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CARTAS A EVELINA
C .;NTRO r': DOCUMENTATION Y
{ GEST1ON nELCONOCIMIENTO
S FL.:.,ACI.: 'GLOBAL
SDEM:.'ACIA Y DESARROLLO
COLECCION
"ESPACIO HISTORIC"
"CAIL TAS A EVELINA'
Primera Edici6n, 1946
Segunda Edici6n, Marzo 1974.
Tercera Edici6n, Nov. 1974.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
EDITOR COSMOS, C. por A.
Santo Domingo, R. D., 1974.
ESPECIALIDAD ENREVISTAS Y LIBROS
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P R ES E N TA C IO N
Aparte de su gran valor litemrio esta obr tiene el mbrito de
delinear, sin ningun compromise patriotero, nuestro estilo de vida,
usos y costumbres de comienzos de siglo. La vision de Moscoso
Puello es la de un hombre que ha vivido en Francia y New York y
viene a tratar con nostalgia e ironia la mentalidad atrasada ypoco
emprendedora de una sociedad agricola tradicional, que tiene
co-mounicoorgullo de sus habitantes la benignidad del clima, la -
fertilidad de sus tierras y la abundancia tipica de su flora y fauna.
Pero donde el amor al trabajo, la mentalidad emprendedora, la
cultural solida y el conocimiento tecnico no cuentan entire sus
haberes. De ahi esa pintura indignada que nos brinda de nuestro
campesino reposando en su hamaca, su machete, su mujer, sus ga-
llos y su tambora, mientras la tierra le rodea sin incitarlo a taba-
jarla.
De ahi tamnbin, el desprecio con que se refiere el autor a nues-
tros cazadores de empleos gubernamentales, el asco que le inspi-.
ran nuestros politiqueros legisladores y generates impulsadores de
revoluciones.
El Dr. Moscoso Puello fue uno de esos hombres que habiendo
tenido oportunidad de trabar contact con el mundo modern se
rebel, junto con Hostosy Pedro F Bono, en nombre del capitalis-
mo, contra ese tradicionalismo estacionario que nos envolvia, des-
poidndonos de iniciativa. Por tal causa nunca llego a comprender
el context social que determinaba esa situacibn. Busca su origen
en lo caluroso del clima, nuestro origen y haraganeria.
Se comprende pues, que haya sido, en esta obra, uno de los po-
cos dominicanos que insistieron en reconocer nuestra herencia
negra y mulata, en las manifestaciones de nuestro folklore y nues-
tra cultural, mofandose de esa mentalidad espaniolizante e indige-
nista que falsamente idealizaba nuestra estirpe.
"Cartas a Evelina", es pues, un document interesantisimo,
escrito en un lenguaje ligero y con el que podemos conocer algu-
nos rasgos de la sicologia del dominicano y podemos vivir el colo-
rido de la vida local y costumbres en el primer tercio del siglo XX.
Con excepcibn de tres o cuatro cartas, han sido publicadas las
cinco primeras en La Cyna de America, en septiembre del aflo
1913; las dos siguientes en. S.P.M., una revista que se editaba en
San Pedro de Macoris en 1930, y las demas en el Listin Diario
entire los aflos 1930 y 1935, fecha en la cual se publicaron las ilti-
mas. Esta edici6n se realize, tal y como fueron publicadas en su
primera impression.
LOS EDITORS
F. E. MOSCOSO PUELLO
CARTAS A EVELINA
EDITOR COSMOS
SANTO DOMINGO, R. D. 1974
Este libro no se public por su valor
literario; se public torque es possible que
tenga algfn valor documental para los
que se interesen por conocer la psicologia ,
del pueblo dominicano.
.Con excepcin de tres o cuatro, la ma-
yoria de estas cartas han sido publicadas:
las cinco primeras, en L. CUNA DE A Mi-
RICA, en septiembre del ago 1913; las dos
siguientes en S. P. M., una revista que se
editaba en San Pedro de Macoris en 1930,
y las demds en el LISTfN DIARIO, entire los
afos de 1930 a 1935, fecha en la cual se
publicaron las tfltimas.
Por la razdn ya dicha, los textos no se
han corregido. Aparecen aqui tal como
fueron escritos y publicados.
F. E. M. P.
SENORA: Yo he cambiado much! De pocos aflos a esta
parte soy otro, es decir, soy el mismo en otro. Esto
no tiene nada de particular si usted tiene en cuenta
que no he hecho otra cosa que no sea obedecer a la mAs
general de todas las leyes de la Naturaleza. Y a prop6-
sito de leyes, conoce usted un pais que tenga tantas co-
mo la Repiblica Dominicana? Los Lejisladores domi-
nicanos son, a este respect, muy orijinales. Todas las
leyes son aqui importadas, no hay ninguna de ais, a-
' -iitona, como suele decirse a veces; leyes dictadas de
a&rueido con el caracter y las costumbres de este pueblo
infeliz. Aqui se prohibe lo que estA prohibido en los ,
paises civilizados y estd autorizado todo lo que esta en
aquellos. De esto resultan anomalias que dan risa. To-
dos los afios sale de las CAmaras una lluvia de leyes nue-
vas y se suprimen o derogan otras tantas. No hay,
pues, ni m6todo, ni unidad y si much de lo que abun-
da en las cabezas vacias, que aqui se suelen contar por
millares.
F. E. MOSCOSO PUELLO
Sefiora: El Lejislador dominicanp es un tipo cu-
rioso, alto o bajo de estatura; blanco, indio o moreno
de color; delgado o grueso; feo o buen mozo; que estos
son los caracteres variables o comunes; su aspect
no es del todo desagradable y hasta parece un hombre
civilizado. Sus caracteristicas, como dicen los bi6logos,
son las siguientes: gran lector de novelas, peri6dicos de
informaci6n y de Gacetas Oficiales. Este es todo el ali-
mento que nutre sus cerebros; ademis, baila bien, fre-
cuenta los sitios pfiblicos y fuma, fuma y charla que es
una barbaridad.
He cambiado much! Mi cabeza aun no ha encane-
cido; pero mi coraz6n ha perdido gran parte de su ener-
jia; los resorts de mi voluntad se han enmohecido; una
anemia intellectual me estA acabando. Noto semejanzas
entire mi modo de considerar las cosas, es decir, entire
mi filosofia y la de algunos animals, hasta el punto de
que s61o vivo para comer, por el est6mago, vida vejetati-
va. Acaso obedecera esto a las influencias del medio en
que me encuentro?
He nacido a la vida de la raz6n, sefiora, en una epo-
ca corrompida, en un pais desgraciado, infeliz, sin raz6n /
de ser. Ha muchos afios que estoy buscando un ciuda-
dano de ie-as de senmntos upeores
un hombre serio, decent, culto, que haga lo que sient
ypiense correctamente, que tenga conciencia, se ve
las manos y los demis miembros. Pero ese hombre no
se encuentra.
Qui6n es en esta 6poca y en esta latitud completa-
mente sincere? La hipocresia ha sustituido a todos los
Dioses y a todos los mitos. La sinceridad no es huma-
CARTAS A EVELINA
na, afirma un Almanaque que lei hace alg6n tiempo y
el cual no es precisamente el de Garcia Hermanos, de la
Capital de la Repdblica, que, sobradas noticias de Agri-
cultura y datos astron6micos posee, para ocuparse en
cuestiones de filosofia.
Por qu6 no volverAn aquellos dias hermosos de una
juventud mas tierna? Digo tierna, para que los que no
me conocen, sepan que aun estoy en ella. Recuerda us-
ted, sefiora, aquellos ojos negros de tanta expresi6n que
parecia que pensaban, hablaban y oian, de tal modo que
cualquiera al verlos los creeria animados de un alma es-
pecial? Os juro que en muchas noches oscuras, a la luz
de ellos, que era una luz tibia impregnada con un aroma
un tanto parecido al de las violetas, he encontrado la
dulce y suave boca, la carnosa y comprometedora boca,
que se Ilev6 mis mas puros y ardientes besos; los besos
que se dan una sola vez en la vida y a una sola mujer:
pues ha de saber usted, que los que le siguen, no valen
el ruido que hacen ni la humedad que se siente. Odio
los besos de las viejas; sus labios no pueden producer ese
sonido seco, vibrant y sin eco, porque han perdido la
elasticidad y la vida en su larga carrera por ella. En
material de besos, los besos de los nifios deben tener un
puesto de preferencia; yo no los tengo, pero me gusta be-
sarlos y dejarme besar por ellos. Son cortos, ruidosos
y secos, apenas tienen la duraci6n de un relampago y
estAn Ilenos de muchas cosas inj6nuas y sencillas; los
besos de la juventud, los que se dan en la primavera de
la vida, son mas decidores, se prolongan mAs y su soni-
do es hfmedo. Largo hablaria a usted de estas subli- /
mes porquerias. Segfn los higienistas mis distingui-
dos de mi tiempo, el beso no es mas que un cambio de
F. E. MOSCOSO PUELLO
microbios, s6lo que estos microbios no inspiran gran
miedo.
Sefiora: Yo he cambiado much! Sobre la mesa en
que escribo IDEAS, su libro de usted, es decir, el libro
que escribo para usted, tengo un craneo viejo y de una
vieja por cierto, en cuyas 6rbitas suelo yo colocar plu-
mas de acero o papelitos con notas que quiero tener a
la vista. Ahora le estoy mirando y no s6 por qu6 pienso
en Immanuel Kant y en los ojos negros. Esta pobre
vieja,. jams pens6 que su cabeza seria pisa-papel, dep6-
sito de plumas o de notas! Bello destiny, despu6s de to-
do...! A no haber sido mi compafiera ya estaria reducida
a polvo. Ojald que ningfin antrop6logo se antoje de mi
vieja, porque s61o asi, por la Ciencia, seria yo capaz de
desprenderme de objeto tan querido.
Mas adelante procurard interesarla un poco. Le ha-
blare de mfisica, de poesia, de la literature national, de
historic, de filosofia, de la cafia de azdcar, del tabaco, de
los guineos de Cafio Hondo, de los Generales dominica-
nos y de todo cuanto pueda hablar un ciudadano medio-
cre, nacido en 6poca de una salvaje tirania, y en un pais
en que s61o un Casimiro N. de Moya hubiera podido re-
resentar con tanta exactitud. Si -guna vez, sefiora,
estuviere usted perdida en la Rep~blica, recurra a un
Mapa de ese ciudadano, adoptado por el Congreso como
official, y con l1 en las manos y los ojos puestos en el
sol, no dudo que se orientard en un santiamen y llegara
al punto deseado con una exactitud y una rapidez que
s61o un je6grafo de tan alto timbre hubiera podido apre-
ciar desde su casa en la Ciudad RomAntica. Porque ha-
bra usted de saber que aqui estan las Ciencias muy ade-
CARTAS A EVELINA
lantadas y que asi apellidamos a unanimidad con Cestero,
a la ciudad Capital de la Repiblica.
Los viajes me encantan; si me extravio en el curso
de ellos mi placer sube de punto; y cuando no me suce-
den peripecias los encuentro detestables. 'Tengo la am-
bici6n de conocer toda la Repdblica, no para escribir mis
impresiones como las escribi6 Cestero en Por el Cibao,
o el bar6n de Egger, alemAn indiscreto, que no dej6 pa-
sar ni el anduyo, ni hacer exploraciones como las de Wil-
liam Moore Gabb, ni menos para emprender negocios,
que ninguno de esos m6viles me animan: sencillamente
quiero conocer todo el pais para saber a que atenerme.
Si, sefiora, para saber a que atenerme, asi como suena,
pues si mis presunciones se realizan, si todo es como es-
to o aquello, la raz6n de ser no la veo por ninguna par-
te. Lea usted a don Jose Gabriel Garcia, a Logrofio, pa-
sando por alto a don Ubaldo G6mez, a fin de que mas
adelante podamos cambiar impresiones.
2
SITUADA EN EL mismo lugar en que se encuentra en
todos los Mapas, pero mejor representada en el de nues-
tro ge6grafo Sefior de Moya, ya citado, la Repiblica Do-
minicana, mas jeneralmente conocida por Haity, error
que no hemos tenido tiempo de desvirtuar, po6ticamente
llamada Quisqueya, lo cual parece ser una verdad hist6-
rica, y vulgarmente Santo Domingo, a secas, la Repfi-
blica Dominicana, sefiora, ocupa una extension de unos
tantos y mAs cuantos kil6metros cuadrados desprovistos
de poblaci6n humana suficiente, pero cubiertos de bos-
ques, extensos gramales y abundantes cactos: que tales
son las caracteristicas de las rejiones del Norte, Sur y
Este. Por mitad estA cruzado este territorio por una
cordillera de montafias, entire las cuales se levanta una
de 3140 metros de elevaci6n, segin cAlculos del ilustre
Sir Roberto Shomburg, y otra mas pequefia conocida
por el nombre de Culo de Maco.
No hace much frio, ni tampoco much calor y tie-
ne de comrn con los otros paises del Globo, el sol, la lu-
CARTAS A EVELINA
na, las estrellas y una porci6n de cosas que seria prolijo
enumerar. Surcan este pequefio territorio various rios
que, si no tienen la majestuosidad del Amazonas, poseen,
por lo menos, agua mis pura a juzgar por las del Yaque
del Norte, que es famoso. No hay volcanes. Y entire las
maravillas de la creaci6n cuenta con las Cuevas de San-
ta Ana, los Tres Ojos de Agua y la Bahia de SamanA.
Ultimamente se ha anunciado por un notable arque6lo-..,
go dominicano que las Cuevas de las GuAcaras de Cane- t
ji, constituyen la mas c6lebre reliquia hist6rica, porque
en ellas encontr6 el testimonio de que aqui residieron
los cartajineses. Ya usted ve, sefiora, que por el hechode
que en mi tierra se encontraran las huellas de los des-
cendientes o contemporaneos de Amilca Barca, no es po-
ca la gloria que nos cabe a los ojos de los espiritus refi-
nados.
La gran vegetaci6n, densa y valiosa, que posee la
Rep6blica Dominicana, se divide en tres zonas: seca, hfi-
meda y mis h6meda, seg6n puede usted ver en un in-
forme forestal, hecho por un tal Mr. Wood, americano,
que vino al pais expresamente para su studio. Este in-
forme cost a la Secretaria de Hacienda various miles de
pesos; pero desgraciadamente no ha sido apreciado en
su just valor y se teme que no lo sea nunca.
Conservamos por patriotism las mismas vias de
comunicaci6n que abri6 Col6n; se viaja por lo regular a
caballo, lo cual le permit a usted intimar bastante con
la naturaleza dominicana.
Las distancias no son muy largas, si usted tiene en
cuenta la de Nueva York a Yokohama, pasando por el
estrecho de Magallanes; con mayores facilidades y mis '
rApidamente va usted a los EE. UU. que al Cibao, que
F. E. MOSCOSO PUELLO
asi denominamos a la reji6n mis poderosa y rica de la
gepublica.
Zool6gicamente, mi pais es muy rico. Los ganados
caballar y vacuno, de cerda y de lana, aunque sienten la
nostalgia de la Madre Patria, prosperan, y algOn dia
harAn la riqueza national por si solos como en la Argen-
tina. El Dr. Raulin ha hecho circular la especie de que ,
estos animals han degenerado, lo cual constituye una
falsa aseveraci6n que en su oportunidad rebatirW patri6-
ticamente, para lo cual estoy estudiando Historia Patria,
pues, debe usted saber, que esos animals vinieron aqui
con el Gran Almirante. Las vacas no dan much leche,
es verdad; ni los carneros abundante lana; pero los caba-
Ilos, especialmente, conservan la prestigiosa sangre de
sus abuelos andaluces, y si es verdad que han perdido
en talla, genio y elegancia, han adquirido, por el contra-
rio, enorme resistencia, habitos increibles de sobriedad,
y una resignaci6n impossible de career en animals de tan
escasa inteligencia. Crece, se multiplica y abunda bas-
tante, el asno, lo que atribuyen muchos al clima, para el
cual se supone estd mejor preparado este animal.
Sefiora: Aqui no hay fieras en los bosques ni ofidios
venenosos. Usted puede tender una hamaca en la cu.
chilla de monte mAs densa, en la complete seguridad de
que amanecerA viva y sin daflo alguno.
La fertilidad de mi tierra es asombrosa; y ha sido
admirada por el extranjero inteligente que ha puesto el
pie en ella. Lea a Moreau de St. Mery, al bar6n de
Egger, a Alejandro de Humbolt, a Descurtliz y Tussac y
a otros. La yuca, la batata, el flame, el plitano, el arroz,
el tabaco, el cacao, el caf6, etc., etc., todo lo que cae en
ella prende y fructifica admirablemente, segin puede
CARTAS A EVELINA
usted ver con lujo de detalles en la notabilisima mono-
grafia escrita para no s6 qu6 Exposici6n Internacional,
por el senior Jos6 Ram6n Abad, asi como en las demas
obras de la misma indole que en 6sta se han inspirado
por su patriotism y sinceridad.
Pero yo s6 que se ha dicho que no somos un pais
rico. Por este delito fuimos abandonados desde los
tiempos de la Conquista. Nuestras montafias no han
tenido la gentileza de encerrar en sus entrafias filones
de oro. La Cumbre s61o se ha distinguido.por despedir k
olor a yodoformo, seg(in se ha denunciado en la prensa.
Y como el mundo estA Ileno de aventureros, claro estA
que nos han declarado inservibles. Los hombres no
emigran para cambiar de clima. Los emigrantes no tie-
nen otro ideal sino la fortune. Y nuestro cielo, nuestros
paisajes que extasiaron a Col6n, nuestras frutas, la pla-
cidez de nuestro ambient tropical, nuestro sol que no
tiene igual, no les despiertan el menor interns. No tienen
amor ni por la historic. Ven las cenizas del Gran Almi-
rante con indiferencia. Aqui, a mi pais, s61o vienen a
hacer riquezas, a perforar nuestras roicas, a inedir el
caudalde nuestros rios, a recorrer nuestros bosques con
el exclusive prop6sito de encontrar minerales valiosos,
petr61eo, fuerza hidraulica o plants medicinales. A ve-
ces vienen y se van sin preocuparse por iosotros. Mu-
chos creen que aqui no hay otra cosa. iDesdichados!
Somos, sin embargo, con los Incas y los Mayas, la mAs
antigua civilizaci6n del continent americano. Y digo
de las mis antiguas, porque aqui se ven todavia descen-
cientes de Caonabo y de Guacanagari.
Como usted no ignorara, los habitantes de la Repi-
blica Dominicana, somos en su mayoria mulatos, mulatos V
CENTRO DOCi Fl.!NiITAni N Y
GESTiON DELCONOCr;.l!ENiTO
:FL .. .'.A.I:. GLOBAL
D3' RACIA Y DESARROLLO
F. E. MOSCOSO PUELLO
tropicales, que es un tipo singular de la especie humana.
Es un product especial de estas latitudes, que se ha
orijinado por la concurrencia de un sin n6mero de fac-
tores que analizaremos en otra parte. Como los frutos
del tr6pico, el aguacate, el zapote, el plAtano y la pifia,
se produce en gran abundancia y para conocerlo bien
hay que venir a verlo aqui.
Pero debo advertirle, sefiora, que los dominicanos
somos constitucionalmente blancos, porque ha sido a
titulo de tales que hemos establecido esta Repdblica, que
usted no debe confundir con la de Haity, donde los hom-
bres comen gente, hablan frances patoi y abundan los
papaluases. Es bueno que los extranjeros, en particular
los yanquis tengan en cuenta estos pormenores!
Somos, sin embargo, felices. En el coraz6n de la
sierra o en el rinc6n de la sabana apartada, todavia no se
ha adulterado la vida. Somos fieles a nuestras tradicio-
nes. A n curamos los gusanos por las huellas, hacemos
a rtar el ganado vacuno con una buena p6cima de cor-
teza de Juan Primero y conservamos todo el afio una
cruz hecha con cogollos de palma en la puerta del apo-
sento o en la cabecera de la cama o del camastro. Que-
mamos incienso para apartar los espiritus perniciosos y
seguimos fieles al ajonjoli, a la arepa de caldero, a los li-
vianos y a las habas con dulce en la Semana Mayor.
S61o me falta decirle a usted de qu6 vivimos los do-
minicanos. Me parece que usted me estA formulando
esta pregunta con sus ojos. Quiere saberlo? Vivimos,
sefiora! Eso estA demostrado. C6mo vivimos? Eso es
lo interesante y lo que tratar6 de poner en su conoci-
miento.
Aqui no existen esos grandes problems econ6mi-
CARTAS A EVELINA
cos que se plantean en otra. parties del mundo. El ca-
pital, el verdadero capital no ha llegado arn. El obrero
dommicano se estA haciendo. Nuestra vida es muy
sencilla y escasas nuestras necesidades. Ya usted se
enterarA de como el campesino, s61o tiene que enterrar
un bejuco de batata o una cepa de platanos, para per-
mitirse el lujo de sentarse a la puerta de su bohio a des-
cansar. Por los calls de sus pies sabrf cuando es la
6poca mas oportuna para estas siembras. S61o le preo-
cupard el ganado del vecino y las guineas. Pero eso
tiene remedio: una alza prima o un craneo de vaca sus- k
pendido por el hoyo del occipital en la punta de una
buena vara. Eso es todo. En cuando al habitante de
las ciudades, no le sera dificil conseguir los primeros
diez pesos. Con ellos desempefiard a sus amigos en
desgracia y sin mas esfuerzo, se verA luego en pose-
si6n de dos o tres propiedades que le permitirAn igual
que aquel, sentarse en su empolvada galeria a dormir
tranquilamente sus siestas todas las tardes. Qu6 pro-
blemas, ni problemss.! Estos procedimientos son de
una sencillez extrema y estAn en prActica desde 6poca
inmemorial Es una vida sencillisima. Tropical. Com-
prar a cinco y vender a diez. Los problems de alta
economic son para los extranjeros, no solamente porque
ellos entienden esas cosas sino porque estAn mejor pre-
parados.
Este pais, sefiora, tiene un origen cabalistico. Como
una nueva evidencia deque en el Universo nada perece,
he aqui que la doctrine Pitag6rica a trav6s de los siglos,
crea la Repdblica Dominicana. Por eso yo siento un
profundo respeto por todo en la vida. Creo que todo es
verdad. Lo que nos parece hoy extravagant, desrazo-
F. E. MOSCOSO PUELLO
nable, f.era de prop6sito ha sido o sera admitido por el
coming de las jentes. En el mundo no existen despro-
p6sitos. Todo esta bien asi. Todo lo que usted piensa,
aunque sean dislates, es possible. La vida y sus mani-
festaciones, estAn caracterizadas por una uniformidad
incontrastable. Es el buey de la Noria. Siempre sobre
sus mismos pasos.
Conoce usted la doctrine Pitag6rica? Pitagoras fue
un buen viejo. De esos viejos que abundan en muchas
colectividades y que se piensan mentors de la humani-
dad o de una porci6n de 6sta. Estos viejos, a quienes se
les ha prolongado la vida merced a la acci6n estimulan-
te que ejercen en el orga nismo los elojios repetidos. Por-
que habra usted de saber que asi como las contrarieda-
des, los sufrimientos, tienen una acci6n depresiva, las
alegrias la tienen estirnulante. Todos los 6ganos mani-
fiestan una dptima disposici6n para cumplir sus funcio-
nes, cuando son estimulados por el sistema nervioso y
6ste a su vez se estimula con las emociones agradables.
Es s la raz6n cientifica r la cual estos viejos duran
tantos afios y por la cual los Presidentes altos digna-
tarios engordan y rejuvenecen tan pronto como son no-
minado aT urastenia s6lo nos pertenece a nosotros
los que no valemos nada ni somos nadie ni nadie nos es-
tima ni nos adula. Todavia la fisiolojia tiene que hacer
muy delicadas y trascendentales investigaciones. No lo
dude. Los aduladores no saben de los beneficios que
proporcionan. La aduloneria es un excelente procedi-
miento terapeutico. Nadie que sea adulado podra estar
deprimido ni ser pesimista.... Activos, Ajiles, saludables,
espirituales y optimistas estaran siempre todos los que
gocen del privilejio de la adulaci6n. La estricnina es
CARTAS A EVELINA
seguramente inferior a esta acci6n psiquica. Esta pro-
bado.
Todo esto tiene que ver indudablemente con Pits-
goras. Porque este filosofo se ha debido parecer a mu-
chos viejos que conozco. De estos viejos estimulados
por el elojio continue, creciente y unAnime. Todas es-
tas ideas son nuevas, sefiora, o casi nuevas, porque el
rejuvenecimiento se estA buscando todavia por m6to-
dos quirdrjicos. Estoy aludiendo a Voronof entire otros.
Igualmente se ha hablado de insuficiencias glandulares.
Es decir, se estA todavia en los proleg6menos.
Pero volvamos a PitAgoras, decuyos sistemas filos6-
ficos quiero hablarle a usted hoy aunque sea superfi-
cialmente. Su fundamento fu6 matematico. Los pita-
g6ricos descubrieron en todos los fen6menos de la
naturaleza un orden matemAtico. Todo se explicaba
por el nfmero. Aplicaron esta teoria a la mfisica, lo que
condujo a imajinar la conduct como un sistema de ar-
monia.
Pues bien, sefiora, los Trinitarios tuvieron en cuen-
ta esta filosofia para crear nuestra Repfiblica, como us-
ted vera enseguida. A nosotros nos rije el nfmero 3.
Esto se evidencia con el siguiente analisis que aparen-
temente y para una persona superficial no pasa de
ser un pasatiempo, pero que examinando con un es-
piritu verdaderamente cientifico tiene un fundamento
eminentemente filos6fico.
Nuestro heroe national, Juan Pablo Duarte, tuvo
como simbolo "6tico y religioso" el nfimero 3. Por su de-
voci6n a este nfmero simpatico, sujestivo, cre6 la Trini-
taria. Con el cuadrado de ese nfmero, el 9, se consti-
tuy6 la sociedad patri6tica. Luego cada un miembro se
F. E. MOSCOSO PUELLO
atrajo 3 amigos mas, lo cual sumaba 27. Este n6mero
es el cubo de 3. Y en fecha que represent ese cubo, el
27, se di6 el grito de independencia. Usted quiere cosa
mas sobrenatural! Tres delegados design Duarte al
retirarse del pais vencido, y tres son los Padres de la
Patria; 3 fueron las palabras escojidas para el lema del
escudo y 3 los colors del pabell6n.
Quiere usted cosa mas estupenda? Tres son igual-
nente los Enemigos del Alma, tres los Poderes del Es-
tado, tres las Divinas Personas y, finalmente, tres fue-
ron los que echaron a Pedro entire el pozo.
Todo esto, sefiora, definitive y concluyente, hubie-
ra permanecido desconocido, si el Maestro no se hu-
biera ocupado en divulgarlo en un articulo que apare- I
ci6 en uno de los peri6dicos de la Capital hace algunos '
afios.
Hoy, sefiora, estoy triste. Tengo nostaljia de la
cordillera. Un bohio al pie de una ladera, con mi buen
perro, mi pareja de gallinas, mi cerdo cebado, mi caba-
Ilito y mi conuco pintoresco me hubieran dado la felici-
dad. Sin haber oido nombrar jams a Hostos, a este
Sefior Hostos que me ha hecho tan desgraciado!
3
LA VIDA es cruel y bella, dijo uno de los Henriquez
Urefia, j6ven de altas aspiraciones y que ha tenido la
necesidad de otros aires y de otro sol para florecer, por-
que no ignorarA usted que la atm6sfera de este pais no
es propicia al desarrollo superior de los espiritus. Hay
demasiados miasmas, enorme cantidad de gases mefiti-
cos en el ambiente de esta tierra digna de mejor suerte.
Dicen los bi61ogos que los organismos perfeccionados
necesitan para la vida medios sencillos, mientras que
los series primitives han menester de los muy corrplejos.
Si usted piensa en los terrible microbios pat6jenos, en
los g6rmenes de la putrefacci6n y en otras personalida-
des orgAnicas del mismo jenero, le dard la raz6n a estos
sabios que en ciertas ocasiones dejan escapar algunas
verdades.
Y la vida no es ni cruel ni bella; a 6sta se le puede
aplicar la definici6n de San Agustin, esa hermosa defini-
ci6n que nos ensefiaron en el curso de L6jica y la cual
despertaba en nosotros una gran admiraci6n: es lo que
F. E. MOSCOSO PUELLO
es. Ni mas ni menos, la vida es lo que es: una barbari-
dad biol6jica, social, political, moral y que se yo que mAs!
Esta opinion es para ser reservada convenientemente
entire usted y yo, porque cuando pienso en los ojos ne-
gros, en lo falso del dogma de la inmortalidad del alma, '
en las naranjas de la china y en otras baratijas por el
estilo, razono de otro modo y me expreso en otra forma.
En mi pais, y sobre todo en esta 6poca, estoy obser-
vando un hecho que s61o tiene el escaso interns que le
da la circunstancia de que por 61 se explican el modo de
ser y los procedimientos de este dichoso pueblo. En
otros terminos, como solia decir un professor de matemA-
ticas que teniamos en el afio de 1894, hombre que no co-
nocia ni habia oido hablar de Euclides ni de Newton; en
otros t6rminos, el hecho a que me refiero caracteriza el
moment psicol6jico de mis compatriotas. En una oca-
si6n me dijo el gran poeta Deligne que, atravesando por
la plaza de Col6n, en Santo Domingo, un antiguo amigo
de 61, y quizAs uno de sus admiradores, le sali6 al frente,
le salud6 afectuosamente, pues habian pasado algunos
aihos sin que se vieran y, entire otras cosas le dijo: Don-
de compraste esa camisa que Ilevas puesta? No s6 lo
que le contest el poeta, pero la pregunta le interest
tanto que, meses despues no vacil6 en referirme el caso.
Sefiora: yo compro mis camisas en donde las vendan;
donde Ricart, donde Campillo o donde Benitez, para lo
que puedainteresar a los que de estos problems se
ocupan.
Anoche fui a ver un Cine, que asi es como debemos
decir y se dice en honor a la verdad, y ya en casa de re-
greso, no pude menos que arrepentirme. Fig(irese us-
ted que en una de las peliculas se habia querido repre-
CARTAS A EVELINA
sentar, a quien? dirA usted sorprendida: nada menos que
al Emperador, sefiora, al gran Emperador, uno de los
reslmenes peri6dicos de la humanidad, porque sepa
ahora y para siempre que yo entiendo que Anibal, Peri-
cles, Alejandro y dos o tres mAs, vinieron a este mundo
para hacer de res6menes de la humanidad en 6pocas de-
terminadas. Decia, pues, que se habia tratado de repre-
sentar al Emperador. Y mi arrepentimiento venia de
que a mi me parece cosa ridicule querer caracterizar los
hechos hist6ricos por las dos razones siguientes: la falta
de verdad en la reproducci6n, los inevitable anacronis-
mos y, sobre todo, el violent atentado que se hace a
las prerrogativas de nuestra fantasia, lente magnifico
que est6 en perfect derecho cuando amplia, corrije y
engrandece los hechos, las cosas y los hombres, para sa-
tisfacernos a nosotros mismos. Es verdad que al decir
a usted estas cosas no pensaba en las manifestaciones
que el gran Cine de la vida contempordnea nos ofrece a
cada segundo. Perdone, sefiora, si mi amor a la verdad
me hace contradecir a veces.
Dejemos, no obstante, a la verdad que, por el hecho
de ser lo que es, segfn San Agustin y todos los que tie-
nen buen sentido comun, no se puede analizar, y volva-
mos camino de la vida, donde todo lo mudable tiene su
asiento para holgura y satisfacci6n nuestra.
Dimitte eterna et quaere transitoria. Maravillosa.
formula para quien piense en los ojos negros, en las bo-
castibias y discretas, en las nucas perfumadas y som-
brias, en las cremas, los helados, la divina cerveza que
no conocieron los Dioses del Olimpo, de lo cual debe-
mos alegrarnos todos, y en las flores y en la luna, y en
el sol y en las estrellas. Sefiora: si por casualidad he
F. E. MOSCOSO PUELLO
cometido un error u olvido en esta sucinta enumeraci6n
de cosas bellas, tenga la amabilidad de dispensarne,
pues, es muy possible que no nos encontremos en el mis-
mo punto de vista, aunque le advierto que el mfo, es el
mas general y comfn, por lo cual no dejo de congratu-
larme.
D6nde compra usted sus camisas? Mi, contempora-
neos, sefiora, viven asi, preguntando injenuamente cosas
inj6nuas y sencillas. D6nde ha llegado ese casimir y
esas corbatas y esos zapatos de iltima moda? En honor
a la verdad mis compatriotas piensan sin el mayor es-
fuerzo en el paseo, en el baile, en las mujeres y sobre to-
do en l litica. Aqui es donde demuestran mejor sen-
tido. La political es el arte de vivir del Estado y 6ste no
viene a ser en difinitiva mas que una Sociedad de So-
corros Mutuos, una especie de Monte Pio, en el cual se
reciben todo j6nero de servicios a determinado tipo de
interns, y los cuales pueden variar desde la delaci6n has-
ta el acto de heroismo mas escandaloso. Y aqui todos
nos adherimos al Estado, le prestamos nuestro concur-
so, vivimos de 61, por 61 y con 01. Al Presupuesto se
le dice la gran mesa del Banquete Nacional, y alli espe-
ramos todos tener un cubierto. Esto es ideal en mi
pais, sefiora. A veces se cometen excess, violencias, y
se arman motines a mano armada, lo cual es tanto mas
penoso, cuanto que esta probado que con simples sonri-
sas, jenuflecciones y demAs pacificos procedimientos, se
Ilega tambi6n a ocupar los mis distinguidos puestos en
la gran mesa del Banquete Nacional. En este particu-
lar no admito comparaciones con otros paises corrompi-
dos, en donde creen que el Estado es cosa tan complica-
da como un organismo, y se han creado y se estudian
CARTAS A EVELINA
esas pesadas e initiles disciplines, en las que hasta el sis-
tema 6seo de ese organismo ocupa toda la vida de ho-
nestos ciudadanos que a su studio se dedican.
Sefiora: somos inicos en este pedazo del Continen-
te Americano que atesora todos los encantos que dispu-
so la madre Naturaleza. Mi pais, es uno de los palses
mas bellos del mundo..! Cosa que sin mayor esfuerzo
procurar6 demostrarle en el curso de estas cartas que
con tanto placer le escribo.
4
SE DICE y se repite; esta escrito en muchas obras; lo
afirman los publicistas y mas de un compatriota lo cree,
que antiguamente se llam6 a la Capital de nuestra Repd-
blica Atenas del Nuevo Mundo. Yo no lo doi por cierto,
porque carezco de los datos aut6nticos suficientes para
hacerme responsible de una tal afirmaci6n. Sea lo que
fuere, el historiador Garcia nos dice que Santo Domingo
fu6 el primer centro de cultural de la America; que en
aquella ciudad se di6 cita todo lo que valia y tenia algu-
na representaci6n en la 6poca colonial. Pedro Henriquez
Urefta ha desenterrado no pocas glorias de las que con-
tribuyeron a dar ese prestijio a la ciudad de los Colones;
y el Dr. Gaspar Hernandez, peruano muy ilustre, se hizo
eco de esa fama, y en un serm6n cuya copia poseo, re-
pite m~ s de una vez el calificativo que nos ocupa. Es
cierto, innegable, que en Santo Domingo nacieron y vi-
vieron muchos varones ilustres, de los cuales la mayor
part fueron a brillar a various centros del Continente
Americano. Lo que no me atrevo a asegurar a usted, sefio-
CARTAS A EVELINA
ra, es la lejitimidad del calificativo de Atenas del Nuevo
Mundo. Pero tampoco tengo empefio en no repetirlo y,
por consiguiente, pase; a mi, como a mis compatriotas,
me enorgullece esa fama, aunque comprenda que hemos
desmerecido de ella en los tiempos que corremos.
Continuamos hoy como ayer siendo sobresalientes y
Ilamando la atenci6n del mundo; pero mientras se culti-
vaban entonces con el provecho que dicen los historia-
dores, las ciencias y las letras, en estos que nos han toca-
do a nosotros vivir, se cultiva el valor. Y si a used le es
extraiio esto, por ser persona del siglo XX, le advierto
que todos los pueblos de la tierra han pasado por esa
evoluci6n, como puede verlo con lujo de detalles en la
Antropolojia, de Taylor, si lo deseare. Solamente debo
hacer notar que la efectuada por nosotros es retr6grada.
Hemos pasado a ser la Esparta del Nuevo Mundo, sin
qte por esto se haya menoscabado la gloria pasada. An-
dando los tiempos, la c6lebre Universidad de Santo To-
mis de Aquino, que era el centro de mayor brillo y pres-
tijio en la Colonia y en la Am6rica, se ha trasladado a la
Fortaleza de Santo Domingo, edificio notable tambidn,
construido por no s6 que CapitAn General y en memora-
ble fecha que dire a usted otro dia.
La ~ep(fblica, sefiora, se ha convertido en un grand
Cuartel General; y la supreme aspiraci6n, el ideal actual
de mis paisanos es seguir la carrera de las armas, como
en mis remotos tiempos fti, segin los historiadores que
le he citado, el de las letras y las ciencias, tan hermosa-
mente expresado por Cervantes. Y es que el sentido
practice estA en nosotros hipertrofiado y hemos visto
que, por el moment, la de las armas es la mas brillante,
ficil y lucrative de todas. Aqui no hay Escuelas Milita-
F. E. MOSCOSO PUELLO
res; no hacen falta. Como en la c6lebre Esparta, los ni-
flos nacen infeccionados de militarismo y sus aptitudes
b6licas son demasiado precoces. En la segunda infancia
comienzan a manifestarse esas notables cualidades; y en
el hogar, en la calle y hasta en las Escuelas, segun los .l-
timos programs, hacen a las mil maravillas su educa-
ci6n military, sin que tengan que envidiarle ni a los de
Sain Cyr, ni a los de West Point. A los doce o catorce
afios conocen tactica y son hAbiles guerrilleros. La en-
sefianza se hace del modo mrs practice possible. La
frecuencia de los motines a mano armada les brinda
ocasiones propicias para experimentarse, como suele
decirse corrientemente; y desde que el adolescent tuvo
la fortune de encontrarse en una escaramuza, ya esta
aprobado y por consiguiente, es apto para entrar en con-
curso. Una vez recibido el bautismo de la p61vora, se
adquiere el ambicionado derecho de aspirar a entrar en
el grupo de los directors de la cosa pfiblica. Esta, en
mi pals, estA en manos de los mis famosos guerreros;
ya le he dicho que vivimos en una Repfblica military.
Todo se logra en ellH por las armas. El Gobierno debi
estar en manos de los ciudadanos mAs valientes y de
historic military mAs interesante. El pueblo dominicano,
seflora, siente una profunda admiraci6n por sus hombres
aguerridos. En el hogar se pasan las veladas haciendo
la historic de los hechos ruidosos de armas y de sus fe-
lices protagonistas. Las biografias de los caudillos so-
bresalientes se oyen con gran recojimiento, pues casi
son considerados por todos como semidioses. El coraz6n
de mis compatriotas se hincha de satisfacci6n cuando se
les habla de escaramuzas, de emboscadas, asaltos, triun-
fos o derrotas. Y los niflos van haciendo de este modo
CARTAS A EVELINA
su educaci6n; para la prueba no les faltarf uno de esos
profesionales del valor que los acoja a su lado con amor
y con orgullo y les d6 la tan esperada y decisive lecci6n
prActica en la primera sabana o loma que'se present.
El manejo de las armas lo conocemos todos en este sin-
gular pals, que ya usted ira conociendo poco a poco. En
cuanto a la tActica, especialisima, se aprende sobre el
terreno, en la manigua, a media que la ocasi6n se
present.
La carrera aqui es corta. Basta que nos encontre-
mos en dos o tres acciones para que se nos ascienda al
mAs alto grado: el Generalato. Ahi llegamos todos. Los
demas grades no tienen importancia ni significaci6n. No
es extrafio pues, que estos abunden tanto en la Repdbli-
ca. Y qu6 veneraci6n despiertan en nosotros los que
tienen la fortune de ostentar esas prerrogativas! El
pueblo, ya le he dicho, los consider como hombres ex-
traordinarios, superiores; y los poetas cantan en no muy
malos versos sus gloriosas victorias; los periodistas se
disputan el honor de primacia en la confecci6n de sus
siluetas, bustos y medallones, que de eso y mAs son
acreedores. Y puedo asegurar a usted que no se ha que-
dado ningfn griego, romano o cartajines notable que no
haya sido exhumado con el deliberado prop6sito de hu-
millarlo ante nuestros heroes sublimes que desdefian los
honors del Olimpo. Para que usted tenga idea mis
exacta de todo cuanto Ilevo dicho, busque la Retirada
de los Diez Mil, digo, de los Novecientos, obra escrita
por Cestero yconocida bajo el nombre de Una Campafa;
Garcia Hermanos se la puede facilitar.
Sefiora, en mi pais hay que ser irremediablemente
un valiente. El pueblo no sufre la intervenci6n de los
F. E. MOSCOSO PUELLO
hombres paclficos en la direcci6n de sus asuntos; los
. nifios s61o respetan a los Generales, las mujeres no com-
prenden a los hombres sin historic military. Felizmente
esta es una tierra privilejiada, lo cual han dicho muchas
autoridades antes que yo; y del mismo modo que enan-
tes asombramos al Nuevo Mundo con nuestros hombres
de letras, hoy lo divertimos con nuestros guerreros.
Los Generales son aqui una producci6n expontanea de la
tierra; yo no he averiguado cuales puedan ser las condi-
ciones de su producci6n; pero lo cierto es que abundan
demasiado.
En la Republica hay Generales prietos, blancos, mo-
renos, indios; bajos o altos de estatura; adolescents,
j6venes y viejos; analfabetos y publicistas; con barbas o
sin ellas; mancos, cojos, jorobados o derechos; que ha-
blan en voz baja o en voz alta; disputadores, prudentes,
honestos, libertinos; nacionales y extranjeros; arabes y
espaiioles sobre todo; con o sin prestijio; inocentes y cri-
minales; con zapatos y sin ellos; de machete, de rev61ver,
arrojados y prudentes, honrados y picaros. En la actua-
lidad son incalificables, los hay urbanos y rurales. To-
das estas diferencias apuntadas son insignificantes, pues,
por el solo hecho del grado que ostentan son capaces
para cualquier servicio. En mi pais, lo important, lo
indispensable, es haber hecho la carrera, haber tirado
tiros, ejercer la profesi6n del valor aunque sea por algTin
tiempo; despues se puede abandonar, pero ya se tiene la
credencial para hacerlo todo, saberlo todo y desempe-
fiarlo todo. Se explica usted ahora por qu6 es tan so-
corrida la carrera de las armas? Los generals dan su
continjente a la Administraci6n Ptiblica que no puede
pasarse sin ellos, que no se puede concebir en nuestro
CARTAS A EVELINA
medio sin ellos. Is Generales, sefiora lo inaden todoi
sonprivilejiados.
Los Generales, por otra parte, son benevolos, carita-
tivos, educados, nobles o feroces; Asperos, inhumanita-
rios, sanguinarios, d6spotas. Los Generales comen, be-
ben, se enamoran, visten rayadillo, fuerte azul o casimir
ingles; ordinariamente usan sombrero de panama; difi-
cilmente se les ve en uniform, por lo cual no se distinguen
de los demas ciudadanos. Tenga much cuidado, bas-
tante precauci6n, por esta filtima circunstancia. No se
exponga, cuidado con las imitaciones. El General dis- y
fruta de todo en este pais, sea cual fuere su condici6n.
Ya ve usted, sefiora, que ni en Esparta se vivia
mejor; de haberlo sabido los contemp6raneos de Leoni-
das, ya se hubieran dado trazas para evitar el olvido
en que los tiene el mundo civilizado. Pero asi son
las cosas! Bien es verdad que nosotros les sobrepuja-
mos. Los nifos dominicanos son capaces de los mayores
heroismos. Asombramos a los extranjeros. En este
original pais, la supreme aspiraci6n es batirse, ser valien-
te, disfrutar de esa fama maravillosa merced a la cual
todo se nos hace fAcil. La sangre nos fascina y nada
nos parece mis bello que una sonata de balas.
Lea usted la historic de la Rep6blica. No hay palmo
de tierra que no este abonado con sangre o care hu-
mana; no hay pedazo de monte que nose haya extre-
mecido de placer con la algarabia de las balas. Sabe
usted que en Guaquia se levant6 la tapa de los sesos el /
General Ferrant, teniente de Napole6n I?
Nada enorgullece mAs al dominicano como haler
expuesto alguna vez la vida, haber hecho su practic:i,
haber probado su valor, por el contrario, nada lo disgus-
F. E. MOSCOSO PUELLO
ta y lo humilla tanto como no tener algo que referir, ha-
ber hecho una vida pacifica, tranquila.
Qu6 bravos somos, sefiora...! Escribiendo estas lf-
neas me he sentido capaz de realizar cosas enormes,
monumentales; me ha parecido oir tiros, estar en medio
de ellos; me ha dado el olor de la p61vora y he sacado
un machete, y he corrido a caballo y he visto sangre, y
he sentido varias detonaciones de cafi6n, y el ldpiz me
ha parecido un fusil, y he peleado, peleado much. Oh!
poder de la sangre, sefiora...! Quidn fuera General...!
La organizaci6n military de la Repfblica no es muy
complicada; pero si es muy original. El Ejircito perma-
nente, que no pasa de un efectivo de mil hombres, en su
mayoria analfabetos, esta distribuido en las Plazas fuer-
tes que no pasan de tres. Viene en seguida el Ej&rcito
de ocasi6n que estA compuesto por todos los demAs ciu-
dadanos que viven del Estado o que aspiran a former
parte de la Administraci6n PNblica. Y es que los domi-
nicanos estamos suficientemente instruidos en la carrera
de las armas. Estas no s61o se encuentran en el Arsenal
sino que cada uno tiene por lo menos un revolver con
treinta o mas tiros; y en los campos los Generales tie-
nen sus dep6sitos, por lo que pudiere acontecer. La Re-
pfblica, sefiora, estA infestada de pertrechos de guerra
desde la 6poca de su independencia.
Ya tendr6 ocasi6n de volver a hablar a usted de to-
das estas cosas, aunque quizis le despierten muy es-
caso interns.
En cuanto a mi, no dudo que esta noche suefie con
algdn General de luengo mostacho, negro como la pez,
de ojos fulgurantes y nariz ramangada que, en tono acre
de perdonavidas, me pida la debida cuenta por estas li-
CARTAS A EVELINA
neas que dejo escritas, si como lo dudo, usted compete la
debilidad de hacerlas pdblicas. Pero como dominicano al
fin, de pura cepa, con una herencia de valor notable, co-
mo puede usted ver en la Historia, me tiene absolutamen-
te sin cuidado esto de la cuenta, pues qui6n sabe si seria
6sta la ocasi6n de que saliera el Anibal, el Alejandro o
el Napole6n, que a veces creo tener dentro de mi como
durmiendo un suefio......
5
SEiORA: En mi pals Ilueve con bastante regularidad;
y cuando es agua, se efect6a como en los demas pal-
ses del Globo, de arriba para abajo, porque cuando
a lo que Ilueve son balas, cosa que no es muy extraordi-
naria entire nosotros, el fen6meno se realize en distintas
direcciones, poniendo en peligro a las personas, hasta en
el mAs apartado rinc6n de sus moradas. A menudo las
lluvias son demasiado abundantes, y 6sta es la causa por
lo que la vejetaci6n es tan lujuriosa..
Cronol6jicamente somos los primeros habitantes del
Nuevo Mundo de orijen indo-espafiol y africano. A este
respect, es convenient no olvidar que, por este orijen
africano, tenemos double sangre: la de los cartajineses, si
hemos de career, y por mi parte no lo he dudado nun-
ca, que el acucioso senior Alberti ha encontrado los ves-
tijios de su presencia en las mencionadas Cuevas de las
GuAcaras, y la de los negros Aradas, Socos y Paouhins,
de la costa de Oro, y de los Cotocolis, Popos y Fidas de la
costa de los Esclavos. De todas esas sangres nos hon-
CARTAS A EVELINA
ra sobremanera la indigena. Aqui nacieron Caonabo,
Guacanagari, Cotubanama, Enriquillo y Anacaona. Pe-
ro aqui han nacido tambidn don Juan Sanchez Ramirez,
Nfiiez de CAceres, Duarte, Sanchez, Mella, Pedro San-
tana y otros hombres no menos ilustres. Y es 6sta
la oportunidad, sefiora, de que usted sepa, aunque ya de-
be haberlo adivinado, que tambi6n yo naci aquf el 26 de
Marzo del afio 1885, y que, por lo que pueda acontecer,
en este lugar lo dejo consignado.
Politicamente esta dividido mi pais en doce Provin-
cias de diferente extension e importancia, segdn se pue-
de ver en el Mapa. Las mas pequefias son las mas
ricas y pr6speras, y las mas grandes son pobres y atra-
sadas. Hay, pues, doce Capitales, de cuya importancia
respective se puede hacer una idea visitando a Santiago
y a Barahona; ademas, hay tantas y mas cuantas Comu-
nes y que s6 yo cuantos Puestos Cantonales. Si a us-
ted le interesan informes a este respect, consulate la Geo-
grafia del Padre Merifio, obra que le darA una gran idea
de lo que es y puede ser mi pais, y la cual consigue jun-
to con los demas libros nacionales, en la Libreria de la v
Vda. Garcia, la editor del notable Almanaque del cual
le he hablado. ya en otra ocasi6n.
Sefora: creo que le he dicho suficiente para que se
haga una idea de la Repfiblica Dominicana. Si me de-
jara guiar de mi patriotism estaria un siglo hablAndole
de ella; pero si atiendo a la circunstancia de que usted
es una persona sumamente ocupada, me parece gue con
los anteriores apuntes basta por este moment.
No se ha hecho un studio psicol6jico del pueblo
dominicano Hace ocho afos, ns o menos, yo intent
hacerlo y hasta llegu6 a escribir dos o tres capitulos. '
F. E. MOSCOSO PUELLO
Mi sinceridad me obliga a declarar a usted que por ex-
ceso de ignorarfcia no pude continuar. Mi trabajo estaba
concebido en esta forma:
1.-Orijenes del pueblo dominicano;
2.-Temperamento del pueblo dominicano;
3.-Caracter del mismo;
4.-Sus manifestaciones artisticas;
5.-Sus manifestaciones cientificas;
6.-Sus manifestaciones relijiosas;
7.-Sus manifestaciones filos6ficas;
8.-Sus manifestaciones political;
9.-Porvenir possible del pueblo dominicano.
Aunque este program no es complete (me lo ins-
pir6 Feuillet, en su Psicolojia de los pueblos Europeos),
le darA a usted idea de la camisa enorme que me iba a
echar encima. Hoy, pienso de otra manera; todo cam-
bia, sefiora. Creo que la psicolojia de mi pueblo se es-
cribe en dos escasas lines, en dos lines que yo, sin du-
da, aunque quisiera, no puedo escribir. Ya tendr6 ocasi6n
de ponerias en el capitulo de las confidencias que no
figurara en este libro, porque tengo la intenci6n de ha-
cerlos pasar de mis labios a sus oidos, sin que el lIpiz
ni el papel intervengan, para seguridad de mi persona.
Quiere usted que le hable un poco de la literature
national? Antes de que haga la observaci6n, le declare
que no me ocupar6 de ningon literate que viva; estos
A juicios son peligrosos en esta tierra en donde los poetas
Ilevan consigo rev61veres, y donde todos, con excepci6n
de su servidor y de algunos de sus amigos, casi co-
memos gente.
CARTAS A EVELINA
Este capitulo tendril su ilustraci6n en los Cemente-
rios de mi pais. Quiero pasar lo mis tranquilo que me
sea possible los filtimos dias de vida que me quedan.
S Muchos son los libros que se han escrito en la Re-
pdiblica; desgraciadamente son poco leidos; las edicio-
nes han sido escasas; los escritores dominicanos figuran
rara vez en nuestras bibliotecas y, para tortura de los
bibli6filos, hay muchas obras sobre las cuales existen
series dudas de si fueron o no editadas alguna vez. Un
dato curioso, sefiora: todos, o la mayoria, estan en su
primera edici6n.
Los escritores dominicanos se caracterizan por el
hecho de que en su mayoria han realizado la hermosa
maxima del Arte por el Arte. Hay aqui dos poetas no-
tables, soberbios: Gast6n F. Deligne y A. Pellerano
Castro. Se sonrie porque sabe que estos estin vivos;
pero piense en que no se ofenderAn por lo que de ellos
acabo de decir. Con estos creo que estA salvado, por
lo menos, el honor. Y si los halla pocos, le dire que
hay dos tan ilustres como ellos en el Cementerio de
Santo Domingo: Jos6 Joaquin P&rez y Salom6 Urefia.
Ahora 6ntre el Diablo y escoja; ni en los Cementerios, ni
en las calls, ni en ningupa part, encontrard nada que.
alga la pena. Esta es mi y a used, seflora,
-se la doy mo ida y lironda.
Se ha entristecido por mis anteriores afirmaciones?
Le parece exajerado y aventurado este juicio? Llora us-
ted, sefiora? Pues voy a rectificar en seguida; yo no quie-
ro provocar su enojo; vuelva a mirarme con la dulzura
de siempre; s6quese el rostro; sonria y escuche: cuando
usted desee conocer las riquezas de este pais, cuando
quiera saber d6nde estn y en qu6 consistent, contem-
F. E. MOSCOSO PUELLO
plar la selva virjen poblada por las armonfas de las aves
mis bellas*del tr6pico, cruzar por nuestros caminos, ad-
mirar nuestros hermosos rios, ver las sabanas extensas
en las cuales pacen resignadamente los ganados, ir en
devota peregrinaci6n al Santo Cerro, a ese sitio que ha
poetizado la tradici6n, ver el Nispero Sagrado, sofiar
con los infelices aborijenes; cuando de todas esas impre-
siones necesite su espiritu, busque a Cestero, pidale a
SPor el Cibao, y no hablemos mAs. Pero esto no se ex-
tiende hasta su Ciudad Romdntica. Usted no podria
leerla, por la raz6n sencilla que le daria much pena sa-
ber que muri6 un gallo j6ven, en pleno medio dia, y del
calor, s6lo del calor. C6mo conozco su espiritu, sefiora..!
Por qu6 cambiarAn los tiempos y con los tiempos las
personas? Yo fui romAntico, sefiora, en mi primera ju-
ventud. Lei a Fior D'Aliza a la luz de la luna, en el pa-
tio de mi casa, cerca de un frondoso laurel ya desapare-
cido. Lamartine me ha hecho derramar abundantes y
copiosas l grimas. Precisamente todo esto acontecia en
una 6poca en que estaba profundamente enamorado.
Leia muchas poesias y muchas novelas. Me dormia con
Atala y me levantaba con Romeo y Julieta; y las demAs
horas del dia las distribula entire Maria, La Damade las
Camelias, Becquer y Alfredo de Muset. Mi coraz6n en
aquella (poca era muy sensible porque he notado que hoy
necesito hacer un gran esfuerzo para derramar una sola
lIgrima. CuAntas veces solia retirarme a los sitios mAs
apartados de mi casa, lejos de la compafiia de mis de-
mas hermanos, y allf, con uno de aquellos libros en la
mano, para que me sirviera de consuelo, lloraba, Iloraba
mi gran desventura, la cual consistia las mAs de las ve-
ces en que se le habia negado permiso a mi adorada pa-
CARTAS A EVELINA
ra ir en la noche a la retreta! Planes siniestros cruzaban
por mi imaginaci6n; a mAs de una vieja conden6 a muer-
te cuando Ilegaba a poner en claro que era la causa de
mi mala fortune; y si mi memorial no me es infiel, recuer-
do que una vez compr6 unos zapatos con guard puntera
de cobre para quitarme de encima un poderoSo rival. El
lenguaje de las flores, los interminables mon6logos que
con todas las cosas del patio sostenia, en aquellas divi-
gas mafianas de vacaciones en que no se conocia mas
deported que la caza de lagartos con lazos de cerdas; todo
esto ha pasado a media que he ido entrando en la vida;
y aquellos temblores epil6pticos, aquel sudor copioso que
humedecia mi cuerpo a la vista de mi amor, no los he
vuelto a sentir mas nunca. No escal6 balcones, ni ento-
ne trovas al pi6 de ventanas; me acostaba en la prima
noche; pero sofiaba siempre con los idilios mAs tiernos y
bellos. No me suicide porque no estaba escrito.
Oh! quien pudiera quitarme estos aflos que me han
caido encima, y con ellos, todas estas cosas que tengo
aqui revueltas en la cabeza y todas estas otras que Ilevo
aqui en el coraz6n. Sefiora: el amor es la filtima llama
que se apaga en este continue incendio de la vida en que
todo perece reduci6ndose a cenizas; y faltaria a la ver-
dad, si dijera a usted que no amo todavia. Ah! pero qu6
amor es este amor que florece tarde; es una rosa teiida
en sangre, roja como la pOrpura, y a la cual no abate la
borrasca ni humilla el sol...! Qu6 si amo todavia...!
Y allA van con paso lento, gallardas y majestuosas,
cojidas de las manos; en 1o alto las frentes de inmacula-
da blancura; la mirada perdida, vaga e incierta, pero
intense y Ilena de fosforescencias embrujadoras que arro-
ban y fortifican el espiritu; la una austera y noble de
F. E. MOSCOSO PUELLO
rasgos y de jestos; la otra vaporosa y sutil, pero tanji-
ble; y aquella tentadora, j6ven y hermosa, en la prima-
vera de la vida, derramando gracias por doquier.
Ya pasan, sefiora, descubrdmosnos... es la Patria,
es la Ciencia, es la Gloria...!
De rodillas espero el 6xtasis; en mi coraz6n siento
un intense repique de campanas.
6
SEIORA: Tengo que Ilenar aqui un gran vacio; vacio
que no pertenece a IDEAS, sino a mi alma adolorida y
contrita de tanto sufrir y padecer en este largo exilio
del pais de la raz6n, del buen sentido y de la sana moral;
de ese bello pais en donde florecen en el espiritu los sen-
timientos mas exquisitos de la Naturaleza humana! Quien
pudiera haber nacido en aquellos felices y dichosos
tiempos por los cuales sinti6 un dia profunda nostaljia
el ilustre manchego cosmopolita que se ha naturalizado
en veintid6s naciones del mundo...!
Sefiora: con pena le declare, solemnemente, con la
austeridad de un sabio, que estoy sofiando despierto, y
que ese pais maravilloso no existe, ni ha existido nunca!
La Raz6n! El Buen Sentido! La Sana Moral...! HabrAse
visto una majaderia mas grande! Tengo para mi, sefiora,
que la desgracia del j6nero human deriv6 de su facul-
Stad de engafiar por medio del lenguaje y de su vicio de
career que ha venido al mundo a pensar! Los sabios, que
son los que han dado en enredarlo todo, dijeron una vez
F. E. MOSCOSO PUELLO
que la Tierra era el centro del Universo, y despubs, cuan-
do esto no les satisfizo, declararon que ese era un error,
al cual llamaron jeocdntrico; mas tarde urdieron la es-
pecie de que el centro de la creaci6n era el Hombre,
por ser el articulo mas curioso de todos los que por el
mundo circulaban. A 6ste se llam6 enseguida el error
antropocdntrico. Ya ve usted, sefiora, que ni ellos mis-
mos se entienden ni se han entendido nunca...!
Cuando yo era un muchacho, tuve la mania de visi-
tar casi todos los domingos primeros de cada mes el
Manicomio. Y le confieso, sefiora, que por aquel entonces,
nada me encantaba, distraia e interesaba mas, que esta
visit dominical a los locos. Era yo siempre uno de los
primeros en Ilegar y quizAs el iltimo en retirarme de
aquel establecimiento que, uno de los dominicanos mis
ilustres y cuerdos, hizo construir en las famosas ruinas
de San Francisco, en la Capital de la Repfblica.
Lentamente, con detenimiento y un interns crecien-
te, me iba yo pasillos adentro, deteniendome aqui y
alli, para observer a los desposeidos de raz6n y de jui-
cio. Una mujer me detenia para hablarme de su des-
gracia: era Reina de Espafia; se llamaba Isabel II, y
estaba en aquel recinto por la intriga y la ingratitud
de sus sfibditos. Otra me hablaba del gran poder del
Esplritu, de los Angeles y de don Jesucristo, a quien
amaba entrafiablemente. Frente a una celda estuve a
punto de perecer; un enajenado robusto me imprec6,
sefialndome como el autor de su desdicha y casi llegu6
a verme dentro del radio de acci6n de su brazo vellu-
do y recio. Pero nadie me interesaba mas que Monta-
lambert, el divino Montalambert, que se aduefiaba desde
las dos de la tarde de todos los sitios elevados, para
CARTAS A EVELINA
dirijir desde allf su palabra, a todos los que tenian el ho-
nor de escucharle. Hablaba de las Estreflas y del Pa-
dre Billini, del C6digo Civil y de la Mfsica, de la Reli-
ji6n y de la Guerra. Se paseaba a lo largo de una pared
elevada, pausadamente, majestuosamente, jesticulando,
haciendo ademanes, y exponiendo sus ideas sobre todos
los conocimientos humans.
Yo me detenia siempre para escucharlo. Le declare
que sentia una gran admiraci6n por este hombre que, a ra-
tos me parecia un loco, y a ratos el hombre mas cuerdo y
mas sabio de la Rep6blica. Habia oido decir que no era un
cualquiera,y que losqueloconocian, loconsideraban como
uno de los dominicanos mas ilustrados de su generaci6n.
Cuando yo abandonaba el Manicomio no se apartaba de
mi por much tiempo la figure de este compatriota que,
por su indiscutible personalidad, Ilenaba el Manicomio.
Gozaba Montalambert de gran prestijio en San Francis-
co y pocos satian de alli sin estrechar su huesuda mano.
Hoy, sefiora, me he enterado por una lac6nica ne-
crolojia, publicada en un peri6dico de la Capital, de que
Gregorio Montalambert ha muerto. La noticia me ha
producido una gran pesadumbre. Y he evocado la elevada
pared por donde deambulaba este hombre; pared que yo me
imajinaba un Capitolio levantado alli para que este com-
patriota, que yo consideraba un sabio, fuera oido en to-
dos los Ambitos de la Repfblica. El Manicomio ya no
existe, me dije, porque yo no podia concebir este esta-
blecimiento sin Montalambert, ni pensar en 6ste, sin
imajinarme aquel. Era en verdad un representative.
Aquel gaban que habia puesto a prueba !a eficacia
de los tintes, de las dosturas; y por cuyas mangas desfle-
cadas, a manera de lirios, salian unas manos descarnadas
F. E. 'SO WC-0 S.0- PU B L L 0
como si fueran los estambres.de una flor extraia; aque-
llos ojos refuljentes en cuyas pupilas parecia poder encen-
derse un cigarillo; y, sobre todo, aquellos cabellos largos
e incultos que besaban amorosamente el cuello del gabAn,
amigo fiel que no to desampar6 jamAs;.no se apartan de
mi imajinaci6n y a ratos han legado a obsesionarme.
Gregorio Montalambert ha muerto, pero vive, sefio-
ra. Vive en mi recuerdo perennemente y tengo dias en
que lo veo por todas parties Lehe visto anoche en un
cafe, hablando de political acaloradamente en :uni6n de
various amigos; le he encontrado en la calle en mas de
una ocasi6n; he leido sus prosas orijinales en la prensa
diaria; le he tenido por vecino; le hevisto en coche, a
caballo, a pie, en el baile, en los conciertos, en todas par-
tes. Le juro, sefiora, que-no ha muerto...! C6mo ha
podido morir este hombre, si en. todas parties encuentro
las huellas de su interesante personalidad? C6mo ha
podido morir este ciudadano que tanto honr6 su raza?
Qui6n no ha visto o sentido la influencia de este perso-
naje ilustre en todos los 6rdenes de la vida social de mi
pais? Y si le parece una ilusi6n mia, le seguro que por
lo menos yo le veo y le escucho, y que para mi no ha
muerto...!
Acaso aquel politico que sofi6 un dia con hacer la
Repfblica, y arma al brazo, vol6a la manigua para sal-
var o instaurar las instituciones; acaso aquel professor
adocenado que di6 un palmo de narices a! Newton; acaso
aquel diputado viril que luch6 sin cesar por engrandecer
la Patria, o aquel ret6rico insigne, o aquel m6dico emi-
nente, o aquel matematico sublime; quizAs este burgus /
devorado por la fiebre de la.ostentaci6n; quizas aquielii-
milde obrero o este otro propietario, o aquel otro autor,
CARTAS A EVELINA
no pueden ser confundidos con el propio Gregorio Mon-
talambert?
Sefiora: Le he hablado de uno de los dominicanos
mas populares y conspicuous; injustamente olvidado, pero
frecuentemente imitado.
7
iQUIERE USTED que le hable de political? No s6, sefio-
ra, si fu6 Arist6teles, quien sobre tantas cosas pens6 y
habl6, diciendo tantos disparates como verdades, aunque
de todos modos, por unos o por otras, parece que hace
honor al g6nero human, segin los historiadores mis
dignos de fe; Arist6teles, repito, dijo que el hombre
era un Animal politico. Esta cita es, desde luego, de
segundas manos. Es tan dificil ir a beber a las fuentes /
originales, que la mayoria de la gente se content con
este servicio fraudulent, que ha permitido hacer algu-
nas valiosas reputaciones, aparentemente indiscutibles.
Sea lo que fuere, y dij&ralo o no Arist6teles, el hombre
es, con toda evidencia, un animal manifiestamente poli-
tico. Es 6sta una de sus caracteristicas. No la mas
sobresaliente, ,pero si, despu6s de la preeminente de
reproducirse, cueste lo que costare, de una manera a
veces morbosa, es la political, la que le puede seguir en
importancia. Ambas caracteristicas son un semillero
de desastres; y por el ejercicio de estas dos singulares
CARTAS A EVELINA
funciones, es por lo que el hombre puede labrar su
desgracia o su felicidad, asi como la de sus semejantes, o
puede vivir en paz o constituir un estorbo o un peligro
para la sociedad. Como ambas son cualidades instinti-
vas, no estAn subordinadas por complete a los efectos de
la educaci6n. Siempre predominan con un vigor monta-
raz y salvaje. El hombre puede ser juzgado por estas
dos cualidades que se mantienen en el espiritu como oro
virgen y asi persisten durante toda la vida. A la hora
del amor, todo el esfuerzo de la civilizaci6n se viene
abajo, todos los caracteres adquiridos desde el punto de
vista moral desaparecen, y el rey de la creaci6n, el pri-
mate maximo, con los ojos hechos ascuas, la nariz dilata-
da, la boca sedienta, las manos crispadas, puede acostarse
encima del frac, que lo hacia inofensivo horas antes, o
echar a correr por las selvas tras la hembra predilecta y
cumplir su principal destine con la fruici6n bestial de sus
ancestros. Cuando suena esa hora, ni el diluvio univer-
sal le detiene. Puede entrar el mar o destruirlo todo un
terremoto. Parece que es el instinto de Satands o Sata-
nAs mismo. Pero la ley, es decir, su ley, se cumplirA
fatalmente. Es un rayo, un huracAn, un instrument al
servicio de la vida o de la muerte. Y 6sta si que es una
regla sin excepciones, porque todos Ilevamos con noso-
tros, mas o menos disimulado, ese instrument de perdi-
ci6n y de escandalo.
Pero hagamos un par6ntesis. Usted puede que ten-
ga interns en oirme hablar de esas cosas. Pero hoy, mi
espiritu estA bajo la influencia de los rayos ultravioletas.
Y si esto no es correct, ya que pudiera aparecer algin
fisico que discutiera las posibilidades de esa influencia o
su naturaleza, lo cual nos llevaria muy lejos en el ca-
F. E. MOSCOSO PUELLO
mino de la Ciencia que, como usted sabe, se puede tran-
sitar en direcciones contrarias con igual provecho, le
dir6, mas sencillamente, que mi espiritu estA azul. Con
esto basta. Otra explicaci6n podrian dArsela con lujo de
detalles los Postumistas. Esta palabra se explica por si
sola. El Postumismo es eso y nada mAs que eso. Para
mayor informed, vea a Moreno Jim6nez, libro citado,
la misma pAgina. Me siento orgulloso de la ocasi6n de
esta cita, pues hace dias que no le hago piruetas de eru-
dici6n.
Sefiora: He querido hablarle de political y me he sa-
lido por la tangente. Veamos eso. La political es la cien-
cia de hacer la felicidad de las comunidades por medio ,
de la Ley. No s6 si habr6 metido la bola en el hoyo,
pero si creo que, de no haberlo hecho, he estado muy
cerca de hacerlo. Le hablo de political con la autoridad
que me confiere Arist6teles y con motive de hab6rseme
propuesto un cargo en la Administraci6n Pfblica. Es-
tas son circunstancias muy favorables al tema. Se me
ha ofrecido un cargo, sefiora, y he quedado en dar mi
asentimiento dentro de algunas horas. Son precisa-
mente las reflexiones que he hecho a este prop6sito las
que le estoy escribiendo ahora.
S Un hombre sin un cargo piblico, en este pais, no es
un hombre complete. Un cargo piblico es algo indispen-
sable para cumplir con los fines de la vida. La vida es al-
go, pero el cargo es casi todo. Un hombre sin cargo pui-
blico es una cosa, un artefacto, no se le toma en cuenta
nunca, ni siquiera se le mira. Porque lo que es dignc de
admiraci6n, de codicia y de respeto, es el cargo. No es lo
mismo decir don Jos6 Severo, que decir el Comisario, el
Prefecto. iAh, esto es ya otra cosa! Qui6n es el Prefec-
L 42
~~1
CARTAS A EVELINA
to? D6nde estA el Prefecto? Qu6 le pas6 al Prefecto? Son
cosas que interesan, pero no asi las de un simple mor-
tal. Me llama el Prefecto! Voy donde el Prefecto! Lo dijo
el Prefecto! Esto es ya algo. Pero ser don Enrique Mar.
tinez, es tener un calabozo con hachuela despuntada en
una oreja, es tener una serial. Los cargos de la Admi.
nistraci6n Piblica le dan a usted personalidad. El Pre-
fecto tiene que ser asi, de esta manera, porque no puede
ser de otra. Asi, pues, para salir del mont6n an6nimo
en este pais, hay que tener un cargo, no impbrta cual, el
asunto es que no le lamen a uno por su nombre, esto es
muy vulgar y no tiene significaci6n. No es lo mismo
Don Pancho a secas, que Don Pancho el Alguacil; son
cosas distintas. El Alguacil es una personalidad, tiene
prestijio, tiene amigos, tiene representaci6n, en una pa-
labra, todo el mundo lo conoce. Compone algo, puede
Shacer algo, dar algo, perjudicar en algo, constituir un
dia un gran peligro, lo que no podria suceder con Don
Pancho. Un cargo, pues, es algo. C6mo despreciar un
cargo p6blico? C6mo resistir a la tentaci6n de dejar de
ser un cualquiera?
Sefiora: voy a ser Concejal. Voy a entrar en una
nueva vida. Voy a tener amigos, voy a gozar de conside-
raciones y a ser torado en cuenta. Un Concejal es un
hombre important, un hombre conocido y respetado;
puede dar y quitar bienestar a su antojo, Ilevar la feli-
- cidad o la desgracia a muchos hogares. Un Concejal
nunca estA solo. Es algo. Un Concejal es algo mAs que
una palabra. Todo el mundo se preocupa por saber lo
que piensa el Concejal, a donde va y donde vive el Con-
cejal.
Estas son, seiiora, las prerrogativas de un cargo
L
43
F. E. MOSCOSO PUELLO
piblico por insignificant que sea. No se puede resistir a
tanta honra y, cansado de ser nadie, a pesar de tanto es-
fuerzo, casi estoy resuelto a que me expidan el nombra-
miento. Ser6 Concejal de todos modos. Estoy hastiado
de anonimismo, de que no se me tema, de que no se me
suplique, de que no se me adule, de que lo que pienso
no interest a nadie, de ser, en una palabra, uno de tantos.
Todas estas razones me han inducido a aceptar el
cargo. No le parecen a usted de much peso? Todavia
no he sido nombrado y ya los peri6dicos me han desen-
terrado. Se ha hecho piblica estimaci6n de mis virtudes
y de mi capacidad. Ya soy yo una fuerza. O un punto de
apoyo. Antes era nadie. Ahora si que represent algo.
Y ya ve usted como vamos entrando en la political sin
quererlo. Porque todo eso, aunque usted no lo crea, es
political. La political es eso y algo mds. Entro, pues, en
la leji6n de los hombres que no se ruborizan, con paso
fire y resuelto, con la mirada hacia el porvenir, de-
cidido a hacer la felicidad de mis compueblanos. He
dicho que no se ruborizan, sefiora, y no puedo rec-
tificar, desgraciadamente. Para una gran mayoria, la
political no es lo que he definido mas arriba: es la
ciencia de los audaces, la ciencia de los cinicos, lo cual V
he estado a punto de career muchas veces, debido a la
rareza con que los hombres dignos son escojidos para
conducir los pueblos. Pero otros afirman que, despu6s de
la Filosofia, es la ciencia mAs important de que pueda
,ocuparse el hombre, afirmaci6n que es atribuida nada
menos que al Padre de la Patria, quien habl6 y escribi6
muy poco y afn se duda que lo hiciera nunca. Pero es
el caso, sefiora, que los hombres no se han puesto de
CARTAS A EVELINA
acuerdo sobre estos puntos y dudo que se pongan algin
dia. Por lo menos en mi pais, donde yo voy a ser Conce-
jal, es muy dificil distinguir la ciencia political de todas
esas otras actividades y esos vicios tremendous de la
triste personalidad humana. Los politicos constituyen
una casta especial de hombres, inficionados de un egois- V
mo morboso, devorados por las mAs bajas pasiones que
usted pueda imajinarse y que aman apasionadamente la
Hacienda Piblica. La verdadera calamidad del tr6pico
son estos sefiores politicos, los mosquitos, los huracanes,
el mal de Bright, y el paludismo. No podria establecer
diferencias importantes entire esas calamidades.
Pero con eso y todo, sefiora, yo ser6 Concejal, por-
que la mejor manera de defenders de estas calamida- V
des es inmunizarse con ellas mismas. Despu6s de ma-
duras reflexiones he resuelto eso definitivamente. Hay
que defenders con las mismas armas. Los mosquitos
no le pican a los otros mosquitos.
Asi es, sefiora, que he entrado desde ahora de Ileno
en la political. No le asombre esa determinaci6n. Hay
que ser algo. Cualquier cosa, menos un ciudadano pa- 1/
cifico y respetuoso; eso si que es grave en el tr6pico y
hasta no deja de tener sus peligros. Los cargos pdblicos i
constituyen un medio de vida, el fnico medio de vida,
cuando se aspira a una vida c6moda y desahogada.
Es ademis una posici6n de defense. Si no se tiene un
cargo se esti expuesto a muchas continjencias. Por el
contrario, cuando se tiene alguno, se goza de considera-
ciones. Qu6 es l6? Es una pregunta que nos hacemos
los dominicanos a menudo, para saber a que atenernos.
Y cuando "El" es algo, cualquier cosa, procedemos con
F. E. MOSCOSO PUELLO
mis cautela. Porque lo que inspira respeto es el cargo, 1/
no es el individuo. Puede 6ste ser un sinvergienza, pe-
ro si tiene un cargo, ya estA limpio de todo y se le con-
sidera y se le estima. Asi son las cosas en este pais,
sefiora.
8
PARA SENTIRSE bien hallado en estas tierras, que Dios
guard, sefiora, hay que ser analfabeto o, si se aprende
algo, hay que ser indefectiblemente un sinvergiienza a
carta cabal. No se puede vivir de otra manera. El cli-
ma no da para mas. Que quiere used? Eso es y sera
el destino del tr6pico. Hace much calor, calor sofo-
cante. Pero su feracidad es indiscutiblemente extraor-
dinaria y muy provechosa para los advenedizos y para
los analfabetos. Por algo, sefiora, fu6 colocada el Afri-
ca en esas latitudes. Todo ha sido previsto. Tigres y
bandoleros, los mosquitos, la cafia de azicar, el cocote-
ro y la palma, son testimonio de esa feracidad. Por eso
Haity ha colocado una hermosa palma en su escudo.
Ha hecho bien. Hay que hacer honor a lo que se tiene.
Sefiora: estoy orgulloso de la fertilidad de mi pals.
No creo, sin embargo, que esto se deba exclusivamente
F. E. MOSCOSO PUELLO
a la circunstancia de encontrarse enclavado en la zona
tropical. Atribuirlo a esa inica causa, seria una tonte-
ria. Mi pais es f6rtil por razones que dire a usted en
otro sitio y en otro tiempo. Pero lo es realmente. Aquf
prospera todo y en todos los 6rdenes de la vida; tan exu-
berante es la reproducci6n de la briboneria como la de
los pltanos. Aqui, sefiora, puede un compatriota plan-
tar un solo bejuco de batata en su juventud, hacerse un
hombre, tomar estado, procrear una larga familiar, y to-
davia sus nietos comen del mismo batatar, sin contar
con las continjencias de las bestias y otras plagas por el
estilo, que no faltan. Eso es asombroso. Lo reconocen
propios y extrafios. Que tierra tan pr6diga...! Y lo mds
notable y digno de tener en cuenta es que tambien se
aclimatan admirablemente los products de otras tie-
rras y de otros climas. Usted puede ver en cada esqui-
na bribones rubios o morenos, nacidos en cielos grises,
vivir con una frescura tal, en este tr6pico dominicano,
que le causaria estupor. Que orgulloso me siento, sefio-
ra...! Tengo la seguridad de que estos ejemplares no
abandonarian mi tierra por nada de la vida. Pasado al-
gin tiempo, ningin otro plima les convendria; por el
contrario, perecerian indefectiblemente, si se les obli-
gase a emigrar.
Sefiora: usted no conoce el nisero, el caimito, el
zapote, la celebre y celebrada guanfiana, el gran ma-
mey, la china dulce, el caimont, la pomarosa, el mango,
el aguacate, primicia de este sol que raja las piedras y
de esta tierra maravillosa, que guard los restos del
gran Almirante de la Mar Oc6ana, aunque lo discutan
dos o tres individuos a quienes ya nadie les hace caso en
el mundo? Aqui no hay que trabajar, lo tenemos todo, .
CARTAS A EVELINA
y durante siglos hemos vivido de nuestros tesoros natu-
rales que son numerosos. Se puede pasar la vida sin
hacer el menor esfuerzo. Y conste, que asi pensamos se-
guir, si las circunstancias no nos hacen cambiar de rum-
bo. Tenemos lo indispensable para ser felices; felices a
nuestra manera tropical. Como vivi6 Caonabo y como
vivi6 Guacanagari, seguimos viviendo, a pesar del edifi- /
cio Baquero. En las pequefias aldeas de la costa sur se
vive todavia de la pesca, de la industrial del carb6n ve-
jeta__ del rob. No tienen pues que envidiar los habitan-
tes de hoy a los aborijenes de hace cuatrocientos o mis
afios. Con caimitos, mangos y aguacates, se pasa el
afio; con iTguna pesca cuando se vive eni la costa, o con
alguna caza que no falta, cuando se vive en el interior,
se tiene asegurada una vida de holganza, feliz y sin nie-
ve. Oh! sefiora, esta falta de nieve que no obliga a la
laboriosidad, que no crea la industrial, que no hace agu-
zar la intelijencia, que no impone el ahorro, es lo que
hace tan propicia la tierra tropical para ser habitada por
esta raza sensual y holgazana, que adora al Sol, a ese
poderoso Sol, que se complace en crear los paisajes mAs
bellos que hayan visto los ojos humans.
Aqui no hay que trabajar. Trabajan algunos ex-
tranjeros testarudos que no tienen noci6n de la posici6n
geogrdfica en donde se encuentran. Pero el native no
necesita trabajar. Demasiado pr6diga ha sido la Natu-
raleza para 61 y, ademAs, donde hace tanto calor no se
trabaja. Por algo se invent6 la hamaca. No conoce us-
ted la hamaca? Yo ignore su orijen. No s6 done se
invent, pero puedo asegurarle que el dia que se inven-
t6, el dia que el primer mortal se suspendi6 abandonan-
do la tierra dura, el jerg6n inhospitalario, y se vi6 por
F. E. MOSCOSO PUELLO
primera vez en el aire descansando muellemente, sin
molestias, como dentro de un molde, y lo que result
mAs delicioso ain, lo que es inapreciable y casi divino,
meci6ndose, ese dia fu6 un dia memorable en las rejio-
nes tropicales, en estas ardientes rejiones incompara-
bles. Poder estar acostado, meci6ndose, es decir, desa-
fiando el calor sofocante, refrescAndose por todas parties,
como hace siglos lo vienen haciendo los monos, suspen-
didos en la copa de los Arboles frondosos, de quienes sin
duda ha sido tomada la idea, allA en tiempos inmemoria-
les, es algo inapreciable que s61o se puede disfrutar aqui
en estas tierras divinas, predestinadas para los advene-
Sdizos de todo el orbe. Todo esto se puede hacer sin
abrigos, sin ropa si se quiere, lo cual agrega mayor vo-
luptuosidad a esta delicia. La hamaca, seiora es un
simbolo. En donde quiera que existe un haragAn hay
una hamaca. La hamaca es la compafera de la jente
n6mada. Una hamaca se tiende en'todas parties; no se
necesita tener hogar. Con la hamaca al hombro se esta
bien en todas parties. Y en ninguna latitud es mAs Citil
la hamaca que en el tr6pico, en este bendito tr6pico del
aguacate y del mamey.
La primera preocupaci6n de nuestros campesinos
es la hamaca. En ella pasan la mayor parte del dia, fu-
mando o durmiendo, mientras la mujer lava en el rio o la
cafiada, carga agua, o limpia el conuco. Cuando usted
Ilega a cualquier casa en nuestros campos y saluda, el
\ duefio le responded con naturalidad: aqui bregando, o
aqui luchando, mientras se levanta de la hamaca, y se
la ofrece como el sitio mAs c6modo para sentarse.
La hamaca ha inspirado a los poetas tropicales, y en
una revista cubana, se public hace algmin tiempo una
CARTAS A EVELINA
poesia en su honor. Este dato no lo puedo pasar por
alto.
El vientre de la tierra es inhospitalario. Alli es
donde existe la mayor cantidad de calor y donde abun-
dan los paisajes mAs bellos del globo; pero la vida
es poco menos que impossible. Fu6, sin duda creado
para producer materials Drims para a industrial. De
aihu ecundidad Todo aqui es asombroso. Los bos-
ques 'son imponentes y la tierra lo produce todo con ex-
traordinaria abundancia. Maderas preciosas, minerales
y avechuchos, abundan en cantidad casi inagotable. La
civilizaci6n no se puede comprender sin el tr6pico. No
ha pensado usted, seilora, en lo que le debe el mundo ci-
vilizado al caucho? Con este ejemplo es bastante. Es
un laboratorio en el cual la quimica hace prodijios to-
dos los dias. Y la caiia de azdcar? Esto si que es ex-
traordinario. Todos los llanos del sur de la RepCiblica
estAn materialmente cubiertos de esta graminea. Las
dos terceras parties de nuestra exportaci6n correspondent
a la caria de azdcar. Estas factorias importantisimas,
como todos los negocios en grande escala de este pals,
pertenecen a los misteres, a los blancos, como suele de-
cirse. Nosotros nos limitamos a cobrar los impuestos y
nos honramos sobremanera sentAndonos, alguna que
otra vez, en sus mesas opulentas, cuando se necesita re-
bajar u obtener alguna ley protector de la industrial,
"> para lo cual nos prestamos admirablemente. Nunca
hiemos tenido ninguna participaci6n en esas empresas,
establecidas aqui desde los tiempos coloniales, ni siquie-
ra para cortar las cafias en tiempo de cosecha, pues esta
faena la realizan braceros importados de las islas de Bar-
lovento. Porque el tr6pico es asi. Muy rico, pere estas
F. E. MOSCOSO PUELLO
riquezas tienen que ser explotadas invariablemente por
los extranjeros. Los nativos somos demasiado pobres
en todo jdnero de recursos. Como si fueramos monos
nos contentamos con el solo derecho de disponer de v
las frutas exclusivamente. A veces ni siquiera re-
conocemos nuestros propios products. Una caja de
bombones de chocolate nos encanta, y una rueda de au-
tom6viles nos hunde en muy hondas reflexiones. Qu6
quiere usted? Asi ha sido dispuesto y hay que confor-
marse. Hace tanto calor en nuestro clima que debemos
tener los sesos derretidos. Losiois s afirman que el 2
higado no funciona bien en el tr6pico, que la c6lula he-
pitica no rinde aqui su labor normal, debido a la tempe-
ratura. Le pasarA igual a las c4lulas cerebrales? Esto
merece ser averiguado, porque causa asombro ver c6mo
pensamos los hombrrs a quienes nos ha tocado vivir en
estas latitudes. Es un caso digno de studio. Parece
que no pensamos como los demAs hombres. Es una
despreocupaci6n, una indolencia, una imprevisi6n casi
patol6jica. Una irritaci6n nerviosa, una inconsistencia
que ya muchos consideran tipicas. El hombre tropical,
sea por,efecto del calor sofocante, o por las enfermeda-
des que no son pocas, es una variedad humana especial.
turbulento y haragan, casi no sirve para nada. En oca-
siones es un verdadero estorbo. Y es ademas, un cofre
de vicios. Bailar, jugar y emborracharse y robar son
sus cualidades caracteristicas. Es un hombre primitive
todavia. Vive distanciado de toda idea elevada. Entre-
gado a pasiones muy bajas. Dotado de una incompren-
si6n rudimentaria, parece tener una idea muy insignifi-
cante del valor de la vida. Nada le entusiasma, ni nada
le estimula. S61o vive para el amor y para la rateria.
CARTAS A EVELINA
Tiene muchas caracteristicas del mono, su compatriota
mAs distinguido. Su falta de patriotism es notoria. Por
lo menos, de ese patriotism que no consiste en la de-
fensa instintiva del solar native, que 6ste no le falta ni a
las tribus mis salvajes del globo. Me refiero al patriotis-
mo que consiste en crearle una personali4ad a la Patria
por todos los medios que puede poner en acci6n la ca-
pacidad bien orientada. De este patriotism no tiene
nada.' Y del otro, s61o es evidence, cuanto se trata de
arrojar del territorio a los haitianos, nuestros simpAticos
vecinos, que han tenido, por lo menos, el honor de pro-
ducir a Toussaint Louverture, negro casi genial.
Sefiora: mi espiritu esti grave hoy. Todas las re- ,,-
flexiones que hago son trascendentales. Mi frente estA
Ilena de pliegues. Mi mirada est, turbia. Todo lo que
pienso me hace tomar un aspect tan serio, que estoy
sintiendo miedo de mi mismo. Quiero dejar la pluma.
Nada me parece bello, nada me parece hermoso. No ha-
ce calor. Ha llovido a cAntaros. El aire estA himedo.
Tampoco me siento muy dispuesto a soltar esos pensa-
mientos. Temo entristecerla demasiado. Ya ve usted
que el coraz6n human es igual en. todos los climas.
Aqui en el tr6pico, donde rie siempre la Naturaleza,
donde nunca se deja de ver el sol, donde la ignorancia
y los paisajes rivalizan en grandeza, tambi6n se puede
estar triste. El dolor se siente por igual en todos los
espiritus. Es un sentimiento fundamental del alma hu-
mana, que es igual en todas parties. Hay dias en que
nada nos satisface y sentimos la carga de la vida mAs
pesada que nunca. No podriamos precisar lo que am-
bicionamos, pero sabemos que no estamos conformes
con lo que nos rodea. Quisi6ramos sustraernos al ambien-
F. E. MOSCOSO PUELLO
te. Apartarnos de todo y acercarnos mAs a nosotros
mismos. Comprende usted? Hay un dia negro. Dia de
inconformidad. Eso es todo. Inconformidad. No esta-
mos de acuerdo con nada. Pero basta! Los dias asi,
debemos vivir para nosotros y hoy estar6 solo, solo con-
migo mismo. No le escribir6 mAs porque no quiero po-
nerla pesimista. No se puede vivir sin una esperanza,
sin un -consuelo. Cuando se pierde el ideal, estamos
muertos...
9
SENORA: La vida, es decir, mi vida, me pertenece en
propiedad. Es mia, completamente mia, y puedo hacer
de ella el uso que mejor me convenga. Puedo disfrutar
de ella segfn mis gustos, mis conveniencias, y mis incli-
naciones. Mi vida no puede ser modelada ni reglamen-
tada de acuerdo con los principios ni las normas ajenas.
Debo, pues, atenerme a los dictados de mi coraz6n y a
los imperatives de mi espiritu. S61o yo voy a vivir mi
vida. C6mo pueden pretender los otros, las otras vidas,
que yo viva la mia de acuerdo con sus ideas y sus pre-
tensiones? No le parece a usted una locura? Mi vida
no puede tener mds norma que la que mi conciencia le
pueda trazar. Ni puede tener otro fin que el que mis
aspiraciones le puedan sefialar. Puedo hacer de ella el
uso que mejor me convenga. Puedo proporcionarle to-
das las satisfacciones que se me antojen, y debo defen-
derla de todas las continjencias que se le presented.
Mientras disfrute de ella, s61o a mi atafien, s6lo a mi
pertenecen igualmente, sus placeres y sus dolores. Na-
F. E. MOSCOSO PUELLO
die compare conmigo sus sinsabores, sus penalidades,
ni sus alegrias.
Soy tan duefio de mi vida como de mi dolor. La so-
berania que debo ejercer sobre mi vida es inalienable,
intransferible, es absolute. Yo soy yo y no puedo ser lo
que son los otros. Los otros son ellos. Y alli ellos con
sus respectivas cargas, que se las arreglen como mejor
puedan hacerlo. Yo soy lo que he querido ser y lo que
las circunstancias me han permitido realizar. Y esas
circunstancias les son completamente desconocidas a
ellos. Yo soy quien las reconozco y pondero, de acuerdo
con las caracteristicas de mi espiritu, que es la esencia
de mi vida. Ellos no pueden vivir mi vida, como yo no
puedo vivir la de ellos. No pueden apreciar mis circuns-
tancias como yo no puedo apreciar las de ellos. Somos
cosas distintas. No me pueden juzgar. Mi conciencia es
absolutamente soberana. Que no pierdan ellos su tiempo
queriendo ajustar las vidas ajenas a sus puntos de vista;
y que vivan las suyas como puedan, o como se lo permi-
tan sus circunstancias. Nadie debe ni puede juzgar a
nadie. Los actos de la vida son un product de various
factors, que a menudo son desconocidos de todos los que
no son el sujeto que actia. Y no pueden estos actos ser
juzgados aisladamente. Un acto en si no significa nada.
Por lo regular son mAs importantes las causes que los
han motivado; y esas causes son individuals, estAn den- /
tro y en el ambiente del mismo sujeto'ue realize el ac-
to que pretendemos juzgar. Nadie puede colocarse en
la posici6n de otro. Todo esto es tan personal, tan in-
transmisible, tan inalienable como la vida misma. Haga
cada quien lo que crea mAs convenient para defender,
protejer y conservar su vida. Usela como le venga en
CARTAS A EVELINA
ganas. O como se lo permit ella misma. La Ley fun-
damental de la vida, es su conservaci6n. Y la vida se
conserve proteji6ndola en su double aspect fisico y espi-
ritual. Las medidas de protecci6n que toma el espiri-
tu, son a veces desconocidas e inexplicables. Porque
s6lo el espiritu es el que puede juzgar lo que es perjudi-
cial y esto no se ve, no se constata, no se rejistra, como
es possible a veces hacer con las continjencias que se
presentan en la vida fisica. Las lesiones fisicas se pue-
den evidenciar, mientras que las lesiones del espiritu es-
capan siempre a la observaci6n de los demAs. Yo s61o
siento mi dolor, yo s61o sufro y aquilato lo que entorpe-
ce la conservaci6n y el bienestar de mi espiritu.
No se puede hacer una division de la vida. La vida
es lo fisico y lo moral, y esto no se puede separar com-
pletamente. Ni tampoco funcionan estas parties inde-
pendientemente. Por consiguiente, la vida, mi vida es
mi cuerpo y mi espiritu. Y mi espiritu, es mi concien-
cia, mi carActer, mi temperament y mis actos, que me
son propios, exclusivos. Yo soy yo. Usted me ha com-
prendido, sefiora? Estas filosofias vienen al caso. Las
he traido para decirle que no puedo ser de otra manera,
que pierden su tiempo los que se puedan empefiar en
que no sea asi; y que son unos estipidos, cuantos pre-
tendan juzgar los actos que yo realize, desde el punto de
vista de sus vidas de ellos, que no son la mia, que no
pueden serla. Comprende usted? Cada quien debe vi-
vir la suya. Yo seguir6 viviendo la mia, que es mi cuer-
po, mi caracter, y mi conciencia, dentro de las circuns-
tancias que se me presented. No s6 si usted quedard
edificada, pero si no lo estd, porque estas filosofias no es-
tin muy claras, le dir6 por via de resume, que entien-
F. E. MOSCOSO PUELLO
do, que cada auien debe ser como es, y a los demas no
les debe importar un comino. Esta bien dicho, sefiora?
La filosofia, sefiora, es una ciencia terrible! Una
-araia con laspatas entintadas deambulando sobre una
cuartilla podrA trazar cosas perfectamente intelijibles,
pero a un fil6sofo le sera esto impossible. La filosofia, es ,
la ciencia de la oscuridad, es la ciencia de las contradic-
ciones. Es una ciencia de locos, que hasta ahora no ha
puesto nada en claro. La filosofia no se puede definir
de otra manera sino diciendo que es la filosofia, porque
nada se le parece. Cuando usted no comprenda nada, -
ni explique nada, esta haciendo filosofia, aunque no lo
crea, ni se d& cuenta de ello. El fil6sofo lo sabe todo
y no sabe nada. Esto es lo mas curioso de esta ciencia.
Para el fil6sofo no hay nada oculto, nada inexplicable;
pero todo es desconocido e inexplicable. Los fen6menos
pueden ser de esta manera, pero pueden ser de otra, sin
ningfin inconvenient. Cuando usted quiera saber la ra-
z6n de las cosas, estudie filosofia; y cuando usted quiera
ignoiarlo todo, tambien debe estudiarla. Es un caos es-
ta ciencia, la mas dificil de todas, y la mAs fAcil, porque
terminal por no averiguar nada, ni contener nada. Don-
de menos conocimientos se pueden encontrar es en la
filosofia; y es precisamente donde mas conocimientos
hay. Esto es muy divertido, parece un contrasentido,
pero no lo es. La filosofia es la ciencia de las ciencias.
Los limHtes de la filosofia son igualmente oscuros. Pero
cuando usted no se d6 cuenta de lo que piense, cuando
usted empiece a hablar, o a escribir disparates, cuando
intent explicarlo todo, encontrar la verdad de las cosas,
de los hechos, que son la realidad de la vida, la vida mis-
ma, y quiera pasar a la raz6n de los mismos, a sus cau-
CARTAS A EVELINA
sas; cuando usted comience a no entenderse, se contra-
diga, haga suposiciones descabelladas o infantiles, cuan-
do usted crea que se estA volviendo loca, estA hacienda
filosofia. Ya ha entrado en plena ciencia. Y puede
decir o escribir entonces, todo lo que se le ocurra, que
ese es precisamente el m6todo por el cual los fil6sofos
investigan la verdad. Yo procedo asi, y precisamente,
creo que mis arriba he hecho hoy much filosofia. Dis-
curri sobre la vida y lleg6 un moment, que usted ad-
vertiria, en que no sabia lo que estaba diciendo, me en-
rede, me perdi en medio de una telarafia de disparates .
y no sabia c6mo salir del paso, por lo cual creo que esta-
ba hacienda filosofia, lo que me ha tranquilizado un po-
co. Hoy ha sido, pues, el dia de la filosofia. El dia de
Platon, sefiora, que ha sido uno de los mas grandes
fil6sofos que ha tenido la humanidad. Como 61, s61o se
pueden contar hasta dos o tres. Los fil6sofos no abun-
dan much. La filosofia no es una industrial, es la cien-
cia del espiritu human, porque el espiritu human
es el que quiere averiguarlo todo. La filosofia es el
espiritu mismo. Y como quiera que 6ste ha variado
muy poco en el transcurso de los siglos, en cuanto a su
capacidad de indagar la naturaleza de las cosas, por eso
la filosofia no ha cambiado much. Se hace hoy filoso-
fia como se hacia hace veinte o treinta siglos. Los fil6so- V
fos contemporAneos son primitives, y los fil6sofos primi-
tivos son contemporAneos. No s6 si usted me ha con-
prendido. El hombre, en cuanto a la filosofia se refiere,
estA hoy a la misma altura que estuvo Adan. Es decir,
que sabe lo mismo. La idea fundamental no ha variado
en lo mAs minimo. Las causes primeras, son las causes
primeras en todos los sistemas y en todos los tiempos.
F. E. MOSCOSO PUELLO
No hemos avanzado gran cosa en el conocimiento de
esas causes. A la pregunta de, qui6n hizo el mundo,
Adan y yo podriamos responder del mismo modo. Com-
prende usted? Estamos, pues, de acuerdo todos los hom-
bres, que somos los que hacemos filosofia, en que no sa-
bemos nada de esto. Cuando usted trate de adivinar lo
que piensa un pijaro, lo que significa una roca, lo que es
la luz, o la raz6n de la vida, la filosofia se ha apoderado
de usted, y se encuentra desde ese moment en el do-
minio de la ciencia pura. Me comprende?
Asi es la filosofia. Pensar de otra manera seria una
locura.
/0
ESTOY PROFUNDAMENTE indignado, sefiora! Un extran-
jero insolente ha tenido la audacia de hablar mal de
mi pais, en mi presencia. Nos ha insultado. Nos ha de-
tractado. iC6mo he podido soportar eso sin cometer
una violencia? iNo lo s6! Hay circunstancias en la vida
inexplicables. Yo, que amo mi pafs entrafiablemente,
he pasado por el dolor de tener que oir a un extranjero,
ia un extranjero!, sefiora, que son los que Ilevan una vida
mis regalada en mi pais, decir cosas estupendas, que no
quiero repetir a usted, y que me han avergonzado. iEs-
toy profundamente indignado! iQu6 penoso y qu6 triste
es todo esto...!
iHablar de mi pals! jUltrajar mi pais! iDesacredi-
tar mi pais! jUn extranjero! Un extranjero, quizAs de
esos insignificantes que vienen aqul en tercera clase,
con lo de encima, en alpargatas, sin mAs capital que su
ambici6n, sin mas aporte que su hambre profunda, deci-
didos a cualquier cosa, dispuestos a morir, o a vencer a
cualquier precio, a ahogarse, a que lo destroce una mA-
F. E. MOSCOSO PUELLO
quina, a coger una carreta, a vender helados, a hacer de
mozos de cuerda, a sembrar yucas, a fregar plates, a
hacer maromas, a amolar tijeras, a barrer calls, a lo que
sea, a lo que encuentre, hasta a cavar su sepultura, lo
mismo da, porque la vida los ha agarrotado de tal modo,
que un rayo, un pistoletazo o un accident, serian su ma-
yor fortune, su dnica felicidad. Porque todo seria prefe-
rible a regresar sin un centavo.
iAh, sefiora, esto no tiene nombre! Despu6s que
estos extranjeros han pasado la angustia, que no les ha
dado paludismo, que han comido, que han dormido, que
se han repuesto, que han triunfado de la vida, que se
aquiet6 su espiritu, que vencieron el hambre, que logra-
ron un hogar y un nombre, y fortune y todo; y mas de
lo que su ambici6n les exigiera, que se les mencione, se
les conozca, se les busque, se les consider y que concu-
rran a todas parties; emplear su tiempo en detractarnos,
motejarnos y ridiculizarnos, es algo mAs que ser un des-
carado, un indigno, un mal agradecido. jNo le parece a
usted, sefiora?
Y he pasado por el dolor de oir lo que ha dicho este
extranjero de mi pobre pais. iPor cuintos dolores pasa
uno en la vida! No s6 c6mo estoy vivo. Debi haberlo
estrangulado, haberlo hecho desaparecer. iIngrato, des-
lenguado...!
ILas cosas que ha dicho ese hombre! Que somos
Sunos insignificantes, sin preparaci6n ni capacidad para
nada. Que nuestra ineptitud es asombrosa. Que no sa-
bemos trabajar. Que somos unos pendencieros. iAh,
esto es insoportable! La Repfblica no vale nada. Cua-
tro o cinco aldehuelas sucias, sin agua, polvorientas y
Ssofocantes, y sesenta o mas caserios cuyos habitantes
-.7
CARTAS A EVELINA
viven de un conuquito, de una vaca r. de dos o tres chi-
vos, cuando no del pr6jimo. Que todo el comercio esta
en esas aldehuelas en poder de los espafioles, alemanes,
Arabes y chinos. iNo s6 c6mo he podido oir esto, sefiora!
Que Macoris tiene sus negocios en manos de los ameri-
canos y de dos o tres espafioles como fnicos importado-
res; que las tiendas de provisions y los restaurants
pertenecen a los chinos y las de mercancias son de los
arabes. En fin, que todo el comercio y las industries es-
tan controladas en este pais por los extranjeros.
-Ya ve ost6, decia, qbriendo su bocaza atrevida, ya
ve ost6. El native arrastra carretillas, carga los barcos
en el muelle, es cochero o vendedor de dulces, hace, en
una palabra, lo que yo venia a hacer a este pais. Ya
ve oste, no puede ser mAs extrafia esta situaci6n. Son
unos ineptos, unos esttipidos. No saben hacer nada.
Tienen un pais y es para otros. Son los peones, los jor-
naleros. No sirven mAs que para esto o para jefes.
O son Presidentes o botan basuras. Nosotros somos los
verdaderos duefios del pais. Asi es en la misma Capi-
tal, Santiago, Puerto Plata. Son arabes, alemanes, o es-
pafioles, o chinos, o italianos, los duefios de todo. El hijo
del pais no es nadie. Y no lo gobernamos, porque es lo
inico que se nos impide; sin embargo lo gobernamos in-
directamente, pues hacemos los gobiernos, favoreciendo
al grupo que nos convenga. Esa es la Repfiblica, por
mAs que se diga y se escriba. En todos los caserlos, el
que vende provisions y compra los frutos del pals, o es
arabe, o es chino, o es espafiol. En todas las ciudades los
personajes mas importantes, con excepci6n de los politi-
cos, tienen nombres extranjeros. Los personajes destaca-
dos son el chino Yen Yen, Mr. Christian, o Nayif Calabaf.
{ F. E. MOSCOSO PUELLO
iNo s6 c6mo estoy vi' 3, sefiora! Esto es extraordi-
nario. Haber oido yo tantas cosas, tan tremendas, y no
haber podido matarlo para que no lo repitiera mAs. Qu6
indignado estoy...!
-Estos dominicanos, continue, no son mas que
unos insignificantes. Y lo peor es, que no son felices si-
no en nuestra compania. No quieren hacer negocios
mAs que con nosotros; s61o nuestros articulos les gustan;
se tienen odio unos con otros. Si en una ciudad hay
dos restaurants, prefieren el del chino. No conciben
bueno sino lo que hacemos los extranjeros. Es un caso
curioso el de este pais. Los extranjeros gozamos de to-
da clase de privilegios. Se nos invita a todas parties sin
averiguar quienes somos. Y aunque nos hayan conoci-
do humildes e insignificantes, aunque nos hayan visto
hacer los oficios mAs bajos, pronto se olvidan de todo
eso. Nuestra compafiia los honra. Para nosotros son
los cumplidos y las atenciones. Esta es una tierra mara-
villosa. Ser extranjero en Santo Domingo es serlo todo
estar en todo, disfrutar de todo, poderlo todo. Nues-
tra influencia es considerable. En los bailes las j6ve-
nes no quieren bailar sino con nosotros, y los campesi-
nos nos prefieren siempre en sus negocios. Ellos s6lo
se ocupan de political. Es lo finico que nos prohiben y
esto, hasta cierto punto. Muchos Ayuntamientos estin
compuestos por nosotros. Hasta Tesoreros Municipales
tenemos. Y Generales, porque despues que pasa alg6n
tiempo, se olvidan hasta de donde hemos venido. En
todas las provincias tenemos los mejores negocios y go-
zamos de las mayores consideraciones. Los hijos del
pais, no hacen nada, o viven de la political o barren las
calls. Y no se preocupan por esto. No les importa.
L..-
CARTAS A EVELINA
No estan preparados para nada. Abandonan los nego-
cios lucrativos por los empleos. Los empleos son su
ilusi6n, su suefio dorado. Un nombramiento los enlo-
quece. Por ser algo, cualquier cosa, dan la vida. Cuan-
do estan formando parte del gobierno viven una vida de
dilapidaci6n y de placeres; cuando estan abajo, cuando
han sido despedidos, por algun cambio de 'administra-
ci6n, no se ocupan de otra cosa, esperando el moment
de volver al poder. Son unos haraganes. Y no consi-
deran esto como una deshonra, por el contrario, se sien-
ten orgullosos. Siempre hay en Santo Domingo un gru-
po de desocupados en el parque, en los cafes, en las ca-
lies, que s61o se ocupan de hablar mal de los que estAn
empleados y del gobierno. Van de aqui para allf, corre-
tean por las carreteras, charlan en los clubs, secretean,
amenazan, escriben en los peri6dicos, lanzan propagan-
da, pero no trabajan, no hacen absolutamente nada, son
de la oposicidn; esta es una condici6n honrosa; ser de la
oposici6n es ser un vago, un pendenciero o vivir del pr6-
jimo, tener un saco verde, unos zapatos viejos, un som-
brero amarillo, un cuello sucio y despacharse de lo lindo
en cualquier sitio contra los que estan yiviendo del pre-
supuesto. Cuando se estA en la oposici6n, s61o se lee el
peri6dico que esta contra el gobierno, se vive en la calle
todo el dia, se habla much, demasiado, hasta por las
mangas de la camisa, de los otros. Los de la oposici6n
inspiran respeto, estAn ejerciendo su derecho. Y los que
estAn bien, arriba, los miran con desprecio o con simpa-
tia, eso depend de las circunstancias. Se les consider
como perros rabiosos en ocasiones, y nadie se les acer-
ca; otras veces, cuando estan fuertes, mantienen contac-
to con ellos por lo que pudiere suceder. Ser de la opo-
F. E. MOSCOSO PUELLO
sici6n, para los que estan arriba, es ser un hablador, un
intrigante, o un hombre integro, y se le guardian conside-
raciones por su firmeza, por su obstinaci6n en no hacer
nada, en permanecer en su puesto de honor, sin vender-
se, hasta que la situaci6n no cambie. A veces sucede lo
contrario, y los ciudadanos de la oposici6n tienen su pre-
cio. Se les ofrecen prebendas, segin su condici6n, y en-
tran a disfrutar del presupuesto. Porque en todo esto no
hay una idea, una convicci6n. Estin en la oposici6n,
cuando no se les da un empleo, y la abandonan tan pron-
to como se les atiende, de acuerdo con sus aspiraciones.
La oposici6n es una actitud de defense o una posici6n de
ataque. Van a ella por necesidad, cuando se les despite,
cuando se les echa del poder, o por conveniencia, cuando
quieren que se les llame. La oposici6n siempre produce
algo. Desde ella amenazan, piden, suplican. Pero hay
quienes nunca salen de ella, por ingtiles, por inservibles
o por rabiosos empedernidos; y esos viven siempre en la
oposici6n o de la oposici6n misma. Dentro de ella estd
su negocio. Los tales, son oposicionistas por toda la vi-
da, para vivir del pr6jimo. Porque en la oposici6n se
puede vivir muy bien o muy mal, depend de la habili-
dad del sujeto. A veces, la oposici6n produce much,
tanto como el presupuesto. En la oposici6n se puede
permanecer pobre o hambriento, por temporadas, o por
toda la vida, o enriquecerse fabulosamente. Eso depen-
de de como se maneje y de quien la maneje. iLas cosas
de este pais no estan escritas...! La oposici6n vive en
la calle, en las plazas pfblicas, en los cafes, en los
clubs. Tiene sitios predilectos. Asi en el parque Co-
16n, en Santo Domingo, tiene bancos que son exclusi-
vamente para su uso. El parque Duarte, en San Pedro
L-- .fifi w
CARTAS A EVELINA
de Macoris, tambien los tiene. Hay hotels, fondas,
cafetines, para uso de la oposici6n. Porque los dos ban-
dos se respetan, se temen, a veces se odian. La oposici6n
es muy madrugadora, se levanta temprano. Como sus
miembros no trabajan, por lo regular, salen a la calle
en las primeras horas de la mariana, para comenzar
a ejercer sus funciones. Esto es visto con la mayor na-
turalidad por todos. El cochero, el limpiabotas, dicen,
al ver los grupos con su indumentaria caracteristica, la
mirada hostile, el jesto amenazador, cuchicheando: dsos
son de la oposicidn. En esto pasan el dia y parte de la
noche. Acabando con el gobierno. Esa es la consigna.
No se les puede hablar de otras ocupaciones que no sea
la political. Perder un empleo del gobierno y dedicarse
a otro trabajo es considerado como denigrante en este
pais. No hay mAs que dos medios dignos de ganarse la
vida: o empleados del gobierno o en la oposici6n. El do-
minicano no entiende de otra cosa. El comercio es pa-
ra el extranjero, y la industrial tambi6n, porque no pue-
den ser politicos. Esa es la verdadera condici6n de
Santo Domingo. Y mientras, nos aprovechamos de es-
to, y aunque el pais es pobre, los extranjeros podemos
hacer regulars fortunes que nos permiten Ilevar una
vida holgada aqui o en nuestro pais. iNo he visto gente
mas torpe en el mundo, que estos dominicanos...!
Sefiora: No s6 qu6 decirle. Cuando llegu6 a mi casa
ya no me sentia tan indignado. A poco que reflexione me
he dado cuenta, y a usted solamente se lo digo, de que
despu6s de todo, este extranjero ha dicho la verdad y no
puedo castigarlo. No puedo ocultar el sol con un dedo.
Somos asi. A pesar de nuestra inteligencia, tan decan- j
tada, somos unos ineptos. No tenemos concept de nada.
F. E. MOSCOSO PUELLO
N os Ihemos independizado, pero continuamos siendo una
colonia. Por idiosincrasia no hallamos bueno sino lo
que nos viene de fuera. Adoramos a los extranjeros que
nos explotan de una manera sistemitica, sin que nos
demos cuenta de ello, o sin que nos imported. El Este
de la Rep6blica, casi en su totalidad, pertenece a Com-
paiiias norteamericanas; el Sur, no vale nada. S61o en /
el Cibao se conserve la propiedad territorial hasta ahora. "
Es un estado de cosas bochornoso el que existe en este
pais. No puedo, pues, rebelarme contra quien lo diga,
porque es la pura verdad.
Pro basta ya de consideraciones politico-sociales.
No entiendo de esto. La mariana esti encantadora.
Es domingo. Tengo poco que hacer hoy. Pienso en
usted y en ella. iQue ojos, sefiora, que ojos tan bellos!
Ella es mi encanto, mi dulce obsesi6n. Yo si que no
podria concebir la vida sin ella. iQue political! Ella
es mi 6nica political, no esta ni abajo ni arriba nunca.
Siempre en su sitio: mi coraz6n. Es un lider de pres-
tigio eterno. Lider he dicho? iAh!, sefiora, no puedo
seguir adelante sinaetenerme a hablarle de estos tipos;
la filtima novedad en_ lapotica dominicana. Este
nombre es importado, pero se ha adaptado rapida y
maravillosamente en este pais encantador. Los Gene-
rales estin de baja. Abundan menos que en otras 6po-
cas de las cuales le he hablado a usted extensamente.
Ahora son los lideres los que abundan. Todo lo que se
ha dicho de los Generales se le puede aplicar a los lide-
res, solamente que 6stos son personajes civiles. Los li-
deres no son militares, no se han formado en los cam-
pos de batalla. Son products de las luchas civicas.
Cada com(n tiene un lider. Es el Arbitro de la situaci6n;
CARTAS A EVELINA
y no son valientes, son prestantes, prestigiosos, impor-
tantes, distinguidos y no s6 que otros calificativos se les
da. A pesar de ser civiles, usan revolver, eso no impor-
ta. La political es muy peligrosa. Y los lideres son se-
fiores de horca y cuchillo. Hacen y deshacen en sus co.
munes y regions respectivas. Para recoger favors de
la administraci6n, hay que estar cerca del lider, ver al
lider, acompafiar al lider; en una palabra, estar con 6l.
El tal lider es, la mayoria de las veces, un sinvergiienza
de marca mayor. Ofreciendo empleos, hablando menti-
ras, haciendo favors, meti6ndose en todas parties, en-
frentAndose a la oposici6n, a los del banco del parque,
logra rodearse de un grupo que le sigue, le adula, le
protege a veces y le crea una aureola de poder, que 61, a
su vez, explota con el lider miximo, que es el Arbitro de
la Repfiblica. Ya usted ve, sefiora, que cada vez les es-
tamos resultando mAs interesantes. Muchas gentes
creen que s61o el tabaco dominicano, la miel de abejas,
la cera, los cueros salados, el maiz, son las inicas cosas
importantes del pals, y estAn muy equivocados. Tengo pa-
ra mi que, ademAs de los lideres en primer t6rmino, esos
series tan pintorescos, y tan interesantes, que mientras
mas de cerca se observan mis asombro nos causan, las
ruinas de don Diego de Col6n, losrestos del Almirante, los
Tres Ojos de Agua y las salinas de Puerto Hermoso son
las cosas mAs dignas de atraer la atenci6n extrafia. Por-
que los lideres dominicanos son verdaderamente singu-
lares. Vale la pena de venir a verlos aqul en su campo
de acci6n. iQu6 divertidos! iQu6 deliciosos! Puestos en
una jaula causarian la admiraci6n del mundo. No se
los quiero describir; me da vergiienza, sefiora. El 41der
dominicano es un mufieco descarado. que ha perdido to-
F. E. MOSCOSO PUELLO
da noci6n de respeto a los demAs, embustero, chismoso,
embaucador, picaro, hip6crita, cobarde, ignorante, audaz,
ladr6n, sensual y vengativo. Ya se explicarA usted por
qu6 causa los he comparado con las mayores calamida-
des del tr6pico. No he exagerado.
Y a los que pudieran seguir creyendo que son los fru-
tos tropicales que se cultivan en Santo Domingo, lo mis
interesante que hay en la isla, les dir6 que tampoco hay
,tal. Cuando le he dicho que no servimos para nada, se
lo he dicho sin hacer exclusiones.
Nuestros products naturales son de la mis mala
calidad que usted pueda imaginarse. El cacao es malo y
se prepare peor; el maiz es malo y se import asi; el ta-
baco tambi6n es de-mala calidad; la miel de abejas su-
cia, los cueros podridos; el caf6, con raras excepciones, es
igualmente malo. Puede suceder que el product mismo
no sea tan malo; pero lo que si es cierto, es que la ma-
yoria de las veces estA mal seleccionado, mal cultivado
y mal preparado. Y en no pocas ocasiones, adulterado.
Aqui se le colocan piedras a la cera para que pese mas,
se le ponen a los sacos de maiz, a los de cacao. Casi to-
Sdo se adultera. El campesino dominicano se complace
en engafiar a los compradores. Cuando vende naranjas,
da a probar las dulces primero, las tiene aparta-as, y
luego, al venderlas, las mezcla. No puede renunciar al
engafio, a vender s6lo las dulces, sin duda, porque tiene
de las dos, y no se resigna a comprender que las otras
no se venden. Nadie le obliga ni le aconseja hacer
lo contrario. Es picaro por naturaleza. Todas las me-
didas que usa son incompletas. Es un tipo especial.
Desconfia de todo el mundo, y a todo el mundo trata de
engafiar. No sabe leer, pero sabe engafiar. Con esos
CARTAS A EVELINA
cimientos, ya usted puede considerar qu6 edificio se po-
dra construir. jEl que tenemos!, dira usted sonreida.
Y asi es. Ya se ve d6nde estA la raiz del mal. Es por
eso por lo que una ola de descr6dito nos envuelve siem-
pre. Somos asi.
Aqui no tiene valor nada. La propiedad privada no
vale nada. Si yo le relato a usted c6mo han adquirido
sus tierras las Compafias azucareras, se moriria de
asombro. Esto s6lo sucede en Santo Domingo, la tierra
predestinada para estas cosas. iQu6 tr6pico tan pr6di-
go...! Esta relaci6n seria un asunto muy largo. Por ahi
ha circulado un folleto, que se lo disputan dos autores,
en el cual usted puede estudiar el origen de la propiedad
territorial. No s6 si es complete. No lo he leido.
Los politicos, los notarios y la guardia han enrique-
cido a muchos extranjeros. Porque ya used sabe, que
no nos duele que otros hagan fortune, con tal que nos
dejen gobernar. Ese es nuestro oficio, mandar, cobrar
impuestos y gozar de la vida. Para eso contamos con
las pifias, que son muy dulces, con las naranjas, y con
nuestras mujeres, que tienen todo el calor del tr6pico en
el coraz6n. Con eso tenemos. Podemos ambicionar
mas? iSi somos los series mAs felices del mundo! No nos
falta nada. La isla no es muy grande, pero cabemos
holgadamente, y para nuestras escasas necesidades, nos
sobra y nos basta. La Repfiblica estA despoblada y eso
nos ayuda much. Nos hace mas fAcil la vida. A no
ser por la tuberculosis, la sifilis, la buba, la filaria y el
paludismo y otras cuantas pestes mas, que nos diezman
despiadadamente, ningfin pais del mundo seria mas di-
choso que el nuestro.
Pero no vaya usted a crer que todo es asi. Ya le he
F. E. MOSCOSO PUELLO
dicho de lo much bueno, itil e interesante que tiene mi
pais. Y todavia falta mAs. No sabe usted que tiene pe-
tr61eo? Ah! tenemos una capa de petr6leo inmensa, ina-
gotable. Ya se han perforado algunos pozos en Azua,
pero las mAquinas eran tan malas, que apenas se obtu-
vieron muestras. Y qu6 muestras...! El petr6leo domi-
nicano es el mejor petr6leo del mundo. Estamos espe-
rando ahora una Compafiia seria que venga a explotarlo.
Y nos disponemos para ir a llenarles las latas y hacer-
les otras cosas por el estilo, para lo cual estamos admi-
rablemente preparados, si es que nos prefieren a los
haitiar s, ya que estas Compafiias los consideran mejo-
- res que nosotros, lo cual es una injusticia. Por lo menos
las Compafiias azucareras lo creen asi. Ni siquiera en
sus oficinas tienen cabida los dominicanos. Dicen que
son politicos y que no tienen conocimientos suficientes
para esa clase de trabajo. Importan puertorriquefios,
porque ya ellos los han ensefiado. Pero, si no nos quie-
ren para lo de las latas, les vigilaremos las propiedades,
serdmos policies de la Petrolera, para lo cual no podrdn
decir que no servimos. Porque 6sta si que es una de
nuestras buenas cualidades. De todos modos, tendran
que pagar impuestos y de eso viviremos. Cuando no
sean suficientes, se los recargaremos. Le pondremos
una 190. De algo hay que vivir. Para que el gobierno
march, necesita dinero; y estas Compafiias, ya que los
batateros no pueden hacerlo, tendran que darlo. Ya
estableceremos alli algunos lideres que se encargarAn
de arreglarlo todo. Tenemos muchas esperanzas en
este petr6leo, porque aunque abundan otros minerales,
tales como el cobre de San Crist6bal, los marmoles de
Guamira, el Ambar de Gurabo, no aparecen todavia Com-
CARTAS A EVELINA
pafiias series que vengan a explotarlos. La misma
abundancia de nuestras riquezas nos perjudica enorme-
mente, porque a veces no se sabe cuil explotar primero.
A esto obedece que las Compafiias vacilen para estable-
cerse en el pais. Ademds, parece que le tienen un gran
miedo a los mosquitos. iQu6 cobardes...!
Sefiora: No ha probado usted el dulce de guayaba,
los roquetes higiieyanos, las hojaldras cibaefias y las pa-
nelas sancristobalenses? Usted no sabe de cosas delicio-
sas. No ha torado un vaso de agua del Yaque?
conoce el dulce de leche banilejo? iNo ha tornado un
refresco de tamarindo al filo de medio dia, ni un vaso
de agua de coco? Si usted no conoce estas delicadezas,
no ha vivido7,permitame que se lo diga con el debido
respeto. No sabe de cosas buenas. iNo le han ofrecido
un vaso de pru o de mayi? Todo eso que le he nombra-
do son articulos de fama universal; constituyen el or-
gullo y el encanto de la vida tropical. En Broadway, y en
los grandes Boulevares, estas cosas producirian asombro
si se pudieran obtener alli todos los dias. NNo sabe usted
que el ex Secretario de Estado de los EE. UU. de Norte
Am6rica, nada menos que el conocido Mr. y honorable
Philander C; Knox, rehus6 en este pais una copa de es-
pumante champin y pidi6 un poco de agua de coco, en
un brindis? Esto es consagrador y altamente honroso,
como usted comprenderA. Un pedazo de dulce de gua-
yaba con un pedacito de queso criollo, despues de la co-
mida, harian la felicidad de cualquier mortal alli, sefiora, ,
alla, en el coraz6n del mismisimo Paris. Y ese placer
no lo puede tener el hombre civilizado todos los dias.
Y, sin embargo, lo tenemos nosotros. iQu6 afortunados
somos...! Y como ese tenemos otros privilegios mis, que
F. E. MOSCOSO PUELLO
s6lo el tr6pico, este tr6pico incomparable, puede ofrecer;
y quizAs s6lo Santo Domingo, mi patria, sefiora, que
adoro tanto, y por la cual sufro tanto, lo que usted no se
puede imaginar, porque la llevo siempre junto a mi co-
raz6n, que tan buen deseo tiene para ella, a pesar de to-
do, si sefiora, a pesar de todo...
//
SEIORA: DESDE MUY pequefio he oido decir que este
pais es extraordinario, que aqui suceden las cosas mis
imprevistas con la mayor frecuencia. Nada, pues, nos
puede causar sorpresa. Ni lo mas extravagant ni lo
mAs inaudito. Los acontecimientos no pueden ser pre-
vistos con el grado de probabilidad que en otras parties
del globo. Se suele decir a menudo: cosas de Santo Do-
mingo, que no estdn escritas; y asi es en efecto. No
solamente en el orden moral se hace evidence esta falta
de armonia, sino que es igualmente frecuente en el
orden fisico. Es un estado de cosas tropical, eminente-
mente tropical.
A la mafana mas bella, mAs luminosa, de cielo mds
azul y transparent, puede seguir un atardecer sombrio,
triste y tragico. Despu6s de haber brillado el sol por
algunas horas, y haber disfrutado de una temperature
ideal, de moment, inesperadamente, sitbitamente, em-
pieza a soplar un viento regular del noroeste, que se va
acentuando poco a poco durante el curso dei dia. MAs
F. E. MOSCOSO PUELLO
t;-rde, el sol desaparece detris de enormes nubes den-
sas y grises, que van rapidamente cubriendo y haciendo
menos visible el cielo azul que hacia el encanto de la
maihana. Cae una ligera y persistent lluvia. El vien-
to aumenta su velocidad gradualmente durante las flti-
mas horas de la tarde, y ya en la noche, se oye un bra-
mido continue, grave o agudo, que todos aqui en el tr6-
pico antillano hemos sentido. Contra lo esperado, por
lo hermoso y bello del amanecer, se ha desencadenado
un cicl6n, un cicl6n tropical, algo espantoso que siem-
bra en el espiritu las mis crueles angustias. ZNo ha vis-
to ustxd. sefiora, un cicl6n tropical? Esto es sencilla-
mente, desolador, horrible. Es un espectAculo imponente,
majestuoso, sublime, si usted quiere. Un viento formi-
dable, como si las iras de un Dios todopoderoso, pagano,
se desataran sobre nuestra miseria, grita, silva, ladra,
por todas padres. Parece el bramido ensordecedor de
un monstruo gigantesco que, desesperado y col6rico, se
ha propuesto destruir y exterminar lo que encuentra a
su paso, sembrando desolaci6n y espanto por doquier.
Es un soplo de muerte que escalofria los huesos. Una
amonestaci6n supreme. Una reconvenci6n solemne.
En medio de una noche negra como la hulla, s61c se
oye este rugido t6trico, y de vez en cuando, gritos de
auxilio de gente que se ha quedado a la intemperie y co-
rren despavoridos en pos de algdin refugio. Los Arboles,
asombrados, pegan sus copas a la tierra, son despiada-
mente abatidos por complete, mutilados o arrancados y
transportados a largas distancias. La palma y el coco-
tero, los patriarcas del tr6pico, se inclinan sumisos ante
la c6lera del viento impiadoso que destecha las vivien-
CARTAS A EVELINA
das, las inclina, las desploma, con una violencia s61o
comparable a la del cicl6n mismo.
La Iluvia cae insistentemente con soberbia, con ira,
sobre todas las cosas; se desbordan los rios, se des-
truyen las plantaciones, se inundan las ciudades; la tie-
rra se raja, el agua corre por todas parties como si qui-
siera completar la obra que, con placer satihico, realize
el viento. El mar se monta en c6lera, se agita con furia
inusitada, se encrespa, parece una cadena de montafias.
EstA gris, turbio, y ruje como una fiera hambrienta. Es
la hora en que vuelca su soberbia, es la hora en que ma-
nifiesta su gran poder para hacer el mal, para burlarse
de los hombres, para cantar a la gloria y a la omnipo-
tencia de la naturaleza. Es su hora, para imponerse,
para hacerse admirar y temer, para abatir el orgullo hu-
mano. iCuAn miserables nos sentimos ante tanta gran-
deza...!
Es un espectAculo imponente, impresionante, que
no se olvida nunca despu6s que se ha visto una vez. Es
un conato de Juicio final. Cuando se presencia este fe-
n6meno se siente la impresi6n de que no va a quedar
nada; de que todo terminard definitivamente. El miedo
y el terror campean por todas parties. Y el pobre habi-
tante del tr6pico, que tanto sufre y padece, pasa algu-
nas de sus horas mas amargas en la vida, porque no s6-
lo corre un gran peligro, sino que a menudo pierde todo
lo que tiene: su hogar y su fortune. Esto es horrible,
sefiora Un cicl6n tropical es digno de verse. Es un
gesto sublime, y a veces, expresi6n de la justicia divina.
NNo ha oido usted hablar del Menphis? iAh, sefiora,
cuantas cosas me faltan por decirle todavia...!
Un cicl6n tropical es digno de admirarse. Y aqui,
F. E. MOSCOSO PUELLO
en mi pals, son frecuentes. No voy a hablarle de lo
que dicen los meteor61ogos sobre este interesante
fen6meno. Nada de esto. Me limitar6 a decirla que
nos encontramos en su trayectoria; y si mas amplios in-
formes le son indispensables. remitase al Capitan Arve- V
lo, nuestra mAs alta autoridad en estos asuntos, y si to-
davia quiere usted penetrar en la naturaleza del cicl6n,
puedo recomendarle al Observador Robiou, ciudadano v
de la Vega Real, quien es autor de una teoria de los ci-
clones que estA por comprobar, pero que, cuando se
compruebe, reafirmarA nuestro prestigio. Cuando se vi-
ve en el tr6pico, o se viaja por 61, no se debe perder de
vista la posibilidad de que se desencadene uno de estos
fen6menos, que son de las mAs tremendas calamidades
de estos climas.
Los ciclones s6lo pueden ser comparados con las re-
voluciones. Estas son los otros ciclones que por-aqui\
sufrimos. No tienen la grandeza de aqullos, pero por
su frecuencia, por los dafios que a veces ocasionan, y por
lo inesperado de su aparici6n, se les pueden comparar.
Por lo demas carecen de importancia. Pero, isabe usted
lo que es una revoluci6n? Ya le he dicho que los ciclo-
nes a veces no se pueden prever, que como la mayoria
de las cosas de estas latitudes, son asi, inesperadas, con-
tra toda previsi6n. Los ciclones pueden ocurrir los dias
mAs bellos. Y las revoluciones tambi6n el dia mAs tran-
quilo. Nosotros, sin embargo, podemos anunciar, a me-
nudo, unos y otras. iPara algo debe servir la experien-
cia! jSi es que Ileganios a tener alguna en la vida!
iUna revoluci6n! iAh, sefiora, esto es digno de sa-
berse! A los dominicanos, que tememos los ciclones, nos
encantan las revoluciones. Es algo que nos hace falta;
CARTAS A EVELINA
estA en nuestra sangre. iSer revolucionario: esto es en-
cantador! Nadie experiment en el mundo mayor pla-
cer que el dominicano cuando se le dice f ido esta pa-
labra mTgica: irevoluci6n! Es que revoluci6n es una
niovedad, un parentesis, en esta vida tropical, mon6tona,
con s61o calor y mosquitos. Es una pincelada pintores-
ca. Es un intermedio tragic6mico en la vulgaridad de
esta vida tan insignificant. La revoluci6n nos alegra
el espiritu, nos da la nota de color. La revoluci6n nos
brinda ocupaci6n, nos distrae, nos hace olvidar nuestras
miserias. Pone en nuestro espiritu la esperanza, a ve-
ces tan s6lo un consuelo. Sin revoluci6n no podriamos
vivir. (De qu6 ocuparnos entonces? Hay que sazonar
la vida, agitarla un poco. Sacudir la modorra que nos
agobia. Esto s6lo se consigue con una revoluci6n. Por
eso, la mafiana mAs inesperada, despertamos con la son-
risa en los labios, con alegria en el espiritu. iHay re-
voluci6n...! Todos los rostros estAn satisfechos. Por-
que la revoluci6n a todos les trae algo. Bienestar en el
hogar, entretenimiento, ocupaci6n, esparcimiento. A ve-
ces es todo lo contrario, pero no siempre. Cuando el la-
do tragico se extrema, entonces se sufre un poco, pero
esto no impide que nos sintamos alegres. En lo menos
que pensamos es en las victims, que nunca son por for-
tuna numerosas.
Sefora: iHa estallado una revoluci6n! No se asom-
bre. Cuatro, doce holgazanes, o media docena de desor-
denados profesionales, apoyados por media docena de
comerciantes en desgracia, o de empleadodos piblicos ce-
santes, han amenazado la ciudad. Tienen poco o ningfn
armaimento. Pero tienen boca. Las mAs fantAsticas
propaganda se han lanzado para preparar y ayudar es-
714
F. E. MOSCOSO PUELLO
te movimiento. Centenares de hombres, miles de cartu-
chos, apoyo del gobierno de Cuba, complicidad de
Washington, muchos Generales importantes y prestigio-
sos comprometidos, suficientes voluntarios, amigos y
simpatizadores de la causa, que es de orden, de honra-
dez y de libertad. Gran alarma. Aprestos militares
del partido en el poder. Se ocupan posiciones estrat6gi-
cas. Cornetas, muchas cornetas. Noches ligubres y
grimosas. Gran panico. Algunos tiros. La revoluci6n
avanza. Un muerto. Se han ocupado algunas capital.
les de provincias. Un herido. Renuncias a la polf-
tica de lideres decepcionados. Prisiones, muchas prisio-
nes. Un serio motin en una plaza publica. Dos tiros.
Gran alarm. El gobierno esta caldo. Se habla de ca-
pitulaciones. MAs propaganda. Todo ha terminado.
La docena de desocupados entraran tranquilamente en
la ciudad. Ya llegan. Son diez o treinta, no mas de un
centenar. Seis remington, treinta rev61veres, doce cu-
chillos, algunos garrotes. Una divisa; cornetas y vivas
a los caudillos que han triunfado. Alegrfa y tristeza.
Muchos ciudadanos conflan en las reforms, otros no.
Habra cambios en la Administraci6n, reparto de em-
pleos. Los unos tendrAn bienestar, despues de haber
sufrido muchas privaciones; los otros han caido en des- v
gracia y sufriran esas privaciones, despues de haber vi-
vido una vida c6moda y placentera. Esa es la vida, es
decir, la political. No siempre sucede asi. Ha habido
incendios y un centenar de muertos. Se han tomado ca-
serios a sangre y fuego. Se han pasado dias de zozobra.
Noches horribles. Se han hecho millares de disparos.
Ha habido escenas de bandolerismo puro. Algunos epi-
sodios heroicos. Como los ciclones, las revoluciones
Rn
CARTAS A EVELINA
no siempre tienen la misma intensidad. Los soldados
son de lo mas pintoresco que se pueda imaginar. No lie-
van uniform. En su mayoria son campesinos, a menu- v
do descalzos, dirigidos por jefes que visten kaki y lucen
polainas. Es un conjunto encantador. EstAn en la revo-
luci6nporque han tenido que acompaiar a su compare
o porque se !es ha ofrecido un buen empleo, o algin flli
con su correspjndiente par de zapatos, o porque toda la
vida han sido bolos o coludos. No todos estAn con-
formes. A veces no se les ha cumplido el ofrecimiento
en dinero o en species. Estos protestan muchas veces,
pasandose a las filas del gobierno. Si son lideres, rom-
pen sus compromises con una carta de texto conocido, v
que les crea una posici6n ventajosa; y si ocupan sitios
preeminentes, pronuncian discursos, o dan a Ia publici-
dad manifiestos en que hacen, mas o menos pat6ticamen-
te, el historical de su cambio de opinions. Estos docu-
mentos son muy leidos y comentados. La literature
political dominicana es muy curiosa. Hemos inventado
una fraseologia altsonante y hueca para encubrir nues- -
tras sinvergiencerias, que nosace sumamente intere-
santes y dignos de studio. Somos divertidos, muy di-
vertidos. La revoluci6n puede triunfar en alguno' dias,
pero se puede prolongar algunos meses. Por lo regular
triunfa siempre. Estalla cuando el gobierno estA ya de-
sacreditado, cuando es impotente, cuando no tiene dine-
ro para nada, y por lo regular, contribuyen a organizar-
la, los mismos elements que forman parte del gobierno,
porque aqui no hay principios, ni programs, ni nada. V
La political es solamente para ganarse la vida. iQu6 va-
mos a hacer...!
En este pais, sefiora, las revoluciones no se pueden
L Ri
F. E. MOSCOSO PUELLO
contar. La paz no se concibe y el dominicano se pre-
gunta con frecuencia, hasta cuAndo durard esto. Esto,
es la paz, la falta de protests armadas para cambiar la
cosa y darle oportunidad a los otros, a los que estAn
abajo. Todas las revoluciones han sido en nombre de
la libertad y de las reforms, pero 6stas no llegan nunca. /
Es un estribillo. Los dominicanos no tienen absoluta-
mente concept de estas cosas. Este pais no tiene toda-
via, y algunos afirman que no tendra nunca, educaci6n
civica suficiente para vivir una vida de libertad y honesti-
dad. Aqui se juega a gobierno. No tenemos ciudadanos.
Las dos terceras parties de la poblaci6n estA constituida /
pos campesimos completamente ignorantes, cuya men-
talidad no ha avanzado gran cosa desde la conquista.
La otra tercera parte esta formada por hombres de me-
diocre ilustraci6n y corrompidos, que adolecen de las ta-
ras que nos leg6 la escoria de los conquistadores y la de
otras razas inferiores. No hay, pues, elements para
establecer un regimen politico avanzado de acuerdo con
la hora de progress que vive el mundo. Despu6s de la
independencia, se ha debido hacer una campafa para
ensefiar al pueblo, para elevar su nivel intellectual, para
- homogenizarlo, desde el punto de vista etnol6gico. Esta
campafia fundamental estA por hacer. Una cruzada por
la instrucci6n, una guerra sin cuartel al analfabetismo
ha debido hacerse sistemAticamente. Pero se fia-hecho
lo contrario. Se ha dejado al pueblo en la mas crasa
ignorancia, sin duda, con el prop6sito criminal de ex-
plotarlo, de manejarlo libremente.
Algunos piensan que esto se ha hecho, por inca-
pacidad de los mismos directors, que no tienen concep-
CARTAS A EVELINA
to claro de sus deberes politicos, ni altura en sus senti-
mientos patri6ticos.
Aqui, sefiora, no hay quien tenga una vision com-
pleta ni perfect de lo que se debe hacer por la Re-
pfiblica. Priva una incapacidad extraordinaria. Nadie IL
esta preparado para nada. Y si no intervene una in-
fluencia extrafia y nos pone una camisa de fuerza, s61o
la selecci6n natural podrA, con los siglos, crear una uni-
dad 6tnica capaz de asumir los deberes y las obligacio-
nes de una comunidad civilizada.
/2
SEINORA: TENGO que hacerle hoy declaraciones trascen-
dentales. En Paris, yo he estado en Paris, y he re-
gresado callado, sin haber celebrado entrevistas, sin ha-
ber revelado el motive de mi viaje, ni tampoco lo que
hice alli, porque, contrariamente a lo que hacen la mayo-
ria de mis compatriotas, que han tenido la fortuna de
conocer la capital de Francia, he tenido siempre el or- /
gullo de considerarme un product genuinamente aut6c-
tono, sin influencias extrafias, un representative de mi
raza, de mi 6poca y de mi patria; err'Paris, y en el Hos-
pital San Luis, un interno-quizis alg6n professor cl6e-
bre, porque no conoci alli a nadie cuyo nombre me hon-
rara por el mero hecho de citarlo, aun cuando debi, con
today seguridad, estar en contact con algunos sabios, sin
saberlo;'porque esto no entraba en mis cilculos, por lo
cual recibiria, sin duda, mayor beneficio, puesto que asi
podria aprovecharme mas la ensefianza an6nima, sin
prejuicios-; en Paris, repito, un interno solia llamarme
Monsieur Santo Doming6. Y todas las mafianas, en el La-
CARTAS A EVELINA
boratorio, recibia la misma salutac:6n: ic6mo estA usted,
Monsieur Santo Domingo? Parece que este Monsieur la
France, pongo por caso, me encontraba muy representa-
tivo, muy tipico, de mi raza y de mi lejano pals antillano.
Al menos, esto me suponia yo, lo que no me disgustaba.
Pero, en ocasiones, pensaba, que mi amigo estaba equi-
vocado completamente, porque yo, de ninguna mranera,
soy un verdadero representative de mi pais. No soy el do-
minicano cien por cien, como se dice ahora. Soy re-
presentativo quizas, en cuanto a raza se refiere. Digo
quizas, porque, para muchos compatriotas, somos un pue- V
blo de raza blanca, aun cuando la mayoria somos mulatos.
La raz6n de esto debe encontrarse en el hecho de que
descendemos de los espafioles, y al independizarnos de
Haiti, debimos haber tenido en cuenta este honroso ori-
gen, lo que ignoran muchos extranjeros, desgraciada-
mente. Tengo un ochenta por ciento de blanco, soy un
mestizo de tres cuartos de sangre, es decir, mAs blanco
que negro, por lo cual puedo desarmar un reloj, bregar
con tornillos y maquinas complicadas, entender un pla-
no, trabajar con la electricidad, industrial blanca por ex-
celencia, sentarme en un inodoro, comer avena con
leche fria, y hacer otras cosas por el estilo que, indiscu-
tiblemente, s6lo pueden hacerlas bien hechas los blancos
puros. Y por eso en New York me he sentido como en
mi propia casa.
Pero lo que usted no sabe es que yo no siento des-
precio por la raza negra, y que me siento orgulloso de
la parte que tengo de esta sangre. El negro tiene exce-
lentes cualidades, que el blanco se empefia en ne-
gar obstinadamente. El negro no estA en el mundo s6-
lo para afrentar la humanidad. Mis mejores cualidades
F. E. MOSCOSO PUELLO
se las debo a esa raza vigorosa, o por lo menos, me han
venido por esa via. El fil6n negro que yo poseo lo he
recibido por mi madre. Y 6ste es el moment de ha-
blar a usted de mi genealogia. Mi padre, era blanco pu-
ro, buen mozo, y un excelente hombre, dotado de muy
notables cualidades: honrado, de coraz6n generoso y muy
trabajador. Era un hombre sin gran inteligencia, pero
con estimables prendas fisicas y morales. Mi padre, por
la raza, no tenia nada que envidiarle a Monsieur la
France, que ignoraba, sin duda, que por esta raz6n era
muy corta la distancia que nos separaba. Por la linea
de mi padre, todo es honroso. Tuve un tio, el Dr. Elias
Rodriguez, que fue Obispo de Flavi6polis, hombre de
ciencia, sobre cuya vida y obras estoy pidiendo datos al
historiador Alemar, tambien mi pariente, para darse!os
a usted en otra ocasi6n. Mi apellido vino a America,
probablemente, con Vicente Alvarado de Moscoso, te-
niente de Pizarro. Hubo una cantante notable espafio-
la que llevaba ese apellido: Carmen Moscoso. Estos da-
tos no son completes ni definitivos. Aqui, en Santo Do-
mingo, figure el Dr. Juan Vicente Moscoso, que no dej6
descendencia. Hombre docto y honorable, segfin las
cr6nicas. Fu6 Presidente de la Audiencia de Santo Do-
mingo. Y durante su ejercicio se conoci6 del c6lebre
process de las Virgenes.de Galindo. Mi abuela paterna
fu6 dofia Mercedes Rodriguez, hermana del Obispo, ya
citado, sin mAs datos, porque no los tengo. Mi padre
fu4 hijo de Juan Moscoso, pintor, y de Mercedes Rodri-
guez, y tuvo dos hermanas y un hermano, fallecido ha-
ce algunos afios, Francisco Moscoso. Mi tatarabuelo, fu6
pintor y escultor, tambi6n lo fueron mi padre y dos de
mis abuelos. La mayoria fu6 gente mediocre, con ex-
CARTAS A EVELINA
cepci6n de los citados, pero gente buena y completamen-i
te blanca, absolutamente blanca. Parece que la voca-
ci6n familiar era a pintura. Mi abuelo tall6 una ima-
gen para la iglesia de Jarabacoa, que creo que todavia
existe en ese Santuario. De ahi sin duda arranca mi
afici6n por las artes, que se ha quedado dormida, no s6
si por fortune o por desgracia. Mi padre, siendo joven,
tom6 parte en la guerra de la Independencia. Figur6
en la acci6n de Santom6, de la cual me solia referir con
frecuencia los incidents mas interesantes. Fu6 aban-
derado y citado en la orden del dia, segin testimonio de
Juan de la Cruz Rond6n, Jacinto Gat6n y Joaquin Mon-
tolio. Tenia el grado de Comandante. Me enorgulle-
ce pensar, que mi padre s6Io se alistara cuando los do-
minicanos tomaban las armas por nobles y elevadas
causes.
Ya conoce usted todo el honor que me corresponde
por via de mi padre; en cuanto al que haya podido reci-
bir por parte de mi madre, no lo estimo en menos. Casi
todos mis parientes maternos pertenecen a la raza ne-
gra, y 6sta no tiene historic. Por esa parte, mi ascen-
dencia se remonta a San Crist6bal. Son poco conoci-
dos. No han dejado nada escrito, ni se comunicaron
con nadie. El padre de mi madre era un ingeniero fran-
c6s. Mi madre era, pues, media sangre, pero mi tios
eran puros. S61o conoci uno que se llamaba Genaro
Puello, un negro alto, bien puesto, elegant, y al decir
de los que le trataron, buena persona, sin que pueda
dar mas detalles, pues los negros no tienen historic,
ni bi6grafos, a menos que sean un Toussaint Louver-
ture. Porque el orgullo de los blancos no tiene limits.
Un hermano de mi madre, Manuel de Regla, a mis
F. E. MOSCOSO PUELLO
de ser una excelente persona, fud un valiente, y me-
reci6 las mAs distinguidas consideraciones del General
Francisco Gregorio Billini, quien fue Presidente de la
RepIblica, y de otras personas no menos notables que
hacian de Nl los mAs encendidos elogios. Luch6 duran-
te seis afios, bajo las 6rdenes del General Cabral, en la
Linea Noroeste, contra la tirania del Presidente BAez.
Su cabeza fu6 pagada a alto precio por el Gobierno y,
en circunstancias excepcionales, fue asesinado cobar-
demente.
Mi madre naci6 y pas6 su juventud en Bani, una
de las aldeas mas pintorescas de la Repdblica. Mi ma-
dre nos di6 a algunos su color, pero a todos, nos di6
su inteligencia, que era extraordinaria. Era buena, tra-
bajadora, caritativa y amante de la instrucci6n. Lo
que hemos sido se lo debemos en gran parte a ella.
Quiero que esto se sepa; porque siento placer al hacer
este honor a mi progenitora. Dentro de algunas genera-
ciones, el apellido volverA a ser llevado por blancos y se
olvidarA este cruzamiento que nos ha dado origen. Por
mi parte, no dejar6 descendientes, y si los hubiera deja-
do, apenas si podrian ser identificados por las trazas
negras que les hubieran correspondido.
Soy, pues, dominicano cien por cien, pero esto es
en cuanto a raza. En lo que me he desviado un poco
es en los demas caracteres, que a mi juicio, integran
la personalidad del dominicano. No s6 cuAles puedan
ser las causes que hayan dado origen a este fen6meno,
pero es el caso que, yo, por ejemplo, nunca he jugado
billetes de loteria, lo cual es un hecho inexplicable, toda
vez que el verdadero dominicano, deja de comer para
comprar un d6cimo de billete. Se puede hacer un re-
CARTAS A EVELINA
gistro de cualquier dominicano que pase por el parque
Col6n, y con seguridad, Ileva algunos d6cimos de billete
en el bolsillo. Esto es caracteristico. Y con su billete
de loteria, su revylver, que es la otra prenda que no le
puede faltar. mn doinicano sin armas, no se puede con-
cebir. El primer dinero que gana un dominicano es pa-
ra comprar su arma, ya sea un rev61ver, o un pufial o
un siete clavos; el asunto es, que no puede estar desar-
mado. En estos iltimos tiempos, en que los rev61veres
no se pueden conseguir con facilidad, se procuran esco-
petas. Vienen despubs, el caballo y la silla de mon-
tar, para lo cual se hacen muchos sacrificiospero que
tampoco se puede dejar de tener. El dominicano ru-
ral estA complete cuando posee estas cosas; lo demAs,
no tiene para l1 gran importancia. Trabajara cuando
tenga necesidad de reunir un dinerito, para casarse, pa-
ra jugar, o para poner en la pata de un gallo, porque
6ste tampoco le debe faltar en ningfin tiempo. El al-
cohol no le gusta much, pero si el baile. El baile es e
actor social por excelencia en el campo y en la ciudad.
Lapolitica, las revoluciones, las armas, los billetes de
loteria, el baile, un caballo y un buen gallo, son los
amores del dominicano cien por cien. Es inteligente,
pero holgazn, pendenciero, imprevisor, generoso y cor-
t6s, valiente en ocasiones, ignorante siempre.
r El dominicano urban, sabe leer y escribir, por lo
menos; no tiene iniciativas y es tambien haragn; por
lo regular, no tiene grandes aspiraciones, puede alcan-
zar una median ilustraci6n, puede ser un ignorante,
pero le gusta la loteria, las armas y la political. La
indolencia, la imprevisi6n, y la falta de amor al tra-
bajo, son caracteristicas generals para unos y otros.
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F. E. MOSCOSO PUELLO
Hay una raz6n biol6gica para explicar estos hechos.
El metiza.e puede producer alguna vez la exaltaci6n de
Salgunos de los caracteres de las razas que se unen, pero,
Sport lo regular, el product es inferior. Este hecho se
comprueba en Santo Domingo. De las razas puras que
aqui se encuentran han salido muy pocos hombres su-
periores. La raz6n es, o parece ser, 6sta: los blancos de
Santo Domingo, que han contribuido a la formaci6n de
las (iltimas generaciones, eran blancos descastados, infe-
riores, en su mayor parte, porque los blancos que sobre-
salian en la colonia por su ilustraci6n, su estirpe o su
posici6n econ6mica, emigraron en todas las 6pocas, de-
bido a las contingencies que sufrian en el pais; quedaron
pues, los que no representaban ningion valor, y 6stos, en
ndmero muy reducido, tuvieron que avenirse a las cir-
cunstancias y vegetar conjuntamente con los negros, que
de por si no daban nada. La mezcla de estas razas ha
dado origen al mestizo domii-nicano, que es un tipo in-
ferior, por lo regular, en el cual se encuentran las carac-
teristicas de la raza blanca y de la negra frecuentemen-
te neutralizadas. Santo Domingo es el pais del Globo
en que mejor se puede hacer un studio del valor del
mestizaje.
Que el mestizo es muchas veces superior, es cosa
que tampoco puede negarse y de observaci6n consuetu-
dinaria en este pais. La mayoria de los hombres que, de
un modo u otro, se han distinguido en la Reptiblica, son
mestizos. Pero de aqui no se colige que el mestizo sea
superior siempre. Antes al contrario, es inferior a las
dos razas que lo hah formido, y cuando, por ejemplo, la
piel blanquea, el cerebro se oscurece y el espiritu se
Sempobrece, o sucede lo contrario. De todos modos, este
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CARTAS A EVELINA
mestizaje ha perjudicado de una manera considerable
a este pais. Constituido en Au mayoria, por este tipo de
hombres, las caracteristicas sociales, political y econ6-
micas de la Repiblica, se explican instantAneamente.
SS61o despues que esta raza se homogenice, es cuando se
puede esperar el establecimiento de caracteres especifi-
cos que permitan una evoluci6n social y political mas re-
gular, y mAs armoniosa.
No ha habido quien haya pensado en este problema,
lo haya planteado y haya tratado de buscarle soluci6n.
El desarrollo del pueblo dominicano se ha dejado al
acaso, cuando se ha debido tratar de mejorar la condi-
ci6n racial del pais, mixime cuando todos, absoluta-
mente todos, tenemos la misma aspiraci6n. Los domi-
nicanos, en cuanto a este problema se refiere, estamos
todos de acuerdo. Hemos conservado la devoci6n por
nuestro origen y eso ha debido aprovecharse convenien-
temente, inteligentemente, en beneficio de nuestros pro-
pios intereses nacionales.
Pero nunca aqui se ha pensado seriamente en los
problems vitales del pueblo dominicano. Como le he di-
cho en varias ocasiones; la mas profunda desorientacion
ha privado en nuestras actividades politico-sociales. Al
dia siguiente de la independencia, nos encontramos co-
mo aquel joven inexperto e ignorante, sin educaci6n,
que de pronto hereda una fortune, que no sabe estimar
ni utilizar, y que la dilapida, en dadivas, negocios ruino-
sos, cuando no, se deja robar, y en la miseria despues, es
incapaz de reconstruirla, debido a su notoria ineptitud.
Nada es mas perjudicial en la vida de los individuos, co-
mo en la de los pueblos, que la ignorancia.
Nuestras revoluciones, calificadas a menudo, y muy
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