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Revista de derecho y ciencias sociales

Material Information

Title:
Revista de derecho y ciencias sociales publicación universitaria de estudiantes
Uniform Title:
Revista de derecho y ciencias sociales (Havana, Cuba)
Creator:
Universidad de La Habana
Place of Publication:
La Habana
Publisher:
Universidad de La Habana
Publication Date:
Frequency:
Bimonthly
regular
Language:
Spanish
Edition:
No. 1
Physical Description:
1 online resource (1 volume) : ;

Subjects

Subjects / Keywords:
Law -- Periodicals -- Cuba ( lcsh )
Social sciences -- Periodicals ( lcsh )
Law ( fast )
Social sciences ( fast )
Derecho ( armarc )
Ciencias sociales ( armarc )
Cuba ( fast )
Genre:
Publicaciones periódicas ( abne )
Revistas ( bidex )
serial ( sobekcm )
legal article ( marcgt )
periodical ( marc )

Notes

Dates or Sequential Designation:
Año 1, no. 1 (febrero/marzo 1942)-año 1, no. 2 (abril/mayo 1942).
General Note:
Description based on: Año 1, no. 1 (febrero/marzo 1942); title from PDF contents page (LLMC Digital, viewed January 22, 2019)
General Note:
Latest issue consulted: Año 1, no. 2 (abril/mayo 1942).

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Law Library Microform Consortium
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Columbia Library
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1083140848 ( OCLC )
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tCvista:::.de Derecho



J. Ciencias Sociales.1


JBLICACION UNIVERSITARIA DE ESTUDIANTES






SU MARiO FEBRERO-MARZO
1942
Peq.

Palabras del Sr. Decano 8 Nuestro Programa 9
Arquitectura del Destino Cubano: Dr. A. S. de Bustamante
y M ontoro 13
La Venta de la Zafra. (Conferencia): Dr. Ios Pirez Cubillas 18
Zendencias Politicas Contemporerneas: Dr. Emilio Fern(ndez
Cam us : 30
Coordincaci6n de los factores econ6micos: Luis Moure Pav6n 34 Funzc6n Social de la Propiedad: Armando Chardiet 41 Derecho de Huelga: Jos4 Francisco Carballo 48 La Crisis do la Universidad: Fernando de los Rios 55 En memorka do los estudiantes checos: Alberto Varona 59 Novedades Bibliogrdficas 63




LRO U NUMERO I

UNIVERSIDAD DE LA HABANA




EDITOIA I~Z LO-PL A ZOLE TA DE BEL9N.-LA HABANA

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REVISTA DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
Publicaci6n Universitaria de Estudiantes
FEBRERO MARZO
1942
Directores-Admnistradores:
LUIS M. BUSQUETS
OCTAVIO HERNANDEZ Secretaric de Redacci6n:
ANDMRS SUAREZ
CONSEJO DE PUBLICACI6N:
Sr. Armando Chardiet. Srta. Violeta P~rez Cubillas Sr. Alberto Varona. Sr. Efrkn C6rdova
Sr. Luis Moure. Sr. Andr6s Truwillo
Sr. Mctor Mont. Sr. Francisco Lamelas
Sr. Jos6 F. Carbano. Sr. Horacio Led6n Sr. Rub6n Cabrisas. Sr. Leopoldo Cancio
Secretario del Consejo de Publicaci6n:
ENRIQUE DE CVBAS
Cale 6 entre 5 y 7. La Sierra.

0
Solicitada ]a franquicia postal e inscripcz6n como corrospondenca de 29 close en las oficinas de Correos
Oficinas: PRECIO SUSCRIPCI6N:
ESCUELA DE DERECHO SEMESTRE $1.00
UNIVERSID AD ASO . $2.00

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Universidad de la -abana


ESCUELA DE VERANO Curso de 1942

INAUGURACION DE LA PRIMERA

SEMANA DE JULIO

0

CURSOS ESPECIALES PARA MAESTROS DE INSTRUCCION PUBLICA. CURSOS DE DERECHO PARA POST GRADUADOS. CURSOS ESPECIALES PARA MAESTROS

RURALES.

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VERANO.

Universidad de la Hdabana

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Editorial LEX Libreria


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Ley de Enjuiciamiento Civil y su legislaci6n complementaria $ 3.00 DE GRAN INTEREST PARA EL ESTUDIANTE

LEGISLACION MUNICIPAL, un volud(e men do 590 p~ginas encuadernadas
Let) to on pegamoy y planchas do oro $ 5.00

,-')" CONSTITUCION DE 1940, un volumen
magnificamento impreso con un dotalladisimto Sumarlo All abitico $ 3.00

ACABA DE APARECER: "Leyes Administrativas de la Repblica y su Jurisprudencia"
por .l Dr. Mariano S6nchez Roca Un volumen de 2.000 p~ginas $10.00

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Revista de Derecho




y Ciencias Sociales


PUBLICACION UNIVERSITARIA DE ESTUDIANTES





SUMdARlO

FEBRERO-MARZO

1942
P6q.

Palabras del Sr. Decano 8 Nuestro Programa 9
Arquitectura del Destino Cubano: Dr. A. S. de Bustamante
y M ontoro 13
La Vent& de la Zafra. (Conferencia): Dr. los6 Prez Cubillas 18
Tendencias Politicos Contempordneas: Dr. Emilio Ferncndez
Cam us 30
Coordinacl6n de los factores econ6micos: Luis Moure Pav6n 34 Funci6n Social de la Propiedad: Armando Chardiet 41 Derecho de Huelga: Jos6 Francisco Carballo 48 La Crisis de la Universidad: Fernando de los Rios 55 En memoria de los estudiantes checos: Alberto Varona 59 Novedades Bibliogrdficas 63





ARo I NUMERO 1

UNIVERSIDAD DE LA HABANA




EDITORIAL LUZ-HILO.-PLAZOLETA DE BELN.-LA HABANA

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DR. RODOLFO ?EtNDEZ PERATE
Actual Rector do la Universidad Nacional, a cuya Intellgente labor y tesoneros esfueros s debe el encauzamiento deftniJtivo de la Universidad y su normalidad acacdmica. La Revista do Derecho y Cienckia Sociales so
honra en saludarle.

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PALABRAS DEL SR. DECANO DE LA FACULTAD

DE DERECHO

Como reflejo de ese perenne anhelo de mejoramiento que han sentido con mds o menos int~nsidad, todas las generaciones, aparece ahora la Revista de Derechos y Ciencias Sociales, debido al laudable entusiasmo de dos j6venes estudiosos.
En diversas 6pocas, y con nombres diferentes, existieron entre nosotros publicaciones semejantes, en las que colaboraron las mes altas mentalidades juridicas del moment, y que fueron vigorosos exponentes de las actividades intelectuales de la ju. ventud cubana. Las hondas conmociones sufridas por la Universidad de La Habana durante mds de una d6cada, como consecuencia de las vicisitudes de ]a vida nacional, extinguieron tales empresas, hasta que hoy, por la generosa iniciativa de esos dos j6venes, renacen por fortuna, como un sintoma rds del retorno a ]a normalidad.
En sus pdginas podrdn colaborar profesores y alumnos. Los primers, para ofrecer en sus trabajos el fruto sazonado de sus estudios y experiencia; los segundos, para hacer sus primeras armas en el campo de la producci6n juridica, que tanto auge ha alcanzado en Cuba en los 6ltimos tiempos, pero que an estf6 necesitada de una mds honda raigambre cientifica, y de una mdrs fina depuracid6n intelectual.
Saludemos, pues, con sincero aplauso la aparici6n de esta Revista, y hagamos votos por su 6xito franco, porque el triunfo de las causas buenas, triunfo es de toda la comunidad. Y si, como todo Io hurnano, algin dia desaparece, podrdn estar satisfechos sus creadores y animadores, porque en el moment preciso hicieron su parte de labor, y todo esfuerzo noble enriquece el acervo espiritual y deja una simiente fructifera. El camino del progreso estd sembrado de cruces: las cruces de los pioneros de ]a civilizaci6n.


Dr. Ernesto DIHIGO.

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Nuestro Programa

Los j6venes alumnos de/ as Facultades de Derecho y de Ciencias Sociales que ban auspiciado 1a publicaci6n de esta Revista, calorizando la idea con su fe y entusiasmo, prestardn sin duda, a nuestra Universidad un servicio de magnificas resonancias.
Si los fines que nos proponemos tuviesen exclusivo contenido doctrinal o intentdsemos construir tan s6lo un palenque para ejercicios acad~micos el present empeo careceria ciertamente de trascendencia intelectual. Pero se trata justamente, de todo lo contrario. Sabemos, -y no nos duele confesarlo, porque a batallar por superarla es que venimos- que la situaci6n de la Universidad, ain con la satisfacci6n de su normal funcionamiento, es hondamente critica. La crisis de la Universidad, sin embargo, no puede cegarnos haci~ndonos incomprensivos. Ella tiene complejos causales propios; pero que, a la vez, no podrian en justicia ser aislados de la hora cubana que estamos atravesando. Hora no menos critica; no menos de profunda crisis para los valores superiors que encarnan simb6licamente nuestra ascensi6n hist6rica. Superfluo resulta, desde luego, una referencia inmediata al ca6tico devenir universal que se manifiesta con toda su pujanza destructive en una nueva querra nundial.
La conciencia intellectual de la joven generaci6n ha evolucionado ya lo suficiente para poder medir de frente la responsabilidad que ineluctablemente le aprieta el cerco. Rehuir esta responsabilidad en cobarde fuga o acepiarla plenamente es ]a innica alternative.
No puede ser ya el ideario de una joven publicaci6n universitaria el de nuestros abuelos que fundaron en 1877 Ia ilustre "Revista de Cuba". Entonces, como ahora, nuestra naci6n atravesaba la dura lase de una reconstrucci6n imperiosa que se encuentra frustrada; pero cudn distinto panorama el de ayer y el de boy. El mundo de la democracia liberal y de la inteligencia raciona/ista marchaba victorioso hacia sus mds espl~ndidas realizaciones. Bastaba reanudar la tarea del destino cubano con la obra ilustradora y civilizadora. Un joven y eminent profesor, el Dr. Antonio Sdnchez de Bustamante y Montoro as lo ha resumido maqistralmento. La intoligoncia cubana tenia una clara y definida misi6n, que inserta ya plenamente en nuestra historia se bifurca mds adelante en las dos grandes y poderYoas corrientes de nuestro pensamiento politico, el Separatismo y el Autonomismo, ambos obedientes, aunque con mtodos radicalrnente diversos, a una unidad sustancial integradora. Varona y Montoro reaizan la izquierda y la derecha del movimiento intelectual que resquebraja los cimientos de la cultura colonial y hace fecundamente creadora ]a idea de la libertad republican, genialmente servida por

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Jos6 Marti. La revista cubana del pasado siglo podia, pues, legitimamente concebirse con un programa limitado "a la exposici6n de ideas" sin que ello implicase ni asomo siquiera de traici6n a los deberes supremos que con el destino nacional tenia la inteligencia. Eran esas ideas precisamente, en proceso de crecimiento y triunfo hist6rico, la armaz6n ideol6gica necesaria a la incubaci6n transformadora.
Cuando esta transforrnaci6n, al fin se realiza, ella coincide con ]a postrera plenitud del universo capitalista. Tambidn con este minuto en que vira definitivamente hacia el progreso anhelado nuestro devenir, comienza ]a nueva epoca. Nosotros sufrimos todos los rigores de la contradicci6n. Tardiamente entramos en la 6rbita de la plenitud burguesa; y prematuramente salimos de ella.
El naciente estado nacional y con 61 toda la vida cubana colectiva ha sufrido intensamente, entraxiablemente, las consecuencias de este fatal desequilibrio entre nuestras posibilidades internas y las realidades exteriores. El impacto de los capitales extranjeros expansionados perturba primero, y despuds detiene los ritmos incipientes de nuestra organizaci6n industrial y econ6mica. La ruptura de estos ritmos desnivela los factores productivos. Los mecanismos coloniales de explotaci6n conviven con la andrquica competencia individualista. La economia nacional se precipita hacia una desintegraci6n creciente, en el seno de la cual s6lo se consolidan las fuerzas mds negativas y opresoras: el latifundio, el monocultivo de azticar, la sujeci6n comercial al mercado extranjero. El Estado, la organizaci6n political, apura en tanto el goce puramente ilusorio y te6rico de una recidn adquirida soberania. La falta de correspondencia orgenica entre lo econ6rnico y lo politico se acent6a desmesuradamente hasta producir uno de los mds peculiares fen6menos sociol6gicos que cabe examinar contempordneamente.
La crisis de la nacionalidad cubana se hace, luego, dramdtica e irresponsable. Hay una ancha fase que exhibe s6lo como peripecias hist6ricas de nota, el sucederse caudillista, la hipertrofia burocrdtica, el partidismo de turno, la Ilamada politiqueria, ignorant y culpable. El movimiento intelectual languidece hasta su total desaparici6n. Ya Sanguily ha muerto y Varona, despu6s de grandes cornbates ideol6gicos, derrotado, vencido, se aparta y se calla. Sus reflen/ones filos6ficas son quizd lo dnico perdurable de esta triste epoca. Lo demds, no alcanza altura ni rango de pensamiento; es pura hojarasca sin importancia. La Universidad eiste dentro de muros vetustos y la inteligencia universitaria vegeta a la sombra de las explicaciones de Cdtedra. Sin rnovimiento intelectual, c6mo podria haber pubhicaci6n que lo expresase?
No es posible negar los avances del conocimiento cientifico. Figuras prestigiosas, claro estd, de ]a ciencia del Derecho, do ]a ciencia de la Medicina, de la ciencia de ]a Ingenieria y do otras ramas, no nos han faltado. Pero el gran vacio del pensamiento filos6fico proyectado en lo hist6rico tuvo una sola excepci6n, ya citada, la de Enrique Jos6 Varona. Varona solamente supo ser joven entre

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Ia vieja generaci6n. Por eso es inolvidable su renacimiento octogenario, que conmovi6 todos los corazones sensibles de la juventud cubana y los estremeci6 de pura emoci6n cuando en 1930 recibi6 el espontdneo homenaje del estudiantado universitario.
El despertar cubano surgi6 de nuevo a ]a vista ya cansada del 1iimo gran fil6sofo. Fu6 como si todo su formidable esfuerzo de aislamiento, de rectitud austera, de ejemplaridad intelectual hubiese frutecido magnificamente para regalo de su espiritu. Un ideario juvenil honesto, sincero y viril aport6 un nuevo sentido epocal. De la Universidad precisamente baj6 a la calle, al pueblo desilusionado y abatido, esta fe renovada en su destino. Un severo movimiento intelectual se congreg6 en una Revista joven: la "Revista de Avance". De as aulas universitarias salieron Mella, Barcel6, Aureliano Sdnchez Arango y otros a fundar el movimiento revolucionario social con perfiles te6ricos definidos. La c6ustica pluma de Rail Roa y su dgil dial6ctica sentaron las bases del izquierdismo estudiantil. Por primera vez en la Rep6blica, la ideologia cubana volvi6 a la obra de arquitecturar el destino nacional.
La joven generaci6n universitaria comprendi6 plenamente el deber en que estaba de inyectarle a la Universidad y a la Repziblica un espiritu distinto, acorde con los nuevos imperativos de la historia. Comprendi6 cabalmente que la rutina acad6mica no es la misi6n de la Universidad, que ha de unir a su vocaci6n espiritual y a sus disciplinas intelectuales una tarea de permanente servicio social y ecum6nico. Comprendi6, ademds, ]a necesidad urgente de torcer el rumbo de la vida politica y social, salvando con los sacrificios y dolores de un nuevo esfuerzo revolucionario el trdnsito hacia el future. Toda esta obra, en los hechos reales, adolecia del grave peligro de la inmadurez. El proceso renovador recomenzado, sin sentido arquitect6nico real, no podia alcanzar basamentos perdurables. A la coyuntura favorable de la primera sacudida tenia que suceder, como sucedi6 rdpidamente, un fugaz periodo de tanteos infructuosos seguido de una lase de restauraci6n que todavia estamos padeciendo.
Esta fase de restauraci6n ha influido poderosamente, creando una ca6tica confusi6n, en la inteligencia cubana. La Universidad, sobre todo, como organismo cultural, no puede plegarse a ella. Renuncias y cansancios ban querido tender un velo sobre la pesadi11cr revolucionaria achac6ndole el cardcter de un desastre. Sin embargo, es esta posici6n mucho m6s peligrosa que las consecuencias del tracaso revolucionario que se critica. En efecto, una postura intelectualista podria ser el primer paso hacia un abandono total de los deberes hist6ricos inherentes a la intelectualidad. La etapa restauracionista cobraria permanencia e indestructible rigidez. El vaclo se haria cada vez mayor hasta absorberlo todo. La Universidad, convertida en academia profesionalista, anunciaria la ruina definitiva: la retirada cobarde de toda una generaci6n del escenario hist6rico Propicio.
Para evitar esta retirada, que ya tiene muchos sintomas visibles; Y contribuir por el contrario, en el 6mbito universitario, a robustecer

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Ja fe y ]a creencia en la superioridad de los nuevos valores del pensamziento y de la vida, es que surge esta revista juvenil. Obligados a una definici6n universalista no vacilamos en hacerla junto al porvenir de todas aquellas fuerzas sociales y fuerzas de Ia inteligencia que en el oscuro caos de ]a guerra actual buscan para los pueblos paz en ]a justicia y el respeto recproco internacional. A la vez, esta tribuna queda tambi6n levantada para todos aquellos profesores que sienten las ansias de los tiempos nuevos, y para todos los compafieros que en los estudios de las ciencias juridicas y sociales cumplen la vocaci6n humanista de luchar por la perfecci6n del individuo y de la sociedad.

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ARQUITECTURA DEL DESTINO CUBANO

Dr. A. Sinchez de Bustamante.



Es muy dificil que un fil6sofo de la Historia que abandone la concepci6n rom6ntica y heroica, tan felizmente expresada por Carlyle o por el rigoroso pensamiento de Nietzsche, en el "Uebermensch", pueda plantearse el problema de la metodologia de la creaci6n vital.
La arquitectura del sino hist6rico es, indudablemente. el reverso del medall6n filos6fico. Part, precisamente, de que la Historia puede hacerse; y se aleja de modo her6tico de la concepci6n causal, fatal, del devenir, en que el acto humano es efecto y servidumbre.
No pretendemos, como negaci6n del determinismo hist6rico, postular nuevos principios arquitect6nicos de la vida nacional, nueva metodologia para fabricarla en funci6n de las individualidades ingentes. La inflexible y clara trama de la causalidad objetiva es una noble aquiescencia del historicismo moderno, y no hemos de discutirla.
Existe, sin embargo, un instante rarisimo en el proceso hist6rico en que queda indefensa la causalidad, y en que el destino gravita en torno a la personalidad magnifica. En ese instante hundiremos nuestra reflexi6n: en su feliz emergencia queda situado el paso creador de Colonia a Estado nacional, en la evoluci6n cubana.
Como protagonista de la Historia, el "Uebermensch", en los pianos arquitect6nicos en que realiza sus creaciones de vida hist6rica, es, pues, un concept excepcional. Debe aparecer siibitamente en ese instant de impotencia causal en que el proceso hist6rico, eorprendi. do en un trance giratorio, sorprendido en un viraje, en una inflexi6n, no puede concebirse supeditado al juego omnimodo de la causalidad. Hurguemos en la historia cubana por un ejemplo; subray6mosle con toda claridad.
En 1878 declina r6pidamente el complejo do fuerzas hist6ricas que vinculaba la cubanidad a su Metr6poli. Con la victoria pirrica del Zanj6n se inicia la crisis de lo colonial; y se plantean hist6rica. nente por segunda vez los m~todos para extraer de la angosta materia colonial la plenitud de un Estado nacional.


1 Bustarmante y Montoro, Antonio S., de "La Ideololgia Autonomista". 1133. Peg. 94.

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La trayectoria colonial de la vida cubana comienza a oscilar; la fuerza de la vitalidad hist6rica la hace arquearse y fija nuevo rumbo al destino cubano; pero esa fuerza no se basta a si misma, como en los momentos en que el proceso de la historia se despliega objetivamente. La causalidad hist6rica practica una inflexi6n hacia las plenitudes nacionales; pero no forja esas plenitudes. Las hace posibles y lee tiende los rieles de la historia; pero el pensamiento politico ha de concebir el plano arquitect6nico, y la personalidad iuerte debe aportar la acci6n decisiva.
En 1878 se contraponen dos sistemas arquitect6nicos diversos para construir el Estado'nacional: El Separatismo de Marti y el Autonomismo de Montoro.
Son dos modos distintos de elevarse de la limitaci6n colonial a las plenitudes del Estado; dos m6todos que disienten tdcticamente, pero colaboran, sin embargo, en una finalidad comin; jams podrd comprenderlos quien los conciba como actitudes antit6ticas. Y en la realidad cubana, como en la altitud de sus posturas ideol6gicas, los movinientos forjados fueron dinarnismos hist6ricos paralelos.
Marti fu6 un poeta con anchura de pensador. Fu6, adem6s, una descarga de vitalidad creadora; fu6 un hombre de acci6n, y su palabra tuvo las superaciones elocuentes de un orador grande.
Su pensamiento hist6rico emanaba de fuentes demoliberales. La libertad humana, la libertad political, le parecia incrustada de virtudes creadoras en Io hist6rico. Pens6 y crey6 firrnemente que la inmadurez que el Autonomismo delataba Ileno de inquietud, se superaba precisamente vivi6ndola: que la libertad en si puede crear plenitudes.
La realidad cubana estaba muy acotada de inmadura juventud para que en ella pudiera insertarse la forma amplia y fuerte del Estado; para que la descarga fuerte de una vitalidad hist6rica adulta no rompiese sus estructuras politicas, s6lo resistentes para el mediocre coloniaje. Marti partia -su conciencia hist6rica fu6 muy hondade ese hecho; pero entendia superarlo con curas de libertad, de m6s libertad. Lo colonial se quiebra .con el ejercicio, con el ensayo del Estado; la sujeci6n, con la prdctica de la libertad, pensaba.
De las superestructuras political descenderia la plenitud alc an az6n social y econ6mico. El esfuerzo de la masa; la presi6n muscular de la heroicidad hist6rica, ligados en un haz por su voluntad y por su mente, se harian incidir en tan alto objetivo: 'de esa concepci6n arquitect6nica del destino cubano surgi6 el Separatismo, y el complejo despliegue y planteaniento de las circunstancias imprevistas, que tan alto rol tienen a veces en los procesos hist6ricos, lo promulgaron en nuestras realidades. De 61 ernergi6 en 1902 la Repiblica; de 61 parti6 el proceso de descomposici6n political que culmina el 18 de enero de 1934, y que sitda al Estado cubano en nuevo trance de estructuraci6n.
El Autonomismo tuvo otra visi6n de la arquitectura del destino cubano. Indagando m6s hondamente, se plante6 el problemna de las

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condiciones previas de la libertad, de las bases hist6ricas de una real y perdurable libertad. Vivi6, fija la mirada triste en tanta moraleja americana, la inquietud de la libertad effmera, que la inmadurez deja trunca y frustrada.
Autonomismo vale, pues, por desconfianza en la libertad como m6todo para la libertad; desconfianza en una libertad sin p6treo basamento; vale por confianza en la liberaci6n desde el subsuelo econ6mico y social del Estado, corno paso indispensable hacia ]a libertad m6s aparente, pero menos sustancial, de la vida political.
En otra parte lo hemos definido asi:
"El Autonomismo fu6 el movimiento cubano m6s en6rqico hacia 1o que podriamos !lamar la "Independencia en la Historia", en la vida, en tanto que la Revoluci6n Libertadora fu6 exclusivamente un movimiento hacia la plenitud politica." I
Su devoci6n por la plenitud cubana le Ilevaba a posponerla en lo politico para lograr una tregua que le permitiese forjar!a en6rgicamente en la totalidad de la vida cubana; pero esa posposici6n no fu6 nunca indiferencia o renuncia. Fu6 posposici6n para conquistarla mejor; para que su fracas no arrastrase consigo las otras plenitudes que en lo econ6mico-social, aunque lejanas, ya comenzaban a atisbarse y construirse.
El 18 de enero de 1934 hubiera planteado a Varona, que admir6 intelectualmente esta tesis de los estadistas, la m6s seria de las refleilones sobre el sino cubano. Con el m6s noble fervor, acuciaba el alto pensador la voluntad cubana; daba sereno aliento a sus inconformidades, y confianza a sus esfuerzos constructivos. No dudaba, pues, del plano con que estaba fabricado el gran edificio; no dudaba que sirviese para perdurar.
La actual situaci6n hist6rica ha planteado nuevamente, con la elocuencia suma de la lecci6n de los hechos, el problema de la estructuraci6n cubana. Sus terminos son los mismos que en 1902, pero icu6n diversas sus soluciones.!
ZC6mo lo concibe la actual generaci6n? ZHacia qu6 rumbos lanza su vitalidad creadora e in6dita? Como arquitectos del destino cubano, Zqu6 pianos conciben y trazan los hombres nuevos?
Cuba ha entrado, en efecto, en una crisis estructural. Nuestra filtima crisis hist6rica, ha destruido totalmente el impropio armaz6n, la arcaica organizaci6n demoliberal. A la caida de los hombres sucedi6 con menos fruici6n, pero con m6s inquietud, el derrumbe de todas las instituciones politicas.
La fase negativa de la Revoluci6n agot6 de ese modo sus contezidos. Su ingente vibraci6n inconforme agriet6 las estructuras, erguidas por los deleznables sustent6culos de los vicios politicos, y pulveri6 las que se hallaban, por inadecuadas y falsas, en trance de desaparici6n. S61o qued6 en pie, levantado sobre las ruinas hist6riCaB, y destinado a crear otras m6s sensibles, el sistema econ6mico expoliacionista. Su proceso es posible al trav6s de la normaci6n de

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un orden juridico individualista vetusto, levemente tonificado por el aparato represivo minima de un Gobierno Provisional.
Entre el pret6rito inaceptable, e inadecuado a la esencia cubana, y el future que se forje en la necesaria fase constructiva de la Revoiuci6n, se interpone una etapa hist6rica de transici6n, sobre cuyo sentido se han hecho incidir las m6s graves confusiones, y que, destiDada a ser un instante intermediario entre una gran demolici6n y un magnifico esfuerzo constructivo, puede comprometer definitivamente los contenidos m6s sustanciales del future cubano. Puede ser camino de avance, o imperdonable atajo restauracionista.
Pues bien, en esa etapa, y con esos caa~cteres, se plantea a la nueva generaci6n el m6s inquietante de los dilemas hist6ricos. Su formulaci6n es sencilla: Cuba no ha integrado a tiernpo la fuerza hist6rica ingente que se interponga en el proceso negativo de descomposici6n que culmina en nuestra iiltima crisis; tampoco le ha formado, por la omisi6n program6tica de la Revoluci6n, el pensamiento politico que ha de servirle de norma.
La grave consecuencia de todo ello es un estado de oscilaci6n vital, en que la vida hist6rica, sin fuerzas para el nuevo rumbo y sin los jalones de ideas que se lo descubran, gira sobre si misrna esterilmente, en un punto muerto de su evoluci6n.
La nueva generaci6n advierte preocupada el fracaso de la arquitectura hist6rica que se aplic6 a edificar su marco politico, ese marco que desde su instauraci6n qued6 sin posibilidades funcionales y en torn al cual se adhiri6 y se sostuvo la funesta minoria oligarquica, que con los m6s diversos matices partidistas y que con aparentes sustituciones de hombres, ha precipitado la segunda Repfiblica en su fracaso institucional.
La inusitada gravedad de la crisis cubana est6 precisamente en el desconocimiento de este dilema, en su ignorancia. Los partidos nuevos, los intelectuales nuevos, han formulado, en verdad, exigencias estructurales; pero su plantearniento ha sido limitado y parcial, y deja en pie nuestro impasse hist6rico.
La voluntad constructiva se encuentra desgarrado el plano arquitect6nico tradicional; ve cu&n impossible, cu6n absurd resulta retocarle simplemente: es aportar una soluci6n diminuta ante los problemas grades.
Su primer paso hacia la afirmaci6n cubana, hacia el 6xito vital, estc dado. No ha resuelto, pero se ha planteado ya, la' grave cuesti6n. Contempla con toda precisi6n que si un nuevo edificlo politico se levanta arbitrariamente, con un armaz6n inadecuado a las exigencias hist6ricas cubanas, y se cierne coactivamente sobre las inconformidades hondas, pero minoritarias, de los cubanos mejores, habr6 sido vano el rudo esfuerzo de las filtimas luchas politicas.
JQu6 directrices filos6ficas deben postularse para la tarea arquitect6nica? jPodr& el estadista, modelador supremo de formas politicas sobre ]a sustancia vital de la Historia, formular o descubrir las normas de su arte trascendente? ,Es intuici6n o sistema?

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La discusi6n filos6fica de este problema nos llevaria lejos. No es propiamente el objeto de nuestro ensayo. Sea suficiente constatcu los casinos reales de su pensamiento; las normas fundamentales, las categorias racionales a que debe somet~rsele.
La directriz primordial ha le consistir en una servidumbre a la Historia. El pensamiento politico no puede construirse puramente, plasmado s6lo con sustancias intelectuales. Su objetivo no es la verdad, sino la eficacia funcional.
Si se construye desde el punto de vista de la raz6n ser6 noblemente ut6pico, y su proyecci6n real, en vez de superarlo, lo quiebra inevitablemente. Si, por el contrario, una realidad pret6rita le sirve de matrix impropia, quedaria interpuesto en el ascenso de lo hist6rico, y caeria, herido de inconformidades.
S61o puede cimentarse en la realidad presente y virtual. Es ]a expresi6n conceptual de las exigencias reales, y su alta misi6n es nimplemente modeladora, pl6stica. Es un pensamiento pr6ctico: su objetivo es la normaci6n hist6rica, y su 6xito la afirmacion funcional do un ordenamiento.







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Por acuerdo expreso del ConseJo de Publicaci6n aparecerd
en esta "Revista de Derecho y Ciencias Sociales" una Secci6n dedicada a noticias universitarias, especialmente a resehar todos aquellos actos culturales que tengan lugar en las distintas Facultades. En este sentido hacemos una cordial invitaci6n a a nuestros compaieros estudiantes para que nos envien aquelas noticias y reseiias que estimen de interns universitario.

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LA VENTA DE LA ZAFRA Y EL TRATADO
SUPLEMENTARIO CON EE. UU.

CONFERENCIA

PRONUNCIADA POR EL DR. JOSt M. P.BEZ CUBILLA'. EN EL ANFITEATRO DE
PEDAGOGfA DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA, EL DfA QUINCE
DE ENERO DE MIL NOVECIENTOS CUARENTA Y DOS
LA POLITICA ECON6MICA DE CUBA FRENTE A LA GUERRA ACTUAL

Sefiores:
La Federaci6n de Estudiantes de la Universidad de la Habana ha tenido la feliz idea de iniciar un curso de conferencias dedicadas a estudiar los problemas relacionados con la intervenci6n de Cuba en la espantosa lucha que conmueve actualmente al mundo, comenzando por examinar en primer lugar los aspectos econ6mico y financiero de nuestra politica b6lica, para considerar despu6s las otras facetas de nuestra actividad corno naci6n en guerra, demostrando asi que nuestra querida Alma Mhter est& siempre atenta a todas las dificultades porque atraviesa la Rep~iblica y dispuesta a todos los sacrificios, inclusive el de la vida, para defender y consolidar esta tierra fecundada con la sangre de nuestros libertadores y regada con las 16grimas de nuestras mujeres.
El iinico error cometido por la Federaci6n de Estudiantes de nuestra Universidad Nacional consiste en habernos elegido para iniciar este curso de conferencias con este modesto trabajo titulado "La politica econ6mica de Cuba frente a la guerra actual". Solamente la sincera simpatia y el acendrado amor que hemos sentido siempre hacia la juventud universitaria explica tan sefialada distinci6n. Procuraremos corresponder a ella en la medida de nuestras fuerzas y con el prop6sito de decir, como en los famosos juramentos de los tribunales ingleses, la verdad, s6lo la verdad y toda la verdad, dentro del estrecho marco de nuestras aptitudes y teniendo en cuenta la relatividad de los conocimientos econ6micos actuales, m~s acentuada a~in por la enorme alteraci6n producida pox la guerra, y la imposibilidad de abarcar, en el breve espacio de tiempo de que disponemos, todos los aspectos del problema.
Trataremos, adem6s, de enfocar el estudio de nuestro tema con una proyecci6n de car6icter nacional, es decir, adoptando el punto de vista m6s conveniente al pueblo cubano en general, cual corresponde hacerlo. a una Instituci6n como la Universidad que significa, no solamente la expresi6n m6s alta de nuestra cultura, sino tambi6n el

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are6pago insigne, de donde no deben salir frases airadas ni pensamientos que pongan en duda siquiera la capacidad de nuestro pueblo para regir sus propios destinos, ni la de esa juventud inteligente y valerosa, dispuesta siempre a deonder una Patria regida por la libertad, la democracia y el derecho.
Hechas estas aclaraciones trataremos de analizar en la tarde de hoy los dos problemas m6s importantes de la hora present, o sea, la venta total de nuestra zafra azucarera y el Tratado Suplementario do Comorcio que acabamos de celebrar con los Estados Unidos el dia 23 de diciembre pasado, plenamente compenetrados de que ambas medidas tienen una relaci6n estrechisima, y sin perjuicio de que en otra oportunidad abordemos el problema, no menos interesante, del estudio de la nueva legislaci6n tributaria que acaba de ser puesta en vigor.
Por dltimo, pedimos perd6n al distinguido pilblico que nos escucha por no darle a esta conferencia un tono excesivamente t6cnico, como parece exigirlo la materia estudiada. Quiz~s se nos tache de ser sumamente sencillos en la exposici6n; pero no podemos olvidar que nuestro p~iblico principal est6 compuesto por estudiantes de la Universidad y que el objeto primordial de este ciclo es extender la ltura del Alma M~ter a todo el pueblo cubano para que conozca los aspectos vitals de su vida econ6mica en el momento actual.

EL TRATADO ,SUPLEMENTARIO DE COMERCIO CON LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMERICA

El dia 23 de diciembre de 1941 se firm el Convenio Comercial que desde el 26 de julio del mismo anio se venia negociando entree nuestro Gobierno y el de los Estados Unidos de Am6rica para modificar el Tratado de Reciprocidad subscripto el 24 de agosto de 1934 y enmendado por un pacto posterior de 18 de diciembre de 1939.
El Gobierno de los Estados Unidos someti6 a informaci6n p-dblica el Proyecto de este Tratado Suplementario durante los dias 8 al 10 de septiembre del pasado afio 1941. Nuestro Gobierno no crey6 necesario ese trcimite preliminar.
Habiendo entrado en vigor el dia 5 del presente mes resulta quiz5s un poco festinado formular un juicio sobre ese Tratado. No obstante, vamos a analizar sus rasgos caracteristicos.
Lo m6s saliente del Tratado es haber estabilizado, hasta donde ha sido posible, los derechos de aduana al azicar cubano en los Estados Unidos, reduci~ndose de $0.90 a $0.75 las cien libras, sin que esa tarifa dependa de la vigencia de restricciones o limitaciones Cuantitativas sobre las importaciones de nuestro aziicar en dicho pais. Esta medida constituia una verdadera aspiraci6n de las clases econ6micas de Cuba, casi desde el mismo instante en que se firm6 el Tratado de Reciprocidad Comercial de 1934, en el cual se hacia depender la tarifa especial de $0.90 por cada cien libras de az-dcar de la vigencia de la Ley de Cuotas Azucareras, conocida por Lev de Cotigan.Jones, sustituida despu6s por la de 19 de septiembre de 1937.

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El peligro para Cuba consistia en que si se derogaba, suspendia o extingufa dicha Ley de Cuotas, se ponia en vigor para nuestros azicares los derechos normales, con la bonificaci6n para Cuba, o sea, neto $1.50, en vez de la susodicha tarifa especial de $0.90 las cien libras.
Es cierto que en el convenio de 18 de diciembre de 1939 se di6 un paso de avance al hacer depender la tarifa especial concedida a Cuba de $0.90 las cien libras de la vigencia de limitaciones a nuestro azi~car a su importaci6n en Norteam6rica en un sentido general y no solamente de la vigencia de la Ley Costigan-Jones; pero no era la ambici6n de nuestras clases econ6micas. En cambio, el Tratado Suplementario que acaba de celebrarse si colina esa ambici6n, por cuanto elimina la posibilidad de la derogaci6n o suspension de la Ley de Cuotas, como pas6 en septiembre de 1939 cuando el President Roosevelt suspendi6 el sistema de cuotas de abastecimiento de aziicar a aquel mercado.
Pecariamos de injustos si no sealisemos que el hecho de haberse admitido el principio de tarifas de aduana reducidas y estabilizadas para nuestro azficar en los Estados Unidos de America, sin estar sometidas a la vigencia de limitaciones sobre las importaciones de ese producto en dicho pais, constituye un verdadero triunfo para la Cancilleria cubana y tiene una gran significaci6n para el futuro econ6mico de nuestra patria.
Ahora bien, no debemos hacernos demasiadas ilusiones y creer, como algunos piensan, que nuestro porvenir es de color de rosa como consecuencia de este Tratado Suplementario.
Ante todo, es muy possible que el Gobierno Americano haya accedido a la celebraci6n de este Tratado, en parte como compensaci6n por el sacrificio que representa para Cuba vender su az-dcar a un precio "tope" (como dicen nuestros vecinos del Norte) de 2.65 centavos la libra, libre a bordo, en la pr6xima zafra de 1942; en parte, tambi6n, porque dadas las circunstancias prevalecientes no funciona en la pr~ctica el sistema de cuotas, debido a la interrupci6n de los embarques de aziicar de las Filipinas y de Hawaii, lo cual hace menos vivo el temor de que nuestros azilcares invadan el territorio americano y establezcan una competencia ruinosa con el azilcar de producci6n dom6stica; y fiinalmente, porque habi6ndose fijado ese precio tope de 2.65 centavos la libra, libre a bordo, el pequefio diferencial de $0.90 a $0.75 las cien libras, consagrado en dicho Convenio, no influir para nada, mientras dure la guerra actual, en estimular una mayor exportaci6n de aziicar cubano a los Estados Unidos, ni tampoco en rendir una mayor utilidad a nuestros fabricantes, ya que los mercados Norteamericanos e Ingl6s necesitan todo el azcar que nuestra patria pueda producir para Ilenar el vacio de los abastos do Filipinas y Hawaii. En consecuencia, nuestros productores no se beneficiar6in por ahora en esos 15 puntos del diferencial; pero los consumidores norteamericanos si lo sercn ya que podran adquirir el aziicar refino para su consume a un precio inferior.

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Si las anteriores circunstancias cambiasen y se restableciera la paz lpodriamos asegurar que esa tarifa especial se mantendria para los azficares cubanos? Ya hemos vito que los beneficios derivados do su aplicaci6n son puramente nominales por el moment y que el valor de este Tratado Suplementario es mds bien potencial, en cuanto al aziicar se refiere, puesto que hay otros products, coro la came de res y de ternera, el tabaco y los frutos menores, etc., que reciben de inmediato un beneficio real, y ain asi cabe preguntar si esta ventaja continuar6 cuando la guerra actual cese y disminuyan, por consiguiente, las necesidades de abastecirniento del mercado norteamericano. Esa pregunta es muy dificil de contestar.
En realidad todas nuestras esperanzas estdn puestas en las notas agregadas al final de dicho Tratado Suplementario, cambiadas entre ambos Gobiernos, las cuales, segfin el filtimo pdrrafo de la nota del Embajador de los Estados Unidos a nuestro Ministro de Estado, se ha convenido que formen parte integrante del mismo.
En la nota dirigida por el Dr. Jos6 Manuel Cortina, como Ministro de Estado de nuestra Repfblica, al Sr. Embajador de los Estados Unidos el mismo dia de la firma del Tratado se expresa lo siguiente:

"Con vista de la vital importancia que las exportaciones do
azficar tienen para la economic de Cuba, y de la posici6n predominante de los Estados Unidos como mercado para el azicar de Cuba, mi Gobierno desea que se consider lo grave de la posibilidad de que se adopten en los Estados Unidos de Am6rica, en cualquier tiempo, medidas que pudieran afectar adversamente la situaci6n de Cuba como abastecedora de azicar al mercado de los Estados Unidos, en comparaci6n con las que se establecen en las estipulaciones de la Ley Azucarera de 1937, ya que mi Gobierno estima que tales medidas anularian los fines de este Convenio y de las relaciones comerciales existentes.
"Habria de apreciar recibir de Vuestra Excelencia las seguridades que sean apropiadas con respect a este asunto."

A esta nota contest el Sr. Embajador de los Estados Unidos en la misma fecha de la mantra siguiente:

Tengo el honor de manifestar que he recibido instrucciones
de mi Gobierno, de asegurar a Vuestra Excelencia que el interns de vuestro Gobierno de mantener la posici6n de la Repfiblica de Cuba como abastecedora de azficar para los Estados Unidos do America, por lo menos en la misma proporci6n que se expresa en la Ley Azucarera de 1937, por considerarla de vital importancia para el mantenimiento de las relaciones econ6micas existentes entree ambos passes, es debidamente apreciado, y que, en consecuencia, mi Gobierno hard todos los esfuerzos aptos y
posibles para proteger en todo tiempo dicha situaci6n."

Y en el siguiente pdrrafo se agrega:

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"Queda entendido que este intercambio de notas constituye
parte integrante del convenio comercial suplementario firmado
hoy."

Si se tiene en cuenta la forma democrdtica de gobierno de los Estados Unidos de Amnrica la promesa contenida en esta iltima nota s6lo puede traducirse, pr6cticamente, en el compromiso adquirido por el actual Presidente Mr. Franklyn D. Roosevelt de imponer su veto a cualquier medida legislativa contraria a lo pactado en este Convenio Suplementario; pero no nos garantiza contra los actos futuros del Congreso Norteamericano cuando ya no esti en el Poder nuestro qran amigo y las circunstancias actuales varien.
Desgraciadamente, la historia de nuestras relaciones con los Estados Unidos de Amdrica en materia azucarera nos demuestra que los cambios de parecer de esa gran naci6n hacia Cuba respecto de nuestra importancia como naci6n proveedora de ese dulce han sido bastante frecuentes y, en los Altimos aflos, desfavorablemente para nuestro pals. Basta recordar que el premio recibido por nuestra patria al sacrificio que hicimos en las zafras de 1918 y 1919 vendidndole nuestro azdicar a los Estados Unidos al precio fijo de 4.60 y 5.50 centavos la libra, libre a bordo, fu6 que en 1921 se implant6 una tarifa de emergencia que aument6 los derechos de importaci6n a los azicares cubanos, cuando los precios eran catastr6ficamente bajos. a 1.60 centavos las cien libras; y esos derechos al afio siguiente alcalizaron a 1.7648 las cien libras, hasta que la Tarifa Hawley-Smoot, de 1930, los aument6 a 2 centavos por libra. El efecto indirecto de estas medidas fu6, como lo ha reconocido la Foreign Policy Association en su famoso informe titulado "Problemas de la Nueva Cuba" (p6g. 270) "el de estimular la producci6n dom6stica de aziicar dentro de las murallas aduaneras y reducir, de esta manera, la extension del mercado cubano", sin desconocer otros factores que actuaron en el misnio sentido. Y desde el punto de vista de nuestra political interior coda uno de esos aumentos de tarifa impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos, precisamente en los momentos en que existia una gran depresi6n en los precios del azfIcar nos provoc6 trastornos de todo orden, tanto econ6micos como sociales, politicos y financieros.
Por esa raz6n hist6rica no nos sentimos muy seguros con el simple hecho de haberse incorporado esas notas diplomdticas al Convenio Suplementario que venimos comentando, porque su validez intrinseca depende de la actitud que adopten hacia Cuba los futuros Gobiernos Norteamericanos y de su mayor o menor memoria para recorder el sacrificio que representa para nosotros los cubanos vender nuestra pr6xima zafra al precio tope de 2.65 centavos la libra, lil-re a bordo.
Esto no quiere decir que desconozcamos el gran esfuerzo echo por los comisionados que nos representaron en este asunto para lograr el m6ximo beneficio para Cuba, ni tampoco el gran paso de avance que representa el hecho de haberse reconocido piblicamente por el Embajador de los Estados Unidos la importancia de nuestro

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pais como proveedor natural de azicar de esa gran naci6n. Quizds esto reconocimiento express valga m6zs que el resto de las ventajas obtenidas por medio de ese Conveni'.
Alguien ha dicho que si bien resulta indudable que el Convenio Suplementario antes citado constituye, por las razones expresadas, un paso de avance considerable hacia la estabilidad de nuestras relaciones econ6micas con los Estados Unidos, sobre todo en materia azucarera, ha sido omiso al no incluir ninguna cl6usula que garanrice a Cuba, durante la presente emergencia guerrera, contra la posibilidad de un aumento exagerado en los precios de los articulos de importaci6n indispensables para hacer la propia zafra azucarera y proveer a las demds necesidades de la producci6n y el consumo en nuestro pais. En otras palabras se tome, y a nuestro juicio con cierta raz6n, que el beneficio a obtener con la venta de toda nuestra zafra azucarera al precio tope de 2.65 centavos la libra, libre a bordo, quede compensado con los sobreprecios quo se ver6n obligados a abonar nuestros hacendados por todas las materias primas y demos articulos necesarios para la fabricaci6n del azfzcar, tendencia alcista que cada dia se esta manifestando con mayor vigor, hasta el extremo que el propio Gobierno de los Estados Unidos estd considerando ra conveniencia de aprobar una ley de control de precios que autorice a los organismos competentes para regular esa subida exagerada de los precios y evitar la inflaci6n.
La observaci6n es fundada; pero no podemos olvidar que el Gobierno de Cuba no puede intervenir l6qicamente en las decisions del Congreso Norteamericano ni impedir los efectos l6gicos de la Ley econ6mica de la oferta y la demanda. Sin embargo, se nos ocurre preguntar Ino podria lograr nuestro Gobierno, mediante el intercambio correspondiente de notas, como ya se ha hecho en el Convenio Suplementario comentado, que el de los Estados Unidos ofrezca conceder a Cuba los beneficios de cualquier ley o medida gubernativa que fije limites a los precios internos de los articulos en aquel pais, a fin de evitar que los precios de exportaci6n para nuestra RepaLblica Sean superiores a los precios del mercado interior americano?
Y si esto no fuera posible Zno podria gestionarse por nuestro Gobierno que el precio tope de 2.65 centavos la libra fijado a nuestro azicar fuera aumentado en la misma proporci6n que el indice do precios para la exportaci6n de los articulos que necesitamos para ]a Producci6n de nuestra zafra y de nuestras necesidades en general?
Estas son las observaciones y al mismo tiempo los anhelos que nos sugiere el examen desapasionado y sincero del Convenio Comercial Suplementario que nuestro Gobierno acaba de celebrar el 23 de diciembre pasado con el de los Estados Unidos de Am6rica.

LA VENTA DE LA ZAFRA CUBANA
El "Diario de la Marina" de esta Capital, en su edici6n del dia uove del actual, public6 una nota que segi'n ese peri6dico le fu6 .tregada a los "reporters" de Palacio por el Ingeniero Amadeo L6Pi Castro, Presidente de la Comisi6n de Fomento Nacional y

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Secretario, con licencia, del Consejo de Ministros, en la cual se decia lo siguiente:
"Se ha concluido el convenio de venta de la pr6xima zafra
de azilcar a los Estados Unidos que fu6 previamente preparado por las gestiones do la comisi6n cubana, designada a ese efecto.
Este convenio es satisfactorio para ambos passes, ya que significa para nuestra producci6n fundamental un precio para la posible vida de nuestro pueblo, y al propio tiempo, asegura al pueblo amigo su adecuado abastecimiento de azicar, respondiendo al proposito reciproco de cooperaci6n y ayuda que caracteriza en estos moments ma's que nunca, las rel-aciones cubano americanas".
Termina esta nota sefialando la cooperaci6n brindada a las labores de esta Comisi6n por distintos miembros del Gobierno y por las Asociaciones de Hacendados y Colonos de Cuba, respectivamente, a trav6s de los representantes que dichas Asociaciones enviaron para colaborar con la representaci6n gubernamental en el conveio logrado, asegur6ndose que ser6 firmado en breve.
Esta conferencia se apartaria de la actualidad si no analizcsemos brevemente la referida operaci6n econ6mica para determinar si puede considerarse en verdad favorable a los intereses, no de los hacendados y colonos cubanos, sino de Cuba en general.
Sobre este particular se han expresado las m6s opuestas opiniones. Asi, por ejemplo, el Dr. Viriato Guti6rrez Vallad6n, ex Presidento del "Instituto Cubano de Estabilizaci6n del Azidcar", y hacendado que represent cuantiosos interests azucareros public un articulo en el "Diario de la Marina", edici6n del dia 25 de diciembre pasado, donde afirm6 lo siguiente:
"El sacrificio que se impone a Cuba cuando se le pide que
acepte el precio de 2.50 centavos, libre a bordo, por cada libra de azdicar centrifuga de la zafra de 1942, es real y positivamente
enorme.
"En concreto, se le esta incitando a que contribuya con mis
do doscientos millones de d6lares a la economfa del pueblo
americano y del ingl6s."

Despu6s de extenders en conslderaciones sobre los factores determinantes de los precios que existen actualmente, el Dr. Guti6rrez estima que dadas las circunstancias del memento la libra de azuicar centrifuga de Cuba, libre a bordo, debe valer mucho m6s de cinco centavos y sin dejarse entusiasmar por las ensefianzas de la historia azucarera do los Ailtimos diez afios, el propio doctor acepta corao base para sus c6lculos un precio --que estima modesto- do 5.50 centavos la libra, llegando a las conclusiones siguientes:
Considera el Dr. Viriato Guti6rrez quo el total de la zafra de 1942 puede estimarse en unas 3.800,000 toneladas, o sea, en 26.600,000 sacos de 325 libras, que calculados a raz6n de 2.50 centavos la libra

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representan $8.125. el saco, por lo cual 26.600,000 sacos valdran $216.125,000.
En cambio, el saco de 325 libras a 5.50 centavos valdria $17.875, por lo cual los 26.600,000 sacos importarian $475.475,000; luego si en vez de vender nuestra zafra en esta ifltima suma la vendi~semos en $216.125,000 es obvio que estaremos sacrific6ndonos en $259,350.000.
Lo peor de esta argumentaci6n es que el Dr. Viriato Guti6rrez considera que "con la subida actual de los costs -por el aumento ya establecido de la mano de obra y por el alza casi astron6mica de los materiales indispensables para la producci6n- no ser6 posible roducir azcar en Cuba en el afio 1943 a 2.50 centavos la libra." otras palabras, y partiendo siempre del supuesto precio de 2.50 centavos, libre a bordo, la libra de azicar resultaria, segin el Dr. Viriato Guti6rrez, que en el afio 1943 se igualarian el cost y el precio, con lo cual nuestra utilidad se reduciria a cero.
Recuerda el Dr. Guti6rrez en su articulo que la guerra pasada nos ensefi6 que nuestras ventas de las zafras de los afios 1918 y 1919 a precios bajos s6lo sirvieron para que el Fisco americano ganase, a nuestras expenses, unos $30.000.000 y para que Cuba, a Jos pocos afios, confrontase la mayor de sus crisis econ6micas y arrastrase las mayors privaciones y miserias por las enormes tarifas que se implantaron en los Estados Unidos y por el brusco incremento quo, a su amparo, experiment6 la producci6n de las posesiones insulares y territoriales americanas.
En conclusi6n, estima el Dr. Guti~rrez en su trabajo citado, que ea experiencia debia servir para que, sin regatear nuestros sacrificios, pidi~semos quo tanto Inglaterra como los Estados Unidos nos garantizasen por un largo plazo, 10 o 15 afios:
Primero: Una tarifa preferencial minima; y
Segundo: Una participaci6n en los abastos de esos dos grandes paises, igual a la que hemos disfrutado en los filtimos afios.
Finalmente, aspira el Dr. Gutierrez a que esas dos grandes naciones amigas reconozcan, de una vez y para siempre, que Cuba es y debe seguir siendo definitivamente, su fuente principal de abasto de azicar.
Por otra parte, cuando todavia no habia cristalizado el proyecto do venta de toda la zafra cubana a los Estados Unidos el "Diario de L Marina" public6 unos comentarios atribuidos a los sefores Luis Mendoza y Compaifa, prestigiosa firma de esta plaza, experta en nogocios azucareros, donde despu~s de recordar lo ocurrido en la guerra mundial pasada con nuestras zafras de 1918 y 1919 se mantiene el criteria do que Cuba no debe vendor su azfIcar sino a medida que necesitemos comprar otros products, de modo que nuestros egresos marchen al paso de nuestros ingresos, inica political econ6raica sancionada por la cordura", segun frases textuales de tan distinguidos seflores, quienes piensan, adem6s, que no habria inconvefliente en vendor nuestra zafra en bloque, a un precio fijado de antemamo, si todas las 6reas abastecedoras del mercado americano estu-

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viesen dispuestas a cooperar con los Estados Unidos por comprender que al quedar limitado para todos los abastecedores el precio del azuicar, quedarfan tambi6n limitados los de los dem&s articulos, lo que probablemente no sucederfa si fuese Cuba la imica en vender toda su zafra a un precio determinado.
La propia firma comercial referida entiende que el peligro para Cuba es todavia mayor en cuanto a la fabricaci6n de las mieles que respecto al azticar, pox estar mejor preparada que otras 6reas para el almacenaje de mieles en espera de buques-tanques, estimando que si pot esta circunstancia nos vi~semos obligados a elaborar en forma de azicar una proporci6n menor de nuestras cafias, a fin de dejar m6s para las mieles, deberia compens6rsenos adecuadamente, o por lo menos dejarnos en libertad de producirlas o no, cuya compensaci6n pudiera consistir en la obligaci6n de fabricar mieles ricas, pero establecer para ellas el mismo precio-techo que para el azizcar, menos las economias inherentes a su elaboraci6n, el cost de los envases no utilizados en ellas, los tips m6s bajos de flete y los gastos de manipulaci6n, con lo cual, por lo menos, no habria perjuicio en fabricarlas.
Partiendo de un punto de vista opuesto hemos oido la opini6n de algunos hombres de negocios en el sentido de que el precio-tope de 2.65 centavos la libra de az-dcar, libre a bordo, es un buen precio en las circunstancias actuales, con entera independencia de las razones politicas y sentimentales que nos irnpelen a sacrificar un poco nuestros intereses econ6micos como medio de cooperar con los Estados Unidos e Inglaterra en la presented emergencia belica; agregando que si ese precio fuera mayor servirfa de estimulo a los azucareros norteamericanos para aurnentar su producci6n, con el peligro consiguiente para Cuba una vez que esta guerra termine.
Vamos a analizar brevemente estas diversas opiniones, emitiendo la nuestra muy modesta.
En primer lugar, no creemos como el distinguido Letrado y hacendado Dr. Viriato Guti6rrez que sea prudente, ni tal vez posible para Cuba vender nuestra zafra azucarera pr6xima a un precio tope sernejante al alcanzado en las zafras de 1918 y 1919. Se oponen a ello ciertas consideraciones econ6micas y politicas; econ6micas, porque nada lograriamos con entablar una competencia de precios con los Estados Unidos que pudieran hacernos pagar muy cara nuestra altaneria, ya neg6ndonos ciertas materias primes que necesitamos para la producci6n azucarera, ya ofrecifndonos a un precio excesivo esas materias primes y los dem6s productos elaborados que de ellos importamos, no solo para esa industria sino para las dem6s existentes en nuestro territorio, y serfa absurdo sacrificar el porvenir de una naci6n al bienestar hipot6tico de una sola clase, por respetable que sea; politicas, porque si hemos prometido nuestra adhesi6n a la causa de la democracia, y hasta hemos declarado la guerra al Jap6n, Alemania e Italia no se compadeceria esa actitud con la pretension de explotar econ6micamente a las mismas naciones de las que somos aliados. Al llegar a este punto debemos aclarar que estamos enteramente de acuerdo con nuestro compafiero el Profesor Fleites en cuanto

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a la naturaleza de nuestra ayuda a las naciones democr6ticas. Cuba no debe sofiar con enviar a los campos de batalla un ej6rcito que seria notoriamente insuficiente, dadas la escasa poblaci6n y la situaci6n geogr6fica de esta Repitblica. Los soldados, marinos y aviadores cubanos deben limitarse, a nuestro modesto juicio, a defender nuestras costas contra posibles ataques del enemigo y, el resto de la poblaci6n cubana, a la tarea ingente de aumentar la producci6n. nacional hasta el limite preciso pra suministrar a nuestros aliados todos los productos del suelo, del subsuelo y de la industria nacional, indispensables para obtener la victoria, siempre dentro de nuestra copacidad fisica y moral.
Tal vez hubiramos podido obtener un precio algo m6s alto para nuestro dulce, pero precisamente la diferencia entre el precio aceptado y ese superior valor constituye el sacrificio que por segunda vez en veinticuatro aflos realizar6 Cuba, como demostraci6n prdctica de su amor por la democracia y la libertad.
Por el contrario, no creemos tampoco que si el precio-tope de 2.65 centavos la libra libre a bordo hubiera sido mayor, serviria de estimuIo a los productores norteamericanos de aziicar para aumentar la producci6n dom~stica, poniendo en peligro nuestro futuro econ6mico. Be oponen a esa probabilidad diversas razones: Primera: la necesidad imperiosa de hombres para el ej~rcito, la marina y la aviaci6n nortoaxnericanos, con la substracci6n consiguiente de mano de obra para la industria azucarera y dens industrias nacionales de los Estados Unidos de Am6rica; Segunda: Seria absurdo suponer que @$a naci6n sustraiga hombres de las industrias de defensa, tan neceltadas en la actualidad de mano de obra para aumentar la producci6a de articulos que pueden adquirirse a m6s bajo precio en el axtranjero. Tercera: Ms ventajoso seria para los Estados Unidos aumentar su producci6n de azticar de remolacha y mucho m6s afin dedicarse a otras actividades agricolas como, por eiemplo, la cria de geado en general y especialmente la de ganado porcino, para Ptoducir mayores cantidades de grasa animal. Cuarta: Deciaidos co estcn en la Uni6n Norteamericana a dedicar las dos terceras PIutes de sus actividades industrials a la fabricaci6n de articulos de gorra y solamente el resto a los de consumo civil, serfa il6gico supoWr que fueran a extraerse obreros de las primeras para dedicarlas G Qumentar la producci6n de una industria como la azucarera, muy Rftesaria a los fines de la guerra, es cierto, pero que esta ya plenaSMnte desarrollada, y en su mayor parte con capital americano, en U4 Dais como Cuba tan cercano a esa naci6n; y Quinta: El aumento d Ia producci6n azucarera dom6stica en los Estados Unidos signifiCa la construcci6n de nuevos Centrales con todas las maquinarias lWispensables y no parece l6gico dedicar a este menester el acero Y debris metals necesarios para la fabricaci6n de armamentos.
Por consiguiente, no creemos que una subida en el precio de fUltro azimcar por encima del tipo de 2.65 centavos la libra, seria Mltivo sufficient, en las actuales circunstancias, para dar lugar a ftC. ento de la producci6n azucarera dom6stica en los Estados

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Ademds, es preciso no olvidar que las negociaciones celebradas contemplan la seguridad do vender toda nuestra zafra al precio tope mencionado de 2.65 la libra, incluyendo la cuota que habitualmente vendiamos a Europa, o sea, el 35% aproximadamente de la producci6n azucarera cubana anual. Esto solamente significa la realizaci6n de un magnifico negocio, si se tiene en cuenta que antes de la ccdda de Francia en poder de los alempnes est6bamos vendiendo nuestros azdcaxes a Europa y principalmente a Inglaterra, al precio de 1 centavo la libra aproximadamente, es decir, por debajo del cost de producci6n, y despu6s de ese acontecimiento international dicho precio cay6 a 75 cent6simas de centavo pot libra, sin que a pesar de este bajisimo precio hubiera mercado comprador, llegandose al extremo de determinarse el valor de nuestros azicares por el precio a que se podrian vender las mieles producidas con los mismos, ya en su forna de miles ricas o de mieles invertidas.
Claro est6 que nuestras consideraciones anteriores tienen por base los actuales costs de producci6n de nuestros azicares y miles, que calculamos conservadoramente para esta zafra en un promedio de 2 centavos por libra de aziicar, aunque es muy dificil lIlegar a precisar una cifra exacta en esta material, dadas las diversas condiciones bajo las cuales trabajan nuestros ingenios en las distintas regions de esta Isla y afin dentro de la misma zona los Centrales enclavados en ellas. Desde luego que en ese promedio de cost estdn incluidos los impuestos establecidos hasta ahora sobre el azicar. En cuanto al cost de producci6n de la miel result un poco inferior por las mismas razones apuntadas por los sefiores Luis Mendoza y Compafifa en sus declaraciones antes mencionadas. Si esos costs se mantuvieran, la utilidad obtenida por nuestros hacendados vendra a representar un 25% bruto, de cuya cifra habria que deducir, do acuerdo con las buenas practices de la Contabilidad moderna, y atendiendo a los consejos de la experiencia, cierta cantidad para depreciaci6n y para fondo de reserve futuro, pues la guerra actual ha de tener un t6rmino no6s o menos pr6ximo y no debemos ser tan imprevisores que repitamos nuestras hezafias del periodo llamado vulgarmente "de las vacas gordas".
Pero si ocurren acontecimientos ya previstos como, por ejemplo, la subida de los jornales a los obreros de la industria azucarera que estdn pidiendo un aumento muy considerable; o la subida excesiva del valor de los articulos de importaci6n necesarios para la propia zafra y para las demds actividades econ6micas productivas o de consuno del pais, es f6cil predecir que el precio tope de los 2.65 centavos la libra de azilcar, libre a bordo tendr6 quo ser aumentado o nos set& imposible subvenlr a nuestras mros perentorias necesida" des. De ahi ]a imprescindible urgencia de entablar negociaciones para evitar que nuestro pueblo pierda totalrnente el fruto de su trabajo o, por lo menos, que se reduzca de tal modo el margen do utilidad que el desaliento se produzca en nuestras clases productoras coil grave perjuicio para la econonmia national. Mds adelante, al estu" diar el Tratado Suplementario que acaba de celebrarse el 23 de diciembre pasado, sugerimos la posible actuaci6n de nuestro Gobier-

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no sabre este particular. Referimos a esa part de nuestro trabajo la consideraci6n del segundo punt a que se refiri6 el Dr. Viriato Gutierrez en sus declaraciones, anteriormente mencionadas.
Respecto do las opiniones vertidas por los sefiores Luis Mendoza y Compafiia, nuestro moderno criteria es que dadas las circunstancias sera impracticable la venta de nuestro azdcar por lotes parciales, cuando lo l6gico es que los Estados Unidos deseen asegurar la adquisici6n de toda la cantidad que necesitan para su consume; y en cuanto a la igualdad de precio centre el azicar y la miel ha sido pr6cticamente lograda, puesto que se fija un precio do 2.65 centavos para .l azicar y 2.50 centavos para la miel, cuando es lo cierto que la diferencia en el cost de producci6n de ambos articulos se calcula en m6s de 15 puntos.
En sintesis, entendemos que la venta de la zafra al precio convenido no debe considerarse solamente desde un punto de vista exclusivamente econ6mico, sino principalmente politico, es decir, como una contribuci6n de Cuba a la causa de la democracia; y que es precise toner tambi~n en cuenta las ventajas que para nosotros se derivan de la celebraci6n del Tratado Suplementario de 23 de diciembre de 1941, cuyas ventajas no recaen s6lo sobre la industria azucarera sino ttmbi~n sabre la industria ganadera, la tabacalera y la de exportaci6n de frutos menores, principalmente, sin contar con otros beneficios acordados para diversas ramas secundarias de la industria nacional.


Hemos tratado de exponer, todo lo mes sint6ticamente possible, los appectos m6s relevantes de los dos problems econ6micos de mayor actualidad e importancia para Cuba en estos momentos; es muy probable que nuestras opiniones contengan algin error; pero uhrvanos de excusa la premura conque esta conferencia ha tenido quo ser preparada y la buena fe que nos ha inspirado en esta expouici6n. Quiz6s el m6rito nico de este trabajo reside en que no esta inf1uenciada nuestra opinion por ningfin interns egoista y s6lo hemos tenido en cuenta los altos y supremos ideales de la consolidaci6n d. nuestra independence econ6mica, como base indispensable de la lndependencia political que nos legaron nuestros mayores.
Gracias por vuestra ben~vola atenci6n.

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TENDENCIES POLITICAS CONTEMPORANEAS

Emilior.-. Camus

El fascismo a pesar de toda su pompa y oropel no puede encuadrarse propiamente entre las aut6nticas ideologias, por no encarnar valores positives y permanentes, que se ofrecen a nuestra sensibilidad con tanta evidencia coma las verdades matem&ticas al entendimiento. Podr6 haber sido conveniente a Italia, par razones circunstanciales y transitorias, pero esto no puede conducirnos a su afirmaci6n come valor universal.
Nada legitima y justifica al fascismo; y menos, puede considerarse, segn afirman sus defensores, coma una doctrina superadora del socialismo y la democracia. Es m6s bien una tendencia que puede calificarse de instintiva, porque supo orientarse en moments de crisis, sin programa definido, hasta lograr una cumplida vigencia.
Cuando surgi6 este movimiento en Italia estaba dirigido exclusivamente hacia la conquista del poder. "Nuestro program, decia Mussolini, es muy sencillo, queremos gobernar a Italia." El fascismo es simplemente un hecho consumado, a pesar de los esfuerzos que hacen sus mhximos inspiradores para convertirlo en un movimiento espiritual y politico de base s6lida y de amplias races sociales.
Mussolini influido par las ideas de Sorel, apologista de la violencia, y de Pareto, ha conducido su political con criteria oportunista, per etapas contradictorias, hasta convertirla en el central de un movimiento reaccionario anti-democr6tico, que ha puesto en peligro la paz del mundo, pues estamos a las puertas de un magno conflict b6lico. Convencido de su pape providencial pretend de nuevo dictar eyes al mundo desde Roma.
La identificaci6n de la naci6n y del partido iirico, con el Estado que es Mussolini, la sustituci6n de los postulados de la revoluci6n francesa, par otros, coma la autoridad, disciplina y jerarqula, el cor porativismo, el nacionalismo, el militarismo y el agrarismo, que son los ejes airededor del cual gira el fascismo, no son concepts nuevol en la historia, y sabre todo, no es possible construir con ellos una doc trina independiente de la trascendencia que le atribuyen sus ma's destacados adeptos.
Aliado estrechamente a Mussolini est& Hitler, que es otra de lag figures sobresalientes en estos instantes cargados de dramatismo. El movimiento nacional-socialista surgi6 tambi6n en 4poca de crisis profunda en Alemania. Aspira a una nueva concepci6n del munda, y a despertar el espiritu abatido del germane despu~s de los despo" jos consagrados en el tratado de Versalles. Las cl6usulas de ests hist6rico pact pesan coma una catapulta sabre el pueblo alem6

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quo fu condenado a una servidumbre de casi un siglo. Hitler fu6 el hombre representative de las aspiraciones de este pueblo en momentos de desesperaci6n, y pudo imponerse a titulo de salvador de Alemania. Mussolini y Hitler al frente de dictaduras de mano de hierro Integran un frente anti-comunista, pretendiendo con esta actitud salvar a Europa y a la cultura occidental.
El comunismo merece un juicio diverso segfin se le considered em su etapa transitoria dictatorial, como medio de transformar la sociedad capitalista en sociedad comunista, al cesar la pugna de clases, o como instrumento para lograr la verdadera democracia, o sea como doctrina substancial e independiente de venerada tradici6n que tiende con la abolici6n do la propiedad privada, y el control de los medics do producci6n, a conseguir la felicidad humana y la concordia entre ko pueblos.
El primer aspecto no nos interesa por ser un medio y no un fin. El segundo es el que debe analizarse serenamente, con el fin de devolver a los hombres por un camino o par el otro el bienestar perdido, y la seguridad de haber encontrado la doctrina salvadora que no. permita comenzar una nueva vida, sin los arrastres del pasado. Reformadores y revolucionarios se han sucedido en el tiempo proponiendo diversas recetas para salvar a los hombres de los sufrimientos y calamidades que padecen bajo el r6gimen de tirania de Wo que pueden, porque lo poseen todo, sobre los desposeidos. Fu6 neCesario, sin embargo, que se produjera una magna revoluci6n industrial, para que el fen6meno social agudizado determinara la creaci6n do doctrinas socialistas orientadas certeramente con medios adecuadoe para conducir la lucha que ha de transformar la sociedad capitalista y el Estado de clases.
Al estudiar esta 6poca y su estructura econ6nica, no podemos Omitir una referencia a la concepci6n materialista de la historia de Marx y su escuela, que con certera previsi6n de esta etapa superior del capitalismo, hizo su diagn6stico. Marx se distingue de sus predeCSSores en que no se detuvo en organizar una sociedad ideal, sino ft poner en marcha a los hombres hacia una meta. Marx y Engels Utudiaron los fen6menos sociales en su desenvolvimiento historico, Untando los principios fundamentales que los rigen.
La vigorosa mentalidad del author de "Das Kapital", a la que di6 ft vida, no pudo substraerse a las corrientes filos6ficas imperantes, T por esto, notamos que sus doctrinas fundamentals mantienen Pretos de contacto con otros sistemas. Pero penetrando en su esencia, fm destacan sus diferencias radicales, tanto del materialismo corrien10, incluyendo al de Feuerbach, como del idealismo hegelicmo. Rcia Marx convergieron dos criterios que siempre han escindido el 60lbito de la especulaci6n filos6fica: el materialismo y el idealismo. EdUcado en el ambiente cl6sico del idealismo germano tom6 de 6ste 14 quo convenia para tener del mundo una concepci6n integral, din61i0, aunque no idealista. Preocupado Marx en encontrar un m6todo, Mu via, que alumbrara las grandes verdades, y que sirviera de base lda a sus conclusions, se volvi6 hacia el m6todo dialctico de

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Hegel, no interesaindole de este fil6sofo los resultados a que lleg6, dominado por su idea central de que la historia no es otra cosa que .1 desenvolvimiento de la idea de libertad.
Hegel concentr6 su profundo pensamiento en el sistema, no interes6ndole la trascendencia y la revoluci6n de su m~todo dial~ctico. Este fil6sofo, rnirando siempre hacia arriba y postulando que todo lo real es racional y todo que es jacional es real (Was verniinftig ist, das its wirklich; und was wirklich ist, das is verniinftig), lleg6 a la cfispide de su sistema con Ia idea absoluta, y lo cerr6 con ella. Las contradicciones son para Hegel tapas al trav6s de las cuales la dial~ctica del espiritu avanza hacia su meta. Este pensador fu6 field servidor de los gobiemos existentes, oponi~ndose a las innovaciones politicas. La ciencia political, afirma este mantenedor del principio monistico, de ]a identidad del pensamiento y de ]a existencia, de ]a raz6n y de la realidad, no debe ser otra cosa que el esfuerzo por comprender el Estado como una entidad real en si.
Marx por el contrario mirando hacia abajo, hacia la sima, aplicando concretamente al desenvolvimiento de la vida humana el m6todo dial6ctico, lleg6 a conclusiones distintas a las de su egregio maestro. Encurvando su pensamiento hacia las fuentes mismas de la vida y penetrando en el reino del humano anhelar, donde siempre se ha destacado una lucha de closes, lleg6 a la neqaci6n del Estado en el que una minoria poderosa se impone conduciendo a la masa sin apoyos firmes, y sin medics de decisi6n. Ha revelado verdades innegables, como la lucha de closes, factor determinante de la evoluci6n social, y la concentraci6n de capitales. El proletariado ha llegado a tener gracias a 61 conciencia de si mismo, aprendiendo a conocerse en su condicionalidad hist6rica.
La tesis marxista habia previsto la periodicidad de las crisis econ6micas. Estas crisis en la economia, dijo Marx, constituyen una epidemia social, que hubiera parecido absurda a las generaciones precedentes: ]a epidemia de la producci6n excesiva. El hambre y 10 miseria lo invaden todo, y la industria y el comercio parecen aniqulados. En medio de tantas desdichas contemplamos una sociedad plena de vida y con un alto grado de civilizaci6n.
El Estado capitalista llegari necesariamente por evoluci6n cl Estado proletario, con la expropiaci6n forzosa de los expropiadores, y a una sociedad solidaria sin closes, como consecuencia de la abolici6n del Estado y del Derecho que reflejen los interests parciales de una casta dominante. Es decir, a una comunidad pura, y a uD derecho objetivamente just. Marx vaticin6 las crisis, como quiebra peri6dica de la sociedad burguesa, hasta Ilegar a un punto en el que la salvaci6n seria imposible. Hasta hoy las crisis han podido calificarse de complicaciones pasajeras, pero la actual, a pesar de que parece dominada, presenta caracteres alarmantes.
El marxismo, que tiene como base la interpretaci6n materialist de la vida hist6rica, se ha censurado tomando como base su esencid Se le ha mirado por un solo lado, pero es indudable que presents intensos matices espirituales, y que est6 inspirado en los m6s alto$

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valores 6ticos. No es esta doctrina un realismo nudo, que seria peligroso para el progreso. El hecho de que esta ideologia incida sabre la materia, y sabre las condiciones de la vida social, considerando quo las fuerzas econ6micas son las que impulsan el process hist6ico, no significa que no mire kacia lo alto, donde moran los valores. Caminando por la tierra firme de lo real, podemos llegar mejor a la regi6n ideal de los bienes espirituales. La vida debe concebirse coma una linea en constante ascensi6n hacia la esfera ideal de los valores, con cuyo contact adquiere s6lo sentido, mereciendo ser vivida.
Toda verdadera doctrina social debe necesariamente realizarse en la democracia, cuyo regimen a pesar de sus peripecias se afianza coda vez rn6s en las conciencias coma pauta directiva de la conducta political. Democracia o Dictadura es el dilema que se le present a los pueblos.
Se habla de Democracia politica, de Democracia econ6mica, de Democracia funcional y de Democracia socialista. Estos diversos sentidos que se pretenden dar al concepto democr6tico es lo que ha hecho pe;isar en su crisis. En realidad la esencia de la democracia es una e indivisible. Lo que ha sucedido es, que se ha desenvuelto bt circunstancias hist6ricas medularmente distintas. En el siglo XVIII aparecen sus postulados en un ambiente econ6mico-social que se trasforma de raiz, coma secuela de la revoluci6n industrial y t~cnica do la centuria subsiguiente.
El hombre ha creado nuevas fuerzas materiales y t6cnicas en ate siglo, que ser6n en Wltimo t6rmino las determinantes de su dentino futuro.
Era natural que se produjera sin contenido, hueca y meramente formaL que es la principal censura que le hacen los que no ban Captado este fen6meno hist6rico. Su defecto capital consisted en la folta de adecuaci6n hist6rica. Pero est6, no afecta a los principios iconmovibles en que descansa, residiendo su verdadero valor precilamente en las posibilidades de aplicaci6n a las ineludibles contingmcias humanas, y a los cambios sociales, siempre que se inspire Oft normas de justicia social.
La lucha de este siglo, que es un siglo de sintesis hist6rica, no ha de ser otra que una lucha dirigida hacia el logro de una aut~ntica dmocracia, que s6lo podr6 florecer en una sociedad hondanente renovada, en la que sea posible el desenvolvimiento y superaci6n de todos los que integran el nicleo social, cuyas posibilidades sean idhnticas, en las eyes y en la realidad.
Esta ser6, a mi juicio, la etapa final, en la quo el espiritu quedar6 rutolurado y, la cuesti6n social y econ6mica que hay nos conmueve, CWXblmente resuelta.

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COORDINACION DE LOS FACTORES ECON6MICOS
EN AMERICA

El hombre es un animal social por naturaleza. Aquel sabio estagirita que abarc6 los conocimientos del mundo antiguo, sent6 este principio. Y agregaba que aquel que no vivia en sociedad, o era un monstruo o un Dios. En efecto, ese hombre natural que horrorizaba a Hobbes y que despertaba la admiraci6n de Rousseau no ha existido, sino que su vida ha sido raigambre social, encontrandose determinada esta sociabilidad por el medio geogr6fico y por el modic econ6mico. Ligado a la tierra, el hombre crea vinculos m6s y m6s fires y es asentado en ella que va discurriendo el devenir humano. El factor geogr6fico fu6 determinando las caracteristicas de los pueblos y su devenir pudo explicarse en base a 61. Llegado al conocimiento de este factor, muchos de los sucesos hist6ricos han tenido una explicaci6n y por las p6ginas blancas de los libros corri6 velozmente la tinta que Ilevaba sefialado esta fuerza: medio geografico. Bowman, en su obra "The New World", la sefiala con expresi6n cortante y dice que el conocer de los pueblos es muchas veces el conocer de su medio. Desde luego que esta influencia no se da con la misma intensidad en todas partes, ya que en determinadas regiones del Globo, su graduaci6n es mayor, tiene una fuerza casi absoluta. Tal es el caso de Egipto, Mesopotamia, Cuba, etc. El hombre reacciona a su vez y obra sobre el medio geogr6fico modific6ndolo y estructurando sobre esta modificaci6n un nuevo vivir, caminando af la humanidad perpetuamente, en un sentido dinarmico, en peren. ne movimiento.
Este dinamismo en Am6rica ha sido apresurado por dos grandes acontecimientos: la guerra de 1914-18 y la actual. De la primer, America vivi6 6pocas de prosperidad y epocas de miseria. Trastroc6 toda la economia agricola de las tierras que se extienden desde el sur del Rio Grande hasta la Tierra del Fuego y di6 un viraje bruscO al industrialismo nortefio. Durante ese period y hasta el comienzo de este otro conflicto que vivimos la estructuraci6n econ6mica Y comercial de Am6rica fu6 una verdadera anarquia. Se utiliz6 ]a Am6rica latina como un almac6n y los Estados Unidos desviaron sus rutas comerciales poniendo sus barcos proa a Europa y al Asia. Las potencies europeas y asidticas que salieron triunfadoras de 10 guerra dirigieron sus pasos hacia Hispano Am6rica y se inici6 ese sistema econ6mico imperialista, que a in hoy rige, por parte de Ingloterra, Alemania, jap6n. No habia unidad econ6mica, las eyes goO gr6ficas eran alteradas y una econona de rapifia se instaur6 a amboS lados de los Andes. Nuestro pais, situado en ese "Mediterr6neo de muchas bocas" que llam6 el sabia Bar6n de Humboldt, les daba 16

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blenvenida, con su convexidad hacia el Atl6ntico. Panam& se con. vertia en un negocio fabuloso y si bien la Am6rica latina no habia intervenido activamente en la guerra, empezaba a sufrir sus efectos. Explotaci6n tras explotaci6n, miseria, desequilibrio, en fin, caminaba sin una direcci6n americanista, hasta lanzar sus materias a EuropQ y Asia. Los Estados Unidos adquirian las materias primas en mercados lejanos sin preocuparse de la posible pdrdida de estos porque aquella guerra habia sido la guerra que acabarfa con todas las guerras.
Pero cuando adn no ha cesado la tr6gica procesi6n de inv6lidos y desaparecidos, vuelven los hombres a adherirse a la tierra y el nuevo conflicto -continuaci6n de aquel inacabado de 1918- estalla con m6s fuerza; hay un desplome vertical del pacifismo y aquellas MUroras rojas se tornan en dias de perpetuo fuego. Lo que se funda con una guerra nadie lo sabe; lo que se arrasa, lo que se destruye, si. Y los efectos econ6micos, psicol6gicos, politicos, culturales, empiezan a cambiar y la humanidad se abre brutalmente ante un nuevo deveair. Ya no hay el hombre sano, aquel que pululaba por las capitales con un libro, para aparecer el hombre nuevo, el de la careta contra q= Las obras de arte se cubren con sacos terreros y las biblioteca son cuarteles. Los libros abandonan los estantes para ser encajoados y depositados en subterr(ineos. Y un nuevo stigma cae uobre este siglo, que oculta su cultura, sobre esta generaci6n que para M motores creadores para encender la destrucci6n; un siglo que oxhibe con coqueteria e impudicia sus admas mortales y que camina ertiginosamente hacia una meta desconocida.
Se dice, que las guerras y desastres en Europa son a beneficio do America. Cuando las naciones europeas no pudieron suministrar No productos a las naciones hispanoamericanas, 6stas tuvieron zlcesidad de crear industrias nacionales cque permitieran sobrevivir a sus pueblos y poralizar la ola de escasez que se entronizaba en Arn6rica. Hoy vuelve a surgir el problema y un nuevo reajuste $c=6mico se impone. La Amdrica Hispana necesita de productos lAcstriales; los Estados Unidos necesitan las materias primas de las 0Cles la guerra los va alejando. Y la oportunidad en que ambos se ftfrentan es magnifica para estructurar una economia en este hemisIsdo, con bases firmes y equitativas, no al estilo de aquellas que Sagieron a raiz de aplazarse el conflicto de 1918.
Ahora bien, hay que romper el hielo existente entre ambos extreMM. Hielo nacido del temor de lcs pueblos del Sur a una politica b icional de dominio econ6mico que representaba explotacion para 2 Am6rica latina; que representaba ricas inversiones y control polito para los Estados Unidos. Ya desde el tiempo de la colonia se .tUC-'6 para evitar la uni6n de los pueblos hispanoamericanos. IDar concibi6 esta uni6n y se volvi6 hacia los Estados Unidos para T tomasen su puesto igual y necesariamente a las otras partes. quien primero vi6 los dos cuerpos en una sola integraci6n. Cfto dice Waldo Frank "los limites de su visi6n eran el mar Artico Y 11 Ant6r-tico. Hered6 y transfigur6 el espiritu de todos los pueblos.

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Reconoci6 al indio, libert6 al negro, requiri6 el genio politico y mecanico de los anglosajones, particip6 de la f6rtil galanteria de la naturaleza instintiva del mestizo y valor6 el impulso trascendente del cristiano. El proyecto de Espafia de hacker un cuerpo orgamico espiritual lo traspas6 del cielo a la tierra y de Roma al Nuevo Mundo." Pero Bolivar fracas6. El kentuckiano veia m6s tranquilo al espafiol, que a este Quijote cabalgando por las crestas de los Andes, que ni a Bn su propio pals pudo mantener unido. Y asi transcurri6 su devenir sufriendo cambios de gobierno, perdiendo territorios. Panam6 fu6 una de las culminaciones de esta politica. Espafia lo presinti6 y sus reyes enviaron hombres para construirlo, pero Ilegados a Am6rica, vieron las montafias, contemplaron sus instrumentos y se volvieron a la peninsula. Les falt6 la herramienta. Y cuando se inicia su primera construcci6n s6lo le queda a la montafia una cuchillada en su rostro. Hasta que los Estados Unidos lo consiguen. Pero Colombia, que quiere el canal para Am6rica, aquel suefio romantico de Bolivar, no puede construirlo. El canal de Roosevelt no es el canal de Bolivar; es ajeno y hostil a la Am6rica. Mcs y m~s separados caminan los espiritus de ambas Am6ricas aumentada la separaci6n oor el industrialismo creciente de los Estados Unidos y la supeditaci6n de la otra Am6rica que se encuentra ante el dilema de Estados Unidos o Inglaterra. La political americana hasta aquf ha sido perjudicial para la Am6rica latina. No se puede pensar en nosotros, cono un almac6n de riquezas naturales, que los norteamericanos, por algai poder divino, pueden explotar. La Am6rica latina necesita much menos la ayuda americana que 6stos su riqueza. Es preciso creer que una Am6rica latina libre, pr6spera y fuerte es m6s iitil a los Estados Unidos, que envuelta en el caos, pues asi no seria campo de discordias abonado para el totalitarismo. Los pocos imperialistas norteamericanos que van quedando deben comprender esto.
La guerra actual ha vuelto otra vez a preparar una magnifica ocasi6n para un nuevo entendimiento en nuestro hemisferio. Este con. flicto va a cambiar radicalmente el vivir humano. Ya Carleton Beals en "Pan Am6rica" dice "que la presented lucha mundial va m6s profunda que las revoluciones, m6s que un mero sistema de finanzas y comercio, m6s profunda que las opuestas tendencias de democracia y nazismo, de capitalism y bolchevismo. En algunos aspectos toc la ardua cuesti6n de la supervivencia para uno y para todos." Corn0 vemos, todo marcha aprisa. El conflicto es un nuevo orden econ6mi" co. ZY qu6 hace Am6rica? La guerra le ha planteado el problema siguiente: los Estados Unidos pierden los mercados en donde conse gulan algunos productos vitales para su industrialismo; las demands a su industria son en su mayor parte de carcter b6lico. La Amrica latina pierde sus mercados consumidores; sus products agricolas se almacenan y escasean aquellos otros industriales de los que la abCStecian, Inglaterra, Alemania, Francia, etc. Dos tipos de econornk que sufren esta consecuencia, y que no obstante complementaros
-la economia de los Estados Unidos es de tipo consuntiva, indus" trial, mientras que la nuestra es agricola- sin embargo se han repe lido hasta aqui. La economia de este hemisferio se puede sent W

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mobre bases s6lidas y equitativas, rois hoy que nunca, impulsadas par el fen6meno b6lico. Los Estados Unidos necesitan caucho, quinina, antimonio, estalie, manganese, cromo, etc., que important de Asia. Del resto de la Am6rica importan productos tan b6sicos coma azicar. nitrates, caf6, tabaco, lana, etc. Ahora bien, si un sistema econ6mico s crease, si hubiera una coordinaci6n econ6mica en el hemisferio, estos products de los que estin carentes los Estados Unidos, podrian adquirirse en la Am6rica latina, fomentando su producci6n, ayudando a un desenvolvimiento, bien par medio de capitales, creindoles un mercado nacional, fijando precios convenientes y hacienda todo ago duradero y no supeditindolo a esta contingencia b6lica o tratando de apoyarse en esto para crear salaries de miseria o para excluir el poco capital hispano-americano. No una politica de pr6stamos de car4cter defensive, coma la actual, sino creadora. El problema defensivo de Am6rica no es -6lo de armaments, sino econ6mico. La defense econ6mica dir& el valor y la calidad de la defensa armamentista. Y estos pr6stamos no han tocado a la economia hispano-americana. Hasta ahora no se han corregido estos abuses, no ha habido cambios do mercancias, ni se han creado nuevas industrias, etc. dando lugar con ello a que no exista una barrera a los m6todos totalitarios y a que nuestro comercio tuviese un descenso enorme. Esta coordinaci6n econ6mica traeria coma consecuencia que el platino que los Estados Unidos compran en Rusia fuese suministrado par Colombia y Brasil; que el estafio en lugar de ser adquirido par medio de monopolies ingleses y holandeses, fuese comprado a Bolivia. Lo mismo en cuanto al caucho. Este problema ha sido peligrosamente abandonado par Ics Estados Unidos. No ha habido en la gran naci6n nortefia una politica cauchera. Supeditado siempre al mercado ingl6s, cuyos precios no fluctdan a consecuencia de un comercio libre, sino medianto precios fijados previamente por las compafifas anglo-holandesas, ba Estados Unidos pueden confrontar un problema peligroso si los morcados del lejano este se pierden. El Brasil, y en general casi toda la cuenca amaz6nica pudo constituir un emporio comercial de Primer orden que la falta de actividad, los abuses, los salaries infiUs, los precios ruinosos de toda una political de rapifia, ech6 a rodar. Y hay, cuando se bambolean las principales fuentes abastecedoras do los Estados Unidos, 6stos miran hacia Suran6rica y en sus ojos 30 refleja el miedo, el temor a lo irreparable.
En cuanto a la lana, la political ha sido casi id6ntica. Hubo alias OR que los Estados Unidos adquirieron toda la producci6n de lana del Uruguay. Basados en ese hecho, el Uruguay aumenta o mejora su PtWducci6n y al afio siguiente, los Estados Unidos la adquieren en Australia, par estar un cuarto de centavo ms baja. Las consecuendGS son bien claras; el Uruguay ha de dar salida a este producto y Wolnces dirige su actividad hacia Europa, pues en Am6rica el inico Mprador lo ha hecho en algin lejano pais. Y la vende a Alemania 0 Ga Italia y 4stas, que le ofrecen seguridades de compra durante un %1tero determinado de aias, se llevan el mercado uruguayo. Pero ftftdo los Estados Unidos no lo pueden adquirir en otra parte Wtonces claman par esa desviaci6n econ6mica de Hispanoamnrica

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hacia Europa. Y no olvidemos lo que al principio do este trabajo apuntibamos: las relaciones econ6micas implican relaciones culturalea y politicas. Y ya todos sabemos, tratandose de Alemania, lo que esto significa.
La lucha econ6mica planteada, es una lucha por materia prima. Y los Estados Unidos pueden adquirirla en ]a Am6rica latina. Aqui se encuentran en abundancia una serie de products hoy vitals para ese coloso, products que una political econ6mica equivocada no supo lomentar debidamente y que fueron adquiridas en mercados dominados por otras potencias. Por consiguiente y como una consecuencia inmediata, los pauses de nuestro hablar se encuentran atrasados, con salaries bajos, lo cual ha traido un poder adquisitivo muy bajo. Las exportaciones americanas por tanto se ven grandemente disminuidas, adem6Es de una politica monetaria que nos tiene agarrotados. No es de part de nuestra Am6rica de quien debe partir el deseo de borrar esta reserva, sino de quienes dieron lugar a que existiera. No por su oro pueden los Estados Unidos dominar la Am6rica Hispana, ni comprarla como si fuera caf6 o aziicar. Los pr6stamos casi siempre fueron hechos para mantener tal o cual tirania en el poder o para derrocar cualquier gobierno que defendiese honorablemente su patria. Y esto, sefiores, es un error, pues la amistad asi comprada suele durar menos aiin que el tiempo en gastarse ese dinero.
Los tratados comerciales hasta ahora, han sido exponentes de una supremacia econ6mica que implicaba supeditaci6n al fuerte. Ni la mds fire credibilidad, pudo encontrar destellos do buena voluntad. En esta 6poca en que impera el hombre "Kulto", el que rompe tratados con impudicia'basdndose en la raz6n, protege y civiliza arrasando con cafiones; este hombre "kulto", es el que no tiene una linea de conduct humana y justiciera; aquel que enarbola miiltiples estandartes y justifica atropellos brutales con razones y derechos. La moda en el pensamiento son los sistemas; ese es el vestido espiritual y por 61 se mata y por 61 se sojuzga a pueblos y naciones. El pensar que ningn sistema justifica la desaparici6n brutal y antinatural de un solo ser viviente, es hoy ridiculo. La moda exige rebajamiento spiritual y abandono de principios humanos; "protecciones" contra el afdn de vivir y neutralidades armamentistas que es poner millones de hombres en las fronteras. Esta politica debe ser desenraizada de Am6rica y debe propenderse a facilitar el intercambio de los products de nuestro suelo, a favorecer nuestra produc. ci6n con mercados, precios, comunicaciones, en fin todo cuanto pued incrementar y aupar la potencialidad commercial de nuestro hemisfe rio. Y es que las consideraciones econ6micas son de tal influencio que van pesando en nuestra marcha. Los Estados Unidos deben procurar adaptar su economia al sistema de producciones america" nas, creando industrias no en competencia con las nuestras, sino el concordancia con ellas. Hoy claman los Estados Unidos porque algu" nos de nuestros pauses no faciliten sus mercancias a determinadas potencias europeas, pero es que algunos do nuestros pauses no puedes romper con Europa y seguir su political beligerante, pues necesita rds garantias y mayor inteligencia econ6mica con nuestros vecinos,

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Inteligencia que no debe quedar reducida a momentos contingenciabe. sino a trav6s de los ajios. Si ellos son capaces de ajustar su economia interior al comercio de Amrica, tendrn una gran oportunidad para construir su political commercial en el Hemisferio Occidental sobre bases permanentes. Es preciso elevar industrias en determinados pauses para elevar el nivel de vida, el poder adquisitivo de sw habitantes. La lucha entree agricultores e industrials se ha suelto en los Estados Unidos a favor de estos iltimos y por tanto, lW trabas conque los productos agricolas de importaci6n tenian que luchar en el mercado norteamericano, han sufrido una gran disminUci6n. Consiguientemente los productos industriales han visto incrementada su exportaci6n y para esto tender 6xito es preciso que el nivel econ6mico de algunos passes alcance el grado que permita tal adquisici6n. Este paso leva consigo la industrializaci6n de parte de la Am6rica hispana y como consecuencia una mayor independencia do los rnercados europeos. Por su part la Am6rica latina debe promaver los productos que se importaban de Europa para abastecer la industria americana. A este efecto es precise racionalizar la p:oucci6n en los distintos pauses y que cada cual est6 dispuesto a ber toda suerte de sacrificios. En aquellos pauses clim6ticamente dotados para una clase de producci6n, fomentarla ya que se cumple uma regla geogr6fica, pero en la condici6n de ver su producci6n Consumida por los restantes miembros de la comunidad y a cambio do esto, sacrificar algn producto quo cultive, de peor calidad y a un wato superior. Para esto habr& que partir de la concepci6n de un mapa econ6mico de Am6rica, no tal cual hoy es, sino como podia bgar a ser fundamentando la economa en fen6menos geogr6rficos. Y unido esto a esa industrializacion, con el consiguiente aumento de poder adquisitivo de los pauses donde tal fen6meno se realice, industrializaci6n que va adquiriendo importancia desde el afio 1930, aunque Odentaindola, no de la forma an6rquica que en un principio tuvo, irian d4ndo una unifornidad, una anmonfa americana desde este punto de ista, que seria la base para un nuevo devenir politico-cultural, m6s Uorde con el futuro. Nuestra Am6rica tiene una gran importancia on la economia mundial por su capacidad, en parte desenvuelta y On part potencial, para producir grandes cantidades de products aitlenticios y de materias primas industriales. Los Estados Unidos doben tomar su puesto en esta tarea de la defense del Hemisferio T complementar su economia con 6sta, cooperar ayudando econ6miComente, fomentando industrias, realizando una estabilizaci6n monet'na y otras medidas que serian de fortaleza extraordinaria a la penebtd6n political extranjera. Ya en las distintas conferencias habidas, Bsde la celebrada en Montevideo el afio 1933, algo se ha adelantado, y n6s a m, con la administraci6n del Presidente Roosevelt. Sla que fonentar las comunicaciones, crear una marina mercante, Odecuada en cada pais, a su industria y a su comercio. Una political d9 mayor libertad para los pauses del Nuevo Mundo, punt sobre el CUl se camina r6pidamente; un plan de explotaci6n de las riquezas aUricanas hecho equitativamente; ayuda econ6mica para el fomentO do industrias, de escuelas y de una estrat~gica red de comunica-

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ciones, econ6rnicamente hablando, establecer tarifas aduaneras beneficiosas a las producciones americanas, estabilizaci6n monetaria y el establecimiento de un banco pan-americano para dirigir el finan ciamiento de todas estas medidas. La meta es la expansi6n permanente del comercio interamericano como base de nuestro aprovechamiento en una atm6sfera de solidaridad politica.
S61o muy poco se ha hecho en este sentido; los trabajos para la realizaci6n de la potencialidad econ'mica de este hemisferio, han sido casi nulos. Y sin embargo, sefiores, Am6rica debe unir sus fuerzas antes que unir sus debilidades. Y las debilidades no son s6lo armamentistas; si el problema fuese de arrnamentos el problema serfa mucho m6s simple, pero no es asi, sino de supervivencia y organizaci6n econ6mica e industrial. La defensa de nuestras costas no esta segura s6lo con cafiones, sino que hay incrementar la agriculture, producci6n fabric, comercio.
Debemos considerar nuestra Am6rica en toda su importancia, como pais que camina r6pidamente hacia el progreso, sin interrupci6n. El problema actual de Am6rica no es tener millones de hombres sobre las armas y una gran flota a6rea y maritima como inica defensa, sino conservar su independencia econ6mica, coordinar nuestros factores econ6micos, crear nuestros mercados, que todo ello dar6 generaciones de paz y felicidad. Nuestra tierra, con su cuerpo joven y poderoso debe enraizar su porvenir en esta direcci6n; sus hombres, retofios de razas culturalmente avanzadas deben saciar su inquietud animica en las ciencias, desechando todo credo deletereo, ya que cuando un pueblo desempolva sus fusiles, nadie sabe lo que ira a fundar y destruir. Defendamos la cultura y el vivir americano desde estas legendarias playas; defendants este verde de nuestro campo y no imitemos a los pueblos allende los mares que muestran a una Europa --como dijo Romain Rolland- enloquecida subiendo a su
pira funeraria y, como H~rcules, destruy~ndose a si misma con sus propias manos.

Luls Moure Pav6n

Critico y constructivo a la vez, este ensayo sobre political econ6mica americana, debido a la pluma del joven alumno de Ciencias Sociales Sr. Luis Moure Pav6n, revela au anplia preparaci6n t6cnica y un profundo conociniento de las dificultades y desaciertos que han impedido el perfeccionado de una economia continental americana.
Leido primeramente, en un interesante debate acadmico efectuado ehz el Aniteatro Dr. M~ndez Pefiate; en cuyo debate particip6 tambin una representaci6n de 1d juventud universitaria norteamericana, el valioso trabajo expres6 brillantemenre el pensamiento de nuestros paoises sobre el tema tratado. La Revista de Derecho y Ciencias Sociales se complace en ofrecerlo nuevamente a la consideraci6n p.blica, testimoniando su felicitaci6n al autor.

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FUNCION SOCIAL DE LA PROPIEDAD

Por Armando Chardiet, Jr.

CAPfTULOS

I.- Evoluci6n de la Propiedad.
l.- Defensa de la propiedad y exigencias sociales III.- La funci6n social de la propiedad.

I.- Evoluci6n de la propiedad.
Hemos de comenzar este trabajo acerca de la funci6n social de lapropiedad con una relaci6n hist6rica del curso de esta instituci6n.
-1a historia de la propiedad, dice Miraglia, es en el fondo la historia de la personalidad humana, porque si la libertad no es m6s que el dominion de si mismo, la propiedad no es m6s que la libertad, ella misma, aplicada a las cosas.- En las 6pocas primitivas nos encontramos conque las personas eran absolutamente dependientes; m6s adelante las hallamos luchando por independizarse y finalmente las contemplamos procurando arn onizar racionalmente sus tendencias particulars con las sociales.- Efectivarnente, id6ntico proceso sigue la propiedad en la evoluci6n social.- En un principio es colectiva; m6s tarde se convierte en individual y ijltimamente la vemos tratando de atemperarse conform a los fines antiguos y modernos de la tociedad y del Estado.
Es factible darse cuenta m6s sucinta de esta correlaci6n por el anC&lisis m6s detallado de las fases de la evoluci6n de la propiedad.
En los albores de la historia la propiedad individual era, a poco Menos, desconocida, ya que los hombres constituian grupos amorfos; do haber existido lo seria en esa posici6n que Bageot ha descrito folizmente diciendo que es la del nifio que se distrae con un juguete que no es suyo y llora cuando se ve privado del mismo.
En esa etapa inicial de su existencia el hombre se dedicaba a la Caza y a la pesca, es decir, vivia en un estado n6mada y por lo tanto Consumia todo Io que lograba en sus empresas.- ID6nde es entonces que surge la propiedad?- La propiedad nace de acuerdo con la idea de Kovalewsky, en el mornento en que aparece la acci6n del trUbajo.- Pero en ese periodo por no contarse con un elemento coordinador del trabajo no Ilega a estructurarse la propiedad individual.Bonfante observa sabiamente que en derecho primitivo las dos espeClos de propiedades: Propiedad individual y propiedad colectiva se Plesentan como centralizadas, una en el grupo social, la otra en el individuo.

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La propiedad individual se modula gradualnente a partir del instante en que el hombre avanza del estado n6mada al estado pastoral.- La propiedad empieza, ipso-facto, a tomar car6cter de una propiedad de familia, si no de una propiedad individual.- En este period las dos instituciones principales la familia y la propiedad, hacia las cuales convergen los hechos sociales m6s importantes, se presentan siempre intimamente unidas.- La actividad espont6nea del individuo est6 toda an completamente absorbida en la unidad familiar cimentada por el sentimiento religioso.- La familia romana primitiva tambin estudiada por Coulanges es un tipo de esta forma de coexistencia social: la patria potestad y la agnatio, eran los dos lazos, no solamente de la unidad de la familia sino tambi6n de la unidad de la propiedad.- Poco a poco, los derechos de la personalidad se extienden a los miembros de la familia que se sustraen a la autoridad paternal por la emancipaci6n.- Se Ilega asi a la teorfa de la propiedad privada mhs absoluta.- Este paso de la propiedad familiar a la propiedad individual es debido especialmente a la instabilidad de las fortunas y a las perturbaciones econ6micas causadas pot las guerras.
Al despuntar la edad media, pues, la propiedad estaba perfectamente unificada; luego, sin embargo, se desdobla dando lugar a una divisi6n del dominio entre el sefior feudal y el vasallo.- La propiedad antes unitaria se divide en propiedad directa y propiedad itil.Ir6nicamente se le Ilamaba propiedad directa a la del senior feudal que conservaba un titulo de propiedad vacio de contenido.- La propiedad -dtil corresponde a la del vasallo que tenia el uso y disfrute de la propiedad.- Este proceso condujo finalmente a una transferencia de la propiedad del concedente al poseedor que ya estaba seg in Planiol realizada antes de la Revoluci6n Francesa.
La Revoluci6n Francesa fu6 precedida de un intenso movimiento filos6fico que habia inaugurado con Locke ]a critica filos6fica del concepto de propiedad y la busca de su fundamento en el derecho natural.- Fu6 entonces ligado el principio del derecho de propiedad al de la personalidad y de sus derechos originarios; la propiedad fu6 identificada con la posesi6n de los productos del propio trabajo.
Ms tarde, la revoluci6n industrial, origina un conflicto entre capitalistas y proletarios que se refleja naturalmente sobre el regimen de la propiedad: los capitalistas quieren hacer prevalecer el elemento individual de la propiedad; los proletarios el elemento colectivo; unos ponen en evidencia los beneficios del regimen de la libertad, otros los del r6qimen de la solidaridad.- Podemos, pues, ver en esta evoluci6n social r6pidamente bosquejada que la propiedad que constituye por decirlo asi la funci6n de nutrici6n del organismo social, sigue en su desarrollo un recorrido paralelo al de la personalidad humana.
II.- Defensa de la propiedad y exigencias sociales.
En el Estado civilista individualista se ha legalizado la situaci6n de la propiedad declarando intangibles las condiciones existentes.-

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B ha credo que el finico medio de proteger al propietario es dandole un poder absoluto sobre la cosa.- En una palabra, han adoptado la robusta construcci6n juridica del dominium romano.-La confirmaci6n do este concepto se encuentra en el Art. 17 de la Declaraci6n de Derechos de 1789: "La propiedad es un derecho inviolable y sagrado"; y en los Arts. 544 y 545 del C6digo de Napole6n: "La propriety sat le droit de jouir et de disposer de chases de la maniere la plus absolue".- Las consecuencias que se derivan de esta extrema aseguraci6n de los derechos del propietario son:
1) el propietario al tener el derecho de usar, de gozar y de diuponer de la cosa, tiene por eso mismo el derecho de no usar, de no gozar y de no disponer y por consiguiente de dejar sus tierras incultas.- Napole6n opinaba que un propietario no podia abusar de su derecho perjudicando los intereses de la comunidad.
2) el derecho de propiedad es tan absoluto que impide segln M. Baudry Lacantinerie interferencia pdiblica.
3) el derecho de propiedad es adem6s absoluto en su duraci6n; y sobre este car6cter es en el que se funda el derecho de testar; ya que el propietario titular de un derecho absoluto tiene l6gicamente el poder de disponer de sus bienes durante su vida y despu6s.
En estas condiciones el propietario era duefio y sefnor absoluto y podia como bien dice Salvioli dejar sus bienes improductivos, sus tierras baldias, sus casas inhabitadas sin ser molestado en lo m6s mfnimo.- Gierke quisiera reemplazar esta concepci6n romana de la propiedad que afirma un derecho absoluto ilimitado por la del derecho germ6nico que consider la propiedad como un derecho relativo, conteniendo en si mismo su limitaci6n y no recibi6ndola solamente do fuera.
La concepci6n del derecho absoluto de disponer de la propiedad Wi6 sometida a ciertas revisiones que se efectuaron como lo hace observar Menger en su obra El Estado Socialista, en interns y exclusivo beneficio de las closes acomodadas.- A pesar de que en algunas comunidades la renta de la propiedad habia sido restringida por el ?6gimen de los impuestos, no se aminoraba en nada, nos dice Menger, )a triste situaci6n del pueblo,- Desgraciadamente todas estas rentas &I Estado eran devueltas en gran parte a las clases directors y licas de modo que la propiedad privada se encontraba esquilmada ft su utilidad econ6mica en provecho de un circulo estrecho de privilegiados.
La situaci6n existente era pues, completamente injusta ya que tMa propiedad sin limites, es no s6lo tir6nica con respect a los P rticulares sino an6rquica con respect a la sociedad.-No podemos, decia Cdnovas del Castillo, permanecer estidpidamente sordos a los de los vencidos en la lucha por la existencia.- La propiedad debe tener como fin que todos los hombres puedan vivir de los frutos de la tierra.- Cualquier sistema que vaya contra este fin es injusto.
Cimbali, apercibi6ndose de la necesidad de la transformaci6n de 1 propiedad privada, propane el principio de expropiaci6n a fin de Ileolver una parte al menos de la cuesti6n social.- El principio de

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la expropiaci6n desarrollado por Cimbali representa de un lado la afirmaci6n del derecho social, pero sin encerrar del otro la negaci6n del derecho individual; es por el contrario el just temperamento, porque, una vez llevado 6ste a su misi6n exacta le impide convertirse en arbitrario y perjudicar directamente el derecho m6s elevado.
Yacini, enfocando el problema de la propiedad de una manera muy realistica, hace observar que la tierra se presenta hoy como medio social de conservar y de fornentar todo lo possible la riqueza agricola national, y que es por lo tanto, absolutamente necesario que el propietario trate por todos los medios a su alcance de mejorar la propiedad.- El espiritu de los tiempos, afjade, se desarrolla en un sentido desfavorable a los par6sitos.- En vez de cobijarse detras de los principios te6ricos, los defensores de la propiedad deberian acordarse de que el propietario que no trata de conservar y aumentar esa parte de la riqueza nacional que le pertenece, es como el soldado que deja oxidarse su fusil, mientras el enemigo invade el pais a espaldas de todo derecho.

III.-La funci6n social de ]a propiedad.
La g6nesis de esta doctrina se halla en la sociologia.- Al fundarla Compte como estudio de las leyes b6sicas de los fen6menos sociales, abarcando en consecuencia la estructuraci6n de todas las instituciones y en todos los 6rganos a trav6s de los tiempos, di6 vida real a la sociedad como personalidad colectiva formada de las organizaciones individuales, pero en las cuales el hombre, sin perder su individualidad, se halla envuelto en el ser colectivo y progresa con 61 como miembro afecto a las influencias de aquella sociedad que simult6neamente lo protege.- Pero al mezclar la sociologia y el derecho se ha incurrido en una tergiversaci6n que altera el sentido del concepto de la propiedad.- La tergiversaci6n es de trascendencia en el 16xico juridico.- En literatura es un tropo metonimico que perrnite atribuir al objeto una condici6n propia del sujeto y en derecho es considerada como una ficci6n.- Se ha supuesto en la propiedad una funci6n cual si ella fuera agente de la relaci6n juridica; se ha desposeido al hombre de la posici6n que en la relaci6n juridica goza como sujeto de derecho en ella, para reducirlo a titular de una funci6n que no est6c creada por el mismo; y se ha transformado la relaci6n junidica de la propiedad en una funci6n con vida propia, cuya situaci6n, en consecuencia, determine los derecho que el hombre ha de tenet en esta funci6n asi creada.
La funci6n social lleva inherente esa noci6n del limite que Ossorio y Gallardo expone en su obra, "Cartas a una muchacha sobre temas de derecho civil".- Esta idea del limite corresponde a una grand ley de la naturaleza.- Todo ser en el mundo, toda forma de vida y actividad, se presenta siempre como limitado en su substancia, en sus fines, en la duraci6n especifica de su existencia, y en las expresiones particulates de su individualidad.- El limite que ha de establecerse para el derecho de propiedad debe, por consiguiente, brotar de la necesidad de una conciliaci6n arm6nica del derecho de los indi-

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viduos a disponer de sus bienes, con el de la sociedad, de manera quo esta disposici6n no perjudique a otros y concurra al bienestar social.
Lentamente, debido a la influencia de esta noci6n del limite, va desapareciendo el sistema juridico imperante.- Las causas que determinan la transformaci6n general de las instituciones civilistas e individualistas son:
1) La propiedad derecho subjetivo es una concepci6n de orden puramente metafisico en contradicci6n radical con el positivismo moderno.
2) el sistema civilista de la propiedad se descompone tambi~n porque tiende a proteger Anicamente los fines individuales violando ozi los principios solidarios.- Von Ketteler ya habia expresado la idea de que, except Dios, todo en esta vida tiene una existencia y autorizaci6n condicionales.- Ahora bien; si se protege la afectaci6n individual de una riqueza, es s6lo en consideraci6n al individuo, pero como hoy en dia tenemos la clara conciencia de quo el individuo no es fin sino un medio; cada uno de nosotros no tiene raz6n de ser en el mundo m6s que por la labor que realiza en la obra social.
3) se conserva mucho mejor la paz entre los hombres, pues porque no habia sido establecido m6s quo para proteger la afectaci6n de una cosa a un interns individual y no podia servir para proteqer la afectaci6n de una cosa a fin colectivo.
Aparece, pues, la doctrina de la funci6n social como moderadora ante las doctrinas colectivistas que verdaderamente responden como Toniolo indica, a condiciones propias de sociedades poco desarrolladc.- Inspir~ndose en su conocimiento del hombre se opone Santo Toms al colectivismo por tres razones:
1) la primera es quo el hombre trata y cuida con mucho mayor esmero las cosas suyas que las quo son comunes a muchos.
2) reina un orden m6s perfect si a cada cual incumbe el atender las cosas suyas que si todos indistintamente cuidan de todo.
3) finalmente, el sistema civilista de la propiedad desaparece los quo poseen bienes solidariamente surgen con mucha frecuencia desavenencias y rifias.
Marx y Engels abogaban no por la abolici6n de la propiedad en general sino por la abolici6n de la propiedad burguesa quo a su vez hubia desplazado a la propiedad feudal.- La realidad en este caso hu defraudado el ideal, pues quo la propiedad burguesa ha sido Sfplantada por el colectivismo.- Pero en consideraci6n a la organiIaci6n econ6mica actual, muchos socialistas como Monger no partidpPcn de la concepci6n colectivista.- La opini6n de Manger es que 10 propiedad es una concepci6n eterna que no desaparecer6 jams Wmpletamente de la vida social de la humanidad, de manera quo tWdas las finalidades esenciales de las clases desheredadas pueden Ibgrarse sin la abolici6n de la propiedad; basta con su adaptaci6n Woveniente a los intereses del pueblo.

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Ahrens habia establecido los siguientes principios destinados a regular bajo el punto de vista social el derecho de propiedad: a) la propiedad existe para una finalidad y un uso racionales, todo abuso es contrario al derecho y debe prohibirse por la ley; b) el propietario que no utiliza su propiedad para hacerla producir los frutos que de ella se pueden sacar puede ser obligado por el Estado a ceder su propiedad; c) el Estado debe dictar medidas positivas favorables a la adquisici6n de la propiedad.
Duguit basaba su concepto de la funci6n social de la propiedad en la divisi6n del trabajo, es decir, en Ia tarea que a cada miemnbro de la sociedad le corresponde efectuar para asi contribuir a la realizaci6n de la solidaridad social mec6nica y orginica.- El propietaria puede emplear la cosa para la satisfacci6n de sus necesidades individuales pero tambi6n tiene el deber do emplear su cosa en la satisfacci6n de necesidades comunes de una colectividad.
El resultado de todas estas controversias se ha traducido por una transacci6n que no otra cosa es la funci6n social de la propiedad, vaciada en las legislaciones de la mayoria de los modernos Estados cuyas Constituciones sancionan el nuevo concepto levantado sobre restricciones del derecho de propiedad.- En el Estado fascista la protecci6n juridica de los intereses individuales o de grupo es acordada y permanente s6lo cuando dichos intereses convergen a asegurar la vida y la potencia de la naci6n.- Por esto la propiedad privada no s6lo no puede ser indiferente o contraria a esta finalidad fundamental y bisica sino que debe ser movilizada para realizarla.Hace ya tiempo Mussolini declar6 que "la propiedad es un derecho, y si es un derecho es tambi6n un deber".- La sanci6n, nos dice el profesor Pugliatti contra el propietario que no quiere o que no puede permanecer en la linea de su funci6n social lo constituye la expropiaci6n que se revela capaz de Ilenar la nueva funci6n social do la propiedad.- En la Espafia falangista, el derecho de propiedad decina tambi6n ante el del Estado que lo convierte en un instrument de sus fines.- M6xico, siglo y medio despu6s de la Revoluci6n francesa dej6 plasmados en la Constituci6n de Quer~taro los principios b6sicos de la funci6n social de la propiedad.- Cuba se suma tambi6f, al movimiento que imprime caracteristicas peculiares a la 6poca, que es como si dij6ramos el espiritu del siglo, cuando en su nueva Cons. tituci6n no se olvida de acondicionar el bien patrimonial al bien social, es decir, al beneficio de la inasa.
Recapitulando cuanto ha sido expuesto diremos que la propiedad sat~lite del astro de la libertad y cual 6sta sometida a las fricciones de ideas juridicas y predominantenente a las de fuerzas politicas Y econ6micas contradictorias, movidas a su vez por pensamientos, pasiones y necesidades en pugna, ha experimentado al ser conside rada sujeto de la relaci6n juridica y atribuirle asi funci6n social unl merma que se impone en definitiva al titular do ese derecho, derecho que de seguir modific6ndose en sentido restrictivo correri iqual suerte que la isla de Heligoland condenada a desaparecer si contin d como hasta aquf perdiendo cada afio una parte de sus tierraS

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demolidas y tragadas por las inquietas y procelosas aquas del mar del norte.
El individuo y la sociedad no son t6rminos contradictorios, por ello, el ideal debe propender a la consecuci6n de una f6rmula arm6nica que confunda la vida de la c6lula con la del tejido en un supreIno esfuerzo personal y colectivo por la felicidad humana.

BIBLIOGRAFIA:

DUGUIT.-Transformaciones del derecho pfiblico.
DUGUIT.-Manual de derecho constitucional.
BERGAMMN.-Concepto econ6mico y juridico de la propiedad.
OSSORIO Y GALLARDO.-Cartas a una muchacha scbre temas
de derecho civil.
PONCE.-Constituci6n de M6xico.
PALACIOS.-EI nuevo derecho.
ORTOLAN.-Instituciones.
,ENGELS.-EI inicio de ]a familia, el Estado y ]a propiedad privada.
PLANIOLS.-Derecho civil.
CASTAN.-Derecho Civil.
MINGUIJ6N.-Propiedad y trabajo.
MENGER.-El Estado socialista.
THILLY.-Social Reformers.
HINDUS.-The great offensive.
COSENTINI.-Reforma de la legislaci6n civil.



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DERECHO DE HUELGA EN EL PERIODO ACTUAL DE

INTERVENCIONISMO DEL ESTADO: RAZONES

EN PRO Y EN CONTRA

(iTrabajo laureado con el Premio Especial "Rodolfo M6ndez Peiate").

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INTRODUCCION

El acto culrninante del pasado curso acad~mico en ]a C6tedra de Legislaci6n Obrera de la Facultad de Derecho, fu6 sin duda alguna, ]a contienda entre un grupo do alumnos, singularmente destacados por sus empefios culturales, para alcanzar el Premio Especial de esta signatura, creado hace tres afios por su Profesor Titular, actual Rector de ]a Universidad, Dr. Rodolto MYndez Pefiate,
En esta prueba, que se verific6 en condiciones absolutamente an6nimas, result pieniiado el valioso trabajo que a continuaci6n se inserta, del estudante Jos6 Francisco Carballo, alumna de notable expediente, conquistado en la 6poca en que los expedientes de estudio han vuelto a ser el product legitimo de tences esfuerzos, de sacrificios reales y de honestos rendimientos acad6micos. La tarea de seleccionar este trabajo, entre varios otros de singular calidad no Iu6, ciertamente, empresa fIcil. Al cabo, el Tribunal pudo fundar su decisi6n considerando como el primer el tema, que a su juicio, habia resuelto ]a cuesti6n formulada satisfaciendo convenientemente los requis.tos exigidos. El trabajo premiado, en efecto, para descollar levemente sobre algunos otros, concibe cabalmente y desarrolla, ]a idea de un enjuiciamiento, limitado en el t'empo, del problema de la huelga; resumeindo ademcis, las m6s s6lidas argurnenta. c, nes pol~micas al respecto. El opositor demuestra, asi mismo, como casi todos los iestantes, haber realizado una preparaci6n amplia, que supera en buena medida los lirmites fijados por las explicaciones de cdtedra.
Una aclaraci6n es precisa. La denominaci6n del tema, remitiendo el estudio de ]a huelga al periodo actual, no incluia, -ya tal exclusi6n era deliberada- las cuestiones que con referencia al mismo ha suscitado ]a presente guerra. Tales cuestiones vienen determinadas por circunstancias en cierto sentido politics, no t~cnicas, y de naturaleza eventual influidas por el cursor y los acaeceres de ]a guerra mrisma. No quiere ella decir que carezca de un elevado interns semejante planteamiento, sino simplemente que repzesenta un dngulo de observaci6n y de critica nuevo y distinto, para el cual, por otra parte, los acontecimientos no ban madurado suficientemente. Cabe ahadir en 6Itimo t~rmino que en la cuesti6n apuntada estd en juego no s6lo la regimentaci6n en el mundo moderno del derecho de huelga, sino con 6I, todd la avanzada legislaci6n social que impuls6 tan considerablemente la guerra del 14 al 18.

Dr. Aureliano SANCHEZ ARANGO



La cesaci6n concertada por parte de los trabajadores en los servicios que prestan a uno o a varios patronos con el objeto de obtener determinadas modificaciones en el regimen de trabajo entre ellos existente, o de apoyar para que triunfen en sus demandas otros obreros, que han declarado otra huelga; que no otra cosa es la huclga

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para la doctrina, es considerada en la actualidad como un derecho, que en algunos ordenamientos juridicos, coma el nuestro, es objeto de especifico reconocimiento par la ley fundamental del Estado. En efecto, nuestra Constituci6n de 1940 reconoce el derecho de los obreros a la huelga y el de los patrons al para y de seguido remite
la ley la regulaci6n de ambos derechos. Asi que en nuestra patria a huelga ha side reconocida coma derecho y el Estado se reserva
reglamentaci6n de su ejercicio par medio de las eyes dictadas al fecto par el Poder Legislativa y par la legislaci6n de detalles o reglamentos que produzca el Ejecutivo.
Lo que levamos expuesto representa, en Cuba, un hito importantfiimo en la historia de tales formas de agrupaci6n professional, cuya evoluci6n arranca de la consideraci6n de delictivas respecto de las huelgas (fines del siglo XVIII) hasta su reconocimiento en la segunda mitad del siglo XIX, y en algunos pauses en nuestra centuria. Examinemos r6pidamente la evoluci6n que han sufrido tanto la doctrina como la legislaci6n en lo tocante a la legitimidad de tales movimientoe y a la acci6n que corresponde al Estado frente a los mismos.
Para algunos la huelga es tan antigua come los conflictos entre el capital y el trabajo, pero si nosotros estudiamos los conflictos entre uclavos y plebeyos de una parte y los sefiores de la otra que ocurieron en la antigiiedad, son perfectamente diferenciables de los actuales movimientos huelguisticos, tanto si nos atenemos a los participes en la lucha, coma si nos fijamos en los fines perseguidos y en los medios empleados para conseguirlos. La guerra civil en Florencia en 1378 y la huelga de Lyon en 1541, son calificados de tales, por los objetivos propuestos y par los mismos contendientes.
C6mo reaccionaron en esas 6pocas, la doctrina y la legislaci6n ante tales conflictos? En puridad, en las Edades Antigua, Media y Modern no existi6 el Derecho Obrero tal coma nosotros lo estudiaMos, tanto en el aspecto te6rico o doctrinal coma en el legislative, pero vamos a recordar -aunque m6s abajo expondremos nuestra Opini6n sobre la aparici6n de las huelgas- que uno de los m6s ilutres fil6sofos griegos, Arist6teles, justificaba la esclavitud aunque recomendaba la moderaci6n a los propietarios. En aquella 6poca lIN obreros libres estaban en minoria absoluta y constrefiidos par la Competencia del trabajo no pagado.
En la Edad Media las corporaciones -verdaderos sindicatos patronales (1)- imponian su omnimoda voluntad a aprendices y Oficiales, los cuales no podian asociarse para la defensa de sus derechos.
En realidad las huelgas coma conflictos industriales, aparecen con la gran industria, cuando las grandes concentraciones de proletarios empobrecidos en las ciudades, cuando los obreros para defenter derechos que saben no les han sido reconocidos, cuando es mayor lu distancia entre ellos y el capital invertido en las industrias y ain m lee impone, cuando son estimulados par algunas doctrinas sociales Q realizar los hechos -par nosotros definidos y concretados ab bitio-; cuando ellos se dan cuenta que siendo indispensables sus

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servicios para la producci6n y para que el capitalista obtenga un beneficio, tienen la convicci6n de que apelando a este procedimiento le infieren perjuicios a los patronos y les obligan a capitular a sus demandas para salvar asi el beneficio (2). De todo 6sto se infiere que la huelga es una consecuencia del movimiento social moderno y que mientras no ha existido la lamada "cuesti6n social" -en el sentido de conflicto de intereses entre los asalariados y los patronosno se puede hablar con propiedad de huelgas.
Una de las primeras huelgas de que tenemos noticias es la de los trabajadores de fieltro en Inglaterra (1699). Seg~in Fitch (3) en los Estados Unidos Unidos, siguiendo las m6s antiguas estadisticas, las huelgas comienzan a multiplicarse por la s6ptima d6cada del pasado siglo -legan a varios centenares por afios. Frente a tales movimientos de protesta los economistas de la escuela liberal se manifestaron por la legitimidad de tal derecho mucho antes de ser reconocido por legislaci6n alguna (4). Uno de sus m&s preclaros representantes entre los m&s cercanos a nuestros dias -Leroy Beau. lieu- afirmaba la inutilidad de todas las medidas prohibitivas de la huelga. Pero frente a tan respetables opiniones, lev6ntanse otras, como la de Stanley Jevons, para el cual la huelga per regla general era un acto de locura (5) y no solamente economistas liberales, sino propios lideres obreros, como Ph. Snowden, Ministro en el gabinete laborista, quien afirm6 la barbarie de tales procedimientos (1926) (6) y el ilustre Jean Jaur6s aseguraba -si no nos traiciona la memoriaque el recuerdo de las huelgas horrorizaria a la humanidad reconciliada. La huelga es un acto contra la solidaridad, un acto de violent. cia, por medio del cual una de las partes trata de imponer su voluntad -sus derechos conculcados, en verdad- sobre la otra, para forzarla a aceptar determinadas modificaciones en el regimen de trabajo, que la otra parte no desea, no quiere, por ser contrarias a sus intereses inmediatos y mediatos. C6mo es que si se prohibe y sanciona como punible, an el ejercicio de un derecho, cuando se realiza por medio de la violencia y no por los procedimientos establecidos por el Estado, si la violencia fisica y la intimidaci6n hacen que el contrato sea anulable, se tolera y no s6lo se tolera sino que ha sido sancionado y reglamentado como un derecho de huelga? En realidad el reconocimiento de la huelga como derecho significci el abandono de las viejas concepciones civilistas y la adopci6n en su lugar de criterios completamente distintos, f6rmulas que integral, ciertarnente, el llamado por el Profesor argentino Palacios "Nuevo Derecho".
La huelga se justifica en verdad por la necesidad que tienen los obreros de conquistar condiciones favorables en el regimen de trabajo y ser el derecho de huelga el iinico medio que posefan -el m~s eficaz al menos- para obtener una protecci6n en sus legitimos intereses (Mifller). Unos dicen que la huelga se justifica en que 51 el individuo personalmente tiene el derecho al trabajo y a no trabc" jar, la colectividad obrera puede ejercitar al derecho de huelga que viene a ser como la suma de todos esos derechos individuals C

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trabajar, o no. Preferimos la primera a la segunda teoria justificante y entendemos que la segunda servirfa de basamento juridico adecuado al derecho de coalici6n. Para algin autor ademas es criticable por no corresponder siempre derechos colectivos a los individuales. La huelga se fundamenta en el derecho de asociaci6n para defensa de intereses comunes, en este caso de los profesionales de los trabajadores, pues la huelga es un estado transitorio de asociaci6n. A la huelga ha sucedido lo que algin escritor (7) vaticina que pasara con an medio auxiliar de la misma, que en un principio se estim6 ilicita
antijuridica y luego se ha estimado ilicita y constiutiva de un decho reconocido a los trabajadores.
Esta visi6n de conjunto que hemos ofrecido acerca del origen y evoluci6n de la huelga y su legitimidad desde el punto de vista juridico, vamos a ofrecerla respect de la legislacion comparada.
La coalici6n y la huelga fueron estimadas durante mucho tiempo como actividades ilicitas. Las leyes inglesas de 1799 y 1800, las francesas de 1791, 1803 y 1810 (C6digo Penal); expresamente prohiban y sancionaban la coalici6n, como el C6digo Penal de 1870 en Espafia, Io cual era directamente aplicable, -segun las opiniones imperantes en las altas esferas- a las huelgas. Pero el movimiento de legitimaci6n de las mismas se va imponiendo. En 1864 Emile Ollivier hace que las C6maras francesas deroguen los precepts del C6digo Penal Napole6nico que se referian al delito de coalici6n. En Espafia en 1909 es derogado el Art. 566 del C6digo del 70, aunque ,timamente se interpretaba con liberalidad, porque el adverbio abusivamente que en el precepto aparece, seg in una Circular de 1902, debida al Fiscal del Tribunal Supremo Espafiol, hace que queden de 61 excluidas las huelgas que se propongan aumento de salarios o cualquier otra ventaja en el regimen de trabajo, sin exceso, violencia o intimidaci6n. (8)
Ese tr6nsito de la persecuci6n ms cruel, -s6lo el anuncio de la huelga se consideraba como prueba de la conspiraci6n,- al reconocimiento del derecho, es debido a las razones anteriormente expresadas y las que luego expondremos y que justifican el cambio de orientaci6n legislativa.
En la actualidad el derecho de huelga es negado -seguin opina un author venezolano- en Portugal, en la Espaiia franquista, en la Italia fascista, en la Alemania nazi, y seg~in 61, en la Rusia comunista.
Si la huelga es considerada como derecho, Icu61l ha de ser la actitud a tomar por el Estado en la actualidad? Este es el problema central del tema y que trataremos de resolver, teniendo en cuenta t dos los antecedentes apuntados.

EL ESTADO Y LA HUELGA

El Estado actual no es el "estado gendarme" que querian los indiidualistas, sino que por el contrario se caracteriza por un progresivo intervencionismo en las relaciones sociales y econ6micas, adn en aqullas que se consideraban privativas de los individuos. Respecto

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de la huelga el Estado la ha reconocido como derecho -salvo en los Estados mencionados- pero se reserva su reglamentaci6n. jHasta d6nde ha de Ilegar? Eso es lo que tenemos que resolver.
La huelga, considerada como fen6meno industrial y social, repercute sobre el orden social, a pesar de ser un conflicto entre un grupo de obreros y un patrono o varios.
Frente a ella, tres son las principales posturas que puede adoptar el Estado:
A) Considerarla como conflicto particular entre individuos y que ha de resolverse por la acci6n incontrastable de las "bienaventuradas" leyes econ6micas, que a la postre llevar6n hacia el equilibrio, la normalidad, porque precios y condiciones del trabajo ser6n fijados por la fatal ley de la oferta y la demanda, siendo initil toda intervenci6n estatal. De la propia enunciaci6n se desprende lo indefendible, en la hora presente, de tal criteria, no requiriendo detenerse en 61 para refutarlo.
B) Considerar la huelga como un hecho ilicito por la usurpaci6n de la p-dblica potestad y autoridad que toda huelga supone; prohibi6ndola e imponiendo una sanci6n a los infractores de tal disposici6n. Al analizar la doctrina referente a la legitimidad de los procesos huelguisticos, nosotros sefialamos una serie de argumentos contrarios a esta tesis, pero vamos a afladir otro, tom6ndolo de Alfredo Palacios, (9) quien a su vez lo transcribe de Roberto Ardig6: para que en una sociedad se respete el derecho ajeno es menester que exista una relativa igualdad entre los miembros, porque de su fuerza semejante nacer6 el mutuo respeto para evitar las colisiones infructuosas y destructoras; pero si tal igualdad o semejanza de condiciones no existe, el fuerte se impondr6 al d6bil y el derecho de 6ste sert menoscabado y no respetado. Al Estado, por tanto, le corresponde la misi6n de establecer por lo menos, la base equitativa entre obreros y patrons para que se respeten mutuamente en sus derechos; y por la huelga los obreros pueden vencer la desigualdad de condiciones econ6micas, oponiendo al capital duefio de los instruments de producci6n la fuerza del n~imero y de la organizaci6n.
C) Si el Estado reconoce la huelga le compete determiner las condiciones de ejercicio, porque siendo la huelga una situaci6n anormal, los perjuicios que de su ilimitado uso se derivarian serian inconmensurables. La huelga para los obreros representa una p6rdida de salaries, compensable en caso de victoria por los aumentos logrados; para el patron una disminuci6n de su beneficio y para la sociedad la p6rdida resultante de las dos anteriormente sefialadas.
El Estado debe intervenir en las huelgas -como presupuesto aceptado-; su intervenci6n debe orientarse en el sentido siguiente:
La huelga debe ser permitida y reglamentada en tanto en cuanto signifique un conflict industrial o social, pero no debe tolerarse la huelga con fines politicos y revolucionarios --contra un gobierno, contra los Poderes del Estado. Para el sindicalismo la destrucci6n del sistema capitalista se obtendr6 por la via de la huelga general,

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paralizaci6n de toda actividad, siendo las huelgas parciales una especie de gimnasia que prepara y adiestra a los obreros para la huelga general. Pero el Estado debe defender el orden juridico establecido contra toda actividad que persiga su transformaci6n por medio de la violencia.
La acci6n estatal debe orientarse hacia la evitaci6n de la destrucci6n o dafios de propiedades y la violencia contra las personas. Los perjuicios que determinadas huelgas representan para la sociedad, por colocarla en un estado de peligro por la carencia de productos o servicios indispensables, han determinado su ilicitud y por lo tanto no son permitidas y en caso de que lo sean deben los huelguistas --como sucede en nuestra legislaci6n- dar aviso con anterioridad suficiente para que por los 6rganos de la Administraci6n se evite la interrupci6n del servicio.
Respecto a los servidores del Estado la cuesti6n es altamente discutible, por ser muchos los que estiman la incompatibilidad absoluta de ambas nociones: huelga y servicio piblico y adem6s porque algunas legislaciones y autores expresan la opini6n que no siendo uua relaci6n contractual el vinculo que liga a los servidores pAblicos con el Estado (la Provincia o el Municipio) deben quedar 6stos excluidos de la huelga.
Las legislaciones contempor6neas se orientan hacia la evitaci6n de los estallidos violentos, de las huelgas por sorpresa. Para algunos autores los sindicatos que en tal forma act~ien debieran indemnizar dafios y perjuicios a los patrons.
En los tiempos actuales en que el normal desenvolvimiento de la industria es factor vital en la economia del pais, los males que las huelgas producen en el delicado organism econ6mico, han provocado que escritores y estadistas se preocupen por atacar no la huelga en si (en nuestro pals est6 consagrada como derecho constitucionalmente) sino las causas de la misma. Por esa raz6n se ha reducido la libertad de contrataci6n en lo tocante al contrato de trabajo; y los conflictos tratan de evitarse o resolver mediante organismos y m6todos preventivos o terap6uticos (como los conciliatorios y arbitrales).
El desenvolvimiento de los organismos sindicales, para algunos, traeria como consecuencia, una disminuci6n en el n~imero de las huelgas, porque el respeto al sindicato, que atenda el desequilibrio entre patrons y obreros, obtendria que los patronos accedieran a las demandas obreras y al propio tiempo no infringieran el contrato colectivo. Es verdad que en alg6n pais -Inglaterra- la acci6n de las Trade-Unions, ha ganado no pocas guerras sin librar batallas --como dice Gide (10); pero los propios sindicatos no permiten que les despojen de su arma m6s preciosa que tan buenos resultados les ha procurado. Por eso, exceptuando en los paises totalitarios mencionados, la huelga est6 reconocida, aunque no ilimitadamente, sino dentro de loS limits que las legislaciones extablecen.
En Italia los Tribunales "dei Lavoro", en Alemania "los Tribunale de Honor", en Espafia despu6s del "Fuero del Trabajo"; la huelga estW6 excluida porque para el totalitarismo es imposible reconocer una

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fuerza distinta al Estado, que actie dentro del territorio y que no pertenezca al aparato estatal. Benito Mussolini nos habla: "todo est6 en el Estado, nada est c fuera del Estado y sobre todo nada estt contra el Estado". De la tercera proposici6n se infiere la imposibilidad juridica de la huelga revolucionaria o political y de la segunda de toda huelga sin excepci6n.
Si tal es la concepci6n totalitarirx no lo es la intervencionista que proclama la necesidad de la acci6n del Estado regulando las relaciones econ6mico-sociales, conforme a los intereses generales, pero sin excluir de modo absoluto a los individuales.
Nosotros entendemos que a pesar de las razones invocadas por los liberales, se impone, como la realidad nos lo demuestra, la intervenci6n del Estado en los conflictos denominados huelgas, pero esta intervenci6n no debe legar al punto de anular el derecho a la huelga, como propugna el totalitarismo. Un t~rmino media prudente, es lo aconsejable, que estaria representado por la concesi6n del derecho a los obreros para fines industriales o econ6micos, pero no para fines politicos (11), procurando siempre, por el ataque director a las causas de las huelgas, que las mismas tengan cada vez menos ocasi6n de producirse y por iltimo que el eiercicio del derecho de huelga no lesione intereses dignos de la tutela estatal.
Tales consideraciones generales son aplicables a nuestro derecho positivo en el cual son reguladas restrictivamente, dilatando y restringiendo el ejercicio del derecho que se otorga con una serie de requisites formales, que en futura reforma legislativa, en el C6digo del Trabajo que ya se anuncia, deben desaparecer y ser sustituidos por una reglamentaci6n verdaderamente t6cnica y no inspirada, como lo es la vigente, en consideraciones politicas circunstanciales, tales como la preocupaci6n gubernamental de controlar las huelgas y sindicatos y restringir cuanto le fu6 possible la posibilidad y ejercicio legitimo de las huelgas.
Jos96 Francisco Carballo Pujals


NOTAS BIBLIOGRAFICAS: Y NOTA FINAL
(1) Paul Pic, "Trait6 de Legislation Industrielle".
(2) Guti~rrez Gamero, "Legislaci6n Industrial".
(3) John A. Fitch, en la "Encyclopedia of Social Sciences" Word; Strikes and
Lock outs.
(4) Charles Gide, "Curso de Economia Politica".
(5) Citado por Albert Crew, "Economia". Colecci6n Labor.
(6) Citado por Albert Crew, "Economia", Colecci6n Labor.
(7) Guti~rrez Gamero ob. cit.
8) Encyclopedia Espasa. Voces "Huelga y Coalici6n".
9) Alfredo L. Palacios. "El Nuevo Derecho", 2da. edici6n. Buenos Aires.
(10) Charles Gide. Ob. cit.
(11) El Congreso sindicalista de Jena en 1913 conden6 la huelga general como
instrumento de lucha adecuado, basandose en el fracaso de las hasta ahor intentadas. Como sabemos las ilamadas huelgas generales por los profanas,
son, en realidad, huelgas totales.

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LA CRISIS DE LA UNIVERSIDAD


La Universidad ha olvidado la l6gica del coraz6n. La Universidad ha servido pura y exclusivamente a la 16gica del pensamiento. La Universidad ha servido pura y exclusivamente a la visi6n cientifica del hombre. Al olvidar el coraz6n, ser& realmente olvido, o serhc que ]a universidad no puede tener coraz6n? Seri porque no hay t sble incorparaci6n de la 16gica del coraz6n a la vida universitaria, cual, por esencia, no puede ser otra cosa sino un 6rgano creador de ciencia? Alemania, Francia, y Rusia contestan diciendo: Si; la universidad no puede ser sino 6rgano de ciencia, 6rgano creador de ciencia. Inglaterra, y en cierto modo los Estados Unidos, contestan: No; la universidad puede crear el hombre, el tipo de hombre, o propon~rselo al menos. Y yo, terciando en esta pol~mica, digo a mi vez, y pongo en eso una convicci6n enorme, que la universidad puede y debe cultivar la l6gica del coraz6n y proponerse como tipo, no meramente el hombre cientffico, que es un empobrecimiento del hombre, sino el hombre universal, y volver a tomar la bandera del Renacimiento y la bandera de la Contra Reforma, desde Giordano Bruno hasta los espiritus mcs representatives.
No vecis en esto una intenci6n de tesis dogmctico-religiosa, no, no; quizes por rni desventura, no vivo en un dogma, sino que dentro do mi nacen y batallan mis angustias y mi inquietud religiosa; hablo del problema como uno de los mcs cardinales temas actuales de la cultura.
Se prueba la crisis de la universidad cuando reflexionciis y v6is que la universidad no satisface hoy en parte alguna a la problemdtica que le plantea la existencia; la existencia que nos contorna y que mediante una serie de interrogaciones, nos pide que respondamos a sus inquietudes.
Pero 1por qu6 se ha producido esta crisis y de d6nde dimana? Recojo de nuevo la cuesti6n: toma el Renacimiento como ciencia tipo, la matemtica. A partir del Siglo XVI, pod6is observar en toda la historia de la cultura, una aceleraci6n de la Matemcitica a la Fisica, de la Fisica a la Meccnica, de la Meccinica a la nueva industria y dO la nueva industria a una organizaci6n instrumental de la totalidad de la vida, que se va tragando al hombre. El hombre que cre6 la vlatemctica, la Matemctica la Fisica, la Fisica la Meccinica, la Mec&nica los instrumentos, y ahora, los hombres se encuentran inclinados, de rodillas, adorando a los instruments que est(in devorando al hombre.
Y se produce, como consecuencia de la adoraci6n y culto a esa flUeva deidad, la t6cnica, una crisis que vosotros os la encontrar~is
(1) De ]a conference "Posici6n de las Universidades frente al problema del Wmdo actual", pronunciada por Dn. Fernando de los Rios en el Aula Magna do la Unftegredad Nacional.

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dentro de vuestro pensamiento, sin saber por d6nde ha venido; y es una crisis: inada menos que en el criteria de la Verdadl Ya el criterio de la verdad -a causa de ese cult a lo instrumental que va absorviendo, destrozando y eliminando hist6ricamente lo humano,se orienta, no en Io intern e inmanente o en lo objetivo trascendental o trascendente, sino que el criteria de la verdad toma como piedra de toque con que apreciar su purezq, "las consecuencias pr6cticas de las acciones", Iconsecuencias pr6cticas de las acciones! Cuando las consecuencias son beneficiosas, decimos que es verdadero, con lo cual la verdad participa exactamente de lo que los griegos liamaron "hip6tesis", esto es, lo que se pone debajo para permitirnos una explicaci6n. Cuando la explicaci6n comprueba lo que hemos puesto debajo, retenemos la hip6tesis, si no, la tiramos. Y esto hemos hecho con la verdad, inada menos que con la verdad Cuando los resul, tados practices de las acciones vienen a perjudicar lo que secreta. mente ansiamos, la cogemos y la tiramos cualquiera que sea su valoi moral y religioso. iVed si son graves las consecuencias que ha teni, do el tomar a la Matem6tica como divisa y norma del mundo de la cultura.
Pues bien, demos un paso m6s adelante; precisamente ese Pragmatismo, ese criteria de la verdad medida por las consecuencias pr6cticas de las acciones, determin6 el nacimiento de una teoria, cuyo vocero y creador se llam6 Nietzsche, 61 es el alma del Pragmatismo de la Desesperaci6n. Desesperado por la imposibilidad de descubrir las verdades trascendentes, desesperado por el valor relativo de la individualidad, Nietzsche enuncia el Pragmatismo de la Desesperaci6n, busca el criteria de la verdad en Io que sirve para acrecentar la vida. Todo lo que acreciente la vida, tiene un valor de verdad; he ahi la infiltraci6n dionisiaca y demoniaca que est6 disolviendo la sustancia del alma individual y colectiva, porque acrecienta la vida todo aquello que a la vida le da fuerza para afirmarse. Por esto, Nietzsche, a ese Pragmatismo de la desesperaci6n, le llama voluntad de poder, rvoluntad de poder! Es decir, que el centro adonde deben ir a converger todos nuestros esfuerzos, es a Ilograr poder!
j.V6is, v6is de d6nde viene ese espectro colectivo que se llama Estado-Poder y que representa la raz6n de ser del drama hoy consumado en muchos pueblos, del que se cierne sobre otros y amenaza a casi todos? iVoluntad de poder, convergencia en torno al poder! Retrocedamos ahora: Cuando se afirmaban los criterios morales a criterios religiosos como valores fundamentales que debian ser norma y guia de la vida, --que era lo que acontecia en Espafia en el Siglo XVI,- frente al Maquiavelo que precisamente significaba el Poder como la imica raz6n de ser del Estado, y el Poder como algo que justifica en si mismo, se levantan los pensadores de Espafia, y contestan: No; la inica raz6n de ser del Estado es la Justicia.
Y digo hoy lo mismo que los te6logos y juristas de mi patria, Y tengo la absoluta convicci6n de que ese es un criteria eterno de verdad, que no hay comunidad posible, ni salvaci6n posible para l humano, si no se vuelven a tomar las divisas 6ticas como as 6nicas

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capaces de elevar y ennoblecer el proceso de las acciones individuales y colectivas.
En H6gel ya est& preformada la figura del Estado-Poder. En Nietzsche liega a su m6xima poetizaci6n y grandeza filos6fica; y desde Nietzsche larvadamente se va preparando este drama en un proceso ininterrumpido en los ide6logos alemanes. Y eso, 1por qu6? 1por qu6 es? Es una consecuencia de la crisis del Renacirniento. De igual suerte que al hombre Io estd devorando el instrument que 61 creara, de igual suerte, a ]a colectividad ]a estd devorando el Poder que ella constituyera. Y de igual modo que al hombre individual y a la comunidad cultural actual se le estd sustrayendo la came y la sangre del sustancialismo de su espiritu, de igual modo al Estado, el "Poder" tiende a dejarlo vaclo de justicia, con lo cual serd una almendra sin grano, una nuez sin came, un cascabullo, una apariencia.
Poder, pero el Poder es para algo, y desde el moment en que no se admite en que el Poder ha de estar subordinado a una finalidad superior, que es la que lo justifica o lo condena, desde ese instante no hay para la vida colectiva m6s que absolutismo, autoritarismo y tiania, y para el hombre individuo, metido en la m6quina instrumental de una civilizaci6n que ha enajenado el element creador caracteristico de la cultura, no queda a su vez m6s que un proceso de desustanciaci6n creciente. Por eso, j6venes, perdonadme: abunda tanto hoy entre vosotros la frivolidad, ya no se habla, se baila. 4Por qu6? Porque se busca la acci6n, pero se le huye al pensamiento, porque se huye de la intimidad de si mismo, porque a veces os buscis a vosotros mismos y no os encontr6is. El hombre de hoy est& roto y lo rompi6 el Renacimiento. De un lado est6 el hombre espiritu, empobrecido; de otro, el hombre mec~nico, enorgullecido: entra en una casa, ve que tiene toda clase de cosas a su disposici6n, abre una flave e ilunina las habitaciones, tiene su bafio, la calefacci6n, la radio, y dice: "iQu6 maravilla!" "jQu6 maravillal" Esa maravilla: lqu6 pobreza! jqu6 pobreza est6 engendrando!

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Y el problema de hoy es el problema de la reintegraci6n del hombre y de la reconquista de su unidad: el hombre como cientffico, 91 hombre como sujeto emocional, el hombre refinado en su querer, .1 hombre capaz no s6lo de gozar de una poesia, sino que "sienta" la avidez por leerla, por escuchar un trozo musical; el hombre que sepa descubrir en la lfnea de una estatua una armonia, un terna intimo de goce; ese, ese es el hombre que hay que volver a reconquistar, y aW reside el gran problerna de la universidad de hoy.
La universidad sigue hoy considerando que el problema univerlitario es un problema puramente cientifico; en efecto, sin lenar el fin cientffico requiere laboratorios en donde efectivamente se trabaje Y Be investigue y se inicie al cientifico, laboratories en que ni un solo Muchacho deje de participar en las actividades; seminarios, donde S lean los cl6sicos y se interpreten los texts y se indaque y discier-

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na cudl es la intenci6n emocional de los grandes autores; c6tedras, en donde se haga conocer el organismo cientifico de la 6poca, hasta en sus itltimas conclusiones, y no dir6 en sus menores detalles, porque eso es un punto de perdici6n para la c6tedra, el detalle ha de ser extrafio a ella. La Universidad ha menester de un estudiantado que consciente de su responsabilidad se d6 cuenta de que en la clase, 41 es un sujeto activo y que el estudiante es tal, si estudia; de un estudiante que se d6 cuenta de que, si el ha de constituir la clase direc. tora de su pais, la responsabilidad de ellos es de tal naturaleza, que si algAn dia la colectividad do una naci6n se da cuenta de qui6nes son los m6ximos responsables de su incapacidad, de su incompeten. cia, mas que al politico, se le atribuir6 al universitario. El estudiantado es el vivero de donde salen las clases directoras; jYa es un privilegio ser vivero y plantel de class directoras! pero a un privilegic de tal naturaleza no se puede contestar con un encogimiento de hombros, ni con un grito alegre, ni con un alboroto, sino con el cumplirniento de altos deberes. No, no, muchachos. Yo apelo a lo que haya mds sano, mds noble, m6s puro en los rincones de vuestra conciencia a fin de que mir4is fijamente, cara a cara el mandato moral que os impone vuestro tiempo y vuestro pueblo.
Ahora bien, incluso cuando se conjugan todos esos factores: laboratorios, seminarios, c6tedras y estudiantado y todos y cada uno cumplen su deber, aun entonces queda en pie el gran problema: esc es un puro 6rgano de creaci6n cientifica; y formulo de nuevo la pregunta: ZEs que el porvenir de la Humanidad va a depender pura y exclusivamente del porvenir del saber? Entendido el saber, no como lo entendieron los griegos, porque ese ha sido uno de los grand. des errors del Renacimiento -el griego Ilamaba sabio no puramente a aquel que conocia muchas cosas, sino que "Sophos" para el griego. era el que establecia una armona entre su querer, su deber y su saber.
En este instante recuerdo, j6venes estudiantes, que desde esta tribuna hace doce afios, record6 a los j6venes de entonces, una desviaci6n aneloga sufrida por la palabra libertad. Decia Montesquieu: "La libertad no puede consistir en hacer lo quo se quiere, sino en querer hacker lo que se debe querer" ioidlo bien! iquerer hacer lo que se debe querer! Hablar de libertad es f6cil, ser hombre libre, es difi. cil, porque el hombre libre es el hombre disciplinado por la idea del deber.


Fernando de los Rfos

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EN MEMORIA DE LOS ESTUDIANTES CHECOS

DISCURSO

Por Alberto Varona

Sr. Rector de ]a Universidad de la Habana.
Sres. Decanos.
Distinguidos Profesores.
Sres. Miembros del Cuerpo Diplom6tico y Consular.
Sefioras y Sefiores:
Compaiieros:
Cada generaci6n pasada, como consecuencia de su propia vida tuvo tarnbi6n, como la nuestra, problemas con que enfrentarse y peculiares formas de lucha. Acosadas por factores dirigidos contra ellas, unas gozaron las delicias del triunfo y de la gloria; y estamparon en el libro del tiempo las p6ginas que hablan de sus 6picas hazafas. Otras, impotentes ante el peso de la historia, victims de su Propio destino, doblando las rodillas, se resignaron a Ilevar el fardo do sus errores. De las primeras, dan cuenta los siglos de Oro; de las Sgundas, los espacios vacios del pasado.
jCu6l es la postura de nuestra generaci6n: la generaci6n de los adelantados, de los precipitados, como la Ilamara un ilustre profesor? 14 qeneraci6n que naciera a la vida en los instantes mismos en que 01 mundo se debatia en ]a guerra sangrienta del catorce; la generaci6n que nace al pensamiento y a la preocupaci6n cuando otra guerra 1163 cruenta por cientffica y m6s despreciable por salvaje, extiende lu miseria y el dolor por el mundo; es una generaci6n vencida o aIn COnserva aptitud vital? Mejor que la palabra y las razones explicativ=s; por sobre los votos y fires decisiones que de lucha hagamos, "t6D los hechos, a la par que indiscutibles, comprobables.
AI est6n, para dar mentis profundo a los que piensan en el Ilnfo possible de las armas sobre la inteligencia; de la fuerza sobre eI derecho: de la tiranfa sobre la libertad; los audaces pilotos ingle"N los terroristas organizados de la Francia que resurge, los sabote dores de B6lgica y de Holanda, los guerrilleros que pasean la vy amenazan la Dalmacia; los soldados silenciosos que socavan Im tumba del nazismo, los checos que resisten y que luchan y no Colom en su empefio rom6ntico de hacker de nuevo de la Moravia y

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la Bohemia, conjunci6n magnifica de alas y de razas, centre de progress y libertad.
Ahi est6n, como ejemplos de voluntad y honor inquebrantables, de responsabilidad hist6rica contraida con los grandes maestros del c.er, los cientos de j6venes espafloles caidos en la lucha contra la intolerancia que renace, en la mirma Espafia destinada a superar sus pasados errores con el advenimiento de la Rep6blica democr6tica.
AM estn, los cientos de estudiantes europeos que combaten con el vigor y coraje propios de la juventud la dictadura nazi y a los que honramos hoy, con el acto sencillo que este Comit4 ha realizado, respondiendo a la llamada solidaria que nos hacen los estudiantes checos residentes en el basti6n inexpugnable de la Europa sojuzgada.
Y no podia el estudiantado cubano, guardian celoso de la tradii6n patri6tica, dejar de incorporarge a la plegaria universal que hey se levanta a la memoria de aquellos nueve primeros valientes, que ofrendando su vida par la libertad, dieron el toque de alarma a los pueblos del mundo, despertando a los estadistas dormidos, responsables del crimen nazista.
Para ellos, que tuvieron el valor de la protesta en el instant mismo en que la Europa entera, cruzada de brazos, permitia la humiilante invasi6n de su patria, vaya en un c6lido y fraternal mensaje el reconocimiento del estudiantado de Cuba; que tambien ha sabido del dolor de la incomprensi6n y de la ausencia de aliados en la hora de la rebeldia, y que tambi6n, como ellos, ha tenido la intima satisfocci6n de haber sefialado el deber de luchar contra la tirania, con el trocar del libro par las armas; de la palabra par la acci6n.
Este Comit6 Universitario de Ayuda a la Democracia, organizado coma expresa su manifiesto de constituci6n para plasmar el ideal democr6tico que a nuestra juventud alienta, entendi6 que no podia existir oportunidad mejor, para expresar ese ideal democr6tico que la fecha que hoy, religiosamente, conmernoramos. En efecto, Ia Democracia, coma complejo sistema de organizaci6n politica y social, reviste dentro de lo gen6rico universal de su concepto, especiales caracteristicas comunes a los pueblos pequefios. Regimenes democrticos funcionan de nuy diversas maneras en los pueblos del mundo. La dernocracia suiza; las democracias anglo-sajonas; las democracias americanas; si bien tienen de comrnn, -en lo relative de todo lo humano,- el respeto a las formas libres del vivir y del pensar, tambi6n nos presentan diferencias; desigualdades provenie tea unas, del proceso econ6mico del mundo; las otras, derivadas de su reciente proceso de formaci6n hurnana. Par ello marchan, cornpenetradas en el dolor, las democracias de los pueblos j6venes, las democracias grandes de los pueblos pequehos.
Nosotros, que hemos sentido profundamente las naturales conse" cuencias, o mejor dicho, las fatales consecuencias del proceso econmica; nos compenetramos con el dolor de los estudiantes checos en el segundo aniversario de la muerte de sus compaiieros, coma si fuera dolor propio, porque vemos en la historia de su patria y en sus pre-

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ocupaciones y angustias actuales, la historia y los sufrimientos de los hombres libres de las pequefias nqciones.
Pero a la par que sentimos la desgracia checa, como nuestra, lo:' estudiantes universitarios cubanos recibimos dignamente la leccci6n magnifica de su heroicidad, y comprendemos la necesidad de prepararnos para resistir el embate combinado de los factores que amenazan debilitar las energias de nuestra generaci6n.
Sabemos el peligro que significa vivir en un mundo convulsionado, como el presente, en que la crisis de los valores morales parece ser el sello caracteristico de la 6poca; en que la debilidad del car6cter y de la voluntad; la indecisi6n de los hombres y de las naciones encuentran su raz6n de ser en lo tenebroso y cada vez m6s incierto de un mafiana lejano; en un mundo, en fin, en que la complicada madeja de los interests materiales lo mismo sujeta y domina a los pueblos; que impulsa a los hombres a la desesperaci6n, a la violencia y al crimen.
Por ello mismo, nunca como en este dram6tico tiempo es altisimo ql deber de la juventud: el deber de cumplir con el deber, a despecho do todo aquello que se le oponga. Porque son inmensos los peligros quo amenazan a nuestra generaci6n; porque comprendemos la crisis profunda que atraviesa la democracia, y con ella lo mejor de nuestras enerqias y lo m6s refinado de nuestro pensamiento, hemos de dediCaros, fielmente, a su defensa. S61o asi podremos conquistar el imperio democr~tico de las mayorias sobre la voluntad de las camarillas; y posibilitar en el futuro inmediato de la post-guerra una convivencia m6s humana de los pueblos y una comprensi6n m6s justa do laS necesidades vitales de los hombres.

() El presented discurso fu6 pronunciado por el joven estudiante Sofor Alberto Varona en el solemne actor organizado en la Universidad de la Habana al cumplirse el segundo aniversaria del fusilamiento por las hordas nazis de nueve estudiantes checks que protestWron de la invasi6n do su Patria. Se publica como ofrenda a su glorioso recuerdo.

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UNIVERSIDAD ESPIIITUAL
Studere hilaranter optimus modus discendi
Concurso sabre los problems nacionales, premio "Universidad Espiritual"

A fin de conmemorar el 8S aniversario del nacimiento del Ap6stol de nuestra independencia, Jos6 Marti, la Universidad Espiritual abre un concurso bajo las siguientes condiciones:
Iro.-El tema de este certamen es: la posesi6n de la tierra
cubana, y sus problems econ6micos, politicos y sociales.
2do.-Las obras que se presenten deber6n estar redactadas en
espahiol, ser originales e in6ditas, y el texto, incluidos ap~ndice, notas, monografias e indices, deber( toner una extensi6n no menor do cien p6ginas y no mayor de trescientas, escritas a mhquina, en hojas de papel de ocho y media por once, a dos espacios. Deber6n presentarse un
original y copia.
3ro.--Cada autor marcar6 su obra con un lema y la acompafiara de un sobre cerrado y lacrado, que contendr6 su nombre y direcci6n, y que tendra escritos por fuera el
lema y primer rengl6n de la obra.
4to.-Las obras se entregar6n en la oficina de la Universidad
Espiritual, edificio del Aula Magna de la Universidad de la Habana, extendi~ndose un recibo en que se haga constar el
lema y fecha de entrega.
Sto.-El plazo do presentaci6n de las obras vencer6 a las doce del
dia lunes 28 de Septiembre de 1942.
6to.-Se conceder6 un premio que consistir6 en un diploma y cien
pesos en metdlico al trabajo presentado que a juicio del tribunal merezca ser premiado, y dos menciones de honor
a las obras que le sigan en m6ritos.
7mo. -El tribunal estar6i constituido p0r tres profesores de la
Universidad de la Habana.
8vo.-Se considerar6n como m6ritos a los efectos del premio, ad&m6s del valor documental, la sencillez de estilo y la claridad de los conceptos, a fin de que la obra premiada tenga f6cil
divulgaci6n.
9no.-Una vez terminado el concurso, se devolver6n las obras a
los concursantes no premiados. El autor que resultare promiado queda en libertad de publicar su obra.
10mo.-Los premios se entregar6n en un acto pdblico, dentro de los
dos mess siguientes al vencimiento del plazo de admisi6'n.
I lno.-A este certamen podr6n concurrir todos los ciudadanos cubanos y extranjeros residentes en Cuba.
Rector de la Universidad Espiritual.
Dr. Guillermo Sdnchez,
Dr. Humberto 1. Martinez,
Secretario General

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NO VEDADES

BIBLIOGRAFICAS

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Enrique de Cubas y Meleindez


SMWifORD, Roberto: Diritto Marittimo di GusU& (Roma 1940). 1 Volumen, 372 pftinas. htro las 4lmas obras juridicas Ileqadas de
*n --ese mundo culturalmente tan acertado I gIftloamente tan sinqular- figura la sexta IU6 do las Note di Diritto Marittimo di Gueb 46 Roberto Sandiford, publicado por el Mido la Marina que, aprovochando las
morecidas por las anteriores0 nace m6s 162u aY prdctlca.
O kbra, sin embarqo, no os mds que un .S 405 do recopilaci6n positiva, lastrado
'll ae breve ex6gesis do todo o casi todo lo 40 al Derecho Maritimo do Guerra --ciquiendo It Weaica e-cisi6n del Derecho Internacional NW urn Derecho en tempos de Guerra v eS*o tiempos do Paz- se refiere. Diviem do partes: la primera do carcter ne64SIe introductorio dondo se habla del suJeto I dm1 objeto del Derecho Internacional y de k lSdeclones y controversies internacionals, y
*'4gnmda o definitiva. donde, despu6s de bre*f wmideracionos sobre la querra en general, 001 al o nfllsls del Derecho Mariutmo de Gue" 0 De icho Maritimo anormal. Aqui se habla 1b h8 Iqttmo. beliqerantes, de las operaciones 7 do lo enfermos, heridos y prisioneros 1b "o.ra dejando para el final un capitulo lftb Ia noutralidad. Aunque su desarrollo es 14Wlm 00 so analizan las modernas toorias quo 3M eflcacia ante guerras detestables co. t is actuaL El ideal international del futuro, 0l hAd a aceptar s61o la querra como sanhk macional, excluye como es natural la d la neutralidad. Pero en la op imida
de 1940 y muy especialmente en lan
do mu gobierno no podian toner cabida S ia tan proqresistas como civilizadas. IONkO do Sandiford, a pesar do todo, es 6 Por la claridad de sue conceptos y
do mu exposici6n.


Hanx: Legal Technique in International
(Goe.ve 1939. 1 volume, 178 pdqinas.


Del ilustre y comentadisimo Han@ Kelsen nos Ilega este interesante studio do conjunto del Convenio do la Liqa, actualmente. por desgracia, en francs crisis y en vias do una lamentable decadencia.

Keleon es hoy, sin duda alguna el pensador juridico de m&s honda influencla en las nuevas generaciones y muy ospecialmento en la cubana, que desde hace alqunos aio comen6 a relaconarso con su 16gica estructura desde las aulas universitarias. Su mismo exilio actual lo presenta con caracteres slmp tlcos a las juventudes americanas, tan solldarizadas on el sufrimiento universal: paso provio para *l imporio do la justicia y 9l roinado de la equidad.

Esta monograf a realiza un enfoquo oriqinalislmo del Convenio. La Liqa, surqida do una aplastante victoria, cuando an los odios no so habian disipado y so pensaba hacer la paz on una desmembracldn. muestra deed* mu oriqen sun caracteres politicos, que no escapan a Ia soverisima critica del profesor austriaco empeiado en su campafia pursta de oxclusi6n aob soluta de la malicia political, quo retra&6 la ciencla tradicional. del campo del dorecho.
Sin embargo, la idea sustentada entre otro. por Laranude on su maqistral obra "La Societ46 des Nations" do que: "El cardcter do a Sociedad de Naclones es sobre todo politico, El carcter juridico y Judicial no fiqura zinc en un grado muy dobil" y por Ray en mum conocidisimos Comentarios cuando nos dice: "La primera constataci6n quo se impone es quo *I Pacto es un text politico, al mono., tnnto como juridico", parn afirmar quo su interprotaci6n me encuentra dominada por consideracione politi. cas, teas aceptada par el inxiqne Scialola. prosenta una clerta oscuridad y parcialidad que no olvida 91 andlisis saqas do Kelson. La Isqalidad instrumental depends do mu objetividad a un fin, quo on todo caso debe ser politico. Asi so armonisan amboa conceptos, sin establecr la jerarquia quo propuqnan los mencionados juristas.

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PREMIO


"Revista de Derecho y Ciencias Sociales"


1.-Podr6n participar en el Concurso al Premio
do la "Revista do Derecho y Ciencias Sodales" todos los alumnos matriculados offcilmente en cualquiera do las asiqnaturas incluidas en los Planes do Estudis de las Facultades do Derecho Pablico y do Cien,'ales, asi como en Leyes y Derecho Diplomdtico y Consular".
2.-El tema acordado por el Conselo de Publi.
caci6n para el present Concurso es el sigulente: "La sequridad colectiva internacional: fines y orqanizaci6n".
3.-Los trabajos enviados a Concurso no podrdn
tener menos do 8 p6qinas de tamafo 8xl, ni m&s do 15. escritas en mdquina, a dos
espacis y on forma correcta.
4-Cada concursante enviarMi su trabalo en un
sobre perfectamente cerrado, con un lema y su nombre y don apellidos claramente escritos en su exterior. El trabajo Ilevard tan s61o el titulo a su frente, entendi6ndose que cualquier siqno, contrasefia a indicio quo pueda servir para identificar a su author podri ser considerado como iotivo sullciente para exoluirlo del concurso y anular
Cu participaci6n en el misma.
5.-Los concursantes enviardn sus trabajos o
los entroqar~n personalmente al Secretario del Console do Publicaci6D de la "Revista
do Derecho y Ciencias Sociales".
6.-El Secretarlo del Conselo do Publicaci6n registrar& en un libro preparado al ofecto los trabajos enviads a presentadas a concurs y a todo concursante que lo solicits extender& an recibo dode conste la presentaci6n del trabajo, la focha en quo esta presentaci6n so haya hecho. el lema que presents el sobre en su exterior y el nombre del
concursante.
7.-Los trabajos presentados a enviados al presente Concurso s61o podrn sor recibidos


par el Secretario del Consejo de Publicaci6o antes do las doce do la noche del dia 10 de abril, en cuya fecha quedard vencid0, sin que sea posible prorroqarlo el plaza de
presentaci6n.
8.-El Conseo do Publicaci6n de la "Ravista de
Derecho y Ciencias Sociales" ser& el enea.
gado do cumplimentar las Bases do eats Concurso y en consecuencia al mismo am rresponde cuidar fielmente do su cumpfimiento, tomando las medidas que estiml
pertinentes para ello.
9.-El Tribunal del Concurso estard formado
por un Profesor de la Facultad de DerechO, un Professor de Ia Facultad do Ciencias So dales, un miembro designado par el C0asejo do Publicaci6n y los Directores do la Revisa de "Derechos y Ciencias Socialeoo. 10.-Dentro do ls diez dias siguientos a la ft
cha indicada como cierre del plaza de ad.
misi6n de los trabajos el Tribunal dIcts!0 su fallo otorqando a uno do los concW* santes el Premio. El Tribunal se reserve el derecho de declarr desierto el Pret si ninguno de las trabajos tuviese. a In juicio, m6ritos a calidad sulicients PCa
merecerlo.
II.-El Premio consistird en una Colecci6n Co"
pleta de "Manuales Lox" (C6diqo Civil, a digo Hipotecario C6diqo de Comercio, L0 do Enjuiciamiento), donados a la Revista do Derecho y Ciencias Sociales par el Dr. 14a' riano S6nchez Rojca propietario do dCh
Casa Editorial.
12.-La entreqa del premio so efectuard elk
Acto universitario quo con tal motiv0 o celebre dentro do Io dies primeros dial de
men do Mayo do 1942.

La Habana, Febrero do 1942.

LA DIRECC16I1,

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la elegancia social de hacer un buen regalo.

Con cualquier cantidad elige usted el presente mis fino y distinguido
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REPUBLICAN DE CUBA

UNIVERSIDAD DE LA HABANA


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
Y DERECHO P IBLICO




AVISO


So pone en conocimionto de los a, pirantes quo deseen ingresar en la Eso uol Anexa de Administrac16n P~iblica de esta Facultad, y quo carezcan de los titulos q, eximen del examen de ingreso, que ol mismo so verificar&c en el ros de Septiorb-e pr6ximo, mediante convocctoria quo so publicacr& oportunamente, y que los prograrrc do dichos eyamones asi come cualesquiera otra informaci6n quo necesiten pueaen solicitarla del Decanato do la Faculad do Cincias Sociales y Derecho P16blico


Habana, Febrero 9 de 1942. (fdo.) Dr. Pablo F. Lavin y Padr6n.
Decano.


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vida!


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I.

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AVISO


Exta Revista solicita el canje con todas aquellas publicaciones .similares de Cuba y el extranjero. Nos complacerd, asi mismo, dar cuenta en nuestras pdginas de aquellas obras que se nos envien sobre temas juridicos y sociales, acompahando Icy rexpectiva nota bibliogr6fica. Los envios deben dirigirse a] Sr. Andr6s Su6rez, Secretarla de Redacci6n, R. de Derecho y Ciencias Sociales, Escuela de Derecho, Universidad de la Habana.

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