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- Permanent Link:
- https://original-ufdc.uflib.ufl.edu/AA00098206/00001
Material Information
- Title:
- Puerto Rico ilustrado
- Place of Publication:
- San Juan, Pto. Rico
San Juan, Puerto Rico : San Juan, P.R.
- Publisher:
- Real Hermanos
Puerto Rico Ilustrado, Inc. El Mundo, Inc
- Publication Date:
- February 5, 1949
- Language:
- Spanish
- Physical Description:
- 1 online resource (59 volumes) , illustrations
Subjects
- Subjects / Keywords:
- Siglo XX ( pana )
Porto Rico ( rvm ) Puerto Rico ( fast ) Puerto Rico--San Juan ( fast )
- Genre:
- Publicaciones periódicas ( pana )
newspaper ( sobekcm )
Notes
- General Note:
- Weekly
- General Note:
- Began with año 1, nuÌm. 1 (marzo 6 de 1910); ceased 2 de diciembre de 1990.
- General Note:
- "Revista semanal de literatura, ciencias, arte, industria y comercio", marzo 6 de 1910-enero 31 de 1914.
- General Note:
- Publication suspended with 27 de diciembre de 1952 and resumed 29 de enero de 1966; suspended again with 7 de septiembre de 1975 and resumed 20 de enero de 1985; suspended with 30 de agosto de 1987 and resumed 10 de enero de 1988.
- General Note:
- Issued with: Mundo (San Juan, P.R.), Saturdays as "suplemento sabatino", 29 de enero de 1966-30 de mayo de 1970; Sundays as "suplemento dominical", 7 de junio de 1970-28 de noviembre de 1971; Sundays, 5 de diciembre de 1971-7 de septiembre de 1975, 20 de enero de 1985-2 de diciembre de 1990.
- Funding:
- Funded by the Council on Library and Information Resources Digitizing Hidden Special Collections and Archives: Enabling New Scholarship through Increasing Access to Unique Materials grant program.
Record Information
- Source Institution:
- University of Puerto Rico - Rio Piedras
- Holding Location:
- University of Puerto Rico - Rio Piedras
- Rights Management:
- NO COPYRIGHT - UNITED STATES This Rights Statement should be used for Items for which the organization that intends to make the Item available has determined are free of copyright under the laws of the United States.This Rights Statement should not be used for Orphan Works (which are assumed to be in -copyright) or for Items where the organization that intends to make the Item available has not undertaken an effort to ascertain the copyright status of the underlying Work. URI: http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/
- Resource Identifier:
- 656713091 ( OCLC )
Aggregation Information
- DLOC1:
- Digital Library of the Caribbean
- CNDL:
- Caribbean Newspapers, dLOC
- IUF:
- University of Florida
- IUPR:
- University of Puerto Rico
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año 40 5 de febrero 1949 no. 2027
ANGEL RAMOS
^^^B editor y admor, gral.
■cuen, ° s fe
S^BB Cuento del .Asomante: Duelo Criollo, por Josefina BShE
flßr Guevara Castañeira 12
El Paso a Nivel, por 1.. Ménd â– / DomÃnguez 24
I artÃculos W
|MB Notas sobre "La Vorágine"—Novela de José Eustasio BBB|
â– â– Rivera, por I .1. Flores
|HBB José l erret Habla para Puerto Rico, p >r Marta Marina IMmF
Malas Costumbres d • Padres Buenos 19 HB
Estampas de la Vida Cotidiana: Cuando nos Olvidamos
del Prójimo, por J. P. Carago' Rivera v Gaicano 26
. ( órno se Desarrollarán los Acontecimientos en el 9BH|
Mundo Internacional? 60
K reportajes gráficos 1
^BH In DÃa con los Niños Escuchas en el < ampamento BH
Guajataca, por Rafael Bárrelo 1 fl|H
Rompecabezas Fotográfico 16 9^B
In Busto del Cardenal Sp llm'>n para la Universidad taSS»
aS^M Católica de Santa MarÃa, por BenjamÃn Arnaldo VME
Viaje con Pl LUTO RICO ILUSTRADO: Málaga. 'ÃO
gS Tierra de Sol 16 ^^B
jMgHO Por el deporte de los puños: Walter Cartier 66
Los Niños de Europa Demuestran Gratitud 70 ra&S
|| secciones permanentes
Foto. Crimen It
Grandes Escritores Puertorriqueños: Asi EscribÃa
Luis Bonafoux: Crónica 21 I|RB
£ Página de Belleza 22 â–
ÃKIhB Gráficas de Nuestro Mundo Social x CÃvico 32 |Bsh
¿ Página de Cocina , 50 Ã';g.
El Deporte en Marcha, por José Seda 55 ’’ •#
■B^B Mirando a la Vida, por Erú h Brandéis 62 WMi
* - Al Rodar de las Estrellas 64 ' ’
Modas 72
la novela en serie
t: Muñequita, por Rafael Pérez y Pérez 62
la novela semanal
BBMb Nu-ca, por M. Delly 6
NUESTRA PORTADA
fIUL3La£aULMKA«É^ta4|
¡f '!•
» fjßlKffjWM mMMW lisÃeos,
adiestramiento en las disciplj-
ClJá
de - os beneficios que recibe du durante
rante durante el dÃa. Por la noche, des.
Is pués de asistir a una reunión
de
' l ' l " ' Ã'†'iu- deseansai. 'Foto
IWwWBSBK&Fi^BBI^^M de Samuel A. Santiago).
B Acá en paterno- nantcna
â– . ÜNA ENTREVISTA CON MAPY (CRIES â–
EDITORIAL
TEATRO A LA VISTA
Con la reconstrucción del histórico Teatro Tapia —
aunque la misma avanza con lastimosa lentitud—, y con
el recién organizado Patronato de Arte Teatral, Puerto
Rico empieza a vislumbrar tiempos mejores en el fo fomento
mento fomento de una disciplina intelectiva que ha rendido fru frutos
tos frutos de honra al acervo de la cultura en todos los pueblos.
Lo cierto es que, a pesar de que se han registrado
manifestaciones esporádicas. Puerto Rico ha sufrido, en
cuanto a teatro, un largo ayuno de veinte años. Y la au ausencia
sencia ausencia de este arte excepcional, que nace de la raÃz
del hombre, que es vivir, ha marcado bajas apreciables en
los niveles de sensibilidad de nuestro pueblo.
La reconstrucción del Teatro Tapia, auspiciada cons conscientemente
cientemente conscientemente por la actual administración municipal de
San Juan, ofrece los medios materiales básicos para un
resurgimiento del arte teatral en nuestro paÃs.
Y la reciente organización del Patronato recoge en su
esencia, el justificado c'amor de un buen grupo de recias
voluntades que ha estado, durante años, porque con ello
se le sirve a lo más puro del alma de nuestro pueblo,
que tanto necesita del goce simple de emociones esté estéticas,
ticas, estéticas, forcejeando porque se le brinden amplias facilida facilidades
des facilidades de expresión al arte teatral en nuestras latitudes.
De suerte que está próxima a concretarse una realidad
de honda trascendencia en el proceso evolutivo de nues nuestra
tra nuestra cultura.
Sin embargo, la apertura del Teatro Tapia no significa
en modo a’guno una tarea realizada, sino que Impone
nuevas y más altas responsabilidades a aquellos que han
laborado por el fomento del arte teatral en nuestro me.
dio. De hecho, la conquista no es meta que se alcanza;
es florecimiento de nuevos y generosos caminos para la
genuina expresión de nuestro pensar y nuestro sentir de
pueblo; es gestac’ón de un clima que nos permita un
dinámico intercambio cultural con otros paÃses, para lo
cual el teatro es elemento de superior jerarquÃa.
El momento es uno de creación. Y ante ese momento,
el Patronato de Arte Teatral señala cimeros objetivos,
tales como la forja de un genuino teatro puertorriqueño,
escrito por autores nativos, y en cuya realización, direc dirección
ción dirección y actuación intervenga lo mejor de nuestro talento;
la creación de un teatro experimental que facilite el mon montaje
taje montaje en nuestro paÃs de obras de la literatura universal;
la organización de una Escuela de Arte Dramático; la es estructuración
tructuración estructuración de una Agencia de Producción en forma de
cooperativa que haga posible el primer intento serio por
crear un teatro profesional en Puerto Rico con la par participación
ticipación participación de las figuras más destacadas de nuestro am ambiente
biente ambiente artÃstico; el fomento de las facilidades necesarias
para ayudar a traer a la Isla los artistas más notables
de nuestro tiempo, y por último, la coordinación de to todos
dos todos los grupos, agencias e instrumentalidades que se de dedican
dican dedican a hacer teatro en nuestra tierra, para que la obra
que se realice contribuya en forma efectiva al desarrollo
de nuestra cultura.
El teatro, por sus capacidades de universalidad, por porque
que porque es una fuerza de bien que le brinda a hombres y
a pueblos mejores elementos de juicio, mayor conciencia
para entender los problemas de la vida, continúa ejer ejerciendo
ciendo ejerciendo poderosa influencia en la civilización contempo contemporánea,
ránea, contemporánea,
Y es por eso que su resurgimiento en nuestro paÃs
reclama, sin vacilación, con pasión entrañable, el respal.
do de todo puertorriqueño de buena voluntad.
PUERTO RICO ILUSTRADO PUBLISHING CORP. PRECIO DE SUS SUScntPCION
cntPCION SUScntPCION EN PUERTO RICO (PAGO ADELANTADO): Un año #7 00.
3 50. Ejemplar .15. Número atrasado .20. Para ESTADOS
UNIDOS CUBA. SANTO DOMINGO v paÃses con tratado postal: Un
año $8 50 Semestre 4.25 PARA OTROS PAISES EXTRANJEROS. Un
añS #1175 Semestre 600 OFICINAS EN NUEVA YORK. INTER INTERAMERICAN
AMERICAN INTERAMERICAN PUBLICATIONS. INC . 41 East 42nd Street. New York,
Teléfono Murray HUI 2-0886. Las cuotas de suscripción se pagarán por
adelantado y las del extranjero deben remitirse en giros internaciona internacionales
les internacionales o letras de cambio sobre esta plaza o Nueva York dirigidos asi.
ADMINISTRADOR: PUERTO RICO ILUSTRADO. P O BOX 1072 San
Juan (5) Puerto Rico. Entered as second class matter March 7, 1910 at
the Post Office at San Juan. Puerto Rico. Publlshed and dlstributed
under permit No 132 authorized by the Actos October 6, 1947, on file
at the Pcst Office at San Juan. Puerto Rico. By order os the Prealdent
A S. Burlesson, Postmaster General.
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Con toda la emoción de una despedida, PHo DÃaz GarcÃa abraza a su bue buena
na buena mamá antes de unirse a sus compañeros de excursión. Pronto estará
lejos del hogar.
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La primera parte de la tarea es buscar un sitio donde establecerse y lue luego
go luego montar las casas de campaña. Los escuchas son expertos en la materia.
• Para el muchacho que “no ha
visto más rÃo que el de su pueblo ,
nada hay tan emocionante como pa pasar
sar pasar uno o varios dÃas en un lugar
desconocido que suele de antemano
tornarse en su imaginación en pin pintoresco
toresco pintoresco escenario de aventuras mara-
4
villosas. Y esto es asà aunque, al ca cabo
bo cabo de la experiencia vivida, sienta
de nuevo el amoroso reclamo de la
casa paterna. Por eso se alegraron
tanto los escuchas de la tropa No. 93,
de Santurce, al enterarse de que, por
fin, podrÃan realizar la jira que du-
i ¿4 MMhjßlßßn --
t \ .Y
El momento de montarse en la camioneta que los conducirá a Guajataca
es uno de los más emocionantes. Para algunos todo parece un sueño to
davÃa.
Junto a las riberas de un
lago tranquilo, rodeado de
arboledas umbrosas y de montañas
soleadas, los muchachos pasan
momentos inolvidables viviendo
los principios que dan sentido y
renombre o esta organización.
Por RAFAEL BARRETO
rante tantos meses habÃan anhelado.
La incursión tenÃa, para la mayor
parte de ellos, un doble significado:
iban a estar fuera de casa durante
varios dÃas, y el acontecimiento ten tendrÃa
drÃa tendrÃa lugar en el Campamento de Gua Guajataca.
jataca. Guajataca.
Este es uno de esos remansos pin pintorescos
torescos pintorescos que tiene Puerto Rico en los
cuales la naturaleza se muestra aco acogedora,
gedora, acogedora, radiante de belleza sencilla
y donde los colores del trópico se
esparcen por el panorama en asom
brosa multiplicidad d? sobrios mati-
^^t^bbhh|
El vehÃculo parece que no avanza a lo largo de la espaciosa carretera.
Tal es la ansiedad de los muchachos por llegar pronto al campamento
Guaj ataca.
L¡^flwJLhaMUW»Ã¿MHJßdhÃMj^^
Fotos de Samuel Santiago
h¿ JML A
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* nmlft''-^w l * * *IV ?5 â– **
¿SerÃa esta una indiscreción de Samuel Santiago? Pero, no: a los mucha muchachos
chos muchachos no les da coraje que los sorprendan lavándose la cara en este tipo
de "lavabo".
ces. El lago Guajataca, de aguas quie quietas,
tas, quietas, azul-verdosas, es un pedazo de
silencio en medio del bosquecillo ru rumoroso
moroso rumoroso de una frescura perenne. A
la distancia se divisan las montañas
soleadas que rodean el valle. El ver verde
de verde se torna en ellas más obscuro y
las más altas parece que rozaran con
sus picos irregulares una mole de nu nubes
bes nubes plomizas. El paisaje no podrÃa ser
más fascinante: sol, aguas tranquilas,
montañas, arboleda. Hay una atmós atmósfera
fera atmósfera de quietud, de retiro, y parece
como si hasta el mismo silencio de-
k «m . - ■» .
m¡ms3
Ãuijinci ühp i
Ya han llegado. Y no pueden menos que dar señales de su regocijo. Un
gran sueño se ha tomado en pocas horas, en una maravillosa realidad.
WHMhQSI â– HBBBmBHHBP
Pito y sus compañeros de tropa saben por experiencia que los ejercicios
calisténicos son muy saludables. Por eso los practican todas las mañanas.
tuviera su paso.
Y este es el lugar donde se halla
establecido permanentemente el Cam Campamento
pamento Campamento de los Niños Escuchas de
Puerto Rico, y hacia el que se en encaminaron
caminaron encaminaron en caravanas entusiastas,
los miembros de la tropa No. 93 de
Santurce.
MedÃante gentil invitación de estos
dinámicos muchachos, en los que se
advierte un decidido empeño de triun triunfo
fo triunfo y espontánea voluntad de servicio,
decidimos acompañarles en su jira.
Y a modo de “historiador gráficoâ€
(Continúa en la página 8)
5
LA NOVELA SEMANAL
VSKüift - k
(Continuación)
Ernesto asintió con una sonrisa.
—Con un individuo tan perspicaz co como
mo como tú, es inútil recurrir a la menti mentira—
ra— mentira— convino—. Estás en lo cierto; he
venido a verte, a causa de una mu mujer.
jer. mujer.
Esta vez, Martin rió a mandÃbula
batiente.
—Te confieso que esperaba tu visi visitj,
tj, visitj, y me hubiera llevado un verdade verdade-10
-10 verdade-10 chasco si la misma no se hubiese
realizado.
El visitante consideró a su amigo
cor extrañeza.
—¿Me esperabas? —preguntó.
—Si —confesó —. Estaba seguro de
que ibas a venir.
—¡Hombre! Me admira tu clarivi clarividencia
dencia clarividencia —indicó Ernesto, un poco aver avergonzado—.
gonzado—. avergonzado—. ¿Se tratará de un fenó fenómeno
meno fenómeno telepático?
El funcionario movió la cabeza a
uno y otro lado.
—No hay necesidad de recurrir a
11 telepatÃa para hacer descubrimien descubrimientos
tos descubrimientos como éste, Ernesto. Después de
I aber advertido tu interés por la se señorita
ñorita señorita de Boissoisons, cualquiera pudo
haber adivinado que no te conforma conformarlas
rlas conformarlas con no volver a verla.
Una amplia sonrisa iluminó las fac facciones
ciones facciones del militar.
—Después de todo, tienes razón,
muchacho —convino francamente —.
Esa señorita ha logrado interesarme
de manera extraordinaria. Hay algo
en ella que no habÃa advertido jamás
en mujer alguna...
—¡Cuidado, viejo! —previno senten sentenciosamente
ciosamente sentenciosamente el empleado del ministerio
alzando un Ãndice amenazador —. Pien Piensa
sa Piensa que en esa forma es como se em empieza
pieza empieza el camino del sacrificio que con conduce
duce conduce al matrimonio.
El visitante se encogió de hombros.
—¡Bah! No hay que precipitar tanto
los acontecimientos —repuso tranqui tranquilamente—.
lamente—. tranquilamente—. Un simple interés por de determinada
terminada determinada persona, no presupone nece necesariamente
sariamente necesariamente el propósito de casarse con
ella.
—Yo he cumplido mi deber previ previniéndote.
niéndote. previniéndote. Ahora, de ti depende llevar
las cosas más lejos, o rehuir el peli peligro.
gro. peligro.
—¿Me aconsejas una cobardÃa? —in —ino.uirió
o.uirió —ino.uirió Ernesto sonriendo.
—¡Hum! El valor es cosa buena para
las guerras y los encuentros entre
hombres: pero cuando media en el
asunto una mujer, es preferible no
jactarse ni hacer alarde de bravura,
porque siempre llevamos las de per perder.
der. perder. Por mi parte, no soy más cobarde
que otros, y sin embargo, cuando vis vislumbro
lumbro vislumbro el peligro de interesarse de demasiado
masiado demasiado por una muchacha, retroce-
6
do y me aparto de ella.
—Eso debe ser en el caso de que se
trate de alguien que no sea digno de
ti, MartÃn —advirtió el militar—. Y
supongo que no pretenderás insinuar
que en la vida de la señorita de Bois Boissoisons
soisons Boissoisons hay algo oscuro, ¿verdad?
La protesta del interpelado fué es espontánea
pontánea espontánea y vehemente.
— ¡De ninguna manera, Ernesto! Si
hay en el mundo alguna muchacha
cuya vida sea de una transparencia
diáfana, esa es, sin duda, Albertina de
Boissoisons.
Ernesto de Fleuvegrand lanzó un
suspiro de alivio.
—En tal caso, no veo la necesidad de
ponerme en salvo —dijo.
—Eso corre de tu cuenta; yo no
tengo nada que ver en la cuestión.
Pero, por lo demás, me imagino que
no será un consejo lo que has venido
a pedirme, ¿eh?
El visitante rió de nuevo.
—¡No, naturalmente —concedió —.
Mi visita obedece al propósito de so solicitarte
licitarte solicitarte algunos informes... y un pe pequeño
queño pequeño favor.
—Veamos de qué se trata. Pero, an ante
te ante todo, te ruego que no me preguntes
cosas indiscretas, ya que me veria en
el trance de negarme a contestarte.
—Mis preguntas puedan ser con contestadas
testadas contestadas por la persona más discreta
del mundo. En primer lugar; ¿es cier cierto
to cierto que tú conoces a las amistades de
la señorita de Boissoisons?
El interpelado hizo un movimiento
afirmativo.
—Sà —corroboró—. Las conozco a
tedas.
—¡MagnÃfico! ¿Sabes si hay alguna
oue pertenezca al número de mis amis amistades?
tades? amistades?
MartÃn de Poladuc reflexionó unos
instantes, terminando por negar.
—Creo que no, viejo. Por lo menos,
ro tengo la más vaga idea de haberte
visto en casa de ninguna de ellas, ni
cÃdo pronunciar allà tu nombre como
e de persona conocida.
Ernesto de Fleuvegrand abandonó
su improvisado asiento de encima de
la mesa escrito-io, poniéndose de pie.
—Con eso queda satisfecha mi cu curiosidad
riosidad curiosidad —expuso —. Ya ves que no soy
nada indiscreto. Pero ahora, vamos al
favor que pienso pedirte.
Sin esperar a que el indicado favor
fuera expresado en palabras, el fun funcionario
cionario funcionario apresuró a acceder.
—Si; estoy dispuesto a presentar presentarte
te presentarte a las personas relacionadas con la
señorita de Boissoisons.
Esta vez, la carcajada de Ernesto fué
estentórea, hasta el punto de inducir
a uno de los ordenanzas destacados en
la antesala, a inclinarse a mirar por
el ojo de la cerradura, para ver lo
que causaba aquella expresión de hi hilaridad.
laridad. hilaridad.
—Realmente, eres un muchacho listo
y despierto, MartÃn —anunció el visi visitante—.
tante—. visitante—. Adivinas los propósitos antes
de que sean expuestos.
—En este caso, se trata de algo de
stnciillez infantil. Puedes contar con conmigo,
migo, conmigo, Ernesto. Te presentaré a las
personas a quienes visita tu admirada
señorita de Boissoisons, con el fin de
darte la oportunidad de una nueva
t ntrevista con ella.
—Gracias, amigo mÃo —declaró Fleu Fleuvegrand,
vegrand, Fleuvegrand, con sincera gratitud—. Y...
¿Cuándo?
Los ojos del empleado del ministe ministerio
rio ministerio brillaron con una luz irónica.
—Trata de contener tu impaciencia,
viejo, —recomendó —. Es imposible que
veas a la dama de tus pensamientos
ai.tes de un par de dÃas, a menos que
vayas a su casa, lo que no te aconse aconsejo
jo aconsejo por cuanto serias despedido inevi inevitablemente.
tablemente. inevitablemente.
—¿Te parece?
—Estoy seguro, amigo mÃo. La seño señorita
rita señorita de Boissoisons y su abuelo y úni único
co único pariente reciben a sus amistades
eos veces al mes, en fechas determi determiradas
radas determiradas de antemano. Y a nadie se le
ocurre ir en dÃas distintos, pues, de
hacerlo asÃ, se Jes contestarÃa irreme irremediablemente
diablemente irremediablemente que “el señor y la seño señorita
rita señorita no están en casa". Es la consig consigna,
na, consigna, y un milita.’ como tú, debe com comprender
prender comprender la inviolabilidad de las con consignas.
signas. consignas.
—Desde luego, no coy tan audaz co como
mo como para dirigirme a visitarla a su ca casa,
sa, casa, no teniendo más conocimiento con
ella que una corta presentación.. ¿Dos
dÃas, has dicho?
—SÃ; hoy estamos a lunes, ¿verdad?
Pues bien, para el jueves te ofrezco la
oportunidad de una nueva entrevista
con la señorita de Boissoisons. ¿Te
conviene?
—Encantado, MartÃn... ¿Dónde
quieres que vaya a buscarte?
Los dos amigos se pusieron de acuer acuerdo
do acuerdo acerca del lugar del encuentro, y
luego, Ernesto de Fleuvegrand, se re retiró
tiró retiró dispuesto a consumir lo mejor po posible
sible posible su impaciencia, que no iba a
desaparecer hasta el instante en que
se encontrara por segunda vez frente
a Albertina.
El momento anhelado llegó. Para
llegar a él, el capitán tuvo que some someterse
terse someterse a la formalidad de ser presenta presentado
do presentado a varios señores ancianos, a algu algunas
nas algunas damas de aspecto venerable y al algunas
gunas algunas chicas de aspecto insignificante.
Fero, por fin, pudo avanzar en direc
clon a la joven que absorbÃa por com completo
pleto completo sus pensamientos.
Ella le recibió con una sonrisa ma maravillosa,
ravillosa, maravillosa, a tiempo que le tendÃa la
mino.
—Veo que el destino ha sido favora favorable
ble favorable a los deseos anunciados por usted
c' otro dÃa, señor de Fleuvegrand —
expuso la joven, con un leve dejo de
iicnia—. No esperaba que volviéramos
a encontrarnos tan pronto.
El militar miró a su interlocutora
ccn un poco de ansiedad en los ojos.
—¿Lo lamenta usted, señorita de
Boissoisons?
La sonrisa de ella se hizo más ama amable.
ble. amable.
—AI contrario, capitán. Me compla complace...
ce... complace... y me halaga, al demostrarme
que, realmente, no pertenezco a la ca
V gorÃa de mujeres que, a juicio de
usted, merecerÃan ser fusiladas.
Interrumpióse, y como si se arre arrepintiera
pintiera arrepintiera de su optimismo, apresuróse
a agregar:
—Aunque, después de todo, puede
ser que se trate de una simple juga jugarreta
rreta jugarreta que le ha gastado el azar, obli obligándole
gándole obligándole a un nuevo encuentro no de deseado.
seado. deseado.
Ernesto de Fleuvegrand adoptó un
t:>no confidencial.
—¿Me permite usted confiarle un
secreto, señorita de Boissoisons? —so —solicitó.
licitó. —solicitó.
Ella le miró graciosamente, como si
dudara.
—¿Se trata de algo muy personal
suyo? —interrogó.
El interpelado esbozó un gesto vago.
—Es algo relativo a los dos; a us usted
ted usted y a mi.
-Entonces, dÃgamelo sin miedo. Si
fuera excesivamente personal, ha habÃ
bà habà Ãa preferido no escucharlo.
—Se trata de su referencia al azar
y al destino... ¿Cree usted en ambas
cosas?
—Yo sÃ... Pero eso no es ningún
secreto, señor de Fleuvegrand.
Hasta cierto punto, lo es; porque
yo no estoy muy seguro de la exis existencia
tencia existencia del destino, y cuando deseo ar ardientemente
dientemente ardientemente algo, procuro forzar el
azar, modificándolo a mi gusto. Y eso
es lo que ha ocurrido esta vez. No
es la fatalidad quien nos reúne de
nuevo, sino mi deseo de volver a ex extasiarme
tasiarme extasiarme unos momentos en la con contemplación
templación contemplación de su delicada belleza.
— ¡Oh! Eso parece un madrigal. .
¡Qué lástima que no pueda creerlo!
—Sin embargo, es la pura verdad.
(Continúa en la página 10)
ImagÃnese lo rica que serÃa una sopa hecha 9
con quince vegetales. Es difÃcil conseguirlos. Y serÃa i
costosa. Pero la tiene usted en cualquier tienda de o^\\
comestibles, ya admirablemente preparada, con 15 CjÃÉ^la
vegetales escogidos y cocinados de modo que re retienen
tienen retienen toda su sustancia y valor nutritivo. Pida hoy E *
la deliciosa Sopa de Vegetales Campbell’s. jl
'0
Y para darle aun mayor sustancia, tiene como base esta
Sopa de Vegetales Campbell’s la mejor carne de res
So P a de Vegetales Campbell’s, es tan
k rica, tan sustanciosa, que es casi una comida
T~ _L_ ~ y Xv completa. En unos minutos puede tenerla
y ^rl Ajx *5 IÃSta en 1 a mesa ’ Agregúele igual cantidad
lk/ X a ß ua ’ caliéntela y¡ a servirla! Comience
h°y la comida de su familia con una
Yz apetitosa, Sopa de Vegetales Campbell’s.
r JK i
y HAY 21CLASES DE SOPAS campbells
— VEGETABLt —Zzz_
SOPA DE VEGETALES
FIJESE EN LA ETIQUETA ROJA Y BLANCA
VE G * TA B l E SOUP > H
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 19^9.
7
LOS NIÑOS ESCUCHAS...
de la expedición contamos con el há hábil
bil hábil fotógrafo Samuel Santiago. Todo
cuanto faltaba era iniciar la marcho
Y henos aquà ahora sacando una
a una— del recuerdo de esta gran
experiencia, algunas estampas imbo imborrables.
rrables. imborrables.
Fué Rafael DÃaz GarcÃa —uno de
los miembros más destacados de la
Tropa No. 93 de Santurce — quien
nos invitara a esta excursión al Cam Campamento
pamento Campamento de Guajataca. Pito, que asÃ
le llaman sus compañeros, demostra demostraba
ba demostraba en sus palabras y en sus adema-
lili opinión sobre
los niños ESCUCHRS
Crea Actitudes
Encaminadas a Lograr
Ciudadanos de Primer Orden
"Los Niños Escuchas de Amé América
rica América constituyen un grupo que
merece, per sus propósitos y
ejecutorias, el endoso y coope cooperación
ración cooperación de todas las personas
interesadas en alcanzar el más
alto tipo de ciudadanÃa posible.
Precisamente en la edad más
formativa del hombre la insti institución
tución institución de los Niños Escuchas
le infiltra, mediante la prédi prédica
ca prédica y la práctica, normas y ac actitudes
titudes actitudes encaminadas a lograr
ciudadanos de primer orden, o
sea, vivir con conciencia de
que el individuo se debe, no
únicamente a sà mismo y a sus
allegados, sino a toda la so sociedad".
ciedad". sociedad".
LUIS MUÑOZ MARIN
Gobernador
nes la misma alegrÃa que debÃan ex experimentar
perimentar experimentar sus amigos durante los
preparativos para la anunciada ex excursión.
cursión. excursión. Es un muchacho robusto y
tratable que demuestra haber tomado
muy en serio los principios que dan
sentido al escutismo.
Sin que apenas nos percatáramos
de ello, al poco rato de estar con conversando
versando conversando con Pito nos dimos cuenta
8
*â–
...,-zanuo métodos sencillos y prac- 9 J
.icos, los escuchas preparan su A
Q propia comida. Yel cocinero prin- | »is । à 4
pal el mamado de la tropa. Mi i JB à Jmljß â–
B ' v • l * i *
jk /¡a v
1» ■*•'* J
inHK I
de sus conocimientos sobre la historia
de los Niños Escuchas. Con la ma mayor
yor mayor naturalidad, y sin que diera se señales
ñales señales de hacerlo a propósito, interca intercalaba
laba intercalaba alusiones a su fundación por e’
inglés Lord Badén Powell, de cómo
ésta organización llegó a implantarse
en Estados Unidos y luego en Puerto
Rico.
En las páginas de este reportaje
gráfico recogemos algunos instantes,
desde que se levanta de la cama para
unirse a sus compañeros de incur incursión
sión incursión hasta que se acueste, cansado pe pero
ro pero alegre y satisfecho, en el Campa Campamento
mento Campamento Guajataca.
En la residencia de Pito todo era
inquietud esa mañana. El muchacho
durmió poco esa noche porque le asal asaltaba
taba asaltaba el presentimiento de que le sor sorprendiera
prendiera sorprendiera el dÃa en cama, y además
porque —según sus palabras— “cual “cualquiera
quiera “cualquiera se desvela...â€. Pero la bue buena
na buena mamá estuvo despierta bien tem temprano
prano temprano para ayudarle a tener todo lis listo
to listo en pocos minutos. Poco después
madre e hijo se confundÃan en un
apretado abrazo, como si fueran a
estar separados largo tiempo.
Frente a la casa ya esperaba por
Pito el ~amión que los llevarÃa al
campamento. Sólo restaba buscar a
I-ara les niños escuchas una mesa
no constituye problema. Con toscas
varas y un poco de ingenio el pro problema
blema problema queda resuelto.
los demás compañeros v emprender
la partida. Pronto se encontraban en
las afueras de Santurce, en campo
abierto, respirando a n'eno pn
la brisa fresca de la mañana. A sus
espaldas iba empequeñeciéndose la
ciudad al par que se intensificaba en
los ánimos un delicioso cosquilleo de
aventura. El camión parecÃa que ro
avanzaba por la amplia carretera bor
Esta es una escena durante la com competencia
petencia competencia de hacer fuego. El grupo
ganador es el que primero logre
hacer que se quemen los cordones
i paralelos sobre la fogata.
cada de flamboyanes. La ansiedad
juvenil avanzaba más que el t-cmn
pero a las tres horas de camino los
"expedicionarios" arribaban triunfal -
mente en Guajataca. El viaje hab a
estado lleno de emociones diversas:
comentarios, chistes, canciones, y aqm
y allá, un nuevo regocijo cada vez
que el, camión detenÃase en uno de
(Continúa en la página 16)
9
LIBROS
NOTAS SOBRE "LA VORAGINEâ€
-NOVELA DE JOSE EUSTAQUIO RIVERA
A K
Rf
Casanare no me aterra aterraba
ba aterraba con sus espeluznan espeluznantes
tes espeluznantes leyendas, ui m-.-uto
de la aventura me impe impelÃa
lÃa impelÃa a desafiarlas, seguro
de que saldrÃa ileso de
las pampas libérrimas y
de que alguna vez. en
desconocidas ciudades,
sentirÃa la nostalgia de
los pasados peligros.
¿Qué persona en cuyas venas flu fluya
ya fluya la sangre ardiente de los trópicos
y en cuyo espÃritu aliente el sentido de
lo dramático será capaz de olvidar
ese libro salvaje y sublime llamado
"La Vorágine� ¿Cómo será posible
olvidar esa obra de arte en donde pal palpita
pita palpita y vibra como en sinfonÃa desco descomunal
munal descomunal el alma prodigiosa de la selva
suramericana? ¿No se conmoverá has hasta
ta hasta las fibras más Ãntimas de su alma
al contemplar, cómo en un milagro
de transfiguración, la selva —celosa
de sus soledades— rechaza con toda
su violencia la irrupción en sus do dominios
minios dominios del hombre civilizado? Y al
éste empeñarse en domeñarla para ro robarle
barle robarle sus riquezas y cuando lucha con contrg
trg contrg ella usando todos los medios a
su alcance, ¿no es el fragor de esta
pugga gigantesca toda una epopeya
de grandeza?
José Eustasio Rivera capta estos
motivas trascendentales y nos los ofre ofreiv
iv ofreiv en toda la pleaitud de un vivido e
intenso realismo. Leer este libro es
experimentar una emoción imborrable.
Es vivir la extraña y patética expe experiencia
riencia experiencia de sus personajes; es gozar
de la honda exaltación estética que
nos inspira la descripción de la selva
grandiosa y sus efectos sobre el ser
humano; y es sentir el impacto que
nos producen las magistrales descrip descripciones
ciones descripciones que de los sentimientos, emo emo<
< emo< iones y sensaciones de su alasa nos
hace Arturo Cova.
El autor de esta obra es un nove novelista
lista novelista consumado, un poeta exquisito, y
cuando cualquiera de estas capacida capacidades
des capacidades es requerida, allà está el toque
mágico del artista para llenar a per perfección
fección perfección su cometido. No sólo nos con-
10
POR LUIS J. FLORES
quista con el verismo objetivo de sus
narraciones, sino que nos conmueve
profundamente por la poesÃa expre expresada
sada expresada en la tempestad que bulle en el
alma de sus personajes.
"La Vorágine†nos presenta la vida
del hombre en la selva: su lucha contra
el hombre mismo, y más aún, su lu lucha
cha lucha titánica, desigual, y por lo tanto,
gloriosa, contra la Naturaleza enemi enemiga.
ga. enemiga.
Nos presenta la vida de los cauche caucheros
ros caucheros en los siringales: la tragedia de
los humildes y la crueldad sanguina sanguinaria
ria sanguinaria de los explotadores. Nos expone
en escenas de profunda intensidad
dramática, el hecho de cómo el hom hombre,
bre, hombre, cuando sabe que el castigo de la
ley o de la fuerza no lo señala, da
rienda suelta a su bestialidad, come cometiendo
tiendo cometiendo los actos más brutales y depra depravados,
vados, depravados, y retornando asà a su origen
simiesco, cuya fuerza atávica lo do domina
mina domina entonces por completo.
En "La Vorágine†fulgen las pasio pasiones
nes pasiones desbordadas como cataratas mons monstruosas
truosas monstruosas en medio de un clamor de
odio y de locura; las emociones, agu agudizadas
dizadas agudizadas por la ¡«fluencia maligna del
ambiente opresivo, hacen estallar los
cerebros en arranques de demencia, y
llevan a los hombres al crimen, a la
desesperación y al suicidio. Pero ante
todo, esta obra es un drama portento portentoso
so portentoso en donde la grandiosidad de la
selva choca contra la grandeza de es espÃritu
pÃritu espÃritu de los hombres que la habitan.
A través de todo el libro se escucha
el estrépito de la lucha sin tregua de
estas dos fuerzas poderosas.
Pero el tema central de la obra, el
que reviste un fascinante interés, el
que le comunica al libro su grandeza
artÃstica, es la odisea del poeta Arturo
Cova, quien persigue a un hombre al
cual odia y a una mujer a la cual le
liga el deber, a través de pantanos in- '
fectos, llanos interminables y selvas,
donde la muerte múltiple se agazapa
amenazante a cada recodo del cami camino.
no. camino.
Perseguido por el odio de los hom hom(Continúa
(Continúa hom(Continúa en la página 54)
Pero, si le molesta que hable en esa
forma, me impondré el sacrificio de
no referirme para nada a sus encan encantos.
tos. encantos.
—Sacrifiqúese, entonces. Las loas a
la belleza son propias de los hombres
vulgares y carentes de espiritualidad.,
y espero que usted no se halle en ta tales
les tales condiciones y sepa interesarme con
una conversación más enjundiosa.. .
¿Me equivoco?
El militar sonrió:
— ¡Caramba! —exclamó —. Me hace
usted una pregunta algo difÃcil de
contestar. Si contesto que se halla en
vq error, experimentaré a mis propios
ojos la sensación de estar mintien mintiendo.
do. mintiendo. Y si afirmo lo contrario, le pare pareceré
ceré pareceré excesivamente presuntuoso...
¿For qué no me ofrece la oportunidad
de hacerle una demostración práctica?
—¿En qué forma?
—Conversando conmigo un momen momentllo..
tllo.. momentllo.. Cuatro o cinco horas, por ejem ejemplo
plo ejemplo
Ella rió suavemente.
—¿Tiene usted por costumbre me medir
dir medir todos sus momentos en esa forma,
señor de Fleuvegrand? —preguntó
i urlonamente.
El interpelado movió la cabeza a
derecha e izquierda.
—No, señorita; soy un partidario
fervoroso de la teorÃa de la relatividad,
la que aplico a todas las circunstan circunstancias
cias circunstancias de la vida. Por ejemplo; si tengo
la dicha de hablar con usted, un dÃa
entero es un momento demasiado bre bree
e bree para mi gusto. En cambio, si estoy
fÃente a la avinagrada esposa de mi
coronel, dos minutos constituyen un
lapso interminable...
La joven rió de nuevo.
—Eso no deja de ser otra forma de
halago —expuso, amenazando gracio graciosamente
samente graciosamente con el dedo a su interlocu interlocutor—.
tor—. interlocutor—. De todos modos, ésta la perdo
no, en atención a su originalidad.
-Gracias; acaba usted de alviarme
de un peso enorme que pesaba sobre
i d alma, señorita de Boissoisons —
manifestó jovialmente el capitán—.
Forque, afortunada o desdichadamen desdichadamente,
te, desdichadamente, no es posible encontrarse a su la lado,
do, lado, sin experimentar el influjo de sus
gracias, y sentirse tentado de referir referirse
se referirse a ellas, con prescindencia absoluta
de todo lo demás.
La muchacha hizo un gesto de afec afectado
tado afectado espanto.
—¡Horror! —balbuceó—. ¿Seria po posible
sible posible que posea yo semejante poder
maléfico?... Perdóneme usted, señor
de Fleuvegrand. Voy a librarle inme inmediatamente
diatamente inmediatamente de tan espantoso riesgo;
permÃtame ir a conversar con aquel
grupo de venerables señoras quienes,
sin duda alguna, estarán inmuniza inmunizadas
das inmunizadas contra esa enfermedad que yo
propago.
El militar retuvo a su interlocuto interlocutota
ta interlocutota con un gesto suplicante.
—No me deje usted solo, señorita
Ge Boissoisons - -imploró—. Se lo pido
humildemente, y si no me hinco de
rodillas, es sólo porque estamos en
presencia de numerosos testigos que
se imaginarÃan cosas absurdas. Sea
humanitaria, y no me deje abandona abandonado
do abandonado a mi propia suerte.
Albertina no tenÃa el menor deseo de
apartarse del militar. Pero necesitaba
mostrarse coqueta, insinuante y un
poquito perversa, para mejor conse conseguir
guir conseguir los resultados que perseguÃa, de
acuerdo a las instrucciones de su ven vengativo
gativo vengativo abuelo.
—¿Será usted formal? — inquirió
con afectada gravedad.
—Como un fraile —aseguró el hom hombre
bre hombre con vehemencia.
—En tal caso, me quedo a su lado.
Pero es necesario que me hable usted
sólo de cosas serias.
—¿Hablamos de los bigotes de aquel
buen señor que está en el otro extre extremo
mo extremo del salón? —propuso el militar con
alegre entonación—. Le aseguro que
a mà me parece una cosa seria bajo
cualquier punto de vista.
La muchacha no pudo reprimir una
NUNCA
carcajada.
—Tampoco me gustan las burlas a
las personas —atajó, al recobrar la se seriedad—.
riedad—. seriedad—. Hablemos, mejor, de asuntos
ajenos a esta reunión. Por ejemplo,
de sus tareas militares.
Ernesto hizo una mueca de desagra desagrado.
do. desagrado.
—¡Oh! Eso no puede interesar en
modo alguno a una señorita herm...
¡Perdón! Me olvidaba de que habÃa
prometido no volver a referirme a su
belleza.
—Está usted muy equivocado al su suponer
poner suponer que no me interesan las cues cuestiones
tiones cuestiones militares, señor de Fleuvegrand
El desfile del otro dÃa me ha hecho ex experimentar
perimentar experimentar un entusiasmo indescrip indescriptible
tible indescriptible por todo lo relativo al ejército.
El oficial afectó un aspecto de tris triste
te triste resignación.
—¡Bueno! Todo sea por el derecho
ce permanecer a su lado —indicó
¿Qué es lo que más le interesa saber?
¿EI número de botones de la chaque chaquetilla
tilla chaquetilla de un húsar, o el nombre de la
tela con que se hacen los capotes de
let generales?
Albertina de Boissoisons volvió a
leÃr, y luego lanzó un suspiro.
—¡Es usted terrible, señor de Fleu Fleuvegrand!
vegrand! Fleuvegrand! —indicó —. Ocurre con usted
lo mismo que con los niños traviesos'
al final, una tiene que terminar por
dejadle hacer lo que se le antoje...
Fiábame de lo que quiera... Me re resigno.
signo. resigno.
Ernesto de Fleuvegrand se apresu apresuró
ró apresuró a aprovechar el permiso. Y a juz juzgar
gar juzgar por las alegres carcajadas de la
muchacha, y por la expresión diver divertida
tida divertida de su rostro, ni por un momento
tuvo que arrepentirse de la autoriza autorización
ción autorización concedida. Si sólo estaba resig resignada,
nada, resignada, lo disimulaba perfectamente.
capitulo vi
Albertina de Boissoisons entró en
su aposento, con el ceño fruncido y
.taja la cabeza, absorta en profunda
meditación.
Acercóse a su pequeño escritorio, y
alzó los ojos para mirar los dos retra retratos
tos retratos colgados en la pared encima del
mueble.
¡Sus padres! Los padres a quienes la
fatalidad hizo que no pudiera llegar
a conocer.
Desde las fotografÃas, la tierna mi mirada
rada mirada de los autores de sus dÃas parecÃa
envolverla en una suave y dulce ca caricia.
ricia. caricia.
En aquellas pupilas no existÃa el
menor vestigio de odio ni la más mà mÃnima
nima mÃnima señal de intransigencia. Fueron
hechas en momentos de caima y de
paz espiritual, cuando el amor sonreÃa
a los felices esposos, y las nubes de
la tragedia no se cernÃan aún en el
horizonte.
Aquellos rasgos hablaban de bon bondad,
dad, bondad, de dulzura, de afecto...
La joven se dejó caer en una silla,
permaneciendo largo rato con los ojos
fijos en aquellos dos retratos.
Por primera vez, presentábase en su
espÃritu una duda clara y precisa. El
pian de venganza sugerido por el
abuelo y llevado a la práctica por ella,
estaba próximo a dar sus frutos. Er Ernesto
nesto Ernesto de Fleuvegrand se interesaba
sobremanera por ella, si es que no
lo estaba ya.
Entonces habrÃa llegado el momento
del castigo, la hora de descargar e!
golpe vengador...
Pero la señorita de Boissoisons sen sentÃase
tÃase sentÃase desosegada e inquieta. ¿Obraba
bien, al conducirse con tanta desleal deslealtad
tad deslealtad con Ernesto?...
Cierto era que él era hijo del hom hombre
bre hombre a quien correspondÃa la mayor par parte
te parte de culpa por la muerte de Héctor
c.e Boissoisons y, de manera indirec indirecta,
ta, indirecta, por la de su esposa. Sin embar embargo,
go, embargo, ¿era lógico hacer responsable del
hecho a otra persona, que cuando se
produjo la tragedia contarÃa apenas
cuatro o cinco años de edad?...
Realmente, a primera vista, aquello
(Co-ffnúa en la página 14)
' *^^2BBB3B^
* ¿> • V.
me
nni] i
wl^^B
fe "" .
* ■’
JOSE FERRER
l habla para
PUERTO RICO
I
I
Preside todas las listas
â– como candidato al ' Oscar
â–
■por su genial caracterización
' del DelfÃn en la pelÃcula
"Juana de Arco".
E
POR MARINA CISTERNAS
X»» ' *
^ShMhßb^KósSw-’ > rÃ
de "Juana de Arco".
• "Mis compatriotas en Puerto Rico, en toda la
América Española y en España pueden conocerme como
jamás tendrÃa la ocasión de presentarme ante ellos. Es
un gran honor y una responsabilidad. Si ese auditorio gus gusta
ta gusta de mi trabajo ese será mi galardónâ€, nos dijo el emi eminente
nente eminente actor José Ferrer en una breve y reciente entre entrevista.
vista. entrevista.
Hablando de sus capacidades en la escena el “Timesâ€
de Nueva York ha dicho lo siguiente: “El actor más
capaz, el más diestro y el más hábil de nuestra gene generación
ración generación es el artista puertorriqueño José Ferrerâ€. Otros
crÃticos teatrales abundaron en los elogios expresados por
el “Times†y José Ferrer fué calificado como uno de los
mejores actores de Estados Unidos aún antes de recibir
los laureles por su brillante caracterización del “DelfÃnâ€
en la pelÃcula “Juana de Arcoâ€, donde trabaja frente
a Ingrid Bergman..
José Ferrer nació en Santurce, Puerto Rico, hace 36
años, como vástago de una familia prominente. Recibió
su educación de colegio en la Universidad de PrÃnceton
y es de los pocos que han logrado llevar al teatro de habla
inglesa la fluidez hispana. Su actuación en la escena tiene
siempre el poder de convertir lo monótono en algo mo movido
vido movido y digno de verse. A pesar de que habla el inglés
a la perfección siempre deja traslucir, quizás inconsciente inconscientemente
mente inconscientemente su raÃz hispano americana. Tener la oportunidad
de verlo actuar es deleitarse ilimitadamente.
Y José es feo, mal vestido, despreocupado. Es alto
y desgarbado. Habla cuatro idiomas a perfección, pero
prefiere lanzar frases a “lo Broadwayâ€. Tiene cabelles
V
«- ■’
A. T â€*
iB
Ingrid Bergman. quien protagoniza con José Ferrer la Vida de la Doncella
de Orleans.
castaños y ojos negros, facciones irregulares. Es buen
pianista. El éxito no altera su personalidad pues lo recibe
con indiferencia aunque ya lo tiene entre sus manos y
es muy difÃcil que lo deje escapar. Sin embargo, puede
afirmarse que la falta del aplauso del público no afectarÃa
su tranquilidad.
“Si el público me rechaza volveré a mis pinturas",
nos dijo en charla Ãntima.
Hay sinceridad en sus palabras. Si el público velei veleidoso
doso veleidoso desdeñara su habilidad, he aquà un artista que se
burlarÃa de la gloria teatral. Como filósofo al fin, no
hay nada que le deslumbre, comprende lo efÃmero de la
fama. Por su recio abolengo de raza y de sangre su aspecto
despreocupado es quizás sólo una “pose†genial.
“¿Cómo se explica que después de haber estudiado
arquitectura y música se convierta en actor dramático?â€,
(Continúa en la página 68)
11
12
CUENTO DEL ASOMANTE. Ilustración de Rafael RÃos Rey A
• Ya los primeros rayos del sol
comienzan a lustrar la esmeralda hú húmeda
meda húmeda de los valles y de los cerros.
El barrio Asomante se despereza en
temblores de luz y de murmullos, y
1 ' 1
dirÃase que la montaña toda se sa-
P° r cude en un estremecimiento de vida,
que se desborda por los anchos vena-
à Josefina zones de la tierra, encendida en el
t verde fragante de los árboles, en el
à Guevara rojo rabioso de los flamboyanes yen
i el oro soberbio de las guajanas que se
; Castañeirc destrenzan al viento, como cabelleras
oxigenadas de mujer. KMu
Camino del no va Rosa MarÃa, la ^^Eg
moza criolla más linda del barrio, la ^^^E
de lo» ojos pardiscos y las trenzas
endrinas, la de los labios carnosos y
frutales como las fresas en sazón, y
en los que parece palpitar la medita
sinfonÃa de un beso, ávido de rom- aE^S
perse en el diapasón de otros labú s
que la inicien en el misterio gran- Wjß
dioso del amor. HBB
En todo el barrio se habla de la
(Continúa en la página 30)
u J*/.*.** Jjl f
< ^CX^C^ JÃ^r
«K JmHhf
dimh: la |c<7 ^B^¡>
PASTILLA W'-
NINGUN OTRO JABON DA ''W'
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RESULTADOS MAS RAPIDOS
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O xt>^ 4—_
\ . 1 -^|
f nte-^r^ Wat! * ‘P "Estoy encantada con los resulta-
¿y» dos que me ha dado Camay... Es
/* X" X lij^'S*’'j '•’'' ' un à a b ( * n muy suave, muy fino, y
xZJ^ tiene un perfume exquisito’’.
\ ( /\ a . Sra. Carmen M. de Ortiz
- / \/¡ ^/\ y San Juan - Puerto Rico
CAMA? SE VENDE EN TODOS
IOS ESTABLECIMIENTOS.
¡Conquiste al hombre de sus sueños! Desde hoy mismo empiece a embe- ■L’’* ' "’
llecer su cutis con Camay, el jabón preferido por las más lindas novias 3
de América. —.. X
LOS EXPERTOS EN BELLEZA DICEN... I > “
"Camay es un jabón realmente suave que limpia sin irritarâ€. Esa limpieza *
suave y delicada de Camay es lo que necesita el cutis para lucir, dÃa a dÃa,
más suave, más fresco, más juvenil.
Ãpk
^<¿7 CAMBIE LA MANERA DE CUIDAR SU CUTIS!
WTPonga en práctica el Plan de Suavidad Camay. Es muy sencillo: Dos
W__ / veces al dÃa enjabónese bien el cutis con Camay. Dése un ligero masaje
k f ~ con ‘ a ye ma de los dedos o una toallita suave. Después enjuagúese con
^'4 agua tibia. Si tiene el cutis grasoso dése un enjuague con agua frÃa.
J^uzca máà linda con un “Cutió Camay,
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de lOli'j.
13
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â– â– i v t'i' mkÃÃ!
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â– ÃMÃMÃ^k\ ' '" < * . - '
t * A -- •>& ’^X
■Mr ^..-ta- “vj* A - j^-wgi
1. El Inspector Hannibal Cobb examina el cadáver de Linda Lañe, inte integrante
grante integrante de un peligroso acto de punterÃa con cuchillos que presentaba, una
iarándula ambulante. Encuentra una. marca roja en su brazo derecho y a
su lado una avispa muerta. El cadáver sostiene en su mano izquierda una
carta de baraja con una incisión en el centro. Atravesando el corazón de
la vÃctima hay uno de los cuchillos utilizados en el acto por su esposo.
Rudy Lañe.
semejaba una injusticia. Pero también
lo fué el castigo aplicado a Héctor, y
también a causa de él sufrieron perso personas
nas personas inocentes en absoluto; el padre
oue perdió a su hijo, y la hija que se
quedó sin padre en el momento mis mismo
mo mismo de nacer...
Instintivamente, las manos de la
muchacha se tendieron hacia la efigie
paterna, que le sonreÃa desde su cita citadlo.
dlo. citadlo.
■—Papá, papaito —murmuró queda quedament
mente quedament —. Ilumina tú mi cerebro.
¿Hago bien o hago mal, al seguir las
Instrucciones de abuelito?... ¿Debo
seguir adelante, o detenerme en el ca can.ino
n.ino can.ino emprendido?...
La sonrisa del retrato, en su inmovi inmovilidad
lidad inmovilidad eterna, parecÃa aconsejar calma,
perdón y olvido.
—Tú, que estás al lado de Dios, de debes
bes debes saber lo que el Señor opina -—se -—seguÃa
guÃa -—seguÃa murmurando la joven—. ¿No se
ofenderá El, por el hecho de que yo
tome la venganza por mi mano, y, so-
14
LOS TRES CUCHILLOS
(SOLUCION EN LA PAGINA 441
bre todo, la haga recaer en un ¡nocen
te?
La cara fotografiada continuaba son sontiendo,
tiendo, sontiendo, y, por instantes, aquella son sonrsa
rsa sonrsa daba la sensación de la máscara
impenetrable de una esfinge, cuyo se secreto
creto secreto no fuera posible descifrar a los
simples mortales.
—Abuelito pretende que serÃa una
cobardÃa y una traición retroceder
—agregaba la señorita de Boissoi Boissoisun
suns Boissoisun —. Me ha hecho repetir infinidad
de veces mi solemne juramento...
Para el caso de que no lo cumpla, he
ii.vocado para mà vuestra maldición,
y la de todos vuestros antepasados...
Aterrada, ocultó el rostro entre am ambas
bas ambas manos. Aquella era la parte más
horrible y angustiosa de la cuestión.
HabÃa jurado vengar la muerte de sus
padres, y castigar al responsable de
ella en lo que más quisiera...
Aquel juramento la ataba por com comfleto,
fleto, comfleto, impidiéndole toda libertad de
acción, toda posibilidad de cambio de
propósitos.
a m
*4 1 S
? v
I i
â– *â–
2. Lañe explica: "Esta tarde ensayamos un poco. A los dos últimamente
nos faltaba entrenamiento y uno no puede arriesgarse a fallar en un acto
que consiste en atravesar tres veces el centro de una baraja sujetada por
una mano femenina contra la pared. Especialmente tratándose de Linda,
mi esposa. El primer cuchillo que lancé atravesó bonitamente la baraja.
El segundo rozó la carta —" Rudy detiene repentinamente su relato.
NUNCA...
HabÃa jurado... invocando la mal maldición
dición maldición de los muertos. Si faltara a su
juramento, si no cumpliese lo prome prometido,
tido, prometido, jamás iba a conocer la paz, el
sosiego, ni la calma.. .
¡Dios Santo! ¿Es que no habrÃa al algún
gún algún medio de anular los efectos de
aquel juramento?...
Realmente no podia resignarse a la
idea de causar un daño espantoso a
Ernesto de Fleuvegrand... El no te tenÃa
nÃa tenÃa la culpa de nada, y el solo hecho
de ser hijo de Raúl no justificaba su
castigo...
¿Por qué habrÃa discurrido el abue abuelo
lo abuelo un plan tan maquiavélico como el
cue se proponÃa hacer desarrollar a
su nieta? ¿Por qué no circunscribir la
venganza y el castigo a quien lo me merecÃa?
recÃa? merecÃa?
Si los propósitos de Horacio de
Eoissoisons llegaban a realizarse, el
general de Fleuvegrand sufrirÃa mu mucho
cho mucho sin lugar a dudas; pero no en su
carne, sino en su espÃritu. Y, en cam-
bió, Ernesto experimentarÃa daño cor-
poral, a guisa de penitencia por un
pecado del que no era responsable y
que, sin duda, ignoraba.
Albertina le habÃa interrogado dis discretamente
cretamente discretamente al respecto, con algunas
veladas alusiones. Y las respuestas, in ingenuas
genuas ingenuas y desprovistas de toda malicia,
indicaron a la joven, sin lugar a du- ee»
das, que el capitán desconocÃa los
hechos sucedidos cerca de veinte años
atrás.
No; no era noble, ni justo, ni hu humano,
mano, humano, descargar la ira de los Bois Boissoisons
soisons Boissoisons en Ernesto de Fleuvegrand.
Pero ¡lo habÃa jurado!
SerÃa mil veces preferible castigar
ai verdadero culpable aunque al ha hacerlo
cerlo hacerlo debiese pagar las consecuencias
de su acción vengadora.
¿Qué importaba su propia seguri seguridad?
dad? seguridad? Indudablemente, si seguÃa las
intsrucciones del abuelo, ningún ries riesgo
go riesgo iba a correr ella, consumándose la
venganza sin la menor dificultad.
4-
Ã/<¿y^ \V*
iIWMMMii^ . .»i MMi
gl|||||S 5 ' jn^K
3. Cobb le insta a que continúe. "Al lanzar de nuevo", pro prosig^e
sig^e prosig^e nuuj, umaa aro un mineo y lanzó un grito. El cu cuchillo
chillo cuchillo le atravesó el corazón. Ella — ella rodó por el suelo.
Noté entonces, una avispa que revoloteaba por el cuarto.
Parece que habÃa picado a Linda". Cobb nuevamente exa examina
mina examina la carta e inquiere de Rudy, "¿Hacia qué lado brin-
có su esposa?" "Hacia su izquierda", repuso Lañe. "¿Cómo
tenÃa ella sujeta la baraja?", preguntó el Inspector. "Sobre
su hombro, contra la pared", fué la. respuesta.
Por el contrario, en caso de preten pretender
der pretender castigar directamente al general,
la justicia intervendrÃa en el asunto,
y la señorita de Boissoisons seria con condenada
denada condenada por un delito en el que los
jueces humanos no querrÃan ver ate atenuante
nuante atenuante ni justificativo alguno...
Sin embargo, la conciencia no le re reprocharÃa
procharÃa reprocharÃa haber realizado una injusti injusticia
cia injusticia atroz, como en el caso de mezclar
a Ernesto en la cuestión.
La conciencia de Albertina era una
extraña mezcla de prejuicios y sen sentimientos.
timientos. sentimientos. La educación especialÃsima
recibida del abuelo, habÃala hecho ad admitir
mitir admitir como cosas naturales ideas tan
apartadas de la realidad moral come
el derecho a la venganza, y la facultad
c'e hacerse justicia por la propia ma maro,
ro, maro, siempre que no pudiera lograrse
en otra forma.
■*“ Aquello lo consideraba algo lógico y
permitido, por lo que no experimen experimentarÃa
tarÃa experimentarÃa jamás el más mÃnimo remordi-
Dirigida por Anatole Litvak. Elenco de la cinta "Sorry,
Wrong Number" producida por Hal Wallis para la
Paramount.
Kristine Miller como Linda Lañe
John Bromfield como Rudy Lañe
Todos los nombres y personajes del FOTO-CRIMEN son
ficticios.
miento.
En cambio, las prudentes enseñan enseñanzas
zas enseñanzas de las Hermanas en cuyo colegio
estudiara, y las venerables palabras de
Fray Jacinto, su confesor, hacÃanle
pensar cosas muy distintas, algunas
de ellas claramente precisadas a su
consideración, y otras confusas.
Lo que consideraba seguro sin lu lugar
gar lugar a dudas de ninguna especie, era
cue no tenia derecho a infligir un
castigo a una persona que no come cometiera
tiera cometiera falta alguna, y hacerlo sólo para
vengar asà la culpa de otro individuo.
No tenÃa derecho a ha’cerlo... Pero
lo habÃa jurado.
¿Hasta dónde ¡a ligaba aquél jura juramento?
mento? juramento?
En los términos de la fórmula re repetida
petida repetida infinidad de veces, la mucha muchacha
cha muchacha invocaba sobre su cabeza la mal maldición
dición maldición de sus antepasados, para el ca caso
so caso de que no cumpliese lo jurado.
Aquello era lo que más la inquieta-
La’
n !
4. Cobb continúa su interrogatorio, "¿Tocó usted, después,
alguna cosa?" Lañe, "No". Entonces el Inspector recuerda
el detalle de la avispa, la carta, el cuchillo, y dice: "Lañe,
usted miente". Este se asombra y gira hacia atrás, dispo disponiéndose
niéndose disponiéndose a lanzarle un cuchillo al Inspector. Pero un certero
disparo de Cobb le arranca de la mano el cuchillo que Lañe
esgrimÃa con intenciones homicidas. ¿QUE LLEVO A QUE
EL INSPECTOR SOSPECHARA QUE LINDA HABIA SIDO
ASESINADA POR SU ESPOSO?
ba, poniendo escalofrÃos de horror en
su médula espinal.
¿Sin embargo, sabÃa ella, realmente,
lo que pasaba? La primera vez que
el abuelo la obligó a pronunciar aque aquellas
llas aquellas palabras siniestras, Albertina no
sabÃa hablar apenas. Repitió la fórmu fórmula
la fórmula maquinalmente, sin comprender en
modo alguno el espantoso significado
de ella.
Más tarde, volvió a repetirla una y
otra vez, instada constantemente a ha hacerlo
cerlo hacerlo por el vengativo anciano.
Nunca se daba cuenta de la trascen trascendencia
dencia trascendencia de aquellas pocas frases que se
ia obligaba a pionunciar. Su cerebro
en formación no podÃa comprender
todavÃa la magnitud del pavoroso ju juramento.
ramento. juramento.
Luego, las palabras quedaron gra grabadas
badas grabadas en su memoria y pudo repetir repetirlas
las repetirlas asà maquinalmente, sin molestarse
en pensar en el sentido de ellas.
Era algo asà como lo que suele su suceder
ceder suceder a infinidad de personas cuando
•■e entregan a la oración. Se limitan
a repetir de memoria fórmulas apren aprend
d aprend das desde la infancia, sin detener detenerse
se detenerse a pensar en la importancia real de
lo que están diciendo, o murmurando.
La propia A.bertina, al considerar
per vez primera su extraordinaria si situación,
tuación, situación, advertÃa el contraste de aque aquellas
llas aquellas dos fuerzas distintas, que la lle llevaban
vaban llevaban en direcciones opuestas.
El señor de Boissoisons la habÃa
enseñado a odiar a los culpables de su
orfandad; pero, al mismo tiempo, fer ferviente
viente ferviente cristiano, hizo que también fue fuera
ra fuera instruida en las prácticas y miste misterios
rios misterios de la religión.
Y allà era donde la muchacha ad advertÃa
vertÃa advertÃa el más grave contrasentido, que
el anciano, obsecado por su dolor de
padre al que se arrebatara el hijo
querido, no lograba ver.
Ante el retrato de Héctor de Bois Boissoisons,
soisons, Boissoisons, ante el que ardÃa constante constantemente
mente constantemente una lámpara votiva y se en-
(Continúe en la página 17)
15
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5;^T?; >sX'" t^-.’
16
LOS NIÑOS ESCUCHAS...
esos “puestos de lechón†que tanto
abundan en las carreteras de Puerto
Rico. •*“
El entusiasmo de la llegada a Gua Guajataca
jataca Guajataca no tuvo lÃmites. El lugar cons-
mi opinión sobre
105 niños ESCUtHOS
l. -% ’ $à 1
'^K> -27~ 1
Orienta a la Juventud
en los Ideales más puros
de buena CiudadanÃa.
"A través de vuestro inspira inspirador
dor inspirador y nuevo programa de ac acción,
ción, acción, ustedes y vuestros lÃderes
ban acedado resnonsabilida- ««*»
des aue fortalecerán el hogar,
Ja comunidad, nuestra nación y
el mundo.
Esta es una nueva piedra mi milenaria
lenaria milenaria en las actividades del
escutismo, en las cuales 14,500,
000 miembros han participado
por 39 años.
Es un placer para mÃ, felici felicitarles
tarles felicitarles por el magnÃfico resulta resultado
do resultado obtenido y desearles pro progreso
greso progreso en la feliz realización de
los arrmdps ideales da vuestro
movimiento, en la formación
del carácter y en la educación
'' orientación de nuestra juven juventud
tud juventud en los ideales más puros
do buena ciudadanÃa y el dar darre
re darre al servicio de nuestros se semejantes".
mejantes". semejantes".
HARRY S. TRUMAN
Pres. de los Estados Unidos
tituÃa un verdadero paraÃso, y ante e
sus bellezas incontables y en el am ambiente
biente ambiente de sosiego y de silencio, bajo
el leve rumor de la arboleda, sentÃan- ’
se deseos incontrolables de corre corretear
tear corretear por el campo, zambullir en el
1.’.g0 y tenderse en la grama fresca,
La última ceremonia del dÃa tiene
lugar en el campo abierto. Es la
simbólica fogata. Junto a ella unos
rÃen, otros charlan y otros piensan.
¿En qué?
mullida, y mirar el jugueteo de las
nubes a través de uno de esos claros
del bosque que parecen ventanas.
Pero ya habrÃa tiempo para soñar
y extasiarse ante la grandeza de aquel
panorama incomparable. Por el mo momento
mento momento era necesario instalarse en el
lugar escogido por la tropa para es establecer
tablecer establecer su campamento. Porque di dicho
cho dicho sea de paso, el que hay allà es establecido
tablecido establecido permanentemente ofrece a
los escuchas que vengan de excursión,
algunas facilidades de alojamiento,
comedor, piscina y otras que ahorra ahorrarÃan
rÃan ahorrarÃan tiempo y trabajo a los mucha muchachos.
chos. muchachos. Pero éstos deseaban hacer, ellos
mismos, un campamento propio para
que el acontecimiento “tenga verda-
mi opinión sobre
ios niños Estutnns
Entre Buenos Ciudadanos
Jamás Podrá Arraigar
la Planta Venenosa
del Comunismo
"Hace cuarenta años surgió
en la Gran Bretaña la Institu Institución
ción Institución de los Niños Escuchas.
Par sus propios méritos esta Ins Institución
titución Institución se extendió rápidamen rápidamente
te rápidamente por el mundo, a tal extremo
que no hay paÃs civilizado don donde
de donde la misma no exista.
Considerando el honor como
su supremo ideal y la ense enseñanza
ñanza enseñanza y la práctica de la bue buena
na buena ciudadanÃa como su princi principal
pal principal objetivo, jamás podrá es esperarse
perarse esperarse que una persona que
ha sido escucha pueda traicio traicionar
nar traicionar a su patria. Hoy que la de democracia
mocracia democracia y con ella la libertad
individual, se hallan tan seria seriamente
mente seriamente amenazadas, más que
nunca necesitamos fomentar
esta Institución, porque entre
los buenos ciudadanos que
verdaderamente aman su pa patria
tria patria jamás podrá arraigar la
venenosa planta del comunis comunismoâ€.
moâ€. comunismoâ€.
A. R. DE JESUS
Juez del Tribunal Supremo
de Puerto Rico
dera gracia". Por lo tanto: ¡a traba trabajar!
jar! trabajar!
(Continúa en la página 25)
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191,9.
NUNCA..
mitraban jarrones llenos de flores
rescas, Albertina expresaba su te terible
rible terible juramento de odio implacable..
Y, en seguida, ante la imagen de
Muestro Señor, ’-epetÃa las frases ma maavillosas,
avillosas, maavillosas, que los humanos recitan y
aras veces ponen en práctica:
“...Y perdona nuestras deudas, asi
â– orno nosotros perdonamos a nuestros
leudoresâ€.
— ¡Perdonamos a nuestros deudo deudores!.
res!. deudores!. ..
— !No! Albertina de Boissoisons no
perdonaba, no podÃa perdonar, porque
en su alma habÃa sido infiltrado el
odio y el anhelo de venganza como
una necesidad ineludible.
Y aunque ella no pensara asÃ, allÃ
estaba el abuelo, para recordarle a
cada momento lo jurado.
Era preciso que Raúl de Fleuvegrand
fuese castigado, por la pasividad de demostrada
mostrada demostrada al permitir la muerte, el
asesinato más bien, de su amigo Héc Héctor
tor Héctor de Boissoisons.
En el confuso caos de sus pensa pensamientos,
mientos, pensamientos, la joven llegaba a admitir
que aquello era una excepción a la
sagrada fórmula: “Asi como nosotros
perdonamos a nuestros deudores†.
Su conciencia no le dirigirÃa el me menor
nor menor reproche, en el caso de llevar a
cabo su venganza. El general merecÃa
e’ castigo, y Albertina, al explicárse explicárselo,
lo, explicárselo, vendrÃa a ser algo asà como el
instrumento elegido por Dios.
AdmitÃa aquello sin la menor difi dificultad...
cultad... dificultad... En cambio, no acertaba a
convencerse de la legalidad de utilizar
a Ernesto de Fleuvegrand como me medio
dio medio de asestar un golpe de muerte al
general.
Ernesto no era culpable de ningún
delito. ¿A que, entonces, castigarlo?
Allà era donde el sentido de la jus justicia
ticia justicia rebelábase profundamente en el
alma de la señorita de Boissoisons.
Ella no tenia el menor odio contra
Ernesto; no podia tenerlo, pues nada
le habÃa hecho. La circunstancia de
ser hijo del hombre que motivara el
asesinato de Héctor de Boissoisons.
nada justificaba.
Los padres no son elegidos por los
hijos, y éstos deben conformarse con
los que la Providencia les destina,
buenos, o malos.
Decididamente, no cabÃa pretender
exigir a Ernesto responsabilidad al alguna
guna alguna por la conducta del autor de sus
cÃas. No era lógico, ni humano, ni
justo... Y, sin embargo, ¡lo habÃa ju jurado!
rado! jurado!
Pero ¿indicaba realmente aquello la
fórmula de su juramento?
Trató de recordarla punto per pun punto,
to, punto, y de analizar cada una de sus fra frases.
ses. frases.
Pronto se convenció de que estaba
ligada por completo a aquel absur absurdo
do absurdo que la angustiaba. El abuelo le ha habÃa
bÃa habÃa hecho jurar que castigara a Raúl
de Fleuvegrand, “en ’o que más que quer;a...â€
r;a...†quer;a...â€
Indudablemente, no era posible es escapar
capar escapar a lo inevitable, bajo pena de
caer en la maldición de todos sus
antepasados.
Tenia que seguir a farsa hasta el
fin. Mentir, hacer un esfuerzo para
vencer su sinceridad instintiva, y lle llevar
var llevar a cabo una comedia que le ins-
P'raba profunda repugnancia.
Era preciso que Ernesto de Fleuve Fleuvegrand
grand Fleuvegrand llegara a convencerse de que
la muchacha estaba profundamente in interesada
teresada interesada por é1...
Albertina, que jamás habÃa sido co coqueta,
queta, coqueta, ni exper ; mentaba el menor de desee.
see. desee. de serlo, denÃa coquetear en for forma
ma forma peligrosa, hasta conseguir que el
joven capitán se rindiera por comple completo.
to. completo. mostrándose dispuesto a compla complace!
ce! complace! a la amada en cuanto ella desea deseata
ta deseata y pidiese...
Y entonces...
La joven se cubrió el rostro con am ambas
bas ambas manos. ¡Era horrible!.... ¡Espan ¡Espantoso!...
toso!... ¡Espantoso!... ¿lba a tener fuerzas sufi suficientes
cientes suficientes para llegar hasta aquel ex extremo?.
tremo?. extremo?. ~
Si bien el golpe iba dirigido a Raúl
de Fleuvegrand, la sensación inmedia inmediata
ta inmediata de la señorita de Boissoisons seria
la de asestarlo única y exclusivamen exclusivamente
te exclusivamente a Ernesto, que no era culpable de
delito alguno contra e11a...
¿Por qué la habrÃa puesto el desti destino
no destino en aquel trance amargo, en la ne necesidad
cesidad necesidad de elegir entre lo que creÃa su
deber y los escrúpulos de una concien conciencia
cia conciencia atormentada?
¿Dónde estaba la .uz?... ¿Era ne necesario
cesario necesario seguir al pie de la letra las
intsrucciones inhumanas del abuelo,
o bastaba herir directamente al cul culpable
pable culpable para vengar a Héctor de Bois Boissoisons?
soisons? Boissoisons?
Aquella angustia opresora la tortu torturaba
raba torturaba espantosamente . . ¿Cuál era su
xerdadera obligación? .. ¿Qué hacer?
Y una voceci’a burlona, que pare parecÃa
cÃa parecÃa llegar de algún lugar situado en
el interior mismo del corazón de la
muchacha, repetÃa a rada momento:
—¡Lo has jurado, Albertina!... ¡Lo
has jurado!...
CAPITULO VII
Ernesto de Fleuvegrand sentÃa su
corazón dominado por impulsos con contradictorios,
tradictorios, contradictorios, aunque predominaba en
ellos la atracción irresistible hacia
Albertina de Boissoisons.
HabÃan vuelto a verse de nuevo, y
no una vez, sino con extraordinaria
frecuencia. Al principio, el capitán re recumió
cumió recumió a los buenos oficios de MartÃn
de Poladuc, con el fin de que le fue fuera
ra fuera presentado a todas las amistades
de la muchacha. Y el resultado fué que
A'bertina no podÃa ir a visitar a nin ninguna
guna ninguna de las familias amigas de la
suya, sin encontrar ante sà al joven
militar.
Luego, ya no hubo necesidad de dar
intervención en el asunto al emplea empleado
do empleado del Ministerio de la Guerra.
Ernesto suplicó tanto y tan bien a
la joven, que ella accedió a encontrar encontrarse
se encontrarse con él en alguno de sus paseos, y
a prevenirle cuáles eran los concier conciertos
tos conciertos a los que deseaba asistir, con el
"" de que Ernesto pudiera ir tam también
bién también a los mismos, consiguiendo la lo
caridad inmediata a 'a ocupada por la
señorita de Boissoisons.
Esta solÃa mostrarse amabilÃsima
con el oficial, aunque siempre queda quedaba
ba quedaba en ella cierta vaga expresión mis mist(
t( mist( riosa que Fleuvegrand no acertaba
a interpretar.
Y las inquietudes del hombre au aumentaban,
mentaban, aumentaban, cada vez que la señorita de
Boissoisons cambiaba bruscamente de
actitud, y aparecÃa grave y casi ce ceñuda,
ñuda, ceñuda, como si la proximidad de Er Ernesto
nesto Ernesto la molestara extraordinariamen extraordinariamente.
te. extraordinariamente. ,
En vano el capitán trataba de ex explicarse
plicarse explicarse aquellos imprevistos cambios
de humor. Como una esfinge de carne
y hueso, Albertina guardaba el secre
to de sus pensamientos más Ãntimos,
sin permitir que nadie se asomara a
ellos.
Aquellas bruscas y desapacibles al- j
ternativas, no entraban de ninguna
manera en sus planes. De acuerdo a
lo dispuesto por el abuelo, ella debÃa
mostrarse siempre insinuante y ama amable,
ble, amable, aunque un poco reservada, con el
fin de excitar más y más el interés
del hijo de Raúl de *Teuvegrand.
Pero, lo que tenÃa instrucciones de
evitar con sumo cuidado, era el mos mostrarse
trarse mostrarse desagradable con el joven, ya
que tal cosa podia inducir a éste al
desaliento, haciéndole abandonar toda
esperanza, y desistir de continuar una
amistad que llevaba trazas de conver convertirse
tirse convertirse en un sentimiento más hondo y
que, de acuerdo a lo previsto y desea deseado
do deseado por Horacio de Boissoisons, “tenÃa
que transformarse forzosamente en
amorâ€.
Sin embargo, la muchacha no era
siempre dueña de si. La lucha interior
de su alma sufrÃa constantes alterna alternativas
tivas alternativas variadas, y si unas veces resig resignábase
nábase resignábase a aceptar las disposiciones del
(Continúa en la página 21)
Si se siente desairada...
¿J\eciterde
La Crema Dental Colgate
al mal aliento combate
' ( ESTÃ PROBADO QUE EN 7 A
¡I DE CADA 10 CASOS COLGATE V I II
V QUITA El MAL ALIENTO QUE |P K Y
| / PROVIENE DE LA BOCA. ( i '
/ SU ESPUMA PENETRANTE
SE INTRODUCE EN X.
\ LOS INTERSTICIOS DE /K \ / 1
) LOS DIENTES Y AYUDA / A 7
/ A DESALOJAR LOS [ J
i RESIDUOS DE COMIDA
V YA MALSANOS. -
X' a O
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AGRADABLE M
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con = burbujeante 3
z /hiiiiiiiiii,imiii m m'
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Téngalo a mano.
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Tamb en en
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tabletas.^ >
Bia
«e**
Pruebe usted su memoria: Identifique coda una
jf de las fotografÃas de este interesante pasatiem
\ po. Aprenda mientras se divierte.
10 puntos por cada respuesta correcta. 80, pasa-
■H||BH|HBbÉBBHBB| 'SOLUCION 44'
_^B^
F
i. Talentosa actriz británica que lle lleva
va lleva ganado un Oscar:
(a) Sybii Thorndike
Jean Simmons
(c) Vivien Leigh
Margaret Lockwood
wwg \ w yBÜ
i ^B
5,_ Uno de los poetas puertorriqueños
contemporáneos más destacados:
(b) Evaristo Rivera Chevremont
(c) Vi ente Palés Matos
(d) José A. Balseiro
9— Este gran novelista inglés fué el
creador del personaje:
(a) David Copperfield
(b) Scarlet O’Hara
(c) Sammy Glick
(d) Walter Mitty
18
X 1
V.W
2. PÃcara atracción puertorriqueña
que trabaja en un notable club
neoyorquino:
(ai Chiquita Banana
Narita
(c) Lina Romay
(d) Marquita Rivera
6.— Esta fotografÃa revive el histórico
acto de la firma de:
(a) La Constitución
(b) El Tratado de Gantes
(c) La Carta Magna
(di El Tratado de Versalles
10. Este grupo de ciudadanos indu indudablemente
dablemente indudablemente forma un:
(a) Gabinete
(b) Jurado
(c) Triunvirato
(d) Senado
£':■r \ r ' ~ ¿"i 1
3. En todos los mares representa 4
con gallardÃa a Inglaterra:
(a) El Mauretania
(b) El Normandie
(c) El Queen Elizabeth
(d> El Lusitania
bbbbmbbm
7.— ¿Este es el modelo exacto de qué
pieza de automóviles?:
(a) El diferencial
(b) El eje universal
(c) El eje cigüeñal
(d) La transmisión
11.— He aquà al mundialmente famo-
so cuerpo de bailes del:
(a) Follies de Ziegfield
(b) Tiller Girls
(c) Radio City
(d) Ballet Russe
Q__
4. —Esta bandera flota sobre la esplén espléndida
dida espléndida tierra de:
(a) Egipto
(b) Indostán
(c) Brazil
(d) Unión Sudafricana
B.— Notable guitarrista de concierto,
puertorriqueño:
(a) Fernandito Alvaiez
(b) Jorge Rubiana
Andrés ie„ovia
(d) Moisés RodrÃguez
12.— Rechazó a los ingleses que qui quisieron
sieron quisieron invadir a Puerto Rico, por
Arecibo, en el 1702:
(a) El pirata Roberto CofresÃ
(b) El Tnte. de Navio Francisco ,
Hernáiz
(c) El Tnte. de Navio Ramón
Power y Giralt
(d) El Capitán Antonio Correa
MALAS COSTUMBRES
DE PADRES BUENOS
La educación de los hijos es
una hermosa tarea que ha
de compartir conjuntamente
la pareja matrimonial.
Todos los problemas del chico
deben ser resueltos de común
acuerdo, sin que nunca
predomine por la fuerza una
de las dos opiniones.
• Si se dijese a un padre, y sobre to todo
do todo a una madre, que hace “polÃticaâ€
con el niño contra el otro cónyuge, de
seguro se ofenderÃa. Sin embargo, es
ésta una de las peores costumbres de
no pocos padres buenos. La educación
del niño es un interés común y sslidario,
cualquiera que sea el tono de las rela relaciones
ciones relaciones recÃprocas entre marido y mu mujer,
jer, mujer, la actitud ante el niño debe apa aparecer
recer aparecer para él como un resultado, de nin ninguna
guna ninguna manera como una polémica.
Nada hay tan perjudicial para la for formación
mación formación de la conducta y el carácter de
un pequeño como comprender (y ya he hemos
mos hemos visto que esta comprensión es pre prematura
matura prematura y avisada) que él resulta el pre pretexto
texto pretexto de discusiones y diferencias. Ca Casi
si Casi no hay pareja que no haya incurrido,
en mayor o menor medida, en tan gra grave
ve grave error de táctica paterna. Los médi médicos
cos médicos lo ven muy a menudo. La escena
Se desarrolla, más o menos, asÃ: en el
curso de la consulta uno de os padres
lanza una pregunta aparentemente ino inocente
cente inocente por ejemplo: ¿"AI niño le hacen
mal los tomates crudos� El médico
aunque presienta la catástrofe, no puede
smo contestar honradamente, per ape
ñas emitida la respuesta — m, P
X p^cu^'d^ se a â€Â°* a -
ches al otro ■■"Ha Yétenosos repro reproque
que reproque son tan canâ„¢ , ae tom aÃes.
I ’ene el nene te haceos C ° Sa que
Se adivina fácilmente i n 1 .. negatlvis ta.
•odos conocemos e à menó “T 0 †qUe
motivo de uno e menor hecho es
..
salir coniisalir con el pequeño la ho^ l' a ‘ a de
tarlo: la de levantad “ ac°s ac°smil
mil ac°smil incidencias de la vid, j- en - fln ’ as
nuestro punto de vista no Desd<>
en el problema de los padres†tra, : emos
lo es de educación, de tacto y de muluo
n ° S corres Ponde encarai
c ón de^nfñ ES faCll COncebir la situa situación
ción situación del nino que se siente permanen permanente
te permanente motivo de polémica. Tal situación
es resuelta rápidamente por él de la
manera más lógica e instructiva: elige
en cada caso el lado que más le con conviene;
viene; conviene; vale decir, que entra él también
en Ja micropolitica. Con ello está to totalmente
talmente totalmente perdida toda la posibilidad de
una educación serena, coherente y sóli sólida.
da. sólida. Ya sabemos que pronto el pequeño
percibe las grietas de la unidad pater paternal.
nal. paternal.
No es nada raro el tipo de padre que
se siente obligado “a salvar†a su hijo
de los peligros de los criterios educati educativos
vos educativos de la madre o de la familia materna
y, abrazado al chico como un escudo,
decide ejercer una educación formal,
mental y sentimental por su exclusiva
cuenta y con abstracción absoluta de
todo el resto de la familia. No alcanza
que — salvo separación — eso es im imposible,
posible, imposible, ya que de una manera o de
otra la familia actúa sobre el pequeño.
El resultado es desastroso: esta educa educación
ción educación “de partido†solo conduce a rom romper
per romper en el niño todos los resortes senti-
A menudo, uno de los padres sien siente
te siente como exclusivamente suya toda
la responsabilidad de educar al ni niño.
ño. niño. dejando en el otro cónyuge
una agr a sensación de inconformi inconformidad.
dad. inconformidad.
mentales y a imponer asu estructura
mental un profundo desacuerdo entre
lo que ama y lo que no debe amar, y,
sobre todo, deja para más adelante,
cuando el sentido critico permite clasifi clasificar
car clasificar válidamente los recuerdos de infan infancia,
cia, infancia, un odioso saldo de melancolÃa y de
desencanto.
¿Cuál es, sin embargo, la situación de
uno de los padres que está en leal y
razonado desacuerdo con la educación
que por parte del otro recibe su hijo?
El planteamiento es claro, aun cuando
comprendemos que su cumplimiento no
sea ni fácil ni agradable. En primer lu lugar,
gar, lugar, consta de una proposición negati-
(Continúa en la página 71)
19
Aprenda a protegerse contra Tifoidea, Disenteria, Lombrices Intestinales
J '
LÃqui
l|r^|||g|^
B'M
lilil× lililáCuidado
¡Cuidado lililáCuidado con los alimentos y lÃquidos, especialmente en lugares
poco familiares, ya que pueden estar contaminados!
¿Que causa estas 3 enfermedades? Las
uncinarias penetran a través de la piel de los
pies. Los organismos que causan las otras dos
enfermedades invaden el cuerpo con los ali alimentos
mentos alimentos y lÃquidos. Las moscas transportan
parásitos, y pueden depositarlos en los ali alimentos.
mentos. alimentos. SÃntomas de la presencia de estos
invasores en el intestino o en la sangre son la
fiebre, pérdida del apetito y eliminación irregu irregular.
lar. irregular. ¡Todas estas enfermedades pueden oca ocasionar
sionar ocasionar hasta la muerte!
TT ITT TÃ TÃ
Squibb es uno de los más grandes productores del mundo de \ * VyS • \JI J I i |j!v
penicilina, estreptomicina, vitaminas, anestésicos, hormonas VL I tÃStl
y otras importantes especialidades medicinales. Yes que desde -J ' ^**l
1858 los Laboratorios de Investigación de Squibb han estado PRODUCTOS FARMACEUTICOS
hallando, perfeccionando y produciendo medicinas, y con- i DESDE 1858
tribuyendo asi a mejorar la salud y aliviar el dolor humano. F |
20
Las malas condiciones higiénicas, más que nada, son causa de
que esto* parásitos disipen la vitalidad humana.
Vigile las vÃas de acceso -/a boca, los pies.
Para evitar la uncinariasis use zapatos que
cubran todo el pie. Como los organismos que
causan la tifoidea y la disenterÃa se introducen
sólo por la boca, es fácil evitarlas con las
medidas de seguridad que el médico aconseje.
Estudie el grabado superior; muéstrelo a sus
niños. Ciertas pruebas revelan al médico si
usted aloja alguno de estos parásitos. ¡Aun
cuando sólo sospeche que está enfermo, llame
al médico!
â– o
s Use à b .gWwW
Todas estas enfermedades podrÃan desaparecer si nos diéramos
cuenta de su gravedad—¡y obráramos rápidamente!
i Apréndase de memoria estas medidas de
seguridad! (1) Hágase vacunar contra la
tifoidea. (2) Impida que las moscas entren en
la casa. (3) Beba agua hervida. Cueza bien los
alimentos. (Los organismos no resisten el
hervor 10 minutos.) (4) Lave los utensilios de
comer con agua caliente y jabón. Limpie bien
el asiento del inodoro. (5) Lávese las manos
siempre al sentarse a la mesa y al salir dei
inodoro. (6) AÃsle al enfermo con diarrea y
llame al médico en seguida.
© 1948, E. R. Squibb & Soni
Puerto Rico Ilustrado—¡i de febrero de
GRANDES ESCRITORES
PUERTORRIQUEÑOS
(ROÑICA
£ El conflicto con Siam me tiene
sumamente preocupado. Si la cues cuestión
tión cuestión no fuera con Francia, me inspi inspirarÃan
rarÃan inspirarÃan lástima los siameses. Porque
son chirriquitines, amarillentos, de un
mirar contra el gobierno. No creen en
un Dios; pero creen en un elefante.
Comen arroz con palito, beben té, fu fuman
man fuman mucho y se pasean tranquilamen tranquilamente,
te, tranquilamente, frente al palacio real, en una gran
plaza que se parece a la Puerta del
Sol. ¡Excelentes sujetos!
És claro que pagan caros los vi vidrios
drios vidrios rotos; pero ¿qué se le va a ha hacer?
cer? hacer? ¡Si no comieran tanto arroz con
palito!... ¡Si no pasearan tanto por
la Puerta del Sol de su tierra!. .
Los monos descienden del hombre
Es la eterna historia de la lucha
entre los fuertes y débiles. Fran Francia
cia Francia es humanitaria, tanto como la que
más de las naciones, o, según lord Du Dufferin,
fferin, Dufferin, mucho más que todas; pero
Francia no puede sustraerse a las ten tendencias
dencias tendencias de la especie humana, que vi vive
ve vive en guerra perpetua. Son graciosà graciosÃsimos
simos graciosÃsimos los pensadores que se quejan
de que Darwin hiciera descender al
hombre del mono. ¡Si son los monos
quienes debieron demandar de injuria
y calumnia a Darwin! Porque los mo monos,
nos, monos, como los más de los animales, no
se atacan los unos a los otros.
Otra vez la misión civilizadora
Además Francia tiene, según ad advierten
vierten advierten estos periódicos, una misión
civilizadora en Siam ¡Voilá! No es
posible contrarrestar la vocación de
civilizar. Por civilizar hemos llevado a
los annamitas el tablado de la guillo guillotina
tina guillotina cuyo tajo funcionó ya sobre el
cuello de un indÃgena asesino. Lo me mejor
jor mejor del caso, es que se dice aquÃ, con
la mayor seriedad, que aquellos bár bárbaros
baros bárbaros están "encantados†con la he herramienta.
rramienta. herramienta. ¡Qué rapidez yqu . nie nieza
za nieza en la ejecución! ¡Y qué asom- o el
de los salvajes! Les parece mentira
que no sean ellos los autores de un
aparato asÃ. Lo contemplan cariñosa cariñosamente,
mente, cariñosamente, y dicen con tristeza no exenta
de envidia:— ¡Cosas de ParÃs!... Son
el demonio esos extranjeros.. .
El reo estuvo muy bien; tanto, que
echó un discurso: "He matado, luego
merezco que me maten. Me entrego
a la justicia de los hombres...†Y
salió tranquilamente con dirección al
tablado. DirÃase que sus ojos —advier —advierte
te —advierte el periódico— buscaban con fruición
el mortal cuchillo.
La cosa no era para menos; y yo
creo que los bárbaras concluirÃan por
echar instancias pidiendo por Dios que
les lleven guillotinas y que los ma maten
ten maten en seguida.
En honor de Dios
No le da tan fuerte al judÃo Wolf
Buschoff, que ha querido sustraerse a
la aceión de la PolicÃa después de de degollar
gollar degollar "en honor de Diosâ€, a un niñi niñito
to niñito de cinco años que vivÃa en Cléves
(provincia rhinana). Es cómodo el ha hacer
cer hacer méritos para con la Providencia,
dando tajos en un cuello ajeno.
El mundo al revés. Los annamitas
i Continúa en la página Mi
anciano como un deber ineludible,
otras se rebelaba contra la injusticia
de su conducta.
Era entonces, cuando la tristeza se
apoderaba de su espÃritu, y un impul impulso
so impulso instintivo la llevaba a mostrarse
desagradable con Ernesto, a fin de
conseguir que el joven se alejara de
ella por su propia voluntad.
Porque aquélla hubiera sido la me mejor
jor mejor solución del problema. Si el capi capitán
tán capitán resultaba invulnerable, si Alber Albertina
tina Albertina no conseguÃa rendirle, la culpa
no serÃa de la muchacha. En conse consecuencia,
cuencia, consecuencia, quedarÃa desligada de aquella
I arte del juramento que tanta repul repulsión
sión repulsión le inspiraba.
El señor de Boissoisons deberÃa
cambiar sus planes. Y, sin duda, en
vista de la imposibilidad de herir a
Ernesto como medio seguro de causar
un dolor inenarrable al general de
Fleuvegrand, optarÃa por castigar di dilectamente
lectamente dilectamente a éste, verdadero culpable
del daño que deseaba vengar.
Sin embargo, aquellos arrebatos de
rebeldÃa de la señorita de Boissoisons,
no duraban mucho. De inmediato, de decÃase
cÃase decÃase a si misma que no era admisi admisible
ble admisible pretender que cumplÃa su jura juramento,
mento, juramento, si se esforzaba para alejar al
r i litar de ella.
Y cuando tal ¡dea se le ocurrÃa, pro procuraba
curaba procuraba hacerse dueña de si misma, y
volvÃa a la amabilidad de siempre.
Aquellos bruscos cambios producÃan
en el oficial instantes de depresión y
amargura, que se transformaban en
momentos de alegrÃa extraordinaria
cuando consideraba haber recobrado
de nuevo el favor de la señorita de
Boissoisons.
Momentáneamente, no se pregunta preguntaba
ba preguntaba la causa de su interés por la mu muchacha,
chacha, muchacha, ni la razón de la alegrÃa que
le producÃa verse tratado amablemen amablemente
te amablemente por ella.
Limitábase a experimentar las emo emociones
ciones emociones y los sentimientos sin detener detenerse
se detenerse a analizarlos, no tanto por miedo
a descubrir algo trascendental en su
interior, como por insconciencia.
Fué Martin de Poladuc quien le
obligó indirectamente a hacer un aná-
Lsis psicológico de sà mismo, al po por.erle
r.erle por.erle cara a cara con la realidad, en
una de sus bromas habituales.
Era un dÃa que Ernesto y Alberti Albertina
na Albertina se habÃan citado para dar un paseo
por el Bosque de Bolonia.
El joven oficial, con su brillante
uniforme, permanecÃa inmóvil en el
lugar de la cita, a la espera de la lle llegada
gada llegada de la muchacha.
Estaba un poco impaciente por el
retraso de ella, pero se limitaba a des desahogar
ahogar desahogar su nerviosidad encendiendo un
cigarrillo tras otro.
De pronto, alguien se acercó a él,
y le dió una amistosa palmada en la
espalda, a tiempo que una voz conoci conocida
da conocida interrogaba:
—¡Hola, viejo! ¿Qué estás haciendo
aquÃ, inmóvil como un poste?
El interpelado volvÃase rápidamen rápidamente,
te, rápidamente, para encontrarse en presencia de
MartÃn de Poladuc.
•—Nada — repuso, sonriendo a su in interlocutor—.
terlocutor—. interlocutor—. Mataba el tiempo.
MartÃn hizo un guiño significativo.
—Ocupación guerrera propia de un
militar, ¿verdad? —inquirió sarcásti sarcásticamente.
camente. sarcásticamente.
La sonrisa de Ernesto se acentuó,
apareciendo en ella cierto matiz de
confusión.
—¡Bueno! —expuso, como si conce concediera
diera concediera una gran merced al deeir la
verdad—. Si quieres que te sea com completamente
pletamente completamente franco, te diré que estoy
esperando a una persona.
—Con lo cual no me develas ningún
misterio— rechazó el otro jovialmen jovialment
te jovialment —. Como tampoco lo harÃas si me
dijeras el nombre de tal persona
—¡Hombre! Eso...
—Es una indiscreción, ¿no?.. ¡En
fin! Será mejor que te deje solo y no
te imponga la molestia de mi presen presencia,
cia, presencia, en estos instantes que acaso sean
trascendentales para mÃ. Saluda a la
NUNCA...
señorita de Boissoisons de mi parte.
El rostro de Fleuvegrand se tiñó con
una ligera capa de color.
—¿Cómo sabes?... —preguntó, es estupefacto
tupefacto estupefacto por lo que reputaba clarivi clarividencia
dencia clarividencia extraordinaria de su amigo.
—¿CreÃas que era un secreto impe impenetrable?
netrable? impenetrable? —indagó con manifiesta
ironÃa —. ¡Pero, hijo! Si es una cosa
que salta a la vista... Un ciego se
darÃa cuenta de ello. Yo te habÃa
prevenido ya, pero tú no quisiste ha hacerme
cerme hacerme caso; y ahora, lo más fácil es
cue no tardes en pagar las consecuen consecuencias
cias consecuencias de tu audacia... No supiste re retirarte
tirarte retirarte a tiempo, y nerderás la bata batalla,
lla, batalla, viejo.
Las cejas de Ernesto se enarcaron
en un movimiento de sorpresa.
-—¿Qué quieres decir? —inquirió.
Su interlocutor le miró, con burlo burlona
na burlona piedad.
—¿No me entiendes?... ¡Caramba!
¿Será que has perdido la inteligencia
que te caracterizaba? Decididamen Decididamente,
te, Decididamente, el amor es un sentimiento que
atonta.
—¿El amor? —repitió el capitán,
pensativamente.
—SÃ, el amor. ¿Acaso no es ese sen sentimiento
timiento sentimiento el que te arrastra hacia la
señorita Albertina de Boissoisons?
De Fleuvegrand estaba con los ojos
fijos en el suelo, como si buscara en
la arena del sendero la solución de
un problema que acaba de presentarse
a su espÃritu.
—¿El amor? repitió por segunda
vez —. ¿Es posible que supones que
estoy enamarado de la señorita de
Boissoisons?
MartÃn de Poladuc miró a su amigo
como si dudara de si estaba hablan hablando
do hablando en serio o trataba de burlarse de
él.
—Perdona que te advierta que, si no
lo estás, eres el más estúpido de los
hombres —aclaró—. Tu conducta no
puede justificarse más que en el caso
de ser hija de una pasión profunda.
Ernesto movió gravemente la cabe cabeza
za cabeza
•—Puedes creer mis palabras o no
—previno—. Sin embargo, te aseguro
que no se me habÃa ocurrido aún la
posibilidad de que estuviera enamora enamorado
do enamorado de esa joven.
Poladuc rió alegremente.
—En este caso, serás el último «n
darte cuenta —aseguro—. Todas las
personas que te conocemos y conoce conocernos
rnos conocernos a la señorita de Boissoisons, he hemos
mos hemos advertido hace dÃas lo que sucede
entre los dos... ¡Con decirte que lle llevo
vo llevo una semana pensando en el regalo
ue boda que tendré que haceros!
La sorpresa del oficial no tenÃa nada
de fingida. ¿Es decir que todo el mun munuo
uo munuo habÃa advertido que amaba a la se señorita
ñorita señorita de Boissoisons, y él, an cambio,
lo ignoraba?
¿EstarÃan todos equivocados, o, en
efecto, su corazón se hallaba profun profunuamente
uamente profunuamente interesado por Albertina?
—Te dejo, Ernesto —indicó de pron pronto
to pronto MartÃn de Poladuc—. Creo que la
dama de tus pensamientos es aquella
joven que se aproxima, y no quiero
resultar un tercero en discordia... Si
se produce alguna novedad, espero que
tengas la cortesÃa de comunicármelo.
Después de todo, no debes olvidar que
es a mi a quien debes indireetamente
¡a dieha, toda vez que fui yo quien te
presentó a la señorita de Boissoisons,
y a las personas en cuyas casas te ha
sido posible voria a menudo. ¡Hasta
!a vista, viejo!
El empleado del Ministerio de Gue Guerra
rra Guerra estrechó rápidamente la mano de
su amigo, y antes de que Ernesto
acertara a replicar una sola palabra ni
a hacer gesto alguno, Poladuc se habla
alejado a grandes pasos, en dirección
oontrarla al lugar por donde llegaba
Albertina.
El capitán no pudo evitar que que quedara
dara quedara en su rostro una expresión pre preocupada.
ocupada. preocupada. Las palabras de su amigo
hablan despertado en su cerebro una
serie de pensamientos que jamás se
habÃa detenido antes a considerar, pe pese
se pese a que, en el fondo, le obsesionaban
subconscientemente desde mucho tiem tiempo
po tiempo atrás.
La señorita de Boissoisons llegó has hasta
ta hasta él, casi sin que se diera cuenta de
su presencia.
— ¡Caramba, señor de Fleuvegrand!
—expuso la muchacha, con la más de deliciosa
liciosa deliciosa de las sonrisas—. ¿Ha visto
usted algún fantasma?
El interpelado sacudió la cabeza con
un movimiento negativo, y se esforzó
en sonreÃr.
— ¡Oh, no, señorita de Boissoisons!
—aseguró—. ¿Por qué me lo pregun pregunta
ta pregunta usted?
Ella le dirigió una mirada maliciosa.
- No hay más que mirarle el rostro
para advertir que algo espantoso de debe
be debe haberle sucedido. Está usted lige ligeramente
ramente ligeramente pálido, tiene los labios cris crispados,
pados, crispados, las facciones un poco alteradas,
y las cejas formando una linea hori horizontal...
zontal... horizontal... A usted le pasa algo, señor
de Fleuvegrand.
Ernesto estuvo a punto de confesar
bruscamente toda la verdad. Sin em embargo,
bargo, embargo, se contuvo.
No querÃa adelantarse a los aconteci acontecimientos,
mientos, acontecimientos, ni provocar una situación de
â– a que más tarde podrÃa arrepentirse.
Ante todo, necesitaba hacer un exa examen
men examen de conciencia, y convencerse de
que las palabras de Martin de Po Poladuc
laduc Poladuc eran ciertas.
Era preciso cerciorarse de sus pro- 1
pios sentimientos, analizarlos minu minuciosamente,
ciosamente, minuciosamente, y saber sin lugar a dudas
si lo que experimentaba hacia Alber Albertina
tina Albertina de Boissoisons era verdaderamen verdaderamente
te verdaderamente amor, o sólo una atracción pasaje pasajela
la pasajela y amistosa.
Además, aún en el supuesto de lle llegar
gar llegar a convencerse de que amaba a la
muchacha, no querÃa arriesgarse a
declararle aquel sentimiento, sin an antes
tes antes tener una convicción o por lo me menos,
nos, menos, una probaoilidad, de ser acepta aceptado.
do. aceptado.
Quizás ella no correspondiera a su
cariño, en cuyo caso, la revelación del
¡mismo producirÃa resultados contra contraproducentes,
producentes, contraproducentes, induciendo a la joven a
apartarse del militar.
ValÃa más estudiar el asunto con
calma, considerar los detalles que po podrÃan
drÃan podrÃan ayudarle a establecer una posi posibilidad
bilidad posibilidad aproximada y. una vez seguro
ce las circunstancias, proceder de
acuerdo a ellas.
Si se convencÃa de que amaba a la
joven y era correspondido por ella,
podrÃa hablar sin inconvenientes. En
caso contrario, si no estaba seguro de
la correspondencia de Albertina, re resultaba
sultaba resultaba preferible continuar en silen silenco,
co, silenco, aprovechando las oportunidades
cue le brindaba su amistad para tra tratar
tar tratar de ir conquistando poco a poco el
corazón de la muchacha.
—No me sucede nada malo, señorita
de Boissoisons —repuso, tratando de
dar a su voz una entonación jovial—.
Y aunque me ocurriera, bastarÃa la
aparición de usted para alejar toda
clase de sombras de mi espÃritu.
Ella soltó una alegre carcajada.
—¿De modo que ye vengo a ser al algo
go algo asi como una lámpara de arco vol voltaico?
taico? voltaico? —preguntó burlonamente.
Ernesto de Fleuvegrand movió gra gravemente
vemente gravemente la cabeza a un lado y a otro.
—No; es usted más que eso —repli —replic
có —replic —. Es el mismo sel, ante cuyo res resplandor
plandor resplandor palidecen todas las demás lu luces.
ces. luces.
La muchacha hizo una exagerada y
graciosa reverencia.
—Es usted muy galante, soñor de
Fleuvegrand —indicó—. Pero el caso
es que este sol â– quien acaba usted de
alabar, necesita refrescarse la gargan garganta.
ta. garganta. ¿Quiere que vayamos a tomarnos
un helado?
Rieron ambos, y toda señal de pre preocupación
ocupación preocupación desapareció por completo
¿al semblante del militar.
En ese momento, sentÃase oasi te teli,
li, teli, y no deseaba enturbiar su dieha
con pensamientos y consideraciones
(Continúa en la página M)
21
NUNCA
molestas. Más tarde, cuando estuviera
u solas, tendrÃa tiempo sobrado para
teflexionar.
Durante todo el paseo, fué el joven
amable, ocurrente y gracioso de siem siempre.
pre. siempre. Si MartÃn de Poladuc hubiera po podido
dido podido verle entonces, quizás habrÃa mo monificado
nificado monificado su anterior criterio. Aunque,
al fin y al cabo, podÃa ocurrir, tam también,
bién, también, que se afirmara más y más en él,
j pensase que la conducta de Ernesto
cbedecÃa al deseo de hacerse grato a
la mujer amada.
CAPITULO VIII
Ya no era posible seguir viviendo
por más tiempo en la inconsciencia.
MartÃn de Poladuc habÃa lanzado el
l'amado de alerta y Frnesto de Fleu Fleuvegrand
vegrand Fleuvegrand no tenia más remedio que
considerar atentamente la verdad de
sus sentimientos.
A solas en su dormitorio, el joven
militar trató de estudiar el contenido
ce su corazón.
La tarea no era difÃcil en modo al alguno.
guno. alguno. Cualquier rincón del mismo
que tratara de registrar, aparecÃa ocu ocupado
pado ocupado por la imagen de la señorita de
Boissoisons.
Indudablemente, ella habÃa logrado
adentrarse profundamente en el alma
del oficial, hasta ocuparla por ente entelo,
lo, entelo, y en forma poco menos que exclu exclusiva.
siva. exclusiva.
No podÃa dudarse de que aquello
era amor, un amor profundo, y que
nc serÃa posible arrancar nunca del
sitio en que lograra instalarse.
El hecho se habÃa realizado sin que
Ernesto se diera cuenta de ello, y por
lo tanto, pudiera hacer nada con el
f.n de evitarlo.
Poco a poco, Albertina se fué intro introduciendo
duciendo introduciendo en el corazón del militar,
desalojando de él antiguos amorÃos pa
sajeros y sin trascendencia, que sólo
habÃan ocupado pequeñas celdas.
La señorita de Boissoisons, en cam cambio,
bio, cambio, llenaba por completo los pensa pensamientos
mientos pensamientos del hombre, hasta el punto de
estar ligada a todos y cada uno de
ellos, aún los que parecÃan menos
adecuados a consideraciones sentimen sentimentales.
tales. sentimentales.
De Fleuvegrand no podÃa encontrar
en su mente una sola idea, a la que,
de cerca o de lejos, no se asocÃase la
dulce imagen de Albertina.
No tardó mucho en convencerse de
que las palabras de MartÃn de Pola
duc habÃan sido proféticas, y propias
de un individuo clarividente y com compiensivo.
piensivo. compiensivo.
Amaba a Albertina. He aquà algo
que no dejaba lugar a dudas de nin ningún
gún ningún género. La amaba con un amor
nuevo, que no conociera hasta enton entonces.
ces. entonces. Un amor puro, sublime, capaz de
todos los sacrificios y de todas las re
nunciaciones, si llegaban a ser necesa necesarios
rios necesarios unas y otros.
No se trataba de una pasión de un
d.a, del deseo le una hora... Era el
afecto de toda una vida...
Era, en una ->alabra, el amor único
(’e una existencia, el que se brinda a
la mujer con quien uno desea com compartir
partir compartir todas las alegrÃas y todos los
pesares de la vida.
Y ella, la señorita de Boissoisons,
culto que le brindaba el oficial.
Se trataba de una muchacha joven,
hermosa, simpática... Fero. ante todo,
buena y honesta.
Cuantos la conocÃan, y especialmen especialmente
te especialmente aquellos que la trataban desde la
infancia, estaban contestes en afir afirmar
mar afirmar la pureza y la diafanidad de su
vida. Nada bochornoso ni denigrante
podÃa decirse de 'ella. Iba a ser, pues,
una esposa ideal.
Sin embargo, tal circunstancia res respondÃa
pondÃa respondÃa solamente a ia» exigencias de
la sociedad, a los mandatos dei mundo.
El corazóa de Ernesto no podÃa con conformarse
formarse conformarse con ella. Necesitaba algo
(ContinAa en la página SS)
22
PAGINA DE BELLEZA
•ate- \ ! jfl â–
fe
t X mW rf.
La gracia y la alegrÃa de una adorable trigueña engalana nuestra página
para la mujer elegante. Sobre los innumerables atributos de belleza que
posee Colleen Townsend se destaca una. boca preciosa y una reluciente y
uniforme dentadura. Ella sabe cómo realzar el encanto de una y otra pa para
ra para hacer más hechicera, su sonrisa.
Una boca que tiene tendencia a la
flojedad puede ser transformada colo colocando
cando colocando las yemas de los dedos contra
los lados de los labios y presionando
fuerte hacia el medio. Los músculos
de los labios son tan dóciles que res responderán
ponderán responderán prontamente a este ejerci ejercicio
cio ejercicio y formarán un seductor arco de
Cupido.
Para tener los labios en la mejor
condición donde sólo se dispone de
agua como auxiliar de belleza, prué pruébese
bese pruébese esto: sumérjase un pequeño peda pedazo
zo pedazo de algodón o, a falta de él, los
dedos en agua frÃa y lávense bien las
manos. Luego, en el hueco de la ma mano
no mano póngase agua y sosténgase sobre
los labios una y otra vez.
Enjuáguese cuidadosamente, y se
hallará que el lápiz de labio no es
imprescindible, si se ensaya este mé método
todo método diariamente.
La corrección de la boca.
La forma de los labios no admite
más modificación que un hábil reto retoque
que retoque con el lápiz rojo y una modera moderación
ción moderación en los gestos, vocalizando delica-
damente y sin adelantar los labios o
abrir exageradamente la boca.
La implantación de los dientes va
modificándose si se padece una afec afección
ción afección nasofarÃngea, y asà vemos cómo
una boca que era deliciosamente gra graciosa
ciosa graciosa va adquiriendo la forma del ho hocico
cico hocico de liebre, denominación con que
se conoce en medicina.
Una revisión médica se hace nece necesaria
saria necesaria si se desea conservar la belle belleza.
za. belleza. Los dientes van abriéndose en aba abanico
nico abanico y la expresión de la fisonomÃa
cambia radicalmente.
Los dientes.
Usad bicarbonato de soda y jugo de
limón para la lanpieza de los dientes.
Esto no debe emplearse más que una
vez por semana.
Para mantener las encÃas duras se
puede preparar lo siguiente: se disuel disuelve
ve disuelve un granito de pergamanato de po potasa
tasa potasa en un vaso de agua que se va
a colorear asà en rojo, frótese enér enérgicamente
gicamente enérgicamente las encÃas con esta solución,
una vez por semana y con menos fre frecuencia
cuencia frecuencia después de unas cuantas apli-
caciones.
Unas pocas gotas de tintura de mi mirra
rra mirra en media copa de agua caliente,
usada para enjuagarse la boca, cepi cepillando
llando cepillando suavemente las encÃas, las man mantiene
tiene mantiene sanas y favorece su endureci endurecimiento.
miento. endurecimiento. Es recomendable también pa para
ra para los casos de mal aliento. Es una
práctica sumamente provechosa con concurrir
currir concurrir metódicamente al consultorio
del dentista, cada cuatro meses, para ,
hacerse revisar la dentadura. Con es este
te este sistema se ahorrará dinero al fin
de cuentas y se logrará conservar mu mucho
cho mucho más los dientes.
Es muy perjudicial para la salud
y para la estética el descuidar los
dientes hasta el extremo de que no
quede más alternativa que su extrac extracción.
ción. extracción.
El Sarro.
A pesar de la limpieza diaria que
suele hacerse de la dentadura, las per personas
sonas personas que padecen de reuma o de go gota
ta gota son propensas a sufrir esas con concreciones
creciones concreciones que se forman en los dien dientes.
tes. dientes.
El clorato de potasio es de resulta- »
cómo lograr una
boca y unos dientes bonitos
susblancias y procedimientos
que sirven para llegar
al objetivo deseado.
dos eficaces; lo es también bañar un
mondadientes en ácido tricloracético
y atacar las coronas dentarias o si no
se usa un cepillo bañado en esta so soluc:ón:
luc:ón: soluc:ón:
Glicerina pura, 30 gramos; ácido fé fénico
nico fénico cristalizado, 1 gramo; esencia de
menta, 2 gramos; Alcohol rectificado,
5 gramos.
Paro limpiar los dientes.
No existe un liquido o pasta para
dar artificialmente color blanco a los
d entes. La limpieza de éstos es una
simple cuestión de higiene.
Es verdad que ciertas aguas ricas
en yodo, la permanencia a orillas del
mar, dan a los dientes un tinte ama amarillento,
rillento, amarillento, pero esta coloración nada tie tiene
ne tiene que ver con la suciedad, y los dien dientes
tes dientes asà llamados de marfil son tan
hermosos y mucho más duraderos y
fuertes que los dientes blancos.
Usted debe saber cómo usar los den dentifr'cos,
tifr'cos, dentifr'cos, pues no todas las pastas que
se venden tienen la virtud de conver convertir
tir convertir los dientes en perlas relucientes.
Debe elegirse un buen dentÃfrico, y si
da los resultados apetecidos, usarlo
siempre.
Cuidado de la dentadura.
Mucho esmero debe tenerse en el
cuidado de los dientes y muelas. Para
limpiarlos se pueden hacer dentÃfricos
en casa. He aquà una buena receta;
Bórax, 2 gramos; timol, 1 gramo; agua
dest lada, 800 gramos.
De esta preparación se echa media
lucharadita en un vaso de agua ti tibia.
bia. tibia.
Para evitar que el aliento se mani manifieste
fieste manifieste después de haber comido cebo cebolla,
lla, cebolla, se aconseja ingerir un trago de
leche o masticar un poco de perejil.
Sin embargo lo mejor es enjuagarse
la boca y la garganta con agua frÃa
en abundancia y cepillarse los d en entes
tes entes con polvos dentÃfricos preparados
a base de creta o con pan quemado y
luego finamente pulverizado. Si la fe fetidez
tidez fetidez del aliento procede de la nariz
aspire a modo de rapé, cinco o seis
veces por dÃa, la mezcla reducida a
polvo de partes iguales de idol cris cristalizado,
talizado, cristalizado, tan no y borato de sosa. Des Desaparecido
aparecido Desaparecido el mal olor, continúe las
aspiraciones durante algún tiempo,
pero sólo dos veces por dÃa. Para di disimular
simular disimular el mal aliento puede emplear
grajeas compuestas de: Polvo de ca cacao,
cao, cacao, 45 gramos; azúcar molida, 15 gra gramos;
mos; gramos; carbón vegetal, 15 gramos; un
poco de vainilla en polvo.
Nada hay para evitar las caries co como
mo como el cuidado de higien zar la boca.
Los dientes deben cepillarse dos ve veces
ces veces al dÃa: por la mañana han de lim-
Puerto Rico liwtrodo—s de febrero de 19^9.
piarse los dientes con un cepillo de
media dureza, una buena pasta den dental
tal dental y agua frÃa. Recomendamos el agua
frÃa porque de esa manera se descu descubre
bre descubre la mÃnima molestia de los dien dientes,
tes, dientes, cosa que el agua tibia harÃa pa pasar
sar pasar inadvertida. Ahora b : en; si se sien siente
te siente cualquier incomodidad o dolor, hay
que recurrir inmediatamente al den dentista.
tista. dentista. Además de cepillarse dos veces
al dÃa los dientes hay que enjuagar
la boca con agua frÃa después de cada
comida.
El cuidado de los dientes.
El agua oxigenada es un antisépti antiséptico
co antiséptico excelente para conservar los d en entes
tes entes asà como para refrescar el alien aliento.
to. aliento. Destiñe también la dentadura ama amarillenta.
rillenta. amarillenta.
A menudo pueden sacarse las man manchas
chas manchas de los dientes usando de vez en
cuando piedra pómez en polvo.
El lápiz de labios.
Los labios muchas veces tienen más
elocuencia que la palabra en la boca
de la mujer. Hay casos en que pre preferimos
ferimos preferimos de ésta una sonrisa, que nos
parece muy superior a todo lo que
nos pueda decir el lenguaje. Ahora
bien, ¿cómo deben ser representados
esos lab os que tanta importancia tie tienen
nen tienen en el conjunto del rostro? Quie Quienes
nes Quienes creen que se les debe cargar de
“rougeâ€, de modo que aparezcan bien
rojos, se equivocan. En estas condicio condiciones
nes condiciones la conservación se hace difÃcil. Se
le ve incómoda, cuidando su boca de
todo roce, conteniendo la risa amplia
y cordial, porque las encÃas hacen un
contraste r dÃculo con sus labios. Esa
mancha roja, que parece de sangre,
está ben para el “maquillaje†cine cinematográfico
matográfico cinematográfico o teatral, pero no para
andar por la calle o asistir a reunio reuniones
nes reuniones familiares.
Una boca grande y unos labios grue gruesos
sos gruesos pueden corregirse siguiendo las
instrucciones que aquà damos: Masá Masájese
jese Masájese los labios todas las noches cinco
minutos con la sigu ente mezcla: par partes
tes partes iguales de limón y miel. Primero
se aplica la mezcla de la mano iz izquierda
quierda izquierda en el ángulo izquierdo de los
labios y se hace un suave masaje ha hacia
cia hacia el centro de la boca, se coloca el
otro Ãndice en el otro ángulo y se re repite
pite repite la operación anterior. Debe ha hacerse
cerse hacerse por lo menos dos veces al dÃa.
Desinfección de los Dientes
Para desinfectar los dientes se pue pueden
den pueden emplear las substancias siguien siguientes:
tes: siguientes: solución muy diluida de ácido fé fénico;
nico; fénico; solución de ácido bórico; solución
de mentol; solución de timol; solución
de eucalipto; alcohol alcanforado.
NUNCA
más, algo que no estaba muy seguro
de conseguir.
QuerÃa ser amado por Albertina, con
la misma intensidad pasional con que
rl la amaba a ella .. .
No era imposible, pero ¿estaba muy
cerca de tal desiderátum, o, por el
contrario, sumamente lejos de él?
Seguro ya de sus propios sentimien sentimientos,
tos, sentimientos, trató de analizar los de la señori señorita
ta señorita de Boissoisons, juzgando por las
pianifestaciones externas advertidas,
por la conducta de la muchacha.
Habitualmente, ella le demostraba
sumo afecto... Sin embargo, acaso se
tratara sólo de un sentimiento amis amistoso,
toso, amistoso, que en modo alguno llegaba a ser
lo que pretendÃa Ernesto.
Algunas veces, Albertina era reser reser'
' reser' ada, hosca y casi desapacible... ¿Por
qué? ¿A qué se debÃa aquel brusco
cambio de actitud, que contrastaba
con su habitual manera de conducirse?
¿Cuál era la base que podia elegir
Ernesto para su análisis, sin peligro
de equivocarse?...
¿DebÃa fundarse en la amabilidad
frecuente de la señorita de Boissoi Boissoisuns,
suns, Boissoisuns, o, por el contrario, en la rudeza
de aquellos dÃas excepcionales?...
¿Dónde estaba la verdad absoluta?..
¿En las expresiones amables, en las
muestras de interés, o en las manÃ- ¡
testaciones de impaciencia y de des desagrado?.
agrado?. desagrado?. ..
El problema, distaba mucho de pre presentar
sentar presentar fácil solución. Ernesto de Fleu Fleuvegrand
vegrand Fleuvegrand era sólo un militar, y no en
tendÃa gran cosa de psicologÃa feme femenina.
nina. femenina.
Ante las diversas alternativas de la
conducta de Albertina para con él.
,encontrláb|ase completamente descon desconcertado.
certado. desconcertado.
¿SerÃa, tal vez que ella se sentÃa
ai rastrada a amarle, y en algunas oca ocasiones
siones ocasiones se arrepentÃa de ella y hacÃa
desesperados estuerzos para librarse
del hechizo?
(Continúa en la página 25)
fija
t/ I’' 1 ’' ztWJ * * WÃ
\ con
\
\ los diáfanos
\ POLVOS » /
\ POND'S
\ LA SRA. DE JOHN CHUkCHILL, atractiva dama
\ de la sociedad londinense, dice: “Siempre
\ uso polvos Rachel de Pond’s porque son
\ exactamente apropiados para el tipo y
\ colorido de mi tez.**
\ • ¡A usted le encantará la claridad y
\ ______ tersura, el primoroso color que los
Polvos Pond's imparten a su tez!
Por lo diáfanos que son, los Polvos
Pond's Flor de Ensueños se esparcen
suave y uniformemente . . . i Dan a la
tez un primoroso acabado que dura
por horas! ¡Hay ocho matices favore-
Ce d° reS P arO ? l e 9' r ’
MOJUD
da en el blanco
en cuanto
a atracción /
Si su objetivo es unas
piernas encantadoras JO
anótese un triunfo Jf i
seguro con las medias > a
de nylon MOJUD, / i
tan finas, tan suaves, / ' 1
que acarician a
la piel .. . JF Jb
'¿à 1
Mi I
' as l'endns%^&
en todas partas
MARCA REOIBTRAOA, MOJUD HOBIBRV CO., INC.. U. •. A-
23
CUENTO
re il
â– SEPPi elpaso
EEEIlif» A NIVEL
m|^^^h9^^B^H^BßHhh9|^w^|^H^^^^HH por
i' ■’ :. L Mendez DomÃnguez
Todos los dÃas, por aquella ro romántica
mántica romántica rinconada del noria
de Francia, cruzaba el exprés
azul en vértigo de velocidades.
Y todos los dias, en el angosto paso
a nivel, cortando dos graciosas mon montañas,
tañas, montañas, se izaba como olÃmpica ins'g ins'gnia
nia ins'gnia la bandera blanca del guarda-vÃas,
fiel a su cometido, atento y sonriente
siempre...
Adolphe era ferroviario modelo.
Adolphe no habÃa faltado nunca a la
hora del exprés para levantar hasta
arriba de su testa, preñada de no nobleza,
bleza, nobleza, el trapo nÃtido de una señal fa
vorable.
DÃa tras dÃa, noche tras noche, una
bandera, un farol, blancos, daban pa paso
so paso al monstruo de hierro que tenia
al cruzar — un silbido sutil de agra agradecimiento...
decimiento... agradecimiento... Adolphe era ya viejo viejoal
al viejoal salir de su caseta cuadr culada y
aguda, con la señal en la mano, tem temblaban
blaban temblaban ligeramente sus piernas, y los
cabellos blancos eran azotados por el
viento que descendÃa de la montaña;
su camisa remangada aleteaba tam también
bién también al viento, como el paño blanco,
como los blancos cabellos...
Tras Adolphe sale cotidianamente a
saludar la grandiosidad d e 1 convoy
azul su hijita Pauline —recortada y
esbelta como la caseta—, cuyos ojos
son todo un poema de sentimentalis sentimentalismo...
mo... sentimentalismo... Paul ne —diez años —es inge ingenua
nua ingenua y traviesa como un cisne, dulce
y suave como un paisaje de Deauvi Deauville...
lle... Deauville...
Pauline es la única alegrÃa de Adol Adolphe,
phe, Adolphe, en esta misión lenta y monóto monótona
na monótona de guardián al pie de la vÃa fé férrea,
rrea, férrea, apretada entre dos alejadas mon montañas.
tañas. montañas. Pauline es hija de Anna, a quien
Adolphe conoció en Reims. . Pauli Pauline
ne Pauline pregunta:
Papá: ¡qué bueno eres! Mamá
tamb én era asÃ, ¿verdad?
Y Adolphe no sabe contestar: gira
volviéndole las espaldas y se enjuga
una lágrima, que es un recuerdo.
Pauline no comprende. Y sigue ju jugueteando
gueteando jugueteando con sus soldaditos de plo plomo:
mo: plomo:
—¡Papito!... Cuéntame algo de sol soldados.
dados. soldados. ..
Adolphe quiere sonreÃr..
24
Si... La conoció en Reims. Cuando
las guerreras de militares de todos
los paÃses tenÃan un color negruzco,
de tierra impura y sórdida; cuando
los puentes que cortaban pequeños
riachuelos o anchos canales caÃan en
ast lias con la frecuencia que en los
campos de batalla resonaban los que quejidos
jidos quejidos de los cañones; cuando la ironÃa
de las torres • —gloriosas catedrales— catedralestenÃa
tenÃa catedralestenÃa un gesto forzado de molestia;
cuando el aire francés estaba viciado
por las brisas siniestras de Verdón
Recostada en el quicio de una puer puerta,
ta, puerta, con los tirabuzones rubios en des desorden,
orden, desorden, un delantal en primer plano
y una sonrisa estereot pada en mue mueca
ca mueca de pesar, ella —Anna— contempla contemplaba
ba contemplaba cómo los cascos grisáceos de los
soldados franceses no podÃan relucir
al sol débil y quejumbroso de dÃas
inolvidables. Al pasar Adolphe —mar —marcialidad
cialidad —marcialidad y gallardÃa— hubo algo de
"flechazo" amante: hubo un corazón
femenino que se incorporó al regimien regimiento
to regimiento y otro que quiso volar hacia aque aquella
lla aquella esquina de Reims.
¡Un corazón femtnno incorporado
al regimiento!... Los soldados pare parecen
cen parecen sentirlo; sus mochilas tienen una
agitación febril de nerviosismo; sus
hombros recios y cuadrados se mue mueven
ven mueven también inquietos. Sólo unos se segundos.
gundos. segundos. Después, contrastando con el
compás rÃgido de los tambores, los
soldados franceses van canturreando
con emoción sentidas y palr.óticais
melodÃas.
Sobre el batallón compacto parece
alzarse en imagen cinemática la ro romántica
mántica romántica sonrisa de aqueLa aldeanita
de Reims, de la pequeña Anna...
Al cabo de los dÃas, en un hospital
de retaguardia, comenzaba un idilio
a la par de horas de cruel incerti incertidumbre.
dumbre. incertidumbre.
Recostado en una cama —blanca y
roja—, Adolphe tenÃa un respirar len lento
to lento y melancólico. La cabeza vendada,
en el pecho la condecoración sangrien sangrienta
ta sangrienta de un balazo, Adolphe creÃa contar
aquellos sus últimos dÃas de existen existencia.
cia. existencia.
A su cabecera lloraba su triste des desesperación
esperación desesperación una encantadora sierva de
la Cruz Roja, que extremaba sus cui-
dados en el más bello y sublime de
los intereses...
Era Anna...
Pasó la guerra... Por los campos
de batalla los turistas humean ansio ansiosos
sos ansiosos los restos de granadas o cañones
destrozados, en deseos de llevar a sus
lares recuerdos de jornadas memora memorables
bles memorables y sangrientas.
En una casita de Reims, allà m smo
donde cruzaron por vez primera las
aristas puntiagudas de sus miradas,
canturrean en plano romántico Anna
y Adolphe. Son felices al sol; pero
el sol tiene ahora un guiño negruzco,
agorero...
Ha llegado a Reims con licencia en
el bolsillo —McDonald, un soldado in inglés,
glés, inglés, vejo amigo de Adolphe. con
quien tuvo que pelear en las praderas
de combate.
McDonald y Adolphe son buenos ca camaradas.
maradas. camaradas. Saben de la amistad Ãntima,
de la cordialidad, del compañerismo.
Con caracteres afines y pulidos am ambos
bos ambos por una educación maestra, re remachados
machados remachados después por el clavo oxida oxidado
do oxidado e inmenso de la Gran Guerra.
Por esa amistad tan intima, Adol Adolphe
phe Adolphe no presta atención a ciertos ex excesos
cesos excesos de amabilidad con que McDonald
se conduce ante Anna: si lo hubiera
hecho, se habrÃa acordado de su pri primera
mera primera mirada para Anna en aquella
rinconada de Reims. Anna y McDo McDonald
nald McDonald se contemplan con igual pasión,
con el mismo deseo... Desde este dÃa,
en la tÃpica casita de Reims suceden
con frecuencia inaudita escenas de ili ilicto
cto ilicto y vehemente amor, que, afortu afortunadamente,
nadamente, afortunadamente, Adolphe nunca llega a
descubrir: ni a husmear siquiera...
Pero un dÃa, cuando Adolphe vuel vuelve
ve vuelve del centro de la ciudad, cargado
de chuletas y golosinas, se ofrece a
su vista extática un cuadro odioso en
toda su trágica desnudez. El nido es estaba
taba estaba en desorden; no habÃa nadie den dentro,
tro, dentro, y sobre la mesa desmantelada se
erguÃa la ironÃa punzante de una car carta:
ta: carta:
“Para Adolphe". Y una lágrima...)
Anna partÃa violenta. Después del
“flechazo†habÃa sido la inmensa ha habilidad
bilidad habilidad de McDonald —llevado de la
pasión— quien...
Adolphe comprendió. Rompió la car carta
ta carta sin leerla. Y pretendió olvidar...
“...nos vamos a Inglaterra. Perdó Perdónanos...â€
nanos...†Perdónanos...â€
Anna—¿McDonald?—ni siquiera ha
sentido palpitar bajo su seno el sen sentimiento
timiento sentimiento popular y magnifico de la
maternidad. Abandonada, mejor, di- i
cho, con Adolphe, queda Pauline, de deliciosa
liciosa deliciosa muñeca de dos años.
Han pasado ocho primaveras que
han sido para Adolphe ocho rosas pie.
ñas de espinas melancólicas y desan desangrantes.
grantes. desangrantes. Lejos de Reims, Adolph ha
cambiado su nido por una caseta de
tipo holandés, desde donde saluda dia
tras dia con la sonrisa de su bandera
manca el paso raudo de un exprés
veloz y simétrico...
Los periódicos dicen de un crimen
sensac onal ocurrido en un dancing de
Plymouth... Anna Peggy, célebre tan tanguista
guista tanguista francesa, ha sido asesinada por
un ex combatiente de la Gran Guerra,
llevado de un ataque de celos: el te teniente
niente teniente McDonald, del Ejército britá británico,
nico, británico, a quien conoció en Francia
La vida, que es brusca y frivola co como
mo como una cocotte, sonrió pura y recta
a los primeros años de Anna, para
sumirla luego en el fango de una con conducta
ducta conducta vil y matarla después en este
m smo ambiente...
"Anoche, el maquinista del exprés
Norte se vió obligado a detener vio
lentamente el convoy, al llegar al pa- w*
so nivel de Deux Montaignes, por no
haber oteado, como de costumbre, a
señal franca del guarda-vÃas de ser- ,
vicio.
Al descender del ténder, los fogo
ñeros observaron, aterrorizados, co
mo —cortando el paralelismo de os
railes— yacÃan los cadáveres del e
rroviario Adolphe y su hijita Pau ine
En las manos, nerviosas y tensas to todavÃa,
davÃa, todavÃa, de Adolphe se estrujaba < 1 *
tit Jaurnal, en su sección del famoso
crimen de Plymouth. Y cubriendo os
rostros de los suicidas, la bandera ro roja
ja roja del paso a nivel, como un sÃmbo o.
Se cree.. "-
* * *
LOS NIÑOS ESCUCHAS..
mi opinión sobre
ios niños EstÃlenos
Una Institución Necesaria
si Estamos por Mantener
un Mundo en el que Puedan
Vivir Libres los Hombres
"Se está haciendo significa significativamente
tivamente significativamente evidente que, para
poder controlar y utilizar con
propiedad los logros cientÃficos
y tecnológicos del hombre,
existe una creciente necesidad
de fuertes hombres de coraje,
sabidurÃa, caridad, honestidad
y fe. Estas virtudes, inherentes
a todos nosotros en algún gra grado,
do, grado, deben ser cuidadas y de desarrolladas
sarrolladas desarrolladas si estamos por man mantener
tener mantener un mundo en el que pue puedan
dan puedan vivir libres los hombres.
Ya que el desarrollo de estos
rasgos del carácter es el prin principal
cipal principal interés de los Niños Es Escuchas
cuchas Escuchas de América, y ya que
ellos han demostrado con los
años un éxito loable en el aco acometimiento
metimiento acometimiento de su objetivo, yo
respaldo de todo corazón al
Escutismo y lo recomiendo a
todos los niños de América y
a sus padres".
D. E. BARBEY
Comandante del Décimo Dis Distrito
trito Distrito Naval
Lo primero era seleccionar el sitio
donde habrÃan de acampar. Luego
montar las casas de campaña. LJn es escucha
cucha escucha nos invitó a verlos mientras
llevaban a cabo esta tarea rut-naria
en las que todos ponen lo mejor de
su esfuerzo para que la “casa quede
en ordenâ€. El trabajo no es tan fácil
como parece: las casetas se montan
en semicÃrculo teniendo en cuenta
que la entrada quede a favor del
viento, de modo que, en caso de llu lluvia,
via, lluvia, no penetre el agua hacia, el in interior.
terior. interior. Un colchón de hojas secas so sobre
bre sobre el que se tendÃa una frisa y una
sábana bien estiradas, completaba la
tarea de acondicionar la caseta para
la hora del descanso. Además, alre alrededor
dedor alrededor de cada una se cava una pe pequeña
queña pequeña zanja de desagüe.
Puerto Rico Ilustrado —s de febrero de 191/9.
Terminadas las casas de campaña,
el instructor da órdenes a un grupo
de escuchas para que preparen el al almuerzo.
muerzo. almuerzo. Entre la tropa se dejó escu escuchar
char escuchar un rumor de alegrÃa porque, en
efecto, la travesÃa y el trabajo hacÃan
imperativo un almuerzo suculento, Y
muy pronto empezó a salir de las
ollas un olorcillo invitador, capaz
de turbar al más comedido de los
gastrónomos. Aquel salcocho era una
obra maestra, y en medio del campo,
como que sabe mejor. En la sobreme sobremesa
sa sobremesa “no hubo discursos que lamentar",
como dijera en cierta ocasión Luis
Bonafoux, y todos se levantaron fÃsi fÃsicamente
camente fÃsicamente más pesados, pero sintiendo
se más livianos, es decir, más dispues dispuestos
tos dispuestos para continuar la tarea iniciada
en la mañana.
Olvidaba decir que la mesa vino
a ser otra “ingeniosidad del escutis escutismo".
mo". escutismo". Mejor que describirla, es dejar
que los lectores la vean en una de
las fotos que acompañan este repor reportaje.
taje. reportaje. Y digan si no ustedes, si puede
una mesa constituir problema para
los escuchas.
El resto de la tarde fué de ardua
tarea para los muchachos. HabÃa que
terminar de establecer el campamento.
Y al caer la noche, el sueño fué len lentamente
tamente lentamente apagando las voces. Pito
GarcÃa fué de los primeros en caer
como piedra y yo, que s'empre he
tenido dificultad para dormir, per permanecÃ
manecà permanecà largo rato percibiendo un ru rumor
mor rumor ininteligible que bien podrÃa de denominarse
nominarse denominarse con un dejo de poesÃa, “la
voz del silencioâ€.
Un toque de corneta vino a tur turbar
bar turbar la paz de nuestro sueño. ParecÃa
como si hubiésemos acabado de po poner
ner poner la cabeza en la almohada. Perc
aunque de buena gana deseásemos
continuar durmiendo, era necesario
cumplir con la disciplina del campa- '
mentó. Bien pronto nos encontramos ;
ante un espectáculo que hacÃa tiem- I
po no contemplaban nuestros ojos: I
un amanecer en el campo. La natura naturaleza
leza naturaleza se desperezaba en el canto de
los pájaros, en la brisita frÃa que se
pierde, juguetona, entre los árboles,
en el ojo azul del lago que se abrÃa
ante los primeros rayos del sol ma matutino.
tutino. matutino.
Los escuchas saltaban de sus “ca “camasâ€
mas†“camas†animosos y alegres, dispuestos
como siempre a extraerle al nuevo
dÃa hasta la última gota de su jugo
vital. A falta de comodidades, los
muchachos las proveÃan a su modo.
A los pocos minutos improvisaron
sobre un trÃpode de palos, un “lava “lavaboâ€
bo†“lavabo†magnÃfico. Y cuando todos se hu hubieron
bieron hubieron aseado, preparáronse para los
ejercicios calisténicos que estiran los
músculos adormecidos en la noche y
que renuevan el vigor y la disposi disposición
ción disposición para iniciar con optimismo el
primer dÃa de campamento.
El desayuno de avena, huevos, pan
y café, fué un salvoconducto en or orden
den orden para atravesar sin peligro las li lincas
ncas lincas de un dÃa de intensa actividad.
A las nueve de la mañana se ini inicia
cia inicia el perÃodo de estudio. La tropa
se divide en grupos y el instructor
va a cada uno de ellos ofreciendo su
(Continúa en la página 30)
NUNCA...
Pero, en tal caso, ¿por qué habria
de molestarle la idea de querer a Er Ernesto,
nesto, Ernesto, y cuál era la razón por la cual
se resistÃa a dejarse llevar de los im impulsos
pulsos impulsos de su corazón?
—¿Pensará que yo no la quiero y
que, por lo tanto, serÃa imprudente y
absurdo enamorarse de mi? —pensó
el joven.
Aquel pensamiento, por lo que tenÃa
ce favorable a sus anhelos, logró ser
acogido con entusiasmo por el joven
oficial.
Si; seguramente, “lia no deseaba
dejarse arrastrar a una pasión que no
sabÃa si iba a ser correspondida al alguna
guna alguna vez.
En tal caso, era preciso que Ernes Ernesto
to Ernesto de Fleuvegraad hablara, que dijese
la verdad de sus propios sentimientos,
para que la mu-hacha se tranquiliza tranquilizase,
se, tranquilizase, y accediera a dar rienda suelta a
su amor naciente. ..
Pero ¿y si se equivocara?... ¿Y si
el motivo de la brusquedad de la jo joven
ven joven fuese 0tr0?...
¿Cuáles serÃan, entonces, las con consecuencias
secuencias consecuencias de la declaración de Er Ernesto?.
nesto?. Ernesto?. ..
Desde luego, si ella no le amaba, si
no creÃa poder llegar a quererle ja jamás,
más, jamás, juzgarÃa que su amistad actual
o podÃa ser continuada, por lo menos
ajo su aspecto de ahora.
No iba a querer alentar un senti sentimiento
miento sentimiento que no se hallaba en condi condiiones
iones condiiones de compartir. Probablemente
enunciarÃa a continuar sus entrevis entrevistas
tas entrevistas y sus paseos en compañÃa del ofi oficial...
cial... oficial... Se alejarÃa de é1...
Aquello seria un suplicio espantoso
iara Ernesto. Si, por lo menos, le die diera
ra diera ella una oportunidad de intentar su
onquista, podrÃa tener muchas opor-
(Continúa en la página 26)
ttM MI
Primer lugar en los de su clase
1 Construcción flexible de
muelle.
2 Capas gruesas de tapicerÃa.
3 Borde Simmons prefabricado.
•
Más estas caracterÃsticas de
calidad: • Borde French • Asas
de tela para manejo • Borlas
de botón plano • 8 orificios
para ventilación.
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PHLOGISTINE ANTIPHLOGISTINE utiliza la acción térmica.
Mantiene calor húmedo por largo tiempo,
transmitiéndolo a ’a parte afectada:
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jo manejo .. . sus 8 orificios para ventilación ... su
famoso borde Simmons prefabricado . . . sólo
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ticas caracterÃsticas que hacen que la compra del colchón
Deepsleep Simmons sea una inversión econó económica
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25
estampas de la vida cotid'cna
cuando
nos olvidamos del prójimo
POR J. P. CARAGOL RIVERA Y CALCAÑO
El Señor del Tobaco.
El ómnibus trepidante, nervioso,
frena bruscamente en la esquina con
un chirriar de ruedas, que es como
un quejido prolongado. Más que un
vehÃculo, parece un animal detenido
en plena carrera. Una oleada humana
se precipita a las puertas de entra entrada.
da. entrada. Hay empujones, palabras fuertes,
voces femeninas suplicantes. Por fin
logramos penetrar en su interior.
Un señor grueso bloquea el pasillo
Quiere ir cómodo y no se aparta para
hacernos sitio a los que a duras pe penas
nas penas logramos subir. En la boca aprieta
un tabaco encendido, que muchas ve veces
ces veces parece que quiere quemarnos los
ojos, cuando el vaivén de la guagua
nos arroja sobre su dueño. Bocana Bocanadas
das Bocanadas de humo envuelven a los infelices
w
que le quedan cerca y cenizas en gra graciosa
ciosa graciosa lluvia gris caen sobre los pasa pasajeros
jeros pasajeros que por desgracia ocupan el
asiento, al lado del señor del tabaco.
Hay un continuo sacudir de trajes
y dedos nerviosos hurgan en los ojos.
Las manos forman pantallas protecto protectoras.
ras. protectoras.
Un golpe de viento arranca una
lluvia de chispas, en alarde de piro pirotecnia.
tecnia. pirotecnia. Algunas mujeres gritan. Esas
pequeñas partÃculas candentes tienen
un arte maravilloso, para quemar la
ropa o meterse en los ojos.
Surgen las protestas; voces elevan
un clamor.
¡Oiga usted, apague ese tabaco!
Pero él sigue inmutable, creyendo
que es el único pasajero del ómni
bus, cómodo y holgado comprimiendo
de vez en cuando, con su volumino voluminoso
so voluminoso abdomen a la pobre señora car cargada
gada cargada de paquetes.
Lector. ¿No te has tropezado nun nunca
ca nunca con el señor del tabaco?
Los Mendigos
Puertas de una iglesia, o de todas
las iglesias. Grupo de mendigos. Pe Pero
ro Pero no son los clásicos mendigos de
26
uG-V
la poesÃa que de niño aprendimos, en
la escuela. No. Estos mendigos son
fuertes y rollizos. Hombres jóvenes
capaces de picar piedras, en la vÃa
blanca. Mujeres gordas, sanas, aptas
para el trabajo. No hay tristeza en
su rostro, ni fatiga, ni hambre.
Hay osadÃa, descaro, codicia, la ma mano
no mano que se tiende no suplica, casi exi exige.
ge. exige. Hay un reto en la voz.
—Oye tú, dame una limosna. Co Como
mo Como los conocemos, seguimos sin ha hacerles
cerles hacerles caso. ¡Vete al demonio!
La blasfemia... como comprende comprenderá
rá comprenderá el lector, es otra, más dura y soez.
Y cuando algún incauto se aventura
a darle una limosna, a uno, los otros
le caen encima y surgen de nuevo
las mismas interjecciones. Después,
cuando ha pasado la afluencia de
público al templo se entretienen en
contar el botÃn. En la caficola de la
esquina le cambian los centavos en
pesos.- SÃ, pesos. Compran cigarros.
¿Cuándo se ha visto que la miseria
mantenga vicios?
Y se res rán tranquilos. Quien tie tiene
ne tiene una pensión, quien tiene hijos que
le den lo necesario. La mendicidad en
ellos es un vicio, una anomalÃa casi
paranoica.
¿Lector, no te ha salido nunca esta
clase de mendigo?
Lo Porejo de Cine.
Nos disponemos a ver cómodamen cómodamente
te cómodamente la pelÃcula. Es el regalo que nos
hacemos a nosotros mismos, después
de una semana de trabajo.
Llegamos al cine; buscamos un si sitio
tio sitio adecuado, etc.; y nos sentamos
nensando pasar una noche agrada agradable.
ble. agradable.
¡Ah! Pero no contábamos con la
pareja. El es un seis piés; ella usa
melena, de esas que recuerdan las
de un león. Son novios recientes. Ne-
Aesitan exhibir su pasión, en todos
ios lugares, en que se les presente
(Continúa en la página 44)
lenidades de llegar alguna vez, a la
realización de sus afanes... Pero. .
Estaba en una gran indecisión. De
una parte, experimentaba el anhelo de
hablar cuanto untes, de exponer la
cerdad de su cariño, y de implorar el
de Albertina.
Por otra, el miedo a un rechazo le
indicaba la conveniencia de aplazar su
declaración, dejando que las cosas si siguieran
guieran siguieran como .iasta entonces, pero
concentrando sus esfuerzos en lo su sucesivo,
cesivo, sucesivo, en la conquista de la mujer a
quien amaba.
Iba ya a decidirse por este último
temperamento, cuando una idea an angustiosa
gustiosa angustiosa acudió a su mente.
¿Y si ella amara a 0tr0?...
Trató de desechar al punto seme semejante
jante semejante supuesto. No; renÃa la certidum certidumbre
bre certidumbre absoluta de que el corazón de la
reñorita de Boissoisons no se hallaba
ocupado aún por la imagen de hom hombre
bre hombre alguno. Al menos, por la de otro
cue no fuera él mismo.
Sin embargo, el hecho podÃa produ producirse
cirse producirse en cualquier oportunidad. Alber Albertina
tina Albertina conocerÃa de pronto a un joven
atrayente que lograrÃa cautivar su
atención, y al no estar ligada por
compromiso alguno, dejarÃase ilevar
por los dictados de sus sentimientos..
ImponÃase evitar semejante even-
tualidad... ¿Cómo?...
No existÃa más que un recurso. Tal
vez era arriesgado, pero debÃa correr correrse
se correrse el peligro de un fracaso problemá problemático,
tico, problemático, para eludir un riesgo mayor.
Ernesto de Fleuvegrand tenÃa que
declarar su amor lo antes posible, y
salir de dudas de una vez por todas.
Si la señorita de Boissoisons le co corresnondÃa.
rresnondÃa. corresnondÃa. habrÃa logrado la anhela anhelada
da anhelada felicidad sin mayores inconvenien inconvenientes.
tes. inconvenientes. De lo contrario, si el corazón de
ella se encontraba realmente libre
acaso tuviera piedad de su enamora enamorado.
do. enamorado. y accediese a darle la ocasión re requerida
querida requerida de conquistar su amor.
En tal caso, no era posible que la
nasión del militar no desnertase un
eco en el alma de la muchacha, Tar Tarde
de Tarde o temprano iba a triunfar...
Y el peligro de la intervención de
un nuevo enamorado quedarÃa a un
terreno problemático v secundario, ya
r-ente moralr-ente comnrom^tida con el militar y..
De Fleuvegrand se dió cuenta d°
cue estaba haciendo castillos en el
ame y e c peculandn mentalmente con
sentimientos de otra persona.
Pero, fuera como fuese, su decisión
estaba tomada. AprovecharÃa la prime primera
ra primera oportunidad para hablar, y salir de
aquel estado de angustiosa duda que
le atormentaba.
QuerÃa a Albertina de Boissoisons.
5 deseaba hacerla su esposa ..
¡Su esposa!
Aquella palabra le hizo pensar en
cue necesitaba el consentimiento pa paterno
terno paterno para llevar a cabo la realización
de su proyecto.
Iba a solicitarlo de inmediato, y ade además,
más, además, pedirÃa un consejo al autor de
sus dÃas. La experiencia del general
(acaso le facilitara un recurso para
resolver todas sus inquietudes.
Una vez decidido, encaminóse resuel resueltamente
tamente resueltamente al escritorio donde su padre
acostumbraba pasar la mayor parte de
las horas que le dejaban libres sus
ocupaciones militares.
Al verle entrar, el anciano levantó
la cabeza, y sonrió al capitán. Adoraba
a su hijo, y, al mismo tiempo, sentÃa sentÃase
se sentÃase orgulloso de él.
Ernesto de Fleuvegrand habÃa sa sabido
bido sabido hacer honor al apellido que lle llevaba.
vaba. llevaba. Como su padre, también él iba
a hacer rápida y brillante carrera en
el ejército. Tenia el grado de capitán,
a la edad en que muchos oficiales no
han logrado apenas llegar a primeros
tenientes. Y la inteligencia despierta
del joven, hacÃa presagiar para él rá rápidos
pidos rápidos ascensos a los altos cargos di directivos.
rectivos. directivos.
—¿Fuedes concederme cinco minu-
I
NUNCA...
tos de atención, papá? —solicitó Er
nesto, tratando de afectar un aire de
naturalidad absoluta.
El general miró a su hijo con ligera
sorpresa, pero se apresuró a dejar la *
pluma que empuñaba en aquel mo momento,
mento, momento, y a echarse hacia atrás, en el
sillón.
—Desde luego, hijo mÃo -concedió
Siéntate.
Ernesto de Fleuvegrand obedeció la
orden, instalándose frente a frente del
autor de sus dias.
—¿De qué se trata? - —interrogó el
general.
Con una sonrisa, el joven trató de
disimular la ligera turbación de qu
era presa.
—¿Qué opinarÃas de... que yo me
casara? — indagó.
Instintivamente, los ojos del ancia
no se posaron en el retrato de la
que fuera su esposa, que presidÃa su
mesa de trabajo de 1 de un marco de
plata.
—Eso depende de varias circunstan circunstancias,
cias, circunstancias, Ernesto —repuso lentamente, con
un leve fruncimiento del ceño—. En
principio, me parece lógico que los
t ombres formen hogar y otra cosa se
rÃa absurda en mÃ, por cuanto di el
ejemplo a su debido tiempo...
—¿Me apruebas, entonces?
El anciano levantó su mano derecha,
cara indicar que no debÃa apresurarse
demasiado en interpretar sus palabras
—Ante todo, necesitarÃa saber si se
trata de una muchacha que te convie conviene,
ne, conviene, por sus condiciones morales, poi
su nombre, por su fortuna...
—En cuanto a su moral, no hay na nada
da nada que objetar a ella, papá —defendió
el capitán con entusiasmo.
Una sonrisa, entreabrió los labios
del general.
—Esa es una opinión personal tuya
oue nada significa, hijo mÃo —rechazó
bondadosamente—. Cuando los hom homb>es
b>es homb>es amamos, el amor pone en nues nuestros
tros nuestros ojos una tupida venda que no nos
permite apreciar los defectos de la
persona amada. No quiero decir, con
eso, que la joven elegida por ti no sea
merecedora de todos mis respetos; pe pero
ro pero comprenderás que necesito ente enteraime
raime enteraime por otros conductos que no sean
tus propias declaraciones, de cuanto a
ella se refiere.
Ernesto se encogió de hombros, con
un movimiento de absoluta indiferen indiferencia.
cia. indiferencia.
—Eso no me preocupa, papá —ase
guró—. Puedes indagar cuanto quie quieras,
ras, quieras, en la certidumbre absoluta de
oÃr solamente elogios de esa joven.
La sonrisa del anciano se acentuó
adquiriendo un ligero matiz irónico.
—Mucho me complacerÃa que estu estuvieras
vieras estuvieras en lo cierto, muchacho —dijo—.
Si es asÃ, tu amada debe ser un cú cúmulo
mulo cúmulo de perfecciones.
—Lo es sin duda alguna, papá —ase
guró el capitán con absoluta firmeza.
Esta vez, el anciano no pudo menos
que echarse a reir. Más que las pala palatras,
tras, palatras, el tono de certidumbre de su
hijo le resultaba un poco cómico.
—¡Bendita sea la juventud, Ernes Ernesto!
to! Ernesto! —exclamó el general—. ¡Dichoso
quien puede entusiasmarse como lo
estás tú, ahora!
Los ojos de Ernesto brillaron de
júbilo.
—Cuando conozcas a Albertina, esta estatás
tás estatás de acuerdo conmigo, papá —expu —expus
so —expus —. Es la más adorable de las mu muchachas,
chachas, muchachas, y la más buena también...
Te lo aseguro.
—Te creo, te creo por lo menos,
mientras no tenga pruebas en contra.
Quiero suponer que mi hijo ha sa sabido
bido sabido elegir dignamente a la que debe
ocupar en esta casa el puesto de due dueña
ña dueña que un dia estuvo dignamente ocu ocupado
pado ocupado por tu madre, hijo mÃo.
Nuevamente, los ojos del anciano se
posaron en el retrato, con expresión
conmovida.
—SÃ, papá —convino el capitán—.
Albertina es digna de llevar nuestro
apellido.
Hubo una breve pausa, durante la
cual Raúl de Fleuvegrand estuvo ju jugueteando
gueteando jugueteando con un cortapapeles.
—¿Es rica? —pregntó de pronto.
Ernesto esbozo un gesto de indife indiferencia.
rencia. indiferencia.
—Tengo entendido que sà —repuso —.
Sin embargo, te confieso que no me
he detenido mucho en semejante con consideración.
sideración. consideración. Para mi, la riqueza es un
factor secundario.
El general asintió gravemente.
—Tienes razón —advirtió—. Desde
el momento que tú posees una sólida
fortuna, carece de importancia el he hecho
cho hecho de que ella sea rica o pobre. So Solamente
lamente Solamente lo preguntaba para poder for formarme
marme formarme una idea acerca del modo co como
mo como pudo ser educada.
—Su educación no deja nada que
desear, papá.
Una vez más, el anciano se rió.
— ¡Hombre! —protestó—. Estás tra tratando
tando tratando de coaccionar mi ánimo, y esto
no está nada bien. Es preciso que te
limites a exponer hechos indudables, y
a dejar que yo haga mis investigacio investigaciones,
nes, investigaciones, sin nigún prejuicio previo.
—Ya te he dicho que no veo incon inconv
v inconv niente alguno en ello. Pero no pue puedo
do puedo dominar mi entusiasmo.
—Eso mismo me ocurrÃa a tus años,
mando me enamoré de la que más
tilde fué tu madre... Y, por suerte,
mi entusiasmo estuvo justificado.
-También el m!o lo está, papá.
—Asà lo deseo, hijo.
El general lanzó un profundo sus suspiro.
piro. suspiro. La evocación de la esposa muerta,
t aia a su memoria el recuerdo de
Loras felices que ya no podÃan volver.
¿Pertenece a una familia de núes núest
t núest a clase? — inquirió de pronto, más
que por verdadero interés, para sus sustraerse
traerse sustraerse a sus tristes reflexiones.
El interpelado hizo un gesto afir afirru.t
ru.t afirru.t ivo.
—SÃ, papá. Tiene un apellido aris aristocrático.
tocrático. aristocrático.
-¿Cómo se llama?
Albertina de Boissoisons.
Raúl de Fleuvegrand se irguió de
I ronto en su asiento, con los ojos muy
abiertos, y una expresión de sincera
sorpresa en el rostro.
—¿Albertina de Boissoisons? —re —repitió—.
pitió—. —repitió—. ¿Es acaso, la hija de Héctor
óe Boissoisons?
Ernesto vaciló un segundo antes de
contestar. Realmente, nunca habÃa te tenido
nido tenido ocasión de inquirir el nombre del
padre de su amada, de quien sólo sabia
c ue habÃa muerto hacÃa muchos años,
antes de nacer Albertina.
—No puedo decirlo —indicó por
fin—. Su padre murió antes de que
ella viniera al mundo, y también su
madre sucumbió al darle vida. Ella vi vive
ve vive con su abuelo..
El general habÃase inclinado hacia
adelante, y tenÃa los ojos fijos en su
hijo con expresión de extraordinaria
ansiedad, como si de las explicaciones
del joven dependiera algo vital para
su existencia.
—Dime, ¿cómo se llama el abuelo de
la muchacha? —interrogó con acento
ronco.
Sorprendido por la extraña inquie inquietud
tud inquietud del anciano, el capitán apresuró apresuróte
te apresuróte a exponer.
—Horacio de Boissoisons.
El general se dejó caer hacia atrás,
fundiéndose en su sillón con aspecto
abatido.
—Es él —balbució pobre Héctor...
Ahora, fué Ernesto quien se sor sorprendió
prendió sorprendió extraordinariamente.
—¡Cómo! —exclamó —. ¿La conocÃas?
El anciano hizo un gesto negativo
con la cabeza.
—A ella, no —aclaró —. A su abuelo,
muy poco, pues sólo le vi en escasas
< portunidades. En cambio, fui amigo
Ãntimo de su padre, Héctor de Bois Boissoisons...
soisons... Boissoisons... Era un hombre muy bueno,
y un amigo 1ea1... Tuvo un final trá trágico,
gico, trágico, pero, a decir verdad, nunca he
pedido convencerme de que fuese
culpable... Sin embargo, el parte ofi-
cial declaraba sin lugar a dudas “Cul “Culpable
pable “Culpable de Alta Traiciónâ€...
Ernesto de Fleuvegrand se estreme estremeció.
ció. estremeció.
—Eso no es posible, papá —expuso,
con acento ronco. Albertina no puede
ser la hija de un traidor.
El anciano suspiró tristemente.
—En forma oficial, lo fué —repuso —.
Sin embargo, yo no lo he creÃdo nun nunca...
ca... nunca... Además, se trata de una histo histor.a
r.a histor.a remota, poco conocida, y olvidada
por las escasas personas informadas
de e11a... No te preocupes, hijo. Si
la señorita de Boissoisons reúne las
cualidades que tú pretendes, no seré
yo quien me oponga a vuestro enlace..
Por el contrario, lo aceptaré como una
especie de señal de perdón... Porque,
en cierto modo, yo fui responsable del
desastre que costó la vida al pobre
LAS HAZAÑAS DE BECERRILLO
Se citan curiosos ejemplos de piedad y de inteligencia entre los
perros que se introdujeron en América en tiempo de la conquista.
Cuéntase de uno, llamado Becerrillo, alano, muy desarrollado y tan
raro de colores como singularmente inteligente, que distinguÃa a los
indios mansos de los rebeldes con sólo verlos, procediendo con arre,
glo a esta rara penetración. Una vez le mandó su amo en busca de
una vieja que se habÃa fugado y de quien temÃan traición. Encontrada
la vieja, se arrojó al suelo con desesperación ante el animal, bañada
en lágrimas e implorando perdón; y fué tanta la lucidez de Becerrillo
y tanta su nobleza, que desistió de hacer daño alguno a la vieja y, con
muestras de compasión, le acarició, retirándose después. Este perro
extraordinario murió en una acometida contra los caribes, herido por
una flecha envenenada, dejando un cachorro llamado l.eoncico, que
acompañó a Balboa en todos los encuentros que tuvo con los indios
del Istmo de Panamá, sirviéndole de guÃa y librándole de emboscadas
y ataques inesperados. Ninguno de estos perros tan nobles como in inteligentes
teligentes inteligentes tuvieron los ingleses en la conquista de Jamaica, donde em.
plearon una variedad llamada de bloodhounds, o sea sabuesos; especie
feroz y adiestrada exclusivamente para exterminar los negros. Estos
mismos perros emplearon Ingleses y Angloamericanos para cazar y des destrozar
trozar destrozar los negros en el Sur y los emplearon también para matar indios.
Héctor.... Yo pude haber evitado su
trágico final, sólo con aconsejarle que
abandonase su castillo, en vez de tra tratar
tar tratar de tranquilizarle... Déjame solo,
Ernesto... Déjame solo unos momen momentos...
tos... momentos... Necesito desahogar la emoción
que ha provocado en mà el recuerdo
del amigo querido.... No quiero que
nadie me vea, hijo mÃo... ¡Nadie!...
¡Ni siquiera tú!
CAPITULO IX
Las inesperadas palabras de su pa padre,
dre, padre, habÃan sumido a Ernesto de Fleu Fleuvegrand
vegrand Fleuvegrand en un mar de confusiones.
De acuerdo al deseo expresado por
ei general, se apresuró a dejarle solo
en su escritorio, y fué a refugiarse a
su propio aposento, donde se entre entregó
gó entregó a la reflexión.
Sus propósitos habÃan sufrido un ru rudo
do rudo golpe. No es que hubiera dejado
de amar a la señorita de Boissoisons,
pero no podÃa encarar ya la conve conveniencia
niencia conveniencia de declararse a ella, por lo
n.enos hasta que hubiera tenido oca ocasión
sión ocasión de aclarar las palabras vertidas
por el general.
Decidióse a interrogar al autor de
sus dÃas al respecto. El anciano no
s< negarÃa sin duda a expresar a su
hijo la verdad de lo sucedido años
atrás, y una vez en conocimiento de
los hechos, el joven capitán estarÃa
en condiciones de hacer su composi composición
ción composición de lugar.
No querÃa inquietarse prematura
mente. La palabra traición le habÃa
llenado el alma de congoja. Pero, por
muy exigente que pudiera ser él en
tal sentido, más lo era el general; y,
sin embargo, éste habÃa indicado cla claramente
ramente claramente que no tendrÃa la menor ob objeción
jeción objeción que hacer al enlace de su hijo
con Albertina.
Indudablemente, ’odo iba a arre arreglarse
glarse arreglarse de acuerdo a los anhelos senti sentimentales
mentales sentimentales del joven.
Pero no debÃa precipitarse. En pri primer
mer primer lugar, dejarÃa pasar unas horas,
un par de dÃas tal vez, para que Raul
de Fleuvegrand pudiera recobrarse por
completo de su emoción.
NUNCA...
Entonces, una vez padre e hijo es estuvieran
tuvieran estuvieran en condiciones de hablar
tranquilamente, Ernesto interrogarÃa
al anciano, haciendo que le refiriera
la historia del padre de la señorita de
Ecissoisons, o, por lo menos, la par parte
te parte de ella que 1? llevara a ser acusado
de Alta Traición.
Luego, de acuerdo a lo que resulta resultara
ra resultara aquella conversación, procederÃa.
O bien a declarar su amor a la mu muchacha
chacha muchacha elegida Je su corazón, o, si era
necesario, tratarÃa de arrancar aquel
cariño de su pecho, en caso de ser
imposible.
Empezaba a comprender la razón de
los extraños silencios y de los mo mon.entos
n.entos mon.entos de sombrÃa hosquedad de Al Albertina.
bertina. Albertina.
Probablemente no era el temor de
enamorarse de Ernesto lo que la an-
gustiaba, si no la evocación de la his historia
toria historia pretérita
aunque sólo fuera por haberla oÃdo de
labios de su abuelo.
Ambos sentimientos podÃan estar
últimamente ligados. Quizás la joven
pensaba que la conducta del autor de
sus dÃas la hacia a ella indigna de
unir su destino al de Ernesto de Fleu Fleuvegrand,
vegrand, Fleuvegrand, y por eso sentÃase acongoja acongojada...
da... acongojada...
Fuera como fuese, nada podÃa hacer
Ãl hasta saber a ciencia cierta las con condiciones
diciones condiciones del asunto.
De momento, hasta que llegara la
ocasión de obtener la entrevista con
â– 1 general debÃa dejar que todo si siguiera
guiera siguiera como hasta entonces.
ContinuarÃa viendo a Albertina, pa paseando
seando paseando con ella, mostrándose obse obsequioso
quioso obsequioso y amable... Pero iba a tener
Fuen cuidado de detener en su gar garganta
ganta garganta la declaración del amor que
Leñaba su pecho, sin permitir que se
asomara a sus ¡abios.
Después de todo, se trataba de una
espera relativamente breve. Dos dias
nada más. Cuarenta y ocho horas de
incertidumbre, al término de las cua cuales
les cuales estarla en condiciones de correr
hacia la felicidad, o de encerrarse en
la eterna desdicha de la renunciación
obligada.
¡Alta traición! Para él, aquellas pa palabras
labras palabras eran la sÃntesis del peor de
les delitos. Hombre de honor, y mi militar,
litar, militar, anteponÃa a todo la lealtad a la
j atria, despreciando a los traidores.
¿Cómo admitir, entonces, que pu pudiera
diera pudiera casarse con una joven a quien
todo el mundo tendà Ãa derecho a se señalar
ñalar señalar con el dedo como hija de un trai traidor?
dor? traidor?
¡No, no! Raúl de Fleuvegrand debia
estar en lo cierto. El anciano general
no habÃa creÃdo nunca en la infamia
de su amigo Héctor de Boissoisons, y
dio significaba que la culpabilidad
distaba mucho de ser evidente...
Prefirió no seguir ahondando en el
riunto dejando las reflexiones para
más tarde, cuando conociera todos los
detalles de los hechos.
De momento, por mucho que le cos costara,
tara, costara, iba a proceder exactamente co como
mo como si nada hubiera sucedido.
Al dia siguiente, tenia que ver a
A;bertina. Se habÃan citado junto al
Arco de Triunfo de la Estrella, bajo
ei cual arde coi.stan'emente la llama
eterna que surge de la tumba del
Soldado Desconocido.
Si ella fuera, realmente, hija de un
traidor a la Patria, ¡qué ironÃa ir a
encontrarla justamente en aquel lu lugar!
gar! lugar!
Pero no: aquello no era posible... Y,
â–º n todo caso, ella ignoraba la verdad.
Ernesto recriminóse a sà mismo por
dejarse arrastrar nuevamente por los
pensamientos sombrÃos que resolviera
aplazar.
A la hora fijada, acudió al lugar de
la cita. La joven no se hizo esperar.
En ella, no parecÃa haberse producido
transformación alguna. Era la misma
de siempre, amable, risueña, jovial, un
poco misteriosa ..
—¿Me he retrasado mucho? —in —inquirió.
quirió. —inquirió.
“El interpelado apresuróse a tranqui tranquilizarla
lizarla tranquilizarla con una sonrisa.
—De ninguna manera —aseguró—.
Apenas llevaba unos minutos espe espetando
tando espetando y, además, me habÃa adelantado
un poco a la hora concertada.
—¡Pobre amigo mió! —expuso ella
con burlona conmiseración —. Tantos
sacrificios que se impone por mÃ, y
pensar que la rrayor:a de ellos serán
completamente improductivos.
A pesar suyo, el capitán no pudo
contener un leve estremecimiento.
¿Cuál era el significado de las enig enigmáticas
máticas enigmáticas palabras?
Pero no tuvo necesidad de solicitar
una aclaración, por cuanto su interlo interlocutora
cutora interlocutora se anticipó a dársela, riendo
al advertir la expresión inquieta de
â– u semblante.
—No se asuste usted, señor de Fleu Fleuvegrand
vegrand Fleuvegrand —le dijo—. Fatece realmente
un chico que acabara de ver al cuco.
No se trata de ningún mal irrepara irreparable,
ble, irreparable, sino, simplemente, de que su es esfuerzo
fuerzo esfuerzo de hoy quedará sin recompen recompensa
sa recompensa alguna, por cuanto voy a dejarle
inmediatamente.
La cara del capitán reveló bien a
las claras cuanto era su desagrado
pot la noticia que acababa de serle
tiansmitida.
—¡Oh! ¿No vamos a pasear juntos?
- preguntó con algo de amargura en
la voz.
La interpelada hizo un gesto de có cómica
mica cómica resignación.
—¡Las mujeres, señor de Fleuve Fleuvegrand!
grand! Fleuvegrand! ¡Las mujeres'—expuso enfáti enfáticament
camente enfáticament —. Son seres volubles, torna tornadizos.
dizos. tornadizos. frivolos.. . Creo que su amigo
Martin de Poladuc podrÃa darle una
onferencia al tespecto.
El militar se encogió de hombros.
¡Ba! —refunfuñó —. ¿Qué me im importa
porta importa a mà de MartÃn cuando estoy
al lado de usted?
Ella le consideró maliciosamente.
—De Martin, nada. Pero... —em —empezó
pezó —empezó a decir; pero se fetuvo de pronto,
pura agregar bruscamente—. El caso
es que tengo que ir de compras.
Un suspiro de satisfacción brotó de
la garganta de Ernesto. ¿Asi que, des después
pués después de todo, era aquella la única ra razón
zón razón por la cual la muchacha desistÃa
del proyectado paseo?
—Pero, ¿no podrÃa tolerar mi com compañÃa
pañÃa compañÃa para eso? —solicitó.
La muchacha le miró con fingida
ondolencia.
—Usted es el que no iba a poder
aguantarme a mÃ, señor de Fleuve Fleuvegrand.
grand. Fleuvegrand. . _
Oh! Estoy dispuesto a hacer la
prueba. ~ „„
Ella levantó la diestra en alto, en
un ademán de advertencia.
—¿Se ha dado usted cuenta de lo
oue significa ir de compras con una
n ujer, aún sin el inconveniente de te tener
ner tener que pagar sus
(Continúa en la pagina z»)
27
UN BUSTO DEL ’
CARDENAL SPELLMAN 'TBIT’W"""
â– *â– * â– â–
PARA LA UNIVERSIDAD LJi
CATOLICA DE SANTA MARIA i® «T X'' 1
LO ESCULPE EL JOVEN Y NOTABLE wK
ESCULTOR ITALIANO PAOLO
VACCARINO, QUIEN TRABAJA ® ¿Ã
TAMBIEN EN UNA COLOSAL IMAGEN R ; 4 BFIOHw FJ
DEL SAGRADO CORAZON CON KFt/Ã'-- MBl.-SW*' W
DESTINO A LA CASA MANRESA, DE AIBONITO.
REPLICAS DEL BUSTO DEL CARDENAL SERAN INSTALADAS EN
LA UNIVERSIDAD DE FORDHAM Y EN EL PALACIO
ARZOBISPAL DE NUEVA YORK.
Por BenjamÃn Amoldo Meyners
c AWá
Uár> z ?f W
suSmHHKÃ
El Cardenal Spellman posee un
rostro lleno de franqueza y de bon bondad
dad bondad y su mirada serena refleja una
dulce expresión muy en consonan consonancia
cia consonancia con su carácter y estado. (Foto
INS).
Detrás de la Catedral de San Pa Patricio,
tricio, Patricio, en Nueva York, y haciendo jue juego
go juego por su arquitectura, con dicho tem templo
plo templo y con la Casa Parroquial, anexa,
se levanta un palacete de cuatro plan plantas,
tas, plantas, de granito, construido en el más
puro estilo gótico. Aquà vive el Car Cardenal
denal Cardenal Franc s R. Spellman, Arzobispo
de la Diócesis de Nueva York y exce-
28
Un palacete de cuatro plantas se
yergue austero en el corazón de
Nueva York para servirle de santo
retiro al Cardenal Spellman. En
una de las suntuosas salas de este
edificio es que el escultor Vaccari Vaccarino
no Vaccarino trabaja en el busto de Su Emi Eminencia.
nencia. Eminencia.
lente amigo de Puerto Rico, quien re recuerda
cuerda recuerda minuciosamente, en todos sus
detalles, la visita que efectuó a nues nuestra
tra nuestra Isla, con motivo de la inaugura inauguración
ción inauguración de la Universidad Católica de
Santa MarÃa.
Hemos sido invitados a esta visita
por el escultor florentino, Paolo Vac Vaccarino,
carino, Vaccarino, quien pasó dos meses en Puer Puerto
to Puerto Rico, en viaje de placer y que aho ahora,
ra, ahora, -subyugado por nuestros paisajes
y enamorado apasionadamente de
nuestro paÃs-, quiere dejarnos un re recuerdo
cuerdo recuerdo perdurable, plasmado el mismo
en una inmensa imagen del Sagrado
Corazón de Jesús, para la Casa Man Manresa,
resa, Manresa, de Aibonito, y en un busto del
Cardenal Spellman, nuestro benefac benefactor,
tor, benefactor, para ser instalado en la nueva
univers'dad católica, como manifesta manifestación
ción manifestación pública del reconocimiento de los
fundadores, por la dádiva cuantiosa
que nos hizo el PrÃncipe de la Igle Iglesia.
sia. Iglesia.
El interior del Palacio Arzobispal
de Nueva York está conforme con la
sobriedad y elegancia de su arquitec arquitectura
tura arquitectura medeval. En el piso bajo hay
tres grandes salones de recibo, en los
cuales a toda hora numerosos visitan visitantes
tes visitantes aguardan su turno para ver a Su
IlustrÃsima. Varias criadas y ujieres,
ataviados de negro, con detalles blan blancos
cos blancos en cofias y cuellos, recorren si silenciosamente
lenciosamente silenciosamente sobre las muÃ.idas al alfombras,
fombras, alfombras, y, una vez enterados del pro propósito
pósito propósito de la visita, suben las am amplias
plias amplias escaleras de mármol, tapizadas
tamb én en rojas alfombras, dirigién dirigiéndose
dose dirigiéndose a la SecretarÃa de 1 Cardenal
Spellman.
El Palacio Arzobispal de Nueva York
está amueblado con verdadero 'ujo.
El salón principal tiene un órgano,
de enormes flautas, y dos pianos de
ébano. Las alfombras son todas rojas,
las cortinas de encajes, finÃsimos, y
por doquiera hay estatuas religiosas,
imágenes policromadas y una galerÃa
de retratos al óleo, de todos los ar arzobispos
zobispos arzobispos que precedieron al Cardenal
Spellman, enmarcada toda esta se severidad
veridad severidad ecles ástica en magnÃficos cua cuadros
dros cuadros tallados y dorados al fuego. El
rojo, negro y oro, son los tres colores
que predominan por todo este hermoso
palacio.
Nos dirigimos al segundo piso, una
Al escultor italiano, Paolo Vacca Vaccarino,
rino, Vaccarino, le fué encomendada la. tarea
de plasmar la efigie de su Excelen Excelencia
cia Excelencia el Cardenal Spellman como
manifestación afectuosa del reco reconocimiento
nocimiento reconocimiento de los fundadores de la
recién establecida Universidad Ca Católica
tólica Católica de Santa MarÃa. El escultor
Vaccarino. quien en viaje de pla placer
cer placer se detuvo por dos meses en
nuestra Isla, entregóse a su labor
con el entusiasmo y fervor que le
caracterizan produciendo el busto
del Cardenal que habrá de enga
lanar el vestÃbulo de nuestra nue nueva
va nueva universidad. (Fotos de César
González).
vez anunciada la visita, al despacho
privado del Cardenal Spellman, que
consta además, de un calón de recibo
y de audiencia y las oficinas del se secretario,
cretario, secretario, Monseñor Murphy, y de su
aux liar, el Reverendo Padre Fleming.
En esta otra oficina pequeña, dos se secretarias
cretarias secretarias y un joven amanuense, atien atienden
den atienden los teléfonos y despachan la co correspondencia,
rrespondencia, correspondencia, pasando también a má máquina
quina máquina los discursos y las encÃclicas de
Monseñor Spellman, para su Diócesis, ¡
considerada como una de las más
grandes del mundo católico.
Hemos tenido el privilegio de poder
admrar todos los detalles del Pala Palacio
cio Palacio Arzobispal de Nueva York. Hacia
el fondo del piso principal, se encuen encuentra
tra encuentra el dormitorio del Cardenal Spell Spellman,
man, Spellman, sencillo pero confortable, con un
lecho pequeño, revestido de brocado,
piso alfombrado también en rojo y
una sala de baño moderna, que casi
resulta impropia, en la austeridad tra tradic
dic tradic onal de este palacio gótico.
Seguimos contemplando los detalles
de ornamentación, y recorrido el dor dormitorio,
mitorio, dormitorio, se abre una puerta que da
al estudio privado del Cardenal Spell- *
(Continúa en la página 61)
—Yo sólo sé lo que significa verme
privado de su compañÃa, cuando he
concebido la ilusión de pasar la tarde
entera en su agradabilÃsima sociedad.
La joven movió la cabeza, como des desalentada
alentada desalentada ante un caso imposible de
resolver.
— ¡Qué hombre, Señor, qué hombre!
-exclamó—. ¿Se da cuenta de lo que
es una interminable espera a la puerta
de un negocio?... ¿Advierte la causa
de impaciencia que significa permane permanecer
cer permanecer al lado de una persona que no
nos escucha, absorta por completo en
pa elección de una tela?... ¿Comr
prende el horror de verse en el tran trance
ce trance de dar una opinión acerca de un
sombrero, unos guantes, o una car cartela,
tela, cartela, con la certidumbre absoluta de
que el consejo que usted dé no será
seguido?
Ernesto rió suavemente.
—Debo ser un héroe, pero el caso
es que ninguna de esas cosas men mencionadas
cionadas mencionadas por usted, me intimida en
1c más mÃnimo.
—Su heroÃsmo merece un premio...
aunque tal vez éste resulte un ver verdadero
dadero verdadero castigo. Le permito que me
acompañe, pero con una condición.
.—Aceptada desde luego, sea cual
fuere.
—¿A ciegas?
—A ciegas.
—Además de heroico, es usted audaz,
señor de Fleuvegrand. Menos mal que
ro soy una mujer peligrosa, ni me
gusta abusar de las circunstancias...
Pues bien, la condición que le impon impongo,
go, impongo, es que no exteriorice usted más
tarde una sola queja por las molestias
que le ocasione escoltarme... Detesto
a los hombres gruñones, ¿sabe usted?
El militar se inclinó
—Conociendo semejante detalle, ten tendré
dré tendré buen cuidado de no lanzar jamás,
en su presencia, nada que pueda ser
confundido con un gruñido. Seria la lamentable
mentable lamentable que llegara usted a detes detestarme
tarme detestarme por un simple acceso de mal
humor.
■—TodavÃa está usted a tiempo de
evitano, señor de Fleuvegrand. Déje Déjeme
me Déjeme seguir sola ini camino, y se evita
usted múltip.es causas de impaciencia.
—Los verdaderos soldados no re retÃ
tà retà oceden jamás ante el peligro, seño señorita
rita señorita de Boissoisons.
La muchacha suspiró cómicamente.
—Conste, que por mi parte, he
hecho lo humanamente posible para
evitar el desastre. Pero contra la ter terquedad
quedad terquedad suya, nada puedo hacer, se señor
ñor señor de Fleuvegrand. ResÃgnese a su sufrir
frir sufrir en silencio, y guarde todas las
matas palabras que se le ocurran, pa papal
pal papal a soltarÃas luego en el cuartel.
—Yo nunca digo malas palabras.
—¿De veras? Entot.ces es usted un
fenómeno, señor de Fleuvegrand. To Todos
dos Todos los militares a quienes yo ne co conocido,
nocido, conocido, las dicen... Claro que no en
mi presencia, pero... ¡Bueno! Ya que
estamos de acuerdo, no tenemos la
menor necesidad de continuar aeteni aetenidos.
dos. aetenidos. Vamos a empezar su vÃa crucis,
amigo mÃo.
Fueron a la Rué de la Paix, donde
la joven estuvo largo rato contemplan contemplando
do contemplando las diversas vidrieras, antes de de decidirse
cidirse decidirse a entrar a cada uno de los ne negocios
gocios negocios que fueron visitando.
El oficial habÃa resuelto armarse de
paciencia, y se prestó a permanecer
silencioso mientras Albertina resolvÃa
el grave problema de si una tonalidad
azul claro irÃa mejor a su cutis que
marrón oscuro, o si una cartera de
cuero verde armonizarÃa con su ves vest'do
t'do vest'do del mismo tono.
Sin embargo, la joven habÃa exage exagerado
rado exagerado un poco al referirse a su absoluta
prescindeneia de la persona que la
acompañaba durante el recorrido de
tiendas.
La señorita de Boissoisons no deja dejaba
ba dejaba de conversar un solo momento con
su acompañante, y aún se dignaba pe pedir
dir pedir su parecer repetidas veces y, ¡co ¡cosa
sa ¡cosa extraordinaria!, tomarlo en cuen-
." icrto Rico /lustrado 5 de febrero de 191,9.
NUNCA.
tó.
Por último, a las cinco y media, des después
pués después de una última visita a un ne negocio
gocio negocio de pieles, Albertina declaró so solemnemente:
lemnemente: solemnemente:
—Ha terminado su martirio,, señor
de Fleuvegrand. Ya he comprado lo
que me hacia falta y, además,, he
gastado todo el dinero que tenÃa dis disponible.
ponible. disponible.
Ernesto suspiró.
—¡Gracia a Dios! —expuso, con
fingido fervor—. Ahora, espero que se
dignará usted acompañarme a mi,
¿verdad?
La muchacha, le miró, fingiéndose
asustada.
—¿Acompañarle yo de compras?...
¡Muchas gracias! Los negocios de ar artÃculos
tÃculos artÃculos para hombre me enferman...
Tendrá que ir solo.
—¡Oh, no! Yo no le he hablado de
is de compras, señorita de Boissoisons
—protestó el oficial —. Mi deseo es
que me acompañe usted... a tomar
el té.
—¡Ah! Eso ya es otra cosa. Si se
trata de ir a una confiterÃa donde
sea posible tomar unos cuantos sand sandwiches
wiches sandwiches y una cantidad increÃble de
masas, acepto de mil amores. No pue puede
de puede usted imaginarse cómo me ha des despertado
pertado despertado el apetito la excursión esta.
Se encaminaron a una confiterÃa
próxima, instalándose en una de las
mesas.
Ahora, sin la preocupación de las
compras que necesitaba hacer, la se señorita
ñorita señorita de Boissoisons podÃa mostrarse
la muchacna alegre, jovial y parÃan parÃanchina
china parÃanchina de siempre.
Ella era quien llevaba sobre sà casi
ledo el p<=so de la conversación. Su
interlocutor se limitaba a asentir o
a negar, con breves palabras.
Ernesto de F.euvegrand estaba pre preocupado
ocupado preocupado por el recuerdo de la entre entrevista
vista entrevista sostenida con su padre. Y aun aunque
que aunque trataba de olvidarla por el mo momento,
mento, momento, no le era posible conseguirlo
e i modo alguno.
Albertina tué pasando sucesivamen sucesivamente
te sucesivamente de un tema a otro, para llegar por
fin a referirse a cuestiones multares.
—Ustedes, los artilleros —decÃa— —decÃadeoen
deoen —decÃadeoen ser quienes mejor están dentro
dql Ejército .. Por lo menos, los
más protegidos en caso de guerra.
El oficial sonrió.
—Hasta cierto punto, tal vez —re —repuso—.
puso—. —repuso—. Sin embargo, no crea usted
que no vivimos en grave riesgo. De Debe
be Debe considerar que, por lo mismo que
sumos muy peligrosos, los enemigos
ponen siempre especial empeño en
hacernos callar.
—SÃ; pero las fortificaciones...
—Las fortificaciones tienen un va valor
lor valor bastante relativo. Se ha.en siem siempre
pre siempre de acuerdo a la potencia de pe penetración
netración penetración de los proyectiles conoci conocidos,
dos, conocidos, pero, a cada momento, se inven inventan
tan inventan nuevos explosivos de mayor fuer fuerza,
za, fuerza, y ello hace que los bandajes que
ayer eran una proteo.ión, dejen de
serlo mañana.
La joven habÃa apoyado los codos
en la mesa, y con la barbilla sujeta
por sus manos entrelazadas, perma permanecÃa
necÃa permanecÃa inmóvil, contemplando a su in interlocutor
terlocutor interlocutor con no disimulado interés.
—¡Qué interesante debe ser la vida
en las fortificaciones! —ex.lamo, con
un ligero suspiro.
El capitán encogió los hombros.
-—No lo crea, señorita de Boissoi Boissoisons
sons Boissoisons —aseguró—. En realidad, es de
una monotonÃa desesperante... Por
lo menos, en tiempo de paz.
—Sin embargo me encantarÃa cono conocer
cer conocer el interior de una de esas mara maravillosas
villosas maravillosas defensas que, según se dice,
han sido he.has para la defensa de
ParÃs en caso de una nueva guerra.
Ernesto vaciló un segundo, pero só sólo
lo sólo un brevÃsimo segundo. En seguida
se decidió:
—¿Le gustarÃa, realmente, visitar
las fortificaciones?
Los ojos de ella lanzaron un deste destello
llo destello de alegrÃa.
El rostro del capitán asumió una
expresión grave.
—En tal caso, trataré de compla complacerla,
cerla, complacerla, señorita de Boissoisons —ofre —ofreci
ció —ofreci —. Voy a llevarla a visitar una de
las defensas subterráneas.
La muchacha alzó la cabeza y pal palmoteo
moteo palmoteo alegremente.
—¡Qué bien! —exclamó —. ¡Qué co cosa
sa cosa más interesante! ¿Cuando vamos a
ir?
Ernesto frunció ligeramente el ce ceño.
ño. ceño.
—A ver —murmuró, tratando de
ordenar sus pensamientos—-. Tendré
que solicitar un permiso en el Minis Ministerio,
terio, Ministerio, y eso me llevará un dÃa... Ade Además.
más. Además. ..
Siguió pensando en silencio, y, por
último, manifestó:
—¿Qué le parece a usted el jueves
próximo?
La interpelada inclinó la cabeza,
sonriendo.
-setsnjua uoo osojuoo— ¡ts ‘qo!—
nio.
— ¡Muy bien! ¿A qué hora?
Ernesto quiso mostrarse galante.
—Eso lo dejo a su elección, señori señorita
ta señorita de Boissoisons.
La tersa frente de la muchacha se
contrajo en algunas arrugas casi im imperceptibles.
perceptibles. imperceptibles.
—¿Podrá ser por la mañana, a eso
de las once? —preguntó.
—Cuando usted disponga.
La joven creyó del caso justificar
su pedido.
—Por la tarde, oscurece pronto...
y me parece que en esos sombrÃos
subterráneos me morirÃa de miedo...
aún estando al lado de usted, señor
de Fleuvegrand.
El oficial se echó a reÃr.
—Le aseguro que no tienen nada
de sombrÃos —previno—. Cuentan con
una doble instalación de luces. La
eléctrica, que es la que se utiliza co co(Continúa
(Continúa co(Continúa en la página 45)
Asà es come ativia
£1 MALESTAR del Resfriado
noche
à Penetra a los tubos ■instante... cuando lo frota usted
k vapores I en el c , uell °- Fecho y espalda al acos-
Sjßs» '®l medinnaies ■tarse, la acción especial, penetrante'
W ' estimulante del Vapoßub empieza a
X obraren seguidaparaaliviarelmales-
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, < - fe espasmos de tos, y obra por horas— horas'a
'a horas'a à mientraselniñoduerme.Reeuerde...
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' . esta acción especial, penetrante-
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Parecer Que Están Enfermas
Lo hacer a usted sentirse socialmente
Inferior esos desfigurantes barros feos
y rojos? Ha usted probado muchas
cosas con peco alivio? Pues, muchos
casos de barros, acné, erupciones
parecidas a la eczema, manchas, cule culebrilla,
brilla, culebrilla, comezón de la piel y Pie de
Atleta obstinantes se deben a enfer enfermedades
medades enfermedades superficiales de la niel que
no son sistémicas —en tales casos,
Nixoderm (una receta médica) gene generalmente
ralmente generalmente comienza a trabajar ayu ayudando
dando ayudando a la piel aparecer más clara,
más suave y más lisa con la primera
aplicación. Nixoderm trabaja mien mientras
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mejoramiento encantador o se le
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DUELO CRIOLLO
hermosura primitiva de esta serrana,
en cuyo cuerpo semitúrgido y en cu cuyas
yas cuyas carnes doradas, el injerto de dos
razas fuertes pluralizó su mejor esen esencia.
cia. esencia. Personalidad irresistible la de
Rosa MarÃa. Porque nuestra criolla
posee el donaire y el porte altivo de
la garbosa castellana, esa gracia y ese
candor castizo presto a trasmutarse
en rubor de feminidad recatada cuan cuando
do cuando cualquier mozo impulsivo del ba barrio
rrio barrio la piropea, y porque posee ade además,
más, además, y sin ella advertirlo siquiera,
la tentación del pecado, en las dormi dormidas
das dormidas palomas de los senos, en la fruta
fresca de la boca pulposa, y en la
ondulación de las carnes firmes, en
las que parece que ronca el grito sal salvaje
vaje salvaje de la selva.
Juan Miguel Cruz, el mayordomo
de las estancias del Asomante, esta
loco de pasión por Rosa MarÃa, y he
aquà que la persigue como un fauno
por el monte, cada vez que la criolla
abandona el bohÃo de madrugada y se
dirige hacia el llano a coger fresas,
o hacia el rÃo, a cortar manojos de
madreselvas que luego coloca con in ingenua
genua ingenua coqueterÃa sobre las trenzas.
— Mucho cuidao con esos hombres
del pueblo — le habÃa advertido don
Ramón a la moza. Vienen aquÃ,
al campo, a pelveltil a las muchachas
honras, pol creedelse esos mal nacÃos
que aquà el mangó ta ma bajito que
en el pueblo.
—Si lo dice usté por Juan Miguel
Cruz, descuide papá, que yo sabré
defendelme.
No obstante sus dieciocho años vi vividos
vidos vividos en pleno corazón de la monta montaña,
ña, montaña, Rosa MarÃa era sagaz por natu naturaleza.
raleza. naturaleza. HabÃa heredado de su padre
esa perspicacia intuitiva que nace con
el criollo, inteligencia aunada a cierta
dignidad congénita e insobornable que
mucho habla de la jerarquÃa espiri espiritual
tual espiritual de nuestro jÃbaro. Odiaba Rosa
MarÃa a Juan Miguel Cruz con la
misma intensidad con que amaba a
su Carlos Juan, el criollo buenazo que
trabajaba sin tregua en el surco. Y
si le asqueaba el mayordomo con sus
miradas de perversas y felinas insi insinuaciones,
nuaciones, insinuaciones, era porque veÃa en el cap capcioso
cioso capcioso hombre del pueblo, la perdición
de su alma y el desplome total de
sus sueños puros. No le temÃa, sin em embargo,
bargo, embargo, a Juan Miguel Cruz. Se sen sentÃa
tÃa sentÃa fuerte e invulnerable a la viciosa
persecución del mayordomo, escuda escudada
da escudada como estaba en el amor inmenso
de su jÃbaro, de su novio, que era
fornido y musculento como un gla gladiador
diador gladiador campero bronceado al sol. Al Altivo
tivo Altivo y valiente, éste hacÃa dÃas que
buscaba una ocasión propicia para
“darle un susto" a Juan Miguel, y
he aquÃ, que en los precisos momen momentos
tos momentos en que Rosa MarÃa se dirige ha hacia
cia hacia el rÃo, don Ramón se allega hasta
el cañizal en donde inicia el corte
el futuro yerno, y le entera por lo
bajo:
—Ahora mesmo pasó cerca de mi
rancho Juan Miguel Cruz. ¡Hum!,
que yo no barrunto na güeno en este
barrio con ese guaraguao de pol me medio.
dio. medio. Se llevó a la hija de la comay
Antonia pal pueblo, y ahora la des desgració
gració desgració ta roando de casa en casa sin
(Continúa en la página 44)
30
consejo y su ayuda. Y mientras tan tanto
to tanto nosotros, acaso excediéndonos en
nuestra condición de huéspedes, nos
dábamos a curiosear aquà y allá como
si a cada paso encontrásemos algo
nuevo que ver.
Un grupo discutÃa las leyes del es escucha,
cucha, escucha, otro aprendÃa el manejo de la
brújula. Y asÃ, todos se dedicaban a
una actividad distinta, pero siempre
interesante y útil. Son las mismas
cosas que Lord Badén Powell, el fun fundador
dador fundador de la organización, compren comprendió
dió comprendió que deberÃa saber todo soldado
para reducir a un mÃnimo los ries riesgos
gos riesgos que abundan en el campo de ba batalla.
talla. batalla. De pronto, al ver que traÃan
un muchacho con la cabeza venda vendada,
da, vendada, pensamos que un accidente ame amenazaba
nazaba amenazaba con echar a perder la fiesta.
Pero Pito nos devolvió la tranquili tranquilidad
dad tranquilidad diciéndonos con una sonrisa ma maliciosa:
liciosa: maliciosa: “Es un simulacro. Se trata
Je una vÃctima de la primera ayuda".
Ese dÃa el almuerzo fué delicioso:
carne asada, batatas asadas al horno
y puchero criollo.
Todos los preparativos de la coci cocina
na cocina respondÃan al mismo ingenio sen sencillo
cillo sencillo que produjo el “lavabo" v ‘a
“mesaâ€. Las llamadas “batatas al hor horno"
no" horno" eran asadas bajo tierra al calor
de una fogata. Y después del impro improvisado
visado improvisado banquete los escuchas lo po ponen
nen ponen todo en orden, siguiendo una
estricta disciplina de división de tra trabajo,
bajo, trabajo, método éste que utilizan en casi
todas sus actividades. No pudo faltar
rdeWfAvmqiÃtay rdeWfAvmqiÃtay(
( rdeWfAvmqiÃtay( CANTA* Os LOS CANTAAIS )
Jf "Ú». r r«J
La b«llei* de la mujer es eterna fuente Je inspiración . .
à । Proteja y acentúe *u hermosura*
fli 1 HINDS 17/
i I la CREMA COMPLETA 7.'A/
Completa porque: /e \ C Ã)
Ful / -
Limpie .« culis. / I
Ayude ■>u«*ncr la pipi. X
lEs base magnifica pete poleo. I* I
' —mZXL"' - I Proteie contra las inclemencias de’ \ t/u Z* 11 1 I
dâ„¢. \
Fresca y deliciosa después del baño... |
Enriquecido con lonolino H I NDS varias veces al dia*
LUS NINUb tbCUCMAX..
en el almuerzo una exquisita taza de
café de Puerto Rico, acabado de co colar,
lar, colar, y el postre... unos jooos 0 e,
de maduros, estaban a punto de go gotearse
tearse gotearse inocentemente .
La siesta duró poco. Otra vez el
toque de corneta llamaba a la acti actividad.
vidad. actividad. Eran las competencias de ha habilidad
bilidad habilidad que practican habitualmente
los escuchas: la "carrera de vestirse
y desvestirse†—a ver quien lo hace
más trápidamente — la competencia
de los nudos y otras. Estos son nudos
especiales, fuertes, pero que pueden
soltarse con facilidad si fuese necesa necesario.
rio. necesario. Y una de las más interesantes
es la de hacer fuego: en grupos de
dos, con un pedazo de madera y dos
fósforos, los muchachos se esfuerzan
en prender una fogata... y probar
quién termina primero.
Y al terminar las actividades ves vespertinas,
pertinas, vespertinas, se impone un buen fin
de fiestaâ€. Los escuchas disfrutan en entonces
tonces entonces de media hora de baño en la
piscina del campamento. Una buena
zambullida después de todo un largo
dÃa de actividad viene a tener el mis mismo
mo mismo significado que el bÃblico maná
caÃdo del cielo. Al contacto con el
agua fresca el cuerpo siente una agra agradable
dable agradable sensación de bienestar y el áni ánimo
mo ánimo adquiere la misma lozanÃa de los
pastos cuando, tras la sequÃa, llegan
las lluvias. Pero aún en el entreteni entretenimiento
miento entretenimiento los escuchas ponen en práctica
las normas y objetivos de la organi-
mi opinión sobre
ios niños EscucHns
TA
4 ""
Ha Rendido una
Contribución Extraordinaria
al Bienestar de Cada una
de las Comunidades de la Isla
"Es un placer enviar mis más
sentidos deseos, de todo cora corazón,
zón, corazón, con motivo del Trigésimo
Noveno Aniversario de los Ni Niños
ños Niños Escuchas de América. La
celebración de la Semana del
Escucha, desde el seis al doce
de febrero de 1949, por el Con Concilio
cilio Concilio de Puerto Rico, debe ser
una ocasión para que todos los
ciudadanos puertorriqueños to tomen
men tomen nota especial de la extra extraordinaria
ordinaria extraordinaria contribución que es esta
ta esta organización le ha rendido
al bienestar de cada una de
las comunidades de la Isla.
Yo no conozco otro camino
de valor para que los niños pa pasen
sen pasen su tiempo persiguiendo los
mismos ideales y estudiando
las artes del escutismo. El jo jovencito
vencito jovencito que alcanza cada uno
de los objetivos establecidos
para él en cada una de las
cuatro clases que constituyen
los rangos de los Niños Escu Escuchas
chas Escuchas de América, se disciplina
a sà mismo y comienza a edi edificar
ficar edificar el carácter que quedará
cimentado en su vida posterior.
Estos jovencitos constituirán un
crédito real para el paÃs y
se levantarán como una prue prueba
ba prueba viviente de que el Concilio
Puertorriqueño de los Niños Es Escuchas
cuchas Escuchas de América está lle llevando
vando llevando a cabo, en la actualidad,
uno de los trabajos más im importantes
portantes importantes en Puerto Rico".
EDWIN L. SIBERT
Brigadier General del Ejército
de los Estados Unidos
zación a que pertenecen. Por ejem ejemplo,
plo, ejemplo, nunca se lanzan solos al agua,
sino en parejas, y el propósito espe especÃfico
cÃfico especÃfico es el de ayudarse mutuamente
en caso de emergencia. Estos momen momentos
tos momentos de alegrÃa en la piscina se apro-
(Continúa en la página 52)
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 19^.
nnnn pn pppp
jR U uil uUu h _
POR DELIA Q DE ARNALDO MEYNERS
â– â–
Srta. Teresa Antonsanti Rexach
Las carnestolendas del año que co comienza
mienza comienza tienen en la señorita Victoria
Teresa Antonsanti Rexach una sobe soberana
rana soberana de exquisita prestancia y cauti cautivadora
vadora cautivadora belleza quien presidirá con su
simpatÃa de excepción todos los feste festejos
jos festejos que se avecinan.
S.. M. Vicky I, nombre familiar por
el que más corrientemente se le cono conoce
ce conoce es hija del licenciado Frank Anton Antonsanti
santi Antonsanti y la gentil dama Haydée Rexach
de Antonsanti, matrimonio que goza
de muchas simpatÃas en el ambiente
social de la sociedad capitaleña.
Nacida en la ciudad de Nueva York,
la señorita Antonsanti, ha recibido
gran parte de su educación en cole colegios
gios colegios de los Estados Unidos, a excep excepción
ción excepción de cuatro años, dos de ellos como
estudiante de escuela elemental y dos
como alumna de la Academia del Perpe Perpetuo
tuo Perpetuo Socorro de Miramar. La academia
de Mount Saint Vincent en Nueva
York la tuvo como alumna de Escue Escuela
la Escuela Superor. Antes habÃa estado en la
Academia Stella Niagara. Estos últi últimos
mos últimos años los ha pasado en Europa
donde continuó estudios en el “Fair “Fairfax
fax “Fairfax Hall†de la Universidad de Gine Ginebra.
bra. Ginebra. No obstante gustarle la vida
europea Vicky anheló siempre volver
a Puerto Rico, reunirse con su gente,
gozar de las fiestas de su tierra y ha hacerse
cerse hacerse de muchas amistades. He modo
que la señorita Antonsanti ha logrado
un comienzo brillantÃsimo en su ini iniciación
ciación iniciación en la vida social de nuestro
paÃs: Reina del Carnaval Ponce de
León de 1949, Reina del Hotel Conda Condado,
do, Condado, Señorita Borinquen y otros tÃtulos
más que mientras llega la noche de
su coronación le serán conferidos.
“El Jubileo de Oro†es el motivo del
baile que señala el progreso de la mu mujer
jer mujer de América y que dispone intere interesantes
santes interesantes caracterizaciones que han pasa pasado
do pasado por la vida destacándose en las ar artes,
tes, artes, en la ciencia y en la vida social
de sus paÃses. El 19 de febrero Victo,
ria Teresa I recibirá en el Hotel Con Condado
dado Condado un cetro y una corona resplan resplandeciente.
deciente. resplandeciente. Sobre el Baile de Proclama Proclamación
ción Proclamación en el Escambrón Beach Club da daremos
remos daremos amplios detalles en nuestra
próxima crónica.
Distinguida boda en Ponce
La iglesia de Nuestra Señora de la
Merced en Ponce fué escenario del
enlace matrimonial de dos jóvenes que
gozan de general aprecio en el am.
biente distinguido de aquella locali localidad:
dad: localidad: la encantadora señorita Hebe Lo.
renzi Renovales y el doctor Juan J. de
Lara GarcÃa. Con el enlace han queda quedado
do quedado vinculadas con lazos de parentesco
las familias de don Luis A. Lorenzi
Penne y doña Joaquina Renovales de
Lorenzi y doña Delia GarcÃa viuda de
Lara.
Lo corte nupcial estuvo integrada
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191$.
por las damas de honor señoritas Co.
ca Hernández, Altagracia de Lara,
Ana SofÃa González, y Lydia Vélez
Cervoni quienes vestÃan lindas crea,
clones en azul la primera, la segunda
en dorado, Lydia en rosa y Ana SofÃa
en orquÃdea. Las hermosas pamelas y
las puchas eran de igual color hacien.
do contraste con el traje. Los padri padrinos,
nos, padrinos, el señor padre de la novia don
Luis A. Lorenzi y la hermana del con.
trayente, señora Ana Rosa Lara de
Hernández.
The best shoes you can buy are the best buy!
11
MUJo & ¿7
DUCHESS
DELVAN. . . el zapato forrenino de más
linaje. .el zapato de reinas y prince princesas.
sas. princesas. . . el zapato que más honores ha con concuistado
cuistado concuistado entre las damas elegantes del
mundo .LA FAVORITA los tiene para
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tilos, estilos, finÃsimas pieles y belhsimos colores.
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SAN JUAN - PONCE - MAYAGUEZ - RIO PIEDRAS
Junto al reverendo padre que habrÃa
de consagrar su unión, aguardaba en
el altar el novio impecablemente ves vestido
tido vestido de etiqueta.
Escogidas melodÃas nupciales Ãnter,
pretábanse al órgano mientras la no novia
via novia desfilaba por la senda alfombrada
hacia el altar mayor. Su atavÃo, de
elegante corte, fué realizado en satÃn
blanco con adornos de encaje chanti.
lly en el corpino haciéndole mucho
más delicado los bordados de perlas
diminutas. Sobre la amplia cola caÃa
Doctor Ricardo Pesquera
Se encuentra en esta ciudad capital
en el hogar de sus señores padres los
distinguidos esposos don Ricardo R.
Pesquera y doña RosalÃa Margarida
de Pesquera su hijo el joven doctor
Ricardo Pesquera Margarida. Gradua Graduado
do Graduado de la Universidad de Louisville,
Kentucky, el doctor Pesquera hizo du durante
rante durante un año su internado en cirujÃa
oral en el Hospital Belleview en Nue Nuera
ra Nuera York.
Su nombre ha sido aceptado para
ingresar en la “Fundación Mayo†de
Rochester donde continuará sus estu.
dios para obtener el "master’ en ciru cirujÃa
jÃa cirujÃa oral.
el velo de vaporoso tul ilusión que se
sostenÃa a una linda tiara de azahares.
Para festejar el acontecimiento tu tuvo
vo tuvo efecto una recepción de caracteres
lucidÃsimos en la residencia de los pa.
dres de la novia esposos Lorenzi-Re.
novales de la calle Lucas Amadeo de
aquella ciudad.
La esplendidez de los dueños de la
casa se puso de manifiesto con la va.
riedad de sabrosas golosinas y man manjares
jares manjares acompañados de variedad de vi.
nos y licores.
Una selecta representación de fami familias
lias familias de la sociedad ponceña y de la
capital estuvieron presentes en el ac.
to entre ellos Juan Antonio Hernán Hernández,
dez, Hernández, doctor Nicolás Pichardo, doctor
De Lara, doña Ana Rosa de Lara de
Hernández, Francisco de ara, Dulce
MarÃa de Pichardo, América de Cace,
res, Frank de Lara, Luis de Lara, Ja Jacobo
cobo Jacobo de Lara, Oscar de Lara, L. Ri.
cardo de Lara, Conesa de Jordán, Ma MarÃa
rÃa MarÃa viuda de Bauzá, Lola R. viuda de
Cabán Toledo, Matilde Cervoni viuda
de Vélez, Juanita R. de Bird. Margot
Penne de Bosch, Brunilda Pérez de
RamÃrez, MarÃa Luisa P. de Castillo,
Olga R- de Girod, Ana I. Capó de RÃo.
Isidro Diaz, doctor Cobián, Eduardo
Wise, Ramón Ramos, Muñoz Bayrón,
Francisco Castillo, doctor C. R. Pou,
doctor López Varga, Mario A. Soler,
Raúl Rosario, doctor Quilinchini Valls,
Carlos Cintrón, José Eugenio Pou, Vi.
cente Muñoz, Alberto Rullán, César
A. Nazario, José González, Rafael Qui Quiñones
ñones Quiñones Vidal, Francisco Penne, Onofre
Segura, señoritas Quilinchini, Ivonne
Valls, Lupe Colón, Caso y Proviana
del Rio, Carmen D. Ribas, Carmen
Rullán, Milagros Carrillo, Blas Con.
trera y familia, doctor RÃos Oriol Pa.
sarell, Gabino Nieves, César Cabán,
Angel RÃos Carreras, José Bosch, Tu.
tin Renovales, Manuel A. RamÃrez,
Francisco Castillo Amy, Elias M. Bay Bayrón,
rón, Bayrón, Humberto Mayoral, Máximo Ma.
yoral, Luis Jesús Lorenzi.
Torres Bauzá
Ante el altar de la capilla del Santo
Asilo de Damas de Ponce oficiando
(Continúa en la página 34)
31
32
â– HOGAR
1 • S
â– lOS 1 represei-tantes de 9 ^as coope-
â– gobierno, repreS entantes d los miem .
â– comercian â– nor teamencan Ca{e teros
I * p “- do -“n x I
I ro para m . na ü /a. & mismo carre tera wflM
â– tima organiza Buchana n. en
â– traÃdo cerca y expre - M
â– mIÜt S ceremonia revino una un â–
■Ebriedad. — I
V lOS aC tres pue-torriguenos del _
los agncub° res ?
„g d.)«« M ‘'“ ó â–
Desde fines del pasado mes el
mundo social isleño le viene rin rindiendo
diendo rindiendo honores a la nueva majes majestad
tad majestad del acostumbrado Carnaval
Juan Ponce de León. Vicky Anton Antonsantti,
santti, Antonsantti, quién recientemente regre regresara
sara regresara de Europa, donde cursaba es estudios
tudios estudios en la Univers : dad de Gine Ginebra,
bra, Ginebra, Suiza, fué sorprendida en la re residencia
sidencia residencia de sus padres, en Trujillo
Alto, por la comitiva portadora de
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iJQP 1
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■Ri * r * g»; ' JHB jjl |
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m; । - —„,
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w
REINA INSULAR UEL CARNAVAL PUNLL UL LLUN
la proclama. A la cabeza de la mis misma
ma misma iban el Sr. Antonio Miró Sojo,
presidente del Comité Ejecutivo del
Carnaval, y su señora esposa. En Entre
tre Entre aplausos y brindis fué acogida
la designación oficial. La sobera soberana,
na, soberana, hija de los distinguidos esposos
don Frank Antonsantti y doña Hay Haydée
dée Haydée Rexach de Antonsantti, recibió
de la Reina saliente, la exquisita
Irma Nydia Vázquez, las simbóli-
cas flores del traspaso del cetro. La
Reina de las Debutantes de 1949,
la gentil señorita. Mary Josephine
Maldonado. formó parte, también,
del grupo notificador. En medio de
la alegrÃa inusitada del aconteci acontecimiento
miento acontecimiento los presentes fueron obse obsequiados
quiados obsequiados por los padres de la pre preciosa
ciosa preciosa succsora al trono de las car carnestolendas.
nestolendas. carnestolendas. Vicky, de 20 años, es esbelta
belta esbelta y encantadora será, además.
ülo '
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« ' "■’X' '
Ib i
|M- ;>
la Reina feliz del Hotel Condado.
Su coronación como Vicky I será
realizada el dÃa 19 de este mes.
Aquà ofrecemos diversos aspectos
de la visita de notificación trás la
cual Vicky Antonsantti ascenderá
egregia, al trono de ese mundo de
fausto y colorido que es la clásica
festividad del Carnaval, (fotos de
Eliut González).
33
JABON A
TABU! A
—' '
iC \ x y
\ \ /A a
■<¿7 4^7 '
ELABORADO CON LAS
MATERIAS MAS NOBLES Y
PERFUMADO CON LAS
MEJORES ESENCIAS
Representante:
BENITO GONZALEZ E HIJO
Apartado 21, San Juan, P. R.
< B
WC
Z'A’A^'
Z
El viento juguetón revela ... sus
primorosas medias Kayser... que con
elegancia perfilan su silueta.
MEDIAS • bUANTES • FINISIMA ROPA INTERIOR
34
LHUNILA pUCTTn—
el reverendo padre Jesús fueron solem
nizados los esponsales del joven galeno
doctor Luis A. Torres Oliver y la be bellÃsima
llÃsima bellÃsima damita Emeé Bauza Farraiuoli
hijos respectivamente de familias de
elevada distinción en el ambiente so social
cial social de San Germán y Ponce. El doc doctor
tor doctor Torres es hijo de doña Amalia
Oliver viuda de Torres y la gentil
desposada de doña MarÃa Ferraiuoli
viuda de Bauzá.
Los novios tuvieron cuatro padrinos
de boda: don Francisco A. Ferraiuoli,
doña Josefina T. de Muñera, doña
Amalia Oliver viuda de Torres y don
Angel Oliver, los dos primeros por
parte de la novia y los segundos por
el novio.
Los primitos de la novia portaron
las arras y los anillos. Rosa Merce Mercedes
des Mercedes Ferraiuoli portó los anillos. VestÃa
delicado trajecito de vaporosa factura
adornado en la parte del escote con
una finÃsima blonda de encaje. En los
hombros llevaba dos ramitos de flores
iguales a los que adornaban su cabelle cabellera
ra cabellera peinada al estilo paje. Le acompa acompañaba
ñaba acompañaba el niño Francisco A. Ferraiouli.
En bandeja de plata cubierta con un
pañito de encaje Richelieu fueron por portadas
tadas portadas las arras por el niño Blas Ferra Ferraiouli
iouli Ferraiouli MartÃnez impecablemente vestido
de blanco.
Muy elegantes lucÃan las madrinas.
Doña Amalia viuda de Torres se tra trajeó
jeó trajeó toda de negro. Como único adorno
llevaba dos hermosas orquÃdeas y un
aderezo antiguo de broche y pantallas.
Su sombrero del mismo color del tra traje
je traje ostentaba dos hermosas plumas ne negras.
gras. negras. La joven señora de Muñera vis vistió
tió vistió regia creación cuyo principal ador adorno
no adorno figuraba en el corpiño que fué to todo
do todo confeccionado de diferente material
del traje y presentaba regios borda bordados
dos bordados desde el bajo escote y de igual
forma en la parte de la cadera. Su
sombrero de igual color al traje lucÃa
finÃsimas plumas. Las orquÃdeas las
llevó en la mano.
La adorable Miresia Bauzá, hermana
de la novia actuó de dama preferida.
Su traje confeccionado en satÃn copia copiaba
ba copiaba linda moda antigua, de escote re rebajado
bajado rebajado enmarcándolo ancha museta
del mismo material. Complemento ex.
quisito era el ramo de capullos de ro rosas
sas rosas y el elgantÃsimo sombrero de plu plumas.
mas. plumas.
De igual estilo eran los atavÃos de
las demás damas las encantadoras se señoritas
ñoritas señoritas Bernice Torres, Rosarito Arm Armstrong,
strong, Armstrong, Norma Acosta y MarÃa Teresa
Toro.
De suprema elegancia y exquisita
belleza era el traje de la contrayente
realizado en satÃn. El escote rebajado
iba cubierto con museta de nylon co color
lor color carne. Primorosas aplicaciones
bordadas con diminutas perlas en enmarcaban
marcaban enmarcaban el escote. Una lujosa coro corona
na corona estilo reina Victoria sujetaba el
vaporoso velo de tul ilusión que se
extendÃa hasta los bordes de la amplia
cola del traje. Su ramo era de orquà orquÃdeas
deas orquÃdeas blancas y bellÃsimas.
Emeé y Luis recibieron efusivos pa parabienes
rabienes parabienes de sus amistades y parien parientes
tes parientes al través de una recepción que
tuvo por escenario la residencia de
la señora madre de la novia doña
MarÃa Ferraiouli viuda de Bauzá quien
dispensó a sus invitados todo género
de amabilidades y atenciones.
Los nuevos esposos visitaron en su
viaje de luna de miel las antillas her hermanas
manas hermanas Santo Domingo y Cuba. Luego
pasaron a Miami y actualmente se
encuentran en Nueva Jersey donde el
doctor Torres Oliver toma un curso
postgraduado en cirugÃa en el Hospi Hospital
tal Hospital Saint Margaret.
Fallecimiento de una Dama
Prestigiosa
Es con profunda pena que reseña reseñamos
mos reseñamos el fallecimiento de la venerable
matrona doña Rosita Torrents viuda
de Martorrell, acaecido en ’a mañana
del dÃa 22 de enero en la residencia
Sida. Nilda González
La noche del domingo 9 de enero
próximo pasado celebró una lucida
fiesta la sororidad NU DELTA GAMA
que preside la bella damita Nilda Gon González.
zález. González. Por su simpatÃa de excepción la
señorita González es muy admirada
en la sociedad de RÃo Piedras. Ade Además
más Además es una chica muy talentosa. Se
dedica al arte dramático y bajo su di dirección
rección dirección se han presentado en la Uni Universidad
versidad Universidad de Puerto Rico varias obras
de r-mbiente infantil.
de su hija la dama Catalina Martorell
de MejÃa en Miramar. La fenecida es estaba
taba estaba emparentada con prestigiosas
familias del gentilicio insular. Su vi vida
da vida fué ejemplo de virtudes acrisola acrisoladas.
das. acrisoladas.
Doña Rosita, como cariñosamente se
le llamaba, nació en el vecino pueblo
del Dorado hace alrededor de 93 años.
Fueron sus padres don Miguel Torren- '
ts y doña Catalina Risech. oriundos de
España.
A muy temprana edad la bella Ro Rosita
sita Rosita contrajo nupcias con el caba caballero
llero caballero Pedro Martorell, rico hacendado
español quien poseÃa una de las mejo mejores
res mejores fincas de café de esa época en
CÃales. Muy joven aún y en uno de
sus frecuentes viajes a la Madre Pa Patria
tria Patria pasó por el dolor de perder a su
esposo. Consagróse entonces doña Ro Rosita
sita Rosita a la educación de sus hijos ha habiendo
biendo habiendo levantado una familia presti prestigiosa
giosa prestigiosa que hoy honra a la sociedad
puertorriqueña: sus hijos, Pedro.
ICarmen Martorell viuda de Prado,
Catalina Martorell de MejÃa, Luis.
Miguel y el doctor Gerardo Martorell,
sus nietas Catita MejÃa de Santiago y
MarÃa Rosa Prado de MejÃa quienes
pertenecen a la matricula del Club
CÃvico de Damas, y Rosa Hercilia Me Mejia
jia Mejia de Fernández Carballo.
Doña Rosita alcanzó a ver a una
tataranieta, hija de los esposos Ra Rafael
fael Rafael Angel González Giusti y Zwinda
MejÃa de González, —una vida que se
apaga lentamente y una luz que asoma ,
(Continúa en la página 38) f
11^ farmacia]
== COLONIAL!
—- = Alien 206 - Son Juan g
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 19^
Los Quince Años
de Margarita
Sastre Wirshing
• En ocasión de cumplir sus quin quince
ce quince años la señorita Margarita Sas Sastre-Wirshing
tre-Wirshing Sastre-Wirshing fué agasajada por sus
padres, don Miguel Angel Sastre y
doña Margarita Wirshing de Sas Sastre.
tre. Sastre. La hermosa recepción iué ofre ofrecida
cida ofrecida en su residencia de Ponce, a
la cual asistió un gentil grupo de
compañeras de colegio y amigos
de la preciosa quinceañera, asà co como
mo como de sus distinguidos padres. La
elegante fiesta constituyó una sig signiñeada
niñeada signiñeada nota social en la bella
Perla del Sur. Nuestra página ofre ofrece
ce ofrece varios aspectos de la misma.
(Fotos de Teodoro Torres)
35
inaugurando la campana contra
LA PARALISIS INFANTIL
• Un crecido grupo de personas concurrió a Fortaleza a la Fiesta-Coctel
donde se cambiaron impresiones en torno a la campaña contra la Pará-
Dtinw sauj orones jopoureqoQ jep osodse o¡ ep uopojiAUt y -piunjui sisq
Mendoza de Muñoz MarÃn, asistieron a la misma alcaldes de toda la Isla,
presidentes de agrupaciones cÃvicas y sociales, miembros de los distintos
comités insulares de la campaña y un notable grupo de damas que tie tiene
ne tiene a su cargo la cruzada en el área metropolitana. El Dr. Pons, Comisio Comisionado
nado Comisionado de Salud, dió la bienvenida a los alcaldes y luego disertó sobre
el origen de la enfermedad. Al grupo se unió el Sr. Luis Muñoz MarÃn,
quién tuvo frases cordiales de salutación e invocó el éxito de la campa-
36
ña. Formaron parte de la distinguida ccncurrenc.a la actriz boricua Mapy
Cortés e Irma Nydia Vázquez, Miss Puerto Rico 1948. También estuvo
presente la mascota de la campaña, Magda. Georgina Pont Vela, quien
ha sido vÃctima de la enfermedad y ya puede prescindir de las muletas
gracias a la ayuda que le prestara la Fundación Nacional contra la Pa Parálisis
rálisis Parálisis Infantil. Se establecieron los acuerdos destinados a llevar a efecto
la noble tarea de este piadoso movimiento. Animadamente la reunión se
prolongó hasta la noche en cordial tertulia. Nuestras gráficas recogen di diversos
versos diversos momentos del acto. (Fotos de losé Mercado).
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BRflTÃ JWteSiMÃi
Instante del Cocktail Party ofrecido recientemente por la casa Toni en que
la concurrencia aplaudÃa una de las interpretaciones de Los Bacheros.
Aparecen en la foto los señores: Manuel Garrafón, el juez Antonio Barceló,
Nelson Kern, la Srta. LucÃa Ochoa. el Sr. E. J. Connors, Adolfo L. Monse Monserrate,
rrate, Monserrate, la señora Matilde de Monserrate, Julia Arce, y la Sra. de E. Franklyn.
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ÉKftMAu Lwr x ' Iwlfl >ll
Representantes de las distintas firmas, entidades publicitarias en la Isla
y sus anfitriones durante la fiesta-coctei, que con motivo de la introduc introducción
ción introducción del nuevo ondulado Toni, se llevara a efecto recientemente en el
Hotel Condado.
TONI OFRECE ANIMADO COCKTAIL
En un momento de amena charla durante el agasajo ofrecido por la casa
Toni a. los periodistas aparecen el señor Francisco Garrafón, el Juez An Antonio
tonio Antonio Barceló y la señora Sylvia Ledesma de Barceló.
. A. BBB¿*
y â– â– '
Momento en que el Sr. Francisco Garrafón saludaba a las dos primeras
parejas de Gemelas Toni Puertorriqueñas. De izquierda a derecha: Srtas.
Lilly y Maggie Moné Roura y las Srtas. Mary y Ann Soto Morales. Am Ambas
bas Ambas parejas fueron presentadas a la concurrencia durante el acto.
Disfrutando de los obsequios servidos durante el acto vemos de izquierda
a derecha al Sr. Jaime Garrafón, al Ledo. Adolfo L. Monserrate, al Sr.
Humberto Monserrate Anselmi y a la señora Matilde de Anselmi.
F~' V r
Con motivo de la presentación
en Puerto Rico del novedoso per permanente
manente permanente casero "Toni" sus distri distribuidores
buidores distribuidores ofrecieron a la Prensa y
a la Radio del paÃs un alegre cock cocktail
tail cocktail party en el "mezzanine" del
Hotel Condado. Los numerosos in invitados
vitados invitados fueron atendidos con esme esmero
ro esmero por los señores Francisco Ga Garrafón
rrafón Garrafón y E. J. Connors, gerente de
ventas de la Casa Toni, quienes
obsequiaron con esplendidez a los
presentes. El producto Ãué dado a
conocer durante la ocasión, siendo
presentadas dos parejas de geme gemelas
las gemelas Toni, luciendo una de cada gru grupo
po grupo el ondulado que proporciona el
novedoso permanente. La reunión
contó además con el concurso musi musical
cal musical de los conocidos cancioneros
españoles "Los Bacheros", impar impartiéndosele
tiéndosele impartiéndosele asà al agasajo una ale alegre
gre alegre cordialidad social. Nuestra pá página
gina página recoge diversos aspectos de
la mencionada fiesta-coctel. (Fotos
de José Mercado).
37
Acto de Graduación de las
Damas Grises
En los salones del Casino de Puerto
Rico se llevó a efecto en la tarde del
miércoles 19 de enero próximopasado
la graduación de las Damas Grises
de la Cruz Roja Americana, Capitulo
de Puerto Rico.
El acto de caracteres lucidÃsimos
reunió selecta y nutrida concurrencia
La Crema Limpiadora Albolene se recomienda
especialmente paralasseñorasdecutisreseco.
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o para suavizar la piel, después de lavarse ésta
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\ l|H É/ se rendirá al encanto
W \? "i SUS ' a b’ os con
_ V POND’S "UPS"
Selección < â–
de ocho ' â–
fascinantes — rjS
matices
38
CRONICA SOCIAL
estando presente el Coronel Antonio
R. Silva. Presidente del Capitulo de
Puerto Rico de la Cruz Roja Ameri Americana,
cana, Americana, el señor John J. O’Bryan quien
representara a la Administración de
Veteranos, la señora Mercedes Lajara
Franc s, Presidenta de los Servicios
Voluntarios de la Cruz Roja, la señora
Provi Urrutia de del Valle, Presiden Presidenta
ta Presidenta del Comité de Reconocimiento, se señorita
ñorita señorita Joan Drinkwater, Directora de
la Cruz Roja en el Hospital San Pa Patricio,
tricio, Patricio, señora Jean Searles, Directora
de la Cruz Roja en el Hospital M litar
RodrÃguez e Inés T. de Silva, Presi Presidenta
denta Presidenta del Servicio de Cantina. Un nu nutrido
trido nutrido grupo de damas quienes prestan
cooperación en los servicios volunta voluntarios
rios voluntarios de la Cruz Roja asistió.
Los certif cados de Damas Grises
fueron entregados a las graduadas por
la señora Provi Urrutia de del Valle,
presidenta del Comité de Reconoci Reconocimiento.
miento. Reconocimiento. La señora del Valle hizo uso
de la palabra y brevemente felicitó
a las damas por la labor tan meritoria
que están llevando a cabo al propor proporcionar
cionar proporcionar horas de solaz y alegrÃa a tan
tos veteranos enfermos en los distin distintos
tos distintos hosp tales del Distrito.
Las siguientes damas recibieron sus
certificados: Carmen A. de Agostini,
Marie L. de Arán, Sylvia L. de Bar Barceló,
celó, Barceló, Alicia Brayfield, Richard Brock,
Norah Brown, Raquel Brukhardt, Fay
Casenave, Thelrna Chaudler, señora
de Juan E. Cordero, MarÃa Teresa
Dolan, Jean Drinkwater, Georg na
Fairbanks, Corinne Hardesty, Marión
Johnson, Cecilia Lebrón, Helen Lee,
Yolanda T. MartÃnez, señora de Frank
Norton, Nina Pou, Rita Susoni, Mer Mercedes
cedes Mercedes Valdés, y las señoritas Gisela
GandÃa, Virginia Budet, Alice M. Gon González,
zález, González, A da Maisonette y Carmen N.
Marrero.
Comisión a Fortaleza
Una comisión de Servicios Volunta Voluntarios
rios Voluntarios de la Cruz Roja Americana, Ca CapÃtulo
pÃtulo CapÃtulo de Puerto Rico, visitó La For Fortaleza
taleza Fortaleza en la tarde del jueves 20 del
mes de enero pasado con el fin de
notificar a la señora esposa del Go
bernador de Puerto Rico, dona Ines
M de Muñoz MarÃn, su designación
como presidenta de denos servicios
voluntarios.
La comisión estuvo integrada por
las señoras Mercedes Lajara de Fran Francis,
cis, Francis, Presidenta de los Servidos Vo Voluntarios.
luntarios. Voluntarios. MarÃa Teresa Dolan Presi Presidenta
denta Presidenta de las Damas Grises, Ana de
Simmons. Presidenta del Cuerpo Mo Motorizado,
torizado, Motorizado, Inés T. de Silva, MarÃa Soler
de Soler y señora de Alvarez del Ser Serv
v Serv cio de Cantina, Baila Conde de Sa Salazar,
lazar, Salazar, Presidenta Artes Manuales Ra Rafaela
faela Rafaela R. de Urrutia, del Servicio de
Bienestar Social, y Armida Torres de
Almiroty, Presidenta de Publicidad.
Este grupo de damas fué acompa acompañado
ñado acompañado por el Coronel Antonio R Silva
y el señor VÃctor Bracgger, altos ofi oficiales
ciales oficiales del CapÃtulo de la Cruz Roja
Americana.
Aprovechó el Coronel Silva para in.
formarle a la señora de Muñoz Ma MarÃn
rÃn MarÃn que, al igual que en años ante anteriores
riores anteriores la Cruz Roja esperaba que a
señora del Gobernador presida la cam campaña
paña campaña que se llevará a efecto este ano
en el mes de marzo.
La señora Mendoza de Muñoz Ma MarÃn
rÃn MarÃn aceptó gustosa ambas des gnacio gnaciones
nes gnaciones y expresó su más ardiente deseo
de ayudar hasta donde le fuera posi posible
ble posible a la Cruza Roja en todas sus ac actividades.
tividades. actividades. Asimismo felicitó al cuer cuerpo
po cuerpo de Voluntarios por su espléndida
labor, especialmente cerca de los ve veteranos
teranos veteranos incapacitados.
Los asistentes fueron obsequiados
con refrescos y dulces variados ha habiéndose
biéndose habiéndose despedido todos muy satisfe satisfechos
chos satisfechos de la acogida que se les dispen dispensó.
só. dispensó.
Bodas de cristal de los
esposos Comas-Urrutia
Los esposos doctor Arsenio Comas
y Anelita Urrutia de Comas, celebra celebraron
ron celebraron bodas de cristal la noche del 20
del mes de enero próximopasado en
su res dencia de la avenida Wilson.
Es hermosa la residencia de los espo esposos
sos esposos Comas-Urrutia. Sus salones lucÃan
sus mejores galas. Profusión de flo flords
rds flords bellÃsimas adornaban las piezas
principales del feliz hogar. Y con la
amabilidad que les caracteriza, el doc doctor
tor doctor Comas y su gentilÃsima esposa dis dispensaron
pensaron dispensaron todo género de atenciones
a sus invitados.
Un nutrido y selecto grupo de ma matrimonios
trimonios matrimonios de la alta sociedad capita capitaleña
leña capitaleña acudió al distinguido hogar a ofre ofrecer
cer ofrecer sus parabienes a los hospitalarios
anfitriones en ocas ón de festejar los
quince años de casados.
Recordamos entre los asistentes a
Rafael Schuck y Palmira McCormick
de Schuck, Cloris viuda de McKinley,
Asciclo Marxuach y Carmen Irene de
Marxuach, Jaime Annexy y Rosalinda
F. de Annexy, Felipe Segarra y Ame Amelia
lia Amelia B. de Segarra, Manolo DÃaz y Sa Saro
ro Saro de DÃaz, Margot GandÃa viuda de
McCormick, Enrique Calimano e Ida Idalia
lia Idalia de Calimano, José Mera e Irene
Texidor de Mera, José Casellas e Hil Hilda
da Hilda GandÃa de Casellas, ’xilo Urrutia
y Betty de Urrutia, José Enrique del
Valle y LolÃn de del Valle, Manuel
Sanchidrián y Gloria Lucila de San Sanchidrián,
chidrián, Sanchidrián, doctor Manuel Astor y Har Harr
r Harr et de Astor, Providencia Urrutia de
del Valle, Luis Alberto Biascoechea y
Ligia R. de Biascoechea, Juan Parsi
y Nilsa de Parsi. José Suárez e Inés
MarÃa de Suárez, Nicolás Almiroty y
Armida de Almiroty, señorita Amparo
Urrutia, Angel Suárez y Ritita Ama
deo de Suárez, Enrique Calimano hi hijo,
jo, hijo, y señora Juan Vilá y Cecilia de
Vilá. JuanchÃn divirtió grandemente a
la concurrencia con su caracterización
de mejicano El y su joven esposa lie
garon recientemente de un viaje por
la república Mejicana.
i I
. Ti
Srta. Sara Pagan
Recientemente formalizaron com compromiso
promiso compromiso de amor en la ciudad de Pon Ponce
ce Ponce la bella señorita Sara Pagan y el
joven caballero Roberto N. Blassini.
La feliz pareja ha sido muy felicitada
por sus amigos y familiares. La boda
está señalada para tener efecto en el
mes de febrero próximo.
Deceso
VÃctima de una pertinaz dolencia
que le mantuvo en cama por algunos
meses, rindió la jornada de su v'da
en el Auxilio Mutuo, de Hato Rey, el
caballero español don Francisco Blan Blanco
co Blanco Gómez. El señor Blanco era na natural
tural natural de Asturias, España y habÃa con convivido
vivido convivido en Puerto Rico durante mu muchos
chos muchos años, formando su hogar aquà al
cesarse con la dama puertorriqueña
Aixa Molina. La nobleza, afabilidad y
bondad de Paco, como le llamaban sus
allegados, le granjeó la simpatÃa y es estimac
timac estimac ón de todos los que le conocie conocieron
ron conocieron y el ardiente cariño de sus fami familiares.
liares. familiares. Su desaparición ha dejado un
vacÃo irreparable en la sociedad ca capitaleña,
pitaleña, capitaleña, donde él contaba con nume numerosas
rosas numerosas amistades. El acto del sepelio
efectuado el pasado martes 25 de ene enero
ro enero constituyó una sentida nota de due duelo.
lo. duelo. Sobrev ven al extinto su atribula atribulada
da atribulada viuda doña Aixa Molina, sus peque pequeños
ños pequeños hijos Paquito y Manolito, sus pa padres
dres padres don Manuel Blanco y doña MarÃa
Gómez y hermanos residentes en Es España,
paña, España, sus padres polÃticos Fernando
Molina y Ana Mattei de Molina, su
hermano Elias, sus hermanos polÃti.
eos y demás familiares.
sToo
Cualquier composición de Re Reloj
loj Reloj garantizado sólo SI.OO
Llegaron piezas da todas las
Marcas.
JOYERIA
FELIX LOPEZ
San Francisco (Brau) 201 —
San Juan
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 194¡>-
Srta. Sylvia Teresa Ramos Filardi
lina distinguida pareja de jóvenes
del gentilicio capitaieño formalizó sus
animes antes de llegar el año: la bellà bellÃsima
sima bellÃsima señorita Sylvia Teresa Ramos Fi Filardi
lardi Filardi y el caballero José Luis Capace Capacete
te Capacete Muñoz, de esta capital.
La petición de mano fué formulada
a don Virgilio Ramos y doña Teresa
Filardi de Ramos, padres de la gentil
prometida, por los padres del novio
don Manuel Capacete y doña MarÃa
Luisa Muñoz de Capacete.
Sylvia fué alumna aprovechada de
la Academia del Perpetuo Socorro de
Miramar habiéndose graduado más
tarde en la Universidad de Puerto Ri Rico
co Rico de Educación Comercial. Es miem miembro
bro miembro activo de la sororidad Eta Ga Gamma
mma Gamma Delta.
Su prometido obtuvo el grado de
master en ingenierÃa estructural en el
Instituto Tecnológico de Illinois, gra graduándose
duándose graduándose de ingeniero en la Univer Univerdad
dad Univerdad de Ohio luego de haber cursado
estudios superiores en el colegio de
Agricultura de Mayagüez donde dicta
en la actualidad una cátedra. Es
miembro de la fraternidad Phi Sigma
Alpha.
con fulgor de estrella—.
En la pena que embargaba a sus
deudos el dÃa de sus funerales, se re reflejaba
flejaba reflejaba el cariño entrañable que ella
era merecedora. Su tumba fué cu cubierta
bierta cubierta enteramente de hermosas ofren ofrendas
das ofrendas florales testigos elocuentes de la
pena que experimenta la sociedad ca capitaleña
pitaleña capitaleña en tan inesperada pérdida.
Reciban las familias Martorell, Me Mejia
jia Mejia el testimonio más elocuente de
nuestra sentida condolencia.
Katherine Marshall prestigiosa
huésped de la Administradora
de la Capital
Durante un coctel party ofrecido
por la administradora de la Capital
en honor a su distinguida huésped
señora Katherine Marshall tuvimos
el privilegio de saludar a tan ama amable
ble amable y digna dama, quien refleja en
su rostro sereno todo el señorÃo y la
sencilla elegancia de la mujer norte norteamericana.
americana. norteamericana.
Nuestros cÃrculos polÃticos, intelec intelectuales
tuales intelectuales y sociales, se han estremecido
de júbilo con la visita de dos figuras
internacionalmente conocidas como el
general Marshall y su señora esposa.
No es la primera vez que el general
viene a nuestra Isla, pero hoy' le
acompaña la gloria de haber sido,
—en sus funciones de Secretario de
Estado de los Estados Unidos—, la
figura más importante de la polÃtica
exterior del mencionado paÃs, vincula vinculado
do vinculado a sus nobles ejecutorias, aconteci acontecimientos
mientos acontecimientos trascendentales para el mo momento
mento momento internacional. Y ahora que ha
renunciado su cargo por motivos de
salud, habiendo sido sometido a una
difÃcil intervención quirúrgica, a ins instancias
tancias instancias del propio presidente de los
Estados Unidos, Harry S. Truman, los
esposos Marshall iniciaron un viaje
hacia el trópico. Y mientras el general
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191^9.
CRONICA SOCIAL
se recoge en sus habitaciones de la
residencia de los esposos Barbey,—sus
anfitriones, —la señora Marshall una y
otra vez recoge durante los agasajos
ofrecidos en su honor, aspectos de la
vida social de nuestra ciudad capital.
Uno de estos homenajes le fué ofre ofrecido
cido ofrecido por la señora alcaldesa doña Fe Felisa
lisa Felisa Rincón de Gautier. Con la ama amabilidad
bilidad amabilidad innata en ella, la señora Rin Rincón
cón Rincón de Gautier recibió a la señora
Katherine de Marshall y a la señora
de Barbey en la sala Capitular don donde
de donde hizo entrega a su distinguida hués
ped de las llaves de la ciudad. Agra Agradeció
deció Agradeció amablemente este gesto la se señora
ñora señora Marshall y como si en una fra frase
se frase intentara verter todo el sentimien
to de su corazón dijo: “Me han dado
la llave del paraÃso’†(Refiriéndose
a Puerto Rico por su belleza panorá panorámica
mica panorámica y su clima ideal en esta época
del año).
Al terminar esta sencilla y breve
ceremonia la alcaldesa las condujo ai
salón de la Junta de Comisionados.
Tomaron sitios de honor junto a la
señora Marshall y la alcaldesa de la
capital, la señora Barbey, la señora
Diez de Andino, la señora Flecher,
acompañada por su esposo el coronel
Flecher, la señora de Jorge Jiménez,
Clara Luz Vizcarrondo de Quiñones,
la señora Fox —prima de la señora
Barbey— Elisa M. de Gadea, Josefina
Battle. Luego de los saludos y pre presentaciones
sentaciones presentaciones a la selecta concurrencia
de damas distinguidas de nuestra al alta
ta alta sociedad, la señora Rincón presen presentó
tó presentó formalmente a su huésped e hizo
un brindis por la salud del general
y por las gratas impresiones que desea
lleven los esposos Marshall de nues nuestra
tra nuestra querida Isla.
El Trio de Johnny RodrÃguez in interpretó
terpretó interpretó lindas canciones criollas si siguiendo
guiendo siguiendo en turno la conocida pianista
Elsa Rivera Salgado. Más tarde La
Mercé obsequió a la concurrencia co.i
dos números de baile español.
La gran mesa que se destacaba en
el centro del salón lucÃa regio decorado
floral inspirado por el arte de la sz
ñora Clara Luz Vizcarrondo de Qui Quiñones.
ñones. Quiñones. Los obsequios deliciosos y va variados
riados variados y las damas que hacÃan un
total de más de doscientas vestÃan
muy elegantes, la mayor parte lucien luciendo
do luciendo sombreros de plumas.
Una vez más la señora Rincón de
Gautier contribuyó a poner en alto el
nombre de Puerto Rico, con este ho homenaje
menaje homenaje de simpatÃa y bienvenida a
esta digna norteamericana.
Fiesta en el Hogar Infantil
La tradicional fiesta Navideña qui quise
se quise ofrece en el Hogar Infantil revis
tió este año caracteres de lucido ac acto.
to. acto. El programa preparado para ob obsequiar
sequiar obsequiar a la concurrencia valió la
aprobación unánime de las asistentes.
Les primeros números estuvieron a
cargo de varias alumnas del “Gladys
Studioâ€. La niña Alma Concepción
interpretó dos piezas al piano. Les
niñitos del hogar también tomaron
parte. Cantaron varÃas canciones muy
lindas. El acto fué amenizado por un
conjunto de cuerdas de la localidad,
obsequio del licenciado Juan Enrique
Géigel.
PresidÃa el acto la fundadora del
Hogar Infantil, mujer de relevantes
méritos, activa y distinguida dama de
nuestra sociedad, doña Marcolina de
Fernández Náter. Junto a ella tomó
asiento la señora del Gobernador de
Puerto Rico, doña Inés Mendoza de
Muñoz MarÃn quien fué invitada de
honor a ese festival y declarada
miembro honorario de la Directiva.
Los Reyes Magos llegaron también
para esos pobrecitos niños. Todos los
años llegan, como un acto de caridad
que hacen los esposos licenciado Juan
Enrique Géigel y Martha Hocking de
Géigel. ¡Qué satisfacción se siente
cuando se puede dar a aquellos que
más lo necesitan! Este distinguido ma
trimonio hace esa obra filantrópica
cada dÃa de Reyes y por eso los niños
del Hogar Insular los quieren tanto
Doña Marcóla, la directora y funda fundadora
dora fundadora de la institución envió una cesta
grande llena de dulces para que fu se
sorteada. Y la señorita Digna Veiáz
quez y la niña Lyliana DÃaz repart e eron
ron eron también juguetes y dulces.
Después de un refrigerio servido por
los miembros de la Directiva y de un
cambio de impresiones, el acto termi
nó dejando la más grata impres ón
tn los asistentes.
Nupcias
En la iglesia de la Milagrosa de
la ciudad de Caguas contrajeron ma matrimonio
trimonio matrimonio durante so emne ceremonia
la gentilÃsima damita Juanita Rivera
y el correcto caballero Francisco Solá
Jiménez emparentados con d stingui stinguidas
das stinguidas familias de Santurce y Caguas res respectivamente.
pectivamente. respectivamente. El enlace fué apadri apadrinado
nado apadrinado por los jóvenes Ignacio Luyan Luyando
do Luyando (hijo), y Victoria Rivera.
Un grupo de lindas chicas actuó de
damas de honor: Hilda Rivera, Socorro
Rivera, Carmen Lydia J.ménez, y Mon Monsita
sita Monsita Pérez. VestÃan lindas creaciones
realizadas en finÃsima factura con
adornos de flores como complemento.
Fueron los ujieres los jóvenes VÃc VÃctor
tor VÃctor Rivera, Alejandro Géigel, Alberto
Amorós, y Charlie Reyes. Las gracio graciosas
sas graciosas niñitas Rosita Zapata y Sonia Ven Ventura
tura Ventura portaron las arras y los anillos.
El saludo a los desposados fué un
exquisito acontecimiento al cual asis asista)
ta) asista) selecta concurrencia.
Y*
JUS, fÃHALoJI
i \ SM p °° J
El Cabello lavado con Jabón
Queda Opaco-Halo lo deja Ãm’à —-I
14Ã2-SHI
Limpio, Brillante, Perfumado U
SÃ, aún los más finos jabones y champús hechos a base de jabón
ocultan, con una pelÃcula jabonosa, el brillo natural de sus cabellos.
• Halo no contiene jabón. Está hecho fragante lavaza aún en el agua más pe pecon
con pecon un nuevo ingrediente patentado. No sada. Deja el cabello suave, con su hri hripuede
puede hripuede dejar pelÃcula jabonosa alguna „ o natural limpio acariciable
que oculte la belleza del cabello.
• Con Halo no es necesario enjuagar el
• Halo desde la primera vez que se usa, cabello con limón o vinagre. Halo se
revela la verdadera belleza natural de sus enjuaga rápida y completamente,
cabellos y los deja cubiertos de hermosos
reflejos. • Halo quita la caspa suelta como por
encanto. El cabello al secar queda suave,
• Halo produce un océano de r ; < i v dócil, fácil de rizar y perfumado.
ARPEGE
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39
PUERTORRIQUEÑOS EN NUEVA YORK
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Gran Fiesta Coctel de las
Hijas Católicas de América
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^ÃmJk p v S *
En el Hotel Riverside Plaza, de la chi, auspició un animado baile es- institución. Aquà ofrecemos un gru-
Baile del Centro Hispano de urbe neoyorquina, el Centro Hispa.- tudiantil, cuyo noble propósito era po de los asistentes ala beneméri-
no de la Universidad d e Nueva el de colectar fondos para la crea- ta actividad.
la Universidad de Nueva York York, que preside la simpática is- ción de nuevas becas para estu-
leña, Margarita GardÃn y Francés- diñantes latinoamericanos, en dicha
Fiesta de la Corte de Lourdes
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MwE J KT Ibibà T T *1 b<- M rr’TÃ
La Corte de Hsnor de Nuestra Se Señora
ñora Señora de Lourdes, celebró en la ciu ciudad
dad ciudad de Nueva York, una gran fies-
40
Q Auspiciada por el CapÃtulo Lar
tinoamericano, de las hijas Católi Católicas
cas Católicas de América, llevóse a cabo re recientemente
cientemente recientemente una gran fiesta coctel.
ta, en los lujosos salones del hotel
Savoy Plaza. El lucido aconteci acontecimiento
miento acontecimiento llevóse a efecto bajo los
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en el Hotel Marguery. de Nueva
York. La misma revistió gran luci lucimiento
miento lucimiento y celebridad. Aquà recoge recogemos
mos recogemos diversos aspectos del hermo-
auspicios del capÃtulo neoyorquino
de la entidad, cuya directiva se
muestra en la foto. Hacia el centro
so y animado festival en que par participaron
ticiparon participaron numerosos puertorrique puertorriqueños.
ños. puertorriqueños. (Fotos de César González).
aparece, la señorita Isabel Grana
Boneta, fundadora y presidenta del
grupo.
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9 Alice Miriam Soutrcnt, da Mayagüez y Héctor Huyke, de Hato Bey,
unieron sus destines ante el altar da la Iglesia Católica de Mayagüaz.
el dÃa veinticinco del pasado mes de diciembre. Fueron padrinos la se señora
ñora señora Isabelita RamÃrez de Scuf ront, cuñada de la novia y el joven VÃctor
Huyke, hermano del novio. La dama preferida de la desposada fué Geor Georgie
gie Georgie P. de Piñero completando la corte las siguientes damitas: Awilda Ri Rivera.
vera. Rivera. Marta Bravo, Astrid RamÃrez, Elba Lasuso, Neyei Peniza y Myria
Arrarás. La recepción y el saludo nupcial fueron efectuados en la resi residencia
dencia residencia de los padres de la novia. (Foto Cifuentes).
hesite de ScdaÃ
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O En la Capñla d.l ^anto Asilo de Damas de la ciudad de ñonce uniá uniáronse
ronse uniáronse en lazo matrimonial, el demingo 19 de diciembre de 1948, la Srta..
Emesebel Bauza Ferraiuoli y el joven galeno José Luis Torres Olivier. Ac Actuaron
tuaron Actuaron de padrinos la señora Josefina T. de Muñera y el Dr. Francisco Fe Fenaiuoli.
naiuoli. Fenaiuoli. La recepción nupcial fué efectuada en la residencia Torres de la
Barriada MarianL en la culta población de Ponce.
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Ak ' Tw’ > a \ ;
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® Ante el altar de la Capilla del Santo Asilo de Damas de Ponce cele celebróse
bróse celebróse la boda de los jóvenes Eli González, de la Sociedad de Yauco e
hijo de don Félix González y de doña. Magdalena de González con la
Srta. Gloria Tormos, hija de don José Tormos Diego y de doña Amparo
de Tormos. Apadrinaron el casorio la Sra. Juanita de Matos y el Sr. José
Tormos, hijo. El saludo nupcial llevóse a cabo en la residencia de la no novia
via novia en la Avenida de Hostos, de aquella ciudad. (Foto Ariel).
Is
O El dÃa 11 da diciembre del pasado año tuvieron efecto en la Iglesia
dal Pilar, en RÃo Piedras, las ceremcnias matrimoniales do la señorita
Hilda Mercedes Morales con el joven Ledo. IsaÃas RodrÃguez Moreno.
Fueren padrinos de la misma la Sra. Ana So'Ãa Morales de Ra'uccL her hermana
mana hermana de la desposada y el padre del novio, don IsaÃas RodrÃguez. El ca caballero
ballero caballero preferido lo fué el Sr. Miguel RodrÃguez Moreno, hermano del des desposado.
posado. desposado. Integraron la corte nupcial las siguientes jovencitas: Gloria Rodrà RodrÃguez
guez RodrÃguez Moreno, Alicia Morales, Hulbia RodrÃguez, Mabel Nazario e Hilda
Muez. La recepción fué efectuada en el Club Náutico. (Foto de Raphael).
' i
Mr. â–
• Irma Luz Rafaelina Coloca y Germán Otero Colón celebraron su r bo
das el pasado 22 de diciembre. Los contrayentes son hijos, respectiva respectivamente,
mente, respectivamente, de los esposos Enrique Coloca y Hortensia Massanet, casada en
segundas nupcias con el señor Laurentino Estrella y de los esposos Jorge
Otero y Serafina Colón de Otero. La pareja fué apadrinada, por la señora
Rosa Otero, hermana del novio y el señor Laurentino Estrella.
W 3 BAÃa^
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Je z * NBSw.
• En la Iglesia del Perpetuo Socorro, de Miramar, efectuaron sus nupcias
la señorita Olga Marvéz Malea y el joven José Miguel Saavedra Bird.
Apadrinados por la señora Consuelo Malea, hermana de la contrayente
y por el señor Miguel Saavedra, padre del agraciado, dichos esponsa esponsales
les esponsales se llevaron a efecto el dÃa 20 de noviembre del año que acaba de pasar.
41
Baile de la
Sororidad
Alpha Alpha Alpha
• La exclusiva sororidcd Alpha
Alpha Alpha llevó a efecto un lu lucido
cido lucido baile en la residencia de su
presidenta, la deliciosa señorita
Helga. Edmée Monroig, en la capi capital.
tal. capital. Fueron organizadoras del mis mismo
mo mismo las entusiastas jovencitas Ly Lydia
dia Lydia RodrÃguez y Edna Everedith
Vázquez, quienes propiciaron a los
invitados una de las más lucidas
fiestas de la estación. En nuestra
página se ofrecen varios instantes
de la misma. (Fotos de José Merca Mercado).
do). Mercado).
Conferencia en la Alianza Francesa
42
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T*"*' Mar
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• Recientemente y bajo los auspicios de la Alianza
Francesa de Puerto Rico, disertó sobre un tema histórico,
el joven intelectual francés, Andró Castel. La conferencia
fué dictada en el Templo del Maestro, de nuestra capital.
Lucidamente, el joven conferencista interpretó un perÃo perÃodo
do perÃodo de la historia, francesa de fines del siglo XIX. El acto
inauguraba un nuevo ciclo de actividades culturales de
la organización auspiciadora. Al mismo se dió cita una
numerosa representación de la colonia, francesa en San
Juan y numerosas personalidades que visitaron la isla
con motivo de la inauguración del nuevo gobernador de
Puerto Rico, señor Luis Muñoz MarÃn. Nuestra página re recoge
coge recoge diversos instantes de dicho acto. (Fotos de José
Mercado). >
INAUGURACION
ENERO 26, 1949
WIPR representa en la radio puertorriqueña un Equipo:
nuevo y eficaz empeño de civismo y de cultura. . . 9 |B wi’STINGHÓIISE
El establecimiento de la WIPR traduce la vo-
luntad generosa de un servicio al pueblo Yha 4;, POWER ELECTRIC CO.
de recordarse que la presencia de este instrumen- V* 9 Fortaleza 802, San Juan,
to de educación responde a la más genuina vo- » JH
â– untad del paÃs . . Co *Zs*i?" 5 M
> | * I KM Aire Acondicionado:
Dirigiendo la naciente empresa se hal’a el dina- " MR»
mico ingeniero puertorriqueño Don Rafael Delga- *,_■■WORTHINGTON
do Márquez. . . estando la dirección técnica a cargo KB j^B ^B
del competente Ingeniero de radio Pedro Luis Jimé- > a ELECTRICA * OMERt IAL. LSt .
nez. El compositor Rafael Hernández, de nuevo en | ^^R .. g I Ave. Fdez. Juncos Num. 6-1, Par
su amada tierra puertorriqueña, es el Director Ar- ll 3® * Santurce, Puerto Rico,
tistico de WIPR El señor Rubén RodrÃguez, de B^B|K9
larga experiencia en la rad o y en el periodismo, es RMBSBm SXâ–
el Director de Programas Don JoaquÃn A. Bur- |p ’ñfa a â– O Ingenieros Constructores:
set, conocido músico puertorriqueño, es el Disco- ■BMU W a ’/W jBl " „
tecario . Yun grupo de libretistas y locutores se < |B PUERTO RICO BUILDING CORP.
encargará de impartirle voz ala WIPR. Bt^^^jß f Sbß Edificio Ochoa, 3er. Piso, San Juan.
‘ÃB 1 « *4
gajH» L -zj
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' L JiS
i
t r B j En este edificio de sobrias lineas arquitecto- BBB (tÃétislßUi
nicas disenado por el competente arquitecto .
José Hernández Márquez, se albergan las ofi-
RAFAEL DELGADO ciñas v los estudios de la WIPR, situado en la JOSE E. MUSOZ
MARQUEZ Avenida Ponce de León, Parada 20... La sólida «üb-AdminisÃrador
Administrador estructura, de agradable traza exterior, es un reneral
General logro de la ingenierÃa moderna v revela el es-
fuerzo creador del talento puertorriqueño.
He aquà la potente planta transmisora que emitirá la onda de WIPR.. .De sólidos cimientos
esta casa es el centro desde donde se dara curso a la fuerza vital de la nueva esta donde
radio. . .Al fondo se alza al cielo la torre de acero que marca en Sabana Seca la zona motriz
de WIPR. . .El ala izquierda es la residencia del Ingeniero Jefe de la radioemisora
* H B fz
. At» ÃO“ »a W^W rs os la
___ 1
& 1 1 IIUHB
w à > . 2X2. 2X. i-
. » , । B V aquÃ. Don Jesús Figueroa. Director de la Or-
Frente a la Sinfonieta,, el compositor Rafael ’ aquÃ, m>u s
Hernández, Director ArtÃstico de la WIPR, pa- questa Sinfónica ante el grupo de profesores
rece dispuesto a iniciar una de las audiciones n nnn ...
que le han consagrado en el corazón de su pue- yT'U KCS. - I U.UUU W tS. que junto a él pondrán en la onda de WIPR la
blo. Atrás, el cortinaje de impecable corte que
añade señorÃo al Radioteatro de WIPR. . nota estilizada de la música selecta.
Puerto Rico Ilustrado—s de febrero de 1949.
43
IO LLO
naide que la ampare.
—¿Y Rosa MarÃa? — indaga con
sobresalto el muchacho.
—De siguro que fué hacia el llano
como acostumbra toÃtas las mañanas.
No le teme a ese mal nació polque
confÃa en tus puños y en tu machete;
pero, mira, muchacho, no es güeno
que te destraigas. De aquà a un rati ratito
to ratito deja el colte y da una güelta por
los fresales o por el rÃo. Pero,
eso sÃ, emplea el celebro y no te com comprometas.
prometas. comprometas. Mira que un jÃbaro en la
cárcel se pudre de viejo. ¿Comprien ¿Compriendes?
des? ¿Compriendes?
—Compriendo, don Ramón. Ya
verá usté como ese desgraciao no güel güelbe
be güelbe a asomal las narices po el Aso Asomante.
mante. Asomante. Eso, si no me veo en la ne necesiá
cesiá necesiá de desyuncalo.
Y el mozo acarició con su ruda
mano vellosa la hoja reluciente de
su machete.
—Mucho cuidao volvió a acon-
sejarle el viejo.
Y se separaron, intercambiando mi miradas
radas miradas de inteligencia.
En tanto, Rosa MarÃa, perdida en
el éxtasis de un sueño de amor casto
que pronto habrÃa de plasmarse en
realidad vcnf-rosa —-según sus am ambiciones
biciones ambiciones tronchaba madreselvas a
la orilla del rÃo, mientras tarareaba
una copla con toda la exultación que
(Continúa en la pág. 50)
POLUCION AL FOTO CRIMEN
F1 Inspector Cobb sospechó que
Rudy Lene estaba mintiendo (foto
número dos), cuando d'jo que ha habÃa
bÃa habÃa a nchado del primer t'ro la ba
raja que Linda sostenÃa en su ma mano.
no. mano. Como ustedes saben, Cobb en encontró
contró encontró la carta en la mano izquier izquierda
da izquierda de' cadáver (foto número uno).
Esto significa una de dos cosas:
que el cuchillo fué arrancado de
la pared o que la baraja se vino al
suelo cuando el cuerpo de Linda
cayó atravesado por el tercer cu cuchillo.
chillo. cuchillo. El cuchillo qug se supone
atravesó Ir. carta estaba todavÃa
enclavado en la pared y la bara
ja tenÃa un scla incisión.
Confrontado con estos hechos
Lañe confesó. Diciendo que Linda
se habÃa entusiasmado con el tra
pecista de la farándula y querÃa
divorciarse. "Yo perdà la cabeza
y la maté", comentó Rudy.
SOLUCION AL ROMPECABEZAS
1. (c) Vivien Leigh. 2. (b) Nerita. 3.
(c) El Queen Elizabeth. 4. (d) La
Unión Sida'ricana. 5. (b) Evaristo
Rivera Chevremont. 6. (c) La Carta
Magna. 7. (a) El diferencial. 8. (d)
Moisés RodrÃguez. 9. (a) David Co Copperfield,
pperfield, Copperfield, novela de Carlos Dikens.
10. (b) Un jurado. 11. (c) Radio City
Muslc Hall. 12. (d) El Capitán An Antonio
tonio Antonio Correa.
44
Durante el reinado de Ana de Inglaterra, hi hija
ja hija de Jacobo 11, un soldado que habÃa sido maltra maltratado
tado maltratado por el coronel de su regimiento, desertó de
las filas, y aprehendido más tarde, fué juzgado
por un consejo de guerra, que lo sentenció a ser
pasado por las armas. Llegado el dÃa de la ejecu ejecución
ción ejecución y formado el cuadro con todo el regimiento
que habÃa de presenciarla, el coronel, en vez de
ordenar, como de costumbre, que se sortease en entre
tre entre los soldados para ver quién tenÃa que cumplir
el penoso deber de fusilar a un compañero, dis dispuso,
puso, dispuso, con general sorpresa, que fuese un soldado
amigo del reo, que profesaba a éste un Ãntimo ca cariño
riño cariño y que acababa de despedirse de él con mues muestras
tras muestras del mayor dolor. Ante orden tan inhumana,
el soldado se arrojó a los pies del coronel, supli suplicándole
cándole suplicándole le evitase la pena de ser el verdugo de su
amigo más querido. Los demás soldados, y hasta
los oficiales, unieron sus ruegos a los de aquél;
pero todo fué en vano Reiteróse el mando de la
4b
*
b A A
à »Jüi * o
portunidad. Unen las cabezas y se
ntregan a su sueño.
Una casita blanca; un jardincito
sultivado, chiquillos. La madrecÃta
buena tejiendo unas boticas para su
neto — sueños bellÃsimos éstos. . .sÃ.
Pero la unión de las cabezas for forma
ma forma una terrible muralla, que nos des-
ES
Ok
aparece por completo la pantalla. Pen Pensamos
samos Pensamos en cambiar de sitio, pero ya
es tarde. El cine está repleto, hace hacemos
mos hacemos vanos esfuerzos, por mirar por
uno y otro lado, de aquella masa ne negra
gra negra que nos intercepta la visión.
Todo inútil
UN EJEMPLO DE AMISTAD
ejecución; y el soldado, sujeto a la obediencia, to tomó
mó tomó el fusil, apuntó al sentenciado, pero al escu escuchar
char escuchar la voz de ¡fuego! varió instantáneamente la
punterÃa y la dirigió sobre el coronel, atravesán atravesándole
dole atravesándole el corazón. Entonces, arrojó el fusil, y diri dirigiéndose
giéndose dirigiéndose al comandante del regimiento, pronun pronunció
ció pronunció estas palabras, que fueron oÃdas en medio del
mayor silencio. “El que no conoce la misericordia,
es indigno de merecerla. Me someto a recibir el
castigo que quieran imponerme; pero prefiero mil
muertes a ser el verdugo de mi amigo queridoâ€.
El comandante suspendió la ejecución del reo,
esperando nuevas órdenes. Varios ciudadanos de
influencia se apresuraron a presentar una petición
a la reina Ana, implorando el perdón de los dos
amigos:y la magnánima reina, tuvo el buen acuer acuerdo
do acuerdo de concederlo, por lo cual, según una crónica
de aquellos tiempos, sus súbditos 1? consagraron
un voto de gracias.
CUANDO NOS OLVIDAMOS...
Hay dos formas de solucionar esta
situación. Una, claro, inadmisible, de dejar
jar dejar escapar todo el vapor que tene tenemos
mos tenemos dentro en forma de interjeccio interjecciones;
nes; interjecciones; otra, el que se sigue siempre en
estos casos, renunciando a ver la pe pelÃcula
lÃcula pelÃcula y marchándonos a otro cine. Y
sentándonos por precaución en la pri primera
mera primera fila.
Se garantiza un dolor de cabeza,
pero se tiene la absoluta seguridad,
de no sufrir las molestas parejas.
¿Lector, has puesto a prueba tu
paciencia con la parejita del cine?
Los Niños Malcriados
La madre sube con Pepito a la
guagua. Todos los asientos de la ven ventanilla
tanilla ventanilla están ocupados, pero el niño,
(y no tan niño) que ya tiene ocho
años, quiere sentarse precisamente en
una de ellas.
—Mami, dile a ese hombre que se
marche.
—¡Cállate, niño! están todos
ocupados, ahorita, se desocupará uno.
Y efectivamente se baja un pasa pasajero,
jero, pasajero, pero una señora ocupa el lu lugar.
gar. lugar.
—Mira, Mami, allà habÃa uno Y
esa vieja lo cogió
Honrando la Memoria
de Rosendo Matienzo
Cinfrón
D La Federación de los Esprifis Esprifistas
tas Esprifistas de Puerto Rico, que preside la
Sra. Guillermina M. Fermaintt. hon honró
ró honró la memoria del ins'qne patrie'o
nuertorr'queño, Rosendo Matienzo
Cintrón, con varios actos celebrados
en el pueblo de Luqu'Jlo. Ante la
estatua del gran orador reciente recientemente
mente recientemente develada, celebraron un so solemne
lemne solemne acto público al aue asistió
reverentemente una nutrida concu concurrencia.
rrencia. concurrencia. participando el Alcalde de
la población, Sr. Pablo Suárez. Nues Nuestra
tra Nuestra foto muestra un aspecto de la
concurrencia al mismo.
La señora mira muy seria para
atrás. — - ¡Cállate, Pepito!
Y asà todo el viaje.
Lector, ¿en qué pensabas cuando
viajabas con Pepito?
EnvÃo.. .
Señor del tabaco. . . Coro de men mendigos.
digos. mendigos. . .
Parejita del cine; Pepitos ma’cra ma’crados.
dos. ma’crados.
¿Sabéis cómo se llama ese mal que
os obliga a molestar al género hu humano?
mano? humano? Tiene un nombre muy senci sencillo.
llo. sencillo. EgoÃsmo.
Dibujos de Raúl Pomales
múnmente, y la de gas acetileno, des destinada
tinada destinada a repuesto, para el caso de
averÃas en las usinas productoras de
energÃa eléctrica.
—Pero, ¿viven siempre en plena luz
artificial?
El interpelado movió la cabeza a de derecha
recha derecha e izquierda.
—En caso de ataque solamente En
las demás circunstancias, quedan
abiertas siempre las grandes clarabo claraboyas,
yas, claraboyas, vent anales inmensos por los que
penetra la luz nel dÃa. Prácticamente,
hay más claridad allà que en cual
quÃer departamento moderno.
—¡Qué interesante! —repitió la jo
ven.
—Si consigo el permiso necesario,
y estoy seguro de que no me será ne
gado, voy a darle a conocer algunos
secretos de la mayor importancia. Por
ejemplo, los nuevos cañones antiaéreo
de tiro rápido. Constituyen un secre
to militar, pero creo que usted no se
rá una espÃa, ¿verdad?
Lo dijo alegremente, a pesar de
que, en el momento mismo en que
terminaba la frase, sintió un ligerc
escalofrÃo. Acababa de recordar las
palabras de su padre al referirse a
Albertina. “Reo de Alta Traiciónâ€...
Sin embargo, ella nada tenÃa que
ver con lo que pudiera haber sido an
taño el autor de sus dÃas. PodrÃa re
prochársela de ser la hija de un trai
der, una desdicha en la que ningún ningúnculpa
culpa ningúnculpa le cabÃa. Pero Albertina d
Bcissoisons era una muchacha buena
y la más simple suposición en contra
signifi arÃa una ofensa imperdonabl
para ella.
Ernesto de Flcuvegrand se tranqui
hzó. Era absurdo inquietarse con pen
samientos como el que llenara su ce
rebro por unos instantes.
Y de inmediato, hizo coro a la risr
de la muchacha, que replicaba iróni
cimente a su pregunta:
—¿Quién sabe, señor de Fleuve
gtand? A lo mejor estoy al servicie
de una importantÃsima potencia ex
t’.anjera, y tratando de sobornar a
usted con mis malas artes.. Le acón
sejo que se cuide mucho. En su lugar,
yo me alejarÃa de una mujer tan pe
l'grosa como yo.
CAPITULO X
Ernesto de Fleuvegrand llevaba lar largo
go largo rato paseando por delante de la
entrada del cuartel, bajo la mirada
ligeramente burlona del centinela, que
adivinaba el motivo de la nerviosidad
manifiesta del oficial.
Finalmente, un auto se detuvo ante
la puerta del edificio, y Albertina de
Eohsoisons, elegante como nunca des descendÃa
cendÃa descendÃa a tierra, saludando con una
sonrisa al militar que acudÃa solÃcito
a su encuentro.
—¡Creà que ya no iba usted a ve
nir! —lamentóse Ernesto, mientras
estrechaba efusivamente la pequeña
mano enguantada que se le tendÃa-
No sabe usted las ideas absurdas y
los temores fantásticos que se me
han ocurrido, en este siglo de espe
Ella le miró con burlona ironÃa.
—¡Pobre muchacho! —exclamó—.
¿Lleva ya cien años esperándome?...
Pero, ¡eso pare e el cuento de la
Princesa del busque durmiente... al
revés! Por lo visto, debe haber sido
usted el que doimÃa.
El joven movió gravemente la ca cabeza.
beza. cabeza.
—Búrlese si le parece, señorita de
Boissoisons —dijo—. Pero le asegu aseguro
ro aseguro que estaba dominado por la im impaciencia.
paciencia. impaciencia.
Ella consultó su reloj pulsera.
—No puedo gritar —advirtió—. Veo
que, realmente, me he retrasado alre alrededor
dedor alrededor de diez minutos. Pero, ¿me
creerá si le digo que la culpa de todo
la tiene el intenso tráfico de las ca calles
lles calles de ParÃs?
Puerto Rico Ilustrado— s de febrero de 1949.
Ahora, el oficial sonreÃa con toda
su boca, alegre y tranquilo por la
presencia de la muchacha.
—Creeré todo lo que quiera decir decirme,
me, decirme, por extraordinario que parezca
—ofreció —. No puedo suponer que
sea usted capaz de engañar a nadie.,
y menos a mi...
Ella retrocedió un paso y miró fi fijamente
jamente fijamente a su interlocutor.
—¿Por qué esa preferencia? —soli —solicitó,
citó, —solicitó, acaso con excesiva sequedad.
P£ ^ CASéR°
¡Ahora, por primera vez, puede
Ud. poseer el secreto de un elegante
peinado, que conocen más de 20
millones de norteamericanas! ’jShlS&yr wWR
l’.H' l'll.il 4 -f t 3
■1 1 11 1 1 ¡i. । 1 1 -■" ■1 ■-1 11 1 1, ।
lül I I - >1 I.'!'. ,l, I-I id.,- -g Si'
d"- , d<< 1I ( ludid id.. I• r: i 1 A?, .
1 - I ' l â– â– I,lxl
' - di. di. ।... .1, । d 'tHHBHHB
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NUNCA.
El militar sostuvo la mirada de
Albertina sin pestañear.
—Porque yo no le he dado jamás
motivo para que tratara de engañar engañarme
me engañarme en ninguna forma. La sinceridad
da derechos, y ¡a mÃa me permite es esperar
perar esperar un eco en usted.
El repentino fulgor de inquietud y
de orgullo que por un instante pareció
dominar los ojos de la muchacha,
desvanecióse al punto, para dar paso
a una expresión de alegre complacen-
cÃa.
—Siendo asà me avergonzarÃa men men»tir
»tir men»tir —indicó, con afectada compun compunción—.
ción—. compunción—. La verdad lisa y llana es que
salà tarde de casa, porque me entre entretuve
tuve entretuve arreglándome las uñas. Una pre precaución
caución precaución innecesaria, porque no pienso
sacarme los guantes, pero a la que
nc supe sustraerme.
ReÃa alegremente, con una sonrisa
contagiosa que compartió el oficial e
(Continúa en la página 49)
45
_ . ^~7
TLPpffIWSJiEEE
Málaga,
Tierra de Sol
PROVINCIA ESPAÑOLA EN
LA QUE SE ADVIERTA LA
ANIMACION Y EL COLORIDO
DE LAS CIUDADES
MEDITERRANEAS. EN EL
PAISAJE, ASI COMO EN SUS
TIPOS HUMANOS, VIBRA
EL SUTIL ENCANTO
DE ANDALUCIA.
Málaga es una ciudad tÃpicamente
andaluza, rica en tradición y en color,
nutrida de valores tÃpicos y populares.
Pero es, al mismo tiempo, una de las
ciudades españolas en que ha ido de dejando
jando dejando hue’la más profunda y más be bella
lla bella la afluenc'a turÃstica de todo el
mundo. Viajeros de paÃses distintos han
sentido el embrujo de Málaga, la
atracción imponderable de su sol y
de su clima. De este doble carácter
cosmopolita y popular, universal y an andaluz,
daluz, andaluz, nacen las personalidades y el
encanto de la ciudad. Mientras en las
barriadas tradicionales se conserva la
gracia andaluza con todas sus esen esencias
cias esencias inconfundibles, en las zonas nue nuevas
vas nuevas —la Caleta, el Limonar, Miramar.
Pedregalejo, el Pa10...— se asoma al
mar aquel espÃritu cosmopolita que
viajeros de todo el mundo, artistas y
potentados de los más distintos paÃses,
han dejado impreso en el aire tibio,
sutil e indefinible de Málaga.
La seducc ! ón con que esta tierra an andaluza
daluza andaluza atrae y retiene al viajero es
debida a la conjunción de tres facto factores
res factores magnÃficos: clima, mar y sol. Pres Presta
ta Presta el sol a la ciudad extraordinarias
calidades luminosas, llenas de finura
y serenidad, de sosiego y precisión.
El Mediterráneo —"mar de muchas
vocesâ€, en frase de un autor latino — co.
bra en la costa malagueña toda su
brillante belleza, toda su noble y vie vieja
ja vieja calma de mar que ha visto el des desfile
file desfile de antiguas civilizaciones. El cli clima
ma clima es de constante suavidad, de tibie tibieza
za tibieza que da su máxima expresión a la
alegrÃa y la plenitud de vivir. En los
meses de invierno, sobre todo, Mála-
46
/OBfl
~** y 7*^-" -
’iy. 'w A sl^S HDh
La Alcazaba, legado cultural de los
moros, en la capital malagueña.
ga se convierte en una ciudad incom incomparable,
parable, incomparable, por esa virtud de su clima.
En esta época, cuando en la mayor
parte de Europa la nieve, el frÃo y el
viento hacen vivir al hombre dias in inclementes,
clementes, inclementes, la costa malagueña se ofre ofrece
ce ofrece al viajero con fascinante gracia de
paraÃso, templada, lÃmpida, alegre.
Hay diariamente de seis a siete horas
de sol. El aire, fino y quieto, está lle lleno
no lleno de luz.
Las flores —toda Málaga siente la
pasión yel gozo de las flores — com completan
pletan completan la sensación de perpetua pri primavera
mavera primavera que da la ciudad en las peores
jornadas invernales. Flora andaluza,
flora tropical, especies del Norte...
El Parque, los Jardines de la Concep Concepción.
ción. Concepción. del Ret ! ro, de Puerta Oscura y
de la Alcazaba; el jardÃn árabe de
Gibralfaro —a la sombra de la higue.
ra, el miramelindo y la rosa —; los ci cipreses
preses cipreses que, allá arriba, en la cumbre,
ponen su altivez junto a la melancolÃa
de unas viejas estatuas romanas; los
plátanos y las palmeras del Parque
junto al mar... Y fuera de la capital,
en la vega, se abre —en enero, en fe febrer
brero febrer — la sonrisa primaveral de los
almendros en flor, de los naranjos y
los limoneros cargados de fruta do dorada.
rada. dorada.
Todo esto es posible por la excep excepcional
cional excepcional situación geográfica de Málaga.
Rodea a ésta, en forma de semicÃrculo,
una cadena de sierras, de altura con considerable.
siderable. considerable. Esas montañas próximas de detienen
tienen detienen los vientos trios que proceden
del Norte, y permiten que el Medite Mediterráneo
rráneo Mediterráneo pueda ejercer toda su influen influencia
cia influencia sobre aquella zona andaluza.
- y —ijwgi - - - <
Un aspecto de Mála.ga, vista desde una de las colinas circundantes.
Quedan pocos vestigios artÃsticos e
histór cos de las viejas épocas vividas
por Málaga. De los dias en que la ciu ciudad
dad ciudad era musulmana, apenas resta más
que la Alcazaba, vieja e interesante
fortaleza, restaurada hoy. El estilo gó.
tico, tan abundantemente representa representado
do representado en otras ciudades españolas, falta
también aquÃ; lo que se explica por la
fecha en que Málaga fué reconquis reconquistada,
tada, reconquistada, cuando ya el arte arquitectónico
español evolucionaba hacia nuevas
formas.
Es en la época renacentista cuando
se construyen los principales monu monumentos
mentos monumentos malagueños. Entre éstos, el
más importante es la Catedral, que
contiene reliquias artÃsticas de con considerable
siderable considerable mérito. Es largo su proceso
de construcción —dos siglos—, y, sin
embargo, hay en el edificio una linea
coherente, cierta unidad de estilo. El
templo, en su exterior como en su in interior,
terior, interior, es muy bello, y tiene armonÃa
y grandiosidad.
Hay en la Catedral cuadros y escul esculturas
turas esculturas de Ribera, Morales, Alonso Cano,
Claudio Coello, Niño de Guevara y
Manrique.
Las puertas del Sol y de las Cade Cadenas
nas Cadenas o del Perdón son muy hermosas.
También lo es la primorosa portada
gótica del Sagrario, edificio indepen independiente
diente independiente del templo propiamente dicho,
que contiene un espléndido retablo
castellano plateresco.
Otros templos malagueños deben ser
visitados, como el de Santiago, fun fundada
dada fundada por los Reyes Católicos; el de
la Virgen de la Victoria, patrona de
la Ciudad y la iglesia del Santo Cris Cristo,
to, Cristo, donde reposan los restos del fa-
moso escultor Pedro de Mena.
En la reconstruida Alcabaza se ha
instalado el Museo Arqueológico, don donde
de donde se guardan recuerdos y vestigios
de la historia y del arte primitivos de
Málaga.
El viejo castillo de Gibralfaro es,
sobre todo, exclusión hecha de su in interés
terés interés histórico y evocador, un extra extraordinario
ordinario extraordinario punto de mira para contem contemplar
plar contemplar la más soberbia perspectiva mala malagueña.
gueña. malagueña. Desde él se aprecia el panora panorama
ma panorama de la ciudad y su vega, con el
anfiteatro de montañas que amparan
a toda esa zona mediterránea.
Al pie, paralelamente a la vega ba baja
ja baja y florida, el mar. Y en la lejanÃa,
cuando los dÃas tienen esa maravillosa
Vista del puerto de Málaga donde entran barcos de todo
el mundo.
diafanidad de la luz malagueña, se
divisa la masa de los montes africa africanos,
nos, africanos, al otro lado de Gibralfaro.
Además de sus valores panorámi panorámicos
cos panorámicos y de arte, de lo que la naturaleza
le ha dado o el hombre le ha con conseguido,
seguido, conseguido, Málaga tiene un sutil interés
como ciudad. Hay en sus calles y en
sus plazas eso que tan raro es ya en
las capitales de nuestro tiempo: per personalidad.
sonalidad. personalidad. Se centra la animación ciu ciudadana
dadana ciudadana en la calle de Larios, en la
calle Nueva, en la plaza de José An Anton'o
ton'o Anton'o Primo de Rivera, en la Marina,
en la Alameda. Más, junto a tales vÃas
y avenidas, están las calles más reco recoletas,
letas, recoletas, más tÃpicas e Ãntimas, que guar guardan
dan guardan el secreto de la vieja vida mala malagu.
gu. malagu. ña. Forman vivo «miraste las ar arterias
terias arterias del centro comercial de la ciu-
*
•A' f M
.r»-. s-- y. .v . - x
’A
Una calle de Fuengirola, un pueblecito de la provincia.
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191/9.
dad con las calles silenciosas y los es escondidos
condidos escondidos rincones de los barrios tradi tradicionales
cionales tradicionales del Perchel y de la Trinidad.
Tiene, por ejemplo, cierta callada
gracia del ochocientos, un penetrante
encanto romántico, la plaza de San
Francisco: casas antiguas, portalones,
el convento, la fuente, el ed ficio del
Conservatorio. Y sobre todo ello, una
emoción de litografÃa antigua, de es estampa
tampa estampa nostálgica, de vida milagrosa milagrosamente
mente milagrosamente detenida en aquel rincón silen silencioso.
cioso. silencioso.
Todos los años Málaga ofrece un es espectáculo
pectáculo espectáculo maravilloso de arte y de fe:
su Semana Santa, restablecida con te tenacidad
nacidad tenacidad y entusiasmo, que constituye
un Ãndice profundamente expresvo de
la vitalidad malagueña. Tienen sus
procesiones abolengo y tradición de
costumbres piadosas, fuertemente uni unidas
das unidas al ambiente y al desarrollo de la
ciudad.
Por la tarde salen las cofradÃas de
sus templos y recorren, entre el fer fervor
vor fervor de la multitud, las calles popula populares,
res, populares, congestionadas de innumerable
gentÃo. De noche ya, tiene lugar el des desfile
file desfile oficial por la calle de Larios, ar arteria
teria arteria principal de Málaga. Pasan las
VÃrgenes de mantos deslumbradores,
cuajados de flores y pedrerÃa, y los
Cristos cabeceantes, con escolta de
faroles mortuorios. Pasan la Virgen
de la Estrella, y la Virgen de la Es Esperanza,
peranza, Esperanza, y Nuestro Señor del Paso,
y el Cristo de los Gitanos, y el Cristo
de los Mutilados.
Hay en la Semana Santa malague malagueña
ña malagueña algunas notas muy peculiares, que
la d ferencian de otras Semanas San Santas
tas Santas españolas. Hay, por ejemplo, una
imagen, que tiene el tradicional privi privilegio
legio privilegio de sacar todos los años de la
cárcel a un preso. Hasta la puerta de
la prisión llega Nuestro Padre Jesús
el Rico, entre un temblor de s.etas.
Se abre la puerta carcelaria, y un
hombre, con una vela en las manos
y en el alma toda la emoción de la
libertad recobrada, se incorpora a la
proces ón.
El viernes Santo, la ciudad vive su
hora de más sobrio e impresionante
garbo de copla. Puede en Málaga to todavÃa
davÃa todavÃa oirse cantar bien, en escondi escondidos
dos escondidos rincones tÃpicos, en los ventorros
de junto al mar. No en vano en aque aquellas
llas aquellas viejas tablas del desaparecido ca café
fé café de Chinitas se oyeron las “malague “malagueñas"
ñas" “malagueñas" de Juan Breva, las “solearesâ€
de Antonio Chacón y las "bulerÃasâ€
de Juan Navas.
Málaga no es sólo rica por su mar;
lo es también por su tierra, fértil y ju.
gosa. En ella, desde tiempos remotos,
se dan las vides de que nacen las uvas
moscateles, rivales de las de Corinto
y Esmirna. Frescas, nacen de ellas vi vinos
nos vinos muy famosos en todo el mundo:
“Málagaâ€, "Moscatelâ€, “Pedro Ximé Ximénezâ€.
nezâ€. Ximénezâ€. Secas, se convierten en pasas,
estimadas universalmente.
La capital es centro de excursiones
de gran interés turÃstico. A muy po poca
ca poca distancia, está Torremolinos, des deslumbrante
lumbrante deslumbrante de blancura, junto al mar.
En la costa están Fuengirola, Marbella
y Estepona Uno de los más bellos pai
sajes ma'agueños es el de Antequera
enclavada en un valle circundado por
las sierras del Torcal, las Cabras, Ab Abdalajis,
dalajis, Abdalajis, Chimeneas, Arcas, y Camorra.
Perspectivas impresionantes son las
de la presa y balconcillos del Chorro,
obra maestra de la ingenierÃa españo española.
la. española. La grandeza de muchos de estos
pasajes de tierra adentro contrasta vi vivamente
vamente vivamente con aquella suavidad y aque aquella
lla aquella serenidad que son caracterÃsticas
de la tierra malagueña en la parte
de la costa.
La belleza de la provincia culmina
en Ronda, con su “Tajo†famoso mun mundialmente.
dialmente. mundialmente. Es dramático e impresio impresionante
nante impresionante el espectáculo de la cortadura
gigantesca, del peñón desgarrado por
una bárbara hendidura, con las viejas
viviendas casi colgadas en los bordes
de la tremenda herida. Esta sensación
áspera y fuerte es luego atenuada,
dulcificada, a fuerza de garbo y lige ligereza,
reza, ligereza, por la ciudad, dorada, soleada,
andalucÃsima. Los tres puentes de Ron Ronda
da Ronda el romano, el árabe, el del siglo
XVIII hablan del dominio que la ciu ciudad
dad ciudad quiso tener siempre sobre aquel
abismo abierto a sus pies. Ensangren Ensangrentado
tado Ensangrentado señorÃo, que no se logró sin trá trágico
gico trágico esfuerzo, pues cuando se acababa
la obra del tercer puente, dicen que su
arquitecto rodó desde lo alto al abismo.
Asà es Málaga en toda su múltiple
y compleja seducción en la que entran
clima y sol. procesión y canto, arte y
mar.
¡SEÑORAS! ¡SEÑORITAS! TOMEN ESTO
SSESIE " E " NERVIOSAS
“CIERTOS DIAS†hecho famoso por eso.
del mes S1 se con regularidad el
, . . , , Compuesto Pinkham contribuye a
¿Los trastornos funcionales perió- una mayor resistencia a tales tras trasdicos
dicos trasdicos le nacen sentirse nerviosa. tornos. Y esta es la clase de medi mediintranquila,
intranquila, mediintranquila, de mal humor y can- camento que usted debe adquirir,
sada en “esos†dÃas? Tome el Com- Son miles las mujeres que han de depuesto
puesto depuesto Vegetal Lydia E. Pinkham clarado que les beneficia. Merece
para aliviar tales sÃntomas. Se ha probarse, ¿no cree usted 9
VEGETAL S DE
¿O®* -
IF
>4 J
i ~ M
ii¡m ¡mÃnnÃk,
' por f aV ° r
Es la cosa más natural del
mundo para su nene querer
que a cada rato se le cubra su
cuerpecito con el
Talco Boratado
Mennen. Mennen
absoi
cesivo, e impide o XIX IB
alivia las irritaciones sâ„¢'" IB
ocasionadas por ro- (¿ f'J |
zaduras de pañales. 'O'
salpullido, orina y «ommoo 11l
otras erupciones cu- II ir
tancas. ( alma las pi- â–
caduras de insectos.
(Anuncio)
Tos
Bronquial
Actúa
Al Instante
Gaste algunos centavos hoy mis mismo
mo mismo en cualquier botica acreditad,
comprando un frasco de COMPUES COMPUESTO
TO COMPUESTO CANADIOL de Buckley (de tri triple
ple triple efecto). Tome un par de dosis
antes de acostarse y sentirá su po poderosa
derosa poderosa y efectiva acción por toda su
garganta, la cabeza y los bronquios.
Inmediatamente comienza a aflojar aflojarse
se aflojarse la asfixiante flema que lo ahoga
Alivia las membranas irritadas y
i hace la respiración más fácil.
Pero esté seguro de obtener el
COMPUESTO CANADIOL de Buck Buckley,
ley, Buckley, la medicina para la tos provo provocada
cada provocada por catarros que en el inver invernal
nal invernal y frÃo Canadá tiene mayor
venta. Más de 10 millones de fras frascos
cos frascos vendidos.
Maravilla espectacular
dt .a botánica:
EL PULPO DEL DESIERTO
UNA GIGANTESCA PLANTA DEL DESIERTO AFRICANO
QUE LLEVA EL NOMBRE DE SU DESCUBRIDOR, LA
WELWISTCHIA, SE ECHA MAS DE 1,000 AÑOS EN
LLEGAR A SU TAMAÑO NATURAL, ADEMAS DE
POSEER UNA ESPANTOSA APARIENCIA.
. <
\ **. 4 / !
> *-• L Jk _* j* *-4 -•* r
«•à ? W / *- i
* " i
—mi
• ’■■• , ; ■/ •■t . >. y.---.,'
El profesor francés Henry Humbert,
quien coleccionó los primeros ejem- â–
piares de la planta que fueron en enviados
viados enviados a las exhibiciones botánicas
de su paÃs.
48
•En dos pequeñas áreas cercanas y
ala costa occidental del Africa, una c
planta de apariencia espantosa, y que y
parece arrastrarse como un pulpo en t
acecho, crece dispersa por las carien- «
tes arenas del desierto, dejando en el £
viajante la impresión de que ha co comenzado
menzado comenzado a caminar en medio de una t
pesadilla surrealista diseñada por DalÃ. 1
Se trata de la Welwitschia, una de c
las plantas más raras y fantásticas re- 1
conocidas hasta hoy por la botánica y â–
la cual, hasta hace unos años, no ha- 1
bia podido ser admirada en los Esta- 1
dos Unidos, a donde fueron traslada- {
dos varios especÃmenes que se exhibÃ- 1
rÃan en el Museo de Historia Natural £
de Chicago. Un ejemplar de la planta c
crece con tanta torpeza que se cree (
que las que hoy existen iniciaron sus
vidas durante la Edad Media. «
El primer cientÃfico que se acercó c
a una de ellas lo fué el hombre, en cu- i
yo honor la planta ha sido nombrada, s
el Dr. Friedrich Welwitsch, un fÃsico c
y naturalista austrÃaco que hacÃa ex- s
ploraciones para los jardines botáni- 1
eos de Lisboa y Coimbra, en el pro- Ã
tectorado portugués de Angola. La c
monstruosa apariencia de la planta i
produjo en él tal impresión que al 1
Semejantes a pulpos que se arras arrastran
tran arrastran en acecho, la Welwitschia es
un raro poblador vegetal del de de_
_ de_ sierto de Mossamedes, en el Africa
Occidental.
verla se echó al suelo de rodillas para
contemplarla asombrado, mitad con convencido
vencido convencido de que era el producto de un
espejismo febricitante y de que aquél
espectáculo demonÃaco iba, de repente,
a desvanecerse ante sus ojos.
SucedÃa esto en el 1860, en las cer cercanÃas
canÃas cercanÃas de Cabo Negro, bajo el cintu cinturón
rón cinturón de niebla de la costa del desierto
de Mossamedes. Solamente seis meses
más tarde y a quinientas millas un
poco más al sur, un inglés, artista y
naturalista, de nombre Thomas Saà SaÃnes,
nes, SaÃnes, que desconocÃa totalmente el des descubrimiento
cubrimiento descubrimiento de Welwitsch, llegó has hasta
ta hasta un grupo de las plantas en el de desierto
sierto desierto de Namib, al norte de la bahÃa
de Valvis, en el sud oeste del Africa
española.
Un lego sencillamente huirÃa de este
espectáculo y tratarÃa de arrancárselo
de la mente, pero la planta ha sido
motivo de las ansiedades de numero numerosos
sos numerosos botánicos que se han dirigido al
desierto para estudiarla. Algunos cla clasifican
sifican clasifican a la Welwitschia como un ár árbol,
bol, árbol, a pesar de que su tronco, un nudo
esponjoso, nunca se levanta a más de
doce pulgadas del suelo. Las hojas,
anchas y pulposas, se arrastran ondu ondulantemente
lantemente ondulantemente por sobre un área de a
veces veinte pies de diámetro. La
planta crece con mucha lentitud, es especialmente
pecialmente especialmente en su propio medio del
desierto, donde casi siempre la ilqvia
cae una sola vez en diez largos años.
En el Real JardÃn Botánico, de Lon Londres,
dres, Londres, donde un ejemplar de la Wel Welwitschia
witschia Welwitschia fué sembrado en el 1850, exis existe
te existe la esperanza de que dentro de unos
1,000 años la planta alcanzará su tama tamaño
ño tamaño natural. Este asombro de la botá botánica
nica botánica es, en realidad, una verdadera
lareza del mundo vegetal.
hizo sonreÃr al centinela, a quien la
consigna impedÃa dejarse llevar por
una hilaridad extemporánea.
—¿Está todo dispuesto para mi vi visita?
sita? visita? —inquirió la muchacha a con continuación.
tinuación. continuación.
Ernesto se inclinó en una profun profunda
da profunda reverencia.
—Su Alteza SerenÃsima, puede pasar
cuando guste—anunció, siguiendo la
broma—. Los metales han sido lus lustrados
trados lustrados en su honor, y los pisos bal baldeados.
deados. baldeados. Lo único lamentable, es que
les proveedores no hayan cumplido su
palabra, entregando a tiempo las al alfombras.
fombras. alfombras.
Echaron a andar en dirección a la
puerta. El centinela llevó la mano a
la bayoneta calada en lo alto del fu fusil,
sil, fusil, saludando a su superior. Y la pa pareja
reja pareja se perdió dentro de las profun profundidades
didades profundidades del edificio.
—En realidad —empezó a decir
Ernesto, seriamente ahora—, lo que
usted ve, no es más que el cuartel
destinado a albergar las tropas de
paz. Las verdaderas fortificaciones es están
tán están bajo tierra, y tienen su entrada
por el segundo patio. ¿Quiere usted
visitarlas antes que el edificio, o des después?
pués? después?
Ella se encogió de hombros.
—En realidad me da lo mismo —
repuso—. Pero lo único que me in interesa
teresa interesa verdaderamente, es la fortifi fortificación.
cación. fortificación. Lo demás debe ser bastante
vulgar ¿no?
—Desde luego. Los cuarteles se pa parecen
recen parecen todos, y no tienen mucho que
admirar.
—Entonces, si le parece bien, vamos
a entrar directamente en los lóbregos
subterráneos.
Con una sonrisa en los labios, el
capitán la condujo hasta una especie
de pequeña colina artificial, uno de
cuyos extremos estaba abierto, de dejando
jando dejando ver el comienzo de una rampa
construida en hormigón.
La señorita de Boissoisons llevaba
la cartera en la mano, apoyándola
centra el regazo. Indudablemente, no
habÃa en su actitud nada que pudiera
inducir a sospechar. Y, sin embargo,
aquella cartera guardaba en su inte interior
rior interior un secreto cue el militar distaba
mucho de prever.
Una minúscula cámara fotográfica,
dt objetivo extra luminoso y de ex extraordinaria
traordinaria extraordinaria precisión, habÃa sido
adaptada a la cartera, en forma tal,
que el circulo del objetivo coincidÃa
con la abertura de uno de los ador adornos
nos adornos de carey que formaba la tapa del
objeto.
Mediante un doble dispositivo espe especialÃsimo,
cialÃsimo, especialÃsimo, era posible accionar el ob obturador
turador obturador con una simple presión en uno
de los extremos del borde de la car cartera,
tera, cartera, y cambiar Ja pelÃcula reprimien reprimiendo
do reprimiendo un botón metálico, situado en el
extremo opuesto.
Ni el capitán Ernesto de Fleuvegrand
ni ninguno de los oficiales y soldados
que presenciaron el paso de la mu muchacha
chacha muchacha al lado de su acompañante,
podÃan sospechar la existencia de la
cámara fotográfica, ni que la seño seño:Ma
:Ma seño:Ma de Boissoisons fuera sacando di diveisas
veisas diveisas fotografÃas, de aquellas que le
parecÃan más interesantes.
La primera fué la entrada del sub subteiráneo.
teiráneo. subteiráneo. Luego, al serle mostrados
los cañones antiaéreos de tiro rápido,
«a joven sacó dos nuevas placas. Y
lo mismo hizo con los más importan importantes
tes importantes detalles de la fortificación, aque aquellos
llos aquellos por los cuales el estado mayor de
un ejército enemigo hubiera pagado
lo que se le pidiera.
Mientras iba procediendo a realizar
£u misteriosa tarea, la señorita de
Boissoisons, no dada a entender en
modo alguno que se hallara preocu preocupada,
pada, preocupada, inquieta o nerviosa.
Hablaba con 'a mayor tranquilidad,
bromeaba con su acompañante, y oÃa
atentamente las explicaciones de los
técnicos, quienes se apresuraban a
ponerse a sus órdenes, hechizados por
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 1949.
la gracia de su belleza, y tranquilos
por el hecho de que fuera acompaña acompañada
da acompañada de un oficial tan exento de sos sospechas
pechas sospechas como el capitán Ernesto de
Fleuvegrand.
La visita se prolongó, casi por es espacio
pacio espacio de una hora. Hasta que, por fin,
.Albertina, tras una mirada a su re reloj
loj reloj pulsera, anunció gravemente como
apesadumbrada:
— ¡Cómo pasa el tiempo! No voy a
tener más remedio que partir de in inn
n inn ediato. Apenas si alcanzaré a llegar
a la hora del almuerzo.
—¡Bah! ¿A qué tanto apuro? —pro
testó Ernesto—. Al fin y al cabo, me media
dia media hora más o menos, nada puede
afectar la normalidad del movimien movimiento
to movimiento de su casa.
Pero ella movió resueltamente la
cabeza:
—No es por eso, señor de Fleuve Fleuvegcand
gcand Fleuvegcand —aseguró—. Pero mi abuelo es
ta acostumbrado a almorzar matemá
ticamente a las doce y media en pun punto,
to, punto, y, jamás se ha dado el caso de
oue yo faltara a la mesa totalmente.
S* tal cosa ocurriera, la inquietud del
pobre señor no es para ser descrip descripta...
ta... descripta... No, no; amigo mÃo. Deje usted
que me marche. Es mi deber.
Ernesto dejó de oponer reparos.
—Siendo asÃ, no cometeré el pecado
egoÃsta de retenerla, señorita de Boi Boissoisons
ssoisons Boissoisons —manifestó—. Pero, a cambio
cÃe mi docilidad, espero que me con conceda
ceda conceda usted el honor de verla esta tar
de.
Ella pareció dudar un segundo, pe pese
se pese a que tenia ya resuelto lo que de
bja hacer.
—Está bien —concedió—. Ya que
tiene usted la suerte extraordinaria
de no aburrirse a mi lado, le espero
esta tarde, a las cinco, frente al Tea
tro de la Opera. Quiero sacar loca localidad
lidad localidad para el concierto de mañana, pe pero,
ro, pero, luego, estaré a su disposición para
ir a tomar el té a cualquier confite
rÃa.
i—-Gracias, señorita de Boissoisons
— declaró el militar, inclinándose.
La condujo hasta donde estaba es
pecando el auto, y la ayudó a subir
al vehÃculo. Luego, se mantuvo inmó inmóvil
vil inmóvil en el mismo sitio, hasta que el
coche se perdió de vista, y dejó de
percibir la mano enguantada que aso asomaba
maba asomaba por la ventanilla, enviándole un
postrer saludo de d~spedida.
Estaba ya firmemente resuelto a
llevar a término aquel asunto. Se ha
b’a dado cuenta de nue, el amor que
le inspiraba la señorita de Boissoisons
eia de una fuerza extraordinaria.
TodavÃa no habÃa tenido la oportu oportunidad
nidad oportunidad de hablar con su padre, el ge general,
neral, general, acerca del asunto que tanto le
preocupaba. Pero, en su fuero inter interre,
re, interre, sus anteriores convicciones empe
zaban a vacilar.
Después de todo, no era posible exi exigii
gii exigii responsabilidades a Albertina por
la culpa paterna. Si Héctor de Boi Boissoisons
ssoisons Boissoisons fué verdaderamente un
traidor ¿por qué causa su delito ha habla
bla habla de repercutir sobre la existen ia
de la inocente Albertina?
Pretender hacerla vÃctima de una
falta a la que era ajena en absoluto,
constituÃa un absurdo y una indigni indignidad.
dad. indignidad. Ella era buena; de nada tenÃa
que acusarse, y si amaba a Ernesto Ernestocomo
como Ernestocomo éste la querÃa a ella, ¿qué ra razón
zón razón podÃa oponerse a que fuesen di dichosos?
chosos? dichosos?
El mismo Raúl de Fleuvegrand, tan
celoso de su apellido y de su buen
nombre, habÃa expuesto que no creÃa
en la culpabilidad d>l difunto señor
de Boissoisons y que, de todas mane maneras,
ras, maneras, verÃa con agrado el enlace de su
h jo, con la hija del difunto gran ami amigo...
go... amigo...
Resueltamente, no habÃa que esperar
más. InterrogarÃa al anciano general
para saber la verdad, pero nada más.
De todos modos, cualquiera que fue fuese
se fuese el resultado de la entrevista, esta estaba
ba estaba dispuesto a declarar su amor a Al Albertina.
bertina. Albertina.
NUNCA..
Y mientras Ernesto de Fleuvegrand
regtesaba lentamente al interior dei
cuartel, absorto en su pensamiento o
en la figura grácil de la señorita de
Boissoisons, ésta, en el interior del
auto, oprimÃa contra su pecho la car cartera,
tera, cartera, mientras una sonrisa, entre sar sarcástica
cástica sarcástica y triste, florecÃa en sus la labios.
bios. labios.
~
/\ Y \
। ।
I I - - /
LA LECHE PET \
Es Ahora Mejor Que Nunca I
Para Los Niños I
¿Es lo Leche Pet fresca y pura? ¡SÃ! f
" ■¿Es más fácil de digerir que la leche ordinaria? I
I ¡ SÃ!
g ¿Opinan los médicos que la Leche Pet es ahora
I mejor que nunca para el biberón de los bebés? ¡SÃ! I
I La Leche Pet es ahora mejor que nunca para I
I la alimentación de bebés po que ahora cont ene I
■tres veces más vitamina D que ante:—la vitamina 1
I que los niños necesitan para el buen desarrollo de 1
I los hueros y dic ites, y para crecer. 1
Cada "quart" (32 onzas», preparada mezclan-
I do igual cantidad de leche evaporada Pet y agua,
I proporciona 400 unidades de la inestimable vita- â–
1 mina D. Asu niño déle lo mejor. Solicite en su col- K
\ modo la Leche Pet.
B. Fernández & Hnos. Sucs.
SAN JUAN — AGENTES
El vehÃculo se deslizó por el asfalto
de las grandes avenidas, para ir a de detenerse,
tenerse, detenerse, al fin, ante la puerta de la
residencia de los Boissoisons.
La muchacha descendió del auto,
Subió las gradas de acceso a la entra entrada,
da, entrada, y tras unos segundos de espera.
à 1 mayordomo acudió a abrir.
(Continúa en la página 51)
49
DUELO CRIOLLO
Mira si te quiero mucho
taita entera y de averdá,
que si te casas conmigo
soy capá e traba jal.
¡Cuán bella le pareció a Juan Mi Miguel
guel Miguel Cruz, que la miraba transpor transportado
tado transportado tras de unos árboles, mientras
ahora se acercaba sigiloso hasta las
márgenes del rÃo! Se le antojó una
ninfa irreal de alguna leyenda fan fantástica.
tástica. fantástica. Las largas trenzas sueltas so sobre
bre sobre la espalda, las mejillas amapola amapoladas
das amapoladas de sol, la boca entreabierta, pal palpitante,
pitante, palpitante, como en espera de un beso,
el cuerpo más bien turgente, aprisio aprisionado
nado aprisionado bajo el ceñido traje de percal,
y luego, las piernas desnudas, tersas,
doradas, magnÃficas, pregoneras irre irresistibles
sistibles irresistibles de tentación.
—Rosa MarÃa... —la dice el ma mayordomo
yordomo mayordomo ensayando una inflexión de
dulzura en la voz.
Ella se vuelve, azorada al princi principio,
pio, principio, y después, altanera, desafiante,
le increpa apretando los labios y en endureciendo
dureciendo endureciendo la mirada:
—¡Atrevido!
-Poco a poco, muchacha; mira
que podemos ser muy buenos
amigos. Aquà tienes; ayer fui al pue pueblo
blo pueblo y me acordé de tà con este rega-
Mto.
Y Juan Miguel, un hombre cuaren cuarentón
tón cuarentón y buen mozo, de negros bigotes
y mirada que quiere ser simpática,
le ofrece a la moza el regalo recién
traÃdo de San Juan. Y como ella lo
rechaza con una mueca de desdén,
el mayordomo lo abre y lo extiende
ante los ojos burlones de Rosa Ma MarÃa.
rÃa. MarÃa. Toda una profusión de prendas
baratas del “cinco y diezâ€; collares
resplandecientes, pulseras, zarcillos y
cintas de colores vistosos.
Rosa MarÃa desata una carcajada
sonora. ¡Qué se estará creyendo el
mayordomo! ¿Que a ella se le com
pra con esas baratijas?
Y en uno de esos arranques suyos,
le arrebata las prendas a Juan Mi Miguel
guel Miguel Cruz y las lanza al rÃo en ade ademán
mán ademán nervioso y resuelto.
Comprende el mayordomo que la
muchacha no es tonta como las otras,
que no conseguirá nada con sus ar argucias
gucias argucias ni con sus rodeos diplomáti diplomáticos
cos diplomáticos de conquistador que finge ser
galante. De ahà que se le ocurra po poseerla
seerla poseerla por la fuerza, pues no está en
disposición de dejar escapar a la crio criolla
lla criolla más linda del Asomante. Ahora
más que nunca le obsesiona el deseo
de hacerla suya, de sentirla en la on onda
da onda palpitante de su sangre, de hacer
vibrar la emoción escondida que duer duerme
me duerme en aquella mujer jove.i, fresca,
ilvesrrc e indómita. Y antes de qué
le deje vencido y burlado en medio
del bosque, como lo ha hecho tantas
veces, Juan Miguel Cruz se le acerca,
la agarra fuertemente por un brazo,
la estrecha con violencia contra su
pecho, y luego le cierra los labios
frutales que en vano han intentado
irrumpir en un grito de auxilio, con
un beso voraz y terrible que le que quema
ma quema la sangre y lo impele encegueci enceguecido,
do, enceguecido, a profanar la castidad de aquel
cuerpo de diosa y de virgen. La mu muchacha
chacha muchacha se resiste, fiera, jadeante, es-
(Continúa en la página 52)
50
Bizcochos de Queso
Una golosina que a todos agrada
y que realza el prestigio
de la anfitriona que la sirve
El queso constituye uno de esos ali alimentos
mentos alimentos en que se combinan admira admirablemente
blemente admirablemente su rico sabor y sus excelen excelentes
tes excelentes cualidades alimenticias. El queso
puede ser ingrediente de innumera innumerables
bles innumerables platos principales o de deliciosos
postres. Los bizcochos de queso ade además
más además de ser fáciles de preparar son
realmente sabrosos al paladar. A con continuación
tinuación continuación ofrecemos varias recetas de
esta golosina.
Sólo se requiere un pequeño es esfuerzo
fuerzo esfuerzo para servir o los comensales
un bizcocho de queso cano postre.
La receta se comienza a preparar
apretando una libra de requesón ba batido.
tido. batido. contra un colador, con una cu cuchara
chara cuchara de madera. Combine el reque requesón
són requesón con 1 4 taza de harina, batiendo
la mezcla para hacerla lo más blan blanda
da blanda y clara posible.
Bizcocho de Queso Chifón .
i 2 libra de requesón.
2 cucharadas de harina.
3 cucharadas de mantequilla.
Una pizca de sal.
3 huevos, claras y yemas separadas.
I|3 taza de azúcar.
4 taza de crema espesa.
1 cucharadita de jugo de limón.
Pase el queso por el tamiz. Combi Combine
ne Combine la harina, la mantequilla blanda y
la sal. Agregue las yemas de huevo
una a una y bátalas hasta que se
combinen bien con la mezcla. Añada
la mitad del azúcar, la crema y el
jugo de limón. Bata las claras de
huevo hasta que se endurezcan, enton entonces
ces entonces bata con ellas el resto del azúcar.
Vierta esto dentro de la mezcla de
queso. Coloque todo en recipiente en
forma de muelles y hornee a una tem temperatura
peratura temperatura de 275’F. d urante 1-14 ho horas
ras horas o hasta que esté duro. Al enfriar enfriarse
se enfriarse se acomodará en el centro del mol molde.
de. molde. Sirva cuando esté completamente
frió. (Proporciones para un bizcocho
pequeño).
Pastelón de Queso y Miel.
9 onzas de crema de queso,
tà taza de miel colada.
3 huevos, ligeramente batidos,
tà cucharadita de sal.
Ità tazas de leche.
El jugo y la corteza rallada de tÃ
limón.
Nuez moscada.
tà receta de pasta corriente.
4 W® fiW IMF â–
* 1
/ Wl I
* $
Bata el queso hasta que se ablande.
Combine la miel, los huevos, la sal
y la leche; añada todo al queso, poco
a poco, mezclando bien. Agregue el
jugo y la corteza de limón. Vierta es esta
ta esta mezcla dentro de un recipiente pa para
ra para pastelón con una capa de pasta.
Riéguelo con nuez moscada. Hornee
a una temperatura de 450 à ’F. durante
diez minutos; entonces reduzca la tem temperatura
peratura temperatura a 325’F. y deje en el horno
media hora más, o hasta que el cu cuchillo
chillo cuchillo salga limpio al insertarse en el
medio de la masa. Enfrie. (Proporcio (Proporciones
nes (Proporciones para un pastelón alto, de 9 pul pulgadas).
gadas). pulgadas).
Pastelón de Queso y Pina
tà libra de requesón.
2 cucharadas de azúcar.
Una pizca de sal.
2 cucharadas de harina.
3 yemas de huevo, batidas.
1 taza de leche.
1 taza de piña de latas, desmenuza desmenuzada.
da. desmenuzada.
Pasta.
Mezcle bien el queso con el azúcar,
la sal y la harina. Combine las yemas
de huevo y la leche y mueva dentro
de la mezcla anterior. Agregue la pi piña.
ña. piña. Vierta la mezcla en un recipiente
con una capa de pasta y colóquela en
un horno caliente durante 10 minutos.
Reduzca la temperatura a un fuego
moderado y deje la mezcla en el hor horno
no horno durante 45 minutos o hasta que
el cuchillo salga limpio cuando se in inserta
serta inserta en la mesa. (Proporciones para
un pastelón).
Pastelón de Requesón.
2 tazas de requesón.
4 huevos, claras y yemas separa separadas.
das. separadas.
1 cucharada de azúcar.
El jugo y la corteza de % limón.
1 cucharada de almidón de maÃz hu humedecido
medecido humedecido en % cucharada de suero
o de agua.
Una pizca de nuez moscada,
tà cucharadita de vainilla.
Crema ligera.
Corteza de pasta sin hornear.
Añada el requesón a las yemas de
huevo y bata juntos; agregue el azú azúcar,
car, azúcar, el jugo y la corteza de limón y
luego el almidón de maÃz, la nuez
moscada, la sal y la vainilla. Añada
a la mezcla suficiente crema para dar darle
le darle la consistencia del flan. Vierta den dentro
tro dentro de la mezcla las claras de huevos
batidas hasta endurecerse. Ponga todo
dentro de la corteza de pasta y hor hornee
nee hornee a una temperatura de 450 u F. du durante
rante durante 15 minutos. Reduzca el fuego a
una temperatura de 350°F. y deje en
el horno durante 20 minutos más, o
hasta que esté duro. EnfrÃe. (Propor (Proporciones
ciones (Proporciones para un pastelón de 9 pulga pulgadas
das pulgadas aproximadamente).
Bizcocho de Queso y Flan.
Pasta:
1% tazas de harina cernida.
1 cucharadita de sal.
tà taza de mantequilla.
1 huevo, ligeramente batido.
*4 taza de leche.
>*'\ > 1 •
F\ I I
« i MR
Combine una taza de migas de ga-
Uetitas, 1 4 de taza de azúcar en pol polvo
vo polvo y 1 4 taza de mantequilla derre derretida.
tida. derretida. Amase con la mano la mezcla,
excepto una cuarta parte, en el fon fondo
do fondo de un recipiente de ocho pulga pulgadas,
das, pulgadas, en forma de muelle, y untado
en mantequilla. Bata 4 yemas de
\ -*â– * '
". * -"S ‘ -:,
f ' / ■.* • * *.-
-7 *: *-•
ÃjMf ' S
•...
'■' s •' - 1 ¿z o*o*7/ .
• F*4y,jrT a gt^Miy^
Combine bien la mezcla y póngala
dentro del recipiente. Riegúela por
encima con el resto de las migas de
galletitas. Hornee a una temperatu temperatura
ra temperatura de 250°F. durante una hora y
quince minutos; apague el fuego y
Relleno.
% libra de requesón.
13 taza de mantequilla derretida.
1 taza de crema agria.
4 huevos.
3 cucharadas de pasas.
% taza de azúcar.
Mezcle la harina y la sal y ciérna ciérnalas
las ciérnalas juntas. Corte la mantequilla con
la mezcladora de la pasia. Combine
la leche y el huevo y agregue la mez mezcla
cla mezcla en pequeñas cantidades a los in ingredientes
gredientes ingredientes secos, moviéndolos ligera-
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 1949.
huevo; agregué 1 2 taza de azúcar,
2 cucharadas de jugo de limón ralla rallada,
da, rallada, 1 2 cucharadita de vainilla y 1 4
cucharadita de sal. Vierta, dentro de
esto, la mezcla de queso, una taza
de crema, espesa, batida, 4 claras de
huevo batidas hasta que endurezcan
con 1 2 taza de azúcar.
deje el bizcocho durante una hora
más en el horno. Sepárelo del horno
y deje que se enfrÃe bien. Sáquelo
del molde en forma de muelle y sÃr-
valo. (Proporciones para 6 personas).
mente con un tenedor hasta que to toda
da toda la harna se haya humedecido.
Amase una capa de la mezcla, de I¡B
de pulgada de espesor, sobre una ta tabla
bla tabla untada en harina y ponga la ma masa
sa masa en un molde. Combine el queso, la
mantequilla, la crema, los huevos, las
pasas y el azúcar y mezcle bien. Co Coloque
loque Coloque todo dentro de un recipiente un untado
tado untado en la pasta y hornee a una tem temperatura
peratura temperatura de 350-F. durante 45 minu minutos
tos minutos o hasta que el flan se asiente.
(Proporciones para un bizcocho de 7
pulgadas o para 6 personas, aproxi aproximadamente).
madamente). aproximadamente).
Saludó al viejo criado con unas pa palabras
labras palabras amistosas, y se introdujo en
la casa, dirigiéndose resueltamente al
aposento del abuelo.
El anciano estaba en un sillón de
inválido, y en su actitud acostumbra acostumbrada,
da, acostumbrada, con la cabeza ligeramente echada
hacia atrás, y los ojos fijos en el re retrato
trato retrato del hijo perdido.
Pero al escuchar el rumor de la
puerta que se abrÃa, se apresuró a
volverse hacia la que llegaba, con una
expresión de ansiedad en las pupilas.
—¿Conseguiste eso? —inquirió, an antes
tes antes de formular ningún saludo.
—Aquà está todo lo que me encar encargaste,
gaste, encargaste, abuelito —repuso, con voz un
peco más baja de lo habitual, como
si la muchacha luchara desesperada desesperadamente
mente desesperadamente para mantenerse serena y no
exteriorizar sus verdaderas sensacio sensaciones.
nes. sensaciones.
—¡Magnifico! —exclamó el anciano,
frotándose sus descarnadas manos—.
Esta vez, tenemos la venganza al al alcance
cance alcance de la mano.
Alzó de nuevo la vista hacia el re retÃ
tà retà ato al óleo, ante el que estaba en encendida
cendida encendida la lámpara votiva, y aparecÃan
dos hermosos ramos de flores natura naturales.
les. naturales.
—AI fin vas a poder descansar en
paz, hijo mÃo —indicó, con acento
ronco —. Hoy mismo serás vengado,
y yo, podré dedicarme a verter todas
las lágrimas que he contenido mien mientras
tras mientras los culpables no recibieran su
merecido... Un poco más, el tiempo
lie ver consumada mi obra de veinte
años, y luego ya no me importa mo morir.
rir. morir. ..
A pesar suyo, y aun cuando se es esforzaba
forzaba esforzaba para dominar sus impresiones,
la señorita de Boissoisons no pudo
contener un estremecimiento de ho honor.
nor. honor. En ciertos momentos, la obce obcecación
cación obcecación y la crueldad de su abuelo, le
infundÃan espanto.
—Te prometà hacer de tu hijo el
intsrumento de la venganza, Héctor
ontinuó el anciano, hablando al
retrato . No fue hijo, sino hija; pero
eso nada modificaba... Es decir, eso
favorecÃa mis planes de castigo, pro proporcionándome
porcionándome proporcionándome la oportunidad de
asestar un golpe doblemente doloroso
a tu asesino... Y Albertina ha sabido
responder a la confianza depositada
en e11a... Ha cumplido el juramento
que tantas veces ha repetido ante tu
efigie... Llegamos al final, hijo mÃo..
Pronto podrás gozar del eterno des descanso.
canso. descanso. ..
Se detuvo, cual si volviera repen repentinamente
tinamente repentinamente a la realidad.
Vamos al cuarto .oscuro, Alberti Albertina
na Albertina -indicó—. Tenemos que revelar
esas preciosas placas... Quiero ver
los positivos lo antes posible...
¿Cuándo volverás a entrevistarte
con ...ése?
Con los ojos rajos, luchando contra
la opresora angustia nue atenazaba su
pecho, la interpelada contestó:
—Esta misma tarde, abuelito.
Una sonrisa iniestra entreabrió la
boca sin dientes del anciano.
— ¡Excelente! —comentó —. Enton Entonces,
ces, Entonces, hoy mismo podrás dar los últi últimos
mos últimos toques al orama. . Vamos, hiji hijita...
ta... hijita... Hazme el favor de empujar mi
sillón hasta el cuarto oscuro. Quiero
/ — x.
Seis diferentes sabores. A cual más
delicioso.
WÃ
I "El Postre Favorito Je le» América»"
NUNCA.
ver cómo llevas a cabo el revelado de
esas pelÃculas.
La señorita de Boissoisons no con contestó.
testó. contestó. Su alma se hallaba presa de
las más encontradas dudas. No tenÃa
11 certidumbre de proceder bien, ni la
seguridad de que obraba mal. Por ins instantes
tantes instantes le parecÃa una cosa, y luego,
todo lo contrario. . . Al fin, cansada de
(Continúa en la página 53)
( ¡ Qué sabrosas
C son las )
\\
habichuelas tiernas
BIRDS EYE!
Son tan frescas como acaba acabadas
das acabadas de recoger en la hortaliza!
Vienen picadas, limpias, con to todo
do todo su sabor original, listas para
cocinarlas y servirlas en unos
momentos.
Pruébelas hoy mismo y pro procure
cure procure las otras legumbres, frutas,
aves y pescado de Birds Eye.
^FRUTAS • LEGUMBRES /
^^kAVES- PESCADO /
51
cupiéndole el rostro a Juan Miguel,
abofeteándole, maldiciéndole, clavan clavando
do clavando sus uñas y sus dientes en los bra brazos
zos brazos de acero del mayordomo que no
ceja en su empeño de hacerla suya.
CHEEWEES
E Botutos volados
de queso v ha harina
rina harina de mal’
Delicioso aperi aperitivo.
tivo. aperitivo. Envesado^
al vacio. Prué Pruébelos
belos Pruébelos
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lata hoy y asegúrese de guardar la llave para estos bellÃsi-
jg
Traiga 2 llaves y 20c a The Quaker Oats Company, ( alie 1 etuán
302 (altos). San Juan; o a Hortensio ValentÃn Rivera, ('alie
Mayor 83, Ponce; o Damián Del Moral, Calle Aduana, Mayagüez
(Playa), para adquirir su primera cuchara hoy.
A continuación aparece una descripción del juego completo, junto con la
cantidad de llaves requeridas, o llaves y dinero.
LLAVES SOLAMENTE LLAVES Y DINERO
Cucharita 15 llaves o. 2 llaves y 20*
Cuchara de Sopa, Cuchara o Tenedor 25 llaves o 3 llaves y 25e
Cuchillo 45 llaves o 3 llaves y 45*
Esta oferta queda sujeta a cambios sin previo aviso 5A
52
La voz ronca de Rosa MarÃa llama
incoherentemente a su Carlos Juan;
se siente desfallecer bajo la rudeza
del brazo brutal, y al fin cae sobre
la yerba, trémula, fatigada, mas no
vencida.
Un brillo de triunfo ilumina los
cijos faunescos del mayordomo. Se
inclina para volver a estrechar con contra
tra contra su pecho a la altiva serrana, cuan cuando
do cuando siente dos garras de acero que le
inmovilizan los brazos, y una voz ru rugiente,
giente, rugiente, amenazadora, que le grita a
sus espaldas:
—¡So perro, defiéndase!
Carlos Juan estaba allÃ, arrogan arrogante,
te, arrogante, retador, con los ojos centelleantes
de ira y el machete en alto para ini iniciar
ciar iniciar el duelo. Rosa MarÃa lanza una
exclamación de triunfo, mientras
Juan Miguel, colérico, frustrado, ro rojo
jo rojo de indignación, empuña el arma
que le ha tirado a los pies su rival
y se dispone a la lucha.
Los dos machetes brillan a la luz
DUELO CRIOLLO
del sol como dos relámpagos de pla plata.
ta. plata. Ambos contend entes son fornidos
y ágiles, pero los veinticinco años de
Carlos Juan constituyen ventaja con considerable
siderable considerable sobre los cuarenta de Juan
Miguel. Y el duelo se inicia feroz,
impetuoso, primero en un entrecho entrechocar
car entrechocar vacilante de las dagas, y después
en un intercambio recÃproco de ras rasguños
guños rasguños leves y de tajos leves que sal salpican
pican salpican de sangre las ropas de los dos
hombres embrutecidos en los celos y
en el odio.
Rosa MarÃa ha cub ; erto el rostro
entre sus manos, y pálida, anhelosa,
espera el resultado de la contienda
a pocos pasos de la reyerta. ConfÃa
en el brazo poderoso de Carlos Juan,
pero teme también, que el mayordo mayordomo,
mo, mayordomo, que carga siempre revólver y no
es muy diestro en el manejo del ma machete,
chete, machete, derribe de un balazo criminal
al hombre valiente que la defiende
con todas las fuerzas de su sangre
y de su corazón.
Rosa MarÃa alza sus ojos azorados
y húmedos por las lágrimas y los fija
en Carlos Juan. Sus labios se con contraen
traen contraen en un rictus de estupor, al pre presenciar
senciar presenciar la escena trágica que se des despliega
pliega despliega ante su vista. Ve cerca de ella
dos masas de sangre que se mueven
en ademán siniestro sobre la yerba
entintada, dos siluetas rojas que ya
se agazapan o ya se yerguen cansa cansadas
das cansadas y vacilantes buscando la oportu oportunidad
nidad oportunidad propicia para asestar el tajo
decisivo. La muchacha quiere correr,
gritar, pero se le paralizan las pier piernas
nas piernas y la voz se le rompe en la gar garganta
ganta garganta en una incoherente interjección
gutural. Carlos Juan lleva ventaja,
LOS NIÑOS ESCUCHAS...
vechan también enseñando a nadar
a los que todavÃa no saben y para
hacer prácticas de salvamento.
Después del baño, los escuchas se
visten de uniforme y se preparan pa para
ra para la ceremonia de arriar la bandera.
Agrupados en forma cuasimilitar al alrededor
rededor alrededor del asta, ven bajar los colo colores
res colores mientras la tarde va cayendo len lentamente.
tamente. lentamente.
De nuevo llega la esperada hora
de la comida. En todas las caras se
advierte el regocijo del primer dÃa
en el campamento. Todos tienen ape-
ESTA NOCHE
POSTUM^
®* Postum no
contiene
cafeÃna- p OSTüM
pcstuM no el a
sueño. _
mas he aquà que el mayordomo, san sangrando
grando sangrando por las heridas mortales que
su rival le ha propinado en el pecho
y en los brazos, en un momento de
desesperación, empuña con la diestra
nerviosa el revolver que lleva siem siempre
pre siempre consigo, y dispara con mano va vacilante
cilante vacilante sobre el criollo que se tam tambalea,
balea, tambalea, y al fin cae sobre la yerba en
la inconsciencia mortal de la ago agonÃa.
nÃa. agonÃa. Segundos después, cae el ma mayordomo,
yordomo, mayordomo, exhausto, moribundo, de desangrado.
sangrado. desangrado. . .
Esta vez, el grito que se escapo del
corazón atribulado de Rosa MarÃa,
estremeció el monte y repercutió por
los bohÃos y por los cañizales como
lúgubre tañido de campana. Los
peones abandonaron el surco, y las
comadres se lanzaron fuera de sus
ranchos, persignándose, y echando a
correr desorientadas, hacia donde
aquel grito terrible se habÃa desgaja desgajado
do desgajado como un trágico aviso de desgra desgracia
cia desgracia o de muerte.
Y antes de que don Ramón llegara,
pálido, sudoroso, hasta el lugar de
la tragedia, y sus ojos desorbitados se
posaran en las masas inertes de los
dos cadáveres, Rosa MarÃa, loca, des desesperada,
esperada, desesperada, delirante, se habÃa lanzado
hacia lo más profundo del rÃo, y se
habÃa dejado ir, ir hasta el fondo, co como
mo como un fardo inútil o como una som sombra.
bra. sombra.
Cuentan las comadres del barrio,
que cuando las aguas del rÃo se entre entreabrieron,
abrieron, entreabrieron, para recibir aquel cuerpo
de diosa y de virgen, las madreselvas
doblaron sus tallos, y no volvieron ja jamás
más jamás a florecer en las enlutecidas már márgenes
genes márgenes de la corriente.
tito, y la comida es sabrosa y abun abundante.
dante. abundante. Pero al darse por terminada
la cena, cada cual, inclusive nosotros,
tiene que lavar su plato y cubierto
e irse preparando para dejar su case caseta
ta caseta lista para la inspección nocturna.
Y llega la noche, todos esperan con
emoción el momento de la fogata a
campo raso. Es en verdad un momen momento
to momento lleno de emoción. Alrededor del
fuego se canta, se conversa y se ha hacen
cen hacen chistes mientras dos de los mu muchachos
chachos muchachos avivan las llamas que hacen
chisporrotear — como de alegrÃa —
los maderos encendidos. Pudimos no notar
tar notar que algunos de los muchachos
guardaba silencio en medio de la al algarabÃa
garabÃa algarabÃa de sus compañeros. Acaso en
medio de la emoción de ese instante,
realiza un viaje mental de regreso
a la casa paterna, donde todos le re reciben
ciben reciben llenos de contento. Es una ho hora
ra hora de paz, de evocación. Tras una
plegaria silenciosa en acción de gra gracias
cias gracias por el dÃa feliz que toca' a
a su fin, llegó la hora de reararse a
descansar.
No hay duda de que fué éste un
dÃa maravilloso. En el cielo un gru grupito
pito grupito de estrellas semejaba algo asÃ
como las últimas brasas mortecinas
de una fogata. Y a medida que iban
silenciándose las voces con la llega llegada
da llegada del sueño, se fué haciendo más
perceptible a mis oÃdos esc eterno ru rumor
mor rumor campestre con todo el encanto
de su misterio.
Puerto Rico Ilustrado —s de febrero de 19^9.
luchar contra los fantasmas de su
pensamiento, habÃa terminado por re res
s res gnarse a observar una pasividad ab absoluta.
soluta. absoluta. CumplirÃa las órdenes del
abuelo, y, con ellas el juramento tan tantas
tas tantas veces renovado. No querÃa pensar
más. En todo caso, después de consu consumados
mados consumados los hechos, una vez realizada la
venganza, refle?:ionarÃa serenamente
acerca de la mayor o menor legalidad
de sus actos.
Acercóse al sillón del inválido, y
con gestos maquinales, procedió a
arrastrarlo en dirección al aposento,
convertido en laboratorio fotográfico.
CAPITULO XI
;AHlertina de Boissoisons cerró la
puerta y encendió la luz. Aproximóse
luego a la ventana y corrió las rojas
cortinas de terciopelo, dejando el
aposento iluminado solamente por la
claridad de la 'ámpara, pendiente del
techo.
El anciano paralitico, en su sillón de
ruedas, estaba junto a la mesa, don donde
de donde se encontraban las cubetas, dis dispuesto
puesto dispuesto a seguir de cerca el proceso
de revelación de las importantÃsimas
fotografÃas obtenidas subrepticiamen subrepticiamente
te subrepticiamente por la muchacha.
—¿Empiezo, abuelo? —solicitó la
joven.
El interpelado se limitó a asentir
con una inclinación de cabeza. Enton Entonces,
ces, Entonces, Albertina dió vuelta al conmu conmutador
tador conmutador que daba luz a la lámpara co colorada,
lorada, colorada, y apagó la del techo.
Durante unos segundos, los dos per personajes
sonajes personajes tuvieron la sensación de ha hallarse
llarse hallarse en plena oscuridad. Pero, poco
a poco, los pálidos reflejos rojos de
1- bombita encerrada dentro del farol
Colocado en el centro de la mesa, les
permitieron distinguir los contornos
ele los objetos.
La señorita de Boissoisons abrió un
pequeño armario del interior del cual
extrajo una botella en la que estaba
ya preparado el lÃquido revelador,
con el que llenó una de las cubetas.
Luego procedió a extraer de la má máquina
quina máquina fotográfica el rollo de pelÃcula,
y luego de doblarlo y cortar los ex extremos
tremos extremos del papel grueso, lo puso en
el interior del lÃquido, empezando a
mover la cubeta con movimientos rÃt rÃtmicos.
micos. rÃtmicos.
Los ojos del abuelo estaban obse obsesionados
sionados obsesionados fijos en la pelÃcula, a la es espera
pera espera de ver aparecer los primeros
sÃntomas de lo fotografiado.
Bastaron unos pocos segundos que,
sin embargo, se antojaron años al se señor
ñor señor de Boissoisons.
Poco a poco, la pelÃcula se fué en enn‘greciendo
n‘greciendo enn‘greciendo en determinados puntos,
y aclarándose en otros, a medida que
el ácido cumplÃa su misión de ir bo borrando
rrando borrando las partes donde tocara luz,
dejando en contraste las sombras.
No tardó en poderse determinar cla claramente
ramente claramente la Ãndole de cada objeto re retratado....
tratado.... retratado.... Aquello era un cañón an antiaéreo,
tiaéreo, antiaéreo, visto desde la parte posterior,
y con todas las caracterÃsticas del
arma a la vista... En otra de las pÃa
cas se veÃa la entrada de las forti fortificaciones..
ficaciones.. fortificaciones.. En una tercera...
En la semipenumbra, los ojos del
anciano centelleaban con júbilo infi infirito.
rito. infirito. Todo iba resultando a medida
de sus deseos. Raúl de Fleuvegrand
sufrirÃa la tortura infinita de perder
aquello que más querÃa en el mundo;
su hijo, y el honor del apellido...
¡Oh! Héctor de Boissoison serÃa cum cumplidamente
plidamente cumplidamente vengado.
—Ya está, Albertina —previno el
anciano—. Ten cuidado que no vaya a
pasar... Sácala del revelador...
La muchacha obedeció maquinal maquinalmente.
mente. maquinalmente. Estaba terriblemente pálida y
una angustia infinita oprimÃa su pe pecl.o.
cl.o. pecl.o.
Si se hubiese encontrado sola, qui quizás
zás quizás habrÃa dejado aquella pelÃcula en
e) revelador, hasta que el ácido alcan alcanzara
zara alcanzara a consumir totalmente la capa
gelatinosa, haciendo desaparecer lo
Puerto Rico Ilustrado — 5 de febrero de 19^9.
impresionado.
Sin embargo, estaba allà el abuelo,
y por lo tanto, no habÃa más remedio
que mantenerse firme y consumar el
sacrificio hasta el fin.
Por suerte, la débil claridad de la
luz roja no permitÃa distinguir la al alteración
teración alteración de su semblante. Y, por otra
parte, Horacio de Boissoisons no po podÃa
dÃa podÃa advertirla tampoco, debido a que
estaba absorto por completo en la
. a p-n ese/sa \
mi \
Ti
i /
JW ।
T» ■«* el ®v-'£Ã
I /
â–¡
\ / / //
i \
/ © 1949 l
/ Borden (5o l
/ Prop. Inte / /
/ lectuat Re. ^±4^3^ ’
/ dice ELSIE, la vaca BORDEN
Los muchachos activos necesitan los elementos vitales que
provee la leche sana para desarrollar huesos y músculos fuertes, /
y para gozar de plena energÃa. Los beneficios de este alimento— /
uno de los más perfectos de la Naturaleza—se hallan entera- /
mente resguardados en la leche en polvo KLIM. A los niños 1
les encanta el sabor maravilloso de la leche KLIM, con su grata Ã
frescura de la granja. Y recuerde, la leche KLIM es siempre /
sana y pura, digna de toda confianza. I
_ Con la leche KLIM no has desperdicio I
AGUA PURA, AGREGUESE ... i \
klim. MEZCLESE Y ten. †danos le, " er - Es «"ventente y \
ORA leche SANA Y pura económica . . . Ud. usa solamente la que \
— †necesita cada vez. La leche KLIM se \
conserva perfectamente sin refrigeración \
—•— — ~ en su lata cerrada al vacÃo. ¡Garantizada I
\ por su uniforme sabor, pureza y valor J
MjVW A nutritivo, la leche KLIM es ideal para
1 toda la familia 1
J^LECHE^KLIM
LA PREFERIDA EN TODO EL MUNDO
NUNCA
,contemplación de aquellos negativos
que, para él, significaban el esfuerzo
f nal de veinte años de prepara.ión.
Albertina sacó la pelÃcula de la cu cubeta
beta cubeta que contenÃa el lÃquido revelador,
y la pasó a otra, en la que puso la
solución fijadora, no sin haber lavado
antes cuidadosamente las fotografÃas
en agua clara.
Uu rato después, el señor de Bois-
soisons lanzó una exclamación de ali alivio.
vio. alivio.
— ¡Ya está! —expuso—. Puedes en encender
cender encender la luz.
Como una autómata, la muchacha
se aproximó al conmutador y le dió
vuelta. La lámpara central volvió a
irtadiar la luz de sus cinco bombitas,
y el aposento dejó de presentar el as-
ARROJO Y TENACIDAD
DEL MARINO CHURRUCA
PÃteos ejemplos de verdadera
firmeza existen que superen al
que mostró el marino español
Cosme Damián de Churruca en
el combate de Trafalgar el 21 de
Octubre de 1805. El famoso ex expedicionario
pedicionario expedicionario de Magallanes y de
Méjico; el autor de tantas obras
útiles a la ciencia que mui an
asombroso conocimiento de filo filosofÃa,
sofÃa, filosofÃa, matemáticas, astr< lomÃa,
milicia y disciplina militar; del
atlas marÃtimo de la Antillas
de 34 cartas esféricas y map s
geométricos, etc., munó lleno de j
glorÃa en el combate en que mu- |
rieron Nelson, el Almirante in. >
glés, y tantos 'Os héroes, co como
mo como el céleb.-à d ,qu d“ Gavina,
teniente general de ¡c marino
española. El espÃritu integre y
tenaz de C* .rruea quena de demostrado
mostrado demostrado ele tenien'e en lo
que escribió a un a. ligo suyo
poco antes de zarpar de Cádiz
con la escuadra: “Si oye Ud. que
ha sido tomado mi navio, crea
Ud. firmemente que he muertoâ€.
Y asà fué. Aquella voluntad de
hierro, puesta a prueba en mu muchas
chas muchas ocasiones, y sobre todo en
el sitio de Gibraltar. cuando
arriesgó su vida para recoger a
los heridos de las baterÃas flo flotantes
tantes flotantes que destruyeron los in ingleses,
gleses, ingleses, jamás cedió en el cum cumplimiento
plimiento cumplimiento de lo:; deberes que le
encomendó la patria, y menos
que nunca en aquel memorable
dÃa.
Mandando el “San Juan Ne Nepomucenoâ€,
pomucenoâ€, Nepomucenoâ€, sostuvo un enérgi enérgico
co enérgico combate por espacio de siete
horas contra seis navios ingle ingleses,
ses, ingleses, haciéndoles terribles destro destrozos
zos destrozos y no se atrevieron a abordar
el navio español, a pesar de la
carnicerÃa y destrucción que en
él hicieron. Churruca mismo di dirigÃa
rigÃa dirigÃa los disparos y ordenaba
personalmente las maniobras,
con la cabeza descubierta ante
la lluvia de balas y de metralla
del enemigo, que se asombraba
de tan heroica firmeza en el ma marino
rino marino español; y para consumar
esa firmeza, mandó clavar la
bandera en el mástil para no
arriarla jamás. A las tres horas
de combate, una hala de cañón
le arrebató una pierna; y resis resistiendo
tiendo resistiendo el horrible dolor que sen sentÃa,
tÃa, sentÃa, mandó traer un barril de
harina, y él mismo colocó el ex extremo
tremo extremo del miembro destrozado
en la harina, para contener la
hemorragia, y en esta actitud se
sostuvo, firme, dirigiendo el
combate y haciendo mucho da daño
ño daño al enemigo, hasta el último
instante de su vida. Los ingle ingleses
ses ingleses se apoderaron del casco del
“San Juanâ€; y pasmados de la
valentÃa y firmeza de Churruca,
lo llevaron como una reliquia a
G’braltar, donde lo conservan,
obligando a descubrirse al visi visitante
tante visitante que desee entrar en la
cámara del ilustre marino, cuyo
nombre aparece en una lápida
sobre la puerta, con letras de
oro.
53
bres, amenazado por el reclamo de las
fieras, impedido por la Naturaleza
antagónica, martirizado por la fiebre
BLANCA COMO
LA NIEVE...
/ ItSy
QUEDA SU ROPA CON
CLOROX
No hay ningún blanquea blanqueador
dor blanqueador como “Cloroxâ€. . . Deja
la ropa limpia i>—L-a.
y blanca. . . }
blanca como
la nieve.
PÃdalo a su
colmado.
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Calle Tetuán 326, San Juan
54
NOTAS SOBRE "LA VORAGINE"
inclemente, y torturado por su propia
mente implacable, este soñador ama,
odia, pelea, mata, lucha y agoniza, en
medio de una eterna desesperación,
que hace de su vida accidentada todo
un poema de amargura. Pero a pesar
de todos los peligros, nada detiene a
este vengador inflexible.
“La Vorágine†es la epopeya de un
hombre de acción que fué implacable
con su enemigo como el Destino lo
fué con él.
Esta historia grandiosa de odio y
de pasión tiene como escenario a la
selva pavorosa, que con su embrujo
maligno enloquece la mente, y que
con su fatÃdica espesura donde los
peligros insoñados se multiplican has hasta
ta hasta el infinito, va minando lentamente
!a energÃa de los cuerpos hasta des destruirlos.
truirlos. destruirlos. Es la vorágine que se traga a
los hombres y los despedaza después
le desintegrarlos moral, mental y fà fÃsicamente.
sicamente. fÃsicamente.
En este mismo fondo a la vez mara maravilloso
villoso maravilloso y terrible, se desarrolla la his historia
toria historia de otros personajes de gran in interés
terés interés que afianzan el valor central de
a obra.
Por ejemplo, está la historia de don
Clemente Silva, ese anciano de acero
que resistió a la selva incontadas ve veces.
ces. veces. Ese personaje' extraño, —que
busca el rastro de su hijo perdido, a
través de los mismos peligros de Artu Arturo
ro Arturo Cova, y quien en una ocasión vagó
dos meses en la selva, perdido, solo y
sin armas, y a quien un árbol mudo
’.e señaló la ruta de su salvación.
Pero su búsqueda resultó infructuo infructuosa
sa infructuosa pues el Destino le tenia reservada
una burla trágica. Su desdicha lo lan lanzará
zará lanzará para siempre, errante por los si siringales.
ringales. siringales. Buscó a su hijo y sólo en encontró
contró encontró la muerte.
Otra historia interesante es la de
Ramiro Estévanez, quien contrario a
Arturo que se lanza a través de la
selva en busca de una mujer, él se
interna en los bosques huyendo del
recuerdo de otra.
Ramiro Estévanez trata de enterrar
su frustración en la selva torturante.
El, como don Clemente Silva, también
tragado por la vorágine, jamás regre-
sará a la ciudad.
Y viven personajes fascinantes como
Barrera, el rival de Arturo; Barrera
es el canalla nato, tan peligroso por
su astucia como por su reptil venenoso
y maldito como un reptil venenoso.
Está el Pipa, la sabandija humana;
traicionero, rastrero y cobarde; Zorai Zoraida
da Zoraida Ayram: la avaricia y la lujuria,
fundidas en el temperamento decidido
de esta mujer, hacen de ella un perso personaje
naje personaje peligroso y al mismo tiempo in interesante.
teresante. interesante. Funes, es el psicopático si siniestro,
niestro, siniestro, asesino terrible azuzado por
el poder del oro. Y por otro lado está
Franco, el amigo leal y noble que si sigue
gue sigue la ruta inexorable de Arturo Co Cova:
va: Cova: el tipo romántico por excelencia,
de acentuados relieves byronianos.
Lleva en su cerebro el desequilibrio
nervioso, y en su alma la tragedia y
la fatalidad. Poeta de espÃritu y de
imaginación, es de temperamento apa apasionado,
sionado, apasionado, fogoso, tempestuoso. Sus
arranques de violencia y de cinismo
ton alternados con sentimientos de
ternura conmovedora. Arrogante, egó ególatra,
latra, ególatra, libidinoso y pendenciero, es al
mismo tiempo noble, generoso, quijo quijotesco.
tesco. quijotesco. Audaz, decidido, y de valor te temerario,
merario, temerario, pero emotivo y sentimental.
De carácter rebelde, dominante y vio violento,
lento, violento, pero altruista, triste y sombrÃo.
Anhela ardientemente un amor pu pulo
lo pulo e ideal, y sólo consigue atarse por
la pasión sexual y efÃmera, que luego
de satisfecha, lo conducirá siempre al
mismo sitio del cual partió: el panta pantano
no pantano del tedio. AsÃ, este gran amante,
está consciente de que su vida senti sentimental
mental sentimental es un circulo vicioso y que
esto lo hastÃa y lo desespera.
Arturo Cova es el eterno atormenta atormentado
do atormentado que busca un motivo a su existen existencia
cia existencia y no lo encuentra. ¿Para qué vive
él? ¿Para amar, para odiar, para go gozar,
zar, gozar, para crear obras literarias, para
adquirir gloria y fama ? Para todas estas
cosas y para ninguna. No hay afirma afirmación
ción afirmación categórica que le defina las an ansias
sias ansias de su espÃritu. Es un hombre sin
luz y sin brújula en la tenebrosa espe espesura
sura espesura de la vida.
Cuando Alicia (a la cual nunca
(Continúa en la página 56)
NUNCA...
pecto siniestro y sombrÃo que le diera
la claridad roja.
—¡Hemos triunfado, pequeña! —ex —exclamó
clamó —exclamó el paralitico, con una alegrÃa
satánica reflejada en sus rasgos fi fisonómicos—.
sonómicos—. fisonómicos—. Un último esfuerzo y tus
padres quedarán vengados.
Albertina trataba de aparentar una
serenidad que distaba mucho de sen sentir.
tir. sentir. Ahora, cerca ya del fin. la igno
minia de su proceder le resultaba cla claramente
ramente claramente perceptible.
HabÃa traicionado la confianza de
vn hombre que la amaba, sin duda
a : guna, y, a cambio de aquel amor, se
disponÃa a asestarle un golpe de
muerte que no merecÃa bajo ningún
concepto.
Porque no se podÃa responsabilizar
a Ernesto de Fleuvegrand de la con conducta
ducta conducta de su padre en otro tiempo. Y
e11a...
Esforzóse en no pensar, en impedir
el libre vuelo de su fantasÃa Procuró
repetirse mentalmente una y otra
vez, dos frases que, a su juicio, resu resumÃan
mÃan resumÃan toda- sus obligaciones del mo momento.
mento. momento.
—Lo he jurado... Debo seguir las
instrucciones del abuelo, para vengar
a mi padre
Siempre bajo la mirada vigilante
del anciano, procedió a sacar la pelà pelÃcula
cula pelÃcula del fijado’-, y la puso en agua
clara, en una cubeta que dejó sobre la
canilla abierta
Las fotografÃas estaban ya hechas,
y habÃan salido a la perfección con
toda clase de detalles
—¿Saco positivos? —propuso la se señorita
ñorita señorita de Boissoisons.
El interpelado hizo un movimiento
afirmativo con la cabeza, peco, de in inmediato,
mediato, inmediato, lo pensó mejor.
—No. —repujo—. No hay ninguna
necesidad. Quer a ver lo que habÃa
resultado de las fotos pero los nega negativos
tivos negativos están tan lÃmpido o , pie se ad advierte
vierte advierte en ellos hasta el más insignifi insignifi-ante
-ante insignifi-ante de‘alle. Es preferible no conser conservar
var conservar prueba alguna de tu intervención
°n el asunto, y los restos de las co congas
ngas congas podrÃan traicionarnos... Basta
"on la pelÃcula.
La señorta de Boissoisons extrajo
unas ti.j-ras de uno de los cajone
de la mea. y procedió a cortar las di di"ersas
"ersas di"ersas placas, unidas en una sola tira
J e pelÃcula
Luego las puso a escurrir y, por
'in procedió a seca las en un baño de
â– lcohol.
—¿Tieres el sobre? —inqu'rió im im’ac'entemcmte
’ac'entemcmte im’ac'entemcmte el señor de Boissoi Boissoions.
ons. Boissoions.
La joven hizo un gesto de asenti asentimiento,
miento, asentimiento, y fué en busca de dos sobres
blancos, uno mavo- que el otro, que
■acó de un armario.
Antes de que Albertina guardara
'os negativos en el ro’ “’e más "eoue "eoueóo,
óo, "eoueóo, el anciano lo tomó entre sus de de■•os.
■•os. de■•os. y dirigió una mirada burlona a
'as palabras escritas con letra imi imitando
tando imitando tipos de imprenta.'
“Pa’a d Agente X C 29, confiden confiden’ial,
’ial, confiden’ial, importantÃsimo, y urgenteâ€.
Horrcio de Boissoisons lanzó una
arcajada siniestra.
-Eso es la sentencia de muerte del
hijo de Raúl de Fleuvegrand —mur —murmuró
muró —murmuró . Su fusilamiento, y su deshon deshonra.
ra. deshonra.
La muchacha cerró fuertemente los
ojos para que su angustia no fuese
perceptible En seguida con mano le le"émente
"émente le"émente temblorosa, tomó el sobre de
'os dedos de su abuelo, y guaidó en el
nterior de aquél los negativos, pro proediend.o
ediend.o proediend.o a cerrarlo y lacrarlo des después.
pués. después.
Por último, terminadas aquellas
operai iones, encerró el primer sobre
en el mayor, completamente en blan blanco,
co, blanco, sin la menor palabra escrita.
- —¡Ya está, abuelito —-anunció, en
voz baja.
—¡Muy bien! Ahora, ya sabes lo que
debes hacer, Albertina... Y, sobre to todo,
do, todo, no desfallezcas... Recuerda tu
(Continúa en la página 56)
Puerto Rico Ilustrado- 5 de febrero de 191/9.
¿óttellaó de nu.esttoó diamanteó
F 1 * - 4 Por JOSE SEDA
I °J^I
B ' J|
MARIO PEREZ- £Zk>**< ^AV
INKIALISTA DEL J ( Jr * >
AGUADILLA O»' Ji K
l £ M- A w 418 II
wh> 4 W ,xW • fc f Mà V
1^ Jb» w 1 w F
Sitio de nacimiento: Ensenada, W< W W. ®
• S '* wW
Puerto Rico ^J^K||.
Fecha de nacimiento: 9 de ." .'^ '«zME WJ»
?A w
abril de 1919
Estatura: 6 pies con media pulgada Fotos Bás.cas de Medina
Peso: 179 libras Retratos de Niño
Batea y tira del lodo derecho. â– *
HrIR RSBf * limk â– *
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v ^/7
(^L - y '
J^Kr â– '
Uno no puede pensar en Mario “Pa “Palomoâ€
lomo†“Palomo†Pérez sin recordar a la vez a
Juan “Chico†Sánchez. Esa es tal vez
la más estrecha pareja de amigos y
compañeros de nuestro béisbol. Palo Palomo
mo Palomo y Chico son como hermanos den dentro
tro dentro y fuera del diamante. Buenos her hermanos
manos hermanos y con un sentido cabal de la
decencia y el respeto.
Conocimos a Palomo Pérez como
defensor de la tercera base. Hoy, Pa Palomo
lomo Palomo es tan eficiente en la defensa de
la base inicial como en la tercera. Asi
lo demostró con Ponce, con Mayagüez
y con Aguadilla en nuestra Liga Pro-
fesional y con el St. Augustine y el
Deland en los Estados Unidos y con el
Papagayo en la República Dominicana.
Palomo es un gran jugador defensivo
y su bateo, sin la consistencia del
buen bateador, es uno peligroso, por porque
que porque el caballeroso muchacho de En Ensenada
senada Ensenada suele responder más y mejor
en el momento oportuno, que es cuan cuando
do cuando un batazo tiene más mérito.
El año pasado hubo crisis de direc dirección
ción dirección en el equipo Aguadil’a. Los pu pupilos
pilos pupilos de Pancho Márquez no respon respondÃan
dÃan respondÃan al mandato de Ken Sears. El de deportista
portista deportista galeno tuvo una feliz inspira-
ción al escoger a Palomo para que
se hiciera cargo de la nave en deriva,
pues todos los muchachos empezaron
a jugar para su compañero Palomo y
los Tiburones llevaron el pánico a
los otros cinco equipos de la Liga. En
( la segunda vuelta, el Aguadilla era
uno de los equipos a vencer y no fué
hasta las postrimerÃas de esa vuelta
que cayeron abatidos ante las dente dentelladas
lladas dentelladas de los Leones de Ponce. P?ro
•indiscutiblemente, Palomo hizo una
gran labor como dirigente y fué la
suya la mejor actuación de todos ellos.
Con razón d’ce Palomo de esa ocasión:
“Mi mayo, emoción como pelotero la
tuve en la temporada de 1947-48, cuan cuando
do cuando el amigo Dr. Márquez me informó
que me habÃa» escogido para dirigir
la novena Aguadilla. Esa era una gran
prueba de confianza y yo la acepté,
aunque el Doctor me dijo que tenÃa
grandes esperanzas de que yo sacarÃa
al equipo del sótano. La suerte nos
protegió y el resultado es conocido
por todos. Terminamos en tercer lu lugar.â€
gar.†lugar.†¡Qué humilde Palomo! Más que
suerte fué su habilidad en el manejo
de seres humanos lo que lo hizo triun triunfar.
far. triunfar.
55
NOTAS SOBRE "LA VORAGINE"
amó) huye con su enemigo, siente na nacer
cer nacer dentro de su pecho un sentimien sentimiento
to sentimiento amoroso hacia ella, a la cual cree
infiel. ¿Pero es esto amor? La mujer
a quien él creÃa tener segura ya no
¡Como Burbujas!
BUBLETS
deshacen
en su bocc.
Enlatadas
v®( al vacÃo.
B & M PRODUCTS CO„
San Juan, P. R
I * A
’Kf r^i
CM A.dle
“¡No Me Extraña Que Se Llame
La Cerveza Que Hizo Famosa a Milwaukee!â€
¡Milwaukee . . . !
Siempre y donde quiera que se menciona el nombre
Milwaukee, alguien hay que exclama: “¡Ah' De allà viene
la Schütz — la cerveza que hizo famosa a Milwaukee'â€
Cuando tanta gente, en tantos lugares, y por tantos anos
alaba esta bebida que ha hecho famosa a su
ciudad cuna. . . razones—
Usted sabrá por al
punto
La Cerveza Que Hizo Famosa a Milwaukee
Copyright 194M, Jos. SciiliU Brewinn Co.. Milwaukee, Wis.
56
e» su>a. tss de otro hombre y ese otro
hombre es su enemigo mortal. El amor
que cree sentir por la mujer infiel,
¿no será la llamada de su orgullo he herido
rido herido que le exige vengarlo? ¿No será
una justificación, una excusa de su
amor propio para perseguir y matar al
hombre que ha osado manchar su ho honor
nor honor de hombre y ha humillado su or orgullo?
gullo? orgullo? Además, ¿no le señala este
grotesco amor naciente un objetivo a
su vida sin rumbo? Pero, ¿acaso ao
se encapricha luego por aquella mu mujer
jer mujer de presa llamada Zoraida Ayram,
de la cual luego también se cansará?
¿Quién serÃa capaz de comprender
ios sentimientos de este soñador mar marcado
cado marcado por la tragedia?
Arturo Cova es inexorable como la
fatalidad que era su estrella. Persigue
a su rival y ni las fieras, las ciénagas
letales, los reptiles, los pantanos trai traicioneros,
cioneros, traicioneros, la fiebre, la locura, la deses desesperación,
peración, desesperación, y el beri-beri le impiden en encontrarlo
contrarlo encontrarlo y darle muerte. Es el poeta
de la acción. Pero la selva a la cual
él venció para consumar su vengan venganza,
za, venganza, a su vez se venga de él devorán devorándolo
dolo devorándolo junto con los suyos...
juramento... Piensa en tu padre, ase asesinado
sinado asesinado indignamente por una falta
que no existÃa. . .
La muchacha bajó la cabeza.
—SÃ, abuelo —murmuró —. Cum-
pliré con mi deber hasta el fin.
—Asi lo espero —asintió el señor
de Boissoisons —. Y ahora, creo que ya
es hora de almorzar.
Se encaminaron al comedor y, por
primera vez desde que Albertina podÃa
recordarlo, sentáronse a la mesa una
hora después de la acostumbrada.
Comieron en silencio, absorto cada
cual en sus propios pensamientos. El
anciano, pensaba en la satisfacción de
su odio, en la dulzura de la venganza
acariciada y perseguida por tanto
tiempo. La joven, en la amargura de
su obligación, y el absurdo de aquel
juramento que la ataba...
Apenas terminó el almuerzo, la mu muchacha
chacha muchacha corrió a refugiarse a su ha habitación,
bitación, habitación, dispuesta a permanecer allÃ
hasta el instante de ir a reunirse con
Ernesto.
No querÃa hablar con el abuelo. Pre PreferÃa
ferÃa PreferÃa no escuchar sus recomendaciones
ni oÃrle repetir la monótona cantile cantilena
na cantilena de sus agravios.
Puesto que estaba obligada a ello,
cumplirÃa lo jurado... Pero, entretan entretanto,
to, entretanto, anhelaba unos instantes de paz y
de calma acaso los últimos de que po podrÃa
drÃa podrÃa gozar... Porque, en lo sucesivo,
su conciencia estarÃa atormentada
constantemente por el convencimien convencimiento
to convencimiento de haber procedido mal . .
—SÃ; pese a su juramento pese a
reconocer la culpabilidad de Raúl de
Fleuvegrand en la muerte de Héctor
de Boissoisons, Albertina estaba se segura
gura segura de conducirse mal. No era ló lógico,
gico, lógico, ni humano, herir al hiio inocente,
para castigar al padre culpable...
Alguien llamó a la puerta, haciéndo haciéndola
la haciéndola experimentar un brusco sobresalto.
—¿Quién es? —inquirió.
La voz del anciano mavordomo llegó
hasta ella, desde el pasillo.
—EI señor dice si quiere usted te tener
ner tener la bondad de ir un momento a su
habitación —expuso el criado.
—DÃgale que voy en seguida
Mientras los pasos del mayordomo
se alejaban lentamente, con la marcha
a que le obligaban los años. Alberti Albertina
na Albertina corrió a mirarse al espejo, para ver
si en su rostro se reflejaban las hue huellas
llas huellas de su angustia.
El abuelo debÃa darse cuenta de
sus dudas y de sus vacilaciones. Ad Advertirlas,
vertirlas, Advertirlas, le llenarÃa de inquietud, in induciéndole
duciéndole induciéndole a hacer que la joven repi repitiera
tiera repitiera una vez más su terrible jura juramento.
mento. juramento.
Y, en realidad, no habÃa razón al alguna
guna alguna para ello. La señorita de Bois Boissoisons
soisons Boissoisons estaba firmemente resuelta a
llevar a cabo lo prometido, costase lo
que costase.
Al entrar en la habitación de Ho Horacio
racio Horacio de Boissoisons, el anciano la
recibió con una sonrisa de alegre
t’-iunfo, en la que habÃa matices de
ferocidad. Sin querer, la fnuchacha
experimentó la impresión de hallar hallarse
se hallarse ante un tigre sediento de sangre
—Te mandé llamar para recordarte
oue ya es hora de partir, hijita —
Anunció el abuelo—. Queria cercio cerciorarme
rarme cerciorarme de que conoces bien tu deber.
Ella le tranquilizó, con una mueca
de cansancio que en vano pretendÃa
ser una sonrisa.
—No tienes que preocuparte por
eso, abuelo —adujo—. Nada he olvida olvidado
do olvidado y todo se cumplirá al pie de la
letra.
—¿Tienes el sobre con los negati negativos?
vos? negativos?
La muchacha asintió con un sim simple
ple simple gesto. La insistencia del an ¡ano
le causaba una angustia horrible. Ha HabÃ
bà Habà Ãa preferido 'levar a cabo el asun asunto,
to, asunto, lo que faltaba del mismo para su
terminación, sin hablar más de él. Pe Pero
ro Pero el señor de Boissoisons parecÃa
gozar un placer especial en la evoca evocación
ción evocación de todos y cada uno d? los de detalles
talles detalles de su plan para venganza .
NUNCA
—¿Y el otro? —indagó el abuelo.
Las manos de la joven se crisparon,
en un movimiento que pasó inadver inadvertido
tido inadvertido a los ojos del paralÃtico.
—Los dos están en mi cartera —ma —manifestó
nifestó —manifestó Albertina con voz ronca.
El anciano se frotó sus huesudas
manos, tan vigorosamente como le
permitÃan sus ya escasas fuerzas.
—¡Magnifico! —exclamó, con un
brillo maligno en las pupilas—. Y, so sobxt
bxt sobxt todo, no vayas a confundirte, ni
a olvidar nada.
Pacientemente, con la resignación
de quien ha renunciado ya a rebelar rebelarse
se rebelarse contra el destino, la muchacha ase aseguró:
guró: aseguró:
—Puedes tranquilizarte, abuelo.
Procederé de acuerdo a tus instruc instrucciones,
ciones, instrucciones, sin incurrir en la menor falla.
—A ver... RepÃteme lo que vas a
hacer.
Las facciones de la joven se contra contrajeron
jeron contrajeron angustiosamente.
■Haré entrega del sobre en blanco
a Ernesto de Fleuvegrand, suplicándo suplicándole
le suplicándole que lo guarde hasta nuevo aviso, y
sm abrirlo —empezó a decir, con voz
a’terada —. Luego, al separarme de
él, depositaré en el correo la carta
d'rigida al Ministerio de Guerra...
—Recuerda que debes ponerle una
estampilla de urgencia —previno el
señor de Boissoisons.
—SÃ, abuelo —asintió Albertina dó dóedmente,
edmente, dóedmente, con la cabeza baja—-. Ya te
lie dicho que no he olvidado nada.
—¡Bien, bien! Tengo confianza en
ti, y sé que no defraudarás mis espe esperanzas...
ranzas... esperanzas... Es preciso que tu padre,
sea vengado... .Recuérdalo, hijita! Y
ei. tus manos está el peor castigo que
pueda serle ingligido al criminal... El
castigo que más dolor le causará...
Y ahora, vete, querida. Ve a cumplir
con tu deber. Pero antes, dame un
beso.
Albertina de Boissoisons se aproxi aproximó
mó aproximó dócilmente al sillón del enfermo,
e inclinándose sobre el delgado an anciano,
ciano, anciano, puso sus frÃos labios en la
frente del hombre.
Le pareció que bajo la piel arrugada
y amarillenta, irdÃa un fuego devora devoradar,
dar, devoradar, tal vez por contraste con la frial frialdad
dad frialdad de su propia boca.
—¡Hasta luego, abuelo! —murmu —murmuró
ró —murmuró la joven.
El anciano la siguió con los ojos
hasta que hubo cerrado la puerta.
Luego, sus miradas se alzaron hacia
el retrato colocado encima de la chi chimenea,
menea, chimenea, como en un altar.
—Ha llegado la hora, Héctor —bal —balbució
bució —balbució entre dientes—. He cumplido
mi palabra.
CAPITULO XII
Albertina dejó en el plato la taza
ce té, y fijó los ojos en el joven sen sentado
tado sentado frente a ella.
—Voy a hacerle una pregunta un
poco extraña, señor de Fleuvegrand
—expuso la muchacha, con suma gra gravedad.
vedad. gravedad.
El capitán esbozó una a'egre son sonrisa.
risa. sonrisa.
- —Pregunte usted cuanto desee, será
contestado —replicó iovialmente.
La joven vaciló unos segundos an antes
tes antes de proseguir.
—DÃgame —inquirió por fin—. ¿Es
usted un caballero?
El interrogante produjo extraordi extraordinario
nario extraordinario estupor en el hombre. Sin em embargo,
bargo, embargo, no tardó en recobrarse, y cre creyéndose
yéndose creyéndose objeto de una broma, se echó
a reÃr.
—Realmente, tenia usted razón al
decir que se trataba de una pregunta
extraña —manifestó.
Pero la muchacha apresuróse a in interrumpirle
terrumpirle interrumpirle con un ge_to, sin que su
restro perdiera su expresión grave.
—Le aseglaro que estoy hablando
muy en serio, señor de Fleuvegrand
— previno.
—Como asÃ, le diré que me tengo
(Continúa en la pAgtn* 06)
Puerto Rico ¡luetrado —5 de febrero de IJMP.
GALERIA DE “EL DEPORTE EN MARCHAâ€
â– Criollos â–
mz'^wTtb
M^gl
DAN BANKHEAD BANKHEADLANZADOR
LANZADOR BANKHEADLANZADOR
DE LOS
CRIOLLOS
(HUIIBIO)
Sitio de nacimiento: Empire,
Alabama
Fecha de nacimiento: 3 de
mayo de 1921
Estatura: 6 pies con 1 pulgada
Peso: 185 libras
Batea y tira del lado derecho
No fue hasta su segunda presenta presentación
ción presentación en nuestra Liga Profesional que
Dan Bankhead, el lanzador de la bola
de humo de los Criollos de Caguas
pudo ganarse el favor de la fanati fanaticada.
cada. fanaticada. Y su aceptación. Su descontrol
lo habÃa hecho fracasar años antes con
el Mayagüez. No obstante ese fracaso,
/os cagüeños decidieron oorrerse el
riesgo de contratar al versátil juga jugador
dor jugador y sus 12 triunfos en 20 juegos y
su bateo de .322 son la mejor prueba
de que con Bankhead se jugó una bue buena
na buena carta. Ese mismo año (1947) los
Esquivadores de Brooklyn lo firma firmaron
ron firmaron e hicieron de Bankhead el primer
lanzador de la raza de color en lan-
Km
IHy
ts r-
'• 1
fe
i BlbißÃk - || o
I
W o^o- Hr
s w9r
zar con un equipo de Grandes Ligas
y en formar parte de un conjunto par participante
ticipante participante en Serie Mundial.
Unos cuantos factores explican el
éxito que tuviera Dan Bankhead con
los Criollos de Caguas —todos fac factores
tores factores que avivan el entusiasmo de los
fanáticos, a saber: la relampagueante
velocidad de sus lanzamientos y de
sus piernas; su arrojo en las bases,
sus peculiaridades, como la caÃda de
su gorra al lanzar; la manera de lle llevar
var llevar el uniforme y más que otra cosa,
su gran disposición para entrar siem siempre
pre siempre a juego. Muchos llegaron a creer
que después de Dan haber jugado en
el Béisbol Organizado, su actitud co-
mo jugador cambiarÃa radicalmente y
su disposición seria una muy conser conservadora.
vadora. conservadora. Sin embargo, Bankhead ha
exhibido en todo momento una gran
disposición para estar siempre en jue juego
go juego y ha sido precisamente el hecho de
que se le haya tenido muchas veces
en el banco lo que motivara cierta
fricción con la dirección de su equipo.
No nos extraña la actitud de Dan.
Una vez dijimos de él y lo repetimos
ahora, que Bankhead gusta de jugar;
que siente placer en estar en cons constante
tante constante actividad de juego. Y es que
Dan —aunque profesional— le saca
al béisbol la recreación que los verda verdaderos
deros verdaderos profesionales le sacan al depor-
te. Por eso es buen jugador y buen
competidor, porque la primera condi condición
ción condición para tener éxito en una profesión
cualquiera es gustar de ella más que
del dinero que ésta produce. Recrea Recreación
ción Recreación en el trabajo; gozo en la profesión
y no meramente trabajo en el trabaja.
Dan Bankhead es asÃ. Y se ha ganado
bien a la fanaticada, por su notable
colorido, por sus aptitudes y por su
magnÃfica disposición para desplegai
sus grandes potencialidades —todas
sus potencialidades— cuando se le
llama a actuar.
57
ejercen de < üropeos guillotinando en
la« plazas públ cas, y los europeos
ejercen de annamitas inmolando cria criaturas
turas criaturas en honor de Dios. — ¡Bien reirÃa
Voltaire si resucitara!
ParÃs, capital de anomalÃas.
Si España es el paÃs de las anoma anomalÃas,
lÃas, anomalÃas, ParÃs es la capital. Las más vul vulgares
gares vulgares preocupaciones, aún en materia
B iANDA/que desarrollo \ No SENOR/ATLAS
¿NecesitarÃa mucho iiempciS W Hace Crecer Músculos
para tener esos músculos 9 PRONTO/
yk ~V-B tj
LMe Permitirá PROBARLE Q
que Puedo Hacerlo
un Hombre Nuevo?
•'‘^£¿l-—diferencia? £
j r F\ W £■•£ .i O»
W ¿ * •/ •Mi» brazos aumentaron ma o y 6. ex- s i
W-^ * 3 cm»., mi pecho 6 cms " pandidoâ€. . F.S.. ^5
CS †WeSt Va †EUA ’ W , - A I Nueva York. E.U.A.
z s à Para resultados -
I \He aquà lo que ATLAS vTjZ rápidos recomiendo '
X hizo por mÃ/ ] < £ charles »
l A , / ? ATLAS J T CHARLES
Kj 2/ . mmÃmHF atlas
W? . x “Le envÃo mi Ho que muestra
w un progreso admirableâ€. W.G.. Poseedor
W **• X ' Nueva Jersey. E.U.A. tÃtulo de "El
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Jáúa ; 13 ws iM- I • v " |j< * I
7 Mml ? izÃlne y en un concurso
à y -Irf -- internacional, en
“Cuando empece, pe \ >< wksb&n. TOHà X <> i<
John Jacobs John Jacobs saba sólo 63 kilos \ -j x
Ahora peso76â€. t k > ./ Wm consintieran apa
ANTES DESPUES Nueva York. E.U a recer en contra
â– g % Je^l.
He Aquà lo que 15 Minutos al DÃa Pueden Hacer por USTED fiL¿ •*| reaenie à oi ° I
• 1 «agE^U Charles Atlas,
No me importa lo joven o viejo que sea usted, eos de atletas, siguiendo mi método, que W, à mostrando como
osi se avergüenza de su actual condición carece por completo de aparatos ode actualmente,
fÃsica. Si usted puede solamente levantar sus medios artificiales engañosos. Cuando W . d ^"¡ †J¡ no
brazos y doblarlos, le puedo agregar SOLI- usted haya aprendido a desarrollar su una ß instantánea
DOS MÚSCULOS a sus bÃceps—si, en ambos fuerza por medio de Tensión Dinámica, ^B^o sin retocar
brazos yen muy poco tiempo. Solamente 15 se reirá entonces de los crea-músculos ~ — __
minutos al dÃa, en su propio hogar, es todo artificiales. Usted utiliza solamente el
el tiempo que le pido. ¡Y sin costo alguno PODER DORMIDO o LATENTE de Ju(OS del d¡a _ caminan d o , doblándose,
para usted si fracaso! sus músculos, en el propio cuerpo que eK EDIFICAR MÚSCULO Y
Y> puedo ensanchar sus hombros, fórrale- Dios le ha dado, ylo vé como se aumenta VITALIDAD
cer su espalda, desarrollar su sistema muscu- yse multiplica rápidamente, desarrollan
lar completo. ¡POR DENTRO Y POR d° s « cn verdaderos MÚSCULOS VIVOS PROSPECTO GRATIS
FUERA! Yo puedo agregar algunos centà X sólidos En este prospe( . to ] c hablo en lenguaje
metros asu pecho, dotarlo de una presión Solamente 15 Minutos al DÃa llano y con toda franqueza. Está lleno de
como de tenazas y hacer que sus piernas sean método "Tensión Dinámic^’ hará el 'fotografÃas mÃas yde mis discÃpulos, que
ágiles y poderosas. Puedo darle fuerza nueva trabajo para usted. Ninguna teorÃa. Todos llegaron a ser HOMBRES NUEVOS en
asu espinazo, ejercitar esos órganos internos, j os e j er cicios son prácticos. Y... ¡hom- fortaleza, por mà método. Déjeme mos-
ayudarlo a que llene su cuerpo de vigor, ^ re , es (an f¿ c ¡¡ emplear sólo 15 minutos trarle cómo les ayudé a ELLOS ylo que
energÃa y vitalidad sanguÃnea, de modo que a j j| a en su p rO p¡ a casa! Desde el primer puedo hacer por USTED. Si quiere real
no le quede el menor motivo para sentirse jj a q ue empiece estará usted empleando mente emocionarse, pida HOS 7 MISMO
débil ni perezoso. Antes de terminar con método de Tensión Dinámica, casi este prospecto a CHARLES ATLAS, 115
usted, haré que todo su cuerpo muestre una inconscientemente, cada uno de los mi- East 23rd St., Nueva York, N. Y., E.U.A.
nueva y admirable estructura muscular.
Lo Que es MÃ Secreto â– â–
LU W | CHARLES ATLAS Depf pSB |
"T, nsión Dinámica es el secreto. Es el ver- । H 5 East 23rd S l., Nueva York, N. Y„ E. U. A. |
lindero Método Natural que yo u.-^r.ollé Quiero la prueba de que su sistetna Tensión Dinámica bnrl de mi un homb— -ñero -
para cambiar mi cuerpo de un ALFEÑIQUE u —tno dar! 1 n yn.-ruo saludable y robusto y
raquÃtico y debihic! o que era a los 17 años n Ru lro t** lo â– -«irado.
de edad, en mi pr.senté fÃsico de super- “ Nombre »
b'wpbre. M*llares de otros soleros han lie- Direc-ión I
gado, igualmente, a ser ejemplares magnÃfi- „ _ , , l'rorim 'a <> _
g Ciudad Pitado y PaÃs B
wr— -•■«aoaaoaaMMMßa-^naaim - moimimmwwwbbbmmm ■MMOBMBMaaiMMB
ThAbiÃat â–
58
ASI ESCRIBIA..
religiosa, tienen aquà un arraigo muy
granae. Martes y treces son aras y le lechas
chas lechas nefastos. Derramar un salero, es
un horror; equivocar las prendas al
vestirse, es indicio seguro de una des desgracia
gracia desgracia espantosa. Algunos vecinos de
la place Vendóme no salen de sus ca casas
sas casas sin hablar un rato con la estatua
de Napoleón I. He visto a uno de ellos
echándole un discurso con el sombrero
1 n la mano derecha, cuyo brazo se
alargaba y recogÃa como el de un dies diestro
tro diestro cuando brinda el toro.
—¿Qué hace este señor? - pregunté
a un guardia.
—Saluda. Es un aficionado a las
glorias de Francia.
A otro caballero le sorprendà ha hablando
blando hablando con el frontispicio de la iglesia
(Continúa en la página 7D
NUNCA...
por un caballero, señorita de Bots Botssoisons
soisons Botssoisons —dijo.
Ella le miró con una mirada pene penetrante,
trante, penetrante, que produjo un estremecimien estremecimiento
to estremecimiento de placer en el corazón del mili militar.
tar. militar.
—Y si yo recurriera a su caballero caballerosidad
sidad caballerosidad para pedirle un favor, un gran
favor, ¿podrÃa tener la esperanza de
ser atendida?
La respuesta fué pronunciada de
inmediato, y sin la más ligera vacila vacilación.
ción. vacilación.
—Cualquier cosa que usted me pi pida
da pida le será concedida en el acto, si
está en mi mano nacerlo —ofreció
Ernesto.
Ella le tendió la mano por encima
de la mesa, y los dedos fuertes del
oficial, estrecharon los finos y delica delicados
dos delicados de la muchacha.
—Gracias —expuso Albertina—. Pe Pero,
ro, Pero, ante todo, le prevengo de que se
trata de algo q ie requiere el concur concurso
so concurso de su caballerosidad.
—Pida lo que sea, señorita de Boi Boissoisons.
ssoisons. Boissoisons. Será un placer para mÃ,
prestarle cualquier servicio.
Ella abrió su cartera; extrayendo
del interior de la misma un sobre en
blanco.
—¿Ve usted este sobre, señor de
Fleuvegrand? —preguntó, sin soltar soltarlo.
lo. soltarlo.
El interpelado, un poco sorprendi sorprendido,
do, sorprendido, hizo un movimiento de afirmación.
—Pues bien —continuó la muchar
cha, con absoluta calma, a pesar de
que en su fuero interno se estaba li libiando
biando libiando el más desesperado de los com combates—.
bates—. combates—. Dentro de él se hallaba con contenido
tenido contenido algo qu? afecta extraordina extraordinariamente
riamente extraordinariamente mi vida, y constituye un se secreto
creto secreto de suma trascendencia para mi..
Impulsivamente, Ernesto no pudo
contener la interrogación que se le
ocurrió de pronto.
— ¿Acaso las pruebas de la inocen inocencia
cia inocencia de su padre?
Albertina palideció intensamente y
por un momento quedó desconcerta desconcertada.
da. desconcertada. No habÃa previsto nada parecido,
pero la necesidad de dar una inme inmediata
diata inmediata respuesta, le hizo decidirse a
contestar en forma afirmativa, espe esperando
rando esperando que ello no redundara en per perjuicio
juicio perjuicio de sus propósitos.
—Sà —repuso, mientras trataba de
explicarse cómo habÃa llegado Ernes Ernesto
to Ernesto a saber que Héctor de Boissoisons
fué acusado injustamente—. Hay algo
ce eso, y si bien no puedo declararlo
en detalle, por tratarse de un secre secrete.
te. secrete. Asimismo, una razón que me está
vedado declarar por el momento, me
coloca en el trance de desprenderme
momentáneamente de este sobre, si
bien no me atrevo a dejarlo en ma manos
nos manos de cualquiera.
—¿Quiere usted prestarme el favor
inmenso de hacerse cargo de él por
i.nos dÃas, hasta que yo se lo reclame?
Ernesto de Fleuvegrand no acababa
de comprender aquel misterioso asun asunto
to asunto pero no tuvo la menor sospecha
de que pudiera tratarse de algo que
le afectaba personalmente.
For el contrario, el pedido llenó su
alma de alegrÃa, al hacerle creer que
Albertina de Boissoisons confiaba
ciegamente en él, hasta el extremo de
e.egirle como depositario de algo que
debÃa estimar en mucho.
—Estoy a sus órdenes, señorita de
Boissoisons —concedió satisfecho, a
tiempo que tendÃa la mano para re recibir
cibir recibir el sobre.
Pero la joven no se lo entregó toda todavÃa.
vÃa. todavÃa.
—Un momento —previno—. Antes
ce confiarle este sobre, necesito que
me haga usted dos prometas y me
dé su palabra de caballero de cum cumplirlas
plirlas cumplirlas al pie de la letra.
El militar consideró gravemente a
su inkerlocutora, con una mirada fran franca
ca franca y leal, que hizo que la muchacha
se sintiera despreciable.
—SÃrvase indicarme cuáles son las
(Continúa en la página 68)
P>u»-to Rico Ihssrtrade 5 de febrero de 19J,9.
GALERIA DE “EL DEPORTE EN MARCHAâ€
leones y
l^^l
FERNANDO DIAZ
PEDROSO -
INTERMEDISTA
DEL PONCE
(RETUERZO)
Sitio de nacimiento: Marionao,
* Cuba
Fecha de nacimiento: 30 de
junio de 1924
Estatura: 5 pies con 11 Vz pulgadas
Peso: 175 libras
Batea y tira del lado derecho.
I
Fernando “Pajarito†DÃaz Pedroso es
el cubano que defiende con gran celo
la segunda almohadilla de los Leones
de Ponce. Cuando Pedroso dejó las fi filas
las filas de los New York Cubans de la Li Liga
ga Liga Nacional de color para jugar en
la liga de inelegibles de Maracaibo, en
Venezuela, los cimientos de la vieja
Liga del Castillo en Ponce se estreme estremecieron
cieron estremecieron en tal forma que la fortaleza
del glorioso equipo rojinegro estuvo
seriamente amenazada. Es que Pajari Pajarito
to Pajarito Pedroso es ya parte de la tradición
beisbolera ponceña y el fanático sure sureño
ño sureño no concibe a su Ponce sin el cuba cubano
no cubano de Marianao en la alineación. Por
eso, cuando los magnates de las Li-
f ár ' ' * «I
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/" n¿ v ।
w
\ - y
gas de color decretaron la amnistÃa
para sus peloteros inelegib.es. los di directores
rectores directores ponceños, ni tardos ni p rezo rezosos,
sos, rezosos, se pusieron en comunicación con
Pedroso, para tratar de tenerlo otra
vez en la familia. En esta forma se
aumentaba la débil ofensiva de los
Leones, ya que Pedroso tuvo el altà altÃsimo
simo altÃsimo promedio de .361 en la pasada
temporada, con 13 cuadrangulares, 3
triples, 11 dobles y 86 sencillos que
produjeron 53 carreras anotadas y
otras 58 empujadas. Y no fué ese un
año extraordinario para el cubano que
se ha distinguido en nuestro c’rcu’to
como bateador recio y consistente. Más
bien fué un año normal.
Hablando con Pedroso nos ha dicho
que su debut lo hizo con el Deportivo
Vedado en su patria cubana. Después
jugó con el Cienfuegos y el Marianao
de la Liga Invernal Cubana, uniéndo uniéndose
se uniéndose en el verano a los N~w vCu vCubans
bans vCubans de Alex Pompez. En Méjico ha
jugado con el Méjico y el Veracruz;
en Venezuela con los Gavilanes de la
Liga ZulÃana y en Puerto Rico única únicamente
mente únicamente con el equipo de Ponce. Agregó
Pajarito Pedroso que su mayor pena
al saber que por haber jugado en Ve Venezuela
nezuela Venezuela se le habÃa declarado inelegi inelegigle,
gle, inelegigle, fué su expulsión automática del
béisbol puertorriqueño. “No podÃa ima imaginarme
ginarme imaginarme fuera de la Liga Profesional
de Béisbol de Puerto Rico, donde me
he empeñado en jugar pelota a toda
máquina. En Puerto Rico me hallo co como
mo como en mi propia casa. Y para hacer
buenos los versos de la poetisa isleña
Lola RodrÃguez de Tió, que dicen:
"Cuba y Puerto Rico son
De un pájaro las dos alas;
Reciben flores y balas
en el mismo corazónâ€.
"Me he unido a una boricua, que es
como decir que he adoptado una se segunda
gunda segunda patria.†Amén de buen pelote pelotero
ro pelotero es bien simpático el cubano Pe Pedroso.
droso. Pedroso.
59
PREDICCIONES PARA 1949
Los Estados Unidos y Rusia no se
declararán la guerra durante el 1949.
Esta es la opinión de 43 de los 46 co
rresponsales que tomaron parte en la
encuesta que se llevara a cabo
cientemente en Wáshington sobre los
principales acontecimientos
que pueden ocurrir durante el 1949.
Sin embargo, opinan los correspon corresponsales,
sales, corresponsales, continuará la "guerra frÃaâ€, que
tiene lugar en el campo diplomático.
Y se aumentarán los preparativos pa para
ra para una guerra verdadera.
Tres de los corresponsales contes contestan
tan contestan la pregunta con cierto grado de
¡«certidumbre. "Cualquier iniciaMJva
reside en el Kremlinâ€, contesta uno
de ellos, " y nadie puede hacer pre predicciones
dicciones predicciones sobre lo que habrá de deci decidir
dir decidir el PolitburO.â€
Otro de los periodistas dice:
"PodrÃa ser, pero no creo que eso ocu ocurra.
rra. ocurra. Si hay guerra, todo depende de
Rusia, y probablemente ella desee
aguardar hasta que tenga lista la bom bomba
ba bomba atómica. El conflicto podrÃa ser
precipitado por el ala izquierdista del
Kremlin. O podrÃa ocurrir que la inci incitaran
taran incitaran a ello nuestros preparativos de
defensa y una Alianza Europea.
El último de los tres corresponsales
que contestan la pregunta con cierto
grado de incertidumbre, cree que un
"incidente†extraordinario podrÃa traer
como resultado una guerra entre Ru Rusia
sia Rusia y Estados Unidos.
Entre los comentarios tÃpicos de los
corresponsales se hallan los siguien siguientes:
tes: siguientes:
“En el presente ninguno de los dos
bandos desea la guerra, y Rusia no se
arriesgarÃa ahora".
“Estados Unidos continuará en un
perÃodo sin guerra ni paz.â€
"Rusia está obteniendo, sin guerra,
más de lo que desea, y los Estados
Unidos no habrán de provocar una.
Un columnista de Wáshington de declara
clara declara en una nota llena de optimis optimismo:
mo: optimismo: "Dos factores habrán de evitar
el conflicto: las Naciones Unidas y
el deseo de paz que abriga el mun mundo.â€
do.†mundo.â€
¡Trabajarán en
ArmonÃa Truman y el
Nuevo Congreso!
Las respuestas afirmativas que die dieran
ran dieran a esta pregunta 37 de los 46 co corresponsales,
rresponsales, corresponsales, fueron condicionadas
con algún pero. Nueve de ellos dijeron
"noâ€.
Se prevé un perÃodo de armonÃa
entre el Congreso y el Presidente; pe pero
ro pero el conflicto es obvio. Según predice
un escritor: "Trabajarán amistosamen amistosamente
te amistosamente durante los primaros meses, pero
me parece que a Truman no se le
dará mano libre para que cumpla con
todo lo que dijo durante su campaña
eleccionaria.â€
Se mencionan siete posibles motivos
de conflicto entre el Presidente y el
Congreso. Estos son: derechos civiles,
controles sobre precios, contribucio contribuciones,
nes, contribuciones, seguros sociales, viviendas, sala salario
rio salario mÃnimo y la Ley Taft Hartley. En Encabeza
cabeza Encabeza la lista la legislación sobre de derechos
rechos derechos civiles. Y la mayorÃa de los
corresponsales opina que habrá difi dificultades
cultades dificultades si el Presidente insiste en
llevar a cabo esta parte de su progra programa.
ma. programa.
De acuerdo con la opinión de uno
de los periodistas, la arrolladora vic victoria
toria victoria que obtuviera Truman en no-
60
viembre pasado traerá como resulta resultado
do resultado un perÃodo de armonÃa más largo
de lo que se cree. Y continúa diciendo:
“Durante los últimos años de su ad administración,
ministración, administración, él tuvo ante sà no sola solamente
mente solamente un Congreso Republicano, sino
que habÃa la creencia general de que
los Demócratas perderÃan en el
1948 y que (2) la actitud nacional era
conservadora. El nuevo Congreso se
inspirará en no escasa medida en (1)
la victoria de Truman y en (2) la nue nueva
va nueva orientación hacia el Nueve Trato
revelada en las eleccionesâ€.
Un punto de vista contrario es el
siguiente: "Al principio, el Congreso
se sentirá temeroso ante la victoria
de Truman. Más tarde, sin embargo,
tanto los conservadores del bando de demócrata
mócrata demócrata como del republicano opon opondrán
drán opondrán resistencia a la actitud paterna paternalista
lista paternalista de su programa. Se revisará la
Ley Taft-Hartley, pero no será de derogada
rogada derogada totalmente. PodrÃa ser que se
vuelva a promulgar con otro nom nombre.â€
bre.†nombre.â€
"Probablemente, Truman podrá con contar
tar contar con una mayorÃa, al menos duran durante
te durante la primera sesión, para tratar de
llevar a cabo la mayor parte de su
programa,†apunta otro de los inte interrogados,
rrogados, interrogados, “y además, para trabajar
en armonÃa cor. el liderato activo den dentro
tro dentro del Congreso Octogésimo-prime Octogésimo-primero.
ro. Octogésimo-primero. Pero habrá bastante partidarismo.
confusión, recriminaciones y escaramu escaramuzas.â€
zas.†escaramuzas.â€
Otro corresponsal predice que el
nuevo Congreso habrá de correspon corresponder
der corresponder más a los deseos de la Casa Blan Blanca
ca Blanca oue ninguno otro desde 1937. Otro
es de parecer que Barkley. el vice vicepresidente
presidente vicepresidente electo, desempeñará un im importante
portante importante papel en el logro de esta ar armonÃa.
monÃa. armonÃa.
Otros comentarios son los siguien siguientes:
tes: siguientes: “Este Congreso no será un se sello
llo sello de goma como el que tuviera Roose Roosevelt
velt Roosevelt en los primeros dias de su ad administración.â€
ministración.†administración.â€
"Los fanáticos se caerán por su nro nropio
pio nropio peso, dadas las promesas exage exageradas
radas exageradas de su plataforma.â€
'‘Habrá más legislación .construc .constructiva
tiva .constructiva y progresista durante la sesión
del 1949 que la aprobada en muchos
años.â€
"Los demócratas sureños y los repu republicanos
blicanos republicanos puede que vuelvan pronto a
unirse como en el 1945.â€
"Truman no intentarÃa manejar el
Congreso a su capricho.’
¡Entrará Estados Unidos
en una Alianza Militar
con los
PaÃses del Occidente
Europeo!
Trentisiete de los corresponsales de
Wáshington predicen que los Estados
Unidos entrarán en a'guna forma de
alianza militar con los paÃses del oc occidente
cidente occidente de Europa. Pero, la mayorÃa
está de acuerdo en que no habrá de
llamarse "alianzaâ€, no importa la for forma
ma forma que adquiera el convenio.
Otro escritor sostiene que: "Toda "TodavÃa
vÃa "TodavÃa muchos norteamericanos son re refractarios
fractarios refractarios a que los Estados Unidos
entren en alianzas militares con otras
naciones.â€
Según la opinión de uno de los co corresponsales:
rresponsales: corresponsales: “La alianza vendrÃa a ser
La pregunta fué hecha a 46 de los más destacados Corresponsales de
Wáshington, entre ellos a Lyle C. WUson, Bolines Alexander. Mar Marqué
qué Marqué Childs, Cárter Fleld, Carleton Kent, G. Gould Lincoln, I. F. Sta Stane.
ne. Stane. Charles Van Devander, y otros. Sus contestaciones son altamen altamente
te altamente reveladoras, orientando al lector sobre los hechos sobresalientes
en el mundo de las relaciones internacionales durante el 1949.
una especie de convenio regional co como
mo como los que tiene Estados Unidos con
los paÃses de la América Latina; es estarÃa
tarÃa estarÃa dentro del marco de las Nacio Naciones
nes Naciones ^Unidas, prometiéndose “consul “consultasâ€
tas†“consultas†previas, después sanciones, y lue luego,
go, luego, posiblemente, acción militar, pero
sin que esto último sea compulsorio
para ninguna de las naciones envuel envueltas
tas envueltas en el acuerdo.â€
Los corresponsales prevén: “algo
menos que una alianza,†“entendido .
“garantÃas de ayuda militar", “com “compromisos,
promisos, “compromisos, si no obligaciones morales.
“Estados Unidos tiene ya, en efec efecto,
to, efecto, una alianzaâ€, cree uno de los pe periodistas.
riodistas. periodistas. “Hasta donde es posible re realizarla
alizarla realizarla cabalmente, depende de lo
oue la Nación aporte para lograrlo.
Y.... de las garantÃas que reciba.â€
Uno de los corresponsales, quien di dice
ce dice estar en duda sobre si Estados Uni Unidos
dos Unidos entrará en una alianza con Eu Europa
ropa Europa Occidental, cree que “tal alian alianza
za alianza serÃa una invitación para que Ru Rusia
sia Rusia ataque o siga infiltrándose en
aouellas áreas no inc’uÃdas en el tra tratado.â€
tado.†tratado.†Y otro periodista, que cree no
habrá ninguna alianza, expresa su
opinión de que “Rusia no permitirá
que las cosas lleguen tan lejos.â€
“Esto va tornándose más dudosoâ€,
afirma otro. "Truman hará otro es esfuerzo
fuerzo esfuerzo bilateral para evitarlo mien mientras
tras mientras haya una oportunidad de lograr
la paz con Rusia.â€
¡(cntinuará, Será
Exnandido o Recortado
el Pronrama de
Reconstrucción Europea!
D" acuerdo con 35 de los 46 corres corresponsales,
ponsales, corresponsales, e' Programa de Reconstruc Reconstrucción
ción Reconstrucción Europa — mejor conocido co como
mo como Plan Marshall — continuará inal inalterable
terable inalterable durante el 1949. Cinco de ellos
n-ovén un aumento del mismo, y seis
creen que éste habrá de ser disminu disminuidoâ€.
idoâ€. disminuidoâ€.
Se estima en $3,800,000.000 los gas gastos
tos gastos del Programa de Reconstrucción
Euronea durante el presente año fis fiscal.
cal. fiscal. Bajo las disposiciones de este pro programa.
grama. programa. en cuya dirección se halla Paul
G Hoffman, Estados Unidos presta
su ayuda a otras naciones para que
reconstruyan su industria y su ogri ogricu’.tura.
cu’.tura. ogricu’.tura.
Uno de los corresponsales afirma:
“Hemos ido muy lejos para vcLer
atrás ahora. El Programa de Recons Reconstrucción
trucción Reconstrucción continuaráâ€. Otro es de pa parecer
recer parecer que su expansión dependerá de
“las necesidades que haya durante los
primeros meses del presente añoâ€. Y
otro predice que el mismo será recor recortado
tado recortado porque el rearme de Europa Oc Occidental
cidental Occidental cobrará más importancia in inmediata.
mediata. inmediata.
Un corresponsal elimina la posibili posibilidad
dad posibilidad de que el Programa sea expandi expandilo,
lo, expandilo, sobre la base de que la economÃa
interna de la Nación no está en con condiciones
diciones condiciones de permitirloâ€.
“El Plan Marshall no provocarÃa
mucha discusión en el nuevo Congre Congresoâ€,
soâ€, Congresoâ€, ha declarado un corresponsal de
Wáshington ducho en asuntos polÃti polÃticos.
cos. polÃticos. “Habrá intentos de recortarlo,
pero éstos no tendrán éxito .
Un corresponsal atribuye una posi posible
ble posible disminución a la naturaleza mis misma
ma misma del Programa. “Fué hecho espe especialmente
cialmente especialmente para poner a Europa a ca caminar
minar caminar sobre sus propios pies- A medi medida
da medida que se vayan notando buenos re resultados,
sultados, resultados, es evidente que Europa ne necesitará
cesitará necesitará menos ayuda. Y me parece
que Europa está recuperando, al me menos
nos menos la parte occidentalâ€.
Un periodista predice una disminu disminución
ción disminución gradual porque cree que los fon fondos
dos fondos economizados se utilizarán para
ayudar a nuevos paÃses que se hallan
bajo la amenaza del comunismo inspi inspirado
rado inspirado por Rusia.
¡lniciarán los Estados
Unidos un Programa
Militar de Préstamos
y Arriendos con Europa
Occidental!
La mayorÃa de los corresnnnsales de
Wáshington cree que las naciones de
Europa Occidental pueden esperar de
Estados Unidos alguna avuda en for forma
ma forma de armamentos. Pero la misma se será
rá será distinta de los préstamos y arrien arriendos
dos arriendos que recibieran sus aliados antes
y en el perÃodo de la segunda Guerra
Mundial.
Solamente cuatro de los correspon corresponsales
sales corresponsales contestaron que “no" a esta pre pregunta.
gunta. pregunta. Uno de éstos cree que tal cosa
“seria considerada por el Soviet como
un acto agresivoâ€.
Uno de los escritores predice que:
“El lÃmite de esta ayuda a la Europa
Occidental seria reducido, no importa
los medios disimulados que se utibcen
para enviar armas al Continente. Pro.
bablemente no se llame ‘préstamos y
arriendos’. Algo asà como ‘ayuda mu mutua'
tua' mutua' podrÃa ser un nombre más apro apropiadoâ€.
piadoâ€. apropiadoâ€.
Otro de los corresponsales cree que
el Congreso aprobará que se preste
ayuda en armas únicamente a los paà paÃses
ses paÃses que prueben que están tratando
de ayudarse a sà mismos mediante el
Plan Marshall.
Se estima que un programa de rear rearme
me rearme para la Europa Occidental tendrÃa
un coste de uno a tres billones de dó dólares
lares dólares anuales con la cifra de un billón
correspondiendo a los gastos del pri primer
mer primer año.
EN EL MUNDO INTERNACIONAL?"
¡Caerá el Comunismo
Sobre Otros PaÃses
Europeos!
Según la opinión de 36 de los co corresponsales
rresponsales corresponsales interrogados, no se verán
más avances comunistas en Euronn
durante los próximos doce meses. Sie Siete
te Siete no han llegado todavÃa a una con conclusión
clusión conclusión y tres creen que los rojos es estarán
tarán estarán controlando otros paÃses antes
de que finalice el año.
La opinión de la mayorÃa en este
punto se basa en diversas razones:
1 — La ayuda que presta el Plan
Marshall a la Europa Occidental ha
empezado a mejorar las condicmnes
en estos paÃses y está fortaleciendo su
voluntad para resistir ulteriores avan avances
ces avances comunistas.
2 — La elección del presidente Tre Treman
man Treman ha sido una victoria para su po polÃtica
lÃtica polÃtica extranjera lo cual representa
una ayuda y un aliento para los anti anticomunistas
comunistas anticomunistas europeos.
3 — Arriesgándose a una guerra.
Rusia ha llegado al limite de su ex expansión
pansión expansión territorial en Europa y en lo
sucesivo se volverá progresivamente
hacia el Este, y luchará por consolidar
su agarre en la Europa Oriental.
Un periodista cree que Grecia su sucumbirá
cumbirá sucumbirá “a menos que se le preste
más ayuda"’ y que Francia es un “ce “cedazoâ€.
dazoâ€. “cedazoâ€. Otro ve a Francia como “una
man. Allà saludamos reverentemente al
Principe de la Iglesia, quien sentado
frente a un esculpido escritorio, ates atestado
tado atestado de libros, música y corresponden correspondencia,
cia, correspondencia, está posando por breves m'nutos
para el escultor italiano. Un retrato
de Su Santidad PÃo XI, se destaca so sobre
bre sobre la mesa de trabajo, y, frente al
escritorio, hay un trÃpode, donde el
artÃfice labora, sus manos llenas de
arcilla pegajosa, plasmando diestra diestramente,
mente, diestramente, con ágiles dedos, el busto que
dentro de algunos meses, una vez efec efectuado
tuado efectuado el vaciado de bronce, en Ita Italia,
lia, Italia, será ornato de nuestra nueva uni universidad
versidad universidad católica, en Puerto Rico.
La labor requiere s lencio ya que
el Cardenal Spellman dispone de muy
poco tiempo y se ha visto obligado a
posar, en numerosas ocasiones, en se sesiones
siones sesiones cortas, de cinco, diez o quince
minutos, a lo sumo. Consultando al
escultor, este nos informa que el bus busto,
to, busto, para su terminación, ha requeri requerido,
do, requerido, en totalidad, cuatro horas, distri distribuidas
buidas distribuidas en breves perÃodos, durante un
término de quince dÃas. Sin embargo,
de vez en cuando el Cardenal rompe
silencio y nos dirige una frase amable,
una pregunta oportuna y de toda su
persona emana, bondad amistosa, sen sencillez
cillez sencillez señorial y augusta.
Terminada la visita, cuando damos
las gracias a Su IlustrÃsima por ha habernos
bernos habernos permitido captar estos momen.
tos de intimidad, hablamos largamen largamente
te largamente con Paolo Vaccarino, con el fin de
obtener impresiones personales de su
modelo. Entre otras cosas, nos cuenta
el artista lo que sigue:
“En muy pocas ocasiones he tenido
yo el privilegio de trabajar con tanto
entusiasmo como ahora. La persona personalidad
lidad personalidad del Cardenal Spellman es ad admirable.
mirable. admirable. Lo que más difÃcil me ha
resultado es captar su carácter, que
refleja continuas variaciones. Este
rostro, lleno de franqueza y de bon bondad,
dad, bondad, refleja unas veces fuerza, otras,
reflexión, en ocasiones, timidez, pero
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191/9.
fuerte posibilidad". Y otro ve el resto
de Fin'andia cayendo bajo control ro rojo,
jo, rojo, con “Suecia próxima en la listaâ€.
Un escritor cree que la disputa de
Yugoeslavia con Ja Rusia Soviética
sienta las bases para que muchas na naciones
ciones naciones que se hallan tras la Cortina
de Hierro "se deslicen por completo
del control de Moscúâ€
¡Habrá Otra Rebaja en
las Contribuciones!
Unánimemente los corresponsales
predicen un aumento en las contribu contribuciones
ciones contribuciones federales, sin que haya oportu oportunidad
nidad oportunidad para una rebaja ulterior en las
contribuciones sobre ingresos.
Su opinión a este respecto tiene co como
mo como base datos frÃos en términos de
dólares y centavos.
El gobierno federal está gastando
aproximadamente $42,203,000,000 en el
presente año fiscal. Se estima que
sus ingresos montarán un total apro aproximado
ximado aproximado de $40,658,000,000. Esto equiva equivale
le equivale a un déficit de $1,545,000,000.
Se estima que los gastos subirán
por lo menos a $44,500,000,000 en el
año fiscal que comienza el 1 de julio
de 1949. Las contribuciones ordina ordinarias
rias ordinarias traerán al tesoro cerca de $41,-
500 000,000 haciendo un déficit de
$3,000,000,000.
Casi todos los corresponsales pre prevén
vén prevén un aumento contriuunvo a las
UN BUSTO DEL CARDENAL SPELLMAN..
en todo momento hay en la mirada
serena de este prelado, una dulce ex expresión
presión expresión muy en consonancia con su
carácter y con su estadoâ€.
El cardenal Spellman, sin embargo,
de acuerdo con las observaciones del
escultor, posee sentido humorÃstico en
grado superlativo. La frente es am amplia
plia amplia y majestuosa, dotada de inteli inteligencia
gencia inteligencia y reveladora de pensamientos
profundos. Su piel es fina, como la
de un niño, la nariz demuestra po potencialidad
tencialidad potencialidad espiritual, y la voz, baja
y armoniosa, pero pausada siempre,
también manifiesta la bondad de su
carácter.
En relación con esta reciente obra
de Vaccarino, el Cardenal Spel man ha
manifestado públicamente, que esta es
la primera vez que está enteramente
satisfecho con la obra de un artista
al tratar de reproducir sus rasgos,
bien sea en pintura o escultura. La
estatua ha sido vista y admirada por
los familiares y amigos Ãntimos del
prelado, por los sacerdotes que visi visitan
tan visitan constantemente el Palacio Arzo Arzobispal,
bispal, Arzobispal, y por los Obispos, que de otras
diócesis se detienen en Nueva York
para presentar sus respetos al Arzo Arzobispo
bispo Arzobispo de Nueva York. Una visita de
los representantes de la Prensa y de
los crÃticos, motivó numerosos artÃculos
en diarios y rev.stas, encomiando al
escultor y ensalzando su obra. Con Convencidos
vencidos Convencidos todos de los méritos de la
misma, «e han ordenado dos répli réplicas
cas réplicas del busto de la Universidad Cató Católica
lica Católica de Santa MarÃa: uno, para la
Universidad de Fordham, y otro, para
ser instalado en el Palacio Arzobispal
de Nueva York.
En el vestÃbulo de nuestra nueva
universidad católica, tendremos pron pronto
to pronto este busto del Cardenal Spellman,
sÃmbolo de la amistad sincera de un
prelado, que se propone visitarnos de
nuevo y fomentar en nuestra Isla el
espÃritu tradicional, católico, de nues nuestro
tro nuestro pueblo y de nuestra raza.
corporaciones y una nueva legisla legislación
ción legislación imponiendo contribuciones so sobre
bre sobre ganancias excesivas. El objetivo
será afrontar estos déficits anticipa anticipados.
dos. anticipados. Muchos creen que el Presidente
Truman pedirá que se restablezca la
reducción de contribuciones sobre in ingresos,
gresos, ingresos, vigente en 1948. El Presiden Presidente
te Presidente vedó dicha reducción pero el oc octogésimo
togésimo octogésimo Congreso, controlado por los
republicanos la aprobó por encima
del veto presidencial.
“En el presente, Truman y un Con Congreso
greso Congreso Demócrata están en el poderâ€,
escribe uno de los corresponsales. “Y
está en lista un aumento contributi contributivo
vo contributivo en algunos renglones.â€
Otro ha declarado: “Se necesita un
aumento en las contribuciones si es
que ha de ponerse en práctica siquie siquiera
ra siquiera una décima parte de las costosas
promesas de reformas sociales hechas
por Truman.†Y otro dice: “No me
explico cómo sean posibles otras re rebajas
bajas rebajas contributivas de continuarse los
grandes gastos del gobierno por con concepto
cepto concepto de armamentos y del Programa
da Reconstrucción Europeaâ€.
Unicamente dos corresponsales men mencionaron
cionaron mencionaron la posibilidad de una rebaja
en las contribuciones. “No habrá del
todo ninguna reducciónâ€, dice uno de
los periodistas, “pero puede haber re rebajas
bajas rebajas de menor Importancia en algu algunas
nas algunas partidas si se enmienda la ley
contributiva.†El otro cree que puede
haber rebajas “dirigidas hacia los
arbitrios sobre transportación, comu comunicaciones,
nicaciones, comunicaciones, etc.â€.
। \ Ptociasas ^ajenas â€Â¡tafia x
1 \ \£'n^alanafl/asJlanaS(/ÃÃásX/inJas (
।yS W /
: ¿y /
A / -sÃ
X / i#
«r 'f Belleza clásica que añade una nota de 1
elegancia a un ajuar de última moda. â–
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más despejada. ¡ Cómodo I
61
Por Erich Brandéis
EL TABACO Y LA RELIGION
Hace algún tiempo una mujer que
lee mi columna en un periódico que
publica mi fotografÃa con una pipa en
la boca, escribió al editor diciéndole
que cancelarÃa su subscripción, a me menos
nos menos que dejaran de publicar lo que
escribÃa un hombre "que usaba esa
semula diabólica, ese producto del pe pecado
cado pecado llamado tabaco, y dejara de in insultar
sultar insultar con su ejemplo perverso a los
lectores que eran buenos cristianos".
El editor continuó publicando mi dia diabólica
bólica diabólica fotografÃa con todo y pipa, y
la mujer aparentemente no canceló su
subscripción y aún lee lo que este per perverso
verso perverso «acribe.
Acabo de recibir una carta de ella en
la que me dice que está muy conten contenta
ta contenta de que haya yo dejado de fumar y
“haya vuelto al sendero de la religión’ .
Quiero aclarar algo a esta buena
mujer.
He dejado de fumar, si, pero la re religión
ligión religión no tiene que ver nada con esto.
He dejado de fumar porque mi doc doctor
tor doctor me lo ordenó asÃ.
El fumar no tiene que ver nada con
la religión, como muchas otras cosas
que los fanáticos y los hipócritas r'
lacionan con la religión no tienen nada
que ver con ella.
Uno de nuestros grandes defectos
nacionales es nuestra tendencia a me meter
ter meter las narices en los asuntos de los
demás, y tanto mis experiencias per personales
sonales personales como el contenido de la co correspondencia
rrespondencia correspondencia que recibo, me han en enseñado
señado enseñado que entre menos ocupaciones
tienen las mujeres (y algunos hom hombres,
bres, hombres, también) más afectos son a me meterse
terse meterse en la vida de sus vecinos.
Y me parece que siempre que un
criticón y un metiche no tienen nin ninguna
guna ninguna otra razón para atacarle y criti criticarle
carle criticarle a usted, toman la palabra de
Cristo para acusarlo, dándole un sig significado
nificado significado diferente al que su inagotable
bondad quiso dar al decirla.
La mujer que objetó mi costumbre
de fumar copió varios pasajes de la
biblia, todos referentes al “pecado".
Trataba de probarme que la Biblia
condena el uso del tabaco y el fumar
como un pecado, siendo que el tabaco
y su uso no fueron descubiertos sino
cientos de años después que la Biblia
fué escrita.
Quizás la más grande diferencia que
existe entre el ser humano y el animal
es que los humanos tenemos el poder
de hacer nuestras propias decisiones
y el deber de responder por ellas.
Aunque es nuestra obligación moral
ayudar a nuestros semejantes, no te tenemos
nemos tenemos ningún derecho a intervenir en
sus asuntos, ni a decirles lo que deben
hacer.
A mà no me gustarÃa verle fumar
a usted demasiado, ni beber licor en
62
exceso.
Pero, a menos que usted se encuen encuentre
tre encuentre bajo mi cuidado, no tengo ningún
derecho de decirle lo que debe hacer
y lo que no debe hacer, particularmen particularmente
te particularmente cuando, no importa lo que yo diga
será usted quien recibirá las conse consecuencias
cuencias consecuencias de sus acciones.
El hecho de que sus intenciones
sean buenas no es excusa para que se
meta donde no le llaman, y es bien
sabido que el camino al infierno está
lleno de buenas intenciones. Y muchas
personas tienen que sufrir las agonÃas
del infierno por las buenas intencio intenciones
nes intenciones de sus vecinos.
Entrometerse en la vida ajena con
sus propias palabras es bastante ma malo.
lo. malo.
Pero entrometerse valiéndose de la
poinhro jo Dios es n»or aún.
Jamás use usted Su pelab’-’ divina
como amenaza, ni como acusación.
La palabra de Dios está siempre
llena de amor, de bondad, de compren comprensión,
sión, comprensión, no de intolerancia, de crÃtica y
de odio.
Si hay una blasfemia, es valprse de
la palabra de Dios para acusar al se semejante
mejante semejante y atacarlo.
EL AMOR A LA PATRIA
Y EL PATRIOTERISMO
Si hay algo que odie en el mundo yo
es el patrioterismo profesional. (Cons (Conste
te (Conste que he dicho patrioterismo y no pa patriotismo).
triotismo). patriotismo).
Durante mi carrera como reportero
periodÃstico he tenido oportunidad de
asistir a toda clase de ceremonias y
celebraciones y la mayorÃa de ellas
me aburrieron terriblemente.
Estaban atestadas generalmente de
polÃticos baratos, a quienes muchos de
los periodistas conocÃamos como opor oportunistas
tunistas oportunistas y sobornadores, que general generalmente
mente generalmente pronunciaban largos y tediosos
discursos alabando al paÃs que estaban
explotando e incitando a todos los
presentes a luchar y a trabajar por
una patria por la que ellos jamás han
hecho nada.
Era “patriotismo†convertido en
mercancÃa —mercancÃa ¿rendible en
la elección más próxima.
Si voy a hablar de algo sobre mi
patria no es porque yo también esté
haciendo gala de ese "patrioterismoâ€
que tanto odio. Yo no tengo motivos
posteriores.
No tengo nada que vender. No soy
candidato a nada, ni quiero serlo.
0h... Pensándolo bien, creo que sÃ
tengo un motivo particular para escri escribir
bir escribir sobre América.
Y aquà está.
Esta co'emna está particularmente
(Continúa en la página 69 )
fyuñequita
Por RAFAEL PEREZ Y PEREZ
CapÃtulo XXXIV
Se han casado en Randchany con to toda
da toda la solemnidad que el protocolo im impone
pone impone en las bodas de los prÃncipes re reales.
ales. reales. La novia era como el sueño de un
poeta, entre las gasas, los tules y los
encajes de su traje nupcial. Llevaba
en el brazo un haz de azucenas perfu perfumadas
madas perfumadas y tenÃa una sonrisa tan jubilosa
y una expresión tal de felicidad que
el pueblo se sintió contagiado de esa
dicha y aclamó entusiásticamente a
su rubia princesa, a su viejo soberano
y al guapo novio que habÃa venido a
llevarse a la perla de la Corte.
Todos los oficiales de la Guardia se
sintieron ese dÃa celosos del prÃncipe
de Neuberg. Y muchos otros que no
erzn oficiales de la Guardia, también.
En cambio, muchas damas románticas
de la Corte suspiraron a sus solas por
el gallardo prÃncipe Carlos Enrique;
pero éste no tenia ojos más que para
su mujercita. Y toda la Corte lo sabÃa,
pues Molesey y la Mozaska habÃan re referido
ferido referido la historia de los amores del ca capitán
pitán capitán Eric de Novorog con la princesa
de Randchany.
Después de unas fiestas fastuosas,
como no se recordaban otras, los re recién
cién recién casados salieron de viaje, como
cualquiera otra pareja de novi»s. Pri Primero
mero Primero estuvieron en la Corte de Neu Neuberg,
berg, Neuberg, donde el Rey quedó prendado de
- nue a como o podÃa suceder de
otro modo, y donde el pueblo aclamó
a la Princesita, sencilla y amable, que
al salir de la Catedral de San Cipriano
repartió democráticamente sonrisas y
apretones de manos a la gente de la
popular barriada que habÃa acudido a
verla salir. Su abuelo habÃa profetiza profetizado
do profetizado bien: Perla seria una reina muy
querida.
Y Carlos Enrique lo sentÃa también
igual y se desvanecÃa de orgullo. Des Después
pués Después visitaron al anciano rey de Vania
y, cumplidas estas visitas de reglamen reglamento,
to, reglamento, el PrÃncipe hizo una calaverada de
muchacho que encantó a Perla. Despi Despidió
dió Despidió al séquito, excepción de su ayudan ayudante,
te, ayudante, el marqués de Boyne (Rettudocos)
y, con la sola compañÃa de Lucette y
de un ayuda de cámara, emprendieron
el principe, con Perla a su lado. ¡So ¡Solo
lo ¡Solo ; ban solos! Boyn- conocÃa el viaje
a ParÃs. Iban en dos automóviles. Con Cond
d Cond 5 o ni primero el bastante a Carlos
Enrique para saber que le complace complacerÃa
rÃa complacerÃa mucho que el otro coche fuese a
cincuenta o sesenta kilómetros a la
zaga.
AsÃ, Perla y Carlos Enrique experi experimentaban
mentaban experimentaban una deliciosa sensación de
libertad. Los “turistas†o los viajeros
que se cruzaban con ellos, quedában quedábanse
se quedábanse mirando el estupendo coche, pero
no podÃan sospechar que el muchacho
alegre que conducÃa y la chiquilla ru rubia
bia rubia que se sentaba a su lado, eran dos
altezas reales que estaban haciendo
novillos.
En ParÃs, lo primerito que hicieron
fué ir al convento. Llegaron allà sin
avisar, sorprendiendo a la reverenda
Madre Superiora que acudió al locu locutorio
torio locutorio sin saber quién le aguardaba.
La Hermana pasó el recado, como
Perla le ordenó: una antigua alumna
con su esposo. Lo primerito que hicie hicieron
ron hicieron fué visitar la capilla, donde uno
y otra se sintieron emocionados al re recorra
corra recorra amellas tardes del mes de Ma MarÃa.
rÃa. MarÃa. Después a instancias de Perla, la
Madre Superiora condújoles al coro.
Y se arrodillaron los dos delante del
Cristo dolorido, trágico, que habÃa pre presenciado
senciado presenciado su triste entrevista el Cris Cristo
to Cristo agonizante en el cual Perla encon encontró
tró encontró “la fortaleza que le faltabaâ€...
Luego, pasaron a los salones de es estudio.
tudio. estudio. Las colegialas, en los bancos, la
inspectora en la tarima, el zumbido
del abejorro en el ambiente, todo era
evocador para la Princesa... Perla sa saludó
ludó saludó a sus atónitas compañeras, em embobadas,
bobadas, embobadas, deslumbradas... Aquella no noche,
che, noche, las cabecitas locas soñaron con
Carlos Enrique y durante dos o tres
dÃas, el zumbido del colmenar no se
oyó en el salón de las mayores: refle reflexionaban,
xionaban, reflexionaban, soñaban, componÃan una lin linda
da linda novela con el prÃncipe de Neuberg
por protagonista. El paso del amor las
habÃa dejado aturdidas.
Otra tarde fueron solos, en automó automóvil,
vil, automóvil, al castillo de Deuze. Dieron una
prenina el portero para que les dejase
entrar y peregrinaron, evocando re recuerdos,
cuerdos, recuerdos, por el magnÃfico parque. AllÃ
estuvo la tienda de cerámica donde
la loca Lilian quiso jugarle a la muñe muñequita
quita muñequita tan mala pasada; ésa fué la ex explanada
planada explanada donde los dos bailaron su pri primer
mer primer vals; más allá estaba el embarca embarcadero,
dero, embarcadero, el rÃo y el bote en que se embar embarcaron
caron embarcaron ... Volvieron a embarcarse, co como
mo como aquel dÃa. Carlos Enrique remaba
y Perla llevaba el timón y, como en entonces,
tonces, entonces, habÃa adelfas y lilas, juncos y
otras matojas o flores de loto como
barquitos color de rosa flotando en
los ’-emansos plácidos y cristalinos.
Otros dÃas visitaron los cines, los
teatros modestos donde se solÃan re refugiar
fugiar refugiar custodiados por mistress Lowe,
y se estuvieron quietecitos y felices
viendo el desfile de una pelÃcula sen sentimental
timental sentimental o representarse una comedia
dramática. Y a principios de verano,
después de anunciar previamente su
arribo, llegaron a Tewkesbury, en el
condado de Glocester.
Toda la familia de lord Haines se
habÃa congregado en Tewkesbury pa para
ra para honrar y atender mejor a SS. AA.
los prÃncipes de Neuberg.
La primera noche, después de la co comida,
mida, comida, mientras los hombres fumaban,
Lilian y Perla conferenciaron en la
terraza.
—¿Cómo tienes tu asunto con...
vamos (ahora ya no podremos llamar llamarle
le llamarle Rettudocos), con Boyne, el ayudan ayudante
te ayudante de mi marido?
—¡Ah, pues muy mal! Figúrate que
ese muchacho rojo de la nariz gran grande...
de... grande... ese que estaba a mi lado en la
comida...
—SÃ, ya.
—Es el candidato oficial a mi blanca
mano.
—¿En tu casa le quieren?
—En mi casa me lo meterÃan en el
corazón a puñados, si eso pudiera ser.
—¿Está muy empeñado tu padre?
—Claro Es el heredero d- dos o tres
tÃtulos y muy rico, muy buena perso persona.
na. persona. ..
—Y muy feo también —aseguró Per Perla,
la, Perla, riendo.
Y, maquinalmente, como buscando
la comparación, las dos muchachas mi miraron
raron miraron por la puerta ventana del billar
don Boyne empezaba a jugar una par partida
tida partida de carambolas con lor Tewkes-
oury.
El marqués de Boyne, ayudante de
S. A. el de Neuberg, tenÃa una hermo hermosa
sa hermosa figura y poseÃa una de esas fisono fisonomÃas
mÃas fisonomÃas expresivas, de rasgos acentuados,
que a muchas mujeres les agradan
más que la empalagosa perfección de
facciones de ciertos hombres reputa reputados
dos reputados por guapos. Desde luego, el colora colorado
do colorado bermejo y narizudo pretendiente de
Lilian, no resistia la comparación con
Willy Wasth.
—Oye, Lilian... ¿qué te parece si
interviniera la diplomacia?
Y al fin la diplomacia intervino. Car Carlos
los Carlos Enrique, cuando convenÃa, enten entendÃa
dÃa entendÃa también este arte difÃcil, y Perla
era tan sugestiva en su dulzura...
A lady Haines no le desagradó la
perspectiva de que su hija entrase en
una de las familias más principales
de Neuberg y de que, andando el
k tiempo, fuese nombrada Camarera Ma Mayor
yor Mayor de una reina; todo esto cuando
sentase un poco la cabeza y fuera un
poco menos loca, que todo llegarÃa...
Y lord Haines encontró que, en ver verdad
dad verdad Willy Watsh, jefe de la casa de
S. A. el de Neuberg, desde el mismo
dÃa de las bodas de los principes, que querido
rido querido y bien visto de Carlos Enrique y
Perla, joven, inteligente, buen chico
y muy enamorado de Lilian, no tenÃa
nada que perder —muy al contrario
■—en la comparación establecida con
el hijo del duque de Springfield.
Y la boda de Lilian con su querido
oficial de Marina quedó concertada
oficialmente.
Desde la corte de Neuberg, donde
Perla era adorada fervorosamente,
por su dulzura y sus bondades, fue fueron
ron fueron a pasar las Navidades con el
abuelito real de Ostrava.
Eran unos dÃas frÃos y grises, ame amenazados
nazados amenazados de continuo por copiosÃsimas
nevadas. El Gran Duque Pedro se ex extasiaba
tasiaba extasiaba viendo jugar como locuelos a
cuatro preciosos chiquillos: dos de Li Lilian
lian Lilian y dos de Perla. Los dos de la pri primera
mera primera varones, los de la segunda una
pareja deliciosa. La nenita era rubia
y fina, como su madre, y el muchachi muchachito,
to, muchachito, que era el mayor, tenÃa la gallar gallardÃa
dÃa gallardÃa y fortaleza de Carlos Enrique. Y
una de las cosas que más divertÃa al
Gran Duque y más hacÃa reÃr a Car Carlos
los Carlos Enrique de Neuberg eran los apu apuros
ros apuros que pasaba el niño —Pedro Luis —
para trepar hasta el regazo del abue abuelo,
lo, abuelo, donde le gustaba mucho acurrucar acurrucarse.
se. acurrucarse.
Estas Navidades, Margarita Haines
acompañó a sus hermanos, los marque marqueses
ses marqueses de Boyne, galantemente invitada
por el soberano. Continuaba soltera
y estaba guapÃsima y no faltó en la
cjorte de Randchany quien aseguró
que S. E., el de Molesey, solÃa distin distinguirla
guirla distinguirla con atenciones que no entraban
en sus costumbres.
Hasta que un dÃa, Carlos Enrique
no pudo aguantar su curiosidad, llena
de un interés cordialÃsimo, y se atre atrevió
vió atrevió a preguntarle:
—Oiga, Molesey... ¿Qué es lo que
se dice a propósito de lady Margarita
Haines y de V. E.?
El duque sonrió, con una turbación
de muchacho que parecÃa quitarle
diez años de encima, y contestó:
—La verdad, señor. Que estoy ena enamorado
morado enamorado como un cadete y si ella me
* quiere voy a colgar los hábitos...
—Si ella le quiere... —objetó soca socarronamente
rronamente socarronamente el PrÃncipe—. ¿De veras
no sabe aún V. E.... si ella le quiere?
Y se echaron a reÃr los dos, porque
desde el grupo de mujeres bonitas,
entre las que descollaba como la más
hermosa, Margarita miraba a Molesey
con el alma en los ojos.
—¿Tiene padrinos V. E.? —pregun —preguntó
tó —preguntó Carlos Enrique.
—Señor...
—Es que S. A. la princesa Perla y
yo tendremos mucho gusto en apa apadrinar
drinar apadrinar las bodas del querido Molesey
con lady Margarita Haines.
FIN
Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191/9.
promesas esas, y le daré la palabra
que solicita.
Una imperceptible vacilación, con contuvo
tuvo contuvo por un segundo las frases que
iban a surgir de labios de la joven.
Pero el rápido recuerdo del abuelo,
del juramento repetido por la propia
Albertina en infinidad de ocasiones,
U indujo a recobrarse y seguir ade adelante
lante adelante en su espantoso plan.
— Debe prometerme que no abrirá
el sobre bajo ningún pretexto, y que
io revelará a nadie la existencia del
mismo, ni, por tanto, que se halla en
su poder .. ¿Me da su palabra de
caballero acerca de eso?
El interpelado hizo un gesto afir afirmativo.
mativo. afirmativo.
—-SÃ, señorita de Boissoisons —de —declaró
claró —declaró firmemente—. Juro, por mi ho honor,
nor, honor, que ese sobre será sagrado e in inv.olable
v.olable inv.olable para mÃ, y que nadie sabrá
por mi boca que se encuentra en mis
manos.
Ella sonrió, y su interlocutor no su supo
po supo ver la tristeza y la amargura que
habÃa en aquella sonrisa
—Gracias, señor de Fleuvegrand
murmuró la muchacha, a tiempo que
hacia entrega del sobre al militar.
Ernesto lo guardó en el bolsillo in interior
terior interior de su casaca, y consideró termi terminado
nado terminado el asunto, limitándose a una úl última
tima última pregunta.
—¿Cuándo debo devolvérselo?
La interpelada esbozó un gesto va vago.
go. vago.
—Tal vez pronto, quizás nunca...
No lo sé todavÃa —repuso—. Consér Consérvelo
velo Consérvelo en su poder hasta que yo se lo
reclame o le indique lo que debe ha hacer
cer hacer con él.
No hablaron más del asunto. Poco
d< spués abandonaron la confiterÃa
donde acababa ae tener lugar la tras trascendental
cendental trascendental entrevista, y realizaron un
largo paseo.
Era ya cerca de la hora de la cena,
cuando emprendieron el regreso. Co Como
mo Como de costumbre, el joven capitán se
disponÃa a acompañar a la muchacha
hasta la puerta de su casa; pero, antes
de llegar allÃ, Albertina fingió recor recordar
dar recordar algo repentinamente.
—¡Caramba! —murmuró —. Me ol olvidaba
vidaba olvidaba que tengo que echar una carta
al correo.
El hombre se ofreció a encargarse
de ello, pero su ofrecimiento fué re rechazado.
chazado. rechazado.
—No, muchas gracias —repuso la
señorita de Boissoisons—•. Prefiero
mandarla yo misma. De todos modos,
vamos a pasar por delante de una es estafeta.
tafeta. estafeta.
En efecto, poco desnués, se detenÃan
ante una sucursal del correo. Discre Discretamente,
tamente, Discretamente, el militar permaneció en la
puerta, mientras su compañera entra entraba
ba entraba en el local, adquirÃa una estampi estampilla
lla estampilla común y otra de urgencia, y lue luego
go luego de pegar ambas en el sobre diri dirigido
gido dirigido al Ministerio de Guerra, deposi depositaba
taba depositaba aquél en el buzón.
Al dejar caer la carta, un suspiro
escapó del pe:ho de la muchacha. El
último acto del drama acababa de ini iniciarse
ciarse iniciarse y ella habÃa terminado ya su
papel. La red estaba tendida, y Er Err.esto
r.esto Err.esto de Fleuvegrand se verÃa apre apresado
sado apresado por ella en plazo brevÃsimo.
Volvió a reunirse con el oficial, y
continuaron su camino hasta el um umbral
bral umbral de la puerta de la vivienda de los
Boissoisons.
Una vez allÃ, se despidieron. Alber Albertina
tina Albertina trató de abreviar los saludos en
lo posible. SentÃase espantosamente
culpable, y no se atrevÃa a mirar fren frente
te frente a frente al hombre a quien ala alababa
baba alababa de traicionar en forma indigna.
—Adiós, señor de Fleuvegrand —
murmuró, con voz ligeramente alte alterada.
rada. alterada.
El militar mantuvo la mano que la
joven le tendiera.
—¿Cómo es eso, señorita de Bois Boisso.sons?
so.sons? Boisso.sons? —murmuró—. ¿Adiós?...
¿Es que cree usted que no volvere volveremos
mos volveremos a vernos nunca?
Albertina disimuló su confusión lo
mejor posible.
—¡Oh, perdón! —balbució—. Estaba
distraÃda ... ¡Hasta la vista!
Su corazón era presa de una angus angustia
tia angustia infinita. HabÃa pronunciado aquella
formula de despedida violentándose
extraordinariamente, a pesar de tener
la casi certidumbre absoluta de que
ro volverÃa a ver jamás al oficial. Su
despedida primera, espontánea y sin
fingimientos, habÃa sido la verdadera,
y la que se imponÃa...
¡Adiós!... Era la última vez, que
se encontraba frente a frente.
Aquella misma noche, la siniestra >
confabulación urdida por Horacio de
Boissoisons, iba a surtir efecto...
—¡Hasta mañana, señorita Boissoi- â–
sons! —repuso Ernesto alegremente—. ;
No olvide que tenemos localidades pa- i
ra el concierto de la Opera.
¡Fobre muchacho! Hablaba con la ।
mayor tranquilidad, sin sospechar ni
remotamente la calamidad inevitable ;
que iba a abatirse sobre él. ¡EI con- j
cierto de la Opera!
No; Ernesto de Fleuvegrand no
asistirÃa a aquella audición. Ya no
ita a asistir jamás a otra alguna...
Albertina entró en su casa, angus angustiada,
tiada, angustiada, y presa del remordimiento. El '
mayordomo, al abrirle la puerta, le
anunció que el abuelo habÃa indicado
cue, apenas regresara, acudiera a ver verle.
le. verle.
No tuvo más remedio que obede obedecer.
cer. obedecer.
—¿Y bien? —inquirió el anciano,
apenas la vió entrar en su aposen- !
to.
—Todo se ha realizado de acuerdo a
tus indicaciones, abuelito —murmuró
la muchacha con los ojos bajos.
Las pupilas del paralÃtico centellea centellearon.
ron. centellearon.
— ¡Bien! Has cumplido con tu de deber,
ber, deber, Albertina —declaró gravemente—.
Tus padres serán vengados.
La señorita de Boissoisons pretex pretextó
tó pretextó una fuerte jaqueca, para retirarse
ce inmediato a sus habitaciones. Ne-
WF- La Hoja
DORADA-DELGADA
de la gran familia PAL
DE FILO CÓNCAVO
jUna hoja casi transparente por su delgadez! ¡Creada
especialmente para los rostros muy delicados! Pruébela.
Quizá sea para Vd. la hoja ideal ... y no cuesta más
que las otras Pal de Un Filo o de Dos Filos.
4 por 10/
Distribuidor: CESAR CASTILLO, INC.
San Juan, P. R.
cesitaba estar sola para poder llorar,
desahogando asi la angustia infinita
de su alma.
Ahora que lo irreparable estaba con consumado,
sumado, consumado, podÃa darse clara cuenta de
ia enormidad de su conducta.
Ella, siguiendo las instrucciones del
a-, uelo, habÃase erigido en vengadora.
Y, sin embargo. Dios no autoriza que
nadie se tome la justicia por su propia
(Continúa en la página 09)
* —decreta c(e£éx¿&—
Qlostora^F
Embellece
y protege el cabello
$
SU PELO
Para conservar su pelo aseado, láveselo
con PIOJINA. Piojina asea y hermosea el
cabello; alivia picazones y erupciones leves
en la cabeza y en el cuerpo; cicatriza am ampollas
pollas ampollas y rajaduras en ios piés, destruye pará parásitos
sitos parásitos en las cabeza y partes vellosas. Compre
PIOJINA en su botica.
63
ÃIEMPOS IDOS:— Al anunciarse
las intenciones de David O. Selz Selznick
nick Selznick y Jennifer Jones de unirse en
matrimonio cobra cierto valor esta
foto de hace algunos años cuando
Jennifer y Robert Walker consti constituÃan
tuÃan constituÃan una feliz pareja que gozaba
del amor y del triunfo en la pantar
Ha. Entonces Selznick era el direc director
tor director que les abrÃa paso en el cami camino
no camino de la fama. Aquà aparecen en
apoca ya pasada, de izquierda a
derecha. Robert Walker, Jennifer
Jones, David O. Selznick y Shirley
Temple.
Otra hazaña de varias cineastas.
June Haver está convencida de que
existen algunas personas que son ne necias
cias necias o tontas.
Hace algunos dias el timbre de la
64
puerta de su casa sonó a las 3 de la
mañana. Ella se levantó, dominada
por el sueño, llegó a la puerta, donde
encontró cuatro caballeros muy bien
vestidos.
“¿Es usted June Haver?â€, le pregun preguntó
tó preguntó uno de ellos.
La actriz pensó en que habÃa ocurri ocurrido
do ocurrido una desgracia en la familia y se
apresuró a contestar: “SÃ, ¿qué ha
sucedido?â€.
“No se apure, no ha pasado nadaâ€,
replicó otro de los integrantes del gru grupo,
po, grupo, “sólo deseábamos ver cómo luce
una estrella de cine al levantarse de
la camaâ€.
Inmediatamente después los cuatro
hombres, ninguno de los cuales pa parecÃa
recÃa parecÃa estar beodo, viraron sobre sus
talones y se fueron, dejando a June
súbitamente preocupada por haber sa salido
lido salido a recibirlos con los rizadores ajus ajustados
tados ajustados en su cabellera.
Los diez niños mejor vestidos en
Hollywood.
Los hijos de las estrellas de la pan pantalla
talla pantalla también ven sus nombres en le letras
tras letras de molde. La modista Jacqueline
Ross selecciona los diez niños mejor
vestidos en la colonia cinematográfi cinematográfica,
ca, cinematográfica, en el siguiente orden: (Los nom nombres
bres nombres de los padres aparecen en pa paréntesis).
réntesis). paréntesis).
Kathleen Fayne (Gloria de Haven
y John Payne); Vicki James (Betty
Grable y Harry James); Sharon Har Harmon
mon Harmon (Elyse Knox y Tommy Harmon);
Gigi Perreau (la niña de la cinta “En “Enchantmentâ€);
chantmentâ€); “Enchantmentâ€); Christine Crawford (la
hija adoptiva de Joan Crawford); Re.
becca Welles (Rita Hayworth y Orson
Welles); Francesca Hilton (Zsa Zsa
y Contad Hilton): Daria Cassini (Ge (Gene
ne (Gene T erney y Oleg Cassini); Marión
Lake (Pat y Arthur Lake); Maurene
Regan (Jane Wyman y Ronald Rea Reagan).
gan). Reagan).
Lo versatilidad de un actor.
George Murphy cree que él ha he-
cho de todo en el mundo de las di diversiones,
versiones, diversiones, excepto cantar ópera. Tan Tanto
to Tanto en la pantalla como en los esce escenarios
narios escenarios de Broadway ha cantado, bai bailado
lado bailado y representado personajes de co comedia
media comedia y de carácter. Murphy se ha
hecho famoso como el hombre que
puede hacer de todo con la misma fa-
cilidad y eficiencia, y por ello no es
posible que jamás llegue a declinar
su prestigio. Le gusta aparecer en las
comed as ligeras con la misma inten intensidad
sidad intensidad con que disfruta los melodra melodramas.
mas. melodramas. v -n las cintas musicales goza
lo indecible.
Aparte de sus roles en la pantalla,
Murphy tiene otras muchas activÃ- â–
dades. Es vicepresidente, después de
dos perÃodos como Presidente, del Gre Gremio
mio Gremio de Actores Cinematográficos, vice vicepresidente
presidente vicepresidente de la Academ a de Cien Ciencias
cias Ciencias y Artes Cinematográficas, y
miembro de la mesa directiva en dis distintas
tintas distintas organizaciones importantes de
Hollywood. Y no son puestos honora honorarios
rios honorarios sino trabajos que requieren toda
su atención y dedicación. ,
Murphy nació en New Haven, Co Conecticut,
necticut, Conecticut, hijo de Mike Murphy, quie.
durante muchos años fué famoso ins instructor
tructor instructor de deportes en la Universi Universidad
dad Universidad de Pensilvania. Sus familiares ha habÃan
bÃan habÃan decidido que George fuese in ingeniero,
geniero, ingeniero, y con ese propós to cursó es- •
tudios en la Universidad de Yale. En
ese entonces conoció a Juliette John Johnson,
son, Johnson, con quien < ontrajo matrimonio.
Ella enseñó a bailar a Murphy. Pos Posteriormente
teriormente Posteriormente formaron una pareja de
bailes.
El año del dinero para Shirley
Temple.
Cuando Shirley Temple se siente a
la mesa para tomar el café del des desayuno
ayuno desayuno en estos primeros dias del año,
no es de extrañarse que halle dñero
en la taza. Hablando en términos de
dolores y centavos el 1949 será un
gran año para Shirley.
El dÃa 23 de abril ella cumplirá sus j
veintiún años lo que significa que po podrá
drá podrá recibir el capital acumulado en
I
todas sus pelÃculas hasta el presente.
Cuando se le pidió un comentario
sobre el asunto, en el estudio de la
cinta "Mr. Belvedere Goes to Colle Collegeâ€,
geâ€, Collegeâ€, Shirley, dijo, riendo: "Es cierto
que recibiré ese dinero, pero la su suma
ma suma no llega al millón de dólares co-
mo cree mucha genteâ€.
Shirley no reveló la cantidad exac exacta
ta exacta que se le entregará en su cumple cumpleaños.
años. cumpleaños. Sin embargo, informó que ella
y John Agar ya iniciaron un fondo
similar para su hijita.
Los milagros suceden.
Hay cosas increÃbles, pero que ocu ocurren
rren ocurren una vez más que otra.
Ph ilip Dorn, el actor holandés, y
su esposa se dirigÃan a su hogar en
automóvil, desde la playa de Malibu.
En medio de la travesÃa cayó un tem-
MADRE E HIJA: — La cantante de
la pantalla Kathryn Grayson sos sostiene
tiene sostiene en sus brazos la hermosa
criatura a quien dió vida reciente recientemente.
mente. recientemente. La pequeña es hija del can cantante
tante cantante Johnnie Johnston y recibió el
nombre de Patricia Kathryn. La ac actriz
triz actriz muestra la inmensa dicha de
toda mujer al convertirse en madre.
EN LA HORA DEL TRIUNFO:— La
escultural Shelly Winters quien lu luce
ce luce una perenne sonrisa que la ha hace
ce hace aún más encantadora ha llega llegado
do llegado a Hollywood para escalar la fa fama
ma fama con sorprendente rapidez. At
lo demuestra su reciente ascenso
a la categorÃa de estrella en la cin cinta
ta cinta "Larceny". Su compañero en la
filmación, John Payne, le expresa
sus parabienes en tan feliz ocasión.
poral de agua. Un “jeep†chocó con
el auto de los Dorn con tanta fuerza
que Phillip fué lanzado a la carre carretera,
tera, carretera, donde cayó de cabeza. Luego de
incorporarse trató de llegar hasta el
jeepâ€, tambaleándose, y recibió otro
golpe de un carro que pasaba.
Luego de todo esto, era de imagi-
narse que el holandés estuviera seria seriamente
mente seriamente lesionado, pero al examinársele
detenidamente con los rayos X, no se
le halló una sola fractura o her da
de cuidado, excepto varias magulla magulladuras
duras magulladuras serias. La señora Dorn está re recluida
cluida recluida en cama sufriendo de un colap colapso
so colapso nervioso. El auto quedó totalmente
destruido.
Un misterio que se descifra.
Por fin se ha aclarado el enigma
de un mechón de pelo perteneciente a
Gene Kelly, que apareció en el aparta apartamiento
miento apartamiento de una dama en Nueva York.
a raÃz de un escalamiento.
A su regreso de Europa, Gene re reveló
veló reveló que hace ya algún tiempo su
equipo de maquillaje fué sustraÃdo de
su apartamento en Nueva York. El
mechón de pelo, que él usaba para
trabajar frente a las cámaras, esta estaba
ba estaba entre los artÃculos robados.
UNA ESTRELLA VISITA UN AS ASTRO:—
TRO:— ASTRO:— Es indudable que al unirse
dos cuerpos celestes ha de verse un
destello de luz en los contornos del
espacio. Eso fué lo que ocurrió
cuando la linda pelirroja Arlene
Dahl visitó al destacado actor Van
Johnson en los estudios de la MGM.
Demás está decir que Van fué an anfitrión
fitrión anfitrión espléndido que se deshizo
en atenciones para su compañera
y am’ga.
Las viejas amistades de una
estrella
Entre las muchas cualidades sobre sobresalientes
salientes sobresalientes de Joan Crawford figura la
de no olvidar a sus viejas amistades.
El mejor ejemplo de esto lo cons constituye
tituye constituye el nombramiento de Mary
INTERCAMBIO DE AUTOGRAFOS:
— La graciosa niñita Laura. Lee
Michel logró obtener el autógrafo
de su Ãdolo cinematográfico Robert
Cummings al visitar el estudio de
la pelÃcula "Bitter Victory". Para
dar mayor realce al momento ella
también firmó el libro de autógra autógrafos
fos autógrafos del actor.
Townsend, su antigua compañera de
clases en el colegio Stephens, para el
cargo de consejera técnica de Joan
en la cinta donde ella representa el
papel de una maestra de escuela, ti titulada
tulada titulada "Mis O’Brienâ€.
La señora Townsend que ya es ma madre
dre madre de dos n'ños tomará unas vacacio vacaciones
nes vacaciones en su puesto de maestra de una
escuela superior de Boston a fin de
aceptar la oferta de la actriz. Duran Durante
te Durante el tiempo en que la señora Town Townsend
send Townsend permanezca en Hollywood será
huésped de la eminente estrella de la
pantalla.
Reconciliación amorosa.
John Payne y Gloria de Haven han
zanjado todas sus diferencias conyu conyugales
gales conyugales y un hogar que amenazaba des destruirse
truirse destruirse vuelve a tener la paz y el
amor que tanto necesita. Sin embar embargo,
go, embargo, los compromisos profesionales de
la pareja habrán de mantenerlos se separados
parados separados por algún tiempo. John irá
a Nueva York y permanecerá allà du durante
rante durante tres semanas en labor de pro propaganda
paganda propaganda de la cinta “El Pasoâ€. Luego
se proponte ir a Virginia a visitar a
su mamá. Gloria se quedará en Holly Hollywood
wood Hollywood trabajando ante las cámaras.
Anuncia su retiro de la pantalla
Aunque ya se habÃa informado an antes,
tes, antes, George Brent nos aseguró cate categóricamente
góricamente categóricamente que se retirará del cine cinema
ma cinema después que cumpla sus compro compromisos
misos compromisos en la cinta "Illegal Entry†y
otras cuatro pelÃculas que le debe a
la Republic.
El actor desea dedicarle toda su
atencón a su finca para criar caba caballos.
llos. caballos. La verdad es que él ha hecho
una gran inversión en este negocio.
Se trata nada menos que de medio
millón de pesos, aproximadamente.
65
*z y wÉE^
■Si á» J® ^K^Hr^*y
£1 agresivo y valiente boxeador siente un gran cariño por
su sobrino Charlie Cartier. que es el primero de sus admi admiradores.
radores. admiradores.
Los entusiastas de un deporte sien sienten
ten sienten sumo placer en conocer la inti intimidad
midad intimidad de las figuras más destacadas
en esa actividad. Asà los aficionados
al boxeo reciben con agrado la des descripción
cripción descripción de los detalles que componen
las horas que vive su Ãdolo dentro y
fuera de las sogas. Y es que la llama
de la simpatÃa se aviva por la convic convicción,
ción, convicción, especial en este caso, de que el
boxeador está obligado a llevar una
vida metódica, apacible y pacifica pa para
ra para poder desplegar toda la fuerza
Walter disfruta de un buen desayuno mientras su herma hermano
no hermano Vincent le sirve los diferentes platos. La tÃa Eva es la
encargada de confeccionar el menú.
' w»
M
.......
66
aplastante de sus puños, y el coraje
sanguinario dentro de las sogas. He
ahà el contraste principal en la vida
de estos hombres que aniquilan al con contrario
trario contrario con las energÃas acumuladas
en la tranquilidad hogareña.
La profesión de boxeador es peno penosa
sa penosa y cruel. Requiere grandes sacrifi sacrificios
cios sacrificios en términos de placeres y diver diversiones
siones diversiones legitimas. Son muy pocos los
que reciben grandes bolsas de dinero
por los golpes conectados. La mayorÃa
de ellos sólo alcanzan el más amargo
POR EL DEPORTE
DE LOS PUÑOS:
WALTER
CARTIER
Un Muchacho Ambicioso
que Trata de Conquistar
la Gloria en el Mundo
Turbulento del Boxeo. Sus
Momentos en el
Cuadrilátero. Sus Diversiones
y su vida en el Hogar.
Posee un Profundo Sentido
Religioso Si No se Impone
en la CategorÃa de los
Medianos Durante Este
Año Estudiará Leyes.
de los futuros por la frustración de no
llegar a la meta deseada. Algunos
terminan convertidos en guiñapos hu humanos
manos humanos que deambulan por los barrios
bajos. Todos se exponen a castigos cor corporales
porales corporales que siempre traen malas con consecuencias
secuencias consecuencias y muchas veces ocasionan
la muerte.
En ese cuadro lleno de graves ries riesgos
gos riesgos figura, como ejemplo tÃpico del
boxeador promedio, un joven esforza esforzado,
do, esforzado, de 24 años y vecino de Greenwich
Village, llamado Walter Cartier, Es
un pugilista del peso medio que ganó
25 de sus primeros 29 encuentros.
Luego cambió de apoderados con la
intención de acercarse más a las car carteleras
teleras carteleras importantes que ofrecen gran grandes
des grandes bolsas de dinero. Si en el curso de
j.-ste año no logra concertar peleas
con las figuras más destacadas de su
categorÃa se propone abandonar el
cuadrilátero y dedicarse a estudiar
leyes. Son muy pocos los jóvenes que
r I 1 WWSB
* -
Hincado de rodillas ante el altar de
una iglesia. Walter muestra su fer fervor
vor fervor religioso e implora la gracia
divina como todos los hombres va valientes.
lientes. valientes.
toman una decisión tan sabia.
Cartier tiene todos los atributos fà fÃsicos
sicos fÃsicos y morales de un gran atleta y
es acreedor de la oportunidad que
tanto ansia. Para comprender esto es
preciso conocer su personalidad y su
comportamiento en su hogar, duran durante
te durante el periodo de su entrenamiento y
frente a su oponente. Su buena con condición
dición condición fÃsica y su inmejorable salud
mental provienen de diversiones sim simpies
pies simpies y sanas como la de ir a la playa,
a bañarse en el mar y a remar, acu-
Pocas horas después el pugilista
comienza sus ejercicios de boxeo
frente a uno de sus compañeros en
el gimnasio.
k â– â–
Gozando de la música de un radio i
y las delicias de la brisa yel sol. I
el pugilista se ha quedado dormi- 1
1 do sobre la arena. Le acompaña
su amiga Dolores Germaine.
En el Estadio Jerome, Cartier se —
anotó una victoria por nocaut téc- 3
nico sobre Tony D'Amico. Una fuer- â–
te ofensiva de Curtier hizo que su 1
oponente escupiera sobre la lona. â–
Este sufrió una herida sobre el oio |
derecho. â€
Son muy pocas las veces que el
boxeador puede dejarse dominar
por la emoción y Walter aprove aprovecha
cha aprovecha para ello un interesante desa desafÃo
fÃo desafÃo de béisbol en el Yankee Sta Stadium.
dium. Stadium. Es un ardiente simpatizador
de los Medias Rojas.
dir a los juegos de béisbol y ayudar a
los miembros de su familia en peque pequeñas
ñas pequeñas tareas domésticas. Durante el pe perÃodo
rÃodo perÃodo de entrenamiento para una pe pelea,
lea, pelea, Walter se levanta a las cinco y
media de la madrugada y comienza
sus ejercicios con una carrera de
cuatro millas. A su regreso, toma un
desayuno compuesto de jugo de fru frutas,
tas, frutas, tres huevos pasados por agua,
tostadas y café. Luego de varios minu minutos
tos minutos de descanso practica algunos ejer-
(Continúa en la página GS)
£1 dÃa de su encuentro el joven bo boxeador
xeador boxeador acude a las oficinas de la
Comisión Atlética de Nueva York
para cumplir los requisitos que se
le exigen allà y registrar oficial oficialmente
mente oficialmente su peso.
67
Luego se somete a un minucioso
examen de la vista. El doctor tiene
la responsabilidad de dictaminar
si cualquier cortadura ya cicatrizar
da. sobre los ojos, ha aÃectado o
no la visión del pugilista.
WALTER
CARTIER
JOSE FERRER HABLA PARA...
c interrogamos. , . ti
“Las matemáticas decidieron el cambio. La Universi Universidad
dad Universidad rehusó admitirme a los catorce años. Cuando me
aceptaron acababa de cumplir los dieciséis y habÃa pasado
esos dos años en Suiza en lo que llegaba el momento
de comenzar mis estudios en la Universidad de Princeton ,
nos relata el actor. Notamos en su rostro una expresión
de nostalgia y continúa diciéndonos: “Los números y las
ecuaciones se interpusieron en mi carrera de arquitecto.
Cuando la facultad resolvió que debÃa tomar mis exá exámenes
menes exámenes en esa materia por quinta vez, pensé que habÃa
llegado el momento de tomar una decisión firme. Pense
abandonar los estudios y organizar una orquesta de mú música
sica música bailable junto con un amigo llamado Pied Pipers.
Yo serÃa el pianistaâ€.
“Sin embargo ese proyecto no se materializó. Obtuve
mi diploma y con honores. Me gradué en literatura fran francesa
cesa francesa y española. Fué en esa fecha que comencé a trabajar
como actor. Mi primer papel lo representé en una obra
que se montó en la Universidad en 1933. Sentà deseos de
participar en otras representaciones teatrales. Pero me
ataban lazos de familia. Pensaba en mis padres .
“;Se oponÃan ellos a su carrera teatral?â€
“No. Mi padre sólo anhelaba que me destacara en
cualquier profesión que yo escogiera. Nunca escatimó
gastos ni esfuerzos para lograr ese propósito. Con su ayu ayuda
da ayuda seguà adelante".
Volviendo al presente le decimos: Es muy posible
que obtenga todos los laureles que existen para los acto actores
res actores por su magnÃfica actuación como el “DelfÃn†en la
pelÃcula “Juana de Arco". Su nombre es el primero en
todas las listas.
“Me alegro. ¿Se creÃa que no era igual que todos
los demás seres humanos en ese aspecto? ¿Acaso pensó
que desdeñaba todos los honores? No. Cuando filmé
el rol del “DelfÃn" hice una búsqueda minuciosa de to todos
dos todos los detalles caracterÃsticos de ese prÃncipe, su idiosin idiosincrasia
crasia idiosincrasia y sus manerismos. El resultado ha sido halagador,
pues entendà su personalidad en la medida más exacta
nosiblc. Puse todo mi empeño y mi capacidad en mi tra trabajo.
bajo. trabajo. Creo que esta es una de las grandes oportunidades
que he tenido. Si como usted dice obtengo Premios de
la Academia me consideraré feliz. No hay medio compa comparable
rable comparable al cinema".
68
- fl
Ya en el cuadrilátero Walter cen centraliza
traliza centraliza su pensamiento en la pelea,
mientras su apoderado Gleason le
ajusta los guantes. Su hermano
Vincent le sostiene el brazo.
cicios calisténicos. Más tarde salta la
cuica, golpea el “punching bag†y bo box
x box a algunos asaltos con uno de sus
chatas.
El dÃa en que ha de enfrentarse a
un adversario permanece durmiendo
hasta las 9:30 de la mañana. Luego
de cumplir con los requisitos de la ce ceremonia
remonia ceremonia del pesaje y el examen mé-
i
Todo está listo y sólo falta el cam campanazo
panazo campanazo que marca el comienzo del
encuentro. Walter Curtier y su apo apoderado
derado apoderado Bobby Gleason permanecen
en su esquina en actitud de espe espera.
ra. espera. El rostro del pugilista refleja su
sólida determinación y confianza
en derrotar al adversario.
dico regresa a su casa y conversa con
su hermano Vince, su tÃa Eva y algu alguno
no alguno que otro amigo mientras espera
el momento de calzarse los guantes y
responder al campanazo que inicia el
combate. Antes de llegar al cuadrilá cuadrilátero
tero cuadrilátero entra a la iglesia y eleva una
oración al Todopoderoso pidiéndole
que le salve de una herida grave o
mano...
Tampoco era aquello lo peor. Si el
castigo afectara sólo al verdadero cul culjpable,
jpable, culjpable, acaso los remordimientos de
la mucha;ha no hubieran sido tan in intensos.
tensos. intensos. Pero habÃa herido con su ven venganza
ganza venganza a un inocente; le hirió en su
honor, y en su vida...
Porque no cabÃa hacerse de ilusio ilusiones
nes ilusiones de ningún género. La carta re remitida
mitida remitida al Ministerio de Guerra con es estampilla
tampilla estampilla de urgencia, era una denun denuncia
cia denuncia en regla contra Ernesto de Fleu Fleuvegrand.
vegrand. Fleuvegrand. Se le acusaba de traicionar
a su patria, de estar de acuerdo con
espÃas de una potencia extranjera, y
de entregarles «ecretos militares de
alto valor.
Pese a tratarse de una delación
anónima, la importancia y la precisión
de los cargos inducirÃan a tomar algu algunas
nas algunas medidas.
Se procederÃa a comprobar si el
misterioso denunciante estaba en lo
cierto. Un registro serÃa efectuado en
¡a casa del militar... y en su poder
se encontrarÃa el sobre que Albertina
le confiara.
Esclavo de su palabra, el capitán se
negarÃa a indicar la Ãndole del con contenido
tenido contenido del sobre que, por otra parte,
ignoraba. Y tampoco iba a manifestar
su procedencia. Pero los encargados
de la pesquisa no se conformarÃan con
lis palabras del militar, y procederÃan
a abrir el sobre, encontrando dentro
de él, otro dirigido a un supuesto
agente de espionaje.
El fundamento de la denuncia em empezarÃa
pezarÃa empezarÃa a vislumbrarse con aparente
claridad. Los negativos impresionados
roà Albertina en su visita a las forti fortificaciones,
ficaciones, fortificaciones, serÃan una prueba mani manifiesta
fiesta manifiesta de la traición de Ernesto...
Iba a celebrarse un Consejo de Gue Gueira.
ira. Gueira. De acuerdo al Código Militar, el
fallo no podÃa ser más que uno. De Degradación
gradación Degradación del capitán traidor, y fusi fusilamiento
lamiento fusilamiento inmediato.
Raúl de Fleuvegrand, el general, re recibirÃa
cibirÃa recibirÃa el más rudo golpe que pudo
haberle sido infligido. Su apellido re resultarÃa
sultarÃa resultarÃa empañado por la mancha
arrojada sobre él por la supuesta trai-s.
En el intervalo entre asaltos de una
de sus peleas Gleason le saca el
protector de la boca y procede a
trabajar rápidamente para detener
la sangre que mana de una vieja
herida. Todo pugilista trata de abrir
las cortaduras ya cicatrizadas, que
tenga su adversario.
de dar algún golpe que pueda ocasio ocasionar
nar ocasionar la muerte de su contrario. Los
boxeadores pueden parecer bestias
sanguinarias dentro de las sogas pero
no por eso dejan de tener sentimien sentimientos
tos sentimientos de compasión y amistad hacia el
prójimo. Aún hacia aquel que es su
enemigo durante los instantes de la
lucha.
NUNCA...
ción de Ernesto. Y a aquella herida a
su dignidad de hombre y a su honor
de militar, agregarse la inmensidad
del dolor del padre que pierde a su
l-'jo.
Raúl de Fleuvegrand habÃa dejado a
A.lbertina de Boissoisons sin padres, y
a Horacio de Boissoisons sin hijo...
Ojo por ojo, diente por diente. En
castigo, sufrirÃa el mism® dolor im impuesto
puesto impuesto a la muchacha y al anciano,
perderÃa al ser que más querÃa en el
mundo.
—SÃ, pero... ¿qué culpa habÃa co cometido
metido cometido Ernesto para que se le eligiera
como instrumento de venganza?....
¿Era humano, era lógico, era digno,
hundir al joven capitán en la igno ignominia,
minia, ignominia, y arrastrarle a la muerte, sólo
porque su padre no quiso impedir que
otro llevara a cabo una injusta sen sentencia
tencia sentencia de muerte?...
¡No y mil veces no! Que el culpa culpable
ble culpable recibiera su merecido, era admi admisible,
sible, admisible, y podÃa tolerarse. Pero herir a
un inocente...
Albertina tuvo la visión del patio
(sombrÃo de una prisión militar, un
piquete de soldados con el fusil a la
carga, un hombre, Ernesto, con las
manos atadas a la espalda, y la fren frente
te frente erguida en una manifestación pos postrera
trera postrera de inocencia...
Cubrióse el rostro con ambas ma maros
ros maros y lanzó un débil grito de horror.
¡Aquello era algo espantoso, intolera intolerable!
ble! intolerable! Y, sin embargo, era lo que iba a
ocurrir, lo que sucederÃa inevitable inevitablemente,
mente, inevitablemente, puesto que ni siquiera en el
caso de confesar el joven la proceden procedencia
cia procedencia del sobre acusador, se librarÃa del
castigo... ¿Qué tribunal podrÃa creer
una historia semejante, pese a ser
perfectamente real?...
¡Oh! El abuelo habÃa tenido buen
cuidado de considerar todas las proba probabilidades,
bilidades, probabilidades, y de tomar sus medidas pa para
ra para que la tragedia no dejara de con consumarse
sumarse consumarse por un simple olvido... Y
Olla, Albertina, fué la cómplice de
aquella infamia incalificable. ..
Toda su vida iba a ser angustiada
por el remordimiento. Aquello serÃa un
luplicio superior a sus fuerzas...
No, no; todo menos aquello. Ena
preciso evitarlo a todo trance., aún
a riesgo de que se cumpliera la invo invocación
cación invocación repetida tantas veces por Al Albertina,
bertina, Albertina, y sus antepasados la maldi maldijeran
jeran maldijeran ... , „
Ernesto no debÃa sucumbir.... Era
demasiado bueno excesivamente noble
y confiado para hacerle objeto de una
traición tan in’cua...
La señorita d? Boissoisons dejó de
lado toda vacilación. Irguióse digna dignamente,
mente, dignamente, y con movimiento resuelto, di dirigióse
rigióse dirigióse al teléfono.
CAPITULO XIII
Ernesto de Fleuvegrand habÃa subi subido
do subido a su aposento, y luego de substi substituir
tuir substituir su uniforme por una “robe de
chambre†instalóse en un sillón con
un libro en la mano, dispuesto a leer..
y a soñar.
Cada vez se hallaba mas firmemente
resuelto a pedir a Albertina que se
casara con él. Sus dudas anteriores
habÃanse disipado por completo, y en
la actualidad solo pensaba en la di dicha
cha dicha de ambos, y en la injusticia de
hacer recaer la culpa del padre en la
hija que no habÃa nacido aún cuando
se produjo el hecho que costara la
vida de Héctor de Boissoisons.
For otra parte, abrigaba la esperan esperanza
za esperanza de que la mucha'ha correspondÃa
a su cariño. HabÃa creÃdo verlo en sus
cjos, en el modo de conducirse con
éi en sus sonrisas de aliento...
Conservaba el libro abierto en la
n-ano, pero no ¿eÃa. La imagen gracio graciola
la graciola de la señorita de Boissoisons o.u o.u-paba
paba o.u-paba su mente por completo, alejando
de ella cualquier otro pensamiento.
Hasta que, de pronto fué devuelto
a la realidad por un discreto Hama Hamaco
co Hamaco a la puerta.
—¡Adelante! -autorizo.
Un criado apareció ante el joven
militar.
—Le llaman n! teléfono, capitán in indicó
dicó indicó el sirviente.
Ernesto esbozó un gesto de sorpresa.
—; Al teléfono, a las once de la no noche?
che? noche? —inquirió— ¿Ha dicho quien
La señorita Albertina de Boissoi-
Aquel nombre, tuvo la virtud de ani animar
mar animar al oficial. Se puso rápidamente de
pie, y corrió al nall, donde estaba ins instalado
talado instalado el aparato telefónico. No com comprendÃa
prendÃa comprendÃa el motivo que pudiera indu inducir
cir inducir a la muchacha a llamarle, pero
tampoco perdió un segundo en pensar pensarlo.
lo. pensarlo. Lo real, lo positivo, era que ella
se dignaba favorecerle con un llamado.
—¿Es usted, señorita de Boissoisons.
-interrogó, al llevarse el auricular
al oÃdo derecho
Le contestó una voz harta conoc -
da a pesar de que en aquellas cu
cunstancias estaba profundamente al alterada
terada alterada por una angustia manlf ¿ esta ;
—Si —dijo la muchacha—. ¿.Hablo
con el capitán Ernesto de Fleuve Fleuveg
g- Fleuveg and?
—En efecto.
Una vez segura de la identidad de
su interlocutor, la joven procedió a
indicar rápidamente lo que deseaba,
como si temiera arrepentirse antes
de haber terminado su exposición.
—Oiga usted, señor de Fleuvegrand
- adujo—. Es necesario, absolutamen absolutamente
te absolutamente necesario, que siga usted mis ins
trucciones al pie de la letra, sin a
ceime preguntas... Me permito re recordarle
cordarle recordarle la palabra que me dio esta
tarde... Esa propósito del sobre que
le confié. Ahora mismo, entiéndalo
bien, señor de Fleuvegrand, ahora
mismo, debe usted quemar el sobre
ese, “sin examinar su contenido bajo
ningún conceptoâ€... Recurro a su ca caballerosidad
ballerosidad caballerosidad para exigir que me obe obedezca
dezca obedezca sin protestas...
—Pero .. Trató de indicar el mili milita).
ta). milita).
Albertina no le dejó proseguir.
—Ni una palabra, señor de Fleuve Fleuve°tand...
°tand... Fleuve°tand... Haga el favor de cumplir
NUNCA
mis instrucciones... Le aseguro que
se trata de algo de la mayor impor importancia...
tancia... importancia... De una cuestión de vida o
muerte... Si no me obedece, puede
tener la certidumbre de que no vol volveremos
veremos volveremos a vernos jamás.
Aquella ameniza era más que sufi suficiente,
ciente, suficiente, para decidir a Ernesto.
—Puede usted estar tranquila, se señorita
ñorita señorita de Boissoisons —ofreció —. Le
aseguro que set uiré sus indicaciones
ai pie de la letra. Antes de cinco mi minutos,
nutos, minutos, el sobre será quemado, sin
abrir.. Pero, a cambio de mi obedien obediencia,
cia, obediencia, le ruego que m“ repita una vez
más que nos veremos mañana.
—SÃ, sà —repuso la muchacha, con
manifiesta impaciencia—. Pero no se
entretenga, por favor... ¡Hasta ma mañana!
ñana! mañana!
Y antes de que el joven pudiera in intentar
tentar intentar una nueva réplica, la señorita
de Boissoisons cortó la comunicación.
Ernesto de Fleuvegrand permaneció
unos instantes inmóvil, estupefacto.
¿Qué extraño misterio era el que en encerraba
cerraba encerraba aquel sobre?...
Sin embargo, semejante preocupa preocupación
ción preocupación fué desechada de inmediato. Ha HabÃa
bÃa HabÃa dado su palabra, y la cumplirÃa,
a fuerza de caballerosidad. Si Alber Albertina
tina Albertina querÃa explicarle más tarde los
detalles del incomprensible enigma,
tanto mejor. Pero aún en la convic convicción
ción convicción de lo contrario, no por ello de dejarÃa
jarÃa dejarÃa de cumplir con su deber.
Regresó a su aposento, y acercán acercánuose
uose acercánuose al “secreta’reâ€, sacó el sobre en
blanco del cajón donde lo guardaba.
Estuvo unos segundos dándole vuel vueltas
tas vueltas entre sus dedos dominado por una
repentina tentación. ¿Y si lo abriera?
Después de todo, ¿quién iba a ente enterarse
rarse enterarse de ello, "i el contenido debÃa
desaparecer entre las llamas?....
Reprochóse a sà mismo aquel pen pensamiento
samiento pensamiento como una traición a su pa palabra
labra palabra de honor. No; no tenÃa derecho
a violar el secreto que la señorita de
Boissoisons le confiara. Ella tendrÃa
sus razones para exigir que el sobre
fuese quemado, y seria indigno tratar
ce sorprender lo que acaso fuera una
declaración Ãntima de la muchacha.
Resueltamente, con el sobre en la
mano, el militar se aproximó a la
chimenea, apagada, y prendió un fós fósforo.
foro. fósforo.
Aplicó la llama a una de las esqui esquinas
nas esquinas del sobre, > mantuvo a éste suje sujeto
to sujeto por el extremo opuesto, hasta que
el fuego le obligó a soltarlo.
Notó un olor un ñoco extraño, que
en nada se parecÃa al del papel quema quemado.
do. quemado.
—¡Celoluide! —pensó.
Cuando vió que hasta la última par partÃcula
tÃcula partÃcula del sobre y de su contenido se
hubieron transformado en una masa
negra, tomó los restos entre sus de dedos
dos dedos y los pulverizó.
La orden estaba cumplida. Alberti Albertina
na Albertina de Boissoisons podÃa estar satisfe satisfecha
cha satisfecha de haber depositado su confianza
en quien se mostraba merecedor de
ella.
Ernesto de Fleuvegrand volvio a
instalarse en su sillón, pero no tomó
ya el libro, seguro de que le seria
materialmente imposible leer. Dedi Dedicóse
cóse Dedicóse resueltamente a evocar dulces re recuerdos
cuerdos recuerdos de momentos vividos al lado
de la mujer a quien amaba.
Permaneció largo rato en absoluta
inmovilidad, con los ojos entrecerra entrecerrados,
dos, entrecerrados, viviendo por completo en el
mundo interior de sus ideas.
Tan absorto estaba, que ni siquiera
se dis cuenta de un ruido tan insó insólito
lito insólito como la fuerte ’lamada del tim timbre
bre timbre de la puerta principal de la resi resid
d resid ncia ni del rumor de voces en el
hall, ni de los pasos de varias perso personas
nas personas que se aproximaban al aposento
del propio capitán.
Volvió a la realidad ante un llama llamado
do llamado vigoroso de unos nudillos que gol golpearon
pearon golpearon enérgicamente la puerta de la
habitación.
—¡Adelante! —indicó, pensando que
iba a entrar un sirviente.
dirigida a los comunistas, agitadores
y descontentos que piensan y dicen
que todo en estos maravillosos paÃses
de América anda mal.
A ellos no les digo, como muchos
otros lo nacen: “¿Por qué no se regre regresa
sa regresa al lugar de donde vino o de donde
vinieron sus antepasados?â€
Ahora prefiero decirles: Salgan un
poco de sus guaridas y vean a su alre alrededor.
dedor. alrededor.
Hagan unos cuantos viajes. Obser Observen
ven Observen su paÃs.
Viaje en su automóvil, en un ferro ferrocarril,
carril, ferrocarril, en un autobús o caminando.
Pero vea a su alrededor.
Entonces su joven patria america americana
na americana se meterá en sus sentidos... y en
su corazón.
Piense en lo que significa para us usted:
ted: usted: sus colinas, sus árboles, sus flo flores.
res. flores. sus rÃos, sus lagos, sus llanuras.
Todo es suyo, sin cargo alguno, sin
pasaportes ni preguntas, sin espÃas,
ni rifles en todas partes, suyo sÃ. para
que lo cuide y conserve, que para eso
lo dejaron en sus manos aquellos que
vinieron antes de usted.
Unos cuantos cientos de kilómetros
de lindos paisajes, de sol y de amistad
—paisajes y sol y amistad que usted
puede encontrar casi en cada paÃs de
este joven y sonriente Continente,
que puede encontrar con sólo salir de
su casa, a buscarlo.
En esta ocasión fuimos a Cherry
Valley, del Estado de Nueva York, la
región de Rip Van Winkle y Fenimo Fenimores
res Fenimores Cooper, una región pletórica de
belleza, de historia y de aventura.
Yo no rezo mucho. Inclusive, creo
que deberÃa rezar un poco más.
Pero cuando esa noche me acosté
después de hacer ese pequeño viaje,
hice una oración de gracias a Dios
Todopoderoso.
Una oración en que daba gracias de
haber nacido en este paÃs, de traba trabajar
jar trabajar en este paÃs y de gozar de todos
los incontables beneficios de él.
Al irme durmiendo, sentà una in inmensa
mensa inmensa piedad por todos esos desven desventurados
turados desventurados seres que gozan de las mismas
bendiciones, pero no tienen ojos para
verlas.
INCERTIDUMBRE
¿Quieren hacerme ustedes un fa favor?
vor? favor?
No hablen más de la guerra.
A donde quiera que voy no oigo ha hablar
blar hablar de otra cosa que no sea la gue guerra.
rra. guerra.
¿Habrá guerra? ¿Estamos listos pa para
ra para la guerra? ¿Hay probabilidades de
que perdamos la guerra, si se llega el
caso de entablarla?
Quedó estupefacto al ver a su ami amigo
go amigo MartÃn de Poladuc, seguido de dos
individuos cuyo aspecto revelaba sin
lugar a duda su profesión de pesqui pesquisas.
sas. pesquisas.
— ¡Qué sorpresa! —exclamó el mili militar,
tar, militar, levantándose para ir al encuen encuentro
tro encuentro del visitante, con la mano tendi tendid-*—.
d-*—. tendid-*—. ¿A qué se debe el milagro de
tu venida, MartÃn?
El interpelado se abstuvo de tomar
ta mano que se le tendÃa fingiendo
MIRANDO A LA VIDA
Durante las últimas semanas he re recibido
cibido recibido cartas de todo el paÃs hacién haciéndome
dome haciéndome preguntas como éstas.
No sé de ellas más de lo que sabe
usted.
Ni sé tampoco si estaré vivo aún el
dÃa de mañana.
Les voy a transcribir la pregunta
que me hace una mujer de California’
“¿Cómo podemos planear nuestra
vida, si todo es tan incierto?â€
Nada es más incierto que la propia
vida.
Diariamente puede usted leer en el
periódico cuántas personas mueren re repentinamente
pentinamente repentinamente de un ataque. Y puede
usted leer las muertes imprevistas de
los accidentes. Y puede usted leer de
los hombres y mujeres que gozan de
cabal salud y caen repentinamente
heridos por una enfermedad mortal.
Esa es la vida.
Pero, por el simple motivo de que
la vida es incierta, ¿va usted a perma permanecer
necer permanecer despierto las noches enteras,
pensando en lo que “puede suceder sucederle�
le� sucederle�
No. Usted sigue adelante y planea
su vida, como si esperara vivir eterna eternamente.
mente. eternamente. Goza de cada hora y de cada
dÃa, como van llegando.
Sin embargo, trata usted de prote protegerse
gerse protegerse cuerdamente contra el frió y
el calor, sin expone- innecesariamen innecesariamente
te innecesariamente su salud y su vida. Se pone grue gruesos
sos gruesos abrigos en invierno, usa imperme impermeable
able impermeable en tiempo de lluvia y no bebe
agua frÃa cuando está sudando.
Ese mismo método deberÃamos se seguir
guir seguir en el caso de la guerra.
Recientemente, un lunático penetró
en una escuela e hirió a varios niños
sin razón alguna.
Actualmente está dentro de una ca camisa
misa camisa de fuerza.
Mañana, quizás, algunos Junáticop
de algún lugar comenzarán una guerra
con nosotros.
Les pondremos su camisa de fuerza,
no se preocupen. Sin embargo, no
creo que haya gente suficientemente
loca para provocar una guerra con los
Estados Unidos.
De alguna manera, siempre hemos
visto la forma de ganar. Nuestro gran
problema es que no ponemos * los
lunáticos en camisa de fuer» antes
de que hagan daños irreparables; so somos
mos somos tan tontos que les damos dulces
y los traemos a casa, hasta que come cometen
ten cometen algún crimen. En fin, esa es otra
historia.
Pero supongamos que la guerra vi viniera.
niera. viniera.
Tenemos que soportar sus calami calamidades.
dades. calamidades. Tenemos que ganarla. Tenemos
que sacrificarnos una vez más. Pero
todo ésto ya lo hemos hecho antes, no
es una cosa nueva.
Eso si. debemos alistarnos. Pero de dejemos
jemos dejemos que las cosas vengan en forma
natural. Debemos recibirlas, no con
miedo, ni con desaliento, ni con ho horror,
rror, horror, sino con valor, con la cabeza en
alto y con la absoluta confianza en
la victoria.
Creo oue debemos continuar viviendo
como siempre lo hemos hecho. No de debemos
bemos debemos llorar como mujerzuelas, ni
gritar como niños desamparados.
Debemos confiar en Dios —y en
nuestra bomba atómica.
no advertirla. Volvióse hacia los dos
pesquisas, que permanecÃan en el pa pasillo,
sillo, pasillo, y tras los cuales advertÃase el
i ostro alarmado del visitante, y les
indicó en tono autoritario:
— ¡Quédense aquà hasta nueva or orden!
den! orden!
Y de inmediato, cerró la puerta en
pos de si, encarándose de nuevo con
Ernesto de Fleuvegrand. El rostro de
(Continúa en la pág 70)
69
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LOS NIÑOS DE EUROPA DEMUESTRAN SU GRATITUD EN FORMA GRAFICA
Lo que significo el Fondo Internacional de Socorro
o la Infancia (FISI) de la O.N.U. a los niños es el
tema de un concurso de dibujos que se llevó a
cabo en las escuelas de Austria y Checoeslovaquia
• La O. N. U. ha llegado a ser
una verdadera realidad para unos
cuatro millones de niños en Europa,
pues saben que es el Fondo Interna'
cÃonal de Socorro a la Infancia que
les proporciona parte del pan de ca cali,
li, cali, dÃa.
Diariamente reciben del F cndo una
70
comida suplementaria de sopa, leche
v una porción de carne o pescado, que
añade valiosas calorÃas a sus escasas
raciones. Es poco, pero a estos niños
oue padecen hambre, les parece mu mucho.
cho. mucho. Con razón que la palabra “FL
SI" (Fondo Internacional de Socorro
a la Infancia) ha llegado a formar
parte del vocabulario de estos niños,
sean franceses, checoeslovacos, fin finlandeses,
landeses, finlandeses, poloneses, húngaros o ita italianos.
lianos. italianos.
Para poder apreciar si los niños
se dan cuenta de la solidaridad mun mundial
dial mundial requerida para traerles cada co-
(Continúa en la página 71)
NUNCA...
MartÃn de Polauec estaba grave y ce ceñudo,
ñudo, ceñudo, y en sus ojos advertÃase una
pesadumbre intensa.
—¿Qué significa toda esa comedia,
Martin? —inquirió el oficial, real realmente
mente realmente sorprendido.
El interpelado movió gravemente la
cabeza.
—Quiero esperar que no sea más
que eso; una comedia —repuso—. De Deseo
seo Deseo no haber colocado mal mi amistad,
y poderte seguir estrechando la mano
con absoluta confianza.
El militar no se daba cuenta del
verdadero significado de las palabras
de su interlocutor. ¿Por qué razón no
podÃa darle la mano actualmente, y
en qué residÃa la posibilidad de no
ser merecedor de que un hombre hon honrado
rado honrado fuera su amigo?...
—No te comprendo, MartÃn ■—de ■—declaró
claró ■—declaró tranquilamente.
i>e Poladuc vaciló un instante, para
tomar en seguida una resolución.
—Prefiero hablar sinceramente, Er Ernesto
nesto Ernesto —anunció.
El interpelado esbozó una sonrisa.
—Te lo agradeceré muchÃsimo —
convino.
MartÃn le miró en los ojos.
—Hace poco, se recibió en el Minis Ministerio
terio Ministerio una denuncia anónima de extra extraordinaria
ordinaria extraordinaria gravedad.
Ernesto de Fleuvegrand no pestañeó
siquiera. ¿Qué podÃa importarle aque aquello
llo aquello a él? Su conciencia no le dirigÃa
el más mÃnimo reproche, y, por tanto,
serÃa absurdo inquietarse.
—Muy bien —manifestó con calma—.
Pero ¿qué tiene que ver eso conmigo?
El visitante vaciló. Empezaba a creer
en la imposibilidad de que la delación
indicase algo cierto. Un hombre cul culpable
pable culpable no conserva la serenidad de que
hacia gala el capitán, ni resiste la
mirada de un acusador sin desviar la
suya.
—Se trataba de algo tan grave, que
el Ministro decidió llamar telefónica telefónicamente,
mente, telefónicamente, para que acudiera de inmedia inmediato
to inmediato a su presencia, ya que no era hora
cÃe oficina, y yo me habÃa retirado mu mucho
cho mucho antes.
Hizo una pausa, para fijarse en las
emociones que pudieran reflejarse en
el rostro de su interlocutor. No vió
en él más que curiosidad.
—EI Ministro me ha confiado el en encargo
cargo encargo de venir a descubrir la verdad,
Ernesto, —continuó Poladuc, cada vez
más convencido de haber dado un pa paso
so paso en falso —. Quiere que compruebe
que la denuncia anónima ha sido fun fundada
dada fundada y, en tal caso, que proceda a de detenerte.
tenerte. detenerte.
El capitán se echó a reÃr.
—¡Vaya una bistor'a absurda! ■—ex ■—exclamó—.
clamó—. ■—exclamó—. ¿Para qué ibas a detenerme,
si no hay razón alguna para ello?
—Eso es lo que tengo el encargo de
averiguar.
Ernesto de Fleuvegrand se cruzó de
trazos, a tiempo que por sus ojos pa pasaba
saba pasaba un fulgor irónico.
—Pues, por mi parte, puedes dar co comienzo
mienzo comienzo a tus averiguaciones cuando
gustes —indicó—. Solamente siento
que perderás un tiempo precioso, que
podrÃas dedicar al descanso, o a di divertirte.
vertirte. divertirte.
A pesar suyo, MartÃn estaba un poco
conmovido.
—Lo siento viejo —expuso, realmen realmente
te realmente disgustado—. Pero comprenderás
que mi deber ..
—No te esfuerces en disculparte,
MartÃn, le tranquilizó el otro—. Cum Cumple
ple Cumple con tu obligación, como he cum cumplido
plido cumplido yo con la mÃa. ¿Puedes decirme
de qué se me acusa?
De Poladuc vaciló antes de respon responder
der responder gravemente:
—De espionaje, Ernesto.
Esta vez, por el rostro del militar
extendióse una ligera capa de palidez,
aunque no era la misma, producto de
confusión, si no de un sentimiento
indignado.
—¿Espionaje? —repitió con acento
sordo—, ¿Quieres decir que se me su supone
pone supone desieâ€â€™ v traÃd'’»’ †f"‘-ia?
(Continúa en la página 71)
El interpelado hizo un gesto afir afirmativo.
mativo. afirmativo.
—Se nos ha comunicado que tienes
en tu poder un sobre dirigido a un
agente secreto de una potencia extran extranjera
jera extranjera y del que debes hacer entrega
mañana a mediodÃa, sobre que contiene
fotografÃas de algunas de las piezas
secretas de artillerÃa.
¡Un sobre! Rápidamente, cruzó por
ia memoria de Ernesto el recuerdo de
las incomprensibles palabras de Al Albertina
bertina Albertina de Boissoisons al confiarle el
sobre en blanco, y el llamado telefó telefónico
nico telefónico posterior, con la no menos sor sorprendente
prendente sorprendente demanda de quemar el so sobre
bre sobre sin abrirlo...
¿Qué significaba aquello?
Por un segundo, estuvo a punto de
traicionarse, revelando la verdad. Pe Pero
ro Pero recordó a tiempo que habÃa dado su
palabra de caballero de no revelar la
existencia del sobre en cuestión, ni
lo que la muchacha tenia que ver en
el asunto, y se mantuvo callado. En
todo caso, era a ella a quien debÃa
pedir explicaciones; y eso lo harÃa
apenas le fuera posible, a la mañana
siguiente.
Tras una pausa de escasa duración,
decidióse a indicar simplemente:
—No sé nada de ningún sobre diri dirigido
gido dirigido a un agente secreto, ni he sacado
nunca fotografÃas de ninguna pieza
de artillerÃa. Puedes registrar la casa
entera, y, por mi parte, no voy a po poner
ner poner traba alguna al Cumplimiento de
tu misión.
For suerte, el general no estaba
aquella no. he en casa, y no iba a vol volvcr
vcr volvcr hasta el dÃa próximo. Aquello le
evitaba una molestia y un disgusto.
MartÃn de Poladuc y los pesquisas po podÃan
dÃan podÃan registrar cuanto les viniera en
gana, con la certidumbre de no des descubrir
cubrir descubrir el más mÃnimo vestigio de un
sobre conteniendo fotografÃas de im importancia
portancia importancia militar. El único sobre cu cu-5
-5 cu-5 o contenido desconocÃa Ernesto, que
estuvo en su poder últimamente, era
el que le confiara la señorita de Boi Boissoisons.
ssoisons. Boissoisons. Y de aquél no quedaban ya
más que un pequeño puñado de ceni cenizas
zas cenizas irreconocibles.
Ernesto de Fleuvegrand presenció
impávido la metódica tarea de los in investigadores.
vestigadores. investigadores. Y tal y conforme antici anticipara
para anticipara el capitán, MartÃn de Poladuc
mida suplementaria, las escuelas, de
los 12 paÃses europeos que reciben
ayuda del Fondo, suelen tener con concursos
cursos concursos de dibujo. En Austria, por
ejemplo, un concurso nacional se lle llevó
vó llevó a cabo recientemente en el cual
se pidió a los niños ilustrar sus ideas
de la Magdalena...
—¿Estará malo, verdad?
—No, señor. Es una persona muy
razonable, que pertenece a la secta de
los fieles que no salen de casa sin
echar un párrafo con la primera igle iglesia
sia iglesia que encuentran.
Estupendo. Aquà donde se enseñó el
ateÃsmo por principios, se enseña ac actualmente
tualmente actualmente la superstición como en las
márgenes del Orinoco. Los literatos,
con ser quienes son, no están exentos
de la epidemia, A Lemaitre, según
cuenta la crónica, no le sale la crÃtica
si no se estira los bigotes. La preocu preocupación
pación preocupación de Bornier es más terrible;
Bornier no puede escribir si no se pa pasa
sa pasa por la cabeza una raqueta. Goncourt
abre tamaña boca y mueve las man mandÃbulas,
dÃbulas, mandÃbulas, cuando escribe, como si estu estuviera
viera estuviera tragando. Zola grita lo que da
a luz y el suplicio de Daudet es ho horrible;
rrible; horrible; tiene que “sonreÃrse maliciosa-
NUNCA..
tuvo que llegar » la conclusión de que
¡a denuncia recibida en el Ministerio
i de Guerra, era falsa en absoluto, y
el joven oficial seguÃa mereciendo la
confianza y la estimación de sus je jei
i jei fes y amigos.
CAPITULO XIV
—La señorita de Boissoisons no es es,
, es, tá en casa —indicó el anciano ma mayordomo.
yordomo. mayordomo.
I El visitante no podÃa conformar e
de ninguna manera con aquella res
puesta. HabÃa venido a entrevistarse
con Albertina, y no se marcharÃa sin
haber conseguido su propósito.
—Ya sé que la señorita no acostum acostum,
, acostum, tÃa re ibir visitas fuera de los dias
señalados al efecto —repuso, procu procu(
( procu( rundo conservar una apariencia de
( tranquilidad absoluta—. Pero me cons cons.
. cons. ta que está en su casa, y usted va a
! hacerme el favor de anunciarle mi
nombre. Si ella se niega a re.ibirme,
yo sé lo que debo hacer; pero mien mien-1
-1 mien-1 tras no escuche la orden de sus la la।
। la। LÃos, no me moveré de este lugar.
Como para dar mayor fuerza de
persuación a sus palabras se instaló
en uno de los sillones del hall, en
tanto que el rostro del sirviente se
ensombrecÃa.
1 El anciano mayordomo vaciló unos
segundos, pero al fin, ante la inuti inuti-1
-1 inuti-1 Helad de recurrir a la violen, ¡a con
' un hombre que le superaba indudable indudablemente
mente indudablemente en fuerza, y a quien el uniforme
de capitán de artillerÃa daba induda indudai
i indudai lie autoridad, el criado optó por con conceder.
ceder. conceder.
; —Bien, mi capitán. Yo comunicaré
sus mismas palabras a la señorita de
i Boissoisons pero, al hacerlo, falto a la
consigna recibida.
—Asumo toda la responsabilidad de
la transgresión, amigo —aseguró el
oficial.
, El sirviente se dirigió a las habita habitai
i habitai ciones de la joven, y una vez obtenido
el necesario permiso para entrar en
1 ellas, anunció lo que sucedÃa.
Albertina lo escuchó en silencio, pá pálida
lida pálida como una muerta. HabÃa previsto
algo semejante, y consideraba que no
habÃa más remedio que afrontar las
circunstancias valerosamente.
• Las manifestaciones de Ernesto in-
LOS NIÑOS DE EUROPA DEMUESTRAN SU GRATITUD...
sobre el significado de la Organza Organzación.
ción. Organzación. 2,000 de estos dibujos se exhi exhibieron
bieron exhibieron en Viena. En Checoeslova Checoeslovaquia
quia Checoeslovaquia uno de los cartelones, dibujado
por una niñita, es t.in interesante que
ahora se está exhibiendo en todo el
paÃs en los centros donde se distri-
mente mientras trabaja", aunque esté
e cribiendo una tonterÃa.
El baño y las heridas.
Se asegura que un sabio alemán ha
descubierto que las heridas que recibe
un hombre al salir del baño son menos
graves que las mismas heridas recibi recibidas
das recibidas por él sin haberse bañado. No crea
el lector que esta afirmación es un
anuncio de los baños del Niágara: es
sencillamente una preocupación más.,
para los franceses. Hace falta —ad —advierte
vierte —advierte un periódico— que las tropas
se bañen antes de empezar las bata batallas.
llas. batallas.
Por mÃ, que se ahoguen, pero me
parece ridÃculo que un general diga al
adversario: —No podemos empezar to todavÃa,
davÃa, todavÃa, compadre, porque mis soldados
chcaban bien a ias claras un propósito
decidido y negarse a recibirle signifi
caria sólo provocar un escándalo que
acaso llegara a oÃdos del señor de
Boissoisons.
—Perfe;tamente —decidió la mucha muchacha—.
cha—. muchacha—. Ha hecho usted bien en avisar avisarme.
me. avisarme. Recibiré a ese caballero, pero, por
favor, que mi abuelo no se entere de
nada...
El mayordomo se inclinó, en una
grave reverencia.
—La señorita puede estar tranqui
la —advirtió—-. El señor no :abrá na
da.
Resueltamente, la muchacha des en enciió
ciió enciió al encuentro de Ernesto, quien,
al verla, se levantó de su asiento.
— ¿Por qué ha venido usted, señor
de Fleuvegrand? —interrogó la joven
con un hilo de voz.
El rostro del militar estaba contra
Ãao en una crispación dolorosa.
—Necesitaba hablar on usted...
Inmediatamente - anunció.
Ella movió la cabeza, con un movÃ
miento triste.
—Creo que será mejor que evitemos
toda conversación entre ambos, señor
de Fleuvegrand —sugirió—. DeberÃa DeberÃamos
mos DeberÃamos olvidar que nos conocernos, y se
guir cada cual su camino.
Los ojos del oficial centellearon.
—Eso nunca, señorita de Boissoi Boissoisens
sens Boissoisens —rechazó con firmeza—. Yo no
podrÃa resignarme jamás a tal idea.
La joven alzó ligeramente los hom hombros.
bros. hombros.
—Sin embargo, no habrá otro reme remedio
dio remedio —insistió.
La crispación del rostro del hom
bre se acentuó.
—¿Por qué? —inquirió con angus
tÃa —. ¿Acaso la ofende que yo haya
venido a solicitar una explicación de
sus labios?... Si fuera asÃ, estoy dis dispuesto
puesto dispuesto a callar, a no insistir en el
asunto, a pesar de la gravedad que
representa para mÃ. Porque quiero
creer que usted ignora los acontecÃ
mientos, señorita de Boissoisons...
Anoche, poco después de recibir su
llamado telefónico, Martin de Pola
duc, el empleado del ministerio de
Guerra, estuvo -n mi casa, acompaña
do por dos pesquisas...
(Continúa en la próxima edición)
huyen los alimentos proporcionados
por el Fondo.
Los cartelones reflejan la reacción
de los niños a la Organización que
ha ayudado a salvarlos del hambre.
La O. N. U. para ellos es una feliz
idea simbolizada por niños de mu-
ASI ESCRIBIA..
están en el baño Y que Mr. Fédée
hub.e.a contestado al anarquista “que
le piso el puño sobre la narizâ€: —Dé-
jelo Déjelo usted para luego; perdone usted.,
no me he hecho aún la toilette.
Es seguro que el pueblo del Dos de
Mayo recabó la independencia sin re remojarla
mojarla remojarla en el Manzanares, porque:
"de los cuarenta para arriba
no te mojes la barrigaâ€.
¡Qué decir, en fin, de los periódicos
que auguran al emperador alemán
grandes desastres, porque encalló al
ser botado al agua el nuevo buque
Hohenzollern!. . .
Leyendo tales necedades puede uno
hacerse la ilusión de que está en ia
India bajo la divinidad de Budha.
Y nada más de ParÃs, porque el có cólera
lera cólera me tiene sin cuidado después de
decirme el Sr. Monod que no hay tal
cólera aunque se muere la gente.
MALAS COSTUMBRES.
। va de una incalculable trascendencia
práctica: no discutir jamás con su pa pareja
reja pareja delante del chico, sea por lo que
fuere y pase lo que pasare. Es mil veces
preferible dejar que se cometa con el
pequeño un error garrafa' que salvar salvarlo
lo salvarlo merced a una discusión activa o una
contraorden noioria. Todos los proble problemas
mas problemas del chico deben ser debatidos a
pueta cerrada, lejos de la más remota
posibilidad de que el chico se entere
de ello; logrado el acuerdo merced al
convencimiento o la autoridad, lo que
se haga ha de figura:- siempre como el
resultado unÃvoco y solidario de ambos,
cualquiera sea el coeficiente de recalci recalcitrancia
trancia recalcitrancia o desacuerdo que uno de ellos
conserve al respecto. Puede suceder, y
sucede a menudo, que el acuerdo sea
imposible y que merced a la informali informalidad
dad informalidad o a la tozudez ¡o resue.to en e' diá
logo no se realice en los hechos. No hay hayduda
duda hayduda de que la situación es trágica, y
cuando no se tiene el coraje o la posibi posibilidad
lidad posibilidad de que a la disidencia profunda
siga la consagración forma', no queda
sino una solución ventajosa para el ni niño:
ño: niño: abandonar toda tentativa de condu conducir
cir conducir las cosas por el cauce deseado. Es
preferible una educación imperfecta a
la que resulta de la discusión continua.
Y dar al niño la presencia de un ejem ejemplo
plo ejemplo austero, invariable y sostenido. Una
gran parte de la energÃa educativa de
los padres se consume en el esfuerzo
verbal; los padres creen de buena fe
1 que la reprimenda, el reto, el sermón,
el reproche, el grito, la brusca adverten advertencia,
cia, advertencia, la amenaza, son procedimientos edu educativos
cativos educativos válidos. Nada más erróneo, ade además
más además de que el niño no los escucha, por porque
que porque no quiere escuchar, su ejercicio fre frecuente
cuente frecuente desgasta pronto la autoridad
paternal. El niño se educa en realidad
por lo que los maestros suelen llamar
"lección de cosasâ€; una ligera y como
involuntaria reflexión, una conversa conversación
ción conversación con un tercero sobre determinado
tema, tiene, para el pequeño, más va vaor
or vaor educativo que una larga enuncia enunciación
ción enunciación verbal.
Claro está que cada padre educa co como
mo como entiende, como sabe, como cree o co como
mo como mejor puede; pero en cualquiera y
en todos los casos, lo de no discutir con
él o la compañera delante del chico y.
sobre todo, referente a él. será una re regla
gla regla de oro, de cuyo cump imiento re resultará
sultará resultará no sólo de gna beneficio peda pedagógico,
gógico, pedagógico, sino de no corta medida de d
cha para el futuro del pequeño.
chas razas y nacionalidades.
El arte de los niños demuestra cuán
hondamente se ha arraigado en sus
mentes infantiles el recuerdo de un
mundo que acudió a socorrerlos cuan cuando
do cuando más lo necesitaban. (Fotos de las
Nac ones Unidas).
Un pariente ... y sastre!
¡Ah! olvidaba u.i acontecimiento
importante. En la calle Montmartre
descubrà a un Sr. Bonafoux.
Me enteré por la portera y mi ale alegrÃa
grÃa alegrÃa subió de punto. Era una adqui adquisición,
sición, adquisición, un sastre. ¡Dios me depara es este
te este pariente! pensaba yo al subir la
escalera. Pero mi decepción fué gran grande.
de. grande. El Sr. Bonafoux, de la rué Mont Montmatre,
matre, Montmatre, me participó que no habÃa tal
parentesco; que no tenia noticia de
mi familia, ni de mà tampoco. Era
otro Bonafoux.
Pero, en fin, si usted quisiera ha hacerme
cerme hacerme una levita a plazos, hasta que
pase "la crisis que estamos atrave atravesando.
sando. atravesando. ..."
No hubo caso. Aquel francés no
puede ser pariente mÃo. Tiene el co corazón
razón corazón de roca.
71
Precioso traje de baile confecciona confeccionado
do confeccionado en taffeta blanca y roja con pe pequeños
queños pequeños dibujos plateados y al cual
le imparte mayor encanto Doria Day.
72
Traje de tarde en dos piezas de fi finÃsimo
nÃsimo finÃsimo “broadclothâ€. La chaqueta
lleva por debajo, semi-fija, un jubón
de tipo “bolero†con cuello elevado.
Sirve de modelo Patricia Neal.
Gracia en las modas
paxa tarde y noche
Modelos de última novedad para horas de la tarde y de la noche, ei
diversidad de estilos originales, del gran modisto de la Warner, Milo
Anderson.
Los ilustran las estrellas de dicho estudio, Patricia Neal, Viveca Lindfors
y Doris Day.
Servicio de John Harvey
Exclusivo desde Hollywood, para
PUERTO RICO ILUSTRADO
Hilo Anderson diseñó para Patricia
Neal este traje sencillo, en tela de
crepé azul. Consta de una sola pieza
en la que se destaca el escote del
cuello blanco.
Hermoso traje para la noche, en fi fino
no fino “jerseyâ€. La falda larga es ceñida
al cuerpo de Viveca Lindfors por un
ancho cinturón de terciopelo.
Para las tardes de brisa juguetona,
Viveca Lindfors acostumbra usar es este
te este traje de dos piezas. La saya, ne negra,
gra, negra, es combinada con un jubón ra rayado
yado rayado y de cuello alto.
73
En hermoso piqué hlanco, adornado ron
puntitos y franjas multicolores, este antici anticipo
po anticipo de los nuevos modelos para la primavera
y el verano es un traje ideal para pasadÃas
en el campo o en la playa. I.a estola, que se
de ; a colgar sobre los hombros de la modelo,
evita que el sol tueste la espalda y los bra brazos
zos brazos y a la vez puede utilizarse como pañue pañuelo
lo pañuelo para la cabeza.
Este es traje coordinado en cuatro elegan elegantes
tes elegantes unidades, en telas de algodón. Los pan pantaloncitos
taloncitos pantaloncitos apenas si dejan de parecerse a
las faldas corrientes hoy en dÃa. El "jacket"
va bien ceñido al cuerpo manteniendo oculta
una preciosa blusa en tela rayada, y por si
hace mucho sol se le ha añadido a la indu indumentaria
mentaria indumentaria una gorrita graciosa de visera an ancha.
cha. ancha.
74
en eAonolMM,
/ • Como anticipo de lo que habrán de ser los
| nuevos modelos para la primavera y el
verano, un grupo de modistos de California
■organizó una exhibición de sus últimos diseños.
I La misma se llevó a efecto en un viaje
especial a bordo del lujoso transatlántico Lurline,
en viaje de ida y vuelta zarpando desde San
Francisco y culminando en regia noche
• de gala en el hotel Royal Hawaiian, de Honolulú.
/ Los modelos confeccionados utilizan las
\ ios tendencias opuestas; de trajes de silueta ancha
y de trajes de linea estrecha, buscando la
conquista del encanto que debe imperar en piezas
destinadas al deporte y a las excursiones
fáciles que se practican en ambas estaciones. Como
puede apreciarse en esta página, dichos
1 modelos retienen la gracia de la moda contem contemporánea
poránea contemporánea con su encanto lleno de sensua idad.
Un vistoso modelo de silueta amplia que
bien sirve para ser lucido a la hora del coc coctel.
tel. coctel. Hecho en una sola pieza, la blusa es sim simple
ple simple y de corte ligero. La saya, sin embargo,
exhibe numerosos pliegues terminando en
bellÃsima campana.
Este delicioso traje para la playa consta de
sólo tres piezas: una capa, los pantaloncitos
y el “brasslereâ€. Esta última pieza ofrece la
novedad de que no lleva trabillas y sin em embargo
bargo embargo se ajusta tentadoramente al busto.
Las demás piezas están elaboradas en un
nuevo tejido denominado “Bonanzaâ€.
Doctores Prueban que el Jabón Palmolñe da a
2de 3 &&« i w
No importa la edad. . . j¿ Mf ^*—-*5»
No importa tipo de . . _
No importa el método de / •/' ¡Más suave,
belleza seguido antes... u â–
f‘ a, ■es
- . , Morrison, de ^gQPM
* >"
encontraron que las espinillas y los
causa 4t
¡Mas fresco. inadecuada en f
Más lindo! d ^ ¿! s ™ X 2 f
^^^/7T/, un <» a//jr//%^Kr
'fÃÃÃjjÃft ' lindo en 14 dÃas." /jBHB
JPRT^ ■de * Hr>®^r.^B9B
^KÃ que
f* ^r Tttf ///
gS ir Por empiece v ''( fi/y,, x
W hoy mismo el Plan * 's®^^ « <( Ct /jf 1
Paimoiive. ¿ I ¡Menos grasa, T\ y ^^Z/>
Jj Más limpio! y \
v ^t^Kf*á "Mi cutis es ahora menos j 1 / ¿ave J
grasiento,†dice la Sra. Freeman, / ¿abón X p c ai'a
OBTENGA. USTED también. W^F “u , ■) 2 W B
estas mejoras «n sólo 14 dÃas! «351X8»": ) W
Recuerde... 36 doctores, probaron el Plan del Jabón ¡ as mujeres que ^w’ * ‘^' r> jUá n C ° r ‘
Palmolive entre 1285 mujeres de todas las edades, lo probaron y que ■;¿ n ^sto 3 SUese;
desde los 15 hasta los 50 años, yde todos los tipos temar, cutis |f . c omnrà o 14 rn eces ai g r
de cutis: ¡Seco! ¡Grasiento! ¡Normal! ¡Joven! ¡Vie- grasicnto. ^^Hh¿ rnar ax¡?i r ^ si ^ S Usted 10
jo! Y, 2de cada 3 obtuvieron mejoras en el cutis en ° s Os r Us
sólo 14 dias, sin importar el tratamiento de belleza PSu ^ t Odo
que habÃan seguido antes. Empiece su Plan con el
Jabón Palmolive hoy mismo.
ÚQ V .K - .aK .r, ¡el plan palmolive lo
(, 0. ¡Para el baño y la ducha! Compre el tamaño gigante
de Palmolive y conserve todo su cuerpo limpio y fresco. COMPRUEBAN 36 DOCTORES’
¿Por Que No Me Escribe?
DOS YME PARECE EVA... } ORO NUESTRO COMPRO; SALOSE ¿PERO NO HAS 01- \w
^L '' t sIR ( SEMANAS.. ¿QUE PASA A QUE EL PERDIDO / ! V MISO ERA FORMAL aDO DECIR QUE EL AMOR J
¿ /«■\ RA,ANA? SE HABR^I^fcJ ES E-L. -jjßÃis à ¡ESO LO SABES TU y) " ~: YEL MAL ALIEN-
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año 40 5 de febrero 1949 no. 2027 ANGEL RAMOS ^^^B editor y admor, gral. ¦ cuen, ° s fe S^BB Cuento del .Asomante: Duelo Criollo, por Josefina BShE flßr Guevara Castañeira 12 El Paso a Nivel, por 1.. Ménd ¦/ DomÃnguez 24 I artÃculos W |MB Notas sobre "La Vorágine"—Novela de José Eustasio BBB| ¦¦ Rivera, por I .1. Flores |HBB José l erret Habla para Puerto Rico, p >r Marta Marina IMmF Malas Costumbres d • Padres Buenos 19 HB Estampas de la Vida Cotidiana: Cuando nos Olvidamos del Prójimo, por J. P. Carago' Rivera v Gaicano 26 . ( órno se Desarrollarán los Acontecimientos en el 9BH| Mundo Internacional? 60 K reportajes gráficos 1 ^BH In DÃa con los Niños Escuchas en el < ampamento BH Guajataca, por Rafael Bárrelo 1 fl|H Rompecabezas Fotográfico 16 9^B In Busto del Cardenal Sp llm'>n para la Universidad taSS» aS^M Católica de Santa MarÃa, por BenjamÃn Arnaldo VME Viaje con Pl LUTO RICO ILUSTRADO: Málaga. 'ÃO gS Tierra de Sol 16 ^^B jMgHO Por el deporte de los puños: Walter Cartier 66 Los Niños de Europa Demuestran Gratitud 70 ra&S || secciones permanentes Foto. Crimen It Grandes Escritores Puertorriqueños: Asi EscribÃa Luis Bonafoux: Crónica 21 I|RB £ Página de Belleza 22 ¦ ÃKIhB Gráficas de Nuestro Mundo Social x CÃvico 32 |Bsh ¿ Página de Cocina , 50 Ã';g. El Deporte en Marcha, por José Seda 55 Â’Â’ •# ¦B^B Mirando a la Vida, por Erú h Brandéis 62 WMi * Al Rodar de las Estrellas 64 ' Â’ Modas 72 la novela en serie t: Muñequita, por Rafael Pérez y Pérez 62 la novela semanal BBMb Nu-ca, por M. Delly 6 NUESTRA PORTADA fIUL3La£aULMKA«É^ta4| ¡f '!• » fjßlKffjWM mMMW lisÃeos, adiestramiento en las discipljClJá de os beneficios que recibe durante el dÃa. Por la noche, des. Is pués de asistir a una reunión de ' l ' l " ' Ã'” 'iudeseansai. 'Foto IWwWBSBK&Fi^BBI^^M de Samuel A. Santiago). B Acá en paternonantcna ¦ . ÜNA ENTREVISTA CON MAPY (CRIES ¦ EDITORIAL TEATRO A LA VISTA Con la reconstrucción del histórico Teatro Tapia — aunque la misma avanza con lastimosa lentitud—, y con el recién organizado Patronato de Arte Teatral, Puerto Rico empieza a vislumbrar tiempos mejores en el fomento de una disciplina intelectiva que ha rendido frutos de honra al acervo de la cultura en todos los pueblos. Lo cierto es que, a pesar de que se han registrado manifestaciones esporádicas. Puerto Rico ha sufrido, en cuanto a teatro, un largo ayuno de veinte años. Y la ausencia de este arte excepcional, que nace de la raÃz del hombre, que es vivir, ha marcado bajas apreciables en los niveles de sensibilidad de nuestro pueblo. La reconstrucción del Teatro Tapia, auspiciada conscientemente por la actual administración municipal de San Juan, ofrece los medios materiales básicos para un resurgimiento del arte teatral en nuestro paÃs. Y la reciente organización del Patronato recoge en su esencia, el justificado c'amor de un buen grupo de recias voluntades que ha estado, durante años, porque con ello se le sirve a lo más puro del alma de nuestro pueblo, que tanto necesita del goce simple de emociones estéticas, forcejeando porque se le brinden amplias facilidades de expresión al arte teatral en nuestras latitudes. De suerte que está próxima a concretarse una realidad de honda trascendencia en el proceso evolutivo de nuestra cultura. Sin embargo, la apertura del Teatro Tapia no significa en modo aÂ’guno una tarea realizada, sino que Impone nuevas y más altas responsabilidades a aquellos que han laborado por el fomento del arte teatral en nuestro me. dio. De hecho, la conquista no es meta que se alcanza; es florecimiento de nuevos y generosos caminos para la genuina expresión de nuestro pensar y nuestro sentir de pueblo; es gestac’ón de un clima que nos permita un dinámico intercambio cultural con otros paÃses, para lo cual el teatro es elemento de superior jerarquÃa. El momento es uno de creación. Y ante ese momento, el Patronato de Arte Teatral señala cimeros objetivos, tales como la forja de un genuino teatro puertorriqueño, escrito por autores nativos, y en cuya realización, dirección y actuación intervenga lo mejor de nuestro talento; la creación de un teatro experimental que facilite el montaje en nuestro paÃs de obras de la literatura universal; la organización de una Escuela de Arte Dramático; la estructuración de una Agencia de Producción en forma de cooperativa que haga posible el primer intento serio por crear un teatro profesional en Puerto Rico con la participación de las figuras más destacadas de nuestro ambiente artÃstico; el fomento de las facilidades necesarias para ayudar a traer a la Isla los artistas más notables de nuestro tiempo, y por último, la coordinación de todos los grupos, agencias e instrumentalidades que se dedican a hacer teatro en nuestra tierra, para que la obra que se realice contribuya en forma efectiva al desarrollo de nuestra cultura. El teatro, por sus capacidades de universalidad, porque es una fuerza de bien que le brinda a hombres y a pueblos mejores elementos de juicio, mayor conciencia para entender los problemas de la vida, continúa ejerciendo poderosa influencia en la civilización contemporánea, Y es por eso que su resurgimiento en nuestro paÃs reclama, sin vacilación, con pasión entrañable, el respal. do de todo puertorriqueño de buena voluntad. PUERTO RICO ILUSTRADO PUBLISHING CORP. PRECIO DE SUScntPCION EN PUERTO RICO (PAGO ADELANTADO): Un año #7 00. 3 50. Ejemplar .15. Número atrasado .20. Para ESTADOS UNIDOS CUBA. SANTO DOMINGO v paÃses con tratado postal: Un año $8 50 Semestre 4.25 PARA OTROS PAISES EXTRANJEROS. Un añS #1175 Semestre 600 OFICINAS EN NUEVA YORK. INTERAMERICAN PUBLICATIONS. INC . 41 East 42nd Street. New York, Teléfono Murray HUI 2-0886. Las cuotas de suscripción se pagarán por adelantado y las del extranjero deben remitirse en giros internacionales o letras de cambio sobre esta plaza o Nueva York dirigidos asi. ADMINISTRADOR: PUERTO RICO ILUSTRADO. P O BOX 1072 San Juan (5) Puerto Rico. Entered as second class matter March 7, 1910 at the Post Office at San Juan. Puerto Rico. Publlshed and dlstributed under permit No 132 authorized by the Actos October 6, 1947, on file at the Pcst Office at San Juan. Puerto Rico. By order os the Prealdent A S. Burlesson, Postmaster General. 3
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'. jJMB* .^Jf 1 áK* *^few **‘ 4H ¿l o \ni ' kbÃ<> V w. ¦ ÃK Ã.r w JBr 7 <"Â’ ü —T: , , , X f i h .Mltet ' jML * w wESágSP^ji Con toda la emoción de una despedida, PHo DÃaz GarcÃa abraza a su buena mamá antes de unirse a sus compañeros de excursión. Pronto estará lejos del hogar. WTMnMMHMnWp^^ JOB r -• s 1 ¦ ', •¦ «T *4»^ ¦. ¡-••«' > . • “'‘t ¦ **? .'. «M** Â’ S*'* . $ *«à Jf La primera parte de la tarea es buscar un sitio donde establecerse y luego montar las casas de campaña. Los escuchas son expertos en la materia. • Para el muchacho que “no ha visto más rÃo que el de su pueblo , nada hay tan emocionante como pasar uno o varios dÃas en un lugar desconocido que suele de antemano tornarse en su imaginación en pintoresco escenario de aventuras mara4 villosas. Y esto es asà aunque, al cabo de la experiencia vivida, sienta de nuevo el amoroso reclamo de la casa paterna. Por eso se alegraron tanto los escuchas de la tropa No. 93, de Santurce, al enterarse de que, por fin, podrÃan realizar la jira que dui ¿4 MMhjßlßßn -t \ .Y El momento de montarse en la camioneta que los conducirá a Guajataca es uno de los más emocionantes. Para algunos todo parece un sueño to davÃa. Junto a las riberas de un lago tranquilo, rodeado de arboledas umbrosas y de montañas soleadas, los muchachos pasan momentos inolvidables viviendo los principios que dan sentido y renombre o esta organización. Por RAFAEL BARRETO rante tantos meses habÃan anhelado. La incursión tenÃa, para la mayor parte de ellos, un doble significado: iban a estar fuera de casa durante varios dÃas, y el acontecimiento tendrÃa lugar en el Campamento de Guajataca. Este es uno de esos remansos pintorescos que tiene Puerto Rico en los cuales la naturaleza se muestra acogedora, radiante de belleza sencilla y donde los colores del trópico se esparcen por el panorama en asom brosa multiplicidad d? sobrios mati
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^^t^bbhh| El vehÃculo parece que no avanza a lo largo de la espaciosa carretera. Tal es la ansiedad de los muchachos por llegar pronto al campamento Guaj ataca. L¡^flwJLhaMUW»Ã¿MHJßdhÃMj^^ Fotos de Samuel Santiago h¿ JML A jjwt JKg nHI *¦ ^jß -W -'¦ K * nmlft''-^w l * * *IV ?5 ¦** ¿SerÃa esta una indiscreción de Samuel Santiago? Pero, no: a los muchachos no les da coraje que los sorprendan lavándose la cara en este tipo de "lavabo". ces. El lago Guajataca, de aguas quietas, azul-verdosas, es un pedazo de silencio en medio del bosquecillo rumoroso de una frescura perenne. A la distancia se divisan las montañas soleadas que rodean el valle. El verde se torna en ellas más obscuro y las más altas parece que rozaran con sus picos irregulares una mole de nubes plomizas. El paisaje no podrÃa ser más fascinante: sol, aguas tranquilas, montañas, arboleda. Hay una atmósfera de quietud, de retiro, y parece como si hasta el mismo silencio dek «m . ¦» . m¡ms3 Ãuijinci ühp i Ya han llegado. Y no pueden menos que dar señales de su regocijo. Un gran sueño se ha tomado en pocas horas, en una maravillosa realidad. WHMhQSI ¦HBBBmBHHBP Pito y sus compañeros de tropa saben por experiencia que los ejercicios calisténicos son muy saludables. Por eso los practican todas las mañanas. tuviera su paso. Y este es el lugar donde se halla establecido permanentemente el Campamento de los Niños Escuchas de Puerto Rico, y hacia el que se encaminaron en caravanas entusiastas, los miembros de la tropa No. 93 de Santurce. MedÃante gentil invitación de estos dinámicos muchachos, en los que se advierte un decidido empeño de triunfo y espontánea voluntad de servicio, decidimos acompañarles en su jira. Y a modo de “historiador gráfico” (Continúa en la página 8) 5
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LA NOVELA SEMANAL VSKüift k (Continuación) Ernesto asintió con una sonrisa. —Con un individuo tan perspicaz como tú, es inútil recurrir a la mentira— convino—. Estás en lo cierto; he venido a verte, a causa de una mujer. Esta vez, Martin rió a mandÃbula batiente. —Te confieso que esperaba tu visitj, y me hubiera llevado un verdade-10 chasco si la misma no se hubiese realizado. El visitante consideró a su amigo cor extrañeza. —¿Me esperabas? —preguntó. —Si —confesó —. Estaba seguro de que ibas a venir. —¡Hombre! Me admira tu clarividencia —indicó Ernesto, un poco avergonzado—. ¿Se tratará de un fenómeno telepático? El funcionario movió la cabeza a uno y otro lado. —No hay necesidad de recurrir a 11 telepatÃa para hacer descubrimientos como éste, Ernesto. Después de I aber advertido tu interés por la señorita de Boissoisons, cualquiera pudo haber adivinado que no te conformarlas con no volver a verla. Una amplia sonrisa iluminó las facciones del militar. —Después de todo, tienes razón, muchacho —convino francamente —. Esa señorita ha logrado interesarme de manera extraordinaria. Hay algo en ella que no habÃa advertido jamás en mujer alguna... —¡Cuidado, viejo! —previno sentenciosamente el empleado del ministerio alzando un Ãndice amenazador —. Piensa que en esa forma es como se empieza el camino del sacrificio que conduce al matrimonio. El visitante se encogió de hombros. —¡Bah! No hay que precipitar tanto los acontecimientos —repuso tranquilamente—. Un simple interés por determinada persona, no presupone necesariamente el propósito de casarse con ella. —Yo he cumplido mi deber previniéndote. Ahora, de ti depende llevar las cosas más lejos, o rehuir el peligro. —¿Me aconsejas una cobardÃa? —ino.uirió Ernesto sonriendo. —¡Hum! El valor es cosa buena para las guerras y los encuentros entre hombres: pero cuando media en el asunto una mujer, es preferible no jactarse ni hacer alarde de bravura, porque siempre llevamos las de perder. Por mi parte, no soy más cobarde que otros, y sin embargo, cuando vislumbro el peligro de interesarse demasiado por una muchacha, retroce6 do y me aparto de ella. —Eso debe ser en el caso de que se trate de alguien que no sea digno de ti, MartÃn —advirtió el militar—. Y supongo que no pretenderás insinuar que en la vida de la señorita de Boissoisons hay algo oscuro, ¿verdad? La protesta del interpelado fué espontánea y vehemente. — ¡De ninguna manera, Ernesto! Si hay en el mundo alguna muchacha cuya vida sea de una transparencia diáfana, esa es, sin duda, Albertina de Boissoisons. Ernesto de Fleuvegrand lanzó un suspiro de alivio. —En tal caso, no veo la necesidad de ponerme en salvo —dijo. —Eso corre de tu cuenta; yo no tengo nada que ver en la cuestión. Pero, por lo demás, me imagino que no será un consejo lo que has venido a pedirme, ¿eh? El visitante rió de nuevo. —¡No, naturalmente —concedió —. Mi visita obedece al propósito de solicitarte algunos informes... y un pequeño favor. —Veamos de qué se trata. Pero, ante todo, te ruego que no me preguntes cosas indiscretas, ya que me veria en el trance de negarme a contestarte. —Mis preguntas puedan ser contestadas por la persona más discreta del mundo. En primer lugar; ¿es cierto que tú conoces a las amistades de la señorita de Boissoisons? El interpelado hizo un movimiento afirmativo. —Sà —corroboró—. Las conozco a tedas. —¡MagnÃfico! ¿Sabes si hay alguna oue pertenezca al número de mis amistades? MartÃn de Poladuc reflexionó unos instantes, terminando por negar. —Creo que no, viejo. Por lo menos, ro tengo la más vaga idea de haberte visto en casa de ninguna de ellas, ni cÃdo pronunciar allà tu nombre como e de persona conocida. Ernesto de Fleuvegrand abandonó su improvisado asiento de encima de la mesa escrito-io, poniéndose de pie. —Con eso queda satisfecha mi curiosidad —expuso —. Ya ves que no soy nada indiscreto. Pero ahora, vamos al favor que pienso pedirte. Sin esperar a que el indicado favor fuera expresado en palabras, el funcionario apresuró a acceder. —Si; estoy dispuesto a presentarte a las personas relacionadas con la señorita de Boissoisons. Esta vez, la carcajada de Ernesto fué estentórea, hasta el punto de inducir a uno de los ordenanzas destacados en la antesala, a inclinarse a mirar por el ojo de la cerradura, para ver lo que causaba aquella expresión de hilaridad. —Realmente, eres un muchacho listo y despierto, MartÃn —anunció el visitante—. Adivinas los propósitos antes de que sean expuestos. —En este caso, se trata de algo de stnciillez infantil. Puedes contar conmigo, Ernesto. Te presentaré a las personas a quienes visita tu admirada señorita de Boissoisons, con el fin de darte la oportunidad de una nueva t ntrevista con ella. —Gracias, amigo mÃo —declaró Fleuvegrand, con sincera gratitud—. Y... ¿Cuándo? Los ojos del empleado del ministerio brillaron con una luz irónica. —Trata de contener tu impaciencia, viejo, —recomendó —. Es imposible que veas a la dama de tus pensamientos ai.tes de un par de dÃas, a menos que vayas a su casa, lo que no te aconsejo por cuanto serias despedido inevitablemente. —¿Te parece? —Estoy seguro, amigo mÃo. La señorita de Boissoisons y su abuelo y único pariente reciben a sus amistades eos veces al mes, en fechas determiradas de antemano. Y a nadie se le ocurre ir en dÃas distintos, pues, de hacerlo asÃ, se Jes contestarÃa irremediablemente que “el señor y la señorita no están en casa". Es la consigna, y un milita.Â’ como tú, debe comprender la inviolabilidad de las consignas. —Desde luego, no coy tan audaz como para dirigirme a visitarla a su casa, no teniendo más conocimiento con ella que una corta presentación.. ¿Dos dÃas, has dicho? —SÃ; hoy estamos a lunes, ¿verdad? Pues bien, para el jueves te ofrezco la oportunidad de una nueva entrevista con la señorita de Boissoisons. ¿Te conviene? —Encantado, MartÃn... ¿Dónde quieres que vaya a buscarte? Los dos amigos se pusieron de acuerdo acerca del lugar del encuentro, y luego, Ernesto de Fleuvegrand, se retiró dispuesto a consumir lo mejor posible su impaciencia, que no iba a desaparecer hasta el instante en que se encontrara por segunda vez frente a Albertina. El momento anhelado llegó. Para llegar a él, el capitán tuvo que someterse a la formalidad de ser presentado a varios señores ancianos, a algunas damas de aspecto venerable y algunas chicas de aspecto insignificante. Fero, por fin, pudo avanzar en direc clon a la joven que absorbÃa por completo sus pensamientos. Ella le recibió con una sonrisa maravillosa, a tiempo que le tendÃa la mino. —Veo que el destino ha sido favorable a los deseos anunciados por usted c' otro dÃa, señor de Fleuvegrand — expuso la joven, con un leve dejo de iicnia—. No esperaba que volviéramos a encontrarnos tan pronto. El militar miró a su interlocutora ccn un poco de ansiedad en los ojos. —¿Lo lamenta usted, señorita de Boissoisons? La sonrisa de ella se hizo más amable. —AI contrario, capitán. Me complace... y me halaga, al demostrarme que, realmente, no pertenezco a la ca V gorÃa de mujeres que, a juicio de usted, merecerÃan ser fusiladas. Interrumpióse, y como si se arrepintiera de su optimismo, apresuróse a agregar: —Aunque, después de todo, puede ser que se trate de una simple jugarreta que le ha gastado el azar, obligándole a un nuevo encuentro no deseado. Ernesto de Fleuvegrand adoptó un t:>no confidencial. —¿Me permite usted confiarle un secreto, señorita de Boissoisons? —solicitó. Ella le miró graciosamente, como si dudara. —¿Se trata de algo muy personal suyo? —interrogó. El interpelado esbozó un gesto vago. —Es algo relativo a los dos; a usted y a mi. -Entonces, dÃgamelo sin miedo. Si fuera excesivamente personal, habà Ãa preferido no escucharlo. —Se trata de su referencia al azar y al destino... ¿Cree usted en ambas cosas? —Yo sÃ... Pero eso no es ningún secreto, señor de Fleuvegrand. Hasta cierto punto, lo es; porque yo no estoy muy seguro de la existencia del destino, y cuando deseo ardientemente algo, procuro forzar el azar, modificándolo a mi gusto. Y eso es lo que ha ocurrido esta vez. No es la fatalidad quien nos reúne de nuevo, sino mi deseo de volver a extasiarme unos momentos en la contemplación de su delicada belleza. — ¡Oh! Eso parece un madrigal. . ¡Qué lástima que no pueda creerlo! —Sin embargo, es la pura verdad. (Continúa en la página 10)
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ImagÃnese lo rica que serÃa una sopa hecha 9 con quince vegetales. Es difÃcil conseguirlos. Y serÃa i costosa. Pero la tiene usted en cualquier tienda de o^\\ comestibles, ya admirablemente preparada, con 15 CjÃÉ^la vegetales escogidos y cocinados de modo que retienen toda su sustancia y valor nutritivo. Pida hoy E * la deliciosa Sopa de Vegetales CampbellÂ’s. jl '0 Y para darle aun mayor sustancia, tiene como base esta Sopa de Vegetales CampbellÂ’s la mejor carne de res So P a de Vegetales CampbellÂ’s, es tan k rica, tan sustanciosa, que es casi una comida T~ _L_ ~ y Xv completa. En unos minutos puede tenerla y ^rl Ajx *5 IÃSta en 1 a mesa Â’ Agregúele igual cantidad lk/ X a ß ua Â’ caliéntela y¡ a servirla! Comience h°y la comida de su familia con una Yz apetitosa, Sopa de Vegetales CampbellÂ’s. r JK i y HAY 21CLASES DE SOPAS campbells — VEGETABLt —Zzz_ SOPA DE VEGETALES FIJESE EN LA ETIQUETA ROJA Y BLANCA VE G * TA B l E SOUP > H Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 19^9. 7
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LOS NIÑOS ESCUCHAS... de la expedición contamos con el hábil fotógrafo Samuel Santiago. Todo cuanto faltaba era iniciar la marcho Y henos aquà ahora sacando una a una— del recuerdo de esta gran experiencia, algunas estampas imborrables. Fué Rafael DÃaz GarcÃa —uno de los miembros más destacados de la Tropa No. 93 de Santurce — quien nos invitara a esta excursión al Campamento de Guajataca. Pito, que asà le llaman sus compañeros, demostraba en sus palabras y en sus ademalili opinión sobre los niños ESCUCHRS Crea Actitudes Encaminadas a Lograr Ciudadanos de Primer Orden "Los Niños Escuchas de América constituyen un grupo que merece, per sus propósitos y ejecutorias, el endoso y cooperación de todas las personas interesadas en alcanzar el más alto tipo de ciudadanÃa posible. Precisamente en la edad más formativa del hombre la institución de los Niños Escuchas le infiltra, mediante la prédica y la práctica, normas y actitudes encaminadas a lograr ciudadanos de primer orden, o sea, vivir con conciencia de que el individuo se debe, no únicamente a sà mismo y a sus allegados, sino a toda la sociedad". LUIS MUÑOZ MARIN Gobernador nes la misma alegrÃa que debÃan experimentar sus amigos durante los preparativos para la anunciada excursión. Es un muchacho robusto y tratable que demuestra haber tomado muy en serio los principios que dan sentido al escutismo. Sin que apenas nos percatáramos de ello, al poco rato de estar conversando con Pito nos dimos cuenta 8 *¦ ...,-zanuo métodos sencillos y prac9 J .icos, los escuchas preparan su A Q propia comida. Yel cocinero prin| »is ? à 4 pal el mamado de la tropa. Mi i JB à Jmljß ¦ B ' v • l * i * jk /¡a v 1» ¦ *•'* J inHK I de sus conocimientos sobre la historia de los Niños Escuchas. Con la mayor naturalidad, y sin que diera señales de hacerlo a propósito, intercalaba alusiones a su fundación por eÂ’ inglés Lord Badén Powell, de cómo ésta organización llegó a implantarse en Estados Unidos y luego en Puerto Rico. En las páginas de este reportaje gráfico recogemos algunos instantes, desde que se levanta de la cama para unirse a sus compañeros de incursión hasta que se acueste, cansado pero alegre y satisfecho, en el Campamento Guajataca. En la residencia de Pito todo era inquietud esa mañana. El muchacho durmió poco esa noche porque le asaltaba el presentimiento de que le sorprendiera el dÃa en cama, y además porque —según sus palabras— “cualquiera se desvela...”. Pero la buena mamá estuvo despierta bien temprano para ayudarle a tener todo listo en pocos minutos. Poco después madre e hijo se confundÃan en un apretado abrazo, como si fueran a estar separados largo tiempo. Frente a la casa ya esperaba por Pito el ~amión que los llevarÃa al campamento. Sólo restaba buscar a I-ara les niños escuchas una mesa no constituye problema. Con toscas varas y un poco de ingenio el problema queda resuelto. los demás compañeros v emprender la partida. Pronto se encontraban en las afueras de Santurce, en campo abierto, respirando a n'eno pn la brisa fresca de la mañana. A sus espaldas iba empequeñeciéndose la ciudad al par que se intensificaba en los ánimos un delicioso cosquilleo de aventura. El camión parecÃa que ro avanzaba por la amplia carretera bor Esta es una escena durante la competencia de hacer fuego. El grupo ganador es el que primero logre hacer que se quemen los cordones i paralelos sobre la fogata. cada de flamboyanes. La ansiedad juvenil avanzaba más que el t-cmn pero a las tres horas de camino los "expedicionarios" arribaban triunfal mente en Guajataca. El viaje hab a estado lleno de emociones diversas: comentarios, chistes, canciones, y aqm y allá, un nuevo regocijo cada vez que el, camión detenÃase en uno de (Continúa en la página 16)
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LIBROS NOTAS SOBRE "LA VORAGINE” -NOVELA DE JOSE EUSTAQUIO RIVERA A K Rf Casanare no me aterraba con sus espeluznantes leyendas, ui m-.-uto de la aventura me impelÃa a desafiarlas, seguro de que saldrÃa ileso de las pampas libérrimas y de que alguna vez. en desconocidas ciudades, sentirÃa la nostalgia de los pasados peligros. ¿Qué persona en cuyas venas fluya la sangre ardiente de los trópicos y en cuyo espÃritu aliente el sentido de lo dramático será capaz de olvidar ese libro salvaje y sublime llamado "La Vorágine”? ¿Cómo será posible olvidar esa obra de arte en donde palpita y vibra como en sinfonÃa descomunal el alma prodigiosa de la selva suramericana? ¿No se conmoverá hasta las fibras más Ãntimas de su alma al contemplar, cómo en un milagro de transfiguración, la selva —celosa de sus soledades— rechaza con toda su violencia la irrupción en sus dominios del hombre civilizado? Y al éste empeñarse en domeñarla para robarle sus riquezas y cuando lucha contrg ella usando todos los medios a su alcance, ¿no es el fragor de esta pugga gigantesca toda una epopeya de grandeza? José Eustasio Rivera capta estos motivas trascendentales y nos los ofreiv en toda la pleaitud de un vivido e intenso realismo. Leer este libro es experimentar una emoción imborrable. Es vivir la extraña y patética experiencia de sus personajes; es gozar de la honda exaltación estética que nos inspira la descripción de la selva grandiosa y sus efectos sobre el ser humano; y es sentir el impacto que nos producen las magistrales descripciones que de los sentimientos, emo< iones y sensaciones de su alasa nos hace Arturo Cova. El autor de esta obra es un novelista consumado, un poeta exquisito, y cuando cualquiera de estas capacidades es requerida, allà está el toque mágico del artista para llenar a perfección su cometido. No sólo nos con10 POR LUIS J. FLORES quista con el verismo objetivo de sus narraciones, sino que nos conmueve profundamente por la poesÃa expresada en la tempestad que bulle en el alma de sus personajes. "La Vorágine” nos presenta la vida del hombre en la selva: su lucha contra el hombre mismo, y más aún, su lucha titánica, desigual, y por lo tanto, gloriosa, contra la Naturaleza enemiga. Nos presenta la vida de los caucheros en los siringales: la tragedia de los humildes y la crueldad sanguinaria de los explotadores. Nos expone en escenas de profunda intensidad dramática, el hecho de cómo el hombre, cuando sabe que el castigo de la ley o de la fuerza no lo señala, da rienda suelta a su bestialidad, cometiendo los actos más brutales y depravados, y retornando asà a su origen simiesco, cuya fuerza atávica lo domina entonces por completo. En "La Vorágine” fulgen las pasiones desbordadas como cataratas monstruosas en medio de un clamor de odio y de locura; las emociones, agudizadas por la ¡«fluencia maligna del ambiente opresivo, hacen estallar los cerebros en arranques de demencia, y llevan a los hombres al crimen, a la desesperación y al suicidio. Pero ante todo, esta obra es un drama portentoso en donde la grandiosidad de la selva choca contra la grandeza de espÃritu de los hombres que la habitan. A través de todo el libro se escucha el estrépito de la lucha sin tregua de estas dos fuerzas poderosas. Pero el tema central de la obra, el que reviste un fascinante interés, el que le comunica al libro su grandeza artÃstica, es la odisea del poeta Arturo Cova, quien persigue a un hombre al cual odia y a una mujer a la cual le liga el deber, a través de pantanos in' fectos, llanos interminables y selvas, donde la muerte múltiple se agazapa amenazante a cada recodo del camino. Perseguido por el odio de los hom(Continúa en la página 54) Pero, si le molesta que hable en esa forma, me impondré el sacrificio de no referirme para nada a sus encantos. —Sacrifiqúese, entonces. Las loas a la belleza son propias de los hombres vulgares y carentes de espiritualidad., y espero que usted no se halle en tales condiciones y sepa interesarme con una conversación más enjundiosa.. . ¿Me equivoco? El militar sonrió: — ¡Caramba! —exclamó —. Me hace usted una pregunta algo difÃcil de contestar. Si contesto que se halla en vq error, experimentaré a mis propios ojos la sensación de estar mintiendo. Y si afirmo lo contrario, le pareceré excesivamente presuntuoso... ¿For qué no me ofrece la oportunidad de hacerle una demostración práctica? —¿En qué forma? —Conversando conmigo un momentllo.. Cuatro o cinco horas, por ejemplo Ella rió suavemente. —¿Tiene usted por costumbre medir todos sus momentos en esa forma, señor de Fleuvegrand? —preguntó i urlonamente. El interpelado movió la cabeza a derecha e izquierda. —No, señorita; soy un partidario fervoroso de la teorÃa de la relatividad, la que aplico a todas las circunstancias de la vida. Por ejemplo; si tengo la dicha de hablar con usted, un dÃa entero es un momento demasiado bree para mi gusto. En cambio, si estoy fÃente a la avinagrada esposa de mi coronel, dos minutos constituyen un lapso interminable... La joven rió de nuevo. —Eso no deja de ser otra forma de halago —expuso, amenazando graciosamente con el dedo a su interlocutor—. De todos modos, ésta la perdo no, en atención a su originalidad. -Gracias; acaba usted de alviarme de un peso enorme que pesaba sobre i d alma, señorita de Boissoisons — manifestó jovialmente el capitán—. Forque, afortunada o desdichadamente, no es posible encontrarse a su lado, sin experimentar el influjo de sus gracias, y sentirse tentado de referirse a ellas, con prescindencia absoluta de todo lo demás. La muchacha hizo un gesto de afectado espanto. —¡Horror! —balbuceó—. ¿Seria posible que posea yo semejante poder maléfico?... Perdóneme usted, señor de Fleuvegrand. Voy a librarle inmediatamente de tan espantoso riesgo; permÃtame ir a conversar con aquel grupo de venerables señoras quienes, sin duda alguna, estarán inmunizadas contra esa enfermedad que yo propago. El militar retuvo a su interlocutota con un gesto suplicante. —No me deje usted solo, señorita Ge Boissoisons -imploró—. Se lo pido humildemente, y si no me hinco de rodillas, es sólo porque estamos en presencia de numerosos testigos que se imaginarÃan cosas absurdas. Sea humanitaria, y no me deje abandonado a mi propia suerte. Albertina no tenÃa el menor deseo de apartarse del militar. Pero necesitaba mostrarse coqueta, insinuante y un poquito perversa, para mejor conseguir los resultados que perseguÃa, de acuerdo a las instrucciones de su vengativo abuelo. —¿Será usted formal? — inquirió con afectada gravedad. —Como un fraile —aseguró el hombre con vehemencia. —En tal caso, me quedo a su lado. Pero es necesario que me hable usted sólo de cosas serias. —¿Hablamos de los bigotes de aquel buen señor que está en el otro extremo del salón? —propuso el militar con alegre entonación—. Le aseguro que a mà me parece una cosa seria bajo cualquier punto de vista. La muchacha no pudo reprimir una NUNCA carcajada. —Tampoco me gustan las burlas a las personas —atajó, al recobrar la seriedad—. Hablemos, mejor, de asuntos ajenos a esta reunión. Por ejemplo, de sus tareas militares. Ernesto hizo una mueca de desagrado. —¡Oh! Eso no puede interesar en modo alguno a una señorita herm... ¡Perdón! Me olvidaba de que habÃa prometido no volver a referirme a su belleza. —Está usted muy equivocado al suponer que no me interesan las cuestiones militares, señor de Fleuvegrand El desfile del otro dÃa me ha hecho experimentar un entusiasmo indescriptible por todo lo relativo al ejército. El oficial afectó un aspecto de triste resignación. —¡Bueno! Todo sea por el derecho ce permanecer a su lado —indicó ¿Qué es lo que más le interesa saber? ¿EI número de botones de la chaquetilla de un húsar, o el nombre de la tela con que se hacen los capotes de let generales? Albertina de Boissoisons volvió a leÃr, y luego lanzó un suspiro. —¡Es usted terrible, señor de Fleuvegrand! —indicó —. Ocurre con usted lo mismo que con los niños traviesos' al final, una tiene que terminar por dejadle hacer lo que se le antoje... Fiábame de lo que quiera... Me resigno. Ernesto de Fleuvegrand se apresuró a aprovechar el permiso. Y a juzgar por las alegres carcajadas de la muchacha, y por la expresión divertida de su rostro, ni por un momento tuvo que arrepentirse de la autorización concedida. Si sólo estaba resignada, lo disimulaba perfectamente. capitulo vi Albertina de Boissoisons entró en su aposento, con el ceño fruncido y .taja la cabeza, absorta en profunda meditación. Acercóse a su pequeño escritorio, y alzó los ojos para mirar los dos retratos colgados en la pared encima del mueble. ¡Sus padres! Los padres a quienes la fatalidad hizo que no pudiera llegar a conocer. Desde las fotografÃas, la tierna mirada de los autores de sus dÃas parecÃa envolverla en una suave y dulce caricia. En aquellas pupilas no existÃa el menor vestigio de odio ni la más mÃnima señal de intransigencia. Fueron hechas en momentos de caima y de paz espiritual, cuando el amor sonreÃa a los felices esposos, y las nubes de la tragedia no se cernÃan aún en el horizonte. Aquellos rasgos hablaban de bondad, de dulzura, de afecto... La joven se dejó caer en una silla, permaneciendo largo rato con los ojos fijos en aquellos dos retratos. Por primera vez, presentábase en su espÃritu una duda clara y precisa. El pian de venganza sugerido por el abuelo y llevado a la práctica por ella, estaba próximo a dar sus frutos. Ernesto de Fleuvegrand se interesaba sobremanera por ella, si es que no lo estaba ya. Entonces habrÃa llegado el momento del castigo, la hora de descargar e! golpe vengador... Pero la señorita de Boissoisons sentÃase desosegada e inquieta. ¿Obraba bien, al conducirse con tanta deslealtad con Ernesto?... Cierto era que él era hijo del hombre a quien correspondÃa la mayor parte de culpa por la muerte de Héctor c.e Boissoisons y, de manera indirecta, por la de su esposa. Sin embargo, ¿era lógico hacer responsable del hecho a otra persona, que cuando se produjo la tragedia contarÃa apenas cuatro o cinco años de edad?... Realmente, a primera vista, aquello (Co-ffnúa en la página 14)
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' *^^2BBB3B^ * ¿> • V. me nni] i wl^^B fe "" . * ¦’ JOSE FERRER l habla para PUERTO RICO I I Preside todas las listas ¦ como candidato al ' Oscar ¦ ¦ por su genial caracterización ' del DelfÃn en la pelÃcula "Juana de Arco". E POR MARINA CISTERNAS X»» ' * ^ShMhßb^KósSw-Â’ > rà de "Juana de Arco". • "Mis compatriotas en Puerto Rico, en toda la América Española y en España pueden conocerme como jamás tendrÃa la ocasión de presentarme ante ellos. Es un gran honor y una responsabilidad. Si ese auditorio gusta de mi trabajo ese será mi galardón”, nos dijo el eminente actor José Ferrer en una breve y reciente entrevista. Hablando de sus capacidades en la escena el “Times” de Nueva York ha dicho lo siguiente: “El actor más capaz, el más diestro y el más hábil de nuestra generación es el artista puertorriqueño José Ferrer”. Otros crÃticos teatrales abundaron en los elogios expresados por el “Times” y José Ferrer fué calificado como uno de los mejores actores de Estados Unidos aún antes de recibir los laureles por su brillante caracterización del “DelfÃn” en la pelÃcula “Juana de Arco”, donde trabaja frente a Ingrid Bergman.. José Ferrer nació en Santurce, Puerto Rico, hace 36 años, como vástago de una familia prominente. Recibió su educación de colegio en la Universidad de PrÃnceton y es de los pocos que han logrado llevar al teatro de habla inglesa la fluidez hispana. Su actuación en la escena tiene siempre el poder de convertir lo monótono en algo movido y digno de verse. A pesar de que habla el inglés a la perfección siempre deja traslucir, quizás inconscientemente su raÃz hispano americana. Tener la oportunidad de verlo actuar es deleitarse ilimitadamente. Y José es feo, mal vestido, despreocupado. Es alto y desgarbado. Habla cuatro idiomas a perfección, pero prefiere lanzar frases a “lo Broadway”. Tiene cabelles V «¦ Â’ A. T ”* iB Ingrid Bergman. quien protagoniza con José Ferrer la Vida de la Doncella de Orleans. castaños y ojos negros, facciones irregulares. Es buen pianista. El éxito no altera su personalidad pues lo recibe con indiferencia aunque ya lo tiene entre sus manos y es muy difÃcil que lo deje escapar. Sin embargo, puede afirmarse que la falta del aplauso del público no afectarÃa su tranquilidad. “Si el público me rechaza volveré a mis pinturas", nos dijo en charla Ãntima. Hay sinceridad en sus palabras. Si el público veleidoso desdeñara su habilidad, he aquà un artista que se burlarÃa de la gloria teatral. Como filósofo al fin, no hay nada que le deslumbre, comprende lo efÃmero de la fama. Por su recio abolengo de raza y de sangre su aspecto despreocupado es quizás sólo una “pose” genial. “¿Cómo se explica que después de haber estudiado arquitectura y música se convierta en actor dramático?”, (Continúa en la página 68) 11
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12 CUENTO DEL ASOMANTE. Ilustración de Rafael RÃos Rey A • Ya los primeros rayos del sol comienzan a lustrar la esmeralda húmeda de los valles y de los cerros. El barrio Asomante se despereza en temblores de luz y de murmullos, y 1 ' 1 dirÃase que la montaña toda se saP° r cude en un estremecimiento de vida, que se desborda por los anchos venaà Josefina zones de la tierra, encendida en el t verde fragante de los árboles, en el à Guevara rojo rabioso de los flamboyanes yen i el oro soberbio de las guajanas que se ; Castañeirc destrenzan al viento, como cabelleras oxigenadas de mujer. KMu Camino del no va Rosa MarÃa, la ^^Eg moza criolla más linda del barrio, la ^^^E de lo» ojos pardiscos y las trenzas endrinas, la de los labios carnosos y frutales como las fresas en sazón, y en los que parece palpitar la medita sinfonÃa de un beso, ávido de romaE^S perse en el diapasón de otros labú s que la inicien en el misterio granWjß dioso del amor. HBB En todo el barrio se habla de la (Continúa en la página 30)
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u J*/.*.** Jjl f < ^CX^C^ JÃ^r «K JmHhf dimh: la |c<7 ^B^¡> PASTILLA W'NINGUN OTRO JABON DA ''W' \\ ¦ RESULTADOS MAS RAPIDOS ¦^mmbEp • -w~ /' ? * 9ksS¡k^^ ¦? / * *. ¦á, ' r> j O xt>^ 4—_ \ . 1 -^| f nte-^r^ Wat! * ‘P "Estoy encantada con los resulta¿y» dos que me ha dado Camay... Es /* X" X lij^'S*Â’'j '•’'' ' un à a b ( * n muy suave, muy fino, y xZJ^ tiene un perfume exquisitoÂ’Â’. \ ( /\ a . Sra. Carmen M. de Ortiz / \/¡ ^/\ y San Juan Puerto Rico CAMA? SE VENDE EN TODOS IOS ESTABLECIMIENTOS. ¡Conquiste al hombre de sus sueños! Desde hoy mismo empiece a embe¦LÂ’Â’* ' "Â’ llecer su cutis con Camay, el jabón preferido por las más lindas novias 3 de América. —.. X LOS EXPERTOS EN BELLEZA DICEN... I > “ "Camay es un jabón realmente suave que limpia sin irritar”. Esa limpieza * suave y delicada de Camay es lo que necesita el cutis para lucir, dÃa a dÃa, más suave, más fresco, más juvenil. Ãpk ^<¿7 CAMBIE LA MANERA DE CUIDAR SU CUTIS! WTPonga en práctica el Plan de Suavidad Camay. Es muy sencillo: Dos W__ / veces al dÃa enjabónese bien el cutis con Camay. Dése un ligero masaje k f ~ con ‘ a ye ma de los dedos o una toallita suave. Después enjuagúese con ^'4 agua tibia. Si tiene el cutis grasoso dése un enjuague con agua frÃa. J^uzca máà linda con un “Cutió Camay, Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de lOli'j. 13
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¦ ¦ 'vR >-I ¦-¦>¦• i j^MMMMaiiHiiaMaMBMMÃM ®Al^v 0 nld IH^^H ¦lAb 1 mL WM ¦¦i v t'i' mkÃÃ! ^¦^V I ,Jh^ ¦km» mim L •;¦* ¦,¦ i \'-?.‘ ÃÃ;-''Â’ fc^B H **“ x** -j-**-** ¦ ¦ /r' « ¦ ÃMÃMÃ^k\ ' '" < * . ' t * A -•>& Â’^X ¦Mr ^..-ta“vj* A j^-wgi 1. El Inspector Hannibal Cobb examina el cadáver de Linda Lañe, integrante de un peligroso acto de punterÃa con cuchillos que presentaba, una iarándula ambulante. Encuentra una. marca roja en su brazo derecho y a su lado una avispa muerta. El cadáver sostiene en su mano izquierda una carta de baraja con una incisión en el centro. Atravesando el corazón de la vÃctima hay uno de los cuchillos utilizados en el acto por su esposo. Rudy Lañe. semejaba una injusticia. Pero también lo fué el castigo aplicado a Héctor, y también a causa de él sufrieron personas inocentes en absoluto; el padre oue perdió a su hijo, y la hija que se quedó sin padre en el momento mismo de nacer... Instintivamente, las manos de la muchacha se tendieron hacia la efigie paterna, que le sonreÃa desde su citadlo. ¦ —Papá, papaito —murmuró quedamente —. Ilumina tú mi cerebro. ¿Hago bien o hago mal, al seguir las Instrucciones de abuelito?... ¿Debo seguir adelante, o detenerme en el can.ino emprendido?... La sonrisa del retrato, en su inmovilidad eterna, parecÃa aconsejar calma, perdón y olvido. —Tú, que estás al lado de Dios, debes saber lo que el Señor opina -—seguÃa murmurando la joven—. ¿No se ofenderá El, por el hecho de que yo tome la venganza por mi mano, y, so14 LOS TRES CUCHILLOS (SOLUCION EN LA PAGINA 441 bre todo, la haga recaer en un ¡nocen te? La cara fotografiada continuaba sontiendo, y, por instantes, aquella sonrsa daba la sensación de la máscara impenetrable de una esfinge, cuyo secreto no fuera posible descifrar a los simples mortales. —Abuelito pretende que serÃa una cobardÃa y una traición retroceder —agregaba la señorita de Boissoisuns —. Me ha hecho repetir infinidad de veces mi solemne juramento... Para el caso de que no lo cumpla, he ii.vocado para mà vuestra maldición, y la de todos vuestros antepasados... Aterrada, ocultó el rostro entre ambas manos. Aquella era la parte más horrible y angustiosa de la cuestión. HabÃa jurado vengar la muerte de sus padres, y castigar al responsable de ella en lo que más quisiera... Aquel juramento la ataba por comfleto, impidiéndole toda libertad de acción, toda posibilidad de cambio de propósitos. a m *4 1 S ? v I i ¦ *¦ 2. Lañe explica: "Esta tarde ensayamos un poco. A los dos últimamente nos faltaba entrenamiento y uno no puede arriesgarse a fallar en un acto que consiste en atravesar tres veces el centro de una baraja sujetada por una mano femenina contra la pared. Especialmente tratándose de Linda, mi esposa. El primer cuchillo que lancé atravesó bonitamente la baraja. El segundo rozó la carta —" Rudy detiene repentinamente su relato. NUNCA... HabÃa jurado... invocando la maldición de los muertos. Si faltara a su juramento, si no cumpliese lo prometido, jamás iba a conocer la paz, el sosiego, ni la calma.. . ¡Dios Santo! ¿Es que no habrÃa algún medio de anular los efectos de aquel juramento?... Realmente no podia resignarse a la idea de causar un daño espantoso a Ernesto de Fleuvegrand... El no tenÃa la culpa de nada, y el solo hecho de ser hijo de Raúl no justificaba su castigo... ¿Por qué habrÃa discurrido el abuelo un plan tan maquiavélico como el cue se proponÃa hacer desarrollar a su nieta? ¿Por qué no circunscribir la venganza y el castigo a quien lo merecÃa? Si los propósitos de Horacio de Eoissoisons llegaban a realizarse, el general de Fleuvegrand sufrirÃa mucho sin lugar a dudas; pero no en su carne, sino en su espÃritu. Y, en cambió, Ernesto experimentarÃa daño corporal, a guisa de penitencia por un pecado del que no era responsable y que, sin duda, ignoraba. Albertina le habÃa interrogado discretamente al respecto, con algunas veladas alusiones. Y las respuestas, ingenuas y desprovistas de toda malicia, indicaron a la joven, sin lugar a duee» das, que el capitán desconocÃa los hechos sucedidos cerca de veinte años atrás. No; no era noble, ni justo, ni humano, descargar la ira de los Boissoisons en Ernesto de Fleuvegrand. Pero ¡lo habÃa jurado! SerÃa mil veces preferible castigar ai verdadero culpable aunque al hacerlo debiese pagar las consecuencias de su acción vengadora. ¿Qué importaba su propia seguridad? Indudablemente, si seguÃa las intsrucciones del abuelo, ningún riesgo iba a correr ella, consumándose la venganza sin la menor dificultad. 4
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Ã/<¿y^ \V* iIWMMMii^ . .»i MMi gl|||||S 5 ' jn^K 3. Cobb le insta a que continúe. "Al lanzar de nuevo", prosig^e nuuj, umaa aro un mineo y lanzó un grito. El cuchillo le atravesó el corazón. Ella — ella rodó por el suelo. Noté entonces, una avispa que revoloteaba por el cuarto. Parece que habÃa picado a Linda". Cobb nuevamente examina la carta e inquiere de Rudy, "¿Hacia qué lado brincó su esposa?" "Hacia su izquierda", repuso Lañe. "¿Cómo tenÃa ella sujeta la baraja?", preguntó el Inspector. "Sobre su hombro, contra la pared", fué la. respuesta. Por el contrario, en caso de pretender castigar directamente al general, la justicia intervendrÃa en el asunto, y la señorita de Boissoisons seria condenada por un delito en el que los jueces humanos no querrÃan ver atenuante ni justificativo alguno... Sin embargo, la conciencia no le reprocharÃa haber realizado una injusticia atroz, como en el caso de mezclar a Ernesto en la cuestión. La conciencia de Albertina era una extraña mezcla de prejuicios y sentimientos. La educación especialÃsima recibida del abuelo, habÃala hecho admitir como cosas naturales ideas tan apartadas de la realidad moral come el derecho a la venganza, y la facultad c'e hacerse justicia por la propia maro, siempre que no pudiera lograrse en otra forma. ¦*“ Aquello lo consideraba algo lógico y permitido, por lo que no experimentarÃa jamás el más mÃnimo remordiDirigida por Anatole Litvak. Elenco de la cinta "Sorry, Wrong Number" producida por Hal Wallis para la Paramount. Kristine Miller como Linda Lañe John Bromfield como Rudy Lañe Todos los nombres y personajes del FOTO-CRIMEN son ficticios. miento. En cambio, las prudentes enseñanzas de las Hermanas en cuyo colegio estudiara, y las venerables palabras de Fray Jacinto, su confesor, hacÃanle pensar cosas muy distintas, algunas de ellas claramente precisadas a su consideración, y otras confusas. Lo que consideraba seguro sin lugar a dudas de ninguna especie, era cue no tenia derecho a infligir un castigo a una persona que no cometiera falta alguna, y hacerlo sólo para vengar asà la culpa de otro individuo. No tenÃa derecho a haÂ’cerlo... Pero lo habÃa jurado. ¿Hasta dónde ¡a ligaba aquél juramento? En los términos de la fórmula repetida infinidad de veces, la muchacha invocaba sobre su cabeza la maldición de sus antepasados, para el caso de que no cumpliese lo jurado. Aquello era lo que más la inquietaLaÂ’ n ! 4. Cobb continúa su interrogatorio, "¿Tocó usted, después, alguna cosa?" Lañe, "No". Entonces el Inspector recuerda el detalle de la avispa, la carta, el cuchillo, y dice: "Lañe, usted miente". Este se asombra y gira hacia atrás, disponiéndose a lanzarle un cuchillo al Inspector. Pero un certero disparo de Cobb le arranca de la mano el cuchillo que Lañe esgrimÃa con intenciones homicidas. ¿QUE LLEVO A QUE EL INSPECTOR SOSPECHARA QUE LINDA HABIA SIDO ASESINADA POR SU ESPOSO? ba, poniendo escalofrÃos de horror en su médula espinal. ¿Sin embargo, sabÃa ella, realmente, lo que pasaba? La primera vez que el abuelo la obligó a pronunciar aquellas palabras siniestras, Albertina no sabÃa hablar apenas. Repitió la fórmula maquinalmente, sin comprender en modo alguno el espantoso significado de ella. Más tarde, volvió a repetirla una y otra vez, instada constantemente a hacerlo por el vengativo anciano. Nunca se daba cuenta de la trascendencia de aquellas pocas frases que se ia obligaba a pionunciar. Su cerebro en formación no podÃa comprender todavÃa la magnitud del pavoroso juramento. Luego, las palabras quedaron grabadas en su memoria y pudo repetirlas asà maquinalmente, sin molestarse en pensar en el sentido de ellas. Era algo asà como lo que suele suceder a infinidad de personas cuando •¦e entregan a la oración. Se limitan a repetir de memoria fórmulas aprend das desde la infancia, sin detenerse a pensar en la importancia real de lo que están diciendo, o murmurando. La propia A.bertina, al considerar per vez primera su extraordinaria situación, advertÃa el contraste de aquellas dos fuerzas distintas, que la llevaban en direcciones opuestas. El señor de Boissoisons la habÃa enseñado a odiar a los culpables de su orfandad; pero, al mismo tiempo, ferviente cristiano, hizo que también fuera instruida en las prácticas y misterios de la religión. Y allà era donde la muchacha advertÃa el más grave contrasentido, que el anciano, obsecado por su dolor de padre al que se arrebatara el hijo querido, no lograba ver. Ante el retrato de Héctor de Boissoisons, ante el que ardÃa constantemente una lámpara votiva y se en(Continúe en la página 17) 15
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mullida, y mirar el jugueteo de las nubes a través de uno de esos claros del bosque que parecen ventanas. Pero ya habrÃa tiempo para soñar y extasiarse ante la grandeza de aquel panorama incomparable. Por el momento era necesario instalarse en el lugar escogido por la tropa para establecer su campamento. Porque dicho sea de paso, el que hay allà establecido permanentemente ofrece a los escuchas que vengan de excursión, algunas facilidades de alojamiento, comedor, piscina y otras que ahorrarÃan tiempo y trabajo a los muchachos. Pero éstos deseaban hacer, ellos mismos, un campamento propio para que el acontecimiento “tenga verdami opinión sobre ios niños Estutnns Entre Buenos Ciudadanos Jamás Podrá Arraigar la Planta Venenosa del Comunismo "Hace cuarenta años surgió en la Gran Bretaña la Institución de los Niños Escuchas. Par sus propios méritos esta Institución se extendió rápidamente por el mundo, a tal extremo que no hay paÃs civilizado donde la misma no exista. Considerando el honor como su supremo ideal y la enseñanza y la práctica de la buena ciudadanÃa como su principal objetivo, jamás podrá esperarse que una persona que ha sido escucha pueda traicionar a su patria. Hoy que la democracia y con ella la libertad individual, se hallan tan seriamente amenazadas, más que nunca necesitamos fomentar esta Institución, porque entre los buenos ciudadanos que verdaderamente aman su patria jamás podrá arraigar la venenosa planta del comunismo”. A. R. DE JESUS Juez del Tribunal Supremo de Puerto Rico dera gracia". Por lo tanto: ¡a trabajar! (Continúa en la página 25) Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191,9. NUNCA.. mitraban jarrones llenos de flores rescas, Albertina expresaba su terible juramento de odio implacable.. Y, en seguida, ante la imagen de Muestro Señor, Â’-epetÃa las frases maavillosas, que los humanos recitan y aras veces ponen en práctica: “...Y perdona nuestras deudas, asi ¦orno nosotros perdonamos a nuestros leudores”. — ¡Perdonamos a nuestros deudores!. .. — !No! Albertina de Boissoisons no perdonaba, no podÃa perdonar, porque en su alma habÃa sido infiltrado el odio y el anhelo de venganza como una necesidad ineludible. Y aunque ella no pensara asÃ, allà estaba el abuelo, para recordarle a cada momento lo jurado. Era preciso que Raúl de Fleuvegrand fuese castigado, por la pasividad demostrada al permitir la muerte, el asesinato más bien, de su amigo Héctor de Boissoisons. En el confuso caos de sus pensamientos, la joven llegaba a admitir que aquello era una excepción a la sagrada fórmula: “Asi como nosotros perdonamos a nuestros deudores” . Su conciencia no le dirigirÃa el menor reproche, en el caso de llevar a cabo su venganza. El general merecÃa eÂ’ castigo, y Albertina, al explicárselo, vendrÃa a ser algo asà como el instrumento elegido por Dios. AdmitÃa aquello sin la menor dificultad... En cambio, no acertaba a convencerse de la legalidad de utilizar a Ernesto de Fleuvegrand como medio de asestar un golpe de muerte al general. Ernesto no era culpable de ningún delito. ¿A que, entonces, castigarlo? Allà era donde el sentido de la justicia rebelábase profundamente en el alma de la señorita de Boissoisons. Ella no tenia el menor odio contra Ernesto; no podia tenerlo, pues nada le habÃa hecho. La circunstancia de ser hijo del hombre que motivara el asesinato de Héctor de Boissoisons. nada justificaba. Los padres no son elegidos por los hijos, y éstos deben conformarse con los que la Providencia les destina, buenos, o malos. Decididamente, no cabÃa pretender exigir a Ernesto responsabilidad alguna por la conducta del autor de sus cÃas. No era lógico, ni humano, ni justo... Y, sin embargo, ¡lo habÃa jurado! Pero ¿indicaba realmente aquello la fórmula de su juramento? Trató de recordarla punto per punto, y de analizar cada una de sus frases. Pronto se convenció de que estaba ligada por completo a aquel absurdo que la angustiaba. El abuelo le habÃa hecho jurar que castigara a Raúl de Fleuvegrand, “en Â’o que más quer;a...” Indudablemente, no era posible escapar a lo inevitable, bajo pena de caer en la maldición de todos sus antepasados. Tenia que seguir a farsa hasta el fin. Mentir, hacer un esfuerzo para vencer su sinceridad instintiva, y llevar a cabo una comedia que le insP'raba profunda repugnancia. Era preciso que Ernesto de Fleuvegrand llegara a convencerse de que la muchacha estaba profundamente interesada por é1... Albertina, que jamás habÃa sido coqueta, ni exper ; mentaba el menor desee. de serlo, denÃa coquetear en forma peligrosa, hasta conseguir que el joven capitán se rindiera por completo. mostrándose dispuesto a complace! a la amada en cuanto ella deseata y pidiese... Y entonces... La joven se cubrió el rostro con ambas manos. ¡Era horrible!.... ¡Espantoso!... ¿lba a tener fuerzas suficientes para llegar hasta aquel extremo?. ~ Si bien el golpe iba dirigido a Raúl de Fleuvegrand, la sensación inmediata de la señorita de Boissoisons seria la de asestarlo única y exclusivamente a Ernesto, que no era culpable de delito alguno contra e11a... ¿Por qué la habrÃa puesto el destino en aquel trance amargo, en la necesidad de elegir entre lo que creÃa su deber y los escrúpulos de una conciencia atormentada? ¿Dónde estaba la .uz?... ¿Era necesario seguir al pie de la letra las intsrucciones inhumanas del abuelo, o bastaba herir directamente al culpable para vengar a Héctor de Boissoisons? Aquella angustia opresora la torturaba espantosamente . . ¿Cuál era su xerdadera obligación? .. ¿Qué hacer? Y una voceciÂ’a burlona, que parecÃa llegar de algún lugar situado en el interior mismo del corazón de la muchacha, repetÃa a rada momento: —¡Lo has jurado, Albertina!... ¡Lo has jurado!... CAPITULO VII Ernesto de Fleuvegrand sentÃa su corazón dominado por impulsos contradictorios, aunque predominaba en ellos la atracción irresistible hacia Albertina de Boissoisons. HabÃan vuelto a verse de nuevo, y no una vez, sino con extraordinaria frecuencia. Al principio, el capitán recumió a los buenos oficios de MartÃn de Poladuc, con el fin de que le fuera presentado a todas las amistades de la muchacha. Y el resultado fué que A'bertina no podÃa ir a visitar a ninguna de las familias amigas de la suya, sin encontrar ante sà al joven militar. Luego, ya no hubo necesidad de dar intervención en el asunto al empleado del Ministerio de la Guerra. Ernesto suplicó tanto y tan bien a la joven, que ella accedió a encontrarse con él en alguno de sus paseos, y a prevenirle cuáles eran los conciertos a los que deseaba asistir, con el "" de que Ernesto pudiera ir también a los mismos, consiguiendo la lo caridad inmediata a 'a ocupada por la señorita de Boissoisons. Esta solÃa mostrarse amabilÃsima con el oficial, aunque siempre quedaba en ella cierta vaga expresión mist( riosa que Fleuvegrand no acertaba a interpretar. Y las inquietudes del hombre aumentaban, cada vez que la señorita de Boissoisons cambiaba bruscamente de actitud, y aparecÃa grave y casi ceñuda, como si la proximidad de Ernesto la molestara extraordinariamente. , En vano el capitán trataba de explicarse aquellos imprevistos cambios de humor. Como una esfinge de carne y hueso, Albertina guardaba el secre to de sus pensamientos más Ãntimos, sin permitir que nadie se asomara a ellos. Aquellas bruscas y desapacibles alj ternativas, no entraban de ninguna manera en sus planes. De acuerdo a lo dispuesto por el abuelo, ella debÃa mostrarse siempre insinuante y amable, aunque un poco reservada, con el fin de excitar más y más el interés del hijo de Raúl de *Teuvegrand. Pero, lo que tenÃa instrucciones de evitar con sumo cuidado, era el mostrarse desagradable con el joven, ya que tal cosa podia inducir a éste al desaliento, haciéndole abandonar toda esperanza, y desistir de continuar una amistad que llevaba trazas de convertirse en un sentimiento más hondo y que, de acuerdo a lo previsto y deseado por Horacio de Boissoisons, “tenÃa que transformarse forzosamente en amor”. Sin embargo, la muchacha no era siempre dueña de si. La lucha interior de su alma sufrÃa constantes alternativas variadas, y si unas veces resignábase a aceptar las disposiciones del (Continúa en la página 21) Si se siente desairada... ¿J\eciterde La Crema Dental Colgate al mal aliento combate ' ( ESTà PROBADO QUE EN 7 A ¡I DE CADA 10 CASOS COLGATE V I II V QUITA El MAL ALIENTO QUE |P K Y | / PROVIENE DE LA BOCA. ( i ' / SU ESPUMA PENETRANTE SE INTRODUCE EN X. \ LOS INTERSTICIOS DE /K \ / 1 ) LOS DIENTES Y AYUDA / A 7 / A DESALOJAR LOS [ J i RESIDUOS DE COMIDA V YA MALSANOS. X' a O •o «rM AGRADABLE M ALIVIO con = burbujeante 3 z /hiiiiiiiiii,imiii m m' ALKA-SELTZER Comei o beber con exceso nunca es bueno. Si lo ha hecho y se siente con agruras, acidez o malestar estomacal, busque el neutralizante que alivia en seguida Alka-Seltzer. Una o dos tabletas en un vaso de agua producen una solución efervescente y refrescante. No es laxante. Alka-Seltzer obra pronto y bien. Téngalo a mano. Sob ce i tos de ..una tableta. ujT» Tamb en en tubos de 8 y 25 / tabletas.^ >
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Bia «e** Pruebe usted su memoria: Identifique coda una jf de las fotografÃas de este interesante pasatiem \ po. Aprenda mientras se divierte. 10 puntos por cada respuesta correcta. 80, pasa¦H||BH|HBbÉBBHBB| 'SOLUCION 44' _^B^ F i. Talentosa actriz británica que lleva ganado un Oscar: (a) Sybii Thorndike Jean Simmons (c) Vivien Leigh Margaret Lockwood wwg \ w yBÜ i ^B 5,_ Uno de los poetas puertorriqueños contemporáneos más destacados: Narita (c) Lina Romay (d) Marquita Rivera 6.— Esta fotografÃa revive el histórico acto de la firma de: (a) La Constitución (b) El Tratado de Gantes (c) La Carta Magna (di El Tratado de Versalles 10. Este grupo de ciudadanos indudablemente forma un: (a) Gabinete (b) Jurado (c) Triunvirato (d) Senado £':¦ r \ r ' ~ ¿"i 1 3. En todos los mares representa 4 con gallardÃa a Inglaterra: (a) El Mauretania (b) El Normandie (c) El Queen Elizabeth (d> El Lusitania bbbbmbbm 7.— ¿Este es el modelo exacto de qué pieza de automóviles?: (a) El diferencial (b) El eje universal (c) El eje cigüeñal (d) La transmisión 11.— He aquà al mundialmente famoso cuerpo de bailes del: (a) Follies de Ziegfield (b) Tiller Girls (c) Radio City (d) Ballet Russe Q__ 4. —Esta bandera flota sobre la espléndida tierra de: (a) Egipto (b) Indostán (c) Brazil (d) Unión Sudafricana B.— Notable guitarrista de concierto, puertorriqueño: (a) Fernandito Alvaiez (b) Jorge Rubiana Andrés ie„ovia (d) Moisés RodrÃguez 12.— Rechazó a los ingleses que quisieron invadir a Puerto Rico, por Arecibo, en el 1702: (a) El pirata Roberto Cofresà (b) El Tnte. de Navio Francisco , Hernáiz (c) El Tnte. de Navio Ramón Power y Giralt (d) El Capitán Antonio Correa
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MALAS COSTUMBRES DE PADRES BUENOS La educación de los hijos es una hermosa tarea que ha de compartir conjuntamente la pareja matrimonial. Todos los problemas del chico deben ser resueltos de común acuerdo, sin que nunca predomine por la fuerza una de las dos opiniones. • Si se dijese a un padre, y sobre todo a una madre, que hace “polÃtica” con el niño contra el otro cónyuge, de seguro se ofenderÃa. Sin embargo, es ésta una de las peores costumbres de no pocos padres buenos. La educación del niño es un interés común y sslidario, cualquiera que sea el tono de las relaciones recÃprocas entre marido y mujer, la actitud ante el niño debe aparecer para él como un resultado, de ninguna manera como una polémica. Nada hay tan perjudicial para la formación de la conducta y el carácter de un pequeño como comprender (y ya hemos visto que esta comprensión es prematura y avisada) que él resulta el pretexto de discusiones y diferencias. Casi no hay pareja que no haya incurrido, en mayor o menor medida, en tan grave error de táctica paterna. Los médicos lo ven muy a menudo. La escena Se desarrolla, más o menos, asÃ: en el curso de la consulta uno de os padres lanza una pregunta aparentemente inocente por ejemplo: ¿"AI niño le hacen mal los tomates crudos”? El médico aunque presienta la catástrofe, no puede smo contestar honradamente, per ape ñas emitida la respuesta — m, P X p^cu^'d^ se a ”°* a ches al otro ¦ ¦ "Ha Yétenosos reproque son tan can™ , ae tom aÃes. I Â’ene el nene te haceos C ° Sa que Se adivina fácilmente i n 1 .. negatlvis ta. •odos conocemos e à menó “T 0 ” qUe motivo de uno e menor hecho es .. en el problema de los padres” tra, : emos lo es de educación, de tacto y de muluo n ° S corres Ponde encarai c ón de^nfñ ES faCll COncebir la situación del nino que se siente permanente motivo de polémica. Tal situación es resuelta rápidamente por él de la manera más lógica e instructiva: elige en cada caso el lado que más le conviene; vale decir, que entra él también en Ja micropolitica. Con ello está totalmente perdida toda la posibilidad de una educación serena, coherente y sólida. Ya sabemos que pronto el pequeño percibe las grietas de la unidad paternal. No es nada raro el tipo de padre que se siente obligado “a salvar” a su hijo de los peligros de los criterios educativos de la madre o de la familia materna y, abrazado al chico como un escudo, decide ejercer una educación formal, mental y sentimental por su exclusiva cuenta y con abstracción absoluta de todo el resto de la familia. No alcanza que — salvo separación — eso es imposible, ya que de una manera o de otra la familia actúa sobre el pequeño. El resultado es desastroso: esta educación “de partido” solo conduce a romper en el niño todos los resortes sentiA menudo, uno de los padres siente como exclusivamente suya toda la responsabilidad de educar al niño. dejando en el otro cónyuge una agr a sensación de inconformidad. mentales y a imponer asu estructura mental un profundo desacuerdo entre lo que ama y lo que no debe amar, y, sobre todo, deja para más adelante, cuando el sentido critico permite clasificar válidamente los recuerdos de infancia, un odioso saldo de melancolÃa y de desencanto. ¿Cuál es, sin embargo, la situación de uno de los padres que está en leal y razonado desacuerdo con la educación que por parte del otro recibe su hijo? El planteamiento es claro, aun cuando comprendemos que su cumplimiento no sea ni fácil ni agradable. En primer lugar, consta de una proposición negati(Continúa en la página 71) 19
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Aprenda a protegerse contra Tifoidea, Disenteria, Lombrices Intestinales J ' LÃqui l|r^|||g|^ B'M lililסCuidado con los alimentos y lÃquidos, especialmente en lugares poco familiares, ya que pueden estar contaminados! ¿Que causa estas 3 enfermedades? Las uncinarias penetran a través de la piel de los pies. Los organismos que causan las otras dos enfermedades invaden el cuerpo con los alimentos y lÃquidos. Las moscas transportan parásitos, y pueden depositarlos en los alimentos. SÃntomas de la presencia de estos invasores en el intestino o en la sangre son la fiebre, pérdida del apetito y eliminación irregular. ¡Todas estas enfermedades pueden ocasionar hasta la muerte! TT ITT Tà Tà Squibb es uno de los más grandes productores del mundo de \ * VyS • \JI J I i |j!v penicilina, estreptomicina, vitaminas, anestésicos, hormonas VL I tÃStl y otras importantes especialidades medicinales. Yes que desde -J ' ^**l 1858 los Laboratorios de Investigación de Squibb han estado PRODUCTOS FARMACEUTICOS hallando, perfeccionando y produciendo medicinas, y coni DESDE 1858 tribuyendo asi a mejorar la salud y aliviar el dolor humano. F | 20 Las malas condiciones higiénicas, más que nada, son causa de que esto* parásitos disipen la vitalidad humana. Vigile las vÃas de acceso -/a boca, los pies. Para evitar la uncinariasis use zapatos que cubran todo el pie. Como los organismos que causan la tifoidea y la disenterÃa se introducen sólo por la boca, es fácil evitarlas con las medidas de seguridad que el médico aconseje. Estudie el grabado superior; muéstrelo a sus niños. Ciertas pruebas revelan al médico si usted aloja alguno de estos parásitos. ¡Aun cuando sólo sospeche que está enfermo, llame al médico! ¦ o s Use à b .gWwW Todas estas enfermedades podrÃan desaparecer si nos diéramos cuenta de su gravedad—¡y obráramos rápidamente! i Apréndase de memoria estas medidas de seguridad! (1) Hágase vacunar contra la tifoidea. (2) Impida que las moscas entren en la casa. (3) Beba agua hervida. Cueza bien los alimentos. (Los organismos no resisten el hervor 10 minutos.) (4) Lave los utensilios de comer con agua caliente y jabón. Limpie bien el asiento del inodoro. (5) Lávese las manos siempre al sentarse a la mesa y al salir dei inodoro. (6) AÃsle al enfermo con diarrea y llame al médico en seguida. © 1948, E. R. Squibb & Soni Puerto Rico Ilustrado—¡i de febrero de
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GRANDES ESCRITORES PUERTORRIQUEÑOS (ROÑICA £ El conflicto con Siam me tiene sumamente preocupado. Si la cuestión no fuera con Francia, me inspirarÃan lástima los siameses. Porque son chirriquitines, amarillentos, de un mirar contra el gobierno. No creen en un Dios; pero creen en un elefante. Comen arroz con palito, beben té, fuman mucho y se pasean tranquilamente, frente al palacio real, en una gran plaza que se parece a la Puerta del Sol. ¡Excelentes sujetos! És claro que pagan caros los vidrios rotos; pero ¿qué se le va a hacer? ¡Si no comieran tanto arroz con palito!... ¡Si no pasearan tanto por la Puerta del Sol de su tierra!. . Los monos descienden del hombre Es la eterna historia de la lucha entre los fuertes y débiles. Francia es humanitaria, tanto como la que más de las naciones, o, según lord Dufferin, mucho más que todas; pero Francia no puede sustraerse a las tendencias de la especie humana, que vive en guerra perpetua. Son graciosÃsimos los pensadores que se quejan de que Darwin hiciera descender al hombre del mono. ¡Si son los monos quienes debieron demandar de injuria y calumnia a Darwin! Porque los monos, como los más de los animales, no se atacan los unos a los otros. Otra vez la misión civilizadora Además Francia tiene, según advierten estos periódicos, una misión civilizadora en Siam ¡Voilá! No es posible contrarrestar la vocación de civilizar. Por civilizar hemos llevado a los annamitas el tablado de la guillotina cuyo tajo funcionó ya sobre el cuello de un indÃgena asesino. Lo mejor del caso, es que se dice aquÃ, con la mayor seriedad, que aquellos bárbaros están "encantados” con la herramienta. ¡Qué rapidez yqu . nieza en la ejecución! ¡Y qué asomo el de los salvajes! Les parece mentira que no sean ellos los autores de un aparato asÃ. Lo contemplan cariñosamente, y dicen con tristeza no exenta de envidia:— ¡Cosas de ParÃs!... Son el demonio esos extranjeros.. . El reo estuvo muy bien; tanto, que echó un discurso: "He matado, luego merezco que me maten. Me entrego a la justicia de los hombres...” Y salió tranquilamente con dirección al tablado. DirÃase que sus ojos —advierte el periódico— buscaban con fruición el mortal cuchillo. La cosa no era para menos; y yo creo que los bárbaras concluirÃan por echar instancias pidiendo por Dios que les lleven guillotinas y que los maten en seguida. En honor de Dios No le da tan fuerte al judÃo Wolf Buschoff, que ha querido sustraerse a la aceión de la PolicÃa después de degollar "en honor de Dios”, a un niñito de cinco años que vivÃa en Cléves (provincia rhinana). Es cómodo el hacer méritos para con la Providencia, dando tajos en un cuello ajeno. El mundo al revés. Los annamitas i Continúa en la página Mi anciano como un deber ineludible, otras se rebelaba contra la injusticia de su conducta. Era entonces, cuando la tristeza se apoderaba de su espÃritu, y un impulso instintivo la llevaba a mostrarse desagradable con Ernesto, a fin de conseguir que el joven se alejara de ella por su propia voluntad. Porque aquélla hubiera sido la mejor solución del problema. Si el capitán resultaba invulnerable, si Albertina no conseguÃa rendirle, la culpa no serÃa de la muchacha. En consecuencia, quedarÃa desligada de aquella I arte del juramento que tanta repulsión le inspiraba. El señor de Boissoisons deberÃa cambiar sus planes. Y, sin duda, en vista de la imposibilidad de herir a Ernesto como medio seguro de causar un dolor inenarrable al general de Fleuvegrand, optarÃa por castigar dilectamente a éste, verdadero culpable del daño que deseaba vengar. Sin embargo, aquellos arrebatos de rebeldÃa de la señorita de Boissoisons, no duraban mucho. De inmediato, decÃase a si misma que no era admisible pretender que cumplÃa su juramento, si se esforzaba para alejar al r i litar de ella. Y cuando tal ¡dea se le ocurrÃa, procuraba hacerse dueña de si misma, y volvÃa a la amabilidad de siempre. Aquellos bruscos cambios producÃan en el oficial instantes de depresión y amargura, que se transformaban en momentos de alegrÃa extraordinaria cuando consideraba haber recobrado de nuevo el favor de la señorita de Boissoisons. Momentáneamente, no se preguntaba la causa de su interés por la muchacha, ni la razón de la alegrÃa que le producÃa verse tratado amablemente por ella. Limitábase a experimentar las emociones y los sentimientos sin detenerse a analizarlos, no tanto por miedo a descubrir algo trascendental en su interior, como por insconciencia. Fué Martin de Poladuc quien le obligó indirectamente a hacer un anáLsis psicológico de sà mismo, al por.erle cara a cara con la realidad, en una de sus bromas habituales. Era un dÃa que Ernesto y Albertina se habÃan citado para dar un paseo por el Bosque de Bolonia. El joven oficial, con su brillante uniforme, permanecÃa inmóvil en el lugar de la cita, a la espera de la llegada de la muchacha. Estaba un poco impaciente por el retraso de ella, pero se limitaba a desahogar su nerviosidad encendiendo un cigarrillo tras otro. De pronto, alguien se acercó a él, y le dió una amistosa palmada en la espalda, a tiempo que una voz conocida interrogaba: —¡Hola, viejo! ¿Qué estás haciendo aquÃ, inmóvil como un poste? El interpelado volvÃase rápidamente, para encontrarse en presencia de MartÃn de Poladuc. •—Nada — repuso, sonriendo a su interlocutor—. Mataba el tiempo. MartÃn hizo un guiño significativo. —Ocupación guerrera propia de un militar, ¿verdad? —inquirió sarcásticamente. La sonrisa de Ernesto se acentuó, apareciendo en ella cierto matiz de confusión. —¡Bueno! —expuso, como si concediera una gran merced al deeir la verdad—. Si quieres que te sea completamente franco, te diré que estoy esperando a una persona. —Con lo cual no me develas ningún misterio— rechazó el otro jovialmente —. Como tampoco lo harÃas si me dijeras el nombre de tal persona —¡Hombre! Eso... —Es una indiscreción, ¿no?.. ¡En fin! Será mejor que te deje solo y no te imponga la molestia de mi presencia, en estos instantes que acaso sean trascendentales para mÃ. Saluda a la NUNCA... señorita de Boissoisons de mi parte. El rostro de Fleuvegrand se tiñó con una ligera capa de color. —¿Cómo sabes?... —preguntó, estupefacto por lo que reputaba clarividencia extraordinaria de su amigo. —¿CreÃas que era un secreto impenetrable? —indagó con manifiesta ironÃa —. ¡Pero, hijo! Si es una cosa que salta a la vista... Un ciego se darÃa cuenta de ello. Yo te habÃa prevenido ya, pero tú no quisiste hacerme caso; y ahora, lo más fácil es cue no tardes en pagar las consecuencias de tu audacia... No supiste retirarte a tiempo, y nerderás la batalla, viejo. Las cejas de Ernesto se enarcaron en un movimiento de sorpresa. -—¿Qué quieres decir? —inquirió. Su interlocutor le miró, con burlona piedad. —¿No me entiendes?... ¡Caramba! ¿Será que has perdido la inteligencia que te caracterizaba? Decididamente, el amor es un sentimiento que atonta. —¿El amor? —repitió el capitán, pensativamente. —SÃ, el amor. ¿Acaso no es ese sentimiento el que te arrastra hacia la señorita Albertina de Boissoisons? De Fleuvegrand estaba con los ojos fijos en el suelo, como si buscara en la arena del sendero la solución de un problema que acaba de presentarse a su espÃritu. —¿El amor? repitió por segunda vez —. ¿Es posible que supones que estoy enamarado de la señorita de Boissoisons? MartÃn de Poladuc miró a su amigo como si dudara de si estaba hablando en serio o trataba de burlarse de él. —Perdona que te advierta que, si no lo estás, eres el más estúpido de los hombres —aclaró—. Tu conducta no puede justificarse más que en el caso de ser hija de una pasión profunda. Ernesto movió gravemente la cabeza •—Puedes creer mis palabras o no —previno—. Sin embargo, te aseguro que no se me habÃa ocurrido aún la posibilidad de que estuviera enamorado de esa joven. Poladuc rió alegremente. —En este caso, serás el último «n darte cuenta —aseguro—. Todas las personas que te conocemos y conocernos a la señorita de Boissoisons, hemos advertido hace dÃas lo que sucede entre los dos... ¡Con decirte que llevo una semana pensando en el regalo ue boda que tendré que haceros! La sorpresa del oficial no tenÃa nada de fingida. ¿Es decir que todo el munuo habÃa advertido que amaba a la señorita de Boissoisons, y él, an cambio, lo ignoraba? ¿EstarÃan todos equivocados, o, en efecto, su corazón se hallaba profunuamente interesado por Albertina? —Te dejo, Ernesto —indicó de pronto MartÃn de Poladuc—. Creo que la dama de tus pensamientos es aquella joven que se aproxima, y no quiero resultar un tercero en discordia... Si se produce alguna novedad, espero que tengas la cortesÃa de comunicármelo. Después de todo, no debes olvidar que es a mi a quien debes indireetamente ¡a dieha, toda vez que fui yo quien te presentó a la señorita de Boissoisons, y a las personas en cuyas casas te ha sido posible voria a menudo. ¡Hasta !a vista, viejo! El empleado del Ministerio de Guerra estrechó rápidamente la mano de su amigo, y antes de que Ernesto acertara a replicar una sola palabra ni a hacer gesto alguno, Poladuc se habla alejado a grandes pasos, en dirección oontrarla al lugar por donde llegaba Albertina. El capitán no pudo evitar que quedara en su rostro una expresión preocupada. Las palabras de su amigo hablan despertado en su cerebro una serie de pensamientos que jamás se habÃa detenido antes a considerar, pese a que, en el fondo, le obsesionaban subconscientemente desde mucho tiempo atrás. La señorita de Boissoisons llegó hasta él, casi sin que se diera cuenta de su presencia. — ¡Caramba, señor de Fleuvegrand! —expuso la muchacha, con la más deliciosa de las sonrisas—. ¿Ha visto usted algún fantasma? El interpelado sacudió la cabeza con un movimiento negativo, y se esforzó en sonreÃr. — ¡Oh, no, señorita de Boissoisons! —aseguró—. ¿Por qué me lo pregunta usted? Ella le dirigió una mirada maliciosa. No hay más que mirarle el rostro para advertir que algo espantoso debe haberle sucedido. Está usted ligeramente pálido, tiene los labios crispados, las facciones un poco alteradas, y las cejas formando una linea horizontal... A usted le pasa algo, señor de Fleuvegrand. Ernesto estuvo a punto de confesar bruscamente toda la verdad. Sin embargo, se contuvo. No querÃa adelantarse a los acontecimientos, ni provocar una situación de ¦a que más tarde podrÃa arrepentirse. Ante todo, necesitaba hacer un examen de conciencia, y convencerse de que las palabras de Martin de Poladuc eran ciertas. Era preciso cerciorarse de sus pro1 pios sentimientos, analizarlos minuciosamente, y saber sin lugar a dudas si lo que experimentaba hacia Albertina de Boissoisons era verdaderamente amor, o sólo una atracción pasajela y amistosa. Además, aún en el supuesto de llegar a convencerse de que amaba a la muchacha, no querÃa arriesgarse a declararle aquel sentimiento, sin antes tener una convicción o por lo menos, una probaoilidad, de ser aceptado. Quizás ella no correspondiera a su cariño, en cuyo caso, la revelación del ¡mismo producirÃa resultados contraproducentes, induciendo a la joven a apartarse del militar. ValÃa más estudiar el asunto con calma, considerar los detalles que podrÃan ayudarle a establecer una posibilidad aproximada y. una vez seguro ce las circunstancias, proceder de acuerdo a ellas. Si se convencÃa de que amaba a la joven y era correspondido por ella, podrÃa hablar sin inconvenientes. En caso contrario, si no estaba seguro de la correspondencia de Albertina, resultaba preferible continuar en silenco, aprovechando las oportunidades cue le brindaba su amistad para tratar de ir conquistando poco a poco el corazón de la muchacha. —No me sucede nada malo, señorita de Boissoisons —repuso, tratando de dar a su voz una entonación jovial—. Y aunque me ocurriera, bastarÃa la aparición de usted para alejar toda clase de sombras de mi espÃritu. Ella soltó una alegre carcajada. —¿De modo que ye vengo a ser algo asi como una lámpara de arco voltaico? —preguntó burlonamente. Ernesto de Fleuvegrand movió gravemente la cabeza a un lado y a otro. —No; es usted más que eso —replicó —. Es el mismo sel, ante cuyo resplandor palidecen todas las demás luces. La muchacha hizo una exagerada y graciosa reverencia. —Es usted muy galante, soñor de Fleuvegrand —indicó—. Pero el caso es que este sol ¦ quien acaba usted de alabar, necesita refrescarse la garganta. ¿Quiere que vayamos a tomarnos un helado? Rieron ambos, y toda señal de preocupación desapareció por completo ¿al semblante del militar. En ese momento, sentÃase oasi teli, y no deseaba enturbiar su dieha con pensamientos y consideraciones (Continúa en la página M) 21
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NUNCA molestas. Más tarde, cuando estuviera u solas, tendrÃa tiempo sobrado para teflexionar. Durante todo el paseo, fué el joven amable, ocurrente y gracioso de siempre. Si MartÃn de Poladuc hubiera podido verle entonces, quizás habrÃa monificado su anterior criterio. Aunque, al fin y al cabo, podÃa ocurrir, también, que se afirmara más y más en él, j pensase que la conducta de Ernesto cbedecÃa al deseo de hacerse grato a la mujer amada. CAPITULO VIII Ya no era posible seguir viviendo por más tiempo en la inconsciencia. MartÃn de Poladuc habÃa lanzado el l'amado de alerta y Frnesto de Fleuvegrand no tenia más remedio que considerar atentamente la verdad de sus sentimientos. A solas en su dormitorio, el joven militar trató de estudiar el contenido ce su corazón. La tarea no era difÃcil en modo alguno. Cualquier rincón del mismo que tratara de registrar, aparecÃa ocupado por la imagen de la señorita de Boissoisons. Indudablemente, ella habÃa logrado adentrarse profundamente en el alma del oficial, hasta ocuparla por entelo, y en forma poco menos que exclusiva. No podÃa dudarse de que aquello era amor, un amor profundo, y que nc serÃa posible arrancar nunca del sitio en que lograra instalarse. El hecho se habÃa realizado sin que Ernesto se diera cuenta de ello, y por lo tanto, pudiera hacer nada con el f.n de evitarlo. Poco a poco, Albertina se fué introduciendo en el corazón del militar, desalojando de él antiguos amorÃos pa sajeros y sin trascendencia, que sólo habÃan ocupado pequeñas celdas. La señorita de Boissoisons, en cambio, llenaba por completo los pensamientos del hombre, hasta el punto de estar ligada a todos y cada uno de ellos, aún los que parecÃan menos adecuados a consideraciones sentimentales. De Fleuvegrand no podÃa encontrar en su mente una sola idea, a la que, de cerca o de lejos, no se asocÃase la dulce imagen de Albertina. No tardó mucho en convencerse de que las palabras de MartÃn de Pola duc habÃan sido proféticas, y propias de un individuo clarividente y compiensivo. Amaba a Albertina. He aquà algo que no dejaba lugar a dudas de ningún género. La amaba con un amor nuevo, que no conociera hasta entonces. Un amor puro, sublime, capaz de todos los sacrificios y de todas las re nunciaciones, si llegaban a ser necesarios unas y otros. No se trataba de una pasión de un d.a, del deseo le una hora... Era el afecto de toda una vida... Era, en una ->alabra, el amor único (Â’e una existencia, el que se brinda a la mujer con quien uno desea compartir todas las alegrÃas y todos los pesares de la vida. Y ella, la señorita de Boissoisons,
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cómo lograr una boca y unos dientes bonitos susblancias y procedimientos que sirven para llegar al objetivo deseado. dos eficaces; lo es también bañar un mondadientes en ácido tricloracético y atacar las coronas dentarias o si no se usa un cepillo bañado en esta soluc:ón: Glicerina pura, 30 gramos; ácido fénico cristalizado, 1 gramo; esencia de menta, 2 gramos; Alcohol rectificado, 5 gramos. Paro limpiar los dientes. No existe un liquido o pasta para dar artificialmente color blanco a los d entes. La limpieza de éstos es una simple cuestión de higiene. Es verdad que ciertas aguas ricas en yodo, la permanencia a orillas del mar, dan a los dientes un tinte amarillento, pero esta coloración nada tiene que ver con la suciedad, y los dientes asà llamados de marfil son tan hermosos y mucho más duraderos y fuertes que los dientes blancos. Usted debe saber cómo usar los dentifr'cos, pues no todas las pastas que se venden tienen la virtud de convertir los dientes en perlas relucientes. Debe elegirse un buen dentÃfrico, y si da los resultados apetecidos, usarlo siempre. Cuidado de la dentadura. Mucho esmero debe tenerse en el cuidado de los dientes y muelas. Para limpiarlos se pueden hacer dentÃfricos en casa. He aquà una buena receta; Bórax, 2 gramos; timol, 1 gramo; agua dest lada, 800 gramos. De esta preparación se echa media lucharadita en un vaso de agua tibia. Para evitar que el aliento se manifieste después de haber comido cebolla, se aconseja ingerir un trago de leche o masticar un poco de perejil. Sin embargo lo mejor es enjuagarse la boca y la garganta con agua frÃa en abundancia y cepillarse los d entes con polvos dentÃfricos preparados a base de creta o con pan quemado y luego finamente pulverizado. Si la fetidez del aliento procede de la nariz aspire a modo de rapé, cinco o seis veces por dÃa, la mezcla reducida a polvo de partes iguales de idol cristalizado, tan no y borato de sosa. Desaparecido el mal olor, continúe las aspiraciones durante algún tiempo, pero sólo dos veces por dÃa. Para disimular el mal aliento puede emplear grajeas compuestas de: Polvo de cacao, 45 gramos; azúcar molida, 15 gramos; carbón vegetal, 15 gramos; un poco de vainilla en polvo. Nada hay para evitar las caries como el cuidado de higien zar la boca. Los dientes deben cepillarse dos veces al dÃa: por la mañana han de limPuerto Rico liwtrodo—s de febrero de 19^9. piarse los dientes con un cepillo de media dureza, una buena pasta dental y agua frÃa. Recomendamos el agua frÃa porque de esa manera se descubre la mÃnima molestia de los dientes, cosa que el agua tibia harÃa pasar inadvertida. Ahora b : en; si se siente cualquier incomodidad o dolor, hay que recurrir inmediatamente al dentista. Además de cepillarse dos veces al dÃa los dientes hay que enjuagar la boca con agua frÃa después de cada comida. El cuidado de los dientes. El agua oxigenada es un antiséptico excelente para conservar los d entes asà como para refrescar el aliento. Destiñe también la dentadura amarillenta. A menudo pueden sacarse las manchas de los dientes usando de vez en cuando piedra pómez en polvo. El lápiz de labios. Los labios muchas veces tienen más elocuencia que la palabra en la boca de la mujer. Hay casos en que preferimos de ésta una sonrisa, que nos parece muy superior a todo lo que nos pueda decir el lenguaje. Ahora bien, ¿cómo deben ser representados esos lab os que tanta importancia tienen en el conjunto del rostro? Quienes creen que se les debe cargar de “rouge”, de modo que aparezcan bien rojos, se equivocan. En estas condiciones la conservación se hace difÃcil. Se le ve incómoda, cuidando su boca de todo roce, conteniendo la risa amplia y cordial, porque las encÃas hacen un contraste r dÃculo con sus labios. Esa mancha roja, que parece de sangre, está ben para el “maquillaje” cinematográfico o teatral, pero no para andar por la calle o asistir a reuniones familiares. Una boca grande y unos labios gruesos pueden corregirse siguiendo las instrucciones que aquà damos: Masájese los labios todas las noches cinco minutos con la sigu ente mezcla: partes iguales de limón y miel. Primero se aplica la mezcla de la mano izquierda en el ángulo izquierdo de los labios y se hace un suave masaje hacia el centro de la boca, se coloca el otro Ãndice en el otro ángulo y se repite la operación anterior. Debe hacerse por lo menos dos veces al dÃa. Desinfección de los Dientes Para desinfectar los dientes se pueden emplear las substancias siguientes: solución muy diluida de ácido fénico; solución de ácido bórico; solución de mentol; solución de timol; solución de eucalipto; alcohol alcanforado. NUNCA más, algo que no estaba muy seguro de conseguir. QuerÃa ser amado por Albertina, con la misma intensidad pasional con que rl la amaba a ella .. . No era imposible, pero ¿estaba muy cerca de tal desiderátum, o, por el contrario, sumamente lejos de él? Seguro ya de sus propios sentimientos, trató de analizar los de la señorita de Boissoisons, juzgando por las pianifestaciones externas advertidas, por la conducta de la muchacha. Habitualmente, ella le demostraba sumo afecto... Sin embargo, acaso se tratara sólo de un sentimiento amistoso, que en modo alguno llegaba a ser lo que pretendÃa Ernesto. Algunas veces, Albertina era reser' ada, hosca y casi desapacible... ¿Por qué? ¿A qué se debÃa aquel brusco cambio de actitud, que contrastaba con su habitual manera de conducirse? ¿Cuál era la base que podia elegir Ernesto para su análisis, sin peligro de equivocarse?... ¿DebÃa fundarse en la amabilidad frecuente de la señorita de Boissoisuns, o, por el contrario, en la rudeza de aquellos dÃas excepcionales?... ¿Dónde estaba la verdad absoluta?.. ¿En las expresiones amables, en las muestras de interés, o en las maná testaciones de impaciencia y de desagrado?. .. El problema, distaba mucho de presentar fácil solución. Ernesto de Fleuvegrand era sólo un militar, y no en tendÃa gran cosa de psicologÃa femenina. Ante las diversas alternativas de la conducta de Albertina para con él. ,encontrláb|ase completamente desconcertado. ¿SerÃa, tal vez que ella se sentÃa ai rastrada a amarle, y en algunas ocasiones se arrepentÃa de ella y hacÃa desesperados estuerzos para librarse del hechizo? (Continúa en la página 25) fija t/ IÂ’' 1 Â’' ztWJ * * Wà \ con \ \ los diáfanos \ POLVOS » / \ POND'S \ LA SRA. DE JOHN CHUkCHILL, atractiva dama \ de la sociedad londinense, dice: “Siempre \ uso polvos Rachel de PondÂ’s porque son \ exactamente apropiados para el tipo y \ colorido de mi tez.** \ • ¡A usted le encantará la claridad y \ ______ tersura, el primoroso color que los Polvos Pond's imparten a su tez! Por lo diáfanos que son, los Polvos Pond's Flor de Ensueños se esparcen suave y uniformemente . . . i Dan a la tez un primoroso acabado que dura por horas! ¡Hay ocho matices favoreCe d° reS P arO ? l e 9' r Â’ MOJUD da en el blanco en cuanto a atracción / Si su objetivo es unas piernas encantadoras JO anótese un triunfo Jf i seguro con las medias > a de nylon MOJUD, / i tan finas, tan suaves, / ' 1 que acarician a la piel .. . JF Jb '¿à 1 Mi I ' as l'endns%^& en todas partas MARCA REOIBTRAOA, MOJUD HOBIBRV CO., INC.. U. •. A23
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CUENTO re il ¦SEPPi elpaso EEEIlif» A NIVEL m|^^^h9^^B^H^BßHhh9|^w^|^H^^^^HH por i' ¦ Â’ :. L Mendez DomÃnguez Todos los dÃas, por aquella romántica rinconada del noria de Francia, cruzaba el exprés azul en vértigo de velocidades. Y todos los dias, en el angosto paso a nivel, cortando dos graciosas montañas, se izaba como olÃmpica ins'gnia la bandera blanca del guarda-vÃas, fiel a su cometido, atento y sonriente siempre... Adolphe era ferroviario modelo. Adolphe no habÃa faltado nunca a la hora del exprés para levantar hasta arriba de su testa, preñada de nobleza, el trapo nÃtido de una señal fa vorable. DÃa tras dÃa, noche tras noche, una bandera, un farol, blancos, daban paso al monstruo de hierro que tenia al cruzar — un silbido sutil de agradecimiento... Adolphe era ya viejoal salir de su caseta cuadr culada y aguda, con la señal en la mano, temblaban ligeramente sus piernas, y los cabellos blancos eran azotados por el viento que descendÃa de la montaña; su camisa remangada aleteaba también al viento, como el paño blanco, como los blancos cabellos... Tras Adolphe sale cotidianamente a saludar la grandiosidad d e 1 convoy azul su hijita Pauline —recortada y esbelta como la caseta—, cuyos ojos son todo un poema de sentimentalismo... Paul ne —diez años —es ingenua y traviesa como un cisne, dulce y suave como un paisaje de Deauville... Pauline es la única alegrÃa de Adolphe, en esta misión lenta y monótona de guardián al pie de la vÃa férrea, apretada entre dos alejadas montañas. Pauline es hija de Anna, a quien Adolphe conoció en Reims. . Pauline pregunta: Papá: ¡qué bueno eres! Mamá tamb én era asÃ, ¿verdad? Y Adolphe no sabe contestar: gira volviéndole las espaldas y se enjuga una lágrima, que es un recuerdo. Pauline no comprende. Y sigue jugueteando con sus soldaditos de plomo: —¡Papito!... Cuéntame algo de soldados. .. Adolphe quiere sonreÃr.. 24 Si... La conoció en Reims. Cuando las guerreras de militares de todos los paÃses tenÃan un color negruzco, de tierra impura y sórdida; cuando los puentes que cortaban pequeños riachuelos o anchos canales caÃan en ast lias con la frecuencia que en los campos de batalla resonaban los quejidos de los cañones; cuando la ironÃa de las torres • —gloriosas catedrales—tenÃa un gesto forzado de molestia; cuando el aire francés estaba viciado por las brisas siniestras de Verdón Recostada en el quicio de una puerta, con los tirabuzones rubios en desorden, un delantal en primer plano y una sonrisa estereot pada en mueca de pesar, ella —Anna— contemplaba cómo los cascos grisáceos de los soldados franceses no podÃan relucir al sol débil y quejumbroso de dÃas inolvidables. Al pasar Adolphe —marcialidad y gallardÃa— hubo algo de "flechazo" amante: hubo un corazón femenino que se incorporó al regimiento y otro que quiso volar hacia aquella esquina de Reims. ¡Un corazón femtnno incorporado al regimiento!... Los soldados parecen sentirlo; sus mochilas tienen una agitación febril de nerviosismo; sus hombros recios y cuadrados se mueven también inquietos. Sólo unos segundos. Después, contrastando con el compás rÃgido de los tambores, los soldados franceses van canturreando con emoción sentidas y palr.óticais melodÃas. Sobre el batallón compacto parece alzarse en imagen cinemática la romántica sonrisa de aqueLa aldeanita de Reims, de la pequeña Anna... Al cabo de los dÃas, en un hospital de retaguardia, comenzaba un idilio a la par de horas de cruel incertidumbre. Recostado en una cama —blanca y roja—, Adolphe tenÃa un respirar lento y melancólico. La cabeza vendada, en el pecho la condecoración sangrienta de un balazo, Adolphe creÃa contar aquellos sus últimos dÃas de existencia. A su cabecera lloraba su triste desesperación una encantadora sierva de la Cruz Roja, que extremaba sus cuidados en el más bello y sublime de los intereses... Era Anna... Pasó la guerra... Por los campos de batalla los turistas humean ansiosos los restos de granadas o cañones destrozados, en deseos de llevar a sus lares recuerdos de jornadas memorables y sangrientas. En una casita de Reims, allà m smo donde cruzaron por vez primera las aristas puntiagudas de sus miradas, canturrean en plano romántico Anna y Adolphe. Son felices al sol; pero el sol tiene ahora un guiño negruzco, agorero... Ha llegado a Reims con licencia en el bolsillo —McDonald, un soldado inglés, vejo amigo de Adolphe. con quien tuvo que pelear en las praderas de combate. McDonald y Adolphe son buenos camaradas. Saben de la amistad Ãntima, de la cordialidad, del compañerismo. Con caracteres afines y pulidos ambos por una educación maestra, remachados después por el clavo oxidado e inmenso de la Gran Guerra. Por esa amistad tan intima, Adolphe no presta atención a ciertos excesos de amabilidad con que McDonald se conduce ante Anna: si lo hubiera hecho, se habrÃa acordado de su primera mirada para Anna en aquella rinconada de Reims. Anna y McDonald se contemplan con igual pasión, con el mismo deseo... Desde este dÃa, en la tÃpica casita de Reims suceden con frecuencia inaudita escenas de ilicto y vehemente amor, que, afortunadamente, Adolphe nunca llega a descubrir: ni a husmear siquiera... Pero un dÃa, cuando Adolphe vuelve del centro de la ciudad, cargado de chuletas y golosinas, se ofrece a su vista extática un cuadro odioso en toda su trágica desnudez. El nido estaba en desorden; no habÃa nadie dentro, y sobre la mesa desmantelada se erguÃa la ironÃa punzante de una carta: “Para Adolphe". Y una lágrima...) Anna partÃa violenta. Después del “flechazo” habÃa sido la inmensa habilidad de McDonald —llevado de la pasión— quien... Adolphe comprendió. Rompió la carta sin leerla. Y pretendió olvidar... “...nos vamos a Inglaterra. Perdónanos...” Anna—¿McDonald?—ni siquiera ha sentido palpitar bajo su seno el sentimiento popular y magnifico de la maternidad. Abandonada, mejor, dii cho, con Adolphe, queda Pauline, deliciosa muñeca de dos años. Han pasado ocho primaveras que han sido para Adolphe ocho rosas pie. ñas de espinas melancólicas y desangrantes. Lejos de Reims, Adolph ha cambiado su nido por una caseta de tipo holandés, desde donde saluda dia tras dia con la sonrisa de su bandera manca el paso raudo de un exprés veloz y simétrico... Los periódicos dicen de un crimen sensac onal ocurrido en un dancing de Plymouth... Anna Peggy, célebre tanguista francesa, ha sido asesinada por un ex combatiente de la Gran Guerra, llevado de un ataque de celos: el teniente McDonald, del Ejército británico, a quien conoció en Francia La vida, que es brusca y frivola como una cocotte, sonrió pura y recta a los primeros años de Anna, para sumirla luego en el fango de una conducta vil y matarla después en este m smo ambiente... "Anoche, el maquinista del exprés Norte se vió obligado a detener vio lentamente el convoy, al llegar al paw* so nivel de Deux Montaignes, por no haber oteado, como de costumbre, a señal franca del guarda-vÃas de ser, vicio. Al descender del ténder, los fogo ñeros observaron, aterrorizados, co mo —cortando el paralelismo de os railes— yacÃan los cadáveres del e rroviario Adolphe y su hijita Pau ine En las manos, nerviosas y tensas todavÃa, de Adolphe se estrujaba < 1 * tit Jaurnal, en su sección del famoso crimen de Plymouth. Y cubriendo os rostros de los suicidas, la bandera roja del paso a nivel, como un sÃmbo o. Se cree.. "* * *
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LOS NIÑOS ESCUCHAS.. mi opinión sobre ios niños EstÃlenos Una Institución Necesaria si Estamos por Mantener un Mundo en el que Puedan Vivir Libres los Hombres "Se está haciendo significativamente evidente que, para poder controlar y utilizar con propiedad los logros cientÃficos y tecnológicos del hombre, existe una creciente necesidad de fuertes hombres de coraje, sabidurÃa, caridad, honestidad y fe. Estas virtudes, inherentes a todos nosotros en algún grado, deben ser cuidadas y desarrolladas si estamos por mantener un mundo en el que puedan vivir libres los hombres. Ya que el desarrollo de estos rasgos del carácter es el principal interés de los Niños Escuchas de América, y ya que ellos han demostrado con los años un éxito loable en el acometimiento de su objetivo, yo respaldo de todo corazón al Escutismo y lo recomiendo a todos los niños de América y a sus padres". D. E. BARBEY Comandante del Décimo Distrito Naval Lo primero era seleccionar el sitio donde habrÃan de acampar. Luego montar las casas de campaña. LJn escucha nos invitó a verlos mientras llevaban a cabo esta tarea rut-naria en las que todos ponen lo mejor de su esfuerzo para que la “casa quede en orden”. El trabajo no es tan fácil como parece: las casetas se montan en semicÃrculo teniendo en cuenta que la entrada quede a favor del viento, de modo que, en caso de lluvia, no penetre el agua hacia, el interior. Un colchón de hojas secas sobre el que se tendÃa una frisa y una sábana bien estiradas, completaba la tarea de acondicionar la caseta para la hora del descanso. Además, alrededor de cada una se cava una pequeña zanja de desagüe. Puerto Rico Ilustrado —s de febrero de 191/9. Terminadas las casas de campaña, el instructor da órdenes a un grupo de escuchas para que preparen el almuerzo. Entre la tropa se dejó escuchar un rumor de alegrÃa porque, en efecto, la travesÃa y el trabajo hacÃan imperativo un almuerzo suculento, Y muy pronto empezó a salir de las ollas un olorcillo invitador, capaz de turbar al más comedido de los gastrónomos. Aquel salcocho era una obra maestra, y en medio del campo, como que sabe mejor. En la sobremesa “no hubo discursos que lamentar", como dijera en cierta ocasión Luis Bonafoux, y todos se levantaron fÃsicamente más pesados, pero sintiendo se más livianos, es decir, más dispuestos para continuar la tarea iniciada en la mañana. Olvidaba decir que la mesa vino a ser otra “ingeniosidad del escutismo". Mejor que describirla, es dejar que los lectores la vean en una de las fotos que acompañan este reportaje. Y digan si no ustedes, si puede una mesa constituir problema para los escuchas. El resto de la tarde fué de ardua tarea para los muchachos. HabÃa que terminar de establecer el campamento. Y al caer la noche, el sueño fué lentamente apagando las voces. Pito GarcÃa fué de los primeros en caer como piedra y yo, que s'empre he tenido dificultad para dormir, permanecà largo rato percibiendo un rumor ininteligible que bien podrÃa denominarse con un dejo de poesÃa, “la voz del silencio”. Un toque de corneta vino a turbar la paz de nuestro sueño. ParecÃa como si hubiésemos acabado de poner la cabeza en la almohada. Perc aunque de buena gana deseásemos continuar durmiendo, era necesario cumplir con la disciplina del campa' mentó. Bien pronto nos encontramos ; ante un espectáculo que hacÃa tiemI po no contemplaban nuestros ojos: I un amanecer en el campo. La naturaleza se desperezaba en el canto de los pájaros, en la brisita frÃa que se pierde, juguetona, entre los árboles, en el ojo azul del lago que se abrÃa ante los primeros rayos del sol matutino. Los escuchas saltaban de sus “camas” animosos y alegres, dispuestos como siempre a extraerle al nuevo dÃa hasta la última gota de su jugo vital. A falta de comodidades, los muchachos las proveÃan a su modo. A los pocos minutos improvisaron sobre un trÃpode de palos, un “lavabo” magnÃfico. Y cuando todos se hubieron aseado, preparáronse para los ejercicios calisténicos que estiran los músculos adormecidos en la noche y que renuevan el vigor y la disposición para iniciar con optimismo el primer dÃa de campamento. El desayuno de avena, huevos, pan y café, fué un salvoconducto en orden para atravesar sin peligro las lincas de un dÃa de intensa actividad. A las nueve de la mañana se inicia el perÃodo de estudio. La tropa se divide en grupos y el instructor va a cada uno de ellos ofreciendo su (Continúa en la página 30) NUNCA... Pero, en tal caso, ¿por qué habria de molestarle la idea de querer a Ernesto, y cuál era la razón por la cual se resistÃa a dejarse llevar de los impulsos de su corazón? —¿Pensará que yo no la quiero y que, por lo tanto, serÃa imprudente y absurdo enamorarse de mi? —pensó el joven. Aquel pensamiento, por lo que tenÃa ce favorable a sus anhelos, logró ser acogido con entusiasmo por el joven oficial. Si; seguramente, “lia no deseaba dejarse arrastrar a una pasión que no sabÃa si iba a ser correspondida alguna vez. En tal caso, era preciso que Ernesto de Fleuvegraad hablara, que dijese la verdad de sus propios sentimientos, para que la mu-hacha se tranquilizase, y accediera a dar rienda suelta a su amor naciente. .. Pero ¿y si se equivocara?... ¿Y si el motivo de la brusquedad de la joven fuese 0tr0?... ¿Cuáles serÃan, entonces, las consecuencias de la declaración de Ernesto?. .. Desde luego, si ella no le amaba, si no creÃa poder llegar a quererle jamás, juzgarÃa que su amistad actual o podÃa ser continuada, por lo menos ajo su aspecto de ahora. No iba a querer alentar un sentimiento que no se hallaba en condiiones de compartir. Probablemente enunciarÃa a continuar sus entrevistas y sus paseos en compañÃa del oficial... Se alejarÃa de é1... Aquello seria un suplicio espantoso iara Ernesto. Si, por lo menos, le diera ella una oportunidad de intentar su onquista, podrÃa tener muchas opor(Continúa en la página 26) ttM MI Primer lugar en los de su clase 1 Construcción flexible de muelle. 2 Capas gruesas de tapicerÃa. 3 Borde Simmons prefabricado. • Más estas caracterÃsticas de calidad: • Borde French • Asas de tela para manejo • Borlas de botón plano • 8 orificios para ventilación. La renombrada CATAPLASMA ANTIPHLOGISTINE utiliza la acción térmica. Mantiene calor húmedo por largo tiempo, transmitiéndolo a Â’a parte afectada: 1. Despeja la opresión bronquial. 2. 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estampas de la vida cotid'cna cuando nos olvidamos del prójimo POR J. P. CARAGOL RIVERA Y CALCAÑO El Señor del Tobaco. El ómnibus trepidante, nervioso, frena bruscamente en la esquina con un chirriar de ruedas, que es como un quejido prolongado. Más que un vehÃculo, parece un animal detenido en plena carrera. Una oleada humana se precipita a las puertas de entrada. Hay empujones, palabras fuertes, voces femeninas suplicantes. Por fin logramos penetrar en su interior. Un señor grueso bloquea el pasillo Quiere ir cómodo y no se aparta para hacernos sitio a los que a duras penas logramos subir. En la boca aprieta un tabaco encendido, que muchas veces parece que quiere quemarnos los ojos, cuando el vaivén de la guagua nos arroja sobre su dueño. Bocanadas de humo envuelven a los infelices w que le quedan cerca y cenizas en graciosa lluvia gris caen sobre los pasajeros que por desgracia ocupan el asiento, al lado del señor del tabaco. Hay un continuo sacudir de trajes y dedos nerviosos hurgan en los ojos. Las manos forman pantallas protectoras. Un golpe de viento arranca una lluvia de chispas, en alarde de pirotecnia. Algunas mujeres gritan. Esas pequeñas partÃculas candentes tienen un arte maravilloso, para quemar la ropa o meterse en los ojos. Surgen las protestas; voces elevan un clamor. ¡Oiga usted, apague ese tabaco! Pero él sigue inmutable, creyendo que es el único pasajero del ómni bus, cómodo y holgado comprimiendo de vez en cuando, con su voluminoso abdomen a la pobre señora cargada de paquetes. Lector. ¿No te has tropezado nunca con el señor del tabaco? Los Mendigos Puertas de una iglesia, o de todas las iglesias. Grupo de mendigos. Pero no son los clásicos mendigos de 26 uG-V la poesÃa que de niño aprendimos, en la escuela. No. Estos mendigos son fuertes y rollizos. Hombres jóvenes capaces de picar piedras, en la vÃa blanca. Mujeres gordas, sanas, aptas para el trabajo. No hay tristeza en su rostro, ni fatiga, ni hambre. Hay osadÃa, descaro, codicia, la mano que se tiende no suplica, casi exige. Hay un reto en la voz. —Oye tú, dame una limosna. Como los conocemos, seguimos sin hacerles caso. ¡Vete al demonio! La blasfemia... como comprenderá el lector, es otra, más dura y soez. Y cuando algún incauto se aventura a darle una limosna, a uno, los otros le caen encima y surgen de nuevo las mismas interjecciones. Después, cuando ha pasado la afluencia de público al templo se entretienen en contar el botÃn. En la caficola de la esquina le cambian los centavos en pesos.SÃ, pesos. Compran cigarros. ¿Cuándo se ha visto que la miseria mantenga vicios? Y se res rán tranquilos. Quien tiene una pensión, quien tiene hijos que le den lo necesario. La mendicidad en ellos es un vicio, una anomalÃa casi paranoica. ¿Lector, no te ha salido nunca esta clase de mendigo? Lo Porejo de Cine. Nos disponemos a ver cómodamente la pelÃcula. Es el regalo que nos hacemos a nosotros mismos, después de una semana de trabajo. Llegamos al cine; buscamos un sitio adecuado, etc.; y nos sentamos nensando pasar una noche agradable. ¡Ah! Pero no contábamos con la pareja. El es un seis piés; ella usa melena, de esas que recuerdan las de un león. Son novios recientes. NeAesitan exhibir su pasión, en todos ios lugares, en que se les presente (Continúa en la página 44) lenidades de llegar alguna vez, a la realización de sus afanes... Pero. . Estaba en una gran indecisión. De una parte, experimentaba el anhelo de hablar cuanto untes, de exponer la cerdad de su cariño, y de implorar el de Albertina. Por otra, el miedo a un rechazo le indicaba la conveniencia de aplazar su declaración, dejando que las cosas siguieran como .iasta entonces, pero concentrando sus esfuerzos en lo sucesivo, en la conquista de la mujer a quien amaba. Iba ya a decidirse por este último temperamento, cuando una idea angustiosa acudió a su mente. ¿Y si ella amara a 0tr0?... Trató de desechar al punto semejante supuesto. No; renÃa la certidumbre absoluta de que el corazón de la reñorita de Boissoisons no se hallaba ocupado aún por la imagen de hombre alguno. Al menos, por la de otro cue no fuera él mismo. Sin embargo, el hecho podÃa producirse en cualquier oportunidad. Albertina conocerÃa de pronto a un joven atrayente que lograrÃa cautivar su atención, y al no estar ligada por compromiso alguno, dejarÃase ilevar por los dictados de sus sentimientos.. ImponÃase evitar semejante eventualidad... ¿Cómo?... No existÃa más que un recurso. Tal vez era arriesgado, pero debÃa correrse el peligro de un fracaso problemático, para eludir un riesgo mayor. Ernesto de Fleuvegrand tenÃa que declarar su amor lo antes posible, y salir de dudas de una vez por todas. Si la señorita de Boissoisons le corresnondÃa. habrÃa logrado la anhelada felicidad sin mayores inconvenientes. De lo contrario, si el corazón de ella se encontraba realmente libre acaso tuviera piedad de su enamorado. y accediese a darle la ocasión requerida de conquistar su amor. En tal caso, no era posible que la nasión del militar no desnertase un eco en el alma de la muchacha, Tarde o temprano iba a triunfar... Y el peligro de la intervención de un nuevo enamorado quedarÃa a un terreno problemático v secundario, ya es amamos, el amor pone en nuestros ojos una tupida venda que no nos permite apreciar los defectos de la persona amada. No quiero decir, con eso, que la joven elegida por ti no sea merecedora de todos mis respetos; pero comprenderás que necesito enteraime por otros conductos que no sean tus propias declaraciones, de cuanto a ella se refiere. Ernesto se encogió de hombros, con un movimiento de absoluta indiferencia. —Eso no me preocupa, papá —ase guró—. Puedes indagar cuanto quieras, en la certidumbre absoluta de oÃr solamente elogios de esa joven. La sonrisa del anciano se acentuó adquiriendo un ligero matiz irónico. —Mucho me complacerÃa que estuvieras en lo cierto, muchacho —dijo—. Si es asÃ, tu amada debe ser un cúmulo de perfecciones. —Lo es sin duda alguna, papá —ase guró el capitán con absoluta firmeza. Esta vez, el anciano no pudo menos que echarse a reir. Más que las palatras, el tono de certidumbre de su hijo le resultaba un poco cómico. —¡Bendita sea la juventud, Ernesto! —exclamó el general—. ¡Dichoso quien puede entusiasmarse como lo estás tú, ahora! Los ojos de Ernesto brillaron de júbilo. —Cuando conozcas a Albertina, estatás de acuerdo conmigo, papá —expuso —. Es la más adorable de las muchachas, y la más buena también... Te lo aseguro. —Te creo, te creo por lo menos, mientras no tenga pruebas en contra. Quiero suponer que mi hijo ha sabido elegir dignamente a la que debe ocupar en esta casa el puesto de dueña que un dia estuvo dignamente ocupado por tu madre, hijo mÃo. Nuevamente, los ojos del anciano se posaron en el retrato, con expresión conmovida. —SÃ, papá —convino el capitán—. Albertina es digna de llevar nuestro apellido.
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Hubo una breve pausa, durante la cual Raúl de Fleuvegrand estuvo jugueteando con un cortapapeles. —¿Es rica? —pregntó de pronto. Ernesto esbozo un gesto de indiferencia. —Tengo entendido que sà —repuso —. Sin embargo, te confieso que no me he detenido mucho en semejante consideración. Para mi, la riqueza es un factor secundario. El general asintió gravemente. —Tienes razón —advirtió—. Desde el momento que tú posees una sólida fortuna, carece de importancia el hecho de que ella sea rica o pobre. Solamente lo preguntaba para poder formarme una idea acerca del modo como pudo ser educada. —Su educación no deja nada que desear, papá. Una vez más, el anciano se rió. — ¡Hombre! —protestó—. Estás tratando de coaccionar mi ánimo, y esto no está nada bien. Es preciso que te limites a exponer hechos indudables, y a dejar que yo haga mis investigaciones, sin nigún prejuicio previo. —Ya te he dicho que no veo inconv niente alguno en ello. Pero no puedo dominar mi entusiasmo. —Eso mismo me ocurrÃa a tus años, mando me enamoré de la que más tilde fué tu madre... Y, por suerte, mi entusiasmo estuvo justificado. -También el m!o lo está, papá. —Asà lo deseo, hijo. El general lanzó un profundo suspiro. La evocación de la esposa muerta, t aia a su memoria el recuerdo de Loras felices que ya no podÃan volver. ¿Pertenece a una familia de núest a clase? — inquirió de pronto, más que por verdadero interés, para sustraerse a sus tristes reflexiones. El interpelado hizo un gesto afirru.t ivo. —SÃ, papá. Tiene un apellido aristocrático. -¿Cómo se llama? Albertina de Boissoisons. Raúl de Fleuvegrand se irguió de I ronto en su asiento, con los ojos muy abiertos, y una expresión de sincera sorpresa en el rostro. —¿Albertina de Boissoisons? —repitió—. ¿Es acaso, la hija de Héctor óe Boissoisons? Ernesto vaciló un segundo antes de contestar. Realmente, nunca habÃa tenido ocasión de inquirir el nombre del padre de su amada, de quien sólo sabia c ue habÃa muerto hacÃa muchos años, antes de nacer Albertina. —No puedo decirlo —indicó por fin—. Su padre murió antes de que ella viniera al mundo, y también su madre sucumbió al darle vida. Ella vive con su abuelo.. El general habÃase inclinado hacia adelante, y tenÃa los ojos fijos en su hijo con expresión de extraordinaria ansiedad, como si de las explicaciones del joven dependiera algo vital para su existencia. —Dime, ¿cómo se llama el abuelo de la muchacha? —interrogó con acento ronco. Sorprendido por la extraña inquietud del anciano, el capitán apresuróte a exponer. —Horacio de Boissoisons. El general se dejó caer hacia atrás, fundiéndose en su sillón con aspecto abatido. —Es él —balbució pobre Héctor... Ahora, fué Ernesto quien se sorprendió extraordinariamente. —¡Cómo! —exclamó —. ¿La conocÃas? El anciano hizo un gesto negativo con la cabeza. —A ella, no —aclaró —. A su abuelo, muy poco, pues sólo le vi en escasas < portunidades. En cambio, fui amigo Ãntimo de su padre, Héctor de Boissoisons... Era un hombre muy bueno, y un amigo 1ea1... Tuvo un final trágico, pero, a decir verdad, nunca he pedido convencerme de que fuese culpable... Sin embargo, el parte oficial declaraba sin lugar a dudas “Culpable de Alta Traición”... Ernesto de Fleuvegrand se estremeció. —Eso no es posible, papá —expuso, con acento ronco. Albertina no puede ser la hija de un traidor. El anciano suspiró tristemente. —En forma oficial, lo fué —repuso —. Sin embargo, yo no lo he creÃdo nunca... Además, se trata de una histor.a remota, poco conocida, y olvidada por las escasas personas informadas de e11a... No te preocupes, hijo. Si la señorita de Boissoisons reúne las cualidades que tú pretendes, no seré yo quien me oponga a vuestro enlace.. Por el contrario, lo aceptaré como una especie de señal de perdón... Porque, en cierto modo, yo fui responsable del desastre que costó la vida al pobre LAS HAZAÑAS DE BECERRILLO Se citan curiosos ejemplos de piedad y de inteligencia entre los perros que se introdujeron en América en tiempo de la conquista. Cuéntase de uno, llamado Becerrillo, alano, muy desarrollado y tan raro de colores como singularmente inteligente, que distinguÃa a los indios mansos de los rebeldes con sólo verlos, procediendo con arre, glo a esta rara penetración. Una vez le mandó su amo en busca de una vieja que se habÃa fugado y de quien temÃan traición. Encontrada la vieja, se arrojó al suelo con desesperación ante el animal, bañada en lágrimas e implorando perdón; y fué tanta la lucidez de Becerrillo y tanta su nobleza, que desistió de hacer daño alguno a la vieja y, con muestras de compasión, le acarició, retirándose después. Este perro extraordinario murió en una acometida contra los caribes, herido por una flecha envenenada, dejando un cachorro llamado l.eoncico, que acompañó a Balboa en todos los encuentros que tuvo con los indios del Istmo de Panamá, sirviéndole de guÃa y librándole de emboscadas y ataques inesperados. Ninguno de estos perros tan nobles como inteligentes tuvieron los ingleses en la conquista de Jamaica, donde em. plearon una variedad llamada de bloodhounds, o sea sabuesos; especie feroz y adiestrada exclusivamente para exterminar los negros. Estos mismos perros emplearon Ingleses y Angloamericanos para cazar y destrozar los negros en el Sur y los emplearon también para matar indios. Héctor.... Yo pude haber evitado su trágico final, sólo con aconsejarle que abandonase su castillo, en vez de tratar de tranquilizarle... Déjame solo, Ernesto... Déjame solo unos momentos... Necesito desahogar la emoción que ha provocado en mà el recuerdo del amigo querido.... No quiero que nadie me vea, hijo mÃo... ¡Nadie!... ¡Ni siquiera tú! CAPITULO IX Las inesperadas palabras de su padre, habÃan sumido a Ernesto de Fleuvegrand en un mar de confusiones. De acuerdo al deseo expresado por ei general, se apresuró a dejarle solo en su escritorio, y fué a refugiarse a su propio aposento, donde se entregó a la reflexión. Sus propósitos habÃan sufrido un rudo golpe. No es que hubiera dejado de amar a la señorita de Boissoisons, pero no podÃa encarar ya la conveniencia de declararse a ella, por lo n.enos hasta que hubiera tenido ocasión de aclarar las palabras vertidas por el general. Decidióse a interrogar al autor de sus dÃas al respecto. El anciano no s< negarÃa sin duda a expresar a su hijo la verdad de lo sucedido años atrás, y una vez en conocimiento de los hechos, el joven capitán estarÃa en condiciones de hacer su composición de lugar. No querÃa inquietarse prematura mente. La palabra traición le habÃa llenado el alma de congoja. Pero, por muy exigente que pudiera ser él en tal sentido, más lo era el general; y, sin embargo, éste habÃa indicado claramente que no tendrÃa la menor objeción que hacer al enlace de su hijo con Albertina. Indudablemente, Â’odo iba a arreglarse de acuerdo a los anhelos sentimentales del joven. Pero no debÃa precipitarse. En primer lugar, dejarÃa pasar unas horas, un par de dÃas tal vez, para que Raul de Fleuvegrand pudiera recobrarse por completo de su emoción. NUNCA... Entonces, una vez padre e hijo estuvieran en condiciones de hablar tranquilamente, Ernesto interrogarÃa al anciano, haciendo que le refiriera la historia del padre de la señorita de Ecissoisons, o, por lo menos, la parte de ella que 1? llevara a ser acusado de Alta Traición. Luego, de acuerdo a lo que resultara aquella conversación, procederÃa. O bien a declarar su amor a la muchacha elegida Je su corazón, o, si era necesario, tratarÃa de arrancar aquel cariño de su pecho, en caso de ser imposible. Empezaba a comprender la razón de los extraños silencios y de los mon.entos de sombrÃa hosquedad de Albertina. Probablemente no era el temor de enamorarse de Ernesto lo que la angustiaba, si no la evocación de la historia pretérita
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UN BUSTO DEL Â’ CARDENAL SPELLMAN 'TBITÂ’W""" ¦ *¦ * ¦ ¦ PARA LA UNIVERSIDAD LJi CATOLICA DE SANTA MARIA i® «T X'' 1 LO ESCULPE EL JOVEN Y NOTABLE wK ESCULTOR ITALIANO PAOLO VACCARINO, QUIEN TRABAJA ® ¿à TAMBIEN EN UNA COLOSAL IMAGEN R ; 4 BFIOHw FJ DEL SAGRADO CORAZON CON KFt/Ã'-MBl.-SW*' W DESTINO A LA CASA MANRESA, DE AIBONITO. REPLICAS DEL BUSTO DEL CARDENAL SERAN INSTALADAS EN LA UNIVERSIDAD DE FORDHAM Y EN EL PALACIO ARZOBISPAL DE NUEVA YORK. Por BenjamÃn Amoldo Meyners c AWá Uár> z ?f W suSmHHKà El Cardenal Spellman posee un rostro lleno de franqueza y de bondad y su mirada serena refleja una dulce expresión muy en consonancia con su carácter y estado. (Foto INS). Detrás de la Catedral de San Patricio, en Nueva York, y haciendo juego por su arquitectura, con dicho templo y con la Casa Parroquial, anexa, se levanta un palacete de cuatro plantas, de granito, construido en el más puro estilo gótico. Aquà vive el Cardenal Franc s R. Spellman, Arzobispo de la Diócesis de Nueva York y exce28 Un palacete de cuatro plantas se yergue austero en el corazón de Nueva York para servirle de santo retiro al Cardenal Spellman. En una de las suntuosas salas de este edificio es que el escultor Vaccarino trabaja en el busto de Su Eminencia. lente amigo de Puerto Rico, quien recuerda minuciosamente, en todos sus detalles, la visita que efectuó a nuestra Isla, con motivo de la inauguración de la Universidad Católica de Santa MarÃa. Hemos sido invitados a esta visita por el escultor florentino, Paolo Vaccarino, quien pasó dos meses en Puerto Rico, en viaje de placer y que ahora, -subyugado por nuestros paisajes y enamorado apasionadamente de nuestro paÃs-, quiere dejarnos un recuerdo perdurable, plasmado el mismo en una inmensa imagen del Sagrado Corazón de Jesús, para la Casa Manresa, de Aibonito, y en un busto del Cardenal Spellman, nuestro benefactor, para ser instalado en la nueva univers'dad católica, como manifestación pública del reconocimiento de los fundadores, por la dádiva cuantiosa que nos hizo el PrÃncipe de la Iglesia. El interior del Palacio Arzobispal de Nueva York está conforme con la sobriedad y elegancia de su arquitectura medeval. En el piso bajo hay tres grandes salones de recibo, en los cuales a toda hora numerosos visitantes aguardan su turno para ver a Su IlustrÃsima. Varias criadas y ujieres, ataviados de negro, con detalles blancos en cofias y cuellos, recorren silenciosamente sobre las muÃ.idas alfombras, y, una vez enterados del propósito de la visita, suben las amplias escaleras de mármol, tapizadas tamb én en rojas alfombras, dirigiéndose a la SecretarÃa de 1 Cardenal Spellman. El Palacio Arzobispal de Nueva York está amueblado con verdadero 'ujo. El salón principal tiene un órgano, de enormes flautas, y dos pianos de ébano. Las alfombras son todas rojas, las cortinas de encajes, finÃsimos, y por doquiera hay estatuas religiosas, imágenes policromadas y una galerÃa de retratos al óleo, de todos los arzobispos que precedieron al Cardenal Spellman, enmarcada toda esta severidad ecles ástica en magnÃficos cuadros tallados y dorados al fuego. El rojo, negro y oro, son los tres colores que predominan por todo este hermoso palacio. Nos dirigimos al segundo piso, una Al escultor italiano, Paolo Vaccarino, le fué encomendada la. tarea de plasmar la efigie de su Excelencia el Cardenal Spellman como manifestación afectuosa del reconocimiento de los fundadores de la recién establecida Universidad Católica de Santa MarÃa. El escultor Vaccarino. quien en viaje de placer se detuvo por dos meses en nuestra Isla, entregóse a su labor con el entusiasmo y fervor que le caracterizan produciendo el busto del Cardenal que habrá de enga lanar el vestÃbulo de nuestra nueva universidad. (Fotos de César González). vez anunciada la visita, al despacho privado del Cardenal Spellman, que consta además, de un calón de recibo y de audiencia y las oficinas del secretario, Monseñor Murphy, y de su aux liar, el Reverendo Padre Fleming. En esta otra oficina pequeña, dos secretarias y un joven amanuense, atienden los teléfonos y despachan la correspondencia, pasando también a máquina los discursos y las encÃclicas de Monseñor Spellman, para su Diócesis, ¡ considerada como una de las más grandes del mundo católico. Hemos tenido el privilegio de poder admrar todos los detalles del Palacio Arzobispal de Nueva York. Hacia el fondo del piso principal, se encuentra el dormitorio del Cardenal Spellman, sencillo pero confortable, con un lecho pequeño, revestido de brocado, piso alfombrado también en rojo y una sala de baño moderna, que casi resulta impropia, en la austeridad tradic onal de este palacio gótico. Seguimos contemplando los detalles de ornamentación, y recorrido el dormitorio, se abre una puerta que da al estudio privado del Cardenal Spell* (Continúa en la página 61)
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—Yo sólo sé lo que significa verme privado de su compañÃa, cuando he concebido la ilusión de pasar la tarde entera en su agradabilÃsima sociedad. La joven movió la cabeza, como desalentada ante un caso imposible de resolver. — ¡Qué hombre, Señor, qué hombre! -exclamó—. ¿Se da cuenta de lo que es una interminable espera a la puerta de un negocio?... ¿Advierte la causa de impaciencia que significa permanecer al lado de una persona que no nos escucha, absorta por completo en pa elección de una tela?... ¿Comr prende el horror de verse en el trance de dar una opinión acerca de un sombrero, unos guantes, o una cartela, con la certidumbre absoluta de que el consejo que usted dé no será seguido? Ernesto rió suavemente. —Debo ser un héroe, pero el caso es que ninguna de esas cosas mencionadas por usted, me intimida en 1c más mÃnimo. —Su heroÃsmo merece un premio... aunque tal vez éste resulte un verdadero castigo. Le permito que me acompañe, pero con una condición. .—Aceptada desde luego, sea cual fuere. —¿A ciegas? —A ciegas. —Además de heroico, es usted audaz, señor de Fleuvegrand. Menos mal que ro soy una mujer peligrosa, ni me gusta abusar de las circunstancias... Pues bien, la condición que le impongo, es que no exteriorice usted más tarde una sola queja por las molestias que le ocasione escoltarme... Detesto a los hombres gruñones, ¿sabe usted? El militar se inclinó —Conociendo semejante detalle, tendré buen cuidado de no lanzar jamás, en su presencia, nada que pueda ser confundido con un gruñido. Seria lamentable que llegara usted a detestarme por un simple acceso de mal humor. ¦ —TodavÃa está usted a tiempo de evitano, señor de Fleuvegrand. Déjeme seguir sola ini camino, y se evita usted múltip.es causas de impaciencia. —Los verdaderos soldados no retà oceden jamás ante el peligro, señorita de Boissoisons. La muchacha suspiró cómicamente. —Conste, que por mi parte, he hecho lo humanamente posible para evitar el desastre. Pero contra la terquedad suya, nada puedo hacer, señor de Fleuvegrand. ResÃgnese a sufrir en silencio, y guarde todas las matas palabras que se le ocurran, papal a soltarÃas luego en el cuartel. —Yo nunca digo malas palabras. —¿De veras? Entot.ces es usted un fenómeno, señor de Fleuvegrand. Todos los militares a quienes yo ne conocido, las dicen... Claro que no en mi presencia, pero... ¡Bueno! Ya que estamos de acuerdo, no tenemos la menor necesidad de continuar aetenidos. Vamos a empezar su vÃa crucis, amigo mÃo. Fueron a la Rué de la Paix, donde la joven estuvo largo rato contemplando las diversas vidrieras, antes de decidirse a entrar a cada uno de los negocios que fueron visitando. El oficial habÃa resuelto armarse de paciencia, y se prestó a permanecer silencioso mientras Albertina resolvÃa el grave problema de si una tonalidad azul claro irÃa mejor a su cutis que marrón oscuro, o si una cartera de cuero verde armonizarÃa con su vest'do del mismo tono. Sin embargo, la joven habÃa exagerado un poco al referirse a su absoluta prescindeneia de la persona que la acompañaba durante el recorrido de tiendas. La señorita de Boissoisons no dejaba de conversar un solo momento con su acompañante, y aún se dignaba pedir su parecer repetidas veces y, ¡cosa extraordinaria!, tomarlo en cuen." icrto Rico /lustrado 5 de febrero de 191,9. NUNCA. tó. Por último, a las cinco y media, después de una última visita a un negocio de pieles, Albertina declaró solemnemente: —Ha terminado su martirio,, señor de Fleuvegrand. Ya he comprado lo que me hacia falta y, además,, he gastado todo el dinero que tenÃa disponible. Ernesto suspiró. —¡Gracia a Dios! —expuso, con fingido fervor—. Ahora, espero que se dignará usted acompañarme a mi, ¿verdad? La muchacha, le miró, fingiéndose asustada. —¿Acompañarle yo de compras?... ¡Muchas gracias! Los negocios de artÃculos para hombre me enferman... Tendrá que ir solo. —¡Oh, no! Yo no le he hablado de is de compras, señorita de Boissoisons —protestó el oficial —. Mi deseo es que me acompañe usted... a tomar el té. —¡Ah! Eso ya es otra cosa. Si se trata de ir a una confiterÃa donde sea posible tomar unos cuantos sandwiches y una cantidad increÃble de masas, acepto de mil amores. No puede usted imaginarse cómo me ha despertado el apetito la excursión esta. Se encaminaron a una confiterÃa próxima, instalándose en una de las mesas. Ahora, sin la preocupación de las compras que necesitaba hacer, la señorita de Boissoisons podÃa mostrarse la muchacna alegre, jovial y parÃanchina de siempre. Ella era quien llevaba sobre sà casi ledo el p<=so de la conversación. Su interlocutor se limitaba a asentir o a negar, con breves palabras. Ernesto de F.euvegrand estaba preocupado por el recuerdo de la entrevista sostenida con su padre. Y aunque trataba de olvidarla por el momento, no le era posible conseguirlo e i modo alguno. Albertina tué pasando sucesivamente de un tema a otro, para llegar por fin a referirse a cuestiones multares. —Ustedes, los artilleros —decÃa—deoen ser quienes mejor están dentro dql Ejército .. Por lo menos, los más protegidos en caso de guerra. El oficial sonrió. —Hasta cierto punto, tal vez —repuso—. Sin embargo, no crea usted que no vivimos en grave riesgo. Debe considerar que, por lo mismo que sumos muy peligrosos, los enemigos ponen siempre especial empeño en hacernos callar. —SÃ; pero las fortificaciones... —Las fortificaciones tienen un valor bastante relativo. Se ha.en siempre de acuerdo a la potencia de penetración de los proyectiles conocidos, pero, a cada momento, se inventan nuevos explosivos de mayor fuerza, y ello hace que los bandajes que ayer eran una proteo.ión, dejen de serlo mañana. La joven habÃa apoyado los codos en la mesa, y con la barbilla sujeta por sus manos entrelazadas, permanecÃa inmóvil, contemplando a su interlocutor con no disimulado interés. —¡Qué interesante debe ser la vida en las fortificaciones! —ex.lamo, con un ligero suspiro. El capitán encogió los hombros. -—No lo crea, señorita de Boissoisons —aseguró—. En realidad, es de una monotonÃa desesperante... Por lo menos, en tiempo de paz. —Sin embargo me encantarÃa conocer el interior de una de esas maravillosas defensas que, según se dice, han sido he.has para la defensa de ParÃs en caso de una nueva guerra. Ernesto vaciló un segundo, pero sólo un brevÃsimo segundo. En seguida se decidió: —¿Le gustarÃa, realmente, visitar las fortificaciones? Los ojos de ella lanzaron un destello de alegrÃa. El rostro del capitán asumió una expresión grave. —En tal caso, trataré de complacerla, señorita de Boissoisons —ofreció —. Voy a llevarla a visitar una de las defensas subterráneas. La muchacha alzó la cabeza y palmoteo alegremente. —¡Qué bien! —exclamó —. ¡Qué cosa más interesante! ¿Cuando vamos a ir? Ernesto frunció ligeramente el ceño. —A ver —murmuró, tratando de ordenar sus pensamientos—-. Tendré que solicitar un permiso en el Ministerio, y eso me llevará un dÃa... Además. .. Siguió pensando en silencio, y, por último, manifestó: —¿Qué le parece a usted el jueves próximo? La interpelada inclinó la cabeza, sonriendo. -setsnjua uoo osojuoo— ¡ts ‘qo!— nio. — ¡Muy bien! ¿A qué hora? Ernesto quiso mostrarse galante. —Eso lo dejo a su elección, señorita de Boissoisons. La tersa frente de la muchacha se contrajo en algunas arrugas casi imperceptibles. —¿Podrá ser por la mañana, a eso de las once? —preguntó. —Cuando usted disponga. La joven creyó del caso justificar su pedido. —Por la tarde, oscurece pronto... y me parece que en esos sombrÃos subterráneos me morirÃa de miedo... aún estando al lado de usted, señor de Fleuvegrand. El oficial se echó a reÃr. —Le aseguro que no tienen nada de sombrÃos —previno—. Cuentan con una doble instalación de luces. La eléctrica, que es la que se utiliza co(Continúa en la página 45) Asà es come ativia £1 MALESTAR del Resfriado noche à Penetra a los tubos ¦ instante... cuando lo frota usted k vapores I en el c , uell °Fecho y espalda al acosSjßs» '®l medinnaies ¦ tarse, la acción especial, penetrante' W ' estimulante del Vapoßub empieza a X obraren seguidaparaaliviarelmales? i tar. Calma la irritación, mitiga ios , < fe espasmos de tos, y obra por horas—'a à mientraselniñoduerme.Reeuerde... solamente el Vapoßub proporciona ' . esta acción especial, penetranter ' estimulante Estimula las su ¦ (según los J K perficies del pecho ¦ grabados). 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DUELO CRIOLLO hermosura primitiva de esta serrana, en cuyo cuerpo semitúrgido y en cuyas carnes doradas, el injerto de dos razas fuertes pluralizó su mejor esencia. Personalidad irresistible la de Rosa MarÃa. Porque nuestra criolla posee el donaire y el porte altivo de la garbosa castellana, esa gracia y ese candor castizo presto a trasmutarse en rubor de feminidad recatada cuando cualquier mozo impulsivo del barrio la piropea, y porque posee además, y sin ella advertirlo siquiera, la tentación del pecado, en las dormidas palomas de los senos, en la fruta fresca de la boca pulposa, y en la ondulación de las carnes firmes, en las que parece que ronca el grito salvaje de la selva. Juan Miguel Cruz, el mayordomo de las estancias del Asomante, esta loco de pasión por Rosa MarÃa, y he aquà que la persigue como un fauno por el monte, cada vez que la criolla abandona el bohÃo de madrugada y se dirige hacia el llano a coger fresas, o hacia el rÃo, a cortar manojos de madreselvas que luego coloca con ingenua coqueterÃa sobre las trenzas. — Mucho cuidao con esos hombres del pueblo — le habÃa advertido don Ramón a la moza. Vienen aquÃ, al campo, a pelveltil a las muchachas honras, pol creedelse esos mal nacÃos que aquà el mangó ta ma bajito que en el pueblo. —Si lo dice usté por Juan Miguel Cruz, descuide papá, que yo sabré defendelme. No obstante sus dieciocho años vividos en pleno corazón de la montaña, Rosa MarÃa era sagaz por naturaleza. HabÃa heredado de su padre esa perspicacia intuitiva que nace con el criollo, inteligencia aunada a cierta dignidad congénita e insobornable que mucho habla de la jerarquÃa espiritual de nuestro jÃbaro. Odiaba Rosa MarÃa a Juan Miguel Cruz con la misma intensidad con que amaba a su Carlos Juan, el criollo buenazo que trabajaba sin tregua en el surco. Y si le asqueaba el mayordomo con sus miradas de perversas y felinas insinuaciones, era porque veÃa en el capcioso hombre del pueblo, la perdición de su alma y el desplome total de sus sueños puros. No le temÃa, sin embargo, a Juan Miguel Cruz. Se sentÃa fuerte e invulnerable a la viciosa persecución del mayordomo, escudada como estaba en el amor inmenso de su jÃbaro, de su novio, que era fornido y musculento como un gladiador campero bronceado al sol. Altivo y valiente, éste hacÃa dÃas que buscaba una ocasión propicia para “darle un susto" a Juan Miguel, y he aquÃ, que en los precisos momentos en que Rosa MarÃa se dirige hacia el rÃo, don Ramón se allega hasta el cañizal en donde inicia el corte el futuro yerno, y le entera por lo bajo: —Ahora mesmo pasó cerca de mi rancho Juan Miguel Cruz. ¡Hum!, que yo no barrunto na güeno en este barrio con ese guaraguao de pol medio. Se llevó a la hija de la comay Antonia pal pueblo, y ahora la desgració ta roando de casa en casa sin (Continúa en la página 44) 30 consejo y su ayuda. Y mientras tanto nosotros, acaso excediéndonos en nuestra condición de huéspedes, nos dábamos a curiosear aquà y allá como si a cada paso encontrásemos algo nuevo que ver. Un grupo discutÃa las leyes del escucha, otro aprendÃa el manejo de la brújula. Y asÃ, todos se dedicaban a una actividad distinta, pero siempre interesante y útil. Son las mismas cosas que Lord Badén Powell, el fundador de la organización, comprendió que deberÃa saber todo soldado para reducir a un mÃnimo los riesgos que abundan en el campo de batalla. De pronto, al ver que traÃan un muchacho con la cabeza vendada, pensamos que un accidente amenazaba con echar a perder la fiesta. Pero Pito nos devolvió la tranquilidad diciéndonos con una sonrisa maliciosa: “Es un simulacro. Se trata Je una vÃctima de la primera ayuda". Ese dÃa el almuerzo fué delicioso: carne asada, batatas asadas al horno y puchero criollo. Todos los preparativos de la cocina respondÃan al mismo ingenio sencillo que produjo el “lavabo" v ‘a “mesa”. Las llamadas “batatas al horno" eran asadas bajo tierra al calor de una fogata. Y después del improvisado banquete los escuchas lo ponen todo en orden, siguiendo una estricta disciplina de división de trabajo, método éste que utilizan en casi todas sus actividades. No pudo faltar rdeWfAvmqiÃtay( CANTA* Os LOS CANTAAIS ) Jf "Ú». r r«J La b«llei* de la mujer es eterna fuente Je inspiración . . à ? Proteja y acentúe *u hermosura* fli 1 HINDS 17/ i I la CREMA COMPLETA 7.'A/ Completa porque: /e \ C Ã) Ful / Limpie .« culis. / I Ayude ¦ >u«*ncr la pipi. X lEs base magnifica pete poleo. I* I ' —mZXL"' I Proteie contra las inclemencias deÂ’ \ t/u Z* 11 1 I d™. \ Fresca y deliciosa después del baño... | Enriquecido con lonolino H I NDS varias veces al dia* LUS NINUb tbCUCMAX.. en el almuerzo una exquisita taza de café de Puerto Rico, acabado de colar, y el postre... unos jooos 0 e, de maduros, estaban a punto de gotearse inocentemente . La siesta duró poco. Otra vez el toque de corneta llamaba a la actividad. Eran las competencias de habilidad que practican habitualmente los escuchas: la "carrera de vestirse y desvestirse” —a ver quien lo hace más trápidamente — la competencia de los nudos y otras. Estos son nudos especiales, fuertes, pero que pueden soltarse con facilidad si fuese necesario. Y una de las más interesantes es la de hacer fuego: en grupos de dos, con un pedazo de madera y dos fósforos, los muchachos se esfuerzan en prender una fogata... y probar quién termina primero. Y al terminar las actividades vespertinas, se impone un buen fin de fiesta”. Los escuchas disfrutan entonces de media hora de baño en la piscina del campamento. Una buena zambullida después de todo un largo dÃa de actividad viene a tener el mismo significado que el bÃblico maná caÃdo del cielo. Al contacto con el agua fresca el cuerpo siente una agradable sensación de bienestar y el ánimo adquiere la misma lozanÃa de los pastos cuando, tras la sequÃa, llegan las lluvias. Pero aún en el entretenimiento los escuchas ponen en práctica las normas y objetivos de la organimi opinión sobre ios niños EscucHns TA 4 "" Ha Rendido una Contribución Extraordinaria al Bienestar de Cada una de las Comunidades de la Isla "Es un placer enviar mis más sentidos deseos, de todo corazón, con motivo del Trigésimo Noveno Aniversario de los Niños Escuchas de América. La celebración de la Semana del Escucha, desde el seis al doce de febrero de 1949, por el Concilio de Puerto Rico, debe ser una ocasión para que todos los ciudadanos puertorriqueños tomen nota especial de la extraordinaria contribución que esta organización le ha rendido al bienestar de cada una de las comunidades de la Isla. Yo no conozco otro camino de valor para que los niños pasen su tiempo persiguiendo los mismos ideales y estudiando las artes del escutismo. El jovencito que alcanza cada uno de los objetivos establecidos para él en cada una de las cuatro clases que constituyen los rangos de los Niños Escuchas de América, se disciplina a sà mismo y comienza a edificar el carácter que quedará cimentado en su vida posterior. Estos jovencitos constituirán un crédito real para el paÃs y se levantarán como una prueba viviente de que el Concilio Puertorriqueño de los Niños Escuchas de América está llevando a cabo, en la actualidad, uno de los trabajos más importantes en Puerto Rico". EDWIN L. SIBERT Brigadier General del Ejército de los Estados Unidos zación a que pertenecen. Por ejemplo, nunca se lanzan solos al agua, sino en parejas, y el propósito especÃfico es el de ayudarse mutuamente en caso de emergencia. Estos momentos de alegrÃa en la piscina se apro(Continúa en la página 52) Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 19^.
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nnnn pn pppp jR U uil uUu h _ POR DELIA Q DE ARNALDO MEYNERS ¦¦ Srta. Teresa Antonsanti Rexach Las carnestolendas del año que comienza tienen en la señorita Victoria Teresa Antonsanti Rexach una soberana de exquisita prestancia y cautivadora belleza quien presidirá con su simpatÃa de excepción todos los festejos que se avecinan. S.. M. Vicky I, nombre familiar por el que más corrientemente se le conoce es hija del licenciado Frank Antonsanti y la gentil dama Haydée Rexach de Antonsanti, matrimonio que goza de muchas simpatÃas en el ambiente social de la sociedad capitaleña. Nacida en la ciudad de Nueva York, la señorita Antonsanti, ha recibido gran parte de su educación en colegios de los Estados Unidos, a excepción de cuatro años, dos de ellos como estudiante de escuela elemental y dos como alumna de la Academia del Perpetuo Socorro de Miramar. La academia de Mount Saint Vincent en Nueva York la tuvo como alumna de Escuela Superor. Antes habÃa estado en la Academia Stella Niagara. Estos últimos años los ha pasado en Europa donde continuó estudios en el “Fairfax Hall” de la Universidad de Ginebra. No obstante gustarle la vida europea Vicky anheló siempre volver a Puerto Rico, reunirse con su gente, gozar de las fiestas de su tierra y hacerse de muchas amistades. He modo que la señorita Antonsanti ha logrado un comienzo brillantÃsimo en su iniciación en la vida social de nuestro paÃs: Reina del Carnaval Ponce de León de 1949, Reina del Hotel Condado, Señorita Borinquen y otros tÃtulos más que mientras llega la noche de su coronación le serán conferidos. “El Jubileo de Oro” es el motivo del baile que señala el progreso de la mujer de América y que dispone interesantes caracterizaciones que han pasado por la vida destacándose en las artes, en la ciencia y en la vida social de sus paÃses. El 19 de febrero Victo, ria Teresa I recibirá en el Hotel Condado un cetro y una corona resplandeciente. Sobre el Baile de Proclamación en el Escambrón Beach Club daremos amplios detalles en nuestra próxima crónica. Distinguida boda en Ponce La iglesia de Nuestra Señora de la Merced en Ponce fué escenario del enlace matrimonial de dos jóvenes que gozan de general aprecio en el am. biente distinguido de aquella localidad: la encantadora señorita Hebe Lo. renzi Renovales y el doctor Juan J. de Lara GarcÃa. Con el enlace han quedado vinculadas con lazos de parentesco las familias de don Luis A. Lorenzi Penne y doña Joaquina Renovales de Lorenzi y doña Delia GarcÃa viuda de Lara. Lo corte nupcial estuvo integrada Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191$. por las damas de honor señoritas Co. ca Hernández, Altagracia de Lara, Ana SofÃa González, y Lydia Vélez Cervoni quienes vestÃan lindas crea, clones en azul la primera, la segunda en dorado, Lydia en rosa y Ana SofÃa en orquÃdea. Las hermosas pamelas y las puchas eran de igual color hacien. do contraste con el traje. Los padrinos, el señor padre de la novia don Luis A. Lorenzi y la hermana del con. trayente, señora Ana Rosa Lara de Hernández. The best shoes you can buy are the best buy! 11 MUJo & ¿7 DUCHESS DELVAN. . . el zapato forrenino de más linaje. .el zapato de reinas y princesas. . . el zapato que más honores ha concuistado entre las damas elegantes del mundo .LA FAVORITA los tiene para usted, en una profusión de exquisitos estilos, finÃsimas pieles y belhsimos colores. Vendidos exclusivamente en LA FAVORITA SAN JUAN PONCE MAYAGUEZ RIO PIEDRAS Junto al reverendo padre que habrÃa de consagrar su unión, aguardaba en el altar el novio impecablemente vestido de etiqueta. Escogidas melodÃas nupciales Ãnter, pretábanse al órgano mientras la novia desfilaba por la senda alfombrada hacia el altar mayor. Su atavÃo, de elegante corte, fué realizado en satÃn blanco con adornos de encaje chanti. lly en el corpino haciéndole mucho más delicado los bordados de perlas diminutas. Sobre la amplia cola caÃa Doctor Ricardo Pesquera Se encuentra en esta ciudad capital en el hogar de sus señores padres los distinguidos esposos don Ricardo R. Pesquera y doña RosalÃa Margarida de Pesquera su hijo el joven doctor Ricardo Pesquera Margarida. Graduado de la Universidad de Louisville, Kentucky, el doctor Pesquera hizo durante un año su internado en cirujÃa oral en el Hospital Belleview en Nuera York. Su nombre ha sido aceptado para ingresar en la “Fundación Mayo” de Rochester donde continuará sus estu. dios para obtener el "masterÂ’ en cirujÃa oral. el velo de vaporoso tul ilusión que se sostenÃa a una linda tiara de azahares. Para festejar el acontecimiento tuvo efecto una recepción de caracteres lucidÃsimos en la residencia de los pa. dres de la novia esposos Lorenzi-Re. novales de la calle Lucas Amadeo de aquella ciudad. La esplendidez de los dueños de la casa se puso de manifiesto con la va. riedad de sabrosas golosinas y manjares acompañados de variedad de vi. nos y licores. Una selecta representación de familias de la sociedad ponceña y de la capital estuvieron presentes en el ac. to entre ellos Juan Antonio Hernández, doctor Nicolás Pichardo, doctor De Lara, doña Ana Rosa de Lara de Hernández, Francisco de ara, Dulce MarÃa de Pichardo, América de Cace, res, Frank de Lara, Luis de Lara, Jacobo de Lara, Oscar de Lara, L. Ri. cardo de Lara, Conesa de Jordán, MarÃa viuda de Bauzá, Lola R. viuda de Cabán Toledo, Matilde Cervoni viuda de Vélez, Juanita R. de Bird. Margot Penne de Bosch, Brunilda Pérez de RamÃrez, MarÃa Luisa P. de Castillo, Olga Rde Girod, Ana I. Capó de RÃo. Isidro Diaz, doctor Cobián, Eduardo Wise, Ramón Ramos, Muñoz Bayrón, Francisco Castillo, doctor C. R. Pou, doctor López Varga, Mario A. Soler, Raúl Rosario, doctor Quilinchini Valls, Carlos Cintrón, José Eugenio Pou, Vi. cente Muñoz, Alberto Rullán, César A. Nazario, José González, Rafael Quiñones Vidal, Francisco Penne, Onofre Segura, señoritas Quilinchini, Ivonne Valls, Lupe Colón, Caso y Proviana del Rio, Carmen D. Ribas, Carmen Rullán, Milagros Carrillo, Blas Con. trera y familia, doctor RÃos Oriol Pa. sarell, Gabino Nieves, César Cabán, Angel RÃos Carreras, José Bosch, Tu. tin Renovales, Manuel A. RamÃrez, Francisco Castillo Amy, Elias M. Bayrón, Humberto Mayoral, Máximo Ma. yoral, Luis Jesús Lorenzi. Torres Bauzá Ante el altar de la capilla del Santo Asilo de Damas de Ponce oficiando (Continúa en la página 34) 31
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32 ¦ HOGAR 1 • S ¦ lOS 1 represei-tantes de 9 ^as coope¦ gobierno, repreS entantes d los miem . ¦ comercian ¦ nor teamencan Ca{e teros I * p “do -“n x I I ro para m . na ü /a. & mismo carre tera wflM ¦ tima organiza Buchana n. en ¦ traÃdo cerca y expre M ¦ mIÜt S ceremonia revino una un ¦ ¦ Ebriedad. — I V lOS aC tres pue-torriguenos del _ los agncub° res ? „g d.)«« M ‘'“ ó ¦
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Desde fines del pasado mes el mundo social isleño le viene rindiendo honores a la nueva majestad del acostumbrado Carnaval Juan Ponce de León. Vicky Antonsantti, quién recientemente regresara de Europa, donde cursaba estudios en la Univers : dad de Ginebra, Suiza, fué sorprendida en la residencia de sus padres, en Trujillo Alto, por la comitiva portadora de $ 4» * i —— iJQP 1 ¦kl^9 ' 'jjwßWMferw ' _ x ¦Ri * r * g»; ' JHB jjl | j_J| W W y i Ir OJMM i il^Bà O * MR ¦¦¦¦¦¦¦¦ !F ~~ m; ? —„, „, w REINA INSULAR UEL CARNAVAL PUNLL UL LLUN la proclama. A la cabeza de la misma iban el Sr. Antonio Miró Sojo, presidente del Comité Ejecutivo del Carnaval, y su señora esposa. Entre aplausos y brindis fué acogida la designación oficial. La soberana, hija de los distinguidos esposos don Frank Antonsantti y doña Haydée Rexach de Antonsantti, recibió de la Reina saliente, la exquisita Irma Nydia Vázquez, las simbólicas flores del traspaso del cetro. La Reina de las Debutantes de 1949, la gentil señorita. Mary Josephine Maldonado. formó parte, también, del grupo notificador. En medio de la alegrÃa inusitada del acontecimiento los presentes fueron obsequiados por los padres de la preciosa succsora al trono de las carnestolendas. Vicky, de 20 años, esbelta y encantadora será, además. ülo ' F/ w r f 7 W f « ' "¦ Â’X' ' Ib i |M;> la Reina feliz del Hotel Condado. Su coronación como Vicky I será realizada el dÃa 19 de este mes. Aquà ofrecemos diversos aspectos de la visita de notificación trás la cual Vicky Antonsantti ascenderá egregia, al trono de ese mundo de fausto y colorido que es la clásica festividad del Carnaval, (fotos de Eliut González). 33
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JABON A TABU! A —' '
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Los Quince Años de Margarita Sastre Wirshing • En ocasión de cumplir sus quince años la señorita Margarita Sastre-Wirshing fué agasajada por sus padres, don Miguel Angel Sastre y doña Margarita Wirshing de Sastre. La hermosa recepción iué ofrecida en su residencia de Ponce, a la cual asistió un gentil grupo de compañeras de colegio y amigos de la preciosa quinceañera, asà como de sus distinguidos padres. La elegante fiesta constituyó una signiñeada nota social en la bella Perla del Sur. Nuestra página ofrece varios aspectos de la misma. (Fotos de Teodoro Torres) 35
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inaugurando la campana contra LA PARALISIS INFANTIL • Un crecido grupo de personas concurrió a Fortaleza a la Fiesta-Coctel donde se cambiaron impresiones en torno a la campaña contra la ParáDtinw sauj orones jopoureqoQ jep osodse o¡ ep uopojiAUt y -piunjui sisq Mendoza de Muñoz MarÃn, asistieron a la misma alcaldes de toda la Isla, presidentes de agrupaciones cÃvicas y sociales, miembros de los distintos comités insulares de la campaña y un notable grupo de damas que tiene a su cargo la cruzada en el área metropolitana. El Dr. Pons, Comisionado de Salud, dió la bienvenida a los alcaldes y luego disertó sobre el origen de la enfermedad. Al grupo se unió el Sr. Luis Muñoz MarÃn, quién tuvo frases cordiales de salutación e invocó el éxito de la campa36 ña. Formaron parte de la distinguida ccncurrenc.a la actriz boricua Mapy Cortés e Irma Nydia Vázquez, Miss Puerto Rico 1948. También estuvo presente la mascota de la campaña, Magda. Georgina Pont Vela, quien ha sido vÃctima de la enfermedad y ya puede prescindir de las muletas gracias a la ayuda que le prestara la Fundación Nacional contra la Parálisis Infantil. Se establecieron los acuerdos destinados a llevar a efecto la noble tarea de este piadoso movimiento. Animadamente la reunión se prolongó hasta la noche en cordial tertulia. Nuestras gráficas recogen diversos momentos del acto. (Fotos de losé Mercado).
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IP Bw Ãbéf» aJ i 18l S I B Be i IB BU '3 BK H^M -Ib ¦ Bise fjgcl ^^BBBB ^b m^bE^MOmL^b^b^k xLr ’¿¿ jI > JBBBs * "• — Â’ wß#<_ ¿ Ob"" wWWßjjKrS3yß^é^ BRflTà JWteSiMÃi Instante del Cocktail Party ofrecido recientemente por la casa Toni en que la concurrencia aplaudÃa una de las interpretaciones de Los Bacheros. Aparecen en la foto los señores: Manuel Garrafón, el juez Antonio Barceló, Nelson Kern, la Srta. LucÃa Ochoa. el Sr. E. J. Connors, Adolfo L. Monserrate, la señora Matilde de Monserrate, Julia Arce, y la Sra. de E. Franklyn. B' -*-¦ Bi » ‘W*sar*à A\\Um ; jBE* ii i I 111 i 111 à I jMs . u-^EEPHc'i L°' -X J: Wfc Ir ÉKftMAu Lwr x ' Iwlfl >ll Representantes de las distintas firmas, entidades publicitarias en la Isla y sus anfitriones durante la fiesta-coctei, que con motivo de la introducción del nuevo ondulado Toni, se llevara a efecto recientemente en el Hotel Condado. TONI OFRECE ANIMADO COCKTAIL En un momento de amena charla durante el agasajo ofrecido por la casa Toni a. los periodistas aparecen el señor Francisco Garrafón, el Juez Antonio Barceló y la señora Sylvia Ledesma de Barceló. . A. BBB¿* y ¦¦' Momento en que el Sr. Francisco Garrafón saludaba a las dos primeras parejas de Gemelas Toni Puertorriqueñas. De izquierda a derecha: Srtas. Lilly y Maggie Moné Roura y las Srtas. Mary y Ann Soto Morales. Ambas parejas fueron presentadas a la concurrencia durante el acto. Disfrutando de los obsequios servidos durante el acto vemos de izquierda a derecha al Sr. Jaime Garrafón, al Ledo. Adolfo L. Monserrate, al Sr. Humberto Monserrate Anselmi y a la señora Matilde de Anselmi. F~' V r Con motivo de la presentación en Puerto Rico del novedoso permanente casero "Toni" sus distribuidores ofrecieron a la Prensa y a la Radio del paÃs un alegre cocktail party en el "mezzanine" del Hotel Condado. Los numerosos invitados fueron atendidos con esmero por los señores Francisco Garrafón y E. J. Connors, gerente de ventas de la Casa Toni, quienes obsequiaron con esplendidez a los presentes. El producto Ãué dado a conocer durante la ocasión, siendo presentadas dos parejas de gemelas Toni, luciendo una de cada grupo el ondulado que proporciona el novedoso permanente. La reunión contó además con el concurso musical de los conocidos cancioneros españoles "Los Bacheros", impartiéndosele asà al agasajo una alegre cordialidad social. Nuestra página recoge diversos aspectos de la mencionada fiesta-coctel. (Fotos de José Mercado). 37
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Acto de Graduación de las Damas Grises En los salones del Casino de Puerto Rico se llevó a efecto en la tarde del miércoles 19 de enero próximopasado la graduación de las Damas Grises de la Cruz Roja Americana, Capitulo de Puerto Rico. El acto de caracteres lucidÃsimos reunió selecta y nutrida concurrencia La Crema Limpiadora Albolene se recomienda especialmente paralasseñorasdecutisreseco. Excelente para limpiar y quitar el maquillaje o para suavizar la piel, después de lavarse ésta con jabón. Preparada con .¦ los ingredientes medici* nales más puros. Perfuv* ru\ mada o sin perfumar, por a el mismo precio. No deje de comprar su Crema Limpiadora Albolene, , *7) hoy mismo. DE VENTA EN TODAS LAS FARMACIAS Lips ¡Duran horas... __ y horas... * y horas! • Labios llenos, suaves, hechiceros, son ases de triunfo en s “la nueva silueta”, tan deliIt» wt cada y femenina. Siga la \ moda . . . ¡Use PondÂ’s "Lips", * el lápiz labial de firme y satinada textura que no es grasoso ni se corre! 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Los certif cados de Damas Grises fueron entregados a las graduadas por la señora Provi Urrutia de del Valle, presidenta del Comité de Reconocimiento. La señora del Valle hizo uso de la palabra y brevemente felicitó a las damas por la labor tan meritoria que están llevando a cabo al proporcionar horas de solaz y alegrÃa a tan tos veteranos enfermos en los distintos hosp tales del Distrito. Las siguientes damas recibieron sus certificados: Carmen A. de Agostini, Marie L. de Arán, Sylvia L. de Barceló, Alicia Brayfield, Richard Brock, Norah Brown, Raquel Brukhardt, Fay Casenave, Thelrna Chaudler, señora de Juan E. Cordero, MarÃa Teresa Dolan, Jean Drinkwater, Georg na Fairbanks, Corinne Hardesty, Marión Johnson, Cecilia Lebrón, Helen Lee, Yolanda T. MartÃnez, señora de Frank Norton, Nina Pou, Rita Susoni, Mercedes Valdés, y las señoritas Gisela GandÃa, Virginia Budet, Alice M. González, A da Maisonette y Carmen N. Marrero. Comisión a Fortaleza Una comisión de Servicios Voluntarios de la Cruz Roja Americana, CapÃtulo de Puerto Rico, visitó La Fortaleza en la tarde del jueves 20 del mes de enero pasado con el fin de notificar a la señora esposa del Go bernador de Puerto Rico, dona Ines M de Muñoz MarÃn, su designación como presidenta de denos servicios voluntarios. La comisión estuvo integrada por las señoras Mercedes Lajara de Francis, Presidenta de los Servidos Voluntarios. MarÃa Teresa Dolan Presidenta de las Damas Grises, Ana de Simmons. Presidenta del Cuerpo Motorizado, Inés T. de Silva, MarÃa Soler de Soler y señora de Alvarez del Serv cio de Cantina, Baila Conde de Salazar, Presidenta Artes Manuales Rafaela R. de Urrutia, del Servicio de Bienestar Social, y Armida Torres de Almiroty, Presidenta de Publicidad. Este grupo de damas fué acompañado por el Coronel Antonio R Silva y el señor VÃctor Bracgger, altos oficiales del CapÃtulo de la Cruz Roja Americana. Aprovechó el Coronel Silva para in. formarle a la señora de Muñoz MarÃn que, al igual que en años anteriores la Cruz Roja esperaba que a señora del Gobernador presida la campaña que se llevará a efecto este ano en el mes de marzo. La señora Mendoza de Muñoz MarÃn aceptó gustosa ambas des gnaciones y expresó su más ardiente deseo de ayudar hasta donde le fuera posible a la Cruza Roja en todas sus actividades. Asimismo felicitó al cuerpo de Voluntarios por su espléndida labor, especialmente cerca de los veteranos incapacitados. Los asistentes fueron obsequiados con refrescos y dulces variados habiéndose despedido todos muy satisfechos de la acogida que se les dispensó. Bodas de cristal de los esposos Comas-Urrutia Los esposos doctor Arsenio Comas y Anelita Urrutia de Comas, celebraron bodas de cristal la noche del 20 del mes de enero próximopasado en su res dencia de la avenida Wilson. Es hermosa la residencia de los esposos Comas-Urrutia. Sus salones lucÃan sus mejores galas. Profusión de flords bellÃsimas adornaban las piezas principales del feliz hogar. Y con la amabilidad que les caracteriza, el doctor Comas y su gentilÃsima esposa dispensaron todo género de atenciones a sus invitados. Un nutrido y selecto grupo de matrimonios de la alta sociedad capitaleña acudió al distinguido hogar a ofrecer sus parabienes a los hospitalarios anfitriones en ocas ón de festejar los quince años de casados. Recordamos entre los asistentes a Rafael Schuck y Palmira McCormick de Schuck, Cloris viuda de McKinley, Asciclo Marxuach y Carmen Irene de Marxuach, Jaime Annexy y Rosalinda F. de Annexy, Felipe Segarra y Amelia B. de Segarra, Manolo DÃaz y Saro de DÃaz, Margot GandÃa viuda de McCormick, Enrique Calimano e Idalia de Calimano, José Mera e Irene Texidor de Mera, José Casellas e Hilda GandÃa de Casellas, Â’xilo Urrutia y Betty de Urrutia, José Enrique del Valle y LolÃn de del Valle, Manuel Sanchidrián y Gloria Lucila de Sanchidrián, doctor Manuel Astor y Harr et de Astor, Providencia Urrutia de del Valle, Luis Alberto Biascoechea y Ligia R. de Biascoechea, Juan Parsi y Nilsa de Parsi. José Suárez e Inés MarÃa de Suárez, Nicolás Almiroty y Armida de Almiroty, señorita Amparo Urrutia, Angel Suárez y Ritita Ama deo de Suárez, Enrique Calimano hijo, y señora Juan Vilá y Cecilia de Vilá. JuanchÃn divirtió grandemente a la concurrencia con su caracterización de mejicano El y su joven esposa lie garon recientemente de un viaje por la república Mejicana. i I . Ti Srta. Sara Pagan Recientemente formalizaron compromiso de amor en la ciudad de Ponce la bella señorita Sara Pagan y el joven caballero Roberto N. Blassini. La feliz pareja ha sido muy felicitada por sus amigos y familiares. La boda está señalada para tener efecto en el mes de febrero próximo. Deceso VÃctima de una pertinaz dolencia que le mantuvo en cama por algunos meses, rindió la jornada de su v'da en el Auxilio Mutuo, de Hato Rey, el caballero español don Francisco Blanco Gómez. El señor Blanco era natural de Asturias, España y habÃa convivido en Puerto Rico durante muchos años, formando su hogar aquà al cesarse con la dama puertorriqueña Aixa Molina. La nobleza, afabilidad y bondad de Paco, como le llamaban sus allegados, le granjeó la simpatÃa y estimac ón de todos los que le conocieron y el ardiente cariño de sus familiares. Su desaparición ha dejado un vacÃo irreparable en la sociedad capitaleña, donde él contaba con numerosas amistades. El acto del sepelio efectuado el pasado martes 25 de enero constituyó una sentida nota de duelo. Sobrev ven al extinto su atribulada viuda doña Aixa Molina, sus pequeños hijos Paquito y Manolito, sus padres don Manuel Blanco y doña MarÃa Gómez y hermanos residentes en España, sus padres polÃticos Fernando Molina y Ana Mattei de Molina, su hermano Elias, sus hermanos polÃti. eos y demás familiares. sToo Cualquier composición de Reloj garantizado sólo SI.OO Llegaron piezas da todas las Marcas. JOYERIA FELIX LOPEZ San Francisco (Brau) 201 — San Juan Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 194¡>
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Srta. Sylvia Teresa Ramos Filardi lina distinguida pareja de jóvenes del gentilicio capitaieño formalizó sus animes antes de llegar el año: la bellÃsima señorita Sylvia Teresa Ramos Filardi y el caballero José Luis Capacete Muñoz, de esta capital. La petición de mano fué formulada a don Virgilio Ramos y doña Teresa Filardi de Ramos, padres de la gentil prometida, por los padres del novio don Manuel Capacete y doña MarÃa Luisa Muñoz de Capacete. Sylvia fué alumna aprovechada de la Academia del Perpetuo Socorro de Miramar habiéndose graduado más tarde en la Universidad de Puerto Rico de Educación Comercial. Es miembro activo de la sororidad Eta Gamma Delta. Su prometido obtuvo el grado de master en ingenierÃa estructural en el Instituto Tecnológico de Illinois, graduándose de ingeniero en la Univerdad de Ohio luego de haber cursado estudios superiores en el colegio de Agricultura de Mayagüez donde dicta en la actualidad una cátedra. Es miembro de la fraternidad Phi Sigma Alpha. con fulgor de estrella—. En la pena que embargaba a sus deudos el dÃa de sus funerales, se reflejaba el cariño entrañable que ella era merecedora. Su tumba fué cubierta enteramente de hermosas ofrendas florales testigos elocuentes de la pena que experimenta la sociedad capitaleña en tan inesperada pérdida. Reciban las familias Martorell, Mejia el testimonio más elocuente de nuestra sentida condolencia. Katherine Marshall prestigiosa huésped de la Administradora de la Capital Durante un coctel party ofrecido por la administradora de la Capital en honor a su distinguida huésped señora Katherine Marshall tuvimos el privilegio de saludar a tan amable y digna dama, quien refleja en su rostro sereno todo el señorÃo y la sencilla elegancia de la mujer norteamericana. Nuestros cÃrculos polÃticos, intelectuales y sociales, se han estremecido de júbilo con la visita de dos figuras internacionalmente conocidas como el general Marshall y su señora esposa. No es la primera vez que el general viene a nuestra Isla, pero hoy' le acompaña la gloria de haber sido, —en sus funciones de Secretario de Estado de los Estados Unidos—, la figura más importante de la polÃtica exterior del mencionado paÃs, vinculado a sus nobles ejecutorias, acontecimientos trascendentales para el momento internacional. Y ahora que ha renunciado su cargo por motivos de salud, habiendo sido sometido a una difÃcil intervención quirúrgica, a instancias del propio presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, los esposos Marshall iniciaron un viaje hacia el trópico. Y mientras el general Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191^9. CRONICA SOCIAL se recoge en sus habitaciones de la residencia de los esposos Barbey,—sus anfitriones, —la señora Marshall una y otra vez recoge durante los agasajos ofrecidos en su honor, aspectos de la vida social de nuestra ciudad capital. Uno de estos homenajes le fué ofrecido por la señora alcaldesa doña Felisa Rincón de Gautier. Con la amabilidad innata en ella, la señora Rincón de Gautier recibió a la señora Katherine de Marshall y a la señora de Barbey en la sala Capitular donde hizo entrega a su distinguida hués ped de las llaves de la ciudad. Agradeció amablemente este gesto la señora Marshall y como si en una frase intentara verter todo el sentimien to de su corazón dijo: “Me han dado la llave del paraÃso’” (Refiriéndose a Puerto Rico por su belleza panorámica y su clima ideal en esta época del año). Al terminar esta sencilla y breve ceremonia la alcaldesa las condujo ai salón de la Junta de Comisionados. Tomaron sitios de honor junto a la señora Marshall y la alcaldesa de la capital, la señora Barbey, la señora Diez de Andino, la señora Flecher, acompañada por su esposo el coronel Flecher, la señora de Jorge Jiménez, Clara Luz Vizcarrondo de Quiñones, la señora Fox —prima de la señora Barbey— Elisa M. de Gadea, Josefina Battle. Luego de los saludos y presentaciones a la selecta concurrencia de damas distinguidas de nuestra alta sociedad, la señora Rincón presentó formalmente a su huésped e hizo un brindis por la salud del general y por las gratas impresiones que desea lleven los esposos Marshall de nuestra querida Isla. El Trio de Johnny RodrÃguez interpretó lindas canciones criollas siguiendo en turno la conocida pianista Elsa Rivera Salgado. Más tarde La Mercé obsequió a la concurrencia co.i dos números de baile español. La gran mesa que se destacaba en el centro del salón lucÃa regio decorado floral inspirado por el arte de la sz ñora Clara Luz Vizcarrondo de Quiñones. Los obsequios deliciosos y variados y las damas que hacÃan un total de más de doscientas vestÃan muy elegantes, la mayor parte luciendo sombreros de plumas. Una vez más la señora Rincón de Gautier contribuyó a poner en alto el nombre de Puerto Rico, con este homenaje de simpatÃa y bienvenida a esta digna norteamericana. Fiesta en el Hogar Infantil La tradicional fiesta Navideña quise ofrece en el Hogar Infantil revis tió este año caracteres de lucido acto. El programa preparado para obsequiar a la concurrencia valió la aprobación unánime de las asistentes. Les primeros números estuvieron a cargo de varias alumnas del “Gladys Studio”. La niña Alma Concepción interpretó dos piezas al piano. Les niñitos del hogar también tomaron parte. Cantaron varÃas canciones muy lindas. El acto fué amenizado por un conjunto de cuerdas de la localidad, obsequio del licenciado Juan Enrique Géigel. PresidÃa el acto la fundadora del Hogar Infantil, mujer de relevantes méritos, activa y distinguida dama de nuestra sociedad, doña Marcolina de Fernández Náter. Junto a ella tomó asiento la señora del Gobernador de Puerto Rico, doña Inés Mendoza de Muñoz MarÃn quien fué invitada de honor a ese festival y declarada miembro honorario de la Directiva. Los Reyes Magos llegaron también para esos pobrecitos niños. Todos los años llegan, como un acto de caridad que hacen los esposos licenciado Juan Enrique Géigel y Martha Hocking de Géigel. ¡Qué satisfacción se siente cuando se puede dar a aquellos que más lo necesitan! Este distinguido ma trimonio hace esa obra filantrópica cada dÃa de Reyes y por eso los niños del Hogar Insular los quieren tanto Doña Marcóla, la directora y fundadora de la institución envió una cesta grande llena de dulces para que fu se sorteada. Y la señorita Digna Veiáz quez y la niña Lyliana DÃaz repart eron también juguetes y dulces. Después de un refrigerio servido por los miembros de la Directiva y de un cambio de impresiones, el acto termi nó dejando la más grata impres ón tn los asistentes. Nupcias En la iglesia de la Milagrosa de la ciudad de Caguas contrajeron matrimonio durante so emne ceremonia la gentilÃsima damita Juanita Rivera y el correcto caballero Francisco Solá Jiménez emparentados con d stinguidas familias de Santurce y Caguas respectivamente. El enlace fué apadrinado por los jóvenes Ignacio Luyando (hijo), y Victoria Rivera. Un grupo de lindas chicas actuó de damas de honor: Hilda Rivera, Socorro Rivera, Carmen Lydia J.ménez, y Monsita Pérez. VestÃan lindas creaciones realizadas en finÃsima factura con adornos de flores como complemento. Fueron los ujieres los jóvenes VÃctor Rivera, Alejandro Géigel, Alberto Amorós, y Charlie Reyes. Las graciosas niñitas Rosita Zapata y Sonia Ventura portaron las arras y los anillos. El saludo a los desposados fué un exquisito acontecimiento al cual asista) selecta concurrencia. Y* JUS, fÃHALoJI i \ SM p °° J El Cabello lavado con Jabón Queda Opaco-Halo lo deja Ãm’à —-I 14Ã2-SHI Limpio, Brillante, Perfumado U SÃ, aún los más finos jabones y champús hechos a base de jabón ocultan, con una pelÃcula jabonosa, el brillo natural de sus cabellos. • Halo no contiene jabón. Está hecho fragante lavaza aún en el agua más pecon un nuevo ingrediente patentado. No sada. Deja el cabello suave, con su hripuede dejar pelÃcula jabonosa alguna „ o natural limpio acariciable que oculte la belleza del cabello. • Con Halo no es necesario enjuagar el • Halo desde la primera vez que se usa, cabello con limón o vinagre. Halo se revela la verdadera belleza natural de sus enjuaga rápida y completamente, cabellos y los deja cubiertos de hermosos reflejos. • Halo quita la caspa suelta como por encanto. El cabello al secar queda suave, • Halo produce un océano de r ; < i v dócil, fácil de rizar y perfumado. ARPEGE A ¦ Ã^r^amed LANVIN CP , da)trema creaeetm ele c^arÃd MYSIN 39
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PUERTORRIQUEÑOS EN NUEVA YORK ?X'jjjü ¦¦¦k -' ¿a* f -W ¦ c Gran Fiesta Coctel de las Hijas Católicas de América ~ -'W-. jßmb |^BKm ji j|||£| :?r * ® l ^ÃmJk p v S * En el Hotel Riverside Plaza, de la chi, auspició un animado baile esinstitución. Aquà ofrecemos un gruBaile del Centro Hispano de urbe neoyorquina, el Centro Hispa.tudiantil, cuyo noble propósito era po de los asistentes ala benemérino de la Universidad d e Nueva el de colectar fondos para la creata actividad. la Universidad de Nueva York York, que preside la simpática isción de nuevas becas para estuleña, Margarita GardÃn y Francésdiñantes latinoamericanos, en dicha Fiesta de la Corte de Lourdes BBHBHBBBH w WWWF MRBBB BBS» Â’ 4^ ir »>< H w MwE J KT Ibibà T T *1 b
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W r HTlr'^l^r ,¿.• ¦ ¦¦*,,l^V.J ' ^p^MFh-jiy* *v ¦ ¦m' 1 1 df-Av áSE~gJ¡fÃ^^ )ML Jj ¡ h £[UILdi H kü^XlÃI j ni 9 Alice Miriam Soutrcnt, da Mayagüez y Héctor Huyke, de Hato Bey, unieron sus destines ante el altar da la Iglesia Católica de Mayagüaz. el dÃa veinticinco del pasado mes de diciembre. Fueron padrinos la señora Isabelita RamÃrez de Scuf ront, cuñada de la novia y el joven VÃctor Huyke, hermano del novio. La dama preferida de la desposada fué Georgie P. de Piñero completando la corte las siguientes damitas: Awilda Rivera. Marta Bravo, Astrid RamÃrez, Elba Lasuso, Neyei Peniza y Myria Arrarás. La recepción y el saludo nupcial fueron efectuados en la residencia de los padres de la novia. (Foto Cifuentes). hesite de Scdaà ? a w r W JÜÜK Â’A > w iwa i ül vi I ¦ 1 x.^L/. 1 ¦¦¦¦«¦¦¦Li k 1 O En la Capñla d.l ^anto Asilo de Damas de la ciudad de ñonce uniáronse en lazo matrimonial, el demingo 19 de diciembre de 1948, la Srta.. Emesebel Bauza Ferraiuoli y el joven galeno José Luis Torres Olivier. Actuaron de padrinos la señora Josefina T. de Muñera y el Dr. Francisco Fenaiuoli. La recepción nupcial fué efectuada en la residencia Torres de la Barriada MarianL en la culta población de Ponce. F W¿&AAy 1 Ak ' TwÂ’ > a \ ; ¦fe ¿ • **Â’ ..-j^ ® Ante el altar de la Capilla del Santo Asilo de Damas de Ponce celebróse la boda de los jóvenes Eli González, de la Sociedad de Yauco e hijo de don Félix González y de doña. Magdalena de González con la Srta. Gloria Tormos, hija de don José Tormos Diego y de doña Amparo de Tormos. Apadrinaron el casorio la Sra. Juanita de Matos y el Sr. José Tormos, hijo. El saludo nupcial llevóse a cabo en la residencia de la novia en la Avenida de Hostos, de aquella ciudad. (Foto Ariel). Is O El dÃa 11 da diciembre del pasado año tuvieron efecto en la Iglesia dal Pilar, en RÃo Piedras, las ceremcnias matrimoniales do la señorita Hilda Mercedes Morales con el joven Ledo. IsaÃas RodrÃguez Moreno. Fueren padrinos de la misma la Sra. Ana So'Ãa Morales de Ra'uccL hermana de la desposada y el padre del novio, don IsaÃas RodrÃguez. El caballero preferido lo fué el Sr. Miguel RodrÃguez Moreno, hermano del desposado. Integraron la corte nupcial las siguientes jovencitas: Gloria RodrÃguez Moreno, Alicia Morales, Hulbia RodrÃguez, Mabel Nazario e Hilda Muez. La recepción fué efectuada en el Club Náutico. (Foto de Raphael). ' i Mr. ¦ • Irma Luz Rafaelina Coloca y Germán Otero Colón celebraron su r bo das el pasado 22 de diciembre. Los contrayentes son hijos, respectivamente, de los esposos Enrique Coloca y Hortensia Massanet, casada en segundas nupcias con el señor Laurentino Estrella y de los esposos Jorge Otero y Serafina Colón de Otero. La pareja fué apadrinada, por la señora Rosa Otero, hermana del novio y el señor Laurentino Estrella. W 3 BAÃa^ ^BIBI ¦ Je z * NBSw. • En la Iglesia del Perpetuo Socorro, de Miramar, efectuaron sus nupcias la señorita Olga Marvéz Malea y el joven José Miguel Saavedra Bird. Apadrinados por la señora Consuelo Malea, hermana de la contrayente y por el señor Miguel Saavedra, padre del agraciado, dichos esponsales se llevaron a efecto el dÃa 20 de noviembre del año que acaba de pasar. 41
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Baile de la Sororidad Alpha Alpha Alpha • La exclusiva sororidcd Alpha Alpha Alpha llevó a efecto un lucido baile en la residencia de su presidenta, la deliciosa señorita Helga. Edmée Monroig, en la capital. Fueron organizadoras del mismo las entusiastas jovencitas Lydia RodrÃguez y Edna Everedith Vázquez, quienes propiciaron a los invitados una de las más lucidas fiestas de la estación. En nuestra página se ofrecen varios instantes de la misma. (Fotos de José Mercado). Conferencia en la Alianza Francesa 42 I p®®®®®®^ x Walt. 1 T*"*' Mar ¦U 1 K ¦ kwS JB ^^ggf A aA m ¦¦itt flaMlh—i ii —-JfcfcwÉ» • Recientemente y bajo los auspicios de la Alianza Francesa de Puerto Rico, disertó sobre un tema histórico, el joven intelectual francés, Andró Castel. La conferencia fué dictada en el Templo del Maestro, de nuestra capital. Lucidamente, el joven conferencista interpretó un perÃodo de la historia, francesa de fines del siglo XIX. El acto inauguraba un nuevo ciclo de actividades culturales de la organización auspiciadora. Al mismo se dió cita una numerosa representación de la colonia, francesa en San Juan y numerosas personalidades que visitaron la isla con motivo de la inauguración del nuevo gobernador de Puerto Rico, señor Luis Muñoz MarÃn. Nuestra página recoge diversos instantes de dicho acto. (Fotos de José Mercado). >
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INAUGURACION ENERO 26, 1949 WIPR representa en la radio puertorriqueña un Equipo: nuevo y eficaz empeño de civismo y de cultura. . . 9 |B wiÂ’STINGH"IISE El establecimiento de la WIPR traduce la voluntad generosa de un servicio al pueblo Yha 4;, POWER ELECTRIC CO. de recordarse que la presencia de este instrumenV* 9 Fortaleza 802, San Juan, to de educación responde a la más genuina vo» JH ¦ untad del paÃs . . Co *Zs*i?" 5 M > | * I KM Aire Acondicionado: Dirigiendo la naciente empresa se halÂ’a el dina" MR» mico ingeniero puertorriqueño Don Rafael Delga*,_¦ ¦ WORTHINGTON do Márquez. . . estando la dirección técnica a cargo KB j^B ^B del competente Ingeniero de radio Pedro Luis Jimé> a ELECTRICA * OMERt IAL. LSt . nez. El compositor Rafael Hernández, de nuevo en | ^^R .. g I Ave. Fdez. Juncos Num. 6-1, Par su amada tierra puertorriqueña, es el Director Arll 3® * Santurce, Puerto Rico, tistico de WIPR El señor Rubén RodrÃguez, de B^B|K9 larga experiencia en la rad o y en el periodismo, es RMBSBm SX¦ el Director de Programas Don JoaquÃn A. Bur|p ’ñfa a ¦ O Ingenieros Constructores: set, conocido músico puertorriqueño, es el Disco¦ BMU W a Â’/W jBl " „ tecario . Yun grupo de libretistas y locutores se < |B PUERTO RICO BUILDING CORP. encargará de impartirle voz ala WIPR. Bt^^^jß f Sbß Edificio Ochoa, 3er. Piso, San Juan. ‘ÃB 1 « *4 gajH» L -zj zz^* ®^® ' L JiS i t r B j En este edificio de sobrias lineas arquitectoBBB (tÃétislßUi nicas disenado por el competente arquitecto . José Hernández Márquez, se albergan las ofiRAFAEL DELGADO ciñas v los estudios de la WIPR, situado en la JOSE E. MUSOZ MARQUEZ Avenida Ponce de León, Parada 20... La sólida «üb-AdminisÃrador Administrador estructura, de agradable traza exterior, es un reneral General logro de la ingenierÃa moderna v revela el esfuerzo creador del talento puertorriqueño. He aquà la potente planta transmisora que emitirá la onda de WIPR.. .De sólidos cimientos esta casa es el centro desde donde se dara curso a la fuerza vital de la nueva esta donde radio. . .Al fondo se alza al cielo la torre de acero que marca en Sabana Seca la zona motriz de WIPR. . .El ala izquierda es la residencia del Ingeniero Jefe de la radioemisora * H B fz . At» ÃO“ »a W^W rs os la ___ 1 & 1 1 IIUHB w à > . 2X2. 2X. i. » , ? B V aquÃ. Don Jesús Figueroa. Director de la OrFrente a la Sinfonieta,, el compositor Rafael Â’ aquÃ, m>u s Hernández, Director ArtÃstico de la WIPR, paquesta Sinfónica ante el grupo de profesores rece dispuesto a iniciar una de las audiciones n nnn ... que le han consagrado en el corazón de su pueyT'U KCS. I U.UUU W tS. que junto a él pondrán en la onda de WIPR la blo. Atrás, el cortinaje de impecable corte que añade señorÃo al Radioteatro de WIPR. . nota estilizada de la música selecta. Puerto Rico Ilustrado—s de febrero de 1949. 43
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IO LLO naide que la ampare. —¿Y Rosa MarÃa? — indaga con sobresalto el muchacho. —De siguro que fué hacia el llano como acostumbra toÃtas las mañanas. No le teme a ese mal nació polque confÃa en tus puños y en tu machete; pero, mira, muchacho, no es güeno que te destraigas. De aquà a un ratito deja el colte y da una güelta por los fresales o por el rÃo. Pero, eso sÃ, emplea el celebro y no te comprometas. Mira que un jÃbaro en la cárcel se pudre de viejo. ¿Compriendes? —Compriendo, don Ramón. Ya verá usté como ese desgraciao no güelbe a asomal las narices po el Asomante. Eso, si no me veo en la necesiá de desyuncalo. Y el mozo acarició con su ruda mano vellosa la hoja reluciente de su machete. —Mucho cuidao volvió a aconsejarle el viejo. Y se separaron, intercambiando miradas de inteligencia. En tanto, Rosa MarÃa, perdida en el éxtasis de un sueño de amor casto que pronto habrÃa de plasmarse en realidad vcnf-rosa —-según sus ambiciones tronchaba madreselvas a la orilla del rÃo, mientras tarareaba una copla con toda la exultación que (Continúa en la pág. 50) POLUCION AL FOTO CRIMEN F1 Inspector Cobb sospechó que Rudy Lene estaba mintiendo (foto número dos), cuando d'jo que habÃa a nchado del primer t'ro la ba raja que Linda sostenÃa en su mano. Como ustedes saben, Cobb encontró la carta en la mano izquierda de' cadáver (foto número uno). Esto significa una de dos cosas: que el cuchillo fué arrancado de la pared o que la baraja se vino al suelo cuando el cuerpo de Linda cayó atravesado por el tercer cuchillo. El cuchillo qug se supone atravesó Ir. carta estaba todavÃa enclavado en la pared y la bara ja tenÃa un scla incisión. Confrontado con estos hechos Lañe confesó. Diciendo que Linda se habÃa entusiasmado con el tra pecista de la farándula y querÃa divorciarse. "Yo perdà la cabeza y la maté", comentó Rudy. SOLUCION AL ROMPECABEZAS 1. (c) Vivien Leigh. 2. (b) Nerita. 3. (c) El Queen Elizabeth. 4. (d) La Unión Sida'ricana. 5. (b) Evaristo Rivera Chevremont. 6. (c) La Carta Magna. 7. (a) El diferencial. 8. (d) Moisés RodrÃguez. 9. (a) David Copperfield, novela de Carlos Dikens. 10. (b) Un jurado. 11. (c) Radio City Muslc Hall. 12. (d) El Capitán Antonio Correa. 44 Durante el reinado de Ana de Inglaterra, hija de Jacobo 11, un soldado que habÃa sido maltratado por el coronel de su regimiento, desertó de las filas, y aprehendido más tarde, fué juzgado por un consejo de guerra, que lo sentenció a ser pasado por las armas. Llegado el dÃa de la ejecución y formado el cuadro con todo el regimiento que habÃa de presenciarla, el coronel, en vez de ordenar, como de costumbre, que se sortease entre los soldados para ver quién tenÃa que cumplir el penoso deber de fusilar a un compañero, dispuso, con general sorpresa, que fuese un soldado amigo del reo, que profesaba a éste un Ãntimo cariño y que acababa de despedirse de él con muestras del mayor dolor. Ante orden tan inhumana, el soldado se arrojó a los pies del coronel, suplicándole le evitase la pena de ser el verdugo de su amigo más querido. Los demás soldados, y hasta los oficiales, unieron sus ruegos a los de aquél; pero todo fué en vano Reiteróse el mando de la 4b * b A A à »Jüi * o portunidad. Unen las cabezas y se ntregan a su sueño. Una casita blanca; un jardincito sultivado, chiquillos. La madrecÃta buena tejiendo unas boticas para su neto — sueños bellÃsimos éstos. . .sÃ. Pero la unión de las cabezas forma una terrible muralla, que nos desES Ok aparece por completo la pantalla. Pensamos en cambiar de sitio, pero ya es tarde. El cine está repleto, hacemos vanos esfuerzos, por mirar por uno y otro lado, de aquella masa negra que nos intercepta la visión. Todo inútil UN EJEMPLO DE AMISTAD ejecución; y el soldado, sujeto a la obediencia, tomó el fusil, apuntó al sentenciado, pero al escuchar la voz de ¡fuego! varió instantáneamente la punterÃa y la dirigió sobre el coronel, atravesándole el corazón. Entonces, arrojó el fusil, y dirigiéndose al comandante del regimiento, pronunció estas palabras, que fueron oÃdas en medio del mayor silencio. “El que no conoce la misericordia, es indigno de merecerla. Me someto a recibir el castigo que quieran imponerme; pero prefiero mil muertes a ser el verdugo de mi amigo querido”. El comandante suspendió la ejecución del reo, esperando nuevas órdenes. Varios ciudadanos de influencia se apresuraron a presentar una petición a la reina Ana, implorando el perdón de los dos amigos:y la magnánima reina, tuvo el buen acuerdo de concederlo, por lo cual, según una crónica de aquellos tiempos, sus súbditos 1? consagraron un voto de gracias. CUANDO NOS OLVIDAMOS... Hay dos formas de solucionar esta situación. Una, claro, inadmisible, dejar escapar todo el vapor que tenemos dentro en forma de interjecciones; otra, el que se sigue siempre en estos casos, renunciando a ver la pelÃcula y marchándonos a otro cine. Y sentándonos por precaución en la primera fila. Se garantiza un dolor de cabeza, pero se tiene la absoluta seguridad, de no sufrir las molestas parejas. ¿Lector, has puesto a prueba tu paciencia con la parejita del cine? Los Niños Malcriados La madre sube con Pepito a la guagua. Todos los asientos de la ventanilla están ocupados, pero el niño, (y no tan niño) que ya tiene ocho años, quiere sentarse precisamente en una de ellas. —Mami, dile a ese hombre que se marche. —¡Cállate, niño! están todos ocupados, ahorita, se desocupará uno. Y efectivamente se baja un pasajero, pero una señora ocupa el lugar. —Mira, Mami, allà habÃa uno Y esa vieja lo cogió Honrando la Memoria de Rosendo Matienzo Cinfrón D La Federación de los Esprifistas de Puerto Rico, que preside la Sra. Guillermina M. Fermaintt. honró la memoria del ins'qne patrie'o nuertorr'queño, Rosendo Matienzo Cintrón, con varios actos celebrados en el pueblo de Luqu'Jlo. Ante la estatua del gran orador recientemente develada, celebraron un solemne acto público al aue asistió reverentemente una nutrida concurrencia. participando el Alcalde de la población, Sr. Pablo Suárez. Nuestra foto muestra un aspecto de la concurrencia al mismo. La señora mira muy seria para atrás. — ¡Cállate, Pepito! Y asà todo el viaje. Lector, ¿en qué pensabas cuando viajabas con Pepito? EnvÃo.. . Señor del tabaco. . . Coro de mendigos. . . Parejita del cine; Pepitos maÂ’crados. ¿Sabéis cómo se llama ese mal que os obliga a molestar al género humano? Tiene un nombre muy sencillo. EgoÃsmo. Dibujos de Raúl Pomales
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múnmente, y la de gas acetileno, destinada a repuesto, para el caso de averÃas en las usinas productoras de energÃa eléctrica. —Pero, ¿viven siempre en plena luz artificial? El interpelado movió la cabeza a derecha e izquierda. —En caso de ataque solamente En las demás circunstancias, quedan abiertas siempre las grandes claraboyas, vent anales inmensos por los que penetra la luz nel dÃa. Prácticamente, hay más claridad allà que en cual quÃer departamento moderno. —¡Qué interesante! —repitió la jo ven. —Si consigo el permiso necesario, y estoy seguro de que no me será ne gado, voy a darle a conocer algunos secretos de la mayor importancia. Por ejemplo, los nuevos cañones antiaéreo de tiro rápido. Constituyen un secre to militar, pero creo que usted no se rá una espÃa, ¿verdad? Lo dijo alegremente, a pesar de que, en el momento mismo en que terminaba la frase, sintió un ligerc escalofrÃo. Acababa de recordar las palabras de su padre al referirse a Albertina. “Reo de Alta Traición”... Sin embargo, ella nada tenÃa que ver con lo que pudiera haber sido an taño el autor de sus dÃas. PodrÃa re prochársela de ser la hija de un trai der, una desdicha en la que ningúnculpa le cabÃa. Pero Albertina d Bcissoisons era una muchacha buena y la más simple suposición en contra signifi arÃa una ofensa imperdonabl para ella. Ernesto de Flcuvegrand se tranqui hzó. Era absurdo inquietarse con pen samientos como el que llenara su ce rebro por unos instantes. Y de inmediato, hizo coro a la risr de la muchacha, que replicaba iróni cimente a su pregunta: —¿Quién sabe, señor de Fleuve gtand? A lo mejor estoy al servicie de una importantÃsima potencia ex tÂ’.anjera, y tratando de sobornar a usted con mis malas artes.. Le acón sejo que se cuide mucho. En su lugar, yo me alejarÃa de una mujer tan pe l'grosa como yo. CAPITULO X Ernesto de Fleuvegrand llevaba largo rato paseando por delante de la entrada del cuartel, bajo la mirada ligeramente burlona del centinela, que adivinaba el motivo de la nerviosidad manifiesta del oficial. Finalmente, un auto se detuvo ante la puerta del edificio, y Albertina de Eohsoisons, elegante como nunca descendÃa a tierra, saludando con una sonrisa al militar que acudÃa solÃcito a su encuentro. —¡Creà que ya no iba usted a ve nir! —lamentóse Ernesto, mientras estrechaba efusivamente la pequeña mano enguantada que se le tendÃaNo sabe usted las ideas absurdas y los temores fantásticos que se me han ocurrido, en este siglo de espe Ella le miró con burlona ironÃa. —¡Pobre muchacho! —exclamó—. ¿Lleva ya cien años esperándome?... Pero, ¡eso pare e el cuento de la Princesa del busque durmiente... al revés! Por lo visto, debe haber sido usted el que doimÃa. El joven movió gravemente la cabeza. —Búrlese si le parece, señorita de Boissoisons —dijo—. Pero le aseguro que estaba dominado por la impaciencia. Ella consultó su reloj pulsera. —No puedo gritar —advirtió—. Veo que, realmente, me he retrasado alrededor de diez minutos. Pero, ¿me creerá si le digo que la culpa de todo la tiene el intenso tráfico de las calles de ParÃs? Puerto Rico Ilustrado— s de febrero de 1949. Ahora, el oficial sonreÃa con toda su boca, alegre y tranquilo por la presencia de la muchacha. —Creeré todo lo que quiera decirme, por extraordinario que parezca —ofreció —. No puedo suponer que sea usted capaz de engañar a nadie., y menos a mi... Ella retrocedió un paso y miró fijamente a su interlocutor. —¿Por qué esa preferencia? —solicitó, acaso con excesiva sequedad. P£ ^ CASéR° ¡Ahora, por primera vez, puede Ud. poseer el secreto de un elegante peinado, que conocen más de 20 millones de norteamericanas! Â’jShlS&yr wWR lÂ’.H' l'll.il 4 -f t 3 ¦ 1 1 11 1 1 ¡i. ? 1 1 -¦" ¦ 1 ¦-1 11 1 1, ? lül I I >1 I.'!'. ,l, I-I id.,-g Si' d", d<< 1I ( ludid id.. I• r: i 1 A?, . 1 I ' l ¦¦ I,lxl ' di. di. ?... .1, ? d 'tHHBHHB ll I i ,d..\ I¦ i ¦ ¦ ¦ 7^ t Â’d jgf* I , _ H . 1 ' 'd d I I : '. . . .d • . j d V l"M '. I.¦ 1 d,,_ , -Ujv. \ Ihu 1110-0 ./<,' r/ [Â’timer momento'. ’¦ * * ITÂ’ ¡Obtenga el estuche de Ondulado V‘«>, ¦ Â’Ã /•**' , , , ~ , Permanente Casero TON!, que incluye J,l is ¿ de los gemelas lleva el TONI ? M rizadme* plá-tv que se vende aun K **»*!«• ? Una lleva un ondulado profesional. La BBR| precio al alcance de todos! Verá Ud. P Ã%, i oira.un TOM.lan bello como el má* costosojjfc qué fácil es--qué ventajoso es —llevar •** NV \ un ludio Ondulado TOM ¡que dura _ . .... .... ....... , meses enteros! La P rec,Oßa Ella Wigren dice: " Vli ondulado tosà se ve tan natural, que mi hermana Lila quisiera tener un TOM también. Estamos decididas a que el ¡A ningún precio hay ondulado más perpróximo permanente que nos hagamos las dos ¡será un TONl!” ¿Puede Ud. fecto! El Ondulado Permanente Casero adivinar qué gemela lleva el TOM? 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_ . ^~7 TLPpffIWSJiEEE Málaga, Tierra de Sol PROVINCIA ESPAÑOLA EN LA QUE SE ADVIERTA LA ANIMACION Y EL COLORIDO DE LAS CIUDADES MEDITERRANEAS. EN EL PAISAJE, ASI COMO EN SUS TIPOS HUMANOS, VIBRA EL SUTIL ENCANTO DE ANDALUCIA. Málaga es una ciudad tÃpicamente andaluza, rica en tradición y en color, nutrida de valores tÃpicos y populares. Pero es, al mismo tiempo, una de las ciudades españolas en que ha ido dejando hueÂ’la más profunda y más bella la afluenc'a turÃstica de todo el mundo. Viajeros de paÃses distintos han sentido el embrujo de Málaga, la atracción imponderable de su sol y de su clima. De este doble carácter cosmopolita y popular, universal y andaluz, nacen las personalidades y el encanto de la ciudad. Mientras en las barriadas tradicionales se conserva la gracia andaluza con todas sus esencias inconfundibles, en las zonas nuevas —la Caleta, el Limonar, Miramar. Pedregalejo, el Pa10...— se asoma al mar aquel espÃritu cosmopolita que viajeros de todo el mundo, artistas y potentados de los más distintos paÃses, han dejado impreso en el aire tibio, sutil e indefinible de Málaga. La seducc ! ón con que esta tierra andaluza atrae y retiene al viajero es debida a la conjunción de tres factores magnÃficos: clima, mar y sol. Presta el sol a la ciudad extraordinarias calidades luminosas, llenas de finura y serenidad, de sosiego y precisión. El Mediterráneo —"mar de muchas voces”, en frase de un autor latino — co. bra en la costa malagueña toda su brillante belleza, toda su noble y vieja calma de mar que ha visto el desfile de antiguas civilizaciones. El clima es de constante suavidad, de tibieza que da su máxima expresión a la alegrÃa y la plenitud de vivir. En los meses de invierno, sobre todo, Mála46 /OBfl ~** y 7*^-" Â’iy. 'w A sl^S HDh La Alcazaba, legado cultural de los moros, en la capital malagueña. ga se convierte en una ciudad incomparable, por esa virtud de su clima. En esta época, cuando en la mayor parte de Europa la nieve, el frÃo y el viento hacen vivir al hombre dias inclementes, la costa malagueña se ofrece al viajero con fascinante gracia de paraÃso, templada, lÃmpida, alegre. Hay diariamente de seis a siete horas de sol. El aire, fino y quieto, está lleno de luz. Las flores —toda Málaga siente la pasión yel gozo de las flores — completan la sensación de perpetua primavera que da la ciudad en las peores jornadas invernales. Flora andaluza, flora tropical, especies del Norte... El Parque, los Jardines de la Concepción. del Ret ! ro, de Puerta Oscura y de la Alcazaba; el jardÃn árabe de Gibralfaro —a la sombra de la higue. ra, el miramelindo y la rosa —; los cipreses que, allá arriba, en la cumbre, ponen su altivez junto a la melancolÃa de unas viejas estatuas romanas; los plátanos y las palmeras del Parque junto al mar... Y fuera de la capital, en la vega, se abre —en enero, en febrero — la sonrisa primaveral de los almendros en flor, de los naranjos y los limoneros cargados de fruta dorada. Todo esto es posible por la excepcional situación geográfica de Málaga. Rodea a ésta, en forma de semicÃrculo, una cadena de sierras, de altura considerable. Esas montañas próximas detienen los vientos trios que proceden del Norte, y permiten que el Mediterráneo pueda ejercer toda su influencia sobre aquella zona andaluza. y —ijwgi < Un aspecto de Mála.ga, vista desde una de las colinas circundantes. Quedan pocos vestigios artÃsticos e histór cos de las viejas épocas vividas por Málaga. De los dias en que la ciudad era musulmana, apenas resta más que la Alcazaba, vieja e interesante fortaleza, restaurada hoy. El estilo gó. tico, tan abundantemente representado en otras ciudades españolas, falta también aquÃ; lo que se explica por la fecha en que Málaga fué reconquistada, cuando ya el arte arquitectónico español evolucionaba hacia nuevas formas. Es en la época renacentista cuando se construyen los principales monumentos malagueños. Entre éstos, el más importante es la Catedral, que contiene reliquias artÃsticas de considerable mérito. Es largo su proceso de construcción —dos siglos—, y, sin embargo, hay en el edificio una linea coherente, cierta unidad de estilo. El templo, en su exterior como en su interior, es muy bello, y tiene armonÃa y grandiosidad. Hay en la Catedral cuadros y esculturas de Ribera, Morales, Alonso Cano, Claudio Coello, Niño de Guevara y Manrique. Las puertas del Sol y de las Cadenas o del Perdón son muy hermosas. También lo es la primorosa portada gótica del Sagrario, edificio independiente del templo propiamente dicho, que contiene un espléndido retablo castellano plateresco. Otros templos malagueños deben ser visitados, como el de Santiago, fundada por los Reyes Católicos; el de la Virgen de la Victoria, patrona de la Ciudad y la iglesia del Santo Cristo, donde reposan los restos del fa
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moso escultor Pedro de Mena. En la reconstruida Alcabaza se ha instalado el Museo Arqueológico, donde se guardan recuerdos y vestigios de la historia y del arte primitivos de Málaga. El viejo castillo de Gibralfaro es, sobre todo, exclusión hecha de su interés histórico y evocador, un extraordinario punto de mira para contemplar la más soberbia perspectiva malagueña. Desde él se aprecia el panorama de la ciudad y su vega, con el anfiteatro de montañas que amparan a toda esa zona mediterránea. Al pie, paralelamente a la vega baja y florida, el mar. Y en la lejanÃa, cuando los dÃas tienen esa maravillosa Vista del puerto de Málaga donde entran barcos de todo el mundo. diafanidad de la luz malagueña, se divisa la masa de los montes africanos, al otro lado de Gibralfaro. Además de sus valores panorámicos y de arte, de lo que la naturaleza le ha dado o el hombre le ha conseguido, Málaga tiene un sutil interés como ciudad. Hay en sus calles y en sus plazas eso que tan raro es ya en las capitales de nuestro tiempo: personalidad. Se centra la animación ciudadana en la calle de Larios, en la calle Nueva, en la plaza de José Anton'o Primo de Rivera, en la Marina, en la Alameda. Más, junto a tales vÃas y avenidas, están las calles más recoletas, más tÃpicas e Ãntimas, que guardan el secreto de la vieja vida malagu. ña. Forman vivo «miraste las arterias del centro comercial de la ciu* •A' f M .r»-. s-y. .v . x Â’A Una calle de Fuengirola, un pueblecito de la provincia. Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191/9. dad con las calles silenciosas y los escondidos rincones de los barrios tradicionales del Perchel y de la Trinidad. Tiene, por ejemplo, cierta callada gracia del ochocientos, un penetrante encanto romántico, la plaza de San Francisco: casas antiguas, portalones, el convento, la fuente, el ed ficio del Conservatorio. Y sobre todo ello, una emoción de litografÃa antigua, de estampa nostálgica, de vida milagrosamente detenida en aquel rincón silencioso. Todos los años Málaga ofrece un espectáculo maravilloso de arte y de fe: su Semana Santa, restablecida con tenacidad y entusiasmo, que constituye un Ãndice profundamente expresvo de la vitalidad malagueña. Tienen sus procesiones abolengo y tradición de costumbres piadosas, fuertemente unidas al ambiente y al desarrollo de la ciudad. Por la tarde salen las cofradÃas de sus templos y recorren, entre el fervor de la multitud, las calles populares, congestionadas de innumerable gentÃo. De noche ya, tiene lugar el desfile oficial por la calle de Larios, arteria principal de Málaga. Pasan las VÃrgenes de mantos deslumbradores, cuajados de flores y pedrerÃa, y los Cristos cabeceantes, con escolta de faroles mortuorios. Pasan la Virgen de la Estrella, y la Virgen de la Esperanza, y Nuestro Señor del Paso, y el Cristo de los Gitanos, y el Cristo de los Mutilados. Hay en la Semana Santa malagueña algunas notas muy peculiares, que la d ferencian de otras Semanas Santas españolas. Hay, por ejemplo, una imagen, que tiene el tradicional privilegio de sacar todos los años de la cárcel a un preso. Hasta la puerta de la prisión llega Nuestro Padre Jesús el Rico, entre un temblor de s.etas. Se abre la puerta carcelaria, y un hombre, con una vela en las manos y en el alma toda la emoción de la libertad recobrada, se incorpora a la proces ón. El viernes Santo, la ciudad vive su hora de más sobrio e impresionante garbo de copla. Puede en Málaga todavÃa oirse cantar bien, en escondidos rincones tÃpicos, en los ventorros de junto al mar. No en vano en aquellas viejas tablas del desaparecido café de Chinitas se oyeron las “malagueñas" de Juan Breva, las “soleares” de Antonio Chacón y las "bulerÃas” de Juan Navas. Málaga no es sólo rica por su mar; lo es también por su tierra, fértil y ju. gosa. En ella, desde tiempos remotos, se dan las vides de que nacen las uvas moscateles, rivales de las de Corinto y Esmirna. Frescas, nacen de ellas vinos muy famosos en todo el mundo: “Málaga”, "Moscatel”, “Pedro Ximénez”. Secas, se convierten en pasas, estimadas universalmente. La capital es centro de excursiones de gran interés turÃstico. A muy poca distancia, está Torremolinos, deslumbrante de blancura, junto al mar. En la costa están Fuengirola, Marbella y Estepona Uno de los más bellos pai sajes ma'agueños es el de Antequera enclavada en un valle circundado por las sierras del Torcal, las Cabras, Abdalajis, Chimeneas, Arcas, y Camorra. Perspectivas impresionantes son las de la presa y balconcillos del Chorro, obra maestra de la ingenierÃa española. La grandeza de muchos de estos pasajes de tierra adentro contrasta vivamente con aquella suavidad y aquella serenidad que son caracterÃsticas de la tierra malagueña en la parte de la costa. La belleza de la provincia culmina en Ronda, con su “Tajo” famoso mundialmente. Es dramático e impresionante el espectáculo de la cortadura gigantesca, del peñón desgarrado por una bárbara hendidura, con las viejas viviendas casi colgadas en los bordes de la tremenda herida. Esta sensación áspera y fuerte es luego atenuada, dulcificada, a fuerza de garbo y ligereza, por la ciudad, dorada, soleada, andalucÃsima. Los tres puentes de Ronda el romano, el árabe, el del siglo XVIII hablan del dominio que la ciudad quiso tener siempre sobre aquel abismo abierto a sus pies. Ensangrentado señorÃo, que no se logró sin trágico esfuerzo, pues cuando se acababa la obra del tercer puente, dicen que su arquitecto rodó desde lo alto al abismo. Asà es Málaga en toda su múltiple y compleja seducción en la que entran clima y sol. procesión y canto, arte y mar. ¡SEÑORAS! ¡SEÑORITAS! TOMEN ESTO SSESIE " E " NERVIOSAS “CIERTOS DIAS” hecho famoso por eso. del mes S1 se con regularidad el , . . , , Compuesto Pinkham contribuye a ¿Los trastornos funcionales perióuna mayor resistencia a tales trasdicos le nacen sentirse nerviosa. tornos. Y esta es la clase de mediintranquila, de mal humor y cancamento que usted debe adquirir, sada en “esos” dÃas? Tome el ComSon miles las mujeres que han depuesto Vegetal Lydia E. Pinkham clarado que les beneficia. Merece para aliviar tales sÃntomas. Se ha probarse, ¿no cree usted 9 VEGETAL S DE ¿O®* IF >4 J i ~ M ii¡m ¡mÃnnÃk, ' por f aV ° r Es la cosa más natural del mundo para su nene querer que a cada rato se le cubra su cuerpecito con el Talco Boratado Mennen. Mennen absoi cesivo, e impide o XIX IB alivia las irritaciones s™'" IB ocasionadas por ro(¿ f'J | zaduras de pañales. 'O' salpullido, orina y «ommoo 11l otras erupciones cuII ir tancas. ( alma las pi¦ caduras de insectos. (Anuncio) Tos Bronquial Actúa Al Instante Gaste algunos centavos hoy mismo en cualquier botica acreditad, comprando un frasco de COMPUESTO CANADIOL de Buckley (de triple efecto). Tome un par de dosis antes de acostarse y sentirá su poderosa y efectiva acción por toda su garganta, la cabeza y los bronquios. Inmediatamente comienza a aflojarse la asfixiante flema que lo ahoga Alivia las membranas irritadas y i hace la respiración más fácil. Pero esté seguro de obtener el COMPUESTO CANADIOL de Buckley, la medicina para la tos provocada por catarros que en el invernal y frÃo Canadá tiene mayor venta. Más de 10 millones de frascos vendidos.
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Maravilla espectacular dt .a botánica: EL PULPO DEL DESIERTO UNA GIGANTESCA PLANTA DEL DESIERTO AFRICANO QUE LLEVA EL NOMBRE DE SU DESCUBRIDOR, LA WELWISTCHIA, SE ECHA MAS DE 1,000 AÑOS EN LLEGAR A SU TAMAÑO NATURAL, ADEMAS DE POSEER UNA ESPANTOSA APARIENCIA. . < \ **. 4 / ! > *-• L Jk _* j* *-4 -•* r «•à ? W / *i * " i —mi • ’¦ ¦• , ; ¦ / •¦ t . >. y.---.,' El profesor francés Henry Humbert, quien coleccionó los primeros ejem¦ piares de la planta que fueron enviados a las exhibiciones botánicas de su paÃs. 48 •En dos pequeñas áreas cercanas y ala costa occidental del Africa, una c planta de apariencia espantosa, y que y parece arrastrarse como un pulpo en t acecho, crece dispersa por las carien« tes arenas del desierto, dejando en el £ viajante la impresión de que ha comenzado a caminar en medio de una t pesadilla surrealista diseñada por DalÃ. 1 Se trata de la Welwitschia, una de c las plantas más raras y fantásticas re1 conocidas hasta hoy por la botánica y ¦ la cual, hasta hace unos años, no ha1 bia podido ser admirada en los Esta1 dos Unidos, a donde fueron traslada{ dos varios especÃmenes que se exhibÃ1 rÃan en el Museo de Historia Natural £ de Chicago. Un ejemplar de la planta c crece con tanta torpeza que se cree ( que las que hoy existen iniciaron sus vidas durante la Edad Media. « El primer cientÃfico que se acercó c a una de ellas lo fué el hombre, en cui yo honor la planta ha sido nombrada, s el Dr. Friedrich Welwitsch, un fÃsico c y naturalista austrÃaco que hacÃa exs ploraciones para los jardines botáni1 eos de Lisboa y Coimbra, en el proà tectorado portugués de Angola. La c monstruosa apariencia de la planta i produjo en él tal impresión que al 1 Semejantes a pulpos que se arrastran en acecho, la Welwitschia es un raro poblador vegetal del de_ sierto de Mossamedes, en el Africa Occidental. verla se echó al suelo de rodillas para contemplarla asombrado, mitad convencido de que era el producto de un espejismo febricitante y de que aquél espectáculo demonÃaco iba, de repente, a desvanecerse ante sus ojos. SucedÃa esto en el 1860, en las cercanÃas de Cabo Negro, bajo el cinturón de niebla de la costa del desierto de Mossamedes. Solamente seis meses más tarde y a quinientas millas un poco más al sur, un inglés, artista y naturalista, de nombre Thomas SaÃnes, que desconocÃa totalmente el descubrimiento de Welwitsch, llegó hasta un grupo de las plantas en el desierto de Namib, al norte de la bahÃa de Valvis, en el sud oeste del Africa española. Un lego sencillamente huirÃa de este espectáculo y tratarÃa de arrancárselo de la mente, pero la planta ha sido motivo de las ansiedades de numerosos botánicos que se han dirigido al desierto para estudiarla. Algunos clasifican a la Welwitschia como un árbol, a pesar de que su tronco, un nudo esponjoso, nunca se levanta a más de doce pulgadas del suelo. Las hojas, anchas y pulposas, se arrastran ondulantemente por sobre un área de a veces veinte pies de diámetro. La planta crece con mucha lentitud, especialmente en su propio medio del desierto, donde casi siempre la ilqvia cae una sola vez en diez largos años. En el Real JardÃn Botánico, de Londres, donde un ejemplar de la Welwitschia fué sembrado en el 1850, existe la esperanza de que dentro de unos 1,000 años la planta alcanzará su tamaño natural. Este asombro de la botánica es, en realidad, una verdadera lareza del mundo vegetal.
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hizo sonreÃr al centinela, a quien la consigna impedÃa dejarse llevar por una hilaridad extemporánea. —¿Está todo dispuesto para mi visita? —inquirió la muchacha a continuación. Ernesto se inclinó en una profunda reverencia. —Su Alteza SerenÃsima, puede pasar cuando guste—anunció, siguiendo la broma—. Los metales han sido lustrados en su honor, y los pisos baldeados. Lo único lamentable, es que les proveedores no hayan cumplido su palabra, entregando a tiempo las alfombras. Echaron a andar en dirección a la puerta. El centinela llevó la mano a la bayoneta calada en lo alto del fusil, saludando a su superior. Y la pareja se perdió dentro de las profundidades del edificio. —En realidad —empezó a decir Ernesto, seriamente ahora—, lo que usted ve, no es más que el cuartel destinado a albergar las tropas de paz. Las verdaderas fortificaciones están bajo tierra, y tienen su entrada por el segundo patio. ¿Quiere usted visitarlas antes que el edificio, o después? Ella se encogió de hombros. —En realidad me da lo mismo — repuso—. Pero lo único que me interesa verdaderamente, es la fortificación. Lo demás debe ser bastante vulgar ¿no? —Desde luego. Los cuarteles se parecen todos, y no tienen mucho que admirar. —Entonces, si le parece bien, vamos a entrar directamente en los lóbregos subterráneos. Con una sonrisa en los labios, el capitán la condujo hasta una especie de pequeña colina artificial, uno de cuyos extremos estaba abierto, dejando ver el comienzo de una rampa construida en hormigón. La señorita de Boissoisons llevaba la cartera en la mano, apoyándola centra el regazo. Indudablemente, no habÃa en su actitud nada que pudiera inducir a sospechar. Y, sin embargo, aquella cartera guardaba en su interior un secreto cue el militar distaba mucho de prever. Una minúscula cámara fotográfica, dt objetivo extra luminoso y de extraordinaria precisión, habÃa sido adaptada a la cartera, en forma tal, que el circulo del objetivo coincidÃa con la abertura de uno de los adornos de carey que formaba la tapa del objeto. Mediante un doble dispositivo especialÃsimo, era posible accionar el obturador con una simple presión en uno de los extremos del borde de la cartera, y cambiar Ja pelÃcula reprimiendo un botón metálico, situado en el extremo opuesto. Ni el capitán Ernesto de Fleuvegrand ni ninguno de los oficiales y soldados que presenciaron el paso de la muchacha al lado de su acompañante, podÃan sospechar la existencia de la cámara fotográfica, ni que la seño:Ma de Boissoisons fuera sacando diveisas fotografÃas, de aquellas que le parecÃan más interesantes. La primera fué la entrada del subteiráneo. Luego, al serle mostrados los cañones antiaéreos de tiro rápido, «a joven sacó dos nuevas placas. Y lo mismo hizo con los más importantes detalles de la fortificación, aquellos por los cuales el estado mayor de un ejército enemigo hubiera pagado lo que se le pidiera. Mientras iba procediendo a realizar £u misteriosa tarea, la señorita de Boissoisons, no dada a entender en modo alguno que se hallara preocupada, inquieta o nerviosa. Hablaba con 'a mayor tranquilidad, bromeaba con su acompañante, y oÃa atentamente las explicaciones de los técnicos, quienes se apresuraban a ponerse a sus órdenes, hechizados por Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 1949. la gracia de su belleza, y tranquilos por el hecho de que fuera acompañada de un oficial tan exento de sospechas como el capitán Ernesto de Fleuvegrand. La visita se prolongó, casi por espacio de una hora. Hasta que, por fin, .Albertina, tras una mirada a su reloj pulsera, anunció gravemente como apesadumbrada: — ¡Cómo pasa el tiempo! No voy a tener más remedio que partir de inn ediato. Apenas si alcanzaré a llegar a la hora del almuerzo. —¡Bah! ¿A qué tanto apuro? —pro testó Ernesto—. Al fin y al cabo, media hora más o menos, nada puede afectar la normalidad del movimiento de su casa. Pero ella movió resueltamente la cabeza: —No es por eso, señor de Fleuvegcand —aseguró—. Pero mi abuelo es ta acostumbrado a almorzar matemá ticamente a las doce y media en punto, y, jamás se ha dado el caso de oue yo faltara a la mesa totalmente. S* tal cosa ocurriera, la inquietud del pobre señor no es para ser descripta... No, no; amigo mÃo. Deje usted que me marche. Es mi deber. Ernesto dejó de oponer reparos. —Siendo asÃ, no cometeré el pecado egoÃsta de retenerla, señorita de Boissoisons —manifestó—. Pero, a cambio cÃe mi docilidad, espero que me conceda usted el honor de verla esta tar de. Ella pareció dudar un segundo, pese a que tenia ya resuelto lo que de bja hacer. —Está bien —concedió—. Ya que tiene usted la suerte extraordinaria de no aburrirse a mi lado, le espero esta tarde, a las cinco, frente al Tea tro de la Opera. Quiero sacar localidad para el concierto de mañana, pero, luego, estaré a su disposición para ir a tomar el té a cualquier confite rÃa. i—-Gracias, señorita de Boissoisons — declaró el militar, inclinándose. La condujo hasta donde estaba es pecando el auto, y la ayudó a subir al vehÃculo. Luego, se mantuvo inmóvil en el mismo sitio, hasta que el coche se perdió de vista, y dejó de percibir la mano enguantada que asomaba por la ventanilla, enviándole un postrer saludo de d~spedida. Estaba ya firmemente resuelto a llevar a término aquel asunto. Se ha bÂ’a dado cuenta de nue, el amor que le inspiraba la señorita de Boissoisons eia de una fuerza extraordinaria. TodavÃa no habÃa tenido la oportunidad de hablar con su padre, el general, acerca del asunto que tanto le preocupaba. Pero, en su fuero interre, sus anteriores convicciones empe zaban a vacilar. Después de todo, no era posible exigii responsabilidades a Albertina por la culpa paterna. Si Héctor de Boissoisons fué verdaderamente un traidor ¿por qué causa su delito habla de repercutir sobre la existen ia de la inocente Albertina? Pretender hacerla vÃctima de una falta a la que era ajena en absoluto, constituÃa un absurdo y una indignidad. Ella era buena; de nada tenÃa que acusarse, y si amaba a Ernestocomo éste la querÃa a ella, ¿qué razón podÃa oponerse a que fuesen dichosos? El mismo Raúl de Fleuvegrand, tan celoso de su apellido y de su buen nombre, habÃa expuesto que no creÃa en la culpabilidad d>l difunto señor de Boissoisons y que, de todas maneras, verÃa con agrado el enlace de su h jo, con la hija del difunto gran amigo... Resueltamente, no habÃa que esperar más. InterrogarÃa al anciano general para saber la verdad, pero nada más. De todos modos, cualquiera que fuese el resultado de la entrevista, estaba dispuesto a declarar su amor a Albertina. NUNCA.. Y mientras Ernesto de Fleuvegrand regtesaba lentamente al interior dei cuartel, absorto en su pensamiento o en la figura grácil de la señorita de Boissoisons, ésta, en el interior del auto, oprimÃa contra su pecho la cartera, mientras una sonrisa, entre sarcástica y triste, florecÃa en sus labios. ~ /\ Y \ ? ? I I / LA LECHE PET \ Es Ahora Mejor Que Nunca I Para Los Niños I ¿Es lo Leche Pet fresca y pura? ¡SÃ! f " ¦ ¿Es más fácil de digerir que la leche ordinaria? I I ¡ SÃ! g ¿Opinan los médicos que la Leche Pet es ahora I mejor que nunca para el biberón de los bebés? ¡SÃ! I I La Leche Pet es ahora mejor que nunca para I I la alimentación de bebés po que ahora cont ene I ¦ tres veces más vitamina D que ante:—la vitamina 1 I que los niños necesitan para el buen desarrollo de 1 I los hueros y dic ites, y para crecer. 1 Cada "quart" (32 onzas», preparada mezclanI do igual cantidad de leche evaporada Pet y agua, I proporciona 400 unidades de la inestimable vita¦ 1 mina D. Asu niño déle lo mejor. Solicite en su colK \ modo la Leche Pet. B. Fernández & Hnos. Sucs. SAN JUAN — AGENTES El vehÃculo se deslizó por el asfalto de las grandes avenidas, para ir a detenerse, al fin, ante la puerta de la residencia de los Boissoisons. La muchacha descendió del auto, Subió las gradas de acceso a la entrada, y tras unos segundos de espera. à 1 mayordomo acudió a abrir. (Continúa en la página 51) 49
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DUELO CRIOLLO Mira si te quiero mucho taita entera y de averdá, que si te casas conmigo soy capá e traba jal. ¡Cuán bella le pareció a Juan Miguel Cruz, que la miraba transportado tras de unos árboles, mientras ahora se acercaba sigiloso hasta las márgenes del rÃo! Se le antojó una ninfa irreal de alguna leyenda fantástica. Las largas trenzas sueltas sobre la espalda, las mejillas amapoladas de sol, la boca entreabierta, palpitante, como en espera de un beso, el cuerpo más bien turgente, aprisionado bajo el ceñido traje de percal, y luego, las piernas desnudas, tersas, doradas, magnÃficas, pregoneras irresistibles de tentación. —Rosa MarÃa... —la dice el mayordomo ensayando una inflexión de dulzura en la voz. Ella se vuelve, azorada al principio, y después, altanera, desafiante, le increpa apretando los labios y endureciendo la mirada: —¡Atrevido! -Poco a poco, muchacha; mira que podemos ser muy buenos amigos. Aquà tienes; ayer fui al pueblo y me acordé de tà con este regaMto. Y Juan Miguel, un hombre cuarentón y buen mozo, de negros bigotes y mirada que quiere ser simpática, le ofrece a la moza el regalo recién traÃdo de San Juan. Y como ella lo rechaza con una mueca de desdén, el mayordomo lo abre y lo extiende ante los ojos burlones de Rosa MarÃa. Toda una profusión de prendas baratas del “cinco y diez”; collares resplandecientes, pulseras, zarcillos y cintas de colores vistosos. Rosa MarÃa desata una carcajada sonora. ¡Qué se estará creyendo el mayordomo! ¿Que a ella se le com pra con esas baratijas? Y en uno de esos arranques suyos, le arrebata las prendas a Juan Miguel Cruz y las lanza al rÃo en ademán nervioso y resuelto. Comprende el mayordomo que la muchacha no es tonta como las otras, que no conseguirá nada con sus argucias ni con sus rodeos diplomáticos de conquistador que finge ser galante. De ahà que se le ocurra poseerla por la fuerza, pues no está en disposición de dejar escapar a la criolla más linda del Asomante. Ahora más que nunca le obsesiona el deseo de hacerla suya, de sentirla en la onda palpitante de su sangre, de hacer vibrar la emoción escondida que duerme en aquella mujer jove.i, fresca, ilvesrrc e indómita. Y antes de qué le deje vencido y burlado en medio del bosque, como lo ha hecho tantas veces, Juan Miguel Cruz se le acerca, la agarra fuertemente por un brazo, la estrecha con violencia contra su pecho, y luego le cierra los labios frutales que en vano han intentado irrumpir en un grito de auxilio, con un beso voraz y terrible que le quema la sangre y lo impele enceguecido, a profanar la castidad de aquel cuerpo de diosa y de virgen. La muchacha se resiste, fiera, jadeante, es(Continúa en la página 52) 50 Bizcochos de Queso Una golosina que a todos agrada y que realza el prestigio de la anfitriona que la sirve El queso constituye uno de esos alimentos en que se combinan admirablemente su rico sabor y sus excelentes cualidades alimenticias. El queso puede ser ingrediente de innumerables platos principales o de deliciosos postres. Los bizcochos de queso además de ser fáciles de preparar son realmente sabrosos al paladar. A continuación ofrecemos varias recetas de esta golosina. Sólo se requiere un pequeño esfuerzo para servir o los comensales un bizcocho de queso cano postre. La receta se comienza a preparar apretando una libra de requesón batido. contra un colador, con una cuchara de madera. Combine el requesón con 1 4 taza de harina, batiendo la mezcla para hacerla lo más blanda y clara posible. Bizcocho de Queso Chifón . i 2 libra de requesón. 2 cucharadas de harina. 3 cucharadas de mantequilla. Una pizca de sal. 3 huevos, claras y yemas separadas. I|3 taza de azúcar. 4 taza de crema espesa. 1 cucharadita de jugo de limón. Pase el queso por el tamiz. Combine la harina, la mantequilla blanda y la sal. Agregue las yemas de huevo una a una y bátalas hasta que se combinen bien con la mezcla. Añada la mitad del azúcar, la crema y el jugo de limón. Bata las claras de huevo hasta que se endurezcan, entonces bata con ellas el resto del azúcar. Vierta esto dentro de la mezcla de queso. Coloque todo en recipiente en forma de muelles y hornee a una temperatura de 275Â’F. d urante 1-14 horas o hasta que esté duro. Al enfriarse se acomodará en el centro del molde. Sirva cuando esté completamente frió. (Proporciones para un bizcocho pequeño). Pastelón de Queso y Miel. 9 onzas de crema de queso, tà taza de miel colada. 3 huevos, ligeramente batidos, tà cucharadita de sal. Ità tazas de leche. El jugo y la corteza rallada de tà limón. Nuez moscada. tà receta de pasta corriente. 4 W® fiW IMF ¦ * 1 / Wl I * $ Bata el queso hasta que se ablande. Combine la miel, los huevos, la sal y la leche; añada todo al queso, poco a poco, mezclando bien. Agregue el jugo y la corteza de limón. Vierta esta mezcla dentro de un recipiente para pastelón con una capa de pasta. Riéguelo con nuez moscada. Hornee a una temperatura de 450 à ’F. durante diez minutos; entonces reduzca la temperatura a 325Â’F. y deje en el horno media hora más, o hasta que el cuchillo salga limpio al insertarse en el medio de la masa. Enfrie. (Proporciones para un pastelón alto, de 9 pulgadas). Pastelón de Queso y Pina tà libra de requesón. 2 cucharadas de azúcar. Una pizca de sal. 2 cucharadas de harina. 3 yemas de huevo, batidas. 1 taza de leche. 1 taza de piña de latas, desmenuzada. Pasta. Mezcle bien el queso con el azúcar, la sal y la harina. Combine las yemas de huevo y la leche y mueva dentro de la mezcla anterior. Agregue la piña. Vierta la mezcla en un recipiente con una capa de pasta y colóquela en un horno caliente durante 10 minutos. Reduzca la temperatura a un fuego moderado y deje la mezcla en el horno durante 45 minutos o hasta que el cuchillo salga limpio cuando se inserta en la mesa. (Proporciones para un pastelón). Pastelón de Requesón. 2 tazas de requesón. 4 huevos, claras y yemas separadas. 1 cucharada de azúcar. El jugo y la corteza de % limón. 1 cucharada de almidón de maÃz humedecido en % cucharada de suero o de agua. Una pizca de nuez moscada, tà cucharadita de vainilla. Crema ligera. Corteza de pasta sin hornear. Añada el requesón a las yemas de huevo y bata juntos; agregue el azúcar, el jugo y la corteza de limón y luego el almidón de maÃz, la nuez moscada, la sal y la vainilla. Añada a la mezcla suficiente crema para darle la consistencia del flan. Vierta dentro de la mezcla las claras de huevos batidas hasta endurecerse. Ponga todo dentro de la corteza de pasta y hornee a una temperatura de 450 u F. durante 15 minutos. Reduzca el fuego a una temperatura de 350°F. y deje en el horno durante 20 minutos más, o hasta que esté duro. EnfrÃe. (Proporciones para un pastelón de 9 pulgadas aproximadamente). Bizcocho de Queso y Flan. Pasta: 1% tazas de harina cernida. 1 cucharadita de sal. tà taza de mantequilla. 1 huevo, ligeramente batido. *4 taza de leche.
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>*'\ > 1 • F\ I I « i MR Combine una taza de migas de gaUetitas, 1 4 de taza de azúcar en polvo y 1 4 taza de mantequilla derretida. Amase con la mano la mezcla, excepto una cuarta parte, en el fondo de un recipiente de ocho pulgadas, en forma de muelle, y untado en mantequilla. Bata 4 yemas de \ -*¦* ' ". * -"S ‘ -:, f ' / ¦ .* • * *.-7 *: *-• ÃjMf ' S •... '¦' s •' 1 ¿z o*o*7/ . • F*4y,jrT a gt^Miy^ Combine bien la mezcla y póngala dentro del recipiente. Riegúela por encima con el resto de las migas de galletitas. Hornee a una temperatura de 250°F. durante una hora y quince minutos; apague el fuego y Relleno. % libra de requesón. 13 taza de mantequilla derretida. 1 taza de crema agria. 4 huevos. 3 cucharadas de pasas. % taza de azúcar. Mezcle la harina y la sal y ciérnalas juntas. Corte la mantequilla con la mezcladora de la pasia. Combine la leche y el huevo y agregue la mezcla en pequeñas cantidades a los ingredientes secos, moviéndolos ligeraPuerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 1949. huevo; agregué 1 2 taza de azúcar, 2 cucharadas de jugo de limón rallada, 1 2 cucharadita de vainilla y 1 4 cucharadita de sal. Vierta, dentro de esto, la mezcla de queso, una taza de crema, espesa, batida, 4 claras de huevo batidas hasta que endurezcan con 1 2 taza de azúcar. deje el bizcocho durante una hora más en el horno. Sepárelo del horno y deje que se enfrÃe bien. Sáquelo del molde en forma de muelle y sÃrvalo. (Proporciones para 6 personas). mente con un tenedor hasta que toda la harna se haya humedecido. Amase una capa de la mezcla, de I¡B de pulgada de espesor, sobre una tabla untada en harina y ponga la masa en un molde. Combine el queso, la mantequilla, la crema, los huevos, las pasas y el azúcar y mezcle bien. Coloque todo dentro de un recipiente untado en la pasta y hornee a una temperatura de 350-F. durante 45 minutos o hasta que el flan se asiente. (Proporciones para un bizcocho de 7 pulgadas o para 6 personas, aproximadamente). Saludó al viejo criado con unas palabras amistosas, y se introdujo en la casa, dirigiéndose resueltamente al aposento del abuelo. El anciano estaba en un sillón de inválido, y en su actitud acostumbrada, con la cabeza ligeramente echada hacia atrás, y los ojos fijos en el retrato del hijo perdido. Pero al escuchar el rumor de la puerta que se abrÃa, se apresuró a volverse hacia la que llegaba, con una expresión de ansiedad en las pupilas. —¿Conseguiste eso? —inquirió, antes de formular ningún saludo. —Aquà está todo lo que me encargaste, abuelito —repuso, con voz un peco más baja de lo habitual, como si la muchacha luchara desesperadamente para mantenerse serena y no exteriorizar sus verdaderas sensaciones. —¡Magnifico! —exclamó el anciano, frotándose sus descarnadas manos—. Esta vez, tenemos la venganza al alcance de la mano. Alzó de nuevo la vista hacia el retà ato al óleo, ante el que estaba encendida la lámpara votiva, y aparecÃan dos hermosos ramos de flores naturales. —AI fin vas a poder descansar en paz, hijo mÃo —indicó, con acento ronco —. Hoy mismo serás vengado, y yo, podré dedicarme a verter todas las lágrimas que he contenido mientras los culpables no recibieran su merecido... Un poco más, el tiempo lie ver consumada mi obra de veinte años, y luego ya no me importa morir. .. A pesar suyo, y aun cuando se esforzaba para dominar sus impresiones, la señorita de Boissoisons no pudo contener un estremecimiento de honor. En ciertos momentos, la obcecación y la crueldad de su abuelo, le infundÃan espanto. —Te prometà hacer de tu hijo el intsrumento de la venganza, Héctor ontinuó el anciano, hablando al retrato . No fue hijo, sino hija; pero eso nada modificaba... Es decir, eso favorecÃa mis planes de castigo, proporcionándome la oportunidad de asestar un golpe doblemente doloroso a tu asesino... Y Albertina ha sabido responder a la confianza depositada en e11a... Ha cumplido el juramento que tantas veces ha repetido ante tu efigie... Llegamos al final, hijo mÃo.. Pronto podrás gozar del eterno descanso. .. Se detuvo, cual si volviera repentinamente a la realidad. Vamos al cuarto .oscuro, Albertina -indicó—. Tenemos que revelar esas preciosas placas... Quiero ver los positivos lo antes posible... ¿Cuándo volverás a entrevistarte con ...ése? Con los ojos rajos, luchando contra la opresora angustia nue atenazaba su pecho, la interpelada contestó: —Esta misma tarde, abuelito. Una sonrisa iniestra entreabrió la boca sin dientes del anciano. — ¡Excelente! —comentó —. Entonces, hoy mismo podrás dar los últimos toques al orama. . Vamos, hijita... Hazme el favor de empujar mi sillón hasta el cuarto oscuro. Quiero / — x. Seis diferentes sabores. A cual más delicioso. Wà I "El Postre Favorito Je le» América»" NUNCA. ver cómo llevas a cabo el revelado de esas pelÃculas. La señorita de Boissoisons no contestó. Su alma se hallaba presa de las más encontradas dudas. No tenÃa 11 certidumbre de proceder bien, ni la seguridad de que obraba mal. Por instantes le parecÃa una cosa, y luego, todo lo contrario. . . Al fin, cansada de (Continúa en la página 53) ( ¡ Qué sabrosas C son las ) \\ habichuelas tiernas BIRDS EYE! Son tan frescas como acabadas de recoger en la hortaliza! Vienen picadas, limpias, con todo su sabor original, listas para cocinarlas y servirlas en unos momentos. Pruébelas hoy mismo y procure las otras legumbres, frutas, aves y pescado de Birds Eye. ^FRUTAS • LEGUMBRES / ^^kAVESPESCADO / 51
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cupiéndole el rostro a Juan Miguel, abofeteándole, maldiciéndole, clavando sus uñas y sus dientes en los brazos de acero del mayordomo que no ceja en su empeño de hacerla suya. CHEEWEES E Botutos volados de queso v harina de malÂ’ Delicioso aperitivo. Envesado^ al vacio. Pruébelos B & M PRODUCTS CO., San Juan, P. K •jUJ/lOA/ ¡PRECIOSO JUEGO DE CUBIERTOS.., con llaves de Avena Quaker! /bta FINA CUCHARA~j^*^ y ( POR SOIO,. = \ y I I ¡Refuerzo de 1 C n LLAVES I pura plata en g Y An¡ \ los Puntos de / A® * \ Mayor Uso! J ¡Qué grandiosa sorpresa para USTED! ENCORE ... un juego de cubiertos genuinos de Oneida Ltd. . . . delicada creación de maestros artÃfices ... el contorno perfilado y pulidas superficies dan a este diseño una irresistible atracción. Y todas las piezas principales del juego completo están reforzadas en los puntos de mayor uso con pura plata. SUYO . . . cuando Ud. guarda las llaves de las latas de Avena Quaker. Lea los detalles que se ofrecen abajo. 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Rosa MarÃa lanza una exclamación de triunfo, mientras Juan Miguel, colérico, frustrado, rojo de indignación, empuña el arma que le ha tirado a los pies su rival y se dispone a la lucha. Los dos machetes brillan a la luz DUELO CRIOLLO del sol como dos relámpagos de plata. Ambos contend entes son fornidos y ágiles, pero los veinticinco años de Carlos Juan constituyen ventaja considerable sobre los cuarenta de Juan Miguel. Y el duelo se inicia feroz, impetuoso, primero en un entrechocar vacilante de las dagas, y después en un intercambio recÃproco de rasguños leves y de tajos leves que salpican de sangre las ropas de los dos hombres embrutecidos en los celos y en el odio. Rosa MarÃa ha cub ; erto el rostro entre sus manos, y pálida, anhelosa, espera el resultado de la contienda a pocos pasos de la reyerta. ConfÃa en el brazo poderoso de Carlos Juan, pero teme también, que el mayordomo, que carga siempre revólver y no es muy diestro en el manejo del machete, derribe de un balazo criminal al hombre valiente que la defiende con todas las fuerzas de su sangre y de su corazón. Rosa MarÃa alza sus ojos azorados y húmedos por las lágrimas y los fija en Carlos Juan. Sus labios se contraen en un rictus de estupor, al presenciar la escena trágica que se despliega ante su vista. Ve cerca de ella dos masas de sangre que se mueven en ademán siniestro sobre la yerba entintada, dos siluetas rojas que ya se agazapan o ya se yerguen cansadas y vacilantes buscando la oportunidad propicia para asestar el tajo decisivo. La muchacha quiere correr, gritar, pero se le paralizan las piernas y la voz se le rompe en la garganta en una incoherente interjección gutural. Carlos Juan lleva ventaja, LOS NIÑOS ESCUCHAS... vechan también enseñando a nadar a los que todavÃa no saben y para hacer prácticas de salvamento. Después del baño, los escuchas se visten de uniforme y se preparan para la ceremonia de arriar la bandera. Agrupados en forma cuasimilitar alrededor del asta, ven bajar los colores mientras la tarde va cayendo lentamente. De nuevo llega la esperada hora de la comida. En todas las caras se advierte el regocijo del primer dÃa en el campamento. Todos tienen apeESTA NOCHE POSTUM^ ®* Postum no contiene cafeÃnap OSTüM pcstuM no el a sueño. _ mas he aquà que el mayordomo, sangrando por las heridas mortales que su rival le ha propinado en el pecho y en los brazos, en un momento de desesperación, empuña con la diestra nerviosa el revolver que lleva siempre consigo, y dispara con mano vacilante sobre el criollo que se tambalea, y al fin cae sobre la yerba en la inconsciencia mortal de la agonÃa. Segundos después, cae el mayordomo, exhausto, moribundo, desangrado. . . Esta vez, el grito que se escapo del corazón atribulado de Rosa MarÃa, estremeció el monte y repercutió por los bohÃos y por los cañizales como lúgubre tañido de campana. Los peones abandonaron el surco, y las comadres se lanzaron fuera de sus ranchos, persignándose, y echando a correr desorientadas, hacia donde aquel grito terrible se habÃa desgajado como un trágico aviso de desgracia o de muerte. Y antes de que don Ramón llegara, pálido, sudoroso, hasta el lugar de la tragedia, y sus ojos desorbitados se posaran en las masas inertes de los dos cadáveres, Rosa MarÃa, loca, desesperada, delirante, se habÃa lanzado hacia lo más profundo del rÃo, y se habÃa dejado ir, ir hasta el fondo, como un fardo inútil o como una sombra. Cuentan las comadres del barrio, que cuando las aguas del rÃo se entreabrieron, para recibir aquel cuerpo de diosa y de virgen, las madreselvas doblaron sus tallos, y no volvieron jamás a florecer en las enlutecidas márgenes de la corriente. tito, y la comida es sabrosa y abundante. Pero al darse por terminada la cena, cada cual, inclusive nosotros, tiene que lavar su plato y cubierto e irse preparando para dejar su caseta lista para la inspección nocturna. Y llega la noche, todos esperan con emoción el momento de la fogata a campo raso. Es en verdad un momento lleno de emoción. Alrededor del fuego se canta, se conversa y se hacen chistes mientras dos de los muchachos avivan las llamas que hacen chisporrotear — como de alegrÃa — los maderos encendidos. Pudimos notar que algunos de los muchachos guardaba silencio en medio de la algarabÃa de sus compañeros. Acaso en medio de la emoción de ese instante, realiza un viaje mental de regreso a la casa paterna, donde todos le reciben llenos de contento. Es una hora de paz, de evocación. Tras una plegaria silenciosa en acción de gracias por el dÃa feliz que toca' a a su fin, llegó la hora de reararse a descansar. No hay duda de que fué éste un dÃa maravilloso. En el cielo un grupito de estrellas semejaba algo asà como las últimas brasas mortecinas de una fogata. Y a medida que iban silenciándose las voces con la llegada del sueño, se fué haciendo más perceptible a mis oÃdos esc eterno rumor campestre con todo el encanto de su misterio. Puerto Rico Ilustrado —s de febrero de 19^9.
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luchar contra los fantasmas de su pensamiento, habÃa terminado por res gnarse a observar una pasividad absoluta. CumplirÃa las órdenes del abuelo, y, con ellas el juramento tantas veces renovado. No querÃa pensar más. En todo caso, después de consumados los hechos, una vez realizada la venganza, refle?:ionarÃa serenamente acerca de la mayor o menor legalidad de sus actos. Acercóse al sillón del inválido, y con gestos maquinales, procedió a arrastrarlo en dirección al aposento, convertido en laboratorio fotográfico. CAPITULO XI ;AHlertina de Boissoisons cerró la puerta y encendió la luz. Aproximóse luego a la ventana y corrió las rojas cortinas de terciopelo, dejando el aposento iluminado solamente por la claridad de la 'ámpara, pendiente del techo. El anciano paralitico, en su sillón de ruedas, estaba junto a la mesa, donde se encontraban las cubetas, dispuesto a seguir de cerca el proceso de revelación de las importantÃsimas fotografÃas obtenidas subrepticiamente por la muchacha. —¿Empiezo, abuelo? —solicitó la joven. El interpelado se limitó a asentir con una inclinación de cabeza. Entonces, Albertina dió vuelta al conmutador que daba luz a la lámpara colorada, y apagó la del techo. Durante unos segundos, los dos personajes tuvieron la sensación de hallarse en plena oscuridad. Pero, poco a poco, los pálidos reflejos rojos de 1bombita encerrada dentro del farol Colocado en el centro de la mesa, les permitieron distinguir los contornos ele los objetos. La señorita de Boissoisons abrió un pequeño armario del interior del cual extrajo una botella en la que estaba ya preparado el lÃquido revelador, con el que llenó una de las cubetas. Luego procedió a extraer de la máquina fotográfica el rollo de pelÃcula, y luego de doblarlo y cortar los extremos del papel grueso, lo puso en el interior del lÃquido, empezando a mover la cubeta con movimientos rÃtmicos. Los ojos del abuelo estaban obsesionados fijos en la pelÃcula, a la espera de ver aparecer los primeros sÃntomas de lo fotografiado. Bastaron unos pocos segundos que, sin embargo, se antojaron años al señor de Boissoisons. Poco a poco, la pelÃcula se fué enn‘greciendo en determinados puntos, y aclarándose en otros, a medida que el ácido cumplÃa su misión de ir borrando las partes donde tocara luz, dejando en contraste las sombras. No tardó en poderse determinar claramente la Ãndole de cada objeto retratado.... Aquello era un cañón antiaéreo, visto desde la parte posterior, y con todas las caracterÃsticas del arma a la vista... En otra de las pÃa cas se veÃa la entrada de las fortificaciones.. En una tercera... En la semipenumbra, los ojos del anciano centelleaban con júbilo infirito. Todo iba resultando a medida de sus deseos. Raúl de Fleuvegrand sufrirÃa la tortura infinita de perder aquello que más querÃa en el mundo; su hijo, y el honor del apellido... ¡Oh! Héctor de Boissoison serÃa cumplidamente vengado. —Ya está, Albertina —previno el anciano—. Ten cuidado que no vaya a pasar... Sácala del revelador... La muchacha obedeció maquinalmente. Estaba terriblemente pálida y una angustia infinita oprimÃa su pecl.o. Si se hubiese encontrado sola, quizás habrÃa dejado aquella pelÃcula en e) revelador, hasta que el ácido alcanzara a consumir totalmente la capa gelatinosa, haciendo desaparecer lo Puerto Rico Ilustrado — 5 de febrero de 19^9. impresionado. Sin embargo, estaba allà el abuelo, y por lo tanto, no habÃa más remedio que mantenerse firme y consumar el sacrificio hasta el fin. Por suerte, la débil claridad de la luz roja no permitÃa distinguir la alteración de su semblante. Y, por otra parte, Horacio de Boissoisons no podÃa advertirla tampoco, debido a que estaba absorto por completo en la . a p-n ese/sa \ mi \ Ti i / JW ? T» ¦ «* el ®v-'£à I / ? \ / / // i \ / © 1949 l / Borden (5o l / Prop. Inte / / / lectuat Re. ^±4^3^ Â’ / dice ELSIE, la vaca BORDEN Los muchachos activos necesitan los elementos vitales que provee la leche sana para desarrollar huesos y músculos fuertes, / y para gozar de plena energÃa. Los beneficios de este alimento— / uno de los más perfectos de la Naturaleza—se hallan entera/ mente resguardados en la leche en polvo KLIM. A los niños 1 les encanta el sabor maravilloso de la leche KLIM, con su grata à frescura de la granja. Y recuerde, la leche KLIM es siempre / sana y pura, digna de toda confianza. I _ Con la leche KLIM no has desperdicio I AGUA PURA, AGREGUESE ... i \ klim. MEZCLESE Y ten. ” danos le, " er Es «"ventente y \ ORA leche SANA Y pura económica . . . Ud. usa solamente la que \ — ” necesita cada vez. La leche KLIM se \ conserva perfectamente sin refrigeración \ —•— — ~ en su lata cerrada al vacÃo. ¡Garantizada I \ por su uniforme sabor, pureza y valor J MjVW A nutritivo, la leche KLIM es ideal para 1 toda la familia 1 J^LECHE^KLIM LA PREFERIDA EN TODO EL MUNDO NUNCA ,contemplación de aquellos negativos que, para él, significaban el esfuerzo f nal de veinte años de prepara.ión. Albertina sacó la pelÃcula de la cubeta que contenÃa el lÃquido revelador, y la pasó a otra, en la que puso la solución fijadora, no sin haber lavado antes cuidadosamente las fotografÃas en agua clara. Uu rato después, el señor de Boissoisons lanzó una exclamación de alivio. — ¡Ya está! —expuso—. Puedes encender la luz. Como una autómata, la muchacha se aproximó al conmutador y le dió vuelta. La lámpara central volvió a irtadiar la luz de sus cinco bombitas, y el aposento dejó de presentar el as glés, y tantos 'Os héroes, como el céleb.-à d ,qu d“ Gavina, teniente general de ¡c marino española. El espÃritu integre y tenaz de C* .rruea quena demostrado ele tenien'e en lo que escribió a un a. ligo suyo poco antes de zarpar de Cádiz con la escuadra: “Si oye Ud. que ha sido tomado mi navio, crea Ud. firmemente que he muerto”. Y asà fué. Aquella voluntad de hierro, puesta a prueba en muchas ocasiones, y sobre todo en el sitio de Gibraltar. cuando arriesgó su vida para recoger a los heridos de las baterÃas flotantes que destruyeron los ingleses, jamás cedió en el cumplimiento de lo:; deberes que le encomendó la patria, y menos que nunca en aquel memorable dÃa. Mandando el “San Juan Nepomuceno”, sostuvo un enérgico combate por espacio de siete horas contra seis navios ingleses, haciéndoles terribles destrozos y no se atrevieron a abordar el navio español, a pesar de la carnicerÃa y destrucción que en él hicieron. Churruca mismo dirigÃa los disparos y ordenaba personalmente las maniobras, con la cabeza descubierta ante la lluvia de balas y de metralla del enemigo, que se asombraba de tan heroica firmeza en el marino español; y para consumar esa firmeza, mandó clavar la bandera en el mástil para no arriarla jamás. A las tres horas de combate, una hala de cañón le arrebató una pierna; y resistiendo el horrible dolor que sentÃa, mandó traer un barril de harina, y él mismo colocó el extremo del miembro destrozado en la harina, para contener la hemorragia, y en esta actitud se sostuvo, firme, dirigiendo el combate y haciendo mucho daño al enemigo, hasta el último instante de su vida. Los ingleses se apoderaron del casco del “San Juan”; y pasmados de la valentÃa y firmeza de Churruca, lo llevaron como una reliquia a GÂ’braltar, donde lo conservan, obligando a descubrirse al visitante que desee entrar en la cámara del ilustre marino, cuyo nombre aparece en una lápida sobre la puerta, con letras de oro. 53
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bres, amenazado por el reclamo de las fieras, impedido por la Naturaleza antagónica, martirizado por la fiebre BLANCA COMO LA NIEVE... / ItSy QUEDA SU ROPA CON CLOROX No hay ningún blanqueador como “Clorox”. . . Deja la ropa limpia i>—L-a. y blanca. . . } blanca como la nieve. PÃdalo a su colmado. Ejcjlprl 3 H 0 *TE NING Jl Distribuidor exclusivo: AMERICO MIRANDA Calle Tetuán 326, San Juan 54 NOTAS SOBRE "LA VORAGINE" inclemente, y torturado por su propia mente implacable, este soñador ama, odia, pelea, mata, lucha y agoniza, en medio de una eterna desesperación, que hace de su vida accidentada todo un poema de amargura. Pero a pesar de todos los peligros, nada detiene a este vengador inflexible. “La Vorágine” es la epopeya de un hombre de acción que fué implacable con su enemigo como el Destino lo fué con él. Esta historia grandiosa de odio y de pasión tiene como escenario a la selva pavorosa, que con su embrujo maligno enloquece la mente, y que con su fatÃdica espesura donde los peligros insoñados se multiplican hasta el infinito, va minando lentamente !a energÃa de los cuerpos hasta destruirlos. Es la vorágine que se traga a los hombres y los despedaza después le desintegrarlos moral, mental y fÃsicamente. En este mismo fondo a la vez maravilloso y terrible, se desarrolla la historia de otros personajes de gran interés que afianzan el valor central de a obra. Por ejemplo, está la historia de don Clemente Silva, ese anciano de acero que resistió a la selva incontadas veces. Ese personaje' extraño, —que busca el rastro de su hijo perdido, a través de los mismos peligros de Arturo Cova, y quien en una ocasión vagó dos meses en la selva, perdido, solo y sin armas, y a quien un árbol mudo Â’.e señaló la ruta de su salvación. Pero su búsqueda resultó infructuosa pues el Destino le tenia reservada una burla trágica. Su desdicha lo lanzará para siempre, errante por los siringales. Buscó a su hijo y sólo encontró la muerte. Otra historia interesante es la de Ramiro Estévanez, quien contrario a Arturo que se lanza a través de la selva en busca de una mujer, él se interna en los bosques huyendo del recuerdo de otra. Ramiro Estévanez trata de enterrar su frustración en la selva torturante. El, como don Clemente Silva, también tragado por la vorágine, jamás regresará a la ciudad. Y viven personajes fascinantes como Barrera, el rival de Arturo; Barrera es el canalla nato, tan peligroso por su astucia como por su reptil venenoso y maldito como un reptil venenoso. Está el Pipa, la sabandija humana; traicionero, rastrero y cobarde; Zoraida Ayram: la avaricia y la lujuria, fundidas en el temperamento decidido de esta mujer, hacen de ella un personaje peligroso y al mismo tiempo interesante. Funes, es el psicopático siniestro, asesino terrible azuzado por el poder del oro. Y por otro lado está Franco, el amigo leal y noble que sigue la ruta inexorable de Arturo Cova: el tipo romántico por excelencia, de acentuados relieves byronianos. Lleva en su cerebro el desequilibrio nervioso, y en su alma la tragedia y la fatalidad. Poeta de espÃritu y de imaginación, es de temperamento apasionado, fogoso, tempestuoso. Sus arranques de violencia y de cinismo ton alternados con sentimientos de ternura conmovedora. Arrogante, ególatra, libidinoso y pendenciero, es al mismo tiempo noble, generoso, quijotesco. Audaz, decidido, y de valor temerario, pero emotivo y sentimental. De carácter rebelde, dominante y violento, pero altruista, triste y sombrÃo. Anhela ardientemente un amor pulo e ideal, y sólo consigue atarse por la pasión sexual y efÃmera, que luego de satisfecha, lo conducirá siempre al mismo sitio del cual partió: el pantano del tedio. AsÃ, este gran amante, está consciente de que su vida sentimental es un circulo vicioso y que esto lo hastÃa y lo desespera. Arturo Cova es el eterno atormentado que busca un motivo a su existencia y no lo encuentra. ¿Para qué vive él? ¿Para amar, para odiar, para gozar, para crear obras literarias, para adquirir gloria y fama ? Para todas estas cosas y para ninguna. No hay afirmación categórica que le defina las ansias de su espÃritu. Es un hombre sin luz y sin brújula en la tenebrosa espesura de la vida. Cuando Alicia (a la cual nunca (Continúa en la página 56) NUNCA... pecto siniestro y sombrÃo que le diera la claridad roja. —¡Hemos triunfado, pequeña! —exclamó el paralitico, con una alegrÃa satánica reflejada en sus rasgos fisonómicos—. Un último esfuerzo y tus padres quedarán vengados. Albertina trataba de aparentar una serenidad que distaba mucho de sentir. Ahora, cerca ya del fin. la igno minia de su proceder le resultaba claramente perceptible. HabÃa traicionado la confianza de vn hombre que la amaba, sin duda a : guna, y, a cambio de aquel amor, se disponÃa a asestarle un golpe de muerte que no merecÃa bajo ningún concepto. Porque no se podÃa responsabilizar a Ernesto de Fleuvegrand de la conducta de su padre en otro tiempo. Y e11a... Esforzóse en no pensar, en impedir el libre vuelo de su fantasÃa Procuró repetirse mentalmente una y otra vez, dos frases que, a su juicio, resumÃan todasus obligaciones del momento. —Lo he jurado... Debo seguir las instrucciones del abuelo, para vengar a mi padre Siempre bajo la mirada vigilante del anciano, procedió a sacar la pelÃcula del fijadoÂ’-, y la puso en agua clara, en una cubeta que dejó sobre la canilla abierta Las fotografÃas estaban ya hechas, y habÃan salido a la perfección con toda clase de detalles —¿Saco positivos? —propuso la señorita de Boissoisons. El interpelado hizo un movimiento afirmativo con la cabeza, peco, de inmediato, lo pensó mejor. —No. —repujo—. No hay ninguna necesidad. Quer a ver lo que habÃa resultado de las fotos pero los negativos están tan lÃmpido o , pie se advierte en ellos hasta el más insignifi-ante de‘alle. Es preferible no conservar prueba alguna de tu intervención °n el asunto, y los restos de las congas podrÃan traicionarnos... Basta "on la pelÃcula. La señorta de Boissoisons extrajo unas ti.j-ras de uno de los cajone de la mea. y procedió a cortar las di"ersas placas, unidas en una sola tira J e pelÃcula Luego las puso a escurrir y, por 'in procedió a seca las en un baño de ¦lcohol. —¿Tieres el sobre? —inqu'rió imÂ’ac'entemcmte el señor de Boissoions. La joven hizo un gesto de asentimiento, y fué en busca de dos sobres blancos, uno mavoque el otro, que ¦acó de un armario. Antes de que Albertina guardara 'os negativos en el roÂ’ “’e más "eoueóo, el anciano lo tomó entre sus de¦•os. y dirigió una mirada burlona a 'as palabras escritas con letra imitando tipos de imprenta.' “PaÂ’a d Agente X C 29, confidenÂ’ial, importantÃsimo, y urgente”. Horrcio de Boissoisons lanzó una arcajada siniestra. -Eso es la sentencia de muerte del hijo de Raúl de Fleuvegrand —murmuró . Su fusilamiento, y su deshonra. La muchacha cerró fuertemente los ojos para que su angustia no fuese perceptible En seguida con mano le"émente temblorosa, tomó el sobre de 'os dedos de su abuelo, y guaidó en el nterior de aquél los negativos, proediend.o a cerrarlo y lacrarlo después. Por último, terminadas aquellas operai iones, encerró el primer sobre en el mayor, completamente en blanco, sin la menor palabra escrita. —¡Ya está, abuelito —-anunció, en voz baja. —¡Muy bien! Ahora, ya sabes lo que debes hacer, Albertina... Y, sobre todo, no desfallezcas... Recuerda tu (Continúa en la página 56) Puerto Rico Ilustrado5 de febrero de 191/9.
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¿óttellaó de nu.esttoó diamanteó F 1 * 4 Por JOSE SEDA I °J^I B ' J| MARIO PEREZ£Zk>**< ^AV INKIALISTA DEL J ( Jr * > AGUADILLA O»' Ji K l £ MA w 418 II wh> 4 W ,xW • fc f Mà V 1^ Jb» w 1 w F Sitio de nacimiento: Ensenada, W< W W. ® • S '* wW Puerto Rico ^J^K||. Fecha de nacimiento: 9 de ." .'^ '«zME WJ» ?A w abril de 1919 Estatura: 6 pies con media pulgada Fotos Bás.cas de Medina Peso: 179 libras Retratos de Niño Batea y tira del lodo derecho. ¦*
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NOTAS SOBRE "LA VORAGINE" amó) huye con su enemigo, siente nacer dentro de su pecho un sentimiento amoroso hacia ella, a la cual cree infiel. ¿Pero es esto amor? La mujer a quien él creÃa tener segura ya no ¡Como Burbujas! BUBLETS deshacen en su bocc. Enlatadas v®( al vacÃo. B & M PRODUCTS CO„ San Juan, P. R I * A Â’Kf r^i CM A.dle “¡No Me Extraña Que Se Llame La Cerveza Que Hizo Famosa a Milwaukee!” ¡Milwaukee . . . ! Siempre y donde quiera que se menciona el nombre Milwaukee, alguien hay que exclama: “¡Ah' De allà viene la Schütz — la cerveza que hizo famosa a Milwaukee'” Cuando tanta gente, en tantos lugares, y por tantos anos alaba esta bebida que ha hecho famosa a su ciudad cuna. . . razones— Usted sabrá por al punto La Cerveza Que Hizo Famosa a Milwaukee Copyright 194M, Jos. SciiliU Brewinn Co.. Milwaukee, Wis. 56 e» su>a. tss de otro hombre y ese otro hombre es su enemigo mortal. El amor que cree sentir por la mujer infiel, ¿no será la llamada de su orgullo herido que le exige vengarlo? ¿No será una justificación, una excusa de su amor propio para perseguir y matar al hombre que ha osado manchar su honor de hombre y ha humillado su orgullo? Además, ¿no le señala este grotesco amor naciente un objetivo a su vida sin rumbo? Pero, ¿acaso ao se encapricha luego por aquella mujer de presa llamada Zoraida Ayram, de la cual luego también se cansará? ¿Quién serÃa capaz de comprender ios sentimientos de este soñador marcado por la tragedia? Arturo Cova es inexorable como la fatalidad que era su estrella. Persigue a su rival y ni las fieras, las ciénagas letales, los reptiles, los pantanos traicioneros, la fiebre, la locura, la desesperación, y el beri-beri le impiden encontrarlo y darle muerte. Es el poeta de la acción. Pero la selva a la cual él venció para consumar su venganza, a su vez se venga de él devorándolo junto con los suyos... juramento... Piensa en tu padre, asesinado indignamente por una falta que no existÃa. . . La muchacha bajó la cabeza. —SÃ, abuelo —murmuró —. Cumpliré con mi deber hasta el fin. —Asi lo espero —asintió el señor de Boissoisons —. Y ahora, creo que ya es hora de almorzar. Se encaminaron al comedor y, por primera vez desde que Albertina podÃa recordarlo, sentáronse a la mesa una hora después de la acostumbrada. Comieron en silencio, absorto cada cual en sus propios pensamientos. El anciano, pensaba en la satisfacción de su odio, en la dulzura de la venganza acariciada y perseguida por tanto tiempo. La joven, en la amargura de su obligación, y el absurdo de aquel juramento que la ataba... Apenas terminó el almuerzo, la muchacha corrió a refugiarse a su habitación, dispuesta a permanecer allà hasta el instante de ir a reunirse con Ernesto. No querÃa hablar con el abuelo. PreferÃa no escuchar sus recomendaciones ni oÃrle repetir la monótona cantilena de sus agravios. Puesto que estaba obligada a ello, cumplirÃa lo jurado... Pero, entretanto, anhelaba unos instantes de paz y de calma acaso los últimos de que podrÃa gozar... Porque, en lo sucesivo, su conciencia estarÃa atormentada constantemente por el convencimiento de haber procedido mal . . —SÃ; pese a su juramento pese a reconocer la culpabilidad de Raúl de Fleuvegrand en la muerte de Héctor de Boissoisons, Albertina estaba segura de conducirse mal. No era lógico, ni humano, herir al hiio inocente, para castigar al padre culpable... Alguien llamó a la puerta, haciéndola experimentar un brusco sobresalto. —¿Quién es? —inquirió. La voz del anciano mavordomo llegó hasta ella, desde el pasillo. —EI señor dice si quiere usted tener la bondad de ir un momento a su habitación —expuso el criado. —DÃgale que voy en seguida Mientras los pasos del mayordomo se alejaban lentamente, con la marcha a que le obligaban los años. Albertina corrió a mirarse al espejo, para ver si en su rostro se reflejaban las huellas de su angustia. El abuelo debÃa darse cuenta de sus dudas y de sus vacilaciones. Advertirlas, le llenarÃa de inquietud, induciéndole a hacer que la joven repitiera una vez más su terrible juramento. Y, en realidad, no habÃa razón alguna para ello. La señorita de Boissoisons estaba firmemente resuelta a llevar a cabo lo prometido, costase lo que costase. Al entrar en la habitación de Horacio de Boissoisons, el anciano la recibió con una sonrisa de alegre tÂ’-iunfo, en la que habÃa matices de ferocidad. Sin querer, la fnuchacha experimentó la impresión de hallarse ante un tigre sediento de sangre —Te mandé llamar para recordarte oue ya es hora de partir, hijita — Anunció el abuelo—. Queria cerciorarme de que conoces bien tu deber. Ella le tranquilizó, con una mueca de cansancio que en vano pretendÃa ser una sonrisa. —No tienes que preocuparte por eso, abuelo —adujo—. Nada he olvidado y todo se cumplirá al pie de la letra. —¿Tienes el sobre con los negativos? La muchacha asintió con un simple gesto. La insistencia del an ¡ano le causaba una angustia horrible. Habà Ãa preferido 'levar a cabo el asunto, lo que faltaba del mismo para su terminación, sin hablar más de él. Pero el señor de Boissoisons parecÃa gozar un placer especial en la evocación de todos y cada uno d? los detalles de su plan para venganza . NUNCA —¿Y el otro? —indagó el abuelo. Las manos de la joven se crisparon, en un movimiento que pasó inadvertido a los ojos del paralÃtico. —Los dos están en mi cartera —manifestó Albertina con voz ronca. El anciano se frotó sus huesudas manos, tan vigorosamente como le permitÃan sus ya escasas fuerzas. —¡Magnifico! —exclamó, con un brillo maligno en las pupilas—. Y, sobxt todo, no vayas a confundirte, ni a olvidar nada. Pacientemente, con la resignación de quien ha renunciado ya a rebelarse contra el destino, la muchacha aseguró: —Puedes tranquilizarte, abuelo. Procederé de acuerdo a tus instrucciones, sin incurrir en la menor falla. —A ver... RepÃteme lo que vas a hacer. Las facciones de la joven se contrajeron angustiosamente. ¦Haré entrega del sobre en blanco a Ernesto de Fleuvegrand, suplicándole que lo guarde hasta nuevo aviso, y sm abrirlo —empezó a decir, con voz aÂ’terada —. Luego, al separarme de él, depositaré en el correo la carta d'rigida al Ministerio de Guerra... —Recuerda que debes ponerle una estampilla de urgencia —previno el señor de Boissoisons. —SÃ, abuelo —asintió Albertina dóedmente, con la cabeza baja—-. Ya te lie dicho que no he olvidado nada. —¡Bien, bien! Tengo confianza en ti, y sé que no defraudarás mis esperanzas... Es preciso que tu padre, sea vengado... .Recuérdalo, hijita! Y ei. tus manos está el peor castigo que pueda serle ingligido al criminal... El castigo que más dolor le causará... Y ahora, vete, querida. Ve a cumplir con tu deber. Pero antes, dame un beso. Albertina de Boissoisons se aproximó dócilmente al sillón del enfermo, e inclinándose sobre el delgado anciano, puso sus frÃos labios en la frente del hombre. Le pareció que bajo la piel arrugada y amarillenta, irdÃa un fuego devoradar, tal vez por contraste con la frialdad de su propia boca. —¡Hasta luego, abuelo! —murmuró la joven. El anciano la siguió con los ojos hasta que hubo cerrado la puerta. Luego, sus miradas se alzaron hacia el retrato colocado encima de la chimenea, como en un altar. —Ha llegado la hora, Héctor —balbució entre dientes—. He cumplido mi palabra. CAPITULO XII Albertina dejó en el plato la taza ce té, y fijó los ojos en el joven sentado frente a ella. —Voy a hacerle una pregunta un poco extraña, señor de Fleuvegrand —expuso la muchacha, con suma gravedad. El capitán esbozó una a'egre sonrisa. —Pregunte usted cuanto desee, será contestado —replicó iovialmente. La joven vaciló unos segundos antes de proseguir. —DÃgame —inquirió por fin—. ¿Es usted un caballero? El interrogante produjo extraordinario estupor en el hombre. Sin embargo, no tardó en recobrarse, y creyéndose objeto de una broma, se echó a reÃr. —Realmente, tenia usted razón al decir que se trataba de una pregunta extraña —manifestó. Pero la muchacha apresuróse a interrumpirle con un ge_to, sin que su restro perdiera su expresión grave. —Le aseglaro que estoy hablando muy en serio, señor de Fleuvegrand — previno. —Como asÃ, le diré que me tengo (Continúa en la pAgtn* 06) Puerto Rico ¡luetrado —5 de febrero de IJMP.
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GALERIA DE “EL DEPORTE EN MARCHA” ¦ Criollos ¦ mz'^wTtb M^gl DAN BANKHEADLANZADOR DE LOS CRIOLLOS (HUIIBIO) Sitio de nacimiento: Empire, Alabama Fecha de nacimiento: 3 de mayo de 1921 Estatura: 6 pies con 1 pulgada Peso: 185 libras Batea y tira del lado derecho No fue hasta su segunda presentación en nuestra Liga Profesional que Dan Bankhead, el lanzador de la bola de humo de los Criollos de Caguas pudo ganarse el favor de la fanaticada. Y su aceptación. Su descontrol lo habÃa hecho fracasar años antes con el Mayagüez. No obstante ese fracaso, /os cagüeños decidieron oorrerse el riesgo de contratar al versátil jugador y sus 12 triunfos en 20 juegos y su bateo de .322 son la mejor prueba de que con Bankhead se jugó una buena carta. Ese mismo año (1947) los Esquivadores de Brooklyn lo firmaron e hicieron de Bankhead el primer lanzador de la raza de color en lanKm IHy ts r'• 1 fe i BlbißÃk || o I W o^oHr s w9r zar con un equipo de Grandes Ligas y en formar parte de un conjunto participante en Serie Mundial. Unos cuantos factores explican el éxito que tuviera Dan Bankhead con los Criollos de Caguas —todos factores que avivan el entusiasmo de los fanáticos, a saber: la relampagueante velocidad de sus lanzamientos y de sus piernas; su arrojo en las bases, sus peculiaridades, como la caÃda de su gorra al lanzar; la manera de llevar el uniforme y más que otra cosa, su gran disposición para entrar siempre a juego. Muchos llegaron a creer que después de Dan haber jugado en el Béisbol Organizado, su actitud como jugador cambiarÃa radicalmente y su disposición seria una muy conservadora. Sin embargo, Bankhead ha exhibido en todo momento una gran disposición para estar siempre en juego y ha sido precisamente el hecho de que se le haya tenido muchas veces en el banco lo que motivara cierta fricción con la dirección de su equipo. No nos extraña la actitud de Dan. Una vez dijimos de él y lo repetimos ahora, que Bankhead gusta de jugar; que siente placer en estar en constante actividad de juego. Y es que Dan —aunque profesional— le saca al béisbol la recreación que los verdaderos profesionales le sacan al deporte. Por eso es buen jugador y buen competidor, porque la primera condición para tener éxito en una profesión cualquiera es gustar de ella más que del dinero que ésta produce. Recreación en el trabajo; gozo en la profesión y no meramente trabajo en el trabaja. Dan Bankhead es asÃ. Y se ha ganado bien a la fanaticada, por su notable colorido, por sus aptitudes y por su magnÃfica disposición para desplegai sus grandes potencialidades —todas sus potencialidades— cuando se le llama a actuar. 57
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ejercen de < üropeos guillotinando en la« plazas públ cas, y los europeos ejercen de annamitas inmolando criaturas en honor de Dios. — ¡Bien reirÃa Voltaire si resucitara! ParÃs, capital de anomalÃas. Si España es el paÃs de las anomalÃas, ParÃs es la capital. Las más vulgares preocupaciones, aún en materia B iANDA/que desarrollo \ No SENOR/ATLAS ¿NecesitarÃa mucho iiempciS W Hace Crecer Músculos para tener esos músculos 9 PRONTO/ yk ~V-B tj LMe Permitirá PROBARLE Q que Puedo Hacerlo un Hombre Nuevo? •'‘^£¿l-—diferencia? £ j r F\ W £¦•£ .i O» W ¿ * •/ •Mi» brazos aumentaron ma o y 6. exs i W-^ * 3 cm»., mi pecho 6 cms " pandido”. . F.S.. ^5 CS ” WeSt Va ” EUA Â’ W , A I Nueva York. E.U.A. z s à Para resultados I \He aquà lo que ATLAS vTjZ rápidos recomiendo ' X hizo por mÃ/ ] < £ charles » l A , / ? ATLAS J T CHARLES Kj 2/ . mmÃmHF atlas W? . x “Le envÃo mi Ho que muestra w un progreso admirable”. W.G.. Poseedor < wksb&n. TOHà X <> i< John Jacobs John Jacobs saba sólo 63 kilos \ -j x Ahora peso76”. t k > ./ Wm consintieran apa ANTES DESPUES Nueva York. E.U a recer en contra ¦g % Je^l. He Aquà lo que 15 Minutos al DÃa Pueden Hacer por USTED fiL¿ •*| reaenie à oi ° I • 1 «agE^U Charles Atlas, No me importa lo joven o viejo que sea usted, eos de atletas, siguiendo mi método, que W, à mostrando como osi se avergüenza de su actual condición carece por completo de aparatos ode actualmente, fÃsica. Si usted puede solamente levantar sus medios artificiales engañosos. Cuando W . d ^"¡ ” J¡ no brazos y doblarlos, le puedo agregar SOLIusted haya aprendido a desarrollar su una ß instantánea DOS MÚSCULOS a sus bÃceps—si, en ambos fuerza por medio de Tensión Dinámica, ^B^o sin retocar brazos yen muy poco tiempo. Solamente 15 se reirá entonces de los crea-músculos ~ — __ minutos al dÃa, en su propio hogar, es todo artificiales. Usted utiliza solamente el el tiempo que le pido. ¡Y sin costo alguno PODER DORMIDO o LATENTE de Ju(OS del d¡a _ caminan d o , doblándose, para usted si fracaso! sus músculos, en el propio cuerpo que eK EDIFICAR MÚSCULO Y Y> puedo ensanchar sus hombros, fórraleDios le ha dado, ylo vé como se aumenta VITALIDAD cer su espalda, desarrollar su sistema muscuyse multiplica rápidamente, desarrollan lar completo. ¡POR DENTRO Y POR d° s « cn verdaderos MÚSCULOS VIVOS PROSPECTO GRATIS FUERA! Yo puedo agregar algunos centà X sólidos En este prospe( . to ] c hablo en lenguaje metros asu pecho, dotarlo de una presión Solamente 15 Minutos al DÃa llano y con toda franqueza. Está lleno de como de tenazas y hacer que sus piernas sean método "Tensión Dinámic^Â’ hará el 'fotografÃas mÃas yde mis discÃpulos, que ágiles y poderosas. Puedo darle fuerza nueva trabajo para usted. Ninguna teorÃa. Todos llegaron a ser HOMBRES NUEVOS en asu espinazo, ejercitar esos órganos internos, j os e j er cicios son prácticos. Y... ¡homfortaleza, por mà método. Déjeme mosayudarlo a que llene su cuerpo de vigor, ^ re , es (an f¿ c ¡¡ emplear sólo 15 minutos trarle cómo les ayudé a ELLOS ylo que energÃa y vitalidad sanguÃnea, de modo que a j j| a en su p rO p¡ a casa! Desde el primer puedo hacer por USTED. Si quiere real no le quede el menor motivo para sentirse jj a q ue empiece estará usted empleando mente emocionarse, pida HOS 7 MISMO débil ni perezoso. Antes de terminar con método de Tensión Dinámica, casi este prospecto a CHARLES ATLAS, 115 usted, haré que todo su cuerpo muestre una inconscientemente, cada uno de los miEast 23rd St., Nueva York, N. Y., E.U.A. nueva y admirable estructura muscular. Lo Que es Mà Secreto ¦ ¦ LU W | CHARLES ATLAS Depf pSB | "T, nsión Dinámica es el secreto. Es el ver? H 5 East 23rd S l., Nueva York, N. Y„ E. U. A. | lindero Método Natural que yo u.-^r.ollé Quiero la prueba de que su sistetna Tensión Dinámica bnrl de mi un homb— -ñero para cambiar mi cuerpo de un ALFEÑIQUE u —tno dar! 1 n yn.-ruo saludable y robusto y _ g Ciudad Pitado y PaÃs B wr— -•¦«aoaaoaaMMMßa-^naaim moimimmwwwbbbmmm ¦MMOBMBMaaiMMB ThAbiÃat ¦ 58 ASI ESCRIBIA.. religiosa, tienen aquà un arraigo muy granae. Martes y treces son aras y lechas nefastos. Derramar un salero, es un horror; equivocar las prendas al vestirse, es indicio seguro de una desgracia espantosa. Algunos vecinos de la place Vendóme no salen de sus casas sin hablar un rato con la estatua de Napoleón I. He visto a uno de ellos echándole un discurso con el sombrero 1 n la mano derecha, cuyo brazo se alargaba y recogÃa como el de un diestro cuando brinda el toro. —¿Qué hace este señor? pregunté a un guardia. —Saluda. Es un aficionado a las glorias de Francia. A otro caballero le sorprendà hablando con el frontispicio de la iglesia (Continúa en la página 7D NUNCA... por un caballero, señorita de Botssoisons —dijo. Ella le miró con una mirada penetrante, que produjo un estremecimiento de placer en el corazón del militar. —Y si yo recurriera a su caballerosidad para pedirle un favor, un gran favor, ¿podrÃa tener la esperanza de ser atendida? La respuesta fué pronunciada de inmediato, y sin la más ligera vacilación. —Cualquier cosa que usted me pida le será concedida en el acto, si está en mi mano nacerlo —ofreció Ernesto. Ella le tendió la mano por encima de la mesa, y los dedos fuertes del oficial, estrecharon los finos y delicados de la muchacha. —Gracias —expuso Albertina—. Pero, ante todo, le prevengo de que se trata de algo q ie requiere el concurso de su caballerosidad. —Pida lo que sea, señorita de Boissoisons. Será un placer para mÃ, prestarle cualquier servicio. Ella abrió su cartera; extrayendo del interior de la misma un sobre en blanco. —¿Ve usted este sobre, señor de Fleuvegrand? —preguntó, sin soltarlo. El interpelado, un poco sorprendido, hizo un movimiento de afirmación. —Pues bien —continuó la muchar cha, con absoluta calma, a pesar de que en su fuero interno se estaba libiando el más desesperado de los combates—. Dentro de él se hallaba contenido algo qu? afecta extraordinariamente mi vida, y constituye un secreto de suma trascendencia para mi.. Impulsivamente, Ernesto no pudo contener la interrogación que se le ocurrió de pronto. — ¿Acaso las pruebas de la inocencia de su padre? Albertina palideció intensamente y por un momento quedó desconcertada. No habÃa previsto nada parecido, pero la necesidad de dar una inmediata respuesta, le hizo decidirse a contestar en forma afirmativa, esperando que ello no redundara en perjuicio de sus propósitos. —Sà —repuso, mientras trataba de explicarse cómo habÃa llegado Ernesto a saber que Héctor de Boissoisons fué acusado injustamente—. Hay algo ce eso, y si bien no puedo declararlo en detalle, por tratarse de un secrete. Asimismo, una razón que me está vedado declarar por el momento, me coloca en el trance de desprenderme momentáneamente de este sobre, si bien no me atrevo a dejarlo en manos de cualquiera. —¿Quiere usted prestarme el favor inmenso de hacerse cargo de él por i.nos dÃas, hasta que yo se lo reclame? Ernesto de Fleuvegrand no acababa de comprender aquel misterioso asunto pero no tuvo la menor sospecha de que pudiera tratarse de algo que le afectaba personalmente. For el contrario, el pedido llenó su alma de alegrÃa, al hacerle creer que Albertina de Boissoisons confiaba ciegamente en él, hasta el extremo de e.egirle como depositario de algo que debÃa estimar en mucho. —Estoy a sus órdenes, señorita de Boissoisons —concedió satisfecho, a tiempo que tendÃa la mano para recibir el sobre. Pero la joven no se lo entregó todavÃa. —Un momento —previno—. Antes ce confiarle este sobre, necesito que me haga usted dos prometas y me dé su palabra de caballero de cumplirlas al pie de la letra. El militar consideró gravemente a su inkerlocutora, con una mirada franca y leal, que hizo que la muchacha se sintiera despreciable. —SÃrvase indicarme cuáles son las (Continúa en la página 68) P>u»-to Rico Ihssrtrade 5 de febrero de 19J,9.
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GALERIA DE “EL DEPORTE EN MARCHA” leones y l^^l FERNANDO DIAZ PEDROSO INTERMEDISTA DEL PONCE (RETUERZO) Sitio de nacimiento: Marionao, * Cuba Fecha de nacimiento: 30 de junio de 1924 Estatura: 5 pies con 11 Vz pulgadas Peso: 175 libras Batea y tira del lado derecho. I Fernando “Pajarito” DÃaz Pedroso es el cubano que defiende con gran celo la segunda almohadilla de los Leones de Ponce. Cuando Pedroso dejó las filas de los New York Cubans de la Liga Nacional de color para jugar en la liga de inelegibles de Maracaibo, en Venezuela, los cimientos de la vieja Liga del Castillo en Ponce se estremecieron en tal forma que la fortaleza del glorioso equipo rojinegro estuvo seriamente amenazada. Es que Pajarito Pedroso es ya parte de la tradición beisbolera ponceña y el fanático sureño no concibe a su Ponce sin el cubano de Marianao en la alineación. Por eso, cuando los magnates de las Lif ár ' ' * «I ' ' ' ' Ib • ® w 'wMirV ¦¦¦ /" n¿ v ? w \ y gas de color decretaron la amnistÃa para sus peloteros inelegib.es. los directores ponceños, ni tardos ni p rezosos, se pusieron en comunicación con Pedroso, para tratar de tenerlo otra vez en la familia. En esta forma se aumentaba la débil ofensiva de los Leones, ya que Pedroso tuvo el altÃsimo promedio de .361 en la pasada temporada, con 13 cuadrangulares, 3 triples, 11 dobles y 86 sencillos que produjeron 53 carreras anotadas y otras 58 empujadas. Y no fué ese un año extraordinario para el cubano que se ha distinguido en nuestro cÂ’rcuÂ’to como bateador recio y consistente. Más bien fué un año normal. Hablando con Pedroso nos ha dicho que su debut lo hizo con el Deportivo Vedado en su patria cubana. Después jugó con el Cienfuegos y el Marianao de la Liga Invernal Cubana, uniéndose en el verano a los N~w vCubans de Alex Pompez. En Méjico ha jugado con el Méjico y el Veracruz; en Venezuela con los Gavilanes de la Liga ZulÃana y en Puerto Rico únicamente con el equipo de Ponce. Agregó Pajarito Pedroso que su mayor pena al saber que por haber jugado en Venezuela se le habÃa declarado inelegigle, fué su expulsión automática del béisbol puertorriqueño. “No podÃa imaginarme fuera de la Liga Profesional de Béisbol de Puerto Rico, donde me he empeñado en jugar pelota a toda máquina. En Puerto Rico me hallo como en mi propia casa. Y para hacer buenos los versos de la poetisa isleña Lola RodrÃguez de Tió, que dicen: "Cuba y Puerto Rico son De un pájaro las dos alas; Reciben flores y balas en el mismo corazón”. "Me he unido a una boricua, que es como decir que he adoptado una segunda patria.” Amén de buen pelotero es bien simpático el cubano Pedroso. 59
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PREDICCIONES PARA 1949 Los Estados Unidos y Rusia no se declararán la guerra durante el 1949. Esta es la opinión de 43 de los 46 co rresponsales que tomaron parte en la encuesta que se llevara a cabo cientemente en Wáshington sobre los principales acontecimientos que pueden ocurrir durante el 1949. Sin embargo, opinan los corresponsales, continuará la "guerra frÃa”, que tiene lugar en el campo diplomático. Y se aumentarán los preparativos para una guerra verdadera. Tres de los corresponsales contestan la pregunta con cierto grado de ¡«certidumbre. "Cualquier iniciaMJva reside en el Kremlin”, contesta uno de ellos, " y nadie puede hacer predicciones sobre lo que habrá de decidir el PolitburO.” Otro de los periodistas dice: "PodrÃa ser, pero no creo que eso ocurra. Si hay guerra, todo depende de Rusia, y probablemente ella desee aguardar hasta que tenga lista la bomba atómica. El conflicto podrÃa ser precipitado por el ala izquierdista del Kremlin. O podrÃa ocurrir que la incitaran a ello nuestros preparativos de defensa y una Alianza Europea. El último de los tres corresponsales que contestan la pregunta con cierto grado de incertidumbre, cree que un "incidente” extraordinario podrÃa traer como resultado una guerra entre Rusia y Estados Unidos. Entre los comentarios tÃpicos de los corresponsales se hallan los siguientes: “En el presente ninguno de los dos bandos desea la guerra, y Rusia no se arriesgarÃa ahora". “Estados Unidos continuará en un perÃodo sin guerra ni paz.” "Rusia está obteniendo, sin guerra, más de lo que desea, y los Estados Unidos no habrán de provocar una. Un columnista de Wáshington declara en una nota llena de optimismo: "Dos factores habrán de evitar el conflicto: las Naciones Unidas y el deseo de paz que abriga el mundo.” ¡Trabajarán en ArmonÃa Truman y el Nuevo Congreso! Las respuestas afirmativas que dieran a esta pregunta 37 de los 46 corresponsales, fueron condicionadas con algún pero. Nueve de ellos dijeron "no”. Se prevé un perÃodo de armonÃa entre el Congreso y el Presidente; pero el conflicto es obvio. Según predice un escritor: "Trabajarán amistosamente durante los primaros meses, pero me parece que a Truman no se le dará mano libre para que cumpla con todo lo que dijo durante su campaña eleccionaria.” Se mencionan siete posibles motivos de conflicto entre el Presidente y el Congreso. Estos son: derechos civiles, controles sobre precios, contribuciones, seguros sociales, viviendas, salario mÃnimo y la Ley Taft Hartley. Encabeza la lista la legislación sobre derechos civiles. Y la mayorÃa de los corresponsales opina que habrá dificultades si el Presidente insiste en llevar a cabo esta parte de su programa. De acuerdo con la opinión de uno de los periodistas, la arrolladora victoria que obtuviera Truman en no60 viembre pasado traerá como resultado un perÃodo de armonÃa más largo de lo que se cree. Y continúa diciendo: “Durante los últimos años de su administración, él tuvo ante sà no solamente un Congreso Republicano, sino que habÃa la creencia general de que los Demócratas perderÃan en el 1948 y que (2) la actitud nacional era conservadora. El nuevo Congreso se inspirará en no escasa medida en (1) la victoria de Truman y en (2) la nueva orientación hacia el Nueve Trato revelada en las elecciones”. Un punto de vista contrario es el siguiente: "Al principio, el Congreso se sentirá temeroso ante la victoria de Truman. Más tarde, sin embargo, tanto los conservadores del bando demócrata como del republicano opondrán resistencia a la actitud paternalista de su programa. Se revisará la Ley Taft-Hartley, pero no será derogada totalmente. PodrÃa ser que se vuelva a promulgar con otro nombre.” "Probablemente, Truman podrá contar con una mayorÃa, al menos durante la primera sesión, para tratar de llevar a cabo la mayor parte de su programa,” apunta otro de los interrogados, “y además, para trabajar en armonÃa cor. el liderato activo dentro del Congreso Octogésimo-primero. Pero habrá bastante partidarismo. confusión, recriminaciones y escaramuzas.” Otro corresponsal predice que el nuevo Congreso habrá de corresponder más a los deseos de la Casa Blanca oue ninguno otro desde 1937. Otro es de parecer que Barkley. el vicepresidente electo, desempeñará un importante papel en el logro de esta armonÃa. Otros comentarios son los siguientes: “Este Congreso no será un sello de goma como el que tuviera Roosevelt en los primeros dias de su administración.” "Los fanáticos se caerán por su nropio peso, dadas las promesas exageradas de su plataforma.” '‘Habrá más legislación .constructiva y progresista durante la sesión del 1949 que la aprobada en muchos años.” "Los demócratas sureños y los republicanos puede que vuelvan pronto a unirse como en el 1945.” "Truman no intentarÃa manejar el Congreso a su capricho.Â’ ¡Entrará Estados Unidos en una Alianza Militar con los PaÃses del Occidente Europeo! Trentisiete de los corresponsales de Wáshington predicen que los Estados Unidos entrarán en a'guna forma de alianza militar con los paÃses del occidente de Europa. Pero, la mayorÃa está de acuerdo en que no habrá de llamarse "alianza”, no importa la forma que adquiera el convenio. Otro escritor sostiene que: "TodavÃa muchos norteamericanos son refractarios a que los Estados Unidos entren en alianzas militares con otras naciones.” Según la opinión de uno de los corresponsales: “La alianza vendrÃa a ser La pregunta fué hecha a 46 de los más destacados Corresponsales de Wáshington, entre ellos a Lyle C. WUson, Bolines Alexander. Marqué Childs, Cárter Fleld, Carleton Kent, G. Gould Lincoln, I. F. Stane. Charles Van Devander, y otros. Sus contestaciones son altamente reveladoras, orientando al lector sobre los hechos sobresalientes en el mundo de las relaciones internacionales durante el 1949. una especie de convenio regional como los que tiene Estados Unidos con los paÃses de la América Latina; estarÃa dentro del marco de las Naciones ^Unidas, prometiéndose “consultas” previas, después sanciones, y luego, posiblemente, acción militar, pero sin que esto último sea compulsorio para ninguna de las naciones envueltas en el acuerdo.” Los corresponsales prevén: “algo menos que una alianza,” “entendido . “garantÃas de ayuda militar", “compromisos, si no obligaciones morales. “Estados Unidos tiene ya, en efecto, una alianza”, cree uno de los periodistas. “Hasta donde es posible realizarla cabalmente, depende de lo oue la Nación aporte para lograrlo. Y.... de las garantÃas que reciba.” Uno de los corresponsales, quien dice estar en duda sobre si Estados Unidos entrará en una alianza con Europa Occidental, cree que “tal alianza serÃa una invitación para que Rusia ataque o siga infiltrándose en aouellas áreas no incÂ’uÃdas en el tratado.” Y otro periodista, que cree no habrá ninguna alianza, expresa su opinión de que “Rusia no permitirá que las cosas lleguen tan lejos.” “Esto va tornándose más dudoso”, afirma otro. "Truman hará otro esfuerzo bilateral para evitarlo mientras haya una oportunidad de lograr la paz con Rusia.” ¡(cntinuará, Será Exnandido o Recortado el Pronrama de Reconstrucción Europea! D" acuerdo con 35 de los 46 corresponsales, e' Programa de Reconstrucción Europa — mejor conocido como Plan Marshall — continuará inalterable durante el 1949. Cinco de ellos n-ovén un aumento del mismo, y seis creen que éste habrá de ser disminuido”. Se estima en $3,800,000.000 los gastos del Programa de Reconstrucción Euronea durante el presente año fiscal. Bajo las disposiciones de este programa. en cuya dirección se halla Paul G Hoffman, Estados Unidos presta su ayuda a otras naciones para que reconstruyan su industria y su ogricuÂ’.tura. Uno de los corresponsales afirma: “Hemos ido muy lejos para vcLer atrás ahora. El Programa de Reconstrucción continuará”. Otro es de parecer que su expansión dependerá de “las necesidades que haya durante los primeros meses del presente año”. Y otro predice que el mismo será recortado porque el rearme de Europa Occidental cobrará más importancia inmediata. Un corresponsal elimina la posibilidad de que el Programa sea expandilo, sobre la base de que la economÃa interna de la Nación no está en condiciones de permitirlo”. “El Plan Marshall no provocarÃa mucha discusión en el nuevo Congreso”, ha declarado un corresponsal de Wáshington ducho en asuntos polÃticos. “Habrá intentos de recortarlo, pero éstos no tendrán éxito . Un corresponsal atribuye una posible disminución a la naturaleza misma del Programa. “Fué hecho especialmente para poner a Europa a caminar sobre sus propios piesA medida que se vayan notando buenos resultados, es evidente que Europa necesitará menos ayuda. Y me parece que Europa está recuperando, al menos la parte occidental”. Un periodista predice una disminución gradual porque cree que los fondos economizados se utilizarán para ayudar a nuevos paÃses que se hallan bajo la amenaza del comunismo inspirado por Rusia. ¡lniciarán los Estados Unidos un Programa Militar de Préstamos y Arriendos con Europa Occidental! La mayorÃa de los corresnnnsales de Wáshington cree que las naciones de Europa Occidental pueden esperar de Estados Unidos alguna avuda en forma de armamentos. Pero la misma será distinta de los préstamos y arriendos que recibieran sus aliados antes y en el perÃodo de la segunda Guerra Mundial. Solamente cuatro de los corresponsales contestaron que “no" a esta pregunta. Uno de éstos cree que tal cosa “seria considerada por el Soviet como un acto agresivo”. Uno de los escritores predice que: “El lÃmite de esta ayuda a la Europa Occidental seria reducido, no importa los medios disimulados que se utibcen para enviar armas al Continente. Pro. bablemente no se llame ‘préstamos y arriendosÂ’. Algo asà como ‘ayuda mutua' podrÃa ser un nombre más apropiado”. Otro de los corresponsales cree que el Congreso aprobará que se preste ayuda en armas únicamente a los paÃses que prueben que están tratando de ayudarse a sà mismos mediante el Plan Marshall. Se estima que un programa de rearme para la Europa Occidental tendrÃa un coste de uno a tres billones de dólares anuales con la cifra de un billón correspondiendo a los gastos del primer año.
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EN EL MUNDO INTERNACIONAL?" ¡Caerá el Comunismo Sobre Otros PaÃses Europeos! Según la opinión de 36 de los corresponsales interrogados, no se verán más avances comunistas en Euronn durante los próximos doce meses. Siete no han llegado todavÃa a una conclusión y tres creen que los rojos estarán controlando otros paÃses antes de que finalice el año. La opinión de la mayorÃa en este punto se basa en diversas razones: 1 — La ayuda que presta el Plan Marshall a la Europa Occidental ha empezado a mejorar las condicmnes en estos paÃses y está fortaleciendo su voluntad para resistir ulteriores avances comunistas. 2 — La elección del presidente Treman ha sido una victoria para su polÃtica extranjera lo cual representa una ayuda y un aliento para los anticomunistas europeos. 3 — Arriesgándose a una guerra. Rusia ha llegado al limite de su expansión territorial en Europa y en lo sucesivo se volverá progresivamente hacia el Este, y luchará por consolidar su agarre en la Europa Oriental. Un periodista cree que Grecia sucumbirá “a menos que se le preste más ayuda"Â’ y que Francia es un “cedazo”. Otro ve a Francia como “una man. Allà saludamos reverentemente al Principe de la Iglesia, quien sentado frente a un esculpido escritorio, atestado de libros, música y correspondencia, está posando por breves m'nutos para el escultor italiano. Un retrato de Su Santidad PÃo XI, se destaca sobre la mesa de trabajo, y, frente al escritorio, hay un trÃpode, donde el artÃfice labora, sus manos llenas de arcilla pegajosa, plasmando diestramente, con ágiles dedos, el busto que dentro de algunos meses, una vez efectuado el vaciado de bronce, en Italia, será ornato de nuestra nueva universidad católica, en Puerto Rico. La labor requiere s lencio ya que el Cardenal Spellman dispone de muy poco tiempo y se ha visto obligado a posar, en numerosas ocasiones, en sesiones cortas, de cinco, diez o quince minutos, a lo sumo. Consultando al escultor, este nos informa que el busto, para su terminación, ha requerido, en totalidad, cuatro horas, distribuidas en breves perÃodos, durante un término de quince dÃas. Sin embargo, de vez en cuando el Cardenal rompe silencio y nos dirige una frase amable, una pregunta oportuna y de toda su persona emana, bondad amistosa, sencillez señorial y augusta. Terminada la visita, cuando damos las gracias a Su IlustrÃsima por habernos permitido captar estos momen. tos de intimidad, hablamos largamente con Paolo Vaccarino, con el fin de obtener impresiones personales de su modelo. Entre otras cosas, nos cuenta el artista lo que sigue: “En muy pocas ocasiones he tenido yo el privilegio de trabajar con tanto entusiasmo como ahora. La personalidad del Cardenal Spellman es admirable. Lo que más difÃcil me ha resultado es captar su carácter, que refleja continuas variaciones. Este rostro, lleno de franqueza y de bondad, refleja unas veces fuerza, otras, reflexión, en ocasiones, timidez, pero Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191/9. fuerte posibilidad". Y otro ve el resto de Fin'andia cayendo bajo control rojo, con “Suecia próxima en la lista”. Un escritor cree que la disputa de Yugoeslavia con Ja Rusia Soviética sienta las bases para que muchas naciones que se hallan tras la Cortina de Hierro "se deslicen por completo del control de Moscú” ¡Habrá Otra Rebaja en las Contribuciones! Unánimemente los corresponsales predicen un aumento en las contribuciones federales, sin que haya oportunidad para una rebaja ulterior en las contribuciones sobre ingresos. Su opinión a este respecto tiene como base datos frÃos en términos de dólares y centavos. El gobierno federal está gastando aproximadamente $42,203,000,000 en el presente año fiscal. Se estima que sus ingresos montarán un total aproximado de $40,658,000,000. Esto equivale a un déficit de $1,545,000,000. Se estima que los gastos subirán por lo menos a $44,500,000,000 en el año fiscal que comienza el 1 de julio de 1949. Las contribuciones ordinarias traerán al tesoro cerca de $41,500 000,000 haciendo un déficit de $3,000,000,000. Casi todos los corresponsales prevén un aumento contriuunvo a las UN BUSTO DEL CARDENAL SPELLMAN.. en todo momento hay en la mirada serena de este prelado, una dulce expresión muy en consonancia con su carácter y con su estado”. El cardenal Spellman, sin embargo, de acuerdo con las observaciones del escultor, posee sentido humorÃstico en grado superlativo. La frente es amplia y majestuosa, dotada de inteligencia y reveladora de pensamientos profundos. Su piel es fina, como la de un niño, la nariz demuestra potencialidad espiritual, y la voz, baja y armoniosa, pero pausada siempre, también manifiesta la bondad de su carácter. En relación con esta reciente obra de Vaccarino, el Cardenal Spel man ha manifestado públicamente, que esta es la primera vez que está enteramente satisfecho con la obra de un artista al tratar de reproducir sus rasgos, bien sea en pintura o escultura. La estatua ha sido vista y admirada por los familiares y amigos Ãntimos del prelado, por los sacerdotes que visitan constantemente el Palacio Arzobispal, y por los Obispos, que de otras diócesis se detienen en Nueva York para presentar sus respetos al Arzobispo de Nueva York. Una visita de los representantes de la Prensa y de los crÃticos, motivó numerosos artÃculos en diarios y rev.stas, encomiando al escultor y ensalzando su obra. Convencidos todos de los méritos de la misma, «e han ordenado dos réplicas del busto de la Universidad Católica de Santa MarÃa: uno, para la Universidad de Fordham, y otro, para ser instalado en el Palacio Arzobispal de Nueva York. En el vestÃbulo de nuestra nueva universidad católica, tendremos pronto este busto del Cardenal Spellman, sÃmbolo de la amistad sincera de un prelado, que se propone visitarnos de nuevo y fomentar en nuestra Isla el espÃritu tradicional, católico, de nuestro pueblo y de nuestra raza. corporaciones y una nueva legislación imponiendo contribuciones sobre ganancias excesivas. El objetivo será afrontar estos déficits anticipados. Muchos creen que el Presidente Truman pedirá que se restablezca la reducción de contribuciones sobre ingresos, vigente en 1948. El Presidente vedó dicha reducción pero el octogésimo Congreso, controlado por los republicanos la aprobó por encima del veto presidencial. “En el presente, Truman y un Congreso Demócrata están en el poder”, escribe uno de los corresponsales. “Y está en lista un aumento contributivo en algunos renglones.” Otro ha declarado: “Se necesita un aumento en las contribuciones si es que ha de ponerse en práctica siquiera una décima parte de las costosas promesas de reformas sociales hechas por Truman.” Y otro dice: “No me explico cómo sean posibles otras rebajas contributivas de continuarse los grandes gastos del gobierno por concepto de armamentos y del Programa da Reconstrucción Europea”. Unicamente dos corresponsales mencionaron la posibilidad de una rebaja en las contribuciones. “No habrá del todo ninguna reducción”, dice uno de los periodistas, “pero puede haber rebajas de menor Importancia en algunas partidas si se enmienda la ley contributiva.” El otro cree que puede haber rebajas “dirigidas hacia los arbitrios sobre transportación, comunicaciones, etc.”. ? \ Ptociasas ^ajenas ”¡tafia x 1 \ \£'n^alanafl/asJlanaS(/ÃÃásX/inJas ( ?yS W / : ¿y / A / -sà X / i# «r 'f Belleza clásica que añade una nota de 1 elegancia a un ajuar de última moda. ¦ Pulseras de Identificación, y de Dijes, J ¡ A de Plata Esterlina yde Oro Enchapado * 1 là j al 1/20 de 12 Quilates. Algunos mo1 \ z délos también obtenibles en oro de < * / 10 yl4 Quilates. 1 I I milla tn tila morca j I De venta en los mejores / ) establecimientos del ramo j Forstner Chain Corporation, Irvington 11, New Jersey, E. U. 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Por Erich Brandéis EL TABACO Y LA RELIGION Hace algún tiempo una mujer que lee mi columna en un periódico que publica mi fotografÃa con una pipa en la boca, escribió al editor diciéndole que cancelarÃa su subscripción, a menos que dejaran de publicar lo que escribÃa un hombre "que usaba esa semula diabólica, ese producto del pecado llamado tabaco, y dejara de insultar con su ejemplo perverso a los lectores que eran buenos cristianos". El editor continuó publicando mi diabólica fotografÃa con todo y pipa, y la mujer aparentemente no canceló su subscripción y aún lee lo que este perverso «acribe. Acabo de recibir una carta de ella en la que me dice que está muy contenta de que haya yo dejado de fumar y “haya vuelto al sendero de la religiónÂ’ . Quiero aclarar algo a esta buena mujer. He dejado de fumar, si, pero la religión no tiene que ver nada con esto. He dejado de fumar porque mi doctor me lo ordenó asÃ. El fumar no tiene que ver nada con la religión, como muchas otras cosas que los fanáticos y los hipócritas r' lacionan con la religión no tienen nada que ver con ella. Uno de nuestros grandes defectos nacionales es nuestra tendencia a meter las narices en los asuntos de los demás, y tanto mis experiencias personales como el contenido de la correspondencia que recibo, me han enseñado que entre menos ocupaciones tienen las mujeres (y algunos hombres, también) más afectos son a meterse en la vida de sus vecinos. Y me parece que siempre que un criticón y un metiche no tienen ninguna otra razón para atacarle y criticarle a usted, toman la palabra de Cristo para acusarlo, dándole un significado diferente al que su inagotable bondad quiso dar al decirla. La mujer que objetó mi costumbre de fumar copió varios pasajes de la biblia, todos referentes al “pecado". Trataba de probarme que la Biblia condena el uso del tabaco y el fumar como un pecado, siendo que el tabaco y su uso no fueron descubiertos sino cientos de años después que la Biblia fué escrita. Quizás la más grande diferencia que existe entre el ser humano y el animal es que los humanos tenemos el poder de hacer nuestras propias decisiones y el deber de responder por ellas. Aunque es nuestra obligación moral ayudar a nuestros semejantes, no tenemos ningún derecho a intervenir en sus asuntos, ni a decirles lo que deben hacer. A mà no me gustarÃa verle fumar a usted demasiado, ni beber licor en 62 exceso. Pero, a menos que usted se encuentre bajo mi cuidado, no tengo ningún derecho de decirle lo que debe hacer y lo que no debe hacer, particularmente cuando, no importa lo que yo diga será usted quien recibirá las consecuencias de sus acciones. El hecho de que sus intenciones sean buenas no es excusa para que se meta donde no le llaman, y es bien sabido que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones. Y muchas personas tienen que sufrir las agonÃas del infierno por las buenas intenciones de sus vecinos. Entrometerse en la vida ajena con sus propias palabras es bastante malo. Pero entrometerse valiéndose de la poinhro jo Dios es n»or aún. Jamás use usted Su pelabÂ’-Â’ divina como amenaza, ni como acusación. La palabra de Dios está siempre llena de amor, de bondad, de comprensión, no de intolerancia, de crÃtica y de odio. Si hay una blasfemia, es valprse de la palabra de Dios para acusar al semejante y atacarlo. EL AMOR A LA PATRIA Y EL PATRIOTERISMO Si hay algo que odie en el mundo yo es el patrioterismo profesional. (Conste que he dicho patrioterismo y no patriotismo). Durante mi carrera como reportero periodÃstico he tenido oportunidad de asistir a toda clase de ceremonias y celebraciones y la mayorÃa de ellas me aburrieron terriblemente. Estaban atestadas generalmente de polÃticos baratos, a quienes muchos de los periodistas conocÃamos como oportunistas y sobornadores, que generalmente pronunciaban largos y tediosos discursos alabando al paÃs que estaban explotando e incitando a todos los presentes a luchar y a trabajar por una patria por la que ellos jamás han hecho nada. Era “patriotismo” convertido en mercancÃa —mercancÃa ¿rendible en la elección más próxima. Si voy a hablar de algo sobre mi patria no es porque yo también esté haciendo gala de ese "patrioterismo” que tanto odio. Yo no tengo motivos posteriores. No tengo nada que vender. No soy candidato a nada, ni quiero serlo. 0h... Pensándolo bien, creo que sà tengo un motivo particular para escribir sobre América. Y aquà está. Esta co'emna está particularmente (Continúa en la página 69 ) fyuñequita Por RAFAEL PEREZ Y PEREZ CapÃtulo XXXIV Se han casado en Randchany con toda la solemnidad que el protocolo impone en las bodas de los prÃncipes reales. La novia era como el sueño de un poeta, entre las gasas, los tules y los encajes de su traje nupcial. Llevaba en el brazo un haz de azucenas perfumadas y tenÃa una sonrisa tan jubilosa y una expresión tal de felicidad que el pueblo se sintió contagiado de esa dicha y aclamó entusiásticamente a su rubia princesa, a su viejo soberano y al guapo novio que habÃa venido a llevarse a la perla de la Corte. Todos los oficiales de la Guardia se sintieron ese dÃa celosos del prÃncipe de Neuberg. Y muchos otros que no erzn oficiales de la Guardia, también. En cambio, muchas damas románticas de la Corte suspiraron a sus solas por el gallardo prÃncipe Carlos Enrique; pero éste no tenia ojos más que para su mujercita. Y toda la Corte lo sabÃa, pues Molesey y la Mozaska habÃan referido la historia de los amores del capitán Eric de Novorog con la princesa de Randchany. Después de unas fiestas fastuosas, como no se recordaban otras, los recién casados salieron de viaje, como cualquiera otra pareja de novi»s. Primero estuvieron en la Corte de Neuberg, donde el Rey quedó prendado de nue a como o podÃa suceder de otro modo, y donde el pueblo aclamó a la Princesita, sencilla y amable, que al salir de la Catedral de San Cipriano repartió democráticamente sonrisas y apretones de manos a la gente de la popular barriada que habÃa acudido a verla salir. Su abuelo habÃa profetizado bien: Perla seria una reina muy querida. Y Carlos Enrique lo sentÃa también igual y se desvanecÃa de orgullo. Después visitaron al anciano rey de Vania y, cumplidas estas visitas de reglamento, el PrÃncipe hizo una calaverada de muchacho que encantó a Perla. Despidió al séquito, excepción de su ayudante, el marqués de Boyne (Rettudocos) y, con la sola compañÃa de Lucette y de un ayuda de cámara, emprendieron el principe, con Perla a su lado. ¡Solo ; ban solos! BoynconocÃa el viaje a ParÃs. Iban en dos automóviles. Cond 5 o ni primero el bastante a Carlos Enrique para saber que le complacerÃa mucho que el otro coche fuese a cincuenta o sesenta kilómetros a la zaga. AsÃ, Perla y Carlos Enrique experimentaban una deliciosa sensación de libertad. Los “turistas” o los viajeros que se cruzaban con ellos, quedábanse mirando el estupendo coche, pero no podÃan sospechar que el muchacho alegre que conducÃa y la chiquilla rubia que se sentaba a su lado, eran dos altezas reales que estaban haciendo novillos. En ParÃs, lo primerito que hicieron fué ir al convento. Llegaron allà sin avisar, sorprendiendo a la reverenda Madre Superiora que acudió al locutorio sin saber quién le aguardaba. La Hermana pasó el recado, como Perla le ordenó: una antigua alumna con su esposo. Lo primerito que hicieron fué visitar la capilla, donde uno y otra se sintieron emocionados al recorra amellas tardes del mes de MarÃa. Después a instancias de Perla, la Madre Superiora condújoles al coro. Y se arrodillaron los dos delante del Cristo dolorido, trágico, que habÃa presenciado su triste entrevista el Cristo agonizante en el cual Perla encontró “la fortaleza que le faltaba”... Luego, pasaron a los salones de estudio. Las colegialas, en los bancos, la inspectora en la tarima, el zumbido del abejorro en el ambiente, todo era evocador para la Princesa... Perla saludó a sus atónitas compañeras, embobadas, deslumbradas... Aquella noche, las cabecitas locas soñaron con Carlos Enrique y durante dos o tres dÃas, el zumbido del colmenar no se oyó en el salón de las mayores: reflexionaban, soñaban, componÃan una linda novela con el prÃncipe de Neuberg por protagonista. El paso del amor las habÃa dejado aturdidas. Otra tarde fueron solos, en automóvil, al castillo de Deuze. Dieron una prenina el portero para que les dejase entrar y peregrinaron, evocando recuerdos, por el magnÃfico parque. Allà estuvo la tienda de cerámica donde la loca Lilian quiso jugarle a la muñequita tan mala pasada; ésa fué la explanada donde los dos bailaron su primer vals; más allá estaba el embarcadero, el rÃo y el bote en que se embarcaron ... Volvieron a embarcarse, como aquel dÃa. Carlos Enrique remaba y Perla llevaba el timón y, como entonces, habÃa adelfas y lilas, juncos y otras matojas o flores de loto como barquitos color de rosa flotando en los Â’-emansos plácidos y cristalinos. Otros dÃas visitaron los cines, los teatros modestos donde se solÃan refugiar custodiados por mistress Lowe, y se estuvieron quietecitos y felices viendo el desfile de una pelÃcula sentimental o representarse una comedia dramática. Y a principios de verano, después de anunciar previamente su arribo, llegaron a Tewkesbury, en el condado de Glocester. Toda la familia de lord Haines se habÃa congregado en Tewkesbury para honrar y atender mejor a SS. AA. los prÃncipes de Neuberg. La primera noche, después de la comida, mientras los hombres fumaban, Lilian y Perla conferenciaron en la terraza. —¿Cómo tienes tu asunto con... vamos (ahora ya no podremos llamarle Rettudocos), con Boyne, el ayudante de mi marido? —¡Ah, pues muy mal! Figúrate que ese muchacho rojo de la nariz grande... ese que estaba a mi lado en la comida... —SÃ, ya. —Es el candidato oficial a mi blanca mano. —¿En tu casa le quieren? —En mi casa me lo meterÃan en el corazón a puñados, si eso pudiera ser. —¿Está muy empeñado tu padre? —Claro Es el heredero ddos o tres tÃtulos y muy rico, muy buena persona. .. —Y muy feo también —aseguró Perla, riendo. Y, maquinalmente, como buscando la comparación, las dos muchachas miraron por la puerta ventana del billar don Boyne empezaba a jugar una partida de carambolas con lor Tewkes
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oury. El marqués de Boyne, ayudante de S. A. el de Neuberg, tenÃa una hermosa figura y poseÃa una de esas fisonomÃas expresivas, de rasgos acentuados, que a muchas mujeres les agradan más que la empalagosa perfección de facciones de ciertos hombres reputados por guapos. Desde luego, el colorado bermejo y narizudo pretendiente de Lilian, no resistia la comparación con Willy Wasth. —Oye, Lilian... ¿qué te parece si interviniera la diplomacia? Y al fin la diplomacia intervino. Carlos Enrique, cuando convenÃa, entendÃa también este arte difÃcil, y Perla era tan sugestiva en su dulzura... A lady Haines no le desagradó la perspectiva de que su hija entrase en una de las familias más principales de Neuberg y de que, andando el k tiempo, fuese nombrada Camarera Mayor de una reina; todo esto cuando sentase un poco la cabeza y fuera un poco menos loca, que todo llegarÃa... Y lord Haines encontró que, en verdad Willy Watsh, jefe de la casa de S. A. el de Neuberg, desde el mismo dÃa de las bodas de los principes, querido y bien visto de Carlos Enrique y Perla, joven, inteligente, buen chico y muy enamorado de Lilian, no tenÃa nada que perder —muy al contrario ¦ —en la comparación establecida con el hijo del duque de Springfield. Y la boda de Lilian con su querido oficial de Marina quedó concertada oficialmente. Desde la corte de Neuberg, donde Perla era adorada fervorosamente, por su dulzura y sus bondades, fueron a pasar las Navidades con el abuelito real de Ostrava. Eran unos dÃas frÃos y grises, amenazados de continuo por copiosÃsimas nevadas. El Gran Duque Pedro se extasiaba viendo jugar como locuelos a cuatro preciosos chiquillos: dos de Lilian y dos de Perla. Los dos de la primera varones, los de la segunda una pareja deliciosa. La nenita era rubia y fina, como su madre, y el muchachito, que era el mayor, tenÃa la gallardÃa y fortaleza de Carlos Enrique. Y una de las cosas que más divertÃa al Gran Duque y más hacÃa reÃr a Carlos Enrique de Neuberg eran los apuros que pasaba el niño —Pedro Luis — para trepar hasta el regazo del abuelo, donde le gustaba mucho acurrucarse. Estas Navidades, Margarita Haines acompañó a sus hermanos, los marqueses de Boyne, galantemente invitada por el soberano. Continuaba soltera y estaba guapÃsima y no faltó en la cjorte de Randchany quien aseguró que S. E., el de Molesey, solÃa distinguirla con atenciones que no entraban en sus costumbres. Hasta que un dÃa, Carlos Enrique no pudo aguantar su curiosidad, llena de un interés cordialÃsimo, y se atrevió a preguntarle: —Oiga, Molesey... ¿Qué es lo que se dice a propósito de lady Margarita Haines y de V. E.? El duque sonrió, con una turbación de muchacho que parecÃa quitarle diez años de encima, y contestó: —La verdad, señor. Que estoy enamorado como un cadete y si ella me * quiere voy a colgar los hábitos... —Si ella le quiere... —objetó socarronamente el PrÃncipe—. ¿De veras no sabe aún V. E.... si ella le quiere? Y se echaron a reÃr los dos, porque desde el grupo de mujeres bonitas, entre las que descollaba como la más hermosa, Margarita miraba a Molesey con el alma en los ojos. —¿Tiene padrinos V. E.? —preguntó Carlos Enrique. —Señor... —Es que S. A. la princesa Perla y yo tendremos mucho gusto en apadrinar las bodas del querido Molesey con lady Margarita Haines. FIN Puerto Rico Ilustrado —5 de febrero de 191/9. promesas esas, y le daré la palabra que solicita. Una imperceptible vacilación, contuvo por un segundo las frases que iban a surgir de labios de la joven. Pero el rápido recuerdo del abuelo, del juramento repetido por la propia Albertina en infinidad de ocasiones, U indujo a recobrarse y seguir adelante en su espantoso plan. — Debe prometerme que no abrirá el sobre bajo ningún pretexto, y que io revelará a nadie la existencia del mismo, ni, por tanto, que se halla en su poder .. ¿Me da su palabra de caballero acerca de eso? El interpelado hizo un gesto afirmativo. —-SÃ, señorita de Boissoisons —declaró firmemente—. Juro, por mi honor, que ese sobre será sagrado e inv.olable para mÃ, y que nadie sabrá por mi boca que se encuentra en mis manos. Ella sonrió, y su interlocutor no supo ver la tristeza y la amargura que habÃa en aquella sonrisa —Gracias, señor de Fleuvegrand murmuró la muchacha, a tiempo que hacia entrega del sobre al militar. Ernesto lo guardó en el bolsillo interior de su casaca, y consideró terminado el asunto, limitándose a una última pregunta. —¿Cuándo debo devolvérselo? La interpelada esbozó un gesto vago. —Tal vez pronto, quizás nunca... No lo sé todavÃa —repuso—. Consérvelo en su poder hasta que yo se lo reclame o le indique lo que debe hacer con él. No hablaron más del asunto. Poco d< spués abandonaron la confiterÃa donde acababa ae tener lugar la trascendental entrevista, y realizaron un largo paseo. Era ya cerca de la hora de la cena, cuando emprendieron el regreso. Como de costumbre, el joven capitán se disponÃa a acompañar a la muchacha hasta la puerta de su casa; pero, antes de llegar allÃ, Albertina fingió recordar algo repentinamente. —¡Caramba! —murmuró —. Me olvidaba que tengo que echar una carta al correo. El hombre se ofreció a encargarse de ello, pero su ofrecimiento fué rechazado. —No, muchas gracias —repuso la señorita de Boissoisons—•. Prefiero mandarla yo misma. De todos modos, vamos a pasar por delante de una estafeta. En efecto, poco desnués, se detenÃan ante una sucursal del correo. Discretamente, el militar permaneció en la puerta, mientras su compañera entraba en el local, adquirÃa una estampilla común y otra de urgencia, y luego de pegar ambas en el sobre dirigido al Ministerio de Guerra, depositaba aquél en el buzón. Al dejar caer la carta, un suspiro escapó del pe:ho de la muchacha. El último acto del drama acababa de iniciarse y ella habÃa terminado ya su papel. La red estaba tendida, y Err.esto de Fleuvegrand se verÃa apresado por ella en plazo brevÃsimo. Volvió a reunirse con el oficial, y continuaron su camino hasta el umbral de la puerta de la vivienda de los Boissoisons. Una vez allÃ, se despidieron. Albertina trató de abreviar los saludos en lo posible. SentÃase espantosamente culpable, y no se atrevÃa a mirar frente a frente al hombre a quien alababa de traicionar en forma indigna. —Adiós, señor de Fleuvegrand — murmuró, con voz ligeramente alterada. El militar mantuvo la mano que la joven le tendiera. —¿Cómo es eso, señorita de Boisso.sons? —murmuró—. ¿Adiós?... ¿Es que cree usted que no volveremos a vernos nunca? Albertina disimuló su confusión lo mejor posible. —¡Oh, perdón! —balbució—. Estaba distraÃda ... ¡Hasta la vista! Su corazón era presa de una angustia infinita. HabÃa pronunciado aquella formula de despedida violentándose extraordinariamente, a pesar de tener la casi certidumbre absoluta de que ro volverÃa a ver jamás al oficial. Su despedida primera, espontánea y sin fingimientos, habÃa sido la verdadera, y la que se imponÃa... ¡Adiós!... Era la última vez, que se encontraba frente a frente. Aquella misma noche, la siniestra > confabulación urdida por Horacio de Boissoisons, iba a surtir efecto... —¡Hasta mañana, señorita Boissoi¦ sons! —repuso Ernesto alegremente—. ; No olvide que tenemos localidades pai ra el concierto de la Opera. ¡Fobre muchacho! Hablaba con la ? mayor tranquilidad, sin sospechar ni remotamente la calamidad inevitable ; que iba a abatirse sobre él. ¡EI conj cierto de la Opera! No; Ernesto de Fleuvegrand no asistirÃa a aquella audición. Ya no ita a asistir jamás a otra alguna... Albertina entró en su casa, angustiada, y presa del remordimiento. El ' mayordomo, al abrirle la puerta, le anunció que el abuelo habÃa indicado cue, apenas regresara, acudiera a verle. No tuvo más remedio que obedecer. —¿Y bien? —inquirió el anciano, apenas la vió entrar en su aposen! to. —Todo se ha realizado de acuerdo a tus indicaciones, abuelito —murmuró la muchacha con los ojos bajos. Las pupilas del paralÃtico centellearon. — ¡Bien! Has cumplido con tu deber, Albertina —declaró gravemente—. Tus padres serán vengados. La señorita de Boissoisons pretextó una fuerte jaqueca, para retirarse ce inmediato a sus habitaciones. NeWFLa Hoja DORADA-DELGADA de la gran familia PAL DE FILO C"NCAVO jUna hoja casi transparente por su delgadez! ¡Creada especialmente para los rostros muy delicados! Pruébela. Quizá sea para Vd. la hoja ideal ... y no cuesta más que las otras Pal de Un Filo o de Dos Filos. 4 por 10/ Distribuidor: CESAR CASTILLO, INC. San Juan, P. R. cesitaba estar sola para poder llorar, desahogando asi la angustia infinita de su alma. Ahora que lo irreparable estaba consumado, podÃa darse clara cuenta de ia enormidad de su conducta. Ella, siguiendo las instrucciones del a-, uelo, habÃase erigido en vengadora. Y, sin embargo. Dios no autoriza que nadie se tome la justicia por su propia (Continúa en la página 09) * —decreta c(e£éx¿&— Qlostora^F Embellece y protege el cabello $ SU PELO Para conservar su pelo aseado, láveselo con PIOJINA. Piojina asea y hermosea el cabello; alivia picazones y erupciones leves en la cabeza y en el cuerpo; cicatriza ampollas y rajaduras en ios piés, destruye parásitos en las cabeza y partes vellosas. Compre PIOJINA en su botica. 63
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ÃIEMPOS IDOS:— Al anunciarse las intenciones de David O. Selznick y Jennifer Jones de unirse en matrimonio cobra cierto valor esta foto de hace algunos años cuando Jennifer y Robert Walker constituÃan una feliz pareja que gozaba del amor y del triunfo en la pantar Ha. Entonces Selznick era el director que les abrÃa paso en el camino de la fama. Aquà aparecen en apoca ya pasada, de izquierda a derecha. Robert Walker, Jennifer Jones, David O. Selznick y Shirley Temple. Otra hazaña de varias cineastas. June Haver está convencida de que existen algunas personas que son necias o tontas. Hace algunos dias el timbre de la 64 puerta de su casa sonó a las 3 de la mañana. Ella se levantó, dominada por el sueño, llegó a la puerta, donde encontró cuatro caballeros muy bien vestidos. “¿Es usted June Haver?”, le preguntó uno de ellos. La actriz pensó en que habÃa ocurrido una desgracia en la familia y se apresuró a contestar: “SÃ, ¿qué ha sucedido?”. “No se apure, no ha pasado nada”, replicó otro de los integrantes del grupo, “sólo deseábamos ver cómo luce una estrella de cine al levantarse de la cama”. Inmediatamente después los cuatro hombres, ninguno de los cuales parecÃa estar beodo, viraron sobre sus talones y se fueron, dejando a June súbitamente preocupada por haber salido a recibirlos con los rizadores ajustados en su cabellera. Los diez niños mejor vestidos en Hollywood. Los hijos de las estrellas de la pantalla también ven sus nombres en letras de molde. La modista Jacqueline Ross selecciona los diez niños mejor vestidos en la colonia cinematográfica, en el siguiente orden: (Los nombres de los padres aparecen en paréntesis). Kathleen Fayne (Gloria de Haven y John Payne); Vicki James (Betty Grable y Harry James); Sharon Harmon (Elyse Knox y Tommy Harmon); Gigi Perreau (la niña de la cinta “Enchantment”); Christine Crawford (la hija adoptiva de Joan Crawford); Re. becca Welles (Rita Hayworth y Orson Welles); Francesca Hilton (Zsa Zsa y Contad Hilton): Daria Cassini (Gene T erney y Oleg Cassini); Marión Lake (Pat y Arthur Lake); Maurene Regan (Jane Wyman y Ronald Reagan). Lo versatilidad de un actor. George Murphy cree que él ha hecho de todo en el mundo de las diversiones, excepto cantar ópera. Tanto en la pantalla como en los escenarios de Broadway ha cantado, bailado y representado personajes de comedia y de carácter. Murphy se ha hecho famoso como el hombre que puede hacer de todo con la misma facilidad y eficiencia, y por ello no es posible que jamás llegue a declinar su prestigio. Le gusta aparecer en las comed as ligeras con la misma intensidad con que disfruta los melodramas. v -n las cintas musicales goza lo indecible. Aparte de sus roles en la pantalla, Murphy tiene otras muchas activæ dades. Es vicepresidente, después de dos perÃodos como Presidente, del Gremio de Actores Cinematográficos, vicepresidente de la Academ a de Ciencias y Artes Cinematográficas, y miembro de la mesa directiva en distintas organizaciones importantes de Hollywood. Y no son puestos honorarios sino trabajos que requieren toda su atención y dedicación. , Murphy nació en New Haven, Conecticut, hijo de Mike Murphy, quie. durante muchos años fué famoso instructor de deportes en la Universidad de Pensilvania. Sus familiares habÃan decidido que George fuese ingeniero, y con ese propós to cursó es• tudios en la Universidad de Yale. En ese entonces conoció a Juliette Johnson, con quien < ontrajo matrimonio. Ella enseñó a bailar a Murphy. Posteriormente formaron una pareja de bailes. El año del dinero para Shirley Temple. Cuando Shirley Temple se siente a la mesa para tomar el café del desayuno en estos primeros dias del año, no es de extrañarse que halle dñero en la taza. Hablando en términos de dolores y centavos el 1949 será un gran año para Shirley. El dÃa 23 de abril ella cumplirá sus j veintiún años lo que significa que podrá recibir el capital acumulado en I todas sus pelÃculas hasta el presente. Cuando se le pidió un comentario sobre el asunto, en el estudio de la cinta "Mr. Belvedere Goes to College”, Shirley, dijo, riendo: "Es cierto que recibiré ese dinero, pero la suma no llega al millón de dólares co
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mo cree mucha gente”. Shirley no reveló la cantidad exacta que se le entregará en su cumpleaños. Sin embargo, informó que ella y John Agar ya iniciaron un fondo similar para su hijita. Los milagros suceden. Hay cosas increÃbles, pero que ocurren una vez más que otra. Ph ilip Dorn, el actor holandés, y su esposa se dirigÃan a su hogar en automóvil, desde la playa de Malibu. En medio de la travesÃa cayó un temMADRE E HIJA: — La cantante de la pantalla Kathryn Grayson sostiene en sus brazos la hermosa criatura a quien dió vida recientemente. La pequeña es hija del cantante Johnnie Johnston y recibió el nombre de Patricia Kathryn. La actriz muestra la inmensa dicha de toda mujer al convertirse en madre. EN LA HORA DEL TRIUNFO:— La escultural Shelly Winters quien luce una perenne sonrisa que la hace aún más encantadora ha llegado a Hollywood para escalar la fama con sorprendente rapidez. At lo demuestra su reciente ascenso a la categorÃa de estrella en la cinta "Larceny". Su compañero en la filmación, John Payne, le expresa sus parabienes en tan feliz ocasión. poral de agua. Un “jeep” chocó con el auto de los Dorn con tanta fuerza que Phillip fué lanzado a la carretera, donde cayó de cabeza. Luego de incorporarse trató de llegar hasta el jeep”, tambaleándose, y recibió otro golpe de un carro que pasaba. Luego de todo esto, era de imaginarse que el holandés estuviera seriamente lesionado, pero al examinársele detenidamente con los rayos X, no se le halló una sola fractura o her da de cuidado, excepto varias magulladuras serias. La señora Dorn está recluida en cama sufriendo de un colapso nervioso. El auto quedó totalmente destruido. Un misterio que se descifra. Por fin se ha aclarado el enigma de un mechón de pelo perteneciente a Gene Kelly, que apareció en el apartamiento de una dama en Nueva York. a raÃz de un escalamiento. A su regreso de Europa, Gene reveló que hace ya algún tiempo su equipo de maquillaje fué sustraÃdo de su apartamento en Nueva York. El mechón de pelo, que él usaba para trabajar frente a las cámaras, estaba entre los artÃculos robados. UNA ESTRELLA VISITA UN ASTRO:— Es indudable que al unirse dos cuerpos celestes ha de verse un destello de luz en los contornos del espacio. Eso fué lo que ocurrió cuando la linda pelirroja Arlene Dahl visitó al destacado actor Van Johnson en los estudios de la MGM. Demás está decir que Van fué anfitrión espléndido que se deshizo en atenciones para su compañera y amÂ’ga. Las viejas amistades de una estrella Entre las muchas cualidades sobresalientes de Joan Crawford figura la de no olvidar a sus viejas amistades. El mejor ejemplo de esto lo constituye el nombramiento de Mary INTERCAMBIO DE AUTOGRAFOS: — La graciosa niñita Laura. Lee Michel logró obtener el autógrafo de su Ãdolo cinematográfico Robert Cummings al visitar el estudio de la pelÃcula "Bitter Victory". Para dar mayor realce al momento ella también firmó el libro de autógrafos del actor. Townsend, su antigua compañera de clases en el colegio Stephens, para el cargo de consejera técnica de Joan en la cinta donde ella representa el papel de una maestra de escuela, titulada "Mis OÂ’Brien”. La señora Townsend que ya es madre de dos n'ños tomará unas vacaciones en su puesto de maestra de una escuela superior de Boston a fin de aceptar la oferta de la actriz. Durante el tiempo en que la señora Townsend permanezca en Hollywood será huésped de la eminente estrella de la pantalla. Reconciliación amorosa. John Payne y Gloria de Haven han zanjado todas sus diferencias conyugales y un hogar que amenazaba destruirse vuelve a tener la paz y el amor que tanto necesita. Sin embargo, los compromisos profesionales de la pareja habrán de mantenerlos separados por algún tiempo. John irá a Nueva York y permanecerá allà durante tres semanas en labor de propaganda de la cinta “El Paso”. Luego se proponte ir a Virginia a visitar a su mamá. Gloria se quedará en Hollywood trabajando ante las cámaras. Anuncia su retiro de la pantalla Aunque ya se habÃa informado antes, George Brent nos aseguró categóricamente que se retirará del cinema después que cumpla sus compromisos en la cinta "Illegal Entry” y otras cuatro pelÃculas que le debe a la Republic. El actor desea dedicarle toda su atencón a su finca para criar caballos. La verdad es que él ha hecho una gran inversión en este negocio. Se trata nada menos que de medio millón de pesos, aproximadamente. 65
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*z y wÉE^ ¦Si á» J® ^K^Hr^*y £1 agresivo y valiente boxeador siente un gran cariño por su sobrino Charlie Cartier. que es el primero de sus admiradores. Los entusiastas de un deporte sienten sumo placer en conocer la intimidad de las figuras más destacadas en esa actividad. Asà los aficionados al boxeo reciben con agrado la descripción de los detalles que componen las horas que vive su Ãdolo dentro y fuera de las sogas. Y es que la llama de la simpatÃa se aviva por la convicción, especial en este caso, de que el boxeador está obligado a llevar una vida metódica, apacible y pacifica para poder desplegar toda la fuerza Walter disfruta de un buen desayuno mientras su hermano Vincent le sirve los diferentes platos. La tÃa Eva es la encargada de confeccionar el menú. ' w» M ....... 66 aplastante de sus puños, y el coraje sanguinario dentro de las sogas. He ahà el contraste principal en la vida de estos hombres que aniquilan al contrario con las energÃas acumuladas en la tranquilidad hogareña. La profesión de boxeador es penosa y cruel. Requiere grandes sacrificios en términos de placeres y diversiones legitimas. Son muy pocos los que reciben grandes bolsas de dinero por los golpes conectados. La mayorÃa de ellos sólo alcanzan el más amargo POR EL DEPORTE DE LOS PUÑOS: WALTER CARTIER Un Muchacho Ambicioso que Trata de Conquistar la Gloria en el Mundo Turbulento del Boxeo. Sus Momentos en el Cuadrilátero. Sus Diversiones y su vida en el Hogar. Posee un Profundo Sentido Religioso Si No se Impone en la CategorÃa de los Medianos Durante Este Año Estudiará Leyes. de los futuros por la frustración de no llegar a la meta deseada. Algunos terminan convertidos en guiñapos humanos que deambulan por los barrios bajos. Todos se exponen a castigos corporales que siempre traen malas consecuencias y muchas veces ocasionan la muerte. En ese cuadro lleno de graves riesgos figura, como ejemplo tÃpico del boxeador promedio, un joven esforzado, de 24 años y vecino de Greenwich Village, llamado Walter Cartier, Es un pugilista del peso medio que ganó 25 de sus primeros 29 encuentros. Luego cambió de apoderados con la intención de acercarse más a las carteleras importantes que ofrecen grandes bolsas de dinero. Si en el curso de j.-ste año no logra concertar peleas con las figuras más destacadas de su categorÃa se propone abandonar el cuadrilátero y dedicarse a estudiar leyes. Son muy pocos los jóvenes que r I 1 WWSB * Hincado de rodillas ante el altar de una iglesia. Walter muestra su fervor religioso e implora la gracia divina como todos los hombres valientes. toman una decisión tan sabia. Cartier tiene todos los atributos fÃsicos y morales de un gran atleta y es acreedor de la oportunidad que tanto ansia. Para comprender esto es preciso conocer su personalidad y su comportamiento en su hogar, durante el periodo de su entrenamiento y frente a su oponente. Su buena condición fÃsica y su inmejorable salud mental provienen de diversiones simpies y sanas como la de ir a la playa, a bañarse en el mar y a remar, acuPocas horas después el pugilista comienza sus ejercicios de boxeo frente a uno de sus compañeros en el gimnasio. k ¦¦
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Gozando de la música de un radio i y las delicias de la brisa yel sol. I el pugilista se ha quedado dormi1 1 do sobre la arena. Le acompaña su amiga Dolores Germaine. En el Estadio Jerome, Cartier se — anotó una victoria por nocaut téc3 nico sobre Tony D'Amico. Una fuer¦ te ofensiva de Curtier hizo que su 1 oponente escupiera sobre la lona. ¦ Este sufrió una herida sobre el oio | derecho. ” Son muy pocas las veces que el boxeador puede dejarse dominar por la emoción y Walter aprovecha para ello un interesante desafÃo de béisbol en el Yankee Stadium. Es un ardiente simpatizador de los Medias Rojas. dir a los juegos de béisbol y ayudar a los miembros de su familia en pequeñas tareas domésticas. Durante el perÃodo de entrenamiento para una pelea, Walter se levanta a las cinco y media de la madrugada y comienza sus ejercicios con una carrera de cuatro millas. A su regreso, toma un desayuno compuesto de jugo de frutas, tres huevos pasados por agua, tostadas y café. Luego de varios minutos de descanso practica algunos ejer(Continúa en la página GS) £1 dÃa de su encuentro el joven boxeador acude a las oficinas de la Comisión Atlética de Nueva York para cumplir los requisitos que se le exigen allà y registrar oficialmente su peso. 67
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Luego se somete a un minucioso examen de la vista. El doctor tiene la responsabilidad de dictaminar si cualquier cortadura ya cicatrizar da. sobre los ojos, ha aÃectado o no la visión del pugilista. WALTER CARTIER JOSE FERRER HABLA PARA... c interrogamos. , . ti “Las matemáticas decidieron el cambio. La Universidad rehusó admitirme a los catorce años. Cuando me aceptaron acababa de cumplir los dieciséis y habÃa pasado esos dos años en Suiza en lo que llegaba el momento de comenzar mis estudios en la Universidad de Princeton , nos relata el actor. Notamos en su rostro una expresión de nostalgia y continúa diciéndonos: “Los números y las ecuaciones se interpusieron en mi carrera de arquitecto. Cuando la facultad resolvió que debÃa tomar mis exámenes en esa materia por quinta vez, pensé que habÃa llegado el momento de tomar una decisión firme. Pense abandonar los estudios y organizar una orquesta de música bailable junto con un amigo llamado Pied Pipers. Yo serÃa el pianista”. “Sin embargo ese proyecto no se materializó. Obtuve mi diploma y con honores. Me gradué en literatura francesa y española. Fué en esa fecha que comencé a trabajar como actor. Mi primer papel lo representé en una obra que se montó en la Universidad en 1933. Sentà deseos de participar en otras representaciones teatrales. Pero me ataban lazos de familia. Pensaba en mis padres . “;Se oponÃan ellos a su carrera teatral?” “No. Mi padre sólo anhelaba que me destacara en cualquier profesión que yo escogiera. Nunca escatimó gastos ni esfuerzos para lograr ese propósito. Con su ayuda seguà adelante". Volviendo al presente le decimos: Es muy posible que obtenga todos los laureles que existen para los actores por su magnÃfica actuación como el “DelfÃn” en la pelÃcula “Juana de Arco". Su nombre es el primero en todas las listas. “Me alegro. ¿Se creÃa que no era igual que todos los demás seres humanos en ese aspecto? ¿Acaso pensó que desdeñaba todos los honores? No. Cuando filmé el rol del “DelfÃn" hice una búsqueda minuciosa de todos los detalles caracterÃsticos de ese prÃncipe, su idiosincrasia y sus manerismos. El resultado ha sido halagador, pues entendà su personalidad en la medida más exacta nosiblc. Puse todo mi empeño y mi capacidad en mi trabajo. Creo que esta es una de las grandes oportunidades que he tenido. Si como usted dice obtengo Premios de la Academia me consideraré feliz. No hay medio comparable al cinema". 68 fl Ya en el cuadrilátero Walter centraliza su pensamiento en la pelea, mientras su apoderado Gleason le ajusta los guantes. Su hermano Vincent le sostiene el brazo. cicios calisténicos. Más tarde salta la cuica, golpea el “punching bag” y box a algunos asaltos con uno de sus chatas. El dÃa en que ha de enfrentarse a un adversario permanece durmiendo hasta las 9:30 de la mañana. Luego de cumplir con los requisitos de la ceremonia del pesaje y el examen méi Todo está listo y sólo falta el campanazo que marca el comienzo del encuentro. Walter Curtier y su apoderado Bobby Gleason permanecen en su esquina en actitud de espera. El rostro del pugilista refleja su sólida determinación y confianza en derrotar al adversario. dico regresa a su casa y conversa con su hermano Vince, su tÃa Eva y alguno que otro amigo mientras espera el momento de calzarse los guantes y responder al campanazo que inicia el combate. Antes de llegar al cuadrilátero entra a la iglesia y eleva una oración al Todopoderoso pidiéndole que le salve de una herida grave o mano... Tampoco era aquello lo peor. Si el castigo afectara sólo al verdadero culjpable, acaso los remordimientos de la mucha;ha no hubieran sido tan intensos. Pero habÃa herido con su venganza a un inocente; le hirió en su honor, y en su vida... Porque no cabÃa hacerse de ilusiones de ningún género. La carta remitida al Ministerio de Guerra con estampilla de urgencia, era una denuncia en regla contra Ernesto de Fleuvegrand. Se le acusaba de traicionar a su patria, de estar de acuerdo con espÃas de una potencia extranjera, y de entregarles «ecretos militares de alto valor. Pese a tratarse de una delación anónima, la importancia y la precisión de los cargos inducirÃan a tomar algunas medidas. Se procederÃa a comprobar si el misterioso denunciante estaba en lo cierto. Un registro serÃa efectuado en ¡a casa del militar... y en su poder se encontrarÃa el sobre que Albertina le confiara. Esclavo de su palabra, el capitán se negarÃa a indicar la Ãndole del contenido del sobre que, por otra parte, ignoraba. Y tampoco iba a manifestar su procedencia. Pero los encargados de la pesquisa no se conformarÃan con lis palabras del militar, y procederÃan a abrir el sobre, encontrando dentro de él, otro dirigido a un supuesto agente de espionaje. El fundamento de la denuncia empezarÃa a vislumbrarse con aparente claridad. Los negativos impresionados roà Albertina en su visita a las fortificaciones, serÃan una prueba manifiesta de la traición de Ernesto... Iba a celebrarse un Consejo de Gueira. De acuerdo al Código Militar, el fallo no podÃa ser más que uno. Degradación del capitán traidor, y fusilamiento inmediato. Raúl de Fleuvegrand, el general, recibirÃa el más rudo golpe que pudo haberle sido infligido. Su apellido resultarÃa empañado por la mancha arrojada sobre él por la supuesta trai-s. En el intervalo entre asaltos de una de sus peleas Gleason le saca el protector de la boca y procede a trabajar rápidamente para detener la sangre que mana de una vieja herida. Todo pugilista trata de abrir las cortaduras ya cicatrizadas, que tenga su adversario. de dar algún golpe que pueda ocasionar la muerte de su contrario. Los boxeadores pueden parecer bestias sanguinarias dentro de las sogas pero no por eso dejan de tener sentimientos de compasión y amistad hacia el prójimo. Aún hacia aquel que es su enemigo durante los instantes de la lucha. NUNCA... ción de Ernesto. Y a aquella herida a su dignidad de hombre y a su honor de militar, agregarse la inmensidad del dolor del padre que pierde a su l-'jo. Raúl de Fleuvegrand habÃa dejado a A.lbertina de Boissoisons sin padres, y a Horacio de Boissoisons sin hijo... Ojo por ojo, diente por diente. En castigo, sufrirÃa el mism® dolor impuesto a la muchacha y al anciano, perderÃa al ser que más querÃa en el mundo. —SÃ, pero... ¿qué culpa habÃa cometido Ernesto para que se le eligiera como instrumento de venganza?.... ¿Era humano, era lógico, era digno, hundir al joven capitán en la ignominia, y arrastrarle a la muerte, sólo porque su padre no quiso impedir que otro llevara a cabo una injusta sentencia de muerte?... ¡No y mil veces no! Que el culpable recibiera su merecido, era admisible, y podÃa tolerarse. Pero herir a un inocente... Albertina tuvo la visión del patio (sombrÃo de una prisión militar, un piquete de soldados con el fusil a la carga, un hombre, Ernesto, con las manos atadas a la espalda, y la frente erguida en una manifestación postrera de inocencia... Cubrióse el rostro con ambas maros y lanzó un débil grito de horror. ¡Aquello era algo espantoso, intolerable! Y, sin embargo, era lo que iba a ocurrir, lo que sucederÃa inevitablemente, puesto que ni siquiera en el caso de confesar el joven la procedencia del sobre acusador, se librarÃa del castigo... ¿Qué tribunal podrÃa creer una historia semejante, pese a ser perfectamente real?... ¡Oh! El abuelo habÃa tenido buen cuidado de considerar todas las probabilidades, y de tomar sus medidas para que la tragedia no dejara de consumarse por un simple olvido... Y Olla, Albertina, fué la cómplice de aquella infamia incalificable. .. Toda su vida iba a ser angustiada por el remordimiento. Aquello serÃa un luplicio superior a sus fuerzas...
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No, no; todo menos aquello. Ena preciso evitarlo a todo trance., aún a riesgo de que se cumpliera la invocación repetida tantas veces por Albertina, y sus antepasados la maldijeran ... , „ Ernesto no debÃa sucumbir.... Era demasiado bueno excesivamente noble y confiado para hacerle objeto de una traición tan inÂ’cua... La señorita d? Boissoisons dejó de lado toda vacilación. Irguióse dignamente, y con movimiento resuelto, dirigióse al teléfono. CAPITULO XIII Ernesto de Fleuvegrand habÃa subido a su aposento, y luego de substituir su uniforme por una “robe de chambre” instalóse en un sillón con un libro en la mano, dispuesto a leer.. y a soñar. Cada vez se hallaba mas firmemente resuelto a pedir a Albertina que se casara con él. Sus dudas anteriores habÃanse disipado por completo, y en la actualidad solo pensaba en la dicha de ambos, y en la injusticia de hacer recaer la culpa del padre en la hija que no habÃa nacido aún cuando se produjo el hecho que costara la vida de Héctor de Boissoisons. For otra parte, abrigaba la esperanza de que la mucha'ha correspondÃa a su cariño. HabÃa creÃdo verlo en sus cjos, en el modo de conducirse con éi en sus sonrisas de aliento... Conservaba el libro abierto en la n-ano, pero no ¿eÃa. La imagen graciola de la señorita de Boissoisons o.upaba su mente por completo, alejando de ella cualquier otro pensamiento. Hasta que, de pronto fué devuelto a la realidad por un discreto Hamaco a la puerta. —¡Adelante! -autorizo. Un criado apareció ante el joven militar. —Le llaman n! teléfono, capitán indicó el sirviente. Ernesto esbozó un gesto de sorpresa. —; Al teléfono, a las once de la noche? —inquirió— ¿Ha dicho quien La señorita Albertina de BoissoiAquel nombre, tuvo la virtud de animar al oficial. Se puso rápidamente de pie, y corrió al nall, donde estaba instalado el aparato telefónico. No comprendÃa el motivo que pudiera inducir a la muchacha a llamarle, pero tampoco perdió un segundo en pensarlo. Lo real, lo positivo, era que ella se dignaba favorecerle con un llamado. —¿Es usted, señorita de Boissoisons. -interrogó, al llevarse el auricular al oÃdo derecho Le contestó una voz harta conoc da a pesar de que en aquellas cu cunstancias estaba profundamente alterada por una angustia manlf ¿ esta ; —Si —dijo la muchacha—. ¿.Hablo con el capitán Ernesto de Fleuvegand? —En efecto. Una vez segura de la identidad de su interlocutor, la joven procedió a indicar rápidamente lo que deseaba, como si temiera arrepentirse antes de haber terminado su exposición. —Oiga usted, señor de Fleuvegrand adujo—. Es necesario, absolutamente necesario, que siga usted mis ins trucciones al pie de la letra, sin a ceime preguntas... Me permito recordarle la palabra que me dio esta tarde... Esa propósito del sobre que le confié. Ahora mismo, entiéndalo bien, señor de Fleuvegrand, ahora mismo, debe usted quemar el sobre ese, “sin examinar su contenido bajo ningún concepto”... Recurro a su caballerosidad para exigir que me obedezca sin protestas... —Pero .. Trató de indicar el milita). Albertina no le dejó proseguir. —Ni una palabra, señor de Fleuve°tand... Haga el favor de cumplir NUNCA mis instrucciones... Le aseguro que se trata de algo de la mayor importancia... De una cuestión de vida o muerte... Si no me obedece, puede tener la certidumbre de que no volveremos a vernos jamás. Aquella ameniza era más que suficiente, para decidir a Ernesto. —Puede usted estar tranquila, señorita de Boissoisons —ofreció —. Le aseguro que set uiré sus indicaciones ai pie de la letra. Antes de cinco minutos, el sobre será quemado, sin abrir.. Pero, a cambio de mi obediencia, le ruego que m“ repita una vez más que nos veremos mañana. —SÃ, sà —repuso la muchacha, con manifiesta impaciencia—. Pero no se entretenga, por favor... ¡Hasta mañana! Y antes de que el joven pudiera intentar una nueva réplica, la señorita de Boissoisons cortó la comunicación. Ernesto de Fleuvegrand permaneció unos instantes inmóvil, estupefacto. ¿Qué extraño misterio era el que encerraba aquel sobre?... Sin embargo, semejante preocupación fué desechada de inmediato. HabÃa dado su palabra, y la cumplirÃa, a fuerza de caballerosidad. Si Albertina querÃa explicarle más tarde los detalles del incomprensible enigma, tanto mejor. Pero aún en la convicción de lo contrario, no por ello dejarÃa de cumplir con su deber. Regresó a su aposento, y acercánuose al “secretaÂ’re”, sacó el sobre en blanco del cajón donde lo guardaba. Estuvo unos segundos dándole vueltas entre sus dedos dominado por una repentina tentación. ¿Y si lo abriera? Después de todo, ¿quién iba a enterarse de ello, "i el contenido debÃa desaparecer entre las llamas?.... Reprochóse a sà mismo aquel pensamiento como una traición a su palabra de honor. No; no tenÃa derecho a violar el secreto que la señorita de Boissoisons le confiara. Ella tendrÃa sus razones para exigir que el sobre fuese quemado, y seria indigno tratar ce sorprender lo que acaso fuera una declaración Ãntima de la muchacha. Resueltamente, con el sobre en la mano, el militar se aproximó a la chimenea, apagada, y prendió un fósforo. Aplicó la llama a una de las esquinas del sobre, > mantuvo a éste sujeto por el extremo opuesto, hasta que el fuego le obligó a soltarlo. Notó un olor un ñoco extraño, que en nada se parecÃa al del papel quemado. —¡Celoluide! —pensó. Cuando vió que hasta la última partÃcula del sobre y de su contenido se hubieron transformado en una masa negra, tomó los restos entre sus dedos y los pulverizó. La orden estaba cumplida. Albertina de Boissoisons podÃa estar satisfecha de haber depositado su confianza en quien se mostraba merecedor de ella. Ernesto de Fleuvegrand volvio a instalarse en su sillón, pero no tomó ya el libro, seguro de que le seria materialmente imposible leer. Dedicóse resueltamente a evocar dulces recuerdos de momentos vividos al lado de la mujer a quien amaba. Permaneció largo rato en absoluta inmovilidad, con los ojos entrecerrados, viviendo por completo en el mundo interior de sus ideas. Tan absorto estaba, que ni siquiera se dis cuenta de un ruido tan insólito como la fuerte Â’lamada del timbre de la puerta principal de la resid ncia ni del rumor de voces en el hall, ni de los pasos de varias personas que se aproximaban al aposento del propio capitán. Volvió a la realidad ante un llamado vigoroso de unos nudillos que golpearon enérgicamente la puerta de la habitación. —¡Adelante! —indicó, pensando que iba a entrar un sirviente. dirigida a los comunistas, agitadores y descontentos que piensan y dicen que todo en estos maravillosos paÃses de América anda mal. A ellos no les digo, como muchos otros lo nacen: “¿Por qué no se regresa al lugar de donde vino o de donde vinieron sus antepasados?” Ahora prefiero decirles: Salgan un poco de sus guaridas y vean a su alrededor. Hagan unos cuantos viajes. Observen su paÃs. Viaje en su automóvil, en un ferrocarril, en un autobús o caminando. Pero vea a su alrededor. Entonces su joven patria americana se meterá en sus sentidos... y en su corazón. Piense en lo que significa para usted: sus colinas, sus árboles, sus flores. sus rÃos, sus lagos, sus llanuras. Todo es suyo, sin cargo alguno, sin pasaportes ni preguntas, sin espÃas, ni rifles en todas partes, suyo sÃ. para que lo cuide y conserve, que para eso lo dejaron en sus manos aquellos que vinieron antes de usted. Unos cuantos cientos de kilómetros de lindos paisajes, de sol y de amistad —paisajes y sol y amistad que usted puede encontrar casi en cada paÃs de este joven y sonriente Continente, que puede encontrar con sólo salir de su casa, a buscarlo. En esta ocasión fuimos a Cherry Valley, del Estado de Nueva York, la región de Rip Van Winkle y Fenimores Cooper, una región pletórica de belleza, de historia y de aventura. Yo no rezo mucho. Inclusive, creo que deberÃa rezar un poco más. Pero cuando esa noche me acosté después de hacer ese pequeño viaje, hice una oración de gracias a Dios Todopoderoso. Una oración en que daba gracias de haber nacido en este paÃs, de trabajar en este paÃs y de gozar de todos los incontables beneficios de él. Al irme durmiendo, sentà una inmensa piedad por todos esos desventurados seres que gozan de las mismas bendiciones, pero no tienen ojos para verlas. INCERTIDUMBRE ¿Quieren hacerme ustedes un favor? No hablen más de la guerra. A donde quiera que voy no oigo hablar de otra cosa que no sea la guerra. ¿Habrá guerra? ¿Estamos listos para la guerra? ¿Hay probabilidades de que perdamos la guerra, si se llega el caso de entablarla? Quedó estupefacto al ver a su amigo MartÃn de Poladuc, seguido de dos individuos cuyo aspecto revelaba sin lugar a duda su profesión de pesquisas. — ¡Qué sorpresa! —exclamó el militar, levantándose para ir al encuentro del visitante, con la mano tendid-*—. ¿A qué se debe el milagro de tu venida, MartÃn? El interpelado se abstuvo de tomar ta mano que se le tendÃa fingiendo MIRANDO A LA VIDA Durante las últimas semanas he recibido cartas de todo el paÃs haciéndome preguntas como éstas. No sé de ellas más de lo que sabe usted. Ni sé tampoco si estaré vivo aún el dÃa de mañana. Les voy a transcribir la pregunta que me hace una mujer de CaliforniaÂ’ “¿Cómo podemos planear nuestra vida, si todo es tan incierto?” Nada es más incierto que la propia vida. Diariamente puede usted leer en el periódico cuántas personas mueren repentinamente de un ataque. Y puede usted leer las muertes imprevistas de los accidentes. Y puede usted leer de los hombres y mujeres que gozan de cabal salud y caen repentinamente heridos por una enfermedad mortal. Esa es la vida. Pero, por el simple motivo de que la vida es incierta, ¿va usted a permanecer despierto las noches enteras, pensando en lo que “puede sucederle”? No. Usted sigue adelante y planea su vida, como si esperara vivir eternamente. Goza de cada hora y de cada dÃa, como van llegando. Sin embargo, trata usted de protegerse cuerdamente contra el frió y el calor, sin exponeinnecesariamente su salud y su vida. Se pone gruesos abrigos en invierno, usa impermeable en tiempo de lluvia y no bebe agua frÃa cuando está sudando. Ese mismo método deberÃamos seguir en el caso de la guerra. Recientemente, un lunático penetró en una escuela e hirió a varios niños sin razón alguna. Actualmente está dentro de una camisa de fuerza. Mañana, quizás, algunos Junáticop de algún lugar comenzarán una guerra con nosotros. Les pondremos su camisa de fuerza, no se preocupen. Sin embargo, no creo que haya gente suficientemente loca para provocar una guerra con los Estados Unidos. De alguna manera, siempre hemos visto la forma de ganar. Nuestro gran problema es que no ponemos * los lunáticos en camisa de fuer» antes de que hagan daños irreparables; somos tan tontos que les damos dulces y los traemos a casa, hasta que cometen algún crimen. En fin, esa es otra historia. Pero supongamos que la guerra viniera. Tenemos que soportar sus calamidades. Tenemos que ganarla. Tenemos que sacrificarnos una vez más. Pero todo ésto ya lo hemos hecho antes, no es una cosa nueva. Eso si. debemos alistarnos. Pero dejemos que las cosas vengan en forma natural. Debemos recibirlas, no con miedo, ni con desaliento, ni con horror, sino con valor, con la cabeza en alto y con la absoluta confianza en la victoria. Creo oue debemos continuar viviendo como siempre lo hemos hecho. No debemos llorar como mujerzuelas, ni gritar como niños desamparados. Debemos confiar en Dios —y en nuestra bomba atómica. no advertirla. Volvióse hacia los dos pesquisas, que permanecÃan en el pasillo, y tras los cuales advertÃase el i ostro alarmado del visitante, y les indicó en tono autoritario: — ¡Quédense aquà hasta nueva orden! Y de inmediato, cerró la puerta en pos de si, encarándose de nuevo con Ernesto de Fleuvegrand. El rostro de (Continúa en la pág 70) 69
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j&oH W_ ' i cj&l ^-' n ..^'^''Ã^^-'" ' ¦ I vxi^^B TTWwa -ti^ ^^-.4 sg^B B J* | w3w^ .. I^WKrtea ¡ ''‘ g*^*». ¡gSgsgl ¦l .' i*** ¦ OEBrn H ||m f '',. —¦— m!a&^ ftà iilÃio ^--H<> V |l|K:^ 0:> ¦ BMBMMMSjMM^ s'VÂ’ÃÃ^á® f ¿ bS& IBIH I ®' M S" B¡ Rm * IB^B j ^' ct ^ a~ i p/ A» ^Thu ^¦IIR ' B n W B |m< B /I^Z^ ¦ ^L a / **^l LOS NIÑOS DE EUROPA DEMUESTRAN SU GRATITUD EN FORMA GRAFICA Lo que significo el Fondo Internacional de Socorro o la Infancia (FISI) de la O.N.U. a los niños es el tema de un concurso de dibujos que se llevó a cabo en las escuelas de Austria y Checoeslovaquia • La O. N. U. ha llegado a ser una verdadera realidad para unos cuatro millones de niños en Europa, pues saben que es el Fondo Interna' cÃonal de Socorro a la Infancia que les proporciona parte del pan de cali, dÃa. Diariamente reciben del F cndo una 70 comida suplementaria de sopa, leche v una porción de carne o pescado, que añade valiosas calorÃas a sus escasas raciones. Es poco, pero a estos niños oue padecen hambre, les parece mucho. Con razón que la palabra “FL SI" (Fondo Internacional de Socorro a la Infancia) ha llegado a formar parte del vocabulario de estos niños, sean franceses, checoeslovacos, finlandeses, poloneses, húngaros o italianos. Para poder apreciar si los niños se dan cuenta de la solidaridad mundial requerida para traerles cada co(Continúa en la página 71) NUNCA... MartÃn de Polauec estaba grave y ceñudo, y en sus ojos advertÃase una pesadumbre intensa. —¿Qué significa toda esa comedia, Martin? —inquirió el oficial, realmente sorprendido. El interpelado movió gravemente la cabeza. —Quiero esperar que no sea más que eso; una comedia —repuso—. Deseo no haber colocado mal mi amistad, y poderte seguir estrechando la mano con absoluta confianza. El militar no se daba cuenta del verdadero significado de las palabras de su interlocutor. ¿Por qué razón no podÃa darle la mano actualmente, y en qué residÃa la posibilidad de no ser merecedor de que un hombre honrado fuera su amigo?... —No te comprendo, MartÃn ¦—declaró tranquilamente. i>e Poladuc vaciló un instante, para tomar en seguida una resolución. —Prefiero hablar sinceramente, Ernesto —anunció. El interpelado esbozó una sonrisa. —Te lo agradeceré muchÃsimo — convino. MartÃn le miró en los ojos. —Hace poco, se recibió en el Ministerio una denuncia anónima de extraordinaria gravedad. Ernesto de Fleuvegrand no pestañeó siquiera. ¿Qué podÃa importarle aquello a él? Su conciencia no le dirigÃa el más mÃnimo reproche, y, por tanto, serÃa absurdo inquietarse. —Muy bien —manifestó con calma—. Pero ¿qué tiene que ver eso conmigo? El visitante vaciló. Empezaba a creer en la imposibilidad de que la delación indicase algo cierto. Un hombre culpable no conserva la serenidad de que hacia gala el capitán, ni resiste la mirada de un acusador sin desviar la suya. —Se trataba de algo tan grave, que el Ministro decidió llamar telefónicamente, para que acudiera de inmediato a su presencia, ya que no era hora cÃe oficina, y yo me habÃa retirado mucho antes. Hizo una pausa, para fijarse en las emociones que pudieran reflejarse en el rostro de su interlocutor. No vió en él más que curiosidad. —EI Ministro me ha confiado el encargo de venir a descubrir la verdad, Ernesto, —continuó Poladuc, cada vez más convencido de haber dado un paso en falso —. Quiere que compruebe que la denuncia anónima ha sido fundada y, en tal caso, que proceda a detenerte. El capitán se echó a reÃr. —¡Vaya una bistor'a absurda! ¦—exclamó—. ¿Para qué ibas a detenerme, si no hay razón alguna para ello? —Eso es lo que tengo el encargo de averiguar. Ernesto de Fleuvegrand se cruzó de trazos, a tiempo que por sus ojos pasaba un fulgor irónico. —Pues, por mi parte, puedes dar comienzo a tus averiguaciones cuando gustes —indicó—. Solamente siento que perderás un tiempo precioso, que podrÃas dedicar al descanso, o a divertirte. A pesar suyo, MartÃn estaba un poco conmovido. —Lo siento viejo —expuso, realmente disgustado—. Pero comprenderás que mi deber .. —No te esfuerces en disculparte, MartÃn, le tranquilizó el otro—. Cumple con tu obligación, como he cumplido yo con la mÃa. ¿Puedes decirme de qué se me acusa? De Poladuc vaciló antes de responder gravemente: —De espionaje, Ernesto. Esta vez, por el rostro del militar extendióse una ligera capa de palidez, aunque no era la misma, producto de confusión, si no de un sentimiento indignado. —¿Espionaje? —repitió con acento sordo—, ¿Quieres decir que se me supone desie”’ v traÃd'’»’ ” f"‘-ia? (Continúa en la página 71)
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El interpelado hizo un gesto afirmativo. —Se nos ha comunicado que tienes en tu poder un sobre dirigido a un agente secreto de una potencia extranjera y del que debes hacer entrega mañana a mediodÃa, sobre que contiene fotografÃas de algunas de las piezas secretas de artillerÃa. ¡Un sobre! Rápidamente, cruzó por ia memoria de Ernesto el recuerdo de las incomprensibles palabras de Albertina de Boissoisons al confiarle el sobre en blanco, y el llamado telefónico posterior, con la no menos sorprendente demanda de quemar el sobre sin abrirlo... ¿Qué significaba aquello? Por un segundo, estuvo a punto de traicionarse, revelando la verdad. Pero recordó a tiempo que habÃa dado su palabra de caballero de no revelar la existencia del sobre en cuestión, ni lo que la muchacha tenia que ver en el asunto, y se mantuvo callado. En todo caso, era a ella a quien debÃa pedir explicaciones; y eso lo harÃa apenas le fuera posible, a la mañana siguiente. Tras una pausa de escasa duración, decidióse a indicar simplemente: —No sé nada de ningún sobre dirigido a un agente secreto, ni he sacado nunca fotografÃas de ninguna pieza de artillerÃa. Puedes registrar la casa entera, y, por mi parte, no voy a poner traba alguna al Cumplimiento de tu misión. For suerte, el general no estaba aquella no. he en casa, y no iba a volvcr hasta el dÃa próximo. Aquello le evitaba una molestia y un disgusto. MartÃn de Poladuc y los pesquisas podÃan registrar cuanto les viniera en gana, con la certidumbre de no descubrir el más mÃnimo vestigio de un sobre conteniendo fotografÃas de importancia militar. El único sobre cu-5 o contenido desconocÃa Ernesto, que estuvo en su poder últimamente, era el que le confiara la señorita de Boissoisons. Y de aquél no quedaban ya más que un pequeño puñado de cenizas irreconocibles. Ernesto de Fleuvegrand presenció impávido la metódica tarea de los investigadores. Y tal y conforme anticipara el capitán, MartÃn de Poladuc mida suplementaria, las escuelas, de los 12 paÃses europeos que reciben ayuda del Fondo, suelen tener concursos de dibujo. En Austria, por ejemplo, un concurso nacional se llevó a cabo recientemente en el cual se pidió a los niños ilustrar sus ideas de la Magdalena... —¿Estará malo, verdad? —No, señor. Es una persona muy razonable, que pertenece a la secta de los fieles que no salen de casa sin echar un párrafo con la primera iglesia que encuentran. Estupendo. Aquà donde se enseñó el ateÃsmo por principios, se enseña actualmente la superstición como en las márgenes del Orinoco. Los literatos, con ser quienes son, no están exentos de la epidemia, A Lemaitre, según cuenta la crónica, no le sale la crÃtica si no se estira los bigotes. La preocupación de Bornier es más terrible; Bornier no puede escribir si no se pasa por la cabeza una raqueta. Goncourt abre tamaña boca y mueve las mandÃbulas, cuando escribe, como si estuviera tragando. Zola grita lo que da a luz y el suplicio de Daudet es horrible; tiene que “sonreÃrse maliciosaNUNCA.. tuvo que llegar » la conclusión de que ¡a denuncia recibida en el Ministerio i de Guerra, era falsa en absoluto, y el joven oficial seguÃa mereciendo la confianza y la estimación de sus jei fes y amigos. CAPITULO XIV —La señorita de Boissoisons no es, tá en casa —indicó el anciano mayordomo. I El visitante no podÃa conformar e de ninguna manera con aquella res puesta. HabÃa venido a entrevistarse con Albertina, y no se marcharÃa sin haber conseguido su propósito. —Ya sé que la señorita no acostum, tÃa re ibir visitas fuera de los dias señalados al efecto —repuso, procu( rundo conservar una apariencia de ( tranquilidad absoluta—. Pero me cons. ta que está en su casa, y usted va a ! hacerme el favor de anunciarle mi nombre. Si ella se niega a re.ibirme, yo sé lo que debo hacer; pero mien-1 tras no escuche la orden de sus la? LÃos, no me moveré de este lugar. Como para dar mayor fuerza de persuación a sus palabras se instaló en uno de los sillones del hall, en tanto que el rostro del sirviente se ensombrecÃa. 1 El anciano mayordomo vaciló unos segundos, pero al fin, ante la inuti-1 Helad de recurrir a la violen, ¡a con ' un hombre que le superaba indudablemente en fuerza, y a quien el uniforme de capitán de artillerÃa daba indudai lie autoridad, el criado optó por conceder. ; —Bien, mi capitán. Yo comunicaré sus mismas palabras a la señorita de i Boissoisons pero, al hacerlo, falto a la consigna recibida. —Asumo toda la responsabilidad de la transgresión, amigo —aseguró el oficial. , El sirviente se dirigió a las habitai ciones de la joven, y una vez obtenido el necesario permiso para entrar en 1 ellas, anunció lo que sucedÃa. Albertina lo escuchó en silencio, pálida como una muerta. HabÃa previsto algo semejante, y consideraba que no habÃa más remedio que afrontar las circunstancias valerosamente. • Las manifestaciones de Ernesto inLOS NIÑOS DE EUROPA DEMUESTRAN SU GRATITUD... sobre el significado de la Organzación. 2,000 de estos dibujos se exhibieron en Viena. En Checoeslovaquia uno de los cartelones, dibujado por una niñita, es t.in interesante que ahora se está exhibiendo en todo el paÃs en los centros donde se distrimente mientras trabaja", aunque esté e cribiendo una tonterÃa. El baño y las heridas. Se asegura que un sabio alemán ha descubierto que las heridas que recibe un hombre al salir del baño son menos graves que las mismas heridas recibidas por él sin haberse bañado. No crea el lector que esta afirmación es un anuncio de los baños del Niágara: es sencillamente una preocupación más., para los franceses. Hace falta —advierte un periódico— que las tropas se bañen antes de empezar las batallas. Por mÃ, que se ahoguen, pero me parece ridÃculo que un general diga al adversario: —No podemos empezar todavÃa, compadre, porque mis soldados chcaban bien a ias claras un propósito decidido y negarse a recibirle signifi caria sólo provocar un escándalo que acaso llegara a oÃdos del señor de Boissoisons. —Perfe;tamente —decidió la muchacha—. Ha hecho usted bien en avisarme. Recibiré a ese caballero, pero, por favor, que mi abuelo no se entere de nada... El mayordomo se inclinó, en una grave reverencia. —La señorita puede estar tranqui la —advirtió—-. El señor no :abrá na da. Resueltamente, la muchacha des enciió al encuentro de Ernesto, quien, al verla, se levantó de su asiento. — ¿Por qué ha venido usted, señor de Fleuvegrand? —interrogó la joven con un hilo de voz. El rostro del militar estaba contra Ãao en una crispación dolorosa. —Necesitaba hablar on usted... Inmediatamente anunció. Ella movió la cabeza, con un movà miento triste. —Creo que será mejor que evitemos toda conversación entre ambos, señor de Fleuvegrand —sugirió—. DeberÃamos olvidar que nos conocernos, y se guir cada cual su camino. Los ojos del oficial centellearon. —Eso nunca, señorita de Boissoisens —rechazó con firmeza—. Yo no podrÃa resignarme jamás a tal idea. La joven alzó ligeramente los hombros. —Sin embargo, no habrá otro remedio —insistió. La crispación del rostro del hom bre se acentuó. —¿Por qué? —inquirió con angus tÃa —. ¿Acaso la ofende que yo haya venido a solicitar una explicación de sus labios?... Si fuera asÃ, estoy dispuesto a callar, a no insistir en el asunto, a pesar de la gravedad que representa para mÃ. Porque quiero creer que usted ignora los acontecà mientos, señorita de Boissoisons... Anoche, poco después de recibir su llamado telefónico, Martin de Pola duc, el empleado del ministerio de Guerra, estuvo -n mi casa, acompaña do por dos pesquisas... (Continúa en la próxima edición) huyen los alimentos proporcionados por el Fondo. Los cartelones reflejan la reacción de los niños a la Organización que ha ayudado a salvarlos del hambre. La O. N. U. para ellos es una feliz idea simbolizada por niños de muASI ESCRIBIA.. están en el baño Y que Mr. Fédée hub.e.a contestado al anarquista “que le piso el puño sobre la nariz”: —Déjelo usted para luego; perdone usted., no me he hecho aún la toilette. Es seguro que el pueblo del Dos de Mayo recabó la independencia sin remojarla en el Manzanares, porque: "de los cuarenta para arriba no te mojes la barriga”. ¡Qué decir, en fin, de los periódicos que auguran al emperador alemán grandes desastres, porque encalló al ser botado al agua el nuevo buque Hohenzollern!. . . Leyendo tales necedades puede uno hacerse la ilusión de que está en ia India bajo la divinidad de Budha. Y nada más de ParÃs, porque el cólera me tiene sin cuidado después de decirme el Sr. Monod que no hay tal cólera aunque se muere la gente. MALAS COSTUMBRES. ? va de una incalculable trascendencia práctica: no discutir jamás con su pareja delante del chico, sea por lo que fuere y pase lo que pasare. Es mil veces preferible dejar que se cometa con el pequeño un error garrafa' que salvarlo merced a una discusión activa o una contraorden noioria. Todos los problemas del chico deben ser debatidos a pueta cerrada, lejos de la más remota posibilidad de que el chico se entere de ello; logrado el acuerdo merced al convencimiento o la autoridad, lo que se haga ha de figura:siempre como el resultado unÃvoco y solidario de ambos, cualquiera sea el coeficiente de recalcitrancia o desacuerdo que uno de ellos conserve al respecto. Puede suceder, y sucede a menudo, que el acuerdo sea imposible y que merced a la informalidad o a la tozudez ¡o resue.to en e' diá logo no se realice en los hechos. No hayduda de que la situación es trágica, y cuando no se tiene el coraje o la posibilidad de que a la disidencia profunda siga la consagración forma', no queda sino una solución ventajosa para el niño: abandonar toda tentativa de conducir las cosas por el cauce deseado. Es preferible una educación imperfecta a la que resulta de la discusión continua. Y dar al niño la presencia de un ejemplo austero, invariable y sostenido. Una gran parte de la energÃa educativa de los padres se consume en el esfuerzo verbal; los padres creen de buena fe 1 que la reprimenda, el reto, el sermón, el reproche, el grito, la brusca advertencia, la amenaza, son procedimientos educativos válidos. Nada más erróneo, además de que el niño no los escucha, porque no quiere escuchar, su ejercicio frecuente desgasta pronto la autoridad paternal. El niño se educa en realidad por lo que los maestros suelen llamar "lección de cosas”; una ligera y como involuntaria reflexión, una conversación con un tercero sobre determinado tema, tiene, para el pequeño, más vaor educativo que una larga enunciación verbal. Claro está que cada padre educa como entiende, como sabe, como cree o como mejor puede; pero en cualquiera y en todos los casos, lo de no discutir con él o la compañera delante del chico y. sobre todo, referente a él. será una regla de oro, de cuyo cump imiento resultará no sólo de gna beneficio pedagógico, sino de no corta medida de d cha para el futuro del pequeño. chas razas y nacionalidades. El arte de los niños demuestra cuán hondamente se ha arraigado en sus mentes infantiles el recuerdo de un mundo que acudió a socorrerlos cuando más lo necesitaban. (Fotos de las Nac ones Unidas). Un pariente ... y sastre! ¡Ah! olvidaba u.i acontecimiento importante. En la calle Montmartre descubrà a un Sr. Bonafoux. Me enteré por la portera y mi alegrÃa subió de punto. Era una adquisición, un sastre. ¡Dios me depara este pariente! pensaba yo al subir la escalera. Pero mi decepción fué grande. El Sr. Bonafoux, de la rué Montmatre, me participó que no habÃa tal parentesco; que no tenia noticia de mi familia, ni de mà tampoco. Era otro Bonafoux. Pero, en fin, si usted quisiera hacerme una levita a plazos, hasta que pase "la crisis que estamos atravesando. ..." No hubo caso. Aquel francés no puede ser pariente mÃo. Tiene el corazón de roca. 71
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Precioso traje de baile confeccionado en taffeta blanca y roja con pequeños dibujos plateados y al cual le imparte mayor encanto Doria Day. 72 Traje de tarde en dos piezas de finÃsimo “broadcloth”. La chaqueta lleva por debajo, semi-fija, un jubón de tipo “bolero” con cuello elevado. Sirve de modelo Patricia Neal. Gracia en las modas paxa tarde y noche Modelos de última novedad para horas de la tarde y de la noche, ei diversidad de estilos originales, del gran modisto de la Warner, Milo Anderson. Los ilustran las estrellas de dicho estudio, Patricia Neal, Viveca Lindfors y Doris Day. Servicio de John Harvey Exclusivo desde Hollywood, para PUERTO RICO ILUSTRADO
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Hilo Anderson diseñó para Patricia Neal este traje sencillo, en tela de crepé azul. Consta de una sola pieza en la que se destaca el escote del cuello blanco. Hermoso traje para la noche, en fino “jersey”. La falda larga es ceñida al cuerpo de Viveca Lindfors por un ancho cinturón de terciopelo. Para las tardes de brisa juguetona, Viveca Lindfors acostumbra usar este traje de dos piezas. La saya, negra, es combinada con un jubón rayado y de cuello alto. 73
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En hermoso piqué hlanco, adornado ron puntitos y franjas multicolores, este anticipo de los nuevos modelos para la primavera y el verano es un traje ideal para pasadÃas en el campo o en la playa. I.a estola, que se de ; a colgar sobre los hombros de la modelo, evita que el sol tueste la espalda y los brazos y a la vez puede utilizarse como pañuelo para la cabeza. Este es traje coordinado en cuatro elegantes unidades, en telas de algodón. Los pantaloncitos apenas si dejan de parecerse a las faldas corrientes hoy en dÃa. El "jacket" va bien ceñido al cuerpo manteniendo oculta una preciosa blusa en tela rayada, y por si hace mucho sol se le ha añadido a la indumentaria una gorrita graciosa de visera ancha. 74 en eAonolMM, / • Como anticipo de lo que habrán de ser los | nuevos modelos para la primavera y el verano, un grupo de modistos de California ¦ organizó una exhibición de sus últimos diseños. I La misma se llevó a efecto en un viaje especial a bordo del lujoso transatlántico Lurline, en viaje de ida y vuelta zarpando desde San Francisco y culminando en regia noche • de gala en el hotel Royal Hawaiian, de Honolulú. / Los modelos confeccionados utilizan las \ ios tendencias opuestas; de trajes de silueta ancha y de trajes de linea estrecha, buscando la conquista del encanto que debe imperar en piezas destinadas al deporte y a las excursiones fáciles que se practican en ambas estaciones. Como puede apreciarse en esta página, dichos 1 modelos retienen la gracia de la moda contemporánea con su encanto lleno de sensua idad. Un vistoso modelo de silueta amplia que bien sirve para ser lucido a la hora del coctel. Hecho en una sola pieza, la blusa es simple y de corte ligero. La saya, sin embargo, exhibe numerosos pliegues terminando en bellÃsima campana. Este delicioso traje para la playa consta de sólo tres piezas: una capa, los pantaloncitos y el “brasslere”. Esta última pieza ofrece la novedad de que no lleva trabillas y sin embargo se ajusta tentadoramente al busto. Las demás piezas están elaboradas en un nuevo tejido denominado “Bonanza”.
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Doctores Prueban que el Jabón Palmolñe da a 2de 3 &&« i w No importa la edad. . . j¿ Mf ^*—-*5» " encontraron que las espinillas y los causa 4t ¡Mas fresco. inadecuada en f Más lindo! d ^ ¿! s ™ X 2 f ^^^/7T/, un <» a//jr//%^Kr 'fÃÃÃjjÃft ' lindo en 14 dÃas." /jBHB JPRT^ ¦ de * Hr>®^r.^B9B ^Kà que f* ^r Tttf /// gS ir Por empiece v ''( fi/y,, x W hoy mismo el Plan * 's®^^ « <( Ct /jf 1 Paimoiive. ¿ I ¡Menos grasa, T\ y ^^Z/> Jj Más limpio! y \ v ^t^Kf*á "Mi cutis es ahora menos j 1 / ¿ave J grasiento,” dice la Sra. Freeman, / ¿abón X p c ai'a OBTENGA. USTED también. W^F “u , ¦) 2 W B estas mejoras «n sólo 14 dÃas! «351X8»": ) W jUá n C ° r ‘ Palmolive entre 1285 mujeres de todas las edades, lo probaron y que ¦ ;¿ n ^sto 3 SUese; desde los 15 hasta los 50 años, yde todos los tipos temar, cutis |f . c omnrà o 14 rn eces ai g r de cutis: ¡Seco! ¡Grasiento! ¡Normal! ¡Joven! ¡Viegrasicnto. ^^Hh¿ rnar ax¡?i r ^ si ^ S Usted 10 jo! Y, 2de cada 3 obtuvieron mejoras en el cutis en ° s Os r Us sólo 14 dias, sin importar el tratamiento de belleza PSu ^ t Odo que habÃan seguido antes. Empiece su Plan con el Jabón Palmolive hoy mismo. ÚQ V .K .aK .r, ¡el plan palmolive lo (, 0. ¡Para el baño y la ducha! Compre el tamaño gigante de Palmolive y conserve todo su cuerpo limpio y fresco. COMPRUEBAN 36 DOCTORESÂ’ ¿Por Que No Me Escribe? DOS YME PARECE EVA... } ORO NUESTRO COMPRO; SALOSE ¿PERO NO HAS 01\w ^L '' t sIR ( SEMANAS.. ¿QUE PASA A QUE EL PERDIDO / ! V MISO ERA FORMAL aDO DECIR QUE EL AMOR J ¿ /«¦ \ RA,ANA? SE HABR^I^fcJ ES E-L. -jjßÃis à ¡ESO LO SABES TU y) " ~: YEL MAL ALIEN ORQUE NO^ F A*îl ÃL —. / T Y ¦' 7® Y Y — / M» k vasaldentis'« Â’ Vn—M . ; : i JÃÉ^ ^ i à rÃ^\ TÉL^&Va.iva?J/ 4f Uam ' --S^pvwi l ÃsWsk^^tP .^RACOMBATi^^A^rUfiMB . e0 X LMrUr^"^ K WiE^^s^lrt X ¡Miimeu X \ QUE ESTA COMPROBADO QUE Tw ^z 1 y"V ¦ X¿v tw ts uut I / ft ^rrrvrrrr » nH A, EN 7DE CADA 10CASOS, ,'V > EVA AHORA, CON SU ¦ 1 I / Â’ JM Â’W*' —ib COLGATE, QUITA AL NOVIO SE HALLA. \ (/ffáflCO / . ^~nraliento que ^wq iIIHWX^R ( /jrntMa SÃ/S \ 555®wBMWf W. t WL i~ifi se origina en B v •^rT'A _ \ f/rrf/*/ff^ I w*" 1 jbë e'w -,J la boca xI y * Mi ¡mVwÃ. a , / ^¡Sxà v V *». i y '4 ,-X' 1 ^gM^/Le^ar á/entes!^aà ” tr l! Wtl'^ AQUI PORQUE LA ESPUMA DE LA CREMA DENIgM à à X S M r TAL COLGATE CONTIENE
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