabajo titulado Los pr6dro-
mos del "Virgiuis", en el period de 1869 a 1872 el gobiemo es-
pafIol habia reconocdo expresamente que "en mares libres con tigos
a los de Cuba, so podian sas cruceros ejercitar los derechos de vista,
register, capture y confiscaci6n", ni menos apresar buques enemigos
o sospe par levarlos a an puerto espafol y ali juzgar a sus
fates silandolos". Terriblemente salvaje fue la massacre He-
vada a cabo por el sanguinaio Burriel, con la complicidad del ca-
pitn general Jovellar, fusilando a los tripulantes del Virgimrs, en
gruos, y hubleran sido asesinados todos a no set pot la valiente y
Iobslisima actitud de Sir Lambton Loraine, comandante de la fra-
gata de guerra britinica Niobe, que ancl6 en dicho puerto cuando
ya habian pecido cincuenta de aqullos, qien al enterarse de eso
crimenes, diri a Burriel enrgica y virprotesta, en nombre de
la humanidad y la civilizai6n, amenazando con bombardear la plaza
si no suspend las ejecuiones, a lo que se vi6 obligado a acceder
el Gobernador, actitud de Sir Loraine tanto mis digna de admiraci6n
y gratitud pot part de los cbanos, cuanto que act6 sin 6rdenes
de so Gobiemo y solamente bajo su personal responsabilidad. Para
recorder y enaltecer a este insigne marino ingles. le fab erigido un
monument en Santiago de Cuba, en 1922, y el Aypntamiento de
La Habana, a sugerenca nuestra, impose en el afio 1940 el nombre de
Sir Loraine a la antigua calle de San Nicolas, en el reparto San Jose
de Bellavista.
Fun acogida entonces la bandera britanica, no como en 1762, con
mimadversi6n y rencor, sino con respeto y gratitude, cual simbolo
que fu& para los cubanos. ese aio de 1873, de humanidad y justicia.
Para honor del Gobierno de la Rep6blica espaola, debe recono-
cersele que di6 orden a los gobemantes de Cuba "que ninguna sen-
tencia de merte puede ejecutarse sin previa consult del gobiemo
y resoluci6n de iste".
40 COLECC16N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
El apresamiento y los fusilamientos del Virginis provocaron gra-
visimo conflict international con los Estados Unidos, honda agi-
taci6n entire los espafioles de la Isla, inclusive el ej&cito y marina,
renuentes a aceptar la possible devoluci6n del barco al Gobiemo nor-
teamericano, todo lo que motiv6 el viaje a La Habana, por disposici6n
del president de la Repfiblica, Emilio Castelar, del ministry de 1k-
tramar, senior Soler y PiA Renunci6 Jovellar. El Jefe del Poder Eje-
cutivo lo conmin6 a la entrega del Virginius y de los supervivientes,
lo que acat6 el Capitan General, cumpli&ndose la orden, en Santiago
de Cuba, el 18 de didembre.
Nada se hizo referente a los demis asuntos que motivaron el viaje
del Ministro de Ultramar: preparar la abolid6n de la esclavitud y
planiear las reforms necesarias en el gobierno y administration de
la Isla.
El 3 de enero de 1874 un golpe de Estado, del que fu6 ejecutor
material el general Manuel Pavia y Rodriguez de Albuquerque, de-
rrib6 la Repfblica. Inmediatamente fu4 restablecido lo imico bueno,
tal vez, aunque ineficaz en la prictica, que habia hecho respect a
Cuba: derogar las facultades de gobernador de plaza sitiada confe-
ridas a los gobernadores de Cuba desde 28 de mayo de 1825.
Ni en las Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana, ante
el cual, como hemos visto, juraron y tomaron posesi6n de su cargo
Pieltain y Jovellar, los dos gobernadores designados por la primera
Repiblica espafiola, ni en otros documents ofidales, ni en los pe-
ri6dicos de la 6poca, se encuentra noticia alguna sobre cambio de
banderas en Cuba, durante esta epoca. La gaTda y roja sigui6 enar-
bolada como simbolo del despotismo y la explotacidn metropolitanos,
contra los cuales se habian alzado los patriots cubanos en armas
desde el 10 de octubre de 1868. En La Ilustracids espaiola ase-
ricana, de Madrid. de didembre 16 de 1873, aparece un grabado que
reproduce la legada de los marines espafioles a bordo del Virginms,
y puede verse la bandera gualda y roja enarbolada en la popa de
la corbeta Tornado, que lo capture.
No pudieron decir los cubanos que los gobernantes republicans
espafoles de 1873, eran, en relacin con sus antecesores, "los mis-
mos perros con diferentes collarss, pues ni bandera propia tuvo
aquella Repfblica. Y en cuanto a los espafioles leales de las Anti-
llas dice Gil Gelpi y Ferro, en su Historia de la Revolucidn y Guerra
de Cuba (t. II, p. 267), "s61o pensaron en sostener la bandera de
la patria -la gualda y roja- procediendo seg6n las circunstandas
lo exigieran y sin mis gula que sus sentimientos patri6ticod (y anti-
cubanos, por tanto) que hasta entonces los habian sacado de peligro".
No es possible a los historiadores cubanos hablar o escribir sobre
la Rep6blica espafiola de 1873, sin recorder que desde los comienzos
del afio 1871 se hallaba en Espafia un joven criollo deportado de
su tierra antillana, despues de sufrir los horrores del presidio poli-
tico: Jose Marti, que no dejaba de pensar y actuar un solo mo-
BANDERAS OFICIALES Y REVOLUCIONARIAS DB CUBA
mento en la patria de sus amores y sus dolores, y crey6 que la Repi-
blica constituida el 11 de febrero de 1873, seria consecuente con los
principios e ideales que alegaba mantener, y que pondrian en pric-
tica, en la Peninsula y en su colonia de Cuba. Pero inmediatamente
se convenci6 de que el cambio politico y gubernamental de Espaia
no beneficiaria en lo mis minimo a su patia; que los republicans
espafioles adolecan de la misma ceguera e intransigencia que los
monarquicos, en todo aquello que se relacionara con el gobierno y
administrai6n de esta Isla.
Destrozado el coraz6n de Marti pr este nuevo desengano, amar-
gado y adolorido, escribi6 y public su folleto: La Repblica espa-
gola ante la Revoluidn cubana, que lleva al pie la fecha, "Madrid,
15 de febrero de 1873". Es ese trtbajo un formidable y vibrant
alegato en defense de los derechos de Cuba a sus libertades, y es
al mismo tiempo, un inri puesto en la frente de los republicans
espafioles de la 6poca, a los que desenmascar6 ante la historic por
la falsedad de sus ideas y sentimientos y la incapacidad political co-
lonial de que dieron muestras, tan abundantes como desgraciadas.
Su flagelo, lanzado a los cuatro dias de quedar establecida la
Republica, constitute precise y definitive juido sobre la misma:
"No se infame la Rep6blica espaiola, no detenga su ideal triun-
fante, no asesine a sus hermanos, no vierta la sangre de sus hijos
sobre sus otros hijos, no se oponga a la indepedenia de Cuba.
Que la Repfblica de Espaia seria entonces Republica de sinraz6n y
de ignomima, y el Gobierno de la libertad seria esta vez Gobierno
liberticida".
Si la Repfblica espafiola del 73 no tuvo bandera, Cuba, por el
contrario, mantuvo enarbolada, a sangre y fuego, en el campo de
la lucha libertadora, la bandera de su Republica, la bandera que
habia hecho ondear su creador, Narciso Lope, el 19 de mayo de
1850, en la ciudad de Cardenas; la bandera que para simbolizar la
Revoluci6n en toda la Isla, escogi6 el 11 de abril de 1869, la Ci-
mara Constituyente de Guaimaro.
Y la bandera de la Repfblica de Cuba Libre onde6 tambiin en
la Rep6blica espafiola sin bandera
Asi lo refiere, calificindolo de "hist6rico", Nicolas Heredia, el
preclaro literate y periodista, en articulo titulado La estrella sol-
taria e Madrid, que vi6 la luz en la revista Cuba y Anmrica (Nue-
va York, mayo 15, 1897):
"El once de febrero de 1873 se proclam6 la Rep6blica espafiola.
Estanislao Figueras desde una ventana del Congreso anunci6 la
buena nueva al pueblo de Madrid, que expresaba su impaciencia en
un rumor de tempestad mal contenida. La palabra de Figueras fua
el Quos ego de Neptuno. La muchedumbre rompi6 en vitores y
aplausos. Cortinas y banderas de todos los pauses constituidos en
repfblicas, dieron al aire la nota alegre y viva de sus multiples co-
lores. Pero faltaba la de Cuba.
42 cLoCCa6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
"Digo mal, no faltaba la de Cuba. En la calle de Concep&i6n
Jer6nima y en un balc6n de modestisima posada, surgi6 subitamente
una ensefia imprevista. El pueblo la mir6 con extraieza, mas sin ira.
En medio de todo, se trataba de una novedad, de una impresi6n
inesperada, de unos colors lindamente combinados. La esteica se
impuso y la audacia qued6 impune. Los peri6dicos dijeron que habia
lLamado la atenci6n y nada mas. Era el pabell6n de Cuba libre. Un
estudiante hubsped de la casa festej6 de ese modo el nacimiento de
la Repfblica espaiiola.
"El estudiante era Marti".
LA NORTEAMERICANA DE
LAS BARRAS Y LAS
ESTRELLAS
Inicada el 21 de abril de 1898, la Guerra Hispano-cbaname-
ricana --epilogo de nuestra Gran Guerra Libertadora de los Treita
Aios- con el envio por el Gobierno espaiol de sus paspoes al
ministry norteamericano en Madrid, Stewart L W oodor, o que
produjo la ruptura de las relaciones diplomaticas entire ambas na-
cones y la movilizai6n military y naval de las mismas, y terminada
con la derota total de las armas espafolas pot las fuezzas aliadas
de Cuba y los Estados Unidos, estas ultimas prescindieron, de en
tonces en lo adelante, de quienes habian sido factors decisivos en
la victoria obtenida, negocando directamente, el 16 de julio, con
las espaiolas, el annistcio y la capitlacon de la ciudad de San-
tiago de Cuba, firmnnando el Trstado de Paz, en Paris, el 10 de
diaembre, s6lo los plenipotenciarios de Espaia y los Estados Unidos.
Ya desde fecha anterior comenz6 en la Islla epatriaci6 de las
tropas espaolas y la sustitui6n, realizada libremente por los mili-
tares norteameicanos, de las autoridades en aquellas localidades en
que habia cesado el domino official hispano.
El 10 de septiembre se reunieron, por primera vez, en La Habana,
las comisiones militares espanola y norteamericana de evacuaci6n,
integrad a la primera potr el general segundo cabo Julian Gozlez
Parrado, el ainirante Vicente Manterola y el licenciado Rafael Mon-
toro. Marques de Montoro, secretario de Hacienda del gobierno
auton6mio, actuando de secretario el auditor Manuel Girante y de
interprete el comandante J. Benitez; y la segunda por el almirante
William T. Sampson y los mayores generals James T. Wade y
M. C Butler, figurando de secretario el general J. W. Clouds, y de
interprete el capitan Hart.
Comenzaton a legar a la Isla las personalidades norteamericanas
destinadas a ocupar los altos cargos administrativos, sus familiares
y, auxiliares.
No obstante las incertidumbres sobre el porvenir de la patria, el
pueblo se dispuso a festejar el cese de la dominad6n espafola y
el inico de la etapa, que esperaba fuera provisional, de la interven-
i6n, antesala de a Republica.
Al efecto, el Comite Patri6tico de La Habana solicit6 atoizaci6n
44 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
del mayor general W. Ludlow, comandante de la plaza, para celebrar
durante esa semana, con festejos p6blicos, el cambio de bandera, lo
que le fu6 negado, en 29 de dicembre, por dicha autoridad military,
para "evitar el desorden y conservar la paz p6blica, supremo deber
de todos durante este critic periodo, aunque declarando que "las
autoridades americanas simpatizan plenamente con el sentimiento
cubano de alegria y al propio tiempo, mis adelante, cuando la si-
tuaci6n se halle mas consolidada, tendran placer en promoter y
tomar parte en los proyectos de festejos, pero estan convencidos de
que el moment actual no es adecuado ni oportuno para ello".
Anloga actitud se adopt en las demns localidades de la Isla,
por lo que el pueblo tuvo que conformarse con el papel de espec-
tador de los actos oficiales delcambio de banderas.
A romper esa several frialdad official, contribuy desde antes de
tomar posesi6n de su alto cargo de gobernador de la Isla, el mayor
general John R. Brooke, que poniendo de relieve su prop6sito, cum-
plido a plenitud durante today su exemplar administration, de cor-
dializar con el pueblo, en general, y con los miembros del Ejrdito
Libertador, en particular, invit6 expresamente, en uni6n de los ge-
nerales Lee y Ludlow, a los generals cubanos residents en esta
provinia, para que acudiesen alas 11 de la mariana del dia 1I de
enero proximo, al Hotel Inglaterra, "con uniform y armas, si lo
estimaban conveniente, a fin de acompaiarles en el solemn acto
de traspaso de poderes. Los oficiales cubanos contestaron agrade-
ciendo esa distinci6n y ofreciendo asistir a la ceremonial algunos
de ellos.
Por s part, Perfecto Lacoste, president de la Junta Pari6tica,
dirigi6 al pueblo de Cuba, el dia 31 de diciembre, la sigiente exhor-
tac6n: "A las 12 del dia de maiana se realize el acto mls solemn
y transcendental que nuesta historic puede registrar: en ese instant
la bandera que por cuatro centuries flot6 sobre la isla de Cuba,
legando a ser per torpezas y codicias, simbolo de opresi6n y tirania,
desaparece para siempre; irguiendose en la misma asta el pabell6n
estrellado a cuya sombra sl6o la libertad y el derecho deben ger-
minar, y bajo cuya gida la estrella solitaria ha de irradiar en breve
sobre los ciudadanos de la Nac6n cubana, independiente por el
esfuerzo de sus hijos y la voluntad de una gran nad6n. En ese
instant supremo el sentimiento cubano debe levantar al celo azul
de la patria los emblemas de su ideal y los que acredita su gratitude,
dando en tranquil demostraci6n de profundo regocijo, prueba plena
de s capacidad para el ejeriddo de la libertad. Cubanos! IA las 12
del dia de mafiana, al resonar el primer canonazo lue senala la ter-
minad6n dl dominion espaiol en Cuba, engalanemos nuestras casas!"
El generalissimo imo G6mez, que e encontraba acampado en
su Cuartel General en Narcisa, trmino de Yaguajay, dirigi6 con
fecha 29 una prodama al pueblo cubano y al ejrcito, "p6blica expli-
BANDERAS OFIAIaAS Y DVOLUwaONARIAS DE CUBA
caci6n de mi conduct y de mis prop6sitos, siempre, seg6n mi cri-
terio, en bien del pals a que sirvo".
En ella da a conocer como ha cumplido la resoluci6n que tom6
al firmarse la paz y que crey6 un deber: "no moverme, sin un
objeto politico determinado, del lugar en donde dispari el 6ltimo
tiro y envain6 mi espada, y mientras el ejrcito enemigo no aban-
donase por complete la Isla, para no perturbar, quizas con mi pre-
sencia, el reposo y la calm necesarios para consolidar a paz, ni
molestar, tampoco, a los cubanos con manifestaciones de j6bilo
innecesarias".
Agrega el Generalisimo que cree pr6ximo a terminarse el period
de transci6n con el ejerciao por el Gobierno de los Estados Unidos
de la soberania enter de la Isla, "ni libre ni independiente todavia";
situaci6n que, a fin de que termine en el mis breve tiempo possible
y sea sustituida por la constitci6n del gobierno propio del pals. a
lograrlo deben dedicarse todos inmediatamente, siendo antes precise
la disolud6n del Ejdcito Libertador, una vez "que se lleven a feliz
t&rmino las negociaciones comenzadas para satisfacer en la media
de lo equitativo la deuda que con sus servidores ha contraido el
pais". Entonces, todos los que constitulan dicho ejrdcto kiin a
formerr en las filas del pueblo".
Advertia, pot iltimo, a los cubanos que "mientras todo esto queda
resuelto, guardar6 mi situad6n de espera en el punto que crea mis
convenient, dispuesto siempre a ayudar a los cubanos a concluir la
obra a que he consagrado today mi vida".
Desde las primeras horas de la mariana del 1I de enero de 1899,
fueron las tropas norteamericanas ocupando las plazas y calls prin-
cipales de la cudad de La Habana, y el pueblo madrug6 tambiin
para presenciar, sin perder detalles, los actos trascendentales que
debian realizarse ese dia, marcado en las piginas de la historic como
el dia final de la dominaci6n espaiiola en el Nuevo Mundo.
El general Fitzhugh Lee, al frente de la division del 79 Cuerpo,
compuesta de 7,500 hombres, se situ6 a todo lo largo de la calzada
de San Lizaro, recibiendo a su paso los aplausos y adamaciones del
piblico por las simpatias de que gozaba debido a su generosa ac-
tuad6n, a favor de los cubanos, durante el tiempo que desempei6
el consulado general de sa pals en La Habana.
Como es natural, los lugares de mayor aglomeraci6n popular eran
la Plaza de Armas y sus alrededores la Cortina de Valdis y el literal
del puerto, pues desde ellos podian presendarse los actos simb6-
licos del cambio de gobierno que se iba a efectuar: la sustitud6n
de la bandera espaiola por la norteamericana en el Palacio del Go-
bierno y en la fortaleza de El Morro. respectivamente.
Cuidaban del orden en la Plaza de Anras y las calls de Obispo
y O'Reilly tropas norteamericanas del 89 y 10o regimientos regulates,
que impedian el trinsito del pfblico por aquellos lugares, desde las
10 de la mafiana.
46 COLEca6N HIsrTBICA CUBANA Y AERICANA
La segunda companiia del regimiento espafiol numero 38, al
mando del comandante don Rafael Salamanca, montaba la guardia
de Palado.
Faltando quince minutes para las doce Ilegaron en lujosos ca-
rruajes las nuevas autoridades de Cuba, asi como los generates cu-
banos, Jos6 Maria Rodriguez, Jos Miguel G6mez, Mario G. Me-
nocal, Jos6 Lacret Morlot, Alberto Nodarse, Rafael de Cirdenas y
Leyte Vidal, con los coroneles Valiente y Sinchez Agramonte.
Tambidn concurrieron el c6nsul ingls Mr. Jerome y el senior
Ar6stegui.
En el Sal6n del Trono recibi6 a todos el general Jimenez Caste*
llanos, acompaiado de su Estado Mayor, de los sefiores Girauta y
del teniente coronel Benitez, int&rprete de la Comisi6n espaola de
evacuadin. La mitad del Sal6n estaba ocupada por los jefes ame-
ricanos y la otra pare por los espaioles. En el espado que entire
ellos mediaba estaba el capitn art, intrprete official de la Co-
misi6n americana de evuacui6n, la cual tambidn concurri6.
Cuando empezaron a sonar en el reloj del Palado de Gobiemo
las campanadas de las 12, una salva de 21 cafionazos salud6 la en-
sefia hispana que descendia del mistil, izindose despuds, con iguales
honors militaries, la bandera norteamericana, por el mayor Buter,
el capitin Page, el sargento Schlener y el soldado Ginoles. Las
bandas de music ofreieron tambin su homenaje a bas enseias
nacionales con los acordes de la Marcha Real y del Himno Nacional
estadounidense.
El general Jimdnez de Castellanos ley6 el siguiente document
de entrega de poderes al general Brooke.
"Sefior: En cumplimiento de lo estipulado en el Tratado de Paz,
de lo convenido por las Comisiones militares de evacuacidn, y de
las 6rdenes de mi Rey, cesa de existir desde este moment, boy,
19 de enero de 1899, a las doce del dia, 14 soberania de Espafa en
la isla de Cuba, y empieza la de los Estados Unidos. Declaro a
used, por lo tanto, en el mando de la Isla y en perfect libertad
de ejercerlo, agregando que sere yo el primero en respetar lo que
ousted determine. Restablecida como esti la paz entire nuestros res-
pectivos Gobiemos, prometo a usted que guardari al de los Estados
Unidos todo el respeto debido, y espero que las buenas relaciones
ya existentes entire nuestros ejerdtos continuarin en el mismo pie
hasta que termine definitivamente la evacuaci6n de este territorio
pot los que estin bajo mis 6rdenes".
A su vez, el general Brooke le contest:
"Sefior: En nombre del Gobiero y del Presidente de los Estados
Unidos, acepto este grande encargo, y deseo a used y a los valientes
que lo acompaian que regresen feliamente a sus hogares patios.
iQuiera el aelo que la prosperidad los acompaie a ustedes por
todas padres!"
El reporter de La Lcb -Caballero- refiere que el general
BAINDRAS OFFICIALS Y RBVOLUCIONJ.RIAS DE CUBA
Jimnnez Castellanos, que vestia un modesto traje de rayadillo de
hio, Ilevando como mica insignia el fajin encarnado, al depedise
de las personas reunidas en el Sal6n del Trono, "las fuezas le fal-
taron, las igrimas corrieron por sus mejillas y solamente pudo decir
con voz que ahogados sollozos hacia temblorsa: "Sefiores, me he
encontrado en mis combates que pelos tengo en la cabeza, nunca en
ellos desmay6 mi espiritu; per hoy, ya no puedo mis... ;Adi6s,
seiores!" Y con paso precpitado sali6 del Salbn y baj6 las escaleras
acompafiado pot los generals y comisionados americanos, en pro-
fundo silencio ante aquella preba de verdadero dolor. La guardian
americana de la perta de Palado le hizo los honors al salir, lo
mismo que la tropa que cubria la lines hasta el muelle de la Capi-
tania del Puerto".
Y agrega:
"Acompaiaron a Jinez Castellanos hasta el muelle el general
Clous y el capitin Hart.
"Ali lo esperba Ja falia con dos lujosas banderas: una de Es-
pana y ota de la insignia de su cargo.
"Antes de enrcar dijo al general Cous: "--General, yo le aprecio
verdaderamente, lo mnico que le deseo a ousted antes de parir, es
que no tenga used que atravesar un trance como el que yo estoy
pasando".
"El general Cous lo abraz6 y dieron vivas a Espana y al general
Jimsnez Castellans que fueron repetdos por las troops .
Apunta el citado rep6tter que "solamente asistieron al acto de
la entrega del Gobieno, en el Sal6n del Trono, representantes de
los peridios de los Estados Unidos, y de La Habana inicamente el
de La Luch, pues era reqisito indispensable para entrar en Palacio
una invitacin del general Ludlow. He aqui los nombres de los que
asistieron: Mr. por el New York Herald; Mr. Roberts, por
la Pressa Asocidad M. Scovel, por el World; Mr. Nichols, por el
Jomial y el Sr. Cabllero por La Lac".
Aunque la sede official del Gobiemo espafol en Cuba era el Pa-
lacio de los Capitanes Generales, teminado de construir en 1790,
durante el mando de don Lois de las Casas, el prime que lo ha-
bit6, fu6 en dicho edificio donde se realize, el 19 de ener de 1899,
el acto trascendental del cambio de poderes entire los represenaes
de Espafia y de los Estados Unidos, con el consigiente cambio de
banderas. segun acabmos de relatar. No menor significaci6n tena,
especialmente para el pueblo, la similar ceremonial que, a la misma
hora -12 del dia- se efectu6 en el viejo castillo de los Tres Reyes
de El Morro, centinela de piedra que se alza a la entrada del puerto
de La Habana, y qe ya habia visto ondear en 1762-63, dirante
cerca de an afio. la bandera britnica.
Refiere La Lutba, de esta Capital, en su nifmero de 2 de enero de
aquel afio, que "cuando falaban pocos minutes para las doce, el
numeroso public que estaba situado en el Paseo del Prado y en la
48 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
plazoleta, se dirigi6 en compact muchedumbre a La Punta para
presenciar el cambio de banderas en El Morro".
En una de las astas que alli se levantaban, entire la torre de la
farola y la caseta de los semaforistas, flotaba una bandera espaiola
de unos veinte pies de largo. Alli se encontraban algunos militares
espaioles y americanos y otras personas, atentos todos a la hora fi-
jada para la solemne ceremonial.
El reporter del referido diario anota que "en el pfblico reinaba
un silencio absolute". Y agrega: "Muchos dirigian la mirada con
sus anteojos a la vieja fortaleza, donde se habia de Ilevar a cabo el
trascendental suceso, y otros, con el animo suspense, tenian fija la
vista en sus relojes, aguardando el instance supremo. Fu6 un mo-
mento de verdadera expectaci6n".
A las doce en punto se inici6 a salva de doce cafionazos con que
la marina nortepmericana daba el postrer saludo a la soberania espa-
fiola en Cuba, simbolizada por la bandera gualda y roja. Muy pocos
minutes despues --tres, fija el rep6rter- era arada dicha ensefa,
por los artilleros espafioles Juan Figarola Roca, Bartolomd Barros
y el cabo de guardia Juan Roig, e izada, en el asta del centro, por
el teniente norteamericano Wade, hijo del Presidente de la Comisi6n
Norteamericana de Evacuaci6n, la bandera de las franjas y las es-
trellas de los Estados Unidos.
"Entonces -dice el periodista- el pueblo, movido como por un
resort eldctrico, prorrompi6 en aclamaciones, en vivas a Cuba, a
los Estados Unidos, al ejrcito cubano y americano, y surgieron
banderas de todas las manos y el bullicio y el estuendo fue extra-
ordinario en toda la plaza y en todo el paseo... Y meclado con
todo este ruido de abajo, cohetes, voladores y globos que al que-
marse desprendian vistosas banderas cabanas que flotaban alegres
sobre el espaio haca el Parque Central".
En la fortaleza de La Cabaa izaron la bandera norteamericana
el teniente Lee, hijo del General de dicho apellido y Harrison, hijo
del Expresidente de los Estados Unidos. Rafael Martinez Ortiz,
en su obra Cuba, los primeros ios de independencia, Paris, 1929
(t. I, p. 24), dice que "la cuerda con la cual habia sido arriada la
espafiola. guard6la el segundo como recuerdo del hecho memorable".
El Morro y La Cabafia los entreg6 el teniente colonel de artilleria,
Guillermo Cavestany y Gonzlez.
Mientras era izada la ensefia norteamericana en estas dos forta-
leas, fuerzas de dicha naci6n, situadas del otro lado de la bahia,
junto a la Capitania del Puerto, ejecutaron varias piezas musicals.
Las salves de honor fueron hechas par los cruceros Brookly, Te-
xas, Cincimnati, Topeka, Resolute y Castine. Junto a El Morro habia
cuatro remolcadores americanos.
Afirma La Lucba que el primer buque entrado en puerto despues
de izada la bandera de los Estados Unidos, fue el vapor noruego
Kitty, procedente de Mobila, con carga general.
BANDERAS OPICIAIIS Y REVOLUCIONARIAS DE CUBA
A la misma hora que en el Palacio de Gobiemo y en El Morro y
La Cabaia y demis fortalezas, fu6 arriada la bandera esparola e
izada la norteamericana, en los edificos p6blicos nacionales y
municpales.
La del Gobiemo Civil de la Provincia, remitida el dia anterior
por el general Ludlow al senior Fernndez de Castro, media 20 pies
ingleses de ancho por 36 de largo, segun detalle que ofrece La Lucha.
En las demis oficinas p6blicas, despues de izada la bandera norte-
americana se procedi6 a la entrega del mando supremo de las mismas,
por las autoridades espaiolas o cubanas al servicio de Espafia, a los
nuevos funcionarios designados por el Gobiero Interventor.
Hace resaltar La Lucha que "al acto de la entrega de las Secre-
tarias de Despacho no concurri6 ninguno de los Secretarios del
Gabinete Colonial que funcionaba en el regimen anterior, y hubo
Secretaria de Despacho donde fue un official tercero el que hizo la
entrega al Comisionado americano".
La noticia official del cambio de poderes, al president de los Es-
tados Unidos, William McKinley, la envi6 cablegrificamente el
general Wade, president de la Comisi6n Americana de Evacuaci6n,
haciindole saber que el gobernador Brooke habia torado posesi6n
de la Isla sin ningfn incdente. Pocas horas despuls recibio el ge-
neral Wade la respuesta del president McKinley, "felicitandole por
los trabajos que ha realizado y por haber coronado su obra feliz-
mente".
El gobemador Brooke no ocup6 inmediatamente despues del
cambio de poderes las habitaciones del Palacio de Gobierno donde
habian residido los Capitanes Generales espafoles, sino que escogi6
como morada el Hotel Inglaterra, despachando en el mismo, hasta
tanto fuese puesto "en condidones higienicas" el Palacio de Gobiemo.
Desde el Hotel Inglaterra presenci6 la Comisi6n Americana de
Evacuaci6n, acompaniada de los generals Brooke y Ludlow y sus
respectivos Estados Mayores, una vez terminadas las ceremonies ofi-
ciales del traspaso de poderes, el desfile de las tropas que habian
tomado part en el mismo y al frente de las cuales figuraba el general
Lee, abriendo la march el Segundo Regimiento de Louisiana, con
bandera y m6sica, y siguiindolos el Primero de Texas, una Compania
de Ingenieros, el Octavo Regular, el Cuarto de Virginia, el Sexto de
Missouri, el Segundo de Illinois y el Decimo de Indiana.
Dichas tropas fueron aclamadas por el pueblo con vivas a Cuba y
a los Estados Unidos, y tomando por la Calzada de la Reina, se reti-
raron a Marianao.
Este entusiasmo popular se manifest en toda la ciudad, que al
decir de la prensa diaria, presentaba alegre aspect de fiesta, con las
casas encoras s con banderas cubanas y norteamericanas. destacin-
dose espeialmente las calls de San Lzaro, Reina y el barrio de San
Leopoldo. En la primera se levantaron various arcos triunfales con las
siguientes inscripcones: Welcome, Happy ew year, God bless
50 COLECI6N HIST6ICA CUBANA Y AMERIANA
the country, y otras mis, dedicadas todas a las tropas del general
Lee que pot alli desfilaron. La Calzada de la Reina "se distingufa
entire todas pot la profusion, elegania y magnificencia de las colga-
duras que ostentaban las fachadas de las casas, en muchos de cuyos
balcones se veian letreros de "iViva Cuba Libre!", hechos con flores
naturales, blancas y encarnadas. Las casas del barrio de San Leopoldo
estaban engalanadas con banderas y palmas. Destaca La Lucba entire
los edificios "que mis ban lamado la atenci6n pot la eleancia con
que estuvieron adornados durante el dia y pot las iluminadones noc-
turnas", los siguientes: "el Union Club, la casa de Madame Pucbeu,
la Estad6n del Ferrocarril de Villanueva, el Cuartel de Bomberos
del Comercio, el Hotel Teldgrafo, el Hotel Inglaterra, el Cuartel de
Bomberos Municipales, el Centro Alemin, el Club Americano, el
Club Habanero, la casa de Iilson, la de Lefebre, el establecimiento
de aparatos elctricos del senior Mosquera, el Teatro Cuba y otros
various mis". Informa que "durante la noche se estuvieron encendiendo
hermosas luces de bengala en innumerables casas y los voladores no
cesaron de dispararse en todas las calls y a todas horas", espontaneas
demostraciones de regocjo, no obstante haber el general Ludlow
prohibido a la comisi6n de concejales que fueron a visitarlo "los
festejos que tenian acordados asi como las ilmninaciones para la
noche".
Entre los cambios inmediatos dispuestos por el Gobiero interventor
figuraron: la implantaci6n de nuevos sells de correos, norteame-
ricanos, habilitados expresamente para Cuba, suprinmindose Ia libre
franquicia para los centros oficiales; supresi6n de los pasaportes,
del uso delpapel sellado y de los tratamientos espedales para los
altos funcionanos, "quedando sustituidos pot el de used, que es
el que se emplea entire los ciudadanos cultos"; y la introducci6n
de importantes modificaciones en el servicio de higiene.
Recogiendo remembranzas de estos primeros dias de la interven-
d6n norteamericana de 1899, Federico Villoch, en una de sus inte-
resantisimas Viejis Postales Descoloridas (Dirio de la Maina, La
Habana, noviembre 12, 1939), ponder la reorganizaci6n total qqe
se llev6 a cabo en las oficinas piblicas, al extreme de que "apare-
deron en algunas oficnas estos versos, que el p blico guarachero
cantaba despues ajustindolos a las notas de una pegajosa rumba
callejera:
"No refrescar; no escupr;
no rascarse; no fumar;
muy tempraito llegar;
casi de noche salir.
No bay tempo para almozar,
ni otra que escrbir;
jquie se quiera colocar,
es que se quiere morir!"
BANDERAS ORICIALES Y REVOLUCIONABIAS DE CII3A
Como inico document official del nuevo gobiemo al pueblo cu-
bano, el gobernador military de la Isla, general Brooke, public una
alocuci6n que literalmente dice asi:
"Habiendo venido como representante del Presidente para con-
tinuar el prop6sito humanitano por el coal mi pais intervino par
poner tmnino a la condici6n deplorable de esta Isla, creo conve-
niente decir que el Gobiemo actual se propone dar protecci6n al
pueblo para que vuelva a sus ocupaciones de paz, fomentando el
cultivo de los campos abandonados y el trifico commercial y prote-
giendo eficazmente el ejercicio de todos los derechos civiles y reli-
giosos. A este fin tiende la protecci6n de los Estados Unidos, v este
Gobiemo tomari todas las medidas necesarias para que se obtenga
ese objeto. Para ello se valdri de la administration civil, aunque
esti bajo un poder military, para el interns y el bien del pueblo de
Cuba y de todos los que en ella tengan derechos y propiedades.
"Quedari en fuerza el C6digo Civil y el Criminal existentes antes
de finalizar la Soberania espafiola, modificindose y cambiandose
estos, de tiempo en tiempo, cuando sea necesario, para el mejor
gobiemo.
"Se invita y ruega al pueblo de Cuba, sin tener en cuenta opinions
anteriores, a que preste so concurso para que prevalezca entire los
habitantes de Ia Is la mayor moderaci6n y cordura, siendo 6ste el
modo mis eficaz, no s61o de cooperar a nuestros prop6sitos huma-
nitatios, sino tambi6n de asegurar un gobiemo benevolo y pr6spero.
"Le seri siempre grato al Gobernador General de la Isla. ponerse
de acuerdo con todos los que deseen o quieran consultarle, sobre
asuntos de interes public.
Ese primero de enero de 1899, los patriots cubanos, que durante
largos aios de epica lucha combatieron por la libertad de la patria
en los campos de la lucha armada, en los pueblos y ciudades y en
las emigraciones, veian, s, que ya de El Morto de La Habana habia
sido ariada la bandera alda y roja, pero que en lugar de &sta se
hallaba, no la de la estrella solitaria, sino la de las barras y las
estrellas.
Y entonces los patriots, contemplando la transfomaci6n que la
realidad les ofrecia de su ideal libertador, loran en los versos del
poeta national, Bonifacio Byrne, so triste suerte:
"Al Uegar de distaste ribera
con el alma enuttada y sombria,
afanoso busyue mi bandera,
y otra be visto adeas de la mia."
52 COLECC6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
Y en aquellos moments dolorosos y solemnes, pensando ed las
luchas y sacrificios pasados, lanzan desde lo mis profundo de sus
atribulados corazones este canto de anhelo y de esperanza:
"Hoy que lAnguida y triste tremola,
mi anbci6n es que el sol, con su lumbre,
la ilumine a ella solar -;a ella sola!-
en el llano, en el mar y en la cumbre!"
LA
DE LA ESTRELLA SOLITARIA
DE NARCISO LOPEZ Y DE LA
REVOLUTION LIBERTADORA
A pesar de que no habia cumplido trece afios, conserve indeleble
el recuerdo del 20 de mayo de 1902. Vivia en el Paseo del Prado
(el que no se denominaba a6n Paseo de Marti, lo que realize el
Ayuntamiento el 7 de noviembre de 1904), casi esquma a la calle
de Col6n. Desde la azotea pude presenciar, en uni6n de mis fami-
liares, el cambio de la bandera americana por la cubana en El Morro,
y fui testigo, en el recorrido que con mis padres hice por calls y
plazas, del desbordado regocijo popular, matizado por conmovedoras
escenas: muchos abrazos, incontables "vivas" a Cuba Libre y a la
Kepfiblica, asi como a los Estados Unidos; contemplando tambien
c6mo las ligrimas brotaban de los ojos de hombres y majeres, espe-
cialmente de mambises libertadores que veian, ial fin!, convertido
en realidad ese sueio de la independencia por el que tanto sufrieron
y tanto lucharon en la manigua insurrecta, en las prisiones y en la
emigracion.
Dejando a un lado esas inolvidables remembranzas infantiles, ha-
gamos un poco de historic sobre los actos que se celebraron en La
Habana, con motivo del traspaso de poderes y cambio de banderas.
Efectuadas las elecciones generals de senadores y representantes y
de President y Vicepresidente de la Repfblica, o mejor dicho, de
compromisarios presidenciales, que unanimemente escogieron a Tomas
Estrada Palma y Luis Estivez y Romero, y de compromisarios sena-
toriales que con los consejeros electos ya, votaron a los senadores,
se constituy6 el Congreso, iniciando sus sesiones.
Estrada Palma, que se encontraba todavia en su residencia del
Central Valley, en los Estados Unidos, su hogar durante veinte afios,
embarc6 rumbo a Cuba, llegando a Gibara el 20 de abril, dirigien-
dose a su pueblo natal, Bayamo, done se efectu6 el enterranmento
de los restos de as sefiora madre, fallecida durante la Revoluci6n,
en un cuart6n de Canto del Embarcadero. Despues de visitar otras
poblaciones, lleg6 a La Habana el dia 10 de mayo.
Aqui debemos hacer un parentdsis antes de seguir adelante en
nuestro breve recuento de los proleg6menos del 20 de mayo de 1902,
54 COLBECaN HIST6 ICA CUBANA Y AMBKICANA
eo lo que se refiere al moment en que oficialmente se iza a ban-
dera de la estrella solitaria en el Palacio de la Plaza de Armas y en
El Morro de La Habana.
Ella onde6 anteriormente a aquella fecha, en nuestra Capital, como
representative del Estado cubano, antes que este quedase ofiialmente
constituido.
En efecto, el dia 5 de noviembre de 1900, a las dos de la tarde,
hora sefialada para iniciar sus sesiones en el teatro de Irijoa, la
Asamblea Constituyente que debia redactar y votar la Constituci6n
de la nueva Repiblica, fue izada en dicho edifico la bandera ca-
bana. Asi qued6 registrado en el primer nfmero del Diario de Se-
siones de la Convenci6n, en que aparece la version taquigrifica de
esa sesi6n inaugural: "Momentos antes de la apertura, en presence
de los sefiores delegados y del pueblo y a los acordes del Himno
Naconal, izase sobre el edificio de la Conveni6n la bandera cubana".
Y el 10 de mayo de 1902, esa misma bandera, onde6 por vez pri-
mera en El Morro de La Habana. Rafael Martinez Ortiz, en so libro
Cuba: los primeros amos de independencia, da de este hecho la si-
guiente version: "El general Wood, como deferencia (a Estrada
Palma), habia dispuesto se izara desde que se avistase el barco en
el cual venia el Presidente hasta que fondeara en el puerto. La ban-
dera era de la propiedad del General; la misma que habia ondeado
sobre la Convencin Constituyente y sobre el Congreso cubano; la
misma que debia izarse sobre el Palacio el dia de la entrega del
Gobiemo; Mr. Wood deseaba guardaril como reliquia hist6nca de
su mando en Cuba".
Al teatro de Irifoa, pot el hecho de haberse reunido en 61 la Con-
venci6n Constituyente, se le impuso el nombre glorioso de Marti.
Pero, ni el haber servido de sede a aquella Asamblea, ni el haber
sido el edificio de La Habana en que onde6 oficialmente pot vez
primer, nuestra ensefia national, ni el Ilevar el nombre del Ap6stol
de nuestras libertades, ban sido motives suficientes para que los
diversos gobiernos de la Repiblica, expropiasen ese edifido hist6-
rico, dedarindolo Monumento Nacional y consagrandolo a museo.
de modo que se rescatase para la Naci6n dicho lugar que debia ser
sagrado para los cubanos. A6n puede repararse esa antipatri6tica
acitud de todos nuestros gobiernos. Lanzada queda la idea. iQui6n
la recoge?
Pero, volvamos al 20 de mayo de 1902, no sin antes expresar que
el dia 16 le fue ofrecido al general Wood y al ejercito norteame-
ricano un gran banquet de despedida en el Teatro de Tac6n, que
presidi6 el general Maximo G6mez, correspondiendo a ese agasajo
el Gobernador y su esposa con un baile en Palacio. El 18 tuvo efecto
una efusiva manifestaci6n popular. El 19 se consagr6 a rememorar
la ascensi6n a la inmortalidad, en el campo de Dos Rios, de Jose
Mardi.
Y desde las 12 de la noche, al iniciarse el dia 20, el pueblo se
BANDERAS OPICIALES Y REVOLUCIONARIAS DE CUBA
desbord6 por calls y plazas. Y -refiere Martinez Ortiz- "la auro-
ra encontr6 a la ciudad vestida de gala; los lazos negros que som-
breaban al atardecer las banderas, habian desaparecido, y en los topes
lucian ellas acariciadas pot los cfiros matutinos; oras d6biles las
dejaban caer en pliegues perezosos sobre las astas, ora las extendian
ondulantes cobijando la ciudad bajo su sombra. En las called prin-
cipales el trinsito se hacia dificil: en la Plaza de Armas y el Malec6n
era impossible .
Para los millares y millares de cubanos nacidos despues del 20
de mayo de 1902, les ha de set interesante y provechoso conocer el
contrast que Martinez Ortiz ofrece en su libro mencionado, entire
esta fecha y la del 19 de enero de 1899, porque ambos cuadros re-
flejan fielmente la diverse actitud de nuestro pueblo, ante el cese
de la soberania espaiola en Cuba e inicio de la intervenci6n norte-
americana, y al contemplar ya realizado, el ideal de la independencia
y constituida la Republica.
FuC el primer de enero de 1899 -dice- "un dia de inviemo
con sos nubes, su temperature desapaible, sus olas agitadas rom-
piendo enfureidas sobre los acantilados; fue este (el 20 de mayo de
1902), dia de primavera con su limpidez de cielo, s perfume de
flores en el aire, so mar dormida, acariciando con sus aguas los
borders de los arrecfes. En los corazones cubanos se mezclaron en
tropel confuso, entonces, la alegria con el respeto al derrmmbe de
un imperio, en tanto que los espaoles Ilevaban en sus rostros con-
traidos a mustios la expresi6n de la pena que les agobiaba el alma;
los propios interventores sinieron tambimn la solemnidad del de-
sastre, y como Escipi6n al Ilorar sobre las ruinas de Cartago, segu-
ramente se conmovieron al poner t6mino en Amrica a la soberania
espaiola. El 20 de mayo fiu may distinto; la alegria era general y
era legitima; palpaban los cubanos sus ensueios; solazibanse los
espafioles viendo arriarse el simbolo de sus humillacions; escribian
los norteamericanos una de las i nas mas hermosas de su historic,
y retornaban a su eatria cargados de gloria y de bendiciones".
Revalorados ya hist6ricamente hechos y actiotdes, causes y razones
de esas dos fechas trascendentales, los que las hemos historiado en
su. antecedentes y consecuendas y fuimos, adems, aunque niios,
testigos presencales del espectaculo que ofreci6 La Habana, en una
y otra, podemos afirmar que el 20 de mayo de 1902, el pueblo
olvid6 por veinticuatro horas y di6 por bien padecidos todos los
sacrificios de treinta afos de lucha pot la independencia y la liber-
tad, y no pens6 en los males ocasionados por el despotismo espanol,
ni en la indiferencia de los Estados del Continente, ni en el agravio
de la capituladon de Santiago, ni en so ausencia de las Conferendas
de Paz de Paris, ni en las zozobras de los afios de intervend6n, ni
en la imposii6n de la Enmienda Platt: s61o,vi6 qua ya flameaba en
el Palacio de la Plaza de Armas, en El Morro y en las demis for-
talezas y edificios pfblicos, su bandera, la bandera del triingulo rojo
56 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
con su estrella solitaria, "la bandera mis linda del mundo". Y se
sinti6 satisfecho y esperanzado de que ocupase la vieja residence de
los Capitanes Generales de la Colonia, un Presidente cubano. Y ese
pueblo que, mayoritariamente, estuvo al lado del Ej&cito Libertador
en la 6ltima etapa de nuestra Guerra de los Treinta Afio, celebr6
ahora, en La Habana y en toda la Isla. con fervoroso entusiasmo el
advenimiento de la Republica, de la que consider que seria "su"
Repfiblica...
E1 reporter de La Discusidn, Guillermo Valdes Portela, refiere que
desde las primeras horas de la maiana numeroso pfblico se situ6
en la Plaza de Armas y en la Capitania del Puerto para presenciar
el cambio de banderas en el Palaco y El Morro.
Cumpliendo 6rdenes del general Wood, s6lo se permiti6 el esta-
cionamiento frente al edifico del Segundo Cabo, donde se install
el Senado, y en la acera de la calle de Obispo.
A las 11 y 10 llegaron a la Plaza de Armas, con su banda y al
toque de cornetas, varias compaiias del Septimo Regimiento de
Caballeria norteamericano, con la bandera del cuerpo y, la de su
naci6n.
Inmediatamente entraron en la Plaza tires compaias del Cuerpo de
Artilleria cubano, mandadas por los capitanes Marti, Martin Poey,
Varona y Pujol, situindose frente al Palacio.
En 6ste se hallaban desde temprano el gobernador Wood y su
Estado Mayor, vestidos de gala, y el general Miximo G6mez.
Poco despuas fueron aparecendo los dqmas invitados: los c6n-
sules extranjeros; los secretaries del despacho del Gobierno Inter-
ventor, sefiores Tamao, Lacoste, Villal6n, Varela Jado, Cancio y
Varona; los Magistrados del Tribunal Supremo y de la Audiencia;
los profesores de la Universidad y del Instituto...
El president Tomas Estrada Palma se present a las 11.35 acom-
pahiado de los que serian sus primeros secretaries: Yero, Garia
Montes, Tamayo, Zaldo, Terry y Diaz, y de sus ayudantes, capitin
Copinger y teniente de la Torriente. Todos fueron recibidos en la
puerta del Palado por los ayudantes del general Wood, Carpenter
y Hanna, acompafiandolos hasta el "Sal6n del Trono" de los Capi-
tanes Generales. (Los muebles de este Sal6n, mudos testigos de los
cambios de poderes de Espafia a Norteamirica y de Norteamnrica a
Cuba, se conservan en el Museo de la ciudad de La Habana, Oficina
del Historiador de la Ciudad, Palado de Lombillo, Plaza de la
Catedral).
El vicepresidente de la Republica, Luis Est6vez y Romero, y los
miembros del Congreso, hicieron acto de presencia moments despu6s.
Sefala el reporter de La Discusi6n que tambi6n presenciaron la
trasmisi6n de poderes, entire otras personalidades cubanas y norte-
americanas: William Jennings Bryan, J. Jennings, el arzobispo Fran-
cisco de Paula Barnada, los generals Demetrio Castillo Duany y
Alejandro Rodriguez, los sefiores F. Camba y Luis V. Abad. Por su
BANDEBAS OFICIALES Y REVOLUCIONARIAS DE CUBA
part, el reporter de La Lacha, Felipe Taboada, da por presented
tambien: al administrator eclesistico de la Di6cesis de La Habana,
monsefior Broderik, al senador americano Masson y a representacio-
nes de la Sociedad Econ6mica, Academia de Pintura, Cimara de
Comercio, Movimiento Econ6mico, Centro de la Propiedad Urbana
y otras corporacones y sociedades.
A las 12 menos 5 minutes, el gobernador Wood, frente al presi-
dente Estrada Palma, ley6 la carta que con fecha 10 de mayo, le
dirigi6 el president Teodoro Roosevelt al Presidente y al Congreso
de la Repiblica de Cuba; y el document de entrega del Gobieno,
asomando ya la inmediata aplicaci6n de la Enmienda Platt o Apfn-
dice Constituional, al senalarle que estaban comprendidos en el
articulo 59 de dicho Apendice el cumplimiento de various contratos
de obras p6blicas y los reglamentos de Sanidad para la ciudad de
La Habana y de Cuarentena en diversos puertos, asi como se le lla-
maba la atenci6n que "el gobierno de Isia de Pinos continuari como
un gobierno de facto, hasta que se resolviera sobre el status de
dicha Isla.
El president Estrada Palma ley6 otro document, dindose por
recibido del gobiemo de la Isla, de la carta de Roosevelt y. de las
imposiciones sefaladas por Wood, que hemos mencionado.
A las 12 y 10 did el general Wood la orden del cambio de ban-
deras. Y, lentamente, fue arriada la de las barras y las estrellas e
izada la de la estrella solitaria, entire el tronar de las descargas mili-
tares y los vitores del pueblo.
;C6mo se realize esa trascendental ceremonia y quienes partid-
paron directamente en ella?
Revisando las informaciones periodisticas de aquel acto --as de
La Discusi6n y La Lucha, en primer tirmino, las mis extensas y
detalladas- encontramos que el reporter del primero de dichos
diaries, Guillermo Valdis Portela, refiere que "an minute y siete
segundos exacto tard6 en arriarse la bandera norteamericana. que fue
recibida en la azotea del Palado por los tenientes Carpenter y Mac
Coyy acto seguido los mismos sargentos, izaron con igual solem-
ndad y en medio de una aclamacion estruendosa del p6blico, la
bandera de la patria heroic, hermosa ensefia de cinco metros v tres
pies de largo, que flot6 esplindidamente". Pero, Felipe Taboada. de
la Lucha, express que "los sargentos de la Compafia E, del 7"
Regimiento de Cabaleria del Ej&rcito americano, J. J. Kelly y Frank
Vondrak, arriaban del asta del Gobiemo Militar la bandera de los
Estados Unidos e izaban la bandera de Cuba".
Uno y otro reporters concuerdan en que esta bandera fuo la misma
que se iz6 al inaugurarse la Convencdn Constituyente, y tambien,
segfn el primero, en el Congreso y en El Morro, el dia que 1eg
el president Estrada Palma; y el segundo dice que en el Sena,
y calla lo referente a El Morro, asegurando, si, que era "de la pro-
piedad de Mr. Wood, el cual la llev6 consigo, y fue arriada a los
58 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
15 minutes, izando los generals Maximo G6mez y Wood la que
oficialmente ha quedado en la residencia presidential, la que boy
flota amli, gallarda y hermosa", y agrega: "el teniente Mac Coy,
ayudante del general Wood, tiraba de la cuerda desde la azotea d.:
Palaco cuando ascendia nuestra ensefa"; hechos que confirm La
Discusian, ponderando que "la gloria de haber realizado el hermoso
cambio de banderas, correspondi6 a los sargentos J. J. Kelly y Frank
Vondrak", rectificando lo anteriormente referido. Vald6s Portela
da a conocer que "como peso para powder arriar la bandera .ameri-
cana, se pusieron dos planchitas de hierro, que los sargentos amen-
canos regalaron a los sefiores Rafael Birzaga y Berardo Valdes L6pez".
Rafael Martinez Ortiz, en so libro Cuba: los primeros atos de inde-
pendencia (t. I, p. 423), da esta version: "A las 12 y 10 minutes,
despu6s de los discursos (de Wood y Estrada Palma), el general Wood
di6 a la guardia la orden de arriarla (la bandera norteamericana).
Los sargentos Kelly y Vondrak, del 79 de Caballeria, la cumplieron;
los tenientes Carpenter y Mac Coy recibieron el emblema de su pa-
tria en los brazos, en tanto que la banda military tocaba el himno
national norteamericano, y las fuerzas formadas en la Plaza pre-
sentaban sus armas". Copia despues, lo referido por La Lucba, res-
pecto a la sustituci6n de la primer bandera cubana izada, propiedad
del general Wood, por otra mis pequena.
Deseosos de esdarecer por complete la aparente confusion exis-
tente sobre tan interesantes particulares, pedimos, el aio 1943, a
nuestro muy estimado amigo Enrique H. Moreno --6nico supervi-
viente ese aio y en la actualidad, para fortuna de los que bien le
queremos y admiramos- de los reporters de los diaries habaneros
que recogieron y publicaron la informaci6n del cambio de banderas,
el 20 de mayo de 1902. Moreno accedi6 a nuestro ruego, envian-
donos, con fecha 16 de mayo de ese afio de 1943, una carta, cuyos
datos me complazco ahora en dar a la publicidad.
Representaba Moreno a El Nuevo Pais. Sus compafieros, adenis
de Valdis Portela y Taboada, citados ya, faeron: Antonio Suarez,
del Diario de la Marina; Victor Mufioz, de El Mundo; Federico Ro-
sainz, de El Comercio y Juan Dardet, de La Unidz Espaola- seg6n
public toda la prensa habanera, en el cuerpo de la informad6n de
aquellos actos.
Moreno nos aclara la raz6n de esa autopublicidad o autobombo
que se dieron dichos reporters:
"Como detalle curioso, sin importancia general, pero de indole
privada, quiero decirle que la raz6n de aparecer los nombres de los
periodistas que hicimos la informaci6n en Palacio el 20 de mayo,
en todos los peri6dicos, se debi6 a una indicaci6n de Victor Mufioz,
el gran Vic, que bien ajeno entonces al renombre que habria de
ganar en las letras cubanas, nos dijo lo siguiente:
"-Se nos present la oportunidad de pasar a la historic. Somos
los que daremos la noticia de c6mo va a ser esto del cambio de
BANDURAS OVICALKNS Y RIVOLUCIONARIAS DE CUBA
poderes. Publiquemos nuestros nombres y mahana, cuando el histo-
riador bosque datos en los peri6dicos, tendri que poner nuestros
nombre como testigos..." -Obedientes a Victor, may ufanos,
cumplimos su deseo".
Veamos ahora las aclaraciones historicas que nos hace Enrique
IL Moreno a lo informado por el y los demas reporters habaneros.
Precisa, en primer tkrmino, que los periodistas, por haberse si-
tuado "en el Sal6n de Rep6rters (lo que hoy es Porteria del Ayun-
tamiento), a a derechs, entrando, en el zaguin de Palacio", no pu-
dieron presenciar "c6mo se desenvolvia el ceremonial arriba", y "los
reporters no subimos sino en el iltimo moment y al hacero, nos
situamos al fondo del Sal6n Rojo, hoy, de los Espejos y junto a la
pared divisoria de ese sal6n y el despacho del general Wood, que
es la piea que hoy ocupa con el suyo el Alcalde de La Habana, y
tambien lo fre de los Presidentes cubanos y de Mr. Magoon, hasta
el traslado de la mansion presidential a su edificio actual".
Cuando los periodistas Ilegaron al Sal6n Rojo, "ya el general
Wood y el senior Estrada Palma se hallaban a la cabeza de sus filas".
Nos relata, despuks, Moreno, lo que ya el lector conoce, o sea,
la lecture de la procama de Wood y la respuesta de Estrada Palma,
y la toma de juramento de este 6ltimo ante el president del Tribu-
nal Supremo de Justicia, Lcdo. Rafael Cruz Prez.
Inmediatamente se prodnjo el cambio de banderas, cuyo detalle
no les fu6 possible captar debidamente a los eprters, que s61o pu-
dieron ver lo que ocurria en el balc6n central del Palao, pero no
lo que se desarrollaba en la azoteas del mismo.
Dejemos la palabra a Enrique H. Moreno.
"Era un moment degran silencio y emoci6n y s61o unos pocs
vimos que el general Wood y Miximo G6mez, salian del Saln
Rojo hacia el Azu No dimos importancia al hecho..."
iQu6 presendaron los periodistas?
"Muy =reve tiempo despues, se inici6 en la Plaza de Armas, una
salva de artilleria y se oyeron los himnos de Bayamo y el americano
y los periodistas cubanos, situados como ya he dicho, frente al 6l-
timo balc6n del Sal6n Rojo, vimos que los cabos o sargentos del
Ej&cito americano, recibian un cordel que bajaba de la azotea de
Palacio, con dos pisapapeles anudados en sus extremes. Tras an corto
descenso, vimos que aquel cordel era la driza de la bandera de Pa-
lacio y que la ensena americana legaba al balc6n, a recogian cuida-
dosos los dos sargentos y doblindol, iniciaron so march del lugar.
Reconstruimos la escena, pensando que ellos desde abajo habian
arriado la bandera amercana, mientras izaban la cubana.
"Yo inquiry de los sargentos sus nombres y los publiqu6 en El
Nueo Pais y como faclit~ el detalle a los demas reporters, todos
los peri6dicos dieron a la publicidad aquellos nombres, que por esta
via pasarn a la historic como los que iron Is bandera cubana el
20 de mayo de 1902".
60 COLECCION HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
Pero los hechos no se habian desarrollado en esa forma. La verdad
se la revel6 a los reporters un fot6grafo, el mis notable y popular
de nuestros primeros dias republicans:
"Al siguiente dia, se present en el Sal6n de Rep6rters de Palacio,
el fot6grafo Jos6 G6mez de la Carrera, primer reporter grifico que
ha habido en Cuba, hasta donde alcanza mi conocimiento, y llanmn-
dome aparte del grupo en que estaba, me dijo textualmente: "iQuf
malos son los reporters cubanos...! Mira esta fotografia... Wood
baj6 la bandera americana, MLximo G6mez iz6 la cubana y el tenien-
te Carpenter ech6 el cordel por la baranda a los sargentos... La
bandera cubana, era la que se enarbol6 en la Convend6n y poco
despubs se arri6 y se izo otra, porque el general Wood, se la ha
iUevado...
"Como se ve, todos los reporters cubanos, habiamos tergiversado
la verdad. La fotografia que me mostraba G6mez de la Carrera,
era la prueba documental mas terminante de sus palabras.
"En ella se veia la parte posterior del reloj de Palacio, y junto al
mistil, de pie, a Mixmo G6mez y a Wood, y un tanto alejado el
teniente Carpenter".
Como conclusion de lo anteriormente expuesto, nos dice Enrique
H. Moreno: "esa es la verdad absolute en relaci6n con la izadura
de la bandera cubana en el Palacio Presidential, el 20 de mavo
de 1902".
SQu6 se hizo de esa fotografia de G6mez de la Carrera, prueba
conduyente de que fueron el gobernador norteamericano Leonardo
Wood y el general en jefe del Ejrcito Libertador Miaimo G6mez,
quienes izaron en el Palado Presidencial la bandera cubana, el 20 de
mayo de 1902, despues de haber arriado la bandera norteamericana?
Enrique H. Moreno lo aclarari:
"Yo referi lo sucedido a mis compafieros y acordamos no aclarar
el asunto. Habia que ocultar la plancha, que ahora a los cuarenta
afios (recu6rdese que describe en 1943), descubro". Y esa foto per-
maneci6 ignorada, a lo que parece, hasta que la public la revista
Cultura Militar y Naval, 6rgano de las Fuerzas Armadas, en su ni-
mero de junior de 1935. Y el propio Moreno logr6 que el subdirector
de esa publicad6n, ya desaparecida -sefior Florencio Z. Garcia-
le entregara, para obsequiArmela, una copia de dicha fotografia.
No queremos terminar estas notas evocadoras de tan trascendental
acaeimiento, sin recoger de los peri6dicos de la 4poca nuevos e
interesantes datos. Es uno de ellos, que al arriarse la bandera norte-
americana en el Palado de Gobierno. fuerzas de artilleria de dicha
Naci6n presentaron armas y su banda toc6 el Himno Nacional de
los Estados Unidos, y con igual homenaje, y ejecutandose el Himno
National cubano, se iz6 la bandera de Cuba Libre.
En la misma Plaza de Armas, y en la mis vieja fortaleza que ain
se conserve, en Cuba y en America, el Castillo de La Fuerza, se
realize tambien el cambio de banderas ese 20 de mayo. Se hallaba
BANDERAS OPICIALES Y REVOLUCIONARIAS DE CUBA
instalado entonces alli el Archivo Nacional, figurando como su
primer director el ilustre histori6grafo doctor Vidal Morales y Mo-
rales, quien en atencin a que uno de los altos funcionarios de dicha
dependenda --Joaquin Llaverias- procedia del Ejrcito Libertador,
en el que habia alcanzado, may justamente, el grado de Capitin,
lo design para que a las doce del memorable dia izase la gloriosa
ensefa cubana, habiendose adquirido al efecto una bella bandera y
colocado un asta sobre la puerta de entrada del Castillo. Ayud6 al
capitin Llaverias en esa emotiva ceremonia, la sefiorita Adela Maza
y Barquinero, dos de cuyos hermanos -Manuel y Arturo- dieron
su vida por la libertad de Cuba, en la provincial de La Habana como
sargento y cabo, respectivamente, del Regimiento Goicouria.
Seguramente, para cubano de tantos merecimientos como el capi-
tin Joaqun Llaverias, quien, desde los lejanos dias de su juventud
en la manigua insurrecta, hasta los presents republicans, ha sabido
destacarse por su noble, desinteresada y fructifera dedicaci6n a la
causa de la libertad y la cultural nacionales, fue aquel el moment
mis feliz de so vida, no sofiado durante los peligros y penalidades
de la campana libertadora, pues le permiti6 enarbolar sobre la forta-
leza, simbolo del poderio espafol en Cuba, la bandera de la estrella
solitaria, amor de sus amores, a cuya defense en la guerra y glori-
ficad6n en la a ha consagrado toda su vida de heroico mambi y
ejemplar dudadano.
Si como ya vimos, al hablar del cambio de banderas el 19 de enero
de 1899, fua para nuestro pueblo en El Morro de La Habana, y no
en el Palaco de la Plaza de Anmas, donde tuvo verdadero valor
simb6lico, al arriarse la ensena espanola e izarse la noreamericana,
la transformaci6n political national; de mucha mayor significaci6n
y trascendencia popular goz6, el 20 de mayo de 1902, la ceremonial
efectuada en la vieja fortaleza que sirve de atalaya a esta Capital,
que la que tuvo efecto en la residenia official de los miximos gober-
nantes dela Isla.
Abonaba aim mis esa preferencia, el hecho de que el pueblo siem-
pre materialize so aspiraci6n independentista, la meta sofiada del
triunfo de la causa revolucionaria libertadora, en powder contemplar,
alli, en el mwstil de El Morro, flotando, acariaada por la brisa
marina, la adorada ensefia de la estrella solitaria.
Asi, esa aspiraci6n popular, uninime, fue expresada en la copla
que dice:
"Estrellita solitaria
de mi bandera cubana,
jmcndo te veri brillr
en El Morro de La Habasal"
Y, seguramente, a la mayoria de nuestro pueblo import poco,
en esa fecha memorable, lo que ocurria en el Palado que desde las
12 de dicho dia qued6 convertido en Palacio Presidencial. Era en
/
62 COLECCI6N HIST6MCA CUBANA Y AMnRICANA
El Morro donde tenia esplendorosa culminaci6n el ideal de aquella
"Cuba Libre e Independiente", por el que varias genraciones Ule
patriots ofrendaron sus vidas en el campo de la lucha armada, en
las prisiones, frente al pelot6n de fusilamiento, sobre el tablado del
patibuo, victims de la bala o el machete asesinos, en las emi-
gracones...
Asi se comprueba plenamente leyendo las informaciones de los
diaries habaneros publicadas el dia 21.
La Lacba pinta de este modo el desbordamiento de la muche-
dumbre en el litoral de la bahia, frente a El Morro y a la entrada
del puerto:
"En medio de la mis grande expectad6n, en presencia de mas
de den mil almas que Ilenaban el litoral, que atestaban las azoteas,
que rebosaban el malec6n, derramindose sobre los arrecifes que
besa el mar al romper sus olas, se efectu6 el acto grandiose, sublime,
incomparable, de izarse en El Morro la bandera cubana. Numerosas
embarcacones equefias, botes y guadafos y algunos remolcadores
Uenaban la bahia junto al arrecife de El Morro".
Y el cuadro que ofrece La Discusin es el siguiente:
"El aspect que presentaba La Habana era encantador. Los edifi-
cos todos cubiertos de banderas y colgaduras; los miradores y azoteas
Ilenos de gente; el malec6n de la Punta, los muelles, la Capitania,
todo el litoral del puerto desaparecia bajo la masa del pueblo que
se apifiaba hasta la orilla del agua..."
El reporter de dicho peri6dico refiere que desde muy temprano
se lanzo a la calle en busca de noticias e iapresiones, y que "a las
8, transitaba ya pot todas parties un gentio inmenso que, en oleadas
compactas se movia en direcci6n al literal del mar, para ocupar los
puntos mis convenientes desde los cuales se pudiera observer la con-
movedora ceremonia que a las 12 iba a celebrarse".
Poco despuis de las doce Ileg6 dicho periodista al muelle de
Caballeria. "A fuerza de trabajo -dice- consegumos abrimos paso
a travis de la masa imponente del pueblo alli congregado". Tuvo
la suerte de set invitado a presendar la ceremonial a bordo del cm-
cero italiano Calabria enviado expresamente po el gobierno de so
naci6n -como lo fua tambien pot el de nglater, el crucero
Pishi- a los actos de constitud6n de la Repiblica. Un bote lo con-
dujo a dicha unidad de la armada italiana, que mandaba el capitin
de fragata Francesco Castilla y lo tripulaban 260 marines. Al subir
a bordo, "la banda de misica ensayaba el Himno Bayamis, mientras
cue un grupo de mariners daba las i1timas puntadas a la bandera
cubana (hecha por ellos) que iba a set enarbolada en el palo mayor
del crucero al dar la primera campanada de las 12".
Situado el reporter en el castillo de proa, "provisto de un exce-
lente catalejo", y acompafado de various oficales del navio, con-
templ6 cerca al crucero norteamericano Brooklys, "el orgullo de la
manna, como le Hlaman los americanos", que habia torado part
BANDERAS IICIALES Y EVOLUCIONARIAS ID CUBA
en la batalla naval de Santiago, "y hacia sus preparativos para sa-
ludar la bandera de Cuba Libre, con los mismos caiiones que habia
empleado en Santiago".
En el Calabria, "cinco minutes antes de las doce el cometa de
6rdenes toc6 zafarrancho de combat; todos los oficiales y mariners
corrieron a sus puestos; los artilleros se situaron junto a las piezas;
la banda de music se coloc6 a la popa. Todas las miradas se dirigian
a El Morro. La emoci6n mis viva se advertia en todos los rostros.
El ofical de guardia, cron6metro en mano, observaba la lenta march
de la aguja en la esfera. "iLas doce!" --exclam."
Merece ue, por so realismo, ofrezcamos a los lectures, aunque
no sean ms que en sintesis, las impresiones que el reporter de La
Discudni capt6 de este, el mas transcendental minuto en la historic
de nuestra patria:
"En aquel momento una exclamaci6n inmensa, sobrehumana, re-
son6 en el espacio. Los caionazos, los gritos delirantes de la mul-
titud, los pios y las sirenas de los buques surtos en puerto... todo
esto confundido en algarabia formidable, formaba un conjunto im-
posible de describir... Y entire tanto, la bandera americana... des-
cendia con lentiud de todos los edificios, de todas las fortalezas,
en todos los buques... donde por tires afios habia flotado... Todas
las cabezas estaban descubiertas, por todos los rostros corrian A-
grms... Por un instant las astas apareceron desprovistas de ban-
deras. De repente, y con ese efecto mgico que ofrecen las escenas
de los teatros, al camhiarse una decorad6n, en los mismos sitios
donde habia flotado el estandarte de la gran republica, aparei6
soberbia, orgullosa, admirable y admirada, la bandera amada de
nuestra heroic patria, la bandera que empapada en dia no lejano
en la sangre de nuestros hermanos y en las ligrimas de nuestras ma-
dres, daba al aire sus pliegues victoriosos proclamando el adveni-
miento de Cuba a la vida national".
No qued6 a la zaga el reporter de La Lucha, en lI vivid pintura
del entsiasmo popular al contemplar izada en El Morro la ban-
dera cubana: "Un estremecimiento migico electriz6 las fibras de
todos y agrimas de alegia bafaron muchos rostros y adamaciones
sinceras botaron de todos los corazones, que rebosantes de jWbilo
parecian desprenderse de los pechos de los patriots. En aquel actor
tan patCtico pudimos observer a la anciana cayos hijos perecieron
en el fraordel combat, a viuda cyo esposo muri6 en el ca-
dalso, al hennano que vi6 caer en la pelea a dos de los sayos mis
eridos... todos conmovidos, todos lorosos, entemecidos, recor-
ddo tantos sarificios y tantos esfuerzos realizados, vitoreaban sin
cesar la bandera que al ondear sobre El Morro lucia mis linda, mis
gallarda que nunca". Y anota que "muchas senoras y sefioritas y no
ocos hmbres fornidos, sufreron sincopes en el moment de izarse
la bandera".
;Quifnes fueron los actors participants en el cambio de bande-
64 COLECCION HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
ras efectuado en El Morro de La Habana el 20 de mayo de 1902?
Al igual que sobre la ceremonial desarrollada en el Palacio de la
Plaza de Armas, ha sido tambi6n falseada o tergiversada la escena
ocurrida en aquella fortaleza, hacidndose aparecer como protagonistas
a quienes no mtervinieron en ella.
Nuestro amigo Enrique H. Moreno, en la carta a que ya nos re-
ferimos, nos descubre nuevos errors: "Como supongo que usted me
pregunta sobre este acontecimiento de la bandera, con fines de se-
guro provecho para el esclarecimiento de la verdad hist6rica, me
tomo la libertad ahora de hacer algunas referencias a la izadura de
la bandera, el propio 20 de mayo de 1902, en El Morro, sobre cuyo
asunto se han dicho cosas no ciertas, claro esti que sin Animo de
burlar la verdad de los hechos, sino por error de informaci6n".
Y nos cita las veces en que se cometi6 esa deficiente informaci6n.
La primer de ellas, por el teniente del Ejfrcito Libertador Carlos
Mindez Rodriguez, quien en articulo publicado en el n6mero de
agosto de 1939, de la revista habanera El Jubilado, refiere su par-
ticipaci6n, como tesorero pagador, encargado de las propiedades de
la Capitania del Puerto y sus anexos, a cuyo frente se hallaban en-
tonces el mayor Fred S. Foltz. en el cumplimiento de las disposi-
cones adoptadas para el cambio de banderas en El Morro. Afirma
que la ensefia cubana "fud adquirida por cuestaci6n popular, inicia-
da pot el coronel Manuel Mara Coronado, director de La Discusidn,
centavo a centavo, nikel a nikel y se me entreg6 en los primeros dias
del mes de mayo en la propia Capitania del Puerto por el maypr
general Salvador Cisneros Betancourt, marquis de Santa Lucia, y el
general Enrique Loynaz del Castillo". Expresa que media "vemte
varas de largo por doce de ancho; es de seda con la estrella bordada
tambiin en seda blanca".
Expresa que la bandera "debia ser izada por el generalisimo Maxi-
mo G6mez, como jefe supremo del Ejrcito Libertador de Cuba,
pero en el moment precise ste dijo: "
lo que este mambi, simbolo viviente del patrioismo cubano?", y
seialaba para el teniente coronel Rafael Izquierdo, inutilizado en la
guerra, alli present, a quien le faltaba un brazo, dos dedos de la
mano que le quedaba y parte de la cara, teniendo todo el cuerpo
leno de cicatrces de heridas de bayonet. el coal fue abandonado,
creyundolo muerto, por las tropas espafiolas, en un encuentro con
nuestras fuerzs en la provincial de Matanzas, y curado despus mila-
grosamente, volvi6 en una expedici6n a la maniga". Se atrbuye a la
participaci6n de este veteran libertador mutilado. la circunstania
de haberse detenido varias veces en su ascensi6n la bandera cubana.
Esa misma version, ligeramente ampliada, del teniente Mendez
Rodriguez, la public el Diario de la Marima, en su secci6n de roto-
grabado del 31 de mayo de 1942; y la copi6 el doctor Tomis de
J6stiz en el discurso que como president de la Academia de la His-
BANDMMAS OPICIALES Y REVOLUCIONABIAS DR CUBA
toria de Cuba, ley6 en it sesi6n solemne celebrada el 10 de octubre
de 1939, que fe publicado en los Andes de ese afo.
Pero el doctor Benardo Nfiez, hijo del mayor general Emilio
Nfiez, restableci6 la verdad hist6rica sobre ese hecho y sus actors,
en el n6mero de El Jubiado, corespondiente al mes de junio de
1942, presentando como praeba conduyente, una fotografia que
reprodujo dicha revista, tomada minutes despues de habere reali-
zado el acto trascendente, asi como copia literal del acta levantada
al efecto.
Transcribimos el acta, que explica a so vez, la fotografia:
"En el Castillo del Monto, cmdad de La Habana, a las 12 y 14
pm. del dia 20 de mayo de 1902, reunidos los que suscriben, com
miembros de la Comisi6n de Veteranos de a Independenia de
Cuba, designada pot el Consejo Local de La Habana, con objeto de
levar a abo el acto de iar en este Castillo la bandera de Cuba, en
sustimci6n de la de los Estados Unidos de Amrica, de acuerdo con
lo dispuesto por el Gobernador Militar de Ia Isla, representantc
legal del Gobemo de los Estados Unidos, y cuyo acto envuelve el
traspaso de soberania al pueblo de Cuba, se determine obrar de con-
formidad con el jefe miltar de dicha fortaleza, teniente del Ejrcito
americano E. A. Stuart, quien una ve arriada a bandera de so
Naci6n, despus de los safidos de ordenanzas, se retir6 comenzan-
dose el acto de izase la bandera cubana, que se Ilev6 a efecto en un
solo acto por todos los fimantes entire vivas y adamaciones a Cuba
Libre y a Naci6n americana.
"Y en coamemorai6n de tan solemn acto y para constanda se
extiende la presence, de la que se reproducirn tantas copies como
miembros compsieron la Comisi6n predicha, firmindolas todos los
presents.
"General Emilio Nfiez, Coronel Jos6 C. Vivanco, Coronel Enrid-
que Nuiez, Coronel iguel Iribarren, Coronel Orencio Nodarse,
Teniente Coronel Rafael Izqiedo, Coronel Manuel Maria Corona-
do, Teniente Coronel Joaqn Ravena, Comandante Eliseo Camtay
Comandante Domingo Hrera, Comandante Arturo Primlles, Co.
mandate Laureano Prado, Comandante Antonio V. Ziskay, Tenien-
te Narciso Lpez".
La referide revista adam que el teniente Carlos MEndez "nos en-
carga hagamos costa que, desde luego, el no presenci6 los bechos
ue relata en su trabajo aludido, pues sus deberes ofiiales como alto
fncionario entonces de la Capitania del Puerto exigian sa presenia
en otra part y que snplemente se limit a hacerse eco de una
version correte ei aquelos dias". Firms esa nota, por la redaccin,
Pedro Osorio.
Ratificando la referida acta, se suscribi6 el 20 de mayo de 1942,
otra, qe firmaron el comandante Domingo Herrera, el teniente c-
ronel JaO n Ravens, el teniente Narciso L6pez, el comandante An-
tonio Zisy y el brigadier Jos Clemente Vivanco, "a fin de
66 COLECCI6N HIS6ICA C UBANA Y AMERICANA
dejar una vez mas consagrado ese hecho hist6tico-patrio, que qued6
plasmado, en una fotografia que es de pfblico donnio, y a instacia
de crecido nfmero de veterans, que asi nos lo sugiere, no ya s6lo
en honor de la verdad hist6rica que lo exige, sino de la sagrada
memorial de ilustres compafieros desaparecidos que concurrieron a
firmara". Esa fotografia y acta la reprodujo el Diaio de la Ma-
rina, el 20 de mayo de 1943.
Concuerdan los hechos relatados en el acta primer, con las ver-
siones publicadas el dia 21 de mayo por los diaries La Discusin y
La Luba. El primero agrega, que los veterans cubanos recogieron
en sus brazos la bandera americana, para que no tocara en el suelo,
lo que conmovi6 al official y soldados americanos presents, y, que
mis de cuatrocintos brazos iraron de la cuerda al izarse la bandera
cubana, la que "subi6, det6vose un instant y ascendi6 mis"; y el
segundo refiere que al arriarse la bandera norteamericana "dispar
la fortaleza de La Cabana 45 canonazos, uno por cada una de las
estrellas de la bandera interventora"; y que al izarse la cubana, "fue
saludada con 21 cafionazos" y las salvas de los cruceros americano,
ingls e italiano, y que el numeroso piblico que lenaba la explanada
de El Morro, se abalanz6 tambiin sobre los veterans, ividos de
elevar hasta lo mas alto la ensefia gloriosa de Las Guisimas y Palo
Seco, de Colisen y de Cacarajicara".
NOTAS DEL DIARIO DEL SEMAFORISTA DE EL MORRO DE
LA HABANA, SEN OR NARCISO VALDES MIR, VETERAN
DE LA GUERRA DE INDEPENDENIA
"Enero 1 de 1899.
A las 11 am. se personaron en el Semiforo de El Morro de La
Habana, un ofical de la Marina Americana, Mr. William Macdonal
y varies mariners. Un C6nsul de las fuerzas destacadas en la Ca-
baa con un piquete y varies paisanos C6nsoles; asi como un ofcial
de gala con objeto de cumplimentar 6tdenes de arriar el pabell6n
espafiol e izar el americano.
A las 12 y despuls del saludo de las escuadras americana, surta en
el Puerto y de la fortaleza de la Cabana que a la vez contestaba; el
Jefe de Seiales, N. Vald&s Mir orden6 se arriase el pabell6n espa-
iol que lo verific6 el vigia Andres L Menduifia, tardado 50 se
gundos; seguidamente el official de gala con el Jefe de Sefales, se
comenz6 a izar la americana cuya operaci6n dur6 tres minutes. El
pabell6n espafol fu6 entregado por indicad6n del Jefe de Sefales al
ofidal del eg&cito espafol Sr. Amat, y la americana qued6 izada
hast la puesta del Sol que se arri6 por este Semnforo y la recogi6
un ofidal americano que la cange6 po ora, pars seguir hacidndose
el servicio diario en esta ofidna de sefales.
DANDERAS OFICIALN8 Y BVOLUCIONARIAS DE CUBA
"Mayo 11 de 1902.
A las 7 y 25 am. y seg6n 6rdenes por telefonema de la Capita-
nia del Puerto y por la entrada del vapor Jidia, de la Casa Sobrinos
de Herrera, que conduca a sa bordo al primer president D. Tomas
Estrada Palma, se iz6 el pabell6n cubano a la vez que el americano;
primera vez que oficialmente se izaba en La Habana y creo que en
la Repfblica, la que fu6 enarbolada por el Jefe de Seiales, Narciso
Valdds Mir.
Fue arriada alas 8 y 50 y el 12 se remiti6 a la Capitania del Puerto,
segfn orden telef6nica recibida."
"Mayo 12 de 1902.
Las 10.35 am.
Primer vapor que en proa iz6 el pabell6n cubano Madriles. Espa-
fol. Entrando."
"Mayo 20 de 1902.
Primer pabell6n izado por la Rep6blica cubana.
A las 12, despuas del saludo de la Cabafa, fue arriado el pabell6a
americano, que se encontraba izado en el palo de teligrafos del se-
miforo, lo que verific6 el teniente de Artilleria americano Mr. Ed-
ward; seguidamente se iz6 el cubano: ambas banderas median 36
pies de largo por 20.
Individuos que izaron la cubana oficialmente:
El gobernador civil E. Nufie.
Una Comisi6n de Veteranos de la Independencia, el Jefe de Se-
fiales N. Valdds Mir, su hijo Oscar, Dr. F. Guerra y n numeroso
p6blico que con indiscriptible entusiasmo, se abalanz6 a la divi-
sa dando vivas a Cuba y los E. U. Dur6 ambas operaciones cinco
minutes."
Al rererso de la misma hoja dice:
"Mayo 20 de 1902, las 5 p.m.
Primer vapor mercante que sali6 con la bandera cubana izada a
proa: Olivette. Americano."
"Junio 2 de 1902. 4 pam.
Primer vez que se puso el pabell6n cubano a media asta. con mo-
tivo del primer artillero cubano que moria en la Repfblica: Manuel
Amayo.
68 COLECCI6N HISTORICA CUBANA Y AMERICANA
"Febrero 21 de 1903.
Se enarbol6 un mistil de hierro en esta fortaleza de El Morro, en
lugar del de madera que existia, regalo por el pueblo y, per suscip-
ci6n lRevada a efecto por el diario cubano La Discusion, a las 9.25
"Febrero 24 de 1903.
Se iz6 el primer pabell6n en el indicado mfstil, present el mayor
general del Ejdcito cubano Sr. Alejandro Rodriguez con un piquete
de artilleros cn various jefes y oficiales y el Jefe de Seiales con el
personal, N. Valdes Mir, Capitin del Puerto y el de la Policia,
Eduardo Laborde".
(Noticias facilitadas por el Dr. Jesfs Fernndez Lamas, que posee el origi-
nal del referido Diario del Sr. Narcso Valdes Mir, y que transcribimos li-
teralmete).
BANDERAS
REVOLUCIONARIAS
PRIMERAS ENS ElAS
LIBERTADORAS
Como culminaci6n del largo y laborioso process evolutivo del
pensamiento y de la aci6de e los hijos de esta terra, en busca de
normas e institucones politics, que resolvieran, y de inmediato,
ya paa el futro y de modo pennanente, los problemas de today in-
dole que en pocas diversas confront nuestro pueblo, durante los
tiempos colomales, se registrar como meta culnmnadoza de ese des-
arrollo de la idea naconalista, el gran movimien politico revolu-
donario independentista, con sos proleg6menos de la rebelion por
la libertad econ6mica, que contra el imperialism espaqo indaron
los vegueros en 1717 y repitieron en 1723.
Los comienzos de esos movimientos revolcionarios independen-
tistas se hallan hu6rfanos de efectivo respaldo popular y hasta del
apoyo de alguna determinada case de nuestra sodedad, ya que no
se habia plasmado todavia n conciencina revolucionaia iadepen-
dentista. Son casos aislados, pero que revelan la existencia de una
general replsa al despotsmo espafiol y, a sqed de casinos que
conduzcan a un dim de lietad, cultua, civiliza6n y justicia.
1. LA DE JOAQUIN INFANTE.
Encabeza la extensa listed la inicial conspiraci6n separatist de
Roman de la Luz, Luis F. Basabe, Manuel Ramire y Joaquin In-
fante, de 1809-1810, que ofrece estas interesntisimas pardculari-
dades: haber tenido por escenaio a propia Capital de la Isl; con-
cretado sus ideals en una carta constitcional -la mis antigua de
las constitudones concebidas, redactade y publicada r un cubano,
Infante, par la ordenaci6n de so regimen politico, una ve
independizada de la metr6poli, poyecto de muv relative valor, s61o
historic, muy lejos de set model de ley constituonal democri-
tica- y plasmado en una bandera la simblica representai6n na-
conal e international del nuevo estado independiente, cuy" forms y
combinaci6n de colors aparecen determinados en el articulo 100 da
ese proyecto constitutional:
La bander national sera un tricolor horizontal, verde, morado
y blanco".
72 COLECa6N HIST6ICA CUBANA Y AMEICANA
.Por qu6 escogi6 Infante esos colors?
No porque ellos tuvieran valor representative de principios e
ideales de la future nacionalidad --cual ocurre con nuestra actual
enseaa nacional-, sino simplemente, como 61 mismo lo explica en
el citado articulo, pot ser "combinaci6n que no se sabe haya sido
tomada todavia pot otra nad6n".
La importancia de esta conspiraci6n, si no por el nimero de los
comprometidos y participants, ni por la acci6n b6lica desarrollada,
pero indudablemente, por lo meditado y consiente de los fines perse-
guidos, queda plenamente demostrada pot los hechos de haber reco-
gido uno de sus directores -Infante-- aquillos y 6stos, plasmnn-
dolos en un folleto totalmente desconoddo para los cubanos, hasta
que lo rempdmin6 y divulg6 en 1928 el escitor y diplomatic vene-
zolano S. Key-Ayala, y creado un pabell6n national para el "Estado
de la Isla de Cuba".
Esta conspiraci6n, coo la mayoria de los demas moviientos
revolucionanos cubanos, la organize y orient, la masoneia cubana
y de otros paises del Continente.
Descubierta esta conspiraci6n, fueron press Basabe, Ramirez y de
la Luz, costando a este iltimo diez aos de presidio en Ceuta. Joa-
quin Infante, pudo refugiarse en Venezuela donde fue encausdo por
infidencia, consagrandose a laborar por el triunfo de la libertad en
todo el Continente.
Es, pues, esta bandera del bayamis Joaquin Infante, la primer
concebida en nuestra lucha revolucionaria iiertadora, como ensein
representative del Estado libre y soberano de Cuba.
2.- LA DE LA CONSPIRACON DE LOS SOLES
Y RAYOS DE BOLIVAR.
Aunque desde 1821 laboraba en Camagiiey la Sociedad de la Cadenr
Triangular o de Bolivar, y en los comienzos de 1822 se intentaba
promover en M&iico an movimiento revolucionario pars lograr la
ndependencia de Cuba, ni aqu61la ni iste tuvieron repercusones
revolucionatas apreciables.
En cambio, si tuvo arraigo y amplias ramificadones en today la
Isla la actuad6n separatist, que, al calor de las logias mas6nicas,
venia desenvolviendo desde 1820 el habanero Jos Francsco Lemns.
coronel del ejrcito colombiano, enviado por Bolivar para organizer
una conspiraci6n independentista, despus de haber conoddo el esta-
do de opinion que remaba en la Isla, lo que pudo aprecar porque
eran las logias los centres naturales de reuni6n de los elements
liberals, donde se discutian los asuntos politicos. Comprob6 que
mantenia ain la aspiraci6n constituaonaisata buena parte de los
criollos, ms los peninslares, sin que el separatismo icbiese entai-
zado todavia prfundamente entire los primeros.
Se le orden6 a Lemus dirigirse a Espana para dar cuenta de las
BANDRUAS OFICALS Y REVOLUCIONARIAS DE CUBA
observaciones obtenidas y ponerse de acuerdo con los agents confi-
denciales de la Rep6blica de Colombia -Ravenga y Echeverria--
quienes le ordenaron regresar a Cuba, para que aprovechando el des-
contento provocado por el retroceso al absolutismo, oraniase an
movimiento revolucionario en pro de la independencia d a Isla.
Al legar Lemus a La Habana, encontr6 que realizando esa insma
labor estaba ya otro official colombiano: Barrientos. Unidos, pusie-
ron manos al empefio separatist, y logrados los primeros pros6litos
fundaron la logia mas6nica Los Soles de Bolivar, con dos grades:
el de los Rayos y el de los Soles. Sobre una espada se juraba defen-
der y morir por la independencia. La recompensa era: "La Amrica
os la premiara".
Entre los conspiradores principles, ademis de los dos citados, se
hallaban, en La Habana: Jorge Juan Peoli y el regidor Francisco
Garay Agudo; en Matanzas: Jos4 Teurbe Tol6n, Juan Jose Hernin-
dez y Jose Maria Heredia y en Pinar del Rio: el licenciado Martin
de Mueces.
Desde 1821 se hallaban comprometidos en numerosos lugares de
la Isla, jueces, alcaldes, regidores, jefes de milicias, sacerdotes, co-
merciantes, casi todos cubanos, pero tambiin algunos espafoles.
Ya en el mes de julio de 1823 patecian estar preparados los tra-
bajos revolucionarios, redactadas por Lemus tres proclamas, para
lazarlas al producirse el levantamiento: una a los Cubanacanos, otra
con la sintesis del program de gobierno republican a desarrollar,
y la tercera, tendiente a lograr la simpatia y cooperaci6n de los
espanoles.
Pero, desde junio de 1823, el capitAn general Frncisco Dioniso
Vives, tenia total conocimiento de a conspiradon, informindolo asi
a Espana y pidiendo facultades extraordmarias para coatener "el
incendio".
Se inician los process. El de La Habana, el 2 de agosto; y el 28
de enero de 1824, el Regente de la Audiencia, a petici6n del Go-
bernador, design una Sala en esta Capital, para que coociese de
todas las causes incoadas. El 6 de noviembre elev6 sus conclsiones
el Fiscal (los autos alcanzaban entonces la fabulosa suma de mis de
ocho mil fojas, resultando complicados mas de seiscientos eos). Se
fall en 24 de dicembre, sobreseendo la causa y enviandose bajo
partida de registry a Esp a disposi6n del Gobieno, a Lemus,
junto a veintiin encausados ms. El rest, con excepci6n de los pr6-
Sfugos, fu condenado con multa de 500 pesos.
Abortada la conspiraci6n vino a favorecer a Vives la caida del
regimen constitutional y el restablecimiento del absolutismo, en 20
de octubre de 1823, logrando entonces fcilmente su viejo anhelo
de crear la Comisi6n itar Ejecnrtiva y Permanente y de conceder
facultades omnimodas a los Capitanes Generales; anmas poderosisi-
mas para combatir el separatismo libertador cabano y mantener la
tirama absolutist.
74 COLECCI6N HIST6ICA CUBANA Y AMERICANA
Tan bien urdida conspiraci6n no podia career de bandera y dis-
tintivos, y asi fue como en los process incoados se descubrieron ids
dibujos de una y otros.
La primer, de la que se encontraron tres ejemplares en un bhal,
era, segun reza la diligencia levantada al efecto, "de ceda, de tafetan
censillo, cada una con dos y media vara de largo y una y media de
ancho, el centro azur turqu, y en el punt medio estampado un sol
grande con sus rayos, como esmaltado, color plateado con daros y
obscures, y en la circunferencia una faja de media de tercia de Color
Carmesi". Pero en el ejemplar que figure unido al sumario, el sol
es color oro, con rostra human; los rayos, 16, mitad rectos y mitaa
ondulantes y la franja roja tiene double ancho en la patte corres-
pondiente al asta.
El distintivo military de los conspiradores era "una escarapela re-
donda, con pliegues, imitando a rayos y orla". Se encontraron 395,
en un ball.
3.- CONSPIRACIONES SIN BANDERAS.
Ni la conspiracidn, en 1824, del alf&rez de dragons, natural de
Asturias, Gaspar Antonio Rodriguez, en la ciudad de Matanzas; ni
la de los patrotas camagiieyanos, Francisco Agiiero y Andrds Manuel
Sinchez, que desembarcaron en Santa Cruz del Sur y apresados el
19 de febrero de 1826, fueron fusilados en Puerto Princieel 16 de
marzo; ni la Expedicid6 de los Trece, del mismo afo, diigda por
Alonso y Fernando Betancourt y los colombianos Juan Jos6 Salas y
Juan Betancourt, fracasada por falta de apoyo polar i la impor-
tante conspiraci6n de la Gran Legi6s del Agui Ngra, orden revo-
lucionaria de 1829-30, de la que era jefe supremo el general mexi-
cano Guadalupe Victoria y en la que figuraba como socio de pri-
mera clase el habanero y exsacerdote bedtemista Sim6n de Chivez;
en ninguno de esos movimientos revoluionatios consta que hubiesen
sido concebidas sendas enseias, aunque en la orden de la Gran Legid6
del Aguila Negra, seg6n aparece de la causa instruida, los diplomas
de sus asociados estentaban "un escudo alusivo de la Libertad: en
una bandera, flechas y carcaj", escudo que constaba "en un 6valo
sobre dos banderas y una rama de olivo en cuyo centro est el gorro
de la libertad con este mote: Libertd o wmerte.
Tampoco tuvieron banderas propias las conspiracones y expedi-
cones separatists que se produjeron coetaneamente a las orgai-
zadas por Narciso L6pez, como las de la Socie4d Libertadora de
Puerto Principe, de 1851, dirigida pot Joaquin de Agiiero; el alza-
miento, poco despus, en Trinidad, de Isidoro de Armenteros, Rafael
Arcis y Ferando Hernandez Echeri; la Conspiraide de Vselta
Abajo, que organize en 1852 la Junta Cubana de La Habana y la de
Ram6n Pint6 y Llins.
NARCISO LOPEZ EL VENEZO-
LANO QUE MURIO POR CUBA
LIBRE Y DIO A CUBA LA
BANDERA DE LA LIBERTAD
Pocas vidas tan dramiticas en la historic de nuestras luchas inde-
pendentistas como la de Narciso L6pez, el venezolano que muui6
pot Cuba y a ella di6 la bandera de la Gran Guerra Libertadora de
los Treinta Aos, consagrada en 1902 como Ia enseia de la Republica.
Nacido en Caracas, el 29 de octubre de 1797, as nifiez se desen-
vuelve en los dias turbulentos en que se produce el estallido sepa-
ratista de la metr6poli espaiola. En 1810 presenaa a llegada a Is
patria del precursor de las libertades amecanas, don Francio de
Miranda, "errante caballero de la libertad", seg6n lo ha calificado
el historiador Luis Correa en su studio Narciso Ldpez e Venezuela
(Boletis de la Academia National de la Histori, Caracas, N9 43,
p. 261); asiste a las sesiones del Congreso Nacional que el 5 de julio
fa invadido pro la multitude que oblig6 a los dipotados a votar el
Acta de Independencia. Contaba entonces apenas 14 aios, y alumno
de la Academia de Matenmticas, creada pot Is Suprema Junta Go-
bernativa, firm con ss compao de studios la instanda dii-
gida al coronel don Juan P o Ayala, comandame military de Ca-
racas, pidiendo se les diese instnc6n military para mejor servir
a la patia, to que el joven NarciLo L6pez no pudo lograr.
Ya entonces hahia comenzado a distinguirse pot sa fuetza fisica y
su habilidad como jinete, que msi tarde y por el resto de su vida,
le servirian pars cq tr s iay. fama done quiera que se
encontrase, ya en Ameica ya en E a.
Dependiente en la tienda que s padre, don Pedro Manuel L6pez,
tenia en a ciudad venezolana de Valencia, fud testigo y victim del
ataque y toma de la misma por el ,anguinario jefe espafiol, enemigo
muimno de Bolivar, Bobes, "el ledo de los llanos". De nada vaB6
la desesperada y heroic defense del coronel republican Juan de
Escalona, que pot falta de recurso$ b6licos tvo que rendirse ante
el general don Juan Manuel de Cagigal, despus de una misa. en
honrosa capitulaci6n para los patriots venezolanos, que no respe-
76 cCOLECC6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
taron las hordas de Bobes, saqueando la poblaci6n y asesinando a
gran nfimero de sus moradores, entire ellos el padre de Narciso
L6pez. Cuenta Jos6 Francisco de Heredia, el padre de nuestro gran
poeta, regente de la Real Audiencia de Caracas -de quien dijo
Andris Bello que se distingui6 alli "por su humanidad para con los
habitantes de Venezuela, tratados por aquellos tiranos y sus desal-
mados sat6lites con una crueldad, rapacidad e insulto inauditos"-
en sus Memorias sobre las revoluciones en Venezuela, Paris, 1895
(p. 203-204), que la noche siguiente a su entrada en Valencia, Bobes
"reuni6 todas las mujeres en un sarao, y entretanto hizo recoger los
hombres, habiendo tomado precauciones para que no se escaparan, y
sac&ndolos fuera de la poblac6n, los alanceaba como a toros, sin
auxilio espirituaL Las damas del baile se bebian las ligrimas, y tem-
blaban al oir las pisadas de las partidas de caballeria temiendo lo que
sucedi6, mientras que Bobes con un litigo en la mano las hacia
danzar el piquirico, y otros sonecitos de la tierra, a que era muy
aficionado, sn que la molicie que ellos inspiran fuese capaz de
ablandar aquel coraz6n de hierro". El capitin general Cagigal, fue
"simple espectador" de aquella matanza, "que dur6 algunas otras
noches".
Narciso pudo salvarse gracias a un negro esclavo, que lo present
a un sargento realist, conducindolo dste a la presencia de su jefe,
el canario Francisco Tomns Morales, seguido de Bobes, a quien cay6
en gracia y le ofreci6 sentara plaza a sus 6rdenes.
Narciso I6pez acept6 traicionar a su patria native y military en
las filas de los que acababan de asesinar a su padre.
Como dice Gerardo Castellanos, en Andamas y Atisbos, La Ha-
bana, 1925 (p. 127), "este punto es el primer borr6n de su historic.
Sali6 de la edad viril siendo traidor". Y el 15 de julio de 1814, el
mismo dia en que eran derrotados en la Puerta, Bolivar y Marino,
Narciso L6pez mgesaba en el ejrcito realists.
Mucho se ha discutido y se continia discultendo sobre esta des-
lealtad patri6tica de L6pez. El mismo, asios despuds, pretendi6 justi-
ficarla con el agradecimiento hacia Bobes y Morales. Castellanos lo
refuta: "Confesi6n inocente, dado que personalmente esos jefes nada
pJr dl hicieron, y prueba que estaba en edad de pensar y resolver,
y per lo tanto no debia desconocer los crimenes de la dominaci6n
hispana". Y Herminio Portell Viii en el tomo primero de Narciso
Ldpez y su epoca, La Habana, 1930 (p. 25), obra de la que tomamos
la mayor parte de los datos que aqum citamos, no encontrando expli-
caci6n ni justificaci6n alguna a esa conduct, dice que "en el fondo
de ese proceder inexplicable de Narciso L6pez debi6 haber algin
misterio que mantuvo secret a traves de su accidentada vida".
Durante asios, permaneci6 en la apostasia. De coronel, recaz6 sla
oferta de Bolivar de sumarse, respetandole el grado, a las filas repu-
blicanas. Pele6 contra sus hermanos, sobresaliendo por sa bravura,
mteligencia y gentileza. Buen soldado espafiol, debe abonirsele a
BANDERAS OFFICIAL Y REVOLUCIONARIAS DE CUBA
su favor que no se manch6 con los crimenes de sus companeros de
armas. Jos6 Quintin Suzarte en la semblanza que de el traz6 en
1861 dice (Don Narciso Lpez. En El Amigo del Pair, La Habana,
diciembre 29, 1881): "Sea por imitar a Murat, sea por no derramar
con su mano sangre de sos compatriots, y a esto me incline ms.
porque parece consecuencia de su character caballeresco y poeico,
nunca entr6 en acci6n armado de sable, pistol o carabina. Las mis
impetuosas cargas de caballeria las daba blandiendo un 6tigo o
manati, y a cada golpe de 6ste derribaba un hombre, seg6n he oido
referir a algunos de sus compaferos de armas, pues era tal so faerza
que doblaba un peso fuerte entire los dedos como si fuera de cera
y no habia caballo cuyos fuegos resistieran a la presi6n de sus
rodillas".
Portell Vili transcribe (p. 30-32), pirrafos de una cara que di-
rigi6 a Narciso, su madre, en 18 de junio de 1849, en la que trata
de desvanecer los remordimientos que ennegrean la vida de este,
pot considerar, valiendose de ss mismas palabras, "la faja que cefias
y demas distinciones, como una librea de ignominia". La buena ma-
dre, que conocia sus nobles sentimientos y generoso coraz6n, trata
de calmar sus inquietudes: "Arrojado como fuistes por mano invi-
sible, y fuerte en medio de la erra, tuvo ocasi6n el genio de hacer
el desarrollo de todas estas vrtudes militares -el valor, la intre-
pidez, el esfuerzo, la firmeza, la constancia, la inteligenaa- y a
costa de inauditos trabajos. las practicastes con gloria, arrostrando la
muerte a cada paso; y tos victorias que siempre acompaeabas con
rasgos de humanidad, se aplaudian con entusiasmo y mil bendiciones,
concilindote el amor y respect general".
Abona esta actitud la anmstad que conserve de machos patriots
revolucionatios, entire ellos, el general Manuel Manrque, so intimo
amigo, a quien rindi6, en nom re de los ejrcitos realiss, la plaza
de Maracaibo, de la que era gobernador, el 3 de agosto de 1823. Ese
mismo dia le dirige a "mi estimado Manrique", refiridndose a la
convenida capitlaci6n, una carta, en la que le decara: "Yo estoy
loco de content al ver desaparecer la guerra de mi suelo, que lo
asolaba y envolvia en tantos horrores y desgracias". Y se despite,
"se ofrece con la misma amistad que siempre to afectisimo".
Con Morales y sus soldados, embarc6 L6pez para Cuba, aibndo a
Santiago el 28 del mismo mes de agosto. Laobe de la poblaci6n,
colmada ya de otras tropas derrotadas en spa di mo-
tivo a que Morales lo mandase con pliegos secrets a La Habana,
parn el capitn general Francisco Dionisio Vives. A caballo y a mar-
chas forzadas, recorri6 el coronel L6pez la larga distancia. Vives
par aliviar las "necesidades que rodean al general don Francisco
Tomis Morales y la benem6rita tropa de so mando", dirigi6 una
alocuci6n al pueblo de La Habana en demand de que contribuyeran
78 COLECCI6N HIST6BICA CUBANA Y AMERICANA
a cubrir un emprestito de doscientos incuenta mil pesos, lo que
ripidamente se logro.
Dos meses estuvo en La Habana, y en ella bien pronto se capt6 la
amistad y admiraci6n de hombres y mujeres, por su don de genes,
su marcial empaque, su destreza en las armas y como jinete. Muje-
nego, jugador, entrampado, encaj6 muy bien en aquella disoluta so-
ciedad habanera de los tiempos de Vives, consentidor, con fines de
corrupci6n social, de todos los vicios.
En esta breve estancia en La Habana de Narciso L6pe, dice
Suzarte: "brillaban como dos estrellas por sus distinguidas figures,
el teniente coronel don Ram6n de las Llamosas y el coronel don
Narciso L6pez. Jinetes consumados iban a caracolear por las tardes
en arrogantes corceles al Paseo, que asi se llamaba entonces a lo que
despues se titul6 Alameda de Isabel Seguada... Yo tenia entonces
seis anos de edad y recuerdo como si fuera cosa de ayer el entusiasmo
con que concurrian las gentes a admirar la habilidad ecuestre de
los dos gallardos venezolanos y los elogios que les prodigaban".
Hizo corto viaje ofidal a Espafa y de nuevo en Cuba, 1 y s
compaiero Llamosas enamoraron a las bellas hijas del islefio Fran-
cisco Frias, hermanas del Conde de Pozos Dulces, Dolores y Ana.
Esta iltima fui feliz con Llamosas, no asi la primera, a la que Nar-
ciso L6pez, mujeriego, jugador y parrandero, hizo sufrir much, te-
niCndola casi abandonada y sparandose de ella, definitivamente en
1836. A ahondar mis las discordias entire ambos esposos contribuy6
Jos Antonio Saco que enamorado de Dolores, se convirti6 en ene-
migo mortal de Narciso L6pez, a tal grado que en carta a Jos6 Luis
Alfonso, de 5 de mayo de 1851, refiriindose a la labor revolucio-
naria de aqu6l, le dice: "si supiera que el mar se ha tragado la expe-
dici6n con todos los expediaonarios, se seria para mi uno de los
dias mLs felices de mi vida", y, despu6s de la muerte de L6pez con-
trajo Saco, en Londres, el afio 1856 matimonio con Dolores.
Pero volvamos al aio 1826, para encontrar a L6pez ventilando
ante la Real Audiencia de Puerto Principe, en nombre de so suegro
an enredado pleito. Ante el asombrc y la indignaci6n de los magi-
trados, se present en la sala de justiaa vestido con todos sus arreos
militares, sable inclusive, y ante la demand de que dejase el sable
en la puerta, airadamente se neg6, alegando, que por qu6 habia de
quitirselo, "si con l6 podia presentarse ante el Rey".
Se dirige a Espana al afo siguiente. Manda un regimiento de la
Guardia Real, en el que tiene de teniente al veneolano Jos6 Gu-
tirrez de la Concha, anos despus capitin general de Cuba; como
Ayudante del general Ger6nimo Valds, toma part en la guerra
civil carlista; asciende a Mariscal de Campo; desempeia el cargo de
Gobernador de Valencia; hasta que en 1843, al ser nombrado Valdis,
gobernador de Cuba, Ileva consigo a su compafiero de armas como
Gabernador de Matanzas, primero, y despues de las Cuatro Villas:
Trinidad, Remedios, Sanct Spiritus y Santa Clara.
DSNDEUAS OPICIaAL Y RIVOLUaDONAaIAS DE CUBA
Fija su residencia en la entonces may pr6spera ciudad de Trinidad.
Se pone en contact con los prohombres criollos y con ellos no aslo
participa en fiestas de todas classes, sino que tambien cambia impre-
siones sobre los asuntos del pais y oye sus quejas y anhelos.
Ya desde su iltima estancia en Espafia, L6pez habia establecido
relaciones estrechas con los elements liberaes, tanto peninsulares
como criollos, identificindose con sus ideas y aspraiones.
Acusado en el Congreso, el 21 de diciembre de 1838, pot Martinez
de la Rosa, a consecuencia de los sucesos ocurridos en Valenca,
Lopez contest en un folleto fechado en febrero del afio siguiente,
defendiindose de esos ataques y declarando:
"-He dado un nuevo testimonio de mi inalterable adhesi6n a los
principios e intereses populates, de lo acreedor que me jiug a la
confianza de todos los hombres libres y del inestimable or que
para mi tienen su consideracin y presigio, no logrando adbhrar
ya mi vida ni las tramas de los patidos ni las diatribas de la maldad,
ni los sinsabores de la ingratiud ni la injusticia y rigor de las perse-
cuciones. Al triunfo de la libertad pospongo today consideracin y
miramiento".
Como afitma Portell Vila, "era esta ra una profesi6n de fe revo-
lucionaria, la misma que en Cuba habah de poner en pratica afios
mis tarde".
L6pez se va identificando, desde Espafia, con los problems ame-
ricanos y toma la resolci6n de ponerse al servicio de la libertad en
el Contmente, en abierta rectificai6n de so conduct anterior.
En cart -que da Portell Via- de 25 de marzo de 1849, se
refiere a este cambio de so vida, provocado potr a tirnica situaci6n
que contempla durante so breve estancia en Cuba, y por las corrien-
tes de opinion que hasta l llegan a traves de sus nuevos amigos
liberals, y dice que acarid6 la idea de redimir esta Isl, para
"volver... a mi posci6n de simple americano, y entonces dedicar
el rest de mi vida, fisic ymoral, en procurar acab con aquel tan
birbro como hip6crit gobieo de la part de ace de los mares,
recuperando asi migniad y la de mis paisanos escavizados ain y
cargados de m pesadas y goseras cadenas, qe las que me hacian
arrastrar a mi, dorndomelas con falsos halagos".
La expulsion de los diputados cubanos de las Cortes espanolas en
1836, le produce tal indignadn, que reone a los oficiales criollos
del Ejircto de Maria Crstina par que, en seal de protest pot
aquilla, que juzga gran injustica, dmitieran en masa sus grades y
condecoradones, lo que recuerda en su proclama a los puertorrique-
fios de 18 de junio de 1851, en que confiesa que cuando alcanzd
los mis altos grados en la milicia y penetr6 "en el coraz6n de la
political de su gobiemo y en las intrigas de so corte", adquiri6 "el
conocmiento pleno de lo egoista y maquiavelica de una y de lo in-
80 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
moral y corrompida de la otra, patentizados esos doubles vicious, con
la clausura escandalosa de las Cortes contra los diputados de Cuba
y Puerto Rico, desde entonces jutr en lo profundo de mi alma con-
sagrar el resto de mis dias a la humana y patri6tica empresa de
arrancar entrambas islas de las garras de su no menos despiadada
que voraz madrastra".
S61o faltaba a L6pez la oportunidad para cumplir ese juramento.
Y esta se la dieron los propios espaiioles, en la persona del nuevo
gobernador de Cuba, Leopoldo O'Donnell, quien al llegar a La
Habana en marzo de 1843, le oblig6 a abandonar la militia, despo-
jandolo de los altos cargos que habia alcanzado.
"Asi paga el diablo a quien bien le sirve". Come dice Castellanos
(p. 132), "es indudable que en esta cesantia radical la producci6n
de la chispa. El terreno estaba abonado y s61o faltaba un toque de
injusticia".
Ya en la vida civil, L6pez no s61o volveri por complete las es-
paldas a Espaia, sino que se convertira en su mas enconado e irre-
ductible enemigo, en su tenaz aunque infructuoso prop6sito de abatir
el poderio espafiol en Cuba.
Complicado antes en la Conspiraci6n de la Cadesa Triangular y
Soles de la Libertad, ahora participa en la de La MAin de la Rosa
Cubana, con Francisco Diaz de Villegas e Isidoro Armenteros, que
debia estallar, primero el 24 de junio y despues el 10 de julio de
1848, la que fracas por la delaci6n de un ttaidor. L6pez prdo escapar
a tiempo, gracias a su maestria en la silla, en spectacular carrera,
desde Trinidad hasta Matanzas, con breve escala en Cirdenas, donde
comi6 con el gobernador Jose Falgueras en la Cas de Gobierno,
sin que 6ste sospechara las verdaderas razones de su viaje. En Ma-
tanzas embarc6 para los Estados Unidos, condenindosele en 1849,
en rebeldia, a muerte por fusilamiento.
*
En Norteamerica y en el circulo de los conspirdores cubanos
tiene ocasi6n L6pez de conocer a fondo las grades divergencias que
dividian a 6stos, en cuanto a los medios y finalidades de lograr la
separaci6n entire Cuba y Espaa, partidarios los unos de no contar
con el apoyo norteamericano y alcanzar la independencia absolute,
inclinados los otros a la cooperaci6n decidida yanqui y a la anexi6n,
como un estado mis, a la Uni6n.
Se enter tambitn de las hondas diferencias existentes entire los
norteamericanos, por razones de la esclavitud, las cuales se proyec-
tan acia el problema cubano. El Sur quiere en Cuba una rep blica
esdavista. El Norte se inclina a la libertad del negro.
La odiosidad a Espana, los intereses creados, la flaqueza civic
criolla y el deslumbramiento que producia la creciente democracia
norteamericana, eran tambien factors determinants en el campo de
BANDERAS OFICULES Y REVOLUCIONARIAS DE CUBA
la conspiraci6n, para inclinarse hacia los Estados Unidos, desenvol-
viendo una amplia campaia anexionista.
jCuIl sera la posid6n que entire elements tan disimiles y contra-
dictorios adoptari L6pez?
Castellanos la enjuicia, calificindola asi (p. 139): "Halag6 a los
del Sur, hacindoles career que en Cuba continuaria la esclavitud
negra. Procur6 atraerse a Gaspar Betancourt Cisneros (El Lugareio),
campe6n de la anexi6n. Hizo career, tambi4n, a los egoistas del None,
que serian preferidos, y acaso algin dia la Isla podria llegar a ser
yanqui. Y, sobre todo, alent6 a los comerciantes y politicos y sedujo
con ofertas de tentadoras remuneraciones a los veterans que iban
a exponer la vida".
La adopci6n de esta line political oportunista ha dado motive a
que algunas de las conspiraciones que L6pez promovi6, hayan sido
tachadas de anexionistas.
Portell Vila ha dejado plenamente demostrada la injusticia de
estas acusaciones, esdareciendo la pureza de ideales mantenidos por
L6pez a travds de so larga lucha por la independencia absolute de
Cuba.
*
En esta, sa forzada estancia en los Estados Unidos, L6pez se une
a los cubanos independentistas, entire los que figuraban Ambrosio
Jos6 Gonzilez, Jos6 Maria SAnchez Iznaga, Cirilo Villaverde y Juan
Manuel Maclas, constityendo la munta Promovedora de los Ilte-
reses Politicos de Cuba. Este grupo represent una disidencia
del otto anexionista capitaneado pr Cristobal Madan. Y se hallaba
en contact con los conspiradores habaneros agrupados en el Club de
La Habrma.
La Junta Cubana de los Estados Unidos tuvo como 6rganos de
propaganda los peri6dicos La Verdad, de Nueva York, y La Paria y
Fl Ilependiete, de Nueva Orleans.
Comprometen a politicos y otros personajes de influencia, aspiran
al apoyo official del Gobietno, abren banderines de enganche y esta-
blecen so campamento en la Isla del Gato, de las Bahamas, donde
logran reunir a comienzos del 49, unos doscientos hombres.
Pero L6pez no habia contado con el formidable adversario que se
interpondna, de ahora en adelante, en todas sus empresas liberta-
doras: la enemiga del Estado norteamericano a la independencia de
Cuba, que haria fracasar. una y ora vezi las conspiraciones y expe-
diciones por 61 organizadas y dirigidas, aunque a su favor estuviesen
nuchos norteamericanos sinceros simpatizantes de la casa de Cuba
Libre.
Ya presta la expedici6n paa partir rumbo a Cuba, fua denun-
cada por el gobernador de la Isla, Conde de Alcoy, y el Gobierno
de Washington exigi6 a L6pez la disoluci6n inmediata de los ex-
pediconatios.
82 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMEICANA
Aniloga actitud adoptada por el president Taylor, malogr6 ja
nueva expedici6n organizada en la Isla Redonda, de 1849.
El fervoroso entusiasmo de Narciso L6pez por lograr la indepen.
dencia de Cuba, su fe inquebrantable en tan noble empefio, quedaron
anulados pot un error que cometi6: no contar con la previa forna-
ci6n de una conciencia cubana favorable a la lucha revolucionaria
separatist, creyendo que su l1egada a la Isla con elements b6licos
de fuera, bastaba para que el as secundase el movimiento. De no
incurrir en tan fatal equivocac6n cuid6 much, afios despu6s, Josi
Marti, preocupindose de que sus planes guerreros, elaborados en los
Estados Unidos, marchasen acordes con los revolucionarios existen-
tes en el interior del pals, de modo que la Revoluci6n gozase de
estos dos elementales requisites: preparada a tiempo, estallada a
tiempo.
*
L6pez contaba con inagotables reserves de optimism y energies,
y se lanz6 inmediatamente, aun disuelta la Junta y el Consejo revo-
luconarios, a preparar otra conspirac6n. Lanz6 una emisi6n de bonos
por cuarenta mil pesos, que fue cubierta por cubanos y norteameri-
canos; alist6 unos seiscientos hombres de diversas nadonalidades, con
altos grades y grandes sueldos, entire los que figuraban muy pocos
cubanos, y a bordo del vapor Creole, la barca Georgia Lincumbily
y el bergantin Susan Loud, sali6 de Nueva Odeans rumbo a las islas
de Cuzumel o Mujeres, para de alli partir hacia Cuba el 13 de mayo,
no sin que antes les ocurieran graves peripecas por la falta de aga
y las enfermedades, que hicieron desertar a 42 de los expedidonanos.
Las autoridades espafiolas, con noticias de la expedia6n, enviaron
al caiionero Pizarro, que apres6 los dos barcos de vela y a los de-
sertores.
El 19 de mayo, el Creole entr6 en la bahia de Cirdenas, desem-
barcando en la ciddad los expedicionatios, seg6n detalladamente re-
lataremos en otro capitulo, reembarcindose doce horas mis tarde,
al comprobar L6pez que no habia sido secundado debidamente pot
la poblac6n cabana, y ante la amenaza de an ataque de numerosas
fuerzas espafiolas.
Tal parece que cada fracaso, lejos de decepionar a L6pez, le daba
nuevos arrests para segir luchando pot Cuba Libre.
Y continue conspirando.
De Cuba recibia mensajes de adhesi6n y aliento para sus empefios
independentistas. Acababa de frustrarse la expedic6n del Cleopatra
organizada pot Anadeto Bermidez, R. L Arnao y Graciliano Montes
de Oca, a consecuencia de la denuncia formulada al capitHn general
Concha por el abogado cubano Calixto Jos6 GonzAlez. Amao escap6
BANDERAS OPICIALIS Y REVOLUCIONARIAS DE CUBA
y Montes de Oca fu6 apresado y agarrotado en la explanada de La
Punta, en La Habana.
El 3 de agosto de 1851 abandonaba L6pez el puerto de Nueva
Orleans, a bordo del Pampero, con mas de 400 hombres. En la ma-
fana del dia siguiente se encontraba a tires leguas de El Morro de
La Habana, siendo avistado pot el vigia, que di6 inmediata cuenta
a Concha. Y se orden6 la persecui6n de los expedicionarios por el
Pizarr y el general Manuel Enna, con 750 hombres y 20 caballos.
L6pez desembtar6 con sus hombres en El Morrillo, Pinar del Rio.
De jefe de Estado Mayor venia el brigadier hingaro Juan Pragay,
como segundo de la expedici6n. Integraban la fuerz: americanos,
ingleses, franceses, h6ngaros, alemanes y unos 50 cubanos.
Dividi6 sus fuenas, debilitiadolas, en dos columns. Hubo encar-
nizada lucha. Enna se bate con L6pez en Las Pazas. Los espanoles
ceden en los primeros moments, pero reciben fuertes refuerzos de
cinco comparias y cuatro piezas de artilleria y, ante la perioridad
extraordinaria del contingent realist, frente a 137 expediconarios
que restan a L6pez, dste sigue peleando y here mortalmente a Enna.
Pero, como dice Castellanos (p. 164), "a pesar de todo, los inva-
sores quedaron desorganizados y esquilmados; era el preludio de la
desbandada... Nadie habia secundado el movimiento. La region le
di6 la espalda, ponidndose los campesinos del lado de Espaia. Estos
campesinos con sus perros feroces feron los peores enemigos de
L6pez".
Pero este no se da por vencido. Sige peleando en el Cafead de
Frias, en el Candelari de Agmerate, en Siio Herrera. Rechaza lleno
dc indignaci6n el ofrecimiento que le hizo an cubano -Falc6n- de
salvarlo y con s6lo siete hombres, toma el camino de los Pinos del
RangeL Lo sorprende una partida de 16 campesinos cubanos, al
frente de la l viene compare Jos de los Santos Castafieda, y
al ";Alto'!, que le da este, L6pez contest:
"--Esto es lo que me quedaba por ver!"
Castafieda pagaria poco despus su felonia, recibiendo el 12 de
octubre de 1854, n tiro en la cabeza, certerament disparado mien-
tras se encontraba en el cafe Marte y Belome, de La Habana, por el
cubano Nicolis Vign ad sanza.
L6pez es conducido, primero a Guanajay. posteriornente al Mariel
y por iltimo a La Habana, en el vapor Pizaro, donde lleg6 en las
pnmeras horas de la noche del 31 de agosto y entr6 inmediatamente
en capilla, siendo ejecutado a las 7 de la maanas, despuis de haber
hecho sus ultimas disposicones.
Vidal Morales, en sus Inidadores y Primeros Martres de la Revo-
ludci cubama, La Habana, 1901 (p. 238), da a conocer estos versos.
que circulaban en hoja suelta en La Habana, ocupados al hermano
de Graciliano Montes de Oca, elemento revelador de la opinion
popular de aquel tiempo:
84 COLECC6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
"Yen Nardso, que el cielo te envia
a sacarnos del cruel Purgatorio,
pues es barto evidence y notorio
que ai se ven los de la patria mia.
Ven, que el martirio de la suerte inpia
no podemos sufrir los cubanos,
ni a esos torpes e infames tiranos,
el yugo de su negra alevosia".
Narciso L6pez vino, una y otra vez, a la tierra cubana para liber-
tar a sus hijos del despotismo espafiol pero, como ya apuntamos,
ain no se habia formado la conciencia revolucionaria indispensable
para el .xito de estos generosos empefios patri6ticos del precursor y
protomirtir de nuestras libertades.
En su declaraci6n ante el tribunal que lo juzg6 en Nueva Orleans,
a virtud de la proclama del president Fillmore, condenando las
actividades revolucionarias por L6pez desarrolladas en tierra norte-
americana con motive de la expedici6n que arib6 a Cirdenas, Nar-
ciso L6pez express:
"-Mi delito es haber tratado de Jibertar a la oprimida Cuba. Si
por esto he de ser perseguido, estoy disquesto a que me persigan
cuando quieran. Hoy y luego, hasta el l6timo moment de mi vida,
soy y ser6 criminal en este sentido".
Si cometi6 errors, ellos quedan glorificados per su consagrad6n
desinteresada, absolute y nobilisima a la causa de la independencia
de Cuba; por su fe en el triunfo definitive del ideal libertador, plas-
mada en aquella frase profeiica que pronunci6 en el tablado del
patibulo: "Mi muerre no cambiari los destinos de Cuba", y por se
amor sin limits a la que adopt espontineamente por patna de sus
mas grandes amores, segnf estas palabras finales que salieron de
sus labios:
"-Compatriotas, hermanos: No vine a las playas de Cuba a traer
males, sino bienes, a sus habitantes. Mi empresa ha sido desgracia-
da... Voluntariamente me he entregado al gobierno espafiol para
salvar la vida de los mios... Ya s61o me queda rogaros... que me
perdoneis los que he podido ofender, asi como de todo coraz6n hago
yo al que me haya ofendido. Compatriotas y hermanos: iadi6s!
;Adi6s, mi Cuba querida!"
*
Mientras ond&e en tierra cubana la bandera de Narciso L6pez,
simbolo de la nacionalidad, su nombre sera venerado per los cuba-
nos de todos los tiempos y ella proclamari perennemente, en todas
las tierras y en todos los mares, el heroism y el martirio de este
preclaro venezolano que ofrend6 su vida por Cuba Libre y nos di6
la bandera de la Patia.
BANDERAS DE LAS PRIMERAS
CONSPIRACIONES DE
NARCISO LOPEZ
En las primeras conspadones organizadas o apoyadas por Nar-
ciso L6pez, figutraron diversas banderas.
En la de la Misa de la Rosa Cubana, de 1847, aparecen tres dise-
los. El primero, segfn carta de Cirilo Villaverde, de 15 de febrero
de 1873, al Director de La Revolucion, "se componir de los colors
republicans, combinados en fajas horizontales, azul blanca y roja;
imitaci6n lejana de la famosa bandera de Colombia".
La segonda, la describe Jose Sinchez Izoaga en la declaraci6n
prestada el 10 de julio, en la casa que se instry6: "que en laparte
superior extendifndose a la inferior sobre el asta, tiene una grande
estrellde done parten tires franjas igales, siendo la superior e in-
ferior de color azul y la del centro blanca".
Existe otra vaiante de esta bandera, s61o en la estrella, que es
roja y esti colocada en el extreme del asta de la franja central
blanca. Figura en el escudo de las proclamas de Narciso L6pez, del
afio 1950, y la ofrece Portell Vili en sa obra Historia de Cuba es
sus relaciones con los Estadoi Usidos y Espaa.
La tercer, proyectada por los miembros del Club de La HaIbam
y publicada po Enrique Gay-Calb6 en su studio La bandera, de
escudo y el 'no, La Habana, 1945, segun diseho tornado del ar-
chivo del doctor Herminio Portell Vil, "consistia en an rectingulo
azul a lo largo de la parte del asta, con una estrella blanca de ocho
puntas y tires anchas franjas rojas y dos blancas mis estrechas".
NARCISO LOPEZ CREA LA
BANDERA REVOLUCIONARIA
Y NATIONAL CUBANA
Si las banderas concebidas por Narciso L6pez para que sirvieran
de ensefas revolucionarias a las primeras conspiraciones sepaat
por el fraguadas, corrieron la suerte de stas: quedar edudas a
nobilisimos, pero ut6picos proyectos, y que ningna de ellas pudiera
legar a ser enarbolada en tierra cubana, tvo en cambio esa gloria
la bandera que el preclaro revolucionario, apstol, propagandista y
mhrtir de nuestras libertades ide6, posiblemente, el afio 1849.
Diversas son las versions, casi todas fantsicas, que ban legado
basta nosotros sobre el moment, lugar y personas que intervinieron
en la creaci6n de la que habria de ser la sagrada enseia de noestras
luchas libertadoras, y, entire ellas, de la Gran Guara de los Treinta
Aiios, asi como de la Rep6blica de Cuba.
Existen dos documents, debidos a la pluma del gran revolucio-
nario y novelist cubano Cirilo Villaverde, que pueden conducinos
a la verdad hist6rica sobre el origen de nuestra bandera national
Es el primero, ia pgina --3, vuelta- manuscrita de la libreta
que contiene la Reseda biografica del general Narcis Ldpez, pot
Cirilo Villaverde, en poder del miximn bi6grafo de L6pez: Hermnio
Portell VilA; pagina que falit6 a Enrique Gay-Calb6 par so trabajo
La Bandera, el escudo y el bimno, pubicade en 1945, que este repro-
dujo en el ap6ndice del mismo.
Afirma Villaverde que "La Bandera de Cuba la invent el gene-
rl Narciso L6pez en 1849, viviendo en el nfmero 39 calle Howard,
cerca de Broadway, en casa de Mrs. Levis".
Agrega Villaverde que, aunque L6pez "para construir la bandera
cubana, sin duda que tuvo muy present la de los Estados Unidos",
logr6 que su concepci6n fuese "sn dispute mis bella y de mis signi-
ficancia". &Por que? "Porque sobre la pureza o la virtud epubli-
cana, que esti indicada pot el campo blanco tendi tres zones azules,
las cuales al mismo tiempo que marcan los tres departamentos en
que estaba entonces dividida la Isla, revelaban las elevadas o celes-
tiales aspiraciones de los patriots, sus hijos predilectos, y uno y otras
apoyadas en el triangulo rojo, que a tiempo que por su color repre-
BANDERAS OJICQALS Y RRVOLUCIONARIAS DE CUBA
sent la uni6n de los cubanos, pot so formal indic la fuezza y solidez
de... [sus] principios. En medio de este coloc6 Is estrella de plata
que ilumina con sus destellos el de... [stino] de la naciente nc6n
bajo los colors republicanss.
El otro document de Villaverde, a que nos hemos referido, es
una cata que, fechada en Nueva York, el 12 de febrero de 1873,
dirigi6 al Director de La Revolucids de Cuba, rectificando las aseve-
raciones contenidas en una informaci6n que apareci6 en el nfmero
62 de dicho peri6dico, atribuyindose la patemidad de la bandera cu-
bana, a Gaspar Betancourt Cisneros -El Lugareo-- pues "fuI quie
mayor parte tuvo en el trabajo".
En esta carta Villaverde reafirms que "la concepci6n de nuestra
gloriosa bandera fu4 exclusive del ilustre Narciso L6pez".
Y respalda so dicho, manifestando: "el que esto describe fue tes-
go ocular y pede dar testimonio fehadente, de la ejecuci6n de
la idea concebida pot L6pez".
Elo -dice- ocurri6 "en torno de una mesa cuadrilonga, en la
sala del fondo del segundo piso de una casa de hu'&pedes de la calle
de Warren, cerca del rio Norte, entire la calle Church y Collene
Place, en los primeros dias del mes de junior de 1849".
Pero aqui surge una manifiesta contradicci6n con lo afirmado pot
Villaverde en la pigina de la libreta ue hemos citado primeramente,
pues en ella da como residencia de Miguel Teurbe Tol6n, en la epoca
en que fue puesta en ejecuci6n la concepci6n de L6pez sobre nuestra
bandera, una casa en "Murray St. entire Broadway y Church".
Hemos consultado esta divergencia registrada entire las dos ver-
siones de Villaverde con el doctor Portell Vil poseedor, como queda
indicado, de la libreta en que aparece la pigina copiada, y nos dice
el querido compafiero y amigo, que po los apuntes y anotaciones
que aparecen en dicha libreta, vista es coetinea a poca en que fu6
concebida y ejecutada la bandera cubana de L6pe; y que en esa
misma cuartilla se observan enmiendas, que ofrecen una tercer
version de ese hecho hist6rico, enmiendas que no copi6 en 1945,
Enrique Gay-Calb6.
El doctor Herminio Portell Vilk, promete dejar esclarecdo este
interesantisimo episodio de la vida de L6pez y de la historic de
nuestra bandera, en el segundo tomo, en preparaci6n, de so obra
Narciso Lpez y su poca.
En cuanto al rojo, Lopez desech6, el cuadrado y el cuadrilongo,
decididndose, como francmasn que era, pot el tringuo equiltero.
Pero ---acota Villaverde- "adoptado el triingulo, como desde uego
se adopt, nno pedia la herildica que se colocara en el centro el ojo
de la Providenaa? Alguien de los presents, se cree que Herandez,
sugiri6 la idea, que Lopez combati6 con razones de gran peso; re-
cord6 la estrella de la bandera primitive de Texas, y decidi6 que en
el centro del triangulo s61o correspondia poner la estrella de Cuba
levantandose sobre un campo de sangre para presidir en la lucha y
88 COLECCI6N HIST6ICA CUBANA Y AMEBICANA
alumbrar el camino trabajoso y obscuro de la libertad e indepen-
dencia de la patria aherrojada".
No precisa Villaverde quirnes participaron en esa reuni6n, aunque
al hablar de la casa de Teurbe Tol6n en la calle de Warren dice:
"alli concurriamos casi todos los desterrados de entonces. El general
L6pez, Betancourt, Aniceto Imaga, Pedro Agiieo, Macas, SAnchez
Iznaga, Manuel Hernndez y otros".
Como complement de su relato de aquella memorable reunion,
Villaverde refiere:
"Tol6n traslad6 al papel con mano hibil el feliz pensamiento del
general L6pez, lo ilumin6 en seguida con los colors republicans,
en el orden requerido, y qued6 trazada una hermosa bandera, por
mis que, como decia el distinguido general Pedro Arismendi, estu-
viese su combinaci6n en pugna con las reglas de la heraldica".
Enrique Gay-Calb6, en su trabajo mencionado, ha puesto de re-
lieve, c6mo L6pez recogi6 la estrella de la tradici6n patri6tica revo-
lucionaria cabana. Y sefala que "muchos anos antes, un poets habia
fijado de modo indeleble el significado, el valor y la emoci6n de
la estrella. FuP Heredia, en su poesia La esirella de Cuba, de 1823,
quien primero la grab6 en el sentimiento de todos sus compatriots:
y la estrella de Cuba eclipsada
por u siglo de horror queda ya.
"Luego repite la menci6n, en los versos Vuelta al Sur, de 1825, en
una prueba de optimism confortante:
Cuando Cuba sus bhijo reiame,
y su estrella miremos brilla".
Rafael Estinger, en su trabajo La bandera y uestros poets, re-
cuerda que en otra poesia de Heredia -A Bolivar- de 1827, con-
sidera "la estrella simplemente como expresi6n de an estado libre":
"Se alza Bolivia bella,
y a ddese uua estrella
a la consteladci americana."
Habla Estenger de la divers significaci6n que se ha dado por
los poetas de la poca al simbolisno de la estrella en cuato a Is
"constelaci6n americana". "Nuestro Heredia --adaca- imaginaba
una constelaci6n de naciones independientes, donde cada una estuvie-
se representada por su estrella, o fuese metaf6ricamente una estrella".
Agrega que "no faltarian poetas que interpretaran ese prop6sito de
afiadidura estelar a los Estados Unidos; pot saerte jamas fueron
poetas de primer lines". De entire estos poetas anexionistas, consi-
dera "el mas ilustre" al habanero Ram6n de Palma y, Romay.
BANDBRAS OPICIALIS Y RRVOIUCIOMBAIAS DI C13RA
Hasta ahora tenemos -siguiendo el relate de Villaverde, de
1873- la bandera concebida pro Narciso L6pez en 1849, dibujada
en an papel, seg6n las indicadones de aquae jCuindo se confec-
ion6 en tela el primer exemplar de esta bandera? "La primer ban-
dera cabana -dice Villaverd- la constray6 en esta ciudad una
Emilia, no menos filibustera que entasiasta, para regalrsela a so
author Esta noticia confirm la que da Villaverde en la pagina de
la libreta que conserve Heminio Portell Vii: "La primer bandera
a cosi6 Emilia Teurbe Tol6n, mujer entasiasta y hem osa, casada con
Miguel Teurbe Tol6n".
Esta primitive bandera parece ser la que adquiri6 del senor Nar-
cso Villaverde, hijo de Crilo Villaverde, en 1943, el Fondo Cubano
Americano de Socorro a los Aliados, qe presidia el doctor Cosme
de la Torriente, la coal fue donada a la epb realizndose la en-
trega oficialmente en la noche del 9 de diciembre de ese aio, al
president general Fulgendo Badsta, conservandose actualmiente ea
el Palacio Presidencial.
Segun manifestaiones hechas por Narcso Villaverde, al periodists
Antonio Prisco Porto (El Mindo, La Habana, mayo 20, 1942),
Emilia Teurbe Tol6n, "laborando en su hogar con intas de seda. unas
blancas y otras azales, y con an retazo de tela roja, hace la bandea.
Total media hora de tralajo. Y se la Ileva al general Ldpea, y este
se la entrega a mi padre, para que la guardara, como secrtario de
Sque eat".
Coninia exponiendo Nardso Villaverde que, con ese modelo a
la vista, unas seioritas de Nueva Orleans "sacaron copia de aqul
modelo para ofrecdsela al regimiento de Lousian, de I. pedics6
de Naraso L6pe, siendo es ensefa la primer que flot6 en Cuba,
en is plaza de Cardenas".
;C6mo fu conservada por Cirilo Villaverde y po sa hijo esta
primitive bandera? Narciso lo descubre al compa n o Prisco Porto:
"Mi padre la conserve en on tubo de metal, tubo que Ilevaba en
todos sus viajes. Una maiana, en 1873. abri el tube y vi que la
banders tendia a hacerse polvo por lo que mi madre y yo conven-
cimos a papa para ue la colocara enn cn adro. Y se es el mismo
cuadro que ani esta. Cuando muri6 mi padre en 1894. here la
enseia. Asi que ese glorioso jir6n de la patria, desde que surgi6
a la realidad, hace cerca de an siglo, s61o ha tenido dos duenos:
mi padre y yo".
LA ENEMIGA DEL ESTADO
NORTEAMERICANO A LOS
EMPE1ROS LIBERTADORES DE
NARCISO LOPEZ
La adopci6n por Narciso L6pez y sus compaieros, los patriots
cubanos exilados en Nueva York, de la bandera de la estrella soli-
taria como simbolo de sus empefios revolionarios, maca, sin duda
alguna, la culminac6n de la larga lucha desarrollada por el pecaro
venezolano, en tierra cubana, espafiola y norteamerican en favor de
Cuba, al quedar concretados ya, de modo preciso y claro, los prin-
cipios polcos que mantenia y los ideales separatists que perseuia
Y ess bandera sera, desde entonces en lo adelante, note, gma y
program, de las nuevas conspiraciones fraguads y expediciones
organizadas.
Ya no parecerk que contemporiza con los anexionistas, ni siquiera
como line politics oportunista para evitarse so enemiga, sino que
sus labores revolucionarias estaran limpias de cuanto pueda empanar
el puro ideal de independencia, concretado en esa estrella solitaria
que se alza en el centro del triangulo rojo.
Y a reforzar esta decision independentista, contribuy4, segura
mente, la actitud adoptada, una y otra vez, pot los gobiernos norte-
americanos, con sus pronunciamientos anatematizadores de las la-
bores revolucionarias de Narciso L6pez.
Ya en 1848, en la extensa comnicaci6n dirigida, el 17 de junior,
por James Buchanan, secretario de Estado del president James
Knox Polk, a R6mulo M. Saunders, su minister en Madrid, referente
a los prop6sitos del gobierno norteamericano de entrar en negoa-
ciones con Espafa para la compra de Cuba. al aludir el citado Sece-
tario a los diversos esfuerzos y tentativas de Narciso L6pez, en favor
de la independencia de Cuba, por procedimientos revolucionarios,
los condena energicamente y le reitera al gobierno espafiol la adhe-
si6n del gobiemo norteamericano. "Apenas necesito decir a usted
-dice Buchanan a Saunders- que el gobiero de los Estados Unidos
no tiene participad6n alguna en esa obra de excitar descontento
entire los cubanos. Muy lejos de esto, tan pronto como Ilegaron a
BANDIMA OIICIALES Y REVOLUCIONARIAS DR CUBA
mis manos los informes de nuestro C6nsul sobre el particular, le
envi6 el despacho de que acompafio copia, de 9 del corriente mes,
por el coal vera usted c6mo le recomiendo ser muy cauto en ss
palabras y sus hechos para evitar que se tenga la menor sospecha
contra 61, de que en modo alguno alentaba a los cubanos a levan-
tarse contra Espafia. Conocieno el ardiente deseo de los cabanos a
anexarse a nuestra Uni6n, agregue que no era dificil predecir que
una insurrecci6n malograda servida 6nicamente para lograr, si no
hacer del todo impossible, aquella ansiada soluci6n. Puede used ver,
por lo tanto, con counta escrupulosa fidelidad hemos lienado nues-
tros deberes de neutralidad y amistad hacia Espafia. Deseamos con
toda sinceridad que no se intent en Cuba ningun levantamiento.
Pero si pot de ada ocurriese algno, no serm porque el gobieno
de los Estados Unidos haya dejado de cumplir fielmente sus deberes
para con una potenia amiga".
Sin hacer mella en el inimo de Narciso L6pez en s fervoroso
entusiasmo por lograr la independencia de Cuba, ni sus anteriores
fracasos, ni esa repulsa del Gobierno de los Estados Unidos a sus
trabajos revolucionarios, organize en la Isla Redonda, en agosto de
1849 otra nueva expedci6n, que esperaba contase con la cooperaci6n
del goberador del Estado de Mississipi, mayor general John A.
Quitman, simpatizador entnsiasta de los patriotas cubanos y con quien
se entrevist6, en uni6n de Ambrosio JosE GonzIez:
"-Le hemos demostrado la crueldad y abuso de los goberantes
coloniales a las mismas puertas de on pals libre como son los Estados
Unidos. Aqui tiene ousted los despachos de todos los pueblos de la
Isla demostrativos de que el plan esti maduro. S61o falta que used
consienta en ponerse al free de la Revoluci6n y cooducirla a la
victoria".
Quitman, despoEs de pensarlo y discutir los diversos aspects que
se le habian planteado, les contest:
"-Reconoco la justiida de Cuba y el derecho que tiene a pedir
auxilio; pero es necesario que de ella misma part el movimnieo
insurrecional. Estoy dispuesto. cuando ese event lege, a hacer
dimisibn de i carg de Goberndor, una bor des de saberlo,
y a aceptar las responsabilidades que ustedes me ofrecen'.
Pero antes de que esto ocurriese, ech6 por tierra todos los costosos
trabajs revoluconarios de L6pez, el nuevo president de los Estados
Unidos, Zachary Taylor, con l aa por ma firmada y refrendada
por so secretario de Estado John M. Clayton, en 11 de agosto de
ese aio, en la que se condena dicho proyecto calificindolo de "cri-
minal en alto grado", advirriendole a aqellos ciudadanos de la
Uni6n participants en esa empresa que "quedarin pot ello sojetos
a las several penas que para estos casos determinan auestras propias
leyes, dictadas por nestro propio Congreso, y perden ademas todo
derecho a la protecci6n de ns pais", aregando: "Las referidas per-
sonas no podran esperar que este gobieo intervenga, en ningun
92 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
forma, ni de ningfn modo, en favor sayo, sean cuales fueran las
extremidades a que se vean reducidos en consecuencia de su conduct.
Una empresa que tiene pot objeto invadir los territories de una
naci6n amiga, es una cosa en alto grado criminal, pues que pone en
peligro la paz del pais, y compromete el honor national". Termina
esa procama invitando a todos los ciudadanos norteamericanos a que
"se separen del antedicho proyecto y lo reprueben e impidan por
todos los medios que sean licitos".
Estos y otros documents analogos puede encontrarlos el lector
integramente reproduddos de sus originales obrantes en los archives
norteamericanos, en las obras En el camino de la independecia, pot
Ramiro Guerra y Sinchez. e Historia de Cuba en sus relaciones con
los Estados Unidos y Espaa, pot Herminio Portell Vil, y en nues-
tro libro, recientemente publicado, Cuba y tos Estados Unidos (1805-
1898). Historia documentada de la actitud disAil del Estado del
Pueblo Norteamericano en relacid con la independencia de Cuba.
EL 19 DE MAYO DE 1850 NAR-
CISO LOPEZ HIZO FLAMEAR
EN CARDENAS SU BANDERA
DE LA ESTRELLA SOLITARIA
AI arribar Narciso L6pe, a bordo del vapor Creole, a la cudad
de Cirdenas, el 19 de mayo de 1850, levaba como simbolo de sos
prop6sitos independentistas en favor de Cuba, sa bandera de la
estrella solitaria.
Esa bandera --dice Cirilo Villaverde en su carta al Director de
La Revoluci6s, de Nueva York, de 15 de febrero de 1873- "fuo
presentada al regimiento de Louisiana por algunas seoiritas de
Nueva Orleans". Y Emeterio Santovenia, en sm discurso ante el Se-
nado de la Rep6blica, en la oportunidad de recibir dicha banders,
refiere, seg6n aparece en su folleto La bandera de Nardso Lpez ex
el Sem do de Cba, La Habana, 1950 (p. 8): "Manos femeninas, las
manos de exaltadas y generosas criollas de Nueva Orleans, bicier
de rica seda este pabelln y o regalaon a voluntarios norteame-
icanos que fom n part de las fueas militates desembarcadas
con Naraso L6pe en Crdenas, el 19 de mayo de 1850".
Pero Manuel Sanguily y Arizti -que hered6 de n padre Manuel
Sanguily Garritte, esa gloriosa reliquia y a doo6 al Senado de
nuestra Republica el 12 de didembre de 1944- en sa trabajo La
bandera de Narcidso pez, La Habana, 1950 (p. 12), rectifica esa
procedenia, afirmando: "Sin duda por error, se ha sostenido y repe-
tido que habia sida un regmiento de Louisiana, y no de Kentucky.
quien trajo a Cuba la bandera". Y precisa: "La bandera, que es de
seda y mide dos metros de largo por uno de aocho, ostenta, coma
pruebas fidedignas. na inscrip6n en la estrella, con inta imbo-
rrable, que dice: Kentucky, Primus Cuba, 19 de maro de 1850,
que fue estampada por los voluntarios de ese Estado de la Uni6n,
que al mando del coronel O'Hara, la condujeron con tanto atrevi-
miento en la Invasi6n y en los combates; y en el tringulo y en as
franjas blancas se lee on gomigrafo en estos trminos: 1. AL MaiW s,
19 de mayo de 1850. En el articulo primero del acts de donadi6
al Senado, ante el notario doctor Emeterio S. Santovenia y Echaide,
94 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
aclara el doctor Sanguily y Arizti que la bandera, "con tires franjas
azules y dos blancas y con un tningulo equilAtero rojo, bastante
desvanecido, en cuyo centro figure una estrella blanca de cinco
puntas".
Enrique Gay-Calb6 -que tan acuciosas investigaciones y studios
ha realizado sobre nuestras banderas revolucionarias- nos sugiere
hagamos resaltar que, tanto en la bandera confeccionada por Emilia
Teurbe Tol6n, que se conserve en el Palacio Presidenci, como en
esta, enarbolada en Cardenas el 19 de mayo de 1850, que se guard
en el Senado, puede observarse que sus tres.franjas azules tienen la
tonalidad del color conocido por azul turqui
Pero ademis de esta bandera, lUevaba Narciso L6pez al embarcarse
rumbo a las costas de Cuba, como ratificaci6n solemnisima de su
ideal independentista, la Constitucidn Provisional de Cuba, impress
-segun da a conocer Emeterio S. Santovenia en su studio Vida
Constitutional de Cuba (En Repuiblica de Cuba, Capitolio, La Ha-
bana, 1933, p. 461-730)- en "un folleto de site paginas en 89, sin
pie de imprenta... encabezado por el manifiesto Al pueblo de Cuba
y con este final: "Promulgada y reconocida por adamaci6n del
pueblo y del ejrdto en la ciudad de.. .a los.. de...de... 185...
primero de la independencia". Y esa Constitci6n, en su articulo 1,
express: "Cesa y queda anulada para siempre la autoridad de la co-
rona de Espana en la isla de Cuba, y vista se constitute en Republica
libre e independiente, con el nombre de Repfblica de Cuba"; se
establece un Gobierno Provisional (articulo 49) durante el period
de la crisis revolucionaria", presidido "por el Jefe del Ejrcito Liber-
tador", aclartndose en el articulo 219: "Tan pronto como se haya
espelido al enemigo de la Isla, seri deber del Gobiemo Provisional
convocar una Asamblea Constituyente de Cuba y sus dependenias,
por una ley electoral basada en los principios de Democracia Repu-
blicana, para preparar y establecer la Consituci6n permanent de la
Rep6blica"; agregindose en el articulo 229: "Reunida la Asamblea
Constitayente, el Gobierno Provisional y el Jefe del Ej&iito Liber-
tador, depondtrn sus poderes en manos de los legitimos represen-
tantes del pueblo, quienes asumirn todo los poderes del Estado".
En el articulo 39 de esa Conssituci6d Provisional de Cuba, de
Narciso L6pez, se describe la bandera de la future Repfblica, la
bandera de la estrella solitaria, por el creada, por Miguel Teurbe
Tol6n dibujada y por Emilia Teurbe Tol6n por primera vez confec-
cionada en tela: "La bandera cubana consstirs del tricolor de la
libertad arreglado del modo siguiente: tres franjas azules horizon-
tales separas por dos blancas, con un tringulo equiltero ojo,
cuya base descansa en el asta y una estrella blanca en medio del
tr&ingulo".
En esta Constitud6n pues, el simbolismo de la bandera resplandece
a plenitud: es la ensefia de una nueva nacionalidad, sola y soberana,
BRANDRAS OaICULES Y RBVOLUCIONABIAS Ds CUBA
de una republican democritica, independiente y libre, product de la
voluntad y el esfuerzo de so pueblo y regida pot los representantes
legitimos de dste.
Pero no trajo Narciso L6pez solamente, con la bandera, el pro-
yecto de Constitud6n, sino ademas estos otros documents ratifica-
dores de sus principios e ideales independentistas:
Una proclama pot 61 dirigida, como Jefe de las Fuerzas cubanas,
al pueblo de Cuba, en la que declare: "Vamos a apresurar el dia en
que la patia libre e independiente tome el puesto que le correspond,
entire las potencias de la tierra pot sus naturales derechos y pot so
actual importancia y poblaci6n; ese dia, que ya seria ignominioso
retardar, y desde el coal podrem ostentar con orgullo en el uni-
verso enter on nombre glooso y national".
Otra prodama "Al ejcrdto espaiol en Cuba", en la que dirigin-
dose a los que llama "sus antiguos compafieros de armss, les dice:
"yo os abro las filas del ejercito de mi mando, y os invito a ocupar
en ellas un lugar entire los campeones de la libertad"; y les da a
conocer los fines que persigue: "Llamados pot los habitantes de est
Isla par ponerme al trente del ran movimiento popular que tiene
por unico objeto su independence y libertad political, y poyado en
tan just causa po Ia poderosa fueza de un pueblo grande y gee-
roso, Ilego boy a estas playas a la cabeza de tropas aguerridas, deci-
dido a flevar a cabo la santa y gloriosa empresa".
(Estas dos proclamas las transcribe Juan Amao en so libro Pgi-
ia para s kistoria de l isle de Cuba, La Habana, 1900 (p. 103-105),
expresando que "obra en nuestro poder faclitada pot Sanchez h-
naga"; y Herminio Portell Vil ofrece copia fotostitica de las mis-
mas -tomdas de los ejemplares que pose en so archivo- en so
studio Breve biografta de Narciso Liper).
Patente de corso a expedir "en ombrey autoridad de la Rep6-
blica de Cuba", po "Narciso L6pez, president del Gobierno Pro-
visional de la Repfilica de Cuba y comandante en jefe de sus fuer-
zas de Tierra y Mar", en la que express que "por la present nom-
bro, constituyo y comisiono... un buque de guerra en el servicio
de dicha Rep6blica de Cuba, usando la bandera de la misma con el
pleno podei de hacer y ejecutar los actos y cosas que los buques de
guerra nueden debidamente hacer y ejecutar".
(Publicado en facsimile por el doctor Herminio Portell Via, en so
trahajo citado).
Como testimonio de la partida de la expdici6n de Narciso L6pez,
quedaron enarboladas sendas banderas cubanas en Nueva York y en
Nueva Orleans, desde el 11 de mayo, la primer en el edificio del
periddico The Sun, y la segunda en el del local de la redacci6n de
The Delta. Ambas banderas proclamaban, a los vientos de la libre
democracia norteamerican. que desde aquella tierra habian salido a
pelear pot la libertad de Cuba, norteamericanos, cubanos y hombres
de otras diferentes nacionalidades.
96 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
Al frente del Creole se hallaba el capitin Lewis; y el estado mayor
de L6pez lo integraban, entire otros -seg6n refiere Juan Amao en
su libro Pginas para la historic de la isla de Cuba- ademas del cita-
do, los coroneles americanos O'Hara, Wit y Monce, y los cubanos
Juan Manuel Macias, Ambrosio Gonzlez, Jos Manjel Hernndez,
Jos6 SAnchez Iznaga, Francisco Javier Cruz y un argentino nombrado
Doubal, del ejrcito de Garibaldi en Buenos Aires.
En la madrugada del 19 de mayo los expedicionarios llegaron a
la bahia de Cirdenas, encallando en el nfelle de Lucas Muro.
Los expedicionarios --efiere Gerardo Castellanos G. en su studio
Narciso L6pez, su vida, ideas, expedicioes y nuerte (p. 149)- "ves-
tian camisa roja con estrella blanca sobre el coraz6n, pantalones ce-
fidos, grises o negros o azules, gorra de pana encarnada en forma
de gorro frigio con visera y escudo tricolor".
Prontamente ocuparon las calls y en la Plaza de Armas, izaron
la bandera de la estrella solitaria, que permaneci6 flameando, por
primer vez en tierra cubana, durante doce horas. Tomaron la circel,
incendiaron la Casa de Gobiero, hoy hotel La Doinisia, e hicieron
rendir al gobernador Florencio Cemtti que all se refugi6; recogieron
armas y muniiones, quedando la cudad someida.
Aunque se ha tratado de hacer ver que ninguno de los vecinos de
Cirdenas se sum6 al movimiento revolucionaio de Nardso L6pez,
Herminio Portell Vili -en sus libros Historia de Cardena, Historia
de Cuba en sus relaciones con los Estados Uxidos y EspaSa, en la
Breve biografia de Nariso Lpez, y en recent Urabajo periodistico,
Airtrr olvidado (El Mundo, La Habana, mayo 3, 1950)- sin dejar
de reconocer que "las fuexzas que L6pez Ilev6 a Crdenas, en su
inmensa mayona, estaban compuestas pot norteamercanos, es decir,
hombres de otto pais, que ababan una lengua extra, enarbolaban
una bandera desconoida y no ofrecian garantias de ser an ejfrdto
regular y, organizado, y el dinero con que fu6 armada y equipada
la expedici6n fui aportado por elements que no eran cubanos, pes
los $37,000.00 en bonos, que se vendieron par hacer frente a los
gastos, fueron adquiridos por norteamericanos"; esclarece "que la
expedici6n de Narcso L6per apasion6 a los cardeneases de la pca
que con ella se fueron unos treinta reclutas para los Estados Unidos
y que no pocos vecinos fueron encarcelados y procesados por los
espafoles, como c6mplices de la tentative revoluionaria".
En su Historia de Cirdeas citada, podri encontrar el lector los
nombres de esos vecinos de Cirdenas que se sumaron a las huestes
de Narciso L6pez, asi como los de aqubllos ue sufrieron persecu-
ciones, prisiones y deportaciones por su identdficaci6n con los em-
pefos libertadores de L6pez. Y en el articulo Martr olvdedo, aba
a la admiraci6n, el recuerdo y el reconodmiento de los cubanos de
nuestros dias, el nombre de Bernardino Heminder, que sufri6 la pens
de garrote en Cardenas, el 10 de agosto de 1850, por haberse mos-
trado partidario de L6pez, entregandole los caballos que posela, "y
BANDERAS GFOPICRS Y REVOLUoDNARUaS D) CUBA
entire ellos el que constitnia so orgullo", caballos que al retirarse
L6pez devolvi6 a Hernindez, regalandole una onza de oro al despe-
dirlo en el muelle, y "tambina le di6 la mano y le dijo que todos
los hombres eran iguales y que su empresa libertadora aspiraba a
establecer esa igualdad en Cuba". Refiriendo Portell Vil", que Ber-
nardino Hernindez "se comport6 con gran dignidad al contestar a
las preguntas del fiscal y mantuvo que no se arrepentia de lo hecho
y que todo un General le hubiese estrechado la mano y le hubiese
anunciado que todos &ramos libres e iguales:
"--Cien veces mis haria lo mismo" -repiti6 con todo calor ante
el tribunal".
Sefala tambin Portell Vil, en su trabajo -Los Hdroes de CArde-
nas (El Mando, La Habana, mayo 17, 1950)- lo injusta que ha side
la Republica con los hombres que el 19 de mayo de 1850 lucharon
por la libertad de Cuba, al permitir que subsist en la fortaleza de
La Cabana, de La Habana, un monument levantado pot el gobiero
de Espaia, "a los soldados espafioles que murieron combatiendo en
Cirdenas contra Narciso L6pez", mientras no existe ni una piedra
ni una lpida, que rememore el heroismo y sacrificio de los que se
batieron, en aqella jornada de gloria, por la libertad de Cuba, en
las calles de Crdenas, precisamente contra los espanoles en cuyo
honor se levant6 ese monument de La Cabafia: "el matancero Juan
Manuel Macias, ayudante de Lpez y despus amigo del president
Sarmiento de la Argentina", que al frente de sus valienteq expedi-
cionatios, repelieron el ataque del sargento de lancers Feliciano
Carrasco, dindole muerte, asi como a un cabo y ocho soldados dis-
persindolos en desbandada.
Ya la noticia de la toma de la ciudad habia legado a las auto-
ridades espafiolas, que con fuerzas numerosas marcharon a recon-
quistarla, por lo que 6pez. orden6 la retirada y abandon la po-
blaci6n. cuya conquista le habia costado 67 bajas contra den de los
espafioles. A este doloroso acuerdo fueron forzados L6pez y los
demis jefes de la expedici6n, ante el fracaso indudable del movi-
miento. Reunidos al efecto -segfn refiere Portell Vii- en el piso
alto de la casa Cuarta Avenida 154, que le sirvi6 de cartel general,
Ilegaron a esa resoluci6n.
Ya reembarcados los expedicionaios, Uevando consigo al coman-
dante Certti, al capitin Segura y al alfrez Herndez, dejaron a
istos en un cayo cercano a Cardenas, y despu6s de amplia delibe-
raci6n sobre el rumbo a tomar, la mayoria de los expedicionarios
acord6 dirigirse a Cayo Hueso a donde, perseguidos de cerca por
el caionero Pizrro, pudieron Ilegar a salvo.
;Qud suerte corri6 despuas de fracasada la expedici6n de Cirdenas,
la bandera de la estrella solitaria alli enarbolada por Narciso L6pez,
su creador glorioso?
En el acta de entrega de tan preciada reliquia al Senado de la
Repfblica, el 12 de diciembre de 1944, por el doctor Manuel San-
98 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
gaily y Arizti, encontramos la historic, a partir del 19 de mayo de
1850, de nuestra ensefia nadonal:
"Al retirarse de la ciudad de Cardenas, el expresado dia 19 de
mayo de 1850, la expedici6n encabezada por el general Narciso
L6pez, fud salvada por los libertadores la mencionada bandera, que
habia ondeado en dicha ciudad desde la salida hasta la puesta del soL
"La citada bandera fu& exhibida en un mitin celebrado en la dudad
de Nueva Orleans en honor del general Narciso L6pez y sus com-
paferos, cuando uno y otros regresaron de Cirdenas a los Estados
tnidos de America.
"El patriots Juan Manuel Macias, ayudante que fue del general
Narciso L6pez, conserve la bandera enarbolada en Cirdenas, ensena
en la que se pusieron con tinta las inscripciones Kentucky, Primus
in Cuba, mayo 19 de 1850, y con an gomigrafo, J. M. Maclas,
aya 19-1850.
"El propio Juan Manuel Macias facility la bandera de reference,
en el afio de 1877, para cubrir el feretro que contenia los restos ma-
teriales del patriot Francisco Vicente Aguilera, mientras estvieron
expuestos en la Casa Consistorial de la ucdad de Nueva York.
La sefiora Alicia Macias y Brown, representada po el doctor
Enrique Saladrigas y Lunar, don6 al mayor general Maio G. Menocal
y Deop, siendo ste president de Id Rep6blica de Cuba, la bandera
de que se viene hablando, seg6n consta de las escrituras p6blicas
otorgadas en 14 de agosto de 1918, bajo el inmero 157 de orden,
y en 23 de mayo de 1928, bajo el n6mero 127 de orden, ante el
notario de esta capital doctor Alberto Jardines y Navarrete, en so
archivo.
"El mayor general Mario G. Menocal y Deop don6 la expresada
bandera al general Manuel Sanguily y Garritte, segin aparece de
carta que el general Sanguily dirigi6 a senior Guillermo de Blanck
el dia 4 de febrero de 1921".
La bandera de la estrella solitaria, enarbolada en Cardenas en 19
de mayo de 1850, se guard desde el 12 de didembre de 1944 en
el Sal6n de Sesiones del Senado de la Republica.
La bandera de la estrella solitaria, de Narciso L6pez, qued6 con-
sagrada como la banders official de la Revoldi6n Libertadora cabana.
Narciso L6pez la hio ondear de nuevo, al siguiente aio, en tierra
cubana. Con ella enarbolada pele6, na vez mis, por Cuba Libre,
dando muerte en Las Pozas al general espaiol Manuel Enna; con
ella continue luchando en el Cafeal de Frar, en Candelaria de
Aguacate y en Sitio Herrera hasta que, ya s6lo con site hombres,
fue hecho prisionero en Los Pinos del Rangel.
ANTECEDENTES, SCENARIO
Y PROTAGONISTAS DEL Io
DE OCTUBRE DE 1868
Hemos legdo en el curso de este libro, escrito con motive del
Centeno d ~estra esea national y evocador de las banderas
oficiales y revolucionaias que ha tenido Cuba, al moment tascen-
dente en que nuesta lca independentista rebasa es primera etap,
que dejamos panoriicamente presentada en oros capitlos, de
aisladas e infrctuosas, aunque merisimas tentativas, sin respaldo
popular, para iniciarse ya un movimiento de firms proyecGones
nacionales.
Bueno es que el lector conoca prevameate las races de todo ese
gran empen libertador, y ellas son, como las fij6, a moci6n nestra,
el Segndo Congreso Naional de Historia, celebrado en La Habana
en 1943: la libertd de comercio, provocada por la conquisa y do-
minaci6n britnicas de La Habana (1762-1763); el ascenso cltral
registrado en el ps espelmente en La Habana, desde a se-
gund, mitad del sio XV *; la influence que dejaron sentir, en h
economic y sociedai c nas los trabajadores fraceses emirado de
HAiti a fines del siglo XVII; la difusi6n de las ideas y doctrines
politics, econmicas y sodales de los Encicopedistas entre las dses
ilustadas de la Isla; el ejemplo de las revoluciones frances y note-
americans, de las luchs emancpadoras de los pueblos de Hispamo-
america y las conexiones de los prinpales ap6stoles y caudillos de
Cstas con los patiotas cuanos; el dpotismo metropolitan y el
convencimiento a que ilepron los hombres preocupdos porel
bienestar de la pata, con vista de las reiteradas hals I qe que aa
sido objeto cuantos acudieron a los gobernantes y los politicos epa-
fioles en demand de mejoras y reforms, que de 6stos no ea
possible esperar ni mejor trato ni mayor jstic y que ean los ca-
baos los qe mediante un coordinado efuego revoludonario tenlan
que conquisar derechos y, libertades, emancipindose previamento
de Espafia.
Resoluci6n tambin de dicho Congreso fu que estas raises de la
larga y cruent a luch independentisa cabana, no s6Io costi s
natural explicai6n, sino tambiMn la 16gica justificai6n de o las
100 COLECCI6N HIST6RICA CUBANA Y AMERICANA
conspiraciones, rebeliones, expediciones, revoluciones y guerras con-
tra la metr6poli espafiola, que se sucedieron desde la conspiraci6n
de los vegueros de 1717 y 1723 y las de los esclavos africanos hasta
las grades contiendas de 1868, 1879 y 1895, que ban merecido set
consideradas como nuestra Guerra Libertadora de los Treinta Afios;
y que esa etapa de lucha abierta y continue de Cuba, durante cerca
de dos siglos, represent la firme e inquebrantable voluntad del
pueblo cubano de conquistar su independencia, el mis grande de
los heroicos esfuerzos y sacrificios populates con ese fin realizados
en Amrica.
Como ya expusimos en anteriores capitulos, los comienzos de esos
movimientos revoluconarios independentistas se hallaron hudrfanos
de efectivo respaldo popular y hasta del apoyo de alguna determi-
nada clase de nuestra sociedad, ya que no se habia plasmado todavia
una concencia revolucionaria independentista. Son casos aislados
ersonales, pero que revelan Ia existenia de una general repulsa al
despotisno espaniol y la b6squeda de caminos que conduzcan a un
dima de libertad, cultural, avilizaci6n y justicia. Algunos de esos
movimientos revolucionarios, son impulses del exterior, que en-
cuentran escaso eco en la Isla, y contra los cuales se pronunci, en
1824-25, desde El Habanero, Flix Varela, predicando la necesidad
de que la Revoluci6n se hiciese con elements del pais, con la debida
preparaci6n, organizaci6n e ineludible union de los disperses y a
veces antag6nicos elements revolucionarios. Pero es necesario reco-
nocer que, no obstante estos factors negatives esos movimientos
independentistas son escalones que condujeron a I meta de la Guerra
de los Treinta Aios; encendidos carbones que avivaron la fragua en
que se forj6 la nacionalidad.
AI calor de esas causes e influencias se produce la primera y mag-
nifica concreci6n de un movimiento separatist armado y formal, que
se inicia el 10 de octbre de 1868 y no tiene irmino hasta treinta
afios mrs tarde, al cesar por complete la dominadci6n espafiola en la
Isla, del que constituyen etapas, frmemente enlazadas entire si, las
Revolucionedes de 1868, 79 y 95, conocidas popularmente con los
nombres de la Guerra de los Diet Aios, la Guerra Cbhquita y la
Guerra de 1895.
Si durante ese largo period se produce el Pacto del Zanj6n,
inmediatamente la protest de Maceo en Baragui, primero, y la
Guerra Cbiquita poco despus, revelan bien a las claras que la gran
contienda de treinta afios, al transcurrir los diez primeros, s61lo ha
tenido una tregua. que la Isla no esta pacificada y que el cubano se
mantiene irreducible en el empefo de abatir el despotismo espaiol
y alcanzar su independencia.
La primer etapa de nuestra Guerra de los Treinta Afios fue enca-
bezada por los grades terratenientes cubanos, quienes no obstante
perseguir el beneficio material de conservar la preeminenca de que
gozaban, como hacendados y ganaderos, destruyendo al efecto las
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