RAFAEL MONTORO
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EDICION DEL HOMENAJE
TOMO III
mIRIDJOS HISTIORIOS, JgRIOICOS Y ECONOMICOS
1930
CULTURAL, S. A.
HABANA
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ES PROPIEDAD
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Cr~k~0S
3.
Una distracci6n del amanuense eneargado de copiar la
lista de miembros del Comit6 del Homenaje fu6 causa
que no figurara al frente de esta Comisi6n el nombre
de nuestro amigo el sefior don Sebastian Gelabert, una
de las primeras personas en adherirse a la noble inicia-
tiva del homenaje.-(N. DE LA C. DE P.)
.? ..
-EX,_ LIBFSIS
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INDICE
PBgs.
Discurso de recepci6n en la Academia de la Historia......... 3
El centenario de Col6n .................................. 55
Discurso leido en la sesi6n consagrada al centenario de la fun-
daci6n de la Real Sociedad Econ6mica de Amigos del Pais,
de La Habana ...................................... 67
La expansion national y los estados modernos............... 125
Gobierno del general Mario Garcia Menocal................. 141
Resumen del movimiento literario en los veinticinco aios de Re-
pfblica .......................................... 223
Un opfisculo interesante ................................. 241
William McKinley ...................... ............... 247
Perojo ............................................... 257
La Enmienda Platt ..................................... 265
Estudios fundamentals de Derecho ......................... 271
Sobre la vagancia y los medios de reprimirla ................ 281
Necesidad de una reform araneelaria....................... 293
Extracto del informed oral dando cuenta a la Real Sociedad
Econ6mica de su gesti6n en Madrid.................... 333
La Junta de Informaci6n de 1901 en el Ministerio de Ultramar 351
Comit6 Central de Propaganda Econ6mica ................. 361
Examen hist6rico-critico del derecho hereditario del c6nyuge
sup6rstite ........................................... 415
La situaci6n de la provincia de Puerto Principe (hoy Cama-
giey) en 1888........................................ 457
Proal y la criminalidad political. ........................... 467*
Pr6logo al libro La intervencidn, del Dr. Antonio L. Valverde. 493*
MISCEIiIrEA
Higiene de la politica.................................... 469
La opinion pdblica .................. .................... 473
El horror a las responsabilidades......................... 478
VIII INDICl
Pags.
La Doctrina de Monroe en 1928 segimn M. J. Cambon........ 485
Un libro notable ................. ..................... 493
Deberes de la democracia .................................. 497
Los errors de psicologia political y sus consecuencias ......... 502
Una nueva literatura.................................... 507
El homenaje al senior Juan Gualberto G6mez ................ 511
El impresionismo en politica............................. 516
Los problems contemporaneos ............................. 521
Nacionalismo bolchevique. ............................... 526
La critical y el impresionismo. ........................... 531
Don Jos6 Antonio Saeo ................................... 536
El prurito de la personalidad .............................. 541
Una opinion europea sobre la America y el americanismo...... 546
Notas epilogales por Jos M.. Chac6n y Calvo ............... 555
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS
Y ECONOMICS
DISCURSO DE RECEPCION EN LA ACADEMIA
DE LA HISTORIC (1)
SERORES ACADiMICOS:
Grande es mi satisfacci6n al cumplir lo dispuesto en el
articuloO7 del Reglamento de esta Academia, de acuerdo con
la prictica universalmente seguida en todas las corporacio-
nes andlogas a la nuestra. Permitidme que una a la expre-
si6n de mi profundo agradecimiento por el alto honor que me
conferisteis al elegirme Academico de numero, la de mi pesar
por lo que he tardado en dar cumplimiento a ese deber inelu-
dible. A vuestra benevolencia encomiendo mis disculpas, bien
penetrado de que acaso no pudiera hacerlo sin temor a vuestra
estricta justicia. Motivos poderosos de divers indole, que-
brantos de salud y perentorias exi'encias del piblico servicio,
con la casi exclusive dedicaci6n que demanda, obligaronme a
posponer este acto que me habilita para cocperar, hasta done
mis fuerzas alcancen, a vuestras nobles y patri6ticas tareas,
inspirindome en el convencimiento de la excepcional fecun-
didad y trascendencia de los studios hist6ricos, que ilumi-
nando el pasado, alumbran tambien, hasta donde es possible,
los inciertos caminos del por enir y sus definitivas y supre-
mas sanciones.
Exige una hidalga costumbre que el academico electo
dedique, ante todo, su discurso de recepci6n al elogio de su
(1) A este discurso di6 contestaci6n el aoad6mico de nimero doctor Anto-
nio L. Valverde y Maruri en un discurso verdaderamente notable por su erudici6n,
su alto sentido hist6rico y el juicio laudatorio de la vida y obras del nuevo aea-
de6mico.-(N. DE LA C. DE P.)
4 RAFAEL MONTORO
predecessor en el sitial que le corresponde. Esta noble pres-
cripci6n, muy propia de la caballerosidad de la 6poca en que
las academias oficiales del tipo de la nuestra surgieron en
Italia, en Francia y en Espafia, no es s6lo un homenaje de
earifio y simpatia a la memorial del compafiero; es un testi-
monio solemne de la solidaridad de los que fueron y de los
que son, en la obra comiin de la cultural. Las anarquicas
tendencies que pugnan en todas parties por romper los vincu-
los sociales para reconstituirlos luego por la fuerza, en la
forma que mejor conviene a sus temerarios corifeos, aparentan
una desdefiosa indiferencia para todo lo que significa tradi-
ci6n, jerarquia, espiritu piiblico. Pero la gran misi6n social
de las academias, como advierte en celebre opisculo escritor
muy poco tradicionalista, que en estas materials se puede se-
guir sin temor, aunque no en otras (1), consiste precisamente
en una elevada concepci6n de la vida national que liga a todas
las generaciones en ideales, en formas de vida, en memories
y aspiraciones, en las costumbres y en el lengnaje, en tradi-
ciones que sobreviven a todos los cambios y transformaciones
de una sociedad.
La persona de mi antecesor, don Rafael Cruz P6rez, des-
pierta en cuantos le conocieron un mismo sentimiento de
consideraci6n y de hondo aprecio. Nacido en la antigua
ciudad de Sancti-Spiritus, que compare con el legendario
Camagiiey el sello de primitive sobriedad y viril entereza de
los tiemnos de la conquista, y conserve los usos y costumbres
de la primitive sociedad cubana, forjada en austerisima lucha
con un medio desprovisto de facilidades para su existencia,
en la que hasta el sustento material de los nuevos pobladores
habia que importarlo o que procurarlo afanosamente por el
propio esfuerzo, Cruz Perez tenia la apariencia, el continent,
la reserve y dignidad de un hidalgo de las viejas ciudades
castellanas, a cuya imagen y semejanza establecieron y orga-
nizaron los conquistadores y primeros fundadores de Indias
sus nuevas ciudades. Perteneci6 Cruz Perez al grupo de
espirituanos procedentes de antiguas y arraigadas familiar
que, por su saber, civismo, laboriosidad y sacrificios por el
(1) ERNESTw RENAN. Essais de Morale et de Critique, 26me edition. Mitehel
Levy Frbres, Paris, 1860, pp. 382-351.
TRABAJOS H5T6R0ICOS, SURiDICOS Y ECON6mICOs
procomin ban marcado honda huella en nuestra historic
contemporinea, ocupando, casi todos, altas posiciones politi-
cas, administrativas o judiciales, y distinguiendose a la vez
en la ensefanza y en las letras, hasta el punto de que no
puede escribirse ya la historic de su tiempo sin que en ella
figure, con mayor o menor relieve, pero siempre con luz
propia, esos benemeritos compatricios.
Cruz Perez era, no obstante, retraido y modesto en
demasia; pero estuvo siempre dispuesto a servir la causa
piblica en el terreno a que le Ilamara la voz del deber. Desde
sus primeros aios sinti6 ardiente vocaci6n por la ensefianza;
ella le llev6 a ingresar en la Escuela Normal que los PP. Es-
colapios tenian en Guanabacoa tan luego como termin6 en
su ciudad natal los primeros studios. En dicho colegio
curs6, de 1864 a 1867, todas las materials que abarcan su
extenso curriculum y tan luego como las tuvo aprobadas en
los correspondientes examenes, se dedic6 al magisterio en el
cual s6lo pudo laborar pocos meses, porque al estallar la
Revoluci6n y Guerra de Independencia, en 1868, fu6 de los
primeros en alistarse con inimo resuelto en las fuerzas de
la insurrecci6n, hasta que pr6ximo el pacto que habia de
ponerle fin, al cabo de diez aios de oruentisima lucha, por
agotamiento de todos los recursos, y ante el decaimiento y
desorganizaci6n que empezaban a notarse en los campamen-
tos, resolvi6 abandonarlos y volverse en silencio a su hogar,
sin acto alguno de sumisi6n, "sin que nadie se enterara-dice
uno de sus bi6grafos-de ese cambio tan brusco que se ope-
raba en su vida" (1).
Traslad6se poco despuns a esta capital y abraz6 de nuevo
el magisterio, fundando y dirigiendo un colegio de primer
ensefanza, que dej6 muy buenos recuerdos y el testimonio de
sus meritos en aventajados discipulos; y curs6 al mismo tiem-
po los studios superiores para graduarse de Licenciado en
Derecho. Vivi6 a la par, con rara abnegaci6n y constancia,
la vida del maestro y la del estudiante, ensefiando unas veces,
aprendiendo otras, un tiempo desempeiando las funciones
del profesorado primario y cumpliendo Avidamente los debe-
res del alumno en la Universidad. Pero no tenia vocaci6n
(1) VAL.VnU (DL Awromo L.). Biografla de Safael Cruz P4rea (Inhdita).
RAPAEL MONTORO
para el ejercicio de la abogacia y mostr6 muy pronto, gra-
duado ya, su preferencia por los trabajos desinteresados de
la cultural juridica, por el examen de los principios y per la
afanosa investigaci6n de la Historia del Derecho, escribiendo
muchos e interesantes trabajos sobre materials de Legislaci6n
y de Jurisprudencia, tan notables por su s6lida doctrine y su
erudici6n, como por la correccino y elegancia del estilo. Muy
aficionado a la amena literature, di6 tambi6n a la estampa
notables articulos sobre el teatro antiguo espafiol y sobre las
mejores obras, o por lo menos las mas famosas, de los clAsicos
de distintas naciones, cuya lengua y obras maestras procur6
conocer a fondo nuestro inolvidable compafiero.
No por eso apartaba el pensamiento de los graves pro-
blemas que interesaban al porvenir de su patria. Nunca
remiso para ayudar con su personal cooperaci6n a todo
empeiio por la libertad y los progress de Cuba, incorpor6-
se sin vacilar al alzamiento de 1895; y en las filas del Ej6r-
cito Libertador permaneci6 hasta el termino de las hostilida-
des por el triunfo de la Revoluci6n. Y como, a pesar de su
exquisite modestia, eran bien conocidos de cuantos podian
juzgarle sus m&ritos y aptitudes, cuando por Decreto del
Gobierno Provisional de los Estados Unidos, en 1899, se cre6
el Tribunal Supremo de Justicia, fu6 nombrado Cruz P&rez
para uno de los primeros puestos de Magistrado de ese alto
Cuerpo. Mas tarde se le confiri6 la alta dignidad de Presi-
dente del mismo, en la que sucedi6 al insigne jurisconsulto y
patricio don Antonio Gonzdlez de Mendoza; cargo que des-
empefi6 Cruz P4rez breve tiempo, para ocupar despues nue-
vamente los de Presidente de Sala y Magistrado de lo Crimi-
nal. Su notoria ilustraci6n estuvo realzada por una modestia
quizfs excesiva, que harto se evidenci6 en dichos filtimos tras-
lados; y su probidad ejemplarisima y su patriotism insupe-
rable conquistironle el respeto y el aprecio de cuantos le
conocieron. La muerte le sorpendi6 el 20 de mayo de 1913,
en su ciudad natal de Sancti-Spiritus, donde se hallaba en uso
de licencia; y la noticia caus6 en toda la Repuiblica honda
pena, motivando los mis sentidos testimonies de pfiblico
duelo.
Perteneci6 a esta Academia desde su fundaci6n el ilustre
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECOSOMICGS
magistrado, y es sabido cuin vivamente se interesaba por sus
trabajos, a los que habria prestado valiosisima cooperaci6n
si sus achaques y la falta de tiempo se lo hubieran permitido.
Honremos su memorial como la de un compafiero dignisi-
mo, que ilustr6 su nombre en todas las esferas de la vida:
valiente, abnegado, laborioso y patriota, modelo de honradez
y de virtudes civicas, magistrado austero, literate distingui-
do, cubano meritisimo.
En la obra de cooperaci6n que realizan las academias
finense y conci6rtanse distintas aptitudes, aportando cada
miembro la experiencia y los recuerdos u observaciones per-
sonales que mayor eficacia pueden dar a sus trabajos y mayor
amplitud a sus studios. No todos pueden consagrarse a esas
investigaciones met6dicas y perseverantes en los archives y
bibliotecas que han enaltecido y enaltecen a no pocos de los
que benevolamente me escuchan. Antes que escrutar o escri-
bir la historic, ha correspondido o cabido en suerte a otros
contribuir, en mayor o menor escala, a hacerla, y pueden por
consiguiente aportar datos y noticias mas o menos descono-
cidos sobre los hechos que han presenciado o en los que han
intervenido, y apreciar con exactitud el valor de determina-
das relaciones y aun el de algunos documents, aplicando con
verdad las reglas de la sana critical, a la luz de las ensefianzas
prActicas de la vida, en casos y cosas mis o menos semejantes
a los que han podido conocer u observer directamente. La
historic, decia el gran tratadista ingles Edward Augustus
Freeman, es la political del pasado; la political es la historic
del present (History is past politics, and politics, are pres-
ent history); y esta profnnda observaci6n del insigne histo-
riador, que si de algo peca, como con harta raz6n se le ha
objetado, es de limitar demasiado el campo de la historic (1),
que comprende ademis de la political otras manifestaciones
de la actividad humana y de la cultural, expresa, sin embargo,
luminosamente, cuin intima y direct debe ser la relaci6n
entire el pasado y el present en la obra del histori6grafo y
(1) Para Freeman la historic es la eieneia del hombre en su earfieter
politico. (The science of man in his political character.)
RAFAEL MONTORO
cufnto importa el conocimiento de las fuerzas que han actua-
do en la formaci6n y las principles vicisitudes de un pueblo
para el desenvolvimiento de su personalidad en las leyes, en
las costumbres, en la literature, en las ciencias y en el arte.
Debe aprovechar cada uno y aun asimilarse todo lo que pueda
contribuir a su propio engrandecimiento, pero sin renunciar
a su ser intimo, a su originalidad, a esa personalidad, en una
palabra, que debe afirmarse y mantenerse, sin perjuicio de
su libre cooperaci6n al desenvolvimiento universal de la
civilizaci6n. Esta reconoce en cada pueblo digno de elevarse
a la noci6n del Estado, en su vida independiente, la conciencia
de si. Y el studio que debe hacerse de sus anales, el examen
de su vida anterior, de sus aciertos y de sus errors, de sus
glorias y de sus adversidades, es como el que cada hombre
reflexivo realize en las circunstancias graves, para que le
sirva de guia y de consejo. El punto de vista national es
de primer y principalisima importancia en la historic, por-
que las naciones son las que realizan el desenvolvimiento his-
t6rico con sus luchas y sus esfuerzos de todo g6nero. El
hombre abstract que los fil6sofos del siglo xvm imaginaban
y para el que lucubraban sus concepciones arbitrarias de la
sociedad y del Estado, carece de realidad en la vida; y como
ha demostrado Taine, ese concept vago y declamatorio
explica por si solo, en no poca parte, los errors y fracasos
de la Revoluci6n francesa cuyas consecuencias aun se
palpan (1).
Con cierta clara intuici6n de estos principios, nuestras
classes ilustradas y hasta la generalidad del pueblo cubano
han consagrado siempre a las figures culminantes de nuestra
historic y a los hechos principles que la forman, una devoci6n
constant y entusiastica, en la que radican acaso las princi-
pales manifestaciones de nuestro espiritu national. La ora-
toria political y la acad6mica, la poesia, la novel y las tra-
diciones populares, se han alimentado siempre con esa noble
y patri6tica consagraci6n al cultivo de un pasado, envuelto
muchas veces en los resplandores de la leyenda que crea a
nuestra vista prodigies y sublimidades que nos permiten com-
(1) TAINE. Origines de la France Contemporaine, ts. I, III y IV, Haehette
et Cie., Paris.
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECONOMICOS
prender c6mo se produjeron y perpetuaron los que ienan
las cr6nicas y la fantasia popular en todos los tiempos y en
todas las naciones, constituyendo grandes fuerzas morales
que las enaltecen, entusiasman y vigorizan frente a todas las
adversidades y decepciones. Los ideals formados por nues-
tros hombres ilustres en el Semonario eclesiastico, donde
tantos se educaron, en la citedra y en el libro, constituyen
la finalidad conscience o inconsciente en todo nuestro movi-
miento social. El dia en que eso no suceda habremos dejado
de existir como naci6n. "Siguiendo la cadena de los tiempos,
dice Bainville, seguimos la cadena de las responsabilidades
y de las causes." i Cun ligados estamos los unos a los otros!
Cuin cierto es, segin la frase de Augusto Comte, que los
vivos estin gobernados por los muertos. Alternativamente
los franceses han recogido el fruto de la sabiduria de sus
antepasados o sufrido por sus errors. No nos libraremos
de esta ley de dependencia. Comprendamos siquiera c6mo
actfia (1). Pero corresponded nuestra literature hist6rica, o
nuestra historiografia, en la media en que es dado siempre
pretenderlo, aun en las menos adelantadas naciones, a la
energia de este poderoso instinto popular? En otros t6rmi-
nos, jestf o no por escribir la historic de Cuba? jLo estin
siquiera sus filtimos y mis decisivos periods? LEsa obscure
noche en que desaparecieron los aborigenes, esos malaventu-
rados siboneyes que los primeros conquistadores no encon-
traron ya, como ha demostrado nuestro erudito compafiero
el seflor Cosculluela, en su celebrado discurso de recepci6n (2),
no se extiende, por ventura, sobre gran parte de nuestro pa-
sado, apenas disipada por interesantes monografias, mns o
menos problemAticas y conjeturales? &Cual es el juicio o la
clasificaci6n, en todo caso, a que esos benem6ritos escritores
tienen derecho? Son los mis o casi todos, como suele afir-
marse, salvando respetables excepciones, meros cronistas o
compiladores de noticias, datos y documents oficiales casi
siempre tendenciosos, aunque de no escaso m6rito en su clase,
(1) JACQUES BAINVILLE Histoire de deua peoples: la France et I'Empire
Allemand. Avant-propos. Heur et malheur des frangais. Paris, Nouvelle Librairie
National, p. 24.
(2) Nuestro pasado ciboney. Diseurso de reeepei6n del sefior JUAN ANTONIO
CoscumLU.mA Y BARERA, en la Academia de la Historia. Habana, 1924.
RAFAEL MONTORO
pero sin verdadera trascendencia? En esas mismas excepcio-
ns, el caricter exclusive de las fuentes, la intenci6n guber-
namental o la adverse y el fin politico, Ino se sobreponen a
la imparcialidad, relative siempre, a no dudarlo, pero exigible
dentro de ciertos limits a que viene obligado el historiador?
Tales son los puntos que me propongo examiner, salvan-
do desde luego todos los respetos y miramientos debidos a las
personas, a la honrada memorial de toda labor desinteresada-
mente realizada por el bien general, y a los m6ritos y abne-
gaci6n de esos antiguos escritores, teniendo en cuenta los
obstAculos y trabas con que tropezaron, y que los mas par-
ticiparon de la comiin infelicidad de los tiempos, no dejin-
doles a veces sus propios infortunios ni aun el consuelo de
conservar, para la posteridad, completes sus manuscritos.
Los de algunos se dispersaron y perdieron, y las obras im-
presas de los mis celebrados se agotaron prontamente y
yacen en el olvido, esperando la mano generosa que los libre
de un injusto menosprecio y los dB a conocer y admirar de
la posteridad con que sofiaron. OjalA pueda algfin dia ser
esa justicia la de esta national Academia! Si por la canti-
dad de tales trabajos hubiera de juzgarse nuestra literature
hist6rica, incluyendo en ella numerosos folletos, memories y
opuisculos de varia indole, habria de llenarse de asombro y
hasta de recelo el investigator, obligindole a trazar, ante
todo, una linea divisoria entire los escritos verdaderamente
historiogrificos, compuestos sin otra finalidad que la de
narrar y esclarecer los hechos, y aquellos otros que s61o
tienen de hist6ricos las apariencias, siendo en realidad pro-
ducciones de caricter politico o apologitico, destinadas en
primer termino a la defense o vindicaci6n de una causa, o
de una actitud o empresa mas o menos desdichada, y cuando
no a la censura o elogio de unos u otros personajes o a su
difamaci6n y vilipendio. En periods critics de honda y
duradera perturbaci6n social y political en que se agitan fre-
neticamente grandes pasiones y se decide en luchas formi-
dables la tranquilidad o el porvenir de un pueblo, abundan
necesariamente los escritos de ese genero, que si bien ofrecen
al verdadero historiador datos y noticias y hasta puntos de
vista de gran importancia para la just apreciaci6n de de-
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECONOMICS 11
terminados sucesos, adolecen casi necesariamente de la falta
de imparcialidad y de exactitud que deben resplandecer en
toda relaci6n de las cosas pasadas, hasta donde lo consientan
la falibilidad en los juicios humans y las imperfecciones de
nuestra naturaleza.
Esa riquisima bibliografia, esa enorme cifra de trabajos
hist6ricos o seudo-hist6ricos es tanto mis sorprendente
cuanto que se trata de un pueblo como el nuestro, que cuenta
poco mis de cuatro siglos, si se parte para el c6mputo de la
fecha del descubrimiento, y much menos si se toma como
punto de partida la 4poca, muy reciente todavia, en que el
desarrollo de la poblaci6n, el de las instituciones locales y el
de la cultural seialan el advenimiento de una sociedad ya
constituida con elements de vida propia.
La Biblioteca hist6rica cubana de nuestro ilustre compa-
fiero el senior Carlos M. Trelles, la cual es parte integrante
de la obra monumental, prodigio de erudici6n, laboriosidad
y patri6tico celo, cuyos 14 voluimenos son caudal copiosisimo
de noticias sobre los libros y folletos dados a luz en nuestro
pais, o con referencia al mismo, desde el siglo xvi hasta nues-
tros dias; la Biblioteca histdrica cubana (1), decia, dedica
trescientas setenta y ocho paginas a las noticias bibliogri-
ficas, a veces completadas con algunas de carfcter biografico,
de obras hist6ricas sobre Cuba, casi todas de autores cubanos
o espaioles. Diez y nueve de dichas trescientas setenta y
ocho paginas, refibrense exclusivamente a las Historias Ge-
nerales publicadas o indditas, escritas desde principios del
siglo xvin, remota fecha en que apenas podia decirse que
tuvi4semos todavia historic, y que ascienden a ochenta y siete
nada menos. El resto, hasta el total de las trescientas cin-
cuenta y una piginas, esta destinado, en correct clasifica-
cin, a multitud de publicaciones mis o menos extensas y
detalladas sobre sucesos particulares, o instituciones civiles
y eclesiAsticas de antiguos tiempos, y en gran parte a la
riquisima bibliografia de las conspiraciones revolucionarias
y movimientos de igual caricter y a las tres guerras de inde-
pendencia, con la intervenci6n military de los Estados Unidos
(1) Bibliografia hiat6rica cubana, por CARLos M. TmBELLE, T. I, Matan-
zas, 1922. Con un pr6logo del doctor Enrique Jos6 Varona.
RAFAEL MONTORO
y su guerra con Espafia, que pusieron t6rmino a la soberania
de nuestra antigua Metr6poli en esta Isia; al gobierno military
de los Estados Unidos y a la fundaci6n de nuestra Repfiblica.
La vida de un hombre, por muy estudioso y aplicado que
fuera, no alcanzaria para la mera lectura de la mayor parte
de estos trabajos, interesantes, sin duda, casi todos, ya que
no como imparciales y concienzudas relaciones de los acaeci-
mientos o fiel y acabada descripci6n de un estado social o
politico, objetivamente considerado, si, por mas de un aspec-
to, como aut6nticos testimonios de lo que fueron en su afanoso
luchar con la naturaleza y con los enemigos que lo acusaron,
nuestros mas remotos antepasados como pobladores y colo-
nizadores de Cuba.
"El present es hijo del pasado: ciertamente, dice en su
pr6logo a la obra del senior Trelles, nuestro respectable pre-
sidente de honor, el doctor Enrique Jos6 Varona, pero es un
hijo que conoce muy poco y muy mal a su padre. Puede co-
nocerlo mas y mejor? Hay muchos que lo creen asi. Y re-
sultan innumerables a sondear en ese mar sin fondo que
cubre con sus olas, tranquilas o tempestuosas, cuanto ocurri6
hace much y acaba de ocurrir."
Y afiadia el senior Varona, despues de muy sugestivas
consideraciones a este respect, y a pesar de las conclusions
pesimistas que de ellas se desprenden acerca de la historio-
grafia:
"Hombre tan sagaz y avisado como el senior Trelles,
sabe muy bien lo que ha hecho al dedicar tanto esfuerzo y
perseverancia a la rebusca y reuni6n de esta gran biblioteca
hist6rica de Cuba. Despues de la inmensa labor empleada
en obras anteriores que constituyen- la m6s minuciosa carta
geogrifica del pensamiento cubano desde sus albores, ha em-
prendido con el mismo fervor y la propia inteligencia el trazo
en mayor escala de las distintas parties de su diseio original".
Las histories generals que en la Bibliografia del senior
Trelles se mencionan y que ascienden, como antes dije, a la
respectable cifra de ochenta y siete, aunque se titulan "gene-
rales", no pueden ostentar este nombre sino con alguna im-
propiedad. Comprenden, casi todas, periods demasiado
cortos, y sus datos e informes son puramente oficiales, de
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECON6MICOS 13
carfcter civil, administrative o eclesiastico, siempre limita-
dos a terminos muy estrechos y rigurosos por las disposicio-
nes legales que impedian la impresi6n y venta de libros que
trataran de material de Indias, sin especial y previa licencia
del Consejo, no estimindose suficiente la censura eclesiis-
tica; y hasta que se imprimiesen siquiera en Indias libros
de historic (1). Ya veremos luego que ni aun los historiado-
res primitivos que por clfsicos se tienen, estuvieron a salvo
de esta prohibici6n ni de sus several sanciones. Asombro
causa que con tales restricciones y apercibimientos y tan
excesiva amplitud en el secret de Estado, puedan haberse
compuesto en los siglos xvi, xvii y xvii las obras hist6ricas
a que vengo aludiendo. Y no es de extrafiar que, como ha
observado el senior Trelles, en los siglos xvri y xvin se pu-
blicaran mis obras sobre Cuba por los extranjeros que por
los espafioles (2).
De los historiadores primitivos de Indias, mina inagota-
ble de valiosas noticias y descripciones por actors mas o
menos importantes de la grandiosa epopeya del descubrimien-
to, conquista y colonizaci6n del Nuevo Mundo, poco he de
decir, pues una menci6n mfs detallada me llevaria innece-
sariamente a los primeros tiempos de aquel maravilloso em-
pefio, y es, por lo demas, relativamente escasa, con pocas
excepciones, la parte que a esta isla en casi todas esas obras
se refiere. Pero algunas de ellas conservan y conservarin
siempre un interns extraordinario, un prestigio avasallador,
a pesar de los errors, inverosimilitudes, confusiones y defi-
ciencias que la critical y la ciencia modern han sefialado y
sefalan en ellas, condenandolas con mayor o menor severi-
dad (3). La Historia general y natural de las Indias, Islas y
(1) El doctor Fernando Ortiz, en su erudito discurso de contestaci6n al
del senior Juan Antonio Cosculluela, antes citado, recuerda y transcribe las
rigidas disposiciones legales a que se alude en el texto. Las nuevas orientaciones
de la pre-historia aubana. Habana, 1924.
(2) DOCTOR FERNANDO ORTIZ, Loe. cit., p. 58.
(3) CoscuLLuxLA. Discurso de recepoidn en la Academia de la Historia.
P. 4 y siguientes. VWase tambiin, al mismo efecto, el discurso de contestaci6n
del doctor FEBNANDO OBTIZ.
14 RAFAEL MONTORO
Tierra Firme del Mar Ocaeno por el capitAn Gonzalo Fer-
nindez de Oviedo, reclama el primer lugar en esta breve
conmemoraci6n (1). La extension y la varia y rica material
de esta obra c6lebre que nos ofrece un cuadro lleno de ani-
maci6n y de vida del portentoso espectAculo que se present
a la vista de los primeros navegantes y conquistadores, de
su aspect general, de su naturaloza y primitives pobladores,
de su imponente grandeza, de las fases primeras y sangrien-
tas vicisitudes de la conquista y ocupaci6n de tan vastos
territories darin siempre a la obra de Oviedo una primacia
incontestable, aun sin el m6rito singular de que la revisten
las condiciones excepcionales del autor. No era Oviedo uno
de tantos aventureros, uno de tantos soldados valerosos, pero
rudos y sin letras que venian a Indias en pos de hazafias y
de riquezas. Criado 61 en la Corte de los Reyes Cat6licos,
depositario del cariiio y confianza del principle don Juan y
de los grandes personajes que le asistian, en frecuente con-
tacto con c6lebres capitanes y politicos de la 6poca, habia
viajado desde su juventud en tan brillante s6quito por Italia
y Espafia, y asistido muy mozo a la conquista de Granada,
donde es fama que conoci6 y trat6 a Crist6bal Col6n, cuando
6ste no era todavia mAs que un obscure navegante, en soli-
citud de protecci6n para la magna empresa que moditaba.
Muy dado desde sus aios juveniles al cultivo de las letras,
tenia variados y s6lidos conocimientos. Su carActer, su apli-
caci6n y su don de gentes le granjearon siempre valiosas
relaciones y un positive predicament entire cuantos le tra-
taban. Como dice elocuentemente en su clAsica biograffa el
sefor Amador de los Rios:
"Gonzalo Fernandez de Oviedo, si no aparece a nuestra
vista como el m6s elocuente y docto int6rprete de la grande
era que dejamos bosquejada, es, por tanto, el mas vivo reflejo
de los instintos y de las esperanzas de aquella naci6n, que no
(1) Historia General y Natural de las Indias, Islas y Tierra Firme del
Mar Oceano, por el capitfin GiONzAw FERNANIDEZ DE OVIEDO Y VALDUs, primer
eronista del Nuevo Mundo. Publicala la Real Academia de la Historia, cotejada
con el c6dice original, enriquecida con las enmiendas y adiciones del autor, e
ilustrada con la vida y el juieio de las obras del mismo por el doctor Jos6
Amador de los Rios, individuo de nfimero de dicho Cuerpo, catedritico de am-
pliaei6n de la Literatura Espaiola de la Universidad do esta Corte. Madrid,
Imprenta de la Real Academia de la Historia, 1851.
TRABAJOS HIST6RICOS, JURIDICOS Y ECONOMICOS
cabiendo ya en los patriots confines, inundaba al par la Euro-
pa, el Africa y la America, aguijoneada siempre por el esti-
mulo de la gloria, y prodigando siempre la sangre y las
hazafias.'
Oviedo describe y narra lo que vi6, lo que hizo o contri-
buy6 a realizar, lo que pudo apreciar y juzgar por si mismo.
Acechironle los odios y los peligros, las envidias, las ingra-
titudes; no le arredraron en sus empefios las distancias ni
los viajes; y describe castiza y sazonadamente, en lenguaje
sencillo, grAfico y elegant en su misma espontaneidad y pu-
reza. Estuvo corto tiempo de paso en esta isla, pero complete,
para lo que de esta dice, sus propias impresiones, con mill-
tiples y fidedignas noticias recogidas de los testigos y par-
ticipes de los sucesos que narraba, o de observadores director
de la esplendida y sorprendente naturaleza, que en vecinas
tierras pudo estudiar por si mismo. Los capitulos del libro
XVII de su historic y las alusiones mis o menos interesantes
que en otros se encuentran, forman todo lo que especial y
determinadamente a Cuba se refiere en dicha obra (1); pero
la semejanza de las condiciones naturales y de las vicisitudes
hist6ricas es tan grande entire las cercanas islas, Espafiola
(Haiti y Santo Domingo), Puerto Rico y Jamaica por ejem-
plo, y Cuba o Fernandina y aun entire nuestro pais y otros
de la Am6rica Central y Meridional que mIs extensamente
se described e historian en la obra monumental de Oviedo,
que todavia hoy arroja much luz sobre no pocos particula-
res concernientes a Cuba (2).
(1) Historia General y Natural de las Yndias, etc. Ed. c., t. 19, p. 492.
(2) Sobre la supuesta residencia de FernAndez de Oviedo en esta isla por
algdn tiempo, se han cometido errors recientemente salvados por el ilustre
individuo de nlmero de esta Academia y professor de nuestra Universidad Naeio-
nal, doctor Sergio Cuevas Zequeira, fallecido poco ha con hondo pesar para
euantos le conocieron. El historiador de Sancti-Spiritus, licenciado don Rafael
Perez y Luna, afirma en so obra que Gonzalo Fernindez de Oviedo, por eneargo
de Diego Velazquez, de quien supone que se traslad6 a esta isla hacia 1514,
fund Ia referida villa de Sancti-Spiritus, y lo mismo asegur6 don JACOBO DR LA
PEzzuLA en su Diccionario histrico, geogrdfieo y estadistico de la Isla de Cuba.
Pero el doctor Cuevas Zequeira asevera que es err6nea esa afirmaci6n, en su
erudito artieulo, De Sanoti-Spiritus Nativitate, publicado en la revista Las An-
tillas, de que fu6 director, t. I, nfum. IV, Habana, julio de 1920, p. 301 y si-
guientes. "En los propios escritos del eronista, dice el doctor Cuevas Zequeira,
y de lo que nos relata an bi6grafo don Jos6 Amador de los Rios, consta con
indudable certeza que Fernindez de Oviedo pas6 por primer vez a Am6rica en
10 RAFAEL MONTORO
Y e6mo prescindir, ni aun ante las observaciones de la
critical hist6rica y los descubrimientos mAs o menos conjetura-
les y discutibles, pero bien demostrados a veces, de la paleon-
tologia, la arqueologia o la etnografia en nuestro tiempo, de la
lectura y consult de las obras de don fray Bartolom6 de las
Casas, el noble y elocuente defensor de los aborigenes, el
infatigable obispo de Ciudad Real de Chiapa? Mucho se le
ha discutido y censurado, no s6lo por sus contemporaneos,
cuyos egoistas intereses lastimaba con su noble cruzada a
favor de los indios, sino tambi6n en nuestros dias, por erudi-
tos escritores, y a veees desde un punto de vista completa-
mente adverse al de los encomenderos y al de su fanitico y
pedantesco defensor y gran enemigo del ilustre dominico,
aquel doctor Juan Gin6s de Sepfilveda, que puso la ciencia
de su tiempo al servicio de la iniquidad, porque suele acn-
sfrsele de haber promovido la esclavitud de los africanos y
de sus descendientes, por library a los indios de persecuciones
y atropellos; de donde result que antes se le censuraba por
demasiado grande y generoso para con los aborigenes y des-
pu6s por la supuesta iniciativa en la esclavitud, trata e im-
portaci6n de esclavos africanos para alivio de los indios,
aunque es cierto que aconsej6 traerlos y aun trajo alganos
61 mismo, de lo cual se arrepinti6 amargamente, seguin consta
en su historic; cargo aquel injusto e infundado, como han
la expedici6n de Pedrarins DAvila, que zarp6 del puerto de San Llcar el 11 de
abril de 1514 y lleg6 al Darien el 29 de julio del mismo afio. Doee veees con
posterioridad a este primer 6xodo, cruz6 Oviedo el oc6ano desde oetubre de 1515
hasta su muerte, y si hemos de ereet a Amador de los Rios, adlo en una ocasid.
toed de arribada en Santiago de Cuba, donde fu6 en breves dias huisped del
gobernador Velazquez, que le confi6 la misi6n de llevar al monarca espafiol, entire
otros presents, various trozos de cala..."
Eserito ya este discurso y pr6ximo a darse a la estampa, leo en la Bevista
Bimestre Cubana un notable trabajo del distinguido publicist y senador de la
Repliblica, benem6rito espirituano don Manuel Martinez Moles, en el cual con-
firma con nuevos datos, y eoneluyentemente, que no fu6 Oviedo el fundador de
dieha villa, sino el mismo Diego Velazquez.-M. MARTfNEZ MOLES. Pundadores
de Sancti-Spiritus. Revista Bimestre Cubana. Noviembre y diciembre, 1925.
En otro lugar de la revista Las Antillas (loc. cit.) demostr6 el doctor
Cuevas que en Santo Domingo fu6 done vivi6, ejerci6 cargos y fund familiar
don Gonzalo Fernandez de Oviedo; y que contra lo que equivocadamente afir-
man Fernandez de Navarrete y Amador, alli muri6 tambien Oviedo y no en
Valladolid. (VWase Historia de Santo Domingo por don ANTONIO DEL MONTE
Y TEJADA, tomo III, y el important document official que insert Cuevas Ze-
queira en su articulo ya citado).
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECONOMICOS
demostrado Saco y otros autores (1). Pero nunca fu6 possible
negar ni el m6rito de las relaciones de fray Bartolom6 de las
Casas, ni la valentia y nobleza de sus denuncias y gestiones
para la persecuci6n de los crimenes e iniquidades que en vano
trataron una y otra vez de impedir con sus soberanas dispo-
siciones los monarcas de Espafia y sus consejeros. El padre
Las Casas vivi6 largos afios en Cuba, luch6, padeci6, hizo
frente a todas las dificultades y a todos los peligros y ace-
chanzas en la naciente sociedad colonial. Su Historia de las
Indias, por tanto tiempo s6lo conocida de los eruditos, im-
presa en 1875, merced al celo y diligencia de los sefiores
Marqu6s de la Fuensanta del Valle y Sancho Ray6n, mereci6
siempre lugar preferente en la bibliografia hist6rica del
Nuevo Mundo y serh leida con avidez y con notable apro-
vechamiento, mientras despierten interns y admiraci6n entire
los hombres cultos los maravillosos acontecimientos que
transformaron la faz del mundo civilizado y abrieron nuevos
caminos al valor, al genio y a la actividad del genero hu-
mano (2).
No debe tampoco desestimarse, porque la critical contem-
porinea sefiale sus errors, exageraciones, leyendas y fanta-
(1) JOSE AN-ONIO SAcO. Historic de la esolavitud de la raza africana eo
el Nuevo Mundo y en especial en los passes amtrico-hispanos. Barcelona, 1879,
libro II, passim, especialmente desde la p. 92 en adelante. V6ase tambidn Jost
MAaTf (La Edad de Oro), articulo titulado El Padre Las Casas, pigs. 179-190.
Edici6n de Gonzalo de Quesada.
(2) Disciitense todavia los m6viles del P. Las Casas en sus en6rgicas
denuncias de los abusos de las encomiendas y de las violencias sufridas por los
aborigenes de esta isla. En la sesi6n celebrada en la noche del 20 de mayo
de 1924, por esta Academia, para la recepci6n del senior Cosculluela, a la que
concurri6 el embajador extraordinario de S. M. C. don Alfonso XIII y doctor
professor de la Universidad Central de Madrid, acaddmieo de nfmero de las
de la Lengua y la Historia, doctor don Alfredo Bonilla y San Martin, de acuerdo
waste con sn eminent colega en dichos cnerpos don Marcelino Men6ndez Pelayo,
pronunci6 las siguientes gravisimas palabras: "Ya se sabe que el P. Las Casas
por la falta de unos euantos indios que 61 queria para sa Encomieuda, se desat6
en todo gnnero do improperios, poniendo la palabra "Espafia" in vez de es-
paioles". (La vida de la Academia de la Historia) (1924-25). Memorial leida
por el secretario doctor Juan Miguel Dihigo y Mestre. (Habana, imprenta El
Siglo XX, 1925, p. 10-12). Pero no obstante lo expuesto, la obra del P. Las
Casas conserve caracteres de elevaci6n y grandeza indisputables, como observe
el doctor Dihigo, y ese yerro o descuido que indica el doctor Bonilla, en el modo
de expresarse el historiador, no basta a borrarlas ni a obscurecerlas. Los histo-
riadores espafioles mas eelebrados, casi sin excepci6n, desde Herrera hasta
el gran Quintana y los posteriores a 6ste, reconocen en el P. Las Casas esas
grande cnalidades, no obstante sus exageraciones.
2.-Trabajos hist6ricos, jurfdicos y econ6micos.-T. III.
RAFAEL MONTORO
sias, La Historia General de las Indias de Francisco L6pez de
Gomara, que tuvo la inapreciable aunque comprometedora
colaboraci6n del gran HernAn Cortes, como Capelln que fue
en Espafia de su casa y familiar, y de otros famosos soldados,
navegantes y personas eminentes y experimentadas en las
cosas de Indias, a quienes tuvo oportunidad de conocer por
su much valimiento con el Marquis del Valle: obra recibida
con gran aplauso dentro y fuera de la vasta monarqufa espa-
fiola, como lo prueban sus numerosas reimpresiones y tra-
ducciones, pero vista con hondo desagrado por no pocos
conmilitones o rivals de Cort4s, y aun por el gobierno, como
lo confirm la real cdula por la cual se mand6 recoger y
llevar al Consejo cuantos ejemplares se hallaren del libro,
con pena de multa para quien lo imprimiese o vendiese. El
diligente bibli6grafo peruano de nacimiento don Antonio de
Le6n Pinelo, relator del Consejo de Indias y persona de gran
posici6n en el virreinato y en la madre patria que cita esta
providencia y refiere c6mo fu6 llevada a efecto con piiblico
preg6n en Sevilla, secuestrando todos los ejemplares que en
sus librerias se hallaron, califica de historica libre" la de
Gomara; por donde se viene en conocimiento de que el yerro
mayor de 6ste debi6 consistir en no haber guardado las prohi-
biciones legales que antes mencion6, en tiempo en que con el
principio de autoridad nadie podia ser osado a jugar impu-
nemente. Ello fu6 que no se levant6 la prohibici6n hasta muy
entrado el siglo xvii.
La Historia General de los hechos de los castellanos en
las Islas y Tierra Firme del Mar Oceano, de Antonio de
Herrera, el cl4ebre y elegant cronista mayor de Indias y
cronista tambien de Castilla, por merced muy especial del
rey don Felipe II, obra famosisima y de muy amena e ins-
tructiva lectura, no obstante o quizAs por lo mismo que segin
don Juan Bautista Mufioz, "generalmente hablando, Herrera
hizo poeo mas que juntar pasajes y extracts tomados de
varias parties y sefialadamente de la obra del padre Las
Casas, reduciendolas a veces y mejorando su dicci6n", aun-
que suprimiendo las energicas inculpaciones del protector de
los indios contra sus opresores, y en general todo aquello que
resultaba demasiado severe o desfavorable para los heroes
TRABAJOS HIST6RICOS, JURiDICOS Y ECOi6MICOS 19
del descubrimiento y de la conquista. Pero la critical impar-
cial hace justicia, como el mismo Mufioz y otros critics, al
talent y laboriosidad de Antonio de Herrera, a sus dotes de
investigator y de estilista galano y castizo.
La Monarquia Indiana, de fray Juan de Torquemada,
que tan altos encomios obtuvo siempre de la critical y que,
como su titulo indica, trata del "origen y guerra de los indios
occidentales, de sus poblaciones, descubrimientos, conquistas,
conversion y otras cosas maravillosas de la misma tierra",
impresa tambien a mediados del siglo xvu, aunque no reim-
presa hasta 1728, nos ofrece interesantisima lectura, si bien
mas important para el studio de las antigiiedades de M&-
jico, de donde era natural aquel sabio franciscano, y de los
primeros periods de la dominaci6n espafiola, que para el de
ninglin otro asunto.
Cuantas noticias iitiles y bien comprobadas nos comuni-
can los historiadores primitives de Indias han sido corregidas,
aprovechadas, completadas por los de tiempos mis cercanos,
a fuerza de laboriosisimos studios. C6mo olvidar a don
Juan Bautista Mufoz, de cuya renombrada historic s6lo
pudo dejar impreso, sin embargo, el tomo I, que llega hasta
el siglo xvr, es decir, muy a principios de la conquista y colo-
nizaci6n de las tierras descubiertas por Col6n y sus continua-
dores, pero que es obra de necesaria consult, aun en nuestros
dias? INi al Bar6n Alejandro de Humboldt, cuyo inapre-
ciable Ensayo sobre Cuba no perderd jams sus singulares
atractivos, y por la profundidad y exactitud de los juicios y
observaciones que encierra seri siempre estudiado con el
mismo interns? (1). La Historia de America, de don Fran-
cisco Pi y Margall, erudita y luminosa como todas las obras
de este preclaro hambre pfiblico y tratadista, qued6 interrum-
pida despu6s del segundo tomo, pero encierra una depurada
sintesis de cuanto anteriormente se habia escrito, ilustrada
con la penetraci6n y el alto sentido critic que distinguian al
autor. Y no es possible dejar de reconocer la abundantisima ins-
trucci6n que ofrecen, aun para nuestra particular historic, las
(1) Ensayo politico sobre la Isla de Cuba, por el BAa6N A. DE HUMBOLDT,
con un mapa. Obra tradncida al castellano por don Jos6 L6pez de Buatamante,
Paris, 1840.
RAFAEL MONTORO
obras famosas de Robertson, Prescott, Irving, Helps, Coro-
leu, Cronau, y otros menos famosos que han aprovechado,
corrigi6ndolas y ampliAndolas, aquellas viejas relaciones,
vetustos y venerables testimonios de la perspicacia e inge-
nuidad de los hombres de ind6mito character, pero de maravi-
ilosas intuiciones que las escribieron; al modo que algunos de
los mismos historiadores primitives, sefaladamente Gomara
y Herrera, realizaron en su tiempo la obra magna de analizar
y revisar las memories de soldados y aventureros que se acu-
mulaban en proporci6n cada vez mayor, separando lo imagi-
nario de lo real, lo legendario de lo cierto y positive, hasta
donde era possible en aquel ambiente de entusiasmo y de
idealidad, demasiado influido todavia por las pasiones y los
intereses de los personajes que en tan grandes sucesos
habian intervenido, llevando a cabo las mayores hazafias y
proezas, y contrayendo las mayores responsabilidades ante el
rey, que no dej6 de exigirlas y hacerlas efectivas en mis de
un caso, y ante la historic.
La obra de los modernos escritores ha sido, por tanto,
dificil y meritoria, aunque a primera vista no lo parezca,
teniendo como tuvieron que realizar una several revision y
rectificaci6n de esas fuentes, tanto mas cuanto que a esos
mismos antiguos cronistas no les habian faltado contradicto-
res, ni critics, algunos harto agresivos y virulentos, princi-
palmente a Casas, a Herrera y a Gomara. Baste recorder
las durisimas calificaciones del c6lebre Bernal Diaz del Cas-
tillo a L6pez de Gomara (1).
En la importantisima material relative al conocimiento
de los habitantes y condiciones primitivas de los paises des-
cubiertos y conquistados por los espafioles en el Nuevo
(1) "Cort6s tuvo un panegirista en su capellin Francisco L6pez de Go-
mara, cuya interesante Conquista de Mfxico es un elogio sin critical de su jefe,
a quien exalt6 a expenses de sus restantes compafieros. Ofrecenos el antidote
Bernal Diaz del Castillo (fdo. en 1568), euya Historia verdadera de la Conqui ta
de la Nueva Espaiia es un buen ejemplo de indignaci6n military "Aqui, dice
el cronista Gomara, muy del contrario de lo que pas6 y quien viere su historic
vera ser muy extremada en hablar, y si bien le informaron 61 dijera lo que
pasara, mas todo es mentira". Censuras tan violentas como esta se eneuentran
en muchas piginas de la obra. Fitz Maurice Kelly (James). Historia de la
Literature Espasola. Traducci6n de Bonilla y San Martin, con un studio
preliminary de don Marcelino Men6ndez y Pelayo, Madrid, La Espafia Moder-
na, p. 219.
TRABAJOS HIST6RICOS, JURfDICOS Y ECON6OMICOS 21
Mundo, lauros bien merecidos han alcanzado escritores cuba-
nos de altos m6ritos, asi como en lo referente a la primitive
colonizaci6n de esta isla y al grave asunto de la esclavitud
de la raza africana.
Pero no seria just que dejara de hacer recomendaci6n
muy especial en tan important material, de algunos de esos
trabajos de escritores de nuestro pais, que tanta luz han
esparcido sobre los obscuros tiempos de nuestra antigua
historic. Quien no los conozca ni estudie puede decirse que
no sabri por donde encaminarse en la investigaci6n de los
origenes de la sociedad cubana. El insigne poligrafo y eru-
dito escrutador de todas nuestras antigiiedades, doctor An-
tonio Bachiller y Morales, que en su Cuba Primitiva reuni6
y orden6 valiosos materials acerca de nuestra arqueologia,
etnologia y protohistoria; don Jos6 Maria de la Torre, don
Miguel Rodriguez Ferrer, el doctor Perez Beato, el doctor An-
tonio L. Valverde, don Juan Ignacio de Armas, don Manuel
Sanguily y el doctor Jos6 Rafael Montalvo, que con el mismo
Bachiller ilustraron desde puntos de vista diversos, con gran
riqueza de erudici6n e ingenio, el problema de los caribes y
el de los aborigenes, adelantAndose a recientes y luminosos
trabajos; los doctors Carlos de la Torre, Luis Montane,
Aristides Mestre, Filix Ramos Duarte, Alfredo Zayas, el
sefior Cosculluela, el doctor Fernando Ortiz y los extranjeros
Harrington y J. Walker Fawkes, Over y tantos otros espa-
fioles y de extrafias naciones, que tan rico caudal de datos y
descubrimientos han aportado a estos dificiles studios, ofre-
cen en sus obras inagotable caudal de valiosisimos cono-
cimientos.
Volviendo a las histories generals de Cuba, fuerza es
reconocer que los.autores de las mis antiguas no fueron, en
efecto, sino cronistas o compiladores, hasta que se lega a
las publicaciones de Rodriguez Ferrer, Pezuela y Guiteras;
mas no por eso dejan de tener, en su g6nero, valer e impor-
tancia muy merecedores de aprecio y hasta de alabanza, real-
zados casi todos por la honradez del prop6sito y la pureza
del amor patrio en que se inspiraron. Reducido y pobre
scenario era el de la naciente sociedad en que se movieron
Morell, Arrate, Urrutia y Vald6s, que fueron los principles,
22 RAFAEL MONTORO
y son poco leidos, aunque con frecuencia se les cita, pues de
otros cuyas obras permanecen indditas-de algunas hasta se
ha perdido toda huella, quedando s61o vagas memorias-nada
hay que decir. Al ilustrisimo senior obispo don Pedro Morell
de Santa Cruz le ha librado hace largos afios del olvido el
primoroso articulo que le dedic6, en una. revista que pocos
recuerdan ya, el insigne literate y hombre pfiblico Jose An-
tonio Echeverria (1). De Arrate, Urrutia y Vald6s poco se
sabria y poco se habria salvado sin el celo patri6tico de la
Real Sociedad Econ6mica de Amigos del Pais, que inspirin-
dose en el consejo y recomendaci6n del gran patricio Jos6
Antonio Saco propuso para la impresi6n lo que se conser-
vaba de esos venerables ensayos en su Comisi6n de Historia,
a la que se debe siempre un recuerdo respetuoso; y que si
bien creada desde 1794, no se reuni6 ni empez6 sus trabajos
hasta 1830, merced al mismo impulse de optimism a que
debi6 por entonces su existencia la Comisi6n de Literatura,
convertida en Academia, cuyas vicisitudes y premature fin
tuvieron la trascendencia political que les ha dado tan sefia-
lada importancia (2). Fu6 nombrado director de la comi-
si6n, el de la Real Sociedad, figurando en ella don Domingo
del Monte, don M:anuel Gollzalez del Valle, el padre Cernada,
don Bias Os6s, don Pedro P. Sirgado y don TomBs Agustin
Cervantes. Proponianse, segfin Bachiller y Morales (3), la
publicaci6n de documents, memories y otros materials para
nuestra historic que no crefa possible escribir, por entonces.
Aunque juzguemos muy defectuosos los trabajos de Arrate,
Urrutia y Vald6s, dice Mitjans con los Apuntes de Bachiller a la
vista, decidi6ronse a publicar el primero, y en las entregas finales
o el segundo tomo, nunlerosas y extensas notas que aclarasen y enmen-
dasen todo lo que conviniere. Asi se hizo, incluyendo el segundo
tomo, entire otras cosas, various extractos de Domingo Del Monte.
Interrumpieronse pronto los trabajos, y fu6 de lamentar, pues no
(1) Historiadores de Cuba. Revista El Plantel, Habana, 1838, p. 16.
(2) SAco. Papeles sobre Cuba, t. I, Paris, 1858.
En el tome II del Cent6n Epistolario de Domingo del Monde, que viene
publicando esta Academia, bajo la expert e ilustrada direcei6n del senior Figa-
rola y Caneda, apareeen muy interesantes cartas relatives al asunto.
(3) BACHJLLER Y MORALES. Apuntes para la Historia de las Letras y la
I1strucciden la a laIa de Cuba, t. II.
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECONOMICS
habia logrado menos, segin palabras de la Comisi6n, que tener abier-
tos los archives pfiblicos de Cuba, accesibles los de particulares, fran-
quedados tcdos los de la Peninsula por Fernando VII a individuos
residents en la Metr6poli, que se brindaban a registrar los de Sevilla,
Simancas y Madrid.
Y afiadia don Jacobo de la Pezuela a estas observaciones
de Bachiller y Morales:
por delicada y ardua que fuese la tarea, sobraba para llevarla a feliz
termino la aptitud, saber y luces de muchos individuos de aquella
Comisi6n. S61o les falt6 interns, amor a la material y tiempo acaso
para consagrarse a su excluido objeto.
Lo mis lamentable es que por una circunstancia incom-
prensible, como dice el mismo Bachiller, se perdieron muchos
materials acopiados. Cuando ces6 la comisi6n continuaron
publicndose algunos de dichos trabajos en las Memorias de
la Real Sociedad, segfin el mismo histori6grafo. Domingo del
Monte sigui6 preparando, por su part, un Teatro de la Isla
Fernandina, durante su residencia en Madrid. En una carta
suya anunci6 a Bachiller que ya estaba a punto de darlo a la
estampa, pero no lo hizo; hoy nadie sabe en Cuba, afiade
Mitjans, del paradero de esta obra. Continu6se discirniendo,
por tanto, a Arrate, Urrutia y Valdes el titulo de primeros
historiadores de la Isla de Cuba.
Los anteriores trabajos de que hay noticias son dema-
siado fragmentarios e incompletos para que puedan sus auto-
res disputarles ese titulo. Las de esos tres primitivos histo-
ri6grafos, a pesar de sus errors y anacronismos, tienen un
valor incontestable por el caudal de noticias y observaciones
que ofrecen y que s6lo pueden encontrarse en las pfginas de
sus libros. Conocidas son su rareza y vicisitudes hasta que
el doctor Rafael Cowley, con el concurso de don Andres Pego,
di6 a luz su magnifica edici6n, eruditamente comentada, am-
pliada en no pocos puntos, y adicionada con otros trabajos
hist6ricos ineditos. Gracias a ella salvaronse definitivamente
del extravio a que parecian destinadas. Muy desesperanzado
24 RAFAEL MONTORO
se mostraba Saco de que se lograra reconstruir y conservar
estas antiguas producciones cuando escribia lo que sigue (1):
Yo creo que es honor de los cubanos recoger las reliquias de esta
obra (la de Urrutia) y juntkndola con la de Arrate y de otros que
han escrito bien o mal sobre la Historia de Cuba, imprimirlas por
pidblica inscripci6n para salvarlar del naufragio que las amenaza.
Yo vivo lejos de la tierra en que naci; pero dondequiera que me
hallare, siempre estar6 pronto a cooperar a tan honorifica y patri6-
tica empresa.
Estas sentidas frases deben recordarse siempre en elogio
del doctor Rafael Cowley y de su auxiliar el senior Pego, a
quienes se debe que los votos del insigne publicista e historia-
dor se hayan realizado.
Pero como histories generals de Cuba no se las puede
considerar, a no ser como apreciables ensayos, aun prescin-
diendo de las deficiencies a que aludi. Vivieron sus autores
antes de que empezase realmente nuestro verdadero desen-
volvimiento social y econ6mico con la toma de la Habana por
los ingleses, la breve dominaci6n britinica y los nuevos rum-
bos que sefiala para el regimen y gobierno de esta Isla por
Espaia, despues de restaurada su soberania en virtud del
Tratado de 1763, entire Espafia, Francia e Inglaterra, cono-
cido con el nombre de Paz de Paris. Arrate muri6 en 1766
cuando se preparaba a escribir una nueva obra, y sin aleanzar
imprenta que publicase la primera, dice Calcagno. Esta en
realidad, es una historic de la Habana, segfin lo indica su
mismo titulo algo culterano de Llave del Nuevo Mundo y
antemoural de las Indias Occidentales: la Habana descripta,
que tom6, segin Calcagno, de una real cedula de mayo 24
de 1634. Compuesta su obra a mediados del siglo xvin, com-
prende noticias muy tiles y documents antiguos, mis inte-
resantes para la erudici6n, en su mayor parte, que para la
verdadera historic, pero esta escrita con noble celo y tan buen
estilo que don Felipe Poey lo ensalzaba con caluroso entu-
siasmo en un conocido articulo.
(1) Jost ANToNIo SAco. Coleceidn de papeles oientificos, hist6ricos, poli-
ticos y de otros ramos sobre la Isla de Cuba, ya publicados, ya W ditos. T. I,
pp. 408-410. Paris, Imp. de D'Aubusson y Kugelmann, 1858.
TRABAJOS HIST6RICOS, JURiDICOS Y ECONTMICOS
El Teatro Hist6rico Juridico y Politico Militar de la Isla
de Fernandina de Cuba, principalmente de su capital la Ha-
bana, dedicado al Cat6lico Rey N. S. don Carlos III, por el
doctor Ignacio Josef de Urrutia y Montoya, del que s6lo se
imprimeron los nueve capitulos de la primera 6poca (1), que
alcanzan hasta mediados del siglo xvi, y la descripci6n geo-
grifica de la isla. El objeto principal de Urrutia, segfin
advierte Saco, ful aprovechar la colecci6n de c6dulas, provi-
siones, acuerdos de Consejo y Audiencias, pragmaticas y
demis disposiciones legales que en su larga y laboriosa
carrera de abogado de los Reales Consejos y Audiencias de
Mejico y Santo Domingo habia logrado reunir, y que modi-
ficaban o anulaban, en parte o en todo, las leyes recopiladas
de Indias, pero considerindose con mis fuerzas intelectuales,
y con un caudal de varia y sagrada doctrine, superior a la de
un mero compilador de reales disposiciones, "aspir6 a la
gloria literaria del historiador de su provincia". Con6cese
s61o el tomo primero, aunque, como afirma el senior Trelles,
hay noticias de que el autor escribi6 el segundo; pero Saco
afirma que 6ste desapareci6 de la Biblioteca de la Real So-
ciedad Econ6mica de Amigos del Pais, despues de la muerte
del Intendente Ramirez.
El doctor Urrutia, dice Saeo, fu6 un escritor desgraciado, pues
habiendo concluido su obra con largas penas, no s6lo no tuvo el gusto
de verla impresa en sus dias, sino que despues de muerto, sus ma-
nuscritos se dispersaron y perdieronse para siempre.
Don Antonio Jose Vald6s di6 a luz su obra a principios
del siglo pasado, pero su titulo Historia de la Isla de Cuba y
en especial de la Habana, dice bien a las claras que, como sus
antecesores, intent escribir principalmente la de esta capi-
tal, desde el punto de vista de su administraci6n y gobierno:
Sus noticias son curiosisimas, observa el doctor Vidal Morales
y Morales, y no se eneontrarian fuera de su obra; pero no supera a
las otras dos.
(1) Loe. cit. El primer tomo &61o llega hasta 1556.
RAFAEL MONTORO
No son, en suma, estas venerables composiciones hist6-
ricas, ni por el tiempo que abarcan, ni por la escasa critical
que en ellas presidi6, ni por la falta de exactitud y several
comprobaci6n de muchas de sus noticias, segfin han adver-
tido otros historiadores, ni por su atenci6n preferente y easi
exclusive a la fundaci6n y primeros adelantos de la Habana,
mds que ensayos muy laboriosos, compilaciones muy inte-
resantes, aunque de poca utilidad por sus remotas fechas,
por todo lo cual acierta, en verdad, don Manuel Sanguily,
cuando lo califica de "cr6nicas", resistiendose a admitir el
dictado de "nuestros tres primeros historiadores" que ordi-
nariamente se les asigna (1).
De otras obras que tambi6n suelen citarse como histo-
rias generals, o por lo menos como importantes fuentes
para escribirlas, el senior Trelles ha consignado en su com-
pleta I l-'i..).i.i muy amplias y eruditas referencias, que
las libran del profundo olvido en que yacian. Pero merecen
especial menci6n, por ser muy posteriores y de merito so-
bresaliente, las de La Sagra, Rodriguez Ferrer y Bachiller
y Morales, poligrafo y maestro, este filtimo, en todos los ra-
mos, asi en la political como en la literature y en la primitive
historic y que dej6 en todas huellas imperecederas que no
podri borrar el injusto e ignorante desden del vulgo.
La Historia fisica, political y natural de la Isla' de Cuba,
de don Ram6n de La Sagra, no pertenece, en realidad, al
cuadro que me he trazado. El primer tomo no es de historic
propiamente dicha, sino descriptive y estadistico, y si bien
de interesante lectura, no supera ni aun iguala, bajo ningfin
concept, al inmortal Ensayo de Alejandro de Humboldt;
los volimenes restantes, desde el II hasta el IX, son de his-
toria natural y fueron escritos, como se express en la misma
obra, por especialistas franceses a cuya colaboraci6n acudi6
el laborioso tratadista espafiol.
No mayor utilidad para el studio de nuestros anales
ofrece la Historia econ6mica, political y estadistica de la! Isla
(1) MANUEL SANGTUIL Observaciones a los maestros. Cuba Contempordnea,
marzo de 1925, p. 184.-Este opisculo se eseribi6 para que sirviera de introdue-
ei6n a las Nociones de Historia de Cuba del doctor Vidal Morales y Morales,
pero no lleg6 a imprimirse por las razones que en Cuba Contempordnea explica
el doctor Francisco Gonzalez del Valle.
TRAB&AOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECONOMICS 27
de Cuba, que habia impreso el mismo La Sagra afios antes,
dfndole un titulo que tantas obligaciones impone, como ob-
serv6 Pezuela (1). "Pudo este autor mis bien apellidarla
Historia del Comercio, Rentas y Agricultura de la Isla de
Cuba." Y afiade:
La historic de los ramos econ6micos de un pueblo en sus illtimos
periods no puede substituir a la de todo su pasado. Por lo tanto, ni
la primera publicaci6n de aquel laborioso autor, ni su historic na-
tural, suntuosamente impresa, sacaron de su obscuridad la historic
verdadera de Cuba.
No fu6 La Sagra, sin embargo, hombre vulgar ni pere-
zoso. Como director del Jardin Botdnico, cargo con el que
vino a Cuba, mis como destierro que como recompensa, a
consecuencia de algunas vicisitudes political, prest6 buenos
servicios. Segfin explica en interesantisimo articulo, publi-
cado recientemente acerca de este personaje, el distinguido
publicista don Luis Bello (2), era hombre de sanas intencio-
nes y de ideas sociales muy avanzadas; y no s61o procur6
desempefiar activamente y con acierto su destiny, sino fo-
mentar la afici6n a los studios cientificos y literarios en la
media de sus fuerzas, juzgando a nuestro pais mis atra-
sado de lo que realmente estaba, y desconociendo los m6-
ritos de una select minoria de hombres de saber y de talent,
algunos de los cuales habian residido en Madrid y en otras
cortes de Europa, teniendo en ellas muchas mas relaciones
y prestigio que 61. Quiso su desgracia que un temerario
juicio suyo de nuestro gran poeta Jose Maria de Heredia,
cuya nombradia era ya muy grande, le atrajese un severe co-
rrectivo de Saco, en el Mensajero Semanal que, con el vene-
rable padre Varela, publicaba en Nueva York, y no habiendo
podido darse exacta cuenta de lo que era nuestro gran po-
lemista y de lo peligroso que resultaba provocar sus iras,
enred6se con 61 en la famosa y agria controversial de que
sali6 harto mal librado. Pero el mismo Saco, al reimprimir
(1) PEZUELA. Historia de la Isla de Cuba. Capitulo I.-SAco. Papeles
sobre Cuba, t. I
(2) Luis BELLO. Ide6logo de acci6n: Don Bam6n de la Sagra; im refor-
mador social. El Sol, Madrid, 17 de junio de 1925.
RAFAEL MONTORO
muchos afios despu6s sus primeros articulos de aquella cruda
polemica, escribia noblemente lo que sigue:
Veintiocho afios ha que me vi envuelto en esta desagradable
controversial, y de seguro que si se hubiera dirigido a La Sagra como
individuo particular, yo no reimprimiria ahora ni un solo rengl6n
de ella. ContrAjeme entonces, no al hombre privado, sino al pfiblico.
Todavia esta consideraci6n no seria bastante para que yo resucitara
una polemica, sepultada ya en el olvido. Mis replicas a los papeles
del senior La Sagra estAn sembradas de reflexiones political y mo-
rales; contienen la discusi6n de various puntos eientificos y abundan
de datos y noticias que pueden servir algfin dia para ilustrar la
Historia Literaria de Cuba. He aqui el finico m6vil que hoy impele
mi pluma, y no la idea de renovar hostilidades con un hombre que
me tendi6, nueve afios ha, una mano de reconciliaci6n (1).
Los Papeles coleccionados y publicados en Madrid en
1876 por don Migguel Rodriguez Ferrer (2) cuyo tomo prime-
ro segfin Sanguily,
es lo mis ordenado que ha aparecido hasta ahora sobre la geologia,
las antigiiedades, la flora y la fauna de nuestro pais;
algunos de fecha muy anterior a la de dicha edici6n, y todos
son de positive importancia. El tomo segundo de esta notable
obra, cuyo texto y anticuado r6tulo: Naturaleza y civiliza-
cid6 de la grandiose isla de Cuba, transcribo integramente
en la nota que se ve en la pkgina anterior, es el mis intere-
sante para nuestro objeto. Lleva el subtitulo de Civilizacidn
y puede considerarse como una historic de Cuba much mis
clara, met6dica y complete que las anteriormente citadas,
pues los diez y nueye capitulos de que consta refibrense con-
cretamente a determinados periods, alcanzando hasta el
gobierno del maestre de campo Juan de Tejada y al de su
(1) SACO. Ob. cit., p. 219.
(2) Naturaleza ~ Civilizacidn de la grandiose Isla de Cuba, o studios
variodos y cientificos, al alcance de todos, y otros hiat6ricas, estadisticos y po-
liticos per el limo. Sr. don Miguel Rodriguez Ferrer, comisionado que fue a dicha
Isla para recorrerla y estudiarla y asesor y hacendado despuds en la misma.
Madrid (1876), imprenta de J. Noguera.
TRABAJOS HIST6RICOS, JURIDICOS Y ECONOMICOS 29
sucesor el general don Juan Maldonado; todos con claros
y adecuados epigrafes y en licido y elegant estilo, despro-
visto de la "pompa" que celebraba don Felipe Poey en el
de Arrate. Puede decirse que, aun despu6s de las obras de
Bachiller, Pezuela, Guiteras, Blanchet, Vidal Morales, doctor
Fletcher Johnson, Miss Wright y el senior Ramiro Guerra,
se lee con gusto y provecho la de Rodriguez Ferrer.
Pero con eso y todo, fuerza es confesar que estos au-
tores nacionales y extranjeros que acabo de sefialar, son in-
cuestionablemente, a pesar del m6rito reconocido de Rodri-
guez Ferrer, por ejemplo, los mis autorizados de nuestros
historiadores hasta el present, los mas acreedores a este titu-
lo, y sus obras las mis completes y comprobadas, descollando
ademas por la elegancia del estilo y la elevaci6n del pensa-
miento. Los dos primeros, sobre todo, conservan todavia
cierto caricter de clAsicos y como tales podia juzgArseles si
no pecase de ambiciosa esta calificaci6n, que con igual o mejor
derecho pertenece al ilustre Saco, por su Historia de la Es-
clavitud, especialmente los volhmenes dedicados a la de la
raza africana y a la de los indios; y tambi6n puede adjudi-
carse a algunas otras de que hablar6 mas adelante, al tratar
de los que escribieron sobre periods o sucesos determinados.
Pero adolecen tanto Guiteras como Pezuela de un inconve-
niente, que era impossible evitar, aunque en much menor
escala que otros publicistas: la prevenci6n political mis o
menos dominada, bien que en ellos nunca alcanza, sin em-
bargo, hasta los extremes de vehemencia y apasionamiento
de las vibrantes Lecciones orales de Santacilia, obra de ar-
diente cubanismo y de intense propaganda revolucionaria,
mAs que de historiografia propiamente dicha.
Muy otro era el punto de vista en que, con estudiada
circunspecci6n, tenia que colocarse don Jacobo de la Pezuela,
miembro caracterizado de una eselarecida familiar espaiiola,
distinguidisima en las armas y en las letras, en las que figu-
raron el virrey del Peri don Joaquin, Marquns de Viluma,
y el c6lebre conde de Cheste, don Juan Manuel, capitan ge-
neral que fu6 de esta isla, en la que dej6, a pesar de sus
rigidos principios autoritarios, profesados y sostenidos por
61 en la metr6poli con mas fuerza quizAs que en Cuba, gratos
RAFAEL MONTORO
recuerdos por su honradez, caballerosidad, y sobre todo, por
su inflexible represi6n del trdfico negrero. Pr6ximo pariente
era don Jacobo de los dos personajes que dejo mencionados,
y vino a esta isla hacia 1842 como ayudante de campo del
capitAn general don Jer6nimo Valdes. En ella residi6 largos
afios, y contrajo matrimonio, enlazindose por vinculos de
parentesco con muy caracterizadas families, y de amistad
con los hombres mis notables de su tiempo. Su laboriosidad,
su constancia y su afici6n a los studios hist6ricos le pu-
sieron en aptitud de aprovechar tan favorables circunstan-
cias para la obra magna de escribir la historic de nuestro
pais, a la que habia de consagrar gran parte de su actividad
durante largos afios. Valibronle sus trabajos sobre Cuba la
elecci6n de individuo de nimero de la Real Academia de la
Historia, en la vacant por fallecimiento del gran orador,
escritor y estadista, don Antonio Alcalh Galiano. La His-
toria de Ciuba, de don Jacobo de la Pezuela, podria llamarse
official por la significaci6n de su persona, por su influencia
en Espafia y en esta isla y por la decidida cooperaci6n que
en todos los archives y centros gubernamentales, incluso la
referida Academia, se le prestaba, sin reserve alguna. Su
criterio, sin ser intolerante, era fundamentalmente conser-
vador, enemigo de novedades y de cuanto pudiese poner en
peligro la soberania de Espafia y su tranquila posesi6n de
esta isla, cuyo progress y civilizaci6n creia 61, de buena fe,
inseparables de aqu6lla y de la prActica de una political just,
ben6vola y equitativa, pero firme y previsora en el gobierno.
No seria possible ni conforme a una verdadera imparcia-
lidad pedir liberalism ni espiritu democritico para las cosas
de esta isla, a quien abiertamente los desconocia y repugna-
ba, lo mismo aqui que en Espafia; mas podia reclamArsele,
y a ello correspondi6, a decir verdad, sin doblez alguna, y
con su habitual rectitud. la imparcialidad, serenidad de juicio
y diligencia en la investigaci6n de los hechos, sin los cuales
la historic carece siempre de todo valor moral y cientifico;
aunque desde su punto de vista, que era y no podia ser otro
que el de los hombres de gobierno de su escuela y de su
tiempo, lo que no impidi6 a dicho historiador formular a
veces severos juicios, ni decir muy amargas verdades a los
TRABAJOS HIST6RICOS, JURfDICOS Y ECON6MICOS 31
gobernantes y poderosos. Estas dotes avaloran su obra hasta
el punto de que critic tan eminente y de tan alta e insupe-
rable significaci6n cubana como Manuel Sanguily, no siem-
pre propicio al aplauso y al elogio, escribiese en 1903, dis-
curriendo sobre los libros que deben consoltar necesaria-
mente los maestros de nuestras escuelas piblicas, acerca de
la historic patria:
Hay muchos libros que consultar con provecho o necesariamente
hasta el gobierno de Tac6n; pero dejando a un lado el Ensayo de
Humboldt (del cual no dijo Luz Caballero, como se sostiene en la
p6gina 134-alude al libro del senior doctor Vidal Morales y Mora-
les-que fu6 un segundo descubridor de la isla, sino otro descubridor
del Nuevo Mundo) y las cr6nicas de Arrate, de Valdes y de Urrutia,
a quienes llaman "los primeros historiadores", asi como la obra in-
teresante e instructive que public en Madrid, por el afio de 1876,
don Miguel Rodriguez Ferrer con el pomposo titulo de Naturaleza
y civilizaci6n de la grandiosa isla de Cuba, el tomo primero de la cual es
de lo mds ordenado que haya aparecido hasta ahora sobre la geologia,
las antigiiedades, la flora y la fauna de nuestro pais. Los libros que
deben leer y que sin duda leerin los maestros dia y noche, con tanto
provecho como gusto, son: en primer lugar, la Historia de la Isla de
Cuba, en cuatro volfmenes, por don Jacobo de la Pezuela-la mejor
de todas-y la que en dos tomos imprimi6 en Nueva York, en 1866,
el sobrio don Pedro J. Guiteras, pudiendo hacerlo asimismo con la
abreviada historia que el doctor Emilio Blanchet hizo imprimir en
Matanzas en 1912, que tengo por tan copiosa de noticias, como en-
tretenida. DespuBs, los materials aparecen esparcidos (1).
De la misma opinion que Manuel Sanguily son, en ver-
dad, generalmente hablando, cuantas personas competentes
han tenido ocasi6n de opinar. La obra de Pezuela terminal
con el gobierno del ilustre teniente general don Jer6nimo
Valdes, figure de las muy contadas, dice Pezuela, que sa-
lieron con honra de la antigua guerra del Peru, y que au-
ment6 luego su credito en los mandos de Arag6n y Cartagena,
en las Provincias Vascongadas, en el Ministerio de la Guerra
(1) Observaciones a los maestros. Cuba Contempordnea. Habana, mar-
zo de 1925.
32 RAFAEL MONTORO
y en la Comandancia General de la Guardia Real de todas
armas. Lleg6 a la Habana el general don Jer6nimo Valdes
el 5 de mayo de 1841. Sabido es que al general Tac6n sucedi6
en 1838 el teniente general don Joaquin Ezpeleta, cubano de
nacimiento, y a iste, el general Principe de Anglona y Mar-
quis de Javalquinto, en 1840. Por manera, que la obra de
Pezuela, considerada por Sanguily como la mejor hasta el
gobierno de Tac6n, llega hasta la terminaci6n del mando de
Valdes, en la que concluye.
No quiero dejar de transcribir las elocuentes palabras
con que cierra Pezuela su historic, aludiendo a hechos pos-
teriores, porque con ellos se evidencia cuan lejos estaba del
optimism de los cronistas, de los historiadores guberna-
mentales que le precedieron o le han seguido.
No permit el cielo, decia, que con el mando del general Vald6s
haya terminado para Cuba la era de su prosperidad, la iltima de
las cuatro en que dividimos este libro, y aunque eon el general
O'Donnell empezase la de su revoluci6n o mis bien de sus trastor-
nos, llano encontrarA el camino el que intent referirlos; porque dia
por dia se los referirAn libros, folletos y peri6dicos. Pero, que en su
tarea no vaya a limitarse a la narraci6n desearnada de los hechos,
no. Que juzgue ijnparcialmente las medidas impoliticas que desper-
taron dormidas pasiones: el cinismo con que la codicia se burl6 alli,
durante algunos afios, de la civilizaei6n y los tratados con numero-
sas introducciones de africanos; la impunidad de abominables cri-
menes, los desaciertos sin cuento en la administraci6n que han pri-
vado de cuantiosisimos ingresos al Erario; la anexi6n de Santo
Domingo, que no seria mas que ridieula si no hubiera costado a la
naci6n veinte millones de duros y veinte mil vidas; y por iltimo, las
causes y los incidents de una guerra sin batallas que ha durado
nueve afios, engrandeciendo a algunos y arruinando a otros (1).
No fun la historic de Pezuela una obra improvisada.
Desde 1842 habia empezado a publicar su Ensayo histdrico de
la Isla de Cuba, y segfin Jos6 Maria de la Torre, no termin6
su publicaci6n por entregas hasta 1848; aunque muy parcial,
(1) Historia de la Isla de Cuba, por don JACOBO DE LA PEZUELA, t. IV
y filtimo, p. 875. Bailly-Bailliere, 1878.
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECON4MICOS
ese primer Ensayo que segon el mismo La Torre "no era
sino un extract puro de los mejores historiadores de Ame-
rica que se reproducen unos a otros y que aelara poco o nada
el largo period que corre desde la 6poca de la conquista
hasta mediados del siglo xvII, o sea hasta la dominaci6n
inglesa en la Habana", es todavia muy digno de leerse.
Mitjans entiende, y con raz6n, que aun hoy debe recono-
cerse a esta primer obra de Pezuela, no obstante conside-
rarla como una compilaci6n, el merito de la sencillez, del
plan y del estilo (1). El mismo don Jos6 Maria de la Torre
agrega que desde que empieza a detallar los hechos del su-
ceso memorable a que aludi6 (la invasion de los ingleses)
n6tase una gran mudanza en la narraci6n del senior Pezuela,
de quien hace el mis cumplido y entusiAstico elogio.
No qued6 satisfecho el historiador con su primer obra
y di6se sin descanso a la tarea de consultar antecedentes,
archives y bibliotecas, no s6lo en Espafia, sino en Francia
y en Inglaterra. De esta concienzuda preparaci6n result
la historic en cuatro tomos a que antes me referi, publicada
en 1878. Llega Pezuela en su narraci6n hasta 1842, y a ella
me refiero antes que a la de Guiteras, a pesar de ser poste-
rior por su fecha, en consideraci6n a que es una ampliaci6n.
Guiteras extiende su relato hasta el fin del gobierno del ge-
neral don Miguel Tac6n o sea hasta 1838. Poco mAs o menos
comprenden, como se ve, ambas obras, los mismos periods,
y en gran parte, como advertia La Torre, con relaci6n al
Ensayo del primero de dichos autores, laboraron sobre los
mismos materials suministrados por los cronistas e histo-
riadores primitives de Indias. El caudal de datos habia ido
aumentando, sin duda; la critical habia perfeccionado su
procedimiento y nuevos puntos de vista enriquecian la mente
de. los escritores. Pero las mismas trabas y dificultades pesan
sobre ellos, y colocados cada cual por su nacimiento, su po-
sici6n y sus obligaciones en uno de los dos campos en que
todo el mundo americano se dividia apasionadamente, y en
el que la misma ciencia extranjera aparece compartida, se-
gun es favorable o no a la misi6n de Espafia en el mundo y
(1) A. MITJANs. Estudio sobre el movimiento centifico y literario de
Cuba. Habana, Alvarez y Cia., 1890, p. 234-241.
3.-Trabajas hist6ricos, jurldicos y eeon6miicos.-T. III.
34 RAFAEL MONTO.O
a la Iglesia Cat6lica, cuya principal defensora ha sido frente
a la Reforma y a la Revoluci6n, 16gico era que los respectivos
trabajos de uno y otro historiador adoleciesen de cierta na-
tural diversidad en determinados puntos.
Guiteras muestra, acerca de los mismos particulars que
Pezuela trata, una tendencia completamente distinta. Refiere
los sucesos con igual fidelidad, pero con sentido muy dife-
rente, en muchos lugares. Su obra aparece 16 afios antes
que la Historia de Pezuela, pero muchos afios despu6s que
el Ensayo dado a luz por este de 1842 a 1848, y casi al mismo
tiempo que su Diccionario geogrdfico, estadistico, historic
de la Isla de Cuba, publicado en Madrid, en 1863 a 1866.
Los materials hist6ricos de que Guiteras se sirve no son
nuevos; pero los anima de un nuevo espiritu. Perteneciente
el author a una respectable familiar de Matanzas, cuyo nombre
cstA indisolublemente unido a la historic de la Educaci6n,
de las Letras y de las Ciencias Medicas, no s6lo de Cuba,
sino tambien en los Estados Unidos, su obra fu6 y es todavia
la que mejor refleja el sentimiento del pals. No tuvo a su
disposici6n los datos y noticias que en sus viajes e investi-
gaciones pudo reunir Pezuela; pero en lo substantial puede
decirse que supo recoger lo mks cierto y averiguado de entire
las memories, informaciones y relaciones primitivas que por
su mismo carfcter han solido extraviar los juicios y opinio-
nes de no pocos escritores. La Historia de la Isla de Cuba,
de don Pedro Jos6 Guiteras, se public, como ya he dicho,
en Nueva York, en 1865 (1). En el pr6logo, despu6s de re-
ferirse en t4rminos muy deferentes y equitativos a sus pre-
decesores, Arrate, Urrutia, Vald4s y Pezuela, especialmente
a este filtimo, expone el plan de su obra. En lugar de cir-
cunscribirse en su narraci6n a los limits estrechos de los
sucesos, prop6nese dar a su libro un aliciente mayor que
haga su lectura instructive y agradable, no s6lo a sus com-
patriotas, sino tambien a los extranjeros que toman interns
en nuestras cosas. El estado de la navegaci6n y la niutica
a fines del siglo xv, cuando ocurri6 el descubrimiento; las
guerras metropolitanas, dice, causa de la invasion inglesa,
(1) Hitoria de la Isla de Cuba, coM antas e iustraciones, por don PEDRO
Jost OGtrErAS, Nueva York, 1865, dos tomos.
TRABAJOS HIST6RICOS, JURIDICOS Y ECONOMICOS 35
a fines del siglo pasado, y a fin de 61 y principios del pre-
sente, de la independencia de ambos continents; las refor-
mas introducidas en Cuba a consecuencia de estos aconteci-
mientos le hicieron levar su pensamiento a la esfera de los
grandes conflicts internacionales del mundo, seilalando con
admirable profundidad de criterio el hecho por nuestros
historiadores y publicistas harto desatendido de la direct
y decisive influencia que por efecto de nuestra situaci6n
geogrffica ban tenido siempre, y tienen ain en nuestros dias,
los sucesos importantes y las cuestiones de political interna-
cional europea y americana, en nuestro destino.
En otro particular insisted Guiteras, digno tambi6n de
especial consideraci6n; la escrupulosidad con que cita los
autores en que apoya su relaci6n de sucesos muy discutidos
o que se han omitido por una u otra raz6n en las obras de
sus predecesores, Ilevando 61 este cuidado hasta la prolijidad.
Cuando los cuadros que habia de trazar su pluma eran de-
masiado penosos, preferia transcribir textos de los autores
espafioles mas respetables, en abono de la exactitud de sus
referencias. En el enlace de los sucesos, "escollo donde nau-
fragan la mayor parte de los historiadores" creia haber
acertado "no tanto por su capacidad como por la poca va-
riedad de complicaciones que present nuestra historic". El
plan de la obra es excelente, y es el mismo que siguen en
lo principal los mis reputados historiadores que le han
sucedido.
El estilo es claro, ficil, correct, muy lhcido y elcgante.
Se lee esta obra con deleite y sin esfuerzo, a pesar de la
inevitable aridez de algunos capitulos. Deti6nese a veces el
autor en la narraci6n de los acontecimientos para dar a co-
nocer la legislaci6n civil, political y econ6mica, con rara exac-
titud, con juicios muy atinados, sin apasionamiento ni vi-
rulencia, con las mismas cualidades de templanza, buen
gusto y discreci6n. No declama ni injuria, refiere e instruye.
Sus cargos no se basan en la detracci6n ni en la invectiva;
resultan de la exposici6n; abonados claramente por los hechos
se justifican con serenas e ilustradas reflexiones.
El tomo segundo es el mis interesante, y el de mayor
alcance. Empieza con la conquista de la Habana, por la expe-
RAFAEL MONTOIO
dici6n del Conde de Albemarle y del almirante Keppel, y llega
en el curso de su narraci6n hasta el fin del gobierno del gene-
ral Tac6n. El criterio liberal, el sentimiento intensamente
cubano del autor transpar6utanse claramente sin perjuicio de
la mesura y serenidad de que blasona; censura o sefiala los
yerros e injusticias y las violencias que le salen al paso. Su
alto espiritu patri6tico y liberal hizole sospechoso, sin en-
bargo, a los gobernantes, que prohibieron la circulaci6n en
Cuba de dicho segundo tomo. Raz6n de mas para que con
avidez se solicitara y se leyera.
Despues de las importantes obras en que acabo de ocu-
parme, la historic de Cuba, no obstante la multitud de fo-
letos y memories que pudieran citarse, se transport, por
decirlo asi, del campo de las letras al de la acci6n. Poco
tarda ya en sobrevenir la magna guerra de independencia
de los Diez Afios, verdadero punto de partida de la nueva
sociedad cubana. No es que falten obras hist6ricas escritas
en paises extranjeros, en Espafia o en la misma Cuba, pero
son trabajos de refundici6n, resimenes mas o menos com-
pletos, casi siempre escritos de pol6mica, de propaganda o
de combat, destinados a poner de relieve ante el mundo y
especialmente ante los Estados Unidos, los fundamentals
errors de que habla el mismo Pezuela al final de su historic
y las tremendas vicisitudes y sacrificios del pueblo cubano,
o por el contrario, a defender la colonizaci6n espaiiola, la
conduct de los gobiernos de la Metr6poli, sus derechos his-
t6ricos y su raz6n en la gran contienda, cuando no a justifi-
carla de las inculpaciones que se le hacian por el modo de
conducir la guerra.
Robustece y confirm mi opinion en este punto la muy
autorizada del insigne historiador y publicista Manuel San-
guily. Refiri6ndose a ciertas err6neas afirmaciones de un
economist francs, que no nombra, pero que es seguramente
el ilustre Paul Leroy Beaulieu, decia Sanguily en su notable
articulo La revolucidn de 1868, monografias y cronicowes,
publicado por vez primer en 1902 y que acaba de ser reim-
preso con otros importantes trabajos hist6ricos por El Fi-
T&IBAJOS HIST6BICOS, JURIDICOS Y ECONAOMICOS 37
garo, de la Habana (1), cnya colecci6n tantos materials de
gran valor encierra, lo que sigue:
Tales equivocaciones e injusticias se han debido al hecho de que
todavia no se ha escrito y publicado una historic veridica y complete
de la Revoluci6n cubana, que abraza un vastisimo period de tiempn
que Ilena casi sin interrupci6n todo el siglo =x y de la eual no fu6
la iniciada en las postrimerias del afo 1868, sino uno de sus mis
terrible y admirables episodios.
No es tampoco de sorprendernos que los extranjeros la desco-
nozcan por tan lamentable manera, cuando es triste pero forzoso
confeaar que no sabe much mis de ella la mayoria aun de la clase
culta de nuestro mismo pueblo. Los propios actors y mas eminentes
protagonistas apenas han escrito algunas piginas mis o menos des-
cosidas, casi siempre sobre heehos aislados, o como vindicaciones Im-
provisadas y breves para responder inmediatamente a acusadores
mal intencionados y violentos, o como medio eficaz de levantar fondos
con premura. Alguno que otro joven que oia relatar a los veterans
las proezas y el heroismo de diez afios de combates, solia reprodueir
con exageraci6n entusiasta aquellas narraciones, en cortos articulos
de peri6dicos destinados por su indole a olvidarse. Uno de ellos co-
leccion6 los cuadros que febrilmente trazaba su pluma y su exaltact
fantasia agrandaba, produciendo de este modo un libro generoso y
simpatico en que por la viveza de la emoci6n y el colorido po6tico,
como en la Venezuela heroic de Eduardo Blaneo, se desfigura y aun
deforma la realidad convirti6ndose la historic en maravillosa leyenda.
Asi es como nuestra literature hist6rica ha tenido que ser muy pobre:
se compone hasta ahora de multitud de folletos, enya adquisici6n es
cada vez mis dificil, y de unas cuantas obras sin otro valor que el
que suele darles la condici6n de sus autores como testigos presen-
ciales, no siempre competentes y comiinmente apasionados, de los
sucesos de que escribieron de prisa y a ocasiones sin la necesaria
preparaei6n.
Entre todos estos narradores, el ainico que ha escrito paginas po-
sitivamente notables sobre sucesos cubanos, por las cuales ha de ser
considerado como uno de nuestros historiadores, ha sido el ilustre cri-
tico habanero Enrique Pifieyro, author elegant y eloceentisimo de los
(1) MAVzI S BANo(tI, BI Figaro, La Habana, octubre de 1925, nfmero 29.
RAFAEL MONTORO
Estudios sobre los Estados Unidos sacados a luz en 1890 en various
nimeros de la Revista Cubana que dirigi6 Enrique Jose Varona; y
de dos obras mis, Morales LeIus y la Revolucid6o de Cuba, impress
en Nueva York, a poco de morir aquel insigne ciudadano, el afio 1870,
y Juan Clemente Zenea, si vida y suis obras, dado a la estampa re-
cientemente en Paris.
Del que apareci6 hace treinta y dos afios entire el fulgor de la
lucha con Espaila, puede sostenerse que es la obra maestra de su
autor y la mejor en su genero que hayan producido los cubanos.
Desde el principio hasta el fin de ella se siente el mismo ardor
sostenido que impide dejar el libro una vez que ha empezado a
leerse. Se ve que fue escrito de un solo impulse, por lo que en el
estilo nervioso y sobrio hay un tono vivo y animoso que reeuerda el
de Schiller en la Guerra de los treinta aiios. Alli se refiere con no
disimulada ironia el mezquino y penoso incident diplomatico pro-
movido por los Estados Unidos a fin de obtener de Espafia la cesa-
ci6n, por medio de la independencia de Cuba, de la tremenda guerra
que asolaba el territorio de esta maltratada Antilla y comprometia
la paz del continent americano...
Antes y despues de la paz de 1878, sucedi6rouse trabajos
hist6rico-politicos de gran importancia. Tambi6n algunos
manuales de mayor o menor m6rito y algunas excelentes mo-
nografias o histories particulares de exceptional importancia.
Demandan un recuerdo muy detenido las memories de ca-
ricter hist6rico dedicadas a ilustrar el period de actividad
political que precedi6 a la revoluci6n de 1868, a referir los
trigicos sucesos que Hlenan diez afios de supreme y meri-
toria lucha, y a las contiendas y vicisitudes de la emigraci6n
que sostuvo la causa cubana en los Estados Unidos, aunque
con grandes discordias intestines.
Incuestionables titulos tienen para figurar entire nues-
tros buenos historiadores, los autores de dichas monografias
o relaciones de particulares sucesos; y si fueran tan leidos
como debieran serlo, o siquiera tan conocidos como citados,
habrian difundido mejor el conocimiento de nuestro pasado,
rectificando en la conciencia pfiblica falsos concepts que
perturban la juiciosa consideraci6n del present y la dis-
creta preparaci6n del porvenir.
TRABAJOS HIST6RICOS, JURIDICOS Y ECONOMICOS
Merece especial menci6n entire las obras de que dejo
hecha referencia, algunas de positive influjo en nuestra his-
toria political o literaria. En primer termino citar6 la de
N4stor Ponce de Le6n, figure preeminente en ambas por su
talent, sus escritos y sus sacrificios patri6ticos, que se pro-
puso dar a luz una nueva Historia de la Isla de Cuba. No se
ha publicado de esta producci6n que habria sido de gran
efecto y utilidad a juzgar por las dotes y la vastisima eru-
dici6n del autor, sino Snicamente el pr6logo y el primer ca-
pitulo (1). El pr6logo es un trozo muy elocuente y lleno de
valiosas observaciones, escrito con gran fervor patri6tico, a
la vez que con laudable sinceridad. Los juicios sobre los
historiadores que le habian precedido coinciden con los que
dejo formulados, aunque en algunas ocasiones con mayor
severidad. _
Alent6me tambi6n, dice, la idea de que explotaba un campo
que puede considerarse virgen, pues en realidad no existed ninguna
Historia de Cuba que pueda llevar dignamente este nombre, y no
se crea que al decir esto pretend desacreditar la obra de los eserito-
res, cuyos trabajos he aprovechado.
Pero esto no desmiente mi aserto. I Merecerin acaso ese nombre
de historic las indigestas compilaciones de Morell, easi inedito y pro-
bablemente perdido?
Y en nota agrega:
Arrate, Urrutia y Vald4s s61o son confuses hacinamientos de
materials, sin critical hist6rica, que ni siquiera cronicones pueden
ser llamados, pues ni orden cronol6gico guardian: Imerecerin aease
este nombre, al cual por cierto no aspiran, las Lecciones de Santacilia,
que no pasan de ser un brillante, pero apasionado y virulento ataque
a Espafia y a todo lo que es espafiol? lo mereceri el Ensayo del
senior Pezuela, que es por el centrario una desatinada apologia del
detestable sistema colonial de Espafia?
(1) Revista de la Biblioteca Nacional. Habana, enero-diciembre de 1923,
t. V, p. 97-106. Antes se public en el Economista Americano, Nueva York,
jnnio de 1888. Este important peribdico estuvo dirigido por el.Ap6atol JosA
Marti, durante un no corto periodo de so larga emigraei6n.
RAFAEL MONTORO
De las cuatro obras sobre Cuba de Pezuela trata Ponce
con mayor benevolencia al Diccionario historico, geogrdfico
y estadistico, del que dice que, si bien incomplete y no exento
de graves errors, "fu6 un inmenso servicio prestado a la
Historia de Cuba", y la Historia de Cuba, de la cual elogia
much los dos primeros tomos, pues los dos filtimos cree que
se resienten de la precipitaci6n con que fueron escritos y
de las causes porque salieron a luz.
Este libro, dice, es, sin embargo, io mejor que hasta el pre-
sente existed sobre la Isla de Cuba, pero escrito con un criterio emi-
nentemente conservador, y con el objeto determinado de defender
el sistema colonial de Espafa, earece generalmente de imparcialidad,
y digo generalmente, porque a veces no pudiendo el autor prescindir
de los sentimientos de honradez, proverbiales en su familiar, haee
confesiones que estin en abierta contradicei6n con sus propias ase-
veraciones anteriores...
De la del seflor Guiteras opina Ponce
que esta escrita en mejor lenguaje que todas las anteriores, abarcando
much espacio y que su mayor defecto es su brevedad, la cual le
obliga a pasar por alto aeontecimientos de la mayor importancia,
que influyeron poderosamente en el desenvolvimiento del pais...
La obra del doctor Jos6 MP Cespedes sobre la Doctrina
de Monroe es otro trabajo hist6rico perteneciente al mismo
period, que merece especial recordaci6n.
Las obras hist6ricas de don Rafael Maria de Labra, mis
que por su nacimiento en esta capital, por su constant y
abnegada defense de los derechos e intereses de Cuba, por
sus inolvidables campafias en pro de la abolici6n de la es-
clavitud y de la autonomia colonial y por su infatigable
laboriosidad, tanto en el libro como en el Parlamento, ten-
drAn siempre lugar preferente en nuestra bibliografia por
la luz que arrojan sobre los mas arduos problems de la
colonizaci6n y las vicisitudes politics mas decisivas de nues-
tro pals. De inapreciable valor es tambi6n el libro del doctor
Eusebio Vald6s Dominguez, titulado Los antiguos diputa-
TRABAJOS HIST6RiCOs, iuiiDicos Y EcO_6N'IcCS
dos de Cuba y los primeros periods constitucionales, con
un extenso pr6logo del que esto describe, relaci6n exactisima,
robustecida con inserci6n de numerosos textos oficiales, poco
conocidos algunos, relatives a dichos periods, o sea los de
1810 a 1814; de 1820 a 1823; y de 1833 a 1837. Don Anotnio
Govin dej6, entire otros trabajos de valor permanent, su co-
lecci6n de studios sobre Las Leyes Especiales, historic ra-
zonada y penetrante de nuestro antiguo derecho pfiblico,
digna por todos concepts de aquel ilustre politico y juris-
consulto. Igualmente debe considerarse como fuente hist6-
rica de la mayor importancia el libro del doctor Luis Est6vez
y Romero, primer vicepresidente de la Repiblica, Desde el
Zanj6n hasta Baire, compilaci6n de textos politicos y de an-
tecedentes, hecha con gran cuidado y que permit apreciar,
como es de justicia, el gran esfuerzo politico del inolvidable
partido autonomista y el curso demasiado lento de las refor-
mas, por las que luch6 sin descanso, esparciendo en toda la
isla las practices de la libertad political y el ansia de un
gobierno propio.
El interns que ofrecen algunas de las histories particu-
lares relatives a nuestras antiguas ciudades y al origen y
desarrollo de nuestras revoluciones y guerras de indepen-
dencia, por su m6rito literario y el valor documental que
algunas tienen, han sefialado hace tiempo a sus autores lugar
muy distinguido en nuestra bibliografia.
De ellos no podrd prescindirse en ningion studio serio
que se dedique al examen de aquellos trigicos y trascenden-
tales acontecimientos. Recuerdense el clisico libro de Enri-
que Pifieyro sobre Morales Lemus y ia Revoluci6n Cubana,
tan justamente elogiado por Sanguily, y los dedicados por
el mismo author a temas de la political norteamericana, a Juan
Clemente Zenea y a la guerra hispanoamericana de 1898 que
decidi6 los destinos de Cuba; el de Raimundo Cabrera Cuba
y sus Jueces; el de don Eladio Aguilera Rojas Francisco V.
Aguilera y la Revoluci6n de Cuba de 1868; los importantisi-
mos tambi6n del doctor Carlos Manuel de CUspedes y Que-
sada, sobre el iniciador y primer jefe de dicha Revoluci6n,
su ilustre padre, y sobre el valiente general Manuel de Que-
sada; los de Antonio Zambrana, Manuel Sanguily, Gonzalo
RAFAEL MONTORO
de Quesada y Fermin Valdes Dominguez; las biografias de
cubanos esclarecidos (padre Varela, don Jos6 de la Luz y
Caballero, Jos6 Manuel Mestre), por Jose Ignacio Rodri-
guez, y su memorable Estudio hist6rico sobre el origen, des-
envolvimiento y manifestaciones prdcticas de la idea de la
anexidn de la Isla de Cuba; el libro de don Manuel Marquez
Sterling La diplomacia en auestra historic; los vibrantes
cuadros hist6ricos de Manuel de la Cruz, Episodios de la
Revolucidt cubana, obra de intense propaganda revolucio-
naria; clebres folletos como los de J. M' Zayas, Jos4 Silve-
rio Jorrin, Jos6 Ram6n Betancourt y Eliseo Giberga, y tantos
otros escritos como se han dado a la estampa sobre las gran-
des luchas patri6ticas, entire los que deben siempre citarse
por su riqueza de datos, las revelaciones que contienen, la
profunda emoci6n con que estin escritos y su mismo caracter
de memories e impresiones personales de innegable since-
ridad recogidas en el campo de batalla o en el secret de las
conspiraciones, los de don Fernando Figueredo, don Ram6n
Roa, el general Enrique Collazo, Gerardo Castellanos, Rend
Lufriu y el del cronista de la Invasi6n, general Jos6 Mir6
y Argenter, testigos y actors 6ste y los tres primeros de
los memorables sucesos que narran.
La historic de los primeros afios de la Independencia y
de la fundaci6n de la Repiblica ha sido escrita con riqueza
de datos, sereno juicio y notable amplitud por el doctor Ra-
fael Martinez Ortiz en una extensa obra que ha de ser en todo
tiempo de gran utilidad y ensefianza para cuantos quieran
conservar un claro concept de sucesos obscurecidos a menu-
do por la pasi6n o el interns de partido o el de personas, y
que el r6pido andar del tiempo y las vicisitudes no bien cono-
cidas del establecimiento de nuestra nacionalidad empiezan a
sepultar en el olvido.
El doctor Antonio L. Valverde ha dedicado trabajos de
positive merito a la historic de la inmigraci6n, de la colo-
nizaci6n y del comercio en Cuba, aprovechando datos ineditos,
e ilustrAndolos con vasta erudici6n y sana critical. Lugar muy
distinguido entire los historiadores de la formaci6n de nues-
tra nacionalidad y de sus antecedentes en la political interior
y exterior tendrAn siempre las numerosas disertaciones del
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECON6OICOS 43
doctor Evelio Rodriguez Lendian, eminente catedritico de
Historia en nuestra Universidad y ex president de esta Aca-
demia, que ha iniciado a varias generaciones de estudiantes
cubanos, con su enseflanza y elocuente palabra, en el cono-
cimiento de los hechos pasados y en el culto de los hombres
representatives de la patria cubana.
La historic de los grandes hechos internacionales del
present siglo, en que Cuba ha intervenido, tuvieron ya en el
doctor Antonio SAnchez de Bustamante, que represents a la
Repiblica en la Conferencia de la Paz y en la de Versalles,
que puso termino a la guerra casi universal de 1914 a 1919,
miembro actualmente del Tribunal Permanente de Justicia In-
ternacional de La Haya, electo por la Sociedad de las Nacio-
nes, un expositor e historiador concienzudo, cuyas principles
obras, traducidas a varias lenguas, figurarin siempre entire
las mis importantes de nuestra reciente producci6n juridica
y literaria. El doctor Cosme de la Torriente, delegado de
Cuba en la Asamblea de la Sociedad de las Naciones, y pre-
sidente que fu6 de la misma, ha dado tambien a luz libros
muy interesantes sobre la constituci6n, organizaci6n y princi-
pales trabajos de dicho alto Cuerpo Internacional. Y en este
orden de studios, aunque abarcando material mis vasta, im-
porta citar el libro, justamente celebrado dentro y fuera de
Cuba, del doctor Rail de CArdenas sobre La political de los
Estados Unidos en el continent americano. No cerrar4 esta
relaci6n sin dedicar un merecido tribute de consideraci6n y
aplauso a nuestro digno compafiero el doctor Rodolfo Rodri-
guez de Armas, que se ha conquistado honroso lugar entire
nuestros historiadores con sus libros de Historia Universal,
antigua y modern, especialmente desde el Renacimiento y la
Reforma hasta nuestros dias; obra de vastas proporciones y
de s6lida doctrine, que ha obtenido, con plena justicia, los
elogios de la critical.
Eseritanse afanosamente todos nuestros archives pfibli-
cos y particulares, y sin cesar aparecen trabajos mis o menos
exentos de character politico, pero de positive interns para
nuestra historic, s6lo aprovechables para los que sine ira et
studio, segin la frase inmortal de Ticito, quieran tenerlos
en cuenta. A esta obra han cooperado y cooperan historia-
44 RAFAEL MONTORO
dores espafioles como Pirala, a quien se hace plena justicia
por cuantos de veras han estudiado sus obras y los de no
pocas biografias, memories justificativas e informes oficiales
de los capitanes generals y otras autoridades, el inmenso
nimero de documents no todos ni los mas clasificados toda-
via, ni siquiera inventariados, que segin la docta investiga-
dora Miss Wright se acumulan, esperando en dichos archives
a los que se propongan utilizarlos para nuevos libros de
historic. Las colecciones de documents particulares de po-
sitivo m6rito, que vienen dando a la estampa cuidadosamente
compulsados como ha hecho ya esta Academia con los Epis-
tolarios de Domingo del Monte y de Enrique Pifieyro en curso
de publicaci6n el primero y ambos confiados al celo, laborio-
sidad y notoria competencia de nuestro distinguido compa-
fiero el senior Domingo Figarola y Caneda (1), y otros tra-
bajos de caricter analogo, como el Epistolario de heroes, del
senior J. GonzAlez Cabrales (2), y reimpresiones que han
aparecido en nuestros Anales y en los de las Academias her-
manas.
Abundantemente han aprovechado y seguiran utilizando
tantos y tan escogidos materials los nuevos historiadores,
que, a partir de la paz con los Estados Unidos y de la fun-
daci6n del Estado cubano, han surgido con nuevos alientos,
mayor riqueza de datos, plena libertad de imprenta y toda
clase de facilidades y de estimulos, que han seguido las ins-
piraciones de la critical y aportado nuevos datos y antece-
dentes, abordanao la empresa, desde Guiteras abandonada,
de dotar a nuestro pais de una complete historic general.
Destacase, sin que al decir esto pretend yo disminuir los
merecimiehtos de otros escritores, el inolvidable doctor Vidal
Morales y Morales, cuya Historia de Cuba, aunque de carac-
ter elemental y no exenta de inevitable errors por la pre-
mura con que se escribi6, es la primer de su clase, despu6s
del advenimiento del nuevo regimen y por consiguiente, la
primera que llev6 a nuestra juventud estudiosa la relaci6n
de muchos hechos capitals, cuidadosamente omitidos por ra-
(1) Impreso ya este discurso, pas6 a mejor vida el eminent bibli6grafo,
erudito y patriot don Domingo Figarola-Caneda- Shame permitido dedicar aqui
a su memorial un sentido y respetuoso reeuerdo.
(2) Habana, imprenta El Sigl XX, 1822.
TRABAJOS HIST6RICOS, JURiDICOS Y ECONSMICOS 45
zones political en los manuales de tiempo anterior, sin contar,
por supuesto, los relatives a la guerra de Independencia y
a la hispanoamericana, de tanta trascendencia. DWbese al
mismo sabio e infatigable doctor Morales la obra Iniciado-
res y primeros mdrtires de la revolucien cubana (1), de cuya
singular importancia nada se diria que no fuese pilido e
inferior a su merecimiento. Como dijo su esclarecido prolo-
guista, el malogrado don Nicolas Heredia:
esta obra no es la consecuencia accidental de una afici6n improvisada,
sino el fruto maduro, la riquisima cosecha de una inteligeneia supe-
rior entregada per complete al studio de las manifestaeiones mis
curiosas de nuestra historic national.
Y observaba muy oportunamente el senior HR edia:
nada es mis sencillo al pavcer que escribir en estos dias de sosiego
y libertad sobre el tema que el senior Morales desarrolla: unas cuantas
noticias no siempre depuradas y algunos rasgos de lirismo bastan
eiertamente para honrar al precursor, al mirtir o al patriot que se
intent enalteeer, y tambi6n para dejar las cosas como estaban, es
decir, pars dejar al hombre o el suceso centre las sombras que el go-
bierno colonial acumulaba de prop6sito, a fin de que la Historia en-
mudeeiese ante el enigma. Pero el senior Morales y Morales, en vez
de desmayar se ha sentido estimulado; y la obra se ha hecho con el
material abundantisimo que ha venido aeopiando en una larga series
de trabajos pareiales referentes a distintos personajes, que en una
n otra forma, como sabios o poetas, pedagogos o escritores, hombres
de acei6n o ap6stoles de ideas, fueron los primeros-los inieiadOres o
los martires--en la brega terrible de libertar a su pais.
Afiadia el docto prologuista que dificilmente podra tener
que agregarse hecho alguno de importancia: el senior Morales
apur6 la investigaci6n con tal ahinco, que muy poco dej6 que
espigar a sus sucesores.
La historic de Cuba no estA escrita todavia, como se ve
(1) Doctor VIDAL MORALES Y MORALES. Iniiadores y Prtweros Mdrtires
de la Be oouci6 Cubana, Habana, imprenta El Avisader Comercil, 1901. Con
un pr6logo de don Nieols Heredia.
46 PTAFAEL MONTORO
por todo lo que precede, sino fragmentariamente, por 6pocas
determinadas o desde puntos de vista politicos, por lo cual se
require un trabajo previo de critical, un riguroso cotejo y
comprobaci6n, si se quiere llegar en todo a la verdad y darla
a conocer como es, no habiendo ya motivo ni pretexto para
sacrificarla a fines mas o menos elevados de propaganda y
de polemica. Pero, como dije antes, se ha empezado a dispo-
ner para ese nuevo concept de lo que debe ser nuestra his-
toria, obra mas reflexiva que pasional, la vastisima acumu-
laci6n de materials disponibles pero muy mezclados y
revueltos con la turbulenta y febril literature de los dias de
tremenda y desigual contienda, de ira, de dolor e incesantes
recriminaciones.
Nuevas obras adaptadas a las necesidades de nuestra
cultural se han dado a luz recientemente por escritores na-
cionales y extranjeros. Permitidme que, por cortesia, me
refiera primeramente a estos, que al cabo sino como histo-
riadores cubanos, como historiadores de Cuba deben tener
cabida en el present studio. La mis important es, sin
duda, la del historiador norteamericano Willis Fletcher
Johnson, individuo de nimero de la Academia de Artes y
Letras de Nueva York, professor honorario de Historia de
las Relaciones extranjeras y americanas en la Universidad
de Nueva York, periodista y literate de gran reputaci6n (1).
Esta obra, escrita bajo un plan muy nuevo, de gran amplitud
y elevada filosofia, es muy complete, pues alcanza hasta
nuestros dias, lo cual tiene ventajas, pero tambi6n inconve-
nientes, porque le ha expuesto, como era de rigor, a las na-
turales oposiciones de criteria, mis por sus juicios que por
la narraci6n de los hechos: suerte comin de los escritos de
historic contemporanea tan numerosos en estos tiempos, en
que el historiador, qui6ralo o no, se encuentra situado en
medio de la enconada lucha de los partidos y participa, por
lo tanto, de la simpatia o animadversi6n que en los diferentes
lectores, actors o espectadores mis o menos apasionados
del drama, despiertan los personajes que se evocan o los
sucesos que se registran. Pero considerada la copiosa obra
(1) The History of Cuba, by WI uLs FLETCEEB JOHaSON, Nueva York,
1920, 5 v.
TRABAJOS HIST6RICOS, JURIDICOS Y ECONOMICOS 47
del doctor Fletcher Johnson en toda la extension y alcance
de su magnifico cuadro de nuestras vicisitudes, adversidades
y progress, trazados con una alteza de miras, una riqueza
de datos y antecedentes y una brillantez de estilo muy elo-
giados por publicaci6n americana tan autorizada como The
North American Review (1), just es rendirle el aplauso a
que es acreedor. Su empefio es mostrar al pueblo cubano
en su unidad moral e hist6rica, desarrollando su personali-
dad al trav6s de los tiempos mis azarosos, distingui4ndose
de toda asimilaci6n forzada, adquiriendo mis y mis clara
conciencia de si, de su derecho a la libertad, a la cultural y
a la vida propia e independiente que ambicionaba. Investi-
gador diligente y expert no ha omitido esfuerzo alguno para
adquirir todos los datos e informes que mejor podian servir
a su prop6sito, no s6lo en nuestros archives y bibliotecas,
sino en los de su naci6n, riquisimos en lo que a Cuba con-
cierne, sobre todo en 6pocas determinadas. El iltimo vo-
lumen esti dedicado a la descripci6n y exposici6n de todos
los recursos y riqueza de Cuba y de sus mis recientes esta-
disticas, todo lo cual es de manifiesta utilidad para el hombre
de Estado, lo mismo que para el comerciante, el industrial
y el agricultor que tengan o aspiren a tener negocios en Ciba.
Uno de los mayores m6ritos del libro, segin la important
revista antes citada, es el haberse antepuesto en 41 a todo
espiritu politico, la noble preocupaci6n de la verdad y la
justicia, y el amor desinteresado de nuestra patria.
Motivo de alborozo, dice, es que la historic de Cuba haya sido
al fin eserita en ingles por tan competent historiador como el doctor
Willis Fletcher Johnson. El doctor Johnson ha mirado los hechos,
si asi puede decirse, desde un punto de vista moral, y al mismo tiempo
con un sentido continental e international. Ha producido, no mera-
mente un testimonio del patriotism cubano, ni tampoco una compi-
laci6n friamente acopiada de los hechos, sino una verdadera rememo-
raci6n national. Nadie puede leer su favorable aunque impartial
relate, sin sentirse bajo la impresi6n de que en Cuba existe una co-
munidad viviente y progresiva, con much cohesion y muchas nobles
(1) The North American Beview, Nueva York, august Ist. 1920.
48 RAFAEL MONTORO
tradiciones, una comunidad que esta pasando rapidamente del pe-
riodo experimental en su gobierno y que promote, por la calidad
de su pueblo y las muchas ventajas que le ha proporcionado la na-
turaleza, rendir un contingent no escaso a la civilizaei6n.
Pero no debe presumirse de un escritor extranjero, por
grande que sea su talent, vasto su saber y muy familiari-
zado que est con los asuntos piblicos de un pais amigo, que
se coloque en el punto de vista de los escritores nacionales
en quienes palpitan los intereses y las pasiones que agitan
a su pueblo. El punto de vista del historiador extranjero
es otro: el de la critical desapasionada, necesariamente ob-
jetiva, que prescinde de muchos detalles y particularidades
para ir al fondo de las cosas, en lo que tienen de mis per-
manente y esencial. Esos detalles y minucias lejos de ilus-
trarle le confundirian y extraviarian en sus impresiones y
juicios, sobre todo si es de raza anglosajona y procede de
una civilizaci6n political muy adelantada, en la que hace largo
tiempo que los procedimientos pacificos, evolutivos y cons-
titucionales son los iinicos que actian eficazmente en el des-
envolvimiento national.
Una erudita escritora, tambien norteamericana, Miss
Irene Wright (1), empez6 a publicar en 1916, con vista de la
documentaci6n enorme existente en el Archivo de Indias,
para cuyo studio se traslad6 a Sevilla, donde viene residiendo
con ese exclusive objeto desde 1914, su obra The Early His-
tory of Cuba, o historic primitive de Cuba, trabajo de su-
perior penetraci6n, de laboriosidad incomparable y de cons-
tancia poco comuin, con la cual ha alternado la sefiorita
Wright otros tambien de primer mano, como el que escribi6
sobre la fundaci6n de esta ciudad, que le fu6 premiado por
esta Academia. Es superior a todo encarecimiento la labor
realizada por Miss Wright encerrada en un inmenso archivo
entire imponentes legajos que en gran parte no habian sido
ain abiertos ni consultados.
A los no familiarizados con el Archivo General de Indias de Scvi-
(1) The Early History of Cuba, 1492-1856. Written from originals sources
by I. A. WRIGHT, New York, The Maemillan Company, 1916.
'.AIBA.1OS HISTORICOS, JURiDICOS Y ECON6OMICOS 49
Ila, advierte Miss Wright, que en la coleeei6n de documents libremente
abierta a los estudiosos y que comprenden los acumulados durante
siglos en las oficinas desde las que eran administrados los vastos do-
minios espafioles de Am4rica, existe una gran riqueza apenas explo-
rada con respeeto a esta Isla que puede servir para importantisimos
trabajos, llegando hasta recomendar que, como han hecho otros go-
biernos, se nombre a persona competent para que proceda a former
un catalogo o relaci6n de las miiltiples riquezas alli depositadas.
No han desmayado en los filtimos tiempos, antes bien,
han dado a luz importantes monografias nuestros escritores.
En noble emulaci6n con los historiadores extranjeros a que
antes aludi, han realizado esfuerzos muy dignos de loa y
algunos de verdadera trascendencia por rehacer o completar
nuestra historic. Las monografias que filtimamente han apa-
recido sobre materials tan interesantes como Marti y su
obra (1), la Conspiraci&t de Ramon Pint6 (2), la Influencia
de Inglaterra en la historic de Cuba (3), y nnevos compendios
como el epitome del doctor Ramiro Guerra, destinado a la
juventud de nuestras escuelas, en las que ha de ser utilisimo,
y desde otros puntos de vista, el que empez6 a publicar poco
ha don Enrique Zas. El doctor Juan Clemente Zamora ha
publicado recientemente su valiosisima colecci6n de docu-
mentos para el studio de nuestra historic. Pero la obra de
mas trascendencia que nos anuncia el advenimiento de una
historic general en que se aproveche todo el tesoro de ma-
teriales acumulados por sus benemeritos precursores es, sin
duda, la que ha comenzado a publicar el mismo senior Ramiro
Guerra, con el titulo de Historia de Cuba. Los dos tomos ya
impresos demuestran que ha de ser obra de vastas propor-
ciones; y cuando est6 terminada, la mas complete (4), la de
(1) NisTOR CARBONELL. Marti y su obra. Habana, imprenta El Si-
glo XX, 1920.
(2) JUAN BELTRAN. Conspiraci6n de Eamdn Pintd, Habana, Lopez Sa-
las, 1924,
(3) Doctor JosE RUSSINYOL CARBALLO, Influencia de Inglaterra en la
Historia de Cuba, Matanzas, Soler y Hno, 1925.
(4) RAMIRO GUERRA, Historia de Cuba, t. I, 1492-1555, Habana, imprenta
El Biglo XX, 1921.-Tome II. 1555-1607, Habana, Libreria Cervantes, 1925.
4.-Trabajos Lit6ricos, juri.ditos y econ6unicop.-T. III.
50 RAFAEL MONTORO
mis altos vuelos y mejor comprobada informaci6n (1). Dis-
tingue el autor siete periods en la historic de Cuba, cada
uno con su carActer, su significaci6n y su unidad; el primero
se extiende desde el descubrimiento hasta 1555, fecha de la
destrucci6n de la Habana por el corsario frances Jacques
de Sores, de la extinci6n de las encomiendas y esclavitud
de los indigenas, y de la substituci6n de los gobernantes de
carfcter civil por militares; el segundo de 1555 a 1607; el
tercero de 1607 a 1697; el cuarto de 1697 a 1790; el quinto
de 1790 a 1838; el sexto de 1838 a 1898; el s6ptimo y filtimo
de 1899 hasta nuestros dias. A cada period se propone de-
dicar el autor un volume complete, marcando con toda pre-
cisi6n las notas caracteristicas de cada uno.
No cuadra a mis prop6sitos discurrir en el present
trabajo sobre los fundamentos de esta division, que puede
ser objeto de mayores o menores reparos, pero que el senior
Guerra justifica con muy atendibles y eruditas razones. Lo
inico que pretend ahora es sefialar la recomendable con-
sistencia del plan y metodo del autor, muy atento a un criterio
razonado y de positive valor, debido a sus propios studios,
que permitira al que leyere orientarse con acierto en el in-
menso ciimulo de hechos particulares y detalles que la his-
toria de todo pais en formaci6n necesariamente encierra, y
que no pueden tener por si mismos el interns ni la poderosa
atracci6n de los imponentes y trfgicos sucesos en que se des-
envuelve la historic de los grandes estados, aunque permiten
former exacto juicio, no s6lo de las condiciones en que se ha
constituido esta nueva naci6n, sino de las rutas que ha de
seguir para alcanzar la plenitud de sus destinos y la superior
trascendencia que podrAn 6stos asumir algfin dia, merced a
sus condiciones geogrfficas y recursos naturales, que le se-
fialan altisimos destinos en el porvenir de la humanidad, si
sabe hacerse digno de ellos. Es de esperar que en lo sucesivo
(1) En los moments de darse a la imprenta este discurso anfinciase en
los peri6dicos la publicaci6n de un nuevo libro sobre Historia de Cuba por el
sefior JUAN M. LEISECA, con el titulo de Histaria de Cuba, destinado a las es-
euelas de instrueei6n primaria, conform a un plan intensamente objetivo y
patri6tico, segdn expone el distinguido eseritor y aeademico senior FMlix Calleja.
El Mundo, Habana, marzo de 1926. La obra del senior Leiseca es, por lo que
he podido advertir, de verdadera importaneia.
TRABAJOS HIST6OICOS, JURIDICOS Y ECONOMICS 51
los trabajos dedicados a nuestro pasado resplandecerfn mis
y mas por la serenidad y la objetividad que la verdadera
historic require para ser espejo del pasado y maestra de
la vida, como ensefiaba Cicer6n. Confiemos en que asi suce-
dera, y ofrece de ello ejemplo la labor de algunos de los cita-
dos autores. Asi conoceremos el pasado, tal como fu6, sin
exageraciones, ni prejuicios, pero tambien sin estudiadas
omisiones; sin miras preconcebidas que no tienen ya raz6n
de ser, ni finalidades ajenas al puro interns de la verdad y
al desinteresado amor a la patria, que es ya duefia de sus
destinos hasta donde puede, serlo hoy una naci6n, sea grande
o pequefia por su poderio, en esta gran interdependencia
social y econ6mica que caracteriza a la civilizaci6n contem-
porsnea.
He llegado ya, sefiores acad6micos, a paso tardo y quizAs
mis irregular de lo que yo hubiera querido, al t4rmino de
mi trabajo. PPuedo contestar favorablemente a las pregun-
tas que me hice al comenzarlo? Por la inmensa producci6n
de obras hist6ricas a las que en parte he venido refiri&n-
dome, se demuestra evidentemente la pasi6n de nuestro
pueblo por su pasado, en que su personalidad ha nacido y
progresado; el empeio, ora alentador, ora doloroso con que
a su studio atiende; su devoci6n a los pensadores, a los
jurisconsultos, a los publicistas, a los poetas, a los heroes
y a los mfrtires que hablan mas hondo a su coraz6n y que
ban honrado a Cuba; el respeto que les tribute; su odio a
la injusticia y a la opresi6n; su amor a la cultural y a la
libertad.
Pero si quisieramos inferir de esa rica producci6n que
nuestra historic general en sus diversos ramos, en todos sus
aspects, debidamente enlazados entire si, con metodo rigu-
roso, esta escrita, tendriamos que reconocer, como dejo re-
petidamente indicado, que no lo esta, aunque existen los
materials necesarios y se han hecho y se hacen, tanto en
algunas obras fundamentals, como en monografias de valor
insuperable, ensayos de innegable merito. Plena justicia
52 RAFAEL M2ONTORO
creo haberles hecho a esos ilustres escritores, pensadores y
cronistas y aun a los meros precursores que en tiempos mis
o menos remotos, trazaron los primeros surcos en el campo
de nuestra historiografia. No pudo 6sta, ni podrh alcanzar
pleno desarrollo, sino cuando haya de trazar el curso de
nuestra existencia independiente, si como ensefian pensado-
res tan opuestos como Hegel y Augusto Comte, s6lo los es-
tados soberanos, duefios de si mismos, tienen historic pro-
piamente dicha (1).
En su pasado debe ver y verf nuestro pueblo no s6lo la
obra ingente de su formaci6n y progress, en lucha con la
naturaleza, con las pasiones y errors de gobernantes y go-
bernados, con los peligros de todo g6nero a que su misma
situaci6n geogrifica lo ha expuesto siempre y ha de seguir
exponi6ndolo, sing tambi6n el testimonio de su energia, de
su vitalidad, de su indomable perseverancia y del espiritu
pfiblico que no tard6 en despertarse entire los pobladores
frente a tantas contrariedades, armindoles de esa fe en si
mismos, en su raza, en su derecho y en su fuerza, sin la cual
no pueden constituirse las naciones, ni realizar una vez
constituidas sus ideals, como no pueden los individuos afir-
mar su personalidad y sobreponerse a todos los infortunios,
si no tienen esa firmeza en el prop6sito y ese profundo sen-
timiento de su dignidad y de todo lo que 6sta vale y significa.
Grande es la partieipaci6n, alta y fecunda, en verdad,
que a la Academia esti reservada en la reconstrucci6n fiel
de nuestro pasado, exponiendo principalmente, c6mo en 61 se
determine y consolida poco a poco con sus elements esen-
ciales, la sociedad cubana; en la depuraci6n critical de muchos
juicios y tradiciones legendarios que han venido perturbando
la conciencia pfiblica hace largos alios por necesidades de la
political mAs que por voluntaria inclinaci6n de nuestro pueblo;
y en la dignificaci6n del present, que al cabo es el ser mismo
de la patria, tal como en realidad existed, y por los grandes
ejemplos que aun ofrece, a pesar de la honda perturbaci6u
moral y de la profunda indisciplina que debilitan nuestro
(1) HEGEL. Fiosuof' de la Hlitori. Introdueci6n. (Traducei6n inglesa
de Sibree). A. OoCi:. Coaus de phito.ophie positir(-Soiologie. Systme de
politique positive.
TRABAJOS HISTORICOS, JUiDiICOS Y ECOKiMICOS 53
organismo social; por lo que import sefialar esos ejemplos,
contribuir a honrarlos y enaltecerlos, contrarrestando el
ficil escepticismo, cuya tendencia iconoclasta se complace en-
deslustrar todas las reputaciones, en desacreditar todas las
leyes, en llenar la conciencia pfiblica de dudas y recelos, sobre
el merito y las acciones de todos los hombres que en distintas
6pocas se han desvivido y sacrificado por la gloria y por el
bien de Cuba. Las virtues de nuestro pueblo, a veces re-
concentradas en los silenciosos hogares y al parecer dormi-
das, siempre estin vivas. Basta hacer vibrar los nombres
y las fechas que mis resaltan en nuestra historic, hacer
frente con valor y decision a todos los desmayos y desilusio-
nes que una critical sutil e infecunda suscita a veces, para
que resuene un eco alentador en todos los corazones. Lo que
estos necesitan no son excitaciones al patriotism, que muy
arraigado lo tienen, ni espiritu pfiblico que puede estar ale-
targado, pero que subsiste vigoroso como supreme garantia
de la nacionalidad, sino la clara conciencia de los principios
que deben dirigirlo y la fire consagraci6n a sus indestruc-
tibles ideales.
Mayo 22 de 1926.
EL CENTENARIO DE COLON (1)
Los j6venes y alentados fundadores de esta revista han
tenido a bien encomendarme la honrosa tarea de escribir el
proemio de la publicaci6n que emprenden. Desean que jus-
tifique en nombre de todos-si justificaci6n necesitare-el
empefio que han resuelto acometer, no por ambici6n literaria,
ni por afan de impossible lucro, sino por ardiente devoci6n
a las grandezas del espiritu, y por amor apasionado a los
progress de la civilizaci6n. Ruegaume, por filtimo, que re-
suma en breves paginas sus prop6sitos, dando a conocer sus
planes, poniendo de manifiesto las dificultades del empefio
en prueba de que no se les ocultan, y reclamando para ven-
cerlas el apoyo, el concurso, la colaboraci6n de cuantos, por
titulos diversos, esten llamados a prestarlos.
Quede para otros el lauro poco envidiable de la altanera
indiferencia con que suelen acogerse los anhelos generosos de
la juventud, o el torpe desvio con que se mira todo lo que
trasciende de la esfera respectable, mas no exclusive ni si-
quiera principal, en sociedades bien regidas, de los interests
materials, por ley de raz6n sometidos al imperio de los prin-
cipios morales, cientificos, religiosos o politicos, y al influjo
benefactor de la cultural intellectual; como se subordina today
existencia bien encaminada a los dictados de la conciencia.
Jamis sere sordo a las excitaciones de la juventud. LlamA-
mosla sin cesar a la defense de los ideales mas altos; quer&
mosla estudiosa, austera, diligente, patriot y entusiasta;
culpamos los frivolos devaneos que la divierten de grandes
y saludables empefios, y cuando nos pide consejo y ayuda
&le volveremos desdefiosa o egoistamente la espaldat Ella
tiene su destino patente, que es avanzar con gloria por el
camino de la libertad y de la ciencia. Debe saber, poder, crear
mAs que los que la hemos precedido. Merced al esfuerzo de
(1) Introducei6n al primer ndmero, de El Centenario en la Habarna. Agos-
to 15 de 1892.
RAAEL M ONTORO
nuestra generaci6n dostinada a la ruda y dolorosa labor de
substituir los viejos tipos de una secular estructura por otros
mas conformes con el espiritu del siglo, los tiempos futures
seran mejores que los pasados y los presents; y los j6venes
de hoy podrAn realizar, al cabo, conquistas esplendorosas en
todas las esferas de la vida y serAn, sin duda, ins felices.
Ayudemosles, cooperemos a sus generosos entusiasmos, a sus
nobles esperanzas, a sus intentos elevados, aunque nos parez-
can a veces poco realizables. Las aspiraciones magunnimas y
puras llevan en si mismas su mejor recompensa: porque el
vigor, la energia, la abnegaci6n y fortaleza que comunican
al alma, son acaso los bienes mis inestimables a que puedon
aspirar individuos y pueblos.
La solemn conmemoraci6n del descubrimiento de Ame-
rica, con motivo del cuarto centenario de suceso tan excep-
cional, que el sabio pontifice Le6n XIII declar6lo el mis
important de la historic, despu6s del advemmiento de Cristo,
no puede ser para nosotros, a pesar de las amarguras, des-
dichas y contiendas que predisponen los inimos a la mAs
desapacible misantropia, un suceso secundario o indiferente,
sean cuales fueren nuestros desengafios, y por muy abonado
que est6 nuestro pesimismo. No es possible recorder, sin
honda emoci6n, el dia on que arribaron las carabelas de Col6n
al puerto de Gibara, el primero que explore eu Cuba el des-
cubridor, seg6n ha probado eruditamente el senior don Her-
minio C. Leyva. El viaje del insigne navegante inici6 la con-
quista de un mundo nuevo para la civilizaci6n europea, que
es la mas perfect de que dan testimonio las pAginas de la
historic. Y esta obra inmensa, que represent una transfor-
maci6n general en todos sus elements y fuerzas, empez6,
por decirlo asi, en nuestras costas, las primeras que visit
y recorri6 el Almirante, despu6s de sus breves exploraciones
en el insignificant archipi61ago de las Bahamas. Seria ne-
cesario caer en el egoismo e indiferentismo ras estfipidos,
para no penetrarse de la majestad y grandeza de estos su-
blimes recuerdos.
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECO6OMICCS
Pero no basta levantar el pensamiento a la altura de una
contemplaci6n filos6fica, ni recogerse hondamente para con-
siderar el suceso y sus colosales consecuencias. Cuando en
todas las naciones consigranse fiestas, certimenes, congress
y libros al centenario podriamos limitarnos en Cuba a cele-
brarlo cada cual, en la intimidad del pensamiento, con me-
ditaciones mas o menos adecuadas e interesantes? El pro-
grama de los festejos que prepare una junta official constituida
expresamente para el caso respondera con mis o menos
fortune a la expectaci6n del vulgo; los monumentos que la
tutela metropolitica ha resuelto erigir en nuestra Catedral,
y en uno de nuestros parques, gala serin de la ciudad y
timbre del arte espafiol; pero I no hemos de hacer por nuestra
parte siquiera un esfuerzo para que con motive del Cente-
nario resplandezca como es debido la cultural de nuestro pais?
Los j6venes fundadores de este peri6dico no ignoran que
las circunstancias son harto desfavorables al prop6sito que
los guaa. Con mAs raz6n que en la metr6poli, pudieramos
decir aqui, en efecto, las palabras con que empieza su ma-
gistral introducci6n a la revista matritense El Centenario,
el senior don Juan Valera, su director: "a la moda de las
exposiciones sucedi6, no hace much tiempo, la de los cente-
narios: algo como mundanas y populares apoteosis, culto y
adoraci6n de los heroes. Y hallindose esta moda en todo su
auge, se nos vino encima el afio 1892; y con 61 un grandisimo
empefio, en la peor ocasi6n que pudiera imaginarse y
temerse".
Las investigaciones, harto disimiles a veces, cuyos auto-
res se designan con la comfin denominaci6n de americanistas,
y muy especialmente las que tienen por objeto conocer, tan
intimamente como possible sea, la historic de Crist6bal Col6n
y de sus descubrimientos, han sido favorecidas por muchos
de nuestros mejores ingenios con obras dignas de perpetual
memorial y alabanza. Sin referirnos a escritos poco conoci-
dos, o sepultados en archives y bibliotecas; sin volver la vista
demasiado atrAs, podemos recorder con alto aprecio la His-
toria de la esclavitud del preclaro don Jose Antonio Saco,
nunca tan popular como debiera serlo por la asombrosa sa-
gacidad de sus juicios, que le aseguran el mas alto lugar entire
RAFAEL MONTORO
los publicistas cubanos, mal que pese a la pasi6n political o
a la proterva envidia. No pens6 nunca Saco, a decir verdad,
a juzgar por el espiritu de sus obras, en investigaciones me-
ramente arqueol6gicas o en pesquisas de vana y rec6ndita
erudici6n. Su carceter era incompatible con silenciosas y
sosegadas areas, que no tienen otro fin, otro objeto que la
satisfacci6n de esa sed de noticias raras y curiosas en que
suele concentrarse el ardor de las pasiones de un sabio. Saco
era patriota y estadista. Amante y admirador de la natura-
leza, las acciones de los hombres eran, sin embargo, su
especticulo favorite. Conocerlos, seguir el curso de sus ade-
lantos y la huella de sus extravios para descubrir mejor el
secret de sus destines y la ley de su desarrollo: tal era el
asunto invariable de sus meditaciones. Cubano, id6latra de
su pais, victim temprana de las iljusticias que mancillan y
entristecen nuestra historic, el eterno anhelo de su coraz6n
era ver feliz y libre a su patria, por medio de concienzudas
y previsoras reforms. En la raiz de todos nuestros males
piblicos hall la esclavitud, asiento de today nuestra fibrica
social; y aplicando a instituci6n tan important y funesta
la escrutadora mirada del estadista, consagr6 a su origen y
a su desenvolvimiento, dotes incomparables de investigator
y de fil6sofo. La mal Ilamada opinion pfiblica ha adquirido
ya el habito de no ver en la esclavitud sino un tema inagotable
de inepcias y de aparatosas declamaciones. El examen pro-
fundo, sereno, frio, de Saco, llegando a conocimiento del
pdblico cuando la instituci6n, pr6xima a desaparecer del
Brasil, recibia en Cuba golpes decisivos, no despert6 el en-
tusiasmo y la atenci6n a que tenia derecho. Esta fu6 una
de las muchas decepciones que amargaron la solitaria vejez
de Saco.
En la Historia de la Esclavitud los studios referentes
al descubrimiento, conquista y colonizaci6n del Nuevo Mundo
son meramente epis6dicos. Pero encierran abundante y lu-
minosa doctrine, que conviene recorder cuando, como ahora,
bajo la generosa inspiraci6n del sentimiento fraternal que
tiende a unir con apretados lazos a las ramas dispersas, y
todas infortunadas, de la gran familiar espaiiola, se olvidan
o aparentan olvidarse errors y temeridades cuyo recuerdo
TRABAJOS HIST6RICOS, JUBiDICOS Y EcoN6mIcOs
y meditaci6n, bien entendidos, acaso nos preservaran a todos
de fatales reincidencias.
Don Antonio Bachiller y Morales no estudi6 epis6dica-
mente como Saco los asuntos a cuya dilucidaci6n habri de
consagrarse esta revista. Ellos fueron, por el contrario, la
pasi6n y el embeleso de su afanosa vida de fil61ogo y de
erudito. La lectura de sus libros no siempre es facil y agra-
dable, pero nunca deja de ser instructive y proveohosa. Su-
cede con ellas lo que con esas tierras Aridas, desnudas de
toda vegetaci6n y como devastadas por un fuego interior, que
ahuyentan al viajero, y en cuyas entraias encuentra el explo-
rador perseverante riquisimos yacimientos de valer inesti-
mable. El iltimo adversario con quien hubo de contender
en polemicas eruditas el senior Bachiller fu6 don Juan Igna-
cio de Armas: escritor a quien deben interesantisimas mo-
nografias la historic de Col6n y de sus descubrimientos. La
imaginaci6n del senior Armas era tan poderosa, como variada
y rica su cultural hist6rica. Hombre de ideas originales, de
ingenio sutil y creador, cay6 a veces en notorias paradojas;
pero i cuan entretenidas, discretas y eruditas! A la variedad y
rareza de las noticias; a la habilidad de las conjeturas, a la
amplitud de los puntos de vista, a la destreza y gracia de la
argumentaci6n unia con arte los encantos de una dicci6n tan
pura y limpia, como castiza y elegant. Leianse sus opfisculos
con avidez porque tenian toda la importancia de una disqui-
sici6n cientifica y al mismo tiempo la deliciosa amenidad de
un lenguaje que el gusto actual, pervertido por los oropeles
y colorines de una enfermiza literature, no siempre sabe
apreciar. El efecto producido por las obras de este escritor
era siempre considerable. En vez del silencio, de la irritante
indiferencia con que tales trabajos suelen acogerse aqui y en
todas parties, despertaban los del senior Armas interns vivi-
simo, en nuestro pais y en las principles capitals de Europa
y de AmBrica. Aqui motivaron celebres polemicas en que
dieron sus impugnadores muestra feliz de cualidades no co-
munes, inutilizando alguna de sus tesis, mas sin que por eso
se abatieran los brios de aquel incansable polemista. El senior
Armas y el malogrado don Antonio L6pez Prieto dedicaron
studios especiales y prolijos al problema, no resuelto todavia
RAFAEL MONTORO
para algunos, del lugar en que yacen los restos de Col6n.
Por cierto que en el nfimero de la acreditada revista de
Nueva York Harper's New Monthly Magazine, correspondien-
te al mes de abril tiltimo, puede verse un notabilisimo articulo
de Mr. Eugene Lawrence, titulado The -11,', s of Columbus,
en el cual se controvierten y dilucidan muches de los puntos
obscures que amn desafian la sagacidad de los historiadores
en la vida del grau descubridor; principalmente si fu0 o no
pirata, para lo cual se le supone pr6ximo pariente de unos
famosos corsarios que tomaron el nombre de Colombo, por
mote o dictado, y como emblema de la vida errante que Ile-
vaban; corsarios cuyas furiosas hazafias contra la armada
de Venecia registranse y nirranse con vista de ]a colecci6n
de documents oficiales (State papers) de la famosa repfi-
blica, dados a luz recientemente por Mr. Rawden Brown.
Mr. Lawrence se muestra apreciador inteligente y justiciero
de las pol6micas provocadas en Cuba por los referidos
opfisculos del senior Armas, al discurrir sobre los trabajos
novisimos que ilustran algunos periods de la vida del gran
navegante.
Asi por ejemplo (pigina 733), discurriendo sobre los
caribes, acepta la teoria del senior Armas, acerca del ca-
racter fabuloso de las abominaciones atribuidas a 4stos para
cohonestar las crueldades y demasias de los primeros con-
quistadores. MAs adelante (pAgina 734) vuelve Mr. Lawrence
a tratar de la indicada obra del senior Armas, celebrAndola y
enaltecidndola en t6rminos muy expresivos. Y en una nota
de esta pagina, hace constar que las ideas del author sobre
la deformaci6n artificial de los craneos habian sido impug-
nadas muy doctamente por el senior don Jos6 Rafael Mon-
talvo, cuyo folleto fu6 muy celebrado y decisive, a lo cual
agrega: "los savants de la Habana no son perezosos".
Parte principalisima y memorable tom6 asimismo en aque-
las polemicas el sefior don Manuel Sanguily, cuyos escritos
acerca del descubrimiento, exploraci6n y conquista de las
Antillas, tengo por dignos de parangonarse con los mis su-
gestivos, eruditos y elocuentes que sobre tales asuntos so
hayan dado a la estampa.'
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECO6OMICOS 61
Me extenderia demasiado si fuese citando a los distintos
escritores que en ocasiones diversas se han dedicado aqui al
studio de tan interesantes materials. Al lado de ellos ocupan
lugar distinguido eruditos como los sefiores don Vidal Mo-
rales y don Alfredo Zayas, cuyos escritos y valiosas colec-
ciones ofrecen abundantes noticias a la ilustraci6n de las
personas estudiosas. Don Herminio C. Leyva ha conquistado
a su vez aplausos recentisimos de propios y extrafios, en
su concienzuda monografia sobre El primer viaje de Coldn,
que resuelve, a mi ver, el problema de cufil fu6 la primera
tierra de America que pis6 Col6n, la legendaria Guanahani.
Mas el uninime consentimiento discierne al senior don
Jose Silverio Jorrin la palma de ser, no s6lo el primero de
nuestros eruditos en materials colombinas y americanistas,
sino uno de los mas discretos y sagaces de cuantos en asuntos
tales se ocupan, habiendo alcanzado vasta y general nom-
bradia, a pesar de la several circunspecci6n con que da a luz
los frutos de sus largos desvelos y afanosas investigaciones.
Muy pronto, al cumplirse los cuatrocientos afios del hecho
capital que celebra conmovido el mundo, la voz del senior
Jorrin resonara elocuente y serena en el hist6rico sal6n de
la Sociedad Econ6mica de Amigos del Pais, resumiendo con
su reconocida competencia y elegantisima dicci6n cuanto se
ha logrado averiguar a ciencia cierta sobre Col6n, sus pas-
mosos triunfos y sus no menos pasmosas e inmerecidas
desdichas.
El Centenario, peri6dico, tiene abundante venero en las
obras de los compatriotas cuyos nombres he recordado y en
las de otros que por no fatigar al lector parece que olvido.
"Muy cerca de seiscientos libros calcilase, dice The
Edinburgh Review, en su nimero de julio filtimo, que se han
escrito acerca de este extraordinario personaje (Col6n)
especial y determinadamente, prescindiendo de otros innu-
merables en que se trata de su carrera como parte de un
asunto mis gen6rico. Mas no por eso sabemos much mas,
si es que algo sabemos. El respectable edificio de la primitive
RAFAEL MONTORO
biografia ha sido minado, cuando no del todo destruido, y
no parecen estar a mano los materials para reconstruirlo
sobre cimientos mas seguros... Muy pocas son las circuns-
tancias referentes a la vida de Col6n, que estni a salvo del
signo de interrogaci6n de la critical "
Temas sobrados se ofrecen, pues, a la diligencia y saga-
cidad de nuestros publicistas y al entusiasmo de la juventud,
para fitiles investigaciones que contribuyan al esplendor del
centenario. A montones arrojan las prensas de Europa y de
America libros, opfisculos, peri6dicos destinados a la con-
memoraci6n del magno suceso. Labor preferente para la
nueva revista ser la de recoger y analizar, en cuanto quepa,
esas obras de erudici6n y de critical. Winsor, Fiske, Cronau,
Fernundez Duro, Lawrence y una legi6n de conferencistas y
escritores en todos los pauses del mundo culto, aprovechan
el exceptional interns despertado por las fiestas del Cente-
nario para satisfacer, siquiera en parte, las dudas que sim-
boliza ese signo de interrogaci6n tan amargamente sefialado
por la celebre revista. Organizanse museos y exposiciones
como la de mapas y documents relatives a America, de la
Biblioteca Nacional de Francia, como las que ilustrarin
no pocas salas de los colosales edificios que improvisa
Chicago.
Si los fundadores de la publicaci6n que ahora empieza
aciertan a resumir en extractos, anilisis y relates cuidadosos
este gran esfuerzo, habrfn prestado un servicio inestimable
a nuestra cultural. Porque el studio de la vida de Col6n
es, en realidad, el del descubrimiento, conquista y primer
colonizaci6n del Nuevo Mundo. Ilustrar cualquiera de sus
fases serf ponerse en aptitud de conocer mas profundamente
todas las demas.
Ocioso es detenerse a glorificar y enaltecer el descubri-
miento de America. 61lo un loco o un imbecil podria mirar
con indiferencia hecho tan grandiose o con desd6n su influjo
en el desenvolvimiento de la civilizaci6n. "En la escuela de
Carl Ritter, dice Seeley, mucho se ha escrito sobre las tres
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECONOMICS 63
etapas de la civilizaci6n determinadas por condiciones geo-
grificas: la potdmica que se adhiere a los rios, la thaldsica
que crece en torno de los mares interiores, y, por iltimo, la
ocednica. No parece sino que esta teoria fu6 sugerida por
el cambio que sigui6 al descubrimiento del Nuevo Mundo,
cuando, en verdad, la civilizaci6n europea pas6 del period
thaldsico al ocednico. Hasta entonces se habia circunscrito
al mar MediterrAneo. Hasta entonces el oc6ano habia sido
un limited, una barrera, no un camino. Habia existido, sin
duda, cierta comunicaci6n por los estrechos mares del norte,
que aliment6 el trifico de la Liga Hanseatica. Pero en lo
principal, el MediterrAneo sigui6 siendo el cartel general
de la industrial y de la civilizaci6n..."
Desvanecido el suefio de oro de Col6n y de sus primeros
sucesores, el de encontrar en las tierras nuevamente descu-
biertas los grandes imperios del Asia, cuyo antiguo acceso por
el Asia Menor o por el Golfo P6rsico habian cerrado las
falanges feroces de Mahomet, hubo un moment de estupe-
facci6n y de extravio. Los portugueses habian conseguido
doblar el cabo de Buena Esperanza y fijaban al fin la plant
vencedora sobre el territorio de esos imperios casi fabulosos
hasta entonces, cuyo poderio y opulencia exaltaba la imagi-
naci6n de los europeos. Despreciaronse los descubrimientos
de Col6n, a quien en vano se esper6 de uno y otro viaje con
las riquezas que debian atestiguar el valor y la gloria de
su triunfo. "iQuien habia de pensar en las islas y tierras
firmes del Oceano, dice el senior Varela, habitadas por obs-
curos y pobres salvajes, sin nombre en la historic, y tomin-
dole por casualidad de un aventurero cualquiera, cuando
Tristan de Acufia entr6 en Roma, en espl6ndido triunfo, como
embajador del rey don Manuel el Dichoso? Figuraban en la
pompa corceles arabes y persas ricamente enjaezados, una
onza domesticada, varias alimafias feroces y un elefante
soberbio, como desde el tiempo de los emperadores gentiles
no se habia visto en la Ciudad Eterna, el cual, haciendo hisopo
de la trompa, rociaba con aromaticas esencias a la apifiada
y absorta muchedumbre. Cubierto de perlas y diamantes,
cercado de orientales siervos y de gallardos pajes, y reali-
zando el suefio del vate mantuano cuando vi6 a CUsar ser
64 RAFAEL MONTORO
recibido en el cielo, spoliis orientis onustum, Tristan de
Acuiia ofrecia al elegant Le6n X, almizcle, incienso, canela
y clavo, porcelana y seda, y todos los regalos de los palacios
del Aurora, entrados a saco por los portugueses."
SCuiL diferente era el espectuculo ofrecido por Col6n
al volver de sus filtimos viajes! Pobre, calunmiado, preso,
ni seguiale fastuoso cortejo de galanos servidores, ni podia
adn ofrecer a su segunda patria las riquezas y el esplendor
que de sus hazafias se prometia. Los imperios de oriented,
otros habian de hallarlos. Los anhelos de la codicia, cada
vez mds distantes de su realizaci6n, trocabanse en mortales
despechos ante el descubridor; abrumado por las dolencias,
el olvido y la midseria, muri6 tan obscura y olvidadamente
en Valladolid, que ni atenci6n mereci6 el suceso a los cro-
nistas coetdneos.
El deslnmbramiento causado por las conquistas de los
portugueses, dur6 poco. La humanidad se penetr6 muy
pronto de la grandeza y majestad de la obra de Col6n y
comprendi6 que habia alcanzado al fin la unidad de sus des-
tinos hist6ricos. A la indiferencia sucedi6 el vertigo de la
codicia y de la sangre, al mismo tiempo que un impulso
universal de engrandecimiento y de conquista.
Al t&rmino de euatro siglos, el mundo civilizado se re-
coge y se pasma ante los resultados del descubrimiento.
Todas las ciencias, todas las artes, todas las industries, el
comercio, la economic social, las relaciones internacionales,
se han transformado por obra del advenimiento de Am6rica
a la historic. El studio de estas transformaciones, el de la
influencia "del nuevo Mundo en el antiguo", segfin la frase
de Seeley que tan sagaz y luminosamente lo ha estudiado en
uno de sus capitals aspects, no ha producido todavia la
obra fundamental que demand la magnitude y traseendencia
del asunto. Recoger las investigaciones parciales de que ha
sido objeto, empefio seria por si solo digno de una publica-
ci6n como la que ahora se inicia...
Pero observe que, contra mi prop6sito, alargase desme-
didamente esta introducci6n. El program que voy trazando,
sin querer, a mis j6venes amigos, no es superior sin duda
a su entusiasmo ni a su fe, pero puede serlo muy bien a sus
TRABAJOS HIST6ORICOS, JURiDICOS Y ECON6OMICOS 65
medios y a los que ofrece nuestra agitada sociedad. Lo que
de ellos dependia estA hecho: nadie podri disputarles ya el
lauro que se debe a la elevaci6n de sus deseos y al desinteres
y abnegaci6n de que dan gallarda muestra. La figure de
Col6n, envuelta cada dia mis en las densas nubes que levan-
tan la critical analitica, las preocupaciones nacionales y el
espiritu de detracci6n esceptica y maliciosa propio de las
postrimerias del siglo, lograrA destacarse para siempre con
el esplendor irresistible de la grande alma del descubridor
y de su triunfo colosal. Juzga a los hombres la verdadera
critical hist6rica en relaci6n con su tiempo, con sus circuns-
tancias y con el caracter de sus obras. Ve y vera siempre
en Col6n la alteza de un pensamiento que cruz6 por la mente
de muchos, pero en el que nadie supo resumir como 6l las
palpitaciones todas del coraz6n, los anhelos todos de la fan-
tasia, las revelaciones del studio y las sintesis de la raz6n,
hasta hacerlo de tal manera solidario con su destino, que
la vida misma fuese despreciable sin su realizaci6n. Admira
y admirara la claridad de la vision intellectual que en el
16brego misterio del mare tenebrosarm hizole ver palpable-
mente los contornos de una tierra para todos, menos para 61,
invisible. SimbolizarA en su nombre la inmensa revoluci6n
realizada por su descubrimiento. En vez de buscar con el
microscopio las flaquezas de su Animo o las miserias de su
vida, preferira seguirle a trav6s de la historic con la lente
transfiguradora de la fe, como mensajero de una nueva edad
para el mundo. Y a las aclamaciones que resuenen en Chicago,
grandiosa creaci6n de la repfiblica milagro, que personifica
boy toda la grandeza y majestad de la era nueva, se unirin
las de los hombres todos que sepan pensar, sentir, querer,
entusiasmarse por lo bueno y por lo bello en la generalidad
de los pueblos civilizados.
Agosto 18 de 1892.
5.-Trabales MistOic.m, juridkes Y ecwnieos.-T. III.
DISCURSO
LEfDO EN LA SESI6O CONSAGRADA AL CENTENASIO DE LA FUNDACIO6
DE LA REkL SOCIEDAD ECON6MICA DE AMIGOS DEL PAIS,
DE LA HABANA
Illmo. senior, sefiores (1):
S6lo el sentimiento de patri6tica satisfacci6n y de res-
peto que se apodera de mi inimo, al evocar los recuerdos
que pueblan este recinto, pudiera compensar la amargura
con que me reconozco impotente para concentrar en sin-
tesis atinada los cien afios de esfuerzo incesante y de civico
desprendimiento que hemos de conmemorar esta noche. Per-
mitidme recordarlo, aunque en realidad no necesitkis oirlo,
pues en vuestras actas consta; ni he pretendido este honor
ni, en verdad, lo hubiera admitido, a no medliar ]a designa-
ci6n de nuestro respectable president y el acuerdo de !a Jun-
ta de Gobierno, comunicado en tiempo a la General. Conste,
pues, en descargo de la poca fortune que a mi trabajo quepa:
lo emprendo solamente en observancia de un deber aceptado
con el entusiasmo del que sinti6ndose obligadisimo a las re-
petidas bondades que en series ya bastante larga de afios la-
boriosos le hab6is dispensado, complAcese en responder a
ellas con lo finico que ofreceros en este trance puede: el tri-
buto de su buena voluntad.
La Real Sociedad Econ6mica de Amigos del Pais de la
Habana puede celebrar gozosamente el centhsimo aniversa-
rio de su constituci6n. En un pais en que todo parece conde-
nado a vida efimera y trabajosa; al travys de vicisitudes y
(1) Preeidi6 la sesi6n, representando al Excmo. Senior Gobernador Gene-
ral, el Illmo. Sefor Doctor Estaaislao de Antonio, Secretario del Gobierno General.
i8 RAFAEL MONTORO
de cambios que no han dejado en pos sino ruinas informes y
melanc6licas; en medio de una transformaci6n penosa y lar-
ga que no present a los ojos del observador sino bocetos que
se borran con mano ligera o safiuda antes de que puedan con-
vertirse sus trazos inseguros en fijos y duraderos contornos,
el Cuerpo Patri6tico es acaso la finica instituci6n pfiblica y
militant en que palpita el espiritu de la antigua sociedad
cubana, en intima comuni6n con las necesidades de nuestro
tiempo.
Todas las causes de perturbaci6n o de enflaquecimiento
que han destruido o minado otros organismos resultaron
impotentes para comprometer los destinos de este secular
institute, en que se resume la obra de enanto ha significado
en Cuba una gran aspiraci6n, un alto prop6sito, un sentido
amplio y progresivo. Nada pudieron contra ella la frivola
insubstancialidad de los que creen circunscrito el destino del
colono a despilfarrar hoy las riquezas que otras, o las pro-
pias manos, atesoraron ayer: ni el desordenado afin de no-
vedades que hace confundir a muchos la noci6n rational del
progress, limitado y finito de suyo, con el continue mudar y
la instabilidad perpetua; con el ansia pueril de novedades,
s6o1 por ser tales; con la, insensata preocupaci6n de que las
cosas no puedan durar sin que se pierdan su utilidad y su
eficacia, bajo la falsa creencia de que es possible romper todo
lazo entire lo present y lo pasado, o entire lo porvenir y lo
present; como si no fuese tan cierto en la historic, como en
la realidad visible del mundo, que natural non facit saltumn.
Cual fuerte pefiasco que asi desafia esas corrientes humil-
des y calladas que lamen p6rfidamente la piedra y la hora-
dan, como el impetu soberbio de las tremendas olas empuja-
das por la tempestad, nuestro Instituto ha sobrevivido a las
inconstancias de la opinion, a la apatia, el descuido o la indi-
ferencia de los dias serenos, a. la ira y al arrebato de los pe-
riodos de lucha. Ninguno de los institutes que florecieron o
se crearon al mismo tiempo que esta Real Sociedad existed to-
davia: acaso ninguno de los que con anAlogo espiritu so cons-
tituyeron mis tarde subsiste ain tampoco. Unos han des-
aparecido, otros so han transfonnado, de various no queda si-
quiera un vago recuerdo; y si por arte migica abandonase
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECOXOMICOS 69
su sepulcro alguno de los benem6ritos ciudadanos que el dia
9 de enero de 1793, es decir, mis de cien afios ha, se congre-
gaban por vez primera para constituir la patri6tica sociedad,
y buscase en la Habana de hoy el trasunto de la de ayer, las
instituciones a que consagr6 su actividad, los centros que re-
gulaban la vida toda del pais, s61o aqui encontraria ese nexo
necesario entire lo que era y lo que es, sin el cual cesaria la
continuidad del esfuerzo social y convirtierase la historic en
desatinada series de aventuras y de saltos en las tinieblas.
Los retratos que en torno de este dosel se ostentan recorda-
rianle a sus mas ilustres coetineos. Esos estantes poblados
de libros mostrarianle realizado el ensuefio de una gran bi-
blioteca pfiblica que acalor6 la honrada imaginaci6n de aque-
llos generosos ciudadanos; en el archivo donde se acumulan
informes y memories dignos de ser mis conocidos que cita-
dos, el arbol frondoso del civismo habanero tal como ellos, al
plantarlo, imaginaron que habia de extender sus ramas
sobre un pueblo naciente. En las escuelas que la sociedad sos-
tiene hallaria pruebas notorias de que aun impera el gene-
roso espiritu que los anim6. Y en vosotros todos, que con la
misma interior satisfacci6n que ellos ostentAis el preciado
titulo de Amigos del Pais; en vosotros, que uno y otro afio
os complackis en acudir a este hist6rico sal6n y os sentis mis
satisfechos de los dias que corren y mis confiados en los que
vendrin, cuando veis destacarse de entire las brumas que se
dilatan por nuestra historic los nombres de los inolvidables
fundadores cuyas efigies conserve el arte en nuestra galeria
para edificaci6n de los que quieran imitarlos, hallaria el tes-
timonio alentador de que no sofiaron ellos audaz y locamente,
al pensar que bajo los auspicios del Cuerpo Patri6tico logra-
riase desenvolver el espiritu propio de este pueblo, con indi-
vidualidad bastante para alcanzar, en mas o menos tiempo,
la plenitud de sus destinos hist6ricos, presentidos por hom-
bres dignos de concebirlos y de prepararlos.
Tal era y es, en mi sentir, el verdadero fin de este Cuer-
po. La fecha de su fundaci6n es la del advenimiento de ese
espiritu propio. Seguir paso a paso el desenvolvimiento de
la Sociedad Patri6tica seria observer el desarrollo de ese
mismo espiritu nuevo desde aquel distant period hasta
RAFAEL MONTORO
nuestros dias. Procuremos former siquiera una idea general
de lo que ha sido, en sus cien afios de existencia, nuestro ins-
tituto. Asi podremos former a la vez exact juicio de la mi-
si6n que aun le toca cumplir en condiciones sociales e hist6-
ricas tan diferentes de las que presidieron a su estableci-
miento. Lo veremos surgir, ante todo, como repercusi6n po-
derosa del movimiento regenerador iniciado en la mctr6poli
per la legi6n de hombres de Estado, de origen extrafio algu-
nos, cuya obra se interrunpi6, por tan lastimosa manera, en
tiempo de Carlos IV. No pudo surgir de otra suerte, porque
el desenvolvimiento hist6rico de las sociedades coloniales
iniciase y sosti6nese, por largo tiempo, como mera expansion
de las naciones que las fundan: participan del genio, del ca-
ricter, de las causes que determinan su grandeza y su deca-
dencia, hasta que en el transcurso del tiempo empiezan a vivir
con vida propia y a manifestarse con sentido original, aptas
ya para intervenir como factors nuevos en la obra general
de la civilizaci6n, si asi lo exige el plan divino de la
historic (1).
I
ORIGEN DE L.S SOCIEDADES ECOx6MICAS
El c4lebre fil6sofo ingles Buckle, en su famoso libro
sobre la Civilizaci6n en Inglaterra (que, por no haber pasado
de la Introducci6d, mis bien ha de estimarse como un ensayo
memorable de la filosofia, segfin el mttodo positivista), ha
trazado un cuadro sombrio y desagradable de lo que llama la
historic del intelecto espafiol desde el siglo v. No es ocasi6n
de examiner el m6todo ni las conclusions de obra tan memo-
rable, de discutir, siquiera en esa parte, sus aciertos, ni de
(1) Este processes fatal y constant, que por grados conduce a una dist:n-
eion cada vez mks precise, aunque no por necesidad-hist6ricamente demos-
trada-a la total separaci6n, como equivocadamente ha solido entenderse, no
puede ser sino con notoria teineridad resistido, ni eabe quo sea, sin evidence
inutilidad, precipitado. En reconocerlo y apoyarlo, amoldAndose a las condicio-
nes naturales de su desenvolvimiento, muy diferentes en eada pals, cifrase en
realidad, y asi se entendi6 siempre por los Amigos del Pais, el secret de la
prosperidad de las colonies.
TRABAJOS HISTIRICOS, JURIDICOS Y ECoxOMICOS 71
sefialar los errors e injusticias en que, tal vez, por raz6n de
su metodo incurred, aunque sin llegar a merecer la apasiona-
da censura de los que en son de amarga represalia calificanla,
como el insigne escritor don Juan Valera, por ejemplo, de
libro ingeniosa y eruditamente disparatado (1). Mas es
lo cierto que en poquisimas obras dignas de nota, sin excep-
tuar las de Sismondi y Guizot, juzg6se tan several y desapia-
dadamente la civilizaci6n de nuestros mayores. Pueden invo-
carse, por lo tanto, sin genero alguno de duda, los elogios que
encarecidamente hace de Carlos III y de sus inmortales minis-
tros, aunque para sefialar despues, en el aparente fracaso de
las empresas que acometieron, una prueba mis del incontras-
table poder de las leyes hist6ricas, que crey6 haber des-
cubierto (2).
Este gran monarca, cuyo retrato ha ocupado siempre
lugar preference en nuestra sala, dando testimonio de la hi-
dalga reverencia de los Amigos del Pais, mostr6 en el trono
las mis extraordinarias cualidades y los impulses mfs be-
neficos. En vano ha querido la critical, en nuestros dias, agui-
joneada por conocidas tendencies de secta y de partido, ami-
norar la grandeza de este rey perspicaz e ilustrado, generoso
y reformador: el Elogio que le consagr6 Jovellanos, y cnyos
cadenciosos y magistrales periods se leerin con entusiasmo
mientras dure la lengua castellana, basta para eternizar su
gloria y para confundir la torpe animosidad de sus detrac-
tores. Podemos decirlo sin temor a incurrir en una exagera-
ci6n de mal gusto: entire las muiltiples creaciones de aquel
pr6spero reinado, pocas expresan tan cumplidamente como
las Sociedades Patri6ticas el criteria optimista, alentador y
liberal a que aqu6l obedeci6. Ostensiblemente limitadas a pro-
mover los adelantos de la industrial, en general, y principal-
mente los de la agriculture, las fibricas de tejidos y el comer-
cio, resplandeci6 bien pronto su verdadero caricter en los
continuados esfuerzos que dedicaron al fomento de la instrue-
ci6n pfiblica, de la prensa peri6dica y de las vias de comunica-
(1) VALEaA (DoN JUAN). Introducei6n a la revista ilustrada El Centeno-
rio. Madrid. Tipografia de "El Progreso Editorial", 1892, p. 15.
(2) BUCKLE (H. T.). History of civilization in England, 3 vols., 12 mo.
London and New York, 1875. V. en la traducei6n francesa de BAiLOT, t. IV,
pp. 158 y signientes.
RAFAEL MONTOBO
ci6n; asi como en el afan generoso con que divulgaban, por
cuantos medios tenian a su alcance, las ideas filantr6picas,
morales y candorosamente progresistas que, no obstante las
profeticas sdtiras de Voltaire, caracterizaron al filosofismo
del siglo xvIIi, harto superficial y fantaseador para la desen-
gafiada madurez de nuestros contemporAneos, pero indispen-
sable para destruir el vetusto y asfixiante edificio del anti-
guo regimen. El espiritu de aquel siglo, profundamente inno-
vador, sintetiz6se en el t6rmino iltstracidi, que desde enton-
ces empez6 a correr, con nuevo significado, por el mundo: y
este espiritu, como observaba Hegel (1) con la exceptional
profundidad de su pensamiento, se determine por la procla-
maci6n de las leyes de la naturaleza en supuesta armonia con
los fundamentos de la Teodicea y de la moral racionalis-
ta, basada en la cr6dula afirmaci6n de la felicidad, como des-
tino natural y 16gico del hombre. Innecesario me parece ha-
blar ahora de las tristes y dolorosas salvedades que el pesi-
mismo de nuestros dias impone a esas nobles ilusiones de
una edad animada por la fe que realize las grandes obras;
mas sea cual fuere el juicio que de tales rectificaciones for-
memos, y desgraciadamente, en lo esencial, dificil nos ha-
bria de ser no aceptarlas, jqui6n que de imparcial se precise
negarA que, sin esa noble confianza en la naturaleza humana
y en la ley del progress, habrianse perpetuado ciertos abu-
sos; y que la humanidad, mIs instruida, mas sagaz, mis cono-
cedora de la infinita vanidad de las cosas, segdin Leopardi
las describe, habria sido tambikn mis servil, mas abyecta y
desgraciada?
A tal sentido obedecieron las sociedades econ6micas; y
aun hoy, ellas lo representan asi en lo que tuvo de prove-
choso como en lo que se atribuye de ineficaz y anacr6nico.
El ya celebre historiador y estadista portugu6s Oliveira Mar-
tins, en su notable Historia de la civilizaci6t ibdrica, recuer-
da estas memorables palabras del MarquBs de la Ensenada,
cuando insistia con Fernando VI sobre la necesidad de refor-
mar los studios, como primer element de la regeneraci6n
national.
(1) HEGEL. Fiosofia de la Historia. Parte IV. Secei6n 3', Cap. 39. La
Ilustracidn y la Bevo ucwi6 Puede verse la version inglesa de SIBaEE, pp. 456-477.
TRABAJOS HIST6RICOS, JURBDICOS Y ECO6OMICOS 73
"No s6 que haya cAtedra alguna de Derecho pfiblico, de
Fisica experimental, de Anatomia y Botinica. No hay pun-
tuales cartas geogrificas del reino y de sus provincias, ni
quien las sepa grabar, ni tenemos otras que las imperfectas
que vienen de Francia y de Holanda. De esto proviene que
ignoremos la verdadera situaci6n de los pueblos y su distan-
cia, que es una vergiienza." "Una vergiienza", agrega Oli-
veira Martins. "Este sentimiento de los ministros de Fer-
nando VI y de Carlos III es tambien del Marqu6s de Pom-
bal. En contact con las principles naciones europeas for-
m6se en la Peninsula una escuela de hombres modernos en
quienes la tradici6n national se apagaba. Veiase la poderosa
monarquia francesa prosperar, apoyada por las instituciones
del absolutismo: un ejercito permanent, una diplomacia, un
sistema de protecei6n econ6mica, y pensaron reproducir e
implantar todo eso en la Peninsula (l). Mas asi como siglos
antes la monarquia visigoda fu6 apenas un episodio y una
vana tentative de conservaci6n en la historic de la ruina de
la Espafia romana, asi tambien ahora el absolutismo lo era en
la historic de la modern descomposici6n national. Entonces
el Cristianismo formaba el element previo de la reorganiza-
ci6n futura, como en los troncos de los arboles carcomidos
revientan muchas veces las nuevas plants. Tambien entonces,
al lado de las efimeras tentativas de Aranda y de Pombal,
estallaba sobre el trono de la Espafia caduca otro sintoma
anAlogo en la aparici6n de las ciencias y de su espiritu
propio". En ese gran movimiento que Carlos III personifica
para Espafia y Jos6 I para Portugal, lo que silenciosamente
se realize es la destrucci6n del pasado, no la reconstituci6n
necesaria en que se ocupa todavia, con angustia y sin verda-
dera esperanza, nuestro tiempo.
Las Sociedades Econ6micas respondieron desde un prin-
cipio, con celo y actividad laudabilisimos, al fin que se les
sefial6 y a la misi6n que la 6poca les destinaba. Ya desde el
reinado de don Felipe V, en cuyo espiritu se agitaban sin
cesar los pensamientos de reform con que habia salido de
Francia para los Estados que el acaso le lam6 a regir, habia
(1) T. P. OUavae. MARTINs. Historic da CMtUigaafo Ibrica, 39 ed., Lis-
boa. Bertrand, 1885, pp. 286 y siguientes.
I4 :!AFAEL MOTOR
recomendado la creaci6n de tales cuerpos el c4lebre don Mel-
chor Rafael de Macanaz. En una representaci6n fechada en
Lieja exprcpsbase en los siguientes inequivocos terminos (1):
"Es precise recurrir a establecer y fomentar la industrial
popular, que darA a los pobres utilidades copiosas, y al Es-
tado riquezas inmensas. Mande V. M. se establezean Socieda-
des Patri6ticas en los pueblos de bastantes vecinos, y, a pro-
porci6n de los frutos de cada uno, que se establezean fabricas
para enriquecerlos". Estas ideas mds obedecian, en realidad,
al sistema de fomento y protecci6n de Colbert, que a las ten-
dencias genuinas del siglo xvii, no bien determinadas afin;
reconociendose su influjo hasta en los escritos del verdadero
propagador de tales cuerpos en Espaiia, el gran don Pedro
Rodriguez Campomanes. Pero su memorable Discurso sobre
la industria popular, verdadera carta constitutional de las
nuevas corporaciones, reflejaba indudablemente, con mas
intensidad, la acci6n de los enciclopedistas. Esta no fu4 sin
embargo, ni pudo ser, muy profunda en los estadistas es-
panioles.
El colbertismo y el einciclopedismo son, en efecto, forms
muv diversas en el desenvolvimento de las ideas morales y
political. El primero es una manifestaci6n del espiritu pro-
tector, como diria Buckle, perfectamente derivada de la idea
de la monarquia absolute, hasta el punto de ser, como indicaba
Martins, uno de sus elements esenciales; mientras el enci-
clopedismo encierra los g6rmenes todos de una complete re-
voluci6n social, moral y hasta religiosa, la cual par4ceme
evidence que ni aquellos ilustres hombres de Estado, ni el
mismo Jovellanos, 6mulo de Turgot, hubieran suscrito nunca,
como lo prob6, al cabo, el ilustre don Gaspar much mAs tarde,
cuando en calidad de miembro de la Junta Central organizada
para la defense del territorio national contra Bonaparte,
opuso las conservadoras teorias del constitucionalismo ingl4s
a los atrevimientos semijacobinos de Rozas.
El Discurso de Campomanes despert6 en muchas pro-
vincias una generosa emulaci6n.
El ejemplo de los honrados caballeros guipuzcoanos que
(1) FERRER DEL Rio (DoN ANTONIO). Historic del reiwado de Carlos III
de Espaia. T. 39, pp. 231 y siguientes.
TRABAJOS HISTORICOS, JURIDICOS Y ECONOMICS 75
nueve afios antes habian fundado la primera Sociedad Eco-
n6mica en Vergara, para que la reconciliaci6n que puso t6r-
mino a sus antiguas discordias locales no se entibiase jams,
y para que aunandose los esfuerzos de cuantos amasen el bien
piblico fuese mayor su eficacia, habia sido poco fecundo. Era
precise que de lo alto descendiese, con vigor bastante, un
estimulo capaz de veneer la apatia o las prevenciones. Tal
fue la obra de Campomanes. En 6poca poco desfavorable
todavia a la acci6n tutelar del poder ptiblico, tenia que ser
decisive la intervenci6n de cuerpo tan autorizado como el
Consejo de Castilla, que prohij6 la obra de su insigne fiscal.
Por consult suya y de R. O., se imprimi6 el Discurso, que
fu6 remitido con circular de 18 de noviembre de 1774 a los
Justicias, Intendencias y Ayuntamientos de las capitals y
otras poblaciones: rasgo muy propio del sistema que se llam6
el despotismo ilustrado, por que aspiraba a realizar desde
arriba y dentro de limits imposibles de guardar, la revolu-
ci6n que desde abajo y sin detenerse ante barreras de nin-
guna clase habia de realizarse muy pronto.
Hablando del opiisculo famoso de Campomanes y de sus
saludables efectos exclamaba Jovellanos (1) en su precitado
Elogio de Carlos III: "Su voz arrebatando nuevamente la
atenci6n de la magistratura, le present la mis perfect de
todas las instituciones political que un pueblo libre y ven-
turoso habia admitido y acreditado con admirables ejemplos
de ilustraci6n y patriotism. El Senado (lease Consejo de
Castilla) adopta este plan, Carlos le protege, le autoriza con
su sanci6n, y las Sociedades Econ6micas nacen de repente.
Estos cuerpos llaman hacia sus operaciones la atenci6n ge-
neral, y todos corren a alistarse en ellos.
"El clero, atraido por la analogia de su objeto con el de
su ministerio ben6fico y piadoso: la magistratura, despojada
por algunos instantes del aparato de su autoridad: la nobleza,
olvidada de sus prerrogativas: los literatos, los negociantes,
los artists, desnudos de las aficiones de su interns personal,
y tocados del deseo del bien comiin, todos se refinen, se reco-
nocen ciudadanos, se confiesan miembros de la asociaci6n ge-
(1) JOVELLANOS. Obras publicadas e ineditas. Madrid, Rivadeneyra, 1858.
Tome T, pig. 316 .(Coleeci6n de A. A. E. E.).
76 BAFAEL MONTORO
neral antes que de su clase, y se preparan a trabajar por la
utilidad de sus hermanos. El celo y la sabiduria juntan sus
fuerzas, el patriotism hierve, y la naci6n at6nita ve por la
primera vez vueltos hacia si todos los corazones de sus hijos."
Acentos no menos entusiAsticos aparecen muchos ailos des-
pu6s, en el imunero correspondiente a los meses de septiembre
y octubre de 1831 de la inolvidable Revista Bimestre publi-
cada por esta Real Sociedad, y en un articulo encomiastico
sobre la obra de Campomanes, debido al benemirito amigo
del pais don Pedro Sirgado, cuyo nombre se encuentra en
nuestros anales, por espacio de muchos ailos, asociado siem-
pre a los mas fitiles empefios y a los designios mis patri6ti-
cos (1). "Pucde decirse, exelamaba Sirgado, que este Dis-
curso (el de Campomanes) hubiera por si solo conquistado a
Espafia mis gloria y poderio que la conquista y riqueza del
vasto continent americano, si causes que seria penoso ex-
planar no extraviaran el certero rumbo que llevaban desde
entonces las ideas." Pero conviene recorder algunas senten-
cias del tan celebrado opfisculo del fiscal del Consejo de
Castilla, por lo mismo que sirvi6 de program comuin a las
Sociedades Econ6micas. "Toda la atenci6n se la ha Ilevado,
decia, el studio de las especulaciones abstractas... Nues-
tra edad, mis instruida, ha mejorado las ciencias, y los hom-
bres pfiblicos no se desdefian de extender sus indagaciones
hacia los medios de hacer m6s feliz la condici6n del pueblo
sobre cuyos hombros descansa el peso del Estado..." A ge-
neralizar los conocimientos econ6micos y uitiles al pueblo de-
bian destinarse en primer t6rmino, seglin 61, las Sociedades
Econ6micas. "La agriculture, afiadia, la cria de ganados,
la pesca, las fibricas, el comercio, la navegaci6n en su mayor
aumento, en cuanto a las reflexiones cientificas con que pro-
pagar estos ramos, deben former la ocupaci6n y el studio
de las sociedades, ya traduciendo las buenas obras publicadas
fuera, con notas y reflexiones acomodadas a nuestro suelo,
ya haciendo experiments y cAlculos politicos en estas mate-
rias, ya representando o instruyendo a los superiores a quie-
nes pertenezca proveer de remedio." Y en otro lugar agre-
(1) Bevista y repertorio Bimestre de la Isla de Cuba, 1831 Ndmero co-
rrespondiente a los meses de septiembre y octubre. PAg. 330.
TRABAJOS HIST6RICOs, JuRiDIC0s Y ECONmICOS
gaba: "Estas sociedades serAn tiles para votar con jus-
ticia los premios a beneficio de los que se aventajen en
las artes, o en proveer las cosechas que convenga introducir,
o extender con preferencia, o que descubran algfn secret
fitil". Otra importantisima condici6n sefialaba el ilustre es-
tadista, haciendose superior a las autoritarias preocupaciones
de su tiempo. Las Sociedades Econ6micas no habrian de
tener fueros, privilegios ni autoridad fiscal. Desprendigndose
ademis de los estrechos prejuicios tan comunes a la saz6n
contra las ocupaciones lucrativas, exclamaba con acentos de
generosa vehemencia: "Al mas patriota y al mis instruido
deben tener las sociedades la primera atenci6n. Estas aca-
demias se podran considerar como una escuela piblica de la
teoria y prictica de la economic political en todas las provin-
cias de Espafia, fiadas al cargo de la nobleza y de las gentes
acomodadas, las cuales tinicamente pueden aplicarse a esta
especie de studio. Lo que en las universidades no se ensefia
ni en las demis escuelas serA como instrucci6n general de la
nobleza del reino que se lograra en las sociedades". No ha
menester ofuscarse la preocupaci6n democrAtica propia de
nuestros dias, y que llevada al exceso puede ser tanto o mis
nociva que las reinantes entonces, por estas several y jui-
ciosas palabras que han de mirarse como se escribieron, en
relaci6n con las condiciones fundamentals de casi todas las
sociedades civilizadas en aquel tiempo. No queria Campoma-
nes crear un privilegio mis para las classes altas y acomoda-
das; antes bien, por creerlas mejor preparadas y mas dis-
puestas, queria que patri6ticamente asumiesen una carga que
s6lo ellas podian desempefiar a la saz6n, practice y eficaz-
mente, sin perjuicio de que la obra se hiciese extensive en
el andar del tiempo a las otras classes sociales, cuyo progre-
sivo advenimiento a la vida pfiblica predecia en estos t6rmi-
nos elocuentisimos: "Dentro de poco tiempo trascendera al
pueblo (la instrucci6n political) para que sin equivocaciones
conozca los medios de enriquecerse y de servir al Rey o a la
patria en cualquiera urgencia. Entonces los proyectos no
serAn quim6ricos y fundados en estancos y aprensiones, como
ahora se advierte con los que de ordinario se presentan, por
no tener sus autores a la vista lo que es compatible o repug-
78 RAFAEL MONTORn
nante al bien general del Estado, a causa de faltarles el es-
tudio necesario y los libros", y concluye esta material con las
siguientes palabras, que no en vano calificaba de sabias
nuestro Sirgado: "Proporcionada de un modo luminoso y
constant la instrucci6n political on el reino, que ahora es
mis escasa de lo que conviene, sera general la fermentaci6n
industriosa en todo 61 a beneficio del comiin". No se express,
que yo sepa, mis profeticamente que Campomanes en esta
celebre conclusion, ninguno do sus contemporAneos. iY qui6n
que siga con alguna atenci6n el curso de los sucesos actuales,
dejarA de lamentar que la gran transformaci6n social y po-
litica columbrada entonces, no se hiciese por el procedimiento
gradual y mesurado que ellos querian? Sin duda que "todo
lo real es rational", y que es pueril empefio el de querer roc-
tificar las decisions de la raz6n inmanente que rige al
mundo, lo cual tanto vale come querer enmendarle la plan
a la historic, seglin donosamente ha dicho alguno; mas no
ha de obstar esta consideraci6n para que reconozcamos el
civismo de aquellos ilustres varones ante la patente demos-
traci6n de la sabiduria de sus proyectos.
No correspondi6 el resultado a la elevaci6n de los pro-
p6sitos, al menos en la media que era dado esperar, no
obstante el halagiieio cuadro trazado por Jovellanos. Ni
fueron tantas las sociedades que se establecieron come im-
portaba para que su acci6n se ejerciese con verdadero pro-
vecho, ni en todas se trabaj6 con el empefio y adecuado
designio que al logro de tan levantados prop6sitos convenian.
Pero algunas sociedades llegaron a formarse realmente; y la
de Madrid, sobre todo, mas inmediata a la acci6n del mo-
narca y de sus grandes ministros, favorecida con el concurso
personal de los mas eminentes hombres pfiblicos, alcanz6 en
breve tiempo un grado de prosperidad y de lucimiento que
colm6 la noble ambici6n de sus fundadores.
Ella fu el modelo de todas las que se organizaron des-
pu6s en la metr6poli y sus colonies, o come entouces se decia,
en Espafia e Indias.
TBABAJOS HIST6OICOS, JURIDICOS Y ECONOMICS 79
II
FUNDACION DE LA SOCIEDAD PATRIOTICA Di LA HABANA
Heme detenido, seiores, con alguna prolijidad en estos
origenes de las Sociedades Econ6micas, considerando que
es de rigor en toda investigaci6n hist6rica, por modest que
fuere, procurar dilucidarlos sin pasi6n y con equidad. Tra-
tAndose de otras instituciones, podri ser que el transcurso
del tiempo las aparte de su concept primitive hasta el punto
de que Ilegue a ser ocioso examinarlo; pero ni he visto de-
mostrado jams, con cabal certeza, este juicio respect de
ninguna instituci6n digna de nota, ni creo que pueda apli-
carse en ningin caso a cuerpos como las Sociedades Econ6-
micas. Su creaci6n obedeci6, en efecto, a una idea concrete
de la political y de la cultural; fueron establecidas expresa-
mente para realizarla y extenderla siondo sus principles
exponentes y sus 6rganos. Al decaer la concepci6n que les di6
vida perdieron tambien, casi en toda Espafia, su importan-
eia; y si algunas la han recuperado, dbbese a necesidades y
a circunstancias especiales, como las que en Cuba favorecen
a este cuerpo, o a un renacimiento parcial de las tendencies
que presidieron a su creaci6n, como el que en 1876 les con-
feria inesperadamente la alta prerrogativa de concurrir con
el voto de sus socios a la formaci6n del Senado.
A imagen de las Sociedades de la peninsula habiase es-
tablecido ya la de Santiago de Cuba, cuando algunos vecinos
prominentes, como ahora se dice, concibieron en esta capital
el laudable proyecto de instituir en ella un cuerpo anflogo,
donde se reunieran y concertaran los esfuerzos y la iniciativa
de cuantos amasen el bien pfblico y estuviesen en aptitud
de servirlo. Veintisiete habaneros de los mds distinguidos y
pudientes, y a nombre de los mismos don Francisco Joseph
Bassave, el conde de Casa Montalvo, don Juan Manuel O'Fa-
rrill y don Luis Pefialver y CArdenas, dirigiendose al go-
bernador capitin general de la isla don Luis de las Casas,
decididamente alentados por el mismo, proponihndole la
formaci6n de una Sociedad Econ6mica de Amigos del Pais,
a imitacia6 de las otras; y encontrando en Q1 la mejor aco-
80 RAFAEL MONTORO
gida, aiade la Real C6dula recaida mas tarde a favor del
pensamiento (1), formaron los Estatutos correspondientes,
que elevaron a la Corona para que los aprobase, con las mo-
dificaciones que estimare justas y "mediante a que aquel
Xefe habia cuidado de este proyecto, y era el mas adequado
para dexarlo establecido", pedianle que le autorizase a dis-
pensar su mas decidida protecci6n al nuevo cuerpo hasta
quedar radicado; y "que las facultades gubernativas unidas
a las que se le confirieran diesen consistencia a aquella nueva
plant" autorizAndolo a tener sus juntas en una de las piezas
de las Casas Capitulares, interim se le proporcionaba otro
local y sin perjuicio de las funciones de Ayuntamiento".
Suplicibanle, por filtimo, no s6lo la consecuci6n de estas gra-
cias, sino que se dignase admitir la nueva Sociedad "baxo
el noble distintivo de su Real Amparo y patrocinio". Apro-
bironse los estatutos con alteraciones poco importantes,
salvo algfin que otro punto. Entre los que merecen recor-
darse citar6 finicamente dos, por su significaci6n y trascen-
dencia. Respecto del articulo primero, en que se determinaba
el objeto de la sociedad, consistent en promover la agricul-
tura, el comercio, la crianza de ganados y la industrial po-
pular, asi como la educaci6n e instrucci6n de la juventud,
imprimiendo y dando al pfiblico todos los afios las Memorias
del Cuerpo, previnose por la Real Cddula se entendiera que
el comercio "fuese arreglado a lo que estaba dispuesto" y
la impresi6n de las memories "con licencia del gobierno".
Acerca de lo estatuido sobre que "la plaza de director prin-
cipal de la sociedad debiese recaer en persona de instrucci6n,
afabilidad y fervor por sus adelantamientos y desempefio de
sus cargas", dispfisose se aiiadiera que "sin perjuicio de la
presidencia nata que en toda Junta y Congregaci6n corres-
ponde al Xefe Politico y Juez Real Superior de la Ciudad,
que es mi Gobernador y CapitAn General, decia la soberana
disposici6n, o el que en su lugar exerciere por ausencia o
delegaci6n suya, para que asi se cumpla lo dispuesto por
la Ley 25* tit. 49, libro I de la Recopilaci6n de Indias". Otro
(1) Estatutos de la Sociedad Patri6tiea de la Habana, aprobados por
S. M. Aiho de 1793. Con lieenea. En la Habana. En la imprenta de la
Capitania General, afio de 1793.
TRABAJOS HIST6RICOS. JURIDICOS Y ECONOMICOS 81
punto de importancia much mayor qued6 por dicha dispo-
sici6n aclarado: que "cuanto antes" se establecieran dos
escuelas gratuitas a lo menos, una para cada sexo, cuyos
maestros habia de nombrar el goberuador, poniendose antes
de acuerdo con el Ayuntamiento, reverendo Obispo y la So-
ciedad, de forma que en caso de no sufragar los arbitrios
que la piedad del diocesano y el zelo de la Sociedad encon-
trasen aplicables a tan recomendable objeto, se supliere
quanto faltare de las rentas de los Propios y Arbitrios de
la Ciudad", "que son quantiosos, aiiade el Real Decreto, y
con dificultad se les podrA dar mas fitil destino ni mis bene-
ficioso a su vecindario, que los produce". Preveniase luego
que la Sociedad diputara un curador de dichas escuelas. En
todo lo demis se accedia a la petici6n de los promoventes,
seguin la habian formulado, admitiendo expresamente a la
Sociedad "bajo el Real Amparo y Protecci6n", a cuyo efecto
la recomendaba al gobernador y capitin general.
No necesitaba este personaje, en verdad, tal recomenda-
ci6n, pues a su celo e iniciativa era debida en gran parte la
formaci6n del Cuerpo. Don Luis de las Casas y Aragorri,
que ejercia a la saz6n tan altos cargos en esta isla, fu6 un
gobernante ilustrado, just y en6rgico, empapado en las doc-
trinas econ6micas y filos6ficas que parecian destiiadas a
realizar en breve tiempo la regeneraci6n de la monarquia.
DetengAmonos, sefiores, por breves moments ante figure
tan singular y esclarecida. El celebre P. Caballero dijo de 61
con harta raz6n que "el gobierno de este padre de la patria
-asi lo calific6-habia sido el de mayor influencia en el
bienestar y prosperidad de la isla". '"Ni antes ni despu6s,
dice el historiador Pezuela, ha mandado Espafia a Ultramar
gobernador alguno que le aventaje en dotes para el gobierno",
y con igual exactitud afiadia el senior don Francisco Calcagno,
despu6s de citar estas palabras, que en su tiempo podian
repetirse con tanto fundamento como cuando fueron escritas.
A los que suelen propalar que por sistema se desestiman
aqui el esfuerzo y las dotes de los gobernantes, podemos
contestarles victoriosamente con la gloria inmarcesible que
abrillanta, para los cubanos, el nombre de aquel notable ge-
neral y estadista. Pocos, muy pocos, entire sus contemporf-
6.-Trabajos histrices, juridiceo y e.ondmicas.-T. III.
82 RAFAEL MONTORO
neos, realizaron como 61, en fecunda y laboriosa existencia,
el ideal de su siglo. Military valeroso y experimentado, acert6
a distinguirse gloriosamente por su valor y pericia en se-
fialadas funciones de guerra, lo mismo al servicio de su rey
que cuando su animoso caricter movi6le a seguir, como vo-
luntario, las banderas moscovitas en sangrientas campafias
contra el turco. En Paris trab6 estrechas relaciones con los
fil6sofos y publicistas que desenvolvian el sentido de la nueva
edad; y de vuelta en Espaiia uni6se ostensiblemente al grupo
de reformadores que anhelaban para la madre patria un
despertar digno de su pasada grandeza. Librironle sus me-
ritos o su fortune de las persecuciones en que, al cabo, se
vieron envueltos sus allegados, y con nuevos servicios gan6
de tal manera la confianza del monarca, que, tras de various
importaites empleos, obtuvo el de gobernador y capitin ge-
neral de esta isla, donde ejerci6 el mando superior por espa-
cio de seis afios, dejando memorial imperecedera de su
gobierno y luminoso testimonio de sus aptitudes en una series
de creaciones y de reforms que han constituido la base de
todos nuestros progress morales y materials. Apenas hay
mu escritor cubano de nombradia que no se haya complacido
en tributar a su memorial el homenaje que le serA perpetua-
mente debido. Y en esta casa, sobre todo; en el seno de esta
Real Sociedad por cuya fundaci6n y fomento tanto se desvel6,
fuera ingratitud notoria evocar aquellos tiempos de espe-
ranza y de fe sin consagrar un elogio a la memorial de don
Luis de las Casas, cuyo retrato se ostenta bajo el dosel que
nos cubre: socio de honor, protector y primer president del
Cuerpo Patri6tico, por el voto unfnime y espontAneo de sus
primeros asociados.
TRABAJOS HISTO ICOS, JURIDICOS Y ECON6MICOS 83
III
TRABAJOS DE LA REAL SOCIEDAD EcoI6MIcA
El 9 de enero de 1793, y con asistencia de las personas
mas distinguidas, celebr6se en el Palacio de Gobierno la se-
si6n inaugural (1). Despu6s de rendir la Sociedad a su primer
president el debido testimonio de gratitud confiri6ndole los
titulos de que dejo hecho m6rito, consagr6se sin demora a
los objetos de su institute, especialmente a los adelantos de la
agriculture y a los progress de la piblica instrucci6n. Pero
comprendiendo la necesidad de favorecer cuanto antes el
crecimiento de nuestra principal producci6n por medio del
studio de los adelantos alcanzados en otros paises, emprende
desde luego la traducci6n de obras dedicadas a la industrial
azucarera, encomendandola al celo de los amigos don Anto-
nio Robredo y don Pablo Boloix. Confia al mismo tiempo el
encargo de comparar los m6todos culturales y extractivos que
en Cuba se seguian con los practicados en el extranjero, a
don Jos6 Ricardo O'Farrill, el cual desempefia su misi6n
en un informed claro y sucinto que debia correr unido a las
traducciones de referencia. Promueve luego en el mismo
intent la creaci6n de una escuela de quimica, pensamiento
previsor del cual surgi6 la c61ebre citedra donde se ilustra-
ron profesores tan benem6ritos como Casaseca y Reinoso:
funda su biblioteca puiblica y organize con admirable acierto
sus secciones, a fin de que distribuy6ndose el trabajo entire
(1) En la Memoria que manifiesta el estado de eada rmno, dependeneia
* establerimiento d4 la Beal Sociedad Patri6tica de la ciudadde la Habams a
sea Swinta Belaonid de sus tareas desde su fdaundae, escrita por su secretariat
(don Antonio Zambrana) en el mes de febrero de 1833, en virtud de la R. O. de
17 de diciembre de 1832, aparcee ya como cosa indubitada la feeha de la
inauguraci6n, eual tenia que sueeder estando el aeta a la vista de dicho ilustre
secretario. "La Real Soeiedad Econ6miea de Amigos del Pais de la eiudad
de la Habana-dice--erigida por R. D. de 6 de jnnio de 1792, constante de R. O.
de 19 de julio del propio afio, fu6 instalada en 9 de enero de 1793. Los acuer-
dos, aprobados en Real Cddula de 15 de diciembre del afio citado de 92, fueron
comunicados al Cuerpo en junta ordinaria de 21 de marzo del repetido de 93,
e impress por aeuerdo de Ia misma en 5 de abril." Este interesante doeumento
figure en el ouaderno de las juntas generates de la Real Sociedad Econdmioa
de Amigos de este Pais celebradas en los dias 17, 18 y 19 de dieimbre de 1833,
nandado imprimir por aouerdo de la misma. Habana. Imprenta del Oobierno,
Capitania General y Real Soeiedad Econ6miea por S. M. 1834.
RAFAEL MONTORO
ellas pudiera hacerse mAs ordenada y eficazmente. De cien-
cias y artes habia de denominarse la primera, de Agriczudtra
la segunda, de Industria popular y hermosura del pueblo,
o, como ahora diriamos, ornato publico la tercera, y de Co-
mercio la cuarta. No existi6, pues, en el primer period de
la historic del Cuerpo Patri6tico la clase o secci6n de edu-
caci6n, que tan famosa habia de ser mAs tarde, ni su comi-
si6n de literature. Las veremos surgir una y otra a media
que la sociedad madre adquiere mayor conciencia de sus
medios y de sus fines. Pero su acci6n tutelar y provechosa
extendi6se desde los primeros moments a esos benfficos
institutes, nacidos casi al mismo tiempo que ella, y que son
hoy orgullo y gala de la ciudad. La Casa de Beneficencia y
de Educandas da de ello elocuente testimonio: y los testadores
que la enriquecen con sus legados confian ante todo en el
celo y probidad de la corporaci6n, como lo demuestran al
consignar los mas en sus disposiciones de iiltima voluntad
express y terminantes cliusulas encaminadas a garantir sus
liberalidades de todo abuso, merced a la direct inspecci6n
de la Real Sociedad. Preocupado el naciente institute con el
alto objeto de propagar los conocimientos tiles, coadyuva
con calor al pensamiento de su president nato; y queda bajo
los auspicios y direcci6n de los Amigos del Pais, apoyados
calurosamente por la superior autoridad, el Papel Periddico,
primera publicaci6n de su indole dada a la estampa en Cuba.
Institiyense, ademas, premios codiciados para recompensa y
estimulo de cuantos quisiesen dedicar sus desvelos al escla-
recimiento de las cuestiones econ6micas que habian de cons-
tituir el principal studio de los asociados. Esta rApida re-
sefia demuestra que al afo de constituida habia puesto ya
la corporaci6n los cimientos de su obra, tomando posesi6n del
vasto campo en que debia desarrollarse su iniciativa. Basta
recorrer el tomo primero de sus Memorias para compren-
derlo asi, y el lector desapasionado no puede menos de honrar
la memorial de tan buenos patricios cuando mide la magni-
tud del empefio que acometieron por el dato de no existir,
por ejemplo, mis quo 39 escuelas en la Habana cuando se
congregaron, si es que tal nombre puede darse a los toscos,
elementales y desguarnecidos establecimientos en que ense-
TRABAJOS IIISTRIacOS, JURiDICOS Y ECON6MvICCS
iaban a su antojo las primeras letras improvisados maes-
tros y maestras, de color no pocos, y provenientes casi todos
de las mis humildes classes sociales.
Desde un principio se consagra a tan important ramo
el Cuerpo Patri6tico. Para atenderlo mejor funda su Sec-
oi6n de Educaci6n en 1818, la cual desde los primeros ins-
tantes multiplica sus servicios, y tomando a empefio el fomen-
to de la primer ensefianza puesta bajo su inspecci6n primero,
y bajo su direcci6n despu6s, emprende esa magnifica campaiia
de abnegaci6n y de progress que serf uiio de sus mis altos
timbres mientras en Cuba se conserve algfin aprecio por los
verdaderos benefactores del pais.
La magnitude de los esfuerzos realizados por la Real
Sociedad en todos los ramos que comprendian sus Estatutos,
no mis lejos que en 1816, a pesar de las graves turbaciones
e inquietudes del period que acababa de transcurrir y que
fuo el de la guerra de la independencia en la madre patria,
era elocuentemente expuesto por el autor del notable Dis-
curso sobre la utilidad y ventajas que ha producido el esta-
blecimiento de las sociedades econ6micas, impreso en el
nfimero de las Memorias correspondiente al 31 de mayo de
1817 (1). "Memorias, mhquinas y expedientes sobre el cafe,
tabaco, aziicar, afiil y cera, decia, como renglones principa-
les de nuestro comercio; proyectos y excitaciones para el
empedrado, aseo e iluminaci6n de la ciudad, construcci6n de
los caminos piiblicos bajo el aspect de su grande importan-
cia para el transport y consume de los frutos; una cuesta
political para dotar escuelas de quimica y botinica hasta haber
costeado a un joven que fuera a Europa a estudiar aquellas
ciencias tan tiles en los campos como en las ciudades"...
Y consignaba luego c6mo a la iniciativa de uno de los miem-
bros del Cuerpo Patri6tico (don Tombs Romay), eficazmente
correspondida por aqu6l, se debia el proyecto de establecer
un cementerio en las afueras de la ciudad.
Desde 1804 tom6 a su cargo el important ramo de la
vacuna, cuya introducci6n se debe a las gestiones de uno de
(1) Memorias de la Beal Soiedad Econdmica de la aabana. Coleeci6n
primer, que comprende doee numerous correspondientes a los doce meses del aflo
de 1817 (con superior permiso). Pag. 147.
sus mas ilustres socios: el mismo Romnay. Muy pronto dlneL-
se a estos frutos magnificos del celo de la Real Sociedad
fundaciones importantisimas, como el Jardin Botanieo, cuya
administraci6n estuvo a su cuidado desde el dia 30 de mayo
de 1817, en que se inaugur6, hasta el 28 de diciembre de 1865,
en que se dispuso pasase a constituir una dependencia de la
Escuela Profesional, y que, como se ha hecho notar mas de
una vez, mereci6 tantos afanes del Cuerpo Patri6tico, que
en su plantel y sostenimiento gast6 este de sus foudos pro-
pios, en muy pocos aiios, la crecida suma de 135,000 pesos (1).
En 1818 institfyese una cAtedra de economic political por
iniciativa del inolvidable Vl1ez. La Escuela de NAutica, la
de Dibujo, la de Obstetricia, la Casa de Dementes para varo-
nes sue6dense con incredible rapidez: iniciase, recomi6ndase
y ap6yase la construcci6n del primer ferrocarril antes que
en ninguna otra comarca de Espafia, a excepci6n de otro de-
partamento de esta isla, Puerto Principe, donde el inmortal
Lugareiio habia abordado ya un proyecto somejante: fin-
danse y perfecci6nanse las escuelas, y en poco mas de cuatro
lustros puede decirse que los Amigos del Pais realizan las
mis ambiciosas esperanzas que pudieram cifrarse jamAs en
sus generosos desvelos (2).
Por este brillante sumario puede colegirse la obra in-
mensa acumulada por esta Real Sociedad en el transcurso de
(1) VEIAZQUEZ (BAIrASAR). Exposici6n de las tareas de ]a R. S. en 1870
(V. Memoria), series 84, t. I, p. 133.
(2) Resumiendo estos trabajos traz6 afios hace el eastizo, elegant y eru-
dito eseritor don Jost GABRIEL DEL CASTILLO (Dos vascongados liberals bme-
factores de Cuba. La Liberlad, diario politico. Habana, agosto, 1882) el si-
guiente interesantisimo cuadro, que reproduzco en la seguridad de que sert
leido con placer: "Fundaron los Amigos del Pais eseuelas gratuitas de primers
letras, mejoraron los studios universitarios, busearon buenos libros publieados
en paises extranjeros, pusieron en eastellano obras adeeuadas a facilitar a
instrucei6n popular, abrieron una biblioteca p6blica, nombraron comisiones que
salieran a estudiar los adelantos agricolas e industriales de las naciones mis
;delantadas, promovieron la ensefianza de la botfnica y de la agriculture, tra-
jeron las mejores miquinas y utensilios hasta entonees conocidos para labrar
la tierra y fahriear azdear; importaron y aelimataron multitud de vegetables
tiles, establecieron asi"-s para huerfanos y aprendizajes de artes y ofieios,
instituyeron coneursos pfblicos con premios para cuanto pudicse propender al
adelantamiento intellectual o moral del pals, y tan vigoroao impulso dieron a
su progress, que si eausas extrafias no les hubiesen eortado los vuelos a lo mejor
del tiempo, nada tendrian boy los eubanos que envidiar a ningin pueblo
americano "
TIIARAJ0S HISTORICOS, JURiDICOS Y EC01NO1RICOS
un siglo. IAbrigar6, sefiores, la temeraria pretensi6n de
recordarla minuciosamelite en este discurso? Aunque vues-
tra paciente cortesia lo tolerase, no se atreveria a tanto mi
entusiasmo. En las piginas de esta disertaci6n no pueden
enoerrarse cien afios de perseverante y provechosa aetividad
en todas las direcciones que marcaron a este cuerpo sus sabios
y previsores estatutos. La historic de los Amigos del Pafe
estA escrita para siempre en la piedra de nuestros poeos
monumentos, en la tradici6n de nuestras escuelas, en las pa-
ralelas de nuestros ferrocarriles, en las estancias de nuestros
ben6ficos asilos, en las fabricas de nuestros ingenios de azni-
car, en el ondulante mar de sus campos de cafla, en el desarro-
llo del libre comercio, y como estela mis luminosa todavia,
en las ideas de civic dignidad, de noble entereza, de amor
a la libertad y al progress que formaron la conciencia de
nuestro pueblo. No, no me es possible seguir afio per afio
la improba y memorable labor de este cuerpo (1). En su
(1) En la M wooria antes eitada, del senior don ANTOaIO ZAMBRAgA, se-
eretario del Cuerpo Patri6tico en 1833, citanse las fundadiones y servicios si-
guientes, que coinciden, como se verL, con los indicados en el texto:
La Real Casa de benefieencia que empez6 como Casa de Educandas.
Nombramiento de una Dipltacidn de la Corte, por cuyo eondueto se hieieses
Ilegar. a la Corona eaantos expedientes y correspondencia dimanasen de log
objetos del institute de In. Real Sociedad.
Publieaci6n de las memories.
Estableeimiento de la seeeidn de education y trabajos de la nisma en
pro del anmento y mejora de las eseuelas pfihlicas.
Academia de pintura y dibujo de San Alejandro.
Establecimiento de una eomisiSn permanent de literature.
Trabajos, premios, puhlicaciones de la Seeei6n de Agricultura.
Jardin BotAnico.
Diputaciones de los pueblos, es decir, delegaciones estableeidas per la Real
Sociedad en diferentes localidndes para que atendlesen a los ramos mas ur-
gentes, con especialidad a la edueaci6u pfblica, fundaronse, en 1813 la de Puerto
Principe; en 1827 la de'Trinidad; en el mismo afio la de Matanzas; en 1829
la de Santa Clara; en 1832 la de Santiago de Cuba. La de Sancti Spiritus,
ereada en 1804, habia decaido tan enteramente en 1833, segin la AMenoria,
que habia cesado en su ejereirio, siendo necesario exeitar el eelo de la autoridad
local para su estableeimiento.
Es euriosa la relaci6n que se haee en la Memoria de los medios y arbitrios
con que contaba la Sociedad, y del mal estado a que habian venido sus fondoa
El e61ebre intendente don Alejandro Ramirez, director que fud per largos aflos
de la Sociedad, como mas adelante se consign en el texto, dot6 de recursos
permanentes a la misma, atribuyendole, primero el 3 por 100 de los ramos mu-
nieipales, y despu6s el sobrante de la asignaei6n para vestuario de militias,
habiendo expresado S. M. al concederlos "ser precise que la Real Soeiedad
tuviese fondos necesarios para los objetos de su institute". En aflo comua
ascendian estas rentas a 32,140 pesos y 6 reales, fuera de los eortos ordinarios,
RAFAEL MONTORO
archive estfn los materials para escribir su luminosa his-
toria, y ellos claman ya por un erudite diligente y concienzudo,
que se determine a enriquecer la cultural general con noticias
tan instructivas y provechosas. Esas memories debieran
haber sido objeto ya de una colecci6n en que dar a la estampa
ordenadas e ilustradas con notas y referencias, las que tienen
mayor atracci6n para nuestros contemporineos. Permitidme
abrigar la grata esperanza de que esta indicaci6n no serA
infitil, y de que muy pronto quizAs se emprenda publicaci6n
tan merecedora de generals estimulos y aplausos, pues me
ingresos de la corporaci6n. En 1824 fueron aplieados esos fonios al restable-
cimiento de las milicias, eeacrgAndose en la resoluci6n que asi lo dispuso se
proyeetasen los arbitrios necesarios para enjugar el deficit. En la feeha de la
Memoria habinse logrado tan s61o formalizar el expediente del ease, el cual
habia de elevarse muy pronto al Gobierno. Desde febrero de 1827, y "por la
dignaci6n del Exemo. senior Conde de Villanueva, intendente general de ej6rcitos,
superintendent subdelegado de Real Hacienda, asignaronse al cuerpo.200 pesos
con especial aplicaei6n al Jardin Botanico, y "come posteriormente se sintiese
con urgeneia la necesidad de ocurrir a Ilenar el gran deficit" de los presu-
puestos de la Soeiedad, coneedieronsele otros 200 pesos mensuales con destine
a los gastos comunes, cuya asignaci6n fu6 temporal y no debia pasar de 18
meses". La Imprenta del Gobierno, Capitania General y Real Soeiedad abo-
naba mensualmente 166 pesos 5 reales por euenta de los 2,000 pesos anuales a
que estaba comprometido, por la redacei6n del Diario de la Habaoa. Desdo
febrero de 1831 s61o entregaba la mitad de dieha suma, quedando la restante
on parte de page per la deuda del cuerpo por raz6n de impresiones. El inolvi-
dable obispo don Juan Diaz de Espada y Landa auxiliaba a la Sociedad desdo
abril de 1820 con 30 pesos mensuales, o sean 360 al afio: muri6, como es sabido,
el 13 de agosto de 1832. Disfrut e e cuerpo de rentas eventuales como el 3 per
ciento del fondo de vestuario, y tambifn del que se destinaba al sostenimiento
del Real Consulado: termino medio anual parn el primero de dichos conceptos
que suministraba la Adunna, 4,690 pesos; para el segundo, 3,968 pesos 6 reales.
Ingreso y anualidades de socios: t6rmino medio annual, 1,715 pesos 4 reales:
Total de los ingresos del cuerpo en la feeha de la MemaOria, con exelusi6n de
los 200 pesos de subsidio extraordinario antes eitados, un afio con otro, 15,230
pesos 7 reales. Gastos anuales ordinarios, 10,164 pesos, "'mis bion mis que
menos", per las asignaciones de 4 escuelas gratuitas de primeras letras, acade-
mia de dibujo, ektedra de anatomia, vacunadores de extramuros, dependiente do
biblioteca, official y porter de secretarin, escribieute do la ComisiBn de Historia,
y otras ateneiones; sostenimiento del Jardin Botinico, sin incluir los reparos
del edifieio, 3,626 pesos 1 real, por termino medio, eada afo. Gastos menores,
incluso el cost de "los billetes de la Real Loteria, que se jugaban mensualmente
por euenta de la Sociedad" 140 pesos anuales: premios que distribuia la See-
ei6n de Edueaci6n, 118 pesos pr6ximamente. Extraordinarios, ineluso los de
impresiones, promedio tambien annual, 604 pesos. Total de estos gastos, 4,652
pesos. Pero por eonceptos dejados de ineluir, y especialmente los de fomento
de ol agriculture e instrucei6n, eran much mis erecidos los egresos, y no os
possible dudar que, sin la inagotable generosidad de los socios pudientes y ani-
mados de espiritu piblico, habriale side impossible al institute realizar sus inol-
vidables empefioa
TRABAJOS HISTOBICOS, JURiDICOS Y ECONOMICS 89
consta que un ilustrado Amigo del Pais (1) tiene valiosos
antecedentes para tan ditil labor.
Prefiero recorder que aqui se agruparon los hombres
mis ilustres y benemeritos de cada generaci6n, dejando im-
perecederos testimonios de su civismo y cooperando a nombre
de la Sociedad a todo lo que significaba progress y regene-
raoi6n. Las figures que se destacan en el primer period son
tan conocidas y reverenciadas que apenas necesito evocar
sus merecimientos. Aparte del general don Luis de las Casas
-y de los fundadores de la Sociedad, ag6lpanse a la memorial
nombres en que se resume la actividad social por muchos afios,
como el gran don Francisco Arango y Parrefio, modelo cons-
tante del hombre pfiblico en Cuba, y que a haber alcanzado
otros tiempos e instituciones mejores hubiera realizado muy
pronto entire nosotros el tipo interesante del estadista colo-
nial de que han dado, much mis tarde, brillante muestra al
mundo el Canada, Australia y el cabo de Buena Esperanza
con Sir John Macdonald, Sir Henry Parkes y Sir Cecil Rhe-
des; el P. Caballero, cuya vida y obras expuso recientemente
en notable conferencia nuestro erudito consocio don Alfredo
Zayas, y el cual fu6 a un tiempo nuestro primer orador sa-
grado, nuestro primer fil6sofo, el maestro de Varela, de Saco
y de Luz, el que descarg6 los primeros golpes al coloso del
escolasticismo y promovi6 la reform de los studios uni-
versitarios, siendo a la vez autor del primer plan de una
constituci6n political para Cuba, basada en los principios que
labran la exceptional prosperidad de los citados paises; el
doctor don Tomas Romay, introductory de la vacuna, uno de
los fundadores del primer peri6dico publicado en esta isla,
literate, economist, funcionario probo, infatigable y discreto,
el primero que someti6 a indagaciones met6dicas la fiebre
amarilla, el promovedor de la traslaci6n de los cementerios,
el politico perspicaz que con su iniciativa en la junta magna
convocada por el general Marqu4s de Someruelos abre la pri-
mera 4poca constitutional, el incansable propagandista del
fomento de la poblaci6n blanea, el benem6rito patriot que,
(1) El sefor don Vidal Morales y Morales, a quien doy las mis expresi-
vas gracias por preeiosos antecedentes cuyo studio me ha franqueado con
notable generosidad.
RAFAEL MONTORO
despues de haber consagrado toda su vida al servicio pfiblico,
hall reserves de vigor y de iniciativa en su noble ancianidad
para dirigir con entereza a este Cuerpo hacia 1844, en una
de las crisis mns grandes de su existencia; el obispo Espada,
cuyo alto sentido de la misi6n civilizadora de la Iglesia hizole
cooperar por modo tan decisive a los impulses primeros de
nuestra cultural, que la secci6n de su biograffa relative a su
permanencia en Cuba forma parte integrante de nuestra
historic; los Calvo, los Pefialver, los O'Farrill, los Montalvo,
los Herrera, los Santos SuArez, los Valle Hernandez, los
Ar6stegui, los Sirgado, los Robredo, los Espinola y tantos
otros como se suceden con honor en las primeras magistra-
.uras de esta Sociedad, y compitiendo en abnegaci6n, labo-
riosidad y desvelos por los diversos fines de su institute.
IV
DE 1793 A 1814
En cinco grandes periods puede dividirse la historic
de la Real Sociedad desde 1793 hasta nuestros dias, en relaci6n
con otros bastante caracterizados de la historic general del
pais, pues sin perjuicio de tender como dejo expuesto a sus
peculiares funciones, intervene poderosamente en el curso de
los acontecimientos.
Esos cinco periods son: el que transcurre desde la ci-
tada fccha hasta 1814; el que se extiende luego, desde este
afio memorable hasta el de 1823; el que corre hasta 1839;
el que se dilata hasta 1847; el que terminal en 1866, y el que
inanlgurkndose con el restablecimiento de la paz en 1878 al-
canza hasta nuestros dias, quedando entire estos iltimos,
como par6ntesis obscure e insignificant en lo relative a este
Cuerpo, el que abarca los afios terrible de la guerra intes-
tina y de las proscripciones que origin, hacienda reinar el
silencio y el olvido en la esfera de la actividad intellectual.
Harto he dicho ya con respect al primero: todo cuanto
a decir verdad cabria dentro de los estrechos limits de este
discurso; pero no debo prescindir de algunos importantisimos
sucesos en que se determinan con admirable pureza el esfuer-
ThABAOS BISTOIIIC-OS, JIJafUICOS Y ECON64ICOS
zo vigoroso del Cuerpo Patri6tico y su coneepoi6n de los des-
tinos del pais. Desde un principio, siguiendo el consejo emi-
nentemente practice de Campomanes, agrup6 en torno de la
naciente instituci6n a las personas de mayor arraigo e in-
fluencia, para que unidas a los publicistas, oradores y lite-
ratos de mis nombradia, representasen el acuerdo fecundo
de todas las fuerzas sociales. Este caricter es el mAs sefialado
en el period en que me ocupo. Libre por entonces la socie-
dad cubana de las discordias que la han perturbado despubs,
acaso por no haberse determinado ain las causes que debian
agravarlas, ya que no de promoverlas, ofrecia el espectaculo
halagiiefio de una general consagraci6n al adelantamiento
comin, bajo el dictado de unos mismos principios. Merced a
este concurso leal, decidido, de todas las classes, merced a
estas sanas inspiraciones seguidas por todos igualmente y al
apoyo que las autoridades se complacian en darle, pudo el
Cuerpo Patri6tico alcanzar muy pronto prestigio y poder
tales que hoy causan asombro. Muy pronto se patentizaron,
en excepcionales circunstancias y con provecho, exceptional
tambign, del pais. La invasion napole6nica habia destruido
la organizaci6n traditional del Estado espafiol, obligando a
la naci6n a buscar en sus reserves de valor y de fe el finico
amparo eficaz contra aquel supremo ultraje a su indepen-
dencia y a su honra. Esta isla qued6 entregada a si misma.
Y si pudo verse libre de los horrores de anarquia semejante
a la que hizo presa en lo que es hoy la repfiblica de Haiti,
fu6 porque en la ilustraci6n y el civismo de sus classes direc-
toras, en el prestigio que gozaban, en la uni6n que las for-
talecia, en la devoci6n respetuosa y en la confianza que el
pals en masa les consagraba, hall elements s6lidos en que
apoyarse, para afrontar y veneer aquella crisis extraordina-
ria, saliendo de ella triunfalmente, sin que peligrasen un solo
instant el orden social ni la paz pfiblica, el progress normal
ni la estabilidad de las nacientes industries.
En tan graves circunstancias palp6se, en efecto, mejor
que nunca, el ascendiente con justicia adquirido por este
Cuerpo. La complete subversion del orden social y politico
que se hacia sentir fuertemente en la Metr6poli, obligAndola
a improvisar poderes que la organizaran y defendieran, tenia
92 RAFAEL MONTORO
que producer en Am6rica, una crisis much mis trascendental
v decisive. Acostumbrados los reinos de Indias a recibir de
la Corte impulso y direcci6n, quedaron sfibitamente entrega-
dos al propio esfuerzo. No corresponde a la indole de este
trabajo discurrir sobre lo que por causes mfiltiples y com-
plejas aconteci6 entonces en el continent, ni seguir el reguero
de p6lvora que se dilat6 por inmensas comarcas. Unicamente
debo recorder, porque el dato es importantisimo, que en nin-
guna se hizo frente con tanta fortune como en esta isla al
apremio de esas extraordinarias circunstancias. Todo pudo
perderse, y nada corri6 aqui verdadero peligro. La discreci6n
de los gobernantes much vali6 para este resultado, pero,
tqui6n duda que sin la capacidad, ilustraci6n y civismo de los
ilustres ciudadanos que les ayudaron hubieran sobrevenido
gravisimos conflicts ante aquel inesperado desmoronamiento
del poder national? Revisando la historic de aquel memo-
rable period, advi6rtese al punto el influjo de la Sociedad
Econ6mica: ora sus individuos de por si, ora el Cuerpo con
su organizaci6n official, intervienen constantemente para en-
cauzar el azaroso curso de los acontecimientos. Y cuando
restablecida, hasta donde era possible, la calma, cel6branse
elecciones para diputados de las inmortales Cortes de Cadiz
y llega el moment de darles instrucciones, conforme a la
noci6n del mandate legislative en que la inexperiencia de
entonces quiso amoldar inuitilmente al modo de ser de una
camara modern los usos y procedures de los antiguos Es-
tamentos, la Sociedad Patri6tica fu6 llamada a designer ocho
individuos nada menos de los diez y seis que habian de jun-
tarse para tan arduo cometido con los regidores propietarios
de nuestro Ayuntamiento.
SQu6 mayor prueba podra pedirse del auge que, a los
veinte aflos escasos de instituido, habia conquistado este
Cuerpo? El diputado electo era tambi4n, por otra parte, un
Amigo del Pais, sefialado por su asidua asistencia y sus me-
ritorios trabajos: otro tanto puede decirse de los candidates
que habian obtenido mayor unimero de votos. Refibrome a
don Andr6s de JAuregui, a don Francisco de Arango y a don
Pedro Regalado Pedroso.
Ni es maravilla que la Sociedad llamada a ejercer tan po-
TRhABAJOS flIST6RICO5, JIJEDICOS Y ECON6MICOS
derosa influencia tuviese amplisimamente formado su crite-
rio sobre las cuestiones capitals en cuya mas acertada reso-
luci6n se libraba la suerte de Cuba. Ella habia significado su
celo previsor e ilustrado, desde sus primeros pasos, por el
fomento de la poblaci6n blanca y por el comercio libre, pri-
mera necesidad de esta Isla, pidiendo penas saludables para
el trifico de negros que, a trueque de satisfacer conveniencias
puramente econ6micas, iba a dejar para largos afios, y acaso
para mis de un siglo, temerosisimos problems a los futures
pobladores de la Isla. Ya en 1794 habia pedido al Gobierno
que procediese con extraordinario tieoto en la introducci6n
de africanos, y propuesto como mis provechosa la de families
procedentes de Canarias y de paises extranjeros, pero ca-
t6licos.
Verdad es que en 1811 adopt como suya la c4lebre expo-
sici6n que a nombre del Consulado y del Ayuntamiento re-
dact6 don Francisco de Arango contra las intempestivas mo-
ciones de Argiielles y de Alcocer; pero si obedeci6 a las
exigencias del moment y a preocupaciones demasiado uni-
versales todavia, para que pueda tomarse a mal su conduct,
deplor6 aim entonces amargamente la esclavitud de los negros,
tanto por la injusticia que se les hacia, como por el daflo que
de su importaci6n resultaba para el present y el porvenir
del pais, haciendo constar de nuevo los dafiosos efectos del
recelo con que seguia mirindose la inmigraci6n blanca y por
families. Si pudieron mostrarse entonces los Amigos del
Pais, y Arango a su cabeza, decididos por la conservaci6n del
trifico de negros dentro de ciertos limits, rechazando como
media impuesta por personas ajenas al conocimiento de las
circunstancias del pais una precipitada supresi6n de este re-
pugnante comercio, no se les ocultaron, sin embargo, sus omi-
nosos efectos. Hacia 1831 el mismo Arango, convencido de
que el apremio de las circunstancias no exigia ya de un hom-
bre de Estado tan sereno, juicioso y practice como el, que
sacrificase por mis tiempo sus instintos generosos y sus pre-
visiones mis altas, como fu6 inevitable que las sacrificase
alguna vez a las exigencias de la realidad, calificaba en carta
al rey don Fernando VII de asqueroso ese mismo trffico,
abogando con mis empefio que nunca por la mejora funda-
P4 RAFAEL MONTORO
mental en que radicaba entonces, como radical ahora, la solu-
ci6n de todos los grandes problems cubanos: el fomento
rapidisimo, decidido y a toda costa, de la poblaci6n blanca.
Entre esas dos fechas realizAronse en el mismo sentido es-
fuerzos admirables y poco conocidos a favor de tan salvado-
ras ideas en la Junta Econ6mica del Real Consulado y en el
Ayuntamiento, por los mismos hombres que en la Sociedad
Patri6tica proclamaban pfiblicamente tan juiciosas y previ-
soras ideas. En 1816, en efecto, el benemnrito intendente Ra-
mirez, director de esta Sociedad, el ex diputado don Andr&s
de Jiuregui y don Jos6 M. Pefialver, celosisimo Amigo del
Pais, subscribieron la exposici6n que aquellas respetables
corporaciones elevaron al rey pididndole proveyese al aumen-
to de la poblaci6n blanca en esta isla con espaiioles de la
Peninsula o de las Islas Canarias, y a falta de ellos con eu-
ropeos cat6licos de las potencias amigas. Esta iltima condi-
ci6n concuerda en el fondo, prescindiendo del punto de vista
religioso, con las conclusions de publicistas contemporaneos
como Orgeas, Bordier, Rochas y Guyot, que s61o consideran
adaptables a los climas tropicales, amu siendo tan favorable
como el nuestro por la proximidad en que estamos de la zona
templada, aparte de los espafioles y canarios que aqui ban
probado su aclimatabilidad del modo mias satisfactorio, a por-
tugueses, italianos, franceses del mediodia, etc. La misma
tesis, o sea la necesidad de pensar en la rApida extinci6n de
la esclavitud fuE objeto de un plan abolicionista del c&lebre
P. Varela, el cual habia de someterlo a las Cortes de 1822,
donde represent a esta Isla con tanto lucimiento como fata-
les consecuencias para el reposo y felicidad de aquel insigne
compatriota. Y en la famosa Revista Bimestre, fundada por
esta Sociedad para gloria suya y de la Isla, segfin se prneba
con los elogios que obtuvo de Quintana, Martinez de la Rosa
y Ticknor, di6 a la estampa nuestro gran politico y publicista
Saco, no mAs cerca que en 1831, un luminoso articulo sobre
el viaje de Walsh al Brasil, en el cual lanz6 la voz de alerta
a sus compatriotas sobre los peligros que habia de traer la
esclavitud. Meritorios esfuerzos con los que se enlaz6 on 1841
y 1844 el noble comportamiento de esta Real Sociedad res-
pecto de la persona del c6nsul ingl4s Mr. Turnbull, y su acti-
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