EVOLUrI6H DE LM CULTURE CUBRHFl
LU ORA9TORIFI En cUsm
EUOLUCIM DE LR CULTURE CUBFIHFI
(1608 -19Z7)
UOL. IX
La Oratoria en Cuba
Tomo III
Recopilacibn airigida, prologaoa y anotada
par
'ost manuel Carbonell y Riuero,
Presidents de la Academia Nacional de Artes y Letra,.
Individuo de Ndmero de la Academia Cubana de la Lengua,
C. de la Real Academia Espaf~ola Delegado de Cuba a
la VI Conferenci I aca In ional Americana.
(EDICI6H OFICIRL)
LA HABANA
IMP. MONTALVO Y CARDENAS
AVE. DE ITALIA. 103.
1928
-2
WIAN AMERICA
sE5UflDo eERi100
(IBG6 1927)
Ultima Guerra de la Incepenaencia
(185 IB9B)
ANTONIO BRRUO CORREOSO
(1863)
Naoi6, en Santiago de Cuba, el 8 de octubre de 1863.
B IJO de un patriota mirtir de la independencia, asesi-
nado entire las victims de San Juan de Wilson por la
ferocidad del comandante Gonzalez Boet, Antonio Bra-
vo Correoso es, desde su infancia, un enamorado y servidor de
la libertad de Cuba, por la que luch6, primero, en las filas del
Partido Autonomista, y despu6s, al sobrevenir la revoloci6n
definitive del 95, en las legiones del separatismo. El gene-
ral Martinez de Campos le deport6, junto con otros patriots
laborantes, a Espafia, de donde pudo evadirse con rumbo a
Paris, y finalmente, a Nueva York, en 1897. Su verbo clido
8 EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
y conceptuoso reson6 tambien en los memorables mitines de
Chickering Hall.
Orador en quien predomina la fuerza del pensamiento so-
bre la forma verbal, puede considerarsele como un sembrador
de ideas y conductor de multitudes, pero nunca hacia la de-
magogia, sino hacia la estabilidad de la libertad ordenada. Su
palabra diafana, 16gica, convincente, es complement de su
personalidad de jurisconsulto y politico, de renombre en el
foro y en el Parlamento. Tambien fue catedritico, en el Ins-
tituto Provincial de Oriente, y difunde ensefianzas desde la tri-
buna academica.
Figur6 entire los delegados a la Convenci6n Constituyente
de la Repfiblica (1900-1901); fu6 senador desde 1902 hasta
1906, y en 1920 mereci6 ser elegido para el mismo cargo, que
continue ejerciendo actualmente.
DISCURSO
pronunciado por el senior Antonio Bravo Correoso en el mitin
celebrado en Chickering Hall, Nueva York, el dia 5 de no-
viembre de 1897.
SENIOR PRESIDENT:
SERORAS Y SENORES:
No temais que, estimulado por los recientes aplausos con
que saludasteis mi presencia en esta tribune, y por las ben6-
volas demostraciones de carifio en noche pasada, que me
obligan a eterna gratitud y a conservarla en la memorial como
uno de los recuerdos mis venturosos de mi vida; no temais,
digo, que ahora provoque vuestro enojo departiendo largo
tiempo, cuando aun perciben mis oldos el eco de las entu-
siastas ovaciones dispensadas a los oradores que me prece-
dieron con sus elocuentisimos discursos, cuando veo retra-
tada en los semblantes la impaciencia que os domina por
rendir al senior Varona el homenaje merecido a su indisputa-
ble talent.
La propaganda separatist engendr6 sus ap6stoles, tuvo
sus oportunidades; pero tambien lleg6 a su conclusion. Na-
die desconoce, al present, los poderosos motives, la sobra-
disima justicia con que todo un pueblo apel6 a ese recurso
supremo y bendecido que la desesperaci6n coloc6 en el cats-
logo de los derechos politicos con el nombre de la guerra;
nadie ignora que el pais cubano, de idiosincrasia pacifica,
enearifiado con el trabajo que enriquece como una de sus
preciadas virtudes, celoso defensor del orden pfblico cuando
la apatia o la ineptitud de los gobernantes daba alientos a
perturbaciones de criminales comunes; nadie desconoce, re-
pito, que por la ineficacia de las protests formuladas y por
las repetidas reincidencias de los ofensores, se hizo indispen-
sable sacudir el marasmo, extremar la resistencia, repeler la
agresi6n y reivindicar el agravio, manteniendo, con firmeza
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
digna de la victoria, una rebeli6n que es preocupaci6n cons-
tante de gobiernos, pesadilla de sofiolientos politicos, inquie-
tud de las naciones y redentora esperanza de todos los opri-
midos.
La propia Espafia, aun cuando fuese la iiltima, rindi6se
tambien ante la evidencia. Y por boca de sus gobiernos, por
declaraciones de sus partidos, por manifestaciones de sus pe-
ri6dicos confiesa, con confesi6n que excluye toda otra prueba,
cuin grandes fueron sus errors, qu6 inmensas sus equivoca-
ciones, que enormes las responsabilidades contraidas y c6mo,
por su misma mano en el andar incesante de los tiempos, con
sus inveteradas coincupiseencias y sus arraigadas propensio-
nes a la arbitrariedad y al despotismo, ha ido acumulando
los combustibles para que el incendio revistiera las colosas
proporciones que present; incendio que no pueden extin-
guir la maldad y la perfidia, una escuadra poderosa, los ins-
trumentos mas perfeccionados de las guerras, ni el ej6rcito
mis numeroso que, con asombro del mundo, se ha enviado a
una colonia.
Tardo de inteligencia seri, y por tanto digno de conmi-
seraci6n, quien a estas horas ponga siquiera en duda la legi-
timidad de nuestra lucha, lo fundamentado y 16gico de nues-
tro prop6sito irrevocable, de nuestra absolute negative a ser
dominados por un pueblo, product del cruzamiento con otros
pueblos invasores, y de quienes s6lo asimil6se sus vicios y
sus defects, refractario de lo nuevo que civiliza, amante de
la tradici6n que embrutece, que lleva sobre sus enflaquecidos
miembros la carga abrumadora, el enorme peso de un pasado
de horrores y crueldades, engendro de todos los fanatismos,
de la ciega superstici6n que aniquila las conciencias y del feroz
absolutismo que asesina las libertades.
Por fortune nuestra, y para honor de todos, la convicci6n
llam6 a los entendimientos y la persuasion determine las
voluntades. Desde entonces, red6blanse los esfuerzos, gi-
gintanse los sacrificios, aprestanse los caudales, frecuentan
los mares nuestras perseguidas expediciones, y acude el soco-
rro cuando de ello es menester la medicine que eura, el
plomo que mata o inutiliza, el machete que desgarra y la
nitro-glicerina que equilibra parcialmente las ventajas del
adversario. La tribune enmudeci6 porque ya la conciencia
esti formada. Los refinamientos de la dicci6n y las agitadas
LA ORATORIA EN CUBA
discusiones reservanse para las asambleas de la paz. Por
nuestra vista pasa y en nuestros oidos resuena, la proclama
libertadora y la concisa arenga que antecede a las batallas.
Y cuando el entusiasmo se mantiene en nuestras filas;
cuando las seguridades de la cercania del triunfo definitive
infunde a las almas aliento extraordinario; cuando todavia
nuestro ej6rcito con la aureola de las victorias, sucio de san-
gre, excitado por el centellear de la fusileria, el relampagueo
de los machetes y el retumbar de los cafiones, aguarda en su
puesto los venideros combates para morir o veneer; cuando
de todas parties surge el aplauso que estimula, la adhesi6n
que fortifica y el oro que sustenta; en esos moments de
supreme ansiedad, en que la perspective de la gloria dilata
los corazones e' inunda el espiritu de jfibilo; en esos momen-
tos, digo, por eaminos tortuosos y con la mala fe de antaio
y la postrera traici6n por norte, llegan hasta nosotros, en
ondas infernales, voces del enemigo que demand la paz, pro-
posiciones mezquinas de arreglo, las cuales enardecen la san-
gre, sublevan las conciencias indignadas y dan mayores brios
para precipitar la total victoria.
Para eso nos hemos reunido aqui: para afirmar las ideas
de siempre; para insistir en el pensamiento finico; en ese
pensamiento de independencia, reconocido por CAnovas del
C'astillo en el preambulo de su tan decantado decreto refor-
mista; para reiterar, una vez mas, con el apoyo que nos
presta nuestro ej6rcito invencible, con la fuerza que nos
otorga la Justicia y la energia que brinda la lucha por el De-
recho, cuin arraigada esta en nosotros la resoluci6n, desde
un principio tomada, de preferir mil veces, como decia el
senior Tamayo, morir de todas las muertes, antes que consen-
tir, torpe y cobardamente, en nuestro deshonor.
Ya no se escucha aquel inmenso griterio de masas em-
brutecidas ni las arrogancias quijotescas de vanidosos gober-
nantes, pidiendo las primeras y ordenando los segundos, el
exterminio, sin piedad, de todos los cubanos; ya no registran
los peri6dicos aquellos famosos articulos "Fusiles y no re-
formas" con que excitaban los Animos y estimulaban a la
estfpida y alcoholizada muchedumbre a que apedrearan en
las calls de Madrid y en los paseos de Cidiz y Santander a
los indeferos deportados; ya no escandalizan al orbe civili-
rado aquellas oficiosas bendiciones pontificias a los batallo-
EVOLUCION DE LA CULTURAL CUBANA
nes expedicionarios, ni los sacrilegos Te-Deums en las cate-
drales y parroquias cuando "la diosa de todo lo creado" nos
privaba para siempre del eficacisimo concurso de nuestros
invictos caudillos; ya ha sido menospreciada, como recordaba
el senior Sanguily, aquella legendaria altivez con que un Mi-
nistro de la Corona, con asentimiento de la Regente y rego-
cijo de toda la naci6n, decret6 la "guerra con la guerra," y
bajo cuyos siniestros auspicios cometieronse en Cuba las mis
brutales tropelias, los crimenes mas nefandos sin "que tem-
blaran las esferas ni se hundiera el firmamento"; ya no
llenan el espacio aquellas ensordecedoras declamaciones con
que en dias no lejanos alardeaban de sus dineros en empr&i-
titos mentidos; ya la terrible sentencia del "fltimo hombre
y la postrera peseta," no sale de los labios para infundirnos
terror, sembrar el espanto, provocar el desaliento e iniciar
nuestra retirada.
Las cosas han variado, sefioras y sefiores. Treinta y dos me-
ses de lucha, como dccia el senior Garcia Montes, en desiguales
condiciones, han sido suficientes para 'oancelar edades de
oro y siglos de gloria. Ahora, es el halago capcioso, la adula-
ci6n rastrera y el miserable soborno, el arma que se esgrime;
ahora, es la amnistia aparatosa y el indulto atractivo, la re-
para'ci6n tardia de ilegalidades cometidas; ahora, es la resis-
tencia del bisofio que cruza las fronteras para libertarse de las
contingencies de la campafia; ahora, es la perdida del cr6dito.
la bancarrota de la Hacienda, lo exhaust del Tesoro, la
muerte de los soldados, finicos asuntos de los editoriales de
los peri6dicos; ahora, es la pfiblica rogativa, la oraci6n mer-
cenaria, la invocaci6n del auxilio divino, entretenimientos
inofensivos de corporaciones santurronas; ahora, es la conve-
niencia del abandon, la necesidad de la liquidaci6n, contro-
versia de los politicos; ahora, es el pordiosero de siempre con
las apariencias del rico que mendiga per extranjeras bancas
empr6stitos denegados, y el armador, escamado de la solvencia
del comprador, que rehusa la entrega de los buques como ayer
nos comunicaba el tel6grafo; ahora, es la desairada cortesana
que en los retires de sus jardines lament acongojada el aisla-
miento de las naciones, y la vergonzosa humillaci6n que cede
a las exigencias norteamericanas; ahora es, finalmente, el re-
conocimiento de la propia impotencia, la obligaci6n de las cir-
cunstancias, el fracaso de la bizarria military, la vileza de la
LA ORATORIA EN CUBA
mentira, lo que, con el nombre de autonomia, en realidad
mendrugo de su banquet, nos ofrece Espafia como indem-
nizaci6n a los quebrantos materials, como satisfacci6n a
las exigencias del espiritu y como recompensa a la sangre
vertida y a la perdida irreparable de nuestros compariotas
inmolados.
DespuBs de lo que llevan expuesto los oradores que me
precedieron, de lo que publican los peri6dicos y de todo lo que
vosotros sabeis, yo no puedo entrar en el anflisis de esas pro-
posiciones reformistas, ni aun en la hip6tesis de que llegaran
a implantarse. Ya Mr. Taylor, con la autoridad que impri-
men a sus manifestaciones el elevado puesto que ocup6, su
familiaridad con los politicos madrilefios, el conocimiento de
lo sociedad en que vivia, la seriedad de su persona, la pureza
de sus principios y la honradez de sus convicciones; ya Mr.
Taylor, repito, se encarg6 de demostrarnos c6mo es impossible
que Espafia cumpla sus ofertas, enmiende sus errors, des-
mienta sus antecedentes, escuche las quejas de las colonies y
conceda autonomia, y c6mo tambien este pueblo, sin aplaza-
mientos injustificados ni censurables vacilaciones, debe, ahora
y no mis tarde, cumplir los altos y sagrados deberes que el
destiny le tiene impuesto en el gran continent americano.
Mas si alguna duda quedara en los espiritus, si no fueran
baistante a disiparla los testimonies di terceros, yo os recor-
dare, aun a trueque de seros enfadoso, c6mo juzgan y apre-
cian el porvenir de la Isla de Cuba los hombres que, por el
azar, el turno de los partidos o las evoluciones de la political,
estan llamados al Gobierno de Espafia. Todavia estan laten-
tes en vuestras memories aquellas acerbas critics con que la
misma opinion peninsular, en sus distintos matices y por sus
6rganos autorizador, recibi6 la confusa y deficiente obra refor-
mista del senior CAnovas del Castillo en febrero del present
afio; obra que juzg6 el lugarteniente Romero Robledo con la
frase reticente de que "ella no arrancaria un solo insurrecto
a la manigua." Y no olvidais, tampoco, porque buen cuidado
tuvo su autor en prevenirlo que, estaba alli todo el pensa-
miento del partido que presidia y que, con dicho decreto
"Espafia completaba cuanto le tocaba hacer para apresurar
el termino de los infortunios de Cuba." Aquel Decreto, lejos
de restar fuerzas a nuestra rebeli6n, di6le elements con que
antes no contaba. Fu6 una burla sangrienta de los contados
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
ilusos y una decepci6n deconsoladora para el tenaz espe-
ranzado.
Dificil es congeturar la suerte future del conservatism
en Espafia; hondas diferencias minaban su existencia; am-
biciones encontradas y rencores afiejos nacidos de preferencias
personales, determinaron un rompimiento entire elements
valiosisimos de lo que en un tiempo fu6 robusta agrupaci6n.
No pueden los cubanos olvidar el program que para ellos
tiene redactado hace muchos afios el senior Romero Robledo;
un ferreo yugo serk el lazo de uni6n de la colonia a su Metr6-
poli. Quizas, en la transformaci6n de los partidos o en el
andar del tiempo, el senior Silvela dirija el conservatism, o
llegue a la organizaci6n definitive del que tiene delineado.
Para las cuestiones del dia, para la imperiosa necesidad de
solucionar con urgencia el problema cubano, que no admite
espera, poco interns despierta recorder el famoso diseurso que
el senior Silvela pronunciara en el teatro de la Alhambra,
saber que es opuesto a la autonomia, y que si la guerra de
Cuba representa una conquista de una nacionalidad por otra
y significa el vencimiento de un pueblo totalmente hostile a
Espafia, un problema en esas condiciones, planteado a esa
distancia es un problema insoluble para ninguna naci6n, por
poderosa que ella sea, siendo precise la liquidaci6n de ese
asunto."
QuizAs para castigo de pecados cometidos, por exigeneias
de la descomposici6n actual, por la podredumbre de todos los
organismos, por lo tenebroso del horizonte, por la carencia
de otros ideales nobles y de hombres que pudieran realizarlos,
por deseonsolador pesimismo de la sociedad entera; como
reivindicadores del honor national, maltrecho en todas parties
y para desgracia extrema de los que vivan sometidos a su
imperio, siente sus reales el Carlismo, y ya de antemano
sabemos a que atenernos con los gobiernos paternales, los vi-
rreinatos de Indias, tribunales del Santo Oficio y todo ese
conjunto de elericales funciones, bajo cuya evang6liea protec-
ci6n se restablecen los antiguos sefiorios, renuevanse los
pecheros adscriptos a la gleba, resucitanse los fueros medie-
vales y con simulacros de Justicia, aparatosos procedimien-
tos y asistencia de reyes y fijodalgos, earbonizanse las con-
ciencias y l1egan hasta las empinadas almenas raudales de san-
gre de las libertades populares. QuizAs, y es lo menos presumi-
LA ORATORIA EN CUBA
ble, que realizada la fusion verdadera de las agrupaciones re-
publicanas, varias por sus nombres, diversas por sus pro-
cedimientos, y empefiadas todas en hacer lo necesario para
que nunca haya Repuiblica; quizis, digo, una autonomia res-
tringida, nunca la canadense, seria el regimen de gobierno
que aguardaria a la Isla de Cuba.
Mas la tragedia de Santa Agueda, sefioras y sefiores, y es
lo important, precipitando los acontecimientos, tras un gabi-
nete provisorio que no dej6 sefiales de su vida, trajo al Poder
al partido fusionista. Acosado por la opinion, constrefiido
por sus correligionarios, bajo el peso de la denigrante sospe-
cha de haber rehusado cobardemente el gobierno cuando la
filtima crisis canovista, o de la carencia absolute de solucio-
nes concretas para los arduos y complicados problems na-
cionales; el senior Sagasta despierta de su suefio provocado,
sale del escondite y lanza a la pfiblica espectaci6n su c6lebre
manifesto del mes de junio, que provoc6 el apartamiento del
sefor Canalejas, y con cuyo manifesto ha entrado en los con-
sejos de la Corona.
Con las mismas vaguedades de siempre, al senior Sagasta
dijo, lo que 61 hubiera hecho, no lo que para lo porvenir se
proponia; no precise, como todos esperaban, la calidad y al-
cance de sus reforms encaminadas a la autonomia de la colo-
nia; y asi pudo muy bien aseverar Canovas del Castillo que
por la inocencia de las declaraciones, lo ambiguo y anodino del
manifiesto, no habria por su parte inconvenient alguno en
suscribirlo. Fu6 necesario para acallar murmuraciones, man-
tener el prestigio y evitar la desbandada, que el senior Moret
hablara en Zaragoza; pero esta es la fecha, sefioras y sefiores,
que por debilidades de su temperament, por las contradic-
torias nuevas de la prensa y por las rectificaciones personales
de su discurso, no sabemos cuales fueran los concepts emiti-
dos ni euales las opinions definitivas.
Los hechos, pues, han de evidenciar los prop6sitos del
actual Gobierno. Ya no es la fdrmaci6n del gabinete con
significadas personalidades por su liberalism colonial para
no infundir recelos a los constitueionales de la Habana; ya
no es la separaci6n de mandos para "encomendar a persona
experimentada en las complejas funciones del Gobierno el
plantemiento del necesario nuevo regimen politico"; ya no
es la autonomia en toda su pureza ni siquiera el hibrido pro-
LX'OLUCI1N DE IA CULTURE S CUBANA
grama de los que fuimos liberals antillanos, la obra reali-
zable del partido fusionista. "Hay que realizar la paz para des-
pues tender a la organizaci6n de la colonia" como ha dicho
a los Diputados cubanos que recientemente le visitaron. A
cambio de nombramientos de guardias municipales o emplea-
dos subalternos, de puestos honorificos, de ampliaciones del
sufragio para elegir los recaudadores de tributes con que
pagar los gastos de su soberania, que a ello equivaldri el
cargo de Diputado o Consejero, reservindonos de ese modo la
parte odiosa en el gobierno de los pueblos; a cambio de todo
eso, es el privilegio de siempre, la desconflanza de ayer, la ley
marcial de mariana, la imposibilidad de la vida, lo que, desde
las columns del New York Herald os envia la magnanima Es-
paiia como valioso present, como dhdiva generosa en la pr6-
xima festividad de Pascuas, ya que para esa 6poca, dicese, se
implantarin esas reforms.
Bien puede ahora el senior Canalejas reiterar, cual lo dijo
en el mes de julio por su vocero, El Heraldo contestando a
los cargos que se le hicieran de reaccionario y ex-dem6crata
por su consecuente enemiga a la autonomia de las colonies;
bien puede ahora, entire los plicemes de los cubanos y los es-
timulos de sus allegados, insistir una vez mas en que los
hombres ilustres de su pais, aquellos que desde la prensa y la
tribune, desde las barricades y las citedra, defendieron hasta
Ilevarlos a las leyes los principios democrhticos; todos, con
excepci6n de centralistas y federales, de muy contados caba-
lleros, desde principios del siglo hasta estos iltimos dias de
las inexplicables conversiones han sido y continfian siendo
enemigos acerrimos del regimen auton6mico. Para que de ese
modo, con el brillo de su talent, con el fuego de su palabra,
con la influencia de sus prestigious despierte a los que afin
duerman, y recuerde a los impenitentes de la Central Auto-
nomista, que ha largo tiempo tiene gravada Espafia en el
frontispicio de su gobierno, con respect a las colonies, aquella
terrible sentencia con que el poeta florentino esculpi6 las puer-
tas de su infierno :lasciate ogni speranza.
No por credenciales de empleados abandonamos nuestros
hogares ni hicimos past de las llamas nuestras ricas pro-
piedades; no por fmplias concesiones compatibles con la es-
pafiola soberania dimos viudez a las esposas, orfandad a los
hijos, pobreza a las families y luto a los corazones; no por
LA ORATORIA EN CUBA
ofrecimientos menguados los sufridos campesinos abandonaron
sus faenas para recibir la herida que desangra o los tormentos
del calabozo; no por mezquinas reforms, nuestros necesitados
tabaqueros llenan las areas del Partido con las sumas de sus
privaciones; no por caprichosa autonomia cayeron nuestros
muertos venerandos, muchos de los cuales ni sepultura logra-
ron de la ferocidad del enemigo. S61o por la independencia
patria permanece en su puesto de honor nuestro ejercito in-
vencible; s61o por la indepenedencia patria las probadas emi-
graciones soportan vida de miserias y devuelven a Espafia
lo que esta en su generosidad les ofrece. S61o por la libertad
de Cuba, el ungido del cielo, el sublime Marti ofrend6se con
su vida en el combat de Dos Rios; s6lo por la libertad de
Cuba, el valiente entire los valientes, Antonio Maceo, yace en
tumba, quizas ignorada para siempre, a no ser que sobre el
verde y espeso follaje que cubra la sepultura, el caminante
curiosee e inconscientemente divise la palma del martirio con
que caracteriz6 su vida.
La hora de la separaci6n estA cercana. El dedo luminoso
de la Justicia Divina nos sefial6 el camino. Cumpla eada cual
con su deberI Empero, si el destiny se mostrara implacable;
si por satinicos conciertos o calculadas miras se conjurasen
contra nosotros los cielos y la tierra; si para la consumaei6n
de nuestra obra no disfrutAramos en sitio alguno del planet.
de alojamiento para nuestros cuerpos ni tolerancia para los
principios; si la Fatalidad se interpusiera, y como muralla in-
franqueable a nuestros titanicos esfuerzos, nos intercept la
Victoria, condenindonos a sumisi6n eterna de la dominaci6n
espafiola, entonces... entonces iah! con la rodilla en tierra,
las lgrimas en los ojos y el pensamiento en Dios, exclamar6:
SPobre Cuba!
*
*
*-
mnRRIfRHO FARfRmBURO Y mFCHFDO
(1870)
Naci6, en Puerto Principe (ahora Camagiiey), el 30 de
Noviembre de 1870.
L ITERATO, jurista, orador, critic, es, entire los cubanos,
ejemplo de discipline mental. En su labor hay fan-
tasias de arquitecto erigidas sobre pianos de ingeniero.
Sus conferencias sobre Gertrudis G6mez de Avellaneda,
en el Ateneo de Madrid, consagraron su reputaci6n de criti-
co y orador. Una Memoria sobre la capacidad civil, invocada
por don Jose Canalejas, siendo Ministro de Justicia en Es-
paia, como testimonio de autoridad, revel6 al jurista.
Cultiv6 en Espafia la oratoria academica exelusivamente,
EVOI.UCION DE LA CULTURAL CUBANA
si se atiende al rigor conventional de una nomenclature ce-
rrada; pero en various de los discursos y confereneias pronun-
ciadas en academias y sociedades de cultural se encuentra el
ardor de la oratoria political, y algunas de esas piezas, como
las que versan sobre El problema colonial y La reform cons-
titucional en las Antillas, pueden decirse con toda propiedad
discursos politicos. En ellos habla el cubano amante y de-
fensor de las libertades de su patria. Otras vies el tema no es
cubano, pero el criterio politico, liberal, descentralizador y
propugnador de la personalidad de los grupos sociales conte-
nidos en la nacionalidad espafiola se compagina profundamen-
te con los anhelos del alma de Cuba: tal sucede en el discurso
pronunciado en la Real Academia de Jurisprudencia y Legis-
laci6n de Madrid sobre El regionalismo juridico. Todos ellos
constant en la colecci6n que con el titulo Mon6grafos oratorios
public en aquella capital en 1905. En los Discursos civicos,
publicados posteriormente en la Habana, aparecen cuatro, los
primeros de esa colecei6n, franca y enteramente politicos: La
nueva naci6n, Las bases del orden social, El doctrinarismo y la
democracia y El problema constituyente, todos en servicio del
partido de la Uni6n Democritica, de cuyo directorio formaba
parte el orador.
A una correct dicci6n, castiza, hermana una correct
construcci6n capaz de sacrificar el color a- la regla. Su elocuen-
cia es mis de eAtedra que de plaza. Alguien dijo de 61, en oca-
si6n de hablar de sus Doctrinas Juridicas: "Toma el principio
general, discutido en raz6n, castellanamente, sin sometimien-
tos a la casuistica, al ergotismo artificioso y pedante y lo aplica
con adaptaci6n al medio en que vive y con finalidad prActica
para el medio en que habla."
E0 -'ROBLEm9 COLOfIf9L
DISCURSO
pronunciado por el doctor Mariano Aramburo, en el Fomento
de las Artes de Madrid, el dia 10 de diciembre de 1897.
SENORES:
Pocas veces se llam6 a las puertas de vuestra benevolen-
cia, en demand de hidalga acogida y generosa hospitalidad
para las ajenas opinions, con mis fundados motives que en
la ocasi6n present, porque pocas como ahora existi6 despro-
porci6n tan considerable entire la magnitude del asunto y la
competencia de quien tiene por honra muy a-lta la que en estos
momnentos empezAis a dispensarle, prestando cortes atenci6n a
sus palabras.
Y no tomeis por obligado alarde oratorio, impuesto por el
ritual de la preceptiva literaria, esta mi confesi6n ingenua y
sincera; si por espontaneo fruto de madura reflexi6n, que po-
niendo de manifesto ante mis asombrados ojos los amplios ho-
rizontes de profundas cuestiones, despierta en mi Animo irre-
sistible movimiento de temor, legitima persuasion de inferiori-
dad: de igual manera que ante la furiosa bravura del mar
tempestuoso se estremece y deeae el espiritu mis esforzado, la
mAs probada entereza, y el hombre mis grande se siente pe-
quefio y humillado a la vista de la imponente majestad de la
naturaleza sublimada.
Por exacto y verdadero tendreis el simil, si considerAis cuin
enorme es el caudal de conocimientos que se debe poseer para
tratar con acierto las cuestiones que afectan a los principios
y m6todos del gobierno colonial, que son, sin duda alguna, las
mis delicadas, las mis complejas y dificiles de cuantas la cien-
cia political comprende, las que mis encono y apasionamiento
engendran en los corazones, y las que, dividiendo a los hom-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
bres en dos irreductibles y eternamcnte opuestos bands, infil-
tran en la voluntad el veneno del odio, abren cataratas de san-
gre al golpe siniestro de desatadas violencias, y extienden por
el mundo la desolaci6n de las ruinas y las negruras de la muer-
te... Si, sefiores, mar insondable, profundo y sin mensura, es
el problema colonial, porque no hay problema politico que en
61 no est6 contenido; mar revuelto y nunca aquietado, porque
lo agitan los desbocados vientos de la pasi6n, envolviendo en sus
furores a los que, por deber ineludible o generoso impulse, aco-
meten la 6pica empresa de confiarse a sus procelosos rigores,
interponiendo a veces entire la raz6n y la realidad cientifica in-
superables alardes de bastardo egoismo, y anulando y obscure-
ciendo, con el loco desenfreno de su vertigo, la serenidad del
juicio mejor dispuesto, como no se lleve dentro de si abun-
dante bagaje de honradas convicciones y s6lida pericia, finicas
armas capaces de contrarrestar aquellas fuerzas indomables.
Si me preguntcis por qu6 yo, timonel inexperto, tripulante
novel, sin el hibito de la lucha contra las tempestades de la po-
litica, y cuando mi rostro no ha sido afn azotado por las rifa-
gas de la borrasca, me lanzo decidido a surcar el pavoroso pi&-
lago, navegando temerario en la frfgil barca de mi escasa cien-
cia, os dir6 que cuando la necesidad lo exige, nadie, por pe-
quefio que sea, debe creerse dispensado de intervenir en el
combat, si no para esgrimir las bien templadas armas de un
prestigio consolidado, para ayudar en la media de las pro-
pias fuerzas a los que dirigen la acci6n; para cooperar al 6xito
just; para contribuir, con las virtudes de una especulaci6n
desinteresada, a la aceptaci6n de la verdad, al afianzamiento
de la justicia y a la triunfante propagaci6n de aquellas ideas
que s6lo por error o mala fe pueden ser desechadas, logrando
arraigarlas en el animo de los convencidos, y hacerlas pene-
trar y asentarse en la mente de los equivocados, para que asi
sean fructiferas y produzcan los beneficiosos resultados que
es dado esperar de su natural bondad e intrinseca eficacia.
Atravesamos, sefiores, el period mis critic; vivimos en
el moment mis decisive de la historic colonial espafiola. Acaba
de sancionarse por el poder metropolitan un regimen de am-
plia libertad, de complete descentralizaci6n en el gobierno de
las colonies americanas, y es bien que, cuando apenas se inicia
el nuevo estado de derecho, estudiemos lo que es la colonia y
hagamos algunas reflexiones acerca del regimen en que hasta
LA ORATORIA EN CUBA
ahora vivieron aquellos territories, sometiendole a una critical
imparcial, que sea como el escrupuloso ajuste de cuentas que
haga legar a todos la clara noci6n de sus ventajas o de sus
defects, y el sentimiento de su iniquidad o de su justicia, pa-
ra asi comprender la significaei6n de la reform, estimar su
alcance y juzgar de sus probables consecuencias.
Yo os aseguro que no me mueve el interns de partido, ni
me impulsan mezquinos ideales; que s61o amo la verdad, y me
complace dar culto a su soberano poder en todas ocasiones, y
descubrirla alli donde se encuentre irradiando los brillantes
fulgores de su perenne potencia luminica. Y os prometo que
no emplear6 en mi modest lucubraci6n otros recursos, ni me
valadr de otros procedimientos que de aquellos que lieitamente
pueden servirnos dentro de una estrecha y rigurosa moralidad
cientifica: que si es incontrovertible que la naturaleza del me-
dio debe ser adecuada a la del fin, euando el fin es noMle y
digno, dignos y nobles tambien deben ser los caminos que se
emprendan para llegar al anhelado t6rmino.
A cambio de ello, no dudo que me considerardis con dere-
cho a exigir de vosotros igual desapasionamiento, para lo cual
es necesario que os despoj6is de todo rancio prejuicio que la
malevolencia haya podido inculear en vuestro entendimiento;
porque en esta cuesti6n en que todos se consideran Arbitros pa-
ra resolver, doctors para definir, jueees para fallar y autori-
dades para imponer o condenar sistemas, sin cuidarse antes
de estudiar en la ciencia y aprender en la realidad, se han
abierto paso tantos desatinos y han adquirido carta de natura-
leza en el arte politico tantos errors que no es milagro ver
c6mo la opinion anduvo siempre por extraviados senderos, y
acept6 por verdades inconeusas los absurdos mas estupendos.
Y pues que, segin la frase de un sabio amigo mio, honra de la
Iglesia national, lo que mis estorba en Espafia, para pensar con
acierto en asuntos. coloniales, es precisamente la cualidad de
espafol, porque exagerando, o, mejor ain, desnaturalizando el
patriotism, nubla las claridades de la mente, yo os ruego que
por un supremo esfuerzo de la voluntad, y en obsequio a los
altos fines de la ciencia, hagAis abstraeci6n de ella, tan s6lo
por unos moments, y os invito a pensar como hombres impar-
ciales y amantes del bien, de la justicia y del orden.
Apenas los nada nobles incentives de la ambiei6n de un
pueblo poderoso, o los punzantes estimulos de la codicia de
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
aventureros despiadados, o a veces las ineludibles exigencias de
la expansion, que la relative estrechez del territorio impone
a naciones plet6ricas, arroja a las playas de un pais inhabitado,
o poblado por una raza inferior, los primeros conquistadores,
se levantan los cimientos de un nuevo organismo social, que
merged al inevitable desarrollo de sus naturales energies, al
travys de las edades, llegark a ser una patria nueva, despren-
dida de la naci6n materna con la misma inexcusable fatalidad
con que, por virtud de las leyes que rigen el movimiento rota-
tivo de los mundos siderales, se desprenden de la homogenei-
dad de su masa uniform nuevas esferas, las cuales, por estar
formadas de la misma material, proclamaran siempre su primi-
tivo origen, reflejando en las diversas evoluciones de su in-
quieta existeneia las condiciones permanentes y los caracteres
esenciales de sus comunes elements, girando siempre alre-
dedor de su planet, cuyas fuerzas de atracci6n las sustentan
en el espacio, y las conservan en flotaci6n majestuosa dentro
del 6ter sutilisimo que las bafia; pero describiendo a la vez
su 6rbita propia, agitindose con movimientos espontineos, y
ocupando su lugar y su centro peculiares, defendidos en todo
moment por la sapientisima ley de la impenetrabilidad.
Terminado el period de la conquista, afirmada la sobera-
nia de la naci6n en el sometido territorio, o, lo que es lo mis-
mo, concluida la 6poca de establecimiento, segfn el tecnicismo
del derecho colonial, aquellas dos sociedades en guerra, el pue-
blo conquistador y los indigenas rebeldes, se funden en una
sola sociedad que se llama Colonia, compuesta, como veis, de
dos diversos factors, los cuales iran sumindose cada vez mis
estrechamente por la virtualidad del comuin destino y del fin
social que simbolizan el poder, las funciones rectoras y la repre-
sentaci6n que ejercen sus 6rganos. Es, pues, la colonia una
sociedad perfect, porque en ella concurren todos los elemen-
tos y condiciones que sefiala la filosofia, y sociedad universal,
porque en ella se cumplen todos los fines humans.
Y como la personalidad juridica aparece ali donde. nnion-
dose la raz6n y la libertad determinan el ser human, y como
la cualidad de sujeto de derecho, ya se concrete en el indivi-
duo, ya se manifieste en la sociedad, supone necesariamente la
direcci6n hacia un fin, y el cumplimiento de este fin la posesi6n
de los medios oportunos y congruentes, y la aplicaci6n de los
medios al fin implica el funcionamiento de la actividad pro-
LA ORATORIA EN CUBA
pia juridica, o se niega la libertad natural que poseen las per-
sonas para regir su vida y determinar, con arreglo a sus leyes
esenciales, las condiciones de la relaei6n entire los medios y el
fin, o se reconoce y proclama el derecho de autonomia, esencial
en todo sujeto de derecho, inclusive en la colonia, y por cuya
virtud, en todo aquello que corresponde a la persona de un mo-
do particular, propisimo y exclusive, ella, s6lo ella, tiene auto-
ridad para legislar, ejecutar y juzgar; porque girando y mo-
vi6ndose dentro de su 6rbita es como cumple su destino, a
nadie lesiona ni maltrata, no viola ningin derecho, ni infringe
ningin precepto, ni perjudica mis intereses que aquellos que,
eareciendo de otros titulos que no sean los de un egois-
mo criminal y una codicia insaciable, buscan y eneuentran, en
la ignorancia y en la apatia hacia el hAbito de pensar, resis-
tente apoyo para sus malvados apetitos y cumplida defense
de sus salvajes atropellos.
Aut6nomo es el individuo para ejercitar su capacidad de
derecho, empleando racionalmente su esencial libertad en la
consecuei6n de su fin; aut6noma la familiar, dentro del invio-
lable secret del hogar que la cobija; aut6nomos el municipio
y la provincia, segin los rectos principios juridicos, para esta-
blecer el primero el regimen de la comunidad de families, y
realizar la segunda su misi6n unificadora de intermediaria de
los poderes local y central; aut6noma la naci6n para desenvol-
ver sus naturales energies, dentro del circulo de su particular
actividad; aut6nomo el Estado para formular y hacer efectiva
la regla de derecho; aut6nomas las sociedades todas, cuales-
quiera que sean sus licitos objetivos, con tal que no quebran-
ten los universales principios de la moral y acaten el supremo
imperio del derecho... Y s6lo la colonia, porque atesora en
su fecundo seno auriferos veneros, que son suyos, exelusiva-
mente suyos, como que forman parte del caudal de sus medios
juridicos; s61o la colonia ha de sufrir eterna y ominosa servi-
dumbre, sin esperanza de disfrutar un dia de su sagrada y na-
tural libertad ...
Contra estas razones nadie alega arguments que merezean
tal nombre; pero se adula el amor propio de los dominadores;
se opone que la metr6poli tiene derecho a incondicional sobe-
rania; se estima la colonia no como un fin, sino como un me-
dio; se habla much de los derechos de la metr6poli, pero nadie
se acuerda de sue deberes; y hasta se present la obra de la
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
colonizaci6n como epopeya de heroicidades y sacrificios, nunca
bastante recompensados. Mas por desgracia no es tan conocida
ia intenci6n de esos faniticos adoradores de las malas tradicio-
nes para que no sea necesario ponerla al desnudo, haciendo
fijar en ella el sano criterio de los espiritus imparciales; y
por eso yo os digo que tales alegatos no pueden producer efecto
sino en quienes, por la falta de conocimiento exacto de todos
!os terminos del problema, han de conformarse con las ajenas
apreciaciones, sobre todo si en ellas encuentran halago la va-
nidad y el amor propio lisonja. Pero la ciencia, que no miente ni
engafia, que carece de patria, porque no tiene fronteras, y es
universal, como la verdad, de la que es vocera eloeuente y 6r-
gano infalible; la eiencia dice que alli donde hay libertad ra-
cional hay personalidad juridica, y donde hay personalidad
hay derechos y obligaciones, y por ende responsabilidad; y el
sentido comfin advierte que para que se dB 6sta, es necesario la
autonomia del ser active, determinAndose a obrar con libertad
en la prictica de sus operaciones. Y hablando por boca de los
Blunstchli, Olivier, Gratry, Prisco, Herbert Spencer y tantos
otros esclarecidos interpretes, ha dicho tambien la ciencia, de
un modo eateg6rico y terminante, que el primero y primordial
fin del Estado es reconocer la existencia de la persona juridica,
individual o social, funci6n que integra la de prestar condicio-
nes a la vida de toda personalidad con arreglo a su naturaleza,
manteniendo la armonia entire los diversos sujetos juridicos,
por medio de la exacta delimitaci6n de sus respectivos centros
de actividad. La actividad supone el poder de aplicar los me-
dios a los fines; el poder, dentro de su esfera, es soberano, en
el sentido de que no es licita su arbitraria limitaci6n por una
fuerza superior: luego hay un poder local, hay una soberania
colonial, inviolable e intransferible, que es preciso sancionar en
el derecho positive, para que no quede privada la colonial de
sus inherentes y esencialisimos atributos.
Asi, rectamente entendida y apreciada la naturaleza de la
colonia, asi concebida y respetada su personalidad, ficil es de-
terminar la ingerencia de la metr6poli en su vida, y consiguien-
temente la indole de las relaciones entire ambas sociedades.
Si, como he demostrado, la colonia es una persona juridiea,
sujeta, por tanto, como todas las demas, a las leyes del pro-
greso human, a los cnones de la evoluci6n hist6riea, la misi6n
de la metr6poli no puede consistir en otra cosa que en el ejer-
LA ORATORIA EN CUBA
cicio del poder tutelar que sobre todo g6nero de sujetos juri-
dicos desempeiia; es decir, que debe limitarse a conseguir la
adaptaci6n de la vida colonial a los esenciales principios de la
humana condicionalidad, prestandole el amparo de su autori-
dad coactiva de Estado para que se desenvuelvan sus fuerzas,
y ensanchando los limits de su libertad a media que los pro-
gresos de la colonia vayan restringiendo la necesidad de la
tutela, que como instituci6n educadora es tambien temporal,
hasta consagrar eficazmente esa soberana autonomia de que an-
tes hablaba, y que represent para los pueblos lo que el aire
y la luz para las plants, lo que la sangre para los cuerpos
animados, lo que la libertad y la independencia para los series
racionales.
Obra de protecei6n y tutela es la obra de la metr6poli, y
por eso repito que su misi6n estriba en garantir el ejercicio de
la capacidad colonial ,para que respond a los fines determina-
dos por la propia naturaleza de esta sociedad, apreciando sere-
namente, como bases para la fijaci6n de su regimen, su estado
de cultural y sus necesidades political, juridicas, sociales y eco-
n6micas; de igual manera que cuando se trata de las personas
individuals aprecia, como fundamentos inspiradores de su dere-
cho, el grado de desarrollo fisiol6gico y moral de su ser, y
durante su minoridad las somete al amparo protector del poder
paterno, y cuando los padres faltan las coloca bajo la prudent
direcci6n de rational tutela, y, por filtimo, las emancipa de toda
intima superioridad, llegadas que son a la plenitud de su des-
envolvimiento intellectual.
Decidme: jPorquc fulmindis anatemas contra la esclavi-
tud? Porque es injusto, antinatural y criminoso, me contes-
tareis, anular la libertad de un hombre sujetandolo al po-
der de otro. Pues, si sois 16gicos, con igual indignaci6n
debris rechazar un regimen politico por el que se conde-
na a perpetua servidumbre a pueblos cultos que se mues-
tran capaces de gobernarse por si mismos.
Inspirado en estos principios estA el regimen colonial
practicado por Inglaterra, que, digan lo que quieran cier-
tos improvisados estadistas, no s61o es la maestra de las
naciones en el arte de colonizar, sino el finico Estado con-
quistador que ha sabido eduear a sus colonies en el amor a
la patria originaria, por el sincere respeto a sus derechos,
y la franca, leal y resuelta aplicaci6n de los justos princi-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
pios proclamados por la filosofia juridica. Esas son las ba-
ses de su regimen progresista, que permit y procura la con-
formidad mas exacta, la mas acabada armonia, entire la ca-
pacidad colonial y su sistema de gobierno, dentro del cual
a mayor suma de aptitudes corresponde mayor suma de li-
bertad, y a mas alto grado de adelantamiento mas amplia
descentralizaci6n, mis radical autonomia, hasta llegar, siem-
pre en continue y ascendente progresi6n, a la ruptura de to-
dos aquellos vinculos que no est6n representados por la co-
munidad de intereses e ideales, los cuales, por ser los mts
suaves, son los mAs estrechos, porque su robustez no dimana
de la subordinaci6n political, de suyo quebradiza e inestable
--como que para constituir Estados basta con la raz6n de
la fuerza, mientras que para difundir el espiritu national
precisa la fuerza de la simpatia y de la gratitud-, sino de
las reciprocas afecciones, derivadas del mutuo respeto, con
que se enlazan dos pueblos en el grande y bello sentimien-
to de amorosa fraternidad.
He dicho antes que la colonia es una sociedad perfec-
ta y universal; ahora afiadir6, para que os d6is cabal idea
de su naturaleza, que es una sociedad diferente de la cons-
tithida por la metr6poli. Sus fines son diversos, sus medios
distintos, sus 6rganos exclusivos, muy otros su vida, su ac-
ci6n, su desarrollo y su regimen.
Formada, como la naci6n, por elements naturales y psi-
col6gicos, ocupa cierto espacio dentro del cual vive y actfa,
tiene su climatura especial, su fauna y su flora peculiares,
y sus products agricolas distintivos, constituyendo una uni-
dad geografica, perfectamente delimitada por accidents na-
turales, tan precisos y caracteristicos que las mas de las ve-
ces estan representados por un oceano que la separa de la
metr6poli. Estos elements fisicos, obrando sobre los habi-
tantes de aquel pais, determinan su indole gen6rica, la singula-
ridad de sus aptitudes, la especialidad de sus industries, la
actividad y direcci6n de sus relaciones mercantiles, la naturaleza
y cuantia de sus necesidades econ6micas, el valor est6tico de su
arte, la amplitud y comprensi6n de su ciencia, su temperament
6tico, su idiosincrasia social.
Tan grande y tan decisive influencia tienen los elemen-
tos naturales en la constituci6n de los pueblos que hasta en
aquellas colonies en que no hubo fusion de la raza indigena
LA ORATORIA EN CUBA
con la ex6tica, porque aquella fuera extinguida en la conquis-
ta, o porque lo estorbaran impedimentos legales, la misma
raza victoriosa, trasplantada al suelo colonial y sujeta a
las influencias del nuevo medio, sufrira en el decurso del
tiempo notables modificaciones, viniendo a constituir un ti-
po 0tnico especial, que no podrA fAcilmente ser confundido
con el primitive; la lengua alterarA tambign su morfologia, y
al cabo de los siglos adquiriri nuevo vocabulario; la natu-
raleza erearA necesidades no sentidas en la metr6poli; el ca-
rfeter social implantarA costumbres no practicadas en la na-
ci6n colonizadora; la situaci6n geogr.fica estableeera rela-
ciones de vecindad con los pueblos pr6ximos; la diversidad
de ideales entire la sociedad metropolitan y la sociedad co-
lonial separara sus histories: la carencia de comunes tradi-
ciones y de un comiin pasado marcari imborrables diferen-
cias, y, en una palabra, cuantas manifestaciones de la huma-
na actividad alli se realicen llevarin grabado un sello de espe-
cialidad y diversificaci6n que les dari carictetr indeleble, de-
nunciando elocuentemente su procedencia.
Ahora bien; si, segfin el sentir de Littr6, compartido por
Blunstchli, Maurice Block y Mancini, y aceptado uninime-
mente por los tratadistas de derecho politico, naci6n signifi-
ca una relaci6n comiin de origen y nacimiento, siendo la
reunion de hombres que habitan un mismo territorio, y que
tienen desde largo tiempo intereses suficientemente comu-
nes; si, como acertadamente opina el senior Santamaria de
Paredes, lo que caracteriza a la naci6n es la especialidad
en la realizaci6n de los fines humans; y si todas estas con-
diciones, que podemos sintetizar en las dos fundamentals de
unidad geogrdfica y homogeneidad psicol6gica, son necesa-
rias para que la nacionalidad se constituya... o yo no en-
tiendo lo que han querido decir estos autores, o percibo con
evidencia la realidad al afirmar que la colonial no es elemen-
to integral de la naci6n, porque entire los territories de am-
bas hay larga soluci6n de continuidad, y sus razas y sus
idiomas son diferentes en la mayor parte, y sobre todo, esa
especialidad en la realizaci6n de los fines humans adquiere
caracteres privativos en todas las colonies, como creo haber
demostrado.
Estas reflexiones me autorizan 16gicamente para concluir
que la colonia no es un fragmento de la naci6n; sino una co-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
mo subnacidn; que, hablando con rigurosa propiedad filos6-
fiea, no esta dentro de la sociedad national formada por la
metr6poli, sino debajo, o si quereis, al lado de ella; que no
es parte de otro organismo social, sino un todo orgAnico y
complete.
Partiendo de esta conclusion, a la 16gica me atengo. No
creo que nadie se despoje del sentido comfin para recha-
zar sus enseiianzas, porque la 16giea es como la matemAtica
del pensar, algo asi como la moral del entendimiento, y ella
nos dice que todo principio real de diferenciaci6n entrafia
necesaria antitesis en los t6rminos que se relacionan, y que
entire dos cosas diferentes no puede haber jamfs rigurosa y
verdadera unidad, aunque si concertada y fecunda armonia.
Luego si la colonia es diferente de la metr6poli, diferentes
deben ser tambien sus leyes y su gobierno; luego debe con-
denarse por il6gico y absurdo ese sistema de mal entendi-
da asimilaci6n, por el cual se pretend, como dice Humboldt,
"dar a una sociedad nueva la estructura de un Estado vie-
jo"; doctrine que en Espafia se llam6 primero asimilaci6n
a secas, luego se calific6 de racional y possible, y despues fu6
designada por el senior Balaguer con el pomposo titulo de pro-
gresiva, como si quisieran sus defensores buscar en el len-
guaje los fundamentos que la ciencia negaba. Luego debe
proclamarse el sistema de especialidad en la legislaci6n co-
lonial, sin que esto signifique privilegio, concesi6n o gracia,
sino simplemente sujeci6n a la realidad y obediencia a la jus-
ticia.
Las leyes no son mAs que la autintica expresi6n de la con-
gruencia entire la naturaleza y la vida de los series: a diversas
naturalezas correspondent, pues, leyes diversas. Pretender
uniformar lo divers es aspirar a un impossible. Por eso el ab-
surdo empeio de similar integramente la vida y el gobier-
no de la colonia al gobierno y a la vida de la metr6poli, lejos
de unir, ha separado con profundos abismos los sentimientos
de uno y otro pueblo, porque jams puede ser lazo de uni6n
aquello que, por no convenir a la naturaleza, se repugna in-
venciblemente, y s61o se admite y se soporta bajo la presi6n
de la fuerza.
Y como la vida actuada sobre el imperio de un regimen
que no es el propio y natural de aquel ser, es una honda per-
turbaci6n y un entrafiable trastorno en todo el organismo,
LA ORATORIA EN CUBA
destruida asi la normalidad, queda condenada la colonial al
desesperado, infructuoso, agotamiento de sus mis valiosas
energies, en una incesante y violent protest. Y he aqui
otra de las ventajas del regimen progresista, que no s6lo
respeta la personalidad de la colonial, sino que fomentando el
desenvolvimiento de todos los principios vitales que la ani-
man, para que no sufra retraso el desarrollo de su capacidad
juridica, encauza y aplica rectamente la acci6n tutelar, y
valfa con esmerados escrfpulos, en cada fase biol6gica, el
grado de capacidad potential, como base para medir la ex-
tensi6n de la libertad, las condiciones del gobierno, la euan-
tia del poder y la efectividad de la soberania.
Cuando, hollando con vandilica plant los mfs elementa-
les principios de ]a justicia, y cediendo torpemente a las co-
rruptoras solicitaciones de un utilitarismo mal entendido, la
metr6poli desoye las ensefianzas de la filosofia y del derecho,
olvida la altisima misi6n que como a tutora le estA confiada,
y presa de la mortifera ceguera del orgullo con que se pa-
vonea de su condici6n de Estado dominador, establece en la
colonia el gobierno desp6tico, que lo seri, no lo dudeis, eual-
quiera otro que no tenga por regulador el espiritu liberal y
juridico a que acabo de referirme, entonces, seflores, nega-
da la personalidad de la colonia, menospreciada su naturale-
za, pisoteados sus derechos, indefensa su causa, rebajada su
condici6n de sociedad libre a la humillante condici6n de sociedad
eselavizada, el pueblo dominador se considerarA duefio absolute
de lo que por estar compuesto de hombres no puede ser objeto
de propiedad ; como propietario tratari a la desgraciada co-
lonia, que no mereeerA otra consideraci6n que la de *cosa
patrimonial; ejercerA sin impedimentos, que no podra hacer
efectivos la justicia international, privada todavia de un
poder organizado coactivamente, todas las facultades del do-
minio; y podrA hasta contratar su enajenaci6n y estimar
su valor y recibir su precio, aun a fines de este siglo de per-
feccionamiento y progress, sin sonrojo de la humanidad, que
por un contrasentido inexplicable condena la esclavitud del
individuo rational y consiente la servidumbre de sociedades
humans. Vivira la colonial a merged y como por la mag-
nanimidad del pueblo dominant. Los conquistadores que
alli habiten, hinchados por fatua y pretense superioridad, se
estimaran representantes del poder, mandatarios de su sobe-
EVOLUCION DE LA CULTURAL CUBANA
rania y participes de su ejercicio. Para ellos los colonos no
serfn sus conciudadanos, sino series inferiores destinados a
labrar con la vergiienza de una situaci6n infamante las bri-
lanteces y esplendores de su regalado bienestar. El lugar
del nacimiento serA el titulo mis augusto de todo derecho,
y por su omnimoda eficacia sera just el despojo, laudable
el atropello, santa la explotaci6n, legitimo el fraude, patri6-
tica la tirania Surgirin nuevamente las castas de los anti-
guos pueblos orientales, y todo ira robusteciendo el insen-
sato antagonismo por tan execrables desvios provocado...
Luego, cuando se haya difundido la cultural, conquistada
mis por nobles empefios de los colonos que por el auxilio y
cooperaci6n de la metr6poli, que habra tratado de estorbar
su desarrollo, conveneida de que los pueblos civilizados ni
lamen la mano del que los azota ni se resignan a la opresi6n
de ferreas ligaduras; cuando la cultural haya alumbrado la
conciencia de aquella sociedad, mostrAndole su valor y su
derecho, y los sometidos se organicen politicamente para con-
certar sus esfuerzos y acometer la empresa, propia cierta-
mente de titanes, de convencer a la metr6poli, por medios
pacificos, de sus lamentables errors, recabando del poder
central el respeto a su personalidad, la clase social consti-
tuida por los mimados hijos del pueblo colonizador se suma-
ri tambien en un partido politico, que tendra la oposici6n por
sistema, la hipocresia por divisa, por escudo la resistencia
pertinaz a todo movimiento expansive, y sera tan hospitala-
rio que admitira en su cenagoso cartel, lleno del limo de los
pantanos, todas las ideas, todos los sistemas de political gene-
ral, la autocracia y el liberalism, la monarquia y la repfibli-
ca, el reaccionarismo y la democracia, con tal que conven-
gan en mantener la para ellos invulnerable armaz6n de sus
rdiosos privilegios.
Se Ilamarfn los mejores, los mas patriots, y haran del
patriotism vil granjeria; baluarte de la integridad nacio-
nal, y la comprometeran a cada paso con su impenitente con-
ducta de aversion al localismo; defensores del orden, y lie-
varan a todas parties el desbarajuste. OrganizarAn ej6rcitos
para coinbatir el separatismo, y lo que con ellos combatirAn
sera cuanto tienda a menoscabar su inicua dominaci6n. Todo
lo haran objeto de su mercantil voracidad, y cubiertos siem-
LA ORATORIA EN CUBA
pre con la mascara simpitica del amor a la patria, quedarAn
impunes sus desmanes y seran inculpables sus rapifias.
El gobierno, atento s61o a las ventajas de la explotaci6n,
concertara inquebrantable alianza con ese partido, destinado
a conservar, sin oposici6n viable ni alternatives posibles, to-
dos los resorts del poder; los gobernantes se entregaran a
sus exigencias y caprichos, viniendo a convertirse en meros
instruments de su irrefrenada voluntad, y pronto quedara
establecida entire colonia y metr6poli una double corriente de
espantable inmoralidad, que llevara a la primer cargamen-
tos de empleados ineptos y funcionarios corrompidos, y trans-
portara a la segunda enormes sumas de numerario, emigran-
tes que ya no regresan y que representan el precio con que
se compraron las lucrativas prebendas de la administraci6n
colonial. Y para terminar este cuadro de horrorosa certidum-
bre, ahogada la colonia por el yugo homicide de tal regimen
de opresi6n, languidecera rApidamente porque le falta el oxi-
geno purisimo de la libertad de que anhelan saturarse sus
fatigados pulmones, y cegadas sus fuentes de riqueza por
los escombros del edificio de las leyes econ6micas, que un
irrational tanto como leonino proteccionismo derrumb6 con
la piqueta de la ambici6n, arrastrara la vida de la impoten-
cia y del oprobio, envuelta entire zozobras, prefiada de amar-
guras, con el espanto de la ruina reflejado en sus ojos, y
caminando abatida y maltreeha al desquiciamiento y a la
anarquia, irremediables pero naturales consecuencias de una
political sin moral y sin entrafias.
Socavados de este modo los mas firmes cimientos del or-
den juridico, jqu6 podra esperarse de un pueblo asi trata-
do?... iAh, sefiores! No se recogen caricias donde se de-
posit6 el ultraje, ni se cosechan afectos donde el despojo se
sembr6, ni la gratitud naei6 jamfs del menosprecio. En cam-
bio, el amor engendra amores y el reconocimiento surge del
beneficio.
Mirad: el cordel de efifamo que sostiene el peso de enor-
mes masas, aplicado sobre el cuerpo lacera y desgarra las
earnes, y si la opresi6n es muy fuerte secciona los miembros
que liga. Por el contrario, el lazo finisimo de seda sujeta con
firmeza, porque no dafia ni mutila el organismo.
iPueblos conquistadores!: jquereis que los hijos de vues-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
tras colonies se glorien de su ascendencia y ostenten con or-
gullo el titulo de vuestra naeionalidad? Pues tratadlos con
justicia y no los despojeis de lo que los pueblos tienen en mis
estima: el sentimiento de su dignidad. Quereis que las colo-
nias vivan contents con el ejercieio de vuestro poder y rin-
dan culto a vuestra soberania? Pues empezad por respetar
los suyos y reconocer sus derechos, para que practic~ndolos
libremente adquieran la responsabilidad de sus deberes.
SQuereis unir a vuestra historic, enlazar a vuestro destiny, el
pueblo colonial? Quereis que por 61 sea bendeeido vuestro
nombre y agradecida vuestra tutela, aun en el dia de la
emancipaci6n, si este es el termino marcado por el dedo de
Dios a su evolutivo progress? Pues no desnaturalic6is vues-
tra misi6n, que es muy augusta y generosa; inspired vuestro
proceder en la suavidad amorosa de los sentimientos materna-
les, no en la repulsiva dureza del despego de madrastra; no
aspireis a ganar voluntades con la fuerza, que ella s6lo ven-
ce las resistencias materials, pero no reina en los corazo-
nes; cumplid con abnegado altruismo vuestros deberes, que
son muy graves y mis numerosos que vuestros derechos,
y asi sera perdurable el equilibrio, profunda la armonia, eter-
na la concordia y salutifera vuestra intervenci6n, que la his-
toria podra calificar un dia de inmaculada y gloriosa.
i Cuantas lagrimas y cuantos dolores se hubieran evitado
si 6stos hubieran sido los principios informadores de la po-
litica colonial! Espafa, como todas las naciones de raza la-
tina, estim6 siempre sus colonies como feudos patrimoniales,
concept que el lenguaje juridico, de acuerdo con el vulgar,
significaba en la frase posesiones y celosa de sus derechos
de dominio s6lo se preocup6 de hacerlos productivos, mos-
trandose indiferente y aun opuesta a la prosperidad de su
imperio colonial. Yo me guardar6 de imputar singularmente
a Espafia delitos que por igual cometieron los demas pue-
blos conquistadores; pero ya que en Espafia estamos, y de
Espafia somos, si he de censurar con acritud el regimen colo-
nial por ella practicado, que acaba, por ventura para todos,
con las postrimerias de este siglo, y he de recordaros, ha-
ciendo aplicaci6n de lo expuesto, la injusticia de las relacio-
nes entire Espafia y sus colonies, refiriendome a Cuba, que
es lo que conozco, y no tengo por costumbre hablar de lo
que no se.
LA ORATORIA EN CUBA
Tambi6n en Cuba se marc6 con bien tristes earacteres
el antagonismo entire los dos dlementos principles de Jla
poblaci6n, el peninsular y el cubano, estableciendose de he-
cho dos elases de ciudadania: amplia y respetada la primer,
restringida la segunda. Para los ciudadanos de primer clase,
para los que se l1amaban espafioles y hacian de este noble ti-
tulo fundamento de commercial monopolio, se reservaron to-
das las preeminencias, todos los honors y toda la interven-
ci6n en el gobierno de la colonia; a los segundos se les conde-
n6 a perpetua incapacidad, a titulo de malos espafioles, y por
ello pudo decirse con verdad que el cubano era un extranjero
en su patria, porque careeiendo de muchos de los derechos
propios de todo ciudadano y no pudiendo hacer efectivos,
por el recelo que embargaba al gobierno, otros que las leyes
le reconocian, su situaci6n en Cuba era identica a la de un
sibdito de otro Estado, y aun si bien se mira algo peor que
6sta, porque al extranjero no se le niega la hospitalidad que
la cultural ha elevado a ley, y al cubano se le daba a en-
tender que estorbaba en su propia casa.
El gobierno, preocupado inicamente con la idea de per-
petuar la dominaci6n, alentaba y sancionaba con su funesta
political la abrumadora resistencia de la clase privilegida, y
temiendo, o aparentando temer, deslealtades por parte de los
criollos, proscribi6los para siempre de toda funei6n direc-
tiva, permitiendo que el militarismo desatase la insana fu-
ria de sus safiudos rigores, trasplantando a aquel suelo la
parisita del cunerismo, desoyendo los clamores angustiosos
de la opinion del pais, que s6lo recelo y desconfianza le ins-
piraba, y condenando a la maltratada isla a gigantesca ina-
cabable lucha contra esa enervadora suspicacia reinante, va-
ladar inveneible a donde iban a estrellarse con el estrepito de
formidable choque los ardorosos anhelos de reivindicaci6n que
impulsaban al pueblo cubano.
No creais que exagero. Hablen por mi los elocuentes man-
datarios que por el voto de los electores, y no por la graciosa
merced del poder, enviaba Cuba al parlamento national, y
ellos os dirAn c6mo cada ligero advance conquistado en el ca-
mino de la libertad les cost rudisima pelea contra las secu-
lares prevenciones, y cuan espinoso y amargo Calvario hu-
bieron de subir eada vez que las Cortes aprobaron algfn pro-
yeeto expansive o se negaron a convertir en ley algin anto-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
jo espeluznante de la omnipotencia ministerial. Ahi estan al
alcance de todos, incrustados en la realidad de la historic
para comprobar mi aserto, la expulsion de los diputados
americanos del seno del Congreso national, en 1837; la abo-
lici6n para las colonies del regimen constitutional que
los liberals legisladores del aflo 12 habian decretado para
todos los territories espafioles; las discrecionales atribucio-
nes de los capitanes generals, equiparados a gobernadores
de plaza sitiada; el vejatorio resultado de la Junta de infor-
maci6n convocada a raiz de la guerra separatist del conti-
nente; las odiosas proscripciones de insulares prestigiosos;
las crueldades de Lersundi, la dictadura de Tac6n; y para
no citar mAs hechos cuya memorial ofende, la nauseabunda
lepra de una administraci6n cinicamente inmoral, a la que
aeudian a nutrirse con asquerosas succiones esos hombres-in-
sectos que viven de la material corrompida, y las abomina-
bles flagelaciones del brutal componte, cuyos chasquidos hie-
ren todavia con duelo inenarrable los oidos de la present
generaci6n que al cabo va a ver cumplidos sus anhelos de bie-
nestar en un porvenir ya veeino, que empieza a colorar con las
suaves tintas de matinal erepisculo el risuefio horizonte de
brillantes realidades.
En el orden econ6mico, la situaci6n de Cuba era, mas que
triste, desesperante. Concentrados en el parlamento national
todos los resorts econ6micos de la vida local, los llama-
dos a former los presupuestos de la colonia, los autorizados
para establecer la relaci6n entire los gastos y los ingresos,
eran los que, desconociendo en absolute las necesidades del
pais sobre que legislaban, y ayunos del celo e interns que
dimanan de la responsabilidad, votaban impuestos que ellos
no habian de pagar, y estableeian cargas que no habian de
soportar, haciendo de Cuba un pueblo enteramente tributa-
rio, e ilusoria la aplicaci6n del regimen constitutional, ya
que una de las principles funciones de este sistema es la in-
tervenci6n del contribuyente en el genesis del presupuesto.
Asi se explica que habiendo fijado la ciencia econ6mica, co-
mo maximum del tipo contributivo compatible eon la pros-
peridad de un pais, el diez por ciento de las utilidades liqui-
das, Cuba tributaba el sesenta por ciento, o sea triple de
lo que se pagaba en Espafia. Y no es extrafo que los intere-
LA ORATORIA EN CUBA
ses de la Deuda llegaran a absorber el cincuenta por ciento
de los ingresos, mientras en el presupuesto de la peninsula
ese servicio s61o alcanzaba la proporci6n de treinta por ciento.
SLa deuda!... Carga enormisima, expoliaci6n inaudita
de que se hacia victim a la empobrecida Cuba! Porque ha-
beis de saber que la mayor parte de ese pasivo corresponde
al tesoro national, que sin otra raz6n que la que el clasico
fabulista latino pone en boca del rey de las selvas, quia nomi-
nor leo, hacia pesar sobre la Hacienda cubana las atenciones
de Fernando P6o, los gastos de la reincorporaci6n de Santo
Domingo y las onerosas results de la desdichada expedi-
ci6n a M6jico. i Y aun asi circulaba muy acreditada en Es-
pafia esta frase lamentosa, que yo siempre escuche con pena
y rebati con energia: iCuba nos cuesta much dinero!...
iSi en todos brillara la prudent virtud de no hablar de lo
que se ignora, no se dirian tantos disparates! De Espafia no
ha ido hasta ahora un e6ntimo a Cuba; el tesoro national s6-
lo tiene una responsabilidad subsidiaria con relaci6n a ciertas
partidas del presupuesto cubano, responsabilidad que s61o se
haria efectiva en el caso de la independencia; Cuba no
ha sido nunea una carga para Espafia, y es menester decir-
lo muy claro para que no se repita esa frase que tiene toda
la punzante ironia de un intencionado sarcasmo. Cuba ha
tenido siempre un tesoro independiente del de la metr6poli; eon
sus propios recursos ha sostenido su ej6rcito, su armada, sus
tribunales, su clero y todos los servieios de su administra-
ci6n; ha pagado deudas de Espafia, como acabo de indicar, y
hasta ha mandado varias veces cuantiosos sobrantes para
aliviar la penuria de la madre patria... S6lo, ahora, con moti-
vo de la actual guerra, y lo consigno para acallar toda obje-
ci6n, extenuadas las fuerzas contributivas de aquel pais aso-
lado, ha tenido necesidad Espafia de enviar dinero, pero s6-
lo como pr6stamo o anticipo, que el tesoro cubano debe rein-
tegrar.
El concept denigrante que de la colonia se tenia en Es-
pafia inspire a los equivocados gestores de la hacienda un
regimen de absurdo proteccionismo para las industries de la
peninsula, que fu6 la mis inhumana coneulcaci6n del dereeho
a la vida del comercio y de la industrial cubanos.
Pero como importaba poco la prosperidad de la colonia,
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
y lo que interesaba a los agiotistas y sus c6mplices era el
acrecentamiento de su riqueza, aunque fuese precise amasar-
la con la miseria y la ruina de aquel pueblo aplastado por
el infortunio, se elevaron las tarifas arancelarias de Cuba
hasta hacer impossible toda competencia de la importaci6n
extranjera; se cerraron sus puertos a toda mercancia que no
llevase el sello national; quedaron obligados aquellos espa-
foles, purgando el delito de vivir fuera de la peninsula, a
surtirse, casi exclusivamente y en condiciones bien desfavo-
rables por cierto, del mercado metropolitan; se dict6 la fa-
mosa ley de relaciones mereantiles en 1882, que fu6 la
ley del embudo, pues por ella disfrutaron de franquicias adua-
neras en Cuba los products peninsulares, mientras que los
frutos del trabajo de los colonos habian de satisfacer a su
entrada en la peninsula ereeidos derechos; se gravaron con
desigual tributaci6n articulos y produetos similares de la is-
la y de la metr6poli, para que 6stos obtuvieran facil y ven-
tajosa salida; y en resume, cada ley econ6mica que para
Cuba las Cortes votaban, era un nuevo reconoeimiento de la
contumaz explotaci6n, un monstruoso aniquilamiento de la
producci6n y del comercio insulares, consagrados por el fa-
risaico sistema con tanto acierto definido por el sefor Az-
cirate como el concubinato del absurdo con la iniquidad.
SY era asi como se pretendia desarrollar en Cuba la cul-
tura, fomentar la producci6n y estimular el comercio, alen-
tar el espiritu industrial, robustecer la uni6n de los dos pue-
blos, sembrar la gratitud y engendrar el afecto? ICon un
gobierno que atropella todo derecho, con una administraci6n
que dilapida todos los recursos, con un regimen que sofoea to-
das las energies y mata todas las iniciativas; con una politi-
ea de sistemAtica detentaci6n, de opresores reeelos, de arte-
ra codicia y de universales conculeaciones? I Y habra ain quien
sin rubor en el rostro se atreva a protester de su caida? & Ha-
bra todavia quien se recree en el ensuefo criminal de una restau-
raci6n inverosimil? Quedara por acaso alguien que lamente
con honrado gemido su desaparici6n consumada y definitive ?
No; yo no puedo, no debo ereerlo. Esos que en epilepti-
cos espasmos se agitan desesperadamente, ciegos por el furor
de la inesperada impotencia, son los que medraron con la
depredaei6n, se enriquecieron con la injusticia y escalaron
las alturas arrastrfndose por ensangrentados peldafios.
LA ORATORIA EN CUBA
Pero en un pais que ha hecho de la hidalguia la ley pri-
mordial y de la caballerosidad tradici6n idolitrica, en un
pais que ha elevado al rango de intimo caricter national el
sentimiento de protecci6n al debil y el deber de defense al
oprimido, yo tengo que career que si la opinion no derrib6
antes el vergonzoso regimen, fue porque vivi6 engafada; que
si muchas veces defendi6 con vigor indigno de tal causa el
bald6n de ese sistema, fue porque los favorecidos por sus
mercedes se aprovecharon del desconocimiento general que
la incapacitaba, para extraviarla y convertirla en inconscien-
te apoyo de sus aviesas maquinaciones; que si consinti6
hasta ahora el imperio del agio y el reinado de la injusticia,
fu6 porque ignorindolos no podia derrumbarlos; y de este
modo, a favor de la pasiva actitud de la opinion prosperaban
ilicitos intereses a costa del impio y horrendo sacrificio de
sagrados derechos, y mientras los traficantes del patriotis-
mo disfrutaban holgadamente de todas las franquicias, la
despreciada Cuba, envuelta en letal atm6sfera de caligino-
sos vapores, sufria inquieta y desolada los ahogos de la asfi-
xia, y en lo mas hondo de su seno se agitaba nerviosamente
el desengafio, y la desesperaci6n heria con envenenadas ga-
rras sus mas profundas visceras, y su rostro escualido, revelador
de las internal angustias que la atenaceaban, mostraba cla-
ramente todos los sintomas de una descomposici6n galopan-
te, de un cataclismo general que iba a sepultar en los horro-
res de la anarquia los dltimos restos del imperio colonial es-
paiol, y con ellos los 6xitos brillantes, los maravillosos pro-
gresos por la civilizaci6n alli conquistados.
He cumplido, sefiores, mi promesa. De otros defects po-
dr6is acusarme, pero no de insincere, injusto o parcial. He
hablado con claridad, con descarnada y ruda claridad, por-
que soy amigo de la precision; he juzgado sin prevenciones,
porque es la justicia uno de mis instintos mas arraigados;
he censurado con dureza, porque yo no regateo sus derechos
a la verdad, que es mi norte y consejera, ni mi temperamen-
to me permit expresar los concepts vestidos con el hip6-
crita disfraz de cobardes eufemismos. Si en mis fallos hab6is
encontrado severidad inflexible y en mis frases tonantes ana-
temas, atribuidlo a la honrada indignaci6n que mueve a to-
do espiritu recto ante la enormidad de crueles injusticias.
Y si he preferido lamentar los extravios y condenar los erro-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
res del viejo sistema a cantar las excelencias del que ahora
se inaugura, no lo achaqueis a la propensi6n de regional anta-
gonismo, que siempre combat, sino a desinteresados impul-
sos que me animan a propagar el conocimiento de un regi-
men muerto ya a manos de su propia ignominia, para que
conociendolo lo juzgubis, y juzgAndolo lo condeneis, y con-
denandolo acepteis convencidos y gozosos lo que, por ser su
antitesis esencial y su contradicci6n absolute, necesariamen-
te ha de poseer todas las buenas cualidades de que el otro
carece. Y porque me propuse despertar en vosotros ese mo-
vimiento de aversion al tenebroso pasado, y de confianza en
el risuefio porvenir, deliberadamente acentu6 la nota cientifi-
ca del radicalismo, que fuera de la Peninsula hubiera si-
do inoportuna y censurable, porque en la colonia no se de-
be predicar mas que el olvido de las ofensas, ya reparadas;
la extinci6n de los rencores todavia, por desgracia bien fu-
nesta, eneendidos; la gratitud y la adhesi6n mfs profundas
hacia la madre patria; pero que aqui, por el descuido con
que se ha mirado el problema y la falta de preparaci6n pa-
ra estimarle debidamente, es indispensable para convencer,
necesario para persuadir, de inexcusable empleo para sumar
a la sabia obra del gobierno los votos, las simpatias y el apo-
yo de la opinion peninsular.
Si por ello los refinamientos de odiosa malicia, que siem-
pre anda a caza de victims en quienes saciar su hambre de
calumnias, lanzasen sobre mi nombre la sospecha de enemis-
tad o desamor para con Espafia, mi conduct, mis ideas y
mis sentimientos de toda la vida contestarian victoriosa-
mente a la falsa imputaci6n. Quien a tal cosa se atreviera,
acostumbrado a mirar en el term6metro de su alma la co-
lumna de los prop6sitos marcando siempre grades negatives,
demostraria incapacidad para medir la alteza de mis inten-
ciones. Ese tal no me conoce; no sabe que si amo much a
Cuba, porque los rayos fulgurantes de su sol fueron la
luz primer que hiri6 mis ojos, no menos carifio sien-
to por Espafia, porque en su ambiente se deslizaron felices
los mejores afios de mi vida, esos afios de la primera juven-
tud, dorados por los risuefios soles de las ilusiones, que bro-
tan lozanas como heraldos de ventura, desafiando los cierszo
deprimentes de la negra realidad, y que hacen imborrable
la memorial del pals en que lucieron; que 6ste fu6 tambi6n
LA ORATORIA EN CUBA
por much tiempo el teatro de mis desengafios, y tambi6n
el dolor engendra amorosos recuerdos; que en Espaiia apren-
di a sentir la magnificencia de su culto religioso en la artis-
tica majestad de sus g6ticas catedrales, las bellezas de su
inspiraci6n en las inmortales creaciones de sus genios, los
heroismos de sus caudillos y las grandezas de su historic en
el lenguaje, s6lo ineligible para las almas levantadas, de sus
antiguos y envidiados monumentos; que de su cieneia nutri
mi intelecto, y de sus Academias y Ateneos recibi considera-
ciones que fuera innoble olvidar con miserable ingratitud,
y que, para que nada falte en este equilibrado y armonioso
concerto de mis afectos patri6ticos, que me coloca en rara
situaci6n de imparcialidad, corre por mis venas la altiva san-
gre aragonesa, la sangre de los hijos de aquel pueblo que mis
gloria di6 al nombre espafiol, precisamente por su gran sentido
juridico, por su culto ferviente a la equidad, por su justiciera
condici6n y su historic insuperable en hazafias, martirios y
epopeyas.
iDichosos nosotros los que hemos aleanzado estos alegres
dias de generosas reparaciones! iQue ellas no os duelan ni
molesten, porque si para Cuba significant la integraci6n de
sus facultades, la conquista de su personalidad y la consa-
graci6n de sus derechos, para Espafia representan la digni-
ficaci6n de su obra colonizadora, la limpidez de su proverbial
hidalguia, gravemente comprometida ante los ojos de las na-
ciones eivilizadas; la gloria mis alta, mas augusta y mas im-
perecedera de su tutela en America, y para ambas, la impon-
derable armonia de un sempiterno consorcio de intimos amo-
res y pr6speras ventures.
ORMTORIN POLUTICH (PFIRLHMENTFIRIM)
COHUENCIblh CONSTITUYEHTE
(1900- oIl)
PEDRO 6OHZfILEZ LLORENTE
(1827 -1905)
Naci6, en Trinidad, el 19 de mayo de 1827. Muri6, en la
Habana, el 5 de julio de 1905.
EL predominio de la oratoria popular le jug6 una treta.
No visti6 la blanca tiinica de predicador por milagro,
WW pero se puso la toga juridica y la clericaliz6. Vino al
mundo un poeo retrasado, porque parecia ungido para la ora-
toria hieritica, e hizo un tanto la figura de aquel personaje de
la comedian El ailo dos mi, que se present con las caracteris-
ticas, los asombros y las intransigencias del afio mil y tantos.
Hubiera encajado maravillosamente en una dispute de frai-
les dominicos y agustinos, en la gran querella entire Lutero y
C
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
Tetzel, como secuaz del filtimo, y con tanto fervor como el es-
forzado paladin del Catolicismo.
Naci6 en Cuba, pero se educ6 en Sevilla, la ciudad, enton-
ces, mas fanitica del mundo. Alli se hizo abogado y doctor en
derecho can6nico. Volvi6 a su tierra como un ex6tico, bajo
la protecei6n de la Metr6poli. Fu6, con todo merecimiento,
decano del Colegio de Abogados y Alcalde Municipal de la Ha-
bana. En la political liberal cubana daba march haeia atrAs;
fue un adversario irritado de la libertad.
Un delgado haz de nervios vibrantes a alta tension, como
para ordenar que se acatase, sin discutirlo, su eriterio, y se
tuviera que repetir el clAsico magister dixit; gesticulaci6n vivi-
sima; rapidos y bruscos ademanes; con el entusiasmo, la ener-
gia y la acometividad que dan la influencia official y el peculio
pr6spero; honrado y de buena fe: tal era el continent.
Extraordinaria cultural; cerebro privilegiado; profesi6n re-
ligiosa, exaltada e intolerante; alta educaci6n intellectual; rec-
titud de principios; sinceridad de medios; inflexibilidad de
fines: tal era el contenido.
La reuni6n de esas dos fuerzas troquel6 un orador elocuen-
tisimo, vibrant, impetuoso, polemista contundente e incompa-
sivo, brusco e inesperado, sostenido e interminable; y fu6 un
gran orador forense, jurista y academico, con nostalgias del
pfilpito.
En tal amalgama no podia faltar el 4nfasis, diseminado en
la oraci6n y martillado en cada palabra, como un acento t6-
nico o un subrayado de ira. Pero, zona de calma en la tor-
menta, sargazo en plena mar, tenia seguridad de expresi6n,
sereno y 16gico despliegue del pensamiento, calor intimo, entu-
siasmo sincere, abundancia de ideas, precision de t6rminos, co-
rrecci6n invulnerable... cualidades que lo hacen un orador
eximio.
Miembro de la Convenci6n Constituyente convocada para
establecer la Repiiblica, su contribuci6n mis notoria, sin du-
da porque ya declinaba, fu6 poner en el frontispicio de la Cons-
tituci6n una invocaci6n religiosa.
En nuestro sistema orografico oratorio es una eumbre.
DISCURSO
pronunciado por el doctor Pedro Gonzdlez Llorente en la Con-
vencion Constituyente (sesi6n del 24 de enero de 1901).
SENoREs DELEGADOS:
Yo me dirijo a la Convenci6n, por mAs que mire al senior
Cisneros. Viene a pedir que se proscriba el nombre de Dios
al redactar nuestra Constituci6n. Yo declare ante todo que
soy hombre de tolerancia. Yo, en mi juventud, aqui en la
Habana, he teaido quizAs por el mejor de mis amigos a un
judio, a un iaraelita; yo he propendido a que en esta Consti-
tuci6n se establezca como base la libertad de cultos en su t6r-
mino mis absolute. Yc me levanto, creo que desde el seno de
mi madre, contra todal imposici6n, contra toda tirania; pero
nosotros tenemos el deber de interpreter aqui el espiritu del
pueblo que nos comision6, y nosotros no somos los represen-
tantes de un pueblo ateo. Yo creo en Dios; pero si se me hubiera
conferido el mandate de un pueblo ateo para former una Cons-
tituci6n, lo hubiera declinado; yo vengo por un pueblo que
cree en Dios, y con la frente muy alta digo que al ejecutar
en mi vejez el acto mas grave de mi vida, al cooprar, aunque
sea de manera minima, a la Constituci6n de este pais, a una
forma que puede durar afios e influir en la suerte de nuestros
hijos, y en la de los hijos de nuestros hijos, yo me siento arras-
trado a invocar el nombre de Dios, que si en esta ocasi6n yo
no lo invocara, ,no lo invocaria nunca. QuizAs haya aqui quien
entienda que es pueril, que es fanatico, que es calambuco, co-
mo dicen algunos, los imbciles, creer en Dios.
Yo creo en Dios, en quien crey6 el espiritu mis alto de la
ciencia de la material, que es Newton; en quien crey6 Kepler,
en quien crey6 Leibnitz; en quien 'han creido los hombres mis
granles de la eiencia humana; y esta creencia es el resultado
de sesenta afoe de studio y de'investigaeiones y luehas; y yo
EVOLUCI6N DE LA CULTURE CUBANA
no tengo por qu6 sonrojarme, sino que, por el contrario, con la
frente muy alta y poniendome al lado de los grandes espiritus
que son corona de la humanidad, digo: yo creo en Dios, y si
no invoco su favor al ejecutar esta obra, al cooperar a su eje-
cuci6n, protest que no debo invocarlo nunca. 6 QuB perjuicio,
qu6 agravio se hace a los que sean ateos porque aqui se in-
voque o no el nombre de Dios? PPor ventura se violentant
Cuando se present el proyecto de una Base que decia: "No
se molestari a nadie por sus opinions religiosas", yo me le-
vant6 y dije que aqui por sus opinions religiosas no se ha-
bia molestado a persona alguna y que no habia podido moles-
tirsela, porque las opinions son actos interns, que estbn en
el secret de la conciencia, y en la conciencia no puede pene-
trar ningmn poder material; pudiera deeirse que en ella, a su
entrada, esti escrito un r6tulo como el que habia en los bafios
de las damas romanas: "Los hombres no entran aqui".
Aquel primer extreme de la Base qued6 eliminado.
Cada delegado puede career respect a la existencia de Dios
lo que quiera; pero los que sean ateos no tienen el derecho de
pedir que su voto prevalezca sobre el de la mayoria, que es aqui
mandataria de un pueblo creyente. Yo admitiria esa reform
cuando se pudiera proponer que en la punta de Maisi, como la
estatua de la Libertad en Nueva York, se erigiera un elevado
monument en que se dijera: "En este pais no se cree en
Dios". Mientras eso no pueda ser, yo creo que nosotros somos
representantes de creyentes en Dios; y que hacemos bien y pro-
cedemos digna y rectamente invocando su protecci6n al ejecu-
tar nuestra obra, la obra mas grande de nuestra vida.
Yo, sefiores, soy un hombre para el cual todas las cosas de es-
te mundo son indiferentes, y me import poco la posiei6n, la
miseria, la pobreza, la censura o el aplauso; yo me voy pronto,
y al irme, deseo irme sin haber sido infiel, hasta donde mi con-
ciencia alcance, a la ley de mis deberes.
Nosotros representamos al pueblo de la isla de Cuba, que
por fortune suya no es ateo; que si lo fuera, yo, con mi biculo,
pidiendo limosna, como Belisario, me iria de 61 sin volver la
cara hacia atris. Pido, pues... un momento... (Revisa unos
libros y continia.)
Pido, pues, que si no se tienen presents estas consideracio-
nes obvias, porque es dificil que aqui haya seis personas que se
retirasen content con el recuerdo de que la idea de Dios se
LA ORATORIA EN CUBA
habia eliminado de nuestro trabajo, pido que si lo que yo he di-
cho no vale nada, valgan arguments de autoridades, el consen-
timiento de otros pueblos, el consensus mundi.
Pues qu6, ipodemoa nosotros decir que somos un pueblo ni
mis libre ni mis ilustrado-y es la verdad-ni mas comba-
tiente en esta material metafisica que el pueblo americano?
Pues ese pueblo, al declarar su independencia, empez6 diciendo:
"En el nombre de Dios Todopoderoso", y lo mismo se dijo en
la Constituci6n de Suiza, y lo mismo se dijo en California y en
todas las Constituciones particulares de los diversos Estados de
la Uni6n Americana; y se invoc6 a Dios en las Constitueiones
de todas las Republicas de la America Meridional, en el Ecua-
dor, y en mi segunda patria la repiblica de Colombia, y en Ve-
nezuela, y en Chile, y en el Peru, y en la Argentina, y en Bo-
livia, y en el Uruguay. Podemos nosotros tener a menos men-
eionar a Dios y decir que lo hemos invocado? Yo lo he invo-
cado, yo he padecido aqui, seguramente, grave error; uno por-
que me ha doblegado la mayoria de la Comisi6n, otro porque
me ha doblegado mi torpeza; pero yo he buscado ese medio
de acierto que es la invocaci6n de Dios, y aunque no fuera
mas que por un sentimiento de modestia, yo pido que nos-
otros conservemos esas palabras, que dicen menos, much me-
nos, de lo que dice la invocaci6n semejante en las Constitu-
ciones de todas las Repiblicas de la America. Pido, pues, se
rechace la enmienda y se sostenga la redacci6n de la Base tal
como la Comisi6n la present.
LEOPOLDO BERRIEL
(1843 1915)
Naci, en Giiines, el 14 de septiembre de 1843. Murid, en la
Habana, el 27 de jidio de 1915.
L1A levadura de su personalidad intellectual fue su gran
cultura juridica, que era como el tronco de su fronda
mental.
Siendo professor de la Facultad de Derecho de la Universi-
dad de la Habana, se di6 a conocer como jurista s6lido y docu-
mentado.
Poseedor de una doctrine que sazonaba con su acertado jui-
cio y su inagotable lecture, lleg6 a ser merecidamente una au-
toridad del cuerpo abogacial de Cuba, maestro de maestros,
52 EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
y su nombre, atravesando los mares, fu6 conocido favorablemen-
te en el exterior.
Cuando la Isla iba a constituirse en Repiblica, el licenciado
Berriel form parte de la Convenci6n Constituyente, a la que
ilustr6 con su colaboraci6n.
Mis tarde ocup6 el Rectorado de la Universidad de la Ha-
bana, y las sucesivas reelecciones que obtuvo para el cargo pa-
recian darle careiter de rector vitalicio, cuando lo sorprendi6
la muerte.
Como orador estaba, naturalmente, influido por su earacte-
ristica intellectual; era doctrinario, sobrio, dado a formas tex-
tuales y apegado al teenicismo propio de su profesi6n.
DISCURSO
pronunciado por el doctor Leopoldo Berriel en la sesidn del
29 de enero de 1901, sobre el sufragio universal.
SENORES DELEGADOS:
He pedido la palabra, sefiores delegados, en contra de la
totalidad de las enmiendas, propiamente adiciones a la Secei6n,
a que se ha referido mi ilustrado compafiero el senior Alemin,
porque entiendo que el objeto o asunto de dichas enmiendas no
tiene cabida en esa Secci6n.
Por esto, pues-y no para oponerme al sufragio-, levanto
mi voz ante los sefores delegados. Ni lo impugno ni lo apoyo;
y esto porque, como llevo dieho, no es con motive de la Secci6n
discutida que debe deliberarse sobre el sufragio universal, si
bien por muches proclamado como verdad, como dogma eientifi-
co, tambien combatido por otros en la eiencia y en la conve-
niencia.
Voy simplemente a diseutir en la esfera del m4todo, para
levar al animo de la Asamblea el convencimiento de que, apre-
ciadas en esa esfera las consabidas enmiendas, resultan todas
ellas, por inoportunas, por fuera de tramite-si cabe expre-
sarse asi-, improcedentes.
SDe que se trata en la Secci6n que quieren adicionar los
autores de las dichas enmiendas? De que se trataba cuan-
do Ilegaron ellas a la mesa de la Convenci6n? De los dere-
chos llamados individuals, de esos derechos que correspon-
den al hombre como hombre; siendo por esto que se les consi-
dera como inherentes a la personalidad humana. Pues bien,
si adicionar es sumar, y si s6lo pueden ser sumadas cosas, can-
tidades homogeneas, c e6mo podrA admitirse-sin que se in-
curra en grave error de m6todo-que la relaci6n de esos de-
rechos individuales-contenido de la Secci6n--se adicione con
el derecho de sufragio, que ni siquiera emana de la nacionali-
dad, que nace exclusivamente de la ciudadaniat
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
Y puesto que mi amigo el senior Alemin comprende, con
su claro talent y reconocida ilustraci6n, que los derechos del
hombre, que hasta los derechos que dimanan de la nacionali-
dad, no pueden confundirse, juridicamente, con los derechos del
ciudadano, pareceme que la l6gica le sefialaba, para tratar
del sufragio, otro modo de proceder: propone la introducci6n
en el Proyecto de Bases de una Secci6n especial y apartada-
mente referida al sufragio universal, como el principal de los
derechos, como el caracteristico que nace de la ciudadania.
Esto hubiera sido atinado, procedente en cuanto a 16gica,
si se pensaba que incurria en falta el Proyecto al omitir tratar
del ciudadano, no definiendolo ni sefialando los derechos que
le son propios. Y si asi se hubiese procedido, quizAs no me
hubiera yo levantado para contradecir lo que, a tal respect, se
ha traido al debate.
Y digo simplemente quizds, porque-y ahora voy a tratar
el asunto bajo otro aspecto-pareceme que es mis oportuno,
mas prudent, mis previsor y, por tanto, mis convenient, de-
jar a una ley todo lo relative a material de suyo tan opinable
como el sufragio universal, que hacer figurar dicha material en
el texto de nuestra Constituci6n, por las dificultades que ofre-
ce el cambio o reform de los preceptos constitucionales, y por
cuanto a la conveniencia pfiblica pudiera aconsejar en determi-
nado moment, de mayor o menor urgencia, la modificaci6n, la
restricci6n del derecho del sufragio.
Todavia puede aducirse en contra de las tituladas enmien-
das una consideraci6n que pudiera admitir la calificaci6n de
intermedia; y es la siguiente: segin se deriva del texto de la
orden en cuya virtud nos hallamos aqui reunidos los dele-
gados del pueblo de Cuba, a la Convenci6n compete la redae-
ci6n y adopci6n de la Ley electoral que ha de proveer a dicho
pueblo de los funcionarios que la Constituci6n establezca y a los
que habrA de hacerse, en su dia, el traapaso del Gobierno de
nuestra naciente Repfiblica. Pues bien, si ello es asi por cuan-
to asi se infiere de la orden que dejo invocada; si nosotros mis-
mos, dentro de breves dias, somos los lamados a votar la men-
eionada Ley electoral, &por qu6 no dejar para ella, integra, to-
da la material electoral t Acaso los que defienden el sufra-
gio universal-y conste, como antes dije, que no lo ataco-des-
confian de si mismos y de sus compafieros hasta el punto de
temer que el tal sufragio pueda malograrse si no se establece
LA OBATORIA EN CUBA
en la Constituci6n, si se deja para la Ley electoral? Como no
es probable, mejor dicho, como no es possible suponer que den-
tro de unos cuantos dias los sefiores delegados hayan dejado
de opinar como piensan hoy, creo que no puede existir. el te-
mor apuntado; creo que no cabe temer que omitido en la cons-
tituci6n el sufragio universal, habria de ser rechazado en la
Ley electoral que tenemos que hacer nosotros. Y conste que
tampoco temo que el Gobierno interventor, dado el texto de la
orden 301 de la series del aiio anterior, nos prive del derecho de
hacer la Ley electoral.
Como tampoco creo que debamos temer nada de las Cama-
ras que elija el pueblo cubano cuando Cuba haya surgido ya
a la vida de las naciones libres e independientes; porque no
existe motive para suponer que los cubanos que en mayor ni-
mero que nosotros y que con mayor ilustraci6n, quizs, que
nosotros, han de componer esas Camaras, sean menos patrio-
tas que los que estamos aqui en virtud de una elecci6n hecha
por orden y bajo la autoridad del Gobierno interventor.
Y si acaso ellos, los mis, entendieran que el sufragio uni-
versal, por consideraciones del moment, por especiales cir-
cunstancias que nosotros no podemos prever desde ahora, re-
sulta inconvenient a los intereses del pais, por qu6 vamos a
dificultarles nosotros, los menos, el ejercicio de su voluntad, tan
ilustrada, tan patri6tica como puede serlo-no la mia, en cuan-
to a ilustraci6n-sino la de mis distinguidos compafieros?
Yo no temo al sufragio universal; yo no temo al ejercicio
de ese derecho por el pueblo cubano, que ha dado ya y viene
dando tan sefialadas pruebas de cordura y sensatez. Otros son
mis temores; y esta es la consideraci6n que voy a someter aho-
ra a la ilustraci6n de la Asamblea, como raz6n fundamental
-aparte de lo que ya tengo recomendado en lo respective al
m6todode mi oposici6n a que se lleve el asunto del sufragio
a la categoria de precepto constitutional, y de mi solicitud
en sentido de que se reserve asunto tal a la Ley electoral, pa-
ra que en esta, habida cuenta a lo que exijan las circunstan-
cias del moment, se establezca lo que, dentro de la realidad de
las cosas, se entienda mAs provechoso a los intereses de la
patria.
Otros son mis temores, sefiores delegados; y esos temores
nacen de lo que ya estA acordado por esta Convenci6n-y yo
respeto-en punto tan grave como el relative a la naturaliza-
56 EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
ci6n de los extranjeros, material que se ha regulado ampliamen-
te, muy ampliamente, quizis demasiado ampliamente, si vale
la frase. Y por esto-no porque yo tema a los cubanos-pudie-
ra convenir en determinado moment, en particulares circuns-
tancias, restringir el sufragio a los naturalizados como media
salvadora para la Repiblica, si es que esta ha de ser regida
-como queremos todos-por sus hijos, sin ingerencias peli-
grosas de otros elements, sin riesgos para la patria cubana.
Por todo lo expuesto ruego a la Asamblea que no acepte las
enmiendas que acabo de impugnar.
RRI9FEL mRHDULEY DEL RIO
(1846 1924)
Nac6, en Holguin, el 28 de octubre de 1846. 'Mrid, en
Santiago de Cuba, el 15 de julio de 1924.
1U personalidad patri6tica e intellectual lleg6 a desta-
carse en la Repiiblica en armas (1895 a 1898), en cuyo
Consejo de Gobierno y en cuyo Ej6rcito mereci6 y
sirvi6 importantes cargos, como despubs mereci6 igualmente el
honor de ser elegido Delegado a la Convenci6n Constituyen-
te de la Repiiblica como Estado juridico en el mundo civili-
zado; representante a la Cimara popular, en 1901, y goberna-
dor provincial de Oriente, en 1908. Tambi6n se le indic6, afos
despubs, para la Vicepresidencia de la Repfiblica.
58 EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
Espiritu idealista, enamorado de la patria y de todas las
grandezas de la humanidad, sabia expresar con verbo efusi-
vo y artistioo los nobles afectos que bullian en su ser; y en
los afios postreros de su vida, escaso de salud, retirado casi
por complete de las hirvientes pugnas de la political, en su bo-
nito chalet de Vista Alegre, ensanche pintoresco de Santiago,
y sumido en la recordaci6n melanc6lica de toda su actuaci6n de
hombre pfiblico, con el desencanto consecuente a ciertas injus-
ticias, pero con la inefable satisfacci6n de su concieneia pura,
hubiera podido repetir, divisando de lejos el campo de la po-
litica, los versos de Diaz Mir6n:
...hay plumajes que cruzan el pantano,
y no se manchan: imi plumaje es de 6sos!
DISCUR50
pronunciado por el senior Rafael Manduley del Rio, en la sesidn
del 25 de enero de 1901, sobre la division territorial de la
Repiblica.
SEFORES DELEGADOS:
Cualquiera que haya oido leer en estos moments el a-ta
de la sesi6n anterior, en la cual se relata la proposici6n o en-
mienda que present ayer, respect a la division del territorio,
ereera, sefores delegados, que la presentada hoy nuevamente
y que ahora se somete a vuestra decision me coloca en desacuer-
do complete con aquella enmienda. Me mueve a esta determi-
naci6n el mismo prop6sito que en la anterior perseguia de mo-
do claro, absolute y director y que ahora deseo en otra forma.
La realidad en que nos encontramos nos obliga a algo determi-
nado. Todas las formulas, las enmiendas presentadas y la del
proyeeto de la Comisi6n, fueron deseehadas sin posibilidad de
aveneneia. Por eso estudi6 anoche con detenimiento el presen-
te caso, y reconstruyendo mis teorias y sacando por tanto una
consecuencia final, me determine a presentaros la enmienda que
estoy defendiendo y que de seguro no debe rechazar ningin
unitario, ni siquiera los ultraunitarios de ayer tarde. La uni-
dad national no peligra en manera alguna porque las pro-
vincias tengan el gobierno, el manejo, la direcci6n de su pro-
pia administraci6n, de sus asuntos privativos. La unidad na-
cional no peligra porque su territorio se componga de seis, de
ocho o de mas provincias, que al fin y de todos modos 6sa es
una division administrative, organica y reformable y nunca
base, fundamento constitutional, de la misma manera que no
peligra la acei6n ni la existencia de una provincia porque se
subdivida en ocho o en veintinueve o mas ayuntamientos y es-
tos en pocas o muchas alcaldias de barrio.
Digo y repito que la unidad national no peligra porque hoy
EVOLUCI6N DE LA CJLTURA CUBANA
haya seis provincias y mafiana, por crecimiento de la pobla-
ci6n, de la riqueza y por otras causes imprevistas se modifique
el organismo administrative, bien porque de limits colindantes
de dos se forme otra o bien porque, si el crecimiento de una
fuera tan extraordinario, se constituya una provincia mas, he-
chos que pueden resultar en mis o menos lejano tiempo y los
cuales no debemos impedir que lleguen a solucionarse, que lo
contrario implicaria la supresi6n de la descentralizaci6n que
la raz6n y los sanos principios de gobierno preconizan como
una necesidad para el equilibrio de la administraci6n de un
pais.
Al decidirme a poner los nombres obedezco a un deseo po-
pular que no debe contrariarse y al acuerdo, con el voto de to-
dos los sefiores delegados, que dejaba a los de cada provincial
la libertad de hacer sus respectivas denominaciones, de poner
los nombres, nombres que precisamente son identicos a la vo-
luntad uninime que imper6 en las reuniones privadas, que por
cierto crei de un resultado mis positive y fecundo del que han
tenido.
Cuanto deseo, cuanto he manifestado, no puede asomar ame-
naza para la Constituci6n. Creo que los sefiores Delegados no
deben oponerse. Ese fu6 el convenio espontineo y decisive,
aprobado para cada una por sus delegados y por todos en ge-
neral.
Refiriendome a la parte que trata de la libertad que deben
tener dos provincias para que, si por acrecentamiento de su po-
blaci6n y riqueza y por ser extensos sus territories, se determi-
nan a que con parte de ambas se constituya una nueva, no obe-
dezco a otro criterio que al criterio descentralizador que debe
imperar en todas las agrupaciones political, en todos los pueblos
bien organizados, en los cuales no cabe la posibilidad de escue-
las que pretendan que toda la vida de la Naci6n, aun la parte
peculiar, privada, intima, de interns local, venga a surgir y sea
encauzada, reglamentada por el Congreso Nacional, donde no
deben regulars otros asuntos que aquellos que afectan y son
de caricter colectivo, de modo tal, que conciernen e important
a todos los habitantes de Cuba.
Creo que ningfin contrario a la federaci6n debiera hacer
impugnaeiones a mi enmienda. Precisamente asi se resuelve
la transacci6n entire las escuelas a que pertenecen los seflores
delegados. El nfimero de federales es.muy grande. El nii-
LA ORATORIA EN CUBA 61
mero de los unitarios es muy respectable tambien. Si 6sta, mi
proposici6n, no tiene vida, no pasa a ser ley, no s61o no impera
en debida proporci6n el espiritu federal que ha transigido
cuerdamente cuanto es possible, sino que ese espiritu moriri en
manos de los ultraunitarios.
Yo insist, pues, en que no veo una raz6n, un motivo politi-
co, eeon6mico, administrative, de ninguna clase, que mueva a
unos y a otros, a los federales y a sus contrarios, a no votar en
favor de mi proposici6n, que entrafa soluciones que estin en
armonia con los defensores del establecimiento de una gran
descentralizaci6n dentro de una Repibliea unitaria, descen-
tralizaci6n que no estorba, que hace buena su estabilidad.
DISCURSO
pronunciado por el senior Manuel Sanguily, on la sesi6n del 24
de enero de 1901, sobre la invocacikn del nombre de Dios en
la Constitucidn de la Repiblica.
SENORES DELEGADOS:
Lamento much que por la escasez de mis fuerzas fisicas, a
consecuencia de no encontrarme sano todaivia de depresiva in-
disposici6n, y porque no tengo en este asunto el entusiasmio per-
sonal que animaba la palabra del senior Llorente, necesite mis
que en otra ocasi6n de vuestra atenta y generosa benevolencia.
En las dos mociones que como enmiendas acaban de presen-
tarse noto un parecido en el mismo punto en que esencialmente
se diferencian de la Base presentada por la Comisi6n, lo que apa-
rece determinado en la enmienda por la que el sefior Cisneros
pretend que se suprima la frase en que se invoca el nombre de
Dios en el Preambulo; y como seria necesario un analisis muy
engorroso si se quisiera establecer por modo comparative la di-
ferencia puramente verbal que hay entire el rest de aquel y la
enmienda del senior Moria Delgado, ni siquiera habr6 de inten-
tarlo; pero sin hacerlo y sin poder hacerlo, sin deber hacerlo
asi, he de declarar, desde luego, ajeno sin embargo a toda in-
tenci6n de lastimar al senior Moria Delgado en lo mis mini-
mo, que prefiero-desde el punto de vista de la redacci6n-a
la suya, la Base que ha presentado la Comisi6n.
No podia, seg6n dije, sefiores delegados, tener el entusias-
mo del senior Llorente en el punto capital que se dispute, por-
que me pasa en realidad, respect a 61, exactamente lo que pen-
saba el ilustre poeta frances Alfredo de Vigny--que como a ser
perfect siempre se ama con tibieza a Dios, y por mi parte
tampoco vengo a hacer ahora alarde de mis ideas ni much
menos de mis sentimientos-, que en esta material no puede im-
portarle a nadie saber si yo creo o no en Dios, ni tampoco pue-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
de importarle a nadie saber si eree o no en Dios esta Conven-
ci6n; por cuyo motivo queda suprijnida toda causa de eserd-
pulo por parte del senior Morfa Delgado en cuanto a que, por
la mia, pretend darle sabor ninguno teol6gico o religioso a
esta discusi6n; aunque yo, con permiso de la Presideneia y si
el Reglamento lo consintiera, me volveria a nuestro digno com-
pafiero el senior Cisneros para preguntarle en este trance, cual-
quiera que sea la creencia de la Convenci6n: si no invoca 61
el favor de Dios jquB invoca? InvocarA las fuerzas propias,
como pretendia el sefor Morfia? La capacidad propia del
pueblo cubano? &Las condiciones morales del pueblo cubano?
~Serin stas bastantes, eneerrarin 6stas en si bastante fuerza
para que sean expresivas de la virtualidad de nuestro pais,
de su espiritu, de sus aspiracionest? Seria bastante esta mis-
ma Convenci6n a encerrar todo cuanto cabe, a compendiar to-
do cuanto hay, a sintetizar cuanto vive y bulle en el alma eu-
banal No cree el senior delegado que present la moci6n ra-
dical a que me estoy refiriendo, no cree que la raz6n no es
bastante, que ninguna entidad abstract es bastante ni ha sido
nunca bastante en la Historia para mover a los pueblos y sus-
penderlos a ellas como fuerzas altisimas de su coraz6n, a fin de
que puedan recorrer confiados el sendero de lo deseonocido por
donde los levan o empujan impulses de su pasado y necesi-
dades de las circunstanciast? Es, por ventura, bastante la
confianza en nosotros mismos, si es que tenemos nosotros mis-
mos, los que aqui nos encontramos, esa confianza; es bastante
ella como inspiraci6n y guia en el nuevo sendero que se abre
para nuestro pueblo? Debemos con fe pedir algo solamente
a los hombres? Y si debemos pedirles y podemos pedirles a
ellos, ino es mis puro y menos miserable levantar el espiritu
para solicitar protecci6n y ayuda de algo mas elevado, de algo
de que pensemos que es superior a nosotros? Estamos pidi6n-
dole al Presidente de los Estados Unidos, estamcs pidi6ndole
al pueblo americano, de suyo cosas deleznables, cosas inferio-
res, que por si mismas se reconocen inferiores al punto que, a
su vez, en determinadas circunstancias de su vida, hacen tam-
bi6n esa invocaei6n que tanto repugna a algunos sefores de-
legados.
Y de hacerla nosotros, por nuestra parte, en la necesidad
de buscar algo que como un paladium proteja esta obra, la su-
prema obra, la mis grande, acaso la definitive en la nueva
LA ORATORIA EN CUBA 65
vida del pueblo cubano, debemos aeudir, con preferencia a
Dios, o por desden a Dios, a la electricidad, al magnetismo, a
la luz, a los agents ciegos del mundo material? Debemos mis
bien aeudir al arte, a la filosofia, a la ciencia?...
Yo no digo ni dire que estemos en una 6poca, como tantas
veces se ha repetido, de bancarrota de la ciencia: no, porque
el error de'los que asi se expresan ha consistido en haber es-
perado de la ciencia y haberle pedido lo que ella no podia
dar, lo que no era de su propia naturaleza el dar. Y de ahi
que por encima de la ciencia y por encima del arte y de la fi-
losofia, haya estado y est6 siempre la creencia.
i Desgraciado del pueblo que no cree en algo que no sea 61
mismo, que no cree en algo que haya de ser por su esencia su-
perior a 6l mismo! Y no me digais que la creencia por su indo-
le no es ms que ignorancia; porque la Historia demuestra
que la verdad de ayer es la mentira de hoy, como a veces su-
cede que el delirio de ayer ha sido la verdad actual. La cien-
cia es esencialmente modificable y progresiva; lo iinico que en-
tre tantas cosas pasajeras tiene el privilegio de considerarse
permanent e inalterable en cada moment de la vida social,
es la creencia; que por lo mismo viene a ser la tabla de salva-
ci6n en las tribulaciones y las cuitas de los hombres y los
pueblos.
Pero, qui4n sabe si en el fondo de esta repugnancia a que
he aludido, y de que yo entonces participaria, no haya una
confusion, el temor de que el nombre de Dios est6 significando
ahora, como para muchos significa, una forma concrete y de-
terminada que sea la expresi6n definitive de alguna creencia
particular y definida; bien que estoy convencido de que la
Comisi6n redactora de las Bases, como yo, cree y piensa de un
modo distinto; porque para ella y para mi, aqui Dios signifi-
ca vago y sin forma y-en tal concepto-estA por encima de
todos los accidents temporales en que se ha manifestado al tra-
ves de la Historia la supreme creencia de los pueblos ci-
vilizados en las fuerzas o la soberana fuerza, impenetrable e
incognoscible, que rige el universe mundo.
Dios, pues, no es en mis labios sino un simbolo, y en este
simbolo, eabalmente por ser un simbolo, caben todas las aspi-
raciones, las opinions todas, la del ateo y la del creyente, asi
como todas las manifestaeiones hist6rieas de todas las creen-
eias humanas.
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
Cabe tambien en este simbolo, por consiguiente, una recon-
ciliaci6n, es decir, un acuerdo definitive y s6lido de todas las
formas de lo divino que concibe el espiritu; porque no es mis
que la expresi6n de esa condici6n relative e inferior de la hu-
manidad envuelta siempre por la densa obscuridad de su in-
escrutable destiny, y yo, por mi parte, me atreveria a decir
que creo en Dios en el sentido de que es el Simbolo, esto es,
la palabra que indefinida e indeterminadamente express cuan-
to no es nosotros, pero que esta por eneima de nosotros; que
no es el mundo sin dejar de serlo, pero que esta tambien por
encima del mundo; que es, en fin, una fuerza supreme que
abraza y determine la acci6n de las otras fuerzas universa-
les, siempre moviendo la inmensa maquina del universe y aca-
so guiandola en una evoluei6n incesante cuyo t4rmino sea el
Bien, aunque nunea total y absolutamente realizado.
Dios es, al cabo, el simbolo de aquel bien que va realizan-
dose con nosotros, contra nosotros, a pesar de nosotros, ahora,
en el pasado y en el porvenir.
Cuando alguna sonrisa ir6nica respond a este pensamien-
to, que por cierto no es teol6gico, sino mis bien critic, yo pre-
guntaria: gesta todo explicado en el mundo? iha podido la
ciencia llevar eficazmente su vacilante lImpara a todos los
rincones de lo desconocidot Iha rasgado ella el velo de Isist
1ha penetrado triunfalmente en todos los misteriost iAh!
cuanto nos rodea o envuelve es un misterio; nada hay que no
sea maravilloso, que no parezca un milagro, y en este sentido
nada hay que siendo profundo misterio no sea tambi6n porti-
co y divino a un tiempo.
El dia que se hayan explicado todos y eada uno de los fe-
n6menos; ese dia... pero jams se explicaran los fen6menos
y sus leyes!... El hombre que se some al abismo del mundo
y contemple lo vasto y augusto de lo infinite, tiene que reconocer
que, asi lo enormemente grande como la estrella, asi lo minsseu-
lo e invisible como el atomo, son fen6menos que su inteligen-
cia mezquina no llega a penetrar, y mientras la inteligeneia
humana no comprenda, el coraz6n human tiene que levantar
su voz en armonia de aspiraciones y ereeneias.
Por otra parte, y por fortune, si acaso hay algo que sea
opuesto radicalmente a todo enervante pesimismo, es lo inago-
table y lo seductor del misterio e6smico. Nada menos que
uno de los critics mas sutiles y demoledores, RenAn, ha dicho
LA ORATORIA EN CUBA
que mientras haya un rinc6n del universe que solicite y asom-
bre al entendimiento humane, demostrindole la pequefiez de
nuestra mente, el mundo despertar cuando menos una pro-
funda curiosidad en que las alnias que no sean mezquinas
encontrarin, por el hecho, vivible la vida, y grande y digno
de insaciable contemplaci6n, el sublime espectaculo de la na-
turaleza.
Y si Dios es el simbolo de lo supremo, desde este punto de
vista meramente abstract, no puedo comprender que sea pa-
ra nadie humillamte e indecoroso que levantemos a 61 nuestrss
manos y le pidamos su anmparo... No os fiUis, sefiores, por
complete de los hombres: aunque el cielo estuviera vacio, si-
quiera visto al trav6s de nuestra concepci6n y al calor de la
humana esperanza, es mejor que la tierra, es mis puro que
los hombres; el coraz6n human, el que impulsa las razas y
promueve las guerras y conquistas, es una especie de caverna
en que habitan monstruos que, arrebatados por sus apetitos,
determinan inesperadas modificaciones de la historic.
Creo, pues, que haria muy bien la Convenci6n en mantener
la frase combatida del Preambulo; bueno es, aunque sea me-
ra ilusi6n de nuestro anhelo, procurar asirnos a algo que pa-
rezea un ancla de oro suspendida en el espacio; porque, al
menos, es 6sa una idea buena y santa, idea que represent algo
mis poderoso que la voluntad de los hombres, algo mis firme
y permanent que las vicisitudes de la Historia.
EUDALDO TFlmf9YO Y FPRUcH
(1851 1922)
Nacid, en Holguin, el 7 de enero de 1851. Murid, en Santiago
de Cuba, el 28 de febrero de 1922.
CONCIENCIA pulquerrima, coraz6n de bondad francis-
cana, comprensi6n amplia y cultural caudalosa, eran las
eualidades caracteristicas de este patrieio, alumno de
la Universidad de Barcelona (Espafia), donde obtuvo el titulo
de abogado, profesi6n que ejerci6 prestigiosamente, durante
algunos afios, en Santiago de Cuba y Guantanamo; autonomis-
ta radical y separatist franco, sucesivamente, actitud, 6sta ill-
tima, que le atrajo la perseenci6n del Gobierno metropolitan y
as deportaci6n a Espafia en 1895; emigrado revolucionario,
70 EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
despuBs, en Costa Rica; delegado a la Convenci6n Constitu-
yente de la Repfiblica en 1900, y mis tarde, senador y magistra-
do del Tribunal Supremo de Justicia.
Su palabra sabia y pulida, caldeada por el fervor de sus
convicciones e iluminada por su gran cultural juridica y lite-
raria, reson6 frecuentemente en el foro, en las asambleas po-
liticas, en algunos centros culturales y en la Convenci6n Cons-
tituyente.
Ni aun en la ancianidad se extingui6 en su espiritu el
entusiasmo romantico de su juventud por los grandes ideales
de la justicia, el progress y la patria, que Tamayo Pav6n pro-
fesaba como un fiel discipulo de Hegel, Victor Hugo y Castelar.
DISCURSO
pronunciado por el seflor Eudaldo Tamayo Pav6n, el 22 de no-
viembre de 1900, sobre publicidad de las sesiones de la Con-
vencidn Constitutyente.
SERORES DELEGADOS:
Yo me proponia figurar en uno de los grupos en que el sefor
Moria Delgado dividia la Convenci6n; yo me proponia figu-
rar en aquel grupo que, segin la opinion de mi aludido com-
pafiero, no habria de hablar nunca; pero yo, contra mis prop6-
sitos, me siento impelido a hacer uso de la palabra, porque el
debate que se plantea hoy es un debate de much importancia,
de much trascendencia para los intereses de la patria; y es
de gran trascendencia, de gran significaci6n, de gran importan-
cia para los intereses de la patria, porque si se acordara por la
mayoria de los delegados que las sesiones fueran secretas, se
desnaturalizarian las tendencies y fines de esta Convenci6n; de
esta Convenci6n, que se ha reunido para former el C6digo po-
litico de Cuba; de esta Convenci6n, en que cada delegado re-
presenta no s6lo y exclusivamente a sus electores, sino que re-
presenta a todo el pais, y por tanto a la patria entera; y ya que
toda la patria no puede oirnos, ya que todo el pueblo no puede
asistir a estos debates, que han de revestir gran solemnidad, yo
entiendo que estamos en el deber absolute de hacer que vengan
todos los que puedan venir, todos los que quepan en este recin-
to, para que sepan lo que nosotros pensamos respect de la cons-
tituci6n de este pais, respect a su organizaci6n en una Repu-
blica libre, independiente y soberana.
El senior Moria Delgado fundaba su enmienda al articulo 57
del Reglamento en dos arguments principles.
Es el primero que muchos delegados no tienen el hibito de
hablar en piblico y no expondrAn su pensamiento en estas se-
siones, por lo que la Constituci6n no surgira de esta asamblea
EVOLuCI6N DLA LA CULTURE CUBTANA
tan luminosa como si se discutiera en sesiones secrets, en las
que, no cohibidos esos delegados por el temor del piiblico, trae-
rian a la diseusi6n arguments muy importantes, tal vez deci-
sivos y capitals para la formaci6n del C6digo fundamental de
nuestra patria.
Yo entiendo que este argument es muy d6bil, porque, co-
mo dijo ayer con gran elocuencia-y en esto reproduzco las pa-
labras del senior Morfia Delgado-, como dijo ayer con gran elo-
cuencia el senior Zayas, dispuesto como esta por el Reglamento
que la Convenci6n se divida en secciones donde se discutirian las
bases de nuestro C6digo politico, vendra ya a esta Convenci6n
resuelto todo el problema constitutional, porque eada una de
las materials que hayan de constituirlo serAn consideradas por
las seeciones, y en ellas cada senior delegado podri hablar y dar
su dictamen sin el temor que habria de imponerle la presencia
del pueblo.
Independientemente de esto, sabido es que las asambleas
publicas son el palenque en que se forman los grandes orado-
res, que con su elocuencia influyen en la civilizaci6n y en la
grandeza de los pueblos.
Se ha sostenido por algunos que !a elocuencia es un mal;
que la elocuencia s61o sirve para defender la mentira y ocultar
la verdad; que no es luz que alumbra el camino del progress,
sino, por el contrario, sombra que anubla y extravia la concien-
cia humana.
Tal opinion es inexacta.
Si la palabra pudo servir alguna vez para defender la men-
tira, enfrente de esa palabra se levant otra mas eloeuente para
defender la verdad, porque la verdad, como hija del eielo, se
impone a todos los hombres por los prestigious de su propia vir-
tud y de su propia fuerza.
Por otra parte, acaso es necesario ser orador para poder
intervenir en estas discusiones? Para hablar de modo inte-
ligible, que es lo que debemos pretender nosotros, basta saber
lo que ha de decirse.
Boileau, en su Arte Poetica, expone esa idea, que Joaquin
Maria L6pez ha vertido al castellano en la siguiente forma:
"Lo que bien se concibe claramente suele expresarse, y aun
deeirse puede que por si mismas vienen las palabras".
Esta afirmaci6n me ieva como de la mano a tratar del se-
gundo argument expuesto por el senior Morfia Delgado.
LA ORATOBIA EN CUBA
Sostiene el senior Moria que en presencia del piblico no pue-
de procederse con la meditaci6n necesaria, con el recogimiento
intellectual indispensable para producer una obra buena, dig-
na de Cuba y de la expectaei6n con que el mundo la aguarda.
Yo entiendo todo lo contrario; yo entiendo que la presen-
cia del piblico, lejos de perturbar al orador, lo estimula y lo
alienta; yo entiendo tambi6n que aqui no venimos a meditar,
que todos los que estamos en este sitio debemos haber meditado
ya sobre el problema que aqui nos trae. Desgraciados de nos-
otros si no tuvibramos una idea fija, determinada y precisa pa-
ra hacer nuestro C6digo fundamental; desgraciados de nos-
otros si no supi6ramos ya c6mo ha de formarse una Constitu-
ei6n, que est6 en perfect acuerdo con las aspiraciones de este
pais y que respond al mismo tiempo al ideal que informa la
civilizaci6n modern, al ideal democritico, maravillosa sinte-
sis del progress en este siglo XIX, el mis grande y luminoso
de la historic.
Si aqui cada uno de nosotros sabe ya lo que ha de decir y lo
que ha de haeer para que este C6digo fundamental sea digno de
Cuba, no s6 por qu6 la necesidad del alejamiento del pueblo,
no s6 por que esa necesidad de aislarnos de 61, que ha de mo-
vernos en el sentido en que el pueblo mueve a sus representan-
tes, en el sentido de la verdad y de la justicia.
Pues si todos vienen preparados, todos, absolutamente to-
dos, hablaran, cada vez que se trate aqui de los altos intereses
de Cuba.
Esas diseusiones han de ser muy interesantes, y puedo fun-
dar tal aserto en hechos realizados en esta Camara. Cuando el
senior Giberga hablaba el otro dia y el senior Sanguily le con-
testaba, inspirindose en las ideas que a todos nos mueven, en
los sentimientos que a todos nos dominant, a cada uno de sus
concepts nos sentiamos profundamente conmovidos. Yo estoy
bien seguro de que todo el pueblo bendijo el verbo del senior San-
guily. Si al pueblo se le priva de esa satisfacci6n, si se le
despoja de un derecho que no podemos negarle, faltaremos a
nuestro deber todos los Convencionales, y ese deber es uno de
los mis altos, uno de los mis grandes de los deberes que hemos
contraido con la patria.
SEs que se desconfia de algunos delegadost Se teme que
alguno de los delegados no express su opini6n ante el pueblo
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
tal como la ha concebido, tal como la tiene arraigada en lo inti-
mo de su coraz6n y de su conciencia?
Todos los delegados tienen el valor de sus convicciones, to-
dos los delegados saben que vienen a decir la verdad, tal
como ellos la sienten y piensan. Yo no creo que haya entire
nosotros ningfin cobarde que, temiendo la presencia del pueblo,
diga una cosa delante de 61 y otra distinta a sus espaldas; y es
necesario prevenir que eso se diga y evitar esa suspicacia; es
necesario no despertar esa sospecha, que podria herir a esta CA-
mara en lo mas vivo: en su dignidad y en su honra.
Yo soy miembro de la Comisi6n de Reglamento. Yo he
permanecido silencioso ayer, porque los ponentes de esa Comi-
si6n se encargaron de defender el Reglamento o de aceptar las
modificaciones que se hicieran, si 6stas fuesen aceptables.
Pero yo no oi que ningfin otro sefor de la Comisi6n de Re-
glamento pidiera la palabra, yo no oi que ninguno de los sefio-
res ponentes dijera: Yo voy a hablar en este asunto, yo voy a
tratar de llevar al Animo de los sefiores delegados la convicci6n
que domina el mio. Y yo me he visto obligado por esa raz6n
a hacer uso de la palabra. Ya en el seno de la Comisi6n dije
que las sesiones debian ser pfblicas, 'porque 6sa es una con-
vicci6n honrada de mi conciencia, y al repetirlo aqui no obe-
dezco a ciertos y determinados m6viles; que nadie puede hacer-
me la ofensa de career que yo soy un adulador del pueblo, que
digo algo que no siento para ganar esa popularidad que se
pierde tan ficilmente como se gana.
Yo no creo que se me haga tan grave y tan gratuita ofensa,
y como no creo que se me haga a mi, no creo que se le haga a
ninguno de los delegados. gA quien aludia el senior Moria
cuando hablaba ayer de los oradores que, dejandose arrastrar
por los aplausos de la multitud, dicen aquello que no esta en
su coraz6n ni en su conciencia? Estoy seguro que me contes-
tara el sefor Morfia que no se dirigia a ninguno de sus compa.
fieros, y abrigo esa convicci6n, porque el sefor Morfa es sobre
todo encarecimiento un hombre recto, un hombre just. Pues
si todos, absolutamente todos, venimos aqui a decir la verdad,
Squ6 temor puede producirnos la presencia del pueblo? Si al-
gin delegado hubiese reetificado sus opinions; si los que, por
ejemplo, defendieron un dia el sufragio universal, entienden
hoy que deben defender el sufragio restringido, procederAn bien
al hacerlo, porque asi como entonces defendieron el sufragio
LA ORATORIA EN CUBA
universal, porque creyeron que era mas convenient para la fe-
licidad y los intereses de su pais, hoy entienden lo contrario,
y rectifican lealmente su eriterio; reetificaci6n en que no es po-
sible ereer que haya intervenido otro m6vil que no sea el amor
a la verdad, en que deben inspirarse siempre las inteligencias
honradas. Si eso ha aconteeido, por qu8 ese delegado no ha
de decir al pueblo su parecer actual y los motives de la modifi-
caci6n de su juiciot Teme que el pueblo le inculpet No.
El pueblo sabri respetar su conduct, pues ninguno le excede
en discreci6n y prudencia. Tampoco le supera otro alguno en
preparaci6n para asistir a estos debates, en el respeto a las
autoridades que de l1 emanan y en la moderada expresi6n de
sus sentimientos...
Yo no necesito apelar a los que han viajado; yo apelo a todos
los que saben leer, y aqui no hay ningfn analfabeto; yo apelo
a todos, absolutamente a todos los que saben leer, para que me
digan si no es verdad que en todos los parlamentos del mundo
el pueblo que va a oir los debates manifiesta sus impresiones
por el aplauso o por el murmullo desaprobatorio, y aun despues
de requerido por la Presidencia, sigue aplaudiendo o censuran-
do, hasta ser arrojado en ocasiones de la tribune piblica.
Aqui no ha sucedido eso; aqui el dia memorable, como in-
dicaba el sefor Zayas, el dia de nuestra independencia, porque
entonces qued6 ya consagrada la independeneia de Cuba, en ese
dia, euando todos acababamos de ver c6mo se desplegaba al vien-
to nuestra bandera tricolor, cuando todos y cada uno de nos-
otros se sinti6 conmovido, entonces era 16gico que el entusias-
mo se desbordara, y ese entusiasmo se desbord6 inicamente en
aplausos espontaneos y uninimes, arrancados al pueblo por el
mfs elocuente de sus tribunos, por el mis sugestivo de nuestros
oradores revolucionarios. Pero bast6 que el Presidente mo-
viera la campanilla y que con la respetabilidad que le dan su
eiencia y su bondad se dirigiera al pueblo, pididndole que guar-
dara silencio, para que ese pueblo callara, acatando inmedia-
tamente su indicaci6n.
El pueblo, pues, contendra su entusiasmo, porque se lo pi-
de la Presidencia, y tal vez el Interventor, segiin las manifes-
taciones del senior Morfa, porque el senior Morfa entiende que
el Interventor exige de nosotros la moderaci6n mas absoluta...
(El senior Moria, interrumpiendo: No es asi.)
Bien, pero es cierto que el senior Mor6a hablaba de la In-
EVOLUCI6N DE LA CULTURE CUBANA
tervenci6n, y esto me sugiere un argument en favor de las se-
siones pblicas. La Intervenci6n tom6 este teatro, y antes de
saber lo que pensaran acordar los delegados, manifest que las
sesiones de la Convenci6n se celebrarian en el teatro de Irijoa,
mejor dicho, en el teatro Marti, en el teatro de aqu8l que fu6
el alma de nuestra Revoluei6n, que preside nuestras sesiones
con su mirada inteligente y penetrante, y aun mAs que con su
mirada, con todo su amor, para infundirnos la fe que animaba
su espiritu excelso en los altos y gloriosos destinos de la patria.
Con ese acto, pues, manifest el Interventor su prop6sito de
que estos debates tuvieran toda la publicidad que su importan-
cia y trascendencia demandan.
El Reglamento tambi6n consagra ese principio; pero permit
las sesiones secrets, entire otros casos, cuando cinco delegados
lo pidan y lo acuerde la mayoria de la Convenci6n.
Yo no estoy-de acuerdo con eso; lo estaria si s6lo se ejer-
ciera dicha facultad al tratarse de asuntos ajenos a la redac-
ci6n de nuestro C6digo politico. Yo entiendo que euando se
trate de la material constitutional no puede existir causa algu-
na que autorice las sesiones secrets; siempre y en todos los
casos deben ser pfiblieas. Por qu6 establecer esas distineiones,
refiri6ndose a la Constituci6n? Las parties de una Constitu-
ci6n se relacionan entire si, forman un todo perfect. jPor
que motivo en unos casos, cuando se trate de una parte de ese
C6digo fundamental, han de ser las sesiones seeretas, y en otros
casos, cuando se trate de otra parte de ese mismo C6digo, he-
mos de declarar las sesiones pfiblicas? Cuil es la raz6n 16-
gica de esa diferencial
Ninguna; y por esto expuse a mis compaieros de comisi6n
mi inconformidad con ese extreme del articulo que antes cite,
y la manifesto ahora tambien, porque me import much que
se sepa que siempre que, tratandose de la Constituci6n, se pida
que las sesiones sean secrets, me opondr6 a esa solicitud con
toda la energia que me dan la honradez y la sinceridad de mis
convicciones; declaraci6n que me veo impelido a hacer de an-
temano, porque el Reglamento establece, en el mismo expresa-
do articulo, que la petici6n que se formule con el fin indicado
se diseutira del mismo modo, es decir, en sesi6n secret; por lo
que si yo omitiese esa deelaraci6n no sabria el pueblo cuAl ha-
bia sido mi aetitud en cada caso, y ahora podri asegurar que
LA ORATORA EN CUBA
en todos ellos he consignado mi franca oposici6n y mi absolute
protest.
Con esto obedezco al mandate de mi coneiencia, porque yo
me debo al pueblo cuyo representante soy, y en tal concept, le
debo la sincera expresi6n de la conduct que me imponen la
aceptaci6n y el ejercieio de mi cargo.
Mis ideas political son harto conocidas. Profeso las ideas
democriticas en toda su fuerza, y las defender, con toda la
energia que presta una honrada convicei6n, en los debates de
esta Camara. Pero no insist en este punto, temeroso de que
el President crea que me salgo de la cuesti6n; y con el objeto
de evitar las indicaciones que podria hacerme y que tal vez no
ha hecho, no porque no sea recto y celoso en el cumplimiento de
su deber, sino porque habri creido que cuando se trata de
asunto que a todos interesan, debe darse latitud a la discusi6n.
Voy a terminar pidiendo a mis compafieros que declared
que las sesiones deben ser piblicas, porque con eso estaremos
en comuni6n perfect con nuestro pueblo; de otro modo vamos
a contrariar sus aspiraciones y sus deseos, y s6lo de acuerdo con
6stos puede ser fructifera nuestra labor.
Los moments son solemnes; la obra encomendada a nos-
otros, muy trascendental y dificil de suyo. Unicamente el
amor a la patria, que armoniza y comprende todos los amores
puros, que acalla las pasiones insanas, que hace enmudecer todo
egoismo, que eleva el alma por encima de todas las pequeieces
y de todas las miserias humans, puede alentarnos en la empre-
sa a dotarla de un C6digo que fiance su independencia, garan-
tice su libertad y le abra un porvenir de felicidad eterna y de
inacabable grandeza. De mi s6 decir que es tanto el amor que
siento por esta tierra idolatrada, que no imagine sacrificios, por
inmensos que scan, que no me parezcan pequefios para ofren-
darlos en aras de su bienestar y de su gloria.
Este sentimiento constitute de tal manera mi dicha y mi
orgullo, que si yo temiera que en el tiempo que aun me queda
por vivir pudiera desvanecerce o entibiarse siquiera, pediria
a la Providencia que antes entenebreciera mi cerebro con las
sombras de la locura o arrojara mi ser en los insondables abis-
mos de la muerte.
IUFIH BUALBERTO B6mEZ
(1854)
Naci6, en el ingenio "Vellocino," Sabanilla del Encomendador
(Matanzas), el 12 de julio de 1854.
S RADOR de pura cepa cubana, en el sentido en que lo
fueron Sanguily, Varona y Marti, todavia me parece
que le contemplo, con los ojos del entusiasmo, de pie so-
bre la tribune del calvario separatist, predicando la fe revolu-
cionaria con el pensamiento clavado en el hombre ejemplar que,
desde el Norte, dirigia la conspiraci6n y preparaba la guerra
necesaria que habia de hacerse "para el bien y la prosperidad
de todos los eubanos".
Juan Gualberto G6mez fu4, desde muchos puntos de vista,
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
el auxiliar que con mis autoridad y capacidad secund6 los pla-
nes de Marti dentro de la Isla. Le abonaban el pasado, su de-
voci6n a la independencia desde los mismos dias de la decada
imperecedera; su participaci6n, al lado de Marti, en la frustra-
da Guerra Chiquita, y su amistad con Nicolas Azcrate y Ra-
fael Maria de Labra, el paladin abolicionista y el fervoroso de-
fensor de las libertades de Cuba.
Con la palabra y con la pluma, desde las columns de sus
peri6dicos La Fraternidad y La Igualdad, contribuy6 a elabo-
rar el present y a conquistar el porvenir. Y cnando lleg6 la
hora ansiada de hacer realidad el ensuefo redentor, sin inmu-
tarse y sin alarde, realize el acto mis heroico de su gloriosa
vida: la de sublevarse, en Ibarra, al frente de un pufiado de bi-
sofios, en un lugar antiestrat6gico y rodeado de enemigos. En
Ibarra estuvo a punto de ser clavado en la cruz; hoy es.el pedes-
tal de gloria sobre el cual se destacara mafana su vida fecunda
de precursor, luchador y pensador.
Como orador politico, en la Apoca colonial y en la emigra-
ci6n revolucionaria, y como orador politico y parlamentario, en
la Repfblica, no tiene muchos rivals. Contender formidable,
de insuperable dialbetica, se arroja sobre su adversario y, al
desmenuzar la material motive del debate, lo estrecha y con-
funde y acorrala bajo un diluvio de ideas fundidas en las fra-
guas del sentimiento y el fuego de sus convicciones. Ir6nico y
mordaz, a veces cabrillean en sus arguments los reflejos metA-
licos del sarcasmo y la satira y se confunden en ellos el coraje
de Clemenceau y la inexorable resoluei6n de Cimourdain, el
protagonista de El 93. Es un ateniense discutiendo en Espar-
ta; no en borbotones desordenados, sino en corrientes conduci-
das por la plena posesi6n de si mismo.
Apasionado, ut6pico, sentimental, en su eielo de amores
prendi6 el ideal la estrella solitaria de sus ansias y de sus mar-
tirios, y de ese cielo no ban podido, ni podrAn arrancarla, la
ingratitud ni el desconoeimiento de sus compatriotas.
DISCUR5O
pronunciado por el senior Juan Gualberto OGmez, en la sesidn
del 26 de enero de 1901, sobre las relaciones entire el Esta-
do cubano y la Iglesia Catolica.
Yo entro en este debate en situaci6n extraordinariamente
dificil, porque, en realidad, nuestro Reglamento no esta claro
y no prev6 lo que acaba de suceder en este instant. La Base
que se pone a discusi6n dificilmente se .podri deeir eual es.
SEs aqu6lla primitive que present la Comisi6n? Pues bien,
contra ella me levanto. &Es la que result aqui adoptada?
Pues contra ella me levanto. & Que represent la Comisi6nt
En contra de ella me levanto. & Es la que result despubs de
aceptadas las enmiendas por la Convenci6n Tambi6n yo me
levanto contra ella. En cambio, si fuera la Base que la Con-
venci6n acept6, sustituyendo el filtimo pirrafo, yo vendria
en apoyo de esa supresi6n, y por lo tanto estaria al lado de la
Convenci6n; como quiera que despu6s de todo espero encontrar
la manera de decir lo inico que me precisa contra la Base, tal
como se ha redaetado, dejo a un lado las dificultades que me
encuentro para preeisar bien mi pensamiento, y he de procu-
rar ser todo lo breve que creo debemos ser en estos instantes.
En ralidad de verdad, la Comisi6n ha redaetado su Base, a
mi juicio, teniendo en cuenta el estado verdadero de nuestro
pais, porque nosotros no estamos hacienda una Constituci6n
te6rica, ideal, aplicable a cualquier pueblo del mundo; si tal
hicibramos, si tal hubiera hecho la Comisi6n, hubiera sido nece-
sario rechazar de piano su trabajo. Si yo me opuse y sigo
oponiendome a que nosotros en un articulo constitutional de-
terminemos qu6 clase de relaeiones haya de tener el Estado con
las iglesias diversas que pueden establecerse en el pais, es pre-
cisamente, sefores delegados, porque estoy convencido de que en
la Constituci6n no debemos poner nada mfs que lo que es esea-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
cial y fundamental, y entiendo que no es esencial ni fundamen-
tal dentro del estado actual de nuestro pais el venir a suseitar
y plantear ese problema, cuya resoluci6n ha de defender, di-
gan lo que digan los que aqui Hlaman seetarios a los que co-
mo yo son en realidad indiferentes, no de un articulo de la
Constituci6n, sino de las eircunstancias mismas en que el pue-
blo se mueva.
Por otra parte, yo coneeptfo que es una doctrine antili-
beral, que nosotros, aproveehandonos de la circunstancia de
estar aqui reunidos para un mandate definido, pretendamos li-
gar el porvenir, cerrar el derecho de nuestro pueblo hacia el
mafiana, deteniendo su impulso quizis, porque entendemos
aqui realmente que el sentir de nuestro pueblo es contrario a
lo que queremos imponer hoy aqui. El temor de lo que haga un
gobierno future, como decia el senior Fernandez de Castro,
confundiendo a mi entender el Poder Ejecutivo con el poder
de la Repfiblica mafiana, no existe, puesto que esto no lo po-
drian hacer al fin sino CAmaras tan elegidas por el pueblo
cubano, quizAs mejor elegidas que nosotros por medio de un
sufragio mAs amplio y con una preparaci6n political superior a
la que nos trajo a este sitio. Con que derecho hemos de im-
pedir a esa Camara, a ese gobierno independiente, deliberando
en condiciones mas libres de las que nosotros tenemos, siquie-
ra sea en el orden moral, puesto que no estaria aqui el extran-
jero, aunque sean libres los interventores, con que derecho de-
bemos impedirles velar por los intereses de la nacionalidad cu-
bana, si entendieran que esos intereses les obligaban a tomar de-
terminadas resoluciones respect a muchas de las cosas que ne-
cesariamente han de mantener una estrecha relaci6n entire el
Estado y la Iglesiat
De mi s6 decir que del examen practice, no te6rico, no basa-
do linicamente en los libros, sino en pueblos muy diversos con
Constituciones muy diversas, como son Francia e Inglaterra,
me inclino a dejar en manos del Estado cubano, si es convenient
y necesario en el dia de mafiana, el poder dirigirse con las fa-
cultades soberanas que la Constituci6n pueda dejarle, al poder
o a los poderes supremos de las diferentes iglesias, para poder
regular con ellas el modo como aquellas iglesias habian de de-
senvolverse dentro de la sociedad cubana.
Otro es el peligro. Si yo me preocupara aqui mas de los
intereses religiosos de una iglesia eualquiera que de los intere-
LA ORATORIA EN CUBA
ses de la sociedad civil eubana y del Estado libre e indepen-
diente de Cuba, yo dejaria que se pusiera impunemente ese
articulo en la Constituci6n, porque debo deciros aqui, en voz
muy alta, que no sera, no, la Iglesia la que experiment la ne-
cesidad de vivir en relaci6n con el Estado cubano: lo que yo me
temo es que la Iglesia sea la que no quiera tendernos la mano...
(el senior Bravo Correoso pronuncia varias frases) porque al
cabo y al fin... sofisma Librepensadores, como un Jules
Fabr6; librepensadores mis positives que el senior Bravo, que
se casa en la Iglesia y que bautiza sus hijos; librepensadores
como Ferry, librepensadores como Gambetta, librepensado-
res como Paul Bert, jams han querido en Francia la separa-
ci6n absolute de la Iglesia y del Estado, porque preveian peli-
gros para la existencia de la Repfiblica francesa y la libertad de
aquel pueblo; porque, oidlo bien, sefiores delegados, este es un
pueblo donde no ha habido hasta hoy, y quiera Dios que perdu-
re, donde no ha habido fanatismo religioso. 1 SabBis por qu6?
Porque la libertad y tolerancia religiosas han sido grandes,
no solamente entire las relaciones del pueblo con la autoridad,
sino hasta en las relaciones de la misma familiar; pero este
pueblo que no ha sido jams fanatico, fue y es un pueblo cat6-
lico, este es un pueblo donde la Iglesia Cat6lica esta arraigada,
donde en realidad de verdad el culto cat6lico ha sido el iinico
que ha arraigado de una manera positive, no solamente por la
protecci6n del Estado, sino por las condiciones political pro-
pias de nuestra tierra. QuB es, sefiores, lo fundamental, lo
que da arraigo, lo que da vida al sentimiento religioso .en
nosotros? No lo quiero decir con el lenguaje impropio mio;
os lo voy a deeir con el de un hombre nada sospechoso, que
no debe serlo para ninguno de los librepensadores aqui pre-
sentes; os lo voy a decir con el lenguaje del jefe del socialis-
mo francis, Jaures. Sabeis d6nde estA la fuerza del senti-
miento religioso cat6lico? EstA precisamente en el sentimien-
to de los pueblos que se sienten oprimidos, desgraciados y es-
clavizados, y como Asta fu6 una tierra de eselavos, una tierra
de depotismo, aqui habia un lugar donde inicamente las almas
podian encontrar expansion y tranquilidad, y las almas po-
dian encontrar algo que las tranquilizase, que las consolase.
Jaur6s decia: vosotros hab4is arrebatado al pueblo la fe en
Dios, las creencias religiosas; si no le dais bienes materials,
libertades political que lo reintegren, jah! asi hac4is del pue-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
blo un pueblo desesperado; si le arrebatais esa fe, tennis que
darle grandes bienes materials y deeirle que en este mundo
es donde tienen que disfrutar, en donde tienen que gozar, ya
que le habeis privado de todas las bienandanzas del otro mundo
ideal... En los tiempos pasados, en los tiempos medioevales,
se les hacia esperar la recompensa de sus penas y el consuelo
de sus afanes en esta tierra; soy testigo abonado de estas co-
sas; yo que no tengo absolutamente ninguna especie de fana-
tismo religioso; yo que no soy por desgracia mia un creyente,
como algunos de los que aqui se levantan; pues bien, sefiores,
dentro de ese orden de cosas, yo me pregunto aqui, donde en
la actualidad hay un arzobispo, donde hay un obispado y eiento
diez y seis parropias, que no podeis suprimir con vuestro crite-
rio ni con el mio y que no podeis mezclar en cuestiones de Igle-
sia en que no conviene que os mezcleis; pues bien, A es lo mismo
que el Papa nos made eiento diez y seis parrocos, escogidos a
su antojo, quizfs con sentimiento de hostilidad hacia el Estado
que le demuestra desde el acto de su nacimiento un sentimiento
de repulsi6n; ereeis como politicos, como hombres previsores,
como hombres de gobierno; vosotros ereeis prictico que debris
abandonar al azar y a la voluntad de un poder extrafio la im-
plantaei6n de ese Estado dentro del Estado cubano, que sea esen-
cialmente hostile a nuestra Repfiblica independiente y soberanat
Por mi, yo no lo creo; por mi yo temo esa contingencia en el
porvenir; yo no os digo que vayais a pactar con la Iglasia, yo
no os digo que vayais a establecer aqui los cimientos de esa
clase de relaciones; yo si os digo que no debris en manera algu-
na impedir que el Gobierno future, mejor dicho, que los Poderes
Pfiblicos de la Repiblica, si lo entienden convenient, lo hagan
si cabe, que al fin y al cabo debemos pensar que serin tan cuba-
nos como nosotros los que nos sucedan y que estarAn animados
como nosotros del espiritu democratic.
Por otra parte, sefores, pensadlo bien, todo lo que parezca
persecuci6n de la Iglesia, y por mAs que no lo querais se ha
de tomar esto como un sintoma de hostilidad; todo lo que sea
perseguir a quien no nos molesta, a quien no nos ha molestado
hasta ahora, eso ha de ser contribuir de una manera poderosa
a robustecer su influencia. Yo os recordaria unas palabras
profundas pronunciadas por un gran orador eapafiol, Rios
Rosas, cuando deeia "que cuando las generaciones testadoras
pretenden ligar las manos a la generaci6n heredera, si lo lo-
LA ORATOBIA EN CUBA
gra, suena entonces en el reloj de la historic la hora fatal de las
revolueiones"; por suerte nuestra, vosotros no vais a poder de-
jar ligadas la suerte ni la voluntad de las generaciones here-
deras, de las generaciones del mariana, y sab6is por qu?1,
porque esta Constituci6n, que adolece de muchos defects, tie-
ne una sola ventaja que la hace recomendable a todos, absolu-
tamente a todos: esti animada de un sentido liberal; es fAcil-
mente reformable. PensAis en manera alguna que si aqui po-
n4is en la Constituci6n la prohibici6n de que se puedan esta-
blecer relaciones entire el Estado y la Iglesia, ya habeis resuel-
to el problemat Eso serA para la Iglesia cuesti6n pura y
simplemente de brevisima propaganda; vendra una Cimara
que votara esa reform, y entonces habreis iniciado vuestra vi-
da constitutional con un articulo innecesario y peligroso.
Por todas estas razones, sefiores, yo suplico a la Camara
que rechace la Base tal como ha quedado redactada despues
de la enmienda, y cumpliendo un articulo de nuestro Regla-
mento, se la devuelva a la Comisi6n, o bien que se nombre otra
que la redacte en forma mis acceptable para las ideas que aca-
bo de exponer.
DISCURSO
pronunciado por el doctor Eliseo Giberga Gali, en la sesidn del
12 de febrero de 1901, sabre los extranjeras perniciosos.
SERORES DELEGADOS:
Poco habr6 de decir, sefores delegados, despubs de los dis-
cursos que se ban pronunciado aqui, en defense de la petici6n
de revision de la Base de que se trata; mas me import es-
clarecer que es lo que aqui se debate. I Se trata de que el Go-
bierno tenga en sus manos los medios de acci6n necesarios para
hacer cumplir y respetar las leyes y para impedir que los ex-
tranjeros abusen de la hospitalidad eubana? No se trata de
eso. El Gobierno, mariana en Cuba, como hoy en todos los
paises del mundo, con arreglo a los principios generals de
derecho international, estari cumplidamente garantizado y ar-
mado contra todo genero de agresiones. Las leyes podrAn es-
tablecer todos lo recursos que se considered necesarios, como
podran haeer la defiici6n tambien de los casos de responsabi-
lidades, sin la cual la mera enunciaci6n del concept "extranje-
ros perniciosos", como muy bien decia el senior Sanguily, in-
funde grande y pavorosa alarma.
No se trata de esto; se trata de si en la Constituci6n se
debe o no consignar un principio que, siendo de todo punto
innecesario, puede producer esos efeetos morales a que tambien
se referia el senior Sanguily.
Nuestra Constituci6n establece, en terminos muy explici-
tos, el deber de los extranjeros de observer las leyes, decretos
y reglamentos, y en terminos igualmente explicitos, su sumi-
si6n a la potestad de los tribunales y de las autoridades de la
Isla. De modo que todo extranjero que venga a Cuba, aun
preseindiendo de los deberes de obediencia y de respeto a las
leyes del territorio en que resida, que a todos imponen los prin-
cipios generals del dereeho international; aun prescindien-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
do de esto, sabe por el texto de nuestra Constituei6n que esti
obligado a obedecer las leyes y que estA sometido a la autoridad,
no s6lo de los Tribunales, sino de todas las demAs autoridades
de la Repiblica; condici6n general en todos los paises eiviliza-
dos, es verdad, y que como general, no tiene nada que pueda
molester a nadie. (No estkn, pues, bastante defendidos los in-
tereses nacionales? Nuestra misma Constituei6n, ino estable-
ce implicitamente que el extranjero, en cuanto al derecho de
residir en el territorio de la Repiblica y de no ser expulsado, no
tiene condici6n igual a los cubanos?
Lo establece con repetici6n. Dice en primer lugar la Ba-
se relative a los extranjeros, que gozaran de los mismos dere-
chos individuals que los nacionales, salvo los que se reco-
nocen mnicamente a 6stos; y la Constituci6n prohibe que se
extrafie a los ciudadanos, pero no prohibe que se expulse a los
extranjeros.
Este concept esta repetido en otra Base: la que habla de
la suspension de las garantias individuals, que al limitar la
acci6n del Poder Ejecutivo prohibe en absolute extrafar a
los ciudadanos, pero no dice nada de los extranjeros. De mo-
do que nuestra Constitucion, una vez suprimida--si se supri-
me, como espero-la Base de que tratamos, creara aqui una si-
tuaci6n igual a la de todos los pueblos, con la ventaja, desde
el punto de vista de quedar resguardadas nuestras institu-
ciones futures contra todo ataque y contra toda malevolencia
de los extranjeros, de que lo que en otras naciones result s6lo
de un principio general de dereeho international o de determi-
nadas leyes, aqui resultara del texto de articulos constitucio-
nales.
De modo que la Base en nada cambia la situaci6n, en cuan-
to a las facultades efectivas del Poder Ejecutivo de la Naci6n:
nada le da que no tenga sin la Base. Pero en cambio tiene dos
graves inconvenientes: lo que se presta a abuses y el efecto mo-
ral que ha de producer aqui y fuera de aqui.
Porque la Base, aunque no reeuerdo textualmente sus pa-
labras, creo que dice lo siguiente: mejor serA que la lea: (Lee).
Extranjero pernicioso. 1 Cuil es el extranjero pernicioso, es-
to es, el extranjero que se consider pernicioso Y aqui del
peligro y del abuso de esta facultad en manos de un Gobierno
sobrado susceptible. & Quien ha de calificar el carter perni-
cioso de los extranjeros? En que consiste que sean perni-
LA ORATORIA EN CUBA a0
ciososT & En que infrinjan las leyes Pues que las leyes con-
signen el castigo que hayan de merecer. i En que hagan ciertos
actos? Pero, lqu6 actost Seria precise que la Constituci6n
descendiese a definieiones, impropias de todo punto de un C6di-
go fundamental y que vendrian a desnaturalizarlo.
Pero otro inconvenient, otro grave inconvenient tiene la
consignaci6n de este principio en la Constituei6n. Nosotros ne-
cesitamos dar confianza para poder fundar una nueva naci6n;
necesitamos dar confianza a todos los elements sanos y respe-
tables de este pueblo y a otros elements no menos importantes
de fuera de este pueblo, que en gran parte ban de influir en
nuestro porvenir; necesitamos que se crea en la eficacia, en la
virtualidad y en el vigor del regimen que hemos de fundar, y
para esto necesitamos que venga junto a nosotros el mayor nl-
mero de fuerzas posibles. Y como es un hecho que en nuestra
tierra reside una poderosa colonia extranjera, fen6meno de to-
do punto natural en un pueblo de nuestras condieiones, en to-
dos los pueblos coloniales, en todos los pueblos de America, en
todo nuevo pueblo, no podemos, no debemos desentendernos en
absolute de las disposiciones que hacia nosotros tenga esa parte
de nuestra poblaci6n. Es sana political impresionar bien y
atraer, sin mengua de ningin alto principio, a aquellos cuya
benevolencia en modo alguno es para desdefiarla.
Necesitamos ademis dar confianza al mundo entero, a todos
los que tienen puestos sus ojos en nosotros. No olvidemos
que nos encontramos en la aurora del siglo nuevo, que nos en-
contramos en America, que nos encontramos en una isla situa-
da en el centro del planet y que ha de ser el punto de cita de
todos los hombres euando, horadado el Continente, entren en
comunicaei6n los dos mares. En esas condieiones, y siendo
nuestra poblaci6n tan eseasa, no es posible-y much menos
encontrindonos en la situaci6i econ6mica en que nos eneon-
tramos-que podamos preseindir del influjo extranjero. No
pretendamos impedir, por ningin medio, que el extranjero ven-
ga a Cuba, que venga a ayudarnos y a fomentar nuestra esca-
sisima poblaci6n; no parezca que queremos constituir nuestra
naei6n levantando entire ellos y nosotros murallas de China
-que tampoco nos servirian para nada, porque las murallas
se abaten-. Y result realmente-a mi me ha producido esa
impresi6n-resulta realmente que la eonsignaei6n en la Cons-
tituei6n de la Base de que se trata, y que es de todo punto in-
EVOLUCI6N DE LA CULTUBA CUBANA
necesaria, lo que parece revelar es un espiritu de deseonfianza
y recelo, algo que si no es hostilidad, es por lo menos preven-
ci6n.
Consideremos que separindonos de las reglas generals del
dereeho pdblico y del ejemplo de casi todos los pueblos de la
tierra, hemos exigido en la Constituci6n la condici6n de nati-
vo para determinadas funciones; por ejemplo, para la fun-
ci6n senatorial y para el cargo de Magistrado del Supremo. Si
se combine esta exigencia de la condici6n de native para esas
funciones con la declaraci6n del derecho del Gobierno de ex-
pulsar de la naci6n al extranjero a quien consider pernicioso,
SserA una impresi6n de confianza la que se produzca fuera
de aqui? Cuba necesita del extranjero; estos pueblos de Ame-
rica se han dreado merced a la inmigraci6n, merged a la
inmigraci6n han de creeer y desarrollarse, y merced a la in-
migraci6n se ha producido el portento de la gran Federaci6n
Norteamericana; y donde los gobiernos no han favorecido la
inmigraci6n, como pasa en algunas Repdblicas sudamericanas,
la poblaci6n no ha crecido, o si lo ha hecho ha sido con deses-
perante lentitud. Nosotros necesitamos llevar a nuestro pue-
blo corrientes de progress e impulses de vida; en lo moral,
en lo social, en lo politico, en lo commercial, necesitamos hacer
este pueblo accessible a todos aquellos que quieran ayudarnos a
ganar el porvenir.
Abramos a todos los brazos; demosles todos los medios de
acci6n que necesiten; est6n abiertas todas las puertas a los
extranjeros, sin recelos ni desconfianzas; que la nuestra sea
una obra de carifo y de atracci6n. Seamos fuertes en el cum-
plimiento de las leyes; empleemos el rigor cuando el rigor sea
necesario; pero no sembremos el reoelo en nombre de la libertad.
MARTIN mORCIR DEL6RDO
(1856 1909)
Nacid, en Matanzas, el 11 de noviembre de 1856. Muri6, en
Santiago de las Vegas, el 28 de abril de 1909.
R EPOSADO y ecunime, era mis expositor doctrinario
que tribune de combat. Apasionado y hibil politico,
labor ineansable en la organizaci6n de los partidos
durante el primer period republican, y fu6 despubs active
propagandist del program liberal. En la campafia electoral
de 1904 a 1905, que unific6 a los republicans de las Villas con
los nacionales de la Habana, bajo la denominaci6n comin de
Partido Liberal, y llevando como candidates a la Presidencia
y Vicepresidencia de la Rep6bliea al general Jose Miguel G6-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
mez y al doctor Alfredo Zayas, Moriia Delgado fu6 uno de los
mis perseverantes y eficaces directors de la propaganda. Re-
cuerdo, con orgullo y nostalgia, que yo form parte de aquel
grupo de oradores villarefios constituido por Enrique Villuen-
das, Carlos Mendieta, Rafael Martinez Ortiz, Antonio Beren-
guer, Orestes Ferrara, Francisco Rojas, Martin Moriia Delga-
do y otros, a los que se unia con frecuencia Juan Gualberto
G6mez, que actuaba como orador en todos los grupos liberals
del pais. Fue, en esa 6poca a que me he referido, cuando tu-
ve la oportunidad de tratar muy de cerca a Morfia Delgado,
y guard de su trato, de su penetrante vision como politico y
de su vasta cultural literaria, puesta de relieve en novelas y
libros de otros g6neros, los mejores recuerdos.
Su oratoria carecia de imaginaci6n, su estilo era irregular y
desgrefiado, pero interesante siempre, y con frecuencia, agrio y
detonante. Habia algo de Marat y Robespierre en las cliusulas
de sus discursos apasionados y agresivos, donde vibra la idea
con furia de tromba y tumulto de olas. Fub Presidente del
Senado de la Repfiblica y Secretario de Agricultura, Industria
y Comercio durante el period de gobierno del general Jos6
Miguel G6mez.
Separatista a intervals, autonomista circunstancial, fu6, a
trav6s de todos los tiempos, eubano amante de la libertad y del
progress de su tierra.
DISCUROO
pronunciado por el senior Martin Morfia Delgado en la sesi6n
del 31 de julio de 1901, sobre la Ley Electoral necesaria
para constituir los organismos electivos fundamentals de
la Repiblica.
SENORES DELEGADOS:
No voy a contestar punto por punto las objeciones del sefor
Alemin, porque lo creo innecesario, dado que luego habremos
de discutir el articulado del proyecto de Ley electoral; pero aun
cuando es verdad que este proyeeto en algo que es fundamen-
tal se aparta de la Constituci6n, tambien es cierto que la Co-
misi6n ha entendido que esta Ley es simplemente provisional
y constituyente. De ahi que pretendamos-y 6stas son las de-
ficiencias y los errors que tan grandes parecen en el proyec-
to presentado-que la Convenci6n Constituyente, que redac-
t6 y adopt la Constituei6n de la Repiblica de Cuba, determi-
ne que rija aqu4lla en el pais despu6s de constituido el Gobier-
no, siendo asi la Constituyente quien vaya dando posesi6n a
los organismos que la Constituci6n establece y la Ley Electoral
organize.
Yo creo firmemente que esta Constituyente tiene esos de-
rechos que otros le diseuten; yo creo que debe ir, uno a uno,
dando posesi6n a todos los funcionarios que el pueblo elija, sin
que por ello se atribuya a la Convenci6n ningln derecho que
no tenga. Y no creo, aunque por desgracia haya ocurrido
asi alguna vez, que ningin poder extraio deba tener influen-
cia ninguna sobre esta Convenci6n. No constitute para mi ra-
z6n el heeho de que la fuerza de cualquiera imposici6n extra-
fia haya podido cohibir alguna vez la libre voluntad de la
Convenci6n; esta no debe aceptar la influencia de ningiin po-
der exterior, sino que debe tomar libremente y sin anticipar
presi6n de ninguna clase, todos sus acuerdos, y por consiguien-
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
te ella es la que debe establecer todos los organismos de nues-
tra future Repidblica, y la que debe dar a su vez posesi6n a
esos organismos, porque a ella es a quien le corresponde ha-
cerlo, o no hay 16giea interpretaci6n de la eonvocatoria para
su ereaci6n, ni de la alocuei6n del Gobernador Militar al inau-
gurar nuestras sesiones, ni de la misma carta del Secretario
de la Guerra explicando la Ley adoptada por el Congreso nor-
teamericano. Y no se diga que ha sido intent de la Comisi6n
quitarle facultades a nuestros Cuerpos colegisladores, porque,
por ejemplo, pudieramos encontrarnos con que el Congreso
cubano tendria muy pocos dias de elegido, o acaso no esta-
ria constituido porque los Senadores no hubieran sido afin
eleetos.
Suponiendo que no se acordase los treinta dias que el pro-
yecto de la Ley Electoral propone para acortar el plazo inter-
presidencial en lo que va desde la elecci6n de los compromisa-
rios hasta la de los senadores, tendriamos que esperar enton-
ces los cien dias que sefala la Constituci6n para ese caso;
y se reuniria la Chmara de Representantes, pero el Congreso
no funeionaria, no podria funcionar mientras no se eligiese a
los senadores; y a reducir el period constituyente viene esa
media que parece anticonstitucional... (A esto sigui6 algo
que no se oy4 bien, porque la voz de various seiiores delepados
ahogaban la del orador). Hemos hecho eso, no para barrenar
la Constituci6n, como ha dicho el senior Alemin, sino para ga-
nar el tiempo que el pais necesita y elevar a la vez el caricter
de la Convenci6n, para darle el prestigio que le quitan esos
acentuados rumors de "fuerzas que vienen de fuera" y que,
segin se dice, influyen sobre ella. Precisamente por evitar en
lo possible eso que se dice y que es por demAs depresivo para
nuestra Asamblea, la Comisi6n ha incurrido en falta, quizas,
pero que seguramente no tiene tanto bulto como el que le ha
dado la fantasia del senior Aleman; porque aun cuando en ese
proyecto se modifican algunas prescripciones de la Constitu-
ci6n, contabamos con el asentimiento que la conveniencia ge-
neral indicaria a esta Asamblea. La Constituci6n no esta pro-
mulgada, por mss que otra cosa diga el senior Alemin; pre-
cisamente yo he sido quien constantemente ha pretendido la
promulgaci6n de esa Constituci6n; pero lo cierto es que no estA
promulgada, y sin contravenirla en nada, podemos ftcilmente
abreviar los plazos para la constituei6n del Gobierno, abreviar
LA ORATORIA EN CUB&
procedimientos electorales y hacer que se constituya el pais
cuanto antes; entonces regiri la Constituci6n tal como esti, sin
enmiendas ni modificaciones, pero no en una soeiedad constitu-
yente, sino en un pais formalmente constituido. El sefor Ale-
man ha visto algunos series que 61 ha creido eran hijos suyos; pe-
ro 6se es otro error del senior Alemin, o en todo caso, no son sino
hijos adoptivos, saeados de la inclusa del C6digo; como, por
ejemplo, los articulos que se refieren a las penalidades, que son
semejantes en todas las leyes electorales. Y hay mis. Yo, que
acept6 en conjunto el proyecto que aqui fu6 rechazado, claro es-
ti que entendi buenos algunos de los articulos de dicho proyec-
to, y no he creido que hubiese impediment en traspasar algu-
nos al mio...
El senior Alemin (interrumpiendo): Yo no sabia que ese
proyecto era del senior Moria.
El senior Morua Delgado (continuando): Pudiera ser un
error; pero como la Comisi6n tiene cinco miembros, y uno de
ellos soy yo, consider este proyecto tan mio como de los demas;
yo a la vez ignoraba que el proyecto anterior fuese del senior
Alemin. (El senior Alemdn: exelusivamente mio). Eso quie-
re decir que aqu6l era unipersonal; 6ste pertenece a una Co-
misi6n de cinco individuos. (El senior Alemdn: Pues el an-
terior fu6 hecho por mi y aceptado por mis compafieros). Por
lo demis, yo abundo en los mismos deseos que demuestra el se-
iior Aleman, de llegar cuanto antes al t6rmino de nuestros tra-
bajos, a la constituci6n del Gobierno cubano del mode mis ri-
pido y seguro; y acaso con esta Ley Electoral pudiera llegar-
se al t6rmino, aunque, segin se ha dicho, s is autores no la co-
nozean al final; pero siempre tendria el m6rito de haber sido
la base algo noble y bueno que la Comisi6n no pudo hacer por
si sola.
ALFREDO ZAYRS Y RLFOnSO
(1861)
Naci4, en la IIabana, el 21 de febrero de 1861.
E adelanto a afirmarlo: Alfredo Zayas es, sin hiperbo-
le, el mis orador de los politicos y el mis politico de
los oradores cubanos, creador del medio y hechura de 1l.
Su carrera piblica, desde la tribune en la encrucijada hasta la
silla presidential, es tan conocida como su habilidad de aboga-
do y su cultural juridica y literaria. de las mas ciertas y seguras.
Pero de sus facetas voy a presentar finicamente la oratoria,
aunque no pretend aislarla de la piedra preciosa de su perso-
nalidad.
Empez6 a perorar en el mitin de plaza. Su condici6n de
I
EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA
colaborador de una revoluci6n triunfante y de hermano del va-
liente general Juan Bruno Zayas, que habia muerto en ella, le
formaron un ambiente popular propicio. Delgado, vivaz, ner-
vioso, de facciones sumamente m6viles, los parietales cortados
en linea vertical, su cabeza era una banderola. La voz llena, en-
sayada en la prictica de la curia; ungido de novedad republi-
cana ante el pueblo, emocionado por el recuerdo de la epopeya
y plet6rico de ilusiones, le fu6 facil convertirse en vocero de sus
sentimientos y aspiraciones. Sus facultades oratorias acusan
verbo ficil, palabra descolorida, dicei6n vulgar, ideas comunes,
similes sin novedad alguna, aunque floreados a saturaci6n.
La frecuencia fu6 dfndole habito y dominio. Nadie ha ha-
blado en Cuba tanto como el doctor Alfredo Zayas, ni con mis
frecuencia, ni mis largamente. Como jefe y orador nato del
partido Liberal, primero, y del Popular, despues; como candida-
to a concejal del Ayuntamiento de la Habana, y como concejal;
como candidate a senador, y como senador; como candidate a la
Vicepresidencia de la Repfiblica, y como Vicepresidente; y como
candidate a la Presidencia y como Presidente, simultineamente,
en todos los tiempos, como hombre de tribune y erudici6n, y aca-
d6mico y patriota, ha cultivado hasta el surmenage la oratoria.
Si al orador hay que juzgarlo por los efeetos, el doctor Zayas
es el primer orador de Cuba. Desde el punto de vista acad6-
mico, juzgado por los atributos, hay que hacer distingos.
Lo que mas caracteriza al doctor Zayas es la seguridad, el
aplomo, la tranquilidad en la tribune, que interpreta de esta
manera: sabe que esta ante un auditorio incondicional, y que
diga lo que diga, cualquier frase, aun de pura simplicidad, va a
ser aplaudida. Y juega y se divierte mentalmente euando va
a hablar y mientras esta hablando, recordando esta circuns-
tancia.
La inexpresi6n del propagandista electoral tiene ahora ex-
ceso de color en la diceci6n, porque sus similes siguen siendo co-
munes. Toma una comparaci6n cualquiera, como un indosti-
nico sus bolas de bronze, y la arroja, la saeude, la deja caer so-
bre el auditorio, la extiende, la multiplica, la reduce, la desfi-
gura... Las bolas son huecas; en today esta manipulaci6n re-
suenan a manera de finas companillas, y el auditorio se impre-
siona.
El doctor Zayas tiene la habilidad de la tribune. Funnm-
bulo de ella, el alambre esta muy en alto, y lo recorre guardan-
LA ORATORIA EN CUBA 99
do el equilibrio. Si prepare sus discursos, resurge en ellos el
orador forense capacitado y brillante, y resultan piezas arm6-
nicas de consistencia y conseeuencia, con plan, metodo y corree-
ci6n. Entonces se ve al erudito, al literate, al gramatico, al
dial6etico; pero en ]a mayoria de las veees no se prepare, y
entonces la improvisaci6n sobreviene como un rio desbordado
que arrastra arenas de oro y piedras informes que chocan en-
tre si.
El doctor Alfredo Zayas es orador, un gran orador, que sa-
be hacer, a voluntad, de su palabra, doctrine o sofisma, flagelo
o seda, voleAn o nevada, corcel o cepo... Y todo esto con el
abandon que da la confianza y el impulso que da la facultad,
diciendo hoy cosas 6ptimas con la severidad de la toga, y ma-
fiana, cosas baladies con ropaje efectista; pero siempre a sa-
biendas de que su palabra-como esos mufiecos que como quiera
que los tiren caen de pie-habra de caer bien en el inimo de su
auditorio.
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