CUADERNOS DE CULTURAL
SEXTA SERIE
6
MANUEL VILLANOVA
E CNOM A
COMPILACION Y PROLOGO
POR
ENRIQUE GAY-CALTB6
PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DE EDUCACPON
DIRECCION DE CULTURA
LA HABANA, 1945
CUADE RNOS DE CJL TURA
PRIMERA SERIES
(AGOTADA)
L-Gabriela Mistral: LA LENGUA DEI MARTI.
2.-Pbro. F6lix Varela: EDUCACION Y PATRIOTISMO.
3.-Jos6 Marti: EDUCACION.
4.-Jos6 de la Luz Caballero: FILOSOFIA Y PEDAGOGIA.
5.-Jos6 Antonio Saco: IDEARIO REFORMISTA.
6.-Mdximo G6mez: RECUERDOS Y PREVISIONES.
SEGUDA SERIES
(AGOTADA)
1.-Jos6 Marti: HOMBRES DE CUBA,
2.-Gertrudis G. de Avellaneda: SELECCION POETICA.
3.-Enrique Jos6 Varona: PAGINTAS CUBANAS.
4.-Jos6 Maria Heredia: PREDICAS DE LIBERTAD.
5.-Franeisco de Arango y Parreio: DE LA FACTORIA
A LA COLONIA.
6.-Antonio Mfaceo: DISCIPLINA Y DIGNIDAD.
TERCERA SERIES
(AGOTADA)
1.-Juan Clemente Zenea: POESIAS.
2.-Domingo del Monte: HUMANISMO Y HUMANITA-
RISMO.
R.-Francisco Javier Balmaseda: CONFINAMIENTO Y
AGRONOMIA.
4.-Jos6 Marti: ESPIRITU DE AMERICA.
5.-Jos6 Jacinto Milan6s: ALGUNAS POESIAS.
6.-Luisa Perez de Zambrana: ELEGIAS FAMILIARES.
ECONOMIA Y CIVISMO
UNIVERSITY
OF FLORIDA
LIBR ARIES
18 5
CUADERNOS DE CULTURA
SEXTA SERIE
6
MANUEL VILLANOVA
E CO(1 NOu"M A
Y CIVISMO
COMPILACION Y PROLOGO
POR
ENRIQLE GAY-CALBO
PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DE EDUCACION
DIRECCION DE CULTURA
LA HABANA, 1945
LATR
AMERICA
MANUEL VILLANOVA
POR
ENRIQUE GAY-CALBO
JOS estudios econ6micos no han tenido mu-
chos cultivadores de valer en Cuba, espe-
cialmente en los tienpos de nuestra cons-
titucian definitive despus de la independencia.
La inclinaci6n hacia esas disciplinas no es la que
una realidad de isla iediterrdnea deberia impo-
ner a los cubanos, ni la que en 6'pocas anteriores
lanto influy6 en la econonia national.
Para ciertos observadores, tal anoinalia tiene
explicacian en los deficientes prograinas univer-
sitarios, que no incluyen altos estudios de esa in-
dole, ni de otra alguna. Acaso no habrian teni-
do aceptacian unos planes diferentes a los que
otorgan diplomas y ti'tulos siitiles para vivir, y
for ello una categoria de ensefianzas de especia-
lizacidn superior que no sean de aplicacian in-
mediata y provechosa podria recibir la indife-
rencia del aluinnado. Asi, la economia politica
es en la Universidad una asignatura de perfiles
prdcticos, lo misino que la de hacienda piiblica.
No van por distintos runbos las de otras carre-
7
8 CUADFRNO DE CULTURA
ras, por lo que es dificil hallar una orientacidn
Para transitar por los predios de la ciencia pura.
En el pasado, sin enibargo, los econo-mistas cu-
banos, Arango Parre/io, Saco, Pozos Dulces,
Balinaseda, Reynoso, Marti, buscaron en obras
extrafias y en otros pueblos lo que no daban las
aulas del pals, y entregaron a iste el resultado
de su afin estudioso, de sit experiencia, de su
observacian y de sit preoctpado interds. En 6 po-
cas mds cercanas, cl it/ilitarismo im prev'qor ha
opacado aquellos ejeiplos y ha impedido la
continuidad logica de una /radicidn especialista
constant en los hombres de Cuba.
Uno de los ma's notables de esos hombres en-
tendidos en las especulaciones de la economia
politica y de las ciencias de la administracidn
fue Manuel Villanova Fcrndndez, escritor, pe-
riodista, maestro y funcionario. Dedicado desde
la juventid a la cons piraci6n y a las contiendas
libertadoras, piido coin pletar su ins/ruccidn en
los periodos de paz y ilegar por el propio es-
fuerzo, y fitera de la conduccian acaddmica, a
la minds elevada citura econm6ica, estadistica e
histrica. Conocedor de uestra historia, inves-
tigador en todos los archivos, eficaz rastreador
de datos, lleg6 a lo hondo dcl drama national, y
se propuso exponcr sits graves implicaciones y
a la vez sefialar la soluci6n posible, sin dear
de indicar, para Prevenir una posible desorien-
ECONOMIA Y CIVISMO 9
tacidn, cudles fueron las formulas daiinas a/li-
cadas por pseudoestadistas con. la mds sorpren-
dente imprevisian.
El escritor pziblico es un cindadano que vigila
y Ilena su misidn con la advertencia y el con-
sejo oportunos. Sit palabra adimonitoria sirve al
pueblo para conocer la urgencia de hacer ms
alto en la ruta de los desaciertos. Fueron censu-
rados los honestos advertidores que desde la al-
tura de sus Belveddres denunciaban las causas de
las crisis. Enrique Jose Varona se encontr6 en-
tre los com fa/riolas que oyeron el calificativo
injusto de idedlogos de la vida pziblica cubana.
Villanova fu6 tambiin criticado. Y no obstante,
su it/ilidad es manifiesta. Quedan sits escritos
Para probar que habian visto claro en el caos de
nuestra im preparaci6n, de nuestra increible c-a-
lidad de avestruces aptos para esconder la cabe-
za bajo el ala y desentendernos de las realidades
aprenilantes que nos rodean.
Indicar, sefialar, advertir, miostrar el error de
vivir a contrapelo, entregados a la bnena ven/it-
ra y a lo inprevislo, es cuanto pueden hacer
ciertos escritores que por su saber y su talento
se hallan en situacian de dar cl derrotero seguro
y no tienen a sit alcance o entre sus posibilidades
la direccidn efectiva de los negocios piiblicos. Esa
fu6 la area que se impuso Aanitel Villanova
desde miuy joven.
10 CUADERNO DE CULTURA
Nacido en Caimagiley el aizo 1845, alli em-
pez6 estudios que continue en los Estados Uni-
dos, a donde las sospechas oficiales lo obligaron
a emigrar. Dicen sus bidgrafos que form centre
los expedicionarios de El Ave Maria.
La Sociedad de El Ave Maria fu6 fundada en
los Estados Unidos bajo la presidencia de Jose
Elias Hernidndez, que habia acompaiiado a Gas-
par Betancourt (El Lugarefio), a Goicouria y
a Porfirio Valiente en la dircccidn de la Junta
Cubana de 1852. Los demds jefes de El Ave Ma-
ria eran Agustin de Santa Rosa, Andres de Cel-
sis, Juan Clemente Zenea, Fernando C. Pino,
Jose Meza, Juan H. Felix, M. Ramirez Tapia,
Pablo A. de Golibart y Manuel J. Bazdn.
El propdsito de los conjurados era el de reali-
zar la obra inconclusa de Narciso Lopez. Vinie-
ron a Cuba algunos de aquellos con patriotas pa-
ra allegar adeptos y preparar los dinmos. Adop-
tada la Constitucidn que se conoce en la his-
toria con el nombre de El Ave Maria, reproduc-
ci6n modificada de la de Narciso Lopez, flet6
la Sociedad el bergantin goleta de bandera nor-
teamericana Africain Para traer la primera ex-
pedician de revolucionarios.
Se daban los conspiradores los nombres de
Hermnanos del Ave Maria. En abril de 1859 sa-
li8 el buque de Nueva York con armas, pertre-
ECONOMIA Y CIVISMO 11
chos y hoimbres pe intentaron deseinbarcar cer-
ca de Puerto YA*zcipe, Camagiley. No tocaron
tierra a causa d. la fuerte iarejada y de la vigi-
lancia de un barco de guerra, lo que decidi6 al
capitdn extranjero a no detenerse en' costas cu-
banas. La relacidn que da Vidal Morales de los
expedicionarios, en su obra Iniciadores y pri-
meros mrtires de la Revoluci6n cubana,
es la siguiente: Juan H. Felix, que habia si-
do coimpfaiiero de Francisco Estrampes en 1854,
Fernando C. Pino, M. Ramirez, Ramdn Ze-
queira, Ferragii, Manuel F. Garcia, Pablo A.
Golibart, Agustin H. Mojarrieta, Ines F. Prie-
to, Marcos Cabrera, Ignacio Niifiez, V. Cor-
nelio Riverdn, Alejandro Arcos, Francisco La-
hens, Domingo Alvarez, Juan Talavera, Feli-
Pe Fuentes, Pelegria Barnet, Jose Herndndez,
hijo, Enrique Frit6, Baldomnero Valdes, Vicen-
te Piedrahita, Antonio Lahens, Andres Cel-
sis, Luis Fernandez, Manuel I. Bazdn, Lorenzo
Cisneros, Manuel Moreno, Gaspar Silva, Miguel
Zaldivar, Antonio Maria Betancourt, Emilio
Ramirez, Laureano Pedia, Manuel Villanova y el
jefe Jose Elias Herndndez. La expedician regre-
s6 a los Estados Unidos. Aquella aventura tuvo la
caracteristica de que en ella figuraron miuchos
jovenes y adolescentes comno Villanova.
Al fin pudo ser 6ste de los primeros en acudir
a los campos de la Revolucidn que organizaron
12 CUADERNO DE CULTURA
los capitalistas y hacendados de Oriente capita-
neados Por Francisco Vicente Aguilera y que
ful comenzada en La Demaagta por Carlos
Manuel de Cispedes el 10 de octubre de 1868.
PeledS con valor y energia coino lo habia hecho
su herinano Florencio Villainova, inerto en can-
paila. Termninada la guerra con el Pacto del Zan-
j6n, siguid' Villanova sits estudios en La Habana
y comenz6 a pitblicar tainbidn los articulos que
le dieron nombre de erudilo y sagaz escritor y
valiente polemista. TraidS con especialidad los
asuntos politicos y los econ6imicos relacionados
con la draindtica situacion colonial de Cuba.
Aparecieron los trabajos de Villanova en la
REVISTA EcON611ICA, de Francisco Cepcda,
periddico que Por sit valenia e independencia
ha dejado hitella inuny firmne en la evolucidn de
las ideas econInicas de Cuba; La Lucha, de San
Miguel; Revista de Cuba, de Jose Antonio Cor-
tina; La Semnna, quie ins piraba Jose Maria Gdl-
vez y a cuyo frente estaba Manuel Francisco
Lamar; El Acicate, y la Revista Cubana, de
Enrique Jose Varona, y en otras publicaciones.
Entre los es/udios econm6nicos que le dieron
mayor celebridad se encuentra un Informe so-
bre la reforma del sistema monetaria en Mixico.
Fu6 invitado con Jose Silverio Jorrin a dar opi-
nidn acerca dcl proyecto de ley monetaria de
la Repiblica mexicana, en 1891, y el trabajo
ECONOMIA Y CIVISMO 13
que ambos presentaron fu6 recibido con interns
y segiramente sirvi6 en mucho a los gobernan-
tcs de aquel pals. Es tenida como una de sus
obras mejores la con ferencia pronunciada en la
Sociedad Econ6mnica de Amigos del Pais el 3 de
Julio de 1892 con el titulo La explotaci6n de
una colonia. Ensayo hist6rico sobre los subsidios
de Cuba a Espafia.
En La Lucha public el dia 4 de julio de
ese ailo Enrique Jose Varona un resuinen de la
conferencia que continue esta palabras:
Quien conozca la densa oscuridad que envuclve ls
primeros siglos de nuestra historia y la irreflexi6n y lige-
reza, cuando no mala fe, con que se ha tratado hasta
ahora lo concerniente a la colonizacidn de Cuba, sobre
todo en lo que se refiere a los gastos que se decian
hechos por la Metnvpoli, medird en toda su magnitud
la extraordinaria labor del senior Villanova. Restituyendo
la verdad de los hechos, puso de manifiesto el atolondra-
do proceder del senior Pezuela en cuanto se refierc a los.
famosos situados de Mixico.
Y el dia 5 de julio dijo en El Pais Rafael
Montoro:
Desde los origenes de La colonizacidn cubana hasta
que terminaron para siempre los famosos Situados de Mj-
xico, cuya historia y verdadera inversidn explicd el di-
sertante, probando que no obedecieron a prop6sito al-
guno de fomento, sino a necesidades de la deFensa nli-
tar y a diversas atenciones en Puerto Rico, Santo Do-
14 CUADERNO DE CULTURA
mingo y otros lugares, Ileg6 en esta primer conferencia
el senior Villanova. Pero claramente ha podido verse ya
que su trabajo estd destinado a destruir para 5iempre,
entre las personas que piensen, la Ievenda de les ero-
gaciones pecuniarias de la Metrdpoli en obsequio de la
Colonia, justificando concluyentemente que en esas cuen-
tas que tan a deshora ha solido invocar un Gobierno mal
aconsejado, estuvieron siempre de parte de la Colonia
los desprendimientos y los abrumadores sacrificios.
Donde habla la historia debe caller la pasidn political.
Tambidn suscit vivos comentarios la serie de
articulos denominada la crisis permanent.
En estas 6pocas de Paz y de independencia
national no es peligroso escribir sobre la histo-
ria o la econoinia de nuestros pueblos anerica-
nos, y probar, desde la tranquilidad del gabine-
te, la continuada political de exaccian y de la/ro-
cinio que ful norma pertinaz de los gobiernos
coloniales. Si el escritor encutentra editor propi-
cio, el iinico resultado de su labor seri acaso el
de sufrir la indiferencia de los reaccionarios.
Otros tienpos eran los de Villanova, y sin en-
bargo escribia y publicaba sus articulos y leia
sus conferencias, sin tenor a las represalias ofi-
ciales ni a las pold-micas periodisticas.
A pesar de sit vida nodesta, alcanz6 este es-
critor la estimacian de los paisanos y de los ex-
tranjeros. El inforine para Mexico inotivo aplau-
ECONOMIC Y CIVISMO 15
sos por su seguridad en los juicios y el estudio
que revelaba de la vida econ6mica de nuestros
paises.
El Consul General de Mexico en La Habana,
don Andres Clemente Vdzquez, cubano nativo,
grain ajedrecisla y distinguido escritor, reimiti6
a Villanova esta comunicacidn de -agradecinien-
lo.
CONSULADO GENERAL
DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
HABANA
Habana, mayo 14 de 1891.
Con fecha 20 de Abril prdximo pasado me dice en nota
oficial el Sr. Secretario de Estado en el Despacho de Re-
laciones Exteriores de los Estados Unidos Mexicanos lo
siguiente:
"Hoy transcribo a la Secretaria de Fomento la nota de
Vd., ntimero 91, de 7 del actual y le remito el informe
de los Sres. Don Josj Silverio Jorrin y Don Manuel Vi-
lianova, sobre el pro yecto de ley monetaria de la Repi>*
blica. Al recomendar a Vd. que di las mis 'curmplidas
gracias a los autores de tan interesante y concienzudo
estudio, le reitero mi distinguida consideraci6n --(fir-
mado) MARISCAL-Sr. C6nsul General de Mixico en
la Habana.
Placer muy vivo experimento al tener la honra de tras,
ladar a Vd. el acuerdo que precede del Gobierno de mi
16 CUADERNO DE CULTURA
pals; pues desde luego confirma esa superior resolucidn
el acierto que tuve al fijarme en la notoria ilustraci6n y
reconocida bondad de Vd., para pedirle dictamen sobre
una cuesti6n dificil y gravisima, en provecho del pro-
greso de una naci6n americana; nation amiga de Espaiia,
y por to tanto sinceramente partidaria del adelanto de
Cuba".
Crea Vd. que por mi parte no hay inconveniente algw
no en que este oficio sea publicado, como pequefia prue.
ba del aprecio y gratitud de mi Gobierno, por los ser-
vicios y merecimientos de Vd. y dignese aceptar las se-
guridades econ que me suscribo de Vd. obedient y adicto
servidor.
Dios guarde a Vd. ms. afns.
A. C. VAZQUEZ.
Sr. Don Manuel Villanova
Presente.
El Secretario de Relaciones de Mexico, que
recibi6 cl inforne de Villanova y de Jorrin, era
cl notable estadista don Ignacio Mariscal, uno
de los inas destacados hombres de la cultura me-
xicana.
0
Villanova fu6 un excelente Profesor de ma-
temiticas y de inglis, disciplinas que imparti6
al fin con cardcter oficial en el Instituo de Se-
ECONOMIA Y CIVISMO 17
gunda Ensefianza de La Habana al cesar la do-
minacidn espafiola. En los tieimpos coloniales vi-
via de dar clases privadas y de las que explica-
ba en algunos colegios.
El periodisimo solo proporcion6 a Villaniova
com plicaciones y peligros, pero el prosegula su
labor sin miedo y leno de la segurildad ael que
conoce a la vez su fuerza y su raz6n. En el pe-
riodismo hallaba el imodo de hacerse oir, de pro-
pagar sus ideas cubanas, de repetir su verdad de
colono explotado y rebelde. Y annque tenia fi-
ja sobre 6l y sits trabajos la mirada hosca de cen-
sores y fiscales, hablaba sin temor a las persecu-
ciones de una justicia arbitraria y cruel, como
antes habia peleado en la Revolucian, sin cui-
darse de los naturales riesgos de la guerra.
De las contribuciones periodisticas de Villa-
nova esfd formado el presence Cuaderno, que
publica la Direccian de Cultura del Ministerio
de Educacidn. Son articulos que tuvieron corta
existencia en aquellos dias de incertidumbre y
que vuelven a la actualidad en una resurreccian
de docencia. Ellos demuestran el eficaz imodo de
quien los escribi6, con un sentido de perennidad
y un gran deseo de servicio. Con unas palabras
y fechas de inds o de menos, con distintos nom-
bres, alvc'1'nos de esos articulos pueden ser hov
tan vdlidos como lo fueron ayer, a pesar de la
ausencia de los eneinigos coloniales. Utros son
18 CUADERNO DE CULTURA
ahora los adversarios, Pero los problermas no han
dejado de ser los mismos.
Villanova sabia utilizar los argumentos que
los hechos histaricos ponian en su imano, y los
alegaba a veces como un iditigo sobre los des-
cendientes de los conquistadores, o como una
relampagueante bandera de rebeldia, o en oca-
siones como una luz Para infundir esperanza en
los ddbiles y en los impacientes, en los que du-
daban y en los que temian por el futuro. Por
ese aspecto de su obra periodistica ful un crea-
dor digno de la misina recordacian tributada
con justicia a otros forjadores del pensamiento
revolucionario cubano. Con em peio de estadis-
ta observaba las cuestiones pziblicas y sabia cudl
era la mejor solucidn para cada una de ellas. Sus
articulos y ensayos sirvieron Por eso de guia en
el ambiente viciado Por el despotismo colonial.
Nadie inds tenaz, ni ids valiente, ni inds certe-
ro entre los escritores de aquellos dias inciertos
que sin embargo encerraban los girmenes de la
rebelian y de la independencia. Fud sin duda
for la generosa y arriesgada labor de esos perio-
distas coino lleg6 a todo el pueblo la verdad de
nuestra historia, con la necesaria consecuencia
de infiltrar en los dinimos un ansia de protesta
y al fin la voluntad de conquistar el derecho de
ser libres.
ECONOMIA Y CIVISMO 19
Al ter-ninar la guerra hispano cubano ameri-
cana, los gobernantes que ocuparon cl territo-
rio nacional en el periodo de transician utiliza-
ron los servicios de Villanova en cargo dificil
de la Secretaria de Hacienda, para el cual eran
indispensables la coin petencia, la prevision ha-
cendistica, el pa/riotismo y la fuerte personali-
dad de un hombre cono il. La desorganizacian
de la Hacienda, tal comno habia quedado por he-
rencia colonial, di6 mucho trabajo al nuevo fun-
cionario, quien pudo vencer en el ramno de es-
tadisticas y en otros minds de la administracian,
igualmente importantes. Desde diciembre de
1899 fu6 profesor de geomnetria en el Instituto
de La Habana, y en noviembre de 1900 de co-
nercio en su part estadistica. Ademinds, daba en
forma extraordinaria lecciones de inglis. Era
tambidn un notable caligrafo.
Todo auguraba que Villanova disfrutaria una
vejez tranquila en la patria de que habia sido
fundador, bien respetado y cada vez mas que-
rido por sus conciudadanos. En 1898, cuando las
autoridades espafiolas preparaban su evacuacian
dcl territorio se dedicaron sistemndticamente a
empaquear en grandes cajas muchos documen-
tos de ni-estros archivos, as! como a destruir
otros. Villanova asisti6 indignado al despojo que
se hacia arteramente a Cuba, y quiso evitar en
lo que le era posible los efectos de aquella inala
20 CUADERNO DE CULTURA
accian de los rencorosos eneinigos. Sustrajo en
distintas veces una buena cantidad de documen-
tos y los llev6 a sit casa, en donde los guard con
el celo miedoso de un avaro. El buen 6xito de
sit emnpresa acab6 por alterar sit sistema nervio-
so, tan sacudido en largos afios de conspiracio-
nes, guerras y peligros revolucionarios. Se habia
converlido en el voluntario citstodio de una grand
riqueza documental y esperaba entregarla inte-
gra a los patriotas de la Repiblica libre y sobe-
rana que era sit ideal. Todo su afin, casi enfer-
mnizo ya, era no perder sit tesoro de papeles, que
cuidaba sin descanso. El desequilibrio que lo mi-
naba lo llev6 tambidn a temer una grave sita-
ci6n de pobreza por la pirdida de sit cargo de
profesor. Vela cercana la miseria suya y de si
familia. El domingo 7 de abril de 1901, mientras
sit esposa lo esperaba para acudir al servicio re-
ligioso de la inisa, con la navaja de afeitarse cor-
to sit vida agitada y dolorosa.
La explicacian de ese acto la di6 otro creador
de la Repiblica, D.ego Vicente Tejera, mnuerto
poco despites sin haber podido, tampoco, sabo-
rear el triunfo:
hay que ver la verdadera causa en el des-.
equilibrio que producen, azmn en los mis s6-
lidos cerebros, las ensociones, las conmociones
ECONOMIA Y CIVISMO 21
de los periodos revolucionarios. Nuestra ge-
neracian madura estd, en gran parte, mental-
inente enferma, por las angustias, los sobre-
saltos, la incertidumbre inacabable y acaso,
acaso por la horrenda decepcian de los que
sofiaron con regeneraciones szibitas, con el rei-
nado de la honradez y la justicia. En tal estado
de depresi6n, la imenor contrariedad nos cnlo-
quece, y es raro que en nuestra sociedad no
abra mayor nzimero de huecos el suicidio.
Adeins de todo eso, se ha de indicar que de
los tres hijos varones que le habian nacido a Vi-
Ilanova, dos murieron de modo prematuro e ines-
perado: en accidente uno y por enfermedad otro
al poco tiempo.
Los docuimentos que Villanova conscrvaba
fueron entregados, por mandato suyo, al Archi-
vo Nacional, en donde estdn al servicia de to-
dos y especialimente al de la historiografia de
Cuba, coino era deseo del estadista y patriota.
Este Cuaderno contiene solo unos pocos de
los trabajos de Villanova, representatives de sits
dos preocupaciones fundam entales. Para dl no
hubo otros inotivos de interds que la economic
nacional y la rebeldia de su pueblo. Asi se ex-
plica el titulo dado a la coleccidn en que se de-'
22 CUADERNO DE CULTURA
vuelven a la expectacidn y a! estudio de los cm-
bainos del presente las ideas de un cubaizo fun-
dador que di6 a sit patria la accian heroica siem-
Pre que se hizo necesario, y el pensamiento coits-
tructivo en horas de tregua, y en todo momen--
to el nis ejemplar y estimulador sacrificio.
El centenario de su nacimiento queda con-
iemorado en la forina que le habria sido mas
grata: con la reproduccion de sit palabra de so-
lidaridad y de civismo.
Enrique GAY-CALB6.
La Habana, septiembre 1945.
LA EXPLOTACION DE UNA
COLONIA
ENSAYO HISTORIC CRITICO SOBRE
LOS SUBSIDIOS DE CUBA
A LA NACION (>
(1) Conferencia leida en la Real Sociedad Econ6mica de Ami-
gos del Pais en La Habana, la noche del 2 de julio de 1892.
EL PRESIDENTE, SR. JORRIN:
S efior es:
Entra de 1leno en las atribuciones de nuestra
Corporaci6n, segin lo evidencia su propio titulo,
el estudio de las cuestiones que se rozan con el
importe de los gastos de la producci6n anual de
Cuba, con la inversion que reciben sus diversos
recursos financieros, y en una palabra, con cuan-
to constituye y ha constituido su vida econ6mica.
Partiendo de este concepto, he invitado, en uni6n
de varios socios, y amigos, al senior don Manuel
Villanova, para que dilucide algunos de los an-
tedichos temas; y no dudo que el trabajo cuya
primera parte va a leernos esta noche, asi por la
habitual concisi6n del estilo del autor, como por
descansar en datos fehacientes y documentos ofi-
ciales, merecerd nuestros uninimes aplausos.
Inditil considero afiadir que estos 6I1timos, aten-
dida la calidad de las personas de que proceden,
ratificarAn La envidiable reputaci6n que el senior
25
26 CUADERNO DE CULTURA
Villanova ha sabido granjearse ante la opinion
piblica por su notoria competencia en estas es-
peciales disquisiciones.
Sefior es:
Hispanorum subditus, in servitute labor. Pre-
sentome, no sin temor, a dirigiros la palabra so-
bre un asunto que, si en todo tiempo ha de soli-
citar poderosamente la atenci6n de los habitantes
de Cuba -cualquiera que sea el paralelo en que
el sol alumbrara su cuna-, adquiere importan-
cia maxima en estos momentos en que los paises
americanos se aperciben a conmemorar el dia que
a la suerte plugo revelar a la Europa la existen-
cia de un Nuevo Mundo; porque esa conmemo-
raci6n 1leva, por el enlace de sucesos sincr6nicos,
a pensar que Cuba, la antigua Fernandina, uno
de esos paises, estd muy pr6xima a cumplir la
cuarta centuria de su vida colonial, con el dnimo
mal seguro y medroso de los pueblos que descon-
fian de sus destinos, porque no se sienten duefios
de su propia personalidad, que tanto necesitan
para gozar real y positivamente de la libertad y
del derecho, sin los cuales ni las riquezas se
asientan sobre base s6lida y firme ni el bienestar
ECONOMIA Y CIVISMO 27
ni la cultura se difunden por todo el organismo
social, dejando de ser el privilegio de soberbia
oligarquia desp6tica.
No sin temor he dicho; porque bien merece el
tema ser tratado por docto maestro en las cien-
cias con que deben gobernarse los Estados; pero
ya que no ten6is la satisfacci6n de que asi sea,
forzoso ser que invoque vuestra benevolencia
para que disculpe, en gracia de la alteza del em-
pefio, mi excesiva confianza al aceptar la hon-
rosa invitaci6n del benembrito cubano que pre-
side esta ilustre Sociedad (2), a que en breve
conferencia diserte sobre los subsidios con que
la colonia cubana ha contribuido a levantar las
cargas del Imperio espahol y a fomentar la pros-
peridad e ilustraci6n de su metr6poli.
El mis laborioso y sagaz de los exploradores
de esos subsidios hallard siempre, en el curso de
sus investigaciones, obsticulos ingentes, si no in-
superables, en el espiritu receloso o en la indi-
ferencia que mantiene sepultados en los archivos
nacionales los numerosos documentos de la con-
quista y de la dominaci6n de Espafia en Am&-
rica. Los documentos publicados por la Acade-
mia de la Historia, por esta misma Sociedad
(2) El sefior don Jos6 Silverio Jorrin.
28 CUADERNO DE CULTURA
Econ6mica y por el Ministerio de Ultramar, y los
trabajos de A.rrate hasta los de Zaragoza, ape-
nas permiten vislumbrar, en toda su espantosa
realidad, la obra de explotaci6n aqui ejecutada
por una metr6poli que parecia inspirar sus em-
presas en las tierras y en los mares ame.ricanos
en aquel mismo codicioso espiritu con que feni-
cios y cartagineses, muchos siglos antes, habian
mantenido, a fuerza de sangrientas luchas, el
mds absoluto monopolio mercantil en sus colo-
nias bafiadas por las ondas del Mediterrdneo y
del Atlintico.
A que sea mas ardua la tarea conspira el pre-
juicio muy arraigado de que los asuntos rentis-
ticos y financieros, por el aparato de su teenicis-
mo, no estfin al alcance de las personas que no
hayan adquirido la necesaria preparaci6n que
ellos demandan a los que honda y seriamente los
estudian.
De ot.ra parte, como a las convulsiones de una
larga lucha desastrosa han sucedido la postra-
ci6n y el descreimiento, los estimulos del egois-
mo estrecho y ruin han prevalecido, de un modo
general, sobre los generosos impulsos del patrio-
tismo. No se han roto los lazos que, nunca mas
apretadamente que en los dias de infortunio, de-
ben ligar a los ciudadanos; pe.ro, de tal manera
estin debilitados, que a duras penas advibrtense
ECONOMfA Y CIVISMO 29
las sefiales de una comfin aspiraci6n salvadora.
En tan abatido estado social, necesita el escritor
cubano realizar supremos esfuerzos de acendra-
do civismo para exponer c6mo se ha levado a
cabo la obra de explotaci6n de su pais; pues que
le estd vedado aspi.rar a otras recompensas y sa-
tisfacciones que no sean las del deber cumplido,
si es que no 1lega a ser objeto de la censura acer-
ba o de la conmiseraci6n desdefiosa y fria de no
pocos compatriotas que, aun sin estar contentos
del regimen a que Cuba esti sometida, opinan que
toda resistencia del criollo es contraproducente,
y que si 6sta ha de ser eficaz, ha de dejarse toda
entera al europeo magninimo, que, por rara ex-
cepcion, en uno u otro lustro, quiera tomar la
defensa de los colonos de Espafia, 11Amese F6lix
de Bona, Francisco Augusto Conte o Jos6 Fer-
nando Gonzalez. MAs todavia: no escasean los
que con la conciencia aletargada o muerta, han
sofocado en su coraz6n todo espiritu de protesta
contra un sistema odioso, porque temen que, de
otra suerte, verian turbados su prosperidad y su
reposo, por la c6lera de opresores implacables.
Mientras durare el duelo entree Cuba y sus
opresores, a nadie, sin embargo, cumple, con ma-
yor vi.ril decoro, levantar la queja y con ella la
protesta indignada, que al mismo oprimido. De-
claro, pues, que soy colono de Espafia -sic facta
voluerunt-; pero colono que no esti ni regoci-
30 CUADERNO DE CULTURA
jado ni satisfecho ni resignado, y que reivindica
el derecho, a menudo conculcado, de censurar, de
condenar, de abominar cuanto rebaja, empeque-
fiece o deprime la personalidad cubana, y que, al
juzgar las relaciones entre la madre patria y la
colonia, aplicard su criterio con la misma inde-
pendencia, con la misma firmeza que a ciertos
coterrdneos pusildnimes parece admirable en los
labios de CAnovas del Castillo, de Silvela, de Ge-
ner, de Salme.r6n y de otros muchos espafioles
eminentes cuando formulan opiniones sobre el
estado social de su patria.
Al hablar de los subsidios de Cuba a Espalia,
no me consideraria en manera alguna autorizado
a reclamar vuestra atenci6n, si me limitase a tra-
zar el estado de las deudas y de los impuestos
que actualmente gravitan sobye la colonia, en-
trando en seguida en la serie de reflexiones que
el mismo sugiere; porque nada tendria que deci-
ros que vosotros no supierais. Quidame, pues, un
camino tortuoso, poco frecuentado, riscoso a ve-
ces, obscuro siempre y cuyo texmino habrd de.
ser un campo Arido, desolado y melanc6lico, cual
pdramo inmenso cubierto de tinieblas. Tened, sin
embargo, valor; que no pertenec6is ni al nuimero
de los frivolos ni al ndmero de los indiferentes,
como lo probdis, consagrando parte de vuestro
tiempo al estudio de los problemas sociol6gicos
de Cuba, y yo os prometo que la expectaci6n de
ECONOMIA Y CIVISMO 31
vuestro amor al pals no resultar del todo de-
fraudada: tantas y tan grandes serdn las ense-
fianzas que nos ofrecer, siquiera esbozado, el
cuadro hist6xico de los subsidios y de los empr6s-
titos levantados por el pueblo cubano para sub-
venir a los gastos de la naci6n espafiola, desde
los dias en que los tesoros de Mexico y del Per'
no bastaban a las b6licas empresas de Carlos I
y de Felipe II (3), hasta los nuestros en que ve-
mos a Ministros de Ultramar acometer la con-
versi6n de las deudas cubanas, no persiguiendo
el fin de toda conversion, que es reducir los gas-
tos del servicio de tales obligaciones, sino, en pu-
ridad, para auxiliar con los caudales acopiados
a la madre patria, afligida por la mis intensa y
angustiosa de las crisis econ6micas que la hayan
perturbado en los iltimos cincuenta afios.
Don Antonio Canovas del Castillo, en lumi-
noso opfisculo sobre Carlos V y las Cortes de
(3) Tan extensa lleg6 a ser la penuria de Espafia en los pri-
meros afios del reino de Felipe II, que, para conseguir caudales,
no se vacil6 en apelar a los arbitrios mfis duros e inmorales,
desde los empristitos forzosos a prelados y particulares, hasta
legitimar los hijos de los clirigos y dares cartas de hidalguia
a un precio m6dico. Entre los empristitos forzosos cuntanse
las remesas de oro y plata del Nuevo Mundo, que por real
c6dula se embargaban en la Casa de Contrataci6n de Indias de
Sevilla, aplicindose al Rey todo lo que venia para mercaderes,
particulares y difuntos. A la vista de esto, dice Lafuente,
"comprindese sin esfuerzo una de las causas mis poderosas de
la decadencia del comercio espailol desdc los primeros reinados
de la Casa de Austria, y del empobrecimiento de la naci6n a
vuelta de las grandes remesas de metilico que se recibian de
las Indias" (Historia general de Espaiia, tomo XIII, pig. 54).
3-2 CUADERNO DE CULTURA
Castilla (4), ha dicho que no fu6 el Emperado.r
"quien delbberadamente desparram6 por el vasto
continente americano las vitales fuerzas de la
naci6n espaiola, sino ella misma, empujada por
la ambici6n y codicia individual de sus hijos".
Estas pasiones tremendas, en consorcio intimo
con el fanatismo religioso, -la mis aciaga y cruel
de las pasiones-, iluminan con luz siniestra to-
da la historia del descubrimiento, conquista y do-
minaci6n de Espafia en las Indias Occidentales.
Adve.rsas eran las condiciones sociales en que la
naci6n se encontraba para lanzarse al descubri-
miento y cofquista del Nuevo Mundo. Las nume-
rosas guerras entre las diversas nacionalidades
que se formaron en la Peninsula a la disoluci6n
del Imperio romano, prolongaron la lucha inte.r-
mitente con el Arabe, -que trajo en pos de si la
expulsion de los judios y de los moros- y deja-
ron a la naci6n escasa de habitantes, resentida
en su industria y su comercio, pobre de recursos
y habituada a buscar en los p.rocedimientos de
la fuerza la resoluci6n de todos los conflictos.
En esos criticos momentos de efervescencia po-
litica y religiosa, el nauta genov6s abre un vasto
cont~nente a la ambici6n, a la codicia y al fana-
tismo religioso, que, de otra manera, hubi6ranse
empleado en las contiendas civiles; pero el espa-
(4) La Espaiia Moderna, n~imero de enero de 1889.
ECONOMfA Y CIVISMO 33
fiol, 'que no era ni marino (5) ni comerciante,
cual lo fueron sus dominadores de otras 6pocas,
el fenicio y el cartaginds, empefi6se en reducir
sus conquistas americanas al molde mezquino del
monopolio mercantil de una sola ciudad, olvidan-
do que el mantenimiento de empefio semejante
habia obligado a fenicios y cartagineses y roma-
nos a vivir en constante pugna con los pueblos
que querian romper el funesto privilegio. Si el
monopolio del comercio americano hubiese pre-
valecido, en la foyma que le dieron los legisla-
dores de los siglos XV y XVI, jams causa ma-
yor de estancaci6n social hubiese consumado el
embrutecimiento de los explotados y la miseria
y la corrupci6n de los explotadores; mas, por
(5) Deslumbrados los espafioles por las maravillas que ojan
referir del Nuevo Mundo descubierto por Col6n, olvidaron su
antipatia por la mar, en masas considerables se acercaron a la
costa instados por la codicia y sacrificando lo que posefan,
colmaron las naves, con la esperanza de tropezar a cada paso
de la tierra ignota con Atahualpas y Moctezumas. Los buques
que hasta entonces habian servido para el cabotaje se conside-
raban buenos para una travesia tan larga, y la emprendian
osadamente, sin cartas, sin instrumentos, sin viveres suficientes,
muchos que sin autorizaci6n segulan las huellas de los que
estipulaban asientos para descubrir.
"Asombra la relaci6n de las navegaciones que se hacian me-
diado ya el siglo XVI, pudiendo servir de ejemplar la del go-
bernador Jaime Rasquin, cuyos pilotos vinieron a confesar que
no sabian d6nde estaban ni qu6 rumbo hacer, cuando queda-
ban a bordo diez azumbres de agua para doscientas cincuenta
personas, y pedian las mujeres que tirasen sus hijos a la mar,
para no verlos morir de sed. Asombra, si, que con tamafia es-
casez de recursos, y por hombres, en lo general, de condici6n
inquieta y turbulenta, se levaran a cabo hazafias 6picas. Cesireo
FERNANDEz Duao. La mar descrita por los mareados, pig. 165.
34 CUADERNO DE CULTURA
fortuna para la causa de la civilizaci6n y de la
libertad en los raises americanos y aan en la
misma metr6poli, la ambici6n y la codicia de los
excluidos se encarn6 en el filibustero, en el bu-
canero, en el pirata, en el corsario, -precurso-
res y auxiliares de aquellas flotas magnificas con
que las naciones rivales fueron demoliendo, uno
a uno, todos los baluartes del sistema mercantil
que en las Indias introdujeron los espatioles.
Cuba, desde que fu6 ocupada por Diego Veliz-
quez, vi6se sometida al mismo regimen que aisl6
a toda la Am6rica en sus relaciones sociales con
el Mundo Antiguo, al que finicamente qued6 li-
gada, en un principio, por la Casa de Contrata-
ci6n de Sevilla. La escasez de los metales pxecio-
sos no evit6 que la Isla contribuyese a los gas-
tos de administraci6n de un regimen incipiente,
cefiido tan s6lo a levantar templos, conventos, ca-
sas de fundici6n y fortificaciones.
Don Jacobo de la Pezuela, cuyo testimonio es
muy sospechoso de infidelidad, siempre que se
trata de contar los sacrificios causados por la co-
lonzaci6n de Cuba, asegura que, desde la con-
quista misma, fueron ya muchos los suplemen-
tos de la metr6poli; porque el pais poco producia
adn pa.ra sobrellevar los gastos, y que Espafia
tuvo que afiadir 20,000 pesos fuertes anuales, a
la insignificante recaudaci6n de Cuba para cu-
brir su modesto presupuesto desde 1511 hasta
ECONOMIA Y CIVISMO 3 5
1556, en que empezaron a plantearse los abonos
con el nombre de situados, que llegaron pr6xima-
mente a 30,000 pesos fuertes al afio. No da el es-
critor pormenores y se contenta con decir que
la mayor parte de los gastos cubiertos por el
Erario espafiol "se hallan consignados en la vo-
luminosa documentaci6n relativa a Cuba en los
Archivos de Indias de Sevilla", agregando luego
que "pueden tambi6n calcularse en 50,000,000 de
pesos fuertes los gastos cubiertos por Espafia en
la Isla desde su descub.rimiento hasta 1765". No
hay que buscar pruebas de tal afirmaci6n; pero
salta a la vista que el escritor espaiiol se dej6
arrastrar por su prurito de aumentar, de exage-
ra.r la importancia del situado, pues la metr6poli
mal pudo comenzar a remitir subsidios desde
1492 a una tierra que no ocup6 sino diecinueve
afios mds tarde. Al fin, el autor del Diccionario
geogrifico, estadistico, histdrico de la isla de Cu-
ba, combinando datos de La Sagra con las aluci-
naciones de su cerebro, carga en cuenta a nues-
t.ra Isla y acredita al Tesoro de Espafia, por gas-
tos de colonizaci6n, desde 1511 a 1811, la suma
de 168,150,504 pesos fuertes (s). Al hacer este
cargo, Pezuela olvid6se del destino que se daba a
los situados de M6xico. Error de tanto bulto, es-
(6) En esta forma: de 1511 a 1765, $50,000,000; de 1766
a 1787: $57,739,346; de 1788 a 1806, $50,411,158; y de 1807
a 1811, $10,000.000. Dicc. geog, estad. hist. de la isla de Cuba,
tomo 49, pig. 588.
36 CUADERNO DE CULTURA
tampado en su Diccionario el afio 1866, pudo el
autor rectificarlo al publicar, afios despu6s, su'
Historia de la Isla de Cuba: no lo hizo asi, sino
que cometi6 otros mayores, escribiendo que "sin
hablar de los sacrificios de sangre para coloni-
zarla y defenderla, darla ser y vida, ilevaba Es-
palia mis de ciento setenta millones de pesos in-
vertidos en esa misma provincia, a la cual algunos
apasionados e injustos escritores intentaban pre-
sentar como sacrificada, cuando hasta 1827 no
recogi6 el primer 6bolo de sus areas, insuficien-
tes hasta entonces para cubrir sus propios gas-
tos" (7) El historiador que asi se desentendia
de la realidad de los sucesos, poselia un cinismo
digno de Di6genes, ya que quince afios antes cal-
culaba -asi decia- que la metr6poli habia reci-
bido desde 1525 hasta 1763 la suma de 1,185,000
pesos fuertes (8). Bien es cierto que el irrefle-
xivo escritor se desautoriza en su misma obra,
al estampar que "la mas firme cabeza, la pacien-
cia del rebuscador mis diligente se estrellarian
en el intento de aclarar con precision cudles fue-
ron durante los dos primeros siglos de la colo-
nizaci6n de Cuba, sus rentas, sus gastos y lo que
recibi6 del Tesoro de la metr6poli cada afio (9).
Paulatinamente hubieron de realizarse los pri-
meros progresos de la colonizaci6n en las Anti-
(7) Historia de la isla de Cuba, tomo 49, pig. 317.
(8) Diccionario geogrdfico, est. hist. tomo 39, pig. 378.
(9) Ibid, p6g. 375.
ECONOMIA Y CIVISMO 37
11as. No se yo hasta qu6 punto seria posible deter-
minar la importancia de los recursos pecunia-
rios invertidos por el Tesoro de Espalia en la
empyesa de la conquista y poblaci6n, en el tiem-
po transcurrido desde el desembarco de Veliz-
quez hasta que las necesidades de la posici6n es-
trat6gica obligaron a atender a los gastos de de-
fensa de la Isla con el situado sobre las Cajas
de Nueva Espafia; pero la pobreza de la metr6-
poli y el restricto plan con que se poblaba y fo-
mentaba la colonia Fernandina no permiten su-
pone.r que los desembolsos de la administraci6n
superasen a los ingresos que producian los dere-
chos del almojarifazgo, el quinto del oro que se
cogiese y fundiese, la renta de salinas, el diezmo,
las penas de Camara y las granjerias y labran-
zas del Rey. Varios documentos dados a luz por
la Academia de la Historia nos autorizan a dedu-
cir que los subsidios del tesoro nacional fueron
muy contados y muy exiguos hasta la 4poca en
que comenzaron los auxilios de M~xico. En la
instrucci6n real expedida en Logrofio a 20 de
agosto de 1521 para que Pero Nihfiez de Guzman
ejerciese el cargo de Teso.rero de la isla Fernan-
dina, se le previene que con registro, se envien a
los Oficiales que residen en Sevilla todo el oro,
guanines, perlas y otras cualesquiera cosas que
de las rentas y derechos pertenezean al Rey; que-
dando asi probado que, aun en las escaseces de
su pobre infancia, la colonia subvenia a los gas-
38 CUADERNO DE CULTURA
tos de su metr6poli (10). Por cedula de 6 de
marzo de 1523 se mand6 a los Oficiales Reales
que se repartiesen entre los vecinos doscientos
cincuenta mil maravedies, de las penas que en
la Isla pertenecian a la Cimara y al Fisco Real,
dando a cada pueblo "seg6n la necesidad que ca-
da uno tuviese para que se reparar et hacer los
caminos"; evideneindose asi que no siempre los
maravedies para remedio de necesidades salian
de la Tesoreria del Rey en Espalia, sino de las
propias rentas de Cuba (11). Alguna vez el Em-
peradoy -ocurria a los colonos para levantar fon-
dos con empristitos, y al efecto expedia cartas de
cr6dito llenas o en blanco: el 6xito no podia ser
completo, a pesar de los ardides y apremios que
el Gobernador empleaba para obligar a los veci-
nos a socorrer a Su Majestad. De ello hay cons-
tancia en la carta que Gonzalo de Guzmdn diri-
g16 al Emperador a 18 de septiembre de 1530,
manifestdndole que todo lo que a S. M. se habia
prestado montaba a 621 pesos, 1 tomin y 7 gra-
nos oro bueno y 680 de oro de diecinueve quila-
tes, pues si bien algunas personas sacaban oro,
eran tantas su miseria y deudas, que ninguno me-
tia a fundir cien castellanos que no debiese sobre
ellos tres tantos "porque acA", decia, "tienen mu-
(10) Colecci6n de Doc. Inid. de Ultramar, tomo ndtm. 1,
Isla de Cuba, pig. 101.
(11) Coleccidn de Doc. Inid. de Ultramar, tomo n6m. 1,
Isla de Cuba, pig. 126.
ECONOMIA Y CIVISMO 39
cho animo para gastar o muy poca diligencia
para granjear", y luego afiadia que "ay hartos
vecinos que sy por la d~cima parte de lo que de-
ben les oviesen de hazer ejecuci6n en sus hazien-
das, no les quedaria cosa ninguna ni capa con
que cubrirse (12). La Real Cdula, fecha en Va-
1ladolid a 20 de noviembre de 1536, prueba que
desde muy temprano comenz6 la costumbre de
consignar rentas vitalicias sobre las Cajas de
Cuba, pues se mand6 a los Oficiales Reales, que
cada afio se pagasen a don Hernando Col6n, en
toda su vida, quinientos pesos de oro de 450 ma-
ravedies cada uno, "para ayuda a su sustenta-
ci6n y de la libreria que haze en la cibdad de
Sevilla", con cargo a las rentas y provechos que
en esta tierra tuviese el Rey (13).
Como si la servidumbre y el rdpido exte.rmi-
nio de los indios y el privilegio concedido a la
ciudad de Sevilla en las transacciones comercia-
les de Espafia con sus posesiones americanas no
fueran causas bastantes a contrariar el desenvol-
vimiento pr6spero de Cuba, vino a acrecentarlas
la coyriente migratoria producida en los conquis-
tadores y pobladores de las Antillas por las rela-
ciones de las maravillosas riquezas de M~xico y
del Perd. Indtil fu6 que el Rey, por fomentar la
(12) Coleccidn de Doc. Inid. de Ultramar, tomo nim. 4,
Isla de Cuba, pig. 135.
(13) Coleccidn de Doc. Inid. de Ultramar, tomo num. 4,
Isla de Cuba, pig 411.
40 CUADERNO DE CULTURA
poblaci6n blanca de la isla Espafiola, mandase en
1525 que a todas las familias de Castilla que qui-
sieran ir a vivir en la ciudad de la Concepci6n
de la Vega, ademds del pasaje franco, se les die-
se licencia para 1levar seis esclavos negros (14);
en vano puso empefio en fomentar a Santo Do-
mingo y a Cuba -de donde habian dado la vela
las expediciones que descubrieron a Nueva Es-
pana y otras regiones del continente- a fin de
que sirviesen al mantenimiento de los paises que
se habian descubierto o que en lo sucesivo se des-
cubriesen: la despoblaci6n no se contuvo ni adn
con la orden, dada en Granada el 17 de noviem-
bre de 1526, para que, so pena de muerte y con-
fiscaci6n de bienes, ningun vecino, cualquiera que
fuese su condici6n, abandonase a Cuba, la Es-
paliola, Jamaica o San Juan (15); porque "las
autoridades, dice Saco, no pudiendo ni queriendo
ejecutar ley tan barbara cerraban los ojos o se
dejaban sobornar" (16).
La expulsion de los judios y de los moros, en
el espacio de dos lustros, habia enflaquecido a
Espafia, arrebatindole grandisima porci6n de sus
(14) Antonio de HERRERA, Hist. gen. de los hechos de los
castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Ociano, dec.
III lib. VIII, cap. X.
(15) Antonio de HERRERA, Hist. gen. de los hechos de los
castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Ociano, dec.
III lib. X, cap. VI.
(16) SACO, Hist. de la esclavitud de la raza africana en el
Nuevo Mundo, tomo I, pig. 142.
ECONOMIA Y CIVISMO 41
mis industriosos hijos; la nobleza, altiva y tur-
bulenta, mostribase mis dispuesta a esgrimir sus
armas en los campos de batalla que a pagar tri-
buto al Rey; el clero, cada vez mas prepotente y
fanitico, encendia y avivaba el fuego de las per-
secuciones religiosas; y el obscuro, oprimido ple-
beyo, el pechero, ansioso de romper los hierros
del sefiorio, sentiase irresistiblemente atraido y
seducido por las estrofas de la grandiosa, deslum-
brante epopeya que con la punta de la espada
esculpian, en las montafias y en los valles de
Am6rica, aventureros audaces, transfoymados,
cual por ensuefio, de la noche a la mafiana, de
humildes porquerizos en virreyes de vastas y opu-
lentas regiones.
Carlos I y Felipe II fueron los reyes de un be-
licoso pueblo de te6logos, que en la exaltaci6n
de su sentimiento religioso, crey6se l1amado a
ahoga.r la protesta del espiritu humano que, tras
lento desarrollo secular, quebrantaba la dictadura
tenebrosa de la Roma teocritica. Los vencedores
del alrabe y del azteca bien podian en su inmenso
orgullo, juzgarse capaces, si no para aspirar a
la monarquia universal, al menos para debelar a
hierro y a fuego, a los herejes alemanes y fla-
mencos; contaban para esa obra ominosa que ha-
bia de acabar en desastres incomparables y en
honda miseria, con el valor de sus legiones victo-
riosas, con las hogueras del Santo Oficio y con
42 CUADERNO DE CULTURA
los raudales de oro y plata que las minas de
Am6irica vertian, por las flotas y galeones, en la
Casa de Contrataci6n de Sevilla. Aquilla, al pa-
recer, inagotable vena de metales preciosos que,
no sin intermisiones, fluia del Nuevo Mundo a
Espafia, tenia que pasar por el puerto de La Ha-
bana que, por tal suerte, 1leg6 a ser la 1ave de
las Indias; en ese momento desaparece en Cuba
la coloria y surge el presidio. Asi era preciso que
sucediese, para que las flotas y los galeones pu-
dieran navegar con mayor seguridad: fortific6-
se, pues, La Habana y aument6se su guarnici6n.
Si Last entonces fu6 posible a la colonia sufra-
gar sus propios gastos, las circunstancias reque-
.rian que, en lo sucesivo, la metr6poli sostuviese
el presidio, la excelente posici6n estrat6gica de
los dominios de Indias; de aqui naci6 el subsidio
que en la historia de Cuba se llama situado de
Mixico. La Habana serd, en el largo curso de
tres centurias, una plaza fuerte que, cual Gibral-
tar, Malta o Ad6n en nuestros dias, afiance la
integridad del Imperio colonial, y Cuba vivird
condenada a combatir con piratas y corsarios y
a ver su suelo invadido por has huestes britdnicas
por mantener las eyes de Indias, verdadera cau-
sa de su pobreza y de su atraso.
, Cudndo comenzaron las Cajas de M6xico a
proveer a los dispendios de fortificaci6n y de tro-
pas en Cuba? La Sagra dice que no es facil ave-
ECONOMIA Y CIVISMO 43
riguar positivamente cuindo comenzaron los si-
tuados (17) ; pero quien quiera fiarse de Pezuela
tendr por cierto que principiaron en el periodo
que dur6 la gobernaci6n del famoso Men6ndez
de Avil6s, (1568 a 1572) (18). A la vez que Cuba,
otras colonias espafiolas satisfacian el d6ficit de
los gastos que su Administraci6n y su defensa
exigian, por consignaciones sobre las Cajas Rea-
les de Nueva Espafia, en cuya misma capital so
hacia el pagamento de las cantidades libradas;
forma que subsisti6 hasta que el 18 de septiem-
bre de 1584 el rey Felipe II expidi6 en San Lo-
renzo una ley -que es la X del titulo IX, libro III
de la Recopilaci6n de Indias- para que los Ofi-
ciales Reales de Mxico no pagasen en aquella
ciudad los situados de los presidios de La Haba-
na, Santo Domingo, Puerto Rico y la Florida,
sino que, separadas las cantidades designadas,
las remitiesen registradas por cuenta aparte a
los Oficiales Reales en La Habana con cada flo-
ta o aymada que saliese de Nueva Espafia. Los
Oficiales del Rey en La Habana debian retener
en su poder Io que tocase a la dotaci6n de aquel
presidio, acudiendo con lo demiAs a las personas
que fuesen enviadas a la cobranza por los Go-
bernadores y Oficiales Reales de Santo Domin-
go, Puerto Rico y la Florida.
(t7) Hist. fis. polit. y rat. de la isla de Cuba, tomo II, pig.
101.
(18) Hist. de la isla de Cuba, tomo 19, pig. 25'4.
44 CUADERNO DE CULTURA
4 Qu6 importancia tuvieron los situados de Me-
xico? Segain La Sagra, las asignaciones sobre las
Cajas de Nueva Espafia, pa.ra el pago de tropa
y obras de fortificaci6n, se elevaron en 1755 a
396,753 pesos, y en 1756 a 436,177 pesos 3 tomi-
nes 9 granos, advirtiendo que "las consignacio-
nes de M6xico nunca ilegaban completas, al pa-
so que los gastos eran positivos y mas bien au-
mentaban que disminuf an" (19). Fija el mismo
autor en 108,150,504 pesos las sumas que ingre-
saron por situados en las Cajas de La Habana,
desde 1766 a 1806; mas no presenta otros datos
de las remesas anuales que los relativos a los afios
transcurridos desde 1785 a 1788. Las cifras pa-
tentizan cuin grandes fueron las fluctuaciones
en este intervalo: el maximum a que l1egaron tales
remesas fue de 8,468,973 pesos el afilo 1783 para
descender en 1786 a 663,133 pesos (20).
Variaciones tan considerables explicanse por
la inversion que se hacia de los situados: no s6lo
(19) Hist. fis. polit. y nat. de la isla de Cuba, tomo II, pig.
102.
(20) He aqui el estado de las remesas en cada uno de los
afios.
Ati9s Pesos
1775 728,668
1776 891,069
1777 848,175
1778 929,829
1779 1,470,086
1780 2,700.864
1781 4,162,819
ECONOMIA Y CIVISMO 45
se aplicaban a satisfacer los gastos de guarnici6n
y las obras de defensa de la Gran Antilla, sino
a la consignaci6n de la Marina, la de tabacos, los
suplementos a las posesiones de Mosquitos, las
asignaciones de la Luisiana, las dos Floridas,
Santo Domingo, Puerto Rico y la Legaci6n de
Espafia en los Estados Unidos y a las expedi-
ciones que se aprestaban en La Habana para in-
vadir las colonias inglesas en las guerras del si-
glo XVIII, en que se disputaban el predominio
politico Francia, Inglaterra, Holanda y Espafia,
como en los siglos XVI y XVII se habian consu-
mido recursos cuantiosisimos, en hombxes y en
dinero, por sostener la hegemonia de la naci6n
y por contener y exterminar a luteranos y calvi-
nistas.
Las guerras en que Espafia se comprometi6,
al terminar el siglo XVIII, no pudie.ron menos
de influir en menoscabo de las rentas de la me-
tr6poli, que, por los peligros de la navegaci6n,
vi6 perturbada la regularidad con que en dias de
paz recibia los caudales de sus remotas colonias.
Afios Pesos
1782 7,897,609
1783 8,468,973
1784 2,267,508
1785 2,697,197
1786 663,133
1787 801,444
1788 1,613,267
46 CUADERNO DE CULTURA
En real orden que en San Lorenzo se dirigi6,
el 5 de diciembre de 1804, al Intendente de Ej6r-
cito y Hacienda de Cuba, se le decia lo escanda-
loso que era a los oldos de S. M. "su clamor con-
tinuo para la remesa de los situados de Nueva
Espafia, 'dejando sin cobrar las enormes canti-
dades que se debian a la Real Hacienda" y dan-
do lugar los Intendentes de la Isla con su repren-
sible condescendencia a que los deudores hi-
ciesen recursos importunos, y no trabajando, co-
mo debia, dia y noche, para acrecentar los valores
de las rentas reales, que si estuviesen en buena
administraci6n, no s6lo cubririan todas las nece-
sidades de esta Isla y las de Puerto Rico, sino
que tambi6n podrian enviarse crecidas remesas
a la metr6poli, "en justa recompensa de los enor-
mes y continuos desembolsos que hace para su
defensa".
En sesi6n extraordinaria que el marques de
Someruelos presidi6 el 13 de enero de 1807 para
instalar la Junta Superior Directiva de Real Ha-
cienda, que se mand6 crea.r por real c6dula de 13
de noviembre de 1800, el Intendente interino don
Rafael G6mez Roubaud expuso el estado emba-
razoso de la Real Hacienda al terminarse el a-no
1806, no s6lo por la falta de los situados, sino por
la importancia de los cr6ditos que ei Fisco tenia
pendiente de cobro. Consta en acta que el cargo
por situados de Nueva Espalia, desde el ditimo
ECONOMIA Y CIVISMO 47
tercio del afio 1799 hasta fin de diciembre de
1806, se elevaba a 11,324,224 pesos 51/ reales,
y que en todo ese largo tiempo s6lo se habian
recibido a cuenta en las Cajas de La Habana
565,497 pesos 5 reales; no incluyendo en el d6fi-
cit que resultaba 3,385,994 pesos 5 reales que se
debian a la Real Factoria de Tabacos, que, en
esos afios, no habia percibido caudal alguno de
M6xico; ignordndose ademds la acreencia que pu-
diese tener la Marina, por no corresponder al ya-
mo de Real Hacienda. La tesoyeria de Ej6rcito de
La Habana, no obstante, habia suplido a las po-
sesiones ultramarines 967,803 pesos 6 reales que
habrian de reintegrayse de la consignaci6n del
situado. Los criditos que las Administraciones
Generales de Rentas tenian pendientes de cobro
a los deudores del Estado subian a 2,132,488 pe-
sos 2 reales.
Acaso el iiltimo situado que arrib6 al puerto de
La Habana fu6 el que remiti6 el gobernador in-
tendente de Veracruz, de orden del virrey de
Nueva Espafia, y que el 5 de junior de 1810 entre-
g6 en la Tesoreria General de Ej6rcito el alf6-
rez de navio don Salvador Espadafora, coman-
dante de la goleta de S. M. La Veloz. La distri-
buci6n que tuvieron los 266,819 pesos 11/ reales
de ese caudal merece que sea bien conocida; por-
que prueba una vez mis, la mala fe, o la ofusca-
ci6n, o la ignorancia de los que hasta ahoya han
48 CUADERNO DE CULTURA
estado adeudando en cuenta a la colonizaci6n de
Cuba la suma total de las remesas de dinero me-
xicano a las Cajas de La Habana:
Pesos Rs.
Situado de Santo Domingo . 25,000
de Puerto Rico 25,000
de Florida 25,000
de Filadelfia .91,618 2
de fortificaci6n 16,666 6
En dep6sito, del Rgto. de Puebla .16,666 5
,, ,, ,, ,, de M6xico .16,666 5
En dep6sitos generales:
A la consignaci6n de Marina 50,000
A la gratificaci6n del Comandante
y contador: 199 7 50,199 7
Si el que condujo La Veloz no fu6 el 6i1timo de
los situados que en La Habana se recibieron de
Nueva Espafia, otro investigador ma's afortuna-
do que yo en sus pesquisas lo dird algin dia.
Lo cierto es que el Consejo de Regencia, para
remediar el atraso que padecia el Apostadero de
Marina de La Habana, por no recibir a tiempo
la consignaci6n anual de 700,000 pesos fuertes
que le estaba sefialada sobre las Cajas de M6xico,
dispuso, en orden de 6 de abril de 1811, que en
atenci6n al estado de Nueva Espafia y a las mu-
chas obligaciones que sobre si tenia su Erario,
ECONOMIA Y CIVISMO 49
s6lo se remitiesen con puntualidad, para sostener
los armamentos y trabajos del Apostadero,
400,000 pesos anuales y que los 300,000 restantes
fuesen suministrados por la Tesoreria de Ej6xcito
de Cuba, segin la Marina fuese necesitando fon-
dos. No he logrado saber si se cumplieron los
deseos de la Regencia en cuanto a la puntualidad
con 'que se habian de efectuar las remesas; pero
sospecho que los virreyes de Mexico se vieron
harto apxemiados por las exigencias de la me-
tr6poli invadida y de la colonia sacudida por los
vientos de la Revoluci6n, para cumplir textual-
mente orden tan estricta y enfdtica en sus t6r-
minos.
La filtima orden que sobre los situados de Me-
xico se *encuentra en las colecciones de papeles
que he consultado, es la que suscribi6 el minis-
tro Canga Argtielles, el 6 de febrero de 1821.
Deciale el Ministro al virrey de la gran colonia
que en la imposibilidad en que el Erario de Nue-
va Espafia se hallaba de socorrer con situados a
los establecimientos que sobre 61 los tenian con-
signados, habia S. M. resuelto que se cancelasen
las cuentas de los atrasos de esas consignaciones
y que en lo sucesivo, sin hacer m6rito de ellas, no
s6o La Habana, sino tambi~n las Islas Filipinas,
la de Puerto Rico y la provincia de Yucatan,
arreglasen sus gastos a sus particulares ingresos
y recursos para subsistir por si mismas, sin con-
50 CUADERNO DE CULTURA
tar con mis auxilios que los propios de sus Ca-
jas; dejando, sin embargo, al cuidado y celo del
Virrey socorrer a la isla de Santo Domingo,
mientras lo necesitase y a las demds posesiones
en aquellos apuros imprevistos y urgentes en que
la conservaci6n de las Provincias exigiese soco-
rros pyontos y especiales o en los que el decoro
de la naci6n pudiera hallarse comprometido, co-
mo sucederia si faltasen los situados correspon-
dientes al ministro de Espafia en los Estados
Unidos. Apenas esta real orden tendria tiempo
para 1legar a su destino; porque el 27 de sep-
tenbre de .1821 Iturbide entraba triunfalmente
en la capital, a la cabeza del ej6rcito de la Re-
voluci6n que consumaba la independencia del an-
t:guo Andhuac con la poderosa, resuelta y decisi-
va cooperaci6n de los espalioles.
Extraviariase en sus juicios quien, por la exis-
tencia de los situados de M6xico, dedujese que
jams el pobre presidio cubano contribuy6 a las
obras de fortificaci6n, ni a las empresas de de-
fensa de la tierra, ni a los fondos que en la me-
t.r6poli se invertian en las guerras de los siglos
XVII y XVIII. A principios del afio 1633 esta-
bleci6se el impuesto denominado sisa de muralla,
que consistia en veinticinco pesos sobre cada pi-
pa de vino o de aguardiente de las islas Canarias
que se introdujese, y cuyos productos destindron-
se a la construcci6n de los muros de la capital.
ECONOMIA Y CIVISMO 51
Producia esta contribuci6n ocho mil pesos al aflo,
hasta que ces6 por real c~dula de 12 de octubre
de 1778 (21). No furon recursos de Espatia, ni
situados de M6xico los que el gobernador Davila
emple6 en las obras de defensa de La Habana
cuando las incursiones de los piratas levaron la
miseria, el terror y la muerte a los habitantes
de las desamparadas poblaciones de la Isla. "De
los cinco mil vecinos que la capital contaba en-
tonces", dice Pezuela, "no se desentendi6 ni uno
siquiera de contribuir .con su peculio o con sus
brazos a la comfin seguridad y defensa" (22).
Entre los auxilios ordinarios y los donativos que
al rey Felipe V remitieron en 1707 el Perfl, Nue-
va Granada y M6xico, cont6se la ofrenda de 7183
pesos que La Habana entreg6 a don Andres de
Pez, jefe de la flota. "No se presumia ain",
-observa el mismo Pezuela- "que en casos pa-
recldos excederia en riqueza y desprendimiento,
andando el tiempo, a las demis ciudades espaflo-
las" (23). Cuando el conde de Ricla vi6se con-
trariado en la ejecuci6n del plan de fortificacio-
nes de La Habana por la lentitud del virrey de
Nueva Espafia en remitir los caudales y los bra-
zos que se necesitaban, dos vecinos, el marquis
de Villalta y don Domingo Veitia, proporciona-
(21) LA SAGRA, Hist. econ6m. J)0lit. y estad. de 7a isla de
Cuba, pig. 262.
(22) Historia de la isla de Cuba, tomo 29, pig. 158.
(23) Historia de la isla de Cuba, tomo 29, pig. 268.
52 CUADERNO DE CULTURA
ron a m6dico intexrds las sumas que fueron pre-
cisas para comprar un gran ni'mero de negros
al contratista Cornelio Coppinger, uno de los muy
contados sfibditos ingleses que no fueron expul-
sados despu6s que la capital de Cuba fu6 devuel-
ta al domino de Carlos III por el tratado de
Paris. A esta opexaci6n de cr6dito, sigui6se el
emprestito de 1765 para cubrir parte de 600,000
pesos devengados por las brigadas de peones de
las referidas obras, suma proporcionada por va-
rias casas de La Habana; lo que evit6 los conflic-
tos que hubie.ran sido consiguientes a la irregu-
laridad y atraso con que se recibian las consig-
naciones de Nueva Espalia.
En la penuria de las Areas Reales de la Isla,
el gobernador de Cuba, para atender a las nece-
sidades de la guarnici6n en 1780, emiti6 papel
moneda por valor de 208,515 pesos, en cartones
de ocho reales, los que en su curso llega.ron a pa-
decer quebranto hasta de cuarenta por ciento, a
causa, probablemente, de la facilidad con que
eran falsificados. Ocho afios estuvieron circulan-
do los cartones hasta que en noviembre de 1788,
el gobernador don Juan Bautista Vaillant los re-
cogi6 pox acuerdo del intendente don Jose Pablo
Valiente, invirtiendose en la operaci6n mas de
doscientos mil pesos (24).
(24) Obras del Excelentisimo Sr. D. Francisco de Arango y
Parrefio, tomo 19, pig. 255 y 256.
ECONOMIA Y CIVISMO 53
En la historia rentistica de Espafia y sus co-
lonias ocurre con bastante frecuencia la exacci6n
de ciertos subsidios que, no sin emplear asteis-
mo, suelen lamarse donativos voluntarios. En-
tre ellos es muy curioso el de 1780. Por cedula
expedida en San Ildefonso a 17 de agosto de ese
afio, resolvi6 el Rey que, por una vez, y en cali-
dad de donativo, le contribuyesen sus amados va-
sallos de las Indias Occidentales e islas adyacen-
tes, para el sostenimiento de los gastos de la gue-
rra a que le precisaban los continuados insultos
de la naci6n inglesa, con s6lo un peso todos los
hombres libres, asi indios como las otras castas
que componian el pueblo, y dos pesos los espafioles
y nobles, comprendiendo en esta clase cuantos su-
jetos distinguidos la constitufian en Indias, y per-
mitiendo a 6stos que pudiesen satisfacer la cuo-
ta respectiva a sus criados y sirvientes para des-
contarla despubs, si quisiesen, de sus salarios o
jornales (25). Retard6se en Cuba la recaudaci6n
de tal donativo, porque el intendente don Juan
Ignacio de Urriza, de acuerdo con el gobernador
don Diego Jos6 Navarro, quiso dar tiempo a que
el vecindario adquiriese la moneda circular la-
brada con sujeci6n a la real ordenanza de 18 de
marzo de 1771, en cambio de la macuquina cuya
(25) Real cidula de S. M. en que se manda, que todos sus
Vasallos libres de Amirica contribuyan Por una vez, y en ca-
lidad de donativo en la cantidad que se expresa, Para sostener
los gastos de la presente guerra. Afio 1780. De orden de S. M.
En la imprenta de D. Pedro Marin.
54 CUADERNO DE CULTURA
recoleccl6n dispuso en bando que se public en
La Habana el 17 de enero de 1781. Estaba o mos-
tribase Urriza persuadido de que los vasallos de
S. M. en Amrica pagarian gustosos y prontos
un donativo que, sobre ser tan tenue -asi lo ca-
lificaba-, iba a invertirse "en una guerra que
principalmente se dirigia al beneficio y conser-
vacl6n de estos dominios", acaso sin divisar en
las sombras de un porvenir muy pr6ximo, con la
mirada sagaz del conde de Aranda, que Espafia,
al coadyuvar a la emancipaci6n de las trece co-
lonias de su enemiga, proporcionaba a las propias
el ejemplo que debian seguir para rasgar la tu-
pida malla del privilegio que las condenaba a
torpisimo aislamiento. Ya realizada la recolec-
ci6n de la moneda macuquina, procedi6se en mar-
zo del mismo afio 1781 a colectar el impuesto,
promulgindose bando al efecto; pero como el In-
tendente imaginase que no se conseguiria la in-
tenci6n de S. M. si s6lo a los hombres compren-
dia el donativo, previno que 6ste se cobrase "de
todas las personas libres, fuesen hombres o mu-
jeres; pues, -decia con sublime sencillez, si no
con malicia de servidor, afanoso de merecer, en
su consulta al Ministro Universal de Indias-,
"aunque la Real c~dula parece que solo lo manda
exigir de los hombres, tuve present que esta voz
comprende muchas veces al otro sexo, bajo de
cuya acepci6n se recibe comtinmente". El inten-
to de Urriza encontr6 resistencia en pate de los
ECONOMIA Y CIVISMO 5)
pacificos vecinos de La Habana a la vez que en
la tropa de su guarnici6n y en los dependientes
de Marina, que alegaban que las mujeres de los
oficiales se verian obligadas a vender sus alha-
jas para satisfacer la contribuci6n. El celoso In-
tendente, al elevar consulta, en 21 de junior, al
Secretario de Estado don Jos6 de Gdlvez, pare-
cia entre.pesaroso y despechado de que las cuo-
tas recaudadas por el donativo, ailn extendidn-
dose a las mujeres, no habian Ilegado a diez mil
pesos, por mds que se hubiese recorrido la ciu-
dad dos o tres veces. Yo ignoro la resoluci6n que
a la dificultad quizds daria el c6lebre Ministro.
Consigui6se, sin embargo, que hasta 1785, este
impuesto rindiese 21,543 pesos (26).
A este donativo sigui6se el que se impuso a los
comerciantes y a los pulperos por gastos de la
paz concertada con los argelinos "para libertar",
dice Lafuente, "el comercio y las costas de Es-
palia de las insolencias de aquellos piratas (27)
y que en los afios 1786 y 1787, produjo 20,823
pesos (28).
Por real orden de 30 de marzo de 1793, exi-
giose a los pueblos americanos para subvenir a
(26) LA SAGRA, Hist. Econdm. polit y estad. de la Isla de
Cuba, pig. 240.
(27) Modesto LAFUENTE, Historia General de Espafia, tomo
XXI, pig. 22.
(28) LA SAGRA, Hist. Econdm. polit. de la isla de Cuba,
pig. 240.
56 CUADERNO DE CULTURA
los dispendiosos gastos de la guerra que Espafia,
alidndose con Inglaterra, declare a la Repfiblica
francesa al saber la muerte de Luis XVI. Esta
real orden es uno de los documentos en que se
ostenta en la plenitud de su gracia el sutil in-
genio -que uno no sabe si ha de apellidar ma-
leante o candooso-, que los Ministros emplea-
ban al dorar los impuestos que con el titulo de
donativos graciosos se exigian a los sfibditos del
Rey en los dominios de Indias. Decia Gardoqui
que el Rey se habia dignado condescender a las
patri6ticas intenciones de muchos de "sus ama-
dos vasallos los espafioles", admitiendo con be-
nignidad las cuantiosas sumas que en la exal-
taci6n de su "conocida lealtad y generoso patrio-
tismo", habian ofrecido para atender a los gas-
tos indispensables de la guerra con Francia, y
en seguida afiadia que "no pudiendo dudar ni por
un Inomento S. M. de que serian iguales e id6n-
ticos los sentimientos de sus leales y generosos
vasallos de America, y no permitiendo la distan-
cia que se aguardase a recibir la noticia de sus
ofertas para admitirlas y darles despubs el co-
rrespondiente destino, habia resuelto autorizar al
Visitador General Intendente de la isla de Cuba,
para que en las Cajas "mandase recibir las ofer-
tas que los Prelados, Comunidades de toda espe-
cie y cualesquiera otras personas celosas de la
ECONOMIC Y CIVISMO 57
Religion y de la Patria tuviesen por conveniente
hacer a S. M. para los gastos de una guerra en
que se interesaban la honra de Dios y de su Igle-
sia, la humanidad y el orden pulblico". Este do-
nativo comenz6 a recaudarse en 19 de junio de
1793, y hasta concluir el afio 1798, produjo
245,559 pesos 1 real (29), incluy'ndose cien mil
que el Ayuntamiento de La Habana cedi6 el 5 de
septiembre de 1794, como sobrante de los arbi-
trios del vestuario y armamento de Milicias (30).
El 22 de julio de 1795, el tratado de Basilea
di6 t6rmino a la contienda; pero la alianza ofen-
siva y defensiva entre S. M. C. y la Repiiblica
francesa, concertada en San Ildefonso el 18 de
agosto de 1796, lev6 necesariamente a Espaia a
declarar la guerra al ingles el 7 de octubre de
1796, guerra que se prolong6 hasta la c6lebre paz
de Amiens.
(29) Los ingiesos anuales en la Tesoreria General fueron:
Aflos Pesos Rs
1793 47,798 2
1794 125,412 3
1795 32,202 6
1796 18,044 6
1797 2,589 3V
1798 19,511 3
(30) Los cien mil pesos con que el Ayuntamiento de La
Habana subvino a los gastos de la guerra consistieron en 76,525
pesos 41// reales en papeles de cr6dito, procedentes de varios
pristamos que habia hecho a la Real Hacienda en los afios
1785, 1786 y 1793, y los restantes 23,474 pesos 3 reales en
plata fuerte.
58 CUADERNO DE CULTURA
En real orden dada en Aranjuez a 20 de ma-
yo de 1798, preveniase al Intendente de La Ha-
bana que, "siendo ya forzoso tomar algunas me-
didas que abreviasen las muchas cargas que el
Erario tenia sobre si, para mantener el honor y
respeto de la Monarquia", era la intenci6n del
Rey que se enviasen las cantidades que rendidas
por los ramos de Hacienda fuesen remisibles
a Espafia. Con estas cantidades debian juntarse
cuantas se pudiesen tomar a pristamo "vajo de un
premio regular", de los sujetos pudientes o co-
munidades que quisiesen no tener parado su cau-
dal. En pocos dias el ministro Saavedra cambi6
de parecer, pues el 27 del mismo mes de mayo
firm6se el decreto para cubrir dos suscripcio-
nes en Espatia e Indias, la una a un donativo
voluntario en que las personas de todas clases
y jerarquias ofrecian espontineamente cuales-
quiera cantidades en moneda y alhajas de oro y
plata, que les dictase su celo por ]a causa pfibli-
ca, y la otra, a un prdstamo patri6tico sin interns,
con calidad de haber de reintegrarse en el pre-
ciso termino de los diez afios siguientes a los dos
primeros que se contarian desde el dia de la pu-
blicaci6n de la paz.
En los libros de la Tesoreria General de Ejer-
cito las cuentas del pristamo patri6tico sin in-
terds estin en blanco; pero, en cambio, aparece
que por el donativo volintario, desde 28 de sep-
tiembre de 1798 hasta terminarse el afio 1806, se
ECONOMIA Y CIVISMO 59
colectaron 259,123 pesos 6 y medio reales (31),
suma en que estdn comprendidas las cantidades
que el clero y las monjas de Santa Clara, a exci-
taci6n de una pastoral del Obispo don Juan Jos6
Diaz de Espada, el afio 1805, cedieron para los
gastos de la guerra que Espatia declare a la na-
ci6n inglesa al fenecer el aio 1804 ,y que, segdn
don Ram6n de la Sagra, 1legaron a importar
10,319 pesos (32).
(31) Las cantidades que anualmente se recaudaron, segfin
los libros de la Tesoreria General, fueron:
Afios Pesos Rs.
1798 y 1799 142,775 5 2
1800 29,541 61/
1801 10,687 6 2
1802 15,008 2 2
1803 2,287 41,4
1804 5,556 2
1805 48,058 61
1806 5,208 2
Aunque la paz con Inglaterra se public6 en La Habana el
24 de diciembre de 1801, el donativo voluntario continu6 per-
cibi~ndose, hasta despubs que las hostilidades comenzaron de
nuevo por la ructura del tratado de Amiens. No faltaron vasa-
1ls que espontineamente hicieron donaciones para ]a contien-
da que se reproducia: asi In prueban dos partidas asentadas el
afio 1806, en la cuenta que en la Tesoreria General estaba
abierta al donativo voluntario decretado por la real cidula de
27 de mayo de 1789; es decir que, en una misma cuenta, se
incluyeron donativos para dos guerras.
El saldo de la cuenta de esos donativos fu de 124n810 pe-
sos 5 reales al acabar el afio 1806, y subsisti6 sin variaci6n al,
guna en 1807, 1808 y 1809.
(32) Hist. econdmico-polit. y estad. de la isla de Cuba.
pig. 241. A la cuenta del donativo voluntario de 1789, la Te-
soreria General de Ejbrcito 1Iev6 las cantidades cedidas por el
clero para los gastos de la lucha que comenz6 el afio 1804. En
60 CUADERNO DE CULTURA
Esta contribuci6n no fu6 el (inico servicio que
en numerario hicieron vasallos de Cuba, durante
esa contienda, pues algunas personas y corpora-
ciones, en menos de un mes (3), prestaron a la
Real Hacienda para la defensa de la plaza de La
Habana, 255,875 pesos 6 reales fuertes, en cali-
dad de reintegro por las Reales Cajas de Mexico
o por la Tesoreria General, segun en su caso mas
acomodase a cada interesado.
La Caja de Amortizaci6n estableci6se en Es,
pafia, por real decreto de 26 de febrero de 1798,
con el objeto de consolidar las deudas del Estado, aten-
der puntualmente al pago de riditos y reintegro del prin-
cipal de los otros pr6stamos que gravaban la Corona, dis-
minuir y contener el agio o premio de reducci6n abusi-
vamente introducido en el trueque de los mismos vales
por moneda efectiva, y reducir el interns del dinero para
fomento de la industria y del comercio de la naci6n.
Entre los numerosos ramos que se aplicaron
a la extinci6n de los vales comprendidronse los
caudales procedentes del indulto cuadragesimal y
el libro Manual de esa oficina, para dar raz6n de las operacio-
nes en el afio 1805, encuintrase un asiento en que consta que,
el 31 de agosto, el presbitero don Gabriel de Lafuente y Var-
gas entreg6 por donativo con que el clero contribula para los
gastos de la guerra que entonces existia, 2,229 pesos y 3 reales,
y, segiin otro asiento, de 9 de septiembre, la reverenda madre
abadesa del Monasterio de Santa Clara don6, con el mismo ob-
jeto 7,271 pesos.
(33) Desde el 4 de marzo hasta el 19 de abril de 1799.
ECONOMIA Y CIVISMO 61
los bienes de las temporalidades de la Compafifa
de Jesis.
La gracia de indulto cuadragesimal se extendi6
en los dominios de Indias, empezando en el bie-
nio de 1794 y 95, y sus fondos se manejaban con
independencia de los de la bula de la Santa Cru-
zada. Por real orden de 12 de julio de 1796, los
productos del indulto en Indias destindronse a
amortizar los vales reales, y por circular que de
orden del Rey fu6 comunicada el 10 de julio de
1798 a los Subdelegados del Comisario General
de la Cruzada y al Tribunal Mayor de Cuentas
de La Habana, se dispuso que los caudales de es-
ta renta en la Isla estuviesen prontos en las Ca-
jas Reales para trasladarlos a Espafia luego que
Jo permitiesen las circunstancias politicas, con
destino a la nueva Caja de Amortizaci6n.
Al extinguir Carlos III la Compafifa de Jesfis
en sus dominios de Espafia e Indias, incorpor6
desde luego a la Hacienda Piiblica, como de pa-
trimonio real, las casas y demis bienes ocupa-
dos, aplicando una gran parte de 6stos "a rege-
nerar y fundar de nuevo bajo la inmediata pro-
tecei6n soberana, diferentes establecimientos pia-
dosos". Mas tarde, el gobierno de Carlos IV, apre-
miado por las extraordinarias y urgentes necesi-
dades de la Monarquia, incorpor6 enteramente
62 CUADERNO DE CULTURA
en la Real Hacienda, con destino a la amortiza-
ci6n de los vales reales, los restos de las tempo-
ralidades de los extinguidos jesuitas, expulsados
de tierras espafiolas, trasladindose la Superin-
tendencia General de las Temporalidades, radi-
cada en el Ministerio de Gracia y Justicia, al de
Hacienda, por el cual se expedi.rian las instruc-
ciones y 6rdenes conducentes a su administra-
ci6n, como a la de los dem.s ramos y rentas de
la Corona y real patrimonio, y se darian las pro-
videncias econ6micas que se requiriesen para la
pronta venta y realizaci6n de cualesquiora bienes
y efectos existentes. Al comunicar esta resolu-
ci6n soberana al Visitador General Intendente de
Cuba, se le advertia que era voluntad del Rey
que todos los caudales que se fueran acopiando
se tuviesen prontos para remitirlos a Espaila, a
la consignaci6n del Ministro de Hacienda (34).
En cumplimiento de estas resoluciones del Go-
bierno Supremo, el Visitador General don Jos6
Pablo Valiente (35), tom6 a la casa de Santa
Maria y Cuesta de La Habana, dos letras de cin-
cuenta mil pesos cada una, a sesenta y a noven-
ta dias vista, contra don Pedro Tiz6n de Malaga,
y de esta manera los bienes confiscados a los je-
(34) Real orden de 19 de septiembre de 1798, en que se
traslada el real decreto pasado en la misma fecha por el Minis-
terio de Gracia y Justicia.
(35) Consulta del Visitador General al Ministerio de Ha-
cienda, el 9 de febrero de 1799.
ECONOMIA Y CIVISMO 63
suitas de Cuba contribuyeron a la amortizaci6n
de los vales reales de Espafia (36).
La sublevaci6n de los esclavos en la colonia
francesa de Santo Domingo y la cesi6n que, por
el a.rticulo 99 del tratado de Basilea, se hizo a
Francia, de la parte espafiola de la Isla, impul-
saron a unos cuatro mil colonos blancos y de co-
lor a abandonar sus hogares arruinados o inse-
guros para fijar su residencia en Cuba, donde,
acogidos con benevolencia, contribuyeron a ex-
tender y mejorar los cultivos del cafeto y de la
cana de azdcar. Sin embargo, tan activos ele-
mentos de progreso agravaron la estrecha situa-
ci6n en que el pais y las Cajas ptiblicas se veian
a consecuencia de las guerras con Francia y la
Gran Bretafia, que asi obstruian la extracci6n
de las cosechas como demoraban el transporte de
los caudales de M~xico.
En cumplimiento de 6rdenes dadas por el So-
berano, el 8 de septiembre de 1795, para que se
preparase hospitalidad a todos los vecinos de
Santo Domingo que quisiesen continuar bajo el
(36) Otra real orden, dada al Intendente de La Habana
el 24 de septiembre de 1799, encargaba que los Tesoreros Co-
misionados y Administrativos verificasen la cobranza de los
rendimientos del ramo de temporalidades con la mayor activi-
dad; y que no se perdiese instante en la enagenaci6n de fincas,
ni se permitiese que el importe de los bienes y rentas de los
expulsados jesuitas se invirtieran en pr6stamos ni imposiciones
en favor de cuerpos y particulares, y que se procurase reunir
sin demora los caudales para trasladarlos a Espaiia.
64 CUADERNO DE CULTURA
gobierno de Espafia, crease en La Habana la Jun-
ta de Equivalentes que acord6 se asistiese con
tres reales diarios a todos los nobles padres de
familia que fuesen l1egando, y con real y medio
a los demis, encargindose al Ayuntamiento y al
Oficial Comisionado para que cuanto antes fue-
sen colocados en sus respectivos oficios los que
tuviesen alguno, cesando entonces la pension se-
fialada, y despubs de algunas vacilaciones, preva-
leci6 la idea de fijar y dar en dinero el alquiler
de la casa que nunca excedi6 de diez pesos al mes.
Prestaron las Cajas cubanas estos auxilios en la
confianza de que serian reintegrados por las de
Mxico; pero, aunque los virreyes asi lo prome-
tieron ,y por mas que, afios despu6s, el Rey asi
lo mandase (37), result con esos subsidios lo
que con muchos otros, que, al fin y al cabo, fue-
ron a cargo del Erario cubano. Las Tesoxerias
de la Isla pagaron las pensiones de los emigra-
dos, mientras pudieron suplir con sus caudales
la falta de situados de Nueva Espaia; pero cuan-
do lleg6 el momento en que hubo necesidad de
suspender el pago, porque atenciones preferentes
absorbian los yecursos, las Cajas de Cuba, a so-
licitud de los emigrados, les facilitaron certifi-
caciones de cridito contra las de Mexico, cuyo
virrey mand6 que se satisficieran puntualmente.
A esas certificaciones, agregaronse las expedidas
(37) Real orden de 21 de octubre de 1809.
ECONOMIC Y CIVISMO 65
por criditos contra la Mayina y por necesidades
de Puerto Rico y las Floridas.
Eran las certificaciones, titulos de deuda, des-
tinadas, por las condiciones de su emisi6n, a de-
preciarse considerablemente; porque, ni tenian
plazo de amortizaci6n, ni devengaban interns ni
eran recogidas sino con limitaciones muy yaria-
bles, en pago de contribuciones o deudas al Te-
soro, desde que se logr6 que el intendente Aguilar
las declarase admisibles.
Le Regencia del Reino, el 24 de julio de 1813,
dispuso que, por consideraci6n a los servicios que
la casa de Madan e hijo, de La Habana, habia
prestado a la naci6n por media o de diferentes pris-
tamos y donativos, satisficiese a la Hacienda PGi-
blica, en el termino de dos afios, el descubierto
de 19,701 pesos 4 reales, entregando 9,701 pesos
4 reales cm dinero metdlico, y los 10,000 restantes
"en certificaciones de credito procedentes de las
pensiones adeudadas y no pagadas a los emigra-
dos de Santo Domingo"' Pocos meses antes de que
la Regencia expidiese esta orden, el intendente
Aguilar habia admitido seis certificaciones de
creditos de las libradas a los emigrados domini-
canos, en pago de 4,600 pesos que adeudaban a
la Hacienda Publica los herederos del Tesorero
de la Cruzada don Baltasar de Sotolongo (38).
(38) Consulta del Intendente al Ministro de Hacienda de
Ultramar, de 8 de noviembre de 1812.
66 CUADERNO DE CULTURA
La Regencia, en orden de 23 de agosto de 1813,
aprob6 por aquella vez la admisi6n de las certi-
ficaciones; pero diciendo al Intendente que se
habia excedido al decidir sobre el punto antes de
dar cuenta y de que recayese resoluci6n superior,
y en cuanto a la consulta sobre que continuasen
admiti6ndose las certificaciones a los tenedores
"para mantener el cridito del Erario y hacer
efectivas algunas deudas", la Regencia contest
que se instruyese expediente con la ilustraci6n
que exigia la entidad del asunto, oyendose a los
Ministros de las Cajas y Tribunal de Cuentas y
levdndose a la Junta Superior de Hacienda, a fin
de que se resolviese lo mis conveniente al bien
general. La Junta Superior Directiva, en sesi6n
de 13 de agosto de 1813, habia acordado que, por
lo mucho que interesaba a la Hacienda mante-
ner su cr'dito, permitiendo la extinci6n de sus
deudas de algfin modo y por el beneficio que le
redundaba de la recaudaci6n de las activas, se
admitiese cualquiera certificaci6n de cr~dito le-
gitimo contra la Tesoreri nacional, a todos los
deudores que diesen en dinero las dos terceras
partes de su alcance, siempre que los tercios que
en compensaci6n se produjesen, estuvieran entre
la cantidad de cien mil pesos y que las sumas
efectivas correspondientes se entregasen en la
Tesoreria o en la Administraci6n de Rentas en
el preciso termino de tres meses, contados desde
el dia en que se mandase cumplir el acuerdo:
ECONOMIA Y CIVISMO 67
esta concesi6n s6lo afectaba a las deudas ante-
riores al 31 de diciembre de 1812.
Todavia el aflo 1814, varios emigrados de San-
to Domingo pretendieron que 53,133 pesos 7 rea-
les en criditos contra la Hacienda Pfiblica se
admitiesen "en pago de la mitad de derechos sin
distinci6n de clase y naturaleza". La Junta Su-
perior Directiva, considerando que esos emigra-
dos, por el miserable estado en que se encontra-
ban, no podian regresar a su domicilio (39) ,acor-
d6 el 26 de mayo, que indistintamente todas y
cualesquiera certificaciones de cr6dito que se pre-
sentaren, fuesen de emigrados, de la Marina na-
cional o de otra clase, se admitiesen hasta el 10
de julio, siempre que los deudores entregasen de
contado "otra tanta cantidad de plata sonante",
de la que pretendie.ran que se les recibiese en cer-
tificaciones. Crefa la Junta que con esta medida
daba algdn valor a las certificaciones de cr6dito,
evitando los perjuicios que hasta entonces ha-
bian sufrido en la negociaci6n. Vencido el plazo
(39) A16dese, sin duda, a la real orden dada al Intendente
de La Habana por la Suprema Junta Central el 5 de enero de
1810, para que en el preciso tirmino de cuatro meses, despu6s
de publicada, se restituyesen a la isla de Santo Domingo todas
las familias y personas que emigraron de ella, por la cesi6n a
Francia. La Hacienda satisfaria, ademis de los gastos de trans-
porte, las pensiones de los emigrados en un afio, que se con-
taria desde el dia del arribo a Santo Domingo. Disponiase,
asimismo, que los emigrados que no conviniesen en el regreso,
conservasen sus pensiones en los cuatro meses que se prefija-
ban para su traslaci6n a la citada isla.
68 CUADERNO DE CULTURA
de admisi6n, prorrog6se hasta fin de septiembre
del mismo afio (40).
El Rey, en 14 de marzo de 1815, aprob6 que
se hubiese admitido a don .Bernab6 Martinez de
Pinillos el pago de 10,011 pesos 6 reales en me-
tdlico y 39,051 pesos 6 reales en creditos contra
la Tesoreria de Ejercito de Cuba, a cuenta de lo
que adeudaba a la Real Hacienda por la comi-
si6n del Real Giro, y determine, a la vez, que
se le recibiesen, segiin pretendia, en creditos con-
tra la Tesoreria de Marina, los 32,948 pesos 2
reales que habia quedado debiendo, cancelindose
las fianzas y concluyendo el asunto definitiva-
mente; agregando que si Martinez de Pinillos no
pudiese verificarlo, dispusiese el Intendente que
satisficiese el alcance, ya en metalico, ya de otra
manera legitima, a fin de que la Real Hacienda
quedase reintegrada y concluido el expediente en
trminos que no se diese lugar a nuevos gastos
ni prosecuciones.
Pocos meses despu6s, otra real orden se di6
(41) para que se admitiesen a don Francisco del
Campo, del comercio de La Habana, dos certifi-
caciones de cridito por 5,581 pesos, en compen-
saci6n de los 3,993 que debia, por no haber otro
medio expedito para el cobro; pero, notindose
(40) Acuerdo de la Junta Superior Directiva, en 22 do
julio de 1814.
(41) Real orden de 18 de julio de 1815.
ECONOMIA Y CIVISMO 69
que todos los dias se multiplicaban los creditos
de los emigrados de Santo Domingo, "eludiendo-
se con ellos la justa paga de los reales derechos
y demds debitos que habian de satisfacerse en
efectivo, para auxiliar al Erario en las criticas
circunstancias en que se hallaba, de nuevo se
mandaba al Intendente que remitiese, sin excusa
ni pretexto alguno, el informe que se le pidi6
en 23 de agosto de 1813.
Las certificaciones de credito fueron objeto de
una especulaci6n vergonzosa, a causa de los obs-
ticulos que sus primeros tenedores encontraban
para conseguir que las Cajas piiblicas pagasen su
valor o las admitiesen en cancelaci6n de tributos
u otras acreencias del Estado, cayendo por grados
en tal descridito que 1legaron a estimarse en vein-
te por ciento de su valor nominal. Las dificulta-
des invencibles para alcanzar que la Real Ha-
cienda recibiese las certificaciones a los emigra-
dos, a los trabajadores de la Maestranza y a la
servidumbre del Apostadero, desvanecianse tan
luego como el especulador se presentaba a deman-
dar la conversion en moneda efectiva de aquellos
titulos de deuda contra las Cajas de Cuba. El
Comandante General de Marina del Apostadero
de La Habana, don Pedro de Acevedo, que inte-
rinamente habia sucedido a Ruiz de Apodaca, le
comunicaba a don Alejandro Ramirez, a poco de
haber 6ste tomado posesi6n de la Superintenden-
cia General Delegada de Real Hacienda, que los
70 CUADERNO DE CULTURA
agiotistas, "para que no apareciese la sospecha
de aquel inicuo, torpe y escandaloso cambio"
-son sus palabras- exigian a los cedentes de
las certificaciones, que ellos mismos pidiesen el
pago.
A tamalios escindalos puso muy pronto correc-
tivo energico el nuevo intendente. No bien se im-
puso de las causes que mantenian aquella especu-
laci6n bastarda que fomentaban servidores in-
d:anos del Estado, traz6, de su propio pufio, las
preveiciones que hizo a los Ministros Generales
de Ejroito y Real Hacienda, el 5 de agosto de
1816, sara que se observasen puntualmente las
ieyt a y ordenanz-ets que orohibian las compensa-
clones de cr6ditos; deoiendo en consecuencia no
admitirse i.- niacerse tr- nasos de cantidades que
se debieran; ni recibir en cuenta a los deudores,
c'dulas o libramientos ni otra cosa que no fuese
moneda efectiva; y que, entendiindose por deu-
das atrasadas todas las que s? habiesen causado
hasta fin de aflo 1815, la tercera parte de ias
cantidades que a cuenta de ellas ingresaran en
las Reales Cajas, en numerario, de los ramos en
que antes se admitian documentos de credito, se
aplicaria al pago de d6bitos del Erario, tambidn
atrasados hasta el mismo tiempo, ponidndose el
importe de estas terceras partes con separaci6n,
segfin sucedieran los ingresos, para que no tu-
viese otro destino.
ECONOMIA Y CIVISMO 71
Al consultar su resoluci6n deciale al Ministro
de Hacienda de Indias:
No se opone esta disposici6n a que por particulares moti-
vos y especial gracia de S. M. como en el caso de don
Bernab6 Martinez de Pinillos, se conceda a un buen vasa-
1l, hallindose con criditos activos y pasivos en favor del
Erario, la justa compensaci6n de unos con otros, para fa-
cilitar sus pagos, y chancelar su cuenta. Pero jams pudo
ser el Animo del Gobierno que con este pretexto, se tolera-
se y consintiese no s6lo la usura criminal, sino la estafa
(permitase esta expresi6n) de los mis miserables acreedores
del Estado, como el soldado, el marinero, el menestral, la
viuda y el hu6rfano. A 6stos se les pagaba o fingia pagir-
seles por entero con un papel ominoso; y cambiado al co-
mercio por una porcion minima de su valor, se le subroga,
ba en todo el derecho del acreedor principal; se le satisfa-
cia integramente, o se le abonaba en cuenta con desmedida
ganancia sin correr riesgo alguno y muchas veces sin in-
terrupci6n de tiempo (42).
No he 1legado a precisar la importancia que ad-
quirieron las emisiones de estas deadas por los
diferentes ramos en que tuvieron su origen; pero
se sabe que en los cuatro aflos de 1811 a 1814, Ia
Tesoreria General pag6 209,892 pesos 51/2 reales,
en efectivo, por pensiones a emigrados domini-
(42) Consulta de 12 de agosto de 1816. No acierto a com-
prender c6mo con su claro talento pudo Ramirez considerar
justa compensaci6n de criditos en el caso de Martinez de Pini-
lIos, estableciendo asi una excepci6n a la regla cuyo puntual
cumplimiento exigi6 en las prevenciones que hizo a los Minis-
tros Generales.
72 CUADERNO DE CULTURA
canos (43) no incluyendose en esta suma los suel-
dos militares, ni las hospitalidades, ni los tras-
portes.
Tengo por cierto que, desde elevado punto de
vista sociol6gico, la guerra es uno de los mas
crueles y destructores azotes de la especie hu-
mana; pero a la vez estoy convencido de que muy
a menudo, en el curso de la Historia, ha sido
nico y eficacisimo instrumento de civilizaci6n.
Considerad, por breves instantes, cuil seria el
estado social de las posesiones de Espafia en
Am6rica, si en las numerosas guerras que en el
al(timo tercio del siglo XVIII mantuvo la naci6n,
no hubieran sacudido y roto la maquina neuma-
tica de las leyes de Indias! Aciptese o no esta
tesis, es de todo punto indudable paxa cuantos
han investigado los sucesos hist6ricos de Cuba,
con levantado espiritu critico, que, a partir de
la conquista de La Habana por los ingleses, se
inicia un ciclo de progresos, tanto mds acelera-
dos cuanto mds duros eran los rigores de las
guerras que obliga.ron a abrir el puerto de La
Habana al trifico de las naciones neutrales.
(43) Estos pagos fueron por afios, como sigue:
Afios Pesos Rs.
1811 113,146 11/2
1812 13,674 3 V2
1813 13,698 1V
1814 69,373 7
ECONOMIA Y CIVISMO 73
De dos maneras, a mi ver, se desenvuelven los
Estados. Prosperan por virtud propia, o prospe-
ran por la acci6n externa que trae su origen de
las desdichas de otros pueblos: el maximum de
adelantamiento encuintrase en la concurrencia de
uno y otro orden de fendmenos. La exactitud de
esta observaci6n comprubbase en la historia de
nuestro pais: sus progresos midense precisa-
mente por la serie apenas interrumpida y la pon-
deraci6n abrumadora de los desastres y mise-
rias de su metr6poli y de los pauses circunveci-
nos. Fu6 preciso que los corsarios de Colombia
y de M6xico barrieran de las aguas del Atldntico
las naves espafiolas -al extermo de que el ge-
neral Mahy se vi6 obligado a embarcarse en
Burdeos, por falta de buque de su naci6n que le
condujese a La Habana (44)-, para que al fin
quedara quebrantado, aunque no por completo
destruido, tras lucha de siglos, aquel detestable
y estfipido monopolio que tanta sangre y tantos
tesoros habit a costado a la obcecada metr6poli y
a sus atrofiadas colonias.
La real cedula de 7 de marzo de 1824 que re-
conoci6 el derecho de las colonias a traficar direc-
tamente con extranjeros siibditos de potencias
aliadas y amigas de Espafia, l1eg6 demasiado tar-
(44) El general Mahy leg6 a La Habana en la fragata
francesa Maria Teresa el 3 de marzo de 1821, al cabo de cua-
renta dias de navegaci6n. Vase el Diario del Gobierno Consti-
tucional de la Habana, de 4 de marzo de 1821.
74 CUADERNO DE CULTURA
de para lograr que las nacientes Repilblicas se
prestasen a doblar de nuevo la cerviz al yugo de
la terrible dependencia. Aquella cedula, inspirada
en las justas y previsoras miras de Valiente,
Arango y Viatia, en el Consejo de Indias, con
vigorosa elocuencia mantenidas, y la fraudulen-
ta introducci6n de esclavos africanos consentida
por los gobiernos de Espafia, afianzaron la va-
cilante fidelidad de los colonos de Cuba en los
dias en que Bolivar proyectaba la invasion de la
Isla con las, vencedoras legiones de Colombia.
A medida que los rigores del monopolio mer-
cantil se atenuaban por la amplitud que se iba
dando al trafico con extranjeros, prosperaba la
colonia cubana; pero la prosperidad era tenta-
ci6n a que los Ministros del Rey facilmente ce-
dian en los apuros del Tesoro de la metr6poli,
ocurriendo al bolsillo de los buenos vasallos de
S. M., a veces para objetos de remotisima o de
ninguna importancia en la administraci6n o en
la suerte de las colonias. Este fen6meno politico
-que en nuestros dias comienza a parecer ex-
trafio, adin a los mis fervientes defensores del
privilegio metropolitico-, mirdbase entonces co-
mo una sencilla aplicaci6n del concepto que de
la colonizaci6n tenian los estadistas espafioles. La
carga del impuesto en las Indias Occidentales no
se media por la ascendencia de los gastos piibli-
cos en las diversas colonias ni por la cuota con
que proporcionalmente hubiesen de subvenir a las
ECONOMIA Y CIVISMO 75
necesidades geneyales del Imperio espafiol en am-
bos mundos, sino que el Estado subsistia de los
recursos que podia allegar, sin presupuesto ni
limite alguno, ya en la metr6poli, ya en cualquie-
ra de sus dilatados dominios. Los fondos que in-
gresaban en las Cajas de la madre patria o de
las colonias, estimdbanse como propiedad del Era-
rio y el Rey, personificaci6n del Estado, eya libre
de emplearlos como juzgase conveniente al servi-
cio publico. La idea de Lin sceo Erario. en termi-
no final, no podia menus de resultar ventajosa
a una ruetr6poli siempre comprometida en mili-
tares empresas superiores a sus recursos: el pro-
cedimiento era una consecuencia del sistema que
obligaba a Espahia a exprimir. hasta agotar, la
savia de sus colunias por sostener el brleo febril
de su decadencia politica. Y tan monstruosa lie-
g6 a ser la desproporci6n con que se repartian
las eargas del Imperio entre los pueblos de la
madre patria y los de sus colonias; tanto ileg6
a extremarse el procedimiento de las exacciones
enormes y continues, que, por no bastar los cau-
dales existentes en las Tesore.rias a satisfacer
corrientemente las obligaciones que se imponian
al arbitrio del Rey, se amontonaban por millones
las libranzas de los Ministros contra las Cajas
de los paises americanos. No concebian los esta-
distas espafioles -y si la concebian, no era po-
76 CUADERNO DE CULTURA
derosa a detenerlos en el camino de la catistro-
fe-, la idea de que las colonias pudieran algiin
dia career que pagaban demasiado cara la protec-
ci6n de la madre patria.
En la inmediata conferencia estudiar6 el cua-
dro, por extremo dramitico, que ofrece la trans-
formaci6n del presidio del Golfo, no en colonia
pr6xima a desenvolver su actitud en6rgica, sino
en vasta factoria, a cuya prosperidad material
se subordinaban, cuando no se sacrificaban en
absoluto, todas las demis aspiraciones que im-
pulsan a los pueblos progresivos; realizindose
una transformaci6n de suyo tan extraordinaria,
en el torbellino de una profunda crisis social,
que, comenzando por la invasion de los ejy.rcitos
franceses, acab6 en el portentoso desgarramien-
to del colosal Imperio americano para dar a luz,
al mo.rir, esas libres Repilblicas que se dilatan
desde las tierras auriferas de California hasta
el proceloso promontorio de Hornos, tan aman-
tes y celosas de su independencia, que, de seguro,
si el destino las pusiera en el trance de escoger,
no vacilarian, y mil veces preferirian, las tur-
baciones y peligros de la vida nacional, a la tran-
quilidad deprimente y temerosa de los pueblos
cultos despojados de su autonomia (45).
(45) En la conferencia que sobre el Establecimiento y pro,
pagaci6n del Cristianismo en Nueva Espaiia, ley6, en el Ateneo
de Madrid, el general don Vicente Riva Palacio, Ministro de
Mixico, en la corte de Espafia, el 18 de enero de este afio, me-
rece fijar la atenci6n este sugestivo periodo: "No se conserva
ECONOMIA Y CIVISMO 77
Y al estudiar la revoluci6n que convierte al
presidio en factoria y latifundio a la vez, podr6is
observar y medir los asombrosos esfuerzos que
nuestros abuelos hicieron por socorrer a la ma-
dre patria en las mortales angustias de la inva-
si6n napole6nica y por sostener a las tropas rea-
les en la guerxa que durante tres lustros man-
tuvieron en los dorninios de Indias sublevados,
retardando asi, afios enteros, la hora en que la
bandera de Espafia hubo de plegarse en San Juan
de Ulia y en el Callao.
Revista Cubana, t. XVI, 1892, p. 157-190.
memoria de otro pueblo que, como el espaiol, sin desmembrar
su territorio patrimonial, y sin perder la existencia social y po-
litica, haya formado directamente dieciseis nacionalidades ente-
ramente nuevas sobre la faz de la tierra, hoy ya emancipadas,
y a las que 1lev6 sus costumbres, su idioma, su literatura, su
altivez, su indomable patriotismo y celo exagerado por su auto-
nomia".
LAS PESETAS SEVILLANAS
EN CUBA
I
La pragmatica de 26 de junio de 1786 fij6 la
ley de la onza de oro en 21 quilates, sin alterar
su talla de 81/2 en marco de Castilla, ni su valor
nominal de 16 pesos, mientras que el peso de
plata fueyte conserve el titulo de 10 dineros y
20 granos y la talla de 81/2 que le di6 la prag-
mdtica de 20 de mayo de 1772: de esta suerte,
la relaci6n entre el oro y la plata acufiados, sin
deducir permiso de feble, era de 1 a 16.51.
Sea que la prohibici6n de exportar moneda al
extranjero aumentase la solicitud por la de oro,
como de mis fAcil contrabando, o que las minas
de Mexico y del resto de America vertiesen ma-
yor caudal de plata en los mercados de Cuba,
es lo cierto que, en los primeros afios del siglo,
se inici6 una lucha entre el valor nominal de la
onza de oro, determinado por la pragmitica de
1786, y el valor de la misma moneda en la cir-
culaci6n de la Isla. En las transacciones entre
particulares, la onza de oro lleg6 a apreciarse en
17 pesos de plata fuerte; es decir, un aumento
81
82 CUADERNO DE CULTURAL
de 61/4 por ciento sobre su valor legal segfin la
mencionada pragmdtica, lo que significaba una
relaci6n de 1 a 17.54 en los metales amonedados.
La Caja de Consolidaci6n y Amortizaci6n se ne-
g6 en 1806 a recibir la onza de oro por 17 pesos;
mas, en el expediente que se form con ese mo-
tivo, no cay6 resoluci6n hasta que, en 26 de ma-
yo de 1814, la Junta Directiva de Hacienda acor-
d6 que la onza se admitiese por 17 pesos, en tan-
to que el Gobierno de Madrid resolviese. Una
real orden reservada, de 9 de septiembre de 1815,
dispuso que se restituyese a la onza de oro es-
pafiola su valor legal de 16 pesos; mas no se
cumpli6, y el Fisco continue admitiendo la onza
a 17 pesos fue.rtes en la provincia de La Habana
y a precios inferiores en diferentes poblaciones
de las intendencias de Cuba y Puerto Principe.
Los triunfos revolucionarios de Venezuela y Nue-
va Granada y el fdcil 6xito con que los mismos
espafioles europeos realizaron en 1823 la inde-
pendencia de M6xico, produjeron una numerosa
emigraci6n que benefici6 a Cuba y a Puerto Ri-
co: los que a favor de la metr6poli habian toma-
do parte en la dilatada y sangrienta lucha a que
pusieron t~rmino la rendici6n de las fortalezas
del Callao y el completo desastre de la expedi-
ci6n de Barradas, vi6.ronse precisados, para sal-
var la vida, a abandonar sus hogares, y consigo
trajeron aquella porci6n de su fortuna que, en
las angustias de la expulsion o de la fuga, pu-
ECONOMIA Y CIVISMO 83
dieron convertir a la moneda efectiva de mis
pequefio volumen. La masa de oro acufiado que
los expulsos introdujeron en Cuba y la ruptura
de toda relaci6n de comercio con las colonias que
habian quebrantado el yugo de Espafia, por fuer-
za habian de disminuir el valor de la onza de oro,
particularmente en el mercado de La Habana,
centro del movimiento migratoxio: a esas cau-
sas de depreciaci6n, ya de suyo eficientes, agre-
g6se la extracci6n de los pesos y pesetas de pla-
ta columnaria que se ilevaban muchos de aque-
1ls emigrados que se trasladaban a Europa.
A tal punto escase6 la moneda de plata, dice Vicente
Vizquez Queipo, que se hacia imposible a veces el trifico
de menudeo, y no pocas se han visto, segun aparece de
este expediente, muchas personas del pueblo condenadas,
por decirlo asi, a morir de hambre con el oro en la mano,
semejantes al rey Midas de la fibula. Preciso era que en
estas circunstancias el oro perdiese mucho de su valor re,
lativo, y en efecto, la onza cay6 a su antigua estimaci6n
de 16 pesos, pues a tanto equivalia el premio de seis y
mis por ciento que se concedia a la plata en los peque-
fios bancos de descuento establecidos p6blicamente en
esta capital (46).
La penosisima situaci6n creada por la salida
de la moneda de plata fuerte, abri6 ancha via a
la peseta sevillana, que fu6 acogida con el mismo
aprecio que se daba a la peseta columnaria. La
satisfacci6n de una necesidad premiosa no puso
(46) Informe Fiscal, Ap6ndice, pig. 172.
84 CUADERNO DE CULTURA
reparos a la igualdad de valores entre dos mone-
das tan diferentes, y las pesetas de plata pro-
vincial inundaron en breve tiempo los mercados
de la Isla. De escasa importancia hubiese sido el
dafio, si la peseta sevillana hubiera entrado en
la circulaci6n monetaria del pails a raz6n de cin-
co pesetas por un peso fuerte. En el marco de
Burgos, a la ley de 9 dineros y 18 granos, se
tallaban 154 reales de vell6n o bien 38 pesetas
sevillanas; de donde se deduce que la peseta -de
plata provincial pesaba 119.69 granos, y que cin-
co de ellas equivalian, a la par metilica, a
19.870125 reales de vell6n de la especie de los
20 que componian el peso de plata fuerte, que,
como hemos dicho, se acufiaba al titulo de 10 di-
neros y 20 gyanos y a la talla de 8 de marco:
asi, la perdida escasamente hubiera llegado a
0.65 por ciento y la relaci6n entre el oro y la
plata, que era de 1 a 17.54 cuando se cambiaban
17 pesos de plata fuerte por una onza de oro de
21 quilates, hubiese sido de 1 a 17.43 en el caso
de admitirse cinco pesetas sevillanas por un peso
columnario.
No habia de ser poderoso incentivo a la intro-
flucci6n de la peseta sevillana, cuando se corrian
los riesgos del comiso, ese 0.65 por ciento de di-
ferencia favorable a la moneda de plata provin-
cial; mas, por duras y severas que fuesen las dis-
posiciones prohibitorias, no habian de levantar
baryrera insuperable a la importaci6n fraudulen-
ECONOMIA Y CIVISMO 85
ta, en un pais tan habituado a toda suerte de
contrabando, desde el momento en que el pibli-
co admitia la peseta sevillana equipar andola en
valor nominal a la peseta columnaria. Surgi6 de
este error un peso sencillo que se componia de
cuatro pesetas sevillanas; moneda imaginaria,
pues no existia pieza que lo representase. La con-
secuencia inmediata de no establecer distinci6n
entre el peso sencillo y el peso fuerte, cuando en
realidad se necesitaban 125 pesos sencillos para
formar 100 pesos columnarios, fu6 la desapari-
ci6n total de 6stos, y, en no pequefia parte, de
las piezas de plata de columnas, inferiores al pe-
so fuerte.
La onza de oro, que en Espafia tenia un valor
legal de 16 pesos u 80 pesetas de plata provin-
cial, lo que significaba una relaci6n de 1 a 16.40
entre ambos metales acufiados, lleg6 a cambiarse
en La Habana por 68 pesetas sevillanas, o sea
una raz6n de 1 a 13.94 entre el oro y la plata
amonedados.
El 25 por ciento de beneficio que se lograba al
traer de la Metr6poli pesetas sevillanas que se
cambiasen por moneda de plata columnaria, y el
15 por ciento de utilidades que se realizaba en la
permuta de las pesetas provinciales por la on-
za de oro, dieron pdbulo al espiritu de especu-
laci6n que se aprovech6 de un error popular alen-
tado torpemente por el Gobierno de la Isla.
86 CUADERNO DE CULTURA
No era menester tan crecido lucro para que el
interds personal acudiese presuroso a establecer
el agio, cuando los mercados de la Espafia euro-
pea se 1lenaban de moneda de plata francesa que,
valiendo a la par metdlica o intrinseca 0.947823
de peso fuerte, circulaba por 0.95; es decir, que
daba margen a una ganancia nominal de 0.23
por ciento, beneficio que era mayor si !a moneda
de plata francesa se comparaba con la espafiola,
someti~ndola a la tarifa de las casas de moneda;
pero nunca se elevaba al que conseguian los im-
portadores de pesetas sevillanas en los mereados
de Cuba. Por real orden de 20 de agosto de 1818
(47), y por la tarifa de la Junta Provisminal de
Gobierno, de 13 de abril de 1823 (41), Ia moneda
de plata francesa corria en Espaia a 22 reales
de vell6n por luis (pieza de 6 libras tornesas),
y a 19 reales por cada cinco francos. Como, en
real orden de 20 de agosto de 1824 (49), se pre-
vino que en las casas de moneda de Madrid y Se-
villa se pagase el marco de plata fina a 181 rea-
les de vell6n, correspondian a la pieza de 5 fran-
cos, sin deducir tolerancia y roce, 17 reales y
23.9 maravedis por valor de ta.rifa, rindiendo
(47) Diccionario de Administraci6n, por Marcelino MARTf-
NEz ALCUBILLA, Madrid, 1853,
(48) Vicente VAZQUEZ QuEIPo, en el Informe Fiscal, Apin-
dice, pig. 192.
(49) VlZQUEZ QUEIPo atribuye a esta real orden fecha de
16 de septiembre de 1824, en su Informe Fiscal, Apindice,
pig. 239.
ECONOMIA Y CIVISMO 87
asi un sefioreaje de 7.32 por ciento, mientras que
el peso fuerte de 20 reales de vell6n nominales
no valia, segfin el precio de las casas de moneda,
sino 19.2238 reales, lo que representa un sefiorea-
je de 4.04 por ciento.
En 1825 era general la circulaci6n de las pe-
setas sevillanas a raz6n de cuatro por un peso;
generalizaci6n que se lev6 a cabo falcilmente con
el extraio concurso de las Administraciones de
Rentas que admitian y daban en pago las pese-
tas provinciales sin distinguirlas de las columna-
rias, a pesar de que nunca para ello fueron auto-
rizadas por la Junta Directiva ni por el Super-
intendente Delegado de Hacienda.
En 1827 quiso la Administraci6n de Matan-
zas reparar el error, negAndose a recibir las pe-
setas provinciales por otro valor que no fuese
de cinco por peso fuerte. Esto produjo alguna
alarma y motive la consulta que la mencionada
Administraci6n elev6 el 24 de marzo de aquel
afio, consulta que origin el primer expediente
en que se trat6 de la an6mala situaci6n traida
por la circulaci6n de las pesetas sevillanas.
En 10 de mayo de 1827, el capitdn general
de la Isla, Francisco Dionisio Vives y el supe-
rintendente general subdelegado de la Real Ha-
cienda, Claudio Martinez de Pinillos, acordaron
que, sin hace.r novedad por entonces en la libre
circulaci6n y admisi6n general de las pesetas
88 CUADERNO DE CULTURA
sevillanas por el valor estimativo que tenian y
dejando para despubs de mis maduro examen el
remedio que conviniese adoptar para sustraer-
las de giro sin agravio de tercero, se prohibie-
se su introducci6n desde el dia en que el acuerdo
de ambas autoridades se publicase en La Haba-
na (50), y del mismo modo en los demis puer-
tos de la Isla; que todas las cantidades que se
introdujesen en adelante, cualquiera que fuese
el pabell6n o la procedencia, se decomisasen sin
excusa ni exencion, como materia de la mayor
trascendencia piublica, y liegando a la suma de
cincuenta pesos se confiscase igualmente el bu-
que conductor, con mis una multa de un valor
igual a la cantidad encontrada; que esta dispo-
sicion tuviese riguroso efecto y observaci6n pa-
ra con los buques de los Estados Unidos dos me-
ses despubs de publicado el acuerdo, y cuatro
para con los de Europa; que las monedas de
esta clase que se introdujesen mientras trans-
curriera dicho termino se conservasen en las
respectivas tesorerias en calidad de dep6sito pa-
ra su reexportaci6n y sin perjuicio de que sus
duefios y tenedores pudiesen admitir, si les aco-
modase, su valor efectivo de cuatro reales de
vell6n, o sean cinco pesetas por un peso fuerte,
de las Cajas Reales que habrian de conservar
(50) Esta resoluci6n se estamp6 en el Diario de la Habana,
de 17 de mayo de 1827.
ECONOMIA Y CIVISMO S9
existentes estas sumas hasta la final resoluci6n
del expediente.
Vives y Martinez de Pinillos justificaban es-
te acue.rdo diciendo ique en los 11timos tiempos
se habian hecho nunerosas importaciones de
moneda de vell6n en toda la Isla; que esta espe-
cie de agiotaje producia a sus mantenedores
una ganancia liquida y efectiva de cerca de un
25 por ciento sin riesgos ni p6rdidas s6lo en la
primera entrada, no contando con otras opera-
ciones de igual clase que podian yepetirse sucesi-
vamente; que por leyes estaba prohibida la cir-
culaci6n de tal moneda en estos dominios, porque
su valor real e intrinseco no era acomodable a los
demis signos adoptados en el pais; que si se di-
simulase o tolerase por mis tiempo la importa-
ci6n, se hubiera legado a caer en el triste ex-
tremo de cayecer absolutamente de la poca plata
fuerte que circulaba y aun del oro tan necesario
a los cambios y negociaciones mercantiles, pues
que ganarian en su permuta de 17 a 19 por cien-
to; y que graves perjuicios refluirian sobre la
Isla, de continuar aquel txrifico ilegal y usurario
que haria desaparecer la riqueza metdlica del pais.
Z Qu6 obsticulo invencible se present para que
el Capitin General y el Superintendente General
dejasen "para despu6s de mis maduro examen" el
remedio a un mal tan grave? Si confesaban que la
circulaci6n de las pesetas sevillanas estaba pro-
90 CUADERNO DE CULTURA
hibida por leyes, I por qu6 consintieron que 6stas
cayesen en desuso, y por qu6 esas autoridades las
conculcaban al tomar el acuerdo de 10 de mayo
de 1827? La respuesta es muy sencilla: el Gobier-
no de la Isla, sobre permitir la circulaci6n de las
pesetas provinciales en las transacciones entre
particulares, habiase complicado de una manera
mas formal, admitiendo aquella moneda a raz6n
de cuatro en peso, y, en consecuencia, estaba obli-
gado a indemnizar a los tenedores y para tal in-
demnizaoi6n no contenian las arcas del Tesoro
cubano recursos suficientes. Ya no venian situa-
dos de M6xico (51), ni era de extrafiarse la pe-
(51) Los situados de Nueva Espafia con que se cubrian
necesidades de la Florida, Puerto Rico, Santo Domingo y Cuba,
y a veces de otras posesiones, se remitian a La Habana en cum-
plimiento de la real c6dula de 18 de noviembre de 1584 y ne-
saron n 1811. Cuentas muy galanas echa el seficr Jacobo de la
Pezuela cuando dice que Cuba, sin haber aun producido nin-
gun beneficio pecuniario, cost6 a su Metr6poli, desde 1511 a
1811, mas de 160.000,000 de pesos fuertes en que conputa las
subvencio-1es de Ebpaila y los situados de M6xico. Ademis de
olvidar sus propias afirmaciones respecto a la distribuci6n que
se hacia de los situados, el senior de la Pezuela no ha recorda-
do las positivas ganancias que resultaban a la Madre Patria del
monopolio inicuo que le aseguraba el si-tema m'rrandA, tan
funesto, a la postre, a la dominaci6n espafiola en America, que
al hablar de la real orden que a nombre de la Regencia se pu-
blic6 en 17 de mayo de 1810, y que autorizaba el comercio
directo de todos los puertos de Indias con las colonias extran-
jeras y naciones de Europa, el mismo autor emite un juicio
tan enfftico como 6ste: "Acaso de tanta trascendencia fu6 que
no llegase a circular y ser cumplimentada esa Real Orden, se-
g6n Toreno arrancada por sorpresa, que de haber sido cumplida,
fuera la mejor defensa que nos hubiese conservado la domi-
naci6n del vasto imperio colonial que entonces empezaba a
emanciparse del domino espafiol, sirviendo de primordial esti-
ECONOMIA Y CIVISMO 91
nuria de las cajas del Fisco, porque en 1823 se
inaugur6 aquel ciclo de "remesas fabulosas que
para saciar la insaciable sed del Tesoro de la Me-
tr6poli, se remitian mdebidamente ( ).
mulo para ese movimiento Ia continuaci6n del sistema prohibi-
tivo, ya anatenatizado por la ciencaa administrativa de toda na-
ci6n bien gobernada.-(Diccionario geogrdfico, est distic, his-
tdrico de la Is!- de Cuba, tonio 49. Dag. 222 y 559).
(52) No son istas, palibras que hayan brotado de labios
cubanos en imomento dce dL.c rosa indignaci6n: ban salido de
la pluma de un espaiiol curopec. de un Secretaric del Gobierno
Politico de La Haba--. Je us Ofcial de Voluntarios, el senior
Just Zaragoz), a quien nade acusarn de afecto a los elementos
revolucionaries c refornstas dl a Isla. Seg6n ei mismo Zara-
goza, .L:sde 823 hasta 30 de Janio de 1866, las arcas del
Tcsc c- no contsbuycron ls gastos de Espafia con
$82,165 41 y 5!/2 rcates fuertes, en forma de Reales libran-
zas que aauI se n2 1sn v de sobrantes que se remitian, o sea
un procredio anual de $1,888,860,72 en 43/2 afios, despu6s
de cubT ,r los gastos de un presupuesto verdaderamente i'nico
en ]a historia de la explotaci6n de las colonias. Ese promedio
naual del situado de Cuba supera en 137,3 por ciento al de
560,000 pesos que arrojan las subvenciones y situados que en
La Hanana se depositaron durante tres centurias para facilitar
su dci buci6n entre diversas partes del continente y las Anti-
Has. Afirma el sefior de la Pezuela que Cuba empez6 en 1827
a reintegrar a su Madre Patria una parte de los beneficios
recibidos, enviando a su Erario su primer mill6n de peses", y
que el tributo ordinario de las remesas ascendia, en 1865 a
89,107,287 pesos fuertes, en que se incluye el mill6n de 1827;
en tal supuesto, el promedio anual del situado de Cuba serian
$2,344,928,61, 6 bien 318.73 por ciento de aumento sobre los
$560,000 del situado de Nueva Espafla. No hay para qu6 afia-
dir que en estas sumas no se comprenden las cuantiosa sus-
cripciones pflblicas con que los habitantes de la Isla han auxi-
liado al Estado y a los particulares desde la guerra de la In-
dependencia hasta la inundaci6n de Murcia (1879). "Ha su,
anistrado Cuba -dice el seflor de la Pezuela- para la guerra
Je A frica casi tanto con un solo mill6n de habitantes, como
s5 Metr6poli entera con diecisiete". "Cerca de veinte millones
J, -.ros", habla Zaragoza, lhbr6 a la Peninsula el general Con-
92 CUADERNO DE CULTURA
Nos informa Torrente (53) que en 1827 se esti-
maba en 500,000 6 600,000 pesos fuertes el valor
de las pesetas sevillanas en circulaci6n, y que si
entonces se hubiese indemnizado a los tenedores
de ellas, el Tesoro de Cuba hubiera sufrido, a lo
sumo, una p6rdida de 150,000 pesos 6 750,000 pe-
setas sevillanas.
II
El acuerdo de 10 de mayo de 1827 no desataba
dificultad alguna; antes bien, acrecent6 los dafios
que al pais se ocasionaban con el excesivo valor
que a la peseta de plata provincial se asignaba;
.pues era una provocaci6n al contrabando y al frau-
de, y al claro ingenio de Martinez de Pinillos no
habia de ocultarse que las severisimas penas se-
fialadas a los delincuentes no serian eficaces a con-
tener los impulsos del interns particular tan viva-
mente excitado. El contrabando y el fraude evo-
cados por la determinaci6n de Vives y de Martinez
cha, de los ochenta y dos que desde 1823 a 1866 pasaron del
Tesoro de Cuba al de la Metr6poli, y mientras, i carecia la Isla
hasta de una carretera central!" Las insurrecciones en Cuba,
por Justo ZARAGOZA, tomo 29, piginas 59, 62 y 675.-Necesida-
des de Cuba, por Jacobo de la PEZUELA, pig. 53 y 44.
(53) Bosquejo econ6mico-politico de la Isla de Cuba, por
Mariano TORRENTE, tomo 29 pig. 140. zQu6 fundamento tienen
las cifras que nos ha trasmitido Torrente? iDe qu6 medios dis-
ponia el Estado para averiguar en 1827 la cantidad de pesetas
en circulaci6n, si hoy mismo no podria conocer el volumen de
la moneda efectiva que en el pais existe?
Manusel VIlauea'
ECONOMIA Y CIVISMO 93
de Pinillos no s6lo tenian que causar dafios incal-
culables introduciendo una moneda de escasisimo
valor metdlico, que en tiempo mis o menos breve
expulsaria de la circulaci6n a las superiores en
que se basaban los contratos, sino que acentuaba
la corrupci6n de las costumbres en un pueblo tan
habituado a burlar las leyes del odioso sistema
mercantil que lo atrofiaba. Aunque sea cierto que
jamas en Cuba la yelaci6n entre el oro y la plata
amonedados sigui6 la linea que marca las altera-
ciones de valor de los metales preciosos en los
mercados europeos, puede sin temor alguno afir-
marse que la raz6n de 1 a 13.94 que entre el oro
y la plata se autorizaba por el acuerdo de 10 de
mayo de 1827, indica una estimaci6n extrema a
que nunca, durante el presente siglo, ha llegado
la plata en el mercado de Londres (54). A con-
tinuar indefinidamente la admisi6n de las pese-
tas sevillanas a cuatro en peso, no hubiera que-
dado en la Isla una sola moneda de plata colum-
naria, y tal vez la onza de oro hubierase cambia-
do por 20 6 mis pesos sencillos, hasta que las
masas de oro de California y Australia hubiesen
(54) El precio anual medio mis alto que en el siglo la
plata ha logrado en la plaza de Londres ha sido el de 1807,
que daba una relaci6n de 1 a 14.46. Nunca, en 6poca anterior
a 1827, se depreci6 la plata al punto de liegar a ponerse de
1 a 17.54 que tuvo entre los metales acufiados que en Cuba
circulaban a principios de esta centuria. Vase la obra de Alex-
ander DEL MAR, A History of the Precious Metals from the
earliest times to the present. London, 1880, pig. 252.
94 CUADERNO DE CULTURA
1eterminado el alza del precio de la plata de una
nanera general.
Si una prueba se pidiese de que el acuerdo de
10 de mayo de 1827 no era sino un ilamamiento
a) contrabando o al fraude, la tendriamos patente
en la atrehensi6n que, en junio de 1828, hizo el
Lieguardo de Santiago de Cuba, de 68,602 pese-
tais sevillanas descubiertas en envases de azadas
y ciavos a tempo de la descarga de la goleta in-
glesa Montagne, procedente de Jamaica. El co-
miso de esa suma fu6 el prime.ro que se pronun-
ci6 despubs de la prohibici6n de 1827 (55).
La circulaci6n de las pesetas sevillanas por
cuatro en peso produjo un fen6meno singulari-
simo. Mientras que en las cajas ptiblicas de la
provincia de La Habana se recibia, en 1828 y en
afios posterores, la onza espafiola a 17 pesos, en
Villaclara, TIrinidad y San Juan de los Remedios,
de la intendencia de Puerto Principe, se admitia
a 16%/, y en toda la Intendencia de Cuba y en la
ciudad de Puerto Principe, a 16 (56). FAciles
son de concebir las dificultades que entorpecerian
(55) Consulta del Asesor General de Hacienda, Jos6 Maria
Zamora, dada el 27 de junior de 1828, en el expediente forma-
do por la Intendencia de Cuba, con motivo del contrabando
decomisado a la goleta M)nagne, ZSe 1lev6 a efecto la multa
de los $13,720,40 y fu6 confiscado el buque conductor en cum-
plimiento del acuerdo que prohlbia la importaci6n de las pese-
tas sevillanas?
(56) Asi consta en el dictanen emitido por el Asesor Ge-
neral, Jos6 Maria Zamora, el 18 de agosto de 1828, en el ex-
pediente nim. 696, gs. 13 de varios Ministros.
ECONOMIA Y CIVISMO 95
las transacciones comerciales, y el agiotaje que se
fomentaria cuando en una sola provincia la on-
za de oro tenia dos valores en las operaciones
del Fisco. Consecuencia legitima de tanto desor-
den fu6 la concentraci6n de la moneda de oro en
la provincia de La Habana, dominando en las
otras dos las pesetas de plata provincial. Cre-
cieron el trastorno y la especulaci6n desde el mo-
mento en que el comercio y los particulares ele-
varon a 17 pesos el valor de la onza de oro es-
patiola en la provincia central (57).
Por real orden comunicada al Superintendente
General por el Ministro de Hacienda de Indias
en 28 de octubre de 1833, se mand6 que se admi-
tiese la moneda de las Repfiblicas de la Anbrica
espafiola en los establecimientos y dependencias
del Erario, del propio modo que ya lo hacian en-
tre si los particulaxes. El conde de Villanueva, al
decretar en 30 de enero de 1834 que se cumplie-
se la soberana orden desde el dia de su publi-
caci6n (58), previno que circulasen y se recibie-
(57) En 19 de noviembre de 1840, decia jose Gonz6lez
Llorente, Administrador de la Tesoretii de Re-,as Reales de
Trinidad, en comunicaci6n al Intendetite de Puerto Principe
"Las onzas de oro del cufio espafiol se han recibido siempre en
esta Administraci~n, desde el afio de 1824, que me hice cargo
de ella, a raz6n de 1612 pesos, crrnn encontre establecido, y
aunque despubs han tomado en el publico el valor de 17 pesos,
yo no he podido ni pedo admitirlas a este precio, sin que
me sea prevenido por disposici6n superior".
(58) La real orden y el decreto del Superintendente se publi-
caron en el Diario de la Habana de 31 de enero de 1834.
96 CUADERNO DE CULTURA
sen libremente en las dependencias reales, co-
mo en las negociaciones particulares, las mone-
das de las provincias disidentes de la Ambrica
espafiola, estimindose las del cufio de un peso
por el mismo valor que tenia nuestro fuerte, y en
proporcion las inferiores al peso. Respecto a las
onzas de oro de los indicados pauses, dispuso que
igualmente se admitiesen a 16 pesos, prescin-
diendo para con ellas del valor estimativo de 17
que tenian las nuestras por xazones de convenien-
cia general que en la Junta Directiva de Hacien-
da se habian considerado.
Quien se atuviese estrictamente al sentido del
decreto del Superintendente General, creeria que
en la Isla la onza de oro espatiola se estimaba en
las transacciones del Tesoro ptiblico a 17 pesos,
mas hemos visto ya que no era asi.
No falt6 quien interpretase el decreto de 30
de enero de 1834 en el sentido de que las onzas
espafiolas debian admitirse por todas las cajas
del Estado a 17 pesos. En efecto, en 26 de febre-
ro de 1834, el Ayuntamiento de Trinidad, pre-
sidido por el brigadier Jose Coppinger, a mo-
ci6n del regidor Jos6 Pio Fernandez de Lara,
acord6 que se pidiera al Subdelegado de Real
Hacienda, (el mismo brigadier), que diese cum-
plimiento al decreto del Superintendente Gene-
ral, que disponia que la onza de oro espaliola se
recibiese por el valor estimativo de 17 pesos, por-
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Y ECONOMIA Y CIViSMO
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UNIVERSITY OF FLORIDA LIBR A RIE S
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CUADERNOS DE CULTURA SEXTA SERIE 6 MANUEL VILLANOVA ECONOMIC A Y CIVISMO COMPILACION Y PROLOGO POR ENRIQUE GAY-CALIBO PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DE EDUCATION DIRECCION DE CULTURA LA HABANA, 1945
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MANUEL VILLANOVA POR ENRIQUE GAY-CALBO
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OS estudios econ6micos no han tenido muchos cultivadores de valer en Cuba, especialmente en los tiempos de nuestra consfituci6sn definitiva despuis de la independencia. La inclinaci6n hacia esas disciplinas no es la que una realidad de isla mediterrdnea deberia imponer a los cubanos, ni la que en 6pocas anteriores tanto influy6 en la econornia nacional. Para ciertos observadores, tal anoinalia tiene explicaci6n en los deficientes programas universitarios, que no inclutyen altos estudios de esa indole, ni de otra alguna. Acaso no habrian tenido aceptacidn unos planes diferentes a los .que otorgan diplomas y titulos "tiles para vivir, y por ello una categoria de enseianizas de especializaci6n superior que no sean de aplicaci6n inmediata y provechosa podria recibir la indiferencia del alumnado. Asi, la economia polltica es en la Universidad una asignatura de perfiles practicos, lo mismo que la de hacienda piiblica. No van por distintos rum bos las de otras carre7
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8 CUJADRNO DE CULTURA ras, por lo que es dificil hallar una orientaci6n para transitar por los predios de la ciencia pura. En el pasado, sin enzbargo, los economistas cubanos, Arango Parre/jo, Saco, Pozos Dulces, Balmaseda, Reynoso, Marti, buscaron en obras extrafias y en otros pueblos lo que no daban las aulas del pais, y entregaron a este el resultado de su afan estu dioso, de su experiencia, de su observacion y de su preociupado interns. En 6pocas is cercanas, el utilitarismo imprevhsor ha opacado aquellos ejemiplos y ha impedido la confinuidad l6gica de una tradici6n especialista constante en los hornbres de Cuba. Uno de los inds notables de esos honbres entendidos en las especulaciones de [a economia politica y de las ciencias de la administraci6,s fu6 Manuel Villanova Ferndndez, escritor, periodista, maestro y funcionario. Dedicado desde la juventud a la conspiracion y a las contiendas libertadoras, puido completar su instruccidn en los periodos de paz y llegar por el propio esfuerzo, y fiera de la condnccion acadeimica, a la rnds elevada cultura econ61nica, estadistica e hist6rica. Conocedor de nuestra historia, investigador en todos los archivos, eficaz rastreador de datos, lleg6 a lo hondo del drama nacional, y se Propuso exponer sis graves imIplicaciones y a la vez senialar la solucion posible, sin dejar de indicar, para prevenir una posible desorien
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ECONOMIA Y CIVISMO 9 taci6n, cudles fueron las formulas danlinas aplicadas Por pseudoestadistas con la mds sorprendente imprevisi'n. El escritor piblico es un ciudadano que vigila y Ilena su misi6n con la advertencia y el consejo oportunos. Sit palabra admonitoria sirve al pueblo para conocer la urgencia de hacer un alto en la ruta de los desaciertos. Fueron censuralos los honestos advertidores que desde la altura de sus Belveddres denunciaban las causas de las crisis. Enrique Jose Varona se encontr6 entre los compatriotas que oyeron et calificativo injusto de idelogos de la vida puiblica cubana. Villanova fuid tambicn criticado. Y no obstante, su utilidad es manifiesta. Qcedan sus escritos Para probar que habian visto claro en el caos de nuestra impreparaci6n, de nies/ra incredible calidad de avestruces aptos para esconder la cabeza bajo el ala y desentendernos de las realidades apremiantes que nos rodean. Indicar, sefialar, advertir, mostrar el error de vivir a cOntrapelo, entregados a ia buena ventiura y a lo imprevisto, es cuanto pueden hacer ciertos escritores que por su saber y su talento se hallan en situaci6n de dar c derro/ero seguro y no tienen a su alcance o entre sus posibilidades la direcci'n efectiva de los negocios piiblicos. Esa fu6 la tarea que se impuso Mazuel Villanova desde muy joven.
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10 CUADERNO DE CULTURA Nacido en Caimagiiey el aio 1845, alli empez6 estudios que continue en los Estados Unidos, a donde las sospechas oficiales lo obligaron a emigrar. Dicen sits biografos qute form entre los expedicionarios de El Ave Maria. La Sociedad de El Ave Maria fu6 fundada en los Estados Unidos bajo la presidencia de jos6 Elias Herndndez, que habia acompafiado a Gaspar Betancourt (El Lugareho), a Goicouria y a Porfirio Valiente en la direccidn de la Junta Cubana de 1852. Los demds jefes de El Ave Maria eran Agustin de Santa Rosa, Andres de Celsis, Juan Clemente Zenea, Fernando C. Pino, Jos6 Meza, Juan H. Felix, M. Ramirez Tapia, Pablo A. de Golibart y Manuel J. Bazdn. El pro p6sito de los conjurados era el de realizar la obra inconclusa de Narciso 16pez. Vinieron a Cuba algunos de aquellos compatriotas para allegar adeptos y preparar los animos. Adoptada la Cons/ituci6n que se conoce en la historia con el nombre de El Ave Maria, reproduccion inodificada de la de Narciso Lopez, flet6 la Sociedad el bergantin goleta de bandera norteamericana Africain Para traer la primera expedicidn de revolucionarios. Se daban los conspiradores los nombres de Hermanos del Ave Maria. En abril de 1859 sali6 el buque de Nueva York con armas, pertre
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ECONOMIA Y CIVISMO 11 chos y hombres ge intentaron desembarcar cerca de Puerto I #cipe, Camagiiey. No tocaron tierra a causa l(a fiterte inarejada y de la vigilancia de un barco de guerra, lo que decidi6 al capitan extranjero a no detenerse en costas cubanas. La relacion que da Vidal Morales de los expedicionarios, en su obra Iniciadores y primeros mirtires de la Revoluci6n cubana, es la siguiente: Juan H. Felix, que haba sido coinpafiero de Francisco Estrampes en 1854, Fernando C. Pino, M. Ram/Rez, Ram6n Zequeira, Ferragi, Manuel F. Garcia, Pablo A. Golibart, Agustin H. Mojarrieta, Ines F. Prieto, Marcos Cabrera, Ignacio Niez, V. Cornelio River6n, Ale jandro Arcos, Francisco Lahens, Domingo Alvarez, Juan Talavera; Felipe Fuentes, Pelegria Barnet, Jose Hernindez, hijo, Enrique Frit6, Baldonero Valdis, Vicente Piedrahita, Antonio Lahens, Andres Celsis, Luis Ferndndez, Manuel I. Bazdn, Lorenzo Cisneros, Manuel Moreno, Gaspar Silva, Miguel Zaldivar, Antonio Maria Betancourt, Emilio Ramirez, Laureano Peia, Manuel Villanova y el jefe Jose Elias Hernandez. La expedici6in. regres6 a los Estados Unidos. Aquella aventura tuvo la caracteristica de que en ella figuraron muchos jovenes y adolescentes como Villanova. Al fin pudo ser este de los prim eros en acudir alos campos de la Revolucidn quc organizaron
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12 CUADERNO DE CULTURA los capitalistas y hacendados de Oriente capitaneados por Francisco Vicente Aguilera y que fu6 comenzada en La Demajagua por Carlos Manuel de Cespedes el 10 de octubre de 1868. Pele6 con valor y energia como lo habia hecho su hermano Florencio Villa nova, miterto en cainpaiia. Terninada la guerra con el Pacto del Zanj6n, sigui6 Villanova sus estudios en La Habana y comenz6 a piblicar tambien los articulos que le dieron nombre de erudito y sagaz escritor y valiente poleinista. Trat6 con especialidad los asuntos politicos y los econ6micos relacionados con la draindtica siluacidn colonial de Cuba. Aparecieron los frabajos de Villanova en la REVISTA ECONOMICA, de Francisco Cepeda, periddico que por si valeuia e independencia ha dejado huella imy firme en la evolucion de las ideas econ6umicas de Cuba; La Lucha, de San Miguel; Revista de Cuba, de Jose Antonio Cortina; La Semna, quie inspiraba Jose Maria Galvez y a cuyo frente estaba Manuel Francisco Lamar;El Acicate, y la Revista Cubana, de Enrique Jose Varona, y en otras publicaciones. Entre los estudios econ6micos que le dieron mayor celebridad se encuentra un Informe sobre la reforma del sistema monetaria en Mexico. Fu6 invitado con Jose Silverio Jorrin a dar opini6n acerca del proyecto de ley monetaria de la Reputblica mexicana, en 1891, y el trabajo
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ECONOMIA Y CIVISMO 13 que ambos presentaron fud recibido con interns y segitranmiente sirvi6 en mucho a los gobernantes de aqiiel pals. Es tenida como una de szts obras mejores la conferencia pronunciada en la Sociedad Econ6inica de Amigos del Pals el 3 de Julio de 1892 con ei titulo La explotaci6n de una colonia. Ensayo hist6rico sobre los subsidios de Cuba a Espafia. En La Lucha public el dia 4 de julio de ese afio Enrique Jose Varona un resuinen de la coiferencia que conticne estas palabras: Quien conozca la densa oscuridad que envuelve los primeros siglos de nuestra historia y la irreflexidn y ligereza, cuando no mala fe, con que se ha tratado hasta ahora lo concerniente a la colonizaci6n de Cuba, sobre todo en lo que se refiere a los gastos que se decian hechos por la Metdjpoli, medird en toda su magnitud la extraordinaria labor del senior Villanova. Restituyendo la verdad de los hechos, puso de manifiesto el atolondrado proceder del senior Pezuela en cuanto se refierc a los famosos situados de Mixico. Y el dia 5 de julio dijo en El Pais Rafael Montoro: Desde los origenes de la colonizacidn cubana hasta que terminaron para siempre los famosos Situados de M'e xico, cuya historia y verdadera inversion expLic6 el disertante, probando que no obedecieron a prop6sito alguno de fornento, sino a necesidades de la defense mUtar y a diversas atenciones en Puerto Rico, Santo Do
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14 CUADERNO DE CULTURA mingo y otros lugares, lleg6 en esta primer conferencia el sefhor Villanova. Pero claramente ha podido verse ya que su trabajo estd destinado a destruir "para siempre, entre las personas que piensen, la leyenda de lis erogaciwies pecuniarias de la Metr6poli en obsequio de la Colonia, justificando concluyentemente que en esas cuentas que tan a deshora ha solido invocar un Gobierno mal aconsejado, estuvieron siempre de parte de la Golonia los desprendimientos y los abrumadores sacrificios. Donde habla la historia debe callar la pasi6n politica. Tambiin suscit6 vivos comentarios la serie de articulos denominada la crisis permanente. En estas 6pocas de Paz y de independencia nacional no es peligroso escribir sobre la historia o la economia de nuestros pueblos americanos, y probar, desde la tranquilidad del gabineIc, la continuada politica de exacciin y de latrocinio que fue norna pertinaz de los gobiernos coloniales. Si el escritor encuentra editor propicio, el iinico resultado de su labor sera acaso el de sufrir la indiferencia de los reaccionarios. Otros tiempos eran lbs de Villanova, y sin embargo escribia y publicaba sus articulos y lela sus conferencias, sin tImor a las represalias of iciales ni a las polmicas periodisticas. A pesar de su vida inodesta, alcanz6 este escritor la estinzacidn de los paisanos y de los extranjeros. El informne para Mexico motiv6 aplau
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ECONOMIA Y CIVISMO 15 sos por su seguridad en los juicios y el estudio que revelaba de la vida econ6mica de nuestros paises. El C6nsul General de Mexico en La Habana, don Andres Clemente Vazquez, cubano nativo, gran ajedrecista y distinguido escritor, remiti6 a Villanova esta comunicacion de -agradecimiento. CONSULADO GENERAL DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS HABANA Habana, mayo 14 de 1891. Con fecha 20 de Abril pr6ximo pasado me dice en nota of icial el Sr. Secretario de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos Mexicanos lo siguiente: "Hoy transcribo a la Secretarla de Fomento la nota de Vd., n6mero 91, de 7 del actual y le remito el ;nforme de los Sres. Don Josi Silverio Jorrin y Don Manuel Vilanova, sobre el proyecto de ley movetaria de la Rep'6blica. Al recomendar a Vd. quc di las mds 'cumplidas gracias a los autores de tan interesante y concienzudo estudio, le reitero mi distinguida consideraci6n -(firmado) MARISCAL-Sr. Cdnsul General de Mexico en la Habana. Placer muy vivo experimento al tener la honra de trasladar a Vd. el acuerdo que precede del Gobierno de mi
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16 CUADERNO DE CULTURA pais; pues desde luego confirma esa superior resolucidn el acierto que tuve al fijarme en la notoria ilustraci6n y reconocida bondad de Vd., para pedirle dictamen sobre una cuesti6n dificil y gravisima, en provecho del progreso de una nacion americana; nation amiga de Espaiia, y por lo tanto sinceramente partidaria del adelanto de Cuba". Crea Vd. que por mi parte no hay inconveniente alguno en que este oficio sea publicado, como pequefia prueba del aprecio y gratitud de mi Gobierno, por los servicios y merecimientos de Vd. y dignese aceptar las seguridades econ que me suscribo de Vd. obediente y adicto servidor. Dios guarde a Vd. ms. ans. A. C. VAZQUEZ. St. Don Manuel Villanova Presente. El Secretario de Relaciones de M'xico, que recibi6 el informe de Villanova y de Jorrin, era el notable estadista don Ignacio Mariscal, wo de los inds destacados hombres de la cultura mexicana. Villanova fui un excelente Profesor de matemdticas y de ingl's, disciplinas que imparti6 al fin con card cter oficial en el Instituo de Se
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ECONOMIA Y CIVISMO 17 gunda Ensefianza de La Habana al cesar la dominacion espafiola. En los tiempos coloniales vivia de dar dIases privadas y de las que explicaba en algunos colegios. El periodismo s6lo proporcion6 a Villanova complicaciones y peligros, pero el proseguia su labor sin miedo y Ileno de la seguridad ael que conoce a la vez su fuerza y su raz6n. En el periodismo hallaba el modo de hacerse oir, de propagar sus ideas cubanas, de repetir su verdad de colono explotado y rebelde. Y aunque ten/a fija sobre 6l y sits trabajos la mirada hosca de censores y fiscales, hablaba sin temor a las persecuciones de una justicia arbitraria y cruel, coMo antes habia peleado en la Revolucion, sin cuidarse de los naturales riesgos de la guerra. De las contribuciones periodisticas de Villanova estd formado el present Cuaderno, que publica [a Direcci6n de Cultura del Ministerio de Educaci'n. Son articulos que tuvieron corta existencia en aquellos dias de incertidumbre y que vuelven a la actualidad en una resurreccidn de docencia. Ellos demuestran el eficaz modo de quien los escribi6, con un sentido de perennidad y un gran deseo de servicio. Con unas palabras. y fechas de mas o de menos, con distintos nornbres, alrnos de esos articulos pueden ser hoy tan vdlidos como lo fueron ayer, a pesar de la ausencta de los enemigos coloniales. Otros son
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18 CUADERNO DE CULTURA ahora los adversarios, pero los problems no han dejado de ser los misinos. Villanova sabia utilizar los argumentos que los hechos histricos ponian en su mano, y los alegaba a veces como un ldtigo sobre los descendientes de los conquistadores, o como una relampagueante bandera de rebeldia, o en ocasiones como una luz para infundir esperanza en los debiles y en los impacientes, en los que dudaban y en los que teinian Por el futuro. Por ese aspecto de su obra periodistica fue un creador digno de la misma recordacion tributada con justicia aotros for jadores del pensamiento revolucionario cubano. Con empeito de estadista observaba las cuestiones puiblicas y sabia cudl era la mejor soluci6n para cada una de ellas. Sus articulos y ensayos sirvieron Por eso de guia en el ambience viciado por el despotismo colonial. Nadie mas tenaz, n i mds valiente, ni mds certero entre los escritores de aquellos dias inciertos que sin embargo encerraban los germenes de la rebeli6n y de la independencia. Fu6 sin duda Por l'a generosa y arriesgada labor de esos periodistas como lleg6 a todo el pueblo la verdad de nuestra historia, con la necesaria consecuencia de infiltrar en los dnivios un ansia de protest y al fin la voluntad de conquistar el derecho de ser libres.
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ECONOMIA Y CIVISMO 19 Al terminar la guerra hispano cubano americana, los gobernantes que ocuparon el territorio nacional en el periodo de transici6n utilizaron los servicios de Villanova en cargo dificil de la Secretaria de Hacienda, para el cual eran indispensables la coipet encia, la prevision hacendistica, el patriotismo y la fuerte personalidad de un hornbre como 6l. La desorganizacion de la Hacienda, tal como habia quedado por herencia colonial, di6 mucho trabajo al nuevo funcionario, quien pudo vencer en el ramo de estadisticas y en otros mas de la administracidn, igualmente importantes. Desde diciembre de 1,899 fu professor de geometria en el Instituto de La Habana, y en noviembre de 1900 de comercio en su parte estadistica. Ademds, daba en forma extraordinaria lecciones de ingles. Era tambien un notable caligrafo. Todo auguraba que Villanova disfrutaria una vejez tranquila en la patria de que habia sido fundador, bien respetado y cada vez mds querido por sus conciudadanos. En 1898, cuando las autoridades espaiolas preparaban su evacuaci6n del territorio se dedicaron sistemdticamente a empaquetar en grandes cajas muchos documentos de niestros archivos, asi como a destruir otros. Villanova asisti6 indignado al despojo que se hacia arteramente a Cuba, y quiso evitar en lo que le era possible los efectos de aquella mala
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20 CUADERNO DE CULTURA acci6n de los rencorosos enemigos. Sustrajo en distintas veces una buena cantidad de docum entos y los llev6 a su casa, en donde los guard con el celo imiedoso de un avaro. El buen exito desu empresa acab6 por alterar su sistema nervioso, tan sacudido en largos afios de conspiraciones, guerras y peligros revolucionarios. Se habia converlido en el voluntario custodio de una gran riqueza documental y esperaba entregarla integra a los patriotas de la Repitblica libre y soberana que era sit ideal. Todo su afacn, casi enfermizo ya, era no perder su tesoro de papeles, que cuidaba sin descanso. El desequilibrio que lo minaba lo ilev6 tambien a tener una grave situaci6n de pobreza por la perdida de sit cargo de profesor. Veia cercana la miseria suya y de su familia. El domingo 7 de abrA:l de 1901, mientras sil esposa lo esperaba para acudir al servicio religioso de la inisa, con la navaja de afeitarse cort6 su vida agitada y dolorosa. La explicacidn de ese acto la di6 otro creador de la Repablica, Diego Vicente Tejera, muerto poco despuis sin haber podido, tam poco, saborear el triunfo: hay que ver la verdadera causa en el des-. equilibrio que producen, auin en los ids s6lidos cerebros, las emociones, las conmociones
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ECONOMIA Y CIVISMO 21 de los periodos revolucionarios. Nuestra generaci6n madura estd, en gran parte, mentalinente enferma, por las angustias, los sobresaltos, la incertidumbre inacabable y acaso, acaso por la horrenda decepcion de los que sonaron con regeneraciones suibitas, con el reinado de la honradez y la justicia. En tal estado de depresidn, la menor contrariedad nos enloquece, y es raro que en nuestra sociedad no abra mayor nimero de huecos el suicidio. Ademds de todo eso, se ha de indicar que de los tres hijos varones que le habian nacido a Viilanova, dos murieron de modo prematuro e inesperado: en accident uno y Por enfermedad otro al poco tiempo. Los docuinentos que Villanova conservaba fueron entregados, por viandato suyo, al Archivo Nacional, en donde estdn al servicio detodos y especialmente al de la historiografia de Cuba, como era deseo del estadista y patriota. Este Cuaderno contiene s6lo uinos pocos de los trabajos de Villanova, representativos de sits dos preocupaciones fundamentales. Para el no hubo otros motivos de interes que la economic nacional y la rebeldia de su pueblo. Asi se explica el titulo dado a la coleccidn en que se de
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22 CUADERNO DE CULTURA vuelven a la expectaci6n y al estudio de los cubanos del presente las ideas de un cubano fundador que di6 a su patria la accioin heroica siePre que se hizo necesario, y el pensamiento constructivo en horas de tregua, y en todo mnomento el mds ejenmplar y estimulador sacrificio. El centenario de su naciniento queda coninemorado en la forma que le habria sido mas grata: con la reproduccidn de sit palabra de solidaridad y de civismo. Enrique GAY-CALBO. La Habana, septiembre 1945.
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LA EXPLOTACION DE UNA COLONIA ENSAYO HISTORICO CRITICO SOBRE LOS SUBSIDIOS DE CUBA A LA NACION (1) Conferencia leida en la Real Sociedad Econ6mica de Amigos del Pais en La Habana, la noche del 2 de julio de 1892.
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x s or s s 4 xx s e se i a e a. , x 4 m x s x K i
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EL PRESIDENTE., SR. JORRIN: S eh ores: Entra de ileno en las atribuciones de nuestra Corporaci6n, segiln lo evidencia su propio titulo, el estudio de las cuestiones que se rozan con el importe de los gastos de la producci6n anual de Cuba, con la inversion que reciben sus diversos recursos financieros, y en una palabra, con cuanto constituye y ha constituido su vida econ6mica. Partiendo de este concepto, he invitado, en union de varios socios y amigos, al senior don Manuel Villanova, para que dilucide algunos de los antedichos temas; y no dudo que el trabajo cuya primera parte va a leernos esta noche, asi por la habitual concis"6n del estilo del auto.r, como por descansar en datos fehacientes y documentos oficiales, merecerai nuestros undnimes aplausos. Innitil considero afadir que estos ilitimos, atendida la calidad de las personas de que proceden, ratificarin la envidiable reputaci6n que el senior 25
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26 CUADERNO DE CULTURA Villanova ha sabido granjearse ante la opini6n pdblica por su notoxia competencia en estas especiales disquisiciones. S efi or es: Hispanorum subditus, in servitute labor. Presentome, no sin temor, a dirigiros la palabra sobre un asunto que, si en todo tiempo ha de solicitar poderosamente la atenci6n de los habitantes de Cuba -cualquiera que sea el paralelo en que el sol alumbrara su cuna-, adquiere importancia maxima en estos momentos en que los paises americanos se aperciben a conmemorar el dia que a la suerte plugo revelar a la Europa la existencia de un Nuevo Mundo; porque esa conmemoracion lieva, por el enlace de sucesos sincr6nicos, a pensar que Cuba, la antigua Fernandina, uno de esos paises, est6. muy pr6xima a cumplixr la cuarta centuria de su vida colonial, con el a6nimo mal seguro y medroso de los pueblos que desconfian de sus destinos, porque no se sienten duefios de su propia personalidad, que tanto necesitan para gozar real y positivamente de la libertad y del derecho, sin los cuales ni las riquezas se asientan sobre base solida y firme ni el bienestar
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ECONOMIA Y CIVISMO 27 ni la cultura se difunden por todo el organismo social, dejando de ser el privilegio de soberbia oligarquia desp6tica. No sin temor he dicho; porque bien merece el tema ser tratado por docto maestro en las ciencias con que deben gobernarse los Estados; pero ya que no tennis la satisfaccion de que asi sea, forzoso sera' que invoque vuestra benevolencia para que disculpe, en gracia de la alteza del empeio, mi excesiva confianza al aceptar la honrosa invitaci6n del benem6rito cubano que preside esta ilustre Sociedad (2), a que en breve conferencia diserte sob.re los subsidios con que la colonia cubana ha contribuido a levantar las cargas del Imperio espanol y a fomentar la prosperidad e ilustraci6n de su metr6poli. El mi's laborioso y sagaz de los exploradores de esos subsidios hallari siempre, en el curso de sus investigaciones, obsticulos ingentes, si no insuperables, en el espiritu receloso o en la indiferencia que mantiene sepultados en los archivos nacionales los numerosos documentos de la conquista y de la dominaci6n de Espafia en Am6rica. Los documentos publicados por la Academia de la Historia, por esta misma Sociedad (2) El senior don Jos' Silverio Jorrin.
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28 CUADERNO DE CULTURA Econ6mica y por el Ministerio de Ultramar, y los trabajos de Ayrate hasta los de Zaragoza, apenas permiten vislumbrar, en toda su espantosa realidad, la obra de explotaci6n aqui ejecutada por una metr6poli que parecia inspirar sus empresas en las tierras y en los mares ame.ricanos en aquel mismo codicioso espirItu con que fenicios y cartagineses, muchos siglos antes, habian mantenido, a fuerza de sangrientas luchas, el mas absoluto monopolio mercantil en sus colonias bafadas por las ondas del Mediterrineo y del Atlantico. A que sea mas ardua la tarea conspira el prejuicio muy arraigado de que los asuntos rentisticos y financieros, por el aparato de su tecnicismo, no estan al alcance de las personas que no hayan adquirido la necesaria preparaci6n que ellos demandan a los que honda y seriamente los estudian. De otra parte, como a las convulsiones de una larga lucha desastrosa han sucedido la postraci6n y el descreimiento, los estimulos del egoismo estrecho y ruin han prevalecido, de un modo general, sobre los generosos impulsos del patriotismo. No se han roto los lazos que, nunca mis apretadamente que en los dias de infortunio, deben ligar a los ciudadanos; pe.ro, de tal manera estin debilitados, que a duras penas adviertense
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ECONOMIC Y CIVISMO 29 las sefiales de una comn'n aspiraci6n salvadora. En tan abatido estado social, necesita el escritor cubano realizar supremos esfuerzos de acendrado civismo para exponer c6mo se ha ilevado a cabo la obra de explotaci6n de su pals; pues que le esti vedado aspiyar a otras recompensas y satisfacciones que no sean las del deber cumplido, si es que no llega a ser objeto de la censura acerba o de la conmiseraci6n desdefiosa y fria de no pocos compatriotas que, aun sin estar contentos del regimen a que Cuba est6 sometida, opinan que toda resistencia del criollo es contraproducente, y que si 6sta ha de ser eficaz, ha de dejarse toda entera al europeo magninimo, que, por rara excepci6n, en uno u otro lustro, quiera tomar la defensa de los colonos de Espafia, lhimese Felix de Bona, Francisco Augusto Conte o Jos6 Fernando Gonzilez. Mis todavia: no escasean los que con la conciencia aletargada o muerta, han sofocado en su coraz6n todo espifritu de protesta contra un sistema odioso, porque temen que, de otra suerte, verian turbados su prosperidad y su reposo, por la c6lera de opresores implacables. Mientras durare el duelo entre Cuba y sus opresores, a nadie, sin embargo, cumple, con mayor viyil decoro, levantar ]a queja y con ella la protesta indignada, que al mismo oprimido. Declaro, pues, que soy colono de Espafia -sic fact voluerunt-; pero colono que no esti ni regoci
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30 CUADERNO DE CULTURA jado ni satisfecho ni resignado, y que reivindica el derecho, a menudo conculcado, de censurar, de condenar, de abominar cuanto rebaja, empequenece o deprime la personalidad cubana, y lque, al juzgar las relaciones entre la madre patria y la colonia, aplicari su criterio con la misma independencia, con la misma firmeza que a ciertos coterrineos pusilanimes parece admirable en los labios de Canovas del Castillo, de Silvela, de Gener, de Salmer6n y 'de otros muchos espanoles eminentes cuando formulan opini-ones sobre el estado social de su patria. Al hablar de los subsidios de Cuba 'a Espafia, no me considerarfa en manera alguna autorizado a reclamar vuestra atenci6n, si me limitase a trazar el estado de las deudas y de los impuestos que actualmente gravitan sobre la colonia, entrando en seguida en la serie de reflexiones que el mismo sugiere; porque nada tendria que deciros que vosotros no supierais. Qu6dame, pues, un camino tortuoso, poco frecuentado, riscoso a veces, obscuro siempre y cuyo t6xmino habra' de. ser un campo arido, desolado y melanc'lico, cual paramo inmenso cubierto de tinieblas. Tened, sin embargo, valor; que no perteneceis ni al nnimero de los frivolos ni al niimero de los indiferentes, como lo probiis, consagrando parte de vuestro tiempo al estudio de los problemas sociologicos de Cuba, y yo os prometo que la expectacion de
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ECONOMIA Y CIVISMO 31 vuestro amor al pals no resultara, del todo defraudada: tantas y tan grandes serin las ense,ianzas que nos ofreceri, siquiera esbozado,, el cuadro hist6rico de los subsidios y de los empr6stitos levantados por el pueblo cubano para subvenir a los gastos de la naci6n espafnola, desde los dias en que los tesoros de Mexico y del Peru' no bastaban a las belicas empresas de Carlos I y. de Felipe II (3), hasta los nuestros en que vemos a Mlinistros de Ultramar acometer la conversi6n de las deudas cubanas, no persiguiendo el fin de toda conversion, que es reducir los gastos del servicio de tales obligaciones, sino, en puridad, para auxiliar con los caudales acopiados a la madre patria, afligida por la mas intensa y angustiosa de las crisis econ6micas que la hayan perturbado en los niltimos cincuenta anos. Don Antonio Cinovas del Castillo, en luminoso opisculo sobre Carlos V y las Cortes de (3) Tan extensa lleg6 a ser la penuria de Espa5a en los primeros afios del reino de Felipe II, que, para conseguir caudales, no se vacil6 en apelar a los arbitrios mis duros e inmorales, desde los empristitos forzosos a prelados y particulares, hasta legitimar los hijos de los clerigos y dares cartas de hidalguia a un precio m6dico. Entre los empristitos forzosos cuintanse las remesas de oro y plata del Nuevo Mundo, que por real c'dula se embargaban en la Casa de Contrataci6n de Indias de Sevilla, aplica.ndose al Rey todo lo que venia para mercaderes, particulares y difuntos. A la vista de esto, dice Lafuente, "compr6ndese sin esfuerzo una de las causas mis poderosas de la decadencia del comercio espai5iol desde los primeros reinados de la Casa de Austria, y del empobrecimiento de la naci6n a vuelta de las grandes remesas de metilico que se recibian de las Indias" (Historia general de Espaiia, tomo XIII, pig. 54).
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3-2 CUADERNO DE CULTURA Castilla (4), ha dicho que no fu6 el Emperador "quien delbberadamente desparram6 por el vasto continente americano las vitales fuerzas de la naci6n espanola, sino ella misma, empujada por la ambici6n y codicia individual de sus hijos". Estas pasiones tremendas, en consorcio intimo con el fanatismo religioso, -la ma's aciaga y cruel de las pasiones-, iluminan con luz siniestra toda la historia del descubrimiento, conquista y dominac*6n de Espafia en las Indias Occidentales. Adve.rsas eran las condiciones sociales en que la naci6n se encontraba para lanzarse al descubrimiento y coirquista del Nuevo Mundo. Las numerosas guerras entre las diversas nacionalidades que se formaron en la Peninsula a la disoluci6n del Imperio romano, prolongaron la lucha inte.rmitente con el drabe, -que trajo en pos de si la expulsion de los judifos, y de los morosy dejaron a la naci6n escasa de habitantes, resentida en su industria y su comercio, pobre de recursos y habituada a buscar en los p.rocedimientos de la fuerza la resoluci6n de todos los conflictos. En esos criticos momentos de efervescencia politica y religiosa, el nauta genoves abre un vasto contnente a la ambici6n, a la codicia y al fanatismo religioso, que, de otra manera, hubi6ranse empleado en las contiendas civiles; pero el espa(4) La Espaiia Moderna, nimero de enero de 1889.
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ECONOMfA Y CIVISMO 33 fiol, 'que no era ni marino (5) ni comerciante, cual lo fueron sus dominadores de otras 6pocas, el fenicio y el cartagin6s, empenidse en reducir sus conquistas americanas al molde mezquino del monopolio mercantil de una sola ciudad, olvidando que el mantenimiento de empeijo semejante habia obligado a fenicios y cartagineses y romanos a vivir en constante pugna con los pueblos que querian romper el funesto privilegio. Si el monopolio del comercio americano hubiese prevalecido, en la foyma que le dieron los legisladores de los siglos XV y XVI, jams causa mayor de estancaci6n social hubiese consumado el embrutecimiento de los explotados y la miseria y la corrupci6n de los explotadores; mas, por (5) Deslumbrados los espafioles por las maravillas que ofan referir del Nuevo Mundo descubierto por Col6n, olvidaron su antipatia por la mar, en masas considerables se acercaron a la costa instados por la codicia y sacrificando lo que poseian, colmaron las naves, con la esperanza de tropezar a cada paso de la tierra ignota con Atahualpas y Moctezumas. Los buques que hasta entonces habian servido para el cabotaje se consideraban buenos para una travesia tan larga, y la emprendian osadamente, sin cartas, sin instrumentos, sin viveres suficientes, muchos que sin autorizaci6n seguian las huellas de los que estipulaban asientos para descubrir. "Asombra la relaci6n de las navegaciones que se hacian me, diado ya el siglo XVI, pudiendo servir de ejemplar la del gobernador Jaime Rasquin, cuyos pilotos vinieron a confesar que no sabian d6nde estaban ni qu6 rumbo hacer, cuando quedaban a bordo diez azumbres de agua para doscientas cincuenta personas, y pedian las mujeres que tirasen sus hijos a la mar, para no verlos morir de sed. Asombra, si, que con tamafia escasez de recursos, y por hombres, en lo general, de condicion inquieta y turbulenta, se levaran a cabo hazanfas ipicas. Cesireo FERNANDEZ DURO. La mar descrita por los mareados, pi'g. 165.
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34 CUADERNO DE CULTURA fortuna para la causa de la civilizaci6n y de la libertad en los pauses americanos y aun en la misma metropoli, la ambici6n y la codicia de los excluidos se encarn6 en el filibustero, en el bucane.ro, en el pirata, en el corsario, -precursores y auxiliares de aquellas flotas magnificas con que las naciones rivales fueron demoliendo, uno a uno, todos, los baluartes del sistema mercantil que en las Indias introdujeron los espaholes. Cuba, desde que fu6 ocupada por Iiego Velazquez, vi6se sometida al mismo regimen que aisl6 a toda la America en sus relaciones sociales con el Mundo Antiguo, al que n'nicamente qued6 ligada, en un principio, por la Casa de Contratacion de Sevilla. La escasez de los metales p.reciosos no evit6 que la' Isla contribuyese a, los gasto' de administration de un regimen incipiente, ceiiido tan s6lo a levantar templos, conventos, casas de fundici6n y fortificaciones. Don Jacobo de la Pezuela, cuyo testimonio es muy sospechoso de infidelidad, siempre que se trata de contar ls sacrificios causados por la colonizacion de Cuba, asegura que, desde la conquista misma, fueron ya muchos los suplementos de la metr6poli; porque el pais poco producia aun pa.ra sobrellevar los gastos, y que Espaha tuvo que afadir 20,000 pesos fuertes anuales, a la insignificante recaudaci6n de Cuba para cubrir su modesto presupuesto desde 1511 hasta
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ECONOMIA Y CIVISMO 35 1556, en que empezaron a plantearse los abonos con el nombre de situados, que llegaron proximamente a 30,000 pesos fuertes al ano. No da el escritor pormenores y se contenta con decir que la mayor parte de los gastos cubiertos por el Erario espaiiol "se hallan consignados en la voluminosa documentacion relativa a Cuba en los Archivos de Indias de Sevilla", agregando luego que "pueden tambien calcularse en 50,000,000 de pesos fuertes los gastos cubiertos por Espafia en la Isla desde su descub.rimiento hasta 1765". No hay que buscar pruebas de tal afirmacion; pero salta a la vista que el escritor espafiol se dej0 arrastrar por su prurito de aumentar, de exageray la importancia del situado, pues la metropoli mal pudo comenzar a remitir subsidios desde 1492 a una tierra que no ocup6 sino diecinueve anos mas tarde. Al fin, el autor del Diccionario geogrifico, estadistico, hist6rico de la isla de Cuba, combinando datos de La Sagra con las alucinaciones de su cerebro, carga en cuenta a nuestya Isla y acredita al Tesoro de Espana, por gastos de colonizaci6n, desde 1511 a 1811, la suma de 168,150,504 pesos fuertes (6). Al hacer este cargo, Pezuela olvid6se del destino que se daba a los situados de Mexico. Error de tanto bulto, es(6) En esta forma: de 1511 a 1765, $50,000,000; de 1766 a 1787: $57,739,346; de 1788 a 1806, $50,411,158; y de 1807 a 1811, $10,000,000. Dicc. geog, estad. hist. de la isla de Cuba, tomo 49, pig. 588.
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36 CUADERNO DE CULTURA tampado en su Diccionario el anio 1866, pudo el autor rectificarlo al publicar, aios despue's, su' Historic de la Isla de Cuba: no lo hizo asi, sino que cometi6 otros mayores, escribiendo que "sin hablar de los sacrificios de sangre para colonizarla y defenderla, darla ser y vida, lievaba Espana mis de ciento setenta millones de pesos invertidos en esa misma provincia, a la cual algunos apasionados e injustos escritores intentaban presentar como sacrificada, cuando hasta 1827 no recogi6 el primer 6bolo de sus arcas, insuficientes hasta entonces para cubrir sus propios gastos'' (7). El historiador que asi se desentendia de la realidad de los sucesos, posela un cinismo digno de Di6genes, ya que quince afios antes calculaba -asi deciaque la metr6poli habia recibido desde 1525 hasta 1763 la suma de 1,185,000 pesos fuertes (8). Bien es cierto que el irreflexivo escritor se desautoriza en su misma obra, al estampar que "la ma's firme cabeza, la paciencia del rebuscador ma's diligente se estrellarian en el intento de aclarar con precision cudles fueron durante los dos primeros ,siglos de la colonizaci6n de Cuba, sus rentas, sus gastos y lo que recibi6 del Tesoro de la metr6poli cada aflo (9). Paulatinamente hubieron de realizarse los primeros progresos de la colonizaci6n en las Anti(7) Historia de la isla de Cuba, tomo 49, pig. 317. (8) Diccionario geogrdfico, est. hist. tomo 39, pig. 378. (9) Ibid, pig. 375.
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ECONOMIA Y CIVISMO '37 Has. No s6 yo hasta qu6 punto seria posible determinar la importancia de los recursos pecuniarios invertidos por el Tesoro de Espafia en la empresa de la coniquista y poblacion, en el tiempo transcurrido desde el desembarco de Velizquez hasta que las necesidades de la posici6n estrat6gica obligaron a atender a los gastos de defensa de la Isla con el situado sobre las Cajas de Nueva Espafia; pero la pobreza de la metr6poli y el restricto plan con que se poblaba y fomentaba la colonial Fernandina no permiten suponer que los desembolsos de la administraci6n superasen a los ingresos que producian los derechos del almojarifazgo, el quinto del oro que se cogiese y fundiese, la renta de salinas, el diezmo, las penas de Cimara y las granjerifas y labranzas del Rey. Varios documentos dados. a luz por la Academia de la Historia nos autorizan a deducir que los subsidios del tesoro nacional fueron muy contados y muy exiguos hasta la 6poca en que comenzaron los auxilios de Mexico. En ha instrucci6n real expedida en Logroho a 20 de agosto de 1521 para que Pero Nfifiez de Guzmin ejerciese el cargo de Tesoyrero de la isla Fernandina, se le previene que con registro, se envien a los Oficiales que residen en Sevilla todo el oro, guanines, perlas y otras cualesquiera cosas que de las rentas y derechos pertenezcan al Rey; quedando asi probado que, aun en las escaseces de su pobre infancia, la colonia subvenia a los gas
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38 CUADERNO DE CULTURA tos de su metr6poli (10). Por c6dula de 6 de marzo de 1523 se mand6 a los Oficiales Reales que se repartiesen entre los vecinos doscientos cincuenta mil mayavedies, de las penas que en la Isla pertenecian a la Ci'mara y al Fisco Real, dando a cada pueblo "segn'n la necesidad que cada uno tuviese para que se reparar et hacer los caminos"; evideneinndose asi que no siempre los maravedies para remedio de necesidades salian de la Tesoreria del Rey en Espana, sino de las propias rentas de Cuba (11). Alguna vez el Emperadr -ocurria a los colonos para levantar fondos con empr6stitos, y al efecto expedia cartas de cr6dito lienas o en blanco: el 6xito no podia ser completo, a pesar de los ardides y apremios que el Gobernador empleaba para obligar a los vecinos a socorrer a Su Majestad. De ello hay constancia en la carta que Gonzalo de Guzmain dirig16 al Emperador a 18 de septiembre de 1530, manifestindole que todo lo que a S. M. se habia prestado montaba a 621 pesos, 1 tomin y 7 granos oro bueno y 680 de oro de diecinueve quilates, pues si bien algunas personas sacaban oro, eran tantas su m'iseria y deudas, que ninguno metia a fundir cien castellanos que no debiese sobre ellos tres tantos "porque ac", decia, "tienen mu(10) Colecci6n de Doc. Inid. de Ultramar, tomo nam. 1, Isla de Cuba, pig. 101. (11) Coleccio'n de Doc. Inid. de Ultramar, tomo n6m. 1, Isla de Cuba, pig. 126.
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ECONOMIA Y CIVISMO 39 cho inimo pqra gastar o muy poca diligencia para granjear", y luego anadia que "ay hartos vecinos que sy por la decima parte de lo que deben les oviesen de hazer ejecuci6n en sus haziendas, no les quedaria cosa ninguna ni capa con que cubrirse (12). La Real Cdula, fecha en Valladolid a 20 de noviembre de 1536, prueba que desde muy temprano comenz6 la costumbre de consignar yentas vitalicias sobre las Cajas de Cuba, pues se mand6 a los Oficiales Reales, que cada aio se pagasen a don Hernando Colon, en toda su vida, quinientos pesos de oro de 450 maravedies cada uno, "para ayuda a su sustentaci6n y de la libreria que haze en la cibdad de Sevilla", con cargo a las rentas y provechos que en esta tierra tuviese el Rey (13). Como si la servidumbre y el rApido exte~rminio de los indios y el privilegio concedido a la ciudad de Sevilla en las transacciones comerciales de Espafia con sus posesiones americanas no fueran causas bastantes a contrariar el desenvolvimiento pr6spero de Cuba, vino a acrecentarlas la corriente migratoria producida en los conquistadores y pobladores de las Antillas por las relaciones de las maravillosas riquezas de Mexico y del Peru'. Inntil fu6 que el Rey, por fomentar la (12) Colecci6n de Doc. Ineid. de Ultramar, tomon6m. 4, Isla de Cuba, pig. 135. (13) Colecci6n de Doc. Inrd. de Ultramar, tomo num. 4, Isla de Cuba, pig 411.
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40 CUADERNO DE CULTURA poblaci6n blanca de la isla Espalola, mandase en 1525 que a todas las familias de Castilla que quisieran ir a vivir en la ciudad de la Concepci6n de la Vega, adema's del pasaje franco, se les diese licencia para llevay seis esclavos negros (14); en vano puso empefto en fomentar a Santo Domingo y a Cuba -de donde habian dado la vela las expediciones que descubrieron a Nueva Espana y otras regiones del continentea fin de que sirviesen al mantenimiento de los pauses que se hablan descubierto o que en lo sucesivo se descubriesen: la despoblacion no se contuvo ni ann con la orden, dada en Granada el 17 de noviembre de 1526, para que, so pena de muerte y confiscaci6n de bienes, ning'n vecino, cualquiera que fuese su condici6n, abandonase a Cuba, la Espafiola, Jamaica o San Juan (15); porque "las autoridades, dice Saco, no pudiendo ni queriendo ejecutar ley tan barbara cerraban los ojos o se dejaban sobornar" (16). La expulsion de los judios y de los moros, en el espacio de dos lustros, habia enflaquecido a Espafia, arrebatindole grandisima porcion de sus (14) Antonio de HERRERA, Hist. gen. de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Ociano, dec. III lib. VIII, cap. X. (15) Antonio de HERRERA, Hist. gen. de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Ociano, dec. III lib. X, cap. VI. (16) SACO, Hist. de la esclavitud de la raza africana en el Nuevo Mundo, tomo I, pitg. 142.
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ECONOMIA Y CIVISMO 41 mas industriosos hijos; la nobleza, altiva y turbulenta, mostribase mas dispuesta a esgrimir sus armas en los campos de batalla que a pagar tributo al Rey; el clero, cada vez mis prepotente y fanatico, encendia y avivaba el fuego de las persecuciones religiosas; y el obscuro, oprimido plebeyo, el pechero, ansioso de romper los hierros del seiorio, sentifase irresistiblemente atraido y seducido por las estrofas de la grandiosa, deslumbrante epopeya que con la punta de la espada esculplan, en las montaflas y en los valles de America, aventureros audaces, transformados, cual por ensueno, de la noche a la manana, de humildes porquerizos en virreyes de vastas y opulentas regiones. Carlos I y Felipe II fueron los rdyes de un belicoso pueblo de te6logos, que en la exaltaci6n de su sentimiento religioso, crey6se llamado a ahoga.r la protesta del espiritu humano ,que, tras lento desarrollo secular, quebrantaba la dictadura tenebrosa de la Roma teocra'tica. Los vencedores del irabe y del azteca bien podian en su inmenso orgullo, juzgarse capaces, si no para aspirar a la monarquia universal, al menos para debelar a hierro y a fuego, a los herejes alemanes y flamencos; contaban para esa obra ominosa que habla de acabar en desastres incomparables y en honda miseria, con el valor de sus legiones victoriosas, con las hogueras del Santo Oficio y con
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42 CUADERNO DE CULTURA los raudales de oro y plata que las minas de Am6,rica vertian, por las flotas y galeones, en la Casa de Contrataci6n de Sevilla. Aqu6lla, al parecer, inagotable vena de metales preciosos que, no sin intermisiones, flufa del Nuevo Mundo a Espana, tenia que pasar por el puerto de La Habana que, por tal suerte, lleg6 a ser la hlave de las Indias; en ese momento desaparece en Cuba la colonia y stirge el presidio. Asi era p.reciso que sucediese, para que las flotas y los galeones pudieran navegar con mayor seguridad: fortific6se, pues, La Habana y aumentose su guarnicion. Si 'hasta entonces fu6 posible a la colonial sufragar sus propios gastos, las circunstancias requePian que, en lo sucesivo, la metr6poli sostuviese el presidio, la excelente posicion estrategica de los dominios de Indias; de aqui naci6 el subsidio que en la historia de Cuba se llama situado de Mexico. La Habana sera, en el largo curso de tres centurias, una plaza fuerte que, cual Gibraltar, Malta o Aden en nuestros dias, afiance la integridad del Imperio colonial, y Cuba viviri, condenada a combatir con piratas y corsarios y a ver su suelo invadido por las huestes britinicas por mantener las eyes de Indias, verdadera causa de su pobreza y de su atraso. ZCuando comenzaron las Cajas de Mexico a proveer a los dispendios de fortificaci6n y de tropas en Cuba? La Sagra dice que no es facil ave
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ECONOMIA Y CIVISMO 43 riguar positivamente curindo comenzaron los situados (17) ; pero quien quiera fiarse de Pezuela tendril por cierto que principiaron en el periodo que dur6 la gobernacion del famoso Men6ndez de Avil6s, (1568 a 1572) (18). A la vez que Cuba, otras colonias espanolas satisfacian el deficit de los gastos que su Administracion y su defensa exigian, por consignaciones sobre las Cajas Reales de Nueva Espaha, en cuya misma capital se hacia el pagamento de las cantidades libyadas; forma que subsisti6 hasta que el 18 de septiembre de 1584 el rey Felipe II expidi6 en San Lorenzo una ley -que es la X del titulo IX, libro III de la Recopilacion de Indiaspara que los Oficiales Reales de Mexico no pagasen en aquella ciudad los situados de los presidios de La Habana, Santo Domingo, Puerto Rico y la Florida, sino que, separadas las cantidades .designadas, las remitiesen registradas por cuenta aparte a los Oficiales Reales en La Habana con cada flota o a.rmada que saliese de Nueva Espaia. Los Oficiales del Rey en La Habana debian retener en su poder lo que tocase a la dotaci6n de aquel presidio, acudiendo con lo demats a las personas que fuesen enviadas a la cobranza por los Gobernadores y Oficiales Reales de Santo Domingo, Puerto Rico y la Florida. (t7) Hist. fis. polit. y nat. de la isla de Cuba, tomo II, pig. 101. (18) Hist. de la isla de Cuba, tomo 19,. pig. 254.
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44 CUADERNO DE CULTURA i Qu6 importancia tuvieron los situados de Mxico? Segnn La Sagra, las asignaciones sobre las Cajas de Nueva Espafia, paya el pago de tropa y obras de fortificacion, se elevaron en 1755 a 396,753 pesos, y en 1756 a 436,177 pesos 3 tomines 9 granos, advirtiendo que "las consignaciones de Mexico nunca ilegaban completas, al paso que los gastos eran positivos y ma's bien aumentaban que disminujan" (19). Fija el mismo autor en 108,150,504 pesos las sumas que. ingresaron por situados en las Cajas de La Habana, desde 1766 a 1806; mas no presenta otros, datos de las remesas anuales que los relativos a los anos transcurridos desde 1785 a 1788. Las cifras patentizan cuain grandes fueron las fluctuaciones en este intervalo: el maximum a que llegaron tales remesas fu6 de 8,468,973 pesos el afo 1783 para descender en 1786 a 663,133 pesos (20). Variaciones tan considerables explicanse por la inversion que se hacia de los situados: no s6lo (19) Hist. fis. pollt. y nat. de la isla de Cuba, tomo H, pig. 102. (20) He aqui el estado de las remesas en cada uno de los aios. Afi9s Pesos 1775 728,668 1776 891,069 1777 848,177 1778 929,829 1779 1,470,086 1780 2,700.864 1781 4,162,819
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ECONOMIA Y CIVISMO 45 se aplicaban a satisfacer los gastos de guarnici6n y las obras de defensa de la G.ran Antilla, sino a la consignaci6n de la Marina, la de tabacos, los suplementos a las posesiones de Mosquitos, las asignaciones de la Luisiana, las dos Floridas, Santo Domingo, Puerto Rico y la Legaci6n de Espafia en los Estados Unidos y a las expediciones que se aprestaban en La Habana para invadir las colonias inglesas en las guerras del siglo XVIII, en que se disputaban el predominio politico Francia, Inglaterra, Holanda y Espajia, como en los siglos XVI y XVII se habian consumido recursos cuantiosisimos, en hombxes y en dinero, por sostener la hegemonia de la naci6n y por contener y exterminar a luteranos y calvinistas. Las guerras en que Espafia se comprometi6, al terminar el siglo XVIII, no pudie.ron menos de influir en menoscabo de las rentas de la metr6poli, que, por los peligros de la navegaci6n, vi6 perturbada la regularidad con que en dias de paz recibia los caudales de sus remotas colonias. Afios Pesos 1782 7,897,609 1783 8,468,973 1784 2,267,508 1785 2,697,197 1786 663,133 1787 801,444 1788 1,613,267
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46 CUADERNO DE CULTURA En real orden que en San Loyenzo se dirigi6, el 5 de diciembre de 1804, al Intendente de Ej rcito y Hacienda de Cuba, se le decia lo escandaloso que era a los oidos de S. M. "su clamor continuo para la remesa de los situados de Nueva Espaia, Udejando -sin cobrar las enormes cantidades que se debian a la Real Hacienda" y dando lugar los Intendentes de la Isla con su reprensible condescendencia a que los deudores hiciesen yecursos importunos, y no trabajando, como debia, dia y noche, para acrecentar los valores de las rentas reales, que si estuviesen en buena administraci6n, no s6lo cubririan todas las necesidades de esta Isla y las de Puerto Rico, sino que tambi6n podrian enviarse crecidas remesas a la metr6poli, "en justa yecompensa de los enormes y continuos desembolsos que hace para su defensa". En sesi6n extraordinaria que el marquis de Someruelos presidio el 13 de enero de 1807 para instalar la Junta Superior Directiva de Real Hacienda, que se mando crea.r por real cedula de 13 de noviembre de 1800, el Inte-ndente interino don Rafael G6mez Roubaud expuso el estado embarazoso de la Real Hacienda al terminarse el anio 1806, no solo por la falta de los situados, sino por la importancia de los cr6ditos que ,ei Fisco tenia pendiente de cobro. Consta en acta que el cargo por situados de Nueva Espaha, desde el tiltimo
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ECONOMIA Y CIVISMO d7 tercio del ano 1799 hasta fin de diciembre de 1806, se elevaba a 11,324,224 pesos 5 reales, y que en todo ese largo tiempo solo se habian recibido a cuenta en las Cajas de La Habana 565,497 pesos 5 reales; no incluyendo en el deficit que resultaba 3,385,994 pesos 5 reales que se debian a la Real Factoria de Tabacos, que, en esos, afios, no hablia percibido caudal alguno de M6xico; ignorindose ademais la acreencia que pudiese tener la Marina, por no corresponder al yamo de Real Hacienda. La teso.rerfa de Ej6rcito de La Habana, no obstante, habia suplido a las posesiones ultramarinas 967,803 pesos 6 reales que habrian de reintegra.rse de la consignaci6n del situado. Los cr6ditos que las Administraciones Generales de Rentas tenian pendientes de cobro a los deudores del Estado subian a 2,132,488 pesos 2 reales. Acaso el iiltimo situado que arrib6 al puerto de La Habana fu6 el que remiti6 el gobernador intendente de Veracruz, de orden del virrey de Nueva Espalia, y que el 5 de junio de 1810 entreg6 en la Tesorerfa General de Ejercito el alf6rez de navio don Salvador Espadafora, comandante de la goleta de S. M. La Veloz. La distribuci6n que tuvieron los 266,819 pesos 1% reales de ese caudal merece que sea bien conocida; porque prueba una vez mis, la mala fe, o la ofuscaci6n, o la ignorancia de los que hasta aho.ra han
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48 CUADERNO DE CULTURAL estado adeudando en cuenta a la colonizaci6n de Cuba la suma total de las remesas de dinero mexicano a las Cajas de La Habana: Pesos Rs. Situado de Santo Domingo 25,000 de Puerto Rico .25,000 de Florida . 25,000 de Filadelfia .91,618 2 de fortificaci6n 16,666 6 En dep6sito, del Rgto. de Puebla .16,666 5 de M6xico .16,666 5 En dep6sitos, generales: A la consignaci6n de Marina 50,000 A la gratificaci6n del Comandante y contador: 199 71/2 50,199 71/2 Si el que condujo La Veloz no fue el diltimo de los situados que en La Habana se recibieron de Nueva Espafia, otro investigador mas afortunado que yo en sus pesquisas lo diri algd'n dia. Lo cierto es que el Consejo de Regencia, para remediar el atraso que padecia el Apostadero de Marina de La Habana, por no recibir a tiempo la consignaci6n anual de 700,000 pesos fuertes que le estaba sefialada sobre las Cajas de M6xico, dispuso, en orden de 6 de abril de 1811, que en atenci6n al estado de Nueva Espafia y a las muchas obligaciones que sobre si tenia su Erario,
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ECONOMIA Y CIVISMO 49 s6lo se remitiesen con puntualidad, para sostener los armamentos y trabajos del Apostadero, 400,000 pesos anuales y que los 300,000 restantes fuesen suministrados por la Tesoreria de Eje.rcito de Cuba, segiin la Marina fuese necesitando fondos. No he logrado saber si se cumplieron los deseos de la Regencia en cuanto a la puntualidad con que se habian de efectuar las remesas; pero sospecho que los virreyes de Mexico se vieron harto apxemiados por las exigencias de la metr6poli invadida y de la colonia sacudida por los vientos de la Revoluci6n, 'para cumplir textualmente orden tan estricta y enfatica en sus trminos. La iiltima orden que sobre los situados de M&xico se -encuentra en las colecciones de papeles que he consultado, es la que suscribi6 el ministro Canga Argtelles, el 6 de febrero de 1821. Deciale el Ministro al virrey de la gran colonia que en la imposibilidad en que el Erario de Nueva Espafna se hallaba de socorrer con situados a los establecimientos que sobre 6l los tenian consignados, habl'a S. M. resuelto que se cancelasen las cuentas de los atrasos de esas consignaciones y que en lo sucesivo, sin hacer m6rito de ellas, no 6lo La Habana, sino tambien las Islas Filipinas, la de Puerto Rico y la provincia de Yucatin, arreglasen sus gastos a sus particulares ingresos y recursos para subsistir por si mismas, sin con
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50 CUADERNO DE CULTURA tar con mas auxilios que los pyopios de sus Cajas; dejando, sin embargo, al cuidado y celo del Virrey socorrer a la isla de Santo Domingo, mientras lo necesitase y a las demis posesiones en aquellos apuros imprevistos y urgentes en que la conservacion de las Provincias exigiese socorros p.rontos y especiales o en los que el decoro de la naci6n pudiera hallarse comprometido, como sucederia si faltasen los situados correspondientes al ministro de Espafa en los Estados Unidos. Apenas esta real orden tendria tiempo para ilegar a su destino; porque el '27 de sepfembre de .1821 Iturbide entraba triunfalmente en la capital, a la cabeza del ej reito de la Revolucion que consumaba la independencia del ant:guo Anihuac con la poderosa, resuelta y decisiva cooperaci6n de los espanoles. Extraviariase en sus juicios quien, por la existencia de los situados de Mexico, dedujese que jams el pobre presidio cubano contribuy6 a las obras de fortificacion, ni a las empresas de defensa de la tierra, ni a los fondos que en la metyo6poli se invertian en las guerras de los siglos XVII y XVIII. A -principios del afo 1633 estableci'se el impuesto denominado sisa de muralla, que consistia en veinticinco pesos sobre cada pipa de vino o de aguardiente de las islas Canarias que se introdujese, y cuyos productos destinironse a la construcci6n de los muros de la capital.
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ECONOMIA Y CIVISMO Si Producia esta contribucion ocho mil pesos al aflo, hasta que ces6 por real cedula de 12 de octubre de 1778 (21). No fuesron recursos de Espaia, ni situados de Mexico los que el gobernador Divila emple6 en las obras de defensa de La Habana cuando las incursiones de los piratas llevaron la miseria, el terror y la muerte a los habitantes de las desamparadas poblaciones de la Isla. "De los cinco mil vecinos que la capital contaba entonces", dice Pezuela, "no se desentendi6 ni uno siquiera de contribuir .con su pecullo o con sus byrazos a la comnn seguridad y defensa'" (22). Entre los auxilios ordinarios y los donativos que al rey Felipe V remitieron en 1707 el Peru, Nueva Granada y M6xico, cont6se la ofrenda de 7183 pesos que La Habana entreg6 a don Andr6s, de Pez, jefe de la flota. "No se presumia anln", -observa el mismo Pezuela"que en casos parecidos excederia en riqueza y desprendimiento, andando el tiempo, a las demis ciudades espanolas" (23). Cuando el conde de Ricla vise contrariado en la ejecuci6n del plan de fortificaciones de La Habana por la lentitud del virrey de Nueva Espaia en remitir los caudales y los brazos que se necesitaban,dos vecinos, el marques de Villalta y don Domingo Veitia, proporciona(21) LA SAGRA, Hist. econom. polit. y estad. de la isla de Cuba, pig. 262. (22) Historia de la isla de Cuba, tomo 29, pa.g. 158. (23) Historia de la isla de Cuba, tomo 29, pig. 268.
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52 CUADERNO DE CULTURA ron a m6dico intex6s las sumas que fueron precisas para comprar un gran nn'mero de negros al contratista Cornelio Coppinger, uno de los muy contados sn'bditos ingleses que no fueron expulsados despu6s que la capital de Cuba fu6 devuelta al domino de Carlos III por el tratado de Paris. 'A esta ope.raci6n de cr6dito, sigui6se el empr6stito de 1765 para cubrir parte de 600,000 pesos devengados por las brigadas de peones de las referidas obras, suma proporcionada por varias casas de La Habana; lo que evit6 los conflictos que hubie.ran sido consiguientes a la irregularidad y atraso con que se recibilan las consignaciones de Nueva Espaha. En la penuria de las Arcas Reales de la Isla, el gobernador de Cuba, para atender a las necesidades de la guarnici6n en 1780, emiti6 papel moneda por valor de 208,515 pesos, en cartones de ocho reales, los que en su curso llega.ron a padecer quebranto hasta de cuarenta por ciento, a causa, probablemente, de la facilidad con que eran falsificados. Ocho afios estuvieron circulando los cartones hasta que en noviembre de 1788, el gobernador don Juan Bautista Vaillant los recogi6 po.r acuerdo del intendente don Jos6 Pablo Valiente, invirti6ndose en la operaci6n mas de doscientos mil pesos (24). (24) Obras del Excelen1lsimo Sr. D. Francisco de Arango y Parrefio, tomo 19, patg. 255 y 256.
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ECONOMIA Y CIVISMO 53 En la historia rentistica de Espafia y sus colonias ocurre con bastante frecuencia la exaccion de ciertos subsidios que, no sin emplear asteismo, suelen ilamarse donativos voluntarios. Entre ellos es muy curioso el de 1780. Por c6dula expedida en San Ildefonso a 17 de agosto de ese ano, resolvi6 el Rey que, por una vez, y en calidad de donativo, le contribuyesen sus amados vasallos de las Indias Occidentales e islas adyacentes, para el sostenimiento de los gastos de la guerra a que le precisaban los continuados insultos de la naci6n inglesa, con s6lo un peso todos los hombres libres, asi indios como las otras castas que componian el pueblo, y dos pesos los espafioles y nobles, comprendiendo en esta clase cuantos sujetos distinguidos la constitufan en Indias, y permitiendo a 6stos que pudiesen satisfacer la cuota respectiva a sus criados y sirvientes para descontarla despu6s, si quisiesen, de sus salarios o jornales (25). Retard6se en Cuba la recaudaci6n de tal donativo, porque el intendente don Juan Ignacio de Urriza, de acuerdo con el gobernador don Diego Jos6 Navarro, quiso dar tiempo a que el vecindario adquiriese la moneda circular labrada con sujeci6n a la real ordenanza de 18 do marzo de 1771, en cambio de la macuquina cuya (25) Real cdula de S. M. en que se manda, que todos sus Vasallos libres de America contribuyan por una vez, y en calidad de donativo en la cantidad que se expresa, para sostenev los gastos de la presente guerra. Aiio 1780. De orden de S. M. En la imprenta de D. Pedro Marin.
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54 CUADERNO DE CULTURA recolecci6n dispuso en bando que se public en La Habana el 17 de enero de 1781. Estaba o mostratbase Urriza persuadido de que los vasallos de S. M. en Am6,rica pagarian gustosos y prontos un donativo que, sobre ser tan tenue -asi lo calificaba-, iba a invertirse "en una guerra que principalmente se dirigifa al beneficio y conservac:6n de estos dominios", acaso sin divisar en las sombras de un porvenir muy pr6ximo, con ]a mirada sagaz del conde de Aranda, que Espafia, al coadyuvar a la emancipaci6n de las trece colonias de su enemiga, proporcionaba a las propias el ejemplo que debian seguir para rasgar la tupida malla del privilegio que las condenaba a torpisimo aislamiento. Ya realizada la recoleccion de la moneda macuquina, procediose en marzo del mismo afio 1781 a colectar el impuesto, promulgandose bando al efecto; pero como el Intendente imaginase que no se conseguiria la intenci6n de S. M. si s6lo a los hombres comprendia el donativo, previno que 6ste se cobrase "de todas las personas libres, fuesen hombres o mujeres; pues, -decia con sublime sencillez, si no con malicia de servidor, afanoso de me.recer, en su consulta al Ministro Universal de Indias-, "aunque la Real cedula parece que s6lo lo manda exigir de los hombres, tuve present que esta voz comprende muchas veces al otro sexo, bajo de cuya acepci6n se recibe cominnmente". El intento de Urriza encontro resistencia en pate de los
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ECONOMIA Y CIVISMO 5 pacificos vecinos de La Habana a la vez que en la tropa de su guarnici6n y en los dependientes de Marina, que alegaban que las mujeres de los oficiales se verian obligadas a vender sus alhajas para satisfacer la contribuci6n. El celoso Intendente, al elevar consulta, en 21 de junio, al Secretario de Estado don Jose de Glvez, parecia entre.pesarosa y despechado de que las cuotas recaudadas por el donativo, ann extendiendose a las mujeres, no habian llegado a diez mil pesos, por mis que se hubiese recorrido la ciudad dos o tres veces. Yo ignoro la resoluci6n que a la -dificultad quiza's darna el celebre Ministro. Consigui6se, sin embargo, que hasta 1785, este impuesto rindiese 21,543 pesos (26). A este donativo siguiose el que se impuso a los comerciantes y a los pulperos por gastos de la paz concertada con los argelinos "para libertar", dice Lafuente, "el comercio y las costas de Espafa de las insolencias de aquellos piratas (27) y que en los aios 1786 y 1787, produjo 20,823 pesos (28) Poy real orden de 30 de marzo de 1793, exigi6se a los pueblos americanos para subvenir a (26) LA SAGRA, Hist. Econdm. polit y estad. de la Isia de Cuba, pig. 240. (27) Modesto LAFUENTE, Historia General de Espaiia, tomo XXI, pAg. 22. (28) LA SAGRA, Hist. Econdm. polit. de la isla de Cuba, pag. 240.
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56 CUADERNO DE CULTURA los dispendiosos gastos de la guerra que Espafia, aligndose con Inglaterra, declare a la Repdlblica francesa al saber la muerte de Luis XVI. Esta real orden es uno de los documentos en que se ostenta en la plenitud de su gracia el sutil ingenio -que uno no sabe si ha de apellidar maleante o candoxoso-, que los Ministros empleaban al dorar los impuestos que con el titulo de donations graciosos se exigian a los snibditos del Rey en los dominion de Indias. Decia Gardoqui que el Rey se habia dignado condescender a las patri6ticas intenciones de muchos de "sus amados vasallos los espafioles", admitiendo'con benignidad las cuantiosas sumas 'que en la exaltaci'n de su "conocida lealtad y generoso patriotismo", hablian ofrecido para atender a los gastos indispensables de la guerra con Francia, y en seguida afiadifa que "no pudiendo dudar ni por un in'omento S. M. de que serian iguales e identicos los sentimientos de sus leales y generosos vasallos de Am6rica, y no permitiendo la distancia que se aguardase a recibir la noticia de sus ofertas para admitirlas y darles despues el correspondiente destino, habia resuelto autorizar al Visitador General Intendente de ]a isla de Cuba, para que en las Cajas "mandase recibir las ofertas que los Prelados, Comunidades de toda especie y cualesquiera otras personas celosas de la
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ECONOMIA Y CIVISMO 57 Religion y de la Patria tuviesen por conveniente hacer a S. M. para los gastos de una guerra en que se interesaban la honra de Dios y de su Iglesia, la humanidad y el orden pidblico". Este donativo comenz6 a recaudarse en 19 de junio de 1793, y hasta concluir el aiio 1798, produjo 245,559 pesos 1 real (29), incluyendose cien mil que el Ayuntamiento de La Habana cedi6 el 5 de septiembre de 1794, como sobrante de los arbitrios del vestuario y armamento de Milicias (30). El 22 de julio de 1795, el tratado de Basilea di6 t6rmino a la contienda; pero la alianza ofensiva y defensiva entre S. M. C. y la Repablica francesa, concertada en San Ildefonso el 18 de agosto de 1796, llev6 necesariamente a Espafia a declarar la guerra al ingl6s el 7 de octubre de 1796, guerra que se prolong6 hasta la celebre paz de Amiens. (29) Los ingresos anuales en la Tesoreria General fueron: Afios Pesos Rs 1793 47,798 21/2 1794 125,412 3 1795 32,202 6/2 1796 18,044 61/2 1797 2,589 31/2 1798 19,511 3 (30) Los cien mil pesos con que el Ayuntamiento de La Habana subvino a los gastos de la guerra consistieron en 76,525 pesos 42 reales en papeles de cr6dito, procedentes de varios prestamos que habia hecho a la Real Hacienda en los afios 1785, 1786 y 1793, y los restantes 23,474 pesos 31/2 reales en plata fuerte.
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58 CUADERNO DE CULTURA En real orden dada en Aranjuez a 20 de mayo de 1798, prevenifase al Intendente de La Habana que, "siendo ya forzoso tomar algunas medidas que abreviasen las muchas cargas que el Eraxio tenia sobre sif, para mantener el honor y respeto de la Monarquia", era la intenci6n del Rey que se enviasen las cantidades que rendidas por los ramos de Hacienda fuesen remisibles a Espafa. Con estas cantidades debian juntarse cuantas se pudiesen tomar a prestamo "vajo de un premio regular", de los sujetos pudientes o comunidades que quisiesen no tener parado su caudal. En pocos dias el ministro Saavedra cambi6 de' parecer, pues el 27 del mismo mes de mayo firm6se el decreto para cubrir dos suscripciones en Espaia e Indias, la una a un .donativo voluntario en que las personas de todas clases y jerarquias ofyecfan esponta.neamente cualesquiera cantidades en moneda y alhajas de oro y plata, que les dictase su celo por ]a causa pniblica, y la otra, a un pr'stamo patri6tico sin interns, con calidad de haber de reintegrarse en el preciso termino de los diez afnos siguientes a los dos primeros que se contarian desde el dia de la publicaci6n de la paz. En los libros de la Tesoreria General de Ejercito las cuentas del pr'stamo patridtico sin inter6s est6.n en blanco; pero, en cambio, aparece que por el donativo voluntario, desde 28 de septiembre de 1798 hasta terminarse el aflo 1806, se
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ECONOMIA Y CIVISMO 59 colectaron 259,123 pesos 6 y medio reales (31), suma en que estan comprendidas las cantidades que el clero y las monjas de Santa Clara, a excitaci6n de una pastoral del Obispo don Juan Jose Diaz de Espada, el aflo 1805, cedieron para los gastos de la guerra que Espafla declare a la nacion inglesa al fenecer el aflo 1804 ,y que, seg'nh don Ramon de la Sagra, Ilegaron a importar 10,319 pesos (32). (31) Las cantidades que anualmente se recaudaron, .segun los libros de la Tesoreria General, fueron: Afios Pesos Rs. 1798 y 1799 142,775 5V 1800 29,541 61 1801 10,687 6V 1802 15,008 2V 1803 2,287 4V 1804 5,556 2 1805 48,058 6V 1806 5,208 2 Aunque la paz con Inglaterra se public en La Habana el 24 de diciembre de 1801, el donativo voluntario continue percibiindose, hasta despu6s que las hostilidades comenzaron de nuevo por la ruptura del tratado de Amiens. No faltaron vasaIlos que espontaneamente hicieron donaciones para ]a contienda que se reproducia: asi lo prueban dos partidas asentadas el afio 1806, en la cuenta que en la Tesorer'a General estaba abierta al donativo voluntario decretado por la real c6dula de 27 de mayo de 1789; es decir que, en una misma cuenta, se incluyeron donativos para dos guerras. El saldo de la cuenta de esos donativos fui de 124,810 pesos 5 reales al acabar el afio 1806, y subsisti6 sin variaci6n alguna en 1807, 1808 y 1809. (32) Hist. econdmico-pollt. y estad. de la isla de Cuba. pig. 241. A la cuenta del donativo voluntario de 1789, la Tesoreria General de Ej6rcito llev6 las cantidades cedidas por el clero para los gastos de la lucha que comenz6 el afio 1804. En
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60 CUADERNO DE CULTURA Esta contribuci6n no fu6 el iinico servicio que en numerario hicieron vasallos de Cuba, durante esa contienda, pues algunas personas y corporaciones, en menos de un mes (3), prestaron a la Real Hacienda para la defensa de la plaza de La Habana, 255,875 pesos 6 reales fuertes, en calidad de reintegro por las Reales Cajas de M6xico o par la Tesoreria General, segd'n en su caso mas acomodase a cada interesado. La Caja de Amortizaci6n estableciose en Es, pana, por real decreto de 26 de febrero de 1798, con el objeto de consolidar las deudas del Estado, atender puntualmente al pago de reditos y reintegro del principal de los otros pr6stamos que gravaban la Corona, disminuir y contener el agio o premio de reducci6n abusivamente introducido en el trueque de los mismos vales por moneda efectiva, y reducir el interns del dinero para fomento de la industria y del comercio de la naci6n. Entre los numerosos ramos que se aplicaron a la extinci6n de los vales comprendieronse los caudales procedentes del indulto cuadragesimal y el libro Manual de esa oficina, para dar raz6n de las operaciones en el aiio 1805, encuentrase un asiento en que consta que, el 31 de agosto, el presbitero don Gabriel de Lafuente y Vargas entreg6 por donativo con que el clero contribuia para los gastos de la guerra que entonces existia, 2,229 pesos y 3 reales, y, segin otro asiento, de 9 de septiembre, la reverenda madre abadesa del Monasterio de Santa Clara don6, con el mismo objeto 7,271 pesos. (33) Desde el 4 de marzo hasta el 19 de abril de 1799.
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ECONOMIA Y CIVISMO 61 los bienes de las temporalidades de la Companfia de Jesus. La gracia de indulto cuadragesimal se extendi6 en los dominios de Indias, empezando en el bienio de 1794 y 95, y sus fondos se manejaban con independencia de los de la bula de la Santa Cruzada. Por real orden de 12 de julio de 1796, los productos del indulto en Indias destinaronse a amortizar los vales reales, y por circular que de olden del Rey fu6 comunicada el 10 de julio de 1798 a los Subdelegados del Comisario General de la Cruzada y al Tribunal Mayor de Cuentas ,de La Habana, se dispuso que los caudales de esta renta en la Isla estuviesen prontos en las Cajas Reales para trasladarlos a Espana luego que lo permitiesen las circunstancias politicas, con destino a la nueva Caja de Amortizaci6n. Al extinguir Carlos III la Compafifa de Jesds en sus dominios de Espalia e Indias, incorpor6 desde luego a la Hacienda Piblica, como de patrimonio real, las casas y demas bienes ocupados, aplicando una gran parte de 6stos "a regenerar y fundar de nuevo bajo la inmediata protecci6n soberana, diferentes establecimientos piadosos". Mas tarde, el gobierno de Carlos IV, apremiado por las extraordinarias y urgentes necesidades de la Monarquia, incorpor6 enteramente
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62 CUADERNO DE CULTURA en la Real Hacienda, con destino a la amortizaci6n de los vales reales, los restos de las temporalidades de los extinguidos jesuitas, expulsados de tierras espafolas, trasladsndose la Superintendencia General de las Temporalidades, radicada en el Ministerio de Gracia y Justicia, al de Hacienda, por el cual se expedi.rian las instrucciones y 6rdenes conducentes a su administraci6n, como a la de los demnis ramos y rentas de la Corona y real patrimonio, y se darian las providencias econ6micas que se yequiriesen para la pronta venta y realizaci6n de cualesquiera bienes y efectos existentes. Al comunicar esta resolucion soberana al Visitador General Intendente de Cuba, se le advertia que era voluntad del Rey que todos los caudales que se fueran acopiando se tuviesen prontos para remitirlos a Espana, a la consignaci6n del Ministro de Hacienda (34). En cumplimiento. de estas resoluciones del Gobierno Supremo, el Visitador General don Jos6 Pablo Valiente (3 ), tom6 a la casa de Santa Maria y Cuesta de La Habana, dos letras de cincuenta mil pesos cada una, a sesenta y a noventa dias vista, contra don Pedro Tiz6n de Midaga, y de esta manera los bienes confiscados a los je(34) Real orden de 19 .de septiembre de 1798, en que se traslada el real decreto pasado en la misma fecha por el Ministerio de Gracia y Justicia. (35) Consulta del Visitador General al Ministerio de Hacienda, el 9 de febrero de 1799.
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ECONOMIA Y CIVISMO 63 suitas de Cuba contribuyeron a la amortizaci6n de los vales, reales de Espalia (36). La sublevaci6n de los esclavos en la colonia francesa de Santo Domingo y la cesi6n que, por el axticulo 99 del tratado de Basilea,se hizo a Francia, de la parte espafola de la Isla, impulsaron a unos cuatro mil colonos blancos y de color a abandonar sus hogares arruinados o inseguros para fijar su residencia en Cuba, donde, acogidos con benevolencia, contribuyeron a extender y mejorar los cultivos del cafeto y de la cafia de azd'car. Sin embargo, tan activos elementos de progreso agravaron la estrecha situaci6n en que el pais y las Cajas pfiblicas se veian a consecuencia de las guerras con Francia y la Gran Bretafia, que asi obstrufan la extracci6n de las cosechas como demoraban el txansporte de los caudales de Mexico. En cumplimiento de 6rdenes dadas por el Soberano, el 8 de septiembre de 1795, para que se preparase hospitalidad a todos los vecinos de Santo Domingo que quisiesen continuar bajo el (36) Otra real orden, dada al Intendent6 de La Habana el 24 de septiembre de 1799, encargaba que los Tesoreros Co, misionados y Administrativos verificasen la cobranza de los rendimientos del ramo de temporalidades con la mayor actividad; y que no se perdiese instante en la enagenaci6n de fincas, ni se permitiese que el importe de los bienes y rentas de los expulsados jesuitas se invirtieran en pr6stamos ni imposiciones en favor de cuerpos y particulares, y que se procurase reunir sin demora los caudales para trasladarlos a Espafia.
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64 CUADERNO DE CULTURA gobierno de Espalia, crease en La Habana la Junta de Equivalentes que acord6 se asistiese con tres reales diarios a todos los nobles padres de familia que fuesen llegando, y con real y medio a los demis, encargandose al Ayuntamiento y al Official Comisionado para que cuanto antes fuesen colocados en sus respectivos oficios los que tuviesen alguno, cesando entonces la pension sefialada, y despu6s de algunas vacilaciones, prevaleci6 la idea de fijar y dar en dinero el alquiler de la casa que nunca excedi6 de diez pesos al mes. Prestaron las Cajas cubanas estos auxilios en la confianza de que serian reintegrados por las de Mxico; pero, aunque los virreyes asi lo prometieron ,y por mas que, afios despues, el Rey asi lo mandase (37), result6 con esos subsidios lo que con muchos otros, que, al fin y al cabo, fueron a cargo del Erario cubano. Las Tesoyerias de la Isla pagaron las pensiones de los emigrados, mientras pudieron suplir con sus caudales la falta de situados de Nueva Espafia; pero cuando lleg6 el momento en que hubo necesidad de suspender el pago, porque atenciones preferentes absorbian los .recursos, las Cajas de Cuba, a solicitud de los emigrados, les facilitaron certificaciones de credito contra las de Mexico, cuyo virrey mand6 que se satisficieran puntualmente. A esas certificaciones, agregafronse las expedidas (37) Real orden de 21 de octubre de 1809.
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ECONOMIC Y CIVISMO 65 por cr6ditos contra la Marina y por necesidades de Puerto Rico y las Floridas. Eran las certificaciones, titulos de deuda, destinadas, por las condiciones de su emisi6n, a depreciarse considerablemente; porque, ni tenifan plazo de amortizaci6n, ni devengaban interns ni eran recogidas sino con limitaciones muy .yariables,.en pago de contribuciones o deudas al Tesoro, desde que se logr6 que el intendente Aguilar las declarase admisibles. Le Regencia del Reino, el 24 de julio de 1813, dispuso que, por consideraci6n a los servicios que la casa de Madan e hijo, de La Habana, habia prestado a la nacion por medio de diferentes prestamos y donativos, satisficiese a la Hacienda Pdlblica, en el t6rmino de dos aios,, el descubierto de 19,701 pesos 4 reales, entregando 9,701 pesos 4 reales cm dinero metdlico, y los 10,000 restantes "en certificaciones de credito procedentes de las pensiones adeudadas y no pagadas a los emigrados de Santo Domingo"Pocos meses antes de que la Regencia expidiese esta orden, el intendente Aguilar habia admitido seis certificaciones de cr6ditos de las libradas a los emigrados dominicanos, en pago de 4,600 pesos que adeudaban a la Hacienda Piiblica los herederos del Tesorero de la Cruzada don Baltasar de Sotolongo (38). (38) Consulta del Intendente al Ministro de Hacienda de Ultramar, de 8 de noviembre de 1812.
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66 CUADERNO DE CULTURA La Regencia, en orden de 23 de agosto de 1813, aprob6 por aquella vez la admisi6n de las certificaciones; pero diciendo al Intendente que se habia excedido al decidir sobre el punto antes de dar cuenta y de que recayese resoluci6n superior, y en cuanto a la consulta sobre que continuasen admitiendose las certificaciones a los tenedores "para mantener el cr6dito del Erario y hacer efectivas algunas deudas", la Regencia contest que se instruyese expediente con la ilustraci6n que exigia la entidad del asunto, oy6ndose a los Ministros de las Cajas y Tribunal de Cuentas y llevandose a la Junta Superior de Hacienda, a fin de que se resolviese lo mas conveniente al bien general. La Junta Superior Directiva, en sesi6n de 13 de agosto de 1813, habia acordado que, por lo mucho que interesaba a la Hacienda mantener su cr6dito, permitiendo la extinci6n de sus deudas de algiin modo y por el beneficio que le redundaba de la recaudaci6n de las activas, se admitiese cualquiera certificaci6n de credito le9itimo contra la Tesoreria nacional, a todos los deudores que diesen en dinero las dos terceras partes de su alcance, siempre que los tercios que en compensaci6n se produjesen, estuvieran entre la cantidad de cien mil pesos y que las sumas efectivas correspondientes se entregasen en ]a Tesorerfa o en la Administraci6n de Rentas en el preciso t6rmino de tres meses, contados desde el dia en que se mandase cumplir el acuerdo:
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ECONOMIA Y CIVISMO 67 esta concesi6n s6lo afectaba a las deudas anteriores al 31 de diciembre de 1812. Todavia el afio 1814, vayios emigrados de Santo Domingo pretendieron que 53,133 pesos 7 reales en cr6ditos contra la Hacienda Pniblica se admitiesen "en pago de la mitad de derechos sin distinci6n de clase y naturaleza". La Junta Superior Directiva, considerando que esos emigrados, por el miserable estado en que se encontraban, no podian yegresar a su domicilio (39) ,acord6 el 26 de mayo, que indistintamente todas y cualesquiera certificaciones de credito que se presentaren, fuesen de emigrados, de la Marina nacional o de otra clase, se admitiesen hasta el 10 de julio, siempre que los deudores entregasen, de contado "otra tanta cantidad de plata sonante", de la que pretendiexran que se les recibiese en certificaciones. Crefa la Junta que con esta medida daba algn'n valor a las certificaciones de cr6dito, evitando los perjuicios que hasta entonces habian sufrido en la negociaci6n. Vencido el plazo (39) AlCndese, sin duda, a la'real orden dada al Intendente de La Habana por la Suprema Junta Central el 5 de enero de 1810, para que en el preciso t6rmino de cuatro meses, despu6s de publicada, se restituyesen a la isla de Santo Domingo todas las familias y personas que emigraron de ella, por la cesi6n a Francia. La Hacienda satisfaria, ademis de los gastos de transporte, las pensiones de los emigrados en un ano, que se contaria desde el dia del arribo a Santo Domingo. Disponiase, asimismo, que los emigrados que no conviniesen en el regreso, conservasen sus pensiones en los cuatro meses que se prefijaban para su traslaci6n a la citada isla.
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68 CUADERNO DE CULTURAL de admisi6n, prorrogdse hasta fin de septiembre del mismo aiio (40). El Rey, en 14 de marzo de 1815, aprob6 que se hubiese admitido a don Bernab6 Martinez de Pinillos el pago de 10,011 pesos 6 reales en metilico y 39,051 pesos 6 reales en cr6ditos contra la Tesoreria de Ej6rcito de Cuba, a cuenta de lo que adeudaba a la Real Hacienda por la comisi6n del Real Giro, y determine, a la vez, que se le recibiesen, segiin pretendia, en cr6ditos contra la Tesoreyia de Marina, los 32,948 pesos 2 reales que habia quedado debiendo, cancelandose las fianzas y concluyendo el asunto definitivamente; agregando que si Martinez de Pinillos no pudiese verificarlo, dispusiese el Intendente que satisficiese el alcance, ya en metilico, ya de otra manera legitima, a fin de que la Real Hacienda quedase reintegrada y concluido el expediente en t6rminos que no se diese lugar a nuevos gastos ni prosecuciones. Pocos meses despues, otra real orden se di6 (41) para que se admitiesen a don Francisco del Campo, del comercio de La Habana, dos certificaciones de cr6dito por 5,581 pesos, en compensaci6n de los 3,993 que debia, por no haber otro medio expedito para el cobro; pero, notandose (40) Acuerdo de la Junta Superior Directiva, en 22 de julio de 1814. (41) Real orden de 18 de julio de 1815.
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ECONOMIA Y CIVISMO 69. que todos los dias se multiplicaban los cr6ditos de los emigrados de Santo Domingo, "eludiendose con ellos la justa paga de los reales derechos y demis 'd6bitos que habian de satisfacerse en efectivo, para auxiliar al Erario en las criticas circunstancias en que se hallaba, de nuevo se mandaba al Intendente que remitiese, sin excusa ni pretexto alguno, el informe que se le pidi6 en 23.de agosto de 1813. Las certificaciones de credito fueron objeto de una especulaci6n vergonzosa, a causa de los obsticulos que, sus primeros tenedores encontraban para conseguir que las Cajas pinblicas pagasen su valor o las admitiesen en cancelaci6n de tributos u otras acreencias del Estado, cayendo por grados en tal descr6dito que llegaron a estimarse en veinte por ciento de su valor nominal. Las dificultades invencibles para alcanzar que la Real Hacienda recibiese las certificaciones a los emigrados, a los trabajadores de la Maestranza y a la servidumbre del Apostadero, desvanecianse tan luego como el especulador se presentaba a demanday la conversion en moneda efectiva de aquellos titulos de deuda contra las Cajas de Cuba. El Comandante General de Marina del Apostadero de La Habana, don Pedro de Acevedo, que interinamente habia sucedido a Ruiz de Apodaca, le. comunicaba a don Alejandro Ramirez, a poco de haber 6ste tomado posesion de la Superintendencia General Delegada de Real Hacienda, que los
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70 CUADERNO DE CULTURA agiotistas, "para que no apareciese la sospecha de aquel inicuo, tore y escandaloso cambio" -son sus palabrasexigian a los cedentes de las ceutificaciones, que ellos mismos pidiesen el pago. A tamanos escindalos puso muy pronto correctivo en6rgico el nuevo intendente. No bien se impuso de las causas que mantenian aquella especulacion bastarda que fomentaban servidores indvinos del Estado, traz6, de sut propio pun~o, Jas prevenciones que hizo a los Ministros Generales de Fjr ito y Real Hacienda, el 5 de agosto de 1816, )ara que se observasen puntualmente las leye y ordenanzss que orohibian las compensaciones de cr6ditos; deuiendo en consecuencia no admitirse r.Liacerse tfarnasos de cantidades que se debieran; ni recibir en er4elta a los deudores, c6dulas o libramientos ni otra cosa que no fuese moneda efectiva; y que, entendi6nvse por deudas atrasadas todas las que se hubiesen causado hasta fin de aio 1815, la tercera parte de las cantidades que a, cuenta de ellas ingresaran en las Reales Cajas, en numerario, ie los ramos en que antes se admitian documentos de credito, se aplicaria al pago de debitos del Erario, tambien atrasados hasta el mismo tiempo, poniendose el importe de estas terceras partes con separaci6n, segnn sucedieran los ingresos, para que no tuviese otro destino.
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ECONOMIA Y CIVISMO 71 Al consultar su resoluci6n deciale al Ministro de Hacienda de Indias: No se opone esta disposici6n a que por particulares motivos y especial gracia de S. M. como en el caso de don Bernab6 Martinez de Pinillos, se conceda a un buen vasaIlo, hallindose con cr6ditos activos y pasivos en favor del Erario, la justa compensaci6n de unos con otros, para facilitar sus pagos, y chancelar su cuenta. Pero jami.s pudo ser el nimo del Gobierno que con este pretexto, se tolerase y consintiese no s6lo la usura criminal, sino la estafa (permitase esta expresi6n) de los mis miserables acreedores del Estado, como el soldado, el marinero, el menestral, la viuda y el hu6rfano. A 6stos se les pagaba o fingia pagirseles por entero con un papel ominoso; y cambiado al comercio por una porci6n minima de su valor, se le subrogaba en todo el derecho del acreedor principal; se le satisfacia integramente, o se le abonaba en cuenta con desmedida ganancia sin correr riesgo alguno y muchas veces sin interrupci6n de tiempo (42). No he liegado a precisar la importancia que adquirieron las emisiones de estas deudas por los diferentes ramos en que tuvieron su origen; pero se sabe que en los cuatro aios de 1811 a 1814, Ia Tesoreria General pag6 209,892 pesos 51/2 reales, en efectivo, por pensiones a emigrados domini(42) Consulta de 12 de agosto de 1816. No acierto a conprender c6mo con su claro talento pudo Ramirez considerar justa compensaci6n de criditos en el caso 8e Martinez de Pini1los, estableciendo asi una excepci6n a la regla cuyo puntual cumplimiento exigi6 en las prevenciones que hizo a los Ministros Generales.
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72 CUADERNO DE CULTURA canos (43) no incluy6ndose en esta suma los sueldos militares, ni las hospitalidades, ni los trasportes. Tengo por cierto que, desde elevado punto de vista sociologico, la guerra es uno de los mis cxueles y destructores azotes de la especie humana; pero a la vez estoy convencido de que muy a menudo, en el curso de la Historia, ha sido nnico y eficacisimo instrumento de civilizacion. Considerad, po.r breves instantes, cuall seria el estado social de las posesiones de Espania en Am6rica, si en las numerosas guerras que en el nltimo tercio del siglo XVIII mantuvo la naci6n, no hubieran sacudido y roto la maquina neumatica de las leyes de Indias! Ac6ptese o no esta tesis, es de todo punto indudable paxa cuantos han investigado los sucesos hist6ricos de Cuba, con levantado espiritu critico, que,a partir de la conquista de La Habana por los ingleses, se inicia un ciclo de progresos, tanto mas acelerados cuanto ma's duros eran los rigores de las guerras que obliga.ron a abrir el puerto de La Habana al trafico de las naciones neutrales. (43) Estos pagos fueron por afios, como sigue: Afios Pesos Rs. 1811 113,146 11/2 1812 13,674 3V 1813 13,698 1!/2 1814 69,373 7 UA
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ECONOMIA Y CIVISMO 73 De dos maneras, a mi ver, se desenvuelven los Estados. Prosperan por virtud propia, o prosperan por la acci6n externa que trae su origen de las desdichas de otros pueblos: el mAximum de adelantamiento encu6ntrase en la concurrencia de uno y otro orden de fen6menos. La exactitud de esta observaci6n compru6base en la historia de nuestro pais: sus progresos midense precisamente por la serie apenas interrumpida y la ponderaci6n abrumadora de los desastres y miserias de su metr6poli y de los pauses circunvecinos. Fu6 preciso que los corsarios de Colombia y de M6xico barrieran de las aguas del Atlantico las naves espanolas -al extermo de que el general Mahy se vi6 obligado a embarcarse en Burdeos, por falta de buque de su naci6n que le condujese a La Habana (44)-, para que al fin quedara quebrantado, aunque no por completo destruido, txas lucha de siglos, aquel detestable y estiipido monopolio que tanta sangre y tantos tesoros habia costado a la obeecada metr6poli y a sus atrofiadas colonias. La real c6dula de 7 de marzo de 1824 que reconoci6 el derecho de las colonias a traficar directamente con extranjeros siibditos de potencies aliadas y amigas de Espafia, lleg6 demasiado tar(44) El general Mahy lleg6 a La Habana en la fragata francesa Maria Teresa el 3 de marzo de 1821, al cabo de cuarenta dias de navegaci6n. Viase el Diario del Gobierno Consti' tucional de la Habana, de 4 de marzo de 1821.
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74 CUADERNO DE CULTURA de para lograr que las nacientes Repdlblicas se prestasen a doblar de nuevo la cerviz al yugo de la terrible dependencia. Aquella cedula, inspirada en las justas y previsoras miras de Valiente, Arango y Viana, en el Consejo de Indias, con vigorosa elocuencia mantenidas, y la fraudulenta introducci6n de esclavos africanos consentida por los gobiernos de Espafia, afianzaron la vacilante fidelidad de los colonos de Cuba en lrs dias en que Bolivar proyectaba la invasion de a Isla con las vencedoras legiones de Colombia. A medida que los rigores del monopolio mercantil se atenuaban por la amplitud que se iba dando al trifico con extranjeros, prosperaba la colonia cubana; pero la prosperidad era tentaci6n a que los Ministros del Rey facilmente cedian en los apuros del Tesoro de la metr0poli, ocurriendo al bolsillo de los buenos vasallos de S. M., a veces para objetos de remotisima o de ninguna importancia en la administraci6n o en la suerte de las colonias. Este fen6meno politico -que en nuestros dias comienza a parecer extrafio, adn a los mas fervientes defensores del privilegio metropolitico-, mirAbase entonces como una sencilla aplicaci6i' del concepto que de la colonizacion tenian los estadistas espaholes. La carga del impuesto en las Indias Occidentales no se media por la ascendencia de los gastos piiblicos en las diversas colonias ni por la cuota con que proporcionalmente hubiesen de subvenir a las
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ECONOMiA Y CIVISMO 75 necesidades geneyales del Imperio espafol en ambos mundos, sino que el Estado subsistia de, los recursos que podia allegar, sin presupuesto ni limited alguno, ya en la metr6poli, ya en cualquiera de -sus dilatados dominios. Los fondos que ingresaban en las Cajas de la madre patria o de las colonias, estimibanse como propiedad del Erario y el Rey, personificaci6n del Estado, eya libre de emplearlos como juzgase conveniente al servic o piidlico. La idea ae Lin sclo Erario. en termino final, no podia menus de resultar ventajosa a uia raetropoli siempre comprometida en militares empresas superiores a sus recursos: el procedimiento era una consecuencia del sistema que obligaba a Espaa a exprim-'r. hasta agotar, la savia de sus colunias por sostener el brilo febril de su decadencia politica. Y tan monstruosa lieg6 a ser la desproporci6n con que se repartilan as crrgas del Imperio entre los pueblos de la madre patria y los de sus colonias; -tanto lleg6 a extremarse el procedimiento de las exacciones enormes y continuas, que, por no bastar los caudales existentes en las Tesorerias a satisfacer corrientemente las obligaciones que se imponian al arbitrio del Rey, se amontonaban por millones las libranzas de los Ministros contra las Cajas de los pauses americanos. No concebian los estadistas espafoles -y si la concebian, no era po
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76 CUADERNO DE CULTURA derosa a detenerlos en el camino de la catastrofe-, la idea de que las colonias pudieran alguin dia career que pagaban demasiado cara la protecci6n de la madre patria. En la inmediata conferencia estudiar6 el cuadro, por extremo dramatico, que ofrece la transformaci6n del presidio del Golfo, no en colonia pr6xima a deseilvolver su actitud en6rgica, sino en vasta factoria, a cuya prosperidad material se subordinaban, cuando no se sacrificaban en absoluto, todas las demis aspiraciones que impulsan a los pueblos progresivos; realizandose una transformaci6n de suyo tan extraordinaria, en el torbellino de una profunda crisis social, que, comenzando por la invasion de los ej6rcitos franceses, acab6 en el portentoso desgarramiento del colosal Imperio americano para dar a luz, al morir, esas libres Repiiblicas que se dilatan desde las tierras aurferas de California hasta el proceloso promontorio de Hornos, tan amantes y celosas de su independencia, que, de seguro, si el destino las pusiera en el trance de escoger, no vacilarian, y mil veces preferirian, las turbaciones y peligros de la vida nacional, a la tranquilidad deprimente y temerosa de los pueblos cultos despojados de su autonomia (45). (45) En la conferencia que sobre el Establecimiento y pro, pagacidn del Cristianismo en Nueva Espaiia, ley6, en el Ateneo de Madrid, el general don Vicente Riva Palacio, Ministro de M6xico en la corte de Espafia, el 18 de enero de este afio, me, rece fijar la atenci6n este sugestivo periodo: "No se conserva
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ECONOMIA Y CIVISMO 77 Y al estudiar la revoluci6n que convierte al presidio en factoria y latifundio a la vez, podr6is observar y medir los asombrosos esfuerzos que. nuestros abuelos hicieron por socorrer a la madre patria en las mortales angustias de la invasi6n napole6nica y por sostener a las tropas reales en la guerxa que durante tres lustros mantuvieron en los dominios -de Indias sublevados, retardando asi, afios enteros, la hora en que la bandera de Espaia hubo de plegarse en San Juan de Uliia y en el Callao. Revista Cubana, t. XVI, 1892, p. 157-190. memoria de otro pueblo que, como el espaiiol, sin desmembrar su territories patrimonial, y sin perder la existencia social y poo litica, haya formado directamente dieciseis nacionalidades enteramente nuevas sobre la faz de la tierra, hoy ya emancipadas, y a las que llev6 sus costumbres, su idioma, su literatura, su altivez, su indomable patriotismo y celo exagerado por su autonomia"
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s 3: u x x x 4 4 x: x s^ w xx x x x x x & i # x x x x x
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LAS PESETAS SEVILLANAS EN CUBA
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La pragmitica de 26 de junio de 1786 fij6 la ley de la onza de oro en 21 quilates, sin alterar su talla de 8 en marco de Castilla, ni su valor nominal de 16 pesos, mientras que el peso de plata fuerte conserve el titulo de 10 dineros y 20 granos y la talla de 81/2 que le di6 la pragmatica de 20 de mayo de 1772: de esta suerte, la relaci6n entre el oro y la plata acufiados, sin deducir permiso de feble, era de 1 a 16.51. Sea que la prohibici6n de exportar moneda al extranjero aumentase la solicitud por la de oro, como de ma's falcil contrabando, o que las minas de M6xico y del resto de Am6rica vertiesen mayor caudal de plata en los mercados de Cuba, es lo cierto que, en los, primeros afios del siglo, se inici6 una lucha entre el valor nominal de la onza de oro, determinado por la pragmatica de 1786, y el valor de la misma moneda en la circulaci6n de la Isla.' En las transacciones entre particulares, la onza de oro lleg6 a apreciarse en 17 pesos de plata fuerte; es decir, un aumento 81
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82 CUADERNO DE CULTURA de 61/4 por ciento sobre su valor legal segiin la mencionada pragmaitica, lo que significaba una relacion de 1 a 17.54 en los metales amonedados. La Caja de Consolidacion y Amortizacion se neg6 en 1806 a recibir la onza de oro por 17 pesos; mas, en el expediente que se form con ese motivo, no cay6 resoluci6n hasta que, en 26 de mayo de 1814, la Junta Directiva de Hacienda acord6 que la onza se admitiese por 17 pesos, en tanto que el Gobierno de Madrid resolviese. Una real orden reservada, de 9 de septiembre de 1815, dispuso que se restituyese a la onza de oro espanola su valor legal de 16 pesos; mas no se cumpli6, y el Fisco continue admitiendo la onza a 17 pesos fuertes en la provincia de La Habana y a precios inferiores en diferentes poblaciones de las intendencias de Cuba y Puerto Principe. Los triunfos revolucionarios de Venezuela y Nueva Granada y el ficil'6xito con que los mismos espafoles europeos realizaron en 1823 la independencia de M6xico, produjeron una numerosa emigraci6n que benefici6 a Cuba y a Puerto Rico: los que a favor de la metr6poli habian tomado parte en la dilatada y sangrienta lucha a que pusieron t'rmino la rendici6n de las fortalezas del Callao y el completo desastre de la expedicion de Barradas, vidyronse precisados, para salvar la vida, a abandonar sus hogares, y consigo trajeron aquella porcion de su fortuna que, en las angustias de la expulsion o de la fuga, pu
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ECONOMIA Y CIVISMO 63 dieron convertir a la moneda efectiva de mis pequeno volumen. La masa de oro acufiado que los expulsos introdujeron en Cuba y la ruptura de toda relacion de comercio con las colonias que hablan quebrantado el yugo de Espana, por fuerza habian de disminuir el valor de la onza de oro, particularmente en el mercado de La Habana, centro del movimiento migratoxio: a esas causas de depreciaci6n, ya de suyo eficientes, agreg6se la extracci'n de los pesos y pesetas de plata columnaria que se llevaban muchos de aqueIlos emigrados que se trasladaban a Europa. A tal punto escase6 la moneda de plata, dice Vicente V6zquez Queipo, que se hacia imposible a veces el trifico de menudeo, y no pocas se han visto, seg6n aparece ,de este expediente, muchas personas del pueblo condenadas, por decirlo asi, a morir de hambre con el oro en la mano, semejantes al rey Midas de la fibula. Preciso era que en estas circunstancias el oro perdiese mucho de su valor re, lativo, y en efecto, la onza cay6 a su antigua estimaci6n de 16 pesos, pues a tanto equivalia el premio de seis y mas por ciento que se concedia a ]a plata en los pequefios bancos de descuento establecidos p6blicamente en esta capital (46). La penosisima situaci6n creada por ]a salida de la moneda de plata fuerte, abri6 ancha via a la peseta sevillana, que fu6 acogida con el mismo aprecio que se daba a ]a peseta columnaria. La satisfacci6n de una necesidad premiosa no puso (46) Informe Fiscal, Ap6ndice, pig. 172.
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84 CUADERNO DE CULTURA reparos a la igualdad de valores entre dos monedas tan diferentes, y las pesetas de plata provincial inundaron en breve tiempo los mercados de la Isla. De escasa importancia hubiese sido el daio, si la peseta sevillana hubiera entrado en la circulaci6'n monetaria del pals a raz6n de cinco pesetas por un peso fuerte. En el marco de Burgos, a la ley de 9 dineros y 18 granos, se tallaban 154 reales de vell6n o bien 38,> pesetas sevillanas; de donde se deduce que la peseta -de plata provincial pesaba 119.69 granos, y que cinco de ellas equivalian, a la par metilica, a 19.870125 reales de vell6n de la especie de los 20 que componian el peso de plata fuerte, que, como hemos dicho, se acufiaba al titulo de 10 dineros y 20 granos y a la talla de 81/2 de marco: asi, la perdida escasamente hubiera llegado a 0.65 por ciento y la relacion entre el oro y la plata, que era de 1 a 17.54 cuando se cambiaban 17 pesos de plata fuerte por una onza de oro de 21 quilates, hubiese sido de 1 a 17.43 en el caso de admitirse cinco pesetas sevillanas por un peso columnario. No habia de ser podexroso incentivo a la intro'luccion de la peseta sevillana, cuando se corrian los riesgos del comiso, ese 0.65 por ciento de diferencia favorable a la moneda de plata provincial; mas, por duras y severas que fuesen las disposiciones prohibitorias, no hablian de levantar baryera insuperable a la importaci6n fraudulen
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ECONOMIA Y CIVISMO 85 ta, en unpais tan habituado a toda suerte de contrabando, desde el momento en que el piiblico admitia la peseta sevillana equiparindola en valor nominal a la peseta columnaria. Surgi6 de este error un peso sencillo que se componia de cuatro pesetas sevillanas; moneda imaginaria, pues no existia pieza que lo representase. La consecuencia inmediata de no establecer distinci6n entre el peso sencillo y el peso fueyte, cuando en. realidad se necesitaban 125 pesos sencillos para formar 100 pesos columnarios, fu6 la desaparici6n total de 6stos, y, en no pequefia parte, de las piezas de plata de columnas, inferiores al peso fuerte. La onza de oro, que en Espafa tenia un valor legal de 16 pesos u 80 pesetas de plata provincial, lo que significaba una relaci6n de 1 a 16.40 entre ambos metales acufiados, lleg6 a cambiarse en La Habana por 68 pesetas sevillanas, o sea una raz6n de 1 a 13.94 entre el oro y la plata amonedados. El 25 por ciento de beneficio que se lograba al traer de la Metr6poli pesetas sevillanas que se cambiasen por moneda de plata columnaria, y el 15 por ciento de utilidades que se realizaba en la permuta de las pesetas p.rovinciales por la onza de oro, dieron pibulo al espiritu de especulaci6n que se aprovech6 de un error popular alentado torpemente por el Gobierno de la Isla.
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86 CUADERNO DE CULTURAL No era menester tan crecido lucro paya que el interns personal acudiese presuroso a establecer el agio, cuando los mercados de la Espafia europea se ilenaban de moneda de plata francesa que, valiendo a la par metilica o inty'inseca 0.947823 de peso fuerte, circulaba por 0.95; es decir, que daba margen a una ganancia nominal de 0.23 por ciento, beneficio que era mayor si ]a moneda de plata francesa se comparaba con la espaniola, sometiendola a la tarifa de las casas de moneda; pero nunca se elevaba al que conseguian los importadores de pesetas sevillanas en los mercados de Cuba. Por real orden de 20 de agosto de 1818 (47), y por la tarifa de ]a Junta Provisinial de Gobierno, de 13 de abril de 1823 (48), a moneda de plata francesa corria en Espaiia a 22 reales de vell6n por luis (pieza de 6 libras tornesas), y a 19 reales por cada cinco francos. Como, en real orden de 20 de agosto de 1824 (49), se previno que en las casas de moneda de Madrid y Sevilla se pagase el marco de plata fina a 181 reales de vell6n, correspondian a la pieza de 5 francos., sin deducir tolerancia y roce, 17 reales y 23.9 maravedis por valor de tayifa, rindiendo (47) Diccionario de Administracion, por Marcelino MARTINEZ ALCUBILLA, Madrid, 1853, (48) Vicente VAZQUEZ QUEIPO, en el Informe Fiscal, Apindice, paig. 192. (49) VAZQUEZ QuEIPo atribuye a esta real orden fe-Ia de 16 de septiembre de 1824, en su Informe Fiscal, Apendice, pig. 239.
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ECONOMIA Y CIVISMO S7 asi un sefioreaje de 7.32 por ciento, mientras que el peso fuerte de 20 reales de vell6n nominales no valia, segdln el precio de las casas de moneda, sino 19.2238 reales, lo que representa un senoreaje de 4.04 por ciento. En 1825 era general la circulaci6n de las pesetas, sevillanas a raz6n de cuatro por un peso; generalizacion que se llev6 a cabo ficilmente con el extranio concurso de las Administraciones de Rentas que admitian y daban en pago las pesetas provinciales sin distinguirlas de las columnarias, a pesar de que nunca para ello fueron autorizadas por la Junta Directiva ni por el Superintendente Delegado de Hacienda. En 1827 quiso la Administraci6n de Matanzas reparar el error, negandose a recibir las pesetas provinciales por otro valor que no fuese de cinco por peso fuerte. Esto produjo alguna alarma y motive la consulta que la mencionada Administraci6n elev6 el 24 de marzo de aquel anio, consulta que origin el primer expediente en que se trat6 de la an6mala situaci6n traida por la circulaci6n de las pesetas sevillanas. En 10 de mayo de 1827, el capitin general de la Isla, Francisco Dionisio Vives y el superintendente general subdelegado de la Real Hacienda, Claudio Martinez de Pinillos, acordaron que, sin hacer novedad por entonces en la libre circulacion y admisi6n general de las pesetas
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88 CUADERNO DE CULTURA sevillanas por el valor estimativo que tenfan y dejando para despu6s de mas maduro examen el remedio que conviniese adoptar para sustraerlas de giro sin agravio de tercero, se prohibiese su introducci6n desde el dia en que el acuerdo de ambas autoridades se publicase en La Habana (50), y del mismo modo en los demas puertos de la Isla; que todas las cantidades que se introdujesen en adelante, cualquiera que fuese el pabell6n o la procedencia, se decomisasen sin excusa, ni exenci6n, como materia de la mayor trascendencia pfiblica, y llegando a la suma de cincuenta pesos se confiscase igualmente el buque conductor, con mis una multa de un valor igual a la cantidad encontrada; que esta disposici6.n tuviese riguroso efecto y observaci6n para con los buques de los Estados Unidos dos meses despu6s de publicado el acuerdo, y cuatro para con los de Europa; que las monedas de esta clase que se introdujesen mientras transcurriera dicho t6rmino se conservasen en las respectivas tesorerias en calidad de dep6sito para su reexportaci6n y sin peyjuicio de que sus duefos y tenedores pudiesen admitir, si les acomodase, su valor efectivo de cuatro reales de vell6n, o sean cinco pesetas por un peso fuerte, de las Cajas Reales que habrian de conservar (50) Esta resoluci6n se estamp6 en el Diario de la Habana, de 17 de mayo de 1827.
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ECONOMIA Y CIVISMO 89 existentes estas sumas hasta la final resoluci6n del expediente. Vives y Martinez de Pinillos justificaban este acueydo diciendo que en los iiltimos tiempos se habian hecho numerosas importaciones de moneda de vell6n en toda la Isla; que esta especie de agiotaje producia a sus mantenedores una ganancia liquida y efectiva de cerca de un 25 por ciento sin riesgos ni p6rdidas solo en la primera entrada, no contando con otras operaciones de igual clase que podian yepetirse sucesivamente; que por leyes estaba prohibida la circulaci6n de tal moneda en estos dominios, porque su valor real e intrinseco no era acomodable a los demis signos adoptados en el pails; que si se di-simulase o tolerase por mas tiempo la importacion, se hubiera llegado a caer en el triste extremo de cayecer absolutamente de la poca plata fuerte que circulaba y aun del oro tan necesario a los cambios y negociaciones mercantiles, pues que ganarian en su permuta de 17 a 19 por ciento; y que graves perjuicios refluirian sobre la Isla, de continuar aquel txa'fico ilegal y usurario cjue hai'a desaparecer la riqueza metilica del pais. ZQu6 obsticulo invencible se present para que el Capitan General y el Superintendente General dejasen "para despues de mas maduro examen" el remedio a un mal tan grave? Si confesaban que la circulaci6n de las pesetas sevillanas estaba pro
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90 CUADERNO DE CULTURA hibida por leyes, I por que consintieron que estas cayesen en desuso, y por qu6 esas autoridades las conculcaban al tomar el acuerdo de 10 de mayo de 1827? La respuesta es muy sencilla: el Gobierno de la Isla, sobre permitir la circulaci6n de las pesetas provinciales en las transacciones entre particulares, habiase complicado de una manera mis formal, admitiendo aquella moneda a raz6n de cuatro en peso, y, en consecuencia, estaba obligado a indemnizar a los tenedores y para tal indemnizacion no contenian las arcas del Tesoro cubano recursos suficientes. Ya no venian situados de Mexico (51), ni era de extranarse la pe(51) Los situados de Nueva Espafia con que se cubrian necesidades de la Florida, Puerto Rico, Santo Domingo y Cuba, y a veces de otras posesiones, se remitian a La Habana en cumplimiento de la real cedula de 18 de noviembre de 1584 y nesaron n 1811. Cuentas muy galanas echa el senior Jacobo de la Pezuela cuando dice que Cuba, sin habcr a~n producido ningnn beneficio pecuniario, cost a su Metr6poli, desde 1511 a 1811, mis de 160.000,000 de pesos fuertes en que computa las subvencioaes de Ebpafia y los situados de M6xico. Ademis de olvidar sus propias afirmaciones respecto a la distribuci6n que se hacia de los situados, el senior de la Pezuela no ha recordado las positivas ganancias que resultaban a la Madre Patria del monopolio inicuo que le aseguraba el si-tema mrercant1, tan funesto, a la postre, a la dominaci6n espafiola en America, que al hablar de la real orden que a nombre de la Regencia se public6 en 17 de mayo de 1810, y que autorizaba el comercio directo de todos los puertos de Indias con las colonias extranjeras y naciones de Europa, el mismo autor emite un juicio tan enfa.tico como 6ste: "Acaso de tanta trascendencia fue que no liegase a circular y ser cumplimentada esa Real Orden, seg6n Toreno arrancada por sorpresa, que de haber sido cumplida, fuera la mejor defensa que nos hubiese conservado la dominaci6n del vasto imperio colonial que entonces empezaba a emanciparse del domino espanfol, sirviendo de primordial esti
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ECONOMIA Y CIVISMO 91 nuria de las cajas del Fisco, porque en 1823 se inaugur6 aquel ciclo de "remesas fabulosas que para saciar la insac'able sed del Tesoro de la Metropoli, se remitian indubidamente (). mulo para ese monimiento la continuaci6n del sistema prohibitivo, ya anatemiatizado por la ciencia administratva de toda raci6n bien gobernada.-(Diccionario geogrdfico, estidistico, histdrico de la Is!a de Cuba, tom(o 49. Pvg. 222 y 559). (52) No son istas, pabibras que hayan brotado de labios cubanos en inomento dc dL ,rosa indignaci6n: han salido de la pluma de un espafiol curopec, de un 'ecretario del Gobierno Politico de La Haba:., de uOficiU de Voluntarios, el senior Just Zaragoz:, a quien nadie i!-usara de afecto a los elementos revolucionaricz c reforn.',tai d'.z !a Isla. Seg6n ei mismo Zaragoza, 'd-sde 1323 hasta 30 de janio de 1866, las arcas del Tcso no contdbuycron Ls gastos de Espafia con $82,165 .1 y 51/ rca',es fuertes, en forma de Reales libranzas que acul se n.--mn v de sobrantes que se remitian, o sea un proer.dio anual de $1,888,860,72 en 43W 2 afios, despu6s de cubit r los gastos de un presupuesto verdaderamente 6'nico en ]a historia de la explotaci6n de las colonias. Ese promedio naual del situado de Cuba supera en 137,3 por ciento al de 560,000 pesos que arrojan las subvenciones y situados que en La Hanana se depcsitaron durante tres centurias para, facilitar su di-'i %uci6n entre diversas partes del continente y las Antillas. Afirma el senior de la Pezuela que Cuba empez6 en 1827 "a reintegrar a su Madre Patria una parte de los beneficios recibidos, enviando a su Erario su primer mill6n de peses", y que el tributo ordinario de las remesas ascendia, en 1865 a 89,107,287 pesos fuertes, en que se incluye el mill6n de 1827; en tal supuesto, el promedio anual. del situado de Cuba serian $2,344,928,61, 6 bien 318.73 por ciento de aumento sobre los $560,000 del situado de Nueva Espafia. No hay para qu6 aiadir que en estas sumas no se comprenden las cuantiosa, suscripciones p6blicas con que los habitantes: de la Isla han auxiliado al Estado y a los particulares desde la guerra de la Independencia hasta la inundaci6n de Murcia (1879). "Ha su,uimistrado Cuba -dice el senior de la Pezuelapara la guerra Je A frica casi tanto con un solo mill6n de habitantes, coxno su Metr6poli entera con diecisiete". "Cerca de veinte millones Aeros", habla Zaragoza, hbr6 a la Peninsula el general Con
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92 CUADERNO DE CULTURA Nos informa Torrente (53) que en 1827 se estimaba en 500,000 6 600,000 pesos fuertes el valor de las pesetas sevillanas en cixrculaci6n, y que si entonces se hubiese indemnizado a los tenedores de ellas, el Tesoro de Cuba hubiera sufrido, a lo sumo, una p6rdida de 150,000 pesos 6 750,000 pesetas sevillanas. II El acuerdo de 10 de mayo de 1827 no desataba dificultad alguna; antes bien, acrecent6 los danos que al pais se ocasionaban con el excesivo valor que a la peseta de plata provincial se asignaba; -pues era una provocaci6n al contrabando y al fraude, y al claro ingenio de Martinez de Pinillos no habia de ocultayse que las severisimas penas sefaladas a los delincuentes no serian eficaces a contener los impuls-os del interns particular tan vivamente excitado. El contrabando y el fraude evocados por la determinaci6n de Vives y de Martinez cha, de los ochenta y dos que desde 1823 a 1866 pasaron del Tesoro de Cuba al de la Metr6poli, y mientras, i carecia la Isla hasta de una carretera central!" Las insurrecciones en Cuba, por Justo ZARAGOZA, tomo 29, p~ginas 59, 62 y 675.-Necesidades de Cuba, por Jacobo de la PEZUELA, paig. 53 y 44. (53) Bosquejo econ6mico-politico de la Isla de Cuba, por Mariano TORRENTE, tomo 29 pig. 140. zQu6 fundamento tienen las cifras que nos ha trasmitido Torrente? iDe que medios disponia el Estado para averiguar en 1827 la cantidad de pesetas en circulaci6n, si hoy mismo no podria conocer el volumen de Ja moneda efectiva que en el pais existe?
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V Maeisael Villaaea
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ECONOMIA Y CIVISMO 93 de Pinillos no s6lo tenian que causar dafios incalculables introduciendo una moneda de escasisimo valor metilico, que en tiempo mas o menos breve expulsaria de la circulaci6n a las superiores en que se basaban los contratos, sino que acentuaba la corrupci6n de las costumbres en un pueblo tan habituado a burlar las leyes del odioso sistema mercantil que lo atrofiaba. Aunque sea cierto que jams en Cuba la ,elacion entre el oro y la plata amonedados sigui6 la linea que marca las alteraciones de valor de los metales preciosos en los mercados europeos, puede sin temor alguno afirmarse que la raz6n de 1 a 13.94 que entre el oro y la plata se autorizaba por el acuerdo de 10 de mayo de 1827, indica una estimaci6n extxrema a que nunca, durante el presente siglo, ha llegado la plata en el mercado de Londres (54). A continuar indefinidamente la admisi6n de las pesetas sevillanas a cuatro en peso, no hubiera quedado en la Isla una sola moneda de plata columnaria, y tal vez la onza de oro hubi6rase cambiado por 20 6 mis pesos sencillos, hasta que las masas de oro de California y Australia hubiesen (54) El precio anual medio mas alto que en el siglo la plata ha logrado en la plaza de Londres ha sido el de 1807, que daba una relaci6n de 1 a 14.46. Nunca, en 6poca anterior a 1827, se depreci6 la plata al punto de ilegar a ponerse de 1 a 17.54 que tuvo entre los metales acufiados que en Cuba circulaban a principios de esta centuria. VWase la obra de Alex, ander DEL MAR, A History of the Precious Metals from the earliest times to the present. London, 1880, pi.g. 252.
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94 CUADERNO DE CULTURA ?eterminado el alza del pxecio de la plata de una -r 1 ara general. Si una prueba se pidiese de que el acuerdo de 10 de mayo de 1827 no era sino un liamamiento al contrabando o al fraude, la tendriamos patente en la arrehensi6n que, en junio de 1828, hizo el l esguardo Ce Santiago de Cuba, de 68,602 pesetas sevillanas descubiertas en envases de azadas y ciavos a tiempo de la descarga de la goleta inglesa Mon tagne, procedente de Jamaica. El comiso de esa suma fu6 el prime.ro que se pronunci6 despu6s de la prohibici6n de 1827 (55). La circulaci6n de las pesetas sevillanas por cuatro en peso produjo un fen6meno singularifsimo. Mientras que en las cajas pd'blicas de la provincia de La Habana se recibia, en 1828 y en anos postermwres, la onza espaiiola a 17 pesos, en Villaclara, 'Irinidad y San Juan de los Remedios, de la intendencia de Puerto Principe, se admitia a 16 y en toda la Intendencia de Cuba y en la ciudad de Puerto Principe, a 16 (56). Faciles son de concebir las dificultades que entorpecerian (55) Consulta del Asesor General de Hacienda,i Jos6 Maria Zamora, dada el 27 de junio de 1828, en el expediente formado por la Intendencia de Cuba, con motivo del contrabando decomisado a la goleta M.nwagne, ZSe llev6 a efecto la multa de los $13,720,40 y fu6 confiscado el buque conductor en cumplimiento del acuerdo que prohibia la importaci6n de las pesetas sevillanas? (56) Asi consta en el dictamnen emitido por el Asesor General, Jos6 Maria Zamora, el 18 de agosto de 1828, en el expediente nt'm. 696, gs. 13 de varios Ministros.
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ECONOMIA Y CIVISMO 95 las transacciones comerciales, y el agiotaje que se fomentaria cuando en una sola provincia la onza de oro tenia dos valores en las operaciones del Fisco. Consecuencia legitima de tanto desorden fu6 la concentraci6n de la moneda de oro en la provincia de La Habana, dominando en las otras dos las pesetas de plata provincial. Crecieron el trastorno y la especulacion desde el momento en que el comercio y los particulares elevaron a 17 pesos el valor de la onza de oro espafiola en la provincia central (57). Por real orden comunicada al Superintendente General por el Ministro de Hacienda de Indias en 28 de octubre de 1833, se mand6 que se admitiese la moneda de las Repilblicas de la Amnirica espanola en los establecimientos y dependencias del Erario, del propio modo que ya lo hacian entre si los particulares. El conde de Villanueva, al decretar en 30 de enero de 1834 que se cumpliese la soberana orden desde el dia de su publicacion (58), pyevino que circulasen y se recibie(57) En 19 de noviembre de 1840, decia Jos6 Gonzlez Llorente, Administrador de la Tesoreid. de Re-ras Reales de Trinidad, en comunicaci6n al Intendetite de Puerto Principe "Las onzas de oro del cufio espafiol se han recibido siempre en esta Administraci6n, desde el afio de 1824, que me hice cargo de ella, a raz6n de 16!2 pesos, c(rno encontr6 establecido, y sunque despu6s han tomado en el pnblico el valor de 17 pesos, yo no he podido ni puedo admitirlas a este precio, sin que me sea prevenido por disposici6n superior". (58) La real orden y el decreto del Superintendente se public' caron en el Diario de la Habana de 31 de enero de 1834.
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96 CUADERNO DE CULTURA sen libremente en las dependencias reales, como en las negociaciones particulares, las monedas de las provincias disidentes de la America espafiola, estimindose las del cuno de un peso por el mismo valor que tenia nuestro fuerte, y en proporci6n las inferiores al peso. Respecto a las onzas de oro de los indicados pauses, dispuso que igualmente se admitiesen a 16 pesos, prescindiendo para con ellas del valor estimativo de 17 que tenifan las nuestras por yazones de conveniencia general que en la Junta Directiva de Hacienda se habian considerado. Quien se atuviese estrictamente al sentido del decreto del Superintendente General, creeria que en la Isla la onza de oro espafola se estimaba en las transacciones del Tesoro pn'blico a 17 pesos, mas hemos visto ya que no era asi. No falt6 quien interpretase el decreto de 30 de enero de 1834 en el sentido de que las onzas espanolas debian admitirse por todas las cajas del Estado a 17 pesos. En efecto, en 26 de febrero de 1834, el Ayuntamiento de Trinidad, presidido por el brigadier Jos6 Coppinger, a moci6n del regidor Jos6 Pio Fernandez de Lara, acord6 que se pidiera al Subdelegado de Real Hacienda, (el mismo brigadier), que diese cumplimiento al decreto del Superintendente General, que disponia que la onza de oro espaflola se recibiese por el valor estimativo de 17 pesos, por
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ECONOMIA Y CIVISMO 97 que, al decir de Fernandez de Lara, no se requeria apurar mucho el discurso para convencer de que tal sistema de igualdad era extensivo a toda la Isla, pues la expresi6nde onzas nuestras no distinguia, no diferenciaba ningnln punto de la Isla, antes argnia con precision que donde quiera que se encontrase la onza de oro espafola no debia permutarse por menos precio que el de 17 pesos. No coincidi6 la opinion del Administrado,r de-Rentas, Jos6 Gonzilez Llorente, con la que informaba el acuerdo del Ayuntamiento de Trinidad, y en 6 de junio del mismo aino consult al Gobernador Politico y Militar, Subdelegado de Hacienda que en la disposicion de la Superintendencia General no se prevenia que las onzas espaniolas se recibiesen en toda la Isla por el valor de 17 pesos, si bien consideraba justa y de la mayor utilidad la moci6n hecha en el Ayuntamiento por el regidor Fernandez de Lara (59). En comunicaci6n de 20 de abril de 1838 al Intenaente de la Provincia, consultaba el mismo administrador de Rentag de Trinidad si el decreto de la Superintendencia General de 30 de enero de 1834 debia entenderse que uniformaba en 17 pesos el valor de la onza de oro espaiola en toda la Isla para los actos del Fisco; unifor(59) Expediente nl'm. 514, cuaderno 33 de cajas. Este ex, pediente no tuvo resoluci6n: terminase con un decreto del conde de Villanueva, en 30 de agosto de 1834, para que informe la Contaduria General de Ej6rcito.
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98 CUADERNO DE CULTURA midad que juzgaba necesaria, ya que a ese precio circulaba entre los particulares en las plazas de Trinidad, Santiago de Cuba y La Habana. El Intendente de Puerto Principe, Francisco Andres Cardenal, inform de acuerdo con el Administrador Tesorero de Trinidad, que seria ventajoso a la Hacienda dar a la onza el valor de 17 pesos a que se recibia en los contratos particulares, con lo cual la Tesoreria de Puerto Principe que la estimaba a 16 pesos y la de Trinidad que la admitia a 16 dejarian de ser excepciones en la circulaci6n de la Isla, pues en Santiago de Cuba se habia al fin adoptado el precio de 17 pesos. Aunque el Contador General de Ej6rcito, Manuel M. de Arrieta, opino, en 26 de mayo, que no habia inconveniente para que desde luego se siguiese en la Administraci6n de Rentas de Trinidad la pralctica del comercio y vecindario de recibir y pagar en onzas de oro espanolas por 17 pesos, la Junta 'Superior Directiva de Hacienda, en sesi6n celebrada el 5 de julio de aquel afo, acord6 que el expediente formado a virtue de la consulta del Administrador de Rentas de Trinidad se agregase a los otros expedientes, que sobre el mismo particular se hablian instruidQ para la debida resoluci6n (60). Continuaron asi las cosas hasta que, en 9 de octubre de 1840, el Administrador de Rentas de (60) Expediente nnm. 703, cuaderno 35 de cajas.
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ECONOMIA Y CIVISMO 99 Trinidad rehus6 admitir al Colector de Loteria el pago de un libramiento del Contador General de esta renta en onzas espanolas a 17 pesos, pues no habia introducido variacion alguna en el precio de 161/2, por no haber recibido contestaci6n a la consulta que elev6 en 20 de abril de 1838 -Los intendentes de Puerto Principe, Autritn y OCa.rdenal, (1834-1837), habian aconsejado que se igualase el valor de la onza en las operaciones del Erario al que tenja en la provincia de La Habana: Hernindez de Alva, sucesor de aqu6llos, opin6 lo mismo. Por niltimo, en 11 de marzo de 1841, la Junta Directiva de Hacienda acord6 que no habia lugar a que se recibiesen al Colector de Loteria de Trinidad las onzas de oro espafolas a 17 pesos, porque hasta entonces la Administraci6n de Rentas de la misma localidad las habia admitido por 16% y que para evitar en lo sucesivo reclamaciones de igual naturaleza y los perjuicios que a la Real Hacienda resultaban de la falta de uniformidad en el valor de la moneda, se admitiesen las onzas de oro espaholas por 17 pesos, tanto en las cajas reales de Trinidad como en las demis de la Isla, donde estuviese ya establecido ese valor, que era el mismo del comercio y de las oficinas generales de la Hacienda. Esta medida provisional habia de regir desde la fecha en que se recibiera por las dependencias a que correspondiese su observancia, hasta que el Gobierno Supremo resolviese, y fu6 comunicada,
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100 CUADERNO DE CULTURA en circular de 23 de abril, al Contador General de Loteria y a los intendentes de Cuba y Puerto Principe (61). Este acuerdo de la Junta Directiva de Hacienda se tom6 infringiendo la real orden reservada de 9 de septiembre de 1815, que prevenfa que la onza de oro nacional se redujese al valor legal de 16 pesos que en Espafia tenfa, y el Estado y los particulares no volvieron a atribuir a aquella moneda otro valor nominal que el de 17 pesos, por mils que a veces de ese precio en anos posteriores se apartase el que obtenia por elcambio real en los mercados de la Isla, hecho fatal que se presentaba aqui tan naturalmente como, tarde o tefiprano, surge con todas sus funestas perturbaciones donde quiera que el 'doble patron monetario constituye la base de la circulaci6n de la moneda efectiva; porque los metales preciosos, a pesar de los caracteres inherentes a su exceptional aplicaci6n, en concepto de denominadores comunes de todo valor en cambio, no se eximen de la ley econ6mica que regular los precios de las cosas. Revista de Cuba, t. XII, 1882. (61) Expediente nu'm. 217, cuaderno 19 de varios Ministros. A pesar de su importancia, el acuerdo de 11 de marzo de 1841 no se public en el Diario de la Habana: en 1846, se incluy6 en el Extracto alfabitico de los Acuerdos generales e interesantes de la Junta Superior Directiva de Hacienda, p'.g. 358.
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INFORME SOBRE LA REFORMA DEL SISTEMA MONETARIO DE MEXICO (62) (62) La premura con que escribimos el Informe nos impidi6 ilustrar algunos de los puntos tratados, los que ahora son objeto de las siguientes notas.
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Secretaria de Fomento, Colonizaci6n, Industria y Comercio de la Republica Mexicana.-Secci6n 2".-Nnmero 2,463.-Las multiples funciones que desempefia la moneda, su papel importante en el movimiento social de toda naci6n civilizada y el caracter de internacionales que revisten las cuestiones relativas a ella, han hecho que los Gobiernos se preocupen en extremo de todas las medidas que tiendan a asegurar las condiciones que debe ilenar para cumplir los fines con que fu6 instituida. Una de las condiciones principales es la perfeccion del cunio, pues bien sabido es que esa perfecci6n constituye la garantia mejor contra la falsificaci6n de las piezas. Pero la moneda mexicana deja mucho que desear a este respecto, pues el cuho actual del peso fu6 prescripto por decreto del Congreso de 19 de agosto de 1823, y ejecutado imperfectamente. Y aun cuando mas tarde, en 1867, se pretendi6 mejorarlo, el cambio no tuvo buen 6xito, en cuanto a la ejecuci6n ar103
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104 CUADERNO DE CULTURA tistica del dibujo, y unido esto a la alayma que se produjo por haberse asegu.rado que las naciones del Asia que lo usaban como moneda corriente se negaban a recibirlo, determine al Congreso a expedir el decreto de 29 de mayo de 1873, disponiendo que se volviese al antiguo tipo, y se observ6 el decreto de manera tan cumplida que no obstante que desde el afo 1867 se habia prescrito la division decimal del peso, se inscribi6 de nuevo en 6' que se dividia en ocho reales, y que ]a ley del metal fino era de diez dineros veinte granos. Amortizada ya la antigua moneda de plata que representaba los reales y medios reales, la inscripci6n del peso aparece en contradicci6n con las leyes actualmente en vigor; y, por otra parte, conviene introducir en el dibujo todo el perfeccionamiento posible, para que, sin alterarlo, tenga la belleza artistica de que es susceptible y llene otras condiciones que son necesarias para la buena acufiaci6n. Con el fin de corregir los defectos que tiene la pieza actual, se propone solamente cambiar la inscripci6n que dice ocho reales por la mas propia que diga un peso, y en vez de expresar la ley del metal fino en dineros y granos se consignard la fracci6n decimal correspondiente, alterdndola ligeramente, paxa expresarla por un ndimero mis sencillo, como es 0.903 en' vez de
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ECONOMIA Y CIVISMO 105 0.902777. El dibujo se hard mas correcto y artistico, y el borde de la pieza levari estrias en lugar de ponerle el cord6n que ahora se usa en ella. Hubiera deseado la Secretaria de Fomento iniciar la reforma del sistema monetario de la Repiblica, proponiendo uno ma's cientifico que el que en la actualidad tiene; pero la circunstancia de ser nuestro peso no s6lo base de nuestra circulaci6n metilica, sino mercancia cotizada en los principales mercados del mundo y moneda corriente en varias niaciones del Asia y aun en algunas de las Antillas, ha hecho que las modificaciones que se indican sean ,ligeras y no alteren en lo esencial la pieza, sino que ninicamente la perfeccionen. Esas modificaciones, por otra parte, no pueden inspirar alarma, porque no tienen comparaci6n con las que ha sufrido en otra 6poca el peso, y que sin embargo no le han hecho perdex su lugar. Basta recordar que mucho antes de la Independencia se enviaban al Asia, por el gale6n de China, grandes cantidades de pesos del cuno espafol, el cual se modificaba cada vez que habia que estampar la efigie de un nuevo monarca y se cambi6 radicalmente al hacerse la Independencia. Por noticias ciertas se sabe que los pesos del cunio de la balanza, de la reforma de 1867, circulaban sin dificultad alguna en Asia, poco tiempo despues de hecha la reforma. Ademas, parece que se ha dado demasiada importancia a la cuesti6n del cuno, cuando este no ha sal
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106 CUADERNO DE CULTURA vado al peso mexicano de la depreciaci6n general de la plata. Por lo que toca a las subdivisiones del peso, se propone una nueva pieza, la de veinte centavos, conservindose las de diez y cinco centavos y dejindose de acuhar las de veinticinco y cincuenta centavos, que por la equivalencia que tenian con las piezas de dos y de cuatro reales, no permiten que se prescinda de la antigua subdivision del peso. Los dibujos en las piezas de veinte, de diez y de cinco centavos serain los mismos que en los de la pieza de un peso, conservindose en ellas la misma ley del metal y dindoseles los diametros y los pesos correspondientes. En cuanto a las monedas de oro, se ha crefdo conveniente iniciar .en ellas cambios de alguna consideraci6n. En primer lugar, se propone que se eleve la ley del metal fino de 0.875 a 0.900, por ser anormal en esa moneda una ley como la que tiene y sin causa justificada. En segundo lugar, se inicia igualmente que la relaci'n legal entre el oro y la plata sea de 1 a 15/,, tanto porque 6sta es la relaci6n legal usada en varias naciones, como porque de esa manera se deprecia menos la plata, como lo estil actualmente con la relacion de 1 a 16%4. Por iiltimo, se inicia que se prohiba la acufaci6n de piezas de menos de cinco pesos, con el fin de ensanchar el campo de circulaci6n de la
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ECONOMIA Y CIVISMO 107 plata. Se reformaran tambi6n los dibujos actuales, no s6lo en cuanto a la perfecci6n, sino cambiandolos, pa.ra que las piezas de oro eleven en sus. anversos los mismos dibujos que las de plata y en el reverso el busto de Hidalgo, con lo que se conseguiri que por ningtin motivo se pueda confundir una pieza de oro con la de plata. Por lo que respecta a la moneda de cobre, se propone igualmente la reforma de su anverso, poniendo en 6l el escudo de armas de la Nacion, como en el peso, y se inicia que se pueda hacexr la pieza de bronco, tanto porque la liga de este metal es mas dura que el cobre puro, como porque este en su estado de pureza se aprovecha en las artes y se, retira de la circulaci6n como moneda. Tambien se ha credo conveniente reunir en el proyecto de ley todas las disposiciones vigentes en la materia, de manera que la ley que se expida sea una ley monetaria de la Repdblica y que no haya que buscar en otras disposiciones las que rijan en el asunto. Con tal fin, se han cons.gnado en el proyecto de ley las prescripciones que se han juzgado convenientes en materia de tolerancia, tanto en la ley del metal fino de las monedas, como en su peso, introduciendo en las que se refieren a 6ste algunas modificaciones que restringen un poco la amplitud que tienen las que estin en vigor y que pueden efectivamente
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108 CUADERNO DE CULTURAL reducirse, no s6o porque en la actualidad se han obtenido adelantos notables en la fabricaci6n de la moneda, en todas las casas del ramo en la Rep'blica, sino porque es indispensable que se pongan los medios para acercarse cuanto sea posible a la perfecci6n, en asunto de tanta importancia. Cree esta Secretaria que lo que antecede da idea bastante clara de la iniciativa de ley que, por acuerdo del Presidente de la Repciblica, tengo la honra de enviar a esa Honorable Camara y cuyo desarollo se encuentra consignado en el siguiente: PROYECTO DE LEY MONETARIA DE LA REPUBLICA MEXICANA CAPITULO I Disposici6n Preliminar ART. 19-El sistema monetario de la Repniblica se compondra, de piezas de oro, de plata y de, cobre o bronce. CAPITULO I I Do las monedas de plata ART. 2 9 -La unidad, monetaria seguirai siendo el peso de plata, de novecientos tres mil6simos (0.903) de ley de metal fino, y de veintisiete
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ECONOMIA Y CIVISMO 109 gramos setenta y tres milig.ramos (27.073 gramos) de peso. ART. 3 9 -Las divisiones del peso estarin representadas por monedas de plata del valor de veinte, diez y cinco centavos de novecientos tres mil6simos (0.903) de ley de metal fino en todas ellas y con los pesos siguientes: El de la pieza de veinte centavos, sera de cinco grams, cuatrocientos quince miligramos (5.415 gramos). El de los diez centavos, serai de dos gramos, setecientos siete miligramos (2.707 gramos). El de la de cinco centavos, sera' de un gramo, trescientos cincuenta y cuatro miligramos (1.354 gramos). ART. 4 9 -Los diametros de las monedas de plata serain los siguientes: El de la pieza de un peso, treinta y nueve milimetros (0.039 m.). El de la de veinte centavos, veintid6s milfmetros (0.022 met.ro). El de la de diez centavos, diecisiete milimetros (0.017 metro). Y el de la de cinco centavos, catorce mili'metros (0.014 metro). ART. 5.-La tolerancia en la ley de metal fino de las monedas de plata, o la diferencia en
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110 CUADERNO DE CULTURA mas o menos, respecto de la ley que establece el articulo 2Q, no podri en ningfin caso ser mayor o menor que tyres milesimos. ART. 6 9 .Las tole.rancias en los pesos de las mismas monedas no podrnn ser mayores o menores que los siguientes: Para la pieza de un peso, tres milesimos. Para la de veinte centavos, siete mil6simos. Para la de diez centavos, diez mil6simos. Para la de cinco centavos, quince mil6simos. CAPITULO I I I De las monedas de oro ART. 7 9 .Las monedas de oro serin de los valores de cinco, diez y veinte pesos ,con la ley de metal fino, en todas ellas, de novecientos milesimos (0.900). ART. 8 9 .Los pesos de las monedas de oro seran los siguientes: El de la pieza de veinte pesos, tyeinta y cinco gramos, cuarenta y ocho miligramos (35.048 gramos). El de la pieza de diez pesos, diez y siete gramos, quinientos veinticuatro miligramos (17.524 gramos).
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ECONOMIA Y-,CIVISMO 111 El de la pieza de cinco pesos, de ocho gramos, setecientos sesenta y dos miligramos (8.762 gramos). ART. 9.-Los diametros de las mismas monedas de oro, serin los siguientes: Para la pieza de veinte pesos, treinta y cuatro milimetros (0.034 metro). Para la pieza de diez pesos, veintisiete millmetros (0.027 metro). Para la de cinco pesos, veintidos milimetros (0.022 metro). ART. 10.-La tolerancia en la ley de metal fino de las monedas de oro, no podra en ningin caso ser mayor o menor que dos mil6simos de la que fija el articulo 79. ART. 11.-Las tolerancias respecto de los pesos de las monedas de oro no podrin ser mayores o menores que las siguientes: Para la pieza de veinte pesos, uno y medio mii6simos. Para la de diez pesos, dos milesimos. Para la de cinco pesos, dos y medio mil6simos.
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112 CUADERNO DE CULTURA CAPITULO I V De las monedas de cobre o bronce ART. 12.-La niitima subdivision del peso seri el centavo, pieza de cobre de ocho gramos (8. gramos) de peso y de-veinticinco milimetros de di'-metro (0.025 metro), quedando autorizado cl Ejecutivo para sustituir esta pieza por otra de bronce, del mismo peso y del mismo diimetro, si asi fuere conveniente para la circulaci6n. ART. 13.-La toleyancia en el peso de la moneda de cobre no podri, ser mayor o menor que dos cent6simos respect del que fija el articulo anterior. ART. 14.-Ni los particulares, ni las oficinas piUblicas, estarin obligados a recibir en un solo pago mis de veinticinco centavos de la moneda de cobre o bronce. CAPITULO V Del tipo de las monedas ART. 15.-El peso de plata conservara. el tipo que actualmente tiene, perfeccionandose los dibujos y modificaindose las inscripciones, referentes a la ley de metal fino y al valor de la moneda, expresindose la primera en mil6simos y el segundo en todas sus letras.
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ECONOMIA Y CIVISMO 113 Las monedas fraccionayias de plata llevarin los mismos emblemas, y en cuanto a las leyendas, las que fueren necesarias para una buena distinci6n. Las monedas de oro llevarin en el anverso el escudo de armas de la Naci6n, como las de plata, y en el reverso el busto de Hidalgo, con las inscripciones correspondientes. Las de cobre o bronce llevayain el mismo anverso, y en el reverso una corona de laurel y encina, con las inscripciones necesarias. La Secretaria de Fomento, dentro de las prescripciones que anteceden, aprobaria los proyectos de los nuevos cuhos y mandar. abrir las matrices correspondientes. CAPITULO V I Disposiciones Generales ART. 16.-El Ejecutivo expedira los Reglamentos de la presente ley, modificando los que actualmente rigen para Interventores, Directores y Ensayadores de Casas de Moneda, y prescribier.do las reglas a que han de sujetarse la introduc-, ci6n y acunaci6n de metales preciosos y expedici6n de la moneda; fijando las cuotas que se han de pagar po.y fundici6n y ensaye, y determinando las penas en que incurran los infractores de la ley y de sus disposiciones reglamentarias.
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114 CUADERNO DE CULTURA ART. 17.-Quedan derogadas las leyes anteriores sobre tipo, peso, ley, dia'metro y tolerancia de la moneda nacional. ARTCULO TRANSITORIO.-Desde la promulgaci6n de esta ley, cesar en las Casas de Moneda de la Repablica la acunacion de piezas de plata de veinticinco y de cincuenta centavos y de oro de dos y medio pesos y de un peso, dictindose por el Ejecutivo las medidas necesarias para que en el ano que siga inmediatamente, se acufien las huevas piezas. El Ejecutivo dispondyri tambi6n lo conveniente para que vayan reti-rindose de la circulaci6n las monedas que se suprimen en virtud de esta ley, las que conservarin su valor legal hasta que se amorticen. Libertad y Constituci6n. M6xico, diciembre 9 de 1890.-Carlos PACHECO. A los Diputados Secretarios del Congreso de la Uni6n.-Presentes. Sr. D. Andres Clemente Vdzquez.-C6nsui General de los Estados Unidos Mexicanos en La Habana.-El 18 del corriente se sirvi6 V. S. dirigirnos dos cartas, acompanadas de otros tantos ejemplares del Proyecto de ley que, paxa la
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ECONOMIA Y CIVISMO 1 reforma del sistema monetario, present el sefor Secretario de Fomento al Congreso de la Republica Mexicana, el dia 9 de diciembre inltimo. Manifiesta V. S. en dichas cartas, por encargo de su Gobierno, que, pudiendo afectar la resoluci6n de aquel problema financiero los intereses de Cuba, desea que sobre 61 emritan razonado dictamen las personas que en esta ciudad considere competentes en cuestiones de circulaci6n monetaria; y nos pide, con exquisita cortesia, que, por escrito y a ]a mayor brevedad posible, le enviemos cuanto sob.re el precitado Proyecto nos sugieran, asi ]a experiencia y conocimientos que nos atribuye, como nuestro desinteresado y noble deseo por la prosperidad de las naciones americanas. Cediendo a impulsos de sentimientos tan discretamente evocados por V. S., nos decidimos a exponer nuestro modo de pensar, a pesar del natu.ral temor de quienes carecen de las dotes necesarias para tratar con acierto cuestiones tan arduas y complejas como las referentes a] mecanismo de los cambios; temor que se acrece por faltar en Cuba los textos legales que informan el actual sistema monetario de Mexico; -falta que nos obliga a fundamentar nuestro andlisis en las breves noticias contenidas en ]a Exposicion de motivos, en el Proyecto de ley, y en los Iuminosos informes que anualmente entrega a la es
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116 CUADERNO DE CULTURA tampa el Secretario de Hacienda de los Estados Unidos de America. El sistema monetario de M6xico es, en sus iineas determinantes, el mismo que existia cuando Nueva Espafia rompi6 los lazos de la dependencia colonial, pues el decreto expedido por el Congreso en 1? de agosto de 1823 no afect6 la talla, ley, valor nominal ni yelaci6n de los metales preciosos acunados, y s6lo se limit a prescribir la forma que el cuflo habia de imprimir al peso de la nueva Republica. Asif, la onza de oro mexicana conserve la talla de 81/> en marco, la ley de 21 quilates y el valor nominal de 16 pesos; y el peso de plata retuvo la talla de 814, la ley de 10 dineros 20 granos y el valor nominal de un peso, dividido en 8 ,eales; siendo, en consecuencia, la relacion del oro a la plata como 1 a 16.50. La ley de 27 de noviembre de 1867 no cambi6 el valor legal ni la relaci6n de los metales preciosos acuhados; pero sustituy6 la onza de oro y sus fracciones con piezas de 20, 10, 5, 2 1 y 1 pesos, introdujo la division decimal de la unidad monetaria, y altero el cufo del peso de plata. Al difundirse la alarma de que el nuevo peso no era admitido en los me.rcados asiaticos, donde circulaba la moneda de plata mexicana, el Congreso, por decreto de 29 de mayo de 1873, dispuso que se volviese a acuar por los, troqueles de 1823, con lo que result la anomalfa de que el
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ECONOMIA Y CIVISMO 117 peso Ilevara la inscripci6n de 8 reales, y de 10 dineros 20 granos mientras las piezas inferio.res se acufiaban c.Qn denominaciones decimales. Adviertese, pues, que no obstante las modificaciones introducidas por las leyes posteriores, todavia subsiste el sistema monetario de 1823; porque el valor intrinseco del peso de oro y del peso de plata, y la relacion de 1 a 16.50 no han sufrido alteraci6n (63). Carecemos de documentos que nos permitan afirmar que este sistema sea bimetailico, siquiera en los textos legales; pero es bien sabido que, en realidad, la moneda de plata domina por completo en la cancelaci6n de los contratos y que el cambio mercantil se cotiza y verifica en moneda de plata. Asi es y asi debe ser; ya que no cabe sostener una circulaci6n de metales preciosos acuhados en la relaci6n de 1 a 16.50, cuando el p.recio de la onza de plata standard en Londres, desde 1873, estd oscilando en tre 591516 y 41%/ peniques. (63) Ocu-re con frecuencia que los patrones m6tricos sufren alteraciones mis o menos notables al emigrar de un pais a otro. Conocido este fen6meno hist6rico, no sorprende la falta de identidad que resulta entre el peso te6rico de la onza de oro que en Mixico se acufiaba y el de la pieza del mismo nombre que en Esanafia se emitia con sujeci6n a ]a pragmftica de 26 de junior de 1786. El marco del Consejo de Castilla, seg6n la Comisi6n Permanente de Pesas y Medidas, equiivale a 230.0465 gramos, correspondiento asi a la onza de oro espafiola un peso te6rico de 27.06429 gramos. El marco de Mexico es de 230.12137 gramos, pues el senior Antonio Garcia Cubas, autor bien informado, asigna a la libra 460.24634 gramos, de lo cual se deduce que, asi la onza como el peso de plata de la Repiiblica, tiene un peso teorico de 27.073 gramos.
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118 CUADERNO DE CULTURAL El sefior Secretario de Fomento aspira: 19-A modificar el cufo del peso de plata, de manera que su denominaci6n se armonice con ]a de las piezas inferiores; pe.ro sin alterar su peso (27.073 gramos) ni su ley (0.903). Al efecto, el valor nominal, en vez de ocho reales, sera de un peso, y la ley de 10 dineros 20 granos se convertiri en 0.903. 2--A elevar la ley de las piezas de oro desde 0.875 a 0.900, con lo cual la relaci6n de 1 a 16.50 que actualmente existe entire el oro y la plata acuiados sera' de 1 a 15.50. El prop6sito de mejorar el cuio de una moneda es digno de aplauso, cuando tiende a dificultar la falsificaci6n de las piezas y a darles un aspecto mas elegante: en este sentido merece, por tanto, nuestra aprobaci6n el Proyecto de ley. No nos atrevemos, sin embargo, a asegurar que el nuevo peso de plata sea recibido sin prevenci6n alguna en los mercados de Asia, donde el que hoy se acuna esta' ocupando el lugar que un tiempo. tuvieron los pesos de plata cohurnarios llevados desde la colonia por la famosa nave d Acapulco; por la misma raz6n que nos haria temer que el thaler de Maria Teresa, que en-Austria se acuiia con el mi6simo de 1780, no encontrarla aceptacion en los mercados de Levante si, so pretexto de embellecer la pieza, se modificaran sus dibujos e inscripciones. La importancia
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ECONOMIA Y CIVISMO 119 de esta consideraci6n es evidente; porque los puertos de China son todavia mercados considerables del peso de plata mexicano. Mucha gravedad entrafia, sin duda alguna, la alteracion propuesta en la relaci6n de los metales de las monedas. Ni en la Exposicion de motivos ni en el Proyecto de ley se indica claramente si el nuevo sistema de circulaci6n ha de ser bimetailico; o mas claro, si las monedas de oro y las de plata tendran curso legal ilimitado. Parece que el a6nimo del selor Secretario se inclina al monometalismo, dandole por base el metal blanco; supuesto que, conforme al a.rticulo 21 del Proyecto, la unidad monetaria seguira siendo el peso de plata. A no existir esa tendencia, declarariase de un m(4do terminante que la unidad monetaria seria el peso dividido en centavos; y en los articulos oportunos se especificaria que las piezas de oro, lo mismo que las de plata, tendrian curso legal ilimitado; y si se .eplicase que no hay necesidad de lenguaje tan explicito -porque el sentido bimetalico del sistema se deduce de no haber senialado limitaci6n alguna al curso legal de las monedas de ambos metales preciosos4agregariamos que una de las primeras excelencias de toda ley es la claridad; y que, por haber carecido de tal circunstancia, la del 7 germinal del ano XI, que fund el sistema monetario decimal en Francia, surgieron numerosas y prolongadas controversias. Por otra parte, Zno habria
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120 CUADERNO DE CULTURA raz6n para sostener que si la unidad monetaria ha de sex el peso de plata definido en el articulo 29 del Proyecto, no deja de ser tambien unidad monetaria -y por cierto de mayor valor econ6micoel peso de oro equivalente a 1.7524 gramos a la ley de 0.900, por mis que en el Proyecto no figura la pieza de oro de un peso? El Congreso de la Repdiblica Argentina no c.rey6 conveniente decretar que se acunasen otras piezas de o.ro que el argentino y el medi-o argentino; mas no por eso dej6 de establecer, en el articulo 19 de la ley de 5 de noviembre de 1881, que la unidad monetaria de la Repd'blica seria el peso de oro o plata. Segln el Pxoyecto que examinamos, solo se acuflariln piezas de oro de 20, 10 y 5 pesos; es. decir, mdiltiplos de la ,unidad que, como ya hemos indicado, es el valor de 1.7524 gramos de nueve d cimos de fino. Sin embargo, sea cual fuere ]a importancia que se conceda a estos argumentos, para nosotros tiene toda la fuerza de un teorema, demostrado por secular experiencia, la ley econ6mica que obliga las mercancias a buscar el mercado donde alcanzan mayor potencia en el cambio; y si en esto caso se encuentra la moneda de oro mexicana, cuando la relaci6n es de 1 a 16.50 con mayor raz6n habria de desaparecer de la circulacion el dia en que la relaci6n fuese de 1 a 15.50, a menos que el Gobierno de la Repidblica estuviese facultado para suspender la acufiaci*n de. la mo
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ECONOMIA Y CIVISMO 121 neda de plata cuando se acentuase la depreciaci6n de este metal; liegando asi a un estado de cosas semejante al que hace once a5os existe en los pauses de la Uni6n Latina, donde, a virtud del convenio de 5 de noviembre de 1878, ces6 desde el 1 de enero de 1880 la acufiaci6n de las piezas de plata de cinco francos. Y aqui parece que no estari, de mas recordar que la relaci6n de 1 a 15.50 representa un precio de 60.83 peniques por onza de plata standard en el mercado de Londres, precio a que nunca ha subido en los dltimos dieciocho af5os. Si el Congreso mexicano se decide a adoptar una alteraci6n tan radical como la contenida en el Proyecto de ley, y opina que la modificaci6n del tipo del peso de plata no ha de entorpecer el curso de esa moneda en los meecados de Asia, no concebimos qu6 obsticulo podria haber para entrar mas resueltamente en el camino de la re-, forma, seguin lo ha hecho el Congreso de la Rep'blica Argentina dictando la citada ley de 5 de noviembre de 1881, que es una racional adaptaci6n del sistema monetario de la Uni6n Latina. De esta suerte, no solamente se conseguiria establecer la relaci6n de 1 a 15.50 en los metales acufiados -que en el Proyecto de ley se persiguesino que se contribuiria a extender con las variantes que se considerasen necesariasun sistema que rige en Francia, B6lgica, Suiza, Ita
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122 CUADERNO DE CULTURAL lha, Grecia, Rumania, Serbia, Espafia, Venezuela y Colombia, y que con algunas alteraciones no esenciales se ha aplicado en el Peru y en la Repn'blica Argentina, passes que acufan ambos metales preciosos; notatndose ademas que la pieza de 25 gramos de plata, a la ley de 900 mil6simas, se ha adoptado en las Repdiblicas de Chile, Ecuador, Uruguay y Haiti. Sabemos que existe en los Estados Unidos angloamericanos una corriente bastante poderosa en la opinion de sus estadistas en el sentido de que la estabilidad de la relaci6n entre los metales preciosos acunados s60o podra realizarse el dia en que se llegue a un acuerdo entre naciones comerciales bastante ricas para sostenerlo. No estamos convencidos ni de la posibilidad ni de la eficacia de tal procedimiento, que, en puridad de verdad, seria, seguin la feliz expresi6n del ilustre Bagehot, imponer una ecuaci6n arbitraria. La brevedad que se nos recomienda, impidenos entrar en la serie de disquisiciones que seria precisa para mantener que, si se toman en cuenta la enorme producci6n de plata de las minas mexicanas -s6ho inferior a la que rinden las de la gran Repdlblica americanay las amplias y frecuentes oscilaciones del precio de este metal, el sistema monetario mas adecuado a los intereses de Mexico seria el que se basase sobre la plata, reservando Al oro funciones puramente comercia
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ECONOMIC Y CIVISMO 123 les, en forma de barras (64). No por esto deducimos que asi se lograria evitar que, en plazo mis o menos largo, se consumase la expulsion de los metales chinos, con que el peso de plata mexicano se ve amagado desde el momento en que se erigi6 en Cant6n la Casa de Monedas destinada a batir piezas de plata y de bronce (65). (64) En la estadistica que acompafa al Informe que el 19 de noviembre nltimo dirigi6 Mr. Edward 0. Leech, Director de las Casas de Monedas, al Secretario de Hacienda de los Estados Unidos, aparece que la producci6n de los metales preciosos en ese pais se elev6 en tres anios consecutivos a este nlmero de kilogramos: Afios Oro Pldta 1887 49,654 1,283,855 1888 49,917 1,424,326 1889 49,353 1,555,486 Y la de M6xico: 1887 1,240 904,000 1888 1,465 995,500 1889 1,362 1,335,828 V6ase el Annual Report of the .Secretary of the Treasury on the state of the Finances for the year 1890, pigs. 270 y 271. 65) Ralph Heaton & Sons, de Birmingham, han proporcionado la maquinaria de la Casa de Monedas que acaba de levantarse en Cant6n. Consta de noventa prensas y podri acufiar diariamente 100,000 piezas de plata y 2,600,000 piezas de bronce. Se fabricaran piezas de plata de un peso, medio peso, veinte centavos y diez centavos, que respectivamente pesaran 420.88, 210.44, 84.18' y 42.09 gramos del sistema Troy, a ]a ley de 0.900. El nuevo peso chino es, por consiguiente, superior en cantidal de metal puro al trade dollar de los Estados Unidos, a la piastra francesa de Cochin China, al peso mexicano, al yen del jap6n, al dollar de Hong Kong y al standard dollar de la Uni6n Americana. La moneda de bronce tendr. 57.65 granos. Annual Report of the Secretary of the Treasury on the state of the Finances for the year 1889.
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124 CUADERNO DE CULTURA No alcanzamos a explicarnos c6mo, despu6s de las razones aducidas por el senior Secretario de Fomento, admite en el Proyecto la posibilidad de acunar una moneda tan inconveniente cual la de cobre. Pensamos, si, que, ademans de ser preferible la moneda de bronce a la de cobre, la ley est6, llamada a selalar limites a la cantidad que haya de acunarse, y el Estado a imponerse la obligaci6n de admitirla de los particulares, sea cual fuere la suma que 6stos pretendan entregar en las cajas piiblicas. Si la ley no prefija limites a la acufiaci6n del bronce, d6jase a los Gobiernos abierto el camino para arrojar al mercado masas desproporcionadas de una moneda de escasisimo valor intrinseco que, mas que a facilitar la circulaci6n, contribuyen a perturbarla. Si el Estado no se obliga a recibir sin limitaci6n alguna la moneda de bronce, coadyuva entonces a la depreciaci6n de un instrumento que tan nitiles servicios presta en la liquidaci6n de las deudasy en los pequefnos pagos que diariamente ocurren en las transacciones de la vida comnAn (65). (66) Esta doctrina esti justificada por la historia de lcvs sistemas monetarios. Por no cefiirse a ella, algunos ministros espanoles han causado grave dafio a los intereses de su naci6n. Con buen dictamen, don Laureano Figuerola, Ministro de Ha, cienda, estableci6 por el articulo 59 del decreto de 19 de octubre de 1868 que en ningi'n caso las monedas de bronce podrian entregarse por las cajas pu2blicas, ni tendrian curso legal entre particulares, en cantidad que excediese de cinco pesetas, cualquiera que fuese la cuantia del pago, pero que las cajas p6blicas las recibirian sin limitaci6n alguna, y por el art. 99 previno que la total suma de moneda circulante de plata de 835 milesimas
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ECONOMIA Y CIVISMO 125 Por lo que a nuestro pais atafle, no creemos que la moneda que se acufie en M6xico por el sistema que en definitiva se adopte, est6 destinada a desempefiar otras funciones que las de los metales preciosos, sujetos -cual las demas mercanciasa las fluctuaciones que determinen en su precio las necesidades de los mercados cubanos. Basada, como lo esta de hecho, la circulaci6n de Cuba en la moneda de oro, desde que en 1841 se recogieron las pesetas sevillanas, las monedas de plata de Mexico y de los Estados Unidos de Am& ,rica tienen un curso muy restringido, que se sostiene por la falta de sistema propio. Prestase, sin duda, la cuesti6n que hemos examinado, a mas amplios desenvolvimientos; pero ellos obligarian a quien tal empeilo acometiese a esfuerzos ingentes que invertirian tiempo dilatano habla de exceder de 6 pesetas por habitante, ni de 2 pesetas la cantidad de monedas de bronce. Sin embargo, otro Ministro, don Pedro Salaverria, "no alcan6 la raz6n que, contra la regla observada en todos los tiempos en el Tesoro, de ajustar en lo posible la admisi6n de la moneda de calderilla a su aplicaci6n en los pagos, hiciera dictar la contenida en el expresado articulo 59, y en -consecuencia, por real decreto de 21 de mayo de 1875 se derog6 la previsora medida adoptada en 1868. Que los Ministros de Hacienda de Espafia no han sabido re, sistir a los estimulos de un facil lucro, conteni6ndose en los limites marcados a la fabricaci6n de las monedas de plata de 835 mil6simas y, de las de bronce, se patentiza por las cifras publicadas por don Servando Ruiz G6mez, en su opinsculo La cuestidn monetaria, Madrid, 1886. Desde 1868-69 hasta 1884-85 se acufiaron 184,073,262,50 petetas en monedas de plata de 835 mil6simas y 57,199,652,81 en monedas de bronce!
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126 CUADERNO DE CULTURA do y que exigirfan aptitudes extraordinarias. La teoria del valor de las cosas y el mecanismo de los cambios ha adquirido en los ilitimos afos una impoytancia verdaderamente portentosa; y con la importancia de la teoria, han crecido a la par las dificultades del estudio. Las recientes investigaciones de Walras y Stanley Jevons, de Laveleye y Giffen, de Macleod y Leroy-Beaulieu, a la vez que los trabajos y las actas de las conferencias internacionales celebradas en. uno y otro hemisferio, demandan al lector de los asuntos monetarios y financieros tal suma de vastos y s6lidos conocimientos, que, aun dada la aptitud cerebral, no se adquieren sin algunos aios, de seria preparaci6n. Penetrados, como estamos, de estas verdades, failmente comprender 1 VS. cuan grande tiene que ser el temor que nos embarga al sometex a su criterio las precedentes observaciones, para que, si las estima acertadas, las eleve al conocimiento del Gobierno de la Repnlblica de M6xico, de que es VS. en esta Isla digno C6nsul General. Habana, 31 de marzo de 1891. JOSE SILVERIO JORRIN. MANUEL VILLANOVA. Revista Cubana, t. XIII, 1891, p. 361-373.
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~ESTADIST1CA DE LA ABOLICION DE LA ESCLAVITUD EN CUBA
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Ax
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La ley de 13 de febrero de 1880 para que cesase en Cuba el estado de esclavitud de la raza de color fu6 promulgada el 8 de mayo del mismo ano. Los patrocinados que adquirieron la libertad al terminarse el primer ano de la abolicion -se elevaron a 6,366. Durante el segundo anfo se libertaron 10,249 segin se ve en el estado siguiente: Por faftar el pa roio Por acuerPor renin Por a los dcbe Por ot.as do del pa ia del na indemnizares cue le TOTAL PROVINCIAS trono e pa trocinado c6n a impone e! causas tro:inado serviclo art. 4o. de la Ley. P. del Rio. 407 434 281 17 80 1,219 Habana. . 550 1,138 465 228 224 2,605 Matanzas. 1,107 452 487 27 453 2,526 Sta. Clara. 740 857 483 71 220 2,371 P. Principe. 32 47 4 45 24 152 S. de Cuba. 640 301 281 18 136c 1,376. 3,476 3,229 2,001 406 1,137 10,249 129
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130 CUADERNO DE CULTURA En el tercer aflo salieron del patronato 17,418 en esta forma: Por fa'tar 3!pa rono Por aerPcr re.un Por Io' dbe Por otras PROVINCIAS do del ra i d pa ind, n zr s ue le TOTAL trmo p3 trona-o n ai imroea e causa tro inado serji.io ar-. a de la Ley. P. del Rfo. 579 387 461 71 165 1,663 Habana. 819 1,492 60K 1,126 280 4,326 Matanzas. 2.583 489 871 162 842 4947 Sta Clara. 2,291 729 94 150 367 4,486 P. Principe. 4 50 3 10 10 77 S. de Cuba. 678 567 448 77 149 1,919. 6,954 3,714 3,341 1 % 1.813c 17418. En el cuarto fueron declarados libres 26,517 patrocinados distribuidos de este modo: Por fitar e p trono P-r a-, erPor. rn'jn Por a loa d b Por olra do d l pa h dej pa ihdem ize; 'ue la TOTAL PRO INIAS tron) v patrocinado c 6n a] poie el causas roeinado spr.iLio ar 4o. de la Le, P. del Rio. 834 496 534 186 1,207 3,257 Habana. 857 1,493 542 931 1,507 5,330 Matanas. 4,837 750 1,004 385 1,857 8,833 S. Clara. 2,442 773 843 94 2,160 6,312 P. Principe. 17 26 3 23 130 199 S. de Cuba. 466 387 526 145 1,06? 2,586 9,453 3,9251 1,764 7,923 2b,517 De los precedentes datos se deduce que, al terminarse el primer ano de aplicaci6n de la ley del 13 de febrero de 1880, habilan pasado a ser libres 6,366 patrocinados, al concluir el segundo
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ECONOMIA Y -CIVISMO 131 aio, 16,645, al finalizar el tercer anfo, 34,033 y al cabo del cuarto aio, 60,550. La falta de pormenoxes en el primer anio, no permite formar deducciones generales, pero es notable que en los tres iiltimos afbos hayan cesaCo de ser patrocinados 8,794 individuos por indemnizaci6n de servicios, en un total de 54,184; es decir, 16.23 por ciento. Por faltar al ayrticulo cuarto de la Ley, que obliga al patrono a mantener y vestir a los patrocinados, a asistirlos en sus enfermedades, a retribuir su trabajo con el estipendio mensual que la misma ley determina, y a dar a los menores la ensefianza primaria y la educaci6n necesaria para ejercer un arte, oficio u ocupaci6n i'til, han adquirido la libertad 3,766 patrocinados o sean 6.95 por ciento de los 54,184. Esta relaci6n probablemente se aumentara en el quinto anio, como resultado de la dificil situaci6n econ6mica en que se encuentran los patronos. No sabemos qu4 nnmero de patrocinados existia al terminarse el cuarto ano de estar en vigor la ley de abolici6n, pero la Gaceta de la Habana de 7 de diciembre de 1883 nos inform que el 8 de noviembre de ese anfo, habla 99,566 en toda la Isla, de los cuales 13,885 cor-respondian a la provincia de Pinar del Rio, 18,427 a la de la
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132 CUADERNO DE CULTURA Habana, 38,620 a la de Matanzas, 23,260 a la de Santa Clara, 246 a la de Puerto Principe y 5,128 a la de Santiago de Cuba. No es posible determinar el desenvolvimiento relativo de la obra de redenci6n del negro, por carecer de datos pertinentes al nd'mero de esclavos al comenzar a aplicarse la ley de 13 de febrero de 1880. Revista Cubana, 1885, t. I. p. 204-206. e
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xN COTIZACION DE LAS LETRAS DE CAMBIO
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x x x 9 x s 4 4 x x. s x x x x x a x n x x a x x x x s , x x x x x x x x x s 6 i & 1 x x v i x x
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Sibese que las causas principales a qu. obedecen' las fluctuaciones en los cambios, ejercen una acei6n id6ntica en las letras, cualquiera que sea su plazo; pero que esa acci6n se modifica, en el papel de vencimiento mis, o meno3 distaste, por el tipo de descuento y por el er dito. La influencia de estos elementos se traduce por una reducci6n en el precio de las letras que aunienta siempre que el plazo se extiende. Si se prescinde del element del cr6dito, tan dificil de precisar, el tipo de las operacionei a plazo se determinar' por el tiempo y por el descuento cor.riente en la plaza donde haya de pagarse la letra. El procedimiento que generalmente se sigue al calcular el valor real de una letra cuando se opera con un tipo de cambio relativo a un plazo diferente, consiste en aumentar o deducir el descuento por los dias que median entre los vencimientos. Asi, pox ejemplo, $30,300 en efectivo, invertidos en la plaza A en letra a ocho dias vista, cuando el cambio a 60 dias estuviese a uno 135
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136 CUADERNO DE CULTURA por ciento de premio, producirian un valor nominal, de $29,787 que, descontados en la plaza B, al cinco por ciento anual, rendirlan $29,753.90 Jiquidos. En efecto, los 30,300 en efectivo se convierten en una letra a ocho dias vista, cuyo valor nominal es de 29,787.00 Cambio a uno por ciento de premio sobre 29,787.00 . 297.87 30,084.87 Descuento por los 52 dias de diferencia entre los plazos, a cinco por ciento al ano de 360 dias, sobre el valor nominal 215.13 $ 30,300.00 Este m6todo no conduce a resultados exactos, porque si los 30,300 en efectivo' se empleasen en ]a plaza A a uno por ciento de beneficio, darian una letra, a 60 dias vista de .30,000 que, descontados a cinco por ciento anual, rendirian en la plaza B, 29,750 liquidos; suma, como se ve, inferior a los 29,753.90 encontrados por el procedimiento en uso. Para que en realidad se compensase; por la alteraci6n el tipo del cambio, la diferencia entre los plazos de las letras, seria preciso que 30,300
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ECONOMIA Y CIVISMO 137 en efectivo, invertidos en la plaza A en letra a 8 dias vista, produjesen los mismos 29,750 liquidos que en la plaza B resultarian al descontar la letya a 60 dias vista. Sean E la suma en efectivo a invertir en la plaza A, en letra L sobre la plaza B, P el premio del cambio a T dias el tipo del descuento anual en la plaza B, y P el producto liquido de la letra descontada, y se obtendrian estas ecuaciones: L p Ltr E-L yL -P 100 36,000 de las cuales se deduce que: (36,000 tr) E p-. 100 (1) 360.P Suponiendo ahora que P y T sean el premio del cambio y los dias de plazo de otra letra en que se inviertan en la plaza A la misma suma E que descontada esa letra al R por ciento pro-. duzca tambien los mismos P pesos liquidos en la plaza B, resultaria que 360 P (100 mas p) 36,000 tr.
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138 CUADERNO DE CULTURA La comprobaci6n de estas formulas hari ver que (36,000 -tx) (100 mis p') P36,000 t'r. Cualquiera de las dos formulas (1) 6 (2), dara p1,735574 para la letra a 8 dias vista. He aqui la comprobaci6n: Letra a 60 dias vista Los 30,300 invertidos a uno por ciento de premio, en la plaza A, producen una letra sobre la plaza B, cuyo valor nominal es de 30,000.00 Descuento por 60 dias al cinco por ciento anual. 250.00 Producto liquido en la plaza B. 29,750.00 Letra a 8 dias Los 30,300 invertidos a 1735574 por ciento de prem'.:o, en la plaza A, producen una letra por valor nominal de .29,783.0923 Descuento por 8,dias a cinco por ciento 33.0923 Producto liquido P en la plaza B 29,750.0000
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ECONOMIA Y CIVISMO 139 El valor nominal de una letra L cuando se conocen el producto liquido L, los dias t y el tipo del descuento anual r, se calcula por esta sencila ecuaci6n: 36,000 1 L 36,000 -tr. si en la ecuaci6n (2) se supone que t0 resultarn: 36,000 (100 mis p') p -100, (3) 36,000 tr. Es decir, que si 30,300 en efectivo invertidos en letras a 60 dias vista sobre la plaza B se hubiesen de emplear en papel a la vista, t seria igual a cero, el valor nominal 29,750, serf a identico al producto liquido, y el tipo del premio del cambio p= 1.84873949 En las formulas expuestas, p puede convertirse en -p, lo que significaria que el cambio estarna a dafio. Las formulas (1) y (2) se modifican cuando, en lugar de cotizarse los cambio$ a un tanto por ciento, se expresan por una par variable, que puede ser igual, superior o inferior a la par monotaria me tdlica entre dos plazas, como sucede respecto de New York y Londres.
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140 CUADERNO DE CULTURA En tales casos la ecuaci6n (1) se transformarh en: (36,000 tr) E p ,(4) 36,000 P y la ecuaci6n (2) en: (36,000 -tr. p' p= 36,000 -tr La par monetaria entre el sistema ingl6s y el de los Estados Unidos de America es de: 124.8665 dollars y desde el 2 de enero de 1874 el cambio mercantil en Londres se calcula en New York por una par variable que oscila en torno de la par monetaria. Si 4.880 dollars se invierten en letra al cambio de 4.88 producirian 2 1,000 que, descontadas por 3 dias a cuatro por ciento anual, rendirian 999.66667 liquidas. Los mismos 4.880 dollars empleados al cambio de 4.849083 darin una letra de 1.006.37584, que, descontada por 60 dias a cuatro por ciento, produciri las 999.66667 obtenidas por la hip6tesis del cilculo anterior. Revista Cubana, 1887, t. V., p. 559-562.
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CAMINO DE LA BANCARROTA ft
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Acaba de publicarse el balance del Banco Espafol en la tarde del 31 de diciembre de 1887. Una vez mas se prueba la inutilidad de la figura decorativa del Gobernadorque, segn'n el articulo 28 de los Estatutos de 1881, "es el representante del Estado cerca del Banco para cuidar de que las operaciones del establecimiento sean conforme a las leyes, estatutos y reglamentos". Ignoro si el puesto de Gobernador del Banco ha sido creado para colocar en 6l a personas que por su mediocre aptitud esten condenadas a fracasar en todo empeio que demande ciertas condiciones de saber y, de firmezade character; pero lo cierto es que los hados quisieron que la persona del actual Gobernador fuese la escogida para demostrar cuan innecesaria era a la vida regular del Banco la existencia de un empleo que parece ideado s6lo para satisfacer las exigencias del mas insolente nepotismo. Para liegax a esta conclusion, b6'stame la conducta seguida por el Gobernador en los dividen143
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144 CUADERNO DE CULTURA dos acordados desde 30 de junio de 1885. Obligado estaba el sehor Canovas del Castillo a hacer cumplir el articulo 15 del Reglamento para la constituci6n de sociedades an6nimas en las provincias de Ultramar, articulo que previene que los dividendos de beneficios repartibles se acuerden en junta general de accionistas, despues de aprobados por ellos el balance, y que no podrin verificarse sino de utilidades liquidas y recaudadas, previa la deducci6n de la parte que haya de aplicarse al fondo de reserva; precepto que esti limitado por la atribuci6n que el articulo 46 de los Estatutos concede al Consejo de Gobierno para examinar el balance de las cuentas del Banco que debe formarse cada seis meses, y acordar la distribuci6n de los beneficios liquidos. Ahora, una vez mis, se falta a la verdad declarando' que las liquidas del establecimiento, durante el segundo semestre de 1887, se elevan a los trescientos veinte mil pesos aplicados al dividendo. Cuando existia el fondo de reserva suplia a la deficiencia de los beneficios; pero lleg6 un dia en que ese fondo no fu6 bastante, ni con mucho, a colmar el deficit que arrojaban las ganancias liquidas realizadas, y entonces no se tocaron las cifras del fondo, pero el capital sufri6 el menoscabo consiguiente. No se quiso confesar la suma que en cada semestre se fu6 sustrayen
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ECONOMIA Y CIVISMO 145 do al capital y el gobernador del Banco consinti6 que en la liquidacion de la cuenta de Ganancias y Perdidas se ocultase la diminuci6n, corMprendiendola en el concepto gensrico de beneficios de arias cuentas. Puede muy bien sospecharse la importancia de la p6rdida que a veces ha sufrido el capital, si se tiene presente que en el segundo semestre de 1886 no se explicaba el origen de $294,556.28, en oro, que figu.raban bajo el epigrafe de "beneficios en Varias cuentas". Si, como algunos imaginan, la p6rdida del capital en cada semestre es igual a la suma de los "beneficios en varias cuentas", puede calcularse la diminuci6n total que explica la dificil posici6n del Banco. En tal supuesto, la p6rdida del capital desde 30 de junio de 1885 hasta 31 de diciembre de 1886, se elevaria a $874,380.82, cuyo pormenor, por semestre seria: En 30 de junio de 1885 . 206,368.92 En 31 de diciembre de 1885 203,056.03 En 30 de junio de 1886 . 170,399.59 En 31 de diciembre de 1886 294,556.28 En esos $874,380.82 no se incluyen los intereses del Ayuntamiento de'La Habana en los semestres transcurridos desde 19 de enero de 1880 hasta 31 de diciembre de 1884, que importan $564.993.70, que en su mayor parte no han in
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146 CUADERNO DE CULTURA gresad6 en, las cajas del Banco; pero que figuran en las liquidaciones de la cuenta de Ganancias y P6rdidas; la parte no percibida de los $564.993.70 debe agregarse a la p6rdida que ha tenido el capital por conceptos que se callan en las memorias anuales. La decadencia del Banco Espafiol se hace patente mucho antes del dia en que se declare la crisis econ6mica que comenz6 por la catast.rofe de la Caja de Ahorros, el 4 de marzo de 1884. El fondo de reserva del Banco que el 30 de junio de 1881 se estimaba en $550,567,36 ha ido disminuyendo hasta desaparecer en el balance de 31 de diciembre de 1887 en esta forma: En 30 de junio de 1881. 550,567,36 En 31 de diciembre de 1881 426,341.14 En 30 de junio de 1882 . 301,275.65 En 31 de diciembre de 1882 170,817.65 En 30 de junio de 1883 . 109,465.77 En 31 de diciembre de 1883 109,465.77 En 30 de junio de 1884 . 109,465.77 En 31 de diciembre de 1884 036,526.55 En 30 de junio de 1885 . 036,526.55 En 31 de diciembre de 1885 036,526.55 En 30 de junio de 1886 . 036,526.55 En 31 de diciembre de 1886 036,526.57 En 30 de junior de 1887 . 012,735.24 En 31 de diciembre de 1887
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ECONOMIA Y CIVISMO 147 Resultados tan desastrosos no han servido al Consejo ni al Gobernador para detenerse en el camino que conduce al abismo de la bancarrota Pero 6sta es una de las formas de la realidad naconal, de que saben aprovecharse el seior Cdnovas y sus c6mplices en la disoluci'n del capital del Banco en sueldos monstruosos, en comisiones fastuosas, en cuantiosos donativos patri6ticos y en dividendos de imaginarias ganancias iqu.das. La Semana, 20 de febrero de 1888.
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DN CENSO DEL CANADA EN 1381
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x x x 6 x x x b x x 6 x x x x x x x x x x 4 x & 7 a i x x x x x y x x zx x x x x xx xxx x x x x x x -w x x x 4 x x x7 7 x x x x x x x x ) s x x s x x x x 7 x s y 5 x % e x x x x x x x e x x x x x x x 1 x x x x x 2 x 2 x 1 a x x x a x & x x s {
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Cuarenta y tres afos despu6s del descubrimiento de America por Crist6bal Col6n, (1535), el navegante Jacques Cartier, con una expedici6n de tres pequenos buques, lleg6 a la desembocadura del rio de San Lorenzo, entr6 en 61 y subi6 hasta Montreal, que entonces se llam6 Hochelaga, tomando posesi6n del pals a nombre de Francia. Mientras que los franceses colonizaban la cuenca del San Lorenzo y fundaban a Quebec (1608), los ingleses ocupaban la parte meridional del Canadd. En 1670 se establec!6 la Compania de la Bahia de Hudson, y al hacerse la paz de Utretch (1713), los franceses reconocieron el derecho de la Gran Bretafia sobre el territories de la Bahia de Hudson, al par que sobre Terranova y Nueva Escocia. Apenas medr6 la colonia francesa, en los doscientos veinticuatro ahos que dur6 su dependencia de la naci6n que la fund, pues en 1759, cuando Quebec se rindi6 a las fuerzas del general Wolfe, s6lo contaba unos 65,000 habitantes. 151
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152 CUADERNO DE CULTURA Aquella paz de Paris (1763), que devolvi6 La Habana a la dominaci6n espanola, quit a Francia, para dar de ellas posesi6n tranquila a Inglaterra, las colonias del Canada, Nueva Brunswick, Cabo Bret6n e Isla del Principe Eduardo. En 1784, es decir, un cuarto de siglo despu6s de la conquista inglesa, la poblacion del Canada' lleg6 a 113,000, o sea un aumento de 48,000 habitantes, equivalente a 73.85 por ciento. En 1791, el Parlamento britanico dividi6 la colonia en dos provincias, Alto Canadd y Bajo Canada', dotandolas de Constituci6n y de sendas Legislaturas. Ambas provincias vieron subir su poblaci6n, en 1800, a unos 240,000 habitantes, o sea un acrecentamiento de 127,000, es decir, 112.38 por ciento en los diecis6is afos transcurridos desde 1784. En 1825 la poblaci6n asciende a 581,920, lo qte supera en 341,920 habitantes, (142.47, por ciento), al calculo de 1800, para llegar, veintiseis afios despues (1851). a 1,842,265 habitantes, lo que significa un aumento de 1,260,345 6 bien 216.58 por ciento. El censo de 1861 'da 2,507,657 habitantes, lo que representa una diferencia favorable al desarrollo de 665,392, 6 sean 36.12 por ciento en un periodo de diez anos.
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ECONOMIA Y CIVISMO 153 El Alto Canada que en 1791 apenas tenFN 50,000 pobladores, pronto se adelant6 en poblaci6n, en riqueza y en cultura a la colonia de oyigen francs, a la que de nuevo se uni6 por acta del Parlamento imperial de 23 de julio de 1840, puesta en vigor en 10 de febrero de 1841, inicidndose asi la 6poca del gobierno responsable ante una Camara de elecci6n popular, a semejanza de lo que venia sucediendo en la Metr6poli. Asi vemos que, en 1851, mientras que el Bajo Canadi cuenta 890,261 habitantes, de los cuales 669,528 son oriundos de Francia, el Alto Canad, colonizado por ingleses, alcanza a 952,004, lo que produce una diferencia a favor del U'ltimo de 61,743; diferencia que ya en el censo de 1861 se elev6 a 284,525, pues entonces al Alto Canada figure con 1,396,091 y el Bajo Canada con 1,111,566 habitantes. Mas luego observaremos que esa diferencia de poblaci6n persiste en los censos de 1871 y 1881. A virtue de la ley constitutiva intitulada The Brittish North American Act, 1867, uno y otro CanadA, Nueva Escocia y Nueva Brunswick for. maron, desde primero de julio de ese ai'o, la Confederaci6n del Dominion of Canada, a que sucesivamente se han unido Manitoba, los Territorios del Noroeste, la Colombia Britanica y la Isla del Principe Eduardo, y por una orden soberana (Order in Council), dada en agosto de 1880, han entrado a formar parte del Dominion, desde 1?
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154 CUADERNO DE CULTURA de septiembre de ese mismo afio, todas las posesiones britanicas de la America del Norte que hasta entcnces no hablan pertenecido a la Confederaci6n, con la (nica excepcion de Terranova y sus dependencias. El siguiente estado muestrai la poblaci6n del Dominion of Canada en 1871, pri'met censo despues de verificada la uni6n de las diversas colonias, y su comparaci6n por diferencia y por cient'o con los resultados obtenidos en 1861: AUMENTO 1861 1871 Por dife% rencia Ontario. 1. 96,091 1.620,851 224,760 16.10 Quebec. 1.111,566 1.191,516 79,950 7.19 Nueva Escocia. .330,857 387,800 56,943 17.21 Nueva Brunswick. .252,047 285,594 33,547 13. 31 Manitoba. .12,728 Territorios del Noroeste, !ncluyendo los indios. .60,500. Colombia Britinica, incluyendo los indios. .33,586 Isla del Principe Eduardo.80,857 94,021 13,164 16.28 TOTAL. . 3,686,506
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ECONOMIA Y CIVISMO 155 El censo de abril de 1881 y su comparaci6n con el de 1871 dan estas cifras: AUMENTO 1881 Por difePor cienrencia to Ontario. .1.913,460 292,,60c 18.05 Quebec. .1 358,469 166,953 14.01 Nueva Escocia. .440,585 52,785 13.61 Nueva Brunswick. .321,129 35,535 12.44 Manitoba. .49,509 36,781 288.98 Territorio del Noroeste, incluyendo los indios. .100,000 39,50C 65.29 Colombia Britanica, incluyen'do los indios. .60,000 26,414 78.65 Isla del Principe Eduardo. '. 108,928 14,9C7 15.85 TOTALES. 4,352.080 665,484 18.05 La superficie de cada una de las divisiones territoriales del Dominion y su densidad de poblacion en 1881 aparecen en el estado siguiente: DIVISIONES Kil6metros Densidad TERRITORIALES cuadrados en 1881 Ontario. .279,150 6.85 Quebec. 500,789 2.71 Nueva Escocia. 56,283 7.83 Nueva Brunswick. . 70,761 4.54 Manitoba.:. .36,260 1.37 Territorio del Noroeste . 6.386,194 0.02 Colombia BritAni a. . 922,040 0.07 Isla del Principe Eduardo. 5,439 20.03 Islas del Oceano Artico y de la Bahia de Hudosn. 802,900 9.059,818 0.48
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156 i(CUADERNO DE CULTURA Dando forma tabular a las cantidades relati. vas a Ontario (Alto Canadi), y Quebec, (Bajo Canada), podremos facilmente notax el progreso de la colonizaci6n canadiense a la sombra de la bandera inglesa: AUMENTO Anos HabiPerlodos tantes Por diPor de aios ferencia ciento 1759 65,500 1784 113,000 48,000 73.85 25 1800 240,000 127,000 112.38 16 1825 581,920 341,920 142.47 25 1851 1,842,265 1.260,34f 216.58 26 1861 2,507,657 665,392 36.12 10 1871 2,812,367 304,710 12.15 10 1881 3,271,929 459,562 16.34 10 Si se comparan los progresos de la poblaci6n en los territorios de Ontario y de Quebec durante los iiltimos treinta afios, se notarif una diferencia considerable, adve rsa a la colonizaci6n de origen francs: A5ios Ontario Quebec Diferencia 1851 952,004 890,261 61,743 1861 1,396,091 1,111,566 284,525 1871 1,620,851 1,191,516 429,335 1881 1,913,460 1,358,469 554,991 La superioridad de la provincia de Ontario sobre la de Quebec, mas que a las ventajas del clima y de las producciones del suelo, obedece a la
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ECONOMIA Y CIVISMO 157 diferencia de aptitudes entre los pueblos colonizadores y al espiritu democratic que ha prevalecido en las instituciones politicas del Alto Canada. El sello teocxatico y feudal que los colonos imprimieron a la sociedad de Quebec ha sobrevivido, con mis acentuado vigor que en la misma Francia, a la poderosa virtud de los sucesos de la iiltima centuria. La transformaci6n que se ha operado y continna operdndose en la poblacion y cultura del Bajo Canada, digna es de fijar la atenci6n del estadista; de tal modo que si Voltaire levantase la frente de 9u tumba, quedaria pasmado al contemplar la civilizacion que se ha desenvuelto en aquellos "arpents de nieve" que Francia tuvo 'que ceder a la Gran Bretafia por el tratado de Paris. Los progresos del Canada' y de toda la Am&rica del Norte Britinica, aunque no tan maraviliosos como los de los Estados Unidos y Australia, antes que a la fertilidad de las tierras, en muchas partes verdaderos paramos; antes que a las riquezas naturales del suelo, exageradas por el patriotismo y la especulacion, se deben (conveniente es proclamarlo), a las libres instituciones con que Inglaterra, d6cil a las amargas y costosas ensefanzas de su propia historia, ha dotado a las colonias creadas y alimentadas por gentes de su misma raza. Esas instituciones, que permiten al pueblo canadiense la direction liberrima, el manejo completo de sus propios asuntos, (li
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158 CUADERNO DE CULTURA bertindole asi de una centralizaci6n metropolitica tan funesta, eu nltimo termino, a los intereses de la naci6n colonizadora como a los de la nueva sociedad), son las que van atrayendo a las inmensas soledades de Manitoba y de los territorios del Noroeste una crecida corriente migratoria (*), formada de hombres animosos que huyen de ]a miseria que lentamente los consume en Europa, para levantar en regiones frigidas, por Io general menos fecundas que las de los climas t6rridos o templados, una fortuna s6lida, sin verse obligados a sacrificar en el empeio ni los derechos del ciudadano ni las inspiraciones y preceptos de una conciencia honrada. 1 Tan cierto es, como ha dicho un eximio publicista, que "Los pauses no se cultivan en raz6n de su fertilidad, sino en raz6n de su libertad!". (*).-Del nu[mero de inmigrantes que en el Canada se han establecido desde 1851, da cuenta la siguiente tabla: A 'ps miniA-fos InmiAbos Inmigrantes grantes granted 1851 22,515 1861 12,486 1871 27,773 1852 20,943 1862 28,798 1872 36,578 1853 32,295 1863 26,118 1873 50,050 1854 38,800 1864 21,738 1874 39,373 1855 53,000 1865 19,431 1875 37,382 1856 24,816 1866 10,081 1876 25,633 1857 33,663 1867 14,666 1877 27,076 1858 12,340 1868 12,765 1878 29,807 1859 6,300 1869 18,630 1860 7,827 1870 24,706 Revista de Cuba, t. XI, 1882, p. 179-284.
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CENSO DE POBLACION DE LA PROVINCIA DE MATANZAS F
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x x x x x s & x x xx x x x x x x x s 4 x x x x 4 x x x x x z x x x & x 4 4 i a i z x x a 4 e x
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No hay labor mis penosa que la del publicista o del estadista en los pauses que a pesar de cierto grado de cultura que les permite reclamar un puesto en la comuni6n de los pueblos civilizados, viven, o han vivido largos ahos sometidos a un regimen de explotaci6n codiciosa; porque, no pudiendo la obra de la iniquidad consumarse, sin excitar el odio o el resentimiento de los oprimidos, no queda al gobernante otro recurso que ahogar la manifestaci6n de toda queja -siquiera se formule 'en los t6rminos mis rendidos o serviles-, y ocultar o desfigurar las noticias que pudieran contiariar las miras de ina politica inspirada y movida por pasiones s6rdidas y bastardas. La historia de Cuba comprueba ]a exactitud de estas observaciones: desde los tiempos en que la real orden de 28 de mayo de 1825 confiri6 a] Capitin General todo el lleno de las facultades que por las reales ordenanzas se conceden a lo gobernadoyes de las plazas sitiadas, hasta la pcca que comienza en el convenio que puso termino a la guerra por la Independencia, la imprenta fu' poderoso instrumento de opresidn y de reba161
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162 CUADERNO DE CULTURA jamiento de los cubanos. Asi se conciben y se explican las dificultades ingentes que encontraron y los peligros que arrostraron escritores como Saco, Luz, Del Monte, y El Lugareio, en su noble y generoso empeno de ilustrar la conciencia cubana. Z Qu6 problema puede, discutirse ni resolverse, cuando se carece de los datos necesarios? Ni, cu6'l puede ser el resultado, cuando los datos conocidos desfiguran la xealidad de los hechos?. Sin embargo, asi, durante largos aflos, fueron gobernadas las mds predilectas de las provincial de Espafia, sin que el procedimiento se abandonara an en los instantes precisos en que los comisionados cubanos fueron llamados a exponer sus opiniones y sus deseos en la Junta Informativa que inaugur6 sus sesiones en Mad~rid el 30 de octubre de 1866; ya que es bien sabido que, a pesar de solemne promesa consignada en el real decreto de 25 de noviembre de 1865, las sesiones de la Junta y los informes dados por escrito s6lo se publicaron cuando su oportunidad politica hablia ya pasado, quedando su importancia reducida a la de documentos historicos de incalculable valoy (67). (67) Fu6 en 1869 cuando el Ministerio de Ultramar di6 a conocer -no in extenso, sino en extracto-, la obra de los funcionarios y de los. Comisionados que informaron a la Junta, publicando las contestaciones e informes en tres volu'menes que hoy constituyen una rareza bibliografica. Las actas de las conferencias celebradas en la Junta dieronse a la estampa el afio 1873.
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ECONOMIA Y CIVISMO 163 Debemos, pues, felicitarnos de que los funcionarios pniblicos vayan poco a poco perdiendo la aficion a ocultar o desfigurar documentos de gobierno y de administraci6n que han de ser nitiles a los intereses generales del pais. Quien honradamente procede no tiene para qu6 envolver sua actos en las sombras del sigilo o del misterio que tanto convenifan a los'criminales empefos del negrero y del contrabandista, en los dias nefasto3 de Tacon y O'Donnell. Entre los documentos de grande interns que recientemente han salido a, la luz piblica, cu6ntase, sin duda alguna, la Memoria que, sobre el Censo de poblaci'n de la provincia de Matanzas, ia noche del 31 de diciembre de 1887 al 19 de enero, de 1888, ha elevado a la Junta Central de la Isla la Junta Provincial, en cumplimiento del articulo 67 de la Instruccion de 20 de septiembre de 1887. Esta Memoria, que lleva anexos cinco estados que contienen los datos mas interesantes del censo, ha sido redactada por el sefior don Gonzalo Montalvo, Secretaxrio del Gobierno Civil y de la Junta Provincial del Censo ,y se ha publicado por acuerdo del mismo Cuerpo, "no s6lo como manifestaci6n de aprecio a su autor, sino para que el piblico conozca la importancia de los trabajos llevados a cabo por la Junta y los resultados que el censo ofrece".
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164 CUADERNO DE CULTURA Los resultados generales del 31 de diciembre de 1887 han sido en la provincia de Matanzas los que exprimen las cifras siguientes: PO B LAC I ON D E H ECHO AYUNTAMIENTOS Varones Hembras Total 1. -Matanzas. 28,749 27,630 56,379 2. -Canas. . . . . 2,469 2,055 4,524 3. -Guamacaro. 5,958 4,2 7 10,245 4.-Santa Ana 3,780 2,439 (,219 5.-Cardenas . 12,396 10,958 58,354 6.-Cimarrones . 4,067 2,812 6,879 7.-Guamutas . 6,893 4,696 11,589 8.-Guanajayabo. 4,739 3,393 8,132 9.-Lagunillas. 3,178 2,171 5,349 10.-Palmillas. . 5,911 2,907 8,818 11.-Col6n. 9,616 7,063 16,679 12.-Cuevitas. .3,660 2,663 6,323 13.-Cervantes. 1,884 1,320 3,204 14.-El Roque 5,278 2,938 8,216 15.-Jovellanos. .4,'701 3,817 8,518 16.-Macagua .3,157 2,253 5,410 17.-Macurijes. . 8,110 5,264 13,374 18.-S. Jose de los Ramos. 5,434 3,597 9,031 19.-Alfonso XII. 6,005 3,7C,6 9,711 20.-Bolondr6n . 7,367 4,449 11,816 21. -Uni6n de Reyes. . 5,715 2,420 8,135 22. -Cabezas . . 4,664 4,138 8,802 23.-Sabanilla .5,145 3,726 8,871 148,876 110,702 259,578
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ECONOMIA Y CIVISMO 165 POB LA C IO N D E D E R E C HO AYUNTAMIENTOS Varones Herrbras Total I -Matanzas . 28,816 27,249 56,065 2. -Canasi. 2,221 !,918 4,139 3.-Guamacaro . 5,488 4,138 9,626 4.-anta Ana . ,628 2,391 6,019 5. -C&rdenas. 12,145 10,800 22,945 6.-Cimarrones. 3,986 2,8C6 6,792 7.-Guamutas. 6,848 4,680 11,528 8.-Guanajayabo. 4,695 3,333 8,028 9.-Lagunillas. .3,150 2,158 5,30.8 10. -Palmillas. .7.,366 2,818 8,184 lt .Col6n. 9,049 6,925 15,974 12.--Cuevitas. 3,688 2,671 6,359 1 3.-Cervantes. 1,834 1,299 3,133 14.-El Roque.,. .5,166 2,923 8,089 15.-Jovellanos. 4.4c 0 4 3,683 8,177 16.-Macagua 3,784 2,233 5,307 17.-Macurijes.,. . . 7,64' 5,112 12,761 18.-S Jose de los Ramios. 5,272 3,536 8,808 19. -AIfonso XII. .5,844 3,679 9,523 20.-Bolondr6n. . . 7,109 4,327 11,436 Al .Uni6n de Reyes. . 5,564 2.320 7,884 22.-Cabezas . 4,636 4,122 8,758 23.-Sabanillas. 5,096 5,677 8,773 144,828 108,788 253,616 La poblaci6n de hecho ha disminuido en cada uno de los sexos en los diez afos transcurridos desde el 31 de diciembre de 1877: CENSOS Varones Hembrais Total 1877 160,464 122,657 283,121 188 148,876 110,702 509,578 11,588 11,955 23,543
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166 CUADERNO DE CULTURA Esta disminuci6n representa 7.22 por ciento en los varones, 9.75 por ciento en las hembras y 8.32 por ciento en la poblacion de ambos sexos. Esta baja en cada uno de los sexos no ha afectado sensiblemente a la proporcionalidad de los mismos: Censo de 1877 Censo ce 1887 H bitantes Relaci6n Habitantes Relaci6n Varones .160,464 56.68 148,876 57.35 Hembras. 122,657 43.32 110,702 42.65 37,807 100.00 38,174 100.00 Las cifras anteriores patentizan la superioridad numdrica de los varones en todos los t6rminos municipales de la provincia; superioridad que pe,rsiste, asimismo, en toda la provincia, en cuanto a la raza blanca. No pasa lo mismo en la raza negra, pues en los terminos de Matanzas, Cardenas y Col6n las hembras exceden a los varones. La proporci6n en que las. razas se encuentran en la provincia, es, para la poblaci6n de hecho, como sigue: Varones' Hembras Ambos sexos Ncim. Raz6n Ncim. Raz6n Total Raz6n Blancos. .79,362 55.87 62,678 44.13 142,040 54.72 Negros. 56,915 54.24 48,024 45.76 104,939 40.43 Amarillos. 12,599 100.00 .12,599 4.85 148,876 57.35 110,702 42.65 259,578 100.00
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ECONOMIA Y CIVISMO 167 Esta marcada superioridad en el niimero de los varones', ejerce una acci6n deleterea en el cuerpo social, y es al mismo tiempo un factor de empobrecimiento economic y de opresi6n polltica. Comprobada la proporcionalidad de las razas en 31 de diciembre de 1887 con la que tenia en igual dia de 1877, se observa una decadencia notable en las gentes de yaza negra: asi, en 1877 existian en la provincia 122,315 habitantes de raza negra, o sean 43.20 por ciento de los 283,121 que constituian la poblaci6n total, y en 1887 se han contado 104,939, o sean 40.43 por ciento de una total poblaci6n de 259,578 habitantes. La significaci6n del hecho acaso pueda apreciarse cuando se conozcan las cifras de poblaci6n de las cinco provincias restantes. La poblacion de hecho, se ha clasificado tambi6n en estos t6rminos: VaroHemTotal nes bras Residentes espaftoles, na(urales del Reino. 121,334 102,856 224,190 Residentes espafioles, naturalizados. 8,884 4,851 13,735 Residentes extranjeros. .12,682 428 13,110 Transeuntes espafioles, naturales del Reino. .5,003 2,445 7,448 Transeuntes espaholes, naturalizados. 145 60 205 Transeuntes extranjeros. . 828 62 890 148,876 110,702 259,578
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168 CUADERNO DE CULTURA Con tal clasificaci6n se hace imposible medir la fuerza del caudal migratorio; pues en el ninmero de naturales del Reino estan comprendidos los habitantes naturales de Cuba y los naturales de otros puntos. La provincia de Matanzas es la que esti. mas densamente poblada en la Isla, si se exceptnia la de La Habana. Si admitimos con el senior don Francisco Jimeno (68) que la superficie de la provincia es, de 537 leguas cuadradas, equivalentes a 71,936 caballerias, resultara una superficie de 9,654 kilometios cuadrados '(69), y aplicando este dato a la poblaci6n de 1887, se tendria, para la densidad por razas, las cifras siguientes: HABITANTES DENSIDAD Blancos. 142,040 14.71 Negros . 104,939 10.87 Amarillos. 12,599 1.31 259,578 26.89 Esta densidad de poblacion de la provincia de Matanzas es bien inferior a la de Puerto Rico, (68) Viase la Memoria que presenta el Presidente y Diputados Secretarios de la Excma. Diputaci6n Provincial de Matanzas en la sesi6n inaugural del primer periodo semestral del aiio econ6mico de 1884 a 1885. (69) El sefior J. limeno Apius atr4)uye a la provincia de Matanzas una superficie de 8,486 kil6metros cuadrados, mas no cita autoridad.
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ECONOMIA Y CIVISMO 169 que, con una superficie de 9,315 kil6metros cuadrados -escasamente inferior a la de 9,654 kilometros que se asigna a Matanzas-, contaba 813,937 habitantes al terminarse el aio 1887; es decir: 87.38 habitantes por kilometro cuadrado. I I No es por cierto la menos interesante de la Memoria, la parte relativa a la instrucci6n elemental, pues que uno de los estados contiene la poblaci6n de hecho en cada t6rmino municipal, clasificada por razas; el niimero de individuos de cada una que saben leey, el de los que saben escribir; la relaci6n por ciento de los que saben leer o escribir con la total poblaci6n del municipio; ni'mero de las escuelas; costo de la ensefanza, segiin los presupuestos municipales; t6rmino medio de este costo por habitante; y nu'mero de habitantes por cada escuela en los diversos municipios. Las cifras de la poblacion de hecho, en la raza blanca, el nn'mero de personas que saben leer, el de las 'que saben escribir, y la relacion por ciento que existe entre los que saben leer o escribir, y la total poblaci6n de cada municipio, son los siguientes:
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170 CUADERNO DE CULTURA Saben Leer Saben Escribir MUNICIPIOS Habitantes HabiRelaHabiRelatantes ci6n tantes ci6n 1.-Matanzas. .40,945 17,853 43.60 16,948 41.39 2.-Canasf. 3,135 588 18.75 557 17.77 3.-Guamacaro. 5,271 1,181 22.40 1,149 21.79 4.-Santa Ana. 3,119 739 23.69 ~692 22.18 5.-Cairdenas. . . 15,580 9,079 58.27 8,500 54.55 6.-Cimarrones. . 2,153 589 27.35 560 26.01 7-.-Guamutas. 5,342 1,621 30.34 1,532 28.67 8.-Guanajayabo. 3,367 1,066 31.65 1,023 30.38 9.-Lagunillas. 2,627 811 30.87 764 29.08 10.-Palmillas. . .3,878 1,059 27.30 942 24.29 11.-Col6n. .10,022 3,709 37.00 3,533 35.25 12.-Cuevitas. 3,448 1,149 33.32 1,040 30.16 13.-Cervantes. .1,452 529 36.43 505 34.77 14.-El Roque. 3,787 1,131 29.86 1,110 29.31 15.-Jovellanos. 3,488 1,874 53.72 796 22.82 16.-Macagua. .2,844 745 26.19 742 26.39 17.-Macurijes. 5,700 2,008 35.22 1,983 34.79 18.-S. Jos6 de los Ramos. .3,874 1,333 34.40 1,297 33.48 19.-Alfonso XI. 4,349 1,391 31.98 1,319 30.32 20.-Bolondr6n. ),088 1,719 33.78 1,690 33.21 21.-U. de Reyes. 2,177 1,252 57.51 1,205 55.35 22.-Cabezas. . .6,850 1,056 15.41 1,020 14.89 23.-Sabanilla. . 3,544 994 28.04 970 27.37 142,D40 53,476 37.64 49,877 35.11 Estas relaciones a ciento, del nnimero de habitantes que saben leer o escribir con el total de habitantes, no consienten que la critica depure el grado de cultura primaria del pais, como sucederia si se estableciese con el niimero de habitantes que pasan de los siete ahos; edad en que ya el individuo puede muy bien saber leer y escribir. En la comparaci6n de los datos anterio
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ECONOMIA Y CIVISMO 171 res, se observa que s6lo cuatro poblaciones superan al promedio de 37.64 por ciento que en la provincia alcanza el nt'mero de los blancos que saben leer: Cardenas, 58.27; Uni6n de Reyes, 57.51; Jovellanos, 53.72; y Matanzas, 43.60. Pasan del termino medio, 35.11 por ciento -que expresa la relaci6n de los blancos que" saben escribir con el total de habitantes de la misma raza-, cuatro poblaciones: Union de Reyes, 55.35; Cardenas, 54.55; Matanzas, 41.39; y Col6n, 35.25. El punto mas bajo, en la escala de la instruccion primaria, lo ocupa el ti6rmino municipal de Cabezas en que la relacion de los que saben leer es de 15.41 por ciento, y el de.los que saben escribir, de 14.89 por ciento, y muy poco le aventaja en ambos conceptos, el termino de Canasi. V6anse ahora los datos sobre la poblaci6n de hecho en las razas de color, comprendiendo en el nnmero de 6stas a los amarillos:
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172 CUADERNO DE CULTURA Saben Leer Saben Escribir MUNICIPIOS Habitantes HabiRelaHabiRelatantes ci6n tantes ci. n 1.-Matanzas. 15,434 3,314 21.47 2,744 17.65 2.-Canas. .1,38) 34 2.44 27 1.94 3.-Guamacaro. 4,974 152 3.05 136 2.73 4.-Santa Ana. 3,100 155 5.06 94 3.03 5.-Cardenas. .s 7,774 1,398 17.98 1,227 15.78 6.-Cimarrones. 4,726 40 0.84 31 0.65 7. -Guamutas. . 6,247 205 3.27 154 2.46 8.-Guanajayabo. 4,765 187 3.92 175 3.67 9.-Lagunillas. 2,722 51 1.87 47 1.72 10.-Palmillas. 4,940 111 2.24 102 2.06 11.-Col6n. .6,657 422 6. 33 362 5.43 12.-Cuevitas. .2,875 181 6.29 128 4.45 13.-Cervantes. 1,752 63 3.59 57 3.25 14.--E Roque. 4,429 85 1.91 8.0 1.80 15.-Jovellanos,. 5,030 369 7.33 301 5.98 16.-Macagua. .2,566 61 2.37 61 2.37 17.--Macurijes. .7,674 268 3.49 235 3.06 18.-S. Jos6 de los Ramos. . 5,157 148 2.86 135 2.61 19.-Alfonso XII. 5,362 161 3.00 134 2.49 20.-Bolondr6n. 6,728 26C 3.86 246 3.65 21.-U. de Reyes. 5,958 39( 6.54 318 5.33 22.-Cabezas. .1,952 71 3.63 66 3.38 23.-Sabanilla. .5,327 200 3.75 176 3.30 117,538 8,326 7,08 7,036 5.98 Solamente tres t6rminos superan en la relaci6n de los individuos de color que saben leer con el total de los habitantes de sus razas a la de 7.08 por ciento que resulta para toda la provincia: Matanzas, 21.47; Cdrdenas, 17.98; y Jovellanos, 7.33 pox ciento. De estos municipios, dos pasan del promedio, 5.98 por ciento, en el nnmero de gentes de color que saben escribir:
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ECONOMIA Y CIVISMO 173 Matanzas, 17.65 y Cardenas, 15.78. En Jovellanos, la relaci6n resulta la misma que la de la provincia, 5.98 por ciento. El grado infimo de la instrucci6n en las razas de color esti determinado por cifras que casi tocan al limite inferior de las cantidades positivas: en Cimarrones, la relaci6n de los que saben leer es de 0.84 por ciento, y la de los que saben escribir: 0.65. iCifras espantosas, que el censo lanza como texrrible sentencia contra el barbaro sistema que convirti6 algunas regiones ctibanas en copia de las del Africa ecuatorial bahadas por el Atlatntico! Apenas podria concebirse un desequilibrio mayor en la cultura de las razas que el que sefialan los limites maximo y minimo de los que saben leer en la poblaci6n blanca, (Ca'denas, 58.28, Cabezas, 15.41), al ser comparados con los t6rminos en las razas de color: s6lo en dos poblaciones, Matanzas y Cardenas, el coeficiente de las razas de color supera al limite infimo en la raza blanca, (Cabezas, 15.41). Resultado semejante se advierte al comparar los coeficientes de los blancos que saben escribir con el de las otras razas que poseen igual conocimiento. Los limites de las razas blancas estatn en Cardenas (54.55 por ciento), y en Cabezas (14.89), mientras que en las gentes de color se encuentran en Matanzas (17.65 por ciento) y en Cimarrones (0.65)., No hay mas de dos munici
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174 CUADERNO DE CULTURA pios en que las relaciones de las personas de color que saben esc.ribir superen a la de Cabezas -que, como hemos dicho-, indica el punto ma's bajo en los blancos que tambien saben escribir: Matanzas, 17.65 por ciento; y Cdrdenas, 15.78 por cicnto. Segnln la Memoria, existen en la provincia 135 escuelas de intruccion primaria que cuestan a los municipios $118,031,50: MUNICIPIOS HabitanEscuelas Costo tes por Escuela 1. -Matanzas . 27 29,786.00 2,088 2.-Canasi. . . 3 1,847.00 1,508 3.-Cuamacaro 9 5,186.00 1,138 4.-Santa Ana. 6 3,231.00 1,036 5.-Cardenas. 10 13,108.00 2,335 6.-Cimarrones 4 3,360.00 1,719 7.-Guamutas . 8 5,920.00 1,448 8.-Guanajayabo. . 4 3,790.00 2,033 9.-Lagunillas . 4 3,105.00 1,337 10.-Palmillas . 4 2,415.00 2,204 11.-Col6n. .10 8,477.00 1,667 12.-Cuevitas. 3 2,911.00 2,107 13.-Cervantes. 2 2,010.00 1,602 14.-El Roque. 4 3,166.00 2,050 15.-Jovellanos. . . . . .4 3,512.00 2,129 16.-Macagua. 2 1,698.00 2,705 17.-Macurijes. 6 4,738.00 2,228 18.-S. Jos de los Ramos. 4 2,937.00 2,257 19. -Alfonso XII. 5 3,788.00 1,942 20. -Bolondr6n. 6 4,784.50 1,969 21.-Uni6n de Reyes. . . 2 2,124.00 4,067 22.-Cabezas. 4 2,976.00 2,200 23.--Sabanilla . 4 3,162.00 2,217 135 118,031.00 1,922
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ECONOMIA Y CIVISMO 175 Observese que la densidad de las escuelas no guarda proporcion con el estado de cultura que se deduce de las razones geom6tricas correspondientes a la poblaci6n que sabe leer o escribir. Es decir, que los t6rminos municipales en que hay mayor nnimero de habitantes por cada escuela, no son precisamente aqu6llos en que el coeficiente de instrucci6n es ma's bajo. V6anse los datos relativos a los doce municipios que, con relaci6n a sus habitantes, poseen el menor nuimero de escuelas, y se notar que no conservan el mismo orden en la escala de la cultura primaria: Habitantes Raz6n % de Municipios los quesaben por escuelas escribir 1.-Uni6n de Reyes 4,067 18.72 2.-Macagua 2,705 14.84 3.-Cardenas .2,335 41.65 4.-S. Jose de los Ramos 2,257 15.85 5.-Macurijes 2,228 16.58 6.-Sabanilla 2,217 12.91 7.-Palmillas . 2,204 11.83 8.-Cabezas . . . 2,200 12.33 9.-Jovellanos 2,129 12.87 10.-Cuevitas .2,107 18.47 11.-Matanzas .2,088 34.92 12.-El-Roque . 2,054 14.48 De esta falta de correlaci6n entre la densidad de las escuelas y el coeficiente de cultura elemental ha deducido el autor de la Memoria un cargo severisimo contra la poblaci6n de la provincia.
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176 CUADERNO DE CULTURA He aquif las palabras en que el senior Montalvo formula su juicio: Estas proporciones, que no son iguales en todos los terminos, evidencian, de modo indudable, que no es ]a falta de medios el origen del atraso que respecto a instrucci6n existe; pues precisamente los t6rminos en que es me, nor el nnmero de escuelas, con relaci6n al de habitantes, son los que arrojan datos mis satisfactorios, como sucede. en Uni6n de Reyes, Crdenas y Matanzas, donde hay una de aqu~llas por cada 4,067, 2,335 y 2,088 habitantes respectivamente; al paso que, en otros, en que el nimero de planteles de educaci6n es mayor, comparado con la poblacion, aquellos datos son por todo eXtremo abrumadores, como ocurre en Cimarrones, Cabezas y Canasi, donde por cada 1,719, 2,200 y 1,508 habitantes, respectivamente, hay una escuela. El origen, pues, del mal que lamentamos no puede ser otro que la excesiva incuria de los habitantes, a los que, en su mayor parte, preocupa bien poco su adelanto intelectual y el de sus hijos y deudos, circunstancia que no ha pasado desapercibida a las autoridades de esta Provincia, y que ha sido ya motivo de ]a adopci6n de saludables medidas por parte de la primera de aquillas como lo comprueba, entre otras disposiciones, el bando publicado en 10 de abril anterior, del que se acompana un ejemplar a la presente Memoria. El sefnor Montalvo hace responsable de la escasa cultura elemental de algunos municipios,-a los mismos habitantes, y ha calido en error y ha sido injusto, torque no ha tenido presente: lo.-Que las escuelas primarias costeadas por los fondos municipales no son los dinicos elementos de cultura.
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ECONOMIA Y CIVISMO 177 2o.-Que los te'Xminos medios no tienen el mismo valor sociol6gico cuando se deducen de grandes nnimeros, que el que tienen en pequenos nnmeros; resultando de la aplicaci6n de esta ley estadistica que las escuelas en Matanzas o en Cardenas deben naturalmente arrojar un promedio de asistencia mayor del que producir pueden las escuelas en terminos de poblaci6n poco densa. 3o.-Que no hace tanto tiempo que en ]a Gaceta de la Habana se public el .eal decreto de 7 de octubre de 1886, que puso termino al patronato establecido por la ley de 13 de febrero de 1880. 1 C6mo puede pretenderse que la cultura de Cardenas o Matanzas sea comparable con la de t6rminos municipales en que existe una masa considerable de gentes de color que apenas acaban de sali.r de un estado de esclavitud en que el negro era s6o una parte de ]a propiedad semoviente de las fincas? j No tenia el sefor Montalvo a la vista el cuadro horrible de la cultura de los negros en los tarminos en que esta, situada la mayor parte de los ingenios? Revista Cubana.-Tomo VIII.
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x ; s x x x 4 x x x 8 & L x s x ? x 9 4 s 4 x 4 x x 4 x x x 4 a x x x 9 x x x x
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ESPANOLES Y CUBANOS
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x x x x x x T x x x x x x & x x x x x x 2 x xx x x x x x x 4 ) x x x x x x x x x x + x x x 4 x x x x x x x x x* } x x b x x 4 x x x xx x 4 x 9 x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x b x x x x x x x x x x x x x x x 4
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La codicia mas insaciable y el espiritu de dominaci6n mi's exaltado movieron a los'espanoles en la conquista y explotacion de vastisimas regiones en el continente americano. La codicia y el despotismo produjeron su ace.rbo fruto: la prematura emancipaci6n de los opximidos. Natural, sin embargo, parecia que la torpe y'soberbia Metr6poli, aprovechase la lecci6n dura y amarga, y que cambiase de regimen en las Antillas que salv6 del espantoso naufragio en que se hundi6 su imperio americano, pero tamaiio camblo hubiera requerido que los estadistas espaioles diesen entrada en sus cerebros a mis justas y nobles ideas que las que les inspiraron la politica de despojo y del embxutecimiento de los colonos en tres largas centurias. La guerra de separacion de las posesiones americanas de Espafa rompi6 el molde estrecho del monopolio mercantil, que conden6 las colonias a ]a atrofia de su personalidad y el estancamiento de sus asombrosas riquezas. Lo que no alcanzaron los consejos de politicos tan sagaces como Valiente y Arango, impusi6,ronlo, por la fuerza, 181
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182 CUADERNO DE CULTURA los corsarios de Mexico, de Colombia y Buenos Aires que, ahuyentando del Atlantico a los buques espaholes, obligaron a los Capitanes Generales a conculcar las Leyes de Indias, abriendo los puertos cubanos a los buques de todas las naciones amigas, a las producciones del pais. Mas, no por eso se extingui6 el espfritu de explotaci6n codiciosa, de la Metr6poli, ni el espiritu de rapacidad de sus servidores. No bien la agricultura, el comercio y las rentas de Cuba empezaron a prosperar, cuando ya los ministros de la Corona demandaban a las Cajas de La Habana recursos muy superiores a los rendimientos de los impuestos y arbitrios que con gran pesadumbre cayeron sobre la Isla que, a trueque de importar negros bozales y de comerciar con extranjeros, rehus6 unir su suerte a la de las posesiones que, rompiendo el yugo de la servidumbe, nacieron a la vida de las naciones cultas y libres. Entonces, como nunca, aviv6se la sed de riquezas de los oligarcas de Cuba, y entonces tambi6n, ardieron con llama siniestra los recelos y los odios del espahol contra el cubano; entonces todo espafiol despliega en Ia tierra cubana "su odio a las libertades piiblicas, su espiritu de dominaci6n individual y colectiva", y se considera "un hornbre que lleva en su persona toda la fuerza y la representaci6n de la Metr6poli", y cree "que la colonia le pertenece por derecho de con
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ECONOMIA Y CIVISMO 183 quista y de ocupaci6n, ni mas ni menos que si fuera uno de los espaioles que ilegaron con Col6n o que ayudaron a Velazquez", entonces "juntos todos, los espanoles se creen los amos de la tierra, considerando a los nacidos en ella, como conquistados y sometidos al poder de Espana" (70). ,Sobre qu6 base cierta descansa esa superioridad del espanol sobre el cubano? El punto bien merece ilustrarse, ya que esa opinion sirve de pretexto a cohonestar la opresi6n de todo un pueblo. Cuba, en puridad de verdad, no es, ni mucho menos ha sido una verdadera colonial. Para serlo, hubiera sido preciso que los espanioles y canarios que a ella pasaron, hubieran sido colonos y no gentes que aqui llegaban en busca de una fortuna que trasponer a su propia tierra. El espafiol, en lA 6poca de la conquista, fu6 un aventurero valiente, audaz y codicioso sin escrdpulos; s6lo buscaba oro, plata, perlas y esmeraldas,, aunque para conseguir 'su objeto hubiese de cometer cualquier crimen, por espantoso que fuese. El espanol, despu6s que se convence de que la tierra de Cuba no contiene los metales preciosos de Nueva Espafa, ni las perlas y esmeraldas de Tierra Firme, persigue la fortuna, entrega'ndose a los peligrosos azares del contrabando de negros y de mercancias, y tan empefiados en fraudes solan estar los capitanes generales como los mis humildes pobladores de Bayamo y del Puer(70) F. A. CONTE, La lucha poltica en Cuba, pig. 191.
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184 CUADERNO DE CULTURA to del Principe. Si hasta el primer tercio del siglo XIX pudo encontrarse cierto ninmero de espafoles que aqui viniesen con el prop6sito de establecerse definitivamente en el pais, puede decirse, sin temor de equivocarse que su importancia se redujo al extremo de considerarse como rara excepci6n de la masa migratoria, cuando la p6,rdida de las posesiones continentales y las conspiraciones, de los cubanos avivaron el sentimiento de inseguridad de Ia dominaci6n espanola. Que asi sucediese no tiene de extrafo, porque acaso no existe una raza m's prendada del propio terruflo que las diferentes razas que forman ]a actual nacionalidad espafola, a pesar de Ia pobreza del pails, que debiexa ser alli, como en otras partes ,un estimulo, un incentivo a cambiar de posici6n. Tan grande es esa afici6n al suelo nativo, que, para vencerla, se necesita el energico disolvente de las quintas o que la miseria raye en los limites de la destituci6n o del hambre. 1 Que otra explicacion. tendria la periddica emigraci6n de los espanoles a la pxovincia de Orin, en Argel, cuando tantas ventajas les proporciona la tierra de Cuba?. Cuando el espafol emigra a Cuba, o a Ia Repidblica Argentina, o a M6xico, huye de las quintas o de la miseria, mas siempre con el prop6sito de regresar a la Patria. Asi se concibe la enorme despropoyci6n de los sexos entre los espanioles que vienen a Cuba; asi no causa sor
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ECONOMIA Y CIVISMO 185 presa que al cabo de tantos lustros de residir en el pais en que se ha enriquecido don Jos6 Ma. Avendafio regresa a su querida Espana, a exhaJar el ilitimo aliento, con el cual se extinguirdi su odio mortal a los cubanos. No fu6 colono el espafiol; pudo conquistar, pudo domina.r en la epoca en que sus armas pesaron decisivamente en los destinos del mundo; mas nunca fund una sociedad en que no floreciese vivaz el despotismo, o la anarquia, ni que dejase de ocultar en su seno el germen de la barbarie y de la rniseria. En pocas palabras, extermin6, oprimi6, explot6 con codicia imprevisora y corrompi6, pero nunca, jams colonize. Todavia, en medio de la flaqueza poliftica de su patria, los hombres pdblicos de Espafia, si alguna vez logran reunir algunos miles de pesos, no intentan siquiera fomentar las riquezas de la tierra, ni abrir nuevos mercados a sus linguidas indust.rias, sino que acometen empresas tan superiores a sus fuerzas, que se ven obligados ,a abandonarlas a poco de iniciarlas, como se vi6 en la guerra con marineros, o acuden, en ridicu]a algarada, a conquistar a caionazos el respeto y el amor a las Repnlblicas del Pacifico -hijas ingratas que no han querido, que no quieren volver a gozar de las delicias de la independencia colonial, tan tentadoras en el ejemplo de Cuba y Puerto Ricoo suefnan con restaurar el prestigio colonial de la naci'n, llevando a la misera
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186 CUADERNO DE CULTURA Santo Domingo una turba de empleados tan ineptos como rapaces, y unas huestes que ni dominar pudieron el alzamiento deun pufiado de negros casi salvajes, mal armados, abandonados y. solos en la lucha provocada por la soberbia, la torpeza y la codicia de los que ilamados como protectores, no tardaron en mostrarse desdenosos y fieros dominadores. En semejante situaci6n de a'nimo, claro esti que el emigrante espanol en cualquier parte, pero en Cuba especialmente, tiene por fuerza que ser un elemento de opresi6n, de desorden, y de empobrecimiento. Joven, soltero, devorado por la fiebre del dinero, aislado, completamente aislado de la sociedad cubana, sofiando, siempre sofando con el distante teyrufio, 4qu6 interest ni qu6 afecciones pueden ligarle de un modo permanente a los intereses de un pals en que se consideya de paso; de un pals que, mas que una sociedad tranquila, pr6spera y culta, parece y es en puridad un enorme campamento? 4 C6mo amara a la sociedad cubana, quien desde el dia que pone el pie en el muelle de La Habana, si no antes, s6lo escucha palabras de odio y de desprecio a cuanto trasciende a ideas y a costumbres crioilas? ZQu6 respeto a la propia reputacion pod4i guardar quien repulsion, apartamiento u odio abrigue por una raza degenerada y corrompida? ZCOmo el emigrante, a pesar de su absoluta ignorancia de los ma's elementales principios de
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ECONOMIA Y CIVISMO 187 las ciencias o de las artes, no acabard por creerse un hombre muy superior al hijo del pals? 4 C6mo no se ha de sentir inclinado a oprimir, cuando todo a ello parece convidarle Z Como renuncia,ria a las ventajas que le da su posicion politica? 4 Qu6 interns podria tener' en que Cuba, sus provincias y sus municipios est6n bien administrados? 4 Qu6 le importa que la administraci6n de justicia adolezca de los vicios que tan elocuentemente denunci6 el senor Corzo en las columnas de La Voz de Cuba? LCOmo tampoco se podria enriquecer un pais, cuyos emigrantes no fijan en el sus capitales? La verdad es que el espafiol que aqui viene con el animo de abandonar el pais tan pronto como la suerte le sea propicia, mis que a colono europeo se asemeja a colono de las regiones asidticas. Constituyen otro elemento de despotismo, desmoralizaci6n y empobrecimiento los empleados que Espaa envia a administrar a Cuba. Raro, muy raro es el funcionario dotado de la competencia necesaria al cumplimiento de los deberes que su destino le impone. Algunos ni siquiera conocen los rudimentos de la gramdtica, de su propia lengua, sin que en el nnimero dejen de comprende.rse hasta algunos Intendentes Generales de la Hacienda Ptiblica. El nombre de don Jorge Arellano pasari' a la posteridad, como ejemplo ignominioso del insolente desd n con que en la Metr6poli se nombran a menudo los funcio
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188 CUADERNO DE CULTURA narios pnblicos de -Cuba. Si se quisiera dar una idea de la corrupci6n que reina en las oficinas p'blicas, no habr' mis que citar los desordenes ocurridos en las deudas de 1882 6 el lujo fastuoso que ostentan muchos funcionarios cuyos sueldos no serian, ni con mucho, suficientes a un modesto modo de vivir., No se ocultan, ciertamente, a los espafioles los origenes del virus que corrompe a la sociedad cubana. El sefor don Pascual Savall, Fiscal de Su Majestad en la Audiencia de La Habana, era tenido en concepto de hombre integro y muy perito en asuntos de derecho y de administraci6n; era ademas muy considerado por los espafoles, a causa de su aversion a los cubanos, que era muy honda, a pesar de la severidad de sus principios y de la integridad de su caricter. Llamado por el gobernador general Callejas, manifest6 a 6ste: que el pais era ingobernable y que no debia empefarse en moralizar la administraci6n publica, porque cuando los empleados resultasen delincuentes tendria que pararse ante las creden.ciales conseguidas por el favor de prepotentes personajes politicos, cuyos servicios estimaba el Gobierno de la naci6n indispensables. A. /referir el senior Savall a un cubano esta confeeicia suya con el Gobernador General, exalt6se y exclam6: "No s6 yo c6mo ustedes los cubanos no tienen siempre las armas en las manos". No estari' de mas para algnin lector cubano que digamos que
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ECONOMIA Y CIVISMO 189 el senior Savall era c6mplice de los opresores de Cuba. Empleados e inmigrantes unidos forman la falange que explota a Cuba; mas su fuerza y sa poder no descansa ni en el ninmero, ni en la aptitud y resistencia, fisica y moral, ni en la energia del caracter. No se sabe, ni siquiera aproximadamente, el ni'mero de espafioles que en la Isla existen; es probable que no sea crecido, cuando el censo de 31 de diciembre de 1887 nada dice sobre el particular; pero, sea como fuere, acaso no pase de 125,000 individuos de ambos sexos. El grado de aptitud y resistencia fisica del europeo no puede custionarse despues de la guerra. Es indudable que a pesar de las viytudes del soldado espanol, su resistencia en las operaciones de la guerra es muy inferior a la del natural de Cuba; al cabo de 15 dias de operaciones, los batallones regresaban a sus campamentos con numerosas bajas, que en su mayor parte eran ocasionadas po.r la falta de adaptaci6n del hombre de la zona templada al clima de la zona t6rrida. Conviene aqui advertir que la afici6n entre los europeos y canarios a oficios y ocupaciones tan femeninas como la del mostrador en las tiendas de ropas, o las de lavanderos y vendedores de billetes de loteria, no parece indicar una resistencia fisica siquiera superior a la de la mujer cubana. Ademais, la guerra ha sido maestra de grandes ensenianzas; ella ha servido para evocar latentes energias.
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190t CUADERNO DE CULTURA Los cubanos en Cayo Hueso, y los habitantes de Oriente y del Camagtiey en La Habana, son testimonios elocuentes de la suma de actividad y de energia acumulada o invertida en abrirse paso en un camino erizado de punzantes espinas, en las horas angustiosas en que la cedula del vigilado era un anatema fulminante de los espafioles a los criollos sospechosos. No pretendemos desconocer que entre los inmigrantes espanioles suelen contarse algunas excepciones por su caracter, por su ilustracion y por sus aptitudes; pexo todo esto, al fin y al cabo, no pasa de contadas excepciones. Desgraciadamente los espafioles que vienen a trabajar en Cuba pertenecen a las clases mas pobres y ma's sencillas de un pals cuya ilustraci6n est6i muy distante de acercarse al nivel de los que brillan en primer t6rmino en el concierto de las naciones de Eufopa y Am6rica. No s6lo el nivel de la cultura general estai muy bajo en Espafia, sino que los conocimientos superiores en las ciencias y en las artes no han alcanzado el desenvolvimiento que en Francia, en Inglaterra o en Alemania. Aqui seria necesario traer las citas de autores nacionales y extranjeros para probar, si se exigiese, el atraso cientifico de Espafia (71). (71) D. Jos6 Echegaray acaba de expresarse en estos t6rminos: "Hay que ensalzar el bien y hay que imitarlo, hay que confesar el mal acompafiindole del arrepentimiento y si en Espafia en todos los tempos hemos tenido guerreros, marinos, poetas,
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ECONOMIA Y CIVISMO 191 No es, por lo mismo, de extrafiar, que elementos tan poco aptos para la colonizaci6n alcancen, por causas puramenite politicas y transitorias, un predominio tan sefialado en los destinos de la pintores, te6logos y filosofos; gramaticos y fil6logos; artistas y artesanos, hay que proclamar muy alto, como ensefianza de lo que fu6, para enmienda de lo que ha de ser, que desde los arabes aci no hemos tenido ni un solo matemdtico de primer orden, ni siquiera de segundo; o que si alguno hubo, tan en la sombra qued6, que nadie ha sospechado su existencia; ni rastro de su desenvolvimiento, ni ha influido de ningunamantra en el desarrollo de la ciencia matemaitica desde que comienza el periodo moderno en el siglo XV hasta la fecha; presente. Y lo que afirmo con pena, pero con seguridad, de las matema.ticas, puede afirmarse aunque no tan en absolute, de la Fisica y de la Quimica. Esto dije el afio 1866 en mi discurso de recepci6n en la Academia de Ciencias, condensando mi discurso con estas palabras rudas pero verdaderas desde los irabes espafioles aci., es decir en los siglos XV, XVI, XVII, XVIII y XIX, la ciencia matemitica nada nos debe, no es nuestra; no hay en ella hombre alguno que labios espafioles puedan pronunciar sin esfuerzo" Diario de la Marina, 21 de abril de 1889. En el pr6logo que don Nicolis Salmer6n puso a la Historia de los Conflictos entre la Religi6n y la Ciencia, por Juan GuiIlermo DRAPER, se encuentra este juicio sobre la esterilidad cientifica de Espafia: "Ni en la Filosofia, ni en las Ciencias Naturales, ni en la Industria, cuyos maravillosos progresos, en oposici6n al ideal cat6lico y a las imposiciones dogmfticas, caracterizan los tiempos modernos, ha contribuido con obras originales y fecunda nuestro genio nacional, por la compresi6n en que lo ha retenido el absolutismo teocraitico". (Viase la traducci6n que de la citada Historia hizo Augusto T. Arcimis, publicada en Madrid el afio 1876. "Falta mucha ciencia en Espafia y sobra religi6n. No sabemos ya si el intelecto espafiol, en general, es capaz de progresar y civilizarse ,a la moderna, a causa de la larga serie de causas que han favorecido la aparici6n de atavismos inferiores". (Hereglas, por Pompeyo Gener, Barcelona, 1887). "La demoralisation, l'ignorance, le fanatisme superstitieux et l'indifference musulmane r6quent dans toute ses regions avec une egalit6 parfaite". (V. Almirall, L'Espagne telle quille est, Paris, 1887).
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192 CUADERNO DE CULTURA sociedad cubana. Aunque el general Martinez de Campos dijera a sus soldados, en la proclama de 14 de junior de 1878, que eran los primeros que habian triunfado en una guerra separatista en Am6rica, harto sabia el general espafiol que en realidad de verdad, la bande.ra de su patria no dej6 de flotar en el Morro de La Habana porque en 1868 el nnmero de cubanos ricos que prefirieron la causa espafola que sostenia la esclavitud, fu6 superior al de aqu6llos que en la bandera tricolor escribieron la independencia de Cuba y la libertad de todos los hombres (72). "By the census of 1877, of the population above twelve years of age, sixty per cent, could not read. The illiterary of the women is appalling, for they moda up nearle two-third of the dark percentages". Constitutional Goverment' in Spain. A sketch by J. J. M. Curry, New York, 1886). Sobre el atraso de las primeras letras en Espafia, puede consultarse la Estadistica General de Primera Enseianza, correspondiente al decenio que termin6 el 31 de diciembre de 1880, publicada por la Direcci6n General de Instrucci6n Pnblica. (72) Cubano hubo tan fervorosamente adicto a la causa de Espafia en el periodo revolucionario iniciado en Demajagua, como el senior don Nicolas Azcairate que lIeg6 a negar a sus compatriots el derecho de insurrecci6n y de proclamar el principio de independencia que reconocia a las trece colonias que en 1776 constituyeron la Rep6blica de los Estados Unidos. En el folleto que, en 1869, public6 en Madrid se encuentran estas curiosas frases: Puede suceder que la independencia de una provincia, y sobre todo, de una provincia lejana, sea el resultado necesario de una insurrecci6n, encerrada en los limites del derecho concedi' do y eso aconteci6 en los Estados Unidos, cuyos habitantes empezaron rebelindose contra leyes atentatorias a su derecho; y s6o despuis de muchos afios de campafia y de. reiteradas e initiles alegaciones al gohierno metropubtano, surg6 t atalmente de la guerra, la proclamaci6n de la independencia. No se
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ECONOMIA Y CIVISMO 193 Si las huestes de la Revoluci6n hubiesen tomado a Puerto Principe antes de terminarse el aflo 1868, es muy probable que muchos cubanos que, como don Juan Poey ,estuvieron en el retiro espanol, hubieran echado su dinero y el prestigio de su nombre en el plato de la balanza en que al fin se encontr6 rota la espada de los vencedores en Palo Seco y en las Llanadas de Juan Mulato. En 1868 la masa mas poderosa del pueblo cubano odiaba a Espafia, pero mis que a la Revoluci6n prefexia el aznicar que en los ingenious& fabricaban las manos de los negros esclavos. Combatieron, si, cubanos solos contra cubanos auxiliados po.r espafloles y 6stos, el dia del, desastre, se cifieron las palmas del triunfo. La victoria de las armas espafnolas en Cuba fu6 un fracaso s6lo comparable al de la campana de Santo Domingo. En cambio, el buen suceso de la politica de dominaci6n parece insuperable, s6lo asi pudiera comprenderse el imperio del cornponte y los honores, sin alardes y sin ruido consumados en las fosas de la cubana, en la Apoca del general Fajardo, sin que resonara siquiera un grito de p.rotesta. Revista Cubana, 1889, t. IX, p. 544-551. nos alcanza que fuesen muchos los anos que mediasen entre el combate de Lexington en abril de 1775 y la declaraci6n de in, dependencia en julio de 1776". La erudici6n del senior Azcirate corre pareja con sus doc, trinas de derecho politico.
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2T & x x x x s sea x 4 xx xx x x x x x. x
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FRANCISCO AUGUSTO CONTE ENSAYO CRITICO SOBRE SU VIDA POLITICA EN CUBA
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x x i x x x x s x x 4 : 3 i x x x x 1 x x x x A x x x x 8 x x x a x A 1 x 9 i x } xi x x x x z x x x x x x x x x x x x x x 9 x x x x x x x x 4 x x s x xx x x x x T x x x x 2 x x x x 8 a x x x x x x x x x x x x x 4 x x x x x x x
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En Cuba, doloroso me es decirlo, pero es un hecho que mas, mucho ma's que, por nuestras opiniones religiosas, I filos6ficas, literarias o politicas, estamos divididos en peninsulares e insulares; porque no puedo ni quie ro decir que estamos divididos en espafioles y cubanos. Discurso de CONTE, el 9 de agosto de 1880. El dia primero del corriente mes, rodeado de su familia y de muy reducido nnmero de amigos, tras breve crisis de larga enfermedad, extinguiase oscuramente. y sin ruido la vida de uno de los espafoles que por diversos y contrarios modos toma.ron parte conspicua en los sucesos de Cuba realizados en el tormentoso periodo de veinte anos, que comienza el momento en que Carlos Manuel de Cespedes, a la cabeza de un pufiado de patriotas, acomete la ardua empresa (incomparable, por innica, en los fastos hist'ricos), de romper, a la vez que la 'dependencia colonial del pais, la cadena de trescientos sesenta mil esclavos en una isla poblada pox un mill6n cuatrocientos mil seres humanos. 197
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198 CUADERNO DE CULTURA En el vapor "Guipdzcoa" lleg6 Conte a La Habana el 17 de enero de 1869, en el instante en que las pasiones comprimidas estaban a punto de hacer su primera explosion en la capital. Contaba 61 entonces los cuarenta y siete anos de su edad (73), estaba dotado de s6lida constituci6n fisica y de talento perspicaz, poseia caudal muy considerable de ciencia political y econ6mica y, aunque mortificado por el recuerdo del hundimiento de la distinguida posici6n que habia ocupado en Cidiz, su nativa ciudad, no abatido, ni desnudo el coraz6n de aspiraciones ambiciosas, a cuyo desenvolvimiento presentibase campo f6rtil en el estado social de la gran colonia espafiola. Encontr6, como era natural que encontrase, acogida favorable en el bando de los espafioles y cubanos que sostenian la lucha en favor de la dominaci6n de la Metr6poli. Vi'se asi estrechamente ligado al grupo que obedecia a la voz de don Jose Maria Avendao, fundador y Presidente del Casino Espafiol de La Habana, hombre cuyo espiritu estaba saturado de inextinguible odio intenso a los criollos. La vez primera que Conte se present p'blicamente a secundar la politica de Avendaho y sus secuaces, fu6 en un discurso que pronunci6 en el Casino Espaftol, y que provoc6 la c6lera de Castan6n. Es verosimil que el desastre de su fortuna en Cadiz influyese (73) Conte naci6 en Cadiz, el 26 de junio de 1821.
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ECONOMIA Y CIVISMO 199 en la reserva que en el curso de los dos primeros anos le impulsayon a ocultar al pniblico el origen de los articulos suyos que en La Voz de Cuba se daban a luz, a tal extremo que el texto iba a la imprenta con letra de Avendafio. Tal situaci6n no habla de sostenerse indefinidamente, y Conte, que, desde el 16 de julio de 1871, habia colaborado activamente en aquel peri6dico, tom6 su direccion el 23 de octubre del mismo afio, hasta que, el 5 de abril de 1873, ces6 en ella. Un hombre de la rectitud de principios y de la cultura de don Francisco, por muy espafol que fuese, y por mucho que le obligase el agradecimiento a Avendaho y sus otros amigos, no podia aceptar la direcci6n de un periodico consagrado a la defensa de la causa espaiola en Cuba y con ella al sostenimiento de la esclavitud civil de los negros y de la esclavitud political de los blancos cubanos, sin experimentar dolorosas angustias. Que para aceptar el puesto de La Voz de Cuba hubo de doblegar la rectitud de sus principios y resistir los generosos estimulos de sus elevados sentimientos, pru6balo hasta la evidencia su manifiesto al pdblico, el 3 de mayo de 1872 (74). Penetrado profundamente, decia, de los deberes que me imponia la situaci6n delicada y dificil a que, sin merecimiento alguno en el pals, fui Ilamado, comprendi que debia hacer el sacrificio de mis opiniones particula' res en las cuestiones politicas que. en la Madre Patria se (74) Lease La Voz de Cuba de 4 de mayo de 1872.
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200 CUADERNO DE CULTURA ventilan, y romper, anrn a costa de doloroso esfuerzo, con los lazos que me unian al partido en que he militado, por cuya causa he sufrido, cuyo martirio ha sido mi martirio: comprendi que debia aqui pensar s6lo v escribir s6lo como espafiol, y no como hombre de partido; que debia olvidar mis simpatias como mis odios, consideran, do siempre a todos los partidos y a 'todos los hombres que juegan en la politica general de la Naci6n, como espafioles 6'nicamente, con el respeto y consideracion que todos merecen, juzgando y apreciando sus doctrinas y sus actos, con severidad a veces, con benevolencia siempre; pero siempre tambi6n bajo el punto de vista de los interec ses y aspiraciones particulares de esta provincia, sin romper con lo que exigen a su vez los intereses y las aspi' raciones de la masa general de la'Naci6n y de la mayoria legal de los espafioles. Luego agregaba: He creido aceptar lo que la Patria acepta, defender lo que la Patria defiende, ser siempre leal soldado de la causa nacional, prestindole incondicional apoyo, e inspirindoles ese mismo criterio a los que aqui, por vivir apartados de esos intereses y tal vez de esas pasiones, juzgan mal, y hasta a veces desd iian he' chos, doctrinas, actos y evoluciones que, sino todos convenientes y plausibles, y aun tal vez necesarios, todos concurren y se dirigen al gran fin providencial a que el siglo y nuestra Patria van encamihnados. Era Conte sincera, seriamente adverso a la esclavitud de las razas de color con que, en el d'ltimo tercio del siglo XIX, mancillaba Espana su imperio en Cuba y Puerto Rico, y, como precisamente la causa que influy6 de un modo decisivo en el animo de los espaholes y de muchos cubanos para combatir la Revoluci6n iniciada en Demajagua, fu6 el empeio de hacer algunas za
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ECONOMIA Y CIVISMO 201 fras mds 'con brazos esclavos, harto se deja comprender que el conflicto que en el espixitu del escritor espai'ol surgi6 habia, por fuerza, de producirle una intranquilidad que no podria cesar sino el dia en que la serenidad de su juicio se sobrepusiese a la obsesi6n que causar suelen los poderosos m6viles del particular interns dorados por la pasi"n politica. Quien intentase persuadir a los defensores del statu quo colonial de que era preciso apercibirse a la abolici6n del trabajo del esclavo, no s6lo habia de fracasar, por lo quim'rico del prop6sito, sino que corria el p'eligro de oirse apellidar con los espitetos ma's injuriosos e insolentes, y aun el de verse condenado a la deportaci6n, y a todo esto se vi6 Conte expuesto desde el dia en que estamp6 en el peri6dico que dirigia, estos sugestivos conceptos: Es preciso, indispensable, no resistir a lo que nos vie, ne de la Patria, a lo que exige la 6poca, el siglo, el ejem' plo: es preciso resignarse primero, instruirse despu6s, porque ambas cosas son necesarias; prepararse lentamente a ir progresando en ideas, en conocimientos, para que se comprenda la necesidad de los cambios y se aprecie bien la medida de lo que es posible admitir y de lo que es conveniente y necesario rechazar. Hacer propaganda para que no venga el cambio antes de tiempo y en proporciones exageradas; para, hacer comprender a los unos, a los de aqui, la necesidad de la reforma; a los otros; la necesidad de la prudencia.Es necesario que seestudie lo que es imposible evitar y lo que es imposible admitir, para apre' ciar el peso y la medida de la transformaci6n; es urgen
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202 CUADERNO DE CULTURA te que nos vayamos disponiendo a reformar y plantear ciertas medidas, de modo que no se promueva un conflicto de razas; es preciso ir graduando, concediendo y reformando, robusteciendo la raza propia, la que debe predominar, antes de soltar los diques y romper las compuertas (75). 1 Que era urgente que los espaiioles defensores de la integridad nacional se fuesen disponiendo a ciertas ,eformas que hablan de conducir directamente a la abolicion de la esclavitud !. Esto lo estampaba Conte el 2 de abril de 1873; tres dias despu6s se separaba de la direcci6n y redacci6n del peri6dico. Hase dicho que Conte tom6 esta resoluci6n, porque, sabiendo que el peri6dico languidecia y estaba pr6ximo a desaparecer, poxr falta de recursos, quiso caer en tragica actitud semejante a la de Cesar. Esto confirma nuestro modo de iuzgar al publicista espafol. Cafa, ciertamente; pero, al caey, conenzaba a reivindicar sus fueros la conciencia del hombre, deslumbrada por el engafoso esplendor de la pasi6n political. Cuando nos hallamos en los albores de. la existencia, en que todavia conserva el hombre la pristina pureza de los sentimientos, nos complace imaginar que a cada paso hemos de dar en el comercio humano con homb.res cuya vida ha de conservar una perfecta e invariable unidad en (75) La Voz de Cuba de 3 de abril de 1873.
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ECONOMIA Y CIVISMO 203 los principios y en los procedimientos. Se nos antoja que ha de ser la cosa ma's natural y sencilla del mundo encontrar por donde quiera la integridad constante de cardcter que resplandece en patriotas tan inmaculados como Washington, y tan humans y magnainimos como Joaquin de Agtiexo. Mas, a medida que la mirada penetra en las impurezas de Ia sociedad, no tarda uno en convencerse de que los carac-teres, anin de los hombres que mas excitan nuestra adrniracion, por regla que apenas admite excepciones, son ]a concreci6n de numerosos elementos fisicos y psiquicos que obedecen, de manera mas o menos inconsciente, al influjo del medio, que es, a su vez, la pondexaci6n de elementos geol6gicos, 6tnicos y sociales que, pugnando entre si, dan origen a variaciones de numerosos matices (76). Si acierto a expresar mi pensamiento, dir6 que la historia de Cuba nos presenta frecuentes y sobresalientes ejemplos de las evoluciones que el hombre va experimentando en sus ideas y en sus sentimientos en el curso de los anos. zQuien ha(76) Hace pocos a-ios que un distinguido cubano me decia: "Para vivir, hay que adaptarse al medio". Tenia raz6n. En el orden social, como en Cl fisico, es condici6n de vida Ia adap' taci6n del organism al medio; pero, iqu6 sefie de matices tan numerosa se produce en los caracteres al efectuarse Ia adaptaci6n individual! ;Qu6 abismos entre el concept de Ia adaptaci6n entendido y aplicado por Varela, Luz, Gener y el conde de Pozos Dulces y el que tuvo para Joaquin G6mez, Juan Poey y Toma's Terry! Ese cubano, a pesar de su doctrina y experiencia en el trato de los hombres, no pudo explicarme por qu6 la adaptaci6n, que es condici6n de vida, no basta a determinar el
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204 CUADERNO DE CULTURA 'bra que dude de la pureza de opiniones y de la sinceridad de afectos de F6lix Varela? ZQui6n, sin embargo, habri que no experimente un movimiento de sorpresa al compa.rar el Elogio de Fernando VII de 1818, y los,actos posteriores de la vida del fil6sofo cubano, desde el punto en que pisa las playas de Espaia para tomar asiento en las Cortes, hasta que muere en San Agustin el aio 1853? i Qu6 evoluci6n tan asombrosa hubo de verificarse en el animo de don Francisco de Arango, pa.ra que el defensor vehemente del tra'fico de negros hasta 1817, llegara a convertirse en el enemigo resuelto, energico, que se revela por primera vez en la consulta que, como Intendente, elev6 el 7 de marzo de 1825 al Secretario de Estado y del Despacho de Haciendal (77) 1 Qu6 transformaci6n, qu6 revolucion tan radical entre 6xito en los negocios, ya que muchos hombres se adaptan al medio y no prosperan ni se levantan sobre el nivel ordinario de los qu'e luchan afanosamente por ]a existencia; pero 61 sos, tenia que no estaba bien adaptado al medio social de Cuba el criollo que en la tribuna o en la imprenta atacaba el actual regimen colonial de Espafa. Si la adaptaci6n al medio social, asi definida, no es el eufemismo con que se disfraza la abdicaci6n de ]a personalidad aut6noma del cubano, confieso que no alcanzo a vislunbrar el sentido esotirico de una filosofia politi, ca fundada sobre el absoluto e incondicional rendimiento al imperio de una oligarquia concupiscente y audaz. (77) En esa consulta decia Arango al Ministro que habia manifestado al Capitin General su sentimiento de no tener autoridad para poder perseguir el abominable trdfico, y que le hallaria pronto para hacer cuanto de 61 dependiese, a fin de "evitar un mal que, de varios modos, se opone a la moral p6, blica, a la tranquilidad c'e esta Isla, o a6n a las verdaderas ven' tajas de nuestra agricultura".
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ECONOMIA Y CIVISMO 205 el estado psiquico en que se escribi6 La hija pr6diga, en 1870, y el que se necesit6 para pronunciar en 1888 la conferencia Los cubanos en Cuba! Conte fu6 un verdadero revolucionario, demoledor de la propia obra por 61 levantada en La, Voz de Cuba. El 31 de enero de 1873, la autonomia le "inspira horror"; porque, "con justicia estai considerada como el pr6logo de la independencia". Pero, andando el tiempo, con mayor conocimiento de la historia y de las necesidades del pais, en 1877 formula, a nombre de los espaholes establecidos en Cuba, una Exposici6n a las Cortes, en que, recordando las franquicias comerciales otorgadas por Fernando VII, liega a decir "que entonces existia una saludable y prudente autonomia en la isla de Cuba, cuando no se conocia esa palabra o no significaba lo que hoy' y deplora que se hubiera en mal hora suprimido ra c61ebre Junta de Fomento. La separaci6n de Conte de la direcci6n de La Voz de Cuba no inter.rumpi6 sus relaciones con el intransigente Avendaho, y asi vemos que 6ste le encaxrg6 la redacci6n de la aludida Exposicion que en abril de 1877 se intent elevar al Congreso de los Diputados, sobre la dificil situacion econ6mica' a que el pais habla ilegado por los enormes gastos de una prolongada contienda. Avendaflo, Presidente entonces del Casino Espahol de La Habana, como Alcali Galiano y como otros
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206 CUADERNO DE CULTURA muchos espafioles, condenaba el regimen de ]a administraci6n colonial, y no se asustaba de reclamar para que se diese "al pals, en una forma conveniente, alguna intervenci6n en los negocios de su vida econ6mica y admnistrativa". La Exposici6n redactose y hasta habla ilegado a ser suscrita por algunos amigos de Avendaflo, cuando el general Jovellar llam6 a 6ste, le pidi6 el documento, le reconvino por su imprudencia en los dias en que ya estaban las fuerzas espafiolas a punto de conseguir la pacificaci6n de la tierra y le indic6 la conveniencia de que saliese de Cuba. En efecto, Avendaho entrego la presidencia del Casino Espafiol a don Vicente Galarza el 27 de abril de 1877 y se embarc6 en seguida para Es.pafa (78). Este movimiento politico, de caricter autonomista, no significaba, ciertamente, que los espafioles de la Isla estuvieran dispuestos a transigir con los cubanos en armas o leales a Espafla. Quien asi pensaya, porque en la Exposicion se pide que "al pals" se conceda alguna intervenci6n en los negocios de su vida econ6mica, ni conoceria a Avendaio ni a los espaholes que hablan de firmar la Exposici6n: "el pals" querria decir la oligarquia de los "espaholes establecidos en la Isla", como se lee en la misma instancia. La concesion de una reforma como la que solicitaban Avendanto y sus parciales, hubiera si(78) El texto de la Exposici6n se ha salvado en la copia que el senior Conte conservaba y se reproduce en este nuimero de la Revista.
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ECONOMIA Y CIVISMO 207 do el gobierno de los espanoles residentes, y por condescendencia hip6crita, se le hubiera dado colocacion en 6l a algnin cubano dnctil, como el conde de Lagunillas. Pero, aunque Avendafio no viese en ]a reforma solicitada mas que el triunfo de la oligarquia de los espaioles establecidos en la Isla, era preciso ser muy miope para no vex que siendo mucho menor el nnimero de los europeos que el de los criollos, 6stos hubieran llegado a tener. en sus manos el influjo politico, tan pronto como se reparasen los desastres de la guerra. La terminaci6n de la lucha armada sefiala el punto en que Conte completa la evoluci'n de sus ideas sobre la gobernaci6n de la colonia. El general Martinez de Campos con asombro le oy6 decir que la mejoy manera de consolidar la paz a tanta costa adquirida, era otorgar al pais la mayor suma de libertades que fuese posible. Sobrevino despu6s la sublevaci6n de 26 de agosto de 1879 y entonces, a instancia del gobernador general Blanco, don Fyrancisco entr6 a formar parte de la Junta Central del Partido Liberal. El 9 de agosto de 1880, Conte pronunci6, en "La Caridad" del Cerro, un discurso vibrante, elocuentisimo, que conmovi6 vivamente al auditorio. El tono vigoroso, el acento de hondo convencimiento, produjeron un efecto indescriptible.
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208 CUADERNO DE CULTURA Aquella noche cref que era posible llegar a una transaci6n sincera con los vencedores de la Revolucion. Pero despu6s todas las esperanzas han ido muriendo lenta, triste, angustiosamente, una a una; y hoy, al cabo de once afos de pronunciadas las candorosas, atrayentes palabras de Conte, tan ilenas de promesa y de aliento, parece cono que resuenan en mis oidos y me siento presa de una viva, irreprimible emoci6n! Se dice, sefiores, que ]a autonomia, que es al fin una gran suma de gobierno propio, de gobierno del pais por el pais mismo, puede preparar para otra cosa mis libre ann: puede ser una educaci6n para la independencia de un pueblo. Y bien, sefiores, Zes eso un mal, acaso? Sefiores, no quiero que se d6 a mis palabras, a las que ahora voy a decir, otra extensi6n, otra interpretaci6n que la que yo .quiero que tengan. Oidme con atenci6n y escuchadme sin prevenciones. 56 que es delicado tratar esto; pero ni aun este argumento quiero que quede sin re, futaci6n. Sefiores, es cierto que la autonomia es una educaci6n pra.ctica para que los pueblos se puedan gobernar por si; pero, Zacaso es eso un mal? Yo no s6 lo que la cortina que nos vela el porvenir, Io que los tiempos, los siglos nos reservan respecto a la perpetuidad de la nacionalidad de esta tierra; otras, tan espafiolas, otras del mismo origen dejaron de ser espafiolas. Yo no si si alg6n dia Cuba, poblada y rica, no podri ser una naci6n que nos deba su nacimiento, su habla, sus costuinbres, su prosperidad: si ese caso liegara, sefiores, al me, nos, educados los cubanos para gobernarse por si mismos, esa separaci6n no los conducirian a lo que el mismo suceso conden6 a otros pueblos: a M6xico, el Per' y otros que se separaron de Espafia prematuramente y sin estar educados para vivir independientemente. No. sefiores: s
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ECONOMIA Y CIVISMO 209 educando a Cuba para gobernarse por si, la perdieramos, seria con alguna gloria y honor; pero no, sefiores, cono perdimos tantos paices que a6n no han podido asentarse y encontrar su camino en el concierto de las naciones libres y bien regidas. Y luego, entre aplausos estruendosos, concluia lanzando, con voz clara, sonora, rebosante de pasion, estos periodos en que condensaba sus consejos y su promesa solemne de consagraci6n a la causa de la autonomia de Cuba, promesa que el destino habla de someter a durisima prueba: Recordando las palabras de un gran orador frances, repetidas en cierta ocasi6n solemne por uno de nuestros mins grandes poetas y de los mas elocuentes oradores de nuestra 6poca, yo os diri, sefiores, que todo el que quiera ms o menos u otra cosa de lo que quiere el Partido Liberal, ni es liberal ni se interesa atinadamente por el bien de Cuba ni por el de Espajia. En cuanto a mi, he quemado mis naves. En el Partido Liberal estoy y estare: sus principios son los mios, su program es el mio, sus aspiraciones son las mias. Yo tengo la seguridad de no tener que arrepentirme. Soy sincero, sefiores: perezca cien y mil veces mi memoria, sea maldita de Dios y de los hombres, si no os hablo con toda sinceridad, si no os digo lo que creo en el fondo de mi alma, lo que creo ser la verdad y la salvaci6n. Ese discurso fu6 la serial de ]a ruptura definitiva de Conte con Avendafo y otxos espaholes amigos suyos de los dias del terror. Es indudable que al romper con el partido espahol, Conte hacla un gran sacrificio de su conveniencia y la de su familia; pues, viviendo, como vivia, de su per
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210 CUADERNO DE CULTURA sonal esfuerzo, desde aquella hora el intratable y aspero Avendafo y ot.ros espanoles que a Avendafo se parecian, le negaron todo trabajo, y esto, sin esperanza de -encontrar compensaci6n alguna entre sus nuevos amigos, como lo prob'aron los sucesos posteriores; ya que jamais se le brind6 puesto en la Comisi6n Peyrmanente de la Diputacion Provincial, como por sus portentosas campahas econ6micas en El Triunfo y en El Pais ni pretendi6 ni recibi6 remuneraci6n alguna. Conte cay6 gloriosamente en su camino: habia sido c6mplice de la funesta y odiosa politica que prolong una guerra sanosa y devastadora; peyo quiere a veces la suerte que el perseguidor de hoy se convierta en el ap6stol de manana.-El que desde las columnas de La Voz de Cuba no habla encontrado una sola palabra con que disculpar siquiera el alzamiento de los cubanos, estamp6 mas tarde estas frases terribles, que constituyen la condenaci6n mas tremenda del espiritu de explotaci6n abominable que anima a la masa general de los espaholes en Cuba: La lucha entre peninsulares y cubanos es evidente: tiene, al parecer, raices profundas y fundamento, ma's que en las diferencias de opiniones y de tendencias politicas de los unos y de los otros, en la pretension por parte de los primeros a ser los amos, siendo los menos ;a ser los mejores, siendo los menos instruidos; a ser los irbitros de los destinos del pais sin haber nacido en d', sin aspirar en 61 a otra cosa sino a las riquezas, los honores, el poder y la influencia; pero no a su progreso moral ni a
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ECONOMIA Y CIVISMO 211 su crecimiento en el orden de la cultura y de la civilizaci6n, ni ann los mas a morir en su seno. No se cuidan de la suerte de sus descendientes, esto no los preocupa: el especticulo que les ofrecen los hijos de los que vinieron antes, no los instruye ni enternece. A sds hijos los engendran y educan para que sirvan de victimas a las pasiones de sus paisanos que vengan en adelante, y los mas permanecen solteros mientras viven en la Colonia (79). No ha faltado escritor que afirmara que Conte fu6 lilevado por sus ideas avanzadas, equivocadamente, a afiliarse en el bando autonomista. Si Conte se equivoo6 al poner su claro talento y su vasto saber al servicio de la causa de un pueblo explotado y vejado por una oligarqula ba'rbara, movida por una codicia insaciable y sin escripulos, preciso seria reconocer que los cubanos deberian renunciar a la idea de que alguna vez, en el curso de media centuria, suria, por rara excepci6n, un espahol dispuesto a tomar la defensa de los oprimidos colonos. La conversion de Conte fu6 una perdida enorme para el Partido Espafiol, tan grande como fu6 valiosa para el Partido Liberal; porque 61, s6o10 61, supo comprender y demostrar que en el sistema a.rancelario que en Cuba se persegula con el titulo de cabotaje, se refugiaban los inltimos restos del torpe mronopolio que encontr6 su formula en las asfixiantes leyes de' Indias. A Conte y s6(79) La lucha political en Cuba, pig. 169.
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212 CUADERNO DE CULTURA lo a Conte corresponde el honor de haber dirigido con 6xito brillante la ruda lucha contra el monopolio me.rcantil de algunas provincias de la Madre Patria que escudadas por una ley injusta pudie.ron sostener, con enorme daio de los inereses colectivos de la Naci6n y los particulares de la Colonia, un mercado para sus escasas y atrasadas producciones. Fu6 asi Conte el continuadoxr de la obra civilizadora timidamente iniciada por el c4lebre marqu6s de la Sonora y con energia continuada por el ilustre Valiente, por el eminentisimo Arango, por el talento sagacisimo de Ramirez y por la actividad incansable y eficacisima de Maytinez de Pinillos; porque, al fin y al cabo, hoy, en las agonias del siglo XIX, (despu6s de haber perdido un imperio inmenso, mts que por el despotismo de los virreyes, por los excesos de la codicia de los mercaderes de la Metr6poli, empefiados' en mantener un monopolio ruin y coxruptor), Espafia no acierta a comprender que lo 'nico que puede legitimar y afianzar, su doninaci6n en Am6rica es una sincera libertad politica, y el aniquilamiento completo del monopolio comercial. De la vastisima erudici6n, de la honda doctrina que en mateyias politicas y econ6micas poseia el laborioso escritor espafiol, quedan patentes muestras en su Examen de la Hacienda Puiblica de Espaa, en La lucha politica en Cuba, en sus
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ECONOMIA Y CIVISMO 213 opnsculos publicados en esta Revista, sobre La situaci6n monetaria y su reforma, en Tierra, poblacion e industria, y en la obra cuya estampa no esta' an terminada: Las aspiraciones del Partido Liberal. Conte ha muerto en la penumbra de su gloria, cuando por sus grandes merecimientos parecia liamado a ser objeto de una gran manifestaci6n de simpatia y de duelo como se tribute a su falIlecimiento; a otro espafiol, el dia en que el sol del Partido Liberal estaba en su oriente. Los tiempos han cambiado: el sol de los autonomistas es ahora un astro moribundo, y por otra parte, la posici6n retraida, aislada en que el ilustre pensador se habla colocado, desde que se vi6 dura y cruelmente atacado con motivo de los acontecimientos de 1871 -porque asi cxey6 que se lo aconsejaba su decoro (80)envolvian la persona del esforzado defensor de la autonomia colonial en una sombra formidable, temerosa y fria; en que muy contados amigos se atrevian a penetrar, conculcando la ley de razas que divide a los habitantes de esta tie.rra en espanoles y cubanos, en vencedores y vencidos. 15 de Noviembre de 1891. (80) En las paginas de la Revista Cubana hall el sabio economisLa asilo a sus ideas, en medio del severo aislamiento a que estaba reducido, y desde el cual, no sin amarga tristeza, seguia con interns ardoroso el crecimiento de las fecundas semillas de sus doctrinas, por 61 esparcidas en otros dias,
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214 CUADERNO DE CULTURA a manos ilenas, a todos los vientos, desde las columnas de El Triunfo y de El Pais. Pareciale que hasta su mismo nombre principiaba a ser olvidado y ann desconocido de sus compare, ros de lucha, y ya la muerte silenciosa se aprestaba a descargar en 61 su golpe fatal, cuando pudo, con palpitante emoci6n, leer las nobles palabras en que un egregio cubano hacia justicia a sus grandes, excepcionales mdritos. A impulsos del agradecimiento, tom6 la pluma y traz6 esta sentidisima carta, iltima que de su propio pufo escribio: Sr. Dr. Rafael Montoro: Mi querido amigo: En El Pais de ayer me vi aludido y lo que es mas, alabado. Usted pudo hacer lo primero y no lo otro, pero hizo ambas cosas, y por ello le estoy agradecido, aunque el "elogio es muy superior a mis m6ritos verdaderos. Pero como usted tiene el don de decir o escribir siempre ]a frase definitiva en cuanto asunto trata, y no dice ni escribe jamrns cosas vulgares y que no sienta, no puedo ser indiferente a lo que, al aludir a un escrito mio, escribe usted respecto a mis cualidades personales. Por eso tomo la pluma hoy y le hago saber que le agradezco su recuerdo y cua'nto estimo un juicio que me honra y enaltece por ser suyo. De usted affmo. amigo, q. b. s. m., F. A. CONTE. Su Casa, 26 octubre, 1891. La contestaci6n del senior Montoro esti concebida en estos terminos tan honorables para Conte como para su mismo autor:Sr. D. Francisco A. Conte. Mi muy querido amigo: he recibido con mucho gusto su carifiosa carta, y doy a usted las mis expresivas gracias por las bondadosas palabras que me dirige., No tiene usted que agradecerme las frases que le dediqu6 en mi articulo, pues no hice mis que bonrar como es debido las dotes excepcionales de usted, y los servicios, tambi6n excepcionales, que con tanta alteza de miras ha prestado a la causa de las reformas y de la autono' mia. Sabe usted cuinto le quiere su affmo. amigo, Rafael MONTORO. Su Casa, octubre 28, 1891. P. S.-Deseo mucho hablar con usted sobre todo lo que ocurre y me propongo aprovechar para ello ei primer momento disponible.-Vale.
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ADOLFO VARONA
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Cumplianse precisamente dos lustros de haberse convenido en el Zanj6n poner t6rmino a una lucha prolongada en que los coldados de la Independencia de Cuba parecian haber agotado, con estoica fortaleza, todo el caudal de energlas humanas, el dia en que falleci6, a los cuarenta y nueve anos de p edad, en el apacible pueblo de Lakewood, del estado de New Jersey, el doctor Adolfo Varona, que, en los comienzos de ]a guerra, puso su persona y su talento al servicio de su Patria. Ocup6, desde luego, el puesto a que le llamaban los antecedentes de su vida y su cultura cientifica y literaria. Naci6 en Puerto Principe, en enero de 1839. A permanecer en la ciudad natal, probable es que su extraordinario talento y su singular ingenio se hubiesen atrofiado, sin alcanzar jams vigoroso y brillante desenvolvimiento, porque, si bien Cuba, por el trifico de esclavos y por circunstancias externas, habiase transformado en pocos ainos en opulenta colonia, los sobrantes de sus rentas invertianse en socorrer la penuria del Tesoro de la Metr6poli, iientras que las mezquinas propor217
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218 CUADERNO DE CULTURA ciones con que se dispensaba la instrucci6n pfiblica, limitaban al coxtisimo radio de La Habana, casi aislada del resto de la Isla, por la falta de ficiles vias de comunicaci6n ripida, los beneficios de la ensefianza a un reducido niimero de profesiones. Varona, como la Avellaneda, como Bernal, tuvo que salir de su pais en busca de un campo en que sus naturales dotes no permaneciesen latentes e inactivas. Tenia s6lo site ai'os, cuando su padre le llev6 a Francia, -donde se educ6 e hizo todos sus estudios generales, era adolescente c'uando pas6 a Filadelfia abursar la Medicina, y, mas tarde, estudi6 las asignaturas que le faltaban para incorporarse y revalidar su titulo en la Universidad de La Habana. Logrado este prop6sito, hizo un viaje cientifico por Inglaterra y Alemania, obteniendo titulo de la Universidad de Edimburgo. Regres6 al Camagtiey y ocup6se en el ejercicio de su profesi6n. En el breve periodo que dur6 la agitaci6n ,eformista, permitida por Serrano y Dulce, Varona fu6 fundador y redactor de El Occidente. Por entonces di6 a luz trabajos exclusivamente literarios, entre los que sobresalen sus Proverbios de Sal6n que fueron representados y recibidos con aplausos. Los mis celebrados de 6stos fueron Diana al tambor mayor, y Los tres pies del gato. Cuando pareeia llegado el momento de que los politicos espafoles comenzaran la obra de justa
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ECONOMIA Y CIVISMO 219 reparaci6n, vino el amargo desengafio de la Junta de Informaci6n a colmar la medida a los sufrimientos de treinta alios. Agotada la paciencia, los cubanos se lanzaron a una lucha sin igual en los fastos revolucionarios de Am6rica. Poco tiempo medi6 entre la burla del ministro Castro y la arenga de Cespedes en Demajagua. El Camagiey se aprestaba a la contienda y Varona fu6 Secretario'de la Junta Revolucionaria. No pudo, como sus compaferos de conspiraci'n, Ianzar el grito de insurrecci6n el 4 de noviembre de 1868, po.rque al salir de la ciudad, fu6 cogido. Un consejo de guerra le -conden6 a muerte; pero salv6se por la amnistia del general Dulce. No bien se uni6 a las fuerzas de la Revoluci6n, el general Quesada le nombr6 Ayudante suyo. Posteriormente fu6 Jefe Superior de Sanidad. En enero de 1870 sali6 de la Isla acompafiando a Quesada que acababa de ser depuesto del mando. Ma's tarde, separose de Quesada y se estableci6 en Brooklyn, y en esa ciudad, como en New York, alcanz6 fama de excelente cirujano, y se distingui6 como conferencista en materias cientificas. No se dej6 seducir por el olvido de lo pasado solemnemente prometido en el Zanj6n; prefiri6 peymanecer ausente de su pais, porque, acaso, pens6 que el espiritu de transaccion no habia de animar sinceramente a los vencedores; y que, en los Estados Unidos, sus talentos y sus aptitudes serian apreciados sin que su condition de cubano
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220 CUADERNO DE CULTURA fuese motivo para herirle en su dignidad ni en su decoro. Si asi opin6, estuvo en lo cierto; porque lleg6 a sex Profesor de Histologia en el Hospital Homeopitico 1 de New York, Profesor de Anatomia Patol6gica en el Colegio Medico y Hospital de Mujeres de New York, Cirujano Inspector del Hospital de la isla de Ward, Cirujano del Hospital Homeopitico de Brooklyn y Cirujano Consultor de la Casa de Maternidad de Brooklyn. De su actividad cientifica da testimonio ademis la obra que public en ingl6s sobre los gases de las cloacas (Sewer Gases), la cual alcanz6 en poco tiempo dos ediciones. La prensa americana le dispense la mis favorable acogida. La National Quarterly Review dijo que este libro "es mas interesante que un poema de Tennyson o una historia de amor de Mrs. Barnett o Charles Read". El Popular Science Monthly aseguraba "que todos los habitantes de pueblos y ciudades debian familiarizarse con sus doctrinas", y el New York Times que "seria dificil encerrar mayor nnmero de hechos sobre una materia mis important en una forma de mayor atractivo e interes". Ponia termino a una obra mas vasta sobre el tratamiento de las heridas (Treatment of Wounds,) cuando en la plenitud de su vigor mental le sorprendi6 la muerte. Revista Cubana, 1888, t, VII, p. 172-174.
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HUMBOLDT Y THRASHER
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En 1826, Alejandro de Humboldt public en Paris el Viaje a las regiones equinoxiales del Nuevo Continente (81). El capitulo XXVIII, libro X, de esa obra famosa esta' todo 61 dedicado a tratar de la isla de Cuba, y cuanto alli se dijo, reprodnijose, el mismo anio, con el titulo de Essai politique sur l'ile de Cuba, par Alexandre de Humboldt, avec une carte et un supplement qui renferme4 des considerations sur la population, la richesse territoriale et le commerce de l'archipel des Antilles et de Colombie. Consta esta edici6n del Ensayo politico de dos tomos en 89, de los cuales el primero contiene XLVI y 364 piginas y el segundo, 408. En 'realidad, la parte relativa a Cuba se termina en la pagina 39 del segundo tomo, habiendose invertido las restantes en una disquisici6n sobre el consumo del azdcar en Europa y en un suplemento que, como se dice en el titulo de la obra, encierra consideraciones sobre (81). Voyage aux regions equinoxiales du Noveau Continent, fait en 1799, 1800, 1801, 1802, 1803 et 1804, par Ali de Humboldt et A. Bonpland. redige par Alexandre de HUMBOLDT, Paris 1826. 223
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224 CUADERNO DE CULTURA la poblaci6n, la riqueza territorial y el comercio del archipi6'ago de las Antillas y de Colombia. No paso mucho tiempo sin que el Ensayo polftico se vertiese a los idiomas ingl6s y castellano. La traduci6n espanola, hecha por don J. B. de V. y M., vi6 la luz ptiblica en Paris el afio de 1827, esti limitada a la parte que trata especialmente de Cuba, y aunque el traductor divide la obra en ocho capitulos con epigrafes adecuados a los asuntos, se ajust6 al texto original conservando integro el trabajo del escritor prusiano (82). De este t.raslado se hizo una segunda edici6n el aho 1836 (83) y una tercera el aflo 1840 (84). En 1856, Mr. J. S. Thrasher, di6 a ]a estampa en Nueva York una version del Ensayo politico alterando el titulo de' la obra: The Island of Cuba, by Alexander Humboldt, Translated from the Spanish, with notes and a preliminary ossay, by (82) Ensayo politico sobre la isla de Cuba por el Baron de Humbo'dt con un mapa; obra traducida al castellano por D. J. B. de V. y M. Paris, en casa de Jules Renouard, librero, calle de Tournon nom. 6. 1827. Un volumen de XXXII y 364 pi' ginas en 89. (83) La segunda edici6n corregida lleva este pie: Paris, Libreria de Lecointe, 49. Quai des Augustins.-Perpifiin, Libreria de Lasserre. 1836. (84) En la portada de esta sediciente nueva edicidn, aparece como traductor D. Jose L6pez de Bustarmante. Todo ello es un fraude de los editores Lecointe y Lasserre. En verdad, es una sola versi6n, y una sola ]a edici6n, por mis que eleven trees portadas diferentes, en 1827, 1836 y 1840; las dos primeras con las iniciales del traductor y ]a 1ltima, con el nombre, tal vez supuesto, de D. Jose L6pez de Bustamante.
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ECONOMIA Y CIVISMO 225 J. S. Thrasher (85). El ensayo preliminar y las notas de Thrasher realzan el interns del Ensayo politico de Humboldt, y nada habria que censurar, si el traducto.r se hubiese contentado con mantener que el acceso de Cuba a la Repn'blica de los Estados Unidos no era una cuesti6n local, sino de vasto interns nacional o que la emancipaci6n de los esclavos borraria a este pals y sus producciones -entonces tan importantes al comercio de todas las naciones civilizadasde la lista de las sociedades productoras de riquezas, como no fuesen los errores politicos y econ6micos en que incidi6: pero atreviose a mutilar el Ensayo politico del sabio alemdn, suprimiendo las meditadas y previsoras observaciones que el bar6n de Humboldt expuso sobre la esclavitud de la aza negra; observaciones que el traductor espaiol respeto, formando de ellas el capitulo VII de la version. Humboldt manifesto su sorpresa y su disgusto en el siguiente articulo que se insert en las columnas del Spenersche Zeitung. Bajo el titulo de Essai politique sur l'ile de Cuba publicado en Paris en 1826 coleccion6 cuanto la edici6n grande de mi Voyage aux regions iquinoxia!es du Noveau. (85) La publicaci6n se hizo en Nueva York por Derby & Jackson, 119 Nasrau Street.-Es un volumen de 397 piginas, en 129. Lleva un mana de Cuba y esta dedicatoria: To the Members of the American Press, this work is respectfully dedicated, in grateful acknowledgment of their simrathv and pro, tection in a time of peril by their obliged colaborer J. S. Thrasher.
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226 CUADERNO DE CULTURA Continent contenia sobre el estado de la agricultura y de la esclavitud en las Antillas. Aparecieron al mismo tiempo una traducci6n inglesa y otra espafiola de esta obra, titulindose la 6ltima Ensayo politico sobre la isla de Cuba, ninguna de las cuales omiti6 una sola siquiera de las francas y claras observaciones que sentimientos huma' nitarios habian inspirado. Pero acaba de aparecer, con bastante extrafieza, traducida de la version espafiola, y no del original francs, y publicada por Derby y Jackson en Nueva York, un volumen de 400 p.ginas, en octavo, bajo del epigrafe de The Island of Cuba, by Alexander Humbold, with notes and a preliminary essay, by 1. S. Thrasher. El traductor, ,que ha vivido durante largo tiempo en aquella hermosa isla, ha enriquecido mi obra con datos mas recientes sobre el estado numirico de la poblaci6n, del cultivo del suelo, y el estado del tr6fico, y, generalmente hablando, ha mostrado caritativa moderaci6n al discutir las opiniones en conflicto. Obligame, no obstan, te, un sentimiento moral -que esti ahora en mi tan vivo como estuvo en 1826-, a quejarme pi'blicamente de que en una obra que lleva mi nombre, se haya arbitrariamente omitido todo el capitulo s'ptimo de la traducci6n espafiola, con que se terminaba mi Essai politique. Precisamente a esta parte de mi obra atribuyo mayor importancia que a cualesquiera observaciones astron6micas, experimentos sobre la intensidad magn6tica o notidias estadisticas. "J'ai examine avec franchise -yo aqui repito las palabras que us6 treinta afios hace qui concerne l'organisation des societis humaines dans les colonies, l'in6gale repartition des droits et des jouissances de la vie, les dangers menagans que la sagesse des legislateurs et la moderation des hommes libres peuvent 6loigner, quelle que soit la forme des gouvernements. I appartient au voyageur qui a vu de pres ce qui tourmente et degrade la nature humaine de faire parvenir les plaintes
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ECONOMIA Y CIVISMO 227 de linfortune a ceux qui ont le devoir de les soulager. J'ai rappel dans cet expose combien l'ancienne legislation espagnole de l'esclavage est moins inhumaine et moins atroce que celle des 6tats a esclaves dans 'Amirique continentale au nord et au sud de l'6quateur" (86). Como firme defensor que soy de la mas libre expresi6n del pensamiento, de palabra, o por escrito, nunca pude abrigar la idea de quejarme por que se me atacase con motivo de manifestaciones mias; pero si creo que tengo derecho a exigir que en los Estados libres del continente de Am6rica, las gentes puedan leer 15 que se ha permitido que circule, desde el primer afio de su aparici6n, en una version espafiola. Alejandro de HUMBOLDT. Berlin, julio, 1856. Esta protest, reproducida en el New York Daily Times, provoc6 la siguiente carta de S. J. Thrasher: Nueva York, agosto 17 de 1856. Al Editor del New York Daily Times: Estimado senior: Ha llamado mi atenci6n, en su peri6dico, un articulo que el barn de Humboldt ha publi' (86) Traducci6n: He examinado con sinceridad lo que se refiere a la orga' nizaci6n de las sociedades humanas en las colonias, el desigual reparto de los derechos y de las satisfacciones de la vida, los peligros amenazadores que la prudencia de los legisladores y la moderaci6n de los hombres libres pueden alejar, cualquiera que sea la forma de los gobiernos. Corresponde al viajero que ha visto de cerca lo que ,atormenta y degrada la naturaleza humana, hacer llegar las quejas del infortunio hasta quienes tienen el deber de atenderlas. He recordado en esta exposici6a c6mo la antigua legislaci6n espafiola de la esclavitud es menos inhumana y menos atroz que la de los Estados esclavistas en la Am6rica continental al norte y al sur del Ecuador.
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228 CUADERNO DE CULTURA cado en el Spenersche Zeitung, y que se refiere a mi traducci6n de su Ensayo sobre la isla de Cuba, dada a la luz p6blica por Derby y Jackson. Como sus lectores podrian inferir que yo voluntariamente he mutilado una obra de ese gran escritor, le suplico que publique la siguiente explicaci6n. Deseoso de poner en manos de lectores americanos toda aquella informaci6n relativa a la isla de Cuba que mis estudios me habian permitido adquirir, hice la traducci6n aludida, por ser la mejor obra que sobre el asunto habia yo jams visto. Al emprender esa labor, no sabia yo que se hubiese hecho alguna versi6n inglesa, e hice uso de la edici6n espafiola para text, simplemente porque, ignorando, como ignoraba, el idioma francis, no no podia de esa lengua traducir el Ensayo. Como la obra fu6 escrita hace treinta afios -y en este tiempo el desarrollo material de Cuba ha sido muy grande-, haciase necesaria una continuaci6n de las observa' clones del barn de Humboldt, a fin de traer el asunto hasta los tiempos presentes, y este trabajo lo he insertado en notas. Al realizar el prop6sito de una obra sobre Cuba, juzgu6 que no podia tratar el asunto en mis oportuno moment que aquel en que lo dej6 el ilustre autor en 1825. El capitulo que produjo la queja de haberse omitido es un ensayo distinto sobre la esclavitud, y asi se titula en el volumen en que se public. Y s6lo por incidencia se alude en 61 a Cuba, al paso que principia con eta declaraci6n expre-a: "Aqui finalizo el Examen o enraya politico de la isla de Cuba, en el cual he presentado el estado de esta important posesi6n de Espafia, como ahora se halla". La queja del barn de Humboldt consiste, no en que yo haya mutilado su Ensayo sobre Cuba, sino en que no
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ECONOMIA Y CIVISMO 229 he publicado toda la materia contenida en el volumen de donde he traducido su obra sobre aquella isla importante. Deberia afiadir que nadie abriga mis alta ni mis sincera consideraci6n que la que yo guardo al grande y venerable nombre del bar6n de Humboldt. Pediria a aquellos peri6dicos que hubiesen aludido al articulo en cuesti6n o que lo hubiesen publicado, que reprodujesen tambi6n esta carta. Soy de V. respetuoso servidor. J. S. THRASER. Thrasher no quiso reconocer la falta conetida: hizola ma's grave, afirmando que el capitulo septimo de la version espafiola es un ensayo distinto sobre la esclavitud, pues ni siquiera es el Ultimo. La Scmana, 5 de-septiembre de 1887.
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I INatural y propio parece que el titulo de un periodico sugiera una idea de los prop6sitos que guian a sus redactores. Caeria, sin embargo, en error quien a Cuba quisiese aplicar ese principio en los tiempos en que el pais estuvo entregado a la brutal dictadura de los Capitanes Generales. Mal se podia censurar o impugnar cualquiera resoluci6n -aunque fuese dictada por el m's lignorante y codicioso de los capitanes de partidocuando no se permitia siquiera que un ayuntamiento expusiese sus pretensiones de la manera mis .endida y humilde. El pueblo cubano no existia, y el esclavo blanco, como el esclavo negro, no tenia mas que un derecho y un deber: el derecho de envilecerse y el deber de adular a sus opresores. El peri6dico velase sometido a una censura recelosa, mezquina e ignorante (87) en los asuntos mas triviales, como eran los (87) Un gobernador de Puerto-Principe pas6 el lUpiz rojo sobre la palabra repilblico empleada por don Manuel de Monteverde, uno de los escritores mas hostiles a toda idea que tendiera a subvertir la dominaci6n espafiola o a menoscabar el influjo del catolicismo. 231
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232 CUADERNO DE CULTURA que generalmente se trataban; ya que las cuestiones politicas estaban vedadas, de la manera mis absoluta al escritor pniblico: el titulo mismo hablia de ser tal que no hiciese surgir la mas leve sospecha en el animo del suspicaz proconsul. El 1? de diciembre de 1841 se public en la capital de Cuba el primer nnimero de un peri6dico que se titul6 Faro Industrial de la Habana: no era un papel destinado a derramar su luz sobre los problemas y los intereses de la industria, sino a tratar de asuntos econ6micos y literarios en cuanto no invadieran el terreno de las ideas polifticas, y a insertar anuncios particulares o .esoluciones de las autoridades. Don Carlos del Castillo, don Ildefonso Vivanco, don Fernando del Castillo y don Antonio Bachiller formaron una sociedad para publicar el peri6dico, cuya real licencia obtuvo don Carlos del Castillo. Fu6 siempre el Faro Industrial de la Habana propiedad de los fundadores, pero varias veces fu6 arrendado. Thrasher fu6 el altimo arrendata.rio, mas, por evitar el 6bice que ofrecia su condci6n de ciudadano extranjero, que nunca quiso renunciar, supuso que el periodico se arrendaba a don Jos6 Ram6n Ariza. El 13 de agosto de 1851, el general L6pez rechazaba en Las Pozas los ataques de la columna mandada por el general Ena; el 17 en el encuentro que tuvo con los invasores en el cafetal de
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ECONOMIA A CIVISMO 233 Frias, recibi6 el general espafiol la herida que le caus6 la muerte, y el 20 se verific6 el entierro en La Habana, a donde se habia ilevado su cadaver. En el niimero del dia 21, El Faro se limit a reproducir de la Gace(ta la noticia de la muerte de Ena, colocando a continuaci6n un articulo de F. Henriet, titulado Monografia de la Sonrisa, con la indicaci6n de ser t.raducido. Recuerdese el paroxismo a que hablan ilegado las pasiones en La Habana el dia 16 cuando, en las faldas de Atares, fueron fusilados el coronel Crittenden y sus cuarenta y nueve companeros, y se comprendera' failmente que la conducta de El Faro habia de irritay an'n ma's los 'nimos. No se necesita tanto en Cuba: en circunstancias parecidas la abstenci6n se considera tan punible como si se hiciesen francas declaraciones hostiles, y el periodico tiene, por fuerza, que desaparecer en el momento oportuno o que seguir la corriente de las muchedumbres enardecidas, y celebrar las derrotas como victorias decisivas y las mas horrendas iniquidades como actos de la justicia mas inmaculada. No era preciso que se publicase el articulo Monografia de la Sonrisa, para que el general Concha acordase que se suspendiese la publicaci6n ed El Faro. No habla desacato alguno en un articulo literario que la censura habia autorizado: se
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234 CUADERNO DE CULTURA consider, si, como tal, el silencio del peri6dico en la muerte de Ehia. En la supresi6n de El Faro, como en el fusilamiento de los cincuenta expediciona.rios bajo los muros del castillo de Atar6s, el general Concha cedi6 a la presi6n popular (88): la supresi6n puede considerarse como un pretexto, habilmente aprovechado por el general Con(88) El general Concha no queria fusilar a Crittenden y sus compaferos, pero don Fructuoso Garcia Mufioz, jefe de policia, le pint6 de tal suerte el estado de exaltaci6n en que esa conducta tenia a los espafioles que el Capitin General se decidi6 a sacrificar a los cincuenta prisioneros. Dionisio Alcali Galiano, en su obra Cuba en 1858, alude a la indecision del General en estos t6rminos: "Cual antes he dicho, ese rasgo de entereza que tanto real6 dentro y fuera de Espafia el prestigio del general Concha, por lo que en si era y por sus consecuencias, estuvo a pique de frustrarse, merced a su incalificable instabilidad de resoluciones. Despuis de no poco vacilar, habia triunfado la buena politica y se habia mandado la ejecuci6n de todos los prisioneros, cuando casi en el 6ltimo momento y durante la ausencia de una auto, ridad subalterna (hombre de nota no menos por su franqueza que por su energia, y hombre de los que todo mandatario debiera apetecer contar en abundancia a su lado), se comunic6 contraorden, disponiendo que s6lo fuesen diezmados. Una casualidad, verdaderamente providencial, hizo volver a Palacio al mencionado sujeto, quien al saber la moderna providencia manifest6 su opinion en terminos bien explicitos. Conmovido de nuevo el General (y no quiero calificar tantas y tales fluctuaciones) escuch6 los inconvenientes que en el estado de exasperaci6n de los inimos entre la tropa y la poblaci6n, podria acarrear su poco premeditada clemencia, y a consecuencia reiter6 la orden para el fusilamiento de todos, con tal de que no se les hubiere comunicado ann la gracia. Tom6 un bote la autoridad ya citada y a duras penas agotando sus esfuerzos., consigui6 liegar a bordo del buque en el instante mismo de ir a leerse la sentencia. iCinco minutos de retraso en su visita a Palacio o en la travesia de la bahia, y el golpe de rigor que tantos beneficios produjo al pais y tanto prestigio a la autoridad superior se hubiera hecho a medias, malogrando la grande impresi6n moral!"
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ECONOMIA Y CIVISMO 235 cha, para desembarazarse de los dos Censores Regios y Ilevar la censura a la Secretarla del Gobierno. En cierto modo, la existencia de El Faro era convenient a la poliftica espafiola: era aqu l un periodico cubano, dirigido por Thrasher, a quien se consideraba, con raz6n, como partidario de la anexi6n de Cuba a los Estados Unidos, y en 61 escribian Carlos del Castillo, Bachiller, Costales y otros cubanos. Nunca se hubieran atrevido sus redactores a publicar trabajo alguno que. no estuviese autorizado por los censores, pero en cambio, ninguno de ellos tampoco hubiera tenido entereza para resistir las imposiciones del general Concha. Bastard citaX un caso. El general espanol hacia interceptar la correspondencia de los particulares que consideraba sospechosos. Un dia ilega una carta de Gaspar Betancourt para uno de los colaboyadores de Thrasher: Concha la abre, llama a su despacho al escritor y le presenta la misiva en que El Lugareo solicitaba el auxilio de su amigo en la obra revolucionaria. Aunque nada contenia la carta que pudiera comprometer al escritor habanero, 6ste se turb6, juror que era inocente y que estaba dispuesto a tomar un fusil para defender la causa espanola. "Los escritores -djole el Dictadrdefienden a la patria con su pluma;
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236 CUADERNO DE CULTURA pasado mahana es el aniversario de la invasion de Cardenas, escriba Ud. un articulo para que se publique en El Faro. El escritor hizo el articulo (89) y al pie de la nltima cuartilla, el general Concha traz6 estas palabras: "Habana, 17 de mayo 1851. "Publiquese este ayticulo en El Faro de mariana 18.-Concha'. El articulo, no hay para qu6 decirlo, se public6 en El Faro, el dia designado por Concha: de esta suerte, un peri'dico cubano apareea condenando la empresa del general L6pez y de los secuaces de la anexion. La supresi6n de El Faro privaba al Dictadoy de un instrumento de fraucie; pero esto no impidi6 que Thrasher fuese sometido a la ComisiOn Militar, la cual le conden6 a ocho afios de presidio, sentencia que fu6 aprobaaa por el general Concha. La Semana, 12 de septiembre de 1887. (89) El articulo se termin6 asi: "No esti' de mis consignar aqui un recuerdo en memoria de los que vertieron su sangre en defensa del trono y de la integridad de nuestro territorio. Un afo hari mafiana: los que sucumbieron en la senda por donde les conducia su deber, su honor y su ilimitada lealtad, reciben los votos de un pueblo agradecido, y el justo recuerdo de una Reina generosa: los que sobrevivieron para relatar sus hechos, han recibido de su pais la recompensa que merecian, y son sefialados como gloriosos ejemplos para sus hermanos de armas".
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La misma indiferencia con que fu6 recibida en mayo de 1850 la expedici6n que se apoder6 de Cdrdenas, encontr6 el general L6pez en su segunda invasion en agosto de 1851. Un solo paisano, que ni cubano era, se union a L6pez en Cirdenas: Teodoro Gotay, natural de Puerto Rico, que mas tarde habia de caer combatiendo como Ln h6roe en la sangrienta accidn de Las Pozas. Un solo paisano, esta vez cubano, se incorpor6 a las fue~rzas expedicionarias que desembarcaron en Playitas: Julio Chasagne, natural de Vuelta Abajp. Inntil fu6 que Lopez y sus partidarios peleasen como pelearon en el Morrillo, Las Pozas,. Frias, Candelaria y el Rosa.rio, con un valor insuperable: el 29, en los Pinos de Rangel, se cons umaba el desastre de la expedicion, cayendo L6pez prisionero en poder de Jos6 Antonio Castafieda, secundado por quince paisanos. El 12 de agostt lleg6 a Cuba la expedicion del Pampero y el 1 de septiembre, en el catnpo de la Punta, se extingufa en el cadalso la vida del audaz caudillo. 237
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238 CUADERNO DE CULTURA La tierra de Cuba estaba otra vez tranquila: Joaquin Agilero e Isidoro Armenteros habian sido fusilados y dos expediciones habian fracasado. No crey6 el general Concha que debia ccsar la obra de la Comisi6n Militar, a pesar de la confianza que manifestaba en la lealtad del pais (s"). No satisfecho con la desaparici6n de El Faro, que tan til instrumento habia sido en sus manos, dispuso que Thrasher fuese sometido a juicio por considerarle el mas eficaz de los agentes de las expediciones pirditicas. No falt6 el pretexto: "no tard6, dice el general Concha en sus Memorias, en ser sorprendido con su correspondencia". En consecuencia, Thrasher fu6 arrestado en La Habana el 16 de octubre, y despu6s de estar algunos dias en la carcel, fu6 encerrado en el Castillo de la Punta. Sentenciado a ocho afios de presidio, se le destiny a cumplir su condena en Ceuta. A mediados de diciembre lleg6 Thrasher (90) Dice el general Concha en sus Memorias: "La conducta, tan leal como decidida, de los habitantes de la Isla habia cambiado completamente la posici6n del Gobierno de aquel pais. Mientras los sucesos no vinieron a justificar la confianza que tenia en la lealtad de su inmensa mayoria, las expediciones, aunque por si despreciables, tenian la importancia que he indicado, como nacida de las complicaciones interiores que pudieran ocasionar; pero, una vez libre de este cuidado, eran para mi tan insignificantes, que en una comunicaci6n que dirigi al Gobierno de S. M. en 14 de agosto, esto es, el dia anterior al de la ejecuci6n de L6pez, decia hablando de la expedici6n de cinco mil hombres que el general americano Houston preparaba en Nueva Orleans, que si jlegab-t a verificar se contaba con la seguridad de que seria destruida completamente".
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ECONOMIA Y CIVISMO 239 a Vigo a bordo del Hispano Cuban'o y de alli se le envi6 a Cadiz y despues al famoso presidio de Africa. Mr. Barringer, que representaba a los Estados Unidos en Madrid, alcanz6 que el Go$bierno espanol comprendiese a Thrasher en el indulto que la Reina habia concedido a los prisioneros de la expedicion tnltima de L6pez que se habian llevado a la Peninsula. El marques de Miraflores, al comunicar la gracia al Ministtro Plenipotenciario de los Estados Unidos, en despacho de 11 de eneyo de 1852, manifesto que el Gobierno de S. M. al extender a Mr. Thrasher los beneficios del perd6n general -en lo cual experimentaba un placer singular, considerando que esa resoluci6n habria de ser en extremo agradable y satisfactoria al Gobierno de los Estados Unidos-hacialo asi bajo de la condici6n positiva de que dicho individuo no habria de volver en lo sucesivo a las provincias ultramarinas de Espana, y que en el caso de que se le encontrase en algunas de ellas, se consideraria sujeto a cumplir su sentencia, como. si nunca se le hubiesecomprendido en el perd6n. Ya libre en imarzo de 1853, Thrasher present al Secretario de Estado una exposicion de los hechos desde el mes de agosto de 1850 en que se encargo de El Faro, para -establecer una reclamaci6n de danios y perjuicios que el Gobieyrno espaiol le habia causado por valor de 350,000 dollars, mientras que el general Concha en sus Memorias, publicadas ese mismo ano, consideraba como una desgracia que el periodista ameri
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240 CUADERNO DE CULTURA cano hubiese sido "indultado .al muy poco tiemrpO". Al regresa.r a su pais, Thrasher encontraba que los secuaces de la incorporaci6n de Cuba a los Estados-Unidos no habian desistido de su empeflo. Sin duda crey6 que una de las maneras mas eficaces de contribuir a aquella empresa habia de ser difund'endo en el pueblo americano los conocimientos que el habia adquirido durante su larga residencia en la Isla, y para realizar esa difusi6n no encontr6 libro mejor que el Ensayc politico de Alejandro. de Humboldt; mas suprimiendo la parte de la obra que habla de estar el contradicci6n con sus prejuicios sociales y politicos. La traduci6n de Thrasher apa.reci6, no obstante, cuando ya el anexionismo habia sufrido una nueva decepci6n en la muerte de Pint6, en la conducta de Quitman (u) p en la disolucidn de Ja Junta Cubana. La Semana, 19 de septiembre de 1887. (91) Thrasher fu6 Secretario del general Quitman.
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IV El juicio que Humboldt emiti6 en 1826 sobre el estado en que se encontraban, al comenzar el siglo XIX, los negros eselavos de las colonias espafiolas en America, no fu6 ni tan expresivo ni tan enfitico como el que di6 en el articulo qu3 public en Berlin en julio de 1856 al conocer la cupresion llevada a cabo por Thrasher en la version del Ensayo politico. Como el asunto reviste singular importancia para la critica hist6rica, conviene transcribir ambos textos: En la edici6n de 1826 decia Humboldt: Il appartient au voyageur qui a vu de pres ce qui -tourmente ou degrade la nature humaine, de faire parveni.r les plaintes de l'infortune a ceux qui peuvent la soulager. J'ai observe l'6tat des noirs dans des pays ol les lois, la religion et les habitudes na-. tionales ten dent a adoucir leur sort; et ceendant j'ai conserve, en quittant i'Amsri241
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242 CUADERNO DE CULTURALA que, cette meme horreur de l'esclavage que fen avois congue en Europe (92). En 1856 reproducia sus opiniones de treinta anos, pero acentuando el espiritu de benevolencia con que habia considerado la legislaci6n espafiola sobre la esclavitud de los negros. He aqui sus palabras: I appaytient au vogageur qui a vu de pres ce qui tourmente et degrade ]a nature humaine, de faire parvenir les plaintes de l'infortune a ceux qui ont le devoir de les soulager. J'ai rappel6 dans cet expose combien l'ancienne legislation espagnole de l'esclavage est moins inhumane et moins atroce que celle des etats a esclaves dans l'Am6rique continentale au nord et au sud de 'equateur (93). (92) Traducci6n: Corresponde al viajero que ha visto de cerca lo que atormenta o degrada la naturaleza humana, hacer liegar las quejas del infortunio a quienes pueden remediarlo. He observado la situaci6n de los negros en los passes en que las leyes, la religion y las costumbres nacionales tienden a aliviar su suerte; y sin embargo he mantenido, al dejar la America, el mismo horror por la esclavitud que sentla en Europa. (93) Traducci6n: Corresporide al viajero que ha visto de cerca lo que atormenta y degrada la naturaleza humana, hacer liegar las quejas del infortunio a los que tienen el deber de aliviarlas. He recordado en esta exposici6n c6mo la antigua legislaci6n espafiola de la esclavirtud es menos inhumana y menos atroz que la de los Estados esclavistas de la Am&ica continental situados al norte y al sur del Ecuador.
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ECONOMIA Y CIVISMO 243 Falt6le esta vez al sabio aleman el sagaz criterio que generalmente brilla en sus obras. Su juicio sobre la legislaci6n y las costumbres,, en cuanto influfan en la suerte de los negros en las colonias espaholas, se resiente, por una parte, de una observacion harto limitada de las ideas y de las costumbres, y, por otra, de haberse dejado seducir por el lenguaje empleado en las instrucciones y reglamentos dictados para fijar la condici6n y el trato de los esclavos. El c6lebre viajero dedujo cual seria la suerte de los esclavos en Cuba, por el trato humano que algunas familias daban en la capital a los negros empleados en el servicio domestico. El mismo advierte las diferencias que existian en la condici6n de los esclavos. Despu6s de decir que la esclavitud es sin duda uno de los ma's grandes males que han afligido a la humanidad, considera cuan grande es la distancia ent.re un esclavo que sirve en la casa de un hombre rico en La Habana y en Kingston, que trabaja por su cuenta, .no dando a su amo sino una retribucion diaria, y el esclavo adscripto a un ingenio, y luego agrega que la escala de las privaciones humanas puede conoceyse por las amenazas que se hacen a un negro recalcitrante: al calcsero se le amenaza con el cafetal, y al esclavo que trabaja en el cafetal con el ingenio. Imaginese cuii seria el estado de los esclavos en los campos de Cuba en la epoca en que Humboldt hizo sus viajes, -cuan
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244 CUADERNO DE CULTURA do todavia la abolici6n del trafico, por el tratado que Espafia celebr6 con Inglaterra el 23 de septiembre de 1817, no habia, por pura conveniencia, suavizado en cierto modo las Asperas y crueles costumbres de los amos-, con aqu6l que subsistia en los ingenios en los momentos mismos en que la Revoluci6n decret6, y realize hasta donde alcanz6 la fuerza de sus armas, la emancipaci6n que algunos anos m's tarde habia de consumar el Parlamento espafol en un reducido nnme.ro de siervos. La vida del negro en el ingenio era la vida del salvaje encadenado: el ingenio era un infierno de trabajo sin descanso: alli no penetraban los beneficios de la civilizaci6n, aunque esa civilzacion fuese ]a rudimentaria y caduca de una colonia espafolamina de explotaci6n codiciosa-, latifundio en que una nacion decadente ha vertido todas las escorias de su poblaci6n; allif, en el. negro se desconocia la personalidad humana, y el esclavo era considerado como un instxumento de trabajo, menos intil, menos precioso que la miquina de vapor o que el caballo de pesebre del opulento sehor, y anulada la per onalidad del ser humano, no hay para qu6 decir que en el ingenio estaban rotos para el negro todos los lazos de la sociedad political, todos los deberes y todos los derechos que las leyes civiles consagran: para el negro del ingenio no habia patria, ni familia ni persona: mas feliz que 61 era el mulo o el perro del mayoral.
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ECONOMIA Y CIVISMO 245 El fil6sofo o el politico que se propusiere estudiar la historia de Am6rica en sus monumentos legales, realizarl'a una obra completamente indtil; porque al cabo hallaria que el vicio radical de las leyes de Indias, como de todas las leyes coloniales de Espana, es la falta de sinceridad en el legislado.r que las dictaba y la perversidad de los ministros y de los funcionarios que las aplicaban: el p.recepto se acataba siempre; pero se eludia o se rompia cuando asi convenia a los intereses del Ministro o del funcionario. El mismo Humboldt habia observado esos vicios y asi lo habia consignado en una obra que apareci6 algunos alos antes que el Ensayo politico sobre la isla de Cuba. En el Ensayo politico sobre el Reino de Nueva Espahm traza el-Asabio viajero este cuadro del estado politico y social de los habitantes de la raza blanca: Entre los habitantes de raza pura, los. blancos ocuparfan el segundo rango, si s6lo se considerasen bajo del aspecto de nnmero. Dividense en blancos nacidos en Europa y en descendientes de europeos, nacidos en las colonias espaflolas de America o en las islas asiaiticas. Llevan los primeros el nombre de chapetones o de gachupines, los segundos el de criollas. Los naturales de las islas Canaria:, que generalmente se designan bajo de la denominaci6n de isleiios (hombres de las islas), y que son los administradores de las plantaciones, se consideran como europeos. Las leyes espafiolas conceden los mismos derechos a todos los blancos, pero los que estin ilamados a aplicar las leyes buscan el modo de destruir una igualdad
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246 CUADERNO DE CULTURA que hiere el orgullo europeo. El gobierno, que desconfia de los criollos, da los grandes destinos exclusivamente a los naturales de la antigua Espafa. A la penetraci6n de Humboldt no podia ocultarse que si los funcionarios espanoles que en America aplicaban las leyes, trataban de destruir una igualdad que heria su orgullo europeo, menos escrnpulos hab~rfan de abrigar cuando las leyes o los reglamentos hubieran de aplicarse a razas inferiores; y en efecto, los escritos del ilustre alemin, serian suficientes, si otros no existiesen, a demstrar que la dominaci6n de Espana en America descans6 en una political de desconfianza y de recelo del extranjero y del colono, que no encontraron los estadistas, con raras excepciones, mejor manera de conservar el imperio de la Metr6poli que la division y el antagonismo de las razas, y que political tan torpe que termin6 en un desastre pavoroso, inmenso y .merecido, se llev6 a cabo por el sistematico falseamiento de las leyes. Dificil serfa encontrar ejemplo mas insigne de hipocresia political que el que ofrece la historia de Cuba. La Semana, 26 de septiembre de 1887.
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v La historia de Cuba en cuatro centurias no bien cumplidas presenta a la contemplaci6n del observador el desenvolvimiento de un drama horrible: el exterminio de los indios, el tormento de los negros y el envilecimiento de los blancos. Ese drama obedece a una unidad espantosa: la explotaci6n codiciosa y sin freno del fundo colonial por una metr6poli insaciable. En vano el historiador buscara' las pruebas de tan triste aserci6n en el texto de las leyes. Contra la hipocresia de los monumentos legales se levanta, acusador implacable, el testimonio de los mismos escritores nacionales, ainn el de aquellos que ha-n pretendido atenuar, si no disculpay, los crimenes mis odiosos. La obra de la conquista de Am6rica s61o 'puede compararse a las irrupciones de los vindalos y de los visigodos en la hora en que se desmorona el colosal imperio de Roma. Parecia como que la codicia, el fanatismo y la inhumanidad aumentaban su intensidad, por manera poderosa, en el coraz6n de los aventureros 247
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248 CUADERNO DE CULTURA de Castilla, de Extremadura y de las Andalucias, desde el momento en que la quilla de los bajeles espafioles cortaba las ondas de los mares americanos. Ovando recibia de los Reyes, en una conferencia Clebre, las mas disc-etas y benignas instrucciones para el gobierno y trato de los indios-de La Espanola, y el feroz go er -ador, sin motivo de disculpa, con premeditada perfidia, no tarda en sacrificar en una hoguera a Anacaona y a una considerable porci6n de sus sdbditos. Los gallardos y cumpl'dos caballeros que tan humanos y generosos se mostraban con los vencidos en los campos de batalla de Italia, torndbanse, de siibito, con los mis vergonzosos pretextos, en conquistadores duros y sanguinarios. El cafi6n y el arcabuz, el caballo y la espada, no eran mdquinas cuya superioridad sobre las armas de los indios bastase a realizar con ventaja y rapidez la obra de conquista, de latrocinio y de exterminio: consider6se al salvaje americano como una bestia de los bosques y contra 61 se desataron los perros de presa, los alanos, que asi, de repente, se velan alzados a la categoria y condicion de coparticipes en el botin. Oviedo ha inmortalizado el nombre de uno de los perros de Vasco Ndnfez de Balboa, en la Historia general y natural de las Indias. Assimesmo quiero hacer memoria de un perro que tenfa Vasco Nlfiez que se liamaba Leongico, y que era hijo del perro Begerrico de la isla de Sanct Johan, y no fu6.
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ECONOMIA Y CIVISMO 249 menos famoso quel padre. Este perro gan6 i Vasco N65ez en esta y otra entradas mas de mill pessos de oro, porque se le daba tanta parte como a un compafiero en el oro y en los esclavos, quando se repartian. Assi, yendo Vasco N icz d6banle a 61 sueldo e parte, como otros capitanes; y el perro era tal que la meresela mejor que muchos compajieros sofiolientos, que presumen de ganar holgando lo que otros con sus sudores y diligencias allegan. E a aques e perro de ut diti;to mara c' Vo, y a i conoseia el indio bravo y el manso como le conosqiera yo n otro que en esta guerra anduviera, 6 tuviera rag6n. Francisco L6pez de Gomara, en su Historia ge&7xrl de las Indias, confirma la participaci6n que el perxo de Vasco Ndnez tenia en los despojos diciendo que como era mucho el cro repartido por el caudillo, alcanz6 a todos y ann mas de quinientos castellanos a Leoncillo, perro, hijo de Becerrillo el de Borinquen, que ganaba mas que arcabucero pp.ra Balboa". El histor'ador, a pesar de su calidad de cl6rigo, agrega que "bien lo merecia, segnn peleaba con los indios", y es de pensar que como L'pez de Gomara opinarian el gobernador Pedrarias y el obispo de De.risn. Conducta menos cruel y sanguinaria pudiexron haber observado los conquistadores de Cuba: aqui no encontraron en los pacificos siboneyes aquella resistencia que en el Darien y en Mexico hiceron los naturales a Vasco Nnniez de Balboa y a Hernin Cort's. Al suplicio de Hatuey sigui&,ronse las atrocidades de Panfilo de Narvaez y de Vasco Porcallo de Figueroa. Los conquistadores,
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250 CUADERNO DE CULTURA para someter a los indios alzados, apelaban al auxilio de perros y al empleo de los mits horrendos castigos y de las mutilaciones mas infames y vergonzosas. El lector duda a veces de que los coetineos de Gonzalo de C6rdoba y de los vencedores de Pavia, fuesen capaces de cometer las crueldades que, con pretextos tan frivolos, se consumaron, con villania inaudita, en el pueblo de Caonao, por la turba de foragidos mandados por Narvaez y en las provincias de Camagiey y Guamoya por Vasco Porcallo y sus secuaces. Estas crueldades pusieron tal espanto en el animo de los indios de Cuba, que la Isla no tard6 en ver reducida la poblaci6n indigena a una expresi6n minima. Los pobladores estaban ya en tranquila posesi6n de la tierra: ahora no habia indios que en la espesura de los bosques pereciesen destrozados por los dientes de los pexros de presa, ni los gobernadores tenian que recorrer sus territorios, seguidos de monteros, en busca de indios fugitivos. Pero a los indios -habian sucedido los negros afyicanos, y contra 4stos se emplearon de una manera mas sistematica, aunque no tan violent torque a ello se oponia el inter6s-, los procedimientos empleados contra los indios. El esclavo negro que, huyendo del cafetal o del ingenio -donde habia conocido los rigores del carimbo, del
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ECONOMIA Y CIVISMO 251 cepo, de los grillos o del Itigo-, se refugiaba en escondido palenque, sabia que gozaria de una libertad peligrosa, que habla de defender a filo de machete contra las armas del arranchador y los dientes de los perros. No se diga que la legislaci6n aboli6 o mitig6 la crueldad de esos castigos, o que las costumbres se sobrepusieron al rigor de las leyes y reglamentos; porque si bien es cierto que el carimbo dej6 de emplearse desde 1784, ese instrumento no fu6 simbolo de pena, mientras que el cepo y el perro durayon lo que dur6 la esclavitud. El articulo 41 del Reglamento de Esclavos prohibla que al negro se be pusiese la cabeza en el cepo; mas no habia finca que no tuviese cepo con hueco para colocar el cuello. En cuanto al perro de presa, Zqu6 tiene de extrafto que continuase su empleo contra el negXo cimarr6n, cuando vemos que todavia, al mediar el siglo XIX, se apela a 6l para perseguir a los dispersos de la expedici6n que a las 6rdenes del general L6pez desembarc6 en Playitas en agosto de 1851? Ma's ai'n Lquien no recuerda que durante la guerxa iniciada en Yara, el Gobierno hizo una requisa de perros en varios puntos de la Isla, para perseguir a los que combatian po.r afianzar la independencia de Cuba? En las correspondencias de Las Villas, que en el Diario de la Marina se publicaron, podrian encontrarse las noticias para probar que los cubanos fueron considerados mas de una vez como
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252 CUADERNO DE CULTURAL animales salvajes, y, como tales, peyseguidos con perros de presa. El innico punto en que la legislacion espanola aventaja a la de otros pauses de esclavos es en la personalidad rudimentaria que al siervo se reconocia por el derecho de coartacion; pero de este de.recho puede afirmarse que s6lo se aplicaba, y no sin grandes contrariedades, en aquellas po-, blaciones en que alguna vez la suerte elevaba a la Sindicatura a hombres de caracter en6rgico. En los ingenios solia encontrarse algnn esclavo coartado; mas para 61 nunca liegaba el dia de la liquidaci6n de los jornales, si es que a veces no ignoraba su propio derecho. La observaci6n de Humboldt respecto del trato humanitario de los esclavos en Cuba es exacta si se restringe a los dedicados al servicio domestico de ciertas familias en las ciudades; porque es preciso no olvidaxr que, a pesar de todos los derechos reconocidos, en la ciudad de La Habana, en los tiempos del general Vald6s, anos despu6s de publicado el Enscyo politico, existi6 una panaderia que se hizo c6lebre por las crueldades cometidas en los eselavos y cuya existencia se conoce en la historia de Cuba con el titulo de Correccional de Andreu; como debe reco.rdarse, asimismo, que muchos de los hombres de color -libres y esclavosque en Matanzas el ano 1844 sucumbieron a los rigores de sus crueles verdu
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ECONOMIA Y CIVISMO 253 gos, no murieron fusilados como Pldcido, sino a fuerza de lItigo, a pesar de las limitaciones que a los castigos corporales ponian las leyes y los reglamentos. La historia de Cuba esti por escribir. Quien acometa tan arduo empefio jams olvide que la fuente mis abundante en erroyes esti en los documentos-legales; su texto s6lo sirve para desfi. gurar esta triste verdad: la servidumbre de un pueblo, envilecido por sus duros y codiciosos opre,.res. La Semana, 3 de octubre de 1887.
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LA CRISIS PERMANENTE
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La batalla de Ayacucho y la capitulaci6n de las fortalezas del Callao, pusieron t6rmino a la do.minaci6n de Espafa en el continente americano: la torpe explotaci6n de tres siglos desaparecia, con fracaso incomparable, en una lucha tremenda, cuyos sangrientos horrores, durante tres lustros prolongados, apenas se igualan, por su crueldad salvage, a las atrocidades consumadas por Ovando en La Espafola, por Velazquez en Cuba, por Cort6s en M6xico, por Pedrarias y Vasco Ndfez de Balboa en el Daridn, por Pizarro en el Pern y por el feroz duque de Alba en los Palses Bajos. La derrota me.recida -verdadera expiaci6n hist6rica-, debi6 ser la sefial del recogimiento y de la enmienda. Se habia realizado la profecia del conde de Aranda en su famoso Dictamen reservado, y parecia liegado el momento de meditar y de aprovecha.rse de la dolorosa y triste ex-. periencia, adquirida a costa de tanta sangre y 257
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258 CUADERNO DE CULTURA de un poderio colosal. Quedaban a la vencida y arruinada metr6poli dos presidios, Cuba y Puerto Rico, cuyos habitantes rehusaron la dignidad y el decoro de la independencia, en la esperanza de que Espafia, escarmentada por un desastre inmenso, renunciara a la odiosa political que tan amargos frutos produjo en el continente. No falt6, ademis, ejemplo que imitar. Inglaterra, que durante ocho anos habia guerreado con las trece colonias americanas, reconoci6 la independencia de los Estados Unidos el momento mismo en que la lucha concluy6. El brigadier Coppinger, defensor de San Juan de Ulda, capitula con el general Barragain el 18 de noviembre de 1825: M6xico, la opulenta Nueva Espafia, cuyos destinos p'blicos habian alimentado a tanto noble espahol aryuinado y menesteroso, y cuyos tesoros habian pasado como catarata de bullente lava por el suelo de la madre patria, se hablia perdido para siempre; y, sin embargo, todavia la obcecada metr6poli suefia con la reconquista y lanza en 1829 la pobre expedici6n del inepto Barradas, a sucumbir, de modo miserrimo, en las playas de Tampico. Once anios despu6s de la capitulaci6n de Coppinger, Espania, por el tratado de 28 de diciembre de 1836, reconoce, como naci6n libre, soberana e independiente, la Repdlblica de M6xico. Poi uno de los ayticulos de ese tratado se estipul6 el total olvido de lo pasado y una amnistia general y completa para todos los espaholes y.
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ECONOMIA Y CIVISMO 259 mexicanos, sin excepci6n alguna, que pudiesen hallarse expulsados, ausentes, desterrados, ocultos o que por acaso estuviesen presos o confinados sin conocimiento de los gobiernos respectivos, cualquieyra que fuese el partido que hubiesen seguido dvrante las guerras y disensiones a que el tratado habia de poner termino feliz, y se declar6, asimismo, quei esa amnistia se acordaba por la interposici6n de la reina de Espafa, en prueba del deseo que la animaba de que se cimentasen sobre pgrincipios de justicia y beneficencia, la estrecha amistad, paz y uni6n que desde entonces habian de conservarse entre los stibditos del monarca espalol y los ciudadanos de Mexico. Pero el gobierno de Madrid habia confiado el mando de Cuba a un proc6nsul a'spero y cruel en cuyo coraz6n ardian inextinguibles los sentimientos del rencor y del despecho encendidos por las derrotas que sufriera en los campos del Peru'. Tac6n odiaba, con pasi6n intensa, a todo hijo de Am6rica; para el duro soldado espafol todo crioIlo exa una criatura detestable. Mis an: no concebia c6mo el gobierno de su patria pudo firmar el tratado en que se reconocia la independencia de M6xico y se amnistiaba a los que habifaii pugnado por la independencia de Nueva Espafia. En el caracter impetuoso de aquel hombre implacable dominaba una pasi6n mis avasalladora que el despecho del vencido,
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260 CUADERNO DE CULTURA mis honda que su rencor al nombye americano: una soberbia audaz que en momento dado se sobreponia a todo sentimiento de consideraci6n y respeto, a todo deber de obediencia. A qu6 peligros extremos podfan impulsarle sus desapoderadas pasiones, dicenlo la expulsion de Saco, por complacer a Martinez de Pinillos, su trato inhumano con los prisioneros carlistas y la conducta que observe con el coronel don Manuel de Cespedes, primer Viceconsul de la Repnlblica mexicana nombrado para la plaza de La Habana, a consecuencia del tratado de 1836, negindose a permitir que desemba.rcase por el ridiculo pretexto, dictado por una pasi6n bastarda, de haber el sefior de 'C6spedes pertenecido en otro tiempo al ej6rcito espanol en la clase de oficial, y haber abandonado sus banderas, sicndo a la vez desertor y trdnsfuga. La estipida y feroz intolerancia de aquel rudo general da en cierto modo la medida del cardcter nacional, y explica la decadencia de Espafa: habia tratado a sus colonos, a manera de siervos adscriptos al terrufno, y su altivez y orgullo impidieronle reconocer la independencia de sus posesiones americanas a tiempo para que Inglaterra y otros Estados no se apoderasen del comercio de las nacientes repnlblicas. Y todo, Zpara qu6?'. El general don Manuel de Cespedes residiO y muri6 despues en La Habana, y Espaia firm
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ECONOMIA Y CIVISMO 261 al fin y al cabo tratados de paz y amistad con sus antiguas colonias; pero sin provecho para su marina ni para su comercio, a pesar de la poderosa corriente migratoria que cada aiio lleva espanoles a milla.res a buscar fortuna, libertad y consideraci6n personal en las margenes del Plata. La Semanct, 10 de octubre de 1887.
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x x x s. 4 x x x x x x x x e7 x x x x 6 x x x x x x x & x 4 s x x x x
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II Serios y detenidos estudios de los acontecimientos han disipado la vulgar opinion que atribuy6 los progresos de Cuba a la sabiduria de la legislaci6n colonial. La famosa Recopilaci'n de leyes de los reinos de las Indias, y el p.restigioso e irresistible atractivo que en -el espiritu codicioso y aventurero de los conquistadores y colonos ejercian las maravillosas y faciles riquezas de un continente vastisimo, mantuvieron a Cuba durante dos siglos y medio en la triste situaci6n de presidio ultramarino. Fu6 pxreciso que un gran desastre -la conquista de La Habana por los ingleses al mando del lord Albemarle-mostrase la ineficacia de una recelosa political que reproducia en una hermosa isla americana el triste especticulo del estril y birbaro aislamiento secular del Jap6n y de la China, para que Espafia fijase sus miradas en la importancia que Cuba podria comunicar al comercio y a la marina de ]a nacion. Desde entonces, los adelantos del pals midi6ronse por las des263
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264 CUADERNO DE CULTURA gracias de los pueblos circunvecinos, pox el auje del trafico de negros, y aunque extrano parezca, por la decadencia de Espafia. Es problema hist6rico, si la oligarquia cubana hubiera permanecido fiel en su vasallaje colonial durante l prolongada lucha terrible de la emancipaci6n de las posesiones espaiolas en el continente americano, a no haber el gobierno de Fernando VII halagado a hacendados y comerciantes con las c6dulas y decretos que abrieron los puertos de la Isla a los buques y a las mercancias de naciones extrafas, y mostrado su disposici6n a favorecer el comercio de esclavos, ,a pesar de las declaraciones del Congreso de Viena y a despecho del tratado que con la Gran Bretafia celebr6 el 23 de septiembre de 1817. No admite duda que las restricciones y monopolios a que las leyes de Indias sometieron a las posesiones americanas, contribuyeron poderosamente al movimiento de independencia, y autor tan prevenido como don Jacobo de la Pezuela llega a declarar que, a haberse cumplido la real orden de 17 de mayo de 1810 que autorizabael comercio directo de todos los puiertos de Indias con las colonias extranjeras y naciones de Europa, fuera la mejor defense que hubiese conservado la dominaci6n del vasto imperio colonial que entonces empezaba a emanciparse del dominio espanol, sirviendo de primordial estimulo para ese movimiento la continuaci6n del sistema
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ECONOMIA Y CIVISMO 265 prohibitivo, ya anatematizado pox ]a ciencia administrativa de toda naci6n bien gobernada (94). Valiente, Arango, Ramirez y Pinillos consagraron sus talentos a la obra de la libertad comercial, empeo que fu6 discretamente secundado por los capitanes generales y pox aquel Consulado (94) La ncticia del tratado fu6 comunicada al canitin general de Cuba por el Ministro de Estado, en real orden de 14 de enero de 1818, que en La Habana se recibi6 el 14 de abril del mismo ano. Los temores del Ministro acerca del efecto que, en la orini6n de los duenos, de esclavos produjese el tratado, bien se dejan ver en el lenguaje de la real orden, cuyo texto dice asi: Excelentisimo senior: El Rey nuestro Senor, que incesantemente dirige todos sus cuidados y desvelos .a la felicidad y prosperidad de sus amados vasallos, se ocup6 desde fines del afio de 1816, en conciliar el interes del cosechero con el sistema general de Eurona y las necesidades de la politica, mandando que por su Ministerio de Hacienda, se adoptasen las providencias necesarias para aprovechar con mis utilidad del Gobierno y de los particulares, el termino que se fijase para la continuaci6n del trafico de negros; que se procurase que las expediciones de este comercio fuesen precisamente y absolutamente espafiolas; que se impusiese a los duef os y armadores ]a condici6n indispensable de que fuese, a lo menos, la tercera parte de los cargamentos de sus buques, de, bembras, y que Ilevasen los documents y requisitos necesarios para acreditar su legitimidad y su naturaleza espafiola, y evitar las tropelias de los ingles es que en parte han recaido en armadores extranjeros con poquisima formalidad. Al propio tempo se sirvi6 S. M. resolver que por dicho Ministerio de Hacienda se encargase a V. E. que, por los me, dios que le dictasen su prudencia y su mejor celo por el bien del servicio, procurase persuadir a los interesados a que proveyeseri de hembras sus haciendas y a que fomentasen en ellas los casamientos respecto a que habia de tener tirmino el tr' fico, y entonces sentirian los propietarios no haberse preparado a tiempo. Habiendose concluido y firmado en esta Corte, en 23 de septiembre del afio pr6ximo pasado, entre el Rey nuestro Sefior
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266 CUADERNO DE CULTURA que, a fines del siglo XVIII y en los comienzos del XIX, fu6 el representante mas energico y genuino de la oligarquia cubana. Cuando lleg6 la hora de la expiaci6n de su odi-oso regimen en America, Espafna, que en Trafalgar habia visto desaparecer los restos de su poderio mayiftimo, se encontr6 sin naves y sin dinero con que hacer frente y perseguir a aquellos audacisimos corsa-. y el del Reino Unido de la Gran Bretafia e Irlanda, un tratado sobre la abolici6n del expresado trifico de negros, de orden de S. M. remito a V. E. los adjuntos ejemplares del mismo, a fin de que le sirva de gobierno y lo publique V. E. en el distrito de su mando, teniendo presente que, a pesar de que S. M. considera que en esta transacci6n, aunque dictada por la mis alta 'y cristiana politica y dirigida muy principalmente a la seguridad de sus posesiones ultramarinas, pueden, sin embargo, rozarse algunos intereses parciales, a lo menos en la opinion: y que deseando S. M. que por ningnn titulo, en medida tan clasica, se equivoque el concepto del piblico americano, o de una parte de 61 por una ieflexi6n desagradable hacia sus intereses individuales, ha prevenido al Ministerio de Hacienda, por mi conducto, que, auxiliando el espiritu verdadero de esta medida, no haga novedad alguna en el sistema de ventajas mercantiles que estin g6zando los habitantes de esa Isla, con tanto fomento del pais, como satisfacci6n de S. M., de modo que esta notable transacci6n aparezca en todo su verdadero realce, y no se vea asociada con otras medidas represivas, que den a todo un aspecto de un sistema muy ajeno de las intenciones ben6ficas y paternales de S. M. Todo lo que de real orden participo a V. E., a fin de que, al tiempo de publicar el citado tratado, con las prolijas precauciones que contiene, dirigidas en favor de los snbditos de S. M., haga V. E. uso -de todo para ilustrar la opinion pciblica, y que esta acta tenga todo el brillo y verdadero aprecio que merece el espiritu en que esti concebida. Dios guarde a V. E. muchos arios. Madrid, 14 de enero de 1818. Jos6 PIZARRO. Sr. Capitan General de la Isla de Cuba.
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ECONOMIA Y CIVISMO 267 rios de Mexico, de Colombia y de Buenos Aires, que convirtie.ron el dilatado mar Atlantico en un lago americano, cuyas aguas no podian los buques espafnoles surcar sin riesgos inminentes. Levantase entonces el Consulado de La Habana y bajo la presidencia del general Cienfuegos, en junta abierta a que tuvieron acceso los vccinos, acuerda, la noche del 12 de julio de 1816, que se abra un empr6stito de doscientos mil pesos que de momento se necesitaban para armar y equipar cuatro buques de dieciseis a veintid6s canones, y dos menores en calidad de moscas, para arrojar de las costas de la Isla y exterminar, si posible fuese, a los piratas rebeldes que interceptaban la navegacion y hasta alarmaban la pciblica tyanquilidad. En aquella reunion, en que parecia surgir y determinarse por lineas mis definidas y vigorosas la naciente personalidad de la colonia, alz6 la voz Ilincheta para pintar con colores tan vivos como fieles, el grado de ruina y miseria con que amenazaban unos enemigos execrables a quienes tal vez protegian amigos poderosos, y a quienes los vecinos podian arrojar de estos mares y exterminar tambiin con el discreto y bien calculado desprendimiento de una minima parte de la fortuna de cada uno. El Consulado y los vecinos convinieron asimismo en que el empye'stito se reintegrase con los recursos que se arbitraron, renovando al efecto el socorro extraordinario que habia cesado en fin de febyero de aquel mismo afio. Los guardacostas
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268 CUADERNO DE CULTURA consulares salieron a perseguir a los piratas, prestando notables servicios y al fin sucumbieron ante la formidable sospecha de ser peligrosa la existencia de buques aymados y sostenidos por una corporaci6n popular, como el Consulado. Oligarcas que asif ocurrian a la defensa, en los momentos en que la impotente metropoli no los protegia, estuvie.ron, sin embargo, a punto de trocar el entusiasmo fervoroso de adhesion, en hondo resentimiento el dia en que se recibi6 en La Habana el texto del tratado que con la Gran Bretana se habja celebrado en Madrid el 23 de septiembre de 1817 paxa la abolici6n del trifico de negros (95). El amor a las riquezas materiales habjase convertido en pasi6n vehementisima. Tal parel'a que el antiguo presidio, con intuici6n clarisima, reconocia que habia llegado el momento del desquite: habia vegetado languidamente, en la pobreza, durante tres siglos, y ninguna ocasi6n mis propicia para imponer condiciones, que aquella en que el coloso se desmoronaba. No hubo, tal vez, quien mas hondamente penetrase en el coraz6n de Cuba en aquellos dias que el Padre Varela; con perspicuo talento apreci6 las aspiraciones de la oligarquia que imperaba en su patria. "En Cuba, decIa en El Habanero, no hay amor a Espafia, ni a Colombia, ni a Mexico, sino a las cajas de azn(95) Diccionario, tomo IV, pigina 222.
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ECONOMIA Y CIVISMO 269 car y a los sacos de caf"', y como para cultivar la caha y el cafeto se crefan indispensables los africanos, negros y mas negros pedian los blancos de Cuba, peninsulares y criollos, y tan partidaxio de la trata era en aquellos dias el insigne don Francisco de Arango como pudiera serlo don Joaquin G6mez o el mas vulgar y cinico de los oligarcas. En aquellas conciencias somb.rias habia muerto la idea del porvenir: a veces el ho-: rizonte se iluminaba de snibito con los siniestros destellos de la catistrofe de Santo Domingo, y un sentimiento de pavo.r invadia los 6nimos; pero bien pronto la codicia se apoderaba de nuevo de sus victimas. En las sombras pavorosas que entonces envolvieron a la sociedad cubana, una voz noble y severa en cuyas vibraciones parecia palpitar la emoci6n del proscrito, proclamaba la ley de eterna justicia, el derecho a la libertad de todos los hombyes. Cuba era extensisima gleba, y el nnico cubano que clamaba por la libertad de los negros, Felix Varela (96). La Semana, 17 de octubre de 1887. (96) La Mimoria y proyecto de ley de abolicidn que escribi6 Varela puede verse en la Revista Cubana, tomo IV, pa' gina 542.
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x 4 s Mii x a x x x x 4| x x x x x x x x x. x x x x 4 x x x x 5 4 x 9 x a 1 xx x x e x & x x 6 & x x ai x xx . . . . . . x AN
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Bien pronto se disiparon los recelos de los oligarcas en Cuba. El precio de su fidelidad a la metr6poli habia de ser la sistematica violaci6n del tratado con la Gran Bretaia para abolir el trifico de negros y la libertad de comerciar con paises extranjeros. Con tal de enriquecerse, la colonia lo aceptaba todo, desde el contrabando de negros, hasta la dictadura sin freno que ponia la vida y la honra del ciudadano al arbitrio irresponsable de un proconsul. Los proyectos de invasion de las Repniblicas de Colombia y de Mexico no habian de estrellarse precisamente en la poifftca del Gabinete de Washington, sino en la actitud de los colonos cubanos. Todas las conspiraclones, todos los esfuerzos por levantar a los blancos de Cuba tenian su origen en Colombia, en M6xico, en los Estados Unidos. Un puiado de patriotas, podia conspirar y conspiraba en Holguin, en Puerto Principe, en Matanzas y en La Habana; Bolivar, Sucre, y Piez podian p.reparar una invasion formidable con los vencedores de Boyac 1 y de Carabobo; todo era en vano: Cuba 271
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272 CUADERNO DE CULTURA se sentia atormentada por la fiebre de las riquezas y estaba resuelta a no despreciar la ocasi6n tan p.ropicia de satisfacer su intenso afain, como la que los hados le deparaban. Nunca, tal vez, en la historia de las colonias, hablase presentado tan rara coincidencia de circunstancias favorables al logro de una pasi6n. La ruina de una rival tan opulenta como Santo Domingo; el pavoroso cataclismo en que surgian a la vida de la libertad las Repiiblicas de Am6.rica, para agitarse y destrozarse, por sus vicios originales, en luchas de largos lustros; la venta de la Florida a los Estados Unidos; y la pobreza, rayana a veces en la miseria, y las inacabables, desastrosas discordias de Espafa, donde -ideas e intereses que nacian pugnaban vigorosos por destruir el imperio de seculares instituciones, fuertemente arraigadas en el espifirtu de un pueblo heterogeneo, cuyas clases superiores estaban corrompidas por el ocio, mientras que las inferioxes yacian o se movian embrutecidas por el feroz fanatismo heredado& con la sangre de los visigodos, de los semitas y de los bereberes (7),creaban una situaci6n singularisima, pero artificial en sumo grado, pa(97) La dominaci6n visigoda y la colonizaci6n Arabe duraron harto tiempo para que no ejercieran un influjo muy poderoso en el caricter de los diversos pueblos de. Espafia: las guerras eran intermitentes y la mezcla de las razas hostiles se lievaba a cabo de una manera semejante a lo que pasa en, Cuba: los inmigrantes espafioles se unen con las niujeres del pais, a pesar de los odios y rencores que trajo el sistema colonial y que se han agravado por una guerra salvaje y por una politica-tan imprevisora como codiciosa.
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ECONOMIA Y CIVISMO 273 ra producir una prosperidad asombrosa, comparable por sus esplendores a las riquezas de Santo Domingo. La .real cedula de 21 de octubre de 1817, sobre aumentar la poblaci6n blanca en la isla de Cuba, no habia de dirig.r a un pais de la zona t6rrida, donde el trabajo estaba envilecido, a otros emigrantes que a los que la miseria o las persecuciones politicas lanzasen de Espajia y de Canarias; 6sos, por inferior que fuese su posici6n en el pals natal, no hablian de descender al nivel de un instrumento de cultura, como el negro, el mulo, el buey, cuando por el color de su piel y la region en que naciercn podian contarse en el nnimero de los sefores. Po.r fortuna para la oligarquia cubana, el gobierno de la metr6poli se mostraba dispuesto a convertirse en c6mplice de los contrabandistas negreros, y en el tratado de 17 de septiembre de 1817 apenas existe clusula que no fuese quebrantada pox los colonos cubanos y por el gabinete de Mad.rid. Cuba se convirti6 en un vastisimo mercado donde concurrian los contrabandistas de todas las naciones maritimas y con el trifico de care humana se enriquecieron desde el Capitin Genexal hasta el capitain de partido, desde el armador hasta el hacendado: en raudales de oro convirtieronse la cania, el tabaco y el caf6; levantironse, de la noche a la mahana, prodigiosas fortunas, que a veces se disipaban, en la orgia y en los garitos, con la misma facilidad con que se hablan adquirido; la metropoli
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274 CUADERNO Df CULTURA ecord6 los situados, de Nueva Espaiia, y exigi6 sobrantes que a medida que crecifan, excitaban mas y mas la insaciable sed de oro de sus estadistas. Pero gobernantes y gobernados, blancos y negros, opresores y oprimidos, hablan formado una colonia cuya prosperidad descansaba en una peligrosa base econ6mica, violando al mismo tiempo los fue.ros de la personalidad humana. Un pueblo que fia su bienestar y su riqueza a uno o a pocos ramos de cultura, construye un edificio de aspecto brillante, pero engafioso: basta una crisis para hundirlo en la miseria mas espantosa. Cuba podia prosperaxr por el trafico de negros, que dejaba gananolas tan colosales como inicuas, y pasmar a EspaFia y provocar la envidia de otras naciones con las solicitadas producciones de su suelo. Humboldt decia: los enormes beneficios que deja el tri.fico de negros y que se elevan, en la isla de Cuba, en un solo viaje, a veces a 100 y 125 por ciento, han contribuido mucho al alza de los intereses, habiendo muchos especuladores tomado dinero a pr6stamo a 18 y a 20 por ciento, con el objeto de vivificar este cobarde y abominable comercio. Cuba podia aprovecharse de la altisima estimacion 'que alcanzaron los. frutos colonialcs por la falta de competencia traida primero por la cataistrofe de Santo Domingo y mas tarde por la ruina de las posesiones inglesas que cultivaban esos mismos p.roductos. Mas lo que los oligarcas coloniales no podian evitar era que llegase el dia
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ECONOMIA Y CIVISMO 275 de poner termino al trafico de negros, ni que al fin ilegase el momento de emancipar a los esclavos; ccmo tampoco pudieron impedir la decadencia de los precios en el caf6 y en los azticares. La expiaci6n de los errores y de los crimenes ha sido tremenda para una metr6poli voraz, amarga y triste para una oligarquia conscupiscente: a un tiempo mismo se consumaba la obra de redenci6n del esclavo negro y se envilecian los pyrcios de 700,000 toneladas de azdicar. 1 Crisis incomparable! La Semana, 24 de octubre de 1887.
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IV Si rara concidencia de circunstancias externas favorecia los empeiios de una codicia desenfrenada, fuerza es confesa.r que los elementos 6tnicos de la raza superior no podian ser en Cuba mas adversos ni mas funestos a la formaci6n de una sociedad nueva. Desde que asoma el crepdisculo de los tiempo3 historicos, hasta la invasion de las huestes napole6nicas, fu6 Espafia el campo en que se disputaron el predominio los pueblos mas pujantes y belicosos del Viejo Mundo. Terreno tan montafioso, cual el de la peninsula ib6rica', habia de prestarse a la prolongaci6n de las guerras, y si las luchas tenaces engendran hibitos rudos y feroces, bien se deja adivinar la influencia que en el caracte.r de las diversas naciones tendria la pugna entre los naturales y los invasores de razas tan recias y crueles comio la de los visigodos, tan n6madas y rapaces como las de los Ayrabes y bereberes. Todos los anos no se daban grandes bataRas, pero las invasiones en el territorio enemigo 277
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278 CUADERNO DE CULTURA apenas sufrian intermitencias, mientras que las algaradas, al par que mantenian vivos los habitos gue.rreros, creaban los de despojo y de rapifia y cierta tendencia al merodeo y al latrocinio, y como ineludible secuela, el desprecio de la vida y la falta de respeto a la propiedad. Naturalmente, los resultados de tan prolongadas contiendas habian de ser mas determinantes, e imprimi.rse, cual sello indeleble, en el cardeter de los moradores de las regiones en que ma's disputado fu6 el predominio de los diferentes grupos 6tnicos. Fu6 desgracia grande para los pueblos espafioles que en los momentous mismos en que la conquista de Granada ponia tsrmino a la gloriosa colonizaci6n s.rabe, surgiese, de sn'bito, entre las brumas del Atlantico, no ya un grupo de islas, como las Antillas, sino un continente vastisimo, poblado por razas inferiores en civilizaci6n, y en que la naturaleza habia derramado, con mano generoza hasta ser pr6diga, riquezas m'is deslumb.radoras que las soiadas por la encendida y maravillosa fantasia de los poetas arabes y hebreos: desgracia grande; porque la poblaci6n escasa de Espafia se debilit6 por la corriente migratorva que fu6 a derramayse en area inmensa, perdiendo asi en fuerza los sentimientos ma's nobles y cultos y ganando, en cambio, ascendiente terrible los habitos de violenc'a y de pillaje contraidos en las seculares luchas de vindalos y suevos, de romanos y visigodos, de arabes y francos.
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ECONOMIA Y CIVISMO 279 1 C6mo pensar en la colonizaci6n de los reci6n descubiertos paises, aquellos hombres endurecidos, cuando el soldado mas oscuro podia jugarse el sol antes de salir? 1 Qu6 respeto podian inspirar las riquezas ni las propiedades a hombres audaces, acostumbrados al merodeo y al botin de las algaradas! zQue humana consideraci6n habian de merecer los indios a aquellos guerreros rudos, de armas superiores, y que corrian atraidos pox la sed de oro? Si de Andalucia, de Castilla y de Extremadura partieron los primeros conquistado.res y pobladores, 4c6mo esperar que se despojasen del fanatismo y de la rapacidad que en su caricter hablan infiltrado los elementos semiticos y beyeberes al cruzarse con los visigodos? No fu6 un sentimiento de odio o de desprecio parecido al de los lacedemonios, respect de Filipo de Macedonia, el que excluy6 a los extranjeros del trato y comercio con las posesiones de Espana en Am6rica. La adquisici6n de inmensas regiones opulentisimas despert6 el recelo de la corte de Espafia, .recelo que se revel6 en aquellas c'lebres leyes que prohibian al extranjero tratar y contratar con. las Indias, o pasar a ellas, si no estuviese habilitado con naturaleza y licencia del Rey, o que se admitiese trato con 6l, aunque fuese por via de rescate, so pena de la vida y perdimiento de bienes: el avaro no queria cue se conociese cui'n grande era el tesoro que la suerte y la audacia de consuno habian puesto en sus
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280 CUADERNO DE CULTURA manos, sin comprender que riquezas estancadas se convlerten en veneno que todo lo corrompe y lo disuelve. El sentimiento de .ecelo explica aquel monopolio esteril concedido a Sevilla primero, a Cidiz despu6s, fuente abundantisima de corrupci6n, porque fu6 la seal de contraband que no s6l habia de parar, a la postre, en beneficio de ingleses y holandeses, sino que habia de contribuir de mane.ra' eficacisima a perpetuar los hatbitos de despojo, de pillaje y de fraude en los pobladores espanaoles, y todo para que el contrabandista, es decir el ladr6n del Fisco, ilegase segiin la expreso6n de Senior, a ser indispensable al bienestar de la naci6n entera. Conquistador o pirata o contrabandista, todo, menos colono, es el emigrante espafiol. Si la mirada del pensador se fija en la historia de Cuba, bien pronto advertira que en el siglo XIX la obra de explotaci6n del pais se ha consumado de una manera ma.ravillosa; mas no fundando una sociedad nueva y vigorosa, sino una sociedad caduca, enferma, corrompida, que se hunde en la impotencia el dia mismo en que desaparecen las condiciones externas que, por reflexi6n, y no por fuerza y espontaneidad propias, favorecieron su elevaci6n sn'bita entre las colonias productoras de azicar. No podia ser de otro mbdo. Fuerte, robusto, egoista, devoradoa por el afan de la riqueza, el
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ECONOMIA Y CIVISMO 281 emigrante espanol, espuma de la sociedad que abandon, vino a Cuba con el decidido prop6sito de mejorar de fortuna, mas no con intento de fundar nna fimilia ni de establecerse en el latifundio: era, pues, 'su posici6n tan desembarazada, como la de todo individuo que no siente las restricciones mo.rales que impone la sociedad a los que constituyen un elemento permanente de la misma. Como la esclavitud corrompe, a un tiempo mismo, al amo y al esclavo, encuentra en la nueva colectividad una moral f'cil laxa que disculpa los delitos y los crimenes a la audacia y al 6xito; digalo el ejemplo memorable de Dionisio Alcala Galiano, director del Diario de la Marina, durante siete afios; digalo tanta colosal fortuna amasada con la sangre de los negros de Africa, importados con desprecio de los tratados y con la anuencia y complicidad de los Capitanes Gen1erales; diganlo la consideraci6n y las distinciones que alcanzaban los negreros que ayer, con el fango a la rodilla, o el agua a la cintu.ra, acudian a los manglares a salvar la expedici6n acabada de embicar en escondido punto de la costa; digalo el concubinato en que suelen vivir los que no tienen por qu6 preocuparse en una sociedad en que, habiendo estado prohibido el matrimonio entre personas de distinta raza, una parte considerable de la poblacion pertenece a la clase de los mulatos.
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282 CUADERNO DE CULTURA Todo fu6 sacrificado a la idea de improvisar fortunas: el fomento, la cultura, la dignidad y el decoro. La oligarquia cubana consinti6 hasta la dictadura ilimitada y baXrbara que convirti6 a Cuba en una plaza sitiada; pero la naturaleza humana fu6 aqui incoercible, y puede decirse que el momento mismo en que el regimen de fuerza convirti6 a Cuba en un canrpamento, levant6se la protesta viril de aquella parte de la sociedad cubana que no pertenecia al ninmero de los opresores que redujeron toda aspiraci6n social al bienestar de una oligarquia embrutecida por los placeres sensuales. A la dictadura sin escrinlpulos, respondi6 la conspiraci6n de los oprimidos que se sintieron hombres; ese dia se complic6 el problema de la existencia de la sociedad cubana. La Semana, 31 de octubre de 1887. CARTA DE UN CUBANO Insertamos a continuaci6n el escrito que se ha servido dirigirnos un ilustrado amigo nuestro y notable literato, que no en vano ha contado con nuestra imparcialidad al solicitar la publicaci6n de sus reparos al segundo de los articulos que, bajo el titulo de La crisis permanente, han visto la luz en nuestras columnas, autorizados con la firma de nuestro distinguido colaborador el sefior don. Manuel Villanova. Lo interesante del tema y la indiscutible competencia de ambos escritores nos per
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ECONOMIA Y CIVISMO 283 miten esperar qcue ha de quedar perfectamente esclarecido el punto hist6rico que es objeto del debate. Sr. Director de LA SEMANA: En el ni'mero 7 del acreditado peri6dico que usted dirige leo que en 1817 "negros y mis negros pedian los blancos de Cuba, peninsulares y criollos, y tan partidario de la trata era en aquellos dias el insigne don Francisco de Arango como pudiera serlo don Joaquin G6mez o el mis vulgar y cinico de los oligarcas". A esta manifestaci6n de lo que opina uno de los redactores de LA SEMANA permitame usted oponer algunos pirrafos copiados de un folleto impress en Lon' dres en 1875, en casa de Wertheimer, Les y Compaflia. De la imparcialidad de ousted se promete ver inserta en LA SEMANA esa defensa de don Francisco Arango y de sus contemporaineos. UN CUBANO. ."En el anti-Slavery Reporter, publicado por la So, ciedad Abolicionista Britinica y Extranjera, en la pigina 163 del tomo segundo de la tercera serie, correspondiente a 1854, hay noticia de representaciones que los hacendados cubanos dirigian al rey de Espafia (en 1799) pidiendo mejoras en la condicion de los esclavos y solicit tando franquicias para aumentar el nilmero de trabaja' dores libres; y hasta se dan los nombres de los que firmaron representaciones semejantes en 1811, para que se vea que todos fueron hacendados y cabezas de las fami' lias cubanas mas acaudaladas y de mejor posici6n social en aquel tiempo. "Humboldt, que escribi6 hace mis de cincuenta* anos, cita en su Ensayo Politico' la Representaci6n que los ha' baneros elevaron al rey de' Espafia, 10 de julio de 1790, y refiridndose a ella dice: "las autoridades locales o ma's
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284 CUADERNO DE CULTURA bien dicho, los ricos propietarios que componen el Ayuntamiento de La Habana, el Consulado y la Sociedad Patri6tica han demostrado muchas veces disposiciones fae vorables al mejoramiento de la--condici6n de los esclavos. Si el Gobierno de Espafia, en vez de asuctarse hasta de la apariencia de innovaciones, hubiera sabido sacar par' tido de estas circunstancias propicias y del ascendiente de algunos hombres de talento sobre sus compatriotas, el estado de la sociedad cubana habria experimentado mudanzas progresivas y los habitantes de la isla de Cuba disfrutarian en la actualidad de mejoras que ya discutian hace treinta afios". "Tambi6n cita Humboldt el Informe de 9 de junior de 1796, redactado por don Francisco de Arango, res, pecto a negros cimarrones, y de 61 copi6 varios trozos que ponen en evidencia la notable diferencia que siempre hubo entre Cuba y las colonias inglesas de las Antillas. "La Humanidad de nuestra legislaci6n,dice Arango, con, cede al esclavo cuatro consuelos, que son otros tantos alivios de sus penas, que siempre les ha rehtisado la politica de los extranjeros. Estos consuelos son: el derecho a buscar amo menos severo; la facultad de casarse confurme a su inclinaci6n; la posibilidad de comprar su libertad con el fruto de su trabajo, o de obtenerla como premio de buenos servicios; el derecho de tener peculio y de comprar con I la libertad de su mujer y de sus hijos. Sin embargo, a pesar de la sabiduria ,y la benignidad de nuestra legislaci6n ja cuintos abusos no queda expuesto el esclavo!." Por donde se ve que ni el autor del Informe, ni los hacendados cubanos que se adbirieron a su opinion crelan que'esa proteccion legal fuese bastante para mitigar la atrocidad de la esclavitud; y querian le, yes mas protectoras de los esclavos, en tiempo en que ]a legislaci6n de las Antillas britinicas les negaba los derechos correspondientes a criaturas racionales. Por lo cual no es de extrafiar que si hoy (1875) no existe esclar
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ECONOMIA Y CIVISMO 285 vitud en las colonias inglesas, sea porque el Gobierno de Inglaterra la aboli6 a pesar de sus colonos; al paso que si en Cuba subsiste todavia (1875) es porque el Gobierro de Espafia la sostiene contra la declarada voluntad de los cubanos. "Pero hay otro documento bien conocido de que izo menci6n el Anti-Slaverry Reporter en 1854, y en el cual se ve a las claras demostrada la repugnancia con que l'ts cubanos han mirado siempre el comercio de esclavos y hasta la esclavitud. El dicho documento es una representaci6n que la ciudad de La Habana diriji6 al rey de Espanacon fecha de 20 'de julio de 1811, y que fu6 impresa en Madrid por Repullks en 1814. En ella ocurren los siguientes pasajes, que deben recordarse porque desmienten palmariamente los fasos testimonios del corresponsal especial del Times: "Arrancar de su pais los infelices negros, y mantenerlos aqui en la esclavitud en que se hallan, no es obra de los particulares, sino de los soberanos que nos pusieron en tal caso", pigina 8; -la esclavitud que por desgracia nuestra existe en este pais", p.gina 15; "no debemos cansarnos de repetir que los negros vinieron y estin aqui, no por nuestra culpa, sino por la. de los que abrieron y allanaron ese camino con las armas de la ley", pigina 43;"abandono hemos hecho de especies que pasan por inconcusas en naciones cultas. Tal es la de que sin negros esclavos no puede haber colonias. Nosotros, contra ese dictamen, decimos que sin esclavitud, y at'n sin negros, puede haber to que por colonias se entiende", pigina 79. "Es muy de notar que eso dijeran los hacendados cubanos en 1811, y que diez y ocho afios mis tarde, en 1829, hubiese publicaciones inglesas como la Black wood Review, la Quarterly Review, John Bull, el Mourning Journal, y otros peri6dicos acreditados de Londres, que defendieran la esclavitud y sostuviesen que sin negros esclavos no se puede hacer azi'car en las Antillas. Y eso
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286 CUADERNO DE CULTURA que ya, para disipar errores, habia dado a la estampa Mr. Canning una comunicaci6n de Mr. Kilbee(Habana, 9 de octubre de 1824) y otra de Mr. Ward (M6xico, 13 de marzo de 1826) que ambas tienden a demostrar lo contrario. "En el n'mero 97 del Anti Slavery Reporter, corres, pondiente a junio de 1832, esti reproducida la declaraci6n que di6 el Vice-Almirante Honorable Charles Fleming ante una Comisi6n especial de la Ca.mara de los Comunes, la cual corrobora todo lo antes manifestado. El Vice-Almirante Fleming no s6lo habia frecuentado la mejor sociedad de La Habana, sino que.habla viajado por lo interior de la isla de Cuba, con la ventaja de hablar bien el castellano: de modo que pudo dar fe de lo que por conocimiento propio le constaba. Declar6 que habia estado en ingenios de hacer azi'car, en donde trabajaban hombres libres; que habia visto hombres blancos labrando los campos de Cuba tan bien como los negros; que en Cuba conoci6 muchos negros y mulatos libres, laboriosos y de buena conducta; que la moralidad de los campesinos cubanos era (entonces) incomparablemente superior a la de los de Jamaica; que los negreros en Cuba eran espaiioles y no cubanos; que los cubanos eran opuestos al trifico de esclavos; y que el Gobierno espafiol protegia ese trifico y la esclavitud, como medio de impedir la independehcia de Cuba. "Mr. David Turnbull residi6 largo tiempo en La Habana como C6nsul britanico, hizo repetidas excursiones por lo interior de Cuba, trat6 con intimidad gran nnmero de familias 'cubanas y hace treinta y cinco afios que (en 1838) refiriendose a la supresi6n del tr'fico de esclavos escribi6: "He tenido oportunidad para hablar muy largamente de este asunto con muchos de los hacendados criollos mas ilustrados, y estoy cierto de que no me equivoco cuando afirmo que expreso sus genuinos y sinceros sentimientos, al declarar que los, mejores, y los de
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ECONOMIA Y" CIVISMO 287 mds elevada posicion social, desean, con tanto fervor cotno pudieran desearlo un Clarkson o un Wilberforce, la inmediata, total e irrevocable supresi6n del trdfico de esclavos". Ademas, asever6 terminantemente que los -blancos trabajan en Cuba en las faenas mis recias de la agricultura; que el Gobierno espafiol favorecia a cara descubierta la trata, contra la voluntad de los cubanos, y que entre 6stos estaba generalizada la opini6n (en 1838) de que para hacer azncar con provecho no se necesitaban esclavos, ni siquiera negros". "En el Annual Report of the British and Foreing Anti Slavery Society for 1842; en el State and Prospe:ts of Jamaica (London 1850); en el Report of the Select Committee on slave trade treaties, presented to the House of Commons in August, 1853; y en otras -muchas publicaciones, hechas en Londres, que seria cansado enumerar y que se fundan en testimonios irrecusables, esti de, mostrado. hasta la saciedad que es falso, de todo punto falso, que los cubanos hayan sido nunca partidarios del slave trade (de la trata). El mismo Anti Slavery Reporter cit6 en agosto de 1854, un memorial presented al capi tin general O'Dbnnell, en 1843, por noventa y tres hacendados cubanos que le pidieron que dictase medidas conducentes a la supresi6n de la importaci6n ilegal de negros de Africa". (Publicado en Londres en 1875). La Semana, 31 de octubre de 1887.
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Que una colonia americana, fundada siquiera por el pueblo que menos condiciones de caricter poseia paxa esta clase de empresas, se convirtiese en abominable trasunto de los pauses asidticos, empe'o era hasta cierto punto realizable, dada la situaci6n politica de las naciones occidentales de Europa en los siglos XV, XVI y XVII: monumento imperecedero de ese empeno es ]a celebre Recopilaci6n de leyes de los reinos de las Indias. Pero pretender, como lo pretendieron, los gobiernos de la Metr6poli y los oligarcas de Cuba que la Colonia tuviese libertad para comerciar con los extranjeros y licencia para inundar ]a tierra de negros de Africa, y que al mismo tiempo permaneciese extrafia a las ideas politicas y sociales que conmovian a los pueblos de Europa y America, sin excluir al de la misma Espafia, era un prop6sito que da la medida del espiritu de s6rdida codicia imprevisora de los estadistas es289
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290 CUADERNO DE CULTURAL paroles y de la turba de contrabandistas concupiscentes que dirigian los destinos de una sociedad de blancos perversos y de negros salvajes. En la lucha horrible entre Espafia y sus colonias del continente, fu6 Cuba centro activo de las operaciones de guerra que se llevaban a cabo en Colombia y en Mexico, y las rentas de la Isla, el recurso supremo en las angustias de los generales espaioles.Dinero y provisiones de boca y de guerra recibieyon de Cuba Moscoso, Morillo, Enrile y los defensores de San Juan de Ulha, los corsarios del Consulado se armaron con el dinero de comerciantes y hacendados de la Colonia, los buques de guerra espaholes reparabanse de sus p6rdidas y desastres en el arsenal de La Habana, y los puertos de la costa fueron el refugio de las huestes vencidas y de los expulsos de Mxico, Nueva Granada y Venezuela. Las tropas espafolas que en.La Habana se presentaban, procedentes de Veracruz, La Guaira y Cartagena, en lugar de refuerzo a la guarnici6n de la Isla, servian para rear embarazos por sus exigencias e indisciplina, y el general Mahy desconfiaba a tal extremo que deseaba tenet buques de guerra en que embarcar a todos los oficiales a la vez, diciendo que ni para enviarlos en uno mercante le parecian de fiar: tanto era su temor de que hubiese "entre ellos muchos emisarios de Iturbide y Bolivay, que minarian el mundo por conseguir sus designios".
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ECONOMIA Y CIVISMO 291 La Gran Bretafia perdi6 a las trece colonias que constituyeron los Estados Unidos, por su empeno de hollar las libertades consagradas; Espafia vio a sus posesiones de America rompey el molde est.recho que comprimfa sus fuerzas vitales. El fin de una y otra lucha era el mismo, la libertad political, que todas las comprende, por mis que el origen de ambas fuese muy diferente, como diferente habia sido la formaci6n de las colonias britarnicas y de las colonias espalolas. Los resultados para las colonias fue.ron harto diversos: Inglaterra aprovech6 la leccion y surgieron a la vida de los gobiernos responsAbles del Canada', el Cabo y de las sociedades de Australia; Espafia crey6 que podia aseguxrar los restos de su imperio inmenso, dando satisfacci6n a las pasiones bastardas de un reducido grupo de espan-oles y de criollos, 'que se creyeron duefiosabsolutos y perpetuos de una gleba enorme. A la realizaci6n de tal prop6sito, se dirigieron todas las, resoluciones y medidas del gobierno de Espaiia, y de la oligarquia cubana. Dict6se para contrarrestar el influjo de las ideas democraticas, la real oyrden de 28 de mayo de 1825, que convirti6 a Cuba en una satrapia; f6rmula en. que Espana compendiaba su concepto de la colonizaci6n, revelando al mundo cua'n profunda huella habian estampado en su caracter las razas belicosas que conquistaron y colonizaron la peninsu
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292 CUADERNO DE CULTURA la iberica, y cuya acci6n se advierte en las postrmerias del siglo XIX, cuando se compara el estado de guerra, de conspiraci6n permanente y de escasa cultura de su pueblo con el de la agitaci6n en que viven las kabylas de Marruecos, Argel y Tfinez. Y esa f6.rmula de colonizaci6n aplicibase a Cuba a poco de haber el general Mahy trazado estas palabras, en carta al Ministro de la Guerra: Es tan palpable la asistencia de la Divina Providencia en esta parte del globo, que por mas adicta que es a ]a madre patria, con mayoria de noventa y cinco por ciento lo nenos, se ve combatida por tantos enemigos de su felicidad, cuantas son las provincias disidentes que la inundan de emisarios predicadores de la independencia, que desgraciadamente encuentran alg6n eco en tanta variedad de sujetos de todas partes y entre algunos' espiritus inquietos. iOjali. no hubiece sino cubanos! En tal caso, bien se podria responder, hasta con ]a vida, de la incontrastable adhesi6n al gobierno espafiol de esta isla. Natural era que surgiese en Cuba el espifritu de independencia; porque no es posible, en absoluto, conseguir que todo un -pueblo se preste a la obra inicua de su propia servidumbre, a trueque de la opulencia de un reducido nPimero de privilegiados. Espaha no supo comprender que ]a presi6n a que sometia a las clases inferiores habia de provocar la resistencia: prefirieron sus estadlstas el 6xito inmediato, la opulencia de los
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ECONOMfA Y CIVISMO 393 negreros, a dar expansion al sentimiento de personalidad que nacia en el coraz6n de los oprimidos. No se repar6 en los medios: se confisc6 el libro, se prohibit que los cubanos se educasen en los Estados Unidos, el pe.riodico no conoci6 mas libertad que la de ensalzar las torpezas y las barbaridades, de gobernantes caprichosos y engrefdos, zacerdotes pusilinimes desde el pinlpito mismo se convirtieron en instrumentos pa.ra consagrar todos los actos del despotismo mis odioso, los ayuntamientos no podian levantar la voz para suplicar humildemente que no se introdujese moneda de cobre, toda persona debja de presentayrse a dar cuenta al teniente de gobernador o al capitAn de partido de los motivos de su arribo a la localidad, se desconocia la santidad del domicilio, todo extranjero era mirado como un conspirador, o un enemigo de la paz ptiblica, ser hostil al trifico de negros eyra tanto como ser partidario de la independencia, los destinos pniblicos piusi6ronse a subasta, el empleado al embarcarse, dejaba la vergitenza en Cadiz; la vida, la fortuna de la familia qued6 a merced del arbitrio iryesponsable de un violento y soberbio proc6nsul: el ninico personaje importante en la Colonia fu6 el traficante de negros. La opulencia de unos pocos, la pobreza y el envilecimiento del resto de los blancos y de una pate de las gentes de color, la explotaci6n codi
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294 CUADERNO DE CULTURA ciosa, cruel, inicua del esclavo negro: 6se fu6 el regimen consagrado por la real orden de 28 de mayo de 1825. La Revoluci6n era inevitable: era un corolario fatal. La Semana, 7 de noviembre de 1887. CONTESTACION APLAZADA Despu6s de publicada en El Pals la impugnaci6n que un escritor an6nimo ha echo de una aseveraci6n mia, de ciertos sucesos hist6ricos relativos al trifico de negros en que figure e influy6 D. Francisco de Arango y Parrefio, ha visto la luz piiblica en las columnas de LA SEMANA otro trabajo en que se oponen algunos parra' fos de cierto folleto, dado a la estampa en Londres el afio 1875, a mis afirmaciones sobre ]a complicidad de los blancos de Cuba, peninsulares y criollos, en el Comercio dIe negros en los dias en que la Amirica continental sacudia el yugo espafiol, es decir de 1810 a 1826; pero, esta vez, no es un escritor an6nimo el que habla, pues que suscribe su trabajo titulAndose Un cubano y el Director de LA SEMANA asegura que es un notable literato. Como no se me alcanza qui interns puedan tener los autores en ocultar sus nombres en asuntos de tal naturaleza, y como sospecho que las dos impugnaciones han sido trazadas por una misma pluma, pardceme que una discusi6n cuyo 6nico fin ha de ser la depuraci6n de la verdad hist6rica, mucho ganaria con que el notable lite, rato chase el peso de su autoridad, suscribiendo sus trabajos: en ello, s6lo podra perder, por el contraste,
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ECONOMIA Y CIVISMO 295 quien, como yo, conoce Ia debilidad de sus propias fuerzas. Tan pronto como termine Ia serie de articulos que es, toy publicando en LA SEMANA bajo del epigrafe de La crisis permanente, contestar6 para probrar que no anduve a tientas, ni procedi con ligereza al exponer el estado de la opinion entre los oligarcas de Cuba, en la 6poca en que se llev6 a cabo la independencia de las colonias espafoles en el continente americano. MANUEL VILLANOVA La Semana, 7 nov. 1887. NOTA:-Esa contestaci6n no apareci6 al fin, por haber quedado interrumpida inesperadamente Ia publicaci6n de La Samana, al terminar la colecci6n de estos articulus sobie la crisis permanente de Cuba.-E. G. C.
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VI El caricter de la colonizccion en Cuba hasta que la invasion napole6nica en Espaia d1o la serial del movimiento de independencia a las posesiones continentales' de America, es singularmente econ6miico. En el largo .periodo de tres centurias que medi6 desde el desembarco de Diego Velazquez hasta el dia en que se install la Suprema Junta de Cayacas -proclamando que la Regencia creada en la Metr6poli, no podia ejercer ningtn mando ni jurisdicci6n en Venezuela, porque ni se habia constituido con el voto de los americanos, ni su impotencia' le permitia atender a la seguridad y prosperidad del territo.rio y a la administraci6n de cumplida justicia en los asuntos y causas propios de la Suprema autoridad-, la historia de Cuba se reduce a la pugna incesante de autoridades rivales y celosas, a la aspiraci6n a rompe.r por el contrabando las mallas del monopolio comercial que tanto comprimia el crecimiento de la sociedad colonial, a rechazar las agresiones de 297
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298 CUADERNO DE CULTURA piratas y corsarios y los/ataques mas o menos fprmidables de las naciones con quienes Espana guerreaba. El empeno supremo exra enriquecerse: las pasiones y los intereses que agitaron a los funcionarios pi'blicos no tenian trascendencia en la vida de la colonia que se mostraba indiferente a las rivalidades de los capitanes generales,-de los obispos y de los jefes de la Marina. Como el inmigrante de Espania y de Canarias venia a Cuba con el ninico proposito de hacer fortuna que mas tarde habia de emplear en su tpatria, la poblaci6n y el fomeilto de la Colonia se resentian: la poblacion, porque el inmigrante era varon y vivia en el aislamiento, determinandose, de ese modo, en la raza blanca, una consideyable desproporci6n entre los sexos semejante a la que resultaba de la preferencia que los traficantes de negros dieron siempre a los varones; desproporci6n funesta que, al tiempo que fomentaba la relajaci6n de las costumbres, tendia poderosamente a mantener y desarrollar los hi.bitos rudos de gentes incultas, como eran las que> formaban la masa migratoria; el fomento, porque, ademis de ser Espana una nacion que carecia de capitales -es decir el nervio de toda empresa colonizadora-, el emigrante, en vez de fijar sus ahorros en el pais, los trasladaba a su tierra, donde habia de convertirse en personaje importante e influir en los destinos" de la Na
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ECONOMIA Y CIVISMO 299 ci6n. De esta sueyte se invertian los terminos del problema colonial. La tierra no se dividi6, el capital circulante hufa de la Colonia para fijarse en la Metr6poli, los edificios pinblicos y las casas de los particulares se construfan tan pobremente que daban a las ciudades el aspecto de aduares drabes o de facto.ras africanas; en el siglo XVIII se cre6 en La Habana una Universidad, de donde salieron muchos ergotistas, que razonaban a estilo de los frailes de los siglos XIV y XV, pero los beneficios de la ingstrucci6n primaria se desconocian en los campos y ann en las ciudades; la higiene pdiblica, tan importante en un pals de la zona t6rrida, apenas si alcanzaba el escaso grado de atencion que se le daba en Espafia; la higiene privada era, como es hoy, un refinamiento, un deleite de gentes ricas; la Europa ardia en guerras politicas y religiosas, se transformaba en su constituci6n politica y social, por los grandes descubrimientos, por la palabra de Lutero y de Calvino, por los libros de Rousseau y de los enciclopedistas y las colonias inglesas en Am6rica se hacian nacion, porque no consintieron que la Metr6poli confiscase sus libertades. No por eso se despert6 en el coraz6n de los habitantes de Cuba el deseo de constituir una nacionalidad. Un dia el veguero se irrita contra el estanco; levinntase, protesta a mano armada, y auxiliado por una autoridad ambiciosa y perfida, lanza a don
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300 CUADERNO DE CULTURA Vicente de la Raja de la Capitania General y le obliga a embarcarse; pero toda su p.retension se reduce a clamar contra un detestable monopolio. La escena se reproduce en 1723; pero entonces los vegueros no encuentran un colonel intrigante que los secunde o impulse, y en los campos de Santiago, la mafiana del 21 de febrero, el capitin Barrutia desbarata a los rebeldes y -ace prisioneros a doce de ellos que, aquel mismo dia, por orden de Guazo, fueron ahorcados en los irboles de Jesus del Monte. La aspiraci6n a mas dignos destinos, la protesta contra el monopolio y el desgobierno hablan por fuerza de tener otro alcance, otro sentido desde el momento en que las colonias de Espafa en el Continente dieran el ejemplo de insurreccion contra la Metr6poli. La mayoria de los colonos de Cuba no habia de mostrarse favorable a la idea de la separaci6n, cuando abrigaba la esperanza de que el comercio con pauses extranjeros, s6lo coxnsentido, se reconociese como un derecho, y cuando liegase a convenceyse de que el tratado que Espana concert con la Gran Bretafia el 23 de septiembre de 1817 no tenia mis objeto que recabar de Inglaterra cuatrocientas mil libras esterlinas, como compensaci6n completa de todas las p'.rdidas que hubieran sufrido los su bitos de S. M. C. ocupados en el tryfico de negros, realiznndose asi los deseos, expresados por Arango y otros Consejeros de In
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ECONOMIA Y CIVISMO 301 dias en voto particular, de que se exigiese algo de los ingleses en recompensa de la prohibici6n del trafico de neg.ros que tanto deseaban. Pero habia prendido el fuego de la independencia en el corazon de unos pocos colonos, y ya, desde entonces, la political de Espaia y los sucesos mismos que en torno de Cuba se verificaban, por fuerza habian de comunicar cada dia nuevo pibulo a espiritus generosos que ambicionaban para su patria suerte mas digna, estado social mas noble, mas culto que el de esplendida facto.ria, presa de todas las miserias y de todas las concupiscencias. Los Estados Unidos al par que prosperaban en sus 'instituciones y en su industria y comercio, convirti6ronse en principal mercado en que los azncares y el tabaco de Cuba se cambiaban por numerosos articulos de subsistencia, por instrumentos y mlquinas para la agricultura. La colonia espaniola reflej6 la luz de la civilizacion americana: no fu6 de Espafla de donde vino el vapor Neptuno; ni capitales, ni ingenieros, ni maquinistas, ni trabajadores espahloles los que construyeron los primeros ferrocarriles de Cuba, que fueron los primeros que hubo en todos los dominios de la Naci6n; de los Estados Unidos y de Inglaterra .se trajeron las maquinas para los ingenios y los instrumentos para cultivar la tierra; segnn la graffica expresi6n del sefnor Armas, ]a inica miquina que ha introducido Espafa en
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302 CUADERNO DE CULTURAL Cuba, es ei garrote (98) ; los j6venes de familias de recursos educironse en los Estados Unidos, en Inglaterra, en Francia y en Espaa, porque a ello los obligaba el abandono de la instruccion pdblica en su propio pais, y acaso en la Metr6poli fu6 donde mejor pudieron comprender cualn inicua y abominable era la politica que condenaba a su patria a la triste condici6n de una sociedad oligit'quica basada en la igno.rancia, en la esclavitud, en el odio de las razas y en la condenaci6n de todo sentimiento noble y civilizador. En 1823, acaso en '1810, naci6 entre los blancos de Cuba la aspiraci6n de la independencia: ese sentimiento fu6 vigorizandose en el curso de los afos; pero la historia de los empenlos revolucionarios, en Cuba, es la historia tristisima de una serie de fracasos incomparables. La Seonma, 14 de noviembre de 1887, (98) Manifiesto de un Cubano al Gobierno de Esparia, carta dirigida a] Excmo. Sr. D. Antonio CAnovas del Castillo, Presidente del Consejo de Ministros de ]a Corona de Espafia, etc., etc., por Jos6 de Armas Cispedes, Paris 1876.
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VII La Revoluci6n del continente americano encontr6 simpatica resonancia entre los cubanos de la raza blanca que no 'se resignaban a que el Pals continuase como una factoria europea en el Nuevo Mundo. Pocos meses despuds de la destituci6n de Emparin por la Junta Suprema do Caracas, el maxque~s de Spmeruelos, al amanIecer del dia 3 de octubre de 1810, recibe la noticia de que cuatro dias despu s debia estallar un movimiento revolucionario. No dicen los historiadores cuiles fueron los prop6sitos de los conjurados, mas es probable que el 6xito alcanzado por los notables de Venezuela, inspirase el deseo de realizar el proyecto formulado por el mariscal de campo don Agustin de Ibarra, en la ex-1 posici6n que al Ayuntamiento de La Habana dirigieron el 17 de julio de 1808, cuayenta y seis europeos y veintisiete criollos. Este proyecto consistia en instalar en la capital de la Isla una Junta de Gobierno, compuesta de las principales autoridades y de cierto niimero de vecinos res303
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304 CUADERNO DE CULTURA petables, que informa.ra sobre los diferentes ramos en que la administraci6n estaba dividida, y Firviese al Capita'n General de cuerpo consultivo. Aunque el general Muro se mostr6 inclinado a seguir el parecer de don Francisco de Arango y del aseso.r Ilincheta, favorable a la creaci6n de la Junta, decidi6se al fin por mantener el statu quo, reconociendo la autoridad de la Suprema Junta de Sevilla, en vista de la resistericia vehementisima que le hicieron los elementos oficiales representados por el brigadier Montalvo y por el conde de Casa-Ba.rreto. Arango vi6 en la Junta el medio seguro de llegar inmediatamernte a la libertad de comercio con los pauses extranjeros, mientras que Montalvo, Barreto, Roubaud y Villavicencio comprendian que esa corporaci6n t-raeria de manera inevitable la reforma de los exorbitantes gastos en los diferentes ramos de la administraci6n colonial. En esta pugna ardiente de intereses -que no hablia de tardar en reproducirselanz6se contra Arango la tremenda acusaci6n de favorecer la independencia de Cuba. Conviene aqui fijar la atenci6n en un hecho que parece insignificante:al frente de cada uno de los partidos Se encontraba un cubano distinguido: Montalvo contra Axrango. Desbaratada la conspiraci6n de 1810, uno de sus jefes, el habanero don Jos6 Roman de la Luz Sanchez de Silvera, fu6 deportado a Espafia.
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EC ONOMiA Y CIVISMO 30S El pensamiento de 1808 no muere: se presenta, bajo nueva forma, a responder a poderosos intereses de la sociedad cubana. La libertad de comercio con los extranjeros, cada dia con mayor ardor solicitada, y los intereses negreros amagados con la proposici6n de Argielles y Alcocer paya la abolicion del triafico de esclavos, presentada en la sesi6n celebrada por las Cortes el 2 de abril de 1811, dieron nacimiento al plan de gobierno provincial ideado por el Consulado de La Habana, que si desechado por una mayoria de siete 'votos contra tres, obtiene entonces, como en 1808, la ap.robacion del marquis de Someruelos. El sentimiento de personalidad politica que palpita en los proyectos de 1808 y 1811, contrariado, toma -otro rumbo y los cubanos descontentos buscan en la independencia la satisfacci6n de sus aspiraciones. Pero esta vez el impulso viene de las colonias sublevadas. El grupo de los independientes es harto reducido pa.ra que pretenda lanzarse a una guerra de separaci6n sin contar con el auxilio exterior: esta ben penetrado de que si las minorias son las que suelen hacer las revoluciones, la que ellos forman es demasiado d6bil e insignificante para contrast tar el influjo de una poderosa oligarquia, plenamente satisfecha de un regimen que le asegura una prosperidad asombrosa.
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306 CUADERNO DE CULTURA Pero si en 1810 encontramos a un Montalvo, a un conde de Casa-Barreto pugnando con Arango; en 1823, un cubano, Jose Dimas Vald6s, miembro de la Junta, denuncia a Vives dl plan de conspiraci6n, y los nombres de sus jefes, y otro cubano, Ferrety, acepta el encargo de juez del procedimiento, despu6s que don Pedro Diago, y don Francisco de Arango rehusayon. Vives crey6 politico no flevar al cadalso a Lemus y a otros de los conspiradores; pero Vald6s no obtuvo del Gobierno la recompensa de su traicion, y mu.rio pobre, despreciado por unos y odiado por otros. A la conspiraci6n de los Soles de Bolivar sucedieronse el levantamiento de Gaspar Antonio Rodriguez en Matanzas, el 23 de agosto de 1824, con intento de proclamar el regimen constitucional pocos meses antes abolido por Vives, la conspiracion que se f,iagu6 por cubanos emigrados en Caracas y que fracas con la muerte, en el patibulo, de Francisco Agiiero y Manuel Andres Sanchez en Puerto Principe, en mayo de 1826, sin que esta vez pudiese decirse que Vives experimentase aquel horror insuperable a las ejecuciones y a la sangre vertida a que P'ezuela (99) atribuye la salvaci6n de Lemus y de sus parciales; y los esteriles esfuerzos de la Gran Legin del Aguila Negra que en 1829 extinguen para (99) Historia de la Isla de Cuba, tomo IV, p.gina 164.
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ECONOMIA Y CIVISMO 307 siempre las esperanzas de todo movimiento de independencia que pudiese se.r secundado por las huestes vencedoras en Junin y en Ayacucho, porque el 17 de dic*embre de 1830, en la quinta de San Pedro Alejandrino, se eclipsaba en las eternas sombras de la muerte, el hombre mas extraordinario de la raza que habia descubievto y conquistado la America meridional. El ciclo revolucionario de Cuba que se cierra a la muerte de Bolivar, se caracteriza por los esfuerzos de un grupo de cubanos de la raza blarnca que confiaba en, los auxilios de la America continental que rompia'las cadenas' de I-a Metr6poli: por la hostilidad de los comerciantes esplfioles y de los hacendados cubanos a todo intento que pusiese en peligro la existencia de un r6gimen que tan bien se p.restaba a levantar en poco tiempo fortunas colosales; por la discordia entre los criollos que por su posici6n parecian liamados a cooperar a la libertad de Cuba; por la completa abstracci6n que los revolucionarios hacian de la raza de color; por la political de los Estados Unidos adversa a los proyectos de una guerra de separaci6n favorecida por las Repnblicas de Mexico y de Colombia, y por los sacudimientos aislados, aqui y alli, de los negxros esclavos o libres. La falta de consensus en las aspiraciones politicas fu en medio de tantos peligros como en
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308 CUADERNO Dt CULTURA volvieron la dominaci6n espafola en Cuba, Ia mas segura garantia de predominio. La division no conocia limites: Montalvo y Barreto combatian a Arango; Antonio Zanbrana, imberbe adn, injuriaba y ,idiculizaba en un folleto (100) a su maestro el Padre Varela, que era el mas respetable, el mas eminente de los cubanos; Jos6 Dimas Vald6s denunciaba a sus companeros de conspiraci6n; Ferrety procesaba a Lemus y a los complicados en la asoclaci'n de los Soles de Bolivar. La Semana, 21 de noviembre de 1887. (100) Apuntaciones sobre El Habanero, peri6dico que redacta en Filadelfia el Preshitcro D. Flix Varela, hechas por Un discipulo del mismo Varela.-Habana, 1825. Oficina del Gobierno y Capitania General por S. M.
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VIII Los amagos de una tempestad xevolucionaria se han disipado: dirfase que los espiritus han recobrado la calma S, que los cubanos se resignan a que el pals continue en la opresi6n a que los redujo la real orden de 1825, convirtiendolo en un campamento. El Habanero, redactado por Va.rela, ha desaparecido, y la voz simpaitica del ilustre proscripto no resonaral de nuevo clamando por la independencia de su patria; Heredia, abatido por el desastre, pierde toda esperanza de ver realizada la independencia: Nos combate feroz tirania con aleve traici6n conjurada, y la estrella de Cuba eclipsada para un siglo de horror queda ya. Lemus, como Flores, liga su nombre a la istoria de las armas mexicanas. No se conspira ya. Milanes pinta magistralmente en Los dormidos el coma que se ha apoderado de los espiri309
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310 CUADERNO DE CULTURA tus nobles y generosos: todos duermen, desde el anciano hasta el niflo. A juzgar poy el aspecto exterior de las cosas, toda aspiraci6n de libertad y progreso social ha muerto en la opulenta factoria: los barcos del negrero inundan a Cuba de esclavos, y Pinillos excita la codicia de la Metropoli, aceptando po.r millones las libranzas contra el Tesoro de la Colonia. En pocos anfos levintanse fortunas maravillosas que parecen la realizacion de los suefios de las noches drabes; se desarrolla un lujo deslumbrante y el ocio pro,: vocal, como en los dias teryibles de la conquista, la disipaci6n, por el juego, de riquezas ficilmente adquiridas: la oligarquia cubana se corrompe. Pero en medio de tanta miseria y podredumbre, Izase un pequeno grupo de espiritus selectos a levantaj' la voz de protesta contra las iniquidades del despotismo. El, movimiento politico toma nueva direccion: los cubanos pretenden ahora que Espana sea quien reconozca la injusticia con que gobierna a la Colonia y que, con espiritu previsor, acabe con un trdfico infame, que si enriquece, con mengua del decor nacional, a los capitanes generales y a otras autoridades, augura el dia de una catdstrofe pavorosa. Advi6rtese una reacci6n saludable en los espiritus cultos. Arango, que favoreci6, mientras fu6 licito, el trdfico de negros, ,reconoce al fin su error y aconseja la abolici6n efectiva de tan asqueroso comerc'io; y Luz, Del Monte, Poey, Be
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ECONOMIA Y CIVISMO 311 tancourt y otros, manifiestan en el circulo de sus relaciones la necesidad y la conveniencia de fomentar la poblaci6n blanca y de cumplir el t.ratado de 1817. Llega, sin embargo, un dia en que las ideas contra el trafico buscan expansion y Saco publica, en la Revista Bimestre Cubana que entonces dirigia, un articulo en que, al dar cuenta de la obra de R. Walsh, sobre el Brasil, dice que seria culpable omisi6n no hablar del trifico de esclavos en Cuba. En efecto, con mano vigorosa traza un cuadro de la historia de la africana, y proclama que en la marcha que llevan los negocios politicos, el comercio ilicito de esclavos no puede continuar por largo tiempo". La oliga.rquia cubana experiment los estremecimientos de la c6lera y del'despecho: no hubo en ella fibra que no se sintiera sacudida. El mismo Saco, en el ocaso de la vida, comunicaba a Vald6s Fauli los efectos que produjo aquel liamamiento suyo para salvar la Patria: "Con mucha exactitud y en pocas palabras enumera .V. las causas de la inquietud de los negros. Cuando en '1832 escribi contra el contyabando de ellos en la Revista Bimestre Cubana insulares y peninsulares me quisieron matar. Si entonces me -hubieran oido, su situacion y la de Cuba seria muy diferente" (101). (101) Esta carta de Saco a Vald6s Fauli es importantisima, porque en ella contin'a su oposici6n a la fatal idea de que Cuba tenga Diputados a Cortes y Legislatura provincial: tiene fecha de 24 de mayo de 1879.
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312 CUADERNO DE CULTURA Para ser expulsado del pals era motivo sobrado aquel articulo: mas era preciso que Tac6n se encargase del mando de la Isla para que Pinillos y los esclavistas cubanos' pudiesen ver satisfechos sus deseos. Atacar el contrabando de negros era lo mismo que p.roclamar la conveniencia de separar a Cuba de su metropoli: fomentar la poblaci6n blanca, destruyendo asi la relaci6n existente entre las razas, miribase como una perturbaci6n del equilibrio de las contrapuestas fuerzas sociales en que se hacia consistir la dependencia colonial de Cuba. La justicia, la cultura, la dIgnidad y el decoro fueron palabras vanas y ridiculas, cuando no subversivas. Todavia,. en 1849, el conde de Alcoy, en una Memoria que dirigi6 el 9 de septiembre al Ministro de Estado, se expresaba de esta suerte: En el estado actual de ]a Isla, para que el aumento de la poblaci6n blanca sea en general verdaderamente 6.til, bajo todos conceptos ,seria preciso que la de color esclava creciese tambiin, para mantenerse en la dcbida proporci6n: toda diferencia entre aribas y en beneficio de )a primera, tenderia a debilitar los lazos de la uni6n a la Metropoli. La Semana, 28 de noviembre de 1887.
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Ix La tarde del 29 de septiembre de 1833 apag6se la vida del despota ignominioso que rigi6 los destinos de la naci6n espafiola en el espacio de cuatro lustros. El pueblo habia peleado por la independencia y al t6rmino de la heyoica lucha, encontr6se tratado como un facineroso. Espafia habia descendido al triste nivel de los pauses oprimidos por el turco: los inquisidores y los verdugos fueron los simbolos de su espantosa servidumbre politica; cerrironse las universidades y abrieronse citedras de tauromaquia. La muerte de Fernando VII fue la senfal de una pugna sangrienta, llena de horrors salvajes; pero pyeferible a la angustia, a la postraci6n y al, envilecimiento en que la Naci6n habia caido al dia siguiente del mas asombroso de sus patri6ticos esfuerzos. 313
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314 CUADERNO DE CULTURAL Nuevos fulgores delibertad iluminaron el horizonte politico de Espana. Las primeras resoluciones de la reina Cristina lleva.ron al animo la esperanza de que se disipasen las tinieblas que habian envuelto a los espiritus en una prolongada noche de dolores y de vergtienzas sin cuento. En Cuba, sin embargo, el cielo politico se oscureci6 mas ann. Existia un pequefo grupo de patricios que, viendo cer.rados los caminos oscuros de la conspiraci6n y de la guerra para realizar la independencia del pails, creyeron que, ann en la esclavitud politica a que estaba sometido el pueblo cubano, no escaso bien resultaria'a la sociedad de los esfuerzos que se consagrasen a difundi.r Ia ensenanza primaria y a cultivar las bellas letras. Asif se explican lds trabajos de la Eociedad Econ6mica de La Habana y la creaci6n de la Academia Cubana de Literatura. A solicitud de varios individuos para que se permitiese Ia creaci6n de tin centro literario, la Sociedad Econ6mica concedi6 en 1829 que se estableciese una Comisi6n Permanente de Literatura en la Secci6n de Educaci6n. La Comisi6n instal6se el 13 de febrero de 1830: su obra mas memorable fue la publicaci6n de la Revista Bimestre Cubana, cuyo primer nuimero apareci6 a mediados de 1831. Los individuos de la Comisi6n
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ECONOMIA Y CIVISMO 315 elevaron en 1833 una exposici6n a la Reina en solicitud de que la Comision se constituyese en corporaci6n aparte con el titulo de Academia o Instituto Habanero do Ciencias y Literatura; vi6ronse satisfechos los deseos de los aspirantes por la real orden de 25 de diciembre del mismo ano, que autoriz6 a la Comision para transformarse en Academia independiente de la Sociedad Econ6mica con el objeto de fomentar en la Isla la afici6n al estudio de las humanidades y el conocimiento de las obras cla6sicas nacionales en todos los ramos. La Comisi6n se disolv' y surgi6 la Academia Cubana do Literatura ei 6 de marzo de 1834: ese mismo dia estall6 con gran ruido la' pugna silenciosa entre las dos parcialidades que dividian a la Sociedad Econ6mica de la Habana. Quien no est6 al cabo de las ocultas corrientes de las opiniones en aquella 6poca de despotismo, perderi'se en conjeturas sobre los m6viles que tan fuertemente apasionaron a los cubanos que tomaron parte en la lucha acerba que habla de terminarse en la proscripci6n de Saco. En efecto, al animo desp.revenido causa sorpresa aquel lenguaje aspero, duro, desdefloso, acerbo, en la contienda provocada por la existencia de una corporaci6n literaria, contienda que impulse a O'Gaban a los mas indignos extremes y que s6lo acab6 el dia en que el formidable defensor de
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316 CUADERNO DE CULTURA la Academia Cubana de Literatuya fue lanzado de su patria. Mas quien algo conozca los elementos y las tendencias de las fuerzas sociales de Cuba, bien pronto percibira', a poco que penetre en el caricter de los hombres que enitonces figuraban y se agitaban, que en realidad la cuest'i6n que se dilucidaba era la del comercio de negros a que se habia reducido el gran problema politico de la Colonia. Saco regres6 de los Estados Unidos en 1832; su nombre solo era' una amenaza. El soberbio, el implacable conde de Villanueva no podia olvidar los golpes que Saco habia descargado sobre su protegido don Ram6n de la Sagra, en defensa de la reputaci6n literaria del sublime cantor del Nidgara, el conspirador de 1823. Saco, Luz y Del Monte eran temibles: representaban las aspiraciones mas nobles y mas sanas de la sociedad cubana en f.rente de los hombres devorados por el afatn de una explotaci6n codiciosa. Ligados los nombres de esos patriotas a la suerte de la Academia Cubana de Literatura, era el hecho raz6n sobrada para que la naciente corporaci6n excitase la c6lera de Martinez de Pinillos, de O'Gaban, de Zambrana, y de cuantos fue.ron c6mplices de la odiosa oligarquia que tiraniz6 al pais. La agitation que produjo el articulo en que Saco conden6 el trifico de negros, mantdivose
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ECONOMIA Y CIVISMO 317 por ]a agria pol6mica que por la Academia Cubana se produjo y a que no logr6 ponexr termino la intervenci6n del general Ricafort, quien no s6lo oblige a la Academia a que redujese sus actos a los de Comision Permanente, sino que prohibi6 que los periodicos de la Isla insertasen la menor exp.resi6n relativa al asunto, so pretexto de qie dividi6ndose las opiniones se comprometian objetos muy sagrados (102). La medida de Ricafort no impidi6 que Saco escribiese y repartiese profusamente su Justa defensa de la Academia.Cubana de Literatura. El silencio en paises esclavos no es serial de tranquilidad en los espi.ritus. O'Gaban, Zambrana y demis enemigos de la Academia no se dieron punto de .reposo en sus chbalas, a pesar de las medidas de Ricafort. En la junta general celebrada la noche del 16 de diciembre de 1834, fu6 elegido por mayoria de votos para el cargo de Di.yector de la Sociedad Econ6mica don Francisco de Arango, y para Vice-director don Jos6 de la Luz. Estos nombramientos impulsaron a O'Gaban, que era entonces Director de la Sociedad Econ6mica, a protestar contra la elecci6n de Axango y elevar al general Tac6n una denun(102) El acuerdo del general Ricafort tiene fecha del 23 de abril de 1834 y descansa en el dictamen de los Asesores Generales del Gobierno don Juan Malagamba y don Joaquin Leandro Solis.
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318 CUADERNO DE CULTURA cia tremenda contra don Jos6 de la Luz, 'sujeto en rcK!aciones intimas y conformidad de ideas y sentim(entos con don Jose Antonio Saco y con el gremio que, a titulo de Academia de Literatura, habia atacado y ultrajado a la Sociedad. El 21 de enero de 1835, cuando habia cesado de ser -Director de la Sociedad Econ6mica, O'Gaban acudi6 de nuevo a Tac6n, advi.rtidndole que una facc i6n exaltada y desorganizadora trataba de introducirse en las Sociedades Patri6ticas para dominarlas y convertirlas eon instrumentos de sus planes ruinosos; esta vez, sin embargo, el fervoroso sacerdote fulminaba los rayos de su ira contra don Domingo del Monte. La integridad de la Pdtria esti de nuevo amenazada, como en los dias de los Soles de Bolivar. El 13 de septiembre de 1834, a las seis de la maflana, salia del puerto de La Habana el bergantin ingl6s Pandora: a su bordo iba Jos6 Antonio Saco, destinado a ser un dia el defensor mis poderoso de la dominaci6n espaniola en su patria. Ese dia se afirm6 el sistema de gobierno que tan abrumadora y sangrienta cosecha de odios y desastres habia de producir en Cuba. En este sombrio episodio de la lucha entre las diversas co.rrientes de opiniones e intereses, ninginn espectaculo mas triste que el que pre
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ECONOMIA Y CIVISMO 319 senta a la consideraci6n de la Historia la actitud de los cubanos. Martinez de Pinillos, O'Gaban, Zambrana, son los que pugnan contra Saco, Luz y Del Monte (103). Los cubanos se destrozan. ZQu6 ma's podian desear sus opresores? La Semana, 3 de diciembye de 1887. (103) No solamente a prejuicios politicos obedeci6 la con* ducta de Tac6n y O'Gaban respecto de Saco y sus amigos. Tac6n deseaba congraciarse con O'Gaban, candidato a la representaci6n de Cuba en el Parlamento. O'Gaban vela en Saco un rival prestigioso y fuerte.
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x Tac6n no perdl6 medio de fomentar la divisi6n y el odio entre los europeos y los criollos: el rencor por las derrotas que sufri6 en la guerra de la independencia de las colonias espanolas y el deseo de conservarse en el mando de Cuba informaron todos los. actos de su politica recelosa e hip6crita. En vano se buscarA en toda la serie de los actos pn'blicos del dictador, uno solo que fuese inspirado por un noble sentimiento de respeto a la dignidad humana. La expulsion de Saco obedecio a bastardos m6viles pe.rsonales; los escritores tenian libertad para adular y pervertir, porque una censura suspicaz y mezquina crefa ver en los m's inocentes articulos un ataque a las instituiciones politicas; la Secci6n de Educaci6n de la Sociedad Econ6mica de La Habana, los inspectoyes de escuelas piiblicas, la Universidad, el Seminario, los desterrados que volvian al pais, al cabo de afios de proscripci6n, hasta la misma Junta de Fomento, fueron considerados como centros de conspiraci6n. 321
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322 CUADERNO DE CULTURA La Junta de Fomento, digna heredera de la gloriosa tradici6n del Consulado,. conoci6 la codicia con que se explotaba a Cuba en beneficio del Teso.ro de la Metr6poli y de las principales autoridades de la Colonia. Resuelve exponer sus quejas y sus aspiraciones, y a principios de junio de 1835 eleva a la Reina ua larga exposici6n en que suplica se someta al examen de las Cortes los presupuestos de rentas, gastos, y sobantes de la Isla, no s6lo con los comprobantes que manifestasen la naturaleza de cada impuesto, sus'valores, forma de administ.raci6n particular, su inversionn, sus cargas y sobrante liquido que se produjera, sino lo que de dicho sobrante se remitia a la Peninsula o se invertia en la Isla, en qu6 objeto y por qu6 disposiciones del Gobierno. La Junta entraba en consideraciones politicas y luego agregaba: No es de extrafar que los habitantes de Cuba teman ver comprometidos sus derechos y sus fortunas cuando los gastos y contribuciones que han de pesar sobre ellos fueran determinados por el Estamento, compuesto de procuradores de los mismos pueblos peninsulares, que han de pretender, en lo que cabe, ser aliviados de sus cargas a expensas de este pais. Ni vale decir que la Isla tiene en 6' sus representantes, como parte integrante de la Monarquia, pues, en materia de interns positivo, no es la raz6n la que triunfa, sino la mayor suma de inte, reses particulares. La Junta pretendia que los presupuestas de Cuba -sobre los cuales los procuradores de la
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ECONOMIA Y CIVISMO a 323 Metr6poli no podian teney los necesarios conocimentosse sometiesen a un Consejo Provincial que se estableciese en la Colonia, porque entendia que tales pretensiones se justificaban por las excepciones del regimen de gobierno que distinguf a a Cuba de las demas provincias; pues, aunque parte 'integrante de la Monarquia, encontribase en la Isla unido el poder military a la autoridad political y judicial; llegando a deducirse de 6sta y de otras diferencias en la constituci6n politica y social, que no habia raz6n que obliigara a la igualdad absoluta respecto al modo de proceder en las contribuciones, ni en la formaci6n y aprobaci6n de los presupuestos. Tacon que, en estas aspiraciones de la Junta de Fomento, vela sus facultades dictatoriales, amagadas por peninsulares, y criollos, inform al Gobierno metropolitico que la Isla no podia regirse de otra manera que reuniendo la autoridad militar la plenitud de las atribuciones que tenia en el gobierno; porque, lleno el pals de elementos de disoluci6n y desorden, rodeado por los pauses de la Am6rica disidente que le presentaban el ejemplo de la emancipaci6n, necesitaba un jefe superior que dominase los diferentes ramos de la administraci6n y gobierno, y tuviese asi en su's manos, al mismo tiempo que la fuerza armada, todos los elementos destinados a impedir la progresi6n del espiritu revolucionario. Como la Junta manifestase que el esta
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324 CUADERNO DE CULTURA blecimiento de la Milicia Urbana haria inditil una gran parte de las fuerzas regulares que se sostenian en el pais, Tac6n' express su oposici6n diciendo que si esa Milicia surtia en ]a Peninsula los mis felices efectos en apoyo del trono de la Reina, del lado aci de los mares se convertiria en el arma mis fatal pa.ra los derechos de S. M. sobre esta Isla y su dependencia de la Metr6poli; y como si 'tal afirmaci6n necesitase prueba, afiadia: Es preciso que el Gobierno no se haga ilusiones, respecto a la opinion politica de los naturales, que flevan, digaimoslo asi, en ,a masa de la sangre, su tendencia a sacudir 1a dominaci6n de Espania. Dcseles una ocasi6n de desplegar su genio y no tardaremos en ver otra Rep blica, quizas m~s borrascosa que las que despedazan los antiguos dominios espanioles: la creaci6n de .a Milicia Urbana que diseminaria por pueblos y campos un armamento terrible en manos sospechosas, seria esta ocasi6n. El proc6nsul no ponia su confianza sino en los peninsulares: para 6l era tan terrible armar al negro como al blanco del pais. Z6 Cmo contrarrestar las aspiraciones de la Junta de Fomento?. La Junta, decia Tac6n, oculta bajo su pretension el designio de acaba.r con todos los elementos de fuerza que sostienen la autoridad de Espafia, apoyindose en laudables razones de economia.
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ECONOMIA Y CIVISMO 325 zNo era bastante formidable semejante acusaci6n?. Todavia en su odio y en su despecho, encontraba el dictador un motivo mis para 'recelar de las tendencias de la Junta de Fomento. Habia redactado la exposici6n el Sec.retario de la Junta, don Wenceslao Villaur.rutia, cuyo padre don Jacobo, habia abandonado una plaza de Ministro de la Audiencia de Barcelona para aceptar un puesto en el Tribunal Supremo de la Repnblica de M6xico. No es, por tanto, extranfio que el general Tac6n concluyese su informe afirmando, en t6rminos enfiticos, que lo que la Junta deseaba no era un Consejo, sino un Gobierno Provincial con potestad amplia de conocer y resolver acerca de todos los interests del paid's; en una palabra: el ejercicio de la Soberavia que hiciese la isla de Cuba independiente de Espana (104). Raro fu6 el informe o consulta al gobierno supremo en que Tac6n no insistiese s-obre la necesidad de ampliar y robustecer su dictadura. Esta idea lleg6 a ser una preocupaci6n tenaz que oscureci6 su espi. tu al punto de ver un peligro para la doninaci6n espafolha en la insurrecci6n de los indios de ]a Florida en 1836, de que se tuvo noticia #por el capitan de la goleta americana Black Smith, comis~onado por las autoridades de (104) Memoria Histdrica Politica de la Isla de Cuba, redactada de orden del Sr. Ministro de Ultramar por Jose AHuMADA y Centurion.
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326 CUADERNO DE CULTURA Cayo Hueso para dar parte del suceso al Comodoro de los Estados Unidos que se encontyraba en las aguas de Cuba. La Semana, 12 de diciembre de 1887.
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X I 1 Singular contraste! Cuando mas la corriente de la opinion se inclinaba a buscar por caminos pacificos y llanos, aunque largos, la terminadci6n de la horrible dictadura a que el pais se vela sometido; cuando los mis cultos eu.ropeos y cubanos presentaban la creaci6n de un Consejo Provincial, como la resoluci6n del intrincado y temeroso problema de las relaciones entre la Metr6poli y la Colonia, que en vano se pretend dia encontrar enlas puntas de las bayonetas o en el enganoso fuego fatuo de la ,representaci6n en 'Cortes, empeibase Tac6n en extraviar al Gobierno de Espana pintandole a Cuba como ardliendo en sorda agitaci6n revolucionaria. En 1822, el general Mahy deseaba que todos los habitantes de Cuba fuesen cubanos; en 1835, el general Tac6n vela en todo criollo, blanco o negro, un enemigo natural de Espanfa. En 1822, se conspiraba en Cuba, mal segura en su defensa; en 1835, no habia conspiradores y Cuba no se veja amenazacda de invasion! 327
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328 CUADERNO DE CULTURA No pas6 mucho tiempo sin que los acontecimientos liegasen a patentizar la extrafia manera con que se aunaban en el soberbio espiritu del d6spota el odio a la libertad americana (105), la ardiente pasi6n de mando y la mas aviesa hipocresia. El 13 de agosto de 1836, un pufiado de soldados en La Granja, a la voz de un sargento, forz6 a la reina Cristina a que aceptase la Constituci6n de 1812, y con auspiclos tan vergonzosos nacieron el gobierno y las Cortes que dotaron a Espalia de una nueva Constituci6n y que consumaron uno de los ma's torpes atropellos que registra la historia de las colonias. La ncticia de haberse proclamado en Milaga ]a Constituci6n de 1812, a V.!.rtud de un movimiento de la milicia nacional y del pueblo, que cost la vida al gobernador civil, conde de Donadlo, y al comandante general, San Yust, recibi6se en Santiago" de Cuba por un bergantin goleta, el 15 de septiembre de 1836. El brigadier don Manuel Lorenzo, que desde el 18 de julio de 1835 mandaba en el Departamento Oriental, en los sangrientos sucesos de Milaga no vi6 oty a cosa que un motin -de los que frecuentemente sacuden y trastornan a las ciudades de Espana; (105) Quien fu6 en Cuba enemigo de toda aspiraci6n Iiberal, no vacil6 en unirse en Mallorca a la conmoci6n popular que di6 al traste con la regencia de Espartero, el afio 1843.
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ECONOMIA Y CIVISMO 529 limit6,e, pues, aquel mismo dia, a dirigir una circular a los tenientes de gobernadores para advertirles la conducta que debian -seguir a fin de que el orden no se perturbase, y a comunicar por extraordinario tan alarmante novedad al Capitin General. Continuaron las cosas sin alteraci6n alguna hasta que, el .29 de septiembre, tom6 puerto en Santiago el bergantin mercante Gua'dalupe, al mando de don Santiago Patr6n. Trafa el capitan del buque espanfol la Gaceta de Madrid en que se habla dado a luz el real decreto de 13 de agosto que mandaba se publicase, en todo el Re~ino el Codigo de Cadiz. En 1836 acogiose en Cuba la noticia con espontatneo jdibilo de muchos, muy semejante al que se produjo en La Habana el 15 de abril de 1820 a la liegada del be.rgantin Monserrate que trajo la nueva de haberse proclamado solemnemente en toda Galicia la Constituci6n de 1812. El general Lorenzo, que en su patria habla combatido por la causa de la reina Isabel y que no veia el espiritu de independenclia que Tac6n, pretendia descubrir en todo criollo, no hubo de vacilar, como don Juan Manuel Cagigal, entire opuestas tendencias de la tropa, pues nadie present la mas leve oposici6n al movimiento popular que surgi6 el momento mismo en que el capitan de navio y del puerto, don Jos6 Rufz de Apodaca, vitore6 en el muelle al famoso C6digo constitucional.
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330 CUADERNO DE CULTURA Dos veces habla regido en Cuba la Constituci6n de 1812. En 1820 neg6se Cagigal a establecerla, so pretexto de que no tenia conocimiento oficial de los acontecimientos ni podia darse por seguro que esa vez se extendiese a la Isla la misma forma de gobierno de la Metr6poli; mas no le fu6 posible sostener su resoluci6n de no introducir mudanza alguna en la gobernaci6n hasta que recibiese instrucciones oficiales: entre el oleaje de un espantoso tumulto, llenaindole de dicterios y aun amagandole con pufiales, oblig6se al anciano y achacoso general a jurar la Constituci6n el dia 16-de abyil. No hubo ahora resistencias 'que veneer, y el general Lorenzo, como el conde de Torrepando en Puerto Rico, cumpli6. el real decreto de 13 de agosto de 1836, estableciendo en el Departamento de 'su mando el r&gimen constitucional. El mismo dia 29 de septiembre el general Lorenzo, poyr extraordinario, manifesto al general Tac6n el cambio realizado en las instituciones, en cumplimiento de los deseos expresados por la Reina en el real decreto de 13 de agosto. Pezuela asegura que el 7 de octubre ya sabia Tac6n los acontecimientos del 29 de septiembre; sin embargo, el dia 8 se limita a contesta~r la comunicaci6n que Lorenzo le hizo el 15 de septiembre del pronunciamiento de Milaga y de la circular dirigida a los tenientes de gobernadores del Departamento. Toda la politica de Tac6n se desenvolvia por los resortes
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ECONOMIA Y CIVISMO 331 de la violencia o el disimulo'; ahora, y hasta que ilegase el momento de imponer su voluntad por la fuerza, apela al disimulo. La obra de la mentira y de la hipocresia tr'iunfaba; Tac6n habia al fin logrado infundir la so'specha y el recelo en el Animo de los estadistas espanoles. Los politicos progresistas, elevados al poder por la obra de un sargento y unos soldados que recuerdan las brutales violencias de los pretorianos de Roma, claman y gritan contra los horrores del antiguo regimen, de los cuales, ellos, fervorosos apasionados de la libertad del pueblo espafol, librar'n a la infeliz naci6n. Peyro Cuba, la opulenta Cuba, veria amenazada su tranquilidad y sus riquezas, si la Constituci6n de 1812 pusiese en manos de los criollosque, segun, Tac6n, en la masa de la sangre Ilevan el odio a Espafael terrible inst.rumento de la prensa libre que diria al mundo c6mo la dictadura del m's inhumano y desp6tico de los capitanes generales solo servia para lievar a cabo la obra de la explotaci6n y del embrutecimiento de blancos y de negros en provecho de una turba de perversos y de una metr6poli empobrecida y desgarrada por una de las guerras mas crueles que se conocen en los anales historicos contemporaneos de Europa y Amr6rica. Los escritores en el periodico libre; Saco, Armas, Montalvo y Escobedo en el Parlamento, hubieran puesto en la picota a los miserables
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332 CUADERNO DE CULTURA que se enriquecian con el trifico de negros. El peligro eyra !inminente. Los politicos de Espafa, tan liberales en su patria, convirtidronse en c6mplices abominables de Tacon y de los contrabandistas que en la horrible servidumbre de Cuba y Puerto Rico velan la d'nica manera de continuar el t.rafico de negros. Las colonifas se precipitaban asi en el abismo de la barbarie; pero 6se era el solo recurso de mantenerlas en sujeci6n y de que la Metr6poli cubriese con los sobrantes de las rentas el deficit perdurable de los presupuestos de Espafia. La opulencia de Cuba fu6 fatal a Ja causa de sus libertades; era la opulencia del crimen. El real decreto de 13 de agosto de 1836 habia dispuesto que la Constitucion de Cadiz se publicase en toda la Monarquia; Cristina, en manifiesto que di6 a la Naci6n, ocho dias despues de las violencias de La Granja, dijo que habia "mandado publicar y jurar en todo el Reino la Constituci6n de 1812"; pero cuando asi se expresaba, ya habia firmado el real decreto del dia 20 en que se prohibia la aplicaci6n en Cuba del regimen constitucional (10). La Semana, 19 de diciembre de 1887. (106) Historia de la Isla de Cuba, tomo IV, Ngina 290.
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XII Lorenzo y sus consejeros se equivocaron lastimosamente. Imaginaron, con sobrado candor, que un despota tan audaz como Tac6n se conformase con el establecinriento de un regimen que, al extenderse a toda la Isla, le hubiera lanzado de la sat.rapia de Cuba, donde su espirItu se embriagaba con los furores de la persecuci6n de los criollos y se deleitaba con las riesgosas e infames aventuras de las expediciones negreras que se aprestaban a su vista, en -el mismo puerto de La Habana -para ir a devoyar su despecho y su c6lera en una modesta Capitania General de su patria, en que no podria nunca dar suelta a sus, feroces arrebatos, sin correr pelig.ros de un desastre tan sangriento, como el que en el Palacio Real de Barcelona habia puesto prematuro fin al desdichado general Basa. Grande debi6, pues, se.r la sorpresa del general Lorenzo cuando a las nueve de la noche del 19 de octubre se le present el correo Juan L6pez, que acababa de regresar de La Habana, 333
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334 CUADERNO DE CULTURA adonde fu6 enviado la noche del 29 de septiembre, con pliegos oficiales en que se comunicaba a Tac6n la liegada del Guadalupe y la proclamaci6n del C6digo de 1812, por acuerdo undnime de todos los jefes y autoridades de Cuba. L6pez lleg6 a la Administraci6n de La Habana el 9 de octubre, e inmediatamente Tac6n orden6 que saliese de la ciudad; mas, en el punto en que se disponia a partir, un ayudante del Capitiln General le condujo al Palacio de Gobierno donde se le introdujo por una escalera excusada, y alli en presencia de un vigilante, le tuvieron sentado en un bancwo, desde las diez y media de la mafana hasta las cuatro y media de la tarde, en que, acompalado de otro ayudante, volvi6 a la Administraci6n, donde le entregaron dos pliegos, uno para el administrador de Correos de Trinidad y ot.ro para el de Puerto Principe, haciendole salir inmediatamente, sin permitirle siquiera que tomase el preciso alimento. Al liegar L6pez al pueblo de Gunimaro, se le uni6 el comandante de la Cuadrilla Rural don Benito Tapia, a la cabeza de cuatro hombres; entonces supo L6pez la resoluci6n tomada, el 9 de octubre por Tacon, de incomunicar el Departamento Oriental. Hombres mas expertos en las luchas politicas, hubieran confiado menos en la actitud de los estadistas que en aquellos dias dirigian los destinos de la Naci6n. Pensaron ,ue ahora, co
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ECONOMIA Y CIVISMO 335 mo en 1820, bastaba que la provincia de Cuba, sin recibir instrucci6n oficial, aplicase la Constituci6n de Cadiz, para que el gobierno metropolitico aprobase el hecho consumado, sin sospechar que esa conducta podria ser y era plau'sible en las ciudades y en las provincias de Espaia, pero no en una. colonia que en la servidumbre political habia de expiar el crimen de sus famosas riquezas cimentadas con la sangre de millares de negros. Lorenzo, Munoz del Monte, Valiente, Kindelin y cuantos honradamente se comprometieron en el pronunciamiento del 29 de septiembre no sospecharon que el real decreto de 13 de agosto de 1836 -padr6n ignominioso de la historia political de EspanFaque mand6 se publicase la Constituci6n de 1812, en tanto que, reunida la Nadi6n en Cortes, manifestase expresamente su volu.ntad o diese otra Constituci6n conforme a las necesidades de la mismahubiese muy pronto de ser conculcado por el Ministerio presidido por Calatrava. El 19 de agosto, seis dias despu6s de las infames Violencias de La Granja, el Ministro de la Gobernacion, Ram6n Gil de la Cuadra, dirigi6 al capitin general de Cuba un real decreto por el que la Reina Gobernadora, considerando que debia ser muy corto el period que mediase en los paises ultramartinos, atendida su distancia de la Metropoli, desde el punto en que se reuniesen las Cortes hasta que recibiesen la positiva y fundamen
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336 CUADERNO DE CULTURA tal ley que hubiese de regir en toda la Monarquia Espaiola y persuadida de que en el inte.rin podia ofrecer inconvenientes hacer una notable novedad en el actual regimen y sistema, resolvia que el real decreto de 13 de agosto se observase solamente en la Peninsula e islas (zdyacentes. La Monarquia Espgola regia a la naci6n espafola, y esta, segnin el articulo 1? de la Constituci6n de 1812 "es la reunion de todos los espafoles de ambos hemisferios". Bastaba, pues, una real orden para mutilar la Ley fundamental del Estado, pues Cuba, ya se ha visto, formaba parte integrante de la Naci6n. Si el Ministerio, so pretexto de peligros, hubiese en plena paz excluido del regimen constitucional a una sola de las provincias de Espanfa europea, todas a un tiempo mismo se hubie.ran levantado a protestar y hubieyan derrocado el Ministerio que hubiese cometido tan atroz insulto; pero, como se trataba de una factoria, la cosa pareci6 tan natural que encontr6 defensores s entre los ma's prominentes repablicos de Espafia. Hubo violencia en el ultraje; pero a la violencia agreg6se la hipocresia. En un pals sometido a la barbara dictadura que lo habia convertido en un presidio, habian de celebrarse elecciones de diputados a Cortes: con este aparente objeto dict6se la real orden de 23 de agosto de 1836. En ese documento se excitaba el celo del Capitain General para que no se perdiese momento en que
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ECONOMIA Y CIVISMO 337 se verificase la elecci6n de diputados y que estos fuesen "con la brevedad posible a desempefiar las importantes funciones de tan distinguido encargo', y al mismo tiompo se aludia al decreto del dia 21, po.r el cual se fijaba el 24 de octubre inmediato para la reunion de las Cortes. Perfidia todo; porque ya el Ministerio abrIgaba el prop6sito de cerrar las puertas del Parlamento a los diputados de Cuba. El despojo exa inminente, si el pals lo consentia. La Semana, 26 de diciembre de 1887.
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XIII Al buen suceso de las libertades cubanas no quedaba ma's que un camino: la invasion del Camagney y de Las Villas. No fu6 6se, sin embargo, el que tomaronel general Lorenzo y sus p'arciales. Grandes, sin duda, eran las fuerzas de que Tacon disponia para hacer frente a los pelig.ros que amagaban su posici6n: apoyibanle los contrabandistas de negros, la mayoria de los europeos y el grupo de hacendados cubanos que en el regimen constitucional veian una amenaza formidable a la existencia misma de la esclavitud y, sobre todo, contaba con los recursos que el conde de Villanueva hab.ria de proporcionarle. Considerada asi la situacifn, el triunfo del Dictador era inevitable. Mas el estado de a6nimos entre los cubanos reducidos a la triste condici6n de siervos, sin haber siquiera pasado bajo el yugo de los vencidos despu6s de la gloriosa prueba de la protesta aymada, era en extremo favorable al movimiento que debia abrir a la Espala europea una era de bienandanzas en que la libertad humana se conciliase con el orden de las sociedades cultas, reparasen la injusticia del antiguo regimen que habia condenado a Cuba a una servidumbre odiosa, que habia puesto la 339
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340 CUADERNO DE CULTURAL honra, la fo.rtuna y la vida al arbitrio de d6spotas insolentes; los enormes agravios inferidos a las corporaciones mis meritorias del pais; el odio a los criollos, pintados, sin excepci6n, coa mo enemigos de la dominaci6n espaniola; la Colonia convertida en un presidio enorme en que hasta los mismos opreso.res se espiaban unos a otros; el destierro, sin proceso, en castigo de la mis inslignificante palabra que traducirse pudiera en desaprobaci6n de las, iniquidades de los gobernantes, la aversion de muchos al contrabando de negros que rapidamente iba transformando a un pueblo semibirbaro en la mas abyecta tribu salvaje; tales eran los elementos propicios a la empresa del magninimo general Lorenzo (107). (107) En la apreciaci6n del estado en que los inimos se encontraban en la Isla, tiene cierto valor la declaraci6n hecha por el primer correo, Juan L6pez, en las, diligencias que le for, maron con motivo de ou regreso de La Habana, ya terminada la expedici6n extraordinaria dispuesta por' Lorenzo en la noche del 29 de septiembre. "Que en su transito, asi de ida como de vuelta, encontr6 el mejor 'espiritu en los pueblos y una predisposici6n marcada en todos los inimos para recibir la publicaci6n de la Constituci6n de la Monarquia, demostrindolo en la alegria de su sem blante, en sus ansiosas preguntas y en otras manifestaciones inequivocas que comprimian por las esperanzas que los lison, jeaba de que en breve se darian 6rdenes para que se realizara la mudanza politica de la Isla, en observancia de la real orden de tres de agosto 6ltimo, no dejando de notar en muchos visibles temores de que por parte de la Capitania General se resistiera el cum-liniento del soberano mandato, en cuyo caso se haria necesario un pronunciamiento espontineo y oficioso de los pueblos para tomar de manos de la augusta'Reina Gobernadora el don precioso que quisieran interceptar sus mandatarios".
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ECONOMIA Y CIVISMO 341 En lugar de invadir el CamagUey, donde hubiera encontrado calurosa acogida en el pueblo (108) limit6se el gobernador de Cuba a participar, el mismo dia 29 de septiembre, a los gobernadores de Puerto Principe, Trinidad y Matanzas y a la Audiencia, haberse jurado la Constituci6n de 1812, y manifestAndoles que no era dudoso que seguirian el impulso de toda la Naci6n. El teniente de gobernador de Pueyto Principe, don Antonio Vizquez, se cin6 a contestar el 4 de octubre que, por el mismo extraordinario, habia dado parte al capitin general de la Isla y al comandante general del Departamento Central, cuyas 6.rdenes esperaria, y el dia 7, respondiendo a otra comunicaci6n. en que Lorenzo le excitaba a proclamar el sistema constitucional, Vdzquez le decia que si las resultas de su comunicacion al Capitdn General, de quien inmediatamente dependifa, fuesen conformes a la prevenci6n que le hacia, se estableceria en el momento el gobierno constitutional, y luego agregaba que su opinion era la de la Audiencia y de los jefes y personas notables de la ciudad (109). (108) Viase a PEZUELA, Historia de la Isla de Cuba, tomo IV, pig. 298. (109) Tenencia del Gobierno Politico y Militar y Comandancia de la ," Socci6n, Excmo. Sr.: Gom, hasta ahora depeido directamente del Excmo. Sr. Presidente Gobernador y Capitin General de la Isla, ,tanto en lo militar como en lo politico, debo esperar sus superiores 6rdenes como dije a V. E. en oficio de 4 del corriente. Es regular que el extraordinario en que las pedi haya liegado hoy a La Habana y prontamente vendrian las
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342 CUADERNO DE CULTURA La actiutd reservada de Ia Audiencia y de las autoridades de Puerto Principe hubidrase tornado en adhesion, si el general Lorenzo hubiese adoptado el procedimiento a que el mismo se inclinaba. Decidi6se a esperar; olvid6 que Tac6n estaba armado de facultades dictato.riales mias extensas anin que las que se habian concedido a Vives en 1825, y que en el caso de que el Ministerio le mandase promulgar la Constituci6n hubiera sin vacilar suspendido el cumplimiento de una orden que virtualmente habria significado el t rmino de su gobernaci6n en Cuba. El 20 de octubre expidi6 su proclama a los cubanos en que les daba cuenta de haber el Capitain General cortado toda comunicaci6n de la provincia de Cuba con el resto de la Isla. En esa alocuci6n decia: Aresultas que si fuesen conforms a Ia prevenci6n que V. E. me hace en su oficio de 2 del mismo que he recibido por extraordi' nario que regresa, se restableceri en el momento el gobierno y sistema constitucional. Esta ha sido ]a opini6n del Superior Tribunal de la Audiencia, y es Ia de los demis jefes y personas notables de esta ciudad, en consideraci6n a que ning6n perjuie cio sse sigue de Ia demora de unos pocos dias, antes bien la mu' taci6n del gobierno hecha por el orden regular y disposici6n del Excmo. Sr. Capitin General' principal Gobernador de esta ciudad, de quien soy Teniente, contribuiri a que sea mas s6lido y eficaz el regocijo p6blico de este leal y pacifico pueblo en el cumplimiento de Ia soberana resoluci6n de la Reina Gobernadora, nuestra Sefiora, que siempre sera exacto y puntual. Dios Guarde a V. E. muchos afios.--Puerto Principe, '7 de oc, tubre de 1836.-Excmo. Sr. Antonio Vazquez.-Excmo. Sr. D. Manuel Lorenzo, Gobernador Politico y Militar de la Provincia de Cuba.
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ECONOMIA Y CIVISMO 343 Yo no he jurado en balde la Constituci6n, ni en balde la jurarin tampoco nuestros hermanos de la Peninsula, nosotros mismos y la augusta madre de los espafioles. Lo que han jurado mis labios, mi espada lo sostendri; que no he derramado mi sangre en los campos ni consagrado mi vida a la Patria para venir a mancharla en sus nItimos periodos con criminales'. debilidades ni sacrilegos perjurios. En Cuba se ha jurado la Constituci6n; en Cuba se ha de observar estricta y religiosamentc, hasta que la representaci6n nacional y la Autoridad Real disponga otra cosa. -El que en contrario sentido procediera y obrare la espada d.e la ley lo alcanzari al punto sin remisi6n ni disimulo. La provincia de Cuba, divorciada de la de La Habana, por disposici6n del general Tac6n, no reconoce en el dia otra autoridad superior a la de la Reina Gobernadora, ni obedece otras 6rdenes que las de la Reina Gobernadora. El porvenir dici de parte de qui6n, en tan penoso como excusable conflicto, se hallan la raz6n y la justicia, la conveniencia y la legalidad, la lealtad y el patriotismo. ; Ah! El General Lorenzo no necesitaba que el porvenir dijese quin tenia razon; 61 lo sabia y eso debi6 bastarle!. No era aqu6l el momento de esperar; era el momento de buscar en la victoria el coronamiento de su obra generosa. Habia olvidado la historia de su patria, el pals mas turbulento y levantisco de Europa; habia olvidado c6mo Cristina acababa de promulgar la Constitution de 1812 La Semana, 2 de enero de 1888.
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XIV Resuelto Lorenzo a esperar a que Ilegasen las 6rdenes del Gobierno de Espafia, emple6 el tiempo en levantar el' inimo de los cubanos, convocando a sesi6n al Ayuntamiento y a la Diputaci6n Provincial e informindoles de la actitud asumida por el general Tac6n. Estas corpora. ciones, asi como los hacendados y comerciantes, fo.rmularon sus protestas y sus votos en sendas exposiciones que, unidas a la del general Lorenzo, fueron a sepultarse en los archivos de la Metr6poli. La del Gobernador de Cuba condena en terminos tansentidos y tan fieles los agravios inferidos al pain, que ella sola. a no existir otros clamoyes ni otros lamentos, bastarfa a la Historia para pronunciar la condenaci6n irrevocable de la dictadu.ra a que Espana habia sometido a un pueblo cuyo f6nico crimen parecia haber sido hasta entonces una sumis.6n apenas perturbada' por el minimo g.rupo de patriotasque,; desde 1823 a 1830, no se resignaba a una servidumbre que no tenia la sanci6n de la derrota como 345
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346 CUADERNO DE CULTURA la del ilota por el dorlo, ni el titulo de superioridad de una raza sobre otra, como la de la espafiola sob~re la india. Dice asi la notable representadi6n delgeneral Lorenzo: Se5ora: Cuando con fecha 5 del corriente he tenido la honra de dar cuenta a V. M. por duplicado de haberse publicado aqui la Constituci6n politica de la Monarquia Espafiola, en 29 de septiembre pr6ximo pasado, a virtud del Real Decreto expedido por V. M. el 13 de agosto illtimo, en que se dign6 mandar publicarla interin que, reunidas las Cortes actor, dasen lo mis conveniente a la naci6n. o diesen otra Consti, tuci6n, conforme a las necesidades de la misma, cuando puse en el Supremo conocimiento de V. M. la universalidad de los deseos de esta Provincia, que me movieron a acceder a la publicaci6n de aquel C6digo, objeto de tantos votos y de tantas esperanzas; cuando indiqu6 en el mismo documento, la circunstancia de haberse restablecido, sobre la marcha, el Ayuntamiento Provincial, que habian cesado en 1823 y que por una consecuencia muy natural parecia que debian reasumir sus antiguas atribuciones, interin se recibian 6rdenes directas y positivas del Supremo Gobierno, a fin de que por este medio precautorio no se detuviera el curso de la administraci6n piblica en los diversos ramos que la componen; cuando recomend6 a V. M. que los pueblos de esta Provincia marchando unisonos con lacapital, han ido verificando sucesivamente el restablecimiento de las instituciones constitucionales con la propia moderada alegria; cuando, en fin, tuve la indecible satisfacci6n de asegurar a V. M. que el orden pd'blico, la tranquilidad general, y ese sosiego inalterable, distintivo peculiar de esta Isla, no habian experimentado la mis ligera alteraci6n con la mudanza
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ECONOMIA Y CIVISMO 347 efectuada, estaba muy lejos de prever, estaba muy ajeno de presumir, que una divergencia procedente de la Capitania General de la Isla, diese la sefial de una escisi6n que carece de racional fundamento y ann de plausible pretexto. Porque si V. M. se ha dignado acceder a los deseos universales de la Naci6n, si, de acuerdo con ella, ha tenido a bien mandar publicar La Constituci6n politica de la Monarquia; si la certeza de este acontecimiento descansa nada menos que en las gacetas oficiales de Madrid y en los demis peri6dicos de la misma Corte y del resto de la Peninsula; si el ejemplo dado por 6ste se ha seguido en la vecina isla de Puerto Rico y en el Departamento Oriental de la de Cuba, Zqui raz6n podr1 alegar vuestro Capitin General para. oponerse a los deseos de los pueblos, dar el escindalo de una division en la Isla, romper los vinculos de la armonia entre sus autoridades y ponerse en abierta pugna con el pronunciamiento nacional y las Soberanas resoluciones del Trono? ZFundairase par ventura en no haber recibido de oficio la noticia? Pero esta respuesta excusatoria, que es concluyente y decisiva en los casos ordinaries, no sirve de disculpa en los extraordinarios, en las crisis politicas, en aquellos poco comunes, en que es necesario deponer una parte del rigor de las f6rmulas para consultar ma's importantes y vitales intereses. Asi lo han echoo la isla de Puerto Rico y su digno y fidelisimo jefe; asi lo han hecho aigunas ciudades de la Peninsula, a quienes ha bastado el conocimiento aut6ntico de la deliberaci6n regia, sin necesidad de mis escrupulosas comunicaciones, asi se ha hecho en esta provincia a causa de estar yo convencido del buen juicio de sus habitantes, de la lealtad de sus sentimientos, de su ardiente deseo de participar de instituciones anilogas al espiritu del siglo, del profundo y general disgusto excitado por la distinta suerte con que esta Isla y la Me, tr6poli, han sido llamadas a la participaci6n de aquellas
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348 CUADERNO DE CULTURA ventajas, y sabre todo, de la seguridad en que estaba y estar6 de que la publicaci6n de la Constituci6n y el rest tablecimiento de sus instituciones dependientes, lejos de contribuir a la exaltaci6n de los sentimientQs papulares o a la debilitaci6n de los lazos politicos que unen al pais con la Madre Patria, no harin m's que fortificar estos mismos lazos formados por la costumbre, radicados en la educaci6n, afianzados en la identidad del origen, consagrados por el discurso del tiempo, arraigados por el aspecto mismo de las revoluciones del continente vecirio, y revestidos finalmente de un caricter incontestable de perpetuidad, por la necesidad, por la imperiosa necesidad, por esa necesidad absoluta e incontrovertible de permanecer unidos a un gobierno fuerte y vigoroso, que redima a este pais naciente de los peligros de su propia debili' dad y de las convulsiones de sus mismosopuestos y encontrados elementos. Estas consideraciones, que saltan a la vista de cual, quier bombre dotado de una mediana ojeada political, imaginelas hasta eficaces para persuadir al capita'n general don Miguel Tac6n, de la necesidad de unirnos en un mismo pronunciamiento y en unas propias medidas. Guia do en esta esperanza halagilena, y persuadido de que en el Animo de aquel general t obrarian mas su buen juicio y el interns p6blico, que las pequeneces de su amor pro'pio y el despecho de sus ilusiones. degvanecidas, le par, ticipi todo lo ocurrido, le asegur6 de la tranquilidad de mi provincia y le garanti la continuaci6n del orden en todos los pueblos de su comprensi6n. Yo esperaba que a tan franca abertura hubiera correspondido, bien publicando la Constituci6n a semejanza de este Departamento, bien manifestando su determinaci6n de publicarla al recibo oficial de la, noticia, sin perjuicio de conciliarse, en una u otra hip6tesis; la benevolencia p'blica con expresiones gratas, consolatorias y atentas que no despertasen la efervescencia de los 6nimos ni pro,
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ECONOMIA Y CIVISMO 3-49 moviesen partidos y divisiones capaces de turbar la pro, funda e inefable paz de esta region venturosa. Empero, yo me engafiaba, Sefiora, en mis calculos y mis esperanzas. El general Tac6n, que fu6 mandado ex, presamente a esta -la por los desacertados Consejeros que en estos tres afios pasados han dado tan repetidas pruebas de su poco tacto en el manejo de los negocios pi blicos, y han conduicido, pasoa paso, la Naci6n a un estado convulsivo y peligroso, de que s6lo han podido sacarla aventuradas y excusables crisis; el general Tac6n, que, siguiendo el espiritu y rumbo del Gabinete de quien recibiera las facultades mas extralegales y arriesgadas, no ha hechomas, desde su ingreso al mando, que duplicar las trabas y apretar las ligaduras que de tiempo atris oprimian esta hermosa Isla; el general Tac6n, que parece ha, ber creido que administrar bien a un pals, se limita a purgarlo de malhechores y adornar las calles y edificios de la capital, sin cuidar de conciliarse el afecto de los pueblos, la concordia de los inimos, la seguridad de no ser molestado sin causa legitima, la de tener perenne y habitual convencimiento de amanecer en su lecho cada uno de los su6bditos, sin ser violentamente arrancado por frivolos protextos y faniticos terrores; en suma, esa persuasion intima de q ue la prisi6n y los castigos s6lo serian la consecuencia de hechos previstos por la Ley y caracterizados de crimenes por la misma, y no el re, sultado de tenebrosos an6nimos, vindicativas delaciones, y temores influidos por motivos personales' e -inspiraciones independientes de la salud pi'blica; el general Tac6n que, al paso que ha limpiado La Habana de vagos y tahures y hermoseado su parte material, como es justo confesarlo, en honor de la verdad, la ha convertido simultineamente en una inmensa prisi6n o en un vastisimo monasterio, en que todos han de pensar y obrar del mismo modo; en que todas las palabras se pesan y se miden en la balanza de una politica suspicaz y recelosa; en que las
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350 CUADERNO DE CULTURA operaciones cuotidianas de la vida comun se sujetan estrictamente a la orden del dia; en que los desahogos do, misticos mis inocentes se traducen por crimenes sujetos a una policia inexorable; en que las instituciones acordadas por V. M. en la Madre Patria, se miran como acts revolucionarios y se ocultan severamente al p6blico, a guisa de anirquicas y peligrosas innovaciones, y en que finalmente las 6inicas novedades de que es licito entre' tenerse en los peri6dicos y en las conversaciones, se reducen al Santo del dia, a las afecciones astron6micas y al n'umero de press; el general Tac6n que, equivocando su siglo, falseando su posici6n y volvi6ndose un anacronismo en la presente 6poca, ha tiranizado la isla de Cuba, despreciado sus notabilidades, perseg.uido sus mis distinguidos hijos, rellenado las circeles, humillado el caricter de sus habitantes, inutilizado las ben6ficas intenciones del Gobierno, calumniado los sentimientos generajes, tergiversado al espiritu p6blico y preocupado el Gabinete y Consejos de V. M. con truculentos informes amafiados por la cibala, impuestos a la ignorancia y extorqueados de la debilidad; el general Tac6n, Sefiora (digolo con tqdo el sentimiento de la convicci6n ma's profunda), el general Tac6n debia engaiar y engan6 mis esperanzas. El general Tac6n no ha querido, no ha podido y sin duda para castigo de sus culpas, no ha debido ser el 6rgano de los dones sublimes y de las bienhechoras intenciones de la Madre de los espafioles. Asi es que la respuesta de mi comunicaci6n fu6 devolverme el extraordinario con las manos vacias, sin un papel siquiera, aunque fuese de reprobaci6n, uniendo de este modo el 4esprecio a la obcecaci6n, la descortesia a la arbitrariedad y el olvido de las formulas a la dureza de las acciones. Por fortuna, el expreso trajo un papelito suelto, o sease una orden del teniente de gobernador de la ciudad de Puerto Principe, en que intimaba al correo que, por orden del Capitin General, estaba cortada toda
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ECONOMIA Y CIVISMO 351 comunicaci6n con esta provincia. Este papel va adjunto en copia certificada. ZQu6 habria de hacer, Sefiora, vuestro infrascrito General en tal conflicto? zRetrocederia del camino andado? Esto seria faltar a sus juramentos, hollar la ley, concitar la opinion, y, por fin, desobedecer a V. M. y pugnar con el pronunciamiento nacional. Yo he tomado el consejo de mi posici6n, de mis obligaciones y de la prudencia. Yo me he dirigido a la provincia y a las tropas por medio de las proclamas que tengo el honor de acompafiar a esta reverente representaci6n. Yo he procurado, por su medio y por el concurso de las autoridades, que todas participan de mi mismo espiritu, como lo acreditan sus exposiciones y acuerdos, serenar los inimos, inspirarles confianza, hacerles mirar la resoluci6n del Capitain General como incapaz de turbar el orden, como una ligereza que no puede alterar el regimen establecido ni variar la situaci6n legal resultante, del real decreto de trece de agosto, sino por los cortos dias que faltan para llegar la comunicaci6n oficial del Gobierno 'de V. M. Esta promesa ha satisfecho todos los espiritus. Yo me he limitado a tomar simples disposiciones preventivas, siniples medidas de pura precauci6n para conservar el orden y mantener ilesa la antigua reputaci6n de esta ieal y pacifica provincia. Pacifica y leal, Sefiora, sobre todo encomio, sobre toda ponderaci6n; pacifica y leal por su mansedumbre caracteristica, por la dulzura de sus costumbres, por su amor a la Metr6poli, y por su espiritu de industria, de economia y de trabajo. Si, Sefiora, criame V. M., crea a su antiguo y fiel servidor; al que ha derramado su sangre el primero en los campos d.e Navarra para asegurar la 'corona en las sienes de Vuestra Augusta Hija, de la Hija de Cien Reyes.
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352 CUADERNO DE CULTURA El lazo mis firme, el vinculo mis robusto e indisoluble entre esta isla y la Metr6poli es ]a unidad de las leyes, la reciproca participaci6n de unas mismas instituciones. Desuni6ndolas en los derechos y en los goces, es mas natural y mas fAcil la divergencia de los sentimientos. Si el s6lo raciocirjo no demoatrara con evidencia matemitica esta proporci6n, bastaria la historia contempjrinea para conocerla. Recuerde V. M. que la isla de Cuba ha seguido como el sat6lite del planeta, todas las fases politicas de la Peninsula. Cuando la Naci6n clam6 por la independencia y present6 su pecho heroico Al cani6n del vencedor de Europa, la isla de Cuba contribuv6 a la santa guerra con sus caudales y con sps hijos. Cuando las Cortes generates y extraordinarias de Cidiz evocaron del polvo las antiguas leyes de la Monarquia y las redujeron al cilebre C6digo del afio de doce, la ila de Cuba reclamr6 los mismos principios y se uni6 a la gloria de los legisladores constituyentes. Cuando en 1814 vuestro augusto Esposo, Q. E. G. E., tuvo por conveniente .anu lar dichas instituciones, la i Ia de Cuba obedeci6, sumisa, el acento Soberano. Cuando en 1820 el movimiento simultaineo de toda la Naci6n resucit6 ese mismo C6digo, vivo en todos los corazones, la isla de Cuba celebro su vuelta.con toda la embriaguez del entusiasmo. Cuando en 1823 la facci6n liberticida circunval6 los Consejos del Trono y Los someti6 a la voluntad de la invasi6n extranjera, la ida de Cuba llor6 con Espafia la com.nn desgracia, a fuer de leal compafiera en la prosperidad como en la desventura. Y, zc6mo ha sucedido todo esto? ZDe qui proviene tanta uniformidad? De un solo principio, Sefiora, de la identidad del sistema y de las leyes. La hija n'nica se ha creido humillada en participar de la rnisma suerte de la madre. Esto esti en ]a naturaleza de las cosas, en la organizaci6n del' coraz6n humano y en el origen y tendencia de las pasiones que lo mueven. Pero, truiquense
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ECONOMIA Y CIVISMO 353 los frenos; sea libre la Peninsula y esclava la ila de Cuba; rija a aquilla la ley y a 6sta, voluntad arbitraria; d6nse alli franquicias y aqui trabas; alli garantias y aqui cadenas y yo se lo repito a V. M., seria preciso cambiar la naturaleza del hombre, borrar sus impresiones primitivas, destruir sus propensiones ing6nitas para que esta cruel diferencia no promoviece Ia humillaci6n, la humillaci6n al resentimiento, y el resentimiento la desobediencia. Esta escala gradual es forzosa, necesaria, inevitable. A V. M. toca precaverla, haciendo extensivas las instituciones a todos los pauses sumisos a su cetro maternal! El general Tac6n y los que piensan como el general Tac6n, incorregibles en su ilusi6n, y en sus preocupaciones, pintarin a V. M. males y peligros, convulsiones y trastornos. No crea V. M. a estpos interesados Consejeros. Crea a la experiencia, a la Historia, a los sabios imparciales, a los hombres meditadores, y sobre todo al hecho recientisimo de haberse pUblicado la Constituci6n en esta Provincia, en medio del jdbilo, sin haberse oldo mis que enhorabuenas, y bendiciones a V. M. Propietarios, negociantes, empleados, vecinos, todas las clases, todas las categories se me han unido para pedirme que exprese a V. M. sus sentimientos de fidelidad, sus deseos de disfrutar de los mismos beneficios de la Madre Patria. Todos deploran el proceder del Capitin General y esperan ansiosos de un momento a otro que la comunicaci6n oficial del real decreto de trece de agosto haga cesar la obstinaci6n de una autoridad que por poco que continue en sus actuales vejaciones y tropelias, compromete la tranquilidad y el orden de esta mansion -afortunada. En cuanto a mi, Sefiora, si mi inrtil persona puede tener alguna cabida entre los importantes objetos que abraza esta humilde exposici6n, espero que V. M. de-oira las calumnias y amafiados informes con que tal vez habra' ocurrido el general Tac6n a prevenir vuestro Real animo, en desquite de los sufrimientos que, sin duda,
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354 CUADERNO DE CULTURA padece al comparar su conducta y la mia en la nueva era que amanece a la Naci6n; o por lo menos suspender. su juicio .hasta que mis'meditadas informaciopes y el resultado de la experiencia acredite a V. M. cuail de los dos. pareceres. es el mis acertado para el gobierno de esta isla. Entretanto, me apresuro a poner en su Soberano conocimiento la explicada ocurrencia, y a elevar a sus Reales manos los documentos adjuntos, asegurando'a V. M. bajo mi mis estrecha y personal responsabilidad, que este Departamento, modelo de paz y de quietud, continuari invariablemente en el mismo estado, sin altefarse de modo alguno el orden piblico, que esti afianzado en el car.cter. de los habitantes., en ,us intereses, en su amor a V. M. y en la, observancia de las instituciones a que se han planteado y que seguirin llevindose a cabo con templanza, con cordura y con todas aquellas precauciones que ]a prudencia, mi fidelidad y el buen juicio de los vecinos gradu1an necesarias para el mantenimiento de la tranquilidad general y la conservaci6n de los estrechos lazos, que unen y unirin siempre esta preciosa parte de la Monarquia al Trono augusto de Vuestra Excelsa Hija. Dios guarge la Cat6lica Real Persona de V. M. muchos y felices afios. Santiago de Cuba, veintitr6s de octubre de mil ochocientos treinta y seis. Sefiora A. L. R. P. de V. M. MANUEL LORENZO. En los momentos en que Lorenzo y los habitantes de Santiago de Cuba redactaban exposiciones a la Reina, Tac6n hacia publicar en el
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ECONOMfA Y CIVISMO 355 Diario de la Habana las reales 6rdenes expedidas por el Ministerio de la Gobernacion el 19 y el 23 de agosto, precursoras del despojo y de la afrenta (110). La Semana, 9 de enero de 1888. (110) Estas reales 6rdenes se publicaron en el Diario de la Habana de 22 de octubre de 1836.
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x x x a x x x x 4 x x 4 6 9 x x x x x x x x x x x x x x 6 x x x x xx x x j x x x x x x x x % x x x x x x x x x x x x x 6 4 x x x x x x x x y x x x x i T x xx x x a x x x x x x x x x
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xv No perc6 tiempo el general Tac6n; por expreso extraordinario reiiti6 al general Lorenzo las reales 6rdenes de 19, 23 y 25 de agosto y le previno tque inmediatamente le entregase el mando al brigadier don Juan de Moya Morej6n. En la madrugada del pyimero de noviembre de 1836, recibi6 el gobernador de Cuba las 6rdenes para que las cosas volvieran al estado que tenf an el 29 de septiembre. No quedaba duda: el Ministe.io estaba dispuesto a confiscar las libertades que a Cuba reconocia la Const'tuci6n de 1812, secundando asif, de una manera inesperada, la politica de represi6n que en la colonia segula al a'spero proc6nsul. No ma's que dos caminos se presentaban a Lorenzo y sus parciales,: o proceder en el acto a la invas i6n del Camagiey, cuya guarnicI6n era harto reducida para resistirle, o cumplir la orden de Tac6n y abandmnar el pais a su suerte infausta. Sobribale valor; pero faltibale consejo; todavia esper6. Hizo prender al brigadier Moya y se ape.rcibi6, no al ataque, sino a la defensa; 357
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358 CUADERNO DE CULTURA confiando en que la razon y el derecho no podian ser conculcados por -el gobierno progresista de Espaia. En exposici6n que dirigi6 a la Reina el primero de noviembre le decia: "V. M. es la Madre de todos los espanoles; todos los hermanosquieren ser participes de los mismos beneficios; todos anhelan el cumplimiento de las nobles promesas acordadas por V. M. en su glorioso manifiesto. El que a V. M. otra cosa aconseje, la engafia o hace traici6n". Luego agregaba: "Yo espe.ro tranquilo la resoluci6n de V. M. en el concepto de que el retroceso que me imponen las Ordenes del general Tac6n es impracticable, por ser una medida reaccionaria, aventurada y peligrosa. El pals estA tranquilo y tranquilo estara, hasta las nuevas ordenes de V.M.". Consecuente con tal proposito, el .10 ,de noviembre don Porfirio Valiente, cubano distinguido por sus talentos, y don Benito Rubio Bocanegra, Ayudante del general Lorenzo, salieron, en buque que di6 la vela para La Corufia, llevando la comisi6n de info.rmar al Gobierno de la Metr6poli sobre las aspiraciones de los cubanos a gozar de los derechos y libertades consignados en la Constituci6n. Era el peor de los procedimientos; las tropas que siguieron a Lorenzo el 29 de septiembre debian vacilar y vacilaron desde el punto en que supieyron que la actitud del general Tacon habia de
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ECONOMIA Y CIVISMO 359 merecer la aprobaci6n de un Ministerio que con pretexto fiitil suspendia la aplicaci6n del C6digo de Ca'diz en las provincias ultramarinas. Tac6n vi6 desde luego con toda claridad, la falsa, insostenible posici6n de Lorenzo y resolvi6 aprovecha.rse de ella, sin perdonar medio, por m'iserable que fuese. No contento con haber incomunicado a la provincia que desconocia su autoridad, ni con halagar sigilosamente a los jefes y oficiales que guarnecifan el departamento oriental, ni con aprestar una expedici6n con la rapidez que permitia el estado angustioso del Tesoro colonial, todavia crey6 que no cometia una infamia, acusando a los libe.rales de Santiago de enemigos de Espaha y sugiriendo la idea de que el general Lorenzo parecia haberse propuesto privar a la Naci'i6n de esta rica parte de sus dominios, causando a la vez la ruina del pais ("). (111) Esta indigna imputaci6n, lanzada con procacidad insolente, contra Lorenzo y sus parciales, consta en la proclama que,. Tac6n. dirigi6 a las tropas de la expedici6n pacificadora. "Soldados: Vuestros compafieros de todas armas que tuvieron la desgracia de hallarse en el departamento oriental en 29 de septiembre niltimo, sufren la mas dura opresi6n por la temeraria conducta de su ex-comandante general don Manuel Lorenzo, que faltando a las leyes de estos dominios y sustrayendose de la dependencia de la Capitania General, se ha negado criminal y escandalosamente a cumplir las terminantes 6rdenes de S. M. la Reina para que no se alterase el sistema de gobierno en esta Isla, que la ha mantenido en la prosperidad justamente envidiada de todas las naciones. El general Lorenzo, asociado de un corto n-6mero de conocidos enemigos de Espa5a, parece que se ha propuesto privarla de esta rica parte de sus dominios, causando, a la vez, la ruina del pais. Sus pacificos, leales habitantes y tropas de la provin
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360 CUADERNO DE CULTURA Tac6n vela tambi n los peligros que a 61 mismo le amenazaban, si Lorenzo lograba mantener ,su posici6n hasta el dia en que las Cortes inaugurasen sus sesiones. En ellas habia de resonar, con acento viril, la voz severa de los diputados cubanos, enemigos implacables del Proc6nsul. En el Congreso espanol tronaria contra los desmanes y violencias del dictador la palabra vigorosa, en6rgica, de patriotas cubanos que nunca habian de estar dispuestos a callar las desdichas cia de Cuba, me repiten sus instancias por el envio del apoyo que necesitan para sacudir, la violencia en que se les tiene y evitar tada sospecha de deslealtad que se les pudiera atribuir hasta por vosotros mismos. Soldados: vuestra mision es la mis honorifica y patri6tica: proteger a vuestros companeros, exigir la obediencia al trano, hacer desear la feroz tirania que se ha emrezado a ejercer, y restablecer la paz, el orden y. la tranquilidad pinblica de toda la Isla. Muchos de vosotros habeis sido testigos de la funesta p6rdida del continente americano que fu6 espafiol, y de los medios de que, para conseguirlo, se vali6 la perfidia de nuertros enemigos. Nada podia serme mis grato que marchar a vuestra cabeza, si no me fuera prohibido separarme de la capital; re-o, en la imposibilidad de verificarlo, he elegido jefes dignos de mandaros y conduciros por el sendero del honor y de la gloria a que todos aspiramos, como buenos espaoles, hijos de nuestra amada natria que nos ha confiado sus saados intere e. Vuestra divisi6n va organizada de la manera m's comnleta; he previsto, preparado cuanto puede ser necesario rara su mejor desempefio y que nada Ilegue a faltaros, sin pcrjuicio de que se os abonen en dinero las raciones de painpafia. Conozco vuestra disciplina, s6 cuinto la Reina y la Naci6n deben espe' rar de vosotros y siempre sera' un honor en haberos mandado vuestro Capitin General. Habana, 4 de diciembre de 1836. MIGUEL TACON.
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ECONOMIA Y CIVISMO 361 de su pais poy satisfacer, en transacciones vergonzosas, bastards intereses o mezquinas pasiones. El 28 de octubre fue nomb.rado diputado a Cortes por la provincia de Cuba el hombre que en aquellos dias representaba en su personalidad poderosa las mis nobles y liberales aspiracioness. que conmovian a los espiritus cultos de Ia sociedad cubana: Saco, el formidable esc.ritor, el patriota inrmaculado, recordaba en su propia persona uno de los ctos mis brutales e indignos en la serie de V:olencias que un soldado barbaro sc.lia confundir con los actos de un gobernante en6rgico y honrado. (2). Eran compaferos de Saco y secun Jarian sus perseverantes y generosos esfuerzos, cubanos tan excelentes como Escobeio, Montalvo y Armas (",3). Un mcvimiento de significazi6n revolucionaria tiene que realizarse de manera resuelta, firme y V1gorosa; cualquier retardo en la velocidad, cualquier momento de reposo o de vacilaci6n, precipita en los abismos de la muerte, del oprobio o, de la servidumbre a los incauto3 que (112) Tac6n no expuls6 a Saco por asegurar la tranquilidad roli'ca Ode ( uno por Oar ('or) a su perro. VWase la Coleccion de Papeles de Saco. Tomo III, pagina 82. (113) Grande debi6 cer la mortificac&6n, profound el des pecho de Tac6n al presidir en la Sala Capitular, el 6 de novicrnbre ce 1836. la junta electoril que design para diputados a Cortes a don Than Montalvo y Castillo y al doctor don Nico1as Manuel de Escobedo.
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362 CUADERNO DE CULTURA suelen fiar demasiado a la nobleza de los sentimientos humanos en la hora del combate decisivo. Como necesariamente ha de realizarlo una minoria, la velocidad que ella despliegue ha de suplir a la deficiencia del ninmero, para producir una cantidad de movimiento que supere la resistencia 'que presentan las fuerzas sociales que se encuentren en pos.esi6n del poder politico. La escasa intexnsidad comunicada al movimiento constitucional por Lorenzo y sus amigos, explica satisfactorilamente el fracaso del empefio revolucionario, ya que e*ta y no otra, tenia que ser la indole de un pronunciamiento cuyo exito hubiera sido la ruina de una dictaduyra safiosa. Y tan escasa intensidad debi6se a la idea err6nea que Lorenzo, Valiente, Munioz del Monte y Kindelin y el marquis de Yarayabo se haban foymado del caracter y de los sentimientos de los repablicos progresistas que el motin de La Granja habia elevado a la direcci6n de los asuntos pn'blicos de Espafia. Sentimientos candorosos, aspiraciones purisimas, convicciones profundas, la exaltaci6n sublime de la idea de justicia, contribuyeron poderosamente al hundimiento. de la obra levantada por Lorenzo y los liberales de Cuba. Ccrm-. paieros de los. dias de jibilo, tornalranse en fieros enemigos y la espada que debi6 blandirse en defensa de la libertad cubana, sera la misma que sirva para sellar con su pomo el
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ECONOMIA Y CIVISMO 363 testimonio que recuerde a las futuras generaciones como hijos.de Cuba fueron los miS vehementes, los mas fuertes, los ma's eficaces auxiHares del d spota ique remaeh6 las cadenas de la Patria. La Semana, 16 de enero de 1888. NOTA: El nnmero 3 de LA SEMANA correspondiente al dfa 16 de enero, fu' secuestrado de orden del Juez de Guardia, S. Prieto, en cauia que inici6 de oficic, bajo el supuesto de que uno de los sueltos publicados en aquel n6mero 'contenma injuria y calumnia al Sr. Palacio, Gobernador General de Puerto Rico. LA SEMANA, paradas las diligencias del juzgado corpctentc, tuvo recesidad de hacer una nueva edici6n suprimiedo el abominable y criminoso suelto, para que, de orden del Juez, lis of'cinas de comunicaciones no pusieran obstaculo en la distribuci6n del ner6dico, todo lo cual origin6 crecidos astos de papcl, impresi6n y timbre y una irregularidad en el servicio del semanario a los suscriptores.
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xvI No era Tac6n hombre que sujetase la lengua por respeto a la verdad, si a la realizaci6n de sus propsitos convenia lanza.r cualqu'ier calumnia, por absurda y vil que fuese. No es, por tanto, extrafio que en la proclama a la expedici6n pacificadora acusale a Lorenzo -de haber empezado a ejercer una feroz tirania. El p.ronunciamiento del general Lorenzo y todo el breve periodo que en el departamento oriental rigi6. el sistema const'tucional de 1812, distinguicse por la moderaci6n y la templanza en los actos de. gobernaci6n y en la actitud de los habitantes. Pezuela misnio, tan severo con Lorenzo y tan desdeioso con la obra de las, Cortes de Cadiz, confiesa el alborozo con que el pueblo y la gueynicion, antes que se reuiiese la Junta de Autoridades, juraron la Constituci6n, -si bien trata de atenuar la importancia y significacion del hecho, dicIendo que "no hubo alli funcionario ni notable a que en aqu6l y en los siguientes dias no se obligase con t6rminos que, por lo cor365
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366 CUADERNO DE CULTURA teses, no dejaron de ser obligatorios a -prestar su juramento a un regimen -que ningin grato recuerdo habia dejado en la ciudad", y luego agrega que "el Prelado mismo venc.16 su repugnancia y tuvo que imitar a los demats con todo el clero" (114). Si en los anales de naci6n tan turbulenta y aficionada a los procederes de la fuerza, cono la espafola, se buscase un cambio politico mss apacible y sereno que el consumado en la provincia de Cuba el afio 1836, seguramente no se encontrarfa otra semejante; fueron respetadas cuantas personas profesaban ideas adversas al sistema proclamado. A excepci6n del arzobispo fray Cirilo y de algunos clsrigos, no hubo firncionario ni ciudadano alguno que no se asocia(114) La comunicaci6n que Lorenzo dirigi6 al Arzobispo el 6 de octubre decia asi: "Plenamente convencido de los sentimientos que animan a V. E. Ilustrisima en favor del sistema constitucional que felizmente ha sido -restablecido en esta ciudad y toda ]a provincia, de conformidad con lo dispuesto por S. M. la Reina Gobernadora en su. decrcto de trece de agosto del ccorriente afio, segl'6n tuve el gusto de oirlo de boca de V. E. Iustrisima en el dia de aycr, con la mayor saticfacci6n mia, s6lo resta que se sirva indicarme el dia y hora en aue V. E. Ilustrisima y el clero deban prestar el juramento que corresponde. toda vez que por indisposici6n cue acaba de padecer en su salud, V. E. Ilustrisima no pudo verificarlo el dia 1 del actual, como lo hicieron las demis autoridades de esta plaza. "El paso que V. E. Ilustrisima va a dar, sera una prueba inecuivoca de su amor en favor de la Naci6n a que pertenece y lo confirmari mis y mis en el justo aprecio que hacen de V. E. Ilustrisima todos los vecinos de 'esta ciudad con los cuales simpatiza tambien este Gobierno".
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ECONOMIA Y CIVISMO 367 se, con muestras de jnibilo y de entusiasmo, a la obra de Lorenzo. El coyronel Fortlnn y don Hilario Cisneros y Saco, que tomaron parte tan ac'iva y prominente en la reacci'6n que acab6 con el regimen liberal, dieron muestras senaladas de su espontanea adhesion al sistema constitucional (11s). La conducta de Lorenzo y de sus parciales, dada la significaci6n y tendencia del empeio, no pudo ser mas tolerante y respetuosa, con un enemigo como el Arzob'ispo; ella contrasta coi la que sigui6 al Gobierno de la Metr6poli cuando sospech6 ique el fraile empleaba sus relaciones y recursos en favorecer la causa del Pretendiente. No pudo ser mis reservada y fria la actitud del Arzobispo; aleg6 motivos de salud para no asistir el dia 19 de octubre a la jura de la Constitudi6n, y fue preciso que el Gobernador le excitara a que prestase con el clero, el juramento, para que asi lo hiciese en la Catedral en la mafana del dia ocho. (115) Cuil fu6 la espontaneidad con que Fortnn se adhiri6 al pronunciamiento, dicelo la siguiente comunicaci6n: ARTILLERIA -NACIONAL Excmo. Sr. He recibido el acuerdo celebrado por el Excmo. Ayuntamiento para restablecer en esta, plaza la Constituci6n de la Monarquia Espafiola del afio de 1812, que se ha servido acordar S. M. en trece de agosto 'ltimo, asi como tambisn copia de los actos de la jura, que V. E. me incluye en su oficio de 5 del actual, todo lo que obrara sus debidos efectos en esta Comandancia de mi cargo.
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368 CUADERNO DE CULTURA Pueril seria sostener que la empresa de Lorenzo no encontr6 adversarios en la provincia de Cuba; natural es que los tuviese en quienes medraban al amparo de urt gobierno odioso. Ademis, el general rebajamiento de los caracteres y la escasisima tension del sentimiento de solidaridad politica favorecian la obra de un despotismo basado en elementos poderosos que, a trueque de enxriquecerse y predominar, auxiliaban y secundaban el regimen que llev6 a cabo con triste 6xito inmenso, el empefo m's misery ble que registra la historia de la coloniza.ci6n de los pueblos modernos: la servidumbre, el envilecimiento de una sociedad por gentes de su propia raza, estimuladas po.r el ardor febril de una codicia insaciable. Mas, en los acontecimientos Con este motivo debo hacer presente a V. E. que no habi6ndome sido posible concurrir al niltimo acto, 'por mis notorios males, y deseando cumplir con un deber que simpatiza con mis sentimientos, he de merecer que V. E. se sirva indicarme cuando debo prestar el juramento prevenido por el articulo 374 de la, Constituci6n, pues, a pesar que mi estado exige toda delicadeza, har6 un esfuerzo para satisfacer mi ansiedad, en cumplir con tan sagrada obliga. ci6n, esperando igualmente se sirva V. E. manifestarme el modo con que deban prestar dicho juramento los oficiales, asi de guerra como del Ministerio de cuenta y raz6n y dema.s individuos de esta arma, pues s6lo han cumplido con este deer mi 2do. y el ayudante don Jose Casanovas, que concurri6. con las dos piezas a la formaci6n que tuvo lugar con tal motivo el dia 19 del actual. Dios guarde a V. E. muchos afios.-Cuba, 7 de octubre de 1836.-Excmo. Sr. Cornandante Principal.-Santiago FORTUN.-Excmo. Sr. Jefe Superior Politico y Militar de la Provincia.
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ECONOMIA Y CIVISMO 369 de 1836, cumpliose en Cuba una ley sociologica, bien conocida: los adveyrsaillos latentes, les timidos vacilantes, y aan los amigos mas adictos, suelen combatir lo mismo que hubieran respetado y sostenido al haber el sol de la victoria iluminado con sus rays la bandera desplegada a la hora de comenzar la lucha. La Semana, 23 de enero de 1.888.
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XVII La iraccion de Lorenzo produjo sus frutos. La tarde del 13 de diciembre, iildividuos del comeycio reunieronse en considerable nnmero, en el muelle principal para discutir sobre la manera de efectuar la reacci'n. Prevaleci6 la opinion del diputado de la Real Junta de Fomento, don Antonio Vinent, que propuso para precaver la exasperaci6n de los dnimos que se mroatraban bastante exaltados, en la redni6n de tantas personas en momentos peligrosos, que se formalizara una exposici6n a Lorenzo, manifestindole la ansiedad e incertidumbre en que habia puesto a la provincia, a fin de que tomase las medidas para conciliar las diferencias entire el gobernador de Cuba y el Capitin General. La mafEana siguiente, sin que lo estorbasen Lorenzo y sus parciales, en una junta celebrada en el almac6n de don Jos6 Ilisastigui, redact6se la exposici6n en que comerciantes y hacendados, en forma respetuosa, despues de recordar al general Lorenzo las pruebas repetidas y solemnes 371
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372 CUADERNO DE CULTURA que habia dado a la Provincia de su amor a la Madre Patria y adhesion a la causa de Isabel Segunda, consideraban que habia liegado el molm mento de cumplir el deber imper.oso de llama~r seriamente su atenci6n al estado de ansiedad y aflicci6n en que se encontraban como el resto de la parte sana y' selecta de la poblaci6n, al contemplar el aspect de los negocios pnblicos, el e-tado, de los acontecimientbs, y la casi certidumbre de las catistrofes que se preparaban. El med'o mas eficaz de pone.r t6rmino a tal situaci6n era, al decir de los expositores, que el general Lorenzo tomase las medidas que juzgase conducentes para poner a la provincia de Cuba en armonia con la administraci6n del resto de la Isla. La cultura, y suavidad de lenguaje que en la 'exposici6n se advierten, debi'.xonse a uno de'los amigos del general Lorenzo, el marquis de la andelaria de Yarayabo, quien puso en condici6n para que 61 firmase el documento, que no se tocase la delicadeza de nadie; condici6n que fu6 consentida, suprimi6ndose las expresiones en que se reprobaba la conducta de los Consejeros del Gobernador (116). Algunos jefes, oficiales, e (116) Si otras pruebas no hubiese, la exposici6n del dia 14 de diciembre bastaria a establecer de manera incontestable, que Lorenzo no ejerci6 durante su mando' feroz tirania ni se prest6 a favorecer ni servir de instrumento a proyectos de independencia. El tono de esa representaci6n es harto diferente del que anima a las que se dirigian a Tac6n por gentes que le temian o le adulaban. Sin que se atribuya a ciertas exposiciones a las autoridades mis importancia que la que suelen. tener
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ECONOMIA Y CIVISMO 373 individuos de clases del Ejercito expusieron al Gobernador que, en el caso de que llegasen las tropas de la expedici6n que en La Habana se preparaba, no estaban dispuestos a batirse con sus hermanos, y los jefes de la Armada no anduvieron mis remisos en Ia manifestacf6n de sus deseos. En vista de tales representaciones. el general Lorenzo convoc6 a junta a todos los jefes, el dia 18, y ise acord6 que se suspendiese aquellos documentos que los victimarios arrancan a sus victimas, para justificar sus violencias o sus torpezas -fen6rmeno harto frecuente en sociedades envi ecidases indudable que la representaci6n de los comerciantes y hacendados al general Lorenzo tiene extraordinario valor para el estudio del desenvolvimie ito hist6rico de la personalidad politica de Cuba. El texto de ella, dice asi: "Excmo. Sr. El comercio, hacendados y demais vecinos que suscriben, llenos de confianza en el noble caracter y sentimientos de V. E. por las pruebas repetidas y solemnes que ha dado a la Provincia, de su amor a Ia 'Madre Patria y adhasi6n a la justa causa de nuestra idolatrada Reina Isabel II, consideran que ha liegado el momento de cumplir el deber imperioso de Ilamar Feriamente la atenci6n de V. E. sobre el estado de ansiedad y aflicci6n en que se encuentran jpstamente con el resto de la parte sana y selecta de la pob'aci6n, al contemplar el aspect de los negocios pnblicos, el estado de los acontecimientos y la casi certidumbre de las catistrofes que se preparan. Cuando falta la armonia en las autoridades, dividense tambien los pueblos en opiniones, fermentan los partidos, peligranlas propiedades, cesa la seguridad, principia la incertidumbre, esti'n en riesgo las vidas y, en una palabra, amenaza -Ia anarquia. Bien conocidos son de V. E. los diferentes elementos de combusti6n peculieres de Ia Isla y sabe que, al mis minima contacto, habria una explosion dificil de apagar. Preciso es que V. E. para evitar males tan graves, haga uso de su prudencia y cordura, dignos de alabanzas son por
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374 CUADERNO DE CULTURA la observancia de la Constituci6n hasta que el Gobierno de la Reina resolviese. En otra reuni6n, celebrada el dia siguiente, Lorenzo propuso 'que la resoluci6n adoptada se cumpliese luego que se .recibiese la contestacion del Capitaln General a las proposiciones que se le habian hecho por comisionados nombrados al efecto (7), debiendo, en consecuencia, detenerse las tropas de la division que, al mando de Gascue, avanzacierto sus sentimientos liberales, y en sus buenos deseos vemos una prueba irrefragable de lo mucho que nos aprecia, pero es forzoso en nuestro concepto ceder a las circunstancias, y los que suscriben no dudan que lo 1 ari V. E. a~n a costa de los mayores y mis penosos sacrificios. Sobrada gloria tiene V. E. ya adquirida en los campos de batalla, r6stale ahora completarla con rasgos de ma's verdadero herolsmo, con el vencimiento de si propio: Coriolano fu6 grande entre sus contemporineos y grande ha pasado a lp posteridad, porque fu6 bastante magn'inimo para sacrificar su gloria, su honor y su vida por el, bien -y la tranquilidad de su patria. En V. E. esti todavia el remedio de tamafos males, los suplicantes lo solicitan con ansia y esperan conseguirlo de la grandeza de alma de V. E. atrevi6ndose a asegurar que el remedio mis eficaz de lograrlo es tomar las medidas que juzgue conducentes para ponernos en armonia con la Administraci6n actual del resto de la Isla. Grande es por cierto, el sacrificio que exiginos pero tanto mayor seri nuestro agradecimiento y la memoria de sus virtudes que son, por otra parte, la mas digna recompensa de las alhas nobles y generosas como ]a de V. E. Santiago de Cuba, 14 de diciembre de 1836". (117) Lorcnzo acord6 con !a Dinutaci6n y el Ayuntamtien' to "enviar tres comisionados a La Habana con proposiciones conciliatorias que evitasen el choque igualmente funesto a la Isla que a ]a Met:6poli, estos comiionados fieron don Leonardo Bravo, don Jos6 del Castillo y don Jos6 de la Cruz.
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ECONOMIA Y CIVISMO 375 ba sobre Cuba. Tamaiia indecision de barte de Lo.renzo induce a pensar que no habia perdido ain toda esperanza de que Valiente alcanzara que el Gobierno de Espafia, informado de la realidad de los hechos, cambiase de rumbo en la tortuosa politica iniciada con la real orden de 19 de agosto, y que todo se reducia, a prolongar su 'situaci6n algunos dias. Si la inducci6n fuere legitima, probard cuin grande ilusi6n extraviaba al Gobernador y a sus amigos sobre el caracter y la justificaci6n de los repn'blicos progresistas, cuando de asuntos coloniales se trataba; no imaginaba que la actitud del Ministe'rio dependia del resultado a que llegase la obra comenzada el 29 de septiembre (118) Los acontecimientos de Bayamo debieron disipar la iiltima esperanza yisuena. El 21 se divulg6 la noticia de que, en la madrugada del 19, el capitan don Martin Vizcay y el teniente don Antonio Sellen, que mandaban las dos compafias de Catalufia y Le6n ique guarnecian la villa, habian depuesto a las autoridades militares y ci(118) Valiente, en carta que public La Verdad, en su nnmero del 25 de agosto de 1856, revel6 la conducta que con 61 observ6 el Ministerio. "Soy el primero que liega a Madrid. El Gobierno, cercado de temores graves de perder la Isla, admite la mision que llevaba y aplaza mi presentaci6n a la Reina para inmediatamente despu6s de tomar su venia. Recibe entretanto comunicaciones del general Tacon que le tranquilizan, y desconoce. mi car.cter y me hace salir de Madrid. (Viase la obra de GUITERAS. Historia de la isla de Cuba,, tomo JI, pig. 386).
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376 CUADERNO DE CULTURA viles y repuesto las cosas al estado en que se encontraban antes del pronuncianfento. Por tal novedad, Lorenzo llam6 una vez mis, la tarde del mismo dia 21, a los jefes militayres y les dijo que supuesto que peligraban las cabezas de todos los de la junta, era de desear que se propusiesen arbitrios para salir del paso sin alterar la tranquilidad piiblca. Entonces el coronel don Santiago Fortnn contest a Lo.renzo que la medida ma's conciliadora seria que le entregase el mando, ya que para ello estaba autorizado por el Capitin General, y al efecto, exhibit y puso en manos del Gobernador el oficio de 17 de noviembre en que Tac6n le nombraba comandante general y gobe.rnador 'interino, a falta del brigadier Moya. Aunque inesperadamente la actitud de Fortnn, que tan entusiasta adhesion habia mostrado al regimen constitfcional, Lorenzo "no se manifesto ofendido, antes bien accedi6 con bastante tranquilidad (9) y ofreci6 contestar al dia siguiente. La ta.rde del 22 hubo alguna ebullici6n popular, y a punto estuvo de -que estallase la lucha armada, pary el estado de excitaci'n que se produjo en el Regimiento Segundo Ligerb de Cataluna por la abolici6n del regimen constitucio (119) Asi se expresa el mismo Forti'n, al dar cuenta a Tac6n, el 23 de diciembre, del nacifico desenlace del drama en que desempefi6 pa-el ', triste. V'ase el Diario de la Habana, de 3( de diciembre de 1836.
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ECONOMIA Y CIVISMO 377 nal, bien que, al cabo prevalec!6 el e'spiritu de disciplina excitado por los propios jefes, el coronel don Manuel Crespo y el segundo comandante Con Manuel Arcaya. A la caida de la tarde, entraron en puerto la fragata Resolucidn y la corbeta Cautivo, traidas por el comandante de Marina de !a Provincia, aquel don Jos6 Ruiz de Apodaca que el 29 de septiembre fu6 el primero en vitorear el C6digo de las famosas Cortes gaditanas. Fuerte ya con el auxilio .de los buques de gue.ra que el comandante del Correo habia dejado pasar, y movido por la actitud resuelta del comandante de la fragata, de no permanecer en el puerto si Lorenzo continuaba en el mando de la Provincia, el coronel Fortiin ofic16 al general pidi6ndole que momentaneamente le reconociese co-ro Comandante Gene.ral y Gobernador. A las ocho de la noche del 22, Lorenzo contestaba a Fortn'n que habia odedecido la orden de Tac6n y que, en consecuencia, le trasladaba ambos mandos, y tres horas despu6s, el generoso caudillo, el comandante don Manuel Maria Arcaya, el teniente coronel don Pedro Znrraga, el teniente don Jos6 Mel6ndez y el ayudante don 'Jos6 Tajuelo se embarcaban en la corbeta de guerra de S.M.B. Vestal, al mando de Mr. W. Jones,, y alli ,e encontraron con el coronel de Milicias don Juan Kindelin y el 'AudItor honorario de Marina don Francisco Muioz del Monte. El dia
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378 CUADERNO DE CULTURA 215, Lorienzo se trasbord6 al bergantin goleta espafol mercante Ana Maria que le condujo a Cadiz donde lleg6 el 12 de febrero de 1837. Si el general Lorenzo hubiese comprendido cuiI era su posici6n el 29 de septiembre, o no hubiera consentido que se proclamase la Constituci6n o en el caso de jurarla habria acometido la invasion del Camaguey, Las Villas y Matanzas. Si el 4xito hubiese coronado sus esfuerzos, Cuba se hubiera visto libre de un regimen opresor, el Gobierno de Espafia no habria llegado a consumar un despojo afrentoso, los destinos de la Colon ia se hubiesen desenvuelto bajo los auspicios de una paz prolffica en bienes materiales y en dignidad social, nubes tempestuosas, prefiadas de sangre y de odios tremendos, no se hubiesen acumulado para caer en huracan desolador, y, seguro, los despotas de la vispera hubieranse convertido en libertadores en la hora del triunfo. La Semana, 30 de enero de 1888.
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XVIII Los pOimeros actos de la reaccion en Santiago de Cuba parecian inspirarse en los ma's geneyosos dictaimenes de una politica conciliadora y magnanima. Fortiln respet6 su palabra empehada y Lorenzo y sus compafieros se acogieron al pabell6n ingles sin ser molestados ni insultados. Los mis comprometidos en el movimiento liberal ilegaron tal vez a considerar de feliz augurio que el nuevo gobernador, en nombre de Tac6n, concediese a don Francisco Mozo de la Torre, alcalde primero del Ayuntamiento constitucional, seguridad de persona y garantia de bienes. En la proclama que el 23 de diciemb.re dirigi6 Fortiin a los habitantes de la Provincia de 'Santiago de Cuba, decia que el Capit'n General le habia dado instrucciones precisas de obrar de tal suerte, que ni las personas de los presentes, ni los bienes de los que llegaran a ausentayse experimentaran la menor violencia ni les faltase en lo ma's minimo la justa p.rotecci6n que las leyes dispensaban. 379
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380 CUADERNO DE CULTURA Si Tac6n hubiera sometido su proceder a miras tan prudentes y generosas como Fortu'n anunciaba, no s6lo hubiese sido justo y humano, sino que el juicio de la Historia le hubiera colocado a la par de aquellos gobernadores, que, a la mane.ra de Mahy, o de Vives supieron, sin crueldades ni vejitmenes, conservar a Cuba tranquila, en mediho de las zozobras y peligros reales de la furiosa borrasca en que se sumergi6 el imperio de Espaha en Am6rica. Poy desgracia de Cuba y de su metr6poli, Tac6n no poseia, cual Mahy, un coraz6n capaz de suaves afectos humanos, ni un cerebro tan bien organizado como el de Vives. Pertenecia, por su caracter recio, duro, a veces cruel, por su in:mo suspicaz,. por su ingenio astuto, poyr la fuerza de sus violentas pasiones, a aquella numerosa familia en que brillaron, con funestos fulgores, Pedrarias, -enel Darien, Pizarro en el Peru, Ovando en la Espafiola, Velizquez en Cuba. Se dira, tal vez, que existe notable dlferencia de cayacteres y de actos; peto, sin negarla, esa diferencia es la del medio y de la 6poca en que los sucesos se realizaban. Ni Cuba podia ni debfa considerarse como un pueblo conquistador, ni los tiempos en 'que Espafia combatia a nombre de la libertad polit'ica contra el representante de un regimen que tanto habia contribuido al embrutecimiento y decadencia de la Naci6n, eran los mas p.ropios para consumar una obra de ven
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ECONOMIA Y CIVISMO 331 ganzas crueles y mezquinas, inspirada por el despecho de las derrotas y por el odio a Am6rica. Eran los tiempos en que Inglaterra, j.guiendo el luminoso dictamen de lord Durham, libr'base de la ve.rgienza de una guerra desastrosa por dominar a una colonia de raza europea. V6ase ahora con qu6 lealtad se cumplieron las solemnes promesas hechas por Fortn~n, en nombre del Capitin General. Si los que hablan coope.rado con Lorenzo en el sostenimiento de la Constituc'!6n hubiesen podido leer a un tiempo mismo la proclama del nuevo gobernador y el oficio en que informaba a Tac6n de los acaecimientos de los ni5timos dias del regimen liberal en la proVincia de Cuba, habrianse llenado de los mas angustiosos recelos; habrian sospechado, y con razon, que bien pronto una p.romesa solemne tornarifase en amarguisimo sarcasmo. "A las once de la noche -escribia Fortnin a Tac6nse enmauatw oji iin ei Lenerai Ljeizo, el comandante don Manuel Maria Arcava. el teniente coronel graduado don J. Zirraga, el ayudante subteniente don Jos6 Lajut-o, te1s con IUC *elencez. Ya estaban a bordo de la Vestal, donde se embarcaron, el coronel 'de Milicias don Juan Kindel6n y el auditor honorario de Marina don Francisco Muiioz del Monte. Al honrado don Francisco Mozo de la Torre le he concedido garantia en sus bienes y sefuridad en su persona, en nombre de V. E. Este nos puede servir para desarmar la milicia nacional, lo que ha empezado a verificarse.
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382 iCUADERNO DE CULTURA Bien se trasluce que el afianzamiento de su posici6n movi6 a Fortiin a dar seguridades especiales de la pers-ona y de los bienes a un hombre que, por su influjo, podia auxiliar eficazmente a que el desarme de la milicia nacional se efectuase sin la mis leve resistencia; ya que, de otra suerte, no se concibe qu6 necesidad habia de reiterar a l\ozo de la Torre, de un modo exceptional, la promesa que el Gobernador hacia a todos los habitantes de la provincia de Cuba en la proclama que les dirigi6. La honradez del ex-alcalde primero y el servicio que de 6l se esperaba, 'contenian, en verdad, una reticencia ominosa. Mas, antes de que el Diario de la Habana en que se estamp6 la comunicaci6n de Fortiin ilegase a Cuba, pudieron sus habitantes convencerse de que la seguridad de sus personas estaba al arbit.rio irresponsable de una comision militar, creada por un d6spota investido de facultades dictatoriales tan amplias que a me.rced de ellas se ponian asi los actos de la vida piblica como los intimos secretos de la vida dcim6stica. Aquella calma, precursora de la tormenta, pocos dias dur6; la llegada de Gascue a Santiago de Cuba fu6 la sefial de, que se inauguraba un regimen de terror en un pueblo inerme, manso y pacifico. La Semana, 6 de febrero de 1888.
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XIX La c6lera de Tac6n hubierase desatado contra Lorenzo y sus parciales el dia mismo en que el correo ext.raordinario Juan L6pez lleg6 a La Habana con el pliego en .que el gobernador de Cuba participaba la noticia de los sucesos del 29 de septiembre. A estar en manos del General hubliera, en el acto, lanzado sobre la provincia oriental un cuerpo de t.ropas suficiente a castigar a los audaces que, al proclamar la Constituci6n de 1812, habian prescindido de la autoridad de un dictador soberbio, que se enardecia a la ma's leve sospecha de resistencia a sus decisiones. La noticia que Lorenzo comunicaba debla excitar en alto g.rado al general Tac6n, por el estado de Animo en que debi6 encontrarile. Odiaba a la sociedad cubana por ser americana; la despreciaba por el envilecimiento en que habia 333
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384 CUADERNO DE CULTURA caido; odio y desprecio que no le impedian provocar, aceptar y publicar en el Dhario de la Habana las exposicicnes que gentes menguadaIs o presas de pavor le dirigan para sincerarse de los cargos que se le hacian en cierta represetacion estampada en La Abeja, de Mad.rid, el 2 de febrero de 1836. Pero en esa sociedad abyecta e hip6crita habia encontrado el aspero dictador a un .abanero de voluntad endrgica, de talento penetrante y flefble, que no se dejaba imponer, -que no se amedrentaba y que no estaba dispuesto a tolera.r, mansaI y humildemente, los arrebatos, los caprichos, los desdenes y los desaires del ProC6nsul: ese habanero era el conde de Villanueva. No era Tac6n sujeto quepudiese largo tiempo comprimir el profundo despecho, la aveyrsi6n sin limites que le ibspi raba todo el que hubiese nacido en Am6rica, como no le rindiese parias, a la manera de Suarez, convirtidndose en instrumento de despotismo y de brutales resoluc'ones. En los primeros dias de su mando, puso empefo Tac6n en atraerse la voluntad de Mayrtinez de Pinillos; mostraba su deferencia al habanero, llamatndole a descubrir el 24 .de julio de 1834 la estatua de mirmol levantada a Fernando VII en la Plaza de Armas de La Habana, y, satisfaciendo al mismo tiempo sus odios implacables, por complacer al Conde, expuls6 al cubano que en aquellos dias representaba, digna y decorosamente, las aspiraciones de
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ECONOMIyA Y CIVISMO 3S los elementos ribe.rales. Pero, al fin y al cabo, Tac6n y Martinez de Pinillos habian de chocar y chocaron. "Si Tac6n era soberbio, imperioso e incapaz de sufrir duenos ni rivales, Martinez de Pinillos distinguiase por. su altivez, por su ener gia, poyla flexibilidad de un talento rico en recursos, por un conociminto profundo de los. caracteres y de las pasiones. El General se habia formado en el campo de las victorias fugaces y de las derrotas irreparables y dedi.ivas y era ficil victima de quienquiera que apelase a sus sentimientos de despecho y de recelo; toda resistendia, toda objeci6n resolviala por el grillete. El Intendente habia militado en la guerra de la independencia de Espala, peyo se habia fornado en el manejo de los negocios particulares y de los asuntos de" la Hacienda sPiblica y durante su permanencia en Espanfa habiase relacionado con gentes habituadas a resolvery las dificultades a fuerza de ingenio, de gstucia yde intrigas. Tac6n mandaba, Pinillos administraba y remi tia sbbrcdntes de las Cajas de Cuba al Tesoro de la Metrpoli, siempre exhausto. Aquella)s voluntades indomables no tardaron. en pugnar. El motiv' aparente fue harto baladi. El general Tac6n queria que el ferrocarr qe la Junta de Fomento estaba construyendo aryrancase en Garcini, so pretexto de no perjudicar a la defense de la plaza, y en realidad, porque el camino no atravesase los terrenos ocupados por
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186 CUADERNO DE CULTURA los jardines de la Quinta de los Molinos (120). Hubo altercados y Tac6n ,lleg6 al extremo de no citar a Pinillos a la junta de autor'idades que convoco para tratar sobre los acontecimientos de Santiago de Cuba, a pesar de que, en caso de emprender operaciones militares, la cooperaci6n del Superinteidente e.ra de todo punto indispensable. El conde de Villanueva no perdon6 el desaire; pero supo colocarse a la altura de circunstancias criticas., En un /punto estuvieron de acuerdo: en reprimir las aspi.raciones politicas de los mas cultos elementos de la sociedad cubana. La Scmirw, 18 de febrero de 1888. (120) Sobre este punto son muy atinadas las observaciones de don Juan Justo Reyes, en el folleto que public en Key West en diciembre de 1838, con el titulo de Apuntaciones de un empleado de Real Hacienda en vindicaci6n de 1a Superin' tendencia General. delegada de la isl4 de Cuba, etc. "El General Tac6n -dice-, que construy6 un inmenso edificio de cante' ria bajo los fuegos de la plaza y de las fortalezas que defienden la entrada del puerto, que fabric6 otra casa de piedra y magnificos jardines a las faldas del Castillo del Princine que, por desgracia debia atrAvesar el camino de hierro, pudo agallar la resistencia del Cuerpo de Ingenieros; prefiri6 promoverla y apoyarla, yla historia sefialarA a esta parte de su vida p'blica la calificacion que rmerece";
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x x Reducir a Lorenzo por la fuerza no era empeiho de ficil y ripida ejecucl6n. Aunque el antiguo presidio sostenido con los ,situados de Nueva Espafia se hubiese t.ransformado, casi de sfibito, en opulentisima colonia que, ademais de cubrir los gastos de su administraci6n, proporcionaba, recursos abundantes a aliviar la penuria consuetudinaria del Tesoro de Espaha, las cajas de Cuba encontrabanse vacias y su credito piIblico poco menos que agotado. En las angustias de ]a guerra cruel en que los espafoles se despedazaban, los partidarios de dofia Isabel no perdonaron med'o de lograr su objeto., Por punzante que fuese el orgullo nacional, el General en Jefe del Ej6rcito, don Jer6nimo Vald6s, despu6s de consultar a sus generales, ocurri6 en los primeros dias de mayo de 1835, comunicandole la convicci6n tristisima de que los medios y rtecursos propios no alcanzaban a dominar la situaci6n y que era preciso recurrir a la coope.racion extranjera. No es este 3.37
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388 CUADERNO DE CULTURA el lugar de referir las amarguras de Martinez de la Rosa y de Toreno por ]a negative de los gabinetes de Lond.res y de Paris a facilitar el auxili.o de fuerzas reclamado a virtud de los ayticulos 30 y 49 del Tratado de la cuddruple alianza, firmado en Londres el 22 de abril de 1834; ni los sinsabores de Mendizilbal por conseguir que se formasen las legiones inglesas y fyrancesas, ni los apuros de los ministros de Hacienda. Basta a nuestro prop6sito advertir que Ia actividad de Tac6n encont'6 un obsticulo poderoso en la dificultad de allegar los medios que le permitiesen someter a Lorenzo y sus parciales, por la fuerza de las armas. El conde de Villanueva acababa de pagar libranzas del Ministerio por valor de $1,297,474, consumiendo al efecto todas las existencias y sobrantes -dejando reducIdo el capital del Banco de Fernando VII a la mitad del mill6n que desde un principio se habla consag.rado mis-que a su natural objeto, a que siempr hubiese a mano un fondo disponible con que destruir los planes de promovedores de revueltas, remanente que se encontraba afectado a la compra de tabacos -cuando, en mayo de 1836, recibi6 letras que elevaban los gi.ros del Gobierno de Espaija, de noviembre a marzo, a la suma enorme de $2,733,908. Agotados los medios, el Superintenm dente General acept6 condicionalmente las libranzas de febrero por $335,000 a pagar con los
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ECONOMIA Y CIVISMO 339 caudales que hubiese del Estado, y someti6 el asunto a consulta de la Junta Superior Directiva de Real Hacienda; reunida 6sta, en 19 de mayo, acord6, en cuanto a las letras no aceptadas aln, que se pudiese entregar el importe de sus cr ditos a medida que fuesen venciendo, el medio de indemnizarlos con letras de retorno a cargo del Ministro de Estado de Hacienda, o contentarlos con algnmn premio que se acoyrdase por la demora. Agr6guese a tal agotamiento de caudales y de cr6dito, la op'ni6n de Martinez de Pinillos sobre los sucesos politicos de Santiago de Cuba, y los medios de resolver el conflicto. Si se puede confiar en las revelaciones hechas por Reyes, el conde de Villanueva no creia imposible llegar a una transac'6n deccrosa con Lorenzo, sin necesidad de apelar a la suerte de las armas; recurso extremo que no debia ut.lizarse hasta el iltimo momento, para evitar al pais los horrores de una gue.rra civil. A estas consideraciones, de suyo tan graves, unease el sentimiento, provocado por el desaire del General, para que el Superintendente presentase resistencia pasiva a los planes de un adversario tan rencoroso o implacable como Tac6n. No sucedi6 asi: el Conde no se dej6 arrastrar por sus opiniones y -resentimientos y mand6 a decir al General que preparase la expedici6n, que no le faltayian recursos para ilevarla a cabo. Ta
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390 CUADERNO DE CULTURA c6n, sin embargo, no supo apreciar tan generoso proceder. No faltaron los fondos necesarios a la expedici6n, pero an antes de estar dispuesta a partir, lleg6 a La Habara la noticia del pacifico desenlace de los acontecimientos de Cuba. No habia ya necesidad de hacer ala.rde de fuerza; asi, probablemente, hubiera pensado Vives. Pero los procedimientos de Tac6n no podian ser los del politico sagaz y previsor, y la provinc a oriental se vi6 sometida a un regimen de terror. La Semana, 27 de febrero de 1888.
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XXI La lentitud con que se prepare la expediridn pacificadora revela bien a las claras los embarazos con que luch6 Tac6n por la falta de recursos en los momentos en que conoci6 la actitud de Lorenzo. En la imposibilidad do atacar inmediatamente, content6secon hacer avanzar hasta Pueyto Principe un pequeflo cuerpo de caballeria a las 6rdenes del coronel don Jos6 de Acosta. Este cuerpo debia componerse de un escuadr6n del regimiento de Lanceros del Rey, que habria de completarse con el destacamento que existia en el Centro, de ut.ro de los Rurales de Fernando VII al mando del coronel Brodett, y de otro del regimiento de Milicianos de CabaIleria provincial de La Habana. Acosta lleg6 a Puerto Principe el treinta de noviembre, invirtiendo en la joxnada diecinueve dias. Ninguln sintoma de trastorno en la capital del Camagtey pudo notar el jefe expedicionario, a tal extremo que el 3 de diciembre le decia a Tae6n 391
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392 CUADERNO DE CULTURA que el buen sentido y ]a tranquila seguridad de ella podian compararse con el sentdo y seguridad de la plaza de La Habana. Mientras recibla inst.rucciones, el coronel Acosta ocup6se de recomponer el armamento y las monturas de su fuerza, que s6lo Hlegaba' a trescientos setenta y tres caballos. Acosta encontr6 en la casa de don Juan de Dios Betancourt y Agfiero la generosa hospitalidad camagtieyana. Desgracia fue para el venerable Betancourt que Acosta se hospedase en su casa, pues conocidas como eran sus aficiones republicanas, la sospecha aleve acus6le de haber envenenado al jefe espafiol, que durante se:s dias vi6 su vida en peligro grave por agudisimo doloy calico. El respetable Betancourt, a pesar de sus setenta y tres afos, fu6 a expiar en la isla de Pinos el delito de amar la libertad de su pals (2). Aurque Tac6n pas6 revista a las tropas de la expedici6n el 4 de diciembre, no fu6 ese acto sino una mera ostentaci6n de fuerzas: en efecto, la prmera parte de la expedicin no pudo za.rpar del surgidero del Rosario, sino en la madrugada del 4 de enero de 1837, y para Ilegar a ManzaniIlo necesit6 nueve dias. Ni sefiales de trastorno ni de agitacion politica pudo adverti.r el brigadier Gascue, quien, apenas puso pie en tierra, (121) Cuenta la tradici6n que el delito de Betancourt agravoce por tener en una de sus habitaciones el retrato de Jorge Washington.
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ECONOMIA Y CIVISMO 393 previno que los milicianos de Bayamo y la cornpaflia de Pardos de Manzanillo y de sus cercanias se retirasen a sus casas, orden que fu6 cumplida en el acto, sin la m's leve resistencia ni muestra de disgusto.' No habia pacificacion que realizar, ni sistema que restablecer, pero era preciso explicar el alarde de fuerzas de una expedici6n pacificadora; al efecto, el comandante general de la Divisi6n se dirigi6 a sus soldados en estos t6rminos: "Soldados: Hemos ilegando ya al territorio adonde nos envi6 el Excmo. Sr. Capitin General de la Isla para restablecer el sistema legitino de Gobierno que una autoridad obcecada se atrevi6 a alterar. La -ensatez de los habitantes de esta provincia y la lealtad de las tropas que guarnecian sus pueblos, han sofocado la rebeli6n, dispensAndonos de la dolorosa necesidad de hacer ejecutar con la fuerza las Soberanas determinaciones de S. M. -Gracias a este feliz acontecimiento, nuestra misi6n se limita a afianzar s6lidamente la tranquilidad que tanto merecen los fieles moradores de este Departamento Oriental. Para ilevar a cabo esta empresa, cuento con la subordinaci6n y disciplina que basta aqui han llenado de satisfacci6n a vuestros jefes, y que han de dejar de vosotros un grato recuerdo en el pais que os recibe. Soldados: Espero que vuestra conducta enseiar. a los pueblos de esta provincia que sab6is recompensar con una estimaci6n fraternal la fidelidad con que, como buenos espafioles, han acatado las 6rdenes de S. M. la Reina Nuestra Sefora y las acertadas disposiciones de nuestro dignisimo Capitan General, asi como vuestro valor hu
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394 CUADERNO DE CULTURA biera sabido castigar la criminal osadia de los que intentaron atraer sobre este suelo feliz el c6mulo de, males de que la Providencia le ha libertado hasta ahora. Cuartel General de Manzanillo, 14 de enero de 1837. El Comandante General de la Divisi6n. JOAQUIN DE GASCUE. Tanta fu6 la confianza que a Gascue inspire el estado de los inimos, que dispuso que, sin forzar las marchas, se trasladasen a Bayano en tres .jornadas las compafilas de Granaderos de Napoles y Cuba, a las que en otros dias seguirian las demas. Moya y Gascue se detuvieron algunos dias en Bayamo y despues pasaron a Santiago de Cuba, donde entrayon el 19 de febrero de 1837. La Scmana, 5 de marzo de 1888.
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XXII Espafia asi lo quiso. Fueron los liberales de Oriente victimas del inextinguible despecho que ardia en el coraz6n del Aspero soldado que mis profundamente ha aborrecido a America. Al dia siguiente de su entrada en ]a ciudad pacifica e ineyme, Gascue lanz6 esta proclama ominosa: HABITANTES DE SANTIAGO DE CUBA: Habeis visto una parte de la Divisi6n que el Excmo. Sr. Capitin General habia dispuesto para que el nombre de la Reina Da. Isabel II fueie resretado, y obedecidas las 6r'denes de su digna madre, sin excusa, tergiversa' ci6n ni pretexto. Ha habido entre vosotros algunos que ponian en duda, porque no lo deseaban, el arribo de estas valientes tropas, mas, al fin, se han cumplido los deseos de los buenos y hemos lle-ado a esta plaza. Bien pueden contar los hombres laboriosos con protecci6n para su inductria, los ricos con la con'ervaci6n de sus propiedades y todos con el s6lido restablecimiento del orden, de la tranquilidad y de la justicia. 395
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396 CUADERNO DE CULTURA De esta niltima virtud, que es mayor bilsamo para curar las heridas politicas, es amantisimo el Excmo. senor Capitan General D. Miguel Tac6n. Yo, como su subor' dinado, y como depositario de u confianza, os la ofrez' co complta, sin parcialidad ni miramiento, pues a nadie conozco cuando se trata de cumplir una obligaci6n tan sagrada. Ya sabeis sin duda el grado de prosperidad a que ha llegado La Habana bajo el Gobierno justificado que la manda y la dirige. Feliz yo si acertase a plantear entre vosotros una rarte al menos de aquella dicha, que no se consigue con buenas palabras, sino obrando todos y en todo la equidad y la justicia. Gustosamente oire a cualquiera de vosotros que tenga que hablarme de un objeto de tanto interns; porque, lo repito, mi deseo y las 6rdenes con que, me hallo tienden eficazmente a afiano zar vuestra paz y ventura para siempre. Cubanos: olvidad la borrasca que amenaz6 perturbar la tranquilidad. de este suelo, todavia virgen en las discordias civiles, y recobrad la confianza que algunos seres mal6ficos quisieron arrebatarnos con la mas inaudita per, fidia. Por mi parte, os prometo emplear todos mis desvelos en llevar a cabo enirgicamente, sin contemplaciones de ninguna especie, la misi6n de que vengo encar' gado. Vivid trancquilos; en la era de Isabel II y bajo el gobierno del Excmo. Sr. don Miguel Tac6n, no debe hacerse otra distinci6n entre los hombres, sino la de buenos y malos. Cuba, 1 de febrero de 1837. El Comandante General de la Divisi6n Expedicionaria, JOAQUIN DE GASCUE.
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ECONOMIA Y CIVISMO 397 La distincidn entre los buenos y los malos hombres estaba encomendada a Gascue. Todo buen espanjol estaba obligado a delatar a quienquiera que hubiese mostrado su adhesion al y'gimen constitucional, la delaci6n mir6se como excelente virtud del ciudadano. Los odios inveterados, los resentimientos comprimidos estallaron entonces; las pasiones mas bastardas cobraron su imperio. La justicia que Gascue ofrecia a las victims era la justicia de Tac6n, el sitrapa que todo lo sacrificaba a sus rencores y a su empefio de perpetuarse en el .mando de Cuba. Instrumento de esa justicia era la Comisi6n Militar establecida en La Habana, y a ella habian ae ser remitidos cuantos fuesen acusados de haber auxiliado a Lorenzo. Asesor de Gascue fu6 don Juan Miret, nombrado por Tac6n desde noviembre de 1836. De esa justicia no escaparon ni militares, ni paisanos. Una de las instrucciones de Tac6n a Gascue fu6 que en el momento oportuno, cuando no hubiese g6nero alguno de pel'gro, prendiese a los individuos de tropa que hubiesen faltado a sus debeyes apoyando eficazmente al general Lorenzo, y que bajo partida de registro, embarcase para La Habana a los jefes y oficiales, y remitiese a la Peninsula a los sargentos, cabos y soldados, que podian, segtin las circunstancias del caso, ser juzgados en consejo de guerra.
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398 CUADERNO DE CULTURE Gascue encontr6 auxiliares en su ob.ra de terror no s6lo en muchos europeos que habian apoyado la actitud de Lorenzo, sino en cubanos digtinguidos por su posici6n. Vinent y otros que, el 29 de octubre de 1836 habian firmado una exposici6n a la Reina, censurando las medidas de Tac6n, encu6ntranse en el nn meyro de los que contribuyeron al donativo de cinco mil pesos con que los comerciantes subvinieron a ]a obra de los cuarteles en que se alojaron las tropas de la Division Pacificadora. Vinent y Cisneros sefialironse por su inquina en las delaciones que fo~rmularon contra el marquis de la Candelara de Yarayabo. Vinent acus6 al Marques por su amistad intima con Lorenzo y por haber contribuido a que Saco fuese nombrado en ]a segunda elecci6n de Diputados a Cortes, celebrada con arreglo al Estatuto Real y Cisneros, a impulsos de la venganza, por agravios rea bids, no respet6 Fecretos antecedentes de familia al pintar a Vaillant como partidario activo en ]a rebeli6n de Lorenzo, advirtiendo, para dar mis fuerza a sus afirmaciones, que era cubano y contempo.rineo del Marques, quin, el 30 de diciembre, cuando ya Lorenzo se igia a las costas de 9spafla, se neg6 a suser Ila expos'ci6n a la Reina, redactada por el misoo Cisneros. Mientras que los amigos y p ,fales de la Constituci6n eran sometidos a la Omisi6n Militar y soldados que perteneciexon at regimiento
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ECONOMIA Y CIVISMO 399 de Catalufla eran condenados al presidio militar del Morro de La Habana, el general Lorenzo re~cbi6 el mando de considerable ndmero de tropas, y llego a ascended a teniente general por el sangriento combate de Retuerte (122). 1 Ensehanza amarga, que no ha perdido su eficacia al cabo de cincuenta afios! La Semana, 12 de marzo de 1888. EL SR. VILLANOVA El Intendente General, sin causa comprobada, y usando de las facultades de que esti investido, ha separado al senior Villanova de un modestisimo puesto sublterno que ocupaba en la Secretaria Contaduria de la Junta de la Deuda. Al senior 'Villanova puede servirle de satisfaccion la idea de que su separaci6n ha sido aicordada por un forastero que esti de paso en la Isla, mientras que nuestro colaborador reside en su propio pais, a cuyo juicio, sobre los actos de su vida privada y en su conducta como escritor, atribuye una importancia y valor muy superiores a las que concede a las opiniones de quien ha demostrado un soberbio desprecio por todo el que en Cuba ha nacido. El sefor Villanova sabe que pertenece al nt'mero de los vencidos. La Semana, 9 de abril de 1888. (122) Historia de la isla de Cuba, por don Jacobo de la PEZUELA, tomo IV. pig. 308.
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7 s 3 x x x x xx x x a x x x x x x x x x x s x 4 x x n x x 6 x x x x s x x x x x } x x x x x 3 y 4 x x x i s x x x x x x x
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INDICE PAG. Manuel Villanova, por Enrique Gay-Calb6 . 5 La explotaci6n de una colonia 25 Las pesetas sevillanas en Cuba .79 Informe sobre la reforma del sistema monetario de Mexico 101 Estadistica de la abolici6n de la esclavitud en Cuba 127 Cotizaci6n de las letras de cambio 133 Camino de la bancarrota 141 Censo del Canada' en 1881 .149 Censo de poblaci6n de la provincia de Matanzas 159 'Espafioles y cubanos .179 Francisco Augusto Conte 195 Adolfo Varona 215 Humboldt y Thrasher 221 .. 223 .. 231 III.-. 237 IV.. .241 V . 247 401
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402 CUADERNO DE CULTURA PAG. La crisis permanente . 255 I.. . 257 I . . . . . . . . 263 I .-. 271 IV . 277 VII.-. 303 VIII. 309 IX.. 313 X.-. 321 XI.. 327 XII.. 333 XIII-. . .339 XIV ..345 xv.. 357 XVI.. 365 XVII..371 XVI.. 379 XIX.. . . . 393 XX. 387 XXII.. . 395
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x N3 i s p
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x x 1'x /x Ix x/ /x
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UNIVERSITY OF FLORIDA 3 1262 07130 3324 I W T ZD 1.) -ez-. e V11 7 OGA TI 0y 06S
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